El rock en El Salvador. Oscar Leiva Marinero. El Faro. 2009

Primera Parte: «El Rock es una Religion»

Este es un reportaje escrito por Oscar Leiva Marinero, donde narra muy bien la evolución del Rock desde los 60 hasta los gloriosos 90…

Luis López, el Monseñor del rock, y Chente Sibrián, un rockero especial.

Restaurante «Ruko Rock» en Los Planes de Renderos. Sábado por la noche. Va vestido con un saco negro adornado con lentejuelas, pelo largo y canoso. Pantalón de cuero oscuro y un cigarrillo. El hippie está listo para esta noche.

Su nombre: Luis López. Su banda de antaño, «Los Supersónicos», permanece grabada en el recuerdo de los cariñosamente llamados «dinosaurios del rock» o «adultos contemporáneos», que se dan cita en el restaurante de esta excéntrica santidad del rock salvadoreño.

Aquellos tiempos…

Luis López recuerda cómo a principio de la década de los 60 el rock aterriza en El Salvador desde los Estados Unidos y México. Es en este tiempo que el rock nacional empieza su etapa embrionaria. «Así fue como nosotros tomamos la iniciativa también de incursionar en el rock n´roll, más que todo por imitación», comenta López.

El rockero cuenta que al principio pensaba que el rock iba a ser algo transitorio en su vida. «Podía ser un juego o un hobbie, pero se fue quedando aquello. Nos fuimos comprometiendo con el rock n´ roll y… hasta aquí», confiesa entre sonrisas y humo.

En aquel tiempo, el rock era un ritmo jovial que hablaba de experiencias comunes. Un sentimiento que se convertiría en la bandera de un movimiento juvenil sin precedentes, que alcanzaría niveles globales. La «beatlemanía» alcanzaría El Salvador. En Inglaterra, el rock pierde su «roll», con el surgimiento de grupos como The Rolling Stones.

El movimiento hippie (1966. High Ashbury, San Francisco) adoptó al rock como género musical propio. Lo psicodélico (viaje de la mente), el desarrollo de nuevas drogas (LSD) y otros factores sociales y culturales transportarían al rock a nuevas rutas experimentales y de nuevas dimensiones. La filosofía «paz, amor y libertad» impactó en aquel joven Luis López.

«El rock ha cambiado mi forma de ver el mundo», afirma. Hablando de sus influencias manifiesta que admira a The Beatles. Para López, este conjunto llegó a revolucionar la música rock con mensajes «muy importantes para el cambio social que se dio en el mundo después de los sesentas para acá».

Luis vivió una época especial. Los años 70´s son sinónimo de «lo salvaje, de libertad». En el país sin embargo, el movimiento choca con otra realidad en gestación: la violencia que desembocaría en una guerra civil.

Cronología rockera

El Monseñor del Rock recuerda que uno de los primeros grupos conocidos en EL Salvador a comienzos de los años 60 eran Los Supertwister. Este grupo era conformado por jóvenes que estudiaban en el Externado de San José. López recuerda que había otros grupos populares como Los Satélites del Twist y los Holly Boys.

Luis López asegura que se realizaban los «Mano a Mano», que organizaban las radios YSU, YSS y Femenina. Además señala que el rock nacional estará siempre en deuda con el disk jockey Tito Carías quien fue el primer gran impulsador del rock en el país.

 

Fue en 1965 cuando Luis López da sus primeros pasos como rockero. En ese año empieza a cantar con el grupo The fire fingers. El grupo tiene poca vida (hasta 1966). López comenta: «Fue de corta duración porque no teníamos el equipo suficiente para sonar profesionalmente».

En 1966 Luis López llega a Los Supersónicos, banda que lo haría famoso. Sin proponérselo, el hippie conformaría la segunda generación de rockeros salvadoreños. Otro grupo popular en aquella época eran Los Beats. Desde ese año la producción de los grupos de rock se intensifica y los grupos empiezan a profesionalizarse.

En la escena rockera aparecen grupos como: Los Kiriaps, Los Vikings, Los Mustang y Los intocables. En Santa Ana se escuchan grupos como Los Cristians; y en San Miguel, Los Thunders.

Luis López dice que en esos tiempos había muchos grupos. «Había uno casi en cada colonia… fue un movimiento grande». Para ese entonces ya se organizaban grandes eventos de rock, algo parecido a los actuales «Guana rock», en los cuales participan diversas bandas.

Tito Carías organizaba los festivales. En esta época se dan los primeros «Festivales Centroamericanos de Rock«. Para que una banda pudiera competir se realizaban eliminatorias localmente para ver quién iría a medirse con otros grupos de rock de Centroamérica. El Salvador ganó el primer Festival Centroamericano en 1964 con la banda Los Supertwisters.

El Segundo Festival Centroamericano lo ganaron Los Supersónicos. Luis López cosechaba sus primeros triunfos.

En cuestiones de contenido, en aquella primera etapa del rock salvadoreño predominaban los «covers», adaptaciones al español de la música producida por otros grupos famosos en el extranjero. Luis López fue uno de los pocos músicos privilegiados que pudo plasmar su talento en vinilo. Los Supersónicos llegaron a grabar un disco de larga duración con la compañía disquera RCA en México, el grupo se separó en el año 1970.

El rock, a pesar de todo

El caso de José Vicente Sibrián, más conocido como «Chente Sibrián», es uno de los casos más excepcionales y que más respeto merece en la historia del rock salvadoreño.

Esta leyenda del rock, sufrió en su niñez la grave enfermedad de la poliomelitis. Este mal lo condenó a estar atado de por vida a una silla de ruedas. Sus limitaciones físicas son serias, pero eso no lo detuvo para que hiciera su carrera de rockero desde 1967 hasta 1996, año en que dejó los escenarios.

Actualmente, a sus 53 años, es profesor de música. Sin embargo el rock en El Salvador, no siempre es una carrera que de lo suficiente para vivir dignamente.

Sibrián recuerda que empezó su contacto con el rock en los años 50 escuchando músicos como Elvis Presley, Little Richard y Bill Halley and the Comets. En realidad, su primera experiencia con la música la tuvo con su padre que también fue músico, como lo habían sido sus abuelos. Con su padre escuchaba música clásica, rancheras y música cubana. Él le explicaba también cómo se ejecutaban esas canciones.

Con mucho esfuerzo logró dominar instrumentos como la armónica, la guitarra y el bajo. Estos instrumentos de cuerda los tuvo que conquistar de acuerdo a sus posibilidades. «Mi sueño siempre fue tocar la guitarra líder. Tuve que tocarla acostada, es un estilo que se parece a la llamada guitarra hawaina. Hubo muchas técnicas que no podía realizar… Fue algo muy difícil tirarme de lleno al rock en silla de ruedas. Hoy pienso que fue algo ilógico», subraya Chente Sibrián con la mirada triste en la oscuridad de su pequeño apartamento.

Los grupos que le metieron el amor al rock en su cabeza fueron The Birds, los Rolling Stones, Bob Dylan, Roy Robbinson, Led Zepellin, Deep Purple, Jimmy Hendrix y grupos españoles como Los Ventura.

Sibrián empezó a tocar en el año 1967 con la banda Thorns (Espinas). Luego empieza con Broncco, con este grupo lograría grabar algún material discográfico. En este tiempo surgen otras bandas como La Nueva Generación, Los Pocomanes, Mente Cuerpo y Alma, Los Lobos, etc.

Lo que sonaba antes…

Sibrián cuenta que en los 60´s existían en El Salvador grupos como Sagitario, Macho, Compañía 10, Mostacho, Los Beats, Los Mustang, Los Supersónicos y Los Intocables. De ellos, los más populares eran Macho, Los Beats, Los Mustang y Los Supersónicos.

Muchos de estos grupos no lograron grabar su material, por lo que no se conserva un registro musical de ellos. Sibrián recuerda que estos grupos eran populares «a puras tocadas», es decir, a puros conciertos.

