Mxico: El deterioro de nuestras lenguas, efecto de las polticas integracionistas

(Por Domingo Gmez Castellanos)*

Hojarasca, suplemento mensual de La Jornada, 20 de septiembre.- La lengua es uno de los elementos de identidad cultural que sostiene la raz y existencia de un pueblo; por lo tanto, la debemos llevar en nuestros corazones como algo muy valioso. Pero no basta guardar y conservarla en nuestros corazones como un objeto valioso, sino llevar a la prctica su uso cotidiano tanto hablado como escrito. Qu tanto se han deteriorado nuestras lenguas indgenas?

Debido a la poltica integracionista, con esa ideologa de hacer un Mxico de una sola cultura, nuestras lenguas indgenas han ido perdiendo valores, se han venido mezclando con el idioma espaol; por ejemplo: pero, entonces, hora, como, luego (como en el caso de los tojolabales que dicen weg), porque, y entre otras palabras que lingsticamente no tienen nada que ver dentro de nuestras lenguas.

No es cierto que para que nuestras lenguas logren su desarrollo es necesario mezclar con otro idioma, ya que poco a poco se van desapareciendo las palabras y llegar el momento de su extincin, como es el caso de la zona Sierra de Chiapas donde los jvenes ya no hablan en su lengua materna. Esta mezcla de las lenguas es ms notoria en la conversacin de las y los jvenes estudiantes que luego dicen: es que me dan mucha pena hablar en dialecto.

En este sentido desvalorizan a su lengua de dos formas: abandonan su idioma materno, un elemento cultural heredado por nuestros antepasados, y lo minimizan al llamarlo dialecto. Porque dialecto es otra cosa, dialectos son las variantes que existen dentro de un idioma o lengua. Parece que la poltica integracionista nos dio a entender que el requisito principal para lograr un progreso de cualquier mbito, es dejar de ser indgena. Como si nuestras lenguas fueran estorbos para el desarrollo.

Un profesor bilinge, un universitario, un oficinista, un preparatoriano, (algunos comienzan a dejar su lengua materna desde la secundaria cuando se van estudiar a la ciudad), optan por conversar en lengua espaola, aunque estas personas pertenezcan al mismo pueblo. Su lengua materna la dejan en segundo trmino para comunicarse con personas que no hablan espaol o con la gente no civilizada.

En una ocasin, cuando su servidor buscaba entrevistas en lengua tzotzil en la cabecera municipal de Ixtapa por ah del ao de 1996, un ex profesor me coment: En este tiempo, la situacin de los jvenes ya se ha mejorado bastante, ya no hablan en dialecto como antes, porque ahora ya estn ms civilizados.

Otro compaero me comentaba: Ustedes siempre dicen que hay que preservar la cultura, que hay que preservar la lengua; pero cmo vamos a hacer eso, si los jvenes queremos seguir estudiando, queremos seguir progresando?

Despus de escuchar este comentario, me qued sorprendido, porque en ningn momento se ha dicho que no estudien, que no progresen para que preserven su cultura, sino todo lo contrario; se puede conseguir y alcanzar un desarrollo cultural y econmico sin abandonar nuestras lenguas indgenas, podemos hacer uso de las nuevas tecnologas sin abandonar nuestras costumbres y tradiciones.

Saben en qu momento las y los jvenes indgenas aparentan valorar su idioma materno? Cuando presentan examen de bilingismo para obtener un trabajo o una beca, cuando as lo obliga la institucin. Hasta cuando tomarn valor e importancia nuestras lenguas indgenas en los diferentes niveles educativos, mientras el idioma ingls es obligatorio como una materia ms a partir de nivel secundaria?

Por cierto, se ha usted asomado cmo se desarrolla la enseanza-aprendizaje en forma bilinge en las comunidades indgenas? O slo de membrete le pusieron Educacin Bilinge Bicultural? O Educacin Bilinge Intercultural. Se llame como se llame, lo raro es que ni los propios maestros saben escribir en su lengua materna. Una ocasin, en una reunin de padres de familia, los maestros comentaron: Es que la escritura en idioma tzotzil es muy difcil, ni nosotros hemos podido descifrar bien.

Por un lado tambin tienen la culpa, porque no se interesan en conocer y practicar la escritura en lengua indgena. Y por el otro, es que al sistema educativo as le conviene; para empezar, las maestras y los maestros indgenas no todos estn ubicados en sus respectivas reas lingsticas: Los tseltales estn en las comunidades tzotziles o viceversa, los tzotziles estn en las comunidades tojolabales.

Tendr o no tendr sus razones la educacin indgena, pero con este revoltijo de docentes no permite el desarrollo adecuado de la enseanza-aprendizaje en la lengua materna de los educandos. No ha dado comienzo un desarrollo educativo desde el entorno cultural indgena dentro del aula escolar en las comunidades indgenas, porque las lenguas nicamente se usan para traducir algunas palabras del espaol o para dar rdenes; tales como: chanchanik, (cllense), chotlanik, (sintense), lokeso avunik, (saquen sus cuadernos).

La poltica integracionista nacional ha impuesto elementos culturales a los pueblos indgenas mediante el sistema educativo y los medios de comunicacin. Un especialista brasileo deca en una conferencia: Ellos necesitan destruir nuestra cultura, destruir la soberana del pueblo, porque esto es el papel del neocolonizador.

Esta poltica integracionista ha sembrado confusiones y muchos padres de familia comentan: De qu le sirve mi hijo aprender a leer y escribir en nuestro idioma, si lo importante es que aprenda el castilla, para que vaya a buscar trabajo en otros lugares o para que vaya a trabajar de maestro.

Desde aqu comienza la tarea de los promotores culturales, de los maestros y maestras entregados al desarrollo cultural de su pueblo, al desarrollo de las lenguas indgenas tanto en la lectura como en la escritura, a la promocin de su uso como un medio de comunicacin imprescindible como lo es el idioma espaol. Para que los pueblos indgenas sigan su camino, es ms adecuado aplicar el trmino desarrollar que preservar; pues preservar es proteger.

Nuestras lenguas indgenas no necesitan proteccin, no son un objeto de museo. En cambio el trmino desarrollo, segn el diccionario, significa progreso cualitativo o duradero… crecimiento de un organismo. Claro que el diccionario nos da una definicin corta; pero con el desarrollo hay mayor acercamiento hacia el crecimiento dentro del entorno cultural, tomando en cuenta los elementos heredados de nuestros antepasados.

Los planes y programas deben ser dirigidos por compaeros indgenas y el resto del personal educativo tambin debe ser indgena. En ocasiones los trabajadores son mayoritariamente hispanohablantes. La promocin y difusin de las lenguas indgenas no debe ser un simple cumplimiento de compromisos institucionales y desde una ptica indigenista, sino un compromiso nacido desde los corazones de cada hombre y mujer indgena para el desarrollo cultural de nuestros pueblos.

*Domingo Gmez Castellanos: Promotor cultural y locutor de radio, originario de Cruztn. Chamula, Chiapas.

Se puede ser marxista hoy?

