Conferencia 3 De la “conquista” a la “colonización” del mundo de la vida (Lebenswelt)
“La causa [final] porque han muerto y destruido tantas y tales y tan infinito
número de ánimas los cristianos, ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riqueza en muy breves días y subir a estados muy altos y sin proporción a sus personas. (La causa ha sido) por la insaciable codicia y ambición que han tenido [… Debo] suplicar a Su Majestad con instancia importuna, que no conceda ni permita la que los tiranos han inventaron, prosiguieron y han cometido, y que llaman conquista” (Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, Introducción).
Pasemos ahora a la tercera figura: la “conquista”. Por tal entendemos
ahora una relación no ya estética o cuasi-científica de la Persona- Naturaleza, como en el “descubrimiento” de nuevos mundos. Ahora la figura es práctica, relación de Persona-Persona, política, militar; no de reconocimiento e inspección -con levantamiento de mapas y descripción
de climas, topografía, flora o fauna- de nuevos territorios, sino de la dominación de las personas, de los pueblos, de los “indios”.
No es ya la “theoría”, es ahora la “praxis” de dominación. En España, desde el comienzo de la Reconquista en el lejano 718, como consta en las Partidas del siglo XIII, la “conquista” era una figura jurídico-militar. En
1479, los reyes católicos, explican que “enviamos ciertos nuestros capitanes
e gentes a la conquista de la Grand Canaria, contra los canarios infieles, enemigos de nuestra santa fe católica que en ella están“1.
3.1. Hacia una fenomenología del “ego conquiro [yo conquisto]”
Una vez reconocidos los territorios, geográficamente, se pasaba al
control de los cuerpos, de las personas: era necesario “pacificarlas” -se
decía en la época-. El que establece sobre otros pueblos la dominación
del mundo español (posteriormente del europeo en general) es un militar,
un guerrero. El “Conquistador” es el primer hombre moderno activo,
práctico, que impone su “individualidad” violenta a otras personas,
al Otro.
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1 Cita Silvio Zavala, La filosofía de la conquista, FCE, México, 1977, p. 24.
Si en “Tierra Firme” (la actual Panamá) el primer conquistador-colonizador fue Vasco Nuñez de Balboa (asesinado en 1519 por Pedrarias, un noble castellano de segunda categoría)2, el primero que puede llevar el nombre de tal es Hernán Cortés y por ello lo tomaremos como ejemplo de este tipo moderno de subjetividad. En el Caribe, de Santo Domingo a Cuba, la conquista no era tal; sólo había tribus, etnias, pueblos indígenas sin cultura urbana. La dominación más fue matanza e inorgánica ocupación que sistemático dominio. Totalmente distinta será la suerte del primer imperio conquistado en el Nuevo Mundo.
Hernán Cortés, un pobre extremeño hidalgo3, nació en Medellín
en 1485 (“el mismo año que Lutero nació”)4, partiendo a los catorce años para estudiar letras en Salamanca. Pero poco tiempo después, “cansado de estudiar y falto de dinero“5, en vez de partir a Nápoles salió hacia las Indias, llegando en 1504 un año después que Bartolomé de las Casas, y en el mismo año que llegaron los primeros esclavos africanos a la Hispañola. Estuvo cinco o seis años en Santo Domingo como encomendero, explotando indios en sus “granjerías“6. ______________
2 Véase Carl Ortwin Sauer, Descubrimiento y dominación española del Caribe, FCE, México, 1984, pp. 369ss.; Georg Friederici, El carácter del descubrimiento y la conquista de América, FCE, México, 1987.
3 “Hijo de alguien” (= Hidalgo), nobleza venida a menos. Seguiremos el relato de Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana. Libro IV (UNAM, México, t. II. 1975), ya se ocupa, como dice en su Prólogo, “De la conquista de México”: “En el año del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de 1519, gobernando su iglesia en el summo pontificado de Roma el Papa León X y siendo monarca de los príncipes cristianos el muy católico emperador don Carlos V de este nombre […], desembarcó en esta tierra de Anahuac el famosísimo y no menos venturoso capitán Fernando Cortés” (p. 7).
4 Ibid. Torquemada agrega: “Lutero nació en Islebio, villa de Sajonia, naciese Fernando Cortés en Medellín, villa de España, de Extremadura […]; este cristiano capitán para traer al gremio de la Iglesia católica romana infinita multitud de gentes” (p. 7). Aquel Torquemada, en plena cruzada antiluterana, nos muestra de todas maneras que la Modernidad en el sentido más amplio que el weberiano o habermasiano tiene dos caras: la europea con la Reforma, y la “otra-cara” en el mundo periférico. Es una visión universal (europeolatinoamericana). Además, anota Torquemada que en 1485 se consagró el “templo mayor” de los aztecas en México (Op. cit., Prólogo; p. 8). Lo cual le permite al autor indicar que habiendo escuchado Dios “la aflicción de este miserable pueblo” azteca, llamó del seno de su madre a Cortés, “como un nuevo Moysés en Egipto” (Ibid.). Lejos estamos de aprobar ninguna de las interpretaciones de Torquemada ya que hace pasar al conquistador como libertador, como también lo interpretará Ginés de Sepúlveda, sólo queremos resaltar que ahora se mueve en “tres” escenarios: el centro-europeo (Lutero), el hispánico (Cortés) y el azteca (México). 5 Ibid., cap. l; p. 13. 6 Esta palabra podríamos hoy traducirla por “business”.
