Estuve en Cuba en 1962 para la II declaración de La Habana…Entrevista con Alfredo Pineda Dubon

SAN SALVADOR, 10 de mayo de 2010 (SIEP) “El 4 de febrero de 1962 tuve el honor de estar en Cuba y escuchar de boca de Fidel Castro pronunciar la II Declaración de La Habana” recuerda emocionado Alfredo Pineda Dubon, de 71 años, revolucionario y comunista salvadoreño, con muchos años viviendo exilado en Costa Rica.

“Todavía resuenen en mis oídos sus palabras iniciales: Vísperas de su muerte, en carta inconclusa porque una bala española le atravesó el corazón el 18 de mayo de 1895, José Martí, Apóstol de nuestra independencia…” Y los aplausos, y el calor revolucionario, la alegría de la gente reunida, la euforia, algo inolvidable…”

“¿Y sabes como termina la declaración? Fidel dijo: Porque esta gran humanidad ha dicho: ¡Basta! y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia. ¡Patria o Muerte! ¡VENCEREMOS!”

En Santa Ana

“Fíjate, que me acuerdo cuando niño que una hermana mía se hincaba para pedir que no le fuera pasar nada a mi papá, que no se lo fueran a llevar, pero un día llegaron a sacarlo de la casa, y quedamos muy preocupados, porque lo llevaban al cuartel…mi papá se llamaba Pedro Pablo Pineda Alvarenga, por suerte se lo habían llevado para que les ayudara…fue para el derrocamiento de Martínez el 2 de abril de 1944. Se lo llevaron, pero no era captura sino que era para que les ayudara en la administración del combustible, ya que era muy conocido como opositor al régimen y como taxista del Parque Colón.”
Mi papá fue de los perseguidos de la dictadura, una persona de mucha confianza del Partido (Comunista), aunque no se si fue miembro, incluso sirvió muchas veces como correo para trasladar información confidencial, y así viajo a toda Centroamérica. Me contaba que una vez lo mandaron a Honduras a buscar a Moisés Castro y Morales, de la dirección del PCS en ese entonces, que estaba exilado allá. Iba con un mensaje de Julio Fausto Fernández, entonces secretario general del Partido, en el que le consultaba sobre si aceptar o no el cargo de embajador en Uruguay, que le estaba ofreciendo Osorio. Al escuchar la información, Moisés le dijo exaltado: ¡esto no se consulta, aquí no va tardar en que tengamos un traidor más…! Y efectivamente así fue…”
Vivíamos en la frontera entre lo urbano y lo rural…del parque Colon al Palmar, en la esquina de la Fray Felipe de Moraga y la 17 calle Poniente, en la esquina del Mesón América, a 300 metros del Parque Colón, de la famosa ceiba que murió…a nuestra casa llegaba mucha gente, opositora al régimen y comunistas. Después fue casa de seguridad. Cuando había mítines del PRAM a mi casa llegaban un día antes los oradores y ahí dormían, para estar listos para el día siguiente.
Así conocí a mucha gente, a Raúl Castellanos Figueroa, excelente orador, a Pepe Rodríguez Ruiz, a Roque Dalton, a Schafik Handal, Roberto Castellanos Calvo, Miguel Mármol, Salvador Cayetano Carpio, a su compañera Tulita, a Virgilio Guerra, santaneco, a Daniel Castaneda, también santaneco y por mucho tiempo secretario general del PCS. Todos amigos de mi papá, y todos clandestinos, perseguidos por el régimen militar. Por eso fue que cuando solicite ingresar al PCS no hubo discusión, era de la familia…
Me acuerdo del Chele Saravia, santaneco, dirigente del Sindicato de Pilotos Automovilistas, que después traicionó y se hizo diputado del PRUD pero que conservó la amistad con mi papá. A veces cuando capturaban a mi papá el Chele nos ayudaba a sacarlo.
En este ambiente, a finales del 60 empecé a asistir a demostraciones contra el gobierno. Y en el 61 ingrese al FUAR. En el 58 me había graduado de maestro de la ENAM. Y el primer año de trabajo lo realice en el cantón Camones. En octubre de 1961 fui juramentado como miembro del PCS. Me juramentó Palitos en una casa de Santa Ana, que así era como conocíamos a Virgilio Guerra.
Me emociono ver a compañeros de la misma escuela en la que trabajaba, que era de nivel Plan Básico. Estaba Leopoldo Nuñez…y otros. Tuve dos pseudónimos, en el FUAR era Augusto y en el PCS era Simón. Augusto por Sandino Y Simón por Bolívar. Palitos era el responsable de la célula. Mi trabajo político era en el FUAR, en la organización de maestros para la Columna Magisterial de Occidente. Participaba en Santa Ana un maestro de apellido Peraza, en Atiquizaya uno d apellido Cárcamo, en Ahuachapan un hermano de Peraza.
Una vez llego a buscarme a la casa un compañero que le decían Bigotes, era ya mayor, de oficio comerciante. Y como no estaba me dejo una razón que dejó muy nervioso a mi papa: “mirá, decile a tu hijo que prepare el pasaporte…” Mi papa le pregunto: y para que? Bigotes le respondió: vos solo decile. Al llegar a la casa mi papa inicio el interrogatorio: mira, ¿y vos en que andas metido? Mi papá quería protegerme.
Palitos me informó que tenía la tarea de asistir a la clausura de la campaña de Alfabetización y al III Aniversario de la Revolución Cubana. Habíamos sido invitados por el ICAP. Me emocione, admirábamos mucho a Cuba, a Fidel, a Camilo, al Che. Era una delegación que incluía al también profesor Mario Medrano, camarada y dirigente nacional de la Columna Magisterial.
Hacia Cuba Socialista
Llegamos a México hasta el 23 de diciembre de 1961, tuvimos un atraso. Tenía 22 años. Llevaba de viáticos 35 colones. Salomón de la Selva fue a encontrarnos. Luego llegó Roque a recibirnos. Nos quedamos en el Hotel Texas que era como el hotel donde se llegaba, tradición que según me cuentan continuo hasta bien entrados los años ochenta. Queda en el centro de la ciudad cerca del Monumento a la Revolución. Interesantemente muchos de los que viajaron con nosotros en el bus y nos contaron sus leyendas, allí se quedaron y luego nos vimos de nuevo las caras pero ya en una reunión informativa, y nos reíamos al saber que íbamos para la misma Isla.
Al llegar a Cuba nos hospedaron en el Hotel Habana Riviera, en la suite 181. Ya habían pasado las celebraciones del III Aniversario. Era un hotel de lujo y yo que llevaba colchas pensando que nos iba tocar dormir en el suelo. Llegaron los cubanos del ICAP a saludarnos. Y conocimos entonces a una hermana mexicana de Roque, muy activa, ella hablo en el acto a nombre de los internacionalistas. Éramos invitados del ICAP, portábamos un distintivo que nos identificaba. Éramos parte de una delegación latinoamericana. Y realizamos una gira por las provincias de Cuba, iniciando en Santiago, a donde viajamos por avión. Desde ahí iniciamos la travesía en dos “guaguas” como le llaman a los buses en el Caribe.
Visitamos Playa Girón, ocho meses después de los acontecimientos de abril. Me acuerdo que caminábamos por el malecón, había una media luna, y vimos brillando en el agua casquillos de bala, me metí al agua que me llego ala cintura y pude sacar dos casquillos…fuimos luego a un sitio llamado Boca de Laguna del Tesoro, los cubanos nos mostraron los canales que servían de vías de comunicación para las compañías carboneras…luego fuimos en lancha a un lugar llamado Rancho Taino de Guama, vimos que habían unos tipos barbados, empezamos a bromear y a gritar: ¡Fidel! ¡Fidel!
Y para nuestra gran sorpresa al irnos acercando a este lugar, al llegar a un rancho vimos a un tipo arrecostado y gritamos al unísono: ¡Chico, ese es El Caballo! Aceleró la lancha y al bajarnos comprobamos que efectivamente era Fidel. Salte y corrí a encontrarlo, al estar frente a él le dije emocionado: ¡Fidel, El Salvador te saluda! Me respondió: ¡Qué bueno que pudieron venir! ¿Y como hicieron para salir?
Me preguntó que como estaba la situación y le hable de las elecciones del Coronel Julio Rivera, y le conté la anécdota que como no había oposición, la derecha lo ganaba todo.
Y que ya para cerrarse la fecha de inscribir candidatos, un grupo de estudiantes asustó al gobierno cuando declaró que iba a presentar un candidato para la presidencia. Ante esto el mismo presidente del Concejo Central de Elecciones se apresuro a decir que hasta podían prolongar el plazo por una semana para darle tiempo a que los estudiantes hicieran la propuesta. Felices los militares por la actitud estudiantil. El día señalado los estudiantes realizaron una marcha desde la U hasta la Plaza Libertad, ahí dieron a conocer al pueblo su candidato: un burro con un letrero que decía: “soy más inteligente que los militares.” Y fíjate que el burro sacó votos en las elecciones. Fidel se carcajeaba de la gracia.
Y entonces me atreví a contarle otra anécdota. Fíjate Fidel que en El Salvador se celebra todos los años el carnaval de San Miguel. Y el presidente guatemalteco Idígoras Fuentes anunció que iba a aparecer de incognito, disfrazado, y que se daría un premio a quien lo descubriera. Y una señora se ganó el premio. Y cuando le preguntaron que como lo había hecho, ella explicó: “lo conocí por la nariz de bruja que tiene…” Luego me criticaron que porque le hacia perder el tiempo a Fidel, que mejor le preguntáramos sobre la situación política. Ah, yo se que a Fidel le gustaron mis anécdotas, se carcajeaba.
Cuando empezaron con las preguntas Fidel dijo que mejor iba a realizar una conferencia de prensa, pero en el hotel, que era por cierto un criadero de lagartos. Luego de un rato nos percatamos que no teníamos como regresarnos al hotel, nos habíamos quedado cinco. Estábamos Fidel, un guatemalteco, una uruguaya, el lanchero y yo. La barca estaba sobrecargada y estaba oscureciendo, y en esta laguna abundaban los lagartos…y al final apareció la lancha de seguridad de Fidel. En la Revista Bohemia de esa época salió esta conferencia de prensa.
De ahí salimos para Varadero. Llegamos para desayunar…
Diputado suplente por el MNR
Fíjate que también fui diputado suplente por el MNR. La cosa fue así: como ya se había aprobado la representación proporcional esto permitió que el PDC aumentara significativamente su presencia de diputados en la Asamblea Legislativa. En nuestro caso luego de la campaña presidencial de 1967 en la que llevamos de candidato al Dr. Fabio Castillo, el régimen decidió ilegalizar al PAR Nueva Línea. Nos quedamos entonces como PCS sin instrumento legal para actuar en los procesos electorales.
Por medio de la campaña electoral habíamos avanzado en generar conciencia sobre la necesidad de los cambios, en particular de la reforma agraria. Me acuerdo de un folleto de esta campaña llamado “Todos los nunca se llegan…” era con muñequitos para explicar la explotación en el campo y la necesidad de la reforma agraria. Hicimos después un esfuerzo por constituir el Partido Revolucionario, PR, por cierto la escritura del partido la hice un abogado santaneco de apellido Canizales, y se leyó en el local que quedaba frente al cine Majestic, sobre la Avenida España. Presentamos la escritura con las firmas requeridas, pero el CCC nos lo rebotó, no lo reconoció…quedamos a cero de nuevo.
En este escenario aparece el Gordo Gamero que ya iba adelantado en conseguir firmas para inscribir al MNR, peor todavía le faltaban algunas, y nos pide que le ayudemos. Lo hacemos y él nos permite llevar algunas candidaturas para las elecciones de 1968. Participo como suplente del Dr. Ángel Gochez Castro. En otros lugares tuvimos problemas con el Gordo Gamero porque no nos aceptó algunos candidatos que considero demasiado “rojos.” Esto hizo que nos acercáramos a Chico Lima del UDN para buscar el ansiado instrumento legal.
Y ganamos como MNR en Santa Ana. El día que nos iban a dar las credenciales nos atrasamos a llegar con el Dr. Gochez Castro y recuerdo que el Gordo Gamero estaba sudando de nervioso, esperando fuera de la asamblea legislativa, que entonces quedaba en el edificio del actual Palacio Nacional. Bien contento cuando nos vio, quizás pensó que no íbamos a llegar. Tapón (Fidel Sánchez Hernández nos entrego las credenciales de diputado.
Luego en el 72 el PCS decide que iba de candidato a diputado propietario por el UDN. Eran ya los tiempos de la Unión Nacional Opositora, UNO. Era el responsable de Propaganda del Partido para la Zona Occidental (Santa Ana, Chalchuapa y Ahuachapan).
Fui fundador de ANDES 21 de Junio, dirigente antes de la Federación Magisterial Salvadoreña, que contribuyo al derrocamiento de Chema Lemus en 1960; y fue uno de los núcleos que dieron origen a ANDES, el otro fue la Unión Magisterial Salvadoreña, dirigida por Mario López. Melida por su parte, era la Directora de Estudio de la Escuela Nacional Superior, que quedaba allá en San Jacinto, donde esta hoy el seminario de los franciscanos.
La lucha magisterial nos hizo acercar posiciones, unificar nuestros movimientos hasta constituir ANDES; que lo hicimos bajo el modelo de la ANDE costarricense, porque vino una delegación magisterial tica y nos explico el proceso y nos siguió respaldando. La primera asamblea unitaria la celebramos en el auditórium del Instituto Central de Señoritas. Como Partido teníamos un núcleo sólido, estaba Lupita Carpio, Gloria, Mario Arnoldo (Chavo) Vaquerano, como responsable de este esfuerzo del Partido nos enviaron a Saúl, o sea Salvador Cayetano Carpio.
Ese año el 1972 en marzo me capturan, llegan a sacarme de mi casa en la Colonia El Palmar, yo trabajaba en el INSA, claro con trayectoria política y gremial…y salgo al exilio en Costa Rica.

Save public libraries

I LOVE books. I love the way they look stacked on shelves and scattered on my bedside table. I love the way the pages feel; I love the way they smell.

Ipso facto, I love the library.

When I was home on maternity leave with twins more than a decade ago, my sanity was saved by the public library system, which in New York is especially wonderful since you can order any book you want online, and it will be delivered to the branch of your choice. (Even without that I would have benefited from the proximity of my local branch – two blocks away – and the fact that everything there is free, a big plus when your family has expanded from three to five overnight!)

I go to the library at least once a week, either the branch near my home in the Bronx, or near my job in Manhattan, and both are always PACKED. I mean, seriously, at the Manhattan branch, I frequently have to wait on line to check out books. And the Bronx branch is always full of people, from kids to teenagers to senior citizens.

So I do not pretend to be unbiased, and in fact, I was outraged that, as the NY Times reported last week, “public libraries are always among the first city services to be threatened with substantial cuts.”

Now, billionaire mayor Michael Bloomberg’s budget has other outrageous cuts, all of which have in common that they make working people pay or suffer for the economic crisis. Proposed to be closed are 16 daycare centers, 50 senior centers and 20 firehouses. Parks, pools and beaches will be shuttered.

But the cuts proposed to the libraries are as cruel as the others, and I wondered, why are they “always among the first?” Is the idea that libraries don’t provide essential services?

In fact, public libraries are absolutely essential, to a democratic society, and to the overall wellbeing of working people.

As Margalit Susser, president of the union that represents Queens library employees put it, “We’re more than a library, we are part of the community.”

Libraries are not just about books – people go there to read newspapers and periodicals, for movies and music, for classes and concerts. And millions use the internet at the library.

A recent study by the University of Washington found that “low-income adults are more likely to rely on the public library as their sole access to computers and the Internet than any other income group,” and that “people relied on library technology to find work, apply for college, secure government benefits, learn about critical medical treatments, and connect with their communities.”

Libraries are community centers, hosting cultural events and offering classes. They teach English to immigrant adults.

Of course, the two key (and beautiful) words to remember when it comes to libraries are “public” and “free.”

Which is why libraries should be fought for as hard as we fight for everything else that is threatened by the economic crisis. And by the way, needless to say, Bloomberg’s cuts to the libraries include lots of layoffs — close to 1000 workers — many of whom are women.

Christian Zabriskie, from Urban Librarians Unite, said, “ These budget cuts will destroy the public libraries in this city as we know them, marginalize our impact on our communities and deprive our citizens of information, culture and entertainment.”

Vienna ranked best city in world; Baghdad worst

Vienna ranked best city in world; Baghdad worst

Mercer’s 2010 Quality of Living Survey ranks 221 cities, with Vienna at the top, Baghdad at the bottom, and Honolulu as the best in America. But the list of best places to live arguably values comfort over dynamism.

Vienna topped the list of best city in world, Baghdad at the bottom. Seen here, thousands of athletes pass a bridge over the Danube river shortly after the start of the Vienna city marathon, Vienna, Austria, on April 18.

By Stephen Kurczy, Correspondent / May 27, 2010

Boston

US cities failed to crack the top 25 list of world’s most livable cities, according to a recent survey that ranks Vienna as the best and Baghdad as the worst places to live in the world.

The world’s top three cities are all in Central Europe, with the former seat of the Habsburg Empire sitting firmly at the top for two years in a row, according to the 2010 Quality of Living Survey by London-based Mercer, an international consulting company. The lakeside Swiss cities of Zurich and Geneva rank second and third.

In the US, the highest ranking entry is Honolulu at No. 31, followed by San Francisco at 32. Singapore (28) is the top-scoring Asian city followed by Tokyo at 40. The best city in the Middle East is Dubai (75); the best in Africa is Port Louis in Mauritius (82).

Baghdad, ranking 221, remains at the bottom of the list, well behind a string of low-ranking African cities.

But Mercer’s rankings, and others such as that put out by the Economist Intelligence Unit, fail to truly capture what makes a great city, writes Joel Kotkin in Forbes magazine:

“It seems to me what makes for great cities in history are not measurements of safety, sanitation or homogeneity but economic growth, cultural diversity and social dynamism…. Just think about the great cities of history – ancient Rome, Islamic Baghdad, 19th century London, 20th century New York – or contemporary Los Angeles, Houston, Shanghai and Mumbai.

“These represent a far different urbanism than what one finds in well-organized and groomed Zurich, Vienna, and Copenhagen. You would not call these cities and their ilk with metropolitan populations generally less than 2 million, ‘bustling.’ Perhaps a more fitting words would be ‘staid’ and ‘controlled.’ …Alas, comfort takes precedence over dynamism in these new cities.”

Mercer’s survey, released May 26, is intended to allow companies to fairly compensate employees depending on where they work. It may be self-evident that someone working in war-torn Baghdad, for instance, should be compensated differently than someone living in Vienna, which boasts some of the world’s best music and museums. But as cities in the Middle East and Asia begin to attract more expatriates, companies may need more help determining compensation.

“To ensure their expatriates are compensated appropriately and an adequate hardship allowance is included in their benefits package, companies seek a clear picture of the quality of living in these cities,” Slagin Parakatil, a senior researcher at Mercer, said in a press release.

Mercer says its rankings take into account 39 factors, grouped in 10 categories: political stability; economic environment; social freedoms; health and sanitation; schools and education; public services and transportation; recreational activities such as restaurants and theaters; availability of goods; housing; and the natural environment, such as climate and record of earthquakes.

The best city to live in the Western Hemisphere, Vancouver, ranked fourth for second year in a row. Fellow Canadian cities Ottawa, Toronto, and Montreal were the only other cities in the Americas to crack the top 25. (See the full list.)

US cities, however, rank high on Mercer’s new eco-city index. This may be surprising considering the US is one of the world’s biggest polluters and users of oil and electricity. Mercer gave its eco-rankings according to water availability, water potability, waste removal, sewage, air pollution, and traffic congestion.

Honolulu ranked No. 2 and Minneapolis ranked No. 6 on the eco-city index. The only other country to put two cities in the top 10 for eco-living was Canada, with Calgary at No. 1 and Ottawa at No 3

DISCURSO DEL PRESIDENTE MAURICIO FUNES ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA AL CONCLUIR SU PRIMER AÑO DE GOBIERNO

DISCURSO DEL PRESIDENTE MAURICIO FUNES ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA AL CONCLUIR SU PRIMER AÑO DE GOBIERNO

HONORABLE ASAMBLEA:

Al finalizar el primer año de gestión, vengo a presentar ante esta Honorable Asamblea el informe de la labor de mi gobierno.
Antes de ello, en virtud de este nuevo desastre natural que nos ha golpeado, quiero llevarles mi cariño a todas las familias damnificadas, en especial a quienes han perdido sus familiares y sus pertenencias.

Quiero enviarles mi solidaridad y mi compromiso de que permaneceré junto a todos para ayudarles y aliviarles su dolor.

Los organismos de atención de la emergencia están funcionando en todo el país y, por primera vez, en muchísimo tiempo, el Estado ha reaccionado a tiempo, anticipándose al fenómeno climático.

Ello ha significado que hemos evitados males mayores y que estamos ahora más próximos a las familias necesitadas de ayuda.

Señoras diputadas, señores diputados:

Quiero compartir con ustedes una reflexión acerca de la situación del país y comenzar por el momento en el que recibimos el gobierno, para contextualizar así las acciones emprendidas, las dificultades encontradas, los aciertos y errores de estos intensos doce meses de labor.

Recordemos: en los días previos a las elecciones e inclusive en los tres meses de transición que precedieron a la alternancia democrática y a mi toma de posesión como Presidente, no faltaron las predicciones fatalistas acerca del rumbo que tomaría el país.

Se hablaba de que un eventual gobierno de este servidor significaría un salto al vacío y que ocasionaría fuga de capitales, el derrumbe de la democracia, la ingobernabilidad y el caos…

Nada de eso aconteció, como hemos visto.

Por el contrario, desde el primer momento comenzamos a generar confianza, tranquilidad y a crear un clima de convivencia y libertad que el país no vivía desde mucho tiempo atrás.

La inmensa mayoría del país nos demandó terminar con la intemperancia de los extremos, el enfrentamiento y el odio y la política entendida como la guerra.

