¿Para qué mantener vivo el náhuat?

¿Para qué mantener vivo el náhuat?
El doctor en lingüística y Premio Nacional de Cultura 2010 explica en este texto los motivos por los que es válida la lucha para evitar que el náhuat se extinga a falta de espacios sociales en donde se utilice de forma natural. Además, hace un llamado al Estado para que adquiera una visión más incluyente, comprometida y menos panfletaria para la protección y difusión de esta lengua.

Jorge E. Lemus *
elfaro.net / Publicado el 11 de Febrero de 2014

En nuestra vida cotidiana, no nos percatamos de cómo nuestra lengua materna interviene en cada momento de nuestras actividades diarias. Leemos las noticias más importantes del día en nuestro periódico favorito, escuchamos nuestro programa preferido en alguna radio local, vemos televisión, le decimos unas palabras cariñosas a nuestros seres queridos, le decimos unas palabras no tan cariñosas al busero que se nos atraviesa en la calle, redactamos informes en el trabajo o escribimos la tarea de la escuela, mandamos mensajitos de texto desde nuestros celulares, estamos en las redes sociales, expresamos nuestra opinión y defendemos nuestro punto de vista sobre los hechos más importantes del país o defendemos nuestro equipo de fútbol favorito, aunque vaya perdiendo, hacemos el amor pero también hacemos la guerra y hacemos muchas otras cosas más gracias a que vivimos en una comunidad en la que todos compartimos el mismo idioma, nuestra lengua materna.

Imagínese por un momento, estimado lector, que al levantarse en la mañana escuchara la radio en un idioma extraño, el periódico estuviera escrito con símbolos o letras desconocidas, en la escuela, los maestros impartieran sus clases emitiendo sonidos raros, sin sentido, su jefe le diera instrucciones que usted no entendería, no tendría amigos porque no podría comunicarse con ellos, y todas sus actividades diarias, desde la más sencilla como preguntar la hora hasta las más complejas como redactar artículos científicos, se vieran bloqueadas por la lengua. Hay todo tipo de historias, probablemente usted que lee este artículo tiene la propia, de personas que han viajado a países en donde se hablan idiomas diferentes al propio y se han sentido como idiotas tratando y fallando, la mayor parte de las veces, de comunicarse con los nativos.

Mientras nos encontremos dentro de nuestra burbuja lingüística, en el caso nuestro, el español, una de las lenguas más habladas y más importantes del mundo, no sentiremos empatía por aquellos pueblos cuyas lenguas se encuentran amenazadas con la extinción, gracias a una lengua dominante internacional como el español, el inglés, el chino o el francés. Es por ello que hay personas que, en grado extremo y por ignorancia, abogan porque en el mundo solo existan unas pocas lenguas, o solo una, incluso, para que la comunicación internacional sea más fácil. Claro, las personas que piensan así, piensan que ese idioma internacional debería ser el suyo (español, inglés, alemán, chino, francés) y no otro. Si por un momento consideraran que la lengua mundial sería el swahili, sin duda lucharían con todas sus fuerzas para evitarlo. Y sería lógico, ya que todos defendemos nuestra lengua materna, la que hace posible que vivamos en armonía como sociedad, que transmitamos nuestros conocimientos y creencias de generación en generación, la que nos identifica como pueblo y nos da un sentido de pertenencia. Sin ella, perdemos todo eso. Perdemos nuestra cosmovisión (conocimiento y explicación del mundo físico y metafísico) y, por ende, nuestra identidad, forzándonos a adoptar una ajena.

El 21 de febrero de 1952, los estudiantes y el pueblo bangladesí salieron a la calle a protestar por la decisión del gobierno paquistaní de convertir al urdu en la única lengua oficial de Bangladesh Oriental, entonces territorio paquistaní. El urdu era hablado por una élite minoritaria pudiente y el bengalí, era la lengua popular, hablada por la mayoría. El gobierno paquistaní ordenó masacrar a los protestantes que exigían sus derechos lingüísticos. El movimiento luego se esparció por el resto de Pakistán, y eventualmente, el gobierno reconoció al bengalí como una lengua nacional. En 1999, las Naciones Unidas decidieron en forma unánime declarar el 21 de febrero de cada año como el Día Internacional de la Lengua Materna, en memoria de los caídos por reclamar sus derechos lingüísticos ese fatídico 21 de febrero en Pakistán.

La historia del bengalí se ha repetido innumerables veces alrededor del mundo a través de la historia. Algunos pueblos, como el bangladesí, han tenido éxito en la defensa de su idioma, otros la mayoría no, y han tenido que ver a sus lenguas pasar de un estado saludable a un estado moribundo y convertirse, en pocas generaciones, en lenguas muertas o extintas. En nuestro país, las lenguas que hablaban los pueblos que habitaban estas tierras a la hora de la conquista, han desaparecido y se han convertido en lenguas extintas. El kakawira y el lenca (potón o chilanga) son lenguas muertas. Incluso los lencas de Honduras, aunque son un grupo étnico reconocido, han sido asimilados totalmente por el español. Otros idiomas que se hablaban en el país, como el chortí y el pokomame, de origen maya, están extintos en El Salvador, no hay grupos étnicos sobrevivientes que sean identificables, pero siguen existiendo en las vecinas Guatemala y Honduras (últimamente he escuchado sobre grupos chortís en el norte del país, probablemente sean migrantes, comerciantes indígenas guatemaltecos que cruzan la frontera para vender sus productos).

El único idioma precolombino que ha logrado sobrevivir hasta nuestros días, aunque en forma precaria, es el pipil o náhuat, hablado por alrededor de un centenar de indígenas concentrados en Santo Domingo de Guzmán, Sonsonate. El resto de indígenas pipiles ya no hablan el idioma náhuat. Su lengua materna es el español. Para todo propósito práctico, desafortunadamente, el náhuat es una lengua muerta. Vive, únicamente en esa pequeña burbuja lingüística en el occidente del país, que cada día se vuelve más pequeña y que pronto desaparecerá. Ningún pipil náhuat-hablante se levanta a escuchar las noticias en náhuat, o a leer el periódico en su idioma, o a estudiar en su idioma, o a discutir sobre asuntos de interés, o a escuchar una prédica religiosa, o a realizar cualquier actividad en la que la lengua de interacción sea el náhuat. En El Salvador no se puede sobrevivir solamente hablando náhuat. Hay que hablar español para ser parte de la sociedad y tener acceso a servicios básicos como educación y salud. Si este es el caso, ¿para qué preocuparse por mantener vivo el idioma?

Esta pregunta es la que escucho con mayor frecuencia cuando me refiero a la revitalización del náhuat. La respuesta es sencilla. Mantener vivo el idioma implica asegurar la transmisión intergeneracional del conocimiento cultural, la cosmovisión, de los pipiles. Rafael Lara-Martínez se ha preocupado en los últimos años por descubrir la filosofía pipil basado en textos antiguos, como los Mitos Pipiles de Schultze-Jena y la pastorela indígena de María de Barata. Sin embargo, su trabajo es diacrónico y no necesariamente representa el pensar sincrónico del pueblo pipil, ya que la cultura no es estática. En ese sentido, si el idioma vive, la cultura vive, y el conocimiento ancestral puede ser modificado y transmitido a las nuevas generaciones. No sabemos en qué aspectos ni cuándo este conocimiento nos podría beneficiar a todos, como ha sucedido con el conocimiento médico de los aborígenes australianos, por ejemplo.

Afortunadamente, no todo está perdido. Hay un grupo entusiasta de maestros que mantienen vivo el náhuat en 39 centros escolares en el occidente y centro del país, enseñando náhuat como lengua extranjera, a más de 5 mil estudiantes. Este esfuerzo lo iniciamos hace 12 años y ha logrado crear conciencia en los estudiantes sobre la importancia de evitar que el idioma y la cultura pipil desaparezcan. Los estudiantes han aprendido a valorizar el conocimiento ancestral de los pueblos indígenas de El Salvador. Sin embargo, a pesar de este esfuerzo, la lengua sigue muriendo. El número de pipiles náhuat-hablantes es cada vez menor. ¿Por qué? Sencillamente, porque el náhuat no tiene espacios sociales donde utilizarse en forma natural y ninguna persona se ve estimulada a aprender y utilizar el idioma porque no tiene ningún uso práctico. Al salir del aula donde ha estado aprendiendo náhuat, el estudiante entra a un mundo dominado por el español en donde el náhuat no tiene cabida. Cantan el Himno Nacional en náhuat en eventos públicos, pero la lengua sigue estando moribunda y empeorando cada día. Ante esta situación, ¿qué hacer?