ADOLFO SNCHEZ VSQUEZ*
 
Distinguidos miembros del Consejo Universitario de la Universidad de La Habana. Doctor Juan Vela Valds, rector de esta universidad, Profesores y estudiantes, Compaeros y amigos:
La decisin del Consejo Universitario de la Universidad de La Habana de otorgarme el grado de doctor honoris causa, me ha conmovido tan profundamente que la expresin de mi agradecimiento resultara pobre e insuficiente. Pero no puedo dejar de decir que tan alta y honrosa distincin la aprecio, sobe todo, por provenir de una institucin universitaria que, junto a sus elevadas contribuciones acadmicas, tanto ha dado al realce y a la realizacin de los valores que ms podemos estimar: la verdad, la justicia, la dignidad humana, as como la soberana nacional, la solidaridad, la convivencia pacfica y el respeto mutuo entre los pueblos. Pero a este agradecimiento institucional, quisiera agregar el personal por la fraternal, lcida y bella laudatio de quien Roberto Fernndez Retamar me siento, desde hace ya casi 40 aos, no slo compaero de ideas y esperanzas y admirado lector de su admirable obra potica, sino tambin persistente seguidor de su conducta intelectual y poltica al frente de una institucin tan consecuente con la digna e inquebrantable poltica antimperialista de la Revolucin Cubana como La Casa de las Amricas, a la que tanto debemos los intelectuales de este continente y del Caribe por su defensa ejemplar y constante enriquecimiento de la cultura latinoamericana.
La Habana (Cuba) – 21 de septiembre de 2004
I
A continuacin voy a dedicar mi discurso de investidura a la obra que tan generosamente se reconoce con el grado de doctor honoris causa. Y, por supuesto, no para juzgarla, pues yo sera el menos indicado para ello, sino para reivindicar el eje filosfico, poltico y moral en torno al cual ha girado toda ella: o sea, el marxismo. Pero no slo el marxismo como conjunto de ideas, sino como parte de la vida misma, o ms exactamente: de ideas y valores que han alentado la lucha de millones de hombres que han sacrificado en ella su tranquilidad y, en muchos casos, su libertad e incluso la vida.
Ahora bien, por qu volver, en estos momentos, sobre este eje, fuente o manantial terico y vital? Porque hoy, ms que en otros tiempos, se pone en cuestin la vinculacin entre sus ideas y la realidad, entre su pensamiento y la accin. Cierto es que el marxismo siempre ha sido no slo cuestionado, sino negado por quienes, dados su inters de clase o su privilegiada posicin social, no pueden soportar una teora crtica y una prctica encaminadas a transformar radicalmente el sistema econmico-social en el que ejercen su dominio y sus privilegios. Pero no es ste el cuestionamiento que ahora tenemos en la mira, sino el que cala en individuos o grupos sociales, ciertamente perplejos o desorientados, aunque no estn vinculados necesariamente con ese inters de clase o privilegiada posicin social. Esta perplejidad y desorientacin, que se intensifica y ampla bajo el martilleo ideolgico de los medios masivos de comunicacin, sobre todo desde el hundimiento del llamado socialismo real, constituye el caldo de cultivo del cuestionamiento del marxismo, que puede condensarse en esta lacnica pregunta: se puede ser marxista hoy? O con otras palabras: tiene sentido en el alba del siglo XXI pensar y actuar remiti ndose a un pensamiento que surgi en la sociedad capitalista de mediados del siglo XIX?
Ahora bien, para responder a esta pregunta habra que tener una idea, por mnima que sea, de lo que entendemos por marxismo, dada la pluralidad de sus interpretaciones. Pues bien, teniendo esto presente, y sin pretender extender certificados de pureza, se puede entender por l con base en el propio Marx un proyecto de transformacin del mundo realmente existente, a partir de su crtica y de su interpretacin o conocimiento. O sea: una teora y una prctica en su unidad indisoluble. Por tanto, el cuestionamiento que se hace del marxismo y se cifra en la pregunta de si se puede ser marxista hoy, afecta tanto a su teora como a su prctica, pero como trataremos de ver ms a sta que a aqulla.
II
En cuanto teora de vocacin cientfica, el marxismo pone al descubierto la estructura del capitalismo, as como las posibilidades de su transformacin inscritas en ella, y, como tal, tiene que asumir el reto de toda teora que aspire a la verdad: el de poner a prueba sus tesis fundamentales contrastndolas con la realidad y con la prctica. De este reto el marxismo tiene que salir manteniendo las tesis que resisten esa prueba, revisando las que han de ajustarse al movimiento de lo real o bien abandonando aquellas que han sido invalidadas por la realidad. Pues bien, veamos, aunque sea muy sucintamente, la situacin de algunas de sus tesis bsicas con respecto a esa triple exigencia.
Por lo que toca a las primeras, encontramos tesis que no slo se mantienen, sino que hoy son ms slidas que nunca, ya que la realidad no ha hecho ms que acentuar, ahondar o extender lo que en ellas se pona al descubierto. Tales son, para dar slo unos cuantos ejemplos, las relativas a la naturaleza explotadora, depredadora, del capitalismo; a los conceptos de clase, divisin social clasista y lucha de clases; a la expansin creciente e ilimitada del capital que, en nuestros das, prueba fehacientemente la globalizacin del capital financiero; al carcter de clase del Estado; a la mercantilizacin avasallante de toda forma de produccin material y espiritual; a la enajenacin que alcanza hoy a todas las formas de relacin humana: en la produccin, en el consumo, en los medios masivos de comunicacin, etctera, etctera.
En cuanto a las tesis o concepciones que habra que revisar para ajustarlas al movimiento de lo real, est la relativa a las contradicciones de clase que, sin dejar de ser fundamentales, tienen que conjugarse con otras importantes contradicciones en la sociedad actual: nacionales, tnicas, religiosas, ambientales, de gnero, etctera. Y por lo que toca a la concepcin de la historia hay que superar el dualismo que se da en los textos de Marx, entre una interpretacin determinista e incluso teleolgica, de raz hegeliana, y la concepcin abierta segn la cual la historia la hacen los hombres en condiciones determinadas. Y que, por tanto, depende de ellos, de su conciencia, organizacin y accin, que la historia conduzca al socialismo o a una nueva barbarie. Y estn tambin las tesis, que han de ser puestas al da acerca de las funciones del Estado, as como las del acceso al poder, cuestiones sobre las cuales ya Gramsci proporcion importantes indicaciones.
Finalmente entre las tesis o concepciones de Marx y del marxismo clsico que hay que abandonar, al ser desmentidas por el movimiento de la realidad, est la relativa al sujeto de la historia. Hoy no puede sostenerse que la clase obrera sea el sujeto central y exclusivo de la historia, cuando la realidad muestra y exige un sujeto plural, cuya composicin no puede ser inalterable o establecerse a priori. Tampoco cabe sostener la tesis clsica de la positividad del desarrollo ilimitado de las fuerzas productivas, ya que este desarrollo minara la base natural de la existencia humana. Lo que vuelve, a su vez, utpica la justicia distributiva, propuesta por Marx en la fase superior de la sociedad comunista con su principio de distribucin de los bienes conforme a las necesidades de cada individuo, ya que ese principio de justicia presupone una produccin ilimitada de bienes, a manos llenas.
En suma, el marxismo como teora sigue en pie, pero a condicin de que, de acuerdo con el movimiento de lo real, mantenga sus tesis bsicas aunque no todas, revise o ajuste otras y abandone aqullas que tienen que dejar paso a otras nuevas para no quedar a la zaga de la realidad. O sea, en la marcha para la necesaria transformacin del mundo existente, hay que partir de Marx para desarrollar y enriquecer su teora, aunque en el camino haya que dejar, a veces, al propio Marx.
III
Ahora bien, reafirmada esta salud terica del marxismo, hay que subrayar que ste no es slo, ni ante todo una teora, sino fundamental y prioritariamente, una prctica, pues recordemos, una vez ms, que de lo que se trata es de transformar el mundo (Tesis XI sobre Feuerbach de Marx). Pues bien, si de eso se trata, es ah, en su prctica, donde la cuestin de si tiene sentido ser marxista hoy, ha de plantearse en toda su profundidad.
Pues bien, considerando el papel que el marxismo ha desempeado histricamente, desde sus orgenes, al elevar la conciencia de los trabajadores de la necesidad y posibilidad de su emancipacin, y al inspirar con ello tanto sus acciones reivindicativas como revolucionarias, no podra negarse fundamentalmente su influencia y significado histrico-universal. Ciertamente, puede afirmarse sin exagerar, que ningn pensamiento filosfico, poltico o social ha influido, a lo largo de la historia de la humanidad, tanto como el marxismo en la conciencia y conducta de los hombres y de los pueblos.
Para encontrar algo semejante habra que buscarlo fuera de ese pensamiento, no en el campo de la razn, sino en el de la fe, propio de las religiones como budismo, cristianismo o islamismo, que ofrecen una salvacin ilusoria de los sufrimientos terrenales en un mundo supraterreno. Para el marxismo, la liberacin social, humana, hay que buscarla aqu y desde ahora con la razn y la prctica que han de conducir a ella.
Aunque slo fuera por esto, y el esto tiene aqu una enorme dimensin, el marxismo puede afrontar venturosamente su cuestionamiento en el plano de prctica encaminada a mejorar las condiciones de existencia de los trabajadores, as como en las luchas contra los regmenes autoritarios o nazifascistas o por la destruccin del poder econmico y poltico burgus. Los mltiples testimonios que, con este motivo, podran aportarse favorecen esta apreciacin positiva de su papel histrico-prctico, sin que ste signifique, en modo alguno, ignorar sus debilidades, sombras o desvos en este terreno, ni tampoco las aportaciones de otras corrientes polticas o sociales: demcratas radicales, socialistas de izquierda, diferentes movimientos sociales, o de liberacin nacional, anarquistas, teologa de la liberacin, etctera.
IV
La cuestin se plantea, sobre todo, con respecto a la prctica que, en nombre del marxismo, se ejerci despus de haberse abolido las relaciones capitalistas de produccin y el poder burgus, para construir una alternativa al capitalismo: el socialismo. Ciertamente, nos referimos a la experiencia histrica, que se inaugura con la Revolucin Rusa de 1917, que desemboc en la construccin de la sociedad que posteriormente se llam el socialismo real. Un socialismo que se vea a s mismo, en la ex Unin Sovitica, como la base, ya construida, del comunismo diseado por Marx en su Crtica del programa de Gotha.
Sin entrar ahora en las causas que determinaron el fracaso histrico de un proyecto originario de emancipacin, al pretender realizarse, puede afirmarse:
  Primero, que, no obstante los logros econmicos, sociales y culturales alcanzados, condujo a un rgimen econmico, social y poltico atpico ni capitalista ni socialista, que represent una nueva forma de dominio y explotacin.
  Segundo: que ese socialismo signific, no obstante, un dique a la expansin mundial del capitalismo, aunque es evidente tambin que con su derrumbe la bipolaridad en la hegemona mundial dej paso a la unipolaridad del capitalismo ms depredador, concentrada en el imperio de Estados Unidos.
  Y tercero: que la opcin por, y las esperanzas, en la alternativa social del socialismo quedaron sumamente reducidas o cegadas, as como las del marxismo que la inspir y fundament. A ello contribuy decisivamente la identificacin falsa e interesada del socialismo real con todo socialismo posible y la del marxismo con la ideologa sovitica que lo justific.
V
Puesto que no es tan fcil negar el carcter liberador, emancipatorio, del pensamiento de Marx y del marxismo clsico, los idelogos ms reaccionarios, pero tambin ms perspicaces del capitalismo, tratan de sostener la imposibilidad de la realizacin del socialismo. Y para ello recurren a diversas concepciones idealistas del hombre, la historia y la sociedad. Unas veces apelan a una supuesta naturaleza humana inmutable egosta, competitiva, propia en verdad del homo economicus capitalista, incompatible con la fraternidad, solidaridad y cooperacin indispensable en una sociedad socialista. Otras veces se valen de la concepcin teleolgica de la historia que decreta muy hegelianamente la inviabilidad del socialismo al llegar aqulla a su fin con el triunfo del capitalismo liberal, o ms exactamente neoliberal.
Tambin se recurre a la idea fatalista de que todo proyecto emancipatorio, al realizarse se degrada o desnaturaliza inevitablemente. Y, por ltimo, se echa mano del pensamiento dbil o posmoderno para el cual la falta de fundamento o razn de lo existente invalida toda causa o proyecto humano de emancipacin. Como es fcil advertir, en todos estos casos se persigue o alimenta el mismo fin: confundir las conciencias, desmovilizarlas y cerrar as el paso a la organizacin y la accin necesarias para construir una alternativa social al capitalismo y, por tanto, a todo pensamiento que como el marxista contribuya a ella.
VI
Ahora bien, aun reconociendo la falsedad de los supuestos ideolgicos en que se apoyan estos intentos descalificadores, as como los intereses de clase que los promueven, es innegable que, a raz del hundimiento del socialismo real, se da un descrdito de la idea de socialismo y un declive de la recepcin y adhesin al marxismo. Y ello cuando la alternativa al capitalismo, en su fase globalizadora, se ha vuelto ms imperiosa no slo porque sus males estructurales se han agravado, sino tambin porque al poner el desarrollo cientfico y tecnolgico bajo el signo del lucro y la ganancia, amenaza a la humanidad con sumirla en la nueva barbarie de un holocausto nuclear, de un cataclismo geolgico o de la supeditacin de los logros genticos al mercado.
De tal manera que, en nuestros das, el agresivo capitalismo globalizador hegemonizado por Estados Unidos, al avasallar, con sus guerras preventivas, la soberana y la independencia de los pueblos, al hacer aicos la legalidad internacional, al volver las conquistas de la ciencia y la tcnica contra el hombre y al globalizar los sufrimientos, humillaciones y la enajenacin de los seres humanos, atenta no slo contra las clases ms explotadas y oprimidas y contra los ms amplios sectores sociales, sino tambin contra la humanidad misma, lo que explica el signo anticapitalista de las recientes movilizaciones contra la guerra y de los crecientes movimientos sociales altermundistas en los que participan los ms diversos actores sociales.
La emancipacin social y humana que el marxismo se ha propuesto siempre pasa hoy necesariamente por la construccin del dique que detenga esta agresiva y antihumana poltica imperial estadunidense. Pues bien, en la construccin de ese dique al imperialismo que tantos sufrimientos ha infligido al pueblo cubano, est hoy sin desmayo, como siempre, y fiel a sus orgenes martianos, la Revolucin Cubana.
VII
Llegamos al final de nuestro discurso con el que pretendamos responder a la cuestin de si se puede ser marxista hoy. Y nuestra firme respuesta al concluir, es sta: puesto que una alternativa social al capitalismo como el socialismo es ahora ms necesaria y deseable que nunca, tambin lo es, por consiguiente, el marxismo que contribuye terica y prcticamente a su realizacin. Lo cual quiere decir, a su vez, que ser marxista hoy significa no slo poner en juego la inteligencia para fundamentar la necesidad y posibilidad de esa alternativa, sino tambin tensar la voluntad para responder al imperativo poltico-moral de contribuir a realizarla.
Por ltimo, reitero mi ms profundo agradecimiento a la Universidad de La Habana, porque con la alta distincin que me otorga, me da un vigoroso impulso para continuar, en su tramo final, la obra que ha tenido y tiene como eje terico y vital al marxismo.
Adolfo Snchez Vsquez
Snchez Vsquez nacido en Algeciras, Cdiz, y exiliado en Mxico desde los 14 aos y recibido en la UNAM de Doctor en Filosofa ha escrito numerosas obras sobre tica, esttica y marxismo, entre ellas: Ciencia y Revolucin, el marxismo de Althusser (1978), Ensayos marxistas sobre historia y poltica(1985), Filosofa y circunstancias (1997) y otros ensayos que han contribuido a la formacin de investigadores latinoamericanos y al modo de aplicar el materialismo histrico a nuestra especfica realidad, por aquello que expuse en una ponencia en un Seminario de la UNAM en 1985: Amrica Latina desde Marx o Marx desde Amrica Latina?. El Sistema Nacional de Investigadores de Mxico reconoci la labor de Snchez Vsquez nombrndolo Dr. Emrito.
 
 

El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario en El Salvador

Schafik Jorge Hndal
 
I  La misin del partido revolucionario
Para comprender la evolucin que ha tenido el FMLN, y los problemas que hoy da enfrenta el cumplimiento de su misin histrica, primero hay que tener presente la visin con la que ha actuado y acta dentro de las condiciones de nuestro pas. Esa visin se elabor en el curso de las negociaciones de los Acuerdos de Paz: Los acuerdos le pondran fin al conflicto armado, sin consumar la revolucin, e iniciaran un proceso de democratizacin que visualizbamos sera largo, deba ser sostenido, y creara las condiciones para alcanzar sucesivamente niveles superiores de desarrollo social.
 
Fundamentados en esa visin, definimos entonces nuestra misin, la cual podra resumirse as: dejbamos las armas, nos convertamos en un partido legal para participar activamente en la lucha poltica, entrbamos as dentro del sistema con la decisin de mantener una lucha persistente para consumar la revolucin democrtica inconclusa, orientada a cambiar el sistema, asegurar el desarrollo social, en un curso ms o menos duradero rumbo a una sociedad socialista.
 
Como el trazo de nuestra misin ocurra en el momento que se desplomaba, vctima de sus errores y defectos, el as llamado socialismo real, nos referamos a un socialismo que deba ser rediseado. Estbamos claros que el capitalismo no poda resolver a fondo ni de manera consecuente el problema fundamental del pueblo salvadoreo: la pobreza, la falta de justicia y de democracia. Estbamos si embargo poco claros de los perfiles y consecuencias de la etapa del capitalismo que estaba desplegndose sobre el mundo en aquel momento: el capitalismo neoliberal, el capitalismo de las grandes transnacionales, el capitalismo de la globalizacin y de la poca de la monopolaridad.
 
Se derrumbaba el polo de la izquierda, el polo socialista, el que mantena el equilibrio y sostena la paz mundial, la posibilidad de la autodeterminacin de los pueblos y por consiguiente del desarrollo de procesos revolucionarios, en la mayora de veces sin intervencin militar del imperialismo o, en contrapeso, con el apoyo poltico del otro polo en la ONU, entonces respetada, obligando a revertir invasiones, como en el caso de la agresin a Egipto en 1956 por Inglaterra, Francia e Israel para anular la nacionalizacin del Canal de Suez; donando en ocasiones armas, otros elementos logsticos y aportando amplia cooperacin econmica y cientfico-tcnica para el desarrollo econmico social y la defensa nacional, como en los casos de Mongolia, China, Corea, Cuba, Viet Nam, Angola, Etiopa, Nicaragua y tantos otros pases.
 
Dentro de la bipolaridad, transcurri el proceso de liberacin de gran parte de las colonias, en Asia y frica, en muchos casos incluso pacficamente.
 
Pero cuando el FMLN realizaba su gran ofensiva de noviembre y diciembre de 1989, surga el mundo unipolar y el capitalismo neoliberal se empoderaba sobre el planeta. El capitalismo neoliberal en los Estados Unidos ha terminado siendo como un sistema corporativo, en el que estn integrados el aparato civil y militar del Estado, la oligarqua financiera, las trasnacionales, parte de los principales grandes medios de comunicacin, las ms importantes universidades, sus llamados tanques de pensamiento, en fin, todos los sujetos y componentes que ponen en marcha la as llamada globalizacin bajo la hegemona de los intereses y decisiones de la lite del gran capital monoplico, especialmente petrolero, productor de armas y financiero.  Esta estructura corporativa se reproduce en los pases dependientes como el nuestro.
 
