Miguel Marmol: 102 años en la historia revolucionaria

07/07/2007 Miguel Marmol: 102 años en la historia revolucionaria MIGUEL MÁRMOL: CIENTO DOS AÑOS EN LA HISTORIA REVOLUCIONARIA

Una luciérnaga contra el oscurantismo
(Tomado del art, publicado en el Co-latino Sabado, 23 de julio, 2005)

Este 4 de julio de 2007 se cumple 102 años del nacimiento en Ilopango, de Miguel Mármol. Después de superar las pruebas de mayor gravedad como el fusilamiento, se convirtió en un revolucionario comunista ejemplar que con su actividad creadora enriqueció la experiencia de la revolución, y marcó con claridad a la izquierda, como el verdadero sujeto histórico de la lucha del pueblo salvadoreño.

La trayectoria de Miguelito Mármol, como le decíamos sus compañeros, es admirable y aleccionadora por su actividad participativa en las propias vertientes sociales, donde se producía la historia político-revolucionaria del pueblo, y por su calidad ética y moral que siempre sustentó ante los principios que guiaron su vida de luchador social.
Con su prodigiosa memoria contribuyó a la elaboración teórica de la trayectoria popular que sirve de divisa, inspiración y orgullo al pueblo salvadoreño. El desempeño social y revolucionario de Miguel Mármol, dieron grandes aportes las tradiciones democráticas que configuran la tendencia nacional-popular de la rebeldía salvadoreña, impulsada por las organizaciones revolucionarias en sucesivas etapas del proceso de lucha, y de la cual, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, es fiel e inclaudicable representante.

Miguel Mármol vivió una riquísima vida en materia de actividad social, siendo un salvadoreño de legítima extracción popular, con grandes esfuerzos y preclaras intuiciones personales logró cultivar importantes aspectos del conocimiento.
Las relaciones con la naciente clase obrera nacional, de tipo artesanal en un inicio agrupada en talleres de zapatería, panadería, etc. fueron escuela vital para su espíritu de joven inquieto que deseaba servir a su clase y a su pueblo.
Así lo encontró la historia de las primeras décadas del siglo XIX, a los 17 años, arengando a grupos de trabajadores de Ilopango, San Martín, Soyapango, San Salvador y otros municipios, como propagandista de la revolución y organizador de grupos de trabajadores a quienes orientó a fin de que crearan organizaciones proletarias para que fueran el instrumento que les serviría para defender sus derechos ante las patronales explotadoras del trabajo ajeno. Apenas tenía conocimientos muy rudimentarios y escasos acerca de la lucha revolucionaria en aquellos años, pero era uno de sus mayores impulsadores.
En aquel ambiente el joven Miguel Mármol formó parte de clubes de artesanos que le permitían hacer contacto con los trabajadores que era su objetivo principal, a fin hablarles de que sólo con los cambios revolucionarios operados por los propios trabajadores podían los pueblos conquistar su liberación y les ponía de ejemplo las revoluciones mexicana, rusa y luego la lucha ejemplar del General Sandino, combatiendo en las selvas nicaragüense contra los marines invasores de Estados Unidos.

La actividad organizadora y participativa de Miguel Mármol en los acontecimientos laborales ya en los años 1925, era importante. A los 24 años viajó a la recién fundada Unión Soviética que apenas practicaba sus primeros planes quincenales, y Vladimir Ilich Lenin, su creador, había sido asesinado pocos años atrás, en 1924.
Para entonces, Mármol había conocido al dirigente histórico de los revolucionarios salvadoreños, Agustín Farabundo Martí, quien a pesar de provenir de una familia acomodada, acogió como suya la causa del pueblo por liberarse de la opresión de los ricos terratenientes.

Los acontecimientos de 1932, debidos a la crisis estructural del sistema capitalista, (1929/1934) repercutieron en El Salvador, porque el país dependía de la venta de café en el exterior. En primer lugar vendía en Estados Unidos que una década antes sustituyó al imperialismo inglés en el ejercicio de la hegemonía política en la región centroamericana.
Las demandas del pueblo salvadoreño que exigía trabajo y tierra para sembrar, fueron reprimidas por el general Maximiliano Hernández Martínez que había asaltado el gobierno, el 2 de diciembre de 1931. De ese modo a los 27 años de edad, Miguel Mármol, se vio una noche ante el paredón de fusilamiento en el cantón El Matasano de Soyapango. De allí logró salir herido de entre sus compañeros muertos. Después de su odisea con que regresó a la vida, se repuso y tomó las medidas necesarias para su seguridad. En vez de acobardarse, Miguel Mármol, retomó sus actividades de organizador revolucionario. A partir de aquel 1932, cuando fueran fusilados, Farabundo Martí, Alfonso Luna y Mario Zapata; y ahorcados Feliciano Ama, Francisco Sánchez y 30 mil compatriotas más fueron asesinados. Los pocos comunistas que sobrevivieron a la masacre de los militares y terratenientes, con mucha actividad y mayor inteligencia reorganizaron los grupos dirigentes y continuaron llevando el mensaje de liberación al pueblo a través de la clase trabajadora.
La tenacidad de Miguel Mármol en lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño contribuyó de manera importantísima a enriquecer la historia del movimiento revolucionario y al mismo tiempo, aportó a la memoria histórica su labor y vida de un comunista ejemplar, fiel a los principios del Marxismo- Leninismo, y sobre todo, leal a la causa liberadora del pueblo salvadoreño.

Jamás, se la pasó por la cabeza, a Miguel Mármol, exigir un empleo de diputado, alcalde o concejal, en nombre del pueblo.

¡Gloria infinita a la memoria de Miguel Mármol!
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El próximo domingo 4 de julio, Miguel cumplirá 105 años de haber nacido. Celebramos esta fecha especial de su nacimiento

Manipulación del planeta para, supuestamente, contrarrestar el cambio climático.

Manipulación del planeta para, supuestamente, contrarrestar el cambio
climático.
Freno a la geoingeniería
http://www.nodo50.org/ciencia_popular/

Blanquear nubes, fertilizar el océano, tapar el sol, inyectar
nanopartículas de azufre en la estratósfera, abrillantar los mares,
“sembrar” miles de árboles artificiales, plantar millones de árboles para
quemar como carbón y enterrarlos como “biochar”, invadir las tierras con
mega-plantaciones de transgénicos super brillantes para reflejar los rayos
solares…

Suena como lista de delirios, pero son algunas de las propuestas “serias”
de los que propugnan la geoingeniería como solución a la crisis climática.

La geoingeniería se refiere a la manipulación intencional de grandes
trozos del planeta para, supuestamente, contrarrestar el cambio climático.
Hasta hace poco era considerada ciencia ficción. Ahora, poderosos
intereses económicos y políticos, presionan por llevarla a la práctica. En
el último año, varias instituciones científicas de renombre –como la
Sociedad Real del Reino Unido– se han prestado a publicar informes sobre
geoingeniería, con escasa o nula participación de científicos críticos,
concluyendo que “se debe financiar con recursos públicos la investigación
y experimentación de la geoingeniería”.

Los científicos que promueven la geoingeniería, alegan que como los
políticos no se ponen de acuerdo para enfrentar el cambio climático, hay
que tener preparado un “plan B”. Reconocen que implica enorme riesgos,
pero según ellos, no hay otra salida.

Después del fracaso de la cumbre del clima en Copenhague, paradójicamente
provocado por los mismos gobiernos y empresas que causaron el cambio
climático, científicos provenientes de esos mismos países convergen en
decir que la democracia no es útil para enfrentar las crisis. Proclaman
que ellos tendrán que salvar al planeta y a la humanidad, aunque sea a la
fuerza y contra nuestra voluntad.

James Lovelock, famoso científico preocupado por el ambiente, declaró que
“habrá que poner la democracia en pausa” ( The Guardian, 29/3/10). Para
él, la única alternativa es manipular el clima con geoingeniería. Lo mismo
expresa el científico canadiense David Keith, que en enero 2010 publicó en
la revista Nature que urge “manejar la radiación solar”, inyectando
nanopartículas azufradas en la estratósfera, para que desvíen los rayos
del sol. Esto imitaría la nube que se forma en una erupción volcánica, y
quizá bajaría la temperatura global (teóricamente lo que sucedió con la
erupción del volcán Pinatubo en 1991). Tendría muchos y gravísimos
impactos y efectos colaterales no deseados, sobre todo en regiones al sur
del mundo, muy lejos de los países de Keith y Lovelock, pero como aclara
Keith “el manejo de la radiación solar tiene tres características
esenciales: es rápida, barata e imperfecta”.

Pese a eso, Keith aboga por experimentar con geoingeniería en campo a la
brevedad, sin que haya intromisión de Naciones Unidas u otro tipo de
supervisión multilateral, que solamente demorará lo que algunos
científicos y unos cuantos hombres ricos y empresas pueden hacer sin que
los molesten las instancias democráticas internacionales.

A principios de mayo 2010 salió a luz el proyecto de otros científicos,
financiados con dinero de Bill Gates, para experimentar el “blanqueo de
nubes”, inyectando agua del mar desde barcos no tripulados en una
superficie de 10,000 kilómetros cuadrados de océano.
(http://www.etcgroup.org/es/node/5138). Argumentan que es “barato” y
solamente un experimento. Pero en rigor, la etapa “experimental” no existe
en geoingeniería. Para tener algún efecto sobre clima debe ser a
mega-escala. Los que proponen blanquear las nubes para aumentar el reflejo
de la luz del sol, reconocen que habría que cubrir cerca de la mitad del
Océano Pacífico con barcos que lancen agua de mar a las nubes, para quizá
tener algún efecto sobre el clima.

No son sólo científicos los que proponen la geoingeniería. Ellos proveen
el discurso y las “capacidades” a los más interesados: grandes capitales y
transnacionales, sobre todo empresas que hasta ahora negaban el cambio
climático porque son los principales culpables (como petroleras, de
carbón, energía). Ahora ven en la geoingeniería no como plan B, sino como
plan A. Para ellos y gobiernos como Estados Unidos y Reino Unido, la
geoingeniería es la solución “perfecta” al cambio climático: no hay que
cambiar nada, se puede seguir contaminando y emitiendo gases de efecto
invernadero, porque podrían enfriar el planeta permanentemente, lo cual
además les reportará lucros adicionales. El discurso de que “todos” somos
igualmente responsables de las crisis climáticas y ambientales y que la
democracia no sirve, les viene de perillas para tener aún más impunidad.
Ahora hasta parece que nos están salvando.

Frente a estas tropelías, se creó en el marco de la reciente Cumbre de los
Pueblos frente al Cambio Climático en Cochabamba, la campaña “No manipulen
la tierra”, que ya cuenta con la adhesión de más de 100 organizaciones y
grandes redes internacionales de ambientalistas, campesinos, indígenas y
otras. La demanda central es prohibir la geoingeniería y cambiar las
causas reales de la crisis climática.
(http://www.nomanipulenlamadretierra.org/)

Un primer logro a nivel internacional, es que un cuerpo de asesoramiento
científico técnico de Naciones Unidas, acordó el 14 de mayo 2010, en
Nairobi, Kenya, recomendar al Convenio de Diversidad Biológica establecer
una moratoria sobre la geoingeniería, por los impactos que puede tener
sobre la biodiversidad y las formas de vida relacionadas a ella. Un primer
paso de una lucha que será dura, pero que cada vez cuenta con una
oposición mayor desde todos los rincones del planeta. (Silvia Ribeiro,
Grupo ETC)

http://www.nodo50.org/ciencia_popular/

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World Cup Inc. Tarjeta roja para la FIFA y las elites sudafricanas

World Cup Inc. Tarjeta roja para la FIFA y las elites sudafricanas

Patrick Bond
www.counterpunch.org

El Mundial empezó el viernes con un 1-1 entre el equipo local y México en el estadio Soccer City de Johannesburgo, y con el mismo resultado entre los EEUU e Inglaterra la noche siguiente (las dos en Occidente), junto al infame centro vacacional Sun City. Sólo la herida Alemania destacó realmente en el primer fin de semana, apalizando 4-0 a Australia, aquí en Durban.

El ruido de 40.000 vuvuzelas ─las omnipresentes bocinas de plástico de tres dólares─ es tan estrepitoso como se esperaba, pero para ser francos, la visión más tremenda es el ataque por conmoción y espanto de Coca-Cola: un ataque de histeria ultranacionalista consistente en lemas comerciales que inducen a agitar banderas del capital multinacional es lo más intimidatorio.

Aprovechando las débiles defensas legales y políticas de Sudáfrica, Coke registró las dos palabras open happiness y contrató al engolado cantante somalí K’naan para Wave the Flag, se llevó a artistas africanos de primerísima categoría, cargándose a los músicos locales, a los que dejó gruñendo por el inadecuado tratamiento que recibieron en el glamuroso concierto de inauguración del jueves en Soweto. Invitaron incluso al camerunés Roger Milla, que “cambió el mundo de la celebración de goles para siempre con su icónica danza de la bandera de córner” en el Mundial de 1990, como cursimente pretenden los publicistas de la página web de Coca-Cola. “La acción sigue con un montaje de jugadores haciendo alarde de sus movimientos, representando la evolución las celebraciones de sus goles, que llega hasta nuestros días. Un sonriente Roger Milla es el siguiente, contemplando la acción en la tribuna y bebiéndose una Coca-Cola; asiente con la cabeza en aprobación de las celebraciones de gol originadas por su danza”.

Embriagar tanto como es posible, no faltan los contragolpes culturales y análisis contrahegemónicos ( http://www.ukzn.ac.za/ccs tiene un observatorio diario del Mundial, adherido al Observatorio de Protesta Social). Al menos Coca-Cola no atrapará jamás al maestro del hip-hop de la juventud de Durban Ewok, cuyo Shame on the Beautiful Game constituye aquí un nuevo modelo de canción protesta. También tienen prohibidos a los 15 mayores artistas raperos que los pinchadiscos Magee y Nio reunieron con Funk Nouveau, de Brooklyn, el sello Blackler Mastering y el productor Eliot Leigh, y editaron Emile YX, que recuerda al grupo de Ciudad del Cabo Black Noise Crew: “nosotros pagaremos la factura para que ellos puedan patear la pelota”. Las fugas de capital en pago de la factura y en beneficios de la financiación del disco (un 30% mayores que en 2006) para la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) son sólo algunos de los conspicuos errores de nuestros gobiernos nacionales y locales. He aquí un paquete con las seis tarjetas rojas socioeconómicas del Mundial más dañinas y que valdría la pena revocar:

1) Prioridades dudosas y derroche;

2) Beneficios astronómicos para la FIFA y corrupción política;

3) Aumento de la deuda externa y de las importaciones en medio de penurias económicas generalizadas;

4) Incumplimiento de las promesas de redistribución de la riqueza desde las capas más altas a las más bajas;

5) Suspensión de libertades democráticas, y

6) Represión de la creciente protesta.

Considérenlas de una en una y ayúdennos a responder si un giro de 180 grados podría paliar el daño infligido.

De entrada, el derroche ha tenido su expresión más evidente en los estadios, incluyendo nuevos campos (en Durban, Ciudad del Cabo, Port Elizabeth, Nelspruit y Polokwane), además del despilfarro para la extravagante renovación del Soccer City. ¿Qué acontecimientos podrán llenar esas tribunas después del último partido de fútbol en julio? ¿Cuántos mandatarios tuvieron decepciones como la de Durban, esto es, que pujarían con éxito por los futuros Juegos Olímpicos? Esos elefantes blancos cuestan al Estado 3.100 millones de dólares en subvenciones. El más caro, 580 millones, es Green Point, en Ciudad del Cabo, con 65.000 asientos. Es estúpido y racista, pues el estadio existente en la ciudad de Athlone podría haber albergado las semifinales añadiendo asientos suplementarios. Pero, según el informe de la FIFA, “mil millones de espectadores no quieren ver ese nivel de chabolas y pobreza”.

El estadio de 70.000 asientos de Durban, Moses Mabhida, el “bolso de Alien” de 380 millones de dólares (según el humorista Pieter Dirk-Uys) es una delicia de visión, tanto más cuanto que mantiene alejados de nuestra vista y mente los enormes bloques de viviendas de la ciudad, las depuradoras de aguas, las centrales eléctricas, los hospitales, las escuelas y carreteras, así como el absurdo aumento de su coste (más de 225 millones de dólares). Es más difícil alejar todo esto de la vista en el estadio de al lado, Absa, campo del equipo de rugby Sharks, de 52.000 asientos y que podría haberse ampliado fácilmente. Los Sharks habían dicho que no tenían suficiente dinero como para trasladarse al Mabhida, debido a la carestía del alquiler, y espera una batalla de titanes en torno a la destrucción del viejo estadio para forzar la situación. Esta tarjeta roja podría levantarse mediante la imposición de una tasa sobre beneficios de constructoras destinada a equipamientos para ciudades deprimidas (incluyendo a sus campos de fútbol polvorientos y pedregosos).

La segunda tarjeta roja es por la cultura de la corrupción y el exceso de lujo de la FIFA en Sudáfrica, el país de mayor desigualdad del mundo. No se trata sólo de las insensibles peticiones de su jefe, Seep Blatter, tales como la instalación de nuevos y lujosos lavabos en uno de los más destacados hoteles de Sudáfrica. Están apareciendo informes de sobornos a jugadores, árbitros y funcionarios. Lord Triesman, que presidió la Asociación de Inglaterra de Fútbol y encabeza su candidatura para el Mundial de 2018, pretendía en una conversación telefónica pinchada, que España y Rusia están intentando pagar a los árbitros para amañar partidos. El periodista Declan Hill destaca que “la FIFA no ha hecho nada eficaz para detener este tipo de cosas”. Otra forma de corrupción incluye la pena de muerte impuesta a los denunciantes dentro de la propia empresa en la ciudad más oriental, Nelspruit: al menos ocho muertes sospechosas relacionadas con el estadio de 40.000 asientos Mbombela y una lista negra que señala profundas grietas en el partido gobernante. El segundo mayor problema de corrupción, como apunta el periodista británico y autor del apasionante libro Foul!, Andrew Jennings, es que “la indescriptible estructura que han instalado está diseñada para entregar el juego a las necesidades del capitalismo global sin controles ni restricciones”. “Sólo cheques”.

Esas fugas de capital son razón suficiente para una tercera tarjeta roja: el enorme importe de la factura, que en Sudáfrica hace subir la deuda externa a más de 80 millones de dólares. En acuerdos que Pretoria intentó esconder al diario Mail&Guardian, ha quedado ahora patente que la FIFA no sólo no pagará impuestos, sino que también los gnomos futbolísticos de Zurich pueden ignorar el control y las normas cambiarias de Sudáfrica.

Como los beneficios de la FIFA se calculan en más de 3.000 millones (sólo los derechos de emisión televisiva se han vendido por 2.800 millones), la exportación de fondos golpeará duramente al actual balance. Ya estamos al final del ranking de los mercados emergentes por esta razón, con lo que es probable que se produzca un crack monetario más pronto que tarde. Como hacía notar el financiero Trevor Kerst el mes pasado al considerar las subvenciones a los estadios, “la recuperación de esas inversiones en modo alguno está asegurada”. “En el marco de esas zonas de exclusión, sólo la FIFA y sus socios pueden vender cualquiera de los bienes; nada de esas ventas devengará para el Estado”.

¿Quiénes son esos socios? El Grupo de Apoyo Khulumani se unió a Jubilee South Africa para exigir indemnizaciones a las empresas que apoyaron al apartheid, un tema que está actualmente en los tribunales de los EEUU a través de la Alien Tort Claims Act. Khulumani ha iniciado su propia campaña para sacarles la tarjeta roja a las empresas patrocinadoras de los equipos alemanes y estadounidenses que aparecen en el sumario de causas pendientes de los acusados: Daimler, Rheinmettal, Ford, IBM y General Motors. “Socios” de la FIFA que compraron los derechos exclusivos para monopolizar el comercio en las ciudades sudafricanas durante las próximas cuatro semanas y que son Adidas, Coca-Cola, Air Emirates, Hyundai, Sony y Visa, mientras que los “patrocinadores oficiales” incluyen a Budweiser, McDonalds y Castrol. Peor, a la burbuja de la construcción que ha dirigido nuestra economía, igual que en los EEUU antes del crack. Nuevas infraestructuras en transportes de lujo, por ejemplo, juegan a cambiar el comportamiento de los ricos para que dejen el coche. Pero el tren rápido de 3.000 millones de dólares Gautrain cuesta a los pasajeros cinco veces más de lo que se había anunciado y, probablemente, no desplazará a los usuarios de Johannesburgo-Pretoria, gracias a los atascos de tráfico y a la escasez de parkings en las nuevas estaciones. Como apuntó el líder obrero Zwelinzima Vavi, Gautrain “no hace nada para quienes sufren realmente problemas de transporte, sobre todo los usuarios de lugares como Soweto y Diepsloot”. “En lugar de eso, detrae recursos que podrían mejorar la vida de millones de usuarios.” ¿Y qué decir del nuevo Aeropuerto Internacional King Shaka, de Durban, de 1.000 millones de dólares, cuando el viejo tenía sobrecapacidad hasta 2017 y el nuevo dobla la distancia y la tarifa del taxi desde el centro de Durban?