En primer lugar, hay que reconocer responsabilidades, ya que el estado precario actual del náhuat no es fortuito. Desde la fundación del estado salvadoreño, no han existido políticas gubernamentales orientadas a la protección y promoción de las lenguas y culturas autóctonas (aunque se haga referencia a ello en el artículo 62 de la Constitución de la República) y respeto a la diversidad cultural. Las políticas siempre han sido abiertamente asimilativas, homogeneizando, a través de la escuela y las leyes, a la sociedad salvadoreña, negando toda diversidad lingüística y cultural. El paradigma dominante se puede resumir en frases como, “En El Salvador todos somos iguales”. “Aquí no hay indios”. “Aquí no hay negros”. “Aquí todos hablamos el mismo idioma”. “Suerte que no tenemos el problema de los chapines con tantos indígenas que no permiten el desarrollo”. El discurso del estado salvadoreño no ha cambiado, lo ha hecho poco y solamente en ocasiones especiales, pero sin acciones concretas que demuestren un cambio de paradigma, una visión estatal incluyente que abrace la diversidad. La educación sigue siendo homogeneizante, los grupos minoritarios, no solo los indígenas, siguen estando excluidos e invisibilizados. Por lo tanto, lo primero que debe cambiar es la visión estatal de la diversidad lingüística y cultural para luego adoptar políticas incluyentes que brinden oportunidades de mantenimiento, estudio, protección y promoción de las prácticas culturales minoritarias, especialmente, pero no exclusivamente, en lo que se refiere a los derechos lingüístico-culturales de los pueblos indígenas.

En segundo lugar, se deben apoyar los programas ya existentes que han sido iniciativa de la sociedad civil. Es decir, no hay que reinventar la rueda. Si algo ya está funcionado y es bueno para el país, debe contar con el apoyo total y decidido del estado. Por ejemplo, en el caso del bengalí, fue el estado, porque es el único que puede hacerlo, quien cambió el estatus del idioma, reconociéndolo como lengua nacional. Las lenguas nacionales no necesariamente son lenguas oficiales, pero cuentan con la protección y reconocimiento del estado, como sucede en muchos países africanos en donde la lengua oficial es la lengua colonial (francés, inglés) por razones prácticas de comunicación con la comunidad internacional, pero cuentan con numerosas lenguas nacionales que incluso se utilizan para la enseñanza formal. En la administración actual del presidente Funes, el Ministerio de Educación ha apoyado desde el año 2010 dos de los programas que impulsa la Universidad Don Bosco para la revitalización de la lengua náhuat: la formación de maestros de náhuat y la Cuna Náhuat. Ninguno de los gobiernos anteriores se interesó en el tema, por lo que esto es un hito en la historia nacional. La única ayuda recibida en el pasado provino del Consejo Nacional para Cultura y las Artes (Concultura) para la impresión de los textos, niveles 1 y 2, para el aprendizaje del náhuat que ha editado la UDB. Sin embargo, la ayuda recibida actualmente del Mined es minúscula y tardía comparada con las necesidades existentes. Se puede afirmar que hay atisbos de un cambio de actitud, pero que los cambios paradigmáticos no llegan y muchas de las acciones siguen siendo cosméticas y con fines mediáticos.

Y, en tercer lugar, y quizá más importante e indispensable, es necesario que la comunidad indígena misma exija sus derechos lingüísticos, no porque crea que va a recibir algún beneficio económico o porque así se lo pide algún científico social o líder indígena, sino porque asume la lengua como parte esencial de su identidad. Es decir, si la identidad ya se ha perdido y el indígena ya no se siente indígena, si su lengua materna ya no es el náhuat sino el español, si sus creencias y sus valores ya no son pipiles sino ladinos, si ha sido totalmente asimilado a la cultura dominante, entonces ya no hay nada que hacer más que registrar y estudiar lo que queda del idioma con fines puramente científicos. La lengua ya está muerta y la cultura indígena ya es parte sincrética de la cultura dominante. O, peor aún, la cultura indígena ha sido reducida a una pieza de museo o a algún espectáculo de entretenimiento público, reduciéndola a folclor.

Sin embargo, si la comunidad indígena, como ha sucedido en muchas partes del mundo (Nueva Zelanda, España, Inglaterra, Bangladesh, por ejemplo), se identifica plenamente con el idioma y no solo exige protección para él sino que está dispuesta a hacer todo tipo de esfuerzo para que las generaciones novatas lo aprendan, entonces el idioma tiene esperanzas de salvarse, incluso sin ayuda estatal. En Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca, zona tradicionalmente de habla vasca o euskera, se detuvo, en las décadas de 1960 y 1970, durante el franquismo la transmisión intergeneracional del idioma, llevando a la lengua al borde de la extinción. En esos mismos años se inició un proyecto de inmersión lingüística a iniciativa de los padres de familia vascos que ya no hablaban el idioma, pero que querían que sus hijos lo aprendieran, porque sentían que estaban perdiendo su identidad. Así nació el proyecto de las escuelas vascas conocidas como Ikastolas. Las Ikastolas eran escuelas privadas en las que los niños eran escolarizados en la lengua vasca. En estas escuelas se utilizaba el enfoque de inmersión lingüística. El éxito fue inmediato, con nuevas generaciones de niños hablando euskera. En la actualidad se puede observar el uso generalizado del vasco por jóvenes y niños en lugares públicos, un indicador inobjetable del buen estado de salud de la lengua. La presión ejercida por los ciudadanos vascos, y también por la diversidad de dialectos que se hablaban en toda la región, motivó la promulgación de la Ley Básica de Normalización del Euskara en 1982 con el propósito de promover y estandarizar la lengua. Actualmente, el vasco cuenta con su propia academia de la lengua, su propia literatura, textos escolares para todas las asignaturas, uso bilingüe en lugares públicos (euskera-español), exigencia del conocimiento de la lengua a nivel regional, etc. En resumen, el vasco se ha convertido en una lengua con estatus social alto y con múltiples ámbitos para su utilización.

El ejemplo del vasco nos lleva a concluir que, para que una lengua moribunda como el náhuat tenga oportunidad de revitalizarse plenamente, es necesario e indispensable que la comunidad indígena la considere parte esencial de su identidad y que estén dispuestos a preservar el idioma con esfuerzo personal. Pero si el esfuerzo personal es apoyado con políticas y fondos estatales y privados, la reversión del cambio lingüístico (náhuat a español por español a náhuat) está garantizada. Los cambios paradigmáticos endógenos en las comunidades indígenas (y en cualquier otra comunidad) son la única garantía de que los cambios serán exitosos y permanentes. En esta línea de responsabilidad compartida, se ha iniciado desde 2010 un programa de inmersión lingüística temprana a la lengua náhuat para niños de 3 a 5 años en el municipio de Santo Domingo de Guzmán, Sonsonate. El programa se conoce como la Cuna Náhuat o Xutxikisa Nawat (“florece el náhuat”) y consiste en un centro de educación infantil en el que las maestras o nanzin tamatxtiani son indígenas pipiles náhuat-hablantes de la comunidad que han sido capacitadas por la Universidad Don Bosco para que funjan como educadoras. La lengua de instrucción e interacción en la Cuna Náhuat es el náhuat, de tal suerte que los niños adquieren la lengua en forma natural, ya que todas sus actividades se realizan utilizando esa lengua.

