La resistencia planetaria al capitalismo globalizado. Roberto Pineda. 28 de febrero de 2020

La complejidad del mundo se manifiesta en múltiples  procesos y situaciones,  de los cuales lo más significativo desde una óptica de transformación social, es el esfuerzo sostenido a lo largo del planeta por los sectores populares, que se alzan en rebeldía contra la globalización neoliberal interesada en  profundizar las desigualdades sociales mediante proyectos guerreristas y discriminatorios.

Es este el aspecto principal de la situación mundial y desde este  panorama abordamos diversos aspectos del horizonte internacional, nacional y de la izquierda salvadoreña.  

I.La globalización neoliberal en crisis

El enfrentamiento planetario se realiza entre diversas potencias y al interior de cada una de estas, así como entre diversas visiones sobre las características de la sociedad del futuro. En esta lid aparecen nuevos protagonistas como los movimientos feministas y su profunda fuerza transformadora, los movimientos por un internet democrático y por ciudades abiertas y verdes, junto con los movimientos de trabajadores, campesinos, indígenas, ambientalistas y otros. El desafío planteado es la construcción de alianzas y la búsqueda de consenso sobre estrategias de lucha.

Estos profundos cambios que experimenta el mundo nos impactan fuertemente. A continuación intentamos bosquejar algunos de estos cambios y sus repercusiones locales. Identificamos cinco tendencias mundiales y sus respectivos efectos en El Salvador, entre estas tendencias se encuentran las siguientes: el multilateralismo amenazado por  la Administración Bush y el conflicto China-USA; la revolución tecnológica; la migración; la crisis medio ambiental y las luchas antiglobalización.

1.El multilateralismo amenazado por la Administración Trump  y el conflicto China-USA

El multilateralismo amenazado  por la Administración Trump

Con la llegada en 2017 de Ronald Trump a la presidencia de Estado Unidos observamos el apoyo a las soluciones de fuerza y un creciente rechazo a todo tipo de acuerdos internacionales. Hemos presenciado un proceso acelerado de intentos por hacer retroceder legislación progresista, la promoción de políticas racistas,  así como la renuncia por parte del gobierno estadounidense de compromisos internacionales que habían sido el resultado de largos procesos de lucha y negociación.

Entre los compromisos abandonados se encuentran los del Pacto Mundial para la Migración Segura y el del Acuerdo de Paris sobre el Cambio Climático.  Ambas reflejan duros golpes para un planeta más seguro y justo.

Otro aspecto y quizás más peligroso de esta actitud es la decisión de impulsar y acrecentar el enfrentamiento con la República Popular China, limitado actualmente al área comercial pero que puede fácilmente trasladarse al campo militar. Y que se agudiza con la crisis provocada por el coronavirus.

El coronavirus podría sea la señal inequívoca del aparecimiento de una nueva crisis económica similar o peor a la de 2008, que va venir a ralentizar los procesos productivos y a provocar despidos masivos y cierres de empresas a nivel internacional.

El Conflicto China-USA

A mediados de los años setenta del siglo pasado se desarrollaron simultáneamente dos procesos históricos que impactan fuertemente la realidad internacional actual. Por una parte en las economías occidentales inicia un proceso de rearticulación productiva orientado por una visión de realizar privatizaciones de empresas públicas así como de trasladar las industrias hacia los países del tercer mundo, en búsqueda de reducir costos vía mano de obra barata; simultáneamente en la conducción política de la República Popular China logra imponerse una visión interesada en la promoción de la inversión extranjera y la ampliación capitalista del mercado interno.

En 1976, Deng Xiao Ping se hace de la conducción del Partido Comunista Chino y promueve la “apertura al mundo” del gigante asiático. Con esto la clase obrera china sufre un retroceso en sus derechos laborales, pero a la vez, posibilita la transferencia de tecnología y conocimiento de occidente hacia China.

Cincuenta años después China se ha convertido en la fábrica del mundo y le disputa a los Estados Unidos la supremacía alcanzada luego del derrumbe del campo socialista en 1989. Esta disputa se expresa en todos los terrenos, y en particular en los territorios del comercio (la Ruta de la Seda) y de la tecnología (la disputa con Huawei representa el conflicto por la disputa de los avances tecnológicos, principalmente de la tecnología 5G, con un gigante tecnológico no alineado a Estados Unidos).

Pero también en las relaciones internacionales, China se posiciona como una potencia que le disputa a Estados Unidos áreas de influencia política y comercial, incluso dentro del llamado “patio trasero”. En nuestro caso, la aunque tardía apertura de relaciones diplomáticas a finales del gobierno de Salvador Sanchez Cerén constituye un gesto de soberanía e independencia. 

