CEM publica Consideraciones de Schafik Handal sobre el Viraje del PCS hacia la lucha armada ( marzo 1983)

SAN SALVADOR, 1 de mayo de 2009 (SIEP) “Schafik Handal también nos dejo una herencia teórica en el campo del pensamiento militar, del desarrollo de la Guerra Popular Revolucionaria, prueba de ellos es este trabajo que hoy publicamos digitalmente” expresó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Es un trabajo escrito en marzo de 1983, que hace una síntesis de la experiencia militar desarrollada como FMLN luego de la Ofensiva Final que en realidad fue Inicial, realizada en enero de 1981 y la formación de los primeros frentes guerrilleros en Chalatenango, Morazán y Guazapa.”

“Es muy interesante sus opiniones sobre la necesidad de combinar la lucha armada de las masas con el ejercito revolucionario mediante la autodefensa y las milicias y como estas son organizaciones de masas y el principio de que “Cuanto más grande es la organización miliciana mejor combate el ejército, crece y se desarrolla más rápidamente y mejor.”

Es mas, incluso plantea que el mismo Ejercito revolucionario “hay que verlo como una organización de masas, no solo hay que ver su aspecto militar, sino también el hecho de que allí se reúne un destacamento avanzado, consciente, de las masas y cuanto más grande es el ejército más adquiere ese carácter de una organización de masas, sin referirnos al hecho más profundo de que el ejército ha surgido de las masas y que sigue teniendo vínculos estrechos y sólidos con ellas.”

Este trabajo teórico de Schafik, entonces el Comandante Simón, apareció en el numero 5 de la revista del PCS, Fundamentos y Perspectivas, publicada en marzo de 1983.

Esta transición de gobierno cierra el período de transición democrática. Entrevista con Rubén Zamora

27 de Abril de 2009

“Esta transición de gobierno cierra el período de transición democrática”

Licenciado en Ciencias Jurídicas en la Universidad de El Salvador y post-grado en Ciencias Políticas en la Universidad de Essex, Inglaterra. Profesor y jefe de departamento de Ciencias Políticas en la Universidad de El Salvador, Investigador de Políticas Públicas en W.Wilson Center, Washington EE.UU. Investigador en Kellogg Institute for International Studies. Ha sido Concejal de la ciudad de San Salvador 1970-72, Ministro de la Presidencia 1989-90, Diputado en la Asamblea Legislativa 1997 – 2000, Candidato a la Presidencia de la República en los años 1994 y 2000. Actualmente, Rubén Zamora dirige para la ONU el proceso de democratización en Somalilandia, un Estado independiente adyacente a la caótica Somalia. De visita por 15 días en El Salvador, nos concedió una entrevista para hablar sobre la coyuntura actual en este país, luego de la victoria electoral del FMLN, lo que Zamora considera el fin de la transición hacia la democracia. El reto, asegura, será apostarle a la consolidación de la misma.

Héctor E. Benítez

V Cumbre de Las Américas: Obama y Chávez… ¿Amigos?

-¿Cómo podría comparar el actual proceso de transición con el que vivió el país cuando el gobierno de Napoleón Duarte cedió el poder al de Alfredo Cristiani?

-La primera gran diferencia es que aquella transición se dio en un período de guerra interna en el país, cuando la fuerza armada jugaba un papel determinante en la política nacional y los norteamericanos también. Lo menos que se podía decir del gobierno de Duarte y de Cristiani es que eran gobiernos políticamente tutelados y que la lógica de la confrontación militar era la que predominaba en todo esto, y en función de eso una transición que mostraba signos de quererse hacer de manera democrática era una cosa que convenía al sistema de contrainsurgencia. Hoy se da la transición como lo que podríamos llamar el último momento de la transición democrática que abren los acuerdos de paz. Inicia con los acuerdos de paz y se había ido alargando debido a que un elemento central en todas las transiciones democráticas es precisamente la alternancia, porque la alternancia testa al sistema político, testa al gobierno. Ese momento se da hasta ahora, veinte años después de los acuerdos de paz y es lo que caracteriza esta transición. Esta transición de gobierno cierra el período de transición democrática. Lo interesante, además del gane del FMLN y de Mauricio, es lo que ha venido después, un intento de hacer las cosas bien, como deben hacerse en una sociedad democrática.

-¿Cómo evalúa el desempeño, después de las elecciones, del presidente Saca y del presidente electo Funes?

-Bueno, por una parte el resultado electoral es básicamente limpio, aceptado por todos, no se ha reclamado fraude, ni ninguna de esas cosas. Segundo, el comportamiento tanto de uno como del otro, ha sido un comportamiento institucional. Se entienden equipos de transición, empieza un cierto nivel de actividad internacional del presidente saliente, se hace con el presidente entrante, como debería de ser en todas partes y hasta cierto punto se está planteando, por lo menos a nivel público, una transición normal. A otros niveles, ha habido intentos de parte del viejo poder, es decir del grupo que pierde el gobierno, de buscar extender su control dentro del nuevo período de gobierno, por ejemplo buscando que se paguen altas indemnizaciones a los empleados públicos que sean despedidos. Y esto es normal, basta señalar que el partido ARENA pasó sus primeros ocho años como oposición y luego son veinte años como gobierno. Y eso trae consecuencias para cualquier partido, que son: o el partido es sumamente fuerte y se apodera totalmente del gobierno, que es el esquema tradicional soviético en que el Partido Comunista termina siendo dueño del Estado y del aparato gubernamental, o viceversa, el partido empieza a descansar cada vez más en el aparato estatal para la definición y elaboración de políticas y para el reclutamiento de voluntades, que es lo que le ha sucedido a ARENA. Eso le sucede a los partidos que pasan mucho tiempo en el gobierno, empiezan a descansar en el recurso estatal, en la posibilidad de ejercer influencia vía Estado, contratos y así generar su propia clientela. ARENA va a tratar de limitar lo más posible la famosa barrida de puestos que ocurre cuando hay cambio de gobierno, y creo que en torno a eso va a haber mucho conflicto y negociación entre el nuevo gobierno y ARENA.

“No podemos hablar de un proceso irreversible”

-Dice usted que este período de transición es el último paso de la transición democrática. ¿Ahora entramos ya a la consolidación de la democracia? ¿Este camino es ya irreversible?

-Como decía, la alternancia se convierte en el último test, y un test definitivo, de la capacidad del sistema de permitir lo que en todo el período autoritario se había negado, que es la inclusión, y el máximo nivel de inclusión que es permitirle al oponente que llegue al gobierno. Por razones muy salvadoreñas, el período de transición de este país se ha alargado espantosamente. Pero con esto que se da, y hasta ahora el sistema resiste la prueba de la alternancia y la está manejando bien, podemos decir que estamos pasando de la etapa de la transición a la etapa de consolidación. El problema es que como se alargó tanto, en la transición misma empieza a plantearse un problema de crisis de la democracia representativa, de la institucionalidad democrática representativa bastante fuerte. La pérdida de credibilidad de la Corte Suprema de Justicia, la pérdida de reconocimiento de la Asamblea Legislativa. Por eso la consolidación aparece como algo oscuro.

-Vuelvo al punto de si este camino es o no irreversible, sobre todo por la alusión que usted hacía al PC soviético.

-Creo que después de lo que le pasó a la Unión Soviética, afirmar que hay procesos irreversibles no pasa de ser propaganda. Hay procesos de democratización que tienden a avanzar y a consolidarse, como los casos de Grecia, Portugal, España, Brasil y Chile. Pero también tenemos procesos de democratización que se han hecho pedazos. En África tenemos casos a montones, pero aquí, llamar a Nicaragua una democracia, con todo lo que ha pasado y está pasando, es bastante fuera de orden. En Nicaragua había un proceso de democratización, fruto de una negociación, con alternancia temprana; y luego lo que usted ha visto es un proceso de deterioro democrático muy serio, empezando no con Daniel Ortega, él lo está culminando, pero había empezado con Alemán. En ese sentido, no podemos hablar, en El Salvador, de un proceso irreversible, por lo que la consolidación de la democracia debe plantearse como una tarea fundamental en este país.

