Lucha de masas, lucha electoral y represión política en El Salvador de 1975 Roberto Pineda 16 de junio de 2014
A mediados de la década de los setenta del siglo pasado surgen poderosas organizaciones revolucionarias de masas como el Frente de Acción Popular Unificada, FAPU y el Bloque Popular Revolucionario, BPR, así como se despliegue una estrategia de lucha electoral por medio de la Unión Nacional Opositora, UNO. Al finalizar la década ambas visiones se complementan y originan el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, no sin antes realizar una intensa y a veces encarnizada lucha ideológica, la cual cuarenta años después, es muy valiosa a la luz de los desafíos de un segundo gobierno de izquierda.
A continuación rescatamos elementos de este debate desde la óptica del Partido Comunista de El Salvador, PCS, y su semanario Voz Popular. Se incluye contexto histórico y breves biografías de Mario Aguiñada Carranza y Dagoberto Sosa. Anteriormente se había tratado el período de marzo a mayo de 1975.
Ligarse a las masas es un problema de acción concreta y no de palabras
En el numero 37 de VP de junio de 1975 se reseñan los diversos aportes que las campañas de la UNO han realizado para contribuir a la educación política de los sectores populares, en particular se subrayan los aspectos positivos derivados de la participación de la UNO en las elecciones de marzo de 1974.
Se apunta que “pese al fraude gubernamental y a la abstención de los electores, la votación a favor de la UNO fue de alrededor de los 270,000 votos, lo cual significó un poco más del 40% de la votación real. Es decir, que de cada 100 votantes, 40 votaron por la UNO. ¿no es acaso ese porcentaje de votantes a favor de la UNO evidencia de que la realidad nos esta indicando que las masas sí desean dar batallas dentro de un marco de posibilidades de ganar el Poder por la vía de las urnas?”
Agrega que “fueron liquidados, en la práctica, el PPS y el FUDI, lo que ha conducido a la absoluta polarización entre el PCN y la UNO. Esto se vio claramente en el proceso del periodo de propaganda eleccionaria y se sigue observando hasta el momento. Las fuerzas siguen polarizadas.”
Considera que “La polarización UNO-PCN, es demostrativa de que la UNO es objetiva y subjetivamente la alternativa política para nuestro país. La posibilidad de que la UNO llegue al gobierno, tiene así una sólida base objetiva. Esto plantea a las fuerzas revolucionarias serias responsabilidades, abriendo interrogantes sobre cuestiones cardinales: ¿Cómo puede la UNO conseguir el gobierno? ¿Cuál será el papel de las elecciones en el esfuerzo de la UNO por alcanzar el gobierno? ¿Cómo defenderá la UNO su eventual triunfo electoral?”
Opina que “en las últimas elecciones tuvo lugar un fraude electoral más extenso mucho más complejo que los anteriores. El gobierno y su partido necesitaron recurrir a la anulación de planillas, a la “ruda de caballitos”, al relleno de urnas, al robo de estas y al manoseo de los escrutinios en una escala y una combinación no utilizados antes. Esto reflejo que el PCN es mucho más débil que antes.”
Subraya que “en la votación en los lugares donde se anularon las planillas de candidatos de la UNO ( principalmente Santa Ana y San Marcos ) se puso de manifiesto el alto nivel de politización de las masas y su gran identificación con la dirección política de la UNO.” Además “la unida de los partidos de la UNO fue reforzada, tanto por la base como a nivel de dirección. “
Analiza que “la UNO, que no es aún el frente único, como aspiración máxima organizativa y aglutinante de todas las fuerzas populares, revista ya la característica de ser un importante embrión de dicho frente. Esto es de extrema importancia.”
Concluye que “los que pretendan, como los ultra-izquierdistas, ir más delante de las masas, van al aislamiento. Los que pretendan ir a la zaga de las masas, también se quedan aislados. La vida, vale decir la experiencia propia y ajena, demuestra, en definitiva, que con las masas organizadas todo puede lograrse; y sin ellas, por el contrario, nada puede construirse en beneficio colectivo.”
¿Cuál debe ser la actitud popular frente a la Fuerza Armada?
En el numero 38 de VP de junio de 1975 continua el debate, esta vez sobre la actitud frente a los militares. Se considera que “para el país la unidad de las fuerzas populares es la verdadera alternativa política en este momento de la historia salvadoreña. Lo que corresponde a la realidad objetiva. Esta la constituyen los votos, cada vez más en ascenso, que la UNO ha obtenido en las elecciones, lo cual pone en evidencia algo sumamente importante: el lado subjetivo o sea la voluntad de las masas populares que quieren dar batallas dentro del marco de posibilidades de ganar el gobierno por la vía de las urnas.”