Este proyecto ha nacido de una iniciativa de la sociedad civil (la UDB) y ha contado con el apoyo económico del gobierno a través del Mined, de la comunidad indígena de Santo Domingo de Guzmán, de la Alcaldía Municipal, del Centro de Salud y de organismos internacionales como Unicef. Desde que se inició en 2010, ha habido tres cohortes de niños náhuat-hablantes (unos 80 niños), casi el mismo número de ancianos pipiles náhuat-hablantes que sobreviven. Lastimosamente, los financiamientos no son constantes, y la Cuna sufre problemas económicos para funcionar ininterrumpidamente, pero es un ejemplo de cómo el estado, la academia, los gobiernos locales y la comunidad misma pueden trabajar juntos para solucionar sus problemas.

En El Salvador solo hay alrededor de 100 indígenas pipiles que pueden celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna, ya que su primera lengua, el náhuat, la adquirieron directamente de sus madres. La lengua materna del resto de indígenas y de los salvadoreños en general es el idioma español, que adquirimos también de nuestras madres. Igualmente, aunque menos común, si alguien creció con su padre, puede celebrar el día de la lengua paterna.

Para finalizar, y en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna (o paterna, o primera lengua) quiero hacer un llamado al Estado salvadoreño para que asuma su responsabilidad en el mantenimiento, la protección, el estudio y la difusión de la lengua náhuat. Una centena de hablantes de náhuat como lengua materna es un número demasiado pequeño de hablantes que coloca al náhuat al borde de la extinción; aunque como dije al principio de este artículo, el náhuat está muerto en términos prácticos ya que no hay nuevas generaciones de hablantes —excepto la Cuna Náhuat que, con el apoyo apropiado y el seguimiento en la escuela formal, podría ser la “fábrica” de náhuat-hablantes que necesitamos para evitar que el náhuat pase a formar parte de las lenguas extintas— ni existen ámbitos sociales para su utilización cotidiana. Evitemos todos —estado, sociedad civil, comunidades indígenas, academia y empresa privada— que el náhuat desaparezca. Las futuras generaciones nos reclamarán, si no se hace nada, por haber dejado morir no solo a una lengua nacional sino también a una cultura.

  • Jorge E. Lemus es el Director de Investigaciones de la Universidad Don Bosco, creador y director del proyecto de revitalización de la lengua náhuat, miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Lengua, y doctor en lingüística por la Universidad de Arizona. En 2010 fue reconocido con el Premio Nacional de Cultura.

Socialismo, temor o crítica (y 2)

Socialismo, temor o crítica (y 2)
18 de Febrero de 2014 a la(s) 6:0 – Geovani Galeas
El marxismo es en su origen un pensamiento crítico fundado en la universalidad de la razón. Pero también es susceptible a la petrificación dogmática cuando sus intérpretes menos inteligentes y más extremistas, pasando de la duda filosófica a la mera certeza burocrática, lo reducen a un rosario de recetas incuestionables y, según ellos, capaces de solucionar todos los problemas objetivos y subjetivos de la humanidad. Lo mismo ocurre con el socialismo.

La izquierda no es algo parecido a una erupción telúrica o a un misterio teológico. La izquierda es el resultado de un proceso histórico, social y político plenamente discernible. Quienes contra toda evidencia se empecinan en creer que es lo primero convocan el factor emocional y colocan el temor a lo desconocido en el centro de sus estériles conjuros de resistencia, cuando por el contario lo razonable sería el estudio crítico, es decir el entendimiento, del proceso formativo en cuestión.

En dependencia a sus limitaciones o a sus alcances intelectuales, al temple de sus principales liderazgos y a los niveles de hostilidad o de apertura experimentados, la izquierda salvadoreña ha pasado, en distintos momentos, de la radicalidad de la violencia insurreccional a la moderación de las estrategias pacíficas y legales concomitantes a los procesos electorales, los diálogos, las negociaciones y los pactos.

El de la izquierda salvadoreña ha sido pues un largo camino que comenzó en la proscripción y la marginalidad clandestina, pasó por la veleidosa dispersión grupuscular, y entre desvíos y rectificaciones fue madurando en diversos niveles de unidad, de acumulación y de flexibilidad ideológica, hasta ubicarse por ahora como la primera fuerza política del país, con responsabilidades de gobierno, y con grandes posibilidades de mantenerse en el poder por voluntad de las mayorías populares.

No creo que esta izquierda haya desterrado de su horizonte estratégico el ideal socialista. Pero su evidente crecimiento cualitativo y cuantitativo, su conquista por fin de la condición de elegible, no hubiese tenido lugar sin su gradual comprensión de que, efectivamente, el socialismo no es un método para alcanzar el desarrollo económico sino una consecuencia del mismo, y de que el socialismo y la democracia pueden y deben ser compatibles.

No tengo ninguna duda de que aún persisten elementos y aun sectores dogmáticos en el FMLN, aunque tampoco dudo de que la misma realidad social, política y electoral los ha venido neutralizando poco a poco, y terminará por relegarlos completamente. Las condiciones imperantes en el país no dan cabida a la nostalgia de los delirios sectarios que infamaron a la izquierda en el pasado.

Una señal simbólica pero elocuente de lo anterior es que no fue Óscar Ortiz el obligado a cambiar de discurso y a ponerse una camisa roja. Por el contrario, ha sido Salvador Sánchez Cerén quien ha tenido que hablar de apertura y moderación y se ha puesto camisa blanca. Pero más allá de lo simbólico, del discurso y los colores, está la realidad fáctica: no hay triunfo electoral ni posterior gobernabilidad sin diálogo, negociación y pacto con otras fuerzas, es decir, sin pluralismo democrático.

Como método de lucha política no es muy eficiente invocar el temor al socialismo en función de la ignorancia. Lo que se debe hacer es su revisión histórica y someterlo a la crítica a la luz de sus propios postulados. Es cierto que hay autoritarismo y retraso en Corea del norte y en Cuba, por ejemplo, ¿pero qué es lo que hay en Brasil, Chile y Uruguay sino más libertad y desarrollo? Hay otros casos intermedios que son discutibles, por supuesto, pero no es agitando fantasmas ni sustituyendo la razón por la superstición como se enfrenta la realidad.

Seis claves para entender la derrota de ARENA

Seis claves para entender la derrota de ARENA
Lafitte Fernández (diario1.com)

La derrota de ARENA y Norman Quijano en las elecciones presidenciales, y la larga distancia que le metió la fórmula del FMLN en los resultados finales, podrían tener varias causas y mostrarían errores y éxitos en las estrategias de ambas agrupaciones.
Los repetidos y permanentes ataques a Elías Antonio Saca, las peleas y denuncias morales del presidente Mauricio Funes, el hecho de que ARENA colocara en el mayor confort de su historia al FMLN son algunas de las causas que se toman para tratar de explicar la derrota de los areneros.
Diario1 examina seis posibles causas de esa derrota para contribuir al debate nacional sobre los sucesos electorales que ocurrieron este domingo.
Las causas reflejan, además, parte de la arquitectura que mostró la campaña política que acabó ayer con una nueva convocatoria a segunda vuelta.
1. Concentrar sus fuerzas en destruir a Elías Antonio Saca.
2. No atacar ni combatir a sus principales adversarios.
3. No entendieron el papel de Funes como Angel Vengador
4. Se enfrentaron a tres grandes anunciantes (Gobierno, Alba y FMLN)
5. Corrigieron el camino tarde
6. No mostraron las virtudes de Norman Quijano

Elecciones en que nadie ganó ni perdió

Elecciones en que nadie ganó ni perdió

Última actualización: 05 DE FEBRERO DE 2014 17:39 | por Juan José Martel

No es una posición eclética, es simplemente un razonamiento que pretende ser desapasionado del resultado de las elecciones presidenciales. Un enfoque, a lo mejor diferente que quisiera dejar planteado en este comentario.

El FMLN definió un concepto de victoria para las pasadas elecciones. Su objetivo era ganar en primera vuelta. Es decir, sacar más votos que todos los demás partidos juntos. Este objetivo es claro que no lo logró, por ello no se puede considerar que venció. Pero tampoco ha sido derrotado, ha quedado posesionado de manera indiscutible como la primera fuerza política del país y estuvo a un solo punto porcentual de ganar la elección. Pero en las elecciones el “casi” no se vale, no se puede argumentar “casi gané”.

