Trump contra la ‘dictadura woke’.Miguel Urban. Viento Sur. Enero de 2025

Desde que Donald Trump ganara las presidenciales el pasado noviembre hasta la toma de posesión, este próximo veinte de enero, el republicano ha ido desgranando los ejes de su nuevo mandato: comprar Groenlandia; ocupar el canal de Panama; acabar con los generales wokes del Pentágono; sellar las fronteras; llevar a cabo la mayor deportación de la historia de los Estados Unidos; prohibir los programas de diversidad, equidad e inclusión en instituciones públicas y empresas privadas; «detener la locura transgénero»; y «mantener a los hombres fuera del deporte femenino».

De hecho, tanto Trump como su vicepresidente, J.D. Vance, hicieron de los ataques contra las personas transgénero el tema central de la recta final de su campaña. Discursos, parodias burlonas y decenas de millones de dólares gastados en publicidad, tanto de la campaña oficial como de los comités de acción política alineados con los republicanos. Todo para atacar los derechos de las personas transgénero, la enésima guerra cultural enmarcada en la cruzada contra la dictadurawoke

Al igual que los neconservadores en su momento consiguieron convertir términos como corrección política, valores familiares y libertad religiosa en garrotes con los que golpear a la igualdad y la lucha feminista, ahora han redefinido con éxito un concepto positivo como woke –una persona despierta ante las injusticias sociales y raciales- para convertirlo en un término peyorativo, sinónimo de todo lo que odia la extrema derecha. Así, lo  antiwoke se ha convertido en uno de los indicadores más claros de los cambios de la política estadounidense en los últimos años, una ideología en sí misma al servicio del trumpismo.

Un buen ejemplo de la importancia que ha adquirido el concepto woke en el debate público norteamericano, es la obsesión de la figura emergente del trumpismo, Elon Musk, quien se ha convertido en uno de los azotes del wokismo. Una cruzada que el multimillonario libra desde hace años contra lo que considera la ideología woke, a la que acusa de diversos males, desde la excesiva inclusión LGTBIQ+ en la industria del entretenimiento -en el último tiempo Disney se ha convertido en el blanco de los ataques neoconservadores- hasta una supuesta agenda progresista en los colegios estadounidenses.

De hecho, en una entrevista concedida por el magnate de X al controvertido psicólogo Jordan Peterson a finales del pasado julio, afirmó: “mi hijo Xavier está muerto, asesinado por el virus woke». Un claro ejemplo de deadnaming, al llamar a una persona transgénero por su nombre anterior a la transición como una forma de agredirlo y negar su propia identidad de género. Una muestra más de cómo el concepto woke se ha convertido en una etiqueta sin significado que sirve como coartada para el racismo, la homofobia, la transfobia y cualquier otra defensa de la desigualdad.

Al propio Musk se le suman en el ejecutivo trumpista otro elenco de cargos reconocidamenteantiwokes, como Stephen Miller, elegido jefe adjunto del gabinete, quien se opuso ferozmente a los programas de diversidad en el mundo corporativo a través de su grupo de defensa legal conservador America First Legal. El secretario de Defensa Pete Hegseth, un exmayor del ejército estadounidense y actual presentador de la cadena Fox News, muy crítico con las políticas de diversidad dentro del ejército y encargado de combatir a los generales wokes del Pentágono. Y el multimillonario Vivek Ramaswamy, fundador de Roviant Sciences, que codirigirá con Musk el departamento que pretende aligerar la burocracia estadounidense.  Ramaswamy no solo ha escrito varios libros contra los criterios ESG -que contienen factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo- y lo woke, sino que ha llegado a crear un fondo propio de inversión antiwokellamado WhiteStone -piedra blanca, en inglés, frente a la roca negra de BlackRock.

Un adelanto de lo que se avecina en el próximo periodo en los EEUU ha sido la reacción de las grandes empresas, como los supermercados Walmart, que desde la victoria de Trump han comenzado a recortar en sus políticas de diversidad, responsabilidad social corporativa o equidad de género. Así mismo, la propia Disney anuncio que eliminará de su serie de Pixar, En la victoria o la derrota, la subtrama centrada en una adolescente transgénero, justificando la decisión como una medida para permitir que los padres aborden ciertos temas “en sus propios términos y tiempos”.

El oportunismo de las grandes empresas sumándose a la ola reaccionaria, las declaraciones de Trump y la composición de su ejecutivo, son toda una declaración de intenciones: la cruzada antiwoke contra los derechos sexuales y reproductivos, contra las minorías, el ecologismo y la identidad de género será un eje fundamental de batalla en el nuevo mandato de los republicanos. La inquisición contra las desviades y la diversidad se vuelve abrir paso en medio del siglo XXI.

Miguel Urbán, Ex eurodiputado por Anticapitalistas

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