2. El surgimiento de la economía  de plataforma, del capitalismo digital y su naturaleza antilaboral

Las corporaciones transnacionales que dominan el planeta experimentan un proceso de conversión acelerada hacia una economía de plataforma, o sea hacia la digitalización de sus procesos productivos y de circulación  con base a una nueva materia prima: los datos. Facebook y Google son pioneros en esta nueva fase del capitalismo.

Expresiones simbólicas de este proceso de capitalismo digital lo constituyen las empresas Uber y Airbnb, las cuales, obtienen ganancias mediante la explotación  “voluntaria” de miles de trabajadores y trabajadoras alrededor del mundo que en el caso de Uber ponen a disposición no solo su fuerza de trabajo sino incluso sus autos, sin ningún tipo de seguridad social y en un marco de fragilidad laboral.

Presenciamos como el mundo se transforma aceleradamente mediante las tecnologías de la información y la comunicación. Y como el capitalismo a nivel sistémico logra insertarse en este proceso, el cual da lugar a una nueva división del mundo, entre países productores de tecnología y países consumidores de tecnología, y que en estos mismos profundiza las brechas sociales y tecnológicas.  Además, el brillo de los teléfonos inteligentes oculta la explotación y condición inhumana a la que son sometidos los trabajadores que los ensamblan y que trabajan en la extracción de los metales.

Observamos como a  la par de las potencias mundiales, grandes compañías vinculadas a la revolución tecnológica pasan a convertirse en los nuevos dueños del planeta,  exportadores de tecnología, nos referimos a las empresas de punta en capitalización bursátil, en particular las 5 grandes empresas estadounidenses, Apple, Amazon, Alphabet (Google), Microsoft y Facebook. Pero por otra parte, el internet se convierte en un poderoso instrumento de movilización ciudadana, de protesta popular a nivel global. 

En nuestro país, el peso de la tecnología es creciente y como izquierda y movimiento popular debemos de penetrar en este territorio, que es un lugar de disputa. La fuerza política que controle este instrumento tendrá muchas ventajas sobre las demás fuerzas, en el marco del cambio político, social y económico provocado por la última revolución científica y tecnológica.

3.Las migraciones mundiales y el desafío a los centros capitalistas de poder

El modelo neoliberal al debilitar y destruir las economías de los países del Sur, afectarlos con sus guerras por recursos naturales, así como desarticular los mecanismos de protección social, ha provocado altos niveles de desempleo y marginación social, los cuales amenazan de manera creciente al mismo sistema capitalista.

Por lo anterior, Europa y los Estados Unidos enfrentan la creciente migración de los pueblos árabes, africanos, asiáticos, latinoamericanos y caribeños. Los pueblos en resistencia marchan hacia las metrópolis imperialistas en busca del empleo y las oportunidades que les son negadas en sus propios países de origen.

En nuestro caso, la migración a lo largo de la historia ha constituido una válvula de escape del sistema ante la presión social. En el pasado era hacia Honduras y a partir del conflicto armado de los años ochenta es hacia Estados Unidos, donde reside una tercera parte de nuestra población. Cada caravana de migrantes que abandona el país es expresión de la incapacidad de este sistema para darles el derecho a una vida digna.  Y como movimiento popular  y como izquierda debemos acompañarlos en este esfuerzo.

4.La crisis medio ambiental o un planeta con su civilización en peligro

El sistema capitalista en su búsqueda de ganancias está empujando al planeta al abismo.  La sociedad de consumo está llevando al mundo a una situación de no retorno. Cada día que pasa es evidente que de no parar este torbellino de productividad irracional, el planeta no será habitable para las próximas generaciones.

Esta crisis medio ambiental provocada por el capitalismo se refleja en el cambio climático, que provoca el aumento de la temperatura global; la extinción de la biodiversidad, la destrucción de la capa de ozono, el aumento del nivel del mar, la multiplicación de la energía de los huracanes, el aumento de lluvias extremas, inundaciones y sequias, etc.

En El Salvador, la crisis ambiental se manifiesta en el alto grado de deforestación de bosques, producto de la tala indiscriminada de árboles e incendios forestales; crecimiento demográfico urbano desordenado, producción creciente de desechos sólidos y de aguas fecales, e incremento del parque vehicular, entre otros. Frente a esto, la reforestación de las cuencas hidrográficas se vuelve una tarea estratégica.

