El futuro de la lectura depende del futuro de los lectores: Carlos Monsiváis

El futuro de la lectura depende del futuro de los lectores: Carlos Monsiváis

>>JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Lector y escritor precoz, Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938) es uno de los intelectuales mexicanos que, con mayor agudeza y profundidad ha examinado los diversos ámbitos de la cultura. Desde hace por lo menos cuatro décadas “ejerce la crítica como una higiene moral”, según la acertada observación definitoria de Octavio Paz. A través de la crónica, el ensayo, el reportaje y el artículo cultural y político, Monsiváis aborda con rigor, ironía, amenidad y humor la realidad de México y América Latina. Su escritura crítica por excelencia se auxilia del excelente dominio de la paradoja y gusta de trabajar con esmero una fluida y cordial narrativa que le ha valido la gratitud y la admiración de los lectores.

Autor, entre otros libros, de Principados y potestades (1969), Días de guardar (1970), Amor perdido (1976), Nuevo catecismo para indios remisos (1982), Entrada libre: Crónicas de la sociedad que se organiza (1987), Escenas de pudor y liviandad (1988), Los rituales del caos (1995), Aires de familia: Cultura y sociedad en América Latina (2000), con el cual obtuvo, en España, el XXVIII Premio Anagrama de Ensayo, Salvador Novo: Lo marginal en el centro (2000) y Yo te bendigo, vida: Amado Nervo, crónica de vida y obra (2002), y de los volúmenes antológicos La poesía mexicana del siglo XX (1966) y A ustedes les consta: Antología de la crónica en México (1980). Por esta obra diversa, que se encuentra entre lo mejor de la literatura reflexiva y el periodismo analítico de nuestro país, Carlos Monsiváis ha recibido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Periodismo (1977), el Premio Mazatlán de Literatura (1987) y el Premio Xavier Villaurrutia (1996).

A decir de Sergio Pitol, Carlos Monsiváis “es un incomparable historiador de las mentalidades, un ensayista intensamente receptivo y agudo y el cronista de todas nuestras desventuras y prodigios”. Él mismo, sin embargo, se mira más bien con modestia y considera la posteridad como el juicio de los amigos que le importan y que le sobrevivan.
Lector como pocos, y conocedor de los temas de la lectura y la escritura, entre otros múltiples terrenos culturales, el autor de Amor perdido confiesa que muchas veces ha pensado que podría dedicarse exclusivamente a leer y a ver películas. “La idea —dice— no me molesta en lo absoluto. Pero he encontrado que la única manera de equilibrar mi desaforado consumo de libros, revistas, películas y exposiciones, es escribir. Lo que me permite encontrar la mínima armonía entre mis necesidades de consumidor y mi vida personal es escribir, y tengo que seguir escribiendo como un método de salud mental y sobre todo de correspondencia con todo aquello que consumo”.
Refractario al denso mar de las solemnidades, Carlos Monsiváis conversa con su interlocutor y comparte con él y con los otros lectores, sus dudas y certezas de su apasionada vocación de lector; una vocación que lo ha absorbido desde que tenía seis años de edad y que, en su caso, muestra fehacientemente el enriquecimiento espiritual e intelectual que se opera en todo gran lector sensible e inteligente. En la conversación que sigue nos esclarece un ámbito, el de la lectura, para documentar nuestro optimismo o, en algunos casos, decantar nuestro pesimismo.
“Bienaventurado el que lee —escribe en sus “Parábolas de las postrimerías” con las que cierra magistralmente Los rituales del caos—, y más bienaventurado el que no se estremece ante la cimitarra de la economía, que veda el acceso al dudoso paraíso de libros y revistas, en estos años de ira…”
El que habla es Carlos Monsiváis el lector; un lector convencido de que la lectura obra prodigios en quienes el día menos pensado se encuentran con un libro y luego se dan cuenta que ya no pueden vivir sin esa compañía.

¿Cuándo y de qué forma descubriste la lectura?

En general, siempre creamos nuestras propias mitologías del recuerdo, y yo no soy la excepción. Sin embargo, hay detalles de la memoria que, aunque se incorporen a un horizonte mitológico, son muy precisos y reales. Descubrí la lectura a los seis años, en la escuela primaria, cuando empezaba yo a descifrar los signos y llegó a mis manos un libro de la colección argentina Billiken, que era la Odisea, de Homero. No recuerdo para nada cuál fue en ese momento mi impresión, pero sí sé que para los ocho años ya leía regularmente y que durante la primaria agoté la serie de clásicos de Billiken: la Ilíada, la Odisea, la Eneida, la Divina Comedia, etcétera, en versiones muy bien hechas que, además, tomaban en cuenta la capacidad intelectual del niño, pues no lo relegaban a libros con ilustraciones, sino que los editores eran muy generosos al pensar que un niño tenía capacidad y facultades para enfrentarse a los grandes temas de la literatura clásica.

¿Además de los clásicos de Billiken, ¿qué otros libros leíste en esa etapa?

Leí, desde luego, los Cuentos de Navidad y David Copperfield, de Dickens, y ya en quinto o sexto de primaria Los papeles póstumos del Club Pickwick. Leí también muchísimo a Agatha Christie, que fue para mí la emoción del suspense, la intriga, y el placer de darme cuenta de que no tenía ninguna capacidad detectivesca. Leí bastantes títulos de la colección Biblioteca Enciclopédica Popular, que publicaba José Luis Martínez en la Secretaría de Educación Pública, y que tenía, por ejemplo, resúmenes de Guillermo Prieto e Ignacio Manuel Altamirano y de algunos libros que, en ese momento, eran para mí exotismo total, como Una excursión a los indios ranqueles, del general Lucio V. Mansilla, prócer argentino.

¿Ya leías, entonces, poesía?

Salvo la que memorizaba, en realidad no leí mucha poesía en esa primera etapa. Yo entré a la poesía por la memorización. Lo primero que memoricé en la primaria fue Rubén Darío (recita las primeras estrofas del poema “Del trópico”):

¡Qué alegre y fresca la mañanita!
Me agarra el aire por la nariz;
los perros ladran, un chico grita
y una muchacha gorda y bonita,
junto a una piedra, muele maíz.
Un mozo trae por un sendero
sus herramientas y su morral;
otro, con caites y sin sombrero,
busca una vaca con su ternero
para ordeñarla junto al corral.

Para mí, inevitablemente, el ejercicio de la memoria se asocia con la poesía.

¿Te diste cuenta, en ese momento, de la importancia que tenía para tu vida la lectura?

Diría más bien que, para mí, fue sorprendente cómo logré darme cuenta que sin la lectura yo mismo no funcionaba. Lo supe a través de un hecho muy concreto: por las noches, me fastidiaba que mi madre me apagase la luz, porque yo quería seguir leyendo. Es decir, no presumo de otra cosa sino de una devoción real por la lectura; no sé si porque me aleja de mi reconocimiento de incapacidad para otras cosas o porque realmente ahí sí me encuentro a gusto.

¿Recuerdas el primer libro o la primera lectura que cambió tu percepción de las cosas o que al menos la haya modificado de manera notable?