En el caso de ARENA, al igual que el FMLN se plantearon ganar en primera vuelta, luego reconsideraron su objetivo en el sentido de quedar como la primera fuerza política para ir a una segunda vuelta. Este objetivo tampoco lo lograron, los resultados los ubican en un segundo lugar a casi diez puntos porcentuales del primer lugar. Pero tampoco pueden considerarse derrotados, obligaron al FMLN a medirse con ellos en una segunda vuelta. A pesar de los múltiples desaciertos en su campaña, han conservado el segundo lugar y no quedaron fuera de la segunda oportunidad. Aunque no será nada fácil remontar la diferencia que le separa de la primera fuerza política.

UNIDAD por su parte, definió como concepto de victoria, ser parte de una posible segunda vuelta, es decir, convertirse en la segunda fuerza política. Es claro que no lograron ese objetivo, pero no pueden sentirse derrotados. Han obtenido un número respetable de votos. La segunda vuelta les abre múltiples posibilidades de alianzas que si saben usar con inteligencia, pueden sentar las bases para su desarrollo en el futuro. En este caso, a pesar de las declaraciones de los partidos componentes de la coalición en el sentido de negociar por separado, UNIDAD es un nuevo concepto que surgió bajo un fuerte liderazgo individual, que tiene una fuerza de sinergia como tal. La voz o el silencio de su candidato serán de un enorme poder en la segunda ronda electoral.

Los dos partidos pequeños (FPS y PSP) si bien no alcanzaron juntos el uno por ciento de la votación, han logrado dar a conocer su existencia. Por lo cual tienen una ganancia mínima que esgrimir.

Por lo tanto, el resultado electoral, no solo reconfigura el mapa político del país, también abre posibilidades y retos para todos.

Para una segunda vuelta es necesario tomar en cuenta que los enfoques centrales de los partidos cambian. Por una parte el FMLN y ARENA tiene sus ojos puestos en la elección del 09 de marzo, pero el resto de los partidos comienzan a posar sus miradas en las elecciones de alcaldes y diputados del 2015. Las posibilidades de acuerdos en los próximos días, entre los unos y los otros estarán en buena medida determinados por estos dos enfoques un tanto diferentes. Los partidos que han quedado fuera de la segunda vuelta, y esto incluye a Cambio Democrático que no participó, muy difícil llegarán a acuerdos que les afecten negativamente en sus expectativas sobre las elecciones del 2015. En esta ruta, el ser dos veces derrotado (en primera y segunda vuelta) puede ser un factor clave a considerar.

Por otra parte, en la segunda vuelta, los dos partidos contendientes pueden seguir pagando los errores cometidos en la primera elección. Los dos candidatos “pura sangre” del FMLN podrían continuar siendo un valladar que limite las posibilidades de ampliar alianzas. En el caso de ARENA, el duro y casi cruel ataque que emprendieron contra UNIDAD y su candidato será otro valladar, especialmente que las heridas aún están abiertas.

A estas alturas los dos partidos principales deben estar digiriendo los resultados y haciendo un exhaustivo análisis de los números electorales. Todavía no se puede decir con certeza que ya tienen estrategias definidas para esta nueva jornada. Aunque ya algunas pinceladas comienzan a esbozarse.

Ambos tienen que desplegar un esfuerzo grande en la ampliación de las alianzas. Si bien los votos de oro parecieran ser los de UNIDAD, no es seguro que se puedan mover en masa hacia un solo candidato. Unos se moverán con el FMLN, otros con ARENA y otros se abstendrán de votar. Los “cuantos” dependerán de la habilidad con que se manejen los acuerdos de apoyos o alianzas.

Por ello, el elemento programático será de mucha importancia. Los votantes de UNIDAD no se identificaron solo con su candidato, también lo hicieron con las múltiples ofertas y promesas que este hizo a la población. La fuerza política que logre integrar mejor estas propuestas en su programa de gobierno tendrá mejores resultados.

Los dos partidos contendientes deberán explicar mejor a la población como implementarán sus principales promesas. No basta decir que la economía crecerá al ritmo de 4% anual, hay que decir cómo se logrará. Igual en el caso de la delincuencia, no basta con hablar de combatirla, es necesario que explique los pilares fundamentales de su plan. Otros temas como el déficit fiscal, el financiamiento de los programas sociales, las pensiones, etc. Tendrán que ser abordados con seriedad.

Por todo ello es que no podemos hablar de vencedores ni vencidos todavía. El pueblo salvadoreño en una especie de sabiduría colectiva ha abierto espacios de oportunidad para todos, es como una segunda oportunidad que ojalá nuestra clase política sepa entender y aprovechar.

¿Podrá ARENA convertir su derrota en victoria?

¿Podrá ARENA convertir su derrota en victoria?
5 de Febrero de 2014 a la(s) 6:0 – Joaquín Samayoa

La victoria del FMLN el pasado domingo se parece mucho a la de ARENA en 2012. Más que a sus propios méritos se debió a la baja votación de su adversario.

Las bases y los simpatizantes de ARENA, y quienes sin ser areneros rechazan el proyecto político del FMLN, no se sentían nada seguros de que tendrían motivos para celebrar en la noche del pasado domingo. Muchos temían lo que casi ocurrió. Pero los dirigentes tricolores estaban un poco más optimistas y ciertamente no esperaban perder con una diferencia tan abultada.

La campaña presidencial comenzó casi inmediatamente después de las elecciones municipales y legislativas de 2012. El FMLN tomó nota del contundente mensaje que le enviaron sus bases al quedarse en su casa y permitir que ARENA ganara en sus territorios. Con la temprana designación de Salvador Sánchez Cerén como candidato respondieron tácitamente a la frustración de los que se sentían defraudados por el gobierno de Funes.

El candidato seleccionado no era carismático y generaba bastante rechazo en el sector que en 2009 le había dado al Frente la victoria que antes no habían podido lograr. Fue una apuesta arriesgada pero resultó correcta. En ese momento la principal preocupación de la dirigencia del FMLN era cerrar filas y sellar cualquier grieta que pudiera dar paso a divisiones internas. Tenían dos años por delante y dinero ilimitado para “posicionar” a su candidato y limpiar su imagen de ideólogo ortodoxo.

Tenían también dos años y todo el dinero que hiciera falta y la tribuna presidencial para desprestigiar a ARENA y socavar la moral de sus partidarios. Tenían además una coalición de partidos con la que pudieron mantener a ARENA todo el tiempo asediada, distraída y a la defensiva, luchando desesperadamente por su propia supervivencia, mientras el FMLN avanzaba cómoda y holgadamente en su campaña presidencial.

ARENA, en cambio, hizo todo al revés. Sus bases y algunos de sus dirigentes de épocas pasadas nunca lograron cerrar filas. Como si no fuera suficiente con el FMLN, Alba, Funes, Tony Saca, el PCN, el PDC, GANA, y varias empresas de periodismo dóciles al poder, hubo areneros que hicieron malos cálculos y desertaron, otros se quedaron pero no para ayudar sino para sabotear, y otros muchos simplemente se cruzaron de brazos esperando con morbo la debacle de su partido para castigar a sus dirigentes.

A pesar de que esta carrera ha sido muy desigual y a pesar de los innegables errores estratégicos y tácticos de su dirigencia, ARENA logró sobrevivir y pasar a la segunda ronda. La gran pregunta ahora es si puede este partido remontar en solo 30 días una diferencia de más de 200,000 votos.

Si analizamos los números, el FMLN se quedó abajo del caudal de votos que obtuvo en 2009. En casi todos los departamentos del país, los cinco años de gobierno de Funes frenaron o empezaron a revertir la tendencia al alza que traía el FMLN desde su primera participación en elecciones presidenciales en 1994. La victoria del FMLN el pasado domingo se parece mucho a la de ARENA en 2012. Más que a sus propios méritos se debió a la baja votación de su adversario.

Si ARENA logra recuperar una tajada considerable del voto que obtuvo Tony Saca, el cual se presume ideológicamente más cercano a ARENA que al FMLN, y si logra activar a los votantes durmientes, que también se presumen más inclinados hacia la derecha que hacia la izquierda, ARENA podría salir vencedor. Está cuesta arriba, pero es posible. Y esta es una conclusión que el FMLN también tendría que tomar en serio si quiere ratificar su victoria el 9 de marzo.