Subrayo: abandonamos las armas, entramos en el sistema, para cambiar el sistema, no para que el sistema nos cambie a nosotros. En aquel momento estaba inicindose, tambin en El Salvador, el desplazamiento del capitalismo existente hasta entonces e instalndose en su lugar el capitalismo neoliberal dependiente. En los primeros momentos, no lo llegamos a comprender en toda su profundidad. Hay una huella de esa incomprensin en los Acuerdos de Paz: como en esos das se iniciaban las privatizaciones- se estaba privatizando la banca y se hablaba de nuevas privatizaciones, dentro del ajuste estructural a cargo del gobierno arenero de Alfredo Cristiani-, nosotros insistimos en establecer en el acuerdo medidas compensatorias sociales, una de las cuales consista en dar participacin a los trabajadores como accionistas de las empresas privatizadas. No previmos lo que ocurri despus; por ejemplo, en la privatizacin de ANTEL: las acciones que le dieron a los trabajadores no les sirvieron de nada, despus se las depreciaron y se las terminaron quitando, dentro de lo que llaman la lgica del mercado.
 
La mayor dosis de pobreza e injusticia agregada por el capitalismo neoliberal, legitimizan y fortalecen an ms nuestra misin. Se trata, en resumidas cuentas, de que debemos cumplirla enfrentando un capitalismo mucho ms poderoso, en cuyos gobiernos estn integrados los dueos del pas, quienes los controlan y dirigen. Son gobiernos que se ven a s mismos ya no como aliados de una potencia extranjera, sino como subordinados incondicionales del nico polo que qued en pie en el planeta y pretende constituirse en el dueo del mundo, apoyado en su sper podero militar.
 
Nuestra misin no cambia, pero se hace ms dura, ms compleja, porque este capitalismo es tambin muy sofisticado, recurre en gran escala a la remodelacin del pensamiento masivo de la sociedad, mediante la manipulacin de las mentes usando los grandes medios de prensa, los cuales trabajan con una agenda coordinada y concentran su ataque sobre el ideario y sobre los personajes principales del FMLN.
 
Ello, no obstante, si hacemos un balance somero, la fidelidad a esa misin, la fidelidad a las ideas revolucionarias, al compromiso con el pueblo, nos ha permitido avanzar, a pesar de sufrir el impacto del podero y la sofisticacin del sistema.
 
II  El FMLN: del partido de cuadros y el ejrcito guerrillero al partido de las afiliaciones masivas electoreras
Los Acuerdos de Paz implicaron, no sin dificultades ni resistencia de parte de la derecha gobernante, que el FMLN irrumpiera en la vida poltico-institucional del pas, convertido en partido poltico legal. Pronto comenzaron a aparecer los locales pblicos del FMLN y se inici un proceso masivo de adhesiones de ciudadanos de variados sectores sociales. Hombres, mujeres y jvenes, personas progresistas en general, que sin haber estado dentro de alguno de los cinco partidos que formaban todava el FMLN, haban admirado y apoyado nuestra lucha armada, no tardaron en tocar las puertas del nuevo partido en formacin. Pero tambin personas que antes haban simpatizado con otras ideas polticas buscaron incorporarse al Frente.
 
Eran momentos en los que el Partido Demcrata Cristiano estaba en crisis. Es este un antiguo Partido que haba perdido su meta, su misin ideolgica y programtica social cristiana. Se haba extraviado durante el periodo del ejercicio del gobierno, desde el contragolpe de Estado que dio origen a la segunda Junta, en enero de 1980, en la que particip como el componente poltico principal y luego durante la Presidencia de Napolen Duarte, convertido en la cara presentable de la guerra contrainsurgente de baja intensidad, llevada adelante en El Salvador bajo el timn poltico-militar de dos gobiernos de Estados Unidos, los de Reagan y Bush padre. Fueron ellos quienes suministraron el financiamiento, la ideologa, la estrategia, el adiestramiento, la reestructuracin, la conduccin y armamentizacin de la Fuerza Armada, en todas sus ramas.
 
Todo eso haba, para decirlo de manera simple, debilitado y descompuesto al Partido Demcrata Cristiano y provocado la emigracin de sus bases, que eran en mayora genuinamente populares, sobre todo en zonas rurales y en pequeos municipios. Una parte importante de esa gente ingres al FMLN y trajo las costumbres del funcionamiento de un partido convertido en aparato puramente electorero.
 
Junto con ellos, ingresaron personas que venan del PCN, otros provenientes de estructuras de la antigua dictadura militar a la que le habamos puesto fin con nuestra lucha armada y con los Acuerdos de Paz. Me refiero, sobre todo, a  un nmero apreciable de ex patrulleros, soldados desmovilizados y agentes de los cuerpos de seguridad disueltos que fueron ingresando y trajeron sus propias culturas y visiones.
 
Este fenmeno tampoco fue analizado por nosotros en todas sus consecuencias, como debimos hacerlo, no para cerrar las puertas del FMLN a esas personas, sino para poner en marcha un extraordinario esfuerzo de educacin poltica que permitiera asimilarlas a nuestras visin y misin.
 
As, en definitiva, con el ingreso de miles de personas de distintos estratos sociales e incluso diversa prctica poltica, nos convertimos en un partido voluminoso. En los primeros momentos, estos ingresos se hacan por va de cada uno de los cinco partidos que integraban el FMLN, conforme a los requisitos y procedimientos de sus respectivos Estatutos. Cuando en 1995 cremos necesario darle un mayor nivel de unidad al FMLN, procedimos a disolver los cinco partidos fundadores (FPL, PRTC, PCS, ERP y RN)
 
Mientras tanto, los que fueron nuestros enemigos  en la guerra, con fuerte apoyo del extranjero (gobierno de Estados Unidos, principalmente), desarrollaban sobre nosotros una intensa y aguda ofensiva ideolgica mediante foros, conferencias, seminarios, cursillos, etc., en medio de una sostenida prctica de exquisitas cenas y tertulias en las residencias de los lderes ms protagnicos de la gran empresa privada. Comenzaron as a aparecer al interior del Frente, lenguaje, conceptos y categoras propios del pensamiento en boga del capitalismo neoliberal y globalizante. Esto desembocara, a finales de 1994, en la crisis que cre Joaqun Villalobos y llevara a su salida del FMLN para crear el Partido Demcrata, de vida fugaz, firmante del Pacto de San Andrs con el gobierno de ARENA. Para facilitar a este elevar el IVA del 10 al 13% y ayudarle a frustrar la reforma del sistema electoral, con la cual se comprometi ante la ONU, al pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de aquel ao.
 
Como la forma de lucha poltica para acceder al gobierno se realiza por medio de elecciones, sin mucha discusin, se entroniz la idea de que tenamos que ser un partido, como se deca en aqul tiempo, mas de masas que de cuadros: si queremos obtener ms votos, tenemos que tener ms miembros, lo cual constitua una manera de priorizar la cantidad y justificar la falta de esfuerzo en la educacin ideolgica y poltica, el desprecio por la calidad. La disolucin de los 5 partidos potenci y facilit al extremo esta tendencia.
 
Hasta ese momento, como ya se dijo, cada partido tena sus propios procedimientos de ingreso y, en gran medida, para ingresar al FMLN haba que ingresar a alguno de sus partidos. Por eso, en el Estatuto del FMLN elaborado al momento de su legalizacin, no se consider necesario reglamentar o normar el proceso de ingreso.  La disolucin de los partidos aboli de hecho los cinco Estatutos.  Se abri as un mecanismo de ingreso simple: bastaba con firmar un papelito en donde se escriba el nombre, el nmero de la cdula de identidad, el nmero de carn electoral, la direccin y un aval de dos afiliados (que podan ser los mismos que haban ingresado quince minutos antes); se firmaba ese papelito y la afiliacin quedaba consumada. No era necesario que nadie la aprobara, simplemente firmado el papelito, se ingresaba en el registro de afiliados del Partido.
 
Para ser dirigente del Partido no haba ningn requisito adems de la afiliacin. Cualquiera poda ingresar hoy a las 10:00 de la maana al Partido, por la firma de aquel papelito, y a las 3 de la tarde, en la Convencin Nacional, ser electo, por ejemplo, como Coordinador Nacional del Partido. Ciertamente nunca ocurri as en el caso de este cargo; pero s ocurri a niveles de las directivas municipales y departamentales. No haba necesidad de ninguna antigedad o de pasar por algn proceso previo de formacin, evaluacin o certificacin.
 
As fue como en muy poco tiempo tenamos un Partido diferente por su composicin y por las motivaciones de una parte de la gente que lo forma.  Sucesivas reformas estatutarias fueron realizadas para democratizar el Partido, con las cuales los nuevos componentes, motivaciones y pensamientos dentro del Partido tuvieron ms carta de ciudadana, adquirieron derechos.
 
Despus se fue ms lejos en este superficial concepto de democratizacin. Sin aprobar antes ningn criterio de capacidad y solvencia poltica y moral en los aspirantes, se estableci que todos los cargos de direccin del Partido, a todos los niveles, de los municipales a los nacionales y las candidaturas a cargos pblicos, desde las candidaturas a concejales municipales, alcaldes, sndicos, candidatos a diputados(as) propietarios y suplentes, hasta candidatos a Presidente(a) y Vicepresidente(a) de la Repblica, deben decidirse en eleccin directa y secreta de todos los afiliados y afiliadas.
 
III  Reformar la construccin y funcionamiento del FMLN es una necesidad imperiosa
El Partido en su conjunto se convirti as en un espacio sumamente favorable y casi permanente para las prcticas electoreras. Por otra parte, nuestra llegada a los primeros cargos pblicos engendr o despert motivaciones, aspiraciones y ambiciones personales y grupales. Haber pertenecido a tal o cual partido fundador del FMLN se convirti para algunos en un recurso para producir agrupamientos de poder, cuya funcin desemboca en el compromiso de apoyarse mtuamente en las votaciones internas. El tema del sectarismo va ms lejos, cultiva prejuicios y merece ser analizado aparte, con mayor profundidad. Baste por el momento subrayar el inmenso dao que al FMLN le han causado y le siguen causando las conductas sectarias. Para ciertas personas que militan en el Frente, algunas de las cuales han llegado a ostentar cargos de direccin en el Partido, el haber pertenecido a una u otra organizacin es el criterio fundamental, casi exclusivo, para evaluar la calidad, el pensamiento y las acciones de un compaero o compaera. Que las organizaciones tengan ya casi 10 aos de haberse disuelto no les importa, es un detalle sin valor. No todas ellas son iguales. Hay quienes viven anclados en el pasado, creen ferviente y sinceramente que antiguas diferencias polticas, como las que alguna vez existieron entre las FPL y el PCS o entre otras organizaciones, y que fueron en su momento resueltas en la lucha y en la prctica revolucionarias, constituyen todava el punto de definicin determinante para la presente etapa del proceso poltico. Pero tambin estn quienes, sabiendo que  lo que menos prevalece en estos momentos es un problema de diferencias entre organizaciones que ya no existen, manipulan deliberadamente las mentes y sentimientos de los primeros para utilizarlos en sus objetivos de poder hacia el interior del FMLN. A los primeros hay que ayudarlos a comprender el momento histrico que ahora vive el Partido, a que vean hacia delante, hacia el futuro, dejando atrs una visin sectaria ya superada por la historia. A los segundos hay que desenmascararlos y ponerlos en evidencia, sin vacilacin alguna.
 
La incursin del FMLN a los espacios de poder institucional, con el subsiguiente acceso a privilegios e influencias,  no poda dejar de hacer mella en la textura ideolgica de algunos cuadros. El sistema reaccion, comprendiendo a dnde poda llevarnos esta situacin. Desde los primeros momentos en que hubo diputados del FMLN, la derecha dominante empez a subir el salario de este cargo, que haba estado a niveles bastante inferiores durante mucho tiempo; hasta abrir una distancia muy grande respecto al estndar de salarios de los trabajadores. Con los Alcaldes y Concejales ocurri algo similar, aunque por iniciativa de ellos mismos, de manera que esos cargos se hicieron atractivos y mantenerse en ellos se volvi tambin una motivacin muy fuerte para muchos.
 
El desempeo de esos cargos gener poder, ms poder al interior del Partido que poder en la toma de decisiones que impactan al pas. En realidad los cargos pblicos son poderes extrapartidarios que inciden en la lucha interna por los cargos de direccin, los cuales se fueron convirtiendo, en la ptica de muchos, en una especie de grada, de escalera, para arribar en su momento a los cargos pblicos. Algunos alcaldes que queran ser reelectos, empezaron a utilizar el poder de su alcalda para generar una incidencia fuerte al interior del Partido. Es as como los cuerpos de promotores y los proyectos de beneficio comunitario han sido usados por algunos para afiliar nuevos miembros, y el ingreso de nuevos miembros se volvi decisivo en las elecciones internas.
 
Una de esas alcaldas tiene, por ejemplo, un proyecto para llevar agua o hacer otras obras de inters comunal en una determinada colonia, barrio o comunidad. Ya tiene el proyecto, tiene los recursos, entonces va y le dice a la comunidad: …para que este proyecto lo ejecutemos, para que ustedes obtengan agua, obtengan el mejoramiento de la calle, obtengan la electricidad, el muro de contencin, la zona verde o la casa comunal, etc.deben afiliarse al Partido y votar por m. Me estoy refiriendo a las elecciones internas como candidato para la alcalda. O… Yo quiero pasar a la diputacin y fulano o mengana ser quien va a la alcalda. Por supuesto, esto no lo hacen todos, lo han practicado algunos, pero el dao al Partido ha sido grande.
 
