Preparando la Ofensiva de enero de 1981…Entrevista con Javier López

SAN SALVADOR, 20 de marzo de 2010 (SIEP) “Mi papá se integró al Partido Comunista a los 17 años, allá en Ahuachapán, él tomó conciencia y se organizó en los tiempos del dictador Martínez, y me contaba que este llegaba a los actos públicos en caballo y con sable en la mano…” nos narra Javier López, revolucionario salvadoreño.

“Mi abuelo, Papa Nacho me contaba de los cuarenta días y cuarenta noches que en el 32 Martínez estuvo reprimiendo, asesinando…fueron tanto los muertos que la gente dejó de comprar carne de cerdo por un tiempo, porque a estos animales se les veía en las calles comiéndose los pedazos de cadáveres…”

“Me contaba que en la 3ra. Avenida Norte, que es la calle de salida para San Salvador pasaban las carretas llenas de fusilados, con gente que habían matado en Achapuco… Una vez llevaban una carretada de presos para fusilar y él estaba en la puerta de la casa y uno de ellos que lo conocía al verlo le gritó: ¡Nacho, sálvame! El al ver a su familia y sabiendo las consecuencias le dio la espalda y entró a la casa y cerró la puerta y se puso a llorar ya que no podía hacer nada para evitar que mataran a su querido amigo. Fue para él un momento que nunca olvidó.

Mi papá para ese entonces tenía 6 años, y cuenta que el cielo se puso triste, gris, oscuro, oscuro…el volcán de Izalco lanzaba ceniza…mi papá jovencito tomo conciencia de la situación de injusticia que vivía el país…Mi abuelo Papa Nacho, fue un liberal, las ideas liberales eran las ideas revolucionarias de su época. Fue en ese ambiente que se forjó mi papa, con ideas progresistas, mi abuelo era dueño de una funeraria, que para ese tiempo era un negocio floreciente.

Mi papá se entregó a la lucha contra Martínez, aunque en la escuela le enseñaban que Martínez era un héroe, un gran general…a los 17 años en diciembre del 44 tomó la decisión de integrarse al equipo de jóvenes que se fueron para Guatemala para desde allí regresar a liberar a la patria de la dictadura osminista. En Guatemala entrenaban con palos de madera, y con armas obsoletas, a las que les faltaba el mecanismo de percusión, etc. Estaban con un gran espíritu de lucha pero mal equipados. Y aun así pudieron combatir…pero murieron muchos jóvenes valientes, en lo que ha pasado ala historia como “la revolución del 44.”

Me contaba que fueron alrededor de 2000 los voluntarios en Guatemala, pero que luego solo cruzaron la frontera 500, mi papá fue del destacamento que se tomó el pueblo, me refiero a Ahuachapán y esperaban el alzamiento del cuartel de Santa Ana para reforzar la ofensiva, pero no se dio y tuvieron que replegarse.

Retrocedieron al Llano del Espino, y ahí fueron bombardeados por la aviación, que incluso disparó sobre sus propias tropas. La dictadura contó con el apoyo de tropas de Santa Ana y esto produjo un descalabro al ejecito liberador. El Coronel Rivera que después sería presidente, totalmente descompuesto solo alcanzo a gritar: ¡Sálvese quien pueda..!, y salió huyendo por los montes de regreso a Guatemala. Los tenientes Payes y Moran si lograron organizar sus tropas y se retiraron ordenadamente cuando el descalabro. Mi papá les tomó mucho respeto por su conducta porque ambos eran militares valientes, a diferencia de Rivera.

En El Espino enviaron a mi papá a explorar el terreno y fue capturado, iba desarmado pero no le creyeron, también capturaron a Víctor Manuel Arango, de Ahuachapán, que era heredero de una gran fortuna, y los iban a fusilar. Estaban en una ergástula húmeda y todavía les tiraban agua con sal. Cuando mi abuelo, Papá Nacho supo que habían capturado a su hijo se movilizó y fue a hablar a San Salvador con Monseñor Chávez y González, a rogarle para que intercediera ante el Juez de Paz de Ahuachapán por la vida de su hijo. Monseñor accede.

Y el mismo día que iban a fusilarlo llega la contraorden de parar la ejecución. Era de madrugada y oyó que mencionaron su nombre: ¡Julio López! Creyó que iban a fusilarlo. Pero no. El Guardia nacional le dice: ¡Ah, te salvaste! Comunista hijo de puta! Y le dio una patada. La orden venia firmada por el mismísimo presidente Aguirre y Salinas. Nadie se movió por el “chero Víctor” Arango y fue fusilado. Los Salaverría fueron los beneficiados.

Para mi fue muy natural incorporarme a las luchas populares. Nuestra casa siempre estuvo rodeada de gente organizada, del Partido, que llegaba a visitar a mi papá. Me acuerdo que el Dr. Fabio Castillo, en 1967 para la campaña del PAR, cuando llegaba a Ahuachapán se quedaba en nuestra casa. Hacíamos actividades, reuniones, asados…A mi papá lo capturan en 1962 y lo sacan para Nicaragua. Amenazan con tirarlos en el Golfo de Fonseca. Lo llevan amarrado y con los ojos vendados. Logró subirse la venda y vio a varios Guardias Nacionales y a otros capturados.

Llegan al aeropuerto en San Salvador y los suben a un DC-3, y rumbo a Managua. Al llegar los bajan del avión, los Guardias Nacionales no bajan, y los recibe un oficial nicaragüense que les dice, con fuerte acento inglés: Bienvenidos, aquí no están en El Salvador, están en Nicaragua y si se mueven ¡los matamos! No se vayan a relacionar con sindicalista ni con estudiantes. Y los dejan ir. Y fue lo primero que hicieron, se van directo para la Universidad. Allá ya los estaban esperando porque se habían enterado por las noticias de la llegada de los salvadoreños, y los reciben con una fiesta, con música, comida, cariño popular…hablaron con los estudiantes y las organizaciones revolucionarias que debían regresar lo más pronto posible. El siguiente día los llevaron al mercado a comprar algunas cosas, y la gente los reconocía como salvadoreños y los saludaba, y al siguiente día estaban ya camino a casa, de regreso a El Salvador.

Para la campaña electoral de la UNO del 77, en la que llevamos de candidato al coronal Ernesto Claramente y de vice a José Antonio Morales Ehrlich, la dictadura militar hizo un asalto a las urnas, a los centros de votación llegaba la Guardia y quitaba las urnas y las rellenaba con papeletas. Era un fraude descarado. Y no obstante el fraude alcanzamos la victoria. Ganó la UNO. Como PCS participamos de manera decisiva apuntalando a la UNO, claro lo hicimos vía el UDN. Participamos en toda la campaña. La derecha logró imponer al general Romero como presidente, que era un verdugo que tenía como antecedentes el haber sido Ministro de Defensa para la represión de la marcha del 30 de julio de 1975.

El 20 de febrero fue el fraude electoral. El 21 la UNO convocó para la Plaza Libertad. Y la gente se fue aglutinando. Era un festival popular por la democracia. El padre Navarro llegó dar misa. Los oradores del pueblo arengaban a la gente. Claramount y otros militares se mantuvieron firmes, haciendo este plantón de protesta por el fraude. Estaban los estudiantes, la gente de la JC, el Diablito, Benito Lara, Julio Farfán…la noche del 28 de febrero mi hermano me avisa que esa noche iban a asaltar la plaza, que me fuera. El se quedo…

Llegó el ejército e hicieron la masacre, lanzaron bombas, ametrallaron, y luego lavaron la sangre de las calles y aceras. A la gente la desalojaron, alguna logró refugiarse en la Iglesia del Rosario. El ejército negó públicamente que estuviera en las calles. Llegó la Cruz Roja, y los sacaron, afuera esperaba la Guardia nacional que hizo una hilera de agentes que golpeaban a los que salían o les daban machetazos, los puyaban con las bayonetas en las piernas y en las nalgas. Fue horrible. Nunca se sabrá la cantidad de muertos que hubo. Algunos halan de 200 o de 300, no se sabe…

Es a partir de ese fraude y esa matanza que se concluye que las elecciones ya no son alternativa y que hay que prepararse en contra de la represión y que la resistencia se iba a convertir en guerra abierta. Y nos empezamos a preparar para la guerra…

Los vuelos hacia la patria en resistencia

A mi me correspondió trabajar en el aspecto logístico, me refiero al esfuerzo realizado por el FMLN para la ofensiva del 10 de enero de 1981. Nuestra infraestructura eran dos Cessna y un avión DC-3. Éramos los que traíamos los fusiles M16, que fueron un regalo solidario del pueblo y gobierno vietnamita para la liberación del pueblo salvadoreño, del stock que dejaron los yanquis en Vietnam, y los tirábamos en la noche en paracaídas, venían en cajas de madera. Cada caja tenía 10 fusiles, con sus respectivos tiros y cargadores. Los vuelos eran nocturnos. Volábamos sobre el Golfo de Fonseca. Alumbramos con linternas. Estuvimos volando de enero a marzo del 81. Aprendimos a vivir con la turbulencia…

Volábamos hasta el Bajo Lempa. Seguíamos el Litoral y al ver brillar el hilo plateado del Lempa íbamos bajando un poco hacia tierra. Nos orientábamos por las luces del aeropuerto de Comalapa. Cuando las veíamos sabíamos que estábamos ya cerca. Abajo nos estaban esperando los equipos de recepción. A veces bajaban desde Chalate a traer armas. Venían de todos los frentes de guerra. Había que elegir el terreno, hacer cálculos de distancias, los planos, etc. Se hacían hoyos de 30 cms., de profundidad y abajo se ponía un candil, y así hasta lograr hacer una flecha de 200 metros. Abajo no se ven, pero arriba si. Lanzábamos de 8 a 10 cajas por vuelo, con dotación, embajalajes, con aserrín y colochos, en bolsas de polietileno, amarradas con pitas.

Mucho después los gringos pusieron destructores, una fragata con radares en el golfo y dejamos de volar. Pero para entonces ya habíamos entrado casi todo…Nuestra base estaba en León, Nicaragua. Era una hacienda confiscada a un somocista, de 26,000 manzanas. Cantidad para nosotros como salvadoreños inmensa. Habían silos y la casa de la hacienda. Y solo nosotros estábamos allí. Estaba… me acuerdo de Talavera, el piloto tico que capturaron… y otros pilotos que llegaban, la mayoría ticos.

Me acuerdo que una vez nos pasamos y va de buscar el Lempa ¿y el Lempa? cuando me doy cuenta habíamos llegado al puerto de Acajutla y rápido regresamos preocupados que fueran a detectarnos. Otra vez llegamos a San Vicente y de repente nos encontramos frente al imponente Chinchontepec. Otra vez nos balacearon, fue un peligro terrible. Pero fue por error, fuego de compañeros y pararon rápido, creyeron que era un desembarco de helitransportados porque estábamos volando a 300 metros.

Me acuerdo que perdimos a un compañero piloto de apellido Velásquez, le decían el Chele Velásquez, era de Ahuachapán. El avioncito que volaba tuvo desperfectos y tuvo que aterrizar. Buscó refugio, el enemigo lo detecto, se batió solo y fue capturado y asesinado…

El DC-3 en el que volábamos era un avión de 1929, antiguo, bimotor, muy potente todavía, ruidoso, cuando levantaba vuelo temblaba…y temblaba uno que iba adentro. Le colgábamos una lamparita con tape para que reconocieran las cajas que tirábamos…para esa época todo mundo en la guerrilla estaba estrenando arma, nuevecita…Como regla iba una .30 en la puerta y fusilería en las ventanillas…Fuimos entrenados y muy bien entrenados para esta estratégica misión, fuimos por un año a la escuela de oficiales…

Nos dijo el profesor: uno se queda arriba y otro abajo. A mi toco arriba…abajo estuvo un compañero al que le decíamos El Seminarista, que luego cayó en Sabanetas.

Luego de estos meses aéreos me envían para san Vicente, para el campamento de Cerros de San Pedro. Fue en el 82, para cuando se da el deslave de Montebello en San Salvador. El responsable era el Comandante Roberto. El 15 de septiembre lo celebraría en Guazapa, fueron 21 días de marcha en un pelotón de las FAL, conduciendo a 500 civiles, protegiéndolos de la represión, hasta que llegamos a un sitio seguro. En San Sebastián, tuvimos un enfrentamiento en el que cayó el comandante Nicolás, cayó a dos metros en una pared, le pegaron en la cabeza…Continuará.

CEM reproduce El Salvador: tres décadas de lucha, de Mauricio de la Selva. Enero de 1962

SAN SALVADOR, 7 de septiembre de 2010 (SIEP) “EL 2 de diciembre de 1961 cumple treinta años la dictadura militar que padece actualmente el pueblo salvadoreño; en enero de 1962 se cumplen treinta años del ametrallamiento de más de 30 mil campesinos; en febrero siguiente cumple treinta años el fusilamiento de Agustín Farabundo Martí y, siete meses después, también hará treinta años de la muerte de Alberto Masferrer” de esta forma inicia su artículo Mauricio de la Selva, escritor, poeta y militante comunista salvadoreño, desde el exilio en México, en 1962.

Nos explica de la Selva que “este trabajo pretende ser una verídica relación cronológica enfocada hacia cuatro aspectos: nacimiento de la dictadura militar, antecedentes al asesinato en masa de los 30 mil campesinos, participación de Martí en el movimiento revolucionario y participación de Masferrer.”

Es importante tomar en cuenta que la publicación de este artículo en la prestigiosa revista mexicana Cuadernos Americanos, en enero-febrero de 1962, es anterior a la edición de la Monografía de El Salvador de Roque Dalton, a las Memorias de Miguel Mármol, a la obra Farabundo Martí de Jorge Arias Gómez, y a la obra de David Luna.

Se considera como una verdad establecida el hecho que Agustín Farabundo Martí no nos dejó a sus seguidores ninguna herencia teórica, pero lo que no se toma en cuenta es que las clases dominantes salvadoreñas lograron ocultar o destruir los escritos de Martí, entre otras modalidades del anticomunismo que predomina todavía en nuestro país. Por eso es muy ilustrativo y desafiante lo que nos dice de la Selva sobre nuestro líder histórico:

“A la casa donde Farabundo arribaba su primera acción consistía en buscar una máquina de escribir, ya que ella le era útil de inmediato, tanto para dedicarse a su correspondencia como para escribir sus proclamas de Partido. En varios Departamentos de la República sus proclamas se esperaban con ansia y se recibían con beneplácito; algunos trabajadores, máxime si eran campesinos, se reunían alrededor del compañero que las leía; para ellos las proclamas eran origen de reuniones en las que participaban casi como en un culto religioso.”

“Ante esta situación de ocultamiento histórico, como CEM asumimos el compromiso de rescatar la obra dispersa de Martí y publicarla, divulgarla por medio del internet…” indicó Roberto Pineda, Coordinador de esta institución.

Considera de la Selva que “Masferrer es el maestro que desde principio de siglo ha dicho su preocupación por el campesino y el obrero salvadoreños; poeta, sociólogo, novelista, filósofo, humanista, periodista, ha manifestado su palabra en favor de los oprimidos; con titubeos entre el materialista y el metafísico, sus juicios han estado presididos siempre por la honradez; su primer libro le valió un destierro y su exposición constante de inconformidad ante la injusticia social le asegura el odio de los poderosos.”

Narra que “el 1 de febrero de 1932, entonces día de la madre los tres hombres fueron conducidos al costado norte del cementerio de San salvador, el pelotón los paró juntos a los tres; Agustín Farabundo Martí fue colocado entre Luna y Zapata. Al instante d e la última orden, Farabundo gritó: ¡Viva el socorro Rojo Internacional!” y uno de los compañeros alcanzó a responder con las tres primeras letras del “¡Viva!” que se le ahogo entre la emoción y la muerte. Ese mismo año, el 4 de septiembre, o catorce días de volver después del destierro ya paralítico y mudo, murió –otra forma de fusilamiento- víctima de la traición y la infamia el intelectual y apóstol de El Salvador,: Alberto Masferrer.”

“Recordemos en estos seis nombres simbólicamente mencionados uno de los movimientos más trascendentes en la lucha revolucionaria latinoamericana; recordémosles: Martí, Masferrer, Ama, Luna, Bondanza y Zapata” estima de la Selva.

