junio de 2012 Número 3
Reportes del CEMOAN
Centro de Estudios de Medio Oriente y África del Norte CEMOAN
Escuela de Relaciones Internacionales -Universidad Nacional
Heredia, COSTA RICA
Sobre el autor: Jorge Alberto Amaya Banegas es Licenciado en Historia (Universidad Nacional Autónoma de Honduras); Doctor en Ciencias Políticas y Sociología (Universidad Complutense de Madrid) y Diplomado de Formación Pedagógica en Educación Superior
(Universidad Pedagógica
Nacional de Honduras Fran-
cisco Morazán). Es Profesor
de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras en la
Licenciatura de Historia y
Docente
‐
investigador en la
Universidad Pedagógica Na-
cional Francisco Morazán de
Tegucigalpa.
CEMOAN
Centro de Estudios de
Medio Oriente y África
del Norte
Entrevista a Jorge Alberto Amaya, autor de “Los árabes y palestinos en Honduras 1900-1950”.
Sergio I. Moya Mena.
En su libro usted hace una reseña de los orígenes de la migración árabe y palestina hasta la primera mitad del siglo XX. Respecto a este tema ¿ha habido importantes transformaciones en la incidencia política y económica de la población de origen árabe-palestina? ¿Cuál sería la relación de la presencia árabe-palestina en Honduras en función del poder político y económico?
Jorge Amaya.
–En relación a esta pregunta, en el libro posiblemente no está totalmente planteado ese tema, dado que la historia se queda hasta la década de 1950. Hay algunas cosas que se relatan sobre la presencia palestina en los años ochentas y noventas. Lo que se trasluce es que, hacia mediados del siglo pasado y alrededor todavía de los años sesenta-setenta, los árabes ya tenían una fuerte presencia en la conformación de la burguesía hondureña, pero a nivel político, realmente no tenían tanta presencia o tanta hegemonía sobre el sistema de partidos. Esto es más bien un proceso, que creo yo, se refleja claramente desde que asume el poder Rafael Leonardo Callejas en 1990, que es cuando se institucionaliza el modelo neoliberal en Honduras.
¿Y por qué se da este proceso? Bueno, es un proceso bien interesante porque entre 1950 y 1990 Honduras había implantado el modelo de sustitución de importaciones, en el que el Estado tuvo una participación importante dentro de la economía. Muchas de las grandes empresas exportadoras pertenecían al Estado, por ejemplo, empacadoras de carne, ingenios azucareros o empresas que exportaban algodón y cemento.
Pero a partir de 1990 cuando en el gobierno del conservador de Rafael Callejas se impulsa la economía de libre mercado, se apoya fuertemente un proceso de privatización de empresas públicas y de cooperativas agrícolas que habían sido fundadas en el país en tiempos de la reforma agraria de los años sesenta-setenta y que fueron fundadas con fondos estatales o con financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo Agrícola.
Entonces, muchos de los empresarios de descendencia palestina de segunda o tercera generación, como la familia Facussé, la familia Nasser y los Atala, conjuntamente con otra familia de ascendencia judía, la familia Rosenthal, empezaron a comprar estas empresas estatales, a partir de la privatización.
Posiblemente los dos empresarios más beneficiados de este proceso fueron Jaime Rosenthal, que compró el ingenio azucarero de San Pedro Sula y la empresa cementera también conocida como “Cemento Bijao” y Miguel Facussé que compró las tierras de la que había sido en su momento la empresa asociativa campesina más grande, no solamente en Honduras sino de todo Centroamérica que era la famosa EACI (Empresa Asociativa Campesina de Isleta) en la zona de La Ceiba y cuyas tierras habían pertenecido a dos empresas: a la Standar Fruit Companny y a la United Fruit Company. En ese proceso don Miguel Facussé compró ahí y algunos aseguran que con precios bastante devaluados, casi 15 mil hectáreas de tierra.
Entonces a partir de este momento, los empresarios de origen árabe, logran ampliar sus operaciones empresariales y van adquiriendo mucho más poder económico. Hay una mayor concentración de dinero en torno a esta familia (Facussé), que va también teniendo protagonismo político. El evento político -tal vez más importante-de esos años es cuando asume por primera vez la presidencia en la historia del país un descendiente de palestinos, que es Carlos Flores Facussé y que asume el poder entre 1998 y el año 2003.
S. M. M. – En América Latina hay otros casos de presidentes de origen árabe, pero en ninguno
de los países donde hay una colonia árabe importante existe esa combinación -inédita posiblemente en la historia latinoamericana-de poder político o poder económico que se da en Honduras .
Jorge Amaya
.
–Exacto. Y en el caso de estos países, en Colombia llegó a ser presidente Julio
César Turbay Ayala, descendiente de libaneses. Está el caso de Carlos Menem en Argentina y Abdalá Bucaram en Ecuador. Además del Primer Ministro Musa de Belice. Si bien todos estos presidentes, en efecto eran hijos o nietos de árabes, estaban integrados dentro de la sociedad y no eran presidentes que llegaban encarnando o representando una clase empresarial. En cambio, en el caso de Honduras, cuando Carlos Flores Facussé, asume la presidencia del país, él sí representa los intereses de ese grupo empresarial que controla la economía del país, dado que es sobrino de Miguel Facussé Barjum que es el empresario más rico del país.