-¿Cómo observa el proceso de elección de funcionarios de segundo grado?

-Esto que se está dando es parte del proceso de desinstitucionalización. La asamblea siempre se ha negado a institucionalizar seriamente los procesos de elección de segundo grado. Esa institucionalización se da mediante una ley secundaria que hace el procedimiento por el cual la asamblea cumple con el mandato constitucional de elegir a los funcionarios. Aquí hay un proceso… en teoría hay una comisión que lo que hace es una pinche y vulgar negociación para entregar los puestos entre los países con mayor peso legislativo. Eso es sumamente negativo. Aquí, por ejemplo, cambian la ley para permitir un candidato que ya tenían arreglado, es el caso de doña Beatrice de Carrillo, ella no podía ser procuradora, pero cuando ya se habían arreglado el PCN, ARENA y el FMLN, cambiaron la ley para poderla elegir. O los tres que se autopropusieron, eso dice muy mal de ellos tres, es más, sólo por eso no deberían de ser ni siquiera considerados. El problema es de la concepción patrimonialista del Estado, donde el que ganó el gobierno lo reparte no para desarrollar el país sino para mantenerse en el gobierno.

“En la asamblea Mauricio está en minoría, y va a estar en minoría”

-¿Ve usted algún riesgo para el proceso de democratización la tradición ideológica y de manera de actuar de muchos dirigentes al interior del partido que acaba de ganar la presidencia?

-Obviamente ahí hay un problema que se ha estado manifestando. El hecho de que mucha gente haya salido del FMLN hay que entenderlo como que algo ha estado pasando ahí. Creo que el problema es, en parte, la concepción del partido y la relación entre partido y sociedad. Para mí el problema del FMLN no es ideológico en el sentido de si es más o menos de izquierda o si quiere el socialismo ya o después. En el FMLN nunca ha habido una seria discusión sobre la concepción de partido, que es la misma que tuvieron siempre, con matriz marxista-leninista. El problema es la tendencia de esa concepción, que en el fondo es patrimonialista del Estado y del gobierno. Eso podría convertirse en un serio problema para el gobierno, sobre todo tomando en cuenta que Mauricio Funes no es un miembro orgánico del FMLN, pero que necesita al FMLN para gobernar. Él puede poner ministros de su confianza, pero el problema de gobernar es un problema de Asamblea Legislativa, de Corte de Cuentas, de Corte Suprema de Justicia. Y en la Asamblea Mauricio está en minoría y va a estar en minoría. Si Mauricio trata de gobernar como lo ha hecho ARENA puede decir que va a comprar apoyo en la asamblea, pero ese apoyo es caro y para él va a ser mucho más caro de lo que lo ha sido para los otros, porque para el PCN es mucho más costos aparecer apoyando al Frente que a ARENA, y además le podría llevar a una serie de conflictos internos espantosos que podrían terminar en una ruptura con el FMLN y eso sería el final de su gobierno efectivo.

Aquí en Aguilares, Rutilio hablaba de la cruz de caña…Entrevista con Will Marroquín

Aquí en Aguilares, Rutilio hablaba de la cruz de caña…
Entrevista con Will Marroquín

María Isabel Villegas y Wilfredo Marroquín en Parque de Aguilares

AGUILARES, 26 de abril de 2009 (SIEP) “Platicaba mucho con Rutilio (Grande), le dábamos vuelta este parque platicando, el hablaba de la cruz de caña, y en las procesiones, en el vía crucis y en la misma iglesia, en el altar, tenía una cruz de caña para reflejar el dolor, la explotación de los trabajadores, que acompañaba a este cultivo…” nos explica Wilfredo Marroquín, conocido revolucionario salvadoreño y actual miembro del Concejo Municipal de esta ciudad.

Añade que “él me decía, porque en ese tiempo nosotros andábamos con la UNO a mi el me ubicaba como comunista, me decía: nosotros luchamos por lo mismo, queremos lograr lo mismo, lo único que vos vas por un camino, el de la política y yo por otro, el de la iglesia, pero el fin de luchar por la justicia social, por la liberación, es el mismo…”

“El predicaba con mucha sencillez, la teología de la liberación la explicaba desde imágenes campesinas como la de la mazorca, la yunta de bueyes, la cruz de caña de azúcar, el comal, las tortillas, de Jesús como trabajador…el fue clave en la organización de FECCAS y UTC en esta zona.”

“Nosotros le ayudábamos en sus actividades organizativas le ayudábamos a organizar las Comunidades Eclesiales de Base, nos reuníamos con él, intercambiábamos información, visiones sobre la realidad, fue un duro golpe su asesinato…”

“Llegaba mucho a mi casa, a tratar de convencer a mi papá que tenía una visión religiosa conservadora, ya que era de la Iglesia Misión Centro Americana, y los dos platicaban mucho sobre asuntos religiosos…”

En 1977 participamos en la campaña del Coronel Claramount, montamos la UNO; si como UDN…tuvimos local. Fue con Humberto Zalgado “Beto Sandokan.” Nos hicieron fraude y Beto Se puso al frente de las masas enardecidas que denunciaban el fraude. Solo, sin armas, no abandonó a la gente. Al PCN lo protegía la Guardia Nacional.

Organice a mis hermanos para la lucha revolucionaria…

Organice a mis hermanos para la lucha revolucionaria …nosotros somos diez. Yo soy el segundo y tengo 54 años…Werner es el noveno…Dos cayeron combatiendo. Amilcar y Manuel. Amilcar lo reclute para el PC, pero en su odio a la dictadura y viendo que nosotros en esa época no le entrábamos a la lucha armada, terminó militando con el ERP, después volvió a su redil…el otro Manuel murió combatiendo en las FPL…el 7 de mayo de 1979. Fue en la primera batalla entre Guardia Nacional y masas organizadas allá en el cerro. El se ofreció a cubrir la retirada de los compañeros y cayó combatiendo.

Después de los acontecimientos de Colima arreció la represión, militarizaron el pueblo y tuvimos que salir huyendo…lo que paso fue que campesinos afectados por la Presa fueron a pedirle a los Orellana que los reubicara en sus propiedades, y uno de los hermanos salió armado, y muy violento, el otro se puso frente a la gente y el hermano disparó…y el Ejercito se tomó Aguilares, capturaron entonces a Sandokan y a mi hermano Amilcar.

Jacobo Handal, que hoy va de concejal en Usulutan, era el que nos atendía políticamente aquí en Aguilares, nos traía la línea del Partido…Sandokan mantuvo viva la llama roja del comunismo aquí en Aguilares, y fíjate que murió recientemente hace como unos dos años, fue del FMLN, tenía como unos setenta años. También llegaba Rolando Martínez, al que le decían El Diablo. Nos solidarizamos con diversas luchas. Fuimos a apoyar a obreros en huelga allá en la fábrica El León, íbamos a la FUSS, a la UES…

En el Frente de Acción Universitaria (FAU)

Si, cuando llegue a la U, en Derecho me integre al FAU. Me acuerdo que llevamos a Miguelito (Mármol) a la UES…una gran experiencia, éramos los herederos de 1932…me acuerdo de Roberto Cevallos, un gran chivazo, con sus anteojos oscuros, de Guillermo Castro, de Ingeniería que después desaparecieron, de Manuel Franco, fíjate que después cuando la CRM yo era de la seguridad de Manuel, y cuando lo del Externado, el nos pidió que no fuéramos, y nosotros le obedecimos, Para mi esta raro que nadie llevó su seguridad a esa reunión, allí hay gato encerrado…lo cierto es que el asesinato de Manuel nos marcó…nos dejo una huella imborrable…

Feliciano y los Grupos de Acción Revolucionaria (GAR)

Después del VII Congreso del Partido en marzo del 79, soplaron aires de cambio…tuve el honor de conocer al Comandante Feliciano, se llamaba Tomás, era un joven estudiante de Agronomía, alto, esbelto, gallardo, valiente, osado. Había sido campeón nacional de esgrima. El atendía nuestro GAR.

