La campaña electoral y la militancia partidaria

En la actual campaña electoral, cada partido contendiente carece de una militancia cohesionada ideológica o políticamente. La membrecía de estos partidos se mueve alrededor de intereses diferentes y hasta confrontados, y aunque todos buscan una victoria electoral, y en cada partido buscan ganar el botín del aparato del Estado, resulta que esta meta tiene diferentes caminos de acceso. Como veremos, es posible que este aparato, una vez conquistado, tenga diferentes usos.

El partido ARENA ha sufrido la mayor quiebra filosófica, toda vez que depende teóricamente del imperio estadounidense y de ahí obtiene su pensamiento político, económico, su conducción y sostén. Así ha sido durante estos 20 años, después del fin de la guerra. Cuando se quiebra el neoliberalismo a nivel planetario, ARENA pierde su base teórica, y en ese momento pierde también el gobierno en las elecciones del 2009. Se inicia un proceso de debilitamiento que no es total, porque el nuevo gobierno no expulsa del aparato de Estado a toda la membrecía arenera, ni establece en el gobierno una política económica, educativa, internacional, diferente a la de ARENA. Así, ARENA conserva parte de ese aparato y también presencia en la filosofía de gobierno. Sin embargo, la derrota electoral abre grietas tan hondas que hace aparecer nuevas confrontaciones. Por ejemplo: por primera vez aparece el enfrentamiento entre una militancia de clase media y los tradicionales sectores oligárquicos, dueños del aparato del partido.

Esta es una confrontación nueva porque, para todo arenero, saber que los poderosos eran dueños de su partido funcionaba como seguridad y hasta garantía, pero, cuando sobreviene una derrota inesperada, aparece la inseguridad y la desconfianza. Esta no resulta ser la única confrontación, pero es la base para que surja otra más interna que expresa la lucha contra la cúpula, dueña real e inmediata del partido. Esta cúpula expresa los intereses de la mencionada oligarquía y es la encargada de administrar férreamente la vida partidaria, impidiendo toda disensión o diferencia en sus filas toda vez que garantizan a la militancia arenera el usufructo del aparato estatal. Se trata del más típico clientelismo electoral que convierte al aparato estatal en una verdadera empresa que ha sido exitosa para este partido, durante más de 20 años. Sus militantes han acatado y aceptado la voluntad de esa cúpula porque es la que asegura sus empleos y sus vidas.

Con el quiebre neoliberal en los Estados Unidos y la derrota electoral del partido, sobreviene un verdadero cataclismo cuando se decide la expulsión del ex presidente Antonio Saca, y por primera vez, este partido se escinde en dos, que tentativamente puede explicarse de la siguiente manera: un agrupamiento tradicional expresado en la cúpula partidaria y otro agrupamiento que se retira del partido, que expresa intereses y posiciones de clases medias, diferentes a la oligarquía tradicional. El ex presidente Saca parece expresar estos intereses, y a partir de este hecho, se inicia un periodo de turbulencia y confrontación que llega hasta nuestros días.

Esta situación explica la lucha intestina que ha significado las candidaturas presidenciales y las interminables fugas partidarias de funcionarios o de otros militantes. No todos los que abandonan a ARENA se incorporan a las filas de Antonio Saca, pero hasta ahora, todos lo hacen atacando a la actual cúpula dirigente.

El partido FMLN tiene una militancia más afectada política, ideológica y subjetivamente, en donde podemos distinguir los siguientes sectores: una parte de sus militantes no termina de entender la crisis de su país ni la conducta política real de la cúpula de su partido, y cree que las cosas son como se les dice, es decir, que el gobierno de Mauricio Funes es del FMLN, que es un gobierno de izquierda y que está realizando los cambios que el país necesita. Esta es una especie de base pétrea del partido que cree que la revolución consiste en darle leche a los niños y niñas de las escuelas y en los zapatos y uniformes que se les proporcionan, y con eso calman su conciencia y pueden seguirse moviendo en la sociedad como gente de izquierda.

Hay otro sector que logra darse cuenta que no se trata de ningún gobierno de izquierda, que no hay ningún proceso de cambio, que su cúpula es de ricos empresarios, pero de todo eso depende su actual empleo, su salario y su modo de vida, y decide, por eso, guardar silencio e ignorar la realidad. Este sector es parte del aparato gubernamental.

Un tercer sector logra darse cuenta que no existe ningún gobierno de izquierda y ningún proceso de cambio, ni tan siquiera capacidad gubernamental, pero entienden que no hay otro camino porque si el FMLN pierde las elecciones, regresa ARENA, y se trata, precisamente, de impedir que ARENA retorne, y para eso, hay que tragarse otros 5 años de este tipo de gobierno, con la esperanza de que los esperados cambios, aunque son lentos y mínimos, pueden ser acelerados.

Hay otro sector, realmente envilecido, porque llega a entender que no existe ningún proceso de cambio y, mucho menos, un gobierno de izquierda, pero el usufructo del aparato de Estado y las ventajas que el uso de este aparato proporcionan, es un fin en sí mismo, y todo aquel que se oponga al disfrute de este aparato es un enemigo que hay que eliminar de cualquier manera y a cualquier costo.

Otro agrupamiento es el de la cúpula. Aquí reside, en una especie de cohabitación, la empresa partidaria y la empresa ALBA Petróleos. ALBA es la que financia la campaña electoral y debe ser, con justa razón, la dueña del aparato partidario, pero esto, como se comprenderá, no resulta de tan fácil solución, y aquí tenemos con conflicto real que no siempre es captado así por los otros agrupamientos.

En el FMLN, la cúpula empresarial y partidaria usa beneficiosamente el miedo al retorno de ARENA, como un acicate para la lealtad partidaria, así como ARENA usa con sus militantes, el miedo al FMLN, aun cuando las cúpulas empresariales de ambos partidos estén en condiciones de adoptar acuerdos empresariales que no son captados siempre por sus militancias.

El Movimiento UNIDAD de Antonio Saca es, como su nombre lo indica, un movimiento político que siendo movimiento se enfrenta a la estructura partidaria que sustenta el ejercicio del poder en el país.

Aquí tenemos una especie de quiebre en el orden partidario existente, y el proceso largo, compendioso y accidentado de construcción de un movimiento político choca con los tiempos electorales que están diseñados para un partido y no para un movimiento. Hasta ahora, militantes del partido de Concertación Nacional, de la Democracia Cristiana y ex militantes de ARENA parecen integrar la base del Movimiento Unidad y es la figura del ex presidente Saca el motor y la imagen que logra mover el reconocimiento y respaldo de estos sectores partidarios.

Para otros sectores sociales, intelectuales, profesionistas, empresariales, la figura y el discurso de Antonio Saca se perfila como un camino de salida a la crisis, diferente a la de las grandes cúpulas empresariales, pero sigue pendiente un proyecto político que defina objetivos estratégicos y no solo electorales, que determine un viraje en el discurso político y una diferenciación de la tradicional política electorera y en la manera de relacionarse con la gente, viéndola como seres humanos y no solo como electores a los que hay que sacarles el voto a toda costa.

En definitiva, la lucha por capturar el aparato del Estado también define a las fuerzas porque este aparato puede ser un medio para transformar la realidad o un fin para usufructuarlo en beneficio de los que ganen la votación. Aquella fuerza que use ese aparato subversivamente podrá considerarse de izquierdas.

La izquierda revolucionaria y los nuevos tiempos

Hoy en día, nos resulta difícil a las izquierdas conformar una visión diáfana de la histórica lucha de clases, aunque ésta no haya desaparecido como atributo de la explotación; muchas izquierdas han perdido la indefectibilidad del socialismo y se nos plantea muy compleja y nebulosa la lucha contra la nueva y excluyente sobre-imposición del mercado, entre otros problemas. Sin embargo, la izquierda está en condiciones de crecer y ganar, atrayendo hacia nuestros planteamientos al espontáneo movimiento social progresista emergente, impregnándolo de forma y contenido políticos. Obreros, campesinos, agricultores, empresarios medios y pequeños, desempleados, estudiantes, movimientos por la igualdad de derechos, como la comunidad homosexual, las feministas, comunidades pobres y excluidas en su lucha diaria por una vida digna, movimientos ambientalistas, entre otros, nos muestran a diario una ferviente lucha emancipadora.

La izquierda requiere profundizar en su teoría y en el análisis de la realidad para proponer y realizar los cambios históricos necesarios, integrando en ello a estas nuevas formas de solidaridad y lucha, que actúan dispersas. No se trata de implantar nuestra hegemonía política e ideológica, sino orientarlos en un pensamiento que sintonice su carácter independiente de lucha, con proyectos transformadores a escala local y nacional.

Es la dialéctica de lo general y de lo particular, de lo abstracto y de lo concreto, que incluye un momento analítico de las luchas que nos descubre las realidades nacionales, políticas, culturales, inscritas en ellas, con sus fracciones de clase en cambio permanente, etc. También incluye a la vez un momento sintético que nos descubre las identidades de fondo de todas esas luchas, mostrándonos sus relaciones internas y enseñándonos las lecciones que se extraen de ellas.

La relación entre la estrategia y la táctica políticas ha sido siempre un problema que ha generado debates en la izquierda a través de la historia. Sin embargo, la historia misma ha demostrado que los movimientos políticos de izquierda exitosos como el nuestro, han logrado percibir los momentos tácticos en su relación dialéctica con el objetivo estratégico (sin nunca perderlo de vista); han tenido presente siempre la categoría de totalidad, a la hora de analizar las tareas políticas inmediatas; han distinguido, más allá de los fenómenos superficiales del momento, los aspectos generales de tendencia de una época, y se han preocupado en todos los casos por incentivar la iniciativa política directa del campo popular como motor de transformación revolucionaria.

En la práctica, sin embargo, muchos movimientos políticos se pierden en las tareas del día a día, caen en la rutina, tienden a desligarse de los movimientos sociales, y poco a poco se dejan arrastrar por el chantaje institucional.

Hoy día suele hacerse la diferencia entre izquierdas políticas e izquierdas sociales. Hay, sin dudas, un cierto retraso de las primeras en relación a las segundas. Para decirlo de otro modo: los planteos políticos de fuerzas partidarias a veces han quedado cortos en relación a la dinámica que van adquiriendo movimientos sociales. Muchas veces las reacciones, protestas, o simplemente la modalidad que, en forma espontánea, han tomado las mayorías, no siempre se ven correspondidas por proyectos políticos articulados provenientes de las organizaciones de izquierda. Con variaciones, con tiempos distintos, pero sin dudas como efecto generalizado apreciable en toda Latinoamérica, hay un desfase entre masas y vanguardias. Lo cierto es que desde hace algunos años la reacción de distintos movimientos sociales ha abierto frentes contra el neoliberalismo rampante que se extiende sin límites por toda la región. (Rebelión: 2011)

El aggiornamento ideológico, que implicauna evolución cultural como se asegura sociológicamente, empieza por razonar que la cultura es parte inherente del proceso vital de la sociedad, por lo que no se puede ver como asunto aparte. También, las izquierdas debemos entender que las ideologías no son procesos acabados y por lo tanto hemos de permitir el libre flujo de ideas. Así mismo, entender que el futuro no se puede planificar de manera absoluta y tajante, pues los problemas sociales no están estructurados y tienen su propia dinámica causal, interrelacionándose e influyéndose en un contexto determinado que a su vez es mutable. Debemos abrirnos totalmente, sin elitismos, a todo lo que viene de las masas, en su mayoría marginadas de las decisiones y beneficios del sistema imperante.

Nuestra idea central es cambiar el fundamento de progreso, para diferenciarlo del capitalismo, anteponiendo la igualdad y la justicia para que todos y todas podamos gozar de los réditos, rescatando al planeta de la voracidad sin límites del imperio monopólico. La izquierda revolucionaria tiene como desafíos plantearse estrategias capaces de construir auténticas alternativas de poder y recuperar la movilización de masas en decadencia. Esto pasa por reconocer, más allá de los triunfalismos, algo que ya hoy es evidente: el reflujo de la movilización social y el envalentonamiento de laderecha y el imperialismo.

En este contexto, la teoría crítica de Marx, vuelve a ser el centro de las controversias teóricas en el mundo actual, referente revolucionario, fundamento filosófico y epistémico de nuestros nuevos proyectos anticapitalistas, nacionales y planetarios. Esto nada tiene que ver con resabios dogmáticos, ni resacas ideologistas, es más bien, el movimiento creciente de toma de conciencia de la necesidad de la revolución, por parte de amplias masas de proletarios y pueblos del orbe como la única vía para enfrentar y vencer la barbarie capitalista.
Pero creer emocionalmente, que las izquierdas están renaciendo con fuerza imparable, además de erróneo, puede ser irresponsable. Si el “progresismo” actual puede llevar a plantear un “capitalismo humano”, eso no es más que un camino muerto, o sumamente peligroso, incluso para las grandes mayorías populares. Pero creer que todo está perdido, es más irresponsable aún. En ese sentido, entonces, la utopía de un mundo nuevo no ha muerto porque ni siquiera ha terminado de nacer (Colussi: 2012)
No podremos conseguirlo todo de golpe, pero sí podemos montar una infraestructura realmente democrática que posibilite el cambio social. De esto se trata fundamentalmente, de romper el dique para que el agua fluya por fin. No se romperá solo, no lo romperán quienes lo necesitan para perpetuar su dominio, lo deberemos romper los pueblos. No se romperá desde arriba, sólo podrá romperse desde abajo.
Sería ilusorio pensar que la tarea de las izquierdas hoy, debe limitarse simplemente al poder de convocatoria en campañas electorales y el logro de victorias que luego no se traduzcan en posibilidades reales de transformación significativa de las estructuras socioeconómicas hasta ahora imperantes. Uno de las cuestiones cruciales que puede diferenciar sustancialmente a las izquierdas en el poder, es el de las movilizaciones populares a favor de la radicalización de los procesos políticos.
La oligarquía y el neocolonialismo, hoy levantan la bandera de la democracia, una democracia que es excluyente, pues tiene a la base la “gobernabilidad” del mercado, por lo que, amplios sectores nacionales empiezan a reaccionar contra este modelo que se intenta consolidar.
Repensar y radicalizar la democracia son las tareas más inmediatas que debeasumir laizquierda.Sin embargo, no se debe perder de vista que esta lucha democrática tiene un doble carácter, uno burgués, si solo se trata de defender la Constitución liberal, y un carácter proletario, si caminamos en pos de construir una democracia popular, que no es posible sin cambios económico-sociales radicales y, por consiguiente, si la lucha democrática no adquiere un contenido de soberanía, autodeterminación, anti oligárquico y anti imperialista.

Mercosur, Unasur y la indecisión de Brasil

Las últimas semanas fueron pródigas en acontecimientos reveladores de los alcances de la contraofensiva desplegada por Washington a los efectos de dinamitar los diversos procesos integracionistas en marcha en Latinoamérica. Hoy por hoy el Mercosur y la Unasur son los blancos más obvios, pero la CELAC está también en la mira y en cuanto demuestre una mayor gravitación en los asuntos del hemisferio será también ella objeto de los más encarnizados ataques.

Una de las armas más recientemente pergeñadas por la Casa Blanca ha sido la Alianza del Pacífico, engendro típico de la superpotencia para movilizar a sus peones al sur del Río Bravo y utilizarlos como eficaces “caballos de Troya” para cumplir con los designios del imperio. Otra alianza, la “mal nacida” según el insigne historiador y periodista argentino Gregorio Selser, la inventó a comienzos de los sesentas del siglo pasado John F. Kennedy para destruir a la Revolución Cubana.

Aquella, la Alianza para el Progreso, que en su momento dio pábulo a algunos pesimistas pronósticos entre las fuerzas anti-imperialistas, fracasó estrepitosamente. La actual no parece destinada a correr mejor suerte. Pero derrotarla exigirá, al igual que ocurriera con su predecesora, de toda la firmeza e inteligencia de los movimientos sociales, las fuerzas políticas y los gobiernos opuestos –en diversos grados, como es evidente al observar el panorama regional- al imperialismo. Flaquezas y debilidades políticas y organizativas unidas a la credulidad ante las promesas de la Casa Blanca, o las absurdas ilusiones provocadas por los cantos de sirena de Washington, señalarían el camino de una fenomenal derrota para los pueblos de Nuestra América. (Clic abajo en Más Información para continuar)

En este sentido resulta más que preocupante la crónica indecisión de Brasilia en relación al papel que debe jugar en los proyectos integracionistas en curso en Nuestra América. Y esto por una razón bien fácil de comprender. Henry Kissinger, que a su condición de connotado criminal de guerra une la de ser un fino analista de la escena internacional, lo puso de manifiesto cuando satisfecho con el realineamiento de la dictadura militar brasileña luego del derrocamiento de Joao Goulart acuñó una frase que hizo historia. Sentenció que “hacia donde se incline Brasil se inclinará América Latina”. Esto ya no es tan cierto hoy, porque la marejada bolivariana ha cambiado el mapa sociopolítico regional para bien, pero aun así la gravitación de Brasil en el plano hemisférico sigue siendo muy importante. Si su gobierno impulsara con resolución los diversos procesos integracionistas (Mercosur, Unasur, CELAC) otra sería su historia. Pero Washington ha venido trabajando desde hace tiempo sobre la dirigencia política, diplomática y militar del Brasil para que modere su intervención en esos procesos, y se ha anotado algunos éxitos considerables.

Por ejemplo, explotando la ingenua credulidad de Itamaraty cuando desde Estados Unidos se les dice que va a garantizar para Brasil un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, mientras la India y Pakistán, (dos potencias atómicas) o Indonesia (la mayor nación musulmana del mundo) y Egipto, Nigeria (el país más poblado de África) y Japón y Alemania, sin ir más lejos, tendrían que conformarse con mantener su status actual de transitorios miembros de ese organismo. Pero otra hipótesis dice que tal vez no se trate sólo de ingenuidad, porque la opción de asociarse íntimamente a Washington seduce a muchos en Brasilia. Prueba de ello es que pocos días después de asumir su cargo el actual canciller de Dilma Rousseff, Antonio Patriota, otorgó un extenso reportaje a Paulo Cesar Pereira, de la revista Veja. La primera pregunta que le formulara el periodista fue la siguiente: “En todos sus años como diplomático profesional, ¿qué imagen se formó de Estados Unidos?” La respuesta fue asombrosa, sobre todo por provenir de un hombre que se supone debe defender el interés nacional brasileño y, a través de las instituciones como el Mercosur, la Unasur y la CELAC, participar activamente en promover la autodeterminación de los países de los países del área: “Es difícil hablar de manera objetiva porque tengo una involucración emocional (¡sic!) con los Estados Unidos a través de mi familia, de mi mujer y de su familia. Existen aspectos de la sociedad americana que admiro mucho.”[1]

Lo razonable hubiera sido que se le pidiera de inmediato la renuncia por “incompatibilidad emocional” para el ejercicio de su cargo, para decirlo con delicadeza, cosa que no ocurrió. ¿Por qué? Porque es obvio que coexisten en el gobierno brasileño dos tendencias: una, moderadamente latinoamericanista, que prosperó como nunca antes bajo el gobierno de Lula; y otra que cree que el esplendor futuro del Brasil pasa por una íntima asociación con Estados Unidos y, en parte, con Europa, y que recomienda olvidarse de sus revoltosos vecinos. Esta corriente todavía no llega a ser hegemónica al interior del Palacio del Planalto pero sin duda que hoy día encuentra oídos mucho más receptivos que antes.

Este cambio en la relación de fuerzas entre ambas tendencias salió a luz en numerosas ocasiones en los últimos días. Pese a ser uno de los países espiados por Estados Unidos, y a que Brasilia dijera que el hecho era “extremadamente grave” tras cartón se hizo público que no se le asignaría asilo político a Edward Snowden, quien denunció la gravísima ofensa inferida al gigante sudamericano. Otro: la muy lenta reacción de la presidenta brasileña ante el secuestro del que fuera víctima Evo Morales la semana pasada: si los presidentes de Cuba, Ecuador, Venezuela y Argentina (amén del Secretario General de la Unasur, Alí Rodríguez) se tardaron apenas unos pocos minutos luego de conocida la noticia para expresar su repudio a lo ocurrido y su solidaridad con el presidente boliviano, Rousseff necesitó casi quince horas para hacerlo.

Después, inclusive, de las duras declaraciones del mismísimo Secretario General de la OEA, cuya condena se conoció casi en coincidencia con la de los primeros. Conflictos y tironeos al interior del gobierno que aduciendo un inverosímil pretexto (las masivas protestas populares de los días anteriores, ya por entonces apagadas) impidieron que la mandataria brasileña no asistiera al encuentro de presidentes que tuvo lugar en Cochabamba, una ciudad localizada a escasas dos horas y media de vuelo desde Brasilia, debilitando el impacto global de esa reunión y, en el plano objetivo, coordinándose con la estrategia de los gobiernos de la Alianza del Pacífico que, como lo sugiriera el presidente Rafael Correa, bloquearon lo que debió haber sido una cumbre extraordinaria de presidentes de la Unasur.

