Lucha popular y alianzas políticas contra el régimen Bukele.Roberto Pineda. 6 de octubre de 2021

Introducción

En la experiencia centenaria de lucha de la izquierda salvadoreña, la construcción de alianzas ha sido un elemento central de su visión estratégica. Las veces que se ha lanzado en solitario  a la disputa por el  poder por lo general ha fracasado,  mientras que las veces  que lo ha hecho acompañada,  ha logrado el triunfo, o avances significativos. 

La construcción de alianzas es un arte que requiere de ingenio, claridad de objetivos y de mucha madurez política. En enero de 1932 la dirección del Partido Comunista, incluyendo a Farabundo Martí, decidieron rechazar la alianza con las fuerzas civiles y militares del araujismo, jugárselas con sus propias fuerzas  contra el dictador Martínez y fracasaron, militar y políticamente.  Como resultado de esta derrota, pasaron largos años para reconstruir la izquierda y el movimiento popular.

Por otra parte, el general Martínez únicamente pudo ser expulsado del poder, en las jornadas de abril y mayo de 1944, mediante una amplia alianza de fuerzas, que iba desde la Embajada estadounidense, militares antimartinistas, fuerzas democráticas aglutinadas alrededor de Arturo Romero, hasta los revolucionarios de un todavía debilitado Partido Comunista.

Y las fuerzas de la dictadura militar contraatacaron en octubre de ese año, y de nuevo, la división en el bloque popular, entre el PUD y la UNT, entre fuerzas democráticas y revolucionarias, entre otras razones, les permitió que garantizaran la continuidad de la dictadura militar.

En la actualidad la vida política nos coloca de nuevo frente a un escenario de amplias alianzas. Y en este campo, en la izquierda existen dos posiciones extremas, la de los que temerosos de contaminarse prefieren asumir una actitud sectaria, aislacionista  y rechazar todo tipo de alianzas así como la de aquellos que desde una visión oportunista buscan y aceptan todo tipo de compromisos y terminan siendo instrumentos de las fuerzas del sistema.

Lo adecuado en la tradición leninista, es aceptar el reto  de aliarse con otras fuerzas para luchar por objetivos comunes, y esforzarse por conquistar la dirección  de la alianza, pero sin garantías previas, ya que siempre es una disputa política. Esta ha sido la experiencia de la izquierda como PCS en 1944, en 1959-60 con el FNOC, en 1971-1977 con la UNO, en 1979 con el Foro Popular. Y ya como izquierda unificada  con el FDR de 1980 a 1987.

El mismo FMLN fue de hecho durante toda la Guerra Popular Revolucionaria, 1980-1992, una gran alianza estratégica entre diversas fuerzas de izquierda. Cada una de las fuerzas (FPL, ERP, PRTC, RN y PCS) tenía su propia estructura política y militar, y su propia visión ideológica, unificada alrededor del objetivo político supremo de derrotar a la dictadura militar.

Luego de cumplido ese objetivo político en 1992, la alianza se rompió. Y ya el partido FMLN actual es el resultado de una nueva alianza, esta vez entre sectores de las FPL y del PCS.  Afuera de esta nueva alianza quedaron el ERP, la RN y el PRTC. Y hoy esta alianza entre FPL y PCS entra en crisis luego de la derrota del FMLN en el 2019.

Y surge en el FMLN la necesidad  de una nueva alianza, con nuevos componentes, o la de decidir seguir caminos separados. La historia nos dirá en esto, cuál será el rumbo. Pero esta situación de división afecta directamente su capacidad para incidir decisivamente en la actual coyuntura.

A continuación hacemos una apreciación sobre la cabalgata electoral latinoamericana, sobre la situación socio-económica del país, sobre cinco grandes temas del debate popular y precisamos algunas perspectivas.

La avalancha electoral latinoamericana

Y la construcción de alianzas desde la izquierda y el movimiento popular salvadoreño para enfrentar el desafío de Nuevas Ideas y del presidente Bukele, estará seguramente influenciada por la avalancha electoral latinoamericana, que prefigura un segundo giro a la izquierda.

 Estamos hablando de una serie de procesos electorales  que van a determinar el rostro de los gobiernos latinoamericanos, y las cambiantes correlaciones políticas  para este complejo periodo.

Este proceso ya está en marcha. El 15 y 16 de mayo se eligieron en Chile los miembros del Congreso Constituyente que redactará una nueva Constitución. La elección fue ganada por los partidos de izquierda y el movimiento popular, la derecha fue vapuleada, tanto que la presidente electa del CC resultó ser la lideresa del pueblo mapuche, Elisa Loncon.

En México en junio de este año en la elección de gobernadores y diputados, la coalición Juntos Hacemos Historia (Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo) mantiene la mayoría simple en el Congreso de los Diputados, pero no llega a ganar la mayoría calificada. Se enfrentó a la oposición, coaligada alrededor del frente Va por México (PAN-PRI-PRD). El PT cogobernante es un partido que forma parte del Foro de Sao Paulo, lo mismo que el FMLN.

El 6 de junio Pedro Castillo, gana las elecciones presidenciales en Perú y el 28 de julio  asume la presidencia para el periodo 2021-2026 , con un programa de izquierda, de transformaciones revolucionarias,  que incluye una nueva Constitución y una reforma agraria, y bajo una feroz oposición oligárquica.  

Le sigue Nicaragua, con elecciones presidenciales el 7 de noviembre, donde el FSLN, del Foro de Sao Paulo, donde los sandinistas al mando de Daniel Ortega tienen garantizada su continuidad, ya que decidieron no enfrentar ninguna oposición real. Le sigue Argentina  con elecciones legislativas el 14 de noviembre,donde está en serio peligro la estabilidad futura del gobierno peronista de Alberto Fernández. 

El 21 de noviembre, en Venezuela el PSUV, del Foro de Sao Paulo, enfrenta elecciones municipales y de gobernadores, frente a una oposición dividida. Ese mismo día, elecciones presidenciales en Chile donde los sectores de izquierda Chile Digno y Frente Amplio  llevan como candidato a Gabriel Boric.

Le sigue  Honduras  con elecciones presidenciales, legislativas, y municipales el 28 de noviembre, en las que Xiomara Castro  del partido de izquierda, Libre, del Foro de Sao Paulo, tiene una fuerte ventaja. Le sigue en Costa Rica elecciones presidenciales el  6 de febrero de 2022, con la participación del Frente Amplio, del Foro de Sao Paulo,  con José María Villalta como candidato presidencial. Le sigue Colombia en Mayo de 2022 con la participación del senador  Gustavo Petro, como candidato de  izquierda y concluimos este recorrido, con la posible candidatura de Lula del PT, en Brasil para las elecciones presidenciales de octubre de 2022

La situación socio-economica

Otro aspecto clave a registrar es el de la situación socio-económica, ya que algunos opinan que el régimen va a caer como resultado de su incapacidad para gestionar la economía del país. Y para este apartado recurro a la investigación realizada por el economista chileno Claudio de Rosa, exasesor de ARENA y hoy del staff de la Universidad Francisco Gavidia. En su Segundo Informe sobre la Situación de País 2021[1] revelan los siguientes datos del primer semestre de 2021:

recuperación de la economía, el PIB  crecerá entre 5.7% y 6.2$ (en 2020 hubo un decrecimiento del 8.4%). Será hasta 20202 que se alcanzara las tasas de 2019. El Banco Mundial este día duplicó su perspectiva para El Salvador desde un 4.1 % que previó a marzo y ahora pronostica un 8 % para 2021. El 8 % que pronostica el Banco Mundial es inferior al 9 % oficial del Banco Central de Reserva (BCR).

– aumento de la inflación que llega al 3.0%, determinada por los precios de combustible y la demanda interna

-aumento de las exportaciones en un 41.6%  que alcanza la cifra de $3,658 millones, pero a la vez aumento de importaciones, lo cual genera un déficit en la balanza de pagos. Importaciones aumentan un 47. 7% lo que equivale a $7,011 millones, debido a mayor actividad económica.

-se crearon 12,368 nuevos empleos, pero aún falta por recuperar 29,351 del periodo prepandemia.