Me acuerdo que una de nuestras primeras acciones, o quizás la primera fue ir a hacer una pinta con la leyenda: Viva la lucha armada PCS Andábamos armados, fue en Mejicanos, yo era el de seguridad el que andaba la pistola…hicimos muchas actividades. Una vez nos tomamos San Ramón y me acuerdo que decomisamos un vehículo y al arrancar se nos queda en las manos el timón, y entonces echamos en un saco las armas y nos toca caminar, con las armas en la espalda, como pante de leña, hasta que llegamos e hicimos presencia armada, hablamos con la población, lo mismo hicimos después en Ciudad Delgado y Cuscatancingo.

Era muy seguro de si mismo, claro de su pensamiento y compromiso político con su pueblo, con una personalidad entusiasta, sus tareas políticas las hacía con alegría y lograba contagiarlo a uno de ese espíritu positivo, de victoria, no solo daba ordenes sino participaba en las acciones a la par nuestra, nos consultaba y esto nos daba confianza, nos tenía respeto, lograba combinar la disciplina militar con una relación de camaradas…se fue a despedir de su mamá porque se iba al frente y el Caballo ya lo tenía detectad y las bestias hundieron sus garras…

Feliciano fue un gran revolucionario, de los cuadros fundadores de la FAL…de ese transito de los GAR a las FAL…Fue el que nos proporciono instrucción militar, prácticas de guerrilla urbana, uso del M1, elaboración de bombas de contacto, realización de “barbacoas”, recuperación de vehículos…

A Feliciano se le había advertido que no se apareciera por su casa, que quedaba a la par del Cine Jardín en Mejicanos, porque lo tenían “cuadriculado” y le iban a caer, pero se equivocó, se confió, y se fue a despedir de su mamá y a ambos los mataron, masacraron a toda su familia…

En el GAR estábamos Tomas (Feliciano) José Luís, Wilfredo Mena, Jaime Olmedo…Ah y Herbert Salguero, conocido como El Pájaro, y Oswaldo Guevara, El Guapote…Fíjate que Oswaldo se hizo después evangélico y también trabajo en la Alcaldía de Ayutuxtepeque…

Con el asesinato de Tomas quedamos desconectados, y además nos dolió tanto su asesinato, nos dio tanto cólera…te cuento una anécdota: una vez hicimos una operación de recuperar un carro, y entonces lo paramos y Feliciano se aproxima al conductor y o que cargaba era una pistolita, se levantó la camisa y se la enseño, era como de película, y nosotros aguantando la risa, al final el conductor enojado se bajo del carro…

Luego me fui al Cerro (Guazapa) fue cuando las elecciones que ganó Duarte, allá estuve de 82 al 84, cuando baje me incorpore a trabajar como periodista, me vengo a San Salvador…luego seguimos hablando…

Carta al movimiento popular

Carta al movimiento popular

Dagoberto Gutiérrez

Por primera vez en nuestra historia, ha funcionado la alternancia política y el poder ejecutivo será controlado y dirigido por fuerzas políticas diferentes a las que lo vienen haciendo desde 1821. Un hecho normal en las democracias burguesas es, sin embargo, trascendente en un régimen político oligárquico como el de El salvador.

En realidad, la excepción histórica que vive el planeta, la sabiduría política del pueblo, la división de la oligarquía local y el trabajo del candidato y del partido hicieron posible que el poder ejecutivo pueda ser organizado bajo un poder político diferente, este, el poder político, es lo que permite que un sector de la sociedad logre que el aparato de estado funcione de acuerdo a los intereses de éste sector. El 15 de marzo la oligarquía tradicional perdió poder político y está planteada la probabilidad, que es mas que posibilidad, de que el aparato de estado funcione, por primera vez, en beneficio de los desposeídos, débiles y pobres de la patria.

Éste es el drama político coyuntural, esto no depende, sin embargo, de los meros resultados electorales y que sea así en efecto depende, única y exclusivamente del movimiento popular, de su fuerza, su poder, su pensamiento multicolor, su cohesión y descohesión, su concentración y desconcentración, de su flexibilidad y su firmeza, de su capacidad de alianzas y de aliados, de su olfato político animal, de su entendimiento de avances con horizonte pero con etapas, de todo esto y más es exigidos en estos momentos el movimiento popular.

El próximo primero de mayo es el primer acto político pos electoral, donde las banderas populares, contando con la participación de Mauricio Funes, deberán levantar al viento y al sol los reclamos de poder político del pueblo, democracia participativa, un nuevo aparato para un nuevo gobierno, una nueva política para un nuevo régimen, un ataúd para el neoliberalismo y una soga para el patriarcado.

Estas banderas resumen la lucha de todos y todas y apuntan en el rumbo de un nuevo gobierno, este rumbo ha de tener un horizonte establecido, un contenido determinante y determinado en sus puntos fundamentales, una capacidad de movimientos tácticos en su dirección sin perder el rumbo, una precisa determinación de los enemigos, el enemigo principal mas peligroso y de los aliados, tanto los permanentes como los temporales, los confiables y no confiables.

Siendo el movimiento popular el fundamento social del nuevo régimen se levanta la exigencia de una independencia frente a todo partido y frente al mismo gobierno de Mauricio Funes y así como entre Mauricio Funes y el FMLN no puede ni debe haber ninguna relación de sometimiento, en una u otra dirección, esa misma relación ha de existir entre el movimiento popular, el partido de gobierno y el gobierno mismo.
El partido FMLN necesita superar tres tentaciones.

A. La primera es la provocadora sensación de vaciarse en el gobierno tal como lo hizo ARENA hace 20 años.

B. La segunda es la desmañada idea de controlar al movimiento popular, en nombre de una, real o imaginaria, conducción.

C. Y la tercera es la sensible vocación de ser aparato electoral en lugar de ser partido político.

En ésta trinidad el movimiento popular ha de levantar su naturaleza y vocación de ser sujeto y no objeto, de ser, al mismo tiempo que sujeto actor cuando las circunstancias lo exijan pero sin perder su condición de sujeto. Se es sujeto cuando se tiene capacidad para enfrentarse a un sistema a un régimen en búsqueda de una alternativa, se es actor cuando se forma parte de una estructura y se tiene un papel asignado como un partido político o un sindicato.

Por eso, el movimiento popular, desde abajo y actuando como sujeto, podrá contar a su favor, si tiene el poder político para ello, con el aparato de estado y, en esta relación el movimiento podrá actuar como actor sin renunciar a su sujeticidad.

Es el mayor reto político de su historia y el movimiento social no cuenta con la posibilidad de fallar y está condenado, en todo caso, a no perder tiempo a abrir su cerebro, su sensibilidad y a desarrollar su olfato político

Saludo del CC del PCS a los Combatientes de las FAL y a todo el Partido en Ocasión del Año Nuevo 1982

SALUDO DEL CC DEL PCS A LOS COMBATIENTES DE LAS FAL Y A TODO EL PARTIDO EN OCASION DE AÑO NUEVO

A toda la Militancia del PCS, a sus organismos de Dirección Intermedia, a sus Células y sus GAR: a todas las unidades de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), Jefes, mandos, combatientes con partido y sin partido, milicianos.