Para una América Latina emancipada de los grilletes neocoloniales es decisivo contar con Brasil. Pero ello no será posible sino a cuentagotas mientras no se resuelva a favor de América Latina el conflicto entre aquellos dos proyectos en pugna. Esto no sólo convierte a Brasil en un actor vacilante en iniciativas como el Mercosur o la Unasur, lo que incide negativamente sobre su gravitación internacional, sino que lo conduce a una peligrosa parálisis en cruciales cuestiones de orden doméstico. Por ejemplo, a no poder resolver desde el 2009 dónde adquirir los 36 aviones caza que necesita para controlar su inmenso territorio, y muy especialmente la gran cuenca amazónica y sub-amazónica, a pesar del riesgo que implica dilatar la adquisición de las aeronaves aptas para tan delicada tarea. Una parte del alto mando y la burocracia política y diplomática se inclina por un re-equipamiento con aviones estadounidenses, mientras que otra propone adquirirlos en Suecia, Francia o Rusia. Ni siquiera Lula pudo zanjar la discusión. Esta absurda parálisis se destrabaría fácilmente si los involucrados en la toma de decisión se formularan una simple pregunta: ¿cuántas bases militares tienen en la región cada uno de los países que nos ofertan sus aviones para vigilar nuestro territorio? Si lo hicieran la respuesta sería la siguiente: Rusia y Suecia no tienen ni una; Francia tiene una base aeroespacial en la Guayana francesa, administrada conjuntamente con la OTAN y con presencia de personal militar estadounidense; y Estados Unidos tiene, en cambio, 76 bases militares en la región, un puñado de ellas alquiladas a -o co-administradas con- terceros países como el Reino Unido, Francia y Holanda. Algún burócrata de Itamaraty o algún militar brasileño entrenado en West Point podría aducir que esas se encuentran en países lejanos, que están en el Caribe y que tienen como misión vigilar a la Venezuela bolivariana.

Pero se equivocan: la dura realidad es que mientras ésta es acechada por 13 bases militares norteamericanas instaladas en sus países limítrofes, Brasil se encuentra literalmente rodeado por 23, que se convierten en 25 si sumamos las dos bases británicas de ultramar con que cuenta Estados Unidos –vía la OTAN- en el Atlántico ecuatorial y meridional, en las Islas Ascensión y Malvinas respectivamente. De pura casualidad los grandes yacimientos submarinos de petróleo de Brasil en encuentran aproximadamente a mitad camino entre ambas instalaciones militares.[2] Ante esta inapelable evidencia, ¿cómo es posible que aún se esté dudando a quién no comprarle los aviones que el Brasil necesita? La única hipótesis realista de conflicto que tiene ese país (y toda América Latina, digámoslo de paso) es con Estados Unidos. En esta parte del mundo hay algunos que pronostican que el enfrentamiento será con China, ávida por acceder a los inmensos recursos naturales de la región. Pero mientras China invade la región con un sinnúmero de supermercados Washington, lo hace con toda la fuerza de su fenomenal músculo militar, pero rodeando principalmente a Brasil. Y, por si hiciera falta George W. Bush reactivó también la Cuarta Flota (¡en otras de esas grandes “casualidades” de la historia!) justo pocas semanas después que el presidente Lula anunciara el descubrimiento del gran yacimiento de petróleo en el litoral paulista. Pese a ello persiste la lamentable indefinición de Brasilia. ¿O es que ignoran sus dirigentes las enseñanzas de la historia? ¿No sabían que John Quincy Adams, el sexto presidente del país del Norte, dijo que “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”? ¿Desconocen los funcionarios a cargo de estos temas que ni bien el presidente Hugo Chávez comenzó a tener sus primeros diferendos con Washington la Casa Blanca dispuso el embargo a todo envío de partes, repuestos y renovados sistemas de aeronavegación y combate para la flota de los F-16 que tenía Venezuela, misma que por eso mismo quedó inutilizada y tuvo que ser reemplazada? No hace falta demasiada inteligencia para imaginar lo que podría ocurrir en el para nada improbable caso de que se produjera un serio diferendo entre Brasil y Estados Unidos por la disputa del acceso a, por ejemplo, algunos minerales estratégicos que se encuentran en la Amazonía; o al petróleo del “pre-sal”; o, el escenario del “caso peor”, si Brasilia decidiera no acompañar a Washington en una aventura militar encaminada producir un “cambio de régimen” en algún país de América Latina y el Caribe, replicando el modelo utilizado en Libia o el que se está empleando a sangre y fuego en Siria. En ese caso, la represalia que merecería el “aliado desleal”, en ese hipotético caso el Brasil, que renuncia a cumplir con sus compromisos sería la misma que se le aplicara a Chávez, y Brasil quedaría indefenso. Ojalá que estas duras realidades pudieran comenzar a discutirse públicamente y que esa gran nación sudamericana pueda comenzar a discernir con claridad donde están sus amigos y quiénes son sus enemigos, por más que hoy se disfracen con una piel de oveja. Esto podría poner término a sus crónicas vacilaciones. Ojalá que la reunión de hoy del Mercosur en Montevideo y la próxima de la Unasur puedan convertirse en las ocasiones propicias para esta reorientación de la política exterior del Brasil.

Una concepción del trabajo de masas: Bloque Popular Revolucionario

07/18/2013 Me incorporé a la lucha política militar en 1973, como culminación de un proceso de consciencia iniciado en el movimiento católico progresista de finales de los años 60 y principios de los 70. Cuando estaba en la secundaria con 15 años, yo militaba en la Juventud Estudiantil Católica, un movimiento orientado al servicios de las comunidades de escasos recurso, tanto de la cuidad como del campo. Ahí desarrollábamos procesos de alfabetización y concientización con el método de Paulo Freire.

En mi formación y toma de conciencia, tuve dos vertientes, basadas en el movimiento al que pertenecía, por un lado, el viraje de la iglesia católica hacia la Teología de la Liberación, y la influencia de Pablo Freire con su “Pedagogía del Oprimido”, y por otro, el conocimiento que adquiría durante el trabajo de concientización que realizaba en las comunidades. Mientras aún no estaba organizara tenía varios nichos, por un lado, era misionera del colegio Sagrado Corazón en donde estudiaba, y trabajaba con el padre Eliseo Bravo que aparentemente era muy reaccionario en San Luis del Carmen, Chalatenango. Por otra parte, desarrollaba trabajo de alfabetización en la colonia Tutunichapa de San Salvador, siempre con el método de Freire, y en vacaciones, como Juventud Estudiantil Católica, también tenía trabajo de alfabetización y concientización en el cantón Jirón de Quezaltepeque y en la colonia 22 de abril con el padre Leonel Cruz. De esta manera fui forjando mi conciencia de lucha.

Yo venía de una familia de clase media, pero en el contacto con la gente me fui dando cuenta que los problemas de pobreza y opresión no se resolvían con esas formas de educación con las que yo trabajaba, porque además en el cantón Jirón, la Guardia Nacional nos buscaba y perseguía. Todo eso me hizo pensar y reflexionar, que por un lado contribuíamos a la educación de la gente, pero por otro, los guardias perseguían a los que realizábamos esas labores educativas.

Pero ya en mi familia, mis hermanos estaban organizados en la Universidad y tenían un nivel de formación política avanzado, por lo que me miraban como a la hermana menor que andaba en todo. De repente, Felipe mi hermano mayor me dijo: “Tu educas a la gente ¿Y para que la educas?”. “Para que tomen conciencia” le dije. “¿Y para que toman conciencia?” Me preguntó de nuevo, “Para cambiar” le dije. “Pero ¿nunca has pensado que si ellos no tienen poder no van a cambiar nada? ¿No te has planteado el problema del poder?” Yo estaba asustada, porque realmente no había pensado en ello. Me fui corriendo a ver al padre Cruz y le dije: “Mirá, nosotros no estamos haciendo nada, no hemos pensado en el problema del poder”. Los dos nos quedamos como babosos, pensando en que no estábamos tocando el problema del poder. Ese fue un campanazo en mi cabeza para comenzar a estudiar el aparato de denominación y a reflexionar sobre que no bastaba la educación y la concientización, sino que también tenía que buscarse el empoderamiento de la gente mediante la organización, para derrotar a la dictadura militar y el poder de la oligarquía criolla y de esa manera cambiar el país.

Se fue configurando claramente en mi conciencia, que mi vocación de servicio cristiano para contribuir a una vida mejor de la gente, en los términos que planteaba la Conferencia Episcopal de Medellín del 68, pasaba por acercarme más a posiciones de mayor militancia revolucionaria. Ya no se trataba de ayudar a los pobres, sino también de ser sujeto comprometido, subordinada a una estructura de lucha para derrotar a la dictadura.

Mi desarrollo como el de muchos otros, no se podía ver al margen de mi familia y del ambiente político que estaba ocurriendo en el país, porque en el 68-72, se dio la primera huelga en la fábrica de acero de la Paz, la huelga de los maestros y la huelga de hambre de Salvador Cayetano Carpió.

Todo esto influyó mucho en todo el país, aunque fueron huelgas reprimidas, en las que cayeron obreros valiosos como Santiago Contreras. Pero aquel movimiento logró algunas victorias en sus reivindicaciones y desató una gran solidaridad obrero estudiantil. A la dictadura –después de 3 años- se le empezaba a escapar de las manos el control de la situación. Después vinieron las huelgas magisteriales, encabezadas por Mélida Anaya Montes, Mario López, Salvador Sánchez Cerén y muchos otros. Eran huelgas que reivindicaban la dignificación del trabajo en la educación y, al mismo tiempo, proponían una reforma educativa que quebrara el modelo educativo del capitalismo.
La Universidad y su Papel en la Formación de Jóvenes Revolucionarios

Diría que entre el 68 y el 72 se dio una gran primavera revolucionaria. La huelga de los maestros desató una alianza muy importante entre los estudiantes de secundaria de AES y los universitarios de AGEUS.

Se sumaron muchos movimientos a esas luchas y generaron un vastísimo y combativo movimiento artístico. Era un ambiente de mucha creatividad y cambio. Las consignas en los afiches eran: “Todo lo que existe merece perecer”, o “Abre tu mente, sácate los prejuicios”, “desabotónate el cerebro”.

Para esa época, la Universidad Nacional era muy elitista –no tan popular como ahora-.

Los estudiantes eran una élite pequeña burguesa, pero ya en ese tiempo estaban dispuestos a romper una serie de estereotipos. Entre esos jóvenes estudiantes estaban Rafael Arce Zablah, Paco Montes médico que cayó en combate, Sebastián Vaquerano, Eva, Francisco, Héctor Silba, Marina Avalos y otros compañeros. Toda esa gente venía del movimiento estudiantil, unos eran marxistas y otros no marxistas; todos eran personas muy buenas, positivas y con unas ganas terribles de asaltar el cielo. Algunos estaban vinculados a las comunidades cristianas o al Partido Comunista, por eso la lucha ideológica en el seno de la universidad era sumamente rica. Eran aires de transformación en todos los sentidos, incluso las mujeres comenzaron a fumar, pero no eran cosas superficiales, eran tiempos de una persistente búsqueda de libertad, de liberación. Además de la inspiración en los problemas propios de nuestro país, incidían en esa juventud otros fenómenos como la lucha de los países sudamericanos, la lucha de los norteamericanos contra la guerra en Vietnam, la gran revuelta de los estudiantes franceses durante el año 1968, en donde Sartre era todo un símbolo.

Los aires de compromiso y cambio de esa época, penetraban por todas las ventanas de mi casa, y en el caso de mi familia, nos afectó positivamente a todos. A esto debo sumarle, que mi papá era un ex militar – que lo de “ex” se lo ganó a mucha honra, por sus constantes luchas contra el tirano Martínez-. Mi papá era un hombre avanzado para su época, con ideas claras sobre la justicia y la dignidad de las personas y muy duro contra la corrupción. Tenían sus propios principios pedagógicos, con lo que nos ayudó a desplegar nuestros propios criterios. A sus amigos y demás personas les decía que no quería que sus hijos fueran copia de él en papel carbón.

Mis hermanos estaban incorporados a la universidad y yo era la menor que iba un poco a la saga de ellos, por lo que me miraban como la cipota que no iba muy al paso; sin embargo, a pesar de que Felipe, Ana Virginia y Margarita ya estaban mas organizados, siempre tuve un buen intercambio con ellos, llegando a ser un punto importante para mis decisiones posteriores como fue mi incorporación a la guerrilla en 1973.

A mi casa llegaban compañeros de muchas organizaciones, porque ahí era un punto de encuentro de jóvenes universitarios como Rafael Arce, Joaquín Villalobos, Montes, Sebastián Vaquerano, Roberto Cañas, Nidia Díaz y otros. Se pasaban horas discutiendo sobre la situación del país y sobre las posibilidades del futuro, sobre el materialismo histórico y dialéctico, sobre los documentos del Concilio Vaticano II y Medellín y leían los poemas de “Taberna y Otros Lugares” de Roque Dalton, etc.
Yo disfrutaba de esas discusiones y aprendía mucho de ellos.
Elecciones Fraudulentas de 1972 y mi Incorporación a la Lucha Político-Militar

Lo que me marcó más fuertemente para tomar conciencia, y sentir la necesidad de organizarme clandestinamente, fue el golpe de estado de 1972; porque Napoleón Duarte había ganado las elecciones y se las habían arrebatado con un descarado fraude, acompañado de una gran masacre. En mi casa nadie votaba, porque no creíamos en las elecciones, pero mi papá se incorporó militarmente junto a otros militares, para dar un golpe de estado que le permitiera a Duarte asumir la presidencia. El golpe de estado fracasó, y los demás militares se asilaron en las embajadas, pero mi papá fue el último militar que se quedó defendiendo el edificio de telecomunicaciones de ANTEL, y solo se rindió después de negociarla situación de los soldados que le acompañaban, para que no fueran encarcelados o represaliados; en cambio él fue encarcelado y torturado salvajemente.

Mi papá estuvo preso nueve meses, y cuando íbamos a visitarlo, pudimos darnos cuenta de las injusticias y de las torturas en la cárcel, porque en las horas de visita se escuchaban los gritos de las personas que estaban torturando, y a la par de uno el torturador pasaba riéndose, mientras arrastraba por el pasillo a sus víctimas casi muriéndose de las palizas recibidas. Todas esas cosas me iban forjando el carácter y las ganas de incorporarme a la guerrilla.

Como todos mis hermanos ya estaban clandestinos, me empecé a pegar más a mi hermano Felipe para hacerle preguntas, pero él desconfiaba un poco, porque decía que yo era algo indisciplinada. Para hablar de los temas que yo le preguntaba, me ponía contactos en el Parque Centenario. Vivíamos en la misma casa, pero él decía que así me iba a disciplinar. Me ponía las horas de contacto, y decía que si yo llegaba pasada tres minutos tarde, no me esperaría y ya no hablaríamos del asunto. Me daba folletos de estudio y yo le pedía permiso para dárselo a mi novio que era Dimas Rodríguez, con lo que estuvo de acuerdo; pero me dijo que no le dijera quien me los pasaba.

Yo estudiaba con mi hermano y después estudiaba en el jardín con Dimas, por lo que prácticamente nos reclutó en cadena. Mi hermano me ponía pequeñas pruebas, y yo se las ponía a Dimas. Primero me reclutó y yo le pasaba informes de Dimas, hasta que me dijo que lo reclutara.

Dimas y yo fuimos atendidos por separado.

Después de haberme preparado mi hermano Felipe, mi primer responsable de las FPL fue Rafael Avalos –de seudónimo Félix-, un compañero universitario muy linda gente cayó en el 77. Yo creo estar viva por Rafael, porque él era muy disciplinado y hasta cuadrado con las normas de seguridad; en cambio yo era más relajada y si él no me hubiera educado como me educó, ya me hubieran matado. Era curioso, porque Rafael, además de ser guitarrista, tenía una formación teórica muy buena. Fue un excelente guerrillero.

Así me incorpore a la guerrilla, lo que cambio en gran parte mi vida, ya que no tenía que andar en grupos y por otro lado, debía apartarme de ambientes revolucionarios públicos para poder sumergirme en la formación político militar. Eso fue en el primer momento, del 73 hasta el 75. Mi trabajo guerrillero comenzó como apoyo a los comandos urbanos, haciendo observaciones a objetivos militares, económicos, bancos, a policías y guardias, etc. De ahí es que conseguíamos las armas y todos los recursos para ir armando lo que después llegaría a ser un ejército guerrillero.
Concepción Política de las FPL Respecto al Movimiento de Masas

Las FPL desde sus inicios, tuvo la virtud de prever su línea de desarrollo, realizando en cada momento las transformaciones que fueran necesarias de acuerdo a la realidad que vivíamos. Las FPL era una guerrilla, pero se definía político-militar, con un eje principal que era la lucha armada, siempre manteniendo lo político como concepción central, porque nosotros no éramos un grupo guerrillero por ser guerrilleros. La lucha se miraba en el marco de la estrategia del pueblo, una guerra popular y prolongada.

El partido revolucionario y un amplio movimiento de masas revolucionario eran las herramientas. Ya en 1975 completamos el proceso con el ejército revolucionario, como instrumento del movimiento social, y el partido FPL en su misión de coordinar la estructura. El otro elemento era, que considerábamos que las fuerzas nutrientes de la revolución eran los obreros y los campesinos y que hacia ellos teníamos que ir, pero teníamos que empezar por los sectores medios, los estudiantes y maestros. Dijimos: “Primero organizamos a estos sectores y después vamos a los campesinos y a los obreros, a las clases populares”.

Esa proyección la cumplimos al centavo. Hubo una columna de un buen nivel intelectual y académico, de bachillerato y de las universidades, compañeros que después volcaron sus conocimientos aportando métodos, análisis, técnica y su contribución a la búsqueda de colaboradores para la organización. Lo de los colaboradores lo hacíamos despacio y con mucho cuidado, tratando de que su aporte o colaboración se diera con plena conciencia; porque como no éramos populistas, nos cuidábamos de las concepciones y enfoques populistas, ya que ellos se concebían como “la elite pensante”, con capacidad –de esos grupos- de conducir al movimiento. Esa deformación había que evitarla y si se daba, había que cortarla de raíz, porque podía matar la dinámica dialéctica del desarrollo colectivo, participativo e intercomunicativo del movimiento.

Ciertamente partimos con un trabajo hacia los niveles medios, pero luego nos volcarnos a la organización de los sectores populares, cediéndoles la conducción y el protagonismo; y eso lo cumplimos al pie de la letra, promoviendo cuadros obreros como Juan Chacón, José Guillermo Rivas, o cuadros campesinos como Polín, Facundo, Ticha, y muchos otros, compañeros que de inmediato llegaron a ser dirigentes que asumieron la conducción del movimiento revolucionario, pero siempre con la participación de los sectores medios. Esa fue una constante en el concepto global de la FPL respecto al papel de las clases en todo el proceso, no solo hacia movimiento de masas, sino hacia todos los sectores.

En los años 74 decidimos especializar a todas las células de la FPL, para lo que se creó una comisión que se especializaría en el trabajo de masas. Así surgen los colectivos o células especializadas en el trabajo obrero, campesino, estudiantil, en el trabajo magisterial, cristiano de base y de las zonas marginales a través de la UPT (Unión de Pobladores de los Tugurios). Creamos dentro de esos sectores, una red político-militar básica que permitiera ampliar el trabajo de las organizaciones sociales y crear nuevas organizaciones en donde no las hubiera. Nuestro propósito era siempre el mismo: luchar por las reivindicaciones de los trabajadores y del pueblo, y fortalecernos para la toma del poder.

La lucha de masas tenía una dinámica distinta, unas reglas de desarrollo diferentes y una política de participación también distinta. Como FPL teníamos que estar abiertos a que fuera de esa manera y a respetar la lógica propia de las masas, porque ellas habían ido adquiriendo sus propias formas de trabajar, de organizarse y luchar. Aunque la guerrilla y las masas éramos prácticamente lo mismo, no podíamos como organización guerrillera anteponernos a ellos. Nuestra estrategia político-militar era clara, pero algunos compañeros llegaron a plantear, que trabajar con las masas era un problema de seguridad, porque ellas trabajaban en lo abierto y nosotros en lo secreto. Esta situación estuvo a punto de llevarnos al traste, sin embargo logramos controlarla diciendo: “Bueno, la revolución es del pueblo y el pueblo no es elite y sin embargo el pueblo hace la revolución, así es que vamos a seguir trabajando con las masa”.

Para promover la participación protagónica de masas, fue necesario emprender un proceso, que por un lado implicara la preparación de la gente y, por otro, articular en un proyecto a todos los sectores sociales. Ahora se ve fácil, pero en ese tiempo había que establecer coordinaciones que a todos nos permitiera caminar juntos, y tener la claridad de lo que estábamos haciendo. Por otro lado, había que resolver todas las contradicciones secundarias que en el seno de esas organizaciones se daban. Porque a nadie se le ocurrió meter a todos en mismo saco, ya que cada una de esas organizaciones tenían sus propias proyecciones, actividades y también sus propios problemas, pero eran ellas mismas las que les daban su debida y oportuna solución. Nosotros como FPL lo que hacíamos era promover discusiones y motivar a la solución de esas contradicciones, por ejemplo entre los estudiantes y maestros, entre docentes y estudiantes universitarios, entre obreros y campesinos, entre jornaleros y cooperativistas.

Nuestra concepción política hacia el trabajo de masas era, que el movimiento social no se crea por orden o línea de un partido, o porque a alguien se le ocurrió, sino, generando la participación consciente, cediendo protagonismo para articular finalmente en un solo proyecto todo el esfuerzo.

Cuando hubo el acercamiento del movimiento estudiantil (MERS) y los maestros, Mélida fue clara con los estudiantes y les dijo: “Si ustedes vienen a ANDES, aquí no me ensucien, porque a los maestros no nos gusta lo sucio, y también quiero decirles que a mí no me pidan vacaciones; cada vez que quieran ir a hacer pintas, los maestros no les vamos a dar vacación. Ustedes tienen que ir a clases, y si quieren hacer pintas las hacen después de clases”. Los estudiantes le replicaron: “Eso no es revolucionario”. “Como no, esto es revolucionario –les decía Mélida- y si los estudiantes de secundaria y los maestros vamos a hacer alianza, pongamos claras las reglas”. “A estos autoritarios no los vamos a aceptar como aliados”, decían los estudiantes.