En el artículo se cita partes de la Bases Programáticas de la UNO sobre el rol de las Fuerzas Armadas. Y se evalúa que “la política que ha venido haciendo la Fuerza Armada y , principalmente, sus altos mandos , ha sido y es favorable a los intereses egoístas y minoritarios de la oligarquía del imperialismo, y de lo que se trata es de hacer política, pero política a favor de las mayorías, vale decir del pueblo.”
Concluye que “a la par del fortalecimiento orgánico e ideológico de las fuerzas populares, debe correr un línea clara y precisa de ganar a las Fuerzas Armadas, a las filas de los que luchamos por los cambios históricos que nuestro pueblo necesita.”
Esta temática continúa en el número 39 de VP. Se plantea que “nosotros debemos partir de una cuestión objetiva a saber: que la Fuerza Armada no es un todo monolítico ideológicamente hablando. Si observamos claramente lo que se trasluce en el campo político, se advierten dos tendencias fundamentales: la que propugna la escalada fascista y es la que se nota dominando en estos instantes. Pero también existe otra tendencia, que ven en el reformismo visto con algún sentido progresivo, la salida a la situación deplorable que vive el pueblo salvadoreño.”
“No ver estas dos tendencias conduce al error de echar en el mismo saco a todos los cuadros del Ejército, renunciando a toda tentativa de análisis. En cambio, hacer esta distinción es una obligación, de todo aquel que quiera hacer política realista. Nosotros sostenemos que las organizaciones populares deben saber, ante la Fuerza Armada, saber distinguir entre quienes están contra el país y el pueblo, y quienes están en contra de los mismos.”
Considera que “la unidad que defendemos y por la cual luchamos significa ligarse a las masas, luchar junto con ellas en todas sus demandas y aspiraciones legítimas; llegar a ellas para trabajar junto con ellas y no adoptar la actitud del prepotente, que al bajar de su torre hasta las masas, quiere llegar como quien da limosnas de conocimiento y centavos de ideología, rehuyendo el trabajo diario y sostenido. En la gran tarea histórica de la unidad de las fuerzas patrióticas y democráticas, la atracción de aunque sea una parte de elementos de la Fuerza Armada, es un trabajo que forma parte del proceso unitario.”
El abstencionismo electoral ¿es una cuestión de principios?
En el numero 41 de VP se trata sobre el abstencionismo electoral “adoptado como cuestión de principio de parte de los grupos ultraizquierdistas y, concretamente, por el FPL y el ERP” en su documento conjunto de febrero de 1974, titulado “Posición conjunta de las organizaciones del pueblo FPL-ERP ante el proceso electoral.”
Coincide el articulista de VP que “los objetivos del régimen con el sistema de elecciones persigue es la perpetuación del sistema” pero agrega que “una cosa es que el régimen planifique sus objetivos, y otra cosa es que la respuesta de las organizaciones populares, les este desbaratando, sus planes y sus objetivos.”
Evalúa que el “aumento cada vez más creciente de votos en las elecciones a favor del programa unitario de la UNO” significa que “la alternativa histórica del presente, es la unidad popular en torno al objetivo de conquistar un gobierno democrático capaz de impulsar los cambios estructurales que el país necesita.”
Concluye que “tomar como principio la abstención eleccionaria, en circunstancias en que es inaplicable, equivale a abandonar a las masas, a renunciar a orientarlas y
dirigirlas; equivale a dejarlas a merced del espontaneismo y de los intereses de las clases dominantes. El camino…de la cimentación de las condiciones subjetivas para el cambio revolucionario no es el bulevar de Los Héroes, bien pavimentadito y recto, sino que es difícil y lleno de obstáculos y de incomprensiones.”
En el número 42 de VP se continúa tratando este tema. Se argumenta que “si las masas favorecen más y más con su voto en las elecciones a la UNO ¿acaso este hecho, no nos esta indicando que ellas apoyan conscientemente el programa de cambios propuesto por este frente electoral? Además que “la búsqueda de la unidad de las fuerzas populares, como cuestión de principio que sustentamos, está reñida con la irracionalidad y el voluntarismo. Pretender en la práctica política partir de nuestros propios deseos, elevándolos a la categoría de dogmas para imponérselos a las masas, es irracional.”
