Batalla de tigre suelto contra burro enterrado.Eugenio Chicas. 29 de noviembre de 2023

La candidatura para la reelección inconstitucional impuesta por Bukele resume el más severo retroceso democrático que sufre El Salvador después de la guerra civil y la firma de los Acuerdos de Paz, gesta que contó con todo el aval y respaldo internacional. Hoy Bukele desconoce estos acuerdos, generando el mayor descalabro en materia de Derechos Humanos. Hay decenas de miles de inocentes encarcelados, sin las más elementales garantías procesales; persecución de opositores, de organizaciones de la Sociedad Civil y de la prensa independiente. El prolongado Régimen de Excepción anula libertades democráticas en pleno desarrollo de la campaña electoral. El régimen ejerce un absoluto control sobre todas las instituciones del Estado. Se eliminaron todos los mecanismos de transparencia y acceso a la información gubernamental. Es en este contexto en que se ejecutan las “elecciones libres” de 2024.

Una elección justa, libre y democrática exige de un marco jurídico y procedimental, con normas claras y estables para una competencia equilibrada. Sin embargo, el Gobierno de Bukele y su partido torcieron las reglas de competencia: eliminaron el articulo 291-A del Código Electoral que impedía reformas a menos de un año de celebrarse elecciones; separaron la elección en dos fechas, juntando la presidencial y legislativa para inducir votos en cascada. Redujeron arbitrariamente el número de municipios de 262 a tan solo 44. Así mismo, sin argumentos redujeron el número de escaños legislativos de 84 a 60. Cambiaron la fórmula repartidora de escaños del sistema Hare a un D’Hondt, eliminando la representación de minorías para concentrar más pode. El voto electrónico presencial del exterior no tiene un padrón de electores. Además, concentran arbitrariamente los votos legislativos del exterior en el departamento de San Salvador. Y el colmo, el Gobierno niega a la oposición el financiamiento de campaña que por ley corresponde a los partidos.

Lo peor fue la decisión del TSE de inscribir la candidatura de Bukele para la reelección presidencial, una decisión que viola siete artículos constitucionales, que de manera concatenada, armónica y clara impiden la reelección presidencial continua (75, 87, 88, 131, 152, 154, 248). Esta maniobra por la reelección inició con el asalto y disolución (1° de mayo de 2021) de la Sala de lo Constitucional, cuando colocaron magistrados sin el procedimiento del Consejo Nacional de la Judicatura. Estos magistrados impuestos son dóciles al régimen. Acto seguido, destituyeron al fiscal general, sin un procedimiento de antejuicio, imponiendo a otro afín al poder. El flamante árbitro electoral es el TSE, que, en papel, es la máxima instancia en materia electoral (art. 208 Cn), pero en la práctica aparece débil, doblegado y dócil al régimen de Bukele.

La organización Acción Ciudadana, especialista en temas de transparencia, publicó una investigación sobre el desempeño publicitario de las campañas electorales. Este detalla que el monto de inversión en propaganda durante los meses de septiembre y octubre alcanza $2,845,964.00 de dólares. De estos, la oposición en conjunto pautó a penas $65,000.00; mientras el Gobierno y su partido pautaron más de 2,7 millones en anuncios radiales, prensa, tv, vallas y redes sociales. Mucha de esta pauta la vimos en el prolongado y masivo spot “Recuerdas esto…”, un material sobre pandillas, la mega cárcel, y la acusación contra la oposición sobre que de llegar a triunfar, liberaría a los criminales.

La fecha del montaje del concurso Miss Universo fue calculada por el Gobierno dentro del periodo de la campaña electoral, entrelazando, de manera aviesa y descarada, la millonaria “comunicación gubernamental”, con su campaña electoral presidencial. En esta aparece el candidato/presidente Bukele en pleno evento, prevaliéndose de los multimillonarios recursos del Estado para promover su candidatura inconstitucional, amparado en el silencio cómplice del TSE.

El Gobierno y el candidato/presidente Bukele, acaparan el 97% del espacio publicitario, y controlan una basta y oscura red de cuartos de guerra con troles, youtubers, influencers y opinadores afines que ejecutan una guerra sucia de ataques contra la oposición. En tanto el TSE, sin regular la desigual competencia, falazmente convoca a los partidos contendientes a la firma de un “Pacto de entendimiento para las buenas prácticas en las campañas electorales y LA NO VIOLENCIA”.

Ya es hora en que los candidatos presidenciales de oposición y los partidos acuerden exigir un paquete de garantías democráticas para salvar la elección y acercarla a estándares internacionales. De lo contrario, considerar el retiro de la campaña presidencial.

Una economía criminal. Ricardo Ayala. Noviembre 2023

Sin posibilidades de ser procesada por el régimen de excepción imperante en el país, la economía criminal campea impunemente por los barrios y cantones donde viven los trabajadores y trabajadoras, víctimas de la explotación que esta genera en complicidad con el poder oligárquico nacional y extranjero y el gobierno actual.

Hace 10 días, una maquila transnacional radicada en el país desde 1994, pero de capital extranjero, HanesBrands Inc., anunció el despido escalonado de 1592 trabajadores salvadoreños y salvadoreñas, que en este venidero diciembre no tendrán fuente de la cual proveer de alimentos a sus familias, condenados a una triste navidad. Argumentando incertidumbre en el entorno económico mundial y una baja exportación de las mercancías producidas en El Salvador, esta empresa de origen estadounidense y líder en la venta de ropa, cierra una de sus plantas sin disimulo alguno luego de tres décadas de explotar la mano de obra barata, que en 2023 le permite ser la empresa industrial con mayor exportación en el país por valor $717.6 millones en prendas desde El Salvador, mismo logro que mantiene desde hace una década después.

Parecería un exceso este ejemplo, aparentemente aislado, para considerarlo entre los crímenes cometidos por esta economía salvadoreña, pero a este súmele que entre miércoles y sábado, el Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) de San Salvador, sofocaron intentos de los vendedores ambulantes por instalarse en las calles del remozado Centro Histórico capitalino, en espera que la navidad sea abundante para todos tras el ansiado fin de los espectáculos del gobierno, en especial de Miss Universo, que acaparó todos los intentos del Ejecutivo por embellecer las calles del centro capitalino, aunque esto significara desalojar a quienes hacen del comercio informal su fuente de ingresos a falta de un empleo estable.

Para ocultar esas rebeliones, el Ejecutivo no tardó en desplegar su maquinaria publicitaria para disipar cualquier opinión pública adversa manejando la tendencia de las redes sociales. No se trata de negar la estética que hoy luce el corazón de San Salvador, motivo de turismo de nacionales y extranjeros, pero una cosa no puede negar lo otro: este importante sector requiere de soluciones inmediatas, reales y sostenibles para ganarse su pan de cada día.

Estos ejemplos no son más que pruebas de la criminal economía salvadoreña que, según la CEPAL, ha condenado de 2019 a 2022 a más de 200 mil salvadoreños a la pobreza extrema, según reveló un estudio presentado el jueves pasado por dicho organismo que, a diferencia, señala que la pobreza y la pobreza extrema en América Latina se ha mantenido por niveles parecidos durante esos cuatro años. Sin embargo, para el caso salvadoreño ha evidenciado un aumento de personas en condición de pobreza extrema, quienes no tienen los recursos suficientes para adquirir los productos de la canasta básica familiar. Esto fundamenta los resultados del informe presentado por el MINSAL en el cual reconocía las más de 200 personas que han fallecido por desnutrición severa en el mismo período.

Coincide también con el período durante el cual este gobierno ha desmantelado los programas de beneficio social dirigidos a los sectores populares más vulnerables pese al aumento de la desigualdad social y al alto costo de la vida. Coincide, pues, con el gobierno de Nayib Bukele.

Para quienes en defensa del oficialismo puedan argumentar que esto es efecto de la pandemia, la guerra en Ucrania o cualquier otro factor externo, sírvase recordar que el mismo informe detalla que en América Latina los niveles de pobreza relativa y extrema no han variado mucho. Es decir, el resto del continente ha mantenido invariables los índices de pobreza relativa y extrema, pero en El Salvador hay más pobres en condiciones paupérrimas.

Otro dato que recuerda la CEPAL es que, de 2014 a 2019, es decir, durante el segundo mandato del FMLN, la pobreza en El Salvador disminuyó en más 5 puntos porcentuales, y pasó de 11.7% en 2014 a 5.6% en 2019. Sin embargo, a partir de ese año 2019 la pobreza extrema creció nuevamente en más de 3 puntos, de 5.6% a 8.7% en 2022.

Estas son pequeñas cifras para demostrar la culpabilidad de esta criminal y macabra economía, cuyos orígenes en nuestro país se remontan a casi cinco siglos desde la esclavitud, explotación y vejación colonial sobre nuestros pueblos mesoamericanos, y dos siglos de explotación capitalista como república. Cadena perpetua es lo menos que debería pagar esta injusta y cruel estructura económica, que hace de la vida del pueblo salvadoreño y la naturaleza su principal objeto de mercancía.

La necesidad de otra lógica de producción, distribución, intercambio y consumo es urgente para el pueblo salvadoreño, basada en la solidaridad y la complementariedad de los sectores populares, pero esta solo puede ser obra de la creatividad y la osadía de este pueblo, cansado de los crímenes económicos cometidos en su contra.

Necropolítica, racismo y  música hip hop en Estados Unidos de Amerikkka durante los años noventas: ready to die. Lena Brena Ríos. 2023

En este artículo exploro las expresiones necropolíticas del racismo y muerte de los afroamericanos en Estados Unidos, a través de una breve ojeada de algunos raperos del género del hip hop, en Estados Unidos en la década de los noventa. Me interesa contextualizar este análisis en los años noventa por dos razones. Primero, por el entorno político en Estados Unidos expresado en las explosiones sociopolíticas en contra de la brutalidad policiaca y el racismo hacia los afroamericanos y, segundo, porque los años noventa marcan el rumbo en el que surgen y convergen múltiples variantes del género de forma comercial y masiva. 

Este no es un artículo que profundice en la musicología, la etnomusicología o bien en una historiografía del género, se trata de un acercamiento, desde la sociología política, a pocas pero significativas expresiones del hip hop en la década de los noventa, en donde se encuadra y materializa la lógica necropolítica de las poblaciones negras y la segregación territorial que están presentes en las canciones. Parto de explicar qué es la necropolítica y por qué nos ayudará a entender que el hip hop se convirtió en su relato cotidiano, posteriormente, la vinculó con el racismo como expresión instrumental de la necropolítica, aunado a la correspondiente descripción de las técnicas de violencia racista que se expresan en las líricas del género.                          

NECROPOLÍTICA: DEATH CERTIFICATE

Achille Mbembe, filósofo camerunés, explica que la soberanía consiste “en el poder y capacidad de decidir quién puede vivir y quién debe morir” (Mbembe, 2011, p.21) ese poder soberano no le pertenece al Estado solamente, sino a una multitud de agentes que hacen demostraciones de esa capacidad en los espacios del tercer y del cuarto mundo (es decir los lugares de los excluidos en el primer mundo).

Esta potestad soberana requiere de algunas condiciones para poder realizarse, como son: generar un discurso sobre la raza que posibilite imaginar que los pueblos extranjeros o la población se puede dividir biológicamente en una línea de inhumanidad a la que debe dominarse o en términos de Foucault, de quién Mbembe retoma sus discusiones para complementarlas, permitir el ejercicio soberano de matarlas. 

Un elemento más es la configuración del Otro (el sujeto racializado) como un dibujo ficcionalizado de amenaza o peligro, que para evitar que represente una amenaza a mi propia seguridad, debe ser eliminado. 

Los procesos de exterminio o eliminación de poblaciones son posibles por los estereotipos racistas que se universalizan y por pretender dar una respuesta a los fenómenos sociales en términos racistas. Por ejemplo, que las personas de cierta población son más propensas al crimen, al alcoholismo, etc. O que la violencia en un espacio se debe a la presencia de migrantes, minorías étnicas, etc.

En términos históricos, Mbembe explica que un lugar donde se expresa el terror de las tecnologías de muerte son las plantaciones, donde tenía lugar la cotidianidad del esclavo en los espacios coloniales. Los esclavos fueron forzados a habitar esos espacios mientras perdían el hogar, los derechos sobre el cuerpo y el estatus político y así fueron dominados desde su nacimiento hasta la muerte (Mbembe, 2011, p.32).

Sin embargo, pese a estas formas de existencia violentas a las que es sometido el esclavo, éste va desarrollando capacidades para explicarse y vivir el mundo a través de formas de para entender el mundo, el tiempo y sobre sí mismo. Una forma que el esclavo encontró para manifestarse fue mediante la música y el cuerpo, sobre este punto volveremos cuando analicemos cómo el hip hop es un mecanismo de recuperar la voz y la expresión que para los afroamericanos estaba limitada o estereotipada culturalmente.

Por otro lado, el lugar o territorio donde se operacionalizan estas tecnologías de violencia y terror contra las poblaciones esclavizadas son las colonias, que se convierten en espacios geográficos y políticos en donde el estado de derecho es suspendido o está ausente y opera la violencia de estado al servicio de la civilización y el derecho a matar no se somete a reglas. (Mbembe, 2011, p.39).

El espacio se compartimentaliza, como dice Mbembe respecto a la definición de Franz Fanon, esto es, que se imponen límites y fronteras internas, “una ciudad agachada, hambrienta” donde la soberanía define quién tiene valor y quién es sustituible. (Mbembe, 2011, p. 45) En resumen, lo que Mbembe llama necropoder es la fragmentación territorial, la imposición de límites, el control de los movimientos y como resultado, la segregación de las poblaciones indeseables y la implantación de múltiples espacios de violencia. Con esta dominación del territorio por parte del poder colonial se conforma un estado de sitio.