La lectura de los clásicos, en las versiones que sean, te modifica, de manera indudable, la percepción de las cosas, porque te hace entrar en contacto con el universo de lo que te parecerá siempre sublime en la medida en que los héroes participan de la calidad de los dioses y los dioses se humanizan. Cuando, en la secundaria, leí la Ilíada ya no en versión abreviada sino en el texto clásico perfectamente fijado, ese arranque homérico del “Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquileo; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos…”, recuerdo que me sacudió tremendamente, del mismo modo que me conmovieron y me entusiasmaron, con intensidad, los episodios de Néstor, el más anciano de los aqueos, o el momento en que los mirmidones se lamentan de la decisión del retiro de Aquiles, o el llanto de Aquiles por Patroclo, etcétera. Todo me llevaba a un entusiasmo de saber que ese era un mundo de lo alejado, de lo opuesto a lo cotidiano, porque ahí todo era monumental. Yo creo que todo eso, indudablemente, me cambió.
También me cambió una novela de Agatha Christie, Quién mató a Roger Ackroyd, por la magistral forma en que la escritora maneja la intriga, la trampa y la puñalada por la espalda. Me cambió la lectura de Los papeles póstumos del Club Pickwick, porque me reía con todo ese universo enloquecido del disparate, la pretensión y la bobaliconería que sabía transmitir a través de sus personajes el genio narrativo de Dickens. Y, sobre todas las cosas, me cambió la Biblia. La Biblia es el libro que más leí en la niñez y en la adolescencia, y si no lo mencioné en primer término es porque estaba tan integrado a mis costumbres cotidianas que yo no lo veía tanto como lectura sino como reafirmación de la vida familiar.
Aparte de la poesía, memorizar fragmentos de la Biblia fue para mí un ejercicio indispensable (recita): “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, y el espíritu de Dios se movía, aleteaba, por encima de las aguas.” Todo esto tenía para mí muchísimo sentido, y yo creo que lo que introdujo la Biblia en mi vida es la belleza de la sonoridad del lenguaje; el lenguaje como un instrumento, al principio, de placer acústico, y luego del reconocimiento de la belleza que sólo radica en la palabra: “Los cielos cuentan la gloria de Dios y la expansión denuncia la obra de sus manos. En un día emite palabra y a la siguiente noche declara sabiduría”…

En este sentido, ¿la lectura te condujo, como suele aceptarse, a perfeccionar el uso de la memoria y a mejorar el aprecio por tu idioma?

Por supuesto. Ahora te lo estoy diciendo ya con una conciencia demasiado trabajada, pero en su momento yo no lo sabía. Memorizaba todo aquello que me parecía extraordinario y, cuando lo resentí o lo supe por vez primera, es porque ya estaba instalado en la alucinación del lenguaje. Y, de inmediato, vino ya la poesía, en especial Rubén Darío. Rubén Darío fue para mí, en la pubertad y en la adolescencia, simplemente el espectáculo magnífico de la palabra (recita):

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Con Darío no estaba descubriendo únicamente la poesía, estaba descubriendo el idioma. Esto, claro, lo supe más tarde.

¿Había en tu casa libros y antecedentes lectores?

Había muy pocos libros, pero mi madre sí leía. Había estos dos estantes (los señala), y yo descubrí como en quinto o sexto de primaria los libros de viejo, y durante muchísimo tiempo fue mi biblioteca expropiable; cada domingo iba yo a comprar.

En la escuela, ¿hubo algún profesor que haya contribuido a que tú leyeras?

No. Me temo que no. La atmósfera misma, sí, porque no era todavía la atmósfera del resentimiento antiintelectual que luego se produce, ni era todavía la masificación, pero no tuve un profesor que fuera a la vez un lector que me haya animado a seguir leyendo. Eso para nada. Aunque lo que pasaba también es que yo era un pedante intolerable, y en tercero de secundaria tuve un problema que ahora me abochorna: durante su clase, uno de los profesores se refirió a los enciclopedistas y nombró a Rousseau, a Voltaire, a Diderot… y a Cadillac, y a mí me dio un ataque de risa porque yo había leído ya por entonces el Tratado de las sensaciones de Condillac; y la idea de que alguien pudiera confundir a Condillac con Cadillac me parecía enormemente graciosa, y, claro, era también, de mi parte, de una pedantería grotesca, pero así fue. El profesor me sacó de la clase, y al otro día tuvo que ir mi madre a solicitar perdón, por una estupidez de mi parte. Pero, en fin, ésta es sólo una anécdota acerca del tono, digamos, de la vida educativa. Otros maestros me sirvieron muchísimo en otro sentido: me orientaron hacia las ideas de izquierda, porque era todavía una generación muy marcada por el cardenismo y por el Partido Comunista, y uno de mis maestros de secundaria, Jorge Fernández Anaya, me reclutó para las Juventudes Comunistas. Se trataba de una experiencia que muy poco tenía que ver con la lectura; su propósito era, básicamente, la militancia.

¿Ha fallado la escuela en la tarea de propiciar el gusto por la lectura?

No es que haya fallado, lo que sucede es que nunca la ha impulsado. No ha fallado en el sentido de que alguna vez quisiera impulsarla y no supiese los métodos conducentes; lo que pasa es que nunca lo ha intentado.

¿A qué lo atribuyes?

A la burocratización de la enseñanza, a la decisión de no ver en los maestros a personas con un desarrollo necesario culturalmente hablando, a sujetarlo todo a un proceso de hecho industrial donde los maestros son capataces del conocimiento y no formadores en el sentido digamos clásico que, por otra parte, tampoco se ha dado en México. Basta leer las crónicas de Altamirano para percibir hasta qué punto no ha habido nunca un verdadero aprecio por el maestro, y esa reducción salvaje del maestro a sus mínimas posibilidades en el siglo XIX tiene un momento de cambio con todo el espíritu de las misiones culturales y educativas, pero dura muy poco y en ese lapso no se consigue fomentar el culto a la lectura. José Vasconcelos lo intenta y lo intenta también Jaime Torres Bodet, pero el proyecto no cuaja.

¿Qué tipo de lecturas populares influyeron en tu gusto por leer?

El cómic. Leí muchísimo cómic. Leí entonces todo lo que había que leer. De los cómics mexicanos, en especial La Familia Burrón, A Batacazo Limpio y Rolando el Rabioso. También cómics norteamericanos como El Agente X-9, que yo ignoraba entonces que tenía guión de Dashiel Hammett; cuando lo supe y lo releí me pareció más extraordinario; asimismo Batman, Spirit, Flash Gordon y Tarzán. Además, de Tarzán me leí toda la serie de libros de Edgard Rice Burroughs, los dieciséis tomos. Y, de Arthur Conan Doyle, todo Sherlock Holmes, y El mundo perdido, una novela que me parece estupenda. Leí todos los libros de science fiction de H. G. Wells. Era un consumista de lecturas populares y especialmente de cómics, pero también de libros que habían inspirado esos cómics.

De acuerdo con esta experiencia, ¿crees que el cómic o la historieta faciliten el gusto por la lectura y, a la postre, puedan conducir hacia lecturas más complejas o más serias?

El buen cómic, sí; no la basura que se vende ahora. Es decir, hoy el buen cómic se vende en las librerías, y por lo tanto no es barato y, en consecuencia, no es literatura popular.

¿Hubo amigos o compañeros que hayan influido en tu gusto por la lectura?

Sí, en la preparatoria. Recuerdo el día en que un amigo me prestó el Retrato del artista adolescente, de Joyce; fue para mí un vuelco, porque en la secundaria empecé a leer mucha literatura comunista, y llegué a Pablo Neruda por la literatura comunista, no por la poesía. Lo primero que leí de Neruda fue el “Nuevo canto de amor a Stalingrado” (recita):

Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.

Este poema me lo sé de memoria desde la secundaria. Qué horror por Stalin, pero todavía recuerdo el entusiasmo doliente con el que fui al Teatro Lírico a la ceremonia luctuosa en honor del “camarada Stalin”. Y me avergüenzo. Pero entonces tenía quince años.

¿Qué fue lo que te dio, entonces, la lectura?

En todo ese lapso me dio el conocimiento de que no estaba yo encerrado en mi realidad cotidiana. Claro, lo estoy diciendo ahora. En ese momento no lo hubiera podido ni siquiera formular vagamente, pero creo que es eso, exactamente, lo que me dio. Y también la certeza, que todavía conservo, de que la literatura popular es también muy valiosa. Leer en fascículos Los bandidos de Río Frío, de Manuel Payno, fue una experiencia extraordinaria.

¿Tuviste lo que se denomina lecturas infantiles?

Sí, pero no me interesaron mucho. No sabía que me parecían bobaliconas, pero esa era la sensación. Por otra parte, tampoco había muchas. No había nada de lo que hay ahora. Me acuerdo haber leído en secundaria Winnie the Pooh, del escritor británico Alan Alexander Milne, que me sigue pareciendo una obra maestra y a la cual creo que la película de Walt Disney no le hace para nada justicia. Leí, desde luego, Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, que como se quiera ver es lo más portentoso que uno pueda leer de niño. Si hay una cumbre de la literatura infantil, si es posible transmutar la formación del niño en un espíritu distinto, eso es Alicia, sin duda. Leí estas obras pero sin creer, ni saber, que se trataba de literatura infantil; yo la leía sencillamente como literatura. La idea de una “literatura infantil”, así masivamente, como se conoce ahora, con esa superabundancia de publicaciones, es posterior, es ya de la década de los sesenta y los setenta.

