La teosofía en Centroamérica durante la primera mitad del siglo XX
Enero 8, 2019
Aunque Jinarajadasa no lo menciona en su conferencia, uno de los miembros destacados que le dio el recibimiento en El Salvador durante 1929 fue nada más y nada menos que el mismo General Maximiliano Hernández Martínez, quien era Presidente de una de las logias teosóficas de El Salvador.
Durante las primeras décadas del siglo XX, la teosofía tuvo una enorme difusión en todo el istmo centroamericano, claro ejemplo de ello es que intelectuales de la talla de Alberto Masferrer, Salvador Salazar Arrué, Cesar Augusto Sandino y algunos otros visitantes que vinieron al pulgarcito de América tales como la escritora chilena Gabriela Mistral y el mexicano José Vasconcelos, la profesaban. Alberto Masferrer, en base a lo que la Dra. Marta Casaús ha denominado un espiritualismo-teosófico abogó por un proyecto de nación que quedaría inconcluso debido a su muerte, pero que de cierta manera sería continuado por el también teósofo militar General Maximiliano Hernández Martínez, después de los lamentables sucesos de 1932.
Según el investigador Ricardo Martínez Esquivel, la primera Logia Teosófica que se fundó en Centroamérica, fue en la capital de Costa Rica, durante el año de 1904 y la cual llevó por nombre Vïrya; su fundador fue el español Tomás Povedano de Arcos, quien además de ser teósofo era masón y Gran Maestre de la Logia de Costa Rica de 1905 a 1907 así como Venerable Maestro de la logia masónica Hermes 7 de 1901 a 1902. Povedano fundaría la Sociedad Teosófica tica junto a su familia y otros hermanos masones, la cual recibió, en primera instancia, carta constitutiva de la Logia Teosófica de Buenos Aires, Argentina. Povedano sería Presidente de dicha logia hasta su muerte en 1943. Este dato sin duda es muy relevante, ya que desde 1904 en adelante florecerían en toda la zona distintas logias de la misma naturaleza.
Ahora bien, vale la pena resaltar que, en este contexto, dos figuras de talla internacional impulsaron aún más todo este imaginario de inicios de siglo, el primero fue J. Krishnamurti, sobre quien, incluso, Masferrer desde su periódico Patria, elogió y el otro menos conocido, pero más importante desde el punto de vista de la difusión de las ideas teosóficas respondía al nombre de Jinarajadasa quien visitaría la región en dos ocasiones, la primera en 1929 y la segunda en 1938. Sobre esta última visita he tenido el privilegio de publicar dos artículos en la REHMLAC+, una revista de historia global de las masonerías, que es editada por la Universidad de Costa Rica.
La cuestión es que tanto teosofía como masonería en ese momento se encontraban en boga compartiendo muchos principios e imaginarios en común aunque habían claras diferencias entre ellas, por ejemplo, el hecho de no admitir mujeres dentro de las logias masónicas ortodoxas, fue algo que no fue aceptado por la teosofía siendo que sus principales lideresas a nivel mundial eran mujeres: la rusa Madame H. P. Blavatsky y la inglesa Annie Besant. Esto derivó en discusiones entre ambas, pero un sector pudo conciliarlas mediante la fundación de la co-masonería, que eran congresos donde podían asistir hombres, mujeres, teósofos y masones, la cual según la masonería de corte más duro no era legítima, por lo que le denominó: irregular. Ahora bien, la que sin duda alguna era enemiga de ambas, tal y como se puede comprobar a través de una serie de documentos es la Iglesia católica, quien se consideraba a sí misma como la única autoridad en materia espiritual.
En El Salvador, específicamente, hay un pronunciamiento sobre la enorme influencia que tuvo la teosofía en el país, reconociéndose así en la Décima Carta Pastoral de Monseñor Chávez y González, que en su versión manuscrita llevaba por título La teosofía cotejada con el cristianismo la cual sería desarrollada en una visita canónica hecha por el líder religioso a la Parroquia de Santo Tomás, ubicada en Santiago Texacuangos, departamento de San Salvador el día 25 de diciembre de 1932 y en la cual hacía una condena de la misma. Por otro lado, habría que decir que el periódico católico salvadoreño Criterio durante el año de 1930 también atacó de manera enjundiosa y sistemática a Alberto Masferrer debido a sus escritos de corte espiritualista.