Chente Sibrián confirma que la tendencia de aquella época era tocar covers de otros grupos. Algunos grupos como Los Kiriaps empezaron a tocar canciones originales.

Dos músicos, una pasión.

Tanto Luis López, como Chente Sibrián son ejemplo y testimonio de que el rock no es siempre una inquietud que desaparece con la misma fugacidad que la juventud.

 

«El rock se ha caracterizado por sus letras, por sus mensajes. He aprendido a conocer a los personas, he aprendido cómo poder llegarle al público a través de un sentimiento que se llama rock n´roll, pues el rock es y será la palabra de la juventud», afirma López.

En estas dos generaciones de músicos, el rock experimentó cambios de fondo. López reconoce que el rock en sus comienzos hablaba de cosas livianas y cotidianas. «Cosas como: se fue mi chica con el otro», explica.

Luis López habla de cómo se vivió la etapa del rock psicodélico. «Los mensajes cambiaron del amor a lo que se llamó la protesta y la denuncia. La juventud a través del rock n´roll empieza a expresar sus sentimientos. Señalaban cuáles eran sus formas de ver el mundo, cuáles eran las instituciones que les hacían daño. Se le llamaba «el antiestablishment», (en contra de lo establecido).

Ambos músicos coinciden en que la música es la mejor forma de comunicación. «Con música se ha dicho lo que se ha querido sutilmente».

Por otro lado, Chente Sibrián añade que una de las barreras más duras que tienen el rock nacional es la poca fe que tienen los jóvenes del país en la música original. «La mayoría de las personas prefieren escuchar rock importado… la gente siempre buscan que los grupos nacionales suenen como los extranjeros».

A pesar de todo, Sibrián sentencia: «Siempre he creído que el rock es una cultura… es un estilo de vida, te metes de lleno. A medida que el rock va evolucionando, el cambio de impacta… es una religión. Te lo digo: Soy católico y a la par, soy rockero».

Segunda Parte: La Historia de un «Kiriap»

 

La vida de Gabriel Antonio Delgado Murcia, conocido artísticamente como Tony Delgado, cambió en el año 1964. Tenía apenas 12 años cuando un día conoció al rock. El joven Tony había conseguido el primer disco de Los Beatles. Escuchó con entusiasmo canciones como «And I love her», pero ni por un instante pensó que ese sería su primer paso en el camino que lo convertiría en lo que es hoy: una leyenda del rock salvadoreño.

Tony creció en una familia amante de la música. Su madre, Julia Murcia tocaba la guitarra y también cantaba. «La llamaban el ruiseñor de oriente en la radio cadena YSU». Ella fue la que despertó su pasión por la música así como la pasión por el canto.

Su carrera precoz de rockero empezó a sus trece años, en el colegio «Divino Salvador». Era el año 1965 cuando un compañero de clases lo invitó a ver a unos muchachos que querían formar un grupo. La primera canción que cantó con ellos fue «Pretty Woman» de Roy Robbinson. Así empezó todo. Tony se había convertido en cantante de la banda «Los Supersónicos Juniors». En Los Supersónicos «grandes», Luis López ya hacía de las suyas con Mario Maida, Mincho Luna, Raúl Monterrosa y Ricardo Martínez.

Gilberto Martínez era el propietario de ambas bandas y las ofrecía en paquete. «Yo ganaba 25 colones por noche», recuerda Tony. Con ellos tocaba música de Jerry and the Pacemakers y Dave Clarke Five muy populares en el país.

A su padre, que era militar, no le parecía la idea de que su hijo se desvelara por 25 «tusas». Tony recuerda como su progenitor lo quiso sacar del grupo, por lo que dejó de hablarle alrededor de un año. Para que sus amenazas no se cumplieran, Tony tuvo que mantener buenas notas en el colegio. «Se me hizo una obligación ser buen estudiante», comenta.

En el año 1965 aparecen en la escena musical Edgardo «Tite» Salamanca, primer líder de la banda «Los Kiriaps«. Tite convence a Tony para que cantara boleros en español. «Esa era la influencia que había tenido de mi padre pero a mi me gustaban Los Beatles y los Rolling Stones».

«Cuando llegué a Los Kiriaps (1967), yo ya traía la onda del Satisfacción (de los Stones)». Tony recuerda que en esa época llegó al país el primer pedal de distorsión para guitarra. «Eran los distorsionadores marca VOX, todos los grupos tenían ese pedal. Yo obligué al guitarrista a que se comprara uno, pero no lo ocupaba… a veces se descuidaba y tocaba Satisfacción sin el pedal… Yo salía corriendo y se lo apretaba y ya sonaba grueso».

Tony recuerda que él les dijo a los demás Kiriaps que si querían progresar tenían que cambiar de guitarrista. Fue así como Tite fue desplazado. El primer cantante de Kiriaps fue Héctor René Zuleta quien también fue copropietario fundador de La Fiebre Amarilla.

Los Kiriaps quedaron con su alineación así: En la batería Mariano Rodríguez (actualmente en Tallahassee, Florida), en el Bajo y a cargo de la composición Rolando Schilling (actualmente en Alemania y cuyo abuelo había sido director de la sinfónica del Tercer Reich de Hitler), en la guitarra «al agresivo», Herman Mangandi (quien también fue co – fundador de Los Beats y de La Fiebre Amarilla) y en los teclados Armando Guandique (actualmente en San Francisco, California). Héctor Zuleta se queda como sonidista de la banda. Su canción «Incomprensión»[1], es considerada como un himno generacional. Entre otras de sus canciones se encuentran «El viaje», «Tu deber» y «Amor puro».

Actualmente el extravagante Tony Delgado funge como líder, cantante y percusionista del popular grupo AMARETTO, conocido por interpretar rock especial para «el adulto contemporáneo»…

Entrevista con Tony Delgado

El FARO: ¿Cómo definirías la música que tocaban y hacían Los Kiriaps?

Era rock de vanguardia… Tocábamos música de grupos ingleses extraños como Tarántula, The Flock y IF… La que tocábamos de Tarántula era una que se llamaba «Strange»… Rolando Schilling y Armando Guandique a quién le decían «pianito», eran los que más produjeron música. Yo ponía la poesía.

¿Lograron grabar algún disco?

Un solo disco. Con 7 canciones originales. Kiriaps sigue adquiriendo y emulando música más sofisticada. Era una música muy adelantada para la época. Los Kiriaps eran parte de un movimiento rockero social. Denunciábamos la incomprensión de los adultos al amor de los jóvenes, el intento de los países de oprimir el comercio de otros como lo que paso en la guerra que hubo entre El Salvador y Honduras, etc…

¿Tocaban covers?

En la cuarta etapa de Los Kiriaps entra Juan Flamenco en la batería. En el bajo Jorge Rivera y en la guitarra entra «Chamba» Elías – un tremendo músico -. Se hace una formación tan poderosa que empezamos a tocar música de «Yes», de «Genesis» y «Pink Floyd».

¿Qué pasó con Los Kiriaps?

Lo que pasó es que después del año 1970 la música dance empezó a pegar muy fuerte. Música de Barry White y otros. Eso destruyó a los Kiriaps… Ya estaba pegando muy fuerte el grupo Sagitario. Sagitario tocaba R& B (ritmo y blues), música de negro, funky…

Para mí ellos fueron el mejor grupo de música de entretenimiento de este país. Tenían unos trajes brillantes lindos. Su cabecilla era Mario Maida y armaba un tremendo show. Mario Maida ha sido el único y verdadero «showman», que ha habido aquí en El Salvador. La gente saltaba, gritaba, cantaba con él. Era tremendo. Ahora el es director de una radio ubicada en Ciudad Merliot.

Así se mueren Los Kiriaps, la gente quería música comercial y la música de nosotros no lo era.

