Aproximación a la obra de Rosa Mena Velenzuela (2013)
A propósito de la trayectoria y el trabajo de esta artista plástica salvadoreña.
Por Mario Castrillo
El 12 de septiembre se desarrolló en el Museo de Arte de El Salvador un conversatorio sobre la vida y obra de Rosa Mena Valenzuela en el cual participaron Luís Lazo, Jaime Balseiro, Marta Eugenia Valle, Mario Castrillo y Roberto Galicia, quien coordinó el evento.
Antecedentes inmediatos
Haré un intento de situar a Rosa Mena Valenzuela coma artista plástica en su contexto histórico en El Salvador.
En nuestro país, la mujer se desarrolló primeramente en el ámbito literario y político. Es hasta en la década de los años 50 del siglo pasado cuando incursiona en las artes plásticas, siendo Rosa Mena Valenzuela es una de las más destacas artistas.
Dentro de la literatura, Ana Guerra de Jesús incursiona en la literatura en el siglo XVII, es la primera mujer en desarrollar actividades que no fueran las del trabajo domestico de la cual tenemos registro.
Elena Salamanca ha desarrollado una investigación sobre el papel de las mujeres salvadoreñas dentro de las estructuras de las cofradías de San Lucas Cuisnaguat. Registra el nombramiento de Francisca de Rosario como “tenance” de la Cofradía de san Lucas Evangelista, cargo que compartió con Alexandro Martín. Salamanca afirma que el pueblo de Cuisnauat guardó durante más de 350 años una serie de libros de la Cofradía en la que figuran 28 nombres de mujeres indígenas que fueron elegidas a cargos públicos en 1795. Una década después se registra la actividad de Juana Ygnocente, como tenance mayor, y María Tomasa y Dominga de la Cabrada sus compañeras, en 1797; y “1º Capitana María del Socorro, su compañera María de la Asunción, Juana Eligilca, María Ramos, Micaela Gerónima, en 1799. Salamanca, Elena. Mujeres comunes del siglo XVII. Segunda entrega. El Faro, El Ágora, 20 de junio de 2012.
Por su parte Carlos Cañas Dinarte hace referencia a las sublevaciones ocurridas en Santa Ana, el 17 y el 24 de noviembre de 1811, de igual manera registra levantamiento en Metapán, entre el 24 y el 26 de noviembre y el 29 de diciembre de 1811 se alzó Sensuntepeque, participando en estos levantamientos decenas de mujeres.
En San Miguel, Santa Ana y San Vicente durante el segundo intento emancipador de San Salvador y en San Salvador mismo, realizado el 24 de enero de 1814, participan igualmente mujeres.
En la fundación de la Sociedad Confraternidad de Señoras de la República de El Salvador juega un papel destacado María Solano Álvarez de Guillén, esto sucede el 19 de abril de 1922.
En el siglo XIX destaca Ana Dolores Arias y Aurelia Lara. Dentro del modernismo que impulsara en nuestro país Francisco Gavidia destacan en las letras las escritoras María Álvarez de Guillén Rivas, María Mendoza de Bratta, María Loucel y Soledad Mariona Alas. A ellas debemos agregar a Antonia Galindo, Luz Arrué de Miranda, María Teresa de Arrué, Florinda B. González, Jesús López, Mercedes Quinteros, Antonia Navarro, primera mujer graduada en la Universidad de El Salvador. Hay que mencionar de igual manera en la órbita literaria, a Alice Lardé de Venturino. Mención especial merece Lilian Serpas, Amparo Casamalhuapa, Tula Van Severén, Blanca Lidia Trejo, Bertha Fúnez Peraza.
Dentro del Grupo Cactus (1933) junto a Alberto Guerra Trigueros, Salarrué, José Mejía Vides destacan Emma Posada y Mercedes Viau Rochac. Seis años después (1940) se conforma el Grupo Seis a los cuales pertenece Antonio Gamero, Manuel Alonso Rodríguez, Oswaldo Escobar Velado, Alfonso Morales, Cristóbal Humberto Ibarra y las mujeres Matilde Elena López, Margot O´connor y Pilar Bolaños. A finales de los años 40 y principios del 50 del siglo pasado publican obra poética Dora Guerra, Juanita Soriano de Ayala y Claribel Alegría de Flakol. (Luis Gallegos Valdés. Panorama de la Literatura Salvadoreña, Juan Felipe Toruño, Desarrollo Literario de El Salvador).