Y con ese mandato comenzamos a caminar por un sendero de concordia y unidad.

La democracia se fortaleció y la alternancia ordenada y pacífica trascendió nuestras fronteras.

A raiz del doloroso golpe de Estado sufrido por el pueblo hermano de Honduras la comunidad internacional puso los ojos en Centroamérica y los líderes mundiales, como los presidentes Barack Obama de los Estados Unidos, José Luis Rodríguez Zapatero de Españo o Lula da Silva de Brasil, han reconocido el liderazgo democrático salvadoreño en nuestra región.

La clave de nuestra transición pacífica, que hoy asumimos como algo normal pero que supuso un enorme esfuerzo, está en la apuesta decidida que hice desde el primer día por la unidad nacional.

El gobierno del cambio, en contra de lo que muchos temían, antepuso el bien común a cualquier beneficio partidario; buscó alianzas, no confrontación; abrió mesas de diálogo, no barricadas y, por encima de todo, estableció una máxima que transformaría radicalmente la forma de gobernar: ninguna política pública se lleva a cabo sin discutirla previamente con los sectores implicados.

Ese fue el primer gran cambio que generamos y no fue algo menor. Sobre esa base establecimos una nueva forma de participación de todos los actores de la vida nacional en la política.

Por poner un ejemplo, la creación del Consejo Económico y Social permitió que sectores que durante años no habían mantenido ninguna comunicación se sentaran alrededor de una misma mesa y comenzaran a trabajar juntos. Después de décadas de desentendimiento, los que meses antes eran enemigos históricos empezaron a superar obstáculos y a establecer una nueva agenda de diálogo.

Estos son hechos insoslayables e irreversibles. Estos son cambios de trascendencia institucional y política que nadie puede ocultar.

Este nuevo paradigma, sin embargo, no está exento de obstáculos. La búsqueda de acuerdos lleva aparejada muchas veces una mayor complejidad y lentitud en la toma de decisiones. Pero si queremos avanzar en políticas de Estado, de largo aliento, sólo lo lograremos mediante el diálogo y la concertación.

Las condiciones del país al momento de asumir mi responsbilidad presidencial eran dramáticas.
A la crisis estructural provocada por un modelo económico que a nivel local y mundial mostró su fracaso, que había destruido el aparato productivo y el tejido social del país, se había sumado una fuertísima crisis mundial.

Esta crisis nos tomó en plena recesión, sin defensas ni estrategia para enfentarla, y provocó el cierre generalizado de empresas, de micro y pequeños emprendimientos y una caída del orden de los 40 mil empleos. La pobreza había crecido y el desempleo y subempleo alcanzaba a la mitad de la población.

Estas son cifras que no se generaron con mi gobierno.

Recordemos: según el Informe soble el empleo en El Salvador, del Programa de Naciones Unidos para el Desarrollo, sólo 2 de cada diez trabajadores tenía un empleo decente, es decir con salario que garantiza una vida digna y seguro social.

El déficit fiscal que heredamos era de más de mil millones de dólares: el 5,5% del Producto Interno Bruto.

En ese punto nos hicimos cargo del gobierno y echamos a andar.

Las políticas de estabilidad y de promoción del empleo a través de diversos programas, que acompañaron los esfuerzos de la actividad privada, comenzaron ya a dar frutos.

Desde marzo de este año la tendencia se ha revertido y ya podemos hablar del fin de la recesión y el inicio de una incipiente pero alentadora recuperación económica.

En efecto, desde el mes de marzo la evolución de la actividad económica medida por el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE) ha mostrado una variación positiva del 0.8%, tras 20 meses consecutivos de tasas negativas.

La misma tendencia al alza han experimentado dos de las variables más importantes de nuestra economía: las exportaciones, que cerraron el primer trimestre de este año con un crecimiento cercano al 13% y las remesas, que aumentaron casi el 5%.

Paralelamente, nuestro país registró la tasa de inflación más baja de América Latina, que se encuentra en estos momentos en el 0.6%.

Según el Instituto Salvadoreño del Seguro Social, entre julio de 2009 y febrero 2010 se crearon unos 7,000 nuevos empleos.

Estos datos son coherentes también con el balance positivo que arroja la recaudación del impuesto de la Renta, que ha aumentado un 14.6% en este último ejercicio.

Quiero puntualizar en este sentido que ese crecimiento se debe, en parte, a la mejora de las condiciones económicas en el país, pero también a la puesta en marcha de la reforma fiscal impulsada por el Ministerio de Hacienda, que nos está permitiendo una mayor eficiencia en la tributación.

Por otra parte, y a pesar de la coyuntura internacional, los datos del segundo semestre de 2009 nos demuestran que la desconfianza de los inversionistas de la que han hablado algunos sectores no coincide con la realidad económica.

La realidad es que del total de inversión extranjera directa que llegó al país en 2009, que fueron 430.7 millones de dólares, 400 millones llegaron en el segundo semestre, con el comienzo de este gobierno.

Por otra parte, solo en el período de enero a mayo del 2010 se han establecido 5 nuevas empresas de los sectores textil, aeronáutica y procesos empresariales a distancia, fruto de la confianza en el clima de inversión del país y en la recuperación de los mercados.

Esta es una realidad que contradice la triste y lamentable afirmación de que invertir en El Salvador es una locura. Actitud que solo puede esperarse de los enemigos de la democracia.

Inversores locales e internacionales tienen más fe y esperanza en el país que unos pocos malos salvadoreños.

Los datos macroeconómicos de estos primeros meses del año nos dan una perspectiva clara sobre el despegue de nuestra economía.

Señoras, señores:

En una situación dramática como la que he descrito brevemente, la prioridad eran las políticas sociales que permitieran ayudar a quienes más sufrían las consecuencias de la crisis.

Para ello, establecimos un nuevo paradigma: dejar atrás las políticas asistencialistas y clientelistas y comenzar a diseñar políticas públicas con un enfoque de derechos humanos.

De ese modo, tomamos dos medidas esenciales:

La primera fue la creación de la Secretaría de Inclusión Social –presidida por la Primera Dama, mi querida esposa Vanda, que, precisamente, ha puesto la agenda de respeto a los derechos humanos en primer plano.

En estos meses, la nueva Secretaría reactivó el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor luego de que permaneciera inactivo por más de ocho años. Ha buscado convenios estratégicos con entidades como ANDA, Insaforp, con empresas como Microsoft y con gremiales como la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador para la incorporación al mercado laboral de personas con discapacidad, mujeres jefas de hogar, jóvenes en riesgo social y adultos mayores. Ha puesto en marcha el diálogo con más de seis mil jóvenes del país para elaborar la primera Política Nacional de Juventud y creó la Dirección de Diversidad Sexual, una entidad técnica que, como primera iniciativa, promovió la firma del Decreto Ejecutivo número 56, que prohíbe todas las formas de discriminación en la Administración Pública, por razones de identidad de género y/o de orientación sexual.

De esta forma, estamos dando respuesta a demandas largamente esperadas por sectores de nuestra sociedad que nunca antes habían sido sujeto de políticas públicas.

Mención especial merece también la atención a las mujeres, que ha iniciado una nueva etapa con la adquisición de la que será la primera sede de Ciudad Mujer en el municipio de Lourdes, Colón. Se espera que este nuevo centro integral se ponga en marcha en los próximos meses.

La segunda medida fue concebir los programas sociales dentro de un Sistema de Protección Social Universal, que significa elaborar las políticas con criterios de protección y promoción social y con carácter universal, que han sido concebidas como de largo aliento. Es obvio que con la gran escasez de recursos del Estado, las medidas adoptadas son de aplicación progresiva.

La decisión de que esta vez la crisis no la paguen los más débiles nos llevó a la aprobación de un amplio programa de medidas sociales.

Así, eliminamos las cuotas voluntarias en los hospitales y comenzamos la distribución gratuita y masiva de medicamentos. Esto ha permitido que las consultas en la salud pública aumentaran un 40%.
En materia de medicina preventiva, el gobierno triplicó la aplicación de vacunas.

Además, se duplicó la inversión en vacunas con la introducción de la vacuna del neumococo. También se ha agilizado la atención de cirugías, en concreto se han realizado 8,450 intervenciones, algunas de las cuales tenían retrasos de hasta 2 años.

En cuanto a la infraestructura de Salud, entre agosto y septiembre de este año, está prevista la entrega de los cuatro hospitales en reconstrucción: San Juan de Dios de San Miguel, Santa Gertrudis de San Vicente, San Pedro de Usulután y Santa Teresa de Zacatecoluca. También será inaugurado en breve el Policlínico Zacamil, un centro que contará con especialidades médicas, hospitalización y descongestionará el servicio en el Hospital General, Roma y en la Unidad Médica Atlacalt.

En el área de Educación, el gobierno desarrolló el programa de ayuda a las familias de escasos recursos más ambicioso de que se tenga memoria. A partir de enero de este año se entregaron uniformes, zapatos y útiles escolares a un millón trescientos cincuenta mil alumnos y alumnas que asisten a la escuela pública.

Esta gran tarea fue concebida de manera que no sólo fuese una ayuda a las familias, sino también que promoviera el empleo.

Entre artesanos, empresas familiares, cooperativas, etc. se generaron 40,000 empleos directos. En la confección de uniformes han participado 2,605 artesanos, 644 micros y pequeñas empresas y 262 empresas maquiladoras. En la elaboración de zapatos han participado 661 artesanos y 1,824 distribuidores locales. En el caso de los útiles escolares se contrataron 2,461 micros y pequeñas empresas y 1,515 distribuidores locales.

Paralelamente, ampliamos la alimentación escolar gratuita a 4,950 centros educativos tanto rurales como urbanos y a 196 centros de atención inicial del ISNA. La inversión en este programa asciende a 15 millones de dólares.

Para reforzar la ayuda a las zonas más necesitadas del país se amplió la iniciativa Comunidades Solidarias Rurales a los cien municipios más pobres, lo que ha supuesto una inversión de 18.7 millones de dólares.

En los 32 municipios más pobres de las áreas rurales, pusimos en ejecución la Pensión Básica Universal, destinada a mayores de 70 años sin recursos, que nunca habían disfrutado de ninguna ayuda gubernamental. Son 50 dólares mensuales, más atención especializada de salud, actividades de capacitación, cultura y entretenimiento.

Ante el crecimiento exponencial de la pobreza urbana y ante la falta absoluta de atención a esos sectores, se creó Comunidades Solidarias Urbanas, que lanzamos en 2 programas piloto concluidos con éxito en los municipios de San Martín y Ahuachapán.

Dentro de esta ambiciosa iniciativa se desarrolló el Programa de Ayuda Temporal al Ingreso (PATI), que consiste en un bono de 100 dólares mensuales para jóvenes y mujeres jefas de hogar sin empleo, a cambio de lo cual los beneficiarios tienen cuatro días de trabajos comunitarios y productivos y una jornada de capacitación laboral.

Por su parte, los pequeños productores rurales, que cultivan hasta una manzana para su subsistencia, han recibido este año 420 mil paquetes agrícolas, con semillas y fertilizantes.

La labor destinada a aliviar el bolsillo de los consumidores continuó con medidas como el acuerdo alcanzado entre las empresas de telefonía y la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET) que redujo las tarifas telefónicas.

Desde enero, la tarifa pre pago de la telefonía móvil disminuyó entre un 30 y 50%.

Además, promovimos un proceso de negociación con las empresas telefónicas que culminó en un decreto legislativo que disminuyó el cargo básico de telefonía fija de casi 10 dólares a $6.91 y redujo las llamadas de fijo a móvil en cinco centavos.

La Defensoría del Consumidor, por su parte, tuvo un papel importante en la protección de los derechos ciudadanos. En este primer año ha resuelto 18 mil casos individuales de consumidores a quienes se les han devuelto más de 3 millones de dólares. Se dio respuesta a 237.400 usuarios de servicios financieros en cinco casos colectivos y se les reintegraron 4 millones 200 mil dólares.

Honorable Asamblea:

Es parte esencial de nuestro modelo económico y social la dignificación de los trabajadores y trabajadoras, así como la promoción de la representación sindical para la defensa de sus derechos. En nuestra breve gestión, el Ministerio de Trabajo ha legalizado 75 nuevos sindicatos.

Tal vez, la medida más trascendental en este sentido es la incorporación del personal del servicio doméstico al Instituto Salvadoreño del Seguro Social. Un universo de 27 mil trabajadoras y trabajadores del hogar podrán ingresar en los próximos 4 años; de ese universo, el 90 por ciento son mujeres.
Se trata de un paso histórico en el reconocimiento de los derechos del pesonal doméstico, que desde siempre ha permanecido en un régimen de semi esclavitud.

A su vez, el Ministerio de Trabajo lidera una campaña nacional para la erradicación del trabajo infantil, en concordancia con los compromisos nacionales hacia los Objetivos del Milenio y el cumplimiento de otros Tratados Internacionales. Lamentablemente, esta práctica que afecta negativamente a más de 300 mil niñas y niños todavía se acepta en nuestra sociedad, con la justificación de mantener a los jóvenes alejados de las calles.

Sin embargo, esa no puede ser la respuesta de un país responsable con sus hijos e hijas.
Debemos ofrecerles mejores oportunidades de desarrollo que les permitan vivir una infancia y una juventud felices y evitar la explotación infantil de parte de las empresas.

Señoras y señores,

La lucha contra la pobreza no es meramente una política social. Es la herramienta más eficaz para el desarrollo económico en economías débiles y empobrecidas como la nuestra.

Por eso, el modelo económico que hemos puesto en marcha apuesta decididamente por la eliminación de la pobreza y por la inserción de las clases más humildes a la clase media. Es el mismo modelo que pusieron en marcha países a los que ya nadie cuestiona su éxito, como India, China o Brasil.

Este modelo económico que estamos construyendo implica también pasar de una economía especulativa a una economía productiva. En este sentido, saben ustedes muy bien que la queja generalizada de los sectores productivos del campo y la ciudad se refiere a la falta de crédito.

Por esa razón, desde el Estado estamos estableciendo estrategias de apoyo a la producción nacional, principalmente a través de la inversión pública y creando programas de apoyo crediticio a los productores.

En el caso de la inversión pública quiero, en primer lugar, dar un dato concreto. Se ha dicho que no hemos sido diligentes en la ejecución de la inversión, sin embargo, esto tampoco concuerda con la realidad de las cifras.

Mi gobierno, en un contexto de contracción económica sin precedentes, ha ejecutado 494 millones de dólares en inversión pública en los últimos 12 meses. Es decir, 192 millones más que la anterior administración en su primer año de gestión.

Paralelamente, en contraposición a la tendencia de la banca privada que ha contraído el crédito a los sectores productivos en un 5.2% en lo que va de año, la banca estatal ha aumentado su cartera crediticia y ha abierto nuevas líneas de crédito específicas para apoyar a pequeños y medianos empresarios y productores agropecuarios mediante la línea de financiamiento con garantías “Sigue produciendo”. También ha aumentado el apoyo financiero a sectores estratégicos como el turismo, las exportaciones y las energías renovables.

Ustedes saben que hemos puesto enormes expectativas en recuperar la antigua pujanza del campo salvadoreño. Por eso, hemos iniciado estrategias tales como el programa de rescate integral para el sector cafetalero y las líneas de crédito para los productores de granos básicos, que se anunciaron hace pocos días.

La entrega de 7,000 títulos de propiedad de la tierra en estos meses, que alcanzará las 14 mil escrituras a fin de año y las 90 mil al terminar nuestro mandato, es también una manera de promover la producción agropecuaria.

No hemos atentado contra la propiedad privada como pronosticaron nuestros detractores. Lejos de ello, estamos aumentando el numero de propietarios privados y generando seguridad jurídica en el campo.

Lo mismo ocurre con el programa de semilla mejorada que continuará con la entrega de semilla de aquellos granos que se cultivan en junio y agosto; arroz, fríjol y sorgo, así como los paquetes de la cosecha postrera. Eso beneficiará a otros 176,555 productores.

Por otra parte, en 2011 está previsto que el plan alcance a setecientos noventa y tres mil, es decir, casi doscientos mil más que este año.

Hemos dicho muchas veces que no es el gobierno el mayor generador de empleo, sin embargo, en el contexto de crisis del último año hemos hecho un esfuerzo extraordinario para que la inversión pública sirviera como estímulo para la reactivación económica y la generación de empleo.

Como parte del programa Casa Para Todos, en el último año hemos entregado ya más de mil viviendas y tenemos pendientes de entrega tres mil quinientas ochenta y seis más, en los próximos 15 meses. Entre ellas, el proyecto La Bretaña, que consta de 1,909 casas y apartamentos y el proyecto Nuevo Belén, en San Miguel, con otras 499.

Paralelamente, se han mejorado la condiciones de casi mil familias con el programa Piso y Techo y de más de 8 mil 300 familias en el componente Mejoramiento Integral de Barrios.

La ejecución de éstos proyectos habitacionales ha generado treinta y un mil cuatrocientos cuarenta y cinco empleos en el primer año, entre mano de obra directa e indirecta.

Asimismo, el Fondo Social para la Vivienda ayudó a cerca de 26,000 salvadoreños y salvadoreñas a mejorar sus condiciones de vivienda por medio de créditos. En total, se otorgaron casi 92 millones de dólares en préstamos para la adquisición de viviendas. En 2010 se aumentará esta cifra, llegando a un total de 105 millones de dòlares, que beneficiará a 29 mil 400 salvadoreños.

En el capítulo de mejoras en los servicios públicos debo destacar las 653 obras de agua y electrificación realizas por el FISDL en zonas rurales, que no sólo contribuyen a mejorar las condiciones de vida en los rincones más remotos de país, sino que también han generado una buena cantidad de empleos.

El Ministerio de Obras Públicas también ha reiniciado 22 obras que la anterior administración tenía paralizadas y ha invertido $58.7 millones en diferentes proyectos, entre ellos el inicio del camino rural en Chapeltique-Sesori, en San Miguel y la pavimentación del camino rural Chalatenango-Arcatao.

Adicionalmente, se han comprado 26 puentes para restablecer la conectividad vial en zonas golpeadas por la tormenta Ida y se abrió el plantel de la zona norte, para mejorar 242 kilómetros de calles transversales que comunicarán las comunidades y la carretera Longitudinal del Norte.

En el último año, Fomilenio ha acelerado considerablemente su plan de realizaciones, lo que nos ha colocado como el primer país en cuanto a la eficiencia en la ejecución de estos fondos. De hecho, nuestro país ya ha solicitado al gobierno de Estados Unidos el otorgamiento de una segunda fase del programa Reto de la Cuenta del Milenio.

Por su parte, la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados, ANDA, ha incrementado el caudal de agua que abastece la zona metropolitana en 600 litros por segundo y ha invertido más de siete millones en proyectos en 40 municipios de 14 departamentos, beneficiando a 148 mil personas. Además, inició la compra y próxima instalación de 175 mil medidores para corregir anomalías en el cobro del servicio y proyecta la inversión de $68 millones en distintas obras de mejoramiento del servicio y saneamiento.

Otro aspecto muy relevante del desarrollo en los próximos años será la inminente puesta en marcha del Puerto de la Unión.

Recordemos que la decisión de construir este puerto se tomó en 1998 y se inició con un préstamo por valor de 90 millones de dólares. Finalmente, su construcción finalizó en diciembre de 2008 y su costo se elevó a 200 millones de dólares.

Este gobierno recibió la obra sin equipos y con algunas otras obras físicas por terminar. Desde que llegamos al gobierno hemos trabajado en dos vías para reactivar este proyecto que encontramos paralizado. La primera es la inmediata puesta en marcha del puerto, que en la actualidad está listo para iniciar operaciones.

De hecho, su inauguración estaba prevista para ayer, pero no pudo realizarse debido a que hemos tenido que atender la emergencia ocasionada pro la Tormenta Agatha. Y la otra vía es la contratación de una banca de inversión, que está trabajando actualmente en el diseño de una ley de concesión que deberá llevarnos a conseguir el mejor modelo de gestión para esta infraestructura.

Como les decía, todo está ya listo para que el Puerto comience sus operaciones en breve. Pero, además, el proyecto de ciudad puerto que hemos diseñado va mucho más allá de la simple operación logística e incluye un plan integral para el desarrollo de la región oriental del país.

En un plazo máximo de 60 días, por iniciativa de su servidor, estaremos presentando a la Asamblea el proyecto de ley de concesión, en las condiciones más favorables para el país.

El esfuerzo de CEPA en el área de infraestructuras incluye también la inversión de 40 millones de dólares en los próximos 5 años en el aeropuerto de Comalapa, que nos permitirá pasar de 2 millones de pasajeros al año a 2 millones 700 mil.

En materia de energía, la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) invirtió más de 77 millones de dólares en varios proyectos. El más ambicioso de ellos es la construcción de la represa El Chaparral, en San Miguel, la quinta central con la que contará el país. Se espera que en mayo de 2013 esta central alcance su nivel máximo y esté operativa. La obra finalizada supondrá una inversión de $219 millones.

Honorable Asamblea:

En nombre del gobierno quiero agradecerles la aprobación de los préstamos concedidos por el Banco Centroamericano de Integración Económica, que nos permitirán finalizar el Bulevar Diego de Holguín, comenzar la construcción del Hospital de Maternidad, la modernización del sistema 911, la construcción y reparación de escuelas, la realización de obras de mitigación, la construcción de viviendas para familias que viven en estado de riesgo, etc.

Les aseguro que utilizaremos esos fondos con eficiencia y total transparencia.

En cuanto al bulevar Diego de Holguín, el largo proceso hasta la adjudicación de la obra, que comprende todos los pasos necesarios para la licitación, nos ocupará hasta la primera semana de noviembre, fecha en la que se realizará la firma del contrato. Se espera que el inicio de obra sea el 8 de noviembre y que se prolongue por 360 días, por lo que su finalización estaría prevista para diciembre de 2011.

En breve se iniciará también el proceso de licitación del Hospital de Maternidad, que demorará 77 días. Se espera que la ejecución de la obra inicie el lunes 24 de enero de 2011 y finalice el 3 de agosto de 2012. El proyecto completo demorará 400 días.

