El valiente e histórico gesto de Bachelet

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Es hora que la sociedad se sincere y hablemos con la verdad del pasado terrible que fueron los años de las dictaduras y de la guerra

“Basta ya de esperas dolorosas y de silencios injustificados. Lo he dicho estos días y lo repito hoy: es el momento de hermanarnos en la verdad. Y para ello es fundamental que quienes tienen información relevante, sean civiles o militares, la entreguen”, aseveró recientemente la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, al anunciar que su gobierno enviará al parlamento una propuesta de Ley para que se anule la Amnistía que el dictador Augusto Pinochet promulgó en su momento y que ha dejado crímenes de lesa humanidad en la impunidad.

El gesto de Bachelet es no sólo correcto, simbólico e histórico, sino necesario y ejemplar. Las guerras y las dictaduras en Latinoamérica han terminado y la construcción de la democracia no admite otra cosa que la verdad y la justicia.

En El Salvador, después de más de 20 años de terminada la guerra civil, la impunidad prevalece y carcome nuestra democracia. Para evadir su responsabilidad el anterior presidente le tiró al parlamento la encomienda, haciendo creer que él no tenía iniciativa de ley para promover la anulación de la amnistía, pero ello no era cierto. Lo que no tuvo Mauricio Funes fue coraje ni voluntad de hacer lo que la presidenta Bachelet ha hecho recientemente.

¿Qué consecuencia puede haber en la acción de un mandatario, el pasado y el presente, que rinde homenaje a las víctimas de las represiones y de los crímenes de lesa humanidad, pero no manda a anular la amnistía oprobiosa que mantiene a un grupúsculo de victimarios impunes?

Recordamos que en la actualidad el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, de los seis sacerdotes jesuitas, de Roque Dalton y de otros miles, están en la impunidad y sus asesinos bien felices y hasta protegidos con el manto oficial.

Es hora que la sociedad se sincere y hablemos con la verdad del pasado terrible que fueron los años de las dictaduras y de la guerra. La verdad necesita ser enfrentada para que nos curemos del mal de la violencia y la impunidad que prevalece. Creer otra cosa es ir contra la historia.

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