EL SALVADOR: TRES DÉCADAS DE LUCHA

EL SALVADOR: TRESCADAS DE LUCHA

Por Mauricio DE LA SELVA (Cuadernos Americanos, Enero-febrero 1962)

Advertencia

EL 2 de diciembre de 1961 cumple treinta años la dictadura militar que padece actualmente el pueblo salvadoreño; en enero de 1962 se cumplen treinta años del ametrallamiento de más de 30 mil campesinos; en febrero siguiente cumple treinta años el fusilamiento de Agustín Farabundo Martí y, siete meses después, también hará treinta años de la muerte de Alberto Masferrer.

Fuera de El Salvador, muchas personas conocen superficialmente lo que se refiere a la dictadura militar y a la matanza de los campesinos, y casi nada o nada del significado de hombres como el líder Martí y el maestro Masferrer ligados con esas dos catástrofes.

Que nosotros sepamos, no existe una biografía de Martí, ni un relato escrito que no sea tendencioso del ametrallamiento de los campesinos, así como de sus antecedentes. Sabemos que la exposición de lo uno y lo otro entraña una gran responsabilidad, debido a la carencia de documentación adecuada, así como a la discrepancia habida entre los componentes del sector revolucionario salvadoreño. Como se ve, el asunto a tratar es delicado, sin embargo, intentamos en un trabajo corto para la importancia del caso reconstruir algo de ese pasado tan útil a la experiencia revolucionaria del pueblo salvadoreño, valiéndonos para ello de los datos (testimonios orales y declaraciones escritas) que hemos tenido a nuestro alcance y parecen fidedignos; además. sirviéndonos hasta de las conjeturas y versiones distintas sobre un hecho, siempre que éstas puedan arrojar luz sobre el caso.

Anticipamos entonces que este trabajo pretende ser una verídica relación cronológica enfocada hacia cuatro aspectos: nacimiento de la dictadura militar, antecedentes al asesinato en masa de los 30 mil campesinos, participación de Martí en el movimiento revolucionario y participación de Masferrer.

Martí y la organización

AGUSTÍN Farabundo Martí es quizá el revolucionario salvadoreño de mayor pureza que puede localizarse dentro de la militancia política honesta. Su vida no es fácil de exponer en unas cuantas páginas, no obstante el intento de mostrarlo a quienes desconocen su trascendencia política y humana, es más, con el objeto de aludir a un símbolo que de esbozar una biografía. Es necesario recordar algo de la vida de Agustín Farabundo Martí, porque con ello recordamos una lección y nos vinculamos al movimiento revolucionario salvadoreño fracasado en 1932.

Martí nació en el poblado de Teotepeque, Departamento de La Libertad, en 1894. Sus padres eran propietarios de dos haciendas que sumaban 20 caballerías (64 hectáreas por caballería). Farabundo hizo estudios bajo la dirección de los salesianos, destacando por su brillante inteligencia. Pasó luego a la Universidad de El Salvador donde cursó el Doctorado en Derecho, sin poder titularse debido a su expulsión del país durante el período presidencial de Jorge Meléndez -del 1 de marzo de 1919 al 28 de febrero de 1923.

En la historia de la lucha salvadoreña entre el terrateniente y el peón agrícola, quizá la primera vez que surge una organización desorientadora, simulando servir los intereses de los más contra los menos, es en el período presidencial de Jorge Meléndez, quien funda la Liga Roja y consigue atraer las simpatías populares. Pero también es la primera vez que surge el nombre de un líder universitario entregado de lleno a las aspiraciones de los trabajadores salvadoreños; Agustín Farabundo Martí denunció en aquella ocasión el papel demagógico de la Liga Roja, enjuició a Meléndez y señaló que los peones agrícolas así como los artesanos que apoyaban a la organización, ignoraban su pérdida de energías y tiempo empleados a favor de un movimiento pequeño burgués que sólo beneficiaría al terrateniente, máxime cuando se aproximaban las elecciones y Meléndez podría utilizarlos para reelegirse o para determinar el triunfo de su propio candidato. La Liga Roja había sido fundada en 1921.

Mientras tanto, las fuerzas democráticas empiezan su propia organización; a ello contribuye el malestar económico que en 1929 culminará con la crisis mundial anunciada desde Nueva York y los acontecimientos alentadores de la Revolución Soviética. En marzo de 1930 se funda el Partido Comunista de El Salvador.

Con anterioridad a la fundación del Partido Comunista, existía en aquel país centroamericano la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños –FRTS- consistente en una agrupación de tendencia anarcosindicalista que reúne fundamentalmente zapateros, panaderos, carpinteros hasta un número de 1.500 artesanos, cuya mayor fuerza radica en los Departamentos de San Salvador, Santa Ana y La Libertad. Los elementos marxistas de esta Federación, así como otros que pertenecen a distintas profesiones y oficios, plantean la necesidad de multiplicar sus fuerzas fundando sindicatos en otros sectores. Para diciembre de 1920, a la vez que se discute acaloradamente, se empieza la organización sindical en San Salvador, el Puerto de La Libertad, Santa Tecla, Armenia, Santa Ana, Jayaque, Sonsonate, Nahuizalco, Juavúa, Ahuachapán y Chalchuapa. En enero de 1930 se efectúa la división entre el elemento anarcosindicalista y el elemento propiamente marxista. Las diferencias comienzan a notarse: mientras la crisis de 1929 empuja al patrón a introducir maquinaria y a los artesanos a organizar cada día lunes de los meses marzo y abril de 1930 pequeñas manifestaciones gritando “¡muera la máquina!’’, la misma crisis orienta al trabajador consciente hacia la agrupación gigantesca, de tal modo que en este año como ya apuntamos se funda el Partido Comunista de El Salvador; en abril se verifica una manifestación de 50,000 personas pidiendo la promulgación de una Ley Obrera que garantice los contratos de trabajo para el obrero de la ciudad y el pago en efectivo para el peón agrícola.

El año de 1930 es pródigo en acontecimientos estructuradores de la historia del pueblo salvadoreño: es el periodo presidencial del Dr. Pío Romero Bosque del 1 de marzo de 1927 al 28 de febrero de 1931; este Presidente responde a la petición de una Ley Obrera, reaccionando amenazador por haberse tocado la vulnerabilidad del señor feudal salvadoreño; expresa estar de acuerdo con el obrero para que se organice y defienda sus derechos, pero afirma no pensar así respecto al campesino; por ello, exige que los líderes dejen en paz a los hombres del campo. Sin embargo, la rueda de la historia gira, en toda la República se preparan manifestaciones que el 1 de mayo insistirán sobre las demandas ya conocidas, Pío Romero Bosque conoce el dato de 60,000 peones agrícolas y 12 obreros sindicalizados listos para desfilar; en la capital el obrero textil, el ferrocarrilero, el de la producción cervecera y el de la construcción constituyen sólido contingente. Romero Bosque acusa a aquella organización insólita de haber sido formada para derrocar a su gobierno, ordenando que se impidan las manifestaciones en todo el país; efectivamente, la gendarmería de distintas poblaciones disolvió en algunos casos e impidió en otros las respectivas concentraciones.

Romero Bosque desata la represión. Mayo y junio son arduos, el pueblo es presa del pánico; el espionaje y el terrorismo amenazan con hacer estragos en las filas revolucionarias; los líderes del FRTS redoblan sus esfuerzos para sostener la animosidad de la lucha, procuran dominar las situaciones más difíciles: verifican substituciones en los puestos claves, eliminan a los elementos dudosos, organizan una Campaña Pro Liberación de Presos Políticos y, en el transcurso de mayo, inauguran el Socorro Rojo Internacional para ayudar a las familias de los asilados o de los encarcelados, proporcionando a estos desde alimentos hasta defensores jurídicos: este Socorro Rojo Internacional funciona en sus efectos económicos (falso lo del ‘oro soviético” propagado por el oro de Wall Street) gracias a la contribución aportada por los trabajadores de todo el país.

Pío Romero Bosque, ante el rostro severo que presenta el pueblo compacto, disminuye la crueldad de su represión; su actitud estimula a los trabajadores que incansables acometen con mejores bríos la Campaña Pro Liberación de los Presos Políticos haciéndola culminar en octubre y noviembre, cuando dichos presos son puestos en libertad. En este tiempo jubiloso se logra tal triunfo y la FRTS agrupa ya 82 mil afiliados.

Esta es la situación política de El Salvador hasta 1930. En ella el sindicalismo y sus líderes representan un frente disciplinado donde prevalece el interés por el hombre del campo. Líderes como Agustín Farabundo Martí se emplean a fondo en la tarea de orientar al campesino, de sacarlo de las concepciones falsas que conducen a interpretar erróneamente la realidad o a valorar en forma exagerada la fuerza que ha descubierto al agruparse para invocar justicia y reclamar lo que ya considera su derecho. Martí comprende el peligro que esto entraña y lo combate aun cuando tenga que recorrer un millón de veces las chozas y los sembrados. Nunca descansa, siempre vela, siempre cumple sus comisiones. La prisión y el destierro repetidos son las únicas causas que lo alejan del campo y de su obligación.

Se conoce una versión acerca de que Martí vivió en México entre 1921 y 1923 y que obtuvo el grado de sargento combatiendo en los Batallones Rojos; tal afirmación se antoja inadmisible debido a que los Batallones fueron licenciados en 1916 por Venustiano Carranza, después que -como escribe José Mancisidor:

“…formados por los obreros de la Casa del Obrero Mundial y los obreros de las fábricas de la región fabril de Orizaba, cumplieron hasta el sacrificio sus compromisos…los obreros conquistaban en los campos de batalla su derecho a una vida mejor”. 1

El movimiento armado que más se acopla a los años antes citados es el de 4 de diciembre de 1923, cuando Adolfo de la Huerta se traslada a Veracruz y durante el gobierno de Álvaro Obregón sucede “La sublevación militar delahuertista” 2 Esta versión sobre la estada de Martí en México no ha sido comprobada como la otra de 1929, lo cual nos inclina a pensar de tres maneras: o llegó muy joven, entre 1915 y 1916, época de los Batallones Rojos, o meteóricamente se enroló en el movimiento delahuertista donde perecieron hombres de la talla de Manuel M. Diéguez combatiente desde 1906 en Cananea y Salvador Alvarado luchador contra la opresión en Yucatán, o bien no estuvo nunca en México antes de 1929 y la admiración del pueblo salvadoreño le imagina, en su condición de revolucionario, cooperando con los mejores hombres de la Revolución Mexicana.

El Dr. David Luna, quien actualmente investiga datos para escribir una biografía sobre Martí, asegura que el líder a su regreso de México estuvo en Guatemala buena parte de 1923, agregando que acometía oficios do trabajador agrícola, de albañil, de peón, e incluso se fue a vivir con una tribu de indios quichés. De ser esto cierto, Martí tampoco estuvo en el movimiento mexicano delahuertista. Por otra parte, hay el dato relativo a que en 1925 el Presidente Orellana, de Guatemala, lo expulsa de dicho país, siendo posible que haya residido aquí desde su expulsión de El Salvador por Meléndez.

No se debe perder de vista que en 1925 se fundó el Partido Comunista Centroamericano y que no ha de ser un simple capricho de Martí realizar la serie de trabajos y oficios antes mencionados, pudiéndose explicar por ahí la drástica medida de Orellana.

De 1923 es la amistad de Martí con Miguel Ángel Vázquez, patriarca salvadoreño del movimiento comunista centroamericano, escapado del fusilamiento en tiempo de Ubico y con más de treinta años de destierro en México. Es uno de los fundadores del Partido de 1925. Martí y Vázquez vuelven a encontrarse al año siguiente en San Salvador, hospedándose aquél en casa de éste, según era costumbre del líder cuando se trataba de las casas de sus amigos revolucionarios. Agustín Farabundo Martí no ejercía su profesión universitaria por una excesiva honradez que lo hacía considerarla inadecuada respecto a su ideología política; para él era preferible trabajar de peón o de obrero.

Quienes conocieron al líder coinciden en que era un hombre difícil de controlar por la policía puesto que, constantemente, cambiaba de domicilio y no daba explicaciones sobre su alejamiento ni a los mismos amigos que lo habían hospedado; certifican que se desplazaba con agilidad y rapidez: sus caminatas eran exhaustivas jornadas.

A la casa donde Farabundo arribaba su primera acción consistía en buscar una máquina de escribir, ya que ella le era útil de inmediato, tanto para dedicarse a su correspondencia como para escribir sus proclamas de Partido. En varios Departamentos de la República sus proclamas se esperaban con ansia y se recibían con beneplácito; algunos trabajadores, máxime si eran campesinos, se reunían alrededor del compañero que las leía; para ellos las proclamas eran origen de reuniones en las que participaban casi como en un culto religioso.

Para el mes de mayo de 1928 Martí radica al lado del Gral. Augusto César Sandino con quien, aparte de la ideología que los separa diametralmente, simpatizan y se cobran mutuo afecto. Juntos están durante casi un año. Martí se preocupa por las ideas teosóficas y masónicas de Sandino, así como también por su empeño de mantener sólo una lucha liberal nacionalista que rechaza cualquier otra de carácter más amplio y, como es natural, con un programa sociopolítico definido. Martí llega a ser el secretario de mayor confianza de Sandino y el más capacitado en materia política, por eso cuando en Mérida se separan por haber surgido el choque ideológico inevitable, corriéndose a propósito el rumor de que el líder salvadoreño por razones de salud se internará en un sanatorio, Sandino lamenta la pérdida de Martí tanto como “la perdida de una batalla”, según expresión de Gregorio Selser; este autor, por cierto, transcribe en su libro 3 unos párrafos que la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum atribuye a Martí en el suyo titulado: Blanca Luz. Contra la corriente; párrafos que me permito reproducir parcialmente, puesto que en el caso que el salvadoreño hubiese pronunciado tales palabras, ellas vendrían a ser semejantes a las escritas por él en 20 de febrero de 1931, y que en parte me ha hecho conocer el Dr. Luna. Blanca Luz Brum citada por Selser, reproduce estas palabras:

Mi rompimiento con Sandino no provino, como se dijo alguna vez, de divergencias en principios morales o por normas opuestas de conducta. Yo me negué a seguirle nuevamente a Las Segovias porque él no quiso abrazar el programa comunista que yo defendía. Su bandera era sólo bandera de independencia, bandera de emancipación, y no perseguía fines de rebelión social. Declaro terminantemente esto, porque más de alguna vez se atribuyeron al general Sandino ideas comunistas. . . Tengo interés en que se aclaren estos puntos, para establecer la verdal histórica. Y ya para morir, a dos pasos de la ejecución, declaro solemnemente que el general Sandino es el primer gran patriota del mundo.

Sobre estas palabras que pudo haber dicho Martí antes de ser fusilado comentaremos más adelante; por el momento transcribimos las líneas que debemos ala bondad del Dr. Luna, son estas:

“En Nicaragua esta en el poder Moncada, agente del imperialismo yanqui, a quien combatimos desde Las Segovias cuando Sandino estaba apoyado por las organizaciones antiimperialistas revolucionarias, antes de que Sandino traicionara al movimiento antiimperialista mundial para convertirse en un caudillo pequeño-burgués liberal con aspiraciones a gobernar Nicaragua dentro de los moldes burgueses semi-feudales y semi-coloniales. Desembarque en Corinto el primero del actual en forma que no se conociera mi presencia en Nicaragua. Pasé a Chinandega el dos y permanecí allá hasta el 14.”

Junto con las palabras citadas por Blanca Luz Brum comentaremos también estas que fueron escritas por Martí. Con las reservas del caso aprovechamos los dos fragmentos que acabamos de transcribir para reconocer en el líder salvadoreño la convicción sostenida en su causa. Aclarado esto, agregamos que además de los servicios prestados por Martí como secretario de Sandino, sirvió como combatiente activo en las filas del ejército rebelde, así lo afirma Gustavo Alemán Bolaños al transcribir varias cartas del caudillo nicaragüense en las cuales se refiere al salvadoreño como el Coronel Agustín Farabundo Martí; Alemán Bolaños constata que dicho grado militar le fue conferido gracias a su comportamiento de soldado; leamos:

“…Agustín Farabundo Martí tomó parte en varias acciones de armas, como lo testifica ante el autor de estas líneas el general Carlos Quezada, y fue el secretario de confianza del general Sandino. Hombre entendido y hasta ilustrado, ayudó con su competencia al jefe de aquel movimiento extraordinario.4

Separado de Sandino desde agosto de 1929, Martí viaja a México para acompañar a su madre que se encuentra enferma en el Distrito Federal, donde reside los meses de noviembre y diciembre de aquel año y los de enero y febrero de 1930; en este último Martí es huésped por quince días de la Penitenciaría. ¿Causa? Daniel Flores intenta dar muerte en el primer día de su gobierno al Presidente Pascual Ortiz Rubio cuando a las 13.40 del 5 de febrero se dirigía del Palacio Nacional hacia su casa. Martí que no cree en el Presidente como representante de la Revolución Mexicana exterioriza su aprobación al atentado, razón bastante para que la autoridad más cercana después de escucharlo le remita al Palacio Negro de Lecumberri.