5.Las luchas antiglobalización o la resistencia frente al modelo capitalista

La imposición del modelo neoliberal en el planeta generó el surgimiento de un poderoso y ramificado movimiento antiglobalización. La eclosión de este movimiento tuvo lugar en la ciudad estadounidense de Seattle a finales de 1999. En esa ciudad, sindicalistas, organizaciones de ambientalistas, mujeres y jóvenes, lograron descarrilar la reunión cumbre de la Organización Mundial del Comercio, OMC.

A partir de ese momento en diversos lugares del mundo se desarrollan alianzas y movilizaciones de la sociedad civil contra la globalización neoliberal, y en 2001 en este mismo espíritu se desarrolla en la ciudad brasileña de Porto Alegre el Foro Social Mundial.

En El Salvador, para esa época nace el Foro de la Sociedad Civil, FSC,  y diversas organizaciones se integran a SAPRIN, con lo que se establece un vínculo con las protestas a nivel mundial. En el 2004 fuimos sede del V Foro Mesoamericano de los Pueblos, en el que cerca de 700 organizaciones sociales de México, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica se reunieron para acordar acciones de resistencia al Plan Puebla Panamá (PPP), al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y al Tratado de Libre Comercio de Centroamérica-Estados Unidos.

II. Los cambios en el horizonte de la sociedad salvadoreña

La sociedad salvadoreña experimenta profundas trasformaciones, que modifican aceleradamente su fisonomía a diversos niveles. Entre estas trasformaciones se encuentran las de su sistema político, y su entorno social, económico, cultural y ambiental. Veámoslo.

Nuevos actores políticos y nuevos desafíos

Los Acuerdos de Paz de enero de 1992 establecieron un sistema bipartidista de recambio político a nivel municipal, legislativo y del ejecutivo, basado en la participación de dos fuerzas principales, una de derecha y otra de izquierda, Alianza Republicana Nacionalista, ARENA y el partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN.

Alrededor de este sistema se ventilaron y resolvieron la construcción de la nueva institucionalidad de la posguerra; el modelo neoliberal de la economía, un sistema fiscal regresivo, la relación estratégica con Washington y la apertura al capital transnacional.

El 3 de febrero de 2019 este acuerdo político fue desafiado y rebasado por una imponente victoria electoral de una nueva fuerza política, Nuevas Ideas, que desde un claro bonapartismo, pasa a construir un nuevo bloque de poder, con rasgos autoritarios y populistas.

Es evidente la existencia casi posmoderna de una crisis de representatividad de los partidos políticos, la gente no se siente representada en estos, ni en sus grandes relatos ideológicos, sino en una persona. Y lo más preocupante, los sectores populares no se asumen como sujetos de cambio, con protagonismo histórico, sino que delegan en un supuesto mesías la conducción del proceso.

Esta situación inédita le plantea un complejo y difícil desafío a las fuerzas de izquierda, que únicamente podrá enfrentarse en la medida que se recupere e impulse el espíritu de lucha popular, que ha identificado a la izquierda desde su nacimiento hace un siglo en nuestro país.

Una nueva economía desigual y discriminatoria

La llegada al gobierno en 1989 de ARENA, encarnando a sectores de la oligarquía comprometidos con el impulso del modelo neoliberal de economía, coincidió luego en el tiempo con la ejecución de los Acuerdos de Paz de enero de 1992. Ambos proceso se mezclaron y terminaron fusionándose.

Entre los aspectos principales de este modelo económico se encuentran los de romper con el tradicional modelo agro-exportador en crisis, promover la exportación de granos básicos, destrucción de la industria, fomentar las privatizaciones de sectores estratégicos como la energía, las telecomunicaciones; y abrir la economía al capital transnacional y la hegemonía del capital financiero local.

A mediados de la primera década del siglo XXI y coincidiendo con la firma del Tratado de Libre Comercio la economía salvadoreña fue virtualmente tomada por el capital transnacional que hoy controla la banca, los seguros, fondos de pensiones, energía y telecomunicaciones.  Y están en disputa con planes de privatización el agua, la salud y la educación.

Por otra parte, la construcción de una economía alternativa desde los sectores populares tiene como uno de sus ejes el impulso del cooperativismo, como polo de poder que compita con la oligarquía y el capital transnacional. 

