El mundo en el 2030

El mundo en el 2030

Ignacio Ramonet

Cada cuatro años, con el inicio del nuevo mandato presidencial en
Estados Unidos, el National Intelligence Council (NIC), la oficina de
análisis y de anticipación geopolítica y económica de la Central
Intelligence Agency (CIA), publica un informe que se convierte
automáticamente en una referencia para todas las cancillerías del
mundo. Aunque obviamente se trata de una visión muy parcial (la de
Washington), elaborada por una agencia, la CIA, cuya principal misión
es defender los intereses de Estados Unidos, el informe estratégico del
NIC presenta una indiscutible utilidad porque resulta de una puesta en
común —revisada por todas las agencias de inteligencia de EE.UU.— de
estudios elaborados por expertos independientes de varias universidades
y de muchos otros países (Europa, China, la India, África, América
Latina, mundo árabe-musulmán, etc.).

El documento confidencial que el presidente Barack Obama encontró sobre
la mesa de su despacho en la Casa Blanca el pasado 21 de enero al tomar
posesión de su segundo mandato, se acaba de publicar con el título:
Global Trends 2030. Alternative Worlds (Tendencias mundiales 2030:
nuevos mundos posibles) ^(1). ¿Qué nos dice?

La principal constatación es el declive de Occidente. Por vez primera
desde el siglo XV, los países occidentales están perdiendo poderío
frente a la subida de las nuevas potencias emergentes ^(2). Empieza la
fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del
mundo. Aunque Estados Unidos seguirá siendo una de las principales
potencias planetarias, perderá su hegemonía económica en favor de
China, y ya no ejercerá su “hegemonía militar solitaria” como lo hizo
desde el fin de la Guerra Fría (1989). Vamos hacia un mundo multipolar
en el que nuevos actores (China, la India, Brasil, Rusia, Sudáfrica)
tienen vocación de constituir sólidos polos continentales y de
disputarles la supremacía internacional a Washington y a sus aliados
históricos (Japón, Alemania, Reino Unido, Francia).

Para tener una idea de la importancia y de la rapidez del
desclasamiento occidental que se avecina, baste con señalar estas
cifras: la parte de los países occidentales en la economía mundial va a
pasar del 56 % hoy, a un 25 % en el 2030… O sea que, en menos de 20
años, Occidente perderá más de la mitad de su preponderancia
económica… Una de las principales consecuencias de esto es que EE.UU.
y sus aliados ya no tendrán probablemente los medios financieros para
asumir el rol de gendarmes del mundo. De tal modo que este cambio
estructural (añadido a la profunda crisis económico-financiera actual)
podría lograr lo que ni la Unión Soviética ni Al Qaeda consiguieron:
debilitar durante mucho tiempo a Occidente.

Según este informe, en Europa la crisis durará al menos un decenio, es
decir hasta el 2023. Y, siempre según este documento de la CIA, no es
seguro que la Unión Europea logre mantener su cohesión. Entretanto, se
confirma la emergencia de China como segunda economía mundial y con
vocación de convertirse en la primera. Al mismo tiempo, los demás
países del grupo llamado BRICS (Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica) se
instalan en segunda línea compitiendo directamente con los antiguos
imperios dominantes del grupo JAFRU (Japón, Alemania, Francia, Reino
Unido).

En tercera línea aparecen ahora una serie de potencias intermediarias,
con demografías en alza y fuertes tasas de crecimiento económico,
llamadas a convertirse también en polos hegemónicos regionales y con
tendencia a transformarse en grupo de influencia mundial, el CINETV
(Colombia, Indonesia, Nigeria, Etiopía, Turquía, Vietnam).

Pero de aquí al 2030, en el Nuevo Sistema Internacional, algunas de las
mayores colectividades del mundo ya no serán países sino comunidades
congregadas y vinculadas entre sí por Internet y las redes sociales.
Por ejemplo, ‘Facebooklandia’: más de mil milllones de usuarios, o
‘Twitterlandia’, más de 800 millones cuya influencia, en el “juego de
tronos” de la geopolítica mundial, podrá revelarse decisivo. Las
estructuras de poder se difuminarán gracias al acceso universal a la
Red y el uso de nuevas herramientas digitales.

A este respecto, el informe de la CIA anuncia la aparición de tensiones
entre los ciudadanos y algunos gobiernos en unas dinámicas que varios
sociólogos califican de ‘post-políticas’ o ‘post-democráticas’. Por un
lado, la generalización del acceso a la Red y la universalización del
uso de las nuevas tecnologías permitirán a la ciudadanía alcanzar altas
cuotas de libertad y desafiar a sus representantes políticos (como
durante las primaveras árabes o la crisis de los “indignados”). Pero, a
la vez, según los autores del informe, estas mismas herramientas
electrónicas proporcionarán a los gobiernos “una capacidad sin
precedentes para vigilar a sus ciudadanos” ^(3).

