Avances y retrocesos del proyecto Bukele en elecciones 2024. Roberto Pineda. San Salvador, 6 de marzo de 2024

Introducción

Las recién finalizadas elecciones -tanto presidenciales, como legislativas, municipales y del Parlacen- permiten concluir que sus resultados no fueron los soñados y esperados  por el presidente Bukele.

Y aunque logró la anhelada reelección presidencial en febrero, las cuentas no cuadraron en lo legislativo ni en lo municipal , pese a obtener la mayoría en ambos espacios. Y esto no obstante el férreo control – tanto legal como ilegal- ejercido sobre este proceso por parte de los operadores y subordinados del proyecto político cyan (incluyendo a TSE y FGR).

Esto hace que la voluminosa victoria en la elección  presidencial, deje un innegable y reconocido sabor de derrota, principalmente en las elecciones municipales.

Los resultados son los siguientes; en lo legislativo, de 60 diputados, Nuevas Ideas obtiene 55, PDC 2, ARENA 2, y VAMOS 1, quedan fuera GANA y FMLN.  A nivel de PARLACEN, NI obtiene 13 diputados, ARENA 2, FMLN 2, GANA,1, PDC, 1 y PCN, 1.

En lo municipal, de 44 alcaldías, la proyección otorga 28 alcaldías a Nuevas Ideas, dos de esas en coalición con Cambio Democrático (CD); seis a la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), tres al Partido de Concertación Nacional (PCN), cuatro al Partido Demócrata Cristiano (PDC), una a la coalición PCN-PDC, una a Fuerza Solidaria (FS) y una a la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). En lo municipal queda fuera el FMLN.

Estos resultados vinculados a lo legislativo y municipal, sacaron a relucir grietas de vulnerabilidad, ya que incluso en lo local, el proyecto Bukele tendrá la necesidad de ampliar la base política de su mandato territorial, con aliados como PCN, PDC, GANA, y FS, e incluso con el trago amargo de la ARENA rosada, tanto en La Libertad este como en la Asamblea Legislativa.  

El control férreo del proceso y estos desenlaces inesperados -en lo legislativo y municipal- reflejan políticamente, debilidad más que fortaleza de un proyecto que se asemejaba a una aplanadora que iba a derribar a los viejos partidos surgidos de la guerra y los Acuerdos de Paz, el FMLN y ARENA. No lo lograron, la memoria histórica es rebelde.

La lección es que todo lo que sube baja, aunque tarde en bajar, así como que Bukele no es todopoderoso -puede ser derrotado-aunque se encuentre en la cúspide de la colina del poder. La reelección de Claudia Ortiz como diputada- del minúsculo partido de derecha Vamos-  es por esto muy significativa, dado su papel de figura opositora al régimen.

A la vez que  la victoria de Milagro Navas de ARENA rosada – no tricolor-en la Libertad Este, sobre la principal candidata de Nuevas Ideas; la humillante derrota de Will Zalgado en San Miguel Centro por el PDC y de Cesar Godoy en La Libertad Costa (donde se encuentra Surf City) por GANA;  tienen histórica y simbólicamente en el imaginario político, mucho más peso que la raquítica conquista por Mario Duran de San Salvador centro.

Nuevas Ideas será indudablemente la fuerza política mayoritaria de esta década, como lo fueron en el pasado el FMLN -guerrilla convertida en partido político gobernante -durante la segunda década de este siglo (2009-2019); ARENA -el partido de la derecha oligárquica- de 1989 a 2009.

El PDC -el instrumento político de la guerra de contrainsurgencia-durante los años ochenta, el PCN – el viejo partido de la dictadura militar-durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, respectivamente. Para no mencionar al PRUD -años cincuenta- y a Pro-patria, el partido del General Martínez -años treinta y principios del cuarenta-. El arcoíris del poder político en las últimas décadas se ha pintado de azul, verde, tricolor, rojo y cyan.

En este contexto, a continuación exploramos algunos escenarios a futuro que se plantean para el proyecto político Bukele y sus aliados, para la derecha e izquierda partidarias, así como para el movimiento popular y social.  

El proyecto Bukele

El proyecto Bukele logra mediante estas elecciones asegurar su mandato autoritario hasta el año 2029. Y lo hace contando con cuatro pilares estratégicos; respaldo popular, control del estado, imagen mesiánica y neutralidad imperial.

