Schafik Handal y la Teoría de la situación revolucionaria (1987) Roberto Pineda 28 de julio de 2015
En junio de 1987 Schafik Handal comparte con cuadros del FMLN una extensa disertación sobre la teoría de la situación revolucionaria en el marco de la evolución histórica del proceso revolucionario salvadoreño. En el año 2012 esta reflexión es publicada como libro por el Instituto Schafik Handal, dirigido entonces por su esposa, Tania Bichkova. A continuación realizamos una síntesis de este importante documento de 109 páginas.
Teoría de la Situación Revolucionaria, se divide en diez apartados: 1. Breve historia del surgimiento del capitalismo en El Salvador e inicio de la lucha revolucionaria. 2. Configuración de la situación revolucionaria y características de sus condiciones subjetivas. 3. Injerencia de las fuerzas extranjeras en El Salvador. 4. Periodo Contrarrevolucionario y nueva situación revolucionaria en ascenso en los años 40. 5. Condiciones objetivas y subjetivas de la situación revolucionaria de 1944. 6. Crisis estructural del modelo capitalista en El Salvador en la segunda mitad de siglo XX. 7. Condiciones objetivas de la situación revolucionaria en El Salvador en la década de los 60-70 del siglo XX. 8. Condiciones subjetivas de la situación revolucionaria en El Salvador en la década de los 70-80 del siglo XX y la unidad del partido. 9. Sobre las fuerzas motrices de la revolución socialista y 10. La situación revolucionaria y la revolución son un proceso objetivo.
1. Breve historia del surgimiento del capitalismo en El Salvador e inicio de la lucha revolucionaria.
Plantea Schafik de entrada que “el resultado general al que llegó Marx al investigar al historia de la humanidad, comprendió dos largas y sucesivas épocas: una de evolución y otra de revolución, en dependencia de la correspondencia o no entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción.”
Agrega que “la ruptura de la correspondencia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se va expresando en contradicciones equivalentes tanto en lo económico, como en todos los aspectos de la vida y se llama crisis estructural. Esta abarca las estructuras económicas, políticas, ideológicas etc. Sobre la base de la crisis estructural se va adentrando el desarrollo de la época de revolución… ”
A partir de este planteamiento general se orienta hacia la génesis del capitalismo salvadoreño, explicando que “desde antes de la independencia de la monarquía española, comenzaron a aparecer las primeras incipientes relaciones capitalistas, las cuales influyeron en el proceso de lucha por la separación del imperio español.”
Añade que “al promover la independencia los criollos se convirtieron en latifundistas burgueses e impulsaron el estado Cafetalero con miras a exportar el grano y con esto se realizan transformaciones estructurales. El café por su naturaleza de cultivo permanente exigía la propiedad privada de la tierra y en el país todavía había propiedad comunitaria, ejidal y comuna…Era necesario romper eso, y la burguesía agraria emergente lo hizo. En 1880 y 1881 se iniciaron los cambios agrarios en el país.”
Afirma que “el café era una bandera de los liberales; los señores latifundistas más atrasados con mentalidad feudal, resistían. Al principio el Estado tuvo que imponérselo por la fuerza. La caficultura impulsó la modernización; separó el estado de la Iglesia Católica, se estableció el matrimonio y el divorcio civiles, la educación laica, etc.”
Este modelo agro-exportador entra en crisis a principios del siglo XX y se abre “una época de revolución: en los años 20 surgió la crisis estructural y el proceso fue avanzando hacia la situación revolucionaria. Se puede decir que todas las luchas de los años 20, sobre todo a partir del año 1924, configuraron un periodo pre-revolucionario. En 1930 concurrieron hechos que eran como detonadores para la maduración de la situación revolucionaria, que se venía desarrollando.”
2. Configuración de la situación revolucionaria y características de sus condiciones subjetivas.
Plantea Schafik con respecto al papel del PCS en enero de 1932 que este “no tenía una estrategia definida para la toma del poder estatal. Ni siquiera se puede decir que tuviera claridad sobre la teoría de la situación revolucionaria; lo que se conocía del marxismo eran algunas cosas muy elementales y parciales. De hechos empezaron a ocurrir, a configurarse algunos instrumentos propios de una estrategia para la toma del poder, pero eso no obedecía a un plan de acontecimientos, los hechos los fueron sorprendiendo en uno u otro momento.”
