La juventud comunista en el trabajo de masas y en la proyección de la lucha armada
Wed, 08/14/2013 – 07:31
by editor
Para que no olvidemos
Entrevistas
PCS
José Luis Merino
José Luis Merino “Comandante Ramiro Vázquez”. Miembro de la dirección del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), y un legendario guerrillero.
Ramiro VazquezConcepción Insurreccionalista del PCS
Es importante registrar que al Partido Comunista lo dirigía una visión insurreccionalista; su forma principal de lucha y la vía para tomar el poder esta expresada e identificada en la insurrección como camino fundamental, para lo que el elemento dominante y determinante era la movilización social, la lucha de masas. Esta visión política está en el propio origen del Partido Comunista (PC), en sus relaciones con la Internacional Comunista, el movimiento comunista internacional con la Unión Soviética y con el movimiento revolucionario internacional de la época.
Con la insurrección campesina e indígena de 1932, el PC fue arrinconado y debilitado, prácticamente reducido a su mínima expresión, y su reorganización tuvo que hacerse en las duras condiciones de las luchas para derrocar al dictador Maximiliano Hernández Martínez. Solo hasta los años 50 y 60, el PC comienza a recuperase y desarrollarse; y lo hace en el marco de unas dictaduras militares que le obligaron a forjarse con una visión de absoluta y profunda clandestinidad, situación que contribuyó a la formación de importantes liderazgos como la del compañero Shafik Handall.
Frente Unido de Acción Revolucionaria
El PC creó el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), influenciado por la victoria de la revolución cubana, fenómeno que encendió los ánimos y que hacía ver las cosas más relativamente fáciles de lo realmente que eran, aspecto que fortaleció la convicción militar. Shafik Handall dirigía al FUAR y su conducción permitió formar e instruir militarmente a las primeras unidades de decenas de compañeros, que luego fueron a solidarizarse y a experimentarse a Cuba, con el objetivo de apoyar la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias que operaban en la Sierra del Escambray. Los compañeros regresaron muy entusiasmados de Cuba. Curiosamente, por la creación de este esfuerzo militar, el compañero Marcial se enfrentó a Shafik, porque no entendía los objetivos y el planteamiento estratégico. Ese proyecto militar de las FUAR terminó con la captura de Shafik en la escuela de la colonia “La Campiña”, hecho que los diarios aprovecharon para sacar fotografías de Shafik con las armas que se empleaban para las instrucciones militares.
Contradicciones al interior del PC y Salida de Salvador Cayetano Carpio
Por los años 67, la lucha electoral irrumpe con la aparición del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). El PDC comenzó a ganar alcaldías, incluida la capital San Salvador, pero luego vinieron las huelgas y la guerra del 69 contra Honduras, y en este marco comenzaron a surgir las primeras contradicciones al interior del PC, concretamente cuando Marcial regresó de una gira por la Unión Soviética. Marcial comenzó a plantear que había que cambiar el fusil de hombro, o sea, que en vez pelear contra los hondureños teníamos que hacer un llamado a los soldados para luchar contra la oligarquía. Pienso que esa fue una discusión innecesaria, porque el Partido estaba identificado con las huelgas y luchas de los trabajadores, en las que habían muerto los primeros dirigentes del PC como los compañeros Oscar Gilberto Martín Carranza hermano mayor de Mario Aguiñada y el compañero Morales, ambos capturados y torturados por el “Chele” Medrano un militar fascista que siendo Director de la Guardia Nacional, intensificó y tecnificó la tortura y después de asesinarlos, fueron tirados al mar. Para ese tiempo el Partido ya estaba discutiendo sobre la posibilidad de la lucha armada.
La ruptura de Marcial con el PC se produjo casi en seco. Ese hecho me hizo reflexionar y expresar a los compañeros, que hubiera sido muy bueno que a finales de los 60 o principio de los 70, se hubiera podido sintetizar una visión de la lucha político militar en El Salvador, como la experiencia de los vietnamitas que tenían un proceso revolucionario con participación de lucha de masas, lucha militar y una sola conducción, planteamiento que les hacía fuertes y les daba una estratégica capacidad para enfrentarse al imperio norteamericano. Si al interior del partido Comunista se hubiera podido producir esa visión de lucha política y militar, los pasos hubieran sido más cortos y no tan costosos como los que tuvimos en el transcurso de los posteriores años.