-aumento histórico de recaudación tributaria, que ronda los $600 millones.

-aumento de $675 millones en deuda pública total respecto a diciembre de 2020. Alcanza la suma de $23,298 millones (89.8% del PIB).

-banca privada aumentó el crédito en $365 millones  y su saldo llegó a $14,547 millones, con una mora bajísima (1.9%).

-474,000 empleados públicos y privados recibirán el aumento del salario mínimo

la pobreza aumentó de32.2% en 2020 a 33.3% en 2021 (2.28 millones de personas). De estas un 7% (476 mil personas) en situación de pobreza extrema, con grave riesgo de desnutrición.

-aumento histórico de remesas familiares  de un 45.3%, respecto a 2020. Alcanzan la cifra de $3,658 millones, de los  cuales el 95% vienen de USA. 

Los 5 grandes temas del debate popular.

Las marchas del 15 de septiembre, que por su significado puede compararse  a la del 22 de enero de 1980,  han dado lugar a una nueva correlación de fuerzas, en la cual el movimiento popular y social se encuentra a la ofensiva. Y del estéril y confuso debate interno sobre la década pasada se ha pasado al debate sobre las perspectivas de victoria sobre el régimen de Bukele.

El 15 de septiembre marcó un cambio de calidad en el ánimo de la gente de los sectores populares organizados, y esto es  lo fundamental, la disposición a luchar, la continuidad en el accionar de calle. Ya que cuando se precisa al enemigo,  la perspectiva estratégica se define con mayor claridad.

En este debate que se canaliza en las redes sociales y en las reuniones del movimiento popular y social, y que podemos simbolizar con la imagen de una fiesta,  sobresalen cinco grandes temas.

El primero es ¿Quién y para qué se organiza la fiesta?  Qué se pretende con la fiesta? Es una fiesta orientada hacia la transformación social? o es una fiesta para garantizar la restauración oligárquica? O es una fiesta de desenlace imprevisto? ¿Desplazamiento o debilitamiento de Bukele?

Por el momento hay dos agrupaciones que se están disputando públicamente la convocatoria de la fiesta: la Resistencia Salvadoreña (que convocó a marcha el 30 de septiembre) y la Resistencia Popular (que convoca a marcha para el 17 de octubre). Pero no son todas, otras agrupaciones ( MShV, CSMP, CNTS/AGEPYM) han optado por la prudente espera, wait and see.

El segundo es que ¿tipo de música se le imprime a la fiesta?, como bailamos en la fiesta, o las formas de lucha. Y lo interesante es la variedad de opiniones. Algunos se inclinan por la música estadounidense, con presiones y retenciones de visas, otros, por las trompetas de las marchas militares, orquestadas desde los cuarteles, otros por la música de cámara empresarial, con su respectivo paro de labores, otros se remiten al redoble insurreccional. Todo esto era impensable hace un mes, hablar de golpe de estado, insurrección, paro empresarial, intervención de la OEA, movilización popular, huelga general, memes, caricaturas, etc.

El tercero tiene que ver con las alianzas, el movimiento popular y social debe decidir ¿a quienes invitamos a la fiesta? ¿Es válido invitar a ARENA? ¿Es válido invitar a la ANEP? ¿Es válido invitar a Jean Manes? ¿O la fiesta es exclusiva para el movimiento popular y social? Y ¿si invitados controversiales se aparecen sin invitarlos? Los sacamos? Los dejamos? Quién invita? Quién decide?  La resolución de esta ecuación política está vinculada a la amplitud que asuma el movimiento de oposición.

El cuarto es ¿quién paga la fiesta? El que paga los músicos decide las rolas. ¿De dónde salen los recursos? ¿Quién paga el transporte, la comida, las mantas? Es válido recibir financiamiento de la AID para enfrentar a Bukele? O de la Open Society de Soros? Preguntas válidas y de mucha actualidad.

El quinto es ¿A qué horas convocamos a la fiesta? Algunos piensan que ya estamos atrasados,  que para la insurrección debimos de haber convocado para el mismo mes del bicentenario. Otros que debe ser antes que concluya el 2021, porque si no se va a consolidar el régimen de Bukele. Y otros, quizás más avezados en estos menesteres, hablan del 2024 como fecha fatal, por lo que existen los tiempos adecuados para construir el instrumento de lucha, que seguramente será un gran frente opositor electoral, que rebase a los partidos políticos. 

Perspectivas

La tendencia principal, la orientación del desarrollo político es hacia la profundización de la crisis política a partir del aislamiento nacional e internacional del régimen del presidente  Bukele. Pero esto puede revertirse en la medida que el proyecto político dominante logre imponer su visión, mantener sus niveles de popularidad e impulsar medidas populistas que le permitan su consolidación, como puede ser la reforma de pensiones. 

Pero es evidente que presenciamos el momento de mayor debilidad del régimen, aislado nacional e internacionalmente, y con la perspectiva de una oposición popular y social desafiante en las calles, así como de la posibilidad de construir desde ya un amplio frente opositor, que derrote electoralmente al presidente Bukele en 2024.


[1] https://comunicaciones.ufg.edu.sv/storage/observatorios/July2021/Lunv9pxbg5NvSIWr9e8H.pdf

Bukele recurre a viejos enemigos para alimentar su narrativa (Editorial de LPG, 5 de octubre de 2021).

Bukele está urgido de reivindicar una victoria. La que sea.

Ya no puede repetir la línea de que su gobierno manejó la pandemia mejor que la mayoría de vecinos ni que su gestión ha sido de las más aplaudidas en el mundo. Hasta los seguidores más fieles del oficialismo saben que un año después, las cifras de contagio son más alarmantes que cuando el gobierno tuvo encerrada a la población, meses en los que el terror de las familias fue el principal patio de juegos del mandatario.

La línea discursiva contra Estados Unidos tampoco le es gratificante porque, aunque la matonería le gane la mayoría de veces y le mal aconseje en sus bravatas adolescentes, el único flotador diplomático que le queda so riesgo de resignarse a circular entre Nicaragua, Cuba y Venezuela como paria es el del reconocimiento de la administración Biden. Así que sólo los troles y alguno de los desechables diputados de Nuevas Ideas y GANA se permiten ligerezas contra esa nación; Bukele apenas y lo insinúa, es terreno vetado para su narrativa.

Contra las pandillas, curiosamente Bukele ha bajado el tono, la temperatura, el énfasis. Hace dos meses y medio que no se refiere a ellos, desde que rodeado de militares prometió que habría una persona brindando seguridad por cada pandillero. Desde entonces, los magistrados que sus diputados impusieron en la Corte Suprema de Justicia se han encargado de blindar a los jefes pandilleriles más importantes para que no se les extradite y publicaciones periodísticas han corroborado que el director de Centros Penales sostiene encuentros con esa cúpula delincuencial.

Desprovisto de enemigos contra los cuales reclamar una victoria, un ingrediente sin el cual la narrativa personal y la oficial no caminan, el mandatario recurre a lo que siempre le funcionó, al clásico: a “la oposición”.

La oposición fraguó conspirativamente la marcha del 15 de septiembre, a la que poco le faltó al mandatario para declararla ilegal después de la burda infiltración de un grupúsculo de matones; la oposición es la que planeó el bombardeo contra las criptomonedas, cree Bukele, pese a que los estudios de opinión continúan consignando el malestar ciudadano. Una y otra vez, “la oposición”.

Es un concepto recurrente de los manuales de propaganda política: reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo para que constituyan una suma individualizada. Es el principio del método de contagio.

Un ejemplo bueno y fresco lo brindó Bukele ayer, cuando celebrando que el bitcóin cerró la jornada al alza, se animó a salir de la trinchera en la que la situación del país lo mantiene agazapado y celebrar que pese a lo que “la oposición” invirtió en “analistas, portadas, noticias, manifestaciones, críticas de la comunidad internacional, ataques”, el activo digital ha sido un éxito.