Pasó con Diego Velázquez a la “conquista” de Cuba. “Sacó gran cantidad
de oro con sus indios y en breve llegó a ser rico“7, y después de más
de una aventura fue nombrado capitán para llevar a cabo la “conquista”
de las tierras de Yucatán descubiertas en 1517. Desde la costa, las
dos expediciones de descubrimiento pudieron “ver edificios de piedra
que hasta entonces no se habían visto por aquellas islas y que la gente
vestiese tan rica y lucidamente“8. Los indios caribes iban desnudos,
no conocían la técnica del tejido. No así en las culturas urbanas -como
veremos en la Conferencia 6-, que se encontraban todas sobre las costas
del Océano Pacífico.
Los europeos en sus “descubrimientos” desde Terranova hasta la Patagonia sólo habían descubierto culturas aldeanas, de recolectores y pescadores, más o menos nómadas. Las culturas urbanas se habían ocultado a la mirada de los descubridores más de veinticinco años, porque miraban hacia el Océano Pacífico. Las primeras que se observaron no podían ser otras, exactamente, que las que tocaron las costas caribeñas: las culturas maya y azteca.
La “Conquista” es un proceso militar, práctico, violento que incluye
dialécticamente al Otro como “lo Mismo”. El Otro, en su distinción9,
es negado como Otro y es obligado, subsumido, alienado a incorporarse
a la Totalidad dominadora como cosa, como instrumento, como oprimido, como “encomendado“10, como “asalariado” (en las futuras haciendas), o como africano esclavo (en los ingenios de azúcar u otros productos tropicales).
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7 Ibid., p. 16. . 8 Ibid., cap. 3; p. 19. Claro que lo que más entusiasmó a los de Cuba fue lo siguiente del relato; “Porque la plática de aquellos tiempos, y gentes, no era otra; que casi se parecían al rey Midas, que todo su deleite era el oro y la plata y no trataba de más que de riqueza” (p. 21). 9 En mi Filosofía de la liberación, hemos distinguido entre “diferente” interno a la Totalidad, y “distinto” con real alteridad (Véase el “Índice de conceptos” al final de la nombrada obra).
10 Figura de la economía colonial latinoamericana -que se usaba también en la
Andalucía de los islámicos-. Un cierto número de indios era “encomendado”
(puesto a disposición) del conquistador para que trabajaran gratuitamente
(sea en el campo, en la búsqueda del oro en los ríos o en la minería; esto se llamaba también la mita en el Perú). Diversas maneras de la nueva dominación que la Modernidad iniciaba en la Periferia mundial.
La subjetividad del “Conquistador”, por su parte, se fue constituyendo, desplegando lentamente en la praxis. Cortés, que “aquel año [1518] era alcalde, y como él era alegre y orgulloso y sabía tratar a cada uno conforme a su inclinación”11, fue nombrado por Velázquez, como hemos dicho, “por capitán general” de la “conquista” que se realizaría en las tierras recientemente descubiertas.
Toda su riqueza acumulada la invirtió en la empresa. Y, comenta
Torquemada, en cuanto a su subjetividad:
“Comenzó aquí a tratar su persona como capitán general; porque puso casa con mayordomo, camarero y mastresala y otros oficiales, hombres de honra“12.
El pobre hidalgo extremeño es ahora “capitán general” y se sabe tal.
El ego moderno se iba constituyendo. Partieron once naves y 508 soldados,
16 caballos, l0 piezas de artillería. A la manera de la Cristiandad, del mismo Constantino, se nos relata:
“La bandera o estandarte que llevó Cortés en esta jornada era de tafetán
negro con cruz colorada, sembradas unas llamas azules y blancas y una letra por orla que decía: Sigamos la cruz y con esta señal venceremos“13.
Cortés era muy competente en arengar a su gente. Sus discursos antes de partir, en las batallas, en el triunfo no eran vulgares. Había fundamento y argumentaba ganando un profundo “consenso” entre sus soldados, que “con el fervor de las palabras más se esfuerzan y desean la consecusión de la victoria” -comenta Torquemada-14. El 18 de febrero de 1519 dejaban Cuba. Costeando Yucatán, avanzan después de muchas aventuras hasta las costas orientales del imperio azteca (San Juan de Ulúa). Allí tuvo noticias de los aztecas, de su emperador Motecuhzuma escribe Torquemada, el que ya estaba enterado de las dos primeras expediciones españolas a sus costas, ya que en la expedición de Grijalva habían dado los informantes noticias al Emperador:
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11 Ibid., cap. VI; p. 32.