Con el objetivo de simplificar y dinamizar los procedimientos y de abrir la participación de las pequeñas y medianas empresas en estos procesos, mi gobierno estará presentando en los próximos días un proyecto de reforma a la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública (LACAP), que ha sido consultado dentro del sector público y con el sector privado. Espero que esta iniciativa cuente con el respaldo de ustedes.

Diputados y diputadas,

Quisiera ahora referirme a la relación de mi gobierno con los municipios. Además de trabajar de la mano con todas las alcaldías, sin distinción de colores políticos, en la elaboración y ejecución de los programas sociales y productivos, estamos promoviendo la descentralización y la ampliación de la ayuda a los gobiernos locales. Un ejemplo de ello es el préstamos de 80 millones ofrecido por el Banco Mundial para fortalecer a las alcaldías.

Sabemos que no solamente el gobierno central sufre las consecuencias de la falta de recursos para hacer frente a las demandas del pueblo. También las sufren los municipios, que se han visto obligados a endeudarse, en algunos casos por volúmenes que comprometen seriamente su desempeño.

Por esta causa, hoy quiero anunciarles que he dado instrucciones al Ministerio de Hacienda para que busque fórmulas que nos permitan aliviar la carga de las alcaldías, que, repito, tienen comprometida buena parte del FODES en el pago de créditos.

En los próximos 90 días, el Ministerio de Hacienda se ha comprometido a presentarme una alternativa financiera para que los municipios puedan reducir el pago de las cuotas que ahora mismo están abonando al sistema bancario, al sistema financiero no bancario e incluso a prestamistas. De esta forma, podrán liberarse de gran parte de esta carga y dedicar sus ingresos a las tareas de desarrollo que tanto necesitan nuestros municipios.

Diputados y diputadas,

Recientemente, el Equipo de Naciones Unidas de Evaluación y Coordinación en Casos de Desastres (UNDAC) destacó en un informe que El Salvador es el país más vulnerable del mundo ante la ocurrencia de desastres, y el reciente paso de la tormenta Agatha nos ha dado muestra de que eso es cierto, pero también de que si actuamos con la debida prevención podemos reducir considerablemente las consecuencias de los desastres naturales.

Quiero aprovechar esta intervención para felicitar públicamente a todos los funcionarios, entidades colaboradoras y voluntarios, así como a la población, por su colaboración y esfuerzo para que la gestión de esta emergencia haya sido un éxito. Muchísimas gracias a todos.

Para lograr eso hemos dado un giro de 180 grados con nuestra política de manejo de riesgos. Protección Civil, a través del Ministerio de Gobernación, ha liderado la creación de comités locales de prevención, sobre todo en los municipios de mayor riesgo.

Desde el Ministerio de Medio Ambiente se está impulsando el Programa Nacional de Reducción de Riesgos, que tiene un financiamiento de $23.5 millones. Se está fortaleciendo la red de estaciones de monitoreo, que son parte del sistema de alerta temprana. De hecho, desde la semana pasada contamos con una nueva estación en El Picacho que transmite ininterrumpidamente información sobre la lluvia caída en esa zona. Es uno de los 42 sistemas que se instalarán en los próximos 12 meses. Como ven ustedes, hay cambio de actitud, puesto que ahora no reaccionamos ante las desgracias si no que trabajamos por prevenirlas.

Diputados y diputadas:

La mayor preocupación de nuestra población y de este gobierno es, sin duda, la inseguridad.
Recordemos que, en este sentido, el panorama que recibimos hace un año era desolador. El Salvador era ya entonces el país más violento de América Latina y el crimen organizado se desplegaba a sus anchas en todos los niveles de la sociedad y del Estado.

La inseguridad ha sido el gran reto que comenzamos a enfrentar, con decisión y unidad.
Y comenzamos por nuestra propia casa, limpiando las instituciones que, como la Policía, han sido presa de la corrupción y de la compra de voluntades.

Ya han sido destituidos 237 funcionarios y aproximadamente mil más están siendo investigados. Son funcionarios que deshonraron su posición de servidores públicos y se pusieron al servicio de la droga, los asesinos y los extorsionadores.

Pero quiero destacar también que, aunque las estadísticas aún no reflejen el sacrificio que están realizando nuestros agentes, sí hemos logrado avances que merecen ser difundidos.

Por ejemplo, se puso en marcha el régimen de disponibilidad que permite contar el 50% de efectivos policiales y se han incorporado más de 2,400 nuevos policías graduados de la Academia Nacional de Seguridad Pública. Como parte de la política de saneamiento, se ha destituido a 237 cargos y aproximadamente mil más están siendo investigados.

A la par, se ha autorizado el despliegue de más 7 mil 500 efectivos militares en apoyo a tareas de seguridad pública que incluye vigilancia de puntos ciegos, control perimetral, revisión de custodios y de visitas en los centros penitenciarios y la intervención en caso de amotinamiento.

Quiero enfatizar que en un año nuestra policía desarticuló 115 bandas de delincuentes y golpeó a 203 clicas de maras. Se realizaron 61.586 detenciones, entre ellas, 2.652 personas por homicidio y a 2.562 por extorsión, de las cuales el 98% fueron condenadas. Incautó drogas por valor de más de 12 millones de dólares y capturó a importantes traficantes, como Juan Colorado. Decomisó 4,709 armas de fuego. Sólo en los centros penales se decomisaron casi 2,000 teléfonos móviles y mil chips más. También se recuperaron un promedio de 5 vehículos robados al día y se decomisó mercadería de diversa índole por valor de 19 millones de dólares.

Son logros de nuestros policías que ponen en riesgo la vida para llevar un poco de tranquilidad a nuestras familias.

Este gobierno entiende, sin embargo, que un verdadero plan de seguridad no puede tener éxito sin una amplia y eficaz Estrategia de Prevención Social de Violencia, a llevarse a cabo entre todas las instituciones del Estado y trabajando de la mano con los municipios.

El Ministerio de Justicia coordina la labor de otras áreas, como los ministerios de Salud, Educación, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de los Deportes, entre otros para lograr este objetivo.
Colaboran también un nutrido grupo de ONG’s que trabajan en prevención, iglesias y gobiernos municipales. En el marco de esta estrategia se desarrollan gradualmente las Escuelas para la Convivencia, en 18 comunidades de 9 municipios, en las que participan 4,700 niñas, niños y adolescentes.

En esta tarea preventiva, la iniciativa más ambiciosa es sin dudas el programa Projóvenes, que está en su segunda fase de ejecución y demanda una inversión de 14 millones de dólares en estrategias de prevención de la violencia y la delincuencia. De este programa participan 100,000 jóvenes.

Diputados y diputadas,

La lucha contra la corrupción y la transparencia en la labor de mi gobierno son compromisos que asumí desde el primer día de gestión.

El gobierno ha comenzado a cerrar todos los portillos de la corrupción en el aparato del organo Ejecutivo y, a través de la Subsecretaría de Transparencia y Anticorrupción de la Secretaría de Asuntos Estratégicos, está investigando todos los casos del pasado sospechosos de corrupción.

Algunos ejemplos: la construcción del Bulevar Diego de Holguín, que involucra a dos ex ministros; las irregularidades halladas en Gobernación, que involucran a su vez a otros tres ex ministros; en el Seguro Social, en el Viceministerio de Transporte, en el Ministerio de Salud, en ANDA…

En fin, es una larga lista que poco a poco se está destapando y que estamos llevando a la Justicia. Hasta el momento se han denunciado 120 casos seriamente investigados. Estamos coordinando la apertura de Oficinas de Información y Respuesta (OIR) en las instituciones del Ejecutivo, como las que ya han sido inauguradas en el FISDL y en la Lotería Nacional de Beneficencia.

Además, somos el primer país en América Latina que se ha ofrecido de forma voluntaria para que la verificación de la Convención Interamericana Contra la Corrupción, sea IN SITU, con visitas presenciales y no solamente a través de documentos; una exigencia que la sociedad civil ha hecho por años a la Organización de Estados Americanos.

Este es uno de los grandes cambios que le prometí a los ciudadanos y ciudadanas y lo estamos cumpliendo.

Honorable Asamblea:

El cambio que estamos impulsando se refleja también en la política exterior de El Salvador.
En paralelo al esfuerzo por construir la unidad de nuestro país, hemos trabajado también por la unidad centroamericana.

Este proceso se vio seriamente dañado por el golpe de Estado producido en nuestra hermana república de Honduras, que condenamos con vehemencia. Ustedes saben que luego de las elecciones que llevaron al gobierno al Presidente Lobo he abogado para que Honduras vuelva a ser reconocida por las organismos multilaterales. Es preciso su reingreso al SICA para darle a nuestro sistema de integración un nuevo impulso, no sólo económico, sino también social y cultural. En ese marco, destaco la reciente firma del acuerdo de asociación Centroamérica – Unión Europea.

Nuestra politica exterior no está condicionada por intereses ideológicos ni alineada a otros intereses que no sean los de la Nación salvadoreña. En ese sentido, reabrimos las relaciones con Cuba, que habían sido interrumpidas durante más de 50 años.

Estrechamos los lazos con los Estados Unidos, donde habitan y trabajan dos millones y medio de compatriotas. Tuve el honor de ser el primer mandatario centroamericano en reunirme con el presidente Barack Obama, con quien iniciamos una nueva alianza en el combate a la pobreza y por la seguridad regional.

La visita del presidente de Brasil, Lula da Silva, nos permitió, también, estrechar los lazos de cooperación con ese país y obtener importantes líneas de crédito.

Merece la pena resaltar también la apertura de nuevos consulados en puntos clave para nuestros hermanos migrantes como Tapachula, Arriaga, Veracruz y Monterrey.

La comunidad internacional ha expresado su reconocimiento unánime por la actitud del gobierno, en nombre del Estado salvadoreño, de pedir perdón por las violaciones de los derechos humanos durante el conflicto armado; por el pedido de perdón, en particular, a los familiares de Monseñor Oscar Arnulfo Romero por su asesinato; por la creación de la Comisión de Búsqueda de Menores Desaparecidos; por el reconocimiento de la deuda histórica del Estado con los lisiados de guerra.

Estos pedidos de perdón abren una nueva etapa en la vida del país en materia de derechos humanos y contribuyen a reforzar aún más la construcción de la paz y la unidad de nuestro pueblo.

Honorable Asamblea,

La unidad nacional, el fortalecimiento y ampliación de la democracia, la lucha contra la pobreza, sentar las bases de un nuevo modelo de gestión económica fundado en la producción y el trabajo, la vigencia plena los derechos humanos y sociales y la unidad centroamericana son los ejes del nuevo rumbo emprendido por este gobierno.

Es un rumbo claro que prioriza los intereses de Nación por encima de los intereses sectoriales o de grupo.

Es un rumbo que ha dado lugar a la formulación de un Plan Quinquenal de Desarrollo, que reúne los programas y acciones de las distintas áreas del gobierno a ser implementados en los próximos años.
Es el Plan que ordena la labor gubernamental, que da predictibilidad y seguridad a los distintos actores económicos y sociales. Es el Plan que contiene las apuestas estratégicas y las grandes realizaciones para este período de gobierno.

La inversión social y el fomento a la producción nacional son las máximas prioridades de este Plan y ambas áreas reúnen más del 80% de la inversión pública de los próximos 4 años.

Señoras y señores diputados,

Quiero decirles, con sinceridad, que me llena de orgullo ser el Presidente del pueblo salvadoreño. Un pueblo valiente y sufrido. Un pueblo que ha sobrevivido innumerables catástrofes, que enfrenta con coraje la pobreza y la adversidad, que lucha cada día por sobrevivir y superarse, que nunca se rinde y que mantiene viva, por encima de todo, la llama de la esperanza y la dignidad.

Un pueblo con esa grandeza merece liderazgos a su altura. Liderazgos capaces de trabajar unidos, que pongan por encima de todo el servicio a su país. Liderazgos que encaucen todos sus esfuerzos para construir un futuro mejor.

Es mi mayor deseo formar parte de esa clase política que la historia recordará por su vocación de servicio. Creo que le debemos ese acto de responsabilidad a aquellos que nos eligieron y que esperan de nosotros el mayor de los esfuerzos.

Por eso, quisiera aprovechar esta ocasión que tengo de dirigirme a todos ustedes para pedirles que marchemos juntos por ese camino. Los salvadoreños y salvadoreñas, con su voto, depositaron en nosotros la responsabilidad de tomar decisiones, de dirigir y de liderar el destino de este país en un momento en que el mundo entero está cambiando y revisando sus paradigmas. Sepamos aprovechar este momento para reinventar juntos El Salvador. Trabajemos de la mano con creatividad, con energía y con el objetivo común de hacer de nuestra patria el lugar donde todos podamos convivir y ser felices.

Yo he llegado esta mañana para reafirmar ante ustedes, representantes del pueblo, mi vocación de unidad y mi voluntad de no vestir colores partidarios, de vestir solamente los colores azul y blanco de nuestra bandera.

Con la autoridad moral de ser el primero en dejar de lado mi pertenencia política para convocar a todos a la unidad y al sacrificio; con la autoridad moral que me otorga el haber pedido a todos los funcionarios de mi gobierno –ministros, viceministros, presidentes de autónomas y demás organismos del Organo Ejecutivo- que prioricen su función de servidores públicos y dejen de lado su militancia partidaria mientras estén en los cargos públicos; con esa legitimidad moral es que vengo a pedirles a ustedes que dediquemos todos nuestros esfuerzos y toda nuestra energía a el Salvador.

Les pido un año por la patria.

Un año en el que los intereses de partido queden en un segundo plano para que todos juntos privilegiemos los intereses generales de nuestra patria y de nuestro pueblo. Les pido, pues, un año de trabajo en conjunto.

Amigos, amigas:

Sigamos unidos, con fe y esperanza en nuestro país.

Sigamos avanzando, sin temor de tomar las medidas más valientes.

Son tan grandes los problemas que enfrentamos que no serán las decisiones tímidas y mediocres las que nos harán avanzar más rápido.

Este presidente está cada vez más dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para que tengamos un cambio cada vez más vigoroso, profundo y seguro.

Sé que para eso cuento con el apoyo de la mayoría del pueblo salvadoreño y sé que contaré con el apoyo de todos ustedes.

Juntos estamos venciendo lo peor de la crisis y comenzamos a caminar en la senda del crecimiento.

Y de ahora en adelante, juntos, vamos a hacer mucho más!

Que tengan muy buenos días.
Que Dios les bendiga
Que Dios bendiga a El Salvador

A UN AÑO DEL GOBIERNO DEL CAMBIO SIGAMOS CONSTRUYENDO UN NUEVO EL SALVADOR

A UN AÑO DEL GOBIERNO DEL CAMBIO SIGAMOS CONSTRUYENDO UN NUEVO EL SALVADOR

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, al dar a conocer el balance del primer año del Gobierno del Cambio, desea en primer lugar expresar nuestras condolencias y solidaridad con las familias de las personas fallecidas y con la población afectada a causa de la tormenta tropical Agatha.

Expresamos también nuestro reconocimiento a la actuación oportuna del Sistema de Protección Civil que permitió evitar un desastre de mayor impacto, gracias a las alertas y articulación de recursos de las instituciones estatales con las organizaciones privadas y la población para auxiliar a las víctimas y tomar medidas preventivas. Llamamos al pueblo salvadoreño a seguir adelante venciendo las adversidades, mejorando nuestra preparación para la prevención y mitigación de desastres.

Llegamos al primer año del Gobierno del Cambio, ganado por el FMLN y presidido por el Presidente Mauricio Funes y el Vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, con la satisfacción de estar sentando las bases para la construcción de un nuevo El Salvador.

A un año del histórico triunfo del FMLN, junto a una amplia alianza de fuerzas políticas y sociales, celebramos los importantes logros obtenidos, en el esfuerzo nacional por sacar al país de la crisis, dirigirlo al desarrollo incluyente, fortalecer la democracia y el estado de derecho, objetivos centrales de nuestro Programa de Gobierno.

A un año del Gobierno del Cambio, celebramos que nuestro partido FMLN se consolida como indiscutible primera fuerza política del país, tal como lo confirma la ciudadanía a través de las encuestas, y especialmente, con la grandiosa movilización popular del pasado 1º de mayo, en la que el pueblo multitudinariamente se manifestó por el cambio seguro.

A un año del Gobierno del Cambio, celebramos una nueva forma de gobernar el país, con opción preferencial hacia las personas más necesitadas, con transparencia, eficiencia y combate frontal a la corrupción, que está dando pasos significativos para enfrentar y superar la crisis, así como los vicios heredados de los malos gobiernos anteriores.

Logros del pueblo a un año del Gobierno del Cambio:

A un año del Gobierno del Cambio, se destacan los logros en la educación, con la entrega gratuita de útiles escolares, uniformes, zapatos y refrigerio escolar a más de un millón 300 mil estudiantes, actividad que ha generado más de 40 mil empleos en las micro, pequeñas y medianas empresas.

En la salud, se eliminó la llamada cuota voluntaria en los hospitales públicos; se ha mejorado la infraestructura sanitaria del país, el equipamiento y la dotación de medicamentos; se ha enfrentado con éxito el combate a las epidemias de la influenza H1N1, el dengue y se ha dado cobertura masiva de vacunación infantil; todo ello ha permitido un incremento de las consultas y mayor acceso de la población a la salud.

Los programas sociales del Gobierno del Cambio han dado prioridad a los municipios más pobres del país con la entrega de una pensión a personas adultas, construcción de viviendas, entrega de escrituras de propiedad a más de tres mil familias y 653 proyectos de agua y energía eléctrica ejecutados que benefician a más de 183 mil personas.

El Gobierno del Cambio, como expresión de los intereses populares y de país, ha inscrito en el Ministerio de Trabajo a 95 organizaciones sindicales, 47 de ellas del sector público, obteniendo por primera vez en la historia el reconocimiento de su derecho a la organización. Este avance cualitativo en los derechos laborales se da en el marco de un nuevo rumbo institucional con énfasis en el empleo decente, la formación laboral y el fortalecimiento de la cultura sindical. Así, se han impuesto multas que suman más de 600 mil dólares a patronos que incumplen las leyes laborales y El Salvador es ya suscriptor del Pacto Mundial por el Empleo propiciado por la OIT para promover trabajo decente.

En el campo de la seguridad pública y convivencia ciudadana, el Gobierno del Cambio impulsa una clara apuesta a la prevención de la violencia y al combate frontal al delito, especialmente contra el lastre del crimen organizado, desarticulando, sólo en este primer año, más de 30 bandas vinculadas al narcotráfico, roba carros, contrabando de mercadería y trata de personas. Como FMLN apoyamos la estrategia emprendida y saludamos los logros en el fortalecimiento de la PNC, la depuración de la policía y centros penales, así como el uso responsable de la Fuerza Armada en apoyo a la seguridad pública. Estamos conscientes que falta mucho por hacer, que garantizar la seguridad y convivencia ciudadana es el mayor desafío inmediato que enfrenta el gobierno y la sociedad en su conjunto, y que la solución demanda la más amplia participación social e institucional.

Con el Plan Anticrisis se ha enfrentado la dramática realidad de haber recibido un país en profunda crisis nacional e internacional; con una economía dolarizada, un Estado debilitado, saqueado y con un cúmulo de necesidades insatisfechas; una economía en la que cayeron las remesas, las importaciones y las exportaciones, y en consecuencia, los ingresos fiscales. El Plan Anticrisis ha permitido suavizar el impacto de la crisis en las familias más pobres y las capas medias bajas, a la vez que contribuye al propósito de avanzar hacia un desarrollo incluyente y fortalecer la democracia.

La nueva política exterior del Gobierno del Cambio ha superado las posturas ideologizadas del pasado, dando paso a la apertura de relaciones diplomáticas con Cuba y Viet Nam, y a la construcción de una nueva forma de relacionarnos con el mundo, con dignidad, respeto, cooperación y solidaridad, especialmente con Centroamérica.

El FMLN agradece al pueblo salvadoreño su confianza en nuestro partido y asume con responsabilidad el compromiso de profundizar el camino del cambio para la construcción de un mejor país, especialmente en la seguridad, el empleo y la ampliación de oportunidades para una mejor calidad de vida. Saludamos a todas las fuerzas políticas y sociales que, como fruto de la diversidad, el pluralismo y la ampliación de la democracia, se van sumando progresivamente al esfuerzo nacional para la construcción de un nuevo El Salvador.

Comisión Política
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
1 de Junio de 2010.

A los compañeros argentinos

A los compañeros argentinos

En 1962, un grupo de argentinos que vinieron a Cuba a participar en las celebraciones por el 1 de mayo de ese año, y otros que compartían los intensos años iniciales de la Revolución, le pidieron al Comandante Ernesto Che Guevara que les acompañara en la actividad que celebrarían el día 25 del mismo mes para homenajear la fecha nacional de la nación sudamericana, el Día de la Independencia

El centro recreativo de Río Cristal fue el lugar escogido para la velada, cuya organización incluyó un tradicional asado argentino, mate (bebida típica de ese país); guitarras, danzas, canciones pampeanas, escarapelas con los colores nacionales celeste y blanco¼

El Che se entusiasmó tanto, que al decir de los organizadores argentinos, la fiesta fue entonces más grande. Participaron entre 300 y 400 personas, de ambos pueblos y artistas de los dos países.

Aquella conmemoración alcanzó significativa relevancia por el discurso que pronunciara el Che, calificado como una verdadera pieza política continental desde el territorio de la primera Revolución Socialista del hemisferio occidental.

Las palabras pronunciadas por el Guerrillero Heroico fueron recogidas en un pequeño folleto por los propios compañeros argentinos, por lo que al reproducirlas hoy en Granma se les descorren el velo de prácticamente inéditas y al propio tiempo constituyen el homenaje de nuestro pueblo a este 25 de mayo, día del Bicentenario de la Argentina.