Según ese comentario, todo lo que se ha dicho contra la implementación de la moneda digital, las críticas nacionales e internacionales para esa medida por lo que supone de riesgo para la economía salvadoreña, la falta de transparencia y visos de conflicto de interés y nepotismo que la rodean así como la auténtica confusión de muchos ciudadanos son artificiales, una herramienta construida por los enemigos del presidente para empañar su genialidad.

Desde hace meses, se ha advertido desde esta tribuna que en la narrativa del presidente, el ellos, el otro, el enemigo, es una etiqueta que le calza a cualquiera que se oponga, que se atreva a cuestionar, fustigar o criticar, que se manifieste, que tenga criterio independiente. Quizá el porcentaje de salvadoreños que se consideran opositores al régimen sea humilde pero Bukele siempre tendrá espacio de sobra para incluir nuevos enemigos en su visión del país: el único requisito es preguntar. Y le apetecen los enemigos porque sin ellos no hay conflicto, guerra ni promesa de victoria para los que todavía encuentran entretenido verlo incendiar al país.

O Guisa o Praga. Editorial de La Tizza. La Habana. 1 de octubre de 2021

A ser yo orador, o concurrente a Juntas, que no otra cosa significa entre nosotros la tal palabra, no sentaría por base de mi política eso que los franceses llamarían afrentosa hésitation [vacilación]. O Yara o Madrid.

José Martí

El ciclo político que irrumpió en el espacio público cubano el último fin de semana de noviembre del 2020 aún no ha cerrado. Por el contrario, entra en su fase más aguda de disputas, y el primer aniversario de esa fecha se perfila como la puesta en escena de una gran confrontación.

El día seleccionado es el 20 de noviembre. Anunciado como por un cálculo banal — el primer sábado después de la apertura al turismo — , vocero de propósitos en apariencia humanitarios — contra la violencia, por el cambio, por la democracia, etcétera, todas en este nivel de abstracción y sin apellidos — , encubridor de su contenido político con una retórica legalista sobre el derecho a manifestarse. En resumen, portador de lo más «limpio»: lo más cívico, lo más pacífico, lo más plural.

La marcha, sin embargo, no elige su fecha por azar matemático, antes bien, la propia fecha dice lo que la marcha se propone, a lo que aspira: no es una marcha sobre el presente de Cuba sino la conmemoración de una historia prestada, re-run, re-play, reboot, refrito: el 20 de noviembre de 1989 comenzaba en Checoslovaquia la «Revolución de Terciopelo», y se ponía en movimiento la secuencia que llevó al fin de aquel «socialismo». Nada más parecido al Foro Cívico de Vaclav Havel que este Archipiélago de Yunior García — aunque esta segunda vez no acontezca siquiera como farsa — . Y aunque a Checoslovaquia y Cuba las unieran una vez la misma palabra, socialismo, hay entre las dos historias nacionales una diferencia fundamental que es favorable a Cuba y se sustenta en la autenticidad y radicalismo de su revolución.

Con la mirada puesta en el antecedente señalado, hay que replantearse la iniciativa de esta contrarrevolución «respetuosa» de una legalidad que «le favorece». La pregunta sobre la convocatoria que ha lanzado Archipiélago se está dirimiendo en términos en los que solo el bloque político que la enuncia puede vencer: ¿se puede o no autorizar la marcha contrarrevolucionaria del 20 de noviembre? Para esta pregunta, formulada en tales términos, no existe respuesta capaz de beneficiar a los intereses del pueblo, de la Revolución.

Si la manifestación se autoriza — y si se autorizan en general las manifestaciones contrarrevolucionarias — se legitimará el accionar imperialista en la política interna y se abrirá una grieta por la que fluirían libremente el consenso y el deseo capitalistas que se han ido acumulando durante años en un sector de la población, y que se refuerzan con la situación excepcional de crisis en que vivimos. Una concesión así puede desbordarse en una situación de consecuencias políticas impredecibles. En caso de prohibición de la marcha, se desatará la campaña contra el poder del Estado para lacerar más su credibilidad y alimentar el martirologio de los miembros del bloque político de Archipiélago.

No nos corresponde responder la pregunta que plantea Archipiélago, esa duda tramposa que solo ofrece respuestas simples de «sí» o «no» que, con independencia de la selección, serán caldo de cultivo para sus intereses reaccionarios. Los revolucionarios cubanos tenemos el deber de formular una pregunta mejor, más compleja, comprometida y lúcida: ¿cómo satisfacer el deseo de protesta, de rebeldía, de insumisión desde el campo de la Revolución y en favor del socialismo?, ¿cómo lograr que ese flujo político, lejos de atentar contra el poder revolucionario, lo refuerce? Estas preguntas, por supuesto, no se responden con sanciones legales o disposiciones policiales, tampoco con una mejoría económica ni con campañas de comunicación: esta misión histórica que impone la Revolución sobre nuestros endebles hombros requiere de un amplio y desmedido despliegue de política revolucionaria.

Por otro lado, los nuevos aspirantes a opresores necesitan acotar el ámbito de la rebeldía a los estrechos marcos de la nación para extraer de la ecuación los factores externos de la crisis — de los que son astilla — y quedar en mejores condiciones de presentar su ilusión de capitalismo viable. Por eso nuestra rebeldía comunista ha de ir al unísono contra la injusticia institucional y contra la opresión capitalista e imperialista a nivel internacional. Hemos cedido terreno en ambos sentidos, como demuestra la impunidad de tanto oportunista, la soledad de la Tribuna ante la embajada gringa y la reducción del internacionalismo popular a tarea diplomática.

Urgen, pues, respuestas que pongan el acento sobre la recomposición de la hegemonía, del consenso de la Revolución y de su proyecto socialista. Si recordamos los sucesos del 11 y 12 de julio, el énfasis de la crítica en la «indecencia» y la violencia, su fijación en el orden y el derecho revelan sus límites: si lo único a mencionar de los manifestantes de aquellas jornadas eran sus «obscenidades», «mal vestir», «peor hablar», su «desorden sin permiso» en medio de la pandemia, su espontaneidad reaccionaria, su violencia ciega sin objetivo «claro», ¿qué reclamar entonces a estos liberales bien portados, cargados de cartas, hasta con permisos pedidos, comedidos y ecuánimes, con reglamentos e itinerario?

Es la diferencia política entonces, es la propuesta y el proyecto de país lo que está sobre la mesa, es el futuro de Cuba, su Revolución y su apuesta socialista, frente a este cosplay checo de segunda mano. La manifestación propuesta para el 20 de noviembre no solo es, de facto, la «Marcha del Partido Liberal», y, en cuanto tal, no puede ofrecerle al pueblo ni un programa positivo, sino que es, además, la avanzadilla de representantes de la agenda de Washington: es imposible que puedan enarbolar un proyecto de país decoroso.

El «día después» de la marcha será el de la liberalización de nuestra economía, de la subordinación de nuestra política a los designios de Estados Unidos, de la promulgación de leyes sociales conservadoras que nos hagan retroceder decenas de años. Será el día en que una parte blanca y anticomunista de la emigración que envía remesas a Cuba tome las riendas y profundice la discriminación racial, esta vez con un fundamento económico reforzado. No es un futuro independiente, no es una marcha independiente, sus promotores no son independientes ni buscan independencia alguna: son cómplices, conscientes o no, del imperialismo y buscan la sumisión a este.

Si su defecto fuese solo pecar de liberales, quizás aún merecerían el perdón de la historia. En lo absoluto, la historia jamás perdonará las transfusiones, transferencias y trasplantes de los que participa esta derecha nuestra en sus relaciones con otras derechas del mundo, más o menos reaccionarias; en particular, sus conocidas alabanzas a connotados presidentes conservadores del hemisferio. Tampoco perdonará la manera indecorosa en que replican, con aires «nuevos», la vieja política proimperialista y anticomunista del eje Washington-Miami, su defensa implícita o expresa del bloqueo y las nuevas sanciones que lo refuerzan, o los llamados a una intervención militar. No hay, no puede haber, ni un mínimo de patriotismo, ni un mínimo de amor al pueblo, ni un mínimo de decoro en personas que defiendan estas políticas.