12 Ibid., cap. 7; p. 37.
13 Ibid., p. 39. Cortés se auto-interpretaba, entonces, como un nuevo Constantino, fundador de la “Nueva Cristiandad de las Indias” (como escribirá, con otros propósitos, Toribio de Mogrovejo, arzobispo de Lima años después).
14 Ibid., cap. 8; p. 41.
“Es el caso que todos juntos los que aquí venimos hemos visto dioses
que han llegado a aquella costa en grandes casas de agua (que así llaman
a los navíos) […]. Motecuhzuma quedóse solo y pensativo y aun
bien sospechoso de mucha novedad en sus reinos […] y traía memoria
lo que su adivino le había dicho […] y creer que sería Quetzalcohuatl a
quien en un tiempo adoraron por dios […] e ido por aquellas partes orientales”15.
Es por ello que cuando llega la primera embajada del emperador a Cortés, todavía en sus barcos junto a la costa, las palabras con las que se describe el hecho son las siguientes:
“Ellos respondieron que eran mexicanos, que venían de México a buscar
a su Señor y Rey Quetzalcohuatl que sabían que estaba allí”16.
Por primera vez, Cortés sabe que es un “dios” para aquellas gentes.
Su ego comienza a situarse, definitivamente de otra manera:
“ ¿Qué quiere decir esto que dicen éstos que aquí está su Rey y su Dios
y que le quieren ver? Esto oyó Hernán Cortés y él con todos pensaron
bien el caso”17.
Y Cortés recibió saludos de Dios y Señor (“luego se postraron en
tierra y la besaron”):
“Dios nuestro y Señor nuestro, seáis muy bien venido que grandes
tiempos ha que os esperamos nosotros vuestros siervos y vasallos” 18.
Y de inmediato “pusieron en la cabeza una pieza hecha a manera de
almete, en que había mucho oro y piedras de mucho valor”. El primer
día se trató a los embajadores muy bien. En el segundo, por el contrario,
quisieron “espantar a estos mensajeros […] con disparar la artillería
desafiándolos para que luchasen”. Los embajadores -que no eran
guerreros en ese Imperio sumamente institucionalizado- quedaron atemorizados y se negaron a luchar. Fueron despachados violentamente
como “afeminados” y les dijeron:
“Que se fuesen como tales a México que ellos venían ya a conquistar
a los mexicanos y que a sus manos morirían todos”19.
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15 Ibid., cap. 13; pp. 58-59. Volveremos en la Conferencia 6 al “mundo” de
Motecuhzuma, para nombrarlo como Torquemada. Por ahora no nos situaremos
nunca desde su punto de vista hermenéutico. 16 Ibid., cap. 14; p. 63.
17 Ibid., p.63. 18 Ibid., p. 63.
19 Ibid., p. 64.
Así se enfrentaron dos “mundos”. El uno moderno, de sujetos “libres”
que decidían en común acuerdo; el otro, el del más grande Imperio del Nuevo Mundo, completamente limitado por sus tradiciones, sus
leyes adivinatorias, sus ritos, sus cultos, sus dioses, y que repetían en
su conciencia:
“¿Quiénes serán o de dónde vendrán aquellos que nos han de conquistar
a nosotros los mexicanos, que somos los poderosos, antiguos y temidos en todos estos reinos? […] Mucho admiró Motecuhzuma de lo que estos embajadores dijeron, y mudáronse los colores del rostro y mostró muy gran tristeza y desmayo“20.
Era una lucha desigual. Mientras tanto:
“Cortés no perdía punto en ninguna cosa, adonde le parecía que podía ganar reputación, mandó poner toda su gente en batalla, y que los arcabuceros
disparasen y que escaramuzasen los de a caballo […], pero mayor los truenos de la artillería, como son para ellos tan nueva“21.
Era toda una teatralización pirotécnica, para “admirar” al “mundo”
simbólico religioso de los indios. Los aztecas estaban desorientados:
“[Aunque tenían] gente de guerra, no [eran] para defenderse de invasiones
y guerras marítimas, porque nunca pensaron haber de tenerlas de gentes extranjeras, por tener el mar por innavegable“22.
Así se establecía, por vez primera, una “relación” con el Otro, el de
“Afuera”, el Extranjero absoluto que procedía como el Sol del Oriente
infinito del océano, innavegable para los mexicanos. Era lo que daría
el sentido a la Nueva Edad del Mundo: la “relación” con lo Extranjero
absoluto, la dominación debajo del Extranjero, divino, que venía para
conquistar, dominar, matar.
La primera relación entonces fue de violencia: una relación “militar” de Conquistador-Conquistado; de una tecnología militar desarrollada contra una tecnología militar subdesarrollada. La primera “experiencia” moderna fue de la superioridad cuasi-divina del “Yo” europeo sobre el Otro primitivo, rústico, inferior.
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20 Ibid., cap. 13-14; pp. 66-67.