El Comandante Ernesto Che Guevara junto al intelectual guatemalteco Manuel Galich, a su derecha y al dirigente del Instituto de Amistad Argentino-Cubano, John William Cooke, durante el acto de conmemoración del 25 de Mayo, en Río Cristal, La Habana.

Queridos compatriotas de toda América, queridos coprovincianos, los que hoy festejamos una de nuestras fechas patrias:

Este momento, repetido muchas veces en el curso de nuestras vidas, tiene hoy una significación especial, un tono y un colorido especial. Es aquí, en otro país de América, en nuevas condiciones de América, donde festejamos una vez más el 25 de Mayo. Esta vez no se escuchan los discursos consabidos y no existe la fanfarria consabida, las palabras huecas con que los gobernantes de turno tratan siempre de hacerse copartícipes en la gloria de los viejos próceres. El 25 de Mayo, aquí en Cuba, tiene para nosotros pues, características especiales, tan especiales como que un argentino de voz extranjera a nombre del gobierno cubano, salude y agasaje a todos ustedes y les trasmita la felicitación de nuestro gobierno.

Son las nuevas condiciones de América, condiciones que han ido madurando a través del tiempo, que han ido consolidando esta nueva Era en que vivimos, este nuevo momento histórico del cual Cuba tiene la gloria especial de ser el iniciador en América. Por eso al hablar de movimientos emancipadores, al recordar las viejas gestas de nuestras guerras de independencia tenemos forzosamente que recordar la Cuba de hoy, porque esta Cuba de hoy es parte de un viejo esfuerzo de las masas por obtener su liberación definitiva, esfuerzo que ni siquiera en Cuba ha alcanzado un éxito total, todavía tenemos que luchar para liquidar viejas formas económicas que nos oprimen, para librarnos de todos los problemas que nos ha traído en nuestro desarrollo la dependencia de los capitales extranjeros, la dependencia fundamentalmente de los monopolios norteamericanos y para defender la parte de libertad y de bienestar de nuestro pueblo que hemos logrado en estos años de lucha.

El 25 de Mayo de 1810 significó en América un grito más dentro de los muchos gritos que se dieron por aquella época en diversos países. El monopolio español estaba ya llegando a sus finales y por todos lados los pueblos trataban de ganar su libertad. En Bolivia, un año antes se había dado un grito parecido. Por el otro lado de América había empezado ya también la lucha por la libertad. No fue ese grito del 25 de Mayo de 1810, ni el primero ni el único, sin embargo tuvo la virtud especial de afianzarse y consolidarse, tuvo la virtud del triunfador en aquellos momentos.

Y la Revolución Cubana hoy ha sido igualmente, no el único grito, ni siquiera el primero, ha habido en esta época gloriosas revoluciones que han tratado de dar el paso que hoy dio la Revolución cubana, pero todavía no estaban todas las condiciones dadas y los gobiernos surgidos de movimientos populares fueron siendo derrocados. El caso más avanzado, más patético es el de la Guatemala de Arbenz que fue destrozada por los monopolios norteamericanos. Cuba también, como los héroes del 25 de Mayo de 1810, no tiene otra virtud especial, no es nada más ni nada menos, que la exposición de cómo un pueblo puede lograr su victoria, no original, no en base a planteamientos que se hayan imaginado por primera vez, no usando una estrategia por primera vez descubierta en la historia, simplemente, aprovechando el momento histórico en que se de-sarrolló, utilizando acertadamente la estrategia revolucionaria, unificando a todas las masas anhelantes de un cambio mediante el liderazgo de un movimiento que supo en un momento dado interpretar las aspiraciones del pueblo cubano bajo la dirección de un líder de características extraordinarias que, como todos los grandes líderes, supo aglutinar a todo el pueblo de Cuba.

En las condiciones especiales en que nosotros estábamos, luchando desde la Sierra en las difíciles condiciones de la guerrilla, en los campos, unificar un ejército campesino que avanzó sobre las ciudades, que unió así a la clase obrera, que derrotó al ejército en una y en muchas batallas campales y que llegando desde el campo entró en la ciudad y después se dedicó sistemáticamente a destruir el viejo orden establecido, empezando naturalmente por el arma más poderosa de la reacción que es el ejército, porque no hay revolución triunfante que no tenga como imposición primera la de cambiar totalmente el ejército vencido, reemplazarlo por un nuevo ejército y establecer el dominio de clase.

Eso hicimos nosotros y esa es nuestra virtud, esa es la experiencia que podemos mostrar a los pueblos del mundo y sobre todo a los pueblos de América, con más fuerza, con más patetismo porque hablamos el mismo idioma, hemos vivido la misma experiencia y nos entendemos muy fácilmente cuando estamos en uno u otro país. Por eso mostramos aquí una experiencia, naturalmente no la única, no pretendemos de ninguna manera que esta experiencia cubana marque el único camino para la liberación de América, pero sí uno importante, la demostración efectiva de que los ejércitos represivos se pueden destruir, que el pueblo puede ir armando a su vanguardia combatiente enseñándole a combatir, a destruir al ejército adversario, a acosarlo y al final a pulverizarlo.

Podemos nosotros también mostrar aquí como crece, como se desarrollan las masas, uno de los fenómenos más interesantes que es el fenómeno del desarrollo de la conciencia revolucionaria.

Todos sabemos que se necesitan, para que haya una revolución, condiciones objetivas y subjetivas y se necesita que el gobierno objeto de la revolución esté sufriendo embates fuertes y haya perdido su capacidad de reacción. Las condiciones objetivas están dadas en toda América. No hay país de América donde no estén en este momento dadas al máximo las condiciones subjetivas, sin embargo, no han madurado en todos los países con igual intensidad.

Nosotros demostramos que las condiciones especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la lucha armada, que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas, que llevaba hasta el paroxismo estas luchas y que iba haciendo nacer una conciencia. Condiciones subjetivas nosotros las llamamos a la conciencia de la necesidad de un cambio en una situación social dada y a la certeza de la posibilidad de ese cambio.

La necesidad de un cambio la conocen muy bien las masas de toda América, la posibilidad de un cambio, la posibilidad de tomar el poder es algo que no siempre se conoce, los pueblos no siempre conocen su fuerza y la lucha armada en Cuba fue desarrollando esa fe del pueblo en su poder, hasta convertirlo en una certeza de la victoria y hasta hacer que esta fe nos hiciera lanzarnos contra las armas del enemigo, derrotar su superioridad numérica en cuanto a soldados armados, su superioridad de fuego, la superioridad de sus armas modernas, atacarlo a veces en condiciones de uno a diez y destruirlo en todos sus focos hasta obtener el triunfo.

Después llega la otra etapa, la que estamos viviendo, más difícil, más ardua quizás que la misma etapa de la guerra. Una vez más repito que eso es lo que nosotros tenemos que mostrar ante ustedes, tenemos la obligación y el deber moral de mostrar tal cual es, no para copiarlo, sí para estudiarlo, sí para analizarlo.

Cuando el tiempo siga su curso y también la Revolución Cubana se convierta en objeto de estudios históricos y algunos de los que participaron en esta Revolución sean catalogados por las generaciones venideras como héroes de este momento, entonces la Revolución tendrá estas virtudes las que ahora he enumerado, las virtudes de haber demostrado ante América lo que puede hacer un pueblo en armas cuando está bien elegida su estrategia revolucionaria y cuando está bien dirigido su Ejército Revolucionario.

Naturalmente, en América hay condiciones diferentes, hay países con grandes condiciones para la lucha de guerrillas y países con campesinados muy fuertemente desarrollados donde se hace mejor la guerra, hay países donde la clase obrera, las poblaciones urbanas son mucho mayores y donde las condiciones para una guerra son más difíciles. Nosotros no somos técnicos especialistas en subversión como hay técnicos especialistas contra la subversión, sin embargo sabemos una cosa y es que un hombre armado vale tanto o más que otro hombre armado de acuerdo con la ideología con que lleve su arma y que para que un hombre esté armado tiene que conseguir un arma y que las armas no nacen por generación espontánea ni están tiradas a la vuelta de la esquina, las armas están en poder del ejército enemigo, del ejército opresor. Para lograr la liberación revolucionaria hay que tomar las armas, las pocas que haya y con esas quitar nuevas armas y convertir el pequeño ejército en un gran ejército popular (aplausos).

Perdónenme compañeros mi insistencia castrense en las armas. Sucede que estamos evocando un día en el cual el pueblo argentino manifestó su decisión de tomar la independencia contra el poder español y después de hacer el cabildo abierto y después de aquellas discusiones de las cuales año tras año recordábamos en actos como éstos, después de escuchar las manifestaciones de los obispos españoles que se negaban a la independencia y manifestaban la superioridad racial de España, después de todo eso, hubo que instrumentar aquel triunfo político de un momento y entonces el pueblo argentino tuvo que tomar las armas. Pero aún más compañeros, después de tomar las armas y expulsar de todas las fronteras al invasor español, había que asegurar la independencia de la Argentina, asegurando también la independencia de las hermanas naciones de América. Y los ejércitos argentinos cruzaron los Andes para ayudar a la liberación de otros pueblos y cuando se recuerda las gestas libertadoras siempre nuestro orgullo, más que el de haber obtenido la libertad de nuestro territorio y haber sabido defenderlo de la intrusión de la fuerza realista, es el haber cooperado a la liberación de Chile y a la liberación del Perú con nuestras fuerzas, con nuestros ejércitos.

Aquello era más que un altruismo de las fuerzas revolucionarias, era una necesidad imperiosa, era el dictado de la estrategia militar para obtener una victoria de alcances continentales donde no podía haber victorias parciales, donde no podía haber otro resultado que el triunfo total o la derrota total de las ideas revolucionarias y ese momento de América se repite hoy. Aquí en esta pequeña isla del Caribe rodeada de mar, rodeada de enemigos también, se vuelve a repetir la historia que la Argentina una vez vivió.

Nuestra Revolución es una Revolución que necesita expandir sus ideas, que necesita que otros pueblos la abracen, que necesita que otros pueblos de América se llenen de bríos, tomen las armas o tomen el poder, lo mismo da, porque en definitiva al tomar el poder hay que tomar las armas después y nos ayuden, nos ayuden en esta tarea que es la tarea de toda América y que es la tarea de la humanidad, la tarea global de luchar por la destrucción del enemigo monopolista, imperialista, que no va a ser derrotado sino cuando el último de sus magnates vaya por lo menos a la cárcel sino al patíbulo, que no puede terminar antes, que no puede terminar sino con la derrota total del imperialismo.

La derrota total del imperialismo se está creando cada día que las fuerzas populares dan una batalla y la ganan en cualquier lugar de América o del mundo, tan hermanos nuestros, tan hermanos en nuestro destino son los pueblos de América en este momento como son los pueblos del Asia o del África, tan hermano nos sentimos nosotros en este momento del pueblo de Venezuela, de Paraguay o del Perú, o del pueblo de Argentina, como de los pueblos de Argelia que obtienen su independencia, de los pueblos de Vietnam o de Laos que todos los días perecen por obtener la independencia.

Todo es parte de una sola lucha y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común, porque aún cuando las ideologías cambien, aún cuando uno se reconozca comunista o socialista, peronista o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios (aplausos). Y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común, en eso los norteamericanos tienen razón, todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, a veces aunque no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo y todos somos aliados aunque a veces tampoco lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, a veces en discusiones estériles, dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo.

Pero todos, todos los que luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo. En este momento no cabe otra posición que la de lucha directa o la de colaboración, y yo se que ninguno de ustedes es colaborador del enemigo, que ninguno de ustedes está ni remotamente a favor del imperialismo y que todos están decididamente por la liberación de Argentina (aplausos) liberación, porque la Argentina está de nuevo encadenada, cadenas a veces difíciles de ver, cadenas que no siempre son visibles para todo el pueblo, pero que la están amarrando día a día. El petróleo se va por un lado, compañías norteamericanas entran por todos los lados del país, viejas conquistas van cayendo y todo eso se produce lentamente, como un veneno sutil que va penetrando así en la Argentina como en muchos otros países de América.

Sin embargo el pueblo reacciona, reacciona con vehemencia frente a esta penetración que es sutil en términos generales, pero que siempre se asienta sobre las espaldas del pueblo y cuando los gobiernos tratan de lavarse las manos con una elección, suceden para ellos fracasos como el de la última, entonces viene la intervención descarada del imperialismo, de sus títeres, de todos sus edecanes. Entonces vuelve una situación ya conocida y vuelven las luchas de las masas populares.

Si los caudillos de la reacción son hábiles, tal vez las encaucen hacia nuevas formas en que pueda permitirse otra burla más. Si los caudillos de la reacción no son lo suficientemente hábiles o si el pueblo es más avizor que ellos, puede ser que el impulso de las masas llegue más allá de donde se ha llegado hasta ahora, puede ser que se dé el paso necesario para que la clase obrera tome el poder, puede ser que las masas de obreros y campesinos de nuestro país aprendan algún nuevo camino o sigan por caminos ya conocidos y destruyan un poder que está vacilante ya, que se basa en este momento en el miedo a la bayoneta, en la desunión de nuestras fuerzas, en la falta de conciencia de la posibilidad del cambio, de la posibilidad de la lucha, de la fuerza inmensa del pueblo, de la debilidad comparativamente enorme de la fuerza represiva.

Si nuestro pueblo aprende bien las lecciones, si no se deja engañar de nuevo, si no suceden nuevas y pequeñas escaramuzas que lo alejen del objetivo central que debe ser tomar el poder, nada más ni nada menos que tomar el poder, podrán darse en la Argentina condiciones nuevas, las condiciones que en su época representa el 25 de mayo, las condiciones de un cambio total, solamente que en este momento de colonialismo y de imperialismo el cambio total significa el paso que nosotros hemos dado, el paso hacia la Declaración de la Revolución Socialista y el establecimiento de un poder que se dedique a la construcción del Socialismo.

En fin de cuentas el Socialismo es una etapa económica de la humanidad, no podemos escapar, querámoslo o no, el pasar por esta etapa, podemos sí retardarlo y podemos también adelantarlo, esa es la parte que corresponde de la lucha a los dirigentes de las dos grandes fuerzas en pugna.

Si la reacción sabe manejar sus cañones, sus armas de división, su arma de amedrentamiento, quizás durante muchos años podrá impedir que llegue el Socialismo a un país determinado, pero también si el pueblo sabe manejar su ideología correctamente, sabe tomar su estrategia revolucionaria adecuada, sabe elegir el momento para dar el golpe y lo da sin miedo y hasta el fondo, el advenimiento del poder revolucionario puede ser a muy corto plazo en cualquier país de América, y concretamente en la Argentina.

Eso, compañeros, el que se repita la experiencia histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, depende nada más que del pueblo argentino y de sus dirigentes, es decir, depende de ustedes en cuanto a pueblo y en cuanto a dirigentes; de tal manera que también una gran responsabilidad cae sobre ustedes, la responsabilidad de saber luchar y de saber dirigir a un pueblo que hace tiempo está expresando en todas las maneras concebibles, su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las nuevas cadenas con que amenaza amarrarlo el imperialismo. Tomemos pues el ejemplo manido de Mayo, el ejemplo tantas veces distorsionado de Mayo, tomemos el ejemplo de la Revolución libertadora que salió de sus fronteras, inundó con una ideología nueva, que no era propia, pero que había encarnado en sí para trasladarla a América.

Y pensemos en estos momentos de América, en estos mismos momentos en que una especie de 25 de Mayo se ha dado en la zona del Caribe, en que desde aquí se lanzan proclamas revolucionarias que llegan a todos los pueblos de América y en que la Segunda Declaración de la Habana luce algo así como una declaración de los derechos del hombre para los pueblos de aquella época.

Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro Continente, pensemos en todo lo que nos ata y nos une y no en lo que nos divide, pensemos en todas nuestras cualidades iguales, pensemos en nuestra economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el mismo imperialismo, pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su liberación en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado. Y aprestémonos a celebrar otro 25 de Mayo, ya no en esta tierra generosa sino en la tierra propia y bajo símbolos nuevos, bajo el símbolo de la victoria, bajo el símbolo de la construcción del Socialismo, bajo el símbolo del futuro. (Aplausos).

A los compañeros argentinos

A los compañeros argentinos

En 1962, un grupo de argentinos que vinieron a Cuba a participar en las celebraciones por el 1 de mayo de ese año, y otros que compartían los intensos años iniciales de la Revolución, le pidieron al Comandante Ernesto Che Guevara que les acompañara en la actividad que celebrarían el día 25 del mismo mes para homenajear la fecha nacional de la nación sudamericana, el Día de la Independencia

El centro recreativo de Río Cristal fue el lugar escogido para la velada, cuya organización incluyó un tradicional asado argentino, mate (bebida típica de ese país); guitarras, danzas, canciones pampeanas, escarapelas con los colores nacionales celeste y blanco¼

El Che se entusiasmó tanto, que al decir de los organizadores argentinos, la fiesta fue entonces más grande. Participaron entre 300 y 400 personas, de ambos pueblos y artistas de los dos países.

Aquella conmemoración alcanzó significativa relevancia por el discurso que pronunciara el Che, calificado como una verdadera pieza política continental desde el territorio de la primera Revolución Socialista del hemisferio occidental.

Las palabras pronunciadas por el Guerrillero Heroico fueron recogidas en un pequeño folleto por los propios compañeros argentinos, por lo que al reproducirlas hoy en Granma se les descorren el velo de prácticamente inéditas y al propio tiempo constituyen el homenaje de nuestro pueblo a este 25 de mayo, día del Bicentenario de la Argentina.

El Comandante Ernesto Che Guevara junto al intelectual guatemalteco Manuel Galich, a su derecha y al dirigente del Instituto de Amistad Argentino-Cubano, John William Cooke, durante el acto de conmemoración del 25 de Mayo, en Río Cristal, La Habana.

Queridos compatriotas de toda América, queridos coprovincianos, los que hoy festejamos una de nuestras fechas patrias:

Este momento, repetido muchas veces en el curso de nuestras vidas, tiene hoy una significación especial, un tono y un colorido especial. Es aquí, en otro país de América, en nuevas condiciones de América, donde festejamos una vez más el 25 de Mayo. Esta vez no se escuchan los discursos consabidos y no existe la fanfarria consabida, las palabras huecas con que los gobernantes de turno tratan siempre de hacerse copartícipes en la gloria de los viejos próceres. El 25 de Mayo, aquí en Cuba, tiene para nosotros pues, características especiales, tan especiales como que un argentino de voz extranjera a nombre del gobierno cubano, salude y agasaje a todos ustedes y les trasmita la felicitación de nuestro gobierno.

Son las nuevas condiciones de América, condiciones que han ido madurando a través del tiempo, que han ido consolidando esta nueva Era en que vivimos, este nuevo momento histórico del cual Cuba tiene la gloria especial de ser el iniciador en América. Por eso al hablar de movimientos emancipadores, al recordar las viejas gestas de nuestras guerras de independencia tenemos forzosamente que recordar la Cuba de hoy, porque esta Cuba de hoy es parte de un viejo esfuerzo de las masas por obtener su liberación definitiva, esfuerzo que ni siquiera en Cuba ha alcanzado un éxito total, todavía tenemos que luchar para liquidar viejas formas económicas que nos oprimen, para librarnos de todos los problemas que nos ha traído en nuestro desarrollo la dependencia de los capitales extranjeros, la dependencia fundamentalmente de los monopolios norteamericanos y para defender la parte de libertad y de bienestar de nuestro pueblo que hemos logrado en estos años de lucha.

El 25 de Mayo de 1810 significó en América un grito más dentro de los muchos gritos que se dieron por aquella época en diversos países. El monopolio español estaba ya llegando a sus finales y por todos lados los pueblos trataban de ganar su libertad. En Bolivia, un año antes se había dado un grito parecido. Por el otro lado de América había empezado ya también la lucha por la libertad. No fue ese grito del 25 de Mayo de 1810, ni el primero ni el único, sin embargo tuvo la virtud especial de afianzarse y consolidarse, tuvo la virtud del triunfador en aquellos momentos.

Y la Revolución Cubana hoy ha sido igualmente, no el único grito, ni siquiera el primero, ha habido en esta época gloriosas revoluciones que han tratado de dar el paso que hoy dio la Revolución cubana, pero todavía no estaban todas las condiciones dadas y los gobiernos surgidos de movimientos populares fueron siendo derrocados. El caso más avanzado, más patético es el de la Guatemala de Arbenz que fue destrozada por los monopolios norteamericanos. Cuba también, como los héroes del 25 de Mayo de 1810, no tiene otra virtud especial, no es nada más ni nada menos, que la exposición de cómo un pueblo puede lograr su victoria, no original, no en base a planteamientos que se hayan imaginado por primera vez, no usando una estrategia por primera vez descubierta en la historia, simplemente, aprovechando el momento histórico en que se de-sarrolló, utilizando acertadamente la estrategia revolucionaria, unificando a todas las masas anhelantes de un cambio mediante el liderazgo de un movimiento que supo en un momento dado interpretar las aspiraciones del pueblo cubano bajo la dirección de un líder de características extraordinarias que, como todos los grandes líderes, supo aglutinar a todo el pueblo de Cuba.

En las condiciones especiales en que nosotros estábamos, luchando desde la Sierra en las difíciles condiciones de la guerrilla, en los campos, unificar un ejército campesino que avanzó sobre las ciudades, que unió así a la clase obrera, que derrotó al ejército en una y en muchas batallas campales y que llegando desde el campo entró en la ciudad y después se dedicó sistemáticamente a destruir el viejo orden establecido, empezando naturalmente por el arma más poderosa de la reacción que es el ejército, porque no hay revolución triunfante que no tenga como imposición primera la de cambiar totalmente el ejército vencido, reemplazarlo por un nuevo ejército y establecer el dominio de clase.