De regreso en Centroamérica el líder es informado de la fundación de los partidos comunistas centroamericanos; en Guatemala sabe que el Partido Comunista de El Salvador fue integrado a orillas del Lago de Ilopango en momentos de la más cruda represión. En marzo de 1930 Miguel Ángel Vázquez lo relaciona con el mexicano Jorge Fernández Anaya 5, quien expone que en El Salvador el desastre de la crisis mundial ha repercutido dando mayor combatividad a los trabajadores, y que el exceso de confianza notable en ellos constituye un peligro ante el despotismo del gobierno como instrumento dócil del terrateniente exasperado por la quiebra de valores en la Bolsa de Nueva York.

Días antes del 1 de mayo, Farabundo se dirige a El Salvador siendo encarcelado por motivos baladíes; en octubre y noviembre, cuando todos los presos políticos son puestos en libertad, Pío Romero Bosque hace excepción con Martí; éste recurre a una de sus famosas huelgas de hambre que junto con la protesta ciudadana logra que l6 de diciembre Romero Bosque lo expulse una vez más del país, ahora por mar y a bordo del Vapor Venezuela; así viaja de un lado para otro, vigilado a petición presidencial; sube hasta San Francisco, California, baja al sur rumbo a Nicaragua y a la altura de Corinto escapa el 1 de febrero de 1931; del 2 al 14 de este mes reside en la población de Chinandega y el 20 de febrero está de nuevo en El Salvador.

El dirigente mexicano Jorge Fernández Anaya busca inmediatamente a Martí para comunicarle que las masas populares de distintos puntos de la República, acosadas por el hambre y las injusticias de que las ha hecho víctimas el Gobierno y los terratenientes, plantean la insurrección armada como respuesta digna a tal situación; le manifiesta que considera peligroso aquel planteamiento, ya que carecen de un fogueo largo y verdadero, es decir, de una irrefutable madurez política capaz de sacarlos avante de cualquier gran prueba; que él, Fernández Anaya, y otros dirigentes están de acuerdo en llevar la sindicalización a nuevos sectores, en extender el frente revolucionario a núcleos importantes como los profesionistas, estudiantes y empleados; en fin, que los trabajadores han depuesto temporalmente su actitud hostil confiando en que el Presidente electo por el que han votado les realizará los proyectos contenidos en su programa popular de gobierno.

Cuando el 20 de febrero de 1931 Martí regresa a El Salvador, ya se han efectuado las elecciones para designar nuevo Presidente de la República. En la campaña electoral de 1930 han sido electos para Presidente y Vicepresidente, en forma respectiva, los ciudadanos Ing. Arturo Araujo y Gral. Maximiliano Hernández Martínez; este último asume también el cargo de Ministro de Guerra. Pío Romero Bosque concluirá su mandato el 28 de febrero de 1931 y ya no considera problema suyo el regreso de Martí. Farabundo, en cambio, aprovecha para movilizarse entre los trabajadores que, en los recientes cuatro años, han sufrido las más flagrantes violaciones en sus derechos ciudadanos, son los cuatro años de gobierno de Romero Bosque a quien la burguesía y la clase media le denomina, en un juego preconcebido, “Padre de la Democracia Salvadoreña”. Martí toma conciencia del instante histórico que se vive, de la responsabilidad que pesa sobre su partido corno auténtico partido de masas, de la razón que asiste a éstas desde los días de la Liga Roja y la crisis de 1920-1921 hasta la de 1929 y los asesinatos de Romero Bosque, de los años de esclavitud colonial y los actuales de incipiente proletarización agrícola, del sufrimiento y la opresión ahora recrudecidos, pero que vienen rodando y arrasando como un alud desde los días de la Conquista; la tarea es ardua: un pueblo que ha muerto tantas veces en cuatro siglos, que ha muerto a diario como cada cien años, no puede ser desoído en esta hora que la miseria y la persecución atesoran rebeldía con la esperanza de arribar a la vida, a su liberación. Agustín Farabundo Martí y los demás dirigentes ya no se apartarán un momento de los trabajadores.

Masferrer y lo imposible

Todos 1os argumentos más o menos aceptables con que se defiende la propiedad privada, aparecen como burdas patrañas cuando se trata de justificar el monopolio de la tierra.-A.M.

Y es aquí donde se hace necesario mencionar la presencia del pensador y apóstol Alberto Masferrer, porque es aquí cuando penetra de lleno a la política activa del país, cuando ha vislumbrado la tempestad que puede desatarse sobre el pueblo y se apresta a preservarlo de cualquier peligro. Masferrer es el maestro que desde principio de siglo ha dicho su preocupación por el campesino y el obrero salvadoreños; poeta, sociólogo, novelista, filósofo, humanista, periodista, ha manifestado su palabra en favor de los oprimidos; con titubeos entre el materialista y el metafísico, sus juicios han estado presididos siempre por la honradez; su primer libro le valió un destierro y su exposición constante de inconformidad ante la injusticia social le asegura el odio de los poderosos. Sin embargo, Masferrer y su opinión trascendente en materia política no han ido más allá del planteamiento teórico, desconociendo por ello el secreto de la militancia. Autodidacta, radicado por muchos años en países de América y Europa conoce a su debido tiempo el anarquismo, el socialismo, el comunismo y los debates irreconciliables que entre uno y otros se libran.

La bibliografía de las obras de distinto género escritas por el maestro salvadoreño es bastante amplia, mas para los fines de este trabajo bastaría aludir a su doctrina del Mínimum vital, escrita entre agosto de 1928 y febrero de 1929. Esta doctrina es la coronación de una serie de artículos, poemas y ensayos publicados en casi treinta años de su vida, durante los cuales el terrateniente semifeudal y el burgués le han despreciado o irrespetado, mientras la clase trabajadora le ha escuchado como a uno de sus posibles salvadores. El Mínimum vital esta dirigido a unos y a otros, sea a los que pueden desprenderse de una parte de su riqueza para beneficiar a los más, o sea a estos para que se acostumbren a conocer al menos los derechos y satisfactores que algún día disfrutarán. Largo sería exponer aquí las ventajas –sin que por ello olvidemos sus desventajas- de aquella doctrina. Pedro de Alba afirma:

“El pensamiento del maestro salvadoreño adquiere resonancia internacional; sus doctrinas se identifican con los más proyectos para la creación de un mundo futuro equilibrado y justiciero. Los economistas ingleses que hablaron en los años de gran peligro -1940-1941- de la democracia dinámica y del mínimo de derechos económicos para todo ciudadano, parece que hubieran leído el manifiesto del Mínimum vital, el algunas conclusiones hasta usan las mismas palabras.”

En la campaña electoral de 1930 Masferrer actúa a favor del candidato Arturo Araujo; éste le ha prometido resarcir de su pérdida al campesino despojado, siempre y cuando el maestro le realice su campaña con base en el Mínimum vital. Para Masferrer es suficiente y se apresta a ceder la limpidez de su prestigio, su renombre de intelectual revolucionario y la prédica ético-política que ha sido su vida. Masferrer cree en Araujo, político y terrateniente distanciado de su clase y resentido de ya no poseer fortuna; Masferrer necesita creer, se lo exige su angustia ante el descontento popular del que ya se deduce un firme propósito de enfrentarte a futuras provocaciones; le es forzoso creer, simplemente creer, sin entrar en mayores análisis; por eso acepta sin titubeos la promesa de Araujo de que atenderá las peticiones del pueblo. La idea del resultado sangriento de una rebelión conduce al maestro de su condición pasiva de político quieto a la circunstancia activa de político en movimiento, un movimiento que desconoce por ignorar las reglas del juego en la realidad. Así, a los sesentaidós años de edad, arriesga la experiencia casi cristiana de su amor a los otros y convierte el Mínimum vital en bandera de un candidato presidencial.

Es oportuno aquí, transcribir la síntesis del Mínimum vital elaborada por Alberto Masferrer para quienes no quisieran releer la doctrina; veamos:

“1) Toda criatura, por el simple hecho de nacer y vivir, tiene derecho a que la Colectividad le asegure, mediante una justa y sabia organización de la propiedad, del trabajo, de la producción y del consumo, un MINIMUM DE VIDA INTEGRA, o sea la satisfacción de las necesidades primordiales;

2) La Naturaleza ha previsto lo necesario a la consecución de ese fin, dotando a la Colectividad de Substancias Comunes, que sola la materia prima del trabajo y de la vida, y dotando a cada individuo de instrumentos que le capaciten para transformar esa substancia, y extraer de ellas todo lo necesario para la sustentación individual y colectiva;

3) La tierra, el agua, el aire, la luz, el calor solar, con todas sus modalidades y potencialidades, son esas substancias comunes, herencia y propiedad de todos los seres, y por consiguiente no apropiables a título perenne por ningún individuo, sino por usurpación que nada puede jamás justificar. Así, ningún hombre es dueño legítimo de la tierra: usa de ella en cuanto se lo permiten las leyes y costumbres creadas por la Colectividad, que es la sola y legítima poseedora,

4) Los instrumentos de trabajo de cada hombre, son sus brazos, sus piernas, sus sentidos, sus pensamientos. El motor de ellos, su voluntad de trabajador: y en cuanto realice esa voluntad, mantiene su derecho imprescindible a un Mínimum de Vida integra,

5) El deber primario, anterior a todo, por encima de todo, para el individuo, la familia, la Comuna y el Estado, es organizar la propiedad, el trabajo, la producción y el consumo, lo mismo que las relaciones entre hombre y hombre, de manera que todo converja a la realización perenne y fácil del Mínimum Vital: es decir, a que el trabajador encuentre siempre las condiciones necesarias para alcanzar su Mínimum de Vida Integra.”7

Pero ninguno de los puntos esenciales o no esenciales del Mínimum vital se realiza; Arturo Araujo llega a la Presidencia de la República y no vuelve a acordarse de su promesa hecha a don Alberto, no escucha las peticiones del pueblo, no se preocupa por satisfacerle ninguna de sus necesidades; solicita empréstitos y al recibirlos sólo sabe despilfarrarlos o ponerlos en manos del oligarca succionador.

El maestro sufre la burla, sufre la traición de que ha sido víctima; tarde empieza a fijarse en la ineptitud de Arturo Araujo, en la presión del terrateniente por sus intereses amenazados a causa de la crisis mundial, en la ineficacia de su doctrina para detener la hecatombe presentida.

Masferrer y sus sesentaitrés años van al exilio voluntario. El hombre derrotado comienza a morirse de impotencia y sale rumbo a Guatemala mucho antes de establecerse el Directorio Militar que derroca al inepto Araujo; el maestro llega a Quetzaltenango con el primer golpe recibido, el de la burla de Araujo, y es ya en el destierro que recibe la noticia del Directorio en el poder. Sin embargo, su calvario apenas está iniciándose, luego sabrá que el tres de diciembre la situación en El Salvador ha empeorado, porque el debate ya no sólo gira alrededor de lo económico, sino también de lo político; las clases altas no confían mucho en el Directorio aun cuando estén más tranquilas que con Araujo; el terrateniente ensoberbecido siente crecer su señorío y maltrata al peón rural; posiblemente causas como ésta hacen que trabajadores de las poblaciones de Turín y Atiquizaya decreten una huelga de brazos caídos por recibir pago injusto de jornales, a lo que el terrateniente responde alquilando esquiroles que son de inmediato atacados furiosamente por los huelguistas; la Guardia Nacional cercana y puesta por el gobierno al servicio del señor feudal interviene con violencia, acto por el que surge la protesta solidaria extendiéndose a otras entidades como Tacuba, Apaneca y Ataco en el Departamento de Ahuachapán, y Nahuizalco, Izalco y Salcoatitán en el Departamento de Sonsonate. Masferrer sabrá que el 4 de diciembre el Directorio Militar entrega el Poder al Vicepresidente y Ministro de Guerra Maximiliano Hernández Martínez.

Sobre este ascenso de Martínez hay versiones distintas que vale la pena detenernos a conocer; conformémonos con las tres más importantes: una, que siendo candidato a la Presidencia de la República cuando también lo es Araujo, decide retirar su candidatura reconociendo la popularidad del Mínimum vital y su imposibilidad de triunfar sin fraude, por lo que se adhiere a la papeleta araujista como Vicepresidente a sabiendas de la ineptitud del civil y de su ciento por ciento de probabilidades de sustituirlo en el caso de un Golpe de estado; dos, que Martínez es llamado por Araujo en los momentos de la sublevación militar y que aquel, antes de dirigirse a casa del Presidente, astuto y sagaz como siempre fue, dio órdenes al chofer para que lo condujese primero a la escuela Politécnica y después al Cuartel El Zapote; en la escuela los militares jóvenes lo recibieron irrespetuosamente, dio media vuelta y ordenó marchar hacia el cuartel donde fue recibido con ráfagas de ametralladora; exponiéndose y con audacia hizo que su chofer avanzara hasta que los otros pudieran darse cuenta de que venía solo y no podía causar daño; bajo del automóvil dejando a su ayudante y al chofer, entró y cuando pasada media hora los dos acompañantes fueron llamados, encontraron al Gral. Hernández Martínez posesionado de la voluntad de los rebeldes; y tres, que a Martínez por ser el Ministro de Guerra lo apresaron creyéndolo leal al Presidente, lo cual quedo eliminado cuando el detenido aceptó pagar los meses de sueldo atrasados y poner al día la hacienda Pública. Estas tres explicaciones corresponden respectivamente, a William Krehm8 y versiones populares; al Dr. David Luna, amigo del que fuera ayudante de Martínez; y al periodista Jacinto Castellanos Rivas, impuesto a la sazón, como Secretario Presidencial al hábil Hernández. Martínez.

Para mientras, Alberto Masferrer no ha podido permanecer en Guatemala; las oligarquías centroamericanas señalan en él al agente moscovita, al comunista peligroso, induciendo al tirano Ubico a que lo expulse de Quetzaltenango: el maestro vencido, triste, envejece más aprisa, casi con la misma rapidez que rejuvenecía cuando recorrió las poblaciones salvadoreñas en la campaña electoral de Araujo; arriba a San Pedro Sula en Honduras y deja entrever su dolor por lo que se aproxima para los trabajadores salvadoreños; le duele la burla de que hicieron objeto a éstos cuando confiaron en la doctrina del Mínimum vital buscando mejorar sus vidas.

Origen de la dictadura

MARTÍNEZ se enfrenta al descontento popular y a las exigencias del terrateniente; piensa en lo oportuno que le sería un empréstito por parte de los Estados Unidos, pero repara en que, el gobierno yanqui, no ha reconocido al suyo dado su origen anticonstitucional. Entonces recurre a un ardid para hacer notar su inteligencia de hombre sin escrúpulos, dispuesto en el futuro a consolidar la dictadura de su casta al servicio del oligarca; urde la provocación; alienta en forma indirecta la rebelión de la masa popular desesperada: en los cuarteles los soldados rasos reciben permisos extraños para dirigirse a sus respectivos lugares de origen que, por lo regular, se ubican en zonas rurales donde los esperan los amigos y los familiares para indagar sobre lo que se dice en los cuarteles; los soldados repiten lo que se les ha confiado: que el Gral. Martínez está con los pobres, pero que no puede hacer nada ante la presión de los ricos, que otra cosa sería si pudiese apreciarse públicamente una demostración de las dificultades que pasa el pueblo. Por fortuna, los dirigentes no dormían y, comprendiendo la provocación, la expusieron a las organizaciones sindicales, logrando contener por cierto tiempo los ímpetus de los trabajadores dispuestos ya a la peor de las catástrofes.

En estas circunstancias, la voz que más aconsejaba al campesino y al obrero hambrientos era la voz de su miseria; esta voz fue la que creó en ellos la posibilidad de liberarse mediante el levantamiento armado; esta voz fue la que predominó en los oídos y el entendimiento contra la mesura y la lógica del dirigente que preveía el peligro inminente; a esta voz mala consejera habían temido desde el principio los miembros del Partido Comunista de El Salvador; a esta voz y sus consecuencias era que habían combatido los líderes comunistas durante aquella confusión de corrientes ideológicas anarquistas, minimumvitalistas, trotskistas, apristas, socialistas flotantes en el ambiente; a esta voz fue la que combatió Martí cuando una y otra vez recorrió los jacales y las siembras. En esta ocasión, los esfuerzos multiplicados de los dirigentes lograron burlar la cacería del ‘‘fraternal’’ teósofo y masón.