El PC siempre estuvo vinculado a la idea del trabajo con el movimiento social, con los trabajadores – obreros y campesinos-, con el objetivo de concientizarlos sobre la injusta realidad que vivía el país, y luego organizarlos para la lucha revolucionaria por la vía de la insurrección; pero solo hasta los años 70 es que comienza a marcarse una tendencia más clara para desarrollar un trabajo sistemático hacia el movimiento de masas.
Movilizaciones de Masas, Huelgas y Toma de Conciencia de lucha
En la década de los 70, las organizaciones de trabajadores desarrollaron enormes movilizaciones, las que en 1977 incidieron positivamente en la campaña presidencial de Fabio Castillo Figueroa. La bandera de lucha en esa campaña era la reforma agraria, logrando difundir por todos los rincones del país, una valiosa información sobre la tenencia de la tierra y la denuncia de los grandes latifundios en manos de tan solo 14 familias oligarcas. Por supuesto, estas luchas permitieron incrementar entre los años 70 y 80 el conocimiento de los enormes desajustes sociales y económicos que había en el país, creando así una enorme conciencia de lucha que se cristalizaba en una cada vez más fuerte organización campesina.
En 1978 vinieron las jornadas de las grandes huelgas, como por ejemplo la de trabajadores del acero, la de los maestros, de los buseros, transportistas y motoristas. Estas actividades reivindicativas creaban conciencia de lucha en los salvadoreños; era la semilla para el desarrollo de otras modalidades de organización, lo que, en la concepción del Partido Comunista, era el esfuerzo de la construcción de un poderoso movimiento social, de un movimiento político en cuyo interior se estaba desarrollando la conciencia de clase, con el propósito de llevarlo al enfrentamiento político y de ahí a la insurrección. Se valoraba que en El Salvador ya no era posible otra forma de lucha que no fuera la insurrección a través de la lucha armada, pero claro, todo esto como resultado de un proceso de acumulación de fuerzas.
Las Elecciones, Una Herramienta de Movilización Social del PCS
En el Partido Comunista se produjo una mayor visión e interés por el desarrollo de la lucha política, poniendo más énfasis en lo electoral, que no estaba concebido así, pero de hecho, en esos primeros años de los 70 hasta el 72, se volvió dominante por el entusiasmo que se produjo en la sociedad y en las masas salvadoreñas sobre la posibilidad una victoria electoral, porque se había creado la coaliciones entre los partidos el PDC de Duarte, el MNR del Dr. Ungo y de los comunistas a través de la UDN. A pesar de las reglas de la dictadura, la coalición ganó las elecciones, pero la derecha impuso a su presidente, desatando una feroz represión en la que hubieron muertos, heridos, capturados y muchos exiliados.
En el año 1977 la UNO se presenta nuevamente a las elecciones con Claramont como candidato a la presidencia, solo que en esta oportunidad, ya fuimos con una orientación más clara del Partido y de la UNO; nos planteamos crear un ambiente de confrontación, con la consigna de que si nos hacían fraude, como en el 72, “nos vamos a romper la madre”, y como de nuevo nos hicieron fraude robándonos el triunfo electoral, la consigna encendió los ánimos de la gente, que inmediatamente salió a la calle a tomarse la Plaza Libertad durante una semana. El gobierno reprimió esa manifestación popular con la masacre del 28 de febrero en el centro de San Salvador.
La decisión del PC de buscar las elecciones como una herramienta de movilización social fue correcta, porque miles de hombres y mujeres lucharon por lo que creían, y al verse defraudados por la maniobra electoral de la derecha, tomaron conciencia y optaron por otra vía, lo que les llevó a incorporarse a las diferentes organizaciones político-militares que tiempo después pasaron a ser parte del FMLN.
