El socialismo y el hombre nuevo en Cuba

El socialismo y el hombre nuevo

un texto necesario de Ernesto Che Guevara

inSurGente (J.L).- Ahora que se cumple el cuadragésimo aniversario del asesinato del Che, en la redacción de inSurGente hemos querido recordarlo con un texto del propio Ernesto Guevara al que su valor y actualidad convierten en un escrito imprescindible. Publicado como una carta al semanario uruguayo Marcha, recomendamos su impresión para reflexionar sobre la necesidad de que una idea tan hermosa como es el socialismo, debe ser parido por personas capaces de despojarse de las miserias morales del capitalismo. Un texto lleno de análisis y de poesía. Imponente.

El socialismo y el hombre nuevo en Cuba

por Ernesto Che Guevara

Estimado compañero. Acabo estas notas en viaje por África, animado del deseo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos.

Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado. No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.

Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953. Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel Moncada, en la provincia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.

Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fundamental. En él se confiaba, individualizado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.

Llego la etapa de la lucha guerrillera. Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber. En base a estos lograba sus grados.

Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.

En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria. Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora, vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.

En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista. La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza.

Se produjeron enseguida contradicciones seria, resueltas, en primera instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de gobierno con el cargo de primer ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.

Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.

Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.

La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.

Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. Otras veces, experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento.

Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar. Así sucedió en marzo de 1962 ante una política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante.

Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con las masas. Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero, en el caso de las iniciativas surgidas de estratos superiores del gobierno utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.

Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y victoria.

Lo difícil de entender, para quien no viva la experiencia de la revolución, es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.

En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impuesto por el rigor de la sociedad capitalista. En esta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de la comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de la vida, va modelando su camino y su destino.

Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que este se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos. (Cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero ese es un tema que sale de la intención de estas notas.)

De todos modos, se muestra el camino con escollos que aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.

Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.

Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.

El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.

En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin. En estos, el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de liberación contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados, los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencadenamiento. La acción consciente hace el resto.

En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es muy grande.

Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.

De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.

Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.

Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.

A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.

Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son los premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación; la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, etcétera. Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas: es la demostración interesada de que una mentira es verdad.

En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparto de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.

Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.

En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.

Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.

El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.

A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.

Todo esto entraña, para su éxito total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias. En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esa marcha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.

Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin demasiada prisa. El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.

No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.

Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total consciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas todas las cadenas de la enajenación.

Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.

Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.

Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.

Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aún cuando sea necesario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.

El cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de aceleración, otros pausados e incluso, de retroceso.

Debemos considerar, además como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del Programa de Gotha, sino de una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo. Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.

Si a esto de agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.

La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aún, de su vanguardia.

En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas, es más fácil ver la división entre la necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual. pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad.: es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.

Se trata sólo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aún cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y sólo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.

Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.

Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas. La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.

Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia.

En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural, una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.

El socialismo es joven y tiene errores.

Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben. No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.

Se busca entonces la simplificación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce al problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto, no peligroso). Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.

Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más puramente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente en arte, su decadencia de hoy. Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy.

Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.

En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha dado, pero sí otro signo de contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente éste es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.

Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades materiales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El presente es de lucha, el futuro es nuestro.

Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original. Las posibilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo.

En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido.

Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.

Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes. Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El trabajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, jamás un castigo. Una nueva generación nace.

El Partido es una organización de vanguardia. Los mejores trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educados para el comunismo. Y a esa educación va encaminado el trabajo. El Partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo…

Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad, el hombre como individuo de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia no una receta.

Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la dirección, la tónica siempre, peros hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigente porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.

No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año se pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.

Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia; y, hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.

Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas son que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.

Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de Revolución. No hay vida fuera de ella.

En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.

El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial. Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala loca y se olvida el internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.

Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No sólo el del dogmatismo, no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.

En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.

Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna —no nos avergüenza ni nos intimida decirlo— va Fidel, después, los mejores cuadros del Partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.

Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de la necesidad del mismo ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales, una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto.

Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación. Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.

Permítame intentar unas conclusiones:

Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.

El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.

Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.

Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.

El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.

Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.

La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.

Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.

La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.

Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando.

Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima.» Patria o muerte.

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Texto dirigido a Carlos Quijano.

Publicado en: Marcha, Montevideo, 12 de marzo de 1965.

Tomado de: Ernesto Che Guevara, Escritos y discursos, Tomo 8, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977

La hora de la verdad para EEUU

La hora de la verdad para EEUU

Por supuesto, no hay alegría al comprobar que los precios de las acciones se vienen abajo como resultado de la explosión de las hipotecas no pagadas. Pero eso era muy predecible, como lo son las posibles consecuencias tanto para los millones de estadounidenses que se enfrentarán a problemas financieros como para la economía global.