¿Qué encontrabas en tus libros de texto?

Bueno, los leía, que ya era mucho. En esto sí soy un desastre. No los hojeaba, como muchos de mis compañeros, sino que los leía completos. Me interesaban mucho los de historia, pero la historia, independientemente de los libros de texto, la comencé a leer después, en la preparatoria. Por supuesto, sabía cómo se llamaba el Héroe de Nacozari, sabía frases de Morelos o de Guerrero y tenía una idea más o menos clara de la genealogía de los reyes de Francia, lo que, por cierto, yo le debía a Alejandro Dumas.

Esto quiere decir que también te entusiasmaron las novelas de aventuras…

Dumas, Michel Zévaco, Emilio Salgari y Julio Verne, sobre todo, a los que, con toda injusticia, se les ha relegado, constituyeron para mí lecturas compulsivas en secundaria. Los leí completos: los 22 tomos de Los Pardaillan, de Zévaco, y todos los episodios de Los tigres de Mompracem, de Salgari, además de todas las historias fantásticas de Verne: Viaje al centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna, Veinte mil leguas de viaje submarino, Cinco semanas en globo, La vuelta al mundo en ochenta días, Los hijos del capitán Grant, La isla misteriosa, Miguel Strogof, etcétera. Estos autores me daban lo que me daba también, complementariamente, el cine, porque en el caso de mi generación el cine y la literatura fueron una misma experiencia formativa, nunca desligada.

¿Crees que una mala película venza siempre a un buen libro?

No, por supuesto que no. Una mala película vence la buena idea que tengas de ti mismo si la ves completa. Esta es la razón por la cual no me he decidido a ver Zapata, de Alfonso Arau, porque sé que es una mala película. A cambio vi ¡Viva Zapata!, de Elia Kazan, que no es una muy buena película pero que tiene la actuación de Marlon Brando, que es en sí misma de un aliento épico que te subyuga. En cambio, una mala película, si no la estás gozando, inventándotela, te descompone la experiencia misma.

Leer y escribir ¿fueron para ti actividades simultáneas?

Si es que escribo, empecé a hacerlo en la secundaria, en donde realizaba parodias acerca de mis compañeros; unas quizá muy tontas, pero que me divertían enormemente. Eran parodias de poetas, porque, eso sí, tengo una gran facilidad de versificación. No podré escribir un poema, pero sí puedo hacer parodias. Y ya, luego, por el periodismo, empecé a escribir, entre 1954 y 1955.

¿Cuál es, desde tu experiencia, la mejor manera de contagiar el gusto por la lectura?

El entusiasmo familiar. No conozco otro. En segundo lugar, pero sólo en segundo lugar, el entusiasmo del profesor. La familia como crepitación de la gana de leer es primordial, y luego si el maestro además está contagiado de esa alegría puede ser muy útil. Pero el del maestro no es un ejemplo cotidiano, en la medida en que los grandes lectores, si son profesores, duran un año en su influencia, mientras que la familia, por desgracia y por fortuna, dura mucho más tiempo. Entonces, creo que el ejemplo familiar es el más importante para contagiar ese entusiasmo.

¿Crees que se necesite una disposición especial para ser lector, del mismo modo que hay toreros, futbolistas, boxeadores, etcétera?

Sí. Cualquiera puede ser un lector regular, pero para ser un lector compulsivo, un lector profesional, por así decirlo, sí se necesita una predisposición especial. Se necesita renunciar al chantaje de que cuando lees no estás viviendo. Esto requiere, absolutamente, una predisposición.

¿Para qué sirve leer?

Cada quien responde a su manera. A todos les sirve para conocer, para abandonar prejuicios, para disciplinar su mente y para usar creativamente el idioma. Ya más específicamente, cada quien lo hace a su manera. El gozo de la metáfora sólo lo conoce a fondo quien lee poesía. Estoy haciendo un trabajo sobre la anécdota para un simposio y de pronto me acordé de líneas poéticas que son en sí mismas pequeños cuentos. Dice Pellicer: “El otoño en Atenas es una primavera en ruinas”. Ahí, al leer esto, entro en otra realidad. O dice Emily Dickinson: “La esperanza es una cosa con plumas”. En ambos casos la metáfora te ilumina. Y te ilumina para el resto de tu vida.

¿Hay libros que cambian el curso de la historia?

Algunos, no todos. La Biblia, el Corán, El origen de las especies, la literatura de Freud… Son muy pocos.

¿Hay realmente demasiados libros?

Sí, esto nadie lo puede dudar, pero tampoco puede uno dudar de que gracias a esos demasiados libros se mantiene el espíritu del conocimiento y de la imaginación. Una cosa por la otra.

¿Por qué elegiste el ensayo y la crónica como medios habituales de expresión?

Se me impusieron, en parte por mi flojera, en parte porque eran géneros periodísticos, y yo he vivido del periodismo. En parte, también, porque me parecen maravillosos como géneros. Por estas tres razones.

¿Has sentido que tus libros hayan modificado en algún momento la percepción de tus lectores?

No, para nada. Eso no es fácil. Si me preguntas de alguien a quien se le pueda reconocer ese don te digo de inmediato que Juan Rulfo y López Velarde, pero esas son palabras mayores.

¿Y Octavio Paz?

Sí, en cierto sentido, pero por el conjunto de su obra. Ningún libro de Paz tiene la fuerza de Pedro Páramo, El Llano en llamas o La sangre devota. La totalidad de su obra, sí.

¿Contribuye Internet a la lectura?

Muchísimo, pero es una lectura tan de fragmentos que rompe el propósito unitario que ha hecho posible la cultura del libro.

¿Hiciste uso de las bibliotecas públicas en algún momento de tu vida?

Sí, toda mi secundaria y toda la preparatoria fui a las bibliotecas, en especial a la Benjamín Franklin. Después ya no, porque, como te puedes dar cuenta, tengo una modesta biblioteca aquí en la casa.

¿De cuántos volúmenes?

Poco más de 25 mil.

¿Cómo está integrada?

Literatura, historia y arte, básicamente.

¿Notas la diferencia entre el hábito lector que existe en México y el existente en otros países?

Sí, claro. Como quiera que sea, no puedes comparar Francia, Inglaterra y Estados Unidos con México. El hábito lector en esos países es sin duda superior, infinitamente superior.

¿Te preocupa transmitir la necesidad de leer?

No, porque sé que a fin de cuentas leer es una decisión personal, y a nadie le preocupa transmitir decisiones personales que, por definición, resultan ajenas para los demás. Me preocupa, esto sí, apoyar que los libros estén al alcance de los lectores probables, pero la necesidad de leer es un asunto tan personal que dudo mucho que alguien pueda transmitirla.

Un buen lector, ¿lee de todo?

Sí, lee de todo y abandona rápidamente lo que no le sirve y lo que le molesta. Un buen lector no está hecho de sacrificios.

¿Cómo determinas tus lecturas?

Por necesidades de trabajo y por la imposibilidad de abandonar un libro.

¿Cuál es la diferencia entre una emoción de lector y una emoción no lectora?

La emoción del lector tiene que ver con el pasmo ante el idioma o ante la creación de personajes, y la emoción no lectora tiene que ver con la capacidad que tengas de vivir a fondo una relación amorosa, una situación familiar, un momento político o una frustración histórica que puede darse en la pertenencia a una comunidad a la que se le cierran todas las salidas creativas y laborales.

Para ti, ¿la lectura es un hábito en el sentido de que no puedas estar sin leer, o más bien una afición que puedes relegar sin sentimiento de culpa?

Si abandono la lectura, sólo vivo ya para el sentimiento de culpa. Decreto mi propia Almoloya.

La lectura y la escritura, ¿producen siempre mejores personas?