HISTORIA Y PANORAMA DEL HIP HOP EN LOS NOVENTA

Ahora bien, cada segregación tiene su lógica y contexto de acuerdo con las características de la ciudad o territorio controlado, en el caso de los afroamericanos esta segregación se expresa en la vida de los ghettos y en la experiencia carcelaria de las minorías (2). Los ghettos negros y cárceles en Estados Unidos, son la expresión moderna y concreta de las plantaciones, en donde los afroamericanos también sufren de la pérdida del hogar, de sus derechos sobre el cuerpo y estatus político y la vida se vive en un estado de sitio permanente. Conforme vayamos adentrándonos en la temática del hip hop, veremos cómo los exponentes del género nos van describiendo la vida del ghetto y las condiciones carcelarias de la población negra. 

Estados Unidos venía de experimentar en los ochenta la política del reaganomics, una versión neoliberal de la política económica, Reagan disminuyó el gasto público y aumentó el gasto militar. En los años noventa con la llegada del demócrata Bill Clinton, con una fórmula que los expertos llaman una “tercera vía” liberal más moderada, se siguió con la carrera armamentista, y se pretendió extender los beneficios sociales, sin mucho éxito. 

Clinton quiso acercarse a la comunidad negra acudiendo a tocar el sax al show de Arsenio Hall, un popular presentador negro. En su mandato Toni Morrison, laureada escritora afroamericana ganó el premio Nobel y lo apoyó, Jesse Jackson fue su confesor y se creía que Clinton apoyaría a los afroamericanos. Clinton, tuvo su episodio con el rap cuando se enfrentó a la rapera, activista y académica Sister Souljah

Comencemos por aclarar que el hip hop son diversas culturas, expresadas en grafitis, música, baile, estilos de vestir, industria cultural, etc. Sobre el origen del hip hop podemos rastrear algunas fuentes académicas y documentales que dan cuenta de su surgimiento. De acuerdo con Morgan y Benett, “Hip-hop se refiere a la música, las artes, los medios de comunicación y el movimiento cultural, la comunicación y comunidad desarrollada por la juventud negra y latina a mediados de la década de 1970 en la costa este de los Estados Unidos”. (Morgan y Benett, 2011, p.176) 

De tal forma, el hip hop no se refiere solo a la lírica hablada como en el caso del rap, sino que se configura por una serie de elementos que lo constituyen como un estilo de vida, en donde confluyen identidades estéticas, políticas y sociales. Existe el término “hip hop nation” para referirse a los miembros, ciudadanos de esta identidad en común que es multiétnica, multirracial, globalizada y diversa en clase, género e identidad sexual. 

El hip hop y los intérpretes musicales del género son unos actores y estructuras discursivas que no se conformaron en sus inicios en la década de los setenta, por circuitos elitistas, sino que formaron una comunidad que se erigió como un ethos que se basaba en el respeto por sus pares y con reminiscencias al pasado africano.  El hip hop es un movimiento cultural tan relevante en Estado Unidos que existen programas académicos dedicados a estudiarlo.

El 11 de agosto de 2023, el hip-hop celebró 50 años, desde que en la noche de 1973 el ya icónico DJ Kool Herc protagonizó una fiesta en su casa en el Bronx con sus tocadiscos y provocó un movimiento cultural que contagió a MC’s (master ceremonies) y bailarines, el propio Clive Campbell, su nombre real, fue influenciado por las fiestas callejeras con DJ’s en su barrio: el Bronx. DJ Kool Herc inspirado por James Brown, a su vez entusiasmo a la agrupación Afrika Bambaataa y a los pioneros de este movimiento cultural y político surgido en New York. 

El hip hop le estaba dando a los afroamericanos la oportunidad de usar su cuerpo y su voz en el canto y la alegría de la fiesta de los barrios pobres, donde cada celebración era un acontecimiento para la comunidad, esa festividad no tiene nada que ver con los estereotipos acerca de los negros enojados y violentos, o de las angry black woman (3).

No solo la industria sino la academia estadounidense, voltearon a ver al hip hop como objeto de estudio en los años noventa con la clásica publicación de la socióloga Tricia Rose, Black Noise, desde entonces, como hemos dicho, los estudios culturales y étnicos le han dado un lugar central en sus agendas académicas.

Las feministas y activistas negras, Angela Davis y bell hooks se han manifestado sobre el hip hop, en charlas con raperos como Ice Cube. En 1991 Davis se reunió con Ice Cube miembro del colectivo Niggas With Attitude, N.W.A, por intermediación de la publicista Leyla Turkkan, donde hablaron de feminismo, racismo y tuvieron polémicas importantes sobre feminismo y hip hop y el devenir negro en Estados Unidos.

En este escenario, desde la emergencia cultural comunitaria en el Bronx, y de los cinco distritos neoyorquinos, hasta el éxito comercial del género musical, pasando por el interés sociológico, no se puede negar la importancia del hip hop, no solo como identidad cultural sino también política. 

Sin embargo, la pregunta a la que nos acercamos es ¿cómo expresa la música de los raperos del movimiento del hip hop la naturaleza necropolítica en la vida de los afroamericanos? Articulando las categorías necropolíticas con los discursos de las líricas de los raperos de la escena musical de los años noventa, vamos a encontrar algunas constantes que refieren a lo que al principio del texto sistematizamos como el necropoder que propone Mbembe. 

En primer lugar, vamos a hablar de las tecnologías de violencia como la brutalidad policiaca y el racismo institucional y cultural de la espacialidad, seguido de la vida de ghetto y las condiciones de vida de los afroamericanos. 

¡THAT’S THE SOUND OF DA POLICE, THAT’S THE SOUND OF DA BEAST!

Desde A Tribe Called Quest, Wu Tang Clan, Sister Souljah  hasta N.W.A (Niggas With Attitude), pasando por  Ice Cube, Tupac o Public Enemy, de la costa Oeste a la costa Este, hablar en las canciones del barrio y la situación de los afroamericanos, de Bronx, Harlem, Queens, Brooklyn o Los Angeles, South Central y Compton, ha sido un recurso  que describe las condiciones de sus vecindarios: desempleo, la vida en las pandillas, proxenetas en las esquinas, vendedores de drogas, policías haciendo redadas y detenciones, falta de servicios, malas escuelas, etc.

En el género del rap y el hip hop, se da un proceso que empieza en la reivindicación de la multiculturalidad afrocéntrica, del rap funk de los años ochenta, a una denuncia de las amenazas cotidianas y la hostilidad en la que se vive en los barrios marginales en las grandes ciudades de Estados Unidos del gangsta rap de los noventa que, en cierta medida, glorifica la vida de las pandillas a la vez que hace crítica social.

Cuando N.W.A, lanzó la canción Fuck the police en el año de 1988, no era ni la primera ni la última vez que se denunciaba la violencia de la policía contra los negros. La canción fue considerada una incitación a matar policías y los músicos fueron amenazados por los policías de llegar a sus conciertos. 

En The Message, canción de 1982, interpretada por Grandmaster Flash and the Furious Five, se describe la vida del barrio, del ghetto y el video de la canción, cierra con la llegada de policías a detener a jóvenes negros que caminaban y bailaban en la banqueta.

La década de los noventa, abre con Fight the power de Public Enemy, es festiva, es revolucionaria, es una denuncia y es un llamado a preguntarse si las cosas están realmente bien, si los negros están representados en la cultura, en la política.

En 1992 en la ciudad de Los Angeles, ocurrieron los indignantes hechos de la detención y paliza del taxista Rodney King, por parte de cuatro policías que fueron absueltos por un jurado, desencadenando los llamados “Disturbios de Los Angeles”, manifestación que respondió no solo al caso de King, sino a la violencia racista sistemática,  ejercida por la policía del Departamento de Los Angeles que implementó la llamada Operation Hammer (4) en 1987, para acabar con las pandillas desde una perspectiva de perfilamiento racial que culminó en la detención de miles de jóvenes negros y latinos. La muerte es la regla y no la excepción, a través de la muerte se disciplina a las poblaciones indeseables. 

360 Degrees of Power, de 1992 fue un disco de Sister Souljah producido con la participación de Public Enemy y Ice Cube, el disco es un prodigio en cuanto a la denuncia del racismo, la violencia contra los afroamericanos, y también muy polémico en cuanto a las ideas del poder negro, de ahí vino su controversial momento con el candidato Clinton, episodio que fue llamado como el Sister Souljah Moment (5).

Simplemente en la canción The final solution: “slavery ‘s back in effect, Sister pareciera un llamado a la acción política radical:       “The war drum is soundin, the tool is the record. The will and the skill of the black man, exact man.  Giving a hand to his brotherman A word to the wise and I’ll tell you once again. Know your enemies from your friends” [El tambor de guerra está sonando, la herramienta es el disco. La voluntad y la habilidad del negro, del hombre exacto. Dándole una mano a su hermano Una palabra al sabio y te lo diré una vez más. Conoce a tus enemigos de tus amigos”]. (6).

También Sound of da Police, canción KRS-One del año 1993 se convirtió en una crítica directa a la acción de la policía en los barrios neoyorquinos “The overseer rode around the plantation”. “The officer is off patrolling all the nation. The overseer could stop you what you’re doing. The officer will pull you over just when he’s pursuing” [El oficial está patrullando por toda la nación. El supervisor podría impedirte lo que estás haciendo. El oficial te detendrá justo cuando te esté persiguiendo].

Los álbumes de Ice Cube en solista Amerikkka´s Most Wanted de 1990 y Death Certificate de 1991, han sido clasificadas como la expresión del rap con conciencia o political rap,  al referirse a la brutalidad policiaca en Los Angeles, la experiencia carcelaria, el racismo institucional y se anticipan a lo que sucedería dos años después en la ciudad, con un tema controversial como  Black Korea, donde habla de la presencia de tiendas de coreanos en los ghettos negros y un llamado a los incendios de estos como respuesta al asesinato en 1991 de Latasha Harlins de 15 años,  por el dueño coreano de una tienda, suceso que también fue detonante de los disturbios de Los Angeles.

Ice Cube ironiza cuando dice en It was a good day del año 1993:Plus nobody I know got killed in South Central LA” [Fue un buen día del año 1993: [Además, nadie que yo conozca fue asesinado en el Centro Sur, de Los Ángeles]. South Central es una zona angelina, donde comenzaron los disturbios del año de 1992.

To Live And Die In L.A. canción de Makaveli aka Tupac del año 1996 explica cómo la violencia en Los Angeles continua, no obstante, los sucesos de 1992: “South Central LA can’t get no stranger. Full of drama like a soap opera. On the curb watchin’ the ghetto bird helicopters. I observe so many niggas gettin’ three strikes, tossed in jail” [El Centro sur de Los Ángeles no puede ser un extraño. Lleno de drama como una telenovela. En la acera observando, los helicópteros como pájaros del gueto. Veo a tantos negros recibiendo tres strikes y encarcelados].

GHETTO BOYZ

La vida de los ghettos, del hood, como llaman sus líricas al barrio, escenifica la materialización de los deficientes o ausentes derechos sociales que se les proporcionan a las minorías étnicas en los barrios. Esta precarización se expresa en cómo los cantantes recuerdan la vida en su infancia, sus carencias, el recurrir a la venta de drogas para subsistir, y cómo sus letras denotan la forma en que el hip hop es una forma de ascenso social, etc. 

The Notorious B.I.G en Juicy, canción del año 1994, dice: “I made the change from a common thief, to up close and personal with Robin Leach, and I’m far from cheap, i smoke skunk with my peeps all day”continua “I never thought it could happen, this rapping stuff I was too used to packing gats and stuff , now honeys play me close like butter play toast” [Hice el cambio de un ladrón común a una relación cercana y personal con Robin Leach (reportero de la vida de ricos y famosos), y estoy lejos de ser tacaño, fumo shunk ( Shunk es un tipo de cannabis)  con mis amigos todo el día” continúa “Nunca pensé que podría suceder, esto del rap].

Changes  de 1998 or Keep  ya head up  de 1993  de 2pac o Tupac,  también  hablan de la vida de las madres solteras en el ghetto, de la violencia hacia la mujer, de los jóvenes, de las drogas y de los cambios que no se dan “Is life worth living? Should I blast myself?” I’m tired of being poor and, even worse, I’m black, my stomach hurts so I’m looking for a purse to snatch, cops give a damn about a negro pull the trigger, kill a nigga, he’s a hero, “give the crack to the kids: who the hell cares?” [¿Vale la pena vivir la vida? ¿Debería dispararme?” Estoy cansado de ser pobre y, peor aún, soy negro, me duele el estómago así que busco un bolso para arrebatar, a los policías les importa un comino que un negro apriete el gatillo, matar a un negro, es un héroe, “dale crack a los niños: ¿a quién diablos le importa?].

Por otro lado, Jay Z en 1998 presenta la canción Hard knock live (ghetto anathem), describiendo también la vida del ghetto y la experiencia de una persona que sobrevive en las calles de la venta de drogas: “I flow for those ‘dro’ed out. All my niggas locked down in the 10 by 4, controllin’ the house. We live in hard knocks, we don’t take over, we borrow blocks. Burn ’em down and you can have it back, daddy, I’d rather that I flow for chicks wishin’, they ain’t have to strip to pay tuition” [Fluyo por aquellos ‘dro’ed out (un tipo de cannabis hidropónica) Todos mis negros encerrados en el 10 por 4, controlando la casa. Vivimos en tiempos difíciles, no nos hacemos cargo, tomamos prestados bloques. Quémalos y podrás recuperarlo, papá, prefiero que fluya para las chicas que lo deseen, no tendrán que desnudarse para pagar la matrícula].

