Estrella Roja No. 3. Elementos de la Estrategia Revolucionaria Político-Militar de las FPL (enero de 1976)

ESTRELLA ROJA 3
Órgano ideológico de las Fuerzas Populares de Liberación –FPL-“Farabundo Martí.”
¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!
ELEMENTOS DE LA ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA POLITICO-MILITAR DE LAS FPL
ESTRELLA. ROJA” publica el presente material sobre elementos estratégicos de la FPL. Para su divulgación entre el pueblo fue sintetizado por la compañera EVA, querida dirigente de las FPL que cayó combatiendo a la par de los compañeros FRANCISCO Y ANTONIO que libraron heroica batalla contra fuerzas de la tiranía militar el 10 y 11 de octubre del presente año, dando su vida por la causa del pueblo. En la elaboración de este documento participó en forma amplía el compañero FRANCISCO y otros compañeros.
INDICE
Introducción
La estrategia revolucionaria en las condiciones concretas de El Salvador
Algunos rasgos básicos de nuestra formación social
¿Cuál es el carácter y el contenido de la revolución en El Salvador?
¿Cuál es el nuevo Estado que surge con el triunfo de la revolución?
Rasgos fundamentales que deberá asumir el Estado en nuestro país después de la toma del poder por parte del pueblo
¿Cuáles son las tareas específicas del gobierno popular revolucionario?
La estrategia revolucionaria
La estrategia contra revolucionaria
La estrategia de guerra revolucionaria prolongada del pueblo
Los instrumentos organizativos (políticos y militares) necesarios para impulsar la guerra revolucionaria del pueblo
A manera de resumen
¿Qué tareas debemos impulsar en esta etapa para hacer avanzar la revolución?
Los héroes del pueblo: Eva, Chico y Toño
Material de consulta: La revolución popular y el Gobierno Popular Revolucionario. Contenido y carácter de la revolución (Publicado en la edicion No 39 (año IV) de El Rebelde, correspondiente al mes de enero de 1976)

INTRODUCCIÓN
Para poder comprender el surgimiento y el actual desarrollo alcanzado por la estrategia revolucionaria en El Salvador, se hace necesario partir aunque sea brevemente de algunos antecedentes históricos en la lucha de clases desarrollada en las últimas dos décadas, tanto para ver los cambios operados en la política del Imperialismo, como en el movimiento revolucionario latinoamericano y en particular en El Salvador.
I. A manera de marco general
Uno de los rasgos básicos que caracterizan la situación presente en América Latina, es la profunda agudización de la lucha de clases, generada por las contradicciones antagónicas existentes en el actual sistema capitalista dependiente, que se han visto agravadas en los últimos años; todo esto, en el marco de la crisis general del capitalismo decadente a nivel mundial.
Esta lucha de clases, en los países dependientes latinoamericanos, ha conducido en las últimas dos décadas, a la confrontación directa entre el imperialismo aliado a las burguesías criollas de cada país contra la clase obrera, el campesinado y el resto de sectores populares; lucha que se concretiza en el desarrollo de la contra revolución y de la revolución
Un hecho histórico que marca el paso a una nueva etapa en el desarrollo de la lucha de clases en el continente, es el triunfo victorioso de la Revolución Cubana a fines de la década de 1950. El ejemplo del pueblo de Cuba va a ejercer profunda influencia en el desarrollo posterior del movimiento revolucionario, así como también en la política del imperialismo yanqui y las oligarquías criollas, que se ven en la necesidad de replantearse, los primeros (los revolucionarios), nuevas formas de lucha contra los opresores, fundamentalmente en cuanto a la utilización de la lucha armada. Y los explotadores, la necesidad de adecuar la forma global de dominación a las nuevas condiciones históricas de la lucha de clases.
Concretamente, ¿qué transformaciones se han operado en América Latina después de la Revolución Cubana? (A nivel de la lucha de clases).

1. En la política del Imperialismo.
Para los EE.UU. y las dictaduras títeres latinoamericanas, la toma del poder por parte de las fuerzas revolucionarias cubanas, fue un golpe inesperado, nunca pensaron que el régimen de Fidel Castro llegara más allá de ser un gobierno burgués de corte populista, y menos aún que realizara una política de profundos cambios en la estructura económica. Sin embargo, el Imperialismo asimiló rápidamente la lección.
Ya desde la década de 1940, después de la Segunda Guerra en que salió fortalecido el bloque socialista, los EE.UU., se hablan lanzado a una gran ofensiva a nivel mundial, dirigida fundamentalmente en el plano militar, desarrollando una compleja industria bélica y ampliando la carrera armamentista a todas partes del hemisferio. Pero, en ese entonces, los principios en que se basaba esta ofensiva era impedir la consolidación del bloque socialista y la defensa ante el “peligro” de invasión de éste a otros países, que no era otra cosa que la defensa de los monopolios y de las empresas transnacionales yanquis que defienden intereses en todo el mundo capitalista.
Pero, para 1960, el imperialismo tiene que enfrentarse en América Latina, a un nuevo enemigo, a un peligro más inmediato y concreto, anunciado con la Revolución Cubana y que presagiaba con prender en todo el continente los brotes de insurrección popular que se estaban gestando en lo interno de cada país. Esto obliga al Imperialismo yanqui (durante la administración Kennedy) a revisar y adecuar su estrategia y su táctica a las nuevas condiciones de auge del movimiento popular en el continente. A partir de los años 60, los EE.UU. apoyado en las oligarquías criollas latinoamericanas comienza a implementar una nueva estrategia: la estrategia de guerra contra el pueblo, que va dirigida a tratar de detener o impedir el desarrollo y generalización del movimiento revolucionario, dirigida a aplastar cualquier intento insurreccional de los pueblos. Es ilustrativo recordar una frase de Robert Kennedy en aquellos años, referente al futuro de América Latina: “La revolución latinoamericana, es inevitable, lo que podemos hacer nosotros es cambiarle su curso.” Esta nueva política es anunciada en la reunión de presidentes latinoamericanos, realizada en Punta del Este (Uruguay) en 1961.
La estrategia de guerra de contra insurgencia, que encierra un contenido económico, político y militar, contemplaba desde su creación 3 aspectos básicos:
(a) El Desarrollismo, en el plano económico-social, con el objetivo de promover una política económica de “ayuda externa” a los países dependientes; por una parte crear a través de diversas formas, una imagen favorable a los regímenes títeres, con el fin de atraer el apoyo de las masas y neutralizar la influencia de las organizaciones revolucionarias, y por otra parte, buscarle una nueva vía de penetración a los capitales imperialistas.*

  • Al mismo tiempo en que se iniciaba un proceso de pseudo industrialización con el fin de utilizar la mano de obra barata de los obreros latinoamericanos

b) En el plano MILITAR: el impulso de la acción anti-guerrillera y de acción represiva hacia la población, dirigida fundamentalmente a impedir el surgimiento y consolidación de las organizaciones revolucionarías para contener el desarrollo de la lucha armada popular y los intentos de insurrección de las masas.
c) en el plano IDEOLOGICO, se complementa adecuando la educación a las nuevas necesidades económicas y políticas, ejerciendo un control más estricto sobre la prensa y los medios de difusión a nivel Latinoamericano , dando los primeros pasos en la guerra psicológica, con el fin de sembrar el desconcierto, la confusión y el terror en el ánimo del pueblo.
Esta política plantea al imperialismo y a las oligarquías locales, la necesidad de efectuar algunos cambios en las viejas estructuras estatales, a modernizar los ejércitos títeres y a las fuerzas represivas, a adiestrarlos en nuevas técnicas antiguerrilleras y represivas contra el pueblo, a modernizar sus aparatos de inteligencia y de control, a transformar las viejas instituciones públicas y crear nuevas, todos estos cambios enfilados hacia el mismo fin: desarrollar la contra revolución.

2. En el Movimiento Popular Latinoamericano
La revolución cubana vino a incidir como un factor externo favorable sobre las condiciones objetivas y subjetivas propias de cada país, despertando la disposición, y combatividad de las masas y la sensibilidad de los revolucionarios latinoamericanos.
La revolución cubana rompió con una serie de esquemas dogmáticos sostenidos durante muchas décadas por las dirigencias tradicionales, enconchadas en el seno de la gran mayoría de los partidos comunistas latinoamericanos, que habían dejado muy atrás las posiciones marxistas leninistas acerca de la revolución socialista del pueblo, habiendo caído en una política conciliadora y colaboracionista con las burguesías locales.
La mayoría de estos partidos, consideraban que la alternativa socialista del pueblo, era una posibilidad demasiado lejana, que no correspondía de acuerdo a las condiciones existentes orientar su estrategia y su táctica hacia la toma del Poder por parte del pueblo.
Planteando como primer paso necesario, desarrollar ciertas “etapas previas” de organización, e incorporación de todos los sectores del pueblo a la lucha revolucionaria a través de formas exclusivamente pacíficas y que era posible en esta etapa establecer alianzas con sectores de la burguesía “nacional” y “progresista”, que tuviera contradicciones con el imperialismo y con las oligarquías terratenientes locales.
Todo esto, sustentado en la tesis errónea de que nuestros países eran semifeudales y que existía una burguesa nacional que “todavía” podía jugar un papel revolucionario en la implantación de regímenes democrático burgueses que permitieran desarrollar aceleradamente el capitalismo sobre la base de una burguesía nacional y con él, a la clase obrera, como etapa previa para iniciar la lucha revolucionaria hacia el socialismo.
La realidad se encargó de desenmascarar estas posiciones conciliadoras y reformistas.
El cuestionamiento de las viejas tesis tradicionales no se hizo esperar y no se quedó en el plano de la discusión ideológica. Durante los años posteriores al triunfo cubano se van creando las condiciones que permiten el surgimiento de la lucha armada popular en casi todos los países, aparecen nuevas organizaciones revolucionarias con el anhelo de alcanzar la liberación de sus pueblos y que intentan llevar a la práctica sus planteamientos estratégicos.

Sin embargo, muchos de estos primeros intentos fracasan, al no corresponder los planteamientos estratégicos y tácticos a las nuevas condiciones existentes en América Latina. Muchos de estos fracasos fueron determinados por los siguientes factores:
1. La falta de un verdadero análisis marxista de las sociedades latinoamericanas, y en consecuencia la no existencia de un sistema estratégico táctico coherente e integral acorde con la realidad.
2. La no superación de las concepciones elitistas e inmediatistas de origen pequeño burgués condujo a menospreciar las diferentes formas de lucha del pueblo, fundamentalmente a la lucha política de masas, en especial, a despreciar el papel de la clase obrera como fuerza dirigente de la revolución. A considerar la lucha armada como una lucha de la vanguardia y no como una lucha del pueblo, considerando la participación de éste como de simple apoyo a la guerrilla y no como su principal componente.
3. La visión subjetiva y unilateral de la guerra revolucionaria llevó a muchas organizaciones a desviaciones de tipo militarista.
4. El intentar aplicar mecánica y dogmáticamente la experiencia cubana.
5. La inmadurez política de las organizaciones revolucionarias, que se reflejaba en la no superación de influencias populistas y golpistas, que condujo en algunos casos a subestimar las fuerzas del imperialismo y a creer erróneamente en la posibilidad de una lucha rápida que precipitara la insurrección general sin estar maduras las condiciones.
6. La intensificación de la acción contra revolucionaria del enemigo en todos los planos, que logró en muchos casos cercar política y militarmente a la guerrilla, aislándola del pueblo.
A pesar de ello, estas derrotas transitorias en el movimiento revolucionario latinoamericano, han aportado una rica experiencia para la elaboración de una nueva estrategia revolucionaria marxista acorde a las nuevas circunstancias históricas.
Es precisó ver esos diez primeros años (1960-70) de la lucha popular, como parte del concepto de maduración política y desarrollo gradual que ha ido alcanzando el movimiento revolucionario latinoamericano en su conjunto, y no como un fenómeno aislado, inconexo con ( o bien desconectado de) la situación presente. Algunas organizaciones de vanguardia activas en la actualidad han aprendido la lección arrojada por esos primeros años, que han sido el precio de inmediatismo, de la visión subjetiva y unilateral de proceso revolucionario, y no pocas veces de la concepción elitista y vanguardista de la guerra, así como de la subestimación del imperialismo yanqui, que aun considerando la crisis profunda en que se encuentra, tiene fuerzas todavía muy poderosas y en la actualidad ha vuelto sus ojos con más ferocidad hacia la América-Latina, profundizando la contra revolución en todos los planos.
3. En El Salvador
En nuestro país, después de la masacre de 1932, ( en la que perdieron la vida más de 30.000 obreros y campesinos, así como valiosos dirigentes revolucionarios, entre ellos Farabundo Martí, Luna y Zapata),dejó de considerarse en los lineamientos estratégicos de las organizaciones de izquierda, concretamente en el Partido Comunista de El Salvador, el objetivo estratégico de la TOMA DEL PODER POR PARTE DEL PUEBLO, por considerar que las fuerzas de los enemigos de clase eran demasiado poderosas y no estiman adecuadamente el potencial revolucionario del pueblo. Evaluaban que el pueblo era demasiado débil, que aún no estaba organizado, sin conciencia ni disposición, y como tal el objetivo de la toma del poder era aún muy remoto.
Durante las décadas posteriores al 32, el PCS cayó en posiciones conservadoras y claudicantes con respecto a la burguesía. Aun cuando consideraban la necesidad de un proceso de fortalecimiento y de desarrollo que fuera permitiendo el cambio gradual de la correlación de fuerzas, lo consideraban mecánicamente, sir proyección hacía la toma del poder, dividiendo el proceso en etapas desligadas unas de otras, planteando el período de acumulación pacífica de fuerzas y luego la utilización de la violencia en el último momento. Convirtiendo en esa forma, a la lucha reivindicativa de las masas en una práctica política estrecha, inmediatista y sin proyección estratégica revolucionaria, presa de la influencia burguesa.

Todo esto obedecía a la concepción tradicional y metafísica de entender el proceso revolucionario como una serie sucesiva de etapas, sin conexión unas con otras, vistas en forma lineal, según la cual hasta haber llenado completamente las tareas de cada etapa había que pensar en desarrollar nuevas tareas
“Las dirigencias tradicionales entienden la acumulación de fuerzas como un proceso ligado exclusivamente a la acción pacifica de la lucha de masas: desarrollar las luchas reivindicativas de las masas y su participación en las elecciones (cuando era permitido por el régimen) por objetivos inmediatos exclusivamente.”
“No teniendo una clara perspectiva de la toma del poder político, la lucha de masas por medios exclusivamente pacíficos no está ligada a claros objetivos revolucionarios y se pone al servicio de los intereses concretos de otras clases, concretamente, de la burguesía llamada progresista”.
“Se consideraba que la burguesía “progresista” podría llegar al poder con ayuda de las fuerzas conscientes del pueblo; estableciendo, luego, un régimen democrático que reemplazara a la tiranía militar “pro oligárquica y pro imperialista”, y que realizara las reformas democrático burguesas necesarias para debilitar el poder económico y político de la oligarquía terrateniente. De tal manera, la lucha de masas no estaba ligada conscientemente a un objetivo realmente revolucionario; sino que buscaba el cambio del régimen de tiranía militar por un gobierno burgués que estableciera un mayor margen democrático, que permitiera condiciones legales favorables al desarrollo orgánico y a la lucha abierta de las fuerzas democráticas, incluyendo a los sectores de izquierda. Este esfuerzo se concretó muy claramente en las luchas políticas de 1944 y continuó presidiendo la estrategia política de las izquierdas en la época siguiente.” (Tomado de “Materiales Básicos de las FPL.”)
Sin embargo, después de la revolución cubana, muchas tesis erróneas establecidas como dogmas en el PCS, fueron negadas por la realidad, lo cual condujo al desarrollo de la lucha ideológica en el seno de la izquierda para abrirle paso y desarrollo a una nueva estrategia adecuada a la realidad de nuestro país en la presente época histórica.
Se comprendió la necesidad de incluir en su planteamiento estratégico, un elemento fundamental: la orientación hacia LA TOMA DEL PODER POR PARTE DEL PUEBLO; de adoptarlo como objetivo estratégico de las fuerzas revolucionarias. Y en segundo lugar, se planteó la necesidad de resolver el problema de las FORMAS de lucha, de los MEDIOS BASICOS que harían posible alcanzar el objetivo de la toma del poder.
Sobre la base del estudio de la situación del país, sometido durante muchos años a una criminal tiranía militar, que cada día profundiza métodos de represión y dominación política, se llegó a concluir que dadas las condiciones existentes en el país en los últimos años, y la tendencia futura a que conducían los acontecimientos, EL PODER POLITICO SOLO PODIA SER CONQUISTADO POR EL PUEBLO A TRAVES DE LA LUCHA ARMADA.
“Estos dos elementos representaban un avance significativo en los planteamientos estratégicos revolucionarlos. Sin embargo,fueron únicamente de palabra, porque en la práctica se mantuvo invariable la concepción sobre los medios básicos a través de los cuales se debe acumular fuerzas.”(M.B de las F.)
Si bien es cierto que se reconoció la lucha armada como el medio decisivo para la toma del poder, al mismo tiempo se adoptó la concepción errónea de que éste no es un medio que favorezca el desarrollo de las fuerzas para la revolución, todo lo contrario, era considerado como dañina, porque según los oportunistas la lucha armada impedía la incorporación de las grandes masas a la lucha reivindicativa, ponía en peligro las libertades democráticas del pueblo, provocaba la represión política del régimen y en fin, conducía a la destrucción del movimiento popular. En consecuencia, durante este largo período había que emplear exclusivamente medios pacíficos y evitar las acciones armadas dado que se argumentaba que no existían las condiciones necesarias para ésta. De tal manera, la lucha armada quedaba relegada como forma de lucha necesaria solamente durante el período de los combates decisivos para la toma del poder por medio de la insurrección armada popular.
En resumen, la lucha armada se consideraba válida durante un período estratégico posterior al llamado período de la acumulación de fuerzas, y para realizar dicho proceso se consideraba necesario cumplir una serie de tareas básicas, consideradas como “pasos previos” sin los cuales era imposible e inadecuado dar inicio a la lucha armada (a desarrollarse en el transcurso de una situación revolucionaria) en el país.
Según esta concepción, como premisas para el inicio y desarrollo de la lucha armada eran necesarios:
1. Organizar a la clase obrera de la ciudad y el campo.
2. Crear el campo sindical
3. Organizar al campesinado
4. Crear la alianza obrero-campesina, base de la alianza de las fuerzas progresistas.
5. Organizar a los diferentes sectores populares.
Y durante este largo proceso de organización y de movilización y de toma de conciencia del pueblo se consideraba completamente perjudicial la lucha armada.
La revolución cubana vino a demostrar que muchas de las tesis fundamentales de la estrategia tradicional no corresponden a la situación histórica presente, que eran dogmáticas y que lejos de contribuir al desarrollo del proceso revolucionario latinoamericano y centroamericano, se habían ido convirtiendo en una retranca para el mismo.
Concretamente quedó demostrado:
1. “Que para iniciar: la lucha armada, no es preciso que todas las condiciones objetivas y subjetivas revolucionarias (propias de una situación revolucionaria) estén terminadas. Que es necesario que existan algunas condiciones objetivas suficientes y un grado necesario de condiciones subjetivas (especialmente la existencia de una seria organización revolucionaria, un grado aceptable de conciencia y disposición a la lucha”).
2. “Que la lucha armada, ligada a la diversidad de formas de lucha, especialmente a la lucha política de masas acelera la creación y desarrollo de la organización, conciencia revolucionaría de grandes sectores del pueblo, y es mucho más eficaz que la sola lucha política de las masas, realizada por medios exclusivamente pacíficos.
3. “Que la lucha armada es un elemento básico para el desarrollo de las fuerzas, que permite más aceleradamente cambiar la correlación de fuerzas militares y políticas necesarias para el triunfo de la revolución”. (Materiales Básicos de las F.P.L”.)
Sin embargo, pese a que la realidad estaba contrastando con los planteamientos estratégicos dogmáticos de las organizaciones tradicionales, estas permanecieron invariables, encerrándose en sus viejos esquemas que en la actualidad los ha conducido a convertirse en un apéndice de la burguesía y en un profundo oportunismo de derecha que entorpece el desarrollo de la lucha revolucionaria del pueblo.
La lucha ideológica y política librada en el seno del PCS y del Movimiento sindical durante más de diez años, condujo inevitablemente al rompimiento por parte de los elementos más avanzados y consecuentes con los intereses del proletariado y de la revolución. Esta ruptura se produjo meses después de la guerra con Honduras y de las elecciones (1969-70) en que el PCS apoyo descaradamente la política de agresión de la burguesía salvadoreña capitaneada por Sánchez Hernández, haciendo llamados al pueblo a que se alistara para dar su contribución a la guerra fratricida.
Este rompimiento significa un acontecimiento histórico que va a incidir profundamente en el nuevo rumbo que adopta el movimiento revolucionario en El Salvador.
En 1970 comienzan a gestarse en nuestro país las organizaciones clandestinas político-militares (FPL y ERP) y con ellas el surgimiento de la lucha armada popular (la guerrilla rev.) en el territorio nacional, lo cual marca un salto de calidad en el desarrollo del proceso revolucionario en El Salvador y Centro América.
En el transcurso de los últimos 6 años se ha ido mostrando en la práctica la validez e invalidez de los planteamientos estratégicos y tácticos de cada una de estas dos organizaciones y han significado un paso adelante en cuanto al desarrollo teórico y práctico de los planteamientos estratégicos en El Salvador y en cuanto a la maduración política y capacidad de conducción alcanzada por las organizaciones revolucionarias y concretamente por las F.P.L.
Es en este marco que se tratará de hacer una exposición general sobre la estrategia revolucionaria en El Salvador (la cual ha adquirido el carácter de estrategia de guerra prolongada del pueblo) tal como se encuentra desarrollada hasta el momento actual.

ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA EN LAS CONDICIONES CONCRETAS DE EL SALVADOR
I. Aspectos que debe contener la estrategia revolucionaria.
La estrategia revolucionaria consiste en definir y proyectar, sobre la base de un análisis marxista de la sociedad (formación social) en su conjunto y del marco mundial, lo siguiente:
1. El contenido de la revolución; que viene dado fundamentalmente, por las relaciones de producción dominantes en la sociedad y el grado de desarrollo de las fuerzas productivas.
2. El carácter de clase de la revolución, esto es, cual es la clase que dirige y hegemoniza el proceso revolucionario, y en consecuencia, a que intereses fundamentales de clase responde, en última instancia, la revolución.
3. A partir de los dos elementos anteriores, determinar los objetivos estratégicos últimos de la lucha revolucionaria; es decir, a nivel económico cual será la nueva organización de la producción, y a nivel político que tipo de estado surgirá con el triunfo de la revolución y que forma adoptara en su primera etapa.
4. Las fuerzas sociales en pugna y las condiciones en que se encuentran. Es decir, partiendo del análisis de las clases sociales y de sus intereses respectivos, definir:
a) Las fuerzas contrarrevolucionarias en su conjunto; distinguir entre ellas al enemigo fundamental de la revolución (aquel que hegemoniza y dirige a las fuerzas contrarrevolucionarias en su conjunto), al enemigo principal (aquella clase, sector de clase o alianza de sectores de clases, que constituye en un período concreto el obstáculo mayor para el avance de la revolución), al enemigo inmediato en cada momento, y las distintas fuerzas sociales que les brinda o pueden brindar, en determinadas circunstancias, su apoyo.
b) La alianza fundamental y las secundarias en el seno de las fuerzas contrarrevolucionarias, las contradicciones que se dan entre ellas y la estrategia global con que se enfrentan a la revolución (estrategia global contrarrevolucionaria).
c) Las fuerzas revolucionarias o fuerzas matrices de la revolución. Distinguir entre ellas la clase más revolucionaria, quien dirige y hegemoniza el proceso; señalar la alianza fundamental y las secundarias; y los aliados probables que, bajo determinadas circunstancias pueden brindar su apoyo a las fuerzas revolucionarias.
d) Los grados de conciencia de clase, de organización y disposición a la lucha de los dos polos contendientes.
e) Las contradicciones que se dan en el seno de las fuerzas revolucionarias y los caminos adecuados para resolverlas.
5. La correlación de fuerzas interna y a nivel, regional, entre las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias.
6. La correlación de fuerzas a nivel mundial. Las fuerzas mundiales que favorecen el desarrollo y triunfo de la lucha revolucionaria de los pueblos en general, y las fuerzas mundiales que se oponen. Las relaciones que existen en el interior de cada uno de estos bloques. La correlación existente entre estos dos bloques mundiales y su incidencia directa o indirecta en la situación concreta de nuestro país.
7. Las formas y métodos de lucha, fundamental y secundarios, su interdependencia, su combinación y coordinación, a través de todo el proceso revolucionario.
8. La manera en que las condiciones concretas (geográficas, históricas, demográficas, culturales, topográficas, etc.) en que se desarrolla el proceso revolucionario, condicionan la forma de aplicación de los distintos métodos de lucha.
9. Los instrumentos organizativos adecuados y necesarios para impulsar las distintas formas y medios de lucha, y para hacer efectiva la conducción, coordinación y combinación entre ellos a lo largo del proceso revolucionario. La Vanguardia Revolucionaria, expresión de la clase más avanzada y su papel en la conducción del proceso revolucionario.
Estos aspectos son, en líneas generales, los elementos estratégicos revolucionarios.

1. ALGUNOS RASGOS BASICOS DE NUESTRA FORMACION SOCIAL
El Salvador es un país capitalista dependiente. La mayor parte de su producción se realiza para el intercambio y bajo métodos capitalistas de producción. Los principales medios de produccion se encuentran en manos de un pequeño grupo de capitalistas que explota a la gran mayoría de la población que solo posee su fuerza de trabajo (o que tiene en propiedad medios tan escasos que no le alcanzan para subsistir: el semi-proletario agrícola) que la vende a cambio de un salario. Nos encontramos aquí pues, ante las dos clases fundamentales que conforman nuestra sociedad: la clase obrera y la burguesía.
El resto de la producción, aquella que no se realiza con métodos capitalistas es una parte menor. Esta pequeña parte se produce con otras formas de producción entre las que nos encontramos por ejemplo (básicamente), con la pequeña producción campesina. Estas formas de producción no capitalistas en nuestra sociedad se encuentran dominadas por las formas capitalistas de producción, que en la práctica las van eliminando gradualmente o las convierten en sus apéndices.
La producción capitalista presupone que la mayoría de la población se encuentra desposeída de medios de producción, de manera que tengan que vivir trabajando para los capitalistas a cambio de un salario. El primer medio de producción del que se despojó al pueblo fue la tierra; la gran mayoría de estas y las mejores le fueron arrebatadas al pueblo, surgiendo así los terratenientes. Esta es la otra clase que, junto a la burguesía conforman el sector dominante de nuestra sociedad, qua se enfrenta al resto del pueblo, fundamentalmente a LA CLASE OBRERA, INDUSTRIAL Y AGRICOLA Y AL CAMPESINADO POBRE.
Además de las mencionadas, existen en nuestra sociedad otras clases y capas sociales, que representan una parte menor de la población. Entre los más importantes de estas, se encuentran los otros sectores del campesinado; entre los que debemos distinguir a los ricos y medios, así como también a las capas medias que se encuentran formadas principalmente por aquellos sectores como estudiantes, maestros, empleados y profesionales, que no participan directamente en la producción.
Al analizar la propiedad capitalista en nuestro país, encontramos que los medios de producción no se encuentran exclusivamente en manos de burgueses salvadoreños, es mas ni siquiera podemos encontrar una buena parte de ellos que se encuentra únicamente en manos de salvadoreños pues a través de un largo proceso, unas veces directamente por medio de las inversiones, y otras indirectamente por medio de préstamos, asesoría técnica, dominación de los mercados mundiales e internos, concesión de marcas para la fabricación de mercancías, etc., la burguesa imperialista, fundamentalmente del imperialismo yanqui, se ha apropiado de la gran mayoría de los medios de producción y aquellos que no son de su propiedad, se encuentran bajo su control. Se ha establecido así, una alianza entre el capital imperialista y la burguesía criolla, en la cual el dominio lo ejercen los imperialistas, que son quienes realmente controlan la economía del país en su conjunto.
Por consiguiente, El Salvador es un país capitalista que se encuentra bajo el dominio económico y político del imperialismo, por lo que decimos que se trata de una sociedad capitalista dependiente.
Nuestra burguesía criolla se encuentra a su vez dividida en un sector oligarca y otro no oligarca. El sector oligarca es dominante dentro de la burguesía, que se caracteriza por ser a su vez burgués y terrateniente, y como burgueses, miembros de este sector, participan en todas las ramas de la economía (agricultura, industria, comercio, banca y finanzas); y el sector no oligarca es aquel que no participa en todas las ramas de la economía. Ambos sectores son aliados incondicionales de la burguesía imperialista y dependen de esta para su sobrevivencia.
Nos encontramos pues, en una sociedad donde existen dos grandes bloques de clases que poseen intereses totalmente opuestos y que se enfrentan entre sí en una lucha incesante para la defensa de los mismos. Estos bloques son:
i) los explotadores, formados por la alianza de la burguesía imperialista con la burguesía criolla y los terratenientes y
ii) los explotados, formado por la clase obrera (de la ciudad y el campo), los campesinos (especialmente los pobres) y todo el resto del pueblo explotado y oprimido.
Ahora bien, como hacen los explotadores para mantener sometido y oprimido el pueblo? Esto lo consiguen valiéndose del Estado.
El Estado no es más que la organización de las clases dominantes para ejercer su dictadura sobre el pueblo. Las clases dominantes en una sociedad son aquellas que tienen en sus manos los medios de producción; en nuestro caso, las clases dominantes son la burguesía imperialista aliada a la burguesía criolla y los terratenientes.
Por lo tanto en El Salvador, el estado es de tipo burgués, porque representa los intereses de esta clase en su lucha contra el pueblo. Este Estado se sostiene fundamentalmente por medio del aparato militar, formado por sus organismos armados: cuerpos represivos, ejercito, etc.; así también, sirve a su sostenimiento el aparato administrativo, constituido por todas las instituciones civiles (ministerios, asamblea legislativa, alcaldías, etc.) líneas de burócratas que se encargan de administrar los asuntos públicos en beneficio y defensa de los intereses de los explotadores.
En nuestro país, los organismos armados del Estado burgués, han jugado durante los últimos 45 años un papel especial en el mantenimiento de la dominación de los explotadores. Durante todo este tiempo el ejército títere se ha encargado de administrar el poder estatal de los ricos, a través de una sucesión de tiranías militares; papel que ha desempeñado servilmente, reprimiendo abierta y descaradamente las luchas populares en contra de los explotados.
En la actualidad, esta forma de dominación ha sufrido algunos cambios, sobre todo en lo que se refiere a la injerencia del Estado en el área económica y en cuanto a los mecanismos de represión contra el pueblo, para lo que la denominamos tiranía militar fascistoide.
Este cambio en la forma de dominación, tiene a su vez origen en la necesidad que tienen el imperialismo y la burguesía criolla de impulsar la estrategia contrarrevolucionaria de guerra contra insurgencia. En toda América Latina, el Imperialismo y. sus aliados criollos, impulsan esa estrategia como medio para intentar detener el movimiento revolucionario de los pueblos, para lo cual necesitan amoldar la forma del estado a las necesidades de la guerra contra el pueblo en cada país
Como conclusión, pues, definimos nuestra formación social como una sociedad capitalista dependiente, cuyo estado burgués toma la forma de Tiranía militar fascistoide. Los dos grandes bloques de clases que se enfrentan en ella son: la alianza de la burguesía imperialista con la burguesía criolla y con los terratenientes y par otro lado, la clase obrera, el campesinado (en especial el pobre) y todo el resto del pueblo explotado y oprimido.
II. Cuál es el carácter y el contenido de la Revolución en El Salvador?
La lucha de clases que se desarrolla entre los dos bloques mencionados, en el seno de la sociedad, solamente puede resolverse con el triunfo de los explotados sobre los explotadores. Y este triunfo solo es posible destruyendo el instrumento que protege a las clases dominantes y que a su vez, les sirve para ejercer su presión sobre el pueblo, es decir, sólo es posible destruyendo el Estado de los explotadores, destruyendo el Estado burgués. En esto consiste, la revolución que se está gestando en nuestro país.
La contradicción que opone al pueblo contra sus enemigos de Clase, es irreconciliable y única. La clase obrera y el resto del pueblo oprimido no pueden derrotar a la burguesía criolla (oligarca no), si no derrotan al imperialismo, ni al imperialismo si no derrotan a la burguesía criolla que le sirve de vehículo para su dominación. Por ello es necesario que el pueblo se enfrente y destruya al instrumento de que se valen para ejercer su dominio: El Estado burgués.
Esta es la primera premisa básica para poder realizar los cambios profundos que la sociedad necesita. “La liberación de la clase oprimida no solo es imposible sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder estatal, creado por la clase dominante.” (Lenin).
Y en nuestras condiciones, es preciso destruir el aparato estatal burgués, liquidar el poder del Imperialismo aliado a la burguesía criolla, para abrirle paso al desarrollo de las fuerzas productivas y de toda la sociedad en su conjunto. Por esta razón en nuestras condiciones concretas, la revolución del pueblo, en su conjunto. Por esta razón, en nuestras condiciones concretas, la revolución del pueblo, CONTIENE en todo su proceso TAREAS ANTICAPITALISTAS Y ANTIMPERIALISTAS.
Entonces, pues, el contenido de la revolución está determinado por la tareas que esta realiza, lo cual a su vez viene dado por el periodo histórico en que se encuentra la sociedad (modo de producción) y por el grado de desarrollo alcanzado; por consiguiente, este contenido es en nuestro país, ANTICAPITALISTA Y ANTIIMPERIALISTA, es decir, SOCIALISTA y, en su proceso: en marcha HACIA EL SOCIALISMO.
Por otra parte esta revolución que tiene por objetivo establecer una nueva organización social del trabajo, cuya base sea la propiedad social de los medios de producción y de establecer una estructura política que permita desarrollar lo anterior, solamente puede ser conducida por la CLASE OBRERA, tanto por su papel fundamental en su producción y el grado de organización, educación y disciplina que su función le impone, como por el hecho de ser la única clase totalmente desposeída de propiedad privada sobre los medios de producción; solo la clase obrera, reúne las condiciones necesarias para establecer un nuevo orden social cuyo basamento sean las relaciones socialistas de producción.
Por tanto, en nuestro país, la revolución tiene un carácter de clase PROLETARIA y en consecuencia, POPULAR; porque los objetivos que persigue expresan los intereses fundamentales de la clase obrera y del pueblo; y es esta clase la llamada a ser la fuerza dirigente de la revolución ante y después de la toma del poder.
Consecuente con lo anterior, los objetivos fundamentales de la revolución en El Salvador, en su fase, inicial, son los siguientes:
1. Derrocar el poder de la burguesía (en todos los campos).
2. la toma del poder por la clase obrera y sus aliados
3. la expulsión del imperialismo yanqui
4. medidas iniciales para la construcción del socialismo.
III. Cuál es el nuevo estado que surge con el triunfo de la revolución.
Hemos visto que la revolución en El Salvador tiene un contenido y carácter anticapitalista y antiimperialista es decir, que tiene un carácter de clase proletario y popular. Hemos visto también que esta revolución consiste en la destrucción del Estado burgués y no solamente en un cambio de gobierno, porque únicamente eso resolvera la contradicción fundamental que oponen a los explotados contra los explotadores.
Ahora es necesario que nos detengamos un poco a ver cuál es el nuevo estado que con el triunfo de la revolución (aplastamiento del estado burgués) surgirá en nuestra sociedad.
Decimos que se trata de una revolución Proletaria y popular, es decir, dirigida por la clase obrera, aliada estrechamente con el campesinado pobre en especial, y con todo el resto del pueblo. Es el proletariado la única clase que puede conducir al triunfo de la revolución en nuestro país. Esta clase, “la sepulturera del capitalismo”, como la llamara Marx, instaura un nuevo estado, apoyándose en una férrea alianza con el campesinado y con el resto del pueblo oprimido, al que le imprime el sello de sus propios intereses de clase.
Al definir la dictadura del proletariado, Lenin dice: `La dictadura del proletariado es una forma especial de alianza de clase entre el proletariado, vanguardia de los trabajadores, y las numerosas capas trabajadoras no proletarias (pequeña burguesía, pequeños patronos, campesinos, intelectuales, etc.) o la mayoría de ellas, alianza dirigida contra el capital, alianza cuyo objetivo es el derrocamiento completo del capital, el aplastamiento completo de la resistencia de la burguesía y de sus tentativas de restauración y la consolidación definitiva del socialismo. Es una alianza de tipo especial, que se forma en condiciones especiales, precisamente en las condiciones de una furiosa guerra civil; es una alianza de los partidarios resueltos del socialismo con sus aliados vacilantes, y a veces con los “neutrales” (en cuyo caso, de pacto de lucha, la alianza se convierte en pacto de neutralidad); es una alianza entre clases diferentes desde el punto de vista económico, político, social y espiritual.
Por consiguiente, el nuevo estado que surgira con el triunfo de la revolución es de TIPO PROLETARIO, es decir representante e instrumento de esta clase para la defensa de sus intereses y los del resto del pueblo, en contra de todo tipo de explotadores.
Este tipo de estado no puede considerarse “puro” o en sentido estricto, desde sus inicios, sino que este adopta distintas formas, dependiendo de las condiciones concretas en las que se da el triunfo de la revolución, pero todas estas formas de Estado, tienen en común el hecho de quien ejerce la hegemonía es la clase obrera.
Concretamente, que cambios profundos experimentará el Estado en nuestro país, después de la toma del Poder por la clase obrera y sus aliados?: “… el carácter de clase del Estado pasa a ser cualitativamente diferente: …se transforma en la Dictadura de la clase obrera, del campesinado pobre y de los sectores populares revolucionarios aliados a los mismos”.
“En su forma más estricta podemos decir apropiadamente que es una de las modalidades de la dictadura del proletariado.”
“En su forma más general podemos caracterizarla apropiadamente como la Dictadura Popular Revolucionaria bajo la hegemonía de la clase obrera”. (E1 Rebelde, No. 39).
En resumen, el estado proletariado solo puede surgir si se destruye el aparato armado y administrativo burgués. El estado proletario adquiere diversas modalidades que corresponden al grado de desarrollo alcanzado en las tareas de construcción, instauración y consolidación del socialismo. El Estado proletario es el armamento popular y el control obrero campesino sobre la producción y las demás ramas de la economía, es la legislación del pueblo. La dictadura del proletariado significa la alianza de la clase obrera con los campesinos en primer lugar, y con el resto de trabajadores en segundo lugar, esta alianza, se caracteriza porque es el proletariado quien tiene la hegemonía. La dictadura del proletariado es el instrumento del cual se valen los trabajadores para transformar la economía del país, imprimir el terror a la burguesía y aplastar todos los intentos contrarrevolucionarios.
RASGOS FUNDAMENTALES QUE DEBERA ASUMIR EL ESTADO EN NUESTRO PAIS DESPUES DE LA TOMA DEL PODER POR PARTE DEL PUEBLO.
El problema de la forma o modalidad concreta que adopta el Estado proletario, tiene que plantearse siempre partiendo de las características propias del país en que se da la revolución, que determinan cuales son los aspectos políticos fundamentales que deberá poseer para asegurar efectivamente, el triunfo.
No obstante, dos son las características fundamentales que diferencian cualquier forma de estado proletario de todas las formas de estado burgués:
1- Quien ejerce la hegemonía es el proletariado
2- Los aparatos militares y administrativos el estado burgués son destruidos en su conjunto y sustituidos por otros nuevos.
Si no cumple estas dos características, no puede siquiera hablarse del triunfo de la revolución. Sin estas dos cualidades, no puede asegurarse, el triunfo efectivo del pueblo. La primera de estas características significa que la revolución ha de ser dirigida por el proletariado (en alianza, con el campesinado y el resto del pueblo) es decir que los objetivos perseguidos son la construcción del socialismo y el aplastamiento de la contrarrevolución.
La segunda, es condición previa y necesaria para poder lograr los objetivos mencionados.
Ahora bien ya hemos visto que en nuestro país las revolución es imposible sin la participación del campesinado (en especial el campesino pobre) en primer lugar, y del resto del pueblo en segundo lugar, por tanto la Dictadura del proletariado deber asumir en principio la modalidad de DICTADURA POPULAR REVOLUCIONARIA BAJO LA HEGEMONIA DE LA CLASE OBRERA, que tendrá que ejercerse a través de un GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO DE OBREROS Y CAMPESINOS.
Decíamos que la destrucción de los aparatos militares y administrativos del Estado burgués, es condición previa para el verdadero triunfo revolucionario. Que significa concretamente esto en nuestro país? Como se destruirán estos aparatos?
A) En primer lugar, sustituyendo todos los organismos armados burgueses (guardia, policía, patrullas cantonales, ejercito etc.) por otros nuevos cuya conciencia se haya forjado en la lucha por el triunfo de la revolución y que esté al servicio de los intereses del pueblo. Se trata del pueblo en armas que se defiende en sí mismo organizado en su propio ejército. Solamente así puede garantizarse la total desarticulación de los organismos armados burgueses que han sido organizados y educados para la defensa de los explotadores.
B) En segundo lugar llevando adelante todas las medidas necesarias que garanticen que el pueblo dirigido por la clase obrera, tome en sus manos todos los aspectos administrativos de la sociedad. Alguna de estas medidas son por ejemplo:
1. Derogación de toda la legislación burguesa y creación de nuevas leyes que representen los intereses de los explotados en contra de sus enemigos.
2. Sustitución de todos los instrumentos legislativos, ejecutivos y judiciales del Estado burgués (asamblea legislativa, Corte Suprema de Justicia, Ministerios, etc.), por órganos populares.
3. Sustitución de todos los órganos locales y regionales del poder burgués (gobernación, alcaldías, etc.) por los órganos del poder popular constituidos por el pueblo en cada localidad o región.
4. Creación en todos los centros de trabajo (fábricas, haciendas, comercios, etc.) de los organismos adecuados a través de los cuales puedan los obreros y los campesinos realizar el control efectivo y directo de la producción y demás ramas de la economía.
Estos son los rasgos fundamentales que deberá tener la dictadura POPULAR REVOLUCIONARIA en nuestro país para garantizar efectivamente el triunfo definitivo de la revolución y permitir que el pueblo bajo la dirección de la clase obrera se encamine hacia la construcción del socialismo.
CUALES SON LAS TAREAS ESPECIFICAS DEL GOBIERNO POPULAR REVOLU CIONARIO?
Hemos visto ya cuales son las condiciones previas para que el pueblo pueda realmente dedicarse a dar los pasos necesarios que le encaminen hacia la construcción del socialismo.
“Ahora bien, es necesario tener clara la naturaleza del GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO, que en función de sus grandes tareas históricas tienen que llevar a la práctica una serie de medidas popular revolucionarias que le permitan llevar a cabo lo más pronto y eficazmente posible sus grandes finalidades históricas”.
“Por las transformaciones revolucionarias que le corresponde realizar, la PEVOLUCION POPULAR NO ES TODAVIA LA REVOLUCION SOCIALISTA, (en su contenido más integral) pero es su etapa previa y necesaria. Podemos decir, que aunque la Revolución Popular no es la plena Revolución Socialista es su ETAPA INTRODUCTORIA Y FUNDAMENTAL. Es la etapa revolucionaria que tiene que construir las bases políticas, económicas, ideológicas, culturales para, sobre esa base, pasar al Socialismo. Mientras más eficaz, profunda y prontamente se realice estas tareas previas, más eficaz y rápidamente será la transición al Socialismo.”
“Las confusiones en este terreno vital son gravemente perjudiciales para la realización de las tareas revolucionarias en esta etapa importante del tránsito al socialismo. Pues, no se debe confundir la etapa de la construcción de las bases para pasar al Socialismo con la etapa de la plena construcción socialista”.
“Por eso, al mismo tiempo que se debe tener clara la ligazón dialéctica y continuidad histórica entre la revolución Popular y la Revolución Socialista; debe tenerse completa claridad sobre las características específicas de cada una de estas dos fases revolucionarias para poder cumplir con toda eficiencia y prontitud sus tareas específicas”. (Rebelde 39, año 4)
Acerca de las medidas que deberá tomar el pueblo a través de su gobierno Popular Revolucionarlo. Sabido es que en el capitalismo no se produce para llenar las necesidades del pueblo sino para satisfacer las necesidades del mercado, o sea para las personas que puedan pagar los artículos, por ello es que las fábricas y todos los demás centros productivos se construyen pensando no en las verdaderas necesidades del pueblo, sino solamente en la cantidad de productos que es posible vender.
El pueblo hereda estas fábricas y centros productivos del capitalismo, por lo que no puede de la noche a la mañana producir todo lo necesario para satisfacer sus necesidades, para ello tiene que desarrollar la producción, incrementar la productividad, etc., en una palabra tiene que desarrollar las fuerzas productivas.
Con este objetivo, debe tomar una serie de medidas que creen las bases económicas, técnicas y culturales que al mismo tiempo que impulsen la construcción socialista, contribuyen a la consolidación del triunfo revolucionario.
Las medidas económicas que se tomen, serán la base fundamental para lograr aquel objetivo. Estas medidas deberán buscar por una parte destruir la base económica en que se apoyan el imperialismo aliado a la burguesa criolla (la propiedad privada sobre los medios de producción) y elevar al máximo las fuerzas productivas de la sociedad, con el objeto de crear las condiciones para poder llenar todas las necesidades del pueblo. (PARA PODER VER LAS TAREAS FUNDAMENTALES, consultar Rebelde No. 39, año 4)