No. Producen mejores personas en quienes son mejores personas. Me explico: no es fácil encontrar a un gran lector que sea un verdadero imbécil, definitivamente no es fácil, pero sí es posible encontrar a un gran lector que sea un canalla. Desde luego, no hay un determinismo en tanto tal. En general, un gran lector no es un canalla ni sería un carcelero en Auschwitz, ni se prestaría a las trampas del racismo, pero tampoco hay que olvidar que, por ejemplo, el siglo XIX está lleno de conservadores que eran grandes lectores y que, al mismo tiempo, eran absolutos enemigos de la libertad de creencias.

¿Hay alguna diferencia entre usuarios de la cultura escrita y no lectores en cuanto a su capacidad sensible y para expresar sentimientos?

Sí la hay, y se nota. Sin embargo, debemos tomar en cuenta ciertas cosas. Tú haces una buena argumentación al respecto en tu libro ¿Qué leen los que no leen? cuando dices que no es posible ponderar la ventaja moral del lector sobre el no lector, porque sería algo insano y porque ello, de alguna manera, sugiere un clasismo. Esto me parece no sólo atendible sino también perfectamente razonado, apoyándote en un momento en algunas reflexiones de Gabriel Zaid, igualmente justas. Pero, por otra parte, lo que me queda muy claro también es que el no lector no vive cotidianamente el goce del idioma del buen lector; entonces, su expresión, como sea, está reducida, y esa reducción del uso de la palabra, que no indica ninguna disminución moral, sí indica una desvinculación de la fuente del goce idiomático que se empobrece. Otra cosa que hallo en el no lector es la disminución del poder de las comparaciones: un buen lector siempre está comparando lo que vive, lo sepa o no, con situaciones de las novelas o está recordando un poema en el momento en que, por ejemplo, ve un paisaje. En uno de sus más hermosos “Nocturnos”, Pellicer dice (recita):

Al hallar el otoño, qué sorpresa

de ver lo que fue oscuro ya amarillo.

El mismo sol, aerógrafo y caudillo,

con aire de ganado que regresa.

Cuando he memorizado estas líneas y veo un paisaje, estoy remitiéndolo siempre a Pellicer, o cuando me propongo la autocrítica, pienso en los primeros dos versos, extraordinarios, que escribió López Velarde en “El perro de San Roque” (recita):

Yo sólo soy un hombre débil, un espontáneo

que nunca tomó en serio los sesos de su cráneo.

Todo eso está allá y, como lector, me enriquece la intensidad de lo que vivo.

Sociológicamente, hay quienes creen que la falta del hábito lector predispone a actividades negativas o antisociales, ¿tú crees que esto sea así?

Para responderte esto, te remito, nuevamente, a la lectura del libro ¿Qué leen los que no leen?, que me parece que al respecto tiene una buena argumentación. O dicho, rápidamente, y en ello estarás de acuerdo, no creo, en definitiva, que eso sea así.

¿Cuál es el futuro de la lectura?

El futuro de la lectura depende del futuro de los lectores. Cuando la gente se resigna a perder ese depósito invaluable de las generaciones, cuando se resigna a no leer a los clásicos, cuando se resigna a no leer a Eliot, a Homero, a Virgilio, a Dante, cuando se resigna claramente a no beneficiarse de lo mejor de la humanidad entonces no hay futuro para la lectura, porque tampoco hay futuro para una minoría importantísima, no la mejor ni la peor moralmente, pero sí la más dispuesta al goce idiomático e imaginativo. Y, entonces, si no hay futuro para ellos, no hay futuro para la lectura. Así lo veo, tan apocalíptica o tan genésicamente.

Ciudad de México, 31 de mayo de 2004.

From Agape to Basileia: WSCF Launches «Empire» Project

From Agape to Basileia: WSCF Launches “Empire” Project

14 February 2006

PORTO ALEGRE: On the eve of the 9th World Council of Churches General Assembly, The World Student Christian Federation has launched an ambitious global project focusing on the intersection of political and economic power in a globalized world.

“Empire and Basilea,” a seven day workshop to be held August 2-8 in Nairobi, Kenya will bring together WSCF students from across the globe to discuss the effects of centralized political and economic power on the lives of people without access or influence to such power, and whether or not such a phenomenon can be described as a contemporary form of imperialism. Throughout 2006, WSCF member movements will focus their analysis and advocacy on the issue of empire.

“As amorphous as it may seem, Empire is an important concept for people of faith to reflect upon,” said WSCF General Secretary Michael Wallace. “As the ecumenical movement representing students from all over the world concerned with the Gospel call for social justice, we think it is essential to explore how everything from our dominant economic models to the language we use in our churches contributes to systems that prevent all of us-particularly the most vulnerable in our society-from experiencing life in all its fullness.”

Basilea, the Greek for “Kingdom,” evokes the vision of Jesus for a radical community of hope and provides a possible alternative to the prevailing neo-liberal economic model .

“In the language of the early Christians, Basilea was the church’s ultimate dream and its most crucial hope,” said Georgine Kengne Djeutane, the WSCF Regional Secretary for Africa, whose office will host the event. “Even today, when Christians speak about the Kingdom of Heaven or the Beloved Community, they are describing the hope for a life in which our primary needs are not commoditized and in which our well-being is not determined by the whims of governments or corporations.

In planning meetings preceding the WCC Assembly, the WSCF Executive Committee affirmed the WCC’s AGAPE (Alternative Globalization Addressing Peoples and Earth) document, a background paper proposing an alternative, justice-driven model of globalization .

“In the Christian tradition, agape is about selfless love for one’s neighbor,” said Wallace. “The question for many Christians is whether our current model of globalization runs counter to our commitment to love our neighbor as we love ourselves. This focus will give students the space to ask these pressing questions and help develop the skills to start building the alternative to empire – the Christian Basilea.”

Participants in the August conference will have the opportunity to present papers, visit poverty eradication projects in Kenya, and engage in dialogue with other students from Asia and the Pacific, the Middle East, Africa, North America, Latin America and the Caribbean, and Europe on the ethical and economic consequences of empire in the 21st Century.

Christian students launch fund to help gay youth

Christian students launch fund to help gay youth -08/09/06

The controversial divide between religion and sexuality may shrink, but certainly not the dreams of students who have launched a major campaign supporting gay Christian youth and young adults in Canada.

The Student Christian Movement of Canada (SCM), a national network of campus groups, is launching a “Queer and Christian Without Contradiction” campaign after winning a major grant this summer. The four-year national campaign aims to support lesbian, gay, bisexual, transgendered and questioning (LGBTQ) youth in and out of the churches.
Communion with God, they say, need not be a closeted affair.

Members of the student-led movement, which brings together students from many denominations and even other faiths, expressed their excitement about the grant of 100,000 US dollars.

“So many people assume that, on the issue of homosexuality, youth will have to choose between dogmatic traditions and our very identities,” said 25-year old David Ball, a former youth and overseas worker who attends an Anglican church in Winnipeg and has been part of SCM for three years.

“But this just isn’t the case.

“Faith is about liberation, not about oppression. We shouldn’t have to choose between our faith and our freedom to be who we are. Hopefully, more youth in Canada can see that we can be both queer and Christian – without contradiction.”

Others in the 85-year old student-led movement said the Queer Youth Fund grant will help bring progressive Christians into the mainstream, and also help challenge other forms of oppression, including racism, classism and militarism, which they argue are connected.

“Exciting times ahead for the Student Christian Movement, not to mention for queers and their allies in the churches,” said Sheilagh McGlynn, one of two national coordinators for the movement. “Not only are we the first Canadian group to win this award – we’re also the first Christians.

“It’s a huge step forward for all of us. Many youth today are seeking spiritual roots in an unjust world, they want to make a difference, but they often hear judgement from organized religion. We hope to offer a place to them, where they can be themselves.”

The SCM, founded in 1921, has a history of taking the lead in challenging both church and society – for instance, on the ordination of women, and through liberation theologies which believe Jesus’ message to be about freedom from oppression and injustice.

Often facing controversy for its understandings of the Gospel, the SCM hopes that both Christians and those who do not profess a Christian faith will benefit from the education, leadership training, and visibility of the “Queer and Christian” campaign.