COMPAÑEROS:

El Comité Central del PCS y la Comandancia General de las FAL se dirige a ustedes: militantes, candidatos a miembros y simpatizantes de nuestro Partido, combatientes guerrilleros de la ciudad o del campo, combatientes políticos (clandestinos y no clandestinos) de la resistencia popular, cuando dentro de pocas horas concluirá el año de 1981, que se ha caracterizado por la riqueza de los acontecimientos sucedidos a lo largo de sus doce meses, por el gran legado de experiencias que nos deja y fundamentalmente por el inmenso heroísmo, espíritu combativo y ánimo de victoria desplegada por nuestras masas populares, por el ejército del FMLN particularmente por nuestro Partido y sus Fuerzas Armadas de Liberación.
En el corto período de un año nuestro Partido no sólo ha logrado consolidar sus Fuerzas Armadas sino desarrollarlas y ampliarlas.
Ha crecido la calidad de sus mandos y combatientes expresado en su capacidad, disciplina, disponibilidad y moral combativas; aparecieron las Escuelas Militares, se consolidaron los Estados y Planas Mayores, se realizaron cientos de operaciones de pequeña, mediana y gran envergadura, se mejoró nuestra armamentización, comunicaciones militares, el aseguramiento logístico y el dominio por nuestro mandos y combatientes de la técnica de combate: aparecieron – en conjunción con las otras organizaciones hermanas del FMLN- las primeras columnas combinadas móviles; con nuestra decidida participación se formaron en varios frentes los Mandos Conjuntos del FMLN. Grandes avances han habido en la construcción orgánica del Partido dentro de las FAL, nuestros trabajadores políticos demostraron su temple comunista en la tareas encomendadas dentro de los frentes de guerra, nuestra milicia creció y se desarrolló. Creció así el prestigio de
nuestro Partido ante nuestro pueblo y el Movimiento Comunista Internacional, el peso y el importante papel de la FAL en la guerra popular revolucionaria.

Todo esto nos satisface. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que no siempre todo lo que hicimos fue lo mejor, que no siempre tuvimos la suficiente visión revolucionaria, que no siempre actuamos con audacia y firmeza comunista y que hubo casos aislados de militantes que demostraron flaqueza y vacilación ante las dificultades que el enemigo y la lucha misma nos impone. Tendremos que hacer renovados y redoblados esfuerzos para darle una mayor dimensión a nuestra lucha política-militar.

Por otro lado, a pesar de la creciente intervención a lo largo de 1981, de la administración militarista de Reagan en nuestra Patria, del aumento en la armamentización de la Junta Militar Democristiana,
a pesar de las más de 40 ofensivas fracasadas del enemigo sobre las posiciones guerrilleras, de las horribles y vastas masacres contra nuestra población civil, nuestro pueblo, las fuerzas armadas del FMLN y con ellas, nuestro Partido y su brazo armado, ha sabido resistir y avanzar.

¡Nunca la moral de un pueblo en lucha ha sido inferior a la moral de sus enemigos! Y siempre, la moral de los revolucionarios ha sido
infinitamente superior a la de los contrarrevolucionarios. Esa ley se expresa hoy en sus términos justos en nuestro país.

Cada golpe militar que el enemigo recibe, cada fracaso en sus planes, cada derrota política y diplomática termina por socavar más y más la moral del ejercito enemigo desde sus más altos mandos hasta el último oficial o soldado.

El Puente de Oro, el Puente del Guajoyo, las emboscadas en las carreteras Panamericana y del Litoral, Perquín, La Guacamaya y
Arambala serán las sombras que los perseguirán continuamente en
el futuro próximo. Debemos profundizar esas victorias, debemos atacar con más frecuencia, cercar, rendir y aniquilar las unidades de
la FA enemiga y pronto veremos su desmoronamiento.

¡Adelante compañeros, a asestarle golpes demoledores al ejército títere! Ustedes han demostrado suficiente valentía, capacidad y moral para ello.

Sabemos que así lo harán.

El año 1982 encuentra a nuestro pueblo y a nuestro Partido como hace 50 años, dispuestos a “tomar por asalto incluso el cielo, si fuera necesario, dispuestos a conquistar el futuro democrático, independiente y de justicia social de nuestra Patria.

La mascarada electoral democristiana que quiere maquillar el rostro genocida de la Junta y el imperialismo no tiene ninguna perspectiva. Las elecciones no son ninguna solución para la crisis nacional salvadoreña La única vía justa y capaz de disminuir los sufrimientos del pueblo, es una solución en que tomen parte el FMLN y el FDR con sus decisiones.

Al concluir un año más de lucha popular la Dirección de nuestro Partido rinde homenaje a los cientos de heroicos combatientes de todas las organizaciones del FMLN, caídos en la lucha, a los miles de presos, desaparecidos y asesinados por nuestro feroz enemigo en el transcurso de 1981.

Especial homenaje quiere rendir la Dirección del PCS a los comunistas que en este año ofrendaran sus vidas a la noble e irrenunciable causa de nuestro pueblo, que es la misma causa de todos los pueblos del mundo Ellos Vivieron y murieron como comunistas. Nuestras rojas insignias siempre flamearán alto sobre sus tumbas. Su recuerdo se conjuga con el de aquellos que en 1932, hace 50 años, vivieron, lucharon y murieron de la misma manera. Ellos forman un legado de nuestra lucha y nuestra historia. Juramos ser fieles siempre a la causa por la que ellos lucharon y murieron. En nombre de todos los militantes del Partido, de todos nuestros milicianos, en nombre de todos los combatientes de la FAL, juramos luchar hasta alcanzar la victoria revolucionaria por la que murieron nuestros héroes y mártires.

COMPAÑEROS. El C. C. de nuestro Partido asegura a todo el pueblo salvadoreño, a todos los combatientes por la libertad de El Salvador que este nuevo año, será de triunfos y grandes éxitos revolucionarios. A nuestros militantes y combatientes expresamos la confianza en que cada uno de nosotros será en 1982 un mejor revolucionario, un mejor combatiente, un mejor comunista.

Saludamos con especial cariño a los comunistas que desde las prisiones conocidas y desconocidas continúan combatiendo al enemigo. Hasta ellos extendemos nuestros brazos y nuestra convicción que el pueblo, más temprano que tarde romperá los barrotes que ahora los encierran y sojuzgan.

Saludamos a cada uno de los militantes y combatientes de todas las otras organizaciones hermanas del FMLN.

Que 1982 será un año de grandes pasos y victorias del pueblo salvadoreño.

En 1982 triunfará el pueblo salvadoreño, triunfará la justicia y la razón.

Saludamos y agradecemos a todos los pueblos que en los 5 continentes de la tierra nos expresan cotidianamente su activa solidaridad
y nos dan su ayuda.

A multiplicar muchas veces las filas del Partido y de las FAL.

A prepararnos para asestar mayores golpes al enemigo.

A luchar más y mejor por consolidar la Unidad de las fuerzas revolucionarias y de éstas con las fuerzas democráticas, a cumplir cada vez mejor los acuerdos y orientaciones del FMLN.

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES UNIOS!
¡UNIDOS PARA COMBATIR HASTA LA VICTORIA FINAL!

¡REVOLUCION O MUERTE! ¡VENCEREMOS!

31 Diciembre, 1981

CEM publica saludo de Año Nuevo 1982 del PCS

CEM PUBLICA SALUDO DE AÑO NUEVO 1982 DEL PCS
SAN SALVADOR, 28 de abril de 2009 (SIEP) “Las fiestas de Navidad y Año Nuevo de 1981 fueron ya celebradas en campamentos guerrilleros, en una nueva fase de la lucha del pueblo salvadoreño” expresó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de estudios marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Iniciaba una larga guerra y Guazapa, Cerros de San Pedro, Morazán y Chalatenango surgían como los principales escenarios del enfrentamiento militar entre el recién creado FMLN y la dictadura militar.”