La estrategia revolucionaria
Hemos visto que la victoria de la clase obrera y sus aliados solamente es posible mediante el triunfo de la revolución, es decir, mediante la destrucción del estado burgués y sus instrumentos (el aparato militar y el aparato administrativo) y su sustitución por otro Estado de nuevo tipo: la DICTADURA POPULAR REVOLUCIONARIA (que es una de las modalidades de la Dictadura del Proletariado).
Para lograr este objetivo, el proletariado y todo el pueblo oprimido llevan a cabo una larga lucha a través, de la cual se preparan y desarrollan sus fuerzas al mismo tiempo que debilitan constantemente las del enemigo. La forma y el contenido que adquiere esta lucha (estrategia) depente fundamentalmente de las condiciones concretas en la que se realiza y de las necesidades que de ella se derivan.
Esto es, en primer lugar, de las condiciones propias de cada país, es decir: de la estructura económica y del grado de desarrollo de esta, de la estructura de clases y de la forma como ejercen su dominación las clases dominantes.
En segundo lugar, de las condiciones externas, esto es, básicamente, de la correlación existente a nivel mundial. Tomando como base estas condiciones, decíamos que, la estrategia revolucionaria debe comprender básicamente el análisis de:
a) Las fuerzas propias (las fuerzas motrices de la revolución)
b) La fuerzas del enemigo
c) La estrategia del enemigo, las formas de lucha que implementa en cada etapa y su grado de desarrollo.
d) Las condiciones mundiales que favorecen o retrasan el avance revolucionario.
Del análisis de estos cuatro elementos se deduce la estrategia global del pueblo, LA FORMA FUNDAMENTAL DE LUCHA, las formas secundarias y la forma principal en cada momento.
Toda estrategia tiene pues, un contenido de clase. La Estrategia Revolucionaria es aquella que permite a las clases explotadas, desarrollar todas las formas de lucha posible y el método fundamental que verdaderamente conduzcan hacia su objetivo de tomar el poder,
1. Las fuerzas motrices de la revolución
En primer lugar es necesario identificar cuáles son las fuerzas matrices de la revolución y cuáles son las características de esas fuerzas: En nuestro país, como hemos visto, las fuerzas motrices de la revolución está formada por la clase obrera (industrial y agrícola), el campesinado (en especial el pobre) y el resto del pueblo oprimido: las llamadas capas medias y la pequeña burguesía. Las características de estas fuerzas son:
La clase obrera:
Es este fuerza dirigente de la revolución; por el hecho de ser la clase que carece de toda propiedad, que solamente posee su fuerza de trabajo, es la única que puede dirigir el proceso de expropiar los explotadores, para poner todos los medios de producción al servicio del pueblo; por ello es la clase que representa los intereses comunes generales y fundamentales de todos los explotados. El proletariado (consciente y activo) es la fuerza más firme de la revolución, aquella que aun en los momentos más difíciles se caracteriza por ser la más consecuente, la menos vacilante.
La clase obrera en nuestro para estar compuesta por alrededor de 800.000 asalariados, de los cuales aproximadamente 250.000.son obreros industriales y el resto jornaleros (obreros agrícolas). De ellos solamente alrededor de un 30% se encuentra organizado en el sector industrial y en el sector agrícola ni siquiera el 10%. Por otra parte, estos sectores organizados se hallan en su mayoría bajo el .dominio ideológico del imperialismo y una pequeña parte en menos del revisionismo de derecha. Los sectores totalmente desorganizados se encuentran todavía a un nivel ideológico y una disposición revolucionaria, más bajos.
El campesinado
Es este el aliado más importante de la revolución; es el aliado fundamental del proletariado, sin el cual no es posible el triunfo. En esta clase distinguimos a los campesinos ricos, que son también, en la gran mayoría explotadores; los campesinos medios que vacilan constantemente entre los intereses de los explotados y de los explotadores, y el campesino pobre, que por el hecho mismo de ser semiproletario, es decir, que vende su fuerza de trabajo a los capitalistas durante determinadas épocas del año, es el aliado más firme, más valioso, el más consecuente que tienen la clase obrera. Los intereses del campesinado, sobre todo aquellos los del campesinado pobre, solamente pueden llenarse en sus aspectos más esenciales, con el triunfo de la revolución.
El campesinado actualmente se encuentra en nuestro país todavía desorganizado en su mayoría, sobre todo el pobre. No obstante, día a día avanza hacia una toma de posición consecuente revolucionaria, puesto que ya existe un núcleo inicial de trabajadores organizados en el campo que se han incorporado a la estrategia de guerra revolucionaria prolongada del pueblo.
El resto del pueblo oprimido
a) Las capas medias: constituidas por todos aquellos sectores que no participan directamente de la producción, como son los estudiantes, los maestros, los empleados de bajo nivel, etc. Por sus características de clase, Lenin las clasifica entre las capas pequeño burguesas.
Estas capas medias, sobre todo los maestros, estudiantes, han jugado en nuestro país un papel valioso en el desarrollo del proceso revolucionario y constituyen aliados importantes del proletariado.
Las capas medias se encuentran en nuestro país bastantes desorganizados, a excepción de los maestros y los estudiantes. Sin embargo, comparadas con el resto del pueblo, puede decirse que tienen un relativo alto grado de organización
b) La pequeña burguesía. Sector de clase constituida por todos los pequeños propietarios que trabajan directamente en la producción, o en la circulación (Pequeños comerciantes), y los empinados de alto nivel y los profesionales (los ingenieros de las fábricas por ejemplo).
Estos dos últimos, aun cuando no sean propietarios, participan de los beneficios de la explotación través de los altos sueldos que devengan por servir fielmente a los capitalistas, sin embargo; en casos excepcionales, pueden colocarse al lado de las luchas populares. La pequeña burguesía es el aliado más vacilante que posee el proletariado, su situación de pequeño propietario o de participantes en los beneficios de la explotación entorpece en ella la capacidad de definirse consecuentemente a favor de la revolución mientras que por otra parte, la presión que sobre ella ejercen los capitalistas, la empujan a colocarse constantemente en el curso de los procesos revolucionarios entre los intereses de los explotados y los intereses de los enemigos el pueblo, y solamente los sectores más avanzados llegan a colocarse efectivamente al lado de los obreros y los campesinos pobres.
Este sector es el más desorganizado, los sectores organizados (asociaciones de pequeños comerciantes, asociaciones de profesionales) se encuentran agrupados alrededor de objetivos totalmente reaccionarios, por lo que su conciencia revolucionaria y su disposición son prácticamente nulas.
Estas son las características propias de las fuerzas revolucionarias en nuestro país. Como vemos se encuentran en un alto grado de desorganización y de dispersión tanto a nivel orgánico coma ideológico, lo que hace que su conciencia y disposición revolucionaria sea todavía baja.
2. Las fuerzas de la contrarrevolución.
En segundo lugar, vemos las fuerzas que se oponen a la revolución y sus características;
a) la burguesía imperialista (yanqui): el enemigo fundamental de nuestro pueblo, con clara conciencia de clase y medios económicos y militares a su disposición para combatir a nuestro pueblo y a todos los pueblos del mundo.
b) la burguesía criolla: aliado incondicional de burguesía imperialista, y consecuentemente, enemigo irreconciliable de nuestro pueblo. Sus intereses fundamentales coinciden plenamente con los de los imperialistas, puesto que la derrota de estos implicaría su desaparición. En esta clase, el sector dominante es la oligarquía burgués-terrateniente.
c) Los terratenientes:
Aliados a la burguesía criolla a través de la oligarquía burgués terrateniente, aliada al imperialismo. En sus diferencias con la burguesía criolla agrícola, predominan no obstante el interés común fundamental que posee con todos los explotadores de mantener la propiedad privada sobre los medios de producción.
d) El ejército títere: Fuerza militar sirviente de los explotadores, armada, entrenada y dirigida por los imperialistas. Su historia demuestra que siempre ha sabido cumplir su papel de instrumento servil de los enemigos del pueblo. Distinguimos de aquí la tropa, que está formada por los hijos más humildes del pueblo (en su mayoría campesinos y jornaleros) que son obligados por la fuerza a prestar sus servicios en el ejercito de los ricos.
¿En qué condiciones se encuentran actualmente estas fuerzas? Con un alto grado de organización, con una clara conciencia de clase, con todo el aparato militar y administrativo del Estado a su servicio; con todo el poderío económico y militar del imperialismo a sus espaldas y con un alto nivel interno de consolidación mantenido a pesar de las diferencias que los oponen, aun cuando no cuentan con el respaldo del pueblo sino todo lo contrario se ha acrecentado el descontento y el repudio popular hacia el régimen.
Esta situación demuestra por consiguiente que en nuestro país, en el momento actual, el estado de la correlación de fuerzas, favorece al enemigo en casi todos los aspectos por lo que un objetivo estratégico de las fuerzas revolucionarias es invertir esa correlación para colocarla a su favor.
3. La estrategia contra revolucionaria: En tercer lugar, es necesario identificar cual es la estrategia global del enemigo, como se desarrolla en cada etapa, cuáles son sus características, y que formas de lucha desarrolla en cada momento.
En nuestro país, el imperialismo aliado a la burguesía criolla, vienen desarrollando la estrategia global de guerra contra el pueblo desde hace varios años. Esta estrategia global comprende varias estrategias parciales que el enemigo va poniendo en práctica a medida que se desarrolla la guerra.
En El Salvador, las clases dominantes han desarrollado y superado ya una primera etapa de esa estrategia global contrarrevolucionaria, la llamada guerra preventiva. En el momento actual se encuentran desarrollando una segunda etapa que consiste en la guerra especial. Este incluye medidas de guerra psicológica (sembrar el terror entre el pueblo, causar confusión por medio de volantes anónimos etc.) medidas militares (represión abierta contra todo intento de lucha del pueblo, la acción antiguerrillera, rastrillo, detenciones, masacres, etc.) medidas políticas (cambios en la forma de dominación que sirven para dejarles libres las manos a los explotadores y sus títeres en contra del pueblo, etc.) creación de organizaciones reaccionarias en el seno del pueblo, etc. Medidas económicas (que sirven de pantalla para encubrir el carácter antipopular del estado y sus aparatos) todo ello con el fin de contener el avance de las fuerzas revolucionarias.
Partiendo de esto, podemos esperar que en la medida en que se desarrolle la guerra del pueblo, el Imperialismo ira buscando nuevas formas para tratar de detenerla, hasta llegar a la intervención armada directa en su afán de contener al pueblo.
Los enemigos del pueblo van desarrollando toda esta estrategia global de guerra contra revolucionaria, pasando de una etapa a otra, como respuesta a los avances revolucionarios de las fuerzas populares, por eso es que Marx dice: “la revolución avanza por el hecho de que crea una contrarrevolución fuerte y unida, es decir, obliga al enemigo a recurrir a medios de defensa cada vez más extremos y elabora, por lo mismo, medios de ataque cada vez más potentes.” (Marx: La lucha de clases en Francia)
Así pues, el desarrollo de la estrategia enemiga, interactúa dialécticamente en el desarrollo de la estrategia revolucionaria y a la inversa: la revolución obliga al enemigo a tomar medidas cada vez más extrenas, lo que a su vez obliga a la revoluci6n a elaborar “medios de ataque cada vez más potentes” con lo que avanza constantemente hacia la victoria.
4. La situación mundial
En cuarto lugar, es preciso sopesar cual es el marco internacional en el que se da la lucha.
La situación mundial, de manera general, es favorable al desarrollo de la lucha revolucionaria de los pueblos.
En el campo socialista mundial se desarrolla de manera creciente en lo económico, técnico, militar, científico, etc. prestando una valiosa ayuda a los pueblos del mundo que luchan en contra la explotación y opresión de las clases dominantes locales e imperialista, no obstante, las contradicciones que se presentan actualmente.
Las victorias de los pueblos de Indochina (Viet-nam, Laos y Camboya) sobre el imperialismo y de los países africanos como Mozambique, Guineo Bissau y Angola, marcan el paso de batalla de la revolución mundial.
El internacionalismo proletario entre los países que construyen el socialismo y aquellos que todavía lucían contra la dominación del capital, cobra cada vez más impulso; pueblos como el de Cuba socialista no vacilan en dar su apoyo e incluso su vida en la lucha junto con los pueblos oprimidos.
América Latina vive actualmente un poderoso resurgir del movimiento revolucionario, el cual a pesar de algunas derrotas transitorias va dando pasos hacia un mayor desarrollo y consolidación; cada vez son mayores los contingentes de hombres y mujeres del pueblo que emprenden el camino de la lucha armada, que es el elemento eje de la guerra del pueblo.
Vivimos en una época de revolución a nivel mundial, la guerra revolucionaria es el camino que están emprendiendo los pueblos del mundo y no existe poder capaz de detener esta marcha hacia el triunfo del socialismo. El proceso revolucionario de los pueblos ya es irreversible.
VII. La estrategia de guerra revolucionaria prolongada del pueblo
El análisis de los elementos mencionados constituye la base esencial y necesaria para elaborar la estrategia revolucionaria global del pueblo.
Para derrotar a los enemigos del pueblo, es necesario hacerlo no solamente en el plano ideológico y político, sino fundamentalmente, en el plano militar. Para eso es necesario que las fuerzas populares forjen su propio aparato militar capaz de infringirle derrotas al ejército de los ricos que es el instrumento básico con el cual mantienen su dominio y opresión sobre el pueblo.
Es condición del triunfo de toda revolución, derrotar militarmente al enemigo, aplastar el aparato militar de su Estado.
Ahora bien, en nuestro país, la situación en que se encuentran las fuerzas populares, nos señala que la fuerza popular armada no puede nacer de la noche a la mañana. Es necesario formarla, construirla: incorporar al pueblo a todos las formas de lucha, elevarle sus niveles de conciencia, organización y disposición revolucionarias, prepararle para que cada vez mayores contingentes pasen a engrosar las filas de esta fuerza popular armada, adiestrarlo en el arte militar, etc.
Por ello, las fuerzas revolucionarias requieren de cierto tiempo a través del cual va incorporándose gradualmente el pueblo a la lucha en todos sus aspectos sobre la base de su conciencia y disposición revolucionarias.
Por consiguiente, la forma de lucha fundamental determinada por las condiciones de nuestro país es la lucha armada, y todas las demás formas de lucha deben orientarse hacia ella.
Por esa razón la lucha armada en nuestro país es método de lucha que se mantiene a través de todo el proceso hasta la victoria. La fuerza popular armada se conforma por el pueblo armado y organizado en sus propias fuerzas armadas regulares o irregulares, en su propio ejército, que será capaz de derrotar al ejército de los enemigos, y no puede aparecer instantáneamente, sino que las condiciones concretas le imponen que se vaya formando gradualmente, a través de la incorporación del pueblo en la lucha en todo sus aspectos y especialmente a la lucha militar.
Por consiguiente, la estrategia revolucionaria que corresponde a las condiciones concretas de nuestro país es la ESTRATEGIA DE GUERRA POPULAR PROLONGADA, como estrategia global que oponen los explotados a la estrategia global de la guerra contra el pueblo que desarrollan los explotadores.
Y el método de lucha fundamental de la estrategia revolucionaria de Guerra Popular Prolongada, solamente lo puede desempeñar la lucha armada; éste elemento es el que fundamentalmente le da el carácter de GUERRA a la lucha revolucionaria.
Ahora bien, desarrollar la lucha armada, plantea la necesidad de aplicar y combinar adecuadamente todas las formas de lucha posibles y válidas en cada momento y situación concreta, de manera que permita debilitar al enemigo en todos los campos, así como ir creando y desarrollando las condiciones subjetivas de conciencia, organización y disposición revolucionaria del pueblo.
Esta estrategia de GUERRA REVOLUCIONARIA PROLONGADA DEL PUEBLO, consiste pues, en la correcta combinación de la lucha violenta con la pacífica, legal e ilegal, de masas y de guerrillas, económica y política, armada y no armada, en que va incorporándose el pueblo a la lucha, fortaleciendo sus fuerzas, ganando terreno, desgastando las fuerzas del enemigo, modificando gradualmente la correlación de fuerzas, creando sus instrumentos políticos y organizativos necesarios para derrotar finalmente al enemigo, tiendo como elemento fundamental la lucha armada de masas. Esta es la única estrategia capaz a la formación, gradual pero firme, de un aparato militar del pueblo (el pueblo armado) bajo la dirección de su vanguardia proletaria, capaz de derrocar el imperialismo aliado a la burguesía criolla, para permitir que el pueblo encabezado por la clase obrera tome el poder y de inicio a las tareas de transformación de la sociedad hacía la construcción del socialismo como primera fase de la sociedad comunista.
Esta guerra de carácter prolongado sólo puede ser posible con la incorporación de las inmensas mayorías del pueblo a la lucha. Organizar, foguear, y dirigir al pueblo en las tareas de la guerra es el principio fundamental de nuestra estrategia; debemos tener presente que la revolución sólo puede ser obra de las masas dirigidas por su vanguardia.
La victoria del pueblo sobre sus enemigos será el fruto de la correcta aplicación de la estrategia de GUERRA PROLONGADA DEL PUEBLO.
Al contemplar el marco general latinoamericano, vemos la necesidad de aplicar una estrategia de carácter continental, que permita enfrentar al enemigo común, dispersarlo, confundirlo y destruir sus fuerzas. Los pueblos centroamericanos tienen la posibilidad de enlazar dialécticamente su accionar debido a las condiciones geográficas, históricas, económicas, políticas, culturales y militares que les unen, en donde la lucha armada debe desarrollarse a partir de la forma guerrillera rural, urbana y sub-urbana. Unos países tendrán la posibilidad de liberarse del dominio burgués antes que otros, esto será de acuerdo a la correlación de fuerzas existentes en cada momento en cada país centroamericano; para ello, los pueblos de Centroamérica deberán unir estrechamente su lucha revolucionaria a nivel centroamericano.

VIII Los Instrumentos organizativos (políticos y militares) necesarios para impulsar la Guerra Revolucionaria del Pueblo.
La aplicación y desarrollo de la guerra revolucionaria del pueblo en las condiciones de El Salvador, requiere de determinadas formas organizativas, en donde las fundamentales son:
A. El Partido REVOLUCIONARIO (la Vanguardia), esto es, la organización que representa fielmente los intereses del proletariado, formado por los mejores representantes de ésta clase y de los demás sectores del pueblo, ligado indisolublemente al proletariado y a las masas en general, con alto grado de conciencia y disciplina; que por su trabajo paciente y perseverante y la correcta aplicación de su línea político militar se haya ganado el respeto del pueblo y su reconocimiento como vanguardia, convirtiéndose en alumno y maestro, “en instrumento y jefe del pueblo”.
“Seguramente dice Lenin hoy casi todo el mundo ve ya que los bolcheviques no se hubieran mantenido en el poder, no digo dos años y medio, sino ni siquiera dos meses y medio sin la disciplina rigurosísima, verdaderamente férrea, de nuestro partido, sin el apoyo total e incondicional prestado a él por toda la masa de la clase obrera, es decir, por todo lo que ella tiene de consciente, honrado, abnegado, influyente y capaz de conducir tras de sí o de arrastrar a las capas atrasadas.” (Lenin)
En esta cita, Lenin se refiere a la importancia que tiene la disciplina férrea en el seno de un partido revolucionario, así como su necesidad de ligarse estrechamente con las masas, fundamentalmente con las masas obreras, como condición indispensable para que se convierta en real vanguardia del pueblo.
La función histórica, fundamental, de todo partido revolucionario, es la de dirigir firmemente, sin vacilación, la lucha de las masas proletarias y no proletarias hacia la toma del poder, la destrucción del viejo régimen, y la construcción del nuevo andamiaje político y económico que permita el paso al socialismo y al comunismo.
La clase obrera necesita de una cabeza, de un instrumento político revolucionario, capaz de dirigir a su clase y sus aliados, de coordinar y unificar sus luchas en torno a sus intereses fundamentales. A través de su vanguardia revolucionaria, la clase obrera irradia y ejerce su hegemonía sobre todos los sectores del pueblo.
B. La Fuerzas Armadas Populares, que constituye el con-junto de la organización armada del pueblo. Distinguimos entre el aparato militar profesional: el ejército guerrillero; y los organismos armados de las masas: los grupos de choque y auto defensa popular. (Las milicias populares). Ambos elementos combinados dialécticamente, los grupos armados populares interrelacionando su accionar con el del ejército guerrillero popular, y el conjunto bajo la dirección de la vanguardia
C. El Frente de Masas, integrado por la unidad de las organizaciones populares de masas revolucionarias, que combativamente luchan por las reivindicaciones políticas, económicas, culturales, sociales, etc., en el marco de la estrategia revolucionaria político-militar. O sea, que a través de la lucha por reivindicaciones inmediatas, elevan el grado de organización, conciencia y disposición revolucionaria de las masas, para incorporarlas a planos superiores de la lucha revolucionaria.
D. El Frente Revolucionario; o sea, la Alianza Popular Revolucionaria que es la expresión orgánica concreta de la alianza de los diferentes sectores del pueblo, bajo la firme conducción del partido revolucionario de vanguardia de la clase obrera, que tiene como su base la alianza obrero campesina y que responde en su conjunto a la hegemonía proletaria. La Alianza Popular Revolucionaria estará integrada por: el Partido revolucionario de vanguardia del proletariado, las Fuerzas Armadas Populares de Liberación (guerrilla urbana y suburbana, Ejército Popular de Liberación y las Milicias Populares), y el frente de masas; es decir, que es la expresión de la amplia unidad revolucionaria del pueblo, bajo la dirección del partido de vanguardia y bajo la hegemonía de la clase obrera. La alianza Popular Revolucionaria será el basamento de las victorias decisivas del pueblo para el triunfo de la Revolución Popular hacia el Socialismo, para la construcción de sus bases, que permitan al pueblo pasar a la construcción desplegada de la sociedad socialista, condición necesaria para llegar al Comunismo, meta superior de la humanidad.

IX. A manera de resumen:
En la actualidad, el vasto territorio latinoamericano, la última reserva estratégica del imperialismo yanqui, se transforma en un enorme campo de batalla entre las fuerzas del pueblo y las del imperialismo junto a la burguesía criolla. Los pueblos de Latinoamérica se aprestan a la batalla final contra sus explotadores y el camino es el de la guerra revolucionaria. Brindándoles su apoyo se encuentra la clase obrera y los pueblos de los países socialistas. La correlación mundial de fuerzas favorece la lucha de los pueblos latinoamericanos.
En El Salvador el proceso revolucionario actualmente se caracteriza por desarrollarse dentro de un cerco estratégico: económico, político y militar, trazado por el imperialismo yanqui y las burguesías criollas. A pesar de esta situación de desventaja para la lucha revolucionaria, estratégicamente el enemigo se ha colocado en una situación defensiva y en consecuencia nuestra tarea consiste en desarrollar una estrategia ofensiva, que avanzando de lo simple a lo complejo, permita incorporar al pueblo a nuevos escalones superiores de la guerra revolucionaria combinando acertadamente la ofensiva táctica con la defensa activa, tomando la iniciativa y generalizando la guerra en todos sus aspectos y en todo el territorio. El método fundamental de lucha es el armado combinado con los demás medios de lucha de las masas que impulsen la estrategia revolucionaria.
X. Que tareas debemos impulsar en esta etapa para hacer avanzar la revolución?
A. En trabajo Político de las masas: – Debemos iniciar la incorporación de la clase obrera al proceso Revolucionario. – Consolidar, y ampliar las organizaciones de masas con línea revolucionaria.
– Forjar y consolidar la alianza obrero-campesina.
– Estructurar y consolidar la unidad revolucionaria de las organizaciones populares combativas.
– Desarrollar nuevos escalones en la ofensiva del movimiento de masas, intensificando la lucha reivindicativa política y económica e implementando diferentes formas de lucha. – Generalizar el movimiento de masas a nivel nacional – Profundizar la lucha político ideológico contra las corrientes reaccionarias, revisionistas y aventureras. – Impulsar la lucha del pueblo contra los planes concretos de la tiranía fascistoide a nivel económico, social, ideológico y político. – Restarle base social al enemigo.
B. En el aspecto militar:
– Desarrollar la guerrilla urbana y sub-urbana y su creciente operatividad militar. – Desarrollar los métodos y medios necesarios para organizar el armamento de las masas (milicia populares).
C. – Fortalecer la vanguardia proletaria – Debilitar, confundir y dispersar las fuerzas para-militares del enemigo. – Desenmascarar ante las masas a las organizaciones Contrarrevolucionarias. – Desarrollar la guerra psicológica.
La estrategia político militar revolucionaria de Guerra Prolongada del Pueblo, cuyos lineamientos generales hemos esbozado en este material, representa el poderoso instrumento revolucionario integral que guía en cada momento las acciones tácticas de las Fuerzas Populares de Liberación FPL Farabundo Martí, y que le permiten, no sólo prever acertadamente el desarrollo del proceso, sino orientar al pueblo en su diaria y esforzada lucha hacía la Liberación Popular y el Socialismo.
¡REVOLUCION O MUERTE – EL PUEBLO ARMADO VENCERA
Junio de 1976.
En la noche del 10 de octubre de 1976 entraron en desigual combate contra muy superiores fuerzas de la tiranía militar, hasta las 7 de la mañana del día 11, cuando su valiosa sangre de héroes revolucionarios se sumó a la de los otros heroicos combatientes de las FPL caídos en la cruenta Guerra Prolongada del pueblo por la liberación y el Socialismo. La heroína EVA era miembro del Consejo Revolucionario y del Comando Central de las FPL. Los héroes del pueblo ANTONIO y FRANCISCO desempeñaban importantes cargos de dirección revolucionaria. Ellos estarán siempre presentes en nuestra organización y en nuestro pueblo. Sus ideas siguen y seguirán ayudando en las luchas del pueblo hasta la victoria final. Con su ejemplo y con sus ideas inmortales nos muestran que los verdaderos comunistas, aún después de dar su sangre y su vida por la causa del proletariado, continúan SIRVIENDO A SU PUEBLO.

MATERIAL DE CONSULTA
ESTRELLA ROJA” REPRODUCE A CONTINUACION EL DOCUMENTO TITULADO “ LA REVOLUCION POPULAR Y EL GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO CONTENIDO Y CARACTER DE LA REVOLUCION “, PUBLICADO EN LA EDICION NUMERO 39 AÑO IV DE “EL REBELDE”, CORRESPONDIENTE AL MES DE ENERO DE 1976.
ESTE DOCUMENTO ES INDISPENSABLE, YA QUE CONTIENE LA FUNDAMENTACION MARXISTA APROPIADA A LAS CONDICIONES HISTORICAS Y CONCRETAS DE NUESTRO PAIS EN EL MARCO CENTROAMERICANO DE LA PROYECCION ESTRATEGICA REVOLUCIONARIA DE LAS F.P.L.
POR ELLO, EN EL ANTERIOR MATERIAL SOBRE ELEMENTOS ESTRATEGICOS, INSERTO EN ESTA MISMA EDICION, SE HACE REPETIDAS REMISIONES AL MISMO.

LA REVOLUCION POPULAR Y EL GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO CONTENIDO Y CARACTER DE LA REVOLUCION.
El contenido y el carácter de toda revolución lo determinan las tareas históricas revolucionarias que está llamada a realizar y las fuerzas sociales revolucionarias que la llevarán consecuentemente hasta su total realización.
CUALES SON LAS TAREAS HISTORICAS FUNDAMENTALES QUE LA REVOLUCION Y EL PUEBLO TIENE FRENTE ASI
Esto no es un problema que está sujeto a la simple voluntad de los hombres, sino que está determinado por el carácter de las fuerzas productivas, por las contradicciones entre éstas y las relaciones de producción y por el grado de agudización de las contradicciones irreconciliables de clase que tal situación ha generado. Tal contradicción antagónica sólo puede resolverse por un salto revolucionario que pone en correspondencia a las nuevas relaciones de producción revolucionarias con el carácter de las fuerzas productivas. Para ello es preciso que las fuerzas sociales que impulsan las transformaciones revolucionarias destruyan el poderío militar de las fuerzas reaccionarias, arrebaten el, poder político y económico de manos de éstas, le den un nuevo carácter de clase al Estado, y lleven a cabo consecuentemente los cambios revolucionarios radicales necesarios en la base económica y en la superestructura política (ejecutiva, legislativa, judicial, administrativa, fiscal, jurídica, educacional, etc.,etc.)
Esta es una ley general de las revoluciones sociales. Sin embargo, tales enunciados básicos deben ser interpretados en correspondencia con la situación concreta de la lucha de clases en un país determinado y en un momento determinado.

