PRONUNCIAMIENTO NO. 3 DEL MOVIMIENTO NO A LA PRIVATIZACION DE LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

¡POR UN 30 DE JULIO EN PIE DE LUCHA:NO A LA PRIVATIZACION DE LA UES NO A LA MILITARIZACION DE LA UES! A la comunidad universitaria y pueblo salvadoreño: Nuestro Movimiento NO a la Privatización de la UES nace como respuesta de los estudiantes, docentes, trabajadores, profesionales y sectores populares, para decir un basta ya! a las distintas expresiones de privatización que impulsan las actuales autoridades.

Hemos comenzado ya a denunciar por medio de mantas y boletines este nefasto proceso de privatización, de entrega de nuestra Universidad a las corporaciones transnacionales como Holcim, y que se hace acompañar últimamente de procesos de militarización y de amenazas a reconocidos dirigentes de nuestro movimiento.

Existe la visión de convertir a nuestra Universidad en un inmenso cuartel protegido por garitones y portones militarizados. Es un esfuerzo orientado a aprovechar el problema de la delincuencia para justificar la privatización de la seguridad del campus y lo más importante, evitar que los sectores populares puedan acceder a su interior. Se pretende construir una universidad alejada del pueblo y de sus luchas. Y se pretende mediante el miedo y las amenazas acelerar sus lucrativos planes privatizadores.

Frente a estos planes de privatización y de represión, reiteramos nuestro sagrado compromiso de defender la autonomía universitaria y el carácter democrático y popular de nuestra Alma Máter. NO vamos a permitir que,
algunos miembros de los organismos de dirección universitaria que le hacen el juego a los intereses privatizadores de la derecha y a los organismos financieros del neoliberalismo, arrebaten nuestro derecho a acompañar las justas luchas de nuestro pueblo y la formación humanista y comprometida de nuestros estudiantes.

Este 30 de julio de 2013, a 38 años de la masacre estudiantil del Seguro Social, vamos a demostrar que como Comunidad Universitaria rechazamos la privatización y la represión simbolizada por estos portones de la infamia.
¡A más represión, más lucha! NO a la privatización! ¡Viva el 30 de julio!

Ciudad Universitaria, 26 de julio de 2013

CES SETUES MRDUES APTUES MPTIES MOTUES

Los nuevos amos del mundo

17 de enero de 2011 La mayoría de los europeos ni siquiera saben de su existencia, y mucho menos cómo sus decisiones influyen en su vida. Sin embargo, con únicamente tres letras, A, B o C, son capaces de hacer temblar a los mercados, a los inversores y a los propios gobiernos.

Con la llegada de la crisis, el poder de las agencias de rating o agencias de calificación de riesgo se ha disparado hasta el punto de que con una simple rebaja de la solvencia de la deuda soberana de una nación son capaces de empujar al vacío todo su entramado económico.

Tres grandes firmas neoyorquinas con nombre de pub inglés —Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch— dominan el 90% de este mercado en el que se valora si una inversión en un determinado producto financiero, ya sean letras del tesoro, bonos, acciones, es arriesgada, analizando la posibilidad de que el inversor cobre los intereses y de que recupere el dinero una vez vencido el producto.
Los siguientes, España y Portugal

La rebaja de la calificación crediticia de Grecia a finales de 2009, provocó una reacción en cadena en la economía helena que concluyó con el rescate económico de la Unión Europea. Ahora sus dos grandes objetivos son Portugal y España.

De hecho, el destino económico de la Península Ibérica está manos de una mujer alemana de mediana edad, y no es Ángela Merkel. Kathrin Muehlbronner, una economista graduada en la Universidad de Tübingen y experta de Moody’s en España, es la única persona capaz de condenar a nuestra economía, en el caso de considerar que ya no merece la máxima confianza.

Este poder casi divino de las agencias de rating, emanado directamente de la crisis, ha provocado numerosas críticas.

A muchos expertos no se les olvida que estas firmas, que ahora se dedican a profetizar qué economías tienen futuro y cuáles no, jugaron un papel fundamental a la hora de generar el actual desastre financiero internacional.

No sólo erraron en la calificación de las hipotecas subprime, sino que además han propiciado con sus valoraciones que, al bajar la calidad de su deuda, los inversores cambien los países europeos por Estados Unidos, donde la calificación sigue siendo alta a pesar de ser el epicentro de la crisis.
Aunque no siempre aciertan

El propio Fondo Monetario Internacional, en boca de su director Dominique Strauss Kahn, aseguró el pasado mes de abril que “las agencias de rating no siempre aciertan” y que su poco tino en las valoraciones “ha contribuido involuntariamente” a la inestabilidad financiera.

Una crítica a la que recientemente se ha sumado la Comisión Europea que, a raíz de la crisis económica de Grecia en 2010, dio un toque de atención a estas empresas y les pidió “que actúen responsablemente y con rigor, sobre todo en momentos tan sensibles y difíciles como los presentes”.

Aunque, mientras los mercados sigan confiando en ellas, Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch continuarán siendo el enemigo público número uno de todos los gobiernos, excepto el estadounidense.

Seis monopolios secretos que dominan tu vida sin que lo sepas

28 dic 2010 Hay quien usa caras gafas de diseño, procura estar a la última en gustos musicales, bebe cerveza de importación y pasea con orgullo su ordenador Mac para demostrar que es diferente. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, quizá no sea tan original como se cree. Muchos de los productos de moda, alimentación y entretenimiento que tanto nos fascinan están fabricados por seis monopolios globales que dominan nuestras vidas y de los que hasta ahora no teníamos conocimiento.

Da igual que lleve puestas unas Oakley, Ray Ban, Revo, Vogue o DKNY, la mayoría de las principales marcas de gafas de sol están fabricadas por la misma compañía, Luxottica.
Incluso los exclusivos anteojos de Prada, Versace y BVLGARI forman parte del inmenso imperio del cristal ahumado de la compañía italiana, compuesto por 36 de las firmas más vendidas.

[Especial2010: ¿Qué cambió definitivamente en 2010?]

Luxottica, que comenzó comprando marcas durante la década de los 80, ha pasado a convertirse en el mayor fabricante del planeta, con una facturación anual de más de 3.100 millones de euros. Además, su posición dominante en el mercado no se queda en el diseño y ensamblaje de las gafas. La mayoría de los stand de venta en grandes superficies y centros comerciales son de su propiedad, al igual que la cadena Sunglass Hut, lo que les permite estar presentes en 140 países e ingresar casi 2.000 millones de euros extra de la venta directa al público.

