Camerún 1 y Dinamarca 2: los imperios contraatacan y se preparan para el Mundial de Toronto de la próxima semana

El empuje y fuerza de los leones indomables de la ex colonia alemana de Camerún fueron este mediodía acorralados y finalmente aniquilados por la frialdad y técnica de la antigua potencia colonial del reino de Dinamarca. Con este resultado Camerún es prácticamente eliminado y se favorece a otro antiguo poder colonial, Holanda, que pasa a los octavos de final de este mundial de futbol Sudáfrica 2010.

Dinamarca es una antigua potencia colonial, ya en el siglo XIII se apoderó de Estonia. Luego junto con Noruega tomó control de Groenlandia, las islas Faroe, Orcadas, Shetland e incluso Islandia. En 1620 se establecieron en Trankebar, al sur de la India. Establecieron una fortaleza en Ghana que luego vendieron al imperio inglés, para que este en 1850 fundara la “Costa Dorada.” En 1672 colonizaron las Islas Vírgenes, las que a su vez vendieron en 1917 a los Estados Unidos. En la actualidad continúan ocupando a Groenlandia.

Mientras que Camerún es un pueblo en resistencia de siglos y cuna de muchas civilizaciones africanas. Fue en el siglo XV que aparecieron los diversos imperios europeos. En 1884 es convertida en colonia alemana. Y empieza a recibir un diluvio de misioneros entre estos luteranos, católicos, bautistas, presbiterianos, etc. La colonia lograda con las armas, vinculada al comercio, justificada por la religión y la imposición del idioma francés e ingles. Una historia común de opresión.

Al concluir la primera guerra mundial, los vencedores se reparten el botín colonial y Camerún es dividida entre ingleses y franceses. Los ingleses se apoderan de los territorios del norte vecinos a Nigeria y Francia de la otra parte. En esta época surge la figura patriótica de Njoya, educador, teólogo e historiador, que es expulsado de su tierra por los imperialistas franceses y muere en el exilio. En 1945 se crea la Unión Popular de Camerún, que es prohibida en 1956 y pasa a la clandestinidad en las montañas hasta que en 1960 se logra la independencia.

Camerún ha participado en cinco mundiales de futbol. En 1954 estuvo ausente del quinto mundial de futbol que se realizó en Suiza. En este mundial, Alemania, ya rehabilitada, se alzó con la copa mundial. Era en la Europa de posguerra con nuevas realidades internacionales, como la existencia de un campo Socialista. Participaron en este torneo los países socialistas de Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría, esta ultima coronándose como selección sub-campeona mundial.

Otro Mundial que se acerca…

El próximo fin de semana, el 26 y 27, tendrá lugar en Toronto, Canadá, la IV Cumbre Mundial del Grupo de los 20, el famoso G-20, que reúne a los ministros de finanzas y presidentes de los bancos centrales de las “economías avanzadas y emergentes” del mundo.

Este Mundial de la Economía y las Finanzas surge en 1999 como respuesta de los imperios a la crisis financiera que conmovió las economías asiáticas en 1997 y aglutina a 19 países y a la Unión Europea. De esos 19 países significativamente 12 asisten a Sudáfrica. Estarán participando simultáneamente en dos mundiales, tanto imperios como países en resistencia. Es un gran enfrentamiento geopolítico.

De los imperios que participan en Sudáfrica 7 estarán también en Toronto: Australia, Francia, Alemania, Italia, Japón, USA e Inglaterra. De los pueblos en resistencia 5 estarán también en Toronto: Argentina, Brasil, México, Corea del Sur y Sudáfrica.

Además estarán en Toronto aunque sin presencia en Sudáfrica: por los imperios Canadá, China y Rusia. Por los pueblos en resistencia: India, Indonesia, Arabia Saudita y Turquía. Además estarán en calidad de “invitados” Etiopía, Malawi, Vietnam, Holanda y España.

La prioridad de Toronto 2010 será la de revisar las medidas para recuperarse de la crisis financiera y económica global por medio de la estabilización de los mercados financieros y la cooperación internacional. Los imperios pretenden descargar el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores de las “economías avanzadas” y sobre los pueblos de las “economías emergentes.” De esta reunión saldrán orientaciones tanto para el Banco Mundial como para el Fondo Monetario Internacional.

El G-20 define la agenda financiera mundial. Y esta cumbre en Toronto será un nuevo enfrentamiento entre países opresores y oprimidos, similar al que presenciamos en Sudáfrica, por lo que se merece nuestra atención y análisis. Toronto y Sudáfrica son los hilos de la madeja imperial que hay que desenredar y romper…

La resistencia antiimperialista pasa por el Mundial de Futbol en Sudáfrica…

Brasil y Corea Socialista juegan partido amistoso en Sudáfrica Mundial 2010

Concluye primera jornada del Mundial Sudáfrica 2010: la disputa entre imperios y resistencia ha comenzado…

México se impone 2 a 0 frente a Francia: un imperio es derrotado

El empate de Argelia con Inglaterra tiene sabor de victoria para los guerreros del desierto

Roberto pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San Salvador, 19 de junio de 2010

El empate de Argelia con Inglaterra tiene sabor de victoria para los guerreros del desierto

Los antiguos imperios coloniales europeos están enredados en el Mundial de Futbol Sudáfrica 2010. A Francia, España, Alemania, Italia e Inglaterra no le salen las cuentas. No esperaban estos resultados. Este mediodía Inglaterra no pudo derrotar a Argelia y este país árabe mostró que es un rival digno de ser tomado en cuenta, que se para en la cancha con destreza y fuerza.

Los ingleses no pudieron ganar y toda la prepotencia imperial se vino abajo, y de nada sirvió la presencia real en el estadio, frente a la creatividad y valentía del cuadro argelino. Fue una victoria de los pueblos árabes, una victoria de la resistencia iraquí, de la intifada palestina, del pueblo asediado de Gaza, de los pueblos y gobiernos amenazados de Irán y Siria.

Argelia puso la cara por la dignidad de los pueblos árabes, que incluye al heroico pueblo palestino, hoy fuertemente golpeado por la potencia sionista. Argelia es un pueblo con una significativa tradición de resistencia a los imperios. A muchos imperios, en especial al francés.

Desde 1834 cuando los franceses invadieron Argelia, este pueblo ha venido luchando por su independencia. En ese momento Francia se enfrento a la resistencia de las tribus bereberes comandadas por Abdel Kader. Un siglo después, en 1945, los franceses reprimen violentamente en Setif el movimiento independentista.

En 1954 surge el Frente de Liberación Nacional, FLN dirigido por Ahmed Ben Bella, que luego sería el primer presidente, que plantea la lucha armada para lograr la independencia, la cual se logra en 1962. Fueron ocho largos años de sacrificada lucha que despertó la solidaridad internacional de los pueblos, en especial del mismo pueblo francés. La película La Batalla de Argel del director italiano Gillo Pontecorvo es un tributo a esta epopeya

Y es la representación deportiva de este combativo pueblo la que presenciamos este mediodía enfrentarse a un imperio, que en sus mejores tiempos, se ufanaba que en su territorio “no se ocultaba el sol” y que fue construido en el siglo XIX con base al saqueo y explotación de nuestros pueblos en resistencia.

El imperio ingles inició su expansión invadiendo Irlanda en 1169, Gales en 1282, y Escocia en 1296. En 1587, en la llamada era isabelina, el “Caballero” Walter Raleigh fundó la primera colonia en Virginia, USA, que después crecerían hasta llegar a las famosas 13 colonias. En el siglo XVII se extendió a Canadá y a las islas caribeñas de Jamaica y Barbados. Incluso para esa época invadieron nuestra región y se apoderaron de Belice a la que llamaron Honduras Británica.

Incluso intento conquistar en 1806 la región del Río de la Plata y llego incluso a ocupar militarmente a Buenos Aires, Argentina y Montevideo, Uruguay. En 1833 ocuparon las Islas Malvinas. En 1788 penetraron en Australia, en 1840 en Nueva Zelanda. En 1757, la provincia india de Bengala, un siglo después toda la India. Luego Sri Lanka, Birmania, Malasia, Hong Kong.

En 1875 se apoderan de Egipto. En 1884-1885 realizaron los imperios europeos una conferencia para “distribuirse África.” En la actualidad Inglaterra es el principal aliado del gobierno de los Estados Unidos, y participa en las agresiones militares hacia Irak, y Afganistán, y de las amenazas contra Irán y Corea del Norte. Esta es parte de la vergonzosa historia de la honorable Corona Inglesa, cuya escuadra no pudo hoy derrotar a la escuadra argelina.

En 1950 Inglaterra participó en el cuarto mundial de futbol, pero tampoco lo ganaron. Este encuentro mundial se celebró de nuevo en tierras latinoamericanas, en Brasil. Habían pasado 12 años desde el mundial anterior en Italia. Participaron 13 países. A Alemania se le prohibió participar en castigo por los crímenes cometidos durante el recién concluido mundial de guerra.

En este cuarto mundial de futbol Uruguay se coronó bicampeón ya que tenía la victoria de 1930. Brasil quedo como subcampeón. Al ultimo partido donde Uruguay derrotó a Brasil se le conoce como “el Maracanazo” por el estadio en Rio de Janeiro donde fue realizado. Así las cosas, bicampeones mundialistas estaban Uruguay e Italia. En 1954 surgiría otro adversario…

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El salvador

San Salvador, 18 de junio de 2010

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Brasil y Corea Socialista juegan partido amistoso en Sudáfrica Mundial 2010

Concluye primera jornada del Mundial Sudáfrica 2010: la disputa entre imperios y resistencia ha comenzado…

México se impone 2 a 0 frente a Francia: un imperio es derrotado

México se impone 2 a 0 frente a Francia: un imperio es derrotado

La estratégica victoria de México frente a Francia este mediodía en el Mundial de Futbol Sudáfrica 2010 representa el primer triunfo de los pueblos en resistencia del planeta, así como la derrota del imperio galo. El primer imperio derrotado en este evento internacional.

En el inicio de esta segunda ronda, Uruguay derrotó a Sudáfrica 3 a 0; Argentina derrotó a Corea del Sur 4 a 1; Grecia derrotó a Nigeria 2 a 1 y México derrotó a Francia 2 a 0. Fue en Francia precisamente que se celebró el tercer Mundial de Futbol en 1938, luego de una hábil maniobra de Jules Rimet que logró arrebatarle la sede a Argentina.

En protesta por esto un grupo de países decidió no participar, incluyendo El Salvador y Argentina, Colombia, Costa Rica, los Estados Unidos, la Guayana Neerlandesa, México y Uruguay. Al final participó, Cuba, Brasil, Indias Neerlandesas (nombre colonial de Indonesia) y Alemania nazi, Italia fascista, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Hungría, Noruega, Países Bajos, Polonia, Rumania, Suecia y Suiza.

Este tercer mundial de futbol de 1938, de la misma manera que el de 1934, estuvo rodeado por una agresiva campaña de propaganda fascista por parte de Italia y Alemania. Un año después Alemania invadió Polonia e inicio así la Segunda Guerra Mundial. En este tercer Mundial de futbol Italia se coronó por segunda vez campeón del mundo.

Este día conocimos una reflexión del Comandante Fidel Castro en el que hace alusión al Mundial de futbol Sudáfrica 2010. Plantea Fidel que: “Habiendo presenciado ya los encuentros entre los equipos más prestigiosos en sólo seis días, y aplicando mis poco confiables puntos de vista, me atrevo a considerar que entre Argentina, Brasil, Alemania, Inglaterra y España está el campeón de la Copa.”

“Ya no queda equipo prominente que no haya mostrado sus garras de león en ese deporte, donde con anterioridad no veía más que personas corriendo en el extenso campo de una puerta a otra. Hoy, gracias a nombres famosos como Maradona y Messi, conocedor de las proezas del primero como el mejor jugador de la historia de este deporte y su criterio de que el otro es igual o mejor que él, puedo ya distinguir el papel de cada uno de los 11 jugadores.”

El mundial Sudáfrica 2010 apenas ha comenzado y esperamos que en los próximos días los imperios sigan siendo derribados.

Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador

San Salvador, 17 de junio de 2010

Concluye primera jornada del Mundial Sudáfrica 2010: la disputa entre imperios y resistencia ha comenzado…

Ha concluido la primera jornada del Mundial de Futbol Sudáfrica 2010 y los resultados reflejan una seria disputa entre los imperios y los pueblos en resistencia.

De los 9 antiguos y modernos imperios participantes, los anglosajones Inglaterra y USA empataron a 1 gol, Alemania apabulló a 4 goles a Australia, Holanda derroto 2 a 0 a Dinamarca; Japón derroto 1 a 0 a Camerún; Italia empató 1 a 1 con Paraguay; España perdió 1 a 0 frente a Suiza. Hay únicamente tres victorias, las de Alemania, Holanda y Japón. Cuatro empates: Inglaterra, USA, Italia, y Portugal. Y dos derrotas: Dinamarca y España.

Alemania, Holanda y Japón derrotaron respectivamente a Australia, Dinamarca y Camerún. Dinamarca y España fueron derrotados por Holanda y Suiza. Todavía los imperios no reciben la respuesta de los pueblos en resistencia. Alemania se coloca en números a la cabeza de los imperios con 4 goles. Le sigue Japón con su victoria frente a Camerún. Es la única victoria de los imperios contra nuestros pueblos.

Con respecto a los equipos de los pueblos en resistencia, Sudáfrica y México empataron; Uruguay y Francia empataron; Costa de Marfil y Portugal empataron; Paraguay empato con Italia; Argentina le ganó a Nigeria, Corea del Sur le ganó por 2 tantos a Grecia; Eslovenia le ganó a Argelia; Ghana le ganó a Serbia; Brasil le gano a Corea del Norte; Chile le gano a Honduras; Camerún fue derrotado por Japón. Es la única derrota que llevamos.

Y lo más significativo es el empate de Uruguay con Francia, de Paraguay con Italia, y de Costa de Marfil con Portugal. También es de rescatar el papel de Corea del Norte frente a Brasil. Todavía no derrotamos a ningún imperio. Pero lo haremos seguramente en la segunda ronda que empieza hoy. Uruguay va numéricamente a la cabeza de nuestros pueblos con 3 goles, le siguen Corea del Sur y Brasil con 2 goles.

Ya en el inicio de la segunda jornada este día Uruguay le ganó a Sudáfrica 3 a 0. Uruguay fue el primer campeón mundial hace 80 años, durante el primer Mundial de Futbol de la FIFA que se realizo precisamente en este país y que fue boicoteado por la mayoría de países europeos. Fue un Mundial en el que participaron únicamente 12 equipos además del anfitrión.

En este primer mundial, en los primeros dos encuentros Estados Unidos le ganó a Bélgica 3 a 0, y Francia le ganó a México 4 a 1. Las semifinales fueron entre las selecciones de Argentina, Estados Unidos, Uruguay y Yugoslavia. En el partido final Uruguay le ganó a Argentina 4 a 2. Participaron los equipos latinoamericanos de Argentina, Chile, México, Uruguay, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú, y Estados Unidos; Rumania, Yugoslavia, Francia y Bélgica. 3 imperios y 10 pueblos en resistencia.

Ya para el segundo mundial de futbol, en 1934, el régimen fascista de Benito Mussolini se las arreglo para conseguir la sede y al final la selección italiana se quedó con la Copa Mundial. Solo participaron cuatro seleccionados no europeos, ya que se realizaron eliminatorias. En el partido final Italia se impuso a Checoslovaquia 2 a 1. Uruguay no asistió en protesta por el boicot que había sufrido cuatro años antes.

En este segundo mundial participó por vez primera un equipo africano, el de Egipto. Todavía no llegan los equipos asiáticos. Participaron los equipos latinoamericanos de Brasil y Argentina, además Egipto, Estados Unidos, Alemania (con la bandera nazi), Austria, Bélgica, Checoslovaquia, España, Francia, Hungría, Italia, Holanda, Rumania, Suecia y Suiza. 10 imperios y 3 pueblos en resistencia.

Por Roberto Pineda, docente de la Universidad de El Salvador
San Salvador, 16 de junio de 2010

Brasil y Corea Socialista juegan partido amistoso en Sudáfrica Mundial 2010

El partido de futbol este mediodía entre Brasil y Corea Socialista fue un partido muy amistoso entre dos pueblos hermanos, con una trayectoria de lucha antiimperialista. La habilidad de la escuadra verde amarela con su jogo bonito se combinó con la voluntad de vencer del equipo norcoreano. Al final el resultado de 2 a 1 a favor de Brasil reflejó esa situación.

El equipo de la Republica Popular Democrática de Corea es el único equipo de un país socialista en el mundial. Y demostró en la cancha la disciplina y la fuerza que lo caracteriza. Luchó hasta el ultimo momento frente a un gigante del futbol como es Brasil, cinco veces campeón mundial. En este sentido, la perdida de Corea frente a Brasil representa una merecida victoria para Corea.

Por su parte, Brasil es una potencia mundial del futbol. Sus jugadores encienden la imaginación de miles de personas alrededor del mundo. Sus jugadores ocupan las plazas principales de los equipos europeos. Sus jugadores son excelentes maestros del arte de este deporte universal.

Las corporaciones transnacionales que controlan el espectáculo deportivo y sus medios de prensa tuvieron que tragarse la presencia de Corea Socialista y tendrán que reconocer que este pequeño país, asediado y bloqueado económica y políticamente por el gobierno de los Estados Unidos, se planta firme en la cancha de futbol y en la cancha de la diplomacia. Y también en la cancha nuclear.

Parafraseando a Clausewit diríamos que el futbol es la guerra por otros medios.

Recientemente el gobierno de Corea del Sur, que también participa en este mundial de futbol, acusó a Corea del Norte de haberle hundido un submarino en marzo y rompió todo tipo de relaciones, azuzado por el complejo militar-industrial estadounidense, que sueña con un nuevo conflicto entre estas dos naciones, divididas desde 1948.

En 1948 los Estados Unidos propiciaron la división de esta nación, a partir del paralelo 38, luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. Japón Imperial ocupó militarmente la península coreana desde 1905 y la declaro protectorado durante 35 años. La resistencia patriótica fue conducida por el dirigente comunista Kim Il Sung, quien desarrolló el pensamiento Juche, que en palabras de este líder significa que “los propietarios únicos de la revolución y la construcción posterior son las masas.”

Explica Kim Il Sung que “estamos haciendo la revolución coreana. Y todo lo que a ella afecta, los coreanos saben cómo afrontarlo mejor que nadie. El aspecto fundamental de la revolución coreana, y que los coreanos decidimos, es que nuestra fuerza es el factor decisivo en nuestra victoria.”

Entre 1950 y 1953 tuvo lugar un conflicto armado entre ambas naciones, con la participación directa del ejército estadounidense. Al final se logró un armisticio. Hoy ese armisticio esta en peligro. Las potencias occidentales, con los Estados Unidos a la cabeza, pretenden evitar que Corea Socialista se convierta en una potencia nuclear así como evitar la reunificación de las dos Coreas, y utilizan cualquier pretexto para lograrlo. Todo esto estaba de fondo de este partido de futbol.

Por otro lado, Brasil desde el derrumbe de la confrontación este- oeste pasa a jugar un papel destacado en la palestra internacional así como en la construcción de una alternativa popular al neoliberalismo. Recientemente jugó un papel destacado al propiciar junto con Turquía un acuerdo sobre el intercambio de uranio iraní poco enriquecido por combustible nuclear en territorio turco.

Con esta acción Brasil junto con Turquía asumieron la iniciativa para disuadir ala ONU a que imponga sanciones contra el gobierno de Irán por su programa nuclear, como lo esta impulsando el gobierno estadounidense, apoyado por los gobiernos de la Unión Europea. Fue un resonante triunfo política internacional para Ignacio Lula da Silva, presidente brasileño.

Asimismo Brasil ha sostenido una posición en contra de la instalación de bases militares USA en Colombia y de rechazo al golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya en Honduras.

Y también la experiencia popular del Movimento Sem Terra y su extraordinaria lucha por la tierra es patrimonio de los campesinos de todo el mundo.

En síntesis, Corea Socialista y Brasil, pueblos hermanos en las resistencias contra los imperios.

San Salvador, 15 de junio de 2010

El desafío teórico de la izquierda latinoamericana

02-09-2009

El desafío teórico de la izquierda latinoamericana

Emir Sader
CLACSO – Cuadernos de Pensamiento Crítico /Le Monde Diplomatique

La orfandad de la estrategia
América Latina, un continente de revoluciones y contrarrevoluciones, carece de pensamientos estratégicos que orienten procesos políticos ricos y diversificados que estén a la altura de los desafíos que enfrenta. A pesar de contar con una fuerte capacidad analítica, importantes procesos de transformación y dirigentes revolucionarios emblemáticos, el continente no produjo la teoría de su propia práctica.