Durante el siglo XX, en 1944 durante el derrocamiento del régimen martinista” una serie de mujeres se dedican al periodismo e inician el cultivo de las artes, entre ellas: Lydia Valiente, María Loucel, Ana Rosa Ochoa, Claudia Lars, Lilian Serpas, Lavinia de Flores, Margarita de Nieva, Rosa América Herrera, Laura de Paz, Mercedes Maití de Luarca, Rosa Amelia Guzmán, Clara Luz Montalvo, Tránsito Huezo Córdova de Ramírez y Mercedes de Altamirano. Cañas Dinarte, Carlos. El poder del voto femenino. El largo camino hacia el voto femenino. http://www.elsalvador.com/vertice/2004/210304/deportada.html
En el derrocamiento de Martínez jugaron un papel importante María Loucel, Lydia Valiente, Pilar Bolaños y Matilde Elena López. Es imprescindible mencionar a Altagracia Kalil y a Adelina Suncín a quienes el poeta Oswaldo Escobar Velado dedicara uno de sus más ardorosos poemas: Romance de las dos mujeres, en su libro inigualable: Árbol de Lucha y Esperanza editado por la imprenta Arias en 1951.
Durante el gobierno del coronel Oscar Osorio, quien dirigió el destino del país durante los años de 1950-1956, se emprendieron unas series de reformas sociales y de modernización del país. Contradictoriamente a su programa populista se adhirió la corrupción y una férrea represión al movimiento popular.
En ese ámbito surge la Generación Comprometida que marcó un hito en la literatura nacional; dentro de esta Generación podemos mencionar a Mercedes Durand e Irma Lanzas. Dentro del área de lo identitario, María de Baratta juega un papel fundamental con su investigación Cuzcatlán típico editado en dos tomos por el Ministerio de Cultura en 1952.
Mujeres en las artes plásticas
Como precursor de la plástica salvadoreña es identificado Wenceslao Cisneros (1823-1878) pero la mayor parte de su trabajo artístico lo realizó en el exterior. Cisneros se fue muy joven del país hacia Europa primero y luego hacia Cuba, país en donde murió.
Es más tarde que surgen personalidades que tendrán mayor impacto en el desarrollo de las artes plásticas en el país, entre ellos figuran Alberto Imery.
En este ámbito cultural y político hacen incursión las mujeres en las Artes Plásticas, siendo ellas Zélie Lardé y Ana Julia Álvarez. Zélie Lardé se desarrolló dentro del arte ingenuo o naif. Sin formación académica alguna en lo que a la plástica se refiere, esta mujer desarrolló un mundo donde reina la imaginación y lo espontáneo, lo ingenuo y lo intuitivo. Ana Julia Álvarez recibió formación plástica con Miguel Ortiz Villacorta, con Salarrué y con el guatemalteco Carlos Mérida. Ana Julia Álvarez se desarrolló dentro del Art Decó y el Fauvismo.
En esa época le fue concedida una beca a Julia Díaz en 1948 junto a Noé Canjura y Raúl Elas Reyes para estudiar pintura en Europa. Julia Díaz, alumna de Valero Lecha, es la primera mujer becada por el Estado salvadoreño y la primera en abrir una galería de Arte en El Salvador, la Galería Forma en 1958, después convertida en Museo.
En ese período se erige el Monumento a la Revolución de 1948, que diera origen a la Constitución de 1950, la más democrática que haya existido en El Salvador hasta estos días. En la elaboración de este monumento laboró Violeta Bonilla, quien cursó estudios en la Academia Valero Lecha, posteriormente, en México, fue asistente del muralista Diego Rivera, así mismo, estudió en la Academia de San Carlos y en la Esmeralda.
Olga Salarrué, hija mayor del matrimonio de Salvador Salazar Arrué (Salarrué) y Zélie Lardé, al igual que su madre y su hermana Maya, se dedica a las artes plásticas. Su producción es parca.
En este ámbito destaca en la plástica salvadoreña Rosa Mena Valenzuela (1924-2004), quien cursara sus primeros estudios en la Academia de Valero Lecha, Academia que mantuvo abierta sus puertas desde 1935 a 1968, siendo sus compañeros de generación Pedro Acosta García , Miguel Ángel Orellana , Ernesto San Avilés , Víctor Manuel Rodríguez Preza, María Teresa Ticas, Miguel Ángel Polanco, Bernardo Crespín. Rosa Mena Valenzuela continuó sus estudios en Europa gracias a una beca gestionada por Salarrué en 1960 ante el gobierno de Italia.
Influencias predominantes en la obra de Rosa Mena Valenzuela.
Para aproximarnos a su obra, es necesario remitirnos al surrealismo, al expresionismo, a las técnicas del grafismo, el papel y los objetos encolados y el collage. A nivel filosófico podemos ubicar a Rosa Mena Valenzuela dentro de la filosofía de Bergson, sobre todo en lo referente al concepto del Tiempo, tan importante en su obra.