As creci el registro de afiliados de una manera falsa, la mayora de esa gente no tena ningn compromiso con el Partido. Firmaban el papelito, entraban, y una parte, no todos, se presentaban a votar, los transportaban con medios de la alcalda el da de la votacin. De esa forma esos nuevos afiliados, consideraban que haban pagado su compromiso y … !No se les volva a ver!. Eso es lo que explica por qu teniendo nominalmente padrones muy grandes de afiliados(as) el porcentaje de quienes acuden a votar en sus internas es reducido y aun ms reducido es el de quienes participan en el trabajo partidario cotidiano. A ese tipo de afiliado no le importa el Partido, porque su vnculo con l no es ideolgico, ni poltico, sino una especie de relacin comercial: vos me hacs la obra comunal y yo te pago afilindome y votando por ti en las internas.  Hasta all llega el trato!
 
Por lo mismo, la lucha por limpiar el registro de afiliados es uno de los problemas ms serios que se ha enfrentado de manera recurrente. Yo he propuesto un mecanismo automtico de depuracin de ese registro de falsos afiliados(as). Consiste en emitir un Carn de membresa del FMLN.  Se aprob y todava no se ejecuta, aunque es una propuesta de hace varios aos. Ese carn debe tener doce casillas, una por mes, para pegarles una estampilla de cotizacin mensual, con un sistema de distribucin de esos ingresos entre los organismos del Partido, asegurando as que la cotizacin sirva al financiamiento de todo el trabajo partidario. Si se est al da en la cotizacin, bastara con mostrar el carn. Se puede, digamos, aceptar hasta dos meses de retraso, pero si se tiene una mora mayor, la persona no podra ejercer sus derechos como miembro del Partido, mientras no se normaliza. Propuse que cada ao hubiera uno o dos meses durante los cuales se renueva el Carn; quien no se presenta a retirar el suyo quedara fuera, a menos que probara una excusa vlida.
 
Por qu no est funcionando el Carn? Hay distintos pretextos y distintas argumentaciones, pero el fondo del fondo del asunto es que se quiere seguir con las cosas como han venido sucediendo: viabilizar las ambiciones o las motivaciones o las aspiraciones individuales, por va del enfrentamiento electorero interno.
 
Nuestro mayor distanciamiento de la gente y sus problemas son estos viciados y frecuentes procesos electorales partidarios. Casi siempre estamos inmersos en uno de ellos, a lo largo de 4 a 6 meses, durante los cuales la militancia y sus dirigentes se absorben en los enfrentamientos internos, haciendo las delicias de los medios de derecha; dejamos de escuchar a la gente, abandonamos la elaboracin de propuestas, la organizacin y la movilizacin social para enfrentar la problemtica que aqueja a la poblacin.
 
No solo debemos asegurar la autenticidad de nuestro registro de afiliados, definitivamente debemos sustituir este casi permanente ejercicio electorero por procedimientos democrticos participativos que prestigien al FMLN y lo vinculen mas a la gente.
 
Es necesario y urgente abrir en la base de nuestro partido un debate, una consulta activa, para elaborar las ideas de la gran reforma de su construccin y funcionamiento, indispensable para fortalecer su capacidad de cumplir su misin.
 
Las prcticas perversas de este funcionamiento electorero producen elementos y componentes ideolgicos que van siendo asumidos sin debate y tienden a destruir nuestras ideas revolucionarias, en las cuales reside nuestra potencialidad de fundirnos con el pueblo y construir la fuerza social y poltica capaz de cambiar el sistema. Si nos desarman o nos desarmamos ideolgicamente, nuestra misin y razn de existir se habr perdido.
 
IV. El Partido revolucionario que necesitamos.
Para transformar la realidad en El Salvador necesitamos un Partido que siga fiel a la misin revolucionaria de cambiar este sistema. Su composicin, su organizacin y funcionamiento deben ser coherentes con esa misin Porque, hay que admitirlo, se rompi la coherencia entre la misin, la estructura y el funcionamiento del Partido!
 
Si a estos factores ya analizados le agregamos que, durante muchos aos, la educacin poltica prcticamente desapareci, que incluso el cultivo de la memoria histrica desapareci por bastante tiempo, es fcil entender las caractersticas del pensamiento en nuestro Partido, tal como es hoy.
 
Declarar que seguimos siendo un partido de izquierda y un partido revolucionario, se fue convirtiendo para muchos ms bien en un rito, sin un contenido consistente y slido. Por supuesto no hablo de todos, estoy hablando de una parte importante y estoy diciendo que eso genera procesos como los que he mencionado. De un tiempo hacia ac, hemos venido haciendo esfuerzos en materia de educacin poltica-ideolgica, pero se ven interferidos por los frecuentes, casi permanentes, procesos electorales internos y nacionales.
 
Si en los momentos de la finalizacin de la guerra y la firma de los acuerdos de paz, cuando estaba inicindose la neoliberalizacin del capitalismo dependiente en El Salvador, ya trajo efectos negativos, ahora, despus de quince aos de vigencia, la situacin econmica y social es mucho peor y la situacin poltica se esta deteriorando progresivamente. Cambiar este sistema, es por tanto, una necesidad ms urgente, ms justificada y legtima que antes.
 
Sin embargo, algunos estn aspirando a cambiar la misin revolucionaria del Partido. Para eso se alega de distintas maneras, encubriendo los reales propsitos.
 
Muchos de los que argumentan as utilizan un lenguaje prestado del discurso de los dueos del sistema: Hay que ser realistas, nos repiten. Ellos entienden el realismo en el sentido de que hay que aceptar que las cosas son as, y como son as… para qu proponernos cambiarlas?. Ese, dicen, es un radicalismo. Hay que ser viables, nos insisten, asumiendo la viabilidad en el sentido de ser tolerados por los dueos del sistema. Pero los dueos del sistema nunca van a tolerarnos para que cambiemos el sistema!
 
Su tesis suprema es la siguiente: los dirigentes histricos quieren mantenerse siempre en la oposicin, nosotros queremos llegar al gobierno.
 
Estas afirmaciones son falsas. Son slo eso, afirmaciones gratuitas, eluden analizar abierta y transparentemente las capacidades y fraudes de la derecha para conservar el gobierno y la manera eficaz de derrotarla, en base de una creciente acumulacin de fuerzas. Eluden reconocer nuestro consistente avance en esa acumulacin.
 
Para los revolucionarios el realismo responde a otro concepto: conocer y estudiar la realidad para cambiarla, no para someterse a ella. Y la viabilidad no tiene que ver con sacrificar principios y misin, sino con saber definir y aplicar estrategias de organizacin y lucha que nos lleven a niveles superiores de conciencia, movilizacin del pueblo, alianzas, acumulacin y vuelco a nuestro favor de la correlacin de fuerzas para lograr el cambio. 
 
En realidad, nuestro supuesto radicalismo no se puede definir en la actualidad como anticapitalismo total. El programa que hemos elaborado tiene a la base la conciencia de que no se trata de la abolicin inmediata del capitalismo en general, de toda expresin de relaciones capitalistas de produccin, distribucin e intercambio. De lo que se trata en nuestro Programa de la poca de la Revolucin Democrtica, es de abolir el capitalismo neoliberal dependiente y asegurar el desarrollo nacional con justicia social y en democracia participativa, que supere la pobreza, el desempleo profundo y crnico, el atraso educativo-cultural y cientfico-tcnico, que garantice la salud, la vivienda, el medio ambiente, la equidad de gneros; que reactive la economa, reconstruya y fortalezca el tejido productivo nacional, agropecuario e industrial, apoyando la pequea y mediana empresa, las empresas cooperativas y desarrollando la integracin regional. O dicho en pocas palabras: construir la base econmica y social que haga posible transitar a una sociedad socialista.
 
 
El capitalismo neoliberal tiene una particularidad: deteriora y aniquila a los sectores de la sociedad capitalista que no forman parte de esta sper lite, enlazada con las trasnacionales y con los gobiernos dominantes, especialmente con el de Estados Unidos, en este proceso de globalizacin.
 
El capitalismo neoliberal choca con otros sectores simplemente capitalistas. Pero adems tiene sobre ellos hegemonas muy severas, como el control bancario, que los amenaza con negarles los crditos, con no perdonarles la mora, con no darles un refinanciamiento. Los arrinconan y los obligan a cambiar de posicin, porque una de las caractersticas del capitalismo neoliberal dependiente es el reinado absoluto e indiscutible del sector financiero.
 
Objetivamente, estas caractersticas del capitalismo neoliberal nos crean condiciones para unas alianzas amplias, pero muy contradictorias tambin. Lo vimos no hace mucho en el caso de los transportistas, que son nuestros aliados: acosados por la poltica econmica neoliberal y por la desmesurada elevacin del precio del diesel se lanzaron al incremento del pasaje sin consultar ni hablarlo con nosotros, crendonos una situacin compleja y muy contradictoria. As pues, debemos hacernos cargo de que ampliar las alianzas no es un asunto simple, hay que comprender y asumir que son tambin fuente de contradicciones dentro del pueblo.
 
Quienes quieren abandonar nuestra misin se enfrentan sin embargo con un serio problema: pese a todo, la mayora de nuestra militancia real y activa contina siendo revolucionaria. Nuestros compaeros y compaeras viven entre el pueblo, forman parte de l y reciben todos los das el impacto de una realidad que reclama el cambio del sistema. Esa militancia ejerce el voto en las elecciones internas y para conseguirlo, quienes hoy quisieran abandonar nuestra misin histrica, deben enmascarar bastante sus planteamientos; no los presentan de una vez como el abandono de la misin, de los objetivos revolucionarios, sino como la necesidad de cambiar mtodos, estilos y cosas parecidas, formuladas con frases generales, superficiales, pero bien adornadas con palabras atractivas y sin contenidos concretos. En las ltimas semanas han hecho un giro, intentan presentarse incluso como la izquierda de la izquierda. La base ms experimentada sabe que hay que analizar conductas y trayectorias y no guiarse por simples apariencias. En realidad, la maniobra est dirigida a la nueva afiliacin, que ha llegado a nuestras filas, en gran proporcin imbuida de las ideas y propuestas que difundimos intensamente a lo largo de la reciente campaa presidencial.
 
 
Yo conozco a no pocos compaeros y compaeras involucrados(as) hoy en esta posicin, que son autnticos militantes de izquierda que ms temprano que tarde chocarn con la doblez e insana de sus actuales conductores. A ellos les digo que volveremos a encontrarnos en el enorme esfuerzo por reformar a fondo al FMLN.
 
V  Cambiar el sistema usando sus mismas reglas es difcil, pero no imposible
Hay quienes argumentan que no es posible generar un proceso de cambio desde dentro del sistema, actuando con las mismas reglas del sistema. Estoy en desacuerdo con esta opinin, que se presenta como verdad absoluta e indiscutible.
 
Ciertamente a comienzos de los aos 70 del siglo XX vimos en Chile arribar al gobierno a la Unidad Popular, llevando a Salvador Allende a la Presidencia de la Repblica, mediante su victoria en elecciones efectuadas de acuerdo a las reglas del sistema y despus vimos al Ejrcito derribarlo, asesinarlo e instaurar la sanguinaria y feroz dictadura del General Pinochet. Pero desde 1998 hemos presenciado en Venezuela el desarrollo del proceso revolucionario bolivariano que puso en marcha Hugo Chvez, accediendo al gobierno por medio de elecciones, con las reglas del sistema y ha procedido a cambiarlo.
 
En Venezuela se estn produciendo cambios muy importantes, en el mbito social, en el econmico y el poltico.  All se ha roto con el esquema neoliberal. Esa es la razn que explica el odio de la gran burguesa hacia Hugo Chvez. No es que  haya abolido el capitalismo en general, lo que se est aboliendo es el capitalismo neoliberal dependiente y realizando obras sociales, cambios sociales, con la participacin activa de la gente y lo ha entendido bien la poblacin. Por eso el pueblo lo salv del golpe militar en abril de 2002 y despus de la as llamada huelga general, en realidad sabotaje a la extraccin, refinado, distribucin y exportacin del petrleo. Yo no recuerdo ningn otro caso en Amrica Latina de un gobierno que una vez derrocado por un cuartelazo, el pueblo lo rescate y los militares se subleven contra sus jefes golpistas.
 
Y todo ha ocurrido en Venezuela a partir de repetidas elecciones. Chvez es el lder revolucionario que ha ido ms veces a elecciones en un corto periodo. La ms reciente de ellas ha sido el referndum revocatorio (15 de agosto del ao en curso), en el cual obtuvo una clara y contundente victoria. El referndum revocatorio fue creado por la Constitucin Bolivariana, que cambi las reglas del juego del viejo sistema y le dio profundidad y autenticidad a la democracia. En Cuba, sea dicho de paso, el derecho de revocatoria del mandato a los funcionarios de eleccin popular, tambin forma parte de su democracia, desde muchos aos antes. Los funcionarios deben rendir cuentas cada cierto tiempo a sus electores y si estos consideran que no ha desempeado bien el cargo, que no ha cumplido con lo que de l o ella esperaban, les pueden dar por terminado su mandato y elegir otras personas.
 
El ejemplo de la Revolucin Bolivariana nos muestra que para cambiar el sistema desde dentro del mismo, actuando con sus reglas, se requiere un liderazgo fuerte y, sobre todo, generar un altsimo nivel de conciencia y de organizacin popular, que llegue a impregnar a los oficiales y soldados y ponga en pie, de ser posible, a todo el pueblo pobre y trabajador.
 
En Amrica Latina tambin hemos visto el caso de una triunfante revolucin armada, la sandinista, que derroca a una vieja dictadura, destruye su ejercito, institucionaliza a la fuerza guerrillera y diez aos ms tarde, luego de aos de contrarrevolucin armada por el imperialismo, pierde el poder con las reglas electorales tradicionales.
 
