El Pichón: poeta de la resistencia popular salvadoreña
Entrevista con José Roberto Cea
SAN SALVADOR, 17 de agosto de 2014 (SIEP) Desde fuera de su casa en la emblemática colonia Santa Cristina de Santa Anita, se oye desde las alturas, el tableteo victorioso de la maquina de escribir que usa El Pichón Cea, que resguardado por el imponente y fiel Charcam, continúa a sus 76 años, acechando a los enemigos de la alegría y tendiéndole emboscadas a la injusticia.
Nos recibe con su tradicional sonrisa. Estoy terminando esto que voy enviar a Venezuela porque se cumple el 200 aniversario de la Carta de Jamaica de Simón Bolívar, nos comenta entusiasmado, mostrándonos unas cuartillas amarillentas. Hablamos de poesía y revolución.
Es lo mismo, la poesía, la revolución y la felicidad es la vida, no cambia. Y hay que hacerla todos los días porque si no lo hacemos no tenemos vida. Fíjate que estoy escribiendo hoy a partir de la Carta de Jamaica, trabajando con el pensamiento de Bolívar, que es tan actual, que tiene mucha vigencia para enfrentar los problemas de las sociedades latinoamericanas. Y de la nuestra.
Soy de Izalco…
Soy de Izalco, salgo la primera vez cuando tenía 13 años, voy a Sonsonate y a Santa Ana, y a San Salvador y luego regreso a la capital cuando tenía 17 años. Mi mamá se llamaba Isabel y la conocí a los cinco años, y mi papá Alberto, aunque a él lo conocí ya instalado, vino a verme, a buscarme. Ellos me tuvieron siendo muy jóvenes.
Por eso a mi me crío mi abuela, soy hijo de mi abuela materna, que se llamaba Concepción, le decían la Niña Chon. Nací en 1938. Y vivíamos en Izalco Arriba. Fíjate que una vez vino a visitarme una delegación de compañeros de la Alcaldía del Común y en una discusión me dijeron –no, es que usted es de los de arriba. Suerte que no me dijeron mestizo o ladino que ya sería casi como una puteada.
Mi abuela se encargaba de aclararme: vos no sos indio! Mi abuela era de origen sefardí, chelita, pelo caoba. Era hija de mi bisabuela Paula. Estaba casada con Rosalío Veliz, de oficio ebanista. Pero fíjate que mi segundo apellido es Arucha., Cea Arucha. Y vivíamos atrás de la iglesia, en el Barrio Santa Teresa. Mi abuela vendía en un mercadito que quedaba frente a la Iglesia, la de arriba. Fue ella la que me llevó a bautizarme con el cura Ricardo Cea, a quien ella había también criado, ya que era su sobrino.
En los años cuarenta Izalco era un pueblo triste. Temor, se respiraba temor. El sometimiento se había apoderado de las gentes. No es casual que sea en Izalco donde ARENA inicia sus campañas políticas. Es simbólico ya que es el pueblo que masacraron en el 32, el abuelo de Calderon Sol, Tomás Calderon Sol. Tomá en cuenta que nací seis años después del 32. Acababa de pasar la masacre. Había mucho silencio, no se podía hablar de lo que había pasado, había mucho miedo. La gente señalaba casas donde habían vivido comunistas. Y en la casa se hablaba y yo escuchaba atentamente: ese vecino anduvo metido, no vayas a jugar a esa casa, en ese rancho se reunían “los del 32” o los “del comunismo.”
El ser señalado como comunista era como “hijillo” o sea te estaban condenando a muerte. Había el estigma. Me acuerdo que mi abuela se relacionaba con los Ama porque estos hacían festejos. Cada barrio hacía sus festejos y las familias participaban. Se organizaban procesiones de visita a San Antonio del Monte, a Esquipulas, a La Perla., a Jicalapa, eran jornadas en carreta o a pie. Existía un tranvía de Izalco a Sonsonate pero dividido en tramos y había que trasbordar en la Fabrica de Azucar. Era un tranvía tirado por mulas o por bueyes. Y ya en Sonsonate si ibas para Acajutla abordabas la famosa Bala de Plata. De Izalco para Sonsonate a veces te tomaba hasta tres horas.