Esas contradicciones pequeñas se discutían hasta llegar a un entendimiento que nos permitiera estar juntos, trabajar juntos. Así era con todas las organizaciones, todo se discutía en el seno del pueblo.
Trabajo de las FPL con las Organizaciones Campesinas UTC y FECCAS

A nivel campesino comenzamos a trabajar con la Unión de Trabajadores del Campo (UTC). Partíamos del principio de no dividir el movimiento del pueblo, por lo que trabajábamos en donde no hubiera organización campesina, para no disputarle terreno a nadie. Por eso comenzamos a trabajar la UTC en Santa Ana, San Vicente, San Miguel y un poco en Usulután. Hacíamos nuestra actividad de organización en donde la Federación Cristina de Campesinos Salvadoreña (FECCAS) no tenía trabajo. FECCAS ya tenía su territorio en Aguilares, El Paisnal, Suchitoto, Cerro de Guazapa, y nosotros sabíamos que era una buena organización campesina, por lo que no debíamos debilitar y arruinar su labor; por eso íbamos a donde no estaban ellos. Con el tiempo vimos la necesidad de que tenía que haber una alianza entre la UTC y FECCAS.

Era chistoso, porque el padre David Rodríguez (Chele David) era uno de los fundadores de la UTC, y la UTC por definición no era cristiana, en cambio FECCAS si lo era definidamente. Uno de los debates que estuvo en la base de nuestra política hacia FECCAS era su populismo de esos tiempos, porque era una organización progresista que había dado pasos cualitativos, ya que venían de una posición demócrata cristiana y que luego pasaron a una posición demócrata social cristiana más avanzada. Luego supimos que la nueva FECCAS estaba siendo conducida por un grupo de estudiantes jesuitas y diocesanos que se llamaba MOVIMIENTO, y le decían “El Movi”, en donde estaban Jesús Rojas, Alberto Enríquez, Fernando, Azcoli, Ana María Castillo (de seudónimo Eugenia), Carlos Enríquez, Antonio Cardoza y, en cierto modo, otros curas como el padre Rafael Moreno. Estos compañeros estaban tratando de darle una perspectiva revolucionaria a FECCAS.

En el documento Estrella Roja número 2 de las FPL, definía su política hacia los sectores cristianos, y nos lo hacían estudiar a todos para que no metiéramos la pata en un tema tan sensible como ese. El documento planteaba que éramos marxistas, pero que la revolución es como el río Lempa que tiene muchas vertientes, y que el movimiento de cristianos comprometidos debía ser un afluente de la revolución; se planteaba también, que debíamos tener alianzas con todos los sectores que van a la revolución.

Así es como nos aliamos al “Movi”, llegando a tener un intercambio fraterno y muy interesante, porque discutíamos las estrategias, y precisamente, de acuerdo a la nuestra, les cuestionábamos que ellos eran populistas. Les hacíamos la observación de que ellos, a diferencia de nosotros, eran una élite pensante que dirigía a los campesinos, cuando en el MOVIMIENTO no había campesinos. Era una lucha ideológica muy fraterna y enriquecedora.

Lo cierto es que el “Movi” contribuyó con una buena metodología, que poco a poco se fue generalizando a todo el movimiento social; porque hay que reconocer que ellos tenían una metodología súper interesantes, ya que venían de una formación integral jesuita y de las experiencias metodológicas de Pablo Freire. Nosotros, al interior de la guerrilla no practicábamos esas teorías, porque éramos más cuadraditos, sin embargo valorábamos y aceptábamos su aporte en esas formas de educación.

El “Movi” tenía un buen trabajo con los campesinos, incluso ya habían contactado con Polín, Patricia Puertas, con Félix y otros compañeros. En relación a las FPL decían: “Los compañeros –refiriéndose a los campesinos- pueden estar con la guerrilla, pero lo nuestro es otra cosa”. Alberto Enríquez y compañía no estaban plenamente con las FPL, aún no habían sido reclutados. Después manifestaron su interés por incorporarse a las “F”, pero no era fácil, porque las FPL no aceptaban la incorporación de grupos o movimientos, ya que eso podía significar la negociación de cuotas o espacios de poder; por eso el reclutamiento era solo de personas o individuos. Cuando el “Movi” vio que como grupo no podían ingresar a las FPL, se disolvieron y se fueron incorporando poco a poco e individualmente.

Nunca hubo resquemores hacia ellos y la experiencia de su trabajo en el Partido fue satisfactoria cien por ciento, porque todos esos compañeros, compañeras y los que estaban a su alrededor, se sumaron a los esfuerzos de la organización, aceptando trabajar en donde les tocara o fuera necesario.

Las FPL, siempre dentro de su concepción de trabajo político-militar, supieron orientar a la mayoría de esos compañeros que venían del “Movi”, ubicándoles en las distintas tareas que requería el movimiento de masas. Su incorporación a las “F” vino a fortalecer con su experiencia organizacional y sus métodos, no solo al sector agrario, sino a los demás sectores como el obrero, el magisterial, el estudiantil y las demás áreas. Por otro lado, ese trabajo les permitía dibujar la idea original que ellos tenían respecto a ser un grupo que la craneaba para lograr sus propósitos de lucha integral para buscar los cambios en nuestro país.

De ese grupo del “Movi” y gente que trabajaba con ellos, Fernando Ascoli pasó al movimiento obrero yo trabajé con el, Alberto Enríquez y Antonio cardenal se quedaron en el movimiento campesino, Antonio Cardoza (Nelson) pasó a educación conmigo, Lorena Cuellar y Bernardo, pasaron al movimiento obrero, Jorge Palencia en el sector campesino, Carlos Aragón (Tamba), que venían de los sectores cristianos juveniles, también se quedó en el campo. Y así, todos ellos se ubicaron en las distintas organizaciones de masas, lo cual vino a fortalecer a todos esos sectores.
El Huevo o la Gallina: ¿FPL o Bloque Popular Revolucionario?

El Bloque Popular Revolucionario era como un abanico o entramado de organizaciones: Federación de campesinos, movimiento sindical obrero, movimiento magisterial, estudiantes de la Universidad Nacional y de la Universidad Católica, movimiento de pobladores de tugurios y movimiento de artistas y trabajadores de la cultura. El funcionamiento y coordinación de ese movimiento de masas no era mecánico ni vertical, sino que era una interacción natural de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, un movimiento sumamente dinámico que enriquecía tanto al movimiento de masas como a las FPL que, al fin y al cabo, era una síntesis de todo ese caudal. La participación y accionar de los organizaciones de masa tenía un sentido fundamentalmente protagonista, pero no el protagonismo de ser yo el que está en una tarima y desde aquí controlo todo y a todos, sino un protagonismo de clase, de carácter de clase.

Eran los campesinos, los obreros, los maestros y los pobladores de Tugurios los que conscientes de su realidad y sus necesidades, asumían como sector y con responsabilidad su propia lucha.

Entre las FPL y el movimiento de masas pasaba como pasa como lo de quien fue primero, si el huevo o la gallina, porque ya no se sabía quién orientaba a quien, ya que los sectores, al asumir ese protagonismo, participaban más activamente en la solución de sus problemas, y participaban en todas las actividades del Bloque, lo cual les proporcionaba un rico conocimiento de todo el panorama y eso les permitía aportar ideas al esfuerzo de interacción e interlocución entre las dos partes, el sujeto organizaciones revolucionarias de masas y el sujeto FPL.

El movimiento revolucionario de masas tenía sus propias reglas y las FPL las suyas, por lo que no era el Partido que daba la línea mecánicamente, sino, que nuestros militantes informaban de su trabajo y proponían aspectos. La dirección de las FPL también opinaba y proponía. Por eso, cada acción que se hacía era sobre la base de una decisión colectiva, mancomunada. Discutíamos y a veces nos peleábamos porque una de las dos partes no estaba de acuerdo con el planteamiento o la propuesta del otro, pero esa era la dialéctica que nos hacía crecer y desarrollarnos. Sin embargo, el Partido orientaba y enmarcaba en un proyecto global para tratar de incidir en la táctica y casi siempre lográbamos una sintonía.

En medio de esa complejidad uno parecía hijo del otro, porque en el fondo éramos lo mismo, ya que los cuadros y militantes del las FPL estaban en el movimiento de masas y los del movimiento de masas estaban en las FPL. Este esquema permitía, que en situaciones difíciles las organizaciones de masas hicieran sus propias valoraciones y tomaran sus medidas. Recuerdo que en cierta ocasión, los cuerpos represivos realizaron una gran masacre, la respuesta inmediata de la gente fue tomarse un lugar que ahora no recuerdo. En esas situaciones no queda tiempo de hacer consultas ni pedir permiso al Partido.

A nosotros lo que nos tocaba era preguntarnos si esa actividad tenía armas y periféricas, que canal de negociación van a tener, cuando tiempo va a durar la toma, o si va a ser indefinida. Aquí llegaba nuestra parte, porque si esa toma no tenía milicia, mandábamos a nuestros guerrilleros.

Respecto a la toma de decisiones en esas situaciones de emergencia, yo no me atrevería preguntar quien dio la orden, porque siempre son valoraciones tomadas sobre la base de la realidad misma y por otro lado, ahí estaban nuestros dirigentes, inmersos en el movimiento de organización social y eran compañeros cuadros, con madurez y capacidad para tomar decisiones en el momento que fuera necesario. Así pudo haber pasado con la toma de catedral después de la masacre del 30 de julio de 1975. Con la formación del Bloque Popular Revolucionario si ya fue una decisión de las FPL, valoración que hicimos junto a los compañeros, llegando a concluir que ya era el momento de presentar un solo frente.
Concepción del Frente de Masas

En esos momentos ya estaba el debate de los frentes de masa, o sea que no fue a nosotros que se nos ocurrió eso de “Frentes de Masas”, porque además ya estaba el FAFU. Lo que si se discutía era, si nuestro frente iba a ser como el FAFU o como otros que habíamos leído. Después de las valoraciones los compañeros decidieron ponerle Bloque Popular Revolucionario. Para formalizar este proyecto, todas las organizaciones hicieron sus congresos nacionales, para que las bases opinaran si estaban de acuerdo con la formación del BPR. Finalmente, a principios del mes de agosto de 1975 nace el Bloque. Lo mismo pasaba cuando las organizaciones iban a establecer sus alianzas; siempre realizaban sus congresos.

Eso pasó con ANDES, MERS, UR-19. El FUR-30 hizo su congreso para consultar su ingreso al BPR y fue en el congreso del Bloque realizado en Cinquera que fueron aceptados.

Nadie se incorporaba al BPR porque se le ocurría al Secretario General o a un grupo de cualquiera de esos movimientos, los que llegaban era porque su congreso así lo había aprobado.

Para discutir la unificación de FECCAS y la UTC, cada una de esas organizaciones realizaron sus propios congresos, y después otro para fundar la Federación de Trabajadores del Campo (FTC) y de ellos salió un solo representante para el BPR.

En las FPL no emitíamos acuerdos desde arriba hacia las organizaciones.

Durante un tiempo el FAFU era el brazo político del ERP. Nosotros las FPL no compartíamos la concepción de brazo político, porque eso hacía suponer que uno era el cerebro y el otro el brazo.

Nosotros partíamos de la concepción de desarrollar, en el marco la guerra de todo un pueblo, el movimiento de masas como gran sujeto de la revolución, y no estrictamente como brazo político. Valga decir que el FAFU logró una gran incidencia en el movimiento obrero, en los sectores públicos y en las palancas de la economía del país; desarrolló mucha conciencia revolucionaria en el sector sindical obrero –de ahí sale Elizabeth Velázquez-. Ellos también trabajaron a un importante sector universitario y campesino, sobre todo en Sonsonate y algo en San Vicente, pero el fuerte de ellos era el sector obrero y estudiantil.

Posteriormente apareció la Liga para la Liberación, que tuvo un gran peso entre los estudiantes y en el sector campesino del PRTC. Las LP-28 que eran un trabajo del ERP, aparecieron en 1977 y tuvieron trabajo en Usulután, Morazán y San Salvador. La matriz de ese trabajo de masas eran las organizaciones político- militares.

Las organizaciones teníamos los territorios de trabajo muy bien delimitados, gracias a la madurez y sabiduría de respetarnos mutuamente y no meternos en las zonas en donde ya estaban las otras organizaciones. En la Universidad Nacional sí coincidíamos todos, porque esa era una batalla campal.

Proceso de desarrollo, fortalecimiento y compromiso revolucionario del ERP

07/19/2013 Causas que Motivan el Inicio de la Lucha Popular en El Salvador Nuestro país siempre ha sido un continuo país de pobres y con grandes desigualdades sociales. Antes y después de 1970, nuestra economía se caracterizaba por la producción y exportación de sus principales productos agrícolas como el café, la caña de azúcar, el algodón y una incipiente industria.

En lo político, nuestra historia estaba plagada de golpes de estado, lo que hacía imposible llegar al gobierno por la vía electoral dados los constantes fraudes; los regímenes de gobierno eran dictaduras militares, que en asambleas de oficiales elegían a un militar como su candidato para Presidente, y ya sabíamos que este sería el presidente de la república. Al tener ese predominio militar, la Guardia Nacional, la Policía de Hacienda y la Policía Nacional –que no eran respetados, sino odiados y muy temidos-, actuaban impunemente, asesinando, cometiendo fechorías, y por sus vínculos con los ladrones, defendían la corrupción a la que estaban muy ligados. Reprimían al movimiento popular y por tan solo una hoja volante de propaganda que le encontraran a una persona, o por pasar frente a una huelga, le detenían y propinaban una buena golpiza.

Como antecedentes de la lucha de masas y armada de 1970, tenemos la gran huelga de los panificadores del año 1966, la huelga general de los maestros en 1968, que implicó a la ciudad y al campo. En 1970 tuvimos unas elecciones fraudulentas, en las que participó un partido de izquierda llamado Partido Acción Renovadora (PAR) muy cercano al Partido comunista.

En 1971 hubo una nueva huelga general de ANDES, que adquirió un carácter nacional. En esta huelga reprimieron a muchos manifestantes y asesinaron a mucha gente, entre ellos a líderes del movimiento de masas.

En 1972 se realizan nuevamente unas elecciones presidenciales que fueron ganadas por el Partido Demócrata Cristiano, pero se repite el fraude, solo que ahora, con la respuesta de un golpe de estado de los mismos militares, que tiene como consecuencia la captura del triunfador Ingeniero Napoleón Duarte, a quien torturan y expulsan del país.

Esta situación genera un ambiente muy tenso de violencia social y represión institucionalizada. Hasta ese momento en el país existía un solo partido de izquierda, que era el Partido Comunista de El Salvador, pero era clandestino. La universidad de El Salvador era un foco de vida política, de ideas y circulaban todo tipo de materiales y literatura de carácter político; es ahí donde llegan las ideas maoístas, marxistas y libros de la guerrilla de Brasil, Paraguay, Uruguay, Guatemala, Nicaragua y de Cuba. Todo esto permitía un debate sobre la necesidad de que teníamos que enfrentamos a la dictadura militar con las armas, ya que no era posible lograr el cambio por la vía pacífica y electoral.

Mientras tanto, la situación económica y social era angustiosa.

En resumen, las causas que generaron el inicio de la lucha popular y la organización de un gigantesco movimiento de masas fueron básicamente, que teníamos un país subdesarrollado casi selvático, que vivía del café, de la caña de azúcar y del algodón, con el agravante de lo sacrificado que es el trabajo de esas cortas, y la gente pobre tenían muy poca tierra, o no tenía nada; por otro lado, nuestra economía era de subsistencia, y la gran contradicción era, que quienes trabajan la tierra no la poseían y vivían en condiciones de extrema pobreza.

En las ciudades, la gente venía del campo en busca de empleo, lo que vino a crear las comunidades marginales. Con esta situación, golpeaba el hecho de que en la Colonia Escalón vivían las “14 familias”, personas ricas o muy ricas que disfrutaban de flamantes mansiones, construidas en amplias tierras de varias manzanas de extensión, lo cual era insultante, si lo comparamos con la pobreza de los campesinos, jornaleros y los marginados de la capital.

En el plano político, teníamos un modelo que estaba en crisis y no generaba crecimiento económico, por tanto se incrementaba el alto costo de la vida y agudizaba la demanda de empleo.

La desigualdad social, la falta de oportunidades para la búsqueda de soluciones por la vía política, la represión al movimiento de masas, al sindicalismo, a los campesinos, los fraudes electorales y, en fin, la dictadura militar, es lo que da origen a los conflictos que vivimos durante todos esos años. La lucha de masas y la lucha armada son la consecuencia de todos esos atropellos.
Guerra Contra Honduras en 1969

En medio es esa situación crítica, económica y social, se da la guerra con Honduras en 1969, conflicto que le permitió ganar prestigio al ejército y convertir en héroe al General Medrano (“Chele Medrano”) un represor asesino, que siendo director de la Guardia Nacional, impulsó e institucionalizó la tortura a los presos políticos. Sin embargo, ante los ojos de la gente, el “Chele Medrano” era el gran héroe militar, que había ido a defender a nuestros compatriotas y a conquistar Honduras. Al regresar de la guerra, el ejército marchó por las calles vitoreado por muchísima gente.

El Partido Comunista no fue claro en condenar la guerra contra Honduras, por el contrario, nos hizo un llamado a participar directamente, planteándonos con un argumento simplista: “Tenemos que ir nosotros, y ustedes los jóvenes, a luchar y cuando caiga un compañero soldado díganle que esto es contra los ricos oligarcas, que nosotros no tenemos nada que ver en esta guerra, ya que esta guerra es injusta”. Por supuesto este planteamiento era para ganarse y organizar a los soldados hacia la causa de la izquierda, porque yo especulo que estaban pensando en lo que sucedió en la URSS cuando la Primera Guerra Mundial, que lograron organizar a los marineros.

Quiero destacar, que esa posición del Partido ante la guerra nos desencantó, porque pensábamos que ¿Cómo era posible que nos mandaran a una cosa que no era correcta? Este hecho determinó precisamente la separación de un importante grupo de la juventud comunista. En el sector de la juventud en que yo estaba, sacaron un comunicado en contra de la guerra, igual que lo hizo la AGEUS de la Universidad. Por ese comunicado, el PC convocó a los dirigentes de ese sector, para hacerles una reprimenda muy fuerte, diciendo que era muy grave lo que se había hecho. El único dirigente que nos respaldó, diciendo que teníamos la razón, fue Salvador Cayetano Carpio.

Ahora, con el tiempo puedo comprender, que lo que el PC buscaba era no quedarse aislado del sentimiento nacional, porque temía, posiblemente, a la represión y a la destrucción, ya que la dictadura había logrado manipular a la opinión pública, creando un espíritu chauvinista.
En Busca de Otras Formas de Lucha

Ante esta situación, se hacía necesario un cambio de modelo, sin embargo, la izquierda estaba inmersa en un debate político ideológico interno, que también era consecuencia del debate que se estaba dando a nivel mundial, relacionado con las propuestas de los dos modelos, el soviético y el chino. Por otro lado, en América Latina ya existía la experiencia de la revolución cubana y el llamado del Che Guevara en la reunión de Olas en 1966 a crear muchos Vietnam en todas partes.

La izquierda, con la existencia de una sola línea de pensamiento, a través de los partidos comunistas, estaba cuestionada, primero por Cuba, ya que quien hizo la revolución no fue el Partido Comunista, sino el Movimiento 26 de Julio; en Guatemala la lucha armada la realizaba las Fuerzas Armadas Rebeldes FAR Rebelde no el Partido Comunista. El “Che” ya había fallecido para esa época y se decía que fue a causa de la traición del Partido Comunista Boliviano.

Con ese panorama era lógico iniciar otras formas de lucha. Los que participábamos en la conformación de los primero núcleos de la lucha armada, veníamos del movimiento popular, unos del movimiento estudiantil y sindical y otros de las comunidades cristianas eclesiales de base. Cuando se plantea la lucha armada, no se hace con la idea de organizar un grupo de héroes que van a tomar el poder, sino con la concepción y necesidad de dar un salto de calidad hacia una lucha de clases más completa y con capacidad real de cuestionar el poder dictatorial.

En América Latina ya había guerrilla por todos lados, lo que agudizaba el debate de ideas sobre los dos planteamientos, que eran fundamentalmente los siguientes: primero, que no era posible cuestionar el poder político burgués sin una visión de poder y sin un aparato militar, y segundo, los partidos comunistas proponían la búsqueda de una acumulación de fuerzas por la vía electoral y reformista, para hacer la revolución democrática burguesa.

Para la toma de decisiones y definiciones políticas de los movimientos de los años 70, partíamos de un solo pensamiento: todo nos denominábamos marxistas leninistas o comunistas revolucionarios. Lo que nos separó a todos fue simplemente, la contradicción principal de si optar por la lucha armada o no.
Surgimiento del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)

En ese momento las nuevas organizaciones eran básicamente dos, las FPL fundadas por Salvador Cayetano Carpio y el ERP. En su publicación oficial “El Rebelde”, las FPL planteaban su estrategia de “Guerra Popular Prolongada”, una concepción política militar lineal, que implicaba mantener la lucha de masas, y por otro lado, la formación de una guerrilla, que a largo plazo se convirtiera en un aparato militar, con la suficiente fuerza para derrotar al ejercito de la dictadura.

Nosotros como ERP, surgimos de tres grupos diferentes: un grupo que provenía de la juventud comunista, de la cual yo formaba parte.

En este grupo estábamos totalmente convencidos de que era necesaria la lucha armada para enfrentar la represión. El otro grupo venia de la Universidad de El Salvador y eran dirigentes del sector medio. El tercer grupo venía de comunidades cristianas de base, pero ligados al movimiento estudiantil universitario; es de este último que proviene Joaquín Villalobos y su grupo. El otro grupo de líderes de clase media, de donde viene Rivas Mira, el Tierno Sol y otra cantidad de personas de clase alta, ya tenía conformado un esfuerzo que se denomino “El grupo”, el cual fue responsable del el secuestro de Ernesto Regalado Dueñas. “El Grupo” tenía, a su vez, la participación de las FAR rebelde de Guatemala, pero después del secuestro de Ernesto Regalado Dueñas, esta incipiente organización casi se desbarata, porque la acción que realizaron era desproporcionada. Nunca antes en este país se había atentado contra la seguridad de un miembro de las familias más poderosas del país las llamadas “14 Grandes”, por lo que la represión y persecución fue implacable; sin embargo lograron recomponerse y continuar.