CUALES SON LOS RASGOS CONCRETOS BASICOS DEL PAIS EN ESTE PERIODO.
En diversos documentos las FPL los han expuesto y analizado detenidamente, por lo cual en esta ocasión los enunciaremos brevemente.
El Salvador es un país: a) de desarrollo capitalista; b) dependiente del imperialismo yanqui, que emplea las modalidades apropiadas a sus nuevos tipos de coloniaje; e) con gran atraso en todas las ramas fundamentales económico sociales; c) Con relativo desarrollo de la población proletaria urbana y rural que, junto con el campesinado pobre forman la abrumadora mayoría de la población; d) Con extremada polarización de clases que determina que la tierra y las riquezas se encuentran concentradas en manos de unas pocas familias que forman la oligarquía burgués terrateniente aliada del imperialismo yanqui, mientras la enorme mayoría que forma la población trabajadora se debate en la más espantosa miseria, el hambre, la desocupación y la desnutrición; e) Para mantenerse en el Poder las clases dominantes aliadas al imperialismo han instaurado desde hace varios decenios la tiranía militar que se encamina aceleradamente hacia la situación de tiranía militar fascistoide en el marco de la guerra contrarrevolucionaria(de contra insurgencia) dirigida por el imperialismo yanqui; f) los sectores más avanzados han iniciado la Guerra Prolongada del pueblo a la que se incorporan crecientes sectores del mismo.
Las agudas contradicciones de clase en nuestro país, así como la contradicción entre el carácter de las fuerzas productivas y las relaciones de producción han llegado a tal grado de antagonismo, que no pueden resolverse en el marco del modo de producción capitalista y de dependencia del imperialismo, y sólo puede ponerse fin a la aguda crisis en la estructura y superestructura social a través de una verdadera y profunda revolución.
QUE TAREAS HISTORICAS FUNDAMENTALES TIENE FRENTE ASI ESTA REVOLUCION
. 1) Poner fin definitivamente a la dependencia (política-militar-económica-social) del país respecto del imperialismo yanqui.
2) Liquidar definitivamente el Poder político, económico, social de la oligarquía burgués terrateniente, aliada al imperialismo.
3) Sentar las bases económicas, políticas, culturales, técnicas y sociales para pasar a la construcción del Socialismo.
Es obvio que tales tareas históricas revolucionarias sólo pueden ser impulsadas y llevadas hasta su consecuente y decidida realización por las clases sociales revolucionarias y sus sectores aliados.
CUALES SON ESTAS CLASES Y SECTORES?
1) La clase obrera industrial y agrícola, que por ser la clase más avanzada históricamente, la que está ligada vitalmente al paso al Socialismo, es la única clase capaz de dirigir este proceso revolucionario.
2) El campesinado pobre y medio, y fundamentalmente el campesinado pobre.
3) Los sectores avanzados de la pequeña burguesía:
a) Capas medias: estudiantes avanzados, maestros, intelectuales y profesionales avanzados, empleados públicos y privados, etc. b) los pequeños y medianos productores y comerciantes.
Tal revolución, por su profundidad y amplitud no podría llevarla a cabo la clase obrera sola, ni sólo en alianza con el campesinado pobre, sino que necesitan aglutinar en torno a ellas, a las extensas masas de las capas medias y de los pequeños productores y comerciantes: es decir, necesita crear una amplia y sólida Alianza Popular Revolucionaria que esté bajo la firme hegemonía de la clase obrera, y cuya base y núcleo fundamental lo constituye una firme alianza obrero campesina.
Sólo a través de la Alianza Popular Revolucionaria, bajo la hegemonía del proletariado y teniendo como la base la alianza obrero campesina podrá garantizarse que la Revolución Popular sea lo suficientemente profunda y consecuente para que sus medidas conduzcan efectivamente a la formación de la base material, política, ideológica, cultural necesarias para realizar el paso al Socialismo.
CUALQUIERA OTRA CLASE O SECTOR QUE NO SEA LA CLASE OBRERA, ESTA INCAPACITADA PARA DIRIGIR EL PROCESO REVOLUCIONARIO HASTA LA CONSTRUCCION DEL SOCIALISMO.
La burguesía, a través de todos los medios a su alcance, tratará de influir y tomar la hegemonía, para detener el proceso hacia el Socialismo y para prolongar y profundizar la explosión capitalista sobre las grandes mayorías trabajadoras.
Los sectores de la pequeña burguesía radicalizada, dadas sus características e intereses de clase, tratarán de influir e incluso hegemonizar el curso revolucionario para entrar en entendimiento con sectores de la burguesía y frenar el proceso revolucionario hacia el Socialismo en aras de los intereses burgueses.
Por eso, el proletariado necesita construir firme y amplia alianza con el campesinado pobre (como base de la alianza Popular Revolucionaria) única fuerza social capaz de garantizar la hegemonía proletaria y de hacer avanzar todo el curso de la Revolución Popular en sus tres aspectos: terminar con la dependencia respecto del imperialismo; liquidar el Poder de la oligarquía burgués terrateniente aliada al imperialismo; y tomar firmemente el curso hacia el Socialismo.
Por consiguiente: las tareas históricas de la Revolución Popular sólo puede llevarlas consecuentemente a su realización un GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO BAJO LA HEGEMONIA DE LA CLASE OBRERA EN FIRME ALIANZA CON EL CAMPESINADO POBRE, DENTRO DE UNA SOLIDA ALIANZA POPULAR REVOLUCIONARIA.

CON TAL COMPOSICION CLASISTA Y BAJO LA HEGEMONIA PROLETARIA, ¿QUE CAMBIO RADICAL EXPERIMENTA EL ESTADO?
Sencillamente, que el carácter de clase del Estado pasa a ser cualitativamente diferente en vez de seguir siendo la dictadura de la burguesía en alianza con el imperialismo sobre las amplias masas trabajadoras y explotadas, se transforma en la Dictadura de la clase obrera, del campesinado pobre y de los sectores populares revolucionarios aliados de los mismos.
En su forma más estricta podemos decir apropiadamente que es una de las modalidades de la dictadura del proletariado.
En su forma más general podemos caracterizarla apropiadamente como la Dictadura Popular Revolucionaria bajo la hegemonía de la clase obrera.
Ahora bien, es necesario tener clara la naturaleza del GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO, que en función de sus grandes tareas históricas tiene que llevar a la práctica una serie de medidas populares revolucionarias que le permitan llevar a cabo lo más pronto y eficazmente posible sus grandes finalidades históricas.
Por las transformaciones revolucionarias que le corresponde realizar, la REVOLUCION POPULAR. NO ES TODAVIA LA REVOLUCION SOCIALISTA, pero es su etapa previa y necesaria. Podemos decir, que aunque la Revolución Popular no es la plena Revolución Socialista es su ETAPA INTRODUCTORIA Y FUNDAMENTADORA. Es la etapa revolucionada que tiene que construir las bases políticas, económicas, ideológicas, técnicas, culturales para, sobre esa base, pasar al Socialismo. Mientras más eficaz y prontamente se realicen estas tareas previas, más eficaz y rápidamente será la transición al Socialismo.
Las confusiones en este terreno vital son gravemente perjudiciales para la realización de las tareas revolucionarias de esta etapa importante del tránsito al socialismo. Pues así como no se debe confundir el SOCIALISMO con el COMUNISMO; aunque el Socialismo es la primera etapa del Comunismo, tampoco se debe confundir la etapa de la construcción de las bases para pasar al Socialismo con la etapa de la plena construcción socialista.
Confundir la etapa socialista con la etapa del Comunismo es confundir las grandes y difíciles tareas que el Socialismo tiene que realizar para que se pueda pasar a la construcción y disfrute desplegado de la Sociedad Comunista, etapa superior de convivencia social.
Asimismo, querer saltar sobre las tareas históricas complejas y grandiosas que corresponde realizar a la revolución Popular y al Gobierno Popular Revolucionario, confundiéndolas con la construcción desplegada del Socialismo, perjudica la realización de las tareas necesarias para construir las bases de éste.
Por eso, al mismo tiempo que se debe tener clara la ligazón dialéctica y continuidad histórica entre la Revolución Popular y la Revolución Socialista, así como entre el Gobierno Popular Revolucionario y el Gobierno Socialista; debe tenerse completa claridad sobre las características específicas de cada una de estas dos fases revolucionarias para poder cumplir con toda eficiencia y prontitud sus tareas específicas.
¿CUALES SON LAS TAREAS ESPECIFICAS DE LA REVOLUCION POPULAR Y DEL GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO?
1. Para realizar plenamente la tarea histórica de terminar definitivamente con la dependencia respecto del imperialismo yanqui, será necesario:
a) La expropiación y nacionalización de todas las empresas imperialistas o de capital mixto, instaladas en el país y de todos los capitales yanquis que funcionan en el mismo (esto se refiere a la industria, el comercio, la banca, la agricultura, etc.)
b) La cesación de todas las obligaciones financieras o de cualquier naturaleza que el país tenga con instituciones estatales o particulares imperialistas.
c) la inmediata expulsión de todas las misiones e instituciones que obedecen a la política de penetración y dominación del imperialismo (políticas, militares, económicas, culturales, etc,etc.)
c) La aplicación de una política exterior independiente y la ruptura con todos los compromisos internacionales contraídos por los gobiernos títeres en función de los intereses del imperialismo.
d) La movilización combativa antiimperialista de todo el pueblo para frustrar todas las, tentativas y maniobras del imperialismo (sus agresiones políticas, económicas, militares, etc.) por detener el proceso revolucionario hacia el Socialismo.
2) Para realizar la tarea de terminar definitivamente con el poder político, económico y social de las clases dominantes internas aliadas del imperialismo, será necesario:
a) Liquidar el monopolio burgués terrateniente sobre la tierra, y poner está en manos del Estado Popular y del campesinado pobre y medio.
b) La expropiación y nacionalización de todos los bienes de la oligarquía burgués terrateniente aliada del imperialismo, en la industria (manufacturera, transportes, construcción, puertos, etc.), en la agricultura y ganadería (café, caña de azúcar, cereales, pesquería, ganadería, etc.); en el comercio interior y exterior, en la banca y finanzas, en los medios de difusión, etc.
c) Liquidar todas las organizaciones e instituciones (políticas, militares, paramilitares, económicas y sociales) creadas por la oligarquía burguesa terrateniente aliada al imperialismo para sostener su dominación sobre el pueblo.
3) Con estas medidas, el Estado Popular Revolucionarlo:
a) Concentrará en manos del pueblo los medios fundamentales de producción necesarios para sentar las bases que permitan pasar a la construcción del Socialismo, de una manera más pronta y eficaz. Mientras más profundas y radicales sean las medidas revolucionarias indicadas (las que naturalmente deberán estar sujetas a un programa concreto en cada uno de los renglones básicos, de planificación ampliación, profundización, detalle y concreción práctica).
b) Elevar el nivel de vida general de la población trabajadora, mediante el desarrollo de la agricultura y de la industria, la atención técnica y financiera a los pequeños productores, la creación de fuentes de trabajo para todos los trabajadores, el fortalecimiento de las finanzas populares, de las exportaciones y relaciones comerciales con todos los países sobre la base del respeto a la soberanía y a la independencia; el prodigioso impulso a la educación popular, al arte, a la ciencia, la técnica y la cultura; a la vivienda y al bienestar y progreso en todos los terrenos.
c) La organización masiva del pueblo en todos los niveles y escalones de la actividad social para incorporarlo rápidamente al desarrollo y defensa del proceso revolucionario y para el fortalecimiento en amplitud y profundidad de los órganos del Poder Popular. El disfrute de la amplia democracia revolucionaria para las masas populares y de estrictas medidas de control, coerción revolucionaria, reeducación y liquidación de la contra revolución.
ch) La intensa educación ideológica y elevación del nivel de conciencia política de las masas, de su iniciativa revolucionaria creadora; la intensa labor de persuasión revolucionaria para la reeducación hacia el Socialismo de amplias masas de pequeños y medianos productores de la ciudad y del campo, del pequeño y mediano comercio y demás sectores pequeño ligados a la propiedad privada así como de los sectores menos avanzados de las capas medias para comprender la necesidad de pasar a la etapa de construcción del Socialismo y colaborar con el proletariado y campesinado pobre en ese paso histórico.
Para que la Revolución Popular pueda triunfar y abrirle paso a estas transformaciones revolucionarias es preciso que la Alianza Popular Revolucionaria bajo la hegemonía de la clase obrera y teniendo como base la alianza obrero campesina, destruya a las fuerzas militares reaccionarias que están al servicio del imperialismo yanqui y de sus aliados burgués-terratenientes y tome el Poder Político en sus manos. En tales condiciones debe proceder a la disolución de los órganos de gobierno reaccionario (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), de la maquinaria estatal reaccionaria (jurídica, administrativa, educativa, local, etc.) y de todos los órganos de poder y represión de los explotadores y que los sustituya revolucionariamente por el GOBIERNO POPULAR REVOLUCIONARIO bajo la hegemonía proletaria, por el Ejército Popular de Liberación, las masas armadas revolucionarias y demás órganos de Poder Popular; que cree todas las leyes revolucionarias e instituciones estatales revolucionarias (políticas, económicas y sociales) que impulsen la Revolución Popular hacia el Socialismo.
Lo que en el lenguaje de los clásicos del marxismo se conoce por la DESTRUCCION DEL VIEJO APARATO ESTATAL BURGUES Y LA CONSTRUCCION DEL APARATO ESTATAL REVOLUCIONARIO, y que en este caso significa, ni más ni menos, que la construcción de las bases materiales, políticas, culturales, técnicas y científicas para el paso a la construcción del Socialismo.
De tal manera, correspondiendo a una nueva base revolucionaria, se crea la superestructura revolucionaria, los que corresponden a los intereses fundamentales de la clase obrera, el campesinado y los sectores avanzados de la pequeña burguesía, aplastando la resistencia tenaz de las fuerzas contra revolucionarias internas y externas.
Tales son las tareas históricas y las medidas concretas globales (que no incluye su programa en detalle), que la Revolución Popular hacia el Socialismo tiene que realizar a través del Gobierno Popular Revolucionario hegemonizado por la clase obrera en estrecha alianza con el campesinado pobre, apoyados en una amplia Alianza Popular Revolucionaria.
Este proceso sólo puede realizarlo el proletariado y sus aliados encabezados, organizados y dirigidos por la organización revolucionaria político militar del proletariado, marxista- leninista que en la práctica se constituya en la vanguardia revolucionaria de la clase obrera.
Y es obvio que el imperialismo y sus aliados no van a entregar el poder político, económico y social más que por la fuerza de las armas del pueblo. El imperialismo y sus aliados se aferrarán al Poder con todas sus fuerzas y poderío y no están dispuestos a entregarlo ni por la “vía del voto”, ni por reformas parlamentarias, ni por la vía “legal” o constitucional. Sólo a través de una dura y prolongada lucha político militar, a través de la estrategia de GUERRA PROLONGADA DEL PUEBLO podrán el proletariado y sus aliados derrumbar definitivamente el poderío de las clase burguesas terratenientes aliadas al imperialismo yanqui y construir los cimientos de una nueva sociedad: hacer triunfar LA REVOLÚCION POPULAR HACIA EL SOCIALISMO.
Tal es el contenido y el carácter de la Revolución Popular hacia el Socialismo y del Gobierno Popular Revolucionario con hegemonía del proletariado en alianza con el campesinado y apoyado firmemente en la Alianza Popular Revolucionaria.
Ahora bien, decir que en esta etapa el Gobierno Revolucionario estará limitado en su base social a los obreros y campesinos pobres (y no basados en una amplia Alianza Popular Revolucionaria bajo la hegemonía del proletariado) es reducir las fuerzas motrices de esta etapa de la Revolución y propiciar que grandes masas pequeño burguesas (de pequeños y medianos productores y capas medias) pasen a ser reservas de la oligarquía burgués terrateniente aliadas al imperialismo en vez de constituirse en parte de la Alianza Popular Revolucionaria; que se conviertan en enemigos de la Revolución Popular, en vez de ser una fuerza impulsora de la misma.
Y hay razones estratégicas de clase para no permitir este desplazamiento de estas extensas capas sociales al campo de la reacción (cuyo peso conjunto obstaculizaría gravemente el desarrollo del proceso hacia el triunfo de la revolución) pues si bien es cierto que algunas de estas capas están ligadas a la propiedad privada sobre los medios de producción (no fundamentales), son capas explotadas por el gran capital y el imperialismo y la historia de las revoluciones hacia el Socialismo en este siglo ha mostrado que por sus propios intereses económico sociales son capaces a través de la persuasión revolucionaria aliada a la clase obrera de elevar su conciencia política hasta la comprensión de la necesidad histórica del tránsito a la colectivización socialista.
Por ello, la Alianza Popular Revolucionaria, bajo la hegemonía del Proletariado en firme Alianza con el campesinado pobre es la base del Gobierno Popular Revolucionario con Hegemonía proletaria.
Tal es la estrategia de las FPL sobre el carácter y contenido de la presente etapa de la Revolución; la etapa de la Revolución Popular hacia el Socialismo, y las tareas y composición clasista del Gobierno Popular Revolucionario con hegemonía proletaria, basado en una amplia alianza Popular Revolucionaría que tiene como base la alianza obrero campesina, Revolución que sólo podrá llevarse a su triunfo definitivo a través de la estrategia político militar de la Guerra Prolongada del Pueblo.
III.- Ahora bien, frente a este consecuente enfoque estratégico, han surgido en sectores populares diversas variantes que en esta ocasión debido a la extensión del tema sólo hemos de señalar en sus perfiles más acusados.
1) La aspiración de un sector de la burguesía industrial-financiera hegemonizante en el PDC y en la UNO, de atajar el proceso revolucionario con un reemplazo burgués (“progresista”) de los actuales equipos de la tiranía militar por otro equipo militar que prolongue la dictadura burguesa bajo un cariz “democrático” o “populista”, que permita confundir al pueblo, mientras las fuerzas militares reaccionarias descargan sus golpes sobre las fuerzas político-militares avanzadas (guardando las distancias es posible ver ciertas similitudes entre esta aspiración de esos sectores burgueses mencionados y la actuación del gobierno burgués peronista de Argentina o de Méndez Montenegro en Guatemala; aunque a estas alturas los ejemplos de esta corriente burguesa abundan no solo en Latinoamérica sino en otros continentes, durante su duro y difícil proceso de liberación).
Este sería un gobierno eminentemente anti-socialista, que trataría de prolongar la dominación capitalista y muy pronto se convertiría en un gobierno activamente contrarrevolucionario, antipopular y fascistoide.
Esta corriente burguesa se aferra a abrirse paso hacia el Poder por medio de las elecciones, el parlamentarismo, la “constitucionalidad” y, en última instancia, el golpe de estado militar sólo o acompañado de insurrección popular dirigida por la burguesía. Trata de atraerse el beneplácito del imperialismo yanqui, especialmente del Partido Demócrata norteamericano, lo que motiva los repetidos viajes de Duarte y de otros personeros del PDC a la metrópoli yanqui.
2) La corriente del oportunismo-revisionista de derecha que encabeza el PCS y que se ha convertido en puente de los intereses de esos sectores de la burguesía en el seno de algunas masas populares.
Esta corriente, al hablar del carácter anti oligárquico y anti imperialista de la revolución, le da el contenido de clase democrático burgués, es decir, que este proceso debe ser hegemonizado y encabezado por sectores de la burguesía. Concibe una alianza popular dirigida por la burguesía y en la cual la clase obrera, el campesinado y la pequeña burguesía tienen que ayudar a esos sectores burgueses a tomar mayores posiciones de poder político y económico para prolongar la dominación capitalista bajo el barniz “democrático”- burgués, o sea, bajo la promesa de permitir un margen más amplio para la existencia y funcionamiento de las organizaciones de masas que apoyen la política burguesa.
Bajo esa concepción está concebida la alianza electorera UNO y los esfuerzos por crear un “amplio frente antifascista y popular” que una a la UNO con los sindicatos y con otras organizaciones de masas bajo la batuta de los sectores burgueses que respiran a través del PDC.
Es la concepción burguesa el reformismo burgués adornado con una fraseología marxista.
Esta pérfida corriente, embota la conciencia revolucionaria de las masas populares, retrasa su incorporación a la lucha revolucionaria y pone a sectores de masas al servicio de la estrategia fundamental de sectores de la burguesía.
3) Similares características y contenido, no obstante sus aparentes diferencias de forma y presentación, tiene la concepción sobre un Gobierno Popular Democrático, enunciado por la corriente socialista de derecha de la recién formada organización Liga para la Liberación. Cada vez los planteamientos estratégicos y la actividad práctica se hermanan más con los planteamientos de los oportunistas y revisionistas de derecha.
4) Especial mención (y de hecho nos veremos obligados a presentar más detalladamente nuestro análisis sobre esta posición) merece la concepción de turno del “Ejército Revolucionario del Pueblo” (ERP) sobre el llamado “Gobierno Provisional Revolucionario”.
Aunque es puesto en un estilo intencionadamente radical, representa una vergonzosa concesión a la oligarquía burgués terrateniente y al imperialismo yanqui.
El programa de realizaciones “revolucionarias” de este Gobierno Provisional se queda aún más pálido y corto que el programa democrático burgués de la oportunistas de derecha, e incluso atrás de los lineamientos que el PCS trazaba a finales de la década del 40 respecto a un posible gobierno democrático burgués (denominado también Gobierno Provisional Revolucionario”)
Con un programa de tal naturaleza no sólo no se sienta el curso del desarrollo hacia el Socialismo, sino que en algunos de sus aspectos básicos, se retrocede al tipo de reformas burguesas desarrollistas del agrado del imperialismo yanqui.
El hecho de que una organización armada lo proclame no le quita el carácter de una evidente capitulación a los intereses de sectores “democráticos” reformistas de la burguesía y del ejército reaccionario. No representa un paso hacia el Socialismo, sino un paso hacia la consolidación de la dictadura capitalista.
Es el precio del inmediatismo, del aventurerismo y del abandono del carácter prolongado de la Guerra del Pueblo.
5) Por último, está el confuso planteamiento que en este terreno formulan los compañeros de la Resistencia Nacional. En determinados momentos se refieren a un gobierno Popular Democrático basado en una amplia alianza popular democrática con muchas similitudes al planteamiento del PCS.
Y en otras formulaciones, le denominan como el Gobierno Revolucionario de Obreros y Campesinos. Sin embargo, es de desear que se clarifiquen los lineamientos estratégicos y que terminen las vacilaciones ideológicas en esa organización.
Al exponer sus lineamientos revolucionarios para la presente etapa ante la clase obrera, campesinado y demás sectores revolucionarios, las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI” hace un llamamiento revolucionario a las mismas, para impulsar con toda energía las tareas político militar de la GUERRA PROLONGADA DEL PUEBLO en el momento presente:
Impulsar más enérgicamente la guerrilla popular; construir los organismos armados revolucionarios en el seno de las masas.
Impulsar la organización y la lucha combativa de las masas populares por sus reivindicaciones inmediatas políticos económicos-sociales como medio para su incorporación múltiple a la lucha revolucionaria.
Crear la firme alianza obrero campesina y sobre esa base, los primeros escalones de la Alianza Popular Revolucionaria.
Impulsar firmemente la lucha ideológica contra todas las desviaciones que entorpezcan la marcha del pueblo hacia su incorporación revolucionaria.
Y fortalecer la vanguardia revolucionaría del proletariado, la organización político militar, marxista leninista, para convertirla en la fuerza capaz de dirigir a la clase obrera y sus aliados hacia el triunfo de la Revolución Popular hacia el Socialismo.
En ese sentido las FPL intensificarán su propio fortalecimiento interno, su capacidad combativa múltiple, y su más estrecha ligazón con los amplios sectores del pueblo.
¡REVOLUCION O MUERTE! ¡EL PUEBLO ARMADO VENCERA!
Enero de 1976.

Romper con el fetichismo del capital

Romper con el fetichismo del capital
enero 06, 2017 Voces Comentar

Julia Evelyn Martínez

Una de las causas de la restauración neoliberal que está ocurriendo a nivel mundial es la incapacidad de muchos gobiernos progresistas de superar el fetichismo del Capital.

Detrás de toda victoria electoral de un partido de izquierda en las últimas dos décadas, se encuentra indudablemente la capacidad de estos partidos de haber transformado la indignación popular frente a los resultados del neoliberalismo (desigualdad, empobrecimiento, despojo de bienes comunes, deterioro de recursos naturales) en esperanzas de cambio hacia una sociedad radicalmente opuesta. Sin embargo, asistimos a la gradual derrota ideológica y política de muchos de estos gobiernos y al regreso de versiones “empeoradas” de gobiernos conservadores.

¿Por qué está ocurriendo esto? Un aspecto común de los partidos que encabezan a los gobiernos progresistas ha sido la ruptura entre el discurso y la práctica. Mientras sus discursos oficiales expresan sendas críticas contra el Capital y sus efectos negativos sobre la vida; sus políticas continúan orientándose al mantenimiento del “clima de inversión” que necesita el Capital nacional y transnacional para ampliar sus procesos de explotación de la clase trabajadora y/o a profundizar del despojo social de bienes comunes y recursos naturales (agua, tierra, biodiversidad).

En determinado momento, esta separación entre el decir y el hacer, les pasa factura: los sectores populares se distancian de los gobiernos y dejan de votar a partidos progresistas, en tanto que los sectores empresariales les amenazan con dejar de invertir y/o con eliminar fuentes de empleo, sí se atreven a llevar adelante cambios en favor de la clase trabajadora que disminuyan la rentabilidad de sus capitales. Al final, estos gobiernos quedan como moscas atrapadas en telarañas, y terminan perdiendo las elecciones frente a partidos conservadores que ponen en marcha reformas económicas que aumentan la explotación, la desigualdad y el despojo.

¿Cómo salir de la telaraña en donde el Capital mantiene atrapados a los gobiernos progresistas? Cualquier salida a esta trampa supone romper con el fetichismo del Capital y buscar un mínimo de autonomía frente a éste. La recuperación de empresas capitalistas y su transformación en empresas autogestionadas puede ser una posible vía para iniciar este proceso.

Las empresas recuperadas son empresas que fueron cerradas por sus propietarios y luego tomadas por las trabajadoras y trabajadores de la misma, quienes continúan operándolas bajo la modalidad de cooperativas de trabajo. En estas empresas se rompe con la separación entre propiedad y trabajo, ya que son los trabajadores y trabajadoras quienes tienen la propiedad de los medios de producción, quienes producen y toman las decisiones sobre qué, cómo, cuánto y para quién producir, y sobre todo, quienes se benefician directa e igualitariamente de los esfuerzos de su trabajo.

En Argentina, 315 empresas han sido desde 2001 hasta la fecha, y hace menos de un año la Cámara de Diputados votó por la expropiación del icónico Hotel Bahuen de la avenida Callao de Buenos Aires. Desde 2008 trabajadores han recuperado decenas de empresas en los EEUU, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Túnez y Egipto emulando el modelo argentino. En muchos de estos casos el gobierno y/o los parlamentos han facilitado el proceso de recuperación de empresas ya sea decretando la expropiación de estas propiedades debido al interés social de conservar los empleos o canalizando recursos públicos para el pago de indemnizaciones a los antiguos propietarios y/o al financiamiento de capital de trabajo para las cooperativas de trabajadores y trabajadoras.

Con estas recuperaciones de empresas se contribuye a conservar las fuentes de empleo y se está desmitificando la creencia que la economía no puede funcionar sin capitalistas. Pero sobre todo, se están sentando las bases de otra forma de pensar y de hacer economía: desde el trabajo, y no desde el Capital. Adicionalmente, se está contribuyendo a revitalizar la práctica y los principios del verdadero cooperativismo autogestionado.

El año 2017 inicia para nuestro país con una serie de extorsiones económicas de las gremiales empresariales contra el gobierno y los sindicatos (cierre de empresas, salida de capitales, despidos, aumento de precios) a fin de dar marcha atrás a la decisión de aumentar el salario mínimo aprobado a finales del año pasado. La recuperación de empresas y su trasformación en empresas auto gestionadas podría ser un no solo un interesante ensayo de cómo mantener empleos en medio de las crisis, sino de cómo una economía puede funcionar sin el fetichismo del Capital.

Revisiting the Lessons of the Battle of Seattle and Its Aftermath

Revisiting the Lessons of the Battle of Seattle and Its Aftermath

Speech delivered at the opening plenary session of the 111th Meeting of the American Sociological Association, Washington State Convention Center, August 19, 2016

By Walden Bello

I had many lessons from the Battle of Seattle, and one of them is that policewomen can deal it out as good as any policeman. I got beaten up, badly but obviously not fatally by one of Seattle’s Best. Yesterday, I decided go down memory lane and visit the scene of the crime. I remember seeing Medea Benjamin of Code Pink being treated fairly roughly and I rushed forward to try to get the police to stop it. At that point, a policewoman rushed me and started beating me with her baton while dragging me and dumping me on the street, with the coup de grace being a well planted kick to my derriere. But that was not the biggest blow of all. The biggest was to my ego: I was beaten and kicked but was seen as not fit to be arrested.

Like Caesar, I will divide my talk into three parts. First, some reflections on the meaning of Seattle for change in knowledge systems. Second, a discussion of how despite the deep crisis of neoliberalism, finance capital has managed to retain tremendous power. Third, an appeal for a new comprehensive vision of the desirable society.

Seattle and the Crisis of Neoliberalism

We are all familiar with Thomas Kuhn’s theory of how change takes place in the physical sciences. Dissonant data can no longer be accommodated in the old paradigm until someone comes out with a new one where they can be explained. Social scientists have appropriated Kuhn in their efforts to explain the displacement and replacement of hegemonic thinking in politics, economics, and sociology. I think that while, as in the case of the displacement of Keynesianism in the late seventies and of the rational choice and efficient market hypothesis during the recent financial crisis, the role of dissonant data has been exhaustively studied, explanations of change in knowledge systems have failed to adequately take into account the role of collective action.

The Battle of Seattle underlines in my view the very critical, if not decisive role of collective mass action in displacing knowledge systems. Let me explain.

It is now generally accepted that globalization has been a failure in terms of delivering on its triple promise of lifting countries from stagnation, eliminating poverty, and reducing inequality. The ongoing global economic crisis, which is rooted in corporate-driven globalization and financial liberalization, has driven the last nail into the ideology of neoliberalism.

But things were very different over two decades ago. I still remember the note of triumphalism surrounding the first ministerial meeting of the World Trade Organization in Singapore in November 1996. There, we were told by representatives of the U.S. and other developed countries that corporate-driven globalization was inevitable, that it was the wave of the future, and that the sole remaining task was to make the policies of the World Bank, International Monetary Fund, and the WTO more “coherent” in order to more swiftly get to the neoliberal utopia of an integrated global economy.

Indeed, the momentum of globalization seemed to sweep everything in front of it, including the truth. In the decade prior to Seattle, there were a lot of studies, including United Nations reports, that questioned the claim that globalization and free market policies were leading to sustained growth and prosperity. Indeed, the data showed that globalization and pro-market policies were promoting more inequality and more poverty and consolidating economic stagnation, especially in the global South. However, these figures remained “factoids” rather than facts in the eyes of academics, the press, and policymakers, who dutifully repeated the neoliberal mantra that economic liberalization promoted growth and prosperity. The orthodox view, repeated ad nauseam in the classroom, the media, and policy circles was that the critics of globalization were modern-day incarnations of Luddites or, as Thomas Friedman disdainfully branded us, believers in a flat earth.

Then came Seattle in 1999. After those tumultuous days in this city, the press began to talk about the “dark side of globalization,” about the inequalities and poverty being created by globalization. After that, we had the spectacular defections from the camp of neoliberal globalization, such as those of the financier George Soros, the Nobel laureate Joseph Stiglitz, and the star economist Jeffery Sachs. The intellectual retreat from globalization probably reached its high point of sorts in 2007 in a comprehensive report by a panel of neoclassical economists headed by Princeton’s Angus Deaton and former IMF chief economist Ken Rogoff, which sternly asserted that the World Bank Research Department—the source of most assertions that globalization and trade liberalization were leading to lower rates of poverty, sustained economic growth, and less inequality—had been deliberately distorting the data and/or making unwarranted claims.

True, neoliberalism continues to be the default discourse among many economists and technocrats. But even before the recent global financial collapse, it had already lost much of its credibility and legitimacy. What made the difference? Not so much research or debate but action. It took the anti-globalization actions of masses of people in the streets of Seattle, which interacted in synergistic fashion with the resistance of developing country representatives here in the Sheraton Convention Center and a police riot, to bring about the spectacular collapse of a WTO ministerial meeting and translate those factoids into facts, into truth. And the intellectual debacle inflicted on globalization by Seattle had very real consequences. Today, the Economist, the prime avatar of neoliberal globalization, admits that the “integration of the world economy is in retreat on almost every front,” and a process of “deglobalization” that it once considered unthinkable is actually unfolding.

Seattle was what Hegel called a “world-historic event.” Its enduring lesson is that truth is not just out there, existing objectively and eternally. Truth is completed, made real, and ratified by action. In Seattle, ordinary women and men made truth real with collective action that discredited an intellectual paradigm that had served as the ideological warden of corporate control.

I would not say that neoliberalism was defeated in Seattle. But, to use a war metaphor, Seattle was certainly the Stalingrad of neoliberalism. It would take another decade before it would be definitively rolled back, and it took the global financial crisis to do this, with its sweeping away of the Rational Choice Theory and the Efficient Markets hypothesis that had been the cutting edge of the globalization of finance.

Finance Capital’s Persistent Structural Power

But the rollback of the neoliberal paradigm is only half the story. Even with its ideational crisis, the forces of global capital have waged a fierce rearguard battle. As an example of this let me just take the case of finance capital’s successful effort to resist any change in the face of the naked necessity and social consensus for comprehensive reform.

When the ground from under Wall Street opened up in autumn 2008, there was much talk of letting the banks get their just desserts, jailing the “banksters”, and imposing draconian regulation. The newly elected Barack Obama came to power promising banking reform, warning Wall Street, “My administration is the only thing that stands between you and the pitchforks”.

Yet nearly eight years after the outbreak of the global financial crisis, it is evident that those who were responsible for bringing it about have managed to go completely scot-free. Not only that, they have been able to get governments to stick the costs of the crisis and the burden of the recovery on their victims.

How did they succeed? The first line of defense for the banks was to get the government to rescue the banks from the financial mess they had created. The banks flatly refused Washington’s pressure on them to mount a collective defense with their own resources. Using the massive collapse of stock prices triggered by Lehman Brothers going under, finance capital’s representatives were able to blackmail both liberals and the far-right in Congress to approve the US$700 billion Troubled Asset Relief Program (TARP). Nationalization of the banks was dismissed as being inconsistent with “American” values.

Then by engaging in the defensive anti-regulatory war that they had mastered in Congress over decades, the banks were able, in 2009 and 2010, to gut the Dodd–Frank Wall Street Reform and Consumer Protection Act of three key items that were seen as necessary for genuine reform: downsizing the banks; institutionally separating commercial from investment banking; and banning most derivatives and effectively regulating the so-called “shadow banking system” that had brought on the crisis.

They did this by using what Cornelia Woll termed finance capital’s “structural power”. One dimension of this power was the US$344 million the industry spent lobbying the U.S. Congress in the first nine months of 2009, when legislators were taking up financial reform. Senator Chris Dodd, the chairman of the Senate Banking Committee, alone received US$2.8 million in contributions from Wall Street in 2007–2008. But perhaps equally powerful as Wall Street’s entrenched congressional lobby were powerful voices in the new Obama Administration who were sympathetic to the bankers, notably Treasury Secretary Tim Geithner and Council of Economic Advisors’ head Larry Summers, both of whom had served as close associates of Robert Rubin, who had successive incarnations as co-chairman of Goldman Sachs, Bill Clinton’s Treasury chief, and chairman and senior counsellor of Citigroup.

Finally, the financial sector succeeded by hitching the defense of its interests to one of the few remaining resonant assumptions of an otherwise crumbling neoliberal ideology: that the state is the source of all things bad that happens in the economy. While benefiting from the government bailout, Wall Street was able to change the narrative about the causes of the financial crisis, throwing the blame entirely on the state.

This is best illustrated in the case of Europe. As in the U.S., the financial crisis in Europe was a supply-driven crisis, as the big European banks sought high-profit, quick-return substitutes for the low returns on investment in industry and agriculture, such as real-estate lending and speculation in financial derivatives, or placed their surplus funds in high-yield bonds sold by governments. Indeed, in their drive to raise more and more profits from lending to governments, local banks, and property developers, Europe’s banks poured US$2.5 trillion into Ireland, Greece, Portugal and Spain.

The result was that Greece’s debt-to-GDP ratio rose to 148 percent in 2010, bringing the country to the brink of a sovereign debt crisis. Focused on protecting the banks, the European authorities’ approach to stabilizing Greece’s finances was not to penalize the creditors for irresponsible lending but to get citizens to shoulder all the costs of adjustment.