21 Ibid., cap. 16; p. 70.
22 Ibid; p. 70.
Es un “Yo” violento-militar que “codicia”, que anhela riqueza,
poder, gloria. Cuando los embajadores del Emperador le mostraron
fastuosos regalos de oro, piedras preciosas y otras riquezas:
“Todos los que vieron el presente quedaron suspensos y admirados de
tan gran riqueza, y aun bien envidiosos de pasar adelante por otro mayor que él o semejante. Que esto tiene el oro, que aviva el corazón y anima el alma“23.
Y así llegaron a la primera gran ciudad, “Cempoalla”:
“Entraron por el lugar y vieron tan gran pueblo, tan fresco y alegre, con casas hechas de adobe y otras de cal y canto y tan llenos de gente por las calles que los salían a ver, se confirmaron en llamar a la tierra Nueva España […] Era Cempoalla grandísimo poblazón“24.
Cortés actuaba como los cristianos de la Reconquista, como los reyes católicos ante Granada. Pactaba con unos, dividía a los otros, y los iba lentamente derrotando en violentas batallas en las que los soldados, un puñado, demostraban de todas maneras la práctica adquirida en más de siete siglos de lucha contra los musulmanes en la península ibérica, el uso de las armas de fuego, los cañones de pólvora, los bestiales perros amaestrados para matar, los caballos tenidos por dioses desconocidos, etc..
Obraban con tantas dobleces, hipocresías, mentiras, maquiavelismo político de gran eficacia, que su accionar desconcertaba a los mexicanos, expertos en el dominio de cientos de pueblos, pero de una honestidad en su palabra completamente ingenua para el hombre “moderno”:
“Extendiose por toda la tierra la llegada de gente tan extraña […] no por temor de perder sus tierras sino porque entendían que era acabado el mundo“25.
En efecto, un “mundo” se acababa26 -y por ello es totalmente eufemística,
“gran palabra vacía”, hablar del “encuentro de dos mundos”, cuando uno de ellos era destruido en su estructura esencial-.
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23 Ibid., cap. 17; p.73. 24 Ibid., cap. 19; p. 81. “Por la grandeza del lugar y hermosura de los edificios unos le llamaron Sevilla; y otros, por su frescor y abundancia de frutas, Villa Viciosa” (Ibid., p. 82). 25 Ibid., cap. 22; p. 91. Más adelante leemos: “Decían que las señales y prodigios que se habían visto […] no podían significar (sino) el fin y acabamiento del mundo, y así era grande la tristeza de las gentes” (Ibid.). Es interesante
anotar que para Hegel la historia de Europa es “origen y fin de la Historia”, mientras que para los indios la presencia “modernizadora” de Europa era “el fin y acabamiento del mundo”. Lo mismo tiene un sentido exactamente contrario desde la “otra cara” de la Modernidad. Véase la Conferencia 8, 2. 26 Véase Conferencia 8, 2.
Irremediablemente era el “fin del mundo” azteca. El encuentro del “conquistador” con el emperador azteca es un momento central. Nadie podía mirar en su rosto a “Motecuhzuma”. El Emperador, contra su voluntad, se vio exigido al final a recibir a Cortés a la entrada de la gran ciudad. Ciudad imponente, de decenas de miles de habitantes, con ejércitos de cincuenta y cien mil hombres de guerra, contra sólo trecientos soldados castellanos. El mismo Bernal Díaz del Castillo escribe:
“¿Qué hombres ha habido en el universo que tal atrevimiento tuviesen?
[…] Se apeó el gran Montezuma de las andas […] E como Cortés vio y entendió é le dijeron que venía el gran Montezuma […] llegó cerca de Montezuma, a una se hicieron grandes acatos“27.
Cara-a-cara de un “conquistador”, desde su decisión libre y personal
de enfrentar a un Emperador y su imperio, ante un cuasi-dios para su
pueblo pero determinado absolutamente por los designios de esos mismos
dioses expresados en augurios, sortilegios, definiciones astrológicas
y mitos, teorías y otras maneras de “saber” lo que se debía hacer.
Un “Yo-moderno” libre, violento, guerrero, hábil político, juvenil (expresión del “mito adámico” al fin: tentado pero libre, diría Paul Ricoeur)28, ante una “función imperial” dentro de un “nosotros” necesario, trágico como el Prometeo encadenado 29. Todos miraban la tierra30 ante el Emperador. El “Yo-conquistador” era el primero que lo miraba de frente, con libertad, y “fue nuestra venturosa e atrevida entrada en la gran ciudad de Tenustitlan, Méjico, a 8 días del mes de noviembre, de 1519”31.
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27 Verdadera historia de los sucesos de la conquista de la Nueva España, cap-.88; Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1947, t. II , p. 83.
28 Véase mi obra Para una ética de la liberación latinoamericana, Siglo XXI,
Buenos Aires, 1973, t. II; y en especial otra obra mía El humanismo semita,
EUDEBA, Buenos Aires, 1969.
