Iglesia Popular y Comunidades de Base

Reciban un saludo fraterno de la patria de Farabundo Mart de la patria de Monseor Oscar Arnulfo Romero, de nuestros hombres y mujeres que entregaron sus vidas en busca de un futuro mejor para El Pueblo Salvadoreo. A cada uno de ustedes hombres y mujeres de buena voluntad, que enarbolan el proyecto de Justicia Social y de dignidad para todos los pueblos del mundo, pues se hace necesario traducir la promesa del evangelio de vida en abundancia para todos, en una realidad de justicia, especialmente para quienes ms sufren los embates de la pobreza y la marginacin social.

Y un proyecto as de seguro cuenta con la bendicin de Dios. Un proyecto que no espera la esperanza, sino que la construye con manos, cuerpo y espritu y especialmente con Conciencia Social que es donde encontramos el espritu de Dios, en su misericordia hacia nosotros, hoy y aqu. Y en este II Congreso Bolivariano de los pueblos del mundo, que buscamos la liberacin, actuando con principios para favorecer a las grandes mayoras de nuestros pueblos.

Queremos testificar y demostrar compromiso cristiano y revolucionario por conviccin de fe en accin. Encendiendo la llama y traduciendo la promesa del evangelio de vida en abundancia para todos y todas. Queremos compartirles que visitamos la patria de Simn Bolvar y con profundo respeto y admiracin, vemos en nuestro libertador que sigue luchando contra los depredadores de la humanidad y sigue defendindonos de los que son capaces de matar el cuerpo y el espritu.

Pero vemos a esos hombres y mujeres luchadores sociales que defienden a nuestro pueblo hoy. La dignidad de la Amrica latina, la soberana que suean y realizan los PUEBLOS BOLIVARIANOS, en favor de las grandes mayoras, de nuestros pueblos. Las Comunidades de Fe y Vida COFEVI de El Salvador, nos recuerdan con sus espritus beligerantes en el evangelio, que el presente es de lucha, y el futuro es nuestro.

Al hablar de Iglesia popular, no nos estamos refiriendo a una nueva iglesia, a un invento o antojo de sectores cristianos. Ms bien se podra decir que corresponde a un rescate del movimiento original del cristianismo de Jesucristo y sus apstoles. Registrados en El libro de los Hechos en los evangelios y en las epstolas, nos ensean sobre una iglesia popular.

La Iglesia Popular recoge las tradiciones religiosas de nuestros pueblos latinoamericanos. Es as como ante el dolor de nuestros excluidos, la amorosa Virgen Mara se hace presente con su ternura de madre consolando a sus hijos e hijas, dando consuelo maternal.

Yo me quiero referir a la iglesia popular, por que es la iglesia del pueblo o sea la iglesia de los pobres en donde los necesitados son el sujeto histrico del movimiento popular, as el pueblo de los pobres ve en Dios, el autor de su liberacin y que nos permite convertirnos en hacedores y creadores de nuestra historia, con los pobres la iglesia de cristo libera, rompe toda cadena de opresin.

Con los ms necesitados, la Iglesia Popular es una iglesia comunitaria y aplica la practica del sacerdocio universal de todos los creyentes, cada sector del pueblo tiene su vital importancia y as mismo la accin de nios, adultos, mujeres y ancianos, es dinmica y sin discriminacin de los unos a los otros.

Estos hermanos y hermanas son los dbiles de las sociedades, que los poderosos los ven pequeos, indigentes, desvalidos y necesitados, los condenados a no tener educacin, acceso a salud, vivienda, y derecho a trabajo, de aqu nacen los pobres, en nuestras sociedades, y no son sencillamente los que no tienen, sino los condenados a no tener y no ser; son los empobrecidos por un sistema depredador como lo es el capitalismo, los condenados a vivir en condiciones de miseria infrahumana, los desterrados.

La Iglesia Popular dignifica la creacin de Dios, y se solidariza en oracin y accin y ve el papel de la mujer y de los jvenes, del ser humano en s, como hijo e hija de Dios, la jerarqua es convertida y se vuelve democrtica con una direccin que toma en cuenta a todos de tal manera que las bases tienen poder de direccin.

Y el Evangelio que es buena noticia anunciada a los pobres, nos dice que si somos hijos e hijas de Dios merecemos un mejor destino, y un futuro mejor, promesa de un cambio real y verdadero desde aqu y para siempre conquistado por hombres y mujeres de buena voluntad. Los que se oponen a los designios de Dios y empobrecen a nuestros pueblos, no son simplemente los que tienen cualquier poder, sino los egostas, acaparadores, orgullosos y soberbios, los poderosos que oprimen, explotan, engaan, torturan y matan lenta y segura la imagen de Dios en su creacin que somos tu y yo. Estos no son de buena voluntad, por que la pobreza y el empobrecimiento no es creacin de Dios, sino que es resultado de una mala administracin, de un sistema de injusticia y violencia que produce pobres y ricos y alimenta su crecimiento y la brecha entre ambos (Dt. 15: 7-8) Los poderosos de este planeta no son capaces de compartir.

En El Salvador a partir del asesinato del Padre Rutilio Grande, crece la persecucin a la Iglesia y surge el testimonio de conversin del pastor y del martirio, me refiero a Monseor Oscar Arnulfo Romero, la voz de los sin voz, de los empobrecidos salvadoreos, donde el verbo se hace carne salvadorea, y se responsabiliza cristianamente a ser seguidor de Cristo y fiel al evangelio de vida eterna.