As it celebrates its 85th anniversary, the movement is launching the campaign this semester with a call-out for queer youth to submit art and Bible studies to promote the project.

The Queer Youth Fund grant is awarded annually by the U.S.-based Liberty Hill Foundation. It is the first time a Christian, or Canadian, organization has won the award.

Jorge Aurelio Farinacci: se dedicò a luchar por lo que creyò

El machete significó en su vida más que el símbolo de las causas por las que luchó, es símbolo de lo que fue su vida misma, una lucha permanente por las cosas en que creía.
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>Jorge Aurelio Farinacci García seguramente tendría en vida múltiples
>detractores que no coincidieron con sus ideales o con sus estrategias de lucha, pero todos tienen que reconocerle que siempre peleó por aquello en que creía.
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>Es, precisamente, un machete uno de los símbolos que lo velan en la
>funeraria hasta hoy, cuando su cuerpo parta en un cortejo fúnebre hacia el camposanto a descansar.
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>Su hijo, Jorge Farinacci Fernós, colocó anoche un machete junto a su ataúd, un obsequio de uno de sus seguidores como un reconocimiento de que, hasta para morir, lo hizo “con machete en mano”.
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>“Aprendí de él que para todo hay que luchar, desde lo más pequeño hasta lo más importante. Lo hizo por su vida hasta el último momento en contra de la enfermedad, sabiendo que era una lucha imposible de ganar, en esos momentos en que uno puede tener la tentación de recaer, y él siguió luchando con todas sus fuerzas”, exaltó Farinacci Fernós.
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>El fundador del Frente Socialista murió a los 56 años, luego de luchar durante ocho meses en contra del cáncer cerebral.
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>Por la funeraria desfilaron desde el sábado en la noche múltiples figuras, principalmente relacionadas al movimiento independentista, socialista y sindical. Es que con su muerte no sólo el sector socialista pierde uno de sus más férreos defensores, sino que el movimiento obrero pierde a uno de sus principales asesores.
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> “La partida de Jorge Farinacci deja un hueco muy grande en las luchas sociales de Puerto Rico, en la de los trabajadores, en la del sector independentista, en la lucha estudiantil y en la lucha ambiental”, manifestó otro de los portavoces del Frente Socialista, Rafael Bernabe.
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>Farinacci comenzó a destacarse como líder desde sus años de estudiante en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, a la que ingresó para 1966 como estudiante de Ciencias Políticas. Desde allí fue parte de las controvertibles manifestaciones en contra de la presencia de cuerpos militares en el campus universitario y de la Guerra de Vietnam.
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> Luego de terminar su bachillerato, se graduó en 1973 de la Escuela de Derecho de la misma institución para especializarse como abogado del movimiento sindical desde diferentes posiciones, principalmente relacionado a la Unión de los Tronquistas.
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> Participó de la fundación del Partido Revolucionario de Trabajadores
>(PRT) en 1976, del que se derivó dos años más tarde el Ejército Popular Boricua, los Macheteros, organización clandestina que en el pasado año perdió a dos de sus figuras emblemáticas, siendo el primero Filiberto Ojeda Ríos, asesinado a manos de agentes del Negociado Federal de Investigaciones el 23 de septiembre del año pasado. Para el 1981 los Macheteros se subdividen y Farinacci permaneció como parte del PRT- Macheteros.
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>“Hasta el día de su muerte física, Jorge fue miembro activo de la dirección máxima del PRT- Macheteros, algo que para nosotros constituye un honor y una deuda que jamás podremos repagar”, expresó el PRT- Macheteros en un comunicado.
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>A mediados de la década de 1980 se le arrestó por el robo a un camión de la compañía Wells Fargo en Hartford, Connecticut. Cumplió cárcel desde 1992 hasta 1994. Regresó a la Isla para reintegrarse a las luchas que siempre le caracterizaron, hasta su muerte el pasado sábado.
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> Las exequias fúnebres de Farinacci culminarán hoy, luego de que se
>celebre una misa y ceremonia de despedida en la Funeraria Ehret, en Río Piedras, a las 11:00 AM, su cuerpo saldrá hacia el Cementerio los Angeles Memorial Park, en el Camino del Buen Samaritano en Guaynabo, donde tendrá lugar el sepelio a las 2:00 PM.

Iglesia Luterana Popular repudia asesinato de miembros del FMLN

SAN SALVADOR; 24 de agosto de 2006 (SIEP) “Condenamos de la manera más enérgica este nuevo asesinato en Coatepeque contra militantes del FMLN y exigimos se investigue y castigue a los asesinos” dijo esta mañana el Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

El Profesor Alex Flores y Mercedes Peñate de Flores fueron cobardemente asesinados el día de ayer en el cantón Conacaste de Coatepeque. El vehículo en que se conducían fue interceptado por otro vehículo y posteriormente aparecieron en un callejón, con un balazo en sus cabezas.

“Es un crimen que no puede quedar en la impunidad. La derecha esta jugando con fuego al promover campañas desde el Ministerio de Gobernación que justifican este tipo de asesinatos. Esta es la Ley Antiterrorista que están impulsando en la Asamblea Legislativa” manifestó indignado.

“Juicio y castigo –exigió- para los asesinos de los esposos Flores es la demanda que brota de centenares de miles de gargantas en todo el territorio que claman con fuerza: Justicia, Señor Saca, detenga a sus bestias. Detenga a los que siembran dolor y luto en nuestro país.”

“Ya basta de campañas de odio impulsadas desde su partido y gobierno. Este pueblo esta cansado de tanto asesinato. Este pueblo exige paz, pero una paz con justicia social. Una paz con seguridad, no queremos la paz de los cementerios, no queremos la paz de los escuadrones de la muerte” exclamó el pastor luterano.

“Expresamos al FMLN nuestras condolencias por el asesinato de dos de sus militantes. Tanto Alex Flores Montoya como Mercedes Peñate de Flores eran miembros de este partido de izquierda. Alex, de 42 años, era maestro en el Instituto nacional de Coatepeque y miembro de la directiva municipal. Mercedes era activista del partido.”

“Invitamos a nuestro pueblo a manifestar su condena de este crimen haciéndose presente a la velación que se realizara en la casa de San Vicente de Paúl, ubicada frente al parque central de Coatepeque. Así como al entierro de estos mártires populares.”

Concluyó diciendo que “tanto Alex como Mercedes se encuentran ya en presencia de nuestro Padre celestial, en la casa eterna que nos tiene reservada nuestro Dios. Ya se fueron a reunir con Schafik y con Monseñor Romero. Y desde allá seguirán acompañando la lucha de este pueblo por el que dieron sus vidas, desde allá seguirán protegiendo y aconsejando a sus tres hijos, observando la marcha de este pueblo y de su partido FMLN hacia la victoria.”

Nicaragua: De la era de Acuario a la inquisicion

Nicaragua: De la era de Acuario a la inquisicion

Gioconda Belli

Considerando que tras más de un cuarto de siglo de vida en común, hace apenas un año que la pareja Ortega-Murillo decidió casarse y abandonar lo que, para la Santa Madre Iglesia, era un estado censurable de “concubinato”, es sorprendente que ahora Rosario Murillo se presente ante nosotros “en olor de santidad”, proclamándose ella y su partido como defensores de la fe cristiana, de la vida, de los obispos, cardenales y clero católico y de todos aquellos que le faciliten el camino a ella y su marido para regresar a ostentar el poder en Nicaragua.
En una entrevista transmitida en Radio Ya, la señora Murillo afirma, entre otras cosas:
“Nosotros estamos profundamente comprometidos con la fe; pensamos que los valores religiosos, son el consuelo, el amparo; la fe es la forma en que los seres humanos encontramos la paz; los valores religiosos son la fortaleza que necesitamos para lidiar con la vida cotidiana….Nosotros, precisamente porque tenemos fe, tenemos religión; porque somos creyentes, porque amamos a Dios sobre todas las cosas, es que hemos sido capaces de sobrellevar tantas tormentas…..”
Sus palabras, que en nada nos asombrarían de provenir de alguien que se haya mantenido y vivido dentro de la Iglesia por muchos años, no pueden dejar de sorprender viniendo de alguien que, hasta hace unos pocos meses, firmaba sus artículos de opinión según los ciclos de la luna y se manifestaba influida por luces, astros y toda la parafernalia mágica de la era de acuario. Pasar de la magia a la religiosidad con esa fruición, precisamente en un año electoral, no puede ser casualidad y no puede dejar de despertar sospechas. Más aún, semejante temeridad y soberbia para hacer alarde de una religiosidad recién adquirida pues ni siquiera hay en sus palabras una remota alusión a la humildad propia de los auténticos y nuevos conversos denota un peligroso extremismo, una tan extrema vuelta de calcetín que hace pensar que Doña Rosario, por arte de esa magia que parece no abandonar sus intenciones, ha pasado del pensamiento cósmico a la soberbia de los Grandes Inquisidores, los temibles jueces de la Edad Media, que se ponían por encima de los “infieles” y les enrostraban su falta de fe como razón suficiente para condenarlos a la hoguera.