Nosotros los jóvenes vimos que ellos fueron capaces de atreverse a tocar el poder económico más fuerte, lo cual fue como un imán, hasta el punto que algunos de nosotros dijimos: “Esta es la guerrilla, esta gente sí sabe, son una real alternativa armada que puede derrocar a la dictadura”, y así fue como nos fuimos acercando y conectando con ellos. Digo esto, porque lo normal, al menos en el caso mío, era que hubiéramos sido atraídos al núcleo de Cayetano Carpio, ya que había sido Secretario General del Partido Comunista. Obviamente muchos compañeros fueron atraídos al “Grupo”, pero otros se acercaron más a la propuesta de Cayetano Carpio.

En el caso particular nuestro de la Juventud, no nos acercamos al grupo de Cayetano Carpio, simplemente porque no tuvimos tiempo de enlazarnos, en cambio, el acercamiento con “El Grupo” fue una mera casualidad y lo hicimos a través de que yo contacté con Mario Vigil y este me comunicó con Vladimir Rogel, quien ya estaba incorporado con dicha grupo armado. Era lógico que termináramos vinculados a ellos, ya que para cuando se conformó Acción Revolucionada Salvadoreña (ARS) – primera organización armada que surgió en el país-, ellos dos y yo éramos miembros de la “Unión de Jóvenes Patriotas” –la organización de juventud del partido comunista- y propugnábamos por la necesidad de organizar la lucha armada. Mario Vladimir Rogel era nuestro responsable en la “Juventud”. En el proyecto de la ARS se involucro Mario Vigil. Pero la ARS fue infiltrada por los órganos de inteligencia de la Policía de Hacienda (PH) y la mayor parte de los miembros de dirección fueron capturados. No obstante por esas mismas fechas, el compañero llamado el “Chele Raúl”, jefe de dicha organización, murió cerca de la antigua casa presidencial en San Jacinto; fue perseguido por tres guardias que murieron al intentar lanzarle una granada que les explotó. El “Chele” fue rodeado en una casa de la colonia Manzano para capturarlo, sin embargo, él optó por suicidarse. Este hecho que fue informado y descrito por los medios de comunicación nos impactó a todos, porque vimos un claro ejemplo de cómo no debíamos rendirnos nunca, ni dejarnos capturar. Quizás hoy eso no tenga gran impacto, pero en aquel entonces, que éramos un país que nunca había visto lucha armada de esa manera, los jóvenes teníamos miedo a usar las armas. Hoy se puede ver a tanto joven en actos de violencia, que tiran granadas y usan pistolas, pero en aquel entonces, las armas eran totalmente privativas y sólo las usaban los cuerpos policiales y la gente que tenía poder. De guerra solo habíamos visto la de El Salvador contra Honduras en 1969.

El ERP surgió por tanto, de los compañeros que se fueron articulando en torno a “El Grupo”. En su publicación “Prensa Comunista”, el ERP planteaba su estrategia de “Guerra Revolucionaria del Pueblo”, concepción que conllevaba el componente de lograr una acumulación política para la insurrección armada del pueblo, ya que solo de esa manera se podía derrotar al poder burgués. En fin, todos los discursos eran radicalizados y todas las estrategias consideraban el desarrollo de la “lucha de masas”.

En los primeros años creamos un movimiento estudiantil que se llamaba Asociación de Estudiantes Salvadoreños (AES), sector consciente –una réplica de AES, la organización tradicional que había sido respaldada por el Partido Comunista-. La AES, sector consciente, tuvo mucha capacidad de movilización, a partir de plataformas reivindicativas inmediatas, como forma de acercase a las necesidades más sentidas de la gente. No eran planteamientos muy lejanos al Partido Comunista, con la diferencia que la estrategia del PC se orientaba hacia la acumulación electoral, con menos audacia y énfasis en las movilizaciones y menos capacidad de enfrentar la represión. Nosotros creamos un movimiento sindical trabajando desde la clandestinidad; contactábamos a los líderes, sobre todo de la industria de la construcción, de la maquinaria pesada, del trasporte y otros. Por esos mismos años de 1970, 1971, 1972, también teníamos trabajo con las comunidades cristianas, sobre todo campesinas. Sin embargo, esas organizaciones no tuvieron carácter de frente político, sino de organizaciones de masa, pero cuando había necesidad, los líderes se enfrentaban a la represión.

El ERP era una mezcla de un sector de la Juventud Comunista, gente del sector cristiano, personas con ideas de izquierda, y por otro lado, con un líder un tanto anarquista Sebastián Urquilla. Más que líderes formados, fuimos una organización de compañeros que no teníamos una formación política terminada, y lo que aprendimos lo hicimos haciendo, es decir, aprendiendo en la práctica. No se puede decir quehabía una escuela de orden escolástico u ortodoxo. La primera propuesta con la que surge la educación en el ERP, fue el análisis de la realidad del país, en donde jugó un papel muy importante el compañero Rafael Arce Zablah, quien se metió de cabeza a estudiar la economía salvadoreña; de dicho esfuerzo se elaboró un documento fundamental para la interpretación de la realidad nacional que se llamó “El Grano de Oro”. Después hubo un segundo documento llamado “La Revolución Salvadoreña”. Los militantes del ERP se educaron con “El Grano de Oro” y algunos textos marxistas, sin embargo, el énfasis estaba más en los documentos propios que en los textos generales de la teoría marxista. La educación, desde el punto de vista marxista era menos sólida, menos ortodoxa, aunque los que proveníamos del sector de la Juventud Comunista, teníamos más formación de ese tipo y éramos más ideológicos. La gente de las FAR Rebelde, al menos la que conocí, también tenían formación marxista leninista.

Éramos una organización con virtudes y defectos; quizá una de esas virtudes era la capacidad del uso de la coyuntura, del manejo apegado a las situaciones políticas, pero en el plano ideológico. Otras organizaciones como el Partido Comunista y las FPL tuvieron una formación más ortodoxa y más conceptual desde el punto de vista marxista.
Concepción del Trabajo de Masas del ERP

La aspiración del ERP no era tener una estructura armada o ejército, sino una estructura político-militar –aspiración común de todas las organizaciones-, con visión de cambio hacia un sistema socialista y luego llegar a una sociedad comunista. La lucha de masas era el factor fundamental para avanzar hasta la lucha armada, ahora bien, como interpretaba la lucha armada cada quien, era otra cosa. Lo cierto es, que para nosotros la lucha armada era un instrumento político, que conjugado con la lucha social nos potenciaría para la toma del poder político. En esas tesis se afirmaba la existencia de un sector constitucionalista en el seno del ejército de nuestro país, y se avizoraba la posibilidad de construir alianzas con dicho sector, en la concepción hipotética de que podía tomar una posición en contra de la dictadura.

Pero sería mentir que había claridad sobre esta concepción, más bien existía la visión de una alianza fundamental de obreros y campesinos, con el componente de impulsar la lucha armada hacia la toma del poder. Con nuestras acciones militares también buscábamos, en cierta medida, un impacto publicitario para señalar un camino. Originalmente teníamos un planteamiento de desarrollo de la lucha política, combinando la lucha de masas y la lucha militar, la cual se manejaba de acuerdo a la coyuntura política.

Nosotros ya veníamos con la experiencia de las luchas políticas de los años 70.

En ese tiempo se crearon movimientos populares como el estudiantil de AES, el sindical, etc. y realizábamos actividadesreivindicativas inmediatas, como por ejemplo, ante el aumento de las cuotas en los colegios y el incrementó del pasaje del transporte público, nuestra respuesta fue la movilización estudiantil, y por parte de los comandos guerrilleros fue la quema de autobuses; eran actividades que además generaba una identificación de los estudiantes con la guerrilla. Otra de nuestras experiencias había sido la actividad con las organización campesinas en la que incidió mucho la Teología de la Liberación, ya que sus luchas reivindicativas contribuyeron grandemente al fortalecimiento del movimiento de masas, que con su accionar ayudaron a la toma de conciencia de clase y a la determinación de de luchar, aspectos fundamentales que incrementaron las actividades en las calles y en las fábricas.

Muy importante fue la huelga de maquinaria pesada en la construcción de la carretera de Santa Ana. Respecto a nuestra metodología de trabajo hacia las masas, a principios de los 70, de lo que se trataba era básicamente, de reclutar a los líderes de las comunidades y de los sectores, y con ellos estructurábamos una organización abierta, con el objetivo de luchar por las reivindicaciones más inmediatas, como el aumento del salario, la lucha contra el aumento de los pasajes de los autobuses, etc.

La convocatoria y reclutamiento a la lucha armada vino después, cuando la situación del país comenzó a agravarse con la represión. Entonces si comenzamos a utilizar un discurso político, con análisis e información sobre la dictadura y haciendo conciencia de la necesidad de que el pueblo se organizara para lograr un cambio que permitiera mejorar las condiciones de vida de la población, y para poder enfrentar la represión.
Este trabajo lo hacíamos acompañado de propaganda; distribuíamos comunicados, volantes, periódicos y hacíamos pintas en las paredes y muros, dando a conocer a nuestra organización armada.

En 1972 el gobierno de Arturo Armando Molina intervino la Universidad de El Salvador; las únicas marchas de protesta que se hicieron fueron realizadas por AES Sector consciente.

A partir de esta intervención se intensificó la represión, situación que nos llevó a ver la urgente necesidad de un cambio de gobierno y de modelo; pero para ello también se necesitaba otro tipo de concepto y de lucha. Para nosotros duro relativamente poco ese período, porque luego, en 1974, pasamos a formar el Frente de Acción Popular Unificado (FAPU), en el que participamos todas las fuerzas políticas de izquierda de ese momento, ya que necesitábamos unificar al movimiento popular.

Con la creación del FAPU, el movimiento estudiantil dejó de ser AES Sector consciente y se creó el Frente Revolucionario de Estudiantes “Luis Moreno”; también se crearon las Ligas si mal no recuerdo el 14 de Abril y el movimiento sindical.

En 1973, el ERP ya había tenido una escisión, que posteriormente se denominó PRTC, y más tarde, en 1975, se dio la separación de la RN, a causa del caso Roque Dalton, un episodio bastante duro y negativo en nuestra historia.

Con la escisión de la RN, Sebastián Urquílla (Rivas Mira) planteó a la dirección del ERP, su análisis sobre la situación política coyuntural, señalando, que de acuerdo a informes de inteligencia, se sabía que en el seno del ejército se estaban exacerbando las contradicciones, por lo que había que diseñar un plan estratégico y táctico, que permitiera incidir en la posibilidad de un golpe de estado, o al menos, en un hipotético enfrentamiento cruento entre los diferentes sectores del ejercito; para que ello fuera posible, teníamos que buscar algunos contactos con militares del sector constitucionalista. En todo caso, se planteó la estrategia de hacer el llamado a la insurrección, y a la creación de Comités Militares, de tal manera que ese contexto generara una reacción en el sector derechista del ejército, en el sentido de que interpretaran que el golpe de estado fuese una expresión de esa estrategia. Esa adecuación táctica tuvo sus implicaciones.
De la Concepción de Lucha de Masas al Militarismo

En 1975, el ERP valoró que la lucha de masas era algo que no tenía posibilidades, y que lo único que lograba era la represión y los asesinatos; por tanto, se orientó para que el movimiento de masas en su gran mayoría, pasara a formar parte de los Comités Militares. Así fue como el ERP se convirtió en una organización con mucha estructura y desarrollo militar, logrando una importante coordinación de acciones militares a nivel nacional; pero también se redujo enormemente nuestro movimiento organizativo de masas.

Pasamos un año con una línea francamente marcada por el militarismo y muchos conflictos internos. Los cuadros estábamos formados con la concepción de que la lucha de masas era lo más importante, y que la lucha armada era solo un instrumento, por tanto, no estábamos satisfechos con esa línea. No obstante se planteó que esa medida solo era un movimiento táctico en función de una estrategia de incidencia en una coyuntura; pero pasó todo el año 1975 y 1976 y lo táctico se estaba convirtiendo en una estrategia. Entonces, a finales del 1976 se toma la decisión de recuperar la concepción del movimiento social y político, con lo cual se retoma la organización de masas. Así es como se crean las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28), se fortalece de nuevo el FRELM y se recupera el trabajo con las Ligas Obreras, las Ligas Campesinas, la Liga Estudiantil y las Ligas Magisteriales. Recuperamos el movimiento de masas, no obstante, a esas alturas el movimiento popular masivo era el Bloque Popular Revolucionario –FPL-, y también existían, con menor desarrollo, el FAPU –RN-, las Ligas para la Liberación –PRTC- y el Partido Comunista con sus organizaciones tradicionales como la FUSS, la UDN, y en el campo ya habían creado ATACES.
Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS)-Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
Y su Inmersión en la Población

Nosotros como Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS), teníamos una estructura de masas y una estructura militar que era el ERP; por otro lado teníamos una estructura de milicias y los milicianos se sentían parte de la estructura política, pero muchos de ellos eran guerrilleros, miembros de los Comités Militares, con lo cual hacían la doble función: como Comités Militares participaban en las operaciones del ERP y como milicianos participaban como instructores de las milicias. La milicia se capacitaba y aprendía a utilizar armas, no para realizar operaciones militares, sino para aprender tácticas que les cualificara mejor para la defensa de las movilizaciones, de tomas de iglesias, ministerios, tomas de tierra, etc.

El PRS era la fuente de orientación política al ejército o a los frentes políticos (organizaciones de masas) y a los milicianos y se fue convirtiendo en una estructura más compleja. También teníamos una estructura de masas que era nuestra base social de apoyo, tanto con sus viviendas, como en los aspectos de información e inteligencia; eran la garantía de la existencia de la estructura guerrillera urbana. Quizá esto explique algunas dudas y acusaciones que había sobre el ERP, como por ejemplo que éramos agentes de la CIA o infiltrados por la inteligencia enemiga. Una de las cosas por las que se nos acusaba era, porque durante los años de 1974 al 77, todas las organizaciones militares tuvieron “casas de seguridad” que eran lugares de vivienda de células guerrilleras. Una buena cantidad de esas casas cayeron a manos del enemigo, con el agravante de que ahí murieron varios compañeros dirigentes, entre ellos Felipe Peña Mendoza. El ERP también tuvo casas que fueron rodeadas y cayeron, al menos en la ciudad; yo estuve en dos de ellas (1972 y 1975).

Después de esas experiencias negativas de allanamientos y capturas en nuestras casas y de compañeros de otros partidos y organizaciones, planteamos que nosotros éramos un partido político y la lucha armada era un instrumento, por lo que ya no podíamos seguir funcionando con grandes y sofisticadas estructuras, sino que debíamos vivir en medio del pueblo. Por eso, en 1976, el ERP desarmó absolutamente toda su infraestructura de casas y solo se mantuvieron, en todo el país, aproximadamente cinco casas, una por cada región – en San Salvador teníamos dos con capacidad para hacer algunas reuniones-. Todo afiliado y combatiente tuvo como orientación, que debía reclutar a familias para vivir con ellas. Uno dormía el lunes en una casa, el martes en otra y así toda la semana hasta volver hacer el mismo recorrido. En la medida que se organizaron más redes, sí podíamos permanecer hasta una semana en la misma casa, o nos trasladábamos a otras zonas en donde teníamos base social. Se generó una organización de familias de todo tipo: casas en comunidades marginales, barrios, colonias de clase media y media alta. A estos colaboradores les llamábamos “bases de apoyo”, que eran compañeros muy comprometidos; sus casas eran prácticamente nuestros cuarteles.

Para ese tiempo, el ejército y la inteligencia del gobierno tenían una tipificación del guerrillero: gente joven que no se relacionaba con nadie, que no tenían hijos, que no estudiaban ni trabajaban y que eran muy reservados. Esta percepción les sirvió para detectar muchas casas, partiendo de la observación y el seguimiento. De esta manera cayeron muchas casas de las organizaciones guerrilleras y muchos compañeros fueron desaparecidos o asesinados.

Esta vinculación a la base social nos permitía tener como una antena, ya que estábamos en medio de la población, lo que además nos permitía saber lo que pensaba, opinaba y sentía la gente; con ello lográbamos también, reorientar el discurso y el análisis político. Para ese tiempo nuestra organización ya contemplaba a varios cientos de colaboradores. Las bases de apoyo y milicias si eran muchísimas. En ese ambiente que vivíamos era como tener un termómetro. Antes de esta experiencia, nosotros habíamos comenzado a combatir el uso fácil de la frase “El pueblo piensa”. Para comprobarlo dijimos: “Investiguemos que piensa la gente”, y es eso lo que hicimos.

Uno de los defectos que pudo haber tenido el ERP era, que la educación filosófica de su gente no era totalmente marxista, pero una de sus virtudes era, estar abiertos totalmente a la reflexión; funcionábamos con el hacer, reflexionar y sacar conclusiones. Eso permitió al ERP dar respuestas a una estructura que se diluyó y desapareció, una estructura profesional de “casas de seguridad” que desapareció y se diseminó en la población; creo que fue como el símil de lo que fue el Bloque Popular Revolucionario, solo que el BPR tuvo la visión de organizar a las masas en gran cantidad, y el ERP fue la guerrillera diseminada en la población. Estoy hablando de los años 1975, 1976. Afortunadamente recuperamos el movimiento político de masas, ya que haberlo descuidado fue uno de nuestros grandes errores, aunque por otro lado, eso permitió crear un aparato político militar que en la guerra fue muy importante, pero nos hizo quedar menos fuertes políticamente a nivel de masas.

Algunos periodistas decían: “En El Salvador no hay montañas ni selvas, las montañas son las masas, y la guerrilla se desarrolla en el contexto de esa lucha social”. Lo cierto era, que la identidad de la población con la lucha armada, legitimaba su existencia como ciudadanos.

Las FPL crearon un movimiento extraordinariamente enorme que fue el Bloque Popular Revolucionario militante, con una clara postura política, tanto que para destruir a las FPL, había que destruir al Bloque y eso era prácticamente destruir a la población. La RN, el FAPU y el PRTC tenían un movimiento de menor magnitud, pero significativo e importante para su existencia y aporte a la lucha. El Partido Comunista seguía teniendo su movimiento de masas y político. El ERP llegó a tener una base social de la guerrilla y un movimiento de masas. Destruir entonces a esa guerrilla, era destruir las casas, las viviendas y a la población misma.
Creación de ORDEN y la UCS por Parte del Gobierno y los EE.UU.
Como Respuesta al Movimiento Popular

Como contrapartida al movimiento de masas de esa época, el gobierno, bajo la orientación de la AID de Estados Unidos, creó la Unión Comunal Salvadoreña (UCS) impulsada por Viera Altamirano, que llegó a ser una organización campesina nacional muy poderosa, ya que con la iniciativa de la Reforma Agraria del gobierno de Arturo Armando Molina se potenció, a tal grado, que si hubiera llegado a consolidarse, pudo haberse convertido en la contra parte del Bloque Popular Revolucionario, y llegar a ser otra opción para los campesinos; hubiera hecho mucho daño a la organización campesina de base, pero sobre todo, la historia hubiera sido totalmente diferente para la guerrilla, porque le hubiera restado apoyo social en el campo.

También crearon la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), que era la estructura de poder social de dominio civil, al servicio de la dictadura; eran los famosos “orejas”. Las temibles patrullas militares eran civiles que tenían privilegios respecto la posibilidad de tener empleo en las instituciones públicas y acceso a la corrupción. Estamos hablando de más o menos 150,000 miembros, un verdadero y decisivo instrumento de la dictadura militar para ejercer el control civil y la represión, ya que ellos eran los ojos y oídos de la dictadura en el seno de la población. A principio, cuando eran patrullas cantonales no eran tan peligrosos, pero cuando se recrudeció la guerra, se apropiaban de los terrenos y negocios de los campesinos y eran los responsables de auténticas matanzas contra la población. Eran un verdadero terror.
“Anécdota de la Vaca de UCS”

Respecto a la UCS hay una “Anécdota de la Vaca”, que además de ser simpática es dramática, porque refleja la ideología de los poderosos y la mentalidad que se había generado en el país. Me cuenta un amigo Leonel Gómez, que durante una visita que hizo a su tío que era cafetalero, presenció una discusión entre cafetaleros terratenientes y campesinos miembros de UCS.

“Resulta que la Unión Comunal Salvadoreña cumplía dos años y los querían celebrar a lo grande, de manera que deseaban matar tres novillas para hacer una fiesta y repartir carne a la gente, pero ellos solo tenían dos novillas, por lo que decidieron ir a la cafetalera. Por primera vez en la historia, los campesinos entraban a la sala de reuniones de los patronos que eran miembros dueños de la cafetalera porque en el país, un campesino y un miembro prominente, no se daban la mano ni se sentaban juntos en la misma mesa; lo usual era que los peones y jornaleros se quedaban fuera de la casa principal de la hacienda. Pues ahí entraron los campesinos y se sentaron en la misma mesa junto a los patronos, para solicitarles la vaquita y así poder celebrar su segundo aniversario. Los cafetaleros los atendieron y los oyeron, pero luego los sacaron; cuando ya salieron los campesinos, los cafetaleros dijeron: Bueno ¿Qué es esto? ¿Cómo es que estos jinchos pelados se quieren sentar en la misma mesa con nosotros y a pedir una vaca? Eso es peligrosísimo. A esta gente le das la mano y te agarran el codo”.

