SAN SALVADOR, 1 de julio de 2013 (SIEP) A principios de 1971 junto con mi mamá (Adela) y mi sobrino (Carlos Ernesto) salimos rumbo a la ciudad de Nueva York. Abandonaba el tercer piso del edificio D de la Colonia Atlacatl, donde había vivido por tres años. Antes vivía en la Colonia La Rábida, en la 10 ma. Avenida Norte No. 1615, en el Taller de Mecánica Pineda.
Me acuerdo que me fui con un saco verde cuadriculado comprado para la ocasión en el almacén Schwartz del centro de San Salvador y con zapatos nuevos color tabaco de hebilla al lado. Salimos del viejo aeropuerto de Ilopango en un avión de TACA hacia Miami. Empezaba lo que fue la mayor aventura de mi vida. En Miami abordamos un avión de Eastern y ya la comida y el idioma eran diferentes. A mediodía de ese viernes estábamos en Estados Unidos. Y al comenzar la noche en el Aeropuerto Kennedy de la Ciudad de Nueva York.
Al llegar nos estaba esperando mi hermana junto con su compañero panameño de nombre Frank, que desayunaba con bananas. El frío invernal y el viento golpeador impactó sobre mi saquito verde tropical y también el sonido de una tonada de los Jackson Five, que se escuchaba en la radio del vehiculo que todavía no logro identificar. Y al salir de las grandes autopistas nos fuimos acercando a lo que sería por dos años mi hogar: el tercer piso del edificio 245 de la Avenida Cromwell y la Calle 167 de El Bronx.
Y lo interesante era que las piscinas y jardines imaginados se iban transformando en basureros y rincones oscuros cubiertos de graffiti. Esa primera noche compartí un camarote con mi sobrino Carlos Ernesto. Yo arriba con la amenaza de caerme. Y algunas veces me pasó pero caía parado No costó dormirnos porque frente a nuestra ventana pasaba el tren número 4 rumbo a Woodlawn y podía escucharse la voz del maquinista: one hundred sixty seven street. Al despertarnos descubrimos la nieve y abrimos la ventana para tocarla. Estábamos en otro mundo.
Ese sábado me entregaron un abrigo amarillo de corduroy y nos llevaron de paseo al Parque Central. Me impresiono la roca que competía con la tierra. Nueva York era de roca. Nos compraron los famosos hot dogs y soda de almuerzo. A la gaseosa se le llamaba soda. Y en el parque escuche por vez primera otros acentos, en especial los caribeños, puertorriqueños, cubanos, dominicanos. Y vi otras razas que no conocía: los afroamericanos, los europeoamericanos, los asiaticoamericanos. Descubrí que no éramos blancos, éramos latinos o hispanos. Y me sorprendió la prisa de la gente, la gente caminaba en un ritmo extraño, apresurada. Y es un ritmo que se le pega por toda la vida.
El lunes empecé la escuela, me pusieron en sexto grado. La clase era en inglés y no entendía absolutamente nada. La maestra blanca me preguntaba y los demás se reían. Pero había un puertorriqueño de nombre Jimmy que me traducía, es el boricua con el pelo más negro que jamás haya visto. Y luego otro puertorriqueño de nombre Junior que le decían Bacalao y vivía a la vuelta de mi casa, se hizo mi amigo. Ese lunes salí por la noche por primera vez solo, con mi pantalón acampanado y de rayas a colores, y recorrí un parque que quedaba frente a mi escuela y me fume un primer cigarro de dos cajetillas de Delta que había llevado escondidas.
Al regresar a la casa notaron que había fumado. Estuve poco tiempo en esa escuela porque luego me trasladaron a una que quedaba un poco más lejos, como a seis cuadras de distancia, pero que contaba con un Programa Bilingüe, y los maestros eran cubanos y puertorriqueños. El director se llamaba Franklin Irizarry, puertorriqueño, que estudiaba Leyes. Era muy serio, disciplinado. Había un maestro cubano de literatura, de nombre Jorge.
Y mis amigos y amigas venían de todos los rincones de América Latina y el Caribe. Jorge y Sergio eran argentinos, Pedro era cubano, Edelmiro era puertorriqueño, Iván era ecuatoriano. Mi primera novia fue una puertorriqueña de nombre Evelyn pero estuve enamorado de otra puertorriqueña de nombre Rosa Rodríguez y nunca pude ser su novio, ella me miraba muy intelectual y que no podía bailar y muy metido en política. El papá la llevaba a la escuela por las mañanas, pero a veces me le pegaba a platicar. Y la acompañaba a la salida cerca de donde vivía. Pero nunca me aceptó.
Tenía la costumbre de subir a las estaciones de los trenes subterráneos y pasarme leyendo periódicos de otros países latinoamericanos. Me gustaban los artículos históricos de la revista mexicana Alarma. Y si algún periódico me interesaba lo compraba, fuera colombiano, ecuatoriano, mexicano, dominicano o puertorriqueño. También me gustaba recorrer las bibliotecas públicas en búsqueda de la nueva novelística latinoamericana. Era un reto descubrir una nueva biblioteca y caminar hasta encontrarla.
Y a la par de mi apartamento vivía un poeta del Grupo Guajana y la vez que vi su biblioteca, un cuarto entero con las cuatro paredes tapizadas de libros y una mesa de trabajo al centro, quede impresionado, maravillado y soñé con tener una parecida y creo que lo logre en diversos momentos. Los libros siempre me han llamado la atención. El color y diseño de su portada, el tipo de letra, el olor, y me hubiera gustado trabajar en una biblioteca porque he sido conejo de bibliotecas. Me gusta leer los títulos de los estantes.
Durante el receso para el almuerzo que duraba dos horas siempre aprovechábamos para salir y viajar con nuestros pases estudiantiles por buses o trenes. Íbamos a veces hasta Manhatan. Una vez con Iván nos fuimos hasta el parque del Shea Stadium que queda al final de Queens. Un viaje como de hora y media por tren desde nuestro punto de salida. Hubo un maestro con el que nos hicimos amigos. Puertorriqueño, intelectual, olvido su nombre, déjame ver..Arnaldo Rodríguez, conversábamos y se admiraba que estuviera organizado en el PSP, él era simpatizante independentista, muy culto y desenvuelto, muy seguro de si mismo.
