El empate de Argelia con Inglaterra tiene sabor de victoria para los guerreros del desierto

Los antiguos imperios coloniales europeos están enredados en el Mundial de Futbol Sudáfrica 2010. A Francia, España, Alemania, Italia e Inglaterra no le salen las cuentas. No esperaban estos resultados. Este mediodía Inglaterra no pudo derrotar a Argelia y este país árabe mostró que es un rival digno de ser tomado en cuenta, que se para en la cancha con destreza y fuerza.

Los ingleses no pudieron ganar y toda la prepotencia imperial se vino abajo, y de nada sirvió la presencia real en el estadio, frente a la creatividad y valentía del cuadro argelino. Fue una victoria de los pueblos árabes, una victoria de la resistencia iraquí, de la intifada palestina, del pueblo asediado de Gaza, de los pueblos y gobiernos amenazados de Irán y Siria.

Argelia puso la cara por la dignidad de los pueblos árabes, que incluye al heroico pueblo palestino, hoy fuertemente golpeado por la potencia sionista. Argelia es un pueblo con una significativa tradición de resistencia a los imperios. A muchos imperios, en especial al francés.

Desde 1834 cuando los franceses invadieron Argelia, este pueblo ha venido luchando por su independencia. En ese momento Francia se enfrento a la resistencia de las tribus bereberes comandadas por Abdel Kader. Un siglo después, en 1945, los franceses reprimen violentamente en Setif el movimiento independentista.

En 1954 surge el Frente de Liberación Nacional, FLN dirigido por Ahmed Ben Bella, que luego sería el primer presidente, que plantea la lucha armada para lograr la independencia, la cual se logra en 1962. Fueron ocho largos años de sacrificada lucha que despertó la solidaridad internacional de los pueblos, en especial del mismo pueblo francés. La película La Batalla de Argel del director italiano Gillo Pontecorvo es un tributo a esta epopeya

Y es la representación deportiva de este combativo pueblo la que presenciamos este mediodía enfrentarse a un imperio, que en sus mejores tiempos, se ufanaba que en su territorio “no se ocultaba el sol” y que fue construido en el siglo XIX con base al saqueo y explotación de nuestros pueblos en resistencia.

El imperio ingles inició su expansión invadiendo Irlanda en 1169, Gales en 1282, y Escocia en 1296. En 1587, en la llamada era isabelina, el “Caballero” Walter Raleigh fundó la primera colonia en Virginia, USA, que después crecerían hasta llegar a las famosas 13 colonias. En el siglo XVII se extendió a Canadá y a las islas caribeñas de Jamaica y Barbados. Incluso para esa época invadieron nuestra región y se apoderaron de Belice a la que llamaron Honduras Británica.

Incluso intento conquistar en 1806 la región del Río de la Plata y llego incluso a ocupar militarmente a Buenos Aires, Argentina y Montevideo, Uruguay. En 1833 ocuparon las Islas Malvinas. En 1788 penetraron en Australia, en 1840 en Nueva Zelanda. En 1757, la provincia india de Bengala, un siglo después toda la India. Luego Sri Lanka, Birmania, Malasia, Hong Kong.

En 1875 se apoderan de Egipto. En 1884-1885 realizaron los imperios europeos una conferencia para “distribuirse África.” En la actualidad Inglaterra es el principal aliado del gobierno de los Estados Unidos, y participa en las agresiones militares hacia Irak, y Afganistán, y de las amenazas contra Irán y Corea del Norte. Esta es parte de la vergonzosa historia de la honorable Corona Inglesa, cuya escuadra no pudo hoy derrotar a la escuadra argelina.

En 1950 Inglaterra participó en el cuarto mundial de futbol, pero tampoco lo ganaron. Este encuentro mundial se celebró de nuevo en tierras latinoamericanas, en Brasil. Habían pasado 12 años desde el mundial anterior en Italia. Participaron 13 países. A Alemania se le prohibió participar en castigo por los crímenes cometidos durante el recién concluido mundial de guerra.

En este cuarto mundial de futbol Uruguay se coronó bicampeón ya que tenía la victoria de 1930. Brasil quedo como subcampeón. Al ultimo partido donde Uruguay derrotó a Brasil se le conoce como “el Maracanazo” por el estadio en Rio de Janeiro donde fue realizado. Así las cosas, bicampeones mundialistas estaban Uruguay e Italia. En 1954 surgiría otro adversario…

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El salvador

San Salvador, 18 de junio de 2010

Ver también:

La resistencia antiimperialista pasa por el Mundial de Futbol en Sudáfrica…

Brasil y Corea Socialista juegan partido amistoso en Sudáfrica Mundial 2010

Concluye primera jornada del Mundial Sudáfrica 2010: la disputa entre imperios y resistencia ha comenzado…

México se impone 2 a 0 frente a Francia: un imperio es derrotado

México se impone 2 a 0 frente a Francia: un imperio es derrotado

La estratégica victoria de México frente a Francia este mediodía en el Mundial de Futbol Sudáfrica 2010 representa el primer triunfo de los pueblos en resistencia del planeta, así como la derrota del imperio galo. El primer imperio derrotado en este evento internacional.

En el inicio de esta segunda ronda, Uruguay derrotó a Sudáfrica 3 a 0; Argentina derrotó a Corea del Sur 4 a 1; Grecia derrotó a Nigeria 2 a 1 y México derrotó a Francia 2 a 0. Fue en Francia precisamente que se celebró el tercer Mundial de Futbol en 1938, luego de una hábil maniobra de Jules Rimet que logró arrebatarle la sede a Argentina.

En protesta por esto un grupo de países decidió no participar, incluyendo El Salvador y Argentina, Colombia, Costa Rica, los Estados Unidos, la Guayana Neerlandesa, México y Uruguay. Al final participó, Cuba, Brasil, Indias Neerlandesas (nombre colonial de Indonesia) y Alemania nazi, Italia fascista, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Hungría, Noruega, Países Bajos, Polonia, Rumania, Suecia y Suiza.

Este tercer mundial de futbol de 1938, de la misma manera que el de 1934, estuvo rodeado por una agresiva campaña de propaganda fascista por parte de Italia y Alemania. Un año después Alemania invadió Polonia e inicio así la Segunda Guerra Mundial. En este tercer Mundial de futbol Italia se coronó por segunda vez campeón del mundo.

Este día conocimos una reflexión del Comandante Fidel Castro en el que hace alusión al Mundial de futbol Sudáfrica 2010. Plantea Fidel que: “Habiendo presenciado ya los encuentros entre los equipos más prestigiosos en sólo seis días, y aplicando mis poco confiables puntos de vista, me atrevo a considerar que entre Argentina, Brasil, Alemania, Inglaterra y España está el campeón de la Copa.”

“Ya no queda equipo prominente que no haya mostrado sus garras de león en ese deporte, donde con anterioridad no veía más que personas corriendo en el extenso campo de una puerta a otra. Hoy, gracias a nombres famosos como Maradona y Messi, conocedor de las proezas del primero como el mejor jugador de la historia de este deporte y su criterio de que el otro es igual o mejor que él, puedo ya distinguir el papel de cada uno de los 11 jugadores.”

El mundial Sudáfrica 2010 apenas ha comenzado y esperamos que en los próximos días los imperios sigan siendo derribados.

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San Salvador, 17 de junio de 2010

Concluye primera jornada del Mundial Sudáfrica 2010: la disputa entre imperios y resistencia ha comenzado…

Ha concluido la primera jornada del Mundial de Futbol Sudáfrica 2010 y los resultados reflejan una seria disputa entre los imperios y los pueblos en resistencia.

De los 9 antiguos y modernos imperios participantes, los anglosajones Inglaterra y USA empataron a 1 gol, Alemania apabulló a 4 goles a Australia, Holanda derroto 2 a 0 a Dinamarca; Japón derroto 1 a 0 a Camerún; Italia empató 1 a 1 con Paraguay; España perdió 1 a 0 frente a Suiza. Hay únicamente tres victorias, las de Alemania, Holanda y Japón. Cuatro empates: Inglaterra, USA, Italia, y Portugal. Y dos derrotas: Dinamarca y España.

Alemania, Holanda y Japón derrotaron respectivamente a Australia, Dinamarca y Camerún. Dinamarca y España fueron derrotados por Holanda y Suiza. Todavía los imperios no reciben la respuesta de los pueblos en resistencia. Alemania se coloca en números a la cabeza de los imperios con 4 goles. Le sigue Japón con su victoria frente a Camerún. Es la única victoria de los imperios contra nuestros pueblos.

Con respecto a los equipos de los pueblos en resistencia, Sudáfrica y México empataron; Uruguay y Francia empataron; Costa de Marfil y Portugal empataron; Paraguay empato con Italia; Argentina le ganó a Nigeria, Corea del Sur le ganó por 2 tantos a Grecia; Eslovenia le ganó a Argelia; Ghana le ganó a Serbia; Brasil le gano a Corea del Norte; Chile le gano a Honduras; Camerún fue derrotado por Japón. Es la única derrota que llevamos.

Y lo más significativo es el empate de Uruguay con Francia, de Paraguay con Italia, y de Costa de Marfil con Portugal. También es de rescatar el papel de Corea del Norte frente a Brasil. Todavía no derrotamos a ningún imperio. Pero lo haremos seguramente en la segunda ronda que empieza hoy. Uruguay va numéricamente a la cabeza de nuestros pueblos con 3 goles, le siguen Corea del Sur y Brasil con 2 goles.

Ya en el inicio de la segunda jornada este día Uruguay le ganó a Sudáfrica 3 a 0. Uruguay fue el primer campeón mundial hace 80 años, durante el primer Mundial de Futbol de la FIFA que se realizo precisamente en este país y que fue boicoteado por la mayoría de países europeos. Fue un Mundial en el que participaron únicamente 12 equipos además del anfitrión.

En este primer mundial, en los primeros dos encuentros Estados Unidos le ganó a Bélgica 3 a 0, y Francia le ganó a México 4 a 1. Las semifinales fueron entre las selecciones de Argentina, Estados Unidos, Uruguay y Yugoslavia. En el partido final Uruguay le ganó a Argentina 4 a 2. Participaron los equipos latinoamericanos de Argentina, Chile, México, Uruguay, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú, y Estados Unidos; Rumania, Yugoslavia, Francia y Bélgica. 3 imperios y 10 pueblos en resistencia.

Ya para el segundo mundial de futbol, en 1934, el régimen fascista de Benito Mussolini se las arreglo para conseguir la sede y al final la selección italiana se quedó con la Copa Mundial. Solo participaron cuatro seleccionados no europeos, ya que se realizaron eliminatorias. En el partido final Italia se impuso a Checoslovaquia 2 a 1. Uruguay no asistió en protesta por el boicot que había sufrido cuatro años antes.

En este segundo mundial participó por vez primera un equipo africano, el de Egipto. Todavía no llegan los equipos asiáticos. Participaron los equipos latinoamericanos de Brasil y Argentina, además Egipto, Estados Unidos, Alemania (con la bandera nazi), Austria, Bélgica, Checoslovaquia, España, Francia, Hungría, Italia, Holanda, Rumania, Suecia y Suiza. 10 imperios y 3 pueblos en resistencia.

Por Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador
San Salvador, 16 de junio de 2010

Brasil y Corea Socialista juegan partido amistoso en Sudáfrica Mundial 2010

El partido de futbol este mediodía entre Brasil y Corea Socialista fue un partido muy amistoso entre dos pueblos hermanos, con una trayectoria de lucha antiimperialista. La habilidad de la escuadra verde amarela con su jogo bonito se combinó con la voluntad de vencer del equipo norcoreano. Al final el resultado de 2 a 1 a favor de Brasil reflejó esa situación.

El equipo de la Republica Popular Democrática de Corea es el único equipo de un país socialista en el mundial. Y demostró en la cancha la disciplina y la fuerza que lo caracteriza. Luchó hasta el ultimo momento frente a un gigante del futbol como es Brasil, cinco veces campeón mundial. En este sentido, la perdida de Corea frente a Brasil representa una merecida victoria para Corea.

Por su parte, Brasil es una potencia mundial del futbol. Sus jugadores encienden la imaginación de miles de personas alrededor del mundo. Sus jugadores ocupan las plazas principales de los equipos europeos. Sus jugadores son excelentes maestros del arte de este deporte universal.

Las corporaciones transnacionales que controlan el espectáculo deportivo y sus medios de prensa tuvieron que tragarse la presencia de Corea Socialista y tendrán que reconocer que este pequeño país, asediado y bloqueado económica y políticamente por el gobierno de los Estados Unidos, se planta firme en la cancha de futbol y en la cancha de la diplomacia. Y también en la cancha nuclear.

Parafraseando a Clausewit diríamos que el futbol es la guerra por otros medios.

Recientemente el gobierno de Corea del Sur, que también participa en este mundial de futbol, acusó a Corea del Norte de haberle hundido un submarino en marzo y rompió todo tipo de relaciones, azuzado por el complejo militar-industrial estadounidense, que sueña con un nuevo conflicto entre estas dos naciones, divididas desde 1948.

En 1948 los Estados Unidos propiciaron la división de esta nación, a partir del paralelo 38, luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. Japón Imperial ocupó militarmente la península coreana desde 1905 y la declaro protectorado durante 35 años. La resistencia patriótica fue conducida por el dirigente comunista Kim Il Sung, quien desarrolló el pensamiento Juche, que en palabras de este líder significa que “los propietarios únicos de la revolución y la construcción posterior son las masas.”

Explica Kim Il Sung que “estamos haciendo la revolución coreana. Y todo lo que a ella afecta, los coreanos saben cómo afrontarlo mejor que nadie. El aspecto fundamental de la revolución coreana, y que los coreanos decidimos, es que nuestra fuerza es el factor decisivo en nuestra victoria.”

Entre 1950 y 1953 tuvo lugar un conflicto armado entre ambas naciones, con la participación directa del ejército estadounidense. Al final se logró un armisticio. Hoy ese armisticio esta en peligro. Las potencias occidentales, con los Estados Unidos a la cabeza, pretenden evitar que Corea Socialista se convierta en una potencia nuclear así como evitar la reunificación de las dos Coreas, y utilizan cualquier pretexto para lograrlo. Todo esto estaba de fondo de este partido de futbol.

Por otro lado, Brasil desde el derrumbe de la confrontación este- oeste pasa a jugar un papel destacado en la palestra internacional así como en la construcción de una alternativa popular al neoliberalismo. Recientemente jugó un papel destacado al propiciar junto con Turquía un acuerdo sobre el intercambio de uranio iraní poco enriquecido por combustible nuclear en territorio turco.

Con esta acción Brasil junto con Turquía asumieron la iniciativa para disuadir ala ONU a que imponga sanciones contra el gobierno de Irán por su programa nuclear, como lo esta impulsando el gobierno estadounidense, apoyado por los gobiernos de la Unión Europea. Fue un resonante triunfo política internacional para Ignacio Lula da Silva, presidente brasileño.

Asimismo Brasil ha sostenido una posición en contra de la instalación de bases militares USA en Colombia y de rechazo al golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya en Honduras.

Y también la experiencia popular del Movimento Sem Terra y su extraordinaria lucha por la tierra es patrimonio de los campesinos de todo el mundo.

En síntesis, Corea Socialista y Brasil, pueblos hermanos en las resistencias contra los imperios.

San Salvador, 15 de junio de 2010

El desafío teórico de la izquierda latinoamericana

02-09-2009

El desafío teórico de la izquierda latinoamericana

Emir Sader
CLACSO – Cuadernos de Pensamiento Crítico /Le Monde Diplomatique

La orfandad de la estrategia
América Latina, un continente de revoluciones y contrarrevoluciones, carece de pensamientos estratégicos que orienten procesos políticos ricos y diversificados que estén a la altura de los desafíos que enfrenta. A pesar de contar con una fuerte capacidad analítica, importantes procesos de transformación y dirigentes revolucionarios emblemáticos, el continente no produjo la teoría de su propia práctica.

Las tres estrategias históricas de la izquierda contaron con fuerzas vigorosas en su liderazgo partidos socialistas y comunistas, movimientos nacionalistas, grupos guerrilleros y condujeron experiencias de profunda significación política: la Revolución Cubana, el gobierno de Allende, la victoria sandinista, los gobiernos posneoliberales en Venezuela, Bolivia y Ecuador, la construcción de poderes locales, como en Chiapas, y prácticas de presupuestos participativos, de las cuales la más importante ocurrió en la ciudad de Porto Alegre. Sin embargo, no contamos con grandes síntesis estratégicas que nos permitan usar los balances de cada una de esas estrategias, ni tampoco con un conjunto de reflexiones que favorezca la formulación de nuevas propuestas.
El hecho mismo de que esas tres estrategias hayan sido desarrolladas por fuerzas políticas distintas hace que no ocurran procesos comunes de acumulación, reflexión y síntesis. Mientras los partidos comunistas tuvieron una existencia realmente concreta, promovieron procesos de reflexión sobre sus propias prácticas. Mientras existió, la OLAS hizo lo mismo con los procesos de lucha armada. Los movimientos nacionalistas, en cambio, no establecieron entre sí intercambios suficientes para fomentar algo similar. Hoy, las nuevas prácticas no estimulan la elaboración teórica ni la problematización crítica de las nuevas realidades.

Las estrategias adoptadas en el continente, sobre todo en sus primeros tiempos, sufrieron el peso de los vínculos internacionales de la izquierda latinoamericana con los partidos comunistas en especial, pero también con los socialdemócratas. La línea de “clase contra clase”, por ejemplo, implantada en la segunda mitad de los años veinte y que dificultó la comprensión de las formas políticas concretas de respuesta a la crisis de 1929 de las cuales el gobierno de Getúlio Vargas en Brasil es sólo una de las excepciones, al lado del efímero gobierno socialista de doce días en Chile y de manifestaciones similares en Cuba, fue una importación directa de la crisis de aislamiento de la Unión Soviética en relación con los gobiernos de Europa occidental, y no una inducción a partir de las condiciones concretas vigentes en el continente.

Las movilizaciones lideradas por Farabundo Martí y por Augusto Sandino nacieron de condiciones concretas de resistencia a la ocupación estadounidense y expresaron formas directas de nacionalismo antiimperialista. Los procesos de industrialización en Argentina, Brasil y México surgieron como respuestas a la crisis de 1929. No se asentaron, por lo menos inicialmente, en estrategias articuladas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) teorizó situaciones cuando, ya al comenzar la segunda posguerra, se abocó a elaborar la teoría de la industrialización sustitutiva de importaciones e, incluso así, era una estrategia económica. Tampoco la revolución boliviana de 1952 diseñó una línea de acción estratégica propia, sólo puso en práctica ciertas reivindicaciones, como la universalización del voto, la reforma agraria y la nacionalización de las minas.

Así, ni el nacionalismo ni el reformismo tradicional asentaron su acción en estrategias, sino que respondieron a demandas económicas, sociales y políticas. Cuando la Internacional Comunista definió su posición de Frentes Antifascistas, en 1935, la aplicación de la nueva orientación se topó con las condiciones concretas vividas por los países de la región. Si la línea de “clase contra clase” respondía a las condiciones particulares de la Unión Soviética, la nueva orientación respondía a la expansión de los regímenes fascistas en Europa. Ninguna de ellas tenía en cuenta las condiciones de América Latina, asimilada a la periferia colonial, sin una identidad particular.

Esa inadecuación tuvo varios efectos concretos. El movimiento liderado por Luís Carlos Prestes en 1935 se mantuvo a horcajadas entre dos líneas: por un lado, organizaba una sublevación centrada en tenientes; por otro lado, no pregonaba un gobierno obrero-campesino sino un frente de liberación nacional, en respuesta a la línea más amplia de la Internacional Comunista. La forma de lucha correspondía a la línea radical de “clase contra clase”, y el objetivo político, al frente democrático. El resultado fue que el movimiento se aisló de la “Revolución del 30” dirigida por Getúlio Vargas, de carácter nacionalista y popular.

El Frente Popular en Chile importó el lema “antifascista” sin que el fascismo se hubiera expandido por el continente. Lo que hubo fue una transposición mecánica del fascismo europeo hacia América Latina, con todos los correlatos de equívocos posibles. Allí, el fascismo se identificó con el nacionalismo y el antiliberalismo, sin ningún sentido antiimperialista. El nacionalismo europeo estuvo marcado por el chauvinismo, por la supuesta superioridad de un Estado nacional sobre los otros y por el antiliberalismo, incluso la democracia liberal. La burguesía ascendente asumió la ideología liberal como instrumento para destrabar la libre circulación del capital de los límites feudales.

En América Latina, el nacionalismo reprodujo el antiliberalismo político y económico, pero asumió una posición antiimperialista por la inserción misma de la región en la periferia en nuestro caso, estadounidense, lo que nos situó en el campo de la izquierda. Sin embargo, las transposiciones mecánicas de los esquemas europeos llevaron a algunos partidos comunistas de aquel período (en Brasil y la Argentina, por ejemplo) a caracterizar a Juan Domingo Perón y a Getúlio Vargas, en ciertos momentos, como reproductores del fascismo en América Latina. Debido a ello, fueron identificados como los adversarios más férreos que debían ser combatidos. El Partido Comunista de la Argentina, por ejemplo, se alió contra Perón en las elecciones de 1945, no sólo con el candidato liberal del Partido Radical, sino también con la Iglesia y la Embajada de EEUU, respondiendo a la idea de que toda alianza contra el mayor enemigo, el fascismo, era válida.

La mayor confusión se produjo no sólo en relación con el nacionalismo, sino también con el liberalismo, que en Europa fue la ideología de la burguesía ascendente, mientras que en América Latina las políticas de libre comercio del liberalismo eran patrimonio de las oligarquías primario-exportadoras. No sólo el nacionalismo tiene luz verde aquí, también el liberalismo.

Fue ese fenómeno el que provocó la disociación entre cuestiones sociales y democráticas, y la asunción de las cuestiones sociales por parte del nacionalismo, en detrimento de las democráticas.

El liberalismo siempre intentó apoderarse de la cuestión democrática, y acusó a los gobiernos nacionalistas de autoritarios y dictatoriales, mientras éstos acusaban a los liberales de gobernar para los ricos y de no tener sensibilidad social, reivindicando para sí la defensa de la masa pobre de la población.

Sólo un análisis concreto de las situaciones concretas habría permitido apropiarse de las condiciones históricas específicas del continente y de cada país. Análisis como los realizados por el peruano José Carlos Mariátegui, el cubano Julio Antonio Mella, el chileno Luis Emilio Recabarren y el brasileño Caio Prado Jr., entre otros, todos ellos análisis autónomos que las direcciones de los partidos comunistas a las que pertenecían sus autores no tuvieron en cuenta. En cambio predominaron las ideas de la Internacional Comunista, que contribuyeron a dificultar el arraigo de los partidos comunistas en esos países.