“Una muestra del espíritu de lucha y de victoria que prevalecía en esos momentos se refleja en el saludo que envía el Comité central del Partido Comunista a los jefes y tropa de las Fuerzas Armadas de Liberación, FAL, que aquí reproducimos. Este saludo apareció en el numero 4 de la revista teórica del PCS, Fundamentos y Perspectivas, de enero de 1982.”

“El año 1982 encuentra a nuestro pueblo y a nuestro Partido como hace 50 años, dispuestos a “tomar por asalto” incluso el cielo, si fuera necesario, dispuestos a conquistar el futuro democrático, independiente y de justicia social de nuestra Patria” dice el comunicado.

El valor histórico de los testimonios de Miguel Mármol acerca de la insurrección de 1932

El valor histórico de los testimonios de Miguel Mármol acerca de la insurrección de 1932
Por Antonio Estrada

En ocasión de la conmemoración del 50 aniversario de la insurrección de 932, la Comisión de Propaganda del PCS, consideró incluir en esta revista teórica, el artículo del compañero Antonio Estrada que vierte diversos puntos de interés y polémicos, basado en los testimonios de Miguel Mármol, miembro fundador del Partido, en relación a los acontecimientos del 32.

Sin constituir una posición oficial en relación a este trascendental hecho histórico. su publicación y conocimiento aportará al proceso de discusión ideológica que conduzca a fijar una posición y una interpretación histórica objetiva.

1. Los Testimonios de Miguel Mármol

Desde hace relativamente poco tiempo, aproximadamente diez años, la literatura científica y periodística acerca de la insurrección popular de 1932 en El Salvador, se vio abundantemente enriquecida. El tema dejó de ser objeto de estudio accidental, para convertirse en obligada tarea de esclarecimiento y sistematización teórica de la experiencia. La evolución de los acontecimientos políticos en el país así lo exigía. La lucha de clases del presente reclamaba los aportes de la lucha de clases del pasado.

En este necesario proceso de reencuentro dialéctico del pasado con el presente, los testimonios de Miguel Mármol han desempeñado y siguen desempeñando como lo demuestran las frecuentes polémicas surgidas alrededor de sus puntos de vista, un inconmensurable papel en la comprensión de la insurrección de 1932.

Durante mucho tiempo, los escritores e ideólogos al servicio de la burguesía criolla y del imperialismo, falsificaron a su antojo todo lo relacionado con la insurrección. En esa nefasta tarea han coincidido en los objetivos, aunque variado en los métodos, desde los burdos y enfermizamente anticomunistas de antaño como Schlessinger, hasta los más cautelosos y aparentemente objetivos de hoy día, como Anderson. No encontraban mayor oposición en las filas revolucionarias. Era cuestión de tiempo, sin embargo, para que esa oposición llegara, y comenzaron a aparecer trabajos tan valiosos como polémicos entre los muchos trabajos que fueron, poco a poco, develando los mitos reaccionarios un lugar especial llegó a ocupar, con indisputable mérito, el conjunto de testimonios de Miguel Mármol y de otros camaradas sobrevivientes del 32.

Conscientes de que mucho está por investigarse y esclarecerse acerca de la insurrección presentamos en este artículo, juicios hipotéticos acerca de su significación histórica y acerca del carácter de la revolución definida entonces por el Partido. Tales juicios se fundamentan en el análisis de la bibliografía existentes que nos ha sido posible consultar y, de manera especial, en recientes conversaciones sostenidas con el camarada Mármol.

2. Valoración General de la Insurrección

a) Es usual e inevitable, todavía, encontrar en las filas revolucionarias puntos de vista arbitrarios acerca de la insurrección popular
de 1932 en El Salvador. El camino equivocado que más se transita para intentar aprender lo que, en esencia, históricamente
significa lo de 1932, es el del subjetivismo. No se examina la insurrección de acuerdo a las condiciones históricas concretas existentes en la época. Se asimila, por ejemplo, a los dirigentes como putchistas, y al hecho insurreccional mismo como una aventura sin sentido. Putchistas los dirigentes porque no fueron capaces de organizar el gigantesco torrente espontáneo de las masas; aventura la insurrección porque se decidió y ejecutó en unos cuantos días; tales juicios, una veces se sientan como premisas y otros como conclusiones.

En cualquier caso al final, el resultado es el mismo, la aprehensión superficial, parcial y parcializada del fenómeno. Ya en 1848, en la Ideología Alemana, a propósito de este tipo de enfoque, Marx señalaba: “Aisladas y separadas de la historia real, estas abstracciones no tienen el más pequeño valor. Sólo pueden servir para facilitar la clasificación de materiales históricos. Para indicar el orden sucesivo de los hechos, pero no ofrecen en modo alguno una receta o esquema que nos permita distinguir las diferentes épocas históricas”. Y advertía en el mismo texto del peligro de caer “…no en la explicación científica de los acontecimientos de una época, sino en la ILUSION de esta época, esto es, no en el conocimiento de lo que la época realmente
es . . . sino en lo que los que hacen la historia . . . creen que la
época es…”

b) El partido Comunista de El Salvador, al momento de acometer la inmensa tarea insurreccional no había cumplido dos años de
existencia. Este hecho clave ignorado por algunos o examinado
incorrectamente por otros, explica las insuficiencias, en la dirección política y militar. La Historia Revolucionaria, desde la Comuna de París hasta nuestros días, registra situaciones insurreccionales similares a las de 1932, con idénticos resultados, es decir, situaciones revolucionarias maduras donde la vanguardia no pudo forjar la victoria, al ser sorprendida en período de plena gestación. Es válido afirmar que el PCS era, en 1932, un Partido marxista-leninista embrionario, y que la prueba de fuego a la que lo sometió la historia tan prontamente, fue demasiado severa como para que hubiera podido descifrarla en otros términos que no fueran los del heroísmo, la valentía y la decisión de combatir hasta morir. Ciertamente el poder era la meta. Pero que lejos estaba la posibilidad real de consumar ese ambicioso y a la vez, justo y legítimo propósito revolucionario.

c) Los testimonios de Miguel Mármol y de otros camaradas sobre-
vivientes de 1932, la información disponible, los resultados de las investigaciones realizadas hasta la fecha, ponen fuera de toda duda la existencia entonces, de agudos desajustes económico- sociales. De crisis del poder político, y de exacerbamiento del espíritu insurreccional de las masas, componentes típicos todos, de las condiciones objetivas de una situación revolucionaria madura. Pero también está, fuera de toda duda, la ausencia o débil presencia en 1932, de otros factores que resultaban indispensables para el triunfo, éstos de carácter subjetivo, como decir, el escaso grado de organización de las masas y, fundamental y decisivamente, el bajo nivel de desarrollo político, ideológico y militar del Partido como en Rusia en 1905. El heroísmo ilimitado de los insurrectos no bastaba para resolver los problemas extraordinarios y desconocidos que sólo la buena organización era capaz de afrontar con éxito.

Por todo ello, aún cuando el Partido no alcanzó el fin propuesto de tomar el poder, el juicio histórico no puede, ni debe descansar en una especie de reclamo “paternal”, aunque en unos casos se disfrace de magnanimidad, y en otros, se inyecte de mordacidad.

d) A diferencia del Partido de Rusia de 1917, donde el dilema histórico era tomar o no el poder, el Partido en El Salvador de 1932, se fijó además, el propósito de enfrentar y resolver positivamente el dilema de encabezar y dirigir a las masas enardecidas que, con o sin el Partido, estaban dispuestas a combatir.