Todo se remonta a la recesión de 2001. Con el apoyo del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, el presidente George W. Bush impulsó un recorte fiscal diseñado para beneficiar a los estadounidenses más ricos, pero no para sacar a la economía de la recesión que vino después de que se reventara la burbuja de Internet. Ante ese error, la Reserva no tenía muchas opciones si deseaba cumplir su mandato de conservar el crecimiento y el empleo: tenía que rebajar los intereses, cosa que hizo de una forma sin precedentes –hasta llegar a 1 por ciento–.

Funcionó, pero de una manera fundamentalmente distinta a como funciona normalmente la política monetaria. Generalmente, las tasas de interés bajas hacen que las empresas pidan más préstamos para invertir, y el crecimiento del endeudamiento se ve igualado con activos más productivos.

Pero dado que el exceso de inversión de los años noventa fue parte del problema que provocó la recesión, las tasas de interés reducidas no estimularon una gran inversión. La economía creció, pero principalmente debido a que las familias estadounidenses decidieron endeudarse más para refinanciar sus hipotecas y gastar parte del excedente. Y, mientras los precios de las viviendas aumentaron como resultado de las tasas de interés más bajas, los estadounidenses pudieron ignorar su endeudamiento creciente.

De hecho, ni siquiera eso estimuló lo suficiente a la economía. Para lograr que más personas pidieran préstamos, se redujeron las condiciones de los créditos, lo que promovió el crecimiento de las llamadas hipotecas basura. Además, se inventaron nuevos productos que rebajaron los montos de los enganches, lo que facilitó a las personas solicitar hipotecas mayores.

Algunas hipotecas incluso tenían amortización negativa: los pagos no alcanzaban a cubrir los intereses, de forma que cada mes la deuda crecía más. Las hipotecas fijas, a tasas de interés del 6 por ciento, fueron sustituidas por hipotecas de tasa variable, cuyos intereses estaban ligados a las letras del Tesoro de corto plazo. Las llamadas “tasas señuelo” permitían pagos aun más bajos durante los primeros años. Eran señuelos porque partían del hecho de que muchos deudores no eran sofisticados financieramente, y no entendían en realidad en lo que se estaban metiendo.

Y Alan Greenspan los alentó a que se arriesgaran promoviendo estas hipotecas de interés variable.

El 23 de febrero de 2004, señaló que “en la última década, muchos propietarios de viviendas podrían haberse ahorrado miles de dólares si hubieran contratado hipotecas de tasa variable en lugar de hipotecas de tasa fija”. Pero, ¿esperaba realmente Greenspan que las tasas de interés se mantuvieran permanentemente al 1 por ciento –una tasa de interés real negativa–? ¿No pensó qué les sucedería a los estadounidenses pobres con hipotecas de tasa variable si los intereses se elevaban, como era casi seguro que lo harían?

Por supuesto, la conducta de Greenspan significó que durante su administración la economía tuvo un mejor desempeño del que habría tenido de otra forma. Pero solo era cuestión de tiempo antes de que ese desempeño se hiciera insostenible.

Afortunadamente, la mayoría de los estadounidenses no siguieron el consejo de Greenspan de cambiar a hipotecas de tasa variable. Pero aun cuando las tasas de interés a corto plazo comenzaron a aumentar, la hora de la verdad se pospuso, ya que los nuevos deudores podían obtener hipotecas de tasa fija con intereses que no estaban aumentando. Sorprendentemente, cuando las tasas de interés a corto plazo aumentaron, las de plazo medio y largo no lo hicieron, algo que resultó enigmático. Una hipótesis es que los bancos centrales extranjeros que estaban acumulando billones de dólares finalmente se dieron cuenta de que era probable que seguirían teniendo esas reservas durante años y que podían situar al menos parte del dinero a mediano plazo en bonos del Tesoro de Estados Unidos que dieran (inicialmente) dividendos mucho mayores que los de las letras del Tesoro.

La burbuja de los precios de la vivienda finalmente se reventó y, con la caída de los precios, algunas personas se han encontrado con que sus hipotecas son superiores al valor de sus casas. Otros descubrieron que, con el aumento de los intereses, sencillamente ya no podían hacer sus pagos.

Demasiados estadounidenses no crearon un colchón en sus presupuestos y las compañías hipotecarias, concentradas en los derechos que generaban las nuevas hipotecas, no los instaron a que lo hicieran.

Así como fue predecible el colapso de la burbuja inmobiliaria, también lo son sus consecuencias: la construcción de viviendas y los precios de las existentes están disminuyendo y los inventarios están aumentando. Según algunos cálculos, más de dos terceras partes del aumento de la producción y el empleo en los últimos seis años han estado relacionadas con los bienes raíces, lo que refleja tanto las nuevas viviendas como los créditos obtenidos con viviendas como garantía para utilizarlos en excesos de consumo.

La burbuja inmobiliaria indujo a los estadounidenses a vivir con más de lo que tenían –el ahorro neto ha sido negativo desde hace un par de años–. Al apagarse este motor del crecimiento, es difícil imaginar que la economía estadounidense no sufra una desaceleración. Un regreso a la salud fiscal será bueno a largo plazo, pero reducirá la demanda agregada en el corto plazo.