Cuando el nacionalismo fue asumido por la izquierda, lo fue como fuerza subordinada en alianzas con liderazgos populares que representaban un bloque pluriclasista. Ese largo período no fue teorizado por la izquierda. Las alianzas y las concepciones de los frentes populares no daban cuenta de ese nuevo fenómeno en el que el antiimperialismo sustituía al antifascismo con características muy diferentes.

La revolución boliviana de 1952 fue objeto de interpretaciones enfrentadas porque contenía elementos nacionalistas como la nacionalización de las minas de estaño y populares como la reforma agraria. Pero la participación activa de milicias obreras que sustituyeron al Ejército, la presencia de una alianza obrerocampesina y las revoluciones anticapitalistas posibilitaron otras teorizaciones sobre lo que existía embrionariamente en aquel movimiento pluriclasista: desde un movimiento nacionalista clásico, nacional y antioligárquico, hasta las versiones que le darían un carácter anticapitalista.

La Revolución Cubana cuenta con dos tipos de análisis: el de Fidel, de tipo programático, en La historia me absolverá, y el del Che, en La guerra de guerrillas, sobre la estrategia de construcción de la fuerza político-militar y de lucha por el poder. El texto que Fidel pergeñó como defensa en el proceso contra los atacantes del Cuartel Moncada es un extraordinario análisis de elaboración de un programa político a partir de las condiciones concretas de la sociedad cubana de la época. El análisis del Che describe puntualmente cómo la guerra de guerrillas articuló la lucha político-militar, desde el núcleo guerrillero inicial hasta los grandes destacamentos que compusieron el ejército rebelde, resistió la ofensiva del Ejército regular y desató la ofensiva final que los llevó a la victoria.

Con todo, ya sea por no existir reflexión al respecto, ya sea para mantener el elemento sorpresa importante para la victoria, no hubo un análisis público del carácter del movimiento si era sólo nacionalista, o si era embrionariamente anticapitalista. La Revolución Cubana fue constituyendo, a la luz de los enfrentamientos concretos, su estrategia de rápido pasaje de la fase democrática y nacional a la fase antiimperialista y anticapitalista, conforme la dinámica entre revolución y contrarrevolución iba imponiendo las definiciones. Esa trayectoria no fue tanto motivo de reflexión como sí lo fueron las formas de lucha, y en particular la guerra de guerrillas. Ése fue el gran debate en América Latina después del triunfo cubano: las formas de lucha. ¿Vía pacífica o vía armada? ¿Guerra de guerrillas rurales o guerra popular? La articulación de las cuestiones nacional y antiimperialista con las cuestiones anticapitalista y socialista
fue menos discutida y elaborada.

Las experiencias guerrilleras reprodujeron ese debate, de la misma forma en que el gobierno de la Unidad Popular lo hizo en Chile. Los gobiernos nacionalistas militares, en particular el gobierno peruano de Velasco Alvarado, pero también con menos profundidad los de Ecuador y Honduras, reinstalaron la temática del nacionalismo; sin embargo, su carácter militar no propició su teorización y tampoco fue considerada una alternativa estratégica por la izquierda de aquel momento.

El proceso nicaragüense incorporó las experiencias anteriores de estrategias de lucha por el poder y elaboró una plataforma de gobierno poco definida, adaptada a factores nuevos, de los cuales los más importantes fueron la incorporación de los cristianos y de las mujeres a la militancia revolucionaria y una política exterior más flexible. Fue enfrentando empíricamente los obstáculos que encontró en especial, el asedio militar de los Estados Unidos, sin contribuir con teorías sobre la práctica que desarrollaba.

Así como ocurrió con el caso de la Unidad Popular, la experiencia sandinista fue objeto de una vasta bibliografía, pero no se puede decir que haya conducido a un balance estratégico claro que pudiera dejar una experiencia para el conjunto de la izquierda. El debate sobre Chile estuvo presente en las discusiones de la izquierda en todo el mundo y, por eso, perdió su especificidad como fenómeno chileno y latinoamericano. Los debates sobre Nicaragua, por el contrario, tendieron a centrarse en aspectos importantes como, por ejemplo, las cuestiones éticas, pero no produjeron un balance estratégico de los once años de gobierno sandinista.

Cuando en el mundo la izquierda atravesaba su momento de mayor debilidad, en Brasil se destacaba como una excepción, a contramano de las tendencias generales, sobre todo de los cambios regresivos radicales en las correlaciones de fuerza internacionales. Lula se proyectó como alternativa de dirección política ya en las primeras elecciones, en 1989, al llegar a la segunda vuelta; por primera vez, la izquierda aparecía en Brasil como fuerza alternativa real de gobierno en el año de la caída del Muro de Berlín y del fin del campo socialista, con fuertes indicios de disgregación de la Unión Soviética y del triunfo de los Estados Unidos en la Guerra Fría y con el retorno a un mundo unipolar, bajo la hegemonía imperial estadounidense.

Por ese entonces, Carlos Menem y Carlos Andrés Pérez triunfaban en la Argentina y en Venezuela, respectivamente, y no sólo extendían así las experiencias neoliberales a fuerzas nacionalistas y socialdemócratas, sino que apuntaban a la generalización de esas políticas en el continente. A eso se sumó la elección de Fernando Collor de Mello, que había derrotado a Lula en Brasil, y la Concertación (alianza de la Democracia Cristiana con el Partido Socialista) en Chile, en 1990. En febrero de ese mismo año el sandinismo fue derrotado en las urnas. Cuba ya había entrado en el “período especial”, durante el cual enfrentaría, con grandes dificultades, las consecuencias del fin del bloque socialista al que estaba estructuralmente integrada.

En ese momento, en Brasil se concentraban experiencias que aparentemente hablaban de una nueva vertiente de la izquierda postsoviética, según algunos; postsocialdemócrata, según otros. Además de Lula y del PT, los años ochenta habían visto surgir a la CUT, la primera central sindical legalizada en la historia del país; al MST, el más fuerte e innovador movimiento social en el país, y el crecimiento de las políticas de presupuesto participativo en las municipalidades, en general bajo las directivas del PT. Por todos estos factores, la ciudad brasileña de Porto Alegre más tarde sería elegida sede de los FSM.

Se proyectaron así sobre la izquierda brasileña, y en particular sobre el liderazgo de Lula y sobre el partido petista, grandes esperanzas de que se abriría un nuevo ciclo de una izquierda renovada. Sin entrar en el análisis detallado de una experiencia tan compleja como la del PT y el liderazgo de Lula, es preciso destacar que, desde el comienzo, se proyectaron sobre ambos expectativas que no tenían fundamento en experiencias concretas ni en los rasgos políticos e ideológicos que esas experiencias asumieron con el paso del tiempo.

Componentes de la izquierda anterior y de corrientes internacionales hicieron de Lula no sólo un dirigente obrero clasista, vinculado a las tradiciones de los consejos obreros, sino un dirigente de un partido de izquierda gramsciano, de un nuevo tipo, democrático y socialista. Lula no era nada de eso, pero tampoco era un dirigente a imagen y semejanza de aquello en lo que se había convertido el PT. Se formó como dirigente sindical, de base, en la época en que los sindicatos estaban prohibidos por la dictadura; un dirigente negociador directo con las entidades patronales, un gran líder de masas, pero sin ideología. Nunca se sintió vinculado a la tradición de la izquierda, ni a sus corrientes ideológicas, ni a sus experiencias políticas históricas. Se afilió a una izquierda social si podemos considerarla de ese modo, sin tener necesariamente vínculos ideológicos y políticos con ella. Buscó mejorar las condiciones de vida de la masa
trabajadora, del pueblo o del país, según su vocabulario se fue transformando a lo largo de su carrera. Se trata de un negociador, de un enemigo de las rupturas, por lo tanto, de alguien sin ninguna propensión revolucionaria radical.

Esos rasgos deben ser enmarcados en las situaciones políticas que Lula enfrentó hasta convertirse en el Lula real. Sólo así se podrá intentar descifrar el enigma Lula.

Uno de los elementos de la crisis hegemónica latinoamericana es la falta de teorización al respecto. Con excepción del caso boliviano, que puede apoyarse en las producciones del grupo Comuna, en general los avances de los procesos posneoliberales ocurrieron por ensayo y error, y sobre los eslabones de menor resistencia de la cadena neoliberal. Ese proceso ya superó su fase inicial, cuando como dijimos obtuvo avances relativamente fáciles, hasta que la derecha se reorganizó y recuperó su capacidad de iniciativa. A partir de entonces, las elaboraciones teóricas que permitan la comprensión de la situación histórica real que afronta el continente, con sus elementos de fuerza y de debilidad, sus correlaciones de fuerza reales, concretas y globales, sus desafíos y sus posibles líneas de superación se han vuelto condición indispensable para el enfrentamiento y la superación de los obstáculos.

Desde que la hegemonía neoliberal se consolidó, la resistencia a ese modelo y las luchas de los movimientos sociales, incluso la organización del FSM, desplazaron la reflexión hacia el plano de la denuncia y de las resistencias, y soslayaron la cuestión política y estratégica. O sea, se tendió a la definición de un supuesto espacio de la sociedad civil como territorio privilegiado de actuación, en detrimento de la política, del Estado y, con ellos, de los temas de estrategia y construcción de proyectos hegemónicos alternativos y de nuevos bloques sociales y políticos. Esa postura teórica disminuyó con creces la capacidad de análisis de las fuerzas antineoliberales, que casi se limitaron a exaltar las posturas de resistencia y el valor de las movilizaciones de base, en desmedro de las posiciones de los partidos y de los gobiernos.

Los nuevos movimientos no contaron con una actualización del pensamiento estratégico latinoamericano en la que pudieran apoyarse, y ni siquiera con balances de las experiencias positivas y/o negativas anteriores. Lo que agravó todavía más la situación fueron los cambios radicales a escala mundial: el pasaje de un mundo bipolar a un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial estadounidense y del modelo regulador al neoliberal, ambos ocurridos en un período histórico que implicó serias consecuencias para América Latina. Entre ellas, la regresión en los marcos de inserción de los países del continente en el mercado mundial, resultado de la apertura neoliberal, y el debilitamiento de los Estados nacionales.

Teorizaciones como las de Holloway y Toni Negri aparecían como adecuaciones a situaciones reales que, en vez de proponer soluciones estratégicas, intentaban hacer del vicio virtud. Aunque distintas en sus esbozos teóricos, ambas terminaron por acomodarse a la falta congénita de estrategia por parte de quienes rechazaban el Estado y la política para refugiarse en una mítica “sociedad civil” y en una reduccionista “autonomía de los movimientos sociales”, renunciando a las reflexiones y las proposiciones estratégicas y dejando así al campo antineoliberal sin armas para responder a los desafíos de la crisis de hegemonía, que se hicieron más evidentes cuando la disputa hegemónica pasó a estar a la orden del día.

Ya analizamos cómo ese factor afectó el proceso venezolano, cómo el boliviano encontró una solución original y cómo el ecuatoriano se apoyó en soluciones híbridas, aunque creativas. El posneoliberalismo trajo nuevos desafíos teóricos que, por las nuevas condiciones que las luchas sociales y políticas enfrentan en el continente, iluminan una práctica necesariamente novedosa y, más que en cualquier otro momento, requieren reflexiones y propuestas estratégicas orientadas según las coordenadas de las nuevas formas de poder. Las propuestas del grupo boliviano Comuna, como mencionamos, son una excepción: constituyen el conjunto de textos más rico con que cuenta la izquierda latinoamericana, un ejemplo único en su historia por la capacidad de conjugar trabajos académicos y análisis individuales de gran creatividad teórica de autores como Álvaro García Linera, Luis Tapia, Raúl Prada, entre otros, a intervenciones políticas directas. En
estas condiciones, García Linera se convirtió en vicepresidente de la República y Prada fue un importante parlamentario constituyente.

Las dificultades para desarrollar una teoría a partir de la práctica que hoy enfrenta la izquierda latinoamericana se deben a varios factores. Entre ellos, podemos resaltar la dinámica asumida por la práctica teórica, esencialmente concentrada en las universidades, que sufrió los efectos del cambio de período en el plano académico: ofensiva ideológica del liberalismo; reclusión en la división del trabajo interno de las universidades, en particular por la especialización; refugio en posiciones poco críticas, que tienden a ser doctrinarias y no dan lugar a las alternativas.

Por otro lado, los procesos de superación real del neoliberalismo introdujeron temas alejados de la dinámica de la reflexión académica, como el de los pueblos originarios y los Estados plurinacionales, la nacionalización de los recursos naturales, la integración regional, el nuevo nacionalismo y el posneoliberalismo, que están muy alejados de los que suelen abordarse en los cursos universitarios y de aquellos privilegiados por las instituciones de fomento e investigación. Éstas privilegiaron las propuestas definidas por las matrices fragmentadas de las realidades sociales, desvalorizando interpretaciones históricas globales, y a la vez acentuaron la fragmentación entre las distintas esferas económica, social, política y cultural de la realidad concreta.

Además, no debemos olvidar los efectos de la crisis ideológica que afectó las prácticas teóricas en la transición del período histórico anterior al actual, con la descalificación de los llamados megarrelatos y la utilización generalizada de la idea de crisis de los paradigmas. A raíz de eso, se abandonaron los modelos analíticos generales y se adhirió al posmodernismo, con las consecuencias señaladas por Perry Anderson: estructuras sin historia, historia sin sujeto, teorías sin verdad, un verdadero suicidio de la teoría y de cualquier intento de explicación racional del mundo y de las relaciones sociales.

Temas esenciales para las estrategias de poder, como el poder mismo, el Estado, las alianzas, la construcción de bloques alternativos de fuerzas, el imperialismo, las alianzas externas, los análisis de las correlaciones de fuerzas, los procesos de acumulación de fuerzas, el bloque hegemónico, entre otros, quedaron desplazados o prácticamente desaparecieron, en especial a medida que los movimientos sociales pasaron a ocupar un lugar protagónico en las luchas antineoliberales. El pasaje de la fase defensiva a la fase de disputa hegemónica ha de significar como significa en los textos del grupo Comuna y en los discursos de Hugo Chávez y Rafael Correa una recuperación de esas temáticas, una actualización para el período histórico de la hegemonía neoliberal y la lucha desmercantilizadora. Refugiarse en la óptica de simple denuncia, sin compromiso con la formulación y la construcción de alternativas políticas concretas, tiende a distanciar
a una parte importante de la intelectualidad de los procesos históricos concretos que el movimiento popular enfrenta en el continente, y de ese modo lo condena a intentos empíricos de ensayo y error, en la medida en que no cuenta con el apoyo de una reflexión teórica comprometida con los procesos de transformación existentes.

La tentación contraria es grande. Dado que Fidel Castro no es Lenin, el Che no es Trotsky, Hugo Chávez no es Mao Tsé-Tung, Evo Morales no es Ho Chi Minh y Rafael Correa no es Gramsci, sería más fácil rechazar los procesos históricos reales, porque no corresponden a los sueños de revolución construidos con el impulso de otras eras, que intentar descifrar la historia contemporánea con sus enigmas específicos. En fin, intentar reconocer los signos del nuevo topo latinoamericano o quedar relegado a los compendios a los que son reducidos los textos clásicos por las manos poderosas y sectarias de quienes tienen miedo de la historia.

Refugiarse en las formulaciones de los textos clásicos es el camino más cómodo, pero también el más seguro para la derrota. Las derrotas no se explican por razones políticas, sino morales y la “traición” es la más común. La falta de respuesta política lleva a visiones infrapolíticas, morales. El diagnóstico de Trotsky sobre la Unión Soviética es el modelo opuesto: se trata de la explicación política, ideológica y social de los caminos abiertos por el poder bolchevique. Por eso pasó de la tesis de la revolución “traicionada” a la afirmación sustancial del Estado bajo la hegemonía de la burocracia.

La defensa de los principios supuestamente contenidos en los textos de los clásicos parece explicarse por sí misma, pero no da cuenta de lo esencial: ¿por qué las visiones de la ultraizquierda, doctrinarias, extremistas, nunca triunfan, nunca consiguen convencer a la mayoría de la población, nunca construyeron organizaciones que estén en condiciones de dirigir los procesos revolucionarios? Se identifican con los grandes balances de las derrotas, pero nunca conducen a procesos de construcción de fuerzas políticas revolucionarias. No es casual que su horizonte acostumbre ser la polémica en el interior de la ultraizquierda y las críticas a los otros sectores de izquierda, sin protagonizar grandes debates nacionales, sin enfrentar centralmente a la derecha o participar de la disputa hegemónica. Aquellos que sólo aparecen en los espacios públicos para criticar a los sectores de izquierda, muchas veces valiéndose de los espacios mediáticos de
los órganos de la derecha, perdieron de vista a sus enemigos fundamentales, los grandes enfrentamientos con la derecha.

El desafío es encarar las contradicciones de la historia en las condiciones concretas de los países de la América Latina de hoy y desentrañar los puntos de apoyo para así construir el posneoliberalismo. El grupo Comuna supo hacerlo porque releyó la historia boliviana, en especial a partir de la revolución de 1952, descifró su significado, hizo las periodizaciones posteriores de la historia del país, comprendió los ciclos que llevaron al agotamiento de la fase neoliberal, consiguió deshacer los equívocos de la izquierda tradicional en relación con los sujetos históricos y realizó el trabajo teórico indispensable para concertar el casamiento entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista histórico esencial del actual período boliviano. Pudo así recomponer la articulación entre la práctica teórica y la política, y ayudar al nuevo movimiento popular a abrir los caminos de lucha por las
reivindicaciones económicas y sociales en los planos étnico y político.

Ese trabajo teórico es indispensable y sólo se puede hacer a partir de las realidades concretas de cada país, articuladas con la reflexión sobre las interpretaciones teóricas y las experiencias históricas acumuladas por el movimiento popular con el paso del tiempo. La realidad es implacable con los errores teóricos. La América Latina del siglo XXI requiere y merece una teoría a la altura de los desafíos presentes.

Notas:

Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Director del proyecto LATINOAMERICANA – Enciclopedia Contemporánea de América Latina y el Caribe.

La resistencia antiimperialista pasa por el Mundial de Futbol en Sudáfrica…

La chispa de la resistencia antiimperialista enciende los estadios del Mundial de Futbol en Sudáfrica y amenaza con recuperar la Copa del Mundo. Este mediodía el empate de Paraguay con Italia es una victoria. La soberbia del equipo del antiguo imperio colonial y cuatro veces campeón mundial, fue barrida por la inteligencia y habilidad de la resistencia guaraní.

Por encima de la realidad mediática y comercial se encuentra la verdad histórica que explica lo que realmente sucede. Cada cuatro años el mundo asiste al enfrentamiento alrededor de un balón de futbol de opresores y oprimidos. Es un duelo mundial entre potencias imperiales y los pueblos en resistencia. La pelea inicio el pasado viernes 11 de junio.

Es un enfrentamiento brutal mimetizado en una disputa deportiva, mediática y comercial. Los partidos se juegan no solo en las canchas sino fundamentalmente en los corazones y las mentes de los espectadores. Es un gran diluvio ideológico. Es una guerra entre globalizadores y globalizados. Es un pleito de clases sociales y sus proyectos.

El escenario es en el antiguo mundo colonial africano, en la tierra donde el capitalismo holandés originó el sistema racista del apartheid. Pero también en la patria de Nelson Mandela y del Congreso Nacional Africano. En la tierra de la cantante Miriam Makeba y su Pata Pata. Los imperios son invitados a visitar una nueva nación africana, progresista, nacionalista. No los van a recibir arrodillados sino de pie, con dignidad.
¿Quienes se enfrentan? Son los equipos de 32 países, divididos en ocho grupos. En el grupo A esta un antiguo imperio colonial europeo, Francia, asediado por tres ex colonias: la anfitriona Sudáfrica, México y Uruguay. En el grupo B está la europea Grecia enfrentada a tres ex colonias: Corea del sur, Argentina y Nigeria. En el grupo C un antiguo imperio, Inglaterra, con el actual imperio dominante, Estados Unidos se enfrentan a la ex colonia francesa Argelia y a Eslovenia.

En el grupo D esta un antiguo imperio Alemania, junto con un semi-imperio Australia, ex colonia inglesa pero a la vez país desarrollado, que se enfrentan a Serbia y a Ghana. En el grupo E aparecen tres países con una historia imperial: Holanda, Dinamarca y Japón, enfrentados al africano Camerún, ex colonia alemana.
En el grupo F Italia, actual campeón mundial y dos veces imperio, y Nueva Zelanda, ex colonia inglesa pero país industrializado, se enfrentan a Eslovaquia y Paraguay. En el Grupo G el antiguo imperio colonial Portugal se enfrenta a su ex colonia Brasil, y a la ex colonia francesa, Costa de Marfil y la socialista Corea del Norte., la patria de Kim Il Sung. Y el último grupo, el H enfrenta a la antigua potencia colonial España, con Suiza, y sus ex colonias Chile y Honduras. En suma, 12 imperios contra 20 ex colonias. Los imperios todavía pesan en la balanza de este juego…

Ha habido 18 mundiales de futbol. Brasil ha ganado cinco, le sigue Italia con cuatro trofeos. Alemania tres. Uruguay y Argentina dos. Inglaterra y Francia una vez. Cuatro potencias y 3 países latinoamericanos. El primer mundial de futbol se celebró en una ex colonia española, en Uruguay, en el año 1930. Y los imperios europeos se negaron a asistir alegando desconocer el lugar y lo boicotearon. Tomaba cuatro días en barco llegar desde Europa a la patria de Artigas. Uruguay fue el primer campeón mundial.
El Salvador ha participado en dos mundiales. En 1970 en México perdió ante la antiguo potencia colonial Bélgica, ante la ex Unión Soviética y ante los anfitriones, México. En 1982 en España perdimos ante la ex socialista Hungría, de nuevo ante Bélgica y ante Argentina.

¿Cuál es la correlación de fuerzas a esta altura del Mundial? Ha habido doce partidos. Pondré en negrita a los imperios. El primer día Sudáfrica y México empataron 1 a 1; Uruguay y Francia empataron 0 a1. El segundo día Inglaterra y Estados Unidos empataron 1 a 1; Argentina le gano a Nigeria 1 a 0; Corea del Sur le gano a Grecia 2 a 0. El tercer día Eslovenia le gano a Argelia 1 a 0; Ghana le gano a Serbia 1 a 0; Alemania le gano a Australia 4 a 0.

Hoy Holanda le gano a Dinamarca 2 a 0; Japón le gano a Camerún 1 a 0; Italia y Paraguay empataron 1 a 1. Políticamente este último ha sido el partido más significativo. Y no podemos dejar de mencionar a la figura de un Maradona desafiante. Y la pelea sigue…

San Salvador, 14 de junio de 2010

O método, em Israel

O método, em Israel

9/6/2010, Pepe Escobar, “The Roving Eye”, Asia Times Online —

http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/LF09Ak01.html
Por que Israel, em operação deliberada e metódica, planejada com uma semana de antecedência* – segundo declarações de altos comandantes israelenses, falando em hebraico, dias antes do ataque –, atacou barco civil, desarmado, em operação humanitária, e que viajava sob bandeira de Comoros? (Diferente da Turquia, Comoros é signatária do Estatuto de Roma da Corte Criminal Internacional de Justiça, que tem competência para julgar crimes de guerra cometidos contra barcos dos estados-membros.)