La naturaleza de clase del proyecto Bukele lo separa de los intereses oligárquicos, de los cuales no es subordinado, ya que representa  los intereses de sectores emergentes de la burguesía  comercial, que surgen en el marco de la década de gobierno del FMLN. Son intereses ligados a lo urbanístico, centros comerciales, fomento del turismo, entre otros. Y lo hace en estrecha alianza con el capital transnacional.

El primer y fundamental pilar, es que goza del respaldo indiscutible de la mayoría de la población, tanto dentro del país como de la diáspora, básicamente en agradecimiento a sus políticas represivas pero eficientes de seguridad pública.

Pero por otra parte enfrenta hacia futuro la necesidad urgente de garantizar mayores niveles de bienestar popular, mediante la creación de empleos, abaratamiento de la canasta alimenticia, entre otras medidas.  En la medida que logre éxitos en este complejo terreno,  su popularidad se mantendrá, en caso que no lo haga, esta irá disminuyendo. La primera prueba de fuego será en el 2027.  

El otro factor es su control unipersonal del ejecutivo, legislativo, judicial, PNC, Fuerza Armada y de buena parte de la gestión municipal. Este factor le garantiza que se implementen todo tipo de decisiones en lo económico, político, diplomático, financiero, etc. Pero a la vez le condiciona a que el peso de cualquier tipo de decisión sea -asumida o no- responsabilidad de la administración Bukele.

El tercer factor unifica a los dos anteriores y se manifiesta como la visión mesiánica, indiscutible, de un líder bonapartista que asume la conducción unipersonal del estado. Esto le da unidad de mando, pero a la vez es inescapable la responsabilidad política que conlleva, le pertenecen las victorias, pero también  las derrotas.  

Y por último se encuentra la actitud de Estados Unidos, que ha pasado del respaldo durante la administración Trump (embajador Johnson 2019-2021); a la actitud opositora inicial de Biden (embajadora Manes 2021-2022) que luego se ha convertido – por necesidades de frenar la migración-en actitud de “neutralidad cordial”  y se materializa con el nuevo embajador Duncan (2023 a la actualidad). Esta posición a su vez incide en la actitud de la Unión Europea hacia El Salvador.

Un triunfo republicano en Estados Unidos en noviembre de este año de su “amigo” Trump -que no puede descartarse-vendría a fortalecer aun más el proyecto Bukele.  En el caso de China, su apuesta con nuestro país es más estratégica que táctica.

La derecha partidaria opositora (ARENA, Vamos, Nuestro Tiempo)

ARENA nació  en 1981 en el marco de una situación revolucionaria, en la cual los sectores de la antigua oligarquía terrateniente, construyeron un instrumento político para enfrentar este urgente peligro.

Luego el partido fue evolucionando con Cristiani hasta terminar representando los intereses de la oligarquía financiera. En la actualidad, parece ser que concluyó su ciclo histórico, dado entre otras causas, a la predominancia en la economía del capital transnacional -estadounidense, mexicano, suizo, colombiano, hondureño e incluso  de la Republica Dominicana (grupo Rizek recién compró AFP Crecer) -en la economía del país.  

Es evidente una ruptura en su seno entre dos sectores. Un sector que controla la cúpula del partido ( Carlos García Saade) y se ubica en la oposición al régimen, representando los intereses de algunos sectores del capital oligárquico, particularmente los vinculados con el clan Cristiani. Este sector de ARENA impulsa un frente común con los partidos Vamos y Nuestro Tiempo en oposición al presidente Bukele. Y su principal bandera de lucha es la democratización del país.  

Otro sector, en el que puede ubicarse a Milagro Navas  y los dos diputados electos, representa  a sectores del capital oligárquico interesados en fortalecer una alianza “de beneficio mutuo” con el clan Bukele, entre estos la familia Callejas, dueños de Super Selectos, que recientemente abrieron su tienda número 12 en el mall Mediterráneo de Ahuachapán, a la vez que compraron en Colombia la principal cadena de supermercados, de nombre Éxito.  

Estos dos sectores al interior de ARENA pueden llegar a acuerdos de coexistencia o enfrascarse en una batalla interna por el control del partido. Las próximas semanas nos revelaran hacia donde se orienta este proceso.

Por otra parte, es muy interesante como desde hace quince años, desde el triunfo presidencial del FMLN en el 2009,  la derecha mediática (TCS,LPG,D de H) se ha convertido en la abanderada de la lucha por los derechos humanos  y en la actualidad incluso da cabida a noticias de las luchas del movimiento popular y social. Cosas veredes, amigo Sancho.