Una vez me propuse visitar el lugar que habíamos visitado un fin de semana, o sea el Parque Central. Quería ver de cerca de los hippies, conocerlos, intercambiar impresiones. Era un sábado y comence a caminar: pase el Yankee Stadium que quedaba en la calle 161 a unas cuadras de mi casa, luego llegue a las 149, cruce un puente que une el Bronx y Manhatan, llegue a la 125 en pleno Barrio puertorriqueño, y camine al oeste hacia el Harlem Negro, y luego hacia downtown, llegue a la 86 y descubri el Museo Metropolitano, y segui bajando estaba ya en la Quinta Avenida, en la 62 me interne al parque y logre llegar al lago y a la plaza donde estaban algunos fumando marihuana y disfrutando.
Pero comprendí que había una barrera cultural inmensa ya que la mayoría eran blancos, aunque había negros y latinos, estaba por medio el idioma y la edad. Era apenas un niñote doce años. Pero este viaje lo repetí algunas veces, llegando incluso hasta Washington Square, en pleno Village. Y también camine hasta Fordham Avenue en el Bronx.
Mi regalo de cumpleaños: la Obra Revolucionaria del Che Guevara
En el día de mi cumpleaños de ese año 1971 (doce años) fui con mi hermana Esther a comprar mi regalo ansiado a una librería de la calle 14 en Manhatan. Era la Obra Revolucionaria del Che Guevara y me lo empecé a devorar en el tren de regreso y no pare hasta concluirlo. Había encontrado muy temprano la lámpara que me daría las respuestas a mi vida. El prólogo era de Roberto Fernández Retamar. Y el primer libro los Pasajes de la Guerra Revolucionaria.
Y ahí comprendí los sacrificios realizados por el pueblo cubano para conquistar su liberación. El segundo libro La Guerra de Guerrillas. Y luego estaban sus discursos y escritos. El Socialismo y el hombre en Cuba. Y me impactó fuertemente El Mensaje a la Tricontinental. Hay que crear dos, tres Vietnam…y En cualquier lugar que la muerte nos sorprenda, bienvenida sea… Y me gustaron sus cartas, a sus hijos, a Fidel: Otros pueblos necesitan el concurso de mis modestos esfuerzos…Lo leí y lo releí. Me formó políticamente y definió mi vida.
En junio de 1971 y no en agosto como recordaba, leí en el semanario Claridad que compraba religiosamente en la estación del tren de la calle 125 una invitación para participar en el contingente independentista del Desfile Puertorriqueño. Lo hice y esto cambiaría mi vida por completo porque me permitió pasar de la lectura al activismo político
Mi primera experiencia política la viví con el Partido Socialista Puertorriqueño, el PSP. Los conocimientos que había adquirido con mi lectura del Che Guevara, los enriquecí con el ejemplo y las enseñanzas del Maestro puertorriqueño Pedro Albizu Campos: la Patria es valor y sacrificio. Y del Apóstol cubano José Martí: la carta a Manuel Mercado: ya estoy en peligro de dar mi vida… Fue una experiencia inolvidable, aprendí de cada uno de los compañeros y compañeras que integraban el comité del Barrio del PSP.
Me acuerdo que había sábados que los dedicábamos a visitar a simpatizantes y amigos, íbamos como misioneros del independentismo, a los edificios, platicar, a concientizar. Y los miércoles luego d elas reuniones pasábamos a tomar café con leche a un restaurante cubano. O vendiendo el periódico Claridad. Me acuerdo también de las marchas contra la guerra en Vietnam y mi curiosidad por la diversidad de la izquierda estadounidense. Nuestro corazón estaba en la Isla, en la Patria ocupada que había que liberar…pero otra Patria me esperaba.
El primer Primero de Mayo en el que participe fue en 1972, una marcha que salió de la calle 125 y Séptima Avenida. Me acuerdo que al salir de la estación del subway presencie ya los diversos destacamentos, estaba una afroamericano con un cartel: el pode rnace del cañón de un fusil y la foto clásica de Mao. Banderas puertorriqueñas. Banderas negras-verdes y rojas del Black Power. Y los veteranos de Vietnam con sus medallas y algunos en sillas de ruedas. Consignas en español e inglés. Me gustaba en las marchas hacer una recopilación de periódicos y boletines: Daily World, Palante, The Socialist, Workers World, el Comité MINP, Desafío/Challenge, etc.
Una vez llevaron al local del PSP una revista de la OCLAE con un artículo sobre las luchas estudiantiles en El Salvador y mi corazón se estremeció al ver en una foto a estudiantes salvadoreñas con los uniformes del Central de Señoritas y que se solidarizaban con los maestros en huelga y también al ver la actitud agresiva de los agentes de la Policía Nacional. Miles de ideas y recuerdos se agolparon en mi mente. Pensé como el Che que había otro pueblo –el mío- que demandaba el concurso de mis modestos esfuerzos. Y me fui preparando mentalmente para regresar a El Salvador a luchar. En mi familia no comprendieron pero respetaron mi decisión. Llame a mi hermano Carlos para pedirle que me recibiera. Lo note sorprendido pero accedió.
Siempre me llamó la atención el proceso de construcción del sentido de nacionalidad del puertorriqueño. Es más, pienso que adquirí conciencia de nacionalidad primero como puertorriqueño que como salvadoreño. En mi caso el nacionalismo era un pensamiento reaccionario, en su caso ser nacionalista era ser patriota, ser independentista. En su caso significaba despojarse de una poderosa argolla ideológica colonial.
En mi experiencia era diferente, nací salvadoreño, incluso había hasta un rechazo de los símbolos nacionales que habían sido expropiados por los militares como la bandera, el escudo y el himno. El azul y blanco eran los colores oficiales de la dictadura militar. Y las gestas independentistas del yugo español habían concluido hace mucho tiempo. En su caso, se trataba de construir la nacionalidad y el Maestro Albizu y el Partido Nacionalista y luego el Partido Socialista era símbolo de este proceso. El valor supremo del hombre es el valor, decía.
También me encantaba como habían logrado construir un poderoso movimiento cultural alternativo a la colonia, en pintura, teatro, literatura y en música. Estaba el Grupo Taoné. El Jíbaro de Orocovis, El Topo, Roy Brown. El rescate cultural de la plena y la música tradicional. En El Salvador no se había vivido esa experiencia.