Eso hicimos nosotros y esa es nuestra virtud, esa es la experiencia que podemos mostrar a los pueblos del mundo y sobre todo a los pueblos de América, con más fuerza, con más patetismo porque hablamos el mismo idioma, hemos vivido la misma experiencia y nos entendemos muy fácilmente cuando estamos en uno u otro país. Por eso mostramos aquí una experiencia, naturalmente no la única, no pretendemos de ninguna manera que esta experiencia cubana marque el único camino para la liberación de América, pero sí uno importante, la demostración efectiva de que los ejércitos represivos se pueden destruir, que el pueblo puede ir armando a su vanguardia combatiente enseñándole a combatir, a destruir al ejército adversario, a acosarlo y al final a pulverizarlo.

Podemos nosotros también mostrar aquí como crece, como se desarrollan las masas, uno de los fenómenos más interesantes que es el fenómeno del desarrollo de la conciencia revolucionaria.

Todos sabemos que se necesitan, para que haya una revolución, condiciones objetivas y subjetivas y se necesita que el gobierno objeto de la revolución esté sufriendo embates fuertes y haya perdido su capacidad de reacción. Las condiciones objetivas están dadas en toda América. No hay país de América donde no estén en este momento dadas al máximo las condiciones subjetivas, sin embargo, no han madurado en todos los países con igual intensidad.

Nosotros demostramos que las condiciones especiales de Cuba, las condiciones subjetivas iban madurando al calor de la lucha armada, que la lucha armada era un catalizador que agudizaba las luchas, que llevaba hasta el paroxismo estas luchas y que iba haciendo nacer una conciencia. Condiciones subjetivas nosotros las llamamos a la conciencia de la necesidad de un cambio en una situación social dada y a la certeza de la posibilidad de ese cambio.

La necesidad de un cambio la conocen muy bien las masas de toda América, la posibilidad de un cambio, la posibilidad de tomar el poder es algo que no siempre se conoce, los pueblos no siempre conocen su fuerza y la lucha armada en Cuba fue desarrollando esa fe del pueblo en su poder, hasta convertirlo en una certeza de la victoria y hasta hacer que esta fe nos hiciera lanzarnos contra las armas del enemigo, derrotar su superioridad numérica en cuanto a soldados armados, su superioridad de fuego, la superioridad de sus armas modernas, atacarlo a veces en condiciones de uno a diez y destruirlo en todos sus focos hasta obtener el triunfo.

Después llega la otra etapa, la que estamos viviendo, más difícil, más ardua quizás que la misma etapa de la guerra. Una vez más repito que eso es lo que nosotros tenemos que mostrar ante ustedes, tenemos la obligación y el deber moral de mostrar tal cual es, no para copiarlo, sí para estudiarlo, sí para analizarlo.

Cuando el tiempo siga su curso y también la Revolución Cubana se convierta en objeto de estudios históricos y algunos de los que participaron en esta Revolución sean catalogados por las generaciones venideras como héroes de este momento, entonces la Revolución tendrá estas virtudes las que ahora he enumerado, las virtudes de haber demostrado ante América lo que puede hacer un pueblo en armas cuando está bien elegida su estrategia revolucionaria y cuando está bien dirigido su Ejército Revolucionario.

Naturalmente, en América hay condiciones diferentes, hay países con grandes condiciones para la lucha de guerrillas y países con campesinados muy fuertemente desarrollados donde se hace mejor la guerra, hay países donde la clase obrera, las poblaciones urbanas son mucho mayores y donde las condiciones para una guerra son más difíciles. Nosotros no somos técnicos especialistas en subversión como hay técnicos especialistas contra la subversión, sin embargo sabemos una cosa y es que un hombre armado vale tanto o más que otro hombre armado de acuerdo con la ideología con que lleve su arma y que para que un hombre esté armado tiene que conseguir un arma y que las armas no nacen por generación espontánea ni están tiradas a la vuelta de la esquina, las armas están en poder del ejército enemigo, del ejército opresor. Para lograr la liberación revolucionaria hay que tomar las armas, las pocas que haya y con esas quitar nuevas armas y convertir el pequeño ejército en un gran ejército popular (aplausos).

Perdónenme compañeros mi insistencia castrense en las armas. Sucede que estamos evocando un día en el cual el pueblo argentino manifestó su decisión de tomar la independencia contra el poder español y después de hacer el cabildo abierto y después de aquellas discusiones de las cuales año tras año recordábamos en actos como éstos, después de escuchar las manifestaciones de los obispos españoles que se negaban a la independencia y manifestaban la superioridad racial de España, después de todo eso, hubo que instrumentar aquel triunfo político de un momento y entonces el pueblo argentino tuvo que tomar las armas. Pero aún más compañeros, después de tomar las armas y expulsar de todas las fronteras al invasor español, había que asegurar la independencia de la Argentina, asegurando también la independencia de las hermanas naciones de América. Y los ejércitos argentinos cruzaron los Andes para ayudar a la liberación de otros pueblos y cuando se recuerda las gestas libertadoras siempre nuestro orgullo, más que el de haber obtenido la libertad de nuestro territorio y haber sabido defenderlo de la intrusión de la fuerza realista, es el haber cooperado a la liberación de Chile y a la liberación del Perú con nuestras fuerzas, con nuestros ejércitos.

Aquello era más que un altruismo de las fuerzas revolucionarias, era una necesidad imperiosa, era el dictado de la estrategia militar para obtener una victoria de alcances continentales donde no podía haber victorias parciales, donde no podía haber otro resultado que el triunfo total o la derrota total de las ideas revolucionarias y ese momento de América se repite hoy. Aquí en esta pequeña isla del Caribe rodeada de mar, rodeada de enemigos también, se vuelve a repetir la historia que la Argentina una vez vivió.

Nuestra Revolución es una Revolución que necesita expandir sus ideas, que necesita que otros pueblos la abracen, que necesita que otros pueblos de América se llenen de bríos, tomen las armas o tomen el poder, lo mismo da, porque en definitiva al tomar el poder hay que tomar las armas después y nos ayuden, nos ayuden en esta tarea que es la tarea de toda América y que es la tarea de la humanidad, la tarea global de luchar por la destrucción del enemigo monopolista, imperialista, que no va a ser derrotado sino cuando el último de sus magnates vaya por lo menos a la cárcel sino al patíbulo, que no puede terminar antes, que no puede terminar sino con la derrota total del imperialismo.

La derrota total del imperialismo se está creando cada día que las fuerzas populares dan una batalla y la ganan en cualquier lugar de América o del mundo, tan hermanos nuestros, tan hermanos en nuestro destino son los pueblos de América en este momento como son los pueblos del Asia o del África, tan hermano nos sentimos nosotros en este momento del pueblo de Venezuela, de Paraguay o del Perú, o del pueblo de Argentina, como de los pueblos de Argelia que obtienen su independencia, de los pueblos de Vietnam o de Laos que todos los días perecen por obtener la independencia.

Todo es parte de una sola lucha y es verdad cuando el imperialismo lo llama con un denominador común, porque aún cuando las ideologías cambien, aún cuando uno se reconozca comunista o socialista, peronista o cualquier otra ideología política en determinado país, solamente caben dos posiciones en la historia: o se está a favor de los monopolios o se está en contra de los monopolios (aplausos). Y todos los que están en contra de los monopolios, a todos ellos se les puede aplicar un denominador común, en eso los norteamericanos tienen razón, todos los que luchamos por la liberación de nuestros pueblos luchamos al mismo tiempo, a veces aunque no lo sepamos, por el aniquilamiento del imperialismo y todos somos aliados aunque a veces tampoco lo sepamos, aunque a veces nuestras propias fuerzas las dividamos en querellas internas, a veces en discusiones estériles, dejamos de hacer el frente necesario para luchar contra el imperialismo.

Pero todos, todos los que luchamos honestamente por la liberación de nuestras respectivas patrias, somos enemigos directos del imperialismo. En este momento no cabe otra posición que la de lucha directa o la de colaboración, y yo se que ninguno de ustedes es colaborador del enemigo, que ninguno de ustedes está ni remotamente a favor del imperialismo y que todos están decididamente por la liberación de Argentina (aplausos) liberación, porque la Argentina está de nuevo encadenada, cadenas a veces difíciles de ver, cadenas que no siempre son visibles para todo el pueblo, pero que la están amarrando día a día. El petróleo se va por un lado, compañías norteamericanas entran por todos los lados del país, viejas conquistas van cayendo y todo eso se produce lentamente, como un veneno sutil que va penetrando así en la Argentina como en muchos otros países de América.

Sin embargo el pueblo reacciona, reacciona con vehemencia frente a esta penetración que es sutil en términos generales, pero que siempre se asienta sobre las espaldas del pueblo y cuando los gobiernos tratan de lavarse las manos con una elección, suceden para ellos fracasos como el de la última, entonces viene la intervención descarada del imperialismo, de sus títeres, de todos sus edecanes. Entonces vuelve una situación ya conocida y vuelven las luchas de las masas populares.

Si los caudillos de la reacción son hábiles, tal vez las encaucen hacia nuevas formas en que pueda permitirse otra burla más. Si los caudillos de la reacción no son lo suficientemente hábiles o si el pueblo es más avizor que ellos, puede ser que el impulso de las masas llegue más allá de donde se ha llegado hasta ahora, puede ser que se dé el paso necesario para que la clase obrera tome el poder, puede ser que las masas de obreros y campesinos de nuestro país aprendan algún nuevo camino o sigan por caminos ya conocidos y destruyan un poder que está vacilante ya, que se basa en este momento en el miedo a la bayoneta, en la desunión de nuestras fuerzas, en la falta de conciencia de la posibilidad del cambio, de la posibilidad de la lucha, de la fuerza inmensa del pueblo, de la debilidad comparativamente enorme de la fuerza represiva.

Si nuestro pueblo aprende bien las lecciones, si no se deja engañar de nuevo, si no suceden nuevas y pequeñas escaramuzas que lo alejen del objetivo central que debe ser tomar el poder, nada más ni nada menos que tomar el poder, podrán darse en la Argentina condiciones nuevas, las condiciones que en su época representa el 25 de mayo, las condiciones de un cambio total, solamente que en este momento de colonialismo y de imperialismo el cambio total significa el paso que nosotros hemos dado, el paso hacia la Declaración de la Revolución Socialista y el establecimiento de un poder que se dedique a la construcción del Socialismo.

En fin de cuentas el Socialismo es una etapa económica de la humanidad, no podemos escapar, querámoslo o no, el pasar por esta etapa, podemos sí retardarlo y podemos también adelantarlo, esa es la parte que corresponde de la lucha a los dirigentes de las dos grandes fuerzas en pugna.

Si la reacción sabe manejar sus cañones, sus armas de división, su arma de amedrentamiento, quizás durante muchos años podrá impedir que llegue el Socialismo a un país determinado, pero también si el pueblo sabe manejar su ideología correctamente, sabe tomar su estrategia revolucionaria adecuada, sabe elegir el momento para dar el golpe y lo da sin miedo y hasta el fondo, el advenimiento del poder revolucionario puede ser a muy corto plazo en cualquier país de América, y concretamente en la Argentina.

Eso, compañeros, el que se repita la experiencia histórica del 25 de Mayo en estas nuevas condiciones, depende nada más que del pueblo argentino y de sus dirigentes, es decir, depende de ustedes en cuanto a pueblo y en cuanto a dirigentes; de tal manera que también una gran responsabilidad cae sobre ustedes, la responsabilidad de saber luchar y de saber dirigir a un pueblo que hace tiempo está expresando en todas las maneras concebibles, su decisión de destruir las viejas cadenas y de liberarse de las nuevas cadenas con que amenaza amarrarlo el imperialismo. Tomemos pues el ejemplo manido de Mayo, el ejemplo tantas veces distorsionado de Mayo, tomemos el ejemplo de la Revolución libertadora que salió de sus fronteras, inundó con una ideología nueva, que no era propia, pero que había encarnado en sí para trasladarla a América.

Y pensemos en estos momentos de América, en estos mismos momentos en que una especie de 25 de Mayo se ha dado en la zona del Caribe, en que desde aquí se lanzan proclamas revolucionarias que llegan a todos los pueblos de América y en que la Segunda Declaración de la Habana luce algo así como una declaración de los derechos del hombre para los pueblos de aquella época.

Pensemos en la unidad indestructible de todo nuestro Continente, pensemos en todo lo que nos ata y nos une y no en lo que nos divide, pensemos en todas nuestras cualidades iguales, pensemos en nuestra economía igualmente distorsionada, igualmente aherrojado cada pueblo por el mismo imperialismo, pensemos en que somos parte de un ejército que lucha por su liberación en cada pedazo del mundo donde todavía no se ha logrado. Y aprestémonos a celebrar otro 25 de Mayo, ya no en esta tierra generosa sino en la tierra propia y bajo símbolos nuevos, bajo el símbolo de la victoria, bajo el símbolo de la construcción del Socialismo, bajo el símbolo del futuro. (Aplausos).

GLADYS BÁEZ, UNA LEYENDA EN LA LUCHA ANTISOMOCISTA

GLADYS BÁEZ, UNA LEYENDA EN LA LUCHA ANTISOMOCISTA
Sindicalista y sobreviviente de dos masacres

Edgard Barberena
END – 20:55 – 22/05/2010

Hija de un matrimonio campesino de Juigalpa, Chontales, fue capitana de las “Hijas de María”, se fogueó con el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y luego fue reclutada por uno de los primeros dirigentes del FSLN en Moscú, en los años 60 y llegó a ser diputada, cargo que todavía conserva en Asamblea Nacional.

Nos referimos a legendaria ex guerrillera Gladys Báez, sobrevivientes de las masacres cometidas por la Guardia Nacional en Pancasán en 1967, así como en el barrio Monseñor Lezcano el 4 de noviembre de ese año, donde fue asesinado Casimiro Sotelo, Hugo Medina, Roberto Amaya y Edmundo Pérez, a manos del coronel de la GN, Alesio Gutiérrez.

Gladys con su gran trenza donde amarra su larga cabellera, portando anillos en cuatro dedos de su mano izquierda y dos en la derecha, así como una cadena, un collar y una estrella de madera (con la imagen del Che Guevara, la hoz y el martillo) que pende sobre su pecho, narró para END aspectos de lo que fue su lucha contra el somocismo.

Nació en Juigalpa, Chontales el 27 de enero de 1942 donde la gente es de mentalidad conservadora como su madre, aunque su padre era liberal, pero no somocista.

El arte de negociar
Esa diferencia le permitió desde niña comenzar a desarrollar el arte de la negociación. “Yo aprendí que en esta vida se necesita negociar y con los primeros que negocié fueron mis padres, Cándida Báez Osorio y Rómulo Álvarez” recuerda.

“Todo lo que soy se lo debo a mi madre”, dice Gladys quien se creó solamente con su progenitora, al tiempo que recuerda que lo primero que su madre quiso para ella era la iglesia y por eso llegue a ser capitana de las Hijas de María, a la edad de 10 años.

Enfrentó una enfermedad de la que los médicos le recomendaron a su progenitora que no siguiera estudiando por “lo que llegue hasta tercer grado de primaria”. Continuó estudiando hasta que triunfó la revolución de 1979, en primaria acelerada, proceso que los completó con la “escuela de la vida”.

Primera prueba de fuego
Su primera prueba de fuego en la lucha contra el somocismo fue en 1956 después del ajusticiamiento de Anastasio Somoza García en León, lo que provocó el apresamiento de “todos los cachurecos”.

A Gladys, que estaba chavala en esa época, la enviaban a dejarle comida y ropa a los presos del régimen somocista. “A la cárcel solo íbamos mujeres, las madres, las esposas, las novias y yo llego como sobrina para sus familiares que estaban presos”, cuenta.

Así conoce a la madre de Manolo Morales y a Carlos Molina de Chontales. A pesar de ser una chavala le impactó lo que vio en las cárceles del régimen somocista. En ese ínterin —de ir a dejar comida y ropa a los presos— se topó con Miguel de Castilla que estaba estudiando en León y le lleva el libro “La Madre” de Máximo Gorka lo que se convirtió en el instrumento que le provoca un cambio a Gladys.

Recuerda que una vez las esposas de los presos acordaron ir donde el jefe de la guardia de la prisión para ver si le mejoraban las condiciones a los detenidos, “porque las condiciones eran terribles ya que los guardias le agarraban la comida y se las echaban en periódicos con excrementos y era terrible ver eso, no les daban sol”.

Solidaria hasta el final
Gladys dice que fue solidaria con todos los que cayeron presos después de la muerte de Somoza García, porque salieron sus familiares, pero ella no dejó de ir a dejar comida a la prisión. El último que salió fue Carlos Molina.

Para esa época la gente del Partido Socialista Nicaragüense ya se había fijado en Gladys, lo mismo los del incipiente Frente Sandinista. Para entonces era costurera, oficio que aprendió a los 10 años de edad. A ella le gustaba el bordado pero la máquina de coser que había en su casa era de su tatarabuela y no podía bordar.

Se involucra en la educación
En Juigalpa, le decían “loca”, “vaga”, “marimacha”, “puta”, “sandino-comunista” por el hecho que en su pueblo no entendían el porqué andaba metida en todo. Ahí “saboreó” la discriminación por el hecho de ser mujer.

En ese ínterin se va al “clan” de los intelectuales de Chontales y le dice a Gregorio Aguilar “Goyo” que le enseñe a fichar libros. Después comenzó a leer otros como “Por quien doblan las campanas” de Ernest Hemingway, “El hombre mediocre”, del sociólogo y médico argentino José Ingenieros, entre otros.

En esa etapa la gente del PSN se apareció en Juigalpa porque querían formar un sindicato. Gladys comenzó a trabajar con lo que se llamó el “Sindicato de oficios varios”, pero no aparecía públicamente como directivo de la naciente estructura sindical. Es ahí donde enfrenta nuevamente la discriminación por ser mujer.

En ese contexto volvió a utilizar la negociación con su progenitora logrando que los del sindicato llegaran a su casa para realizar las reuniones. Ese sindicato logró formar la primera escuela nocturna en Juigalpa donde “impartimos clases los dizques dirigentes del sindicato y ahí nos ayudó mucho los del clan intelectual del pueblo”.

Después se metió a organizar a los campesinos en el campo y los municipios de Chontales. Para entrar a la directiva del sindicato, Gladys se alió con Manuel Solís quien era del clan intelectual y ya ella, había aprendido el sindicalismo y llegó a ser la Secretaria de conflictos del sindicato.

Como educadora en el campo sufrió los efectos de los que no quieren que la gente aprenda a leer, y utilizaron la iglesia al comenzar a regar la bola de que ella le estaba inculcando una especie de ateismo a los niños y hasta le echaron encima a un cura.

Gladys logró participar en la organización desde Acoyapa, Santo Tomás, La Libertad, Santo Domingo hasta el Rama. Cuando se estaba construyendo la carretera hacia el Rama se produjo una huelga en la que participó como organizadora por parte del PSN y de Movilización Republicana.

Conspiraciones y viaje a Moscú
La ahora diputada llegó a convertirse en la mujer que celebraba los cumpleaños de los chavalos del pueblo en su casa, con el objetivo de reunir a la gente para comenzar a prepararlos políticamente, y si llegaba la Guardia o algún “oreja”, se ponían a bailar como que estaban en una fiesta.

En una ocasión, de un 1 de mayo, Gladys se autopreparó leyendo y así ofreció un discursos sobre el por qué de la celebración. A ese acto llegaron dirigentes de la CGT independiente, entre ellos Domingo Vargas, quien constató que una mujer explicaba muy bien esa historia.

En 1963 cuando se iba a realizar un congreso mundial de mujeres en Moscú, Domingo Sánchez “Chagüitillo” la propuso como candidata para viajar a la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URRS. La trajeron de Juigalpa a Managua donde la tuvieron ocho días aprendiendo todo lo que debía decir en el evento porque no podía llevar nada escrito.

Fue la única mujer por Centroamérica que participó en el evento cuando había un debate sobre la toma del poder por la vía pacífica y la armada donde estaban debatiéndola Moscú y Pekín, pero ella jamás se metió a ese “berenjenal”.
La recluta el FSLN en Moscú
La Oficina de Seguridad Nacional, OSN, nunca se imaginó que una campesina de Juigalpa había viajado a representar a Nicaragua al evento en Moscú, porque hasta logró engañar a los agentes a su regreso a Managua y cuando la entrevistó Radio Moscú —del cual la seguridad de Somoza tenía una copia de la grabación— ella cubrió el micrófono con un trapo para modificar el timbre de su voz, además que se había identificado con el nombre de Orquidia Negra.

Antes de viajar a Moscú “me dijeron que si me encontraba con Oscar Turcios no le hiciera caso”, pero éste la llegó a buscar al hotel en el que estaba alojada.

Turcios se dio cuenta que Gladys era una mujer sana y le comenzó a explicar la vida de Sandino, algo que ella no conocía, ya que solamente había oído hablar de que Sandino era un bandolero y que los del Frente Sandinista eran burgueses, algo que se decía en el PSN en los años 60.

“Aprendí a conocer el FSLN con Oscar Turcios” y en 1964 ingresa a la organización político-militar como correo, en casas de seguridad donde hizo papeles como la “primera dama”. La sacan de Chontales porque ya las condiciones no eran favorables y así opera en el Norte, León y Managua. Anduvo legal, semi legal y clandestina.

Estuvo con Selin Shible en una casa de seguridad que existió en una colonia militar, conoció a Carlos Fonseca en Managua, en un vehículo donde el fundador del Frente le hizo una serie de preguntas sobre sus hijos y el porqué se separó de su marido.

En las montañas utilizó seudónimos como “Maruca”, “Olga”, “Luisa” y “Adelita”. La tuvo presa la Guardia y se puso en huelga de hambre durante ocho días. Recuerda que el 22 de enero de 1967, cuando Somoza producía la masacre en la Avenida Rooselvet en la montaña estaban Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge.

Ahí Mayorga preguntó por Gladys y posteriormente se hicieron los arreglos para que ella se fuera a la montaña “donde tuve la dicha de conocerlos a todos”. “En la montaña éramos 35 personas”. Con respecto a la escuadra que cayó en Pancasán, Gladys hubiera sido una de las muertas porque estaba en esa estructura, pero resulta que cuando llegó Oscar Danilo Rosales, dijo que yo estaba enferma e hicieron todo lo posible por bajar a la ciudad y cuando lo estaba haciendo la Guardia estaba entrando”.