The changed narrative, focusing on the “profligate state” rather than unregulated private finance as the cause of the financial crisis, quickly made its way to the USA, where it was used not only to derail real banking reform but also to prevent the enactment of an effective stimulus programme in 2010. Christina Romer, the former head of Barack Obama’s Council of Economic Advisers, estimated that it would take a US$1.8 trillion to reverse the recession. Obama approved only less than half, or US$787 billion, placating the Republican opposition but preventing an early recovery. Thus the cost of the follies of Wall Street fell not on banks but on ordinary Americans, with the unemployed reaching nearly 10 percent of the workforce in 2011 and youth unemployment reaching over 20 percent.

The triumph of Wall Street in reversing the popular surge against it following the outbreak of the financial crisis is evident in the run-up to the 2016 presidential elections. The U.S. statistics are clear: 95 percent of income gains from 2009 to 2012 went to the top 1 percent; median income was US$4,000 lower in 2014 than in 2000; concentration of financial assets increased after 2009, with the four largest banks owning assets that came to nearly 50 percent of GDP. Yet regulating Wall Street has not been an issue in the Republican primary debates while in the Democratic debates, it has been a side issue, despite the valiant efforts of candidate Bernie Sanders to make it the centerpiece.

The political institutions of one of the world’s most advanced liberal democracies were no match for the entrenched structural power of the financial establishment. As Cornelia Woll writes, “For the administration and Congress, the main lesson from the financial crisis in 2008 and 2009 was that they had only very limited means to pressure the financial industry into behavior that appeared urgently necessary for the survival of the entire sector and the economy as a whole”.

In Greece, the austerity policies provoked a popular revolt – expressed in the June 2015 referendum on the bailout in which over 60 percent of the Greek people rejected the deal – but in the end their will was trampled on as the German government forced Tsipras into a humiliating surrender. It is clear that the key motives were to save the European financial elite from the consequences of their irresponsible policies, enforcing the iron principle of full debt repayment, and crucifying Greece to dissuade others, such as the Spaniards, Irish, and Portuguese, from revolting against debt slavery. As Karl Otto Pöhl, a former head of Germany’s Bundesbank, admitted some time back, the draconian exercise in Greece was about “protecting German banks, but especially the French banks, from debt write-offs”.

Yet, the victory of the banks is likely in the end to be pyrrhic. The combination of deep austerity-induced recession or stagnation that grips much of Europe and the U.S. and the absence of financial reform is deadly. The resulting prolonged stagnation and the prospect of deflation have discouraged investment in the real economy to expand goods and services.

With the move to re-regulate finance halted, the financial institutions have all the more reason to do what they did prior to 2008 that triggered the current crisis: engage in intense speculative operations designed to make super-profits from the difference between the inflated price of assets and derivatives based on assets and the real value of these assets before the law of gravity causes the inevitable crash.

The non-transparent derivatives market is now estimated to total US$707 trillion, or significantly higher than the US$548 billion in 2008. According to one analyst, “The market has grown so unfathomably vast, the global economy is at risk of massive damage should even a small percentage of contracts go sour. Its size and potential influence are difficult just to comprehend, let alone assess.” Former U.S. Securities and Exchange Commission Chairman Arthur Levitt, the former chairman of the SEC, agreed, telling one writer that none of the post-2008 reforms has “significantly diminished the likelihood of financial crises”.

The question then is not if another bubble will burst but when. And for us here, the key lesson is that in spite of the ideological discrediting of neoliberalism and popular anger at the depredations of the banks, the structural power of capital remains immense and has prevented any significant financial figure from being jailed, much less allowed significant reform.

The Need for A New Comprehensive Vision

My sense is that the persistence of Capital’s structural power is related to the fact that while the combination of objective developments, intellectual critique, and collective action eroded the legitimacy of neoliberalism, we have had a signal failure to articulate the bold alternative that can match the depth of the crisis of capitalism that we are in.

There is great, seething discontent out there, at the multiple crises triggered by capitalism. I wish, however, one could say, as one great revolutionary did at another time and place, “There is great tumult under heaven, the situation is excellent.” Unfortunately, the situation is not excellent, since many of those who have been run over by corporate-driven globalization are turning to demagogues and ideologues of the right such as Donald Trump, Marin Le Pen, and, in my own country, President Rodrigo Duterte, who has managed to convince a large section of the citizenry that crime and drugs are the root of the country’s problems and that the main cure for the ills of the country is to kill ‘em all, pushers and users alike. In this regard, let me say that the US and Europe have no monopoly on dangerous right wing demagogues with a heated, angry mass base, a great many of them resentful people from the suffering middle classes, who want simple solutions and are willing to countenance violence to bring about the leader’s version of heaven on earth. The key difference at this point is that your demagogues are still on the sidelines chopping at the bit to grab power while ours has already come to power by electoral means.

Undoubtedly, part of the problem is the failure of the traditional forces of the left to educate their core bases of support, such as the white working class. Another part has been the inability to integrate minority populations into the ranks of the left, which has traditionally been the home of the disenfranchised and marginalized, forcing some to turn to radical fundamentalist groups such as ISIS. Thus the very real hurts imposed on so many sectors by corporate-driven globalization have been successfully joined to myths about displacement and crime by immigrants, on the one hand, and to the very real failures of immigrant integration, on the other. Donald Trump, Marine Le Pen, and ISIS have been very astute in taking advantage of the openings that were made by the left, by those who brought about the Seattle debacle of neoliberalism, by those who had been in the forefront of the anti-globalization and the Occupy Movement. These people have been eating our lunch.

I will not go further into the sociological reasons for their success and our failure, since many others have done that, but I do want to raise one question, and that is whether it is not overdue for us to take on the super-ambitious task of creating that overarching vision, language, and program to spell out the alternative and flesh it out. Bernie Sanders started this brave task by calling for “democratic socialism,” something that has resonated in the Philippines and the global South. I think it is urgent that we flesh it out since the other side is already fleshing out their alternative in the form of Trumpism or National Frontism or Brexitism, a task which marries some of our intellectual critique of capitalism with the highly charged emotional appeal to return to an idealized past of white homogeneity, cultural purity, or religious uniformity. I think it is urgent that we overcome our fears of articulating Grand Narratives and lay out a vision that lays out the overcoming of the present world blighted by Capital through common struggle, with the end being the construction of societies that harness men and women’s deepest instinct—to use a loaded word—and that is, cooperation. Needless to say, such an endeavor must also be one that acknowledges the limitations, failures, and distortions of past efforts at building post-capitalist societies, especially when it came to dealing with issues of democracy, gender, and the environment.

I am not usually a bible quoting speaker, but there is definitely something profound in that passage in Proverbs 29:18: “Where there is no vision, the people perish.” It would be tragic if people were left to the phlegmatic alternatives posed by the historically bypassed Social Democrats in Europe, the tiresome Clintons in the United States, and uninspiring elite-run reform movements in the global South. Such political alternatives are no much for the counterrevolutionary movements that are on the march.

I thank you.

Walden Bello is a Professor at the State University of New York at Binghamton, senior research fellow at the Center for Southeast Asian Studies of Kyoto University, and a former member of the House of Representatives of the Republic of the Philippines.

Resisting Neoliberalism

Our Executive Director, Shalmali Guttal, was in Australia earlier this month and gave a talk at the Addison Road Community Centre in Sydney about neoliberalism, how it manifests in Asia, and how people are mobilising to challenge it. You can read her talk below, or listen to parts of it on 3CR Community Radio. Shalmali also gave a TV interview to ABC News on the impacts of rapid economic growth in Asia, which you can view here.

Public talk at the Addison Road Community Centre, Shalmali Guttal, 2 November 2016

To begin, I want to thank the Addison Road Community Centre team for organizing this event. A very special thank you to my dear friends Rosanna and Peter for looking after me so well, and a big thank you to all of you for coming this evening.

As most of you know, neoliberalism refers to the global revival of economic liberalism policies in the 1980s, that aggressively promoted the rule of free markets and free enterprise; downsizing of the public sector; reduction of government spending on public goods and controls over the economy (including deregulation of the financial sector); expansion of the private sector, and privatization of public goods, services (including banks), infrastructure and state enterprises; and of course, free trade.

Over the past 3 decades, neoliberalism has spread across our economies so effectively that despite recurring financial and economic crises, widespread environmental destruction and a deepening climate crisis, most policy makers advocate more neoliberalism to address the problems created by neoliberalism. Possibly the most visible manifestations of neoliberalism are the increased power of private corporations (national and transnational), and the dominance of finance and financialization in our economies. Governments are re-writing regulations to boost the interests of corporations and elites, but there is little ability and political will to discipline or even regulate financial crimes—for example; tax havens, speculation by hedge fund managers, climate offset boondoggles, bank frauds, etc.

But rather than speak about neoliberalism in general, I would like to talk to you about how neoliberalism is manifested in parts of Asia, where I live and work, and how people are mobilising to resist it.

Economic trends in Asia

Most Asian countries are still “developing countries” and the development model that our governments have adopted is based on achieving rapid, high economic growth (well, except for Bhutan). This is operationalized through privatization, trade and investment liberalization, and market and corporate friendly regulation – which are neoliberal policies and strategies.

Human rights, the rights of women, indigenous peoples, workers, fisher folk, peasants, the environment, and justice are easily sacrificed to keep private investments and capital flowing, and markets functioning. Asia is expected to be the engine that pulls the world out of global recession, and the strategy for this is to integrate local and national economies with regional and global economies through global value chains by corporations.

Public interest is being redefined and expressed in market terms. Public-Private-Partnerships serve as covers for privatization of critical sectors such as water, healthcare, education, energy, transportation and even security.

Privatisation is not new in Asia: it has been promoted in various ways over the last 30 years. Today it has become so widespread that we take it for granted, almost as normal. Policy makers in most governments support private companies and contractors taking over governmental responsibilities.

Reflecting global trends, wealth and assets continue to concentrate in the hands of wealthy elites and corporations, workers’ wages remain low, precarious employment and unemployment persist, and the climate crisis and environmental pollution and destruction are deepening. Thousands of peoples are being dislocated and displaced from traditional lands, environments and territories because of destructive investment, land and water grabbing, natural disasters, and conflicts related to access and control over natural wealth, land, territories and associated identities.

There are certainly huge increases in wealth, wealthy people and upper middle classes, but these are accompanied by an equivalent increase in inequality, poverty and distress migration. Asian corporations from developing countries are on the rise (for example, India, Thailand, Indonesia, Cambodia, Philippines and China) and proudly supported by the upper classes. But when they invest domestically or abroad, they follow the same extractivist and exploitative operational models as corporations from wealthy countries.

I especially want to draw your attention to three issues, which I think are important to understand in order to build resistance to neoliberalism.

I. New Generation Trade and Economic Agreements

An important weapon in the neoliberal policy arsenal is trade liberalization, also called free trade, which is pushed through bilateral regional and global trade, and economic partnership agreements. ASEAN countries have a free trade agreement called AFTA; Countries in South Asia have a similar agreement called SAFTA; Myanmar, Thailand, Laos, Vietnam and Cambodia had the ACMECs economic agreement; India has trade/economic agreements with Finland and China; the Philippines with Japan; China has a trade agreement with ASEAN, and so on. The best-known global trade framework is, of course, the World Trade Organization (WTO).

More recently though, we are seeing the rise of a new genre of economic arrangements called “new-generation Free Trade Agreements (FTAs),” which can be bilateral or plurilateral. These include the Trans-Pacific Partnership (TPP) among Pacific rim countries; Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) between India, the ASEAN countries, China, Japan, S Korea, New Zealand and Australia; Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) between the US and Europe; ASEAN-European Union (EU), EU-India and EU-South Korea agreements; there is also movement towards an even larger agreement on Free Trade Area of the Asia-Pacific (FTAAP).

Australia is part of RCEP and TPP, and has negotiated/is negotiating agreements with China, South Korea and Japan.

New generation FTAs are much more ambitious from the outset: they go well beyond WTO provisions and well beyond removing tariffs and non-tariff barriers (NTBs) to the liberalization of goods and services.

1. They include investment: our economies are opened up for corporations to set up shop, with rules that enable them to operate and maximize their profits at the cost of the rights of workers, small-scale food providers (peasants, fisher folk, pastoralists, local entrepreneurs), indigenous peoples, and ordinary citizens; and at the cost of local food systems and economies, and the environment and climate.

2. They severely restrict the abilities and responsibilities of governments to protect public interest through appropriate laws and regulations:

By public interest I mean all those things; services and activities that we value beyond money that make our communities and societies respectful, harmonious, and strong. For example: health; education; public services and infrastructure; wages and entitlements; local/domestic food production, food safety-quality standards and access to food; environmental quality; access to and governance of land; access to water for agriculture, drinking and household use, water quality, and water as a crucial aspect of nature; public finance through taxation, distribution of revenues, etc.

3. Governments are expected to enact regulations and laws that enable/facilitate corporate profits: These would allow corporations to not be subjected to financial, social, environmental, health, human rights regulations, it seems to not matter if corporations seize the lands of indigenous peoples or long settled communities; or that women workers have no workplace protection, and are fired for being pregnant; or that energy extraction destroys land for agricultural production and water sources; or that education and housing prices rise so much that young people face futures of indebtedness.

4. These agreements deepen the privatisation of key services and infrastructure: In investment liberalization, governments are supposed to provide “level playing fields” to all private sector companies – domestic or transnational; key sectors such as government procurement of national food stocks, energy or housing projects and healthcare have to be open to bidding by all private companies, which in today’s language does not mean local businesses that are accountable to communities and consumers, but corporations whose priorities are profits.

5. They include much stronger provisions for Intellectual Property Rights (IPRs) protection: These have particular relevance in the case of medicines, public health, seeds and technology:

One of the provisions in the case of medicines is data exclusivity, which would allow pharmaceutical companies to own/control data on the safety and efficacy of medicines and de-facto extend their patent periods, creating drug monopolies; data exclusivity serves patent holders and will not contribute to drug safety and effectiveness, which should rightfully be controlled and governed by domestic public health and drug administration systems, not by pharmaceutical corporations;
New IPR provisions also seek to either completely stop or delay significantly the production and entry of generic, cheaper drugs into the market—this is especially significant in cases of essential and life saving drugs; for example for diabetes, HIV-AIDS treatment, cancer, etc.
With regard to seeds, member countries would be expected to join and follow UPOV (International Union for the Protection of New Varieties of Plants) rules, which favor corporate agribusiness and biotechnology companies; the TPP demands patent protection for inventions derived from plants, which of course include seeds; TPP also encourages governments to codify traditional knowledge about plants and animals into databases, so that they can be used to review patent applications and determine whether an invention is “novel” or not, which makes traditional knowledge vulnerable to capture by corporations
Genetically modified (GM) crops will gain prevalence through measures that enhance trade and R&D in biotechnology, etc.
There is increasing pressure from biotech and agribusiness corporations to change national legislation to facilitate the approval of GM crops.

6. They demand “regulatory coherence”: domestic rules, laws and regulatory regimes regarding procurement, retail, environment, workers’ wages and compensation, taxation, financial transparency, contracting, health-safety, IPRs, etc., are mutually supportive and complementary, and enhance the abilities of corporations to operate freely and create future opportunities for expansion and profits (create “market potential”).

7. They protect investors and undermine the rights of ordinary people, especially poor and vulnerable populations.

One of the most distinctive and dangerous characteristics of the new generation FTAs is investor rights protection through Investment-State Dispute Settlement (ISDS) mechanisms, which would take place through arbitration mechanisms in the International Centre for the Settlement of Investment Disputes (ICSID) or the UN Commission on International Trade Law. Under ISDS:

Investors can sue governments over public policies, laws and regulations that inhibit their revenues and operations—which could include, for example; laws over taxation, user fees for toll roads, environmental protection, workers wages and entitlements, governance of land and water, procurement and distribution of food from local producers, etc.
Such arbitrations have huge costs to the taxpayers in legal fees, court appearances, payments for damage; just the fear of these costs can create a chilling effect on the appetites of governments to regulate.
But workers who are exploited by investors, people who are displaced by investment projects, or negatively affected in other ways do not have a provision similar to ISDS.

An important question here is: WHY do our governments believe that it is okay to protect the interests of corporate investors as “investor rights” through hard law, over the interests of citizens and people, who build and nurture communities, societies and the environment in different ways? What about respecting the rights of peoples? Respecting human rights?

The UN Food and Agriculture Organization, and the Committee for World Food Security – an inter-governmental body committed to the progressive realization of the right to food – have repeatedly acknowledged that: a) the majority of the world’s food is produced by small scale food producers —especially women, b) the food needs of the majority of the world’s population are met through small scale food provision, which includes production, processing and distribution, where again, women play larger, more key roles than men; and c) that the most important investments in food and agriculture come from these small scale providers. Now, why are the investments of these people and communities not respected and protected as “investor rights?” Why can a corporation steal land, water or seeds, set up mega-supermarkets and destroy local markets, and be protected by law, when those who have actually made the investments in that area and local economy are not protected?

8. They circumvent and undermine democracy: It bad enough that governments enter into such partnerships and project them as public interest; what is more shocking is the secrecy with which negotiations about these agreements are carried out:

Why are negotiations kept secret from the public? Why is it that corporate lobbies can advise government officials and policy makers, draft text for them, but we—the public—have to rely on Wikileaks and other whistleblowers for information? Why do our elected representatives in parliament permit investors’ interests over peoples’ rights through ISDS?

These FTAs are indeed partnerships: between wealthy people and elites across the world; between corporations that may compete with each other but have few qualms about joining forces to ensure market control, such as the Bayer-Monsanto merger. We see this complex web of agreements and laws are creating architecture for corporate impunity.

II. Captures of Land, Forests, Water and Nature

Across Asia, large-scale (mostly private) investment is increasing, at the heart of which are the control and exploitation of land, water, nature, minerals, agricultural potential and labor. Private investment is sought in just about every sector of our economies, from energy, mining, agriculture and retail to education, health, tourism, manufacturing, transportation and urban development. Developing countries in the Asia-Pacific region continue to be the leading investment destinations for TNCs.

Land, forests, water and nature are being captured for various purposes: industrial agriculture, hydropower, extractive industries, tourism, physical infrastructure projects, real estate/property development, Special Economic Zones (SEZs), Special Investment Regions (SIRs) and, quite simply, for financial profit through the construction of new markets.

Within months, bio-diverse landscapes and eco-systems are transformed into rubber, palm oil or cassava plantations, gated townships, dam reservoirs, economic corridors or mining wastelands amidst which, stretches of forest or wetlands may be earmarked as “protected areas” and used to generate “green” revenue streams. Local populations rarely benefit from these changing landscapes and new markets. Instead, they lose their livelihoods, homes, cultures, identities and access to natural food cupboards; are forcibly evicted or relocated, and/or pushed into precarious, low paid waged labor.

Such investments can be national, from within the region, or global; state or privately led, boosted through development aid and trade-investment agreements, and often backed by investment capital that is global in nature and more difficult to trace.

Governments enable the capture of land, water, forests and natural wealth by claiming eminent domain and public purpose, enacting policies, laws and regulations that allow private investors to capture land and water sources for long periods of time, and by using legal and security apparatuses to suppress and punish those who oppose them.

International Financial Institutions (IFIs) such as the World Bank and Asian Development Bank (ADB), bilateral donors, and multilateral institutions support policies, incentives and laws that privilege foreign investments, market transactions, and conversions of land, water, and nature into things/commodities that can be traded on regional and international markets.

States, corporations, IFIs and UN agencies are also colluding in the financialization of land, water, carbon and food, allowing financial markets to penetrate deeper into the real economy. REDD, REDD+ and Blue Carbon are examples of this. UNEP’s Green Economy proposes ways to achieve economic growth by allowing finance capital to create revenue streams from nature, especially water, forests, biodiversity and eco-system functions.

The increasing power of markets and finance capital is shaping the governance of land and natural resources in dangerous ways. Following the food price, climate and financial crises over the past decade, “land has become the object of speculative investment and a hedge against food and fuel supply shortfalls.”[i]

In the logic of continuing crises, control over the productive attributes of nature acquires even greater importance than in past eras. The governance structures advocated by IFIs, large-scale investors, financiers and states facilitate what eminent scholar David Harvey has called Accumulation by Dispossession, whereby those with economic and/or political power concentrate land and nature-based wealth through the systematic dispossession of others through:

The commodification and privatization of land, water and commons
Evictions of local populations
Conversion of diverse forms of governance of nature to exclusive, private property rights; and suppression of the commons
Suppression and destruction of alternative forms of production and consumption

For thousands of people, land, water and/or forests are the only sources of livelihood. Equally, land and territory are emblems of rootedness, identity, belonging and stability, and the very basis of social organization. They are the foundations of life, culture, knowledge and collective memory in agrarian societies, especially for indigenous peoples. Their commodification and privatization result in catastrophic dispossession and displacement.

Negotiations for compensation between investors and affected peoples are characterized by huge asymmetries of power that compel affected peoples to accept whatever the investors deem fit to offer. Investors do not pay reparations for injury, loss of life, and destroyed homes and environments. When communities are able to win back their lands or secure adequate compensation, it is because of political support from the public and rarely, public officials.

Multi-stakeholder approaches that seek to make land deals and investment projects “transparent” and yield “win-win” outcomes for investors, governments and affected communities are becoming popular. But without proactive measures to address the power asymmetries between politically well connected investors, affected communities and government officials, existing unequal power structures and relations continue to be reproduced, whether the issue is compensation for dam-induced displacement, the division of land for industrial agriculture, or wage negotiations for workers. Here, women are especially vulnerable because of the multiple layers of power that they have to negotiate.

III. Violence, Criminalization, Impunity

Over the past 2 decades or so, we have seen an alarming rise in violence, intimidation and threats against workers, peasants, indigenous peoples, and urban poor by state forces (police, military), private security companies and militias hired by private investors and other claimants to land, water, forests, and minerals. People are disappeared, violently attacked, and threatened with legal and extra-legal violence. Women especially are vulnerable to sexual violence by armed security personnel.

Laws are being passed that make it illegal to resist or even protest against destructive investment projects that are promoted in the name of economic development, such as dams, mines, oil-gas pipelines, housing estates, mega-infrastructure, etc. These laws criminalize those who resist or speak out against land grabbing, deforestation, mining, dams, human rights violations and social-economic injustice, but offer protection to corporations and wealthy investors through legal agreements and anti-defamation laws.

Threats, intimidation, violence, and abuses of power and impunity are not new to the majority of people in Asia. But in recent years we are seeing an escalation in these trends with powerful nexuses of political and business interests, and a shocking disregard for ordinary people, their rights and their lives.

Narratives of economic growth, progress, nation-building, national security, social stability, peace and even happiness are used as justifications by governments to silence dissent and opposition. Those who challenge them are labeled anti-development, anti-social, anti-state, agitators, etc. No one is safe: rural or urban poor leaders, students, lawyers, writers, or journalists.

Where judicial and administrative mechanisms are ineffective, direct threats and violence through the military, paramilitary, police, mobs and private contractors, do the job. Most times, perpetrators go free by virtue of their association with those with power. Even when those who shoot the gun or hold the knife are caught, those that masterminded and ordered the attacks remain virtually untouchable, and free to plan and perpetuate more threats and violence.

In Cambodia, rural and urban people face arbitrary arrests and detention, brutal forced evictions and threats of violence when they stand up against land grabbing, forest destruction, dams, mining or abuse in factories. High-ranking military officials have partnered with politically connected business people (domestic and foreign) to run lucrative, largely illegal, logging operations.

In India, the government assures land acquisition for large investors without consultation with local populations, and investment projects are frequently provided armed protection by the state. Those who mobilize resistance to such projects can be arrested and jailed as political dissidents and threats to national security; they can be tortured, beaten, raped and killed.

The Philippines is considered to be the most dangerous country for environmental activists, labour organisers, indigenous peoples and peoples defending their lands, territories, livelihoods and rights. Extra-judicial killings and other violence often remain un-investigated, and receive veiled or even overt support from state powers.

In Thailand, the state has privileged large companies and corporations in a rush to promote economic growth, despite social and ecological costs, and costs to the lives of those whom the state should be protecting. Rural communities in a southern province have been sued by the government for causing global warming for refusing to give up forestland to investors. Regardless of the government in power, persecution, murder and enforced disappearance have been rampant for decades, and perpetrators enjoy near total impunity. The military regime has banned public gatherings and those who criticize the extraction of natural wealth by state and private capital are deemed “persons of influence,” taken in for questioning and “attitude adjustment,” or arrested and incarcerated without due process.

In the Lao PDR, national development is anchored to rapid economic growth, and driven overwhelmingly by the extraction of natural resources. The state grants land concessions to investment companies for plantations, mining and property development without proper independent environmental and social impact assessments, or adequate compensation for affected peoples. Those who dare question or protest, risk facing arrest, incarceration, “re-education,” or worse.

Resistance and Alternatives

The dysfunction and dangers of failed development formulas—which are failures of neoliberalism—are evident to the so-called “subjects” of development. They realize that they cannot trust their governments, corporations, markets or other actors to adequately address their problems and crises, nor can they wait for global institutions to change. They themselves must become directly involved in identifying and implementing solutions, and in the political work to ensure that solutions are systemic, multi-level, democratic, sustainable and just.

Peasants, fisher folk, workers, indigenous peoples, rural and urban poor, and women and youth, are organizing and joining forces to protect their food systems, jobs, environments, communities, rights and political processes. They are educating themselves and others, and building strategic multi-level, cross-sectoral and intergenerational resistance to capitalism, neoliberalism, corporate hegemony and abuse of state power.

In India, Bangladesh, Philippines, Bangladesh and even Cambodia, people are still using the legal/judicial system to seek justice to the maximum extent possible, including taking corporations and governments to court. Wherever possible, workers, peasants, indigenous peoples hold strikes, demonstrations and marches, with clear demands to governments and elected officials. They also use these as opportunities to educate the general public about issues in order to win their support and build broader resistance to neoliberalism.

We – like many others – use mainstream and alternative press and media channels to get our stories and evidence out to the public. We also use social media to connect anonymously and safely with audiences in different locations and build solidarity. In many Asian countries, internet freedom is becoming legally restricted, and social media is monitored by the state. But activists try to find ways around such censorship.

In the case of trade-investment agreements, we build alliances with social movements, civil society organisations, unions, doctors, legislators and activists like you to pressure governments in our respective countries to bring negotiations under public scrutiny, undertake assessments of past agreements and investments, and stop negotiations on current/future liberalization agreements. We cultivate potential whistleblowers, analyse critical provisions in these agreements, and get information and analyses out to people as quickly as we can. We are trying to reverse laws that allow corporations to get away with power abuses and put in place laws that protect the public interest.

In India, we have made alliances with technical officials in water utilities to slow down and block the privatisation of water utilities. We also link local activists and anti-privatisation movements with international movements such as Reclaiming Public Water, Water Warriors, etc.

People also use human rights mechanisms as much as possible, including working with the UN special rapporteurs, filing complaints with relevant UN human rights bodies, and participating in particular spaces and processes aimed at upholding peoples’ rights over corporate rights. For example, many social movements, unions and civil society activists see the CFS as a space to push back against neoliberalism using the progressive realization of the right to food.

In 2014, a resolution was voted in at the UN Human Rights Council “to establish an open-ended intergovernmental working group with the mandate to elaborate an international legally binding instrument on Transnational Corporations and Other Business Enterprises with respect to human rights.” Many CSOs and social movements have engaged in this process.

Accompanying this, the Global Campaign to Dismantle Corporate Power and Stop Impunity campaign, are developing an international treaty to affirm an alternative vision from the people on law and justice. The International Peoples Treaty is envisaged as a political document to fight against the regime of extraordinary privileges and impunity of transnational corporations; it is international law “from below.”

An important sphere of resistance to neoliberalism is the climate crisis. Instead of stepping back from the kinds of extractivism that have led us to this crisis, governments and IFIs have proposed a whole slew of false solutions that basically allow corporations to continue to make profits and economic growth to continue as before. In the coalitions we participate in, we analyse and expose the false solutions for what they are, and actively facilitate, organize, push discussions among the public about accurate, just and lasting strategies to address climate change.

Nurturing and building alternatives to neoliberal financial and economic systems are crucial elements of popular resistance to neoliberalism. From such organizing have emerged meta-narratives of well-being, rights, peace and justice such as food sovereignty, agro-ecology, the commons and commoning, defense of lands and territories, deglobalisation, workers’ cooperatives, indigenous peoples’ approaches to living in harmony with nature, climate justice, and local governance systems that challenge both neoliberalism and outdated bureaucratic state socialism.

These meta-narratives inspire a re-imagining of well-being rooted in non-negotiable rights to self-determination of affected peoples. They also openly confront dominant power structures – political, social, gender, and money power.

[i] Philip McMichael, “Interpreting the Land Grab,” 2011, TNI and LDPI, page 1,

http://www.tni.org/sites/www.tni.org/files/landgrab%20and%20food%20-%20McMichael%20paper.pdf

Estrella Roja No. 2 Febrero de 1975. Carta de las FPL a los Sacerdotes Progresistas

ESTRELLA ROJA 2
Órgano ideológico de las Fuerzas Populares de Liberación –FPL- “Farabundo Martí”
¡REVOLUCION O MUERTE! ¡EL PUERBLO ARMADO VENCERA!
INDICE
I. BREVE EXPOSICION DE LA LINEA DE LA ORGANIZACION…………………….. 4
II. LAS F P L SON UNA ORGANIZACION MARXISTA-LENINISTA……………….5
III. EN CUANTO A SUS NORMAS DE ORGANIZACION Y FUNCIONAMIENTO INTERNO………………………………………………………………………………….8
IV. EN CUANTO A NUESTROS ORGANOS DE COMUNICACION CON LAS MASAS POPULARES………………………………………………………………….13
V. DESEAMOS EN ESTA CARTA EXPRESAR AUNQUE SEA BREVEMENTE NUESTRA LINEA SOBRE LAS ALIANZAS DE CLASE……………………………19
VI. NUESTRA ACTITUD ANTE LA RELIGION………………………………………22
VII. EL CLERO PROGRESISTA EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO……….25

PRESENTACION
En esta edición “ESTRELLA ROJA” desea poner a consideración de sus lectores la Carta que las FPL enviaron recientemente a los sacerdotes progresistas.
Este documento desarrolla una serie de aspectos sobre la teoría y la práctica revolucionaria de nuestra Organización, que se hace indispensable que sea conocido y estudiado tanto por la red de colaboradores de nuestros organismos como por toda aquella persona consciente que desee orientarse correctamente en el período actual del proceso revolucionario que está viviendo nuestro pueblo.
La guerra revolucionaria que tiene como medio fundamental la lucha armada popular estrechamente unida a las luchas de las masas por sus reivindicaciones inmediatas en marcha, y ya incidiendo en forma creciente en toda la vida nacional hasta que llegue a dominar todos los aspectos de la misma y conducir a la total liberación popular en marcha hacia el socialismo. Ignorar tal rasgo básico creciente del desarrollo no sólo no permitiría enjuiciar correctamente la situación actual, sino que impediría realizar la proyección científica del desarrollo de las luchas de nuestro pueblo. Algunos de los puntos que contiene esta Carta contribuirán a dar mayor claridad a aspectos importantes de la lucha revolucionaria. Recomendamos a los militantes, colaboradores y personas progresistas el detenido estudio de esta material.

11 de Febrero 1975

CARTA DE LASFUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI” A LOS SACERDOTES PROGRESISTAS:
Las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION –FPL- FARABUNDO MARTI” consideran que el incremento de la Guerra Prolongada del Pueblo y por consiguiente la creciente incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida política nacional, así corno el creciente desarrollo de las luchas combativas de las masas por las necesidades vitales urgentes, pueden crear en algunos sectores progresistas del país, entre ellos en el sector progresista del clero, algunas reservas, interrogantes y preocupaciones sobre el quehacer militar y político de nuestra Organización que conlleva la creciente incorporación de sectores avanzados del pueblo a los distintos aspectos de la Guerra Revolucionaria. Consideramos que nuestra Organización está en la obligación de realizar esfuerzos por despejar en el ánimo de las personas progresistas y avanzadas las reservas que surjan, a fin de que tales dudas y reservas puedan ser disipadas en la medida de lo posible para que no se vayan convirtiendo en obstáculos adicionales en el desarrollo de las luchas revolucionarias del pueblo.
Tal es la razón de esta carta. Partimos del hecho histórico, clave y trascendental, de que el pueblo ha iniciado la Guerra Revolucionaria por su liberación contra las clases explotadoras que le oprimen, que éste es un proceso irreversible que irá fortaleciéndose progresivamente a medida de la gradual incorporación de crecientes sectores avanzados y que indefectiblemente ha de conducir al pueblo salvadoreño y centroamericano al triunfo definitivo de la Revolución Popular. Sabemos también que es inevitable que a medida en que este proceso se va profundizando y avanzando, se van polarizando las fuerzas de la Sociedad y se va configurando cada vez más nítidamente el cuadro de fuerzas: por un lado las clases reaccionarias y todas las fuerzas contrarrevolucionarias que les apoyan, y por otro lado las clases revolucionarias y todos los sectores y personas que apoyan sinceramente las transformaciones revolucionarias populares.
En este proceso, sectores o personas que en un momento determinado ocuparon posiciones con ciertos tintes progresistas, pero que no alcanzan a comprender en su plenitud el proceso de desarrollo revolucionario de la lucha a clases, pueden ir derivando paulatinamente hacia el campo de las posiciones revolucionarias y contrarrevolucionarias. La historia dé las luchas de los pueblos ha mostrado que quienes sincera y correctamente están por las aspiraciones revolucionarias del pueblo estarán al lado de éste en su lucha revolucionaria y que en cambió, quienes no tengan consecuencia con ese ideal se irán colocando contra la lucha revolucionaria popular.
Tenemos la firme confianza de que los sectores avanzados del clero que en forma admirable, venciendo tantos obstáculos, defienden los principios de justicia e igualdad, y luchan contra los aspectos más agudos de la explotación de los poderosos contra los pobres, sabrán colocarse en todo momento junto a las clases trabajadoras en su lucha por terminar la explotación del hambre por el hombre y por crear una sociedad justa, de libertad y progreso para las inmensas mayorías hoy oprimidas.
Al enviar esta carta las FPL desean explicar su pensamiento revolucionario sin que eso signifique que nuestra Organización considere tener el monopolio de la verdad. Nos esforzamos por interpretar de manera científica la realidad con los elementos que proporciona el Marxismo -Leninismo como guía de interpretación y estamos conscientes que debemos ser cada vez más acuciosos y estrictos en el conocimiento y aplicación de los métodos científicos del análisis social para evitar errores en las esferas pensamiento y de la acción. Debido a ello recibiremos con ánimo abierto y modestia revolucionaria todo señalamiento sincero que nos ayude en la interpretación de la realidad de nuestra sociedad y de las proyecciones revolucionarias de la lucha de clases de nuestro pueblo.
Los aspectos principales que desea abordar esta carta son:
Una breve descripción sobre la línea de la organización sobre la guerra prolongada del pueblo, la lucha armada como forma fundamental y la lucha de masa.
II. Breve exposición sobre el carácter Marxista-Leninista de la misma.
III. Sus lineamientos orgánicos, basados en el Centralismo democrático.
IV. Su línea de propaganda, en su comunicación hacia el pueblo.
V. Nuestro concepto de las alianzas de clase.
VI. La actitud de las FPL respecto de la religión y sobre la incorporación de los cristianos al proceso revolucionario
VII El clero progresista en el proceso revolucionario. La contradicción fundamental de clase en el seno de la iglesia.