El primer regreso a la Patria
Regreso un domingo de principios de 1973, había estado fuera por dos años, pero me parecían siglos. Todo había cambiado. Regreso de nuevo por Ilopango. Al salir del avión siento la bocanada de dragón, el golpe del típico calor de mediodía. Pero es un calor seco, diferente al de Nueva York. Regreso al mismo apartamento que había dejado. Mis compañeros de infancia han crecido. Entablo conversación. Reinicio con ellos el hábito de fumar y aprendo también con ellos a echarme los tragos. Puro Muñekof con boca de mango. También ellos han realizado su experiencia política. Y la mayoría de familias de este edificio D son progresistas, opositores al régimen militar.
Me cuentan de la huelga de los maestros de ANDES 21 de Junio en la que han participado, de la lucha por llevar a la presidencia al Ing. José Napoleón Duarte y el fraude descarado cometido por el ejército; del golpe de estado del 25 de marzo de 1972 y los combates entre la Guardia Nacional y los soldado de la 1ra. Brigada de Infantería. Y también de la llegada de Santana y el concierto entre nubes de humo de marihuana en el Cine Terraza. Entre los amigos más cercanos de esa época estaban Víctor Hugo Cruz, Alfonso Padilla (Foncho) y su hermano Alejandro; y Nelson Jovel. Era mi núcleo del barrio, la cherada.
Me matricule en el Instituto Cervantes en noveno grado. Era otro escenario. El director era de apellido Retana, y hablaba con acento español. El subdirector era Roque Castaneda, fumador empedernido. Y quizás por esto permitía que fumáramos en los recreos. Los reyes de la clase eran mis compañeros basketbolistas. Los profesores se esmeraban en pasarles las materias. Los nerds eran despreciados y humillados. Y yo estaba en la categoría de los políticos, los que sabían de historia y literatura. Había organizado el Consejo de Alumnos y en ese esfuerzo conocí a un amigo de toda la vida, Guillermo Campos y a un amigo que después fue camarada, a Nelson Guevara, que cayó en los años ochenta combatiendo en las filas de las FAL. Guillermo ya desde esa época se especializaba en conseguir novias soñadas y Nelson era un poeta social que le publicaban en El Mundo.
El 1ro. de mayo de 1973 asisto a la marcha. Tengo 14 años y es mi primer primero de mayo en El Salvador. La marcha sale del reloj de Flores de la Avenida Independencia. Todo me parece interesante y revelador. Están los sindicatos con siglas que desconozco, algunas parecen trabalenguas, como FESTIAVTCES, esta la FUSS, FENASTRAS, el SUEP. Están las mujeres costureras. Me llama mucho la atención el contingente del Bachillerato en Artes. Son muy llamativos por sus ropas negras de anarquistas. Y van cantando: cuando querrá Dios del Cielo, que la tortilla se vuelva, que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda! Y lo gritan apasionadamente:¡mierda! Son canciones de la Guerra Civil española. Increíble. Y también me impacto esta consigna combativa: ¡Gorilas Hijos de puta…los estudiantes somos vergones!
Voy emocionado tratando de leer cada manta y captar cada consigna. El pueblo unido, jamás será vencido. La marcha concluye en la Plaza Libertad. Me impresionan dos discursos, de alguien de tez blanca, que hace un análisis político de la dictadura militar y del gobierno de Molina, se trataba de Rafael Aguiñada Carranza del UDN y de alguien de tez morena, que sacó una Constitución y fue artículo por artículo leyéndolo y preguntándose: cual independencia? Cual democracia? Cual derecho a la salud? Cual derecho a la educación? Era Julio Cesar Castro Belloso, secretario general de la FUSS.
El contacto con AES
Al llegar a mi casa les comento a mis amigos que asistí a la marcha de los trabajadores y uno de ellos, Nelson Jovel me propone presentarme a una compañera de donde él estudia, del Nuevo Liceo Centroamericano, de nombre Vladimira Landaverde, que esta relacionada con los sindicatos. Acepto. Para esa época surgió la moda de quitarse el pelo rapado y Nelson lo hizo y yo también. Así que cuando llego a conocerla llego rapado y explicando que recién había llegado de Estados Unidos. Notó sus hermosos ojos verdes un poco sorprendidos por el aspecto, pero se atreve a invitarme a una reunión de la Asociación de Estudiantes de Secundaria, AES, que se iba a realizar por la tarde de un día de esa semana en el edificio del ACUS, cerca de la Embajada de Estados Unidos.
Voy a la reunión y soy el primero en llegar como ocurrirá a lo largo de mi vida. Poco a poco van apareciendo. Llega una joven delgada, de anteojos, blanca, pecosa, de nombre Dinora Aguiñada, que estudiaba en el Central de Señoritas y su prima Sonia, morena, gordita, colocha, que me acuerdo le pregunte indiscretamente si estaba mal de la garganta y me dijo: no, así hablo yo. Luego llegó Vladimira y me presentó. Me miraban intrigados y confundidos cuando les hable sobre la necesidad de integrarse a la lucha por la independencia de Puerto Rico. Llegó Guillermo Castro, del INSFRAMEN. Éramos la comisión de organización de AES y se estaba planificando una asamblea general para el próximo mes de julio. Reuniones: los miércoles a las 4 p.m.
La Asamblea General se realizó en un salón del Instituto Técnico Ricaldone. Rafael Aguiñada Deras, Lito, presentó un informe del trabajo realizado. Habíamos alrededor de 25 participantes. Ahí conocí a amigos y amigas de toda la vida y a amigos y amigas que cayeron luchando. Entre los asistentes me acuerdo de Agustín Najarro, Guillermo Castro, Rafael y Dinora Aguiñada, Vladimira Landaverde, Tito Bazán, Ramón Portillo, Schafik Jorge Handal . Se elige un nuevo comité ejecutivo, entrega su cargo como secretario general Rafael Aguiñada ( INSFRAMEN) y se elige en ausencia a Rogelio Cacerez (Instituto Orantes). De Organización queda Tito Bazán, de Propaganda, Agustín Najarro, de Finanzas Dinora Aguiñada, y de Conflictos Roberto Pineda. Cuando íbamos ya de salida apareció Rogelio y le contamos que había sido electo secretario general, pero no le sorprendió.
Supe entonces que AES fue formada en 1968 para apoyar la primera huelga de ANDES 21 de Junio y que su primer secretario general fue Ernesto Morales del INSFRAMEN. Me acuerdo que en esa época había mucha convivencia, una vez hicimos una excursión en tren a Amapulapa y otra vez fuimos a una atolada al cantón El Limón de Soyapango. Hacíamos rifas para obtener fondos y nos reuníamos en la iglesia de la Miramonte, en la cancha de fútbol de la Iglesia Episcopal, o en el Ricaldone, o atrás del edificio de ACUS.