29 Véase mi obra El humanismo helénico, EUDEBA, Buenos Aires, 1975.
30) “E cuando se volvían con su señor estábamos los mirando como iban todos, los ojos puestos en tierra, sin mirarle y muy arrimados a la pared” (B. Díaz del Castillo, Ibid.). Nadie miraba en la cara al Emperador; el Emperador miraba a todos pero nunca se veía mirado. Ahora de pronto, todos los “conquistadores” no sólo Cortés sino hasta el más ínfimo soldado el mismo Bernal Díaz del Castillo lo miraban cara-a-cara de igual a igual. El Emperador estaba aterrado, silencioso. No por falta de respeto, sino por el incumplimiento de todos los mandatos divinos: era el “fin del mundo”.
31 B. Díaz del Castillo, Op. cit., p. 84.
El 13 de agosto de 1521 volvería a entrar a la ciudad, pero destruyéndola y tomándola32.
Del cara-a-cara igual a igual con Moctezuma, ahora Cortés tendrá al
Emperador Cuauhtémoc, el sucesor, humillado y vencido ante él:
“Entre tanto que le fueron a llamar, hizo aderezar Cortés un estrado
lo mejor que pudo con petates y mantas y otros asientos […] y luego
vino Guatemuz y le llevaron ante Cortés, y cuando se vió delante dél
le hizo mucho acato y Cortés con alegría le abrazó“33. “Y con esto
se acabó esta junta y Cortés se hizo Señor de México y de todos sus
reinos y provincias“34.
“Ser-Señor” sobre otro antiguo señor: el “Yo-conquistador” es la
proto-historia de la constitución del ego cogito; se ha llegado a un momento
decisivo en su constitución como subjetividad, como “Voluntad-de-Poder”.
Sólo el Emperador Carlos V está sobre Cortés. Sólo el Rey de España, podrá declarar en la Ley 1, del Título 1, del Libro 1 de la Recopilación de las leyes de los reinos de las Indias:
“Dios nuestro Señor por su infinita misericordia y bondad se ha servido
de darnos sin merecimiento nuestro tan grande parte en el Señorío
de este mundo […]“35. El Rey de España firmaba en las Reales Cédulas y lo he visto personalmente repetidas veces en mis trabajos en el Archivo de Indias de Sevilla: “Yo. El Rey”, con grandes letras, impresionantes. El “Yo”
cuyo “señorío” (el “Señor-de-este-Mundo”) estaba fundado en Dios36.
32 Cortés tuvo “docientos mil indios de ciudades amigas y confederadas, novecientos infantes castellanos y ochenta caballos, diez y siete piezas de artillería de poco peso, trece bergantines y seis mil canoas. Murieron menos de
cien castellanos (!), algunos pocos caballos y no muchos indios amigos […]
De los mexicanos murieron cien mil (!) […], sin los que perecieron de ham bre y por peste” (Torquemada, Op. cit., cap. 1; p. 312). La proporción es casi exactamente la de la Guerra del Golfo de 1991: murieron unos 120 marinos de Estados Unidos, y más de 100 mil soldados de Irak, sin contar civiles, ni los que murieron posteriormente por luchas fraticidas, hambre y
enfermedades. En 500 años la violencia “moderna” guarda la misma proporción.
33 E. Díaz del Castillo, Op. cit., cap. 156, ; p. 195.
34 J. de Torquemada, Op. cit., cap. 102; p. 311.
35 Véase esta cita y su comentario en mi obra Filosofía ética latinoamericana,
Edicol, México, t. III, 1977, p. 41.
36 Hegel escribió: “La religión es el fundamento (Grundlage) del Estado”, del
Estado como Cristiandad, criticada por Kierkegaard y Marx, por las mismas razones.
El “conquistador” participa igualmente de ese “Yo”, pero tenía
sobre el Rey en España la experiencia existencial de enfrentar su “Yo-
Señor” al Otro negado en su dignidad: el indio como “lo Mismo”,
como instrumento, dócil, oprimido. La “Conquista” es afirmación
práctica del “Yo conquisto” y “negación del Otro” como otro.
Esa conquista era sumamente violenta. De los primeros aliados de Cortés en Zempoala no quedó nadie -una peste aniquiló aquella numerosa, fresca y alegre ciudad: este fue el fruto de haberse aliado con Cortés contra
Moctezuma-. El pueblo de Cholula fue arrasado. Pero nada es
comparable con la matanza que Pedro Alvarado realizó, de pura traición,
contra la nobleza guerrera azteca -cuando Cortés habíase ausentado
para luchar contra Pánfilo Narváez-. Los invitó a una fiesta, sin armas, en un gran patio junto a los templos:
“Vienen [los españoles] a cerrar las salidas, las entradas […] Ya nadie
[de los aztecas] pudo salir. Inmediatamente [los españoles] entran en
el patio sagrado a matar a la gente. Van de pie, llevan sus escudos de madera, y algunos los llevan de metal y sus espadas. Inmediatamente cercan a los que bailan, se lanzan al lugar de los atabales; dieron un tajo al que estaba tañendo; le cortaron ambos brazos. Luego lo decapitaron; lejos fue a caer su cabeza cercenada. Al momento todos [los españoles] acuchillan, alancean a la gente y les dan tajos; con las espadas los hieren. A algunos les acometieron por detrás; inmediatamente cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la cabeza; les rebanaron la cabeza, enteramente desgarrados quedaron sus cuerpos. A aquéllos hieren en los muslos, a éstos en las pantorrillas, a los de más allá en pleno abdomen. Todas las entrañas cayeron por tierra. Y había algunos que aún en vano corrían; iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse a salvo, no hallaban a dónde dirigirse. Pues algunos intentaban salir: allí en la entrada los herían, los apuñalaban. Otros escalaban los muros; pero no pudieron salvarse […]“37.
