Introducción
La lucha de los sectores populares y progresistas salvadoreños se ha enfrentado históricamente no solo a los enemigos internos, sino también a las fuerzas imperialistas, que han determinado por varios siglos los destinos de nuestra patria. Hemos sido intervenidos por aztecas, españoles, mexicanos, ingleses y norteamericanos.
En cada uno de estos distintos periodos históricos, los sectores populares y progresistas salvadoreños han construido los instrumentos organizativos y las líneas estratégicas y tácticas, que les han permitido defender y avanzar sus intereses.
Es vital comprender que la lucha entre oprimidos y opresores, entre las resistencias populares y el imperialismo, tiene carácter internacional y que una de sus máximas expresiones es la lucha emprendida por los sectores populares y progresistas, en especial los sectores trabajadores, dentro de los mismos Estados Unidos por conquistar la democracia, la paz y el socialismo.
El conocimiento de estas experiencias es vital para la construcción de una estrategia internacional de lucha popular que rompa con el sistema capitalista existente. Cumplir en parte esta tarea es el propósito de este breve estudio. El conocimiento de cada uno de estos periodos nos permitirá establecer la imbricación existente entre ellos.
Para los propósitos de este estudio, que abarca desde la génesis del imperialismo norteamericano y llega hasta nuestros días, identificamos doce grandes periodos. Estos periodos son los siguientes: el periodo del nacimiento de la republica imperial que va de 1893 a 1913; que es el que se presenta en esta primera parte.
Y queda pendiente trabajar el periodo de la Primera Guerra Mundial que va del 1913 al 1929; el periodo de la Gran Depresión que va del 1929 a 1933; el periodo de la Segunda Guerra Mundial que va de 1933 a 1945; el periodo que de la Reconstrucción capitalista que va de 1945 a 1954; el periodo de la Guerra Fría que va de 1954 a 1963; el periodo de la Guerra de Vietnam que va de 1963 a 1974; el periodo de la Crisis del Petróleo que va de 1974 a 1981.
El periodo de la Contraofensiva neoliberal que va de 1981 a 1989; el periodo de la Guerra del Golfo que va de 1989 a 1992; el periodo de la Guerra en Yugoslavia que va de 1992 a 2001; y el periodo del Ataque a las Torres Gemelas que va de 2001 a 2012. Cada periodo se aborda desde dos grandes niveles: las políticas del imperio y las respuestas de la resistencia progresista y popular. El primer nivel se divide en global y hacia El Salvador. Y el segundo nivel el movimiento popular salvadoreño y movimiento popular norteamericano.
1. El surgimiento de un nuevo imperio a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX
1.1 Las políticas globales del imperio
Al gobierno del demócrata Grover Cleveland (1893-1897), en su segundo mandato, le corresponde iniciar los primeros pininos en la ruta hacia una potencia colonial. Y lo hace proclamando la validez universal de la Doctrina Monroe, frente al litigio que sostenía el gobierno de Venezuela con Inglaterra, vinculado a disputas territoriales.
Cleveland se para firme frente a una Corona británica en decadencia. Y es que los ingleses sabían que se iban a enfrentar con una armada recientemente modernizada y decidieron sabiamente evadir el combate. Y Cleveland muestra también su dureza ante una huelga de los trabajadores ferrocarrileros de Chicago, enviando al ejército a reprimirlos. El imperio naciente empezaba a gatear.
Posteriormente, la administración republicana de William McKinley (1897-1901) y el surgimiento de una nueva republica imperial coincidieron en el tiempo con los gobiernos salvadoreños de Rafael Gutiérrez (1894- 1898) y de Tomas Regalado (1898-1903). A William McKinley le correspondió poner los cimientos del imperio global norteamericano. A Gutiérrez y Regalado les correspondió administrar la hacienda cafetalera para el beneficio de la recién creada oligarquía.
McKinley desató en 1898 la guerra hispano-norteamericana como mecanismo que le permitió humillar a una debilitada España y apoderarse de Cuba y Puerto Rico en el Caribe y de Filipinas y Guam en el Pacifico. Asimismo maniobra para garantizar la separación de la provincia de Panamá de Colombia y tomar control de la Zona del Canal. Asimismo se apodera de las islas de Hawaii.
En síntesis, McKinley construyó un poderoso arco defensivo para proteger sus dos costas y abrió una estratégica ruta comercial, para sus pujantes empresas transnacionales. Fue el constructor inicial del nuevo imperio que asomaba sus buques de guerra para mostrar su creciente poderío. Pero que además mostraba un fuerte poderío económico así como una novedosa maquinaria ideológica.