Mi primera actividad como secretario de Conflictos la hice acompañado por Guillermo Campos. Es más, él fue el que me aviso que cerca de su casa, él vivía en Las Colinas en el Instituto República de Corea de la Zacamil, los estudiantes del tercer ciclo se habían tomado el edificio y se habían declarado en huelga exigiendo la destitución del director por represivo y corrupto. Decidimos ir a expresarles nuestro apoyo como AES. Llegamos, nos identificamos y solicitamos hablar con la conducción de la huelga.
Nos entraron al edificio y en la reunión cuando escuchaba hablar al líder del grupo le notaba un acento familiar y su rostro también me resultaba conocido. Y en el desarrollo de la reunión le pregunte como se llamaba y me dijo René Francisco Pineda. Era mi hermano. Hermano por parte de papá. Hubo un tiempo que incluso vivimos juntos. Fue una gran alegría encontrármelo luchando. Y dos años después volvimos a coincidir en el Nuevo Liceo Centroamericano pero estaba ya tranquilizado, indiferente a la política.
Una vez Rogelio me invita a su casa y vamos. Vive en la Colonia Santa Lucía. Pero ahí viven también Agustín, Guillermo, Ramón y Tito. Entonces una visita equivalía a un recorrido por las diversas casas, en especial la de Guillermo y Tito. Ramón vivía donde Tito, le habían dado posada junto con su perrita. Y Rogelio entraba en la sacristía de la Iglesia Católica como Juan por su casa. Y el recorrido completo incluía entonces también visitar la iglesia católica.
Y también ellos a su vez me visitaron en la Colonia Atlacatl. Se cultivaba una amistad muy fuerte. En especial en ese periodo fui amigo de Rogelio, de Guillermo y de Ramón. Rogelio era originario de La Unión y vivía junto con su hermana. Una vez un fin de semana viajamos a visitar a su familia a La Unión, nos fuimos en tren, salimos a las 6 de la mañana y llegamos a las 6 de la tarde. Fueron doce horas de pláticas, siestas, discusiones, lecturas, comidas típicas. En el puerto el calor era insoportable, muy parecido al de Nueva York en verano. Húmedo. Se dormía en tijera de lona sin abrigarse. Fuimos al muelle. Y visitamos a un viejo luchador comunista, zapatero, que orgullosos nos sacó un Estado y la Revolución de Lenin y conversó sobre la realidad internacional y los triunfos del socialismo. Rogelio murió en 1978 debido a complicaciones con el cerebro.
Ramón era un joven campesino y se enorgullecía de serlo. Y una vez nos invitó a Guillermo y a mi para visitar a su familia en Chalatenango, fuimos y cultivaban sandía dulcísimo a la orilla del río Lempa, que fue cruzado a nado por Guillermo. Otra vez me llevó a Cara Sucia, donde su papá era mandador de una finca de café, y me acuerdo de los campesinos en cuclillas conversando durante la noche, y de una tormenta que nos cayó y no pudimos guarecernos, y del local de ATACES y de los camaradas campesinos que también hablaban de Cuba y de socialismo. Y un día fuimos donde el Poeta Campesino, que se llamaba Manuel y que recitaba sus poemas largos y rurales. Por cierto luego me visitó en San Salvador y establecimos una cálida amistad. Ramón hoy vive en Canadá desafiando al frío con una finca salvadoreña.
Guillermo era un joven muy activo que después de bachillerato estudiaba Ingeniería en la UES, y fue el que nos involucró con el Movimiento Estudiantil Cristiano, MEC. Muchas veces me quede a dormir en su casa, que era posada también para muchos. En febrero de 1980 regresando de una actividad de la FUMEC en Panamá es detenido en la frontera y desaparecido. Guillermo siempre estaba invitando a actividades.
1974: AES y la marcha por la reducción del pasaje al transporte público
A principios del año 1974 se nos presentó en AES una coyuntura muy favorable como resultado de la decisión del gobierno de aumentar el pasaje al transporte público de 10 a 15 centavos. Esto generó un descontento generalizado. Y las reuniones se volvieron asambleas. Y a finales de febrero convocamos a una marcha en contra del aumento. La convocatoria fue para el Parque Cuscatlán. En ese año me había pasado a estudiar al Nuevo Liceo Centroamericano porque ya no me recibieron en el Cervantes por mis actividades “subversivas.”
Y para nuestra sorpresa fueron llegando grupos y grupos de estudiantes, del INSFRAMEN, de la ENCO, todo el Bachillerato en Artes, de los colegios del centro de San Salvador, incluso hasta de Mejicanos, Ciudad Delgado y Soyapango. Y realizamos una marcha como de cinco mil estudiantes que como un gigantesco gusano llegó al centro y primer se pasó al Ministerio de Economía y entró una comisión a reunirse, el ministro era y la marcha siguió hasta Educación donde entró otra comisión. Y se comprometieron a darnos carnets a los estudiantes para que pagáramos 10 centavos ¡Lo habíamos logrado! ¡El pueblo unido, jamás será vencido!
De esta coyuntura AES salió fortalecida con la incorporación de nuevos cuadros. Una nueva generación de líderes estudiantiles surgidos al fragor de esta batalla. Entre estos se encontraba Benito Lara , Mafalda, que venía del Instituto Obrero José Celestino Castro, Jorge Molina, el famoso Candelita, del Colegio David J. Guzmán; un fuerte contingente del Bachillerato en Artes incluyendo a líderes que después abrazaron el ERP y las FPL, como Oscar Arevalo y Denis Belloso .
La conducción de AES pasó a manos de Francisco Osorio, estudiante de teatro del Bachillerato en Artes, conocido como Bigote Chuco o Cicuta por su destreza en la ironía y sus comentarios ácidos, quizás aprendidos de sus maestros argentinos del grupo Once Al Sur. Los miembros del grupo de teatro Sol del Río 32: Saúl, Fidel, Leo Arguello, el Chele Fernando Umaña, Roberto Salinas. Y también Fernando Segura, teatrero pero no de los Soles. Llegaron Napoleón Rodríguez y Edgar Nuñez del Instituto José Manuel Arce. Llegaron Godofredo Echeverría y Francisco Astasio, músicos del bachillerato en Artes.