Por que os fuzileiros israelenses atiraram contra nove ativistas desarmados, para matar, com balas calibre 9mm à queima-roupa, entre os olhos, na testa, na parte detrás da cabeça, no peito, nas costas e nas pernas – inclusive contra um cidadão dos EUA? (A lista final de mortos pode chegar a 15, porque ainda há seis ativistas desaparecidos; a rádio do exército de Israel falou de 16 mortos na 2ª-feira pela manhã, logo depois do ataque ao Mavi Marmara, parte da Flotilha da Liberdade.)

Como Israel pensaria que se safaria dessa, apenas com censurar vídeos e fotos – e depois se safaria outra vez apenas por recusar qualquer investigação por comissão internacional independente, que examinaria o incidente e a posterior manipulação do noticiário?

Por que, pensando em termos geopolíticos, Israel declararia guerra de facto a toda a comunidade internacional – dos países muçulmanos, aos membros da OTAN e a toda a opinião pública internacional?

Haverá aí mero “governo disfuncional”, como Bradley Burston escreveu no diário israelense Ha’aretz? E, estrategicamente falando, haverá método nessa loucura? Ou o método é só a loucura?

Medo. Muito medo.

Pode haver resposta muito simples a todas essas questões: medo.

Consideremos as possíveis motivações dos israelenses. Um dos motivos chaves para que Israel atacasse a flotilha humanitária seria mandar “um sinal” à Turquia sobre o acordo nuclear mediado por Turquia e Brasil, para troca de combustível nuclear do Irã – dado que o sucesso do acordo pôs por águas abaixo a ideia de ataque militar contra o Irã. Interessa a Israel que haja conflito aberto entre Washington e Teerã – o que implica usar o lobby israelense em Washington para sabotar o semidesejo do presidente Obama de encontrar algum tipo de acordo com Teerã para seu programa de enriquecimento de urânio.

Israel deseja uma Turquia fraca – fora do circuito tanto do Oriente Médio quanto da União Europeia (UE). A Turquia é poder emergente regional chave, hoje com boas relações com os vizinhos. A Turquia é chave para os EUA: 70% de tudo que abastece as tropas norte-americanas no Iraque chega até elas pela base de Incirlik na Turquia. Há soldados turcos fazendo a guerra (que é dos EUA) no Afeganistão. Para não falar que a Turquia – em palavras do próprio Obama – é ponte vital entre o Ocidente e o mundo muçulmano.

A Casa Branca produziu resposta frouxa, “Os EUA lamentam profundamente as mortes e os feridos, e trabalha para compreender as circunstâncias que cercaram essa tragédia”. Foi sinal de Washington, dirigido à Turquia, de que a mediação de Turquia e Brasil no acordo de troca de combustível nuclear não é exatamente bem-vinda. (…)

Mas, por mais que Israel deseje ver a Turquia às voltas com problemas imensos tanto com a Síria como com a Grécia, além de já enfrentar a difícil questão interna dos curdos, Ankara absolutamente não está tremendo de medo, ante a “mensagem” dos israelenses. Em termos de poder militar convencional, a Turquia é força superior a Israel e, não bastasse, é importante aliada de EUA e OTAN.

Outro motivo chave dos israelenses é minar e, de fato, trabalhar para abortar, quaisquer negociações produtivas de paz com palestinos e sírios – e tirar a Turquia do campo de jogo. A Turquia está muito profundamente envolvida na tragédia dos palestinos. Há tempos trabalha para aproximar os partidos Fatah e Hamás. Motivo crucial, dos israelenses, parece ser sabotar qualquer iniciativa de paz liderada pelos turcos para resolver o problema palestino – o que inclui a necessidade crucial de o Oriente Médio ser desnuclearizado – o que é anátema para a Israel jamais declarada, mas nem por isso menos, nuclear.

Amarrando tudo isso, há o elemento crucial do próprio medo. Hoje, as antes mitificadas invencíveis Forças de Defesa de Israel [ing. Israeli Defense Forces (IDF), o exército de Israel] já combateram contra o Hezbollah no Líbano em 2006 e contra o Hamás em Gaza em 2008. Sabem o que lhes custou enfrentar a dura realidade de que seus tanques são vulneráveis aos foguetes lança-granadas russos; sabem que seus barcos são vulneráveis aos mísseis do Hezbollah comprados da China. E não há dúvidas de que, a qualquer momento, seus aviões estarão vulneráveis aos mísseis terra-ar S-300 russos.

O novo eixo que está surgindo

O Curdistão iraquiano é hoje virtualmente independente – como Washington desejava. Israel é robustamente ativo em todos os pontos do Curdistão iraquiano. Ao mesmo tempo, os EUA apóiam ativamente os separatistas do Partido Trabalhista Curdo, que tem base no Iraque, na Anatólia Oriental, tanto quanto apóiam os separatistas do Partido Vida Livre do Curdistão [ing. Party of Free Life of Kurdistan (PJAK)] no Irã, e os separatistas curdos na Síria. Os estrategistas militares turcos dedicaram-se exaustivamente a analisar esses desenvolvimentos cruciais. Conclusão dos turcos: a OTAN não é exatamente a panaceia dos sonhos turcos. E resolveram focar o Oriente Médio.

Assim se chegou ao pesadelo perfeito dos israelenses. O novo eixo no Oriente Médio está constituído: Turquia, Irã e Síria. Antes, eram só Irã e Síria. E não há quem conteste a legitimidade histórica dessa trindade, porque aí se unem os xiitas iranianos, a Síria secular e a Turquia sunita pós-otomanos.

Há inúmeros efeitos colaterais fascinantes dessa fertilização de todos por todos – como mais de um milhão de iraquianos, muitos dos quais muito bem educados, que encontram vida nova na Síria. Mas o efeito mais notável desse eixo é que detonou a velha lógica do ‘divide e governe’ do colonialismo ocidental, imposta ao Oriente Médio por mais de um século. O destino da Turquia pode não estar firmemente conectado à Europa e seus medos que, afinal de contas, não quer abraçar a Turquia; a Turquia prepara-se para voltar à liderança do mundo muçulmano.

A vida do novo eixo não vai ser fácil. Operações clandestinas dos EUA já tentaram desestabilizar o governo sírio do presidente Bashar al-Assad – sem sucesso. O mesmo se diga da ação secreta da CIA na província do Cistão-Baluquistão no sudeste do Irã, tentando desestabilizar o governo de Teerã. E os mesmos ‘comandos’ mascarados (nem sempre) e clandestinos (sempre) trabalham para impor nova ditadura militar na Turquia. Mas enquanto a secretária de Estado ia-se tornando cada dia mais vociferante, Assad, Hassan Nasrallah do Hezbollah e o presidente Ahmadinejad do Irã reuniram-se em fevereiro na Síria e organizaram a parceria.

Detalhe crucial, a Rússia saltou para dentro desse barco, para ocupar o vácuo gerado pelos EUA. O presidente Dmitry Medvedev já esteve em Ankara e Damasco e posicionou-se claramente a favor da reconciliação entre Fatah e Hamas, e pela criação de um Estado palestino funcional, que existirá ao lado de Israel.

Até o comandante geral do Comando Central dos EUA, general David (“estou-me posicionando para 2012”) Petraeus já teve de admitir publicamente que Israel, aliado estratégico dos EUA, – tornara-se carga demasiadamente pesada a pesar nas costas dos objetivos estratégicos dos EUA, por causa da colonização sempre buscada da Palestina e do bloqueio imposto a Gaza.

A Rússia, por seu lado, apóia o novo eixo político-econômico de Turquia-Síria-Irã. Preparam-se agora as leis necessárias para permitir viagens sem exigência de vistos, entre Ankara e Moscou. As empresas russas Rosatom e Atomstroyexport estão concluindo a construção da usina nuclear iraniana em Bushehr; estará pronta em agosto. Estão também discutindo a construção de outras usinas; e já têm apalavrado um acordo para construir uma usina nuclear na Turquia, negócio de 20 bilhões de dólares (no qual a Síria também tem interesse). As empresas de gás Stroitransgaz e Gazprom levarão gás sírio até o Líbano – porque Israel impede que o Líbano extraia seu gás de reservas submarinas consideráveis. A Rússia está em movimento. Em breve, Teerã receberá os mísseis S-300 pelos quais já pagou. E a Síria, em breve, terá nova base naval.

No Oleoduto-stão, Rússia e Turquia são irmãs em armas. A Rússia construirá oleoduto crucialmente importante, de Samsun a Ceyhan, para levar o petróleo russo do Mar Negro ao Mediterrâneo. Não bastasse, a Turquia está a um passo de conectar-se ao gasoduto russo South Stream – o que, sim, será desafio ao enrolado empreendimento de Nabucco, apoiado por EUA e UE.

A Rússia – como a Turquia – também quer o Oriente Médio completamente desnuclearizado, o que implica desnuclearizar Israel. Assunto que será discutido na Agência Internacional de Energia Atômica.

Assim se explica que Israel tenha muito medo do novo eixo Turquia, Síria e Irã, tanto quanto teme o apoio russo àquele eixo. Está nascendo um novo Oriente Médio, no qual só há um lugar para Israel: o isolamento.

A estratégia “de cachorro louco” de Israel – concebida pelo ex-líder militar Moshe Dayan – não é exatamente um exercício de integração. Até Anthony Cordesman, conhecido analista centristas e ícone do establishment no Center for Strategic and International Studies, publicou ensaio essa semana, sob o título “Israel as a Strategic Liability?” [port. “Israel como confiabilidade estratégica?”[1][1]].

É possível que Washington “Grande Irmão” continue – eternamente – cega a tudo isso; mas se você for Estado e escolher estratégia que o torna parente próximo da África do Sul no crepúsculo do apartheid – e em momento, vale lembrar, que Israel tentava vender armas atômicas àquele governo de apartheid – nem adianta perdermos tempo com procurar método na sua loucura. É só loucura.

Los imperios de las águilas

Anotaciones a la analogía Roma-EE.UU.
Los imperios de las águilas

Alberto Rojas Andrade

Rebelión

“Para el que quiere dominar no hay fidelidad ni vínculo sagrado alguno.”

Quinto Ennio [1]

Una de las elucubraciones más repetidas y concluyentes de los apologistas del imperio mundial estadounidense desde aproximadamente una década, es el de asemejarlo en variados aspectos a las peripecias, glorias y decadencia del muy recordado Imperio Romano, sin duda antepasado directo del occidente actual. De allí han emergido extensas comparaciones, citas, parangones, relacionando los acontecimientos actuales con los avatares de quienes dominaron el oeste de Europa unos dos mil años atrás. Inadvertidamente el Fatum tenido por los romanos como la personificación divina del destino, el cual se impone a los mismos dioses, pareciera haber devenido en el ‘destino manifiesto’ estadounidense de mediados del siglo XIX, del cual hoy el planeta siente penosamente su materialización.

No son estas simples cavilaciones de fantasiosos hinchas que se encuentran en las graderías del escenario mundial. Académicos neoconservadores y militares ensimismados alentando los planes del gobierno central de Washington, son exultantes en sus conceptos sobre el momento histórico presente y las similitudes con el imperio nacido en las orillas del Tiber:

“Vivimos en un mundo sin precedentes desde la época de los emperadores romanos… El paralelismo con los romanos salta a la vista”. [2]

“Después de Tito Livio, cabe incluso imaginar que Vietnam será recordado dentro de cien años como un oscuro conflicto fronterizo en los confines del imperio estadounidense de la guerra fría.” [3]

No faltan los parangones bélicos realizados mediante simplificaciones históricas sorprendentes pasando por alto milenios, continentes y civilizaciones:

“Quizá desde los tiempos del imperio romano no había habido una fuerza militar capaz de imponerse a cualquier adversario posible.” [4]

Hasta desde los predios de la débil izquierda estadounidense se hacen alusiones en el mismo sentido:

“Desde los tiempos de Roma, ningún otro país se ha mostrado tan amenazante a los ojos de los demás.” [5]

Las premisas para lanzar tales conceptos tienen por supuesto un inicial sustento en la realidad. Es palpable la preponderancia sobre todo militar del gobierno de Washington en el planeta convertido por el desarrollo de las comunicaciones en un Mare Nostrum.

No obstante, la nación llamada Estados Unidos de América, en el consenso de eruditos y profanos dista mucho de ser la de tan sólo una década, la del optimismo ilimitado en el mundo unipolar, y aún así la situación de fuerza le permite ejercer preponderancia mundial en el aspecto político, económico y sobre todo bélico, como una especie de efecto de inercia resultante de su decadencia apreciable a simple vista. Todavía “Estados Unidos impone el <> estableciendo las reglas básicas para el desarrollo económico y el despliegue militar en todo el planeta.” [6]

Las consecuencias del deterioro de la influencia política en el mundo, en favor de desnudas estrategias sustentadas en la mera prepotencia militar, y la búsqueda de explicación a este supuesto momento contradictorio, inducen a las citadas comparaciones entre el estado dominador en el occidente europeo hace dos mil años y el que hoy afronta problemas inexorablemente conducentes a contemplar decisiones ya sea de abandono de su usual arrogancia a instancias de una parte creciente e informada de su pueblo, o sencillamente imponer sus intereses globales mediante misiles y fuerzas de ocupación propias o cipayas, incrementado la represión y el control social a límites no conocidos en su propio país.

Dichos parangones parecen constituir una justificación histórica más de las acciones diplomáticas y de fuerza de las agencias del gobierno gringo. En suma, “Roma se ha convertido en el espejo lejano pero obsesivo de las élites americanas [7] ”.

No hay lugar a duda que las similitudes de los dos imperios simbolizados por águilas son evidentes en muchas situaciones. El afán de los EE.UU. por evitar el contagio de la independencia y la autonomía, llamada por los doctrinantes reaccionarios como ‘nacionalismo radical’, puesto de manifiesto cruelmente durante el siglo XX por ejemplo en Vietnam de 1955 a 1975, o en la actualidad en la invasión y ocupación de Afganistán e Iraq y las múltiples maneras de control violento en otras naciones mediante el apoyo irrestricto a gobiernos ostensiblemente cipayos como Puerto Rico o Colombia, tiene su equivalente en la Roma de los primeros emperadores cuando el astuto general romano Gneo Julio Agrícola durante una campaña en la isla de Britania llega la costa occidental de la misma y observa la existencia de pueblos libres del dominio imperial en la isla de Hibernia, hoy Irlanda. Su reflexión es la de un imperialista de todos los tiempos: se debe ocupar esta isla no por sus riquezas sino por el mal ejemplo irradiado por los nativos a los sojuzgados habitantes de Britania con su permanencia fuera del dominio del emperador [8] . Quien haya vivido los años sesenta puede dar fe de los motivos argumentados hasta la saciedad por los habitantes de entonces de la Casa Blanca: un Vietnam soberano conduciría a más desafíos al poder de Washington en la región o en el mundo, favoreciendo la expansión del comunismo. Es la teoría geopolítica simplista del dominó. En este orden de ideas Agrícola puede ser un predecesor del arrepentido Robert McNamara y un Lyndon B. Johnson, en este aspecto, representaría una versión moderna del emperador Domiciano.

No obstante, los romanos al parecer eran absolutamente sinceros en la apreciación de sus oprobiosas acciones. El historiador Cornelio Tácito en la obra dedicada a su suegro Agrícola, reconoce la conquista imperial en la forma de lo que llamaríamos hoy penetración cultural, como una manera de dominio destinada al sojuzgamiento y la esclavitud; Hablando del trabajo de Agrícola como general, Tácito relata una técnica durante la campaña de Britania en el presente considerada por algunos como una ‘novedosa’ operación psicológica de cuarta generación:

“Además, incitaba a los hijos de los jefes en las artes liberales; prefería el talento natural de los britanos a las técnicas aprendidas por los galos, con lo que poco antes rechazaban la lengua romana se apasionaban por su elocuencia. Despues empezó a gustarles nuestra vestimenta y el uso de la toga se extendió. Poco a poco se desviaron hacia los encantos de los vicios, los paseos, los baños y las exquisiteces de los banquetes. Ellos ingenuos, llamaban civilización a lo que constituía un factor de su esclavitud.” [9] (El subrayado es nuestro)

En este último párrafo, existe un reconocimiento expreso de la villanía a la cual se sometía a los pueblos conquistados por Roma, manifestado por uno de los más celebres historiadores romanos, algo que en el nuestros tiempos no tiene equivalente en los altos círculos del poder estadounidense, en los cuales se repite incesantemente que la fuerza de sus armas respaldando múltiples depredaciones por el mundo, es la materialización de “ la mayor fuerza del bien en el mundo [10] ” . J ustamente quienes aluden al paralelo con la historia de Roma, son los más proclives a declarar que las invasiones, bombardeos, bloqueos, ayudas resultantes en empobrecimiento, bases militares, etc., son manifestaciones de aquella bondad. Algo así como hay que destruirlos para salvarlos.

Si se tiene incertidumbre sobre la visión de célebres voceros de la oligarquía romana sobre sus propias aventuras imperiales debemos leer este otro texto, esta vez del geógrafo e historiador Plinio El Viejo, donde califica sin eufemismos los procederes del paradigma del conquistador romano, Julio Cesar:

“Pues yo no pondría de ningún modo entre sus títulos de gloria, además de sus victorias sobre ciudadanos, haber matado un millón ciento noventa y dos mil hombres en los combates, un daño tan grande producido al genero humano…” [11] (El subrayado es nuestro)

En este punto encontramos a su vez una diferencia entre el imperio que forjó Europa occidental y el que irrumpió indemne luego de la Segunda Guerra Mundial erigiéndose como primera potencia en el fin del siglo XX. Es tal vez la razón por la cual se le tiene admiración a una cultura como la romana, equilibrando su carácter de instrumento de dominación de muchos pueblos en aquella época; esto es el hecho de haber surgido de su seno una visión crítica de sus propios procederes oprobiosos, proveniente de filosofías como la estoica, la cual atacaba el absolutismo estatal a la vez que a la institución sustentadora de la organización social de la antigüedad: la esclavitud, esgrimiendo para ello la igualdad entre los hombres y propendiendo por el cosmopolitismo, lo cual se verá reflejado en muchos de los principios jurídicos de entonces, aún presentes en los ordenamientos legales dominantes.

Para una parte de la élite romana cultivada existía una conciencia muy influenciada por el estoicismo acerca del carácter humano de todos los hombres como habitantes del planeta. Por tanto, si bien las conquistas imperiales constituían la base de esta civilización como tal, en el aspecto de la solidaridad humana, tan tenida de presente por el estoicismo, significaba en determinados momentos el reconocimiento de la realización de verdaderos crímenes contra la especie por parte del imperio.

El tema adquiere tales dimensiones que se ve reflejado en los textos de historia de escritores de la antigüedad como Dión Casio, en los cuales se deja entrever una tácita comprensión de los problemas de expansionismo militar de los inicios de la decadencia imperial, por parte de los soldados-emperadores en medio de su desbocada cabalgata bélica [12] . Al parecer, unos pocos tuvieron plena conciencia del destino que depararía la persistente orientación de Roma hacia el camino sin salida del soporte del imperio en lo castrense.

La misma máquina de guerra romana de efectividad sin igual en el mundo occidental antiguo, la legión, en su origen y desarrollo fue sencillamente una muy organizada comunión de hombres equiparables ligados por una formación escolar única para la época, donde las decisiones eran mucho más consensuadas de lo que se las describe en estos tiempos. Podemos observar las constantes rebeliones de las legiones, algunas de ellas vívidamente descritas en obras como los Anales de Tácito, en plena época del esplendor imperial, a manera de conscientes y armonizados actos colectivos de descontento de una soldadesca con un nivel cultural inusual para el momento histórico [13] . En este aspecto tan sólo reseñamos como “al estado romano le iba como le ha ido y le irá siempre al estado cuyos ciudadanos se pasan la vida leyendo ‘desde el dintel de su casa hasta el retrete´. [14] ”

La liberalidad de las autoridades del Palatino respecto a los cultos religiosos al interior de los múltiples pueblos sometidos, es desconcertante para este tiempo de cristianismos renacidos, tele evangelistas dogmáticos e iracundos y demás sucedáneos; Roma no conoció las persecuciones religiosas per se, pues cualquier deidad podía ser compatible con la visión universalista del imperio, siempre y cuando reconociese aquello de que ‘al César lo que es del César…” Bueno, hasta que llegó el cristianismo y se tomó el Estado, para perseguir otros cultos y las herejías dentro del propio.

No obstante, con todo y el aspecto de hartazgo crítico de algunos miembros de la misma oligarquía, a la vez no debemos perder de vista el carácter despótico, avasallador y brutal del gobierno de los emperadores, quienes no dudaban en aplicar tormentos, como el muy conocido de la crucifixión, a manera de castigo ejemplarizante previo a la muerte de los insumisos. Hoy este podría tener su equivalente sofisticado en el aislamiento de sospechosos o en el ‘submarino’, prácticas ya erigidas en verdaderas políticas de tratamiento de los rebeldes del siglo XXI, etiquetados como terroristas, fanáticos, radicales, etc., como mucho antes en Roma pudieron ser llamados sediciosos otros a causa de proclamarse hijos de alguna deidad asiática redimidora de su pueblo bajo dominio romano, y con ello desafiar la autoridad del César.

En el mismo sentido Montesquieu al estudiar las costumbres romanas también encuentra toda una cadena de actos contrarios a cualquier ética y asevera refiriéndose a la intromisión abusiva de los romanos en los asuntos de otros pueblos:

“Estas costumbres de los romanos no eran hechos aislados, ocurridos por casualidad; eran principios constantes.” [15]

Es inevitable llegar a la conclusión de que si lo que se pretende es la dominación, se hace indispensable no acatar regla alguna, así sea las implantadas como esenciales en la civilización de donde surge la clase con ambición de tomar a mundo por asalto. A causa de esto protestas multitudinarias, resoluciones de las Naciones Unidas, rechazo de intelectuales humanistas, normas de la Convención de Ginebra y demás, no constituyen un dique efectivo contra las tropelías del imperio contemporáneo, sino en situaciones excepcionales y de conveniencia.

