Lunes, 16 de Marzo de 2009 / 00:44 h
Un día después, cara o cruz
Dagoberto Gutiérrez
Larga ha sido la campaña electoral y más larga aún la campaña política, la primera es fatigosa, sonora, intrusa y sobresaltante; pero la segunda es la que en realidad determina los acontecimientos y sus rumbos, no es visible aparentemente, pero entre otras cosas contiene campañas electorales.
De los dos partidos contendientes hay un ganador y un perdedor y en una primera mirada, ganan o pierden los votantes de ambos partidos, sin embargo, las cosas en estos temas no suelen ser unidireccionales, porque en una campaña electoral compiten dos o más partidos políticos, pero confronta la sociedad toda, sus clases sociales, sus intereses contrapuestos, sus ideologías y sus visiones de presente y futuro. Unos compiten y la sociedad confronta, esto quiere decir que pueden existir ganadores en el partido perdedor y perdedores en el partido ganador.
La clave consiste en situarse en el escenario de la confrontación, mas allá de la competencia formal, porque de ésta manera una victoria electoral del Frente es una victoria política de la masa de pobres que componen las militancias tanto del frente como de ARENA y, por lo mismo, una victoria electoral de ARENA será una derrota política para una militancia de ARENA y del Frente, así están puestas las cosas en la realidad del país.
Cuando se sabe, quien ha ganado se sabe, además, el significado concreto que esto tiene para el país, en este caso las urnas funcionan como una especie de oráculo de Delfos, donde en la Grecia antigua se miraba el futuro de cada ser humano cuando este no podía verlo.
Una diferencia, esperable, entre uno y otro partido es el de ejercicio diferente del poder político, porque ARENA al expresar la continuidad y el FMLN al expresar la posibilidad de cambio, parten ambos del ejercicio de poder político, este consiste en la capacidad del sector que controla el aparato estatal para ponerlo al servicio de sus intereses y sus proyectos, la victoria de ARENA supone entonces que el costo de la crisis planetaria debe pagarla la parte de la población más pobre, las clases medias, empresarios y comerciantes pequeños y medios y que el país esté uncido al carro estadounidense, a su política economía y sus guerras.
La victoria del FMLN, es la posibilidad de que la crisis, siempre la crisis, sea distribuida socialmente y que los mas débiles y vulnerables sean protegidos y no sean arrasados totalmente.
En todo caso y a la vista de los resultados, el pueblo necesita defender su vida porque este es el valor más amenazado en la actual coyuntura y se ha de saber que, siendo verdadera aquella verdad que dice que sólo el pueblo salva al pueblo, este ha de actuar con mucha determinación inteligencia y sabiduría, sabiendo que hoy mas que nunca, cuando se conocen los resultados de las votaciones, es cuando la campaña política que es permanente y no temporal y se nutre de todas las luchas, acuerdos y desacuerdos, avances y retrocesos, concertaciones y desconciertos; necesita acrecentarse y aclararse aun más.
Este es el momento para afinar los programas y las agendas de los sectores populares para así y en un mundo en crisis y en un país crítico, los más débiles sepamos lo que tenemos que hacer, es decir lo que necesitamos hacer lo que debemos hacer y lo que podemos hacer. Esto último está referido a la fuerza política real que tengamos y esto se pesa en términos de organización, mas que en cantidad de organismos.
El momento sigue siendo el de las alianzas inevitables, porque cuando la vida está amenazada las diferencias y su solución son el requisito fundamental para las uniones y hoy se trata justamente, de construir las mayores unidades posibles pero estas han de ser multicolores, pluriideológicas, plurireligiosas y pluriclasistas. Es el objetivo común de defender y salvaguardar la vida, que es el presupuesto que en estos momentos abre el camino para el logro de derechos y progresos en otros terrenos.
Para unos hay fiesta y para otros desencantos, sin embargo para el mundo vulnerable de nuestro país, el momento es el del encantamiento general por la vida, la justicia, la libertad y la democracia de mayorías.