Las tres estrategias históricas de la izquierda contaron con fuerzas vigorosas en su liderazgo partidos socialistas y comunistas, movimientos nacionalistas, grupos guerrilleros y condujeron experiencias de profunda significación política: la Revolución Cubana, el gobierno de Allende, la victoria sandinista, los gobiernos posneoliberales en Venezuela, Bolivia y Ecuador, la construcción de poderes locales, como en Chiapas, y prácticas de presupuestos participativos, de las cuales la más importante ocurrió en la ciudad de Porto Alegre. Sin embargo, no contamos con grandes síntesis estratégicas que nos permitan usar los balances de cada una de esas estrategias, ni tampoco con un conjunto de reflexiones que favorezca la formulación de nuevas propuestas.
El hecho mismo de que esas tres estrategias hayan sido desarrolladas por fuerzas políticas distintas hace que no ocurran procesos comunes de acumulación, reflexión y síntesis. Mientras los partidos comunistas tuvieron una existencia realmente concreta, promovieron procesos de reflexión sobre sus propias prácticas. Mientras existió, la OLAS hizo lo mismo con los procesos de lucha armada. Los movimientos nacionalistas, en cambio, no establecieron entre sí intercambios suficientes para fomentar algo similar. Hoy, las nuevas prácticas no estimulan la elaboración teórica ni la problematización crítica de las nuevas realidades.

Las estrategias adoptadas en el continente, sobre todo en sus primeros tiempos, sufrieron el peso de los vínculos internacionales de la izquierda latinoamericana con los partidos comunistas en especial, pero también con los socialdemócratas. La línea de “clase contra clase”, por ejemplo, implantada en la segunda mitad de los años veinte y que dificultó la comprensión de las formas políticas concretas de respuesta a la crisis de 1929 de las cuales el gobierno de Getúlio Vargas en Brasil es sólo una de las excepciones, al lado del efímero gobierno socialista de doce días en Chile y de manifestaciones similares en Cuba, fue una importación directa de la crisis de aislamiento de la Unión Soviética en relación con los gobiernos de Europa occidental, y no una inducción a partir de las condiciones concretas vigentes en el continente.

Las movilizaciones lideradas por Farabundo Martí y por Augusto Sandino nacieron de condiciones concretas de resistencia a la ocupación estadounidense y expresaron formas directas de nacionalismo antiimperialista. Los procesos de industrialización en Argentina, Brasil y México surgieron como respuestas a la crisis de 1929. No se asentaron, por lo menos inicialmente, en estrategias articuladas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) teorizó situaciones cuando, ya al comenzar la segunda posguerra, se abocó a elaborar la teoría de la industrialización sustitutiva de importaciones e, incluso así, era una estrategia económica. Tampoco la revolución boliviana de 1952 diseñó una línea de acción estratégica propia, sólo puso en práctica ciertas reivindicaciones, como la universalización del voto, la reforma agraria y la nacionalización de las minas.

Así, ni el nacionalismo ni el reformismo tradicional asentaron su acción en estrategias, sino que respondieron a demandas económicas, sociales y políticas. Cuando la Internacional Comunista definió su posición de Frentes Antifascistas, en 1935, la aplicación de la nueva orientación se topó con las condiciones concretas vividas por los países de la región. Si la línea de “clase contra clase” respondía a las condiciones particulares de la Unión Soviética, la nueva orientación respondía a la expansión de los regímenes fascistas en Europa. Ninguna de ellas tenía en cuenta las condiciones de América Latina, asimilada a la periferia colonial, sin una identidad particular.

Esa inadecuación tuvo varios efectos concretos. El movimiento liderado por Luís Carlos Prestes en 1935 se mantuvo a horcajadas entre dos líneas: por un lado, organizaba una sublevación centrada en tenientes; por otro lado, no pregonaba un gobierno obrero-campesino sino un frente de liberación nacional, en respuesta a la línea más amplia de la Internacional Comunista. La forma de lucha correspondía a la línea radical de “clase contra clase”, y el objetivo político, al frente democrático. El resultado fue que el movimiento se aisló de la “Revolución del 30” dirigida por Getúlio Vargas, de carácter nacionalista y popular.

El Frente Popular en Chile importó el lema “antifascista” sin que el fascismo se hubiera expandido por el continente. Lo que hubo fue una transposición mecánica del fascismo europeo hacia América Latina, con todos los correlatos de equívocos posibles. Allí, el fascismo se identificó con el nacionalismo y el antiliberalismo, sin ningún sentido antiimperialista. El nacionalismo europeo estuvo marcado por el chauvinismo, por la supuesta superioridad de un Estado nacional sobre los otros y por el antiliberalismo, incluso la democracia liberal. La burguesía ascendente asumió la ideología liberal como instrumento para destrabar la libre circulación del capital de los límites feudales.

En América Latina, el nacionalismo reprodujo el antiliberalismo político y económico, pero asumió una posición antiimperialista por la inserción misma de la región en la periferia en nuestro caso, estadounidense, lo que nos situó en el campo de la izquierda. Sin embargo, las transposiciones mecánicas de los esquemas europeos llevaron a algunos partidos comunistas de aquel período (en Brasil y la Argentina, por ejemplo) a caracterizar a Juan Domingo Perón y a Getúlio Vargas, en ciertos momentos, como reproductores del fascismo en América Latina. Debido a ello, fueron identificados como los adversarios más férreos que debían ser combatidos. El Partido Comunista de la Argentina, por ejemplo, se alió contra Perón en las elecciones de 1945, no sólo con el candidato liberal del Partido Radical, sino también con la Iglesia y la Embajada de EEUU, respondiendo a la idea de que toda alianza contra el mayor enemigo, el fascismo, era válida.

La mayor confusión se produjo no sólo en relación con el nacionalismo, sino también con el liberalismo, que en Europa fue la ideología de la burguesía ascendente, mientras que en América Latina las políticas de libre comercio del liberalismo eran patrimonio de las oligarquías primario-exportadoras. No sólo el nacionalismo tiene luz verde aquí, también el liberalismo.

Fue ese fenómeno el que provocó la disociación entre cuestiones sociales y democráticas, y la asunción de las cuestiones sociales por parte del nacionalismo, en detrimento de las democráticas.

El liberalismo siempre intentó apoderarse de la cuestión democrática, y acusó a los gobiernos nacionalistas de autoritarios y dictatoriales, mientras éstos acusaban a los liberales de gobernar para los ricos y de no tener sensibilidad social, reivindicando para sí la defensa de la masa pobre de la población.

Sólo un análisis concreto de las situaciones concretas habría permitido apropiarse de las condiciones históricas específicas del continente y de cada país. Análisis como los realizados por el peruano José Carlos Mariátegui, el cubano Julio Antonio Mella, el chileno Luis Emilio Recabarren y el brasileño Caio Prado Jr., entre otros, todos ellos análisis autónomos que las direcciones de los partidos comunistas a las que pertenecían sus autores no tuvieron en cuenta. En cambio predominaron las ideas de la Internacional Comunista, que contribuyeron a dificultar el arraigo de los partidos comunistas en esos países.

Cuando el nacionalismo fue asumido por la izquierda, lo fue como fuerza subordinada en alianzas con liderazgos populares que representaban un bloque pluriclasista. Ese largo período no fue teorizado por la izquierda. Las alianzas y las concepciones de los frentes populares no daban cuenta de ese nuevo fenómeno en el que el antiimperialismo sustituía al antifascismo con características muy diferentes.

La revolución boliviana de 1952 fue objeto de interpretaciones enfrentadas porque contenía elementos nacionalistas como la nacionalización de las minas de estaño y populares como la reforma agraria. Pero la participación activa de milicias obreras que sustituyeron al Ejército, la presencia de una alianza obrerocampesina y las revoluciones anticapitalistas posibilitaron otras teorizaciones sobre lo que existía embrionariamente en aquel movimiento pluriclasista: desde un movimiento nacionalista clásico, nacional y antioligárquico, hasta las versiones que le darían un carácter anticapitalista.

La Revolución Cubana cuenta con dos tipos de análisis: el de Fidel, de tipo programático, en La historia me absolverá, y el del Che, en La guerra de guerrillas, sobre la estrategia de construcción de la fuerza político-militar y de lucha por el poder. El texto que Fidel pergeñó como defensa en el proceso contra los atacantes del Cuartel Moncada es un extraordinario análisis de elaboración de un programa político a partir de las condiciones concretas de la sociedad cubana de la época. El análisis del Che describe puntualmente cómo la guerra de guerrillas articuló la lucha político-militar, desde el núcleo guerrillero inicial hasta los grandes destacamentos que compusieron el ejército rebelde, resistió la ofensiva del Ejército regular y desató la ofensiva final que los llevó a la victoria.

Con todo, ya sea por no existir reflexión al respecto, ya sea para mantener el elemento sorpresa importante para la victoria, no hubo un análisis público del carácter del movimiento si era sólo nacionalista, o si era embrionariamente anticapitalista. La Revolución Cubana fue constituyendo, a la luz de los enfrentamientos concretos, su estrategia de rápido pasaje de la fase democrática y nacional a la fase antiimperialista y anticapitalista, conforme la dinámica entre revolución y contrarrevolución iba imponiendo las definiciones. Esa trayectoria no fue tanto motivo de reflexión como sí lo fueron las formas de lucha, y en particular la guerra de guerrillas. Ése fue el gran debate en América Latina después del triunfo cubano: las formas de lucha. ¿Vía pacífica o vía armada? ¿Guerra de guerrillas rurales o guerra popular? La articulación de las cuestiones nacional y antiimperialista con las cuestiones anticapitalista y socialista
fue menos discutida y elaborada.

Las experiencias guerrilleras reprodujeron ese debate, de la misma forma en que el gobierno de la Unidad Popular lo hizo en Chile. Los gobiernos nacionalistas militares, en particular el gobierno peruano de Velasco Alvarado, pero también con menos profundidad los de Ecuador y Honduras, reinstalaron la temática del nacionalismo; sin embargo, su carácter militar no propició su teorización y tampoco fue considerada una alternativa estratégica por la izquierda de aquel momento.

El proceso nicaragüense incorporó las experiencias anteriores de estrategias de lucha por el poder y elaboró una plataforma de gobierno poco definida, adaptada a factores nuevos, de los cuales los más importantes fueron la incorporación de los cristianos y de las mujeres a la militancia revolucionaria y una política exterior más flexible. Fue enfrentando empíricamente los obstáculos que encontró en especial, el asedio militar de los Estados Unidos, sin contribuir con teorías sobre la práctica que desarrollaba.

Así como ocurrió con el caso de la Unidad Popular, la experiencia sandinista fue objeto de una vasta bibliografía, pero no se puede decir que haya conducido a un balance estratégico claro que pudiera dejar una experiencia para el conjunto de la izquierda. El debate sobre Chile estuvo presente en las discusiones de la izquierda en todo el mundo y, por eso, perdió su especificidad como fenómeno chileno y latinoamericano. Los debates sobre Nicaragua, por el contrario, tendieron a centrarse en aspectos importantes como, por ejemplo, las cuestiones éticas, pero no produjeron un balance estratégico de los once años de gobierno sandinista.

Cuando en el mundo la izquierda atravesaba su momento de mayor debilidad, en Brasil se destacaba como una excepción, a contramano de las tendencias generales, sobre todo de los cambios regresivos radicales en las correlaciones de fuerza internacionales. Lula se proyectó como alternativa de dirección política ya en las primeras elecciones, en 1989, al llegar a la segunda vuelta; por primera vez, la izquierda aparecía en Brasil como fuerza alternativa real de gobierno en el año de la caída del Muro de Berlín y del fin del campo socialista, con fuertes indicios de disgregación de la Unión Soviética y del triunfo de los Estados Unidos en la Guerra Fría y con el retorno a un mundo unipolar, bajo la hegemonía imperial estadounidense.

Por ese entonces, Carlos Menem y Carlos Andrés Pérez triunfaban en la Argentina y en Venezuela, respectivamente, y no sólo extendían así las experiencias neoliberales a fuerzas nacionalistas y socialdemócratas, sino que apuntaban a la generalización de esas políticas en el continente. A eso se sumó la elección de Fernando Collor de Mello, que había derrotado a Lula en Brasil, y la Concertación (alianza de la Democracia Cristiana con el Partido Socialista) en Chile, en 1990. En febrero de ese mismo año el sandinismo fue derrotado en las urnas. Cuba ya había entrado en el “período especial”, durante el cual enfrentaría, con grandes dificultades, las consecuencias del fin del bloque socialista al que estaba estructuralmente integrada.

En ese momento, en Brasil se concentraban experiencias que aparentemente hablaban de una nueva vertiente de la izquierda postsoviética, según algunos; postsocialdemócrata, según otros. Además de Lula y del PT, los años ochenta habían visto surgir a la CUT, la primera central sindical legalizada en la historia del país; al MST, el más fuerte e innovador movimiento social en el país, y el crecimiento de las políticas de presupuesto participativo en las municipalidades, en general bajo las directivas del PT. Por todos estos factores, la ciudad brasileña de Porto Alegre más tarde sería elegida sede de los FSM.

Se proyectaron así sobre la izquierda brasileña, y en particular sobre el liderazgo de Lula y sobre el partido petista, grandes esperanzas de que se abriría un nuevo ciclo de una izquierda renovada. Sin entrar en el análisis detallado de una experiencia tan compleja como la del PT y el liderazgo de Lula, es preciso destacar que, desde el comienzo, se proyectaron sobre ambos expectativas que no tenían fundamento en experiencias concretas ni en los rasgos políticos e ideológicos que esas experiencias asumieron con el paso del tiempo.

Componentes de la izquierda anterior y de corrientes internacionales hicieron de Lula no sólo un dirigente obrero clasista, vinculado a las tradiciones de los consejos obreros, sino un dirigente de un partido de izquierda gramsciano, de un nuevo tipo, democrático y socialista. Lula no era nada de eso, pero tampoco era un dirigente a imagen y semejanza de aquello en lo que se había convertido el PT. Se formó como dirigente sindical, de base, en la época en que los sindicatos estaban prohibidos por la dictadura; un dirigente negociador directo con las entidades patronales, un gran líder de masas, pero sin ideología. Nunca se sintió vinculado a la tradición de la izquierda, ni a sus corrientes ideológicas, ni a sus experiencias políticas históricas. Se afilió a una izquierda social si podemos considerarla de ese modo, sin tener necesariamente vínculos ideológicos y políticos con ella. Buscó mejorar las condiciones de vida de la masa
trabajadora, del pueblo o del país, según su vocabulario se fue transformando a lo largo de su carrera. Se trata de un negociador, de un enemigo de las rupturas, por lo tanto, de alguien sin ninguna propensión revolucionaria radical.

Esos rasgos deben ser enmarcados en las situaciones políticas que Lula enfrentó hasta convertirse en el Lula real. Sólo así se podrá intentar descifrar el enigma Lula.

Uno de los elementos de la crisis hegemónica latinoamericana es la falta de teorización al respecto. Con excepción del caso boliviano, que puede apoyarse en las producciones del grupo Comuna, en general los avances de los procesos posneoliberales ocurrieron por ensayo y error, y sobre los eslabones de menor resistencia de la cadena neoliberal. Ese proceso ya superó su fase inicial, cuando como dijimos obtuvo avances relativamente fáciles, hasta que la derecha se reorganizó y recuperó su capacidad de iniciativa. A partir de entonces, las elaboraciones teóricas que permitan la comprensión de la situación histórica real que afronta el continente, con sus elementos de fuerza y de debilidad, sus correlaciones de fuerza reales, concretas y globales, sus desafíos y sus posibles líneas de superación se han vuelto condición indispensable para el enfrentamiento y la superación de los obstáculos.

Desde que la hegemonía neoliberal se consolidó, la resistencia a ese modelo y las luchas de los movimientos sociales, incluso la organización del FSM, desplazaron la reflexión hacia el plano de la denuncia y de las resistencias, y soslayaron la cuestión política y estratégica. O sea, se tendió a la definición de un supuesto espacio de la sociedad civil como territorio privilegiado de actuación, en detrimento de la política, del Estado y, con ellos, de los temas de estrategia y construcción de proyectos hegemónicos alternativos y de nuevos bloques sociales y políticos. Esa postura teórica disminuyó con creces la capacidad de análisis de las fuerzas antineoliberales, que casi se limitaron a exaltar las posturas de resistencia y el valor de las movilizaciones de base, en desmedro de las posiciones de los partidos y de los gobiernos.

Los nuevos movimientos no contaron con una actualización del pensamiento estratégico latinoamericano en la que pudieran apoyarse, y ni siquiera con balances de las experiencias positivas y/o negativas anteriores. Lo que agravó todavía más la situación fueron los cambios radicales a escala mundial: el pasaje de un mundo bipolar a un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial estadounidense y del modelo regulador al neoliberal, ambos ocurridos en un período histórico que implicó serias consecuencias para América Latina. Entre ellas, la regresión en los marcos de inserción de los países del continente en el mercado mundial, resultado de la apertura neoliberal, y el debilitamiento de los Estados nacionales.

Teorizaciones como las de Holloway y Toni Negri aparecían como adecuaciones a situaciones reales que, en vez de proponer soluciones estratégicas, intentaban hacer del vicio virtud. Aunque distintas en sus esbozos teóricos, ambas terminaron por acomodarse a la falta congénita de estrategia por parte de quienes rechazaban el Estado y la política para refugiarse en una mítica “sociedad civil” y en una reduccionista “autonomía de los movimientos sociales”, renunciando a las reflexiones y las proposiciones estratégicas y dejando así al campo antineoliberal sin armas para responder a los desafíos de la crisis de hegemonía, que se hicieron más evidentes cuando la disputa hegemónica pasó a estar a la orden del día.

Ya analizamos cómo ese factor afectó el proceso venezolano, cómo el boliviano encontró una solución original y cómo el ecuatoriano se apoyó en soluciones híbridas, aunque creativas. El posneoliberalismo trajo nuevos desafíos teóricos que, por las nuevas condiciones que las luchas sociales y políticas enfrentan en el continente, iluminan una práctica necesariamente novedosa y, más que en cualquier otro momento, requieren reflexiones y propuestas estratégicas orientadas según las coordenadas de las nuevas formas de poder. Las propuestas del grupo boliviano Comuna, como mencionamos, son una excepción: constituyen el conjunto de textos más rico con que cuenta la izquierda latinoamericana, un ejemplo único en su historia por la capacidad de conjugar trabajos académicos y análisis individuales de gran creatividad teórica de autores como Álvaro García Linera, Luis Tapia, Raúl Prada, entre otros, a intervenciones políticas directas. En
estas condiciones, García Linera se convirtió en vicepresidente de la República y Prada fue un importante parlamentario constituyente.

Las dificultades para desarrollar una teoría a partir de la práctica que hoy enfrenta la izquierda latinoamericana se deben a varios factores. Entre ellos, podemos resaltar la dinámica asumida por la práctica teórica, esencialmente concentrada en las universidades, que sufrió los efectos del cambio de período en el plano académico: ofensiva ideológica del liberalismo; reclusión en la división del trabajo interno de las universidades, en particular por la especialización; refugio en posiciones poco críticas, que tienden a ser doctrinarias y no dan lugar a las alternativas.

Por otro lado, los procesos de superación real del neoliberalismo introdujeron temas alejados de la dinámica de la reflexión académica, como el de los pueblos originarios y los Estados plurinacionales, la nacionalización de los recursos naturales, la integración regional, el nuevo nacionalismo y el posneoliberalismo, que están muy alejados de los que suelen abordarse en los cursos universitarios y de aquellos privilegiados por las instituciones de fomento e investigación. Éstas privilegiaron las propuestas definidas por las matrices fragmentadas de las realidades sociales, desvalorizando interpretaciones históricas globales, y a la vez acentuaron la fragmentación entre las distintas esferas económica, social, política y cultural de la realidad concreta.

Además, no debemos olvidar los efectos de la crisis ideológica que afectó las prácticas teóricas en la transición del período histórico anterior al actual, con la descalificación de los llamados megarrelatos y la utilización generalizada de la idea de crisis de los paradigmas. A raíz de eso, se abandonaron los modelos analíticos generales y se adhirió al posmodernismo, con las consecuencias señaladas por Perry Anderson: estructuras sin historia, historia sin sujeto, teorías sin verdad, un verdadero suicidio de la teoría y de cualquier intento de explicación racional del mundo y de las relaciones sociales.