Se presenta la somera percepción de que los problemas sociales de la antigua Roma no están tan distanciados de los de la era de los misiles inteligentes como se piensa. Quejas llegadas al presente desde aquella época permiten observar un descontento por los abusos que traspasa el tiempo; las súplicas parecen ser escritas apenas hace unos días, si cambiamos algunos términos como Procurador por Ministro de Finanzas o Secretario del Tesoro, y Arrendatario por Banqueros:

“ayúdanos; somos pobres campesinos que ganamos cotidianamente nuestro cotidiano pan con el trabajo de nuestras manos y no podemos obtener de tu procurador, justicia contra el arrendatario, el cual goza con su favor por que le hace grandes presentes y está en estrechas relaciones con él por la continua renovación de los arriendos y por su gran condición de arrendatario; apiádate, pues, de nosotros y dígnate ordenar por medio de un rescripto*.” [16] (* Decisión del emperador que resolvía una consulta o petición)

Ante la aguda injusticia la amenaza de huelga se esgrime como arma compensatoria tanto como lo es en el presente:

“Huiremos adonde podamos vivir como hombres libres.” [17]

Aunque nos pueda sorprender, también en algún sentido acerca de la explotación de la naturaleza se tuvo conciencia en aquella era de dominio imperial romano; dos milenios antes del saber concreto de la destrucción del planeta, empujado por la voracidad y el despilfarro capitalista, Séneca decía:

“¿Qué necesidad hay de tantas técnicas al servicio del vientre? ¿Qué necesidad de los negociantes? ¿Qué necesidad de asolar los bosques? ¿Cuál de escudriñar las profundidades? Por doquier se encuentran alimentos que la naturaleza a distribuido por todos los lugares; pero pasan por su lado como ciegos y recorren todas las regiones, cruzan los mares y, pudiendo aplacar su hambre con poco, la exacerban con mucho.” [18]

La conciencia estoicista del carácter incipiente del conocimiento humano es algo así mismo destacable en algunos pasajes de pensadores de entonces:

“Llegará un día en que el tiempo y la diligencia humana resolverán los problemas que ahora son oscuros. Divididos desigualmente los pocos años de nuestras vidas en estudio y vicio, y por ello será necesaria la labor de múltiples generaciones para explicar fenómenos tales como los siderales. Los hombres de nuestra posteridad se sorprenderán de que nosotros ignoremos las causas de las cosas que para ellos serán patentes… nos creemos que estamos iniciados en los secretos de la naturaleza, más en realidad estamos tan sólo en el umbral del templo.” [19]

Esto dista mucho de la prepotencia de las autoridades y científicos estadounidenses ligados al gobierno, quienes pretenden poseer todas las respuestas habidas y por haber y antiéticamente están prestos a ejecutar cualquier investigación permisiva del sojuzgamiento y la eliminación mediante la tecnología de unos seres humanos por otros.

Es pertinente aquí recordar la actitud del emperador Tito Flavio Vespasiano cuando le fue ofrecido un invento para trasportar grandes columnas a bajo costo, rechazándolo de plano, aduciendo dejar sin sustento a los obreros dedicados a ello [20] . Una conducta impensable para los habitantes de la Casa Blanca en cualquier época.

Muchos podrán esgrimir como aspecto positivo del estado actual de la única potencia militar del orbe, que el gobierno en Roma poseía un carácter evidentemente dictatorial y sólo buscaba el beneficio del gobernante y una pequeña oligarquía mediante el ejercicio de una fuerza brutal, lo cual es absolutamente cierto. Mientras la forma actual de mando dirigida desde Washington, está basada en la democracia íntegra y la libertad. ¿Pero acaso las diferencias son tan abismales en estos aspectos?

El lema ocultante de la dominación esgrimido por estos días contra los rivales del dominio estadounidense o a cualquier nación renuente a este es el de la propagación de la democracia, lo cual resulta muy curioso, dada la práctica de esta forma de organización social y política en este país. Desde ya los años 50 del siglo XX los EE.UU. fueron analizados como “más una democracia política de tipo formal que una estructura social democrática,” que incluso evidenciaba tener problemas tan graves como para firmar de que “el mecanismo político formal es débil”. [21]

La Constitución estadounidense en sus orígenes y desarrollo ha poseído ostensibles elementos antidemocráticos como la admisión de la esclavitud, las limitaciones al sufragio, un intricado sistema electoral dificultante del control directo de los gobernantes y permisivo del mando corporativo; si bien en algunos campos modificado y atenuado mediante veinte y siete enmiendas [22] , mantiene en la practica una forma de gobierno tutelado por el gran capital con restricciones efectivas y crecientes sobre la acción solidaria del pueblo. El problema ha empeorado de manera notoria en el siglo apenas iniciado pero proviene de mediados del siglo XX cuando es impuesto un estado de Seguridad Nacional de tendencia imperial [23] .

Apreciaciones como las anteriores se ven agravadas con las crisis del capitalismo que tiene a ese país como su punto de referencia y a la vez afilado guardián. Cuando ocurren crisis del sistema en lo relacionado a su funcionamiento, es más visible aún aquello dicho por Howard Zinn, de que el capitalismo siempre ha sido una calamidad para los pobres, sólo que ahora se ensaña con las manipulables y frágiles capas medias. Hablar de democracia en Estados Unidos es difícil cuando se evidencia el dominio de la ínfima minoría de financistas y jugadores de casino de Wall Street sobre Washington en todas sus dependencias federales, como dijo expresamente un congresista: “Los bancos se han enseñoreado de este lugar” [24] . Ya antes irreprochables patriotas del estilo de Dwight Eisenhower habían advertido del control creciente del complejo militar-industrial, con lo cual puede completarse la triada oligárquica de los EE.UU., es decir banca-industria bélica-militares.

Un punto en el cual podrían existir aspectos en común dentro de nuestros paralelos, es el relacionado con el crisol de pueblos del mediterráneo, es decir Europa, Asia y África constitutivos del crecimiento del imperio romano por la conquista, en el mundo conocido con certeza para aquel momento, frente a la sobreviniente expansión y repoblamiento de los EE. UU. al occidente, a costa del genocidio de los originarios habitantes de ese territorio y al previo secuestro y explotación de millones de africanos. No obstante, el trato discriminatorio a gentes de otro color de piel o de otra cultura, no parece haber sido parte de los valores imperiales romanos, si hemos de tener en cuenta los relatos existentes, a diferencia de la bien definida exclusión motivada en prejuicios étnicos y culturales, los cuales a pesar de luchas incesantes, no han sido derribados hasta el punto en el cual exista una igualdad real, luego de transcurridos más de 200 años de la declaración universal de los derechos del hombre y de la disposición de todos los elementos materiales para establecer un elevado nivel cultural en la población. Leyes estaduales prohibitivas del uso de idiomas diferentes al inglés, o la penalización por no ser caucásico son apenas unos ejemplos actuales de la discriminación en Estados Unidos.

Una vez es disuelta la Unión Soviética el júbilo permite a los más que juiciosos comentaristas, entusiastas apologistas del imperio estadounidense lanzar con el deseo cánticos de alabanza a las fuerzas liberadas de enfrentar tan odioso rival:

“Eliminada la amenaza soviética, Estados Unidos quedó con las manos libres para intervenir prácticamente en cualquier lugar y momento que lo considere oportuno.” [25]

De acuerdo con esto, un gobierno absoluto había tomado para sí el globo terráqueo. Sin embargo, pueblos y gobiernos en varios continentes han hecho caso omiso de las amenazas de fuerza del poder imperial, haciendo ver sus actos de presión diplomática en el papel de exteriorizaciones de su egoísmo histérico, y sus ataques e invasiones como respuesta decadente de quien va perdiendo el dominio de la situación.

A pesar de tan extraordinarios poderes anunciados y la correspondiente existencia de un músculo bélico templado durante 45 años, paradójicamente el planeta tierra no parece ser un lugar tranquilo para quienes dominan a esta nación teóricamente ocupante de un lugar indisputado de supremo gobernante del orbe. La Pax Americana equivalente de la Pax Romana no aparece en ningún continente. Unos pocos años después del optimismo enunciado en el centro capitalista, se da paso intempestivamente a la narración de un presente y un futuro especialmente sombríos, un mundo dominado por la nación más armada y sin aparentes enemigos de peso y al mismo tiempo depositario de incesantes incertidumbres y letales sobresaltos. Un defensor del poder imperial presente dice:

“Será difícil que los estados y los gobiernos locales protejan físicamente a sus ciudadanos… De ahora en adelante el mapa del mundo nunca será estático… será una representación siempre mutante del caos.” [26]

Las razones de fondo para la ocurrencia de tales hechos en un momento como este son misteriosas para la inmensa mayoría de los mortales. La obvia pregunta emanada de tan intimidante afirmación no puede ser otra que ¿Y como enfrentar este caos, este maremágnum universal?

Hay una explicación dirigida a la galería, al populacho, a las masas, que somos todos aquellos no pertenecientes a los círculos plutocráticos y a las burocracias del alto gobierno en Washington. Es la de que el caos se enfrenta con medidas duras pero necesarias de recorte o supresión de las libertades, junto con el correlativo aumento de los poderes represivos a todos los niveles, a la vez que la sospecha se cierne sobre los inconformes, los críticos, los dubitativos o los meros escépticos, sean activos o no. De allí el lema repetido de ¡Seguridad! ¡Seguridad!

Pero en el plano de los postulados reales elaborados por quienes trabajan para los opulentos, el tema es tratado a nivel mundial con ideas recicladas que se van materializando día a día:

“ La manera más lógica para enfrentar el caos, y la que se empleó con más frecuencia en el pasado, es la colonización. Se necesita una nueva forma de imperialismo para imponer el orden y la organización… El mundo postmoderno debe acostumbrarse a aplicar dos pesos y dos medidas” . [27]

Esta profecía imperialista de autocumplimiento esta en perfecta concordancia con el acentuado militarismo del capitalismo estadounidense y en conjunción de con los planes de acumulación de capital de las corporaciones, unos y otros ya establecidos como señores de la guerra en el exterior [28] . La seguridad debe garantizar el despojo y disfrute practicado por los opulentos, la más o menos disimulada recolonización del mundo es el método.

Regresando a Roma dentro de nuestro ejercicio comparativo, a medida que fueron eliminados aceleradamente las tradiciones de los contrapesos institucionales, el autoritarismo se hizo más patente. Los legionarios terminaron por adueñarse del gobierno desde los tiempos de Septimio Severo hacia el año 193 de nuestra era, siendo muy distintos en la manera de justificar su gobierno frente a patricios y plebeyos de la era de la república, aquella de Escipión el Africano, Mario, Sila, Julio Cesar, o de la era imperial de Trajano, Adriano o Marco Aurelio, quienes poseían una aceptación basada en alguna forma en su prestigio como oradores, estrategas, prudentes administradores más que guerreros, e incluso filósofos; aquellos gobernantes de la llamada Anarquía Militar y su fundador Septimio Severo (asimilable étnicamente al Presidente trigueño y actual residente de la Casa Blanca), soportaban su mando fundamentalmente en el enriquecimiento de sus tropas, a la manera como hoy se sustenta el gobierno imperial de Washington en el enriquecimiento de las corporaciones financieras, la industria militar y las tropas.

A los pocos años de iniciado este periodo en Roma se otorga la ciudadanía a todos los habitantes libres del imperio, pero era ya notable la diferenciación de clases entre unos pocos ciudadanos Honestiores y las masas de ciudadanos denominados Humiliores. Así, la ciudadanía tuvo unos bien diferenciados grados en su ejercicio aunque nominalmente se pregonaba su universalidad, la cual, no se puede pasar por alto, excluía de por sí a los esclavos y las mujeres.

La similitud con la pregonada ‘globalización’ actual limitada cuidadosamente a los bienes, capitales y personas del primer mundo y la consecuente discriminación y segregación de dos terceras partes de la población planetaria es evidente, pareciendo seguir un patrón de protocolos y solemnidades maquillantes de una estructura real de control social al servicio del capital. Los dineros fluyen de un extremo a otro del mundo sin barreras de ningún tipo y a la vez los muros, alambradas y leyes de exclusión se van erigiendo en los puntos de contacto entre el sur pobre y el opulento norte. Ayer se extiende la ciudadanía y sin embargo son aumentadas las legiones por el peligro de invasiones de bárbaros y el estado de guerra es permanente. En el segundo milenio de nuestra era en el teórico mundo homogenizado el presupuesto estadounidense para la guerra supera al de todos los restantes países; las zonas de conflicto se encuentran por doquier para Washington.

El pensamiento social romano es muy difundido en el presente, debido a sus notables ingredientes conservadores respecto al poder, los cuales mantienen vigencia para la élite que nos domina. Uno de los aspectos de aquel, el más importante y practicado en la actualidad con lujo de detalles, es la creencia oligárquica y despectiva, de que al pueblo debe mantenérsele sumiso, calmado y leal, a través del binomio alimentos mínimos y diversión gratuita, denominado en Roma ‘Pan et Circenses’. El pan era entregado allí a los ciudadanos por cuenta del estado, los circenses, es decir el ‘circo’, poseía una acepción limitada y se refería esencialmente a los espectáculos de los juegos, las carreras, acrobacias con animales, etc., y estaba a cargo de los hombres ricos.

El pan entregado al pueblo llegó a conformar una institución sólida llamada Annona, dentro de la cual se evolucionó hasta dar a la población gratuitamente o subsidiada junto con el pan, carne de cerdo y aceite de oliva [29] ; es decir, en determinados momentos se generó una especie de estado de bienestar en manos del más despótico gobierno de la antigüedad. Paradójicamente el bienestar social universal y gratuito ha sido constituido en el paradigma de lo detestable por parte del feroz dogma del credo neoliberal, la ideología oligárquica desde el siglo XX hasta nuestros días.

Sin embargo, en justicia, es observable la utilización de distracciones institucionalizadas en la forma de manipulación de tensiones sociales como las descritas, ya por parte del historiador griego Heródoto por lo menos medio milenio antes de nuestra era [30] . En otras palabras, los romanos siguieron costumbres anteriores sobre el control social no violento, pero actuando también con un bienestar nada desinteresado, el cual es cuidadosamente ocultado en la actualidad por alentadores de la tesis del parangón exacto entre Roma y los EE.UU.

En la época de las legiones, actividades que hoy significan diversión para los contemporáneos como las artes, son en el caso de la literatura vistas con suma desconfianza por quienes detentan el gobierno en Roma; los líbelos anónimos etiquetados por las clases dominantes como ofensivos y escandalosos, pululan durante la era republicana y algunos años del principado y el imperio. Historiadores y en general autores de relatos poco favorables a los personajes renombrados de entonces como Tito Labieno, Aulo Cremucio Cordo, Aufidio Baso, o Quinto Asconio, no son nada conocidos en la actualidad pues sus escritos no se conservan hasta el presente, siendo estimados como los ‘historiadores de la libertad’; muchos de sus textos fueron quemados. Otros escritos de seguidores de quienes controlan el régimen si se han conservado, como es el caso de los de Valerio Máximo, Curcio Rufo, Veleyo Paterculo; en consecuencia se nos ha legado una literatura para su época ya empobrecida, tornándose árida, erudita, artificiosa, declamatoria, adulatoria [31] , asunto relacionado con el control de aquella por parte de la oligarquía romana en la forma de una represión conducente al arte de la adulación y el ocultamiento. Esto nos acerca al significado histórico de las contemporáneas maneras de diversión y su ropaje tecnológico, emitiendo su reiterada banalidad y cursilería de casi todas las horas de ocio, con su redundante carácter de alabanza expresa o tácita de quienes ejercen el mando y la forma de organización capitalista, sin tener en cuenta sus aciagos resultados

En el fondo queda expuesto aquello ya mencionado por David Hume de que la minoría mantiene a raya a la mayoría por medio de la opinión o de lo contrario su dominio se desvanecería. [32]

A partir del siglo XX se ha percibido con claridad que

“Desde arriba se moldea continuamente al pueblo porque así es necesario hacerlo para mantener el sistema económico general imperante, y la medida de energía utilizada en este proceso es función directa del grado de capacidad de la gente para apartarse del camino que se le quiere imponer . [33] ”

Para ello se fabrican verdaderos bulos propagandísticos moldeantes de las creencias comunes. Un buen ejemplo de ello en América Latina, lo significó la construcción del mito del “Milagro Brasileño”, una materialización entre otras tantas, de una táctica de control de la población mediante el engaño, como resultado de la lucha por el poder de los elementos oligárquicos nativos brasileños en estrecha alianza con los del centro del poder imperial [34] , en desmedro de amplias capas de la población pauperizada. De tal forma, las mayorías fueron manipuladas al presentárseles el enriquecimiento de unos pocos y sus congruentes obras suntuosas y faraónicas como destinadas a aquellas, con el ropaje de actos de beneficencia hacia la sociedad entera.

De su lado, las calzadas romanas, los foros, puentes, termas, coliseos, anfiteatros fueron expuestos como obras comunes de la civilización romana, hazañas del denominado S.P.Q.R. ( Senatus Populus-Que Romanus ), es decir en nombre del senado y el pueblo romano, cuando fundamentalmente fueron materializaciones del dominio y la expansión de una oligarquía esclavista hacia pueblos bajo su dominio o fuera de él, es decir sojuzgados o por serlo. Ya nos referimos al significado del circo en la sociedad romana, y sabemos que la extensa red de vías dentro del imperio era el resultado de planes de expansión y aseguramiento tanto en la era de la república como en la del imperio.

El tema de las comunicaciones es vital para los gobiernos y los poderes establecidos que les respaldan. Decía el escritor Manuel Vásquez Montalbán acerca de la existencia un monopolio de los medios de comunicación en cabeza de quienes se han atribuido el dominio de la sociedad: “A medida que se complica la máquina de comunicar, la capacidad de dar un proyecto alternativo al sistema es cada vez menor. [35] ”. A un líbelo anónimo en pergamino de papiro, o una pintada en una pared de una calle en una ciudad de la antigüedad, era posible enfrentarle otras sencillas acciones de difusión de ideas. Hasta no hace mucho ante una imprenta se le oponía otra imprenta. Con los satélites y demás artilugios sofisticados en extremo, es mucho más difícil competir y desvirtuar la hegemonía comunicacional [36] . Esta si es una importante diferencia entre lo que tenemos en el siglo apenas iniciado y la antigüedad.

Existe una razón fundamental por la cual la clase dominante se aferra al control de los aparatos de comunicación en las dos épocas. La misma concentración del poder junto con un empleo en su exclusivo provecho ante los ojos de las mayorías desposeídas, resulta indefectiblemente en la deslegitimación de quienes ejercen el mando, es decir, es evidenciado lo espurio del gobierno, generando un descontento en veces activo. A la par, se debe tener en cuenta también que no siempre es conveniente la utilización de la fuerza bruta para contener una agitación transformada en consciente insumisión, cuando las correlaciones de fuerza y las consecuencias de su uso son inciertas. Por ello se debe suplir esta crónica ilegitimidad y carencia de consenso hacia quienes ejecutan el papel de líderes frente a la población, gobernando en secreto o mediante falacias encubridoras de la verdadera situación política de ilegitimidad [37] .

Dicho engaño social, es decir carencia total o parcial de reconocimiento de los gobernantes como agentes del bienestar común, dentro de las reglas occidentalmente llamadas democráticas, puede llegar a extremos que para muchos resultan irreales, pero que ya han sido detectados como de usual ocurrencia en el siglo XX, cuando el fascismo, como mencionaba Toynbee, ha llevado la máscara de democracia [38] . En el presente sufrimos en todo el planeta la existencia de una organización social que en su etimología lleva implícito el teórico mandato de los componentes de la sociedad en general, dirigido a la creación y mejoramiento de un determinado nivel de vida con la cultura y la ciencia de nuestro tiempo y no obstante, en los hechos escuetos, deviene en el cultivo y profundización de una “rapacidad sin obstáculos ni impedimentos”, y en el ejercicio sistemático “de la avaricia y la inmoralidad…” [39]

Vemos como desde la antigüedad es sabido que quienes dirigen el sistema social, para sostenerse en el poder deben realizar una incesante labor de acondicionamiento de aquellos a los cuales deben su posición y la padecen, una mezcla de seducciones, gratificaciones minúsculas y limitadas (el pan y el circo), y no puede faltar la represión, para dar forma a un ideal de ser humano, al cual se le da el papel de masa, en la forma de ser idéntico y consumidor anodino, o marginado indiferente y conformista. Esto es el ser humano ‘normalizado’ al cual se dirige la comunicación deslumbrante e instantánea para prolongar su pasividad. La obtención de este modelo ideal de mujer u hombre aceptante resignado de la pauperización y mengua de sus capacidades humanas, e indolente ante la violencia ejercida hacia ella o él para aquellos propósitos, no es de ninguna manera pacífica sea cual sea el momento histórico:

“Lo que denominamos “normal” es un producto de represiones, negaciones, escisiones, proyecciones, introyecciones y otras formas de acción destructora sobre la experiencia.” [40]

De allí emerge el control en veces poco disimulado de nuestras vidas y políticamente concretado hoy en día como la entrega total de poder a los gobernantes, quienes sencillamente son acuciosos gendarmes del gran capital mundial. Para que ello ocurra sin contratiempos todos y cada uno de los aspectos de la vida biológica y social deben caer bajo el dominio de aquellos [41] , con lo cual y dados los instrumentos tecnológicos desplegados en este tiempo, continuando con nuestra analogía, el ejercicio de gobierno de Nerón, Calígula o Cómodo podrían resultar ser modelo de liberalidad y garantismo ciudadano, frente a nuestro ambiente social.

Poco a poco va emergiendo la percepción de la existencia de un gobierno formal y uno real, uno que es quien desempeña un rol actoral en el decorado escenario de la política y sus luces y grandilocuencia, y otro callado y en la penumbra, y no por ello menos despiadado, el cual toma decisiones [42] ; además de costear a los actores este gobierno se anuncia preferentemente a través de un lenguaje economicista de postulados monetarios y de producción, junto con una retórica social repetidamente vaga e inaplicada. El gobierno real de los plutócratas al ir permanentemente y en ascenso contra de los intereses sociales aplicando impasiblemente mandatos oligopólicos, hace que el gobierno tramoyístico resulte profundamente impopular y sometido a grandes tensiones sociales, a medida que los planes de despojo de la riqueza común son ejecutados implacablemente. En momentos y a veces periodos enteros de la historia, las distintas manipulaciones destinadas a la apatía política resultan precarias, en este instante se retorna a la certeza de que todos los métodos son válidos: se regresa al predominio de la fuerza, pero sin olvidar la indispensable utilización del circo, el fraude y las falacias en diversas cantidades y circunstancias.

El caso del circo si se le mira con detenimiento, es una obviedad recurrente; nuestras preferencias resultan ser semejantes a las de quienes se instalaban en la graderías del Coliseo Flavio o del Circo Máximo; ayer los habitantes de la antigüedad acudían a presenciar a compañías de gladiadores de tal o cual estilo versus los de otro, o a observar circular aurigas de color azul, rojo o verde, unos y otros tenidos como objetos incluso de devoción. Hoy en el Santiago Bernabeu u Old Trafford son exhibidos atletas blancos rojos o azules, en Imola o Lemans se ven circular vehículos con pilotos; jugadores y corredores son venerados como deidades por muchedumbres delirantes. La continuidad de esta manera de aquietar y despolitizar es evidente.