Trapped canción de Tupac de 1991 habla específicamente de la vida carcelaria de los afroamericanos, el acoso policial, y su experiencia en la cárcel donde, por cierto, leyó El príncipe de Maquiavelo y luego adoptó el alias Makaveli, además del de 2pac.  Es paradójico que la madre de Tupac, Afeni Shakur, miembro de las Panteras Negras, estuviera embarazada de Tupac mientras se encontraba encarcelada, acusada de actos terroristas.

Raekwon y Ghostface Killah, miembros de Wu Tang Clan, lanzan en 1995 Heaven and hell, describiendo lo difícil es sobrevivir en los barrios de New York, entre tiroteos, pobreza, violencia: “Ninety-four, takin’ niggas to war.  What do you believe in, heaven or hell? You don’t believe in heaven cause we’re living in hell. What do you believe in, boy, heaven or hell? You don’t believe in heaven ’cause we’re living in hell” [Noventa y cuatro, (1994 puede referirse a las incursiones estadounidenses en ese año en Irak, Haiti o Kosovo) llevando negros a la guerra. ¿En qué crees, el cielo o el infierno? No crees en el cielo porque vivimos en el infierno. ¿En qué crees, muchacho, el cielo o el infierno? No crees en el cielo porque vivimos en el infierno].

La expresión de la precariedad se ve exaltada en sus canciones por su reverso, la excentricidad, los excesos materiales y en el hiperconsumo de cuerpos, objetos, sustancias, la vida de lujos de los cantantes. El hip hop encumbró la palabra nigga o black para mostrar la opresión de esta población, eso le dio otro significado respecto al uso despectivo de la palabra nigger que se usaba antes de la segregación, antes de las leyes Jim Crow, palabra que a generaciones de afroamericanos les significó racismo, muerte, desprecio, terror y muerte.

Después de todo: nigger es el negro al que le pusieron la soga al cuello, cuando era un esclavo rebelde, y así mostrar en las ejecuciones públicas, lo que no se debería hacer, y nigga o black es el negro que usa las cadenas de oro en el cuello y ha logrado romper con la opresión de la pobreza, aunque no del racismo y la violencia.

La necropolítica hacia la población negra ha sido variable en cuánto a las formas y técnicas de ejecutar las políticas de muerte sobre estos grupos considerados inhumanizados, pero el objetivo ha sido el mismo desde que el proyecto colonial los secuestró del continente africano: explotarlos, desecharlos, eliminarlos y si no funciona de forma directa este mecanismo articulado de muerte, dejarlos que se mueran deliberadamente. 

 Ready to die es el título de un álbum de The Notorious B.I.G, que se lanzó en el año de 1994, contiene una canción del mismo título donde expresa: “I’m ready (Yes, I’m ready) Time to go, we gon’ put you out your misery motherfucker Niggas definitely know what time it is (Yes, I’m ready)”.

[Estoy listo para morir y nadie puede salvarme. Sí, estoy preparado, es hora de irse, te vamos a sacar de tu miseria hijo de puta. Los negros definitivamente saben qué hora es]. 

REFERENCIAS

Morgan, M., Bennet. D.(2011).Hip-Hop & the Global Imprint of a Black Cultural Form. Daedalus, Vol. 140, No. 2, Race, Inequality & Culture, volume 2, 176-196.

Mbembe. A. (2011). Necropolítica. España: Melusina.

Motro, D., Evans, J. B., Ellis, A. P. J., Benson, L. (2022, 31 de enero). The “Angry Black Woman” Stereotype at Work. https://hbr.org/2022/01/the-angry-black-woman-stereotype-at-work 

United States Holocaust Memorial Museum. “Los ghettos”. Enciclopedia del Holocausto. https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/ghettos [Último acceso: 23 de agosto de 2023].

NOTAS

(1) En este texto se usarán las tres k, en la palabra América, en referencia al Ku Kux Klan, secta fanática racista responsable de innumerables actos de necropolítica contra afroamericanos. En diversas canciones del género, se hace referencia al Klan en la palabra América con las tres k para denotar al país racista y fascista, de la misma forma yo retomaré ese uso.

(2) “El término “ghetto” viene del nombre del barrio judío de Venecia, establecido en 1516. Durante la Segunda Guerra Mundial, los ghettos eran distritos urbanos (a menudo cerrados) en los cuales los alemanes forzaron a la población judía a vivir en condiciones miserables. Los ghettos aislaban a los judíos, separándolos de la población no judía, así como de las otras comunidades judías. Los nazis crearon más de 400 ghettos”. (United States Holocaust Memorial Museum). 

(3) Motro, D., Evans, J. B., Ellis, A. P. J., Benson, L. (2022, 31 de enero). 

(4) https://www.blackpast.org/african-american-history/operation-hammer-1987-1990/ 

(5) https://time.com/4108879/sister-souljah-hillary-clinton-midnight/

(6) Traducción propia. La traducción al español de todos los extractos de canciones que contiene este artículo fue realizada por la propia autora.

¿Fue 1991 el año más importante de la música popular? Victor Lenore. 2021

¿Cuantos años verdaderamente revolucionarios conocen ustedes en la música popular? Se suele empezar citando 1968, primer verano del amor hippie, que transformó por completo la atmósfera del planeta pop. También 1977, que renovó el rock a ambos lados del Atlántico gracias a la suciedad del punk. Seguramente el último gran año fuese 2004, con una tormenta sonora titulada “Gasolina” que marca el declive del pop anglosajón y el ascenso de la música cantada en español. Lo que no suele destacarse es el enorme tsunami de creatividad que supuso 1991, que pasamos a analizar en Vozpópuli.

Acontecimiento clave: Niggaz4life, tercer disco de los angelinos N.W.A. le quita el primer puesto de la lista de ventas de Estados Unidos al aclamado Out of time, de los rockeros universitarios R.E.M. Los dos grupos estaban bautizados con siglas, pero no podían ser más diferentes: los últimos representan a la América blanca y ‘progre’ más complaciente mientras los segundos encarnan la fuerza de los guetos, duramente azotados por la epidemia de crack. De repente, el hip-hop se volvió tan popular que algunos periodistas musicales temieron que el pop y el rock nunca volvieran a recuperarse. Y algo de eso hubo.

Existe otro fenómeno importante, que explicó muy bien el periodista Derek Thompson en la revista digital The Atlantic en 2015. Resumiendo mucho su tesis: las listas de ventas de EE.UU -el mercado principal del mundo, el que marca tendencia- empezaron a ser fiables en 1991 . Antes se basaban en un ‘sistema de honor’, confiando en la palabra de dueños de tiendas de discos y de discjockeys radiofónicos. El problema es que ambas partes tenían motivos para mentir: “Imagina que se hubieran agotado los discos de AC/DC en tu negocio, pero tenías una pila de Springsteen en el almacén. Lo honesto era decirle a Billboard, encargados de confeccionar la lista, que lo más vendido era AC/DC, pero lo inteligente era comentar que te quitaban los de Bruce de las manos para animar a los compradores”, recuerda.

1991: la revolución de los desarrapados

Los locutores de radio, aunque dijeran la verdad, ya estaban recibiendo incentivos constantes de las discográficas para pinchar sus ‘discos objetivo’. En la antigua lista, solían salir ganando géneros como el rock y perdiendo otros como el country y el rap. Entonces cambiaron las tornas: la lista Billboard Hot 100 dejó de confiar en la palabra de los locutores y contrató a una empresa independiente para escuchar las emisoras y apuntar las veces que sonaba cada canción. También comenzaron a auditar tiendas para conocer realmente cuánto se había vendido de cada título. De ahí que cayeran los poperos R.E.M. y subieran los raperos gángster N.W.A. El hip-hop se fue convirtiendo en el rey de los géneros hasta que fue desbancado a mediados de los dosmiles por el Electronic Dance Music (EDM).

La industria discográfica necesitaba mejores datos. ¿Saben ustedes cuántas copias se imprimieron inicialmente del disco Nevermind de Nirvana? No se lo van a creer, pero fueron solamente 50.000. La demanda desbordó tan claramente a Geffen Records, que no supieron acercarse a ver el enorme potencial del grupo. Para navidades, solo tres meses después de su lanzamiento, Nevermind ya habría despachado un millón de copias y desbancado del número uno a Dangerous, el carísimo álbum del rey del pop, Michael Jackson. Para cuando terminó la década, Nirvana habían vendido diez millones.

El rock cochambroso de Nirvana, además, liquidó por completo la escena hair metal que había dominado los años ochenta, haciéndoles parecer artificiales, complacientes y algo ridículos. A partir de Nevermind, se impusieron sonidos más radicales y oscuros como Hole, Nine Inch Nails y Rage Against the Machine (bueno, también bandas abiertamente ‘retro’ como Pearl Jam y Smashing Pumpkins). Los únicos heavys clásicos capaces de no despeinarse con el terremoto Nirvana fueron los gigante de estadio Guns N’ Roses, que arrasaban en todo el planeta con su doble lanzamiento Use por Illusion I y II. Luego se desplomarían solos.

Por último, la música electrónica comenzaba a asomar la cabecita como la próxima gran tendencia que iba a conquistar el planeta pop. Lo olieron U2 de la mano del alquimista Brian Eno y por eso cocinaron juntos Achtung baby, reforzando sus guitarras con bases electrónicas. También supieron interpretarlo los rockeros Primal Scream, que se lanzaron a la psicodelia pastilleras con su disco más exitoso y hedonista, Screamadelica. Superventas como EMF, Technotronic y The KLF asaltaron las listas de éxitos con himnos de electrónica clubera (cuando no directamente rave).

Recuerdo entrevistar al carismático Bob Stanley (del grupo St. Etienne) uno de los grandes teóricos del pop británico, que describía impresionado algún cambio cultural sísmico de aquellos años. “Los hooligans ingleses, los mismos que habían provocado la tragedia del estadio de Heysel en 1985, descubrieron el extásis a finales de los ochenta y comenzaron a escuchar canciones house sobre la importancia del amor. Para 1991 ya estaban todos en ello y actuaban como Los Osos Amorosos”. Otro triunfo cultural del año que cambió todo.

Hip-Hop y movimiento sociales. Intercollnet. 2018

Vector de testimonios de las luchas sociales y políticas y de las batallas cotidianas en los barrios populares, el hip-hop es una herramienta de denuncia, de reivindicación y de promoción de los movimientos sociales. Al igual que el rap, la danza o el grafiti, el hip-hop permite canalizar los mensajes y visibilizar la solidaridad internacional y las luchas por la igualdad y contra todas las formas de dominio y discriminación. La aparición de este movimiento musical, cultural y social refleja una cierta democratización de la música gracias a nuevas formas de expresión de las clases populares.

Originario de los barrios pobres, el hip-hop ve la luz del día a inicios de la década de 1970, inicialmente en Nueva York para, más adelante, expandirse a lo largo y ancho de Estados Unidos. A través de influencias musicales diversas (jazz, funk, soul…), los habitantes de los guetos transmiten un mensaje social y político. No hace falta ser músico o cantante, ni disponer de instrumentos. Se trata esencialmente de reutilizar estándares musicales para hablar de la realidad cotidiana de los barrios, de la pobreza, del racismo y de la violencia policial; una forma de emanciparse de la violencia estatal.

Desde sus inicios, las reivindicaciones afroamericanas que se encuentran en las letras hablan de temas similares a los abordados en su momento por el Partido Pantera Negra. La influencia del movimiento revolucionario de los Panteras Negras sobre el hip-hop también se puede encontrar en relaciones de filiación como es la del rapero 2Pac y su madre Afeni Shakur, miembro del partido.

Puesto que la esencia misma del hip-hop es social y política, el sistema actual ha logrado recuperar una parte de la cultura hip-hop. Si bien esta recuperación y el desarrollo de la industria discográfica han permitido crear un mercado para el rap de concienciación o de protesta, estos fenómenos también han hecho posible la emergencia de un rap edulcorado respecto de su faceta reivindicadora. Y la llegada de estas «majors» despolitizadas a la industria musical va a provocar conflictos importantes, como la rivalidad bien conocida entre los raperos de la costa Este y los de la costa Oeste. Lejos de estar silenciado, el mensaje adoptado se hace oír gracias a grupos como Public Enemy.

A continuación, el movimiento se exporta por todo el mundo a partir de la década de 1980, lo que favorece la solidaridad internacionalista y el desarrollo de escenarios locales en todo el mundo, al tiempo que se establecen puentes con otras influencias (como con el hard rock y el reggae).

Aunque desde la llegada del hip-hop en Francia algunos grupos comprometidos, como NTM y Assassin, se inscriben en esta línea, el movimiento también va a conocer el mismo fenómeno de recuperación comercial. Por otra parte, se desarrollan discográficas y productoras independientes. Esta esencial social y política podrá encontrarse en los mensajes adoptados, cualquiera que sea su forma, contra el racismo, la violencia policial, los asesinatos en los barrios…, pero también con la solidaridad hacia los presos políticos, encerrados, por ejemplo, en Estados Unidos, como Mumia Abu-Jamal y Leonard Peltier. Si bien Assassin ha desaparecido hoy de la escena, otros grupos y colectivos hacen perdurar esta contracultura del hip-hop independiente, que aúna la contestación del sistema, la solidaridad, la convergencia y la memoria de las luchas.

El alcance del hip-hop, un fenómeno internacional e internacionalista, no para de crecer como música popular. Para algunos, como reacción al sistema capitalista, esta cultura hip-hop es un instrumento vinculado a las luchas sociales y políticas, a la solidaridad o a la reivindicación de un derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos.

