¿De dónde viene el náhuat de El Salvador? ¿De los aztecas?
Colectivo Tzunhejekat·lunes, 1 de enero de 2018
¿De dónde viene el náhuat de El Salvador? ¿De los aztecas?
Cuando pensamos el origen de la lengua y pueblo náhuat probablemente se nos vienen muchas ideas: náhuatl de México, azteca, mayas, ¿lengua muerta?, “ni idea”. Podemos enlistar muchas ideas y quizá todas estén relacionadas, pero es necesario saber de dónde realmente viene el pueblo que ahora habla náhuat en el occidente de El Salvador (más específicamente Sonsonate y Ahuachapán), y que se habló en La Libertad, San Salvador y La Paz (según se tienen documentadas) y descartar ideas que son realmente erróneas en base a pruebas lingüísticas y arqueológicas.
Empecemos por lo básico: el náhuat de El Salvador (llamado náhuat pipil también) es una lengua totalmente diferente al español, que pertenece a la familia Uto-Nahua (o Uto-Azteca). Esta familia no está emparentada lingüísticamente con las lenguas mayas. La familia Uto-Azteca está tan lejos genéticamente de las lenguas mayas así como las lenguas indoeuropeas están lejos de las lenguas semíticas (lenguas como el hebreo, árabe, arameo), es decir, a pesar de que están en una zona común donde cohabitan, su hablar es tan distinto que no hay manera de comprenderse.
Ahora, dentro de la familia Uto-Nahua, ¿dónde está el náhuat de El Salvador? Bueno, citamos a Magnus Pharao Hansen, un lingüista amigo que ha investigado algunas variantes náhua de México, y su clasificación preliminar de los subgrupos de la familia Nahua:
Mapa de distribución de las variantes occidentales (azul) y orientales (rojo). Guerrero central parece haberse separado tempranamente, y el pochuteco está extinto.
Clasificación según Hansen.
El náhuat de El Salvador se considera como Istmeño y éste está agrupado con las variantes del Sur de México, y a su vez están dentro del náhua oriental.
Es importante mencionar la diferencia entre náhua oriental y náhua occidental. Esta diferencia se ha hecho por razones gramaticales (y no por capricho), tales como la formación del pretérito, la negación (en occidente usualmente es ahmo y en oriente son más palabras como aya’, nite, até, inté, te), razones fonológicas (en las variantes de occidente dicen usualmente sentli y en oriente sintli, yelotl vs. elotl, yetl vs. etl), y el hecho que en las variantes del istmo no se usa el fonema tl sino solamente t. Otra razón importante de esta división es una razón histórica. Las variantes orientales, de acuerdo con pruebas arqueológicas, emigraron del norte al sur mucho antes que sus familiares occidentales. Los náhua orientales han estado en contacto con lenguas mixe-zoque y mayas cientos de años antes que los occidentales. Es por esta razón que las variantes orientales se encuentran muy al sur, y se cree que por el 800 d.C ya estaban emigrando a Centro América, donde posiblemente el náhuat de El Salvador se originó.
Otra aclaración muy importante es decir que todas las “variantes” del esquema anterior realmente son lenguas diferentes y emparentadas, donde existe (y a veces no siempre) líneas de transición dialectal entre una lengua y otra, y por lo tanto existe un nivel de inteligibilidad, así como existe inteligibilidad entre el portugués-gallego-leonés-castellano-catalán, aunque son considerados lenguas diferentes y, al mismo tiempo, lenguas hermanas. Lo mismo es cierto para las lenguas náhua también.
Ahora entremos en un tema muy discutido y a veces, mal entendido. Muchas personas piensan que estas lenguas provienen de una lengua madre que es el “azteca” pero esto no es cierto. E Los aztecas hablaron una lengua parecida a la de los náhuat del sur pero con rasgos diferentes de pronunciación, vocabulario, sintaxis, e influencia de otras lenguas del norte, como quizá, las totonacas. Al asentar el imperio azteca, pueblos náhuas diferentes a los aztecas, incluidos pueblos orientales y occidentales estuvieron bajo la influencia política, e inevitablemente, lingüística de los aztecas. En Tenochtitlán y sus alrededores vivían pueblos diversos con lenguas parecidas, y totalmente no emparentadas, como otopames, popolocas, totonacos, huastecos, y otros. Para comunicarse, se usaba la lengua de los aztecas, un híbrido llamado náhuatl clásico. Se le llama híbrido porque a pesar de que la base era la lengua de los del imperio, era una lingua franca formada por las variantes de Texcoco, Tlacopan, y México-Tenochtitlán junto con las lenguas sometidas como variantes orientales (que ya estaban en ese lugar desde mucho antes que los aztecas). Por lo tanto, el náhuatl clásico que documentaron los frailes españoles en la Colonia era una lengua koiné con superestrato náhua occidental y substrato oriental (es decir, la gramática y sintaxis era dominada por la lengua del imperio, pero con influencia de vocabulario y giros idiomáticos de las lenguas náhuas orientales).