El de Luxottica no es el único monopolio que ha pasado bajo el radar de los consumidores, con Quanta Computers sucede algo similar, aunque en el mundo de la informática. En las cadenas de montaje de sus factorías taiwanesas se fabrica el 33% de los ordenadores que se venden en el mundo, entre ellos los Dell, Hewlett Packard, Sony o Apple. De hecho, si está leyendo este texto en un portátil, hay un 90% de posibilidades de que su ordenador haya sido ensamblado en una de las siete compañías con base en Taiwán que casi nadie conoce pero que diseñan los ordenadores que comercializan las marcas más populares del mercado.

Pero, si ni siquiera consigue impresionar a sus amigos con el último modelo de Mac, olvídese de hacerlo pidiendo la cerveza más cool del bar. Da igual que busque rarezas como la Jelen Pivo serbia, la calidad de la Leffe belga o marcas de las de toda la vida como la Budweiser, todas están elaboradas por la multinacional InBev, propietaria de más de 200 etiquetas de cerveza. La compañía, creada en 2004 con la fusión de la belga Interbrew y la brasileña AmBev, comercializa sus bebidas en 130 países con unas ventas globales por encima de los 13.000 millones de euros.

Tampoco la comida de gatos, sector en el que la compañía canadiense Menu Foods tiene 150 marcas; el maíz, del que el 80% pertenece a la empresa Monsanto; o la música de moda se libran del monopolio. El escritor y productor musical sueco Max Martin es el responsable de la mayoría de los grandes hits del pop de los últimos 15 años. El reinado de Martin en las ondas comenzó en 1996 con el éxito de los Backstreet Boys Quit Playing Games (with my Heart), que vendió más de 4,4 millones de copias en todo el mundo. Desde entonces, sus 10 temas más escuchados han vendido más de 50 millones de unidades, además de colaborar con Britney Spears, Bon Jovi, Celine Dion o Kate Perry.

O Brasil não se aborrece

Metal Diário, São Paulo, 04/07/13.- Os franceses compreenderam, há 45 anos, que fatos aparentemente irrelevantes podem estar na origem de acontecimentos de grandes proporções históricas. Um episódio menor, em Nanterre, foi o estopim de uma das maiores explosões sociais e políticas da segunda metade do século passado – Maio 68. Claro está que não se trata de explicar a amplitude daquela “explosão” pelo “detonador”, ainda que a ligação entre ambos fenômenos seja evidente.

Em São Paulo, há pouco mais de duas semanas, o aumento de 20 centavos da passagem dos ônibus, foi o ponto de partida de uma onda de protestos que se alastrou com rapidez por centenas de cidades brasileiras, no que talvez seja a mais importante mobilização social que o país assistiu desde o fim ditadura militar.

O que, no início, aparecia como uma demanda particular, transformou-se rapidamente em um movimento onde convivem inúmeras – e não raro contraditórias – reivindicações.

Tudo indica que, a despeito da grande transformação econômica e social pela qual o Brasil passou nos dez últimos anos, como conseqüência das reformas implementadas pelos Governos Lula e Dilma Rousseff, o país estava “entediado”, como Pierre Viansson-Ponté acreditava ser o caso da França às vésperas de Maio-68.

O “tédio” brasileiro pode parecer paradoxal. Afinal, o país retomou o crescimento na última década, depois de mais de 20 anos de estancamento. Conseguiu combinar esse crescimento com a retirada da pobreza de mais de 40 milhões de homens e mulheres, sem sacrificar o equilíbrio macroeconômico. Vive-se hoje no Brasil uma situação de virtual pleno emprego, com significativo aumento da renda dos trabalhadores. A vulnerabilidade externa da economia foi enfrentada. De país devedor, o Brasil passou a credor internacional. Mesmo os problemas conjunturais com os quais a economia brasileira está hoje confrontada não abalam as perspectivas de seu desenvolvimento futuro. Pela primeira vez na história, um Governo enfrentou o principal problema de nossa formação social – a desigualdade. Toda essa mudança foi feita – o que não é pouco – com o aprofundamento das liberdades democráticas. A Presidenta Rousseff saudou a “voz das ruas”, condenou os excessos policiais e convocou à Brasília os principais porta-vozes dos movimentos para um debate franco. Não estamos, portanto, diante de movimento contra o autoritarismo.

Mas não há como negar a existência de um mal-estar na sociedade brasileira, que atinge a todas instituições em seus diferentes níveis. Esse sentimento resulta de duas ordens de problemas.

Primeiro, as difíceis condições de vida de milhões de brasileiros, que persistem a despeito dos grandes avanços dos dez últimos anos, sentidas, inclusive, pelos milhões que ascenderam econômica e socialmente. A democratização da educação não foi acompanhada em todo o país com correspondente qualidade. Nos serviços de saúde, convivem setores de excelência com áreas extremamente deficientes. A acelerada urbanização deste país de quase 200 milhões de habitantes pôs em evidência a precariedade do transporte em nossas cidades, onde um trabalhador perde horas de seu dia entre a casa e o trabalho.

A menção a esses três temas, evocados com freqüência nos cartazes das manifestações, é relevante. Aponta para problemas que afetam o cotidiano de milhões de brasileiros.

A segunda razão do mal-estar brasileiro está ligada à esfera política. As mudanças econômicas e sociais dos últimos anos não foram acompanhadas de transformações institucionais necessárias – nos poderes do Estado, nos partidos, mas também nos meios de comunicação, fortemente monopolizados no Brasil.

Os manifestantes clamam por serviços públicos decentes, se insurgem contra a burocracia e a corrupção. Mesmo no “país do futebol”, os gastos na preparação da Copa do Mundo e da Copa das Confederações foram alvo de manifestações. Critica-se sua pouca transparência.

Nos dois pronunciamentos que fez à nação, a Presidenta da República retomou a iniciativa política. Enfatizou a exigência de uma ampla reforma política, além de aprofundamento das atuais políticas públicas. Tal como em outras partes do mundo, inclusive na América do Sul, as instituições se revelaram acanhadas e inadequadas frente à ampliação do espaço público e à entrada nele de novos sujeitos políticos.

Uma reforma política é essencial, sobretudo, no combate à corrupção que, como normalmente acontece na história, é apontado, por alguns setores, como o mais importante problema a resolver. Essa posição centra suas críticas nas instituições indistintamente e nos partidos políticos, em particular.