I.BREVE EXPOSICIÓN DE LA LINEA DE LA ORGANIZACIÓN.
LAS” FUERZAS POPULARES DE LIBERACION –FPL- FARABUNDO MARTI” es la organización que ha nacido para llenar la necesidad que tienen los trabajadores de una Vanguardia que los conduzca firmemente y sin vacilación por los senderos que llevan al triunfo de la revolución socialista.
Nuestra Organización considera que el período histórico actual que vive el pueblo salvadoreño la manera en que se utilicen las diversas formas que lucha ya no puede ser, como en épocas pasadas, pues la misma burguesía se tomó la tarea de cerrar el paso a la utilización de métodos pacíficos y democráticos como elementos estratégicos para hacer avanzar la revolución.
En El Salvador y en América Latina la revolución no puede avanzar por la vía pacífica y democrática. En nuestro país, desde hace más de 40 años, los explotadores usando la modalidad de tiranía militar, acallan a sangre y fuego las aspiraciones democráticas y pacificas del pueblo.
Ante esto nosotros consideramos que los trabajadores han entrado en otro periodo histórico en el cual su lucha debe ser revolucionaria político-militar. Esto quiere decir que de aquí en adelante hasta la victoria final la combinación de las formas de lucha debe caracterizarse por tener como eje central la lucha armada popular, y en función de ella (a su servicio) el uso permanente de todas las demás formas de lucha (entendemos que hay formas de lucha violentas, pacificas, legales, ilegales, democráticas, revolucionarias, abiertas, clandestinas, arruadas, no armada. etc.
Las FPL explica a los obreros y campesinos esta combinación de las formas de lucha utilizando el siguiente ejemplo: La lucha armada es como el rio Lempa, que nace pequeño pero que después es fuete impetuoso y que las demás formas de lucha son los afluentes sin cuales el Lempa (la lucha armada) no sería nada.
La combinación de las formas de lucha, tal como la entendemos, la marcamos en la Estrategia de la Guerra Popular Prolongada.
La Estrategia de Guerra la planteamos porque consideramos que en nuestro país los burgueses no entregarán pacíficamente el poder, sus riquezas, etc. sino que el pueblo debe arrebatárselos por la fuerza de las armas y de la razón revolucionaria.
Lo de Popular es porque tenemos la firme convicción de que sólo el pueblo puede hacerse su destino. De allí que nuestra tarea no es sustituirlo, sino que orientarlo y conducirlo en el proceso.
La Estrategia Prolongada la determina la actual correlación de fuerzas entre el pueblo y los explotadores. En este momento la correlación está temporalmente a favor de los ricos, ellos tienen el poder económico, político, militar y los medios masivos de comunicación para difundir su ideología. Consideramos que esta correlación no puede ser cambiada a breve plazo, sino que implica un proceso largo y prolongado del pueblo para volcarla a su favor y así avanzar hasta la victoria.
Dadas las actuales condiciones consideramos que la Guerra Popular Prolongada es la única estrategia viable y acorde a la realidad nacional.

II- LAS FPL SON UNA ORGANIZACIÓN MARXSISTA-LENINISTA
Hay algunas incomprensiones y recelos que se han creado o se van creando en el ánimo de algunas personas avanzadas en relación con la naturaleza Marxista-leninista de la Organización.
Pareciera que aceptarían que el Marxismo se utilizara como método de análisis, de interpretación y estudio de la realidad pero no como el arma revolucionaria de transformación de la sociedad. De allí que hasta cierto punto se muestran tolerantes y comprensivas con el método Marxista de análisis; pero no con su aplicación política y práctica concreta: el leninismo de transformar revolucionariamente la sociedad.
En nuestra opinión, una actitud de este tipo no sería consecuente con sus posiciones avanzadas ya que trataría de presentar al Marxismo como una teoría abstracta y declarativa y así nada “ peligrosa “ para los explotadores.
Siendo como es el Marxismo leninismo una concepción al servicio de los intereses de la clase obrera en particular y de las demás clases explotadas en general, tiene que entrar en contradicciones irreconciliables con los intereses de la burguesía y demás clases explotadoras. Sería inconsecuente tener una actitud de simpatía por el Marxismo considerándolo como teoría, pero, negando su aplicación en la práctica. Eso conduciría a posiciones retrasadas que llevarían al reformismo burgués, a la prolongación del sistema de explotación, de la injusticia, desigualdad social, etc.
El Marxismo-leninismo es un método de análisis científico y una guía para la acción que nos permite por ejemplo, entender la naturaleza multifacética de luchas del pueblo; y que en el conjunto de sus medios de lucha no todas tienen igual valor, utilidad y trascendencia en un período histórico determinado, dada la naturaleza de los objetivos fundamentales que están planteados para el pueblo en ese periodo, y que una jerarquización de elementos de lucha (de método de lucha) en los que es importante saber situar primordial y al mismo tiempo ligar los otros medios de lucha reformando la vía fundamental de desarrollo.
El Leninismo no es algo separado del Marxismo sino que es su desarrollo creador en la época del imperialismo. Lenin dio importantes aportes al desarrollo del Marxismo, tales como: la teoría de la Revolución proletaria y de la Dictadura del Proletariado, la teoría del estado multinacional socialista, las normas orgánicas y planteamientos teóricos del Partido Revolucionario de nuevo tipo. Lenin esbozó las bases para la liberación de los pueblos coloniales y semiscoloniales Lenin dirigió el proceso en el cual se materializo Marxismo por primera vez, con lo que se demostró que no es una simple teoría abstracta sino que es poderosa arma en manos de los pobres para la transformación revolucionaria de la sociedad. De esa manera inauguró una nueva etapa en la historia de la humanidad: la época de la transición mundial del capitalismo al socialismo.
En cuanto al dogmatismo, éste es una falsa aplicación del Marxismo-leninismo con métodos estáticos, muertos, mecanicistas que le matan todo su espíritu creador y que lo convierten no en una guía para la acción sino en una simple repetición de fórmulas que tratan de aplicarse a una realidad diferente. El dogmatismo se basa en el método metafísico de análisis (que ve las cosas desligadas unas de otras, en situación estática, fuera de movimiento: y acción, o en su desplazamiento mecánico) en sustitución del método vivo de análisis del método dialéctico (que sitúa los fenómenos y procesos en su movimiento, en su desarrollo, en sus interrelaciones mutuas). La Organización lleva a cabo una lucha sin cuartel contra el estilo dogmático de utilizar el marxismo y surgió precisamente después de librarse una larga e intensa lucha ideológica contra el dogmatismo de los sectores tradicionales oportunistas, reformistas; para darle aplicación viva al Marxismo como guía para la práctica y no como dogma. Por eso sería extraño que algunas personas pudieran pensar que nuestra organización practica el dogmatismo en la proclamación y aplicación, de sus principios revolucionarios. Dogma es aferrarse a ideas que la ciencia no comprueba.
Guiándose por la aplicación dialéctica del Marxismo, la Organización a través de su práctica ha desplazado dogmas que parecían invariables: como aquel de que la lucha armada y concretamente la guerrilla era imposible en el país. Dogma dañino que proclamaban los oportunistas y tradicionalistas aferrados a caducos y reaccionarios esquemas de acción.
Aplicar consecuente y activamente los principios científicos del Marxismo, fecundos, creadores e innovadores no puede considerarse como dogma, sino como una línea básica revolucionaria consecuente.

III- EN CUANTO A SUS NORMAS DE ORGANIZACIÓN Y DE FUNCIONAMIENTO INTERNO.
Las FPL se guían por los principios leninistas del centralismo democrático, tratando de adaptarlos lo más correctamente posible a las condiciones en que tiene que desarrollarse la Guerra Revolucionaria contra un enemigo cruel y despiadado, temporalmente muy superior en armas y en otros elementos básicos.
Por el Centralismo Democrático nuestras normas orgánicas conjugan el ejercicio de la democracia interna con la firme dirección centralizada, así como la exposición democrática de las ideas de todos los miembros con la disciplina rigurosa, garantizando de tal manera la unidad de voluntad y la unidad de acción internas. El centralismo democrático garantiza que los dirigentes actúen bajo el Control de la Organización y permite la correcta selección, formación y educación de cuadros y su promoción a las labores que concuerden con sus aptitudes y capacidades. Permiten la elaboración colectiva de decisiones y la formación de una dirección colectiva en que se exprese la experiencia conjunta. Tales normas evitan la dispersión ideológica y la dispersión orgánica y permiten el desarrollo de una organización cohesionada y firme que pueda conducir las luchas del pueblo tanto en el plano político como en el militar.
Nuestra organización es una Organización clandestina con una estricta compartimentación entre sus diversos organismos, con una racional distribución de responsabilidades entre organismos y miembros y que se rige por estrictas normas de seguridad y trabajo secreto.
Los principios del Centralismo democrático se pueden señalar de manera esquemática así: – Elección de los organismos de dirección de abajo hacia arriba. – Participación de los miembros en la discusión de los problemas y en la orientación de la actividad de la Organización. – Obligación de los organismos a informar a la base y a sus organismos superiores;
– Disciplina rigurosa para todos los miembros; – Subordinación de la minoría a la mayoría. – Subordinación de los organismos inferiores a los superiores;
– Dirección colectiva; – ejercicio de la crítica y autocrítica a todo nivel como motor de desarrollo de la Organización.
La centralización estructural, orgánica y funcional de la organización no puede considerarse como una muestra de dogmatismo sino como una necesidad ineludible para impulsar el proceso revolucionario, para encauzar una firme y cohesionada unidad ideológica, una inquebrantable unidad de voluntades forjando una férrea unidad de organización y de acción revolucionaria.
Dentro de un orden de ideas pequeño-burguesas es posible que no se comprenda la necesidad de una firme organización revolucionaria que exprese en sus lineamientos orgánicos las cualidades del proletariado.
Es posible, también, que se llegue a pensar que nuestras normas disciplinarias (y, que nuestra práctica revolucionaria) no toma debidamente en cuenta el carácter humano de la lucha popular. Creemos que tal pensamiento no expresaría la realidad. Toda nuestra actividad va encaminada a cambiar radicalmente la situación de injusticia, explotación, e inhumanismo que sufren ahora las grandes masas trabajadoras. Tenemos conciencia que tal injusticia sólo podrá ser definitivamente liquidada a través de la profundización y elevación de la lucha de clases de los explotados por liberarse la opresión y explotación de las clases dominantes. Y que es la violencia revolucionaria de las masas el factor clave que romperá la cadena de la opresión, frente a la terca resistencia de explotadores despiadados que no están dispuestos a dejar sus privilegios y su dominación por razonamientos, ni por apelaciones a su bondad, a su “caridad”, a su humanismo y a su sentido religioso. En este sentido recordamos el reconocimiento de este hecho contenido en la Encíclica del Papa Paulo VI cuando dice que la violencia revolucionaria se justifica “en el caso de tiranía evidente y prolongada, que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y damnificase peligrosamente el bien común del país.”
Y las clases pobres y humildes no podrían tener en esta lucha trascendental por la transformación social decisiva, si no se organizan férreamente para llevar a cabo sus luchas tanto a nivel político económico-social, como a nivel militar-revolucionario.
En tales condiciones lo humano no puede concebirse una categoría abstracta, sino que adquiere en el fondo una esencia de clase: es humano lo que propicia de verdad el triunfo de la causa de las inmensas mayorías populares, y es inhumano lo que favorece la prolongación de la explotación, la opresión y el inhumanismo de unos pocos crueles chupadores del sudor y la sangre de las clases explotadas. (Es digno de hacer notar que precisamente una Organización Revolucionaria repudia las crueles prácticas que el enemigo utiliza su lucha contra las clases oprimidas: como son las torturas, el sadismo, el genocidio, etc.).
Los sacrificios que conscientemente realizan los individuos revolucionarios que promueven como una necesidad histórica la organización revolucionaria, la limitación de determinados aspectos individuales en aras de la colectividad empeñada en la derrota de los explotadores no puede considerarse como inhumanismo, sino como una necesidad imprescindible adoptada conscientemente por cada individuo en aras de la causa más justa: la liberación definitiva de las grandes masas para construir su futuro sin explotación, sin miseria, sin injusticias.
Negamos hoy parte de nuestra limitada libertad individual para poder construir un mundo más humano, digno y feliz para nuestra humanidad trabajadora, hoy explotada, oprimida y humillada. A la luz de esta necesidad histórica impostergables para las inmensas mayorías oprimidas resultaría en el fondo inhumana la actitud pequeño-burguesa que, en aras de un “humanismo” individual abstracto y colocado al margen de las necesidades de la lucha de clases deseara contrarrestar el imperativo histórico de que los obreros y campesinos tengan una férrea línea orgánica y de acción para oponerse al enemigo poderoso, cruel y despiadado. Armar al pueblo de ese férreo instrumento revolucionario político-militar es precisamente la práctica más humana y conveniente.
Es natural que a las clases explotadoras no les convenga altos grados de organización y disciplina revolucionaria en los sectores avanzados del pueblo, de allí que estén vitalmente interesadas en debilitar la solidez orgánica de los explotados, en difundir el liberalismo individualista, la falta de disciplina proletaria y de espíritu de sacrificio consciente.
La práctica revolucionaria va indisolublemente unida al surgimiento del hombre nuevo, en el cual se va encarnando determinadas cualidades: espíritu colectivo revolucionario, supeditación de los intereses individuales a los intereses fundamentales del proletariado y del pueblo, disposición consciente al sacrificio de las conveniencias personales incluso de la vida misma en aras de la causa revolucionaria; disciplina consciente y férrea, espíritu de planificación; ilimitado amor al pueblo, camaradería, alto sentido de responsabilidad, modestia, esfuerzo constante para desarrollar las propias cualidades para ser cada vez más útil a la Revolución Popular; todo ello en constante combate contra los vicios y prejuicios burgueses y pequeño-burgueses del medio capitalista: egoísmo, individualismo, amor propio exacerbado, autosuficiencia, liberalismo, espontaneismo, desorden en las costumbres y en la vida personal, etc.

IV- EN CUANTO A NUESTROS ORGANOS DE COMUNICACIÓN CON
LAS MASAS POPULARES
La vinculación con el pueblo la realizamos a través de distintos medios. El fundamental es la labor orgánica que realizan los Grupos de Apoyo clandestinos, que son organismos de las FPL encargados de organizar y de orientar a las masas en sus luchas reivindicativas inmediatas. Son organismos clandestinos, compartimentados de carácter paramilitar, con funciones principalmente políticas.
La Organización se da a conocer al pueblo también a través de sus acciones armadas, contra las clases explotadoras y sus instrumentos.
Una línea de propaganda es lo que llamamos la propaganda armada que consiste en diversas modalidades de llegar a la masa y de difundir el pensamiento revolucionario con las armas en la mano: difusión de proclamas con detonación de pólvora, arengas en las puertas de las fábricas o concentraciones diversas, toma de cines, toma de pueblos para hablar a la población, etc.
Y constantemente hacemos uso de los medios de difusión clandestina que forman una red de órganos de las FPL de comunicación con las masas: Comunicados, proclamas, hojas volantes, así como los órganos permanentes “EL REBELDE”, “EL CAMPESINO REBELDE”, “JUVENTUD REBELDE” “EL MAGISTERIO REBELDE”, “PRENSA OBRERA”, “GUERRILLERO”, “ESTRELLA ROJA”, y publicaciones esporádicas de análisis de la situación nacional. Tales órganos realizan las labores de agitación revolucionaria y de propaganda de las ideas y orientaciones de la Organización para el avance del proceso revolucionario.
Nuestra comunicación con las masas está basada en la consideración estratégica de que es el pueblo quien realiza la revolución, y que ninguna Organización es capaz de sustituirlo en esa tarea; sino que ésta, para cumplir con su papel de Vanguardia debe convertirse en promotora de la elevación de la conciencia revolucionaria del pueblo y en eficaz medio de incorporación del mismo a la lucha revolucionaria (en el presente período, a las distintas tareas de la Guerra Prolongada del Pueblo).
La elevación de la conciencia revolucionaria de las masas requiere presentar a éstas en forma honesta la verdad objetiva, por ello nuestra propaganda tiene como fondo la verdad, la realidad concreta en proyección hacia la perspectiva histórica real.
Nuestros órganos de divulgación clandestina se basan en normas estrictas de seguridad y de trabajo clandestino, y tratan de educar a las masas entre las que circulan en las normas que permiten leer y difundir nuestra propaganda burlando la vigilancia del enemigo, no sólo para salvaguardar la seguridad del lector, si no para garantizar la continuidad de la difusión de las ideas revolucionaria y la continuidad del trabajo revolucionario. Ha sido precisamente la constante práctica de tales normas las que ha permitido que los sectores populares vayan aprendiendo a manejar la propaganda secreta y que ésta se difunda tan ampliamente en diversos sectores del país, y en medios poco acostumbrados al trabajo clandestino.
Nuestra propaganda tiene como norma la protección del trabajo clandestino (y abierto) de las masas; trata en lo posible de que el enemigo no se oriente sobre los lugares de existencia de los núcleos revolucionarios. Naturalmente que esto no corresponde sólo a nuestros órganos de difusión, pues los signos indirectos o directos de la actividad revolucionaria se van haciendo patentes a medida en que se desarrolla y ramifica el trabajo revolucionario a lo largo del país; por ello la necesidad de la aplicación de las normas de seguridad no amengua sino que crece.
Uno de los aspectos más vivos y complejos de la actividad de la Organización (y esto no se refiere sólo al terreno de la difusión) es lograr a cada momento la correcta combinación de la actividad clandestina con la actividad abierta de las masas, la combinación de la agitación y propaganda clandestina con la agitación y propaganda abierta entre las masas a fin de que esta segunda no sólo no se vea afectada, sino que encuentre en aquella un poderoso puntal para su desarrollo. Los diversos matices de este aspecto del trabajo reciben una constante preocupación de las FPL.
Por otra parte nos parece oportuno exponer aquí que ha sido y es norma invariable de nuestra Organización en su labor divulgativa entre el pueblo practicar una modalidad diferente a la empleada por decenios por algunos organismos políticos de izquierda tradicional, que han practicado ante las masas evidentes modalidades de charlatanería revolucionaria y que con el tiempo han mostrado ser revolucionarios de palabra y conservadores en los hechos; que usan la fraseología marxista para encubrir una línea de oportunismo y de claudicación ante los intereses de la burguesía
Nuestra Organización trata de seguir una norma estrictamente diferente y se esfuerza por practicar invariablemente una línea de modestia revolucionaria y de decir la verdad al pueblo. De acuerdo con esta norma de conducta, las FPL ni siquiera adoptaron un nombre durante los dos primeros años de intenso trabajo inicial (de 1970 a 1972), ni proclamaron públicamente su carácter revolucionario ante el pueblo ya que consideraron indispensable ganarse en la acción el honor y la calidad revolucionaria y no quedarse en las palabras vacías de contenido real. Fue hasta que se habían forjado los núcleos revolucionarios a través de un intenso accionar y de la adquisición de una contextura revolucionaria interna, y fue hasta que los primeros héroes de la lucha revolucionaria miembros de nuestra Organización (Mauricio Gonzales Domínguez, Vladimir Umaña Santamaría y Sergio Orellana Acosta) habían caído en combates armados contra el enemigo del pueblo, y cuando para éste era ya evidente la presencia e incidencia de la Organización revolucionaria político-militar en acción, cuando se hizo indispensable adoptar un nombre, dar a conocer la personalidad revolucionaria de la Organización, como una necesidad ya impostergable para la orientación y dirección del pueblo en su incorporación a la Guerra Revolucionaria.
En tales condiciones creemos que no sería justo, ni verídico el pensamiento de que nuestra Organización en su propaganda pudiera practicar formas de exhibicionismo o “triunfalismo” “ para darse a conocer al pueblo.
Y nos parece que a raíz de los sucesos de “ La Calletana “ y debido a publicaciones que al respecto ha emitido la Organización se ha llegado a expresar insinuaciones al respecto. Podemos decir que las labores divulgativas en ese sentido se han realizado y se realizan con plena responsabilidad revolucionaria, midiendo cada caso, y con el objetivo de elevar la conciencia de los trabajadores de la ciudad y del campo, de mostrar y generalizar los rasgos nuevos y crecientes que van apareciendo en la lucha del pueblo, para facilitar la incorporación de nuevos contingentes de las clases explotadas a la lucha revolucionaria, tanto en el aspecto armado como en la combatividad masiva por las reivindicaciones urgentes económico-sociales.
El enemigo descubrió en esa zona un depósito de propaganda de nuestra Organización en casa de un compañero, y desde ese momento no era un secreto para él, pero sí para el pueblo. En tales condiciones dejó de ser una cuestión de seguridad el admitirlo en la propaganda de la Organización, y al contrario, esto facilitaba dar a conocer a los trabajadores la verdad de las facetas nuevas que va adquiriendo la lucha popular y de esta manera de generalizar las nuevas formas de organización, de movilización y de acción de masas acorde con las necesidades más urgentes del campesinado que coinciden con su línea de incorporación a la lucha revolucionaria; la lucha por la tierra, el ataque a su monopolio, la marcha hacia la incorporación del campesinado y jornalero agrícola a la lucha reivindicativa por sus problemas claves.
Nuestras versiones de los sucesos están basadas en la información fidedigna y de primera mano tomada en el propio escenario de los sucesos y tiene como fuente los elementos más avanzados políticamente de la zona. Está muy lejos del cuadro que pinta la Carta pastoral de la Curia de San Vicente cuando dice que “con malévola intención se han difundido folletos (“EL REBELDE” por ejemplo)” insinuando que contienen una serie de rumores y falsedades.
Nuestro objetivo al decir la verdad al pueblo y no ocultar ni las intenciones, ni las acciones, ni los métodos de las clases explotadoras es extender el espíritu combativo en diversos sectores de masas, hacer avanzar el proceso, adoptar una actitud dinámica consecuente, con las necesidades del desarrollo. En cambio hay, otra actitud que desearía que el proceso quedara estancado, que no se moviera y, si fuere posible, que no se tocara lo que no conviene a los explotadores y se pretende mostrar a los sectores avanzados del campo como corderos y pacientes soportadores de injusticias que están dispuestos a presentar la otra mejilla para que el cruel explotador se las golpee. Eso no ayuda a desarrollar el proceso de lucha, sino que contribuye a estancarlo, a hundirlo en la falta de perspectiva, en la impotencia, en la falta de confianza de las masas para vencer los obstáculos que la tiranía de los ricos interpone en el camino de sus luchas.
Es evidente que los avances en la conciencia revolucionaria de unos sectores debe ayudar a otros sectores hacia la lucha, no partiendo de cero, sino de la experiencia de la lucha de los demás sectores.
Un mal entendido proteccionismo paternalista que trate de ocultar el estado de ánimo combativo de las masas y presentar un cuadro irreal de conformismo y pasividad no ayuda a los sectores trabajadores a ver las reales condiciones de disposición combativa que están creciendo en sus hermanos de clase a lo largo del país no ayuda a generalizarlos nuevos rasgos dinámicos portadores de la liberación popular.
El hecho de que en la misma publicación nuestra Organización aceptara la participación de un compañero revolucionario identificándolo como miembro de la misma, pudo haber parecido a algunas personas como un acto ingenuo, irresponsable y contrario a la seguridad individual y colectiva. Tal paso fue meditado y deliberado y se tuvo como elemento clave el hecho de que el compañero fue detectado por el enemigo, ya que casualmente se le descubrió un depósito de propaganda y que por lo tanto a partir de ese hecho ya no podría ni podrá actuar legalmente. Nuestro compañero fue arrancado de las garras de los cuerpos represivos, vale decir de la muerte por el propio pueblo.
Tales casos se irán dando forma creciente en el transcurso la guerra y cada vez más convirtiendo en una necesidad que el pueblo pueda comprobar la naturaleza clasista de su Organización revolucionaria, que tenga la certeza de que sus cuadros revolucionarios dirigentes a distinto nivel son hombres honestos, trabajadores y responsables extraídos de las propias entrañas populares. Realidad muy distinta a la superchería que pregonan en su orfandad ideológica los sectores oportunistas de izquierda, de que las organizaciones revolucionarias político-militares son un capricho, pasajero y un “juego de chiquillos atolondrados e inconstantes”.

V- DESEAMOS EN ESTA CARTA, EXPRESAR AUNQUE SEA BREVEMENTE NUESTRA LINEA SOBRE LAS ALIANZAS DE CLASE.
Nuestra Organización ha podido tener una larga experiencia sobre el tipo tradicional de alianzas de sectores populares que ha puesto en práctica la corriente oportunista y revisionista en nuestro país. Y esto ha sido posible, porque previo a la formación de las Organizaciones político-militares se desplegó en el seno de las organizaciones tradicionalistas y a través de la acción de las masas, una intensa lucha ideológica por promover a esas organizaciones a posiciones más avanzadas, acordes con las nuevas necesidades del proceso revolucionario.
Fue en el transcurso de 10 años de lucha ideológica que se fue perfilando y depurando una estrategia integral revolucionaria político militar, que la irse poniendo en aplicación a través de los nuevos instrumentos orgánicos está abriendo el cauce revolucionario del pueblo que a través de la Guerra Revolucionaria lo conducirá a las victorias definitivas.
El tipo tradicionalista de unidad de sectores populares, propiciado por la corriente oportunista (Partido pseudo-comunista y dirigencias influidas por éste) plantea un engañoso esquema de unidad “amplia” de sectores populares entorno a limitadas reivindicaciones de tipo inmediato; pero escamotea un aspecto medular: qué clase hegemoniza tal unidad y, en consecuencia a qué intereses de clase favorece fundamentalmente tal agrupamiento. En consecuencia, una unidad que aparentemente favorece los intereses de todos los sectores agrupados en ella, sirve de cortina de humo para disimular el papel político dirigente que sobre los sectores del pueblo pasa a ejercer una parte de la burguesía, que coloca a las clases oprimidas al servicio de la estrategia explotadora.
Esa es la esencia de clase que los oportunistas de izquierda propician al aplicar su esquema de unidad: y a través de él se han convertido en valiosos instrumentos de la burguesía “opositora “, fundamentalmente de la burguesía que dirige al Partido Demócrata Cristiano y a través de él al MNR, UDN ( UNO ); burguesía reformista, desarrollista y populista, que trata de detener los avances del pueblo hacia la revolución y unirlo a la eternización del sistema capitalista por la vía de las reformas burguesas y del cauce electorerista.
La corriente oportunista ha venido mostrando su naturaleza conservadora desde hace mucho tiempo; trató de atajar la combatividad de las masas durante las huelgas de 1967, especialmente durante la Huelga General del Acero (abril de 1967), y durante las dos grandes huelgas magisteriales, y en esas ocasiones su plataforma de unidad le permitió emerger a una posición que le dio la posibilidad de contrarrestar el espíritu combativo de las masas para hundirlas en la pasividad y la impotencia, y de esa manera encauzarlas en el electorerismo favorable a la burguesía y al sistema.
Nuestra Organización propugna por una línea de unidad a nivel de los sectores avanzados del pueblo para luchar conjuntamente para profundizar y ampliar el proceso revolucionario de la Guerra prolongada del pueblo, para acrecentar la lucha contra los enemigos dé la revolución, y para derrotar ideológicamente a las corrientes oportunistas y revisionistas que están al servicio de los intereses de la burguesía. Tal núcleo de unidad avanzada se convertiría en el polo de una unión de fuerzas de calidad superior, teniendo como centro la alianza obrero campesina revolucionaria. Es decir, una unidad revolucionaria consecuente, que incida cada vez más en toda la marcha de la vida nacional y que sea poderoso medio para la incorporación del pueblo a la Guerra Revolucionaria. En tal cuadro no cabe la hegemonía de ningún sector de las clases dominantes, y para que pueda ser consecuente hasta el final, serán los intereses del Proletariado (abanderado de los intereses fundamentales del campesinado y demás sectores populares) quienes tienen que imprimir su sello determinante.
Nuestra Organización por ello ha puesto reparos a una nueva versión aplicada en los últimos meses de esquema de alianzas en el que se juzga indispensable la participación de los dirigentes oportunistas, versión ensayada a través del FAPU.
Por parte de elementos avanzados se ha creído que a través de los oportunistas se puede llegar al seno de las masas. La práctica mostró en esta ocasión, que esa no es la vía para llegar a las mismas. Se pensó que la lucha ideológica contra el oportunismo y el revisionismo se realizarían llegando a las masas a la par de los mismos. La práctica mostró que no fue viable esa fórmula. Se ha superestimado la fuerza de los oportunistas y revisionistas cayendo en el espejismo de que tienen “mucha” gente (especialmente del sector obrero) y que por ello son imprescindibles en los frentes populares. La realidad es otra: apenas un 9% del proletariado está organizado en sindicatos y otras organizaciones gremiales, y de ese 9% el 75% está encuadrado en sindicatos y organismos dirigidos por los agentes del gobierno y del imperialismo. A su vez, el sector, dirigido por la burocracia sindical reformista y economista “de izquierda” vegeta en la pasividad y en la creciente debilidad orgánica que le imprime dicha corriente.
Las necesidades objetivas del desarrollo revolucionario obligan a los sectores avanzados del pueblo a la creación de una unidad superior, distinta al molde de alianzas que desembocan en el electorerismo y que, en último término, caen bajo la hegemonía de la estrategia política reformista y democratista de sectores de la burguesía.

VI- NUESTRA ACTITUD ANTE LA RELIGION
Nuestro trabajo revolucionario va dirigido contra los enemigos del pueblo y no va encaminado a menoscabar la religión, ni al trabajo de masas religioso. La experiencia en este terreno indica que el quehacer religioso y la actividad revolucionaria pueden combinarse fecundamente en aras de los intereses del pueblo.
Las FPL, aceptan en sus filas a todo revolucionario honesto que adopte conscientemente su estrategia, su línea táctica y política, y sus lineamientos orgánicos y disciplinarios, si para ello, sus creencias y prácticas religiosas no constituyen un obstáculo.
Partimos del hecho de que ser cristiano no se opone al deber de luchar por la justa causa del pueblo, por su liberación de explotación y de la miseria. Consideramos como una ofensa para un trabajador cristiano hombre o mujer suponer lo contrario. Es más, consideramos absolutamente necesario como una condición estratégica la incorporación de las grandes masas campesinas y obreras que son fundamentalmente cristianas a la revolución. Sin ello, el triunfo de la revolución no podría alcanzarse, y esto, no sólo en nuestro país, sino a nivel continental, como lo reconoció el heroico comandante Che Guevara al decir que cuando los cristianos se incorporen a la revolución ésta será invencible.
Las FPL llevan a cabo este pensamiento en forma práctica donde quiera que haya un militante católico , que desee dar un salto en su práctica revolucionaria, y que llene los requisitos exigidos por nuestra Organización, no tenemos porqué rechazarlo, porqué cerrarle las puertas e impedirle que realice su aspiración de servir a la causa revolucionaria de su pueblo.
Al promoverlos a una más elevada calidad de su quehacer político como miembros responsables de un pueblo que marcha hacia su liberación, procuramos al mismo tiempo que no se menoscabé su actividad religiosa Por otra parte, si bien nuestra misión no es menoscabar sus creencias religiosas, es necesario decir que todo revolucionario, a medida en que van elevándose a un enfoque científico de la realidad objetiva , va llenando sus lagunas, debilidades, deficiencias y errores en la esfera del conocimiento con una base científica que eleva integralmente su conciencia y acción en aras del interés colectivo.
El trabajo de la Organización en crecientes sectores del campo es un trabajo estratégico, encaminado a ganar activamente para la revolución a un sector fundamental sin el cual ésta no podría triunfar. Es una tarea estratégica encaminada a forjar en la acción la alianza obrero campesina, base de las fuerzas motoras de la revolución, y esta tarea la tratamos de realizar tanto en zonas o lugares donde haya algún tipo de organización como donde no lo haya; en zonas donde haya sacerdotes conservadores o sacerdotes progresistas; o donde no haya sacerdotes, etc.; y no solo en el campo sino también en la ciudad: en fábricas, colonias, centros de enseñanza, etc.
Es posible que nuestra incidencia orgánica en algunos sectores del campo, de la impresión de que estamos; “aprovechando” el trabajo de otras personas Tal idea la consideramos incorrecta e inconsecuente con las necesidades de desarrollo revolucionario de las masas. ¿Acaso el trabajo revolucionario de las masas es aprovechado por alguien y no por el mismo pueblo que a través de esa actividad marcha hacia su revolución?
Si tal idea surge, creemos que estaría basada en el deseo de mantener una influencia exclusivista sobre un sector de masas a costa de impedirles a éstas su promoción a un escalón de las luchas populares. Sería una concepción conservadora que perjudicaría la incorporación de sectores del pueblo a las tareas de la revolución. Y denotaría en cierto modo una actitud de egoísmo político (no poner “ su “ trabajo en dirección al avance revolucionario del pueblo) y de irrespeto al imperativo de conciencia de los cristianos. Entendemos que dentro de la estructura de la Iglesia, un postulado por cuya aplicación luchan los sectores progresistas es por respetar la conciencia de una persona, y aplicado en ese caso, se vuelve un imperativo respetar la decisión de los cristianos que a conciencia adopten el camino revolucionario, al camino de la lucha armada, para contribuir a la liberación de sus hermanos trabajadores.
Podría suceder que algunos sacerdotes progresistas, a estas alturas todavía no vean con claridad que va en marcha el proceso de la lucha armada revolucionaria, y que éste es ya un proceso irreversible, y que a medida que se profundice también el enemigo responde con acciones de creciente intensidad y crueldad, lo cual es una dinámica inevitable de la lucha cuando los pueblos han tomado la decisión de liberarse con las armas en la mano.
El desconocimiento de esta realidad, de la incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida del país conduce a la oposición a que las otras formas de lucha popular se acondicionen a la fundamental en algunos casos, no sólo se rehúye fortalecer las bases de la revolución sino que se adopta posiciones conservadoras, y hasta reaccionarias y claudicantes ante el poder de los ricos y ante los propios explotadores. Algunos pasajes de la reciente declaración de la Curia diocesana de San Vicente son una prueba de esto (numerales 2°, 4’, 5° de sus considerandos ) (1)

VII- EL CLERO PROGRESISTA EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO
Con el respeto que nos merecen los esfuerzos constantes que los sacerdotes avanzados realizan por colocar a la Iglesia en posiciones acordes a los intereses sociales de las grandes mayorías oprimidas y desposeídas y por lograr el progreso social del pueblo trabajador, hemos de decir que como Organización Revolucionaria admiramos esos esfuerzos y valoramos la entereza mostrada ante los riesgos y amenazas que frente a los explotadores conlleva. Nos damos cuenta de las repetidas amenazas represivas del régimen. Y creemos que el sector avanzado del clero está en capacidad de ayudar en buena medida al avance de la combatividad de las masas y al avance del proceso revolucionario.
Y es que tal convicción surge no solo de su aporte a la lucha popular en nuestro país y Centroamérica, sino de la valiosa contribución de sectores avanzados del clero en el avance de la revolución latinoamericana. Hemos visto con admiración la valiente actitud que en diversos países han tenido muchos sacerdotes y cristianos frente a tiranías tales como la del Brasil, en donde las torturas y asesinatos del régimen no se han detenido ni ante el crucifijo de un religioso. Hemos sido testigos del compromiso de heroicos sacerdotes que han subido a la montaña y han tomado el fusil para luchar a la par de los obreros y campesinos por la liberación del pueblo.
Sin embargo, creemos que para cumplir a cabalidad un creciente rol en el proceso de desarrollo revolucionario es necesario vencer las dificultades que emanan no sólo del medio concreto tradicionalmente conservador, sino incluso, las que plantean los prejuicios y costumbres que han tenido su origen en la propia extracción de clase(generalmente de sectores del campesinado con alguna comodidad o sectores de la pequeña-burguesía urbana) defectos que han de ser contrarrestadas para alcanzar un enfoque de acuerdo con los legítimos intereses del proletariado y del campesinado pobre.
Por otra parte, entendernos que la contradicción fundamental de clase en el seno de la Iglesia se expresa entre el sector avanzado del clero y la parte conservara de la jerarquía. Entendemos que la jerarquía misma no es monolítica en la expresión del conservadurismo y en el seno de la Iglesia se van abriendo paso corrientes favorables a los intereses del pueblo. Esto se refleja no solo a nivel nacional sino también, en los concilios y conferencias eclesiásticas latinoamericanas y mundiales en donde hay fuerzas que pugnan por posiciones progresistas y renovadoras. Sin embargo, consideramos que la lucha del sector avanzado es dura, difícil y esforzada y que requiere gran valentía moral y gran convicción de principios para sostenerla ya que los sectores conservadores tratan de hacer retroceder a los sectores progresistas de sus posiciones de avanzada.
En este sentido queremos que la aspiración irreal de que toda jerarquía apoye los pasos del sector avanzado puede conducir a compromisos mal entendidos que hagan ceder al sector progresista en posiciones de avanzadas y ponerse a la cola de posiciones conservadoras, retrocediendo en niveles ya alcanzados de comprensión de las necesidades del pueblo y de su proceso revolucionario.
Para concluir con la exposición a sus puntos de vista, las FPL desean recalcar su respeto por el sector sacerdotes de ideas y prácticas avanzadas, esperando que en bien de la causa del pueblo, sus esfuerzos den cada día mayores frutos para la Revolución.
REVOLUCION O MUERTE!! EL PUEBLO ARMADO VENCERA!!
EL COMANDO CENTRAL DE LASFUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI”
Enero de 1975.

(1)Nota
En la página 28 se hace referencia a algunos pasajes de la “ Declaración de la Curia de San Vicente ante los acontecimientos de La Cayetana el pasado 29 de noviembre”.
Para una mayor comprensión reproducimos a continuación los pasajes referidos:
“Con malévola intención se han difundido folletos (el “Rebelde” por ejemplo), y corren una serie de rumores y falsedades. La Curia de San Vicente, conociendo como conocemos a los vecinos del Cantón “ La Cayetana” y habiendo oído el testimonio fehaciente de personas fidedignas testigos oculares de los hechos: “
2. Niega totalmente, que en La Cayetana haya predisposición contra las autoridades, puesto que se trata de un caserío ejemplar donde no existen ni “ sacaderas ni chicherías “ ni se practican juegos prohibidos. Su delito es que son unidos, conocen las leyes trabajan honestamente y procuran practicar las enseñanzas de evangelio para hacer sus trabajos en forma cooperativa, los denigrantes les tildan de “comunistas”. ¡Cuán fácil se tilda de comunista a quienes ya no se dejan explotar! “
3. Niega, que en La Cayetana existan elementos pertenecientes a grupos armados. Quienes afirman lo contrario están únicamente predisponiendo a que se tomen medidas para contrarrestar estos supuestos grupos y que se maltrate así a personas humildes y sencillas;”
4. Niega, que en los hechos del 29 de noviembre haya habido agentes de seguridad muertos o heridos. La irrupción armada se produjo contra indefensos campesinos sin reacción alguna de parte de ellos;”
5. Lamenta que, a raíz de lo acaecido en “La Cayetana”, se ha retirado el puesto de guardia de Tecoluca. Esto ha dado lugar a que elementos de la población ya reconocidos por inescrupulosos e irresponsables traten de provocar la alarma en la población civil, haciendo disparos en horas nocturnas, dando base con ello a que después se desate una ola de represión con el pretexto de establecer el orden” .