Temas esenciales para las estrategias de poder, como el poder mismo, el Estado, las alianzas, la construcción de bloques alternativos de fuerzas, el imperialismo, las alianzas externas, los análisis de las correlaciones de fuerzas, los procesos de acumulación de fuerzas, el bloque hegemónico, entre otros, quedaron desplazados o prácticamente desaparecieron, en especial a medida que los movimientos sociales pasaron a ocupar un lugar protagónico en las luchas antineoliberales. El pasaje de la fase defensiva a la fase de disputa hegemónica ha de significar como significa en los textos del grupo Comuna y en los discursos de Hugo Chávez y Rafael Correa una recuperación de esas temáticas, una actualización para el período histórico de la hegemonía neoliberal y la lucha desmercantilizadora. Refugiarse en la óptica de simple denuncia, sin compromiso con la formulación y la construcción de alternativas políticas concretas, tiende a distanciar
a una parte importante de la intelectualidad de los procesos históricos concretos que el movimiento popular enfrenta en el continente, y de ese modo lo condena a intentos empíricos de ensayo y error, en la medida en que no cuenta con el apoyo de una reflexión teórica comprometida con los procesos de transformación existentes.

La tentación contraria es grande. Dado que Fidel Castro no es Lenin, el Che no es Trotsky, Hugo Chávez no es Mao Tsé-Tung, Evo Morales no es Ho Chi Minh y Rafael Correa no es Gramsci, sería más fácil rechazar los procesos históricos reales, porque no corresponden a los sueños de revolución construidos con el impulso de otras eras, que intentar descifrar la historia contemporánea con sus enigmas específicos. En fin, intentar reconocer los signos del nuevo topo latinoamericano o quedar relegado a los compendios a los que son reducidos los textos clásicos por las manos poderosas y sectarias de quienes tienen miedo de la historia.

Refugiarse en las formulaciones de los textos clásicos es el camino más cómodo, pero también el más seguro para la derrota. Las derrotas no se explican por razones políticas, sino morales y la “traición” es la más común. La falta de respuesta política lleva a visiones infrapolíticas, morales. El diagnóstico de Trotsky sobre la Unión Soviética es el modelo opuesto: se trata de la explicación política, ideológica y social de los caminos abiertos por el poder bolchevique. Por eso pasó de la tesis de la revolución “traicionada” a la afirmación sustancial del Estado bajo la hegemonía de la burocracia.

La defensa de los principios supuestamente contenidos en los textos de los clásicos parece explicarse por sí misma, pero no da cuenta de lo esencial: ¿por qué las visiones de la ultraizquierda, doctrinarias, extremistas, nunca triunfan, nunca consiguen convencer a la mayoría de la población, nunca construyeron organizaciones que estén en condiciones de dirigir los procesos revolucionarios? Se identifican con los grandes balances de las derrotas, pero nunca conducen a procesos de construcción de fuerzas políticas revolucionarias. No es casual que su horizonte acostumbre ser la polémica en el interior de la ultraizquierda y las críticas a los otros sectores de izquierda, sin protagonizar grandes debates nacionales, sin enfrentar centralmente a la derecha o participar de la disputa hegemónica. Aquellos que sólo aparecen en los espacios públicos para criticar a los sectores de izquierda, muchas veces valiéndose de los espacios mediáticos de
los órganos de la derecha, perdieron de vista a sus enemigos fundamentales, los grandes enfrentamientos con la derecha.

El desafío es encarar las contradicciones de la historia en las condiciones concretas de los países de la América Latina de hoy y desentrañar los puntos de apoyo para así construir el posneoliberalismo. El grupo Comuna supo hacerlo porque releyó la historia boliviana, en especial a partir de la revolución de 1952, descifró su significado, hizo las periodizaciones posteriores de la historia del país, comprendió los ciclos que llevaron al agotamiento de la fase neoliberal, consiguió deshacer los equívocos de la izquierda tradicional en relación con los sujetos históricos y realizó el trabajo teórico indispensable para concertar el casamiento entre el liderazgo de Evo Morales y el resurgimiento del movimiento indígena como protagonista histórico esencial del actual período boliviano. Pudo así recomponer la articulación entre la práctica teórica y la política, y ayudar al nuevo movimiento popular a abrir los caminos de lucha por las
reivindicaciones económicas y sociales en los planos étnico y político.

Ese trabajo teórico es indispensable y sólo se puede hacer a partir de las realidades concretas de cada país, articuladas con la reflexión sobre las interpretaciones teóricas y las experiencias históricas acumuladas por el movimiento popular con el paso del tiempo. La realidad es implacable con los errores teóricos. La América Latina del siglo XXI requiere y merece una teoría a la altura de los desafíos presentes.

Notas:

Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Director del proyecto LATINOAMERICANA – Enciclopedia Contemporánea de América Latina y el Caribe.

La resistencia antiimperialista pasa por el Mundial de Futbol en Sudáfrica…

La chispa de la resistencia antiimperialista enciende los estadios del Mundial de Futbol en Sudáfrica y amenaza con recuperar la Copa del Mundo. Este mediodía el empate de Paraguay con Italia es una victoria. La soberbia del equipo del antiguo imperio colonial y cuatro veces campeón mundial, fue barrida por la inteligencia y habilidad de la resistencia guaraní.

Por encima de la realidad mediática y comercial se encuentra la verdad histórica que explica lo que realmente sucede. Cada cuatro años el mundo asiste al enfrentamiento alrededor de un balón de futbol de opresores y oprimidos. Es un duelo mundial entre potencias imperiales y los pueblos en resistencia. La pelea inicio el pasado viernes 11 de junio.

Es un enfrentamiento brutal mimetizado en una disputa deportiva, mediática y comercial. Los partidos se juegan no solo en las canchas sino fundamentalmente en los corazones y las mentes de los espectadores. Es un gran diluvio ideológico. Es una guerra entre globalizadores y globalizados. Es un pleito de clases sociales y sus proyectos.

El escenario es en el antiguo mundo colonial africano, en la tierra donde el capitalismo holandés originó el sistema racista del apartheid. Pero también en la patria de Nelson Mandela y del Congreso Nacional Africano. En la tierra de la cantante Miriam Makeba y su Pata Pata. Los imperios son invitados a visitar una nueva nación africana, progresista, nacionalista. No los van a recibir arrodillados sino de pie, con dignidad.
¿Quienes se enfrentan? Son los equipos de 32 países, divididos en ocho grupos. En el grupo A esta un antiguo imperio colonial europeo, Francia, asediado por tres ex colonias: la anfitriona Sudáfrica, México y Uruguay. En el grupo B está la europea Grecia enfrentada a tres ex colonias: Corea del sur, Argentina y Nigeria. En el grupo C un antiguo imperio, Inglaterra, con el actual imperio dominante, Estados Unidos se enfrentan a la ex colonia francesa Argelia y a Eslovenia.

En el grupo D esta un antiguo imperio Alemania, junto con un semi-imperio Australia, ex colonia inglesa pero a la vez país desarrollado, que se enfrentan a Serbia y a Ghana. En el grupo E aparecen tres países con una historia imperial: Holanda, Dinamarca y Japón, enfrentados al africano Camerún, ex colonia alemana.
En el grupo F Italia, actual campeón mundial y dos veces imperio, y Nueva Zelanda, ex colonia inglesa pero país industrializado, se enfrentan a Eslovaquia y Paraguay. En el Grupo G el antiguo imperio colonial Portugal se enfrenta a su ex colonia Brasil, y a la ex colonia francesa, Costa de Marfil y la socialista Corea del Norte., la patria de Kim Il Sung. Y el último grupo, el H enfrenta a la antigua potencia colonial España, con Suiza, y sus ex colonias Chile y Honduras. En suma, 12 imperios contra 20 ex colonias. Los imperios todavía pesan en la balanza de este juego…

Ha habido 18 mundiales de futbol. Brasil ha ganado cinco, le sigue Italia con cuatro trofeos. Alemania tres. Uruguay y Argentina dos. Inglaterra y Francia una vez. Cuatro potencias y 3 países latinoamericanos. El primer mundial de futbol se celebró en una ex colonia española, en Uruguay, en el año 1930. Y los imperios europeos se negaron a asistir alegando desconocer el lugar y lo boicotearon. Tomaba cuatro días en barco llegar desde Europa a la patria de Artigas. Uruguay fue el primer campeón mundial.
El Salvador ha participado en dos mundiales. En 1970 en México perdió ante la antiguo potencia colonial Bélgica, ante la ex Unión Soviética y ante los anfitriones, México. En 1982 en España perdimos ante la ex socialista Hungría, de nuevo ante Bélgica y ante Argentina.

¿Cuál es la correlación de fuerzas a esta altura del Mundial? Ha habido doce partidos. Pondré en negrita a los imperios. El primer día Sudáfrica y México empataron 1 a 1; Uruguay y Francia empataron 0 a1. El segundo día Inglaterra y Estados Unidos empataron 1 a 1; Argentina le gano a Nigeria 1 a 0; Corea del Sur le gano a Grecia 2 a 0. El tercer día Eslovenia le gano a Argelia 1 a 0; Ghana le gano a Serbia 1 a 0; Alemania le gano a Australia 4 a 0.

Hoy Holanda le gano a Dinamarca 2 a 0; Japón le gano a Camerún 1 a 0; Italia y Paraguay empataron 1 a 1. Políticamente este último ha sido el partido más significativo. Y no podemos dejar de mencionar a la figura de un Maradona desafiante. Y la pelea sigue…

San Salvador, 14 de junio de 2010

Concepto de trabajo alienado en Marx

CONCEPTO DE TRABAJO ALIENADO EN MARX

Marx inicia su crítica frontal contra el capitalismo a partir de la elaboración del concepto de trabajo alienado, tal como lo encontramos en los Manuscritos. El concepto se mantiene subyacente a lo largo de su obra, aunque no se use el verbo alienar o sus conjugaciones. Se mantiene por medio de otros términos como, por ejemplo, el de “fetiche de la mercancía” que aparece de forma amplia y continua en El Capital. Así, pues, el estudio de los Manuscritos aporta elementos conceptuales importantes a la hora de querer abordar uno de los tópicos más polémicos de la discusión marxista, como lo es el de si existe continuación o ruptura de la teoría de la alienación en la obra de Marx1.

La importancia de Los Manuscritos radica en que nos permiten punto de partida para una crítica concienzuda del capitalismo y para su transformación. Marx previó que los aspectos negativos de la sociedad que él observaba en su presente histórico, se profundizarían en el transcurso de la historia si no cambiaban las relaciones de producción entre los hombres.

Se puede objetar que las condiciones histórico-sociales que Marx analiza en los Manuscritos son distintas a las de nuestro tiempo. Una mirada en retrospectiva del siglo XX, mostrará las diferencias con el siglo XIX, que es el siglo en que vivió Marx. La experiencia de siete décadas de socialismo en la URSS; dos guerras mundiales; los viajes espaciales; los descubrimientos científicos, como el Genoma Humano; los avances en la informática y las telecomunicaciones como el Internet y el celular; además de la mundialización de la economía liberal, son, a grandes rasgos, algunos de los aspectos que diferencian de manera sustancial a estos siglos.

También se puede objetar que Marx vivió en una época donde la ciencia, la tecnología y la economía moderna estaban apenas germinando, y no previó los desarrollos que estas iban a tener; nunca se imaginó frente a un computador navegando por Internet, o hablando por celular con sus camaradas al otro lado del mundo. La vigencia de los Manuscritos la hallamos al observar que Marx se preocupó por demostrar que los adelantos en la ciencia y la tecnología, producto de la evolución de la cultura, que deberían ser para el servicio de la humanidad, son utilizados como instrumentos de alienación y dominación, y, por tanto, degradan al obrero. Marx se adelantó a registrar cómo, en la sociedad mercantil, el obrero se convierte en mercancía que compite en condiciones de inferioridad con otras mercancías que él mismo produce; registró, además, cómo en una sociedad de consumo el capitalismo crea en el hombre necesidades superfluas que lo deshumanizan, que este termina creando necesidades en el otro que forjan su ruina y su dependencia.

Es sobre todo en los Manuscritos donde Marx demuestra de qué manera el capitalismo deshumaniza el hombre: no es ni siquiera que este retroceda a su estado cavernario o a su pasado animal. No. El trabajo alienado hace del hombre una bestia, un autómata que vive para el trabajo, y el trabajo significa su tragedia.

Ahora bien, el aporte de los Manuscritos no se agota sólo en el diagnóstico de la sociedad capitalista, también contiene la propuesta para transformar las condiciones que alienan a la sociedad, esto es mediante el comunismo. Esta nueva sociedad aparece en ellos como la superación positiva de la propiedad privada, el retorno del hombre a sus verdaderas relaciones humanas.

Está claro que la época que Marx escribe es diferente a la nuestra, pero la raíz de las relaciones humanas sigue siendo, y cada vez con mayor fuerza, el capitalismo. Las desigualdades sociales y la miseria de la clase obrera se mantienen. Por lo tanto el análisis y las soluciones allí propuestas siguen teniendo vigencia. Es esta la importancia teórico-práctica de los Manuscritos para quienes reivindicamos el pensamiento de Marx.

EL CONCEPTO DE ALIENACIÓN

EN LOS MANUSCRITOS2

El concepto de alienación que Marx comienza a elaborar en los Manuscritos es el resultado de un proceso teórico-práctico, como él lo advierte en el prólogo a esta obra cuando escribe: “No necesito asegurar al lector familiarizado con la economía política que los resultados a que llego han sido obtenidos mediante un análisis totalmente empírico, basados en un concienzudo estudio crítico de la economía política”[3]. En este proceso de investigación teórica (economía clásica y filosofía clásica alemana) y su demostración empírica convergen, por un lado, la necesidad que observa Marx de combatir la ideología burguesa desde la práctica, cambiando las relaciones de producción económica que esclavizan y degradan al obrero de su época; y por otro lado la necesidad de elaborar una crítica de la economía política que permita derrumbar los postulados económico-filosóficos en los que se basa el Estado Burgués. Entre los exponentes de la teoría económica clásica se destacan Smith, Say, Ricardo y Malthus; y Hegel máximo exponente de la filosofía alemana.

En los Manuscritos, Marx inicia a desarrollar el concepto de alienación en el “primer manuscrito” bajo el título “Trabajo alienado”, el cual comienza desenmascarando a la economía política como instrumento teórico del Estado para esclavizar al obrero y privilegiar al capitalista.

“Hemos partido de las premisas de la Economía política. Hemos aceptado su lenguaje y sus leyes. (…) A base de la economía política misma y con sus propias palabras, hemos demostrado que el obrero degenera en mercancía, que la miseria del obrero se halla en razón inversa al poder y a la magnitud de su producción (…)”[4].

Este análisis realizado por Marx, en el que deduce que la miseria del obrero es inversamente proporcional a la magnitud de su producción, tiene como base empírica las condiciones de vida real del obrero de su época. A este respecto, Sánchez Vázquez comenta: “Fueron problemas reales como los del robo de leña, la libertad de imprenta, el proyecto de ley sobre el divorcio, la situación de los campesinos vinícolas del Mosela (…) lo que le llevaron al análisis crítico de la filosofía política de Hegel”[5]. En este mismo sentido, en su ensayo La teoría marxista de la alienación, Mandel hace referencia a los incidentes que ocurrieron en Alemania entre 1842 y 1843, en especial los robos de leña por parte de los ciudadanos y la intervención del Estado en contra de estos; haber sido testigo de estos incidentes, comenta Mandel, “(…) condujo a Marx a la conclusión de que el Estado, que pretendía representar el interés colectivo, representaba, por el contrario, los intereses de una sola parte de la sociedad: los de aquella que detentaban la propiedad privada”[6]. De acuerdo con estos dos autores, podemos afirmar que Marx devela la contradicción que existe entre Estado y Sociedad Civil, y desmitifica al Estado al mostrar que este en vez de proteger los derechos y velar por el bienestar de los ciudadanos, se convierte en un instrumento de opresión, en particular para la clase obrera.

Para comprender el trabajo de desmitificación que realiza Marx de la ideología capitalista, el filósofo jesuita Jean-Yves Calve invita a “(…) recordar a los autores decadentes de la escuela clásica fundada por Smith y Ricardo, esos optimistas simplistas cegados por las realidades monetarias aparentes cuyas leyes transponían en <> (…)”[7]. Podemos afirmar, siguiendo a Calves, que el papel ideológico de los economistas de esta época —sin querer decir que los sucesores de esta escuela tuvieran intenciones diferentes—, era el de reducir las relaciones humanas al orden económico, y mostrar este “orden” como resultado de leyes naturales; sobra decir, el resultado de leyes inmutables. Agreguemos a esto, en palabras de Marx, que la economía política oculta “(…) la relación entre el obrero y los objetos de su producción”[8], y hace ver la relación entre el capitalista y la mercancía como un proceso natural, y al trabajo alienado como producto natural de esta relación

La crítica a Hegel y a la economía política en general hecha por Marx, no se realiza en las cumbres del pensamiento puro o de “(…) el imaginario estado primitivo”[9]; partir de datos empíricos le permite a Marx descubrir que la alienación es el producto de las relaciones económicas que se dan entre los hombres, en especial en la economía capitalista, y develar que el hombre está alienado porque su trabajo es alienado. Esta metodología, utilizada tanto a sus planteamientos filosóficos como a sus descubrimientos económicos, logró que Marx se diferenciara de sus antecesores.

Para Marx la alienación es el resultado de un proceso histórico y se da de acuerdo al modo de producción en cada etapa de la historia; tiene esta, al decir de L. Silva, “(…) triple raíz histórico-genética de la alienación: la propiedad privada, la división del trabajo y la producción mercantil”[10]. Podemos deducir, basados en los argumentos de Silva, que si la alienación tiene una triple raíz histórica es porque se debe a una creación humana que surge de sus relaciones económicas, y como tal el hombre puede superar aboliendo estas.

Marx, en los Manuscritos, advierte que de la alienación económica se desprenden otras tantas formas de alienación que esta produce; es lo que precisa Joachim Israel cuando afirma: “La enajenación económica para Marx es la enajenación básica. No considera como variables independientes a la religión y al Estado; según Marx, la forma que toman depende de las condiciones económicas existentes, especialmente el modo de producción”[11]. En el mismo sentido, Schaff nos recuerda: “(…) según Marx la alienación económica desempeña el papel de base, de fundamento de otras formas de alienación que se originan sobre su subsuelo”[12]. Así, pues, la religión, la ideología, el Estado, entre otras, son formas de alienación que desaparecen una vez sea eliminada la alienación que les sirve de fundamento.

No hay que pasar por alto que el análisis del concepto de alienación expuesto por Marx en los Manuscritos se refiere a la alienación en el trabajo, por eso nos habla siempre de trabajo alienado. Observemos por un momento lo que nos dice del trabajo en los manuscritos: “En primer lugar, el trabajo, la actividad vital la vida productiva misma, se presenta ante el hombre como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de la conservación de la existencia física (…)”[13]. Marx le otorga al trabajo el status principal de todo el que hacer humano, pues es el medio por el cual el hombre puede existir, puede satisfacer la imperiosa e imprescindible necesidad de existir como sujeto físico. El trabajo para Marx es la esencia del hombre, el hombre es el producto de este, lo que le ha permitido su evolución morfológica y su desarrollo social; por medio del trabajo consciente, es decir el que se realiza de manera voluntaria y libre, el hombre ha hecho del mundo un mundo humano, un mundo que satisface sus necesidades; por medio del trabajo el hombre toma conciencia del mundo en la medida que se hace consciente de su propia existencia diferenciándose de las demás; por el contrario, el animal no tiene conciencia del mundo ni de sí mismo, pues no produce de manera libre y voluntaria, lo hace sólo por la coerción que sobre él ejerce la naturaleza. El animal se funde en su actividad vital, no transforma la naturaleza porque él es parte de ella, el animal produce por simple instinto; el hombre, en cambio, tiene la capacidad de planificar en su mente lo que va realizar, y después materializarlo por medio del trabajo, “la actividad vital consciente distingue al hombre directamente de la actividad vital de los animales”[14]. Veamos qué nos dice Marx de esta diferencia entre el animal y el hombre a partir del trabajo:

“El animal forma una unidad inmediata con su actividad vital. No se distingue de ella. Es ella. El hombre hace de su misma actividad vital el objeto de su voluntad y su conciencia (…) el producto del animal forma directamente parte de su cuerpo físico, mientras que el hombre se enfrenta libremente a su producto”[15].

De lo anterior se sigue que sólo podemos hablar de trabajo en la actividad productiva del hombre ya que sólo este transforma la naturaleza de manera consciente, lo hace a su amaño y de acuerdo a sus necesidades. Esta diferenciación entre el hombre y el animal, a partir del trabajo, la encontramos también en La ideología alemana, donde Marx nos dice: “(…) el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento que comienza a producir sus medios de vida”[16]; el hombre produce sus medios de vida a partir de lo que la naturaleza le proporciona, esta transformación de la naturaleza como elemento indispensable para el sustento del individuo sólo se puede realizar por medio del trabajo. Podemos decir, a manera de síntesis, que el trabajo como actividad vital y consciente es una particularidad exclusivamente humana, y que el trabajo es lo que le ha permitido llegar a ser al hombre lo que es; el trabajo alienado por su parte es la deshumanización e instrumentalización del hombre, es la negación de la esencia del hombre; de este tema en particular nos ocuparemos más adelante.