Y el gobierno que sucede al de Carlos Flores Facussé, el del conservador, Ricardo Maduro, que gobernó entre el 2002 y el 2006, todavía representaba más esos intereses de la burguesía palestina pues la mitad de sus ministros, eran precisamente, nietos de palestinos.
S.M.M
–
Ahora, a partir del golpe de Estado se visibiliza con más contundencia ese poder económico y político de los árabes.
Amaya. –
Por supuesto. Básicamente hay 3 o 4 grupos que se ve claramente, son los que controlan la economía del país y los que de alguna manera quieren influir también en el sistema político hondureño: el grupo Facussé, el grupo Canahuati, el grupo Nasser y también el grupo de los Atala. Estas familias abiertamente apoyaron el golpe de Estado y lo financiaron. Hicieron
Lobby en Estados Unidos antes y después del golpe, para justificar ese acto político y creo yo, que lo hicieron básicamente porque sintieron que el proyecto político de la Cuarta Urna o en general el proyecto político de Manuel Zelaya o ese liberalismo social como decía él mismo, podía seguir por rasgos similares a los de Venezuela o a los de Bolivia o Ecuador.
De modo que se podían ver afectados a través de la generación de políticas públicas que intentaran darle nuevamente un rol protagónico al Estado dentro de la planificación económica de país, porque en los últimos años, desde Rafael Callejas hasta Ricardo Maduro, ellos gozaron de todas las extensiones fiscales para consolidar sus empresas,
compraron las empresas del estado, las empresas de los campesinos. La propuesta de Manuel Zelaya, pretendía de alguna manera modificar el pacto social de la constitución de 1982 en Honduras y demandar posiblemente la racionalización de algunos recursos importantes. Por ejemplo, la familia Nasser está controlando la producción de energía térmica y la propuesta de Zelaya era que las represas fueran públicas. Se estaba hablando ya del tema del agua también en Honduras.
Entonces sí, creo que ellos financiaron el golpe o las familias más poderosas financiaron el golpe, lo cual no quiere decir, que todos los descendientes de palestinos son golpistas. Pero sí, por supuesto, los grupos más fuertes, el grupo Facussé, el grupo Atala, el grupo Canahuati y Nasser, ellos son claramente golpistas.
S.M.M. – Ahora ¿Cuál es la relación que éstas familias mantienen con otros grupos de la migra-
ción árabe-palestina en países como Chile, Brasil o Argentina, El Salvador e incluso con sus propios territorios de origen en Medio Oriente? ¿Hay alguna relación fuerte?
Amaya.
–Sí. Hay alguna relación. No te sabría decir si es muy fuerte pero yo estuve por ejemplo en
El Salvador en el año 2009 y allí conocí también a las organizaciones de descendientes palestinos que hay en San Salvador y recuerdo que hablaban de contactos familiares, especialmente con la familia más grande que es la familia Handal. Hay, por supuesto negocios.
Incluso en Costa Rica.
Amaya.
–Sí y existen también relaciones y contactos entre descendientes de palestinos-hondureños
con descendientes de palestinos chilenos. Muchas familias palestinas han enviado a estudiar a sus hijos a la Universidad Católica de Chile por ejemplo. En honduras en cierto momento se fundó un club de futbol palestino que jugó en primera división. Hubo otro equipo también que era de la familia Canahuati que se llamaba “El Atlético Indio” y que lleva el mismo nombre del café “El Indio”.
En los años noventa la Cámara de Comercio e Industria de Cortez estuvo haciendo esfuerzos para unir a diferentes Cámaras de América Latina en una gran Cámara de comerciantes árabes –latinoa-mericanos. Pero, no sé por qué razones se paralizó ese proyecto. En todo caso, sí hay contactos, no solamente familiares sino también culturales y por supuesto económicos. Sin embargo, creo que en general, los árabes en cada uno de los países, se sienten ya integrantes de cada uno de los Estados nacionales, o sea los que son hondureños se sienten hondureños y los que son salvadoreños igual.
Ahora, un hecho político interesante, con respecto a las relaciones internacionales, es que cuando escribí el libro sobre los árabes, entrevisté especialmente a los empresarios más ancianos, como Juan Saula o Salomón Barjum, que eran como los patriarcas de la comunidad árabe en Tegucigalpa, y ellos con respecto al conflicto Medio Oriente, claramente eran pro-palestinos y defendían sus raíces. Incluso aquí a nivel interno, eran ideológicamente de derecha y conservadores, pero en los años más duros del movimiento palestino, en los tiempos de Yasser Arafat, apoyaban abiertamente a la Organización para la Liberación de Palestina, OLP. Sacaban comunicados en los periódicos apoyando la lucha de Arafat en Medio Oriente. En cambio aquí en Honduras recriminaban a todos
los sectores progresistas.