La masacre estudiantil del Seguro Social. 30 de julio de 1975
El miércoles 30 de julio de 1975 la dictadura militar reprime a una manifestación estudiantil a la altura del Seguro Social. La manifestación era para repudiar la intervención militar en el campus universitario de Santa Ana. La respuesta popular es impresionante y de manera conjunta, todas las fuerzas de izquierda realizan la toma de Catedral Metropolitana y durante una semana se mantiene tomada como foro de denuncia contra la dictadura. Fue una expresión de unidad de la izquierda ante la represión. Esta masacre aceleró fuertemente la toma de conciencia de amplias masas acerca de la necesidad de terminar con la dictadura militar.
Condenamos masacre de estudiantes
La comisión política del PCS “condena enérgicamente la masacre de que fuera objeto la manifestación de estudiantes universitarios y de secundaria el 30 de julio en horas de la tarde, por agentes de la Guardia Nacional Policía Nacional y Policía de Hacienda, que dejara un elevado saldo de muertos y heridos y decenas de capturados.”
Agrega que “con la misma energía repudia las declaraciones del Coronal Molina en las que justifica la masacre cometida cobardemente por los cuerpos mencionados contra indefensos estudiantes…la desfachatez del Coronel Molina llega hasta el invento de un complot subversivo…”
“Compatriotas: esta bestial forma de mantenerse en el poder es típico del fascismo y hacia su implantación se dirigen los actuales gobernantes. Detener ese peligro es el deber de todos los salvadoreños dignos en este momento. Los comunistas como verdaderos patriotas estamos incorporados a esa lucha.”
En el número 43 de VP de agosto, se plantea que “el fascismo es la forma de dominación más bestial que ocupa el gran capital para mantenerse en el poder…” pero “el fascismo no es invencible y el pueblo salvadoreño logrará derrotarlo.”
Quien manda: Romero o Molina?
Asegura el articulista de VP 43 que “para todos esta claro que el principal responsable de los hechos que comentamos es el Coronel Romero, quien como Ministro de la Defensa ejerce el control real, imponiendo sus decisiones sobre el Ejército y los llamados cuerpos de seguridad.
Afirma que “el Coronel Molina…no ha hecho más que avalar la conducción impuesta por el Ministro Romero. Sostiene que “de esta manera la corriente fascista dentro del Gobierno adquiere mayor fuerza y se torna más peligrosa. Por esta vía, El Salvador se conduce hacia un régimen al margen de toda legalidad y que pretende silenciar con el asesinato y la represión las voces de protesta del pueblo organizado.” Concluye alegando que “el fascismo no podrá imponerse a nuestro sufrido pueblo.”
Masacre del 30 de julio: Parte del plan terrorista del grupo fascista
En la VP número 44 se considera que “la masacre del 30 d julio es parte de la escalada del grupo fascista de militares y civiles, que trata de someter al pueblo salvadoreño.”Alerta que “percibimos claramente que el próximo paso que se quiere dar, es el de proceder a la cancelación de los movimientos políticos de oposición…”
Se pregunta el articulista ¿podríamos decir que es el Ejército responsable de esta masacre? Y responde: rotundamente NO. Los responsables directos son solamente los altos jefes de los cuerpos represivos que tomaron parte en el crimen. Son el Ministro de Defensa, el Director d ele Guardia Nacional y el Director de la Policía de Hacienda. Es asimismo responsable, el propio Coronel Molina…Sobre ellos es que el pueblo descarga la responsabilidad de la masacre; ellos son los que están conduciendo al fascismo a la República.”
Necesidad de la unidad en la lucha del pueblo
En el número 47 de VP de septiembre de 1975 se trata sobre la unidad popular. Plantea que “condición importante y decisiva para el triunfo de la causa popular es la UNIDAD de todos los protagonistas que se lanzan a la consecución de reivindicaciones económicas políticas o para hacer triunfar la revolución transformadora de una sociedad caduca…”
Considera que “se ha detenido transitoriamente la ofensiva fascista gracias ala enorme movilización de masas pero no se ha avanzado lo suficiente par su aislamiento completo, a causa de la actitud negativa de algunos dirigentes de ciertas organizaciones que hacen gala de sectarismo y enseñoramiento, quines por su incapacidad política, no se dan cuenta que para cortarle las uñas al fascismo y eliminar su peligro, precisa la mayor unidad y la creación de un vasto frente popular en el que se incluya organizaciones y elementos de diversas clases y sectores sociales que se dispongan a luchar contra ese peligro inmediato y a favor de reivindicaciones democráticas.”
Evalúa que “al pretende profundizar su ofensiva reaccionaria con el asesinato de estudiantes, el equipo fascistoide que domina el país no previo el repudio y la oposición a esos planes por parte de la inmensa mayoría de salvadoreños…En estas condiciones, el grupo fascistoide trata inútilmente superar el aislamiento político en que se encuentra y de rehacer su esquema.”