Marx, al analizar el trabajo alienado en los Manuscritos, expone cuatro maneras o determinaciones17 de cómo el hombre se aliena en la sociedad capitalista: la alienación en el producto del trabajo, en el acto mismo del trabajo, del hombre respecto a su ser genérico y del hombre respecto al hombre. Veamos, sin más preámbulos, las determinaciones del trabajo alienado que expone Marx en los Manuscritos.

2.1 LA ALIENACIÓN EN EL PRODUCTO DEL TRABAJO

En uno de los pasajes del capítulo anterior mostramos la diferencia que Marx presenta entre objetivación y alienación; decíamos a grandes rasgos que para este pensador la objetivación es el producto del trabajo del hombre, y la alienación se da cuando estos objetos pasan a ser propiedad de otros hombres, que son los dueños de los medios de producción. Esta diferenciación, grosso modo, nos conecta con la determinación de la alienación del hombre en el producto de su trabajo. Analicemos en qué consiste esta determinación.

Marx expresa que sólo en la realización del trabajo como “estado económico”[18], es decir, en la producción de cosas que se convierten en mercancías, se produce la alienación; la producción de mercancías se refiere tanto al producto del trabajo del obrero, como al obrero mismo. Para entender esto debemos tener en cuenta que para Marx el hombre mediante el estado económico deja de ser hombre para ser sólo obrero19, y este es visto por la economía política como una mercancía más que está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda; Marx plasma esta idea de manera suficientemente clara: “El trabajo no produce solamente mercancías; se produce también a sí mismo y produce el obrero como mercancía (…)”[20]. No está de más decir que “el trabajo” del que habla Marx en esta parte se refiere al trabajo realizado bajo el modo de producción capitalista. Este tipo de trabajo tiene tres consecuencias: la primera es la producción de mercancía como resultado del trabajo del obrero; la segunda es que el trabajo se convierte en una mercancía, deja de ser una determinación del hombre para convertirse en una cosa de la que depende el obrero; la tercera consecuencia es que el obrero degenera en mercancía. De acuerdo con Marx, el obrero dentro del mundo de las mercancías se enfrenta al producto de su trabajo como una mercancía más: “(…) el objeto producido por el trabajo, su producto, se enfrenta a él como algo extraño, como un poder independiente del productor”[21]Este objeto, producto del trabajo del obrero, desde la lógica de la economía política tiene mayor valor económico que el obrero mismo. “El obrero se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías crea”[22]. Esto se ve representado en la transacción comercial: el dinero que se paga por el producto es superior al dinero que se le paga al obrero por la elaboración de este.

En un lenguaje muy feuerbachiano, Marx, como lo acabamos de citar, dice que el producto “(…) se enfrenta a él (el obrero) como algo extraño, como un poder independiente del productor”; podemos decir que el objeto domina a su creador y este último no se ve reconocido en su obra, como ocurre con Dios que siendo producto de la imaginación del hombre termina dominando a este.

La alienación en el producto del trabajo consiste, por lo tanto, en que el obrero “(…) se comporta hacia el producto de su trabajo como hacia un objeto ajeno”[23]; el productor no se siente representado en su obra, no ve en ella la objetivación de su trabajo; el producto en vez de corresponder a la representación objetiva de las energías vitales que el trabajador ha depositado en él, una vez transformado en mercancía por las leyes de la economía política enfrenta a su productor como a un enemigo, este ha creado un poder de tal magnitud que lo amenaza en su existencia misma.

El trabajo alienado pone en desventaja al trabajador frente al producto de su trabajo; esta posición de desventaja del obrero frente a su antagonista la mercancía, radica en que el trabajador ha depositado gran parte de su energía física y psíquica, ha puesto toda su creatividad, ha entregado parte de su tiempo en el trabajo, y el resultado final, el producto, la objetivación de su trabajo, se separa de él, se aleja, es apropiado por otro; el obrero, a cambio del tiempo depositado en la elaboración del trabajo, de la energía y creatividad igualmente depositadas, recibe un salario exiguo que sólo le permite vivir como obrero. Todo esto tiene como resultado la reducción del obrero a sus funciones de vida más elementales, como comer y descansar, y así recuperar energías corporales suficientes que le permitan reiniciar el ciclo del trabajo alienado.

La alienación en el producto del trabajo no sólo significa la pérdida y separación del obrero frente al objeto producido, significa además que el hombre como obrero ha sido despojado de sus objetos de vida; es lo que justifica la economía política al ceder la naturaleza (los objetos de vida, productos y medios de producción) a unos pocos hombres por medio del derecho a la propiedad privada, quitándole a otros hombres la posibilidad de vida que la naturaleza ofrece. Marx es claro al decir que “El obrero no puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo exterior sensible”[24]. El obrero, al ser despojado de la naturaleza por la propiedad privada, es despojado de sus medios de vida, esto lo obliga a venderse al capitalista para tener la posibilidad de acceder a los productos de la naturaleza, es decir, a los medios de vida para no desaparecer como sujeto físico.

Podemos señalar la subordinación y esclavización del obrero ante los objetos que produce, como otro de los efectos negativos de la propiedad privada; esta servidumbre se da en dos sentidos: “(…) primero, en cuanto a la adquisición de un objeto de trabajo, es decir de trabajo, y, segundo, en cuanto a la adquisición de medios de sustento”[25]. En efecto el trabajo en el modo de producción capitalista se convierte exclusivamente en un medio de subsistencia corporal; pero acceder a este es cada vez más difícil debido a que la clase desposeída crece en la misma medida que estos medios se concentran en pocas manos, generándose así una competencia despiadada entre los miembros de la clase obrera por la consecución de un trabajo. Todo esto conlleva a que el hombre pierda los vínculos naturales de cooperación mutua, y el trabajador vea en el otro no un hombre que persigue sus mismos fines, sino un adversario que le puede arrebatar el trabajo, es decir, los medios de sustento. Ahora bien, cuando un obrero logra acceder a este objeto, o sea, cuando un hombre logra obtener un trabajo, debe sortear otra dificultad: la de adquirir medios de sustento, que no es otra cosa que comprar alimentación, vivienda y vestido, con el escaso salario que recibe a cambio de su jornada de trabajo.

De lo anterior se desprende que la alienación implica la instrumentalización del obrero. Es lo que destaca Garaudy, al analizar la situación del hombre con la aparición de la propiedad privada de los medios de producción y la alienación del hombre en el objeto de su trabajo:

“(…) su trabajo, no es ya, pues, la realización de sus fines propios, de su proyectos personales; realiza los fines de otros, así el hombre, en su trabajo, deja de ser el hombre, es decir, el que persigue fines, para convertirse en un medio, en un ingrediente del proceso objetivo de la producción, un medio para producir mercancías y plusvalía”[26].

Siguiendo a Garaudy podemos afirmar, pues, que la crítica que hace Marx al capitalismo se conecta claramente con la tesis kantiana relacionada a la necesidad de tratar a las personas siempre como fines y no como meros medios27. Marx denuncia lo que podemos llamar en términos kantianos la “instrumentalización” del hombre; en un pasaje de los Manuscritos que ya hemos citado, dice: “El trabajo no produce solamente mercancías; se produce también a sí mismo y produce el obrero como mercancías”[28]. De acuerdo a lo anterior podemos decir que, con el capitalismo, el productor es un mero instrumento, un objeto para producir cosas, y no propiamente un sujeto; con el capitalismo el trabajo deja de ser un medio y fin a la vez para bienestar del hombre; se convierte sólo en un medio, cuyo fin es la producción de objetos que enriquecen a una clase privilegiada; en el capitalismo, el hombre como obrero se transforma en herramienta y mercancía: herramienta en el sentido de un objeto que transforma la naturaleza para el disfrute de otros, y mercancía en la medida que el obrero sólo tiene un valor económico en cuanto sea útil como objeto.

La alienación en el trabajo en la medida que hace del producto del obrero un objeto extraño a él, un objeto que no le pertenece, hace del obrero una mercancía, lo que significa su negación y anulación como persona, como ser humano.

2.2 ALIENACIÓN EN EL ACTO MISMO DEL TRABAJO

Las determinaciones que Marx deriva del trabajo alienado no se dan en momentos diferentes, y su enumeración no es un modo de jerarquizarlas; estas determinaciones se relacionan unas con otras, por lo que referirse a una conlleva de manera implícita a referirse a las otras. Marx, al analizar la alienación del obrero en el producto de su trabajo, deduce de manera inmediata que el obrero se aliena en el producto, porque el trabajo que realiza necesariamente es alienado29; conecta estas dos determinaciones cuando se pregunta: “¿Cómo podría el obrero enfrentarse al producto de su actividad como algo extraño, si no se enajenase a sí mismo ya en el acto de la producción?”[30]. La pregunta que se hace Marx lleva consigo la respuesta: el obrero está alienado del producto de su trabajo porque su trabajo mismo es alienado, no es un trabajo que se realice en condiciones libres o exprese la creatividad de quien lo ejecuta; al contrario, es un trabajo que se hace para otros y en función de otros, es un trabajo que no le pertenece al obrero.

Ahora bien, Marx va mucho más lejos de su respuesta, es lo que Sánchez nos revela respecto a la pregunta planteada, que Marx responde señalando tres rasgos fundamentales de la alienación, a saber: “(…) exterioridad, coercitividad y pérdida como actividad propia o pérdida de sí mismo en esta actividad”[31]. Veamos lo que nos dice el propio Marx de estos tres rasgos:

La exterioridad consiste ”(…) en que el trabajo es algo externo al obrero; es decir, algo que no forma parte de su esencia, en que, por tanto, el obrero no se afirma, sino que se niega en su trabajo (…)”[32]. Ya habíamos dicho que para Marx el trabajo es la esencia del hombre, pero el trabajo que se realiza de manera libre y creativa, por lo tanto el trabajo forzado, el trabajo que es impuesto contra la voluntad del hombre es un trabajo externo a él, no forma parte de su esencia, que niega la humanidad del obrero. “(…) la exterioridad del trabajo para el obrero se revela en el hecho de que no es algo propio de él, sino de otro, de que no le pertenece a él y de que él mismo, en el trabajo, no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a otro”[33]. La exterioridad significa que el hombre en el trabajo no se identifica con lo que hace, el trabajo no es algo que le pertenezca, ni mucho menos es una actividad que surja de su imaginación y creatividad.

En este sentido se puede afirmar, en el sentido que lo hace Garaudy, que el trabajo alienado es la “despersonalización” del obrero, “(…) los gestos y los ritmos son regidos desde fuera por el puesto que se le asigna al trabajador en el engranaje de la producción. Son bosquejados, dibujados en el vacío en forma enteramente deshumanizada”[34]. Garaudy nos ilustra la manera como en la producción capitalista no sólo los productos del trabajo del obrero son el resultado de la planificación de otro, sino también en el acto mismo del trabajo, en el momento y lugar donde el obrero labora, está condicionado de manera mecánica al aparato productivo, a tal punto que el obrero pierde hasta la autonomía de sus expresiones, estas son moldeadas bien sea por la máquina o por el propietario de la fabrica.

La coercitividad del trabajo, nos dice Marx, se da porque el obrero no trabaja de manera libre, “No trabaja, por tanto, voluntariamente, sino a la fuerza, su trabajo es un trabajo forzado. No representa, por tanto, la satisfacción de una necesidad, sino que es, simplemente, un medio para satisfacer necesidades extrañas a él”[35]. En otros términos, podemos afirmar que la actividad del obrero es coercitiva porque el trabajo que desempeña es una actividad que no satisface sus propias necesidades, porque el producto de su trabajo pasa a ser del disfrute de otros. Sobre la determinación que estamos analizando Sánchez Vázquez aclara un punto importante: el joven Marx no confunde la coacción que se da en la sociedad capitalista con la que se da en la sociedades anteriores, donde se retenía al trabajador de manera física para obligarlo a realizar una determinada tarea; Marx sabe que “En la sociedad capitalista no hay formalmente coerción (…) (sin embargo) la coactividad no puede ser eliminada, aunque nada ni nadie lo obligue a realizar determinada tarea”[36]; el trabajador en el capitalismo vende “voluntariamente” su trabajo, pero esta voluntariedad es sólo aparente, porque es la única manera que tiene el trabajador para acceder a sus medios de vida.

La pérdida de sí mismo en el trabajo o pérdida del trabajo como actividad propia. Este rasgo de la alienación en el acto mismo del trabajo, consiste en que “El trabajo que realiza el obrero no es su trabajo sino un medio para satisfacer necesidades ajenas. Puesto que no es su trabajo, tampoco es él mismo en su actividad”[37]. Tal cual hemos referido, el trabajo al ser una actividad externa al obrero lo aliena, porque como sujeto siente que el trabajo que realiza no representa la realización de sus fuerzas psíquicas, de sus experiencias y conocimientos personales

Marx denuncia contra el capitalismo que el trabajo que el obrero realiza “(…) no es algo propio suyo, sino de otro (…) él mismo, en el trabajo no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a otro (…) y representa la pérdida de sí mismo”[38]; el trabajo enajenado, al ser la negación del trabajador, la anulación de este como persona es, al mismo tiempo, el contrasentido al trabajo que se realiza de manera libre y creativa, el trabajo que se realiza por fuera de la coerción de la producción mercantil; esta diferenciación del trabajo nos explica “la pérdida de sí mismo”: si trabajo es la esencia del hombre, el trabajo alienado como contrario al trabajo libre y creativo, es la negación de esta esencia, por lo tanto el obrero por medio del trabajo obligado, que equivale a decir trabajo alienado, se pierde a sí mismo como persona, ya que al ser degradado a la categoría de objeto en el engranaje de producción pasa a ser propiedad de otro, y el trabajo que realiza no lo realiza como sujeto, como persona, sino como instrumento, como medio paras suplir necesidades ajenas.

Marx dice de manera clara que la pérdida de sí mismo del obrero es la pérdida como sujeto, como hombre, es la deshumanización del obrero.

“(…) el hombre (el obrero) sólo se siente como un ser que obra libremente en sus funciones animales, cuando come, bebe y procrea o, a lo sumo, cuando se viste y acicala y mora bajo un techo, para convertirse, en sus funciones humanas, simplemente como un animal, lo animal se trueca en lo humano y lo humano en lo animal” [39].

Cuando Marx nos dice que “lo animal se trueca en lo humano y lo humano en lo animal” se refiere al hecho de que el trabajo se ha vuelto en contra del obrero, ha dejado de ser su esencia, el obrero ya no se siente como hombre en el trabajo; el trabajo, cuya función es la de humanizar al hombre lo deshumaniza. Las funciones características del animal, tales como comer, beber y procrearse, por efecto de la alienación en el trabajo se hacen también fines del obrero, ya que este cuando está por fuera de su trabajo, se siente feliz en la medida que satisface las necesidades que comparte con los animales.

2.2 ALIENACIÓN DEL HOMBRE CON RESPECTO A SU SER GENÉRICO

Después de exponer la alienación del hombre en el producto del trabajo y la alienación en el acto mismo del trabajo, dice Marx: “Tenemos ahora que extraer de las dos anteriores una tercera determinación del trabajo enajenado”[40]. Esta determinación que extrae Marx es la alienación del hombre en su ser genérico.

“El hombre es un ser genérico, no sólo por cuanto, tanto práctica como teóricamente, convierte en objeto suyo el género, así el suyo propio como el de las demás cosas, sino también

—lo que no es más que una manera distinta de expresar lo mismo— en el sentido de que se comporta hacia sí mismo como hacia el género vivo y actual, como hacia un ente universal y, por tanto, libre”[41].

En esta parte de los Manuscritos nos encontramos de nuevo con la evidente influencia de Feuerbach en el pensamiento del joven Marx. Feuerbach, en La esencia del cristianismo, había escrito: “La conciencia, en sentido estricto, sólo existe allí donde un ser tiene como objeto su propio género, su propia esencialidad (…) pero sólo un ser que tiene como objeto su propio género, su esencialidad, puede convertir en objeto otras cosas, según su naturaleza esencial”[42]. Para ambos pensadores, el hombre es un ser genérico porque tiene conciencia, puede reflexionar sobre su propia existencia y sobre la existencia de los otros seres de su género; además, el hombre tiene como objeto todos los seres de su género, el animal en cambio se tiene a sí mismo como su objeto, y no tiene conciencia de su género. Marx va más allá de la reflexión de Feuerbach al decirnos a modo de advertencia “El hombre es un ser genérico, no sólo por cuanto, tanto práctica como teóricamente (…)”[43]; en efecto, el hombre es un ser genérico no sólo de manera teórica, al nivel de la conciencia como lo expone Feuerbach, sino también de manera práctica, porque la producción material es también su objeto; el hombre por medio del trabajo transforma el mundo para satisfacer sus necesidades humanas, haciendo del mundo natural un mundo humano44.

Ahora bien, si para Marx el ser genérico del hombre reviste un carácter universal y libre, la razón es que este produce no sólo para satisfacer sus necesidades individuales, sino también para las necesidades de otros hombres. Es, en este sentido, que la producción material entre más hombres incluya más universal se hace, ella es más libre cuando resulta de un trabajo que se realiza por fuera de la coacción que impone la naturaleza45; el trabajo que se realiza una vez superadas las necesidades físicas naturales, humaniza al hombre y, a la vez, hace del mundo natural un mundo humano, ya que el hombre en la medida que produce tanto material como espiritualmente, construye el mundo a la medida de sus necesidades; por medio del trabajo humaniza a la naturaleza y se hace más humano. Podemos afirmar, entonces, que el trabajo libre que se realiza con la cooperación de otros, el trabajo que permite suplir necesidades humanas de manera universal, es la impronta del hombre sobre la naturaleza.

El concepto de ser genérico en Marx lo podemos entender mejor si observamos las dos perspectivas desde donde este analiza al hombre: como un ser natural y como un ser social; no quiere decir esto que Marx fraccione al hombre, sino, todo lo contrario, que lo entiende como una unidad a la vez social y natural. En este sentido Silva, refiriéndose al concepto de ser genérico en los Manuscritos, comenta: “Hay que partir de que el hombre es un ser histórico-natural, una sola unidad que puede contemplarse desde dos perspectivas: la perspectiva del hombre como un ser social y la perspectiva del hombre como un ser natural (…)”[46].

Veamos qué nos dice Marx de estas dos dimensiones del hombre, y cómo este se aliena en su ser genérico.

Respecto a la relación del hombre y la naturaleza, Marx escribe: “La vida genérica, tanto en el hombre como en el animal, consiste físicamente, de una parte, en que el hombre (como el animal) vive de la naturaleza inorgánica”[47]. Desde esta perspectiva debemos entender que el cuerpo de cada individuo humano es su naturaleza orgánica y el resto de la naturaleza, como el aire, el agua, el fuego que proporciona calor, y los alimentos en general, son su naturaleza inorgánica o, mejor dicho, “La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre”[48]; podemos decir que la naturaleza es la despensa de la que el hombre toma todos los elementos necesarios para su existencia, no sólo para su existencia objetiva u orgánica, sino también para su existencia como sujeto social e histórico, es decir, como hombre.

Para Marx, la naturaleza abarca todo lo existente, elimina así la dicotomía entre lo natural y lo artificial, como lo entendemos comúnmente, que lo realizado o intervenido por el hombre es artificial y el resto es natural; para él no existe diferencia entre el hombre y la naturaleza, “(…) que la vida física y espiritual del hombre se halla entroncada con la naturaleza no tiene más sentido que el que la naturaleza se halla entroncada consigo misma, ya que el hombre es parte de la naturaleza”[49]. De acuerdo con esto, todo lo que el hombre realiza tanto en su esfera física como espiritual, lo hace dentro de la naturaleza porque él es parte inseparable de ella, decir hombre y naturaleza es decir lo mismo.

De lo anterior se desprende que el trabajo alienado hace que la naturaleza inorgánica sea ajena al hombre, debido a que bajo las leyes de la economía capitalista la naturaleza se convierte en propiedad exclusiva de una clase social en particular; la clase trabajadora queda así sin la posibilidad de acceder de manera libre y universal a los materiales necesarios para la vida; bajo estas condiciones la única posibilidad de subsistencia para el trabajador es la de laborar a cambio de dinero. En el trabajo alienado el hombre pierde toda relación directa y natural con su ser genérico, ya que el trabajo no se realiza para satisfacer necesidades de la especie, sino por la mera necesidad de existir de manera individual. “(…) el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, se presenta como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de conservación de la existencia física”[50]; tanto el hombre y su actividad productiva, el trabajo, dejan de ser fines para convertirse en medios que satisfacen precarias y egoístas necesidades individuales.