¿Cómo se formó la Fiebre Amarilla?

Yo recibo una llamada telefónica de Héctor René Zuleta y me invito a que fuera a una reunión en el edificio Palomo. En la cuarta planta estaba la Radio Femenina. En la quinta estaban los Estudios W de Willy Maldonado.

Ahí estaban Herman Mangandi, Jorge Rivera, Juan Flamenco, el sonidista Armando Zepeda y yo. Éramos los que Willy Maldonado había diagnosticado que íbamos a formar un grupo idóneo tal como lo definió Alirio Guerra en un capitulo de estas «Historias del Rock», de El FARO.

La idea de Willy era hacer un grupo que fusionara todo lo fuerte de los estilos del rock con música de Deep Purple, Black Sabbath, Three Dog Night, etc. con toda la música tropical de ese entonces: eso era el Chicano, Malo, Carlos Santana… así empezó Fiebre Amarilla en 1971. El comienzo de Fiebre Amarilla fue el final de Los Kiriaps.

A los nueve meses de formados se contratan los servicios de Carlos Peraza en los teclados, el venía de tocar en una banda que se llamaban «Los Genios». Era un tremendo grupo de Rock Jazz liderada por un tipo de apellido Kosicky… Ellos grabaron un número instrumental muy bueno llamado «La llegada de los Tzules», esa pegó mucho en la radio.

Carlos fue el último en llegar pero, por cosas de la vida, se quedó con la franquicia de Fiebre Amarilla.

¿Cuánto tiempo estuviste en La Fiebre?

En 1974 me fui para Estados Unidos. Regresé en 1975. En el 75 y 77 estuve con Macho.

Cuéntanos un poco de Macho y de los grupos de esa época…

Macho tuvo un montón de transacciones. El Macho que yo integré se le consideraba el grupo más complicado que existió en Centroamérica en ese entonces.

Emulábamos exactamente a «Yes», «Emerson, Lake & Palmer», «Génesis», «Pink Floyd»… La alineación de Macho era la siguiente: Juan Flamenco en la batería – quien fuera baterista de Kiriaps y de La Fiebre -, Américo «Meco» Masariego en el bajo – actualmente contrabajista de la Sinfónica Nacional – otro excelente músico; en la guitarra estaba Hector Alarcón que venía de la banda «Los Cuervos» (1976) y en los teclados Tono Grimaldi – asesinado por error en el tiempo de la guerrilla – y Raúl Monterrosa quien fuera tecladista de Los Supersónicos.

El propietario de Macho, Orlando Ríos, estaba muy interesado en impulsar el rock completamente. Por cuestiones de drogas se perdió el liderazgo y se deshizo ese Macho.

En las voces de Macho también estaba Ricardo Díaz que venía de la banda «Américan Brass», de Orlando Carpio. Esta era la banda del Nuevo Liceo Centroamericano en 1969. Ellos imitaban exactamente al grupo Chicago. Su competencia era «Compañía 10», de Sonsonate cuyo cantante era Alan del Castillo (actualmente en Los Ángeles, California).

Cómo era su repertorio…

Tocábamos «Speed King», «Smoke on the Water», «Woman from Tokio», todas de Deep Purple. De Yes tocábamos «The Fish», «Round about», «Long Distance», «Siberian kathru»; y de Emerson Lake & Palmer», tocábamos «Tarkus»…

Usted nos contaba de Los Lovers de Juan Ramón Crespo…

Ellos se hicieron famosos por su canción «Camino de Hormiga«[2]. Cuando yo me fui de Los Supersónicos Juniors vino Juan Ramón Crespo y agarró al guitarrista y al baterista de Los Supersónicos… y grabaron esa canción. Esa es otro himno generacional. Otra canción famosa de la época era «Te vi pasar» de Los Mustangs (1968) y «Tu no llegaste a mí», de Los Intocables. Todas estas canciones hablaban de amor. «Bedilia», de Macho también sonó fuerte… era una canción de Raúl Monterrosa y cantaba Ricardo Díaz.

¿Cuáles han sido tus satisfacciones más grandes como rockero?

En 1981 toqué percusión con el ensamble de Gino Vagnelli en Montreal Canadá. Eso fue antes de que se hiciera famoso. La satisfacción actual es que Amaretto desde que debutó, no ha parado de trabajar 52 semanas al año. Les hemos abierto conciertos a grandes músicos como America, Air Supply, The Outfield, Village People, Son by Four… Las voces de rock clásico que vinieron… el cantante de Tierra Rara, El cantante de Carlos Santanta, el cantante de Toto, el cantante de Deep Purple… todos estos hicieron un grupo y vinieron aquí a El Salvador hace unos años… Yo tuve el honor de tocar congas con todos ellos. Pero les cobré… (se ríe).

 

¿El rock te ha dado alguna desilusión?

No el rock en sí, sino los que han querido ser rockeros y no han podido serlo de corazón porque han tenido que tocar cumbia, salsa y merengue para poder sobrevivir.

Yo conozco a tremendos rockeros tocando cumbia para poder comer. Esa es la desilusión. La música rock no es autóctona de países tan cálidos. El calor nos vuelve tropicales… Cuchuperos. Yo les digo así.

Eso no es música. Es un ritmo con unas notas musicales que lo único que hacen es avivar los deseos de «chupar» (tomar) y los deseos sexuales desordenados. No tienen nada espiritual.

En tu vida ¿Cuál ha sido la parte más difícil de ser un rockero?

Es encontrar el mercado idóneo… El mercado correcto para poder trabajar y tener un trabajo fijo decente aquí en El Salvador. Nosotros tenemos trabajo como rockeros 52 semanas al año con AMARETTO. Esa fue una idea mía. Hice el mercadeo del adulto y del joven contemporáneo. Eso abarca música desde Los Beatles, Rolling Stones, pasando por Alan Parson´s Proyect, David Bowie, Queen,… me di cuenta que aquí faltaba un grupo que tocara música de todo eso. Amaretto toca todo eso.

¿Cómo defines al adulto contemporáneo?

Es el joven de los 60. El adulto contemporáneo siempre le ha gustado el orden y la mejor educación para sus hijos… porque ellos recibieron eso. Les gusta la buena música bien armonizada. La música neo clásica vertida al rock. Al adulto contemporáneo le gusta trabajar duro y divertirse duro. Tiene el poder adquisitivo para ir a un restaurante de tan alta calidad, como lo es el Acajutla (lugar adonde toca Amaretto de planta) en Ciudad Merliot y tenemos lleno total viernes y sábado en la noche. No cabe la gente.

Tercera Parte: «Los 70´s… El Rock no Muere»

 

El «rock n´ roll», de los años 60 podría haber pasado como una moda más… Un «boom», juvenil sin precedentes en un pequeño país de Centroamérica. La realidad de El Salvador aparentaba estar lejos de toda relación con lo que pasaba en las naciones del mundo anglosajón, que vieron nacer a este importante género musical.

El movimiento hippie se fue tan rápido como vino. Aquí en el país, el movimiento juvenil se vivió de una manera muy propia, muy a lo latino. El movimiento hippie salvadoreño no logró cimentar una filosofía permanente en la juventud, en muchos casos «lo hippie», no pasaba de la ya inmortalizada moda de cabellos largos, camisa de colores encendidos, pantalones de campana, zapatos de plataformas, lentes muy grandes, minifaldas y alguna que otra experimentación con la Marihuana.

Había grupos de rock en casi todo departamento del país, en cada ciudad, en cada barrio. Sin embargo, sólo algunos lograron sobrevivir en el recuerdo. Ya se han mencionado los dos grandes grupos de la primera generación «Los Super twister» y «Los satelites del Twist»; grupos de la segunda generación como «Los Kiriaps» de Tony Delgado, «Los Supersónicos», de Luis López» y «Los Intocables» de Oscar Olano.