Nada pues, autoriza hoy planteamientos dogmticos sobre la va de la revolucin. Todas son posibles si las fuerzas revolucionarias, el partido de la revolucin, logra ganar el corazn y la mente del pueblo y si lo sabe organizar y conducir con acierto. Ello exige un partido fiel a su misin y un liderazgo experto y lcido.
 
Que en El Salvador se repitiera el fenmeno de la izquierda revolucionaria asumiendo el gobierno por va electoral, fue lo que llev el pnico a la gran burguesa y a su partido ARENA en las elecciones presidenciales recin pasadas. Sus temores tenan fundamento: para detenernos recurrieron a una operacin gigantesca de atemorizamiento, en que participaron altos funcionarios de Estados Unidos, asesores extranjeros de alta calificacin, golpistas venezolanos, contrarrevolucionarios cubanos, para aterrorizar a las gentes con la amenaza de que Estados Unidos prohibira el envo de remesas a El Salvador, y el chantaje laboral de cerrar las empresas si triunfaba el FMLN; recurrieron tambin a la compra masiva de votos, trajeron miles de centroamericanos a votar aqu fraudulentamente, etc. y difundieron miedo con las mentiras de que les quitaramos a la gente sus casas, tierras, hijos menores, cosechas, Biblias, etc. Y, sin embargo, gran parte de la ciudadana entendi nuestro mensaje. Nosotros llegamos a ochocientos doce mil votos y eso es ms que la suma de las dos veces anteriores que participamos en elecciones presidenciales, ms que los votos con los que gan ARENA la Presidencia en cada una de las tres ocasiones anteriores, y una vez y media mas que nuestra votacin mayoritaria para diputados y alcaldes en el 2003.
 
Haber sufrido el fraude y la imposicin del miedo se ha convertido en el argumento para tratar de llevar al Partido a una situacin viable, como dicen algunos, en vez de combatir contra estas armas perversas del sistema.
 
Esas personas dentro del FMLN albergan  la ilusin de que sern aceptados, para gobernar tambin viablemente. Es decir, a tono con el sistema, impulsando determinadas reformas o cambios para que nada cambie. Eso es justamente lo que est intentando hacer Saca para salvar el sistema capitalista neoliberal, que enfrenta una crisis fiscal y macrofinanciera, una balanza comercial y de pagos sumamente adversas, un endeudamiento pblico agobiante, un deterioro profundo del sector agropecuario, un proceso de desindustrializacin, una problemtica social en rpida agravacin, una situacin poltica frgil, slo sostenida por los juegos mediticos de una imagen concertadora del Presidente, expuesta a agotarse pronto si no produce resultados sustantivos que mejoren la situacin de la gente e impulsen un real desarrollo del pas.
 
Si el FMLN se mantiene en su misin y supera sus debilidades y enfermedades ideolgicas y orgnicas, para estar en condiciones de impedir que lo detengan, incluso con las mismas prcticas con las que lo contuvieron en las elecciones presidenciales recientes, entonces la estrategia de la derecha dominante buscar destruir al FMLN. Debilitar y detener al FMLN o destruirlo, estas son las dos estrategias que se discuten ahora dentro de ARENA, entre los seores de la cpula del gran capital neoliberal y entre los funcionarios del gobierno de George W. Bush, encargados de su poltica hacia Amrica Latina.
 
VI  Llegar al gobierno para impulsar cambios o pasar por el gobierno sin que cambie nada?
 !Es que ustedes no quieren llegar al gobierno! …As nos deca Napolen Duarte en la ultima reunin nuestra con l y dirigentes demcrata cristianos, en momentos en que en el PDC haba aceptado un pacto con el Alto Mando del Ejrcito para prestar su cara a la sangrienta dictadura militar, en enero de 1980, a cambio de cargos en el gobierno. Fue un pacto con los jefes militares ms represivos y reaccionarios, despus de que ellos dispersaron al Movimiento de la Juventud Militar, precipitaron la renuncia de la primera Junta de Gobierno y cuando estaban multiplicando las matanzas, las capturas, desaparecimientos y asesinatos, en San Salvador y en todo el pas. En esa reunin, que puso fin a nuestra alianza con el PDC desde 1971 en la UNO, Duarte argument que llegando ellos al gobierno se podan cambiar las cosas, desde arriba. Le dijimos que no lo podra hacer y le explicamos cmo estaban las estructuras militares-policiales, sus vnculos con el Pentgono, con la CIA, etc., cmo ese sistema militarista formaba parte de toda una red militarista latinoamericana comandada desde Washington. Le explicamos todo eso y l insista… !Es que ustedes no quieren llegar al gobierno!
 
Curioso! Es el mismo argumento que ahora nos echan en cara, los que desde dentro del FMLN se presentan como abanderados de la capacidad triunfadora! En verdad, no estn diciendo nada nuevo: estn simplemente copiando de un pasado fracasado. La tesis de Duarte fue la misma, estando adentro del gobierno podemos cambiar las cosas, desde afuera no se puede. El que estuviera incorporndose a un gobierno dominado por los militares ms reaccionarios, represivos y asesinos, no le preocupaba. Desde adentro poda cambiarse todo por el PDC. Este argumento, 24 aos despus, sigue siendo el mismo: Hacindonos viables podemos llegar al gobierno y realizar los cambios.
 
Histricamente ha habido casos, muy pocos, en los cuales estando en esa situacin, el Presidente decide romper con los dueos del pas. Un caso fue el del coronel Arturo Armando Molina. Protagoniz dos episodios de ruptura, aunque despus se les entreg. Cuando me mand capturar y me llev a Casa Presidencial para hablar conmigo en agosto de 1973, me dijo que los ricos lo queran sobornar: Me mandan mujeres, me invitan a sus fiestas, me ofrecen hacerme accionista de sus empresas, y yo no quiero. El pueblo est en una  pobreza tan grande, yo lo he visto durante mis giras por todo el pas. Les he pedido a los ricos que colaboren, que den algo para ayudar a la gente y se han negado, no quieren dar ni un centavo, ms bien me quieren corromper y yo no estoy dispuesto a permitirlo porque esto va a estallar y no quiero manchar mis manos con sangre. As fueron sus palabras.
 
Lo intent, pero no pudo. Lo visitaron dos de los ms connotados oligarcas y le dijeron: Abrimos una cuenta con 10 millones de colones para financiar que te derroquen ya sabs que por menos, muchos de tus compaeros en el Ejrcito se prestaran para hacerlo. Entonces retrocedi y efectivamente se dej corromper, se hizo parrandero, lo hicieron accionista del cemento MAYA, (aunque no pudo finalmente conservar las acciones), le dieron otras cosasse manch las manos de sangre y enrumb el pas hacia la guerra.
 
Para nosotros es indispensable llegar al gobierno, pero no es suficiente; es necesario preparar las condiciones que hagan posible que emprendamos verdaderas transformaciones estructurales, capaces de superar las causas que dan origen a la injusticia social, a la pobreza y al sistema poltico autoritario.  Me estoy refiriendo a ganar el corazn y la mente del pueblo, elevar su conciencia revolucionaria mediante una intensa y sistemtica lucha de ideas y propuestas concretas de soluciones a sus problemas y sufrimientos, construyendo una extensa, ramificada y poderosa organizacin popular, concertando y movilizando un amplsimo sistema de alianzas sociales y polticas, vinculando profundamente al FMLN con un creciente movimiento social; en fin, logrando un gran vuelco de la correlacin de fuerzas a nuestro favor, como la fuerza revolucionaria capaz de transformar el pas para bien de la gente.
 
No se trata de dar simples paliativos, como los que acostumbra la derecha y ahora Saca ofrece. Veamos por ejemplo el caso de la salud. Saca ofrece el FOSALUD (elevar impuestos al tabaco, armas y bebidas alcohlicas). Si es que los grandes empresarios le permiten aumentar este impuesto, cosa an poco clara, el gobierno recogera unos $25 millones, con los cuales podra dotar de algunas medicinas y equipo a los hospitales, con Saca entregndolos personalmente, en medio de una millonaria campaa de publicidad, donde gastar ms dinero que el que gastara en medicinas y equipo mdico. Pero ampliar la cobertura de salud pblica y su calidad a toda la poblacin, especialmente a la ms desatendida de las zonas rurales… No ocurrir!
 
El efecto que se est persiguiendo es que mediante el uso masivo de la publicidad, la gente en el resto del pas, piense: va caminando la cosa, ya van a venir por aqu, ya nos va a tocar a nosotros. Generar falsas esperanzas para ganar tiempo y llegar a las elecciones del 2006 con supuesta ventaja. Esas son las tpicas medidas de cambios para que nada cambie! Por supuesto, para que todo esto ocurra y la gente se deje impactar, se necesita como mnimo mantener a un FMLN inmovilizado, enfrascado en conflictos internos amplificados por los principales medios de comunicacin. Pero si pudiera la derecha conseguir ms, como desmovilizar al FMLN, desarmarlo ideolgica y polticamente, ese sera un festn para ARENA, para sus dueos nacionales y sus aliados extranjeros.
 
Yo sostengo que para enfrentar y derrotar la ofensiva meditico-poltica de Saca, el FMLN debe estar siempre en contacto con la poblacin, informndole de todo y presentndole nuestras propuestas, en este caso, nuestra propuesta de reforma integral del sistema de salud sin privatizacin, para que la gente tenga un parmetro de medicin y de comparacin. Hacer eso requiere un Partido en que sus afiliados se conviertan en militantes, organizados en los Comits de Base, que mantengan una relacin permanente y sistemtica con la poblacin de su entorno, de su municipio, colonia, barrio, comunidad, explicndole y escuchndole constantemente. Se requiere para ello un trabajo de educacin poltica y de transmisin de informacin muy gil dentro del Partido, en las dos direcciones: hacia la base, poniendo en sus manos todas estas propuestas o todas las explicaciones, y de la base a la direccin, trayendo sus opiniones e informaciones, las opiniones y propuestas de la gente.
 
Estas son una parte de las transformaciones que tenemos que hacer en el FMLN. Yo creo que en este momento estamos en buena posicin, porque una parte grande de la nueva afiliacin vino marcada por el gran esfuerzo que hicimos en la campaa electoral presidencial en la que nos dedicamos a comunicar nuestras ideas, combatir las ideas reaccionarias de nuestros adversarios, transmitir nuestro programa, llegando a las viviendas de las personas. Esto se nota al hablar con los nuevos afiliados. Vienen con posiciones, vienen con ideas, con actitudes y voluntad. Es un buen momento para comenzar a hacer esa transformacin del Partido, desde la base, para garantizar la conexin con la poblacin y poner en marcha un nuevo tipo de proceso de afiliacin que va, ya no por la va electorera, sino por la va de la comprensin y adhesin a la misin histrica revolucionaria del FMLN, a sus propuestas concretas, basada en la conciencia de que hay que hacer una gran lucha para llevar adelante estos cambios. Esto es renovar el carcter revolucionario y mantener firme la misin del Partido!
 
De esta manera lograremos que tengan fundamento y fuerza nuestras iniciativas programticas, en la Asamblea Legislativa, en los gobiernos municipales y en la mesa de dilogo con el gobierno. Para ello es necesario adelantarse con nuestras propuestas.  Yo le he llamado a esto la dialctica de dos concertaciones. La concertacin popular y la concertacin nacional, as lo planteamos por primera vez durante la negociacin de los Acuerdos de Paz. En este binomio dialctico la determinante es la concertacin popular, que es donde debemos poner un mayor nfasis, al mismo tiempo que estamos all con el gobierno y los dems partidos, en la mesa nacional, mantenindonos all para obtener logros con la presin de las demandas de la gente, o hasta que se demuestre su inutilidad.
 
Pero insisto, hay que asegurar la vinculacin con la gente, formar los Comits de Base, los dobles carriles que deben generarse de esa informacin del Partido hacia la gente y de la gente hacia el Partido. Ese es el antdoto para esa estrategia de paliativos o cambios propagandsticos. Adems, es la fortaleza con la que podemos estar en la mesa de concertacin y es tambin el proceso de acumulacin y vuelco de la correlacin de fuerzas que nos llevar al gobierno y al poder.
 
Qu otras cosas son necesarias realizar?.  Poner en marcha un sistema de educacin poltica e ideolgica, de formacin en el conocimiento de la problemtica nacional y de nuestros propsitos y promover un esfuerzo de debate profundo en el Partido para ponernos en comn, sobre lo que estamos haciendo y lo que queremos hacer y para despertar la capacidad critica y autocrtica de su militancia y dirigencia, en funcin de realizar con eficacia su misin. Sobre la base de ese sistema de educacin poltica e ideolgica debemos edificar una poltica de cuadros, que permita promover a mayores responsabilidades a los nuevos y antiguos militantes, dedicando particular atencin a la promocin de jvenes y mujeres.
 
En el centro de nuestra poltica de formacin y promocin de cuadros debe estar la sabia orientacin de combinar en las estructuras y tareas a compaeros (as) antiguos (as) experimentados (as) y capaces con compaeros(as) jvenes e iniciales. As unos aprenden de otros, combinan la experiencia y sapiencia, con la vigorosa energa e inventiva, en vez de lanzar al Partido a un enfrentamiento generacional, como algunos proclaman.
 