Llego Amilcar Estrada del Bachillerato Pedagógico, que luego fue un destacado agitador para el tiempo de la Coordinadora Revolucionaria de Masas y termino desaparecido. Llegó Darold Veliz del Colegio Simón Bolívar. Y su amigo Cesar, y las inseparables Maritsa y Blanca del Alberto Masferrer, la primera trigueña y la segunda casi albina, El Gordo Rodolfo “Fofo”, que después fue del MERS. Rodolfo Bazaglia, Víctor Ramos, Silvia “La Negra”, el Indio Rafael Aquino, también del Celestino. Toni Sosa del Liceo Cristiano, que después se integró al PRTC. Roberto Zepeda de Acción Cívica Militar. Víctor Quintanilla “Pucho” y Oscar “Media lata.”Víctor que también era teatrero y cantante, muere en 1980 en la toma por las LP-28 del local del PDC, habíamos ingresado juntos a la JCS.
Y desde entonces se asume el local de la FUSS, Avenida Cuscatlan No. 630, como local oficial de AES. Ahí vivíamos…nos reuníamos, hacíamos mantas, nos prestaban el mimeógrafo para imprimir nuestros boletines, nos quedábamos a dormir, fumábamos… Asistíamos a los cursos de marxismo que daba Raul Padilla Vela, me acuerdo de Roberto Salinas que era padillista; además ibamos religiosamente a las tomas de posesión de las juntas directivas de los sindicatos, en especial Benito Lara,en la antigua UTF o frente a la iglesia de Concepción, en el local del sindicato de Bebidas y Gaseosas. Y a veces hasta en la misma FUSS.
Nos habían prohibido hcer reuniones de base (cèlula) pero muchos ahi las hacíamos. Y conocimos y nos hicimos amigos de Matías, que se suponía era oreja pero muy fraternal, a Darío de los panificadores; a Constanza. Cristina Avilez, fallecida recientemente y diputada al PARLACEN, era la secretaria de la FUSS. Y estaban las costureras.Y frente a la FUSS el Comedor de la despues compañera Olimpia, y su hija Elida, que se casó luego con Candelita, y que en los ochenta a los dos los desaparecieron. Y ahi conocimos a Daniel Castaneda, que llegaba a visitar, era elegante.
Y cuando abrieron la UES a mediados de año también nos trasladamos como AES hacia los locales de la SECE con Julio Martínez, de la SECH con Toni Martínez, y del FAU, con Evelio Ruano, Roberto Ceballos, Gladis Méndez, Norma Guevara y luego llegó Carlos Ruiz.
Y durante ese año estuvimos en AGEUS ya que el presidente era Manuel Franco. El local de AGEUS quedaba la final de un pasillo que conduce a los laboratorios de Matemática. A veces conseguíamos vales para ir a almorzar en el Comedor Universitario. Las residencias estudiantiles ya habían desaparecido. El FAU tenía dos expresiones internas, evidentes pero negadas. El Ala –Cran, o sea los duros, los ortodoxos, que aglutinaban a Manuel Franco, Norma Guevara, Rolando Mata, y al que se incorporo por afinidad el Diablito Carlos Ruiz, en el 74, al regresar de la URSS. Y estaba el Ala Chevere, los fumadores y amantes de fiestas, los poetas donde estaba Abraham, Roberto Ceballos, el Chele Melcocha, Luis Castro (que sigue en la UES), etc. A estos últimos la dirección de la Jotace periódicamente los ponían a estudiar el útil folleto Contra el Liberalismo, del camarada Mao.
Una vez en AGEUS nos encontramos con Carlos Arias, del FUERSA, y era muy simpático, hiperactivo y ahí mismo sacó las tijeras para reclutarnos, nos estuvo enamorando, era muy atrevido, per amablemente le explicamos que nuestro corazón ya tenía dueño. Andaba sobre…buscando sangre joven para lo que se venía…
Un pasatiempo muy frecuente era la requisa de libros. La leyenda cuenta que fue Rogelio Cacerez el iniciador de esta tradición juvenil que se ejercitaba en las principales librerías del centro y de la cual no pude librarme, ya que fue luego fue aprendida por Guillermo Castro y elevada al rango de ciencia por los jóvenes de AES, en especial Jorge Molina, Darold Velis, y mi persona. Cada día como víctimas de una adicción incurable organizábamos safaris a las librerías Universal, San Pablo, incluso se rumoraba que ni el esmero de Domingo Santacruz para proteger las obras marxistas de la Librería Pablo Neruda resistió oso embates de esta tropa saqueadora de libros.
Al final nos ubicaron y ya no nos permitían ingresar, por lo que tuvimos que extender nuestras actividades hacia las librerías de las universidades entonces existentes, aunque aquí era más riesgoso porque revisaban a la salida. “Joven, levántese la camisa.” Incluso reclutamos a Mauricio Lizama, un estudiante del David J. Guzmán, de anteojos, de barba y de hablar acatarrado, que luego fue el líder máximo del MERS.
Luego de esta coyuntura nos invitaron a una reunión en Suchitoto, era para crear el Frente de Acción Popular Unificada, FAPU. Fuimos con compañeros de la FUSS. Era muy interesante. Estaban sacerdotes coordinando la reunión, estaba Chencho y su hermano Higinio Alas, y creo que también Tilo Sánchez, pero estaban vestidos de civil, no ensabanados. Y con un lenguaje radical. Venían de vivir o estaban viviendo la experiencia de enfrentarse junto con comunidades campesinas de Chalatenango a la inundación de sus propiedades para construir el lago artificial Cerrón Grande.
Primera vez que presenciábamos a curas progresistas en el movimiento popular y esto nos animaba mucho, en especial a los que en la JC estaban vinculados al MEC. Luego las reuniones fueron en la Basílica, creo que el cura de la iglesia era Monseñor Ricardo Urioste. Ya para el 1 de mayo del 1974 participó el FAPU, el primer FAPU que fue unitario, porque luego la Resistencia Nacional lo asumió como su frente de masas.
A finales del 73 Ramón Portillo me había entregado los estatutos de la Juventud Comunista para que los estudiara, “hay me decís si tenés alguna pregunta…” y me había hablado del Partido. Pero fue hasta mediados del 74 que Guillermo Castro me informó que nos iban a juramentar. El acto iba a tener lugar en la sacristía de la Iglesia de la Col. Santa Lucía. Llegó y me encuentro con Guillermo, Rogelio, que supongo militaban en la misma célula y el que nos iba a bautizar era un personaje salido de la clandestinidad, hijo nos contaban del mismísimo Miguel Mármol, era Guillermo Ramirios.