La identificación de este tipo de actividades de control social a nivel general y masivo, resulta ser compleja pues teniendo en cuenta los antecedentes históricos del siglo XX, no puede hablarse sino de la constante readaptación silenciosa pero efectiva de la manipulación, el terror y la mentira, junto con la constante circense.

El tema fue retomado muchos siglos después de Roma por Maquiavelo:

“No creo que se den casos en que la fuerza por si sola sea suficiente, pero se verá en muchas ocasiones, que el fraude por sí solo es bastante.” (Discursos)

Mediante el engaño se efectúa una cuidadosa identificación del control con la seguridad y la falta de novedad en la vida social, lo cual sólo puede ser catalogado como un dominio totalitario de las sociedades [43] , que haría rabiar de envidia al más ególatra y excéntrico de los emperadores.

Tanto en la antigüedad como ahora el poder emerge de cualquier lugar donde la gente se reúna y actúe en concierto [44] , sin justificación alguna pues es un atributo inherente a la existencia misma de las comunidades políticas [45] . En consecuencia debemos tener en cuenta que el poder como tal siempre requiere de mucha gente, mientras que el empleo de la violencia para hacer que la población acate los mandatos, puede permitirse el prescindir de esta [46] , pues depende simplemente de implementos, lo cual pone de presente por su carácter instrumental [47] . Ante la inmensidad de los desequilibrios sociales, la voracidad de los oligarcas de todas las nacionalidades, y no existiendo manera alguna de la obtención de legitimidad a causa de la carencia del poder en algún momento entregado por las masas, se sucede un fenómeno respecto a la violencia como opción irrenunciable por parte de la oligarquía, explicado por Hannah Arendt así:

“cuando la violencia carece de apoyo y del freno del poder, se opera la famosa inversión de medios y fines. Entonces, los medios destructivos determinan el fin con la consecuencia de que el fin será la destrucción de todo poder.” [48]

Es decir una consecuencia de la crónica pérdida de poder de los gobernantes:

“La pérdida de poder se convierte en una tentación de sustituirlo por la violencia y que en tales casos la violencia misma resulta impotente.” [49]

Ha arribado el terror, las poblaciones de África, América Latina y Asia saben mucho de esto. Al respecto, dos milenios atrás se decía que “toda ferocidad procede de la debilidad. [50] ”

De allí que aquellas tácticas de dominio de la población cuando el poder se ha menguado, desde el circo a las mentiras, creciendo hasta llegar al terror, o en combinación de todas para mayor efectividad, cuando se carece casi totalmente del poder entregado por la población, es una práctica a la cual hemos asistido cotidianamente desde el inicio de nuestras vidas.

Ahora bien, en perfecta correlación con la naturaleza de artimaña de aquello de que el gobierno hace las veces de mandatario de nuestra voluntad, cuando realmente es una herramienta de dominio de la acaudalada minoría, quienes ejercen los cargos de mando político han de poseer unas características personales de minusvalía en sus capacidades mentales y éticas, facilitantes de la obediencia irrestricta al gobierno real, a la par de unas dotes histriónicas naturales o adicionadas para la manipulación hacia la simpatía dentro de la opinión pública.

El poeta romano Juvenal describe certeramente el fraude de entonces, dejándonos ver así la magnitud de lo padecido en estos días. Podemos cambiar el nombre del emperador y del filósofo por otros dependiendo el país:

“Si se posibilitaran al pueblo elecciones libres, ¿Quién sería tan perdido que vacilara en preferir un Séneca a un Nerón? [51]

Lo anterior se puede sintetizar manifestando la existencia dentro de los extremos de dominación de la fuerza bruta y persuasión, de otros niveles intermedios muy recurridos, en los cuales de acuerdo a las circunstancias son empleados el timo, la corrupción o/y el circo, procurando el debilitamiento y la paralización de aquello que ha sido definido previamente como enemigo [52] al ser potencialmente insumiso. Ello sucedió en el pasado tanto como en estos momentos sucede.

Son puestas ante nuestros ojos estas prácticas como un plácido ejercicio propio de la naturaleza del homo sapiens, casi un hecho ineludible de nuestra existencia, cuando es sencillamente un producto del manejo amañado del poder en el presente que ya no puede como en épocas de Virgilio, Cátulo, Marco Aurelio o Plotino, abiertamente crucificar, torturar, descuartizar a los levantiscos como quisiera, aunque esto ya puede ser revaluado (Bush y su sucesor Obama, abren un inquietante interrogante, verbi gracia con su poco disimulada implantación de la tortura como forma de intimidación, y su impunidad subsecuente), y no tiene otra alternativa por ahora, que reconocer lo contraproducente de la utilización de la fuerza bruta indiscriminada sobre todo en los lugares donde se aposenta el centro del capitalismo. Justamente allí entra en ejecución la meliflua persuasión de la propaganda (ideada originalmente para difundir precisamente la ideología preilustrada jerárquica y metafísica de la fe católica), como vehículo de difusión de censuras, medias verdades, mentiras absurdas, insensibilidades, etc.

Pero tampoco en estos aspectos se descubrió nada que ya no hubiese sido explorado en la antigüedad por personajes de la talla de Aristóteles o Cicerón; desde aquel entonces es sabido de la persuasión como prueba de la credibilidad del orador, empleando hasta las emociones para conmover a la audiencia. Nada de misterioso en ello encontraron aquellos pensadores en la utilización de estas argucias, pues obedecen a principios claramente establecidos [53] . Los mercenarios de la comunicación de nuestro tiempo, a contrario de la historia se autopostulan como genios vanguardistas, cuando nada de novedoso ejecutan.

De igual forma, debemos tener en cuenta que el dominio social no se basa en medios superiores de cohesión como tal, sino en una organización superior del poder; esto significa en la práctica una abigarrada solidaridad de parte de los amos [54] . Por ello no debemos sorprendernos ni estimar como de mero protocolo y rutina simbólica las permanentes reuniones de jefes de estado y organismos internacionales, o la existencia de clubs y frecuentes encuentros de los ricos del planeta; se requiere una extremada sincronización en la ejecución de planes de dominio global, previendo la ocurrencia de que algún desorientado gobernante u organismo plutócrata pueda mostrar accidentalmente alguna faceta de humanismo y desafinar en la cohesión y desarrollo de la explotación del globo y en el marginamiento de las mayorías. Los emperadores así mismo frecuentemente hacían a sus cónsules, gobernadores, sátrapas, etc., para acudir a recibir instrucciones, en medio de un protocolo de aparente futilidad, el cual sin embargo, ayer como hoy, permite ver la pesada carga de las jerarquías, las órdenes, los chantajes, las dádivas, etc., como ritual de dominación.

Dentro de nuestro paralelo es de resaltar también un par de curiosidades históricas del imperio estadounidense como teórico legatario del romano, enfrentado desde hace tres décadas a la república de Irán, real descendiente de pueblos persas con una cultura de cuatro mil años de antigüedad. Al igual que los emperadores romanos respecto de la dinastía Parta, los gobernantes de Washington procuran subvertir el orden social y político para llevar leales a sus intereses en Irán en un futuro nuevo orden. Irán como Partía, busca unificar los propósitos de sus múltiples etnias y preservar su independencia luego de sufrir el régimen de Mohammad Reza (Sha) sustentado por EE.UU. Roma nunca pudo logar un control duradero sobre tierra parta y siempre debió luego de sus costosas guerras pactar ceses de hostilidades; no faltó el emperador derrotado decisivamente a manos partas.

Respecto del poder, el gobierno real en el actual Irán es ejercido por un líder religioso y un Consejo de Guardianes; el Presidente, los ministros y el Parlamento se encuentran subordinados al veto de aquellos. Su mandato es tutelado. De su parte los estadounidenses excepcionalmente saben que su gobierno está directamente controlado por las corporaciones y otros entes plutocráticos y de allí la imposibilidad por el momento de cambios fundamentales; ningún documento lo establece así, pues es una situación de facto. En Irán la tutoría es abierta, se encuentra en la Constitución. En EE.UU es objeto de una simulación.

Retomando nuestra semejanza, de las citas de romanos renombrados mencionadas, se desprende la visión de un hastío pesimista de parte de las élites cultivadas en la literatura de la Roma imperial, respecto al carácter brutal, despótico y simplista que va adquiriendo esta. El problema es que en aquella era no se encontraba opción humanística realizable, hoy el tema posee muchas variantes que el lector puede llevar su mente en este instante. Empero, si los apologistas del poder imperial exploraran desapasionadamente el pensamiento romano encontrarían que hasta insignes proimperialistas de entonces sabían que:

“No hay en realidad poder tan grande que dure mucho tiempo bajo la presión del miedo.” [55] .

El mayor logro de esta civilización de la antigüedad entre otros, es el haber permitido el establecimiento de una visión distinta a la de los gobernantes y sus mentores, como ideal de comunidad humana, el cual a pesar de todo parece haberse transmitido al presente. Gracias a ello sabemos con certeza de la ausencia de escrúpulos en los proyectos de avasallamiento de los seres humanos y el planeta. Esta compresión distinta de la realidad ‘oficial’ permite vislumbrar una constante en los pueblos de la antigüedad y en los que formamos parte en este siglo: los sometidos tercamente no dan descanso a los amos en la búsqueda del bienestar que en cada época estiman digno. Por ello surgen los imperios actuando sin miramiento alguno.

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Notas

[1] Citado por Cicerón en Sobre los Deberes. Ediciones Altaya S.A. Barcelona 1994. Pag.16

[2] Michael Ignatieff. El Nuevo Imperio Americano. Ediciones Paidos Ibérica S.A. Barcelona 2003. Pag.11

[3] Robert D. Kaplan. El Retorno de la Antigüedad. Ediciones B S.A. Barcelona 2002. Pag.73

[4] Wesley K. Clark. ¿Qué ha Fallado en Irak? Crítica S.L. Barcelona 2004. Pag.158

[5] Joseph Nye. Citado por Michael Mann. El Imperio Incoherente. Pag.23.

[6] Edward Said. Cultura E Imperialismo. Editorial Anagrama S.A. Barcelona 1996. Pag.441

[7] Juan Luis Conde. La Lengua del Imperio: La Retórica del Imperialismo en Roma y la Globalización. Alcalá Grupo Editorial. Alcalá 2008. Pag.23

[8] Cornelio Tácito. Vida de Agrícola. Editorial Planeta de Agostini. Madrid 1999.Pag.76. Tariq Ali también se refiere al tema en el mismo sentido. Bush en Babilonia: La Recolonización de Irak. Alianza Editorial S.A. Madrid 2004. Pag.16.

[9] Cornelio Tácito. Vida de Agrícola. Editorial Planeta de Agostini. Madrid 1999.Pag.74

[10] Declaración del entonces candidato a la presidencia de los EE.UU., y senador John McCain en 2008.

[11] Historia Natural. Libro VII, 92. Ediciones Gredos S.A. Madrid 2003. Pag.47

[12] Historia Romana. I- XXXV. Traducción y comentarios Domingo Plácido Suarez. Editorial Gredos S.A. Madrid 2004. Pag.74 ss.

[13] Basta agregar un par de detalles a la sazón: para ser legionario raso era indispensable saber leer y escribir, pues las consignas se hacían por escrito; o el que el Centurión (eje de la Legión, invariablemente de estrato popular) más antiguo de cada legión tenía derecho propio para asistir a los consejos de Legados, Tribunos o Generales donde se decidían las tácticas de batalla, algo sin parangón en los ejércitos contemporáneos.

[14] Teodoro Mommsen. El Mundo de los Césares. Fondo de Cultura Económica. México 1945. Pag.704.

[15] Grandeza y Decadencia de los Romanos. Calpe. Barcelona-Madrid 1920. Pag.60

[16] Pasaje de una carta de agricultores al Emperador Cómodo (180-193 dne). M. Rostovtzeff. Historia Social y Económica del Imperio Romano. Espasa-Calpe S.A. Madrid 1937. Pag.250.

[17] Ibidem

[18] Diálogos. Ediciones Altaya S.A. Madrid 1994. Pag. 394

[19] Seneca. Citado por Salvador Giner. Historia del Pensamiento Social. Editorial Ariel S..A. Barcelona 1982. Pag.124.

[20] Suetonio. Vida de los Doce Césares. Libro VIII. 18. Editorial Planeta Colombiana S.A. 1998. Pag.172

[21] C. Wright Mills. Elite Del Poder. Fondo de Cultura Económica. México 1957. Pag.258

[22] Robert A. Dahl. ¿Es Democrática la Constitución de los EE.UU.? Fondo de Cultura Económica S.A. Buenos Aires 2003. Pag. 28 ss.

[23] Gore Vidal. El Último Imperio. Editorial Síntesis S.A. Madrid 2002. Pag.185

[24] Senador Richard Durbin. Ralph Nader. Los Bancos son Los Propietarios del Congreso. CounterPunch. En Rebelión. Abril 5 de 2010. http://rebelion.org/noticia.php?id=103544

[25] Robert Kagan. Poder y Debilidad. Europa en el Nuevo Orden Mundial. Taurus. Madrid 2003. Pag.43

[26] Robert D. Kaplan. La Anarquía que Viene. Ediciones B, S.A. Barcelona 2002. Pag.65, 67.

[27] Así habla Robert Cooper, asesor de Tony Blair, aliado incondicional de George W. Bush en su aventura imperial “contra el terrorismo”. The New Liberal imperialism. Observer.co.uk. 7 de abril 2002. http://www.guardian.co.uk/world/2002/apr/07/1

[28] C. Wright Mills. Elite Del Poder. Fondo de Cultura Económica. Méjico 1957. Pag.259

[29] Fergus Millar. El Imperio Romano y sus Pueblos Limítrofes. Siglo XXI de España. México 1988. Pag. 16

[30] Los Nueve libros de Historia. Vol. 1. Hyspánica Ediciones Argentina. S.A. Ediciones Orbis S.A. Barcelona 1988. Pag. 57.

[31] Plutarco. Cuestiones Romanas.

[32] Ensayos Políticos. Ediciones Orbis S.A. Barcelona 1985. Pag.60, 61

[33] Horkheimer. Teodor W. Adorno. Personalidad Autoritaria. Editorial Proyección. Buenos Aires 1965. Pag 908

[34] Armand Mattelart. Cultura Como Empresa Multinacional. Ediciones Era S.A. México 1979. Pag.108

[35] Manuel Vásquez Montalbán. La Aldea de Babel. Pag. 25

[36] Manuel Vásquez Montalbán. La Aldea de Babel. Pag. 26

[37] C.Wright Mills. Elite del Poder. Fondo de Cultura Económica 1957. Pag. 294

[38] Arnold J. Toynbee, Disak Ikeda. Escoge la vida. Emece Editores. Buenos Aires 1980. Pag. 218

[39] Edward Said. Cultura e Imperialismo. Editorial Anagrama S.A. Barcelona 1996. Pag.437

[40] Ronald D. Laing. La Experiencia de la Alienación en la Vida Contemporánea. Editorial Paidos 1971. Pag.25

[41] Hannah Arendt. Los Orígenes del Totalitarismo. Alianza Editorial 1982. Pag. 588, 589.

[42] Hannah Arendt. Los Orígenes del Totalitarismo. Alianza Editorial 1982. Pag. 524

[43] Hannah Arendt. La Condición Humana. Pag.V

[44] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.48

[45] Ibidem.

[46] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.39

[47] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.43

[48] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.50

[49] Ibidem.

[50] Séneca. Sobre la Felicidad. En Diálogos. Pag.230

[51] Sátiras. VIII. 210. Editorial Planeta Colombiana S.A. 1998. Pag. 232

[52] Antonio Gramsci. Citado por Perry Anderson. Fuerza y Consentimiento. En New Left Review 17. Septiembre-Octubre 2002. Tarik Allí. Bush en Babilonia. Alianza Editorial S.A. Madrid 2004. Pag. 256

[53] Anthony Pratkanis, Elliot Aronson. La Era de la Propaganda. Ediciones Paidos. Barcelona 1994. Pag. 40 ss.

[54] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.47

[55] Cicerón. Sobre los Deberes. Pag. 95

Situación revolucionaria y escalada intervencionista en la guerra salvadoreña*

I. APRECIACIÓN GENERAL DEL ESTADO DE NUESTRA GUERRA REVOLUCIONARIA HASTA EL lo. DE ENERO DE 1984

El FMLN constituye el fenómeno político-militar más avanzado que haya conocido el proceso revolucionario latinoamericano hasta hoy.

La envergadura alcanzada por el conflicto no tiene precedentes en toda América Latina. Las fuerzas revolucionarias en tres años de guerra, prácticamente han destruido un ejército al sobrepasar las 16 mil bajas entre muertos, prisioneros y heridos.

El impacto de la actividad militar revolucionaria sobre la economía ha tenido prácticamente paralizado el país durante los últimos dos años y medio de guerra. Sólo el apoyo de Estados Unidos ha sido capaz de mantener en pie al gobierno salvadoreño y rehacerle su ejército.

Los datos concretos sobre las bajas causadas, sabotajes, medios destruidos, posiciones ocupadas y control de terrenos son pruebas fehacientes del avance acelerado del FMLN en un pequeño territorio.

El fenómeno revolucionario salvadoreño, debido a su prolongación, ha superado ya en complejidad a los procesos cubano y nicaragüense, a raíz de que una tercera revolución, obviamente, iba a enfrentar la experiencia y la decisión de Estados Unidos de no permitir otra más en el continente.

El FMLN controla más de cinco mil kilómetros cuadrados, setenta municipios y el 80% del terreno militarmente estratégico, desde el que puede maniobrar y presionar sobre zonas vitales. En la franja norte del país, el ejército tiene ya sólo un endeble y limitado control de dos departamentos: Cabañas y Santa Ana; dos cabeceras departamentales, Gotera y Chalatenango, están rodeadas de territorio guerrillero, y al ejército sólo le es posible sostenerlas manteniendo en ellas casi tres mil efectivos permanentes.

El dominio de la mayor parte de las elevaciones estratégicas y de la cordillera del norte pone al FMLN en total ventaja topográfica sobre el ejército, que poco a poco se ve obligado a defender la franja central del país, donde están la economía y las ciudades principales.

Al alcanzar la ribera del río Lempa y luego de tomar Nuevo Edén de San Juan y obligar al enemigo a abandonar la posición con dos fulminantes ataques sucesivos, el FMLN domina ya todo el nororiente del país. A partir de esto y de la expansión de las áreas de operaciones de las fuerzas de Chalatenango y Guazapa hacia Cuscatlán y Cabañas, otra cabecera departamental, Sensuntepeque, comienza a quedar amenazada al estar envuelta en todos los flancos por el FMLN.

El dominio del terreno, la recuperación de medios de guerra y el desgaste en fuerzas y medios del ejército de la dictadura son elementos en los que fundamentalmente se expresa el avance militar revolucionario. En un año de guerra, de junio de 1982 a junio de 1983, el FMLN logró obtener el control de la quinta parte del país y acabar con casi la tercera parte del ejército salvadoreño.

Una extensa zona de la costa, la cordillera de Jucuarán-Intipucá, se encuentra ya libre de fuerzas enemigas al perder el ejército las posiciones de Jucuarán-Chirilagua en el suroriente.

Esto proporciona una sólida retaguardia al FMLN para presionar y disputar
desde dos direcciones, sur y norte, la estratégica cordillera central de oriente “Tecapa-Chinameca”.

En Chalatenango el FMLN controla 28 municipios y el control enemigo se reduce a la cabecera departamental y las presas hidroeléctricas. En oriente, de un total de 86 municipios, 48 ya no tienen guarnición ni posiciones militares enemigas, y la mayoría de estas últimas están en zonas controladas por el FMLN; de las restantes por lo menos diez tienen poca importancia y son defendidas por paramilitares: el que pasen a control del FMLN es sólo cuestión de tiempo.

Es decir, el ejército está siendo reducido en oriente a una veintena de posiciones, que son la defensa de los puntos vitales de la región (las cuatro cabeceras: San Miguel, Gotera, Usulután, La Unión; un puerto pesquero, El Triunfo; dos puentes estratégicos, sobre la carretera Litoral y Panamericana; un paso frontera, El Amatillo-Santa Rosa, y la más importante zona cafetalera, Berlín-Santiago de María); comenzar a perderlas significa comenzar a perder estratégica y definitivamente la guerra.

Cada vez el ejército se ve más imposibilitado de mantener un equilibrio en el control del país. Las guarniciones del occidente están prácticamente vacías debido al despliegue que éste tiene que hacer en las regiones norte, central y oriental.

La inversión de fuerzas que el ejército debe hacer para mantener la cabecera departamental de Chalatenango y las presas hidroeléctricas (Cerrón Grande, 5 de Noviembre), y para evitar que la desestabilización se profundice en la capital a partir de nuestras posiciones en Guazapa, le impide contener el avance militar hacia zonas vitales en el oriente.

El aniquilamiento de la Cuarta Brigada de El Paraíso, en Chalatenango, amenaza de manera más directa la pérdida de una cabecera, y la voladura del puente Cuscatlán golpea la economía y amenaza a toda la región oriental del país. A partir de esto, se puede prever que en poco tiempo el ejército tendrá que ceder alguna posición de importancia política, militar o económica de manera definitiva en un punto del país.

Más del 80% de la capacidad ofensiva enemiga está en utilización permanente y el ejército no puede echar mano de más fuerzas del resto del país.

El desarrollo de maniobras regionales con cambios en la dislocación de las fuerzas del FMLN a partir del nor y sur-oriente y la extensión de los teatros de operaciones de los frentes de Guazapa y Chalatenango hacia Cabañas, han desconcertado el plan enemigo de equilibrar el uso racional de sus fuerzas.

La agresividad con que, las fuerzas del FMLN del Chinchontepec y Cerros de San Pedro han resistido el plan de limpieza y el plan cívico-militar de disputa de bases sociales, Plan CONARA (Comisión Nacional de Restauración de Áreas), tiene empantanada una gran cantidad de efectivos y tropas especiales en San Vicente.

Con el control de casi todo el nororiente, la voladura del puente Cuscatlán y el dominio de tres municipios de Cuscatlán y tres de Cabañas por parte del FMLN, el ejército está perdiendo la carretera Panamericana, que es la arteria principal del país y prácticamente la única que quedaba estable hacia la región oriental. Esta misma situación comienza a dejar aisladas a las presas hidroeléctricas y las ciudades de Suchitoto y Sensuntepeque,
cabecera departamental de Cabañas.

Las bases contraguerrilleras que el ejército estableció en Guazapa, Chinchontepec y Cacahuatique, han sido burladas por el FMLN, al maniobrar hacia otros teatros de operaciones, y las propias bases comienzan a ser duramente golpeadas con ataques directos a sus posiciones. Esto último significa golpes a la propia línea de defensa
estratégica del enemigo.