Hay un viejo adagio que dice que los errores de las personas perduran mucho después de que ellas ya no están. Eso es muy cierto en el caso de Greenspan. En el de Bush, estamos empezando a sentir las consecuencias incluso antes de que se vaya.

Traducción: Kena Nequiz

Joseph Stiglitz es premio Nóbel de Economía. Su último libro es Making Globalization Work (“Cómo hacer que funcione la mundialización”).

El Salvador: campaña electoral y crisis política

EL SALVADOR: CAMPAÑA ELECTORAL Y CRISIS POLITICA

SAN SALVADOR, 2 de octubre de 2007 (SIEP) El Servicio Informativo Ecuménico y Popular publica esta nota a partir de la libre trascripción de entrevista en TCS a Dagoberto Gutiérrez el 2 de octubre de 2007. A continuación fragmentos de esta entrevista:

1. Hay dos figuras que deben de diferenciarse. Una la campaña política y otra la campaña electoral. La campaña electoral esta comprendida dentro de la campaña política pero rebasa a esta. No todo lo político es electoral pero si todo lo electoral es político. La política lo es todo, hasta la economía. Y no hay nada más político que la economía.

Hay ya una campaña política aunque las elecciones, como momento de votaciones, son hasta el 2009. Pero lo político se enciende. ¿Por qué se enciende lo político con tanta anticipación al momento electoral, con 17 meses de anticipación? Porque el régimen esta en crisis.

En la reciente convención de ARENA el presidente se refirió al sistema pero estaba hablando del régimen. Del régimen. A veces a uno le preguntan: ¿Cuál es su régimen de vida? Como se alimenta, como descansa…ese es su régimen de vida. Es lo mismo en la política. Y en la actualidad el régimen político atraviesa por un momento de enfermedad, de inestabilidad, de quiebre, de desencuentro.

El poder tiene varios centros y varias partes, así sucede también en el planeta, el poder se manifiesta dispersándose. En la actualidad, el Presidente tiene problemas para echar adelante su proyecto político y esos problemas no derivan de su partido. Y por eso es que esta llamando al orden. Es una contradicción entre el instrumento político que es ARENA y la oligarquía financiera. Esto forma parte de la realidad objetiva. El movimiento es objetivo. Es lo que tiene motor interno, independientemente de la voluntad de las personas.

¿Qué pasa en ARENA? Están pasando cosas extrañas. Por ejemplo, las declaraciones de Calderón Sol sobre Figueroa. ¿Cuándo se había visto esto? Otro caso, Ana Vilma se lanza sola como precandidata, sin acompañamiento partidario, sin nadie de ARENA ni del COENA, lo hace sola en un hotel.¿Esta realmente sola? No, no lo esta. Saca estuvo fuera como ocho días, fue a Nueva York, a Estados Unidos. Cuentan que cuando regreso Ana Vilma lo ataja y le dice: me lanzo!

Y luego Figueroa tuvo que lanzarse. Ella, Ana Vilma, representa sectores e intereses, pero no los del Presidente. Cosa insólita. Y luego René dice: esperare el calendario que dicte el partido. René es un hombre de partido, allí ha nacido, es de la estructura partidaria. Dos candidatos de un mismo partido. Y no de cualquier partido. Del partido de gobierno. Y todo esto forma parte de la campaña política. De la iniciativa de cada fuerza que se mide en la campaña política. De lo que se llama correlación de fuerzas.

2. Si la lucha política electoral es entendida como competencia nadie debe tener ventaja al principio, debiéndose estar en igualdad de condiciones, como sucede en las carreras, que todos salen de un mismo lugar. Pero sucede que la lucha política en las campañas electorales no es competencia sino que es confrontación, donde cada quien acumula la correlación de fuerzas que necesita para vencer al adversario, para adelantarse, para mantener la iniciativa.

En la actualidad en la campaña política, ARENA cuenta con las siguientes ventajas: además de las encuestas favorables, uno, el control del aparato del estado, que es diferente del control del gobierno.

El gobierno esta constituido por los órganos ejecutivo, legislativo y judicial. Estos son, de acuerdo a nuestra Constitución, los órganos fundamentales de gobierno. Y la pelea básica de los partidos es por el control del ejecutivo, porque esta tiene una influencia importante en la Corte Suprema de Justicia y naturalmente, en la Asamblea Legislativa. Dos, ARENA cuenta con el apoyo del aparato ideológico, que esta adentro del aparato del Estado. Y tres: tiene apoyo financiero. Y hay una ventaja extra: el debate entre ellos, que tiene sus riesgos pero que puede formar parte de la campaña política.