No obstante, ya los días estaban contados, Más que la palabra consejera del hermano de clase es decisiva la determinación de medir las fuerzas del hambre con las fuerzas del hambreador; el machete, el azadón, la piedra contra la ametralladora bien emplazada; los campesinos y los obreros no ignoran esta desigualdad ni dudan del líder que expone sus contundentes razones; los trabajadores misérrimos, cetrinos, afilados, terrosos fijan en grupos sus cientos de ojos transparentes multiplicados al infinito, proyectados sobre el hombre sabio incansable de manifestarles los peligros que circundan a las mayorías del pueblo; en aquellos instantes agolpados no urgen ya las palabras, porque el silencio espeso que se moldea hace que se comprenda todo: las masas populares pendientes de su idea, no dicen nada, los dirigentes vuelven a empezar su tarea de dirigentes; las dos partes que forman este frente decisivo saben de sobra que a ninguna le corresponderá pronunciar “detenerse!” o “adelante!”; por el momento, y por toda la vida de sus muertes, el militar y el despojador serán quienes digan sus frases de plomo prendiéndose como grises y minúsculos dientes a los borbotones de sangre proletaria. La suerte está echada, y el líder que no pudo convencer a los conglomerados de hermanos tampoco se marcha; va a esperar los días, las horas o los minutos que estén ya contados.

Todavía se intenta la lucha de clases por los cauces que permite la legalidad; el Partido Comunista encabeza la oposición y concurre a las elecciones para designar alcalde de la ciudad de San Salvador; el 5 de enero de 1932 se lleva a cabo la votación y triunfa abrumadoramente la alianza votante opositora al gobierno. El tirano encuentra al fin su oportunidad; Hernández Martínez prepara la provocación y declara que desconoce el triunfo del pueblo.

¡Ahora sí! Es el enemigo quien ha dado la orden. Las masas populares creen conocer un solo camino: la insurrección. Los dirigentes están ahí para orientar en un clima saturado de posibilidades y buenas intenciones; no es, como podría pensarse, un movimiento suicida, sin programas ni trincheras, no, es una revolución en la que los hombres tienen conciencia clasista y van a dar la batalla con su mejor espíritu y la mejor de las dignidades. Se han escogido entre los fusiles del hambre que diariamente causan estragos en los estómagos vacíos y los fusiles que pueden cortar la vida o prolongarla si a tiempo son arrebatados.

Las órdenes del levantamiento en toda la República indican el 22 de enero de 1932, a las 12 de la noche, como el día de prueba. Algunos caen en manos de la gendarmería antes del 22. Martí, junto con Alfonso Luna y Mario Zapata son capturados el 19 de enero; se vislumbra el ocaso de Agustín Farabundo Martí, el más grande líder comunista que ha tenido el pueblo salvadoreño. Luna y Zapata son dos estudiantes de veintidós y veintiún años, respectivamente. En la posteridad el pueblo identifica estos tres nombres como los tres estudiantes, sin interesarle el saber que Farabundo era entonces un hombre maduro, de treintaiocho años, que hacía tiempo se había separado de la Universidad.

Y aquí aparece de nuevo el fantasma de las versiones distintas sobre los instantes próximos al fusilamiento de los tres estudiantes, como gusta al pueblo salvadoreño; recordamos que Gregorio Selser reproduce una página del libro de Blanca Luz Brum, quien asegura haber recogido en ella las últimas palabras de Martí beneficiando a Sandino; pues bien, el periodista Jacinto Castellanos Rivas que ya hemos citado y que dijimos era Secretario de Maximiliano Hernández Martínez ha afirmado que a la hora de la ejecución sólo asistieron dos personas aparte de los hombres que formaban el pelotón; un sacerdote que aún vive en El Salvador y cuyo nombre no hemos podido retener y el mismo periodista Jacinto Castellanos Rivas; es a éste que le piden la última gracia los condenados a muerte: Martí solicitó unos cigarros-puros baratos; Zapata el cuidado de su esposa a la que dejaba encinta; y Luna una botella de licor. Las declaraciones de Castellanos Rivas favorecen al Dr. David Luna; además, la construcción de las frases y lo determinante de los conceptos revolucionarios no dejan lugar a dudas de que quien escribe es el dirigente Agustín Farabundo Martí; mientras que la transcripción de la señora Brum no es tan contundente y podría firmarla cualquiera que no fuese tan radical en su militancia revolucionaria. Por otra parte, debemos recordar que aquellos no eran días de fiesta como para salir a la calle en la madrugada cuando estaban vigentes la Ley Marcial y el Estado de sitio, que los señoritos hacendados cargaban sus escopetas y salían a ‘cazar comunistas”, que la situación no halagaba la curiosidad de ninguna persona como para que ésta saliese aún a oscuras, arriesgando su vida, sólo por ver el fusilamiento en la madrugada. ¿Ante quién entonces pudo haber hablado Martí si es cierto que él y sus compañeros fueron ejecutados al amanecer?

Según datos, el movimiento revolucionario fue destrozado en ocho días aun cuando Hernández Martínez continuó asesinando trabajadores durante más de un año. Hay testimonios de la forma viril en que caían aquellos hombres; los líderes, así como los hombres comunes de la masa proletaria eran gentes que se morían con la sonrisa fresca, alentada por una firme convicción; no se recuerdan versiones sobre hombres que fuesen cobardes o que se pusieran a explicar falsos arrepentimientos; pocas veces en la historia de los humanidad los sacrificados como estos de El Salvador han cifrado su firmeza en algo más concreto que los conceptos religiosos o la jugarreta metafísica. El futuro grandioso de los pueblos exigirá que el sociólogo, el psicólogo, el historiador, el político, etc., deliberen apasionadamente sobre esta clase de movimientos que se repiten en el mundo cada vez que la injusticia agudizada cuja la historia de mártires y héroes.

Es fascinante, por ejemplo, la conducta del indio Feliciano Ama, quien al darse cuenta que todo ha fracasado pide a sus hombres que se alejen, que lo dejen solo para responder por todos como jefe, como cacique, para enfrentarse a los gendarmes que viene a buscarlos; se declara culpable e impasible, se deja colgar de un árbol situado en el parque de la población de Izalco. ¿Ama era comunista? ¿Por qué fue a la revolución

si era uno de los caciques indígenas más respetados de aquel lugar? Sencillamente, porque era un campesino de los que continuamente despojaba el señor semifeudal. Feliciano Ama controló cuatro días la zona de Izalco.

Entre los trabajadores de la ciudad son muchos los casos que emulan la pasividad y la responsabilidad de Ama ante la muerte; se podrían citar miles de casos de trabajadores que no reciben ninguna sorpresa cuando los mílites les comunican su próxima ejecución; el obrero industrial Rafael Bondanza, uno de los fundadores de la Federación Regional de Trabajadores, primero, y después del Partido Comunista, es otro ejemplo; lo tornaron preso en Ilopango y lo fusilaron el 27 de enero en Soyapango; en el momento de recibir la descarga no sólo mostró valor, sino que pudo gritar: “¡Viva la Internacional Comunista!”

De los tres estudiantes se sabe que el 31 de enero, cuando se les llevó ante el Consejo de Guerra, el líder Martí defendió a sus dos compañeros alegando en descargo de ellos que eran jóvenes inexpertos, que nada sabían del levantamiento, que si había culpables él, Farabundo, era el más comprometido y que responsable de ello aceptaba gustoso su pena, esperando que por la misma razón pusiesen en libertad a los jóvenes. Por supuesto, Martí no fue atendido en la defensa de sus compañeros, pero en cambio éstos le reclamaron el menosprecio de que se habían sentido objeto, pues declararon estar tranquilos por haber cumplido con su deber y condenaron la defensa que los empequeñecía bajo el pretexto de intentar rescatarles la vida.

El 1 de febrero de 1932, entonces día de la madre los tres hombres fueron conducidos al costado norte del cementerio de San salvador, el pelotón los paró juntos a los tres; Agustín Farabundo Martí fue colocado entre Luna y Zapata. Al instante d e la última orden, Farabundo gritó: ¡Viva el socorro Rojo Internacional!” y uno de los compañeros alcanzó a responder con las tres primeras letras del “¡Viva!” que se le ahogo entre la emoción y la muerte.

Ese mismo año, el 4 de septiembre, o catorce días de volver después del destierro ya paralítico y mudo, murió –otra forma de fusilamiento- víctima de la traición y la infamia el intelectual y apóstol de El Salvador,: Alberto Masferrer.

Recordemos en estos seis nombres simbólicamente mencionados uno de los movimientos más trascendentes en la lucha revolucionaria latinoamericana; recordémosles: Martí, Masferrer, Ama, Luna, Bondanza y Zapata.

Tres décadas de lucha

Hemos visto cómo y a qué precio nació la dictadura militar de El Salvador; durante treinta años ha sido la garantía de que no sufra alteración el estado de cosas que la originó y que comprende el siguiente panorama: explotación de las mayorías, cárcel, tormento, destierro y muerte para el inconforme, por un lado, y oligarquía, clero y penetración imperialista norteamericana, por el otro.

En un número anterior de Cuadernos Americanos 9 abordamos el lapso que va del “teósofo ametrallador”, Maximiliano Hernández Martínez, al “verdugo de la Universidad”, José María Lemus; en ese trabajo, que cubre hasta septiembre de 1960, señalamos los atropellos y desmanes cometidos por la tiranía de este último contra el pueblo; verdaderos actos vandálicos y violaciones de toda índole que en el mes siguiente pusieron a Lemus en el avión que lo condujo al exilio sin que los intereses imperialistas (mismos de la oligarquía salvadoreña) movieran un solo dedo para evitarlo, ya que el descrédito internacional del gobierno lemusista lo anulaba como instrumento útil en la política latinoamericana del Departamento de Estado. En efecto, desde octubre del año próximo pasado hasta el 25 de enero del presente, gobernó el país una Junta de Gobierno Cívico Militar que, de inmediato, puso en libertad a los numerosos reos políticos, permitió el regreso de los exiliados y anunció castigos para los funcionarios y esbirros que habían masacrado y ofendido al pueblo.

La Junta de Gobierno, que no gozó en un principio de simpatías por no surgir directamente de la acción popular, sino por el contrario a espaldas del pueblo salvadoreño, fue ganando el apoyo unánime de la ciudadanía al ir poniendo en práctica una serie de medidas progresistas. La Junta hizo saber que su gestión se limitaría a restablecer la normalidad y a garantizar la ausencia del fraude durante la elección del próximo Presidente de la República, ya que la resolución de los problemas socioeconómicos requería un largo plazo, propio del Gobierno que nacería del sufragio del pueblo.

Las fuerzas democráticas del país iniciaron una intensa labor de organización a la luz de las libertades otorgadas por el nuevo Gobierno. Los partidos políticos de tendencia democrática, la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños –CGTS-, las organizaciones juveniles y estudiantiles formaron el Frente Nacional de Orientación Cívica designado para llevar hasta el último rincón de la República la consigna fundamental: organización para la democracia.

Esto fue causa de alarma para la oligarquía, el imperialismo y sus instrumentos de siempre (el ejército, el clero, la prensa seria, etc.) que de inmediato levantaron la bandera del anticomunismo, denunciando a la Junta de Gobierno como un dócil instrumento de fuerzas internacionales que, mediante sus nacionales subsidiarias, pretendían colocar al país en la órbita de la Unión Soviética y Cuba. Así se fraguó la caída de este Gobierno que sólo había restablecido la libertad política en El Salvador. El pueblo que en tres ocasiones anteriores logró detener inminentes golpes militares, saliendo masivamente a la calle para expresar su apoyo a la Junta, fue sorprendido por el “cuartelazo” del 25 de enero de 1961, cuando el Ejército, como institución autónoma decidió por si y ante sí derrocar a la Junta y tomar el poder, nombrando un Directorio Cívico Militar para que se hiciera cargo del Gobierno.

No obstante que el golpe militar fue dado en la madrugada, cinco o seis horas más tarde, al circular la noticia, el pueblo se lanzó por cuarta vez a la calle dirigiéndose ahora hacia los cuarteles que suponía leales a la Junta, a fin de solicitar armas para recobrar el Gobierno derrocado. La Guardia Nacional, como hace treinta años, hizo uso de sus fusiles y ametralladoras y al disolver la manifestación dejó a más de ochenta ciudadanos sin vida (cabe el paréntesis para recordar al heroico salvadoreño anónimo que escribió sobre una pared y con su sangre: ¡VIVA LA LIBERTAD!). En la primera semana de Gobierno del Directorio el número de ciudadanos asesinados por las fuerzas represivas pasaron del centenar.

Como ha sido la tradición desde Hernández Martínez hasta Lemus, el Directorio para consolidarse desató el terror fascista: desterró a centenares de personas hacia Honduras, Guatemala, México, Nicaragua y Costa Rica; encarceló a los más honestos dirigentes obreros, estudiantiles, políticos, etc.; suprimió la libertad de expresión, de reunión y de asociación; y vulnera sistemáticamente los derechos de inviolabilidad de la correspondencia y el domicilio, los derechos procesales de defensa y los de habeas corpus y amparo en casos políticos. La Constitución fue suprimida de hecho y el imperio de la Ley sustituido por la fuerza de las armas. Sin embargo, el Directorio no se ha conformado con seguir la línea de sus antecesores militares y ha hecho su aportación en el terreno de las burlas al pueblo; característica suya es que, a la par de la inconcebible represión, ha manifestado una demagogia social agudizada; desde el primer momento se le oyeron afirmaciones que se antojan peligrosas, como esa que asegura que en El Salvador “ha terminado la explotación del hombre por el hombre” y a la que los universitarios respondieron, atinadamente, que “la miseria y la explotación no se eliminan por decreto”. El Directorio ha anunciado una serie de medidas sólo aparentemente enfiladas contra la oligarquía (de las famosas catorce familias) y a favor de mejores condiciones de vida para las clases desposeídas del campo y la ciudad. Debemos tener presente, en este punto, al Presidente Kennedy quien señaló que “Gobiernos del tipo del Directorio Cívico Militar de El Salvador” son “los más eficaces para contener la penetración Castro-comunista en América Latina”, considerando por lo tanto, ideal dicho gobierno como centro de experimentación del Plan Alianza para e Progreso.

Sin lesionar, pues, la estructura semifeudal de la economía salvadoreña, y con la dirección trazada por la Embajada norteamericana, el Directorio Cívico Militar ha anunciado las siguientes medidas de beneficio popular:

1) Promulgación y aplicación del Estatuto Protector del Campesino que contiene, entre otras disposiciones de menor importancia, la del pago obligatorio del día de descanso semanal al trabajador en el campo.

2) Nacionalización del Banco Central de Reserva (único emisor de moneda).

3) Rebaja en el precio de los alquileres de los mesones (viviendas o conventillos).

4) Promulgación de la Ley del Control de cambios y exportación de divisas.

5) Reforma Agraria.

La promulgación del Estatuto Protector del Campesino, hasta ahora, sólo arroja como resultado un grave aumento en el desempleo nacional, pues los patronos despiden a los campesinos antes de aumentarles sueldos o pagarles el descanso señalado por la ley, sin que haya organismos a los que el trabajador afectado recurra en demanda de protección. Una publicación internacional informa objetivamente:

“En cuanto a las condiciones de trabajo, es altamente ilustrativo el hecho de que haya levantado una ola de protestas entre ganaderos y caficultores, el que por Decreto del 1 de marzo de 1961 se haya establecido el descanso dominical remunerado. La CGTS (Confederación General de Trabajadores Salvadoreños) ha denunciado el hecho de que este decreto ha producido una ola de despidos, lo que aumenta el desempleo.”10

La ‘nacionalización” del Banco Central no ha sido otra cosa que una reestructuración de la Junta Directiva, en el seno de la cual se aumentó un miembro (antes era sólo de dos) a la representación estatal, continuando el único emisor de moneda fundamentalmente en manos de la oligarquía salvadoreña.

La rebaja en el precio de los alquileres de los mesones es insignificante en una presunta acción para bajar el costo de la vida, ya que por ser relativamente poca la población de los mesones, las rebajas son inoperantes en la mayoría de los casos.

La ley del control de cambios era una medida impostergable, necesaria desde hacia años, para hacer frente a la crisis financiera salvadoreña que se había venido ocultando tras la artificial cortina de oro del alza en los precios del café; no se trata, pues, de una medida contra la oligarquía, sino de una medida de emergencia a favor del status semifeudal y semicolonial salvadoreño.