La lectura de esa anécdota es, que si con esas pequeñas cosas, como la famosa vaca, y otras de mayor importancia, los campesinos de la UCS hubieran sido apoyados, probablemente se hubieran compactado y crecido mucho más, al grado de haber podido hacer un incalculable daño a nuestro movimiento de masas y a la guerrilla. Sin embargo, la mentalidad absurda y recalcitrante de los ricos poderosos no les permitía aprovechar esos espacios de diálogo y concordia con sus propios trabajadores, incluso en beneficio de sus propios intereses. Ellos tenían sus propios métodos: mandar, explotar, robar y reprimir, todo ello con un profundo menosprecio a los pobres. Son esta suma de aspectos los que fueron marcando poco a poco un rumbo inevitable en nuestra historia, porque la gente finalmente termina cansándose de humillaciones y sometimientos.
Determinación de la Oligarquía y la Dictadura De Acabar con el Movimiento Popular

Con la masacre del 30 de julio de 1975, en la que los militares usaron tanquetas y ametralladores 50 contra la marcha de estudiantes universitarios, ya vimos la determinación de la dictadura de querer parar al movimiento popular a sangre y fuego; sin embargo, a partir de ese doloroso episodio, las organizaciones de masas comenzaron a conformarse en frentes políticos. Además de la organización gremial, eran organizaciones masivas de militantes políticos, con una idea clara de luchar por la liberación. Todas las organizaciones teníamos milicias de autodefensa. Por supuesto el régimen sabía y conocía las intenciones liberadoras de nuestro pueblo, por lo que arremetía con mayor contundencia represiva cualquier movilización, tal es el caso de la masacre del 28 de febrero del 77 en Parque Libertad.

Luego, en octubre de 1979, vino el golpe de estado de la Juventud Militar y de nuevo se da otra masacre en el centro de la capital San Salvador. En 1980 asesinaron a casi toda la dirección del Frente Democrático Revolucionario, e incluso a Monseñor Romero. Durante el entierro de Monseñor cometieron otra masacre con ataque de francotiradores.

Pese a los propósitos de exterminio de la derecha, nuestro pueblo se fortalecía con un ánimo de lucha cada vez más combativo, de manera que de 1975 a 1980, en El Salvador tuvimos prácticamente una guerra civil de características impresionantes; éramos un pueblo organizado, con clara conciencia política y concepción de un proyecto político. Teníamos una lucha combinada de movilizaciones de masa y lucha armada.

Después de la masacre a los estudiantes en Julio de 1975, las movilizaciones de masas comenzaron ser acompañadas por los comités de autodefensa, porque las organizaciones populares, tanto a nivel nacional como regional y departamental, tenían paralelamente sus propias milicias y los milicianos eran entrenados por instructores que eran miembros de las organizaciones armadas. Los miembros de dirección de las organizaciones de masas, de los frentes políticos, eran miembros de organismos partidarios político-militares, y así uno podía pertenecer a un organismo de dirección nacional, dirección departamental, regional, municipal, célula de base, célula de apoyo, colaborador o simpatizante.

Nosotros en ese período excepcional volvimos, más que al movimiento gremial, al movimiento político, al frente político, pero la guerra desnaturalizó prácticamente al movimiento social. En 1980, la derecha asumió una estrategia de genocidio y comenzó a asesinar de manera masiva a los líderes del movimiento social.

Recuerdo uno de los hechos macabros. Un día en Santa Ana apareció un volcán de 60 cadáveres en uno de los cruces de las calles, más claramente, en el cruce de la calle que va de Santa Ana al volcán de Santa Ana y la calle que va para Ahuachapán. Luego en San Salvador amanecíamos contando 11, 12 o 13 cadáveres a lo largo de cualquier calle, con la característica de haber sido degollados. La tortura y la barbarie de todo tipo eran cosas espantosas.

El ejército tomó una línea de no tener presos políticos y como no les convenía, porque les traía problemas políticos por las movilizaciones populares, se deshacían de ellos. El Capitán Mena Sandoval – un ex militar del ejército que después se incorporó a la guerrilla- me contó que vinieron a El Salvador unos expertos uruguayos a través de los gringos, a enseñarles las últimas técnicas que consistían en capturar, torturar y matar, de esa manera no habría presos políticos. Comenzaron a haber muchísimos muertos a manos de las estructuras militares del estado, entre ellos los escuadrones de la muerte.

Después del asesinato de Monseñor Romero, el 24 de marzo de 1980, la gente decía: “Si los muchachos no hacen nada ahora ya fracasaron”, y nosotros seguíamos desunidos. Ese mismo año se comenzaron a hacer esfuerzos para lograr la unidad, creándose primero la Dirección Revolucionaria Unitaria (DRU), después la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM) y luego el FMLN.

Para la Ofensiva del 10 de Enero de 1981, se incorporó a la lucha armada todo lo que se pudo del movimiento popular, y aunque esa medida fortaleció el esfuerzo militar, también tenemos que reconocer que eso debilitó enormemente al movimiento de las organizaciones sociales de masas.
Los Valores, el Sacrificio y la Determinación de Lucha del Pueblo

Durante el proceso de lucha de masas de la década del 70, hubo muchos desaparecidos y caídos, pero hablar de ellos, además de ser fuerte y doloroso, es casi imposible, porque uno empieza a ver desfilar por la mente a miles de personas: mujeres, hombres, ancianos, jovencitos y niños. La represión era terrible, pero la gente estaba decidida a continuar con la lucha; iban a las marchas o manifestaciones y los militares mataban a las personas, las comunidades las lloraban y las enterraban y ahí mismo organizaban en respuesta otra manifestación. Los que estábamos en la guerrilla con las armas en la mano, pensábamos que la lucha era difícil, pero ¿Cómo podía uno explicarse, que las personas que estaban desarmadas pudieran demandar sus reivindicaciones y hacer sus manifestaciones sin casi nada para defenderse? Solo se puede explicar por el cansancio de la dura situación que en ese tiempo se vivía, y al compromiso de sangre con la lucha por lograr un cambio estructural, con justicia y respeto a la dignidad humana. A esta actitud contribuyó mucho la iglesia popular que jugó un papel importante con el trabajo de muchos sacerdotes, catequistas, comunidades eclesiales de base e incluso, el mensaje profético de las homilías dominicales en la radio YSAX de Monseñor Romero. Todos los barrios y clases medias escuchaban sus homilías. Seguramente no lo hacían los habitantes de la Colonia Escalón.

La participación de los cristianos y del movimiento de comunidades eclesiales de base fue vital para el desarrollo de la lucha de masas. La Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS) fue la organización más grande del Bloque Popular Revolucionario.

Era una lucha popular con valores, que no buscaba logros ni intereses personales, por el contrario, uno daba, se entregaba y se sacrificaba. En el caso de la guerrilla, los compañeros pensaban que la guerra iba a durar 20, 30 o 40 años y que no íbamos a ver la victoria final, sin embargo nadie se rendía, y no temo a equivocarme, que no había un tan solo guerrillero que no pensara en la posibilidad de que en cualquier momento podía morir en la guerra.

Murieron muchos compañeros valiosos, entre ellos campesinos, obreros, maestros, estudiantes y en general, ciudadanos del pueblo. Una muerte sentida nacional e internacionalmente fue la de Monseñor Romero, asesinado por los Escuadrones de la Muerte. Monseñor Romero es una figura universal, con un mensaje claro y analítico sobre las causas de la pobreza y la injusticia de nuestro país y del mundo; no era un hombre de izquierda ni perseguía la revolución, sin embargo iluminaba la mente de los salvadoreños con su sabiduría profética y sus críticas a los ricos y al gobierno.

Monseñor Romero era y continúa siendo la cúspide del compromiso con los pobres y la justicia; fue y aún sigue siendo un baluarte de los derechos universales del hombre.

Hoy, después de los Acuerdos de Paz, mucha gente me pregunta “Mire, usted que estuvo en el conflicto armado y después negociaron la paz, ¿Cree que valió la pena la guerra?” La gente que pregunta eso es porque no conoció en qué tipo de país vivíamos en esos tiempos. Hoy es increíble, porque en las calles y en todos lados se siente una gran tención por la situación de inseguridad, a causa de las pandillas llamadas maras. La delincuencia es grave. Yo les respondo a esas personas: “Piensen en la tensión que vivimos ahora en nuestro país y multiplíquela por 10, o por 20, entonces van a entender lo que era vivir bajo una dictadura. Lo de las maras es un abuso; nosotros sufrimos el agravante y la situación indigna de que los cuerpos policiales represivos mataban a la gente por pensar”.

Clarita, Alejandro y Andrés: Fundadores del Alba

Clarita, Alejandro y Andrés

Fundadores del alba

Por Atilio Montalvo, 29 de marzo de 2010

Conocí a Clarita Elizabeth Ramírez “Eva” y al “Ejote” Alejandro Solano “Chico”, cuando entré a la U en 1972, en los círculos de estudio de marxismo que organizaban las sociedades estudiantiles AGEUS (Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños), y la SES (Sociedad de Estudiantes de Sociología).

Foto: Clara Elizabeth Ramírez “Eva”. El 11 de octubre de 1976, en Santa Tecla, tres jóvenes se enfrentaron a un verdadero ejército, en un combate que estremeció al país entero.Eva

Eva, era una estudiante de Sociología muy dedicada, ordenada, inteligente y guapa; Chico el “Ejote” muy aplicado en los estudios, de critica aguda, excelente sentido del humor y de volada algo liberal en esa época, como muchos de nosotros; todos éramos muy amigos en la U con Felipe Peña “Nacho”.

A Andrés Torres “Toño”, lo conocí también en 1972, era instructor de Sociología, muy estudioso, originario de Apaneca, muy disciplinado y con una visión bastante optimista de la vida, era amigo de Bety y desde que lo conocí surgió entre nosotros una muy buena amistad. Él y Virginia Peña “Susana” me ayudaron mucho a entender el materialismo histórico y dialectico en mi época de estudiante.

Ese mismo año, en julio después del cierre de la U por la intervención militar, Nacho y yo pasamos a formar parte de los primeros Comandos Urbanos de las FPL y nos dieron la tarea de crecer y formar grupos de colaboradores llamados Grupos de Apoyo que cumplían las tareas de propaganda, trabajo político y apoyo logístico. Fue allí que Felipe incorporó a Clarita y Alejandro, luego a “la Chinita” Gloria Palacios “Úrsula” y yo por mi parte, incorporé a Andrés.

Con Nacho participamos en muchas operaciones armadas de los comandos armados de las FPL hasta septiembre de 1974 que fue donde iniciamos la discusión sobre la formación del Frente Revolucionario de Masas.

Foto: Alejandro Solano “Chico”, caído el 11 de octubre de 1976 en Santa Tecla.

ChicoPosteriormente en ese mismo año, cuando hicimos el viraje al trabajo de las organizaciones revolucionarias de masas las FPL, se separó el trabajo militar, del trabajo político de masas, formando la Comisión Militar bajo el mando de Nacho y la Comisión de Masas bajo el mando de Salvador Cayetano Carpio “Marcial”. Eva, Chico y Toño fueron los impulsores del trabajo campesino bajo la dirección de Nacho, y yo pasé a reconstruir el movimiento estudiantil de UR-19 (Universitarios Revolucionarios 19 de julio, fecha de la intervención militar a la UES en 1972), y la AGEUS.

A mediados de 1976 celebramos el Concejo Revolucionario de las FPL con la participación de 15 compañeros que veníamos del trabajo militar y de masas; allí se oficializó la formación de la Comisión Militar y la Comisión de Masas (CONAMAS) y se planteó la tarea de formar el Partido Revolucionario. Se eligió oficialmente al Comando Central, a su primer responsable Marcial y como segunda responsable a Eva.

Desde el núcleo inicial de las FPL, de hecho ya existía un segundo responsable que fue José Dimas Alas “Omar” desde 1970 a 1973, luego después que cae Omar asume como segundo responsable Nacho durante dos años hasta que cayó en agosto de 1975 y fue hasta el Consejo Revolucionario de 1975 y fue hasta el Consejo Revolucionario de 1976, que nombramos a Eva como segunda responsable a propuesta de Marcial.

En la naciente CONAMAS estábamos Marcial, Eva, Chico, Toño, Mélida Anaya Montes “Ana María”, Lorena Peña “Rebeca”, Orlando Quinteros “Gerson” y yo. Según lo que recordábamos hace poco con Lorena, Eva tomó la responsabilidad de la CONAMAS; Toño era responsable de la Subcomisión del Campo y Chico tomó la responsabilidad del trabajo de la Subcomisión de Maestros y también apoyaba la Comisión de Propaganda y la de Educación Política.

La Comisión de Masas ocupaba un local de trabajo en la Colonia Don Bosco de Santa Tecla, que era la casa donde se reunía inicialmente la Subcomisión del Campo que antes estuvo integrada por Eva, Toño, Chico, Antonio Cardenal “Jesús” y un campesino de San Pedro Perulapán.

Allí vivían Eva, Chico y Toño, quien nos apoyaba con el transporte en un microbús Volkswagen anaranjado, recogiendo a todos los compañeros de la CONAMAS, los días de reunión.

Ana María siempre ponía su contacto con Chico en dos puntos: uno en la parada de buses de una ferretería que se llamaba “el Maistro Prefa” donde vendían ladrillos de bloque, sobre la 1ª Calle Poniente cerca de donde hoy está la UTEC (Universidad Tecnológica), y otra en la parada de buses del Colegio Santa Cecilia en Santa Tecla. Después de la muerte de Eva, Chico y Toño ella escribió un poema precioso que se llama “La iglesia de 3 picos”.

TonoFoto: Andrés Torres Sánchez. (EL TERCERO DEL GRUPO. Nadie identificó ayer al otro terrorista que también se suicidó, dado el tatuaje de pólvora encontrado en su sien derecha. Este -según se informó -fue quien escribió con sangre las siglas de FPL en la pared, al pie de la cual se encontraba”. (Foto de Álvarez), el diario de hoy. Martes 12 de octubre de 1976)

El 10 de octubre estuvimos reunidos Marcial y yo en la casa de la Don Bosco, para preparar unos documentos que íbamos a discutir el siguiente día. Con Marcial estuvimos hasta cerca de las 11 de la noche, analizando la estrategia de trabajo de las Milicias Populares, Eva y Toño llegaron tarde pero no nos vimos por razones de compartimentación.

Luego Chico Salió a la puerta para ver cómo estaba la situación de seguridad en la calle, nos despedimos y comenzamos a caminar con Marcial en la calle principal que viene del centro de Santa Tecla sobre la acera norte frente a una pupusería, allí notamos que todavía habían unos clientes y comentamos que habían dos que se nos quedaron viendo y parecían sospechosos, tomamos el pasaje hacia la calle de Las Delicias, en la entrada poniente de la ciudad y allí abordamos un taxi hasta el Salvador del Mundo, donde cada quien abordó otro taxi para ir a los locales de seguridad que teníamos.

Al siguiente día, muy temprano me dirigí de nuevo a la reunión de CONAMAS que teníamos en la Don Bosco, a mi me tocaba entrar a las 7 a.m. ya que las llegadas de todos era de forma escalonada, allí iba a presentar la propuesta de trabajo de Milicias y una cuadra antes de llegar a la pupusería vi una trabazón de vehículos que estaba desviando la Policía Nacional hacia la otra calle, habían muchas personas aglomeradas y comencé a preguntar qué sucedía, la gente decía que había un enfrentamiento armado con la Guardia y la Policía Nacional.

Cuando llegue hasta el cordón policial, vi el humo saliendo de nuestro local dos tanquetas una metida en el portón de la casa y otra frente al muro derribado que estaba sobre la calle principal. Yo iba armado, con un montón de papeles en la mano y le pregunté a un policía que estaba en el cordón que si se podía pasar y me dijo que no, que había un enfrentamiento con guerrilleros en esa casa y me la señaló.

Yo no creía lo que estaba viendo, me vinieron muchas cosas a la mente, si los compañeros estaban vivos, había tiempo para ir a traer un comando de refuerzo y atacar el cordón policial… ir al re contacto con los demás compañeros de la CONAMAS y avisarles lo que estaba pasando… me inundó la impotencia, el coraje y fui a contactar a Rebeca para avisarle y me dijo que ya sabía lo ocurrido, que había que desalojar todos los locales y que nos viéramos a las 5 de la tarde, que ella tenía otro local para ir a pasar la noche.

Luego me reuní con Marcial para analizar la situación, la primera reacción de Marcial fue tirar un cuaderno que tenía en la mano contra la pared y con los ojos llorosos dijo unos insultos contra la dictadura.

Después busqué contacto con el compañero “Pepe” y otros compañeros que por su trabajo tenían información fresca de lo que realmente había sucedido.

Los compas nos dijeron lo siguiente, la versión de los oficiales al mando, es que la Guardia Nacional (GN) había capturado al compañero campesino de la Subcomisión del Campo y él había delatado la casa, que cuando llegó la GN después de las 11 pm rodearon la casa, se tomaron los techos vecinos y cuando un oficial tocó el timbre del garaje encendieron una luz adentro y salió un hombre a ver, que por todas las características que dieron, fue Toño.

Luego apagaron las luces y solo quedaron encendidas las del patio y la calle, después de algún tiempo, comenzó el enfrentamiento en la ventana que daba al pasaje y en el patio, luego comenzó una humazón dentro de la casa que se confundía con el fuego de los fusiles de la guardia y las bombas lacrimógenas.

Que los guardias del patio pidieron refuerzo porque tuvieron heridos y no pudieron entrar, que luego todo se calmó, que la policía pensó tirar granadas por el techo pero después que tiraron una, ellos mismos salieron heridos, luego de adentro les respondieron tirando mas granadas y disparos.

La GN al ver que había fuerte resistencia, entró con una tanqueta derribando el portón negro del garaje que estaba sobre el pasaje y derribaron el muro de la calle principal con explosivos abriendo un boquete que fue donde subió la otra tanqueta hacia el patio.

Lo mayor del combate se habría dado desde las 4 am porque la GN no había podido entrar a nuestro local y que fue hasta las 7 am que entraron y al ver a los tres compañeros dieron la versión de que eran más y que los otros habían escapado por los techos vecinos hacia los cafetales.

Al entrar, encontraron en un cuarto papeles quemados y en otro lugar Eva y Chico muertos juntos con las armas en la mano y otro lado sentado muerto con un arma en la mano Toño que habría pintado con su sangre y la de los compañeros, “Revolución o Muerte” y “Vivan las FPL”. Que los guardias y policías que participaron en el operativo estaban impresionados por la respuesta de los compañeros.

En la cartera Eva, tenía una foto de su hija, su cédula de identidad unos apuntes con listado de compras, maquillaje, treinta colones y un guineo. Chico, tenía en la cartera su cédula, veinte colones, unas monedas y un papel con dibujos de muñecos con unos nombres; Toño tenía su cédula, varios colones, monedas y unos apuntes con algunas consignas.

Dos años antes, el 9 de Agosto de 1974, a pocas cuadras de allí, había caído en combate “Juan Sebastián” (Alejandro David) hermano de Eva, cuando las FPL hicimos un operativo de recuperación económica en un banco en donde participamos Juan Sebastián, Nacho, Osmín, Alberto, Félix, Oscar, Julia, Úrsula y yo.

Desde esos días no me acostumbro a ver las fotos de mis compañeros, mis hermanos, en los periódicos nacionales y en El Rebelde; nunca me acostumbraré a sentirlos muertos, a ellos les debo mi vida, lo fresco de mis ideales y lo que actualmente soy; es por eso que desde esos días para acá, me cuesta ir a los funerales de mis compañeros… porque me cuesta enterrarlos y… sentirlos muertos.

(Fuente: Eva, Chico y Toño. Victoria Eugenia Ramírez Acosta, FundAbril, primera edición. Octubre 2010, San Salvador, El Salvador).

Cómo perder la Casa Blanca en 2016

21 de Julio de 2013 Es facilísimo. No hay que romperse la cabeza. Lo único que tienen que hacer los republicanos en la Cámara de Representantes es votar en contra de la reforma migratoria o boicotear el proceso. Es todo. Con eso basta para que su candidato –el que sea– pierda las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2016.

A veces parecería que los congresistas republicanos están siguiendo al pie de la letra un plan ideado por su peor enemigo y que consiste en atacar e insultar al grupo político de más rápido crecimiento en el país: los hispanos. En lugar de aprovechar el enorme avance que lograron los republicanos en el Senado aprobando la legalización de la mayoría de los 11 millones de indocumentados, muchos miembros del Partido Republicano en la Cámara de Representantes se han dedicado en los últimos días a echarlo todo a perder.

A veces da la impresión de que algunos de ellos tienen un particular gusto por sonar como antiinmigrantes y prejuiciados. Quizás eso les da votos en las remotas partes del país donde no viven muchos extranjeros, pero es de una ceguera política impresionante. No se dan cuenta de que su odio puede ayudarles a ganar un distrito en Alabama, Arizona o Alaska, pero, al mismo tiempo, les garantiza una terrible derrota electoral nacional en tres años.

El propio expresidente George W. Bush rompió su voto de silencio en una entrevista para tratar de convencer a otros republicanos a que voten a favor de un camino a la ciudadanía para los indocumentados. “Es muy importante arreglar un sistema que está roto, tratar a la gente con respeto y tener confianza en nuestra capacidad de asimilar a más personas”, dijo a la cadena ABC.

Bush tiene razón en eso. Lástima que cuando él fue presidente no tenía esa misma urgencia para aprobar una reforma migratoria. Cuando la propuso en 2007 fue demasiado tarde y ya se había acabado todo su enorme capital político.

Bush también dijo en la entrevista que “la razón para pasar una reforma migratoria no es salvar al Partido Republicano”. Pero ahí W. peca de ingenuidad. A los republicanos les urge quitarse ese tema de encima. Mitt Romney perdió la pasada elección presidencial por su absurda y tonta idea de “autodeportar” a millones de indocumentados.

