Innumerables artículos y editoriales se han escrito en la prensa burguesa (El Faro, LPG, El Diario de Hoy, etc.), dando cuenta de una acuciante preocupación por el enfrentamiento que sostiene el Gobierno Bukele en contra de la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial, lo que los ideólogos de aquellos medios denominan “crisis institucional”.
No es para menos, el Gobierno Bukele apoyándose en el Ejército, la Policía y respaldado por el caudal de votos obtenidos en las pasadas elecciones, se ha lanzado en una cruzada en contra de los que él denomina “los mismos de siempre”, cuyos hitos más destacados a la fecha son: la militarización del recinto legislativo el pasado 9 de febrero, la restricción de derechos de rango constitucional vía decreto ejecutivo durante la pandemia, el incumplimiento a resoluciones judiciales, dentro de las que destaca por su significado para las víctimas, el incumplimiento a la orden judicial que ordenaba realizar la diligencia de inspección judicial a los archivos de la Fuerza Armada, en el marco del proceso penal que se sigue por la masacre de El Mozote y cantones aledaños en 1981.
De éstos hechos, algunos personajes ligados a la burguesía como el ex magistrado Ulises de Dios Guzmán (https://twitter.com/informatvx/status/1263460927866908672) y el ex director del Instituto de Medicina Legal, ya hablan de una virtual dictadura https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/dictadura-nayib-bukele/758546/2020/).
Por su parte el partido tradicional de la burguesía, ARENA, caracteriza a Bukele como un “dictador en potencia” (https://twitter.com/arenaoficial/status/1296820639207231489).
Mientras que el partido FMLN, es de la idea que la situación actual se encuentra marcada por “un peligroso debilitamiento de la democracia” (https://www.youtube.com/watch?v=a_yFApDxrjY&feature=emb_title).
Para dilucidar si, tal como lo plantean los principales partidos de la oposición, estamos frente a los albores de una dictadura, como las que ya hemos vivido en el pasado, es preciso analizar la situación de la lucha de clases en el país, de la cual éste gobierno es su reflejo.
Un acercamiento preliminar a la caracterización del gobierno de Bukele.
Desde nuestra concepción teórica, la categoría “gobierno”, se refiere a los hombres de carne y hueso que, en determinado momento, están a la cabeza del estado y de un régimen político. Esta categoría responde a la pregunta: ¿Quién gobierna?
No es lo mismo que régimen, porque pueden cambiar muchos gobiernos sin que cambie el régimen, si las instituciones siguen siendo las mismas.
De ahí que, sea importante analizar el sector de clase de donde proviene el actual presidente y el partido que lo llevó a la presidencia, para responder a cabalidad aquella pregunta.
Durante la década del 2000 en nuestro país, se operaron profundos cambios en los ejes de acumulación de capital, signados por una alta penetración de capital regional y transnacional en los ejes de acumulación mas rentables (los conglomerados financieros se vendieron a otros regionales y transnacionales) y la consecuente emigración de los sectores burgueses de esos ejes de acumulación a otros, mediante la liquidez que les generó la venta de sus empresas.
Éste proceso permitió una clara diferenciación entre la facciones de la burguesía tradicional (Baldochi-Dueñas, Kriete-Ávila, Palomo-Déneke, Araujo-Eserski) renovada en los años noventa y las emergentes del siglo XXI.
Una de esas facciones emergentes del siglo XXI, la constituye, lo que Carlos Paniagua en su estudio “El bloque empresarial hegemónico salvadoreño”, denomina como el “sub-bloque [empresarial] árabe”, en el que destacan apellidos como Simán, Salume, Zablah Touché, pero que incluye además a los Saca y Bukele. De ahí que, el actual presidente por su origen de clase pertenece a dicha facción de la burguesía.