Las comunidades de fe y vida a la cual sirvo, como Iglesia Popular, viene del pueblo, esclavizado, empobrecido, marginado, y perseguido a partir de la historia del xodo, del pueblo de Dios. Estos que realizaron ese evento histrico derrotando a los poderosos, a los principados y potestades de este mundo y que fueron guiados e inspirados por el Dios de la vida, que nos sigue guiando y orientando y que nos acompaa hoy y aqu en Venezuela. Estamos

como iglesia tratando de cumplir la misin, de una comunidad ecumnica y popular, con las comunidades cristianas y pueblos del mundo, con las caractersticas siguientes.

1. LA PALABRA

La palabra revistindose siempre de un poder transformador, ha cumplido como siempre, un papel primordial. El Kerigma, o sea la proclamacin de la palabra, ha sido la espada de doble filo; anuncia y denuncia, construye y destruye, condena y perdona, presentando siempre para todos el plan de salvacin.

La proclamacin proftica de la palabra.

La palabra de Dios se ha revestido de un poder trasformador por sobre las estructuras opresoras, con la participacin de los ms necesitados de este mundo, la palabra es el vehculo que siempre ha llevado la esperanza, descubriendo tesoros escondidos en las narraciones del Evangelio y contextualizndolas en nuestra realidad. La palabra proftica denuncia la pobreza como producto de la injusticia practicada por los poderosos y sus gobiernos militaristas, explotadores, opresores y depredadores de la humanidad.

La palabra proftica, denuncia las causas y seala con nombre y apellido a los responsables. La palabra proftica se hace lucha y fortaleza, es apoyo que abre todas las dimensiones a la iglesia del pueblo de Dios en su misin popular.

2. El SERVICIO

La segunda accin caracterstica de la Iglesia Popular es la Diacona, o sea una forma practica de comunicar el amor de Dios, una diaconia que surje del altar y se manifiesta con el espritu de la solidaridad. No en forma adormecedora, sino de esperanza y liberadora como complemento de palabra y sacramento. (Santiago 2: 14-16) El ser mayordomo de la creacin nos pide Dios que vivamos en paz, en armona con el creador y con nuestro prjimo. El Gran mandamiento resumido de todos.

3. LA COMUNIN

Del Kerigma y la Diaconia, el hilo de la misin popular de la iglesia se conecta con la Simbiosis del plan de salvacin, la Koinona. La Comunin surge de la dinmica entre pueblo y Espritu Santo. El clamor del pueblo llega hasta el Creador. Nuestro Creador expresa: He escuchado a mi pueblo y surge la sensibilidad del acto de comunin con Dios, Dios con el ser humano; el ser humano con Dios; el ser humano con el ser humano.

La Comunin en la fe, en la palabra, en el sacramento es trascendental en la unin de hombres y mujeres de buena voluntad.

4. EL MARTIRIO

Este cuarto elemento de la iglesia viene desde los orgenes del movimiento cristiano. El martirio ha sido parte del xodo o caminar de la iglesia. La cruz es un paso ineludible, es un ri que la iglesia a pasado para llegar a lo deseado.

El martirio es iniciado por los profetas, prosigue con Jesucristo, con Esteban y continua con testimonios de los discpulos actuales en nuestra Amrica latina y el mundo. En Centro Amrica, el martirio ha sido una de las marcas de la iglesia, la sangre ha sido derramada a torrentes. Lderes de los distintos ministerios de la iglesia han sido sacrificados.

Pero el martirio no solamente a sido efectivo con las victimas asesinadas, sino tambin con todos los calumniados, perseguidos, refugiados y exiliados. Los refugiados, cual mrtires vivos, han mantenido la bendicin histrica de Dios, que define a la iglesia popular como una iglesia, una comunidad de fe con las marcas y caractersticas de la verdadera iglesia de Jesucristo

As la iglesia esta compuesta por mrtires que ofrendaron sus vidas y

que son signos de resurreccin, pero tambin se debe reconocer que hay mrtires vivos como muchos de ustedes que estn aqu que han sufrido y solo por la gracia de Dios, estn vivos pero que ya han sufrido la cruz del martirio al ser perseguidos, calumniados y vituperados, que el espritu de Dios los siga instrumentalizando y sigamos adelante. Que no nos venza el temor y la apata.

Hermanos y hermanas, Compaeras y Compaeros, este testimonio de la iglesia es lo que distingue a la iglesia popular y sus comunidades. D la iglesia institucional y burocrtica. Estos cuatro elementos estn ntimamente unidos por que es el edificio espiritual, social y poltico de la iglesia popular de nuestra querida Amrica Latina. Que Dios Trino, Padre, Hijo y Espritu Santo, nos bendiga a todos y todas y nos de fuerzas para seguir caminando en el espritu de Bolivar y del Che, de Morazn y de Monseor Romero! Amn.

  • Presentacin realizada por el pastor luterano Rev. Ricardo Cornejo, Coordinador de las Comunidades de Fe y Vida de El Salvador en acto de inauguracin de II Congreso Bolivariano de los Pueblos, el 6 de diciembre de 2004, en Caracas, Venezuela.

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