Las ventajas del FMLN son: el éxito del proyecto económico y político neoliberal. Ese éxito es una ventaja para el FMLN porque no ha fracasado sino ha sido exitoso, y es como una clase de economía política vivida, experimentada por la población: la dolarización, las privatizaciones, los precios, los salarios. Los resultados de este modelo es lo que la gente vive. Dos, el rompimiento de la comunicación entre el aparato de estado y los seres humanos. La gente ya no le cree al gobierno y eso es grave, gravísimo.

Es como los celulares. El celular conecta pero no comunica. Conecta un aparato con otro aparato. Peo no un ser humano con otro ser humano. Tres: los aliados estratégicos del gobierno tienen crisis. Sobre todo los Estados Unidos por su involucramiento en Irak, Afganistán, Georgia, el Oleoducto Azerbaijano. Incluso el mismísimo Alan Greenspan, quien fue el Jefe de la Reserva Federal expreso recientemente que “el dólar debe ser sustituido por el euro.” Increíble, pero cierto, hasta guarde el recorte de periódico.

3. ¿Qué ocurre en el país y que ocurre en ARENA? En el país el régimen político sufre una crisis política: a) se rompe la armonía en el equipo gobernante…Nunca un país es gobernado por una persona. Es siempre un equipo. En nuestro caso, gente del aparato del gobierno y gente de la clase dominante. Hemos experimentado el cambio de clase dominante. La oligarquía agro-exportadora es suplantada por la oligarquía financiera y esta a su vez se convierte en empleada de la oligarquía transnacional, que domina transnacionalmente, son grandes consorcios financieros internacionales.

Uno podría pensar que la confrontación fundamental actual es entre ARENA y el FMLN. Y no, no lo es. La confrontación fundamental es entre ARENA y clase dominante. Es algo extraordinario. Que haya dos candidatos del partido de gobierno. Nunca ha sido así. Nunca ha habido alternancia. ¿Quien decide? Es el debate. ARENA es el instrumento del capital financiero y no engaña a nadie, habla de manera pelada sobre esto.

¿Esta sola Ana Vilma? No, pero sola de Partido, sí. Y René aparece con partido. ¿René es el candidato de la oligarquía financiera? No. El discurso de Cesar Funes y de Saca sobre cambios en el COENA es interesante. Ellos dicen: cambio no, ajustes si. La oligarquía financiera exige que haya cambios. Pero no hay precandidatos. Al final ¿quien ganó? No ganó el capital financiero y la confrontación por eso crece. ARENA tiene complicaciones…

El FMLN avanzó en su campaña política y ARENA no tiene candidato. ARENA no puede construir fuerza que impida el avance del FMLN. ¿De que depende que esto se modifique? De la forma en que se resuelva este gran debate entre los sectores dominantes.

4. El Frente resolvió inteligentemente el tema de los candidatos. Un candidato es una construcción política. El origen del término viene de toga candida. En la antigua Roma usaban un traje blanco. El candidato es una construcción. Adentro del hombre que es candidato esta el ser humano. En la campaña electoral se trata de evitar que la gente conozca al ser humano. En el caso de Mauricio Funes el es la persona y tiene aún otra ventaja: si va mandar o no. Cuando digo esto estoy diciendo que el va a ser el presidente, el va a mandar ¿quien va a mandar? Aparece ya como el ganador, el presidente es el que manda.

El Partido que alcanza el gobierno debe evitar fusionarse con el gobierno. Cuando el Partido se convierte en gobierno deja de hacer trabajo político y pierde la relación con la gente. La fórmula del frente, resolvieron eso inteligentemente. Fueron construyendo, fuera del marco legal político.

Con respecto a los ataques a Sánchez Ceren, en la medida que más lo ataquen más lo hacen fuerte y potable. El tiene méritos, abundantes. Toda una vida dedicada a la lucha. Las personas deben ser muy claras y muy definidas. Yo valgo por mis enemigos…Solo el que no vale nada no cuenta con enemigos…

Cristóbal Colón y la expansión del mercado

Cristóbal Colón y la expansión del mercado
Lunes, 01 de Octubre de 2007 / 10:26 h
Dagoberto Gutiérrez

La palabra descubrimiento, usada para referirse a la llegada de los barcos españoles a nuestras tierras, encierra una manera europea de ver la realidad y es una especie de coloniaje postcolonial.

Vistas las cosas desde Europa resulta cierto que ellos descubrieron; pero vistas las cosas con nuestros ojos es igualmente cierto que nosotros no estábamos para ser descubiertos, porque los pueblos dueños de estas tierras constituían civilizaciones y culturas con su propia energía y expresiones que funcionaban, de manera diferente a las europeas de ese momento.

España recién había derrotado a los árabes que durante ochocientos años habían poseído buena parte del sur de la Península Ibérica, los reyes católicos Alfonso de Aragón e Isabel de Castilla además de expulsar a los árabes también lanzaron de la península a la población judía llamada Sefardita y se encontraron, de repente, con la realidad de ser una potencia a las puertas de un momento de expansión y de búsqueda de nuevos mercados.

