El politólogo Álvaro Artiga cree que la oposición actual representada en la Asamblea Legislativa “no tiene futuro” y ve posible que surja una “nueva fuerza”, sin embargo, no de los partidos tradicionales que los señala de incapaces de atraer nuevos simpatizantes.
Luego de las elecciones legislativas del 4 de febrero que achicó la oposición a tres de 60 escaños legislativos, no cree que la oposición esté pulverizada, pero sí está en un proceso de “irrelevancia” en donde desde la Asamblea Legislativa podrían tener un papel más “simbólico” en el cual puedan ser la voz de personas inconformes con el gobierno y tal vez desempeñar un cierto control con limitaciones.
¿Se pulverizó la oposición, la voz de la oposición ha sido silenciada?
Yo diría que ha quedado disminuida, más de lo que ya estaba en la legislatura que está terminando. Los pocos diputados que hacen oposición prácticamente van a ser tres, van a tener dificultades para poder estar presentes en todas las comisiones y darse cuenta de algunas cosas, casi van a quedar reducidos a su presencia en las plenarias.
Si no conocen lo que está discutiendo o lo que se va a presentar, es como que van a estar ahí, al menos en la función legislativa, de adorno. Ellos tendrán que inventar, digamos, formas que les permitan tener alguna capacidad de incidencia no tanto en la legislación sino en la representación de sectores que socialmente son de oposición o que no van a estar de acuerdo de algunas medidas que adopte el gobierno, como voceros de esos sectores, que también es función de un Parlamento. En la vía inversa, ellos pueden ser voceros de lo que ocurre adentro en la Asamblea Legislativa con sus limitaciones.
Yo creo que es necesario que emerja otra fuerza a la cual no se le pueda poner el mote de que son los mismos de siempre y se les vincule con gobiernos corruptos anteriores, sino una oposición que surja de cara a las decisiones que este gobierno hace”.
¿Van a poder fiscalizar?
No sé si fiscalizar, pero sí monitorear, tendrán acceso a alguna información que no les va a servir para ejercer la función de control, que es otra función que tienen los parlamentos. En el país no ha funcionado mucho porque normalmente es la oposición la que activa eso.
Aunque no puedan hacer eso, activar una comisión especial para que investigue algo, promover una interpelación, pueden tener acceso a información, por ejemplo, en el momento en que se discuta el presupuesto, esos son momentos privilegiados donde alguna palabra podrán decir, hacer una lectura crítica. La otra función es la función representativa, aunque sean tres, ellos están ahí por los votos que sumados es una buena cantidad de electores. Quizás será una acción más simbólica la que van a poder hacer que una acción con eficacia política.
¿Qué deberían hacer para aumentar esa posibilidad de control o es imposible?
En esta configuración de esta Asamblea no creo que puedan hacer algo más de lo que acabo de mencionar. Las decisiones del gobierno pueden ir afectando a otros sectores de los que pueda provenir una nueva oposición. La oposición no tenemos que pensarla solo en los términos de los partidos Arena, FMLN y Vamos.
Yo creo que es necesario que emerja otra fuerza a la cual no se le pueda poner el mote de que son los mismos de siempre y se les vincule con gobiernos corruptos anteriores, sino una oposición que surja de cara a las decisiones que este gobierno hace, no viendo al pasado, sino enfrentando las medidas de carácter económico que este gobierno va a ir adoptando. Porque, una vez bajo control el tema de seguridad, el tema que se vuelve importante es que la gente tenga mejores condiciones de vida, pero ¿podrá el gobierno mejorar sus condiciones de vida si esas condiciones de vida dependen de un modelo que favorece solo a unos grupos empresariales que tienen sus intereses en el turismo, en la construcción de apartamentos, centros comerciales, en energía, en el desarrollo del sector turístico o en la zona costera?
Yo pensaría que de la misma dinámica económica va a ir saliendo la posibilidad de una nueva oposición que no necesariamente esté vinculada a los partidos tradicionales.
Más que fortalecer a esos partidos, lo que vemos es, por los resultados electorales, no crecen en relación con las elecciones anteriores. No creo que de ahí venga de ahí una alternativa política. Creo que eso va a aparecer a partir de las mismas medidas económicas y el impacto que esas tengan sobre sectores de la población.
¿Por qué cree que Arena y FMLN perdieron tantos votos, más de 864,000 votos?
Primero en 2018 cuando ya hay un importante sector de la población que está pensando que era necesario un partido de izquierda diferente al FMLN y también en la derecha. Recuerdo una encuesta de 2017 y dos tercios decía que era necesario otro partido. Lo que ya tuvimos en 2018, en el caso del FMLN, que pierde ocho diputados, en 2019 pierde la Presidencia, Arena se mantiene, pero en 2021 ya es la debacle de los dos partidos. Y lo que hemos visto en esta elección es la continuación de eso. Es una especie, no de pulverización, pero sí de un proceso de irrelevancia cada vez mayor, en parte porque se le han ido electores que fueron hacia Nuevas Ideas, en parte porque sus votos duros por cuestiones de edad les es difícil ir a votar, se están muriendo.