Y le siguió en esta empresa imperial el presidente Teodore Roosevelt (1902-1909), que como alumno aventajado de McKinley, acuñó la famosa frase de una política exterior basada en la estrategia del gran garrote, como instrumento para atemorizar y golpear a los países que se opusieran a los planes colonialistas y expansionistas de la potencia emergente.
Roosevelt coincidió en el tiempo con los gobiernos oligárquicos salvadoreños de Tomas Regalado (1898-1903) Pedro José Escalón (1903-1907) y Fernando Figueroa (1907-1911).
Roosevelt impone a Cuba en 1901 la humillante Enmienda Platt, que incluso es incorporada como parte de su constitución, y que incluye el control en 1903 sobre la Bahía de Guantánamo. También invade Republica Dominicana en 1904, ocupa Cuba en 1906, y consolida el control sobre la Zona del Canal de Panamá.
Asimismo Roosevelt envía a la Gran Flota Blanca para circunnavegar el mundo con la bandera de las barras y las estrellas, y de esta manera mostrar su poderío. Asume el desafío de reinterpretar y aplicar con fuerza la misma Doctrina Monroe de 1823, agregándole un Corolario con su apellido, que justifica la intervención de Estados Unidos en América Latina, para restablecer el orden y proteger las vidas y propiedades de ciudadanos norteamericanos. La Marina de Guerra se convierte en la fuerza emblemática del imperio naciente.
Todo esto realizado a la luz del poderío industrial alcanzado y la necesidad de ampliar los mercados para colocar los productos de sus corporaciones y monopolios, dado que el mercado interno se encontraba ya saturado. Los Estados Unidos se convierten en una nación con una política exterior agresiva e intervencionista. Por sus orígenes puede decirse que de tal palo, tal astilla.
Y consolidan su hegemonía en América Latina, y en especial en el Caribe y Centroamérica, que ya desde entonces son considerados como áreas vitales para la “seguridad nacional.” Y la joya de la corona es lógicamente el canal interoceánico en Panamá, una vía vital para las comunicaciones navales y el comercio de las corporaciones norteamericanas.
Estados Unidos logra evitar de esta manera que Alemania se le adelantara. Los germanos habían tratado de construir una base militar en la isla venezolana Margarita, incluso realizan con la ayuda de Italia y de Gran Bretaña un bloqueo militar en 1902 contra los puertos de este país sudamericano. El presidente Cipriano Castro solicita entonces la mediación norteamericana. Y el problema se resuelve.
Alemania trató también de lograr que otros gobiernos les permitieran establecer bases navales, como intentaron hacerlo en el Golfo de Fonseca, así como estaciones carboníferas para abastecer a sus buques y submarinos. Alemania, lo mismo que Estados Unidos y Gran Bretaña, andaba en búsqueda desesperada de mercados donde colocar sus productos y plataformas para invertir.
El Corolario Roosevelt marca el inicio de la diplomacia de las cañoneras y el fin de la hegemonía británica en el continente, aunque en el caso salvadoreño es un proceso que tiene dos grandes momentos simbólicos: 1913, con el asesinato del presidente Manuel Enrique Araujo y 1931, con el derrocamiento del presidente Arturo Araujo. El nuevo siglo parecía tener un sistema internacional configurado por tres grandes potencias mundiales en disputa: EE.UU, Alemania y Japón.
Luego de McKinley y Roosevelt, le correspondió al presidente William Taft (1909-1913) proseguir el esfuerzo expansionista norteamericano. Taft trató de imprimirle un sesgo más diplomático que militar, pero las necesidades de imponerse como potencia mundial terminaron por hacerlo regresar a la senda imperial ya probada de las intervenciones y ocupaciones militares. La política exterior de Taft recibió el sugerente título de “la diplomacia del dólar.”
En teoría Taft planteaba que había que “sustituir balas por dólares” y que mediante tratados comerciales e inversiones de capital en ramas estratégicas de las economías latinoamericanas, se podría beneficiar tanto a las compañías norteamericanas como a las poblaciones de estos países, que se subirían así al esperado tren del progreso y del bienestar.
En la realidad durante su gestión, los Estados Unidos continuaron ejercitando sus tropas en la expansión y conquista imperial. Prueba de esto son los casos de Republica Dominicana, Haití y Nicaragua. En Republica Dominicana bajo el pretexto imperial de de alejar el peligro de desordenes y revoluciones que pudieran justificar la intervención de las potencias europeas, se impusieron tratados humillantes, así como ocupaciones militares en 1904, en 1907, y en 1912. Haití fue ocupado militarmente en 1915 y se quedaron hasta 1934.