La reforma Agraria esgrimida por el Directorio es una reforma Agraria made in USA, que a juzgar por lo que de ella e difunde no pasa de ser un plan de conservación de terrenos, reforestación, etc., sin tocar en un ápice el poder de los grandes terratenientes; lo que, por supuesto, nos hace pensar en la brillante disertación del Comandante Ernesto Guevara –Conferencia del CIES (Punta del Este) Uruguay- que entre otros puntos, expone:

“Nosotros decimos: ¿Quieren hacer Reforma Agraria? Tomen la tierra al que tiene mucha y dénsela al que no tiene. Así se hace Reforma Agraria; lo demás es canto de sirena. La forma de hacerla: si se entrega un pedazo en parcelas, de acuerdo con todas las reglas de la propiedad privada; si se hace en propiedad colectiva; si se hace una mezcla como tenemos nosotros, eso depende de las peculiaridades de cada pueblo; pero la Reforma Agraria se hace liquidando los latifundios…” 11

Mientras esos cantos de sirenas son lanzados al aire por el Directorio, la miseria, la enfermedad, la opresión política, están colocando al pueblo salvadoreño al borde de la desesperación. Esta situación se agravó desde que el Directorio abatió todas las esperanzas de una solución pacífica del problema político, al anunciar la fundación de un “partido oficial” que representara al Gobierno en las futuras elecciones y que es una forma de ir anunciando la imposición de un nuevo régimen, con visos de legalidad, que perpetúe aún más la dominación militar en beneficio de la oligarquía y el imperialismo.

La situación planteada en El Salvador es muy parecida a la que se dio en 1932 y que se solucionó con el asesinato de 30 mil ciudadanos. Un Directorio Cívico Militar encauzó entonces las contradicciones con rumbo a la catástrofe. ¿Se repetirá la historia sangrienta? Lo único que sabemos es que el pueblo salvadoreño organiza sus fuerzas en la clandestinidad, que acumula elementos de triunfo y que está vigilante, dispuesto ya de una vez por todas a lograr un cambio real de la terrible situación que padece desde hace treinta años, empeñado en tomar para sí la dirección de sus propios destinos, incluso contra quienes, aprovechando la crisis política planteada en la actualidad, quieran simplemente derrocar al tiránico Directorio Cívico Militar para proseguir, por otros medios más sutiles, la secular explotación del pueblo salvadoreño.

1. José MANCISIDOR, Historia de la Revolución Mexicana. Libro Mex. Editores. 67 pp. México. D. F. Segunda Edición.

2. ROSENDO SALAZAR. Del militarismo al civilismo en nuestra revolución. Libro Mex. Editores. 411 pp. México, D. F., 1958.

3. GREGORIO SELSER, Sandino. general de hombres libres. Edit. Triángulo, 400 pp. Buenos Aires, Argentina, 1959. Tomo II.

4. GUSTAVO ALEMÁN BOLAÑOS, ‘Sandino! Estudio completo del héroe de Las Segovias. Ediciones simultáneas en México y Buenos Aires, 80 pp., 1932.

5. El profesor mexicano Jorge Fernández Anaya es una de las personas que nos ha hecho conocer datos valiosos sobre los acontecimientos de 1932; y en especial sobre Agustín Farabundo Martí. Fernández Anaya era, desde fines de 1927, el Secretario General de la Juventud Comunista en México, donde funcionaba el Buró del Caribe de la Internacional Juvenil Comunista, siendo designado poco tiempo después para viajar a Centroamérica y ampliar las relaciones entabladas entre jóvenes mexicanos y centroamericanos, todos los cuales habían iniciado con anterioridad un intercambio de cartas a raíz de la remisión del Periódico Estrella Roja. Cumpliendo su misión, al final de 1929, Fernández Anaya, está en Guatemala, luego pasará a El Salvador de donde sólo saldrá definitivamente desahuciado por la fiebre malaria en 1931.

6. Pedro DE ALBA, “La educación vitalista de Alberto Masferrer”, Cuadernos Americanos, pp. 233-260. Núm. 2. México, D. F., 1945.

7. ALBERTO MASFERRER, Páginas escogidas, Editorial de Bellas

Artes. pp. San Salvador. El Salvador, C. A.

8. WILLIAM KREHM. Democracia y tiranías en el Caribe, Edit. Parnaso, 342 pp. Buenos Aires, Argentina, 1957,

9. “El Salvador en 1960”, Cuadernos Americanos. Núm. 6, México, D.F.). 1960

10. “El Salvador. Densidad y Café’’, Panorama Económico Latinoamericano Vol. 3 No. 31, La Habana, Cuba, 1961

11. Política, “Quince días de América y del mundo”, Vol. II Núm. 33, México D.F, 1961

El acta de septiembre de 1821, parte I

Lunes, 06 de Septiembre de 2010 / 10:12 h
El acta de septiembre de 1821, parte I

Dagoberto Gutiérrez

El numeral 1 del documento revela pues, una distancia confrontativa entre los intereses del
pueblo independentista y los firmantes del documento que buscaban culminar su maniobra, por supuesto que el texto es excesivamente perverso, por franco y cínico, porque nos muestra todo lo antipopular que escondió la reunión de Guatemala, en estos meses de septiembre.

Normalmente se entiende que una independencia de una colonia imperial pasa por el trapiche popular y es el pueblo el artífice de la libertad pero sin embargo aquí se trató, en el palacio nacional de Guatemala de evitar la participación del pueblo, para que este no frustrara la independencia palaciega que se cocinaba a fuego lento.

A partir de este primer numeral el acta pasa a organizar lo que era lo más importante para los conspiradores, es decir la asamblea de marzo de 1822, en donde se definiría lo relacionado con la independencia y llama la atención la minuciosidad con que el redactor va abordando, paso a paso, lo relacionado con el procedimiento electoral. Esto revela que eso era justamente lo importante, aunque como ya vimos lo realmente importante era la anexión a Nueva España y no ninguna asamblea independentista; pero como para guardar las apariencias, el redactor del texto detalla sobre los participantes, sobre el cuerpo electoral y las convocatorias.

Sobre el cuerpo electoral resulta notable el interés en la población de origen africano, porque muestra que por lo menos en esos momentos esa porción resultaba importante para las votaciones que interesaban a los redactores.

Los numerales 8 y 9 son los que muestran y demuestran que no se trató de ningún acto independentista ni de ninguna gesta de ese tipo, porque en el numero 8 se resuelve que el gobierno continué siendo dirigido y controlado y manejado por el mismo Brigadier Gabino Gaínza, el mismo que recientemente había sido nombrado como jefe de la capitanía general por los poderes de la metrópoli, pues bien, en una demostración elocuente de que aquí no ha pasado nada y que los mismos siguen mandando y que los mismos siguen siendo mandados, Gaínza sigue siendo el que controla el poder. Si alguien llama a esto independencia, tendrá que esforzarse mucho para demostrarlo.

De cara a los intereses de los conspiradores esto resulta ser, sin embargo, un paso lógico porque Gaínza, siendo parte de la conspiración no podía ni debía ser apartado de todo este negocio y resultaba ser, además, una demostración de buena fe de estos independentistas con respecto a la metrópoli, y desde luego, era un mensaje elocuente hacia los controladores del virreinato de Nueva España. Por supuesto que esta maniobra no podía ocultarse aunque ha permanecido soterrada y oculta al escrutinio analítico, pero como todos los nuncas se llegan y vivimos un momento en donde la única certidumbre es la incertidumbre, todos los cofres polvorientos parecen abrirse por ellos mismos.

Por si esto fuera poco, el texto dice que para ponerse a la altura de las circunstancias y para respetar apariencias (no es cita textual) se formará una comisión consultiva y pasa a nombrar a los integrantes. Hasta aquí aparece lo que pudiera ser una decisión sabia que equilibre las cosas, porque entonces el hombre fuerte, Gabino Gaínza deberá consultar a esta comisión y esto quería decir entonces que ya no tenia todo el poder y que estos independentistas o lo eran de verdad o querían ser o querían que los vieran como tales.

Sin embargo, y en una muestra de excesiva lógica imperial, los independentistas dicen que esta comisión consultiva deberá consultar con Gaínza todos los temas importantes, y miren que cosa mas notable la de estos señores, porque resulta que no es Gaínza el que deberá consultar, como se pudo creer al principio y lo que hubiera limpiado la cara de estos firmantes, pero quizás ellos creyeron que nadie iba a leer nunca este documento y mucho menos que pudiera ser sometido a juicio critico, pero vaya que se equivocaron porque cuando dicen que es la comisión la que debería consultar al hombre fuerte, ponen en la plaza publica a todas las vísceras de su maniobra, y ellos mismos, sin ninguna clemencia para ellos mismos, aparecen y parecen como leales monarquistas y desleales independentistas.

Ahora bien este era un paso inevitable porque ellos necesitaba asegurar el control del poder y ganar tiempo para culminar su anexión a México, probablemente contaban con la resistencia de los criollos de San Salvador, aunque no con la certeza de que ellos eran tan poco independentistas y mucho menos que llegaran hasta ofrecer El Salvador al gobierno de los Estados Unidos, esto significa que en esos años abundaba de todo, menos de independencia.

El documento pasa a asegurar el orden y encarga de esto a la Iglesia Católica de Guatemala, que aparece así como aliada privilegiada del poder imperial, por supuesto que en la misma acta se premia a la Iglesia católica, al asegurarles sus propiedades y sus rangos a la jerarquía eclesial, al mismo tiempo que se le garantiza que serán la única fe aceptable en estas tierras, algo parecido ocurre actualmente con el articulo 26 de la constitución de 1983.

En realidad, la asamblea de 1822 no llego a realizarse, porque la actividad predominante fue la organización del acuerdo regional sobre la anexión a México, la que efectivamente se logra y sepulta, como se esperaba, a cualquier asamblea independentista, porque la maniobra era precisamente eso: Impedir la independencia e impedir que naciera Centroamérica, los acontecimientos posteriores demostrarían cuanto resultó de estos socavones históricos.

Toda esta reflexión resulta necesaria para aproximarnos a la comprensión de los Estados que surgieron en cada una de las provincias que integraron la capitanía general de Guatemala. Para los salvadoreños en particular esta reflexión nos acerca a las raíces históricas del calvario que ha significado para el pueblo llamado salvadoreño, los sucesivos regímenes políticos que arrancaron de estos acontecimientos que estamos comentando.

El FORO DE ONGs EN LA LUCHA CONTRA EL VIH-SIDA, A UN AÑO DE CAMBIO EN LA JEFATURA DEL PROGRAMA NACIONAL DE ITS-VIH-SIDA DEL MSPAS.

En el Salvador a finales de agosto del corriente año se han registrado más de 25,000 casos de VIH Y Sida de acuerdo al Sistema de monitoreo y evaluación a cargo del programa de VIH, a pesar de los esfuerzos se mantiene un promedio de entre 4 a 6 casos diarios, el 82.6% de los casos están en las edades entre 15 y 49 años de edad, en el 2009 se registraron 328 muertes hospitalarias asociadas a Sida, se mantiene un promedio entre 1,800 a 2000 casos nuevos por año.

Los factores que inciden en la situación actual de la epidemia del VIH incluyen: la ausencia de una educación sexual integral, el acceso a servicios integrales en salud, la economía, la pobreza, la cultura, el derecho y el buen gobierno, La respuesta nacional al VIH requiere un enfoque estratégico realista.

Un enfoque tímido y sin rumbo como el que hasta hoy hemos tenido, impide el debate y el enfrentamiento de estas dificultades y como esta demostrado por las estadísticas el actual modelo sigue siendo condenado al fracaso. Se necesita una diversidad de respuestas, incluyendo ACCIONES ESTRATEGICAS SOSTENIBLES para promover la toma de conciencia y estimular la acción entre los responsables de la toma de decisiones en educación, así como la realización de esfuerzos destinados directamente a las poblaciones más afectadas, tanto a nivel educativo formal y no formal.

Con mucha esperanza la sociedad civil recibimos la noticia de cambios en el programa Nacional de VIH el año pasado, sin embargo hay muchas situaciones que desde nuestro punto de vista hasta hoy no se han mejorado, es por esto que las organizaciones aglutinadas en el foro de ongs en lucha contra el VIH, a un año del cambio en la jefatura del programa de VIH del ministerio de Salud y más de un año de Gobierno del Presidente Mauricio Funes Cartagena demandamos:

Una mayor aceleridad en los cambios al rumbo de la respuesta nacional al VIH, desde nuestro punto de vista actualmente se sigue trabajando en la misma línea de trabajo y con un enfoque conservador heredado sin mayores modificaciones e innovaciones.

La inclusión y visibilizacion del VIH en el plan quinquenal presentado por el Gobierno Central con el fortalecimiento presupuestario necesario.

El cumplimiento de compromisos internacionales como la declaración Ministerial suscrito en la conferencia de VIH en México en el 2008, donde los Ministerios de Salud y Educación acordaron impulsar conjuntamente una educación sexual integral y servicios de salud sexual amigables con un enfoque de Derechos Humanos, a pesar de habernos reunido con el Ministro de Educación no vemos la suficiente voluntad política en el cumplimiento de este acuerdo.

Una mayor inversión pública en los presupuestos nacionales que garantice la sostenibilidad de la respuesta nacional al VIH.

La presentación de una memoria de trabajo de la comisión nacional contra el Sida CONASIDA, y un mayor involucramiento en materia de políticas públicas para el VIH de esta comisión nacional.

En cuanto al Fondo Mundial de VIH administrado por el PNUD demandamos

Garantizar mecanismos de transparencia y equidad en la asignación de los recursos del fondo mundial hacia la sociedad civil, asumiendo actualmente el receptor principal funciones administrativas, contratación de personal sin importar los conflictos de interés, o vínculos familiares, fortalecimiento a organizaciones por afinidades y represalias hacia las pocas ONG´s que se atreven a denunciar este tipo de anomalías.

Implementar un proceso de evaluación de impacto del proyecto Fondo Mundial de VIH, abandonando el modelo actual donde los énfasis están más en la cantidad que la calidad y efectividad de los programas de prevención del VIH.

Fortalecimiento y sostenibilidad de sociedad civil a través del Fondo Mundial, descentralizado los recursos financieros, con controles de auditoría universalmente aceptados. La claridad y la transparencia debe ser una regla aplicable a las ongs y a la misma cooperación internacional en este caso al receptor principal del Fondo Mundial de VIH Y TB.

San Salvador 7 de septiembre de 2010

ACJ de El Salvador participa en Curso sobre Genero, Derechos Sexuales y Reproductivos

SAN SALVADOR, 5 de septiembre de 2010 (SIEP) Sofía Rodríguez y Nadia Pineda, de 18, y 16 años respectivamente, concluyeron esta mañana el Curso sobre Género, Salud, Derechos Sexuales y Reproductivos, que se realizo en la UES durante cuatro meses.

“Ha sido para nosotras una experiencia muy importante en nuestras vidas, porque además de aprender sobre estos temas pudimos compartir con jóvenes de nuestra misma edad de diversos departamentos del país, y logramos construir una relación de amistad…” explicó Sofía Rodríguez, una de las cursillistas.

Este Curso estuvo organizado por la Alianza para la Salud Sexual y Reproductiva en coordinación con la Facultad de medicina de la UES, y contó con el apoyo de las agencias Hivos, Oxfam International y Plan Internacional.

La Licda. Xiomara Rodríguez, Directora Ejecutiva de la ACJ explicó que “nos sentimos muy alegres que estas jóvenes hayan finalizado este curso porque cuentan hoy con las herramientas teóricas y metodológicas que serán socializadas en otras comunidades donde nuestra institución realiza trabajo.”

“Agradecemos a la Alianza para la Salud Sexual y Reproductiva por estos cupos para la ACJ, y por este curso, que va a contribuir sin duda alguna, a que las y los jóvenes jueguen un papel destacado en la lucha por mayores niveles de participación democrática en la dinámica social, cultural y política de nuestro país” concluyó.

Reinstalan a segunda trabajadora despedida por Blanca Flor Bonilla en Ayutuxtepeque

AYUTUXTEPEQUE, 6 de septiembre de 2010 (SIEP) “Esta es una victoria de las mujeres, de los trabajadores, de todo nuestro pueblo combativo que siempre nos apoyó, han sido ocho meses de lucha…” expresó emocionada Ester Santos, de 30 años, al reincorporarse sonriente, a sus labores en el Centro de Desarrollo Infantil de la Alcaldía de esta ciudad, ubicada 5 kilómetros al norte de la capital.