Una sociedad en crisis

La sociedad salvadoreña enfrenta una crítica situación, caracterizada por la pobreza y desigualdad acompañada de altos niveles de  control territorial (urbano y rural) por parte de pandillas, un altísimo porcentaje (72%) de la población trabajando en la informalidad; una tercera parte de la  población viviendo en Estados Unidos; con un trasporte colectivo colapsado, sistema privatizado de pensiones, escuelas acechadas por delincuentes y un deficiente sistema educativo, hospitales sin medicinas, y frágiles programas sociales por parte del Estado.  Y es fundamentalmente una sociedad desmovilizada y paralizada

Una de las causas de esta situación radica en el sistema capitalista predominante, en el cual la búsqueda del lucro, de la ganancia, de la competencia entre sectores populares, se convierte en el objetivo fundamental del sistema, por lo que la injusta distribución de la riqueza se convierte en su eje estructural principal.

Una sociedad segura y prospera que podríamos asumir como socialismo es el sueño de salvadoreños y salvadoreñas. Lograr esto será el resultado de esfuerzos de varias generaciones que asuman el compromiso de transformar las estructuras de esta realidad de injusticia y marginación.

Una cultura en disputa entre el autoritarismo y la democracia

Mientras el sistema político salvadoreño pretende ser formalmente democrático su modelo cultural tiene un profundo sello autoritario, desde la formación de la república y el pasado colonial.

Este talante autoritario se fortaleció durante los sesenta años de dictadura militar  y se vincula a actitudes discriminatorias hacia todo lo que sea diferente del modelo dominante de un capitalismo patriarcal y racista. Y hoy se ve fortalecido por visiones conservadoras desde la fuerza armada (militarismo), ejecutivo (populismo), academia (la neutralidad epistémica) y desde la religión (la teología de la prosperidad y el fundamentalismo).  

El desafío está planteado de construir una nueva cultura democrática, solidaria y de rebeldía que recoja las tradiciones emancipadoras de muchas generaciones que han soñado en un El Salvador libre, democrático y justo.

La lucha por el agua como bandera principal de un El Salvador verde                          

Entre los principales problemas que enfrentamos como país se encuentra el vinculado al agua y la necesidad de garantizar agua de calidad y enfrentar los planes para su privatización.

 La lucha por el agua es una lucha de vida o muerte. El agua es un recurso extremadamente vulnerable dado que enfrenta la creciente demanda residencial así como la derivada de la demanda agrícola (particularmente el cultivo de caña) e industrial.

Por otra parte es un recurso distribuido de manera desigual, ya que únicamente el 65% de la población tiene acceso a agua potable y esta es de muy mala calidad, como ha sido reconocido por los mismos funcionarios de ANDA. Debemos de asumir como izquierda el desafío de una campaña nacional de reforestación, a la par de evitar su privatización.

III. La crisis de la izquierda partidaria

En junio 2019 asume una nueva conducción política del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, fundamentalmente integrada por hombres y mujeres jóvenes, una generación post-Acuerdos de Paz, con una visión de transformación tanto del partido, como de la sociedad salvadoreña.

Este relevo no solo es de orden generacional es también en el plano político, ya que se aspira a un rescate del espíritu revolucionario que dio origen a este partido revolucionario.

Como antecedente puede señalarse que el ascenso al gobierno de la izquierda partidaria representada en el FMLN, en 2009 abrió la oportunidad más desafiante para el cumplimiento de su misión: ser gobierno nacional y emprender la transformación del sistema. Sin embargo, los resultados obtenidos por el FMLN en las elecciones presidenciales del 3 de febrero de 2019 ponen en evidencia el incumplimiento de esa misión histórica, de su credibilidad ante la población salvadoreña y sus perspectivas como legitimo instrumento de lucha del pueblo.

En ese escenario planteado, se debaten al interior del FMLN tres posturas divergentes (una reformista, una revolucionaria autoritaria, y una revolucionaria democrática)  sobre su rumbo histórico, los métodos de organización y conducción, sus prioridades y énfasis políticos, contenidos ideológicos y relación con el pueblo. Estos temas deben ser parte de una amplia consulta y debate con las bases de este partido, que permita realizar los cambios que  necesita para recuperar la confianza del pueblo.

Las oportunidades se le reducen al FMLN en la medida no corrija las desviaciones y errores cometidos en la gestión del poder político estatal y en la conducción partidaria.

El FMLN sí tiene una última oportunidad de recuperar su legitimidad como instrumento de lucha del pueblo salvadoreño, que está en corregir lo que la misma base partidaria ha señalado por años, así como en volver a enraizarse en su base social, trascendiendo el clientelismo electorero que ha sido el tipo de relación que hasta la fecha ha cultivado, por un compromiso serio con las luchas populares: por la democracia, la justicia social y socialismo.