Las élites intelectuales conocían que el planeta era redondo y España junto con Portugal tenía flotas navales muy importantes; pero la Corona no contaba con los fondos necesarios para financiar empresas grandes y mercantiles.

Así las cosas, la búsqueda de nuevos mercados suponía rutas nuevas que llevaran la mercancía hacia el oriente del planeta.

Se buscaba La India porque allí estaba la canela, la seda, la mostaza, la nuez moscada y las maravillas del mundo.

El genovés Cristóbal Colón era una mezcla de aventurero, comerciante e intelectual y era, en suma, el adecuado para la aventura de llegar al este desde el oeste. El viaje fue una empresa privada y cada barco de madera llevaba al mundo a una España feudal, con naturaleza devastada, de mentalidad católica y dueña de una Inquisición sangrienta.

Al tocar tierra en las Bahamas la empresa muestra su verdadera naturaleza de invasión porque se trató siempre de un imperio que se apropia de las tierras que encontró y las convierte en propiedad de su rey, esto que era un pillaje total se vuelve un acto jurídico por voluntad de la corona española y puestas las cosas así esta invasión se convierte, al mismo tiempo, en un choque sangriento de culturas diferentes.

El derecho, la lengua y la religión junto con la espada, el cañón y el miedo fueron las armas que usó España para establecer su dominio, y por cierto es lo que usan todos los imperios para consolidarse.

San Salvador le llamó Colón al primer punto que tocó en estas tierras y esto tiene que ver con la batalla de Belgrado (Capital de Serbia), lugar en donde en 1447 fue derrotado el ejército turco que avanzaba hacia Europa, Calixto III que era Papa en Roma dijo que en Belgrado se había salvado el mundo y tres años después de esta batalla dispuso que se construyeran iglesias en honor al Divino Salvador del Mundo.

Aparecieron templos dedicados al salvador y aún hoy se pueden encontrar y por eso, cincuenta años después Colón llamó San Salvador a las primeras tierras que invadía y en 1524 Jorge Alvarado, hermano de Pedro Alvarado, Adelantado de Guatemala, llamó San Salvador a una ciudad que fundó la columna invasora que el comandaba y, más adelante, en 1915 mediante un decreto de cinco artículos, se establece que el nombre de nuestro país era El Salvador y no San Salvador como era conocida.

De modo que la salvadoreñidad tiene que ser buscada en las callejuelas de una ciudad llamada Belgrado en el corazón de los Balcanes y no en las florestas de Cuscatlán.

España recién salía de la guerra contra los moros, con armas poderosas y tácticas militares modernas y su dominio fue logrado a través de victorias militares, verdaderamente espectaculares, juego político habilidoso y aniquilamiento del enemigo y de la población.

La victoria de Hernán Cortés contra los aztecas es una hazaña que impresionará siempre porque mezcla la religión, la política del imperio Azteca, la ausencia de una nación y la intrépida locura de un pequeño grupo de invasores dispuestos a todo.

Años después, Pizarro haría algo parecido destruyendo el poderoso imperio Inca y en lo que sería la Capitanía General de Guatemala, Pedro de Alvarado sometería a los pueblos mayas, quichés, tzutuiles, cachiqueles y otros.

Europa, al saquear el continente estableció las bases para el desarrollo del Capitalismo que después llegaría a ser planetario, esto que es la acumulación originaria pone a los Europeos en la condición de nuestros deudores y al continente americano en la calidad de acreedores, por supuesto que este saqueo no se basó solamente en minerales y piedras preciosas porque abarcó la cultura, los recursos naturales, semillas, plantas y todo lo imaginablemente de valor que existía.

Es sorprendente, sin embargo, que después de más de quinientos años Europa siga gravitando poderosamente en la mente del ser humano contemporáneo y que en sociedades como la nuestra se rinda homenaje al que te destruyó la vida y la posibilidad de un desarrollo independiente, es alucinante la figura del día de la raza, y que se hable de encuentro de culturas, ignorando invasiones sangrientas y genocidios; sigue siendo provocador que se hable de herencias culturales cuando se prohibió el idioma propio a estos pueblos para imponer el castellano, por eso, en nombre de la construcción de una identidad propia resulta impostergable mirar las cosas de hoy y de ayer con los propios ojos y no con los ojos extranjeros.

Culto Ecuménico en Homenaje de Rafael, Lito y Galia Aguiñada

SAN SALVADOR, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) “Sufrí la muerte de tres seres queridos, la primera muerte fue la de mi esposo, Rafael, esa fue una muerte anunciada, esperada, él era muy atrevido, muy osado…” expresó Berta Deras, en Acto Ecuménico realizado por las Comunidades de Fe y Vida (COFEVI) ante la tumba de Rafael Aguiñada Carranza.

El Acto Ecuménico fue en conmemoración del 32 aniversario del asesinato de este dirigente del Partido Comunista, el 26 de septiembre de 1975; del asesinato en abril de 1981 de Rafael Aguiñada Deras, Comandante de las FAL y de la caída en combate de Galia Aguiñada Deras, combatiente guerrillera de las Fuerzas Armadas de Liberación, uno de las agrupaciones que constituyeron el FMLN en octubre de 1980.