Hablaba, habla pausadamente y con voz modulada, y con mucha seguridad nos impuso el compromiso de luchar por el socialismo y defender los intereses de la clase obrera a Víctor Quintanilla, a Oscar y a mi persona. Éramos ya militantes de la Juventud Comunista. Asumo el pseudónimo de Renato por el Discurso del Método de Descartes. Era ya la segunda organización política a la que ingresaba: PSP y luego PCS.
Me enviaron a una célula de calle (había también de empresas) que estaba ubicada en Ciudad Delgado. El responsable se llamaba Luis García y era de una familia de sastres comunistas comenzando por su papá que era a la vez síndico de la alcaldía municipal por el UDN. Y el local de este partido se convirtió en nuestro lugar para reuniones ya que estaba ubicada frente a la farmacia La Salud, en plena calle Juan Bertis.
En la célula militaba también Carlos García, y Reyes Martínez, conocido luego en las FAL como Raiponi. Eran los miembros locales. Los García vivían en un hoyo cerca de la Escuela Juana López. Y eran sastres por lo que estudiaban en la noche. No fumaban ni tomaban. Pero doy testimonio que Luís – bajo de estatura, moreno, pelo liso y con anteojos culo de botella- era un gran bailarín de rock and roll. Me han contado que a Luís para la guerra lo desaparecieron mientras que a Carlos lo vi en los ochenta con las FAL en el Volcán. Y en un principio estuvo Carlos Luna, también sastre, del FAU, que vivía en Paleca, que después cayó combatiendo en las FAL, creo como Capitán Alex.
En aquellos tiempos tempestuosos había un inmenso esfuerzo por adquirir una cultura general y una formación política marxista sólida, y los diversos frentes universitarios y sociedades estudiantiles publicaban en grandes tirajes las obras principales del pensamiento marxista así como de la teoría de la dependencia.
En ese periodo leí mucho a Lenin. Había compañeros que iban a México a traer literatura revolucionaria marxista. Me devore El Estado y la Revolución, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo,. El imperialismo, fase superior del capitalismo, Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, las tesis de Abril, Cartas desde lejos, etc., etc. Y naturalmente Locs Conceptos elementales del Materialismo Histórico de la chilena Marta Harnecker, que era libro de cabecera. Ah y hay que agregar Acerca de la Contradicción del Presidente Mao, el amado por los camaradas.
Había un inusitado renacimiento cultural que luego desapareció y que se expresaba en la proliferación como hongos luego de una tormenta de grupos musicales y de teatro. Estaba en un inicio Mahu-Cutah, luego la banda Tepehuani, el Sol del Río 32, el grupo experimental de teatro, TEC., etc. En 1974 AGEUS presidida por Manuel Franco, que estudiaba simultáneamente derecho y relaciones Internacionales y vivía en San Jacinto, organizó el 1er. Festival Latinoamericano de Teatro y vinieron grupos de Guatemala, Costa Rica y de Colombia, incluyendo a La Candelaria, que presentó Ciudad Dorada, la historia de una familia campesina que emigra a la ciudad. Cada día del festival circuló un boletín de noticias muy bien elaborado, artístico. Ojala se conserven copias. También estuvo para esa época el grupo musical argentino Quinteto Tiempo. Se imaginan el Auditórium de Derecho repleto y escuchando:
“Por qué me preguntas compañera ¿Donde fue mi sangre si lo sabes?
Una sola esperanza nos decía adelante adelaaaaaaaaante!
Fue por vos mujer por nuestros sueños que cayó a mi pecho el estandarte
una sola esperanza Nos deciiiiiiiia adelante adelaaaaaaaante!
Pero ellos triunfaron sin pena ni gloria el sable silencia y huye a las sombras
del rio coral que inundó las calles su gloria llamaba dicieeeeeeeeeeeendo adelante adelaaaaaaaaaante! Dame tu ternura en estos dias que la calma huele a tempestades
si la lucha es larga si la lucha es larga el río está llamando y
sieeeeeeeempre adelante adelaaaaaaaaaante…
(RECITADO) ADELANTE COMPAÑERA SALGAMOS A LAS CALLES, NO NOS DETENGAMOS Y HAGAMOS QUE ESTO ANDE… Adelante Adelante Adelante Adelante…”
Me estremezco al recordar, eso nos daba una fuerza inmensa para entregar nuestras vidas. Y al final las entregamos, unos podemos contarlo y otros nos dejaron. También estuvo de moda: te recuerdo Amanda, la calle mojada…la cantaba tanto que estuve a punto de perder mí nombre oficial de El Chileno por el de Calle Mojada.
El teatro estaba en auge tanto que junto con Toni Sosa, que nos conocíamos desde pequeños ya que vivimos un tiempo en el mismo edificio D de la Colonia Atlacatl, nos integramos a las clases del teatro Universitario dirigido por el Maestro Edmundo Barbero. Los ensayos eran donde esta hoy la Escuela de Relaciones Internacionales. El nos platicaba de la España del Año 36 y como tuvo que exilarse. Era un republicano español al que admirábamos mucho por su consecuencia, por sus principios.
Olvidaba mencionar a Chile. El golpe contra Allende del 11 de septiembre de 1973 nos golpeó fuertemente. En el primer aniversario en 1974, salimos en manifestación para denunciar a los militares traidores y hablábamos de Chile pero pensábamos en El Salvador. La solidaridad con Chile fue mi segunda escuela de cariño hacia un pueblo en lucha, antes había sido por Vietnam. Incluso desde entonces la música chilena se impuso como el estilo dominante de las agrupaciones musicales progresistas. Y desde entonces cantamos como himno oficial de la izquierda salvadoreña: “De pie cantar que el pueblo va triunfar, avanzan ya canciones de unidad, y tu mujer vendrás junto a mí, y en tu cantar mil voces de combate se alzaran, dirán canción de libertad…”
En esa marcha del primer aniversario, que por cierto salió en la portada del primer número de Voz Popular, me acuerdo que marchamos desde el Parque Cuscatlan por la calle Arce, y a la altura del edificio de ANTEL, un vigilante disparó e hirió en una oreja a Víctor Quintanilla.No fue de gravedad y continuamos la marcha hacia el Parque Libertad donde realizamos un mitin de solidaridad con el pueblo chileno.