La lucha del rock por sobrevivir

El rock no murió en los 70´s pero este si sufrió algunas transformaciones. Otros quizá llamen a este periodo «la crisis del rock salvadoreño». Los espacios cedidos por las compañías disqueras estaban reservados para las formas más «comerciales» de rock. Las bandas que tocaban estilos más pesados de rock eran discriminados por estas compañías que privilegiaban más la moda y lo comercial que el arte en sí.

En ese entonces, el mercado musical norteamericano descubre un nuevo estilo derivado de la mezcla del rock con los ritmos latinos y africanos más movidos. Era una mezcla de lo afro – tropical y el rock. La estrella del momento tenía un nombre: Carlos Santana. Su primera presentación fue en un teatro de San Francisco, California en el año 1968; pero su gloría llegaría en 1969 cuando aparecería en el festival de Woodstock.

También se pone de moda el estilo llamado «Chicano» (mexicano – norteamericano) que privilegia el uso de percusiones y otros instrumentos «no tradicionales», dentro del rock.

Sin embargo el rock seguía siendo rock. Algunas bandas experimentaron con su lado más duro y agresivo: bandas como «Cream» – de Inglaterra en los tardíos 60-; «Deep Purple» (1968) y los padres de lo oscuro «Black Sabath» (1969), que definirían entonces una escuela determinada. Algunos grupos nacionales como «Macho», de Juan Ramón Crespo buscarían ese estilo, lo cual les costaría la marginación por parte de las casas disqueras y radios.

Lo Tropical…

Algunos le llamarán una contaminación, otros: una etapa de experimentación y de la expansión de las fronteras musicales del rock.

Efectivamente, las modas no sólo venían de el mundo anglosajón. En los años 70´s llegan al país ritmos muy bailables, fáciles de escuchar, fáciles de entender y de letras divertidas que hablaba de amores, despechos, sexo y parecidos. La cumbia y lo tropical dominarían la moda, los espacios radiofónicos estarían colmados de estos géneros. El rock se fusiona con lo tropical para sobrevivir.

En 1971 muere Tito Carias, primer y gran impulsador del rock en el país. Termina así la «época de oro del rock salvadoreño». Atrás queda una historia y otros luchan por escribirla. La tercera generación de rockeros, la de los 70´s, gravarían dignamente algunos nombres importantísimos en ella.

«La Fiebre Amarilla», (creada en 1971) es quizá el nombre que más resuena. En ese entonces su manager era Willie Maldonado – actual conductor televisivo -. Uno de los fundadores de La Fiebre, Tony Delgado, era un ex «Kiriap».

Citando a «La historia del rock», escrita por el periodista musical Orus Villacorta (publicada en la revista Planeta Alternativo – EDH) : «La fiebre vio las cosas de una manera más comercial. En aquel entonces, el movimiento musical en nuestro país estaba compuesto por dos corrientes comerciales: Las orquestas que tocaban música tropical y los grupos de la nueva ola (rock)… Dado que todos se cotizaban muy bien, si alguien organizaba un evento, el dinero no alcanzaba para contratar a un grupo tropical, como a uno de rock. «Fiebre Amarilla» fue uno de los primeros que fusionó ambos estilos musicales y todo el mundo quería tenerlos en sus fiestas«.

Cuarta Parte: «80´s es esto ¿Rock?

Recuerdan aquellos peinados inflados con gelatina y brillantina. Esos leotardos a rayas, medias rotas, pantalones de cuero, jeans desgastados, aretes grandes y botines estrictamente Reebok o FILA… Muchos preferirían olvidar esa terrible moda.

Podemos estar hablando de Madonna así como de Cyndi Lauper o de los artistas de ese ritmo tan fácil de escuchar llamado «Pop». Por el lado del rock están de moda las caras de malo, el que se viste mas raro… Si un rockero dice «no recuerdo», el inolvidable maquillaje de KISS, la actitud de Twister Sister, la oscuridad de Maiden, no vivió los ochenta…

Nacen los grandes

Empezamos por Irlanda adonde surge un tal Bono con su banda U2. En la vecina Inglaterra el punk rock se corona no sólo como moda, sino también, como una filosofía emergente muy sólida: Los Sex Pistols dejaron una huella imborrable y le siguen bandas como The Cure, The Clash y The Cult… La década ve nacer a los grandes del heavy metal: Def Lepard, Iron Maiden, Judas Priest, Motorhead: cada banda se convirtió en un «creator» de su propia escuela.

Siempre en Inglaterra pero más a lo Ska se encuentra, The Police y UB40. El rock sintético da fuertes patadas con Duran Durán, Depeche Mode, New Order, y los Pet Shop Boys.

Cambiemos de continente. En Estados Unidos se escucha a bandas como Cheap Trick y R.E.M. Aparecen los grandes del rock alternativo underground: Sonic Youth, el progresivo Steve Vai. Nuclear Assault y Ántrax por el speed metal. De ultratumba llegan Los Misfits, auténticas deidades del punk. También están los señores de Suicidal Tendencies y Corrosion of Conformity por el Trash y Hard core. No puede faltar tampoco Pantera – los malos del hard rock -, y los rap rock Beasty Boys.

Olvidábamos a RUSH, al sonriente Bon Jovi, a los enfermos sexuales de Motley Crue, a los chicos malos de Metallica y Megadeth. También están Joe Satriani y a Van Halen. No podemos olvidar a los ultratenebrosos Exodus, Sadus, Testament y los death y black metal Caníbal Corpse y Obituary. ¿Olvidamos a alguien?

 

Fue una década fértil. Sin embargo queda un duda en el aire… A la palabra rock se le han ido añadiendo viñetas o estilos. Muchos dudan de que Elvis Presley tenga algo que ver con oscuras bandas ochenteras como Morbid Angel o Guns n´Roses.

La pregunta importante es: ¿Sigue siendo esto Rock? Y si no… ¿Qué es? ¿Qué pasaba en guanalaxia?

Balas, «roquetazos», helicópteros, bengalas en la noche, censura en los medios y el terrible «toque de queda». Pocos trasnochadores vivieron para contarlo…El rock tuvo que soportar la década encerrado, amarrado, apaleado, atrapado en el tiempo y en el espacio.

Sin embargo los rockeros no cayeron en combate. Aguantaron la cumbia y la hicieron frente a la demencia de la historia. Firmes, aunque con una u otra cosa medio rara… – Aquí también fuimos fieles a Michael Jackson, Madonna, y Menudo. Desde Luis Miguel hasta Lucerito -.

El toque de queda obligaba a los grupos a tocar por las tardes… Eran pocos los lugares adonde armar un recital. Los rockeros ochenteros son gente de admirar. Mantuvieron vivo al rock en las condiciones más adversas.

Algunas de las bandas de este tiempo eran «Bronco» de Chente Sibrián y «Karn», primera incursión en el rock del «extraterrestre» Rafael Alfaro quien luego fundaría OVNI. Aparece «Crisis», de Fernando Alvergue. También despunta gente como Roberto Salamanca que en ese tiempo estaba en el grupo «Sex».

En 1980 aparece el maestro de la batería Gerardo Sibrián – hermano del gran «Chente» -. Gerardo empezó su trayectoria en el banda «Aurora» en el que cantaba Luis López, «Chamba» Elías en la guitarra y el monstruo «Chele» Oscar Alejandro en el bajo. Gerardo se une a Bronco en el año 1983.

Nuevas caras y sonidos…

El entusiasmo de ser un impulsador del rock de Willie Maldonado – sucesor de Tito Carías -, había quedado en los 70´s. En los años 80 aparece «tímido», en el medio radiofónico Daniel Rucks quien cedía algún espacio a los rockeros en la Radio Femenina y luego en «Domingo Para Todos».

Muy poco se escucha rock en español en los principios de los ochenta. Casi todos los grupos de rock salvadoreños habían adoptado al ingles.