¿Y qué izquierda será esa que frente a su propia incapacidad, en su ingenuidad suicida, se propone alegre como furgón de cola de los enterradores de la Revolución, porque busca desesperada «una salida»? Siempre dispuesta a disparar algo de pintura roja para colorear como defensores de los humildes, no solo a los enemigos de un Estado y un proyecto, que lo son y así se piensan, sino a los futuros constructores de otro Estado (liberal), aliado de la derecha internacional donde su crítica anticapitalista, marginada y marginal, no tendrá cabida y conocerán, sin dudas, la fuerza destructiva del capitalismo.

Hay ideología en toda proyección social, y aún más en toda proyección política. Los derechos humanos son políticos, la intervención humanitaria es militar, el civismo se subordina a la hegemonía. Es difícil aceptar una «izquierda» que desea el triunfo de esta marcha. Pareciera que en su afán opositor aspiran en verdad a correr el mismo destino de las izquierdas bajo los regímenes capitalistas; es como si desearan ser «alternativos» solo en el capitalismo; se trata de la aspiración de cierta izquierda a quedar viuda de las revoluciones, como señalaba Eduardo Galeano. Pero tendrían que ascender demasiado en principios y claridad política para resistir con la audacia de nuestros camaradas oprimidos de Chile, Colombia o Estados Unidos ante el terror conjunto del Estado y el capital. Mas, si no llegara a asustarles este deseo inconsciente suyo, deberían al menos aceptar que la consecuencia inmediata de su triunfo como grupo político implicaría la instauración del capitalismo en Cuba, para desgracia de los oprimidos de esta tierra.

Esta convocatoria a marchar el 20 de noviembre invoca a una nación sin apellidos. No menciona el socialismo porque sabe que este dotó de contenidos emancipatorios a lo nacional, de una forma en que la república burguesa neocolonial jamás hubiera podido. Esos que hoy nos invitan a marchar no realizan recuperación alguna de los contenidos más radicales de nuestras tradiciones de lucha por la emancipación, afincadas en la necesidad de resolver los problemas más acuciantes de los humildes. No veremos en sus discursos ni el antimperialismo, ni la igualdad o la justicia social, reivindicaciones populares que se ganaron en la lucha. Quieren darle la libertad a los esclavos después de 1886, democracia y derecho a la manifestación al pueblo después de 1959, Constitución del 40 después de la de 1976. El problema de su tiempo histórico no es el futuro, porque su único futuro es el pasado.

Que esta paradoja sea posible es, en parte, responsabilidad del campo revolucionario, responsabilidad nuestra. Que el pasado parezca moderno es un resultado también de nuestros retrocesos, abandonos, ausencia de profundizaciones en el programa de la Revolución, de la escasez de debates, de las dificultades en el ejercicio de un verdadero poder popular. Ellos han avanzado ahí donde retrocedimos.

Hemos creído que los procesos históricos son irreversibles, que los derechos son para siempre. ¡No!, es necesario seguir triunfando porque en cada batalla le va la vida a la Revolución. No olvidemos que Fidel, en el modo en que escogió morir, nos dijo: ¡No sean adoradores de estatuas o escuelas de nombres notables, sean revolucionarios, hagan la Revolución! No basta gritar ¡yo soy Fidel!: toca serlo.

Hay una lección histórica, traumática, que nos lega el 11 de julio a los revolucionarios cubanos. Si el 27 de noviembre la izquierda emergente podía tomar el liderazgo, ese día de verano solo el campo de la Revolución en su conjunto, con el Estado y el Partido a la cabeza, podía dar frente al evento, y solo desde ahí tenía capacidad de respuesta.

Nosotros, en tanto comunistas y revolucionarios, soñamos un mundo sin capitalismo y sin Estados. Pero entendemos, al unísono, la necesidad de un gran poder de la Revolución que sostenga y haga efectivo su aun mayor proyecto emancipador: la forma actual de ese poder se encuentra en cómo se resuelven las tensiones entre el Estado que sobrevino a la Revolución y los revolucionarios que le exigen su profundización comunista. Ante el Estado, es nuestro deber criticarlo en todo, presionarlo siempre, para que sea cada día más del pueblo, de la Revolución, del socialismo, de la democracia. No tendremos más socialismo si no hacemos a nuestro Estado más emancipador y emancipado, pero tampoco tendríamos socialismo si nuestro Estado se debilitara hasta un punto de no retorno. Es esto último, precisamente, lo que pretenden lograr parte de los entusiastas del 20 de noviembre.

Un 20 de noviembre que nos lleva, como pueblo, a los mismos lugares de hace treinta o sesenta años, cuando no peores: no hacia sociedades prósperas para todos, sino hacia la clausura de toda posibilidad de democracia y justicia más allá del capital y el parlamentarismo. Lejos de su pretendido pacifismo, sería esta una fecha violenta, no solo porque pretende saltarse un orden democrático establecido, sino por su servilismo, activo o pasivo, a la hostilidad de los Estados Unidos. No es otra la «paz» que proponen que la de los sepulcros de todo futuro en los estancados lodazales de lo igual, lo «normal», y no más que borrar toda victoria que, a diferencia de la de la Plaza Wenceslao o de los Astilleros de Gdank, este pueblo conquistó a costa de la sangre de miles, defendió con las armas y sostuvo en su esperanza.

Aquel ciclo de ofensiva reaccionaria abierto el 27 de noviembre podemos interpretarlo como la breve pero intensa campaña de verano que desatara la dictadura de Fulgencio Batista contra el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra. Para vencer este aluvión de campañas contrarrevolucionarias, acciones anticomunistas, propagandas de odio, bloqueos económicos, articulaciones burguesas, políticas imperialistas, anticubanas y procapitalistas, debemos repetir el gesto audaz de los barbudos: de la organización de la resistencia a la contraofensiva estratégica. Nuestro 20 de noviembre no será, pues, aquel de 1989 sino el de 1958. No el de Praga, sino el de Guisa: el de la batalla de Guisa. No los últimos días de la experiencia checoslovaca, sino los primeros días de los cruentos combates finales del Ejército Rebelde, finales que iluminaban nuevos comienzos.

Por supuesto, ni esta derecha está organizada como una sanguinaria dictadura, ni el campo de la revolución se reduce a rebeldes y clandestinos; tenemos, por el contrario, una historia de revolución en el poder que es preciso continuar de la manera más leal posible a su proyecto radical de emancipación.

Debemos apostar por una solución de máximos, adelantar las leyes que profundicen la democracia socialista, abrir un debate público y masivo sobre la participación y la democracia. El socialismo no puede permitirse el lujo de abdicar de las llamadas libertades políticas y dejar ese resquicio abierto a la oportunista explotación de sus enemigos. ¡No!, el socialismo conoce formas de libertades políticas y democracia popular superiores a lo que pudiera ofrecer el capitalismo. La historia de la Revolución nos ofrece la posibilidad de retomar y ampliar sus conquistas en este sentido: fortalecer el poder popular a todos los niveles, retomar la Asamblea General Nacional que sancionó las dos declaraciones de La Habana, recuperar el mecanismo de los parlamentos obreros, potenciar el rol de los sindicatos, y más.

Se agrandaría así el consenso de la Revolución, mas no por eso dejaríamos de tener enemigos. No podrá entonces temblarnos la mano para trazar la raya que nos separa: ni un paso atrás ante el consenso de las mayorías, nada que ceder ante el imperialismo y sus sirvientes; ni un paso atrás ante las conquistas de la Revolución, nada que ceder ante las fuerzas destructivas del capitalismo.

Ese es el gesto de rebeldía que necesitamos abrazar como pueblo. Por eso repetimos junto a Martí: ¡o Guisa o Praga!; o la recuperación de la rebeldía por y desde la Revolución o la protesta destructiva de un liberalismo esclerótico; o el relanzamiento de una hegemonía que ponga en su centro la emancipación o el retorno a un país sin esperanzas ni futuros; o la profundización del socialismo en Cuba o el fin de la Revolución cubana.