Agregó que “Rafael se iba a meter a la Policía cuando capturaban a un compañero, a reclamar su libertad; se iba a meter a las huelgas…yo pensaba que al solo terminar su periodo de inmunidad por ser diputado del UDN, lo iban a matar, pero se adelantaron, como al año y medio de estar en la Asamblea lo mataron…”

“Con la muerte de Lito fue diferente, me dio mucho coraje, mucha cólera….lo mataron un sábado y me di cuanta hasta un martes, y no sabía ni como se llamaba mi hijo, que nombre usaba ya que era clandestino, y ya lo habían enterrado y no sabía donde buscarlo, hasta que un compañero, Dagoberto Sosa llegó ya noche a la casa y me dio el nombre que estaba utilizando…y pude entonces encontrarlo.”

“Lo de Galia me causó mucho dolor, luego de la muerte de Lito decidimos irnos para Nicaragua a vivir y allá fue ella a la escuela, estudio el bachillerato y se integró a esa revolución, iba a las cortas de café… Un día me dice que se iba regresar a El salvador a estudiar, y pasan los días y le digo: tenes que arreglar las notas y entonces me dice: no, si no voy a estudiar, voy a integrarme a la lucha por la que dio su vida mi papá y mi hermano, y como le decía que no se fuera, si ella en ese ambiente de lucha había crecido desde que nació, esa era su vida, y a los 55 días de haberse ido cae en combate…”

Por su parte, el Rev. Roberto Pineda, expresó que “estamos aquí para rendir homenaje a esta familia revolucionaria, la familia Aguiñada Deras y expresar que las ideas por las que murieron Rafael, Lito y Galia, ideas de justicia social y de socialismo, nos siguen convocando a la lucha. Su muerte no fue en vano, este país cambió y debemos hacer que cambie más, les rendimos tributo en este día pro también en cada momento cuando el sufrimiento de un ser humano nos golpea el alma, nos indigna y nos impulsa ala protesta, ese es el espíritu de Rafael, de Lito y de Galia, ese es el espíritu de Jesús de Nazaret.”

¡4 Años de lucha por la paz, la democracia, la justicia y el socialismo!

¡4 Años de lucha por la democracia, la paz, la justicia y el socialismo!

El Bloque Popular Social, integrado por organizaciones sindicales, campesinas, religiosas, comunales, estudiantiles, cooperativas, de mujeres, indígenas, jóvenes jubilados y veteranos de guerra, con mucha alegría informa al pueblo salvadoreño que en estos 4 años desde nuestra fundación:

LUCHAMOS POR LA DEMOCRACIA. Hemos estado en la calle exigiendo que este régimen represivo de ARENA cumpla con lo establecido en nuestra Constitución de la República y cese su persecución contra los sectores populares, las capturas arbitrarias y se investiguen los asesinatos contra nuestros líderes y simpatizantes.

LUCHAMOS POR LA PAZ. Hemos estado en la calle denunciando a este régimen entreguista de ARENA por su política servil ante el gobierno imperialista de George Bush, que obliga a nuestro país a mantener tropas en Irak, nos impone la ILEA y el TLC, y se niega a abrir relaciones con Cuba Socialista.

LUCHAMOS POR LA JUSTICIA. Hemos estado en la calle demandando que este régimen demagógico de ARENA cese su política de trasladar el peso de la crisis a las espaldas del pueblo trabajador y para exigir empleos, salario justo, vivienda digna, agua y luz en nuestras comunidades, salud y educación, seguridad publica.

LUCHAMOS POR EL SOCIALISMO. Hemos estado en la calle proclamando ante este régimen corrupto de ARENA que luchamos por la construcción de una nueva sociedad, por el socialismo del siglo XXI, donde las personas no exploten a las personas y hombres y mujeres se unan para construir una nueva Patria, la patria que soñaron Shafik Handal y Monseñor Romero, Prudencia Ayala y Rosa Braña.

Celebramos este cuarto aniversario llenos de confianza en que la historia avanza y que vienen nuevas luchas en que nuestra contribución será importante, rindiendo tributo a nuestros mártires y héroes, comprometiéndonos a seguir promoviendo la unidad del movimiento social y popular…

¡Nunca de rodillas, siempre de pie!

¡El 2009 derrotaremos a la dictadura!

¡El presente es de lucha, el futuro es nuestro!

Coordinación Nacional del Bloque Popular Social de El Salvador.