Debemos tambin dedicarle ms atencin a situaciones que hasta hace poco se vean con un enfoque bastante limitado. Tenemos, por ejemplo, que fortalecer el trabajo del FMLN con la comunidad salvadorea en el mundo, especialmente en los Estados Unidos. Hay que superar el viejo enfoque, que haca nfasis en el apoyo que desde el exterior se poda promover hacia las luchas del Partido en el interior del pas. Con una cuarta parte del pueblo salvadoreo viviendo en el extranjero, el FMLN debe saber atender  las demandas de esa parte del pueblo, que pide que sus derechos polticos, econmicos, sociales y culturales sean reconocidos y respetados, tanto en su nuevo lugar de residencia como aqu en el pas. Al superarse el enfoque tradicional, se ver ms claro cuales son las readecuaciones orgnicas y polticas que el Partido debe hacer para ir al encuentro de las aspiraciones de nuestra comunidad en el exterior. Algunas de estas readecuaciones, como la de crear una Secretara de Salvadoreos en el Exterior, ya estn siendo sugeridas por los mismos militantes del Frente en los Estados Unidos.
 
Asegurarnos que el Partido cumpla su misin obliga tambin a entender y participar en la compleja realidad internacional en la que el pas se desenvuelve. La globalizacin neoliberal, sumada a la desaparicin del polo socialista, ha trastocado profundamente el tradicional sistema de relaciones internacionales. Las pretensiones imperiales de imponer un Nuevo Orden Mundial han llevado a que el derecho internacional y las instituciones que lo aplican sean desconocidos o anulados. Pero al mismo tiempo, viene tomando fuerza el movimiento global de resistencia frente a ese tipo de globalizacin, que margina a los pueblos y concentra en unos cuantos pases ricos y en sus empresas transnacionales los beneficios de las nuevas tecnologas y del auge del comercio y las inversiones internacionales. En estas circunstancias, el FMLN debe afinar su poltica internacional, especialmente hacia Amrica Latina, los Estados Unidos y Europa. Debe fortalecerse  nuestra relacin con los pases socialistas, con los gobiernos y fuerzas progresistas y con el creciente movimiento latinoamericano y mundial que plantea alternativas a la globalizacin neoliberal. Debemos retomar con fuerza las banderas de la solidaridad, con los pueblos que luchan por proyectos nacionales, por su independencia y soberana, y tambin con aquellos que son agredidos por oponerse a los dictados imperiales.
 
VII  Los desafos para  la nueva Direccin del FMLN
Se necesita combatir la corrupcin en las estructuras de poder en que estamos participando. Para eso estoy proponiendo crear una Contralora Poltica y Administrativa del Partido para evaluar el funcionamiento de las Alcaldas, en relacin con el cumplimento de las plataformas ofrecidas, la prctica o la ausencia de los mtodos participativos de la poblacin, el trato a la gente, el abordaje de la problemtica social, la administracin de los recursos, la honestidad, la probidad. La Contralora tambin evaluara a los diputados en esos dos sentidos. El problema es complejo, pero es un primer paso a dar contra la corrupcin.
 
Veremos si eso basta! Est claro: hay que combatir la corrupcin y el maltrato a la gente, desde la autoridad que tenemos en esos cargos. Combatir el engao de ofrecer y despus hacer otra cosa. Las condiciones concretas a veces nos imponen ciertos cambios, eso es tambin una realidad.  Uno ha credo, por ejemplo, en un momento determinado, que puede hacer una obra y la ofreci y despus resulta que no es posible. En estos casos hay que participarle a la gente, llamarla y decirle: Miren tenemos este problema, discutamos qu podemos hacer… que la gente participe al tomar esas decisiones. Lo que no debemos aceptar es que simplemente se ignore a la  gente y no se le cumpla.
 
Los Estatutos deben sufrir una reforma, para erradicar una serie de daos que nos ha generado esta supuesta democratizacin del Partido, que se ha convertido en un crculo vicioso electorero. Pienso que hay que modificar la forma en que se eligen los candidatos a cargos pblicos y a las dirigencias del Partido a todo nivel. Yo aun no tengo una propuesta bien diseada. Por supuesto creo que no bastar slo lo que yo piense. Hay que abrir una consulta a toda la base y un debate sobre estos temas, de tal manera que estimulando la participacin, la reforma se realice con mucha calidad y no se reduzca a puro electorerismo. Percibo que hay bastante conciencia de que es necesario cambiar el actual sistema estatutario. La mayora se da cuenta que nos desgasta y nos enfrenta.
 
Hay otra cosa a la que hay que darle tratamiento: los mtodos de intolerancia y verticalismo, que yo los llamara monrquicos, en distintos niveles. Por ejemplo numerosos Coordinadores Departamentales o Municipales, suelen considerarse dueos del partido en su Departamento o Municipio: todo lo que se haga all debe tener la autorizacin de l o ella. Sin embargo, una cosa es que se respeten las instancias, que se les informe y les pida opinin, y otra cosa son los desplantes autoritarios, que abren una puerta a la discrecionalidad ilimitada, con la que se inventa cualquier regla, inexistente en ningn Estatuto o reglamento. Es increble la inventiva que tienen algunos de ellos para absolutizar su autoridad.
 
Estas situaciones y otras que se dan hoy en da en el seno del Partido, son realidades que nosotros no previmos, ni comprendimos en los primeros momentos despus de la firma de los Acuerdos de Paz. Algunas fueron apareciendo y echando races a lo largo de estos 12 aos. Poco a poco hemos ido comprendiendo y aprendiendo sobre estos fenmenos.
 
Hoy se vuelve importante fomentar la modestia en los dirigentes a todo nivel, su capacidad de escuchar, sobre todo cuando se trata de la base; su capacidad de crear condiciones y confianza para que se ejerza la crtica y dar ejemplo de auto crtica. Es decir, ese sera el tipo de dirigente que se necesita, coherente con nuestra misin.
 
Cundo se va alcanzar todo esto?  Sera ingenuo pensar que de la noche a la maana, pero tiene que haber un punto de partida, y ese punto de partida ha de ser la nueva Direccin que surgir de la eleccin partidaria del 7 de noviembre. All tiene que estar la apuesta! De all s puede surgir una seal! Un signo, llammosle as, encarnado en un nuevo estilo hacia la reforma que necesita el FMLN. Por eso, debemos asegurar que la prxima Direccin se integre con cuadros desarrollados con trayectoria ejemplar, que S pueden entender y hacer todo esto. Generalizar los cambios ser un proceso gradual, pero la seal de arranque, est claro, tienen que darla los dirigentes  ms formados, los cuadros de mayor madurez.
 
Esa es una de las razones principales de por qu yo apoyo a Milton Mndez (Medardo Gonzlez) como candidato a Coordinador General. Milton es un hombre con experiencia, que particip en toda la guerra, comprometido con la misin revolucionaria del Partido. Es inteligente y puede cumplir ese papel, no me cabe duda. l, adems de tener claridad poltica, conoce a fondo al Partido, a la militancia de todo el pas, y est conciente de la problemtica que obstaculiza el fortalecimiento del Frente.
 
Otra gran tarea de la nueva direccin del FMLN es construir y defender la unidad del Partido. El Partido revolucionario debe ser un colectivo altamente organizado, unido y disciplinado, donde existe diversidad de opiniones y debate, donde se practica la crtica y autocrtica, pero no la divisin. El FMLN debe ser una organizacin disciplinada, de tal manera que una vez se agota la discusin y los esfuerzos por alcanzar consensos, se toman decisiones por mayora y la minora debe acatarlas. De lo contrario, el partido se transformara en una especie de club de debates, terminara en una gran habladera, y un club diletante no puede cambiar el sistema. Debe haber crtica y autocrtica, controversia de opiniones, debate, en busca de la verdad y el acierto, pero agotada la discusin llega el momento de las decisiones y esas decisiones deben ejecutarse, luego evaluar sus resultados positivos, negativos o insuficientes y corregir lo que haya que corregir.
 
Y si hay que hacer el viraje total para pasarse a la tesis que estaban sosteniendo los que quedaron en minora, porque se demostr en la prctica que tenan razn, hay que hacerlo.
 
Cuando propugno por la unidad del Partido, no estoy hablando de pegar con chicle grupos que se forman con intereses electorales y tampoco hablo de tranzar sin principios. Eso sera reducir la unidad slo a estar todos juntos, con el FMLN como techo comn. Esa no es unidad, deja de lado la misin revolucionaria del Partido y su capacidad de cumplirla. El principal combate ideolgico deber dirigirse contra el mezquino inters electorero y la ambicin de adquirir poder personal, contra la corrupcin, el oportunismo y el arribismo.
 
Debo reconocer que estas desgraciadas enfermedades mortales para la revolucin se encuentran en individuos de los diferentes agrupamientos, incluso los hay entre quienes se agrupan del lado en que yo me encuentro.
 
VIII  El crecimiento del FMLN y las transformaciones que hay que realizar
Hay quienes se preguntan: Qu tamao debe tener el Partido? En realidad… estamos de nuevo ante el viejo dilema de Partido de masas o Partido de cuadros? Yo pienso al respecto lo siguiente: nosotros debemos tener el tamao suficiente para relacionarnos en gran escala y ojal, en su totalidad, con el pueblo, porque en ese terreno es donde est planteada la disputa del corazn y la mente de las salvadoreas y salvadoreos, con un enemigo que tiene amplia capacidad de relacionarse con la poblacin a travs de sus grandes medios de comunicacin y de activistas pagados.
 
Aqu la idea es que el nmero de miembros del Partido no est ligado o condicionado al nmero de votos en las elecciones internas, sino al tamao de nuestras tareas revolucionarias. Pero debemos tener total claridad de que cuanto ms grande es el Partido, el trabajo ideolgico poltico a su interior debe ser mayor, porque el propio Partido est en disputa con el sistema. El sistema seduce, influye, logra confundir y ganar a las personas dbiles en sus ideas, incluso a militantes nuestros como lo hemos podido ver. Cunto mas grande es en nmero el Partido, las probabilidades de que eso ocurra aumentan. Nuestra ofensiva frente al sistema, insisto, tiene que ser: a ms tamao, ms trabajo poltico-ideolgico, ms disciplina y ms y mejores estructuras o equipos que elaboren, de manera cierta, las propuestas y planteamientos que sustenten y realicen ese intenso trabajo poltico ideolgico.
 
Dichas estructuras son ahora muy incipientes, hay que fortalecerlas y hay distintas formas de hacerlo, incluso podemos contar con cooperacin internacional para ello.
 
Tengamos presente que todo esto requiere financiamiento. Yo, por eso, insisto en que se adopte el carn del militante, en bien del Partido, y que paguemos la cuota que nos corresponde, aunque sea insignificante. El que est sin trabajo debe pagar centavos, pero debe pagar y si no los tiene, sus compaeros del Comit de Base deben ayudarle. Esto debe ser una ley. Quien paga su cuota partidaria expresa un grado de conciencia. Este sera un viraje porque muchos piensan que es el Partido quien debe dar a los militantes y no los militantes darle al Partido. Con ese pensamiento es casi imposible hacer de las personas verdaderos revolucionarios!.
 
El pago generalizado de la cuota solventara muchos problemas de funcionamiento. La cuota debe ser proporcional al nivel de ingreso de cada cual. Pero es necesaria ms inventiva para crear otras fuentes de ingreso. Los Diputados y los Alcaldes continuaremos dando el aporte que venimos dando, aunque entre los Alcaldes y Concejales hay quienes eluden pagar.
 
Adems est la deuda poltica que, en la medida que crece la votacin del Partido crece el financiamiento por esta va: claro est, todo mientras la derecha y sus aclitos no decidan modificar esa ley. Yo no descarto que creciendo nosotros y creciendo la amenaza para ellos, lleguen a hacer algo como eso, como no descarto puedan llegar a otras cosas, incluso volver a los viejos tiempos de los atentados y los desaparecimientos forzosos. Hay una parte de los seores ms extremistas de la derecha pensando y opinando en esa direccin.
 
Nada de eso debe detenernos, nuestra obligacin es estar preparados para todo y ello requiere conciencia y disciplina.
 
Por supuesto, siempre estn los retos electorales que nos absorben bastante tiempo y dificultan a veces emprender las transformaciones que hemos sealado.
 
Sin embargo, a decir verdad, hay que diferenciar entre elecciones a cargos pblicos y elecciones internas. Tratndose de las primeras nos veramos ms bien fortalecidos, porque nos obligan a ir a la gente, que es la lnea principal. En cambio, las elecciones internas nos meten hacia adentro.
 
El contacto directo y permanente con la poblacin, no slo para presentar una plataforma electoral o apoyar candidatos, ese deber ser nuestro mtodo preferido.
 
En conclusin, es posible poner en marcha las transformaciones al interior del Partido, y tomar el tiempo favorable a esas actividades para llevarlas cada vez ms lejos. No aseguro con esto que de aqu al 2006 todo estar transformado. Pero la reforma profunda del FMLN puede y debe caminar, aprovechando el mismo impulso de nuestras tareas. Estoy seguro que la militancia, las bases del partido, contribuirn con sus ideas y propuestas a enriquecer esta transformacin, la harn arrancar y le darn su apoyo entusiasta.
 
 
San Salvador 1 de septiembre de 2004

Los primeros das de la administracin Saca: ms de los mismo o lo mismo y ms?