La situación en que nos encontramos puede leerse como una crisis sin soluciones o como una oportunidad. Pero esta no se nos brindará por sí sola, habremos de construirla. Guisa no se nos dará como mera fecha del calendario. Debemos hacer a Guisa nuestra, refundarla. Guisa no es un lugar del pasado que se pueda reactivar por mera declaración discursiva, sino un espacio que arrancarle al presente con una nueva praxis revolucionaria, un campo de batalla actual desde el cual luchar, esta vez y siempre, por el triunfo de la revolución, que tendrá que ser el triunfo de los que cayeron en su lucha por un mundo mejor, el triunfo del socialismo, el triunfo de la utopía, el triunfo del pueblo: si de lucha se trata.

Muere otro militante histórico del Partido Comunista de El Salvador: Joel Berdugo

SAN SALVADOR, 2 de octubre de 2021 (SIEP) “Esta peste nos está terminando, ayer fue el camarada Manrique y hoy se nos va Joel…” expresó consternado el dirigente obrero y militante comunista Edito Genovés, al conocer del fallecimiento de Joel Berdugo.

Joel se incorpora desde muy joven, a las filas del Partido Comunista de El Salvador, PCS, en los años sesenta en la entonces Villa Delgado, al nororiente de esta capital.

Desde entonces comenzó su lucha por un El Salvador democrático y socialista.En los años setenta participo desde las filas del partido Unión Democrática Nacionalista, UDN, en las batallas contra la dictadura militar realizada desde la Unión nacional Opositora, UNO, coalición política que logró el apoyo mayoritario de los sectores populares salvadoreños, en la lucha electoral de los años setenta del siglo pasado.

Joel fue un destacado dirigente sindical de los trabajadores universitarios de la UES, vinculado a la federación Unitaria Sindical Salvadoreña, FUSS; participando en las lucha por su reapertura en 1974, por su democratización, y por los derechos de los estudiantes, docentes y particularmente trabajadores del Alma Mater.

¡Camarada Joel Berdugo, que la tierra te sea leve y hasta la victoria siempre!

Juan José Martel: ¡Hasta la victoria siempre!

SAN SALVADOR, 28 de septiembre de 2021 (SIEP). “Con mucha tristeza hemos recibido este día la noticia del fallecimiento de Juan José Martel, destacado luchador por largos años, por la democracia y la justicia social en nuestro país…” indicó Roberto Pineda, coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Agregó que “conocí a Juan José  a principios de los años setenta, en reuniones de la Juventud Nacional Opositora, JNO, en el viejo local del PDC, él era entonces un joven santaneco, de la  Juventud Democratacristiana  y en mi caso un joven de secundaria, de la Juventud Comunista.”

“Me impresionó desde entonces su claridad de pensamiento, su voluntad unitaria  y su compromiso con la lucha contra la dictadura militar, que ambos realizábamos desde la  vía electoral, desde la Unión Nacional Opositora, UNO, él en el PDC y yo en el UDN.”

“Luego me acuerdo haberlo visto en febrero de 1980, en Cojutepeque en el entierro  de Mario Zamora. Y después ya como dirigente del Movimiento Popular Social Cristiano, MPSC, junto con Rubén Zamora, Jorge Villacorta y Héctor Silva.”

“Y también  en abril de 1980 como dirigente del Frente Democrático Revolucionario, FDR, desafiando  la represión del régimen militar-democristiano, en las diversas conferencias de prensa y actividades de calle. Logró burlar a la muerte el 27 de noviembre de ese año, cuando fueron capturados y luego asesinados sus compañeros de la dirección del FDR.”

“En 1981, inicia un largo exilio en México que dura hasta 1988 cuando regresa al país y junto con el MNR y el PSD crean la Convergencia Democrática. Me acuerdo que los recibimos en el auditorium de derecho de la UES. Luego fue diputado por Cambio democrático, el CD…toda una vida de lucha por la democracia y la justicia social. ¡Juan José Martel: hasta la victoria siempre!

Fallece Remberto Cuenca Carrillo: militante histórico del Partido Comunista de El Salvador

SAN SALVADOR; 27 de septiembre de 2021 (SIEP) “Remberto Cuenca Carrillo ,  querido Ronco, hasta la victoria siempre!  expresó emocionado Edito Genovés, compañero de lucha del hoy fallecido Remberto Carrillo, militante histórico del Partido Comunista de El Salvador, PCS.

“Aquel siempre había trabajado en el Ministerio de Salud como motorista  y siempre fue un destacado sindicalista, dirigente hoy de SITRASALUD, era un camarada valiente, con más de sesenta años de lucha por los intereses de la clase obrera y el pueblo salvadoreño, por las ideas de la justicia social y el socialismo.”

Agregó Genovés que “Remberto, que era originario de Ahuachapán, ingresó al Partido Comunista allá por 1959, al calor de la Revolución Cubana y formó parte el año siguiente, desde la  CGTS, de la Columna Obrera que participó en los combates populares contra Chema Lemus, luego estuvo en el FUAR, en el PAR Nueva Línea  y en la campaña de  Fabio Castillo para la presidencia fue su seguridad, porque   era de la Comisión Militar del PCS.”

Concluyó que “nos sentimos triste con tu partida, pero vos sabías que los que aquí quedamos en esta tierra vamos a continuar con tu lucha por un futuro mejor para la clase obrera salvadoreña, a la que dedicaste cada momento de tu vida. Hasta la victoria siempre, camarada!”

Convocan a nuevas marchas por la democracia y contra el bitcoin

SAN SALVADOR, 27 de septiembre de 2021 (SIEP). La llama de la protesta popular sigue encendida. Diversas movilizaciones se encuentran agendadas por parte del movimiento popular y social salvadoreño, entre las que están la convocada por la Resistencia Salvadoreña, RS, para el 30 de septiembre en el Salvador del Mundo  hacia la Asamblea Legislativa, mientras que el Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, BRP,  invita para una marcha el 12 de octubre.

La Resistencia Salvadoreña (RS)  la integran entre otras organizaciones, Unión Salvadoreña por la Democracia, la Alianza Nacional de Veteranos, el Sindicato de  Empleados Judiciales, entre otros.

Su plataforma reivindicativa contempla que “En las calles conquistaremos: *Pensiones Justas  *Devolución de Ahorros de Pensiones *Derogar la Ley Bitcoin  *Derogación de las Reformas a la Carrera Judicial *Una Ley de Agua para el pueblo  *No a las Reformas Constituciónales  *No a la Reelección *Ley del Veteranos Justa y Digna *No a los altos costos de la Canasta Básica  *No al Alto Costo del pago de la Energía Eléctrica y Agua potable  *No al Militarismo *No más personas Desaparecidas  *Mejor Educación  *Mejor Salud  *Mayor Seguridad  *No más Despidos Injustificados.  Marchemos Juntos este 30 de Septiembre. Defiende Tu Patria, Defiende tu Libertad”

Ese mismo día en la ciudad de Washington, la Red Mundial Salvadoreña en Defensa de la Democracia, REMUSADE, ha convocada por la tarde a una protesta frente a la Embajada de El Salvador.

Por su parte, el Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, BPR,  en una protesta el 23 de septiembre frente al Centro Cultural Legislativo, para “solidarizarse por los despidos de miles de personas de la Asamblea Legislativa, las alcaldías de Nuevas Ideas y en otras instituciones de Gobierno”.

Manifestaron también que convocaban a los sectores populares  para el próximo 12 de octubre a una nueva marcha contra  el bitcoin, la destitución de jueces, las reformas a la Constitución y la reelección del presidente.

#Cualeslaruta. José Afane. 27 de septiembre de 2021

Ya nos dimos cuenta de que El Salvador camina como el cangrejo: en retroceso, sin progreso, con sobredosis de caprichos y discordia. Todos aspiramos a un verdadero “cambio”, palabra trillada en nuestro país, nada creíble. Todos somos bombardeados de pura paja, ahora sin instituciones que nos amparen, solo corrupción y dictadura. La población civil nos hemos quedado sin espacios, sin independencia judicial, y pronto nos bañarán de gases lacrimógenos. Estamos fritos. Veamos cuáles son las alternativas de “ruta” que pudiésemos tomar:

El primer camino: Sobrevivir hasta 2024, acudir a las urnas, y sacarlos por el voto. La población está abriendo los ojos (las encuestas lo demuestran), y los abriremos aún más con la tormenta que se viene y con los trapos chucos que no dejan de salir al sol.