La concepción del tiempo bergsoniano parte de que la vida es tiempo. No tiempo abstracto, sino tiempo real, concreto. Es una evolución, algo que se está haciendo a cada instante, el despliegue temporal de una fuerza libre y creadora, de un impulso vital. En Bergson, el tiempo está cualificado por la duración, que se presenta como una corriente de nuestros estados de conciencia, sin establecer separación entre el estado presente y los anteriores. La duración no es homogeneidad, sino heterogeneidad. En la duración no predomina la cantidad, sino la cualidad. El tiempo es la duración, el movimiento, el flujo de la conciencia, el prolongar el pasado en el presente.
En arte, la filosofía de Bergson se manifestó por excelencia en el cine, donde el límite del espacio y el tiempo son fluctuantes. El espacio pierde su estado estático y se torna dinámico, móvil, fluyente.
Su obra
Las obras de madurez de Rosa Mena Valenzuela producen la impresión de emplear el tiempo bergsoniano, donde los límites espaciales y temporales son flotantes, en ciertas formas difusas, donde acontecimientos concurrentes y simultáneos pueden ser mostrados sucesiva y simultáneamente en múltiples exposiciones y montajes. No solamente son simultáneos y concurrentes los acontecimientos sino también, y sobre todo, los estados del Alma.
En las obras de Mena Valenzuela tiene preponderancia lo gráfico, cobrando vital importancia la línea y sus valores, las manchas, las zonas raspadas sobre el lienzo, produciendo efectos de formas fantasmales, siendo consecuente con el expresionismo que se niega a reproducir lo burdo de la realidad e intenta alejarse de la lógica y del racionalismo.
En su obra, el dibujo espontáneo tiene prominente importancia. Interpreta gráficamente y de una manera personal lo que el tema le inspira. Sus obras están impregnadas de grafía, de signos, de símbolos. Todos ellos entremezclados con las figuras que insinúan y materializan a sus personajes y sus temas.
La iluminación es artificiosa. Sus personajes son seres retorcidos, la generalidad de las veces apenas insinuados por unas breves temblorosas líneas de pincel. Sus colores son fuertes y puros.
Rosa mena Valenzuela ha desarrollado el retrato, temas religiosos, la realidad nacional, especialmente durante el conflicto bélico del siglo recién pasado, y obras de desbordante y rica imaginación. Dentro de su producción destacan algunas apropiaciones, que ya es signo de posmodernidad, especialmente del artista español Diego da Silva Velázquez, en concreto las obras Las Meninas y las Hilanderas.
Muchos de los elementos que figuran en su obra han perdido sus funciones para desempeñar otras: las ventas, las puertas, las calles… Por ellos se penetra a un mundo desconocido que la artista va develando en sus obras.
En 1973 funda la Academia de Dibujo y Pintura “Rosa Mena Valenzuela” extendiendo desde ese año el cúmulo de sus conocimientos a sus alumnos y de donde han surgido importantes jóvenes valores formados por ella. Dos años después, se edita el libro “Rosa Mena Valenzuela” dedicado exclusivamente a su obra. El mismo año, la Asamblea Legislativa de El Salvador en Sesión Solemne le otorga “Pergamino de Reconocimiento”. Ilustra el Periolibro dedicado al antipoeta chileno Nicanor Parra, tarea que le es encomendada por los responsables del proyecto “Periolibros” de la UNESCO. En 1997, viaja a España en calidad de Invitada Especial para participar en la inauguración de la muestra itinerante IBEROAMERICA PINTA parte del Proyecto Periolibros, la cual se inauguró en la Casa de América, Madrid, España en el mes de octubre. El Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA), en 1998, organizó una Exposición Retrospectiva de la obra de Rosa Mena Valenzuela en la Sala Nacional de Exhibiciones en San Salvador. En los últimos años, la Maestra ha sido homenajeada por importantes instituciones gubernamentales y de la sociedad civil en reconocimiento a su genial labor dentro de la plástica nacional.
Su vida en fechas
1960 Su primera exposición la realizó en las instalaciones del Instituto Salvadoreño de Turismo (Istu) que aún se encuentra en la Calle Rubén Darío.
1963 Realizó un viaje a Nueva York (Estados Unidos) y a diversos países de Europa donde visita varios museos de arte contemporáneo.
1964 Ganó el premio República de El Salvador.
1973 Fundó su Academia de Dibujo.
1990 El Gobierno de Francia le otorgó la Orden de las Artes y las Letras.
2004 Murió el 6 de enero.