Es el caso, entre otros, de lo que ocurre en las Américas, por ejemplo, con los pueblos autóctonos, que luchan por reafirmarse como actores de la sociedad con una identidad cultural propia, ligada en este caso a la defensa del medioambiente y la Madre Tierra. En Palestina, el hip-hop es una herramienta para denunciar la ocupación ilegal por parte de Israel, pero también una herramienta de emancipación y reivindicación de libertad por parte del pueblo. En África, el hip-hop conoce un auténtico auge y, en él, se mezclan diferentes culturas. En Senegal, por ejemplo, el hip-hop puede ser considerado como un contrapoder cuya influencia permite alterar la situación política. En América Latina, los colectivos que pertenecen a la corriente del hip-hop militante se reconocen como uno de los componentes de los numerosos movimientos sociales que sacuden el territorio con la puesta en práctica de la organización autónoma de los barrios populares y con la manifestación de las preocupaciones sociales relativas a las temáticas feministas, antiautoritarias y libertarias.

El hip-hop es el medio para que las clases populares y la juventud de los barrios puedan expresar su rabia y su desobediencia. Es importante analizar el hip-hop y su cultura a través de un prisma social, pues aquél acompaña desde su nacimiento a numerosas luchas populares de todo el mundo. Descubramos juntos el sonido de la revolución…

El Bronx: la cuna de la cultura del género del hip hop. AP/Brittainy Newman.2023

NUEVA YORK.- Antes de que fuera un movimiento global, simplemente era una expresión de vida y lucha: una cultura que era sinónimo de dificultad y sufrimiento, pero también de coraje, resiliencia y creatividad.

El hip hop surgió de las cenizas de un distrito envuelto en las llamas de la pobreza, la decadencia urbana y la violencia de pandillas. “Era música que tenía el sonido de una ciudad en colapso, pero también tenía un aire de desafío”, dijo Mark Naison, profesor de historia en la Universidad de Fordham en el Bronx. Las fiestas de barrio y los diversos elementos del hip hop sirvieron como una vitrina para la creatividad y un escape de las dificultades de la vida diaria.

Los cuatro elementos fundamentales del hip hop — la música mezclada con tornamesas, el rapeo, el break dance y la escritura de grafiti — surgieron del Bronx como una: “respuesta cultural a una comunidad que estaba institucionalmente abandonada”, dijo Rodrigo Venegas, también conocido como Rodstarz del dúo de hip hop Rebel Diaz, integrado por dos hermanos chilenos del Bronx.

“¿Quieres recortar nuestros programas de arte? Vamos a convertir toda la ciudad en un lienzo. ¿Quieres recortar nuestros programas de música? Vamos a convertir los tocadiscos en instrumentos. ¿Quieres silenciar a nuestras comunidades? Entonces vamos a tomar estos micrófonos y usar nuestras voces”, dijo Venegas.

Los vagones del metro que se dirigían a Manhattan se cubrieron de grafiti en los años 70 y 80, después de que los jóvenes escritores pusieran sus nombres y mensajes de arriba a abajo. En un momento en que los políticos de Nueva York menospreciaban al Bronx y lo consideraban indigno de inversión, era una forma para que los adolescentes y adultos jóvenes se expresaran y tomaran el control de su narrativa.

“Era una forma de sentir que éramos importantes”, dijo Lloyd Murphy, quien firmaba como Topaz1. “Vimos la ciudad de Nueva York y los trenes que pasaban como una valla publicitaria para poner tu nombre y decir: ‘Soy alguien'”.

El hip hop finalmente se expandió por Nueva York y luego a diferentes partes del país y del mundo. Pero mientras los artistas y los gigantes del hip hop celebran este mes el 50 aniversario de una industria global multimillonaria, el lugar de nacimiento original del movimiento sigue siendo la sección más pobre de Nueva York. El Bronx aún tiene que sacar provecho de la cultura que creó de manera significativa.

En el surgimiento del hip hop, el Bronx tenía la tasa de pobreza más alta no sólo de la ciudad, sino de los 62 condados del estado de Nueva York. Cincuenta años después, mantiene el mismo estatus.

“Me parece irónico que una de las partes más ricas de la cultura estadounidense provenga de un lugar que sigue siendo una de las partes más pobres de nuestro país”, dijo Majora Carter, estratega de revitalización urbana y fundadora de The Boogie Down Grind, un café en el sur del Bronx que tiene imágenes de viejos volantes de fiestas de hip hop de los años 70 y 80 en las paredes y clásicos de hip hop sonando en los parlantes.

Carter, de 56 años, creció a unas cuadras de donde se encuentra el café en Hunts Point y vivió las realidades de la ruina urbana. Su hermano murió por la violencia de pandillas y ella vio a su vecindario caer presa de las drogas, la prostitución y los delitos violentos durante su infancia.

La primera cultura hip hop fue un reflejo de esas difíciles realidades en el sur del Bronx.

“La pobreza era el sabor del día”, dijo Murphy, quien también creció en el sur del Bronx en la década de 1960. Recuerda a varias familias hacinadas en unidades de vivienda pública, a veces hasta 15 personas viviendo en un apartamento de dos o tres habitaciones, compartiendo el espacio con ratas y cucarachas y lidiando con propietarios negligentes.

La ciudad de Nueva York en su conjunto se enfrentaba a la bancarrota en los años 70, y el Bronx, que ya sufría desinversiones, deuda, desplazamiento de residentes y la huida de clase media y blanca, descendió a la decadencia urbana. Edificios de viviendas de propiedad privada en todo el distrito se incendiaron, a menudo por los propios propietarios para obtener dinero del seguro. El Bronx estaba en llamas y los veteranos de Vietnam, a menudo sin extremidades, adictos a la heroína y otras drogas, se encontraron regresando a casa en una zona de guerra. La vida en el Bronx era sombría y Murphy dijo que su vecindario Fort Apache era famoso por sus crímenes violentos.

“El mundo no era flores, mariposas y sol, especialmente si vivías en la sección de Fort Apache en el sur del Bronx”, dijo el artista de grafiti Edward Jamison, también conocido como Staff 161. En diciembre de 1972, Jamison pintó un vagón de metro completo con una imagen de la muerte con su guadaña: “porque eso era lo que conocía”.

Originalmente, el vecindario de Fort Apache fue apoyado por el Partido Pantera Negra. Trabajaron en la seguridad y distribuyeron alimentos a través de programas en todo el barrio. Cuando se fueron, grupos vecinales llenaron el vacío. Pero terminaron por convertirse en pandillas callejeras.

“Una escuadra de manzana era la protectora de esa cuadra y la pandilla callejera era la seguridad de la comunidad, más que el departamento de policía”, dijo Murphy. “Nos sentimos olvidados. Sentíamos que éramos nuestro propio mundo donde sólo teníamos que valernos por nosotros mismos. Y lo hicimos”.

Fue necesario el asesinato del pacificador Black Benjie de los Ghetto Brothers, una pandilla y grupo musical en el sur del Bronx, para que las pandillas rivales se reunieran y firmaran un tratado de paz. Fue esta tregua la que allanó el camino para que se realizaran fiestas callejeras en el Bronx, y para que los residentes de diferentes barrios asistieran a ellas libremente, sin temor a la violencia.

A raíz de ese tratado de paz, Clive Campbell, de 18 años, también conocido como DJ Kool Herc, organizó una fiesta de regreso a clases con su hermana menor en la sala de recreación de un edificio de apartamentos en Sedgwick Avenue un día de agosto en 1973. Herc presentó a los asistentes el interludio instrumental conocido como break en el que extendía la sección rítmica musical entre versos para permitir períodos más largos de baile. Nacía un fenómeno musical.

“Es muy fácil ver al Bronx durante este período en términos de déficits, líneas rojas, desinversión, fuga de blancos, pérdida de oportunidades económicas”, dijo Naison. “Pero durante esos años, el Bronx también creaba más variedades de música popular que cualquier otro lugar del mundo”.

Para aquellos que viven en el Bronx hoy, puede ser una batalla cuesta arriba contrarrestar la narrativa de que sus vecindarios son una causa perdida.

“Literalmente estamos tratando de darle a la gente motivos en nuestra comunidad para que sientan que hay algo que vale la pena, que es una exageración lo que escuchamos en los medios sobre lo horribles que son estos vecindarios, que en realidad están sucediendo cosas increíbles en ellos”, dijo Carter.

Después de años de propuestas, se espera que el Museo Universal de Hip Hop abra sus puertas en 2025. La esperanza es que el desarrollo, que incluirá viviendas asequibles y locales comerciales, convierta al sur del Bronx en un destino para turistas y residentes de Nueva York y capitalice el legado del hip hop.

Pero en la sección más pobre de Nueva York, algunos son cautelosos cuando se trata de nuevos edificios. El vecindario de Mott Haven, un enclave frente al mar ubicado en el sur del Bronx, ha experimentado una ola de nuevos desarrollos en los últimos años, y muchos residentes temen que haya gentrificación y el desplazamiento. En 2021, la tasa de pobreza del distrito que incluye Mott Haven fue de alrededor del 36%.

“Se están construyendo museos de hip hop en El Bronx que veo, personalmente, como concesiones a las compras de bienes raíces que han estado ocurriendo aquí”, dijo Venegas.

Venegas y su hermano crecieron en Chicago, pero conformaron sus identidades musicales después de mudarse al Bronx a principios de la década del 2000. Dirigen talleres y organizan eventos en el BronxArtSpace para apoyar la cultura del hip hop en el Bronx como el lugar de nacimiento del movimiento, con un énfasis particular en su uso como herramienta en la lucha contra la opresión, desde el Bronx a todo el mundo.

“Estamos tratando de mantener el legado del hip hop a través de la liberación”, dijo.

En medio de las conmemoraciones y celebraciones que marcan el 50 aniversario del hip hop, el Bronx disfruta de un momento de atención por sus contribuciones a un movimiento global. Para los pioneros que dieron forma a toda una cultura a partir de su difícil situación diaria, ese valor no se puede medir por completo.

“A esos chicos les habían quitado todo, y crearon algo para darle dirección a sus vidas, significado, seguridad y la sensación de que su talento significaba algo”, dijo Mark Naison. “¿Mucho dinero? Nadie involucrado en el hip hop del Bronx ganó mucho dinero. Pero salvaron vidas. Le dieron sentido a la vida”.

Diversiones públicas y moralización en El Salvador (1948-1960). Chester Urbina. 2009

Introducción
Las intenciones del general Salvador Castaneda de reelegirse motivaron el golpe de Estado del 14 de diciembre de 1948. Este golpe político llevó a la formación del Consejo de Gobierno Revolucionario donde el ejército aparecía identificado como el “brazo armado del pueblo”. Se concebía a la institución militar como la vanguardia y garante de los cambios revolucionarios. Por otro lado, los civiles que integraban este consejo eran connotados intelectuales muy representativos de los sectores modernizantes, quienes dejaron en claro que harían una amplia reforma jurídica e institucional (Ministerio de Educación, 1994, 175).
Los postulados revolucionarios de los golpistas quedaron plasmados en la
Constitución de 1950, que definió un nuevo papel para el Estado como el promotor
principal del desarrollo nacional. La obligación del Estado de velar por el bienestar
social se define en términos de una serie de principios fundamentales, como el de la
libertad económica que no debía oponerse al interés social, la propiedad privada en
función social y diversos principios de carácter social relacionados con el trabajo, el
cual debía ser garantizado por el Estado a la población (Ministerio de Educación, 1994,
179-181).
En el gobierno de Oscar Osorio (1950-1956) se emitió la Constitución de 1950, la
cual promulgó, como se ha dicho, el intervencionismo estatal para “asegurar a todos
los habitantes del país una existencia digna del ser humano”, garantizar la propiedad
privada “en función social”, restringir la libertad económica “en lo que se oponga al
interés social” y regular con carácter tutelar las relaciones entre el capital y el trabajo,
estableciendo la limitación de la jornada laboral, el derecho de asociación sindical y
huelga, la contratación colectiva, el salario mínimo, los beneficios de la seguridad so-
cial, la vivienda subsidiada, etc. (Cardenal, 1999, 388).
Para Rodolfo Cardenal (1999, 389), el gobierno “revolucionario” de Osorio se
sintetiza en tres puntos: el desarrollo, que creó condiciones para la expansión y moder-
nización de la economía; el reformismo, para ajustar las estructuras sociales y políticas
existentes y así mantener el sistema un paso delante de sus propias contradicciones, y
la represión, reservada para quienes no podían ser absorbidos por las dos dinámicas
anteriores o para quienes querían algo más que cambios superficiales.
El gobierno de José María Lemus (1956-1960) siempre manifestó la necesidad de
crear unas condiciones de vida dignas para los trabajadores salvadoreños. Es por esto
que sus discursos están a favor de la rehabilitación social y de la elevación de las masas
hacia niveles de vida más dignos. Su gobierno dio apoyo al aumento de los salarios de
los obreros, la edificación de escuelas, hospitales, talleres y refugios infantiles (Lemus,
1951, 41-42). Además, creía que para crear una Centroamérica democrática era necesa-
rio promover la educación: solo así se podía pasar del despotismo a la democracia y a
la cultura (Lemus, 1951, 375-376).
Pese a estos avances los conflictos políticos no siempre se resolvieron de mane-
ra consensuada. Para septiembre de 1952, las organizaciones de izquierda fueron acu-
sadas de promover un golpe de Estado, lo que llevó al exilio a un importante numero
de intelectuales y obreros (Lemus, 1951, 181)1. Al final del período presidencial del
Coronel Lemus, en agosto y septiembre de 1960, los enfrentamientos habían llevado a
decretar el estado de sitio, a la invasión de la Universidad de El Salvador y a un estado
general de inestabilidad, aprovechada por elementos militares y civiles para llevar a
cabo el golpe de Estado de octubre de 1960 (Lemus, 1951, 181).
También debe resaltarse que en la segunda mitad del siglo XX, algunos in-
telectuales militantes de izquierda, como Pedro Geoffroy Rivas y Oswaldo Escobar
Velado, desde la poesía, y Jorge Arias Gómez, incorporaron a los sectores subalternos,
especialmente a los indígenas, en la historia nacional salvadoreña, como una forma
de rechazo a la tradicional historia liberal que daba todo el protagonismo a los pró-
ceres independentistas y a los caudillos (Geoffroy, 2003; Escobar, 2003; Arias, 1963;
Arias, 1972).
Las transformaciones llevadas a cabo por los gobiernos del Partido Revolucio-
nario de Unificación Democrática (PRUD) no consolidaron canales institucionales de
participación política efectiva para amplios sectores de población, ni lograron incor-
porar a la mayoría de los trabajadores al partido oficial. Cuando en 1957-1958 la caída
de los precios del café produjo el aumento del desempleo, reducciones salariales y
aumentos de precios, las protestas masivas que se desencadenaron sólo pudieron ser
controladas a través de la represión generalizada y el encarcelamiento de dirigentes
(Gordin, 1989, 83).
Durante el período en estudio, el anticomunismo creado por el presidente de El
Salvador, el General Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944), a partir de la ma-
tanza de 1932, no se pierde. Los hechos de ese año pasan a ser presentados como una
lección para la población en general de que podían ser manipulados y esto los llevaría
a otro posible derramamiento de sangre. El discurso anticomunista aparece como un
arma que promueve la legitimidad de los gobiernos militares y ataca a la oposición
con campañas muy sucias que difamaban la oposición entonces legal 2 . El discurso
anticomunista emanado por los diferentes gobiernos y los sectores de derecha ofrecen
una oportunidad de analizar desde una nueva perspectiva, a la sociedad salvadoreña
y la constante violencia aplicada por los gobiernos militares en buena parte del siglo
XX (Ramírez, 2007).
Con respecto a las políticas culturales del Estado, se tiene que es en la década
de 1950 cuando estas adquirieron una mayor institucionalización. Se creó una sección
ministerial de cultura con dependencias como el Departamento Editorial, la Dirección
de Artes, y la Revista Cultura (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
2003, 253). Estas posturas democráticas tuvieron un carácter paradójico, ya que ocu-
rrieron en un contexto de agudización de la polarización social, que chocaría con el
autoritarismo de los gobiernos militares. Muchos de estos espacios promovieron los
proyectos político-culturales que rechazaban el orden institucional público (Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2003, 253). En este trabajo se entenderá por
política cultural lo planteado por Néstor García Canclini quien entiende por políticas
culturales “el conjunto de intervenciones realizadas por el Estado, las instituciones
civiles y los grupos comunitarios organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico,
satisfacer las necesidades culturales de la población y obtener consenso para un tipo
de orden o transformación social” (García, 1987, 26).
Sobre la utilización de las diversiones públicas por parte del Estado salvadore-
ño para la morigeración de las costumbres de los sectores populares entre 1895 a 1944