Sabe-se que o ataque às instituições, especialmente aos partidos que estão em sua base, refletem duas tendências.

A primeira desemboca em uma regressão autoritária, articulada em torno de um “homem providencial”, capaz de dar curso a uma contrarreforma econômica e social.

Outra, de caráter democrático, que prega uma profunda e urgente reforma das instituições, inclusive dos partidos. Isso exige hoje mudanças na lei eleitoral, que corrijam as graves distorções dos mecanismos de representação, adotando um financiamento público dos partidos, para eliminar a influência do poder econômico nas eleições, mas também capaz de construir mecanismos que fortaleçam sua consistência programática e, ao mesmo tempo, de abrir espaço para maior e mais decisiva participação da sociedade na política. Ganham importância especial a multiplicidade de mecanismos de controle das políticas públicas pela sociedade, instrumentos como o “recall” dos eleitos, as consultas populares.

Não é só a economia que vive uma profunda crise no mundo de hoje. Os modelos políticos democráticos também estão confrontados com o desafio da mudança.

O Partido dos Trabalhadores – que esteve à frente das importantes transformações pelas quais o Brasil passou nos últimos – não está infenso a essa necessidade de mudança. Nascido há 33 anos das lutas sociais e comprometido com todos aqueles que viviam à margem da política no país, cabe-lhe hoje a necessidade de renovar-se e reencontrar aquele sentimento generoso que esteve em sua origem.

“Yo me quedo con la RN…” Entrevista con Oscar Fernández

SAN SALVADOR, 12 de marzo de 2013 (SIEP). “Estaba aquí en la U y ví que venía el Chino Quan con cara de preocupado, aquí mismo frente a la Escuela de Artes, y me pregunto: ¿y vos con quien te vas a quedar? ¿Con el ERP o con la RN? Le respondí sin dudar un momento: yo me quedo con la RN…eran los tiempos de la ruptura…año 1975” nos comparte Oscar Fernández, actual asesor en seguridad pública del FMLN en la Asamblea Legislativa.

“Era mi primer día de clases, iniciaba el primer ciclo de Medicina en la Universidad de El Salvador, el 19 de julio de 1972, y entre por el portón de Derecho y me dije: voy a ir al local de la SEBUS a comprarme un poster del Che Guevara, que era un poster a colores con la cara del Che y de fondo el mapa de Sudamérica…valía cincuenta centavos, un tostón como se decía antes.

Y cuando volteo a ver hacia el parque veo una tanqueta del ejército, ¡puta! que raro me digo, y al momento escucho: pac, pac, pac, pac…cuando oí los balazos retrocedí… cuando veo una fila de estudiantes que los conducen hacia el paraninfo…¿ qué estará pasando? pero decido siempre ir a la SEBUS, porque en las residencias era que vivía la mara, …y llego y ahí estaba Carlos Ascensio, el actual embajador en México, semi dormido, en calzoncillo todavía…ahí vivía también Alfonso Hernández. De pronto vi que en fila india lo soldados llevaban a otros estudiantes…

Decidí salirme de la U, enfrente estaba de la entrada si te acordás, una Pizza Boom en la esquina y salí y me fui caminando para mi casa. Desde entonces empecé a radicalízarme…ese fue el debut del presidente Molina, yo había salido de bachiller en el 71. Todavía no estaba organizado pero ya me reunía con algunos compañeros que había conocido como Rigoberto, por cierto ya no lo he visto. Es medico, progresista. También con cheros de la colonia para platicar sobre la situación del país. De Rigoberto me acuerdo que era de Santa Cruz Porrillo.

Vivía en la Colonia Médica, en el Boulevard María Cristina, cerca de la U. Antes no había ahí negocios ni oficinas sino casas, ahí estaba mi mara…En esa época conocí a Carlos Arias, nos reunimos con él. Para ese entonces solo había una sola organización, el ERP. No estaba la RN: Éramos del ERP. Era de la Resistencia Estudiantil Universitaria, la REU, que formaba parte entonces del ERP.

Y como la U estaba cerrada me puse a buscar trabajo y conseguí de vender Enciclopedias, la famosa Enciclopedias Rolher. Así que salía con mi respectivo maletín y un vergo de prospectos. No vendí ni una sola enciclopedia. Una vez iba a hacerlo con una señora pero a la hora del cierre me arrepentí. Ya la había convencido y le dije: mire, mejor no me la compre. Y ella sorprendida me dijo: bueno y Usted ¿anda vendiendo o no? Le explique que le iba a salir muy cara, casi 500 colones de aquella época. El gerente se enojaba porque no seguía sus recomendaciones: habla así y asa, hace así la voz…y me tocaba andar a puro bus, con mi attaché de vendedor. Pero ¡el que nace hijueputa rebelde, muere rebelde!

Fíjate que me servía el trabajo para reunirme, nos veíamos en el Skandia, en La Corona, hasta en el parque El Roble, nos confundíamos con los grupos de moteros, aunque en ese tiempo todavía le ponía… ¿y vos no fumaste marihuana? Era de rigor en esa época. El ritual de nuestra generación…

Bueno en el 74 abrieron de nuevo la U…y empecé a estudiar. Y llegaron también los de nuevo ingreso. Y me buscó Alba Amaya, la mujer de Víctor Amaya ¿lo conoces? Para que le ayudara a boicotear los exámenes de nuevo ingreso. Y formamos la Coordinadora Estudiantil de Nuevo Ingreso, CENI. Nuestro fuerte eran Medicina y Derecho. El día del examen ante la sorpresa de las autoridades y la rabia de los “verdes” los jóvenes rompieron los exámenes, los rompimos. Fue una actividad cachimbona, de ruptura ¿y qué?

En esa coyuntura conocí a Carlos Arias, nos reunimos con él. Para ese entonces solo había una sola organización, el ERP. También conocí a Raúl Hernández, que solo se pasaba riendo, incluso en los momentos de mayor peligro estaba riéndose. No estaba todavía la RN: éramos del ERP. La Resistencia Estudiantil Universitaria, la REU. La reunión fue en la Facultad de Derecho. Nos habló sobre la necesidad de impulsar la lucha por los estudiantes de nuevo ingreso. Era muy importante.