Fíjate que en Izalco se juntaron para el 32 dos grandes tendencias y tradiciones que explican el levantamiento, por una parte, la fuerte tradición y presencia indígena, las hermandades y cofradías, el legado de los Ama y la lucha por la tierra y por otra parte, la tradición proletaria, comunista, subversiva, acordate que por aquí pasaba el tren, el ferrocarril, había el eje Izalco- Sonsonate-Acajutla, de trabajadores organizados, y militantes del PCS, de nuestro incipiente proletariado. Indígenas y obreros. Y el contacto de estas dos fuerzas provocó el estallido social, el levantamiento.
En el 2002 fui invitado a participar en el 70 aniversario de la Masacre y había gente en el pueblo, compañeros míos de escuela que fueron al acto solo por ver si era verdad que yo había asistido porque no lo creían, no creían que iba a llegar, seguían prisioneros del miedo, del temor de 1932. Y después se divulgó que yo había dicho que no iban a alcanzar los postes de Izalco para colgar a tanto hijo de su mamá reaccionario. Así es la situación, para que te hagas una idea de la intensidad del temor por el 32, setenta años después. Y todavía sigue…
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Empecé a asistir en Izalco a una escuela que no tenía nombre, y luego le pusieron Centro Escolar Cantor. Eran profesores Gustavo y Lizardo González. Este último era represivo, pero después nos hicimos amigos. Me acuerdo que promovía el estudio del nahuat, en los años cuarenta. Fue hasta después que entendí el valor de este esfuerzo. Fíjate que el director nos pegaba con unas grandes llaves que tenia porque nosotros éramos muy jodiones, no hacíamos caso, nos ordenaban limpiar el aula y no obedecíamos. Éramos inquietos.
En esa época el horario escolar era de 7 a 10 de la mañana y de 1 a 4 de la tarde, estudiabas todo el día. Por la tarde era educación física y artes manuales. Aprendías a hacer petates, sopladeras de tul, etc. Uno de los castigos más temidos era que te dejaran castigado hasta las 11 de la mañana porque entonces ya no podías irte a bañar a Atecosol. Perdías el baño. Íbamos a Atecosol todos lo días. El lugar era más pequeño que hoy y público.
Luego el también profesor Alfredo Calvo recopiló un Vocabulario Nahuat y fijate que se lo publicó la Universidad Francisco Gaviria, y el día que lo iban a presentar – y él me había invitado- cuando venía de Izalco sufre un accidente y muere. Ya no hubo presentación. El Plan Básico lo hice en Sonsonate, en el Liceo Sonsonateco, añorando regresar a Izalco para irme a bañar en Atecosol. Tanto en Izalco como en Sonsonate había discriminación social por parte de los profesores. Tanto tienes tanto vales.
En Izalco predominaban como familias cafetaleras los Barrientos y los Herrera. Y estos estaban vinculados, se casaban con familias adineradas de San Julián.
Esperaba con júbilo la llegada de las fiestas de Semana Santa porque siempre me sacaban de algo y me gustaba. A veces salía de cirral llevando el cirio o de prodigo. Cada día de la Semana Santa era especial y lo disfrutaba. Me acuerdo de la solemnidad de la procesión del Jueves Santo, con hábito morado. O cargando la imagen de vestido negro. Todo esto organizado por las hermandades, por las cofradías del Común. La religiosidad es muy poderosa en Izalco y se mantiene.
Para las Navidades en cada casa hay nacimientos. Y están las famosas Entradas, que eran visitas de barrios en los que se mandaban regalos y se llevaba al Niño Dios. A propósito, a veces me sacaban de Niño Dios. Y el 8 de diciembre en Izalco Arriba era la elaboración de tronos para la virgen y el 15 de agosto en Izalco Abajo para la Virgen de Asunción. Cada barrio lleva su trono. Y el sincretismo permite la participación de 200 tortugas tocando para el Niño Dios.
Mi lucha contra Osorio
Tenía diez años cuando la revolución de Osorio en el 48. Y me acuerdo que convocaron para un mitin en el parque y lo llenaron de gallardetes de propaganda, y anduvieron anunciándolo y junto con mis amigos del barrio fuimos y arrancamos y rompimos todos esos papeles, y después andaba un profesor que le decían Farruco Rivera preguntando que quienes habían sido. Y todavía tenía pedazos en mi bolsa del pantalón. Fue una ocurrencia de niños pero a la vez mi primer acto de rebeldía ante los poderosos.