El dominio de terreno no es la expansión de una ofensiva insurreccional que terminará en pocos días en las cabeceras departamentales; se trata de un dinámico proceso donde se van conjugando el crecimiento político y militar del FMLN y el mejoramiento de la capacidad de movilización de sus fuerzas con el debilitamiento moral y el desgaste profundo de las fuerzas enemigas.

Esta situación conlleva la imposibilidad del ejército salvadoreño de mantener control permanente y a veces ni siquiera temporal sobre grandes extensiones de territorio, permitiendo que éste sea utilizado con ventaja por el FMLN. Todo esto sucede en el momento en que Estados Unidos había desplegado grandes esfuerzos para resolver la situación del ejército. Cada vez los planes imperialistas son superados más rápidamente por el avance del FMLN.

Los planes de Estados Unidos de formar pequeños batallones Cazadores y de aumento de las tropas especiales, están chocando con serias dificultades debido al desgaste que sufren y el serio problema moral ocasionado por las bajas y la sobreutilización de las fuerzas. Los asesores norteamericanos trazaron paralelamente el plan de crecimiento, todo un diseño ofensivo que supuestamente permitiría al ejército salvadoreño preservar sus fuerzas vivas y proteger las áreas vitales, pero cada vez el desgaste del ejército es mayor y la presencia y actividad del FMLN en zonas vitales se va extendiendo.

La intención de los asesores era detener los avances de aniquilamiento, las capturas de armas y prisionero, y evitar que fueran destruidos puntos vitales de la economía, pero nada de esto ha sido logrado.

Así, el ejército abandonó decenas de posiciones por las que había peleado por más de dos años, sentó bases de operaciones en otros puntos, fortaleció la defensa de puntos neurálgicos y modificó sus tácticas de reacción frente a los golpes del FMLN, tratando de disuadir la actividad ofensiva de éste, sin lograrlo.

II. ETAPAS HISTÓRICAS FUNDAMENTALES QUE DESEMBOCAN EN LA
ACTUAL SITUACIÓN REVOLUCIONARIA, Y FASES DEL DESARROLLO DE LA ÚLTIMA ETAPA DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA (ENERO DE 1981 HASTA FINALES DE 1983)

En el actual nivel de desarrollo de la guerra revolucionaria de nuestro pueblo, inciden de
manera dialéctica diferentes etapas históricas, en las que se van combinando todas las
formas de lucha, hasta colocar la lucha armada como eje fundamental del proceso y de
la actual situación revolucionaria.

En 1930, El Salvador vivió una situación revolucionaria, que desembocó en la primera
gran experiencia de lucha armada con la insurrección de 1932, encabezada por el
Partido Comunista de El Salvador, del cual era máximo dirigente Agustín Farabundo
Martí. Desde ese entonces hasta nuestros días el movimiento revolucionario ha pasado
por un largo proceso de acumulación de fuerzas, que desembocan en la actual situación
revolucionaria y que podemos dividir históricamente en cuatro grandes etapas:

Primera etapa: periodo de las luchas patrióticas y electorales

Comprende las grandes movilizaciones de masas, huelgas y luchas electorales, que
anteceden a las elecciones de 1972, y el propio proceso de movilización de las masas
alrededor de estas elecciones. Incluye las grandes huelgas magisteriales y obreras de
finales de la década de los sesenta. En este periodo se producen los primeros intentos de
iniciar la lucha armada, con la influencia que ejerce la revolución cubana, pero éstos no
llegan a cuajar sino hasta los últimos dos años de esta etapa (1970 a 1972), en los cuales
surgen las primeras organizaciones clandestinas armadas, bajo la forma de guerrilla
urbana. Sin embargo, la lucha armada no aparece todavía en la escena política. El
esfuerzo principal en este momento era la preparación y consolidación de los cuadros,
que la impulsarían y que provenían en su mayoría de la creciente radicalización de la
actividad de las masas durante toda esa etapa.

Segunda etapa: de 1972 a 1975

El elemento más importante de este periodo, es el surgimiento de la lucha armada con
acciones urbanas cada vez con mayor nivel. En marzo de 1972, en la propia coyuntura
electoral, se produce la primera acción armada, la acumulación de fuerzas por parte de
las masas a través de la lucha electoral continúa.

Se establece en estos años un proceso dialéctico de contradicción en las formas de
lucha. El desarrollo de esta contradicción podemos considerarlo como una etapa
necesaria para la acumulación global de todas las fuerzas revolucionarias y la
construcción de su vanguardia.

Quizá la fase más dura de esa contradicción es el año de 1974. En 1974 surge el Frente
de Acción Popular Unificada, al que podemos considerar el primer esfuerzo del
movimiento revolucionario por una nueva alternativa para las masas, que se articulará y
potenciará con la lucha armada. Es el FAPU también la primera expresión del nuevo
tipo en la idea de la unidad y la concreción de alianzas políticas con otros sectores
sociales.

Todas las corrientes del movimiento revolucionario entran en la búsqueda de nuevas
alternativas para las masas, cada quien a partir de sus propias experiencias.

Tercera etapa: de 1975 a 1981

El elemento más importante de este periodo es el surgimiento de nuevas formas en la
lucha de las masas; aparecen la autodefensa y la milicia popular acompañando las
huelgas, las acciones de calle, se profundiza la guerrilla urbana y comienzan a surgir las
primeras unidades militares en el campo.

El hecho síntesis de este periodo es el surgimiento del Bloque Popular Revolucionario,
en agosto de 1975. Es a partir de allí que se van conjugando de manera ascendente las
luchas reivindicativas de las masas con formas combativas de la violencia de las
mismas, la profundización de la conciencia de clase y el fortalecimiento de la lucha
armada como forma principal de lucha. En esta etapa se produce la primera agudización
de la situación revolucionaria, durante los primeros meses de 1980. El rezago de las
condiciones subjetivas, expresado en la creciente y aún precaria e incompleta unidad del
movimiento revolucionario, imposibilitó aprovechar aquella coyuntura para la toma del
poder. Sin embargo, esta etapa es sin lugar a dudas de una enorme riqueza histórica y
política, y de una significación decisiva para el curso ascendente de la revolución.

Se vuelve unánime el criterio de que la lucha electoral y demás formas tradicionales de
lucha se habían agotado como vía fundamental hacia la toma del poder, y se pasó al
consiguiente proceso de unificación de todas las fuerzas revolucionarias en torno a la
lucha armada, dando origen al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN), lo cual fue la configuración definitiva de la vanguardia de la revolución, y por
ello, el elemento estratégico fundamental de la misma.

Se formó el Frente Democrático Revolucionario (FDR), núcleo de la alianza de las
fuerzas revolucionarias con amplias fuerzas democráticas, que se constituyó en órgano
aglutinador y canalizador de la acción política en lo nacional e internacional,
particularmente de la lucha diplomática. Este núcleo está llamado a promover nuevas y
más amplias alianzas patrióticas.

Cuarta etapa: del 10 de enero de 1981 hasta nuestros días

En este periodo, las fuerzas revolucionarias, tomando por base el alto grado de
organización y radicalización de las masas, convirtieron la lucha armada en la forma más desarrollada y avanzada de la lucha, profundizándose la guerra revolucionaria y
comenzando a centrarse todo el proceso de acumulación de fuerzas en torno al
fenómeno militar revolucionario, hasta el punto de derrotar los primeros escalones de la
intervención imperialista y abrirse la posibilidad de una segunda agudización en la
situación revolucionaria.

• Diferentes fases del desarrollo de la última etapa de la guerra revolucionaria (enero de
1981 a finales de 1983)

Primera fase: consolidación de la retaguardia y construcción del ejército revolucionario
Esta etapa se inicia con la ofensiva del 10 de enero de 1981, y abarca los meses de enero
a junio de ese año. La característica fundamental de esta etapa es la defensa de
posiciones y el desgaste de las fuerzas enemigas. El enemigo mantiene totalmente la
iniciativa militar; nuestro planteamiento estratégico fundamental de ese periodo lo
resumimos en la idea de “resistir, desarrollarnos y avanzar”.

Este periodo se inicia el 10 de enero de 1981 con una ofensiva generalizada políticomilitar en cuyo plan la insurrección constituía un elemento estratégico. Esta acción, a pesar de su realización tardía respecto al punto crítico de la situación revolucionaria (enero-junio de 1980), se convierte en un salto activo de acumulación de fuerzas cuando se estableció como continuidad inmediata una fase de resistencia y de desarrollo, que constituyó un gran acierto estratégico al permitirle al FMLN asegurarse una retaguardia.

La construcción y defensa de las bases de apoyo (territorios de retaguardia y al mismo
tiempo frentes de combate) fue el planteamiento necesario en esta fase, para ganar y
consolidar el terreno a partir del desgaste que sufría el ejército en cada operativo de
limpieza.

La táctica fundamental en este periodo fue la defensa escalonada de posiciones, que sin
llegar a convertirse en una guerra de posiciones permitió al FMLN la asimilación de una
experiencia táctica en lo militar, que en un futuro sería de gran valor no sólo defensivo
sino también ofensivo.

El ejército sufre en esta fase centenares de bajas, intentando inútilmente aniquilar y
desalojar a nuestras fuerzas de sus bases.

La resistencia a las operaciones de limpieza es el elemento que nos permite foguear a
nuestras fuerzas y cubrir la primera gran escalada de desgaste del enemigo, que a pesar
de sus grandes y prolongados operativos no logra obtener una sola victoria militar.

En los frentes, nuestro dominio del terreno se reducía a pequeños espacios dispersos, en
los cuales podíamos preparar a los combatientes y sobrevivir a partir de la relación y la
organización con las masas campesinas de las zonas. Dentro de las propias zonas de
retaguardia comienzan a aparecer las primeras manifestaciones del poder popular a
través de la producción, la alfabetización, la salud, etcétera.

En este periodo, las acciones ofensivas del FMLN se limitaron a las tomas del
municipio de Nuevo Edén de San Juan en el departamento de San Miguel y Villa El
Rosario en el departamento de Morazán. En esta última toma fue aún la resistencia la
característica principal, ya que el municipio permaneció dieciocho días en manos del
FMLN sin que el ejército pudiera retomarlo.

El ejército se mantuvo 44 días continuos en operaciones tratando de controlar el cerro
de Guazapa, y la tenaz resistencia que se ofreció, permitió que el frente más cercano a la
capital sobreviviera. Los intentos del enemigo por destruir Radio Venceremos
provocaron en ese periodo dos operativos continuos en Morazán que duraron más de un
mes.

También la resistencia tenaz del FMLN en Chalatenango a los sucesivos operativos de
limpieza de estos meses permitieron el dominio de la cordillera norte del departamento,
pero la resistencia activa no sólo fue patrimonio de los frentes, favorecidos por el
terreno, sino también de lugares que tenían clara desventaja por su estrechez o falta de
topografía adecuada para el combate, como los casos de San Vicente, Jucuarán y San
Agustín. Sólo la estrecha relación del FMLN con las masas y el heroísmo desplegado
por los jefes y combatientes es capaz de explicar la forma exitosa en que el FMLN
superó este periodo que ha constituido el más difícil de los tres años de guerra.

Segunda fase: inicio de las acciones ofensivas de la disputa por la iniciativa estratégica.
Comprende de julio de 1981 a junio de 1982

Este periodo se inicia con la campaña de julio y agosto de 1981, cuando el FMLN logra
dar el primer golpe militar de importancia con la toma de Perquin, la captura de los
primeros prisioneros y la recuperación de más de medio centenar de armas de guerra.

En esta misma campaña el FMLN da sus primeros pasos en la coordinación de la acción
combativa de sus fuerzas en los diferentes frentes y en la utilización del sabotaje como
línea sistemática de desestabilización del poder enemigo.

El control esporádico de carreteras y el corte de la energía eléctrica aparecen en gran
escala en este periodo y obligan al enemigo a comenzar a dispersar sus fuerzas. El
FMLN mantiene también sabotaje urbano en la capital.

El ejército enemigo mantiene la iniciativa, pero el FMLN lo obliga a desplegar la
totalidad de sus fuerzas y en los meses finales de 1981 el FMLN logra una sucesión de
golpes militares exitosos en Chalatenango y Morazán, que comienzan a representar
niveles significativos para el desgaste enemigo, al capturarse decenas de fusiles y
prisioneros en cada operación.

El FMLN intentó repetir consciente o inconscientemente el esquema de “gran ofensiva”
el 28 de marzo de 1982, y aunque no logró los objetivos principales, consiguió
acumular nuevas experiencias tácticas que le permitieron luego un gran avance
cualitativo en lo militar. Sin embargo, en el terreno político se produjo una crisis
temporal que dura de marzo a junio del 82, tiempo en que el FMLN reacomodó sus
fuerzas y su táctica para avanzar en la disputa por la iniciativa militar estratégica;
durante esta etapa los asesores yanquis juzgan que es necesario que el ejército crezca
aceleradamente y aumente el número de batallones de reacción rápida y que se apliquen
nuevas tácticas de contrainsurgencia para poder enfrentar la situación. En ese marco
llevan a Fort Bragg, Estados Unidos, a los primeros 1500 soldados y oficiales
salvadoreños, que serían entrenados para convertirlos en una unidad modelo de la
dictadura.

Tercera fase: junio de 1982 a agosto de 1983

Toma de la iniciativa militar estratégica por parte del FMLN. La característica
fundamental de esta etapa fue que las acciones del FMLN pasaron cada vez más a
determinar el curso de la guerra. El ejército enemigo va pasando cada vez más a la
defensiva; la mayor parte de las acciones y operativos enemigos son una respuesta y
comienzan a ser menos frecuentes y de tiempos más reducidos.

Si bien el FMLN no logra todavía mantener un ritmo ininterrumpido de actividad
combativa, su accionar ofensivo es el elemento dominante de la guerra.

Luego de la crisis temporal de finales de la etapa anterior, el FMLN comenzó a aplicar
con sentido estratégico el principio de la concentración de fuerzas y abrió nuevos teatros
de operaciones. Se logra así cambiar bruscamente el curso estratégico de la guerra con
la campaña “Comandante Gonzalo” en junio de 1982, cuando se produce la victoriosa
batalla del Moscarrón en el departamento de Morazán, el primer aniquilamiento en gran
escala (dos compañías) que asentó de manera firme el ritmo de acumulación que debía
seguir la guerra en adelante.

Las ideas de la insurrección desatada a voluntad y de “gran ofensiva”, dejan ya de ser
elementos que rigen los planes del FMLN a partir de que se logra una mayor
comprensión de las características que había cobrado ya nuestra guerra revolucionaria.

En octubre de 1982 se produjo otro momento de importancia estratégica: el FMLN
logra una mejoría sustancial en la coordinación y simultaneidad de sus acciones. El
FMLN comienza a ganar puntos estratégicos de terrenos cercanos a la retaguardia y a
expandir sus áreas de control. Las acciones de aniquilamiento de fuerzas enemigas se
multiplican y profundizan tanto que sólo la ayuda es capaz de mantener en pie al
ejército. El sabotaje cobra dimensiones de alcances estratégicos en la desestabilización
de la dictadura, al punto que también sólo la ayuda yanqui es capaz de mantener en pie
la economía del país y la precaria cohesión del bloque de poder de las clases
dominantes. El FMLN comienza a dominar de manera definitiva o temporal pequeños
municipios y son miles de kilómetros cuadrados los que quedan bajo control. Todas las
posiciones menores del enemigo próximas a los frentes fueron tomadas por el FMLN y
otras abandonadas al no poder defenderlas. Caen temporalmente en poder del FMLN
ciudades de importancia: Berlín y Santa Rosa de Lima (cada una de más de 30 mil
habitantes).

En la segunda mitad de esta etapa el ejército enemigo entra en una profunda crisis que
obliga a los asesores yanquis y al Alto Mando a readecuar su táctica, pero estableciendo
de antemano que se encuentran a la defensiva y que su principal objetivo es parar el
ritmo ofensivo del FMLN. El ejército enemigo readecúa toda su defensa, concentra sus
tropas dejando al FMLN sin objetivos inmediatos y lanza en los departamentos de San
Vicente y Usulután el modelo del plan CONARA (Comisión Nacional de Restauración
de Áreas). Esto provoca una reducción sensible de la actividad militar del FMLN, que
debe reacomodar sus fuerzas y buscar nuevos teatros de operaciones para mantener la
iniciativa. Este impasse dura de julio a agosto de 1983.

Cuarta fase: de septiembre de 1983 hasta finales del año

El FMLN profundiza la ofensiva e inicia la disputa por zonas vitales del país,
comenzando a presentarse la posibilidad de una segunda agudización de la situación
revolucionaria y de una intervención yanqui.

El FMLN sigue expandiendo la retaguardia; comienzan a quedar ciudades y carreteras
estratégicas como “tierra de nadie”. El ritmo de bajas y prisioneros se incrementa de
manera alarmante para el enemigo. La moral del ejército se convierte en una
preocupación central para los asesores yanquis, debido a la enorme cifra de deserciones.

El poder popular pasa a formas más desarrolladas al asumir el FMLN la autoridad
política y militar de decenas de municipios y casi la totalidad de tres departamentos
(Chalatenango, Morazán y San Miguel). Se está llegando así al límite divisorio entre
dos tipos de guerra de contrainsurgencia del imperialismo: el límite entre la “guerra
especial”, ya casi agotada, y la “guerra local”, que puede iniciarse con la decisión de
enviar a nuestro país tropas de Estados Unidos y/o de sus títeres regionales.

• Estadística

Primera fase: enero a julio de 1981

En esta etapa la recuperación de armas fue prácticamente insignificante, lo mismo que
la captura de prisioneros. Se destruyó (10 de enero) el cuartel de la Segunda Brigada de
Infantería en Santa Ana.

Las bajas totales causadas al enemigo fueron novecientas (dato dado por Napoleón
Duarte).

Segunda fase: julio de 1981 a junio de 1982 (un año)

Fusiles capturados: 479.
Armas de apoyo: 31, que incluyen 10 ametralladoras livianas, 6 lanza-granadas M-79, 5
cañones ligeros 90 mm., 3 morteros 81 mm., 7 no especificados.
Bajas enemigas: 3718 (datos dados por el general García).
Prisioneros: 178.
En operación comando al cuartel de la Fuerza Aérea se destruyeron 20 aviones y 8
helicópteros.
Fue volado el Puente de Oro, el más grande e importante del país.

Tercera fase: del 5 de junio de 1982 a septiembre de 1983 (quince meses, los tres
últimos con escasa actividad)

Fusiles capturados: 2964.
Armas de apoyo capturadas: 148 (50 ametralladoras livianas, 2 ametralladoras pesadas
calibre 50, 45 lanzagranadas M-79, 15 cañones ligeros 90 mm., 1 cañón ligero 57 mm.,
20 morteros calibre 60 mm., 13 morteros calibre 81 mm., 2 morteros pesados calibre
120 mm.).
Bajas enemigas: 6826 (dato general Vides Casanova).
Prisioneros: 1134.
Fueron derribados en combate un avión A-37 y dos helicópteros; decenas fueron
averiados.
Se hizo prisionero de guerra al viceministro de Defensa.
Cuarta fase (en desarrollo): 3 de septiembre de I983 al 1 de enero de 1984 (solamente
cuatro meses)
Fusiles: 1422.
Armas de apoyo: 116 (19 cañones ligeros 90 mm., 40 ametralladoras livianas, 3
ametralladoras pesadas calibre 50, 30 lanzagranadas M-79, 10 morteros calibre 81 mm.,
11 morteros calibre 60 mm., 2 morteros pesados calibre 120 mm.).
Bajas enemigas: más de tres mil hasta el primero de enero. Prisioneros: 753. Se realizó
un ataque artillero de gran envergadura al cuartel más grande del país (Tercera Brigada
de Infantería) y prácticamente se tomó la tercera ciudad en importancia (San Miguel).
Se tomó y destruyó totalmente el cuartel de la Cuarta Brigada de El Paraíso,
Chalatenango. Se realizó la voladura del Puente Cuscatlán, segundo puente en
importancia del país (después del Puente de Oro, que ya fue destruido).
Datos globales de tres años: 11 de enero de 1981 a 1 de enero de 1984
Fusiles: 4862.
Armas de apoyo: 295 (100 ametralladoras livianas, 5 ametralladoras pesadas calibre 50,
81 lanzagranadas, 40 cañones ligeros 90 mm., 26 morteros calibre 81 mm., 31 morteros
calibre 60 mm., 4 morteros pesados 120 mm.). Total de armas capturadas al ejército por
el FMLN: 5157.
Bajas enemigas: 14,444; prisioneros: 2,065. Total de bajas entre prisioneros, heridos y
muertos: 16,509.

Para hacernos una idea de los resultados generales y el desarrollo de la guerra en tres
años podemos decir que el FMLN capturó armas para unos catorce batallones de
cuatrocientos efectivos cada uno y puso fuera de combate cuarenta batallones enemigos
de igual composición. Atacó con éxito tres cuarteles de gran importancia (Segunda
Brigada de Infantería, Tercera Brigada de Infantería y Fuerza Aérea), y tomó
completamente uno (Cuarto Brigada de Infantería). Voló los dos puentes más
importantes del país. Inutilizó un 30% de las comunicaciones y provocó pérdidas
económicas por más de mil millones de dólares.

III. ENFOQUE CRITICO DE LOS DIFERENTES PLANES ESTRATÉGICOS DEL FMLN EN LA ÚLTIMA ETAPA DE LA GUERRA

Nuestro proceso de guerra ha cobrado una enorme complejidad, lo que ha generado
muchas dificultades en su comprensión. Luego de tres años de guerra ha sido posible
sacar conclusiones críticas de nuestro desarrollo para que el FMLN pueda unificar su
opinión en torno a ella.

La proximidad histórica entre los procesos revolucionarios nicaragüense y salvadoreño
mantuvo a este último durante un largo periodo bajo el parámetro y la búsqueda de una
insurrección general.

A partir de enero de 1981, el fenómeno revolucionario salvadoreño tomó un nuevo
curso de acumulación de fuerzas; que al ser enfocado durante casi dos años desde una
óptica insurreccional y comparativa con el proceso nicaragüense, fue visto por muchos
con sentido negativo: ello no dejó ver con claridad que se estaba produciendo un
proceso de características diferentes, que su desarrollo era y es positivo hacia la victoria
y que se estaba incluso acumulando fuerzas y condiciones que darían al FMLN la
posibilidad de enfrentar hasta una intervención de Estados Unidos.

Desde enero de 1981 a esta fecha los asesores yanquis han diseñado diversos planes
militares estratégicos y diferentes planteamientos tácticos, que uno a uno han sido
derrotados por las fuerzas del FMLN, obligando cada vez a niveles mayores de
intervención. La derrota de los esquemas estratégicos y tácticos norteamericanos y de
los planes del Alto Mando ha provocado sucesivas crisis en el ejército; una de ellas
llevó incluso al cambio del general García como ministro de Defensa. El actual Alto
Mando está ya en una situación similar.