A mediados de los 80 sucede una cosa. Sacude a la juventud el imperioso «boom» del Rock en Español. El rock deja de ser patrimonio de Estados Unidos y de Inglaterra.

Entre los grupos más emulados están en primer lugar Soda Stereo y Miguel Mateos de Argentina. España también nos invade con sus Hombres G y su canción «Voy a pasármela bien», también están Radio Futura y Barón Rojo. En México va saliendo del «hoyo» gente como el rey jaguar Saul Hernández, quien después de pasar por varias agrupaciones, funda a «Los Caifanes». No podemos tampoco dejar de lado a «el Tri», de Alex Lora.

1987, casi al final de esta década, nace en el país una de las pioneras emisoras que le apuesta fuerte al rock en español. Es la Super Estéreo, más conocida como «La Doble S». Esta realizaba conciertos en la 8ª etapa de Metrocentro a los cuales acudía la gente masivamente. Al final de la década también empieza a sonar las bandas «Vive», «Crisol» y «Sobre Tierra».

 

Es también en 1987 cuando aparecen los padres de la tendencia más oscura del rock salvadoreño. Son los primeros pasos del Rockers Club y su onda heavy, black y death metal. Surgen las bandas «Thrash», «Tabu» y por último «Renegado».

Incomprendidos, la mara «obscurity», se queda en las sombras. Son tildados de satánicos por una conservadora sociedad salvadoreña. Sin embargo esta música necrofílica, no es extraña en una juventud que ha crecido entre tanta muerte.

Casi a final de los 80. La guerra se vuelve cruenta. La juventud no soporta más. En 1989 la gente del rock organiza «El concierto por la paz». Es un grito de reclamo de parte de una generación cansada y perdida entre tanto odio expelido por los bandos enfrentados….

Quinta Parte: «Historias del Rock, El Rock en los 90´s»

La década de los 90 trajo cambios en todo el mundo. La guerra fría acaba y en El Salvador las balas dejan de sonar. La juventud encuentra nuevos espacios y más libertad para explotar la vida nocturna. El ambiente es fecundo para un «boom», o resurgimiento de bandas de garaje. Los espacios adonde tocar también se multiplican.

En Estados Unidos un fuerte movimiento revitaliza al rock. El llamado Rock Alternativo va de la mano con la generación X – la última camada de jóvenes del milenio -. El movimiento nace y se desarrolla en Seattle, en el gris estado de Washington. Estas bandas tiene un perfil diferente y antagónico con la imagen de las grandes bandas de rock como Guns n´ Roses y Metallica.

Los «alternos», parecen gente común alejada de la imagen de los Rock Star. La apariencia descuidada se convierte en moda. Las camisas a cuadros de leñador y los zapatos All Star y Vans se vuelven requisito. El pelo largo y pintado empieza a verse en las calles de San Salvador.

Grupos como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Blind Melon y Candlebox se volvieron en los portadores del sentimiento de los generación X. A este tipo de sonido se le bautiza como Grunge. El rock explora y experimenta nuevos sonidos.

En El Salvador algunos grupos de rock empiezan a apostarle a la creación de música original. Algunos grupos como Adrenalina y REDD logran salir del anonimato y logran hacerse de seguidores.

Sin embargo, en el momento muchos grupos se dedicaban a tocar covers. Se escuchaban nombres como HASH, OBLIVION y ROTTEN APPLES. Los grupos tocaban música en ingles. Sus nombres también reflejan la gran influencia norteamericana en el rock.

Los lugares adonde habían «toques», eran más abundantes. De los más recordados está «El Zanzíbar», que estaba en frente del Colegio Cristóbal Colón. El «Tunal Khan», que se encontraba por Kismet Escalón. «El Jarro» que estaba en la zona Rosa. El «Chantilly», antes en el paseo general Escalón. «El Señor Tortuga» y el «Hard Core Café» en la zona del Camino Real. Todos estos bares fueron cerrando. El único lugar que parece sobrevivir a los vaivenes comerciales es La Luna Casa y Arte, quizá una de las últimas mezquitas del rock salvadoreño.

«El cuento del Sapo Legendario»

Roberto Torres, alias «el sapo», alias «el greñas»; es uno de los símbolos de la generación rockera de los 90´s. Sin proponérselo, el actual vocalista de Clandestino 10 – 4 lleva más de 10 años en el mundo «underground», del rock. Los rockeros de esta generación recuerdan con nostalgia los tiempos en que «El Sapo», cantaba en La Iguana. Esta banda dejó una huella imborrable en el folklore rockero salvadoreño.

Torrez recuerda que en sus «tiempos mozos», las bandas rockeras que triunfaban a finales de los 80 eran Alux Nahual, Bronco y Alma de Fuego. Fue en el año 90 en que El Sapo dio sus primeros «pininos» en el mundo del rock.

El FARO: ¿Como fue que te iniciaste en el rock?

Roberto Torres: Mi primer contacto con el rock fue bien chistoso… Yo no tocaba rock es más… yo tocaba en un grupo cristiano evangélico. Tocaba la batería en la iglesia y también cantaba cuando tenía unos 12 años. Después que me salí de la iglesia y empecé a tocar música andina… la zampoña, la kena, percusiones…

Una vez estábamos tocando con un grupo en el Colegio Santa Cecilia y un chavo de una banda que se llamaba MASS, me llegó a decir «Mirá chavo, querés cantar rock»… Yo le dije que no sabía mucho de rock, le dije que lo único que había escuchado era grupos como Black Sabbath y Deep Purple… solo clasicones.

Fue así como empecé con MASS. Eso fue en el 92. Después me salí de MASS.

¿Por qué?

No estábamos haciendo nada original… había buena onda con los chavos tocábamos bien y a la mara le gustaba. Éramos el grupo «de planta», del Bar Zanzíbar. Ahí me empecé a corromper (Se ríe).

Luego de eso me salí porque yo ya conocía a Hulk y a Leo (integrantes de La Iguana) desde antes… Por ahí por el 94 ellos estaban en P.I.G. Ellos me vieron cantar en MASS y les gustó el rollo. Fue entonces que hicimos Oblivion.

Oblivion era un grupo de covers… ¿Qué música tocaban?

Si, tocábamos de Alice in Chains, Soundgarden, un par de Rush, Temple of the Dog, Faith No More… Rock clásico como Black Sabbath y Iron Maiden.

Después de un par de meses de estar en Oblivion… en la alineación original estaba «El Pandy», en la segunda guitarra y Paul García que era el baterista. Salió Paul y nos quedamos sin batero. Después se unió Juan Carlos Chavarría en la batería.

Después de unos 6 meses de estar con Oblivion, decidimos tocar pura música original. Como ya no estaba ni Paul ni Pandy decidimos cambiarnos el nombre a «La Iguana». Este fue un cambio bien difícil porque con Oblivion se llenaba por que la gente llegaba por los covers. Cuando salimos de repente con música original nos bajó la afluencia de gente, pero luego volvió a subir.

El gran mérito de La Iguana es que fue una de las primeras bandas, de las muchas que habían en el momento, que decidieron dejar de tocar covers en inglés y empezar a tocar música propia, música original en español… ¿Fue difícil?

Tuvimos que aventurarnos. En los primeros toques no era la misma cantidad de gente que llegaba a los de Oblivion. Poco a poco la gente lo aceptó. Así empezaron muchas bandas también a hacer música original y a tocar en los festivales.

Las letras de las canciones de La Iguana hablan de temas políticos. Un ejemplo es «Yes Patrón». Esa canción hace un cambio curioso a la oración del padre nuestro…

Sí, dice:

«Patrón nuestro que estás en el norte,/capitalizado sea tu nombre…/depórtanos de tu reino./Sea hecha tu voluntad en El Salvador/Como en Latinoamérica./El pan nuestro de cada día impórtanoslo/y explótanos así como nosotros a nuestros trabajadores/No nos dejes caer en revolución/Más líbranos de Marx,/Por que tuyo es el reino, el poder… por los siglos de los siglos OK».