¿Qué tendría que hacer ARENA? Descartar el 99 % de las sugerencias y apremios que está recibiendo y concentrar sus esfuerzos propositivos, publicitarios, territoriales y logísticos en aquello que sea más factible lograr en el escaso tiempo del que dispone.

Debe seleccionar y comunicar bien unos pocos mensajes positivos que le permitan conectar con la población; no puede arreglar en 30 días todo lo que debiera arreglar, pero puede y debe dar un par de señales creíbles de renovación de dirigentes, mentalidad y estrategias. No sería mala idea cambiar sus agencias de publicidad, ya que es unánime la apreciación de que ha sido muy deficiente. Y, sobre todo, debe acercarse con genuina nobleza a todos los que puedan sentirse excluidos o agraviados.

Un ajuste analítico

Un ajuste analítico
4 de Febrero de 2014 a la(s) 6:0 – Geovani Galeas
A estas alturas los resultados de la primera ronda electoral son ya conocidos y no me detendré en su exposición, pero sí considero necesario realizar algún ajuste al análisis político que he venido exponiendo en esta columna desde hace ya varios meses y en función de la coyuntura electoral.

Sostuve que quien ganaría las elecciones presidenciales sería la fuerza más moderada y próxima al centro político. Pensaba en el movimiento Unidad, por supuesto. Sin embargo, Unidad quedó fuera de la competencia. Mi explicación de lo ocurrido es de carácter político. En la base de mi convicción estaba el siguiente diagnóstico: el principal obstáculo para el desarrollo del país es la polarización entre el FMLN y ARENA, dos proyectos excluyentes nacidos al calor de la guerra, anclados en el pasado y la ortodoxia ideológica. Siendo esto así, según mi análisis, la sociedad salvadoreña razonablemente se inclinaría hacia una tercera opción que pudiera romper esa polarización.

Pero había un error en la segunda parte de mi diagnóstico. Si bien es cierto que el FMLN se comportó como un partido radical y ortodoxo cuando su sector renovador, más cercano al pensamiento socialdemócrata, renunció o fue expulsado de sus filas, también es cierto que hacia 2008 ese partido comenzó a ejecutar un ajuste estratégico, un viraje al centro, cuando decidió postular a Mauricio Funes como su candidato presidencial. Ese viraje, no obstante, pareció anularse poco después cuando, ya siendo parte del gobierno, el partido protagonizó una serie de encontronazos con el presidente Funes, y por ello, entre otras causas, perdió las elecciones municipales y legislativas de 2012.

El retroceso a la ortodoxia pareció confirmarse con la decisión de postular la candidatura presidencial de Salvador Sánchez Cerén, uno de sus antiguos y más radicales dirigentes durante la guerra. Resultaba muy difícil prever que, en esas condiciones, el FMLN tendría la capacidad de reimpulsar de manera pragmática el ajuste estratégico iniciado en 2008. Por el otro lado, al expulsar a Tony Saca, que había rechazado el neoliberalismo ortodoxo y se había aproximado al centro, ARENA volvió a su fundamentalismo tradicional y a ponerse al servicio de los intereses de sus grandes financistas.

Es en esa doble situación que cobraba pleno sentido la necesidad de que emergiera una tercera opción política, y la posibilidad de que esta opción fuera electoralmente viable. De hecho, a los pocos meses de constituido el movimiento Unidad, ya algunas encuestas comenzaron a reportar un rápido crecimiento de este hasta el punto de llegar a configurarse un triple empate técnico en la competencia. Pero fue precisamente entonces cuando el FMLN volvió a corregir hacia el centro y la moderación con una excelente campaña despojada de todo radicalismo ideológico y más bien conciliadora e incluyente.

Con ese giro ganó votos de centro y atenuó el rol de Unidad como la única salida al conflicto permanente entre dos ortodoxias radicales. Al compartir moderación y decisión de dar, ampliar y profundizar la agenda social en sus respectivos programas, las diferencias entre el FMLN y Unidad comenzaron a difuminarse. Esto operó a favor del FMLN por cuanto tenía lo que a Unidad le faltaba: un voto duro consolidado, una sólida estructura partidaria y un eficiente aparato territorial, además de una chequera prácticamente ilimitada.

En suma, creo que el análisis de la no elegibilidad de los radicalismos ideológicos es esencialmente correcto, y es lo que explica la situación de una ARENA que se aferra a la ortodoxia. Los dirigentes del FMLN no generan miedo, no son unos barbudos armados, como en las imágenes del pasado, sino unos rechonchos y perfumados señores burgueses, por añadidura muy exitosos en los grandes negocios que han emprendido.

El Salvador Elecciones 2014: una victoria de la izquierda diferida

El Salvador Elecciones 2014: una victoria de la izquierda diferida Por Roberto Pineda

Este 2 de febrero de 2014 el FMLN avanzó bastante, pero no lo suficiente para ganar en primera vuelta en estas elecciones presidenciales. La próxima cita será el 9 de marzo. En todo proceso de lucha política y en particular en la lucha por realizar transformaciones revolucionarias, hay victorias y derrotas. Pensar que el camino esta lleno sólo de éxitos sin fracasos es una ingenuidad.

En esta ocasión nos encontramos con una situación en la que se ha producido para la izquierda salvadoreña una victoria con sabor de derrota y para la derecha una derrota con sabor de victoria. Para el FMLN la segunda vuelta es una amenaza ya que se estuvo a punto de ganar mientras que para ARENA es una oportunidad ya que estuvieron a punto de perecer.

¿A que nos referimos? Veamos un breve balance inicial de estas elecciones marcadas por un alto nivel de ausentismo, la mitad del cuerpo electoral, que de por si indica en un proceso democrático como el nuestro que viene de una guerra, una peligrosa falta de comunicación entre partidos políticos y ciudadanía.

Para el FMLN, la inversión política realizada en términos globales de tiempos de campaña, cuantiosos recursos, diseño estratégico, debilitamiento del enemigo, debió de haber significado la victoria en primera vuelta. Y no fue así. Esto es lo principal. El cálculo fue equivocado. Incluso la modalidad de la estrategia electoral basada en medios, determino que el voto duro fuera muy tímido y únicamente se revelara públicamente con su rojo característico el día de las elecciones.

Y este hecho político no debería ser ocultado por discursos triunfalistas, no obstante que se ganaron 13 de los 14 departamentos y que la maquinaria político-electoral del FMLN mostró su enorme poderío organizativo y capacidad de movilización. Es un admirable ejército político con el que se vuelve posible ganar, pero no esta asegurado. Esa es la realidad y no las bondadosas encuestas de universidades.

Y en el segundo tiempo de este partido, que es el que vale, la victoria va depender de la habilidad de su dirección para garantizar que se mantenga el nivel de disciplina y entusiasmo de su militancia; atraer a nuevas fuerzas tanto de derecha como de izquierda y modificar la combinación en la estrategia de sus recursos electorales, en particular modular la participación del presidente Funes. Demasiado chile puede arruinar la comida. Y parece ser que un segmento importante de capa media urbana esta rechazando el alto protagonismo del que fue calificado como el “sexto candidato.”

Aunque hubieron también pérdidas simbólicas que ameritan una lectura cuidadosa: se recuperan bastiones históricos como Soyapango y Mejicanos pero se pierde de nuevo como en el 2012, el municipio de San Salvador, el principal centro político del país; Santa Tecla, ciudad gobernada por cinco periodos por el actual candidato a la vicepresidencia Ortiz, y Nuevo Cuscatlan, pequeña ciudad gobernada por el joven y carismático empresario Nayib Bukele.

Para ARENA, no obstante enfrentarse a una mortal arremetida política, que incluye tener a uno de sus expresidentes prófugo de la justicia por acusaciones de corrupción; logró garantizar el funcionamiento de su poderoso aparato partidario. Bajo una fuerte tormenta lograron recomponerse y evitar el hundimiento y van para segunda vuelta. En esta oportunidad observamos a un votante de derecha que ocultó su identidad pero mantuvo su convicción. Es un voto duro de derecha oculto.