En el caso de Nicaragua, la oposición de EE.UU. a la gestión patriótica del presidente José Santos Zelaya, quien se opuso a la instalación de una base militar en el Golfo de Fonseca, y además financiaba su deuda nacional con bancos europeos, motivó a que desembarcaran marines para apoyar la conspiración de inversionistas norteamericanos, que habían designado a Adolfo Díaz, como “presidente.” Como era de esperarse, al final tras la intervención, la deuda fue trasladada a bancos de Nueva York.
En 1911 el secretario de estado Philander Knox, debido a un atraso en los pagos de deuda, nombró a un oficial del ejército invasor para que asumiera el control de las aduanas de los puertos y realizara directamente el cobro de los derechos aduaneros de Nicaragua. Y lo mismo trató de hacer con Costa Rica, Honduras y Guatemala. En 1913 impusieron el tratado Bryan-Chamorro, mediante el cual el gobierno de Nicaragua concedió el derecho a una base militar en el golfo de Fonseca.
Con estas ideas de la diplomacia del dólar de Taft se inaugura una tendencia que siempre resurge y corre paralela a la diplomacia de las cañoneras de Roosevelt. Son dos visiones que al final termina complementándose, pero que es preciso conocer y manejar, porque reflejan tenues diferencias entre los sectores de poder de la metrópoli imperial. Son conocidas como la estrategia del garrote y la estrategia de la zanahoria.
El periodo presidencial de William Taft (1909-1913) coincidió con los presidentes salvadoreños Fernando Figueroa (1907-1911) y Manuel Enrique Araujo (1911-1913).
Cuadro 1. Presidentes norteamericanos y salvadoreños 1893-1913
Presidentes Norteamericanos Presidentes salvadoreños
Grover Cleveland 1893-1897
William McKinley 1897-1901 Rafael Gutiérrez 1894-1898
Teodore Roosevelt 1902-1909 Tomas Regalado 1898-1903
Rafael Escalón 1903-1907
William Taft 1909-1913 Fernando Figueroa 1907-1911
Manuel E. Araujo 1911-1913
1.2 La política del imperio inglés y norteamericano hacia El Salvador
1.2.1El imperialismo inglés
A finales del siglo XIX, las clases dominantes salvadoreñas, en su génesis liberal agroexportadora, y en el marco de una economía basada en el café, tuvieron como uno de sus componentes iniciales, la participación del capital inglés.
Fue hasta principios del siglo XX que el imperialismo inglés es desplazado por el imperialismo norteamericano, y en el marco de una acre disputa en la que también participaban otros imperios ávidos de nuevos mercados, entre estos el alemán, el francés, el holandés, el italiano e incluso el belga.
Guidos Vejar considera que “en las dos últimas décadas del siglo pasado quedo configurado el “bloque de poder” que ha llegado a imponerse mediante la importación de las diversas actividades cafeteras…como clase fundamental, dirigente del sistema hegemónico, se encuentra formada por: 1. Los grandes productores del café; 2. Los inmigrantes que controlaban las firmas comerciales importadoras-exportadoras: 3. Los capitalistas financieros. Y en esta última categoría Guidos vejas incluye a “la burguesía financiera inglesa a través de sus representantes bancarios, empresarios mineros y representantes ferrocarrileros.” (Guidos Vejar 1986)
El imperialismo inglés fortaleció su posición luego de la salida de España de la región, con la independencia política lograda en 1821. Ni lentos ni perezosos contactaron a los nuevos líderes republicanos e iniciaron una era de intercambios comerciales y prestamos, por medio de empréstitos estatales y como inversión directa.
Torres Rivas evalúa que “el vacío dejado, por España fue rápidamente ocupado por la diplomacia inglesa interesada en controlar el comercio y la riqueza de las excolonias españolas; en Centroamérica empiezan a manifestarse desde entonces factores estratégicos de naturaleza geopolítica.” (Torres Rivas 1977)
La primera exportación de capital inglés se registra en 1888, bajo el gobierno liberal de Francisco Menéndez (1885-1890), y está destinada a la minería. (Menjívar 1980) Los Estados Unidos llegaron hasta veinte años después, en 1908 y en el ramo de los ferrocarriles. Estamos hablando de la empresa inglesa “Divisadero Gold and Silver Mining Co. Ltd.” Estuvo en producción hasta 1920, cuando fue vendida a una empresa norteamericana.