La otra facción emergente, es la ligada al grupo empresarial ALBA petróleos de El Salvador, que se constituyó “… en lo que en su momento fue el sector financiero para las élites salvadoreñas a mediados de los años noventa, al proveer de dinero fresco a un nuevo núcleo empresarial que ha buscado acceder a mercados hasta ahora acaparados por pocos grupos empresariales: medios de comunicación, transporte aéreo, finanzas, energía e hidrocarburos. La mayoría de estas empresas se ha abierto a través de préstamos y subsidios destinados a un pequeño núcleo de personas, políticos del FMLN en su mayoría…” (Francisco Robles Rivera, en su artículo “ÉLITES EN EL SALVADOR: CAMBIOS Y CONTINUIDADES (2000-2016)”)
Esa búsqueda de “dinero fresco” proveniente de grupo empresarial ALBA petróleos de El Salvador, para incursionar en sectores de la economía dominados por la burguesía tradicional y el sub bloque árabe, explica el hecho que Bukele, aunque siendo orgánico de éste último, se desmarcó del mismo para establecer negocios con algunos de los dirigentes efemelenistas, que con la fundación en enero de 2006, de ALBA Petróleos de El Salvador, pasaron a ser empresarios.
Los negocios entre los empresarios del FMLN como José Luis Merino (Ramiro Vásquez) y Bukele, para enero de 2019 aún se mantenían, tal como lo verificara el diario burgués El Faro, en el artículo “Bukele se divorció del Frente, pero no del grupo Alba”.
Lo anterior explicaría los roces que se ha generado entre el presidente y la ANEP, pues precisamente dicha asociación patronal se encuentra dominada hoy por los representantes máximos representantes de la facción del sub bloque árabe, del cual Bukele se separó; pero también explica los acercamientos de éste con el bloque hegemónico tradicional, que se ha visto desplazado tanto de la gremiales como del partido ARENA; lo que indicaría que conforme avance el período presidencial Bukele y su partido NI podrían convertirse en el nuevo partido del bloque empresarial hegemónico.
De ahí que, ante la pregunta de quién gobierna hoy en El Salvador, debemos responder que es Bukele junto a una facción emergente de la burguesía, con vasos comunicantes con el conglomerado ALBA petróleos por donde fluyeron miles de dólares. De tal suerte que, nos encontramos ante un gobierno empresarial.
¿Existe una crisis institucional?
Ahora bien, si nos encontramos ante un gobierno empresarial, cómo deberíamos interpretar el enfrentamiento entre Bukele por un lado y la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial por el otro.
Un primer elemento que hay que destacar es que, no se trata de un enfrentamiento en contra de la Asamblea Legislativa como institución, sino en contra de los diputados de los partidos de oposición. Lo que indica que, el objetivo de Bukele no es suprimir la Asamblea Legislativa, sino mantener el enfrentamiento como estrategia electoral de desgaste, para intentar ganar la mayoría legislativa. Prerrogativa ésta, de la que gozaron los sucesivos gobiernos de ARENA.
Por otra parte, en cuanto al enfrentamiento con el Órgano judicial, tampoco se trata de un enfrentamiento en contra de dicha institución del Estado burgués, sino que se restringe a las resoluciones judiciales que perjudican sus objetivos electorales. Por ello, el enfrentamiento ha sido mayoritariamente en contra de la Sala de lo Constitucional, sin embargo, esto tampoco es nuevo, el gobierno Cerén-FMLN, también tuvo enfrentamientos con la Sala de lo Constitucional, que incluyó movilización de su militancia en contra de determinadas resoluciones.
De la misma manera, la actitud respecto a las FFAA y la profundización de la militarización de la sociedad, no es marca exclusiva de este Gobierno, la utilización de las FFAA en labores de seguridad pública fue implementada en el último gobierno de ARENA, se continuó con Funes-FMLN y se profundizó en la administración Cerén-FMLN.
De ahí que, es posible sostener que los elementos propios de un régimen político bonapartista (sui generis) o autoritario, siempre han estado latentes a lo interno del régimen político salvadoreño, y los sucesivos gobiernos los han utilizado de la manera que la correlación de fuerzas entre las clases se los ha permitido en cada momento. Así las cosas, el gobierno Bukele-GANA por la facción de clase a la que pertenece Bukele y el origen del partido GANA, se asemeja más al Gobierno Saca-ARENA que al Gobierno Hernández Martínez.
Lo anterior no excluye que el Gobierno Bukele, dadas las condiciones de la lucha de clases por ejemplo de no lograr obtener mayoría en la próxima legislatura, pueda avanzar y consolidar un régimen abiertamente bonapartista.
Continuara…