Con relación a la construcción del ejército político de masas de la revolución, considera que “hacerlo era la condición principal para que la vanguardia, o sea el PCS, pudiera conducir y organizar a revolución que estaba madurando objetivamente y venía de la entraña de la lucha social, ¿Hubo un Ejercito Político de Masas de la Revolución en aquella situación revolucionaria? Sí hubo, pero no fue creado con ese criterio, porque de parte del Partido no había una teoría. La función del Ejército Político de Masas de la revolución la jugó el Socorro Rojo, independientemente de los objetivos que tenía desde el punto de vista teórico.”
Puntualiza que “el Presidente que en ese momento era el General Maximiliano Hernández Martínez, todavía no se había destacado como dictador, pues apenas tenía pocas semanas de ejercer el cargo y había aparecido coqueteando con el movimiento popular, incluso había autorizado la legalidad del Partido Comunista. Esa fueron las pocas semanas en que fue legal el PCS y logró participar en las elecciones municipales de enero de 1932. El Partido Comunista tuvo un local público frente al Parque Centenario y decidió elegir a sus candidatos para participar en aquellas elecciones.”
Más adelanta Schafik indica que la dirección del PCS “en reunión que duró del cuatro a cinco de enero, se definió una primera fecha para la insurrección, al parecer para el 9 o 10 de enero de 1932. En aquella reunión se nombró un Comité Revolucionario para dirigirla, y Farabundo fue designado responsable de ese Comité. Hay que aclarar que Farabundo Martí no era el secretario general del Partido Comunista, ni estuvo en el momento de la fundación o creación del partido. Pero por su experiencia de lucha y por el ser el más destacado e influyente de todos los miembros del CC en el momento histórico de la insurrección, lo nombraron responsable del levantamiento.”
3. Injerencia de las fuerzas extranjeras en El Salvador.
Schafik apunta que “en los años 20, un avance importante del imperialismo norteamericano en el terreno económico consistió en que compró a los ingleses la deuda externa del estado salvadoreño, que para aquel tiempo era muy grande, como 18 o 20 millones de colones. Los bancos norteamericanos se hicieron cargo e intervinieron las aduanas para cobrar los impuestos y de este modo hacerse directamente el pago estatal.”
Pero “esto no significaba que el imperialismo norteamericano pasara a tener el control de toda la situación, ni de toda la economía, ni del estado. Recordemos a las relaciones con Alemania, cuando el ejército salvadoreño era educado por Alemania, lo cual duró bastante tiempo. Todavía en 1939 el director de la Escuela Militar era un General alemán, prestado por ese gobierno alemán y los yanquis obligaron a echarlo y a aceptar a un coronel norteamericano. Este estuvo brevemente, después lo sacaron y pusieron a un oficial salvadoreño”
Considera que “la burguesía oligárquica la cual ah sido al dueña del estado y lo construyó, ahora ha sido desplazada por la democracia Cristiana, por lo tanto quiere volver al timón; considera que necesita de la intervención yanqui para derrotarnos a nosotros, los comunistas, por eso tiene que entenderse con ellos. Los administradores han sido los oligarcas, los dueños del estado han sido ellos también, por eso les tiene odio a los demócratas cristianos a quienes consideran proclives de afiliarse con nosotros…”
4. Periodo Contrarrevolucionario y nueva situación revolucionaria en ascenso en los años 40.
Schafik establece que “durante la insurrección de 1932 el Partido resultó muy golpeado, especialmente su Dirección; casi todo el Comité Central fue asesinado. Aún así, se fue a la insurrección, a conducirla. Vino la derrota de la insurrección, el Partido sufrió un gran desgaste y destrucción. Esto tuvo un impacto político e ideológico muy duradero en lo que vino después. Se implantó la dictadura militar con el gobierno de Maximiliano Hernández Martínez, quien inició una matanza en la derrota de la insurrección que duró por mucho tiempo.”
Indica que “posteriormente, nuevas generaciones de comunistas, a diferencia de los primeros, no nacieron del movimiento de masas, sino surgieron en las condiciones del terror represivo y procedían más de los medios universitarios, pero no del movimiento universitario en acción. Algunos elementos individuales que habían ido llegando al marxismo por la vía del conocimiento de las ideas marxistas, después de 1934 empezaron a incorporarse al Partido. Lo que había quedado del PCS era un pequeño núcleo que no tenía estructura orgánica, el Comité Central desapareció y no volvió a resurgir hasta comienzos de los años 4º.”
Agrega que “empezaron a ingresar al Partido nuevos círculos de militantes que llegaban con una doble pretensión: por un lado, aterrorizados y por otro, con la idea de saber mucho y señalar que se habían cometido errores muy graves, acusando de ignorantes a los fundadores del Partido, a los comunistas, diciendo que jamás debían haberse tomado las armas, que ése fue un grave error, etc.”