La incapacidad de los comunistas en ese momento post-electoral fue, no haber sabido absorber a los miles y miles de salvadoreños que votaron por la UNO en el 77, y que fueron a la Plaza Libertad a protestar de muchísimas maneras en contra del fraude electoral, porque no teníamos desarrolladas las estructuras políticas y militares que nos permitieran asimilar a todo ese torrente humano que tenía ganas de luchar a través de otras vías más concretas para cambiar las cosas.
Tímidos Esfuerzos Para el Inicio de la Lucha Armada
A partir de esa nueva experiencia electoral, se da un fenómeno complicado en las filas del PC. Los compañeros sentían que efectivamente la lucha electoral atraía y permitía movilizar a la gente, pero al mismo tiempo se veía que el mecanismo era obsoleto, que no permitía el desarrollo de las otras piernas o patas de la estrategia, por lo que a partir de ahí, se escogió a mucha gente para prepararla y capacitarla, con el objetivo de comenzar a desarrollar un trabajo político con las fuerzas sociales y al mismo tiempo, formar un aparato militar, con la concepción de que, para que el cuadro militar no se sintiera militarista, terrorista y aventurero, tenía que ser, a su vez, militante del movimiento obrero o del movimiento social. Yo viví esa experiencia; me formé militarmente, pero a la vez trabajaba en la dirección de los sindicatos en donde la lucha sindical se volvió más viva y más activa. Pero ahí no termina la cosa; resulta que se daba otro fenómeno y es que no había línea militar ni acción alguna. Recuerdo una vez en 1971 cuando terminamos el curso de preparación militar con Carlos Ruiz (el Diablito), Guillermo Ramírez esposo de Norma, Víctor Manuel que le decíamos “El Niño” y Lucio creo que era el segundo responsable de la comisión militar del partido. Nos ordenaron la preparación de una operación; hicimos los estudios, la planificamos y la montamos, pero el día de la realización de la misma, fuimos a recibir las armas y situamos el dispositivo para operar. Todo esto lo estábamos haciendo con los temores normales que se tienen ante una primera operación militar; no habíamos dormido toda la noche pensando en lo que íbamos hacer el día siguiente. Nos temblaban las piernas y el corazón nos latía a gran velocidad, pero a las 5 de la mañana salimos, nos subimos al carro para dirigirnos al lugar de la operación y ya estando ahí, el compañero responsable nos dijo “ya está, esto era solo una prueba”.
Luego supimos que no había planes militares, pero para mientras, con mi grupo corríamos todos los días a las 5 de la mañana alrededor de la Universidad Católica (UCA). Yo era un obrero mal comido, pero así se forjaba la mística: con disciplina, con entusiasmo, con sacrificio, con instrucción y para nuestro caso concreto, con la practica del reconocimiento de la capital, tarea de la que se encargaba el compañero Víctor Manuel Sánchez, quien nos levantaba todos los domingos a las 5 de la mañana a correr por los callejones de la Garita y los mesones de todo San Salvador. De lo que se trataba era de estar preparados para cualquier momento que fuera necesario entrar en combate. Víctor Manuel Sánchez que creo era el responsable de la comisión militar fue capturado y asesinado en la Unión en 1975.
La actividad política y militar se concentraba en las mismas personas, pero sin dinámica alguna, porque no había línea de acción para la realización de operaciones si así hubiera sido no estaría hoy contando el cuento, carencia que no le permitió al PC desarrollar sus dos piernas. Sin embargo, la corrección vino después de las elecciones de 1977 con la realización del 7º Congreso del partido, en el cual, después de analizar la situación, se da el viraje hacia la lucha armada, adoptando líneas concretas, con orientaciones específicas para conjugar la lucha política con la lucha militar. Al mismo tiempo, miles de miles de hombres y mujeres habían tomado conciencia de que en El Salvador ya no se podían conquistar los cambios por la vía democrática y pacifica, de manera que la gente comenzó a organizarse en las organizaciones revolucionarias que estaban surgiendo, como por ejemplo el ERP, la RN, el trabajo del PC y las FPL. Nosotros como Juventud Comunistas, siempre reconocimos el trabajo que realizaron las FPL, ya que ellos lograron con su concepción político-militar, el desarrollo de un movimiento de masas muy radicalizado, porque combinaban la lucha de masas con la lucha armada.