El proceso revolucionario salvadoreño ha tenido la capacidad de derrotar de manera
sucesiva diferentes formas de gobierno aplicadas por Estados Unidos, con el objetivo de
estabilizar y consolidar el tambaleante poder de la dictadura: de 1979 a 1983 se han
sucedido cinco gobiernos diferentes incluyendo fuerzas aliadas de Estados Unidos, que
han constituido formulaciones de apariencia no dictatorial como es él caso de la
Democracia Cristiana.

Los gobiernos derrotados por el FMLN son:

• Gobierno del general Romero, derrotado en octubre de 1979.
• Primera Junta de Gobierno, de octubre de 1979 a diciembre de 1979.
• Segunda Junta de Gobierno, de enero de 1980 a marzo de 1980.
• Gobierno de Duarte, de marzo de 1980 a julio de 1982.
• Gobierno de Álvaro Magaña, de julio de 1982 hasta hoy.

En El Salvador el imperialismo ha gastado prácticamente todos sus cartuchos políticos
con Duarte, la Democracia Cristiana, las elecciones, las reformas y otros. Estados
Unidos ha intentado de todo en El Salvador y sin embargo, el FMLN ha logrado
mantener su empuje militar y un sólido respaldo social que demuestra ser uno de los
procesos más radicales y clasistas de América Latina.

En El Salvador no solamente se está derrotando a una dictadura proimperialista, sino
que se están enfrentando, cada vez de manera más clara, dos polos de la sociedad
salvadoreña, cada uno con su propio proyecto histórico y de poder.

Si eliminamos la visión de la definición acelerada de la guerra, de la explosión
insurreccional, o de la victoria en una sola batalla militar, veremos que con su propia
velocidad, con sus propios tiempos, el avance del FMLN es sólido y se encuentra en una adelantada etapa de desarrollo. El FMLN no ha dado ni un solo paso atrás en su proceso de acumulación de fuerza, muy a pesar de los errores políticos y militares cometidos. El FMLN ha demostrado una ágil capacidad de corrección de errores y de adaptación a las nuevas situaciones del proceso.

La línea de “RESISTIR, DESARROLLARSE Y AVANZAR”, y los planes elaborados
para junio del 82, que dieron como resultado la victoriosa batalla del Moscarrón en
Morazán, son los planteamientos que más se adaptan al carácter que había cobrado la
guerra y probaron su justeza.

Los planes que se elaboraron después del 28 de marzo de 1982 han sido más realistas,
pero la idea de una victoria rápida nos llevó a esperar el triunfo en una batalla síntesis
que desencadenara un avance ininterrumpido, lo cual, en realidad, no correspondía a las
características que nuestra guerra había tomado ya.

No pocos, partiendo dé un esquema comparativo con la insurrección nicaragüense,
llegaron a plantear que el FMLN había perdido a las masas. Esto es en absoluto un
gravísimo error; son las masas las que salvaron al FMLN y le dieron capacidad de
resistir y avanzar en la guerra para enfrentar la escalada de intervención de los Estados
Unidos.

Dicho de manera más clara, el rico y ascendente proceso de lucha de masas en El
Salvador dio las bases para poder adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por la
escalada intervencionista de Estados Unidos. En ese sentido son las masas las que
salvaron al FMLN de los intentos tardíos de éste por aplicar una concepción
insurreccional en un momento en que ya la guerra había cobrado otro giro.

En la modificación radical de las condiciones políticas, militares, morales e
internacionales en las que el FMLN está desarrollando su proceso de guerra, reside la
explicación de las necesarias etapas de acumulación por las que ha ido pasando.

Esto explica el ritmo de guerra que ha llevado el FMLN, que conjuga la ofensiva
continua de todos sus tipos de fuerzas, con la realización de campañas en las que
tensiona sus agrupaciones estratégicas, para buscar nuevos avances políticos y militares.

En cada campaña el FMLN logra nuevas y mejores condiciones que le permiten
mantener, cada vez más, un ritmo más ininterrumpido de guerra, que lo va acercando a
la posibilidad de una ofensiva general estratégica.

Esto es manifiesto en el hecho de que cada vez los periodos de campaña del FMLN son más prolongados y más cortos los espacios entre una y otra.

EL SALVADOR

Territorio controlado por el FMLN

Es previsible que el fenómeno revolucionario salvadoreño tendrá una expresión
insurreccional y una gran batalla militar en su desenlace, pero es difícil prever el
momento en que se conjugarán todos los factores que llevarán a la situación que haga
posible tal desenlace. Lo que sí es evidente es que el FMLN mantiene una acumulación
acelerada de fuerzas y un irreversible paso hacia la victoria.

IV. ANÁLISIS DEL PLAN ESTRATÉGICO DEL ENEMIGO
El imperialismo debió pasar en El Salvador por todo un proceso en el que sus diferentes
planes, estratégicos y tácticos, han tenido que reacomodarse a partir del debilitamiento
político-militar de la dictadura y de la consiguiente necesidad de niveles superiores de
intervención.

En esencia el plan estratégico norteamericano se mantiene más o menos el mismo,
aunque asume diferentes modalidades y tácticas de acuerdo a las condiciones que va
tomando la guerra.

Los puntos fundamentales del plan imperialista son:

a] cortar los abastecimientos logísticos;
b] exterminar, controlar o reducir la base social del FMLN;
c] someter al FMLN a una guerra de desgaste.

Para 1981 el imperialismo puso más énfasis en el exterminio de la base social y para
1983, ante el fracaso de ese empeño, deciden disputar la base social al FMLN
valiéndose de planes “cívico-militares” (CONARA) parecidos al de las “aldeas
estratégicas” aplicado en Vietnam.

Las medidas para tratar de cortar los abastecimientos logísticos han ido aumentando y
abarcan ahora presiones políticas, agresiones a Nicaragua y presencia de tropas en el
área con aviones y barcos de guerra.

A resultas de que el último año de guerra el FMLN tomó la iniciativa militar estratégica
y tiene al ejército de la dictadura en una profunda crisis moral, el imperialismo ha
debido reelaborar sus esquemas estratégicos para buscar prolongar la guerra
combinando planes de defensa y sobrevivencia del ejército, con planes para
desarrollarlo y hacerlo crecer de manera acelerada.

Las características básicas del plan estratégico y de las tácticas militares más recientes aplicadas por Estados Unidos de junio de 1983 a finales del mismo año, podemos sintetizarlas en los siguientes aspectos:

1] establecer una contención a los golpes militares del FMLN y proteger las áreas
vitales;
2] hacer crecer aceleradamente las fuerzas del ejército para buscar tomar la iniciativa en
una etapa posterior;
3] estrangular logísticamente al FMLN, con control terrestre, marino y aéreo a El
Salvador y con el control de los corredores internos, sosteniendo posiciones en puestos
supuestamente importantes dentro de éstos;
4] disputar la base social al FMLN, cambiando la imagen del ejército y desarrollando el
proyecto de la Comisión Nacional de Restauración de Áreas (CONARA) en las zonas
críticas.

De todos estos elementos se deduce claramente que se trataba de un plan defensivo para
acumular fuerzas.

El plan enemigo se tradujo, en la práctica, en la aplicación de una serie de tácticas, e
incluso de cambios de los mandos del ejército para garantizar el desarrollo del plan.
En el aspecto militar los planteamientos tácticos básicos del enemigo fueron los
siguientes:

a] redujo al máximo la defensa de posiciones fijas, eliminando las posiciones menores
que podían ser aniquiladas por el FMLN.
b] estableció posiciones mayores, que supuestamente tenían capacidad de resistencia y
podían esperar refuerzos que avanzaran en maniobras, evitando ser emboscados. El
objetivo de esto era lograr detener las capturas de armamento y prisioneros al ejército
por parte del FMLN.
c] pasó a defender sólo puntos de valor militar, político o económico estratégico,
cediendo terreno en aquellos que no tuvieran ese valor.
d] buscaron hacer uso equilibrado de las fuerzas, evitando los grandes operativos en un
solo punto y tratando de aprovechar más las fuerzas locales.
e] establecieron una táctica de defensa en movimiento, en base a patrullajes y
persecución a las fuerzas del FMLN para evitar que éstas organizaran y prepararan
operaciones. En esto, consideraban que jugarían un papel fundamental los pequeños
Batallones de Cazadores, de estructura más ágil y menos pesada. Este conjunto de
lineamientos fueron establecidos para tratar de detener las victorias militares del FMLN,
de finales de 1982 y principios de 1983.

El principio fundamental del plan era realizar una economía de fuerza, que le permitiera
defender menos posiciones y mantener más tropas en operaciones, intentando, por lo
menos, desorganizar las fuerzas del FMLN a las que supuestamente buscaría para
mantenerlas sometidas a persecución y desgaste.

Al comenzar a concretar sus planes de cambios en la táctica, el ejército estableció en
junio de 1983 tres grandes bases de operaciones contraguerrilleras, en zonas críticas:
Guazapa (departamento de Cuscatlán), Chinchontepec (departamento de San Vicente) y
Cacahuatique (departamento de Morazán). A partir de cada una de ellas se suponía que
intentaría desarrollar las nuevas tácticas y los planes de disputa de la base social con el
plan CONARA, que teóricamente tiene como meta máxima formar fuerzas de defensa
civil de nuevo tipo, dirigidas por el ejército.

El proyecto piloto de las nuevas tácticas elaboradas por los norteamericanos, funcionó
bajo el nombre de “Plan Bienestar” para San Vicente, donde el FMLN había desgastado
las fuerzas del Centro de Instrucción de Ingeniería de la Fuerza Armada, la Quinta
Brigada y el Cuarto Destacamento, y donde había afectado seriamente la economía.

La maniobra militar consistió en concentrar la mayoría de los batallones élites, Ramón
Belloso, Atonal, reforzados por los Batallones de Cazadores Pipil y Jaguar,
utilizándolos para el cerco y desgaste de la guerrilla mientras entrenaban en el combate
nuevos batallones Cazadores, fuerzas que utilizaban para la persecución y el rastrillaje
de la guerrilla. Se crearon dos centros de entrenamiento por parte de los
norteamericanos en Zacatecoluca y San Vicente, y acompañaron este plan con medidas
de acción cívica.

El FMLN readecuó sus fuerzas ubicadas en esa región, desarrollando acciones efectivas
en medio del operativo enemigo, permitiendo al FMLN asimilar las tácticas del ejército
enemigo, crecer y estar en condiciones de derrotarlas.

El establecimiento de una nueva táctica por parte del ejército significaba un nuevo nivel
de escalonamiento de la guerra, que traía consigo el incremento de sus fuerzas locales,
mediante una estructuración más ligera y menos pesada (Batallón Cazadores). Esto
obligó al FMLN a reacomodarse para continuar sus acciones por el curso militar más
acertado e inteligente, haciendo el uso máximo de las nuevas condiciones de terreno y
de la capacidad acumulada.

El cambio de táctica por parte del ejército lo lleva también a establecer en el terreno una
línea de defensa que le alejaba los objetivos militares al FMLN. Esta meta de nuevas
tácticas defensivas para el ejército y de reacomodo ofensivo para el FMLN produjo un
impasse en el mes de junio-julio y agosto de 1983.

Para el FMLN, este necesario reacomodo de fuerzas planteó la necesidad de extender
los teatros de operaciones y abrir otros nuevos; reagrupación y reestructuración de las
unidades militares, el establecimiento y estudio de nuevas bases de operaciones, que
fueran capaces de resolver el problema de abastecer y mantener el combate con
unidades mayores; diseño de nuevas líneas de trabajo político para incorporar al
combate a nuevos sectores de la población de características totalmente diferentes a las
zonas de retaguardia; y la distribución de reservas logísticas de acuerdo a los nuevos
planes.

El pequeño impasse de estos meses, provocado por el reacomodo de las fuerzas del
FMLN, puso a cantar victoria a los imperialistas y a la dictadura, y no dejó de confundir
a más de algunos revolucionarios débiles de espíritu, que faltos de visión y capacidad
para entender las leyes y características de la guerra revolucionaria salvadoreña,
perdieron la perspectiva y creyeron en la propaganda del éxito de la táctica
norteamericana en El Salvador.

Si el FMLN en ese periodo, en el afán de acomodarse a las necesidades de la coyuntura
internacional, hubiera seguido una estrategia lineal, buscando continuar sus acciones en
los mismos teatros de operaciones y con la misma dislocación de sus fuerzas, hubiera
hecho exactamente lo que los yanquis querían que hiciera para que tuviera éxito la idea
de desgaste.

La táctica norteamericana no fue otra cosa que un repliegue del ejército a otras
posiciones, para establecer una nueva línea de defensa. El breve vacío de actividades
fue el tiempo lógico y justo que el FMLN necesitaba para reacomodar sus fuerzas de
manera acertada, y comenzar a romper las nuevas tácticas y la nueva línea de defensa
del ejército.

Un ininterrumpido proceso de victorias, que comenzó el 4 de septiembre de 1983 con el
ataque a la Tercera Brigada de Infantería y prácticamente la toma de San Miguel,
tercera ciudad en importancia del país, acabó en pocas semanas con todas las líneas
básicas de la táctica de los asesores norteamericanos.

El planteamiento de que posiciones más fortificadas y con más tropas podrían resistir
los ataques del FMLN fue derrotado, ya que compañías completas en posiciones fueron
aniquiladas, desalojadas o capturadas por el FMLN en Tenancingo, Tejutepeque, El
Triunfo, Nuevo Edén de San Juan, Anamorós, etcétera.

La idea de que los refuerzos podrían llegar a tiempo a los objetivos atacados fue
también derrotada, ya que agrupaciones completas de batallones especiales fueron
contenidos y desgastados eficazmente, no pudiendo llegar a tiempo para reforzar
posiciones que fueron aniquiladas.

Decenas de nuevos municipios, e incluso ciudades cercanas a puntos vitales, pasaron a
control del FMLN.

La situación difícil en que se vio el enemigo le impidió equilibrar el uso de sus fuerzas
teniendo que recurrir nuevamente a los grandes operativos que esta vez fueron burlados
con golpes directos a sus avances o en su retaguardia (El Tránsito y Ciudad Barrios),
reflejando esto un nuevo nivel de desarrollo en la capacidad táctica del FMLN.

La táctica de los batallones Cazadores, que se suponía debían mantener bajo presión
permanente a las fuerzas del FMLN, fue también derrotada cuando batallones de
Cazadores completos, en posiciones o en movimiento, fueron aniquilados o
desarticulados (El Tablón de Sociedad, refuerzo de Tenancingo).

Las bases contraguerrilleras, consideradas inexpugnables, no sólo no pudieron contener
las operaciones del FMLN, ya que fueron burladas por éste, sino que además, en el mes
de diciembre, la base establecida en el Cerro Cacahuatique en Morazán, que estaba
resguardada por un batallón regular en posiciones (Batallón Tecana), fue tomada por el
FMLN, con el aniquilamiento de dos compañías y el desalojo del resto de todas las
alturas estratégicas del cerro.

Finalmente, la guerra popular revolucionaria comenzó a dar un salto a otro nivel cuando
las fuerzas del FMLN tomaron el primer cuartel de Brigada en El Paraíso, Chalatenango, y volaron el estratégico Puente Cuscatlán custodiado por un batallón en
posiciones fortificadas. Estas operaciones probaron que el ejército ya no es capaz de
resguardar puntos vitales y que posiciones a nivel de brigada son vulnerables a ser
tomadas por las fuerzas del FMLN.

En síntesis, nada de lo que se propusieron los asesores dio resultado y de una supuesta
defensa activa, basada en el movimiento constante de sus fuerzas, están pasando cada
vez más a una situación estática de obligada defensa de las posiciones estratégicas. Con
todo esto el FMLN hizo pedazos los planes yanquis y la supuesta iniciativa enemiga al
punto que, para finales de 1983, anunciaron la aplicación de nuevas tácticas, que en
esencia eran los mismos planteamientos anteriores, sólo que ahora de manera más
concentrada, con un aumento en el uso de las tropas helitransportadas y con un supuesto
criterio de ofensiva continua, que en lo concreto era más propagandístico que real.

Los “cambios en la táctica” se acompañaron de nuevos ascensos y cambios en los
mandos del ejército (Monterrosa, Blandón, etcétera). En el curso de su mismo empuje
ofensivo iniciado en septiembre, el FMLN mantuvo su ascendente accionar, y a pesar de
los “cambios de táctica” dio los golpes de más grande envergadura en lo que va de la
guerra, derrotando de manera más fulminante que antes el esfuerzo de los asesores
yanquis. Esta situación ha dejado en ridículo a la ofensiva propagandística y tiene al
imperialismo y Alto Mando en una nueva crisis de plan estratégico.

Es previsible que como resultado de los mismos golpes (Cuarta Brigada y Puente
Cuscatlán) el ejército pase a una actividad más defensiva y de reacciones limitadas, ya
que estas acciones lo enfrentaron con un nivel de coordinación estratégica del FMLN
para el que no estaba prevenido, quedando su capacidad reducida a la de cada zona, y
por lo tanto, en principio, a la defensa táctica de posiciones.

Todo esto conlleva al FMLN a un nuevo momento de la guerra, y al imperialismo a la
decisión de intervenir más directamente. La perspectiva del plan estratégico del
enemigo en este momento es la de un proceso de intervención escalonada que podemos
sintetizar en los siguientes pasos:

1] aumento de helicópteros y medios aéreos;
2] establecimiento de bases de entrenamiento de tropas en nuestro país con más
asesores;
3] participación de tropas del Consejo de Defensa Centroamericana (CONDECA) con
apoyo aéreo de Estados Unidos;
4] comprometimiento escalonado de tropas de combate de Estados Unidos hasta
alcanzar un nivel de intervención masiva.

Las tropas helitransportadas pasarán a ser la principal táctica enemiga contra la que el
FMLN deberá combatir en los próximos meses. Ya se anuncian más de cien millones de
dólares en ayuda militar, el crecimiento del ejército en un 20%, la necesidad de veinte
helicópteros más, y la posibilidad de que tropas yanquis desembarquen en el Golfo de
Fonseca y El Trifinio, en territorio salvadoreño, con motivo de maniobras militares
conjuntas de El Salvador, Honduras, Guatemala y Estados Unidos.

Los tiempos y posibilidades de escalonamiento del plan de intervención de Estados
Unidos dependen de factores políticos internos en Estados Unidos, de factores
estratégicos a nivel mundial y del propio avance militar que el FMLN logre imponer. Si
los planes militares del FMLN profundizan la crisis moral del ejército, los planes de
Estados Unidos se dificultarán enormemente al perder la base de sustentación humana
que los concrete, obligándolos o bien a redefinir su posición con respecto al FMLNFDR, o a intervenir militarmente en un momento políticamente difícil para ellos.

V. LA ACUMULACIÓN DE FUERZAS EN NUESTRA GUERRA REVOLUCIONARIA

Para finalizar el proceso de acumulación de fuerzas que sigue actualmente la guerra que
libra el FMLN, y determinar que sí tiene un sentido positivo, es necesario en primer
lugar dejar de pensar que la insurrección general es la única forma de tomar el poder y
la única que evidencia el apoyo popular a los revolucionarios.

El apoyo de Estados Unidos a la dictadura modificó las condiciones en que se estaba
desarrollando la situación revolucionaria, al aparecer un factor externo que dio la
posibilidad al Estado salvadoreño de resistir la lucha que las masas libraban, bajo
formas y niveles espontáneos o primarios de organización popular. Al perderse la
posibilidad de la insurrección general y no contar con el desarrollo militar suficiente que
permitiera enfrentar el apoyo imperialista a la dictadura, esto impidió continuar el
avance ininterrumpido que hasta ese momento mantenía el movimiento revolucionario.

En estas condiciones debió abrirse un nuevo curso de acumulación en el que el FMLN,
apoyándose en las masas, pasó a desarrollar la fuerza necesaria para mantenerse a la
ofensiva y continuar avanzando.

En esta forma el factor militar pasa a ser más dominante y a determinar cuantitativa y
cualitativamente el curso de la acumulación de fuerzas en la guerra.

El factor intervención obligó a los revolucionarios salvadoreños a perfeccionar y
desarrollar sus niveles de organización militar, de tal manera que les fuera posible, en el
marco de la situación, vencer la voluntad intervencionista del imperialismo.

Basados en esta situación es que podemos conocer los factores surgidos en la guerra
popular revolucionaria salvadoreña, ya que es a partir de ello que se desarrolla el
proceso de acumulación de fuerzas. Esos factores son:

1] desgaste humano y material de las fuerzas del enemigo;
2] dominio del terreno;
3] crecimiento político y militar de las fuerzas propias con la constante integración de
las masas a la guerra;
4] desestabilización del poder enemigo;
5] combinación de la lucha militar con la lucha política, tomando como principal y
determinante la primera.

Desglosando sintéticamente los cinco factores, podemos plantear:

1. Desgaste de la fuerza enemiga

El imperialismo mantiene una política de restituir las bajas al ejército a través de la
preparación permanente de personal. Esto obliga al FMLN a asegurar un desgaste
constante de las fuerzas vivas del ejército de la dictadura.

La necesidad de mantener el aniquilamiento y rendición de fuerzas vivas del enemigo es
lo que más obliga al FMLN a una alta cualificación de sus fuerzas, ya que no puede
basar las victorias militares en factores de tipo político-moral que ayuden a derrumbar el
aparato militar, sino que éstas se producen en un enfrentamiento de características
predominantemente militares, en donde lo que cuenta es la capacidad militar tácticoestratégica y las reservas humanas y materiales de cada bando en el combate.

El carácter popular de la guerra que libra el FMLN le proporciona ventaja en la
capacidad táctico-estratégica y en el orden de las reservas humanas; esto le permite
superar las enormes desventajas materiales y logísticas, con las que debe combatir a un
enemigo que cuenta con recursos logísticos ilimitados.

El elemento material constituye para el FMLN un factor relativo. Cada fusil, cada arma
en manos del FMLN, tiene un valor superior en relación al armamento que posee el
enemigo.

2. Dominio del terreno

El FMLN sigue un proceso que va de la consolidación de la retaguardia al control de
vías de comunicación, hasta aproximarse a la lucha por zonas vitales y grandes
ciudades. El dominio del terreno lo logra el FMLN por desgaste de las fuerzas del
enemigo, y a su vez el terreno le proporciona crecimiento político y mejoría de la
capacidad operacional para aniquilar fuerzas enemigas, al contar con más áreas de
maniobra y dominio de vías de comunicación.

La lucha por el dominio de terreno se ha desarrollado mediante prolongadas batallas de
desgaste, hasta lograr el control de puntos dominantes del terreno que le han permitido
al FMLN dejar al enemigo en desventaja para la defensa de posiciones y poblaciones,
obligándolo en muchos casos a ceder posiciones hasta sin combatir.