“La tecnología —añaden los analistas de Global Trends 2030— continuará
siendo el gran nivelador, y los futuros magnates de Internet, como
podría ser el caso de los de Google y Facebook, poseen montañas enteras
de bases de datos y manejan en tiempo real mucha más información que
cualquier Gobierno”. Por eso, la CIA recomienda a la Administración de
EE.UU. que haga frente a esa amenaza eventual de las grandes
corporaciones de Internet activando el Special Collection Service ^(4),
un servicio de inteligencia ultrasecreto —administrado conjuntamente
por la NSA (National Security Service) y el SCE (Service Cryptologic
Elements) de las Fuerzas Armadas— especializado en la captación
clandestina de informaciones de origen electromagnético. El peligro de
que un grupo de empresas privadas controle toda esa masa de datos
reside, principalmente, en que podría condicionar el comportamiento a
gran escala de la población mundial e incluso de las entidades
gubernamentales. También se teme que el terrorismo yihadista sea
reemplazado por un ciberterrorismo aún más sobrecogedor.

La CIA toma tan en serio este nuevo tipo de amenazas que, finalmente,
el declive de Estados Unidos no habrá sido provocado por una causa
exterior sino por una crisis interior: la quiebra económica acaecida a
partir del 2008. El informe insiste en que la geopolítica de hoy debe
interesarse por nuevos fenómenos que no poseen forzosamente un carácter
militar. Pues, aunque las amenazas militares no han desaparecido (véase
las intimidaciones armadas contra Siria o la reciente actitud de Corea
del Norte y su anuncio de un uso posible del arma nuclear), los
peligros principales que corren hoy nuestras sociedades son de orden
no-militar: cambio climático, conflictos económicos, crimen organizado,
guerras electrónicas, agotamiento de los recursos naturales…

Sobre este último aspecto, el informe indica que uno de los recursos
que más aceleradamente se está agotando es el agua dulce. En el 2030,
el 60 % de la población mundial tendrá problemas de abastecimiento de
agua, dando lugar a la aparición de “conflictos hídricos”. En cuanto al
fin de los hidrocarburos en cambio, la CIA se muestra mucho más
optimista que los ecologistas. Gracias a las nuevas técnicas de
fracturación hidráulica, la explotación del petróleo y del gas de
esquisto está alcanzando niveles excepcionales. Ya Estados Unidos es
autosuficiente en gas, y en el 2030 lo será en petróleo, lo cual
abarata sus costos de producción manufacturera y exhorta a la
relocalización de sus industrias. Pero si EE.UU. —principal importador
actual de hidrocarburos— deja de importar petróleo, es de prever que
los precios se derrumbarán. ¿Cuáles serán entonces las consecuencias
para los actuales países exportadores?

En el mundo hacia el que vamos, el 60 % de las personas vivirá, por
primera vez en la historia de la humanidad, en las ciudades. Y, como
consecuencia de la reducción acelerada de la pobreza, las clases medias
serán dominantes y se triplicarán, pasando de los mil a los tres mil
millones de personas. Esto, que en sí es una revolución colosal,
acarreará como secuela, entre otros efectos, un cambio general en los
hábitos culinarios y, en particular, un aumento del consumo de carne a
escala planetaria, lo cual agravará la crisis medioambiental porque se
multiplicará la cría de ganado, de cerdos y de aves; y eso supone un
derroche de agua (para producir piensos), de pastos, de fertilizantes y
de energía. Con derivaciones negativas en términos de efecto
invernadero y calentamento global.

El informe de la CIA anuncia también que, en el 2030, los habitantes
del planeta seremos 8 400 millones pero el aumento demográfico cesará
en todos los continentes menos en África, con el consiguiente
envejecimiento general de la población mundial. En cambio, el vínculo
entre el ser humano y las tecnologías protésicas acelerará la puesta a
punto de nuevas generaciones de robots y la aparición de “superhombres”
capaces de proezas físicas e intelectuales inéditas.

El futuro es pocas veces predecible. No por ello hay que dejar de
imaginarlo en términos de prospectiva. Preparándonos para actuar ante
diversas circunstancias posibles, de las cuales una sola se producirá.
Aunque ya advertimos que la CIA tiene su propio punto de vista
subjetivo sobre la marcha del mundo, condicionado por el prisma de la
defensa de los intereses estadounidenses, su informe tetranual no deja
de constituir una herramienta extremadamente útil. Su lectura nos ayuda
a tomar conciencia de las rápidas evoluciones en curso y a reflexionar
sobre la posibilidad de cada uno de nosotros a intervenir y a fijar el
rumbo. Para construir un futuro más justo. (Le Monde Diplomatique)

Notas:

^(1)
http://www.dni.gov/index.php/about/organization/national-intelligence-c
ouncil-global-trends. Existe edición en francés: Le Monde en el 2030 vu
par la CIA, Editions des Equateurs, Paris, 2013.

^(2) Léase el Atlas, Nuevas potencias emergentes, editado por Le Monde
diplomatique en español, Valencia, 2012.

^(3) En esa misma línea de alerta, léase Julian Assange (con Jacob
Appelbaum, Aandy Mûller-Maghun y Jérémie Zimmermann), Cypherpunks. La
libertad y el futuro de internet, Deusto, Bilbao, 2013.

^(4)http://en.wikipedia.org/wiki/Central_Security_Service; consúltese
también:
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/04/19/el-f6-el-ser
vicio-de-espionaje-supersecreto-a-escala-mundial-96404/

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