Santos fue despedida junto con otros 17 trabajadores el pasado 6 de enero por la Alcaldesa Blanca Flor Bonilla, que con su prepotencia característica les dijo que nunca “volverían poner un pie en la alcaldía.” Ella es la segunda reinstalada, ya que el pasado 19 de mayo reingreso Elizabeth Antillon, también a este CDI.

Otras dos trabajadoras ya tienen desde principios de agosto la resolución favorable de los tribunales, pero Flor Bonilla, de la Comisión Política del partido de gobierno FMLN, se niega a acatar estos fallos. Los otros 14 trabajadores todavía esperan todavía la “pronta y cumplida justicia” establecida por la Constitución de la Republica.

Explicó Santos que “pueblo que lucha triunfa, son ocho largos meses de resistencia, pero siempre mantuve la confianza en la victoria, sabíamos que la justicia estaba de nuestra parte, nos despidieron porque querían colocar otra gente como efectivamente se hizo, pero estas son prácticas de la derecha, aunque se realicen por personas que deberían de dar el ejemplo.”

“Deseo agradecer en primer lugar a Dios, que nunca desampara a sus hijos e hijas, a mi esposo que siempre me apoyo, a mi mamá, mis hermanas, a mis otros compañeros despedidos, a AGEPYM que nos dio apoyo moral, material y legal, a nuestro sindicato SITRAAMAY, y hasta a militantes del FMLN que privadamente nos manifiestan su apoyo…seguimos en lucha hasta regresar los 18, nos faltan 16.”
Por su parte, Álvaro López, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Alcaldía, manifestó que “esta es una lucha que la vamos ganando por partes, con paciencia, llevamos 2 dentro ya y 16 todavía afuera, estamos seguros que van a regresar todos y todas, porque fueron despedidos injustamente y gozan del cariño y respeto de nuestro Sindicato.”

Berta Pereira, lideresa comunal, felicitó a la trabajadora reincorporada y opinó que “este señora es una Alcaldesa prepotente que se ha desgastado, nadie la quiere aquí, y quizás por eso solo pasa viajando, que Argentina, Holanda, España, debería de poner una agencia de viajes, lo peor es que se anda gastando en viáticos nuestros impuestos, y ese pistillo debiera usarlo para un aumento a los trabajadores, o para hacer obra, porque no ha hecho nada, se pasa reinaugurando la obras que hizo Carrillo; o al menos para comprar otro camión para recoger la basura, nada ha hecho…”

Agregó que “a nuestras comunidades miedo le da llegar, ni la conoce la gente o quizás como ahí no hay aire acondicionado, y ella solo pasa en hoteles de cinco estrellas o cuidando sus buses, y lo pero es como trata a los trabajadores de la alcaldía, solo le falta el látigo, se aprovecha de la necesidad que tiene de no perder el empleo, para pasarlos humillando…y suerte que dice que es de izquierda, porque si fuera de derecha capaz que los fusilara”
Asimismo, el Ing. Oscar Batres, de la Col. Santísima Trinidad, analizo que “Flor Bonilla abre una coyuntura de incertidumbre en el municipio respecto al triunfo del FMLN en el 2012. Triunfo que tradicionalmente ha estado asegurado. Es la peor gestión municipal del Frente, además de haber sido impuesta desde arriba, inoperante y represiva.”
“Es una Alcaldía que reprimió a sus propios trabajadores haciendo uso de los CAM de Mejicanos y de Cuscatancingo, que actuaron como típicos Guardias Nacionales, contra mujeres sindicalistas. Pero lo más grave es que no tiene obra que mostrar, solo promesas. Suerte que se rumora que Flor Bonilla va de diputada para el PARLACEN, ojala la saquen de aquí, es un desastre completo el que trajo a este municipio histórico de izquierda” concluyó el profesional entrevistado.

Estuve en el parque Libertad el 28 de febrero de 1977…Entrevista con Américo Araujo (IX)

SAN SALVADOR, 4 de marzo de 2010 (SIEP) “Lucio llevaba ya varios días de estar de responsable del Partido en la Plaza Libertad. Esa noche se fue para su casa y me quede a cargo. La toma de la plaza la iniciamos el lunes 21 de febrero…y el 22 se les ocurrió ir ampliando el terreno…” nos comenta Américo Araujo, experimentado militante revolucionario y designado como Embajador de El Salvador en la Republica Dominicana.

“Y se adelantaron media cuadra, después la cuadra completa, después se pasaron a la esquina de la próxima cuadra, y así iban, ya para el 26 la primera avanzada hacia el norte alcanzaba hasta el parque San José; hacia el poniente hasta el Palacio Nacional; hacia el oriente hasta la 10ma. Avenida norte, a una cuadra del cuartel de la Policía Nacional; al sur hasta el inicio de la Cuesta del Palo Verde, no se bajaba.

”A este espacio se le llamaba “tierra liberada” y la gente lo cuidaba, marchaba, hacia rondas, armados con palos de madera y piedras, marchaban gallardos y erguidos con gran disciplina y muy orgullosos de estar desafiando al fraude del régimen militar. Se realizaron también algunas acciones de quema de unidades del transporte.”

“Al comenzar la madrugada del 28 la ofensiva de tropas del ejercito sobre la plaza, la gente empezó a subirse sobre la verja de la Iglesia del Rosario. Entregaron la llave y pudo abrirse. Era un tumulto de gente entrando a la iglesia. Mientras tanto, la policía había llegado y rápidamente empezó a desalojar, se armó un gran desparpajo, en quince minutos habían resuelto la situación. Claro, no teníamos armas… me acuerdo que hubo una conducta de duda si entrabamos a la Iglesia o nos íbamos, la final se decidió por ingresar al templo.”

“La ofensiva del enemigo avanzó desde el poniente y colocando contenciones en el oriente y el norte. Vino de poniente a oriente. Los que huyeron hacia el oriente fueron golpeados fuertemente y otros capturados…”

“Horas antes, en la medianoche habíamos visto siluetas moverse en las diversas terrazas de los edificios que nos rodeaban. Cuando llegaron empezaron a tirar gases lacrimógenos. Y la gente se desespero. Vi algunos que sacaban el pañuelo, lo orinaban y luego se lo ponían en el rostro para mitigar los efectos de los gases. Felizmente, no se atrevían a incursionar dentro de la Iglesia.”

A la 1 a.m. llegó el Obispo auxiliar, Monseñor Arturo Rivera y Damas. Nos acercamos a comentarlo lo sucedido. El les pidió a los oficiales al mando del operativo y a los soldados que respetaran a la Iglesia y a la gente. A las 4 de la mañana llegó la Cruz Roja, dirigidos por Baltasar Llort. Organizó la evacuación por medio de ambulancias. Salí en una ambulancia, observe que se encontraban limpiando la sangre de las aceras de la plaza…

En el 88…

“Adelantándonos unos años, en el 88 me llaman para ir a Managua, y al llegar veo a toda la Comandancia General reunida, me sorprende porque por lo general solo estaba Schafik, me explica que cada quien fue llamando y llevando a otro…Me dice que estaban preparando un esfuerzo final, grande, definitivo, se refería a la Ofensiva. Y ya no regreso…”

“En 1990 luego del gane en Nicaragua de Violeta de Chamorro, se da una Comisión Política ampliada en la que Schafik plantea que se va para México porque no iba a dejar que lo maltrataran…La Comandancia General decide quedarse en Managua y Schafik plantea que por amistad preferiría que Ramiro se quedara en Managua, se da un jaloneo, y creo que Logan dice: pero esto es lo que este quiere, la decisión la vamos a tomar todos. Y vuelvo a quedar. Me quedo de alterno ante la Comandancia General Y Schafik se fue para México ese año o en el 91.”

“Para esos días hubo una gran crisis en la unidad, por poco se rompe el FMLN, Joaquín se enoja y nos cuestiona a todos. Schafik tuvo que llegar a Managua, solo llegaba cuando había crisis, para desenredar, desentrampar la situación como solo él sabia hacerlo, bueno estuve en Managua hasta que concluyó la guerra…

PCS: 35 AÑOS DE LUCHA HEROICA

(El 35 aniversario del Partido Comunista de El Salvador) Por Alberto Gualán*

Los 35 años de existencia del Partido Comunista de El Salvador han sido años de lucha heroica tenaz contra el imperialismo extranjero y la reacción interna; de grandes éxitos y de serias derrotas; de difícil pero inquebrantable formación de un autentico partido proletario, de un partido revolucionario capaz de ser el dirigente reconocido y prestigioso de las masas populares de nuestro país.

I. El Partido Comunista de El Salvador nació en los agitados años de la crisis de 1929-1933 que provocó un auge del movimiento revolucionario en muchos países de América latina. A poco de su fundación (marzo de 1930) el PCS dirigido por Farabundo Martí, compañero de lucha de Sandino, se convierte en uno de los partidos políticos más influyentes de la nación. A comienzos de 1932 encabezó a insurrección de los trabajadores salvadoreños contra la dictadura reaccionaria del general Martínez. Esta fue la acción revolucionaria más importante de la década del treinta en Centroamérica.

A pesar de la gran amplitud del movimiento y de los éxitos iniciales de los sublevados, la contrarrevolución contó con fuerzas superiores. Valiéndose de los errores militares y políticos cometidos por la joven dirección del Partido, el ejército reaccionario aplastó la rebelión. Después vino una bárbara matanza. Fueron brutalmente asesinados más de 20,000 obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales. Pereció casi toda la dirección del PCS. Esta represión, sin precedentes por su ferocidad, asestó un fuerte golpe al movimiento revolucionario en toda América Central. En El Salvador la masacre hizo posible el afianzamiento del régimen de tiranía militar, que, con ciertas intermitencias, dura ya un tercio de siglo. Varias veces han cambiado las figuras que lo encabezan, pero su esencia reaccionaria sigue invariable. Sus métodos se suavizan durante algunos periodos, pero se hacen duros y feroces cada vez que la ola revolucionaria crece.

Sin embargo, las represiones no han podido hacer desaparecer al Partido Comunista de El Salvador. En marzo de 1965 se han cumplido de su ininterrumpida existencia llena de dificultades. Durante todos estos años el PCS ha participado activamente en las luchas de nuestro pueblo, aunque no siempre en condiciones de dirigirlas. La extrema pequeñez a que se vio sometido por la matanza, el constante acoso por parte del enemigo, la insuficiente experiencia revolucionaria y la enorme deficiencia teórica condujeron al Partido por un periodo de fraccionamiento. Surgieron el “·obrerismo” y el “intelectualismo” como corrientes ideológicas que minaban su unidad y nutrían al fraccionalismo. Aparecieron también en su seno concepciones erróneas acerca de los vínculos con las masas y del papel de esos vínculos para su propio desarrollo. Se consideraba que divulgar la existencia del Partido e impulsar, sobre esta base, la lucha de los trabajadores, equivalía a “provocar” al enemigo, “capaz de aplastar al PCS en cualquier momento.” Tales concepciones constituían el núcleo de la línea táctica que predominó de hecho durante la mayor parte de su vida. Esa línea tenía su expresión concreta en el silencio absoluto de la propaganda del Partido, en la no circulación fuera de las filas partidarias del periódico del CC (cuando este se imprimía, que no era siempre). Y lo que es peor esta línea influyó de manera perniciosa a la hora de elaborar las fórmulas necesarias para abordar las diversas tareas del partido entre las masas. He aquí dos ejemplos:

1) “Lo primero es fortalecer al Partido. Una vez que este sea fuerte, se podrá divulgar su propaganda e impulsar la lucha de masas.” Esta formulación, que resumía todas las tesis tácticas enunciadas en el periodo siguiente al aplastamiento de la insurrección de 1932, reaparecía cada vez que pasaba una nueva represión.

2) “Primero organización y después huelgas.” Esta fórmula, elaborada para normar la actuación del Partido en el movimiento sindical entre 1947 y 1951, a continuación del gran auge huelguístico de 1945, bárbaramente reprimidos por el Gobierno del general Salvador Castaneda Castro, sirvió de hecho para frenar los marcados impulsos a las huelgas que mostraban las masas.

Así, el nexo dialéctico entre la lucha de masas y el desarrollo del Partido estaba roto. De aquí que los vicios frecuentes en el desarrollo inicial de todo partido comunista se prolongaran durante decenios en el PCS; el trabajo “artesanal” en organización y conspiración, el sectarismo, los bandazos de izquierda a derecha y viceversa; el estancamiento casi absoluto en crecimiento numérico, la formación espontanea de los cuadros, el pobre conocimiento del marxismo-leninismo, la falta de un centro dirigente proletarizado y experimentado, etc.

Exceptuando algunas ocasiones y breves periodos, durante los cuales la prensa y los pronunciamientos partidarios llegaron al pueblo, la participación del Partido en la lucha de masas se realizaba solamente a través de las actuaciones de algunos de sus miembros. La línea y las direcciones de Partido en cada caso eran desconocidas.

Algunos comunistas conquistaron así fama personal, autoridad y prestigio. Como el Partido era débil y la extracción social de su membrecía era predominantemente pequeñoburguesa, la formación comunista de sus miembros vagaba por los caminos de la espontaneidad. Este “personalismo” condujo a menudo a consecuencias dolorosas. Destacados militantes se descompusieron bajo la influencia enemiga y terminaron pasándose a su lado, o sumiéndose en la placida inactividad. En tales condiciones se retrasó durante más de 20 años la formación de un núcleo dirigente proletarizado. El proceso normal d acumulación y sintetización de la experiencia revolucionaria se vio obstruido por las mismas causas.

II. El estancamiento en el desarrollo del partido y su aislamiento de las masas se veían quebrantados durante los periodos de auge en la lucha de clases. En esos tiempos un mayor numero de miembros y organismos se ligaban a las masas y recibían su bienhechora influencia. Asimismo, algunos combatientes proletarios y populares en general, destacados y seleccionados por la lucha llegaban a las filas comunistas. Tales influencias de la lucha de clases sobre el Partido iban abriendo gradualmente el camino a vínculos más variados y estables con las masas y preparando las condiciones para que, por fin, se rompiera el viejo estilo tímido de trabajo, el fraccionalismo, el encerramiento y otras debilidades. Por ello, la inactividad del Partido en estos periodos debe ser analizada más detalladamente.

El 2 de abril de 1944 estalló una insurrección militar y popular contra el Gobierno del general Martínez que ya llevaba 13 años ejerciendo su sangrienta tiranía. Los errores políticos y militares de los cabecillas burgueses permitieron que el tirano se impusiera después de algunos días de combate. A continuación de la derrota vino el terror de los fusilamientos y la cacería en las calles. Pero la respuesta de las masas al terror fue el redoblamiento de su combatividad y, así, de la derrota de la insurrección se pudo pasar a la huelga general política que el 9 de mayo precipitó la huida de Martínez.

La influencia de las luchas del 44 en el PCS consistió principalmente en que sellaron su unidad interna, acabando así por completo con el espíritu fraccional que dominaba hasta entonces, pese a que ya se había alcanzado la unificación formal de las fracciones a comienzos de 1940, con la formación de un solo Comité Central.

Ejerció también gran influencia en el desarrollo del Partido el intenso movimiento huelguístico de 1946, que sentó las premisas para el trabajo de reorganización del movimiento sindical emprendido en los años siguientes. Este trabajo tuvo que realizarse clandestinamente hasta diciembre de 1948. Al cambiar las condiciones políticas por un nuevo golpe militar a mitad de este mes, el partido orientó a los organismos sindicales clandestinos a salir a la luz pública para plantear de manera abierta la lucha por la legalidad de los sindicatos y por otras conquistas en el terreno del derecho laboral. El resultado fue que en poco tiempo el PCS pudo ocupar posiciones dirigentes en el creciente movimiento sindical.

Las nuevas condiciones d e la lucha hicieron cambiar poco a poco los métodos del trabajo del Partido. La activación de la labor sindical planteó la necesidad imperiosa de transformar la estructura de las células. A las filas del PCS llegaron muchos nuevos miembros (aunque pocos en comparación con las magnificas posibilidades), reclutados entre los más destacados huelguistas y organizadores. Así, pues, en el periodo de luchas y organización de la clase obrera (1946-1952) se reforzaron los vínculos orgánicos del Partido con las masas. Estos progresos crearon las condiciones para que comenzara a romperse el silencio de tantos años en la propaganda del Partido. En 1951 se inicia la publicación regular del periódico La Verdad, así como la distribución frecuente de pronunciamientos del CC del PCS sobre los más importantes hechos de la vida nacional e internacional.

Pero la nueva ola de represión brutal que en septiembre de 1952 se lanza contra el PCS, dio comienzo a un nuevo periodo de debilidad del Partido y de retorno a los viejos esquemas tácticos. Cesó de publicarse el periódico y dejaron de aparecer los pronunciamientos.