A semejanza de la Rusia de 1917, donde el partido, con un Lenín firme al frente, asumió la posición correcta y tomó el Poder. en El Salvador de 1932, el Partido, con un Farabundo Martí imperturbable a la cabeza, también adoptó la posición correcta. encauzando, hasta donde era posible hacerlo en aquellas circunstancias, un levantamiento masivo, una insurrección campesina que, al margen de cualquier tipo de juicios atenuantes o estigmatizadores, bien puede calificársele de heroica, grandiosa y necesaria.
e) La decisión del Comité Central de Partido reflejó una actitud: la actitud de heredar, con el sello de la sangre combatiente, un brillante e incuestionable ejemplo de consecuencia de una dirección revolucionaria que no sólo se precia de ser tal, sino que también actúa como tal. Las discusiones apasionadas suscitadas en el pleno del 7 de enero, lo mismo que los tensos y azarosos preparativos hasta el día decisivo, testimonian que la dirección del Partido actuaba con entereza y decisión de vencer. Cualesquiera que sea el caso, en Martí, Luna, Zapata y demás dirigentes de la insurrección, encontramos una actitud, un espíritu de lucha, una moral de combate, signada por la lealtad sin límite a los explotados y oprimidos.

Salvador Allende, rodeado de otras circunstancias, en otro tiempo y espacio, al resistir hasta el último tiro en La Moneda, totalmente consciente de la inutilidad de su acción militar, sabía que legaba el espíritu de la combatividad, de la consecuencia y de la fidelidad que un dirigente debe a su pueblo.

Destacar este rasgo esencial de la insurrección de 1932, sin caer en la visión “heroica” de la historia constituye, para nosotros, un requisito indispensable para hacer una valoración general justa y objetiva del más grande acontecimiento de nuestra historia revolucionaria.

3. Cuál fue el carácter de la Revolución?

Miguel Mármol sostiene que la de 1932 era una revolución democrático burguesa, algunos autores sostienen que se trataba de una revolución proletaria y socialista, y otros más afirman que la definición era imprecisa y ambigua.

En una serie de nuevos e inéditos testimonios escritos recientemente al calor de las grandes batallas militares, políticas y diplomáticas que protagoniza nuestro heroico pueblo, encontramos un resumen de los principios y consignas fundamentales que según Miguel Mármol caracterizaban la revolución democrático-burguesa. Dice Mármol.

“Por todas partes los combatientes dieron batalla con ardor y con firmeza, para instaurar un Estado Obrero y Campesino que terminara con la injusticia social. Un Estado Revolucionario que cambiara la añeja estructura de la sociedad que estancaba el desarrollo económico y cultural de la nación; que acabara con la injusticia de siglos; que terminara con la inhumana explotación del hombre por el hombre que ejercían los aristócratas terratenientes y empresarios extranjeros; que facilitara crédito económico a los campesinos necesitados; que terminara con la servidumbre a la que estaban sometidas las masas de mozos colonos y aparceros; que pusiera coto a la expropiación de campesinos; que confiscara la tierra malhabida a los terratenientes y ex-gobernantes, para distribuirla entre los antiguos dueños; que nacionalizara la banca; que estimulara el desarrollo industrial y el comercio y llevara a efecto una infraestructura material profunda para sacar al país de tanto atraso. Todo ese cambio de estructura social, orientado a erradicar el desempleo, el hambre, la miseria, el analfabetismo, y para velar por la buena salud del pueblo. Régimen social nuevo que daría libertades democráticas, que lucharía por la paz y se orientaría por los principios del internacionalismo proletario “.

Evidentemente casi la totalidad de las demandas tenían carácter democrático-burgueses, pero también estaban allí presentes algunas reivindicaciones de tipo socialistas, relativizándose así las tesis que hacen énfasis exclusivo en la definición democrático-burguesa de la revolución y, posibilitándose, al mismo tiempo, que se fundamenta la hipótesis de la imprecisión y la ambigüedad de la definición del carácter de la revolución que se planteaba en 1932.
Por su parte E. M. Churilov, autor del prólogo del libro Testimonios “Miguel Mármol”, editado en ruso en 1981, dice:

“La línea estratégica fundamental de lucha estaba absolutamente oscura tanto para el Partido como para el pueblo. El carácter de la revolución, y por consiguiente, sus tareas y las etapas de su desarrollo no habían sido determinadas por el Partido.

Para el Partido y las capas radicales de las masas populares quizás estaba solamente claro que había que luchar por la conquista del poder, que era necesario destruir la base del aparato estatal de los explotadores, con el fin de la subsiguiente realización de las transformaciones revolucionarias. Sin embargo, no había ninguna claridad en relación al carácter de estas transformaciones. Qué revolución sería: socialista, agraria, antiimperialista, antifeudal, antioligárquica o democrático-burguesa? A esta pregunta el Partido no podía dar una respuesta definida.

Es cierto, Miguel Mármol subraya, que el Partido y las masas trabajadoras luchaban por la realización de la Revolución democrático-burguesa. Sin embargo, en el Manifiesto del CC del PCS difundido el 21 de enero de 1932, se habla de la revolución proletaria: “Compañeros obreros! ¡Armanse y defiendan la revolución proletaria! Todo el poder a los Soviets de diputados obreros, campesinos y soldados!

De esto habla el mismo Mármol. En general, en el asunto de la línea estratégica había mucha confusión: unos luchaban por la sociedad comunista, otros por el socialismo, y los terceros, quizá la mayoría simplemente por la tierra, la que querían trabajar”.

Podemos concluir entonces que hay nuevas pistas para proseguir las investigaciones conducentes al esclarecimiento del carácter de la revolución de 1932, lo cual, a su vez nos permitirá responder muchas preguntas relacionadas con la problemática de las fuerzas sociales y políticas participantes, y de las alianzas que se hicieron, o dejaron de hacer.

Necesidad de una Síntesis Final.

Se requiere una síntesis integradora de los diferentes aspectos de la insurrección, una síntesis que aún no llega, pero que ya avanza en las investigaciones de muchos revolucionarios, miembros de nuestro Partido, unos, militantes de organizaciones hermanas del FMLN, otros muy alejados del punto de vista de nuestro partido. Está, por tanto, el considerar exhaustiva y agotada la tarea de investigación? Las verdades consagradas de una vez y para siempre sin más fundamento que el juicio voluntarista riñen con el espíritu crítico del marxismo e impiden, al mismo tiempo el que podamos extraer las conclusiones pertinentes de nuestra propia experiencia y ponerlas creadoramente al servicio de la estrategia y táctica actual.-

La regional va a las masas del campo

LA REGIONAL VA A LAS MASAS DEL CAMPO Por Miguel Mármol

Entregamos a nuestros lectores el primero de una serie de trabajos testimoniales, escritos por el Camarada Miguel Mármol, miembro fundador de nuestro partido y Secretario General de la primera Juventud Comunista de El Salvador.

El camarada Miguel Mármol, sobreviviente de aquella gesto gloriosa que fue la insurrección de 1932, se dedicó antes y después a la dura tarea de organización del proletariado salvadoreño, por esta razón, el VII Congreso del PCS, celebrado en la clandestinidad en abril de 1979, le otorgo la distinción de Miembro Emérito del PCS, distinción que también fue otorgada a los compañeros Pío y Camilo.

El artículo que a continuación entregamos nos traslada al período anterior a 1932, nos introduce en aquella época y explica el porqué de la influencia de los comunistas en las masas trabajadoras.

“El Partido del proletariado no sólo debe apoyar al campesinado en su lucha contra todos los restos del régimen de la servidumbre, sino también impulsarlo en su lucha, y por ello no basta limitarse a expresar deseos generales, sino que es preciso dar una orientación revolucionaria concreta, hay que saber ayudar a ver claro en todo ese maremagnum de las relaciones agrarias”.
V. I. Lenin. El programa agrario de la socialdemocracia rusa, Cáp.11, t.6, pág. 98.

De los recuerdos que hago, se comprenderá que no fue cosa fácil el acercamiento con los trabajadores del campo, ni fácil ponerlos en pie de lucha, mediaban para ello muchos factores negativos como un resultado histórico.

Divido la exposición, breve, en dos partes: I -Condición material, social y cultural prevalecientes en el campo II -Cómo se realizó el contacto y organización de los trabajadores rurales?