se sabe que el Estado liberal salvadoreño concentró su proyecto de “civilización” de
las costumbres de los sectores populares en el centro y occidente del país, regiones
que resumían en torno así la identidad nacional mestiza. El impacto ideológico de los
nuevos productos culturales como el cine y las presentaciones y grabaciones de mú-
sica de marimba fue acaparado por la elite cafetalera, militares, grandes comerciantes
y varios miembros de las principales colonias extranjeras radicadas en el país, lo que
demuestra la exclusividad de estas entretenciones (Urbina, 2008)3.
El objetivo de este artículo es analizar la posición del Estado salvadoreño en
torno a la promoción del teatro y del cine como elementos culturales de morigeración
de las costumbres de los sectores populares y su política de moralidad pública hacia la
población nacional durante el los años de 1948-1960.
Teatro y cine
Durante los años de 1875-1944 el Estado salvadoreño, a un nivel general, mos-
tró poco interés en la promoción de una identidad nacional a través del teatro debido
al desinterés de la elite cafetalera de convertirse en una clase dominante con un pro-
yecto claro de nación. Asimismo, el poco patrocinio y la exigua vigilancia policial no
permitieron que el teatro trastocara las pautas tradicionales de relacionamiento de los
salvadoreños heredadas de la colonia (Urbina, 2003).
A finales de agosto de 1948 se promulga el Reglamento para Teatros, Cines,
Radioteatros, Circos y demás espectáculos públicos. Según se consigna, para poder
presentarse en público todo espectáculo debía de ser previamente autorizado por el
Concejo de Censura y Sección de Espectáculos Públicos o por el correspondiente orga-
nismo en las demás poblaciones del país. El Concejo de Censura y Sección de Espec-
táculos Públicos con residencia en la capital estaría formado por un presidente, cuatro
vocales y un secretario, nombrados, respectivamente, los primeros por el Poder Ejecu-
tivo en los Ramos de Gobernación, Relaciones Exteriores, Cultura Popular, Asistencia
Social y Seguridad Publica. El cargo de secretario lo elegiría el Alcalde Municipal de
San Salvador.
En las otras cabeceras departamentales restantes, la Censura y Selección de los
espectáculos estaría a cargo del Gobernador Político respectivo y del Jurídico Munici-
pal de la localidad. En las demás poblaciones menores estos puestos serian ejercidos
por los Alcaldes y Jurídicos Municipales respectivos.
No podrían asistir a ninguna clase de espectáculos las personas ebrias, los en-
fermos contagiosos que fueran visibles o que fueran acompañados de animales. En los
teatros de primera categoría no entrarían quienes vistieran sucia o indecorosamente.
Serian expulsados y castigados conforme a ley quienes perturbaran al público con sil-
bidos, palabras obscenas, etc. Estaba prohibido escupir y fumar fuera de las áreas de-
signadas en el recinto de espectáculos (Ministerio de Gobernación, 1948a, 3079-3081).
A mediados de octubre de 1949 se emite la autorización para que Juan Antonio
González y Santiago Martínez Durán reciban la suma de veinticinco dólares cada uno,
en concepto de gastos de representación para que viajaran a Honduras como invitados
por la Westrex Corporation, a la inauguración del Teatro Nacional de Tegucigalpa,

para observar el funcionamiento de nuevos y modernos equipos de cine allá instala-
dos (Ministerio de Gobernación, 1949, 3616).
A principios de noviembre de 1953 se decide que don Alfredo Agesilso Massi
– técnico especializado en trabajos fílmicos de sonido– fuera encomendado para una
misión oficial de colaboración con técnicos norteamericanos. Tal misión consistiría en
la sincronización de películas sobre tópicos sanitarios que serían exhibidas en el Cam-
po de Marte y otros lugares públicos capitalinos durante el IV Aniversario de la Revo-
lución de 1948 (Ministerio de Gobernación, 1953, 8253).
En el Decreto 1620, del 18 de octubre de 1954, se proclama la ley de fomento
de teatros y cines, en ella se declara que los particulares que promuevan espectáculos
públicos podrían gozar de ciertos beneficios en un lapso de tiempo de 5 años desde la
vigencia de dicha ley. El Estado apoyaría la construcción, ampliación o habilitación de
teatros y salas de cine declarados de utilidad general. Esta ley consideraba como teatro
o cine a toda edificación, espacio, obra, abierta o cerrada, destinada a explotar comer-
cialmente la exhibición de películas cinematográficas, la representación o ejecución
artística de obras dramáticas, líricas, con música o sin ella, y, en general toda actividad
similar a las antes enumeradas.
Lo más interesante de esta disposición es que los empresarios beneficiados de-
bían de exhibir anuncios, películas cortas y todo material propagandísticos o informa-
tivo de las acciones de cualquier agencia gubernamental, central, local, autónoma o de
cualquier nivel administrativo (Ministerio de Gobernación, 1954, 7994-7996).
Para 1956 se autoriza el pago de dos mil quinientos seis colones con veinticinco
centavos a la Compañía Salvadoreña de Café S.A. como aporte del gobierno de El Sal-
vador para cubrir la impresión de veintidós copias –en varios idiomas– de la película
para propaganda del café salvadoreño. La película fue filmada por Cine Revista Sal-
vadoreña (Ministerio de Gobernación, 1956b, 9633). En 1959 el Estado giró un anticipo
de gastos para la revelación y sincronización en México de las películas “La Marcha
de la Cultura en El Salvador” y “Desfile del 15 de septiembre de 1959” (Ministerio de
Gobernación, 1959c, 9821)4.
Según se evidencia de todo lo anterior el Estado salvadoreño durante los años
de estudio se dedicó con mayor ahínco a la construcción, ampliación o habilitación de
teatros y salas de cine a un nivel nacional mucho más que en años anteriores. Tam-
bién, utilizó estas diversiones públicas para fines propagandísticos y de transmisión
de conceptos sanitarios.
Esta situación se explica debido a que durante los años cincuenta se efectuaron
reformas en el interior del aparato administrativo estatal, así como la realización de
obras de infraestructura que promovieron el desarrollo del cultivo del algodón y el
crecimiento de la industria manufacturera. Todo esto trajo como resultado el aumento
de obreros, capas medias asalariadas y pequeña burguesía, acompañado de la migra-
ción rural hacia los centros urbanos (Gordon, 1989).
Entre mediados de los años cincuenta y finales de los sesenta, se llevó a cabo
en El Salvador un proceso de modernización de su economía. Esa modernización con-
sistió en impulsar, por un lado, una diversificación de la producción agrícola, hasta ese
momento basada casi exclusivamente en el café, y, por otro, una política de industria-
lización mediante sustitución de importaciones. Aunque la economía se diversificó,

experimentando un importante crecimiento, eso no trajo consigo cambios sustanciales
en la estructura económica ni redundó en una mejor distribución de la riqueza (Car-
denal, 1996., 129).
Estado y moralidad
Para 1948, José Lino Molina publica su libro titulado El educador nacional don-
de señala las virtudes que debe tener una persona, una de ellas es la temperancia,
la cual la aplica a la abstinencia de las bebidas embriagantes y su sentido propicia la
disposición de estar en aptitud de entregarse al trabajo remunerado y al cumplimiento
de las obligaciones (Molina, 1948, 53).
El autor señalaba que para el caso salvadoreño uno de los problemas en el poco
control del alcoholismo era que la venta de aguardiente era un negocio del Estado. En
este sentido se debían tomar algunas medidas como la de que solo el gobierno podía
expender bebidas embriagantes, tanto importadas como fabricadas en el país. El con-
sumo del licor se debía permitir solamente a individuos mayores de 25 años que han
contraído el vicio y lo tienen arraigado. Los maestros de escuela, los sacerdotes, las
directivas de sociedades de obreros, los jefes de taller, los dueños de fábricas y todos lo
que ejercieran alguna autoridad colectiva o individual debían hacer propaganda a la
abstinencia, siendo ellos abstemios (Molina, 1948, 57-58).
A mediados de 1954 el gobierno del coronel Oscar Osorio informaba que en
la consecución de un nivel moral satisfactorio era necesario atender a la juventud, la
cual estaba enfrentada a graves y profundos problemas de orden moral, nacidos de
una docencia deficiente que en el pasado se despreocupó por entero de esta situación
(Ministerio del Interior, 1954, 16).
El Estado, durante los años de 1953 y 1954, había evitado la introducción de pu-
blicaciones obscenas, películas cinematográficas, fotografías, dibujos, discos, impresos
y toda clase de objetos pornográficos que estaban escapando al control de las autorida-
des (Ministerio del Interior, 1954, 17).
Para 1956 el gobierno del teniente coronel José María Lemus señalaba que se
había iniciado una campaña de moralización popular. En ella se ponían controles a la
venta de aguardiente en las ciudades y el campo, se habían cerrados prostíbulos, se
había dado persecución a la vagancia, al decomiso de publicaciones pornográficas y
se habían prohibido espectáculos incitadores del relajo social (Ministerio del Interior,
1957, 9).
Con el fin de contribuir a la eficacia de la campaña moralizadora, el presidente
Lemus instituyó un premio para la población salvadoreña que en el transcurso de cada
año observara los más altos niveles de moralidad y cultura. El premio consistiría en
la construcción de una obra material de primera importancia en la población que lo
conquistara. En 1957 lo ganó la población de San Isidro Labrador del Departamento
de Chalatenango; un año más tarde lo conquistó San Pedro Puxtla del Departamento
de Ahuachapán. El grupo escolar de esta población obtuvo la suma de veinticinco mil
colones (Ministerio del Interior, 1959, 6).