En general, estoy hablando de una época en la que se dio una importante acumulación factores, que vienen desde la herencia de lucha de Farabundo Martí y continúan con el esfuerzo organizativo de todas las organizaciones, que poco a poco fuimos conformando uno de los movimientos de masas más grandes y combativos de América Latina.
Quisiera sintetizar, que la visión del movimiento de masas del Partido Comunista era correcta: hacer trabajo con las masas, organizarlas, educarlas, concientizarlas y llevarlas a la lucha para la toma del poder. Lo que le afectaba a esta concepción era la falta de una línea de acción militar que nos llevara a la insurrección. Pero, repito, el PC tenía su aparato militar, pero sin accionar, porque estábamos siendo víctimas de las contradicciones y enfrentamientos que en ese momento se estaban dando entre la Unión Soviética y la China. Los chinos respaldaban a los movimientos armados que impulsaran la lucha armada popular prolongada y los soviéticos, que después de estar cincuenta años en el poder y con una visión pacifista, apoyaban el planteamiento de lucha insurreccional; porque casi todos los cuadros que asumieron la dirección del PC cuando Marcial deja el Partido, venían de las escuelas políticas del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), por lo que estaban empapados de ese enfrentamiento Chino- URSS. Lo que pasa es que esos compañeros llegaron a ejercer su labor de conducción en un partido que tenia una línea que planteaba la lucha armada, aunque para esos momentos los esfuerzos estaban más dedicados al desarrollo de la lucha política.
Autocrítica y Viraje Hacia la Lucha Armada
En el mes de abril de 1977, después del fraude electoral y de que, a pesar del descontento popular no fuimos capaces de motivar y conducir la insurrección, comenzamos a ver nuestras debilidades, muchas de ellas relacionadas con el hecho de que algunos cuadros que, conciente o inconscientemente, tenían en la practica una actitud de negación de la lucha armada, razón por la que no le dedicaban recursos ni tiempo. Aquí es donde el Partido decide dar el viraje hacia la lucha armada, creando estructuras, medios y cuadros para ser especializados militarmente, como es el caso, entre otros, del compañero “Chespirito”.
Regresando un poco al pasado, quisiera recordar que en el PC hubo algunas separaciones de cuadros y militantes, algunos por motivos personales, producto de las frustraciones, ya que la gente se las ingeniaba para sobrevivir y salir adelante con su vida y la de sus familias, y quizá no encontraban respuestas en el Partido, pero la separación más importante fue la de Marcial. Sobre este hecho logré discutir con Shafik y con otros compañeros que estaban en la Convención del Partido cuando Marcial renunció, y concluimos que sus razones no fueron relativas a la lucha armada, sino por las diferencias respecto a los métodos y estilos de trabajo. Con Marcial se fue un importante contingente de compañeros, fundamentalmente de la Juventud Comunista, como es el caso de los compañeros Ernesto Morales, Mayo, David Bautista, Ayala, Dimas Alas, Salvador Moncada y otros.
Ramiro pqn olvidemos
José Luis Merino “Comandante Ramiro Vázquez”, Francisco Jovel Urquilla “Comandante Roberto Roca”, Schafik Jorge Handal “Comandante Simón”, Atilio Montalvo “Comandante Salvador Guerra”, Eduardo Sancho “Comandante Fermán Cienfuegos”.
A principios de los 70 había una maduración del pensamiento político en la juventud, motivado también por el triunfo de la revolución cubana y la experiencia del “Che” que había muerto en Bolivia el año 67 y la lucha del pueblo vietnamita. Y como en las filas del Partido aunque estaba planteada la idea no había una línea continua del desarrollo de la lucha armada, algunos compañeros tomaron otros caminos y se fueron a formar organizaciones como “El Grupo”, que luego se convierte en ERP, y de estos se desprenden la RN y compañeros que después formaron el PRTC.