Sólo así puede el FMLN recuperar su prestigio, de lo contrario será el mismo pueblo el que deberá, como ha hecho en otros momentos de la historia, construir otro instrumento para enfrentarse a sus enemigos y emprender la conquista de su definitiva emancipación.

A  continuación y en el marco del interés por contribuir a este debate urgente, que rebasa la militancia partidaria, y es interés de la izquierda en general, presentamos las siguientes ideas al respecto

1.Sobre rumbo histórico

El rumbo histórico de un partido está determinado en el horizonte por su ideología y práctica, a la vez la definición del rumbo guarda un significado estratégico y de principio. En los partidos revolucionarios, es parte sustancial de su misión histórica.

En primer lugar, implica una ruptura, un quiebre con el sistema capitalista vigente en el país. La modalidad cómo esta ruptura transcurra, dependerá del nivel de oposición y resistencia de las clases dominantes y el sistema imperial, así como de los niveles de participación popular. Es precisamente este segundo aspecto, fundamental ya que únicamente se puede avanzar en este camino en la medida que exista una correlación de fuerzas que permita expresar la voluntad popular como voluntad de ir al socialismo, de un cambio profundo en los paradigmas de la producción, la distribución y el consumo.

Y en ese rumbo, los sectores populares únicamente aceptarán la conducción y acompañamiento en esta lucha por la democracia y el socialismo, de una fuerza política revolucionaria, en la medida que sea una fuerza con propuestas e ideas (proyecto), con organización y estrategia de lucha, y con compromiso ético (sacrificio). Así fue durante la experiencia de guerra vivida por el FMLN. La gente admiraba el sacrificio de los que estaban en la montaña. Eran una fuerza que amenazaba al sistema. Y la gente lo sabía, lo percibía.

Pero si la gente ve a dirigentes de izquierda negociando, cediendo posiciones, con intereses individuales, como empresarios exitosos, con viajes, guardaespaldas, lujo, pareciéndose a nuestros enemigos, viviendo en sus vecindarios, no ganaran el respeto popular y se irán aislando, y aquel probado instrumento de transformación social terminará como parte decorativa del sistema de dominación. Esta es su principal amenaza, y las próximas elecciones internas del FMLN  este año y externas del 2021 vendrán a fortalecer esta amenaza.

2.Sobre métodos de organización y conducción

Las modalidades que asume la organización revolucionaria están determinadas por las conquistas democráticas alcanzadas así como por las tradiciones históricas, en nuestro caso, se ha pasado de núcleos selectos en situación de clandestinidad a una extensa red territorial que desde la legalidad cubre todo el país. El carácter masivo del instrumento ha dado lugar a una variedad de pensamientos, y visiones, estilos de trabajo e intereses.  

Por otra parte, el autoritarismo como rasgo del modelo cultural del capitalismo dependiente existente, ha permeado desde su origen el estilo de conducción, fortaleciéndose aún más durante el periodo de guerra (asumiendo incluso facetas militaristas) y readecuándose exitosamente al periodo democrático iniciado en 1992. Estos tres elementos, carácter masivo, carácter ideológico pluralista y carácter autoritario definen en gran parte la fisonomía orgánica y política del partido de izquierda FMLN.

Una de las expresiones típicas de este autoritarismo radica en dictar planes y orientaciones sin consulta con las bases partidarias, que se vuelven simples “tareyeras”, ejecutoras de acuerdos. Y esta situación se agrava con la participación electoral, que de manera permanente provoca la disputa y el arreglo “consensuado” por los cargos públicos. De no modificarse este estilo autoritario que a la vez influye en el movimiento popular y social, nos iremos aislando de la gente.

En este contexto, existe el desafío hacia futuro de combinar altos niveles de disciplina con altos niveles de participación de las bases; promover el debate ideológico, enfrentar las ideas de la derecha, y democratizar el partido, o sea garantizar mecanismos que permitan mayores niveles de participación de las bases en la elaboración de la línea política. Y a la vez el contacto permanente de la dirección con la base partidaria.

3. Prioridades y énfasis políticos (la táctica)

Es importante y urgente para la izquierda y el movimiento popular definir las prioridades políticas del momento y del nuevo periodo abierto a partir del 3 de febrero de 2019, y dentro de estas identificar el eslabón fundamental, el eslabón que nos permitirá la sujeción de la cadena. Esta definición parte del criterio básico de cuáles son los problemas que más afectan a la población y por los cuales está dispuesta o debemos animarla a luchar.