Con respecto al apoyo que los gobiernos del período en estudio dieron a la
moralización y educación de los salvadoreños se tiene los datos que se exponen en el
siguiente cuadro:
Cuadro 1
GASTOS EN CULTURA POPULAR Y DEFENSA NACIONAL EN EL SALVADOR (1948-1959)
AÑO GASTO EN GASTO EN PRESUPUESTO
CULTURA POPULAR DEFENSA NACIONAL NACIONAL DE GASTOS
1948-1950 — — —
1951 ¢ 15.476.800 ¢ 11.450.000 ¢ 110.000.000
1952 ¢ 18.386.205.80 ¢ 12.705.002.67 ¢ 131.235.101.67
1953 ¢ 18.650.000 ¢ 13.120.000 ¢ 141.500.000
1954 ¢ 30.361.908.46 ¢ 19.477.628.47 ¢ 172.892.532.94
1955 ¢ 22.725.983.58 ¢ 16.435.973.94 ¢ 185.433.411.35
1956 — — —
1957 ¢ 28.632.136 ¢ 18.289.488 ¢ 175.000.000
1958 ¢ 19.825.689.25 ¢ 13.862.401.09 ¢ 128.811.235.47
1959 ¢ 29.176.971.92 ¢ 16.432.151.49 ¢ 175.813.609.53
1960 ¢ 32.435.160.26 ¢ 16.026.727.51 ¢ 181.000.000
Fuente: Ministerio de Hacienda (1952, 26), (1953, 24-25), (1954, 81), (1955, 40-41), (1956, 44-45), (1958, 64-65), (1959, 12),
(1961, 222-223).
Del cuadro anterior se desprende que la cartera de Cultura Popular tuvo entre
el 14% y el 18%, mientras que la cartera de Defensa Nacional entre un 10% y 11%. Esto
contrasta con el análisis de las asignaciones de los diferentes presupuestos de gastos
de El Salvador durante el período 1931-1944 que demuestra que la cartera de Instruc-
ción Pública absorbió entre el 8% y el 11%, en tanto que la cartera de Guerra recibió
entre el 17% y el 20.5%. Estas cifras evidencian que a escala general la cartera de Guerra
obtuvo un poco más del doble en dinero que la cartera de Instrucción Pública (Urbina,
2008, 104)5.
El afán de los gobiernos de Osorio y Lemus de impulsar ciertos cambios en El
Salvador pudo concretarse en buena medida porque la década de 1950 fue de excep-
cional bonanza económica. Los programas de salud y educación pudieron ampliarse,
lo mismo que la seguridad social. Pero, todos estos proyectos y actividades dependían
de la riqueza que el país exportaba en forma de café y algodón. Cuando se debilitaron
los precios que se pagaban por estos productos en el extranjero, las grandes promesas
y los grandes proyectos ya no pudieron avanzar a la misma velocidad (Ministerio de
Educación, 1994, 186-187).
En torno a lo anterior debe señalarse que a partir de 1931, las condiciones críti-
cas y conflictivas de la depresión, que enfrentaban al sector concentrador y a la mayo-
ría de los productores cafetaleros, dieron pie a la irrupción del ejército en la dirección

política. Después de la victoria militar sobre la insurrección, en enero de 1932, se pro-
movió un proceso de reorganización estatal dirigido a suprimir los excesivos rasgos
concentradores, aminorando los conflictos mediante la oferta de mejores condiciones,
principalmente para los agricultores cafetaleros. Así, el ejército asumió un papel di-
rector en la definición de las políticas del Estado dentro de la modalidad autoritaria,
hasta 1979 – 80.
Tanto la administración de la expansión como el enfrentamiento de las crisis
de coyuntura, han procurado sostener la continuidad de las características del patrón
histórico. Sin embargo, la magnitud de la tendencia concentradora ha propiciado im-
portantes momentos de reforma, tales como los de 1932-34, 1961 y 1979-80. A partir de
1948, se ejecutó una estrategia de reorientación sobre la base de una extraordinaria
bonanza agroexportadora, procurando la conservación de los circuitos tradicionales
de generación de la riqueza, al mismo tiempo que una ampliación del mercado por la
vía de la integración regional. Esta nueva modalidad se mantuvo estable hasta 1969,
cuando se produjo la guerra con Honduras.
Conclusión
La elite agraria fue el principal soporte del régimen autoritario en El Salva-
dor. En distintos momentos, apoyó o utilizó directamente la violencia para oponerse
a movimientos de democratización desde el gobierno o desde la base. Hasta 1980, la
elite económica aún prefería la guerra a una solución intermedia como la democracia.
A partir de 1931, en el país se evolucionó hacia un autoritarismo que desembocó en
terrorismo de Estado y, en lo económico, las redefiniciones del modelo agroexportador
llevó a la configuración de una sociedad socioeconómicamente más heterogénea, la
economía cambio parcialmente pero no la forma de control político.
Sin embargo, debido a su mayor capacidad económica y de control social,
el Estado salvadoreño durante los años de estudio se dedicó con mayor ahínco a la
construcción, ampliación o habilitación de teatros y salas de cine, y a su utilización
propagandística y a la transmisión de conceptos sanitarios. Acerca de la campaña
de moralización esta pretendía trastocar las pautas culturales de relación y entreten-
ción de los salvadoreños, lo que se vio reforzado con un mayor apoyo económico a la
cartera de Cultura Popular que a la de Defensa Nacional. Pese a este intento de control
social, los sectores populares dieron un impulso a una cultura que nutrió el imagi-
nario nacional salvadoreño. La dependencia económica en los cultivos del café y del
algodón hizo que los cambios que pretendían llevar a cabo los gobiernos revoluciona-
rios no se extendieran a un nivel nacional.
Notas

  1. También se puede ver Carpio (1979).
    2 Para más información véase Alvarenga (2002), Ching, López y Tilley (2007).
    115Diversiones públicas y moralización en El Salvador (1948-1960)
    Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 35-36: 107-116, 2009-2010 / ISSN: 0377-7316
  2. La misma conclusión se señala en Urbina (2006).
  3. Una revisión parcial de la política de Osorio se encuentra en: Leistenschneider (1981).
  4. También se puede consultar Urbina (2007, 41-56).
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Me escape de ser asesinado…Ramón Arita. 2016

ME ESCAPÉ DE SER ASESINADO – o de un buen susto por lo menos- cuando no quise entrar al Externado San José, ese día –jueves 27 de Noviembre de 1980- más que por suerte, por apegarme a las normas de la conspiratividad, en las que las FPL nos habían educado.

Minutos antes el “Chelito Rafael” -de forma inusual- había llegado al local donde (yo) trabajaba de forma compartimentada en una oficina ubicada en la tercera planta del edificio de la Cafetería Pete´s, justo frente a la Fuente y a la Embajada Yanky, en San Salvador, sobre la 25 Avenida Norte. El compa me informó que ese día no había más tareas que realizar, por lo que podía tomarme el resto del día, eso fue unos minutos antes de las doce del mediodía.

Salimos del local. Caminamos por la 25 hacia el sur. A unas cinco cuadras estaba el Externado San José, nos paramos a despedirnos en la acera contraria a la entrada. El “Chelito” me invita diciéndome: -“…entremos al Externado, allí hay un Colectivo de Colorido…siempre tienen cafecito y pan…vamos, yo me voy a reunir con Doroteo…”.

Aunque la invitación al cafecito con pan era tentadora, en esos tiempos de tanta lipidia económica subversiva, en que no teníamos ni estipendio, ni para comer los tres tiempos o aún para el pasaje de bus, (yo) me negué siendo enfático, expresándole que por medidas de seguridad, yo no iría adonde no tendría porqué estar. Nos despedimos, “El Chelito”, alegre y efusivo como siempre me abrazó, cruzó la acera para ingresar a la institución.

Acostumbrado a mantener una rutina -otro elemento de las normas de seguridad- no regresé de inmediato a mi lugar de vivienda, por ese entonces en unos apartamentos ubicados detrás del canal TV2. No recuerdo a dónde fui a perder un poco de tiempo, para no regresar a una hora inusual.

Horas más tarde la noticia golpea al pueblo: Los dirigentes del FDR habían sido secuestrados. Mientras realizaban una reunión, “hombres fuertemente armados” (como se los mencionaba en las notas de prensa a los fatídicos Escuadrones de La Muerte), habían penetrado, capturándolos. Los sacaron del lugar que había sido fuertemente acordonado por las fuerzas del régimen (cuerpos combinados del ejército y de policía, que dieron “seguridad” al operativo represivo). En la madrugada del siguiente día sus cadáveres fueron descubiertos en el área de Ilopango.

¿Qué suerte había corrido “El Chelito Rafael”?

Días después me enteré que se había reunido con Doroteo. Que ambos se habían sentado a la orilla de un corredor frente al patio, a platicar. En esos dramáticos momentos llegan hasta donde ellos unos individuos armados. Rafael susurrándole le indica a Doroteo que corran. Rafael huye con la velocidad de un rayo; pero Doroteo no corrió. Rafael “pegó la guinda” hacia un edificio de varias plantas en donde estaban las aulas. Lo buscaron infructuosamente y posteriormente pudo escapar del lugar.

Siempre me pregunto, de haber acompañado al “Chelito Rafael”, ¿habría estado cerca de los dos compas…hubiera tenido yo la audacia de “guindear” también…o me hubiera quedado inmóvil, paralizado, junto al compañero Doroteo?

Doroteo fue capturado, torturado y asesinado junto a los dirigentes del histórico FDR.

Tanto “El Chelito Rafael” como yo, habíamos sobrevivido por un tiempo más. Años después, ambos -en eventos completamente separados- fuimos capturados, desaparecidos, torturados y encarcelados.

“Rafa” me ofreció escribir su parte de ese capítulo imborrable en nuestras memorias. Mientras, este pequeño relato sirva para rendir honor a la memoria de todos los dirigentes del FDR en general, pero muy en especial a la memoria de Doroteo Hernández, miembro de la Comisión Nacional de Propaganda -CONAP- del BPR. Con toda su característica alegría de su juventud, entregó su preciosa vida por un verdadero Proyecto Revolucionario. Siempre -mientras yo viva- recordaré a Doroteo, sonriente y fraternal. Un ejemplo de compañerismo revolucionario.

¡¡¡COMPAÑEROS DEL FDR…HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!!!

¡¡¡COMPAÑERO DOROTEO HERNÁNDEZ…VIVIRÁS SIEMPRE EN LAS LUCHAS DEL PUEBLO!!!

Ramón Arita

Mejicanos, 27 de Noviembre de 2016.

(Levemente modificado el día 26 de Noviembre de 2018)

Nota:

Las imágenes las retomé de internet. En el diseño del banner, he modificado el espacio que le corresponde al compañero Doroteo Hernández, de quien no he podido obtener su foto.

Si no me equivoco, la foto que ha sido utilizada le corresponde al compañero Saúl Villalta del Frente de Acción Popular Unificado (FAPU) / Resistencia Nacional (RN), quien no estuvo presente en la reunión.

El relato del compa “Chelito” Rafael (Luis Molina / Raphael Diaz) lo subiré en breve, de cómo pudo escapar del cerco enemigo.

Lucha Libre en El Salvador: Leyendas y Anécdotas. Aleyda Reyes.

La Lucha Libre en El Salvador ha generado varias leyendas de luchadores. Su disciplina y espectáculo han sido el entretenimiento para muchos salvadoreños que gozan de esta práctica.

La Lucha Libre Profesional, o pancracio, es un deporte considerado como un espectáculo. Este es famoso y practicado en varios países como Estados Unidos y México. La práctica en este último país influenció a la lucha libre en El Salvador. El enmascarado de plata “El Santo”, Huracán Ramírez, Blue Demon, Black Shadow, Médico Asesino. Son parte de la lista de luchadores mexicanos que fueron modelos de los luchadores salvadoreños.

La Lucha Libre en El Salvador: Inicios

La lucha libre en El Salvador tuvo sus inicios a mediados de los años 50. Su época de oro fue durante los 60 y 70. Su escenario principal fue la Arena Metropolitana, que se ubicó en la calle Concepción de San Salvador.

Según la historia, el padre de la lucha libre en El Salvador fue Salvador Guandique. Él era propietario del gimnasio Gym London, donde se preparó a los atletas en diversas disciplinas, como: lucha olímpica y grecorromana, gimnasia olímpica, físicoculturismo, boxeo, entre otros.

El primer instructor de esta disciplina fue conocido como el Turco Ocón. Reclutó jóvenes talentos para el pancracio y los instruyó, para luego, subirlos al ring. Estas acciones correspondían a un plan presentado por Jorge Panameño, quien venía de México con su licencia de promotor y poseedor de los derechos de franquicia de la lucha libre mexicana para desarrollarla en El Salvador.

Las primeras luchas profesionales en el país fueron realizadas en el antiguo Gimnasio Nacional, que se ubicaba sobre la Segunda Calle Oriente de San Salvador. Después de ser demolido, las funciones se trasladaron al viejo Cine Popular, conocido como “El Pulgoso” (llamado también Cine Libertad).

Con el tiempo surgieron otros escenarios de combate como la Arena Metropolitana y la Arena Santa Anita. En estas, cada fin de semana se realizaban enfrentamientos entre luchadores locales y extranjeros. Los aficionados podían presenciar estos combates o, incluso, ver las funciones por la televisión.

Leyendas de la Lucha Libre en El Salvador

La lucha libre salvadoreña entretuvo a grandes y chicos. Vio nacer y crecer a luchadores que tiempo después se hicieron famosos convirtiéndose en leyenda.

El Salvador logró formar luchadores con calidad internacional. Entre ellos, Tony Jackson, quien destacó en la Arena Coliseo de México y en cuadriláteros de toda Centroamérica. Otros luchadores salvadoreños que obtuvieron fama y que son recordados son: El Gran Chema, Kaly Valdés, El Zas I, el Águila Migueleña, Tío Tigre Cardoza, Sordomudo Cruz, entre otros.

Ellos fueron quienes en cada pelea en el cuadrilátero brindaban un espectáculo de gran nivel. Sorprendían con sus maniobras: aplicación de llaves, saltos desde las cuerdas, topes “suicidas”, candados al cuello, “doble Nelson”, patadas voladoras, quebradoras, piquetes a los ojos, mordidas en las manos, y toda clase de malabares en duelos individuales o en parejas a dos de tres caídas, sin límite de tiempo.

Tony Jackson: Una Leyenda Salvadoreña

El salvadoreño Mario Rafael Membreño Hasbún, conocido en el mundo de la lucha libre como Tony Jackson, es una leyenda de este deporte (1936-2021). Estuvo activo en las décadas de los años 50, 60 y 70, tanto en los cuadriláteros locales como extranjeros.