37 Informantes de Sahagún, Códice Florentino, Libro XII, cap. 20 (versión de
Angel María Garibay). Sería interesante, como comparación, ver lo que fue
la “conquista”, por ejemplo en Massachusetts. No ya desde España (católica) sino desde la Inglaterra (anglicana). Véanse las obras de Neal Salisbury, Manitou and Providence; Indians, Europeans and the Making of New England, 1500-1643, Oxford University Press, New York, 1982; Eward Johnson, “Wonder-Working Providence of Sion’s Savior in NewEngland”, En Heimert-Delbanco, The Puritans in America, Harvard University Press, Cambridge, 1985; John Eliot, John Elitot’s Indian Dialogues; A Study in Cultural interaction, Henry W. Browden-James Ronda, Greenwodd Press, Westport (CT), 1980.
En la memoria de los indios, hoy en día, se recuerdan actos semejantes
de crueldad. Para ellos todo esto tiene “otro” sentido.
3.2. La “colonización” del mundo de la vida (Lebenswelt)
“Colonización (Kolonisierung)“38 del mundo de la vida (Lebenswelt)
no es aquí una metáfora. Tiene la palabra el sentido fuerte, histórico, real; es la cuarta figura que va adquiriendo el 1492. “Colonia” romana (junto a la “columna” de la ley) eran las tierras y culturas dominadas por el Imperio que hablaban latín (al menos sus élites) y que pagaban tributo. Era una figura económico-política. América Latina fue la primer colonia de la Europa moderna sin metáforas, ya que históricamente fue la primer “periferia” antes que el Africa y el Asia39.
La “colonización” de la vida cotidiana del indio, del esclavo africano poco después, fue el primer proceso “europeo” de “modernización”, de civilización, de “subsumir” (o alienar)40, al Otro como “1o Mismo”; pero ahora no ya como objeto de una praxis guerrera, de violencia pura –(como en el caso de Cortés contra los ejércitos aztecas, o de Pizarro contra los incas-, sino de una praxis erótica, pedagógica, cultural, política, económica, es decir, del dominio de los cuerpos por el machismo sexual, de la cultura, de tipos de trabajos, de instituciones creadas por una nueva burocracia
38 Esta sería la cuarta figura (Gestalt) después de la “Invención”, “Descubrimiento”
y “Conquista”.
39 Esta es la tesis de E. Wallerstein, The Modern World-System, ed. cit., pp. 300 ss.: “The european World-economy: Periphery versus Arena”. Para Wallerstein Rusia, Polonia y la Europa del Este, del siglo XV y XVI son la Periferia (“periphery”) continental de Europa. Las colonias portuguesas juegan el papel de una “external Arena” (Brasil en el siglo XVI, Africa y Asia) sólo América Latina (y desde el siglo XVII norteamerica) hispana es una
external Periphery”: “The Americas became the Periphery of the European world-economy in the sixteenth century while Asia remaind an external arena” (p. 336). Todo esto se basará, durante un siglo (1546-1640), en la explotación masiva de la plata (el primer Dinero mundial), y en menor medida el oro. Wallerstein escribe: “We have defined a world-system as one in which there is extensive division of labor […] World-economies then are divided
into core-states and peripheral areas”. (p. 349). Nos encontramos en el origen absoluto mismo del primer “Sistema mundial” -sistema en un sentido estricto, con otro contenido que el de N. Luhmann o J. Habermas.
40 Véase mi Filosofía de la Liberación, 2.5: “Alienación”.
política41, etc., dominación del Otro.
Es el comienzo de la domesticación, estructuración, colonización del “modo” como aquellas gentes vivían y reproducían su vida humana. Sobre el efecto de aquella “colonización” del mundo de la vida se construirá la América Latina posterior: una raza mestiza, una cultura sincrética, híbrida, un Estado colonial, una economía capitalista (primero mercantilista y después industrial) dependiente y periférica desde su inicio, desde el origen de la Modernidad (su “Otra-cara”: te-ixtli). El mundo de la vida cotidiana (Lebenswelt) conquistadora-europea “colonizará” el mundo de la vida del indio, de la india, de América. Antes de llegar a México, en Tabasco (Yucatán), los caciques mayas ofrecieron lujosos regalos a Cortés, “a los postreros del mes de marzo de 1519“42.