Levantar esas tarjetas rojas exige un replanteamiento total de la relajación de los controles públicos sobre el cambio y del gasto en infraestructuras de lujo. Reimplantación de controles de capital para detener la huida de capitales y subvenciones para servicios de edificación de nuevas viviendas en ciudades y zonas rurales son ambas medidas pendientes.

La cuarta tarjeta roja es por la falta de redistribución de riqueza hacia las masas, testigos de oportunidades desaprovechadas ─como la cutre muñeca mascota Zakumi, fabricada en jugueterías chinas, no de aquí─ y las brutales tácticas de desplazamiento utilizadas por los ayuntamientos. Los vendedores callejeros informales son violentamente expulsados de las inmediaciones de los estadios, así como los pescadores de Durban fueron desalojados a principios de junio de los principales muelles. Embarcaciones, turismo e instalaciones deportivas estaban pensadas para producir beneficios. Pero el presidente provincial de la Asociación Sudafricana de Fútbol de Ciudad del Cabo Occidental, Norman Arendse, confesó que el “nefasto” enfoque de arriba debajo de la FIFA ha dejado al fútbol local con simples “migas”. Más repugnante es nuestra traición a los niños de la calle. El 1 de abril de 2009, en la Cuarta Conferencia Sudafricana contra el sida, el representante de la ciudad de Durban prometió que “los niños de la calle no serán rápidamente expulsados de las calles de la ciudad en las furgonetas de la policía antes del Mundial de 2010 sólo para reaparecer milagrosamente cuando los visitantes hayan vuelto a sus casas”. Resulta que se reía de nosotros. La expulsión acelerada está en proceso y, como destacaba en febrero el director de la ONG Umthombo, Tom Hewitt, “alejar a los niños del Mundial no es proteger a la infancia, sino limpiar las calles”.

También están enojados con la FIFA y las elites locales del Mundial los organismos de prevención del sida, que intentan repartir preservativos, una idea rechazada por los gnomos de Zurich. Los ecologistas están indignados por el truco de la plantación de árboles offset para reducir el aumento del calentamiento global causado por el Mundial y de los que presumen algunos ayuntamientos. La tarjeta roja a los ayuntamientos no tiene por qué enseñarse si rectifican tales políticas y comunican urgentemente a la FIFA que las zonas de exclusión del comercio local están ahora dentro, y no fuera, de los estadios, de modo que los vendedores informales locales, los pescadores y los niños de la calle pueden proseguir con sus respectivas vidas. Al menos una auditoría, Grant Thornton, discrepa, alegando que puede esperarse en torno a 7.000 millones de dólares en productos derivados, incluyendo 415.000 puestos de trabajo y un gasto de los turistas de cerca de mil millones. Pero eso parece hacer castillos en el aire.

La quinta tarjeta roja es para la FIFA por absorción de la soberanía de Sudáfrica. Lo más escalofriante es que no sólo goza de total inmunidad “frente a todo tipo de proceso, demanda y costes relacionados (incluidos los honorarios de los asesores profesionales) que pudiere provocar o sufrir o con los que pudiere ser amenazada por otros”. Los periodistas que obtengan acreditación de la FIFA también tienen que prometer que no desacreditarán el Mundial con sus informaciones, so pena de ser expulsados. Bajo esa presión, no sorprende que las tres mayores cadenas de Sudáfrica hayan censurado durante las últimas semanas el magnífico documental Fahrenheit 2010 (pronto estará disponible en los EEUU con el título Who Really Wins [Quién gana realmente]). Además, un acuerdo oficial ratifica que Sudáfrica proporcionará una policía específica “para hacer cumplir los derechos de marketing, de emisión, de marca y otros derechos de propiedad intelectual de la FIFA y de sus socios comerciales”. Ahí parece, empero, que puede haber un margen de flexibilidad y que la tarjeta roja podría, ciertamente, recurrirse si hubiera una rectificación del militarismo estatal. En efecto, el viernes fue autorizada una marcha a Johannesburgo desde Soweto contra la FIFA ─inicialmente prohibida, como todas las protestas entre el 10 de junio y el 15 de julio─ , con la condición de que el Foro contra la Privatización aceptara no entrar en un área de menos de 1,5 kilómetros de la oficina central de la FIFA, en Soccer City. Lamentablemente, sólo cerca de 100 manifestantes expresaron su ira, un reflejo del estado de debilidad de la organización de la izquierda en el país con el mayor proletariado de África. Más tarde, el domingo por la noche, tras el partido Alemania-Australia, varios centenares de trabajadores de seguridad empezaron a rebelarse para reclamar el pago de la prima prometida. Sólo cobraban 27 dólares por 12 horas de trabajo; la subcontratación y la superexplotación han deteriorado las relaciones laborales en el a menudo peligroso sector de la seguridad. La policía arrojó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para disolver la protesta y aseguró que detendría a los cabecillas.

Otra prueba para el poder represivo es la marcha anti-FIFA del 16 de junio, conmemorativa de la rebelión de Soweto, que activistas del recientemente reconstituido Foro Social de Durban están preparando desde hace varias semanas. El 14 de junio esperaban que se les comunicara si la marcha al ayuntamiento ─ un par de kilómetros al sur del estadio Mabhida ─ sería autorizada. El día 13 comenzó en Ciudad del Cabo el “Mundial de los Pobres”, con una marcha anunciada para el 17 y en la que se amenazó con construir chabolas en las inmediaciones del estadio de Green Point.

No importa que los policías hayan estado campando por sus respetos más de lo que la izquierda independiente preveía. No obstante, una sexta tarjeta roja debería ser para la policía sudafricana sólo por su calentamiento represivo, empezando por la orden de tirar a matar dada en 2008 por el general Bheki Cele cuando era ministro de Seguridad en la provincia de KwaZulu, acelerado por las medidas drásticas contra los trabajadores en huelga y, a principios de este mes, por dos asesinatos de manifestantes trabajadores de servicios de reparto en un distrito segregado de Soweto (Etwatwa), al este de Johannesburgo, y de otros dos jóvenes en Phoenix, Durban, lo que provocó una manifestación contra la violencia policial.

La necesaria rectificación incluiría un alto el fuego formal de las fuerzas policiales, cuyas pistolas apuntan actualmente al pueblo. Para evitar la tarjeta roja (y la sangre del mismo color en las calles), los “securócratas” sudafricanos deberían ahora señalar con el dedo y emprender investigaciones contra los verdaderos delincuentes, los de Zurich, un perverso grupo mafioso cuyo alias es actualmente, por razones obvias, Thiefa [1]. O, para expresarlo más positivamente, como hizo el pasado 10 de junio el portavoz de la Unión Nacional de Trabajadores Metalúrgicos, Castro Ngobesi, en una declaración oficial de ánimo a los bafana [denominación africana de la selección de Sudáfrica], “el partido inaugural debería servir de acto de resistencia al bárbaro, inmoral y explotador sistema capitalista, por un fútbol que por su naturaleza promueva formas de vida comunitaria y contenga elementos de socialismo”.

NOTA T.: [1] Apodo compuesto a partir de la paronimia entre el sustantivo thief (‘ladrón’) y la sigla FIFA.

Patrick Bond dirige el Centro para la Sociedad Civil, de Durban, dedicado a promover la memoria del mayor economista político del deporte que ha habido en Sudáfrica, Dennis Brutus (1924-2009). Brutus fue un veterano de la cárcel de Robben Island, crítico del deporte corporativo, FIFA incluida, y principal organizador del boicot olímpico de 1960 contra Sudáfrica, de la expulsión de ésta de la FIFA en 1976 y de las campañas antiapartheid en el críquet, el rugby y tenis de las décadas de los setenta y ochenta, destacado poeta e investigador literario, estratega del movimiento por la justicia global y, en el momento de su muerte, profesor honorario del Centro por la Sociedad Civil. Hasta su último aliento se opuso a que el Mundial fuera atrapado por un país que caracterizaba como apartheid de clase.

Traducción para www.sinpermiso.info : Daniel Escribano

Ingrese al PCS en 1952…Entrevista con Carlos Regalado

SAN SALVADOR, 26 de marzo de 2010 (SIEP) “Ingrese al Partido Comunista luego de la captura de Salvador (Carpio) y de Tulita en septiembre de 1952, había que ocupar sus lugares en los sindicatos, ingrese en tiempos difíciles y me siento orgulloso de haberlo hecho…” nos cuenta Carlos Regalado, de 78 años, revolucionario salvadoreño, ex dirigente del Sindicato de Zapateros.

“Siendo muy joven, naci el 2 de febrero de 1932, observaba la brutalidad de los abusos de la policía contra la gente, me impactó una vez como golpearon a un joven, detrás de catedral, cerca de un almacén Soundy, lo malmataron, la daban patadas con las cachas de las pistolas, y lo tenían ya en el suelo, eso me indignó…”

Tenía entonces como diez años, eran los tiempos del general Martínez, el joven se retorcía de dolor, y ahí nace una semilla de ser contrario al gobierno, y entonces cuando vino el golpe del 2 de abril lo celebre aunque después me asustó la gran matazón tremenda que hizo, pero después pude celebrar su derrocamiento en las calles, el 8 de mayo de ese año 44. Pero después de nuevo regresaron los fusilamientos de gente del pueblo el 21 de octubre. Fue un año bien movido…

Fui romerista…

Naci el 2 de febrero pero me asentaron hasta en marzo debido a que naci en Cárcel de Mujeres, mi mamá estaba presa y por eso no me asentaron el día que naci…en el 44 me entusiasme con la candidatura del Dr. Arturo Romero, y fui de la Juventud Romerista, la bandera del partido Unión Demócrata que así se llamaba era una franja vertical partida en rojo y blanco. Esos eran los colores y así se vestían las mujeres. Blusa blanca y falda roja. A pesar del poco tiempo que tuvo para desarrollarse, el romerismo fue fuerte, con mucho arrastre popular, y a pesar de la falta de organización existente se extendió como un reguero de pólvora…después del 9 de mayo.

Fueron cinco meses de libertad…la gente se movilizó…incluso el campesino se sumó al movimiento romerista, yo presencie los puños de gente que venía a marchar, y mucha de ella campesina…la derecha estaba clara que ni con fraude iban a poder derrotar al Dr. Romero y por eso se ven obligados a dar el golpe…porque la gente aplaudía a nuestros dirigentes, a también a Abel Cuenca, a Alejandro Dagoberto Marroquín, al Partido Unión de Trabajadores, UNT.

El coronel Osmin Aguirre y Salinas dio la voltereta el 21 de octubre…y como no se sabía, algunos pensaban que todo seguía igual, y todavía salíamos a la calle gritando: ¡Viva el Dr. Arturo Romero! Pere entonces los policías nos comenzaron a cruzar a balazos…

La represión fue cruenta…me acuerdo de un estudiante que golpearon, se llamaba Francisco Guzman, Chico Guzman, lo maltrataron, estaba capturado y hasta que lo mataron, era de Soyapango.

Me acuerdo que allá por la Plaza 14 de Julio, estaba la Farmacia La Estrella de Oro, donde después quedó El Cochinito, el dueño se llamaba José Alvarado y era de izquierda, romerista. Y ahí vendían unos yoyos de madera que había pintado de rojo y blanco, clara propaganda romerista, y además con las siglas PUD, (partido Unión Demócrata) una vez capturaron a un cipote que los andaba vendiendo y lo fueron a buscar a él, y cuando le preguntaron por los yoyos aclaró que él no estaba haciendo propaganda al Dr. Romero sino que lo que significaban las siglas era: Pepe Único Distribuidor, PUD. Los policías se miraban las caras ante la seriedad del doctor.

El 12 de diciembre de 1944 los estudiantes universitarios se tomaron el Colegio María Auxiliadora en el barrio San Miguelito, estaban dirigidos por un estudiante de San Vicente, de nombre Paco Chávez Galeano. Ese mismo día estaban en coordinación con estudiantes que iban a ingresar desde Guatemala, eran acciones contra el golpe de Aguirre y Salinas…pero parece que estos se adelantaron y la policía -que estaba mejor armada-los tenia rodeados, pero no se atrevían a entrar…esto fue desde como a las 10 de la mañana, ya como a las 4 y media, ya no se oían disparos…nosotros estábamos observando una cuadra al sur, por el puente, vimos que unos estudiantes lograron escapar y Chávez Galeano se quedo disparando para cubrir la retirada, se sacrificó por ellos…un verdadero héroe popular. Y ahí estuve desde la mañana viendo es gran balacera…hasta que terminó.

Desde muy joven, siendo casi un niño, abrace la política, la política de izquierda…fui romerista, después llegó a la presidencia el Coronel Salvador Castaneda Castro, y poco a poco nos fuimos olvidando del Dr. Romero porque ya no regreso al país, se quedo exilado en Costa Rica…después llegó Osorio y muchos en la izquierda, hay que reconocerlo, nos ilusionamos con que iba a aprobar la Ley de sindicalización, pero lo que aprobó fue campañas represivas, exilios, cárcel, torturas contra los dirigentes sindicales…

Para el golpe de Osorio, que fue en diciembre del 48, fui a ver como atacaban a la Guardia Nacional, que tenia su cuartel donde esta hoy la Plaza del Trovador, en un edificio viejo, andaba curioseando como era mi costumbre desde niño, porque yo vivía en la calle, porque mi mamá era vendedora ambulante, pero no me dejaban en la casa, me quedaba vagando por el centro, siguiendo los balazos, al oír balazos iba a ver que pasaba…

En el sindicato de zapateros

Aprendí el oficio de zapatero en un taller a los 14 años. Había un estilo que se llamaba “zapatos comunistas.” El segundo taller en el que trabaje se llamaba “Oakland” el dueño era Carlos Matus, un chelón, aristocrático, el taller quedaba por el parque San José, media cuadra hacia el sur… A este taller llegaban los sindicalistas a invitarnos para charlas y actividades, al principio me caían mal, pero después le fui prestando atención a lo que decían.

Explicaban que por no haber leyes que protegieran a los trabajadores los dueños hacían lo que se les antojaba y que cuando alguno protestaba contra una injusticia, la respuesta era: te voy a denunciar como comunista. Había leyes pero dispersas y no se cumplían, fue hasta el gobierno de Osorio que se publicó la primera recopilación de Leyes Laborales. Ellos nos explicaban sobre el séptimo día y sobre el derecho que teníamos a vacaciones anuales.

Después los sindicalistas me decían: vamos ir a visitar talleres, pídale permiso al maishtro para ir. Y nos íbamos a visitar, me fijaba como hablaban y lo que decían…Manuel Blanco era el secretario general del Sindicato de Zapateros.

Y me hice sindicalista, aunque me llamaba más la atención la política y entonces participe en el Comité de Reorganización Sindical, en el CROS, y luego en el Comité pro Mejoramiento de los Trabajadores…estaba Manuel Blanco, del Partido, que fue expulsado en marzo de 1951 hacia Costa Rica, José Inocente Guerrero, el esposo de Angélica Trigueros, Felicito Martínez, Micho, que fue el primer secretario general de la FRTS en 1924 y es el papá de Manuel Beltrán, que vive en Apopa, Napoleón Villacorta, que era sastre, todos del PCS.

“Ahí fue que me reclutaron para el PCS, ingrese en el año 1952, una época dura, cuando habían sacado del país o mantenían presos a la mayoría de dirigentes sindicales y del PCS, ingrese para reemplazar a los dirigentes sindicales que estaban fuera…estuvieron fuera por cuatro años, regresaron hasta 1956…bajo el gobierno de Chema Lemus, regresaron hasta de Argentina. Por cierto, el salvadoreño Juan Salvatierra se quedo allá en Argentina, ya no regresó. En la célula que militaba estaba Carlos Cuchilla como responsable y Virgilio Guerra. Estaba Claudio Lozano, Camilo Luna.

Estaba también Antonio Doño, también zapatero. Aunque trabajábamos en distintos talleres sabíamos donde encontrarnos para las reuniones. Nos reuníamos allá por donde fue la Embajada USA, por la Avenida Universitaria, en ese entonces solo había una casa en pie, la de la Demográfica, la ADS era el único edificio, lo demás eran montarrascales… ahí llegaba Mármol, y también Carpio a las reuniones.

Ya para ese entonces como Partido controlábamos 5 sindicatos, que se conocían como “los sindicatos de la Quinta” que era donde teníamos el local, en la 5ta. Calle oriente y 10ma. Avenida norte, una cuadra al sur del Parque Centenario. Nos llamábamos sindicatos independientes (del Gobierno). Éramos cinco, dirigidos por comunistas: Panificadores, estaban Salvador Cayetano Carpio y Blas Escamilla; Sastres, estaba Carlos Cuchilla; Tipógrafos, estaba Carlos Alberto Hidalgo, Construcción, estaba Julio Avalos; y zapateros, estaba José Antonio Ponce, Mauricio Romero, Manuel Beltrán, Lázaro Ramírez, y este servidor. Los de la UTF y los Eléctricos para ese momento eran de derecha, del PRUD…

A finales del año 53 abandone el trabajo de zapatero para dedicarme a tiempo completo al trabajo sindical, conseguimos un local allá por el cine Apolo, en la 8va. Calle Oriente. Ahí pusimos el local del comité Pro Mejoramiento Laboral A este cine Apolo es que llegaban a inscribirse en los años 40 los que querían irse trabajar para ampliar el canal de Panamá. En este cine también se realizo en 1957 el Primer Congreso Sindical Nacional de donde surgió la CGTS. Me acuerdo de el Chele Samaria, de Héctor Ventura, de Julio Tejada, de Barrios Amaya, que fueron de la CGS, gobiernista.

“En ese año 52 entre a la directiva del sindicato de zapateros…la dirigía Vásquez, que era gobiernista, estaba también Manuel Beltrán, era la directiva de los años 52-54. Del 55 al 56 fui electo secretario general.

Me contaron que en 1931 hubo elecciones, y participo como candidato el Dr. Arturo Araujo, entonces las elecciones duraban tres días y cada partido tenía una foto del candidato y el color del Partido y se hacia cola, pues me dicen que mucha de la gente del Dr. Araujo se quedo sin votar porque eran muchos; los demás partidos eran los del General Martínez, del coronel Claramont, de Córdoba.

El Dr. Araujo era el candidato del partido Laborista, que era un partido con un discurso de izquierda. El pueblo lo escogió voluntariamente, lo apoyo. Se puede decir que la izquierda ganó, pero no pudo gobernar, dicen que lo mantuvieron bolo y hubo corrupción. Lo mismo nos puede pasar hoy con Mauricio Funes, hay que tener cuidado. Y debe señalarse que Mauricio es el segundo presidente de izquierda que llega al gobierno, y le puede pasar lo que le paso a Araujo, debemos ser cuidadosos.

Hablando de otra cosa…bajo las notas del himno nacional, los militares han asesinado al pueblo, lo han sometido con la religión, como el Imperio Español cuando nos implantó la adoración a Jesucristo. La espada que atravesaba al jefe indio con la otra mano sostenía una cruz y ordenaba arrodillarse ante dioses extranjeros…cada 5 de agosto esa espada se transforma en imagen venerada y se fusiona con el himno, con la bandera, con el escudo, son símbolos del sistema opresor.

En 1957 me fui para Sonsonate…

En 1957 por razones familiares me voy a trabajar a Sonsonate. A mi sobrino Ricardo se le fueron los zapateros y mi hermana me pidió que le ayudara. Al principio no quería venirme, pero en verdad me ayudo a tres niveles: el político, el social y el sindical. Después a los diez años, en 1967 me regrese a San Salvador. Y allá forme hogar. Tuvimos tres hijos.