Fíjate que el régimen de Osorio, que modernizo el Estado y fue a la vez muy represivo, estuvo fuertemente influenciado tanto por el peronismo (Argentina) como por el cardenismo (México). Esto lo desarrollo en mi obra La Generación Comprometida. Osorio moderniza el Estado salvadoreño y por supuesto la educación. Nombra a Reynaldo Galindo Pohl como ministro y este impulsa el modelo de las Brigadas Educativas. Establece las Normales Rurales y envía profesores al campo. Es una revolución educativa que enseñan hasta como usar el azadón. Frente a esto reaccionan los oligarcas protestando.
A los quince años me vine para San Salvador. Ya antes había venido un grupo familiar donde me instale. Vivíamos en la Colonia Centroamerica. Este grupo familiar se tuvo que regresar a Izalco porque mi abuela se enfermo y había que cuidarla. Luego me fui a vivir a la casa de Tula Quiteño, hermana de Serafín Quiteño, que era un amigo que tenía una finca llamada El Angel en Ayutuxtepeque.
Es por esa época, años 53 o 54, que empiezo a visitar asiduamente la Biblioteca Nacional que estaba ubicada en la 6ta. Avenida Norte, a la vuelta del Parque San José, donde después estuvo la Sinfónica. Era un joven inquieto, lector incansable, ávido de nuevos horizontes culturales. Pasaba mucho tiempo en la Biblioteca, y ahí conocí a muchas personas. Trabajaba cuidando casas para sostenerme o de sereno. Ahí es que conozco, que me conecto con jóvenes ya organizados en la Juventud 5 de Noviembre, organización vinculada al PCS, que era clandestino. Ahí conozco a Jorge Campos y a Berta Ochoa.
Ana Rosa Ochoa
Berta Ochoa era bailarina y además sobrina de Ana Rosa Ochoa, que era la dueña de la Librería Claridad, que quedaba donde antes fue el Liceo Americano y hoy es el Supermercado Selectos, frente al Parque San José. Me parece que esta librería estaba desde los años veinte, ya que ella fue secretaria particular de Alberto Masferrer. La mamá de Berta se llamaba también Berta y era hermana de Ana Rosa y trabajaba también en la Librería Claridad. Fíjate que Ana Rosa Ochoa publica en México en 1954 un libro titulado Perdigones Quemados, en el que por primera vez en nuestro país se hace una defensa de las teorías y valores del feminismo.
Ana Rosa era de la misma generación que Mercedes Maiti de Luarca, la mujer del Indio Luarca, que después del 32 se fue para Panamá y allá hizo vida de luchador social. De la generación de Juan Ramón Uriarte, que fue director de la Normal de Maestros; Víctor Guirola, el papá de Norma, es de esa misma generación.
Estaba adelantada a su tiempo. Búscalo y léelo. Ella muere en los años sesenta y la librería desaparece. Era blanca, guapa, cara redonda. La Librería Claridad era un espacio de encuentro entre poetas y revolucionarios. Ahí llegaba Reynaldo Robles, salvadoreño-mexicano. Por cierto ahí fue que nos enteramos de la expulsión como secretario general del PCS de Julio Fausto Fernández, era un comunicado, una hojita en fondo azul, que se usaba bastante en esa época. Por cierto después me llevó un su libro y lo mande a la mierda. Pero habían escritores que mantuvieron esa relación, como Álvaro Menéndez Leal, que estaba casado con una hija de Fernández, y por eso le financiaba el programa Teleperiódico.
Me acuerdo que con Jorge Campos nos inscribimos como oyentes en la Escuela de Periodismo, que dirigía Napoleón Rodríguez Ruiz. Ahí formamos el Círculo Literario Universitario, en herencia al de Roque Dalton, junto con El Decanito, o sea Alberto Orellana Ramos, Rafael Aguiñada Carranza, que era de la Asociación de Estudiantes de Artes Plásticas, de la escuela Carlos Alberto Imeri. Estaba también Chema Cuellar, Guillermo Lara, Chepe Vides que recién regresaba de Guatemala junto con su esposa Carmencita; y que junto con Jorge Arias Gómez fue de los que combatieron en El Espino en diciembre de 1944.
Frente a la Librería Claridad se encontraba el Cafetín Izalco, que adoptamos como cuartel general. Ahí era donde armábamos la revista literaria El Gallo Gris, junto con Antonio Velasco Iglesias, que era dirigente de la CGTS; y Raúl Padilla Vela, también dirigente sindical. Por cierto fíjate que una vez me enoje fuertemente con Raúl porque se le ocurre enviar para Moscú mi colección personal del Gallo Gris. Era importante me explicaba, sí, pero era mía le respondía.