La fuerza de las concepciones tácticas del encerramiento consistía en que la práctica las confirmaba aparentemente, siempre partiendo de un análisis superficial. Durante mucho tiempo se sostuvo en el Partido la opinión de que su debilidad era la consecuencia irremediable y objetiva de las reiteradas represiones sufridas desde el año 1932. La nueva ola de terror del año 1952 constituyó un argumento “práctico” más a favor de los planteamientos sectarios. Pero años más tarde la vida puso de manifiesto la inconsistencia de esas tesis aislacionistas. Durante los años 1960-1963, el PCS soporto una represión muchas veces más prolongada, más extensa y más dura que la de 1952 y, sin embargo, no solo no fue debilitado, sino que pudo crecer como nunca antes y multiplicar sus vínculos y su influencia entre las masas. Esto fue así porque el auge revolucionario prolongado (1958-1962) y las nuevas características de la situación internacional permitieron romper con las antiguas concepciones tácticas heredadas de la gran masacre y alimentadas por las reiteradas represiones. Lo que en 1952 permitió al enemigo debilitar tanto al Partido e imponerle tan grandes retrocesos fue precisamente el hecho que esas concepciones tácticas no hubieran sido superadas totalmente, aun cuando se habían dado ya importantes pasos prácticos encaminados hacia la elaboración de una nueva política. En particular fue extraordinariamente funesto a la hora de la represión el no haber contado con un número mayor de miembros del Partido y un número mayor de cuadros. La influencia que habían ganado los comunistas con su abnegado trabajo e reorganización del movimiento sindical no se había traducido en un considerable crecimiento de las filas del Partido. De modo que bastó que la policía hiciera presos a unas cuantas decenas de camaradas para que el Partido quedara aislado de las masas y sus organismos sumamente debilitados.

III Desde 1958 comenzó a perfilarse un nuevo y prolongado flujo revolucionario en El Salvador, llamado a ejercer una profunda influencia en el desarrollo del Partido Comunista. Este flujo venia determinado objetivamente por el inicio de una crisis económica, a partir de la caída de los precios internacionales del café (que para El Salvador representaba el 85% de sus exportaciones). La crisis se prolongó hasta fines de 1962 y tuvo su punto más profundo durante la segunda mitad de 1960 y todo 1961.

Los principales factores que ayudaron al desarrollo de ese flujo revolucionario provenían de la arena de la lucha de clases al interior del país y en escala mundial.

En lo nacional se destacaron los siguientes factores, y en gran medida también efectos, del auge:

1. Los progresos alcanzados en la organización y unidad del movimiento sindical, que permitieron crear una Central Única en 1957 (esta Central fue dividida más tarde por los agentes del imperialismo).

2. El incremento de la lucha reivindicativa de la clase obrera a fines de 1958 y todo el 59, que se fue convirtiendo en lucha contra el Gobierno, en lucha política.

3. Los progresos hacia la izquierda en el movimiento estudiantil universitario que se dejaban sentir por medio de su agitación de calle.

4. La creación de nuevas organizaciones democráticas: una de mujeres en 1956 y otra de la juventud en 1958. Estas organizaciones contribuyeron en medida importante a despertar y a educar políticamente a numerosos activistas y cuadros que más tarde jugaron y continúan jugando un papel de primer orden en la lucha popular.

5. La organización de un partido progresista de masas durante lo años de 1959-1960 que educó políticamente a masas amplísimas en todo el país.

6. La frecuenta realización de concentraciones y manifestaciones populares promovidas por las diversas organizaciones democráticas en solidaridad con las luchas de muchos pueblos latinoamericanos y del resto del mundo.

Desde la palestra internacional nos llegó la inapreciable influencia de los éxitos de los países socialistas, de la victoriosa lucha de liberación nacional en África y Asia, del despertar de los pueblos de América Latina a la lucha masiva contra el imperialismo yanqui. Profunda repercusión y fuerza orientadora tuvo en nuestro país el triunfo de la revolución Cubana y su impresionante progreso hacia las posiciones antiimperialistas radicales y, posteriormente, hacia las posiciones del socialismo.

En lo que se refiere a la organización y dirección de la lucha de los trabajadores, el papel principal correspondió, sin duda, a nuestro Partido. Pero al principio su trabajo siguió adoleciendo de antiguas debilidades: nos e lograba incorporar a la actividad práctica más que a una parte reducida de los organismos y miembros de base, los cuales continuaron en su mayoría haciendo vida hacia adentro; no se publicaba el periódico del CC, ni se distribuía una sola hoja de propaganda calzada con su nombre, no se traspasaban los limites “prudentes” en la dirección del movimiento sindical, limitándose en gran medida a orientar los conflictos laborales que habían madurado espontáneamente.

Hacia fines de 1960, al agravarse la crisis económica y al llegar a lucha de masas a cierto grado de organización, combatividad y extensión, el país desembocó en una crisis política de larga duración que en sus momentos de mayor agudeza llegó a configurar una situación revolucionaria.

Una salida popular y democrática para la crisis económica habría exigido radicales reformas a la estructura agraria semifeudal; un régimen tributario que recortara a fondo las exuberantes ganancias de los grandes burgueses nacionales y extranjeros; la eliminación de todos los privilegios al capital monopolista yanqui; una progresiva industrialización de contenido nacional liberador; un comercio internacional libre de barreras; asentado en grandes negocios con los países socialistas; una reforma jurídica orientada a asegurar el respeto y la ampliación de las libertades y derechos democráticos. Pero el Gobierno del coronel José María Lemus, entonces de turno, representaba a la gran burguesía intermediaria y era lacayo de los imperialistas norteamericanos. Por eso, en ves de aplicar una política como la esbozada, caminó por la dirección contraria, y lo hizo además muy torpemente.

Como todas las medidas del Gobierno en vez de mejorar la situación de las masas, la agravaban y consiguientemente, en vez de rebajar su movilización y combatividad, la encendían, Lemus decidió lanzarse francamente por el camino de la represión masiva (agosto-septiembre de 1960).

La respuesta a la represión fue una súbita crecida de la movilización popular de calle, los choques con la policía, el reforzamiento de la unidad de acción entre todas las fuerzas opositoras.

El sector derechista de la oposición, representativo de las capas medias dela burguesía agraria y de ciertos grupos de latifundistas, asustados por la perspectiva de una victoria a lo Cuba (sobrestimando, por cierto, la existencia de tal posibilidad inmediata) se orientó a conseguir a toda costa un golpe militar “preventivo” contra Lemus, para instalar un Gobierno que hiciera algunas concesiones democráticas y abriera así la salida a la crisis política sin riesgos revolucionarios. En sus trabajos conspirativos, este sector logró arrastrar a ciertos núcleos pequeñoburgueses muy activos, incluyendo una parte del movimiento estudiantil universitario. En estos grupos había elementos avanzados partidarios de las alianzas con los comunistas. El golpe militar se produjo el 26 de octubre con todo éxito, prácticamente si disparos y sin derramamiento de sangre. Ese día quedo instalada de la Junta de Gobierno Cívico Militar compuesta por tres elementos civiles y tres militares.

El PCS desempeñó un papel central durante todo el periodo de batallas populares contra el Gobierno Lemus. Fue nuestro partido el que más contribuyó a la unidad de las fuerzas opositoras, y fue su orientación táctica y la aplicación de ella, en condiciones que imponían riesgos enormes a cada militante, lo que más ayudó a que se realizaran las incontables manifestaciones y concentraciones que, una y otra vez, chocaban con los cuerpos represivos. Esto hizo imposible que el Gobierno recuperara el dominio completo de la situación. Además, toda aquella enorme movilización de masas fue posible, en gran parte, porque durante los tres años anteriores nuestro Partido había aplicado una línea correcta al crear o contribuir a crear organizaciones democráticas, que asumieron la tarea de orientar al pueblo en las innumerables acciones de calle.

La gran lucha popular contra Lemus ejerció una fuerte influencia dentro del Partido, significó un nuevo y poderoso impulso al proceso de superación de sus debilidades. Las lucha de los meses y años siguientes profundizaron esa tendencia. Las luchas contra Lemus comenzaron a sacar a la luz nuestra propaganda y a abrir nuestra puerta al reclutamiento. El rompimiento con as antiguas tácticas no era todavía, empero, ni completo ni consciente.

IV. El derrocamiento del Gobierno Lemus significó que la crisis política entraba en una nueva fase cuyos rasgos característicos eran: una fuerte agudización de la crisis económica, provocada por la fuga de capitales al extranjero; la conspiración de los círculos militares, de la embajada norteamericana y de la oligarquía contra el nuevo Gobierno; la continuación de la lucha de masas, orientada ahora principalmente contra los conspiradores, por la ampliación de los derechos democráticos y por la liquidación del viejo aparato de la tiranía militar. El papel objetivo y l actividad práctica del nuevo Gobierno eran contradictorios. De un lado, ese Gobierno surgió en el transcurso de la lucha popular y se vio obligado a prometer a las masas que aplicaría una política democrática. Y, de otro lado, en el predominaban los representantes de los grupos de la burguesía agraria que habían organizado el complot, mientras la dirección de las fuerzas armadas quedaba en manos del ex presidente coronel Osorio.

La Junta Cívico Militar no estuvo en el Poder el tiempo suficiente para destruir por completo el equilibrio entre estas dos tendencias contradictorias.

La posición de nuestro Partido frente a esta Junta Cívico Militar fue la de llevarle apoyo popular ante la conspiración de la reacción, al mismo tiempo que hacia enormes esfuerzos para organizar y movilizar a las masas rurales y apoyaba activamente la sentida demanda democrática de la población de todos los municipio del país por un cambio de alcaldes y cuerpos edilicios (los cuerpos municipales en ejercicio habían sido impuestos por el fraude de Lemus en las elecciones de abril de 1960).

Los sectores centristas y derechistas que lucharon contra Lemus exigían el cese de nuestras actividades en el campo y en las localidades. Las discrepancias en torno a este problema terminaron rompiendo el frente único formado en 1959. Ciertamente, lo unidad no se rompió en la fundamental a causa de nuestros errores, sino de los intereses de clase que estaban en juego. La ruptura del frente único era inevitable porque en el se encontraban representados determinados grupos de latifundistas y burgueses agrarios, irreconciliablemente enemigos de la organización de los campesinos y asalariados del campo. Pero un trabajo más flexible y agudo de parte nuestra habría permitido aislar a los sectores derechistas y atraer o conservar neutrales a los centristas. Todo ello habría permitido enfrentar el golpe militar en mejores condiciones.

Por su parte, el Gobierno, tratando de salvarse de la conspiración, comenzó a virar hacia posiciones más francamente derechistas y anticomunistas. Esto se vio claramente después de la ruptura del frente único. Los hechos demostraron que los imperialistas norteamericanos exigían, más que un Gobierno acomodaticio y dócil, un puño militar directamente bajo su control, que no vacilara en reprimir en toda la línea al crecido movimiento popular. No es casual, por tanto, que el 25 de enero de 1961 se produjera el golpe cuartelario al gusto y medida de la Misión Militar de los EE. UU. Y bajo su dirección. En lugar de la Juta de Gobierno Cívico Militar apareció el Directorio Cívico Militar, compuesto por representantes de la oligarquía y testaferros directos del imperialismo norteamericano. (Pocos meses más tarde se rompería este aparente idílico matrimonio entre el imperialismo y la oligarquía bajo los golpes de la demagogia reformista de la política kennedina de la Alianza para el Progreso. A partir de entonces, el Directorio Cívico Militar quedo exclusivamente formado por agentes del imperialismo.)

Pero los propósitos de los conspiradores de colocar a las masas populares frente al hecho consumado fracasaron. Miles de trabajadores, centenares de estudiantes y otros elementos de las capas medias se lanzaron el 25 de enero a las calles de la capital intentando reponer en el Poder al gobierno derrocado. Llegaron hasta las puertas del único cuartel que parecía no haberse decidido aun en favor de los golpistas y durante horas reclamaron allí inútilmente armas para combatir. El ánimo insurreccional se respiraba por todas partes en la capital. De nuevo la pequeñez del Partido y la antigua estrechez de su táctica demostraron ser el obstáculo mayor para asegurarle la dirección de la lucha y darle a esta posibilidades de victoria.

Sin embargo, inmediatamente después de la victoria de la reacción quedo claro que los únicos que podían permanecer siempre fieles a las masas, aun bajo el terror desplegado de la tiranía militar, éramos los comunistas y las organizaciones orientadas por nosotros. Todos los demás partidos y grupos políticos dieron la espalda a las masas y se dedicaron a demostrar que eran anticomunistas y que, por lo tanto, no debían ser reprimidos.

Participaron una y otra vez en las maniobras que el Gobierno ponía en práctica para dar fin a la crisis y conseguir su estabilidad (en los llamados “Consejos Consultivos”). Una tras otra fueron fracasando estas maniobras y los partidos que se prestaban a ellas perdían más y más su ya menguado prestigio.

El PCS y el movimiento democrático orientado por él, en cambio, denunciaban y desenmascaraban firmemente la táctica del Gobierno, descubrían detrás la mano del imperialismo yanqui y llamaban al pueblo a realizar en su contra una lucha resuelta. Poco a poco las masas fueron aceptando la orientación del Partido, apoyando su trabajo organizativo y engrosando las filas de las nuevas organizaciones, fundamentalmente clandestinas, que de acuerdo a las directrices del CC se construían en todos los frentes de lucha por los comunistas y los activistas sin partido más cercanos. Ya a fines de 1961 el partido dirigía toda la lucha contra la tiranía militar, y el movimiento por él orientado era ya la fuerza de masas más grande.

Al entrelazarse la crisis económica con la crisis política durante las luchas decisivas contra Lemus; al complicarse y profundizarse las contradicciones en el seno de las clases dominantes, como resultado del derrocamiento de dos gobiernos en el espacio de 82 días, y, después, como consecuencia de la inauguración de la Alianza para el Progreso, con toda su demagogia antilatifundista; al extenderse entre las masas el ánimo insurreccional, se configuró una situación revolucionaria que se prolongó con altos y bajos hasta 1962.

Nuestro Partido ajustó su línea táctica a la nueva situación creada con el golpe del 25 de enero. La tarea principal de la nueva línea fue la consigna de prepararse para la insurrección popular, y con tal fin se crearon nuevas organizaciones en el terreno clandestino.

La adopción de esta consigna fue plenamente justa. Puso al Partido a tono con el espíritu de las masas y le permitió dar enormes pasos en su crecimiento y en su desarrollo cualitativo. Por primera vez, desde 1932, se planteaba el problema del Poder y elaboraba en esa dirección su estrategia y su táctica. Este hecho (aun cuando vino unido a determinados errores de infantilismo izquierdista) era la culminación del proceso del cambio en las concepciones tácticas formadas después de la masacre de 1932.

A partir de la ruptura con los viejos esquemas tácticos tomó gran fuerza el proceso de superación de otras debilidades. Fue desmontada la tranca que mantenía cerrada la puerta del Partido para la llegada de nuevos miembros y en 6 meses pudo doblarse el número de sus militantes. Ya a mitad de 1962 ese número era superior en tres veces al de enero de 1961. La propaganda del Partido comenzó a circular en muchos miles de ejemplares. Todo el pueblo supo de su existencia y de su línea. La propaganda de las demás organizaciones democráticas y revolucionarias cobró, asimismo, un gran volumen. A menudo se distribuían octavillas por cientos de miles y se pegaban carteles en las paredes por millares. Las concentraciones y manifestaciones populares se hicieron una práctica casi cotidiana. Hubo meses con tres o cuatro actos de esa clase.

Otra debilidad acometida entonces fue la de la falta de un programa del Partido. Durante décadas pudo pasarse sin programa y esto no podía apreciarse como una gran debilidad. Pero esa situación cambió radicalmente en el periodo de auge revolucionario y de la transformación del Partido en una fuerza política influyente. La tarea de elaborar los documentos programáticos quedo así planteada en términos perentorios. El Pleno ampliado del CC, reunido en marzo de 1961, conoció ya un breve esquema del futuro programa, y a base del mismo se elaboraron y entregaron a la discusión de todo el Partido, en 1962 y 1963, un proyecto de Programa General y un Proyecto de Programa Agrario.

La debilidad teórica del todo el Partido y de su dirección se mantuvo más resistente a los cambios. Esto se debía ala composición no proletaria del Partido, así como también al rápido crecimiento de sus filas, y la inexperiencia y juventud de la mayoría de sus miembros. Baste decir que en 1962 dos tercios de su membrecía estaba formada por compañeros con menos de un año de antigüedad y una gran parte con menos de seis meses.