La derecha partidaria aliada ( PCN, PDC, GANA, FS,CD)

Cada uno de los cinco partido aliados de Bukele representan intereses de sectores sociales claramente definidos. En el caso de PCN  representa intereses de sectores vinculados a la agricultura, en el caso de PDC, GANA, FS y CD,  a sectores urbanos de clase media.

Pensar que el apoyo incondicional al proyecto Bukele se mantendrá inalterado por parte de estos partidos es ingenuo. Cada uno de ellos tratara mediante su practica política de ampliar su base social para garantizar su continuidad  e incluso ampliación para las elecciones de 2027. El olor de la guayaba del poder es muy poderoso.

Y esto conducirá inevitablemente a conflictos con Nuevas Ideas, lo que va conducir a pasar del actual apoyo incondicional, a un apoyo crítico y hasta a visos de independencia.  Los ritmos de este proceso lo determinaran sus propias necesidades partidarias. Y no sería extraño que al interior de estas cinco fuerzas este ya incubándose el reemplazo histórico del presidente Bukele.

La izquierda partidaria (FMLN)

El FMLN es elresultado de la unidad de cinco fuerzas de izquierda (PCS,FPL,ERP,RN y PRTC) así como de la acumulación histórica de cuarenta años de luchas populares contra la dictadura militar, que incluyeron las luchas cívicas electorales y populares de los años sesenta y setenta, la lucha guerrillera de los años ochenta, y los diez años de gobierno de este siglo.

En la actualidad, parece ser que concluyó su ciclo histórico, aunque esto sea bastante difícil de asimilar, dado los lideratos históricos. Es un partido dividido en tres tendencias, con diferencias programáticas y de táctica política ( política de alianzas). Una de estas plantea la necesidad de mantener su ideología marxista, otros dos se inclinan más hacia un planteamiento socialdemócrata.

Una de estas plantea que el enemigo principal y más peligroso a derrotar  es el proyecto Bukele, otra que lo sigue constituyendo el imperialismo y la oligarquía (posición que coincide con la de Dagoberto Gutiérrez).

A partir de estas visiones contrapuestas una de estas se inclina por una alianza política con ARENA, Vamos y Nuestro Tiempo, otra rechaza de tajo tal alianza. Una de estas mantiene su vinculo e influencia en el movimiento popular y social, mientras las otras dos se dedican exclusivamente a la institucionalidad partidaria.

Puede vislumbrarse diversos escenarios  al interior del FMLN para la resolución de estas diferencias. Un primer escenario es el de la inercia partidaria, mantener la coexistencia de las tres tendencias, realizar exclusivamente cambios formales y prepararse para la próxima derrota electoral del 2027.

Otro escenario es el de la ruptura, aprovechar los resultados electorales para pasar facturas políticas que conduzcan a un estallido, en el que cada tendencia haga tienda aparte, incluso conservando cada una las cuatro letras.

Un tercer escenario es el de abrirse a una reflexión seria, que incorpore a la izquierda no partidaria, a sector democráticos, y al movimiento popular y social en un debate que reactualice el ideario emancipador, con claros contenidos anticapitalistas y antipatriarcales.

Y que como resultado de esta reflexión surja la emergencia de un nuevo instrumento político de lucha popular y social, abierto, amplio, pluralista. Como en el caso de ARENA, las próximas semanas nos revelaran hacia donde se orienta este proceso.

El movimiento popular y social

El movimiento popular y social es en la actualidad un movimiento caracterizado por la debilidad y dispersión tanto ideológica como orgánica. Cada 1 de mayo, las diversas marchas son la expresión trágica de esta situación.

Pero no obstante esto, los resultados electorales para el FMLN derivan precisamente de ese movimiento popular y social, que se identifica con un pensamiento de izquierda. Los grandes desafíos radican en lograr por lo menos la unidad de acción y una agenda común de lucha, entre sus componentes principales, entre los cuales se encuentra el Bloque de Resistencia y Rebeldía y la Alianza Nacional El Salvador en Paz.

Conclusiones

El enfrentamiento de clase en El Salvador asume nuevas características, dada la situación inédita de la hegemonía política de un sector de la burguesía, que mediante un régimen de bonapartismo político, logra el desplazamiento del aparato de estado, tanto de los sectores de la derecha oligárquica, como de la izquierda.

Son tres grandes sectores que a futuro sacaran a  relucir sus espadas.  En el caso del proyecto Bukele, para garantizar la continuidad de su mandato, en el caso de la oligarquía opositora, para aumentar cuotas de poder y en el caso de la izquierda política y social, para organizar, concientizar y movilizar a los sectores populares. La pelea esta planteada.

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