Que Bukele escuche y se vea en el espejo: Urge un baño de humildad para que corrija rumbo. Déselo por su padre, el Dr. Armando Bukele, escuche sus consejos. Calme su sed de poder; escuche a los diferentes actores; haga alianzas con inversionistas éticos; no se pelee con los gringos; active asocios público-privados; deje de comportarse como niño caprichoso; fomente la unión, no más división.

Golpe constitucional: Misión imposible pues los jueces impuestos en la Sala de lo Constitucional ya están en la lista negra gringa por corruptos y antidemocráticos. ¡Cortados con la misma tijera que el presidente! Menos mal la señora Manes dice tener más pruebas de chanchullo.

Golpe de Estado a cargo de la Fuerza Armada: ¡Ojalá! Pero no nos entusiasmemos pues el ejército de Bukele es igualito al de Maduro. Como claramente expuso la Mrs. Manes, están copiando el guion del libro textualmente. Jamás se atreverán a sacar a Bukele en pijama, como lo hizo el ejército de Honduras con Zelaya. Diferentes niveles de testosterona.

Huelga de brazos caídos: “Ahí te vas a estar, María, hasta que don cerote renuncie”.

El problema es que todos tenemos que llevar el pan a la mesa; no nos podemos quedar ni con brazos cruzados, ni con brazos caídos. Pero sí necesitamos salir más a la calle a exigir nuestros derechos, a gritar nuestro descontento.

Sobornar a los serviles: Como lo hizo Churchill cuando sobornó a los militares de Franco para que no se unieran a Hitler. Hay muchos corruptos alrededor del dictador que tienen precio, el problema es que ya están bien maiceados. A uno de ellos lo dejaron vender 42,000 saquitos de comida, destinados para paliar el hambre de los salvadoreños. ¡Descarados!

Acción internacional: Un golpe desestabilizador al bloquear remesas, prohibir negocios, frenar ayudas. Esto tambalea a cualquier gobierno sin recursos. Lo que sucede es que cada país tiene sus propios problemas, no les interesa El Salvador.

Estamos como estamos por darles cheque en blanco en la Asamblea; por el cambio radical a las reglas constitucionales; por la imposición de medidas extremas como estados de excepción, anarquía y control de los poderes del Estado.

Entonces ¿cuál es la ruta? Unirnos, señalar lo que no nos parece, no tener miedo; por el amor de El Salvador, estas pésimas nuevas ideas tienen que terminar.

Instigación y conspiraciones en el Bicentenario. Francisco Martínez. 20 de septiembre de 2021

Cada vez es más claro, que el mensaje de la “marcha del 15” era para exportación, para hacerse eco en los medios internacionales e incidir en la agenda diplomática occidental para que presione a Bukele a que se circunscriba a la formalidad democrática.

A pesar de los reclamos legítimos de sindicatos, de organizaciones sociales y comunidades por reivindicaciones laborales y por obras en sus territorios; estos reclamos se mezclaron y diluyeron en la maniobra de los que manejaron los hilos de la convocatoria.

En el fondo, para los instigadores de la marcha, ellos querían tomas-fotos-videos que mostrar al exterior y para replicar y comentar acá el “apoteósico acontecimiento”, por eso no importaba la dispersión de las demandas, su interés era lograr un tumulto para el titular: dictadura amenaza la república, lo que no dijeron es que hablan de SU REPUBLICA, mejor dicho, de sus PRIVILEGIOS.

No se trata de ignorar cuantos marcharon, hay que tener en cuenta que electoralmente por la oposición votaron cerca de 600 mil personas (2 millones votaron por el partido de Bukele y sus aliados).

Después de esta movilización la batalla 2024 está planteada, ahora bien ¿los de la marcha serán bloque electoral o serán bloque golpista?

Mientras tanto Nayib Bukele habló en su mensaje para los de adentro con recado y reclamo para los “amigos” de afuera.

Y puso en la mesa el gran tema de las pensiones, señalando que en 30 días (15 de Octubre) presentaría una propuesta de reformas al sistema de ahorro para pensiones; con ese anuncio retomó la iniciativa política y colocó en la mente (top mind) y en la charla diaria de los ciudadanos un tema que a los salvadoreños les importa mucho.

La respuesta de la reacción en defensa del negocio de las afp y la banca no se hizo esperar, inmediatamente salieron los “expertos” a señalar el riesgo de la nacionalización del fondo de pensiones. Les incomoda que se plantee que las pensiones sean administradas por una o varias instituciones del Estado: y, que se asuma por el Estado el carácter solidario y universal de estas.

Sin duda cuando los grandes temas (pensiones, reforma fiscal, refundación del Estado, ampliación de derechos, nuevo orden constitucional con nuevas reglas y marco normativo) se ponen en la agenda para la toma de decisiones en beneficio de las mayorías, las elites del viejo poder y sus adláteres elevan el nivel de su campaña mediática de exportación y tergiversación, hasta pedir el magnicidio. 

Los sectores conservadores y otras fuerzas reaccionarias se sitúan conspirativamente en la coyuntura de la crisis del martinato 1940-1944, y olvidan que en El Salvador 2021, hay un “nuevo bloque hegemónico, emergente y en ascenso”; con la iniciativa estratégica y con la correlación de fuerzas a su favor; con las expresiones políticas tradicionales en decadencia; con nuevas formas comunicacionales en un mundo digital; y con un país con familia transnacional.

Mientras tanto, la vieja izquierda, la intelectualidad vacilante, la iglesia al servicio de saber “quién”, adoptan como suyo, la premisa de que, la democracia es sólo formas y nada más que formas. Olvidando el contenido de la causa por la gente. Sin ver la crisis de la democracia liberal.

Es claro que, para ser opositor, ser crítico, disputar ideas: No basta el antibukelismo, ni el golpismo.

Requiere CABEZA, altura moral, respaldo social, compromiso popular, formación holística; y neuronas, no bilis.

Pero, ante la magnitud de los hechos, parece que las viejas elites han optado por el golpismo y su eslogan preferido haga patria…

Estamos obligados a actuar progresistamente, para que esta vez no se salgan con la suya.

La transformación del escenario político en El Salvador. Roberto Pineda. 20 de septiembre de 2021

It’s been a long time comin’
It’s goin’ to be a long time gone.
Appears to be a long time… Appears to be a long time…
Yes, a long, long, long time
Before the dawn…[1]

Crosby, Stills & Nash

Desplazamientos y virajes: el desafío masivo al poder mediático y político de Bukele

Lo que la oposición política (ARENA, FMLN, Vamos y NT) no logró en 27 meses, lo alcanzó el movimiento popular y social: poner en una semana a la defensiva al proyecto político del presidente Bukele, y hasta arruinarle las celebraciones del bicentenario de la independencia. La protesta del Bicentenario abre un nuevo momento político en El Salvador.    

Desde las coloridas jornadas de protesta del 7 de septiembre contra la implementación del bitcoin hasta las multitudinarias marchas del 15 de este mes,  la correlación de fuerzas se ha modificado, la disputa de clase por el momento favorece a los sectores populares. De lo que se haga en las próximas semanas  dependerá el desenlace de este periodo de lucha.

En un hecho histórico inédito, dirigentes de ARENA y de la ANEP, se sumaron a la marcha del 15 de septiembre contra el bitcoin que salió del parque Cuscatlán. Marcharon junto a un sector del movimiento popular y social. Este hecho viene a sumarse a dos anteriores igualmente sorprendentes.

Luego de los Acuerdos de Paz de 1992, antiguos enemigos  a muerte, terratenientes y campesinos, marcharon juntos para exigir la condonación de la deuda agraria; así como excombatientes del FMLN y veteranos de la Fuerza Armada marcharon  juntos  para exigir un pliego de reivindicaciones económicas y sociales. Estas son las ironías de la historia.