Continúan diciendo Schafik que estos sectores “elaboraron una posición profundamente defensista, la cual llegó a extremos muy agudos, como los siguientes: “hay que ocultar al existencia del Partido, negar que el Partido existe, porque va a ser destruido, van a terminar de aniquilar lo que queda, por lo tanto no hagamos ninguna propaganda.”
Esto explica porque “los comunistas durante bastante tiempo, los años 30 y los 40, cuando el enemigo hablaba sobre el comunismo, se veían obligados a decir: Aquí no hay comunismo, aquí lo que hay es hambre; aquí no hay Partido Comunista, no hay nada de eso, hambre es lo que hay.” Es decir, negaron la existencia del Partido y de este modo iniciaron toda una concepción profundamente defensista.”
Incluso “después de la derrota de la insurrección y las matanzas que siguieron, desapareció la propaganda revolucionaria, está reapareció a partir de 1951. Se fueron formando dos bloques: un bloque con el resto de compañeros sobrevivientes de la insurrección de 1932 y el otro, con los nuevos militantes. En este último empezó a crecer la idea de que realmente en el Partido Comunista no había existido una expresión verdadera de la teoría y era necesario fundarlo de nuevo.”
Concluye Schafik que “en el fondo no querían cargar con la responsabilidad de lo que ellos consideraban errores muy graves. El enemigo tenía desatada una campaña sobre los acontecimientos de 1932, inventando una historia deformada sobre los acontecimientos, donde los comunistas aparecían asesinando niños, ancianos, violando mujeres, etc. Como el enemigo no tenía la menor respuesta, profundizaron hasta el cansancio una propaganda anticomunista muy fuerte.”
Agrega que “mucha gente adoptó elementos sicológicos de rechazo, aún la gente del pueblo y eso no se contrarrestaba, no se debatía, porque estas personas tenían el criterio de que hacerlo era ponerse al descubierto y exponerse a que fuera liquidado lo que quedaba de Partido y lo nuevo que estaba surgiendo. En esas condiciones se habían formado dos grupos, unos acusando a los otros. Pero otra vez empezaron a surgir elementos de una nueva situación revolucionaria.”
La cual “poco a poco fue derivando hacia una forma más franca de enfrentamiento y y a comienzos de los años 1940,1943 y 1943 empezaron a tomar cuerpo un fuerte movimiento contra Martínez y a surgir un proceso de conspiración que abarcaba también al ejército…El Partido, aunque no con el nombre de Partido Comunista, se destacó mucho en el trabajo de propaganda en el proceso de agitación;: las pintas, las pegas y el reparto de volantes. En ese marco se unificaron los grupos y se reconstruyó el Comité Central.”
Explica que “antes del primer enfrentamiento contra la dictadura de Martínez no había huelgas, ni manifestaciones de masas, ni efervescencia callejera. Había un estado latente de agitación y de enfrentamiento contra la dictadura, pero no se expresaba en la calle. Cuando se produjo el alzamiento del 2 de abril de 1944, un Domingo de Ramos por cierto, alguna parte del ejército se había comprometido a entregar armas a las masas.”
Indica que “las masas fueron a los cuarteles a recibir las armas y combatieron durante tres días, pero la insurrección fracasó y se desató una represión furiosa: fusilamientos de los participantes en el levantamiento, militares y civiles, matanzas en las calles. En medio de esta reacción de terror represivo, el día 28 de abril,. Los estudiantes universitarios levantaron la consigna de la huelga general. Al revés de lo que suele suceder: la huelga antecede a la insurrección, aquí primero se produjo un levantamiento insurreccional.”
Posteriormente se logra la renuncia del tirano Martínez y se abre una inédita situación de apertura democrática. Schafik se pregunta ¿y dónde estaba el Partido? Y responde: “en medio de las masas. Los compañeros comunistas y el Comité de Huelga que había hecho la hazaña de convocar a la huelga general, de organizar a los trabajadores para impulsarla, estaban en medio de la gente, andaban abajo, hasta tratando de subirse a las barandas del Palacio Nacional para oír mejor.”