Junto a ellos entregaron “veinte mujeres, entre ellas una muy excelente mujer, que se dijo doña Marina“43 -la Malinche, símbolo de la mujer americana, india, culta, conocedora de la lengua maya y azteca, y que tendrá “un hijo de su amo y señor Cortés“44. Tiempo después, estando en Tlaxcala aconteció
que:
“Otro día vinieron los mismos caciques viejos, y trajeron cinco indias hermosas, doncellas y mozas, y para ser indias (!) eran de buen parecer y bien ataviadas, y traían para cada india otra moza para su servicio, y todas eran hijas de caciques [… y dirigiéndose a Cortés dijo el principal:] Esta es mi hija, y no ha sido casada, que es doncella, tomadla para vos; la cual le dió por la mano y las demás las diese a los capitanes“45.
41 Max Weber no imagina que en el Archivo de Indias de Sevilla se encuentran
60 mil legajos (más de 60 millones de papeles) de la “burocracia” española referente a América Latina del siglo XVI al XIX. España fue el primer Estado moderno burocratizado. Cuando Hernán Cortés se lanza contra los guerreros de TIaxcala, en medio de tantas penurias, relata Díaz del Castillo: “Y dijo a uno de nuestros soldados, que se decía de Godoy, que era escribano de su majestad (!), mirase lo que pasaba y diese testimonio de
ello si hubiese menester, porque no algún tiempo [después] no nos demandasen las muertes y daños que se requiriesen, pues le requeríamos con la paz” (Op. cit., cap. 64; p. 56). Es decir, Cortés hace que el escribano testimonie, para defenderse en el futuro de posibles acusaciones. Lo cual no niega que de inmediato gritara, como mandato de comenzar la pelea: “Santiago ya ellos” (Ibid.). Como quien dice: “A la lucha!”, Cortés lanza al apóstol
Santiago de la Reconquista contra los taxcaltecas, como los musulmanes lanzaban a Mahoma contra los infieles en la Guerra Santa. ¡Qué hubiera pensado el pobre Santiago Apóstol, tan exigente ético y familiar de Jesús, al verse envuelto en aquellas lides militares!
42 Bernal Díaz del Castillo, Op. cit., cap. 36; p. 30, 43 Ibid. 44 Ibid., cap. 37; p. 32. Sobre ese “hijo” de Malinche hablaremos después, porque es el latinoamericano propiamente dicho: el “mestizo” de cultura sincrética o híbrida. 45 Op. cit., cap. 77; p. 68.
El conquistador, un ego violento y guerrero moderno naciente, era además un “ego fálico“46. La situación pocas veces era tan idílica, aunque injusta igualmente, como en el caso descrito de la paz negociada con Tlaxcala. La violencia erótica vino simplemente a mostrar la “colonización” del mundo de la vida (Lebenswelt) indígena:
“La fuerza y violencia nunca jamás oída en las demás naciones y reinos
[se cumple aquí], ya que son forzadas las mujeres [de los indios] contra su voluntad, y las casadas contra la voluntad de sus maridos, las doncellitas y muchachas de diez y quince años contra la voluntad de sus padres y madres, por mandamiento de los Alcaldes mayores y ordinarios o Corregidores, las sacan de sus casas y dejan a sus maridos, padres y madres sin regalo alguno, privándolos del servicio que de ellas podían recibir y van forzadas a servir en casas ajenas de algunos encomenderos o de otras personas, cuatro o cinco u ocho leguas y más, en estancias y obrajes donde muchas veces se quedan amancebadas con los dueños de las casas o estancias u obrajes“47.
El conquistador mata al varón indio violentamente o lo reduce a la
servidumbre, y “se acuesta” con la india (aun en presencia del varón
indio), se “amanceba” con ellas se decía en el siglo XVI. Relación
ilícita pero permitida; necesaria para otros pero nunca legal de hecho el español, cuando podía, se casaba con una española. Se trata del cumplimiento de una voluptuosidad frecuentemente sádica, donde la relación erótica es igualmente de dominio del Otro (de la india). Sexualidad puramente masculina, opresora, alienante, injusta48.
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46 Sobre este concepto véase el capítulo “La erótica latinoamericana”, en mi
obra Filosofía ética latinoamericana, t. III, Edicol, México, 1977, p. 60.
Allí escribíamos: “La totalidad mundana es constituida desde un ego fálico
y la mujer queda definida como un objeto pasivo delimitado en cuanto noyo:
no-falo o castrada. A la mujer le queda la posición de dominada y reducida
al no-ser en o ante la Totalidad-masculina” (p. 60).
47 Inédito de carta de Juan Ramírez, obispo de Guatemala, del 10 de marzo de
1603 (Archivo general de Indias, Sevilla, Audiencia de Guatemala 156).