Observemos ahora qué nos dice Marx respecto a la naturaleza social del hombre. Bien sabemos que la existencia como ser natural es la característica común de todo ser biológico, incluyendo al hombre, y es sólo a través de la producción material o la transformación de la naturaleza en medios de vida, como, tanto los animales como los hombres garantizan su existencia; y es, precisamente, por medio de la producción material que el hombre se aleja de su pasado netamente animal, convirtiéndose la producción material, de acuerdo con el análisis hecho por Marx, en la principal diferencia entre el hombre y los demás animales.

“Cierto que también el animal produce. Construye su nido, su morada, como la abeja, el castor, la oruga, etc. Pero sólo produce para sí o para su cría; produce de un modo unilateral, mientras que la producción del hombre es universal (…) el hombre produce también sin la coacción de la necesidad física, y cuando se halla libre de ella es cuando verdaderamente produce’'[51].

El animal sólo produce de manera unilateral, es decir, no produce para los demás seres de su especie, y cuando produce lo hace sólo de manera instintiva, esto es cuando las necesidades biológicas se lo exigen. La producción del hombre es consciente, libre y universal; consciente porque el hombre no se funde en la naturaleza como lo hace el animal, y el trabajo que realiza corresponde a la realización de una idea que estaba elabora en su mente. Es de resaltar —como lo habíamos adelantado— que la producción del hombre es libre y universal cuando se realiza sin la coacción que la misma naturaleza le impone, como el hambre, la sed, el frío, etc.; el hombre verdaderamente produce como hombre cuando ha superado la coacción que le impone la naturaleza, y esta producción además de realizarse de manera colectiva con la cooperación consciente y voluntaria de los individuos que participan de la misma, tiene como fin suplir necesidades de la especie, es decir, suplir necesidades humanas de manera universal.

Para Marx, el hombre es producto de la sociedad y esta, a su vez, es producto del hombre; existe una relación recíproca hombre y sociedad, tanto el hombre como la sociedad están en constante reproducción “(…) así como la sociedad produce ella misma al hombre en cuanto hombre, es producida por él”[52]. Podemos afirmar, entonces, que el acta de nacimiento del hombre la hallamos en la sociedad, pero esto no significa que la sociedad sea anterior al hombre, sino que el hombre mismo es producto de la evolución de la naturaleza, y la sociedad es parte de este desarrollo; por eso nos dice que “La historia es de por sí parte real de la historia natural, de la transformación de la naturaleza en hombre”[53]. Vale precisar que para Marx la sociedad no fluye de la naturaleza como la corriente de un río en la que el agua es arrastrada por su cauce, por las fuerzas ciegas de la naturaleza; si bien el hombre posee la particularidad de controlar su propio destino por medio del trabajo, esto es por su papel transformador de la naturaleza.

Solamente en la relación recíproca entre individuos humanos es que hallamos la naturaleza social del hombre; el hombre como individuo humano sólo se reconoce como tal por medio del otro.

“La esencia humana de la naturaleza existe solamente para el hombre social, ya que existe para él como nexo con el hombre, como existencia suya para el otro y del otro para él, al igual que como elemento de vida de la realidad humana; solamente así existe como fundamento de su propia existencia humana”[54].

El hombre sólo existe, pues, en sociedad en relación permanente con el otro; no es posible hallar la naturaleza social del hombre, su naturaleza humana en un individuo solitario y aislado de la sociedad, que no haya tenido nunca el más mínimo contacto con otro hombre. Para Marx la esencia humana no es algo que le es dado al individuo humano sólo por el hecho de nacer; para él, el hombre no nace equipado con una esencia humana, como, por ejemplo, las hormigas que están determinadas de manera biológica desde que nacen para ser lo que son; un hombre aislado de la sociedad, sin contacto alguno con otros hombres, lo único que conserva de humano son sus características morfológicas, ya que la naturaleza humana sólo la logra el hombre en la vida en comunidad.

Desde la exposición de la naturaleza biológica y social del hombre, podemos decir que la sociedad es el ser genérico del hombre; que es en sociedad donde el hombre llega a ser lo que es, y es por medio del trabajo libre y universal que el hombre suple sus necesidades humanas como individuo y como género.

En consonancia con lo anterior, para Marx, en cada individuo humano está contenida la esencia de la sociedad, ya que aunque actúe de manera sola o aislada siempre actuará como hombre, como un ser social; esta idea Marx la ejemplifica con la actividad científica cuando nos dice: “(…) aun cuando yo actúe científicamente, etc., desarrolle una actividad que rara vez pueda llevar a cabo en común con otros, actúo socialmente, porque actúo como hombre”[55]. Actuar como hombre es poner en práctica todo el conocimiento adquirido en sociedad; el científico solo en su laboratorio realiza una actividad social, porque, tanto el pensamiento, el idioma que utiliza para expresar sus conocimientos, como los instrumentos que le sirven de ayuda (las matemáticas, la química, la física, etc.), son producto de la sociedad y sólo es posible acceder a estos por medio de la interacción con otros hombres56.

La reflexión del ser genérico del hombre, Marx la concluye enfatizando el carácter instrumentalizador del trabajo alienado sobre lo que ya habíamos hecho referencia; en efecto, el trabajo alienado al alienar al hombre en su trabajo y a su vez al alienar el producto de este, aliena su ser genérico, ya que:

“(…) hace que su vida genérica se convierta en medio de la vida individual. En primer lugar, enajena la vida genérica y la vida individual y, en segundo lugar, convierte esta en su abstracción, en fin de aquella, también bajo su forma abstracta y enajenada”[57].

Ahora bien, la cita anterior deja entrever que el ideal moral Kantiano que exige no instrumentalizar a los seres racionales, adquiere en Marx una connotación más amplia que Fromm no duda en reafirmar:

“El concepto de Marx se acerca aquí al principio kantiano de que el hombre debe ser siempre un fin en sí mismo y nunca un medio para realizar un fin. Pero amplia este principio afirmando que la esencia humana del hombre nunca debe convertirse en medio para la satisfacción individual”[58].

El trabajo alienado invierte la relación fin-medio; el hombre como ser genérico debe ser un fin para el mismo hombre, la producción material realizada debe ser de igual manera un fin para el disfrute social. Lo que ocurre en el capitalismo con el trabajo alienado es que el ser genérico del hombre se convierte en un medio para satisfacer fines individuales, para los fines de una clase en particular, que no es otra que la burguesía. De manera acertada nos dice Zuleta, sobre este punto, que “Marx comprendió muy rápidamente que el capitalismo tenía una contradicción: la producción es social y la apropiación es privada”[59]; en la sociedad comunista que vislumbra Marx, tanto la producción como el disfrute se realizan de manera social, y no como ocurre en la propiedad privada donde quienes se benefician del producto social, paradójicamente no participan de su elaboración.

Una conclusión se desprende de toda la reflexión que nos ha traído hasta este punto: al enajenar el hombre su ser genérico, aliena su naturaleza inorgánica, los medios de vida y su naturaleza social, con esto el hombre se aliena a sí mismo, su propia vida espiritual y su propio cuerpo le son extraños; significa la deshumanización en extremo del hombre, ya que el hombre no se reconoce a sí mismo como individuo social humano, sino que se ve como un ser aislado de su género, desapareciendo para este la relación directa con la sociedad y con la naturaleza.

2.4 LA ENAJENACIÓN DEL HOMBRE RESPECTO AL HOMBRE

Marx deduce que la consecuencia directa de la alienación en sus diferentes determinaciones es la alienación del hombre respecto al hombre; dice Marx: “Consecuencia directa del hecho de que al hombre le es enajenado el producto de su trabajo, de su actividad de vida, de su ser genérico, es la enajenación del hombre con respecto al hombre”[60]. Esta alienación no corresponde a una nueva determinación, sino a un aspecto en el que se conjugan las tres determinaciones ya analizadas. Recordemos que la alienación del producto del trabajo se presenta cuando la objetivación del trabajo del hombre se convierte en un objeto ajeno a este y adquiere un poder superior a su productor; la alienación en el acto mismo del trabajo cuando los medios de producción son de propiedad de un hombre diferente al trabajador, y el trabajador mismo, en el tiempo en que está ejecutando su tarea, se convierte en propiedad de quien ostenta estos medios; y que la alienación en el ser genérico se produce cuando el hombre hace del otro y de sí mismo un medio para satisfacer necesidades egoístas.

Para esclarecer lo que está implícito en las determinaciones del trabajo alienado, y no quede duda de que el hombre se aliena con relación a otro hombre, Marx formula la pregunta: “Si el producto del trabajo es algo ajeno a mí, se me enfrenta como un poder extraño, ¿a quién pertenece entonces?”[61]. Responde de inmediato que este producto no pertenece ni a los dioses ni a la naturaleza; por lo tanto “(…) el ser ajeno a quien pertenecen el trabajo y su producto, al servicio del cual se halla el trabajo y el que disfruta del producto de este, no puede ser otro que el hombre mismo”[62].

Ese otro hombre, el cual es propietario de los medios de producción y del producto del trabajo del obrero, Marx lo denomina no-obrero: “La propiedad privada, como la expresión material resumida, del trabajo enajenado, abarca ambas relaciones, la del obrero con el trabajo y con el producto de su trabajo y la del no-obrero con el obrero y con el producto del trabajo de este” [63]. El no-obrero no tiene relación directa con el producto porque no participa en la actividad productiva, es decir, no ha empleado sus energías físicas y mentales en la elaboración del producto, en este sentido, el producto no es objetivación de su conciencia. Sin embargo, es él quien disfruta del producto del trabajo, quien se beneficia del esfuerzo y sacrificio del obrero:

“Hemos visto —comenta Marx— que, con respecto al obrero que se apropia de la naturaleza por el trabajo, la apropiación se presenta como enajenación, la propia actividad como actividad para otro y actividad del otro, la vitalidad como sacrificio de la vida, la producción del objeto como pérdida de él a favor de una potencia extraña, a favor de un hombre ajeno”[64].

El trabajo alienado invierte los valores que el trabajo (libre y voluntario) debe producir en el hombre; es así como la apropiación de la naturaleza por el trabajo degenera en alienación; el trabajo, la actividad vital y productiva, se convierte en actividad para otro; y la vitalidad, el vigor, la fuerza y la energía del obrero, se transforman en sacrificio; y el producto se hace mercancía, pasando a ser propiedad del capitalista. En este orden de ideas, el trabajo alienado le otorga al no-obrero todo lo que le usurpa al obrero. Marx en varias ocasiones ya había expresado esta idea: “Si la actividad del obrero constituye un tormento para él, tiene necesariamente que ser un goce y una fruición de vida para otro”[65]. El trabajo en el capitalismo es comparable al rostro de Jano; tiene dos caras que miran hacia lados opuestos; una hacia el sufrimiento y la desposesión, la otra hacia el placer y la abundancia; una hacia el esfuerzo y el trabajo, la otra hacia la holgazanería y la inactividad.

Para Marx, el hecho de que el no-obrero sea propietario de los medios de producción y del producto del trabajo, no significa que no se encuentre alienado; obrero y no-obrero están alienados, porque la relación que media entre ellos se encuentra alienada. Sobre este punto, leemos en los Manuscritos:

“El medio por el que se opera la enajenación es también, de por sí, un medio práctico. Por tanto, mediante el trabajo enajenado el hombre no sólo engendra su relación con respecto al objeto y al acto de la producción como potencias ajenas y hostiles a él, sino que engendra, además, la relación en que otros hombres se mantienen con respecto a su producción y a su producto y la que él mismo mantiene con respecto a estos mismos hombres”[66].

Dado que el trabajo alienado es la médula de todas las relaciones de los hombres, si el obrero está alienado del producto de su trabajo, también está alienado quien se apropia de este. Veámoslo de esta manera: si el trabajo es la esencia del hombre, o sea, lo que le permite realizarse como tal, quien no participa de manera activa en él, está alienado. Es el caso del no-obrero, tanto el producto como el trabajo le son extraños pues no forman parte de él. Está alienado, pues, de la esencia del hombre —el trabajo— y, por lo tanto, de todas sus determinaciones.

Aparte de denunciar la alienación económica y las repercusiones negativas que esta trae para todos los hombres, Marx, en los Manuscritos, deja expuesta a manera de esperanza la forma como el hombre en general puede superar la alienación que lo condena y vivir en una sociedad nueva, en la que los medios de producción no pertenezcan a una clase social en particular sino a toda la sociedad; una sociedad donde el producto del trabajo del hombre sea disfrutado por todos de acuerdo a sus necesidades, y no por una clase social ociosa y parásita, cuya participación en la actividad productiva es la de despojar de los medios de vida a la clase obrera.

Marx propone el comunismo como antídoto contra todos los males sociales que aquejan a la humanidad, es decir, como la superación de la alienación en todos sus aspectos; describe a este como “(…) la superación positiva de la propiedad privada”[67], que es la superación del capitalismo y la instauración de relaciones naturales del hombre con el hombre y con la naturaleza. El comunismo, dice, recurriendo a la dialéctica hegeliana, es: “(…) la negación de la negación y, por tanto, el momento necesario de la emancipación y la recuperación humana”[68]; de esto se desprende que si la propiedad privada, la división del trabajo y la producción mercantil originan la alienación económica, la superación de esta alienación se realiza mediante la negación de la condiciones negativas que determinan las relaciones de producción entre los hombres, por lo que podemos interpretar de Marx que la negación de la negación conlleva a una forma positiva de producción, donde desaparecerá la alienación y, por ende, las determinaciones que de esta se derivan.

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[1] Es pertinente aclarar que esta discusión no es tratada en la monografía, pero se aportan elementos importantes que permiten tener claridad al momento de querer abordar el tema

[2] Los Manuscritos fueron escritos por Marx entre los meses de agosto y marzo de 1844 en la ciudad de Paris, y sólo fueron publicados por completo en 1932, en el tomo III de las Marx-Engels Gesamtausgabe (edición de obras de Marx y Engels, conocidas como MEGA). Silva, Ludovico. La alienación como sistema. Barcelona, Alfadil, 1983, p. 33.

[3] Marx, C. Manuscritos, p. 7.

[4] Ibíd., p. 73

[5] Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 23.

[6] Mandel, Ernest. George Novack. Teoría Marxista de la alienación. Bogotá, Pluma Ltda., 1977, p. 17.

[7] Calves, Jean-Yves. El pensamiento de Carlos Marx. Madrid, Tauros Ediciones, S. A., 1962, p. 272.

[8] Marx, C. Manuscritos, p. 77.

[9] Ibíd., p. 74.

Marx En La ideología alemana, nos vuelve a recordar que el método por él utilizado es diferente a sus predecesores, comenta: “Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo (…) se parte del hombre que realmente actúa y, arrancado de su proceso de vida real (…)” Marx, Carlos –Federico Engels. La ideología alemana. . Bogotá, Arca de Noe, 1975 p, 26.

[10] Silva, L. Op. cit., p. 39.

[11] Israel, Joachim. La enajenación: de Marx a la sociología moderna. México, Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 39.

[12] Schaff, Adam. La alienación como fenómeno social. España, Crítica, Grupo editorial Grijalbo, 1979, p. 144.

[13] Manuscritos. Pág., 80

[14] Marx, C. Manuscritos, p. 8.

[15] Ibíd., p. 81

[16] Marx, Carlos. Federico Engels. La ideología alemana. Colombia, Arca de Noe, 1975, p, 19

[17] Al hablar de determinaciones del trabajo alienado, la debemos entender como las maneras que Marx expone el problema para su análisis. Ludovico Silva nos aclara este concepto, diciéndonos: “(…) las “determinaciones” de la alienación no son otra cosa que las posturas o posiciones de la alienación, las formas en que se pone o propone al análisis”. Silva, Ludovico. Op. cit., p, 40

[18] Marx, C. Manuscritos, p.. 75.

[19] Con El término hombre, Marx se refiere al ser humano libre de alienación económica; con el término obrero se refiere al ser humano que se ha enajenado en el trabajo. Está diferencia que establece Marx entre el hombre y el obrero, reviste suma importancia en su teoría de la alienación, ya que para él no es el hombre quien se aliena sino el obrero, y la alienación de éste determina la alienación del hombre en general.

[20] Ibíd., p. 75.

[21] Ibíd.

[22] Ibíd., p. 74.

[23] Ibíd., p. 75.

[24] Ibíd., p. 76.

[25] Ibíd.

[26] Garaudy, Roger. Introducción al estudio de Marx. México Era, S.A., 1971, p. 53.

[27] Como se sabe esta idea aparece en los escritos éticos de Kant; ver por ejemplo la segunda fórmula del imperativo categórico: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”. Kant, Emmanuel. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. . Madrid. Espasa-calpe S.A., Colección Austral. 8ª. Edición, 1983, p. 84.

[28] Marx, C. Manuscritos, p. 75.

[29] Sánchez Vázquez, nos dice que la alienación en el producto y la alienación en el momento del trabajo son dos puntos de vista del mismo fenómeno: “se trata, (…) de dos aspectos del mismo fenómeno (el trabajo enajenado), visto en caso desde el lado de la relación del sujeto con el objeto, y en el otro de la relación del sujeto con su propia actividad” Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 90.

[30] Marx, C. Manuscrito, p, 77

[31] Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 91.

[32] Marx, C. Manuscritos, p. 77.

[33] Ibíd., p. 78.

[34] Garaudy, Roger. Introducción al estudio de Marx. p, 53.

[35] Marx, C. Manuscritos, p. 78.

[36] Sánchez Vázquez, A. Op. cit., p. 92.

[37] Ibíd.

[38] Marx, C. Manuscritos, p. 78.

[39] Ibíd.

[40] Ibíd., p. 79

[41] Ibíd.

[42] Feuerbach, L. Op. cit., p. 53.

[43] Marx, C. Manuscritos, p. 79.

[44] En este punto convergemos plenamente con Sánchez Vázquez para quien lo que agrega Marx al concepto de ser genérico de Feuerbach representara “la diferencia sustancial” entre ambos autores. Sánchez Vázquez, A. Op. cit., 94.

[45] La coacción a la que se refiere Marx en esta parte de las Manuscritos no es la coacción que ejercen unos hombres sobre otros, a la que nos referimos con anterioridad, sino la coacción que impone la naturaleza sobre el hombre, como el hambre, la sed, el frío, el calor, etc. Marx nos dice que a diferencia del animal “(…) que sólo produce bajo el acicate de la necesidad física inmediata, (…) el hombre produce también sin la coacción de la necesidad física, y cuando se halla libres de ella es cuando verdaderamente produce (…)”. Marx, C. Manuscrito, p., 81.

[46] Silva, Ludovico. Op. cit., p. 55.

Vega Cantor coincide con Silva en este punto y nos reitera en la idea de que Marx ve al hombre como un ser integral; nos previene de que esta idea puede prestase a equívocos. Respecto a lo anterior la siguiente cita nos parece ilustrativa: “La concepción que Marx tiene del hombre es integral (…) dentro de los postulados de esta concepción está la afirmación del hombre como un ser natural, es decir que forma parte de la naturaleza, porque procede de ella, está compuesto por materia cósmica y es el resultado más elevado de la evolución”.Vega va más allá de los argumentos de Silva e, incluso, de los argumentos del mismo Marx. En efecto, al afirmar que el hombre “es el resultado más elevado de la evolución”, deriva en un antropocentrismo que no se ve reflejado en los Manuscritos. Vega Cantor, Renán. “Marx y el mundo actual”; Revista Resonancia. Agosto de 1988, Vol., 1; N° 1. Pág., 64

[47] Marx, C. Manuscrito, p. 79.

[48] Ibíd., p. 80.

[49] Ibíd.

[50] Ibíd.

[51] Ibíd., p. 81.

[52] Ibíd. p. 116.

[53] Ibíd., p. 124.

[54] Ibíd., p. 116. El subrayado es mío.

[55] Ibíd., p. 117.

[56] Garaudy, sobre este tema, comenta: “Cuando un hombre trabaja, su actividad es asistida por toda la humanidad anterior, su trabajo es la expresión de la “vida genérica” del hombre, de todas las creaciones acumuladas del género humano”. Garaudy, Roger. Introducción al estudio de Marx. México Era. S.A. 1971. p. 53.

[57] Marx, C. Manuscritos, p. 80.

[58] Fromm, Erich. Marx y su concepto del hombre, Fondo de Cultura Económica. Séptima reimpresión, 1978, p. 64.

[59] Estanislao, Zuleta “Marx y el presente”. Revista resonancia. Agosto de 1988, Vol.1; nº 1. Pág. 60

[60] Marx, C. Manuscritos. p. 82.

[61] Ibíd.

[62] Ibíd., p. 83.

[63] Ibíd., p. 88.

[64] Ibíd.

[65] Ibíd., p. 84.

[66] Ibíd.

