Cuando en 2007 el economista Francisco Mayorga publicó su libro Megacapitales en Nicaragua, no logró predecir que un nuevo actor, voraz y políticamente agresivo, vendría hacer competencia al selecto grupo de megacapitales, la familia Ortega-Murillo y sus allegados, en una combinación peligrosa de megacpitales y dictadura.
La competencia de este grupo, desde posiciones de poder, vendría a reacomodar las relaciones políticas y económicas, de tal manera que la actual crisis política que vive Nicaragua, está ligada a las contradicciones de los grupos megacapitalistas, pues al parecer los grupos de mayor poder han empezado a invadir las áreas tradicionalmente reservadas para ellos.
En la actual crisis de Nicaragua, no solo debe sorprender la rebelión de los estudiantes, sino como el COSEP –que aglutina los principales actores de megacapitales—ha tomado una actitud beligerante en la lucha política contra el gobierno de Ortega, a tal grado de exigir la democratización del país. No es ninguna novedad saber, que con el tiempo, especialmente cuando los grupos en el poder se vuelven voraces, salen a relucir los grandes intereses de los grupos económicos, como sucedió entre Somoza y los grupos económicos de la época.
Mayorga incluso minimizó el poder económico de los nuevos actores, cuando dijo que “tras la desaparición del Interbank –un banco ligado al empresarios sandinistas–perdió presencia en el sistema financiero y solo tenía unas doce empresas dispersas, pero quedan completamente por fuera de ser considerados megacapitales”.
Megacpitales y dictadura
Pero entre 2007 y 2014, el gobierno de Daniel Ortega registró un total de 3 mil 432 millones de dólares en cooperación estatal venezolana, cooperación que ha sido desviados a través de canales privados sin ninguna clase de control o escrutinio público, de tal forma que la familia Ortega-Murillo y sus allegados, han superado con creces el límite de los megacapitales descrito por Mayorga, actualmente representante del gobierno nicaragüense ante el BID.
Uno de las empresas intermediarias de este flujo de capitales, ha sido Caja Rural Nacional (CARUNA), nacida en 1993 con un patrimonio de apenas 23 mil 560 córdobas –menos de mil dólares en la época actual–. Durante los últimos años se estima que esa cooperativa llegó a administrar, de acuerdo con cifras del Banco Central de Nicaragua, casi 600 millones de dólares en el período 2007–2009.
Así que el mapa de los megacapitales, se ha dividido y reacomodado, con un actor políticamente agresivo y económicamente voraz que no tiene respeto por la ley ni por las reglas de una economía de mercado.
Grupo Ortega-Murillo y allegados
La familia Ortega Murillo comenzó desde 2007 con un amplio menú de nuevos negocios, gracias a la cooperación estatal venezolana. Sus inversiones se centran en el área del petróleo, combustible, energía, televisión, radioemisoras, sector agropecuario y turismo. Sus críticos los señalan como un grupo que aprovecha las ventajas políticas de estar en el poder para expandir sus negocios, incluso por encima de los ya establecidos.
El flujo millonario de la cooperación venezolana es controlado por Alba de Nicaragua SA (Albanisa), dirigida por los Ortega Murillo, y genera de 400 a 500 millones de dólares anuales, según investigaciones independientes. Albanisa tiene el monopolio en Ia importación de petróleo que vende mediante una firma que creó para distribuidor sus derivados.
PDV Caribe, subsidiaria de Petróleos de Venezuela SA, es dueña del 51% de Albanisa, y Petróleos de Nicaragua (Petronic) posee el 49%, según registros oficiales. Con las ganancias de ventas de combustibles y derivados a precios de mercado, la familia Ortega-Murillo ha incursionado en numerosas actividades empresariales privadas.
Un ejemplo de esta voracidad de este nuevo grupo de megacapitales fue la compra de Canal 2 en 2009 por un monto de diez millones de dólares, además de controlar los canales 4, 9 y 13, y el Canal 6. La familia Ortega mantiene bajo su dominio la Nueva Radio Ya, Radio Nicaragua y Radio Sandino, además del portal 19digital, voz oficial del Ejecutivo, sólo para ilustrar la expansión de este grupo.
El Grupo Pellas
El Grupo Pellas es el grupo más grande de Nicaragua y el grupo nicaragüense más importante en Centroamérica.
El Grupo Pellas es un grupo con sed monopólicas, pues en donde ver oportunidades de comprar a medianas o pequeñas empresas para alcanzar sus objetivos estratégicos, no escatima esfuerzo en lograrlo, en especial en un país, donde las leyes antimonopolio son débiles y las instituciones sobornales.
Al igual que con las pequeñas empresas de cable en todo el país –que posteriormente vendió–, el Grupo Pellas fue adquiriendo las licoreras menores para garantizarse una posición de monopolio a nivel nacional.
El líder visible del Grupo es Carlos Pellas, quien como explicamos antes, ha sido un actor que se ha movido en Washington para cabildear a favor del gobierno de Ortega y no se apruebe el Nica-Act.