Fíjate que ingrese al Conservatorio Nacional de Música, que era dirigido por Nicolás Arene, abuelo de Alberto Arene. Era parte de la Dirección General de Bellas Artes, que fue otro proyecto vinculado a la reforma educativa impulsada por Osorio. Yo me entero de su existencia allá en Sonsonate por las Brigadas Educativas que ya te mencione, que anunciaron su creación con oportunidades para estudiar teatro, música, literatura, etc.
San Salvador era un pueblón
San Salvador era en los años cincuenta un pueblón y todos estos cambios promovidos por Osorio impactaban fuertemente. Fíjate que así como en Managua habían muchos predios baldíos y tomaba tiempo ir de un lugar a otro. Yo quería ser cantante o pianista. Me veía reflejado en Agustín Lara, cantando y al piano. Mi sueño era el piano. Pero cuando el maestro, un austriaco, también había un suizo, me vio los dedos inmediatamente me sugiere que mejor estudiara para aprender el celo. Pero sucede que el celo no me gustaba.
Ahí estudiaba la mujer de Roberto Bracamonte, gran pianista y concertista, América Valencia Bazzaglia, gran amiga a quien por su belleza elegimos como la reina de los Estudiantes de Música. Y le hice la salutación y después se fue para Italia y cuando regrso se casó con Roberto. Fíjate que ahí organizamos una huelga en 1953 como Asociación de Estudiantes de Música, para echar a los profesores debido a que algunos maestros eran irresponsables, no llegaban a darnos clase, etc.
Esta Escuela de Música quedaba frente al Campo de Marte, sobre la Juan Pablo II, donde quedo después la Singer, una casa con repujados…Estudie dos años y medio, teoría musical, armónica, teoría literaria, Beethoven, Bach, Mozart, y como necesitaba datos los conseguía en la Biblioteca…Ahí estudiaba también ballet Berta Ochoa, Breny Cuenca que acababa de regresar de Honduras, y por esa época vino también de ese mismo país Pedro Geoffroy Rivas.
En el año 54, luego del derrocamiento de Arbenz en Guatemala empezaron a venir muchos guatemaltecos exilados. Entre estos se encontraba los poetas Rudy Arqueles Morales y Otto René Castillo, y ellos traían nuevas experiencias y además estaban políticamente avanzados, conocían de marxismo, de literatura, de cultura en general y aquí encontraron las condiciones para seguirse desarrollando y aportar. Estaba también Mario Lara que vivía n la Colonia Ferrocarril. Por ese tiempo llegó también de las lejanas y calurosas tierras de Chalatenango, Roberto Armijo.
Por ese tiempo también regreso el español exilado y además republicano Edmundo Barbero a la Dirección General de Bellas Artes para encargarse del Teatro Universitario. Antes había estado un francés, Andre Moreaux, que por cierto montó la obra Edipo Rex a un precio escandaloso de 27,000 colones, y en la que participa actuando el Viejo Miguel Ángel Parada.
En todas estas andanzas me fue contactando con núcleos organizados del PCS como la Asociación 5 de Noviembre, en la que habían comunistas como Rafael Aguiñada Carranza. Ya para el 58-59 en la lucha contra Lemus ya ando metido en esto. Incluso me acuerdo que leíamos bastante a Gramsci, lo que no era muy del agrado de algunos camaradas celosos de la ortodoxia, no era bien visto. Y ya en los sesenta paso a trabajar en la propaganda. Y me acuerdo que también publicamos un folleto de Mao sobre la cultura y nos llamaron la atención.
Acordate que estamos ya en pleno debate chino-soviético. Después publicamos un folletito de Mao contra el liberalismo. Y también…Se levanta y va hacia un cuarto anexo y regresa con un folleto amarillento, que en su portada dice Ediciones Farabundo, Diciembre de 1963. Documentos del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Partido Comunista Chino. Fíjate que hubo una vez que repartimos en un solo día 50,000 ejemplares de un manifiesto del Partido y esto sorprendió y quizás pienso que hasta atemorizo a la dirección, el responsable era Raúl Castellanos Figueroa.