Agrario el país, la mayor actividad económica se desarrollaba en la campiña. La principal riqueza la constituía la producción del café. El azúcar y la ganadería eran productos de menor importancia económica.
La producción agropecuaria se explotaba en dos modos: al modo capitalista y al modo feudal. El modo capitalista de producción tenía establecido el régimen salarial, fundamentalmente en la caficultura. En la ganadería y cultivo de la caña de azúcar, privaba el régimen de la servidumbre, régimen al que estaban sometidos miles y miles de mozos colonos y aparceros (medieros, terrajeros y correteros).

La población rural, económicamente activa, era explotada insaciablemente por los patronos, de varias maneras. El proletariado -hombres, mujeres e impúberes-laboraba hasta el agotamiento. trabajando a destajo los jóvenes y por jornada los mayores de edad.

La tarea agrícola medía 12 brazadas cuadradas, brazada de 1 2 cuartas sin reparar en lo accidentado o escabroso del terreno. Los jornaleros trabajaban desde el amanecer hasta el anochecer por una paga miserable.

Los salarios devengados eran de 37 y 25 centavos por día, Con derecho a la ración alimenticia consistente en tortillas de maíz con frijoles mal cocinados. sin condimentación ninguna. La paga la hacían
con fichas de cartón, que eran válidas solo en el negocio del patrón. Para recibir la comida de la tarde el trabajador tenía la obligación de llevar a la casa de la finca un manojo de leña, o bien un cántaro de agua, destusar o desgranar maíz.

El mozo colono, por el rancho que la hacienda le facilitaba, tenía de obligación trabajarle prioritariamente al patrono para enseguida hacer su propio trabajo. Por el trozo de tierra que le daban para hacer su cultivo, pagaba con la mitad de la cosecha.

Los aparceros, además de pagar el alquiler de la tierra con la mitad de la cosecha, hacían trabajos de obligación, (reparar cercados, cortar zacate. manojearlo, picar leña o pantearla).

Los hacendados, sin hacer la menor inversión, llenaban sus graneros con el terraje en especie que pagaban colonos y aparceros.

Fue con los mozos colonos con los que los hacendados impulsaron la ganadería y con los que se cultivó la caña de azúcar. Los mozos colonos fueron quiénes fundaron aldeas y cantones en los más apartados rincones del territorio nacional.

Sin el poder de compra, los trabajadores rurales eran masas que no consumían. No usaban la ropa necesaria. No disponían de la indumentaria adecuada al frío, calor o a la lluvia. No usaban zapatos, no consumían pan, dulces, ni nada y mucho menos medicinas. Carecían de utensilios de cocina, de comedor, etc. La falta de poder de compra de los trabajadores del campo, impedía que prosperara la industria nacional y el mercado interno. La miseria en la que vivían los rurales alcanzaba sensiblemente a los trabajadores urbanos.

La población rural padecía de muchas enfermedades mortales debido a la desnutrición, las plagas, al agua insalubre que bebían, por los cambios bruscos del clima y por la falta de hospitalización, etc.

La población rural era analfabeta en su mayor parte porque la escuela primaria no llegaba a ellos, aunque el razonamiento de ellos era que “de la escuela no se come”. Los niños de edad escolar trabajaban a la par de sus padres. Solo sabían leer y escribir campesinos que disponían de facilidad económica.

La población del campo era fanáticamente religiosa, creía sólo en la palabra del sacerdote. Debido al indoctrinamiento, era conformista y sumisa. Los curas les habían hecho creer que, quiénes sufren en la tierra, al morir van a la gloria eterna. Que los que gozan en el mundo se van derecho al infierno. Que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico se salve . . .”

La población rural era mayoritaria en el país, en un 60% (total de habitantes en 1928, 1,398,820), pero eran habitantes que vivían socialmente distanciados de la población urbana y en cierta medida enemistados. Por ejemplo, se daban frecuentes riñas entre los habitantes de Soyapango, Ilopango y San Martín. El habla y ciertos modismos eran diferentes.

La composición social de la población rural era como sigue: 1).proletariado caficultor y forestal fundamentalmente, 2). Mozos colonos y aparceros 3. Campesinos ricos, medios y pobres. 4. Administradores de fincas y haciendas, mandadores, empleados etc.

Campesino rico es el propietario de un agro de regular extensión, que produce café, o bien caña de azúcar, ganado, etc. Explota jornaleros, mozos colonos, aparceros y también se beneficia del agio. Es pudiente en el cantón y en el pueblo.

Campesino medio es el que cultiva su terreno con la familia basado en el crédito económico. Es el que cultiva maíz, fríjol, arroz. tabaco, etc., y que hace la crianza de cerdos, aves de corral, etc.

Campesino pobre es el que va a temporar a la gran finca o trabaja en obras públicas para con el ahorro, cultivar su propio predio. Sus hijos son asalariados de la finca, sus hijas viven de la servidumbre en la ciudad.

Esta era la situación de la población rural en aquellos años.

El fenómeno que nos ocupa es precisamente una de las contradicciones más profundas y generales del régimen capitalista. La separación entre la ciudad y el campo, la oposición entre ellos y la explotación del campo por la ciudad, que en todas partes son los acompañantes del capitalismo en desarrollo . . . Y debido a ello, el predominio de la ciudad sobre el campo (en el sentido económico, político e intelectual y otros), es un fenómeno general e inevitable en todos los países con producción mercantil y capitalista, incluida Rusia”.

V. I. Lenin. Contribución a la caracterización del romanticismo económico, Cáp. II, t.2, pág. 207.

El contacto y la organización de los trabajadores rurales se inicia cuando propagandistas y agitadores fueron a las plazas públicas, de
las ciudades visitadas por los trabajadores del campo los días domingos. Nadie les hacía caso a estos agitadores debido a que los tomaban como miembros de otra religión, opuesta a la católica.

Infructuosos los intentos de hacerse oír, en una de tantas, los sindicalistas, recurrieron ingeniosamente a la pintura, dibujando en un lienzo de género blanco, una carreta tirada por hombres que sangraban al ser puyados por el capataz. En la carreta aparecían montados el administrador y el hacendado. El patrono, rechoncho, con un talego de dinero en las manos. Aquel cuadro si les interesó a los del campo, observaron la alegoría curiosos, y entonces escucharon atentos a los oradores. Fue así que poco a poco se consiguió tener contacto e intimidad con los de la campiña. El arte, el arte revolucionario, contribuyó así al proceso de organización del proletariado agrícola y los campesinos.

Alarmado el clero con el acercamiento de La Regional al campo procedieron a denunciar que la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador (FRTS), estaba haciendo labor sovietizante en el campo. A ello se debió, que en la población de Turín, del departamento de Ahuachapan, se masacrara y persiguiera a los trabajadores del campo, cuando éstos quisieron recuperar el Ejido del cual los terratenientes Salaverría se habían apoderado arbitrariamente en 1928.

Para contrarrestar la denuncia del clero, de que se era ateo, irreligioso, los propagandistas y organizadores de la Federación Regional participaban entusiastas en los actos religiosos de las familias rurales. Ayudaban en la construcción de los altares, y en muchas otras actividades relacionadas con la festividad de tal o cuál santo. Y rezaban como todos. Por lo tanto no hubo una actitud de dogmatismo anti-religioso sino se mostró a la población quiénes eran los verdaderos enemigos, los ricos y la necesidad de pelear por sus derechos, por encima de banderas religiosas.

Ganada la amistad de los rurales, se pudo conocer de sus problemas, de sus preocupaciones y ya fue posible superarles ideológica y políticamente. Se conoció del engranaje social, del escalonamiento de fuerzas productivas diferentes con demandas específicas. Lo más importante fue descubrir al proletariado agrícola, con el que se organiza los sindicatos del campo. Se identificó el campesinado pobre y medio para indicarle su propia organización: las ligas campesinas y explicarle sobre sus problemas inmediatos a resolver.