[67] Ibíd., 120.

[68] Ibíd., p. 127.

O método, em Israel

O método, em Israel

9/6/2010, Pepe Escobar, “The Roving Eye”, Asia Times Online —

http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/LF09Ak01.html
Por que Israel, em operação deliberada e metódica, planejada com uma semana de antecedência* – segundo declarações de altos comandantes israelenses, falando em hebraico, dias antes do ataque –, atacou barco civil, desarmado, em operação humanitária, e que viajava sob bandeira de Comoros? (Diferente da Turquia, Comoros é signatária do Estatuto de Roma da Corte Criminal Internacional de Justiça, que tem competência para julgar crimes de guerra cometidos contra barcos dos estados-membros.)

Por que os fuzileiros israelenses atiraram contra nove ativistas desarmados, para matar, com balas calibre 9mm à queima-roupa, entre os olhos, na testa, na parte detrás da cabeça, no peito, nas costas e nas pernas – inclusive contra um cidadão dos EUA? (A lista final de mortos pode chegar a 15, porque ainda há seis ativistas desaparecidos; a rádio do exército de Israel falou de 16 mortos na 2ª-feira pela manhã, logo depois do ataque ao Mavi Marmara, parte da Flotilha da Liberdade.)

Como Israel pensaria que se safaria dessa, apenas com censurar vídeos e fotos – e depois se safaria outra vez apenas por recusar qualquer investigação por comissão internacional independente, que examinaria o incidente e a posterior manipulação do noticiário?

Por que, pensando em termos geopolíticos, Israel declararia guerra de facto a toda a comunidade internacional – dos países muçulmanos, aos membros da OTAN e a toda a opinião pública internacional?

Haverá aí mero “governo disfuncional”, como Bradley Burston escreveu no diário israelense Ha’aretz? E, estrategicamente falando, haverá método nessa loucura? Ou o método é só a loucura?

Medo. Muito medo.

Pode haver resposta muito simples a todas essas questões: medo.

Consideremos as possíveis motivações dos israelenses. Um dos motivos chaves para que Israel atacasse a flotilha humanitária seria mandar “um sinal” à Turquia sobre o acordo nuclear mediado por Turquia e Brasil, para troca de combustível nuclear do Irã – dado que o sucesso do acordo pôs por águas abaixo a ideia de ataque militar contra o Irã. Interessa a Israel que haja conflito aberto entre Washington e Teerã – o que implica usar o lobby israelense em Washington para sabotar o semidesejo do presidente Obama de encontrar algum tipo de acordo com Teerã para seu programa de enriquecimento de urânio.

Israel deseja uma Turquia fraca – fora do circuito tanto do Oriente Médio quanto da União Europeia (UE). A Turquia é poder emergente regional chave, hoje com boas relações com os vizinhos. A Turquia é chave para os EUA: 70% de tudo que abastece as tropas norte-americanas no Iraque chega até elas pela base de Incirlik na Turquia. Há soldados turcos fazendo a guerra (que é dos EUA) no Afeganistão. Para não falar que a Turquia – em palavras do próprio Obama – é ponte vital entre o Ocidente e o mundo muçulmano.

A Casa Branca produziu resposta frouxa, “Os EUA lamentam profundamente as mortes e os feridos, e trabalha para compreender as circunstâncias que cercaram essa tragédia”. Foi sinal de Washington, dirigido à Turquia, de que a mediação de Turquia e Brasil no acordo de troca de combustível nuclear não é exatamente bem-vinda. (…)

Mas, por mais que Israel deseje ver a Turquia às voltas com problemas imensos tanto com a Síria como com a Grécia, além de já enfrentar a difícil questão interna dos curdos, Ankara absolutamente não está tremendo de medo, ante a “mensagem” dos israelenses. Em termos de poder militar convencional, a Turquia é força superior a Israel e, não bastasse, é importante aliada de EUA e OTAN.

Outro motivo chave dos israelenses é minar e, de fato, trabalhar para abortar, quaisquer negociações produtivas de paz com palestinos e sírios – e tirar a Turquia do campo de jogo. A Turquia está muito profundamente envolvida na tragédia dos palestinos. Há tempos trabalha para aproximar os partidos Fatah e Hamás. Motivo crucial, dos israelenses, parece ser sabotar qualquer iniciativa de paz liderada pelos turcos para resolver o problema palestino – o que inclui a necessidade crucial de o Oriente Médio ser desnuclearizado – o que é anátema para a Israel jamais declarada, mas nem por isso menos, nuclear.

Amarrando tudo isso, há o elemento crucial do próprio medo. Hoje, as antes mitificadas invencíveis Forças de Defesa de Israel [ing. Israeli Defense Forces (IDF), o exército de Israel] já combateram contra o Hezbollah no Líbano em 2006 e contra o Hamás em Gaza em 2008. Sabem o que lhes custou enfrentar a dura realidade de que seus tanques são vulneráveis aos foguetes lança-granadas russos; sabem que seus barcos são vulneráveis aos mísseis do Hezbollah comprados da China. E não há dúvidas de que, a qualquer momento, seus aviões estarão vulneráveis aos mísseis terra-ar S-300 russos.

O novo eixo que está surgindo

O Curdistão iraquiano é hoje virtualmente independente – como Washington desejava. Israel é robustamente ativo em todos os pontos do Curdistão iraquiano. Ao mesmo tempo, os EUA apóiam ativamente os separatistas do Partido Trabalhista Curdo, que tem base no Iraque, na Anatólia Oriental, tanto quanto apóiam os separatistas do Partido Vida Livre do Curdistão [ing. Party of Free Life of Kurdistan (PJAK)] no Irã, e os separatistas curdos na Síria. Os estrategistas militares turcos dedicaram-se exaustivamente a analisar esses desenvolvimentos cruciais. Conclusão dos turcos: a OTAN não é exatamente a panaceia dos sonhos turcos. E resolveram focar o Oriente Médio.

Assim se chegou ao pesadelo perfeito dos israelenses. O novo eixo no Oriente Médio está constituído: Turquia, Irã e Síria. Antes, eram só Irã e Síria. E não há quem conteste a legitimidade histórica dessa trindade, porque aí se unem os xiitas iranianos, a Síria secular e a Turquia sunita pós-otomanos.

Há inúmeros efeitos colaterais fascinantes dessa fertilização de todos por todos – como mais de um milhão de iraquianos, muitos dos quais muito bem educados, que encontram vida nova na Síria. Mas o efeito mais notável desse eixo é que detonou a velha lógica do ‘divide e governe’ do colonialismo ocidental, imposta ao Oriente Médio por mais de um século. O destino da Turquia pode não estar firmemente conectado à Europa e seus medos que, afinal de contas, não quer abraçar a Turquia; a Turquia prepara-se para voltar à liderança do mundo muçulmano.

A vida do novo eixo não vai ser fácil. Operações clandestinas dos EUA já tentaram desestabilizar o governo sírio do presidente Bashar al-Assad – sem sucesso. O mesmo se diga da ação secreta da CIA na província do Cistão-Baluquistão no sudeste do Irã, tentando desestabilizar o governo de Teerã. E os mesmos ‘comandos’ mascarados (nem sempre) e clandestinos (sempre) trabalham para impor nova ditadura militar na Turquia. Mas enquanto a secretária de Estado ia-se tornando cada dia mais vociferante, Assad, Hassan Nasrallah do Hezbollah e o presidente Ahmadinejad do Irã reuniram-se em fevereiro na Síria e organizaram a parceria.

Detalhe crucial, a Rússia saltou para dentro desse barco, para ocupar o vácuo gerado pelos EUA. O presidente Dmitry Medvedev já esteve em Ankara e Damasco e posicionou-se claramente a favor da reconciliação entre Fatah e Hamas, e pela criação de um Estado palestino funcional, que existirá ao lado de Israel.

Até o comandante geral do Comando Central dos EUA, general David (“estou-me posicionando para 2012”) Petraeus já teve de admitir publicamente que Israel, aliado estratégico dos EUA, – tornara-se carga demasiadamente pesada a pesar nas costas dos objetivos estratégicos dos EUA, por causa da colonização sempre buscada da Palestina e do bloqueio imposto a Gaza.

A Rússia, por seu lado, apóia o novo eixo político-econômico de Turquia-Síria-Irã. Preparam-se agora as leis necessárias para permitir viagens sem exigência de vistos, entre Ankara e Moscou. As empresas russas Rosatom e Atomstroyexport estão concluindo a construção da usina nuclear iraniana em Bushehr; estará pronta em agosto. Estão também discutindo a construção de outras usinas; e já têm apalavrado um acordo para construir uma usina nuclear na Turquia, negócio de 20 bilhões de dólares (no qual a Síria também tem interesse). As empresas de gás Stroitransgaz e Gazprom levarão gás sírio até o Líbano – porque Israel impede que o Líbano extraia seu gás de reservas submarinas consideráveis. A Rússia está em movimento. Em breve, Teerã receberá os mísseis S-300 pelos quais já pagou. E a Síria, em breve, terá nova base naval.

No Oleoduto-stão, Rússia e Turquia são irmãs em armas. A Rússia construirá oleoduto crucialmente importante, de Samsun a Ceyhan, para levar o petróleo russo do Mar Negro ao Mediterrâneo. Não bastasse, a Turquia está a um passo de conectar-se ao gasoduto russo South Stream – o que, sim, será desafio ao enrolado empreendimento de Nabucco, apoiado por EUA e UE.

A Rússia – como a Turquia – também quer o Oriente Médio completamente desnuclearizado, o que implica desnuclearizar Israel. Assunto que será discutido na Agência Internacional de Energia Atômica.

Assim se explica que Israel tenha muito medo do novo eixo Turquia, Síria e Irã, tanto quanto teme o apoio russo àquele eixo. Está nascendo um novo Oriente Médio, no qual só há um lugar para Israel: o isolamento.

A estratégia “de cachorro louco” de Israel – concebida pelo ex-líder militar Moshe Dayan – não é exatamente um exercício de integração. Até Anthony Cordesman, conhecido analista centristas e ícone do establishment no Center for Strategic and International Studies, publicou ensaio essa semana, sob o título “Israel as a Strategic Liability?” [port. “Israel como confiabilidade estratégica?”[1][1]].

É possível que Washington “Grande Irmão” continue – eternamente – cega a tudo isso; mas se você for Estado e escolher estratégia que o torna parente próximo da África do Sul no crepúsculo do apartheid – e em momento, vale lembrar, que Israel tentava vender armas atômicas àquele governo de apartheid – nem adianta perdermos tempo com procurar método na sua loucura. É só loucura.

Los imperios de las águilas

Anotaciones a la analogía Roma-EE.UU.
Los imperios de las águilas

Alberto Rojas Andrade

Rebelión

“Para el que quiere dominar no hay fidelidad ni vínculo sagrado alguno.”

Quinto Ennio [1]

Una de las elucubraciones más repetidas y concluyentes de los apologistas del imperio mundial estadounidense desde aproximadamente una década, es el de asemejarlo en variados aspectos a las peripecias, glorias y decadencia del muy recordado Imperio Romano, sin duda antepasado directo del occidente actual. De allí han emergido extensas comparaciones, citas, parangones, relacionando los acontecimientos actuales con los avatares de quienes dominaron el oeste de Europa unos dos mil años atrás. Inadvertidamente el Fatum tenido por los romanos como la personificación divina del destino, el cual se impone a los mismos dioses, pareciera haber devenido en el ‘destino manifiesto’ estadounidense de mediados del siglo XIX, del cual hoy el planeta siente penosamente su materialización.

No son estas simples cavilaciones de fantasiosos hinchas que se encuentran en las graderías del escenario mundial. Académicos neoconservadores y militares ensimismados alentando los planes del gobierno central de Washington, son exultantes en sus conceptos sobre el momento histórico presente y las similitudes con el imperio nacido en las orillas del Tiber:

“Vivimos en un mundo sin precedentes desde la época de los emperadores romanos… El paralelismo con los romanos salta a la vista”. [2]

“Después de Tito Livio, cabe incluso imaginar que Vietnam será recordado dentro de cien años como un oscuro conflicto fronterizo en los confines del imperio estadounidense de la guerra fría.” [3]

No faltan los parangones bélicos realizados mediante simplificaciones históricas sorprendentes pasando por alto milenios, continentes y civilizaciones:

“Quizá desde los tiempos del imperio romano no había habido una fuerza militar capaz de imponerse a cualquier adversario posible.” [4]

Hasta desde los predios de la débil izquierda estadounidense se hacen alusiones en el mismo sentido:

“Desde los tiempos de Roma, ningún otro país se ha mostrado tan amenazante a los ojos de los demás.” [5]

Las premisas para lanzar tales conceptos tienen por supuesto un inicial sustento en la realidad. Es palpable la preponderancia sobre todo militar del gobierno de Washington en el planeta convertido por el desarrollo de las comunicaciones en un Mare Nostrum.

No obstante, la nación llamada Estados Unidos de América, en el consenso de eruditos y profanos dista mucho de ser la de tan sólo una década, la del optimismo ilimitado en el mundo unipolar, y aún así la situación de fuerza le permite ejercer preponderancia mundial en el aspecto político, económico y sobre todo bélico, como una especie de efecto de inercia resultante de su decadencia apreciable a simple vista. Todavía “Estados Unidos impone el <> estableciendo las reglas básicas para el desarrollo económico y el despliegue militar en todo el planeta.” [6]

Las consecuencias del deterioro de la influencia política en el mundo, en favor de desnudas estrategias sustentadas en la mera prepotencia militar, y la búsqueda de explicación a este supuesto momento contradictorio, inducen a las citadas comparaciones entre el estado dominador en el occidente europeo hace dos mil años y el que hoy afronta problemas inexorablemente conducentes a contemplar decisiones ya sea de abandono de su usual arrogancia a instancias de una parte creciente e informada de su pueblo, o sencillamente imponer sus intereses globales mediante misiles y fuerzas de ocupación propias o cipayas, incrementado la represión y el control social a límites no conocidos en su propio país.

Dichos parangones parecen constituir una justificación histórica más de las acciones diplomáticas y de fuerza de las agencias del gobierno gringo. En suma, “Roma se ha convertido en el espejo lejano pero obsesivo de las élites americanas [7] ”.

No hay lugar a duda que las similitudes de los dos imperios simbolizados por águilas son evidentes en muchas situaciones. El afán de los EE.UU. por evitar el contagio de la independencia y la autonomía, llamada por los doctrinantes reaccionarios como ‘nacionalismo radical’, puesto de manifiesto cruelmente durante el siglo XX por ejemplo en Vietnam de 1955 a 1975, o en la actualidad en la invasión y ocupación de Afganistán e Iraq y las múltiples maneras de control violento en otras naciones mediante el apoyo irrestricto a gobiernos ostensiblemente cipayos como Puerto Rico o Colombia, tiene su equivalente en la Roma de los primeros emperadores cuando el astuto general romano Gneo Julio Agrícola durante una campaña en la isla de Britania llega la costa occidental de la misma y observa la existencia de pueblos libres del dominio imperial en la isla de Hibernia, hoy Irlanda. Su reflexión es la de un imperialista de todos los tiempos: se debe ocupar esta isla no por sus riquezas sino por el mal ejemplo irradiado por los nativos a los sojuzgados habitantes de Britania con su permanencia fuera del dominio del emperador [8] . Quien haya vivido los años sesenta puede dar fe de los motivos argumentados hasta la saciedad por los habitantes de entonces de la Casa Blanca: un Vietnam soberano conduciría a más desafíos al poder de Washington en la región o en el mundo, favoreciendo la expansión del comunismo. Es la teoría geopolítica simplista del dominó. En este orden de ideas Agrícola puede ser un predecesor del arrepentido Robert McNamara y un Lyndon B. Johnson, en este aspecto, representaría una versión moderna del emperador Domiciano.

No obstante, los romanos al parecer eran absolutamente sinceros en la apreciación de sus oprobiosas acciones. El historiador Cornelio Tácito en la obra dedicada a su suegro Agrícola, reconoce la conquista imperial en la forma de lo que llamaríamos hoy penetración cultural, como una manera de dominio destinada al sojuzgamiento y la esclavitud; Hablando del trabajo de Agrícola como general, Tácito relata una técnica durante la campaña de Britania en el presente considerada por algunos como una ‘novedosa’ operación psicológica de cuarta generación:

“Además, incitaba a los hijos de los jefes en las artes liberales; prefería el talento natural de los britanos a las técnicas aprendidas por los galos, con lo que poco antes rechazaban la lengua romana se apasionaban por su elocuencia. Despues empezó a gustarles nuestra vestimenta y el uso de la toga se extendió. Poco a poco se desviaron hacia los encantos de los vicios, los paseos, los baños y las exquisiteces de los banquetes. Ellos ingenuos, llamaban civilización a lo que constituía un factor de su esclavitud.” [9] (El subrayado es nuestro)

En este último párrafo, existe un reconocimiento expreso de la villanía a la cual se sometía a los pueblos conquistados por Roma, manifestado por uno de los más celebres historiadores romanos, algo que en el nuestros tiempos no tiene equivalente en los altos círculos del poder estadounidense, en los cuales se repite incesantemente que la fuerza de sus armas respaldando múltiples depredaciones por el mundo, es la materialización de “ la mayor fuerza del bien en el mundo [10] ” . J ustamente quienes aluden al paralelo con la historia de Roma, son los más proclives a declarar que las invasiones, bombardeos, bloqueos, ayudas resultantes en empobrecimiento, bases militares, etc., son manifestaciones de aquella bondad. Algo así como hay que destruirlos para salvarlos.

Si se tiene incertidumbre sobre la visión de célebres voceros de la oligarquía romana sobre sus propias aventuras imperiales debemos leer este otro texto, esta vez del geógrafo e historiador Plinio El Viejo, donde califica sin eufemismos los procederes del paradigma del conquistador romano, Julio Cesar:

“Pues yo no pondría de ningún modo entre sus títulos de gloria, además de sus victorias sobre ciudadanos, haber matado un millón ciento noventa y dos mil hombres en los combates, un daño tan grande producido al genero humano…” [11] (El subrayado es nuestro)

En este punto encontramos a su vez una diferencia entre el imperio que forjó Europa occidental y el que irrumpió indemne luego de la Segunda Guerra Mundial erigiéndose como primera potencia en el fin del siglo XX. Es tal vez la razón por la cual se le tiene admiración a una cultura como la romana, equilibrando su carácter de instrumento de dominación de muchos pueblos en aquella época; esto es el hecho de haber surgido de su seno una visión crítica de sus propios procederes oprobiosos, proveniente de filosofías como la estoica, la cual atacaba el absolutismo estatal a la vez que a la institución sustentadora de la organización social de la antigüedad: la esclavitud, esgrimiendo para ello la igualdad entre los hombres y propendiendo por el cosmopolitismo, lo cual se verá reflejado en muchos de los principios jurídicos de entonces, aún presentes en los ordenamientos legales dominantes.

Para una parte de la élite romana cultivada existía una conciencia muy influenciada por el estoicismo acerca del carácter humano de todos los hombres como habitantes del planeta. Por tanto, si bien las conquistas imperiales constituían la base de esta civilización como tal, en el aspecto de la solidaridad humana, tan tenida de presente por el estoicismo, significaba en determinados momentos el reconocimiento de la realización de verdaderos crímenes contra la especie por parte del imperio.

El tema adquiere tales dimensiones que se ve reflejado en los textos de historia de escritores de la antigüedad como Dión Casio, en los cuales se deja entrever una tácita comprensión de los problemas de expansionismo militar de los inicios de la decadencia imperial, por parte de los soldados-emperadores en medio de su desbocada cabalgata bélica [12] . Al parecer, unos pocos tuvieron plena conciencia del destino que depararía la persistente orientación de Roma hacia el camino sin salida del soporte del imperio en lo castrense.

La misma máquina de guerra romana de efectividad sin igual en el mundo occidental antiguo, la legión, en su origen y desarrollo fue sencillamente una muy organizada comunión de hombres equiparables ligados por una formación escolar única para la época, donde las decisiones eran mucho más consensuadas de lo que se las describe en estos tiempos. Podemos observar las constantes rebeliones de las legiones, algunas de ellas vívidamente descritas en obras como los Anales de Tácito, en plena época del esplendor imperial, a manera de conscientes y armonizados actos colectivos de descontento de una soldadesca con un nivel cultural inusual para el momento histórico [13] . En este aspecto tan sólo reseñamos como “al estado romano le iba como le ha ido y le irá siempre al estado cuyos ciudadanos se pasan la vida leyendo ‘desde el dintel de su casa hasta el retrete´. [14] ”

La liberalidad de las autoridades del Palatino respecto a los cultos religiosos al interior de los múltiples pueblos sometidos, es desconcertante para este tiempo de cristianismos renacidos, tele evangelistas dogmáticos e iracundos y demás sucedáneos; Roma no conoció las persecuciones religiosas per se, pues cualquier deidad podía ser compatible con la visión universalista del imperio, siempre y cuando reconociese aquello de que ‘al César lo que es del César…” Bueno, hasta que llegó el cristianismo y se tomó el Estado, para perseguir otros cultos y las herejías dentro del propio.