En ese mismo año, Jinarajadasa dictó una conferencia titulada “Un año de viaje por América Latina” donde dio sus impresiones de los 17 países que había visitado un año antes, entre los cuales se encontraban algunos centroamericanos como Guatemala, El Salvador y Costa Rica donde dio diversas conferencias sobre teosofía, la cual mezclaba con distintas temáticas como pedagogía, historia y política. El orador también aclaró que visitó Panamá, pero que no conferenció en esa nación, debido a que ahí solo esperó el transporte que lo llevaría a Costa Rica.
Sobre lo anterior hay muchos datos curiosos y es que el mismo Jinarajadasa estableció que en los países de habla hispana él leyó sus conferencias en español sin la asistencia de nadie. Durante su segunda gira a América Latina, el suplemento del Diario Oficial, La República, Diario Nuevo y otros periódicos salvadoreños publicaron biografías, pensamientos y ensayos completos en español que él había publicado con anterioridad o que eran parte de su repertorio de discursos, los cuales he analizado en mis artículos “La teosofía en algunos periódicos salvadoreños y centroamericanos durante las décadas de 1930 y 1940” y “La segunda gira de Jinarajadasa a América Latina, 1938”.
Sobre su primera gira de 1929, estableció que las diferencias entre los pequeños países de la América Central eran mínimas. También manifestó que el país que recordaba de forma más vívida de América Latina, en general, era Brasil, por su cultura de no discriminación hacia los negros, es decir, por su fraternidad racial, que es uno de los objetivos que persigue la sociedad teosófica. Sobre Centroamérica el distinguido visitante observó que el poder de la Iglesia católica, era manifiesto, –claro–, esto lo aseveró debido a que tuvo que enfrentar duras críticas y diatribas que provenían de dicha institución confesional cuando visitó estas tierras tropicales. Jinarajadasa también manifestó que Centroamérica se encontraba muy influenciada por la cultura que venía de Buenos Aires, Argentina a la cual veía como una especie de ciudad metrópoli de la civilización en ese momento. La influencia de la teosofía en esa época era tal que el mismo Jinarajadasa confesó que cuando los periodistas latinoamericanos lo entrevistaban, ya lo conocían y sabían mucho de su trayectoria.
De manera seguida se atrevió a hablar de geopolítica en tiempos muy convulsos. Afirmó que en, general, en América Latina, no agradaba la figura de Benito Mussolini, es decir, veía en el continente entero una actitud antifascista. Asimismo aunque no lo expresó explícitamente dio a entender que a los americanos no les gustaba el orden político italiano debido a su amor a la libertad y por su oposición a las dictaduras. Habría que recordar que cuando vertió estas opiniones la segunda guerra mundial no había iniciado y Hitler aún no había llegado al poder en Alemania. En lo que sí fue muy enfático fue en la defensa de la libertad de pensamiento que hacia el hemisferio americano, a la cual él también se adhería.
Jinarajadasa también observó que en algunos países de Suramérica, pero especialmente en Centroamérica se cernía una actitud antiimperialista frente a las pretensiones de los Estados Unidos, de ahí que el antiimperialismo de la región haya tenido un fuerte influjo no del marxismo sino de la teosofía siendo el General Augusto César Sandino el ejemplo por antonomasia aunque más abajo también habría que colocar a personalidades como Alberto Masferrer y el mismo General Maximiliano Hernández Martínez, quienes defendieron la causa sandinista. Esto explicaría también la ruptura entre Sandino y Farabundo Martí, ya que Sandino nunca aceptaría incorporarse a la empresa del comunismo internacional.
Lo que el líder teosófico quería hacer ver es que a los Estados Unidos le interesaban los países de la región para poder concederles empréstitos y así poder obtener ganancias exorbitantes además de dominio territorial. Todo esto se dio en el contexto de un año emblemático como lo fue 1929 caracterizado por la depresión económica mundial que agravó aún más la situación de estos países dando como resultado lo que el mismo maestro espiritual llamó: “dominio financiero e intervención”.