Carta de las FPL a los Cristianos Progresistas (enero 1975)

Carta de las FPL a los Cristianos Progresistas (enero 1975)

Uno de los principales documentos históricos de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” fue su Carta a los Cristianos, que aparecida a principios de 1975 aborda la creciente participación de este sector religioso en las luchas populares por la democracia y la justicia en nuestro país y particularmente de su militancia en el seno de las organizaciones revolucionarias.

La Carta a los Cristianos ( a los sacerdotes Progresistas), que constituye el contenido del segundo número de la revista teórica Estrella Roja, refleja la síntesis programática lograda en las FPL entre el sector fundador de tronco marxista-leninista y una segunda generación de origen social-cristiano, y está dividida en los siguientes apartados: breve exposición de la línea de la organización; las FPL son una organización marxista-leninista; normas de organización y funcionamiento interno; órganos de comunicación con las masas populares; línea sobre las alianzas de clases; actitud ante la religión y sobre el clero progresista en el proceso revolucionario.

Explican que el motivo de esta carta se debe a que “la creciente incidencia de la lucha armada revolucionaria en la vida política nacional, así como el creciente desarrollo de las luchas combativas de las masas por las necesidades vitales urgentes, pueden crear en algunos sectores progresistas del país, entre ellos en el sector progresista del clero, algunas reservas interrogantes y preocupaciones sobre el quehacer militar y político de nuestra Organización.”
Por lo que las FPL “está en la obligación de realizar esfuerzos por despejar en el ánimo de las personas progresistas y avanzadas las reservas que surjan, a fin de que tales dudas y reservas puedan ser disipadas en la medida de lo posible, para que no se vayan convirtiendo en obstáculos adicionales en el desarrollo de las luchas revolucionarias del pueblo. Tal es la razón de esta carta.”
1. La línea de la organización
Plantea que “las “FUERZAS POPULARES D ELIBERACION-FPL-“FARABUNDO MARTI” es la organización que ha nacido para llenar la necesidad que tienen los trabajadores de una Vanguardia que los conduzca firmemente y sin vacilación por los senderos que llevan al triunfo de la revolución socialista.”
Agrega que “los trabajadores han entrado en otro periodo histórico en el cual su lucha debe ser revolucionaria político-militar. Esto quiere decir que de aquí en adelante, hasta la victoria final, la combinación de las formas de lucha debe caracterizarse pro tener como eje central la lucha armada popular y en función de ella ( a su servicio) el uso permanente de todas las formas de lucha ( entendemos que hay formas de lucha violentas, pacíficas legales, ilegales, democráticas, revolucionarias, abiertas, clandestinas, armadas no armadas, etc.).”
Indica que “las FPL les explica los obreros y campesinos esta combinación de las formas de lucha utilizando el siguiente ejemplo: la lucha armada es como el río Lempa, que nace pequeño pero que después es fuerte e impetuoso y que las demás formas de lucha son los afluentes sin los cuales el Lempa (la lucha armada) no sería nada. La combinación de las formas de lucha, tal como la entendemos, la enmarcamos en la Estrategia de la Guerra Popular Prolongada.”
Sostiene que “la Estrategia Prolongada la determina la actual correlación de fuerzas entre el pueblo y los explotadores. En este momento la correlación está temporalmente a favor de los ricos, ellos tiene el poder económico, político, militar y los medios masivos de comunicación para difundir su ideología. Consideramos que esta correlación no puede ser cambiada abreve plazo, sino que implica un proceso largo y prolongado del pueblo para volcarla a su favor y así avanzar hasta la victoria.”
2. Las FPL son una organización marxista-leninista
Opina que “hay algunas incomprensiones y recelos que se han creado o se van creando en el ánimo de algunas personas avanzadas en relación con la naturaleza de la Organización. Pereciera que aceptarían que el Marxismo se utilizara como método de análisis, de interpretación y estudio de la realidad pero no como el arma revolucionaria de transformación de la sociedad.”
Agrega que “una actitud de este tipo no sería consecuente con sus posiciones avanzadas ya que trataría de presentar al Marxismo como una teoría abstracta y declarativa y así nada “peligrosa” para los explotadores.”
Afirma que “sería inconsecuente tener una actitud de simpatía por el Marxismo considerándolo como teoría, pero negando su aplicación en la práctica. Eso conduciría a posiciones retrasadas que llevarían al reformismo burgués, a la prolongación del sistema de explotación, de la injusticia, desigualdad social, etc.”
Asegura que “el Leninismo no es algo separado del Marxismo sino que es su desarrollo creador en la época del imperialismo. Lenin dio importantes aportes al desarrollo del Marxismo, tales como: la teoría de la Revolución Proletaria y de la Dictadura del Proletariado; la teoría del estado multinacional socialista; las normas orgánicas y planteamientos teóricos del Partido Revolucionario de nuevo tipo.”
Considera “extraño que algunas personas pudieran pensar que nuestra Organización practica el dogmatismo en la proclamación y aplicación de su principios revolucionarios. Dogma es aferrarse a ideas que a ciencia no comprueba. Guiándose por la aplicación dialéctica del Marxismo, la Organización a través de su práctica ha despedazado dogmas que parecía invariables: como aquel de que la lucha armada y concretamente la guerrilla era imposible en el país. Dogma dañino que proclamaban los oportunistas y tradicionalistas aferrados a caducos y reaccionarios esquemas de acción.”
3. En cuanto a sus normas de organización y funcionamiento interno
Reconoce que “ las FPL se guían por los principios leninistas del Centralismo Democrático, tratando de adaptarlos lo más correctamente posible a las condiciones en que tiene que desarrollarse la Guerra Revolucionaria contra un enemigo cruel y despiadado, temporalmente muy superior en armas y en otros elementos básicos.”
Enfatiza que “nuestra Organización es una Organización clandestina, con una estricta compartimentación entre sus diversos organismos, con una racional distribución de responsabilidades entre organismos y miembros y que se rige por estrictas normas de seguridad y trabajo secreto.”
Considera que “es natural que a las clases explotadoras no les convenga altos grados de organización y disciplina revolucionaria en los sectores avanzados del pueblo, de allí que estén vitalmente interesadas en debilitar la solidez orgánica de los explotados, en difundir el liberalismo individualista, la falta de disciplina proletaria y de espíritu de sacrificio consciente.”
Subraya que “la práctica revolucionaria va indisolublemente unida al surgimiento del hombre nuevo, en el cual se va encarnando determinadas cualidades: espíritu colectivo revolucionario, supeditación de los intereses individuales a los intereses fundamentales del proletariado y del pueblo, disposición consciente al sacrificio de las conveniencias personales –incluso de la vida misma- en aras de la causa revolucionaria…”
4. En cuanto a nuestros órganos de comunicación con las masas populares
Explica que “la vinculación con el pueblo la realizamos a través de distintos medios. El fundamental es la labor orgánica que realizan los Grupos de Apoyo clandestinos, que son organismos de las FPL encargados de organizar y de orientar a las masas en sus luchas reivindicativas inmediatas. Son organismos clandestinos, compartimentados y de carácter paramilitar con funciones principalmente políticas. La Organización se da a conocer al pueblo también a través de sus acciones armadas, contra las clases explotadoras y sus instrumentos.”
Indica que “una línea de propaganda es lo que llamamos la propaganda armada, que consiste en diversas modalidades de llegar a la masa y de difundir el pensamiento revolucionario con las armas en la mano: difusión de proclamas con detonación de pólvora; arengas en las puertas de las fabricas o concentraciones diversas, tomas de cines, toma de pueblos para hablar a la población, etc., etc.”
Subraya que “hacemos uso de los medios de difusión clandestina que forman una red de órganos de las FPL de comunicación con las masas: Comunicados, proclamas, hojas volantes, así como los órganos permanentes: “EL REBELDE” “EL CAMPESINO REBELDE” “JUVENTUD REBELDE” “EL MAGISTERIO REBELDE” “PRENSA OBRERA” “GUERRILLERO” “ESTRELLA ROJA” y publicaciones esporádicas de análisis de la situación nacional.”
Comparte que las FPL “se esfuerza por practicar invariablemente una línea de modestia revolucionaria y de decir la verdad al pueblo. De acuerdo con esta norma de conducta, las FPL ni siquiera adoptaron un nombre durante los dos primeros años de intenso trabajo iniciado ( de 1970 a 1972) ni proclamaron públicamente su carácter revolucionario ante el pueblo ya que consideraban indispensable ganarse en la acción el honor y la claridad revolucionaria y no quedarse en las palabras vacías de contenido real.”
Agrega que “fue hasta que se habían forjado los núcleos revolucionarios a través de un intenso accionar y de la adquisición de una contextura revolucionaria interna, y fue hasta que los primeros héroes de la lucha revolucionaria- miembros de nuestra Organización- (Mauricio González Domínguez; Vladimir Umaña Santamaría y Sergio Orellana Acosta) habían caído en combates armados contra el enemigo del pueblo, y cuando para este ya era evidente la presencia e incidencia de la Organización revolucionaria político-militar en acción, cuando se hizo indispensable adoptar un nombre, dar a conocer la personalidad revolucionaria de la Organización, como una necesidad ya impostergable para la orientación y dirección del pueblo en su incorporación a la Guerra Revolucionaria.”
Exhorta al pueblo a que “tenga la certeza de que sus cuadros revolucionarios dirigentes a distinto nivel son hombres honestos, trabajadores y responsables, extraídos de las propias entrañas populares. Realidad muy distinta a la superchería que pregonan –en su orfandad ideológica- los sectores oportunistas de “izquierda”, de que las organizaciones revolucionarias político-militares son un capricho pasajero y un “juego de chiquillos atolondrados e inconstantes.”
5. Deseamos en esta Carta expresar aunque sea brevemente nuestra Línea sobre las Alianzas de Clase

Se plantea que “nuestra Organización ha podido tener una larga experiencia sobre el tipo tradicional de alianzas de sectores populares que ha puesto en práctica la corriente oportunista y revisionista en nuestro país. Y esto ah sido posible, porque previo a la formación de las Organizaciones político-militares se desplegó en el seno de las organizaciones tradicionalistas y a través de la acción de las masas, una intensa luchas ideológica por promover a esas organizaciones a posiciones más avanzadas, acordes con las nuevas necesidades del proceso revolucionario.”

Sostiene que “fue en el transcurso de 10 años de lucha ideológica que se fue perfilando y depurando una estrategia integral revolucionaria político-militar, que al irse poniendo en aplicación a través de los nuevos instrumentos orgánicos está abriendo el cauce revolucionario del pueblo que a través de la Guerra Revolucionaria lo conducirá a las victorias definitivas.”

Analiza que “el tipo tradicionalista de unidad de los sectores populares, propiciado por la corriente oportunista, (partido pseudo-comunista y dirigencias influidas por este) plantea un engañoso esquema de unidad “amplia” de sectores populares en torno a limitadas reivindicaciones de tipo inmediato; pero escamotea un aspecto medular: que clase hegemoniza tal unidad y, en consecuencia a que intereses de clase favorece fundamentalmente tal agrupamiento.”
Clarifica que “nuestra Organización propugna por una línea de unidad a nivel de los sectores avanzados del pueblo, para luchar conjuntamente por profundizar y ampliar el proceso revolucionario de la Guerra prolongada del pueblo, para acrecentar la lucha contra los enemigos de la revolución, y para derrotar ideológicamente a las corrientes oportunistas y revisionistas que están al servicio de los intereses de la burguesía.”
Asevera que “tal núcleo de unidad avanzada se convertiría en el polo de una unión de fuerzas de calidad superior, teniendo como centro la alianza obrero-campesina revolucionaria. Es decir, una unidad revolucionaria consecuente, que incida cada vez más en la vida nacional y que sea poderoso medio para la incorporación del pueblo a la Guerra Revolucionaria. En tal cuadro no cabe la hegemonía de ningún sector dominante… ”

Es por esto que las FPL “ha puesto reparos a una nueva versión aplicada en los últimos meses del esquema de alianzas en que se juzga indispensable la participación de los dirigentes oportunistas, versión ensayada a través del FAPU.”
Agrega que “por parte de elementos avanzados se ha creído que a través de los oportunistas se puede llegar al seno de las masas. La práctica mostró en esta ocasión, que esa no es la vía para llegar a las mismas. Se pensó que la lucha ideológica contra el oportunismo y el revisionismo se realizaría llegando a las masas a la par de los mismos. La práctica mostró que no fue viable esa fórmula. Se ha superestimado la fuerza de los oportunistas y revisionistas cayendo en el espejismo de que tienen “mucha” gente (especialmente del sector obrero) y que por ellos son imprescindibles en los frentes populares. La realidad es otra: apenas un 9% del proletariado esta organizado en sindicatos…”

VI. Nuestra actitud ante la religión
Considera que “nuestro trabajo revolucionario va dirigido contra los enemigos del pueblo y no va encaminado a menoscabar la religión, ni el trabajo de masas religioso. La experiencia en este terreno indica que el quehacer religioso y la actividad revolucionaria pueden combinarse fecundamente en aras de los intereses del pueblo.”
Indica que “las FPL aceptan en sus filas a todo revolucionario honesto que adopte conscientemente su estrategia, su línea táctica y política, y sus lineamientos orgánicos y disciplinarios, si para ello, sus creencias y prácticas religiosos no constituyen un obstáculo.”
Subraya que “partimos del hecho que ser cristiano no se opone al hecho de luchar por la justa causa del pueblo, por su liberación de explotación y de la miseria. Consideramos como una ofensa para un trabajador cristiano –hombre o mujer- suponer lo contrario. Es más, consideramos absolutamente necesario –como una condición estratégica- la incorporación de las grandes masas campesinas y obreras –que son fundamentalmente cristianas- a la revolución.”
“Sin ello, el triunfo de la revolución no podría alcanzarse, y esto, no solo en nuestro país, sino a nivel continental, como lo reconoció el heroico Comandante Che Guevara al decir que cuando los cristianos se incorporen a la revolución esta será invencible.”
Agrega que “las FPL llevan a cabo este pensamiento en forma práctica: dondequiera que haya un militante católico, que desee dar u salto en su práctica revolucionaria, y que llene los requisitos exigidos por nuestra Organización, no tenemos porque rechazarlo, porqué cerrarle las puertas e impedirle que realice su aspiración de servir a la causa revolucionaria de su pueblo.”
No obstante esto reconoce que “si bien nuestra misión no es menoscabar sus creencias religiosas, es necesario decir que todo revolucionario, a medida en que va elevándose a un enfoque científico de la realidad objetiva, va llenando sus lagunas, debilidades, deficiencias y errores en la esfera del conocimiento con una base científica que eleva integralmente su conciencia y acción en aras del interés colectivo.”
Reconoce que “el trabajo de la Organización en crecientes sectores del campo es un trabajo estratégico, encaminado a ganar activamente para la revolución a un sector fundamental sin la cual esta no podría triunfar. Es una tarea estratégica encaminada a forjar en la acción la alianza obrero-campesina, base de las fuerzas motoras de la revolución…”
“Es posible que nuestra incidencia orgánica –continúa el documento- en algunos sectores del campo, de la impresión d que estamos “aprovechando” el trabajo de otras personas. Tal idea la consideramos incorrecta e inconsecuente con las necesidades de desarrollo revolucionario de las masas.”
Reconoce “que podría suceder que algunos sacerdotes progresistas, a estas alturas todavía no vean con claridad que va en marcha el proceso de la lucha armada revolucionaria, y que este es ya un proceso irreversible, y que a medida que se profundice también el enemigo responde con acciones de creciente intensidad y crueldad…”
Estima que “el desconocimiento de esta realidad, de la incidencia creciente de la lucha armada revolucionaria…conduce…a que se adopta posiciones conservadoras y hasta reaccionarias y claudicantes ante el poder de los ricos y ante los propios explotadores. Algunos pasajes de la reciente declaración de la Curia Diocesana de San Vicente son una prueba de esto (numerales 2,3,4, 5 de sus considerandos).”
VII. El Clero progresista en el proceso revolucionario

Considera que “con el respeto que nos merecen los esfuerzos constantes que los sacerdotes avanzados realizan por colocar a la Iglesia en posiciones acordes a los intereses sociales de las grandes mayorías oprimidas y desposeídas y por lograr el progreso social del pueblo trabajador, hemos de decir que como Organización Revolucionaria admiramos esos esfuerzos…”

No obstante esto “creemos que para cumplir a cabalidad un creciente rol en el proceso de desarrollo revolucionario es necesario vencer las dificultades que emanan no solo del medio concreto tradicionalmente conservador, sino incluso, las que plantean los prejuicios y costumbres que han tenido su origen en la propia extracción de clase (generalmente de sectores del campesinado con alguna comodidad o sectores de la pequeña burguesía urbana)…”
Advierte que “la aspiración irreal que toda la jerarquía apoye los pasos del sector avanzado puede conducir a compromisos mal entendidos que hagan ceder al sector progresista en posiciones de avanzada y ponerse a la cola de posiciones conservadoras, retrocediendo en niveles ya alcanzados de comprensión de las necesidades del pueblo y de su proceso revolucionario.”
Y finaliza esta Carta de las FPL a los Cristianos afirmando que “desean recalcar su respeto por el sector de sacerdotes de ideas y prácticas avanzadas, esperando que en bien de la causa del pueblo, sus esfuerzos den cada día mayores frutos para la revolución.” Con fecha enero de 1975, firma el Comando Central de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL, “Farabundo Martí.”

Estrella Roja de las FPL No. 1

ESTRELLA ROJA No. 1
ORGANO IDEOLOGICO DE LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI
¡REVOLUCION O MUERTE! ¡ELPUEBLO ARMADO VENCERA!

P R E S E N TACION
El Pueblo
Es el factor determinante para el desarrollo y culminación victoriosa del proceso revolucionario. De allí que la incorporación de la clase obrera y sus aliados al proceso revolucionario sea tarea fundamental para una organización revolucionaria como las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACIONFPL-FARABUNDO MARTI”. Pero toda organización que aspire a elevar la conciencia, la organización y la disposición revolucionaria de las masas populares requiere alcanzar la necesaria claridad ideológica y política que le permita cumplir con ese papel. Tal claridad sólo puede darlo la interpretación marxista de la realidad objetiva, ya que sólo el marxismo proporciona el método científico de análisis, interpretación y transformación de la sociedad. La necesidad de orientarse correctamente en los complejos fenómenos de la vida social, para a su vez poder orientar acertadamente a las masas populares en la complejidad de su proceso revolucionario, indica lo importante que es el terreno ideológico para una organización que aspira a convertirse en genuina expresión revolucionaria de la clase obrera. El genial guía del proletariado VLADIMIR ILICH subrayó la importancia de la esfera ideológica en la revolución al recalcar que: “Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario”.
ESTRELLA ROJA”, órgano ideológico de las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION-FPL-FARABUNDO MARTI”, se esforzará por cumplir el importante papel de la elevación ideológica, teórica y política de sus miembros y colaboradores, con el objetivo de que esta organización revolucionaría político-militar pueda orientar eficazmente al pueblo para incorporarlo a la lucha revolucionaria.
¿Por qué este órgano ideológico de las FPL adopta el nombre de “ESTRELLA ROJA”? Este nombre tiene una profunda raigambre en la lucha revolucionaria de nuestro pueblo. “ESTRELLA ROJA” fue el periódico marxista creado durante el fragor de la insurrección obrero-campesina de 1932 (su primer número apareció en diciembre de 1931) fungiendo como responsables de su redacción Alfonso Luna y Mario Zapata, que junto con AGUSTIN FARABUNDO MARTI Murieron frente al pelotón de fusilamiento el primero de febrero de 1932, durante el asesinato de 30.000 obreros, campesinos, estudiantes, maestros, etc., llevado a cabo por el gobierno del criminal Maximiliano Hernández Martínez, que inició la era de la tiranía militar que todavía oprime al país.
Las clases dominantes quisieron de tal manera destruir las raíces de la revolución popular. Pero ninguna fuerza reaccionaría puede destruir el proceso revolucionario que nace en la existencia misma de la clase obrera y del campesinado, en la existencia misma del pueblo. Para destruir las raíces de la revolución habría que acabar con el pueblo, lo que está fuera del alcance de las clases reaccionarias a pesar de toda su maldad, su crueldad y sadismo. La marcha del pueblo hacia la conquista de su futuro feliz no puede detenerse. Ello explica por qué a 42 años de la muerte de AGUSTIN FARABUNDO MARTI, y de la Instauración de la tiranía militar, las F.P. L., al impulsar hacia adelante la inmortal bandera de Martí: EL MARXISMO LENINISMO, oriente sus pasos por la estrella roja de la revolución popular, roja como la sangre de los mártires del proletariado que ha de fructificar en el mañana feliz de nuestro pueblo liberado del Imperialismo y de la explotación del hombre por el hombre.
Al realizar en esta época la edición de “ESTRELLA ROJA”, las FPL se esforzarán por hacer honor a la gloriosa herencia revolucionaria.
¡REVOLUCIÓN O MUERTE!
¡EL PUEBLO ARMADO VENCERA!
El Salvador, Centro América, diciembre de 1973.
El presente material contiene las bases que orientan el trabajo práctico de las “FUERZAS POPULARES DE LIBERACION FPL FARABUNDO MARTI”.
Este documento no es un simple material de lectura, sino que es un documento para su estudio y asimilación.
En este número de “ESTRELLA ROJA” se inserta la primera parte. En el número 2 se Insertará la segunda parte, que contiene los capítulos siguientes: El marco en que se desarrolla la lucha del proletariado y demás clases populares; situación del movimiento sindical, de las organizaciones campesinas y de otros sectores populares; los partidos políticos; las organizaciones revolucionarias del proletariado.
En el presente número se incluyen los siguientes capítulos:
I La estrategia la táctica y su interrelación dialéctica.
II La clase obrera, sus aliados y sus enemigos fundamentales.
III La organización revolucionaria de la clase obrera.
IV Los objetivos revolucionarios de la clase obrera y los intereses inmediatos. Su ubicación e interrelación dialéctica.
V Las condiciones objetivas y subjetivas para la lucha revolucionaria.
VI Las alianzas de clase. Su enfoque dialéctico.

INDICE GENERAL
I- LA ESTRATEGIA, LA TACTICA Y SU INTERRELACION DIALECTICA.
Contenido: La estrategia. La táctica. La Táctica al servicio de la estrategia. El carácter de clase de la estrategia. La estrategia Política. La estrategia Militar.
II – LA CLASE OBRERA, SUS ALIADOS Y SUS ENEMIGOS FUNDAMENTALES.
Contenido: ¿Por qué la clase obrera es la clase históricamente más avanzada? El campesinado: aliado principal de la clase obrera. Los otros sectores aliados del proletariado. Los enemigos fundamentales de la clase obrera
III – LA ORGANIZACION REVOLUCIONARIA DE LA CLASE OBRERA.
Contenido: ¿Puede cumplir la clase obrera su papel revolucionario desorganizadamente? El papel de la organización revolucionaria como organizador y conductor de la clase obrera. El carácter marxista-leninista de la organización revolucionaria. La vanguardia de la clase obrera.
IV – LOS OBJETIVOS REVOLUCIONARIOS DE LA CLASE OBRERA Y LOS INTERESES INMEDIATOS. SU UBICACION E INTERRELACION DIALECTICA. Contenido: Diferentes tipos de intereses de la clase obrera. Los intereses fundamentales. Los intereses inmediatos. Su interrelación dialéctica. Por qué los intereses inmediatos pueden separarse de los fundamentales. El economismo, él legalismo, el reformismo. La lucha por los intereses inmediatos como un medio para la elevación de la conciencia revolucionaria
V – LAS CONDICIONES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS PARA LA LUCHA REVOLUCIONARIA.
Contenido: ¿Qué son condiciones objetivas? ¿Qué son condiciones subjetivas? ¿Existen condiciones objetivas suficientes para la revolución en El Salvador? ¿Cómo está el estado de los elementos subjetivos? La importancia de la organización revolucionaria para organizar la lucha revolucionaria. Situación revolucionaria. Relación entre guerra del pueblo y situación revolucionaria
VI – LAS ALIANZAS DE CLASE. Contenido: Su base clasista. Las alianzas y su relación con la estrategia de una clase. Lo estratégico y lo táctico en las alianzas. Los objetivos revolucionarios y las demandas inmediatas dentro de las alianzas de clase. Las alianzas a nivel revolucionario y las alianzas a nivel de movimiento reivindicativo inmediato. Su interrelación. Su enfoque dialéctico

I.LA ESTRATEGIA, LA TACTICA Y SU INTERRELACION DIALECTICA.
La estrategia de una fuerza social determinada (en nuestro caso, la estrategia de una organización revolucionaria que expresa los intereses de la clase obrera) engloba todas las líneas fundamentales dentro de las cuales enmarca su actividad y la proyección de su accionar durante un periodo dado. La estrategia es, pues, la línea fundamental durante toda una etapa determinada. La estrategia se encarna en la vida a través de la táctica, la cual busca la aplicación de la estrategia en cada momento concreto.
La táctica está al servicio de la estrategia, acondicionada a los marcos de ésta. Hay pues; una íntima interrelación dialéctica entre la estrategia y la táctica, y al mismo tiempo que ésta está supeditada a aquella, la aplicación de adecuadas tácticas hace avanzar a aquella o lo contrario: en el caso de la aplicación de tácticas inapropiadas. Así en un momento dado, una acción táctica puede convertirse en paso estratégico en uno u otro sentido, cuando a través de un determinado paso técnico la estrategia da un salto de calidad en su desarrollo.
Pero una estrategia no es una línea abstracta y neutra, válida para las distintas clases de la sociedad, sino que la estrategia tiene carácter de clase, puesto que encarna los intereses de una clase determinada y va dirigida a alcanzar los objetivos de clase de la misma. En la sociedad dividida en clases sociales existen unas clases que tienen intereses contrapuestos (antagónicos); irreconciliables, con los intereses de otras clases de la misma sociedad. Así como también hay intereses de clase que no son antagónicos entre sí y que pueden combinarse para lograr objetivos fundamentales similares.
De allí que las clases con intereses antagónicos tienen estrategia diferente, antagónica e irreconciliable: mientras que las clases no antagónicas y amigas, tienen una estrategia coincidente o común en lo fundamental.
Parte de la estrategia es, precisamente, la alineación de fuerzas favorables o contrarías a una clase social determinada. Sin embargo, en toda alineación de fuerza de clase, una de ellas debe ejercer la dirección y hegemonía, y en el caso de las clases revolucionarias, esa es aquella cuyos intereses expresan en grado más fiel y con más profunda perspectiva histórica de las necesidades del desarrollo de la sociedad.

Elementos que entran en la línea estratégica.
Una línea estratégica toma en cuenta como una de sus bases a las propias fuerzas de las clases coincidentes y aliadas, así como a las del campo contrario; toma en cuenta la correlación de fuerzas presentes y en perspectiva, de ambos campos, y como cambiar esa correlación de fuerzas en favor de la clase determinada.
Los medios básicos para el cambio estratégico de tal correlación de fuerzas es parte básica de tal estrategia.
Una línea estratégica contiene, entonces:
Los fines y objetivos fundamentales de una clase determinada, a alcanzar en una etapa histórica determinada. Tales objetivos expresan los intereses fundamentales de tal clase en dicho periodo. – Los enemigos fundamentales y secundarios de tal clase.
– La correlación de fuerzas presentes y la perspectiva histórica su cambio radical a favor de la clase determinada y de sus aliados. Los medios fundamentales (el camino básico) para lograr el cambio radical en la correlación de fuerzas, el triunfo histórico de la clase determinada y sus aliados y la derrota definitiva de las clases enemigas
– Dentro de la estrategia general de todo un período histórico, la organización revolucionaria planea su estrategia para lapsos menores, que le permiten orientar todo el trabajo y las proyecciones en esa etapa del desarrollo de la estrategia. Tales lineamientos estratégicos concebidos para etapas menores, constituyen los planeamientos estratégicos durante cada etapa determinada.
– LA ESTRATEGIA POLITICA engloba TODOS LOS ASPECTOS de la estrategia de una clase (y de una organización revolucionaria de la clase obrera) Es la que marca la orientación y lineamientos fundamentales de todas las otras ramas estratégicas de la clase (económica, social, militar, etc.).

– LA ESTRATEGIA MILITAR de una organización revolucionaria está supeditada a la estrategia política y no solo supeditada de cualquiermanera, sino que es PARTE de la estrategia política (conocida es la máxima de que lo militar es la continuación de lo político por medios armados). Dentro de tal marco, el desarrollo de la estrategia se rige por sus leyes específicas: por las leyes del arte militar; por las leyes de la guerra; cuya aplicación no debe conducir a sobreponer la estrategia militar a la estrategia política de la clase. – Siendo que lo político abarca lo militar: por qué las FPL llaman a su estrategia político-militar? y no simplemente política? Si bien es cierto que la estrategia política abarca lo militar en lo general, no siempre lo contiene en lo concreto. Precisamente en esto se basa la posibilidad de que los oportunistas en nuestro país hayan castrado a la estrategia política de los elementos militares revolucionarios indispensables para la lucha del proletariado, o los hayan relegado al momento del “asalto decisivo” al Poder. Por ello, la estrategia revolucionaria integral de la clase obrera, impulsada por las FPL es una estrategia de concreto contenido político-militar.
La incidencia de las coyunturas sociales.
Sin embargo, el desarrollo de una estrategia se realiza dentro de las situaciones concretas que se van formando en el marco de la sociedad, las cuales no trascurren en un plano fijo, imperturbable y lineal, sino en un proceso dialéctico de factores positivos y negativos que chocan entre sí y se interinfluyen, con avances y retrocesos, con cambios y formaciones cuantitativamente diversas que van formando COYUNTURAS favorables o adversas para el desarrollo de la estrategia de una clase determinada. Una coyuntura social es la conjunción de elementos que crean, en un momento dado, una situación favorable para alcanzar un avance o salto apreciable en el desarrollo de una estrategia, o desfavorable a la misma. Tal conjunción de elementos puede formarse por la agudización de contradicciones en el seno de las clases contrarias; por su desmoralización, o descomposición, o desintegración de sus fuerzas (o en caso contrario, por su cohesión interna); por el aparecimiento o agudización de las crisis económicas o políticas dentro de un régimen determinado; por el auge del propio movimiento, etc.

Cuando varios de estos factores se juntan en un determinado momento en un punto nodal (nudo), se presenta una coyuntura, la cual pasa, al cesar o debilitarse algunos de sus elementos componentes ó al ser aprovechada para dar paso a una situación diferente. Por la misma naturaleza de su formación, la coyuntura no.es permanente, sino pasajera, circunstancial.
La línea y tácticas adoptadas en una coyuntura tienen que estar al servicio del desarrollo de la estrategia que se trata de hacer avanzar. Sólo así la coyuntura puede convertirse en un factor favorable a la estrategia de una clase social determinada e, incluso, convertirse una determinada coyuntura en elemento estratégico para un salto cualitativamente superior que permita la realización de los objetivos fundamentales de transformación radical de la sociedad, que persigue una estrategia de las clases revolucionarias.
Por ello, la coyuntura no es un fin en sí, que debe de ser aprovechada contraponiéndola a la estrategia de una clase determinada, sino que la línea táctica durante la coyuntura tiene que estar puesta al servicio de la estrategia de la clase y supeditada a la estrategia, al desarrollo de ésta.

II.LA CLASE OBRERA, SUS ALIADOS Y SUS ENEMIGOS FUNDAMENTALES.
La clase social que dentro del sistema capitalista está colocada en una situación que le permite emprender los cambios sociales más profundos y decisivos es la clase obrera, especialmente la clase obrera industrial. Es la clase cuyo porvenir está indisolublemente ligado al socialismo; es decir, a la destrucción del régimen de explotación capitalista y su sustitución por el régimen socialista. Es la clase que ha nacido con el capitalismo y que crece y se desarrolla a medida en que el capitalismo crece, pues el capitalismo hace crecer a medida en que se desarrolla a la fuerza social que le ha de sepultar. La clase obrera adquiere hábitos de organización y disciplina que las otras clases del pueblo no tienen; es la clase que con su fuerza de trabajo produce la plusvalía, las riquezas de la sociedad y que está desligada de la propiedad de los medios de producción. Por lo cual no tiene nada que perder con la liberación popular y con la revolución socialista, sino que “todo un mundo por ganar”. Por ello es la clase interesada históricamente; sus intereses fundamentales representan el más avanzado desarrollo fundamental de las últimas clases revolucionarias de la sociedad. La clase obrera está constituida por el proletariado industrial y el proletariado agrícola.
-La clase que en el proceso revolucionario ha de convertirse en el aliado principal de la clase obrera es el campesinado; principalmente su sector más revolucionario, que es el semi-proletariado del campo (llamado también el campesinado pobre) y el campesinado medio. En segundo lugar, los sectores avanzados de la pequeña burguesía, especialmente el estudiantado, los maestros, empleados, la intelectualidad progresista, los pequeños y medianos comerciantes y productores.
El enemigo fundamental de la clase obrera es la BURGUESIA, poseedora de los medios fundamentales de producción, por lo cual ejerce la explotación más desenfrenada sobre aquella y que dispone del Poder y de los medios represivos para ejercer la opresión sobre las clases explotadas. Pero la burguesía interna está estructuralmente acondicionada al dominio que la burguesía imperialista ejerce sobre el país y la zona, especialmente el imperialismo yanqui, que ha pasado a ser el enemigo fundamental de todo el pueblo y que es el sostenedor principal de las clases explotadoras internas. Junto al imperialismo, y a la burguesía interna (comercial bancaria), los restos de la antigua clase terrateniente (en pleno proceso de aburguesamiento) forman el cuadro de los enemigos fundamentales de la clase obrera y demás clases revolucionarias del pueblo. El imperialismo yanqui es el enemigo principal; la oligarquía burgués terrateniente y los gobiernos pro-imperialistas y pro-oligárquicos, son los enemigos inmediatos.
Algunos sectores más débiles económica y políticamente de la burguesía interna, sienten la supeditación y explotación de los imperialistas y oligarcas, pero a estas alturas se encuentran ligados a ellos por muchos lazos que les impiden jugar un papel revolucionario en el actual proceso de las luchas populares.

III.LA ORGANIZACION REVOLUCIONARIA DE LA CLASE OBRERA
Sin embargo, la clase obrera no puede cumplir con su papel de impulsora de la revolución y dirigente de las fuerzas populares, de manera espontánea y desorganizada. La teoría científica revolucionaria el marxismo leninismo le permite elevarse a la conciencia revolucionaria necesaria y al dominio de los medios apropiados para transformar la sociedad.
Pero sin una organización revolucionaria de su clase que domine la ciencia del marxismo-leninismo y eleve a los grados de conciencia, organización y disposición revolucionaria, tal rol no podría ser cumplido por el proletariado. Por eso, eslabón básico para que la clase obrera cumpla con su papel histórico revolucionario es la existencia de una seria organización revolucionaria de la clase obrera, que responda a sus intereses fundamentales e inmediatos, que sea capaz de aplicar la ciencia del marxismo-leninismo creadoramente a las condiciones concretas en un momento dado, y de esa manera que sea capaz de promover a la clase obrera al desempeño del papel histórico que le corresponde realizar entre las clases populares.
En el actual estado del desarrollo social una organización, para ser consecuentemente revolucionaria tiene que ser marxista leninista y expresión genuina de la clase obrera. El marxismo leninismo proporciona el método científico de análisis, interpretación y transformación de la sociedad. Sin tal método científico una organización no podría ni orientarse, ni orientar y dirigir acertadamente a la clase obrera.
Sin embargo, no basta con que una organización revolucionaria se declare vanguardia de la clase obrera, u organización revolucionaria de la clase obrera, para serlo. Para ello es necesario:
1. Aplicar consecuentemente la ciencia revolucionaria del proletariado a las condiciones concretas del país;
2. Expresar y defender acertadamente los intereses fundamentales e inmediatos de la clase obrera, y
3. Establecer estrechos vínculos orgánicos con la clase obrera, que determinen la proletarización efectiva de la organización revolucionaria en su composición, en sus métodos de organización, en sus métodos de dirección y trabajo. Hay una gran distancia entre las declaraciones de constituir una organización revolucionaria del proletariado y serlo realmente, como la que media entre los deseos, intenciones o intentos y la realidad. Tales deseos o intenciones representan indudablemente un gran paso de avance en una organización revolucionaria; pero el confundir los deseos con la realidad sienta las bases para la dogmatizarían de la actividad revolucionaria que se aleja de la aplicación creadora y consecuente del marxismo.
Una consecuente, organización revolucionaria se convierte en la práctica en la vanguardia de la clase obrera por su visión y perspectiva histórica, por la acertada aplicación del marxismo-leninismo a la realidad concreta, a través de una estrategia revolucionaria acertada y de tácticas adecuadas en cada momento dado; por su esforzado trabajo revolucionario mostrado en la acción práctica, por los apropiados métodos de dirección y organización, por los lazos que establece con la clase y por la influencia que ejerce sobre ella.
Pero tampoco basta a una organización revolucionaria declararse como vanguardia de la clase obrera para serlo objetivamente; sino que tiene que ser ganado en cada momento dado en la acción revolucionaria práctica.
Tampoco puede ganarse el título de vanguardia de clase de una vez y para siempre, sino que una organización que en un momento determinado ha estado a la vanguardia de la clase obrera puede dejar de serlo, e incluso, convertirse en retranca para el desarrollo revolucionario de su clase. No tomar en cuenta esto es caer en dogmatismo teórico y práctico.