De ahí la llevaron a casa de seguridad en Monseñor Lezcano donde atacó el coronel GN Alesio Gutiérrez y después de capturar a Casimiro, Hugo, Roberto y Edmundo, los asesinó en los cuarteles de la Seguridad Somocista.

Gladys, fue apresada y torturada quedando inválida por tres años. La OSN le puso chuzo eléctrico en la cabeza. Se recuperó en una finca en Juigalpa.

ebarberena@elnuevodiario.com.ni

Segunda Declaración de La Habana

Segunda Declaración de La Habana
[Discurso: Texto completo]
Fidel Castro Ruz

Vísperas de su muerte, en carta inconclusa porque una bala española le atravesó el corazón el 18 de mayo de 1895, José Martí, Apóstol de nuestra independencia, escribió a su amigo Manuel Mercado: «Ya puedo escribir… ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber…, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso…

»Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos… más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los Imperialistas… el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia –les habían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos.

»Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas: –y mi honda es la de David.»

Ya Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía sobre América y llamó al imperialismo por su nombre: Imperialismo. A los pueblos de América advirtió que ellos estaban más que nadie interesados en que Cuba no sucumbiera a la codicia yanqui despreciadora de los pueblos latinoamericanos.

Y con su propia sangre, vertida por Cuba y por América, rubricó las póstumas palabras que en homenaje a su recuerdo el pueblo de Cuba suscribe hoy a la cabeza de esta Declaración.

Han transcurrido sesenta y siete años. Puerto Rico fue convertida en colonia y es todavía colonia saturada de bases militares. Cuba cayó también en las garras del imperialismo. Sus tropas ocuparon nuestro territorio. La Enmienda Platt fue impuesta a nuestra primera Constitución, como cláusula humillante que consagraba el odioso derecho de intervención extranjera. Nuestras riquezas pasaron a sus manos, nuestra historia falseada, nuestra administración y nuestra política moldeada por entero a los intereses de los interventores; la nación sometida a sesenta años de asfixia política, económica y cultural.

Pero Cuba se levantó, Cuba pudo redimirse a sí misma del bastardo tutelaje. Cuba rompió las cadenas que ataban su suerte al imperio opresor, rescató sus riquezas, reivindicó su cultura y desplegó su bandera soberana de Territorio y Pueblo Libre de América.

Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de Cuba, pero en cambio, dominando a la mayoría de los demás Estados de América Latina, Estados Unidos pretende caer sobre Cuba con la fuerza de América.

¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la historia de América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la historia de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel del imperialismo en el mundo entero?

A fines del siglo pasado y comienzos del presente, un puñado de naciones económicamente desarrolladas habían terminado de repartirse el mundo, sometiendo a su dominio económico y político a las dos terceras partes de la humanidad, que, de esta forma, se vio obligada a trabajar para las clases dominantes del grupo de países de economía capitalista desarrollada.

Las circunstancias históricas que permitieron a ciertos países europeos y a los Estados Unidos de Norteamérica un alto nivel de desarrollo industrial, los situó en posición de poder someter a su dominio y explotación al resto del mundo.

¿Qué móviles impulsaron esa expansión de las potencias industrializadas? ¿Fueron razones de tipo moral, «civilizadoras», como ellos alegaban? No: fueron razones de tipo económico.

Desde el descubrimiento de América, que lanzó a los conquistadores europeos a través de los mares a ocupar y explotar las tierras y los habitantes de otros continentes, el afán de riqueza fue el móvil fundamental de su conducta. El propio descubrimiento de América se realizó en busca de rutas más cortas hacia el Oriente, cuyas mercaderías eran altamente pagadas en Europa.

Una nueva clase social, los comerciantes y los productores de artículos manufacturados para el comercio, surge del seno de la sociedad feudal de señores y siervos en las postrimerías de la Edad Media.

La sed de oro fue el resorte que movió los esfuerzos de esa nueva clase. El afán de ganancia fue el incentivo de su conducta a través de su historia. Con el desarrollo de la industria manufacturera y el comercio fue creciendo su influencia social. Las nuevas fuerzas productivas que se desarrollaban en el seno de la sociedad feudal chocaban cada vez más con las relaciones de servidumbre propias del feudalismo, sus leyes, sus instituciones, su filosofía, su moral, su arte y su ideología política.

Nuevas ideas filosóficas y políticas, nuevos conceptos del derecho y del Estado fueron proclamados por los representantes intelectuales de la clase burguesa, los que por responder a las nuevas necesidades de la vida social, poco a poco se hicieron conciencia en las masas explotadas. Eran entonces ideas revolucionarias frente a las ideas caducas de la sociedad feudal. Los campesinos, los artesanos y los obreros de las manufacturas, encabezados por la burguesía, echaron por tierra el orden feudal, su filosofía, sus ideas, sus instituciones, sus leyes y los privilegios de la clase dominante, es decir, la nobleza hereditaria.

Entonces la burguesía, consideraba justa y necesaria la revolución. No pensaba que el orden feudal podía y debía ser eterno, como piensa ahora de su orden social capitalista. Alentaba a los campesinos a librarse de la servidumbre feudal, alentaba a los artesanos contra las relaciones gremiales y reclamaba el derecho al poder político. Los monarcas absolutos, la nobleza y el alto clero defendían tenazmente sus privilegios de clase, proclamando el derecho divino de la corona y la intangibilidad del orden social. Ser liberal, proclamar las ideas de Voltaire, Diderot, Juan Jacobo Rousseau, portavoces de la filosofía burguesa, constituía entonces para las clases dominantes un delito tan grave como es hoy para la burguesía ser socialista y proclamar las ideas de Marx, Engels y Lenin.

Cuando la burguesía conquistó el poder político y estableció sobre las ruinas de la sociedad feudal su modo capitalista de producción, sobre ese modo de producción erigió su estado, sus leyes, sus ideas e instituciones. Esas instituciones consagraban en primer término la esencia de su dominación de clase: la propiedad privada. La nueva sociedad basada en la propiedad privada sobre los medios de producción y en la libre competencia quedó así dividida en dos clases fundamentales: una poseedora de los medios de producción, cada vez más modernos y eficientes; la otra, desprovista de toda riqueza, poseedora sólo de su fuerza de trabajo, obligada a venderla en el mercado como una mercancía más para poder subsistir.

Rotas las trabas del feudalismo, las fuerzas productivas se desarrollaron extraordinariamente. Surgieron las grandes fábricas, donde se acumulaba un número cada vez mayor de obreros.

Las fábricas más modernas y técnicamente eficientes iban desplazando del mercado a los competidores menos eficaces. El costo de los equipos industriales se hacía cada vez mayor; era necesario acumular cada vez sumas superiores de capital. Una parte importante de la producción se fue acumulando en número menor de manos. Surgieron así las grandes empresas capitalistas y más adelante las asociaciones de grandes empresas a través de carteles, sindicatos, «trusts» y consorcios, según el grado y el carácter de la asociación, controlados por los poseedores de la mayoría de las acciones, es decir, por los más poderosos caballeros de la industria.

La libre concurrencia, característica del capitalismo en su primera fase, dio paso a los monopolios que concertaban acuerdos entre sí y controlaban los mercados.

¿De dónde salieron las colosales sumas de recursos que permitieron a un puñado de monopolistas acumular miles de millones de dólares? Sencillamente, de la explotación del trabajo humano. Millones de hombres obligados a trabajar por un salario de subsistencia produjeron con su esfuerzo los gigantescos capitales de los monopolios. Los trabajadores acumularon las fortunas de las clases privilegiadas, cada vez más ricas, cada vez más poderosas. A través de las instituciones bancarias llegaron a disponer éstas no sólo de su propio dinero, sino también del dinero de toda la sociedad. Así se produjo la fusión de los bancos con la gran industria y nació el capital financiero.

¿Qué hacer entonces con los grandes excedentes de capital que en cantidades mayores se iba acumulando? Invadir con ellos el mundo. Siempre en pos de la ganancia, comenzaron a apoderarse de las riquezas naturales de todos los países económicamente débiles y a explotar el trabajo humano de sus pobladores con salarios mucho más míseros que los que se veían obligados a pagar a los obreros de la propia metrópoli. Se inició así el reparto territorial y económico del mundo. En 1914, ocho o diez países imperialistas habían sometido a su dominio económico y político fuera de sus fronteras a territorios cuya extensión ascendía a 83.700.000 kilómetros cuadrados, en una población de novecientos setenta millones de habitantes. Sencillamente se habían repartido el mundo.

Pero como el mundo era limitado en extensión, repartido ya hasta el último rincón del globo, vino el choque entre los distintos países monopolistas y surgieron las pugnas por nuevos repartos originados en la distribución no proporcional al poder industrial y económico que los distintos países monopolistas en desarrollo desigual habían alcanzado. Estallaron las guerras imperialistas que costarían a la humanidad cincuenta millones de muertos, decenas de millones de inválidos e incalculables riquezas materiales y culturales destruidas. Aún no había sucedido esto cuando ya Marx escribió que «el capital recién nacido rezumaba sangre y fango por todos los poros, desde los pies a la cabeza».

El sistema capitalista de producción, una vez que hubo dado de sí todo lo que era capaz, se convirtió en un abismal obstáculo al progreso de la humanidad. Pero la burguesía desde su origen llevaba en sí misma su contrario. En su seno se desarrollaron gigantescos instrumentos productivos, pero a su vez se desarrolló una nueva y vigorosa fuerza social: el proletariado, llamado a cambiar el sistema social ya viejo y caduco del capitalismo por una forma económico-social superior y acorde con las posibilidades históricas de la sociedad humana, convirtiendo en propiedad de toda la sociedad esos gigantescos medios de producción que los pueblos y nada más que los pueblos con su trabajo habían creado y acumulado. A tal grado de desarrollo de las fuerzas productivas, resultaba caduco y anacrónico un régimen que postulaba la posesión privada y con ello la subordinación de la economía de millones y millones de seres humanos a los dictados de una exigua minoría social.

Los intereses de la humanidad reclamaban el cese de la anarquía en la producción, el derroche, las crisis económicas y las guerras de rapiña propias del sistema capitalista. Las crecientes necesidades del género humano y la posibilidad de satisfacerlas exigían el desarrollo planificado de la economía y la utilización racional de sus medios de producción y recursos naturales.

Era inevitable que el imperialismo y el colonialismo entraran en profunda e insalvable crisis. La crisis general se inició a raíz de la Primera Guerra Mundial con la revolución de los obreros y campesinos, que derrocó al imperio zarista de Rusia e implantó, en dificilísimas condiciones de cerco y agresión capitalista, el primer Estado socialista del mundo, iniciando una nueva era en la historia de la humanidad. Desde entonces hasta nuestros días, la crisis y la descomposición del sistema imperialista se han acentuado incesantemente.

La Segunda Guerra Mundial, desatada por las potencias imperialistas, y que arrastró a la Unión Soviética y a otros pueblos de Europa y de Asia, criminalmente invadidos, a una sangrienta lucha de liberación, culminó en la derrota del fascismo, la formación del campo mundial del socialismo y la lucha por su soberanía de los pueblos coloniales y dependientes. Entre 1945 y 1957 más de mil doscientos millones de seres humanos conquistaron su independencia en Asia y en África. La sangre vertida por los pueblos no fue en vano.

El movimiento de los pueblos dependientes y colonizados es un fenómeno de carácter universal que agita al mundo y marca la crisis final del imperialismo.

Cuba y América Latina forman parte del mundo. Nuestros problemas forman parte de los problemas que se engendran de la crisis general del imperialismo y la lucha de los pueblos subyugados: el choque entre el mundo que nace y el mundo que muere. La odiosa y brutal campaña desatada contra nuestra Patria expresa el esfuerzo desesperado como inútil que los imperialistas hacen para evitar la liberación de los pueblos.

Cuba duele de manera especial a los imperialistas. ¿Qué es lo que se esconde tras el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica racionalmente la conjura que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia imperialista más rica y poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente, que juntos suponen representar una población de trescientos cincuenta millones de seres humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de habitantes, económicamente subdesarrollado, sin recursos financieros ni militares para amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún país?

Los une y los concita el miedo. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la revolución latinoamericana. No el miedo a los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales y sectores progresistas de las capas medias que han tomado revolucionariamente el poder en Cuba; sino el miedo a que los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales y sectores progresistas de las capas medias tomen revolucionariamente el poder en los pueblos oprimidos, hambrientos y explotados por los monopolios yanquis y la oligarquía reaccionaria de América; el miedo a que los pueblos saqueados del continente arrebaten las armas a sus opresores y se declaren, como Cuba, pueblos libres de América.

Aplastando la Revolución Cubana creen disipar el miedo que los atormenta, y el fantasma de la revolución que los amenaza. Liquidando a la Revolución Cubana, creen liquidar el espíritu revolucionario de los pueblos. Pretenden en su delirio que Cuba es exportadora de revoluciones. En sus mentes de negociantes y usureros insomnes cabe la idea de que las revoluciones se pueden comprar o vender, alquilar o prestar, exportar o importar como una mercancía más.

Ignorantes de las leyes objetivas que rigen el desarrollo de las sociedades humanas, creen que sus regímenes monopolistas, capitalistas y semifeudales son eternos. Educados en su propia ideología reaccionaria, mezcla de superstición, ignorancia, subjetivismo, pragmatismo y otras aberraciones del pensamiento, tienen una imagen del mundo y de la marcha de la historia acomodada a sus intereses de clases explotadoras. Suponen que las revoluciones nacen o mueren en el cerebro de los individuos o por efecto de las leyes divinas y que además los dioses están de su parte. Siempre han creído lo mismo, desde los devotos paganos patricios en la Roma esclavista, que lanzaban a los cristianos primitivos a los leones del circo y los inquisidores en la Edad Media que, como guardianes del feudalismo y la monarquía absoluta, inmolaban en la hoguera a los primeros representantes del pensamiento liberal de la naciente burguesía, hasta los obispos que hoy, en defensa del régimen burgués y monopolista, anatematizan las revoluciones proletarias. Todas las clases reaccionarias en todas las épocas históricas, cuando el antagonismo entre explotadores y explotados llega a su máxima tensión, presagiando el advenimiento de un nuevo régimen social, han acudido a las peores armas de la represión y la calumnia contra sus adversarios. Acusados de incendiar a Roma y de sacrificar niños en sus altares, los cristianos primitivos fueron llevados al martirio. Acusados de herejes, fueron llevados por los inquisidores a la hoguera filósofos como Giordano Bruno, reformadores como Hus y miles de inconformes más con el orden feudal. Sobre los luchadores proletarios se ensaña hoy la persecución y el crimen precedidos de las peores calumnias en la prensa monopolista y burguesa. Siempre en cada época histórica, las clases dominantes han asesinado invocando su sociedad de minorías privilegiadas sobre mayorías explotadas la defensa de la sociedad, del orden, de la Patria: «su orden clasista», que mantienen a sangre y fuego sobre los desposeídos, «la patria» que disfrutan ellos solos, privando de ese disfrute al resto del pueblo, para reprimir a los revolucionarios que aspiran a una sociedad nueva, un orden justo, una Patria verdadera para todos.

Pero el desarrollo de la historia, la marcha ascendente de la humanidad no se detiene ni puede detenerse. Las fuerzas que impulsan a los pueblos, que son los verdaderos constructores de la historia, determinadas por las condiciones materiales de su existencia y la aspiración a metas superiores de bienestar y libertad, que surgen cuando el progreso del hombre en el campo de la ciencia, de la técnica y de la cultura lo hacen posible, son superiores a la voluntad y al terror que desatan las oligarquías dominantes.

Las condiciones subjetivas de cada país, es decir, el factor conciencia, organización, dirección, puede acelerar o retrasar la revolución según su mayor o menor grado de desarrollo, pero tarde o temprano en cada época histórica, cuando las condiciones objetivas maduran, la conciencia se adquiere, la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce.

Que ésta tenga lugar por cauces pacíficos o nazca al mundo después de un parto doloroso, no depende de las fuerzas reaccionarias de la vieja sociedad, que se resisten a dejar nacer la sociedad nueva, que es engendrada por las contradicciones que lleva en su seno la vieja sociedad. La revolución es en la historia como el médico que asiste al nacimiento de una nueva vida. No usa sin necesidad los aparatos de fuerza, pero los usa sin vacilaciones cada vez que sea necesario para ayudar al parto. Parto que trae a las masas esclavizadas y explotadas la esperanza de una vida mejor.

En muchos países de América Latina la revolución es hoy inevitable. Ese hecho no lo determina la voluntad de nadie. Está determinado por las espantosas condiciones de explotación en que vive el hombre americano, el desarrollo de la conciencia revolucionaria de las masas, la crisis mundial del imperialismo y el movimiento universal de lucha de los pueblos subyugados.

La inquietud que hoy se registra es síntoma inequívoco de rebelión. Se agitan las entrañas de un continente que ha sido testigo de cuatro siglos de explotación esclava y feudal del hombre desde sus moradores aborígenes y los esclavos traídos de África, hasta los núcleos nacionales que surgieron después: blancos, negros, mulatos, mestizos e indios que hoy hermanan el desprecio, la humillación y el yugo yanqui, como hermana la esperanza de un mañana mejor.

Los pueblos de América se liberaron del coloniaje español a principios del siglo pasado, pero no se liberaron de la explotación. Los terratenientes feudales asumieron la autoridad de los gobernantes españoles, los indios continuaron en penosa servidumbre, el hombre latinoamericano en una u otra forma siguió esclavo, y las mínimas esperanzas de los pueblos sucumbieron bajo el poder de las oligarquías y la coyunda del capital extranjero. Esta ha sido la verdad de América, con uno u otro matiz, con alguna que otra variante. Hoy América Latina yace bajo un imperialismo más feroz, mucho más poderoso y más despiadado que el imperio colonial español.

Y ante la realidad objetiva e históricamente inexorable de la revoluci6n latinoamericana, ¿cuál es la actitud del imperialismo yanqui? Disponerse a librar una guerra colonial con los pueblos de América Latina; crear su aparato de fuerza, los pretextos políticos y los instrumentos seudolegales suscritos con los representantes de las oligarquías reaccionarias para reprimir a sangre y fuego la lucha de los pueblos latinoamericanos.

La intervención del Gobierno de los Estados Unidos en la política interna de los países de América Latina ha ido siendo cada vez más abierta y desenfrenada.

La Junta Interamericana de Defensa, por ejemplo, ha sido y es el nido donde se incuban los oficiales más reaccionarios y proyanquis de los ejércitos latinoamericanos, utilizados después como instrumentos golpistas al servicio de los monopolios.

Las misiones militares norteamericanas en América Latina constituyen un aparato de espionaje permanente en cada nación, vinculado estrechamente a la Agencia Central de Inteligencia, inculcando a los oficiales los sentimientos más reaccionarios y tratando de convertir los ejércitos en instrumentos de sus intereses políticos y económicos.

Actualmente, en la zona del Canal de Panamá, el alto mando norteamericano ha organizado cursos especiales de entrenamiento para oficiales latinoamericanos de lucha contra guerrillas revolucionarias, dirigidos a reprimir la acción armada de las masas campesinas contra la explotación feudal a que están sometidas.

En los propios Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia ha organizado escuelas especiales para entrenar agentes latinoamericanos en las más sutiles formas de asesinatos; y es política acordada por los servicios militares yanquis la liquidación física de los dirigentes antiimperialistas.

Es notorio que las embajadas yanquis en distintos países de América Latina están organizando, instruyendo y equipando bandas fascistas para sembrar el terror y agredir las organizaciones obreras, estudiantiles e intelectuales. Esas bandas, donde reclutan a los hijos de la oligarquía, a lumpen y gente de la peor calaña moral, han perpetrado ya una serie de actos agresivos contra los movimientos de masas.

Nada más evidente e inequívoco de los propósitos del imperialismo que su conducta en los recientes sucesos de Santo Domingo. Sin ningún tipo de justificación, sin mediar siquiera relaciones diplomáticas con esa República, los Estados Unidos, después de situar sus barcos de guerra frente a la capital dominicana, declararon con su habitual insolencia que si el Gobierno de Balaguer solicitaba ayuda militar, desembarcarían sus tropas en Santo Domingo contra la insurgencia del pueblo dominicano. Que el poder de Balaguer fuera absolutamente espurio, que cada pueblo soberano de América debe tener derecho a resolver sus problemas internos sin intervención extranjera, que existan normas internacionales y una opinión mundial, que incluso existiera una O.E.A., no contaban para nada en las consideraciones de los Estados Unidos. Lo que sí contaban eran sus designios de impedir la revolución dominicana, la reimplantación de los odiosos desembarcos de su Infantería de Marina, sin más base ni requisito para fundamentar ese nuevo concepto filibustero del derecho que la simple solicitud de un gobernante tiránico, ilegítimo y en crisis. Lo que esto significa no debe escapar a los pueblos. En América Latina hay sobrados gobernantes de ese tipo, dispuestos a utilizar las tropas yanquis contra sus respectivos pueblos cuando se vean en crisis.

Esta política declarada del imperialismo norteamericano de enviar soldados a combatir el movimiento revolucionario en cualquier país de América Latina, es decir, a matar obreros, estudiantes, campesinos, a hombres y mujeres latinoamericanos, no tiene otro objetivo que el de seguir manteniendo sus intereses monopolistas y los privilegios de la oligarquía traidora que los apoya.

Ahora se puede ver con toda claridad que los pactos militares suscritos por el Gobierno de Estados Unidos con gobiernos latinoamericanos, pactos secretos muchas veces y siempre a espaldas de los pueblos, invocando hipotéticos peligros exteriores que nadie vio nunca por ninguna parte, tenían el único y exclusivo objetivo de prevenir la lucha de los pueblos; eran pactos contra los pueblos, contra el único peligro, el peligro interior del movimiento de liberación que pusiera en riesgo los intereses yanquis. No sin razón los pueblos se preguntaban: ¿Por qué tantos convenios militares? ¿Para qué los envíos de armas que si técnicamente son inadecuados para una guerra moderna, son en cambio eficaces para aplastar huelgas, reprimir manifestaciones populares y ensangrentar el país? ¿Para qué las misiones militares, el Pacto de Río de Janeiro y las mil y una conferencias internacionales?