Es una burla a la dependencia que tenemos con esos «cabrones».

¿Porqué proyectar este tipo de mensajes a la juventud? ¿En qué puede contribuir el rock diciendo estas cosas?

A sacar a la luz la realidad. La verdad es que es un compromiso que las bandas deben de aprovechar. El rollo del rock en su esencia es una expresión rebelde… No una rebeldía sin causa. El rock puede ir destruyendo tabúes… El impulso se transforma en música y la música puede ir rompiendo esquemas.

Las bandas deben aprovechar el espacio que les da la mara para difundir mensajes. La tarima te la presta la mara. Vos estas ahí porque la mara quiere que estás ahí. Si ellos no te aceptan no podes estar ahí. De lo que se trata es hacer una expresión pura. No importa de qué se trate.

¿La Iguana experimentó alguna dificultad por los contenidos de las letras de sus canciones?

Para empezar… la mayoría de las radios nos cerraron la puerta. No se quisieron comprometer… no les pareció. La única radio que nos había echado la mano era la radio Astral (94.9 FM) se»aculeró», y nos dijo que no.

¿Escribías las letras de La Iguana… también lo haces en Clandestino?

En La Iguana escribía todas las letras. En Clandestino mitad y mitad… Lo que me gusta de Clandestino es que no sólo es mi manera de pensar… sino que todos contribuyen con las letras.

Hay mucha coherencia entre los mensajes de La Iguana con los de Clandestino… Ustedes mismos han dicho «somos el clan de los oprimidos». ¿Pueden ser considerados ustedes un rock de protesta?

Yo me atrevería da decir que las bandas de repente empezaron a…. no a imitar, sino que a tomar el riesgo de empezar a hablar de esas cosas. Necesitaban a alguien que rompiera el hielo. Que dijera «vale verga… hablemos de eso». Las bandas empezaron a decir mensajes arriesgados.

Siento que hay una continuidad entre las letras de la Iguana y ahora Clandestino. Pienso que la critica social en Clandestino es más fuerte y más comprometida con la verdad. Con La Iguana terminamos porque no estaban de acuerdo con los mensajes políticos. Con Clandestino todos tenemos la misma ideología.

¿Puedes hablarnos de qué tratan temas de Clandestino como «Rifa»?

«Rifa» es una rola que me gusta mucha. No la hice yo… la hizo Alex Molina. Es una canción que pelea por la integración de las maras. El fenómeno de las maras es una sub cultura que se formó.

Un caso de esta integración se dio para el terremoto. En Santa Elena las dos maras «MS» y «18» siempre tenían pleitos. Pero para el terremoto ellos decidieron unirse para hacer un cordón de seguridad y evitar los saqueos. Esa canción se la hemos dedicado a las maras de Santa Elena.

Nosotros de hecho estamos planeando un rollo que se llama «Gira Sangre Unida»… queremos dar conciertos gratis para que sea un espacio en el cual las dos maras se comprometan a estar juntas y puedan convivir.

Nosotros no les pedimos que se salgan de las maras… Esa es una subcultura que es una sociedad para ellos muchas veces por buscar una familia. Nosotros les decimos que toda esa energía que tienen y toda esa cultura y fe que tienen en su mara, que la apliquen más positivamente. Que no peleen… que mejor cuiden a su comunidad… tenemos la idea de formar concursos de rap y la mejor canción poder incluir en un disco…

¿Cuanto tiempo tienes planeado seguir en el rock?

Hasta que me alcancen las energías. Lo que esta vida loca me va a dejar vivir. (ríe) No se que tanto me va a dejar vivir mi estilo de vida… espero poder seguir cantando… Pero si de repente no puede seguir en el escenario siempre voy a buscar una manera con el rock.

Sexta Entrega: «Adrenos» Hasta la Muerte.

La banda Adrenalina nace en el año 1992 en los pasillos de la Escuela Alemana. La música se convierte en su pasión y el grupo empieza a ensayar de manera regular «con el permiso de los profe»… Adrenalina se convertiría luego en el grupo de rock más importante de la década de los noventa.

Entre sus primeros integrantes estaban Aarón Starkman, en el bajo, y Carlos Walter, en la guitarra. Carlos nos cuenta que sus influencias eran The Doors, Jimmy Hendrix, Eric Clapton, The Police, U2 y Tesla.

La guerra acababa de terminar y muy pocos grupos sonaban. Carlos recuerda a bandas como The People, salidos de la escuela americana. En una ocasión, después de escucharlos, Walter decide que no sería un espectador más, sería uno de los que están arriba, en la tarima…

Otro grupo que se escuchaba bastante era Fuga. Ellos tocaban en un conocido bar llamado «El Malibú». Todavía andan por ahí grupos como Ovni, Bronco y Sobre Tierra, que venían de los 80. Pronto reventaría Prueba de Sonido, con su canción «Hacer nuestro el Universo», una balada pegajosa que nunca será olvidada. «Todo el mundo quería sonar como Soda Stereo», recuerda Walter, quien entonces tenía 16 años.

Los dos muchachos reclutan a Moisés Anaya para que se haga cargo de la guitarra. El grupo comienza a tocar en el bar «La Luna, Casa y Arte».

En los primeros conciertos Adrenalina tocaba sólo covers. Al principio, el grupo no encontraba un cantante fijo. Desfilaron las gargantas de Carlos Chinchilla, quien tocaba en la banda Boneyard (luego Jardín de Huesos), Keith Sánchez –actualmente en Nuevo México, Estados Unidos y cantante del grupo Stoic Frame-, con quien grabaron los primeros demos en inglés. Luego se uniría a la banda Leonel López (Bronco) -quien se quedaría por más tiempo-. Después aparece Carlos Galicia y en la última etapa de Adrenalina se les uniría David Méndez.

Algo similar pasó en la percusión. Primero estaba Hugo Fajardo, luego viene Enrique Torres y al final Gerardo Sibrian. Poco a poco, Adrenalina se va solidificando, eran capaces de lograr sonidos fuertes, un rock rápido y desgarrador. Como el nombre de la banda sugiere, su rock ponía a todos a saltar.

Los conciertos que realizaban siempre eran espectaculares. Cuando vino por primera vez al país el grupo argentino A.N.I.M.A.L. en 1997; Adrenalina abrió el show, subió a la tarima a dos «mamacitas», en pequeñísimos trajes de baño. Los miles de rockeros presentes simplemente enloquecieron y destruyeron el gimnasio nacional adonde luego quedaron vedados cualquier tipo de «rock concert», para siempre.

Discografía

Adrenalina graba su primer disco titulado «Mi ciudad». Gracias a la pujanza de éste y otros grupos se logra romper «el corralito», de «la éra de los covers». Empezaron a educar a la nueva generación de rockeros para que apoyara lo hecho en casa.

Adrenalina experimentaba con el rock. «Nuestra onda era tener una canción de un estilo distinto a la otra». El grupo logra destacar varios «hits» en la radio. Entre los más exitosos se encuentra «H.I.V.», canción que hablaba del sufrimiento de un joven que se contagia de SIDA.

En el año 1996, Adrenalina graba su segundo disco. «Ni un pelo de inocente», la producción se hizo en Guatemala, adonde ya sonaban algunas de sus rolas. En el disco se encuentra la canción «La Maldita», una combinación del tradicional sonido de la cumbia mezclado con un fuerte rock. Otras canciones que sonaron fueron «Patas arriba» y «Pater Noster»… Esta es una etapa ambiciosa. El grupo sale a dar grandes conciertos.

Luego Adrenalina, como todas las demás bandas, se vuelve un grupo de Bar. La mayoría de sus presentaciones se realizaban los fines de semana en La Zona Rosa. La vida nocturna regresaba con fuerza a El Salvador. «Tocábamos en el Hard Rock Café, en el Tunal Khan y en Poco Loco´s», recuerda Walter.