Lo que le ocurre a esos dos partidos es llamativo, pensando en el PCN, que ha tenido la capacidad de sobrevivir desde los años sesentas, pasó el golpe de Estado de 1979, pasó todo el conflicto, los conflictos internos y todavía tiene presencia con dos diputados.
En el FMLN cada vez los líderes históricos tienen menos protagonismo. El problema que tienen es que no han tenido la capacidad, y dudo que la tengan, de atraer a nuevos electores, a nuevos simpatizantes.
¿Qué tanto le va a costar no estar presente en la Asamblea Legislativa al FMLN?
El problema no lo centraría tanto en el FMLN porque antes de 1994 ellos estaban fuera y, sin embargo, tenían una fuerza, la fuerza de las armas pero tenían también una fuerza social que es la que posibilita un número importante de diputados. El FMLN en ese sentido tiene su pasado y parte de su capital es la experiencia de estar fuera del Órgano Legislativo, no debería significar la muerte, creo que el problema de muerte para el partido es esa incapacidad, porque ha cambiado la sociedad salvadoreña y ellos siguen manejando unos discursos que no tienen raigambre social.
En la oposición tuvieron el dilema de llevar un candidato único y decidieron que no. ¿Qué piensa de ello?
Yo no estoy seguro de que haya sido una especie de incapacidad de hacer una candidatura única porque también podríamos leerlo como una estrategia para hacerle el juego al gobierno y legitimar el resultado participando. Porque uno podría decir, en el caso de Arena y FMLN, ¿no estarían boicoteando el esfuerzo de creación de candidatura única?
No hay que olvidarse que hay un sector en el Frente que tiene vínculos con el gobierno a través de un liderazgo histórico. Uno podría preguntarse si la candidatura que salió no era justamente para eso. No creería que solamente fue incapacidad. Por eso le digo que esa oposición yo creo que no tiene futuro.
O sea, ¿la oposición actual representada en la Asamblea Legislativa usted cree que no tiene futuro?
Yo creo que no tiene futuro.
¿Es más darle cabida a que salga para que represente a ese sector que no está de acuerdo con el gobierno?
Ahorita hay un consenso mayoritario en torno a lo que hace el gobierno pero como eso está basado en el tema seguridad, ahora le toca dar resultados en materia económica. Pero, en materia económica, desde hace cinco años quienes se están beneficiando son unos grupos empresariales a los cuales no se les ha afectado, por ejemplo, el de las Administradoras de Fondos para Pensiones (AFP), no así los trabajadores. Usted puede ver que ha crecido el desarrollo urbanístico, esos son los que están expandiendo sus negocios, pero se están haciendo en terrenos que eran de otras personas. La apuesta económica no es favorecer a la mayoría de la población. Sí puede generar empleos. Pero, para poder desarrollar económicamente el país y que la gente tenga un nivel de mejora, es otro tipo de inversiones, no centros comerciales ni hoteles porque eso lo único que hace es empleo de baja calidad. Es el mismo (modelo) y no parece que se vaya a modificar, al contrario, que se va a profundizar.
Supóngase que fuera cierto, que se permita la llamada minería verde, esos sectores que se van a ver afectados negativamente, yo no veo una política. Vemos en la zona alta de Chalatenango, volándose bosques. La apuesta económica no es para desarrollar una fuerza productiva diferente basada en otros rubros.
Puede ver lo que le ha pasado a los agricultores en este quinquenio frente a los importadores y ahora estamos que vamos a traer carne de Colombia. ¿Quiénes son los que están ganando? Entonces, a la gente le va a quedar como opción, o irse del país, que desde hace ratos es la opción; antes, muchos jóvenes, ante la falta de oportunidades, la alternativa que tenían era incorporarse a las pandillas, ahora está esa válvula cerrada. ¿Qué va quedando? No se ve que el gobierno tenga una apuesta por rubros económicos que favorezca a la mayoría de la población. Al contrario, el resultado que tenemos es un retroceso en indicadores de desarrollo económico y social.
No hay, por dónde le busque y por eso creo que es el mayor desafío que tiene el gobierno. Además, ha tenido problemas de finanzas públicas. Si acepta las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) eso va a llevar condicionantes que puedan llevar recorte del gasto público, ahí no veo. No estoy diciendo que el gobierno no va a ser algo, podría modificar el funcionamiento de la económico de tal manera que haya una mejor distribución de la riqueza, pero la pregunta es tiene eso en la mira.
¿Cuál es el mayor desafío en estos cinco años que vienen?
Así como hubo una reducción de homicidios, se puede discutir si eso es sostenible o no pero el hecho es que durante un buen tiempo la gente respira un ambiente de mejor seguridad, así como se enfocó en el tema de seguridad, ahora es el tema de cómo hacemos para que la gente, si ha subido la canasta básica, tenga un mejor ingreso. No es el tema de hacer crecer la economía, porque ahí puede haber una trampa, porque la parte más importante se la llevan los mismos de siempre. Nicaragua es el ejemplo que por años tuvo tasas de crecimiento del 5 % y, sin embargo, el nivel de pobreza compite con el que hay en Guatemala y en Honduras, están los tres en peor situación que El Salvador en materia de pobreza.