Desde que culminó la Segunda Guerra Mundial, las naciones de América Latina se han ido depauperando cada vez más, sus exportaciones tienen cada vez menos valor, sus importaciones precios más altos, el ingreso per cápita disminuye, los pavorosos porcentajes de mortalidad infantil no decrecen, él número de analfabetos es superior, los pueblos carecen de trabajo, de tierras, de viviendas adecuadas, de escuelas, de hospitales, de vías de comunicación y de medios de vida. En cambio, las inversiones norteamericanas sobrepasan los diez mil millones de dólares.

América Latina es además abastecedora de materias primas baratas y compradora de artículos elaborados caros. Como los primeros conquistadores españoles, que cambiaban a los indios espejos y baratijas por oro y plata, así comercian con América Latina los Estados Unidos. Conservar ese torrente de riqueza, apoderarse cada vez más de los recursos de América y explotar a sus pueblos sufridos: he ahí lo que se ocultaba tras los pactos militares, las misiones castrenses y los cabildos diplomáticos de Washington.

Esta política de paulatino estrangulamiento de la soberanía de las naciones latinoamericanas y de manos libres para intervenir en sus asuntos internos tuvo su punto culminante en la última reunión de cancilleres. En Punta del Este el imperialismo yanqui reunió a los cancilleres para arrancarles, mediante presión política y chantaje económico sin precedentes, con la complicidad de un grupo de los más desprestigiados gobernantes de este continente, la renuncia a la soberanía nacional de nuestros pueblos y la consagración del odiado derecho de intervención yanqui en los asuntos internos de América; el sometimiento de los pueblos a la voluntad omnímoda de Estados Unidos de Norteamérica, contra la cual lucharon todos los próceres, desde Bolívar hasta Sandino.

Y no se ocultaron ni el Gobierno de Estados Unidos ni los representantes de las oligarquías explotadoras ni la gran prensa reaccionaria vendida a los monopolios y a los señores feudales, para demandar abiertamente acuerdos que equivalen a la supresión formal del derecho de autodeterminación de nuestros pueblos; borrarlo de un plumazo en la conjura más infame que recuerda la historia de este continente.

A puertas cerradas entre conciliábulos repugnantes, donde el ministro yanqui de colonias dedicó días enteros a vencer la resistencia y los escrúpulos de algunos cancilleres poniendo en juego los millones de la Tesorería yanqui en una indisimulada compraventa de votos, un puñado de representantes de las oligarquías de países que, en conjunto, apenas suman un tercio de la población del continente, impuso acuerdos que sirven en bandeja de plata al amo yanqui la cabeza de un principio que costó toda la sangre de nuestros pueblos desde las guerras de independencia. El carácter pírrico de tan tristes y fraudulentos logros del imperialismo, su fracaso moral, la unanimidad rota y el escándalo universal, no disminuyen la gravedad que entraña para los pueblos de América Latina los acuerdos que impusieron a ese precio. En aquel cónclave inmoral la voz titánica de Cuba se elevó sin debilidad ni miedo para acusar ante todos los pueblos de América y del mundo el monstruoso atentado y defender virilmente y con dignidad que constará en los anales de la historia, no sólo el derecho de Cuba, sino el derecho desamparado de todas las naciones hermanas del continente americano.

La palabra de Cuba no podía tener eco en aquella mayoría amaestrada, pero tampoco podía tener respuesta; sólo cabía el silencio impotente ante sus demoledores argumentos, la diafanidad y valentía de sus palabras. Pero Cuba no habló para los cancilleres; Cuba habló para los pueblos y para la historia, donde sus palabras tendrán eco y respuesta.

En Punta del Este se libró una gran batalla ideológica entre la Revolución Cubana y el imperialismo yanqui. ¿Qué representaban allí, por quién habló cada uno de ellos? Cuba representó los pueblos; los Estados Unidos representó los monopolios. Cuba habló por las masas explotadas de América; Estados Unidos, por los intereses oligárquicos explotadores e imperialistas. Cuba, por la soberanía; Estados Unidos, por la intervención. Cuba, por la nacionalización de las empresas extranjeras; Estados Unidos, por nuevas inversiones de capital foráneo. Cuba, por la cultura; Estados Unidos, por la ignorancia. Cuba, por la reforma agraria; Estados Unidos, por el latifundio. Cuba, por la industrialización de América; Estados Unidos, por el subdesarrollo. Cuba, por el trabajo creador; Estados Unidos, por el sabotaje y el terror contrarrevolucionario que practican sus agentes, la destrucción de cañaverales y fábricas, los bombardeos de sus aviones piratas contra el trabajo de un pueblo pacífico. Cuba, por los alfabetizadores asesinados; Estados Unidos, por los asesinos. Cuba, por el pan; Estados Unidos, por el hambre. Cuba, por la igualdad; Estados Unidos, por el privilegio y la discriminación. Cuba, por la verdad; Estados Unidos, por la mentira. Cuba, por la liberación; Estados Unidos, por la opresión. Cuba, por el porvenir luminoso de la humanidad; Estados Unidos, por el pasado sin esperanza. Cuba, por los héroes que cayeron en Girón para salvar la Patria del dominio extranjero; Estados Unidos, por los mercenarios y traidores que sirven al extranjero contra su Patria. Cuba, por la paz entre los pueblos; Estados Unidos, por la agresión y la guerra. Cuba, por el socialismo; Estados Unidos, por el capitalismo.

Los acuerdos obtenidos por Estados Unidos con métodos tan bochornosos que el mundo entero critica, no restan, sino que acrecentan la moral y la razón de Cuba, demuestran el entreguismo y la traición de las oligarquías a los intereses nacionales y enseña a los pueblos el camino de la liberación. Revela la podredumbre de las clases explotadoras, en cuyo nombre hablaron sus representantes en Punta del Este. La O.E.A. quedó desenmascarada como lo que es: un ministerio de colonias yanquis, una alianza militar, un aparato de represión contra el movimiento de liberación de los pueblos latinoamericanos.

Cuba ha vivido tres años de Revolución bajo incesante hostigamiento de intervención yanqui en nuestros asuntos internos. Aviones piratas procedentes de Estados Unidos lanzando materias inflamables han quemado millones de arrobas de caña; actos de sabotaje internacional perpetrados por agentes yanquis, como la explosión del vapor «La Coubre», ha costado decenas de vidas cubanas; miles de armas norteamericanas de todos tipos han sido lanzadas en paracaídas por los servicios militares de Estados Unidos sobre nuestro territorio para promover la subversión; cientos de toneladas de materiales explosivos y máquinas infernales han sido desembarcados subrepticiamente en nuestras costas por lanchas norteamericanas para promover el sabotaje y el terrorismo; un obrero cubano fue torturado en la Base Naval de Guantánamo y privado de la vida sin proceso previo ni explicación posterior alguna; nuestra cuota azucarera fue suprimida abruptamente y proclamado el embargo de piezas y materias primas para fábricas y maquinaria de construcción norteamericana para arruinar nuestra economía; barcos artillados y aviones de bombardeo procedentes de bases preparadas por el Gobierno de Estados Unidos han atacado sorpresivamente puestos e instalaciones cubanas; tropas mercenarias organizadas y entrenadas en países de América Central por el propio Gobierno han invadido en son de guerra nuestro territorio, escoltados por barcos de la flota yanqui, y con apoyo aéreo desde bases exteriores, provocando la pérdida de numerosas vidas y la destrucción de bienes materiales; contrarrevolucionarios cubanos son instruidos en el ejército de Estados Unidos y nuevos planes de agresión se realizan contra Cuba. Todo eso ha estado ocurriendo durante tres años, incesantemente, a la vista de todo el continente, y la O.E.A. no se entera. Los cancilleres se reúnen en Punta del Este y no amonestan siquiera al Gobierno de Estados Unidos ni a los gobiernos que son cómplices materiales de esas agresiones. Expulsan a Cuba, el país latinoamericano víctima, el país agredido.

Estados Unidos tiene pactos militares con países de todos los continentes; bloques militares con cuanto gobierno fascista, militarista y reaccionario haya en el mundo; la O.T.A.N., la S.E.A.T.O. y la C.E.N.T.O., a las cuales hay que agregar ahora la O.E.A., intervienen en Laos, en Viet Nam, en Corea, en Formosa, en Berlín; envía abiertamente barcos a Santo Domingo para imponer su ley, su voluntad y anuncia su propósito de usar sus aliados de la O.T.A.N. para bloquear el comercio con Cuba; y la O.E.A. no se entera… Se reúnen los cancilleres y expulsan a Cuba, que no tiene pactos militares con ningún país. Así, el Gobierno que organiza la subversión en todo el mundo y forja alianzas militares en cuatro continentes, hace expulsar a Cuba, acusándola nada menos que de subversión y de vinculaciones extracontinentales.

Cuba, el país latinoamericano que ha convertido en dueños de las tierras a más de cien mil pequeños agricultores, asegurando empleo todo el año en granjas y cooperativas a todos los obreros agrícolas, transformado los cuarteles en escuelas, concedido sesenta mil becas a estudiantes universitarios, secundarios y tecnológicos, creado aulas para la totalidad de la población infantil, liquidado totalmente el analfabetismo, cuadruplicado los servicios médicos, nacionalizado las empresas monopolistas, suprimido el abusivo sistema que convertía la vivienda en un medio de explotación para el pueblo, eliminado virtualmente el desempleo, suprimido la discriminación por motivo de raza o sexo, barrido el juego, el vicio y la corrupción administrativa, armado al pueblo, hecho realidad viva el disfrute de los derechos humanos al librar al hombre y a la mujer de la explotación, la incultura y la desigualdad social, que se ha liberado de todo tutelaje extranjero, adquirido plena soberanía y establecido las bases para el desarrollo de su economía a fin de no ser más país monoproductor y exportador de materias primas, es expulsada de la Organización de Estados Americanos por gobiernos que no han logrado para sus pueblos ni una sola de estas reivindicaciones. ¿Cómo podrán justificar su conducta ante los pueblos de América y del mundo? ¿Cómo podrán negar que en su concepto la política de tierra, de pan, de trabajo, de salud, de libertad, de igualdad y de cultura, de desarrollo acelerado de la economía, de dignidad nacional, de plena autodeterminación y soberanía es incompatible con el hemisferio?

Los pueblos piensan muy distinto, los pueblos piensan que lo único compatible con el destino de América Latina es la miseria, la explotación feudal, el analfabetismo, los salarios de hambre, el desempleo, la política de represión contra las masas obreras, campesinas y estudiantiles, la discriminación de la mujer, del negro, del indio, del mestizo, la opresión de las oligarquías, el saqueo de sus riquezas por los monopolios yanquis, la asfixia moral de sus intelectuales y artistas, la ruina de sus pequeños productores por la competencia extranjera, el subdesarrollo económico, los pueblos sin caminos, sin hospitales, sin viviendas, sin escuelas, sin industrias, el sometimiento al imperialismo, la renuncia a la soberanía nacional y la traición a la Patria.

¿Cómo podrán hacer entender su conducta, la actitud condenatoria para con Cuba, los imperialistas; con qué palabras les van a hablar y con qué sentimientos, a quienes han ignorado, aunque sí explotado, por tan largo tiempo?

Quienes estudian los problemas de América suelen preguntar qué país, quiénes han enfocado con corrección la situación de los dirigentes, de los pobres, de los indios, de los negros, de la infancia desvalida, esa inmensa infancia de treinta millones en 1950 (que será de cincuenta millones dentro de ocho años más), sí, ¿quiénes, qué país?

Treinta y dos millones de indios vertebran –tanto como la misma Cordillera de los Andes– el continente americano entero. Claro que para quienes lo han considerado casi como una cosa, más que como una persona, esa humanidad no cuenta, no contaba y creían que nunca contaría. Como suponía, no obstante, una fuerza ciega de trabajo, debía ser utilizado, como se utiliza una yunta de bueyes o un tractor.

¿Cómo podrá creerse en ningún beneficio, en ninguna Alianza para el Progreso, con el imperialismo, bajo qué juramento, si bajo su santa protección, sus matanzas, sus persecuciones aún viven los indígenas del sur del continente, como los de la Patagonia, en toldos, como vivían sus antepasados a la venida de los descubridores, casi quinientos años atrás? ¿En dónde los que fueron grandes razas que poblaron el norte argentino, Paraguay y Bolivia, como los guaraníes, que han sido diezmados ferozmente, como quien caza animales y a quienes se les ha enterrado en los interiores de las selvas? ¿En dónde esa reserva autóctona, que pudo servir de base a una gran civilización americana –y cuya extinción se la apresura por instantes– y a la que se la ha empujado América adentro a través de los esteros paraguayos y los altiplanos bolivianos, tristes, rudimentarios, razas melancólicas, embrutecidas por el alcohol y los narcóticos, a los que se acogen para por lo menos sobrevivir en las infrahumanas condiciones (no sólo de alimentación) en que viven? ¿En dónde una cadena de manos se estira –casi inútilmente– por sobre los lomos de la cordillera, sus faldas, a lo largo de los grandes ríos y por entre las sombras de los bosques para unir sus miserias con los demás que perecen lentamente, las tribus brasileñas y las del norte del continente y sus costas, hasta alcanzar a los cien mil motilones de Venezuela, en el más increíble atraso y salvajemente confinados en las selvas amazónicas o las Sierras de Perijá, a los solitarios vapichanas, que en las tierras calientes de las Guyanas esperan su final, ya casi perdidos definitivamente para la suerte de los humanos? Sí, a todos estos treinta y dos millones de indios que se extienden desde la frontera con los Estados Unidos hasta los confines del Hemisferio Sur y cuarenta y cinco millones de mestizos, que en gran parte poco difieren de los indios; a todos estos indígenas, a ese formidable caudal de trabajo, de derechos pisoteados, sí, ¿qué les puede ofrecer el imperialismo? ¿Cómo podrán creer estos ignorados en ningún beneficio que venga de tan sangrientas manos? Tribus enteras que aún viven desnudas; otras que se las supone antropófagas; otras que en el primer contacto con la civilización conquistadora mueren como insectos; otras que se las destierra, es decir, se las echa de sus tierras, se las empuja hasta volcarlas en los bosques o en las montañas o en las profundidades de los llanos en donde no llega ni el menor átomo de la cultura, de luz, de pan, ni de nada.

¿En qué «alianza» –como no sea una para su más rápida muerte– van a creer estas razas indígenas apaleadas por siglos, muertas a tiros para ocupar sus tierras, muertas a palos por miles por no trabajar más rápido en sus servicios de explotación por el imperialismo?

¿Y al negro? ¿Qué «alianza» les puede brindar el sistema de los linchamientos y la preterición brutal del negro de los Estados Unidos a los quince millones de negros y catorce millones de mulatos latinoamericanos que saben con horror y cólera que sus hermanos del norte no pueden montar en los mismos vehículos que sus compatriotas blancos ni asistir a las mismas escuelas, ni siquiera morir en los mismos hospitales?

¿Cómo han de creer en este imperialismo, en sus beneficios, en sus «alianzas» (que no sean para lincharlos o explotarlos como esclavos) estos núcleos étnicos preteridos?

Esas masas, que no han podido gozar ni medianamente de ningún beneficio cultural, social o profesional, que aun en donde son mayoría, o forman millones, son maltratados por los imperialistas disfrazados de Ku-Klux-Klan; son arrojados a las barriadas más insalubres, a las casas colectivas menos confortables, hechas para ellos, empujados a los oficios más innobles, a los trabajos más duros y a las profesiones menos lucrativas, que no supongan contacto con las universidades, las altas academias o escuelas particulares.

¿Qué Alianza para el Progreso puede servir de estímulo a esos ciento siete millones de hombres y mujeres de nuestra América, médula del trabajo en ciudades y campos, cuya piel oscura –negra, mestiza, mulata, india– inspira desprecio a los nuevos colonizadores? ¿Cómo van a confiar en la supuesta «alianza» los que en Panamá han visto con mal contenida impotencia que hay un salario para el yanqui y otro salario para el panameño, que ellos consideran raza inferior?

¿Qué pueden esperar los obreros con sus jornales de hambre, los trabajos más rudos, las condiciones más miserables, la desnutrición, las enfermedades y todos los males que incuba la miseria?

¿Qué les pueden decir, qué palabras, qué beneficios podrán ofrecerles los imperialistas a los mineros del cobre, del estaño, del hierro, del carbón, que dejan sus pulmones a beneficio de dueños lejanos e inclementes; a los padres e hijos de los maderales, de los cauchales, de los yerbazales, de las plantaciones fruteras, de los ingenios de café y de azúcar, de los peones en las pampas y en los llanos que amasan con su salud y con sus vidas las fortunas de los explotadores? ¿Qué pueden esperar estas masas inmensas que producen las riquezas que crean los valores, que ayudan a parir un nuevo mundo en todas partes, qué pueden esperar del imperialismo, esa boca insaciable, esa mano insaciable sin otro horizonte inmediato que la miseria, el desamparo más absoluto, la muerte fría y sin historia al fin?

¿Qué puede esperar esta clase, que ha cambiado el curso de la historia en otras partes del mundo, que ha revolucionado al mundo, que es vanguardia de todos los humildes y explotados, qué puede esperar del imperialismo, su más irreconciliable enemigo?

¿Qué puede ofrecer el imperialismo, qué clase de beneficio, qué suerte de vida mejor y más justa, qué motivo, qué aliciente, qué interés para superarse, para lograr trascender sus sencillos y primarios escalones, a maestros, a profesores, a profesionales, a intelectuales, a los poetas y a los artistas; a los que cuidan celosamente las generaciones de niños y jóvenes para que el imperialismo se cebe luego en ellos; a quienes viven con sueldos humillantes en la mayoría de los países; a los que sufren las limitaciones de su expresión política y social en casi todas partes; que no sobrepasan, en sus posibilidades económicas, más que la simple línea de sus precarios recursos y compensaciones, enterrados en una vida gris y sin horizontes que acaba en una jubilación que entonces ya no cubre ni la mitad de los gastos? ¿Qué «beneficios» o «alianzas» podrá ofrecerles el imperialismo que no sean las que redunden en su total provecho? Si les crea fuentes de ayuda a sus profesiones, a sus artes, a sus publicaciones, es siempre en el bien entendido de que sus producciones deberán reflejar sus intereses, sus objetivos, sus «nadas».

Las novelas que traten de reflejar la realidad del mundo, de sus aventuras rapaces; los poemas que quieran traducir protestas por su avasallamiento, por su ingerencia en la vida, en la mente, en las vísceras de sus países y pueblos; las artes combativas que pretenden apresar en sus expresiones las formas y contenido de su agresión y constante presión sobre todo lo que vive y alienta progresivamente, todo lo que es revolucionario; lo que enseña; lo que trata de guiar, lleno de luz y de conciencia, de claridad y de belleza, a los hombres y a los pueblos a mejores destinos, hacia más altas cumbres del pensamiento, de la vida y de la justicia, encuentra la reprobación más encarnizada del imperialismo; encuentra la valla, la condena, la persecución maccarthista. Sus prensas se les cierran; su nombre es borrado de las columnas y se aplica la losa del silencio más atroz…, que es, entonces –una contradicción más del imperialismo–, cuando el escritor, el poeta, el pintor, el escultor, el creador en cualquier material, el científico, empiezan a vivir de verdad, a vivir en la lengua del pueblo, en el corazón de millones de hombres del mundo. El imperialismo todo lo trastrueca, lo deforma, lo canaliza por sus vertientes para su provecho, hacia la multiplicación de su dólar; comprando palabras o cuadros, o mudez, o transformando en silencio la expresión de los revolucionarios, de los hombres progresistas, de los que luchan por el pueblo y sus problemas.

No podíamos olvidar en este triste cuadro la infancia desvalida, desatendida; la infancia sin porvenir de América. América, que es un continente de natalidad elevada, tiene también una mortalidad elevada. La mortalidad de niños de menos de un año, en once países, ascendía hace pocos años a ciento veinticinco por mil, y en otros diecisiete, a noventa niños. En ciento dos países del mundo, en cambio, esa tasa alcanza a cincuenta y uno. En América, pues, se mueren tristemente, desatendidamente, setenta y cuatro niños en cada mil, en el primer año de su nacimiento. Hay países latinoamericanos en los que esa tasa alcanza, en algunos lugares, a trescientos por mil; miles y miles de niños hasta los siete años mueren en América de enfermedades increíbles: diarreas, pulmonías, desnutrición, hambre; miles y miles, de otras enfermedades, sin atención en los hospitales, sin medicinas; miles y miles ambulan, heridos de cretinismo endémico, paludismo, tracoma y otros males producidos por las contaminaciones, la falta de agua y otras necesidades. Males de esta naturaleza son una cadena en los países americanos en donde agonizan millares y millares de niños, hijos de parias, hijos de pobres y de pequeños burgueses con vida dura y precarios medios.

Los datos, que serán redundantes, son de escalofrío. Cualquier publicación oficial de los organismos internacionales los reúne por cientos.

En los aspectos educacionales, indigna pensar el nivel de incultura que padece esta América. Mientras que Estados Unidos logra un nivel de ocho y nueve años de escolaridad en la población de quince años en adelante, América Latina, saqueada y esquilmada por ellos, tiene menos de un año escolar aprobado como nivel en esas mismas edades. E indigna más aún cuando sabemos que de los niños entre cinco y catorce años solamente están matriculados en algunos países un 20 por 100 y en los de más alto nivel el 60 por 100. Es decir, que más de la mitad de la infancia de América Latina no concurre a la escuela. Pero el dolor sigue creciendo cuando comprobamos que la matrícula de los tres primeros grados comprende más del 80 por 100 de los matriculados; y que en el grado sexto, la matrícula fluctúa apenas entre seis y veintidós alumnos de cada cien que comenzaron en el primero. Hasta en los países que creen haber atendido a su infancia, ese porcentaje de pérdida escolar entre el primero y el sexto grado es del 73 por 100 como promedio. En Cuba, antes de la Revolución, era del 74 por 100. En la Colombia de la «democracia representativa» es del 78 por 100. Y si se fija la vista en el campo, sólo el 1 por 100 de los niños llega, en el mejor de los casos, al quinto grado de enseñanza.