El siguiente año, 1889, comienzan los empréstitos ingleses para la construcción del ferrocarril. Esto le permitió a la Corona Británica el “control del comercio exterior salvadoreño mediante casas comerciales inglesas, a las que luego se sumarían las alemanas y francesas.” (Menjívar 1980)
En 1893, bajo el gobierno liberal de Carlos Ezeta (1890-1894) inicia la exportación de capital bancario con lo que se cierra el triangulo inversor británico: minas, ferrocarriles y bancos. En 1899 se forma la empresa “Salvador Railway Co., para administrar las líneas ferrocarrileras. Con una inversión de 485, 000 dólares, se autoriza en 1893 el establecimiento de una sucursal del “Banco de Nicaragua.” (Menjívar 1980) Por su parte, Castellanos plantea que “en 1880, con capital inglés, se fundó el primer banco llamado Internacional.” (Castellanos 2002)
En 1899, bajo el gobierno de Tomas Regalado, se consolida la presencia inglesa en la minería con la apertura de una nueva explotación en La Unión, esta vez de la “Butters Salvador Mines Ltd.” En 1914, bajo el gobierno de Carlos Meléndez, se crea el Anglo South American Bank, que posteriormente cambiaría su nombre por el de Banco de Londres y Montreal.
Guidos Vejar estima que tanto el presidente Manuel Enrique Araujo como “todos los gobiernos que le precedieron eran pro-ingleses…” pero que ya empezaban a surgir fraccionamientos al interior del bloque oligárquico, “con la introducción de un nuevo grupo…los capitalistas norteamericanos, que…desplazan a los ingleses de su posición influyente en las relaciones económicas y políticas del país.” (Guidos Vejar 1986)
1.2.2El imperialismo norteamericano
Los Estados Unidos vuelven sus ojos hacia El Salvador hasta después que la Federación Centroamericana (1838-1840) se disuelve. El 1 de mayo de 1849, el funcionario diplomático norteamericano George Squier, Encargado de Negocios en Guatemala envió una nota al gobierno salvadoreño, presentando sus plenos poderes y credenciales para negociar un tratado con el país.
Pero fue hasta el 15 de junio de 1863, bajo el gobierno en EE. UU. de Abraham Lincoln (1861-1865)y en El Salvador del Capitán General Gerardo Barrios (1861-1863) que se establecieron relaciones diplomáticas, al presentar James R. Partridge sus cartas credenciales en San Salvador como el primer Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Ese mismo día se estableció una Legación (Misión Diplomática) Americana representada por el Ministro Residente Partridge.
En diciembre de 1907, bajo el gobierno de Teodore Roosevelt, y como mecanismo para contener los frecuentes conflictos armados entre los gobiernos centroamericanos, se realiza la Conferencia de Paz de Washington, en la cual se establece que “solo se reconocerían a los gobiernos que surgieran de elecciones libres.” Y a la vez y como medio para resolver disputas internas se forma la Corte Centroamericana de Justicia.
1908, un año después de la Conferencia de Washington, bajo los gobiernos de Teodore Roosevelt y de Fernando Figueroa, es el año en que los Estados Unidos inician la exportación de capitales hacia nuestro país, en dos vías, en minería (se adquiere la Butters Salvador Mines) y en la construcción de una nueva instalación ferroviaria, que partiendo de Guatemala llegaba a La Unión.
Y además incluía la construcción del muelle de Cutuco. Minas y ferrocarriles, y muy pronto se sumaría el capital bancario, para seguir el libreto inglés, aunque con el agregado ahora de puertos. Como trasfondo se encuentra la disputa imperial con los ingleses y la decisión de hacer fracasar la línea ferroviaria británica y su respectivo puerto de Acajutla. (Menjívar 1980) Los Estados Unidos mostraban sus músculos a los ingleses.
El 3 de diciembre de 1931 los Estados Unidos, interrumpen las relaciones diplomáticas con El Salvador luego del golpe de estado en contra del presidente Araujo, que lleva al gobierno al general Maximiliano Hernández Martínez, quien semanas después reprimiría sangrientamente un levantamiento armado de sectores indígenas y populares.
Lo anterior tuvo como premisa el respeto al tratado suscrito en 1923 entre EE. UU., y los países centroamericanos, de no reconocer gobiernos surgidos de revoluciones. Fue hasta el 26 de enero de 1934 que se reconoció al gobierno del general Martínez y se envió como Ministro al diplomático Frank. P. Corrigan.