La movilización popular y el estado de ánimo combativo, de mantenerse, impactará fuertemente en las bases populares y en los aliados del proyecto Bukele, en la diáspora, así como en las Fuerzas Armadas y PNC, ya que les provocara dudas acerca del ritmo y desenlace futuro de este enfrentamiento.  De enfriarse la calle, el proyecto de Bukele saldrá fortalecido.

Que Bukele está a la defensiva es un hecho, lo que no sabemos es cuánto tiempo va durar esto.  Pero de no soplar el fuego de la llama de la rebeldía popular, esta  ira extinguiéndose hasta apagarse de nuevo, como nos enseña la experiencia histórica.  Y esta es seguramente la apuesta del régimen Bukele, dejar que se apague.  

Por nuestra parte, el desafío es de mantener el fuego encendido lo más que se pueda. A continuación hacemos una apreciación de la situación, desde una óptica de movimiento popular, y tratando los temas de la oposición a Bukele, el nuevo bloque de poder y escenarios de futuro.

I.La oposición a Bukele

Necesidades, intereses y desafíos

La oposición a Bukele aglutina a diversos sectores con intereses diversos y hasta opuestos: el sector de partidos políticos, el sector de fuerzas sociales y populares,  el sector de gremios empresariales de la ANEP, el sector académico, la iglesia católica (CEDES), iglesias históricas e incluso alguna pentecostal como la MC Elim, y algunos gobiernos de la Unión Europea y el de Estados Unidos.

Los partidos políticos de oposición  (ARENA, FMLN, Vamos y NT)

Los partidos políticos observaron las protestas desde la necesidad de oxigenarse luego de una fuerte tormenta de ataques políticos e incluso judiciales, y desde los intereses de una óptica fundamentalmente electoral, evaluando su significado en votos para las elecciones de 2024.

Necesitan y confían en que lograran encauzar la protesta popular hacia una acumulación partidaria electoral. Y para derrotar al proyecto Bukele en el 2024 necesitan de una alianza electoral y de un  candidato presidencial único  y de prestigio, lo cual es un complejo desafío a lograr. Pero en pedir no hay engaño.  

El movimiento popular y social (BRP, MScV, CNTS, y CSMP)

El movimiento popular y social encabeza las protestas[2] desde la necesidad de recuperar su protagonismo de lucha, luego de un prolongado periodo de parálisis  y desde los intereses de  garantizar las conquistas populares y defender las garantías democráticas.

Ojala que logre manejar adecuadamente  los niveles de organicidad entre la izquierda social y la izquierda política, y que los conflictos al interior de esta última no sean trasladados mecánicamente hacia la primera.

Las protestas los fortalecieron, pero como desafío necesitan para darle continuidad a esta batalla asegurar diversos elementos: lograr acuerdos mínimos de unidad en la acción entre sus varias expresiones; coordinar la lucha de calle con la lucha parlamentaria; combinar la lucha de calle con la lucha de los partidos políticos de oposición, y luchar por la  dirección  en un futuro frente nacional anti-Bukele, que hay que construirlo.  

Los sectores empresariales de la ANEP

Los sectores empresariales de la ANEP, -conducidos por las familias  Siman, Poma, Meza, Esserski- se incorporan a la protesta del 15 de septiembre desde la necesidad de recuperar su protagonismo de incidencia, luego de un periodo de ataques sistemáticos por parte del régimen de Bukele y desde los intereses de garantizar una presencia activa en la conformación de una alternativa política anti-Bukele.

Particularmente, a la ANEP le interesa recuperar su presencia en las juntas directivas de las instituciones autónomas de donde fueron expulsados, porque es desde estos espacios que garantizaban antes sus negocios.

Han sido estos sectores, en particular los vinculados  a los dueños de medios de comunicación (TCS, EDH, LPG, DEM)  los que han mantenido y mantienen una denuncia permanente y sistemática contra los atropellos del gobierno autoritario y bonapartista de Bukele. Y han sido los ganaderos los más activos en la convocatoria a la marcha.

Los sectores académicos, de investigación e iglesias

Estos sectores democráticos,  históricamente han jugado un papel relevante en la defensa de los intereses de la democracia y la justicia social. Abogan por la existencia de instituciones democráticas en un marco constitucional y la necesidad de la participación ciudadana. Con su palabra autorizada, desde la ciencia, el periodismo investigativo, o incluso desde la fe, contribuyen a construir un ideario democrático y legitiman la protesta social.

Las embajadas y la Embajada

La Embajada de Estados Unidos ha sido históricamente en nuestro país el referente para medir la estabilidad de cualquier gobierno. En 1941 el presidente Martínez-no obstante sus veleidades nazifascistas- al enterarse de Pearl Harbor se abalanzó a declararle la guerra al Eje Fascista. Durante la Guerra Popular Revolucionaria-1980-1992- el gobierno estadounidense financió e incluso participó directamente en el conflicto armado, en contra del FMLN.

En la actualidad el gobierno de Biden ha retirado la ayuda de la AID al gobierno Bukele , estamos hablando de 271 millones de dólares y la ha transferido a organismos de la “sociedad civil”  para la lucha “contra la corrupción y por la democracia.”

Dicen que siguen siendo gobiernos “amigos”  pero con serias diferencias y serios llamados desde Washington a respetar la sagrada “separación de poderes” y el “orden democrático.” Pero conscientes de las dificultades que traería una ruptura total, dada la situación política regional con Honduras y Nicaragua.

Pero para la desgracia de Washington y de Jean Manes, la embajadora, hoy existen otros poderes internacionales,  dispuestos a extenderle una mano amiga al régimen Bukele.

II. El nuevo bloque de poder

Necesidades, intereses y desafíos

El nuevo bloque de poder alrededor del proyecto del presidente Bukele incluye el todavía apoyo mayoritario de los sectores populares, el control sobre el Estado (incluyendo Presidencia, Legislativo, Judicial, Fiscalía);  apoyo de la diáspora en USA,  alianzas con un sector de la oligarquía (Kriete) y apoyo diplomático y económico de la Republica Popular China.

Este proyecto para consolidarse, necesita estabilidad política, mejoramiento social y crecimiento económico. Esto explica diversas medidas. Lo del  bitcoin obedece a la necesidad de aprovechar el ascendiente sobre la diáspora para disputarle  ese jugoso mercado, con empresas propias o de sus aliados, a las empresas estadounidenses de envío de remesas.

Lo del incremento de efectivos de la Fuerza armada obedece a la necesidad de garantizar el monopolio estatal de la violencia, hoy compartido con  grupos delincuenciales. Bukele necesita aplastar esa competencia, y se prepara para hacerlo, aunque esto signifique una política de exterminio social,  que le permita una recuperación efectiva del territorio, y contará para este plan  seguramente con respaldo popular.   

En el plano económico, no obstante la seria crisis provocada por el endeudamiento, existen señales de una reactivación económica, incluso reconocida por la ANEP; que los ha beneficiado en las áreas de las exportaciones, construcción, industria, comercio y remesas.

Por otra parte, la población sigue esperando el cumplimiento de las promesas del Plan Cuscatlán, en particular lo del tren del Pacifico, y el aeropuerto en Oriente, no obstante el atenuante de la pandemia del covid.

El respaldo mayoritario de los sectores populares

Es un hecho que los sectores populares fueron golpeados por las políticas neoliberales de veinte años de gobiernos de ARENA y de diez años de gobierno del FMLN. La emergencia de Bukele y de Nuevas Ideas como alternativa política obedece y descansa sobre este hartazgo con respecto a los partidos del antiguo sistema político.

Los sectores populares le han dado un voto de confianza en las encuestas a Bukele por 27 meses, pero necesitan comprobar que va castigar a quienes lo defraudaron y que va a mejorar su situación de vida. Únicamente les ha cumplido parte del compromiso y el relativo a mejorar la calidad de vida sigue pendiente  y con resultados contradictorios. 