Cuando se investiga este desastre de ausentismo escolar, una causa es la que lo explica: la economía de miseria. Falta de escuelas, falta de maestros, falta de recursos familiares, trabajo infantil. En definitiva, el imperialismo y su obra de opresión y retraso.

El resumen de esta pesadilla que ha vivido América, de un extremo a otro, es que en este continente de casi doscientos millones de seres humanos, formado en sus dos terceras partes por los indios, los mestizos y los negros, por los «discriminados», en este continente de semicolonias, mueren de hambre, de enfermedades curables o vejez prematura alrededor de cuatro personas por minuto, de cinco mil quinientos al día, de dos millones por año, de diez millones cada cinco años. Esas muertes podrían ser evitadas fácilmente, pero sin embargo se producen. Las dos terceras partes de la población latinoamericana vive poco, y vive bajo la permanente amenaza de muerte. Holocausto de vidas que en quince años ha ocasionado dos veces más muertes que la guerra de 1914, y continúa… Mientras tanto, de América Latina fluye hacia los Estados Unidos un torrente continuo de dinero: unos cuatro mil dólares por minuto, cinco millones por día, dos mil millones por año, diez mil millones cada cinco años. Por cada mil dólares que se nos van, nos queda un muerto. Mil dólares por muerto: ese es el precio de lo que se llama imperialismo! ¡MILLARES POR MUERTO, CUATRO VECES POR MINUTO!

Mas a pesar de esta realidad americana, ¿para qué se reunieron en Punta del Este? ¿Acaso para llevar una sola gota de alivio a estos males? ¡No!

Los pueblos saben que en Punta del Este los cancilleres que expulsaron a Cuba se reunieron para renunciar a la soberanía nacional; que allí el Gobierno de Estados Unidos fue a sentar las bases no sólo para la agresión a Cuba, sino para intervenir en cualquier país de América contra el movimiento liberador de los pueblos; que Estados Unidos prepara a la América Latina un drama sangriento; que las oligarquías explotadoras, lo mismo que ahora renuncian al principio de la soberanía, no vacilarán en solicitar la intervención de las tropas yanquis contra sus propios pueblos y que con este fin la delegación norteamericana propuso un comité de vigilancia contra la subversión en la Junta Interamericana de Defensa, con facultades ejecutivas, y la adopción de medidas colectivas. Subversión para los imperialistas yanquis es la lucha de los pueblos hambrientos por el pan, la lucha de los campesinos por la tierra, la lucha de los pueblos contra la explotación imperialista. Comité de vigilancia en la Junta Interamericana de Defensa con facultades ejecutivas significa fuerza de represión continental contra los pueblos a las órdenes del Pentágono. Medidas colectivas significan desembarcos de infantes de Marina yanqui en cualquier país de América.

Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su revolución, respondemos: Las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos.

Lo que Cuba puede dar a los pueblos y ha dado ya es su ejemplo.

Y ¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos.

Nuestro triunfo no habría sido jamás factible si la revolución misma no hubiese estado inexorablemente destinada a surgir de las condiciones existentes en nuestra realidad económico-social, realidad que existe en grado mayor aún en un buen número de países de América Latina.

Ocurre inevitablemente que en las naciones donde es más fuerte el control de los monopolios yanquis, más despiadada la explotación de la oligarquía y más insoportable la situación de las masas obreras y campesinas, el poder político se muestra más férreo, los estados de sitio se vuelven habituales, se reprime por la fuerza toda manifestación de descontento de las masas, y el cauce democrático se cierra por completo, revelándose con más evidencia que nunca el carácter de brutal dictadura que asume el poder de las clases dominantes. Es entonces cuando se hace inevitable el estallido revolucionario de los pueblos.

Y si bien es cierto que en los países subdesarrollados de América la clase obrera es en general relativamente pequeña, hay una clase social que por las condiciones subhumanas en que vive constituye una fuerza potencial que, dirigida por los obreros y los intelectuales revolucionarios, tiene una importancia decisiva en la lucha por la liberación nacional: los campesinos.

En nuestros países se juntan las circunstancias de una industria subdesarrollada con un régimen agrario de carácter feudal. Es por eso que con todo lo duras que son las condiciones de vida de los obreros urbanos, la población rural vive aún en más horribles condiciones de opresión y explotación; pero es también, salvo excepciones, el sector absolutamente mayoritario en proporciones que a veces sobrepasa el 70 por 100 de las poblaciones latinoamericanas.

Descontando los terratenientes que muchas veces residen en las ciudades, el resto de esa gran masa libra su sustento trabajando como peones en las haciendas por salarios misérrimos, o labran la tierra en condiciones de explotación que nada tienen que envidiar a la Edad Media. Estas circunstancias son las que determinan que en América Latina la población pobre del campo constituya una tremenda fuerza revolucionaria potencial.

Los ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional, que son la fuerza en que se sustenta el poder de las clases explotadoras, cuando tienen que enfrentarse a la lucha irregular de los campesinos en el escenario natural de éstas, resultan absolutamente impotentes; pierden diez hombres por cada combatiente revolucionario que cae, y la desmoralización cunde rápidamente en ellos al tener que enfrentarse a un enemigo invisible e invencible que no le ofrece ocasión de lucir sus tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra, de las que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a los estudiantes en las ciudades.

La lucha inicial de reducidos núcleos combatientes se nutre incesantemente de nuevas fuerzas, el movimiento de masas comienza a desatarse, el viejo orden se resquebraja poco a poco en mil pedazos y es entonces el momento en que la clase obrera y las masas urbanas deciden la batalla.

¿Qué es lo que desde el comienzo mismo de la lucha de esos primeros núcleos los hace invencibles, independientemente del número, el poder y los recursos de sus enemigos? El apoyo del pueblo, y con ese apoyo de las masas contarán en grado cada vez mayor. Pero el campesinado es una clase que, por el estado de incultura en que lo mantienen y el aislamiento en que vive, necesita la dirección revolucionaria y política de la clase obrera y los intelectuales revolucionarios, sin la cual no podría por sí sola lanzarse a la lucha y conquistar la victoria.

En las actuales condiciones históricas de América Latina, la burguesía nacional no puede encabezar la lucha antifeudal y antiimperialista. La experiencia demuestra que en nuestras naciones esa clase, aun cuando sus intereses son contradictorios con los del imperialismo yanqui, ha sido incapaz de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo a la revolución social y asustada por el clamor de las masas explotadas.

Situadas ante el dilema imperialismo o revolución, sólo sus capas más progresistas estarán con el pueblo.

La actual correlación mundial de fuerzas y el movimiento universal de liberación de los pueblos coloniales y dependientes señalan a la clase obrera y a los intelectuales revolucionarios de América Latina su verdadero papel, que es el de situarse resueltamente a la vanguardia de la lucha contra el imperialismo y el feudalismo.

El imperialismo, utilizando los grandes monopolios cinematográficos, sus agencias cablegráficas, sus revistas, libros y periódicos reaccionarios acude a las mentiras más sutiles para sembrar divisionismo e inculcar entre la gente más ignorante el miedo y la superstición a las ideas revolucionarias que sólo a los intereses de los poderosos explotadores y a sus seculares privilegios pueden y deben asustar.

El divisionismo, producto de toda clase de prejuicios, ideas falsas y mentiras; el sectarismo, el dogmatismo, la falta de amplitud para analizar el papel que corresponde a cada capa social, a sus partidos, organizaciones y dirigentes, dificultan la unidad de acción imprescindible entre las fuerzas democráticas y progresistas de nuestros pueblos. Son vicios de crecimiento, enfermedades de la infancia del movimiento revolucionario que deben quedar atrás. En la lucha antiimperialista y antifeudal es posible vertebrar la inmensa mayoría del pueblo tras metas de liberación que unan el esfuerzo de la clase obrera, los campesinos, los trabajadores intelectuales, la pequeña burguesía y las capas más progresistas de la burguesía nacional. Estos sectores comprenden la inmensa mayoría de la población y aglutinan grandes fuerzas sociales capaces de barrer el dominio imperialista y la reacción feudal. En ese amplio movimiento pueden y deben luchar juntos por el bien de sus naciones, por el bien de sus pueblos y por el bien de América, desde el viejo militante marxista hasta el católico sincero que no tenga nada que ver con los monopolios yanquis y los señores feudales de la tierra.

Ese movimiento podría arrastrar consigo a los elementos progresistas de las fuerzas armadas, humilladas también por las misiones militares yanquis, la traición a los intereses nacionales de las oligarquías feudales y la inmolación de la soberanía nacional a los dictados de Washington.

Allí donde están cerrados los caminos de los pueblos, donde la represión de los obreros y campesinos es feroz, donde es más fuerte el dominio de los monopolios yanquis, lo primero y más importante es comprender que no es justo ni es correcto entretener a los pueblos con la vana y acomodaticia ilusión de arrancar, por vías legales que ni existen ni existirán, a las clases dominantes, atrincheradas en todas las posiciones del Estado monopolizadoras de la instrucción, dueñas de todos los vehículos de divulgación y poseedoras de infinitos recursos financieros, un poder que los monopolios y las oligarquías defenderán a sangre y fuego con la fuerza de sus policías y de sus ejércitos.

El deber de todo revolucionario es hacer la revolución.

Se sabe que en América y en el mundo la revolución vencerá, pero no es de revolucionarios sentarse en la puerta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo. El papel de Job no cuadra con el de un revolucionario. Cada año que se acelere la liberación de América significará millones de niños que se salven para la vida, millones de inteligencias que se salven para la cultura, infinitos caudales de dolor que se ahorrarían los pueblos. Aun cuando los imperialistas yanquis preparen para América un drama de sangre, no lograrán aplastar las luchas de los pueblos, concitarán contra ellos el odio universal y será también el drama que marque el ocaso de su voraz y cavernícola sistema.

Ningún pueblo de América Latina es débil, porque forma parte de una familia de doscientos millones de hermanos que padecen las mismas miserias, albergan los mismos sentimientos, tienen el mismo enemigo, sueñan todos un mismo mejor destino y cuentan con la solidaridad de todos los hombres y mujeres honrados del mundo entero.

Con lo grande que fue la epopeya de la independencia de América Latina, con lo heroica que fue aquella lucha, a la generación de latinoamericanos de hoy le ha tocado una epopeya mayor y más decisiva todavía para la humanidad. Porque aquella lucha fue para librarse del poder colonial español, de una España decadente, invadida por los ejércitos de Napoleón. Hoy le toca la lucha de liberación frente a la metrópoli imperial más poderosa del mundo, frente a la fuerza más importante del sistema imperialista mundial y para prestarle a la humanidad un servicio todavía más grande del que le prestaron nuestros antepasados.

Pero esta lucha, más que aquélla, la harán las masas, la harán los pueblos; los pueblos van a jugar un papel mucho más importante que entonces; los hombres, los dirigentes importan e importarán en esta lucha menos de lo que importaron en aquélla.

Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados, la van a escribir las masas progresistas; los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya que llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño. Nos consideraba rebaño impotente y sumiso; y ya se empieza a asustar de ese rebaño; rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya a sus sepultureros el capital monopolista yanqui.

Con esta humanidad trabajadora, con estos explotados infrahumanos, paupérrimos, manejados por los métodos de foete y mayoral no se ha contado o se ha contado poco. Desde los albores de la independencia sus destinos han sido los mismos: indios, gauchos, mestizos, zambos, cuarterones, blancos sin bienes ni rentas, toda esa masa humana que se formó en las filas de la «patria» que nunca disfrutó, que cayó por millones, que fue despedazada, que ganó la independencia de sus metrópolis para la burguesía, esa que fue desterrada de los repartos, siguió ocupando el último escalón de los beneficios sociales, siguió muriendo de hambre, de enfermedades curables, de desatención, porque para ella nunca alcanzaron los bienes salvadores: el simple pan, la cama de un hospital, la medicina que salva, la mano que ayuda.

Pero la hora de su reivindicación, la hora que ella misma se ha elegido, la viene señalando, con precisión, ahora, también de un extremo a otro del continente. Ahora, esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir. Porque ahora, por los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus llanuras y sus selvas, entre la soledad o en el tráfico de las ciudades o en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de razones, con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus derechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí, la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se les ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para llegar hasta los «olimpos» gobernantes a recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, de un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, fincando sus garfios en la tierra que les pertenece y defendiéndola con su vida; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas sus consignas; haciéndolas correr en el viento por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron.

Porque esta gran humanidad ha dicho: «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia.

¡Patria o Muerte!
¡VENCEREMOS!
EL PUEBLO DE CUBA
La Habana, 4 de febrero de 1962

Estuve en 1957 en la creación de la CGTS…Entrevista con Raúl F. (2)

SAN SALVADOR, 11 de mayo de 2010 (SIEP) “Soy de Ahuachapán, naci en 1930 en el municipio de Guaymango, y de un año me llevaron para la ciudad de Ahuachapán, ahí estuvo hasta como los cinco años…” nos relata Raúl F., revolucionario salvadoreño y destacado dirigente del Sindicato de Sastres.

Agrega que “después nos fuimos a vivir a Atiquizaya, en búsqueda de la vida, en búsqueda de trabajo. Ahí estuve con mi familia hasta los catorce años, todavía tengo gente conocida, amigos. Éramos muy pobres. Estudie hasta tercer grado y luego tuve que trabajar para ayudar en la casa: trabajaba vendiendo diarios. Valía 5 centavos tanto la Prensa como La Tribuna. Me ganaba un centavo por periódico vendido, también pintaba casas, lustraba zapatos y hacia mandados. Trabajo desde los nueve años…”
“Luego me puse a aprender un oficio, estuve tres meses como aprendiz de sastre en el taller de Don Rafael (Lito) López. Aprendí mi poco. Luego Don Ángel Rivera me ofreció 25 centavos por pantalón, y acepte. Luego llegaron a buscar operarios y decidí trasladarme a Juayúa, que era donde tenían el taller. Había mucho movimiento, se requería de sastres…andaba ya por los catorce años…y la hechura del pantalón me lo pagaban ya a un colón, hacia un pantalón por día…”
“Ahí en Juayúa fue donde por vez primera vi faroles iluminando las calles, no había luz eléctrica, era un pueblo cafetalero…Un día decidí regresar a Atiquizaya, pro pronto me encontré con la realidad que ahí no había empleo y tuve que volver a salir, esta vez me fui para Ataco, ahí estuve trabajando una temporada…y luego en Sonsonate, otra temporada en Acajutla, y de regreso a Atiquizaya, donde vivía mi mamá, era el menor de cuatro hermanos, así vivía uno de un lado para otro, buscando empleo…”
Un día un amigo me contó que se iba para San Salvador a trabajar de motorista y me dijo: ¿si queres nos vamos? Decidí irme, me vine para San Salvador con él. El tenia donde llegar. Llegamos al barrio San Miguelito, a la panadería Quiñonez que quedaba sobre la calle 5 de Noviembre, ahí vivía, dormía en el camión. Tenía 17 años, me aceptaron como pantalonero en la Sastrería La Tijera de Oro, el dueño conocía a un tío mío de santa Ana y eso me valió. De entrada me dijo: ¿ sos familiar de Don Manuel Farfán Castro? Y al aceptar eso le dio confianza. Ahí aprendí a hacer chumpas, me hice chumpero. También ayudaba en ventas ya que era taller y a la vez almacén. Don Manuel Corces, el dueño, me tenía confianza.
“Estando ahí se me planteo un dilema de lealtad complicado: había compañeros que robaban mercadería y no quería denunciarlos. Decidí mejor irme con un amigo para Honduras, pasamos por Tegucigalpa hasta llegar a San Pedro Sula. Íbamos en un conocido transporte de esa época llamado “El Buen Amigo.” Fueron tres días de viaje. En el año 51 regrese de Honduras…me fui para Atiquizaya, a la casa de mi mamá. Luego me regrese para San Salvador. Trabaje en la Sastrería Monterrey. Quedaba en la 2da. Avenida Norte y 9na. Calle. Ya entonces cobraba tres colones por pantalón. Era un taller grande, éramos 20 los operarios. Se hacían sacos y me pegue con los saqueros. Una vez me pregunto el dueño: ¿podes hacer sacos? Respondí afirmativamente. Me dijo: vas a trabajar conmigo. Nos turnábamos, a veces el hacia el trabajo a mano y yo en la maquina y luego cambiábamos. Ahí aprendí también a hacer gorras y birretes.”
“Fue aquí donde oí por vez primera hablar de sindicatos. Nos pasaban visitando sindicalistas para invitarnos a reuniones y nos hablaban de la necesidad de organizarse. Yo escuchaba con atención. Corría el año 52 y me empecé a pegar a los sindicalistas. Después supe que eran a la vez militantes del clandestino Partido Comunista de El Salvador, PCS, dirigido en ese entonces y por muchos años, por un sastre, el camarada Daniel Castaneda, el famoso Pío.”
“Pasaba tiempo en el local de los Sindicatos, que todos estaban en un mismo local, que quedaba en la 5ta. Calle Oriente y antes había estado frente al Cine Apolo. De esa época me acuerdo de los dirigentes sindicales Ramón Argueta, Fernando Marenco, Daniel Rubio, entre otros. Eran los tiempos en que Cayetano Carpio dirigía el sindicato de Panificadores, el siempre andaba metido en todo, el ya era dirigente sindical, yo era todavía un aprendiz de sastrería y luego fui un aprendiz de la revolución…”
“Ramón Argueta se tomaba tiempo conmigo para explicarme como es que funcionaba un sindicato y también poco a poco me iba explicando acerca del Partido, a uno lo iban midiendo antes de aceptarlo, lo tenia que conocer bien primero para evitar infiltraciones, así me fue llevando, en reunioncitas, me hablaba de la historia del 32, de Farabundo Martí, hasta que me recluto…”
“Me acuerdo que en septiembre de 1952, cuando Osorio reprimió al movimiento sindical, el local quedaba frente a la Iglesia de Concepción, y la Policía Nacional atacó el local, nos cercaron, me quede encerrado junto con otros compañeros, me acuerdo de Leticia Payés, que también estaba…luego pudimos escapar por una ventana. En esa ocasión se me quedo grabado en la mente que un cura con sotana nos llevo comida en una bolsita. En esa época fue un gesto audaz…
“En el 53 me fui a trabajar un año a Guaymango. Y les preguntaba a la gente por el 32 y me contaban que fue una gran matazón, que la gente no salía d sus casas por temor a ser asesinado, pero que los comunistas “andaban metidos en la gente” y muchos se salvaron de ser fusilados.

En el 54 hubo otra represión…y se llevaron presos a muchos sindicalistas. Y a mi me toco que asumir entonces diversas responsabilidades. Había ya acumulado experiencia…y como estaba cerrado el local formamos el Comité de Acción Sindical, CAS y trabajábamos sin local, los contactos los hacíamos en al calle, en cafeterías, en parques…ese año ingreso al Partido.

Mi primera célula en el PCS era una célula de sastres. Estaba Daniel Castaneda, el la dirigía. Estaba Salvador Carrillo, militante histórico que venia también desde el 32, y que tenía un taller donde nos reuníamos que quedaba por la Plazuela Ayala, y que antes lo tuvo por Santa Anita. El taller le daba cobertura a Pío. Estaba también en la celula Ramón Argueta y Miguel Ángel Iraheta. Me acuerdo por esa época de una reunión ampliada ala que me invitaron que fue en una finca en Cojutepeque, que era propiedad de la familia de José Napoleón Rodríguez Ruiz., de Pepe.

A mi el Sindicato (de Sastres) me educo, me enseño a caminar por la vida. Era un lugar donde uno aprendía mucho. Por ejemplo, aprendí a hacer actas de las reuniones y de las asambleas, y fui electo en la directiva como Secretario de Actas. El siguiente año asumí la responsabilidad como tesorero, luego fui de conflictos, y en cada área iba aprendiendo, hasta llegar a secretario general en el año 58.
Con Carpio trabajamos en muchas actividades y también tuvimos diferencias. Como cuando en el 67 llego al local de la FUSS y me encuentro con una reunión de dirigentes sindicales para apoyar la huelga de hambre que estaba desarrollando Carpio junto con otros panificadores. No me habían invitado. Me sorprendo ya que no me habían convocado. Me dicen: pase adelante compañero, siéntese. Me piden mi opinión y les expreso que considero que el movimiento sindical esta debilitado luego del esfuerzo con la Huelga de Acero, que recién concluíamos. Se inicia un tenso debate. Carpio estaba ya en huelga en el Predio Universitario y me voy a apoyarlo.
Al llegar, Carpio me ve y me manda a llamar, ya le habían contado de mi posición. Me pregunta sobre mi posición. Le planteo que: a mi me parecía que el secretario general del PCS no podía declararse en huelga de hambre como sindicalista y abandonar sus responsabilidades políticas. Y peor si se hacia sin haber explicado previamente a los militantes que era lo que se perseguía con esta acción, como sucedió. A mi me tomo por sorpresa esta acción no obstante mis responsabilidades partidarias y sindicales. Me pregunta Carpio: y esto que me expresa ¿Quién se lo ha dicho? Me enoja. Le respondo secamente: nadie me lo ha dicho, yo tengo criterio propio. Me responde: ah bueno, esta bien, para eso es que lo llamaba.
Después que terminó la huelga de hambre llevamos a Carpio y a los otros huelguistas al local de la CGTS, que estaba entre la 7ma. y 8 va. Avenida norte, para darle tratamiento. ..Estaba Chepe Martínez, también panadero, que acaba de morir, el marido de la Chila.
El último secretario general del Sindicato de Sastres fue Leopoldo Quintanilla.