De un plumazo, doña Rosario dice que esa Unidad de ellos (su unidad que hay que decir excluye, ha excluido y seguirá excluyendo a todos los que no piensan como ellos a menos que les sirvan a sus fines electoreros) defiende y coincide plenamente “con la Iglesia y las Iglesias”. Dentro de ese racional, de pronto, la Sacerdotisa de la Luna en todas sus fases, se erige como ardiente defensora de la vida y condena, con palabras, esta vez de Sacerdotisa Inquisidora, a todos aquellos que, según ella, atenten contra ésta y añade: “Sí, también a la fe, a la religión, a la visión que han tenido los guías pastorales y espirituales de nuestro pueblo, como Su Eminencia el Cardenal….”

Pero atentar contra la vida, como todos sabemos, va mucho más allá de estar a favor o en contra de que una madre, cuyo embarazo pone en peligro su vida, se vea ante la terrible y angustiosa decisión de si terminarlo o no. El aborto terapéutico lógicamente es un tema que, desde tiempos inmemoriales, ha sido tratado con delicadeza tanto por la ley, como por la ciencia médica, porque supone escoger una vida por otra. No se trata solamente de la defensa de la vida. He allí el quid del asunto. Se trata de decidir qué vida tiene prioridad, si la de la madre o la del feto. Por eso es que la ley, tanto en Nicaragua, como en la mayoría de los países del mundo excepto cuatro, deja a criterio de una junta de médicos y de la madre o los padres enfrentados con esta situación la decisión de qué hacer.
Pero claro, a Doña Rosario no le interesan los matices del asunto, ni pronunciarse tampoco a favor de la vida realmente. Lo que a ella le interesa es pronunciarse a favor de la Iglesia, para culminar su acto ilusionista de presentarse ahora, no sólo como creyente y profundamente religiosa, sino como dispuesta a emprenderla contra todos los que ella juzgue se salgan de la visión de, quién afirma, son ahora sus guías pastorales y espirituales.

Como Gran Inquisidora, Doña Rosario intenta partir aguas y decir que ahora ellos son los buenos, los que representan la visión de la Iglesia. Si hace apenas un año no vacilaban con vituperar a cualquiera, como lo hicieron con Herty Lewites, ahora se quieren “reconciliar”. El problema es que esa reconciliación, no sólo carece de realidad, sino que se contradice con sus hechos, con su discurso extremo, con sus promesas de imponer a todos sus pensamientos y su supuesta fe, como la única visión válida.

En esa diatriba recogida por Radio Ya, se pueden apreciar con claridad los bandazos y el tipo de manejo y manipulación autoritaria que subyace tras la “reconciliación” prometida. La vena autoritaria y maniquea que ellos impulsaron y que desunió al sandinismo, igual que desunió al país está contenida en sus palabras y es la amenaza que pesa sobre nuestra incipiente democracia. No se necesita ser Superman, ni tener visión de rayos X para ver, a través de todas estas actuaciones contradictorias, la falta de escrúpulos de quienes en su obsesión por volver a ostentar el poder, lo mismo se ufanan de pactar con Dios que con el diablo.

A las puertas de una decisión que puede cambiar nuestras vidas, nuestro país y el futuro de nuestros hijos, los nicaragüenses debemos abrir bien los ojos a este tipo de discursos duales e incongruentes. De quienes aspiren a gobernarnos lo menos que podemos exigir es la honestidad de que asuman lo que son y han sido, si es que no queremos que nos pase aquello de la célebre parábola del caminante que recogió la serpiente sólo para que lo picara y le diera muerte. No nos engañemos. La mejor manera de defender la vida es votar el 5 de Noviembre por que se acabe la corrupción, el engaño, el pacto sucio y esos falsos discursos acomodados al mejor postor.

Pastores visitan taquerìa de izquierda en Santa Ana

SANTA ANA; 20 de agosto de 2006 (SIEP) “ Es un honor para nosotros como pastores visitar este lugar y saludar a nuestro hermano Miguel Ángel Mancìa y deleitarnos con sus deliciosos tacos” expresó el Rev. Ricardo Cornejo, de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

La Taquerìa Mexicana Romero esta ubicada en la intersección de la Carretera que va hacia Los Naranjos en Santa Ana.

“Tengo como tres años de ser cliente y admiro la dedicación que Miguel Ángel y su familia le dedican a este negocio que siempre esta abierto y siempre esta lleno porque gracias a Dios cuenta con una gran clientela roja:”

“Si, digo clientela roja porque creo que una persona de derecha se sentiría incomoda en este lugar donde están colgadas fotografías de Monseñor Romero, posters de Schafik Handal, caricaturas, proverbios populares, las paredes, cocineros y empleadas visten de rojo.”

“Y es que Miguel Ángel es una persona muy comprometida con las luchas de este pueblo y desde su negocio concientiza, educa a la población, viene mucha gente joven a este lugar y escucha música de protesta, a Víctor Jara, a Silvio Rodríguez.”

“Y también puede escuchar las homilías de Monseñor Romero o un fragmento de un discurso de Schafik Handal o de Fidel Castro, o de Hugo Chávez o de Evo Morales. Los invito a que lo visiten y lo saluden y que Dios lo bendiga siempre por esta importante obra de educación política y de sabrosa comida que realiza.”

Martin Luther King: la marche de Washington

Discours prononcé par Martin Luther King le 28 Août 1963 lors de la marche de Washington

Je suis heureux de me joindre à vous aujourd’hui pour participer à ce que l’histoire appellera la plus grande démonstration pour la liberté dans les annales de notre nation.

Il y a un siècle de cela, un grand Américain qui nous couvre aujourd’hui de son ombre symbolique signait notre Proclamation d’Emancipation. Ce décret capital se dresse, comme un grand phare illuminant d’espérance les millions d’esclaves marqués au feu d’une brûlante injustice. Ce décret est venu comme une aube joyeuse terminer la longue nuit de leur captivité.

Mais, cent ans plus tard, le Noir n’est toujours pas libre. Cent ans plus tard, la vie du Noir est encore terriblement handicapée par les menottes de la ségrégation et les chaînes de la discrimination. Cent ans plus tard, le Noir vit à l’écart sur son îlot de pauvreté au milieu d’un vaste océan de prospérité matérielle. Cent ans plus tard, le Noir languit encore dans les coins de la société américaine et se trouve exilé dans son propre pays.

C’est pourquoi nous sommes venus ici aujourd’hui dénoncer une condition humaine honteuse. En un certain sens, nous sommes venus dans notre capitale nationale pour encaisser un chèque. Quand les architectes de notre République ont magnifiquement rédigé notre Constitution de la Déclaration d’Indépendance, ils signaient un chèque dont tout Américain devait hériter. Ce chèque était une promesse qu’à tous les hommes, oui, aux Noirs comme aux Blancs, seraient garantis les droits inaliénables de la vie, de la liberté et de la quête du bonheur.