Los orígenes y la conducta del actual gobierno
En el número 48 de VP aparece un extenso análisis de la realidad nacional y el gobierno del Coronel Molina. Establece que “para asumir la Presidencia, Molina hubo de contraer muchos compromisos: entregó posiciones las fuerzas oligárquicas, derechistas al mismo tiempo que hizo compromisos con sectores reformistas del capital nacional.; accedió a las exigencias reformistas del BID y prometió a la inquieta oficialidad de la Fuerza Armada llevar a la práctica una reforma agraria.”
Considera que “este doble tipo de compromisos de Molina era la consecuencia de la madurez de la crisis estructural que padece El Salvador y de las consiguientes contradicciones dentro de las clases dominantes y se reflejaron en la composición de su primer gabinete en el cual llegaron a predominar los Ministros Reformistas.”
Posteriormente enumera seis consecuencias de las elecciones municipales y legislativas de marzo de 1974 sobre la conducta del equipo gobernante. En primer lugar, señala que “Molina, habiendo fracasado en demostrar poseer fuerza propia, se entregó más en brazos de la derecha militar y oligárquica como el único sostén para su gobierno.”
En segundo lugar “se impuso la tendencia hacia la supremacía de la ORDEN en el aparato político del régimen como parte del esquema fascista, y se ahondaron las contradicciones, entre los jefes de la mencionada organización ilegal y los directivos del PCN.” A continuación “se pasó a asegurarla base militar d apoyo, mediante numerosos traslados y cambios en las jefaturas de las unidades y los servicios, y a realizar preparativos para una escalada represiva sistemática.”
En cuarto lugar “se paso en los hechos a la represión escalonada, la cual se ha distinguido por su crueldad y su carácter sangriento: Chinamequita, Jorge Alberto Moran Cornejo, La Cayetana, Tres Calles, 30 de julio. Punto importante en esta escalada de terror es la formación de bandas de asesinos que cuentan con garantía de impunidad” los que posteriormente serían conocidos como Escuadrones de la Muerte.
En quinto lugar “todo el equipo gobernante, militar y civil, se ha precipitado en una desesperada carrera de enriquecimiento personal “ y por último “consignar algunas medidas que desentonan con la tendencia principal…indican que aún quedan dentro del gobierno restos de los sectores interesados en reformas aunque es evidente, su insignificancia y su debilidad cada vez mayor.”
Concluye que “la experiencia del gobierno de Molina demuestra…que son totalmente vanos los intentos de avanzar con reformas dentro del poder tradicional, representativo de la oligarquía, del predominio imperialista y de la derecha militar. La tesis de que la tarea más importante y decisiva que tiene planteada el pueblo salvadoreño, para abrir paso a los cambios que nuestro país necesita urgentemente consiste en sustituir a ese viejo poder reaccionario por un joven poder democrático y popular, cobra así una fuerza lógica irrefutable.”
Origen y contenido del Plan de Fascistización
En el número 49 que por cierto marca el primer aniversario de VP se trata sobre el plan de fascistización. Se considera que “a fines de 1973 y comienzos de 1974 se conjugaron dos factores –uno exterior y otro interno- para determinar el viraje definido del gobierno hacia la fascistización.”
Estos factores son “la ofensiva contra-revolucionaria del imperialismo yanqui en América Latina durante 1973, para rehacerse de las sucesivas derrotas sufrida desde 1968 (pronunciamientos militares nacionalistas de izquierda en Perú, Panamá, Bolivia, Ecuador; instalación por vía electoral del gobierno hacia el socialismo encabezado por Salvador Allende en Chile, auge del movimiento popular revolucionario de masas en Uruguay encabezado por la clase obrera. Esa ofensiva tenía la misión de reemplazar a los gobiernos progresistas por dictaduras fascistas.”
Y además “la derrota electoral del régimen en marzo de 1974 condujo a reforzar en la alta jefatura militar la convicción de que las futuras tres confrontaciones electorales (1976, 1977 y 1978) no solo serán nuevos y mayores reveses para el régimen, sino también momentos de estallido de la crisis política latente desde hace muchos años en nuestro país, la que es directa consecuencia de la antigua crisis estructural, que no tenido una salida real.”
Entre los objetivos concretos del plan de fascistización se mencionan los de “desarticular los partidos aliados dentro de la UNO, llegando incluso a ilegalizarlos; destruir el movimiento sindical unitario e independiente, y a las organizaciones no oficiales de campesinos y asalariados agropecuarios; destruir las organizaciones estudiantiles y la ANDES; callar la prensa opositora; aplastar al sector progresista del clero católico y modificar radicalmente el sistema de derechos y libertades constitucionales…Estos objetivos deben conseguirse antes de las elecciones presidenciales de 1977.”