Solo como anécdota, Milton Méndez –actual Coordinador General del FMLN- estuvo siendo tratado por una cedula de la Juventud Comunista para incorporarse al movimiento comunista.
Los militantes de la Juventud Comunista, y yo personalmente, teníamos amistad con esos antiguos compañeros, como por ejemplo con Mayo y David, quien a menudo nos buscaba para hablar del trabajo. Éramos amigos de Sonia Aguiñada que fue fundadora de la Juventud Comunista, y que luego pasó a ser miembro del ERP. Sonia nos hablaba para contarnos sus historias de trabajo. Había una fuerte identidad en el pensamiento y lo que queríamos. Creo que estas relaciones fueron correctas, porque esos intercambios de experiencias posibilitaron, entre otras cosas, que el Partido Comunista diera el viraje hacia la lucha armada, ya que hasta ese momento sin enjuiciar a nadie habíamos estado equivocados, no estábamos haciendo bien las cosas. Ese viraje fue un mérito de Shafik y la dirección del Partido.
Trabajo de Masas del PCS
El centro fundamental de la actividad de masas del Partido Comunista era el movimiento sindical, la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS), en la que estaban una parte del sindicato de la industria mecánica, del mueble, los sindicatos de la industria del vestido, de alimentos, de bebidas; eran federaciones hermanas que estaban en el mismo local y que eran expresión política con perfil comunista. Fue un movimiento obrero que había alcanzado estatura en las jornadas huelguistas de los años 70. La FUSS fue un escenario en donde había actuado Marcial, y un instrumento o soporte que sirvió para el desarrollo y creación de otras organizaciones como la Central Única de los Trabajadores (CUT) y FENASTRAS. Fui dirigente sindical de los mecánicos y dirigente de la Juventud Obrera Salvadoreña (JOS), una organización creada al interior de los sindicatos de la FUSS. Participamos en el proceso de creación del FAPU, en donde entre otros compañeros estaba Carlos Arias; yo participé como Secretario General de las JOS.
Las actividades que caracterizaron ese periodo fueron las grandes o largas huelgas, aunque nosotros los comunistas, durante un tiempo rechazamos la idea de tomar rehenes en las tomas, pero después de la toma del Ministerio de Trabajo hecha por los compañeros del Bloque Popular Revolucionario, y la que apoyamos en solidaridad con una marcha de la juventud una brigada de la juventud se quedó con los compas ahí en el Ministerio, nos dimos cuenta de que esa vía sí era posible. Como resultado de nuestra participación en esa toma, hubo una crisis interna en el Partido porque nos decían “¿Qué diablos andábamos haciendo ahí?”, Dijimos que esa era una lucha limpia. Shafik intervino a favor de nosotros diciendo: “Los compas tienen razón”. Días después hicimos la primera toma en una fábrica de Soyapango; era una maquiladora de abrigos de los Estados Unidos. Nos tomamos la planta antes de que llegara el dueño, agarramos al gerente y fuimos con él a traer al dueño; llegamos a su casa, le tocamos la puerta y al salir lo metimos al carro y lo llevamos a la fábrica.
El sindicato estaba recién organizado en la fabrica y los miembros de la célula éramos casi unos cipotes de 18 – 19 años, y aún no éramos de la directiva sindical, pero tuvimos que hacer la toma porque nos habían despido a un compañero que además, la policía quería capturar. La patrulla que llegó a sacar al compañero quedó encerrada con los trabajadores y los dueños. Ya con la operación montada cogí el teléfono y llamé al compañero Cecilio que era Secretario General de los Sindicatos y le dije: “Mire compa, necesitamos ayuda, nos han despedido a un compañero y tenemos problemas”. Me dijo: “Mire, tómele los datos al compañero, número de cedula, todos los datos de cuando entró a trabajar, cuanto es su salario…”. “No mano, nosotros necesitamos ayuda ya, porque el problema es que nos hemos tomado la fabrica y aquí está la policía, y un camión con guardias…”. No sentimos el respaldo de nuestra conducción sindical y terminaron echando sin indemnización al compañero, pero al menos no se lo llevaron preso. La verdad es que fue una toma espontánea, una reacción solidaria y una acción positiva que nos dejó una rica experiencia.
