Entrevista con Ivan Murray del Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST) Por Giorgio Trucchi | ALBA SUD-Rel-UITA Ivan Murray es doctor en geografía, docente de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y miembro del Grupo de Investigación en Sostenibilidad y Territorio (GIST).
La Rel aprovechó su presencia en Nicaragua, donde impartió un seminario organizado por Alba Sud y la Carrera de Turismo Sostenible del Departamento de Francés de la UNAN Managua, para conversar con él sobre la sostenibilidad y los impactos globales de la industria turística.
-Se escucha frecuentemente hablar de la industria turística como una industria “amigable con el ambiente”. ¿Cuál es tu opinión?
-Hay que desmitificar todo eso y mirar qué es lo que se esconde detrás de este planteamiento. Para hacer eso, es fundamental hacer una aproximación profunda y lo más verificable en cuanto a información contable posible.
-¿En qué se basa esta metodología?
-Se basa en conceptos como el metabolismo socioeconómico, que lo que intenta hacer es abordar el análisis de los flujos de materiales y energía que hay detrás de un organismo social, ya sea una región, una ciudad o una actividad industrial, como puede ser el turismo. En el caso de Baleares, la industria turística y el lobby pro-turístico han logrado mantener ese mito de una industria ‘amigable con el ambiente’, distanciándola, por ejemplo, de la minería como fuente real de graves impactos ambientales.
-Sin embargo, la industria turística es más compleja
-Es mucho más compleja, porque no se trata solamente de la actividad hotelera, sino de todo lo que va más allá de un Resort turístico. Vemos, por ejemplo, como las economías turísticas son extremadamente dependientes de los recursos naturales procedentes de otras zonas de extracción y también de los vertidos de residuos. En este sentido, necesitan mantener una imagen y continuar con la reproducción de un sueño, evocando paraísos detrás de los cuales se ocultan procesos espaciales de carácter global.
-¿Qué tipo de procesos?
-Cuando hablamos de turismo internacional, debemos tomar en cuenta, por ejemplo, que detrás de cada turista hay miles de kilómetros recorridos, y que por cada kilómetro hay un consumo de unos 40 litros de combustible. Los requerimientos energéticos y las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del turismo global se sitúan por encima de las de Alemania y España 1,400 y 739 millones de toneladas de CO2 respectivamente y son casi 300 veces superiores a las de Nicaragua.
-Es un impacto brutal
-Al estar pensada la industria turística en forma de monocultivo, está desplazando otras actividades y desmantelando el tejido productivo, social y de abastecimiento de recursos desde la proximidad, para ir hacia los mercados globales de producción de recursos. Esto significa que estamos desplazando las zonas de extracción de recursos a otros puntos del planeta. Se desmantela toda la actividad productiva en las áreas de influencia turísticas y se crea una creciente dependencia de los recursos procedentes del exterior. Asimismo, ya que el turismo busca crear una burbuja de la realidad, un paréntesis en la vida ordinarias de las personas, se genera una situación de hiperconsumismo, con impactos elevadísimos. Sin embargo, estos impactos mantienen un carácter abstracto y muy poco perceptible, en cuanto la fuente material de los recursos ya está lejos de donde se produce la actividad turística. Transparentar y visibilizar estos procesos es clave para desmantelar esta dinámica.
-¿Qué futuro le ves a ese tipo de industria turística?
-Si consideramos la huella ecológica como la expresión territorial del metabolismo socioeconómico, es decir el área de tierra y mar ecológicamente productiva que se requiere para proveer la energía y los recursos materiales consumidos y absorber los residuos producidos, resulta que la industria turística va a necesitar de un cambio radical. De no darse ese cambio y en medio de un escenario de final del petróleo barato, a mediano y largo plazo la industria turística está condenada a no tener viabilidad.