Todo esto condujo en 1961-1962 a una especie de fiebre izquierdista en la táctica del Partido, que le dio un carácter despreciativo de las formas económicas, legales y abiertas de lucha, y mucho más despreciativo del trabajo de frente único.

Especialmente perjudicial fue el manejo izquierdista de la línea de prepararse para la insurrección popular, que se había trazado. Se hablaba y se amenazaba con la insurrección en la plaza pública y en la propaganda escrita. Esto creaba entre las masas la idea de que las batallas decisivas por el Poder estaban a plazo inmediato. La verdad objetiva era otra. Las acciones decisivas no estaban aun maduras. La presencia de la situación revolucionaria no encierra por si sola la posibilidad real de la toma del Poder. Para ello hace falta, además, que exista un Partido de vanguardia, maduro orgánicamente, capaz de enfrentar con éxito la compleja tarea de la dirección del proletariado y el pueblo en general. Sin embargo, pese a sus grandes progresos de entonces, nuestro Partido no era lo suficientemente maduro, fuerte e influyente como para encabezar con éxito la toma del Poder. El resto de las organizaciones democráticas y revolucionarias eran demasiado jóvenes a contrapelo de su enorme fervor y combatividad. Para tomar el Poder hace falta contar con el apoyo de las masas rurales, que en El Salvador están formadas en su mayoría por asalariados de las plantaciones de café, algodón y caña de azúcar. Nuestro trabajo en este aspecto apenas había comenzado y era tan insignificante que hubiese sido prematuro esperar una gran aportación de esta categoría de trabajadores en la lucha revolucionaria de las masas en la capital. El enemigo, en cambio, cuenta con una gran influencia entre los asalariados agrícolas, que forman la reserva del ejército y ejercen funciones de control permanente en patrullas civiles. Mientras la revolución no podía movilizar en su favor a las masas rurales, el enemigo podía utilizar a una gran parte de esas masas para aplastar la revolución. Estos y otros momentos negativos crearon serios obstáculos en el desenlace exitoso de la existente situación revolucionaria. El error del PCS y d las organizaciones orientadas por él consistía en que en su agitación y propaganda partían de la incorrecta apreciación d que aquella situación revolucionaria contaba con posibilidades de éxito a un plazo más o menso inmediato.

La línea de prepararse para la insurrección era justa entendida en el sentido de preparar al Partido y a las masas para hacer uso de la forma armada de lucha si el proceso lo exigía. Y fue aun más justo el hecho que el CC hubiera adoptado esa línea en momentos en que la tiranía militar, pelele del imperialismo y la oligarquía intermediaria, acometía bárbaramente sobre las masas ansiosas de combatir. Las consecuencias positivas de ese acierto ya han sido analizadas. Pero entre esto y convertir el tema de la insurrección en tema de la agitación y la propaganda, entre esto y la idea de una victoria revolucionaria a corto plazo, media la distancia que hay entre la ciencia leninista de la táctica y el izquierdismo romántico. En un principio el CC distinguía, aun cuando sin la suficiente claridad y profundidad, entre estos dos aspectos vitales de la línea que había trazado, pero en la medida en que le error se fue generalizando también él fue naufragando en sus aguas. Este error no nos llevo, ciertamente, a reveses catastróficos, pero sus consecuencias se dejaron sentir más tarde, a finales de 1962.

V En el mes de noviembre de 1962 se inició bruscamente el reflujo del movimiento revolucionario. La crisis económica, que había servido de base material al flujo iniciado en 1958, evolucionaba ya hacia su salida. En esa época de 1962 se habían abierto paso los factores de la reanimación que sentarían las premisas del auge posterior, alcanzado durante 1964. Las masas desocupadas iniciaban su retorno a la producción. Por otra parte, habían aparecido algunos factores que presionaban hacia el flujo revolucionario.

La insuficiente formación teórica marxista-leninista del CC no le permitió ver en un comienzo más que las causas políticas del reflujo, y sobretodo sus propios errores tácticos. Al unilateralizar el análisis en el sentido del señalamiento casi exclusivo de los propios errores como la causa única del fin del auge y el paso al reflujo, se crearon nuevos factores subjetivos que ayudaron a profundizar el descenso. Sin embargo, el CC pudo realizar un análisis más acabado de la situación del país, que fue completado y adquirió profundidad más tarde, en los documentos presentados al V Congreso del Partido.

El Informe del CC al V Congreso puso de manifiesto que durante los años transcurridos desde la terminación de la segunda guerra mundial, y particularmente desde 1950, había tenido lugar un aceleramiento del desarrollo del capitalismo en el campo y en la ciudad. Se trata, desde luego, de un desarrollo capitalista deformado, que conserva fuertes remanentes feudales que refuerza la condición dependiente de la economía nacional, tanto porque se produce con una creciente penetración del capital monopolista extranjero ante todo norteamericano, como porque solamente hace progresar en la agricultura la producción destinada la exportación (café, algodón, azúcar) condenando a ramas enteras de la economía al estancamiento y al retroceso, e impone una industrialización a base de materias primas importadas, que se limita la refinado, acabado, mezcla y envase de productos inicialmente procesados en los EE.UU. u otros países capitalistas desarrollados. Con todo su carácter deforme y dependiente del imperialismo, el desarrollo capitalista habido en el país es la causa de grandes transformaciones en la composición social de la población. El fruto más característico de ese proceso ha sido la formación de un proletariado agrícola e industrial, que en conjunto forma más de las dos terceras partes de la población económicamente activa de El Salvador.

Partiendo del análisis del desarrollo capitalista y de la transformación de la composición de clases de la población, el informe del CC descubrió la raíz mas honda de la prolongada debilidad del Partido; su aislamiento del proceso de cambios socio-económicos en el país.

El proletariado agrícola comenzó a formarse durante el siglo pasado, primero en las plantaciones de añil, y después, más desplegadamente, en las de café. Era un proletariado surgido en unidades económicas de un bajísimo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, con predominantes restos de la servidumbre. Pero al extenderse la utilización del trabajo asalariado se ampliaron los pequeños talleres artesanos de las ciudades y aldeas, transformándose en centros de producción mercantil capitalista. Los pequeños talleres fueron sustituidos por talleres grandes que contaban hasta cien y más obreros asalariados. La construcción de ferrocarriles a comienzos del siglo XX aceleró la formación del mercado nacional y creo mejores condiciones para el crecimiento de la producción mercantil manual y la extensión de las relaciones capitalistas a las ramas fundamentales de la producción agrícola.

El PCS surgió y se constituyó en partido político independiente en el periodo inicial del desarrollo capitalista de nuestro país. De las filas proletarias del sector artesanales salió la mayoría de sus activistas.

Los talleres grandes continuaron existiendo y hasta robusteciéndose durante toda la primera mitad de nuestro siglo. Pero la producción se vio enfrentada a la liquidación al terminar la segunda guerra mundial cuando la elevación de los precios del café en el mercado mundial hizo aumentar el volumen de las importaciones. Los talleres grandes han desparecido prácticamente. En su lugar han aparecido millares de tallercitos con un promedio de tres obreros. El proletariado manual, aunque continua creciendo en número, es ahora una masa diseminada, atomizada. Y el vigor de su lucha de clases de antaño, que todavía en 1932 e incluso en 1946 conmovió profundamente la estabilidad del poder de la oligarquía y el imperialismo, se ha ido apagando. Su movimiento sindical, antes de gran vitalidad, ha venido a menos.

Paralelamente al incremento de las importaciones, después de la segunda guerra mundial comenzaron a crearse nuevas empresas industriales. Este proceso tiene por base, de una parte, la rápida acumulación de capital de la burguesía salvadoreña, como resultado del ascenso del precio del café y, d otra parte, la creciente inversión de capital monopolista yanqui en empresas fabriles en nuestro territorio nacional. La ya maltrecha posición de la producción manual se ha visto así agravada por la competencia de la industria interna. El proletariado industrial y el valor de la producción de la industria son ya varias veces mayores que el proletariado y el valor de la producción manual.

Ahora bien nuestro Partido había quedado reducido a un pequeño puñado de combatientes heroicos después de la masacre de 1932, y aislado por el sectarismo y las demás debilidades a que nos hemos referido. En tales condiciones pudo conservar vínculos con el proletariado manual y continuó nutriéndose escasamente de sus filas. Así, marginado de los cambios en la producción y en la composición social de la población, por las reiteradas represiones y por sus propias concepciones tácticas estrechas, no pudo crecer al compás del torrente de la vida y permaneció durante muchos años unido al sector del proletariado que lo dio a la luz. La baja composición obrera de su membrecía, condicionante de algunos errores de izquierda, lo mismo que sus demás debilidades, tienen sus raíces profundas en este fenómeno.

El V Congreso, apoyándose en este análisis, trazó la tarea central del Partido: vincularse al proletariado industrial y ligarse al proletariado agrícola (en el campo hay más de 300,000 asalariados en las plantaciones de café, algodón, caña de azúcar, etc.) El Partido deberá crecer preferentemente con reclutamientos en el proletariado nuevo; pero sin abandonar sus vínculos con el sector manual, de cuyas filas han salido los cuadros más experimentados y desarrollados del movimiento obrero.

El V Congreso examinó dos documentos programáticos: los proyectos de Programa General y de Programa Agrario. Por sugerencias del anterior CC, el Congreso aprobó esto documentos no definitivamente, sino conservando su carácter de proyectos y llamó al Partido, a la clase obrera y a todo el pueblo a discutirlos. El próximo Congreso ordinario o uno extraordinario les dará aprobación final.

El V Congreso aprobó también un nuevo Estatuto que asegura ampliamente la democracia interna, el centralismo, la dirección colectiva y todas las demás normas leninistas de vida. En él se incorporo la síntesis de nuestra propia experiencia y la de otros partidos hermanos. El V Congreso representó en la historia del PCS un importante salto de calidad, pues en él se hizo un análisis profundo y objetivo del proceso de desarrollo del Partido (particularmente durante los últimos 14 años, que han sido decisivos para la formación de sus cuadros dirigentes), dando así un importante paso hacia la superación de sus antiguas debilidades.

Asimismo, el informe del CC y los proyectos de Programa General y Programa Agrario presentaron al Partido, por primera vez, un cuadro más o menos completo de la economía nacional, de sus principales tendencias y rasgos de desarrollo, de la perspectiva y las tareas inmediatas y estratégicas que se desprenden de los cambios operados en la estructura económica, social y política. La línea trazada por el V Congreso cuenta, de este modo, con un fundamento científico, y el unilateral análisis político de la situación, que indujera al Partido en los años recientes a cometer errores, ha cedido el paso a una elaboración de la línea a la manera marxista-leninista.

Después del V Congreso todo el Partido ha entrado en una gran actividad y la influencia del nuevo grado de madurez alcanzado ya se deja sentí en el movimiento sindical, en el movimiento estudiantil, en el movimiento juvenil y femenino, en a actividad interna de nuevo estilo, en el funcionamiento de los nuevos organismos del Partido.

En el último tiempo, la situación nacional apunta momentos de agudez. Los precios de las tres materias primas de exportación (café, algodón y azúcar) han comenzado a declinar a consecuencia de las maniobras yanquis contra todas las materias primas latinoamericanas, dese los últimos tres meses del año pasado. La penetración del capital monopolista extranjero, en primer lugar yanqui, alcanza proporciones muchas veces superiores a los niveles de 1960 y provoca el surgimiento de nuevos nudos de contradicciones. La deuda pública externa ha crecido de manera descomunal bajo los auspicios de la Alianza para el Progreso, y los vencimientos de los primeros pagos comenzaran a presentarse precisamente cuando los ingresos fiscales se vean estrangulados por la caída del precio de las exportaciones. Una nueva crisis económica y política se dibuja en el porvenir cercano. La tesis de nuestro Partido de que bajo la dependencia del imperialismo y la explotación, el progreso nacional se produce inevitablemente de una manera irregular, en medio de deformaciones que son la causa de los sufrimientos de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, queda confirmada por la vida.

No cabe duda que nuestro Partido enfrentara las tareas que planteará la vecina crisis mejor pertrechado teóricamente, más unido al proletariado, con más influencia en el devenir político nacional. (El análisis de la política de nuestro Partido en la etapa contemporánea y de sus planteamientos tácticos y estratégicos, elaborados por el V Congreso, tiene una gran importancia y constituye tema para otro artículo).

La experiencia del PCS demuestra una vez más que el surgimiento y desarrollo de los partidos del proletariado no tiene nada de idílico ni son un ascenso vertical, sin vicisitudes, sin contratiempos, sin retrocesos. Largo han sido ese complejo camino para nosotros, mucho más largo que para otros partidos hermanos. Y aún hoy no estamos al final de la jornada de maduración del partido, Simplemente se ha iniciado el asalto final de ese grandioso objetivo.

La vanguardia del proletariado es indestructible como el proletariado mismo. Sus 35 años de edad encuentran al PCS lleno de vigor y en crecimiento.

*Artículo parecido en la edición de agosto de 1965 de la Revista Internacional, con sede en Praga, Checoslovaquia, órgano de información del Movimiento Comunista Internacional.

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35 años de lucha heroica del PCS. Marzo de 1965

SAN SALVADOR, 1 de septiembre de 2010 (SIEP) “Los documentos históricos del Partido Comunista, como este artículo, de un singular espíritu autocrítico, forman parte de la herencia teórica del movimiento revolucionario salvadoreño y es nuestra responsabilidad divulgarlos para conocimiento de las nuevas generaciones…” explicó Roberto Pineda, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Agregó Pineda que “es un documento escrito luego del V Congreso del PCS, realizado en marzo de 1964, que hace un balance de los desafíos que enfrentaban los comunistas en esa época para cumplir con su papel de vanguardia de la clase obrera y del movimiento popular. Su lectura nos permite profundizar sobre ese momento, que fue otro eslabón de la cadena de la lucha popular, que nos ha permitido llegar hasta las luchas de nuestros días.”

Considera el documento que “los 35 años de existencia del Partido Comunista de El Salvador han sido años de lucha heroica tenaz contra el imperialismo extranjero y la reacción interna; de grandes éxitos y de serias derrotas; de difícil pero inquebrantable formación de un autentico partido proletario, de un partido revolucionario capaz de ser el dirigente reconocido y prestigioso de las masas populares de nuestro país.”

Explica que “el Partido Comunista de El Salvador nació en los agitados años de la crisis de 1929-1933 que provocó un auge del movimiento revolucionario en muchos países de América latina. A poco de su fundación (marzo de 1930) el PCS dirigido por Farabundo Martí, compañero de lucha de Sandino, se convierte en uno de los partidos políticos más influyentes de la nación.”

Analiza que “ejerció también gran influencia en el desarrollo del Partido el intenso movimiento huelguístico de 1946, que sentó las premisas para el trabajo de reorganización del movimiento sindical emprendido en los años siguientes. Este trabajo tuvo que realizarse clandestinamente hasta diciembre de 1948.”

Sostiene que “el PCS desempeñó un papel central durante todo el periodo de batallas populares contra el Gobierno Lemus. Fue nuestro partido el que más contribuyó a la unidad de las fuerzas opositoras, y fue su orientación táctica y la aplicación de ella, en condiciones que imponían riesgos enormes a cada militante, lo que más ayudó a que se realizaran las incontables manifestaciones y concentraciones que, una y otra vez, chocaban con los cuerpos represivos.”

Evalúa que “nuestro Partido ajustó su línea táctica a la nueva situación creada con el golpe del 25 de enero (de 1961, nota de SIEP) La tarea principal de la nueva línea fue la consigna de prepararse para la insurrección popular, y con tal fin se crearon nuevas organizaciones en el terreno clandestino. La adopción de esta consigna fue plenamente justa. Puso al Partido a tono con el espíritu de las masas y le permitió dar enormes pasos en su crecimiento y en su desarrollo cualitativo. Por primera vez, desde 1932, se planteaba el problema del Poder y elaboraba en esa dirección su estrategia y su táctica.”

Concluye este importante documento que “la experiencia del PCS demuestra una vez más que el surgimiento y desarrollo de los partidos del proletariado no tiene nada de idílico ni son un ascenso vertical, sin vicisitudes, sin contratiempos, sin retrocesos. Largo han sido ese complejo camino para nosotros, mucho más largo que para otros partidos hermanos. Y aún hoy no estamos al final de la jornada de maduración del partido, Simplemente se ha iniciado el asalto final de ese grandioso objetivo. La vanguardia del proletariado es indestructible como el proletariado mismo. Sus 35 años de edad encuentran al PCS lleno de vigor y en crecimiento.”