San Salvador, El Salvador, 30 de septiembre de 2007

Realizaran Acto en Memoria de Rafael, Lito y Galia Aguiñada

REALIZARAN ACTO EN MEMORIA DE RAFAEL, LITO Y GALIA AGUIÑADA

SAN SALVADOR; 26 de septiembre de 2007 (SIEP) “Invitamos a nuestros amigos y amigas, a que nos acompañen este sábado. Vamos a desafiar al olvido impuesto por los poderosos, y a recuperar nuestra memoria histórica, a recordar a nuestros héroes y mártires revolucionarios. Entre estos mi esposo, Rafael mi hijo Lito y mi hija menor Galia, que lucharon desde las filas del Partido Comunista, por la democracia y el socialismo en nuestra patria” informó Berta Deras.

Agregó que “mi esposo, Rafael Aguiñada, fue asesinado el 26 de septiembre de 1975, al salir de una reunión sindical. El era dirigente del Partido Comunista de El Salvador así como secretario general de la Federación Unitaria Sindical (FUSS) y diputado del partido Unión Democrática Nacionalista (UDN) ante la Asamblea Legislativa.”

“Mi hijo, Rafael Aguiñada Deras, conocido como Lito, fue ametrallado en abril de 1981 frente a la Policlínica. El era Comandante de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) el brazo armado del PCS. Había sido antes dirigente de la Juventud Comunista de El Salvador.”

“Mi hija menor, Galia, cayo víctima de una emboscada del ejército de la dictadura en el Cerro de Guazapa, en enero de 1990. Era combatiente de las Fuerzas Armadas de Liberación. Ellos entregaron su vida por la felicidad de este pueblo sufrido que sigue luchando por su liberación definitiva.”

Por otra parte, el Rev. Roberto Pineda, informó que “en este Acto están invitados para participar y recuperar momentos de lucha, dolor y alegría, los compañeros Domingo Santacruz, Dagoberto Gutiérrez, Blas Escamilla, y Mario Aguiñada.”

“Asimismo ese mismo sábado 29 de septiembre, se estaría celebrando un Culto Ecuménico en Memoria de Rafael, Lito y Galia Aguiñada. Lo realizaríamos en el Cementerio General a las 9 a.m. También los estamos invitando” compartió el pastor de la Iglesia Luterana Popular.

La cuestión colonial en la lucha de clases

La cuestión colonial en la lucha de clases

Dagoberto Gutiérrez

La temática de la colonia, de la independencia de 1821, la república de los criollos y el fracaso de Centroamérica como realidad política; ha sido un tema abordado en una fritura que hasta ahora ha mezclado a la Patria, a la Nación, a los Próceres, la Libertad y la Independencia y por eso mismo, la bruma sustituye a la reflexión, y hasta ahora, la sociedad salvadoreña es dueña de ópticas diferentes sobre estos acontecimientos.

Cada mes de septiembre estas diferencias se manifiestan de diferentes formas y por ejemplo, el uso de la bandera del país ya sea en viviendas o en vehículos es una práctica mínima y nadie puede decir que es falta de patriotismo, la consideración hacia los próceres de la patria aparece, hasta ahora, como un requerimiento gubernamental pero no como un sentir general de la sociedad y la independencia de 1821 tampoco termina por ser un bien estimado y apreciado por un pueblo que no se considera ni libre ni independiente.

Al mismo tiempo en nuestra sociedad la relación con España no aparece construida como un vínculo con ninguna madre patria y, por el contrario, España es la metrópoli abusiva, prepotente, conquistadora e invasora y, esta mezcla de emociones, sensaciones y reflexiones nos pueden hacer perder el encendido hilo histórico que une de manera indisoluble la Colonia y su vasallaje con la construcción del Estado de El Salvador hasta llegar al actual Estado de Mercado.

Resulta apasionante y necesario al mismo tiempo, situar la invasión europea de 1492 como la expansión de un mercado para el cual el área europea resultaba pequeña y la empresa privada de esa invasión, también llamado descubrimiento de América desde una óptica europea, resultó ser fundamental para la acumulación originaria del capitalismo planetario, es decir, que toda la riqueza que Europa robó de nuestras tierras fue parte de la sangre y la carne original del sistema capitalista europeo y en esta óptica, Europa resulta ser deudora de nosotros y nosotros acreedores de Europa.

España era una potencia feudal y sus posesiones americanas desbordaron sus capacidades administrativas mientras que los otros países europeos con fuerzas productivas más desarrolladas y con burguesías activas disputaron, exitosamente, a España el control y usufructo de la riqueza colonial.

España organizó su posición americana en cuatro virreinatos y seis capitanías generales: Los Virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, Lima y Río de la Plata y Capitanía General de Guatemala, La Habana, Puerto Rico, Chile, Caracas y Filipinas.

La Capitanía General de Guatemala comprendía lo que hoy es Centroamérica con sus respectivas provincias, cada una de las cuales fue controlada, desde los primeros días de la conquista, por diferentes grupos de invasores, que lentamente fueron determinando las clases dominantes correspondientes a los diferentes estados que se fueron estableciendo.