Y quizás por mi participación destacada en este esfuerzo con los de nuevo ingreso, a principios del 74, me invitaron también a una reunión clandestina nada menos que con la Lil Milagros Ramírez. Ahí fue que la conocí por primera vez…

Ingrese a un colectivo del Ejercito Revolucionario del Pueblo a principios de 1975. El responsable era Raúl Hernández. Lo integraba el Seco Villena, que hoy vive en Canadá; el León Peche que se me olvida el nombre pero era el presidente de la AED, chelito, originario de Atiquizaya.

Fíjate que Raúl aunque se reía como te conté, era bastante enérgico, estricto en alguna cuestiones: no seas burgués te decía si te veía con un cincho chivo, o con solo que anduvieras cincho; y quizás para forjar carácter nos convocaba a reuniones a las 5 de la mañana… ¿Y por qué a esa hora? Le preguntábamos inquietos. Esta célula posteriormente fue trasladada bajo la responsabilidad de Lil, que era mayor que nosotros, pero guapa, muy guapa, había sido compañera de Roque y luego lo fue de Carlos Arias.

Fíjate que una vez me encontré al Vaquerito (Vladimir Rogel) en un bus y se me acercó y me dijo: vos me caes bien. Y yo le respondí: vos también me caes bien. Y era verdad. Pero al nomás verlo metí la mano en la mariconera y agarre mi pistola. Los dos andábamos armados. Nos quedamos viendo, me miraba mi mariconera, estábamos midiendo nuestras reacciones. Al final decidió bajarse del bus. Nos vemos, cuídate. Pero ya no volvimos a vernos. Eran momentos difíciles, después de la ruptura, los que se quedaron en el ERP nos andaban buscando para cohetearnos, nos andaban cazando a los de la naciente RN.

Novas vozes no Brasil

18/07/13.- A juventude, conectada nas redes sociais e com os dedos ágeis em seus celulares, tem saído às ruas para protestar em diversas regiões do mundo.

Parecia mais fácil explicar as razões de tais protestos quando eles aconteciam em países sem democracia, como o Egito e a Tunísia em 2011, ou onde a crise econômica levou o desemprego juvenil a níveis assustadores, como na Espanha e na Grécia, por exemplo. Mas a chegada dessa onda a países com governos democráticos e populares, como o Brasil, quando temos as menores taxas de desemprego da nossa história e uma inédita expansão dos direitos econômicos e sociais, exige de todos nós, líderes políticos, uma reflexão mais profunda.

Muitos acham que esses movimentos significam a negação da política. Eu acho que é justamente o contrario: eles indicam a necessidade de se ampliar ainda mais a democracia e a participação cidadã. De renovar a política, aproximando-a das pessoas e de suas aspirações cotidianas.

Eu só posso falar com mais propriedade sobre o Brasil. Há uma ávida nova geração em meu país, e eu creio que os movimentos recentes são, em larga medida, resultado das conquistas sociais, econômicas e políticas obtidas nos últimos anos. O Brasil conseguiu na última década mais que dobrar o número de estudantes universitários, muitos deles vindos de famílias pobres. Reduzimos fortemente a pobreza e a desigualdade. São grandes feitos, mas é também absolutamente natural que os jovens, especialmente aqueles que estão obtendo o que seus pais nunca tiveram, desejem mais.

Estes jovens tinham 8, 10,12 anos quando o partido que eu ajudei a criar, o PT, junto com seus aliados, chegou ao poder. Não viveram a repressão da ditadura nos anos 1960 e 1970. Não viveram a inflação dos anos 80, quando a primeira coisa que fazíamos ao receber um salário era correr para um supermercado e comprar tudo o que fosse possível antes que os preços subissem no dia seguinte. Também tem poucas lembranças dos anos 1990, quando a estagnação e o desemprego deprimiam o nosso país. Eles querem mais. E é compreensível que seja assim. Tiveram acesso ao ensino superior, e agora querem empregos qualificados, onde possam aplicar o que aprenderam nas universidades. Passaram a contar com serviços públicos de que antes não dispunham, e agora querem melhorar a sua qualidade. Milhões de brasileiros, inclusive das classes populares, puderam comprar o seu primeiro carro e hoje também viajam de avião. A contrapartida, no entanto, deve ser um transporte público eficiente e digno, que facilite a mobilidade urbana, tornando menos penosa e estressante a vida nas grandes cidades.

Os anseios dos jovens, por outro lado, não são apenas materiais. Também querem maior acesso ao lazer e à cultura. E, sobretudo, reclamam instituições politicas mais transparentes e limpas, sem as distorções do anacrônico sistema partidário e eleitoral brasileiro, que até hoje não se conseguiu reformar. É impossível negar a legitimidade de tais demandas, mesmo que não seja viável atendê-las todas de imediato. É preciso encontrar fontes de financiamento, estabelecer metas e planejar como elas serão gradativamente alcançadas.

A democracia não é um pacto de silêncio. É a sociedade em movimento, discutindo e definindo suas prioridades e desafios, almejando sempre novas conquistas. E a minha fé é que somente na democracia, com muito dialogo e construção coletiva, esses objetivos podem ser alcançados. Só na democracia um índio poderia ser eleito Presidente da Bolívia, e um negro Presidente dos Estados Unidos. Só na democracia um operário e uma mulher poderiam tornar-se Presidentes do Brasil.

A história mostra que, sempre que se negou a política e os partidos, e se buscou uma solução de força, os resultados foram desastrosos: guerras, ditaduras e perseguições de minorias. Todos sabemos que, sem partidos, não pode haver verdadeira democracia. Mas cada vez fica mais evidente que as nossas populações não querem apenas votar de quatro em quatro anos, delegando o seu destino aos governantes.

Querem interagir no dia a dia com os governos, tanto locais quanto nacionais, participando da definição das políticas públicas, opinando sobre as principais decisões que lhes dizem respeito.

Em suma: não querem apenas votar, querem ser ouvidas. E isso constitui um tremendo desafio para os partidos e os lideres políticos. Supõe ampliar as formas de escuta e de consulta, e os partidos precisam dialogar permanentemente com a sociedade, nas redes e nas ruas, nos locais de trabalho e de estudo, reforçando a sua interlocução com as organizações dos trabalhadores, as entidades civis, os intelectuais e os dirigentes comunitários, mas também com os setores ditos desorganizados, que nem por isso tem carências e desejos menos respeitáveis.