Y allá llegaba a visitarme Toño Iglesias de la CGTS y del Partido. Seguí conectado. Allá conozco a Fabián Mojica, José López, que venían desde el 32, a Roberto Manchan lo empecé a catequizar…estaba José Gallegos, que era sastre y había que estar corrigiéndolo, porque se desviaba: era muy bolo y penqueaba a su mujer.

Una vez con un amigo pasamos por el taller de Los Morales, el dueño era el abuelo de la esposa de Roque, de Aida. Nos quedamos viendo y el dueño nos pregunto: ¿son zapateros? Dijimos: remiendos hacemos. Me hace falta personal para hacer remiendos, nos respondió. Y obligadamente ahí nos salió el contacto. Ahí trabajaba Teodoro Quinteros Lira, zapatero, dirigente del 32. El me contacto con Fabián Mujica, carpintero, hermano de Julia Mujica, del sindicato de panificadores y ambos del Partido. Al principio viví de posada donde Teodoro, me dio donde dormir. Su casa quedaba en el barrio El Ángel, frente a la terminal de buses, cerca del cine Arce.

Después conseguí un sitio en el barrio Veracruz, ahí nos reuníamos con el Dr. Vásquez. Y también en el cementerio. Me acuerdo que era bien meticuloso, clandestino. Y llegaba Fernando, que era el pseudónimo de Segundo Ramírez. Llegaba también Segundo Montes, indígena, alto, callado, que era de Nahulingo, y que había participado en los combates del 32. Estaba también Carlos, un joven de 24 años, de Izalco, campesino muy activo en el movimiento sindical, que vivía camino a Acajutla, en el desvío hacia el puerto de la Libertad. En Acajutla construimos el sindicato de la Cementera, de CEPA, y de los mecánicos del muelle. En Nahuizalco había un compañero de apellido Abarca.

Estaba Guayo, Eduardo, otro campesino, que no era del partido pero nos acompañaba, aunque era de la Patrulla Cantonal. En 1966 para la campaña del PAR llevamos al Dr. Fabio Castillo, hicimos una reunión en la tienda de un campesino de nombre Arnulfo. Luego les explique como el PAR era un partido que defendía los intereses de los trabajadores y de los campesinos. Eduardo vivía a la orilla de la línea del tren, y la Guardia Nacional pasaba y nos miraba pero como sabina que él era de la patrulla cantonal, no desconfiaban.

Pero cuando se acercaban las elecciones, la Guardia Nacional convoco a una reunión y llegó a amenazar: “no quiero en Acajutla un solo voto para la estrella blanca…por un voto que saquen vamos a quemar los ranchos.” Y un campesino se atrevió a preguntar: ¿y no son libres las elecciones? El Guardia le respondió: “mirá lo que decís desgraciado, estas de acuerdo vos con que vengan a matar a tu mamá los comunistas.” Y lo agarraron y lo arrimaron a un paredón y lo fusilaron. Y señalando el cadáver repitieron: ¡si no obedecen, los vamos a matar a todos! Esto me lo contó Eduardo con lágrimas en los ojos, asustadísimo. Y dice que lloró cuando en Acajutla nadie voto por el PAR, al preguntar le respondían: es que preferimos quedar vivos…

Una vez me capturaron para la campaña del PAR, me encontraron pegando propaganda, estuve seis días preso en la ciudad de Sonsonate. Nos quitaron la licencia del carro en que andábamos alegando que era prohibido trasmitir propaganda…alegaban que el PAR ya había sido eliminado y estaba cancelado.

Ese año iba a ser candidato a diputado, pero en el momento en que iban a elegirme se presentó Carlos Alberto Hidalgo, a la reunión para informar que se había decidido que el candidato propietario fuera él. El era de Sonsonate peor nadie lo conocía. A mi me llevaban de candidato, la gente me apoyaba. Al final termine aceptando por disciplina pero siempre me quedo a sospecha que fue una pérfida maniobra de este personaje que después fue expulsado del Partido. La gente cuando veía la foto de Hidalgo se sorprendía.

Una vez fui a una reunión del PAR en una finca que el Dr. Castillo tenía en Ayutuxtepeque. Se hizo un balance de la campaña. Ahí plantee la necesidad de prepararnos para otras formas de lucha y recibí me acuerdo el aplauso de todos…

Me di cuenta que para el 1ro. de mayo las celebraciones en Sonsonate se hacían con San José Obrero encabezando la procesión. Me indigne…aunque tuve que someterme e ir. Pero luego les explique a los compañeros que eso era negativo, que como obreros esa era nuestra fecha y que era en todo el mundo un día de protesta, de unidad y básicamente de lucha sindical. Teníamos seccionales de cinco sindicatos: sastres, panificadores, zapateros y de la construcción, y de Dry Clean.

En 1959, al año y medio de haber llegado, los de la CGS convocan a una reunión con el fin de que nos afiliáramos a esta central. Llegan 40 delegaciones de 10 sindicatos, la reunión se hace en el local de la UTF, que estaba afiliada a la CGS. La asamblea la dirigía Enio Ayala, que era el brazo derecho de Ventura, sindicalista reaccionario. Enio dice: aquí la CGTS no se ve. Pido la palabra. Hablo. Me dejo ir…Cuando me ve el Chele Ventura se asusta. Dice. Me sorprende que haya venido. Explico que ya tenemos desfile del 1ro. de mayo con demandas de los trabajadores. Al final, logro deshacerles la reunión, pero temo que van a golpearme. Se me quedan viendo enojados…esta acción tuvo repercusiones, se supo, llegaron a buscarme…llegó Juan Valiente, dirigente de la Construcción y también veterano del 32.

Y nos fuimos fortaleciendo como núcleo sindical de izquierda. Incluso logramos abarcar otros sectores como mercados, campesinos, ganamos conflictos sindicales. El Gobernador departamental, Armando guerra, nos ayudo algunas veces, a resolver problemas con patronos. Y nos vinculamos a la política, hicimos mítines del PRAM. Organizamos el FUAR…ocupábamos el parque para actividades políticas. Y en el FUAR entrenábamos con palos de escoba…había mucha disciplina, entrenamiento en medidas de seguridad…Y nos burlábamos del alcalde: este alcalde cree que es le dueño de este parque, pero no, nos pertenece a nosotros, los trabajadores. Y hacíamos reuniones de campesinos, de mujeres, del PRAM.

En esto nos apoyaba el camarada Dr. Alberto Vásquez Cárcamo. El tenía una clínica en la ciudad, aunque era originario de Panchimalco. Los militares lo mataron el 10 de mayo de 1967. Dirigente del PRAM y militante del PCS.

En la campiña funcionaba una casa de seguridad del FUAR en el que recibíamos adiestramiento político-militar. Era una finquita con palos de mango. Los cursos eran de una semana completa, uno entraba y ya no salía…había la exigencia que no había que salir de los cuartos, no fumar, no hacer bulla porque era como una casa abandonada… Una vez se acercaron unos policías…creo que venían de la acera de enfrente. –Ey, allá vienen unos policías ¿qué hacemos? –Para comenzar no hagamos bulla…suerte que pasaron de largo.

Me acuerdo que allá por 1961 una vez Schafik me vio en una escuela político-militar que tenía el FUAR y me pregunto: ¿y vos donde estudias? No estudio, soy zapatero, le respondí. Se sonrío y dijo: ¿zapatero? ¡Siempre hay un zapatero en la lucha!

Trabaje luego en el centro de Sonsonate, en una zapatería de nombre Marconit, donde se hacia zapato fino, el dueño era Cecilio Martínez, y tenía un hijo que era izquierdista, el Choco Chilo, el esposo de mi hermana me llevó a trabajar allí… En ese taller conocí a militantes que lucharon en el 32, solo habían pasado 25 años, me acuerdo de Popeye, de Antonio Morales, de Joaquín Quintanilla, eran como cinco, ellos supieron de la captura de Farabundo y mejor se escondieron, buscaron refugio.

Contaban que como a las tres semanas ya había pasado lo más fuerte de la represión, a sus casas los fueron a buscar para matarlos, andaban con un listado de zapateros comunistas, frente a sus mujeres los mataban. Comentaban los judiciales entre ellos: ¡es zapatero…no hay que dejar uno solo vivo! Era por el papel que había jugado el gremio.

Me acuerdo que en esa época leí mucho a José María Vargas Vila, un escritor colombiano revolucionario, antiimperialista y además poeta. Leí La ubre de la loba… era también muy anticlerical, combatía la religión, le daba duro a los sacerdotes y a los militares, era también un poco misógino. Tenía una obra llamada Flor de Fango.

A Sonsonate llegaba a visitarnos Miguel Mármol, Antonio Doño, Luís Felipe Cativo, que era chelito, ojos verde y pelo rubio. Me acuerdo que era difícil explicarles a los trabajadores sobre la justeza que nos pagaran los patrones el séptimo día. Les costaba entender que era justo, pensaban que era como aprovecharse del patrón.

En 1967 yo no sabía que habían matado al Dr. Vásquez. Y una vez escuchó: -¡ya mataron al cantante! ¿a quien? A Alberto Vásquez -¿Dónde? –Aquí en Sonsonate. Era él al que habían matado, me sentí horrible…la Guardia nacional lo mató…Mi mujer oyó los balazos…la clínica de él quedaba en el puente de en medio del pueblo. Hay tres puentes en Sonsonate. Por la Iglesia del Ángel. En agosto de ese año regrese a San Salvador…

El 28 de febrero de 1977 llegue como a las 9 de la noche a la Plaza Libertad. Iba a quedarme la noche, mi esposa se regreso para la casa. Entre por el cine Libertad, donde estaba un reten, alcance a ver a Claudio Lozano, de Sonsonate. Luego se fueron acercando los policías. Primero estaban a una cuadra de distancia. Para amedrentarnos se ponían a chillar los corvos en el suelo. Vi a Marianella García Villas, diputada del PDC; ella trataba de convencer a los policías que se retiraran…

A Roberto Manchan lo matan en 1980…

“Disculpe: ¿Qué organización revolucionaria es esta?” Entrevista con Víctor Regalado

SAN SALVADOR, 25 de abril de 2010 (SIEP) “Ingrese a la U en el año 68, a la Facultad de Derecho, y estando ahí me intereso el Teatro Universitario, que dirigía el maestro Edmundo Barbero. Participe en varias obras…”nos relata Víctor Regalado, revolucionario salvadoreño radicado en Canadá.

“Una vez montamos una obra que era bien larga, duraba como dos horas y media, y yo solo hacía pequeños papeles así que para mientras me llegaba el turno me salía a caminar por la U, a descubrirla…mientras se desarrollaba la obra, y luego regresaba a incorporarme. En una de esas caminatas pase por el departamento de Periodismo y descubrí que enseñaban fotografía y me interese y fui a preguntar los horarios bueno y termine cambiándome de carrera…”

En la U fui conociendo a muchos artistas, incluyendo a poetas, conocí al Pichón Cea, ya que éramos del mismo pueblo, de Izalco. Y una vez me atreví a decirle: me gustaría conseguir un contacto para organizarme. Y eso no cayó en oídos sordos porque como una semana después, todo clandestino, me llamó y me dijo: te he conseguido un contacto. Y me dio una dirección y alguien a quien buscar.

Una tarde tome el bus hacia el centro, y me baje en la plaza Barrios y de ahí camine al sitio señalado. Quedaba en la Avenida Cuscatlán numero 630. Era la famosa FUSS. Al llegar vi que se trataba de un local sindical. –Disculpe, el Señor Raúl Padilla Vela. Todos se me quedaron viendo como con desconfianza. –Espérelo, ya va venir. Los notaba desconfiados, veían mi aspecto hippie, el pelo largo, los cuadernos. Cuando llego vi que era un señor. También se me quedo viendo y cuando le dije de parte de quien venía, me dijo: pase adelante, suba. Hacia calor, eran las dos de la tarde. Al fondo del local había unas gradas que conducían a un aula con bancas de madera y una pizarra. Había ya gente esperando la reunión que en realidad era clase.

Llego entonces Padilla Vela y empezó la clase, empezó a hablar de cómo la formula dinero-mercancía-dinero era la característica del capitalismo. En realidad yo esperaba otra cosa. Que hablara de cómo derrocar a la dictadura y de lucha armada. Y había llegado a una charla de economía política. Como a la hora de escucharlo, levante la mano para pedir la palabra, todos me vieron sorprendidos. Le pregunte: disculpe: ¿Qué organización revolucionaria es esta? Se me quedo viendo con un rostro encolerizado y me dijo: ¡esta usted en un círculo de estudio del Partido Comunista de El Salvador! -Ah, gracias. Y me quede meditando en que me había metido. Al final seguí llegando, y fui conociendo a mucha gente, incluso me hice muy amigo del mismo Padilla Vela, que también vive exilado en Canada…y luego te sigo contando.

“Tengo la seguridad que el socialismo va a triunfar en todo el mundo…Entrevista con Carlos Cuchilla

SAN SALVADOR, 7 de junio de 2010 (SIEP) Nos observa al llegar y las primeras preguntas son: ¿que noticias me traen del movimiento obrero? ¿Cómo esta el Partido? ¿Cómo esta la base? Fuimos con Carlos Regalado a visitar a Carlos Cuchilla, de 87 años, destacado revolucionario salvadoreño de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado.

Me cuenta Regalado que Cuchilla era sastre y lo conoce desde 1951, el fue su responsable político por parte del PCS. “Me acuerdo que una vez lo llegue a buscar al mesón donde vivía, y lo encontré echándose una cerveza, muy triste, le pregunta que pasaba y me contó que habían derrocado al gobierno de Juan Jacobo Arbenz en Guatemala, y que eso le dolía…”

“Cuchilla era mayor que yo, era el responsable de la célula en que militábamos. Carpio nos visitaba por la dirección. Estaba también un obrero de apellido Doño. Cuchilla vivía en un mesón en la calle 29 de agosto” indica Regalado.

Llegamos y hablamos con Carlos Cuchilla. Nos dice: tengo la seguridad que el socialismo va a triunfar en todo el mundo…por eso venimos luchando por muchos años. El capitalismo ya cumplió su papel histórico…hoy lo único que ofrece a nuestro pueblo es pobreza, explotación…El socialismo va avanzando…no se puede detener el desarrollo de los proceso revolucionarios…”

Me dicen que ya estamos en el gobierno y eso es positivo…pero hay que incorporar a la clase obrera, no debemos de olvidar que el movimiento obrero es la vanguardia de la sociedad, no podemos perder nuestra identidad de clase ni nuestra ideología marxista-leninista porque entonces nos van a derrotar…

Soy originario de San Juan Nonualco, mi mamá se llamaba Cecilia Cuchilla, era cantarera, venia a vender cantaros de barro a San Salvador, no los hacia solo los vendía…después fue cocinera y mi papa José María Mijango, el era empleado del almacén París Volcán. A los 15 años me vine para san salvador, a uno de joven le gusta la aventura…mi abuelo hacia viajes de San Juan a San Salvador…y me vine, hice varios oficios…

Reflexiones sobre la Insurrección Urbana

REFLEXIONES SOBRE LA INSURRECCIÓN URBANA
RAFAEL MENJIVAR LARIN
ENERO DE 1983
I. INTRODUCCIÓN

Este documento-resumen pretende aportar una serie de reflexiones sobre el papel y las perspectivas de las insurrecciones armadas urbanas (TAU) en la fase final de nuestra guerra popular. La coyuntura internacional en los actuales momentos y la actitud del gobierno norteamericano en relación con las propuestas de conversaciones obligan, pensamos, a prevenir las acciones sobre la vía en la que hemos caminado.

Ubicar tal forma de lucha en la estrategia de la guerra popular prolongada y comprender objetivamente que en el seno de la unidad’ existen diferentes concepciones, bien definidas, sobre la insurrección nos permitirá no solamente ubicar la discusión en un plano más objetivo, sino readecuar nuestra táctica, en caso necesario, para obtener los resultados esperados.
Las polémicas sobre el tema estuvieron implícitas desde la segunda mitad de la década de los años sesenta, en la discusión sobre la estrategia general de la lucha revolucionaria, de la cual saldría nuestra organización. El estudio de los documentos, de las acciones mismas, del tipo de relaciones con los movimientos de masas, fueron mostrando de 1975 a 1979, y especialmente en San Salvador, las diferencias ya explícitas entre las diferentes organizaciones político-militares.

El surgimiento del DRU, que significó un paso importante hacia la unidad, no derivó y desde luego no podía esperarse hacia una unificación de criterios sobre ese problema central; por el contrario, en tal marco, dio lugar a agrias discusiones durante todo 1980 ante declaraciones y llamadas unilaterales a la IAU por parte de algunas organizaciones y, en la mayoría de los casos, tuvieron como efecto acciones políticas.

Dos casos o dos momentos reflejan claramente los efectos de tal divergencia de concepciones y las posibilidades de que una o más organizaciones arrastren a otra u otras. El primer caso fue la IAU a la que se llamó en enero de 1981, coincidiendo un llamado a la huelga general y a la ofensiva general. El segundo, menos marcado, fue el del 27-28 de marzo de 1982, con motivo de las elecciones. En ambos, y más claramente tomando el caso de San Salvador, pueden medirse los resultados de esas diferencias y la imposibilidad de aprovecharlas si se está ante un hecho cuya realización pueda estar fuera de nuestra voluntad política.

Este trabajo-resumen es resultado de un esfuerzo más amplio que nos permita acercarnos con más objetividad al problema. Algunos resultados de este proceso se concentran en documentos separados otros se encuentran en notas.

Utilizando como marco nuestro conocimiento general del proceso y de las discusiones sobre el tema, intentamos caracterizar primero, en términos conceptuales, las principales concepciones insurreccionales que estaban presentes en las diferentes organizaciones que conforman el FMLN; así era posible estudiar su actitud ante la IAU. Ello nos llevó al estudio de las tres grandes concepciones insurreccionales; la blanquista, la luxemburguista y la leninista. Estudiamos a partir de allí su influencia en diferentes momentos en América Latina, y sus formas de expresión o de influencia: tesis foquista, movimientos estudiantiles de finales de la década de los sesenta y principios de los setenta y las discusiones en torno a la interpretación de la concepción leninista.

Un tercer acercamiento, referido al caso salvadoreño, exigía revisar la experiencia histórica salvadoreña, la especificidad que tomaron las formas de lucha y las experiencias que cada uno de los momentos aportaba. En otras palabras: las grandes concepciones se derivaban de las experiencias de lucha popular de la clase obrera, a lo largo del siglo XIX, especialmente en los países europeos, que culminan con la revolución rusa, cuya experiencia es sistematizada en el movimiento internacional. En un segundo nivel y a partir de la revolución cubana, tales concepciones generales adquirieron formas específicas acordes con el desarrollo de la lucha de clases y las formas de lucha del pueblo cubano. Esta experiencia fue generalizada por la vía de la
teoría foquista para toda Latinoamérica, cuya evaluación ya se ha elaborado,
pero que dejó huellas en los movimientos posteriores. Un tercer nivel, el caso
salvadoreño, implicaba –repetimos- tomar toda nuestra experiencia de lucha a lo largo de la historia, las diferentes formas que asumía la lucha de clases y el propio desarrollo de la formación. Las diferentes interpretaciones de elementos particulares o específicos, teniendo como marco las concepciones generales sobre IA, llevaron a cada una de las organizaciones salvadoreñas a adoptar estrategias y tácticas para la lucha revolucionaria. Se trató de un camino lineal, lo cual se vio claro en las sucesivas divisiones de algunas organizaciones y en las cuales parecería que se mezclaban concepciones o elementos centrales de varias concepciones.

En el análisis de la experiencia salvadoreña, aun cuando se revisaron con base en los pocos documentos existentes las experiencias que parten de la insurrección nonualca, pasando por 1932 y las luchas obreras y magisteriales de los años sesenta, nuestro interés se centró en las experiencias a partir del golpe del 15 de octubre de 1979, y en un análisis lo más detallado posible incluso con nuestro desconocimiento de todos los elementos implicados, que podría sesgar nuestra interpretación de los dos momentos antes señalados.

El análisis de tales experiencias concretas, con el marco de fondo de nuestra concepción sobre la IA y la IAU, nos llevan finalmente a hacer reflexiones sobre el papel de esta última en la fase final de nuestra lucha, los elementos a tomarse en cuenta con base en las experiencias anteriores y los principios tácticos que, pensamos, deben estar presentes.