IV.LOS OBJETIVOS REVOLUCIONARIOS DE LA CLASE OBRERA Y LOS INTERESES INMEDIATOS. SU UBICACION E INTERRELACION DIALECTICA.
La clase obrera tiene intereses fundamentales e intereses inmediatos. Los intereses fundamentales son los que están vinculados a su necesidad histórica de transformar radicalmente la sociedad para hacer desaparecer por siempre el sistema social basado en la explotación de unos hombres por otros y emprender la construcción de una sociedad basada en la propiedad social de los medios de producción y en relaciones de igualdad y fraternidad entre los hombres. Los intereses fundamentales de la clase obrera sólo pueden alcanzarse a través de la revolución, por lo cual se denominan también como sus intereses revolucionarios. Los objetivos revolucionarios de la lucha de la clase obrera expresan tales intereses fundamentales y tiene por finalidad el cambio revolucionario de la estructura (de la base económica de la sociedad actual (capitalista) y de su correspondiente superestructura (política, institucional, jurídica, ideológica ) y la construcción de una nueva estructura y superestructura correspondiente a la sociedad socialista.
Son intereses fundamentales de la clase obrera: la liberación del país respecto del imperialismo; la liquidación del poder económico y político de la oligarquía burgués-terrateniente y de la burguesía en general; la liquidación del régimen político, jurídico, administrativo, educacional, ideológico, etc., representante de los intereses de las clases explotadoras, lo cual sólo es posible a través de la destrucción de las fuerzas militares y represivas del régimen de explotación, la toma del Poder político por parte de la clase obrera aliada a las otras clases populares revolucionarias y la instauración del poder popular. Después de lo cual, tienen que ser emprendidas las transformaciones revolucionarias en la estructura y la superestructura de la sociedad, o sea, la construcción de la nueva sociedad, transformaciones que corresponden a los intereses fundamentales de la clase obrera y del resto del pueblo.
Pero la clase obrera y sus aliados tienen no sólo intereses fundamentales, sino que también necesidades inmediatas que enfrentar, derivadas de las urgencias vitales enormemente agravadas por el régimen de explotación, opresión e injusticias de las clases explotadoras dominantes. Estas necesidades son: la alimentación, la vivienda, la ropa, la medicina y asistencia médica, la educación, el descanso y distracción, el transporte y las necesidades crecientes que va imponiendo a la sociedad el desarrollo de la tecnología y de la ciencia.
Para atender esas necesidades vitales crecientes, el obrero necesita trabajo permanente al alcance de sus capacidades, un salario justo de acuerdo a sus necesidades familiares, condiciones humanas y justas de trabajo, una normal intensidad de trabajo, prestaciones sociales adecuadas, etc. El campesino necesita tierra suficiente, instrumentos de labranza, semillas, abonos e insecticidas, buenas condiciones de colocación de la cosecha, etc. Los empleados, maestros y otros sectores trabajadores necesitan sueldos capaces de cubrir las necesidades vitales familiares, escalafón justo, etc.
Pero el sistema capitalista, basado en la máxima ganancia para los capitalistas, a costa de la máxima explotación sobre los trabajadores (de la máxima cuota de plusvalía), no puede garantizar a la inmensa mayoría del pueblo trabajador ni siquiera los más elementales niveles de subsistencia. Crece desmesuradamente el ejército de reserva de trabajo (la desocupación); se desvaloriza continuamente el salario (baja el salario real), se intensifica el ritmo del trabajo, se eleva incesantemente el costo de la vida, crece el hambre, la miseria. Los trabajadores están obligados a luchar por las necesidades vitales inmediatas para evitar que sus hijos mueran de hambre, desnutrición y de las enfermedades derivadas (sin tiempo para esperar el triunfo de la revolución). Mientras en un polo se acumula desmesuradamente la riqueza en manos de unos pocos insaciables explotadores, en el polo opuesto la inmensa mayoría de habitantes compuesta por el pueblo trabajador se mueve en los linderos de la inanición, en la falta de trabajo, acrecentando las poblaciones de covachas, sintiendo todo peso de las crisis económicas y de la represión política.
En tales condiciones no queda otra alternativa a los sectores explotados que luchar TODOS LOS DIAS por sus demandas inmediatas ya que hasta el mínimo mejoramiento en las condiciones de vida y de trabajo y el respeto a derechos elementales tiene que ser arrancado a base de enérgica lucha a sus feroces explotadores. La lucha por las demandas inmediatas de la clase obrera y demás sectores del pueblo se subdividen generalmente en tres ramas relacionadas entre sí: ECONOMICAS (salarios y sueldos, aguinaldos, vacaciones pagadas, etc.) SOCIALES (asistencia médica, salubridad, vivienda, educación, tecnificación, etc.) y POLITICAS (los derechos democráticos, la lucha contra la represión, etc.).
Para las clases del pueblo es imperativa la lucha por sus demandas urgentes e inmediatas y, no obstante su carácter imperativo e ineludible, la lucha por demandas inmediatas no resuelve el problema fundamental: no termina con la explotación y la opresión que son la raíz de los graves problemas y sufrimientos de las masas, pues no termina con el sistema económico, político y social que es el causante de esa situación.
Pareciera que aquí se estableciera una contradicción o un círculo vicioso y que, puesto que la lucha por las necesidades vitales inmediatas deja intactas las raíces que generan los graves males sociales, pareciera inútil la lucha por las demandas inmediatas. Pero eso no es así: si las masas trabajadoras no lucharan por disminuir los grados de explotación y opresión de sus crueles explotadores, se acrecentarían inconmensurablemente los sufrimientos del pueblo trabajador.
Verdaderamente no existe contradicción esencial entre los intereses inmediatos de la clase obrera y sus intereses fundamentales. Tanto unos como otros son legítimos intereses de la misma clase y se complementan intereses que tienen la misma. Revolucionarios de la clase, brisa en problemas fundamentales se complementa con la lucha por sus intereses cotidianos. Igual cosa sucede con los intereses fundamentales e inmediatos de las otras clases revolucionarias.
Sin embargo, existen raíces objetivas para que la lucha por los intereses inmediatos puedan separarse, e incluso contraponerse, a la lucha revolucionaria. Tales raíces estriban en el hecho de que ambos aspectos de la lucha de la clase obrera son de calidad diferente (cualitativamente diferentes): la primera ha de realizarse en el marco del régimen de explotación, sin proponerse por sí misma la destrucción del régimen de explotación; la otra, se propone la sustitución del régimen de explotación por otro superior. Es más, la lucha por las reivindicaciones inmediatas no se convierte POR SI MISMA en la lucha por la revolución.
Este elemento objetivo es aprovechado por el régimen de explotación para tratar de que la lucha reivindicativa de las masas no lleve su nivel de perspectiva más allá del marco del régimen de explotación y no se ensamble con sus intereses fundamentales de clase. Esto lo logra por medio de su influencia ideológica en el seno del movimiento reivindicativo de la clase obrera (ideología burguesa que responde a los intereses FUNDAMENTALES de la burguesía). De tal manera, propende a que las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera se conviertan en un objetivo en sí, desligado de los objetivos revolucionarios de clase. Importantes armas ideológicas de la burguesía para lograr que la lucha por las reivindicaciones inmediatas de la clase obrera no se ensamble con la lucha por sus objetivos revolucionarios, sino que, sirva a los intereses fundamentales de la burguesía de prolongar el régimen de explotación, son: EL ECONOMISMO, que rebaja la lucha reivindicativa del proletariado al nivel de sus reivindicaciones económicas, desligándola de la lucha política; EL LEGALISMO, que encajona la lucha reivindicativa dentro del marco de las leyes del Estado de los explotadores; y el REFORMISMO, que hace concebir la ilusión a los trabajadores de que no es necesaria la destrucción revolucionaria del régimen de explotación capitalista, sino que a través de reformas dentro del mismo, se podrán resolver plenamente todos los problemas de los trabajadores.
Por otro lado, la burguesía, al encarrilar la lucha reivindicativa en el marco de los intereses fundamentales capitalistas, neutraliza las conquistas inmediatas de la lucha de la clase obrera (y de las clases explotadas) haciendo uso de todos los mecanismos económicos, financieros, políticos, jurídicos, administrativos, represivos, etc., que le confiere su situación de tener en sus manos el poder estatal y económico.
¿Cómo lograr, entonces, que los intereses inmediatos y los intereses fundamentales de la clase obrera vayan en la misma dirección? Es evidente que, para ello, la lucha por los intereses fundamentales no es la que debe hacerse descender al nivel de los intereses inmediatos de la clase, sino que la lucha por estos últimos (los inmediatos) es la que debe convertirse en un MEDIO para elevar la conciencia de clase de los trabajadores al nivel de comprensión y disposición a la lucha por sus objetivos revolucionarios.
La lucha por los intereses inmediatos debe ser UN MEDIO Y NO UN FIN en sí. Un medio que permita a sectores de la clase obrera (y otras clases progresistas) adquirir los primeros escalones de organización y disciplina; que les permita tener elementales choques de clase con sus explotadores, y que a través de ellos, puedan percibir las causas y raíces de la explotación, el enlace entre el Estado y las clases explotadoras y, de esa manera, comprender la necesidad de impulsar la lucha revolucionaria que ponga fin al régimen de explotación y opresión.
De esta manera, la lucha por los intereses inmediatos no se contrapone a la lucha por los objetivos revolucionarios, sino que se convierte en el eslabón necesario, imprescindible e inseparable de la misma.
Esto lleva a la comprensión asimismo, de lo perjudicial que es para el desarrollo del proceso revolucionario, tanto el convertir la lucha reivindicativa en un fin contrapuesto a la lucha revolucionaria, como, por otro lado, menospreciar la importancia de la lucha reivindicativa como medio para elevar a la clase obrera a la conciencia revolucionaria.
Hay una interrelación dialéctica entre uno y otro aspecto de la lucha de la clase obrera: la lucha reivindicativa orientada revolucionariamente es indispensable para el desarrollo de la lucha revolucionaria; y a la vez ésta contribuye al desarrollo de la lucha reivindicativa popular. Ahora bien, en esta relación e interacción, la lucha por los intereses inmediatos debe estar en FUNCION de la lucha por los intereses funda-mentales, ensamblarse inseparablemente a ésta y estar dirigida a SERVIR AL DESARROLLO DEL PROCESO REVOLUCIONARIO. Es decir, LA LUCHA REIVINDICATIVA DEBE TENER CONTENIDO REVOLUCIONARIO. Tal es la interinfluencia y ubicaciónque corresponde a ambos aspectos de la lucha de la clase obrera.

V.LAS CONDICIONES OBJETIVAS Y SUBJETIVAS PARA LA LUCHA REVOLU CIONARIA.
La lucha revolucionaria tiene una base objetiva. Cuando las relaciones de producción entran en contradicción con el carácter de las fuerzas productivas se crea la base para la sustitución revolucionaria de un modo de producción por otro, a través del correspondiente cambio revolucionario en la estructura y superestructura de la sociedad. Es un hecho objetivo e histórico que se forma independientemente de la voluntad o conciencia de los hombres.
Históricamente este hecho objetivo existe (en el capitalismo) desde el siglo pasado, y precisamente el rasgo fundamental de la época actual, en dimensión global, es la transición del capitalismo al socialismo.
Son elementos OBJETIVOS: la existencia de clases sociales antagónicas; la defensa del Poder y de sus privilegios por parte de las clases reaccionarias; las contradicciones en el seno de las clases dominantes; la crisis de estructura del régimen (en esta época, la crisis general del capitalismo) la agudización coyuntural de las crisis económicas cíclicas, de las crisis políticas y sociales, y los efectos económicos y sociales de la explotación de las clases reaccionarias sobre las inmensas mayorías trabajadoras; la opresión política; la dependencia respecto del imperialismo, y otros factores similares.
Pero para que se lleve a cabo la revolución social no basta con la existencia de elementos objetivos que la hagan necesaria, sino que es indispensable el desarrollo de elementos SUBJETIVOS, o sea de factores dinámicos en los que interviene la conciencia social y que representan los instrumentos para la revolución social.
Como el pueblo es el factor fundamental para la transformación revolucionaria y éste tiene clases de vanguardia histórica, es indispensable que éstas (y especialmente el sector avanzado de las mismas) cobren conciencia del papel queles corresponde desempeñar en el proceso revolucionario y de los medios y métodos para lograrlo, y, qué se organicen para ello. La elevación de la conciencia revolucionaria del pueblo, su preparación ideológica, teórica y política, la creación de la vanguardia revolucionaria político-militar, la creación de la unidad revolucionaría, la elevación de su disposición a la lucha revolucionaria, son elementos subjetivos necesarios para alcanzar el triunfo de la revolución popular.
Sin ellas, aunque existan elementos objetivos suficientes, no cristaliza la revolución.
Y en esto se establece una interrelación dialéctica, pues si bien es cierto que las condiciones materiales de la sociedad crean la base indispensable para las transformaciones revolucionarias, a su vez, los elementos subjetivos que se desarrollan sobre esa base, las ideas, la conciencia, son indispensables y decisivos para realizar las transformaciones revolucionarias y crear una nueva base, una nueva estructura y superestructura de la sociedad, nuevas relaciones de producción, acordes con el carácter de las fuerzas productivas.
Tal relación dialéctica pone de relieve Lenin cuando dice que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario” o cuando subraya que “las ideas, al encarnar en las masas, se convierten en fuerza material”, transformadora de la sociedad.
De allí la importancia decisiva de la organización revolucionaria de la clase obrera, clase que dentro del capitalismo (y el socialismo) desempeña históricamente el papel de vanguardia y de que dicha organización domine la teoría científica del proletariado –le marxismo-leninismo-,sea capaz de ligarse íntimamente a su clase, de organizarla y de incorporar los sectores revolucionarios del pueblo a la lucha revolucionaria; que sea capaz de tener una proyección estratégica y una conducción táctica apropiadas y de utilizar acertadamente métodos de dirección hacia el pueblo y de trabajo revolucionario.
En El Salvador (y Centro América) las condiciones objetivas para llevar a cabo la revolución popular existen de sobra, desde hace varias décadas; pero los elementos subjetivos van en retraso (la organización revolucionaria político-militar-de la clase obrera, la conciencia revolucionaria, la disposición revolucionaria y el grado de organización revolucionaria de las masas obreras y campesinas y de otros sectores, no están a la altura de la tarea histórica). En esto, especial responsabilidad han tenido las organizaciones y sectores de la izquierda tradicional que, encabezadas por la dirección derechista del PCS se han hundido en el pacifismo, el reformismo, el legalismo y el economismo, dañando el proceso de elevación de la conciencia, organización y disposición revolucionaria de la clase obrera y otras clases explotadas.
Por ello, la tarea emprendida por las FPL de convertirse en una seria organización revolucionaria político-militar de la clase obrera con proyección hacia el resto del pueblo, es una tarea clave para la revolución popular ya que propende a elevar la conciencia, la organización y la disposición revolucionarias de las masas obreras, campesinas y sectores avanzados de la pequeña burguesía, a través de las tareas necesarias para conducir la guerra revolucionaria del pueblo que combina la acción militar revolucionaria con la lucha combativa de las masas por sus reivindicaciones inmediatas, como medio para la elevación de su conciencia revolucionaria.

SITUACION REVOLUCIONARIA. Ahora bien, las condiciones objetivas existentes en el país: la opresión de las clases dominantes internas y las modalidades del neo-colonialismo han obligado a los sectores avanzados a emprender el desarrollo del proceso revolucionario a través de la guerra prolongada del pueblo; pero ello no debe confundirse con el término aplicado por Lenin de “SITUACION REVOLUCIONARIA”. Se entiende por ésta, una coyuntura especial en la que, en un momento determinado, se han juntado muchos factores básicos objetivos y subjetivos para realizar INMEDIATAMENTE la Revolución: un momento en el cual las clases dominantes se encuentran confundidas, ya no pueden gobernar con los métodos que han estado usando, sus contradicciones internas llegan a agudizarse al máximo, dentro de una extrema crisis política y económica y, a su vez, la clase obrera y sus aliados han llegado a comprender que ya no es posible seguir soportando por más tiempo ese dominio, con un elevado grado de conciencia y disposición revolucionarias, al punto de decidirse a morir combatiendo antes que seguir viviendo así; dirigidos a su vez por una organización revolucionaria capaz de interpretar la situación histórica del momento y dispuesta a dirigir al pueblo a la toma del Poder y a la construcción de la nueva sociedad.
Pero una situación revolucionaría no dura mucho tiempo. Si el pueblo no ha tenido los elementos subjetivos acordes con tal situación, las clases dominantes logran sostener su dominación, especialmente a través de un régimen fascista que trate de ahogar en sangre al movimiento revolucionario.
La guerra prolongada del pueblo, al impulsar el proceso revolucionario político-militar de éste, al incorporarlo en forma creciente a la lucha revolucionaria, al elevar su. grado de organización, de conciencia y de disposición revolucionaria por un lado; y otro, al combatir con todas las armas apropiadas a las clases dominantes, al dificultar o frustrar la realización de los planes económicos, políticos y sociales del imperialismo y sus lacayos, al profundizar sus contradicciones internas, sus crisis económicas y políticas, crea e impulsa elementos que desembocan inevitablemente en situaciones revolucionarias que pueden ser aprovechadas por el pueblo para el SALTO REVOLUCIONARIO.

Relación entre guerra del pueblo y situación revolucionaria.
Sin embargo, no debe confundirse “situación revolucionaria”, con guerra del pueblo, o creer que ésta sólo puede desarrollarse en el marco de una situación revolucionaria. Precisamente, uno de los más dañinos errores de las corrientes de izquierda conservadoras es sostener que a la guerra del pueblo sólo puede recurrir éste en la coyuntura especial de una situación revolucionaria y que todo el proceso previo de desarrollo hacia la revolución debe realizarse con medios pacíficos de lucha. Con dañina tesis se trata de privar al pueblo de la utilización de todos sus medios de lucha contra las clases dominantes, retrasándose y estorbándose la incorporación plena del pueblo a la lucha revolucionaria.
La guerra del pueblo, tomando en cuenta su carácter prolongado al organizar concretizar e incorporar al pueblo a la lucha revolucionaria político-militar, desde una situación de gran desventaja en la correlación de fuerzas con el enemigo, hasta una situación de equilibrio de fuerzas, y finalmente, hasta la creación de una correlación de fuerzas favorable a las fuerzas revolucionarias, propicia la formación de una situación revolucionaria que, aprovechada por las fuerzas revolucionarias, hace viable el triunfo de la revolución.
La necesidad de este proceso dialéctico de cambios en la correlación de fuerzas es precisamente lo que determina el carácter PROLONGADO de la guerra del pueblo, diferente al carácter transitorio y coyuntural de una situación revolucionaria. La situación revolucionaria, como coyuntura especial, puede crearse no sólo una sino varias veces en el transcurso de la guerra prolongada del pueblo, y dependerá del grado de desarrollo de las fuerzas revolucionarias para estar en capacidad en un momento determinado de aprovecharlo para el SALTO REVOLUCIONARIO.
Las Alianzas de clase. (Su base. Las alianzas y su relación con la estrategia de una clase. Lo estratégico .y lo táctico en las alianzas. Los objetivos revolucionarios y las demandas inmediatas dentro de las alianzas).
Uno de los elementos estratégicos de una clase es su política de alianzas con otras clases o sectores de clase. Su objetivo es crear una conjunción de fuerzas (en calidad y cantidad ) que permita cambiar a su favor la correlación desfavorable (y fortalecerla cuando ya sea favorable) para destruir las fuerzas del enemigo, vencerlo y no permitir su posterior recuperación.
Para una organización político-militar revolucionaria que aspire a ser (o efectivamente lo sea) una vanguardia de la clase obrera, su política de alianzas de clase tiene una importancia de primer orden.
Como ya hemos visto en nuestro país, la clase obrera (industrial y agrícola), para impulsar el proceso revolucionario tiene como ALIADO PRINCIPAL al campesinado; en primer lugar, al campesinado cobre, conocido como semiproletariado del campo y en segundo lugar, al campesinado medio, especialmente su sector menos acomodado. Firmes aliados revolucionarios del proletariado también pueden llegar a ser los sectores avanzados del estudiantado, maestros, empleados, privados y públicos, intelectuales y profesionales. En segundo lugar, los sectores progresistas de los pequeños y medianos comerciantes, pequeños y medianos industriales y artesanos, pequeños y medianos cafetaleros y otros sectores similares.
¿En que se basa la posibilidad de la alianza revolucionaria del proletariado con el campesinado y los sectores avanzados de la pequeña burguesía? Se basa en la similitud y coincidencia de intereses económicos, sociales y políticos, pues tanto el proletariado como las clases y sectores de clase que son sus aliados potenciales sufren la explotación y opresión económico-político-social de las clases explotadoras dominantes y sólo pueden obtener su liberación por medio de la transformación revolucionaria dé la sociedad. Por otra parte, como ya la burguesía ha agotado su potencial revolucionario, estos sectores que no tienen intereses antagónicos con el proletariado pueden identificar sus fundamentales fines revolucionarías con los de éste, siendo capaces de acompañarlo hasta el socialismo, mediante la elevación de su conciencia revolucionaria a través del proceso de lucha conjunta.
Es evidente que ninguna clase revolucionaria por sí sola, sería capaz de destruir el poder de la burguesía interna y del imperialismo y que para hacerlo requiere, con una necesidad ineludible, de la conjunción de fuerzas de las clases revolucionarias. En esto estriba la necesidad para el proletariado de forjar su unión con las otras clases revolucionarias, unión que toma el carácter de alianza revolucionaria de las clases explotadas, bajo la dirección y hegemonía del proletariado, dirigido a su vez por sus organizaciones revolucionarías de vanguardia.
Ahora bien, tal unidad revolucionaria unidad estratégica enfilada a alcanzar los fines estratégicos revolucionarios de clase, se forma en la lucha conjunta diaria, la cual se realiza no sólo a nivel de la lucha directa por los objetivos revolucionarios, sino también al nivel de la lucha por los objetivos inmediatos económicos, políticos y sociales; y se realiza no sólo en la instancia estratégica, sino, para que pueda tener fuerza estratégica precisa cobrar vida a través de la diaria y múltiple acción táctica, tanto al nivel reivindicativo por objetivos inmediatos como al nivel consciente a los objetivos revolucionarios.
El forjamiento de la unidad estratégica de las clases y sectores de clase revolucionaria, encabezadas por el proletariado> se hace viable a través de la alianza en el terreno de las acciones tácticas EN LA LUCHA CONSCIENTE POR LOS OBJETIVOS REVOLUCIONARIOS DE ESTAS CLASES, y en la lucha por los objetivos inmediatos de las mismas o sea, a través de las alianzas tácticas del proletariado con las clases revolucionarias.
Es preciso tener presente que éste es un proceso dialéctico cuyos distintos grados de desarrollo se influyen mutuamente; es decir, que el proceso de las alianzas de clase no es un proceso lineal y mecánicamente escalonado, en el cual se tiene que ir por etapas estrictamente delimitadas; por ejemplo, primero, toda lucha reivindicativa inmediata, y después, la etapa de la lucha por los objetivos revolucionarios. Tal concepción metafísica de las alianzas de clase conduciría a perjudicar la lucha por la revolución, ya que la lucha diaria, las acciones tácticas se dan en ambos niveles.
La cuestión estriba en comprender cuál de ambos niveles de lucha debe ponerse al servicio del otro para impulsar hacia adelante todo el proceso; cuál es el decisivo y más avanzado y, en función de esto, cuál debe elevarse de nivel para que contribuya al avance de lo fundamental. Y es evidente que en el proceso hacia la revolución, es la lucha por las reivindicaciones inmediatas (y en consecuencia las alianzas necesarias en este nivel) la que tiene que ponerse en función y al servicio de la lucha por la revolución, y son un medio para elevar a las clases a la disposición y conciencia revolucionaria.
En: esta acción e interacción dialéctica estriba la dinámica de las alianzas tácticas de clase realizadas en el terreno de la lucha por las reivindicaciones inmediatas. Tales alianzas no deben estar en contra de los objetivos revolucionarios, no deben perjudicar la toma de conciencia y disposición revolucionaria de las masas, pues de ser éste así, no sólo no ayudarían al proceso de educación revolucionaria de las masas, sino que en vez de favorecer la estrategia revolucionaria del proletariado, podrían pasar a favorecer la estrategia de las clases reaccionarias dominantes. De allí que toda alianza táctica del proletariado en el nivel de la lucha reivindicativa de las masas populares, tiene que ir inequívocamente dirigida a propiciar la estrategia revolucionaria del proletariado, a elevar la conciencia de las masas populares hacia el forjamiento de una unidad estratégica revolucionaria de las clases avanzadas de la sociedad.
Sería anti dialéctico y perjudicial al forjamiento de la conjunción de fuerzas revolucionarias considerar que, si bien es cierto que al nivel revolucionario las alianzas deben tener carácter revolucionario; en cambio, al nivel de la lucha reivindicativa inmediata las alianzas tácticas pueden tener otro contenido ( por ejemplo contenido economista, reformistas, etc.) realizándose con quien quiera, incluso con aquéllos que están luchando consecuentemente contra los objetivos revolucionarios del proletariado, contra su estrategia revolucionaria. Un enfoque así, conducirla a una situación tal, que la alianza táctica a nivel (es decir en un nivel inferior de lucha) podría hacerse con aquellos mismos que se enfrentan con nosotros con las armas en la mano en el terreno político militar.

Un enfoque oportunista, basado en la concertación de alianzas sin principio en el terreno de las reivindicaciones inmediatas (político-económica) ha sido uno de los graves errores de las corrientes “de izquierda” tradicionalistas y que ha contribuido en ellas a la unilateralización de los medios de lucha, limitándolas al pacifismo y al legalismo burgués; lo que los ata a la estrategia burguesa, y los aleja de los “peligros” de chocar con tales “aliados” en el terreno revolucionario, del que se han alejado.
Un enfoque convergente a éste en el terreno de las alianzas tácticas por reivindicaciones inmediatas, también podría ablandar la lucha revolucionaria de organizaciones político-militares y hacerlas retroceder a las vecindades del camino trillado por el tradicionalismo de izquierda en materia de alianzas.
Pero para que las alianzas tácticas contribuyan a la estrategia revolucionaria, deben de tener en ambos niveles contenido revolucionario, es decir, estar encaminadas a la realización de la estrategia revolucionaria, ser un medio para la educación y elevación revolucionaria de las masas populares.
Por eso mismo, la alianza táctica, para que a la par de la práctica pueda cumplir su carácter educativo y de elevación de la conciencia revolucionaria, necesita ser una alianza con crítica (unidad y crítica) hacia los aspectos retrasados en la conciencia de los sectores aliados. El proletariado requiere también, para hacer avanzar la causa revolucionaria, de neutralizar a aquellos sectores de la burguesía que sea posible en un momento determinado neutralizar, y de esta manera debilitar la conjunción de fuerzas de las clases reaccionarias dominantes.
Sin embargo, tal acción no puede hacerse al antojo, so pena de caer bajo la hegemonía de la burguesía, y ser arrastrado al servicio de los objetivos estratégicos de la misma.
Para neutralizar a sectores potencialmente neutralizables de la burguesía en una coyuntura dada, es preciso basar esa acción en una fuerte alianza con el campesinado y otros sectores revolucionarios, que permita neutralizar a su vez las influencias de la burguesía, y permita al proletariado hacer valer su hegemonía en tal acción táctica. De lo contrario, los objetivos revolucionarios saldrían perjudicados al imponer su hegemonía los sectores de la burguesía que participan en tal acción o conjunción de fuerzas.
VI.LAS ALIANZAS DE CLASE: PROCESO DIALECTICO
1. Lo relativo a las alianzas de clase (que también denominamos unidad) forma parte básica de la estrategia y de la acción táctica de la clase obrera y de la organización representativa de sus intereses. Ello está determinado por la necesidad de formar un agrupamiento estratégico de fuerzas que permita la definitiva destrucción de las fuerzas políticas, económicas y militares del enemigo y la consolidación y ampliación de las fuerzas que serán el basamento para une régimen político económico social que sustituya al presente régimen de explotación.
En el proceso hacia los objetivos estratégicos, los problemas de la unidad tienen expresión y aplicación practicas en la diaria acción de unidad táctica con las fuerzas y sectores aliados o potencialmente aliados.
2. Concebida la unidad de clases como una necesidad estratégica y táctica, tiene que ser abordada con el método dialéctico marxista que permite la correcta integridad y proyección de conjunto, así como un concreto análisis y aplicación práctica correcta en cada momento dado.
a) El proceso de alianzas de clase es un proceso dialéctico y por consiguiente vivo y cambiante que, dentro de líneas estratégicas estables durante un período más o menos prolongado, no es un elemento estático, congelado, abordable del mismo modo en todas circunstancias y condiciones, sino que su aplicación concreta tiene que tomar en cuenta las variantes reales surgidas en las fuerzas sociales en el momento dado de su aplicación.
b) Es un proceso interrelacionado con todos los otros elementos estratégicos que forman el movimiento de la clase obrera en su histórica marcha hacia el poder. Tiene, por consiguiente, que tomar en cuenta su interinfluencia con los demás elementos estratégicos que componen la línea de esta clase u organización, así como los elementos tácticos de su accionar; para, de esta manera, ayudar eficazmente al proceso general de desarrollo revolucionario de la clase, ya que, concibiéndolo como independiente de los otros elementos estratégicos y tácticos, no contribuiría eficazmente al desarrollo general y concreto de tales elementos.
c) A su vez los otros elementos influyen sobre los problemas de unidad, ya sea favorable o desfavorablemente, por lo cual, así como aquellos se ven favorecidos por la aplicación de una línea de unidad correcta, ésta tiene que tomar en cuenta los grados de desarrollo de los otros elementos, partiendo del método de marchar de lo simple a lo complejo, en determinación de todo el desarrollo general y de la necesidad de impulsarlo.
ch) La dialéctica marxista concibe todos los procesos y fenómenos de la sociedad como algo que se realiza en el tiempo y en el espacio. La unidad, por consiguiente, no puede verse fuera de ese marco.
Así como en un período histórico de tiempo determinado se realiza el proceso histórico de una clase; así también, diariamente, se tiene que llevar a cabo una política de unidad táctica; atendiendo en cada momento determinado a las circunstancias aparecidas, algunas de las cuales pueden ser diferentes en mayor o menor medida a las existentes en otros momentos dados.
d) Pero así mismo, todos los otros elementos estratégicos y tácticos de la clase u organización, se dan también el marco de espacio y tiempo; y todos ellos no pueden tener simultáneamente el mismo peso, importancia y decisión en la marcha del proceso; por lo cual, la organización tiene que abordar con sentido prioritario aquellos elementos que en cada momento concreto permitan hacer avanzar el proceso eficazmente; convirtiéndose los otros elementos en medios auxiliares para el impulso del mismo. La política de unidad de una organización tiene, por consiguiente, que estar dentro del marco de esas mismas leyes del desarrollo, por lo cual en unos momentos la unidad será el elemento prioritario; y en otros momentos, estará supeditado a los otros elementos estratégicos.
e) En un sentido igual se puede decir que en unos momentos la unidad es causa para el desarrollo de otros elementos estratégicos y tácticos, mientras que en otra situación dada, pasa a ser efecto del desarrollo de los otros elementos.
f) La unidad o alianzas de clase, para materializarse necesita de adquirir forma y contenido. La forma es importante ya que una adecuada forma propicia el desarrollo de la unidad. Sin embargo, es el contenido el que le imprime el sello a la unidad. Una buena forma con un mal contenido no favorece el desarrollo del proceso revolucionario ni a la estrategia determinada. El contenido en una unidad dé clases (o sectores de clases) lo determina la ESENCIA DE CLASE encerrada en dicha unidad; es decir, los intereses de clase a los que favorece dicha unidad. Pero no sólo los intereses de clase en general, sino el hecho de que los intereses concretos inmediatos en torno a los cuales se haga una unidad FAVOREZCAN al desarrollo de los intereses y objetivos estratégicos y fundamentales de tal clase, De lo contrario, los intereses inmediatos de una clase pueden ser aprovechados por una clase antagónica (dentro de la forma de unidad) para impulsar sus propios intereses estratégicos.
Dentro del contenido de clase de la unidad determinada, es básico el hecho de qué intereses de clase (tácticos y estratégicos) le imprimen el sello a dicha unidad. En otras palabras, qué clase hegemoniza la unidad, o sea, a qué intereses estratégicos de clase favorece efectivamente una unidad táctica o estratégica.
g) Las alianzas de clase se rigen también por las leyes universales de “unidad y lucha de los contrarios”. Toda alianza se hace entre sectores que tienen afinidad (coincidencia) en algunos puntos concretos. Pero en toda unidad debe de haber lucha, ya que al mismo tiempo que hay puntos concretos coincidentes existen aquellos elementos que de desarrollarse perjudicarían los intereses estratégicos de la clase determinada. La unidad entre clases antagónicas existe por la presencia simultánea de las mismas en un mismo espacio y tiempo; pero la lucha entre ellas es irreconciliable hasta la destrucción total de uno de los dos polos antagónicos. En cambio la unidad entre clases aliadas o potencialmente aliadas se da no sólo por su existencia en el tiempo y en el espacio, sino por la acción conjunta en pro de sus intereses comunes; mientras que la lucha entre ellas, no siendo clases antagónicas, se da fundamentalmente en el terreno ideológico a fin de elevar la unidad a los grados más favorables al desarrollo del proceso estratégico y propiciar la hegemonía de la clase más avanzada; así como para limpiar el campo de la alianza de los elementos ideológicos favorables al proceso estratégico de una clase antagónica que ejerce alguna influencia sobre sectores de esa unidad.
h) En la unidad es importante el elemento dialéctico de cantidad y calidad, su interrelación, así como los saltos cualitativos de la unidad.
Como el proceso de unidad está destinado a la formación del amplio agrupamiento de fuerzas revolucionarias populares que haga posible la destrucción de las fuerzas reaccionarias, puede crearse la imagen de que la unidad es un proceso fundamentalmente cuantitativo. Ello no es así ya que la calidad revolucionaria de la unidad, su contenido revolucionario es el núcleo dinámico que le da firmeza y perspectiva de desarrollo, en función de la estrategia de la clase más revolucionaría.
La unidad basada fundamentalmente en el factor cantidad (amplitud cuantitativa) no sólo resulta asentada sobre bases de arena, sino que coloca a las clases revolucionarias al servicio de la estrategia de las otras clases y puede llevar hasta la confusión y defraudación de las masas populares.
Por ello, precisamente, es que en el proceso de unidad, las organizaciones representantes de la clase obrera no deben sacrificar los principios revolucionarios (en los pasos de unidad táctica y estratégica) en aras de la amplitud unitaria; so pena de sacrificar los intereses fundamentales de la clase obrera y la estrategia de la misma.
El forjamiento revolucionario de una organización que realmente represente os intereses en la clase obrera es punto de partida para alianzas de calidad con las otras clases revolucionaria (y sus representaciones.)
Una unidad dirigida (hegemonizada ideológicamente) por corrientes oportunistas favorece a las clases explotadoras, porque sacrifica los principios revolucionarios y los intereses fundamentales del proletariado. Debido a ello, la unidad con los oportunistas en condiciones en que ellos hegemonicen la dirección de la misma, perjudica al proceso revolucionario, y no propicia los saltos cualitativos en la unidad.
Unidad de calidad lo significa una unidad exclusivamente con las direcciones de los movimientos de clase. Una unidad que no se base en los intereses fundamentales de las masas de las clases revolucionarias y la lucha activa de las mismas, conduce a acuerdos oportunistas perjudiciales a las clases revolucionarias. Una organización verdaderamente revolucionaria debe tener la capacidad de encontrar las formas y métodos de influir revolucionariamente en las masas de las clases populares para que éstas adopten posiciones más avanzadas que sus dirigentes vacilantes u oportunistas, y que ejerzan sobre ellos una efectiva presión de masas que les obligue a aceptar posiciones de unidad consecuentes con los intereses de las masas revolucionarias y contrarios a los intereses de la burguesía y sus aliados.
Una unidad de calidad superior, cuya hegemonía esté en manos de la clase obrera, de esencia revolucionaria, y que en su base se fortalezca en forma creciente la alianza obrero campesina, es el marco para el más amplio desarrollo cuantitativo requerido para la construcción del poderoso agrupamiento de fuerzas revolucionarias que sean capaces de dar las batallas decisivas a sus enemigos de clase.