Por Roberto Caas*IElecciones y Legitimidad Meditica, Hasta Cundo?Los resultados de las elecciones presidenciales de marzo del 2004 produjeron un cambio de coyuntura poltica en El Salvador. Este cambio en el balance de fuerzas favorece al Gobierno, al partido ARENA y a la derecha oligoplica frente al FMLN y al conjunto de fuerzas democrticas de izquierda. Este fortalecimiento pasa por una mayor cohesin del bloque econmico en la medida que el triunfo del fenmeno Saca les insufla confianza y logra reincorporar sectores desafectos como el agrario; ello ha requerido de un reacomodo en la relacin entre el aparato de Estado y la gran empresa privada, en tanto el capital de origen rabe logra ocupar el papel de bisagra principal de esa relacin.Las fuerzas victoriosas presentan los resultados electorales como el principal indicador de la legitimidad del Gobierno de Saca, sin mayor duda para continuar desarrollando el proyecto econmico neoliberal, ahora con un discurso que enfatiza lo social; el proceso electoral mismo se maneja como la indiscutible seal de que el pas avanza hacia la consolidacin de la democracia; nada se dice de la debilidad que significa para la alternabilidad real un cuarto perodo de ARENA en el rgano Ejecutivo; sin embargo, para salirle al paso a esta debilidad, algunos de los ideolgicos de la derecha manejan la tesis de que puede haber alternabilidad sin cambio de partido en el Gobierno, siempre y cuando ese partido se haya renovado en su interior y sea capaz de presentar otro programa, tal como supuestamente habra sucedido con ARENA con la hegemona de la corriente liderada por Elas Saca. A pesar del irrespeto a las reglas del juego democrtico evidenciado en las elecciones y a la inoperancia de la institucionalidad llamada a hacer respetar esas reglas, el presidente Saca y su Gobierno son ungidos con la legalidad formal y hacen ostentacin de una legitimidad poltica que tiene como explicacin el conformismo, el clientelismo y una sostenibilidad meditica que vende la idea de que la situacin cambiar para mejorar, espejismo que se enraza en una sicologa social que la apuesta al mal menor y a darle otra oportunidad a ste, mientras no se perciba otra opcin ms atractiva y viable en el horizonte inmediato.Sin embargo, la derecha sabe que esa legitimidad es endeble e inestable, que puede ser de corta duracin, en la medida que mantenerla depender, entre otros factores, de su capacidad de que las promesas electorales encuentren correspondencia con la gestin gubernamental. Sabedora de sus lmites para convertir en realidad su discurso proselitista, ha buscado apuntalarla con una permanente compaa meditica que pone el acento en el tema social y cuyo principal efecto buscado es introyectar la imagen de un mandatario cercano a la gente y concertador; la actitud acrtica y panegirista de las grandes empresas periodsticas juega un papel de primer orden para recrear y difundir esa imagen de un presidente con una legitimidad inmaculada y de un gobierno con rostro humano. La propuesta de concertacin no es slo un recurso propagandstico, pues persigue, adems de darle credibilidad a esa imagen, neutralizar a las fuerzas de izquierda y arrebatarle uno de los recursos de su arsenal crtico, as como desmontar potenciales conflictos sectoriales (ISSS, transporte, etc.) que puedan ser eventuales obstculos a los planes gubernamentales en aquellas reas sociales ms sensibles.Esta campaa meditica tiene otros contenidos subliminales; uno de los ms destacados es apelar a un cierto espritu conservador del salvadoreo promedio y a su necesidad de seguridad, as como al esfuerzo y al trabajo como responsabilidad personal y explicacin ltima del triunfo o fracaso econmico de cada quien, en relacin al cual el Gobierno aparece slo como facilitador. Est claro que el giro hacia lo social no pasa por un mayor protagonismo del Estado en la actividad econmica, sino que debe entenderse como fomentar la responsabilidad social del empresario; de tal manera que el papel del Estado consistira en promover una especie de beneficiencia laboral y en aconsejar a los consumidores sobre las ventajas de la austeridad y otras virtudes como el trabajo, la honradez y el ahorro. Dentro del discurso oficial el estatus adquirido mediante el esfuerzo propio se ha erigido en el paradigma a seguir.Un eventual deterioro de la legitimidad del Gobierno de Saca no slo depender de los lmites intrnsecos de la campaa meditica en su confrontacin con la realidad, sino tambin de las contradicciones que se generen al interior del bloque dominante alrededor de la prioridad y la forma de enfrentar los problemas sociales y de la necesidad de una reforma fiscal para financiar algunas medidas que apunten en esa direccin. Este Gobierno se debatir, pues, entre la necesidad de ser consecuente con su discurso proselitista para mantener su credibilidad y la necesidad de ser leal a los grandes empresarios que financiaron la campaa presidencial; la tensin se dar entre la necesidad de atacar el problema de la pobreza para evidenciar su voluntad de cambio y la oposicin de esos grupos econmicos a una reforma fiscal que permita financiar las polticas sociales, en el entendido que si invirtieron en la campaa fue para ganar y no para hacer obras de filantropa o hacerle el trabajo a la izquierda.Otro factor que determinar ese deterioro ser la capacidad de la izquierda partidaria de darle un correcto tratamiento a la iniciativa de concertacin emprendida por el Gobierno, as como a las polticas que ste impulse para darle respuesta a sus compromisos en el campo econmico social. Para la izquierda el dilema ser oponerse a esas polticas o propugnar por profundizarlas. El principal obstculo para que esa izquierda conciba tal tratamiento consiste en que continua prisionera de un anlisis esttico basado en una percepcin no actualizada de la realidad del pas y del mundo y en un pensamiento dogmtico de corte manualero. Tal parece que no ha tomado debida nota de los cambios operados en los ltimos 35 aos por lo menos; , si los conoce, no ha sacado todas las consecuencias estratgicas de los mismos, lo que la lleva a manejar un discurso para un pueblo que ya tiene otro marco de referencia.IIConcertacin Real o Virtual?Mientras la izquierda partidaria sigue enfrascada en su conflicto interno y an no logra procesar su derrota electoral, identificando las causas reales y sacando todas las consecuencias, la derecha ha tomado nuevamente la iniciativa poltica impulsando la conformacin de distintas mesas de concertacin sobre problemticas que el Gobierno de Flores se neg a buscar solucin. No obstante su mpetu inicial, la concertacin se debate ya entre ser una manifestacin de voluntad real para avanzar en la ruta hacia una gobernabilidad democrtica o ser simplemente un recurso demaggico que persiga aumentar la popularidad del presidente en los primeros cien das de su gestin; entre ser un recurso para desmontar potenciales conflictos y neutralizar y dividir a la izquierda y as abrirle cauce a medidas posteriores de corte privatizador, o ser una poltica permanente no excluyente con el conflicto, que busque construir y abordar una agenda nacional sobre las reformas pendientes y necesarias para darle sostenibilidad a la democracia en el pas.Despus de ms de dos meses de su convocatoria, los resultados de las mesas han sido desiguales; se ha logrado algunos resultados en materia de reforma penal y del ISSS; otros han sido los resultados en las mesas con los empresarios del transporte y de gobernabilidad con los partidos polticos. La concertacin en la principal mesa institucional, que es la Asamblea Legislativa, despus de la aprobacin del presupuesto, se encuentra empantanada luego de la eleccin, a contrapelo de la Constitucin, con el apoyo de ARENA y el beneplcito presidencial, de dos magistrados del Tribunal Supremo Electoral.Algunas medidas del Gobierno, por cierto, no reflejan esa disposicin a concertar; por ejemplo, la reforma a la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones, el nuevo envo de tropas a la guerra en IRAK, la eleccin de los magistrados del PCN y del PDC para el TSE, el ocultamiento del plan de reforma al Sector Salud, el soslayamiento de la reforma fiscal y el silencio sobre temas como la ley de libre competencia, la ley sobre vulnerabilidad y prevencin de riesgos, etc. No obstante, la Administracin Saca puede sumar a su favor, para efectos de balance de sus primeros cien das, la ampliacin de la seguridad social a los hijos menores de 12 aos, el despliegue parcial de la polica rural, la aprobacin del las reformas penales, el reinicio de la siembra de algodn, la consulta a la juventud, entre otras. Se ha guardado prudente silencio sobre los resultados de la visita a Washington, que indudablemente constituye un fracaso en relacin a las expectativas publicitadas.Cada quien har su manejo de la concertacin. Queda claro que el FMLN confrontar al GOES con sus promesas electorales, mientras ste confrontar a quel con su propuesta de concertacin. El riesgo de crisis de esta iniciativa se dar cuando se intente abordar los temas medulares de la agenda nacional. El Gobierno buscar mantener el dilogo en los lmites de los procedimientos y los temas perisfricos, mientras el Frente propugnar hacer de la concertacin el espacio para abordar aquellos temas que el interlocutor evitar tratar, tales como: la corrupcin, las prcticas monoplicas, la reforma poltica, la reforma fiscal, la reforma en salud, la poltica medio ambiental, la poltica en materia de vivienda, la crisis del agro, la transparencia en la gestin pblica, el dficit fiscal, el papel del Estado en la actividad econmica, etc. La apuesta gubernamental parece ser que, despus de los primeros cien das de gestin, el FMLN se retire de la mesa de gobernabilidad y quede evidenciado como anticoncertador; para suplir su ausencia, se intentar oxigenar las mesas sectoriales y crear una mesa alternativa con una nueva izquierda, en donde figuraran algunos ex comandantes que estn en la jugada.Los limites de la concertacin estarn dados por la intensidad del conflicto que se genere entre la posicin oficial que pretender ponerse de acuerdo slo sobre procedimientos inocuos para ejecutar su programa, supuestamente avalado por los electores, y el partido del FMLN que buscar promover por esa va medidas que, de haber ganado las elecciones presidenciales, hubiera ejecutado desde el rgano Ejecutivo.La concertacin es, sin mayor duda, el principal instrumento de la gobernabilidad democrtica, especialmente en pases con una institucionalidad dbil como el nuestro; sin embargo, en el caso tiene un pecado de origen que consiste en concebirse como excluyente con los conflictos y, an cuando en un principio se utilice para desmontarlos, siempre se insiste en el compromiso de no conflictividad, como si la lucha social dependiera solo de condiciones subjetivas y no, fundamentalmente, de problemas pendientes de solucin. No se quiere reconocer que la naturaleza primaria de los conflictos es objetiva y que el principal obstculo de su tratamiento democrtico radica en la debilidad de las instituciones y en el manoseo convenienciero de que stas son objeto de parte de la clase poltica.Otro limite de la concertacin estriba en que se enmarca dentro de una concepcin instrumental de la gobernabilidad; esta ha sido convertida por el Gobierno en el recurso del da para acorralar a la izquierda partidaria dentro de una institucionalidad endeble y manipulable; pero, ms all del uso ligero del concepto que pretende establecer los lmites del actuar de la oposicin, lo cierto es que la gobernabilidad es una necesidad objetiva de la construccin democrtica y del desarrollo econmico-social. Todos las fuerzas polticas aparentemente coinciden en este punto; la diferencia descansa en su forma: unas le apuestan en la prctica a una gobernabilidad autoritaria y otras a una gobernabilidad concertada; unos quieren una gobernabilidad concertada alrededor de aspectos de procedimientos y otras alrededor de temas sustantivos; unas la ven como excluyente de los conflictos y otras como las reglas para administrar esos conflictos. Casi nadie dice apostarle a la ingobernabilidad, an cuando sta se fomente con actitudes impositivas y el irrespeto a una institucionalidad de por si precaria, por lo que, de darse aquella, ser ms bien resultado de la no concertacin o de una concertacin meramente formal o excluyente.La necesidad de la concertacin se impone por su objetividad, pero su principal debilidad es subjetiva, pues radica en sus interlocutores. En cuanto al FMLN, su crisis interna lo descohesiona frente a su contrincante y, adems, por carecer de recursos no puede contrarrestar la ventaja que significa controlar el Ejecutivo. Durante la negociacin de los Acuerdos de Paz, la fuerza militar y la presin internacional fueron los factores que forzaron la solucin poltica. Hoy se carece de la fuerza social que debera ser el sustituto natural de la militar; tambin se carece de la mediacin y supervisin de las Naciones Unidas o de otros gobiernos amigos. Por su parte, el partido oficial carece de una direccin propia y autnoma, pues la ha confundido con la gubernamental y empresarial. Eso explica porqu el Presidente Saca ha creado una mesa paralela con los empresarios para consultar los acuerdos a tomar con el FMLN en la mesa de gobernabilidad. Los otros partidos se encuentran a punto de desaparecer legalmente y solo sobreviven por el favor oficial y la pretensin de darle un barniz de pluralidad al bipolarismo prevaleciente en la concertacin.Por su parte, el movimiento social no puede erigirse en un interlocutor representativo y legitimo debido a su debilidad (dispersin, desorganizacin, partidizacin, desmasificacin, etc.); esto hace que el Gobierno lo ignore y que la mesa social ni siquiera se mencione en la agenda de la concertacin y que su temtica se fraccionalice y se traslade a las mesas sectoriales o la mesa con los partidos polticos. IIIDiscurso Vrs Realidad, Continuidad o Ruptura?La administracin Saca apunta a mantener una continuidad en los contenidos fundamentales de su proyecto econmico, en su poltica exterior y especialmente en su relacin sumisa con USA, en su relacin con las grandes empresas mediticas del pas, en el papel de Estado en la gestin econmica y su relacin instrumental con la gran empresa privada. Esta continuidad de fondo es enmascarada con un discurso populista de derecha con enfoque social que pretende esconder su espritu neoliberal; tambin es modulada por una cierta ruptura en la forma de gobernar, utilizando un estilo concertador que intenta disimular medidas inconsultas y deslindarse del mandatario anterior, pero que no se ve como contradictorio con la voluntad de avanzar en la aplicacin de un proyecto econmico que privilegia los intereses de gran capital. Este estilo concertador se ver conflictuado, sin mayor duda, por una inestabilidad originada en lo limitado de la capacidad de concesin en el plano econmico social.La continuidad Flores-Saca se destaca en los temas que dan legitimidad ante los ojos norteamericanos y de los grandes empresarios: el apoyo a USA en la guerra en IRAK; la actitud desesperada por firmar los tratados de libre comercio; el silencio cmplice en cuanto al conflicto palestino-israel; la negativa a establecer relaciones oficiales en Cuba; la doble moral en el tratamiento del problema migratorio; el nfasis represivo en el tratamiento del fenmeno de las maras y la indulgencia en cuanto al delito de cuello blanco; etc.Incluso desde el discurso inaugural del presidente se lee una continuidad con base en los temas que se omitieron: las carencias sociales heredadas del Gobierno de Flores; la reforma tributaria como medida insoslayable para financiar la deuda social; la prcticas monoplicas y la necesidad de una ley de libre competencia; la reforma poltica; el dficit fiscal; el papel del Estado como gestor de polticas tendientes a restablecer el equilibrio social; el combate a la corrupcin y la urgencia de la trasparencia en la gestin pblica; etc. La composicin del gabinete tambin expresa esa continuidad en cuanto al predominio de una visin autoritaria, solapada si se quiere, del quehacer poltico (Ministerios de Gobernacin, Medio Ambiente, Trabajo, Hacienda, CEPA, PNC, OIE, etc.), la cual contrasta con su prdica sobre la disposicin de concertar. El Gabinete tambin indica otra lnea de continuidad en la simbiosis Gobierno-ARENA-Gran Empresa Privada-Grandes Empresas Mediticas-Administracin Bush.En cuanto a la ruptura del estilo de gobernar, algunos indicadores simblicos se expresan en la campaa meditica, que rebasa a la desplegada por Francisco Flores, en la cual encontramos un mensaje que propala la idea de un presidente coherente con sus promesas como candidato: concertador, preocupado por lo social, proveniente del pueblo, cercano a la gente, desligado de la argolla dorada y distanciado de la Administracin Flores. Esa campaa lo muestra como un gobernante superdotado y casi omnipotente, pegado al pueblo, accesible y dispuesto a escuchar y recibir a todos, trabajador incansable, paciente y abierto a dialogar an con los sectores mas intransigentes. Sin embargo, este mensaje, por ratos, es contradicho por el discurso de algunos ministros y del mandatario mismo que, en el afn de calmar la inquietudes de los padrinos ms desconfiados, insisten en que se mantendrn la poltica econmica, ofreciendo a cambio concertar con la oposicin sobre problemas que obstaculizan su gestin por ser focos potenciales de conflictos; pero, incluso, la misma propuesta de concertacin transpira autoritarismo cuando se plantea como algo que se toma o se deja.Lo trgico para este pas consiste en que, a no ser que ocurra un milagro, no se advierten en el horizonte signos alentadores que hagan pensar que la Administracin Saca cambiar este pas para mejorar y que, despus de un cuarto perodo del partido ARENA, los desajustes estructurales generadores de una indignante injusticia y conflictividad social hayan disminuido significativamente; ms bien habra que esperar lo contrario. Pero lo trgico no es slo eso, sino que probablemente dentro de cinco aos el pueblo estar nuevamente en el dilema de seguir votando a favor de una derecha egosta que lo ha pauperizado cada vez ms, pero que le ofrece la seguridad de lo conocido, o por una izquierda que de mantener la continuidad de su lnea actual no ser nuevamente una opcin viable, capaz de ofrecer un cambio cierto y de ganarse la voluntad ciudadana; otra oportunidad histrica se habr desaprovechado, a no ser que desde ya, manteniendo su unidad, introduzca las correcciones necesarias para producir una ruptura en su pensamiento estratgico, que la hagan capaz de aglutinar a todas las fuerzas de oposicin alrededor de un proyecto que las conduzca a la victoria y les de a todos los salvadoreos excluidos y marginados esperanzas de un futuro mejor en su propia patria.El Salvador, C.A., agosto 13/04*Dirigente del Movimiento Patria para Todos y docente de la Maestra de Derechos Humanos de la Universidad de El Salvador.