Il est évident aujourd’hui que l’Amérique a manqué à ses promesses à l’égard de ses citoyens de couleur. Au lieu d’honorer son obligation sacrée, l’Amérique a délivré au peuple Noir un chèque en bois, qui est revenu avec l’inscription “ provisions insuffisantes ”. Mais nous refusons de croire qu’il n’y a pas de quoi honorer ce chèque dans les vastes coffres de la chance, en notre pays. Aussi, sommes-nous venus encaisser ce chèque, un chèque qui nous donnera sur simple présentation les richesses de la liberté et la sécurité de la justice.

Nous sommes également venus en ce lieu sacrifié pour rappeler à l’Amérique les exigeantes urgences de l’heure présente. Ce n’est pas le moment de s’offrir le luxe de laisser tiédir notre ardeur ou de prendre les tranquillisants des demi-mesures. C’est l’heure de tenir les promesses de la démocratie. C’est l’heure d’émerger des vallées obscures et désolées de la ségrégation pour fouler le sentier ensoleillé de la justice raciale. C’est l’heure d’arracher notre nation des sables mouvant de l’injustice raciale et de l’établir sur le roc de la fraternité. C’est l’heure de faire de la justice une réalité pour tous les enfants de Dieu. Il serait fatal pour la nation de fermer les yeux sur l’urgence du moment. Cet étouffant été du légitime mécontentement des Noirs ne se terminera pas sans qu’advienne un automne vivifiant de liberté et d’égalité.

1963 n’est pas une fin, c’est un commencement. Ceux qui espèrent que le Noir avait seulement besoin de se défouler et qu’il se montrera désormais satisfait, auront un rude réveil, si la nation retourne à son train-train habituel.

Il n’y aura ni repos ni tranquillité en Amérique jusqu’à ce qu’on ait accordé au peuple Noir ses droits de citoyen. Les tourbillons de la révolte ne cesseront d’ébranler les fondations de notre nation jusqu’à ce que le jour éclatant de la justice apparaisse.

Mais il y a quelque chose que je dois dire à mon peuple, debout sur le seuil accueillant qui donne accès au palais de la justice : en procédant à la conquête de notre place légitime, nous ne devons pas nous rendre coupables d’agissements répréhensibles.

Ne cherchons pas à satisfaire notre soif de liberté en buvant à la coupe de l’amertume et de la haine. Nous devons toujours mener notre lutte sur les hauts plateaux de la dignité et de la discipline. Nous ne devons pas laisser nos revendications créatrices dégénérer en violence physique. Sans cesse, nous devons nous élever jusqu’aux hauteurs majestueuses où la force de l’âme s’unit à la force physique.

Le merveilleux esprit militant qui a saisi la communauté noire ne doit pas nous entraîner vers la méfiance de tous les Blancs, car beaucoup de nos frères blancs, leur présence ici aujourd’hui en est la preuve, ont compris que leur destinée est liée à la nôtre. L’assaut que nous avons monté ensemble pour emporter les remparts de l’injustice doit être mené par une armée bi-raciale. Nous ne pouvons marcher tout seul au combat. Et au cours de notre progression il faut nous engager à continuer d’aller de l’avant ensemble. Nous ne pouvons pas revenir en arrière.

Il y a des gens qui demandent aux militants des Droits Civiques : “ Quand serez-vous enfin satisfaits ? ” Nous ne serons jamais satisfaits aussi longtemps que le Noir sera la victime d’indicibles horreurs de la brutalité policière. Nous ne pourrons être satisfaits aussi longtemps que nos corps, lourds de la fatigue des voyages, ne trouveront pas un abri dans les motels des grandes routes ou les hôtels des villes.

Nous ne pourrons être satisfaits aussi longtemps que la liberté de mouvement du Noir ne lui permettra guère que d’aller d’un petit ghetto à un ghetto plus grand. Nous ne pourrons être satisfaits aussi longtemps que nos enfants, même devenus grands, ne seront pas traités en adultes et verront leur dignité bafouée par les panneaux “ Réservé aux Blancs ”. Nous ne pourrons être satisfaits aussi longtemps qu’un Noir du Mississippi ne pourra pas voter et qu’un Noir de New-York croira qu’il n’a aucune raison de voter. Non, nous ne sommes pas satisfaits et ne le serons jamais, tant que le droit ne jaillira pas comme l’eau, et la justice comme un torrent intarissable.

Je n’ignore pas que certains d’entre vous ont été conduis ici par un excès d’épreuves et de tribulations. D’aucuns sortent à peine d’étroites cellules de prison. D’autres viennent de régions où leur quête de liberté leur a valu d’être battus par les orages de la persécution et secoués par les bourrasques de la brutalité policière. Vous avez été les héros de la souffrance créatrice. Continuez à travailler avec la certitude que la souffrance imméritée vous sera rédemptrice.

Retournez dans le Mississippi, retournez en Alabama, retournez en Caroline du Sud, retournez en Georgie, retournez en Louisiane, retournez dans les taudis et les ghettos des villes du Nord, sachant que de quelque manière que ce soit cette situation peut et va changer. Ne croupissons pas dans la vallée du désespoir.

Je vous le dis ici et maintenant, mes amis, bien que, oui, bien que nous ayons à faire face à des difficultés aujourd’hui et demain je fais toujours ce rêve : c’est un rêve profondément ancré dans l’idéal américain. Je rêve que, un jour, notre pays se lèvera et vivra pleinement la véritable réalité de son credo : “ Nous tenons ces vérités pour évidentes par elles-mêmes que tous les hommes sont créés égaux ”.

Je rêve qu’un jour sur les collines rousses de Georgie les fils d’anciens esclaves et ceux d’anciens propriétaires d’esclaves pourront s’asseoir ensemble à la table de la fraternité.

Je rêve qu’un jour, même l’Etat du Mississippi, un Etat où brûlent les feux de l’injustice et de l’oppression, sera transformé en un oasis de liberté et de justice.

Je rêve que mes quatre petits-enfants vivront un jour dans une nation où ils ne seront pas jugés sur la couleur de leur peau, mais sur la valeur de leur caractère. Je fais aujourd’hui un rêve !

Je rêve qu’un jour, même en Alabama, avec ses abominables racistes, avec son gouverneur à la bouche pleine des mots “ opposition ” et “ annulation ” des lois fédérales, que là même en Alabama, un jour les petits garçons noirs et les petites filles blanches pourront se donner la main, comme frères et sœurs. Je fais aujourd’hui un rêve !

Je rêve qu’un jour toute la vallée sera relevée, toute colline et toute montagne seront rabaissées, les endroits escarpés seront aplanis et les chemins tortueux redressés, la gloire du Seigneur sera révélée à tout être fait de chair.

Telle est notre espérance. C’est la foi avec laquelle je retourne dans le Sud.

Avec cette foi, nous serons capables de distinguer dans la montagne du désespoir une pierre d’espérance. Avec cette foi, nous serons capables de transformer les discordes criardes de notre nation en une superbe symphonie de fraternité.

Avec cette foi, nous serons capables de travailler ensemble, de prier ensemble, de lutter ensemble, d’aller en prison ensemble, de défendre la cause de la liberté ensemble, en sachant qu’un jour, nous serons libres. Ce sera le jour où tous les enfants de Dieu pourront chanter ces paroles qui auront alors un nouveau sens : “ Mon pays, c’est toi, douce terre de liberté, c’est toi que je chante. Terre où sont morts mes pères, terre dont les pèlerins étaient fiers, que du flanc de chacune de tes montagnes, sonne la cloche de la liberté ! ” Et, si l’Amérique doit être une grande nation, que cela devienne vrai.

Que la cloche de la liberté sonne du haut des merveilleuses collines du New Hampshire !
Que la cloche de la liberté sonne du haut des montagnes grandioses de l’Etat de New-York !
Que la cloche de la liberté sonne du haut des sommets des Alleghanys de Pennsylvanie !
Que la cloche de la liberté sonne du haut des cimes neigeuses des montagnes rocheuses du Colorado !
Que la cloche de la liberté sonne depuis les pentes harmonieuses de la Californie !

Mais cela ne suffit pas.