Desde joven practicaba lucha olímpica y grecorromana, disciplinas que le ayudaron para abrirse un lugar y una carrera exitosa en el pancracio. Uno de sus logros durante su carrera fue el premio de Campeón Nacional de Peso Ligero.

También obtuvo reconocimiento del público por hacer dupla (pareja) con el luchador el Santo (mexicano) cuando se enfrentaron en el cuadrilátero contra el dúo Gory Casanova y El Bucanero. Este fue un gran espectáculo en esa época. Otra de sus parejas en el ring fue el luchador The Tempest.

En una entrevista a un periódico local, Tony Jackson contó que cuando buscaron aspirantes para la lucha libre se presentó de inmediato. Y narró que fue el instructor Turco Ocón quien le dio el visto bueno. Después de su retiro en 1981 quiso ser instructor, pero su personalidad exigente no parecía conjugar con los aspirantes.

Anécdotas de los Seguidores

Muchos salvadoreños recuerdan aquellas jornadas en las arenas donde se desarrollaban duelos de lucha libre. Allí se dio vida a las leyendas salvadoreñas de esta práctica.

Como muestra, Fernando López rememora: “En los años 80 visitaba la arena Santa Anita, en el barrio del mismo nombre en San Salvador. Los aficionados a la lucha libre íbamos a ver las peleas. Recuerdo que a los malos les llamaban rudos, y a los buenos técnicos”.

“Entre los buenos recuerdo: el Sordomudo Cruz, el Rebelde, el Fantasma, el Vikingo y el Ringo.Los aficionados casi siempre apoyábamos a los buenos”. Y continúa: “También había otro lugar que se llamaba Arena Coliseo estaba por la Tiendona siempre en San Salvador. Luego desaparecieron”.

Recuerde con el siguiente video esta memorable práctica, la cual se resiste por extinguirse: y que aún se organizan duelos, por ejemplo en la Arena Gladiadores y la Arena Triple C.

Historia de una fotografía. Manuel Sorto. 2021

Relato del intelectual salvadoreño Manuel Sorto, sobre una reunión sostenida entre el legendario líder comunista y tres intelectuales. De todos sólo sobrevive el autor

Cuando Juan José Dalton (Juancho, Juanjo, JotaJota, El Vaquerito, o como queráis) descubrió esta fotografía, me propuso que describiera los personajes que contiene. Por ese tiempo, a mediados de 2018, yo me encontraba en otros quehaceres en México lindo y querido, pero la idea me tentó, le dije que sí, pero que le avisaba cuándo. Ni me imaginaba en el huevo que me estaba metiendo. Aviso que mi conocimiento de estos personajes es muy particular y sumamente personal, y por lo tanto, limitado, y en muchos aspectos, subjetivo. De la misma manera habrán algunas o muchas cosas y hechos que desconozco sobre ellos, aparte de los juegos que a veces logra hacernos la memoria; las cambiantes formas de la memoria, que está hecha de olvido, diría Borges; pero el huevo reside sobre todo en el tener que de alguna manera describir los personajes: al describir a alguien, de alguna manera se le juzga, y siempre he preferido no juzgar a los amigos, prefiero disfrutarlos. Sale, Juan José.

De izq. a der.: Armando Herrera, MS, Miguel Mármol, Baltazar Polío

A nuestra izquierda tenemos a Armando Herrera (1943), con quien debemos habernos conocido allá por 1969 en la Universidad Nacional de El Salvador (en la U, como se le llamaba); yo había bajado de Sensuntepeque unos tres o cuatro años antes. Pronto me fui dando cuenta de que Armando Herrera, no sólo era poeta y narrador, sino que era también un brillante e incansable motor cultural (gestor se le llamaría hoy). Un todo terreno. Trataré de explicarme (el orden no es necesariamente cronológico): Armando fue profesor de Letras en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional y director del Instituto Obrero José Celestino Castro, donde destacó como profesor inventivo, creativo; por ejemplo, en el Celestino Castro organizó una (¿la primera?) exposición individual del escultor Dago (Dagoberto Reyes, miembro del grupo Uquxcah, fallecido recientemente en Los Ángeles, California): piezas de gran tamaño con reminiscencias olmecas, repartidas por corredores y aulas. Armando Herrera emprendió con el poeta Rafael Mendoza, varios vuelos de la revista literaria La Piscucha. También dirigió el periódico El Universitario, órgano oficial de la Universidad Nacional de El Salvador (cuya página de cine mantuve e ilustré hasta inicios de 1980, año en que me vi obligado a salir del país). También Armando Herrera dirigió la Editorial Universitaria, donde se reveló un editor visionario, y para muestra baste un botón: fue el primero en editar a nuestro querido (o detestado) Horacio Castellanos Moya: en 1979 le publicó La margarita emocionante, antología poética de la generación literaria de Castellanos Moya, cuyo título proviene de un verso de Roque Dalton.

Ese mismo año de 1979, para la celebración del Año Internacional del Niño organizado por la UNESCO, publicó El Huevo, libro para niños, texto de Lyn Sorto (Geary) y acuarelas mías. Una hermosa edición de formato cuadrado y páginas de diferentes texturas de papel (recuperado de los sobrantes de los pliegos utilizados para hacer tarjetas de visita de funcionarios universitarios).

También a fines de ese intenso año de 1979, Armando Herrera consiguió que la Rectoría de la Universidad Nacional nos prestara una camioneta Cherokee para rodar una secuencia de La zona intertidal: la Cherokee era la típica camioneta utilizada por los Escuadrones de la muerte (la camioneta en la que llevan a tirar al océano el cuerpo del Profesor, y que para el rodaje condujo Baltazar Polío. Rodamos la secuencia durante un atardecer que tuvimos libre del rodaje de Historias prohibidas de Pulgarcito del director mexicano Paul Leduc, colaboración pedida por el masacuato Eduardo Sancho para el FAPU (Frente de Acción Popular Unificada) y la Resistencia Nacionaly que alcanzaría su clímax en la masacre de la manifestación unitaria del 22 de enero de 1980, pero esa no es la historia que ahora nos ocupa y la cuento en otra parte). Por esos días, Armando me pidió el manuscrito de Operación Amor para su publicación. Armando siempre armando cosas. Infatigable.

A principios de marzo de 1980 Armando me pasó para su revisión y corrección las primeras pruebas impresas de Operación Amor, advirtiéndome que habrían unas segundas, definitivas. Inesperadamente, por el 29 o 21 de marzo,  me visitó Carlos -Tamba- Aragón; no me extrañó, Carlos llegaba de cuando en cuando, casi siempre para pasar unos días (dicho de otro modo, mi casa era una de sus casas de seguridad). Dijo que esta vez venía rapidito, y solo añadió que había estado cabrón sortear el retén militar a la entrada de la colonia, pero que el asunto era urgente, y sin decir ni golpe avisa me soltó: “Primo, mi servicio de inteligencia me informa que vienen por usted, así que se me va, ya, mínimo a México, y se me va hoy mismo si se puede, o mañana, a más tardar”. Fue la única vez que sentí el tono de una orden en la voz de Tamba. Sonrió, me abrazó, y se fue. Nunca volveríamos a vernos.

En México, a mediados de 1981, Horacio Castellanos Moya me entregaría una carta llevada a Salpress por un periodista extranjero desde un frente de guerra: era una hoja de cuaderno a rayas, en una de sus páginas me escribía Carlos, y en la otra, Julio Molina, su entrañable compañero de música, y combate. Siempre la conservo conmigo, a buen resguardo. Apenas unas semanas después, el mismo Horacio me anunciaría la caída en combate de Carlos -Tamba- Aragón en Chalatenango, el 17 de septiembre de 1981, bajo el nombre de Comandante Sebastián, y descubrí su rango: Primer responsable de las Fuerzas Especiales.

Pido disculpas por este interruptus sobre Tamba, que supuestamente nada tiene que ver con los personajes de la foto, pero sí, porque al describir a estos tres personajes, y perdón por la disgresión, pero es toda una época y sus múltiples intríngulis que sacuden la memoria. Sigo. 

En una agencia de viajes encontré dos billetes a México para el día siguiente; aproveché que andaba cerca, para pasar despidiéndome de otro masacuato: Salvador Silis, en su librería, cerca de la Basílica, y de paso, le dije que no podría reparar la puntada que se había roto del bolso de cuero que le había hecho a su mujer (Salvador Chito Silis caería en combate, creo que en 1986, como el Comandante Santiago Ramírez. RN, por supuesto); después pasé a Acto-Teatro, donde estábamos montando Las brujas de Salem de Arthur Miller, en la que yo interpretaba a Proctor, solo estaba Naara, que interpretaba a Elizabeth, y no recuerdo si le dije que me iba (por esos días, también le cayeron a Acto-Teatro); y, por supuesto, le avisé a Armando Herrera que no podría hacer la revisión definitiva de las galeras de Operación Amor. Y entre mi memoria y las prisas, ya no sé lo que pasó con El caso de la muñeca abandonada de Alfonso Sastre (adaptación infantil de El círculo de tiza caucasiano de Bertolt Brecht), que dirigí con El Taller de las Cipotas en el colegio Sagrado Corazón, sólo recuerdo que el montaje ya estaba terminado. Les pedí a mi hermana y a mi cuñado Carlos Peraza, que al día siguiente pasaran temprano para llevarnos al aeropuerto y dejarles las llaves del carro y de la casa, ellos la vaciarían; con Lyn solo nos faltaba limpiarla de papeles y libros y hacer un par de maletas con lo indispensable. Salimos del país el 22 o 23 de marzo; el lunes 24, mientras mirábamos el noticiero televisivo en el vestíbulo de un hotel esperando a un amigo que nos sacaría del centro de la Ciudad de México, cayó como una bomba la noticia: venían de asesinar a Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador. En abril, según dice el colofón, se terminó de imprimir Operación Amor; supe también que el libro estuvo encuadernado y listo entre fines de mayo y principios de junio; el 21 de junio la Universidad Nacional fue tomada por el ejército, y las tropas de asalto, aparte de asesinar incontable número de estudiantes (El Diablo de Hoy, en su edición del 22 de junio, reconoce 27 muertos, 25 heridos y 200 arrestados). Las tropas de asalto, entre otras muchas cosas, destruyeron el equipo de la Editorial Universitaria, más todo lo que no pudieron llevarse. De El Huevo y Operación Amor sólo se salvaron los ejemplares que ya estaban en librería, y algunos que andaban desperdigados.

También Armando mantuvo en el Diario Latino (luego Co-Latino) desde el 15 de junio de 1992 hasta su muerte en 2009, la columna Agenda cotidiana. Ah, y se me olvidaba: por si todo esto fuera poco, Armando Herrera también hacía fotografía: un todo terreno, como dije.

El 11 de noviembre de 1989, en plena ofensiva guerrillera, Norma Guirola, esposa de Armando y madre de sus dos hijas y su hijo, que nunca fue combatiente, fue capturada en San Marcos, donde  participaba en la estructura médica. La familia comenzó a buscarla: “(…) los siguientes cuatro días se tornaron una búsqueda incansable para encontrarla (…) todo era confusión (…)”, me cuenta su hija Michele. El día 15 les informaron en la morgue que el cadáver de una mujer de sus características y no identificada había sido llevado al cementerio la Bermeja para ser enterrado en fosa común. El día 16, acompañados por un Juez y ayudados por los enterradores, Armando Herrera y su suegro Víctor Manuel Guirola, encontraron y reconocieron en una de las tumbas comunes recientes, el cadáver de Norma con el rostro completamente destrozado por una bala disparada a corta distancia, semejante a un tiro de gracia.

Tanto Armando como su suegro aparecen en El libro amarillo, documento para uso interno de las Fuerzas Armadas de la época: aparecer en ese libro equivalía a sentencia de muerte (tanto como que Roberto D´Aubuisson en sus programas por la televisión salvadoreña mencionara tu nombre). En El libro Amarillo, Armando Herrera está etiquetado con el código H64. 

Un todo terreno. Sin duda.

En La Luna – Casa y Arte – Armando con Beatriz Alcaine, Óscar Soles, José Luis Preza, Alfonso Kijadurías, Rolando Elías, Miguel Ángel Polanco, Carlos Velis, M.A.Chinchilla, Julia Montufar y su hija Elisa.

Ya estando yo en México, Armando se caía a la casa que habitábamos con Pantxika Cazaux en la Calle de las Artes, en Coyoacán, acompañado siempre por personajes que yo, sabía quiénes eran, pero a quiénes personalmente no conocía; recuerdo que me llevó, por ejemplo, al escritor y editor Ítalo López Vallecillos o a José Manuel -el Viejo- Alcaine (ya miembro de la Resistencia Nacional)… Armando continuaba con ese tipo de visitas, como antes lo hiciera en San Salvador, donde un día se nos apareció, a Baltazar Polío y a mí, nada menos que con Miguel Mármol, quien era un mito ya desde 1932 y que es precisamente el personaje que en la foto está a mi izquierda.

Miguel Mármol pertenece a los inmortales de la historia salvadoreña y sus luchas populares. Un indispensable, un grande, un siempre vivo… Ningún adjetivo me satisface del todo para nombrarlo, todos le quedan pequeñitos, muy pequeñitos. Prefiero el Miguel Mármol, a secas. Aclaro y repito que sobre Miguel sólo puedo contar dos o tres anécdotas muy personales, y algo que Juan José Dalton pide que diga sobre esta fotografía: ¿Dónde estamos?

Esta foto fue captada a orillas del Lago de Ilopango, en el lugar exacto donde según Miguel, se fundó en 1930 el Partido Comunista Salvadoreño y del que él fue uno de los fundadores.