E não só em períodos eleitorais. Já se disse, e com razão, que a sociedade entrou na era digital e a política permaneceu analógica. Se as instituições democráticas souberem utilizar criativamente as novas tecnologias de comunicação, como instrumentos de dialogo e participação, e não de mera propaganda, poderão oxigenar – e muito – o seu funcionamento, sintonizando-se de modo mais efetivo com a juventude e todos os setores sociais.

No caso do PT, que tanto contribuiu para modernizar e democratizar a política brasileira e que há dez anos governa o meu país, estou convencido de que ele também precisa renovar-se profundamente, recuperando seu vinculo cotidiano com os movimentos sociais. Dando respostas novas a problemas novos. E sem tratar os jovens com paternalismo.

A boa noticia é que os jovens não são conformistas, apáticos, indiferentes à vida pública. Mesmo aqueles que hoje acham que odeiam a política, estão começando a fazer política muito antes do que eu comecei. Na idade deles, não imaginava tornar-me um militante político. E acabamos criando um partido, quando descobrimos que no Congresso Nacional praticamente não havia representantes dos trabalhadores.

Inicialmente não pensava em me candidatar a nada. E terminei sendo Presidente da República. Conseguimos, pela política, reconquistar a democracia, consolidar a estabilidade econômica, retomar o crescimento, criar milhões de novos empregos e reduzir a desigualdade no meu país. Mas claro que ainda há muito a ser feito. E que bom que os jovens queiram lutar para que a mudança social continue e num ritmo mais intenso.

Outra boa notícia é que a Presidente Dilma Rousseff soube ouvir a voz das ruas e deu respostas corajosas e inovadoras aos seus anseios. Propôs, antes de mais nada, a convocação de um plebiscito popular para fazer a tão necessária reforma política. E lançou um pacto nacional pela educação, a saúde e o transporte público, no qual o governo federal dará grande apoio financeiro e técnico aos estados e municípios.

Quando falo com a juventude brasileira e de outros países, costumo dizer a cada jovem: mesmo quando você estiver irritado com a situação da sua cidade, do seu estado, do seu país, desanimado de tudo e de todos, não negue a política. Ao contrário, participe! Porque o político que você deseja, se não estiver nos outros, pode estar dentro de você.

Entonces en 1972 entro a las FPL…Entrevista con Eduardo Linares

SAN SALVADOR, 21 de septiembre de 2012 (SIEP) “Mi madre fue una obrera de la industria textil y trabajó en diversas fábricas como La Estrella y se relacionó con personas vinculadas al movimiento sindical del Partido Comunista…”nos comparte Eduardo Linares, de 60 años, destacado revolucionario salvadoreño.

“Incluso estuvo casada con un miembro del Partido de apellido Santamaría que en ese momento era estudiante universitario, tuvo un hijo con él, que es mi hermano mayor, de nombre José Vladimir Rivera, pero en una de esas frecuentes represiones de esos años, te estoy hablando de finales de los años cuarenta, este miembro del Partido se va para Venezuela y ya mi mamá nunca supo de él…”

“Él ya no se comunicó, después supimos que se había ido para México…pero mi mamá quedo vinculada al movimiento sindical, y luego se integró a Fraternidad de Mujeres, y entonces yo desde chiquito conocí a Marcial, a Tulita, mi mamá me llevaba a actividades sindicales, a excursiones, a fiestas en los sindicatos…”

Cuando llego a bachillerato en 1970 conozco a Vladimir Umaña y me comienza a reclutar. El fue fundador de las FPL… Luego pase a la Universidad y ahí mi hermano mayor también me hablo de ingresar a la organización. Ese año en marzo a Vladimir Umaña y otro compañero los detienen en un vehículo y no andaban papeles, y los asesinan…léete el numero de Opinión Estudiantil de esa época y ahí sale la condena al crimen.

Entonces en 1972 entro a las FPL…Pero había que pasar bastantes pruebas. Había que realizar acciones. Me acuerdo una vez por esa época que había una gran bulla que habían matado a un estudiante…aquí cerquita de donde estamos, y los estudiantes estaban hasta realizando una colecta, cuando se enteraron que se trataba de un “oreja” y entonces ahí dejaron el cadáver abandonado.

Había en esa época mucha solidaridad, la gente valoraba el sacrificio y la gente admiraba a los muchachos, a los revolucionarios…En el 72 estudiaba aquí en la U pero no participaba en el movimiento estudiantil, ya estaba organizado y realizaba otras tareas.

Una vez como resultado de una acción nos dieron tanta plata que no cabía en un cuarto y con toda esa plata decidimos fortalecer el movimiento popular y claro fortalecimos al Bloque Popular Revolucionario, al BPR…

Fíjate que nuestra primera acción pública ya como FPL fue en solidaridad con unos presos argentinos de la cárcel de Trelew, ahí nos dimos a conocer…y después vino lo de Salvador Allende, su victoria nos afectó…porque venía a validar las tesis del Partido Comunista sobre la vía pacífica al socialismo… cuando nuestra visión era de lucha armada, de guerra popular prolongada…

Sobre marcial era un obrero panadero, muy estudioso, con una amplia cultura general, había leído mucho, bueno él redactaba los primeros comunicados de las FPL…

Concluye la entrevista con una sonrisa cómplice” hay cuando surjan las nuevas vanguardias…ahí nos vamos a montar…”

Islandia: cuando “la izquierda” no respeta al movimiento social vuelve la derecha

Para muchas opciones de izquierdas, Islandia era un punto de referencia, mostrando el camino que las fuerzas progresistas debían seguir. Esta visión, ampliamente extendida, estaba basada en una lectura de lo que había ocurrido en aquel país durante el periodo entre 2008 y 2009, cuando la población se rebeló en contra de que el Estado salvara a los bancos que habían llevado el país a la ruina mediante sus actividades especulativas. En lugar de salvarlos, la población exigió que se llevara a los tribunales a los dirigentes de los bancos y al gobierno que los había supervisado y ayudado en sus especulaciones, demandando también que se estableciera una nueva Constitución basada en una amplia participación popular, eligiendo una coalición de un partido de izquierda, el Partido Socialdemócrata, con el Partido Verde, para que se constituyera en gobierno y dirigiera el país en el periodo de Transición.

Tal versión de los hechos permitía un optimismo a las fuerzas progresistas y
democráticas de otros países europeos que habían experimentado crisis financieras semejantes, consecuencia también del comportamiento especulativo de la banca, facilitado por la desregulación financiera, en boga durante el periodo neoliberal iniciado en los años ochenta. Es más, en esta versión se suponía que si un país tan pequeño como Islandia (320.000 habitantes) había hecho lo que había hecho, otros podrían también hacerlo.