Los que se hundieron bajo el fuego del enfrentamiento entre FMLN y ARENA fueron los esfuerzos del expresidente Saca de abrirle espacios a una tercera fuerza, a la coalición Unidad integrada por los partidos Gana, PCN y PDC, aunque logró un decisivo 10 por ciento de los votos. Esos son seguramente votos de derecha que difícilmente serán trasladas automáticamente hacia el FMLN aunque Saca lo pidiera y rogara.

Es claro que en el enfrentamiento social que caracteriza a nuestro país no hay espacio para alternativas centristas y esto es positivo ya que se mantiene la disputa entre dos proyectos históricos, el popular y el oligárquico, entre la izquierda y la derecha.

Son 10 puntos porcentuales los que separan a ARENA del FMLN. Esta difícil remontarlos, pero no es imposible. Va depender de su capacidad para garantizar que mantengan la disciplina y el entusiasmo de su militancia; descalifiquen al FMLN en los sectores urbanos; logren posesionarse de los corazones de los votantes de Saca, y desarrollen una estrategia electoral que los ubique como los únicos capaces de sacar al país de la crisis en que se encuentra.

Para el movimiento popular, el 2 de febrero deja muchas enseñanzas. Permitió principalmente identificar claramente los límites de nuestra convocatoria y la necesidad de aumentar significativamente nuestro trabajo organizativo y de educación política de nuestras bases. No pudimos asegurar la victoria.

Perspectivas

EL FMLN junto con el movimiento popular y social debe para garantizar la victoria el 9 de marzo no solo ver hacia la derecha, hacia la conquista de los votos de la coalición Unidad sino también hacia la izquierda, hacia el MNP y su dirigente Dagoberto Gutiérrez, que también tiene presencia en el movimiento social así como a sectores de la UES.

Estamos ya en un nuevo momento que nos exige redoblar nuestros esfuerzos para garantizar obtener esta victoria diferida y evitar que se haga realidad la restauración oligárquica. Vamos hacia la victoria.

3 de febrero de 2014

El Salvador 2014: la última batalla del presidente Funes

El Salvador 2014: la última batalla electoral del presidente Funes
Por Roberto Pineda

La decisión política del presidente Funes de desenvainar la espada y lanzarse abiertamente en contra del candidato presidencial de ARENA por medio del ataque contra el expresidente Flores, ha provocado la profundización de la crisis interna en ese partido, lo que le ha dificultado enfrentar de manera efectiva en estas elecciones, la avalancha mediática de la izquierda y lo coloca en una situación de alta fragilidad para el 2 de febrero. A continuación evaluamos el rol jugado por el presidente Funes en esta campaña, diversas visiones y posiciones de fuerzas sociales y políticas así como aventuramos algunas perspectivas.

La espada del presidente Funes

La espada del presidente Funes ha provocado daños considerables en la armadura política del candidato arenero hasta hacerlo retroceder. Su papel y el de su esposa Vanda ha sido catalizador. Quijano esta sangrando, pero puede recuperarse. En cuatro meses el presidente Funes entregara la banda presidencial luego de cinco años intensos de gestión presidencial. No obstante esto, su rol ha sido protagónico en esta campaña, incluso mayor que el del candidato de izquierda. El presidente Funes se ha colocado al frente de la batalla contra la derecha para empujar la continuidad del proyecto.

La posibilidad real de garantizar la continuidad del proyecto político iniciado en 2009 esta determinada por la amplitud de la alianza que logre construirse, la cual debe de rebasar ampliamente a la que permitió la derrota de ARENA hace cinco años. Y en los últimos dos meses se ha avanzado bastante en esta dirección, más que en los pasados dieciocho meses. Al final pesó más el hábil realismo político que el torpe triunfalismo inicial.

Observamos una izquierda en ofensiva y una derecha replegada. Nunca antes, nunca antes la izquierda había desplegado una ofensiva política-electoral que le ha permitido combinar de manera adecuada los logros de 5 años de gobierno, junto con la presencia en el Ejecutivo, Legislativo y Alcaldías, el poderoso consorcio Alba, y la experimentada y masiva maquinaria partidaria del FMLN. Y desde este posicionamiento estratégico, establecer una nueva alianza con el sector representado por el presidente Funes y su esposa Vanda.

Visiones y posiciones

Es significativo como la derecha ha perdido momentáneamente su capacidad tradicional de impactar en los sectores políticamente más atrasados rurales y ha trasladado sus esfuerzos hacia las capas medias urbanas, que fueron por mucho tiempo un bastión clave de la izquierda, pero que en las elecciones de 2012 se volcaron en el área metropolitana hacia la derecha. Todavía no esta claro hacia donde se inclinara este voto decisivo, que es parte del voto llamado “de última hora.”

El partido que logre atraer a este sector seguramente lograra la victoria electoral, ya que es difícil ganar exclusivamente con el voto duro. La derecha se esta readecuando para mantener el voto de capas medias, recuperar parte del voto rural y asegurar su voto duro y prepararse para una segunda vuelta. La izquierda por su parte aspira a definir en primera vuelta, con redoblada energía provocada por la presencia del presidente Funes y de su esposa Vanda. Es posible, pero no seguro.

El conflicto principal es entre las fuerzas revolucionarias y democráticas representadas en las candidaturas de Salvador y Oscar del FMLN y los sectores oligárquicos representados por la candidatura de Norman Quijano de ARENA. Este es un conflicto histórico de naturaleza antagónica. Alrededor de este conflicto se desarrollan diversas contradicciones secundarias tanto en el campo de la izquierda como en el de la derecha.

En cada uno de estos sectores sociales existen diversas visiones e intereses. Lo más significativo a nivel de la derecha es la división entre GANA y ARENA. Y esta división ha conducido al divorcio entre ARENA y el PCN y el PDC, que fueron por mucho tiempo seguros aliados. Lo más significativo a nivel de la izquierda es la división entre MNP y FMLN. El desenlace electoral va determinar la manera como serán resueltas estas contracciones no antagónicas.

A nivel del movimiento popular en su gran mayoría esta inclinado hacia la fórmula electoral del FMLN, pero de manera pasiva, para la foto y no para la marcha. No se ha logrado repetir las experiencias del 2004 y del 2009. Y esto esta vinculado entre otras cosas, a la naturaleza aérea de la campaña. La guerra mediática como la forma principal de la lucha electoral. Ha sido y es una batalla más mediática que de infantería, más de estrategia de medios, de encuestas que de pinta y pega, de visita casa por casa. Y esto es preocupante porque afecta la educación política de los sectores populares. A veces la cancioncita pegajosa ha sustituido a la explicación de las causas sistémicas de la crisis.

Por otra parte, ARENA fue gradualmente perdiendo la iniciativa estratégica que había logrado con sus victorias municipales en el 2012 y la selección de su candidato no fue la más afortunada para su cohesión interna, ni tampoco lo fue la selección de su candidato a la vicepresidencia, en términos de atracción orgánica de nuevos sectores aunque si en términos de imagen hacia las capas medias urbanas. A la vez, la ANEP fue hábilmente neutralizada por la campaña contra el expresidente Flores.

Esto afectó la primera etapa de la campaña arenera en termino de respaldos financieros e influyó en el despliegue mediático, así como en el manejo de los ataques hacia Quijano mediante las acusaciones de corrupción al expresidente Flores, que ha sido la principal dirección de ataque de la formula de izquierda y que logró durante un periodo paralizar a la campaña arenera. Los mantuvo entretenidos por un rato. Y todavía puede funcionar.

A su vez, el FMLN fue recuperando la iniciativa estratégica que había logrado luego de la victoria electoral de 2009, y superando las resistencias y razonables dudas generadas por la selección de su candidato, en este caso mediante la audaz selección del principal vocero de las fuerzas moderadas al interior del FMLN, lo que vino a consolidar su cohesión interna. Vino a asegurar el voto duro de su militancia. Y ha logrado disminuir los costos generados por las acusaciones de pactar la tregua con las pandillas, que es al final de la campaña, la principal dirección de ataque de la formula de derecha.