Analiza que “las masacres de La Cayetana y Tres Calles fueron tanteos para conocer cual podría ser la dimensión de la respuesta popular, y fueron también acciones de guerra psicológica para atemorizar a núcleos activos en la promoción organizativa y combativa de las masas.” Pero se considera que con la masacre del 30 de julio “los fascistas equivocaron sus cálculos: subestimaron la capacidad de respuesta del pueblo capitalino; subestimaron la indignación que podría provocar un acto vandálico y sangriento en sectores habitualmente marginados de la actividad política.”
No obstante esto se alerta que “alentado por la división en el movimiento popular que han propiciado los dirigentes ejecutivos de ANDES y de ciertos otros agrupamientos, y por la reducción de las proporciones de las manifestaciones y concentraciones de masas, el gobierno ha empezado de nuevo a pasar a la ofensiva.”
Amenazas, parches y migajas en discurso de Molina el 15 de septiembre
En el número 50 de VP se analiza el discurso del presidente Molina el 15 de septiembre de 1975. Se considera que es parte “de los esfuerzos que hace para crear condiciones que permitan superar las secuelas adversas de la matanza del 20 de julio y proseguir la marcha hacia la dictadura fascista.”
Advierte que “la táctica de su gobierno consiste en atraerse a neutralizar a importantes sectores populares mediante concesiones económicas, para aislar al movimiento obrero, a los partidos populares de oposición y a todas las fuerzas democráticas y revolucionarias con el objeto de zafarse de una derrota segura en la próximas elecciones de diputados y alcaldes, abrir paso a su proyectada reforma constitucional y a los demás objetivos del plan fascista.”
“¿Tendrá éxito esta táctica? Nosotros estamos convencidos d que no triunfara porque desprecia los grandes avances logrados por el pueblo salvadoreño y en particular por los trabajadores. El pueblo salvadoreño hace tiempo comenzó a comprender por su propia experiencia, que todo lo que obtiene, aún las más pequeñas migajas, son un fruto de su lucha y no un dádiva.”
Mario Aguiñada Carranza
Mario Aguiñada Carranza nace en Sonsonate en 1942. A finales de los años cincuenta del siglo pasado se incorpora a las lucha contra la dictadura de Lemus desde la Asociación Juvenil 5 de Noviembre. En 1960 ingresa al Partido Comunista y forma pate del FUAR. Es electo en el V Congreso del PCS de marzo de 1964 como integrante de su dirección nacional. Luego participa en la escuela de Cuadros del PCUS. Al regresar a El Salvador asume la secretaría de Propaganda y publica La Verdad y Tribuna Popular. A finales de los setenta asume la conducción del partido Unión Democrática Nacionalista, UDN. Forma parte en representación de este partido, del Foro Popular. Al constituirse el FMLN en octubre de 1980 pasa a integrar la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU, de este, en representación de PCS, junto con Schafik Handal y Américo Araujo. En 1984 pasa a formar parte de la Comisión Político-Diplomática, CPD, del FMLN. En 1988 regresa al país y asume la dirección del UDN. En 1990 se separa del PCS. Es electo en 1991 diputado por Convergencia Democrática, coalición en la que se fusiona el UDN.
Dagoberto Sosa Cuenca
Dagoberto Sosa nace en San Salvador. En 1962 se integra a Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS. Y por medio de la VJS participa en el FUAR. En 1963 ingresa al Partido Comunista, reclutado por Rubén Cuenca y juramentado por Julio Cesar Castro Belloso. Participa en la campaña presidencial del PAR Nueva Línea que llevaba como candidato al Dr. Fabio Castillo en 1967. En octubre de 1967 es electo secretario general de la Unión de Jóvenes Patriotas, UJP. En el VI Congreso de agosto de 1970 es electo al Comité Central del PCS y pasa a formar parte de las comisiones de Organización, CNO, y Militar, CM. En el VII Congreso del PCS de abril de 1989 es ratificado como dirigente nacional y asume la responsabilidad de impulsar la creación de lo que luego se llamaran las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL. En marzo de 1980 es nombrado Jefe del Estado Mayor de las FAL. En octubre de 1981 es capturado y enviado al penal de Mariona, donde asume la coordinación del Comité de Presos Políticos, COPPES. En octubre de 1984 forma parte de la delegación del FMLN a la primera ronda de diálogo en La Palma. Actualmente es el coordinador del municipio de San Salvador del FMLN.