En AES la Junta Directiva se había modificado en 1974: Roberto Osorio era el secretario general, Tito Bazán, el de organización, yo seguí un tiempo en Conflictos y luego pase a Organización, Darold en propaganda, Benito en Finanzas, Amílcar Estrada en Educación, Jorge Molina en Relaciones. Estaban también del Celestino Castro pero he olvidado sus nombres. Y en 1975 se vuelve a modificar. Tito Bazán asume como secretario general, Roberto Pineda como secretario de organización, Jorge Molina de Conflictos, Víctor Ramos, de educación, Jorge Montalvo(a) Pato Baleado, de Cultura, Benito Lara, Finanzas. Hay ya una fuerte presencia del Celestino Castro.
Como AES marchamos el 1 de mayo de 1974. Incluso unos días antes fui capturado junto con otros compañeros porque habíamos tapizado de invitaciones a la marcha el Palacio Nacional. Fue una marcha convocada por FUSS, FESTIAVTCES y FENASTRAS.
En agosto del 74 experimente mi primer asesinato político. Se trataba de un joven sindicalista y militante del PCS, originario de Apopa, Jorge Alberto Moran Cornejo. Lo asesinaron en el arenal del río Acelhuate a una cuadra y media al sur del local de la FUSS, donde lo velamos y de donde salimos a enterrarlo al cementerio. Esa misma semana realizamos un reparto a medianoche en la Colonia Santa Lucía de un manifiesto del PCS condenando este asesinato.
A finales del 74 y principios del 75 AES dejó de ser la tienda común de las diversas expresiones de la izquierda en secundaria. Los primeros en irse fueron los del ERP y constituyeron el Frente Revolucionario de Estudiantes Luís Moreno, el FRELM. Luego se fueron los de la FPL para formar el Movimiento de Estudiantes Revolucionario de secundaria, MERS. Y la última escisión fue a finales del 75 con la salida de Darold Velis, Toni Sosa y Cesar que trabajaban ya con la Liga para la Liberación, núcleo abierto de lo que después fue el PRTC. Luego la RN crea ARDES.
De estas diversas expresiones organizativas que reflejaban diversos núcleos ideológicos, es el MERS, el que tiene un desarrollo extraordinario tanto en cantidad como en calidad, o sea en presencia territorial y en despliegue de creatividad y espíritu combativo. Su vinculación con el Bloque Popular Revolucionario y en particular con ANDES 21 de Junio, les permitió crecer y desarrollarse en todo el país. Sus núcleos básicos estaban en el Instituto Damián Villacorta de Santa Tecla y en el Instituto de San Sebastián, en San Vicente.
La lucha ideológica a partir de finales de 1974 fue intensa. Estaba en el equipo de “los revis” y los del PCS y JCS éramos acusados de electoreros y reformistas mientras a las otras fuerzas de izquierda (FPL, ERP, RN y PRTC) las acusábamos de “los ultras”: hegemonistas y aventureros pequeño burgueses. Durante un periodo se publico en nuestro semanario Voz Popular, que vendíamos religiosamente tipo Testigos de Jehová, Nuestra Polémica con la Ultra Izquierda, escrito me imagino por Schafik. Y por otra parte, en El Rebelde y Por la Causa Proletaria, nos llovían puteadas. Al final fue de este licuado cinco años después que surgió el FMLN.
Me acuerdo que estudiábamos bastante para poder debatir y defender nuestra línea política…pero a veces nos superaban. El caso de Darold fue ejemplar. Con el Evangelio según Lenin (el Que hacer?) en determinado momento nos acusó de reformistas, siendo miembro de la Comisión Nacional de Secundaria de la JCS. Con Tito Bazán y mi persona, nos ganó la discusión. Y llegó Lito Aguiñada al rescate, y nos ganó la discusión. Llegó José Luís Merino al rescate, y nos ganó la discusión. Y tuvo que llegar al cuarto round, el mismísimo Emilio (Schafik)- por cierto a reunión fue en mi casa en la Col. Atlacatl- y tampoco pudo rebatirle. A las semanas nos abandonó orgánicamente porque ideológicamente lo había hecho mucho antes. Algunos años después me lo encontré en una casa de seguridad, y le pregunte: ¿qué ondas? ¿Qué andas haciendo? A reunión. Reunión de la Comandancia General con Marcial y Simón incluidos.
Nosotros en AES seguimos creciendo, incluso llegamos a tener presencia en doce departamentos e impulsamos importantes huelgas estudiantiles en los institutos nacionales de Aguilares, Quezaltepeque. Nosotros teníamos base en el IBNSAFRAMEN, INSA, el Isidro Menéndez de San Miguel. Y en especial en Chalchuapa, Santa Ana y san Miguel , donde había JC y AES.
En 1975 conmemoramos “el 28 de marzo” el 45 aniversario de fundación del PCS. Hicimos pegas de un póster alusivo al aniversario. Y fui seleccionado por mi célula de la Jotace para participar en un acto solemne y clandestino que se desarrolló en la Colonia La Esperanza, con la presencia como invitada de honor de Rosita Castellanos, una camarada tica muy elegante que fue la esposa de Raúl Castellanos Figueroa, dirigente histórico del PCS que murió en Moscú en octubre de 1970. En la Mesa de Honor y como oradores estaban Emilio (Schafik Handal) Camilo (Dagoberto Gutiérrez) y Rosita. Y creo que también Miguelito Mármol, Daniel Castaneda y . El discurso de Schafik, al que llamábamos El Chafo, fue memorable, muy documentado.
Y como AES participamos en la marcha del 1 de mayo, que de nuevo salió del Reloj de Flores. Tengo entonces 16 años. Fue una marcha dedicada al triunfo del pueblo vietnamita y a su victoria y a la lucha de las trabajadoras en huelga de Texas Instruments. En el sector de la Juventud se adoptó el estilo universitario de detenerse, dejar que la marcha avanzara y luego salir corriendo gritando UUUUUUUUUU!
Seguimos como AES en la FUSS donde habitaban pintorescos personajes. Como Miguelito Cea, viejito enojado, fumador, alcohólico frustrado. Se dedicaba a empastar libros y había estado en la URSS, en la RPCh y exilado en la Argentina a principios de los años 50. Nos hablaba mucho sobre Europa y los sindicatos soviéticos. Como Raúl Padilla Vela, profesor de física en colegios de secundaria, conocedor y divulgador del marxismo en diversas generaciones de obreros. Padilla Vela tenía un club de fans, en su mayoría jóvenes, que se llamaba Círculo de Estudios Francisco Gavidia, entre los que estaban jóvenes de la JOS y Roberto salinas, del Bachillerato en Artes.