En relación a la coalición Unidad y a su candidato Antonio Saca, forma parte ya en caso de evitar la casi segura debacle electoral de la modificación del horizonte político y de la posibilidad para el proyecto histórico popular de realizar alianzas políticas y sociales que le permitan continuar aislando a los sectores oligárquicos.

A su vez, el movimiento popular y social continuó en gran medida con su papel subordinado al FMLN y no logró adquirir una presencia que le permitiera proyectar sus propias demandas y que se constituyera en un factor de presión hacia la profundización de los cambios implementados, pero lo más importante hacia la realización de un viraje en las políticas económicas que permita romper con la visión neoliberal que sigue prevaleciendo incluso en el discurso de los candidatos de la formula del FMLN.

El movimiento popular es el único que puede evitar que un segundo gobierno del FMLN se convierta en un complacido continuador y reforzador del modelo existente. Pero esto amerita la lucha por una plataforma reivindicativa que exija revertir las privatizaciones realizadas por los gobiernos de ARENA y que incluya entre otras cosas, desprivatizar la energía, las telecomunicaciones, los fondos de pensiones y la desdolarización.

Esto implica el rechazo al Fomilenio II como la formula mágica para nuestro desarrollo económico. Sino tendremos un segundo gobierno de izquierda al servicio de las mismas transnacionales a las que hubiera servido un gobierno de derecha. El cambio entonces debe convertirse en una verdadera transformación social y no en meros programas de compensación social. Son precisamente estas preocupaciones las que han empujado a un sector de la izquierda y del movimiento popular a levantar la bandera del boicot electoral: no hay por quien votar.

Por su parte, el gobierno estadounidense se encuentra empeñado en la ya tradicional política de Obama de transformar a los salvajes tigres guerrilleros en gatitos domesticados e inofensivos. Para el gobierno de Estados Unidos el color de las banderas que gobiernen el país es irrelevante si se garantiza que el verde de los dólares de las inversiones de sus compañías continúe predominando. Y aunque les molesten algunos discursos de apoyo a Venezuela y a Cuba desde el FMLN, para ellos es claro que no existe ninguna amenaza inmediata a su control e influencia. Y en el caso que la hubiera, la reciente y exitosa fórmula Zelaya es muy atractiva.

Aunque los Estados Unidos deben de tomar en cuenta que el mundo ha cambiado. En La Habana se esta celebrando la II CELAC y en Suiza están reunidas las potencias que no pudieron invadir a Siria, para lograr un acuerdo negociado que permita superar el conflicto armado que vive ese país. Y la Republica Popular China acaba de superar a los Estados Unidos como potencia industrial. Todo cambia.

Perspectivas.

Independientemente del desenlace del 2 de febrero de 2014, la realidad política se ha modificado y el FMLN es hoy un aparato partidario mucho más poderoso política, social y económicamente que hace cinco años. ARENA es un aparato partidario debilitado pero aún con mucha fuerza. Y la crisis social y económica del país se ha ampliado.

Esto le presenta nuevos desafíos al movimiento popular y social, y en especial a las fuerzas aglutinadas en COMPHAS y la CIRAC. Hay que prepararse tanto para luchar en el terreno de una restauración oligárquica para defender lo avanzado hasta hoy y evitar el golpe represivo; así como prepararse para luchar en el terreno de un segundo gobierno de izquierda, que gobernara bajo la presión de no romper con el modelo neoliberal y ceñirse estrictamente a la administración de la crisis capitalista. En ambos terrenos se necesitara de la unidad de acción para continuar luchando. Porque es de la lucha que surge la esperanza en la victoria.

San Salvador, 28 de enero de 2014

El puma fue sorprendido por el corazón

El Puma fue sorprendido por el corazón
enero 16, 2014 Voces Comentar
Publicado en: Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales, Política

Un campesino de verdad, en el cuerpo, en la cabeza, en el bigote y hasta en la mirada como todo un campesino que estudio el plan básico, pero nadie sabía que tenía en su frente una estrella y que miraba más lejos que todos los otros y nadie sabía que era resistente.

Dagoberto Gutiérrez

Juan Santos Flores, así se llamaba él muchacho de cuerpo alargado, de mirada reposada y fría, más bien serena; con una risa que casi nunca estallaba y se diluía en una serie de risitas que parecían reírse de la vida misma; de rostro entre redondo y aguileño pero con frente despejada y un cabello que parecía obedecerle a su voluntad; el bigote nunca le crecía demasiado, pero nunca desaparecía y siempre lo cuidaba con esmero, caminaba de manera pausada así como hablaba y nunca parecía tener prisa, aunque solo él sabía los ritmos de su vida y sus tiempos; físicamente era fuerte, nervudo, aunque nunca llegó a ser gordo y siempre parecía tener algún misterio en su vida y en su mirada.

Enamorado invencible o más bien enamorador sin límites, aunque no era abundante de palabras pero si de miradas y él supo descubrir y convocar las suficientes voluntades y lealtades para iniciar los primeros grupos guerrilleros en el Departamento de San Vicente. La vida clandestina no fue un problema para Juan porque parte de su vida era, de por sí, clandestina y cuando se trató de organizar la lucha armada contra oligarcas ladrones y asesinos y contra un ejército opresor, Juan Santos no vaciló y fue de los primero jefes que instalaron las primeras luces de la rebelión cuando esta era más necesaria y más peligrosa.

El frente paracentral era árido y caluroso aunque los campamentos en el Chinchontepec ofrecían sombra, fruta y agua, pero más abajo, en el llano todo era sol y calor. En plena guerra el ganado abandonado recorría los caminos con los ojos enloquecidos y aquí, precisamente aquí, empezó la guerrilla a instalarse a armarse y a organizar la rebelión en toda su extensión.

Juan era de los muchachos que llegaban a las reuniones del Partido Comunista en la casa de don Octavio Burgos en San Sebastián, era una casona de corredores grandes, con un patio lleno de gallinas y de patos, con una pila de pueblo llena de agua y con una olla reverberante repleta de frijoles para el almuerzo, ahí estaba Juan, atento pero bromista, seguro pero tranquilo y todo, pero todo, caminaba hacia la guerra, la mayor de las guerras de nuestra historia, la de veinte años. Juan no sabía en qué guerra estaba entrando pero no le importaba porque nadie lo sabía y porque no importaba en realidad.

El puma fue un nombre que Juan fue ganando para sí y este sobrenombre llegó a sepultar su nombre, y todos sabían quién era el puma pero nadie quien era Juan. Fue jefe y maestro de varios jefes militares destacados en el curso de la guerra y siempre vivió esta guerra como una especie de días normales en su vida normal, no parecía estar haciendo algo extraordinario, como si planificar ataques al enemigo, asegurar la logística, entrenar a los combatientes y trabajar con las comunidades fuera la vida normal y entonces el fin de la guerra sería la mayor anormalidad.

En los frentes siempre se manejó en un universo que combino el criterio de los mandos superiores y sus criterios, así era el puma, pero todo dentro de la mayor lealtad y el mayor compromiso y todo lo hacía o lo deshacía con la mayor serenidad y hasta con la mejor de sus sonrisas, nunca estalló ni se le conocieron gritos pero siempre sabíamos que en su cabeza se movía una trama y una araña de plata tejía y tejía la más espesa red, así era el puma.

Siempre pareció joven, como si los años nunca tuvieran que ver con él o como si la vida tuviera que adaptarse a lo que él dijera.

Cuando la guerra termina, el puma se hace empresario o más bien comerciante o más bien negociante, pero en todo caso, aprendió a ganarse la vida lo más dignamente posible sin instalarse en los nidos o los escondrijos del aparato estatal aunque usando ciertos corredores necesarios e inevitables.

Conoció las alzas y las bajas en el mundo de los negocios, vio crecer a sus hijos y sintió crecer en su interior los años de vida y así supo que la salud, que es un estado de bienestar material y espiritual, tiene buenos y malos momentos; pero siempre superó esos vaivenes, porque él siempre estableció los ritmos de su vida.