El líder de la Cámara de Representantes, John Boehner, no ha aprendido las lecciones de la historia reciente. Como decía un viejo sacerdote en mi escuela secundaria: “Ve la tempestad y no se hinca”.

Si Boehner, como amenazó recientemente, se rehúsa a llevar este tema a votación, estaría cometiendo un verdadero suicidio político para su partido.

Es muy desconcertante y desafortunado que Boehner, en un comunicado, haya llamado “equivocada” y “apurada” la propuesta migratoria del Senado. Parece estar desconectado de lo que quiere la mayoría del país, según las encuestas, después de casi tres décadas de espera. ¿De verdad Boehner quiere ser el nuevo villano de la comunidad hispana reemplazando al odiado sheriff Joe Arpaio? ¿En serio quiere ser parte del tristemente célebre grupo antiinmigrante conformado por Pete Wilson, Tom Tancredo, Jan Brewer y Ted Cruz? Ya lo veremos.

Mientras tanto, vamos a ponerle un poquito de aritmética e historia al argumento de que los republicanos perderán la Casa Blanca si boicotean la reforma migratoria.

En 2000 un pequeño grupo de votantes hispanos hizo que Bush ganara la Florida y la presidencia. En 2004 Bush sacó 44 por ciento del voto latino y repitió en la Casa Blanca. En 2008 un 67 por ciento de votantes hispanos ayudó a elegir al primer presidente afroamericano y en 2012 Obama arrasó con el apoyo de 71 de cada 100 votantes hispanos.

En 2016 los republicanos tienen la oportunidad histórica de compartir el crédito con los demócratas en el tema de la reforma migratoria y dejar atrás una maldición de años. Diez y seis millones de votantes latinos decidirán esa elección.

Pero si, a pesar de todo, los republicanos apelan a los instintos antiinmigrantes de los más extremistas, perderán la Casa Blanca en 2016 y se tardarán muchos años más en conseguir el perdón de los latinos. Como dice un sabio dicho mexicano: sobre advertencia no hay engaño.

El Salvador y la resistencia popular a los imperios

San Salvador, 21 de julio de 2013 El Salvador no puede aislarse del enfrentamiento global entre las resistencias populares y los imperios predominantes y emergentes. Esta es la característica más relevante del escenario internacional desde el derrumbe a finales del siglo pasado, de lo que se conoció como socialismo real. Nuestra inserción en este conflicto es ineludible además de urgente.

El conflicto mundial, con sus diferentes actores y escenarios, entre los que se encuentran los países del OCDE y del BRICS, así como los espacios de lo político, lo militar, lo financiero, las comunicaciones, lo tecnológico, y el control de los recursos naturales, influye, determina, y condiciona los límites y potencialidades de los procesos de cambio que se desarrollan en el mundo, incluyendo a El Salvador. A continuación se describen algunas facetas de esta amplísima pugna.

Rusia detiene en G-8 agresión contra Siria

La primera línea de enfrentamiento militar entre los imperios del atlántico norte y las resistencias del medio oriente está situada en las planicies de Siria, pero en este mundo globalizado fue en Irlanda del Norte, otro bastión de lucha antiimperialista, donde se postergó en la última reunión del Grupo G-8, el ataque imperial sobre este país árabe, que enfrenta una “guerra civil” prefabricada y la amenaza de una agresión imperial.

En el Medio Oriente, Siria es la antesala para atacar a Irán de la misma forma que en nuestro continente Venezuela es la antesala para golpear y controlar a Brasil y aislar a Cuba. Y la “guerra civil” emprendida contra el gobierno nacionalista sirio de Bashar Al Assad, está orientada a fortalecer el cerco contra Irán y avanzar así en la reconquista del Medio Oriente. En este panorama, Israel juega en aquella cancha el mismo papel subordinado que en la nuestra juega Colombia.

Ya los imperios del atlántico norte en este siglo XXI han avanzado en la reconstrucción del mundo colonial, al apoderarse de Irak (2001) y más recientemente de Libia (2012). Pero han fracasado en Afganistán. Y sus enemigos inmediatos a derrotar son Siria, Palestina (en particular la franja de Gaza) y el Hezbola libanés. La apuesta máxima es Irán. Y para esto cuentan con el apoyo de Arabia Saudita, Qatar, Turquía y hasta hace poco Egipto.

Aunque en el caso de Egipto, el derrocado gobierno de Morsi y los Hermanos Musulmanes, tuvieron que pagar caro el precio de su política entreguista frente a Israel y la OTAN y provocaron felizmente que de nuevo los sectores populares recuperaran la calle, creando una situación que momentáneamente debilita la estrategia de intervención militar hacia Siria.

El G-7 menos Rusia desean y sueñan invadir, ocupar, capturar, apoderarse de las riquezas de Siria. Y en su última reunión del G-8 en Irlanda del Norte, los representantes del mundo globalizador angloparlante Obama y Cameron, seguidos por los otros cinco gobernantes, de Japón, Canadá, Francia, Italia y Alemania, mostraron sus colmillos, pero felizmente el ruso Putin defendió enérgicamente el derecho a la independencia y a un arreglo negociado de la crisis en Siria.

Siria y El Salvador: Una historia compartida de lucha contra la opresión

Hay muchas diferencias entre nuestros dos países pero también semejanzas. Su capital es la milenaria Damasco y hablan árabe mientras nosotros hablamos español y nuestra capital es San Salvador. Son 20 millones de habitantes y nosotros somos 6. En su vecindario geográfico, al norte esta Turquía, al oriente esta Irak. Al sur esta Israel y Jordania. Al occidente el Líbano. Nosotros estamos en Centro América.

Son islámicos, y el grupo principal es el sunita mientras que nosotros somos cristianos y el grupo principal es el católico. Desde 1970 el país es dirigido por el Partido Baath Árabe Socialista y es un país productor de petróleo. En nuestro caso, desde el 2009 el país esta conducido por una coalición de centro-izquierda que incluye al Presidente Mauricio Funes y al FMLN.

Siria es la antigua Ugarit donde surgió el alfabeto y es el lugar donde también se descubrió el bronce. Son cinco mil años de historia antes de nuestra era. Son cinco mil años de luchas. Y en esta larguísima historia de resistencia del pueblo sirio aparecen las luchas en contra de la dominación de los sumerios, acadios, asirios y babilonios a partir del 2,260 a.n.e., después por los cananeos, fenicios, arameos, iniciando en el 1600 a.n.e., luego por los hititas a partir del 1430 a.n.e, hebreos, egipcios, persas, griegos, seleucidas, romanos, bizantinos, árabes en el siglo VII, francos en las cruzadas del siglo XII, mongoles en el siglo XIII, otomanos, del siglo XVI al XX y por último franceses, de 1922 a 1946.

En nuestro caso, son dos mil años de lucha y es una historia de resistencia que comprende otros imperios y naciones dominantes, incluyendo la olmeca, maya, azteca, del imperio español que va del 1524 al 1821, y coincide con la dominación otomana en Siria, luego la influencia inglesa en el siglo XIX, y la dominación norteamericana, que se vuelve hegemónica partir de 1941 y sigue vigente.
En 1922 la Liga de las Naciones, en una clásica postura imperial, al desaparecer el Imperio Otomano, repartió el dominio de la antigua Siria entre dos potencias: a Reino Unido le correspondió Transjordania y Palestina y a Francia, Siria y el Líbano.
Esto determinó que la última independencia fue lograda en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial. En 1963 se instala el Concejo Nacional del Comando Revolucionario, cercano al Partido del Renacimiento Árabe Socialista , Baath. Cuatro años después, en 1967 se enfrenta la agresión militar de Israel que con el apoyo de las potencias occidentales, invade y se apodera de las Alturas del Golan. Hoy resiste exitosamente las embestidas imperiales de la OTAN y del gobierno de Estados Unidos.
La victoria de El Salvador sobre Australia
Ya que no logramos derrotar a los imperios en desarrollo económico, ni en ciencia y tecnología, ni en poderío militar, ellos nos permiten amablemente, de vez en cuando, que podamos derrotarlos en los estadios para que sepamos que este mundo es ancho y ajeno. Y también permiten bondadosamente que podamos vencerlos en espectáculos religiosos, deportivos y hasta musicales.
Pero cuidado con intentar superarlos en laboratorios de tecnología nuclear porque para los países emergentes como Brasil y los desahuciados como el nuestro, lo autorizado son los escenarios, las canchas y las iglesias. Y esto no significa que la victoria de la Sub-20 sobre Australia de 2 a 1 sea irrelevante sino que hay que colocarla en su justa dimensión al aplaudir a la “Azulita” y sin olvidar el “histórico” El Salvador 6 Italia 5 de nuestra Selecta de Playa en el 2011.
O nos veremos seducidos por la publicidad de los espectáculos y nos olvidaremos de las tareas de la resistencia popular global que hoy se expresa en Brasil, en Turquía, en Sudáfrica, en Egipto. Y que en nuestro país asume rasgos todavía débiles, borrosos, opacos, pero que puede estallar en cualquier momento como ha sucedido en el pasado. Hay que estar siempre a la expectativa.
Y no olvidemos que mientras los imperios imponen el silencio del temor, la resistencia popular asume la alegría de la palabra, consciente que el pan de la esperanza es el alimento de los que sueñan y luchan y que nunca debemos de aceptar el panem et circenses sino el ritual eterno del panem et pugnare.
Los pueblos duermen y despiertan, duermen y despiertan. Durante el sueño acumulan energías, aprenden, se fortalecen, se reconocen, se organizan. Y cuando se levantan, con la firmeza de sus pasos se construye el horizonte y con la profundidad de su mirada se levanta la dignidad del porvenir.
La lucha contra las minas, contra las bases militares, contra las represas, contra los asocios publico-privados, es parte de ese enfrentamiento global contra los imperios y sus corporaciones. Es una lucha global que se pelea en cada territorio y que se disputa en cada jirón de piel.
La lucha contra la opresión es también una pelea a muerte que transcurre al interior de nuestra mente. No podemos o no deberíamos pelear afuera sino hemos peleado adentro. La primera tarea y quizás la más difícil es desalojar, arrancar al opresor de nuestro cuerpo y de nuestra vida. Es detectar en nuestra cultura patriarcal y de clase, las raíces de la opresión y erradicarla. No es fácil, es cuesta arriba.
En nuestro caso como hombres, el desafío planteado es el combatir tanto el androcentrismo como la homofobia, así como la necesidad de construir una nueva masculinidad liberadora que nos permita nuevas relaciones con nuestras compañeras ( madres, esposas, hijas) y compañeros (amigos, compañeros de trabajo, vecinos) basadas en el respeto a la diversidad, la amistad sincera y la dignidad de todo ser viviente, que permita superar también la visión de dominación sobre la naturaleza por una visión de armonía, de comunidad, de respeto.
De no resolver estas cuestiones hic et nunc, vamos a llevar subidos en una carroza a la nueva sociedad los fantasmas autoritarios del viejo orden y estos se van apoderar de las banderas y van a definir las agendas de la militancia, como ya ha sucedido en el pasado. La experiencia de la URSS es aleccionadora.
Los puentes y los horizontes de la nueva sociedad se construyen hoy y se construirán mañana. Y deben de tener la solidez de los principios de la justicia social para evitar que la fuerza de los ríos de la política y la fuerza de los vientos del poder, los destrocen, como ha sucedido en otras experiencias históricas.
Los perdedores y ganadores de la nueva crisis intergubernamental
Nos encontramos a casi seis meses de las próximas elecciones presidenciales y por lo tanto, cada acción de las diversas fuerzas políticas y sociales en conflicto incide directamente en los resultados electorales, beneficia o perjudica a los tres principales candidatos. A continuación pasamos revista a tres de estas situaciones, a sus actores principales, intereses y posibles desenlaces. Y finalmente hacemos algunas consideraciones sobre la batalla electoral y el papel del movimiento popular, y algunas perspectivas.
Las temáticas seleccionadas son las del conflicto entre la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y la Asamblea Legislativa alrededor de la elección de magistrados de la Corte de Cuentas de la República, la controversial tregua entre pandillas y la prolongada crisis económica.
Sobre el conflicto entre la SC-CSJ y la AL. Es un conflicto inédito en el país. En el pasado la Corte Suprema de Justicia y la misma Asamblea Legislativa obedecía a la Presidencia. Así fue durante los 20 años de gobierno de ARENA (1989-1992). Durante los 5 años de gobierno de la Democracia Cristiana (1984-1989). Durante los 17 años de gobierno del PCN (1962-1979).
La existencia de este conflicto es el elemento central de la profunda reforma política que vive el país como resultado de la llegada de un gobierno de centro-izquierda en 2009 y será probablemente su herencia política histórica más destacada, incluso más que el elemento de lo social, que ya venía siendo cultivado por el ultimo gobierno arenero.
Lo interesante es que es la Embajada de Estados Unidos, la que hábilmente se coloca como principal impulsora de estos procesos así como la ANEP y el partido ARENA mientras que el Presidente Fuñes y el FMLN y hasta algunos sectores del movimiento popular, como sus adversarios.
Este conflicto es positivo y es un avance en la consolidación del proceso democrático iniciado a partir de los Acuerdos de Paz de 1992. Forma parte esencial de la sexta reforma política que vive nuestro país. La primera fue en 1841 con la fundación de la República; la segunda en 1886 con la Constitución liberal, la tercera en 1950 con la Constitución social; la cuarta en 1983, con el establecimiento del pluralismo político; la quinta con los Acuerdos de Paz de 1992 y la sexta es la reforma política iniciada en 2010 y todavía en marcha.
Lo paradójico de este proceso de reforma política es que sus principales iniciadores le han dado la espalda y se han colocado como detractores. Pero en la medida que esta reforma responde a la necesidad de modernizar el ejercicio democrático, puede avanzar incluso con la oposición de sus antiguos impulsores. Es una reforma política que comprende pero no se reduce a lo electoral. Y es una reforma política que despierta el apoyo de la población, la cual seguramente pasara la factura electoral a sus detractores. En esto el olfato de nuestro pueblo no se equivoca.
La tregua entre pandillas: peligros y oportunidades
En marzo de 2012 inicio un proceso novedoso y controversial. El Ministro de seguridad, Gral. Munguía Payés decidió realizar un viraje y modificar su enfoque inicial militarista de combate a las pandillas por un enfoque orientado a lograr una tregua. Y esto provocó una sustancial disminución de los niveles de homicidios, que andaban por la docena diaria. Asimismo generó un protagonismo de los “facilitadores” de la tregua así como de los principales dirigentes de las pandillas MS-13 y Barrio 18.
Por otra parte, la opinión pública y la mayoría de los sectores populares rechazaron esta tregua ya que el peso social de los sectores que han sido victimizados es inmenso y es un sector que se siente desprotegido y marginado del proceso. Y entonces existe la contradicción entre una medida que es positiva, ayuda, pero para la cual no existen las condiciones subjetivas en la población. La resolución de este dilema será la clave para el avance o retroceso de este complejo proceso de reconciliación nacional.
La crisis económica
La crisis económica afecta fuertemente la percepción ciudadana sobre el rumbo del país. El alto índice de desempleo sumado al creciente costo de la vida impacta sobre el estado de ánimo de la gente. Y a esto se suma la parálisis del crecimiento en la economía y el fuerte endeudamiento.
Por el momento la crisis empuja a nuestro pueblo a una actitud de resolver primero su sobrevivencia y luego refugiarse en la indiferencia y el desinterés político. Pero esto puede modificarse en cualquier momento. La realidad siempre se encarga de crear las motivaciones que golpean la conciencia de la gente y la impulsan a regresar a las calles para conseguir sus demandas. Así ha pasado en Egipto, y antes en Brasil, y en Turquía. Así pasará en El Salvador.
El movimiento popular y lo electoral
Lo fundamental es que habrá segunda vuelta. A ninguna de las tres fuerzas le alcanza la cobija para imponerse en el primer hervor. Esto modifica fuertemente el anterior esquema bipartidista vigente por casi veinte años. Y refleja la capacidad que tiene la derecha de renoverse y proyectarse.
Y si bien es cierto que el surgimiento de GANA divide a la derecha y la debilita, también lo es que abre el peligro real de que el FMLN pase a convertirse en una tercera fuerza, que es el sueño dorado de la derecha y de nuestros “aliados estratégicos” de Washington, desde los Acuerdos de Paz de 1992.
Estamos ya a casi seis meses de las elecciones presidenciales. Pronto iniciara la campaña electoral “legal” y pronto estaremos inundados por una propaganda superficial y escapista. Y el desafío del movimiento popular será el de exigir que el FMLN no continúe supeditando su agenda legislativa a las necesidades del partido GANA, como sucede con relación a la elección de magistrados de la Corte de Cuentas, PDDH, y la negativa al cumplimiento de resoluciones de la Sala de lo Constitucional de la CSJ.
Lo más preocupante es la actitud tanto de pragmatismo electoral como complaciente con los imperios que explica el apoyo “entusiasta” a la ley de Asocios Público Privado y últimamente al Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, ADA. A esto hay que sumar la aparición pública con un sector de militares conducido por un cómplice del asesinato de los jesuitas.
Con esta última medida, el FMLN probablemente lograra atraer a sectores atrasados rurales de expatrulleros, pero seguramente perderá a sectores urbanos de las capas medias a los cuales les resulta inexplicable esta alianza con cómplices de atroces asesinatos, como fue el de los padres jesuitas. Si el movimiento popular y social no logra detener esta escalada del FMLN hacia el centro seguramente la derecha, en cualquiera de sus expresiones, lograra imponerse en el 2014,
Por lo tanto, el desafío principal para la izquierda social salvadoreña, organizada y no organizada, es el de evitar convertirse en espectador pasivo en la campaña electoral e insertarse en el debate con un claro programa antineoliberal – que incluye la desdolarización entre otra medidas- que permita mediante transformaciones antiimperialistas y antioligarquicas recuperar nuestra independencia y abrir el rumbo a un verdadero desarrollo social rechazando convertirnos en un país maquila, como parece ser el consenso alcanzado de los sectores dominantes locales e internacionales. El cumplimiento de esta tarea determinara nuestra incidencia real en el actual proceso electoral.
Perspectivas
Todo parece indicar que existe un consenso básico de la mayoría de fuerzas políticas, las cuales giran alrededor de entregar al país al capital internacional en sus diversas vertientes, tanto al que ya está aquí como al que está por llegar, confiando en que las “ventajas” de la inversión extranjera permita sacar a El Salvador de la profunda crisis en el que el modelo neoliberal lo ha hundido. Las diferencias radican en los ritmos y las modalidades de la entrega. Pero la decisión está tomada.
En este punto fundamental coinciden, con sus respectivos matices y discursos para justificarlo, desde el FMLN, pasando por el Presidente Funes, el poderoso Consejo para el Crecimiento –Bobby Murray Meza, Francisco de Sola, Francisco Calleja y Ricardo Poma-, Embajadas de EE.UU. y Unión Europea, ARENA, GANA, ANEP, FUSADES y hasta la UES en proceso de privatización.
Esto explica que las controversias electorales se desarrollen alrededor de nimiedades de los candidatos y no sobre plataformas programáticas. Es porque existe un consenso tácito y a veces explicito de caminar por esta vía.
Frente a esto como movimiento popular y en resistencia a los imperios, se precisa vincular la reforma política en marcha con la necesidad de impulsar la reforma económica, orientada a quebrar, romper el modelo neoliberal y fundamentada en la recuperación tanto de nuestra moneda mediante la desdolarización, como de nuestros recursos estratégicos, mediante la nacionalización de la energía, telecomunicaciones y fondos de pensiones, para empezar. El movimiento popular y social tiene la palabra…

La filosofía de los derechos humanos

Quiero agradecer la invitación a participar en estas Jornadas en homenaje al Dr. Germán Bidart Campos, quien durante toda su vida se dedicó a estudiar el derecho, centralizando en el derecho constitucional, abordándolo desde la filosofía, sociología jurídica y en la última etapa analizó la importancia de los derechos humanos, realizando aportes significativos en la materia, siendo hoy cita permanente en el ámbito académico, judicial y doctrinario.

Para pensar acerca de la filosofía de los derechos humanos, debemos
preguntarnos ¿Cómo nace la idea de que los seres humanos tenemos derechos?, ¿Por qué se idearon y sostienen estructuras jurídicas en base a desigualdades?, ¿Cómo se construye ese conocimiento de derechos?, ¿Después de conocerlos, podemos transformarlos?, ¿Qué relación debe darse entre Estado Constitucional de Derecho y Derechos Humanos?, parecen pocas preguntas, pero cada una de ellas podría derivar en un tratado, por ello la importancia de seminarios, donde podamos debatir, preguntarnos, aportar, reconstruir, porque los estudiosos del derecho debemos dar en este campo respuestas, que sirvan a las necesidades de nuestro tiempo. No podemos sentirnos satisfechos con describir la realidad
o interpretarla, sino que debemos comprometernos para cambiarlo y fundamentalmente desde la Universidad Pública.

Por ello no podemos analizar los derechos en el siglo XXI que iniciamos, sin advertir que el nacimiento del Estado de Derecho se produce a partir de 1789 con la Revolución Francesa, donde se impone la práctica de que los Estados adoptan sus cartas constitucionales con un contenido formal de proclamación de derechos, libertades y garantías, con una organización y distribución del poder, emanados sus contenidos del poder constituyente.

Este es el nacimiento de los derechos subjetivos. Con el inicio del constitucionalismo, las ideas del aseguramiento de las libertades individuales e imposición de los límites al poder constituían la centralidad.

  • Doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales UNL, Doctora en Derecho, Facultad de Derecho, UNR. Profesora titular ordinaria de Derecho Constitucional II –Derechos Humanos y Garantías Públicas–, en la Carrera de Abogacía. Profesora titular de Derechos Humanos en la Especialización en Magistratura de la Facultad de Derecho de la UNR.