Por otra parte fue tajante al decir que el gobierno de los EE.UU había sido intervencionista en Nicaragua durante el año de 1916 al establecer una base naval que estaba por construirse sin la aprobación del pueblo. Luego, según él, esto también constituía una amenaza para los territorios de Guatemala, Honduras y El Salvador que protestaron al unísono por considerarlo atentatorio a sus soberanías ante el Tribunal Internacional de Centroamérica que dictó sentencia a su favor, pero que lastimosamente no fue cumplida por el gran vecino del Norte. A su parecer, el pueblo estadounidense ignoraba todos estos hechos y era una política que obedecía más bien a los intereses de sus gobernantes.
Jinarajadasa dijo que de Panamá, al igual que del resto de Centroamérica, había enviado semillas a la India para embellecer aún más la sede de la Sociedad Teosófica ubicada en aquella lejana nación, especificando además que en Costa Rica conferenció en el Teatro Nacional, pero que probablemente debido a la presión ejercida por la Iglesia católica, se le solicitó no mencionar la palabra “teosofía”, la cual para él simplemente significaba “sabiduría de Dios” y que tuvo que sustituir por “idealismo”. En Centroamérica, también hizo alusión a la revalorización que se tenía que hacer de la mujer en los distintos ámbitos de la vida.
Jinarajadasa 45s
Silueta de Jinarajadasa publicada en el periódico salvadoreño La Prensa. (Octubre de 1938).
El teósofo indostánico por otro lado declaró que en 1929 visitó las logias de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica. En Nicaragua resaltó la rivalidad entre conservadores y liberales, incluso, él mismo manifestó que sostuvo una conversación con Sandino en Yucatán, México, quien a su entender, le explicó la situación exacta de la política que se estaba viviendo en ese país. Finalmente, concluyó que Nicaragua era un país dividido donde hacía falta el espíritu de hermandad propagado por la teosofía.
En Honduras, acentuó que el mismo Presidente de la República había estado en una de sus conferencias y que la masonería en esa nación era muy potente, de tal modo que hasta el mismo Presidente era masón. Habría que señalar que Jinarajadasa pronunció ahí una conferencia donde habló sobre los ideales de la masonería. En este sentido, cabe destacar que en 1938 también dictó otra conferencia sobre los orígenes de la masonería, la cual fue reproducida en el Diario Oficial, Suplemento La República ya durante la presidencia de Hernández Martínez quien de igual forma era masón grado 33.
Sobre Guatemala el peregrino místico expresó que era la nación donde vio los trajes típicos indígenas más bonitos de toda América Latina. Además mencionó que había indios de un físico muy hermoso. Sobre El Salvador hizo notar lo pequeño de su territorio en relación a su población, además profirió que la mayoría de su población consideraba anticuada la idea de cambiar la administración mediante la revolución violenta, lo cual denota que tuvo alguna noticia sobre el movimiento comunista que se estaba organizando en ese momento o, al menos eso cabe suponer.
Por otro lado, aunque él no lo menciona en su conferencia uno de los miembros destacados que le dio el recibimiento en El Salvador durante 1929 fue nada más y nada menos que el mismo General Hernández Martínez, quien era Presidente de una de las logias teosóficas de El Salvador y quien se fundamentaría mucho en su pensamiento unos años después, –ya siendo Presidente de la República– para construir su propio proyecto de nación espiritualista.
Jinarajadasa también manifestó que las ramas teosóficas de los países de Centroamérica más una de Colombia conformaban la Sociedad Teosófica de Centroamérica. Esto aún en contra de las opiniones más virulentas que podrían darse en la actualidad es sobremanera llamativo ya que si había algo que interconectaba y acercaba a Centroamérica en ese momento, al menos desde el punto de vista espiritual e intelectual, era la teosofía. El grave problema de muchas de las malas interpretaciones históricas que persisten hasta el día de hoy es porque durante mucho tiempo se ha infravalorado el papel que jugó la teosofía en la construcción de los imaginarios de la región durante esa época.
En base a lo anteriormente expuesto resulta muy interesante observar cómo la academia ha empezado a abrirse en el sentido de que poco a poco van surgiendo cada vez más investigaciones serias que están dando cuenta de todas las implicaciones a las que nos hemos venido refiriendo y en ese contexto parte de mis investigaciones sobre la segunda gira de Jinarajadasa han sido publicadas en un libro titulado Teosofía, espiritualismo y masonería, que es una parte de mi tesis doctoral realizada en la UCA y la cual solo había publicado de manera virtual.