En 1998 graban el disco «Kaleidoscopio» junto a los hermanos Sibrian (Chente y Gerardo). De este disco sale la canción «Ángel de luz», que también conquistaría las radios.

Luego sale la producción «Adrenalina S.A. de C.V». En este disco se encuentra una versión salsa de «La maldita», ejecutada por La Raza Band, también se encuentra la canción «Centroamérica», que salió en un disco tributo a Alux Nahual… Este último no alcanzó el impacto que habían tenido los anteriores.

Para esta etapa, Adrenalina era ya una leyenda. Era un grupo ambicioso, habían logrado grabar 3 videos musicales y eran conocidos en varios países centroamericanos. El video de «La Maldita», fue transmitido por la cadena MTV, en el programa Raisonica.

Adrenalina grabará su último disco titulado «Vámonos Juntos» en 1999. El álbum pasa totalmente desapercibido. Cabe mencionar que en este periodo Adrenalina se queda sin cantante. La banda se separaría poco tiempo después.

«Tratábamos de experimentar con otras cosas, en el país el hecho que te pegue una canción y que la gente te acepte es difícil, es una cultura bien alienada. No hay cultura del rock , no hay managers, no hay productores, no hay mercado», se queja Walter.

Otros rockeros coinciden con la opinión del adreno, El Salvador es una tierra salvaje para el rock. La mayoría de los grupos se defienden solos, manejan todo y hasta se autoproducen. Carlos se queja que la mayoría de grupos nacionales no posee manager: «Ellos son los encargados de la logística, de llevar las relaciones públicas, de conseguir patrocinio. Todo eso lleva tiempo y energía, los músicos están más preocupados por componer su música y eso absorbe el 100% de tu tiempo».

El fin de una era

Adrenalina fue «la punta de la lanza», la vanguardia de un nuevo «boom» de bandas que surgen alrededor del año 1994. Junto a ellos estaban R.E.D.D., más orientado al Pop Rock. A ellos los siguieron una infinidad de bandas que tocaban en los muchos bares que abrieron -gustosos-, sus puertas a la cultura «cervecera–rockera».

Adrenalina se caracterizaba por hacer un rock «muy a lo guanaco», y se perfilaba como un grupo con un buen futuro por delante. De estar en otro país, en un mercado más grande, seguramente la historia los hubiera consagrado.

Adrenalina tocó la última vez en octubre del año 2001. El bajista fundador, Aarón Starkman, se fue a Estudiar a España. La banda se desintegra. Carlos se acuerda de aquellos días con una mirada triste: «Unos se fueron metiendo más en su trabajo, nos concentrábamos en otras cosas, otros se fueron del país a estudiar… Se fue apagando la llama».

La juventud es el terreno fértil del rock. Sin embargo uno no es joven para siempre. Poco a poco la sociedad va configurando rutinas y el estilo de vida cambia. «Cuando tenía 20 pensaba que iba a vivir del musicón, ahora que estoy llegando a los 30 veo las cosas de otra manera. En el país no existen los canales para poder evolucionar con tu música», confiesa.

Walter todavía se reúne con Moises Anaya para trabajar algunas de sus inquietudes musicales. «La música nos sirve para expresarnos, para desahogarnos, para sacar las tensiones, para olvidarnos de todo lo demás».

Carlos Walter nunca termina de apartase del mundo del rock. Es sábado en la noche, el lugar se llama «Puerto Escondido», es un exclusivo restaurante ubicado en el boulevard de los próceres. Carlos toca su guitarra junto con algunos ex «Adrenos», en la voz está la diva Pamela Robin, los acompañan otros músicos profesionales «de calibre», cada uno con su propia historia, sus propios grupos, su propia escuela.

El grupo se llama Calle Vieja, se dedica únicamente a «los covers», deleitan a su generación: «los jóvenes contemporáneos», con música de las ya pasadas y gloriosas décadas de los años noventa y ochenta.

Pulso Musical

Adrenalina: Un proyecto que sigue vivo pero ya no con ese nombre.

Rock Nacional: Comenzando a crecer de nuevo.

Tu generación: ya pasó.

Rock de los 90: Nunca se compara con la de los 70.

Grunge: Un movimiento de tantos. Algunas bandas influenciaron a Adrenalina: Alice in Chains, Soundgarden, Stone Temple Pilots…

Rage against the machine: Combinan funk, blues, grunge.

Lo más pesado de los 90 en El Salvador: La Iguana.

Nirvana: Son composiciones sencillas pero fuertes.

Septima Parte: «Los 2mil una nueva y valiente generacion de Rockeros»

 

Alrededor del año 1997, una nueva camada de fieles «guanarrockers» empieza a alinearse para la batalla. Hay nuevas bandas, sonidos extremos, nuevos estilos; y por siempre la inmortal vibra del buen rock.

La escuela

Esta generación vio nacer y caer el movimiento «Grunge» llamado por algunos «Rock Alternativo». En la etapa «post–grunge», muchas bandas experimentaron tonalidades distintas que resultaron ser difíciles de encasillar bajo un estilo. Esa rica fusión, a la que nadie sabía o se atrevía a bautizar, fue catalogada al final como «alternativa» con algún otro añadido (alternative-metal, etc.). Es por eso que a muchas bandas se les denominaba así, aunque en realidad fueran otra cosa.

Los rockeros del «2mil» vieron emerger a gente como Rage Against The Machine; un grupo norteamericano de protesta que empezó a marcarse como gran influencia en los sonidos de las bandas locales como La Pepa. Luego vendría la fiebre desatada por el grupo KORN.

También se escuchaba mucho la banda española Heroes del Silencio, que se caracterizaba por la poesía en sus letras. Este grupo empezó a dominar el área del rock en español. Una banda nacional llamada Eclipse era una fiel y perfecta fotocopia de los rockeros ibéricos y ofrecía cualquiera de sus canciones en su repertorio.

En ese tiempo, se escuchaban todavía algunas melodías de bandas como Nirvana, cuya historia terminó con el trágico suicidio de su guitarrista y vocalista Kurt Cobain. La música de este grupo contaba con miles de seguidores guanacos. Uno de ellos, David Gallardo, quien es hoy la guitarra líder de el grupo Ayustush, confiesa: «por Nirvana hice un grupo». De seguro, su caso no fue el único.

Ahogados por el Pop

Actualmente, el rock no pasa por muy buenos momentos a nivel comercial. En la cadena musical MTV, y en otros canales de música, predomina una variedad de artistas Pop. Las «boybands» (bandas de chicos) como N´SYNC, Backstreet Boys y otros han retomado con éxito la fórmula ochentera de los New Kids on The Block. La receta de su éxito: una onza de la música «easy listening», tres cuartos de sonidos pegajosos y letras que no requieren de mayor esfuerzo mental para asimilarlas; agregándole a esto una fuerte cantidad de caras bonitas y bastante piel, al desnudo.

Ejemplo de ello es el mercado musical que se encarga de lucir a ¿bellas? y voluptuosas estrellas adolescentes de la talla de Britney Spears, Cristina Aguilera y Jessica Simpson, que intentan seguir desesperadamente los pasos de Madonna -la chica material-, que consiguió abofetear la moral de los críticos musicales un par de décadas atrás.

A principios del nuevo siglo, el «power», el «numetal» y otro tipo de fusiones empiezan a ganar campo. Se escuchan bandas como Limp Bizkit, Linkin Park, System of a Down, Slipknot, Creed, God Smack, Tool y otras agrupaciones de calibre. El rock es ya una institución mundial. Es un género que no parece debilitarse con el tiempo, acumula nuevas «ondas sonoras» en su acervo musical, se hace cada vez más complejo, se reinventa y satisface todo tipo de gustos con sus decenas de ramificaciones.