En el devenir se incorporaron a los derechos civiles, los políticos, luego de la Revolución Rusa se generalizaron los derechos económicos, sociales y culturales. En el siglo XX con la Carta de Naciones Unidas –1945– y la “
Declaración Universal de los Derechos Humanos” –1948–, nacerá el nuevo paradigma jurídico de los derechos humanos, aunque recién en este siglo hayamos advertido su nueva construcción teórica. Las declaraciones, pactos, tratados que se elaboran a partir de esta etapa constituyen una nueva legalidad internacional y del derecho interno, a partir de la cual esta diferente mirada de la sociedad controlará a los gobernantes y al derecho, por medio de la cual ya no habrá ningún acto de poder que pueda ser admitido ni aceptado como legítimo, si no pasa el test de los estándares mínimos en derechos humanos.

En la década del ’70, se comprendió que la proclamación de las independencias de los nuevos Estados y del tercer mundo, eran insuficientes para autodeterminarse, se comenzaron a construir nuevos esquemas teóricos sobre los derechos de los pueblos, como mecanismos para hacer frente a las mayores concentraciones del poder.

Paralelamente en este período se instauraron los autoritarismos en el Cono Sur, donde sectores de la sociedad civil, ONG, las/os ciudadanas/os comprometidas/os con los derechos humanos, militantes, opositores a las diversas modalidades de las derechas, usamos del discurso jurídico y la llave del monitoreo supranacional que prevén los tratados, para hacer frente a la ilegitimidad de los estados terroristas. Lejos de servir sólo como mecanismo para esa etapa, lo fuimos profundizando con la instauración de las democracias, prácticas que cada vez tienen más fuerza en el contexto regional y global.

Llegamos al final del siglo XX, donde fue creciendo la idea del neoconstitucionalismo, que constituye la superación de la concepción decimonónica del Estado Liberal de Derecho, por la etapa del Estado
Constitucional de Derecho, en donde el contenido es significativo, al decir de Luigi Ferrajoli que corresponden a dos modelos normativos diferentes:
el modelo paleoHiuspositivista del Estado legislativo de Derecho
(o Estado legal), que surge con el nacimiento del Estado moderno como monopolio de la producción jurídica, y el modelo neoHiuspositivista del Estado constitucional de Derecho (o modelo constitucional)1.

Esta nueva concepción del neoconstitucionalismo, va ampliando la incidencia del DIDH en las normas internas, como así también que los actos estatales deben aprobar el estándar de los derechos humanos para su validez y legitimidad, incorporará a la organización interna de los Estados una nueva práctica, que traerá discusiones y desequilibrios si pretendemos abordarla con las viejas concepciones jurídicas. De ello resultará una síntesis que abre paso a la incorporación de tipologías que modificarán lo
actuado hasta ahora.

1 FERRAJOLI, Luigi “Neoconstitucionalismo”, Edición de Miguel Carbonell, 2ª Ed. Madrid, Trotta, 2005, págs. 13 4. ISSN 1851-2844
www.centrodefilosofia.org.ar / Investigación y Docencia Nº 40

II. Desarrollo

1. Globalismo jurídico y derechos humanos

Iniciamos el siglo XXI con el paradigma de la globalización, el poder de los medios de comunicación masivos e Internet y el discurso único instalado. Convivimos con un sistema de mundialización de bienes y servicios en un mundo interdependiente, con bolsas y mercados de valores
que funcionan los 365 días y las 24 horas del año, dado que siempre existe por las diferencias horarias alguna bolsa abierta donde juegan en el gran casino mundial los ciudadanos globales, que son un porcentaje muy pequeño de seres humanos, apuestan y deciden la suerte de los más de seis mil millones que habitamos el planeta.

El flujo de capitales, transacciones, bonos y valores se mueve en un propio
estado supranacional, independientemente de los estados nacionales, en donde cotiza la comunidad económica multinacional y tiene como objetivo la optimización de sus recursos a escala planetaria del capital financiero, divisas, acciones, con el aval del FMI, OMC, Banco Mundial,Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, entre otras. Es un supra estado multinacional, sin sociedad política y sin ciudadanos, donde no
existe la democracia liberal del ejercicio de los derechos políticos, sino las decisiones económicas que condicionan la política, se toman sólo por los que cotizan, especulan y juegan en las bolsas, pero sus consecuencias las su
frimos los miles de millones de seres humanos que nos encontramos excluidos de ella. Ante el acrecentamiento del poder económico, se van degradando los DH.

Debe agregarse que no existen mecanismos ideados por las democracias para hacerles frente a la especulación financiera organizada, habiendo ejemplos, aún en nuestro país, de finalización anticipada de mandatos legítimos de gobernantes, cuando lo impone el poder económico. Se puede analizar así la fragilidad del Estado de Derecho y de las democracias ante al poder económico concentrado. El derecho interno también resulta ineficaz para el control.

Frente al ejercicio del poder económico transnacional y violento, donde la minoría que lo detenta lo hace a costa de la mayoría de la población mundial; que se caracteriza por su pobreza, vulnerabilidad, insuficiencia de alimentos, bienes y servicios y omisión de derechos esenciales, va creciendo la fuerza del globalismo jurídico, en donde los derechos corresponden a los seres humanos, como sujetos de derecho internacional, que nacen libres e iguales, independientemente de su nacionalidad, raza, condición social, educación, linaje, etnia, ciudadanía, género y que no reconoce ningún tipo de fronteras.

Este globalismo jurídicose encuentra contenido en las declaraciones, pactos, tratados, convenciones, internacionales y regionales, que a su vez cada uno de ellos tienen sus propios organismos políticos, jurídicos,
contenciosos y cuasi contenciosos de control para el cumplimiento del contenido de esos instrumentos, ratificados voluntariamente por los Estados que los suscriben.

El contenido de las normas del DIDH, se encuentran basadas en un consenso universal, poseen un positivismo convencional regulado en el contenido de los artículos respectivos en cada instrumento, que tienen en el caso de Argentina jerarquía constitucional, si se trata de los instrumentos contenidos en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional –once instrumentos reconocidos en la Convención Constituyente en 1994 y dos posteriormente, por el mecanismo que la propia CN determina–, o superior
a las leyes internas –artículo 75 inciso 24 CN–, de manera que todas las normas y actos de los poderes del Estado se deben adecuar a éstos, de lo contrario la CSJN deberá resolver su inconstitucionalidad en ejercicio del
“control de constitucionalidad y convencionalidad” de las leyes y actos de gobierno.

En este sentido la CSJN ha venido sosteniendo en los casos “Giroldi
”, “Bramajo”, “Alvarez” y más extensamente a partir de su nueva conformación en “Arancibia Clavel” –24/08/2004–; “Simón” –14/06/2005– y “Riveros” –13/07/2007– que es su obligación interpretar las normas del derecho interno tomando como guía a la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos –CIDH–, ya sea en sus fallos como en las opiniones consultivas –OC–.

Es interesante analizar las citas y la validez asignada por la CSJN
a los decisorios de la CIDH, especialmente de los casos “Barrios
Altos vs. Perú” –14/03/2001– y “Almonacid Orellano y otros vs. Chile
” –26/09/2006–, cuando debieron decidir cuestiones semejantes a las ya resueltas por la Corte Interamericana en las planteados ante el Superior Tribunal de Argentina, sobre la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad 23492 y 23521 y la validez de la ley 25779; como así también sobre la inconstitucionalidad del indulto 1002/1989.

2. El nuevo paradigma de los Derechos Humanos

Como lo anticipara en la introducción, los derechos contenidos en el sistema convencional no constituyen un plus a los derechos subjetivos del constitucionalismo decimonónico, por lo que para su mejor comprensión
realizaré la diferencia acerca de la construcción epistemológica entre derechos humanos y derechos subjetivos.

a. En primer lugar posen una construcción epistemológica distinta, el origen de los derechos humanos surgen a partir de la Carta de UN y la
“Declaración Universal de los Derechos Humanos”, son construcciones convencionales realizadas entre los Estados que las elaboran en las primeras instancias con formato de declaraciones, donde se discutía su exigibilidad, hasta perfeccionarlas en Pactos y Convenciones exigibles por
quienes las ratifiquen. En la actualidad los derechos humanos son aceptados por sus características de supralegalidad interna, de orden
público, indivisibilidad, exigibilidad, irrenunciabilidad, no regresividad y se aplica el principio pro homine.

Los derechos humanos surgen entre las dos guerras mundiales, se formalizan a partir de las declaraciones universales y regionales de derechos humanos en 1948. Los sujetos que violan los derechos humanos son los estados o grupos de estados, organismos internacionales, organizaciones internacionales –Fondo Monetario Internacional, la
Organización Mundial del Comercio, Banco Mundial–, por lo que se debe reconocer una antijuridicidad objetiva ante la situación de desposesión.

Mientras que los derechos subjetivos surgieron con
el Estado Liberal de Derecho en 1789, como consecuencia del abstencionismo estatal, son positivizados en constituciones, normas, que consagran los derechos y libertades del ciudadano. Los sujetos de los derechos subjetivos son las personas, podemos afirmar que estos derechos
son vulnerados por los particulares entre sí en diversas relaciones: civiles, comerciales, laborales; o por grupos económicos, teniendo una base contractual privada.

b. En segundo lugar se diferencian en cuanto a la formalidad, los derechos
humanos son construcciones normativas convencionales que se realizan entre Estados ya sean de una misma pertenencia internacional o regional –
UN, OEA, Unión Europea, Unión Africana, que a pesar de las diferencias culturales, étnicas, geopolíticas, poder, se consensúa estándares mínimos de derechos, de maneraque si un Estado en su derecho interno tiene mayores reconocimientos, funciona el principio “pro homine” y se aplica siempre lo más favorable al ser humano, pero a la vez los Estados que lo ratifican no
pueden alegar cuestiones domésticas para incumplirlo, siempre deben respetar el piso mínimo. Estos instrumentos luego de ser sometidos a
su aprobación en el organismo internacional o regional que corresponda, posee otro proceso igualmente formal por los poderes de cada Estado para su positivización en elderecho interno y una vez que se logra el voto positivo, nuevamente vuelve al trámite internacional hasta culminar con el
depósito del instrumento ratificado.

Los derechos subjetivos de cada Estado sólo poseen un trámite interno para la sanción de las leyes ya sean constitucionales u ordinarias, son formulaciones generales que conforman las constituciones, legislaciones internas, normas del sistema jurídico, que contemplan las particularidades de cada país, que pueden ser cambiadas con mayor frecuencia dado que depende únicamente del poder político de cada Estado.

Pero, cuando esos mismos derechos se encuentran en
el texto de un tratado que el Estado ha ratificado, estamos en la órbita de los derechos humanos y en consecuencia se está reconociendo estándares mínimos universales para aplicarlos en el país. De manera tal que, si no se cumplen los preceptos convencionales se incurre en responsabilidad internacional, que es mucho más grave que violar una norma interna,
porque el incumplimiento genera la intervención de órganos supra nacionales que pueden derivar en sentencias condenatorias, exigiendo el cese de la violación, reparaciones o modificaciones de actos estatales2.

Los mecanismos de control son diversos, desde la presentación de informes de los Estados para establecer el grado de cumplimiento a los pactos, los contra informes de las ONG, las denuncias que los particulares realizan a los incumplimientos, entre otras.

En consecuencia la violación de una norma interna, aún constitucional, implica responsabilidades al Estado en el orden interno frente a los ciudadanos, pero cuando el mismo contenido normativo se encuentra positivizado en un tratado, genera además responsabilidad estatal internacional.
c. En tercer lugar se diferencian en cuanto al sujeto, los derechos humanos son violados por acción u omisión por los Estados, de manera que no sólo se incumple una convención cuando en sus prácticas las vulnera o desconoce directamente, sino también cuando frente a una situación de desposesión generalizada, no adopta políticas públicas para que las/os ciudadanas/nos tengan acceso a los derechos, reconociéndose la antijuricidad objetiva.

2 La Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, determina que sus controversias serán sometidas a la Corte Internacional de Justicia a petición de parte, artículo 9; la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece dos órganos para conocer de los asuntos relacionados con los compromisos de la CADH –artículo 33– que son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos–artículos 34/51– y la
Corte Interamericana de Derechos Humanos–artículos 52/69–; la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer su monitoreo lo realiza el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer–artículos 17/22–; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturalesestablece que su monitoreo estará a cargo del Consejo Económico y Social –artículos 16/22–; el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticoses controlado por el
Comité de Derechos Humanos –artículos 28/43–y su Protocolo Facultativo
que reconoce la competencia del Comité para recibir y considerar comunicaciones de individuos; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes encomienda al Comité contra la Tortura la tarea de control –artículos 17/24– y la Convención sobre los Derechos del Niño deja en manos del Comité de los Derechos del Niño –Artículos 43/45–.

En cambio los derechos subjetivos son vulnerados por particulares, personas físicas o jurídicas, grupos, sociedades, que se encuentran
en el circuito económico y poseen una base contractual privada o efectivizan una conducta disvaliosa tipificada como ilícito.

d. En cuarto lugar se diferencian en cuanto al objeto, los derechos humanos son derechos y garantías que constituyen necesidades humanas internacionalmente objetivadas en los respectivos instrumentos convencionales, se parte de la concepción que todo ser humano es un sujeto de derecho internacional y cada Estado, como parte integrante de la comunidad internacional debe velar por ellos, independientemente de su
capacidad de adquirirlos frente al mercado. Deben ocuparse los Estados del acceso al derecho, remover los obstáculos cuando los seres humanos no pueden tener derechos.

Los derechos subjetivos tienen como objeto la defensa y protección del derecho de propiedad, las cosas, los objetos susceptibles de una apreciación patrimonial, reconocidos por las leyes del sistema jurídico interno.

e. En quinto lugar se diferencian en cuanto al sistema de garantías, los derechos humanos contenidos en el sistema convencional, cuando son violados las/os ciudadanas/os disponen de un accionar jurisdiccional ante los tribunales de justicia de su país, pero si el reclamo no es receptado y se sienten agraviadas/os,subsidiariamente pueden reclamar ante el organismo de control de cada instrumento convencional, como fue referido en el
punto b.

Cuando la vulneración es de derechos subjetivos se pone en funcionamiento el aparato jurisdiccional reclamando por incumplimientos contractuales, obligaciones insatisfechas, turbación ilegítima de un derecho o frente a la desposesión arbitraria, porque se demanda la reposición al estado anterior al litigio, o en caso de imposibilidad, como es la muerte de una persona por otro particular, ya sea ante delitos o cuasi delitos, se reclamarán los daños y perjuicios o sanciones punitivas o ambas.

f. En sexto lugar se diferencian en cuanto a la legitimación, frente a la
vulneración de derechos humanos el particular lesionado, las ONG, los grupos sociales, el Estado y la comunidad internacional tienen legitimación para accionar ante la justicia para el cumplimiento de derechos convencionales, máximo cuando las investigaciones, juzgamiento y sanciones se refieren a crímenes de lesa humanidad.

La legitimación frente a los derechos subjetivos generalmente está reservado al afectado, a quienes tiene un interés legítimo y a funcionarios específicamente designados por la ley para asumir dichos roles.

g. En séptimo lugar se diferencian en cuanto a la jurisdicción, los derechos
humanos son subsidiariamente internacionales o regionales, según del instrumento convencional del que se trate. Se aplica la subsidiaridad porque primero deben reclamarse en el propio Estado donde se ha producido la violacióny una vez que se agotó la vía dentro del sistema jurisdiccional de cada país, se habilita el reclamo o demanda internacional.

En los derechos subjetivos la jurisdicción es interna, se judicializan en los
tribunales competentes de cada país, el superior tribunal de justicia es el que resuelve en definitiva y la sentencia es inapelable. Sólo cuando el litigio versa sobre cuestiones de derechos humanos es posible someter el decisorio a análisis de otro organismo supranacional, pero éste no podrá revisar un fallo de los tribunales de otro país, ni las leyes internas de ese, sino que sólo analizará si el caso viola o no normas convencionales.

Esta construcción acerca de los derechos humanos trae consecuencias en la
teoría de los derechos subjetivos, porque frente a determinadas violaciones sobre los primeros, no podemos analizar únicamente los contenidos del derecho interno, sino que debemos efectuar el control de convencionalidad.

III. Conclusiones

Con la reforma de la Constitución Nacional en 1994 y la jerarquía asignada a los tratados sobre derechos humanos, internacionales y de integración, se asumía una nueva filosofía política e iniciaba la etapa del neoconstitucionalismo, o del estado Constitucional de Derecho siendo ésta la coalición de Democracia, Constitución y Derechos Humanos.

El neoconstitucionalismo implica asegurar: Que el contenido de la Constitución debe ajustarse a los estándares del DIDH; el control de constitucionalidad y convencionalidad de las leyes y actos de gobierno; la subordinación de todos los órganos del Estado a los derechos humanos.

Este paradigma de derechos humanos constituye la cara progresista de la
globalización, impone un globalismo jurídico en donde por un lado protege a los seres humanos como sujetos de derecho internacional y por la otra podrán los ciudadanos utilizar nuevas herramientas de resistencia al poder económico concentrado y a los Estados más poderosos.

Posibilita que el derecho sea usado como un espacio más de resistencia y
construcción, dado que la globalización también puede ser encaminada hacia la creencia de que un mundo mejor es posible, con vigencia plena de los derechos humanos.

Diez días en Moscú Un reencuentro doloroso

¿Lo que sentiré en el reencuentro? La pregunta, mientras el avión corría por la pista del Aeropuerto Domodedevo, en Moscú, me incomodó por repetida. Desembocaba en un vacío.

Volvía a Moscú 15 años después de la última visita realizada como miembro de una delegación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. En esa época Rusia, en transición al capitalismo, vivía días caóticos.

Ahora, transcurridas 24 horas, aún tengo dificultad en organizar ideas e interpretar emociones, en insertar en una reflexión coherente lo que veo y siento.

Estoy en una explanada del Gum, en la Plaza Roja, enfrente del Mausoleo de Lenin. Sobre el Gran Palacio ondea la bandera actual de Rusia. En ella figura por decisión reciente el águila bicéfala de los Romanov. La guardia de honor que antes era permanente fue retirada.

Nada corresponde a lo esperado. Las sorpresas se encadenan en una cadena desordenada.

En la memoria lo que quedó grabado no fueron imágenes y sentimientos de pasajes por la ciudad en la agonía de la perestroika y en el inicio del consulado de Yeltsin. Lo que permanece como referencia, como punto de comparación, es la remembranza del Moscú que visite más de una docena de veces cuando era la capital de la URSS, un país que desapareció.

El día está luminoso, casi no hay nubes en cielo muy azul, y el sol caliente de la mañana incide sobre el cimborio de la catedral de San Basilio.

Hay poca gente aún circulando por la Plaza y en la lejanía adivino las cúpulas doradas de algunas de las blancas catedrales del Kremlin.

Pagamos, mi compañera y yo, 2500 rublos, el equivalente a 56 euros, por dos ensaladas, una cerveza –extranjera porque no servían rusa- un agua mineral y dos cafés.

Fue el primer alerta, para no olvidar que Moscú es hoy la ciudad más cara de Europa.

El Gum, que conocí como gigantesco centro comercial donde todo era barato, asumió la fisonomía de un shopping donde trasnacionales de la Unión Europea y de los EEUU venden productos de lujo.

En Arbat y la Nueva Arbat

Volví a Arbat en un domingo frío y con viento. Al entrar en la calle que aparecía a los forasteros como un ex libris de la vieja Moscú tuve inicialmente la sensación de que el tiempo había parado al visitar, viniendo del Metro Smolenskaya, el palacete verde donde Pushkin vivió tiempos de felicidad con su mujer, Natalia Goncharova.

La ilusión luego se deshizo.

Algunos artistas exponían, como antes, sus cuadros en medio de la calle y pintaban retratos de turistas. Pero la atmósfera de Arbat se modificó. La modernidad transformadora se exhibía en las terrazas de estilo francés de los cafés, de los restaurantes de cocina italiana, asiática, hasta norteamericana, en la decoración de establecimientos de souvenirs, pero también en la sequedad de los vendedores, en la frialdad de las empleadas de todas las tiendas.

Choque mayor fue el sentido después, al descender a la antigua avenida Kalinin. Cambió de nombre como muchas calles y ciudades. Ahora es Nueva Arbat. Reconocí ,inmutables, los enormes edificios de la época soviética. Pero caminando por los pasillos –tal vez los más largos del mundo- la sensación de que pisaba terreno desconocido fue inmediata. La publicidad antes inexistente, agrede hoy al forastero.

Los casinos de la avenida fueron cerrados recientemente por decisión de Medvedev en cumplimiento de una ley que no era respetada. El juego pasó a ser permitido solamente en cuatro ciudades del país. Pero las fachadas chillantes de los casinos aún no fueron modificadas. Allí se perdían y se ganaban millones en la ruleta, en el póker y las slot machines eran un sorbedero de dinero

Entré en dos centros comerciales lujosos donde las tiendas de los grandes costureros de París y de Roma y de perfumes famosos llaman la atención. Los precios son astronómicos. Vi expuesto abrigos de pieles cuyo costo excedía 500.000 rublos (11.200 euros). En una tienda de vinos –hay hoy decenas en Moscú- una garrafa de Bordeaux de nombre para mí desconocido era ofrecido por la bagatela de 45.000 rublos (1000 euros). Otras cuestan más de 20.000 rublos (445 euros). Algunos supermercados funcionan durante las 24 horas del día.

En un estacionamiento de la Nueva Arbat los carros top gama eran más numerosos que los comunes. Vi ahí Bentleys, Porsches, Mercedes, Jaguares, Ferraris, Volvos, BMW, Lexus e Infinitis japoneses, algunos de modelos inexistentes en Portugal. Me dijeron que en Moscú hay más Rolls Royce que en Inglaterra.