S.M.M
–
Entiendo que hay, especialmente en San Pedro Sula, una reivindicación de la raíz árabe, especialmente en la cuarta y ya quinta generación de migrantes.
Amaya
.
–Sí. Como te contaba, yo creo que sería interesante realizar una investigación interdiscipli-
naria que pudiera combinar interrogantes, desde la historia, desde la antropología, desde la sociología, dado que ha habido un fuerte activismo, podríamos decir pan-árabe, en el sentido que, por ejemplo, hay tres actos que nos pueden ilustrar mejor esta situación. Crearon un colegio trilingüe que se llama San Juan Bautista y que tiene enseñanza en español, en inglés y en árabe, con profesores y profesoras traídas de Palestina. También reorganizaron a finales de los años noventa la iglesia ortodoxa, que hoy en día ya está muy bien conformada, muy bien organizada, y también, un acto importantísimo fue la fundación del Centro Social Árabe de San Pedro Sula, que es el centro social más ostentoso y más rico del país.
Entonces esos tres elementos nos indican que la comunidad palestina, ahora de tercera o cuarta generación, se siente hondureña, pero también, se sienten unidos a esas raíces árabes. Lo cual, creo yo, es digno de elogiar, porque un pueblo aunque haya emigrado debe siempre recordar sus raíces. Eso es justamente lo que hacen los centroamericanos, por ejemplo, en Estados Unidos. Los hondureños están demandando ahora productos nostálgicos, rosquillas, agua ardiente. Son productos de exportación ahora, lo cual indica que se están acordando de su patria chica.
El mismo derecho tienen también los palestinos de reivindicar su doble identidad. La identidad árabe y la identidad hondureña. Lo que pasa es que eso es un problema, creo yo, que no han estudiado muy bien los antropólogos o los sociólogos. A veces se piensa que existen identidades homogéneas, pero existen pueblos que pueden compartir varias identidades. Aquí en Centroamérica los tenemos, están no solamente los palestinos, sino también los mismos garífunas, que reivindican su identidad afro y también expresan pues, su identidad como catrachos, su identidad como hondureños y no dejan de ser por ello garífunas. Este puede ser un ejemplo del caso de los palestinos.
S.M.M
–Finalmente, como se explica la decisión del gobierno de Honduras de reconocer la
independencia de Palestina, a partir de la afirmación de ciertos sectores de la resistencia de
que hubo una participación y colaboración de Israel y sus servicios de inteligencia con los
golpistas. Es decir, no era una decisión que muchos esperaban de un gobierno conservador.
Amaya.
-Sí. Eso es un acto que nos ha dejado boquiabiertos a todos. Es una acto en primer lugar,
que yo deseo aplaudir, porque soy partidario de que Palestina debe ser reconocida como un Estado-Nación. Soy partidario de que Palestina tenga su territorio. Para mí, ese es uno de los derechos más justificados de toda la historia, desde la antigüedad hasta el presente. Si existe un pueblo que justifique su existencia como Estado y con un territorio, ese es el pueblo Palestino.
Ahora, la cuestión que nos dejó boquiabiertos, es en efecto, lo que tú comentabas al principio de la pregunta. Y es que, el actual régimen de Porfirio Lobo es un régimen sucédaneo del golpe. Es un régimen que de alguna manera es una continuidad de la gente que dio el golpe de Estado y entonces durante los meses de la represión, los meses más difíciles, desde junio hasta la llegada de Mel Zelaya a la embajada de Brasil en setiembre del 2009, el Israel apoyó al régimen de facto, no solamente reconociéndole como estado sino que también –y eso está demostrado ya- le apoyó técnica y armamentísticamente.
Entonces cualquiera hubiera pensado que el gobierno del mundo, le iba a ser más fiel a Israel que era el gobierno de Pepe Lobo y sin embargo, hace un par de semanas nos sale con la noticia de que va a reconocer a Palestina como un Estado. Y no solamente eso, sino que va a votar en las Naciones Unidas y además quiere seguir siendo amigo de Israel. Eso creo yo que es importante para la política internacional de Honduras, en el sentido que muestra claramente que Honduras desea o anhela ser un Estado con autodeterminación, que es lo había estado haciendo el régimen de Mel Zelaya.
No sabemos qué intenciones hay, ojala que el gobierno finalmente no vaya a desistir de esa posición y que reconozca los dos Estados. Yo creo que en casi todo el mundo académico de América Latina, la mayoría compartimos que Israel y Palestina, los dos tienen derecho de existir y de ser Estado. O sea, es siempre para uno o para otro lado sino simplemente irse para la justicia, y la justicia te indica que tanto Israel que ha sido un pueblo sufrido así como Palestina, tienen derecho a vivir y a vivir en paz y a interrelacionarse. Eso fue una bomba aquí y esperamos que no vaya a desistir en la votación de las Naciones Unidas.