¿El mayor desafío es implementar un modelo económico que responda a las mayorías?
A esos que le han votado. Por eso es el desafío. Si en cinco años, estos que le han votado no ven resultados, ahí va a ir apareciendo la oposición del gobierno.
¿Cree que no les dura la “luna de miel” gracias al régimen de excepción?
Siempre salieron los dos problemas, seguridad y economía. Enfocó en seguridad, si la estrategia fue negociar con las pandillas es otra historia, después vino el tema del régimen de excepción, la cosa es que en cinco años redujo los homicidios. Si violenta los derechos humanos de algunas personas, son cosas que se pueden discutir pero lo que no se puede discutir que hay un descenso de homicidios y la gente tiene la percepción de un ambiente más tranquilo.
Pero sigue quejándose de que no le alcanza el dinero, gente que está dejando de comer, los colegios registraron un descenso en la matrícula, la misma encuesta de hogares de 2022 dio a conocer un incremento en el número de pobres, la FAO está anunciando una hambruna que puede afectar a un millón de salvadoreños, hay una especie de barómetro de progreso social donde El Salvador ha descendido en indicadores de bienestar socioeconómico. Tiene que haber respuesta ahí. Puede seguir construyendo carreteras pero eso no cambia la situación de las personas. Ya 10 años, en donde el gobierno puede agregar medidas que profundicen el deterioro económico de la familia salvadoreña. De ahí le va a venir la oposición. Si quiere permanecer, no necesariamente el presidente, la coalición que gobierna y el proyecto económico de esos empresarios, tienen que dar alguna respuesta económica.
Nuevas Ideas tuvo 500,000 votos menos en las legislativas que en las presidenciales, ¿qué mensaje da esta diferencia a los diputados de Nuevas Ideas?
Ahí lo que uno podría estar observando es que la confirmación que ese liderazgo del proyecto actual está basado en la figura del presidente, no hay otro que tenga una capacidad de arrastre y ni siquiera el partido como tal.
Lo que demuestra es que todo esto descansa en el presidente y ese es el gran riesgo del asunto, no en términos peyorativos; los empresarios, sus negocios, no deben depender de la suerte de una persona, si tienen una visión de un poquito de mayor largo plazo.
Nuevas Ideas tiene que consolidar un partido, no solo tenerlo presente en los momentos electorales. El problema es que eso significa institucionalizar el poder, mientras que ahorita esto opera a partir del carisma del presidente; y el carisma y la institución son cuestiones contrarias. Siempre ha sido un problema para los partidos institucionalizarse. Nunca hemos vivido realmente la alternancia, lo que hemos tenido es sucesión de partidos en el gobierno pero ningún partido que fue gobierno regresó al poder.
Lo que va a ocurrir es que el descontento que genere Nuevas Ideas de no resolver el tema económico de ahí va a salir el sucesor digamos. Por eso, para alargar más esa distancia y no depender solo de la figura presidencial, el partido tiene que tener fuerza y ahí es donde se necesitan liderazgos partidarios.
¿Pero podría ser un arma de doble filo?
Me imagino que por eso, para que no salgan esos competidores y porque estaba en la mirada la reelección, se encargaron de que ‘aquí nadie sobresale’. A menos que tengan pensados otros cinco años, si no, tendrán que ir potenciando nuevos liderazgos que aseguren la continuidad.
¿Cómo se llama la forma de gobierno que vive El Salvador?
Antes del 1 de junio, independientemente si aquí había una democracia que se estaba debilitando o un régimen híbrido, no hay duda, para cualquier analista de la política salvadoreña, medianamente serio, que trate de ser objetivo, de que, D, o sea, el régimen es no democrático. Ahí hay variedades, necesitamos tener más información para saber qué tipo de régimen no democrático es el que se ha instaurado.
Cuando le digo variedad es porque Cuba tiene un régimen no democrático, Nicaragua tiene tiene un régimen no democrático, Venezuela tiene un régimen no democrático, Rusia tiene un régimen no democrático, Irán tiene un régimen no democrático, pero no son iguales.
¿Qué lo hace no democrático?
Ah, dos cosas: que no hay manera de controlar a los gobernantes, un gobernante puede saltarse las normas, nadie le hace el control de cuentas; y el otro elemento, el piso de la democracia, es que haya elecciones bajo estándares democráticos, con reglas claras y una de las reglas que no se cumplió es el tema de la candidatura inconstitucional. Analizando, usted puede llegar a la conclusión de que los organismos de gestión electoral que se integran con el principio de la desconfianza recíproca eso se anuló (en las elecciones del 4 de febrero).
Que el presidente iba a ser reelecto, ahora 2.7 millones, a saber, no hay manera de saber qué pasó con el voto electrónico y puede ser que sea correcto, pero no hay manera. Esto es como que hubiésemos vuelto al Consejo Central de Elecciones antes de 1994, el CCE hacía elecciones, que haya elecciones no quiere decir que son elecciones democráticas, esa historia la tiene el país y en parte era por esa integración de los organismos de gestión electoral.