Por una parte la gente ha observado que sus intereses de salud con relación al covid han sido garantizados así como que se ha mantenido el bajo nivel de homicidios; pero por otra parte, ha experimentado aumentos en los artículos de consumo popular y no ha logrado entender lo del bitcoin. Lo relativo a los retrocesos en la institucionalidad democrática, todavía le siguen siendo ajenos.

Lo del bitcoin, -fundamentalmente-, ha desencadenado la protesta popular y ciudadana. Y el presidente Bukele no reprime  las protestas porque no necesita hacerlo, sería un desgaste innecesario, casi una estupidez, pero debemos de tener la certeza que lo hará sin duda alguna al ver en peligro real los intereses de su proyecto político, y cuenta con los instrumentos para hacerlo. Cuando tome esta decisión, sabremos que la crisis política  está en su punto de no retorno.

Un movimiento sindical pro Bukele

Entre los sectores de trabajadores organizados que respaldan la gestión de Bukele se encuentra el poderoso STISSS, así como a nivel municipal ASTRAM y SITTOJ en el órgano judicial. Cuentan con capacidad de movilización, recursos y experiencia sindical.

Pero a la vez responden al clamor popular y entran de manera permanente en contradicciones con otros sectores de Nuevas Ideas vinculados al Ejecutivo o al Legislativo. Tal fue el caso reciente de una propuesta de modificar la composición de la junta directiva del ISSS, que fue rechazado en las calles por el STISS hasta lograr que fuera retirada la propuesta.

Una alianza con partidos políticos de derecha

Bukele llega  a la presidencia compitiendo con la bandera prestada del partido GANA. En la actualidad, GANA, el PCN y el PDC, partidos del antiguo sistema político, siguen existiendo como aliados legislativos de Nuevas Ideas, pero en una situación de irrelevancia política. Pero le aseguran al proyecto Bukele una cobertura de pluralismo ideológico y político.

El control sobre el Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Municipal)

Para impulsar su proyecto de un nuevo sistema político, el clan Bukele necesitaba irse apoderando de los diversos instrumentos de control político del antiguo sistema, del aparato de estado.

En un relativamente breve proceso, inicialmente compite por medio de un partido alquilado para ganar la Presidencia en 2019 (lo que le permite el control de las FFAA y la PNC), luego construye el partido Nuevas Ideas con medio millón de afiliados, después gana en 2021 electoralmente la Asamblea Legislativa y la mayoría de Alcaldías, y posteriormente  desde la AL se apodera de la CSJ y de la FGR.

Habiendo colocado todas sus piezas en el tablero de ajedrez, hoy se prepara para su jugada maestra, la reforma constitucional que le garantizara la institucionalización de un nuevo sistema político, en el cual su partido Nuevas Ideas y él como su dirigente máximo será el árbitro inapelable, compita o no compita para un nuevo periodo presidencial.

El apoyo de la diáspora en USA

La comunidad salvadoreña en Estados Unidos fue el aliado inicial del proyecto Bukele  y continua siendo uno de sus principales pilares de apoyo. Y como amor con amor se paga, no es casualidad que la recientemente aprobada legislación para el voto en el exterior, vaya con una dedicatoria especial de agradecimiento a este sector.

La comunidad salvadoreña en Estados Unidos se compone de varias generaciones. La primera generación, la que llega en los años ochenta del siglo pasado, es una generación con fuertes inclinaciones de izquierda, en respaldo al FMLN. Las siguientes generaciones son mucho más pragmáticas, pero con un fuerte rechazo hacia los gobiernos de ARENA y del FMLN, que los obligaron a  salir del país, los expulsaron.  Y es en este sector mayoritario que tomó fuerza la figura y el proyecto político de Bukele.

La oligarquía pro Bukele

Hay un sector minoritario pero importante de la oligarquía que ha decidido respaldar al proyecto Bukele. Su rostro más familiar es el del ahora colombiano-salvadoreño  Roberto Kriete, uno de los dueños de Avianca.  Pero hay más, hay otras familias (Callejas, Dueñas, Regalado, Salaverría) y esto le permite al presidente Bukele bloquear la posibilidad de la unidad de su enemigo social principal, y esto termina afectando lo político,  al interior de ARENA y de la misma ANEP.

La Otra Embajada, la de la Republica Popular China

La proverbial paciencia china  ha sido recompensada en El Salvador, ya que frente a la clara injerencia de la Administración Biden y de la Unión Europea,  se yergue la dulce sonrisa de confianza de la embajadora china, Ou Jianhong, hablando sobre la necesidad de respetar el principio de no injerencia en los asuntos de otros estados.

Para China El Salvador ha sido un regalo inesperado, pero valioso. Su brillo no es económico, es de naturaleza geopolítica, su cercanía con Estados Unidos, su principal adversario comercial. Y esto explica el contundente apoyo con vacunas gratis y vendidas, en relación al combate del covid. China pasa a ser  en El Salvador una espina atravesada en la misma garganta del imperio.

III.Escenarios de futuro:

1.Consolidación del proyecto Bukele.

No obstante la contundente protesta popular, el régimen cuenta con los mecanismos para “capear la tormenta” y lograr recuperar la estabilidad política que le permita continuar con su proyecto de un nuevo modelo de estado, de “una nueva republica” al servicio de sus intereses.

No es casual que se maneje la posibilidad de una nacionalización del sistema de pensiones como una medida orientada a recuperar el apoyo popular. Pero el corazón del proyecto Bukele radica en la reforma constitucional, y esta marcha viento en popa, así como  internacionalmente, van a la búsqueda de la CELAC por encima de la OEA, como lo ha expresado el vicepresidente Ulloa en México, en una lógica de los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

2. Situación de equilibrio de fuerzas. La protesta social y popular continuara calentando la calle, afectando la imagen pública del presidente Bukele pero no lograra concitar las condiciones para un cambio de régimen, que permitiera ya sea la restauración oligárquica  o un gobierno de coalición. Pero lo mantendrá en crisis permanente.

El régimen todavía mantiene las libertades públicas, mientras la oposición política impone una visión de esperar el 2024 para cambiar la correlación de fuerzas, mediante la reducción significativa del peso legislativo de NI, e incluso el desafío a la presidencia.

3. Consolidación del proyecto de la oposición política

La protesta social y popular continuara calentando la calle, afectando la imagen pública del presidente Bukele y permitirá que los partidos políticos logren afinar sus estrategias electorales orientadas al 2024, incluso con la posibilidad de un frente único electoral anti-Bukele.

Buscaran mientras tanto acelerar el aislamiento nacional e internacional del gobierno Bukele (OEA, CIDH. ONU, SIP, etc.) a la vez que confiaran en su ahogamiento financiero, dados los niveles de endeudamiento.

Los partidos políticos junto con la empresa privada y la embajadora Jean Manes, coinciden en buscar una salida electoral en el 2024 a la actual crisis.  Y seguramente trataran de empujar  al movimiento popular y social por este camino. La oposición política mantiene la iniciativa.

4. Consolidación del proyecto popular

La protesta social y popular continuara calentando la calle, y crecerá afectando la imagen pública del presidente Bukele, ante lo cual  el régimen responderá   –después de agotar su campaña mediática-  con la imposición del estado de sitio y la represión.

La oposición política llamara a la cordura, mientras que la oposición social y popular aceptara el desafío, pugnara por una salida popular y democrática a la crisis, y lograra enfrentar la represión y hacer que el régimen ceda en su proyecto de entronización, con medidas inmediatas que permitan mitigar el alza en el costo de la vida.

Y  logrando cambios significativos, tales como reversión de algunas medidas gubernamentales, la derogatoria del bitcoin y, o el despido obligatorio de jueces. Para lograr esto se requiere que el movimiento popular y social unifique sus filas, construya un programa de cambios y diseñe una estrategia de lucha, flexible y efectiva. Ojala así sea.


[1] Ha pasado mucho tiempo para que llegáramos/y será mucho tiempo para irnos…/Parece que será mucho tiempo, sí, mucho, mucho, mucho tiempo, /para el amanecer.” Crosby, Stills & Nash

[2] Ver Marchan contra Bukele en Bicentenario de Independencia. https://ecumenico.org/marchan-contra-bukele-en-bicentenario-de-independencia