Dos conflictos instalados en El Salvador, uno que enfrenta a la criminalidad con la sociedad, y el otro electoral, del cual se alimentan los partidos políticos, constituyen para el país “uno de los escenarios más críticos desde los Acuerdos de Paz” de 1992. Así lo asegura Juan José Martel, secretario general del Cambio Democrático (CD), ideólogo de izquierda. Propone activar una instancia interpartidaria, pide fortalecer las instituciones contra la corrupción y legislar para que los actos de corrupción se vuelvan imprescriptibles.
¿Cómo describe la situación que El Salvador está viviendo actualmente?
Para nosotros, el país está viviendo uno de los momentos más críticos desde los acuerdos de paz. Da la impresión que tenemos instalados varios conflictos al mismo tiempo y todos con un alto volumen. Por un lado, un conflicto entre las maras y la sociedad salvadoreña, y el Gobierno, que es como el elemento detonante en la coyuntura de esta semana y que se expresa en el parto al transporte. El paro de transporte implica un salto en la escalada de violencia que ha venido sufriendo el país, desde que terminaron las elecciones, y que nos demuestra que las pandillas, que las maras, son una estructura organizada con control de territorio, con poder y con armas. Pero al mismo tiempo que se está presentando este conflicto fundamental, olvidándose el grave problema que tiene El Salvador, y todos utilizando como pretexto la defensa de la población. Entonces, detrás de las acusaciones de golpe de Estado, de ineficiencia, de que renuncie el presidente de la República, lo que tenemos es otro conflicto que se nos ha agravado en un momento en que no es normal que la política esté tan polarizada, porque acabamos de tener una elección y la próxima elección es dentro de tres años. Y por lo general, después que termina una elección y tenemos tres años de tranquilidad, de silencio electoral, es primero como consecuencia que ha habido elecciones dos años seguidos, esto ha cansado a la población y por lo tanto se establece una especie de tranquilidad y siempre ha sido como año y medio que le permite al Gobierno trabajar. Las elecciones están lejos todavía, hay cansancio, pero hoy resulta que eso no ha pasado. Lo que resulta es que termina la elección, que tardó más tiempo, y de inmediato se activó este inusual conflicto y con un alto volumen.
¿Por qué se activó este conflicto que parece electoral?
Esa es la gran pregunta. ¿Será que ya empezó la campaña de 2018? ¿Será que los partidos políticos han decidido no darse tregua? Es obvio que el panorama electoral en lo fundamental no se movió, las dos fuerzas grandes siguen siendo las dos grandes, el resto continúa, ningún partido pequeño se volvió más grande o uno excesivamente grande se volvió pequeño, puede que un partido haya ganado dos diputados más y que otro haya perdido dos, pero en el fondo se mantienen las correlaciones básicas que teníamos en la legislatura pasada. Lo que hay es un inicio adelantado de campaña en el cual los partidos están tratando de sacarle provecho a la situación grave que tiene el país. Entonces, se nos instalan dos conflictos de manera simultánea: un conflicto entre la criminalidad y la sociedad, y un conflicto dentro de las fuerzas políticas. Esa situación para nosotros se vuelve doblemente grave. Uno solo ya sería grave.
¿Y qué tanto el segundo conflicto puede favorecer a que siga el primer conflicto?
Se alimentan mutuamente. Las pandillas y los grupos criminales perciben la división que hay en el sector político, perciben el conflicto entre las dos fuerzas grandes entre el Gobierno y los partidos de oposición, que con distinto tono pero están en la dinámica, y esto lo usan, entonces, dicen ‘Estamos peleando en el momento en que hay una clase política dividida, por tanto el Gobierno es débil’. Pero al mismo tiempo provoca un nuevo incendio en el sector político porque aumentan las acusaciones del Gobierno de incapacidad y el Gobierno sigue gritando que son golpes de Estado. Ahí está la base de nuestra propuesta: tenemos que desactivar uno de los dos conflictos para comenzar a generar un círculo distinto. No podemos desactivar el conflicto de las pandillas en este momento, pero sí bajarle el mayor volumen posible al conflicto dentro del sector político. Estamos proponiendo la reconformación de la comisión interpartidaria en la que estén presenten todos los partidos, no solo los que tengan representación legislativa. No es un problema de votos, es un problema de representación, de que necesitamos grandes, medianos y pequeños a sentarnos en una mesa, y buscar una salida en primer lugar a esta guerra verbal. Hay dos partidos que por su tamaño son los que tienen la mayor responsabilidad.
Esto no es nuevo. Los partidos políticos se reunieron y firmaron un pacto por el diálogo, pero no hay acuerdos…
Este proceso electoral fue tan complejo que, una vez que terminó, ya nadie se acordó de ese pacto. Pero creo que es un buen momento para retomarlo. La interpartidaria ha tenido momentos buenos y malos, contribuyó mucho en los procesos de paz. Un tercer momento que se pretendía abrir, después de la elección, se firmó un compromiso y se dijo después vamos a retomar. Si los partidos no son capaces de juntarse, la situación se va a complicar más. Este no es un problema de votos y tamaños, es un problema que las fuerzas legalmente constituidas deben todas de dar un aporte. Todos debemos de aportar, sería negativo iniciar excluyendo. La segunda propuesta: se necesita un alto nivel de coordinación entre los tres órganos fundamentales del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. No se trata de atentar contra la independiencia, la misma Constitución señala que deben colaborar entre sí para lograr el bien común. Hemos tenido conflictos, creo que eso debemos evitarlo. Esos conflictos no deben entorpecer el trabajo. Si comienza la Asamblea a halar por un lado, el Ejecutivo por otro y el Órgano Judicial no se incorpora, lo que tendríamos es ineficiencia en la solución de un grave problema que tiene el país.