Nosotros desde la Juventud Comunista y del Movimiento Sindical, aprendimos de las acciones del Bloque, que las hacían planificadas y obtenían sus logros. En nosotros pesaba mucho el hecho de tener una conducción que había dirigido el movimiento sindical durante los años 60 y 70 y en la que predominaba una visión institucional y pacifica. De esos viejos dirigentes sindicales Julio Cesar Castro, Quijano, Hidalgo, que después fue asesinado por los Escuadrones de la Muerte, el que siempre respaldó a la Juventud Comunista fue el “Chele” Aguiñada.
Al igual que las FPL, la Juventud Comunista teníamos un trabajo de actividad propagandista organizada y planificada; la capital de San Salvador la teníamos dividida en territorios para la distribución de las hojas volantes, de las pintas con plumones incluso lo hacíamos hasta con carbón. Teníamos un aparato propagandístico, con el que cada tres días de la semana cubríamos toda la capital.
Una Metodología con Disciplina para Proteger y Desarrollar las Estructuras del Trabajo Revolucionario
Para fortalecer el trabajo de expansión y, sobre todo, para la formación de cuadros sólidos y seguros, el Partido y la Juventud Comunista, actuamos con la concepción de que para insertarnos en la sociedad con plenas garantías de avanzar para el triunfo, teníamos que forjarnos y forjar a los militantes, con una plena conciencia de que lo que estábamos haciendo era para conquistar el poder e instaurar la justicia en nuestro pueblo. Por esa razón, los reclutamientos no eran fáciles; en el Partido y la Juventud no entraban los que querían, sino los que nosotros decidíamos, de acuerdo a su perfil de credibilidad. Al igual que las FPL, nosotros teníamos una estructura altamente disciplinada, con unas formas de reclutamiento realmente ortodoxas, que para ingresar al Partido primero teníamos que dar nuestra hoja de vida: “¿Tienes parientes en el ejército?” “¿Tienes parientes en el partido de gobierno o en el gobierno?”, “¿Quien es tu novia o tu novio?” “Yo estaba jodido porque mi familia, por el lado de mi padre, eran del PCN”. Ya chequeados y contra chequeados, los aspirantes pasábamos a los círculos de estudio y a los entrenamientos correspondientes para la lucha política y militar. Por supuesto que era un criterio de selección riguroso y sacrificado; pero además, dependiendo del compañero que te atendiera o fuera tu responsable, así podías pasar un año o cinco, hasta que te promovieran a niveles de direcciones intermedias o superiores. Mientras tanto te jugabas la vida diariamente, ya sea en operaciones de propaganda, políticas o militares. Esta metodología fue un factor determinante para la protección de nuestras estructuras de trabajo abierto y clandestino en esos tiempos de impune represión. Esa fue la formación de miles de hombres y mujeres de todos los partidos y organizaciones del FMLN que entregaron sus vidas por el sueño de unas mejores y dignas condiciones económicas, políticas y sociales para el futuro de sus familias y el pueblo salvadoreño en general.
Esa formación y métodos no venían de las escuelas de Moscú, ni de Cuba, nacieron de la propia experiencia de la lucha cotidiana que vivíamos en esa cruda realidad de injusticia y represión que sufríamos los salvadoreños, y de las escuelas de estudio y análisis que todas las organizaciones teníamos en las fábricas, en los potreros, en los locales clandestinos y en cualquier rincón en donde fuera posible prepararse para buscar cambios en nuestro país. Así se forjó la generación que logró, de alguna manera, los cambios en este país.
Pienso que todas esas experiencia y enseñanzas de lucha, o al menos algunas cosas como el espíritu de lucha, los métodos, la creatividad, la combatividad, el carácter de clase trabajadora y sobre todo, la dignidad de saber defender los propios derechos como personas y colectivos sociales, deberíamos retomarlas e implementarlas en nuestro partido FMLN, porque son los aspectos que conforman la identidad de nuestro pueblo, de nuestra historia.
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