Cinco años más tarde, sin embargo, la coalición de izquierdas fue masivamente
derrotada y salió vencedora la única coalición de partidos de derechas, la misma que había sido prácticamente expulsada del gobierno por considerársela responsable de la enorme crisis que llevó al país al desastre. ¿Por qué? ¿Qué había pasado?

La respuesta conservadora y liberal

La respuesta que han dado la mayoría de medios conservadores y liberales a esta pregunta es la de que considera la derrota de las izquierdas a su falta de realismo y experiencia de gobierno que, intentando aplicar medidas utópicas e irreales, antagonizaron a la población, votando de nuevo a aquellas fuerzas políticas más realistas, más pragmáticas y con mayor experiencia gubernamental, terminando con el periodo experimental iniciado en las revueltas bien intencionadas (las derechas siempre son muy condescendientes hacia las izquierdas y hacia los movimientos sociales) pero excesivamente ingenuas y poco realistas, del periodo 2008-2009. La votación en la
última elección, pues, traduciría una vuelta a la realidad.

Tal versión muy sesgada a favor de las derechas carece, sin embargo, de credibilidad. Lo que ha ocurrido es muy distinto a lo que se refleja en esta versión de los hechos. En realidad, es casi opuesto a lo que tales voces indican. Lo que pasó fue un indicador más del desfase entre los movimientos sociales que tuvieron un enorme impacto en lo acaecido en el periodo 2008-
2009 y los partidos políticos con representación parlamentaria, incluyendo los de izquierda, que intentaron canalizar tales movimientos.

Este desfase y distancia explica que, una vez elegidos, los partidos gobernantes de izquierda (el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde), aunque sensibles a algunas de las demandas de los movimientos sociales y del enorme movimiento popular, siguieron políticas distintas, e incluso opuestas, a las que tales movilizaciones habían exigido, creando una gran frustración y decepción, que explica su merecida derrota en las últimas elecciones, las primeras en las que la población pudo expresar su desagrado.

Veamos los datos. El colapso de los tres bancos (que se dejaron colapsar por parte del Estado) –Glitnir, Kaupthing y Landsbanki-en 2008 era inevitable y hubiera sido imposible para el Estado poder absorber su deuda (que era diez veces mayor que su PIB). La exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que Islandia pagara a los acreedores –principalmente bancos británicos y holandeses- era irrealizable. De ahí el enfado e indignación de la
mayoría de la población que salió a la calle. Tal exigencia del FMI era, además,
profundamente injusta, pues demandaba que fuera la población islandesa la que pagara a los acreedores por deudas contraídas por responsables bancarios islandeses en complicidad con personalidades políticas, que carecían de mandato popular para llevarlas a cabo (una situación idéntica a la ocurrida, por cierto, en España).

En respuesta a este enfado, la estructura de poder (banqueros, magnates de flotas pesqueras y grandes empresas) se vio en la necesidad de ceder, pues la situación había alcanzado niveles amenazantes para sus intereses. Pero su intento se basó en diluir la aplicación de tales exigencias. Un banquero, por ejemplo, fue llevado a los tribunales, pero muchos otros (la mayoría) salieron ilesos. Y la coalición elegida contribuyó en gran manera a esta dilución. Lo que los conservadores y liberales definieron como realismo era una moderación y practica pactista parlamentaria que frustró a los movimientos sociales que les votaron. Ni que decir tiene que tal coalición hizo reformasque paliaron algo la situación desastrosa que la crisis había creado entre la clase trabajadora.
(ver Laurie Penny “Iceland‟s elections: A shattered fairy tale”, New Stateman, 08/05/2013)

El desfase entre el Nuevo gobierno y los movimientos sociales
Pero el gran error de la coalición gobernante fue creer que el futuro de Islandia estaba en la Unión Europea. Tal creencia estaba reflejada en su programa
electoral, elemento no compartido por la mayoría de la población, que estaba en contra de la integración de Islandia en la UE. La coalición de izquierdas que se había opuesto a las exigencias del FMI (a que se pagara a los acreedores europeos) aceptaba ahora, en cambio, las políticas de austeridad que dictaba la Troika (el mismo FMI junto con el Banco Central Europeo y la Comisión
Europea) como condición para su entrada a la Unión Europea.

La aceptación de tales prácticas de austeridad fue la causa de la enorme frustración y desencanto de la población hacia el gobierno de coalición de izquierdas y su posterior derrota electoral. Fue este movimiento a la derecha del gobierno de izquierdas el que causó su fracaso electoral, tal como ha ocurrido en todos los gobiernos de izquierda que han seguido tales políticas de austeridad en la UE (ver José M. Tirado “Iceland‟s Crippling Elections”, CounterPunch, 29.04.13).

Este gran desfase entre los movimientos sociales (que exigían cambios más profundos, e incluso opuestos en algunos puntos importantes, a los que se estaban realizando) por una parte, y los partidos de izquierda (que se caracterizaron por su gran moderación y escasa vocación transformadora,
temerosos de enfrentarse con la estructura de poder del país) por la otra, originaron este debacle electoral. Contribuyó a ello la desmovilización de los movimientos sociales tras la elección del gobierno de coalición de izquierdas.
Fue esta derrota de las izquierdas la que causó la victoria de las derechas, las cuales no compartían el entusiasmo de las izquierdas por la Unión Europea. El partido mayoritario dentro de las derechas era el partido agrícola y de la pesca, temeroso de la integración en la UE.

Y un elemento central de sus campañas fue prometer reducir el enorme
endeudamiento familiar a base de concesiones públicas que, con carácter de
rentabilidad, tenían gran atractivo popular. Ahora bien, la mayor causa de la derrota de la coalición de izquierdas fue la enorme decepción que sus políticas crearon. País tras país, partidos gobernantes de izquierda han sido expulsados del poder por aplicar políticas de austeridad que carecían de apoyo y mandato popular. Así de claro

Primera Piedra

Privatización de la libertad

Zygmunt Bauman pone el dedo en la llaga al denunciar el límite de la libertad en la modernidad capitalista: todo se puede (aunque la mayoría no pueda casi nada), excepto imaginar un mundo mejor que este en que vivimos. Cuando mucho, se queda en la reparación de la casa, la reforma del tejado, la pintura de las paredes, sin que se cuestione la misma arquitectura de la casa ni, mucho menos, el modo de convivencia de quienes la habitan.