Ante el gran problema de la criminalidad, la corrupción en el sistema judicial, la falta de recursos en Fiscalía, se propone conformar una Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador. ¿Es factible?
Tenemos un histórico problema de impunidad, no es reciente, no es del FMLN, ni siquiera de los Gobiernos de ARENA. Vamos a encontrar un problema permanente de impunidad. Se resuelve fortaleciendo el Estado de Derecho y generando fortaleza en las instituciones de la vida nacional. En algunos momentos es necesario generar recursos extraordinarios. Una comisión para investigar hechos al estilo de Guatemala es un recurso extraordinario que de ninguna manera lleva a que el Gobierno cumpla su papel y a que no tengamos de todos modos que fortalecer las instituciones del Estado. Por lo tanto, no es una discusión de una comisión en abstracto la que va a resolver los problemas, es un esfuerzo que va muchísimo más allá. El problema es que estos temas entran en una discusión polar entre los que se enamoran de una comisión y los que niegan rotundamente toda posibilidad de una comisión. En esos términos no hay posibilidades de acuerdo. En Guatemala, lo que motivó la creación de esa comisión no fue el hecho de la impunidad en general, sino casos graves que estaban quedando impunes, como consecuencia de que las estructuras policiales y militares en el Estado estaban siendo penetrados hasta la médula por el crimen organizado y el narcotráfico. Basta con recordar el caso de nuestros diputados del Parlamento Centroamericano asesinados en Guatemala, se captura a los hechores materiales y aparece una estructura y asesina a los involucrados y se retira con total impunidad. Me pregunto: ¿existe esa situación acá?, ¿con ese nivel de gravedad? En segundo lugar, la comisión en Guatemala fue consecuencia de un acuerdo en el que la clase política se unió, la Corte de Constitucionalidad señaló que no había ningún problema de inconstitucionalidad. En tercer lugar, la Asamblea Legislativa ratificó el tratado que firmó el Gobierno con Naciones Unidas. ¿Existen condiciones para que la clase política tome una decisión unánime? ¿O estamos utilizando la comisión para generar un mayor nivel de conflictividad? Y finalmente los recursos.
La comisión en Guatemala es financiada 100 % con recursos externos, ningún guatemalteco aporta ni cinco centavos, para garantizar que no hay contaminación financiera con recursos nacionales que puedan tener dudoso origen. ¿Estaría Naciones Unidas en condiciones de financiar? Ahora, el problema de la impunidad es grave. Desde los asesinatos, más del 90 % quedan sin judicialización, hasta los delitos de cuello blanco. La columna vertebral es fortalezcamos el Estado de Derecho y después veamos si necesitamos medidas extraordinarias.
Perfil
Juan José Martel logró una de las diputaciones que consiguió la “Convergencia Democrática” en 1991, junto a Héctor Silva, Rubén Zamora y Jorge Villacorta. Esta fue integrada por el Movimiento Nacional Revolucionario, Movimiento Popular Social Cristiano y el Partido Social Demócrata. La Convergencia participó en las elecciones de 1994 en coalición con el FMLN, con Rubén Zamora como candidato. Luego de cancelaciones partidarias, en 2003, se constituyó el Centro Democrático Unido (CDU) y en 2005 el Cambio Democrático (CD), ahora en proceso de cancelación.
Juan-Jose-Martel
Foto: Diario El Mundo
En cuatro preguntas
¿Están en crisis los partidos políticos?
Yo creo que tenemos una crisis de partidos pero no una crisis del sistema de partidos políticos. El sistema funciona, tenemos partidos históricos, distintas representaciones, tenemos partidos que tienen una base de votos histórica, pero lo que está en crisis es el partido como tal, como consecuencia del autoritarismo dentro de los partidos, la falta de transparencia y no han renovado su pensamiento político ideológico, y algunos están con ideas de la guerra fría. Se agrega que las elecciones cada vez se convierten en un componente en que el dinero es lo fundamental.
¿Qué se necesita?
Necesitamos resolver esos probleams: más democracia interna, transparencia, que revisen y actualicen su pensamiento, crear un entorno de mayor equidad en la competencia electoral, reduciendo el rol que tiene el dinero de las campañas electorales.
¿Cuál es la situación de ARENA, FMLN y GANA?
Yo creo que los partidos van a tener que dar pasos en su democratización interna y transparencia por presión de la nueva Ley de Partidos Políticos. Se necesitan partidos en que realmente la base participe y para eso necesitan crear estructuras y métodos que garanticen la democracia. Tanto ARENA como GANA y el FMLN tienen un problema interno de autoritarismo. Creo que eso necesitan irlo superando, eso uno se los puede señalar pero no se puede ver en la vida interna de ningún partido político.
El FMLN habla de actualizarel socialismo. ¿Se puede?
Todo pensamiento ideológico político necesita actualizarse y renovarse de manera permanente. La internacional Socialista es un ejemplo de partidos que buscan la renovación de su pensamiento, yo sí creo que el Frente puede renovar su visión socialista, igual que ARENA, debería revisar su visión de esta sociedad capitalista, no podemos seguir con los esquemas liberales concentradores de riqueza porque destruyen la capacidad adquisitiva de las clases medias, aumentan la pobreza.