Y fue hasta el 23 de marzo de 1943 que esta Misión Diplomática adquirió el nivel de Embajada, motivada por la necesidad de construir un frente común en contra de la amenaza del Eje Fascista. El primer embajador fue Walter Thurston.
2. Las respuestas de la resistencia progresista y popular
2.1 La respuesta del movimiento progresista salvadoreño
El movimiento popular y progresista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX estaba todavía fuertemente influido por las corrientes ideológicas del liberalismo y se manifestaba como sectores de la intelectualidad y de grupos de gremios artesanales, partidarios de las gestas patrióticas de Gerardo Barrios y de Francisco Menéndez.
Entre estos grupos se realizaban actividades orientadas a lograr la unión centroamericana así como se admiraba profundamente la lucha por la independencia que realizaban los patriotas cubanos y puertorriqueños.
En 1897, los estudiantes universitarios José Gustavo Guerrero y Vicente trigueros publicaron un periódico de denuncia política al que bautizaron justamente El Látigo, ya que se encargaba de criticar mordazmente los actos represivos y corruptos del régimen de turno, encabezado por el oligarca cafetalero Rafael Antonio Gutiérrez. (López Vallecillos 1987)
En 1904, bajo el gobierno de Rafael Escalón, se unifican diversas expresiones de gremios artesanales en la Sociedad Confederada de Obreros de El Salvador, COES. Es un primer germen de central de trabajadores, aunque todavía lastrado por la visión artesanal. (Pineda, 2010)
En septiembre de 1911, en las celebraciones del centenario de la independencia, se realiza en San Salvador el Primer Congreso Obrero Centroamericano. Es una actividad apoyada por el presidente Manuel Enrique Araujo, que gozaba del respaldo de los sectores artesanales. El principal dirigente obrero de esa época era José Mejía.
En la reunión se respiraba u profundo sentimiento antibelicista y se rechazó el uso por parte de los gobiernos centroamericanos de los obreros como carne de cañón. Una de sus resoluciones establece que: “todos los obreros, pertenecientes a la federación, den juramento de no prestar su brazo para el uso de las armas contra ningún Estado de Centro-América.”
El siguiente año, 1912, y con la anuencia gubernamental, observamos el despliegue de un intenso proceso organizativo que involucra a tipógrafos, barberos, y panaderos. En 1913 se organizan los trabajadores ferrocarrileros, una fuerza estratégica por su influencia y combatividad. (Pineda 2011)
“No obedezco ordenes de nadie” escribió en una histórica carta dirigida al presidente norteamericano Taft, en 1912, en la cual el presidente Manuel Enrique Araujo condenó enérgicamente la intervención militar de tropas estadounidenses en Nicaragua. Asimismo Araujo mantuvo una digna actitud de oposición a que el país se endeudara con préstamos internacionales. (Pineda, 2011)
El breve gobierno de Manuel Enrique Araujo (1911-1913) marca un significativo viraje en las políticas del estado salvadoreño, en varias direcciones. Internamente, promueve la organización popular y el despliegue de la agricultura y en política exterior, se opone resueltamente a la contratación de préstamos extranjeros para financiar el funcionamiento del estado y obras de infraestructura y condena categóricamente la intervención de Estados Unidos en Nicaragua. (Guidos Vejar 1986)
En 1913 en la Universidad de El Salvador se presenta por vez primera un trabajo de graduación en la Facultad de Derecho, basado en el método marxista de análisis. Se trata de El estado centroamericano por el entonces Bachiller Sarbelio Navarrete.
2.2 La respuesta del movimiento popular y sindical norteamericano
Muy diferente era la situación del movimiento popular y progresista en Estados Unidos, en especial de su movimiento sindical, el cual adquiere dimensiones nacionales en la primera mitad de de la década del sesenta del siglo XIX, aunque inicialmente sus actividades fueron clandestinas. Señalamos algunas pocas acciones de su inmenso y diversificado esfuerzo de lucha popular.
En 1854 los mineros irlandeses de las minas de carbón de Pensilvania se organizan en una organización secreta llamada los “Molly Maguires”, que inicia una labor de amenazas contra los patronos represivos. Llegan a tener una gran fuerza. En 1875, 9 de sus líderes fueron capturados, juzgados condenados y ahorcados y esto golpeo fuertemente a la organización.