II. CONCEPCIONES SOBRE LA IA DE LAS DIFERENTES ORGANIZACIONES.

A partir del año de 1977, especialmente, se produjeron llamados a la insurrección en las principales concentraciones urbanas por parte de dos organizaciones, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y la Resistencia Nacional (RN). En muchos casos esos llamados condujeron a acciones concretas y, en otros, sus acciones se produjeron independientemente de tales llamados. Antes del proceso unitario podemos señalar el periodo que desemboca en el 28 de febrero de 1977 y las acciones insurreccionales realizadas en San Marcos y Mejicanos y varios intentos en Soyapango el 16 y 17 de octubre de 1979, en la coyuntura del golpe de 15 de octubre.

En el marco de la unidad se dieron discusiones sobre tal aspecto a lo largo de casi todo el año de 1980, una vez creada la DRU, especialmente ante los planteamientos públicos de la RN. Ello en gran parte incidió en su decisión de retirarse de aquel organismo.

Dos experiencias centrales ocurrieron en tal terreno, y ya en el accionar mismo dentro del marco de la unidad, que mostraron los distintos enfoques de las diferentes organizaciones, como ya se señaló: el intento insurreccional y la ofensiva militar de enero del 1981, en coordinación con una huelga general, y la del 28 de febrero de 1982.

La realidad ha ido encargándose de depurar las experiencias pero, como intentaremos mostrar, gran parte de las actitudes están en la concepción misma de la guerra para las diferentes organizaciones, especialmente en sus dos polos más fuertes: las FPL y el ERP.

Lo importante es que las acciones mencionadas ocurrieron como consecuencia de una concepción acerca de la IA que, equivocada o no, tiene incidencia sobre nuestra lucha. En tal sentido, no podemos ignorarlas y tenemos dos opciones: discutirlas ante planes concretos o asumirlas para efectos de nuestra propia estrategia.

Intentaremos revisar en forma muy esquemática, en este documento, los elementos centrales de la concepción de la IA de las diferentes organizaciones, y en tal marco la de las IAU, para luego intentar detectarlas en funcionamiento en enero de 1981 y marzo de 1983.

1. PARTIDO COMUNISTA SALVADOREÑO.

No obstante la resolución tomada por el PCS en su congreso de 1977 en el sentido de desarrollar la vía armada, su decisión de participar en la misma se produce hasta diciembre de 1979, cuando se dan los pasos preparatorios para la unidad de las fuerzas político-militares. Desde su reestructuración después de la insurrección de 1932, y hasta la fecha mencionada, mantiene lo que consideramos una mala interpretación de la concepción marxista-leninista de la insurrección, y una mala interpretación del desarrollo político del país.

La lucha armada, la insurrección armada, se diluyen totalmente en una estrategia permanente de acumulación de fuerzas que, con excepción del periodo 62-63 en que se crea el FUAR o acaso incluyéndolo por los resultados logrados, se nutre de una línea sindicalista, electoral y frentista. En el aspecto militar mantuvieron, y fundamentalmente como un aparato de autodefensa del partido, una estructura que en esencia corresponde a la que tradicionalmente mantenían los partidos comunistas “en ausencia de una situación inmediatamente revolucionaria” (Cf. “La dirección del Trabajo Militar del Partido”, en Neuberg: La Insurrección Armada); una comisión militar adjunta al comité central, comisiones militares adjuntas a los comités departamentales y comisiones militares en algunas ciudades principales.

No obstante la experiencia de 1932, se esperaba que la situación objetiva maduraría las contradicciones y en algún momento, por otra parte indefinido, se produciría lo que Lenin ha calificado como “situación revolucionaria.” Ese era el momento de preparar militarmente la insurrección armada. Si observarnos que, con diferentes justificaciones, sólo se trabajó con las clases y sectores urbanos, y especialmente el movimiento obrero, su empeño por trabajar el sector militar, más que en el marco de una estrategia revolucionaria con la idea de ir creando condiciones de trabajo del partido y descomposiciones por la vía de golpes, se nos queda fija la impresión de una idea deformada de lo que fue la revolución rusa de 1917, además aplicada a situaciones totalmente distintas en el tiempo y en la forma de la lucha de clases.

En efecto, Lenin, en todos sus trabajos de interpretación de los movimientos insurreccionales europeos, especialmente sobre la comuna de Paris y la misma revolución rusa de 1905 (Cf. La revolución rusa y las tareas del proletariado,
Plataforma táctica para el Congreso de Unificación del POSDR, La huelga política y la lucha callejera en Moscú, Las enseñanzas de la Comuna, etc.) plantea claramente la cuestión de la organización del ejército rojo. De ninguna manera puede derivarse de sus trabajos que el aspecto militar debiera cuidarse únicamente antes de iniciar la insurrección.

Desde 1906 por ejemplo, al estudiar los resultados de la insurrección de 1905, señalaba: “La tarea más urgente y central del Partido será preparar las fuerzas y la organización para la insurrección armada.” En diferentes formas esta cita, tomada al azar de La Revolución Rusa y las Tareas del Proletariado (Tomo X, p. 137-148), se encuentra en todos sus trabajos sobre el tema. Consideramos que, siguiendo a Marx, ésta era una de las leyes de la insurrección. Lo que es una especificidad de la revolución rusa por el propio desarrollo del movimiento revolucionario, por la propia dinámica de la lucha
de clases y por la situación misma aprovechada por los bolcheviques de la existencia de un gobierno de transición como el de Kerensky, es la posibilidad de crear los soviets entre los soldados y, derivado de ello, su participación como parte de la insurrección y como fuerza importante y determinante para el triunfo. No fue tal la situación de 1905, y para ello se preparaba Lenin; lo importante fue, ante la nueva situación, un viraje táctico en el que tiene como fondo todo el trabajo partidario. Pero no puede tomarse como una ley.

Los combates centrales en 1917 se dieron en las dos ciudades más importantes, incluso sin apelar a la huelga general, que sí se dio en febrero del mismo año. Pero el hecho de que la insurrección confluyera principalmente en Moscú y San Petersburgo no implica ignorar todo el trabajo en el movimiento campesino. En este sentido basta recordar que fue Lenin, precisamente pensando en las características de la formación soviética, el que
planteó la tesis de la alianza obrero-campesina, uno de los puntos que contribuyó a dividir a la II Internacional.

Nos parece que, hasta la fecha señalada, acompañada de ciertas concepciones y condicionantes internacionales mal interpretadas, lo que privó en el PCS fue una confusión entre lo que podríamos denominar las leyes generales de la insurrección y las especificidades que ésta ha adoptado en los diferentes países y momentos.

Pensamos que posteriormente, en un nuevo esquema de fuerzas, sus posiciones han cambiado sensiblemente, pero que debido precisamente a la estructura que condicionó su estrategia y táctica anteriores y a sus experiencias en ciertos campos de trabajo hay algunos aspectos que privilegia: las principales ciudades como puntos centrales de la lucha; la huelga obrera como forma que necesariamente precede a la insurrección, y el trabajo, con características muy especiales, en el interior del ejército. Otra observación
que debemos retener es su adecuada concepción en el trabajo de masas, aunque su estrategia disminuyó sensiblemente sus bases, excepto en el movimiento obrero. Incluso cuando sus posiciones coinciden con otras organizaciones en lo referente a la independencia o dependencia de los gremios, lo hace sobre otras bases y perspectivas.

2. EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO.

Sin el menor sentido peyorativo, podemos afirmar que en sus orígenes el ERP nació en el marco de una concepción blanquista, tamizada por la tesis foquista que prevaleció en otros países de América Latina en la década de los sesenta.

En efecto, su estrategia insurreccional se centró en la creación de un grupo guerrillero, al que se consideraba corno vanguardia política. Después de un periodo de acumulación de fuerzas militares y de golpes al ejército, el grado de contradicciones marcaría el momento de llamar a las masas a la insurrección armada.

La armamentización correría a cargo de la misma organización, y eventualmente de una rebelión militar.

En función de la anterior concepción surgen algunos ejes centrales de su estrategia y táctica:

a. Su proyección de llegar al contrario de lo planeado por nuestra organización únicamente a la constitución de unidades guerrilleras, en el plano militar, dirigidas por ellos. (4)
b. En determinada coyuntura, el pueblo proporcionaría las fuerzas de choque para el asalto al poder. Esto constituiría un hecho espontáneo, sin previo trabajo organizativo de las masas. En este sentido, su trabajo se redujo, igual que en la concepción foquista, a la constitución de núcleos aislados para aumentar la guerrilla de apoyo logístico, con acercamientos en función de lo militar.
c. Predominio de lo militar sobre lo político, negando -como una reacción contra el PCS y como una mal interpretación del luxemburguismo— la necesidad de un partido.

Pensamos que la confluencia de los puntos a y b, que en mucho se alejan de la tesis foquista, permite en efecto, el calificativo de “insurreccionalismo”.

Aparte del análisis de las acciones del ERP, especialmente de 1977 a 1979, y luego sus planteamientos y acciones al interior de la unidad, existen tres documentos que nos permiten ubicar sus posiciones sobre la IA y la IAU: El primero, que debe ser interpretado teniendo en cuenta la coyuntura de la RN: Por la lucha proletaria, publicado en Costa Rica posiblemente en 1977; el segundo, la autocrítica del ERP, que circuló en un manuscrito ese mismo año, y el tercero, el más importante para su posición actual, la entrevista realizada por Marta Harnecker a Joaquín Villalobos (separata de Punto Final, edición 204, nov-dic/82), en la que se confirman nuestras apreciaciones en torno a las acciones del ERP y pueden derivarse posiciones futuras.

Sólo en lo que interesa y como una forma de rastrear los cambios en su concepción citaremos algunos párrafos del primer documento mencionado. Nuestro interés se centrará en el último. Repetimos que se trata de una crítica-autocrítica de la RN, a un año de su escisión del ERP:

“Caímos pues en el error de un desarrollo orgánico en una sola dirección: la construcción militar, abandonando la construcción del trabajo político en el seno de las masas y en el seno mismo del ERP (p. 5)

Poco a poco va cobrando forma ese sentimiento de desprecio respecto al trabajo político y de masas al cual se le identifica con la desviación revisionista de derecha que habíamos criticado al PC y que constituía la negación primaria para nuestra afirmación y existencia. (p. 5).

El estilo federativo y la carencia de una concepción estratégica unificada hacen que, según la agudización de las coyunturas en el proceso, se busque “incidir” desde la vanguardia. Esto propició la profundización mayor del guerrillerismo, no habiendo vinculación permanente con las masas, alejadas de la práctica política y encaminadas en la práctica militar, “la incidencia” del ERP en las coyunturas se traducía como respuestas militares de núcleos aislados de la masa, frente a las embestidas del enemigo de clase. (p. 8).

…profundizando (una de las tendencias) el simple activismo, el guerrillerismo, pretendiendo incorporar a las masas a través de un proceso antidialéctico en el que el pueblo, sin problemas pasaría de sus condiciones de pasividad, neutralización y concepción reformista y revisionista, a empuñar las armas y asaltar al poder político… Desde esa concepción, cualquier coyuntura de agudización de la lucha de clases era propicia para el asalto armado de las masas conducidas por el ERP, hacia la toma del poder. (p. 12, subrayado nuestro)

Toman una serie de medidas aceleradas en relación a “preparar las condiciones de la insurrección’ y van militarizando cuanto pueda a su alrededor. (p. 16, subrayado nuestro)

Lanzan la tesis insurreccional corto-placista y blanquista, pretendiendo centrar la lucha ideológica en torno a decir “sí o no” a dicha tesis, negando rotundamente la necesidad de la concepción estratégica, con el argumento de que ello indica tendencias intelectualizantes desviadas de la práctica concreta y, de paso, utilizando la aceptación o rechazo a sus tesis insurreccionalistas como un termómetro para “medir” el grado de decisión o vacilación de la militancia… (p. 19)

Las anteriores citas muestran claramente la concepción “insurreccionista” en la tendencia que luego configuró el ERP, al separarse la RN. Elementos centrales de su concepción:
a. Desarrollo de unidades guerrilleras, no de un ejército revolucionario.
h. No profundización en el trabajo de masas, sino en el sentido de núcleos que alimentan la guerrilla y otros que cumplen funciones logísticas.
e. Aprovechamiento de cualquier coyuntura para llamar al pueblo a la insurrección armada bajo la dirección del ERP.

En mayo de 1975 se produce la división en el interior del ERP, y nace la RN. Los actos posteriores no indican un cambio en la concepción del ERP.

En el marco de las elecciones de febrero de 1977 y en los sucesos post-electorales ante el nuevo fraude a la UNO, el ERP ve condiciones para su llamado a la insurrección en San Salvador. En efecto, de acuerdo con su concepción, ve la oportunidad de dirigirla con sus cuadros guerrilleros a partir de las concentraciones populares y luego la toma del parque Libertad. La experiencia la conocemos: ante ella, el ERP ve la necesidad de ampliar su influencia en las bases y crea las Ligas Populares “28 de Febrero”, y su mayor influencia la ejerce sobre las Ligas Populares Campesinas, especialmente de la zona de Morazán y otros sectores de Oriente, donde ya venía trabajando, pero con la concepción antes señalada. Influye otros sectores: estudiantes, colonias marginales. Pero pensamos que su concepción continuó siendo la misma en relación con las masas: organizarlas en función fundamentalmente de lo militar.

El mismo esquema, que reproduce su concepción, se repite los días 16 y 17 de octubre de 1979, después del golpe militar del 15, en San Marcos, Mejicanos y Soyapango. En el mismo momento hacen llamados a la población para insurreccionarse y comienzan entregas de armas para tal propósito. Conocemos igualmente los resultados.

Pensamos que, ya en el interior de la unidad, en el intento insurreccional de enero de 1981, vuelven a repetir el esquema que nutre su concepción: la idea de que el pueblo se insurreccionará espontáneamente, y que para dirigirlo sólo es necesario un grupo que lo dirija. Ello lo veremos con más detalle posteriormente, al evaluar rápidamente la experiencia. A partir de tal momento, retiran sus cuadros de la ciudad, suben todos ellos a la estructura militar y se retiran de las ciudades para concentrarse en Morazán. La experiencia produce un cambio importante en su estrategia, mas no en su concepción insurreccional. Y aquí entramos al análisis del último documento mencionado, que tiene relación tanto con su posición anterior como con las perspectivas de una insurrección urbana.

El importante cambio que mencionamos es su decisión de construir un ejército. En la entrevista mencionada, Villalobos, ante una pregunta de Martha Harnecker, contesta:

Las condiciones nos impusieron tener que pasar a construir un ejército. Cerrada la alternativa insurreccional se nos impone la necesidad de lograr un mayor desgaste y mayor resquebrajamiento del ejército en el campo meramente militar, lo que nos obliga a afinar nuestras estructuras militares… (p. 6, 2a columna)

No obstante, el 28 de marzo, ante las elecciones vuelven a hacer un llamado insurreccional después lo desmintieron dentro de la misma concepción.

La entrevista señalada muestra que, en esencia, su concepción insurreccional se mantiene, sólo que ahora parte de posiciones militares más fuertes con la creación de un ejército revolucionario; muestra igualmente que su concepción sobre las masas y su papel no ha sufrido cambios substanciales, que lo que se requiere es “motorizar” la insurrección de las masas o provocar rápidamente su insurrección.

Considera que en El Salvador no era imposible una insurrección. “Lo que pasa es que perdimos el momento propicio”, que, considera, se ubica en los meses de marzo, abril y mayo de 1980 en función de varios elementos, incluso de la burguesía, susceptibles de hacer alianzas; era el “mejor momento” de los militares jóvenes que creyeron honestamente en el golpe del 15 de octubre, lo que permitía conspirar en los cuarteles y, por otro lado, el movimiento de masas con las movilizaciones y huelgas. Piensa que, en este periodo, “con mil hombres armados nosotros hubiéramos podido insurreccionar a las masas y quebrar el ejército”. Su razonamiento es que para enero de 1981…

…el movimiento revolucionario de masas va siendo sometido cada vez más a un desgaste mayor sobre todo en las ciudades (…) y el movimiento revolucionario no tenía una suficiente presencia militar que permitiera la expresión insurreccional de las masas (…) Ya las masas exigían de la vanguardia un mayor nivel de presencia y calidad militar para poder pasar a expresarse en una lucha de características más definidas…

Piensa que en 1981…

…dada la situación de desgaste de las masas (…) necesitábamos un aparato armado más fuerte y desarrollado que el que hubiéramos requerido en mayo de 80. (…) Hubo momentos en la capital, durante el periodo de enero-febrero-marzo de 1980, en los cuales el ejército, con toda la fuerza que tenía, no era capaz de controlar el movimiento de masas; y las masas estaban desarmadas.

Ante ello, Martha Harnecker hace una pregunta: ¿No era capaz o no había decidido emplear el terror? Su respuesta: que “no era capaz de acabarlo de un golpe… y el enemigo necesitó más de un año para desgastar ese movimiento y colocarlo en un punto en el que logró agotarle sus posibilidades insurreccionales, por lo menos en las ciudades.”

Entre los elementos que considera determinantes para la insurrección de las masas era “provocar la insurrección de las masas con un poder armado mínimo” en tal momento, y “la desarticulación del ejército [mediante sublevaciones que es un elemento que sin duda motoriza la insurrección de las masas”. (Subrayados nuestros. p. 3, 2.)

Pensamos que en lo anterior hay un enfoque unilateral del momento insurreccional, al valorar únicamente lo que podríamos llamar el ánimo insurreccional de las masas en el marco de una situación revolucionaria. Por otro lado, la concepción de derrotar al enemigo con un reducido poder militar o en ausencia un ejército revolucionario y la creencia en la espontaneidad. Ello independientemente de sus valoraciones sobre el primer aspecto.

En cuanto a la concepción de masas:
a. Pregunta de M. H.: ¿Por qué necesariamente tenían que moverse con masas [ante los cercos militares]? Respuesta: “Porque de ellas dependíamos. O sea nosotros en esa retaguardia sin las masas no hubiéramos tenido la mayor posibilidad, ni de contar con reservas humanas ni de contar con abastecimientos…” (p.8,2)

b. “Yo creo que hay dos elementos importantes que señalar. Uno, el problema de que esa ligazón del movimiento revolucionario de las masas, si bien tiene en el contexto global un efecto positivo y le permite sobrevivir, también tiene un efecto negativo: la dispersión del poder armado del movimiento revolucionario que incide en el retraso de la creación de sus fuerzas operacionales estratégicas”. (pp. 8 y 9)

c. En relación con el 28 de marzo indica las diferencias de valoración de las organizaciones, pero señala como objetivo posible “una victoria militar en un punto del país que fuera capaz de desencadenar un movimiento insurreccional en ese punto y, si era posible, de ahí derivar a otros puntos… Lo importante era tratar de dinamizar el movimiento de masas urbano mediante una acción victoriosa cuyo diseño fundamental debía ser militar…”

En cuanto a las perspectivas, no las plantea en forma clara. “¿Cuál será la forma se pregunta en que las masas participarán en la fase final de la guerra? Sobre esto es difícil hacer un pronóstico. Primero hay que repetir que las masas nunca han estado ausentes del proceso revolucionario, que sin éstas jamás habríamos logrado crear el poderoso ejército popular con el que contamos en estos momentos. Ahora, si las masas se van a manifestar en ese momento en forma insurreccional o en forma de una huelga general, o a través de una incorporación masiva al ejército revolucionario, eso está por verse.” (p. 24, 3)

Pensamos que continuarán actuando en busca de una fase final y en busca de la insurrección urbana, con el mismo marco conceptual. Esto explica su posición permanente de llamado a las insurrecciones, sin la debida preparación, sin el cumplimiento de condiciones necesarias, ante cualquier coyuntura, y la espera de una respuesta espontánea de las masas, o intentando arrastrar a las que siguen otra línea política, otra concepción.

3. LA RESISTENCIA NACIONAL.

En junio de 1976 en su periódico “Por la Causa Proletaria” (citado en recopilación publicada en Costa Rica, ya mencionada), la RN define su estrategia. En la parte dedicada a “Teoría militar de la Revolución Salvadoreña”, plantea la relación que ven entre “guerra revolucionaria y la insurrección” (p. 38 y ss). Al definir su concepción militar, definen la guerra revolucionaria como “una guerra del pueblo y una guerra prolongada” (p. 38).