Y para entregar cuentas de los gastos de propaganda por joder a Roberto Castellanos Calvo, Boca de Trapo, el financiero del Partido, le llevábamos hasta los tiquetes de los buses. Por cierto al hijo de Roberto, lo jodieron, le dieron una gran penqueada allá por San Martín una vez que reprimieron una huelga de trabajadores del IRA.
Me acuerdo que tuve la responsabilidad de imprimir todos los materiales que se discutieron en el V Congreso del PCS, incluido Estatutos, Programa General, Informe del CC y Programa Agrario. Teníamos un andamiaje extenso para la propaganda con varios centros de impresiones, que después fueron entregados. Por cierto había un sector de la juventud de esa época, la Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, que andaba entusiasmada con los chinos, ahí estaba el Zarco Herrera, Mario Aguiñada, Pelo Pincho entre otros. Participaba también Guillermo y Manuel Reyes, el ingeniero que después participó en el golpe de estado de marzo del 72. Le decíamos IBM, Inmensa Bola de…
Fíjate que una vez me encuentro a un compañero de confianza y me dice: mirá y ustedes tienen un local allá en la Colonia Flor Blanca. Era un centro de impresiones, grande. ¿Y por qué me preguntas? Es que la policía le cayo así que mejor andá a escóndete. Y no uses vehículos del partido. En el 66 les entregue todo luego de ofrecerles entrenar a alguien para que asumiera.
En esos días teníamos un programa de noticias en la YSKL que se llamaba Mediodía y desde ahí comentábamos al realidad nacional e internacional. Participaban Oswaldo Escobar Velado, Tirso Canales y otros. Oswaldo era muy respetado por todos nosotros. Fue maestro de la llamada Generación Comprometida. Fue el más comprometido de los luchadores antifascistas contra el dictador Martínez, y un baluarte de la literatura social, de la denuncia poética cuando la mayoría de los escritores escribían sobre florcitas, como es el caso de Hugo Lindo y Trigueros de León.
Y fíjate que una vez la policía del programa Mediodía nos fue a traer, como les quedaba a la vuelta, allá por la Polar, entonces quedaba ahí cerca el Círculo Militar, pero logramos zafarnos y nos fuimos a refugiar a un local donde Camilo Minero estaba haciendo un mural de Gerardo Barrios. Narciso Hidalgo y Zeledón, que fue locutor y presidente de la APES logró armar un archivo del programa Mediodía de los años 1958-1959.
El 25 de enero de 1961 soy capturado junto con otros compañeros y nos lanzan hacia Guatemala. Allá nos informan que se ha creado el grupo guerrillero, el FUAR y que debíamos regresar para integrarnos a la lucha. Nos fuimos de Guatemala para Honduras para desde ahí ingresar a El Salvador. Fuimos vatios, entre estos el Choco Raúl Flores Ayala, Mario Moreira que le decíamos Madre Superiora por su porte; el Peche Héctor Oquelí Colindres.
En Honduras nos recibe el Dr. Miguel Ángel Saenz Varela, y nos mandaron a principios del año 62. Nos recibe ya en El Salvador Carlos Lenin Ramírez, el famosos Chino, pero nso deja a la intemperie, en el campo y los zancudos nos hartaron. Ya en San Salvador quedamos en la semi clandestinidad y se nos asigna la tarea de “ganar la calle.” Ganar nuestro derecho a vivir en el país, así era entonces.
Había en esos dis en la Universidad tres grupos de izquierda: el Movimiento de Izquierda revolucionaria, MIR, la Acción Estudiantil Universitaria, AEU, dirigido por Jorge Arias Gómez, más vinculada al PCS, y el FUC en el que estaba Mario Moreira, Huevo Castillo y Albino Tinetti, que era muy bueno.
En el 72 viajo a Santiago de Chile a conocer la experiencia de la Editorial Quimantu. Y tuve la oportunidad de ver el proceso chileno, la conspiración de la derecha. Y les dije: aquí va a haber golpe y pronto. Se respiraba en el aire. Y me respondían: los militares chilenos son diferentes no son como los centroamericanos. Diferentes porque fueron peores, más asesinos. Me quede en la casa de la Sociedad de escritores de Chile, conocí a Neruda…y también conocí a Esteban Pavletich, lo ubicas, peruano de origen yugoslavo, marxista, revolucionario, uno de los internacionalistas que vinieron en los años treinta a ayudarnos, ya estaba en silla de ruedas pero muy lucido…¡Un honor!