Con todo esto, se puede refutar fácilmente que el náhuatl clásico no es la lengua madre de todas las variantes náhua que existen ahora (más de una veintena como mínimo). Sin embargo, el náhuatl clásico tuvo un gran auge e influencia en los cien años de su esplendor, que muchas de las variantes actuales ya sea variantes occidentales u orientales presentan rasgos del náhuatl clásico y fueron influenciados (en ambas direcciones) a diferentes niveles como en pronunciación, vocabulario, sintaxis, etc. A parte de la lengua, también los aztecas difundieron sus pensamientos religiosos, rituales y creencias como lo hace cualquier imperio que ha existido.
El náhuat de El Salvador, al ser la variante más alejada al oriente, y rodeado por mayas al occidente y otras lenguas menores como xinca, lenca, otomangues, misumalpas, entre otros, conservó muchos aspectos “arcaicos” que otras variantes orientales perdieron o cambiaron. Nuestro náhuat es más cercano con los náhua del Istmo como las variantes encontradas en pueblos mexicanos como Comalcalco, Tabasco; Zaragoza, Oteapan, Cosoleacaque, Pajapan, Mecayapan, y Tatahuicapan en Veracruz. Todas estas variantes comparten rasgos comunes como la pronunciación de la /g/ y de la /u/ a diferencia de los náhuas occidentales que tienen /k/ y /o/, vocabulario, negación similar (até, té, inté, a diferencia de ahmo en los náhuatl occidentales). Entre estas variantes, de acuerdo con estudios glotocronológicos, hay solamente una divergencia va de 3 a 7 siglos, siendo el náhuat salvadoreño el más distante con 6 siglos como mínimo (la divergencia entre el náhuat de El Salvador con el náhuatl clásico de los aztecas es de unos 10 siglos (1000 años de diferencia que hipotéticamente los sitúa en el quiebre de la proto lengua náhua, es decir, que el ancestro del náhuat salvadoreño se separó tempranamente de la lengua que se convirtió más tarde en la de los toltecas, y después de los aztecas, es decir hace unos 1000 años atrás). Como paralelo, podemos decir que la lengua náhuat es tan distante del náhuatl clásico como el español lo es de sus lenguas hermanas como el italiano, francés: se parecen, tienen un tronco común, pero no son lo mismo, y la pronunciación y gramática es tan diferente que las hacen poco inteligibles entre ellas.
En conclusión ¿qué podemos decir de nuestro náhuat salvadoreño?:
1. Es una lengua que viene del norte de Mesoamérica alrededor de los 800 d.C y cuyos hermanos más cercanos vivientes están ahora en el Istmo de México en los estados de Veracruz y Tabasco. Entre ellos comparten la pronunciación de /u/ y /g/ (aunque mantienen la /k/ también dependiendo de algunas palabras y dialectos).
2. Ya que nuestro náhuat está emparentado con todos los náhuat(l) de México, existe un grado de inteligibilidad PERO no hay una comprensión de un 100%, por lo tanto, dos hablantes de dos variantes no se comunicarán efectivamente. Es como que un español hable con un italiano, se entenderán palabras e ideas pero el mensaje no se comprenderá en un 100% y por lo tanto se consideran lenguas diferentes (agregando que tienen costumbres, hábitos distintos entre ellos).
3. Es una lengua no emparentada a los mayas sino que pertenece a una familia grande llamada Uto-Náhua o Uto-Azteca.
4. La cultura de los náhua de El Salvador fue influenciada probablemente por medio del imperio azteca a finales del siglo 15 antes de la Conquista, pero posee cosmovisión heredada por sus hermanos en México, mayas y otras lenguas que ahora están extintas.
5. La cultura azteca (en el siglo 16) no es la misma que la náhua salvadoreña, ni tampoco a la de los náhuas del Istmo, y ni siquiera a la de los náhuas actuales en el centro de México. Si se quiere aprender y comprender su cultura, es necesario comprender cómo viven, cómo hablan y cómo hacen las cosas en cada pueblo náhua.
6. Todos los pueblos náhuas son distintos pero unidos por una cultura Mesoamericana y apreciamos tanto la diversidad cultural que hay entre ellos y también nuestras similitudes.
Así que, cuando queramos aprender sobre nuestro náhuat y la cultura actual, no empecemos por lo azteca, ni busquemos en Guatemala, sino por los abuelos que aún la hablan en El Salvador.
SHIKPIAKAN SE YEK YANKWIK SHIWIT 2018!
FELIZ AÑO 2018 DE PARTE DEL COLECTIVO!