“Nosotros separamos los términos de guerra revolucionaria y de insurrección, porque ambas siguen leyes distintas en una lucha de clases nacional… Separarnos guerra revolucionaria de insurrección, porque ésta tampoco se genera espontáneamente, ni es producto exclusivo de la incidencia de la acción guerrillera en la lucha de clases. La insurrección necesita fundamentalmente bases políticas y bases militares que la originan y éstas se desarrollan sólo por medio de un movimiento de masas que va radicalizándose hasta desembocar en la insurrección local, regional o nacional, según las formas de organización y las formas de combate que adquieran, obedeciendo a leyes particulares del desarrollo de la insurrección, que son utilizadas dentro de una estrategia o táctica militar concretas. La insurrección es un acto de violencia revolucionaria, donde amplios contingentes de las clases explotadas y oprimidas participan en la toma del poder local, regional… En nuestra concepción están separados los términos de guerra revolucionaria y de insurrección, porque sabemos que son diferentes en su origen, desarrollo y aplicación, pero sabemos que guerra revolucionaria e insurrección deben ser adecuadamente combinadas, según los momentos políticos y militares. Ambas juegan, en la lucha de clases, un papel importante para avanzar consolidar los triunfos revolucionarios de las masas… La combinación de la guerra revolucionaria con la insurrección armada de las masas es un elemento de nuestra estrategia militar que tiene su aplicación táctica según el momento político y militar y según la específica correlación de fuerzas que se presentan” (pp.39-40)

Consideramos que en su estrategia no se logra definir claramente la relación entre ambas. Aparecen en algunos momentos como planes paralelos, con leyes distintas, sin integrarse en la guerra reglamentaria como totalidad, en sus diferentes formas de lucha.
En 1977, ante el intento insurreccional del 24 al 28 de febrero del ERP, y sin mencionarlo expresamente, señalan a modo de crítica:

“La experiencia más aleccionadora ha sido la pre-insurrección en San Salvador, que ha sido un ensayo improvisado, que nace de una lucha democrática electoral. En esta acción organizada en sus primeros pasos iniciales tuvo como elemento técnico determinante la barricada para obstruir las calles aledañas a la plaza Libertad. La acción se puede denominar toma de una plaza. Las acciones se limitaron al uso de la barricada para ocupar áreas urbanas y controlar paramilitarmente esas áreas, con rústicas formas de organización miliciana.

Quienes estudian el problema de la insurrección, y según la norma leninista, recordamos que con la insurrección no se juega, y que una vez iniciada hay que llevarla hasta el fin… En ese sentido quienes decidieron la toma de la plaza, pese a que había militares, pero de cuartel, sólo vieron el alarde propagandístico y no vieron el problema de organización militar de las masas, y es por ello que jugaron a la insurrección y jugaron con las masas. Dieron el amagón de rebelión y se retiraron…” (57-58).

Con esta posición se plantearon las tareas de creación del partido como núcleo del futuro partido revolucionario, que resultaría de la unidad y que hegemonizarían (pp. 71, 87), la construcción del ejército y el trabajo de masas (FAPU).

En 1980, en torno a su concepción de alianzas, a la constitución con base a ellas de un gobierno distinto al GDR adoptado por las otras fuerzas, a un programa diferente a la plataforma programática del GDR, y posiblemente con base en las expectativas sobre las contradicciones en el ejército, jugaron a la insurrección. En enero de 1981 actúan sobre San Salvador en tal línea, bajando de Guazapa, igual en marzo del 82.

Posteriormente continúan en tal dirección, acercándose cada vez más a la línea del ERP.
Pensamos que su conducta en el futuro estaría determinada precisamente por la del ERP.

III. DOS EXPERIENCIAS INSURRECCIONALES EN EL MARCO DE LA UNIDAD.

Antes de iniciar una valoración general de las experiencias de enero de 1981 y de marzo de 1982 en San Salvador, es necesario hacer algunas aclaraciones.

La primera, lo aproximado de la misma e incluso la posibilidad de una mala interpretación de los hechos, por no contar con todos los elementos necesarios. Esta se ha hecho, podríamos decir, con una visión externa, aunque después de estudiar los acontecimientos, sus diversas interpretaciones y de haber tenido conversaciones con cuadros participantes o simples observadores. Se hace necesario, entonces, agregar los elementos que falten para lograr una interpretación más fina o adecuada.

La segunda es la intención, al igual que lo hace Cayetano Carpio para el caso de 1932, de estudiar sobre todo las debilidades, para “extraer las enseñanzas que guíen la práctica revolucionaria actual” (Debilidades del Movimiento Revolucionario del 32 en El Salvador, p. 48.)

1. LA INSURRECCIÓN DE ENERO DE 1981 EN SAN SALVADOR.

Al observar los intentos de insurrección, coordinada con intentos en otros centros urbanos, con la ofensiva general y con la huelga obrera, se tiene la impresión de que la misma fue la negación de las estrategias de las diferentes organizaciones.

En nuestro caso, nuestra estrategia no excluye las insurrecciones parciales, ni la general como concomitante de la guerra político-militar. No hacemos de la guerra revolucionaria e la insurrección planos paralelos, con leyes distintas que deben unirse a voluntad; lo hacía ambiguamente la RN en sus planteamientos. Al contrario que el ERP, no consideramos como un momento insurreccional cualquier coyuntura, no creemos en la espontaneidad de las masas sino en el trabajo organizativo permanente por la vía del partido, “no jugamos con la insurrección” y. desde la definición de la estrategia de guerra popular prolongada, estaba previsto el paso de la guerrilla local a la regional y a la construcción del ejército revolucionario, el frente democrático, el gobierno popular revolucionario (Ver Estrella Roja) (6) Recogiendo la experiencia marxista-leninista, podríamos resumir nuestra posición en relación con tal forma de lucha, con las especificidades propias de nuestra guerra, de la siguiente forma:

Se debe llamar a las masas a la insurrección cuando la coyuntura local y general es la más favorable para el éxito, cuando la correlación de fuerzas está en favor de la revolución, cuando hay esperanzas de apoderarse del poder, si no en todo el país a la vez, por lo menos en algunos centros capaces de servir como base al desarrollo de la revolución. (Caso de Chalatenango, Cabañas, etc.)

No pensamos entonces, como lo considera el ERP, que el momento hubiese pasado. Pensamos (La insurrección de octubre) que “la insurrección en cuanto a sus posibilidades de éxito, puede representarse como una curva ascendente que se aproxima al punto ideal culminante; o corno una curva descendente si la relación de fuerzas no ha podido modificarse radicalmente todavía.”
Estábamos, en efecto, en enero de 1981, en una curva ascendente en lo relativo al ánimo insurreccional de las masas, pero con deficiencias aún en la construcción del ejército y en el desarrollo del partido, elementos que en nuestro caso, el del país, son determinantes. Necesitábamos un poco más de tiempo, pero nos fuimos en el proceso; fuimos arrastrados por la coyuntura.
El ERP y la RN, por su lado, niegan su carácter insurreccionalista, al no tener lo que podríamos llamar un plan insurreccional preciso. La detienen en los hechos al no tener la organización necesaria para la insurrección.
¿Por qué ocurrió esto? Consideramos que la elección del momento se hizo en función, no dç los ritmos mismos del desarrollo de la €risis, sino, en gran parte, y dentro de la complejidad internacional, de un elemento externo: adelantarnos a la llegada de Ronald Reagan al gobierno de Estados Unidos, elemento condicionante, pero no determinante. En el caso del ERP y la RN se sumó otro elemento que no estamos en capacidad de ponderar suficientemente: la sublevación en cuarteles, sólo producida, con problemas, en Santa Ana.
Es importante acercarse a la experiencia en tres niveles:
—El ánimo insurreccional de las masas y de las clases y capas sociales.
—La aparente concepción con la que se enfrentó la insurrección en San Salvador en el marco general de la guerra.
—Los aspectos organizativos.
A. ÁNIMO INSURRECCIONAL DE LAS MASAS, CLASES Y CAPAS SOCIALES.’
Veamos algunos antecedentes al momento.
Observada por analistas políticos, la huelga de 48 horas del 24-25 de junio de 1980 constituyó una de las expresiones más nítidas de la madura-

ción objetiva y subjetiva de una situación revolucionaria (cf Gilly, A.: Guerra Política en El Salvador). En tal momento se veía que la “huelga no pretendía sustituir a la insurrección, ni poner de rodillas al Estado represor mediante la sola preparación del trabajo”. Pretendía, por el contrario “continuar la
preparación de masas para la insurrección”. Ella demostró una vez más “la capilaridad y la extensión de la autoorganización de las masas en múltiples organismos de base”. Esta huelga era igualmente contemplada en relación con una insurrección popular, como elemento articulador en la experiencia hacia el triunfo. Se comparaba —lo cual indica la concepción— con los casos de Saigón en 1975, Nicaragua en 1979 o Irán.
La huelga de los días 13, 14 y 15 de agosto, tuvo otras características, “de acuerdo al nivel y a las formas de lucha de clases en el país” y, como el mismo analista consideraba —opinión que compartimos— se trataba de “una huçiga límite, situada entre la huelga general clásica4 como la de junio, y la huelga insurreccional que aún no ha comenzado”. (p. 117)
La próxima huelga, articulada perfectamente con las otras formas de lucha, estaba llamada a iniciar la insurrección popular, y hacia ello habían venido haciendo su experiencia las organizaciones de masas.
En el ínterin —entre junio y enero— ocurrieron hechos que incidirían en
ofensiva de enero vista como totalidad. En lo que se refiere a la huelga-insurrección: la represión contra los movimientos de masas, especialmente contra su dirección y contra las organizaciones sindicales participantes en la huelga anterior y la decisión -RN y ERP— de subir sus cuadros a la estructura militar, sustrayéndolos del trabajo de masas.
En nuestro caso, dos errores posteriormente reconocidos para efectos de corrección en el interior de la organización: subir cuadros de masas a estructura militar para desarrollar aceleradamente la construcción del ejército, en un marco de poco desarrollo de la estructura partidaria y del trabajo celular, con predominio de una estructura burocratizada, más gremial que partidaria, y que dejaba al margen a las estructuras partidarias regionales. El segundo, consecuencia de lo anterior, haber militarizado la estructura, lo que determinaba una dirección unilateral en las iniciativas, con lo que se pierde la iniciativa que requieren los organismos de base en los momentos insurrec
cionales. – Más que errores, los anteriores hechos fueron resultado de los ritmos propios de la crisis y de las inmensas tareas simultáneas que había que enfrentar. Entre los amis 1975 y 1979 el trabajo prioritario de la organización se orientó al desarrollo y consolidación del frente de masas por la vía del BF-’R. El intenso trabajo, por un lado, y la dinámica misma llevó, más que a la creación de un movimiento celular intenso entre las bases, a desarrollar estructuras de tipo gremial. A partir de 1980 la realidad imponía enfrentar la creación del ejército revolucionario en forma acelerada, a partir de la guerrilla

local, regional y de las milicias. La ofensiva —cuyo momento, hemos señalado, no se correspondía con el desarrollo mismo del proceso revolucionario, sino en gran parte con un elemento externo— determinó la conversión de las instancias superiores de dirección en prácticamente estados mayores, y a una militarización de la estructura toda.
Otros elementos incidieron en el ánimo mismo: la muerte de los compañeros de FDR, el 27 de noviembre de 1980, y la exclusión y renuncia de Majano de la Junta, conociéndose a nivel popular su permanencia, en forma clandestina en el país.
Existía un ánimo insurreccional claro y la espera, especialmente en los cuadros de base de la CRM y de la ciudadanía, de las respectivas órdenes. Había un trasiego, por otro lado permanente, de cuadros de trabajo de la CRM de uno a otro lugar en las áreas urbanas.
Tanto la población favorable a las posiciones revolucionarias, como la que se inclinaba por la derecha, se preparaba para el momento. Fueron evidentes las reuniones en barrios de la burguesía preparándose para acumular bienes de consumo y para resistir armadamente. Igual sucedía en los barrios obreros. Las hojas con indicaciones para el momento no sólo circularon provenientes de la derecha y de la izquierda, sino de la embajada norteamericana misma para sus ciudadanos residentes.
Nos encontrábamos, a nuestro juicio, en la curva ascendente del proceso en lo que se refiere a la insurrección en cuanto a disposición de las masas, pero con problemas en otros aspectos, que repercutieron en la misma y que sobre todo indicaban una carrera contra el tiempo en la consecución de los elementos ausentes, una vez fijada la fecha.
Un problema: la unidad y. dentro de ella, las diferentes concepciones sobre la conducción ‘misma de la guerra y las características mismas que asume el desarrollo de cada una de las organizaciones. No fue el caso, por ejemplo de Nicaragua, donde, corno ha señalado Humberto Ortega (50 tiñaS de lucha sandinista), “sin la unidad de los sandinistas hubiese sido difícil recoger y sintetizar en una sola línea política práctica los logros que hasta entonces habían acumulado históricamente las distintas tendencias” (p. 50). Tenemos entendido que nunca hubo una confrontación en tal campo, y cada organización por sepamdo desarrollaba su parte, llevando sus informes a diferentes niveles
No es claro, por lo menos para nosotros, el papel que en el pian global jugaba San Salvador u otros centros urbanos importantes. Aparece claro, o por lo menos así nos parece, que en el caso del ERP se moverían fuertes unidades militares desde Morazán, que vendrían en su camino hacia la capital tomando pueblos hasta llegar a San Salvador, donde suponían que habría una resistencia de la población ante los militares y algunas sublevaciones en el ejército. Algo similar a lo que se esperaba del Frente Sur en el caso nicaragüense.

En nuestro caso, sin conocer el plan desde luego, la impresión que se tiene al estudiar el problema es que nos moveríamos dentro de una concepción de insurrecciones parciales en todo el país, lo que fortalecería la de San Salvador. Cada una de estas ciudades —aparentemente— tendría su propia dinámica, y el lazo entre todas estas insurrecciones serían las Unidades de Vanguardia.
Por otro lado, excepto en algunas ciudades como Metapán, Chaichu apa y Santa Ana, no es claro el propósito de combinar fuerzas. Cada organización actuaba con las que dispusiera en ellas.
Veamos la parte operacional en San Salvador. Hubo una división artificiosa del trabajo entre las diferentes instancias: la CRM coordinaría y desarrollaría la huelga general, que marcaría el inicio de la insurrección; el FDR llamaría a la huelga y se encargaría del problema de alianzas y acuerdos con sectores expresados en organizaciones gremiales o políticas (gremios de pequeños y medianos empresarios, sectores univetsitarios, partidos políticos, iglesia, etcétera); las milicias se encargarían de los aspectos militares- políticos de la insurrección.
La CRM, por lo que sabemos, no llegó a tener un comando central de huelga. Siguió funcionando como un nivel de representación en el que cada representante informaba, sin poder de decisión. Ello tuvo sus efectos: la huelga no comenzó simultáneamente, sino que el inicio se arrastró a lo largo de tres días; no se coordinó un plan con las milicias en cuanto a la acción de los obreros en sus lugares de trabajo, o ver si se sumarían a la insurrección en sus lugares de vivienda. En todo caso, los lugares de vivienda no siempre coincidieron con los puntos o barrios donde se iniciaría la insurrección.
El FDR no tenía siquiera un lugar de permanencia señalado y sus miembros quedaron aislados y sin el menor enlace con los otros organismos.
Las milicias trabajaron intensamente en la preparación de la insurrección, pero pareció perderse el canal de órdenes para la acción.
No había, pues, comités por sector, y no se vio la existencia de un comando o comité central que coordinara y dirigiera cada una de tales instancias y las diferentes áreas de acción: un estado mayor para la ciudad complementado con el trabajo político. La dirección y coordinación quedó muy lejana y en abstracto: la DRU.
No se hizo evidente en la acción la existencia de un plan insurreccional para cada una de las ciudades. Cada una constituyó un problema con sus propias especificidades, y no hubo solución a problemas prácticos: recoger inventarios de recursos, puntos prioritarios a atacar y la acción después de lo que podríamos llamar la primera fase de la insurrección, que implicaba el elemento sorpresa. Esta ha sido la experiencia de otras insurrecciones, que no se correspondió con la nuestra, en tanto a nivel público se movieron y se conocieron las fechas. No puede esconderse, desde luego, el periodo, pero deben mantenerse las fechas en el máximo secreto.

Los organismos se simplificaron al mínimo, como en el caso de la propaganda, que se diluyó en los barrios, lo que impidió el lanzamiento de consignas que señalaran las tareas de cada momento. En el plano militar faltó
definición exacta de las zonas de la ciudad donde se iniciaría y cómo se
daría seguimiento al plan (ver trabajo de Cte. Nuñez Tellez “Un pueblo en Armas”, informe del Frente lnterno).
Algo similar ocurrió en marzo de 1982, aunque sin mayor trascendencia. El levantamiento insurreccional lo intentaron únicamente ERP y RN; esta última organización perdió una gran cantidad de cuadros.
IV. REFLEXIONES SOBRE LAS PERSPECTIVAS INSURRECCIONALES URBANAS EN EL MARCO DE LA FASE FINAL.
1. EL PROBLEMA
Ante la actitud norteamericana, que proyecta incrementar la ayuda militar, económica y el entrenamiento hasta un total de 216.300.000 dólares en el próximo ejercicio fiscal; ante su política hacia Nicaragua y su total negativa
conversaciones, nos parece de elemental prudencia pensar en la fase final de nuestra guerra popular —cualquiera sea su duración—, y en tal sentido reflexionar sobre las insurrecciones en los grandes centros urbanos, especialmente San Salvador, Santa Ana y San Miguel. Reflexionar sobre ello implica ponderar varios elementos:
a. La necesidad, dentro de nuestra estrategia, de tal tipo de insurrecciones;
h. Las posibilidades de la misma y su articulación con las otras formas de lucha.
c. Las condiciones requeridas para llevarlas a resultados favorables, sobre todo con la experiencia de enero de 1981.
d. La forma de instrumentación, tomando en cuenta el marco unitario y las diferentes concepciones.
e. Tornar —dadas las experiencias anteriores— el elemento norteamericano como un condicionamiento importante, en el marco de la política internacional, pero nunca corno determinante. En todo caso, considerar seriamente la alternativa de la negociación que no está presente por el momento y sus consecuencias, y aquélla de la cual la insurrección formará parte. En todo caso pensamos que se debe trabajar intensamente para desarrollarla, aun cuando no pudiese tornarse una decisión sobre lo anterior, por la existencia de otros elementos.
f. Valorar los principios tácticos de los combates de calle en el marco de las ciudades mencionadas, preparando con antelación todo el Plan y verificando luego los ajustes necesarios, según las modificaciones de la situación.