La diferencia sexual y su representacin en el diccionario de la Real Academia Espaola

IntroduccinTradicionalmente, el sujeto del pensamiento, el sujeto del deseo, el sujeto del discurso, el sujeto de la historia es un ser masculino que se declara neutro universal, que se declara representante de la humanidad.1Sin embargo, el sujeto del deseo, el sujeto del conocimiento, el sujeto de la historia, el sujeto del discurso no es neutro universal sino sexuado. El conocimiento que ese sujeto pretendidamente universal ha producido a lo largo de la historia sera solamente conocimiento masculino, conocimiento en el que las mujeres no estaramos representadas. Porque, en las sociedades patriarcales los hombres habran construido la identidad masculina como nica identidad posible y nos habran negado a las mujeres una identidad propia.2El lenguaje, como sistema que refleja la realidad social pero que al mismo tiempo la crea y la produce, se convierte en el mbito en el que la subjetividad toma forma y consistencia, desde el momento en que el sujeto solamente se puede expresar dentro del lenguaje y el lenguaje no puede constituirse sin un sujeto que lo haga existir.3Mujeres y hombres no se encuentran en la misma posicin respecto del lenguaje porque la diferencia entre masculino y femenino no est simbolizada al mismo nivel, con el mismo estatuto, es decir, no responde a dos subjetividades diferentes, a dos sujetos que crean y nombran, sino que se presenta siempre uno, el femenino, como derivado y dependiente del otro, el masculino.Quien tiene la capacidad de nombrar, es quien puede decir el mundo, quien puede nombrar la realidad y crear realidad; y esta capacidad ha sido atribuida, en las sociedades patriarcales, a lo masculino. As se han creado normas y leyes que responden a convicciones fuertemente polticas e ideolgicas. Se ha erigido lo masculino como universal e incluso ms all de lo humano, se han atribuido cualidades masculinas a Dios a travs de la oracin, la plegaria y la narracin bblica,4 es decir a travs de la palabra.Esta atribucin es paradjica porque la experiencia muestra que es la madre la que ensea a hablar a nias y a nios del mismo modo que no es posible separar el ser del pensamiento, tampoco puede separarse la matriz de la vida del origen de la palabra.5 Para poder nombrar libremente la realidad ya de adultas, es necesario recuperar esta experiencia originaria y hacer que se le reconozca autoridad en el mundo.Esto es un hecho que encontramos ya en la historia, en la que ha habido mujeres que han tomado conciencia de la importancia de tomar la palabra, de nombrarse y nombrar el mundo, de utilizar una lengua en la que se reconozcan y en la que reconozcan las distintas experiencias femeninas.La humanista italiana Laura Cereta (1469-1499), en la bsqueda de una afirmacin positiva de su identidad, utiliz varias estrategias. Unas de ellas, fue la de buscar y crear una genealoga de mujeres que une pasado y presente, como anteriormente haba hecho Cristina de Pizn, y de la que ella forma parte, en la que fundamenta su identidad.Pero no fue esta la nica estrategia de afirmacin positiva de identidad que Laura Cereta utiliz. Un fillogo estudioso de su uso de la lengua latina, Smith, ha percibido cmo en sus textos se hallan una gran cantidad de nombres y adjetivos en una de las terminaciones femeninas de la tercera declinacin "trix", por ejemplo "furatrix". Smith seala cmo el uso del gnero femenino en estos sustantivos y adjetivos en latn clsico es raro, si no totalmente desconocido.6 Para darse voz, Cereta feminiz e hizo suya la lengua latina, transformando la gramtica que los eruditos han considerado clsica; un canon establecido en el que Cereta implcitamente no se reconoci.7 De la misma manera aun que explcitamente, hacia 1504 y en la Pennsula Ibrica, la humanista Juana de Contreras, discpula de Sculo, reivindic en un debate epistolar, en contra de la opinin de su maestro y de la autoridad de la gramtica, que quiere referirse a s con el apelativo de "herona", en latn declinado por la primera, y no de "herois", como le explica pacientemente Sculo que es la forma femenina correcta en los clsicos. Ella insiste de nuevo en que quiere ser "herona" en la primera declinacin (esa declinacin en la cual, como es sabido, las formas del femenino coinciden en latn y en castellano). Sculo responde irritado apelando a la autoridad de la gramtica latina y a la suya propia de maestro y erudito, autoridades ambas que Juana de Contreras no reconoci ni consider propias cuando se trataba de aceptar un gnero gramatical masculino ajeno a s. De sta manera Juana de Contreras es capaz de revelarse contra la gramtica latina, la ciencia idolatrada por los humanistas.8 Tambin hoy, en nuestro presente, existen "humanistas" como Sculo que, recurriendo a las leyes de la gramtica, la esttica y la belleza de la lengua, se oponen a que las mujeres se nombren y nombren en femenino. Sin embargo, la lengua, eso que, con el cuerpo es "don de la madre"9 es de todas y todos.10La cuestin de la lengua siempre ha estado presente en las reflexiones polticas del movimiento de mujeres y desde las diferentes tendencias del feminismo se ha luchado para evitar el sexismo y el androcentrismo,11 y sobre todo evitar el uso del masculino genrico que oculta la diferencia sexual situando el masculino con la palabra "hombre", como representante de la humanidad.hombre. (del lat. homo-inis.) m. Ser animado racional. Bajo esta acepcin se comprende todo el gnero humano.(Diccionario de la Lengua Espaola).Pero la necesidad de decir y decirse en femenino, como ya hemos escrito desde el grupo NOMBRA, de poner en palabras la experiencia, las relaciones, la poltica de las mujeres, los sentimientos, en definitiva, la necesidad de decir la diferencia sexual femenina originalmente, sin mediaciones masculinas que la codifiquen y con un simblico autnomo que la represente, es algo que ya tiene lugar en el mundo. Todo ello comporta un trabajo de palabra y de escritura, conscientes de que ah, como seala Lia Cigarini, en el lenguaje, se dirime nuestra existencia.12 Ese trabajo de palabra y de escritura que en relacin con otras mujeres y con el reconocimiento de autoridad femenina es posible hacer. Unhacer, que la mujer que dio origen al grupo NOMBRA, Ana Maeru Mndez, a mi modo de ver, lleva a cabo. Es en este contexto donde se genera y se lleva a cabo el trabajo que aqu presento.El objetivo de este trabajo es analizar cmo est representada y nombrada la experiencia femenina en el Diccionario de la Lengua Espaola;13 Diccionario que prescribe y normatiza el uso de la lengua, y que la institucin que lo redacta, la Real Academia, posee el poder de legitimar, definir y juzgar. En la nueva edicin, la vigsima primera, explcita en su prembulo que pretende "cooperar al mantenimiento de la unidad lingstica" de los ms de trescientos millones de seres humanos que, (…) hablan hoy el idioma(…) y se valen de l como instrumento expresivo y conformador de una misma visin del mundo y de la vida".El trabajo se ha llevado a cabo a travs del estudio de una muestra que consiste en la seleccin de las entradas de referente humano en femenino que aparecen en el Diccionario. La muestra es cualitativa y he analizado, concretamente, los sustantivos femeninos, en algunos casos he recogido, tambin, los adjetivos que son susceptibles de ser usados como sustantivos, y que el propio diccionario expone como .t.c.s. (sase tambin como sustantivo) y aquellas entradas en las que pone "mujer de…", "mujer que…". No considero entrada en femenino aquellas que lo hacen en masculino y le aaden la terminacin femenina. Ejemplo: abogado, da; lexicgrafo, fa; operador, ra; etc., Sino que me refiero a entradas tales como: abadesa; abuela; cajera; afeitadera; randera; etc. Estos trminos en algunos casos tienen tambin entrada en gnero masculino, como por ejemplo ocurre en los tres primeros trminos, (abad, abuelo, cajero) y en otros casos no existe entrada de gnero masculino, afeitadera y randera.Parto de la base de que en estas voces (entradas en femenino) se ponen de manifiesto varias cuestiones. La primera cuestin que observo es que son voces que nombran o aluden a una experiencia exclusiva o predominantemente femenina o en la que ha habido un hacer femenino importante. Relacionadas con esta cuestin estn los trminos que nombran oficios, profesiones, experiencia religiosa, presencia en las instituciones. La segunda cuestin es que se pone de relieve la distinta valoracin de la experiencia masculina y femenina, pero no una valoracin distinta en el sentido de experiencia diferente, sino ms bien en el sentido de una distinta valoracin en detrimento, omisin y escamoteo de lo femenino, as como el hecho de definir lo femenino a travs de lo masculino. La tercera cuestin se centra en la informacin que proporcionan aquellos trminos que hacen referencia al cuerpo femenino, al comportamiento, la sexualidad, las relaciones y la palabra.He decidido clasificar la informacin obtenida en diferentes apartados, segn se nombren mbitos distintos de la experiencia femenina o, para decirlo de una forma ms precisa, de la experiencia femenina tal y como la nombra el Diccionario. Obviamente, es difcil dividir en compartimentos estancos la experiencia humana, y en este caso la experiencia femenina.14 Pero he considerado relevante visibilizar algunos de los grandes mbitos en que es representada y nombrada la experiencia de las mujeres. Por ello, he agrupado las voces segn se refieran a cuatro grandes mbitos: oficios y profesiones; experiencia y representacin femenina en funcin de (mujer de, prostitucin, valoracin del cuerpo y el comportamiento femenino); experiencia religiosa y presencia en las instituciones; un ltimo grupo, nombra fragmentos de simbolizacin autnoma de la existencia femenina.