Que la cloche de la liberté sonne du haut du mont Stone de Georgie !
Que la cloche de la liberté sonne du haut du mont Lookout du Tennessee !
Que la cloche de la liberté sonne du haut de chaque colline et de chaque butte du Mississippi ! Du flanc de chaque montagne, que sonne le cloche de la liberté !

Quand nous permettrons à la cloche de la liberté de sonner dans chaque village, dans chaque hameau, dans chaque ville et dans chaque Etat, nous pourrons fêter le jour où tous les enfants de Dieu, les Noirs et les Blancs, les Juifs et les non-Juifs, les Protestants et les Catholiques, pourront se donner la main et chanter les paroles du vieux Negro Spiritual : “ Enfin libres, enfin libres, grâce en soit rendue au Dieu tout puissant, nous sommes enfin libres ! ”.

L’Homme Thomas Sankara

Né à Yako le 21 décembre 1949, en Haute-Volta (actuel Burkina Faso), Thomas SANKARA fait d’abord une carrière militaire, notamment à Madagascar, où il assiste à la révolution qui renverse le régime néocolonialiste.
Ici, naissent ses idées d’une “ révolution démocratique et populaire “.
De retour en Haute-Volta, il est d’abord secrétaire d’Etat à l’information sous le régime de Saye ZERBO (1981) d’où il démissionnera.

Il devient Premier ministre sous la présidence de Jean-Baptiste OUEDRAOGO (1983). Dans son discours d’investiture, le mot “ peuple “ revient 59 fois !
Il rencontre aussi en 1983, à New-Dehli Fidel CASTRO et Samora MACHEL (alors Président du Mozambique).
Cette même année, OUEDRAOGO emprisonne SANKARA, mais il est libéré par son ami Blaise COMPAORE et devient Président.

Commencent ici ses ouvres pour redonner au Burkina Faso une dignité, une autonomie et une indépendance économique (le fameux “ consommons Burkinabé “) de par ses actes et ses discours (Thomas SANKARA fût très tôt contre l’injustice) : contre la domination historique des grandes puissances sur son pays et pour la participation du peuple au pouvoir, le mot d’ordre est que le pays doit vivre de ses propres forces et au niveau de ses propres moyens.

Ses grandes actions furent : . campagne massive de vaccination des Burkinabé qui fera chuter le taux de mortalité infantile alors le plus haut d’Afrique, . construction considérable d’écoles et d’hôpitaux, . campagne de reboisement : plantation de millions d’arbres pour faire reculer le Sahel, . grande réforme agraire de redistribution des terres aux paysans, élévation des prix et suppression des impôts agricoles,, . institution de Tribunaux Populaires de la Révolution (TPR), . grandes mesures de libération de la femme (interdiction de l’excision, réglementation de la polygamie, participation à la vie politique, etc.), . aides au logement (baisse des loyers, grandes constructions de logement pour tous), et tant d’autres.

Il est assassiné suite à un coup d’état orchestré le 15 octobre 1987.
Toute la population Burkinabé défile dans les rues pour pleurer l’enfant chéri et les jours suivants, des milliers de personnes se rendent sur sa tombe et condamnent ainsi le crime.
Ses grands discours “ Tant qu’il y aura l’oppression et l’exploitation, il y aura toujours deux justices et deux démocraties : celle des oppresseurs et celle des opprimés, celle des exploiteurs et celle des exploités.
La justice sous la révolution démocratique et populaire sera toujours celle des opprimés et des exploités contre la justice néo-coloniale d’hier, qui était celle des oppresseurs et des exploiteurs. “
3 janvier 1984, ouverture des 1ères assises des TPR – “ Il n’y a pas de révolution sociale véritable que lorsque la femme est libérée. Que jamais mes yeux ne voient une société où la moitié du peuple est maintenue dans le silence. J’entends le vacarme de ce silence des femmes, je pressens le grondement de leur bourrasque, je sens la furie de leur révolte. J’attends et espère l’irruption féconde de la révolution dont elles traduiront la force et la rigoureuse justesse sorties de leurs entrailles d’opprimées.”

8 mars 1987, Ouagadougou
“ Le pillage colonial a décimé nos forêts sans la moindre pensée réparatrice pour nos lendemains “

1983, Paris, Conférence Internationale sur l’arbre et la forêt
“ Il faut proclamer qu’il ne peut y avoir de salut pour nos peuples que si nous tournons radicalement le dos à tous les modèles que tous les charlatans de même acabit ont essayé de nous vendre 20 années durant. Il ne saurait y avoir pour nous de salut en dehors de ce refus là. Pas de développement en dehors de cette rupture là. Il faut ranimer la confiance du peuple en lui-même en lui rappelant qu’il a été grand hier et donc, peut-être aujourd’hui et demain. Fonder l’espoir. “
“ La plus grande difficulté rencontrée est constituée par l’esprit de néo-colonisé qu’il y a dans ce pays. Nous avons été colonisés par un pays, la France, qui nous a donné certaines habitudes.
Et pour nous, réussir dans la vie, avoir le bonheur, c’est essayer de vivre comme en France, comme le plus riche des Français. Si bien que les transformations que nous voulons opérer rencontrent des obstacles, des freins.”
A un journaliste américain – “ L’esprit de liberté, de dignité, de compter sur ses propres forces, d’indépendance et de lutte anti-impérialiste [.] doit souffler du Nord au Sud, du Sud au Nord et franchir allègrement les frontières. D’autant plus que les peuples africains pâtissent des mêmes misères, nourrissent les mêmes sentiments, rêvent des mêmes lendemains meilleurs. “
Août 1984, Conférence de presse – “ Nous n’avons pas compris comment ils [Jonas SAVIMBI de l’Angola et Pieter BOTHA d’Afrique du Sud, pro Apartheid] ont eu le droit de parcourir la France si belle et si propre. Ils l’ont tachée de leurs mains et de leurs pieds couverts de sang. Et tous ceux qui leur ont permis de poser ces actes en portent l’entière responsabilité ici et ailleurs, aujourd’hui et toujours. “
Novembre 1986, discours fait à François Mitterrand, en visite à Ouagadougou :
.- “ Parce que de toutes les races humaines, nous appartenons à celles qui ont le plus souffert, nous nous sommes jurés de ne plus jamais accepter sur la moindre parcelle de cette terre le moindre déni de justice . “

Une seule nuit

Contre la férule humiliante il y a déjà mille ans,
La rapacité venue de loin les asservir il y a cent ans.
Contre la cynique malice métamorphosée
En néocolonialisme et ses petits servants locaux
Beaucoup flanchèrent et certains résistèrent.
Mais les échecs, les succès, la sueur, le sang
Ont fortifié notre peuple courageux et fertilisé sa lutte héroïque.

Coro:
Et une seule nuit a rassemblée en elle
L’histoire de tout un peuple.
Et une seule nuit a déclenché sa marche triomphale
Vers l’horizon du bonheur.
Une seule nuit a réconcilié notre peuple
Avec tous les peuples du monde,
A la conquête de la liberté et du progrès
La patrie ou la mort, nous vaincrons.

Nourris à la source vive de la Révolution.
Les engagés volontaires de la liberté et de la paix
Dans l’énergie nocturne et salutaire du 4 août
N’avaient pas que les armes à la main, mais aussi et surtout
La flamme au coeur pour legitimement libérer
Le Faso à jamais des fers de tous ceux qui
Çà et, là en poluaient l’âme sacrée de l’indépendance, de la souveraineté.

Coro

Et séant désormais en sa dignité recouvrée
L’amour et l’honneur en partage avec l’humanité,
Le peuple du Burkina chante un hymne à la victoire,
A la gloire du travail libérateur, émancipateur.
A bas l’explotation de l’homme par l’homme!
Hé en avant pour le bonheur de tout homme,
Par tous les hommes aujourd’hui et demain, par tous les hommes ici et pour toujours!

Coro

Révolution populaire notre sève nourricière.
Maternité immortelle du progrès à visage d’homme.
Foyer éternel de démocratie consensuelle,
Où enfin l’identité nationale a droit de cité,
Où pour toujours l’injustice perd ses quartiers,
Et où, des mains des bâtisseurs d’un monde radieux
Mûrissent partout les moissons de væux patriotiques, brillent les soleils infins de joie.