Rock vrs. Tecno

Pero el rock nacional apenas ha salido de la batalla contra la cumbia cuando la guerra ha estallado en otro frente. Los gustos de la gente joven están confrontados y perfilan distintas personalidades y estilos de vida. Los noctámbulos salvadoreños suelen tener varias formas como disfrutar la agitada vida de los fines de semana. Entre las opciones más comunes se encuentran los bares que hoy prefieren a las «rocolas» que a los grupos.

Lo común es encontrarse clubs y discotecas que ofrecen lo último de la «new age» electrónica. El tecno ha calado duro en los gustos de la juventud salvadoreña. Eso se manifiesta con profusión en la programación de la mayoría de las emisoras.

Para ser un rockero…

Los rockeros viven «debajo de agua», dan guerra por ganarse un público selecto y fiel. Sufren por el limitado número de lugares adonde expresarse. Siguen cargando el eterno problema de la falta de apoyo de parte de los patrocinadores.

Mantener un grupo es una empresa difícil. El equipo se deteriora, hay que reparar piezas, comprar cuerdas, arreglar amplificadores, estar actualizado en cuanto a recursos y dispositivos… Sin dinero ningún grupo avanza. Muy pocos tienen los medios para plasmar su creatividad en un disco. Una buena producción discográfica cuesta alrededor de 10 mil colones, si se toma en cuenta el tiempo de estudio y los materiales necesarios para grabar. A pesar de todo, algunos logran conquistar ese sueño.

¿Recetas? Lo más importante, en cualquier grupo, es el espíritu de comunión y la moral. Esto ayuda a sobrevivir los momentos de crisis y permite gozar el triunfo de una manera comunitaria. Otro elemento importante es la disciplina y la convicción. Para tocar en un grupo no sólo hay que amar la música, hay que dedicar horas de tiempo para ensayar hasta que todo salga perfecto. Hay que ser creativo y estar dispuesto a cargar con el «qué dirán» de padres, familia y sociedad.

Hay que irse dando golpes. A veces el público no aplaude, a veces el público enloquece. Nadie lo sabe mejor que los que están o han estado arriba del escenario.

La tendencia actual sigue siendo la cultura del bar. Sin embargo, hay gente que se está preocupando por «armar» recitales masivos como el festival anual «Guanarock».

El movimiento parece estar en su apogeo. Hay conciertos casi todas las semanas. Para comprobarlo uno sólo tiene que inspeccionar las carteleras de los medios de comunicación en las que se anuncian los toques de la guana-raza.

Algunos medios radiofónicos, sabedores de la mayor aceptación de las masas hacia lo nacional, han cedido algunos espacios, limitados pero importantes, al rock trucho. Algunas radios tienen programas dedicados a transmitir pura música rock nativa. Dos de ellos, merecedores de aplauso por su esfuerzo y por la fe a lo nacional, son «Subterránica», de La Femenina (102.5 FM) y «Rock del Barrio» de La Astral (94.9 FM).

La actualidad

Mark Bell, bajista del grupo R.C.P -uno de los más importantes de la nueva ola 2mil-, comenta: «yo lo que veo es que hay una competencia entre tres tipos de música bien definidos: los punk–ska, que está bien fuerte; el power y death metal, de la mara del rockers club; y la gente que hace power».

En efecto, el punk está pegando fuerte hoy en día. Muchos jóvenes incorporan las cadenas, los aretes, las muñequeras con púas y los excéntricos cabellos erizados en sus atuendos. Los conciertos de este tipo de grupos se llenan a más no poder.

El punk, aquella vieja música de los setenta, empezó a resurgir internacionalmente en los años noventa con bandas como Green Day, NOFX y Pennywise. Actualmente, Blink 182 es una de las bandas más jóvenes del estilo. El Ska también va ganando terreno.

Una de las primera bandas salvadoreña de punk fue Shock (90´s), quienes todavía se presentan en algunos antros. Otra banda buenísima era La Sexta Virgada, aunque la banda se deshizo, todavía se puede obtener su música a través de www.audiogalaxy.com. Actualmente hay bandas que se dedican sólo a este estilo. Entre ellas se encuentran: Adhesivo Punk, Los Rosty, y Al Skamote (Punk – Ska).

El Rockers Club también se perfila como una organización muy bien cohesionada. Después del terremoto tuvieron que desalojar el local de FENASTRAS, su vieja cueva, pero siguen dando conciertos en los que usualmente se presentan grupos internacionales del escenario del «heavy» y «death» metal. Entre estos grupos se encuentran Soom Drag y Angelus.

La tercera arista se la lleva el estilo Power. En realidad es un hard rock o rock pesado -influenciado mucho por el rap core en el caso de Ayutush-. El sonido es agresivo y enérgico. Muchas bandas power se fueron formando a finales de los 90, y las que trascendieron disfrutan hoy de cierta popularidad en los «2mil». Entre las bandas más fuertes están La Pepa y Clandestino 10-4.

Una de las bandas que más aceptación tuvo en los albores del nuevo milenio fue Aborígenes. Lamentablemente, se quedaron en el camino. Su cantante, El Conejo, engrosó las filas de los migrantes salvadoreños en los Estados Unidos. Entre los integrantes de los aborígenes se encontraba el mítico Jaime «Hulk» Varela en la guitarra, quien venía del grupo La Iguana.

En ese momento, la banda se configuraba como «lo más decente», del estilo power metal. Por suerte, se conserva algún material discográfico de ellos y actualmente se juntan en ocasiones especiales.

La despedida

Los años «2mil» verán profesionalizarse a otra camada de grupos. Ellos tendrán que enfrentarse con valentía a todas las barreras y dificultades que ha venido arrastrando el rock nacional como una añeja maldición. No todos lo lograrán, pero aquellos que lo hagan quedarán marcados en lo más profundo del alma por un sentimiento y una pasión que los unirá para siempre a esta religión llamada rock.

Tenemos carne fresca. Están Las tres ramas del árbol (Jazz), Pashpak, Tótem, Minium y otros que intentarán sumarse a los selectos gustos de la «Guana-raza».

A estos guerreros urbanos les tocará escribir nuevas historias del rock. La locura no se detendrá mientras existan jóvenes alegres, inconformes, rebeldes, creativos, soñadores, agresivos, espontáneos y «pelados» como lo son los guanarockers.

Esperamos que todo su talento y entrega sea reconocido algún día cercano y que pongan en alto el nombre del rock salvadoreño. Mucha suerte a todos. Que Dios les bendiga y ¡Larga vida al rock!

Fuentes: Luis López, Tony Delgado, Alirio Guerra, Pamela Robin, Carlos Walter, David Gallardo, David Méndez, Jaime Varela, Mark Bell, Rafael Rosa, Gerado Rosa, El «Sapo» Torres, Cesar Magaña, Chente y Gerardo Sibrian, Rafael Alfaro, Joel Barraza, Caito Carrillo, Jaime Varela, Cesar Magaña, Orus Villacorta, Marcial Amaya, Javier Gómez, Alejandro Funes y a todos aquellos que contribuyeron de alguna u otra forma. Gracias a todos los que hicieron posible este espacio.

 

 


[1]

[2] Dime si has visto una hoja llorar/ Y si has volcado tu espíritu al mar/Se que no responderás/Se que nunca hallaras…/Pienso que lejos y cerca de mi/Puedo tenerte con solo pensar/De que no me aguardaras/Que no me olvidaras…/Al fin pronto he de unirme/A ti, mi amor no morirá/ Lara la lara la lara lala/Lara la lara la lara lala/ Lara lara la la/Lara la la la/Un gran silencio que oigo aquí/Pero aun guardo tu aliento/No se si al amanecer/Volveré a respirar/Mi amor pronto he de unirme/A ti, mi amor no morira/Lara la lara la lara lala

Lara la lara la lara lala/Lara lara la la/Lara la la la/Lara lara lara la la/Lara lara lara la

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