Los más progresistas admiten incluso que, en la reforma, el cuarto de la empleada sea cambiado del exterior al interior de la casa. Hasta aquí el límite de la lógica capitalista. Fuera de eso, se suprime la libertad de quien se atreva a proponer que no haya cuarto de la empleada, ni empleada. Como máximo, personas contratadas por hora, sindicalizadas y con todos sus derechos garantizados por la ley. Incluso el acceso a la misma casa.

Según Pierre Bourdieu, unos miran la sociedad con ojos cínicos y otros con ojos clínicos. Los primeros juzgan incuestionable el actual modelo de sociedad fundado en la apropiación privada de la riqueza y procuran obtener provecho de él, considerando justo lo que refuerce sus privilegios e injusto lo que los amenace. Los ’clínicos’ miran un palmo por debajo del suelo en que pisamos y reconocen las intrincadas relaciones sociales que producen, en la superficie, tamaña desigualdad entre los seis mil quinientos millones de habitantes de esta nave espacial llamada Tierra.

El neoliberalismo rompió el puente entre la esfera pública y la privada. Antes, una constelación de instituciones aseguraba la ampliación y defensa de los derechos sociales: asociaciones, sindicatos, partidos, etc. La privacidad, reducto sagrado, sólo era invadida en la medida en que se rompía el contrato social: abandono del hogar, homicidio, etc. Todo lo demás quedaba entre las cuatro paredes o, como mucho, caía en el ’dominio público’ sólo gracias a chismes interpersonales.

Ahora lo privado absorbe lo público, gracias a la teoría thatcheriana de que la sociedad se reduce al individuo y a la familia. De un lado se privatizan instituciones como el Estado (rehén de sus acreedores privados) y los sindicatos, confinados a la negociación directa entre empleados y empleadores, desarticulándose las categorías profesionales y la solidaridad de clase. De otro lado lo privado sobrepasa e inunda y vuelve inmundo lo público, como en el Gran Hermano.

Se rompen las cuatro paredes y se promueve la inversión de los factores: el ’cínico’ anula al ’clínico’, de modo que se deshistoriza el tiempo y se atomizan las relaciones sociales. Más importante que conocer las causas que impiden al Brasil crecer por encima del 2.3% al año (sólo supera a Haití en el continente americano), es saber si Mick Jagger conquistó una nueva novia en Rio de Janeiro o quién será el nuevo millonario de la casa del mironismo nacional.

Se rasga el tejido de las relaciones sociales. Niños y jóvenes, que debieran enfrentarse en el juego educativo de la sociabilidad propiciado por grupos de amigos, clubes, equipos deportivos, etc., ahora se refugian horas y horas ante el monólogo televisivo o informático. En los espacios virtuales de comunicación cibernética, en que no se exponen a los límites exigidos por la convivencia grupal, aprenden a disimular. Proyectan de sí mismos una imagen idealizada, fantasiosa, como si la vida se diera, de hecho, en dos planos: aquel en que los pies pisan y aquel en que la cabeza ’navega’. El real y el virtual.

La privatización de los bienes simbólicos (’se terminó la historia’ pregonaba Fukuyama) oculta a las nuevas generaciones el sentido histórico de la existencia. ’Consumo, luego existo’, afirman los neocartesianos. De ese modo, el proyecto de vida se reduce a las ambiciones de consumo (hacerse rico), de belleza (eternamente joven) y de fama (aunque sólo sea durante cinco minutos, como dijo Andy Warhol).

He ahí la libertad que nos ofrecen, la de escoger diferentes marcas del mismo producto en el estante del supermercado o en el escaparate de las tiendas. Nunca escoger un nuevo modelo de sociedad, en el que los privilegiados no necesiten refugiarse en centros comerciales para huir de la turba famélica que ataca el paisaje y las personas. Un modelo civilizatorio que permita, en fin, la adecuación de nuestra existencia a nuestra esencia. En palabras de Fernando Pessoa: ’Ah, quién diera la perfecta concordancia /de mí conmigo. /El silencio ulterior sin la distancia /entre mí y lo que yo digo’.

Recuperar el derecho político a la libertad, ése es el desafío si anhelamos que, en el futuro, la violencia no se extrapole del ámbito privado al público. E imprimir al ejercicio colectivo de la libertad un sentido, una dirección, un horizonte capaz de superar la gran antinomia del actual modelo de democracia: en nombre de la libertad, la mayoría es excluida del derecho a la justicia.

Muerte del G8 y nuevo orden mundial del G20

19 de octubre de 2009 Durante la tercera cumbre del G20 en Pittsburg, el presidente Obama sentenció el deceso oficial de un cadáver: el G8, que únicamente esperaba su liturgia funeral. Propiamente dicho, es más bien el G7 –que dominó al mundo occidental durante la etapa de la bipolaridad, ya no se diga que reinó imperturbablemente durante la fase unipolar debido a la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)– el que fenece en las manos del mandatario estadunidense.

El G8 representó una simulación, para no decir una humillación, que incorporó a Rusia en donde ésta ni tenía nada que hacer y siempre brilló por su ausencia, cuando no opacidad, debido a su inferioridad financiera frente a los siete actores mayúsculos que detentaban el control de las finanzas mundiales; en primer término la dupla anglosajona de Estados Unidos y Gran Bretaña –que ocupan los dos primeros lugares del Índice de Desarrollo Financiero del Foro Económico Mundial de Davos–, seguida por Alemania y Japón (dos plazas financieras relevantes), y luego por Francia y las plazas menores de Canadá e Italia.

En realidad, el G7, extensivo al G8 (con una Rusia emasculada financieramente), constituía prácticamente el predominio exclusivo de la anglósfera donde Wall Street y la City se despachaban con la cuchara grande. En un inicio, en el mundo occidental, desde su creación en 1976. Y luego, en el mundo entero gracias a la aplicación unilateral de la globalización financiera a partir de la disolución de la URSS desde 1991.

En sus 33 años de vida, el enfoque del G7, extensivo al G8, fue exageradamente financierista y su deceso simboliza y refleja extensamente el declive de la financiarización especulativa que llevó primordialmente a Wall Street y a la City a su debacle, quienes a su vez, desde su epicentro, arrastraron a la mayor parte dependiente del mundo a la peor crisis (que a penas entra a su segunda fase) desde la década de 1930.