Se enteró de la muerte de Rubidia Cortez en los momentos en que le midieron la presión arterial y resulta que la tenia elevadísima, suficiente para ir a una clínica y ser atendido por un médico; pero no hizo eso y se preparó para asistir a la vela, así era el puma y en esas circunstancias el corazón lo sorprendió y lo superó en una carrera que nadie gana.

Lo enterramos en un día lleno de sol con mucha luz y mucho recuerdo y mucha lágrima y mucha ausencia, el puma supo, desde un principio, que la vida es hermosa cuando se lucha por ella, por eso lo enterramos como un héroe el lunes 13 de enero; pero el puma resucita en cada joven que aprende que vivir la vida es un oficio riesgoso pero hermoso.

La antigua derecha y la nueva derecha

La antigua derecha y la nueva derecha
enero 05, 2014

Para entender lo que ocurre en la campaña electoral hay que situarse en el ropaje vaporoso de la crisis, es decir, en medio de los vapores, humos y gases, oscuros todos, de la mayor crisis de nuestra historia.

Dagoberto Gutiérrez

Esta crisis ha roto los fundamentos del sistema político y las lógicas del régimen. Ha desnudado, casi eróticamente, las contradicciones esenciales que mueven al país.

Se trata del agotamiento del neoliberalismo aplicado a rajatabla después que la guerra terminó, y después que terminó también el acuerdo político llamado FMLN.

El Estado de ese momento, a principios de la década de los noventa, creó un nuevo partido que usó el nombre de la antigua y desaparecida guerrilla: FMLN, fortaleció al régimen de partidos políticos y vigorizó al régimen político, que pudo aparecer como un régimen democrático, en donde, hasta la guerrilla comunista participaba como partido, y tenía alcaldes y diputados.

La derecha había hecho una de sus maniobras más felices, aunque nunca entendió que los acuerdos de paz no amenazaban sus posiciones y que los recién incorporados al juego de la democracia como juego, tampoco eran amenaza.

Pasaron más de dos décadas en las cuales el capitalismo proletario se resquebrajó, la economía estadounidense se derrumbó, la Unión Europea se hizo pedazos, y el poder de Rusia, China, Irán, Brasil, India, Suráfrica, construye un nuevo polo economice, militar, ideológico y político en el planeta; mientras que en América Latina se abren procesos novedosos como los de Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador, que con diferentes tonos y énfasis anuncian y presentan caminos independientes de los Estados Unidos.

Mientras todo esto ocurre, en nuestro país la antigua oligarquía pierde el control de la economía y luego pierde el control del aparato del Estado, todo en diferentes momentos y circunstancias. El recién llegado al juego resulta absorbido por la lógica económica capitalista, por la filosofía neoliberal y por la lógica política de la antigua derecha oligárquica.

Se trata de un proceso que empieza a larvarse a partir de la condición clasista de la cúpula del partido FMLN. Pasa por la naturaleza política de la antigua guerrilla y culmina en una decisión de constituirse en una especie de relevo histórico en el control del aparato del Estado, sin construir ni un nuevo Estado, ni una nueva economía, ni una nueva filosofía política ni nuevas estructuras de poder. Todo esto significa que el largo proceso de una post guerra no aceptada produjo una nueva derecha que en estos momentos, año 2014, se enfrenta a la antigua derecha en la disputa definitiva del control del aparato de Estado.

A estas alturas, esta nueva derecha tiene suficiente poder económico para perturbar, amenazar y descontrolar a un sector de la economía tradicional del país; pero todavía no se enfrenta a la pequeña capsula burguesa oligárquica integrada por Ricardo Poma, o los Kriete, o los Simán, que siendo los dueños del partido ARENA, tienen sus propios escenarios económicos y políticos mas allá del mundo partidario, y pueden negociar en determinadas circunstancias con la burguesía emergente de Alba Petróleos.

Puestas así las cosas, hay que darse cuenta es que lo que está en juego en las urnas no tiene que ver con la clase de país, ni la clase de sociedad, ni del poder, ni de política. Se trata de quien o quienes serán los socios de las grandes empresas transnacionales que controlan los mercados, y a partir de aquí, quienes serán los usufructuadores de las ganancias en estos negocios.

Esta circunstancia explica la naturaleza de la campaña electoral, el predominio total del mercado y la ausencia de políticas contrastantes. Es que se trata de un solo proyecto –el del mercado-, y de una sola disputa, que es la de quienes gerenciarán desde el aparato de Estado, los negocios a implementarse dentro del proyecto de asocios público privados y de otros que vendrán.

El tema se complejiza porque aunque sea débilmente la derecha antigua gusta de llamar izquierda a la derecha nueva, y esta derecha nueva gusta de llamarse izquierda, así misma. Y de este juego de palabras peligrosas aparece una confusión política en las cabezas, en el alma y los corazones de no pocas personas en nuestro país. Por eso es necesario ubicar históricamente a esta nueva derecha.

Estamos frente a un proceso en donde una fuerza guerrillera es clasificada como comunista por el gobierno estadounidense, y este calificativo –equivocado-, se traslada al nuevo partido que al final de la guerra se incorpora al régimen político con el mismo nombre de la guerrilla. Este fue un recurso electoral muy necesario y hábil, porque así los electores identificaban al nuevo partido con el heroísmo, la inteligencia, la imaginación y la audacia de la guerrilla que hizo la mayor proeza de nuestra historia. Y estos votantes no estuvieron en condiciones de guardar distancia de una serie de decisiones políticas que marcaron y determinaron la naturaleza y la conducta política del nuevo actor del régimen.

En primer lugar, este nuevo partido rompe todos sus vínculos con el movimiento social y lo hace en nombre de la independencia de este movimiento; cuando en realidad se trató de romper todo compromiso con las luchas reales de las gentes reales. Acto seguido, se adopta y se adapta la filosofía del mercado, y de esta manera, los conceptos fundamentales como el crecimiento económico, la macroeconomía, el desarrollo, pasan a sustituir en el cerebro figuras como la lucha de clases, las contradicciones y los intereses determinantes.

El nuevo partido, renuncia a ser sujeto político y se convierte en un actor político, leal al sistema y al orden establecido. Ya no se trata, para nada, de sustituir el sistema o el régimen por un nuevo orden, sino de trabajar para fortalecer el orden actuante, y en todo caso, de convertirse en los nuevos gerentes del mismo. Por supuesto que la disputa deja de estar situada en el terreno propiamente político y económico y pasa a situarse en la lucha por el control del aparato y por su usufructo. Como se puede ver, en este proceso se va definiendo un relevo histórico que no supone ni una nueva política, ni una nueva manera de hacer política, ni un nuevo orden, sino, un nuevo dueño del aparato estatal, un nuevo gerente y un nuevo socio.

Puestas así las cosas, no se trata de la confrontación histórica entre una derecha y una izquierda subversiva, democrática y revolucionaria. La confrontación aparece entre una nueva derecha, que adopta la filosofía, la política y la práctica de la antigua derecha y la resistencia de ésta a ser sustituida en el mismo terreno que antes dominó y controló.

El proceso que describimos significa que si bien la derecha no gano la guerra de 20 años, pudo ganar, sin embargo, la post guerra de más de 20 años, pero no termina de darse cuenta lo que ha ocurrido en su casa y no acepta, por lo menos hasta ahora, ni compartir los negocios, ni entregar el lucrativo aparato de Estado, ni las nuevas reglas del mismo juego.

Por supuesto que este juego se realiza en medio de una elevada ebullición social y también ideológica, porque el Estado de El Salvador, el magro Estado que hemos conocido, se encuentra prácticamente desaparecido, y es el mercado el que fija los juegos y las reglas, y los seres humanos llamados ciudadanos, aparecen abandonados totalmente a su suerte.

Cuando un Estado y una clase dominante no son capaces de asegurar ni mínimamente el más pequeño nivel de vida a los súbditos, entonces estamos en un momento de zozobra que puede transformarse en momentos de rebelión.

Gane quien gane en el próximo febrero, será este pueblo que ahora luce dormido el que con su despertar podrá decir, en este drama, la última palabra.