Estudiadas algunas de las principales experiencias de las guerras populares, no podría afirmarse la existencia de un “modelo” que indique una sola dirección en la articulación ofensiva del ejército revolucionario, huelga de masas e insurrección urbana, entendida ésta como la participación de sectores y capas populares, en una acción abierta y con las armas en la mano, contra el poder político existente. Más aún: en algunos casos, uno de tales elementos
—según las especificidades del país en cuestión o, mejor dicho, el carácter de la lucha— está ausente.
La huelga general, por ejemplo, puede ser el llamado inicial a la insurrección o, dependiendo del ánimo de las masas, ser una consecuencia, en todo caso planificada. En ello juega un papel importante el carácter secreto de la fecha. Así fue en Vietnam, Saigón, en 1975; en Nicaragua en 1979; en Irán y Argelia y, antes, en las insurrecciones de Cantón, de 1927. No estuvo presente en las de Hamburgo de 1923, en la de Reval (Estonia) de 1924 y tampoco en la revolución Rusa de 1917, aunque sí dn febrero del mismo año. Esto último “no fue por impotencia, sino porque no lo necesitaban” (La Insurrección de Octubre).
Las características asumidas por nuestra lucha indican la necesidad de articular los tres elementos: la acción del ejército revolucionario, la insurrección y la huelga. Por razones no solamente militares, sino de tipo político interno —quiebre del aparato burocrático del Estado— e internacional, consideramos necesaria la insurrección en las principales ciudades, especialmente San Salvador. A ello se suma un elemento a nuestro juicio indispensable:
el significado que adquiere la participación del pueblo para el futuro inmediato y mediato.
Si la situación no varía sustancialmente, pensamos que el inicio de las insurrecciones urbanas no debe ocurrir con un llamado a la huelga obrera, sino con la toma de la ciudad y acciones militares con grupos especializados de las Unidades de Vanguardia y el apoyo de las milicias.
¿Por qué tal planteamiento? En primer lugar porque, por un lado, el movimiento obrero ha sido sumamente debilitado no solamente por la represión, sino por la desocupación; por otro, porque si bien es cierto que su disposición y la de la mayoría de la población de las ciudades, especialmente la de San Salvador, es de total apoyo al movimiento revolucionario, su grado de compromiso mayor está exigiendo más del ejército revolucionario. Cuando estén convencidos de ello, se lanzarán inmediatamente. Ello explica, en parte, lo ocurrido con la huelga de febrero de 1981: al tercer día, cuando algunas empresas se sumaban a la huelga, otras regresaban. En ello incidieron errores de articulación con el movimiento insurreccional dirigido por las milicias y la ausencia de golpes fuertes del ejército revolucionario.
Se trata, a nuestro juicio, no de ganar la guerra en San Salvador, aunque políticamente así se interpretaría, sino, en momentos de dispersión del ejército, de quebrar los aparatos burocráticos y represivos del estado y su centro de coordinación. Ello obliga a un tratamiento estratégico similar al realizado en Nicaragua. (Cf. Ortega Saavedra, H. opus cit. Y Nuñez Tellez, C. opus cii.)
¿Por qué la importancia de San Salvador?
Ella fue obvia en la estrategia del enemigo después de la insurrección fallida de enero de 1981, y se encontró en tres puntos:
a. Hacer retroceder la potencialidad revolucionaria de las masas en San Salvador y otras ciudades.
b. Romper los nexos de los movimientos de masa con las organizaciones político-militares.
c. Destruir físicamente la fuerza revolucionaria militar en San Salvador y otras ciudades.
Es claro que, al priorizar en tal momento la represión y el control en los centros urbanos, estaba consciente del costo que debía pagar: facilitar el desarrollo revolucionario en otras zonas del país y en las periferias.
¿Por qué tal interés? No hay duda de lo determinante de la destrucción del régimen, de la actitud que una población concentrada que ha llegado a un millón de personas, aproximadamente.
Sigue siendo el centro económico del país: sistema financiero, parque industrial, centro comercial y centro administrativo civil y militar, no obstante la dispersión planeada en lo que se refiere a la ubicación posterior de cuarteles.
Sólo allí podemos desarticular totalmente la economía, el aparato burocrático y el aparato represivo.
2. CoNDIcIoNEs REQUERIDAS PARA EL LLAMADO INSURRECCIONAL.
A diferencia de las concepciones de las otras organizaciones, y especialmente de ERP-RNJ, nuestra estrategia no constituye una tendencia insurreaccionalista, y por lo tanto no considera cualquier coyuntura como adecuada para ello, que dependa únicamente del ánimo de las masas y del arreglo posible de sublevaciones en los cuarteles. Siempre, pensamos, subsistirá tal diferencia.
Ello podría ser subsanado si todos confluimos en un plan no sólo general, sino específico para cada uno de los centros urbanos escogidos. Se trataría, repitiendo la observación de Ortega, de aprovechar las diferentes visiones en una confluencia. Pero en ello juegan otros factores sujetos a distintas interpretaciones o presiones: sobre la negociación, sobre el momento adecuado, sobre las alianzas, sobre la cuestión internacional.
No obstante, debemos preparar un plan que pueda aplicarse en cualquier circunstancia, que podría cuajar en tres coyunturas: una, en el caso de que nos arrastren en un momento que no consideremos adecuado; otra, en la que nosotros pudiésemos articularlo de acuerdo con nuestra estrategia, y
otra, en la que todos coincidamos. Lo importante, conociendo sus respectivas concepciones, es estar listos ante cualquier eventualidad o saber cómo coincidir todos los elementos a nuestra posición.
Revisemos algunas de las consideraciones.
3. ANÁLIsIS EN EL MARCO DE LA “SITUACIÓN REVOLUCIONARIA”
No se trata ya de entrar en una discusión innecesaria en este momento para El Salvador. Se trata de aprovechar los elementos que, según la definición leninista, configuran tal situación para medir nuestras deficiencias, y por lo tanto algunas de nuestras tareas en tal sentido en el futuro inmediato y con vistas a la insurrección en San Salvador.
En el artículo “Contra la corriente”, escrito con Zinóviev, Lenin define lo que constituye una situación revolucionaria:
Para un marxista es evidente que ninguna revolución es posible si no existe situación revolucionaria. No toda situación revolucionaria, por lo demás, termina en una revolución. ¿Cuáles son, en general, los indicios de una situación revolucionaria? No nos engañaremos seguramente señalando los tres indicios siguientes:
1. La imposibilidad para las clases dominantes de mantener íntegramente su dominación; una “crisis” de los medios dirigentes, crisis política de la clase que ejerce el poder, produce una falla en la que penetran el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que una revolución tenga lugar es, en general, insuficiente que “va no se soporte abajo”; es menester, además, que ya no se pueda vivir corno en el pasado;
2. La agravación anormal de las privaciones y sufrimientos de las clases oprimidas;
3. El aumento sensible, en virtud de lo expuesto, de la actividad de las masas que “en tiempos de paz” se dejan robar tranquilamente, pero en tiempo de tormenta son incitadas por las crisis y también por los dirigentes, a tomar la iniciativa de una acción histórica… Foda situación revolucionaria no engendra necesariamente una revolución, porque ésta no se realiza sino cuando se añade a los factores enumerados el factor subjetivo, es decir, la aptitud de la clase revolucionaria para la acción revolucionaria, la aptitud de las masas, suficientemente fuertes, para romper o quebrantar el antiguo gobierno que, aún en el apogeo de las crisis, no “caerá si no se le hace caer…”
En “Carta a los camaradas” (1917) desarrolla o enumera más claramente los requisitos, en el marco de una situación revolucionaria, para la insu
rrección:
1. Que esté organizada por el partido de una clase determina-
da.
2. Apreciación, por parte de los organizadores, del momento político particular.

3. Contar en su favor con la simpatía (atestiguada por los hechos) de la mayoría del pueblo.
4. Que el curso de la revolución haya destruido las ilusiones y las esperanzas de la pequeña burguesía de la posibilidad y eficacia del acuerdo entre las clases.
5. Que las consignas de la insurrección tengan la más amplia difusión y la mayor popularidad.
6. Que los obreros estén convencidos de la situación desesperada de las masas y seguros del apoyo del campo.
7. Que la situación económica no permita esperar seriamente una solución favorable a la crisis por medios pacíficos o vía parlamentaria.
También enurnera otros que no se corresponden con nuestra situación.
Todos los elementos de la situación revolucionaria se dan en mayor o menor grado en nuestra situación desde hace algún tiempo. Se trataría de acelerar algunos, de acuerdo con las variaciones producidas desde enero de 1981 y con base en tal experiencia.
Veamos primero a nivel de capas o clases en San Salvador.
En todo el periodo preparatorio a la insurrección de enero hubo un intenso trabajo de parte del FDR con los organismos y personas que integraban sectores de las capas medias, no organizadas en el movimiento y de la pequeña burguesía. Como ejemplo: UCA, UN,8 partidos políticos, iglesia, FENAPES,9 etcétera.
En el caso de estos últimos, por ejemplo, y a medida que se acercaba la fecha insurreccional, fueron acercándose, manteniendo un contacto mayor con las organizacione representadas en el FDR, sin, desde luego, soltar sus nexos con la derecha (Alianza Productiva).’8 Aun dentro de tal actitud, en términos generales miraban sus intereses ligados al proceso revolucionario
—una vez aclarado lo del “socialismo” por Juan Chacón y E.A.C.”—, en función de sus contradicciones son la gran sorpresa. Llegaron incluso a hacer gestos que mostraban su disposición a no ser un obstáculo en el momento de la huelga y la insurrección. Incluso hubo sectores que hablaron de una nueva asociación si en su seno se llegaban a producir discrepancias.
Otro elemento importante y explicable fue su interés en discutir algo más que un futuro plan de gobierno -ello podría hacerse luego con base en sus demandas planteadas y no satisfechas por los gobiernos—: discutir una participación en lo que ellos llamaban un “consejo de estado”, pensando en la reciente experiencia nicaragüense.
No podría esperarse, antes y en el futuro, menos que una conducta políticarnente errática. Abrieron contactos cuando veían al movimiento revolucionario como una clara alternativa, y la cerraron luego de la insurrección, ante sus resultados. Pensamos —y se corrobora con los últimos datos- que

vuelven a su situación anterior. En todo caso es claro que en aquella oportunidad no había ideas claras no sólo en cuanto a qué pedirles y qué concederles, sino en cuanto al tipo de tratamiento mismo. Se trata de un sector de clase sin expresión política, que requeriría de un tratamiento no similar al de grupos propiamente políticos, sino con características que van de lo gremial a lo político. Cuando se les trataba como entes políticos, ellos respondían con planteamientos gremiales.
Después de la insurrección, y sobre todo en el periodo represivo del segundo semestre de 1981, en el que el ejército concentró sus fuerzas en limpiar San Salvador, se descuidó la atención de este grupo y de los otros mencionados, tanto en extensión como en el nivel que demandan. Se requiere, en consecuencia, de elaborar una clara política en relación con estos sectores y, aun en circunstancias difíciles, trasladar cuadros políticos del mejor nivel posible a San Salvador para reabrir tales relaciones.
En cuanto a la descomposición de las clases dominantes y en el interior mfsrno de los aparatos de poder, es importante incrementar nuestro trabajo en la profuridización de la crisis económica que ayuda a recrudecer las contradicciones de las fracciones, y nuestro trabajo en el interior del ejército.
En el campo popular debernos profundizar nuestro trabajo celular de partido, especialmente en los sectores que geográficamente serían los puntos de inicio de la insurrección. Sin partido .-v sin sus métodos— difícilmente logremos devolver la iniciativa a las bases y masas y asegurar lo que sobrevendrá.
Hay que aumentar nuestro accionar militar en la ciudad como forma no sólo de debilitar los puntos militares y logísticos del enemigo, sino también de incrementar el ánimo insurreccional de las masas no organizadas.
Estos elementos, trabajados con la velocidad que sea permitida por la existencia de tantos problemas y dificultades, indicarán —articulado en el plan general— el periodo en que la insurrección sería plausible y, en el marco de este la fecha, actuar en secreto.
Sobre el momento sólo desearnos transcribir unos párrafos:
Una cosa es definir teóricamente las condiciones indispensables en presencia de las que es posible el éxito de la insurrección; otra, absolutamente diferente y mucho más complicada, es apreciar prácticamente el grado de madurez de la situación revolucionaria y, por consecuencia, decidir la cuestión del comienzo de la insurrección. El problema de la fecha de la insurrección es de una importancia excepcional.
La experiencia prueba que no es posible siempre resolverlo como lo requieran las circunstancias. Sucede frecuentemente que bajo la influencia de la impaciencia revolucionaria, del terror, de la provocación de las clases dirigentes, el grado de madurez de una situación revolucionaria sea exagerado y que la insurr’xción fracase. O bien que, al contrario, se subestime y se deje escapar así el momento favorable para la organización de una insurrección victoriosa.

¿Puede fijarse una fecha determinada para la insurrección? Como sabemos, la insurrección de Petrogrado en 1917 fue fijada para el 7 de noviembre, coincidiendo con la apertura del segundo congreso de los soviets; numerosas insurrecciones proletarias en otros países se han fijado con fechas precisas y se han ejecutado según un plan. Sin duda, es imposible ordenar a fecha fija la revolución o un movimiento obrero.
Para fijar la fecha de la insurrección, si la hemos preparado realmente si la revolución ya realizada en las relaciones sociales la hace posible, es caso perfectamente realizable.., la fecha de la insurrección puede ser fijada, silos que la fijan tienen influencia en las masas y saben apreciar el momento justamente… (“El bolchevismo y la insurrección”, en Neuherg, A.: La insurrección armada, pp. 44-45)
Retomaremos algunos de estos puntos en el próximo apartado.
V. PRINCIPIOS DE TÁCTICA EN LOS COMBATES DE CALLE
En este apartado final sólo tratamos de sintetizar, dada la experiencia de enero de 1981, algunos principios generales de táctica y los principios tácticos de los combates de calle que deben tenerse presentes en la insurrección urbana. Especialmente pensamos en la necesidad de preparar desde ya, haciendo luego ajustes, el plan insurreccional de cada una de las ciudades más importantes, en el marco del plan estratégico general del movimiento revolucionario. Ello independientemente de si una salida negociada hace innecesario, o así se considera, llegar a la fase final de la guerra: el triunfo militar. No podemos, por una alternativa poco clara al momento, correr el riesgo de no estar preparados en los últimos detalles.
Esta parte ha sido preparada teniendo como base dos trabajos, El carácter de las acciones militares al comienzo de la insurrección y’, el segundo, El carácter de las operaciones de los insurgentes en el curso de la insurrección orinada, del general Tujachevski, quien, recogiendo la experiencia rusa y la de otros movimientos, preparó un libro junto con otros revolucionarios, entre ellos Ho Chi-Minh, Tagliatti, Pianitskv, Kippenberger, etcétera. Fue publicado de forma anónima (A. Neuberg: La insurrección armada). El conocimiento y aplicación, en el marco de las propias particularidades, y la importancia del trabajo se evidencia en el libro de Carlos Núñez Téllez ((lii pueblo en orinas). No es mencionado expresamente, pero una relectura cuidadosa deja sentir su presencia.
Los diferentes principios tácticos generales pueden resumirse en el “Plan estratégico general” y el “Plan de insurrección de un ciudad”.
El plan estratégico general debería tomar en cuenta los siguientes elementos:
a. Prever los centros o ciudades (la capital, otras ciudades, tal o cual departamento) que tienen, en las condiciones dadas, una importancia decisiva para el movimiento proyectado.

b. Estudiar todas las regiones o centros que puedan ser focos insurreccionales y de donde pueda partir la insurrección para irradiar sobre las demás regiones.
e. Prever, por lo menos a grandes rasgos, las relaciones mutuas entre estos diversos focos revolucionarios, desde el punto de vista del tiempo (fecha de desencadenamiento de la insurrección) y más tarde, en el curso de la insurrección, desde el punto de vista del concurso material y político que pueden presentarse y de la coordinación de las operaciones.
d. El plan estratégico debe responder a esta pregunta: ¿La insurrección debe ser precedida necesariamente por una huelga general, de la que nacerá como consecuencia natural, o bien la situación política existente permite desencadenar la insurrección sin huelga general?
e. Prever, a grandes trazos, las medidas que debe tomar el partido en caso de una intervención exterior.
f. Tener presente las grandes medidas políticas (Ver el documento Plan de gobierno: otciones globales. Oct. de 1982).
Se comprende que el plan estratégico (consideraciones esenciales de la insurrección proyectada) debe establecerse por lo menos en sus grandes rasgos, mucho antes de la insurrección. Posteriormente, si varían las circunstancias, deberá ser modificado y perfeccionado. La organización debe tomar a tiempo todas las medidas políticas u organizativas necesarias para crear las condiciones favorables, sobre todo en las regiones decisivas.
En tal marco, el plan de insurrección de cada ciudad debe comprender:
a. La apreciación de las circunstancias y de la relación de fuerzas en la ciudad.
b. Los principales objetivos en que los insurgentes deben triunfar a toda costa y cuya ocupación debe ejercer la máxima influencia sobre la marcha del movimiento insurreccional general.
d. Las regiones y objetivos secundarios, cuya ocupación viene en segundo lugar (si no pueden ser ocupados por obreros no armados).
e. La distribución de fuerzas entre los diversos objetivos, reservando los efectivos más fuertes para los objetivos principales.
f. Las misiones aproximadas que tiene que cumplir cada unidad (escuadras, pelotón, etcétera), después de la buena ejecución de la primera fase de la insurrección.
g. Indicaciones sobre la conducta a seguir, en caso de fracaso de alguno o algunos destacamentos o unidades.
h. Las medidas para impedir la llegada de tropas enemigas de las demás regiones o ciudades (sabotaje de vías de comunicación, emboscadas, etcétera).
i. Las medidas apropiadas para arrastrar a la lucha armada al grueso de la población y la distribución de armas.

j. La supresión inmediata de los jefes de la contrarrevolución.
k. Organización del sistema de enlaces durante la insurrección.
1. La ubicación de la dirigencia militar y política revolucionaria al inicio de la insurrección (estado mayor y agregados políticos).
m. N4edidas políticas a tomar por tales cuerpos de dirección como representantes y organizadores del nuevo régimen.
DATOS BASE DEL PLAN DE CADA CIUDAD
a. Plano social de la ciudad, indicando los barrios favorables, su carácter social, el grado de organización y disposición para el combate de barrios que serán focos del movimiento, que han de dar el golpe inicial y alimentar otros lugares con nuevas fuerzas después de la insurrección.
b. El dispositivo detallado y el grado de descomposición del ejército, de los cuerpos de seguridad y de las organizaciones paramilitares.
c. Las señas de funcionarios, dirigentes de partidos y asociaciones civiles, contrarrevolucionarios y de los jefes del ejército y cuerpos de seguridad.
d. Emplazamiento de depósitos de armas y sus servicios de guardia.
e. Apreciación táctica de la ciudad con ubicación de lugares, edificios, etc., apropiados para la ofensiva y la defensiva.
f. Informes sobre garajes de vehículos, del Estado o particulares, que deberán toma rse.
g. Centros de vías de comunicación urbanas, teléfonos, telégrafos, radios, etcétera.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL COMBATE DE CALLE.
a. El combate de calles, cuando es puesto en práctica por.fuerzas irregulares en tiempo de insurrección, tiene particularidades específicas que imprimen un sello especial a la táctica.
b. El combate de calles, es considerado como “la forma de combate más terrible”. Según el general Tujachevski, el reglamento del ejército inglés lo ha definido así: “No hay ninguna clase de guerra que exija más talento por parte de los jefes subalternos y más valor personal que las operaciones ejecutadas sobre un espacio reducido y los cuerpo a cuerpo que tienen lugar en los combates de calle (…) Es pródigo en dificultades y particularidades que no se vuelven a encontrar en los géneros de combate ordinario, y todo comandante que participe en ellos sin estudio previo puede sufrir fácilmente un fracaso”.
3. Los combates de calle, que tienden a la exterminación física del enen:go, tiene un carácter absolutamente implacable. Toda piedad manifestad. por el proletariado durante la lucha armada para con su enemigo de clase
hace más que crear dificultades nuevas y puede producir, en caso de con – ciones desfavorables, el fracaso del movimiento. La burguesía sí ha asimdo perfectamente este proceso.

4. El combate de calle exige un conocimiento perfecto de la ciudad en su
conjunto y una buena apreciación táctica de los diversos barrios, calles, pla
lucionaria
zas, edificios o manzanas de casas, desde el punto de vista de la ofensiva, de
la defensiva y de la organización de las defensas artificiales, etcétera; el
conocimiento de sistemas de comunicación urbanas y de las comunicaciones
con las demás regiones del país y con el mundo exterior.
5. Es importante el reconocimiento de los objetivos. Se ha señalado que
“el reconocimiento es como los ojos de los insurgentes”.

NOTAS

APÉNDICE 5
1 Con “unidad” se refiere al FMLN.
2 Se eligió una Asamblea Constituyente que emitió la Constitución Política actual.
3 Se refiere a la insurrección indígena de 1833 en la región de Santiago Nonualco, en la zona paracentral del país, dirigida por Anastasio Aquino.
4 Nota de RMO: Como cumplimiento de ello, en Tapia (op. cit., p. 94) se lee: “. . la guerrilla llevó a cabo un reordenamiento estratégico, desmontó las unidades regulares que había construido en los inicios de la guerra y estableció la estrategia de ‘concentración y desconcentración’ de sus fuerzas. De esta manera surgieron centenares de pequeñas patrullas insurgentes que hostigaron al ejército en múltiples y cotidianos enfrentamientos de desgaste. Asimismo, junto con un agotador sabotaje a la infraestructura económica, realizaron combates de mediana envergadura en los que reunían diversas secciones que se separaban una vez alcanzado el blanco. El ataque y la destrucción del cuartel El Paraíso en Chalatenango a comienzo de 1987, junto con la ofensiva de 1989, son los mejores ejemplos de esta táctica guerrillera.”
5 Gobierno Democrático Revolucionario.
6 Órgano de difusión interno de la dirección de las FPL.
7 No hay en el texto una parte b equivalente a este nivel de esquema. Seguramente el error fue corregido en la versión final.
8 Se refiere a la Universidad de El Salvador (Ces).
9 Federación Nacional de Pequeños Empresarios Salvadoreños.
10 Agrupación de empresarios salvadoreños, ya desaparecida.
11 Enrique Alvarez Córdova.