Para mi sorpresa hay hoy en circulación más carros importados que rusos. De las marcas tradicionales, según me informaron, solamente continúan en producción el Volga y el Lada.

Pero las contradicciones en la capital son de tal tamaño que en la Sodovaya, la primera circular, muy cerca de la Nova Arbat, otro supermercado vendía cerveza rusa barata, excelentes vinos chilenos a 200 rublos (4,4 euros) y legumbres, frutas a precios comparables a los portugueses.

¿Cómo fue posible?

No ocurrió en la historia contemporánea acontecimiento comparable al terremoto social que señaló la desaparición de la Unión Soviética.

La transición del capitalismo para el socialismo, difícil e imperfecta, se caracterizó por una exacerbada y prolongada lucha de clases. La transición del socialismo al capitalismo, esa fue rápida, caótica, salvaje.

Leí millares de páginas sobre ese periodo de barbarie. En dos visitas breves, en 1993 y 1994, testimonié el inicio de la transformación de la sociedad. Conocía los hechos, más no la herencia.

Con frecuencia veteranos comunistas preguntan en Portugal: “¿Cómo fue posible?”.

En reencuentro con amigos rusos –periodistas, ex-diplomáticos, traductores- escuché, en las respuestas a una infinidad de preguntas, versiones del sismo social no siempre coincidentes en los pormenores más que no diferían mucho en lo tocante a los efectos del vendaval contrarrevolucionario y al cuadro en que se desarrolló el capitalismo salvaje.

En la destrucción de las estructuras económicas del Estado Soviético fue todo tan rápido, absurdo y violento que la imaginación tiene dificultad en acompañar el proceso.

El Moscú de los billonarios y de los pobres, separados por una clase media anémica que sobrevive recorriendo al doble y triple empleo, nació en la atmósfera caótica de la barbarie social incentivada y tutelada por Yeltsin después del fin de la URSS.

La destrucción de la propiedad social, emprendida bajo la dirección de una burocracia que había renunciado a muchos principios y valores del socialismo, se concretó a través de mecanismos criminales concebidos para permitir la acumulación en tiempo brevísimo de fortunas colosales.

El sistema de vouchers fue presentado al Occidente como una opción democrática destinada a transformar a los trabajadores en propietarios de sus empresas. En la práctica funcionó como instrumento de creación de riqueza y poder en las manos de una clase dominante de tipo mafioso.

El desorden imperante, el desmoronamiento de la seguridad social, la desaparición de derechos y garantías, el desempleo galopante, el desabasto, carencias generalizadas contribuyeron para que en tiempo mínimo los trabajadores vendiesen por precio vil los vouchers recibidos, para ellos papeles sin valor.

Ex-directores de las empresas y ex–altos funcionarios del Estado fueron los principales beneficiarios del proceso de expoliación de los trabajadores. La venta de fabricas enteras al extranjero –muchas veces por menos de un décimo de su valor- en negociaciones escandalosas, auspiciadas por el Gobierno, facilitó también que apareciera una generación de millonarios. Los años 90 quedaron en la Historia como la década de las mafias, un periodo de caos social, durante el cual la criminalidad alcanzó el auge con los grupos mafiosos que controlaron el Poder Central en tanto se enfrentaban en el contexto del capitalismo salvaje. Casi todo en el fluir de la vida económica era ilegal. Pero la ilegalidad torrencial, por rutinaria y abarcante, era tolerada, aceptada como fenómeno casi natural.

Hombres y mujeres – Berezovsky, Abramovitch, la hija de Yeltsin Tatianja Diatchenko, entre muchos otros- que años antes vivían de modestos salarios tuvieron, de repente, sus nombres inscritos en la lista de las grandes fortunas del mundo. La nueva economía rusa se apoyaba en bases virtuales, tan desligadas de la producción que se desplomó casi instantáneamente.

En la crisis del año 98 vino todo para abajo. El rublo se tornó de un día para otro en un papel sin valor y la pobreza generalizada se agravó en todo el país, asumiendo proporciones alarmantes.

La ascensión de Putin a la Presidencia vino a señalar el inicio de una transformación del sistema. El sucesor de Yeltsin percibió que era urgente poner término a la fase del capitalismo salvaje, tutelado por las mafias, e instaurar en el país un capitalismo con reglas y otro rostro, inspirado en el modelo neoliberal occidental. ¿Que ocurrió?

La continuidad de una política antisocial, con la peculiaridad de ser aprobada y elogiada por los EEUU y por los gobiernos de la Unión Europea.

Se asistió, a partir del año 2001, a la legalización de aquello que fue robado. La corrupción en amplia escala no desapareció. Asumió nuevas formas. El Gobierno de Putin ganó la respetabilidad de que carecía el de Yeltsin.

Moscú, otro país

Moscú tiene oficialmente 10 millones y medio de habitantes. Es la más poblada ciudad de Europa después de la turca Estambul. Pero las estadísticas enmascaran la realidad. Pocos arriesgan números, pero se admite que en la capital vivan actualmente 13 millones de personas. ¿Por qué la diferencia?

Nadie puede habitar en las ciudades sin autorización de residencia y los ilegales no cuentan obviamente en el censo.

Oí repetidamente que Moscú es actualmente un país dentro de otro, diferente, que es Rusia. El comentario facilita el entendimiento de la contradicción: una prodigiosa concentración de la riqueza en la capital de un país empobrecido, tercerizado.

Moscú es un pulpo monstruoso que atrae y digiere la riqueza producida en la vastedad del mayor país del mundo. Allí se concentran en las manos de una clase de enemigos del pueblo los lucros del gas, del petróleo, de los diamantes, del oro, de gran parte de la plusvalía que el joven capitalismo ruso consigue acumular a costa del sudor y del sufrimiento de los pueblos del territorio del planeta más rico en recursos naturales.

Pero Moscú es una ciudad de desigualdades chocantes. La prosperidad arrogante de la urbe de nuevos ricos, que se exhibe como vitrina del Siglo XXI, es privilegio de una pequeña minoría. En la megalópolis la pobreza y la miseria coexisten con el mundo cerrado de la clase billonaria de raíces mafiosas.

En los estamentos más bajos de una clase media pauperizada son raros los que para sobrevivir no tienen que recurrir al doble empleo o a la chapuza. Casi todo lo que antes en los servicios públicos era gratuito o tenia un precio simbólico es ahora de pago.

La enseñanza en las Universidades del Estado –las privadas son por ahora inexpresivas- continua en teoría siendo gratuita. Pero el costo de las propinas alcanza niveles elevadísimos. En la Lomonossov, de Moscú, una escuela que gozaba de prestigio mundial, la anualidad de algunas Facultades anda por los 225 000 rublos (5000 euros).

La situación creada por la corrupción en la Enseñanza suscita tantas críticas que Medvédev, en una reunión con los líderes de los grupos parlamentarios representados en la Duma, sugirió hace días la constitución de una Comisión Especial con la tarea de estudiar el problema y proponer medidas que permitan el acceso a la universidad a los hijos de los trabajadores que hoy en ellas no pueden ingresar por falta de recursos. La enseñanza superior volvió a ser, como en la época imperial, privilegio de una elite.

En la salud el panorama no es muy diferente. El antiguo sistema se arruinó. Por ley los cuidados de salud son aún gratuitos. Pero los hospitales no la cumplen. Fuera de las urgencias casi todo es de pago. La corrupción envuelve a funcionarios administrativos, médicos, enfermeros, la totalidad de los servicios. Los medicamentos son carísimos.

¿Para qué sirve la Ley?

Una legislación abundantísima vino a señalar en Rusia la transición para el capitalismo. Fueron redactadas, aprobadas y promulgadas millares de leyes. La mayoría no se cumplen.

En lo que se refiere a los salarios, los trabajadores se encuentran en la práctica desarmados frente a la patronal. No existe un salario mínimo nacional. En su lugar el Poder Local, establece en cada región un mínimo de supervivencia que en la mayoría de las ciudades es inferior a los 3000 rublos mensuales (67 euros). Esa cantidad, no sirve ni para una mala alimentación.

La ley establece el 13° Salario. Pero en millares de empresas los trabajadores no lo reciben. Los lay off son frecuentes y muchos empresarios no pagan siquiera el salario del mes a los trabajadores que toman vacaciones.

Los despidos, colectivos o individuales, no son dificultados por mecanismos mínimamente eficaces. Los sindicatos son incapaces de de defender los derechos de los trabajadores. Fueron reducidos a condición de organizaciones de fachada que no cumplen una función social.

Intenté informarme con amigos sobre la escala de salarios en diferentes actividades profesionales. Pero no conseguí ir lejos. En primer lugar los salarios de Moscú son mucho más elevados de lo que en cualquier otra de las grandes ciudades, incluyendo Petersburgo, la antigua Leningrado.

Supe que la mayoría de las empresas, para evitar impuestos, paga una parte del vencimiento por fuera. Muchos patrones retienen porcentajes del salario estipulado con los trabajadores.

Las disparidades, entretanto, son enormes tanto en el sector público como en el privado. Un general de cuatro estrellas o un magistrado en el tope de la carrera pueden alcanzar unos 80 000 rublos (un poco más de 1800 euros). Un médico, un ingeniero o un profesor universitario ganan la mitad de eso.

De ahí la ampliación de la corrupción, una lava que escurre por el conjunto de la sociedad.

Hay control de precios en algunos productos. Pero es ficticio. Verifiqué que el mismo producto es vendido al público en cada supermercado por precios muy diferentes, en algunos casos por casi el doble o mitad de lo fijado en una tienda próxima.

Un amigo de Orel, ciudad a unos 360 kilómetros al sudoeste de Moscú, me mostró la hoja de los salarios pagados en el complejo azucarero local que emplea a cerca de 800 trabajadores. Allí el director tiene un salario de 35 000 rublos (780 euros); los cargadores de sacos de 50 kilos, en turnos de 12 horas , trabajo devastador para la salud, reciben 30 000 (unos 670 euros); el ingeniero-jefe gana 25 000 (550 euros); los economistas 17 000 (380 euros); los operarios de la refinería 8000 (180 euros); los capataces y los herreros también 8000, el mínimo es de 4000 (90 euros)

La disparidad con Moscú es considerable. Le pregunté como consiguen sobrevivir con salarios tan bajos, siendo tan alto el costo de la vida.

“Los que pueden –aclaró- tienen otro empleo; casi todos poseen allí casa propia. Mi hermano no tiene grandes problemas con la alimentación porque cría gallinas y cultiva hortalizas y frutas en un terreno que recibió cuando destruyeron el Sovjose local. Pero es casi unánime la convicción de que se vivía mucho mejor en la época de la Unión Soviética. Vea mi caso, tuve que emigrar para no caer en la miseria…”

La esperanza ausente en un presente sombrío

En mis diez intensos días moscovitas muchas horas fueron ocupadas por largos paseos por calles, plazas y lugares de la ciudad que yo conocía y había amado cuando era la capital de la Unión Soviética.

¿Qué procuraba al revisitar por la imaginación el pasado?

Es difícil responder. Intentaba tal vez comprender la Rusia actual, una sociedad atormentada, desconocida, resultante de aquello que me aparecía como una tragedia para la Humanidad.

Caminé mucho por la Plaza Roja, descendí y subí diariamente la Teverskaya, la gran avenida que fue para Moscú durante siglos lo que los Champs Elisées representan para Paris e a Avenida de la Liberdade para Lisboa.

Yo la descubrí cuando se llamaba Gorki en homenaje al autor de « La Madre». Físicamente poco en ella cambió. Son raros los nuevos edificios que sustituyeron a los derrumbados. Pero el rostro de la Tervskaya moldeado por el capitalismo no recuerda a Gorki.

Antes el ritmo de la vida era lento. Nadie parecía tener prisa. Ahora la multitud que la recorre, de la mañana al atardecer, en este Agosto azul poco difiere, hasta en el vestuario, de aquellas que en un flujo de contornos kafkianos se mueven en las grandes capitales de Occidente con miedo de perder cada minuto.

Entré en muchas tiendas. Me impresionó especialmente un supermercado que hace treinta años me llamó la atención por estar instalado en la planta baja de un antiguo palacio. La decoración de las paredes y techos, bellísima, fue mantenida. Pero hoy solamente se ofrecen al público productos de gran calidad, a precios prohibitivos. El establecimiento adquirió una marca de clase.

Consagre una tarde a revisitar hoteles donde me hospedé en mis frecuentes visitas a Moscú.

El viejo Minsk, en la Teverskaya, ya no existe. El Ucrania y el Leningrado remodelados, continúan siendo retoños en la ciudad, por haber surgido en torres de la época staliniana. El Movska, en Okthonyi Ryad, fue demolido para ser edificado uno igual en el antiguo espacio. El Metropol y el Nacional construidos en el inicio del Siglo XX, que conocí como confortables pero muy modestos, son hoy cinco estrellas muy solicitados por las personalidades del jet set internacional. El Oktiabrskaya II, que era el mayor de los hoteles del Comité Central, se llama hoy Presidente y es un cuatro estrellas muy solicitado por los hombres de negocios.

Volví a visitar, naturalmente, algunos museos.

En el de la Historia de Rusia, instalado en el gigantesco palacio rojo de estilo neogótico que cierra la Plaza Roja del lado opuesto a la Catedral de San Basilio, no cambió en la apariencia. Es un museo que siempre me encantó. Cada salón es en él una obra de arte, que envuelve a los visitantes en una atmósfera mágica en el paseo por la Historia de Rusia, desde el neolítico al fin de la autocracia zarista.

Dediqué también horas a recorrer el Museo de Historia Contemporánea de Rusia. Antes se llamaba Museo de la Revolución, pero un buen sentido elemental, excepcionalmente, impidió que los nuevos gobernantes osaran reescribir la Historia de las Revoluciones de 1905 y de 1917.

La tentativa de manipulación se limitó a algunos párrafos de pequeños textos en ingles colocados en la entrada de las salas.

En el Museo Pushkin tuve también la sensación de que el tiempo había parado. A la museología soviética le falta la tecnología y sofisticación de la francesa y británica. Pero aquel maravilloso museo, en las salas dedicadas a las antiguas civilizaciones, hace recordar al Louvre y al British Museum, empuja a los visitantes en cabalgata por el tiempo a Grecia, Roma, Egipto, a Asiria, a Persia de los Aqueménidas. La Pinacoteca es deslumbrante.

Estuve por primera vez en la Catedral del Salvador, un templo enorme, el mayor de Rusia. Fue resucitado en circunstancias que hacen de él una aberración. El zar Alejandro I, para conmemorar la victoria sobre Napoleón, decidió en 1814 edificar en Moscú una catedral gigantesca. Interrumpida varias veces su construcción, fue inaugurada en 1883. En 1931 fue demolida por decreto. En su lugar instalaron a cielo abierto una piscina de agua caliente en la cual se nadaba en pleno invierno. El último absurdo se consumó cuando Yeltsin decidió que la Catedral fuese reconstruida de acuerdo con el proyecto original. Rusia vivía entonces la fase del capitalismo salvaje con el pueblo sufriendo tremendas privaciones. La obra fue un derroche de dinero. Mármoles carísimos fueron importados de Italia y otros países; en el interior, un autentico museo con iconos antiquísimos, el oro de los altares y capillas es tanto que hiere la vista de los visitantes.

En la mañana que por allí pasé eran escasos los fieles. ¿Por qué reinventar una catedral como aquella, además sin tradición? ¿Para qué se derrocharon en aquel capricho de Yeltsin millones en una época de miseria?

Todas las personas con quien abordé la cuestión coincidieron en la conclusión de que la iniciativa confirma la irresponsabilidad que señaló el paso por el Poder del hombre que destruyó no solo la URSS, sino también Rusia, motor del Estado desaparecido.

Meditación en el Kremlin

Veinte años transcurrieron desde la última visita que hiciera al Mausoleo de Lenin, cuando la URSS estaba a punto de disgregarse.

Sentí el deseo de volver allí con mi compañera. La cola era enorme. Mientras esperábamos apareció una señora que se dirigió a nosotros y otros extranjeros para garantizar el acceso inmediato si le pagábamos cada uno diez euros. Algunos aceptaron.

En un cálculo sumario, evalué en un mínimo de 4000 euros mensuales lo que su actividad ilegal le puede proporcionar, cantidad colosal en un país de salarios muy bajos.

Cito el caso porque ilumina bien el funcionamiento de la máquina de corrupción en la Rusia contemporánea. La economía paralela garantiza hoy la supervivencia a muchos millones de personas. Sin ella, en el actual contexto, la mayoría de la población vegetaría hoy en la miseria. Mas el precio social de ese cáncer que corroe a la nación espanta.

Caminé durante una hora por el recinto del Kremlin, entre las viejas catedrales, y el Gran Palacio, el Palacio de los Congresos y otros edificios. Sentí más de una vez en aquel espacio, cercado por las murallas de ladrillo rojo de la fortaleza medieval, que el visitante atraviesa las paredes del tiempo en un viaje por la historia profunda de los pueblos de Rusia.

En mi caso, cada sector de la fortificación, cada torre, cada iglesia, cada palacio me confronta con épocas y personas cuyo paso por allí dejó marcas en la Historia de Rusia y de la humanidad. Pienso en Iván III, en el rey polaco invasor, en Pedro el Grande, en Catalina II, en Napoleón, en el último Zar, en Kerenski, Lenin y Stalin. Contemplando el reloj de la Torre del Salvador, tomo conciencia de que no volveré a Moscú, de que me despido en esta visita de la ciudad y de Rusia.

Fueron días intensos, en un reencuentro doloroso. Insuficientes para comprender la complejidad de la nueva vida en un país con una cultura sin similar en el mundo, muy diferente de cualquiera de las culturas de Europa Occidental.

Para sintetizar en un mínimo de palabras el sentimiento –balance de estos días moscovitas diré que regresé a Portugal con la convicción de que el pueblo de la gran ciudad perdió mucho de su antigua alegría de vivir. Es una impresión en apariencia absurda, pero muy fuerte.

Hablé con gente amiga y otra que conocí ahora. Esas conversaciones y lo que vi me llevan a la conclusión de que, exceptuada, en el vértice, la nueva clase de multimillonarios y los estamentos sociales de una burguesía en formación que lleva una existencia holgada, la aplastante mayoría de los moscovitas con más de 45 años siente ya la nostalgia de la vida antigua.

La gran ciudad se modernizó, adquirió la fisonomía de una megalópolis europea cosmopolita donde a lo largo del día, la circulación de autos y personas es permanente, alucinatoria a ciertas horas.

El Metro, que se degradara en los años de Yeltsin, recuperó la belleza y el aseo. Moscú volvió a ser una capital mucho más limpia que París o Roma. Mas sobre ella, invisible, se tiende un manto de tristeza.

La falta de perspectiva es real y evidente. Lo mismos –y son, repito, la mayoría- que en el paralelo entre el presente y el pasado esbozan un cuadro sombrío de la vida actual, no creen en un cambio en tiempo previsible. Recuerdan con agrado los años de seguridad en el trabajo, de la ausencia del desempleo, de las pensiones, salud y enseñanza garantizados, de las vacaciones pagadas. Pero no vislumbran siquiera la posibilidad de una humanización del capitalismo implantado en el país.

El deslumbramiento con el estilo de vida norteamericano, que en los años posteriores al fin de la URSS envolvió amplias capas de la juventud, cedió lugar a una visión realista de la cultura exportada por los EEUU. Sus efectos negativos continúan pesando mucho en la cotidianidad moscovita, pero la propia imagen del presidente Barack Obama, recibido con entusiasmo, perdió ya el poder de atracción inicial. Las guerras imperialistas de los EEUU inspiran hoy un repudio cada vez más generalizado.

En ese sentido, la política de recuperación de la dignidad nacional, transparente en el nuevo tipo de diálogo con Washington, contribuyó al prestigio de Putin y Medvédev.

No hablé, en cambio, con una sola persona que no manifestase desprecio y aversión por Yeltsin. Identifican en él no solo al enterrador de la Unión Soviética, sino a un político corrupto, sumiso frente a los EEUU, un aventurero ambicioso, un alcohólico degradado.

Con alguna sorpresa mía, poco se habla ya de Gorbachov y de Jruschov. Fueron casi olvidados, al contrario de Breznev recordado con afecto por mucha gente. ¿Se apagó totalmente la esperanza del pueblo ruso? No es esa mi convicción.

Más de una vez a viejos amigos y gentes jóvenes escuché, al comentar los males del presente, la afirmación de que la marcha del pueblo ruso por la Historia ha sido trágica, mas siempre, después de sufrimientos inenarrables, encontró la manera de salir de la obscuridad para la luz.

Pensé en la miserable, famélica y atrasada Rusia medieval, indefensa frente a las ininterrumpidas invasiones de los nómadas asiáticos, en el flagelo que fueron los tres siglos de ocupación de parte del país por las hordas de mongoles, en las invasiones de polacos y suecos, en la entrada de Napoleón en Moscú y sus posterior derrota, en los monstruosos crímenes cometidos por los alemanes en las dos guerras mundiales. Recordé los siglos de la servidumbre. Mas cuando nadie lo esperaba, fue también en Rusia donde surgió y venció la primera Revolución Socialista de la Historia.

Admito que el renacimiento de la nación rusa, inevitable, será dialécticamente facilitado por la decadencia del poder imperial de los EEUU. La actual crisis del capitalismo es estructural y no cíclica como las anteriores. Tiende a agravarse al contrario de lo que afirman Obama y los banqueros de Wall Street.

Ese naufragio, sin fecha en el calendario, creará condiciones favorables a la emergencia de un mundo multipolar. Y en el él pueblo ruso tendrá un papel insustituible que desempeñar.

Soy optimista. Al salir del túnel, Rusia, creo, reencontrara la luz y el calor del sol.

Traducido para La Haine por Pável Blanco Cabrera