No obstante, con todo y el aspecto de hartazgo crítico de algunos miembros de la misma oligarquía, a la vez no debemos perder de vista el carácter despótico, avasallador y brutal del gobierno de los emperadores, quienes no dudaban en aplicar tormentos, como el muy conocido de la crucifixión, a manera de castigo ejemplarizante previo a la muerte de los insumisos. Hoy este podría tener su equivalente sofisticado en el aislamiento de sospechosos o en el ‘submarino’, prácticas ya erigidas en verdaderas políticas de tratamiento de los rebeldes del siglo XXI, etiquetados como terroristas, fanáticos, radicales, etc., como mucho antes en Roma pudieron ser llamados sediciosos otros a causa de proclamarse hijos de alguna deidad asiática redimidora de su pueblo bajo dominio romano, y con ello desafiar la autoridad del César.

En el mismo sentido Montesquieu al estudiar las costumbres romanas también encuentra toda una cadena de actos contrarios a cualquier ética y asevera refiriéndose a la intromisión abusiva de los romanos en los asuntos de otros pueblos:

“Estas costumbres de los romanos no eran hechos aislados, ocurridos por casualidad; eran principios constantes.” [15]

Es inevitable llegar a la conclusión de que si lo que se pretende es la dominación, se hace indispensable no acatar regla alguna, así sea las implantadas como esenciales en la civilización de donde surge la clase con ambición de tomar a mundo por asalto. A causa de esto protestas multitudinarias, resoluciones de las Naciones Unidas, rechazo de intelectuales humanistas, normas de la Convención de Ginebra y demás, no constituyen un dique efectivo contra las tropelías del imperio contemporáneo, sino en situaciones excepcionales y de conveniencia.

Se presenta la somera percepción de que los problemas sociales de la antigua Roma no están tan distanciados de los de la era de los misiles inteligentes como se piensa. Quejas llegadas al presente desde aquella época permiten observar un descontento por los abusos que traspasa el tiempo; las súplicas parecen ser escritas apenas hace unos días, si cambiamos algunos términos como Procurador por Ministro de Finanzas o Secretario del Tesoro, y Arrendatario por Banqueros:

“ayúdanos; somos pobres campesinos que ganamos cotidianamente nuestro cotidiano pan con el trabajo de nuestras manos y no podemos obtener de tu procurador, justicia contra el arrendatario, el cual goza con su favor por que le hace grandes presentes y está en estrechas relaciones con él por la continua renovación de los arriendos y por su gran condición de arrendatario; apiádate, pues, de nosotros y dígnate ordenar por medio de un rescripto*.” [16] (* Decisión del emperador que resolvía una consulta o petición)

Ante la aguda injusticia la amenaza de huelga se esgrime como arma compensatoria tanto como lo es en el presente:

“Huiremos adonde podamos vivir como hombres libres.” [17]

Aunque nos pueda sorprender, también en algún sentido acerca de la explotación de la naturaleza se tuvo conciencia en aquella era de dominio imperial romano; dos milenios antes del saber concreto de la destrucción del planeta, empujado por la voracidad y el despilfarro capitalista, Séneca decía:

“¿Qué necesidad hay de tantas técnicas al servicio del vientre? ¿Qué necesidad de los negociantes? ¿Qué necesidad de asolar los bosques? ¿Cuál de escudriñar las profundidades? Por doquier se encuentran alimentos que la naturaleza a distribuido por todos los lugares; pero pasan por su lado como ciegos y recorren todas las regiones, cruzan los mares y, pudiendo aplacar su hambre con poco, la exacerban con mucho.” [18]

La conciencia estoicista del carácter incipiente del conocimiento humano es algo así mismo destacable en algunos pasajes de pensadores de entonces:

“Llegará un día en que el tiempo y la diligencia humana resolverán los problemas que ahora son oscuros. Divididos desigualmente los pocos años de nuestras vidas en estudio y vicio, y por ello será necesaria la labor de múltiples generaciones para explicar fenómenos tales como los siderales. Los hombres de nuestra posteridad se sorprenderán de que nosotros ignoremos las causas de las cosas que para ellos serán patentes… nos creemos que estamos iniciados en los secretos de la naturaleza, más en realidad estamos tan sólo en el umbral del templo.” [19]

Esto dista mucho de la prepotencia de las autoridades y científicos estadounidenses ligados al gobierno, quienes pretenden poseer todas las respuestas habidas y por haber y antiéticamente están prestos a ejecutar cualquier investigación permisiva del sojuzgamiento y la eliminación mediante la tecnología de unos seres humanos por otros.

Es pertinente aquí recordar la actitud del emperador Tito Flavio Vespasiano cuando le fue ofrecido un invento para trasportar grandes columnas a bajo costo, rechazándolo de plano, aduciendo dejar sin sustento a los obreros dedicados a ello [20] . Una conducta impensable para los habitantes de la Casa Blanca en cualquier época.

Muchos podrán esgrimir como aspecto positivo del estado actual de la única potencia militar del orbe, que el gobierno en Roma poseía un carácter evidentemente dictatorial y sólo buscaba el beneficio del gobernante y una pequeña oligarquía mediante el ejercicio de una fuerza brutal, lo cual es absolutamente cierto. Mientras la forma actual de mando dirigida desde Washington, está basada en la democracia íntegra y la libertad. ¿Pero acaso las diferencias son tan abismales en estos aspectos?

El lema ocultante de la dominación esgrimido por estos días contra los rivales del dominio estadounidense o a cualquier nación renuente a este es el de la propagación de la democracia, lo cual resulta muy curioso, dada la práctica de esta forma de organización social y política en este país. Desde ya los años 50 del siglo XX los EE.UU. fueron analizados como “más una democracia política de tipo formal que una estructura social democrática,” que incluso evidenciaba tener problemas tan graves como para firmar de que “el mecanismo político formal es débil”. [21]

La Constitución estadounidense en sus orígenes y desarrollo ha poseído ostensibles elementos antidemocráticos como la admisión de la esclavitud, las limitaciones al sufragio, un intricado sistema electoral dificultante del control directo de los gobernantes y permisivo del mando corporativo; si bien en algunos campos modificado y atenuado mediante veinte y siete enmiendas [22] , mantiene en la practica una forma de gobierno tutelado por el gran capital con restricciones efectivas y crecientes sobre la acción solidaria del pueblo. El problema ha empeorado de manera notoria en el siglo apenas iniciado pero proviene de mediados del siglo XX cuando es impuesto un estado de Seguridad Nacional de tendencia imperial [23] .

Apreciaciones como las anteriores se ven agravadas con las crisis del capitalismo que tiene a ese país como su punto de referencia y a la vez afilado guardián. Cuando ocurren crisis del sistema en lo relacionado a su funcionamiento, es más visible aún aquello dicho por Howard Zinn, de que el capitalismo siempre ha sido una calamidad para los pobres, sólo que ahora se ensaña con las manipulables y frágiles capas medias. Hablar de democracia en Estados Unidos es difícil cuando se evidencia el dominio de la ínfima minoría de financistas y jugadores de casino de Wall Street sobre Washington en todas sus dependencias federales, como dijo expresamente un congresista: “Los bancos se han enseñoreado de este lugar” [24] . Ya antes irreprochables patriotas del estilo de Dwight Eisenhower habían advertido del control creciente del complejo militar-industrial, con lo cual puede completarse la triada oligárquica de los EE.UU., es decir banca-industria bélica-militares.

Un punto en el cual podrían existir aspectos en común dentro de nuestros paralelos, es el relacionado con el crisol de pueblos del mediterráneo, es decir Europa, Asia y África constitutivos del crecimiento del imperio romano por la conquista, en el mundo conocido con certeza para aquel momento, frente a la sobreviniente expansión y repoblamiento de los EE. UU. al occidente, a costa del genocidio de los originarios habitantes de ese territorio y al previo secuestro y explotación de millones de africanos. No obstante, el trato discriminatorio a gentes de otro color de piel o de otra cultura, no parece haber sido parte de los valores imperiales romanos, si hemos de tener en cuenta los relatos existentes, a diferencia de la bien definida exclusión motivada en prejuicios étnicos y culturales, los cuales a pesar de luchas incesantes, no han sido derribados hasta el punto en el cual exista una igualdad real, luego de transcurridos más de 200 años de la declaración universal de los derechos del hombre y de la disposición de todos los elementos materiales para establecer un elevado nivel cultural en la población. Leyes estaduales prohibitivas del uso de idiomas diferentes al inglés, o la penalización por no ser caucásico son apenas unos ejemplos actuales de la discriminación en Estados Unidos.

Una vez es disuelta la Unión Soviética el júbilo permite a los más que juiciosos comentaristas, entusiastas apologistas del imperio estadounidense lanzar con el deseo cánticos de alabanza a las fuerzas liberadas de enfrentar tan odioso rival:

“Eliminada la amenaza soviética, Estados Unidos quedó con las manos libres para intervenir prácticamente en cualquier lugar y momento que lo considere oportuno.” [25]

De acuerdo con esto, un gobierno absoluto había tomado para sí el globo terráqueo. Sin embargo, pueblos y gobiernos en varios continentes han hecho caso omiso de las amenazas de fuerza del poder imperial, haciendo ver sus actos de presión diplomática en el papel de exteriorizaciones de su egoísmo histérico, y sus ataques e invasiones como respuesta decadente de quien va perdiendo el dominio de la situación.

A pesar de tan extraordinarios poderes anunciados y la correspondiente existencia de un músculo bélico templado durante 45 años, paradójicamente el planeta tierra no parece ser un lugar tranquilo para quienes dominan a esta nación teóricamente ocupante de un lugar indisputado de supremo gobernante del orbe. La Pax Americana equivalente de la Pax Romana no aparece en ningún continente. Unos pocos años después del optimismo enunciado en el centro capitalista, se da paso intempestivamente a la narración de un presente y un futuro especialmente sombríos, un mundo dominado por la nación más armada y sin aparentes enemigos de peso y al mismo tiempo depositario de incesantes incertidumbres y letales sobresaltos. Un defensor del poder imperial presente dice:

“Será difícil que los estados y los gobiernos locales protejan físicamente a sus ciudadanos… De ahora en adelante el mapa del mundo nunca será estático… será una representación siempre mutante del caos.” [26]

Las razones de fondo para la ocurrencia de tales hechos en un momento como este son misteriosas para la inmensa mayoría de los mortales. La obvia pregunta emanada de tan intimidante afirmación no puede ser otra que ¿Y como enfrentar este caos, este maremágnum universal?

Hay una explicación dirigida a la galería, al populacho, a las masas, que somos todos aquellos no pertenecientes a los círculos plutocráticos y a las burocracias del alto gobierno en Washington. Es la de que el caos se enfrenta con medidas duras pero necesarias de recorte o supresión de las libertades, junto con el correlativo aumento de los poderes represivos a todos los niveles, a la vez que la sospecha se cierne sobre los inconformes, los críticos, los dubitativos o los meros escépticos, sean activos o no. De allí el lema repetido de ¡Seguridad! ¡Seguridad!

Pero en el plano de los postulados reales elaborados por quienes trabajan para los opulentos, el tema es tratado a nivel mundial con ideas recicladas que se van materializando día a día:

“ La manera más lógica para enfrentar el caos, y la que se empleó con más frecuencia en el pasado, es la colonización. Se necesita una nueva forma de imperialismo para imponer el orden y la organización… El mundo postmoderno debe acostumbrarse a aplicar dos pesos y dos medidas” . [27]

Esta profecía imperialista de autocumplimiento esta en perfecta concordancia con el acentuado militarismo del capitalismo estadounidense y en conjunción de con los planes de acumulación de capital de las corporaciones, unos y otros ya establecidos como señores de la guerra en el exterior [28] . La seguridad debe garantizar el despojo y disfrute practicado por los opulentos, la más o menos disimulada recolonización del mundo es el método.

Regresando a Roma dentro de nuestro ejercicio comparativo, a medida que fueron eliminados aceleradamente las tradiciones de los contrapesos institucionales, el autoritarismo se hizo más patente. Los legionarios terminaron por adueñarse del gobierno desde los tiempos de Septimio Severo hacia el año 193 de nuestra era, siendo muy distintos en la manera de justificar su gobierno frente a patricios y plebeyos de la era de la república, aquella de Escipión el Africano, Mario, Sila, Julio Cesar, o de la era imperial de Trajano, Adriano o Marco Aurelio, quienes poseían una aceptación basada en alguna forma en su prestigio como oradores, estrategas, prudentes administradores más que guerreros, e incluso filósofos; aquellos gobernantes de la llamada Anarquía Militar y su fundador Septimio Severo (asimilable étnicamente al Presidente trigueño y actual residente de la Casa Blanca), soportaban su mando fundamentalmente en el enriquecimiento de sus tropas, a la manera como hoy se sustenta el gobierno imperial de Washington en el enriquecimiento de las corporaciones financieras, la industria militar y las tropas.

A los pocos años de iniciado este periodo en Roma se otorga la ciudadanía a todos los habitantes libres del imperio, pero era ya notable la diferenciación de clases entre unos pocos ciudadanos Honestiores y las masas de ciudadanos denominados Humiliores. Así, la ciudadanía tuvo unos bien diferenciados grados en su ejercicio aunque nominalmente se pregonaba su universalidad, la cual, no se puede pasar por alto, excluía de por sí a los esclavos y las mujeres.

La similitud con la pregonada ‘globalización’ actual limitada cuidadosamente a los bienes, capitales y personas del primer mundo y la consecuente discriminación y segregación de dos terceras partes de la población planetaria es evidente, pareciendo seguir un patrón de protocolos y solemnidades maquillantes de una estructura real de control social al servicio del capital. Los dineros fluyen de un extremo a otro del mundo sin barreras de ningún tipo y a la vez los muros, alambradas y leyes de exclusión se van erigiendo en los puntos de contacto entre el sur pobre y el opulento norte. Ayer se extiende la ciudadanía y sin embargo son aumentadas las legiones por el peligro de invasiones de bárbaros y el estado de guerra es permanente. En el segundo milenio de nuestra era en el teórico mundo homogenizado el presupuesto estadounidense para la guerra supera al de todos los restantes países; las zonas de conflicto se encuentran por doquier para Washington.

El pensamiento social romano es muy difundido en el presente, debido a sus notables ingredientes conservadores respecto al poder, los cuales mantienen vigencia para la élite que nos domina. Uno de los aspectos de aquel, el más importante y practicado en la actualidad con lujo de detalles, es la creencia oligárquica y despectiva, de que al pueblo debe mantenérsele sumiso, calmado y leal, a través del binomio alimentos mínimos y diversión gratuita, denominado en Roma ‘Pan et Circenses’. El pan era entregado allí a los ciudadanos por cuenta del estado, los circenses, es decir el ‘circo’, poseía una acepción limitada y se refería esencialmente a los espectáculos de los juegos, las carreras, acrobacias con animales, etc., y estaba a cargo de los hombres ricos.

El pan entregado al pueblo llegó a conformar una institución sólida llamada Annona, dentro de la cual se evolucionó hasta dar a la población gratuitamente o subsidiada junto con el pan, carne de cerdo y aceite de oliva [29] ; es decir, en determinados momentos se generó una especie de estado de bienestar en manos del más despótico gobierno de la antigüedad. Paradójicamente el bienestar social universal y gratuito ha sido constituido en el paradigma de lo detestable por parte del feroz dogma del credo neoliberal, la ideología oligárquica desde el siglo XX hasta nuestros días.

Sin embargo, en justicia, es observable la utilización de distracciones institucionalizadas en la forma de manipulación de tensiones sociales como las descritas, ya por parte del historiador griego Heródoto por lo menos medio milenio antes de nuestra era [30] . En otras palabras, los romanos siguieron costumbres anteriores sobre el control social no violento, pero actuando también con un bienestar nada desinteresado, el cual es cuidadosamente ocultado en la actualidad por alentadores de la tesis del parangón exacto entre Roma y los EE.UU.

En la época de las legiones, actividades que hoy significan diversión para los contemporáneos como las artes, son en el caso de la literatura vistas con suma desconfianza por quienes detentan el gobierno en Roma; los líbelos anónimos etiquetados por las clases dominantes como ofensivos y escandalosos, pululan durante la era republicana y algunos años del principado y el imperio. Historiadores y en general autores de relatos poco favorables a los personajes renombrados de entonces como Tito Labieno, Aulo Cremucio Cordo, Aufidio Baso, o Quinto Asconio, no son nada conocidos en la actualidad pues sus escritos no se conservan hasta el presente, siendo estimados como los ‘historiadores de la libertad’; muchos de sus textos fueron quemados. Otros escritos de seguidores de quienes controlan el régimen si se han conservado, como es el caso de los de Valerio Máximo, Curcio Rufo, Veleyo Paterculo; en consecuencia se nos ha legado una literatura para su época ya empobrecida, tornándose árida, erudita, artificiosa, declamatoria, adulatoria [31] , asunto relacionado con el control de aquella por parte de la oligarquía romana en la forma de una represión conducente al arte de la adulación y el ocultamiento. Esto nos acerca al significado histórico de las contemporáneas maneras de diversión y su ropaje tecnológico, emitiendo su reiterada banalidad y cursilería de casi todas las horas de ocio, con su redundante carácter de alabanza expresa o tácita de quienes ejercen el mando y la forma de organización capitalista, sin tener en cuenta sus aciagos resultados

En el fondo queda expuesto aquello ya mencionado por David Hume de que la minoría mantiene a raya a la mayoría por medio de la opinión o de lo contrario su dominio se desvanecería. [32]

A partir del siglo XX se ha percibido con claridad que

“Desde arriba se moldea continuamente al pueblo porque así es necesario hacerlo para mantener el sistema económico general imperante, y la medida de energía utilizada en este proceso es función directa del grado de capacidad de la gente para apartarse del camino que se le quiere imponer . [33] ”

Para ello se fabrican verdaderos bulos propagandísticos moldeantes de las creencias comunes. Un buen ejemplo de ello en América Latina, lo significó la construcción del mito del “Milagro Brasileño”, una materialización entre otras tantas, de una táctica de control de la población mediante el engaño, como resultado de la lucha por el poder de los elementos oligárquicos nativos brasileños en estrecha alianza con los del centro del poder imperial [34] , en desmedro de amplias capas de la población pauperizada. De tal forma, las mayorías fueron manipuladas al presentárseles el enriquecimiento de unos pocos y sus congruentes obras suntuosas y faraónicas como destinadas a aquellas, con el ropaje de actos de beneficencia hacia la sociedad entera.

De su lado, las calzadas romanas, los foros, puentes, termas, coliseos, anfiteatros fueron expuestos como obras comunes de la civilización romana, hazañas del denominado S.P.Q.R. ( Senatus Populus-Que Romanus ), es decir en nombre del senado y el pueblo romano, cuando fundamentalmente fueron materializaciones del dominio y la expansión de una oligarquía esclavista hacia pueblos bajo su dominio o fuera de él, es decir sojuzgados o por serlo. Ya nos referimos al significado del circo en la sociedad romana, y sabemos que la extensa red de vías dentro del imperio era el resultado de planes de expansión y aseguramiento tanto en la era de la república como en la del imperio.

El tema de las comunicaciones es vital para los gobiernos y los poderes establecidos que les respaldan. Decía el escritor Manuel Vásquez Montalbán acerca de la existencia un monopolio de los medios de comunicación en cabeza de quienes se han atribuido el dominio de la sociedad: “A medida que se complica la máquina de comunicar, la capacidad de dar un proyecto alternativo al sistema es cada vez menor. [35] ”. A un líbelo anónimo en pergamino de papiro, o una pintada en una pared de una calle en una ciudad de la antigüedad, era posible enfrentarle otras sencillas acciones de difusión de ideas. Hasta no hace mucho ante una imprenta se le oponía otra imprenta. Con los satélites y demás artilugios sofisticados en extremo, es mucho más difícil competir y desvirtuar la hegemonía comunicacional [36] . Esta si es una importante diferencia entre lo que tenemos en el siglo apenas iniciado y la antigüedad.

Existe una razón fundamental por la cual la clase dominante se aferra al control de los aparatos de comunicación en las dos épocas. La misma concentración del poder junto con un empleo en su exclusivo provecho ante los ojos de las mayorías desposeídas, resulta indefectiblemente en la deslegitimación de quienes ejercen el mando, es decir, es evidenciado lo espurio del gobierno, generando un descontento en veces activo. A la par, se debe tener en cuenta también que no siempre es conveniente la utilización de la fuerza bruta para contener una agitación transformada en consciente insumisión, cuando las correlaciones de fuerza y las consecuencias de su uso son inciertas. Por ello se debe suplir esta crónica ilegitimidad y carencia de consenso hacia quienes ejecutan el papel de líderes frente a la población, gobernando en secreto o mediante falacias encubridoras de la verdadera situación política de ilegitimidad [37] .