( Menjivar Ochoa, Rafael. Tiempos de Locura El Salvador 1979-1981. San Salvador, Índole Editores 1997)

CEM reproduce Reflexiones sobre la Insurrección Urbana de Rafael Menjivar

SAN SALVADOR, 25 de junio de 2010 (SIEP) “El Dr. Rafael Menjivar (1935-2000) fue uno de los más destacados revolucionarios marxistas de nuestro país y el conocimiento y estudio de su herencia teórica es un imperativo para conocer nuestra realidad…” expresó Roberto Pineda, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Y es en este espíritu que reproducimos su importante obra Reflexiones sobre la Insurrección Urbana, de enero de 1983, que aparece como Apéndice 5, en el libro Tiempos de Locura, escrito por su hijo Rafael Menjivar Ochoa y publicado por FLACSO e Índole editores en el 2006,a quien le agradecemos su autorización para reproducirlo.

“El Dr. Menjivar, nacido en Santa Ana, desde muy joven abrazó las ideas del marxismo y del compromiso político con la lucha del pueblo salvadoreño por su liberación. En julio de 1972 es exilado hacia Costa Rica, siendo rector de la Universidad de El Salvador, y fallece en ese país.”

“Pero nunca abandonó a El Salvador y cada minuto de su vida en la enseñanza y en la investigación, en la labor política y de solidaridad, estuvo dedicado a luchar por la transformación de nuestra patria y por el socialismo…”

“Su ultimo esfuerzo en 1999 estuvo vinculado a coordinar un programa de microempresas de la OIT. En mayo de 1983 fue nombrado director académico de FLACSO latinoamericana, En 1980 es nombrado responsable de la Comisión Externa del FDR. En 1981 como representante en Francia de la coalición FMLN-FDR contribuye a lograr la Declaración Franco-Mexicana de agosto de ese año. Asimismo es Asesor Político del Comandante Marcial de las FPL hasta su suicidio en abril de 1983.”

“En 1976 viaja a México a estudiar un doctorado en ciencias políticas y escribe dos obras fundamentales del pensamiento marxista salvadoreño: Acumulación originaria y desarrollo del capitalismo en El Salvador y Formación y lucha del proletariado industrial salvadoreño. Son un aporte clave al conocimiento de la realidad salvadoreña.”

“En 1974, en Costa Rica ingresa a las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí. Había llegado exilado a San José luego que el ejército intervino militarmente a la UES el 19 de julio de 1972. Estuvo desaparecido por tres días, lo tenían en una celda de la Policía Nacional, la final se logró su liberación y fue deportado a Nicaragua, junto con otros 13 universitarios, de donde luego salió hacia Costa Rica.”

“En 1970 fue electo rector de la UES. En 1963, a los 28 años se había graduado como doctor en economía agrícola, posteriormente es decano de la facultad de Ciencias Económicas. Participo en la elaboración del programa electoral del Dr. Fabio Castillo para la campaña del PAR en 1967.”

“En el presente estudio, realizado dos años después de la ofensiva general del FMLN de enero de 1982, el Dr. Menjivar plantea que “intentamos caracterizar primero, en términos conceptuales, las principales concepciones insurreccionales que estaban presentes en las diferentes organizaciones que conforman el FMLN.”

Opina que el PCS “desde su reestructuración después de la insurrección de 1932, y hasta la fecha mencionada, mantiene lo que consideramos una mala interpretación de la concepción marxista-leninista de la insurrección, y una mala interpretación del desarrollo político del país.”

Sobre el ERP plantea que “sin el menor sentido peyorativo, podemos afirmar que en sus orígenes el ERP nació en el marco de una concepción blanquista, tamizada por la tesis foquista que prevaleció en otros países de América Latina en la década de los sesenta.”

Con respecto a la RN es de la opinión que “en 1980, en torno a su concepción de alianzas, a la constitución con base a ellas de un gobierno distinto al GDR adoptado por las otras fuerzas, a un programa diferente a la plataforma programática del GDR, y posiblemente con base en las expectativas sobre las contradicciones en el ejército, jugaron a la insurrección.”

Finalmente considera el Dr. Menjivar que “se debe llamar a las masas a la insurrección cuando la coyuntura local y general es la más favorable para el éxito, cuando la correlación de fuerzas está en favor de la revolución, cuando hay esperanzas de apoderarse del poder, si no en todo el país a la vez, por lo menos en algunos centros capaces de servir como base al desarrollo de la revolución. (Caso de Chalatenango, Cabañas, etc.)”

Fui de MUCAPAZ en 1975… Entrevista con Humberto Enrique García, “Tlatocani”

AYUTUXTEPEQUE, 3 de octubre de 2009 (SIEP) “Ubiquémonos en el año 1973…estudiaba en el Tercer Ciclo Republica de Corea, en la Zacamil, donde hoy queda la PNC, y organizamos una huelga estudiantil para sacar al director…” nos comparte el cantautor salvadoreño Enrique García, conocido como Tlatocani.

“Fíjate que ahí estudiaba René Pineda, William Martínez, entre otros, y al final logramos sacar a Quincho, que era el Director, lo echamos por represivo y reaccionario, ya para ese tiempo empezaba a tocar…para la huelga que montamos llamamos a la Asociación de estudiantes de Secundaria, AES, para que nos ayudara.”

(Me sorprende…yo fui el que llegue, porque era el Secretario de Conflictos de AES, y fuimos junto con Guillermo Campos, que me aviso de esta huelga porque ambos estudiábamos en el Colegio Cervantes ¡que pequeño es el mundo!

Y otra sorpresa…cuando llegamos a visitar la huelga nos pasan a dialogar con el responsable, el Presidente del Consejo de Alumnos, su voz y modeles me parecieron familiares, claro ¡era mi hermano René! Un hermano por parte de papá al que no miraba desde muchos años)

“Fíjate que para ese tiempo conocí a William Armijo, él estudiaba en el CENAR; uy vivía aquí en La Magisterial…él siempre me decía: mientras no hay conciencia colectiva, de grupo, no va a cambiar la situación del país…2 y siempre andaba con su guitarra, medio hippie, tocando en los conciertos y en los auditóriums, tenía un estilo único que hacía participar a la mara en sus canciones…”

Al final termine graduándome de bachiller en el Colegio Hispano Salvadoreño de Cultura, en 1978…y me acuerdo que como en el 76 o 75 ingrese a la organización Músicos y Cantores Populares Asociados Salvadoreños, MUCAPAZ, que la integraban la Banda del Sol, ter acordas de la canción clásica del Planeta de los cerdos. “estamos dominados… por los cerdos disfrazados… con armas y garrotes… para poder reprimir… ¡izquier… dos… tres…cuatro!” Un clara canción antimilitares, antidictadura…

Estaba también en MUCAPAZ la Banda Tepehuani, te acordas de regalo para un niño: “te regalo una paz iluminada, te regalo un clavel meditabundo…” estaba Mahucutah, te acordas delos esposos Karen y William, y estaban los “famosos” Tlatocani, éramos tres: Rafael Perdomo, David Munguía y este servidor.

Organizamos el Primer Festival de la canción Protesta, y era una competencia, el que ganaba se iba para Cuba en una gira cultural y gano la Banda Tepehuani, eran como 12 componentes y todos ellos músicos profesionales, de escuela…

Me acuerdo que como Tlatocani cantamos en el velorio del dirigente obrero comunista Rafael Aguiñada Carranza, en el local de la FUSS, allá por la Avenida Cuscatlan…

En ese tiempo usaba una melena poderosa, un gran afro a lo Michael Jackson…por eso es que hoy ya no me reconoces, en aquellos tiempos tocábamos en las plazas, rodeados de guardias y soldados, y no precisamente protegiéndonos sino todo lo contrario…lo yuca era la salida, era fácil sacar el charango, pero las guitarras nos delataban, pro sobrevivimos…aprendimos incluso a tocar música andina que se puso de moda en esa época por lo de Chile, aprendimos a tocar la zampoña..

Como Tlatocani tenemos trayectoria, tenemos historia, fíjate que estuvimos para el 28 de febrero de 1977 en la Plaza Libertad acompañando al coronel Claramount, ese día que en la madrugada se la tomaron nosotros habíamos tocado…y aquí seguimos mirá…tocando hoy en este III festival gastronómico de la Alcaldía de Ayutuxtepeque… no colgamos la guitarra…

Literatura salvadoreña: Voces alimentadas por un sueño

Literatura salvadoreña: Voces alimentadas por un sueño

Luis Antonio Chávez *

Hablar sobre la cultura poética salvadoreña, es remontarse a la época precolombina, cuando nuestros antepasados escribían versos románticos para enamorar a las indígenas o rendir honores a sus dioses, canto con el que buscaban enaltecer la belleza, pues a través del símil comparaban su amor con el cielo, el lago, el surgimiento de una flor o la cosecha abundante.
Aquellas eran voces llenas de pureza, creadas sin el academicismo desmedido, pero alimentadas por la fuerza poética sin igual, de tal forma que dejaban sentir sus odas a la vida o líneas épicas que celebraban al guerrero.
“Gozad, poderosos reyes/ esa majestad tan alta/ que os ha dado el rey del cielo; / con gusto y placer gozadla; / que en esta presente vida/ de esta máquina mundana, / no habéis de imperar dos veces; gozad porque el bien se acaba”, escribía Netzahualcoyolt. (1)
Con los años nos encontramos con escritores como José Batres Montufar (1809-), quien escribió: “Yo pienso en ti/ tú vives en mi mente/ sola, fija, sin tregua/ a toda hora/ aunque tal vez el rostro indiferente/ no deje reflejar sobre mi frente/ la llama que en silencio me devora”.
Miguel Álvarez Castro (San Miguel 1795-1856, (2), ubicado entre lo romántico y neoclásico); Carlos Bustamante (S.S. 1891-1952, escribió Amerispalia, poesía 1952); Francisco Díaz (S.S. 1812- Honduras 1845, publicó en poesía Epístola (1842) La tragedia de Morazán, entre otros), (3) Cristóbal Humberto Ibarra (Zacatecoluca 1920, perteneció al Grupo SEIS y publicó Gritos y Elegía de Junio, además de prosa); Vicente Acosta (Apopa 1867- Honduras, 1908); Vicente Rosales y Rosales (Jucuapa, San Miguel, 1894-1980); Francisco Gavidia, (San Miguel 1863-1955), a quien se le ve como el padre de la literatura salvadoreña, pues además de incursionar en los diferentes géneros, desde la poesía, el ensayo, el teatro… fue gran amigo del vate nicaragüense Rubén Darío…
Los tiempos siguen y la poesía también nos da alegría, nace nuestra poetisa Claudia Lars, seudónimo de Carmen Brannon (Armenia, Sonsonete, 1899- San Salvador, 1974), “considerada como una de las más altas voces poéticas salvadoreñas y como la que alcanza la mayor perfección dentro de la poesía lírica nacional.” (4)
Tampoco dejaremos de mencionar al poeta de Cuscatlán, Alfredo Espino (Ahuachapán 1900-1928, escribió un solo libro Jícaras tristes); Manuel Andino (1892-1958); Hugo Lindo (La Unión 1917- SS.1985); Juan Coto (1900-1938); Antonio Gamero (San José Villanueva, 1917-1974, perteneció al Grupo SEIS, publicó TNT (1943), Bajo el temblor de Dios (1950), autor de los poemas iconoclastas La Saliva y TNT); Pedro Geoffroy Rivas (Santa Ana 1908-1979, autor del libro Los nietos del jaguar, entre otros textos no menos importantes); Oswaldo Escobar Velado (Izalco, 1911-1961, quien escribiera su famoso poema Patriaexacta, Cantaré Cantarás y Regalo para un niño)… voces que apuntalan su pluma y con su visión de mundo le cantan al amor, a la desesperanza o a la injusticia.
Además aparecen escritores de la talla de Raúl Contreras (Cuscatlán 1896-1973, quien levantara polvo en el tinglado literario salvadoreño al escribir su libro Niebla, con el seudónimo de Lydia Nogales); Serafín Quiteño (Santa Ana 1906-1987), de este poeta, el escritor David Escobar Galindo, reseña: “en versos de sencilla musicalidad, hace vivir las estampas del sentimiento provinciano, en la más emotiva acepción del término.” (5)
Pero como el hombre es un ser social por naturaleza, aparecen grupos literarios, como el Grupo SEIS, con escritores de la talla de la poetisa Matilde Elena López (1922, ha publicado Cartas a Grosa, Los sollozos oscuros, entre otros); con Hugo Lindo (La Unión 1917-SS. 1985), y en la década del 50 surge el Círculo Literario Universitario, al que pertenece Roque Dalton (1935-1975, quien escribiera la novela autobiográfica Pobrecito poeta que era yo, además de los poemarios La ventana en el rostro, Un libro rojo para Lenin, Poemas clandestinos, Un libro levemente odioso, Los hongos, Taberna y otros lugares, entre otros), Otto René Castillo, publicó junto a Roque Dalton el libro Dos puños sobre la tierra, Castillo murió calcinado en las cárceles de Guatemala, de donde era originario…
Fue el escritor Ítalo López Vallecillos (S.S.1932-1987 historiador, dramaturgo, periodista), quien al regresar de México encuentra a varios jóvenes inquietos por la literatura, entre ellos Waldo Chávez Velasco (SS, 1932-2003, publicó Quien secuestró a Scot (Novela), Sonata de la violencia (Novela), Bomba de Hidrógeno (Poesía); Irma Lanzas (Cojutepeque 1933), Eugenio Martínez Orantes (1932-2005, publicó en poesía Bomba de hidrógeno, Llamas de insomnio, (1952); Ballet (1956); El arcángel de la luz (México 1958); Fragua de amor (1959); Bajo este cielo de Cobalto (cuento, 1964); Mar sobre mi mundo (poesía, 1978); Tunil (cuento, 1992); y la antología poética 32 escritores salvadoreños (1993), este poeta, a juicio de Luis Antonio Chávez, “presenta en su poesía una carga emotiva sin igual, pues lee a los clásicos con avidez e imanta sus versos de un lirismo sin igual, cargando sus versos de una sensualidad sin caer en el erotismo vulgar, pero sí impregnándole un sello que gusta y que apasiona”); Manlio Argueta (San Miguel 1935, se inició como poeta, pero después observó que podía decir más en la novela e incursiona en ese rumbo, obteniendo premio con su primer libro titulado El valle de las hamacas, después le siguen Un día en la vida, Caperucita en la zona rosa, El milagro de la paz, El siglo del O(g)ro, entre otros ), Tirso Canales (1933, seudónimo de José Antonio Canales, ha escrito muchos libros, entre ellos aparece en la antología De aquí en adelante), José Roberto Cea (Izalco 1939, su libro Todo el códice mereció un premio centroamericano de poesía, además ha incursionado en todos los géneros literarios, desde el teatro, la novela y el ensayo), Roberto Armijo (Chalatenango 1937, París 1997, publicó ensayo y poesía, entre ellos La noche ciega al corazón que canta (poesía 1959), Seis elegías y un poema (UES), Francisco Gavidia y la odisea de su genio(ensayo, en colaboración con el escritor y jurisconsulto José Rodríguez Ruiz); Ricardo Bogrand (seudónimo de José Antonio Aparicio, nació en San Pedro Arenales, San Miguel 1930, ha publicado Perfil de la raíz (poesía); Roque Dalton (1935-1975), Orestes Posada (no ha publicado obra, pero sí muchos artículos de opinión, tiene obra inédita e incluso una elegía que escribiera en Alemania a raíz del asesinato de Roque Dalton), Álvaro Menen Desleal (Santa Ana 1931- S.S. 2004); Ítalo es quien bautiza a este grupo como la Generación Comprometida… una pléyade de escritores cuya voz es reconocida, no sólo dentro del país sino fuera de nuestras fronteras…