Dicho en corto: se muere el G7 financierista sobrecargado de deudas, prácticamente sin ahorros y con crecimientos económicos menos que mediocres.

A nuestro juicio, detrás del deceso del G7 –dominado por la otrora superpotencia unipolar estadunidense y sus aliados europeos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN): Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia– se encuentra la doble derrota geoestratégica de Estados Unidos y de la propia OTAN en el Medio Oriente, tanto en Irak como en Afganistán, en paralelo a las tres derrotas de Israel en el “pequeño Medio Oriente”, que definieron la gestación y las coordenadas del nuevo orden multipolar mundial.

Israel, el aliado privilegiado de Estados Unidos y la OTAN en el “pequeño Medio Oriente”, sufrió tres derrotas consecutivas: dos, en las “guerras asimétricas”, tanto contra la guerrilla chiíta libanesa de Hezbolá como frente a la guerrilla sunnita palestina de Hamas (ambas aliadas de Irán), y una tercera poco publicitada en su alianza con el ejército aventurero de Georgia, humillado por Rusia en Osetia del Sur.

La debacle financiera de Wall Street y la City se encontraba escrita en el muro desde finales de la década de 1990 (ejemplo, la quiebra de Long-Term Capital Management), que orilló a sus países a optar por la vía militar para colmar sus faltantes en las arcas financieras mediante la captura del los hidrocarburos en el Medio Oriente, en particular en Irak.

La derrota catastrófica de Estados Unidos en Irak –descrita así por sus generales y la cual afloró un año después de la invasión anglosajona que no pudo someter a la guerrilla sunnita árabe– ahondó la decadencia financierista de la otrora superpotencia unipolar, la cual se tornó en crisis energética (por su alta dependencia de hidrocarburos) y en crisis propiamente económica.

Podemos atrevernos a emitir la hipótesis de que la muerte real del G7 se gestó un año después a la invasión anglosajona a Irak, en la primavera de 2004, concomitante a la captura fallida de los hidrocarburos, cuando los dos binomios del petróleo-gas y del oro-plata iniciaron su ascenso irresistible en relación inversamente proporcional al desplome del dólar.

Cuando unos ganan, otros pierden. Evidentemente que la decadencia de la dupla financierista anglosajona fue aprovechada estupendamente por el ascenso del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que hoy forman el núcleo duro de los países emergentes del G20 que arropó al moribundo G7.

A diferencia del decadente G7, el BRIC posee las mayores reservas de divisas del mundo: se encuentra en los primeros 10 lugares de la economía mundial. Se pudiera aducir, en el contexto del mundo desequilibrado que nos tocó vivir, que el G7 dilapida lo que el G20 ahorra.

En la superficie, el G20 exhibe una estructura de veneración hiperbólica por el Producto Interno Bruto (PIB), el pibismo, ya que sus integrantes poseen el 80 por ciento del PIB mundial y dejan huérfanos de representatividad a casi el 90 por ciento de los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Si el G7 pecaba atrozmente de financierista, el G20 ofende cruelmente de economicista.

Así las cosas, asistimos a una hibridación contranatura en el seno del G20 que cobija tanto al decadente G7 financierista –que, dígase lo que se diga, siguió dictando la agenda en las tres conferencias realizadas hasta ahora–como al resplandeciente BRIC de corte economicista.

Hasta ahora el BRIC ha actuado prudentemente y le ha dejado la batuta de mando a la dupla anglosajona (no perder de vista que las tres primeras cumbres del G20 se celebraron en Washington, Londres y Pittsburg).

Con todo nuestro debido respeto, pero los del G20 son más bien 11, es decir, representan al viejo G7 más al cuatripartita BRIC. El restante de representados forma parte de la esfera geopolítica de influencia de los 11 que conforman su columna vertebral.

Tampoco se puede soslayar el poderío militar básicamente nuclear de tres países del viejo G7 (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) y de otros tantos del BRIC: nítidamente Rusia, India y China (aunque Brasil en cualquier momento podría optar por una bomba atómica, como ha reclamado su vicepresidente José Alencar). Lo que deseamos expresar es que más allá del pibismo superficial existen otro tipo de amarres, como el nuclear y el geopolítico que conjugan la cohesión laxa del G20.

Para la grave fase de crisis multidimensional (financiera, económica, energética, alimentaria, climática y hasta civilizatoria) que vive dramáticamente el planeta, el G20 posee mejores herramientas para enfrentar la adversidad legada por la dupla anglosajona que el mismo G7 al que controlaba a su antojo.

El problema no son las agrupaciones, sino los formatos, los liderazgos y las agendas. Así las cosas, el G20, en su modalidad vigente, representa más bien los intereses nostálgicos de la fenecida unipolaridad estadunidense, con sus deletéreos atavismos financieristas militaristas, que pretende controlar los daños que provocó al mundo entero y, sobre todo, repartir migajas a los países emergentes, básicamente del BRIC, en la nueva configuración del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Hasta ahora, en sus tres primeras cumbres, pese a la intensidad del apremio global, el G20 ha hecho mucho ruido publicitario con sus pocas nueces y no ha resuelto lo esencial, ni siquiera sus promesas fallidas.

Si por sus actos los conoceréis, entonces pareciera que en el seno del formato del híbrido G20, extrañamente el caduco G7, básicamente la dupla anglosajona, desea conservar sus privilegios financieristas a expensas del resplandor economicista del BRIC, lo cual, al contrario de un deseable “nuevo orden multipolar mundial”, lleva irremediablemente a su colisión interna y deja a la deriva el futuro de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que también necesita urgentemente una cirugía reconstructiva de pies a cabeza.

¿Es el moribundo G7, específicamente la decadente dupla anglosajona, el Caballo de Troya del G20? En tal caso, regresaríamos por la puerta trasera al viejo orden unipolar estadunidense maquillado de “multilateralismo”, lo que difícilmente aceptaría el BRIC que aboga en forma realista por el nuevo orden multipolar mundial que pasa ineluctablemente por la multipolaridad de las divisas y el cese de la unipolaridad del dólar como única divisa de reserva global.

Si el G20 no consigue en forma ordenada algo parecido a la verdadera multipolaridad en sus próximas cumbres, entonces estará cavando su propia tumba y habrá que empezar a pensar creativamente en mejores formatos, liderazgos y agendas.