Este grupo cuentan con el ingenio San Antonio, Frutales del San Juan, Casa Pellas, Compañía Licorera de Nicaragua, Cem Comunicaciones, el Hospital Metropolitano Vivian Pellas y el famoso hotel Guacalito, entre múltiples negocios, como lo atestigua el sitio web del Grupo Pellas.
El Grupo Uno
Es el segundo a escala a nivel regional, aunque es probablemente el cuarto a nivel nacional, presidido por el doctor Ernesto Fernández Holmann, quien desarrolló una red financiera que iba desde Miami hasta el Perú con operaciones importantes. Desarrolló la tarjeta Aval, banca de inversión y aseguradora. El Banco Uno fue recientemente vendido al Citigroup en una mega transacción y las operaciones de sus tarjetas han desaparecido del mercado nacional. Este grupo contaba con acciones en Industrial Comercial San Martín, el Ingenio Montelimar, Holcim y Tipitapa Power, pero desde entonces ha modificados sus operaciones desde que …(poner los negocios sucios en Centroamérica).
Hace varios años, las as autoridades de Guatemala realizaron juicio a varios funcionarios acusados de corrupción, ligados al Citi Bank y del desaparecido Banco UNO. Esos bancos son especialistas en la emisión y manejo de las tarjetas de créditos sin descuidar otras actividades y servicios financieros. El Citi Bank dejó de operar en Nicaragua hace varios años
Los nombres circulados por las autoridades eran los nicaragüenses Ernesto Fernández Hollman, René Morales Carazo, Sergio Raskosky y Adolfo Argüello Lacayo. Hay poca información sobre las actividades actuales de este grupo.
El Grupo Promérica
El Grupo Promérica están identificados con uno de los bancos más grandes del país, como es BAPRO: Es el grupo financiero con más activos en Nicaragua, y “se logra ranquear después de la operación de los Cenis, porque este grupo se tragó trescientos millones de dólares en esos títulos valores”, dice Mayorga.
Los Cenis son Certificados de Inversión emitidos por el Banco Central de Nicaragua para influir en la liquidez de la economía, pero fueron usado para compensar las grandes pérdidas millonarias por la quiebra bancaria que sufrió el país en…
Banpro cuenta con un almacén de depósitos, operaciones de bancas de inversión y Banpro Visa, procesadora de tarjetas de crédito. Este grupo está presidido por su preside, Ramiro Ortiz Gurdián, grupo que inició sus operaciones mediante el Saint Georges Bank con la isla caribeña de Monserrat. Tenían por entonces participación en Aceitera Real, Payles Shoes, Hotel El Convento, PriceMart, Zona Franca Saratoga y Rappaccioli McGregor.
El Grupo LAFISE
El Grupo LAFISE-Bancentro: Es uno de los grupos financieros más visibles en Nicaragua. El Grupo LAFISE en Nicaragua era un grupo económico mediano, pero dieron un salto importante también con la operación de los Cenis. Bancentro, el banco del grupo, tiene también una empresa de seguros, un almacén de depósitos, operaciones de banca de inversión y una arrendadora, entre múltiples negocios ligados al sector agropecuario.
Igual que otros bancos, LAFISE aprovechó las ventajas de comprar muchas propiedades estales, entre ellas el centro Financiero conocido antes como BANIC, con Bonos de Indemnización –denominados BPI, títulos valores que fueron emitidos por compensar a los confiscados en la época de la revolución sandinista y que fueron considerado al inicio de los años 90 como “bonos basuras”, pues de vendían entre 0.2 y 0.4 centavos.
Pero la ventaja que ofrecía estos bonos era que estipulaba que se podían comprar con su valor nominal activos de las empresas estatales, de tal manera que los bonos basuras fueron usados como bonos a la par para comprar millones de dólares en activos, no solo de empresas, sino también de los bancos estatales que fueron destruidos premeditadamente por grupos económicos interesados en enriquecerse en el corto plazo y fortalecer sus incipientes instituciones bancarias, como BANCENTRO y BANPRO.
El grupo CALSA
El Grupo Calsa (representante de una de las tantas familia Lacayo): Tienen participación en Plywood de Nicaragua, Enimosa, Autonica, Excel Automotriz de Nicaragua, Hertz de Nicaragua, Inmobiliaria, Unión Fenosa, La Cava del Vino, Importadora y Distribuidora Ocal, Tiendas Zonas Libre, Agencia Aduanera y Hospital Metropolitano.
Esta ha sido una revisión mínima de los megacapitales de Nicaragua, pero de seguro el país ha sufrido una reconfiguración en los grupos de poder. Debido a que la información fiscal es nula y que las declaraciones de impuestos son secretas, no se pueden dar mayores detalles del comportamiento de los diferentes grupos, pero salta a la vista, que en Nicaragua ni los empresarios ni el gobierno respetan la dinámica de una economía de mercado ni mucho menos la legislación económica vigente.
La nueva configuración se caracteriza por una mezcla de megacpitales y dictadura, de tal forma que la crisis actual de Nicaragua, es un reflejo de como la corrupción entre un gran sector de los grandes empresarios y el gobierno dictatorial de Daniel Ortega.