En 1866 surge el National Labor Union, esfuerzo que puede considerarse como una de las primeras central sindical nacional. En 1869 surge la central sindical Knights of Labor, creada en Cleveland y de naturaleza secreta, que en 1886 lleva a cabo fuertes movimientos reivindicativos, en especial la lucha por la jornada laboral de ocho horas, que se expresó en 1600 huelgas en todo el país.
El año de 1886 pasaría a la historia del movimiento sindical mundial como símbolo de la unidad y la combatividad de los trabajadores. Durante una huelga en Chicago, iniciada el 1 de mayo, contra la compañía McCormick de maquinas segadoras, el 3 de mayo la policía interviene violentamente y asesinan a 6 huelguistas.
Frente a esto, los huelguistas convocan a un mitin el día siguiente en la Plaza Haymarket. Los huelguistas reciben la solidaridad de muchos sindicatos, incluyendo a dirigentes del Knighst of Labor. Durante el mitjn un provocador estalla una bomba y mueren 7 policías. Ocho líderes anarquistas del Knight of Labor son arrestados, se les juzga y 4 son ahorcados. Es de estos incidentes que nace las celebraciones del 1 de mayo, en homenaje a estos mártires. (Asimov 1977)
Este año de 1886 también se constituye la Federación Americana del Trabajo, AFL, dirigida por el dirigente sindical de los tabacaleros, Samuel Gompers, quien se encarga de encausarla por senderos de la colaboración de clases. No obstante esto, la AFL jugó un papel destacado en la lucha por la jornada de ocho horas, que se expresó este mismo año en 350, 000 obreros que paralizaron 11,562 centros de trabajo. (Zinn 1980)
En 1871 se realizaron disturbios racistas contra los trabajadores de origen chino en California. En 1890 tiene lugar la masacre de indígenas de Wounded Knee. En junio de 1894 se desarrolló una huelga de los trabajadores ferroviarios de Chicago, que fue duramente reprimida por órdenes del presidente Cleveland.
El 27 de junio de 1905 se realiza en Chicago la fundación de Trabajadores Industriales del Mundo, Industrial Workers of the World, IWW, combativa organización sindical opuesta a la línea reformista de la AFL. Tuvo como núcleo principal a la federación sindical de mineros.
Entre sus dirigentes se encontraban figuras legendarias del sindicalismo como William “Big” Haywood, Daniel de Leon, Eugene Debs, Lucy Parsons, Mary “Mother” Jones, y otros. Los Wobblies como fueron conocidos, practicaban la solidaridad obrera en la lucha sindical y su lema era el de “una ofensa a uno es un ataque a todos.” (Asimov 1977)
BIBLIOGRAFIA
Asimov, Issac. The Golden Door. The United States from 1865 to 1918. Dennis Dobson. London. 1977
Bart, Philip. Highlights of a fighting history. International Publishers. New York. 1979
Casimir, Jean. La cultura oprimida. Editorial Nueva Imagen. México. 1981
Castellanos, Juan Mario. El Salvador 1930-1960. DPI. San Salvador. 2002
Gómez Sánchez, Elisa. La política exterior de Theodore Roosevelt hacia América Latina: el inicio de la política del Gran Garrote docs.google.com
Guidos Vejar, Rafael, El ascenso del militarismo en El Salvador. UCA Editores. San Salvador. 1986
Krasnov, I. M. Recent history of the labor movement in the United States 1918-1939. Progress Publishers. Moscow. 1977
López Vallecillos, Ítalo. El periodismo en El Salvador. UCA Editores. San Salvador. 1987
Menjívar, Rafael. Acumulación originaria y desarrollo del capitalismo en El Salvador. EDUCA. San José. C.R. 1980
Mommsen, Wolfgang. La época de imperialismo. Europa 1885-1918. Siglo XXI. México. 1985
Perkins, Dexter. Historia de la Doctrina Monroe. EDUBA. Buenos Aires. 1964
Pineda, Roberto. El Salvador: imperialismo y resistencia. www.ecumenico.org
Pineda Roberto. Las luchas populares en El Salvador del siglo XX. www.ecumenico.org
Selser, Gregorio. Diplomacia, garrote y dólares en América Latina. Editorial Palestra. Buenos Aires. 1962
Torres Rivas, Edelberto. Interpretación del desarrollo centroamericano. EDUCA. San José, C.R. 1977
White, Alastair. El Salvador. UCA editores. San Salvador. 1973
Zinn, Howard. A people’s history of the United States. Harpers. New York . 1980