Alrededor de estos problemas y en el marco de una nueva correlación política de fuerzas que nos coloca a la defensiva, debemos de hacer propuestas, lanzar consignas, crear instrumentos de lucha, organizar campañas, agitar y concientizar, educar, movilizar y sistematizar la experiencia (teorizar).  Y hacerlo de manera integral, fracción legislativa, alcaldías, y partido FMLN, izquierda en general, diáspora y movimiento popular.

Al evaluar la situación del país, la correlación política y social, el problema que sobresale por su complejidad y afectación popular es la delincuencia, el control territorial por parte de las pandillas. Se precisa que reevaluemos nuestra posición como izquierda al respecto, que nos ubica –interesadamente para desgastarnos- ante los ojos de la gente como defensores de la delincuencia. 

Es significativo que en el apartado sobre Principales desafíos del FMLN en la actual etapa de transición democrática revolucionaria” del documento Lineamientos para el Trabajo del Partido del 1er. Congreso del FMLN de 2015, se mencione ya esta idea:

“49. Debido a que las pandillas, el crimen organizado y el narcotráfico provocan una grave afectación a la seguridad ciudadana y la calidad de vida de la población, destruyen el tejido social y la unidad familiar e infligen considerable daño a la economía, todo lo cual constituye un serio obstáculo para el desarrollo económico, político, social y cultural de la nación, y por tanto, para el avance de la transición democrática revolucionaria impulsada por el FMLN, el principal desafío que tiene nuestro partido es brindarle todo nuestro apoyo político al combate contra estos flagelos. Ello es condición indispensable para enfrentar con éxito el resto de nuestros desafíos de la etapa…”

Y luego en el apartado “Principales desafíos inmediatos del FMLN” se indica que esta tarea de combate a la delincuencia “no es solo el primer desafío de nuestro partido a mediano o largo plazo, sino que es también nuestro primer desafío inmediato.”

Debemos de manera sistemática disputar y arrebatarle esta bandera de lucha por la seguridad ciudadana al gobierno Bukele. Esta bandera es una de las fuentes principales del actual desgaste político de la izquierda y debemos evitar que nos siga desangrando. La gente nos ve como opositores a planes que les benefician en su seguridad.

Otras temáticas pudieran ser defensa frente a los despidos, las pensiones y la salud (coronavirus, agua, etc.) La gente debe de vernos siempre defendiendo sus intereses, local y nacionalmente, no en arreglos con la derecha.  Bukele ha sido hábil en colocarnos, arrinconarnos como opositores irracionales.

Debemos con urgencia dar un viraje de nuestro enfoque táctico. De no hacerlo, seguiremos cosechando derrotas, electorales y a la vez políticas. 

4.Contenidos ideológicos

La formación ideológica de la militancia  de izquierda en este siglo XXI comprende, por una parte,  el acumulado histórico de rebeldías y revoluciones de los distintos proceso revolucionarios que han transcurrido alrededor del mundo, y que se han reflejado en elaboraciones teóricas, de naturaleza emancipadora. 

Y por la otra, el estudio de las tradiciones revolucionarias de los sectores de izquierda  salvadoreños, de sus dirigentes y sus organizaciones, tanto políticas como gremiales, a lo largo de un siglo. Es particularmente clave el estudio del pensamiento de Schafik Handal, nuestra principal herencia teórica revolucionaria.

Asimismo es importante conocer el pensamiento de la derecha internacional y local, sus visiones de futuro, sus valoraciones sobre el desarrollo del capitalismo y la globalización (Davos, OCDE, FUSADES, entre otros).

5.Relaciones con sectores populares y progresistas

La izquierda debe ir al encuentro de las diversas expresiones orgánicas de rebeldía popular antisistema neoliberal, que se manifiestan tanto a nivel nacional, regional como municipal. Estas relaciones deben estar basadas en el respeto mutuo, la cooperación y la solidaridad. En especial debe existir la voluntad de acompañar a las organizaciones y comunidades en sus luchas por reivindicaciones inmediatas de carácter económico, social o cultural. Este acompañamiento nos permitirá conocernos, crecer y desarrollarnos.

El pensamiento nuestro de Schafik

El pensamiento revolucionario de Schafik es nuestra herencia teórica y política. Nos permite identificar amenazas y caminar con firmeza hacia el cumplimiento de la misión revolucionaria de la izquierda, particularmente de la izquierda partidaria, del FMLN, como instrumento para transformar nuestro país.-

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