En cada provincia, se formaron diferentes clases sociales relacionadas con los europeos invasores y con los pueblos derrotados y, para el caso, en Guatemala y en la provincia de San Salvador una parte de la sociedad llegó a constituirse con españoles nacidos en América, llamados criollos, otro sector era el integrado por gente que no era ni español ni indígena pero era el cruce de ambos, llamados mestizos o ladinos y luego se encontraban las poblaciones de los pueblos originarios, estos eran llamados indígenas y aún hoy son llamados indios.

Los criollos de Guatemala, controlaban el comercio y obligaban a las otras familias de la Capitanía General a someterse a su control. La rivalidad era evidente porque los guatemaltecos tenían condiciones para una relación más directa con la burocracia de la metrópoli y, en todo caso, la Capitanía General tenía su sede en la Ciudad de Guatemala y esto daba facilidades de maniobra.

Cuando los franceses invaden España en 1808 y estalla la guerra independentista en México, pareció llegada la hora de acelerar los preparativos de la independencia, pero se trataba más bien, para los criollos guatemaltecos, de establecer una nueva relación con la metrópoli; pero no diferente a la monarquía y, para las otras provincias de la Capitanía General, se trataba de romper la dependencia de los guatemaltecos; en este desencuentro histórico se movía el factor popular, interesado en una independencia real pero que sin tener la fuerza política necesaria se sometía a los ritmos de las confrontaciones entre los agrupamientos de criollos.

En este horno se relacionan, con diferente temperatura, la resistencia del pueblo español a la invasión napoleónica y la oposición de los pueblos centroamericanos a la dominación de la metrópoli.

Por supuesto que en cada provincia estas confrontaciones se manifestaron de diferente manera porque aparentemente, se trataba de fijar posición frente a la dominación colonial, frente al control de la Capitanía General de Guatemala y frente al imperio mexicano de Iturbide.

Conocemos más de la relación entre San Salvador y Guatemala pero no fueron éstos los únicos puntos encendidos.

Lo cierto es que el escenario independentista que conocemos no llegó a convertirse en guerra contra España y no produjo concentración definitiva de poder regional, esto determinó que en las décadas siguientes la región fuera escenario de guerras sangrientas y prolongadas y que hasta ahora Centroamérica no exista políticamente.

Bloque Popular Social: ¡Acompáñanos a celebrar nuestro cuarto aniversario!

BLOQUE POPULAR SOCIAL DE EL SALVADOR
4 años en resistencia y lucha popular

¡Acompáñanos a celebrar nuestro cuarto aniversario!

Hace cuatro años decidimos comprometernos con la lucha por la democracia y el socialismo en nuestra Patria. Y hemos cumplido.

Con mucha alegría podemos informar a nuestro pueblo que hemos estado presentes en las principales luchas por el pan y el trabajo, por la paz y la democracia, por la paz y la justicia de este pueblo de Liliam Jiménez y Schafik Handal.

Hemos acompañado las luchas por un empleo justo, por una vivienda digna, por escuelas y hospitales públicos, por la seguridad social, en contra del envío de tropas a Irak, en contra de la ILEA y del TLC, en contra de la Ley Anti-terrorista y de las capturas y asesinatos de dirigentes populares.

Y esto merece celebrarse con nuestro pueblo en la Plaza Schafik Handal, frente a la catedral de Monseñor Romero ¡Acompáñanos! Este domingo 30 de septiembre de 3p.m. en adelante.

Lugar: Plaza Cívica. ¡Te esperamos! ¡Trae tu corazón rebelde, tu memoria subversiva y tu grito de protesta!

Iglesia Luterana Popular presente en entierro de Salvador Sánchez

OLOCUILTA; 21 de septiembre de 2007 (SIEP) El cuerpo pastoral de la Iglesia Luterana Popular se hizo presente esta tarde para acompañar los restos del periodista asesinado Salvador Sánchez.

Salvador Sánchez, de 39 años, fue asesinado ayer en la ciudad de Soyapango. Era un periodista radial que cubría las diversas actividades de los sectores populares para emisoras progresistas como Radio Maya Visión.

“Este nuevo asesinato en contra de los sectores democráticos pone en evidencia la naturaleza represiva de este régimen capitalista, que pretende silenciar todo tipo de voz disidente que cuestione a ARENA” explicó el pastor luterano Efraín Cerna.

Agregó que “como Iglesia Luterana Popular te prometemos Salvador, que vamos a seguir alzando la luz de la verdad del Evangelio, para que ilumine las mentes y corazones de nuestro pueblo y les de fuerza y sabiduría para seguir luchando por un nuevo El Salvador.”

Subrayó que “ya Salvador se encuentra en presencia de nuestro Padre celestial informándole que Saca en El Salvador continúa violando los derechos humanos y mintiéndole a nuestra gente humilde, a los pobres, a los huérfanos y a las viudas.”

Por su parte, el sacerdote católico, Miguel Ángel Ventura, exigió “una exhaustiva investigación de este crimen, el cual no podemos permitir que quede en la impunidad..”