Dicho engaño social, es decir carencia total o parcial de reconocimiento de los gobernantes como agentes del bienestar común, dentro de las reglas occidentalmente llamadas democráticas, puede llegar a extremos que para muchos resultan irreales, pero que ya han sido detectados como de usual ocurrencia en el siglo XX, cuando el fascismo, como mencionaba Toynbee, ha llevado la máscara de democracia [38] . En el presente sufrimos en todo el planeta la existencia de una organización social que en su etimología lleva implícito el teórico mandato de los componentes de la sociedad en general, dirigido a la creación y mejoramiento de un determinado nivel de vida con la cultura y la ciencia de nuestro tiempo y no obstante, en los hechos escuetos, deviene en el cultivo y profundización de una “rapacidad sin obstáculos ni impedimentos”, y en el ejercicio sistemático “de la avaricia y la inmoralidad…” [39]

Vemos como desde la antigüedad es sabido que quienes dirigen el sistema social, para sostenerse en el poder deben realizar una incesante labor de acondicionamiento de aquellos a los cuales deben su posición y la padecen, una mezcla de seducciones, gratificaciones minúsculas y limitadas (el pan y el circo), y no puede faltar la represión, para dar forma a un ideal de ser humano, al cual se le da el papel de masa, en la forma de ser idéntico y consumidor anodino, o marginado indiferente y conformista. Esto es el ser humano ‘normalizado’ al cual se dirige la comunicación deslumbrante e instantánea para prolongar su pasividad. La obtención de este modelo ideal de mujer u hombre aceptante resignado de la pauperización y mengua de sus capacidades humanas, e indolente ante la violencia ejercida hacia ella o él para aquellos propósitos, no es de ninguna manera pacífica sea cual sea el momento histórico:

“Lo que denominamos “normal” es un producto de represiones, negaciones, escisiones, proyecciones, introyecciones y otras formas de acción destructora sobre la experiencia.” [40]

De allí emerge el control en veces poco disimulado de nuestras vidas y políticamente concretado hoy en día como la entrega total de poder a los gobernantes, quienes sencillamente son acuciosos gendarmes del gran capital mundial. Para que ello ocurra sin contratiempos todos y cada uno de los aspectos de la vida biológica y social deben caer bajo el dominio de aquellos [41] , con lo cual y dados los instrumentos tecnológicos desplegados en este tiempo, continuando con nuestra analogía, el ejercicio de gobierno de Nerón, Calígula o Cómodo podrían resultar ser modelo de liberalidad y garantismo ciudadano, frente a nuestro ambiente social.

Poco a poco va emergiendo la percepción de la existencia de un gobierno formal y uno real, uno que es quien desempeña un rol actoral en el decorado escenario de la política y sus luces y grandilocuencia, y otro callado y en la penumbra, y no por ello menos despiadado, el cual toma decisiones [42] ; además de costear a los actores este gobierno se anuncia preferentemente a través de un lenguaje economicista de postulados monetarios y de producción, junto con una retórica social repetidamente vaga e inaplicada. El gobierno real de los plutócratas al ir permanentemente y en ascenso contra de los intereses sociales aplicando impasiblemente mandatos oligopólicos, hace que el gobierno tramoyístico resulte profundamente impopular y sometido a grandes tensiones sociales, a medida que los planes de despojo de la riqueza común son ejecutados implacablemente. En momentos y a veces periodos enteros de la historia, las distintas manipulaciones destinadas a la apatía política resultan precarias, en este instante se retorna a la certeza de que todos los métodos son válidos: se regresa al predominio de la fuerza, pero sin olvidar la indispensable utilización del circo, el fraude y las falacias en diversas cantidades y circunstancias.

El caso del circo si se le mira con detenimiento, es una obviedad recurrente; nuestras preferencias resultan ser semejantes a las de quienes se instalaban en la graderías del Coliseo Flavio o del Circo Máximo; ayer los habitantes de la antigüedad acudían a presenciar a compañías de gladiadores de tal o cual estilo versus los de otro, o a observar circular aurigas de color azul, rojo o verde, unos y otros tenidos como objetos incluso de devoción. Hoy en el Santiago Bernabeu u Old Trafford son exhibidos atletas blancos rojos o azules, en Imola o Lemans se ven circular vehículos con pilotos; jugadores y corredores son venerados como deidades por muchedumbres delirantes. La continuidad de esta manera de aquietar y despolitizar es evidente.

La identificación de este tipo de actividades de control social a nivel general y masivo, resulta ser compleja pues teniendo en cuenta los antecedentes históricos del siglo XX, no puede hablarse sino de la constante readaptación silenciosa pero efectiva de la manipulación, el terror y la mentira, junto con la constante circense.

El tema fue retomado muchos siglos después de Roma por Maquiavelo:

“No creo que se den casos en que la fuerza por si sola sea suficiente, pero se verá en muchas ocasiones, que el fraude por sí solo es bastante.” (Discursos)

Mediante el engaño se efectúa una cuidadosa identificación del control con la seguridad y la falta de novedad en la vida social, lo cual sólo puede ser catalogado como un dominio totalitario de las sociedades [43] , que haría rabiar de envidia al más ególatra y excéntrico de los emperadores.

Tanto en la antigüedad como ahora el poder emerge de cualquier lugar donde la gente se reúna y actúe en concierto [44] , sin justificación alguna pues es un atributo inherente a la existencia misma de las comunidades políticas [45] . En consecuencia debemos tener en cuenta que el poder como tal siempre requiere de mucha gente, mientras que el empleo de la violencia para hacer que la población acate los mandatos, puede permitirse el prescindir de esta [46] , pues depende simplemente de implementos, lo cual pone de presente por su carácter instrumental [47] . Ante la inmensidad de los desequilibrios sociales, la voracidad de los oligarcas de todas las nacionalidades, y no existiendo manera alguna de la obtención de legitimidad a causa de la carencia del poder en algún momento entregado por las masas, se sucede un fenómeno respecto a la violencia como opción irrenunciable por parte de la oligarquía, explicado por Hannah Arendt así:

“cuando la violencia carece de apoyo y del freno del poder, se opera la famosa inversión de medios y fines. Entonces, los medios destructivos determinan el fin con la consecuencia de que el fin será la destrucción de todo poder.” [48]

Es decir una consecuencia de la crónica pérdida de poder de los gobernantes:

“La pérdida de poder se convierte en una tentación de sustituirlo por la violencia y que en tales casos la violencia misma resulta impotente.” [49]

Ha arribado el terror, las poblaciones de África, América Latina y Asia saben mucho de esto. Al respecto, dos milenios atrás se decía que “toda ferocidad procede de la debilidad. [50] ”

De allí que aquellas tácticas de dominio de la población cuando el poder se ha menguado, desde el circo a las mentiras, creciendo hasta llegar al terror, o en combinación de todas para mayor efectividad, cuando se carece casi totalmente del poder entregado por la población, es una práctica a la cual hemos asistido cotidianamente desde el inicio de nuestras vidas.

Ahora bien, en perfecta correlación con la naturaleza de artimaña de aquello de que el gobierno hace las veces de mandatario de nuestra voluntad, cuando realmente es una herramienta de dominio de la acaudalada minoría, quienes ejercen los cargos de mando político han de poseer unas características personales de minusvalía en sus capacidades mentales y éticas, facilitantes de la obediencia irrestricta al gobierno real, a la par de unas dotes histriónicas naturales o adicionadas para la manipulación hacia la simpatía dentro de la opinión pública.

El poeta romano Juvenal describe certeramente el fraude de entonces, dejándonos ver así la magnitud de lo padecido en estos días. Podemos cambiar el nombre del emperador y del filósofo por otros dependiendo el país:

“Si se posibilitaran al pueblo elecciones libres, ¿Quién sería tan perdido que vacilara en preferir un Séneca a un Nerón? [51]

Lo anterior se puede sintetizar manifestando la existencia dentro de los extremos de dominación de la fuerza bruta y persuasión, de otros niveles intermedios muy recurridos, en los cuales de acuerdo a las circunstancias son empleados el timo, la corrupción o/y el circo, procurando el debilitamiento y la paralización de aquello que ha sido definido previamente como enemigo [52] al ser potencialmente insumiso. Ello sucedió en el pasado tanto como en estos momentos sucede.

Son puestas ante nuestros ojos estas prácticas como un plácido ejercicio propio de la naturaleza del homo sapiens, casi un hecho ineludible de nuestra existencia, cuando es sencillamente un producto del manejo amañado del poder en el presente que ya no puede como en épocas de Virgilio, Cátulo, Marco Aurelio o Plotino, abiertamente crucificar, torturar, descuartizar a los levantiscos como quisiera, aunque esto ya puede ser revaluado (Bush y su sucesor Obama, abren un inquietante interrogante, verbi gracia con su poco disimulada implantación de la tortura como forma de intimidación, y su impunidad subsecuente), y no tiene otra alternativa por ahora, que reconocer lo contraproducente de la utilización de la fuerza bruta indiscriminada sobre todo en los lugares donde se aposenta el centro del capitalismo. Justamente allí entra en ejecución la meliflua persuasión de la propaganda (ideada originalmente para difundir precisamente la ideología preilustrada jerárquica y metafísica de la fe católica), como vehículo de difusión de censuras, medias verdades, mentiras absurdas, insensibilidades, etc.

Pero tampoco en estos aspectos se descubrió nada que ya no hubiese sido explorado en la antigüedad por personajes de la talla de Aristóteles o Cicerón; desde aquel entonces es sabido de la persuasión como prueba de la credibilidad del orador, empleando hasta las emociones para conmover a la audiencia. Nada de misterioso en ello encontraron aquellos pensadores en la utilización de estas argucias, pues obedecen a principios claramente establecidos [53] . Los mercenarios de la comunicación de nuestro tiempo, a contrario de la historia se autopostulan como genios vanguardistas, cuando nada de novedoso ejecutan.

De igual forma, debemos tener en cuenta que el dominio social no se basa en medios superiores de cohesión como tal, sino en una organización superior del poder; esto significa en la práctica una abigarrada solidaridad de parte de los amos [54] . Por ello no debemos sorprendernos ni estimar como de mero protocolo y rutina simbólica las permanentes reuniones de jefes de estado y organismos internacionales, o la existencia de clubs y frecuentes encuentros de los ricos del planeta; se requiere una extremada sincronización en la ejecución de planes de dominio global, previendo la ocurrencia de que algún desorientado gobernante u organismo plutócrata pueda mostrar accidentalmente alguna faceta de humanismo y desafinar en la cohesión y desarrollo de la explotación del globo y en el marginamiento de las mayorías. Los emperadores así mismo frecuentemente hacían a sus cónsules, gobernadores, sátrapas, etc., para acudir a recibir instrucciones, en medio de un protocolo de aparente futilidad, el cual sin embargo, ayer como hoy, permite ver la pesada carga de las jerarquías, las órdenes, los chantajes, las dádivas, etc., como ritual de dominación.

Dentro de nuestro paralelo es de resaltar también un par de curiosidades históricas del imperio estadounidense como teórico legatario del romano, enfrentado desde hace tres décadas a la república de Irán, real descendiente de pueblos persas con una cultura de cuatro mil años de antigüedad. Al igual que los emperadores romanos respecto de la dinastía Parta, los gobernantes de Washington procuran subvertir el orden social y político para llevar leales a sus intereses en Irán en un futuro nuevo orden. Irán como Partía, busca unificar los propósitos de sus múltiples etnias y preservar su independencia luego de sufrir el régimen de Mohammad Reza (Sha) sustentado por EE.UU. Roma nunca pudo logar un control duradero sobre tierra parta y siempre debió luego de sus costosas guerras pactar ceses de hostilidades; no faltó el emperador derrotado decisivamente a manos partas.

Respecto del poder, el gobierno real en el actual Irán es ejercido por un líder religioso y un Consejo de Guardianes; el Presidente, los ministros y el Parlamento se encuentran subordinados al veto de aquellos. Su mandato es tutelado. De su parte los estadounidenses excepcionalmente saben que su gobierno está directamente controlado por las corporaciones y otros entes plutocráticos y de allí la imposibilidad por el momento de cambios fundamentales; ningún documento lo establece así, pues es una situación de facto. En Irán la tutoría es abierta, se encuentra en la Constitución. En EE.UU es objeto de una simulación.

Retomando nuestra semejanza, de las citas de romanos renombrados mencionadas, se desprende la visión de un hastío pesimista de parte de las élites cultivadas en la literatura de la Roma imperial, respecto al carácter brutal, despótico y simplista que va adquiriendo esta. El problema es que en aquella era no se encontraba opción humanística realizable, hoy el tema posee muchas variantes que el lector puede llevar su mente en este instante. Empero, si los apologistas del poder imperial exploraran desapasionadamente el pensamiento romano encontrarían que hasta insignes proimperialistas de entonces sabían que:

“No hay en realidad poder tan grande que dure mucho tiempo bajo la presión del miedo.” [55] .

El mayor logro de esta civilización de la antigüedad entre otros, es el haber permitido el establecimiento de una visión distinta a la de los gobernantes y sus mentores, como ideal de comunidad humana, el cual a pesar de todo parece haberse transmitido al presente. Gracias a ello sabemos con certeza de la ausencia de escrúpulos en los proyectos de avasallamiento de los seres humanos y el planeta. Esta compresión distinta de la realidad ‘oficial’ permite vislumbrar una constante en los pueblos de la antigüedad y en los que formamos parte en este siglo: los sometidos tercamente no dan descanso a los amos en la búsqueda del bienestar que en cada época estiman digno. Por ello surgen los imperios actuando sin miramiento alguno.

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Notas

[1] Citado por Cicerón en Sobre los Deberes. Ediciones Altaya S.A. Barcelona 1994. Pag.16

[2] Michael Ignatieff. El Nuevo Imperio Americano. Ediciones Paidos Ibérica S.A. Barcelona 2003. Pag.11

[3] Robert D. Kaplan. El Retorno de la Antigüedad. Ediciones B S.A. Barcelona 2002. Pag.73

[4] Wesley K. Clark. ¿Qué ha Fallado en Irak? Crítica S.L. Barcelona 2004. Pag.158

[5] Joseph Nye. Citado por Michael Mann. El Imperio Incoherente. Pag.23.

[6] Edward Said. Cultura E Imperialismo. Editorial Anagrama S.A. Barcelona 1996. Pag.441

[7] Juan Luis Conde. La Lengua del Imperio: La Retórica del Imperialismo en Roma y la Globalización. Alcalá Grupo Editorial. Alcalá 2008. Pag.23

[8] Cornelio Tácito. Vida de Agrícola. Editorial Planeta de Agostini. Madrid 1999.Pag.76. Tariq Ali también se refiere al tema en el mismo sentido. Bush en Babilonia: La Recolonización de Irak. Alianza Editorial S.A. Madrid 2004. Pag.16.

[9] Cornelio Tácito. Vida de Agrícola. Editorial Planeta de Agostini. Madrid 1999.Pag.74

[10] Declaración del entonces candidato a la presidencia de los EE.UU., y senador John McCain en 2008.

[11] Historia Natural. Libro VII, 92. Ediciones Gredos S.A. Madrid 2003. Pag.47

[12] Historia Romana. I- XXXV. Traducción y comentarios Domingo Plácido Suarez. Editorial Gredos S.A. Madrid 2004. Pag.74 ss.

[13] Basta agregar un par de detalles a la sazón: para ser legionario raso era indispensable saber leer y escribir, pues las consignas se hacían por escrito; o el que el Centurión (eje de la Legión, invariablemente de estrato popular) más antiguo de cada legión tenía derecho propio para asistir a los consejos de Legados, Tribunos o Generales donde se decidían las tácticas de batalla, algo sin parangón en los ejércitos contemporáneos.

[14] Teodoro Mommsen. El Mundo de los Césares. Fondo de Cultura Económica. México 1945. Pag.704.

[15] Grandeza y Decadencia de los Romanos. Calpe. Barcelona-Madrid 1920. Pag.60

[16] Pasaje de una carta de agricultores al Emperador Cómodo (180-193 dne). M. Rostovtzeff. Historia Social y Económica del Imperio Romano. Espasa-Calpe S.A. Madrid 1937. Pag.250.

[17] Ibidem

[18] Diálogos. Ediciones Altaya S.A. Madrid 1994. Pag. 394

[19] Seneca. Citado por Salvador Giner. Historia del Pensamiento Social. Editorial Ariel S..A. Barcelona 1982. Pag.124.

[20] Suetonio. Vida de los Doce Césares. Libro VIII. 18. Editorial Planeta Colombiana S.A. 1998. Pag.172

[21] C. Wright Mills. Elite Del Poder. Fondo de Cultura Económica. México 1957. Pag.258

[22] Robert A. Dahl. ¿Es Democrática la Constitución de los EE.UU.? Fondo de Cultura Económica S.A. Buenos Aires 2003. Pag. 28 ss.

[23] Gore Vidal. El Último Imperio. Editorial Síntesis S.A. Madrid 2002. Pag.185

[24] Senador Richard Durbin. Ralph Nader. Los Bancos son Los Propietarios del Congreso. CounterPunch. En Rebelión. Abril 5 de 2010. http://rebelion.org/noticia.php?id=103544

[25] Robert Kagan. Poder y Debilidad. Europa en el Nuevo Orden Mundial. Taurus. Madrid 2003. Pag.43

[26] Robert D. Kaplan. La Anarquía que Viene. Ediciones B, S.A. Barcelona 2002. Pag.65, 67.

[27] Así habla Robert Cooper, asesor de Tony Blair, aliado incondicional de George W. Bush en su aventura imperial “contra el terrorismo”. The New Liberal imperialism. Observer.co.uk. 7 de abril 2002. http://www.guardian.co.uk/world/2002/apr/07/1

[28] C. Wright Mills. Elite Del Poder. Fondo de Cultura Económica. Méjico 1957. Pag.259

[29] Fergus Millar. El Imperio Romano y sus Pueblos Limítrofes. Siglo XXI de España. México 1988. Pag. 16

[30] Los Nueve libros de Historia. Vol. 1. Hyspánica Ediciones Argentina. S.A. Ediciones Orbis S.A. Barcelona 1988. Pag. 57.

[31] Plutarco. Cuestiones Romanas.

[32] Ensayos Políticos. Ediciones Orbis S.A. Barcelona 1985. Pag.60, 61

[33] Horkheimer. Teodor W. Adorno. Personalidad Autoritaria. Editorial Proyección. Buenos Aires 1965. Pag 908

[34] Armand Mattelart. Cultura Como Empresa Multinacional. Ediciones Era S.A. México 1979. Pag.108

[35] Manuel Vásquez Montalbán. La Aldea de Babel. Pag. 25

[36] Manuel Vásquez Montalbán. La Aldea de Babel. Pag. 26

[37] C.Wright Mills. Elite del Poder. Fondo de Cultura Económica 1957. Pag. 294

[38] Arnold J. Toynbee, Disak Ikeda. Escoge la vida. Emece Editores. Buenos Aires 1980. Pag. 218

[39] Edward Said. Cultura e Imperialismo. Editorial Anagrama S.A. Barcelona 1996. Pag.437

[40] Ronald D. Laing. La Experiencia de la Alienación en la Vida Contemporánea. Editorial Paidos 1971. Pag.25

[41] Hannah Arendt. Los Orígenes del Totalitarismo. Alianza Editorial 1982. Pag. 588, 589.

[42] Hannah Arendt. Los Orígenes del Totalitarismo. Alianza Editorial 1982. Pag. 524

[43] Hannah Arendt. La Condición Humana. Pag.V

[44] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.48

[45] Ibidem.

[46] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.39

[47] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.43

[48] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.50

[49] Ibidem.

[50] Séneca. Sobre la Felicidad. En Diálogos. Pag.230

[51] Sátiras. VIII. 210. Editorial Planeta Colombiana S.A. 1998. Pag. 232

[52] Antonio Gramsci. Citado por Perry Anderson. Fuerza y Consentimiento. En New Left Review 17. Septiembre-Octubre 2002. Tarik Allí. Bush en Babilonia. Alianza Editorial S.A. Madrid 2004. Pag. 256

[53] Anthony Pratkanis, Elliot Aronson. La Era de la Propaganda. Ediciones Paidos. Barcelona 1994. Pag. 40 ss.

[54] Hannah Arendt. Sobre la Violencia. Editorial Joaquín Mortíz S.A. Méjico 1970. Pag.47

[55] Cicerón. Sobre los Deberes. Pag. 95