Creo en el materialismo pero…

Creo en el materialismo pero…

Por Juan José Dalton

Relato sobre Miguel Mármol contado por Toño Hernández

SAN SALVADOR – Cuenta Antonio Hernández, Toño, abogado y amigo desde hace muchos años, que un día en la década de los 80, se encontró a Miguel Mármol en el hotelito de Miramar, en la Ciudad de la Habana.

Aquella era una instalación que había sido remodelada para hospedar a lisiados de guerra centroamericanos que se habían reestablecidos y que pronto retornarían a sus países. Miguel Mármol era un “permanente”: el hotelito era su nuevo hogar.

Se dedicaba a escribir y a preparar conferencias sobre su propia historia de sobreviviente de la masacre de 1932 y fundador del Partido Comunista de El Salvador (PCS). Sus charlas eran magistrales; era un archivo viviente.

Recuerdo una de sus charlas en la que sorprendió a su auditorio, cuando estaba haciendo grandes elogios de quien fuera su amigo y compañero de lucha: Agustín Farabundo Martí, a quien él llamaba “el Negro”.

“Era tan entregado a la lucha, pero tan entregado a la causa, que al Negro nunca se le conoció mujer…”, dijo entonces entusiasmado Mármol. Los lisiados “tragaron en seco” y se miraban uno a otro como interrogándose: ¿Será que Farabundo era del otro bando?… Después Miguelito rectificó y dijo que quiso decir que “Farabundo no era mujeriego”.

Bueno, pero el caso es que Miguel Mármol –cuenta Toño- un día estaba sentado en el comedor del hotelito y Toño se le acercó para conversar con él.

Toño fue al grano: “Mire Miguel, cómo es eso que dice Ud en el testimonio que escribió Roque Dalton, que cuando iba huyendo después de sobrevivir al fusilamiento, se encontró a la Siguanaba…” (Mujer bruja de la mitología local).

Miguelito se sorprendió, se puso como enfurecido y dijo mirando fijamente a los ojos de su interlocutor: “Mire compañero, Ud sabe que yo soy marxista-leninista, es decir, que creo en el materialismo histórico y en el materialismo dialéctico… ¿verdad? Ud sabe que creo en el comunismo científico. ¿Está claro? Pero mire compañero, ¡¡La Siguanaba existe!!”.

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