“Se inició un periodo de gobierno provisional que duró cinco meses. Se dio la más grande libertad y democracia que se conoce en la historia del país. El Partido Comunista lanzó la línea de sacar a cara a vierta al Partido Comunista y formó lo que se llamó la Unión Nacional de Trabajadores, UNT. Ese nombre se prestó a confusiones. Para la mayor parte de las masas no estaba claro que cosa era un Partido Político, tenían más la noción que aquello era una central sindical. Se formó la UNT en todas partes del país. Cinco meses después se produjo el contragolpe de la oligarquía…”
5. Condiciones objetivas y subjetivas de la situación revolucionaria de 1944.
Schafik se pregunta si la crisis estructural como base de la situación revolucionaria de 1932 fue la misma que la de 1944 y responde que “yo creo que fue la misma. El sujeto de la revolución (en 1932) fue la clase obrera y los campesinos. A pesar de que los campesinos fueron la fuerza principal, la clase obrera con toda su debilidad y pequeñez fue el punto de arranque de todo el proceso revolucionario de las masas, de toda la efervescencia y del proceso organizativo.”
“Fueron los obreros los que organizaron a los trabajadores del campo, no a los campesinos en general, sino principalmente a los jornaleros, a los asalariados agrícolas, a los sectores del campesinado pobre y a los indígenas campesinos despojados de tierra que querían volver a conquistarla.”
Reconoce Schafik que “el Partido Comunista no tenía todavía programa, fue cerca de la insurrección de 1932 q2ue empezó a hablar de la revolución democrático burguesa, así como lo hicieron los bolcheviques en 1905 en Rusia. Sin embargo, eso no quedo claro para las masas nacionales; acá el motivo de la lucha era la liberación social sin hacer suya la idea de una integración con el movimiento de la lucha democrática. Por eso el sujeto es más de clase social que de pueblo en general.”
Añade que “en cambio en 1944 ¿quién dirigió la revolución? La dirigió la vanguardia de la clase obrera inspirada en la idea del socialismo? Con conciencia de clase?” Y responde que: “el sujeto social era un bloque de fuerzas más heterogéneas, obedecía más a la idea de un pueblo que de clase. La bandera central fue la democracia.”
Y en 1944 “el centro del enfrentamiento fue contra la dictadura; el Partido Comunista al participar en esa conspiración , redujo todo el programa sólo al derrocamiento de Martínez con el fin de facilitar la integración de un bloque de fuerzas mucho más amplio para lograrlo.”
Amplía el punto al sostener que “esto fue motivo de discusión especial en el comité central del Partido Comunista, y ahí se decidió reducir la discusión a un solo punto: la caída de Martínez. No había que introducir demandas inmediatas en el terreno de la revolución social, porque caído Martínez vendría el proceso de profundización de la lucha por la transformación social.”
Otra pregunta que se hace Schafik está relacionada a si hubo en 1932 y 1944 revolución o solo situación revolucionaria. Y opina que “tengo la convicción de que hubo revolución en los dos casos…en 1932 la clase obrera y los campesinos se lanzaron a una revolución, descartando el otro movimiento del sector de la burguesía que había buscado el poder por la vía electoral, el objetivo fue alcanzado y luego entró en crisis.” Pero aclara que “no fue una revolución triunfante. Es decir no se le llama revolución sólo a la que triunfa. Hay revoluciones que triunfan y otras que no triunfan.”
Y en 1944 “el bloque de fuerzas populares donde la burguesía jugó un papel importante, culminó en el derrocamiento de la dictadura y la instauración de un gobierno provisional plenamente en manos de ese sector de la burguesía. Luego vino la contrarrevolución que triunfó cinco meses después, con la restauración de la dictadura. La burguesía no logró defender aquella revolución que duró cinco meses. Las masas no defendieron esa revolución eficazmente y fueron derrotadas.”
Y de nuevo se pregunta Schafik: “¿Por qué parece tan novedoso, que nosotros hablemos de que ya ha habido esas dos revoluciones? Se debe al enfoque defensivo de la vanguardia durante bastante tiempo. Al referirme a los acontecimientos de 1932, ya dije que el enfoque fue el defensismo por el grado de destrucción que hubo en medio del terror y la matanza.”
E indica que “hoy nos parece un poco novedoso, un poco raro que estemos hablando de revoluciones, eso no entra en la cabeza de algunos compañeros. La nuevas generaciones de revolucionarios incluso creen que todo el movimiento revolucionario comenzó “ahí nomacito” en el momento en que se incorporaron, que no hay mucha historia hacia atrás; y esas son las debilidades de la vanguardia, peor revolución si hubo…”
Plantea Schafik que “la primera situación revolucionaria (la de 1932) estuvo vinculada al inicio de la crisis general del sistema capitalista, con la Primera Revolución Socialista de Octubre que tuvo lugar dentro del marco de la Primera Guerra Mundial. La segunda situación revolucionaria (la de 1944) estuvo vinculad al inicio de una segunda etapa de la crisis general del sistema capitalista mundial, la Segunda Guerra Mundial en el marco de la cual se produjo el desprendimiento de una serie de países…1944 fue un año revolucionario que terminó en derrota de la revolución. Se entronizó otro período contrarrevolucionario.”