Foto del Archivo de Roque Dalton

A Miguel Mármol lo conocía de vista desde 1969, cuando un amigo me lo había señalado en la Universidad Nacional, donde Norman Douglas me había convocado para hacer teatro. Yo tenía 18 años y Norman me había visto actuar el año anterior en Final de partida, de Samuel Beckett, dirigida por José Luis Valle. Los primeros ensayos de aquel grupo que se convertiría en El Taller de los Vagos los tuvimos en un local de la Biblioteca central de la U, que Norman, actor fetiche de Edmundo Barbero en el Teatro Universitario y que buscaba lanzarse como director, había logrado que Toño Méndez, director de la biblioteca, le prestara un local para ensayos (Toño Méndez es hijo del gran cuentista y antiguo rector José María -Chema- Méndez). También ahí, pero en otra ala de la Biblioteca, a Miguel Mármol le cedían un local para que diera charlas o algo parecido, en las que transmitía sus experiencias y conocimientos revolucionarios a las nuevas generaciones. A Miguel, por ese tiempo, un joven neófito en política, podía encontrárselo y no saber quién era: el libro de Roque Dalton sobre su persona y sus fotografías no aparecería sino hasta 1972. Yo andaba en lo mío y para lo que Norman me había convocado: hacer teatro (por esos días me reclutaron las Brigadas de La Masacuata, con quienes también fuimos fruto de escándalo, cuando Toño Méndez desalojó una exposición masacuatense de pintura debido a un cuadro de Pedro Portillo, cuadro que el mismo día fue re expuesto apoyado en el tronco de un pino entre la biblioteca y la facultad de Derecho. Eduardo Sancho narró los hechos en un manifiesto que publicamos en la revista número 4 de Brigadas La Masacuata). Un día, a la salida de un ensayo, Neto Zamora me dijo: “Mirá, aquel es Miguel Mármol”. A través del cristal vi a un señor con sombrerito de pelo, tomando o leyendo notas en un cuaderno. Estaba solo. Y eso fue todo, de vista y desde lejitos. A Miguel no lo conocería realmente y en persona sino hasta cerca de diez años después, en1977, cuando Armando Herrera apareció con él en la oficina de Baltazar Polío.

Miguel nació y creció en Ilopango, en julio de 1905; su primer oficio fue el de pescador; luego, si mal no recuerdo, emigró a San Martín, y después a San Salvador, donde aprendió nuevos oficios… sastre, zapatero… y descubrió el sindicalismo… y se hizo novio de esa cosa: organizar a los jodidos, organizar a los sin nada, tanto en El Salvador como en buena parte de Mesoamérica. Mi recuerdo de Miguel es el de un hombre sereno, y a la vez, un hombre ágil como el mejor de los felinos; siempre en estado de alerta, y siempre sabiendo no mostrarlo. No en balde pasó casi toda su vida en la clandestinidad… persecuciones sin fin… cárceles… fugas… exilios…  fusilamiento… y hasta resurrección… (recomiendo el cómic Los 12 nacimientos de Miguel Mármol del vasco donostiarra Dani Fano. MUPI Ediciones).

Lo que sí puedo asegurar es que Miguel era muy buen conversador, y también buen compañero de cervezas, bien heladas, a la sombra del implacable sol con que nos cargamos; y hasta ahora no sabría decir si lo de echarse conmigo las cervezas, se debía sólo a su gran amabilidad, a sabiendas de que me encantaban. Allá por 1978-79 nos las echábamos en la casita que habitábamos con Lyn Geary en el Pasaje Brasilia de la colonia Atlacatl, frente a la casa-taller-sala de exposiciones de Camilo Minero, y dónde disfrutábamos admirando la belleza de sus hijas: Diana, todo un monumento, y que era aeromoza, y Margarita la Bella, quien todavía estudiaba, la tercera todavía era pequeña; y entre cerveza y cerveza, con Baltazar Polío filmamos a Miguel caminando y subiendo las escaleras al final del pasaje, mientras Camilo nos observaba entre divertido y curioso. Pero también nos las echamos en 1981, en El Hotelito, en La Habana, en compañía de Alfonso Kijadurías (y quizás con Fernando Birri, no estoy seguro, pero creo que ese día, la futura realizadora colombiana-brasileña Paula Gaitán, ya viuda reciente de Glauber Rocha, hizo unas fotos). Guardo cuidadosamente una carta que Miguel me envió desde La Habana a Ciudad de México: necesitaba una resma de papel pues no lograba encontrar en Cuba. Buen amigo Miguelito, y como buen amigo me habló a veces. Una de ellas, compartiendo las cervezas en el Pasaje Brasilia, hablando del libro de Roque: “Pero fíjese Meme, que en ese libro, hay bastante cosecha de Roque.”. Por supuesto Miguel entendía las necesidades narrativas del Roque escritor, y  no había tirria, no había tos. Algo de esto ya lo conté en ContraPunto allá por 2009-2010.

Roque Dalton y Miguel Mármol en Praga (archivo Familia Dalton)

Otra vez, en La Habana, quizás en 1983 o 1984 (ya con las fechas se me comienzan a mezclar los pinceles), me preguntó por Lyn, yo sabía cuanto se apreciaban, y le dije que nos habíamos separado; me preguntó el por qué, le confesé que me encontró las cartas de una muchacha holandesa. Y aquí viene algo que a mi siempre me ha parecido interesante: “Mire Meme (siempre me llamó Meme), permítame darle un consejo: si otra vez le pasa que esté mancomunado en serio con una mujer y que alguna cipota le aparece por ahí y le escribe alguna carta o papelito: léalo, disfrútelo, ¡y destrúyalo inmediatamente! Nunca lo guarde ni lo esconda.”. Sabio en amores Miguelito. Sí, también sabio en amores. Y sabía de lo que hablaba: un día, al ir a dejarlo donde nos indicó (porque siempre era a lugares diferentes: Miguel seguía clandestino) conocí a la que fue su última novia, y al bajarse del carro, me dijo: “Y fíjese Meme, que se me hace que es pariente suya”, y se fue. Luego supe que la novia era nada menos que María Jacinta Sorto, la madre del hombre de teatro Norman Douglas, recientemente fallecido en su exilio en Panamá. Y al recordar esto me regresan las dudas de si soy un autor o el personaje de una trama hasta cierto punto desconocida. De Miguel, ni se me ocurre escribir el año de su muerte, pues puede aparecer de nuevo por ahí y darnos la sorpresa.

María Jacinta Sorto 

A la izquierda de Miguel Mármol está Baltazar Polío (1949), gran amigo, gran cineasta, y gran bailarín, sobre todo en patines. Lo que Baltazar realmente amaba era el cine, pero hacer cine resultaba muy caro, y el dinero había que encontrarlo. Y por esos años, hace casi medio siglo, hacer cine en El Salvador era aún más difícil y caro que hoy, era algo semejante a jugar a hacer magia. La magia de hacer cine. Para poder hacerlo, y ganarse la vida, Baltazar deambulaba en la publicidad para televisión, que se hacía en 16 mm. Pues, bueno, Baltazar tenía su cámara, una Bolex de cuerda, sin sonido, con cargas de apenas cien pies, lo que daba para unos tres minutos.

Haciendo los comerciales Baltazar trataba de ahorrar película virgen lo mejor que podía y a veces lograba que le sobrara pietaje; para el revelado, copia de trabajo y copia compuesta no había agüite: como publicista tenía cuenta con Cine-Spot de José David Calderón. Fue con esos sobrantes como Baltazar realizó en 1975 su primera y gran película: Topiltzín. El primer problema con el que se topó fue que no encontraba al cipote que encarnara el personaje; ya no sabiendo qué hacer, lo habló con Alfonso Moisés, “La Moisa”, que trabajaba con niños de los tugurios en las zonas marginales de San Salvador. La Moisa le llevó a Marcos Antonio Menjívar, un niño huérfano, en quien Baltazar reconoció de inmediato a Topiltzín, su pequeño príncipe.

Luego, el problema fue que los sobrantes de película provenían de diferentes tipos de emulsiones, y esas diferencias se notaban. Buscando cómo salvar su película, Baltazar le pidió a Cine Spot que se le diera un baño de color sepia, lo que dio el resultado que conocemos: no quedaron señales evidentes de las diversas emulsiones. Topiltzín es uno de los cortometrajes más bellos realizados en el El Salvador.

Después del rodaje de Topiltzín, Marcos Antonio Menjívar se convirtió en el asistente de Baltazar y aprendió el oficio (se convirtió, de alguna manera, en el hijo que Baltazar nunca tendría; durante nuestra guerra civil, temiendo que la vida de Topi peligrara, lo envió a México; por supuesto, Topi, a la primera oportunidad, regresó a El Salvador; el pintor Miguel Antonio Bonilla lo recuerda en México); valga decir que se especializó en sonido y que en la actual producción en curso de Camilo Sorto-Cazaux y este su servilleta, para otroSfilms, Antonio Menjivar es nuestro ingeniero de sonido (AudioTopi). Y ya que estamos en Topiltzín, la película, también hay que decir que originalmente estaba previsto que quien encarnara al personaje que talla la flauta que luego regala a Topiltzín, sería Carlos -Tamba- Aragón, el músico y poeta, miembro de la Banda del Sol, y autor de la célebre canción El Planeta de los Cerdos (y quien me salvaría la vida en marzo de 1980).

En 1976 Baltazar Polío produce El Gran Debut, con las actuaciones de otro niño, Oscar Sánchez, y los actores del desaparecido Teatro Grupo Independiente (TGI): Ana Ruth Aragón, Maibel Molina, Juan Barrera, Mauricio Andrade, Francisco Cabrera y Noé Valladares. En 1977, buscando los paralelismos entre dos etnias marginadas, produce El negro – El indio, ficción-documental, teniendo como actores a Mariano Espinoza (que era integrante de Maíz, grupo de Investigación Expresiva, y hoy Mimo Bululú) y Lyn Sorto (Geary). En 1978 Baltazar asiste al Festival Mundial de la Juventud en La Habana, y regresa con el material de donde saldrá su único documental: Los jóvenes. En 1979 participa en el Festival Internacional de Bilbao y en el Ier Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana. A partir de 1975, Baltazar Polío produce una película por año.

Breve historia de una película de Baltazar Polío que no fue

Ahí por 1978 o 79 Baltazar tuvo una buenísima idea: la historia de un anciano proyeccionista en alguna sala de cine de El Salvador (diez años antes de Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore). Para interpretar el personaje, Baltazar pensó en Edmundo Barbero, actor español republicano exiliado en El Salvador y director del Teatro Universitario. Baltazar me contó que lo contactó y le explicó el proyecto; el maestro Barbero le contestó, palabras más, palabras menos, cito de memoria, que cómo a él, a Baltazar, se le ocurría pensar que él, Edmundo Barbero, qué había trabajado con Luis Buñuel, trabajaría para un principiante (en La Vía Láctea de Luis Buñuel, Barbero aparece en una secuencia interpretando a un cura). Por supuesto, el proyecto nunca se realizó.

Colaboré y trabajé con Baltazar Polío hasta principios de 1980, año en el que  salí del país. No volvimos a vernos.

Según EcuRed, Baltazar Polío se exilió en San Francisco, California, y falleció en 1989, en Miami, Florida, USA, a escasos 40 años.

El quinto personaje

Hay un quinto personaje en la historia de esta foto, invisible, cierto, pero sin él, esta memoria no existiría sino solo entre mis recuerdos, como tantos otros.

Este quinto personaje se llama Raúl Cabrol.

Raúl Cabrol, economista argentino, era profesor en la Universidad Nacional de El Salvador por todos esos años de la primera década de la lucha armada, duros y difíciles, pero también fértiles y ricos. Raúl Cabrol fue un gran amigo de los cuatro personajes de la imagen, y de los cuales, sólo este Su Seguro Servilleta se supone que está vivo.

También valga decir que entre en serio y en broma, se decía que Armando Herrera era el eterno dirigente de las juventudes comunistas salvadoreñas, y mucho después de 1978 me llegó el rumor de que fue él quien propuso a Baltazar Polío como delegado salvadoreño para el Festival Mundial de las Juventudes que se celebró en La Habana en 1978. Quiero decir también que conmigo, Armando Herrera jamás hizo alusión alguna al Partido Comunista, y no creo que sólo porque olfateaba por dónde yo cojeaba ideológicamente, no, pienso que Armando no era un fanático atrincherado en su capilla. Lo que puedo asegurar es que trabajaba intensa e incansablemente, y que terminaba siempre bien lo que se proponía, fue un motor cultural como muy pocos lo han sido en El Salvador, y muy poco me importa dónde Armando militaba. Y ya escribiendo esto, hasta se me ocurre que la idea del viaje al Lago de Ilopango para conocer el lugar exacto donde Miguelito junto con otros fundó el PCS, no haya sido solo otra de las tantas iniciativas de Armando, que siempre andaba armando cosas. ¡Salud!

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Mis agradecimientos a Michele Herrera, por algunas precisiones sobre su padre y el asesinato de su madre.

a Beatriz Alcaine y Oscar Soles, por ayudarme para ciertas identificaciones.

a Miguel Huezo Mixco, por la portada del libro La Margarita Emocionante.

a Juan José Dalton, por la foto de su padre y Miguel Mármol en Praga; también todo de Mármol solo.

a Camilo Sorto-Cazaux, aparte de sus apreciaciones sobre la totalidad del texto y su trabajo en el conjunto de las fotos utilizadas, por encontrar El Libro Amarillo y la ficha H64 correspondiente a Armando -el Gato- Herrera.

a Marcel Douglas, por sus conversaciones e intercambio de fotos, para este relato.