Notas sobre el arresto de Paco Flores

Notas sobre el arresto de Paco Flores

PRESIDENTE PRESO

Dos noticias danzaron estos días en las calles del país: la libertad del Padre Toño y la presentación de Paco Flores en uno de los juzgados de la capital. En ambos casos había incertidumbre y la justicia que estaba juzgando también estaba siendo juzgada.

Cada vez que alguien se sienta en el banquillo de los acusados, también el juzgador está sentado en el mismo banquillo, y en ocasiones, cuando el acusado es absuelto, el juzgador es condenado. O cuando el juzgado es condenado, también lo es el juzgador.

La actividad de un juez es siempre, pero siempre de siempre, un trabajo político, aunque los mismos jueces no siempre lo entiendan así, porque piensan que eso de la imparcialidad es algo real, y que la ley, cuya aplicación es la justicia, no tiene mucho que ver con el poder político.

Claro que los jueces más despiertos y los ciudadanos más avispados saben muy bien que la ley, y sobre todo las leyes, y su aplicación, son actos políticos por excelencia.

En el caso del Padre Toño se trata de silenciar una voz que vociferaba, que hablaba y decía, rompiendo el orden en una sociedad de secretos, como la salvadoreña.

En el caso del ex Presidente Francisco Flores, nos encontramos magníficamente con las oscuras alcobas del poder iluminadas parcialmente. Estamos hablando, por supuesto, de nuestro mundo, oscuro, primitivo, oligárquico, capitalista tardío, en donde el poder político se ejerce a contrapelo de todo aquello que pueda considerarse democrático, digno y estimulante. Sin embargo, lentamente, un ex presidente resulta expuesto a la justicia que es el mayor peligro al que un ser humano puede enfrentarse.

Las circunstancias históricas que hicieron posible la actual aventura son las que nos interesan poner de relieve ya que estamos frente a un añoso poder oligárquico que aun conservando su calidad de clase dominante, ha perdido el control parcialmente, del sexto gobernante, y también el control parcial del aparato económico. Su mismo instrumento partidario arenero, sin romper su dependencia oligárquica, se mueve con ritmos, tonos y colores, cada vez más propios y más correspondientes, a nuevos intereses clasistas.

Francisco Flores es un conocido cuadro de la antigua cúpula burguesa. Un hombre de la familia Poma, y su gobierno, que fue un gobierno arenero, fue, ante todo, un gobierno oligárquico, sin ninguna independencia y con entrega total, incluso, por encima de los mismos intereses del partido ARENA. Paco, siendo también arenero, gobernó, sobre todo, para sus patronos oligárquicos, usando para ello al partido ARENA, que era y es, instrumento oligárquico; aunque con ciertos movimientos y ciertas franquezas.

Estos compromisos encontrados y el rompimiento de la cautela y prudencia que caracteriza a los ex presidentes, expusieron en la vía pública a Francisco Flores, que dejó de ser un ex presidente y se convirtió en un arenero, sin el respaldo ni el reconocimiento de su partido. Esta situación inusual se produjo por la situación cismática en la que se mueve el antiguamente monolítico partido ARENA, y por las sucesivas confrontaciones intestinas de los grupos oligárquicos que se ven precisados a luchar políticamente frente a una nueva burguesía ascendente que no terminan de descifrar, expresada en el GRUPO ALBA.

La campaña electoral presidencial fue el escenario del drama en el que Paco fue quedando expuesto, distanciado de su partido y conectado por hilos todavía vivos con sus patronos oligárquicos. Sus desenfadadas declaraciones en la Asamblea Legislativa, hace apenas unos 3 meses, eran una especie de advertencia a ARENA, sabedor que cualquier conocimiento completo del manejo de los dineros de los que se le acusa, podría, podía y puede arrastrar al peor banquillo a sus antiguos compañeros de partido. Por supuesto que contaba y sigue contando con respaldos de importancia y con la conciencia de ARENA que tiene que cuidarse de peligrosas salpicaduras que irremisiblemente amenazan sus actuales posibilidades electorales.

La presentación de Paco en los tribunales no es una sorpresa, y solo lo es para la gente, y también para el pueblo. En realidad se trata de un intenso proceso de negociación en donde ha desaparecido probablemente todo compromiso fundamental de Paco con su partido ARENA, a cambio de una solución judicial que saque al ex presidente de los hilos húmedos de la justicia

Todo el aparato gubernamental aparece y parece en el ridículo y en la incapacidad más completa, porque ahora ocurre que Paco estuvo siempre en el país, que fue buscado afanosamente en nuestro mínimo pero extenso territorio; aun cuando la misma Cancillería montó todo el procedimiento necesario con Panamá para su extradición.

El juez, siguiendo el texto y el espíritu del Código Proceso Penal, ordena un arresto domiciliar, que es una medida sustitutiva, que solo tiene en su contra el escándalo social del caso y la fuga del ex presidente.

Se trata de una decisión política como todas las que toma un juez. En el caso Paco Flores están en juego las votaciones del 2015 porque el débil gobierno actual y todo el régimen político tiene en lo electoral su punto más fuerte, y en lo social, su punto más débil.

El caso Flores, que constituye un puñal en el cuello de ARENA, resulta algo muy conveniente para los actuales gobernantes, que necesitan usufructuar la coyuntura y resolver de la mejor manera el caso judicial para obtener las ventajas electorales que tanto necesitan.

Se trata de un equilibrio en el que un hombre necesita librarse de la cárcel, un gobierno necesita ganar las votaciones del 2015, un antiguo partido oligárquico necesita librarse de uno de sus ex presidentes, pero sin abandonarlo, y una clase dominante que necesita demostrar que lo sigue siendo.

En este entramado, el pueblo necesita la luz suficiente para que todos estos oscuros corredores sean alumbrados y saber que en este juego de barajas es un simple objeto que debe, sobre todo votar, para luego legalizar y legitimar la política que lo estrangula y lo convierte en cosa. Se trata, en definitiva, de la mayor escuela política con asignaturas vitales y a la vez difíciles.

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