Con el golpe de estado diciembre de 1948, considera Schafik que “se inició un nuevo periodo en el desarrollo capitalista del país y en la vida de El Salvador. El Partido, aprovechando las condiciones que se habían creado, sacó a luz pública el movimiento de los trabajadores que se venía realizando clandestinamente bajo el nombre de Comité de Organización Obrera Sindical, con el cual se inició un proceso muy intenso de organización sindical. El Partido Comunista tomó principalmente este último rubro como tarea prioritaria sin entrar a la pelea del rumbo político, porque hasta ese momento el Partido no hacía propaganda bajo su nombre….”
A principios de los años sesenta “el PCS entró en un proceso de revisión de su línea. Había discusiones muy importantes en el marco de la lucha contra José María Lemus y bajo la influencia de la revolución cubana., se había adoptado una orientación de llegar al poder por primera vez después de 1932. Ya en el año 1951 el Partido había iniciado el trabajo de propaganda en periódico, en volantes y otros medios. Todo ese ascenso del movimiento popular había sido impulsado por el Partido. Fue enorme su influencia en la Universidad. Cuando vino el contragolpe de 1961 bajo control de Estados Unidos, el PCS exigió prepararse para la lucha armada.”
“Bajo esa influencia, el Partido Comunista organizó el Frente Unido para la Acción Revolucionaria (FUAR) como instrumento orgánico de respuesta a la necesidad de construir el Ejército Político de Masas de la Revolución. El Partido Comunista estaba consciente de que esa tarea no la podía asumir solo a militancia del Partido, sino que era necesario incorporar a los sectores de masas.”
Añade que “el FUAR desarrolló un fuerte trabajo de agitación, inició un gran esfuerzo de preparación para la lucha armada; sin embargo se reabrió un debate al respecto. Algunos reveses que sufrimos en ese tiempo fueron tomados como nocivos para continuar con la línea hacia la lucha armada. En definitiva, desde 1961 hasta más o menos mayo-junio de 1963 se desarrolló en la dirección del Partido una fuerte disputa alrededor de la línea a seguir, terminó triunfando la posición que estaba en contra de la lucha armada y se adoptó lo que se llamó la “línea de masas. Triunfó porque las condiciones objetivas le dieron base a esa posición….La situación revolucionaria había pasado…”
Posteriormente “en el año 1966 el Partido Comunista participó en la campaña de elecciones presidenciales con el Dr. Fabio Castillo como candidato. Esa campaña fue diseñada para llevar a las masas le pensamiento antiimperialista, anti-oligárquico y lanzar un programa concreto de transformaciones revolucionarias; así como para reconquistar la influencia de la Democracia Cristiana y hacer otro esfuerzo de utilización del marco de la campaña, para penetrar en el campo y atraer nuevos sectores populares. Este periodo de lucha electoral abarcó los años 1966-1967.”
6. Crisis estructural del modelo capitalista en El Salvador en la segunda mitad de siglo XX.
Considera Schafik que “en los años 70 llegamos a otro momento, cuando empezó a configurarse el proceso hacia una nueva situación revolucionaria. Vino el proceso de disgregación de la vanguardia; el surgimiento de las organizaciones armadas. Apareció la lucha y las organizaciones armadas que empezaron a desarrollarse. A partir de 1974 se inició un gran esfuerzo de trabajo de organización de masas: el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU) y el Bloque Popular Revolucionario (BPR). Paralelamente se desarrollaba el movimiento electoral.”
“Por un lado, se desarrolló un nuevo movimiento representado por las organizaciones político-militares que a partir de los años 1974 y 1975 asumieron un gran esfuerzo en la organización de masas. Y por otro lado, continuó desarrollándose el proceso electoral. En 1971 se formó la Unión Nacional Opositora (UNO) participó en la campaña de elecciones presidenciales de 1972 y ganó, pero la dictadura militar hizo un gran fraude. Eso provocó el alzamiento de los militares democráticos de marzo de 1977 y se inició una crisis política del régimen que desembocaría en un nuevo conflicto.”
Aclara Schafik que “a lo largo de la historia me he referido al PCS, pues era la única organización de izquierda en El Salvador. A partir de 1970 esta situación cambió porque surgieron nuevas organizaciones. Toda esa década (1970-1980) o su mayor parte, está cubierta por una gran polémica entre las organizaciones de izquierda, particularmente entre las organizaciones político-militares y el Partido Comunista, todo lo cual desemboca en el proceso de unificación y formación del partido FMLN.”