Como Chamba, que era mongolito pero publicaba un periódico mensual llamado La Semilla. Como Matías, simpático y amigable, que era el secretario general del Sindicato de Empleados Particulares, del cual se sospechaba públicamente que era “oreja” pero manejaba con destreza la línea política partidaria. Y muchos llegaban a preguntarle por el famoso “informe político.”Víctor (a) Dientefrío, el Conserje, que nos acompañaba en las desveladas antes de las marchas. Y que fue desaparecido en San Marcos. Como el Gordo Constanza, especialista in fieri de derecho sindical. Y compartíamos espacio con la Juventud Obrera Salvadoreña, dirigida por José Luís Merino, quien había regresado el 74 de la Escuela de Cuadros del PCUS, y creo que al regresar Chepe Luis le tocó el turno a Lito Aguiñada.
El 30 de julio de 1975
A finales de julio nos enteramos que el ejército había reprimido a los universitarios en Santa Ana, que en el marco de las fiestas patronales habían organizado un desfile bufo, incluso habían violentado la autonomía universitaria. Eran nuestros compañeros del FAU conducidos por El Cacho o sea Salvador Cárcamo.
El día siguiente nos convocaron como AES para una reunión por la tarde en el local de la Orquesta Filarmónica para consensuar una respuesta unificada. Por el FAU llegó Roberto “Esquizofrenia” y por AES mi persona. Estaba también compañeros de UR-19 y de FUERZA que habían ganado AGEUS; y de la Liga para la Liberación. El acuerdo básico fue convocar para una marcha el próximo miércoles 30 de julio conducida por AGEUS, de la UES hacia la Plaza Libertad para denunciar la intervención militar en el CUO. Cada quien se llevo el acuerdo para su respectiva organización. Por cierto era una época de intensa pugna política por la conducción del movimiento popular. Como AES nos reunimos el lunes para planificar nuestra participación en la marcha. A esta altura era ya el encargado de Organización de AES.
Ese miércoles me levante temprano y me dirigí hacia la Universidad, estuve ahí hasta cerca de las 11 de la mañana cuando salí para ir al Tercer Ciclo, que quedaba a la par de la U, arriba de Derecho. En cada local de las organizaciones estudiantiles había una actividad febril de impresión de boletines y elaboración de mantas condenando la intervención militar en el CUO. Al llegar al tercer Ciclo entre y busque a mi contacto, el presidente del Concejo de Alumnos, de nombre Rafael …. Lo ubique y empezamos a ir de salón en salón agitando para que salieran, logramos sacar un buen contingente y lo llevamos para el auditórium de Derecho.
Estaban bastante entretenidos porque en el auditórium había ensayo de la Danza Universitaria y el ensayo se convirtió en presentación. A mediodía hubo que comer churritos y los que podían gaseosa. Pero había mucho movimiento. Gente que iba y venía. Como a las 2 y media empezamos a movernos para el portón del IVU. La marcha la encabezaba AGEUS. Como AES íbamos en medio, después del FAU que iba después del UR-19, que por cierto a la salida hubo un conato de pelea. Salimos, el cielo estaba nublado con amenaza de tormenta. Al pasar por la Embajada gringa les dimos los respectivos saludos: ¿Qué le pasó a Superman? Le dieron verga en el Vietnam! Y ¡UUUUUUUUU!
Luego de la Embajada empezó una lluvia fina que refrescaba y empezaron a circular rumores que adelante estaban los animales. Nos pusimos nerviosos pero seguimos caminando, lo que si con nuestra manta de AES decidimos adelantarnos y nos fuimos detrás de la manta de AGEUS. Al llegar ya cerca del triangulo del paso a desnivel pudimos distinguir claramente las tanquetas. La autodefensa comenzó a funcionar. Y se inició la balacera.
Unos compañeros se tiraban por el paso a desnivel, otros corrían hacia la Tutunichapa, y en mi caso, decidí correr hacia el Central de Señoritas, pero luego al ver tropa del ejército en ese lado regrese y me salte el muro del Seguro. Unas enfermeras estaban ayudando a los que caíamos al otro lado y nos ingresaron al edifico, subimos al sexto piso. Estaban conmigo Francisco Osorio y Benito Lara. Pasamos como media hora y luego salimos con medicinas que nos regalaron para fingir que éramos pacientes.
Al salir vimos sangre en las calles. Nos fuimos caminando hacia la FUSS. Ahí nos estábamos reagrupando sin haberlo planificado. Empezamos a ver quienes faltaban. No estaba Candelita. Fuimos a buscarlo, y ya estaba en su casa. Faltaba Amílcar. Fimos a buscarlo. No estaba en su casa pero había llamado que estaba bien. Hasta el siguiente día nos enteramos que había caído Roberto Miranda, estudiante de arquitectura y militante de la JCS. Asimismo habían capturado a Efraín Mejía del Celestino Castro.
Nelson Domínguez: “ detrás de los cipotes del triciclo que iban adelante de la manifestacion íbamos los del inframen que también llegaron a sacarnos los compás de la u cuando aparecieron las tanquetas sobre la 25 de sur a norte yo logre meterme a uno de los chalets que estaban frente a la policlinica y me heche todo el rollo de una soberana taleguiada que les metieron unos gorilas a unas compas y me recuerdo de un compañero que andaba con un perro a ese compa lo masacraron los gorilas creo que eran de la primera brigada…”
Luego nos fuimos para la U, al local del FAU y ahí supimos que el siguiente día iba a ver una manifestación de mujeres, de luto por los caídos. Esta marcha concluyó en la Plaza Gerardo Barrios y al llegar ¡Catedral había sido tomada! Había integrantes de todas las fuerzas e izquierda. Por el FAU creo que estaba Antonio Martínez, que era estudiante de Sociología y el presidente de la SECH. Nos quedamos ahí. Llevamos aparatos de sonido y comenzó una inmensa jornada de educación y movilización popular.
Había una manta gigantesca que decía: GOBIERNO ASESINO. Había tribuna abierta y los integrantes de las diversas organizaciones populares se turnaban para dar sus mensajes. Fue una semana agitadísima. Como AES nos trasladamos afuera de Catedral. Ahí nos reuníamos y desde ahí activábamos. Hacíamos colectas populares y pedíamos sprays en las ventas de pintura para hacer pintas. La gente estaba en la calle y exigía juicio y castigo para los criminales, para el presidente Molina y el ministro de justicia Romero. ..
Continuara…