3. De acuerdo con todo lo anterior podemos concluir que:
-No sería correcto ni conveniente concebir como condición PREVIA para emprender la lucha revolucionaria político-militar una amplia unidad cuantitativa. Será la acción revolucionaría la que irá creando el terreno para una verdadera unidad de calidad superior de las fuerzas revolucionarías del pueblo.
-No es la unidad a toda costa el máximo deber de los revolucionarios en este momento sino el de CREAR, CONSOLIDAR, DARLE CONTEXTURA Y CAPACIDAD CREATIVA, LIGAZON EFECTIVA DE MASAS, CAPACIDAD DE DIRECCION DE MASAS EN LA PRACTICA DE SUS LUCHAS INMEDIATAS a las organizaciones revolucionarias político-militares
-Y en la tarea por unirse a las masas, es un elemento de primer orden la lucha ideológica contra las corrientes que embotan y rebajan la conciencia revolucionaria de las masas. Es necesario en el período actual, un claro deslinde ideológico con el oportunismo.
En toda unidad (a nivel estratégico o táctico) debe asegurársela hegemonía revolucionaria de la clase obrera en esa alianza. Una unidad con otras fuerzas en las que predomine la hegemonía burguesa no favorece al proletariado, sino a la estrategia de la burguesía, y no consideramos conveniente hacerla.
-Una unidad (en terreno táctico) concebida como MEZCLA CUANTITATIVA de lo revolucionario con lo oportunista (y peor, con los abiertamente reaccionarios) no la consideramos convincente sino perjudicial al avance del proceso revolucionario.
-Tratamos de forjar la unidad de las masas populares en la lucha radicalizada por sus intereses inmediatos, pero no la unidad con las camarillas oportunistas o traidoras abiertamente a los intereses fundamentales de la clase obrera, que tratan de acondicionar la lucha por las reivindicaciones inmediatas a la estrategia fundamental de la burguesía.
-La unidad de las fuerzas revolucionarias se irá forjando en la acción revolucionaria, la cual será al mismo tiempo el crisol que mostrará irrefutablemente quiénes están con la revolución y quiénes están en contra; quiénes son revolucionarios verdaderos, y quiénes no lo son.
LOS CONCEPTOS DE ALIANZA DE CLASE Y UNIDAD
El concepto de UNIDAD es más amplio, ya que, de acuerdo con la dialéctica marxista existe la unidad universal de los fenómenos y objetos (su materialidad y su conexión universal: su interrelación, interinfluencia e interdependencia). Ello explica la unidad entre los contrarios.
La ALIANZA entre las clases es la UNIDAD que se establece entre ellas en los terrenos político, económico y social (con su correspondiente expresión en el terreno ideológico), y que tiene su base en los intereses de clase común o coincidentes.
NOTAS FINALES.
1) El tema sobre las alianzas de clase será complementado en posterior edición con una definición más detallada sobre el concepto: alianzas de clases estratégicas y alianza táctica.

2) En el tercer párrafo de este mismo tema se incluye a los productores pequeños y medianos como posibles aliados secundarios del proletariado. Queremos recalcar que de acuerdo con lo que el mismo párrafo indica se trata de sectores de la pequeña burguesía. No se trata de la burguesía. Es obvio que el núcleo fundamental de las alianzas de clase debe ser la firme alianza obrero campesina.

3) En distintas partes de este material queda firmemente establecida nuestra concepción de que la burguesía en nuestro país no tiene ya ningún papel revolucionario y que está indisolublemente ligada al imperialismo. Cuando en el párrafo final de la primera parte del tema sobre alianzas de clase se dice que la burguesía está impedida de jugar un papel revolucionario es preciso entenderlo como una situación “irreversible”. Consideramos que cualquier ilusión en cuanto a un potencial revolucionario de la burguesía, conduce al oportunismo en materia de alianzas.

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Palabras sobre mi vecino

Palabras sobre mi vecino
Sergio Ramírez
Jueves, 15 de Diciembre de 2016

El pasado mes de noviembre la Biblioteca Benson de la Universidad de Austin, en Texas, incorporó a su vasto y singular patrimonio el archivo personal del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, allí donde también se halla ahora el archivo de Gabriel García Márquez. Lo acompañé en la ceremonia de apertura, y previo a la magnífica lectura que hizo de sus poemas, me tocó decir unas palabras sobre su vida y su obra.

Ernesto ha sido mi vecino durante casi cuarenta años, desde el triunfo de la revolución, cuando nos mudamos al mismo barrio y a la misma calle, en Managua. Nos visitamos con frecuencia para intercambiar noticias y libros, y compartimos la pesadumbre sobre la suerte de Nicaragua. Somos dos vecinos que viven escribiendo. Sólo que él escribe poesía, y yo escribo ficciones.

Lo conocí en los años sesenta, cuando acababa de ser ordenado sacerdote. Yo era entonces un joven aprendiz en busca de un modelo, y él era el tipo de escritor que yo quería encontrar: su obra literaria no evadía la realidad de nuestro país, gobernado por una dictadura dinástica y feroz. La suya fue un nuevo tipo de poesía, abierta, lejos del modelo tradicional heredado del modernismo; una poesía que estaba muy cerca de la prosa, con una asombrosa habilidad para narrar, un contador de historias utilizando versos.

Por supuesto me impresionaron sus Epigramas, que todos los amantes de mi generación se sabían de memoria. Pero lo que ejerció una influencia muy profunda en mí fue su poema Hora cero, publicado en México a inicios de los años cincuenta, porque tenía calidad y tensión narrativa; y sus estancias, escritas en un lenguaje desnudo y directo, y a la vez nostálgico y evocador, eran como los capítulos de una novela que ocurría en las distintas capitales de Centroamérica, con los palacios de los dictadores iluminados a medianoche, “como el palacio de Caifás”.

Eran las dictaduras obscenas de Carías, Ubico, Hernández Martínez y Somoza, generales de opereta, instaladas por la United Fruit Company en las “repúblicas bananeras” centroamericanas, y apoyadas por los hermanos Dulles.

Hora Cero también es una elegía que se centra en la rebelión de 1954 en Nicaragua, cuando un puñado de oficiales retirados de la Guardia Nacional y algunos civiles, intentaron asaltar el palacio presidencial. Muchos de ellos fueron asesinados después de ser torturados, entre ellos Adolfo Báez Bone, quien escupió en la cara a Tachito, el hijo más joven del Somoza viejo, y el último de la dinastía, mientras era torturado por él.

Báez Bone participó en esa conspiración, junto con Pedro Joaquín Chamorro, el periodista asesinado por órdenes de aquel mismo Tachito, y también participó Ernesto, quien pasó varios días escondido porque lo buscaban para encarcelarlo.

No estaba destinado a convertirse en un líder político ni en un jefe guerrillero. Era un poeta. Pero desde el principio, cuando escribió Hora cero, su poesía ayudó a crear una atmósfera propicia a la acción política. Y en algún momento, cuando la lucha armada era la única alternativa que le quedaba al pueblo nicaragüense para derrocar a Somoza, sus poemas inspiraron a los jóvenes protagonistas de la revolución.

En este sentido, Canto Nacional y Apocalipsis en Managua, son dos poemas fundamentales en su obra. Son parte de su doble conversión. Su conversión a un nuevo tipo de cristianismo comprometido con los pobres y los oprimidos, como lo enunciaba el Congreso Eucarístico de Medellín de 1968, bajo las directrices del Concilio Vaticano II; y su conversión a la revolución. Ambas conversiones llegaron a ser parte esencial de su vida y de su poesía.

Ernesto se encontró para siempre con Sandino cuando escribió Hora cero. El eje de ese poema es Sandino, el artesano humilde que se rebeló contra la ocupación de su país, combatió contra esa ocupación al mando de un pequeño ejército de campesinos, y finalmente fue asesinado por el primer Somoza.

La revolución no se explica sin la poesía de Ernesto; tampoco se puede explicar sin las canciones de Carlos Mejía Godoy. Hoy aquellos ideales han sido deformados y falsificados por un poder familiar que utiliza la retórica de la revolución, pero contradice los sueños que inspiraron a miles de nicaragüenses. Esos poemas y esas canciones son la memoria de la revolución y no se pueden borrar.

No es posible contar la historia de la revolución sin la presencia de Ernesto en los campos de batalla celebrando misas de campaña, o en foros internacionales pidiendo apoyo para los jóvenes combatientes que trataban de derrocar a la dictadura, entre ellos sus hijos espirituales, los que lo acompañaron en la construcción de la comunidad campesina de Solentiname en el archipiélago del gran lago de Nicaragua. Algunos de ellos fueron muertos en combate, otros fueron asesinados en las cámaras de tortura.

Después del triunfo de la revolución asumió un papel clave como Ministro de cultura, un puesto que no quería porque rechazaba la idea de ser un burócrata. Y allí hizo un extraordinario trabajo, creando instituciones culturales en un país donde nunca había existido ninguna, y donde los gobiernos nunca tomaron en serio la cultura. Se crearon escuelas y grupos de música, teatro y danza. Se desarrollaron programas para promover y crear talleres literarios, junto con revistas y una editorial. Se rescató la artesanía popular así como las tradiciones culturales.

Fue una revolución dentro de la revolución, bajo la proclama de que el arte y la literatura no estaban sujetos a ningún régimen político. La libertad era la regla. Nunca hubo ningún tipo de “realismo sandinista”.

La poesía de Ernesto es el resultado de un don y un oficio extraordinarios. Él es nuestro poeta del siglo veinte en Nicaragua, y es uno de los poetas trascendentales de nuestra lengua. Pero su trabajo no existiría sin esa motivación superior que es el amor.

Su vida ha sido una vida de amor, y así ha sido su poesía.

Arequipa, diciembre 2016

*Sergio Ramírez es escritor y político. Fue vicepresidente de Nicaragua entre 1986 y 1990, durante el gobierno de la revolución Sandinista. Sus novelas y cuentos le han hecho ganar numerosos premios internacionales, como el Alfaguara (1980), el Casa de las Américas (2000) o el Carlos Fuentes (2014).

El balance del año político 1974 por las FPL

El balance del año político 1974 por las FPL Por Roberto Pineda 9 de diciembre de 2016

En el número 27, de enero de 1975, del periódico El Rebelde de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí”, FPL, se realiza un balance del año político 1974 y se considera que “han hecho avanzar la lucha revolucionaria del pueblo” así como se mantiene la polémica ideológica tanto contra los “revisionistas” del Partido Comunista, PCS, como en este caso, contra los “oportunistas” del Frente de Acción Popular Unificada, FAPU. Realizamos un resumen de estos contenidos, que incluyen también una reseña biográfica de Agustín Farabundo Martí.

Apunta en su balance que “la tarea que corresponde a una Organización Revolucionaria que aspira a convertirse en Vanguardia de los trabajadores en su marcha hacia la Revolución Socialista es compleja, ya que debe impulsar la lucha de clase revolucionaria en su conjunto.”

Indica que “las FPL han realizado serios esfuerzos por intensificar la correcta aplicación de su línea estratégica político-militar en el sentido de orientar y hacer avanzar las luchas de las masas populares por sus reivindicaciones inmediatas, como medio para promover la conciencia y disposición del pueblo a la lucha armada, que concretamente está impulsando nuestra organización.”

Añade que “guiándonos por la estrategia de Guerra Popular Prolongada enfilamos nuestro accionar al desarrollo de la lucha militar revolucionaria a un nivel de Lucha Armada Popular, es decir, buscamos organizar en toda forma al pueblo para lograr su incorporación a nivel de masas a las tareas de la luchar armada revolucionaria, tarea que desde ya es el elemento central de nuestra estrategia.”
Considera que en 1974 “en el terreno de la lucha de masas por las necesidades económico-sociales, se ha notado el despertar de las clases trabajadoras del campo a la lucha por sus intereses inmediatos, lucha que dada la estructura de poder burgués que vive el país, altamente represiva, tiende a saltar casi de manera espontánea a la instancia de la lucha política revolucionaria.”

“En el área del trabajo político clandestino en el pueblo los resultados fueron exitosos ya que, en el periodo que analizamos, crecientes sectores del pueblo en forma organizada se han incorporado a las distintas tareas de las FPL a lo largo y ancho del país para impulsar la estrategia de Guerra Popular Prolongada.”
En “el terreno militar revolucionario el accionar popular materializado en las operaciones que ejecutaron los comandos armados (unidades militares) de las FPL, han estado orientadas a impulsar la lucha de clase proletaria en su conjunto y, por ende, son el embrión en creciente desarrollo que, a determinado nivel, le dará a nuestra sociedad las características de una sociedad en plena guerra civil.”

Posteriormente se hace un listado de las principales acciones militares realizadas entre recuperaciones de armas, ajusticiamientos, asalto y ocupación del Consejo Central de Elecciones en marzo, asaltos a bancos, reparto armado de propaganda, ataque con explosivos a la embajada de Chile, sabotaje con explosivos en comandancia local de Oratorio de Concepción; quema de buses, sabotajes con explosivos a puestos de la Guardia Nacional, PCN, FOCCO, OMCOM, etc., en protesta por la masacre de campesinos en cantón La Cayetana, San Vicente.

Asimismo, señala que “en el terreno de la comunicación con el pueblo para impulsar las tareas político-militares, los órganos clandestinos han aumentado e intensificado su labor, y nuevos periódicos clandestinos de las FPL llegan a distintos sectores. La Prensa Revolucionaria de las FPL la integran:“EL REBELDE”, “PRENSA OBRERA”, “JUVENTUD REBELDE”, “EL CAMPESINO REBELDE”, “GUERRILLERO”, “EL MAGISTERIO REBELDE”, y “ESTRELLA ROJA.”

Y plantea que para 1975 “el pueblo tiene ante sí las siguientes tareas:
lº) Desarrollar al máximo la lucha reivindicativa de masas.
2º) Ampliar la base política orgánica clandestina de la Revolución.
3º) Elevar a nuevos escalones la Lucha Armada Revolucionaria. Todo ello para hacer avanzar la estrategia de Guerra Popular hasta la Victoria Final.”

El servilismo de los oportunistas: “El gobierno de Molina “punto intermedio” entre la democracia y la tiranía.”
En una acida crítica al PCS y a su principal dirigente Schafik Handal, este artículo sostiene que “el último descubrimiento de los oportunistas criollos en sus serviles halagos al régimen, es que el actual gobierno encabezado por Molina ya no es una tiranía sangrienta, continuación del régimen militar que se instaló desde hace más de 40 años sobre una montaña de cadáveres y que se sostiene a base de crímenes, fraudes, imposiciones y atropellos de todo género; sino que ahora está en “un punto intermedio” entre los regímenes tiránicos y los gobiernos “democráticos.”

Enfatiza que “tal “caracterización” que busca adormecer al pueblo para que este no continúe con el curso de la lucha decidida que ha emprendido, es un regalo de año nuevo que los serviles oportunistas le obsequian al régimen tiránico de turno y es música muy del agrado del mismo.”

Agrega que “tal aspecto (sobre el “punto intermedio”) fue subrayado por conocido personero del partido pseudo-comunista al refutar algunas afirmaciones aparecidas recientemente en el reaccionario Diario de Hoy, refiriéndose a declaraciones hechas fuera del país por la misma persona. En las explicaciones, dadas a conocer por noticieros radiales de esta capital, refuta cuestiones secundarias tales como “que no es estudiante fósil”, que no se ha referido a diputados, que no dijo que el gobierno de Molina debe ser como los de Panamá y Costa Rica, pero deja en pie, recalcándola, su caracterización del gobierno de Molina como “punto intermedio.”

Afirma que “desde hace varios años, los sectores avanzados del pueblo, ven con asco la política que despliegan los oportunistas, revisionistas y reformistas burgueses que, para llevar a cabo su labor, tratan de encubrirse tras los honrosos nombres de revolucionarios y comunistas.”

Sostiene que “todo el pueblo se da cuenta, porque lo experimenta en carne propia, que el actual gobierno ( así como sus antecesores) es una feroz tiranía militar al servicio de la oligarquía criolla y del imperialismo yanqui, que mantiene un cerrado estado de represión sobre todos los sectores populares y que trata de aplastar a sangre y fuego todo intento de nuestro pueblo por liberarse de la opresión política y de la explotación económica, que lanza sus fuerzas represivas cargadas de bombas lacrimógenas contra los obreros huelguistas, que acrecienta el aparato de represión contra el campesinado, que le asesina masivamente cuando estos exigen tierra donde trabajar, que desaloja por millares a los campesinos de sus tierras (Cerrón Grande, Comalapa, El Litoral, etc.)…”
El FAPU trata de desacreditar acciones guerrilleras

Denuncia que “en publicaci6n fechada el 16 del presente y responsabilizada
por el FAPU a través de un “sector” del mismo, se ha incluido entre una serie de hechos criminales realizados por el gobierno, nada menos que una de las operaciones revolucionarias de las FPL.”

Agrega que “al enumerar diversos actos del gobierno y de la reacción: a) el asesinato de campesinos de “La Cayetana” c) el atentado con bomba explosiva perpetrado por fuerzas reaccionarias en casa de un maestro (enero’5); d) los ataques del “Diario de Hoy” a Monseñor Aparicio; y E) la escasez artificial del azúcar; se ha incluido en el literal B) como “uno de los hechos que repugnan a la conciencia de todo hombre”, la operación revolucionaria
(“Héroes Campesinos de La Cayetana”) realizada por las FPL el 26 de diciembre en la madrugada por medio de la cual Comando Armados de nuestra organización detonaron simultáneamente en distintas zonas del país, explosivos en locales de la Guardia Nacional, del PCN, de FOCCO y OMCOM, organismo estos últimos creados en el marco de la guerra contrarrevolucionaria para restar base social a las fuerzas revolucionarias del pueblo.”

Considera El Rebelde que “las acciones realizadas por los Comandos Armados de las FPL dentro de la “Operación Héroes Campesinos de La Cayetana” como lo puntualizo el comunicado de nuestra Organización fueron un potente llamado de atención a todo el pueblo sobre los crímenes cometidos por el gobierno en el campo y especialmente en “La Cayetana”; sobre el vital problema de la tierra que sufre el campesinado…”

Analiza que “lo verdaderamente lamentable que evidencia esa publicación
es la situación ideológico-política en que ha venido a caer el FAPU. Este frente, creado como un medio de alianza basado en el trabajo conjunto con los dirigentes oportunistas de los organismos tradicionales de masas, proclamó la necesidad de unirse en un solo canal orgánico con diversos sectores, incluyendo a los revisionistas, para la lucha por reivindicaciones económicas y
democráticas, considerando necesario hacer concesiones ideológicas a los mismos como medio para “llegar a las masas”.

Sostiene que “tales cálculos que no están basados en una evaluación realista de la situación en las fuerzas populares, en un periodo en que ya la guerra
prolongada del pueblo ha iniciado su marcha, pronto fracasaron estrepitosamente: los oportunistas, con su doble juego favorable a la burguesía, con su deshonestidad política y deslealtad característica hacia sus aliados, siguieron sus propios planes y dejaron plantado al “nuevo frente”: ni sirvieron de vehículo para que elementos más avanzados llegaran a las masas,
ni pudieron ser desenmascarados ideológicamente en el seno de las mismas como proclamaban estos. Como siempre, los oportunistas jugaron su propia carta marrullera frente a sus pretendidos “aliados” y, el aspirado frente “amplio” se estrechó y estancó.”

Asegura que “las FPL que desde un principio cuestionaron tal esquema de alianzas, seguirán insistiendo con paciencia pero con determinación:
ES NECESARIO CONSTRUIR LA MAS SOLIDA UNIDAD A NIVEL REVOLUCIONARIO PARA IMPULSAR SIN VACILACIONES LA GUERRA REVOLUCIONARIA DEL PUEBLO QUE TIENE COMO EJE FUNDAMENTAL LA LUCHA ARMADA POPULAR INDISOLUBLEMENTE UNIDA A LA LUCHA DE MASAS POR
LAS REIVINDICACIONES ECONOMICO, SOCIALES Y POLITICAS URGENTES.

Y concluye que “en esa alianza de calidad superior, es necesario garantizar que el pensamiento y la práctica proletaria revolucionaria sea el elemento determinante y no el pensamiento clasista burgués o pequeño-burgués.”

Realidad de la infancia en El Salvador (2010)

Realidad de la infancia en El Salvador
5 octubre, 2010 por pastoraldederechoshumanos

Por: Pastoral de Derechos Humanos

La infancia en nuestra sociedad está al margen de las políticas públicas de desarrollo humano de nuestro estado, no hay un verdadero interés por la población infantil y adolescente de nuestro país estas son algunas conclusiones que se hacen sobre este tema en particular. En vista de esta problemática La Pastoral de Derechos Humanos de la parroquia Cristo Salvador hace un análisis de la realidad infantil, en el contexto del día internacional de la niñez en El Salvador.
En un artículo de la prensa grafica del 3 de octubre del 2010 se señalan las siguientes cuestiones:

Las niñas y los niños de cero a seis años enfrentan serios problemas para acceder a la Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI). Dificultades sustentadas en la descoordinación y fragmentación institucional del sistema de protección para la niñez; la ausencia de medidas que impacten la exclusión y las desigualdades en el goce de los derechos; la vigencia de esquemas culturales y familiares que atentan contra el desarrollo integral; la tolerancia social ante las violaciones a los derechos de la niñez; los vacíos normativos, la escasa aplicación de las leyes; y el desconocimiento de la importancia que tienen los primeros seis años en el desarrollo.
Los obstáculos responden a realidades y características socioculturales, económicas y distributivas, que influyen en el sistema de protección para la infancia. Los esfuerzos impulsados por el Estado y otras instituciones no han generado oportunidades inclusivas y de cobertura universal. Tampoco modificado las relaciones adulto-niño ni impactado la amenaza de muerte, desnutrición, maltrato, agresión sexual, abandono, trabajo infantil, negligencia y escasa estimulación temprana.
En educación, de los 433,576 infantes de cero a tres años, menos del 2% recibe atención estatal, pues El Salvador no tiene un programa integral. En parvularia, solo se cubre al 51% del total de cuatro a seis años; es decir, existen más de 190,000 infantes sin cobertura. Esto sin menoscabar el esfuerzo estatal por ampliar la cobertura en parvularia, que, pese a los avances, es el segmento con la menor cobertura y calidad del sistema educativo nacional. La inversión promedio por alumno es de la más baja del sistema, aproximadamente 222 dólares por estudiante. Esto responde a las limitantes de inversión educativa nacional que representa el 18.3% del gasto público total y el 2.8% del PIB.
Es evidente la fragmentación de las políticas educativas, debido a la atomización social y a la ausencia de un enfoque integral para la primera infancia, lo que también se conoce como enfoque del Desarrollo Integral Temprano. Por ello, es necesario articular un marco conceptual, filosófico, de orden estratégico, que asuma a la infancia desde la perspectiva de derechos e integralidad. Clarificar el discurso para que sea acorde a la realidad y traducible en la AEPI. Este deberá convertirse en una visión de Estado, políticamente concertada, que asegure su sostenibilidad, mediante la participación social y un cambio cultural, que propicie el empoderamiento de las familias, comunidades, organizaciones civiles y de la niñez. Exige a los gobiernos locales liderar los programas y proyectos para la infancia, con el fin de descentralizar los procesos
El desafío es una política que garantice el pleno derecho a la educación. Implica aumentar la inversión, desarrollar programas eficaces de atención integral para la primera infancia con visión holística y buscar un consenso en las políticas de la AEPI. Además, crear un marco legal consistente –política y socialmente concertado–, articular un sistema de información actualizado, una institucionalidad sólida o un ministerio descentralizado que coordine la implementación de la política, con presencia local y alianza social.
Según nuestra investigación hay factores directos que influyen en el desarrollo social de la niñez. La niñez salvadoreña está inserta en una dinámica económica y sociocultural compleja, producto de diversos fenómenos y que tienen un impacto más allá del momento en que suceden. Se destacan: el conflicto armando, los procesos de transición, la vulnerabilidad natural (dos terremotos en 2001 y varias tormentas tropicales), además de la institucionalidad fragmentada y las variaciones del sistema financiero.
La situación de la niñez presenta marcadas diferencias a partir del tiempo en que se analice. Las oportunidades de crecimiento, los modelos de atención y las interpretaciones de la infancia no son un hecho natural, sino el producto de intensos procesos históricos. Son el reflejo de la deconstrucción y reconstrucción de las estructuras de pensamiento, que han generado cambios significativos en los estilos de vida. Sin embargo, hay que destacar que muchos elementos básicos incorporados al sistema de protección para la infancia, aún no han logrado trascender del discurso, sólo son letra muerta que descansa en los documentos nacionales. Dicho esto, se demanda la implementación de esfuerzos que lleven a la práctica los postulados, que al ejecutarse aporten progreso a la niñez salvadoreña.
Lo que sigue es un repaso por los eventos más relevantes en el trayecto que en la búsqueda de los derechos de las niñas y los niños.
Las alternativas de desarrollo, los modelos de atención y las interpretaciones de la infancia descubren marcadas variaciones a partir del tiempo que se tome como referencia para el análisis. En El Salvador, como en el resto del mundo, la imagen actual o interpretación popular de la niñez es un paradigma cultural bastante reciente.
Fue en siglo XIX cuando inició el tema de la infancia. El concepto que se conoce tuvo su origen en esa época. Las interpretaciones que entonces surgieron pusieron fin a la confusión que había entre entender a la niñez como hecho biológico, natural y concebirla como social. Incluso en los países que promovieron el debate, las innovaciones teóricas no produjeron variaciones en el reconocimiento de los derechos de las niñas y los niños; por lo que no resulta raro que, en el resto de países, las transformaciones hayan seguido un proceso más lento. En el caso de El Salvador, la búsqueda de los derechos de la infancia aún no termina, tal como se observa en el siguiente recorrido cronológico.
• 1821: Finalizada la Independencia, el país inició sus transformaciones políticas y sociales hasta convertirse en un Estado soberano e independiente casi 20 años más tarde. Liderados por los terratenientes, estos se ocuparon de poner las condiciones económicas y políticas a su favor, de modo que la agricultura y la exportación fueron las principales bases de la economía. Era un país dominado por las minorías oligarcas.
En ese tiempo, no había oportunidades de desarrollo integral para la niñez, debido a que la mayor parte de la población trabajaba en las fincas de los terratenientes, sin garantías sociales. El goce de los derechos económicos, sociales y culturales estaba lejos de plantearse como posibilidad incluso para los adultos. Las mujeres y los niños enfrentaban las mayores desventajas.
• 1860: El Código Civil que entró en vigencia incluía disposiciones sobre la protección infantil, declarando que la “existencia legal comienza al nacer”. En el artículo 73 se especificaba: “La ley protege la vida del que está por nacer. El Juez, en consecuencia, tomará, a petición de cualquiera persona o de oficio, todas las providencias que le parezcan convenientes para proteger la existencia del no nacido, siempre que crea que de algún modo peligra”. Sin embargo, en los artículos 34, 35, 36 y 37 del mismo documento se consideran discriminativos por clasificar a la niñez, en su calidad de hijas e hijos como: legítimos, ilegítimos, naturales, adulterinos e incestuosos. Esa manera de categorizarlos generaba discriminación para los niños y niñas.
• 1886: De acuerdo al MINED, los primeros reportes que corresponden al nivel de parvularia datan de 1886. Aunque en sus comienzos funcionó fuera del sistema formal.
• 1902: Cuando se fundó el Hospital Rosales, la población contó con la primera área de servicio pediátrico, atendida por un tocólogo (obstetra actualmente) y un médico general. La atención del menor era confiada a las enfermeras y cuando ellas no podían lidiar con la situación, se llamaba al doctor.
• 1904: En marzo se inauguró la primera sala cuna, en el Barrio San Jacinto. Institución que luego estuvo a cargo de la Sociedad de Hijas de San Vicente de Paul y años después al ISPM, ahora al ISNA.
• Cerca de 1915: Se abrió la Sala de Niños del Hospital Rosales. El hecho se considera el inicio de la pediatría en El Salvador.
• 1917: Por iniciativa estatal se instituyó el Servicio Médico Escolar, cuyo objetivo era atender a escolares y maestros. Años más tarde se creó la Sociedad Benéfica Pública, que concentra su labor y programas hacia la infancia, el que sobresale fue conocido como “La Gota de Leche”.
• 1923: Aunque sin mayor representación, la educación parvularia recibió más apoyo.
• 1928: El Dr. Benjamín Bloom donó el primer hospital de niños en el país, el que continúa siendo el único.
• 1940: Se habilitó la División de Higiene del Niño en la Dirección General de Salud. También la reforma educativa forjó las bases de la educación parvularia: se crearon los primeros programas.
• 1947: Se fundó la Sociedad de Pediatría de El Salvador.
• 1949: La década de los 40 terminó con la realización de múltiples campañas a favor de la niñez: Campañas de Higiene en las Escuelas, Plan Astoria, Campaña de Nutrición, Consulta Prenatal, Plan de Curación Maya, entre otras.
• 1950: Mediante el Decreto N°14 se modificó la Constitución de la República. En el artículo 180 se incluyeron especificaciones precisas para la infancia: “El Estado protegerá la salud física, mental y moral de los menores y garantizará el derecho de éstos a la educación y a la asistencia”. Fue la primera vez que en la Constitución se abordaba el tema.
• 1951: Se abrió el Servicio de Cirugía Pediátrica, adscrito al Servicio de Pediatría del Hospital Rosales.
• 1953: En el Hospital de Maternidad se echó a andar el Servicio de Neonatología y el de Prematuros.
• 1955: El ISSS inauguró su Servicio de Neonatología. Además, en noviembre, entró en vigencia, mediante el Decreto legislativo N°1973, la Ley de Adopción de El Salvador; sin embargo, esta sólo contemplaba la adopción simple y no especificaba mecanismos de seguimiento, protección e integración familiar entre adoptado y adoptantes.
• Para la década de los 60: Se unieron los servicios pediátricos que habían estado dispersos en el Hospital Rosales y el Benjamín Bloom.
• 1962: Hasta este año a los doctores encargados de los menores se les conocía como “cuida niños”, pues no habían pediatras sólo médicos con interés por la infancia (documento histórico de la Asociación de Pediatría de El Salvador).
• 1980: Documentos de la Comisión de Derechos Humanos, Cruz Roja y otros organismos dan cuenta que durante el conflicto armado (1980-1992) la vida cotidiana de las niñas y los niños salvadoreños estuvo marcada por la violencia en distintos niveles. Muerte, mutilación, hambre, orfandad, exilio, injusticia y desprotección fue lo que las mayorías infantiles vivieron. Incluso, algunos padecieron antes del nacimiento. Las desapariciones infantiles se volvieron frecuentes. Esta realidad se mantuvo hasta el fin de la guerra.
• 1983: Entre las reformas constitucionales que entraron en vigencia se encontró que en los artículos 34, 35 y 36 se precisaron detalles sobre la protección y búsqueda del desarrollo integral para la niñez, en materia de salud, educación, asistencia, seguridad, identidad e igualdad, independiente a la condición legal de sus padres. En el artículo 56 se incorporó la educación parvularia, aunque sin un carácter obligatorio: “La educación parvularia, básica y especial será gratuita cuando la imparta el Estado”.
• 1990: El Salvador ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño. A partir de entonces se inició una revisión de la legislación interna en el tema de la infancia. Se aprobó la Ley General de Educación, la cual en el Título III, capítulo I, Artículo 12 estableció: “La educación Parvularia y Básica serán obligatorias para todos y juntamente con la educación especial serán gratuitas, cuando las imparta el Estado“.
• 1992: El 16 de enero se firmaron los Acuerdos de Paz, en Chapultepec, México. Según expertos en sociología y política, estos fueron la oportunidad de oro para cambiar de fondo las estructuras sociales que promueven la exclusión y la miseria, pero no se aprovechó. Después de la guerra, junto a la reactivación económica, las reformas sugeridas se desvanecieron, desplazadas por la introducción de las nuevas políticas neoliberales. También se creó la Ley de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.
• 1993: Se decretó la Ley del Instituto Salvadoreño de Protección al Menor.
• 1994: Con la entrada en vigencia del Código de Familia se derogaron las disposiciones contrarias a la Constitución de la República de 1983 y a la Convención sobre los Derechos del Niño contenidas en el Código Civil de 1860. Se derogó por este código la Ley de Adopción que entró en vigencia en el año1955 y se modificó el Código de Trabajo, vigente desde 1972, para favorecer a la infancia. Así, en el artículo 105, del Código de Trabajo, se estableció: “Se prohíbe el trabajo de los menores de dieciocho años en labores peligrosas o insalubres”.
• 1996: Se creó la Ley Contra la Violencia Intrafamiliar. Además, se incluyó, por primera vez, en la Ley General de Educación información referente a la educación inicial (ver artículo 16).
• 2001: En noviembre entra en vigencia la Política Nacional para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescencia (PNDINA), que sustituyó a la Política Nacional de Atención al Menor.
• 2005: En marzo se hizo la presentación oficial del Plan Nacional 2021, en cuyas líneas estratégicas se incluyó la universalización de la educación parvularia con énfasis en los seis años, la creación del programa Juega Leyendo, que apoya a la educación inicial y parvularia, así como Redes Solidarias que buscan llevar educación a las comunidades más pobres.
• 2006: En julio se reformó la Ley del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA), aprobada en 1993.
• 2008: En octubre se presentó la propuesta Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia (LEPINA). También, se reformó la Ley General de Educación, en los artículos 16 y 17, donde se aborda el tema de la educación inicial.
• 2009: El 26 de marzo se aprobó la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia (LEPINA), documento que en sus 259 artículos recoge lineamientos que buscan proteger a la niñez.
De una manera cronológica se presenta la inclusión del tema de la niñez en el plano Social, pero en El Salvador se presenta avances en el reconocimiento de los derechos de la niñez, pero el panorama local es desfavorable para el desarrollo integral. La información muestra que los obstáculos se deben a que los esfuerzos llevados a la práctica no han partido de un diagnóstico del estado real de la infancia.
En el país hay 398 mil 608 niñas y 414 mil 634 niños, de cero a seis años. El 14% de la población total (Censo, 2007) integra un grupo heterogéneo, por la diversidad de ambientes económicos, sociales, culturales y étnicos. Por ello, a la hora de abordar el tema se deben tomar cuenta las diferencias en las condiciones de vida, las posibilidades de acceso a los recursos, servicios básicos y de desarrollo. Entre las variables se encuentran el lugar de residencia (urbano/rural), la cantidad de ingreso familiar, el modo de integración del hogar y el nivel educativo de las madres, padres o representantes. Sólo el conocimiento de las necesidades, problemas y expectativas de la niñez permitirá la creación de un sistema que responda con oportunidades de desarrollo integral en la primera infancia.
En el menor tiempo posible, la situación exige normas legales, políticas y estrategias del Estado hacia el establecimiento de compromisos, funciones y presupuestos acordes a las necesidades de la población infantil, con énfasis en los primeros seis años. El enfoque será inclusivo, bajo el respeto de los derechos ineludibles, inherentes y universales que tienen a partir de sus características.
Datos estadísticos e informes sobre la realidad nacional, de diversas organizaciones locales y extranjeras, evidencian que los niños y las niñas se desarrollan en ambientes de alto riesgo. Muerte, desnutrición, maltrato físico, agresiones sexuales, abandono, trabajo infantil, negligencia y escasa estimulación temprana son algunos de los problemas que enfrentan, sobre todo en las familias más pobres.
Por la estructura de la sociedad salvadoreña, los niveles de acceso a los recursos para la supervivencia y el desarrollo están asociados a la condición socioeconómica. En los estratos de mayores ingresos, las niñas y los niños tienen posibilidades más altas de recibir el conjunto de intervenciones ordenadas capaces de cubrir las necesidades nutricionales, de salud, protección, educación, además de la estimulación temprana. En cambio, en las clases mayoritarias, donde la pobreza y la exclusión son endémicas, se enfrentan condiciones de vulnerabilidad social. Esto entorpece los procesos de desarrollo y marca las vidas para siempre.
En las clases más vulnerables, rurales y urbanas, se requiere mayor intervención con la promoción de la AEPI, desde una perspectiva de derechos, género e inclusión social. El objetivo sería la superación de las diferencias en los estilos de vida de quienes tienen padres, madres y representantes con trabajos estables y bien remunerados, con los que perciben salarios miserables. Se lograría una desmercantilización del ejercicio pleno de los derechos humanos y de la niñez.