Es así como, a lo largo de dos años, el FMLN logró asegurar la cordillera norte del país
y a partir de ella pudo controlar extensas zonas de los departamentos de Chalatenango
y Morazán. La lucha cerrada que se libra por el control del Cerro Cacahuatique y la
cordillera Tecapa-Chinameca, es el paso que podría poner al FMLN en ventaja para el
control de oriente.

La lucha permanente entre el ejército y el FMLN por Guazapa, reside en que éste
constituye un terreno dominante con respecto a la capital, ya que las alturas de Guazapa
ofrecen ventajas en el combate contra las defensas periféricas de San Salvador.

De la misma manera, el volcán Chinchontepec representa el control de la carretera
Panamericana y el acceso hacia oriente.

3. Crecimiento

Para tener capacidad de avanzar, el FMLN debe seguir un proceso de constante
desarrollo y aumento de sus fuerzas en todos los órdenes. El FMLN hace crecer su
ejército, su milicia, su estructura política, y en su retaguardia crece desarrollando formas
superiores de organización con el poder popular.

Todo esto está basado en una constante participación de las masas, a través de un
proceso de insurrección campesina casi permanente, que avanza hacia el desarrollo de
insurrecciones parciales en áreas urbanas, en la medida en que la guerra se acerque a las
ciudades.

4. Desestabilización

El FMLN debe hacer uso de su fuerza militar para mantener inestable el poder político y
la estructura económica. La desestabilización es el elemento con que el FMLN logra
dispersar la fuerza enemiga, golpear militarmente en zonas alejadas de su retaguardia y
contribuir a la desmoralización y descomposición del poder, por la vía de impedir el
funcionamiento normal del aparato de estado y del aparato productivo.

La desestabilización juega también un importante papel en la generación de condiciones
para la descomposición del enemigo, a partir de que profundiza la desconfianza en
sectores burgueses en la capacidad de la dictadura para garantizarles estabilidad en el
funcionamiento de la economía.

5. Combinación de la lucha militar con la lucha política, tomando como principal y
determinante la primera
A diferencia de 1980, en que las luchas de las masas y la concertación de alianzas
políticas constituían el elemento predominante y la lucha armada el elemento
determinante, al cambiar el curso de acumulación de las fuerzas la lucha militar pasa a
sintetizar ambas cosas, convirtiéndose a la vez en el elemento predominante y en el
determinante en última instancia.

En las actuales condiciones del proceso revolucionario salvadoreño, los factores de
carácter político a nivel de las contradicciones interburguesas, golpes de estado o
acciones espontáneas de masas, difícilmente tendrán la capacidad, por sí mismas o
desligadas del nivel de acumulación de fuerzas del FMLN, de producir modificaciones
sustanciales en la situación. Debe tomarse en cuenta que la presencia del imperialismo
impide, en primer lugar, que las contradicciones interburguesas se manifiesten y
desarrollen a profundidad, y mantiene retenida por el terror la acción reivindicativa de
las masas; y en segundo lugar, si estos factores se manifiestan con un nivel no
correspondiente a la acumulación militar del FMLN, no son aprovechados a fondo por
éste, o bien, no lograrán convertirse en elementos de gran significación coyuntural o
estratégica.

La guerra que libra el FMLN es un factor activo en la generación de contradicciones
interburguesas, que ha provocado incluso cambios de gobierno y también ha ido
generando condiciones en las masas para que éstas luchen por sus reivindicaciones, pero
todavía no ha logrado la suficiente acumulación para retomar con fuerza el campo de la
conspiración, las alianzas y el control y conducción de las acciones de las masas por sus
reivindicaciones.

Esto último está en una dependencia directa con el avance del FMLN en el campo
militar.

Ahora bien, esto no significa que en todas las fases de la guerra de 1981 en adelante, la
lucha política haya estado ausente y por lo tanto no siga siendo factor decisivo.

La lucha política se ha expresado en los sentidos fundamentales que guardan una
relación directa en el mantenimiento de la guerra y el carácter de ésta.

Por un lado el FMLN ha hecho lucha política para sostener e incrementar la integración
de las masas a la guerra, y por otro ha hecho lucha política en el terreno diplomático,
para contrarrestar la escalada intervencionista y para aumentar la solidaridad
internacional en un proceso de guerra que puede llegar a tener incluso una connotación
regional.

En la medida en que el FMLN avance a través de la acumulación militar hacia la
generación de una segunda crisis revolucionaria, el factor combinación de la lucha
política con la lucha militar adquirirá una mayor profundidad y riqueza al aparecer
como elemento acelerador de la situación, de la descomposición del poder y del
desencadenamiento parcial o general de la acción insurreccional de las masas.

Pero aun frente a esta situación, siempre quedaría la duda de si en ese momento el
imperialismo se decidirá a impedir con sus propias tropas o las de terceros la derrota del
ejército.

El elemento intervención se integraría a la lucha política del FMLN a través de alianzas
internas y acciones de masas, pero obviamente impediría la victoria inmediata; y el
proceso de acumulación de fuerzas continuaría dándose en base a los cinco elementos
ya señalados, claro, cada uno con diferentes connotaciones concretas en lo político y
militar a partir de la situación de intervención. El proceso de acumulación de fuerzas y
desarrollo de la situación revolucionaria continuaría hasta lograr vencer la voluntad de
intervención del imperialismo en el marco de la situación regional, mundial e interna de
los Estados Unidos. Si hacemos un análisis de todo el desarrollo de la guerra a partir de
enero de 1981, encontramos siempre presentes estos cinco elementos en el avance
cualitativo y cuantitativo del FMLN, y veremos cómo la interacción de uno con otro va
modificando sustancialmente la situación general.

Analizando el proceso salvadoreño a partir de estos elementos, y no del criterio de
insurrección general o batalla síntesis, veremos mejor la cantidad y calidad de fuerzas
que va acumulando el FMLN en todos los órdenes:

Capacidad de organización y desarrollo partidario, capacidad y desarrollo militar,
capacidad de organización multifacética de las masas, capacidad conspirativa a partir de
nuevas condiciones y capacidad de manejo en el campo político y diplomático.

La cantidad de bajas causadas y medios destruidos al enemigo expresa el gran nivel de
desgaste que se ha requerido para alcanzar el actual desarrollo de la guerra; la
resistencia o defensa de posiciones del año 1981, refleja la lucha por el dominio de una
retaguardia, que posteriormente busca expandirse, dominando posiciones más
estratégicas. Las escuelas militares del FMLN, el proceso permanente de
armamentización de las masas, el poder popular y la creación de las múltiples formas de
apoyo al ejército revolucionario por parte de las masas, reflejan el crecimiento constante
de las fuerzas propias.

El sabotaje, que tanto ha dado que hablar en la guerra salvadoreña, expresa el
mantenimiento permanente de un plan de desestabilización al poder enemigo. El
sabotaje ha impedido el funcionamiento normal de la economía, volviendo inútil la
ayuda yanqui y metiendo a la dictadura en serias crisis interburguesas.

Las características del proceso de guerra revolucionaria que libra el FMLN lo han
obligado a desarrollar una gran actividad en el campo político concreto para mantener
vigente la participación de las masas en la guerra a través de múltiples formas. La idea
anterior, sumada a la complejidad de la lucha política en el interior del país contra las
diferentes agrupaciones de fuerzas manejadas por el imperialismo, y la ardua lucha que
se ha librado en el terreno diplomático con multiplicidad de corrientes incidiendo en
este terreno, han proporcionado al FMLN una rica experiencia política, que le da
capacidad para manejar de manera flexible, audaz y acertada la lucha armada en
combinación con la lucha política.

En el terreno militar, el desarrollo de las fuerzas del FMLN contempla un rico proceso
de acumulación de experiencias, en el que el ejército revolucionario ha aprendido a
hacer la guerra en casi todas sus acepciones: guerra de posiciones, guerra de
movimiento y guerra de guerrillas. Esto se expresa en el desarrollo, en la capacidad de
asalto y de maniobra, en el manejo de pequeñas unidades de guerrillas, hasta maniobras
con brigadas guerrilleras y uso de las armas de artillería ligera, tropas especiales y
unidades de guerrilla urbana. El FMLN, ligando su desarrollo militar a las masas y al
fortalecimiento del poder popular, ha formado diferentes tipos de fuerzas que
conforman en conjunto las nuevas Fuerzas Armadas Revolucionarias, al estructurar las
unidades del ejército revolucionario, guerrillas, fuerzas locales, milicias y los órganos
de defensa civil del poder popular.

El fenómeno revolucionario salvadoreño es algo de nuevas características, que está
resolviendo antes de tomar el poder el problema de la construcción y consolidación de
un ejército, de desarrollar formas de poder popular y de fortalecer la disciplina y
estructuras del partido que le permitirán autodepurarse y fortalecerse.

Esto le permite al FMLN ir generando las condiciones para enfrentar incluso una
intervención, ya sea que se produzca ésta en fase previa o inmediata a la toma del poder.

VI. LA PERSPECTIVA

En esencia, el proceso revolucionario salvadoreño ha sido y es un proceso de ofensiva
continua y ascendente, desde sus primeras etapas hasta la actualidad, y continuará
desarrollándose en ofensiva hasta alcanzar la victoria definitiva.

En el curso de un impetuoso empuje de masas que se conjugaba con un ascendente
proceso de lucha armada en el año de 1980, todo el marco del proceso salvadoreño fue
modificado en .un esfuerzo de Estados Unidos por detener la victoria revolucionaria.

El imperialismo realizó grandes esfuerzos para fortalecer al ejército y cohesionar a los
grupos de poder; se modificó a fondo el cuadro regional con los cambios en Panamá,
Costa Rica y Honduras y, lo más importante, Estados Unidos concretizó su política de
intervención con la llegada de Reagan al poder.

Todo esto volvía lógico el que cualquier revolución en el área centroamericana sólo
podría ser librada a partir de un enfrentamiento más directo con Estados Unidos,
obligando esto a un mayor desarrollo de las fuerzas revolucionarias.

Éste es el contexto en que el FMLN ha librado de manera victoriosa los últimos tres
años de la guerra revolucionaria.

Cuatro elementos son la clave de que se haya mantenido y se mantenga la perspectiva
de la victoria de la revolución salvadoreña:

1 ] el poderoso movimiento de masas salvadoreño, que ha contado con un alto nivel de
organización y conciencia de clase;
2] la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la consiguiente conformación del
FMLN y el orgánico desarrollo político-ideológico de las organizaciones que lo
componen; el hecho de que ha contado con suficientes cuadros y estructuras para
adaptarse a las exigencias de la guerra; y la claridad de todas estas fuerzas de preservar
y fortalecer el proceso unitario;
3] el mantenimiento de la lucha armada como forma fundamental en combinación con
la lucha política;
4] la proximidad geográfica de las revoluciones nicaragüense y cubana y su apoyo
solidario.
Éstos son los elementos que convierten a la revolución salvadoreña en la línea de
avanzada de la revolución latinoamericana en su enfrentamiento con el imperialismo.
De su conjugación acertada depende la perspectiva de la victoria. El FMLN de manera
dinámica, ha sido capaz de adoptar su línea y estructuras políticas y militares a la
situación, y las masas están respondiendo cada vez mejor a las nuevas condiciones.

Ni la revolución cubana o nicaragüense llegaron a requerir un esfuerzo de acumulación
militar y política de la envergadura del proceso salvadoreño. Con lo que quizá más se le
pueda asemejar, con el debido cuidado de no esquematizar, es con el proceso
vietnamita. Cada vez más la revolución salvadoreña adquiere las características de una
guerra de liberación nacional.

Los esfuerzos por avanzar y derrotar a la política de Estados Unidos han obligado al
FMLN a crear un fuerte y bien organizado ejército guerrillero.

Pero la complejidad de la revolución salvadoreña no se restringe a lo militar sino
también a lo político, tanto en el terreno de masas como en el campo de las alianzas y de
la lucha diplomática.

En el terreno político, el FMLN ha requerido de una compleja estructura que debe
organizar y movilizar a las masas para integrarlas a la guerra. En ese sentido el proceso
revolucionario salvadoreño constituye también un admirable fenómeno de nuevas
características en la integración de las masas a la guerra.

La tendencia del desarrollo militar de las fuerzas revolucionarias ha significado
efectivamente un proceso de alteración de la correlación de fuerzas en beneficio
nuestro. El cambio en la relación de fuerzas, si bien es significativo desde el punto de
vista estratégico, no ha constituido un viraje decisivo que nos permita entrar en la fase
de la ofensiva estratégica definitiva.

El desarrollo de las fuerzas enemigas auspiciadas por los Estados Unidos es el escollo y
factor de contrapeso fundamental a nuestro empeño. Las fuerzas revolucionarias hemos
ganado importante capacidad ofensiva en el plano estratégico y realizamos esfuerzos
por mantener la iniciativa.

Un problema esencial para avanzar es el factor político; el problema clave es el de las
masas, el de incorporarlas a los diferentes niveles de la guerra.

El quiebre de proyectos de reformas, la agudización de la crisis económica, la
exacerbación de los problemas elementales de las masas, se van conviniendo cada vez
más en una bomba de tiempo para el régimen, en medio de una guerra que está
perdiendo.

El ejército del FMLN en este momento ha comenzado a entrar en contacto con las
masas de las áreas urbanas y poblaciones de mayor importancia.

La actividad de éstas frente a los combates es mucho más agresiva que la de la
población que ha vivido los tres años inmersa en una sangrienta guerra en las zonas de
control del FMLN. Lógicamente, para la población de la zona de retaguardia, la
principal reivindicación es que el FMLN logre estabilizar las zonas e impedir las
ofensivas del ejército, y para las masas de la ciudad la principal reivindicación es que el
FMLN logre llevar la guerra hasta las ciudades y áreas vitales para sentir de esa manera
confianza en la perspectiva de la victoria.

En las ocupaciones de las ciudades y poblaciones cercanas a carreteras y zonas
productivas se han producido explosiones de apoyo masivo al FMLN sólo vistas en
1979 y 1980.

La consolidación de los órganos del poder popular y el desarrollo del proceso de
integración masiva deben ser los elementos dominantes de la estrategia política hacia las
masas por parte del FMLN.

Como resultado de la grave crisis económica, se está produciendo una reactivación
favorable de las masas dentro de los sindicatos y gremios por sus reivindicaciones más
sentidas. Las huelgas y movilizaciones dentro de las condiciones de represión existentes
constituyen además otro elemento que complica gravemente la situación política del
gobierno. Eso es también otra prueba irrefutable del apoyo latente de las masas de las
ciudades a la guerra que vive el FMLN.

Analizando el proceso desde las propias características que ha cobrado, es evidente que
éste se encuentra en un estado avanzado de desarrollo y en la etapa histórica de buscar
su definición.

La combinación del avance militar del FMLN, expresado en el inicio de la guerra en las
zonas vitales, y la reactivación de las masas por sus reivindicaciones, está
profundizando las contradicciones en el campo enemigo, volviendo evidente que nos
estamos acercando a un nuevo momento político de la revolución salvadoreña.

A todas luces la revolución salvadoreña se encamina a un nuevo momento que podemos
señalar como el inicio de una segunda crisis revolucionaria, cuyas principales
manifestaciones serán:

1] incorporación creciente de población de las ciudades y áreas vitales a la guerra;
2] profundización de la lucha de las masas organizadas por sus reivindicaciones, como
efecto de la crisis económica;
3] establecimiento de acuerdos políticos del FMLN-FDR con nuevos sectores sociales,
resultado de la incapacidad del régimen para estabilizar el país;
4] agudización de las contradicciones en el grupo dominante, a partir de una mayor
separación de la derecha del esquema de Estados Unidos;
5] consolidación de formas de poder popular y organización de la población en la
retaguardia del FMLN, fundamentalmente en el norte y oriente del país.

Estos factores expresan una sensible modificación en el desarrollo de la guerra, ya que
de la misma manera que el acercamiento a las ciudades abre las posibilidades de
desarrollar procesos insurreccionales parciales, es también previsible que sectores de la
empresa privada perderán, confianza en el ejército y, de tener nosotros planteamientos
adecuados, podremos dar paso a un proceso conspirativo de nuevas características en el
mismo marco de la guerra. Estos factores, teniendo como eje el avance militar, tendrán
un efecto acelerador sobre la situación, abriéndose la posibilidad de una segunda crisis
en la que se debatirán fundamentalmente dos alternativas: victoria o intervención, aun
cuando la victoria podría llegar a adquirir una expresión negociada.

El FMLN tiene ya asegurado el derecho de exigir poder político y militar en una
negociación, con lo cual está derrotada la estrategia política yanqui de desarme y
elecciones.

Para Estados Unidos no queda más alternativa que buscar nuestra derrota militar, cosa
que al establecer una relación entre el desarrollo político-militar del FMLN y la
capacidad política y militar de Estados Unidos de mantener una guerra indefinida en el
continente, presenta graves complicaciones para este último.

A partir de ahí podemos señalar: ya sea que la situación revolucionaria se desarrolle
normalmente y alcancemos el poder, o que se produzca una intervención, la perspectiva
de la victoria se mantiene.

Claro que nunca antes como en el presente periodo hemos tenido la necesidad de
considerar el enfrentamiento con el poder imperialista de un modo más concreto.

En efecto, en El Salvador se está desarrollando un proceso interventor que tiene el
carácter de una escalada.

La escalada intervencionista da cuerpo a una estrategia de guerra especial de
contrainsurgencia de niveles avanzados, como un fenómeno sostenido, ascendente y
multilateral.

Esta guerra forma parte de la estrategia regional para Centroamérica y El Caribe, de
parte de los imperialistas. Este escalamiento puede observarse desde el último periodo
de la Administración Cárter, pero sobre todo después del 20 de enero de 1981, cuando
El Salvador fue jerarquizado como punto estratégico y Centroamérica como área vital
para el gobierno de Reagan, y se dio una fase más alta y desplegada a la guerra
contrarrevolucionaria, en dirección de una agresión en gran escala contra Nicaragua, El
Salvador, Granada y Cuba (Granada ya fue agredida).

Las características, los argumentos, la dinámica del escalamiento avanzan por el camino
de la regionalización creciente y del comprometimiento directo de las fuerzas militares
yanquis.

Es un rasgo esencial el fenómeno de la voluntad contrarrevolucionaria de la dominación
imperialista, que en su confrontación con el auge revolucionario, se ha enraizado
hondamente convirtiéndose en factor intrínseco de nuestra realidad.

Por ello debemos prepararnos militarmente para enfrentar la intervención y, a la vez,
hacer esfuerzos para impedirla a través de nuestra disposición al diálogo y a una
solución política digna y justa a los intereses de nuestro pueblo.

La mano imperialista, su escalamiento interventor, constituye una poderosa fuerza y un
factor estratégico fundamental, cada vez de mayor peso en el desarrollo de la guerra que
se libra en el país.

El eje de nuestra estrategia es avanzar en el desarrollo de la situación revolucionaria a la
mayor brevedad y profundidad posible; eso es lo que nos determina la posibilidad de la
victoria o nos garantiza enfrentar la intervención con más fuerza para derrotarla.

La lucha por quebrar los planes y medios dispuestos por los estrategas norteamericanos,
constituye hoy más que nunca la condición primordial indispensable para alcanzar la
victoria.

COMANDANCIA GENERAL DEL FMLN

Morazán, 2 de enero de 1984
1 El siguiente análisis es uno de los documentos aprobados por la Comandancia General del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en reuniones realizadas el mes de diciembre de 1983 en el departamento de Morazán.

CEM reproduce análisis de la Comandancia General del FMLN de diciembre de 1983

SAN SALVADOR, 10 de junio de 2010 (SIEP) “En diciembre de 1983 la Comandancia General realizó una histórica reunión en Morazán para evaluar el estado de la guerra y definir el rumbo estratégico. Entre los documentos aprobados sobresale este balance y análisis de la situación militar de la Guerra Popular Revolucionaria…” señaló el Lic. Roberto Pineda, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“El extenso documento se titula “Situación revolucionaria y escalada intervencionista en la guerra salvadoreña” y constituye un esfuerzo por comprender las leyes particulares de la guerra revolucionaria salvadoreña para poder así derrotar los planes intervencionistas de la entonces Administración Reagan.”

El documento se divide en seis partes. La primera es una “apreciación general de nuestra guerra revolucionaria hasta el 1ro. de enero de 1984” y establece que “el FMLN constituye el fenómeno político-militar más avanzado que haya conocido el proceso revolucionario latinoamericano hasta hoy.”

La segunda parte trata sobre “las etapas históricas fundamentales que desembocan en la actual situación revolucionaria” así como aborda “las fases de desarrollo de la ultima etapa de la Guerra Revolucionaria” que va de enero de 1981 con el lanzamiento de una Ofensiva General hasta finales de 1983.

La tercera parte aborda el análisis crítico de los diferentes planes estratégicos del FMLN en la última etapa de la guerra. Concluye que”es previsible que el fenómeno revolucionario salvadoreño tendrá una expresión insurreccional y una gran batalla militar en su desenlace, pero es difícil prever el momento en que se conjugarán todos los factores que llevarán a la situación que haga posible tal desenlace. Lo que sí es evidente es que el FMLN mantiene una acumulación acelerada de fuerzas y un irreversible paso hacia la victoria.”

La cuarta parte se refiere al análisis del plan estratégico del enemigo y considera que “los tiempos y posibilidades de escalonamiento del plan de intervención de Estados Unidos dependen de factores políticos internos en Estados Unidos, de factores estratégicos a nivel mundial y del propio avance militar que el FMLN logre imponer.”

Agrega que “si los planes militares del FMLN profundizan la crisis moral del ejército, los planes de Estados Unidos se dificultarán enormemente al perder la base de sustentación humana que los concrete, obligándolos o bien a redefinir su posición con respecto al FMLNFDR, o a intervenir militarmente en un momento políticamente difícil para ellos.”

La quinta parte trata sobre el problema de “la acumulación de fuerzas en nuestra guerra revolucionaria” y plantea que “el apoyo de Estados Unidos a la dictadura modificó las condiciones en que se estaba desarrollando la situación revolucionaria, al aparecer un factor externo que dio la posibilidad al Estado salvadoreño de resistir la lucha que las masas libraban, bajo formas y niveles espontáneos o primarios de organización popular.”

Explica que “al perderse la posibilidad de la insurrección general y no contar con el desarrollo militar suficiente que permitiera enfrentar el apoyo imperialista a la dictadura, esto impidió continuar el avance ininterrumpido que hasta ese momento mantenía el movimiento revolucionario.”

Finalmente enumera cuatro elementos fundamentales para mantener la perspectiva de victoria revolucionaria. Estos son los siguientes: “el poderoso movimiento de masas salvadoreño, que ha contado con un alto nivel de organización y conciencia de clase; la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la consiguiente conformación del FMLN y el orgánico desarrollo político-ideológico de las organizaciones que lo componen; el mantenimiento de la lucha armada como forma fundamental en combinación con la lucha política; y la proximidad geográfica de las revoluciones nicaragüense y cubana y su apoyo solidario.”