48 Se cuenta que Michele de Cuneo recibió de Colón una doncella caribe de regalo: “Se metió en su cuarto con su Briseida, y como ésta se hallaba desnuda según su costumbre, le vino en gusto solazarse con ella. La fierecilla se defendió ásperamente con las uñas. Pero entonces nuestro valiente Michele tomó una soga y se puso a darle una zurra tan buena y tan fuerte que lanzaba unos gritos inauditos […] hasta amaestrarla, sonríe satisfecho Michele […] diciendo: Hay que verla cuando se pone a hacer el amor” (Cita de Antonello Gerbi, La naturaleza de las Indias Nuevas, FCE, México, 1978, p. 49; hemos traducido del italiano y eliminado textos). Hechos como estos nos muestran el sadismo cínico de aquellos hombres ante las mujeres indias indefensas.
Se “coloniza” la sexualidad india, se vulnera la erótica hispánica, se instaura
la doble moral del machismo: dominación sexual de la india y respeto puramente aparente de la mujer europea. De allí nace el hijo bastardo (el “mestizo”, el latinoamericano, fruto del conquistador y la india) y el criollo (el blanco nacido en el mundo colonial de Indias). Como nadie, el escritor Carlos Fuentes ha narrado la contradicción del hijo de una tal erótica:
“Marina grita: Oh, sal ya, hijo mío, sal, sal, sal entre mis piernas… sal,
hijo de la chingada… adorado hijo mío […] hijo de las dos sangres enemigas
[…] Contra todos deberás luchar y tu lucha será triste porque pelearás contra una parte de tu propia sangre [… Sin embargo] tú eres mi única herencia, la herencia de Malintzin, la diosa, de Marina, la puta, de Malinche, la madre […] Malinxochitl, diosa del alba… Tonantzin, Guadalupe, madre“49.
La “colonización” o el dominio del cuerpo de la mujer india es parte
de una cultura que se basa también sobre el dominio del cuerpo del
varón indio. A éste se lo explotará principalmente por el trabajo
(una nueva económica). En el tiempo de la acumulación originaria del
capitalismo mercantil, la corporalidad india será inmolada y transformada
primeramente en oro y plata valor muerto de la objetivación del “trabajo vivo” (diría Marx) del indio:
“En 1552, el año de la sorpresa de Innsbruck, la trágica situación de Carlos V abre ampliamente las cautelosas compuertas de España […] En 1553 se recibió en Amberes un envío oficial de plata con destino a los Fugger […] Los Países Bajos eran un gran centro monetario. Por la vía de Amberes el metal americano pasaba a Alemania, al norte de Europa y a las islas británicas ¿Quién podría decirnos exactamente el papel que esta redistribución de monedas desempeñó en la expansión de las actividades europeas, que, ciertamente, no se produjo por sí sola?“50. Pero, lo que era oro y plata en Europa, dinero del capital naciente, era muerte y desolación en América. El l de julio de 1550, Domingo de Santo Tomás escribe desde Chuquisaca (la actual Bolivia):
“Habrá cuatro años51 que para acabarse de perder esta tierra, se descubrió
una boca del infierno por la que entra cada año gran cantidad de gente, que la codicia de los españoles sacrifica a su dios, y es una mina de plata que se llama Potosí“52.______________
49 “Todos los gatos son pardos”, en Los reinos originarios, Barral, Barcelona,
1971, pp.114-116. 50 Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo, t. I, FCE, México, 1953, pp. 406-408. 51 Es el año de 1545 en que se descubre la más cuantiosa mina de plata de todos los tiempos modernos en Bolivia. 52 Archivo general de Indias, Audiencia de Charcas 313.
La boca de la mina representa metafóricamente para el narrador
como la boca de Moloch por la que se sacrificaban víctimas humanas,
pero ahora no al sanguinario dios azteca Huitzilopchtli, sino al “invisible”
dios-capital (el nuevo dios de la Civilización Occidental y Cristiana).
La economía como sacrificio, como culto, el dinero (el oro y la
plata) como fetiche, como religión tercena (no celeste), semanal (no
sabática, como indicaba Marx en La cuestión judía) comenzaba su rumbo de 500 años. La corporalidad subjetiva del indio era “subsumida” en la totalidad de un nuevo sistema económico naciente, como mano de obra gratis o barata (a la que se sumará el trabajo del esclavo africano).
Imposible es narrar aquí la larga historia de la “colonización” cultural,
económica y política de América Latina originaria. Lo dicho sólo sugiere el tema, lo indica solamente.
El “yo colonizo” al Otro, a la mujer, al varón vencido, en una
erótica alienante, en una económica capitalista mercantil, sigue el rumbo del “yo conquisto” hacia el “ego cogito” moderno. La “civilización”,
la “modernización” inicia su curso ambiguo: racionalidad contra
las explicaciones míticas “primitivas”, pero mito al final que encubre
la violencia sacrificadora del Otro53. La expresión de Descartes del
ego cogito, en 1636 será el resultado ontológico del proceso que estamos
describiendo: el ego, origen absoluto de un discurso solipsista.
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53 Véase el Apéndice 2.