Más canto
A David Escobar Galindo (Santa Ana 1943, con más de 40 textos publicados, escribió Los jazmines heredados y muchos libros más, también incursiona en el cuento, la novela, la fábula y el teatro); Francisco Andrés Escobar (SS. 1944, tiene entre sus publicaciones Andante cantabile (cuento 1974); Una historia de pájaro y niebla, cuento 1978; Petición y ofrenda, poesía, libro con el que obtuvo primer lugar en los juegos florales de Quezaltenango 1978, entre otros); Elisa Huezo Paredes, Lilian Serpas (Santa Tecla 1905, publicó sus libros de poesía Urna de ensueño (1927), Nácar (1929), Huésped de la eternidad, La flauta de los pétalos, Girofonía de las estrellas, Corazón y esfera, Voces sin tiempo, (1978), Paredes murió en 1985) Alice Lardé de Venturino (Atiquizaya 1876, S.S. 1945), Mercedes Durán (1933, escribió Sonetos elementales, 1958); Corina Bruni, Alberto Guerra Trigueros (1917-1950), Ulises Masís (Antiguo Cuscatlán, La Libertad, 1925-S.S. 1992, publicó en poesía Amo mi soledad y Para cuando nazca el sol, en coautoría con el poeta Daniel Eguizábal); Alejandro Masís (Antiguo Cuscatlán, La Libertad 1947); Ricardo Lindo (S.S. 1947, ha publicado XXX (cuento, 1970), Rara avis en terra (cuento 1983) Jardines (poesía 1980), entre otros; Renán Alcides Orellana (Poeta, escritor y periodista, nació en Villa El Rosario, Morazán, en 1936, ha publicado De casi seres humanos (cuento, 1975) Corazón adentro (poesía, 1999), Allá al pie de la montaña (Novela 2002) y Línea sin fin (poesía 2004); Allá al pie de la montaña (Novela, 2005); Lo que pasa cuando el tiempo pasa (2009), Rolando Elías, Claribel Alegría (1924-), Lil Milagro Ramírez (SS.1945-1979), Maura Echeverría (Sensuntepeque, Cabañas 1935-), Claudia Hérodier (SS. 1950-, ha publicado Volcán de mimbre (poesía, Guatemala 1972), Traición a la palabra (poesía UTEC, 2002, tiene mucha obra inédita); Reyes Gilberto Arévalo (1949-), Mauricio Marquina (Jucuapa, San Miguel 1946-); Luis Galindo (1929), Juan Carlos Rivas, Aída Párraga (SS. 1966-), Federico Hernández Aguilar (S.S.1974, ha publicado Con el permiso de ustedes, El segundo verbo, entre otros); María Cristina Orantes (México, 1955, ha publicado, Llama y espina, El libro de los conjuros) (6); Nora Méndez (SS nació 24 de marzo de 1969, además de poeta ha incursionado en la música. Ha publicado Atravesarte a pie toda la vida (UTEC 2002), La estación de los pájaros (poesía CONCULTURA, 2004, entre otros); Silvia Elena Regalado (SS. 1961, su poesía aparece publicada en varias antologías como Octubre es el culpable (ASTAC 1993), Patria chiquita, Palabras de la siempre mujer, Poesía a mano, Mujeres en la literatura salvadoreña, Ochi di rossa y en la antología francesa Poesía salvadoreña del siglo XX, hecha por la estudiosa y traductora francesa Dra. María Plumier, también ha publicado Pieles de mujer, Desnuda de mí e izquierda que aún palpitas, entre otros), de esta poeta, el escritor Luis Antonio Chávez, escribe: “Sus versos están imantados con una ternura que le nace, su canto al amor está rodeado de todas esas cosas que le rodean, su familia, sus hijos… sin embargo, cuando intenta tocar el aspecto social no hace más que socavar una altura poética ya definida”,); Silvia Ethel Matus (Nejapa 1950, ha publicado En la dimensión del tránsito e Insumisa primavera); René Chacón Linares (Febrero de 1965, ha publicado en poesía La fiera de un ángel y aparece en la antología hecha por la estudiosa de la literatura francesa Dra. María Poumier, titulado Poetas por El Salvador); Carmen Tamacas (1975-), Carmen González Huguet (SS. 1958, ha publicado Mujeres (cuento), Oficio de mujer (poesía), entre otros); Danilo Umaña Sacasa (Sonsonate, 1954, periodista, poeta, cuentista y novelista, ha publicado la novela Los tentáculos del verdugo, además posee mucha obra inédita); Orlando Fresedo (seudónimo de Aníbal Bolaños, nació en Santa Ana en 1932); Mauricio de la selva (Soyapango 1930, publicó Canto a Guatemala y Palabras); Hidelbrando Juárez (Apopa 1939, publicó Poemas para recordar que no somos unigénitos); y Rolando Acosta, estos escritores no pueden dejarse de mencionar.
Continuamos con los grupos literarios y en la década de los 60, tras la Generación Comprometida, aparece De aquí en adelante, (1967) “que intenta ser una ruptura, un borrón y cuenta nueva en la literatura salvadoreña” (7), integrado por José Roberto Cea (1939), Manlio Argueta (1935-); Tirso Canales (1930), Roberto Armijo (Chalatenango, 1937-París, 1997) y Alfonso Quijada Urías (1940) Este último poeta ya perfilaba su voz con la fuerza innata cuando publica su primer libro titulado Los estados sobrenaturales, texto que levantó polvo en su momento entre los escritores ya reconocidos. Actualmente reside en Canadá.
Tras Piedra y Siglo (1966), formado por Jorge Campos (1938), Rafael Mendoza (padre, 1943), Julio Iraheta Santos (Santa Tecla 1940, ha publicado Confidencias para académicos y delincuentes, Todos los días el hombre y Espantapájaros); Luis Melgar Brizuela, José María Cuéllar (Ilobasco 1942-1980, escribió La Cueva); Uriel Valencia (Metapán, Santa Ana 1940-2005), Ricardo Castrorrivas (1938), Ovidio Villafuerte (Sonsonate 1940-2007, obtuvo premios en Guatemala con su libro Ritual de piedra en aventura de Honda, ha publicado Cuzcatlán, en la sangre y la protesta, El elogio de la vida, Del hombre un solo rostro, En el ala de un sueño); aparece Cinco Negritos, integrado por los poetas Salvador Juárez (Apopa, 1946, ha publicado Al otro lado del espejo, Tomo la palabra, Puro Guanaco), Joaquín Meza (1956 ha publicado SALMitos (1983), Poesía colorada (1985) Vicent, tú y las golondrinas, entre otros; La Masacuata, con Alfonso Hernández, Roberto Monterrosa (San Vicente 1945), para mencionar algunos; La Cebolla Púrpura, con David Hernández (S.S. Barrio Concepción, 1955 -, ha publicado En la prehistoria de aquella declaración de amor, Poesía, Edic. Taller de los vagos 1977; Salvamuerte, novela, 1992, obtuvo premio certamen latinoamericano de novela; Putolión, 1996, Berlín años guanacos, premio Alfaguara, 2004, además escribió ensayo Alejandro de Humbols, la otra búsqueda del dorado). Jorge Alberto Morazán (S.S. Santiago Texacuangos, 1943), Rigoberto Góngora (San Vicente, Municipio de Santa Clara 1950-1982); Jaime Suárez Quemain (S:S. abril de 1950-1980, publicó Un disparo colectivo, póstumo, además de Desde la crisis donde el canto llora, con el que ganó premio Cultura en 1970); con Gilberto Santana, (Barrio Candelaria, SS, 1947, ha publicado Calendario clandestino, UES, y las antologías hechas por el escritor Luis Antonio Chávez, De barro somos y Del silencio a la alternativa un solo verbo, también en la antología Poética 1985); Humberto Palma (SS 1947); Francisco Rivera (San José Guayabal, 1957-); Nelson Brizuela (S.S. 1955, Nic. 1990), en este grupo también estuvieron los pintores Augusto Crespín y Antonio Bonilla. Y, el Taller Literario Francisco Díaz, con Rafael Góchez Sosa (Santa Tecla, La Libertad, entre sus obras están Poemas para leer sin música); Heriberto Montano (1950-2007), Manuel Sorto, Daniel Eguizábal (San Miguel 1962, ha publicado Hojarasca 1980; Poemas en blanco y negro (1985) y en 1986 El diablo en Santa Rosa de Lima, en coautoría con el cuentista Danilo Blanco (La Unión ), Para cuando nazca el sol (en Coautoría con el poeta Ulises Masís); Piel de ojos (1996) Hojas de Polvo (1998) autorretrato en tecnicolor (1998) …
Aquí también vemos voces nuevas como las de Sonia Miriam Kury (1948, y a quien se le ha perdido la huella); José Luis Valle (Chalchuapa, Santa Ana, 1944-, ha publicado 25 poetas jóvenes de El Salvador, novela, teatro…); Miguel Ángel Chinchilla (S.S. 1956, poeta, dramaturgo y narrador, ha publicado cuatro libros de poesía, dos novelas, crónicas y cuento); Miguel Huezo Mixco (1954-), autor de los poemarios Unas boca entrando en el mundo, La margarita emocionante, La canción del verdulero, Pájaro y volcán, entre otros; Mario Noel Rodríguez (Mejicanos 1955-) publica Por aquí pasaba un río (1991), Agítese antes de leerse (Poesía Edit, Lis), Crónica de un actor y el ensayo Nombre de Guerra, sigue en cuento con Carta después de la crucifixión, de este cuento, el escritor Luis Antonio Chávez, dice “El poeta deja entrever que en medio de la guerra había tiempo para el sarcasmo y el humor”; Nelson Brizuela, Róger Lindo, Roberto Quezada. (8)
Dejamos la década del 70 e ingresamos a los 80, con el Taller Literario Xibalbá, comandados por el poeta Otoniel Guevara (Quezaltepeque, La Libertad, 1964, ha publicado Hojarasca, El violento hormiguero, Tanto, Lo que ando, Despiadada ciudad, No apto para turistas, además dirigió el Suplemento Cultural 3000 de Co Latino); Álvaro Darío Lara (SS. 1966, ha publicado Minotauro, Antología de una década…); Arquímedes Cruz (San Sebastián, San Vicente, 1964); Claudia María Jovel, Amílcar Colocho (Ciudad Arce, La Libertad, 1965); Javier Alas (Quezaltepeque, La Libertad, 1964, ha publicado Mar te deberé mi cadáver, Piedras en el huracán y otros dos libros más que escapan a mi memoria); Wilfredo Peña (Aguilares 1964, ha publicado en cuento Sortilegio, en poesía Tragaluz y Yo pecador confieso que te amo); Edgar Alfaro Chaverri (S.S. 1958, publica Noche bruja); Edgar Iván Hernández (Cuscatlán, 1965); Keni Rodríguez (Quezaltepeque 1969); Eva Ortiz (SS 1960), Ernesto Flores, José Antonio Domínguez (SS. 1963), Antonio Casquín (Quezaltepeque 1965), Rafael Herrera, David Morales (Abogado, tiene mucha obra inédita); Pablo Morales, Pedro Hernández, Jorge Vargas Méndez (SS. 1961, tiene publicado Cantos breves para una mujer exacta (Edic. Atisba), entre otros textos); Manuel Barrera (Usulután, 1967, Licenciado en Letras, ha publicado Mitómano suelto); Vladimir Baiza (Sensutepeque, Cabañas, agrónomo, no tiene obra publicada); Carlos Bucio y Luis Alvarenga (SS. 1969, ha publicado Otras guerras y el Libro del sábado, mientras que en ensayo La mágica raíz, donde compila todo el material ensayístico del poeta chalateco Roberto Armijo), entre otros.
Y el mundo de la poesía sigue poblándose. Los grupos citados, además de Patriaexacta integrado por Luis Antonio Chávez (S.S. Barrio Concepción, 1961, estudió Contaduría Pública y Periodismo en la UES, además de obtener premios en juegos florales nacionales, servir como jurado calificador junto a David Escobar Galindo, dirigió con César Ramírez, Caralvá, el suplemento Cultural 3000 de Colatino, ha representado al país en diversas actividades culturales en todo Centroamérica y México, sus publicaciones han aparecido en EE.UU. España, Brasil, Argentina, Francia, Alemania… ha publicado en poesía Amortajando los colores (en Costa Rica, 1991), Un grito a dos voces (1993, en coautoría con la poeta Eva Ortiz), Poesía para un canto nuevo (Octubre es el culpable 1993); Después de la tormenta llega la calma (Edit. Canizález, 1996); Oda a la soledad (Edit. Lis, 2002) Los hijos del trueno, (Edit. Molino de viento, 2003), ha editado las antologías De Barro Somos (CONCULTURA, 1992, en homenaje al poeta Ulises Masis) y la antología del Silencio a la alternativa un solo verbo (CONCULTURA, 1993) Poética universitaria (Antología UES 2001); aparece también en las antologías publicadas por la Alianza Francesa Primavera de los poetas (2005-2006) Primavera entre versos (editada por él a través de CONCULTURA 2006); Poetas por El Salvador (antología hecha por la literata francesa Dra. María Poumier, 2008) entre otros. Su poesía ha sido traducida al francés, italiano, inglés y alemán. Ha escrito cuento y las novelas cortas Secuestro, La cita, y en la actualidad escribe simultáneamente las novelas El duende y De la luz a la oscuridad). Participó en el II Festival de poesía y el evento El Turno del ofendido, realizado por el poeta Otoniel Guevara, además ha dado recitales en infinidad de colegios, radios, universidades e institutos nacionales. A Patriaexacta también pertenecieron Carlos Roberto Paz Manzano (Estudio lenguaje y literatura en la UES, y después viaja a España a sacar su doctorado, nació en San Salvador en 1964, además de haber pertenecido a Xibalbá, ha publicado El giro de la vida, Edit. Mazatli 1997); Mauricio Paz Manzano, Blanca Mirna Benavides, Marcos Alvarenga, Arturo Romero, Víctor Manuel Acevedo, Orestes Figueroa, Eduardo Carranza, Edgar Iván Hernández y muchos más); estos grupos nacen bajo el amparo de la Universidad de El Salvador.
En los 90 también aparecen grupos como Abrapalabra, formado por Javier Alas, Jim Casalbé, Carlos Cañas Dinarte… le sigue Segunda Quincena, integrado por Salvador Juárez, Wilfredo López, Antonio Silva, Julio Iraheta Santos… Grupo Literario Silencio, con Daniel Eguizábal, Jim Cazalbé, Gilberto Santana, Luis Antonio Chávez, Refugio Duarte, Ulises Masís y más.
Paralelo a éste surge Alternativa Literaria Somos de barro, cuyos integrantes son Vidal Garay (San José Guayabal 1958, publica Algunos sueños salvadoreños y tres cuentos); Otto del Valle (seudónimo de Manuel Antonio Mejía, nació en Berlín, Usulután en 1939), Patricia Iraheta, Rodolfo Preza Renderos (Santa Tecla 1957, SS. 2004) y quien esto escribe…
La guerra también permitió que se crearan grupos en los frentes de batalla como Roble, guiados por el poeta Miguel Huezo Mixto, quien publica la antología Pájaro y volcán, donde se compilan versos de algunos combatientes. Aquí también surge otro poeta cuyo seudónimo era Augusto Morel, y a quien le perdimos la huella.
Mientras que en Zacatecoluca se funda el Grupo Literario Simiente, de corta estadía, pero donde surgen voces como Juan Carlos Cárcamo (1972) (9) Milton Doño, Carlos Domínguez, Wilfredo Catedral, Ixbalanqué Barrera (Zacatecoluca 1958); Luis Alfredo Domínguez, Wilfredo Mármol Amaya ((psicólogo, Zacatecoluca, 1959) Antonio Alfredo Herrera, entre otros; El Taller Literario Tareya, de corta trayectoria, integrado por Rolando Elías, André Cruchaga (Chalatenango 1957, ha publicado Alegoría de la palabra (1992); Fantasía del agua (1993) Fuego de la intimidad (1993) entre otros, y Mario Noel Rodríguez.
Nos alejamos un poco de la guerra y tras los Acuerdos de paz nace Talega (Taller de Letras Gavidia), cuyos miembros son Alfonso Fajardo (SS. 20 de marzo 1975, miembro fundador de Talega, estudió Derecho, ha obtenido varios premios y CONCULTURA le ha nombrado Gran Maestre del Saber; ha publicado en 1999, Juego infinito, Novísima antología, Los Fusibles Fluorescentes, con el que obtuvo primer lugar en los Juegos Florales de Quezaltenango, Guatemala); Rainier Alfaro (Santa Tecla 1975, se casó con la poetisa hondureña Armida García, vive en Honduras, no ha publicado); Pedro Valle (Chalatenango, La Palma 1965, miembro fundador de Talega, ha obtenido varios premios y CONCULTURA le ha nombrado Gran Maestre del Saber, tiene publicado Habitante del alba, 1998; Juego Infinito, 1999, Poesía del Siglo XX editado en Francia por la estudiosa de la literatura Dra. María Poumier); Eleazar Rivera (Santo Domingo, San Vicente, 1976, Prof. de Lenguaje y Literatura, ha obtenido varios premios y CONCULTURA le ha nombrado Gran Maestre del Saber, ha publicado Juego Infinito, 1999, 500 años de prosa y verso, en Brasil; Escombros Edit. UES, 2003 y dos libros más que escapan a la memoria); Roberto Betancour (Santa Tecla, 1976, Excelente ensayista, abandona la literatura para dedicarse a la docencia); Alex Canizález (Nació en Chalchuapa, Santa Ana 8 de enero de 1964, Biólogo y poeta, ha obtenido varios premios y publicado Las raíces del canto, CONCULTURA 1995, La Ciudad Amurallada, 1995; Poemas escritos en el agua, 1997; Juego infinito 1999; Poemas del hombre muerto 2002; La jaula en el pecho, en 2003, en coautoría con el poeta Luis Antonio Chávez, además de Casa prestada 2005, en el que rescata los sufrimientos de los inmigrantes. De Canizález, el poeta Luis Antonio Chávez, expresa: “La poesía de Alex Canizález se caracteriza por su penetración psicológica, en sus versos describe el sentir y pensar del latinoamericano”), Edgar Iván Hernández (Cojutepeque, Cuscatlán, 1965), Mercedes Seeligman (San Vicente)
Todos estos grupos mencionados, al igual que las otras voces publican sus escritos en las páginas del suplemento Cultural 3000 del diario CoLatino, espacio cultural creado por el poeta Gabriel Otero, quien tiene como coordinador a César Ramírez, conocido como Caralva.
Ya casi para culminar el milenio aparecen voces como las de William Alfaro (SS 1973, ha publicado Dejavú y otros libros), Susana Reyes (SS. 1971 ha publicado La historia de los espejos y Los verbos perdidos de la luna); Oswaldo Hernández (Chalatenango 1976, ha publicado Parqueo para sombrillas), Carlos Clará (SS. 1974, ha publicado Montaje invernal); Mauricio Vallejo Márquez, hijo del poeta Mauricio Vallejo, asesinado en la década de los 80; Lya Ayala, Rafael Mendoza (hijo), Tere Andrade, Krisma Mancía (ha publicado La era del llanto); Jorge Galán, (1973, ha publicado El día interminable, entre otros), Róger Guzmán, Nilson Alas (San José Las Flores, Chalatenango, 1966, ha publicado Cuaderno solar) Alberto López (La Libertad 1982); Lea Romero, pertenece al Grupo Literario El Perro Muerto, René Figueroa, quien recientemente obtuvo premio en los Juegos Florales de Ahuachapán (2010), entre otros que escapan en el tintero… pero que ya empiezan a hacer bulla en el tinglado literario salvadoreño.

Una experiencia exquisita
Todo este recorrido poético es muestra de que El Salvador ha sido y sigue siendo un semillero de poetas, desde los que han preferido el verso clásico, los iconoclastas y los que escriben poemas “no comprometidos” para evitarse problemas futuros.
No puedo obviar también los esfuerzos por la divulgación literaria, que en nuestro país ha sido una lucha titánica y hasta quijotesca, de algunos medios impresos que por algún tiempo cedieron espacios (como un favor) como La Prensa Gráfica, con sus Periolibros, revista dominical y otras páginas sabatinas; El Diario de Hoy, con sus páginas sabatinas dirigidas por el Lic. Luis Fuentes, el Diario El Mundo, quien cedió por algún tiempo su espacio a los compañeros de Cinco Negritos, la página Cultural publicada los martes, a cargo de la Dra. Matilde Elena López y el suplemento cultural Astrolabio, editado los sábados y dirigido por el poeta Javier Alas, pero el medio que sí le ha apostado a la literatura a sabiendas de que no lleva fondos a sus arcas es el centenario Co Latino, pues desde las páginas dirigidas por Juan Felipe Torruño, Quino Caso, Sábados Culturales y el Suplemento Cultural 3000 iniciado por el poeta Gabriel Otero, a finales de la década de los 80, no ha dejado un solo sábado de aparecer dicho suplemento, ni aún el día de la ofensiva denominada hasta El tope y más, lanzada por el FMLN.
Pero continuemos con la quijotada y la apuesta alimentada por un sueño, pues sólo el hecho de traer a escritores de fama internacional ya es bastante, hablamos de la labor emprendida por el poeta Otoniel Guevara, con la fundación Metáfora, que realizan cada mes de mayo el evento El turno del ofendido, como un homenaje a Roque Dalton, y cuya actividad tiende a mantenerse, siempre y cuando goce del patrocinio de quienes confían en la divulgación de la palabra.
Guevara, conocedor de los vaivenes de la literatura, le ha apostado a un evento que, además de ser un homenaje a Dalton, uno de los íconos de la poesía nacional, ultimado por sus compañeros de armas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), trae cada año a poetas ya curtidos en ese ambiente.
También está la Fundación Poetas de El Salvador con su actividad anual. Aquí se han dado cita las más laureadas voces del continente americano y europeo, lo cual ha sido como un remanso de luz en esta trajinada vida para quienes nos movemos en este campo, pues confirma que la poesía salvadoreña también ha cruzado estas tierras para colarse en otros lugares.
Y entre esa gran lista de poetas que han llegado a El Salvador, están Juan Rosa Pita (Cuba); Rafael Valero Oltra (España); Alberto Nessi (Suiza); Silvia Favaretto (Italia); David Huerta (México, hijo del poeta Efraín Huerta); Raúl Henao (Colombia); entre otros del primer impulso por dejar huella en la palestra poética nacional, donde comparten pluma los salvadoreños Carlos Clará, Álvaro Darío Lara, Miguel Huezo Mixto, David Escobar Galindo y más.
En el II Festival de poesía, acumulada la experiencia del primer ensayo, llegan al país Saúl Ibargoyen (Uruguay); y con quien compartí mi lectura en la Universidad Don Bosco; a la par de Lauren Mendinueta (Colombia); Víctor Redondo (Argentina); Humberto Mello (Brasil); Adriano Corrales (Costa Rica); y Dina Posada (El Salvador-Guatemala).
Voces nuevas llegaron a deleitarnos con sus versos en cada festival de poesía, nos referimos a Jorge Boccanera (Argentina); Carlos Trujillo (Chile); Marita Troiano (Perú); Yelena Rounova (Rusia); Ledo Ivo (Brasil); Paúl Pines (EE.UU.); Noma Dimic (Serbia); Anna Rossetti (España); Maya Bejerano (Israel); André Cruchaga (El Salvador).
El cuarto, quinto y sexto Festival no fue la excepción. Aterrizamos aquí, ya que justo en octubre de este año se estaría celebrando el VII Festival de poesía, con lo cual se confirma que la quijotada emprendida por los poetas Mario Noel Rodríguez, Federico Hernández Aguilar y la tenista Paulina Aguilar de Hernández, junto a muchos más ven con buenos ojos que aquel esfuerzo no fue en vano, por lo que sólo me resta decirles que sigan adelante y ¡que la poesía nos salve!

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1) Verso traducido por el escritor y académico mexicano Fernando de Alva Ixtlixochitl y aparece en el libro editado por el escritor David Escobar Galindo, titulado El árbol de todos. (Dirección de Publicaciones e Impresos DPI, 1996).
2) Escobar Galindo, David, Índice antológico de la literatura salvadoreña.
3) Escobar Galindo, David, Índice antológico de la literatura salvadoreña.
4) González Huguet, Carmen. Obras completas de Claudia Lars. (DPI, marzo de 1999).
5) Escobar Galindo, David. Biblioteca Básica (14) DPI. 1997.
6) Tomado de la revista Alkimia
7) Castellanos Moya, Horacio. Prólogo al libro La margarita emocionante, Edit. Universit. UES, 1979.
8) Antología literaria de los Nonualcos
9) Castellanos Moya, Horacio. Prólogo al libro La margarita emocionante, Edit. Universitaria. UES, 1979.

  • Nota. Algunos apuntes fueron tomados por el autor de otras fuentes, entre ellas el libro Poesía Salvadoreña 1963-1973 editado en México, Antología Literaria de Los Nonualcos y el mismo Suplemento Cultural 3000 de Co Latino. No hay duda de que el mundo de la literatura salvadoreña ha dado más nombres, pero en esta ocasión sólo nos enfocamos al campo de la poesía. Espacio que aprovecho para disculparme si faltaron nombres en el tintero.
  • Luis Antonio Chávez, es periodista y escritor salvadoreño.