Manifiesto del Comité Central del Partido Comunista a las clases trabajadoras de la República: obreros, campesinos y soldados
Camaradas:
El Partido Comunista, que es el Director del Proletariado hacia la victoria final que solo podrá alcanzarse hasta que hayan sido suprimidas el hambre, la desocupación y todas las demás formas de esclavitud a que la clase rica y el imperialismo nos condenan a nosotros los trabajadores, ha sostenido para bien de los trabajadores una lucha encarnizada contra los gobernantes y los grandes propietarios. Primeramente los ricos y su gobierno trataron de desacreditarlo diciendo que el Partido Comunista era una banda de ladrones. Ladrones nosotros, los trabajadores, a quienes se nos roba nuestro trabajo, pagándonos un jornal miserable; nosotros a quienes están matando lentamente, condenándonos a vivir en mesones cochinos, sin agua, sin luz, o en cuarteles hediondos o trabajando día y noche en el campo bajo la lluvia y el sol. Somos calificados de ladrones por exigir el jornal que se nos debe, disminución en las horas de trabajo y en los terrajes, que son tan grandes que los ricos se quedan con casi toda la cosecha, robándonos el trabajo.
A las calumnias agregaron la muerte, los palos, las cárceles y la expulsión del país para camaradas luchadores de nuestra clase. Así hemos visto las matanzas de trabajadores y trabajadoras y hasta de niños y ancianos proletarios de Santa Tecla, Sonsonate y Zaragoza y en estos momentos en Ahuachapán. Nosotros, los trabajadores, según los ricos, no tenemos derecho a nada, no debemos hablar. Nuestros periódicos han sido suprimidos, nuestras cartas, abiertas y robadas. En nuestra lucha por poner alcaldes y diputados de nuestra misma clase, a pesar que el Partido Comunista es el más grande y disciplinado, el gobierno y los ricos descaradamente nos demostraron que mientras la clase rica no caiga de poder por la fuerza de todos nosotros, siempre seremos sus esclavos. En Ahuachapán, después que no dejaron votar a nuestros camaradas, la guardia, por orden de los ricos, los maltrató. Valientemente nuestros compañeros de Ahuachapán están con lar armas en la mano defendiéndose de los asesinos.
En presencia de todo esto, el Comité Central del Partido Comunista, que representa la opinión de todos los trabajadores y trabajadoras de la República y que cuenta con el apoyo moral y material de todos los trabajadores del mundo, y bajo la dirección de la Internacional Comunista,
Ordena:
El armamento de todos los obreros y campesinos y el establecimiento del Cuartel General del Ejército Rojo de El Salvador.
La insurrección general de los trabajadores y trabajadoras hasta establecer un gobierno de obreros, campesinos y soldados.
Camaradas obreros: ¡ármense y defiendan la Revolución Proletaria! Camaradas ferrocarrileros: ¡tomen los ferrocarriles y pónganlos al servicio de la revolución!
Camaradas campesinos: ¡toman las tierras de las grandes haciendas y fincas y protejan al que actualmente tiene un pedazo de tierra y defiendan sus conquistas revolucionarias con las armas, sin piedad para los ricos!
Camaradas soldados: ¡no disparen ni un solo tiro contra los obreros y campesinos revolucionarios¡ ¡Maten a los jefes y oficiales! ¡Pónganse a las órdenes de los camaradas soldados que han sido nombrados Comandantes Rojos por este Comité Central!
Camaradas: ¡formemos consejos de obreros, campesinos y soldados!
¡Todo el poder a los consejos de obreros, campesinos y soldados!
San Salvador, a 21 de enero de 1932. Dado en el Cuartel General del Ejército Rojo de El Salvador. El Comité Central.