¿Cómo fue que se llevó a cabo en el campo, la superación ideológica y política en el sentido marxista-leninista? Se puede citar el siguiente ejemplo:

El compañero Rafael Bondanza, secretario general de la Regional, que había leído bastante de la Edad Media europea, explicaba sobre aquel régimen de cruel explotación feudal. Ilustraba la plática, dibujando una pirámide de nobles (reyes, príncipes, duques, condes, caballeros, etc.) Pirámide que descansaba sobre una plataforma de siervos de la gleba.

Estos eran semejantes a los mozos colonos y aparceros del país. Los compañeros del campo quedaban claros, de lo que se les hablaba; comprendían en que medida eran explotados por sus patronos y se enardecían.

Después de hablarles de lo infames que son los imperialistas, particularmente de lo cruel que es el imperialismo yanqui, la charla se ilustraba con un inmenso pulpo dibujado sobre América Latina y el Caribe, succionándose a los pueblos. Sus tentáculos en El Salvador, las empresas ferrocarrileras, mineras, de alumbrado eléctrico y créditos económicos millonarios.

La disertación sobre el Estado salvadoreño se ilustraba dibujándolo como un instrumento represivo antipopular, antiobrero y anticampesino con sus tribunales, sus jueces, sus cárceles y sus cuerpos represivos.

El conversatorio sobre organización sindical, se ilustraba, con un organigrama que indicaba todo el funcionamiento del sindicato, sus comités, secciones, organismo de dirección, etc. Lo más importante era, que los compañeros copiaban los dibujos, para ir a explicarlos allá donde los delegados sindicales no alcanzaban a llegar.

También se formulaban los pliegos petitorios o sea los pliegos de demandas a reclamar: demandas de los asalariados, demandas de los de la servidumbre, peticiones de los campesinos medios y campesinos
pobres. Entre las demandas más comunes se encontraban las de exigir salarios compensativos, alimentación variada y abundante, pago con moneda efectiva. Tareas y jornada de trabajo más cortas, mejor trato, derecho de reunión y de expresión etc.

Para los colonos, reparación de sus viviendas, un huerto donde sembrar algunos frutos y para que sus hijos jugaran libremente, etc.

Tierra para los campesinos necesitados, arrendamientos más bajos para los aparceros, reducción de los réditos, semilla seleccionada, ley moratoria que evitara la expropiación violenta a los campesinos.

Esta labor se hacía con sacrificios, con entrega; se iba al campo, a pie sin ni un centavo en las bolsas, tardando a veces en el campo 15 días, donde se comía deficientemente, se dormía mal, se sufría de las plagas fastidiosas. En invierno había que cruzar los ríos crecidos, lo más de noche posible por andar clandestinamente, cuidándose de la Guardia Nacional y de los “guarda campo”. Pero los trabajadores respondieron a semejante sacrificio, ellos también, para reunirse clandestinamente, caminaban largo hacia lugares remotos, para llegar a las barrancas, donde se reunían más seguros, previa vigilancia.

La lucha enardecida de los trabajadores, irritó a los terratenientes. Estos le quitaban el trabajo a los más dinámicos, desalojaban con la Guardia Nacional a los mozos colonos ya envejecidos, negaban la tierra a los aparceros, a los campesinos los amenazaban con la expropiación, rozaban los árboles frutales (mangos, guayabos, aguacates, sapotes, etc.) para que los desocupados no la comieran y así no mitigaran el hambre, prohibían sacar de sus fincas leña para lumbre.

Por su parte, el Gobierno efectuaba encarcelamientos en masa. Se les hacía trabajar forzosamente en las carreteras con la cadena al pie. A los dirigentes se les expulsaba del país, etc.

Los compañeros del campo respondían con concentraciones masivas, con manifestaciones en las principales ciudades del país y con una oleada de huelgas. La huelga en la finca “Aguas Frías” de los Solmillet, en el departamento de la libertad, hizo época, pues se ganó pese a la presión patronal y de la Guardia Nacional. En abierta solidaridad proletaria, nadie de la región se prestó a romper la huelga. El salario de 37 centavos se elevó a un colón diarios. En la hacienda “Colombia” de la familia Escobar, en jurisdicción de Santiago Texacuangos, se conquistó el salario de 50 ctvs. y la instalación de un botiquín y así muchas otras huelgas.

Veamos para corroborar lo antes dicho noticias entresacadas del Libro de Oro de la Prensa Gráfica:

Agosto 1930
Sábado 2. “Un grupo de noventa comunistas fueron capturados en
Antiguo Cuscatlan en los momentos en que se reunieron en casa de
Juan Rivas y comenzaron a excitar a la gente que con armas en la
mano marcharían a San Salvador. Las autoridades, principalmente la
Guardia Nacional impidieron que las cosas tomaran otro cariz”.

Jueves 14. “Un grupo de individuos asaltó la casa de la finca “El Barullo” en jurisdicción de Zaragoza, cortando los alambres telefónicos e increpando a los colonos. Por los actos se cree son comunistas, pues huyeron en cuanto llegó la Guardia Nacional, dejando propaganda subversiva. La Guardia también capturé a unos individuos en la jurisdicción de Jayaque, decomisándoseles propaganda y banderas rojas y negras. Fueron traídos a la Policía Central con lo decomisado”.

Diciembre 1930.
Martes 23. “En realidad no era una falsa alarma de las vendedoras del mercado ayer, cuando supieron de un ataque comunista, pues nosotros tuvimos datos fidedignos de que un levantamiento general en todo el país estaba planeado ese día. Nos abstuvimos de informar lo referente a los sucesos de Santa Tecla, porque el propio Presidente de la República nos suplicó no lo hiciéramos para evitar mayores alarmas. Pero también en Sonsonate y en Armenia los grupos comunistas llegaron a la municipalidad y exigieron el poder, siendo rechazados y encarcelados por las fuerzas policiales de esos lugares”.

Efectivamente, en Santa Tecla desfilaron 12 mil trabajadores en su mayoría del campo. El movimiento de masas de que se hablaba en el mes de diciembre, se debió a airadas protestas en solidaridad con Agustín Farabundo Martí, que por estar detenido, exigían su libertad. Eso era todo. Desde luego que las masas se movilizaban por instrucciones del Partido Comunista.

Hubieron múltiples dificultades para llegar a las masas del campo,
pero se logró con ellas la unidad en la lucha por reivindicaciones inmediatas, se logró organizarlas, templarlas y orientarlas revolucionariamente. Se ganó en el campo el patio amplio del clero y arrebatar garbo, hegemonía y arrogancia a los terratenientes. Todo, por haber sabido ir a las masas, por haber habido abnegación, y en determinado grado, iluminados por el marxismo-leninismo.

Este importante trabajo realizado por el PCS entre la población agraria sienta las bases históricas de la alianza Obrera-Campesina, en nuestro país. Permite apreciar que pese a las debilidades teóricas producto de nuestra propia situación, tuvimos claridad de la necesidad de una inaplazable de vincular por medio de la lucha a los trabajadores del ampo con los de la ciudad. Para ello, el PCS contó con un programa agrario que contemplaba las reivindicaciones mediatas e inmediatas de la época, programa que se ganó los corazones de los trabajadores agrarios y permitió al Partido, haciendo miles de esfuerzos y sacrificios, el organizar, concientizar y movilizar a las masas del agro.

Los hijos e hijas de los mártires y héroes de aquel pujante movimiento obrero y campesino de esa época hoy empuñan orgullosos las armas bajo la gloriosa bandera del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), derramando su sangre y conquistando victorias para hacer realidad el sueño de sus padres, de dar nacimiento a una patria libre de explotación y miseria, a una patria socialista.

Miguel Mármol, Diciembre de 1981

En Ocasión del 50 Aniversario del Levantamiento Armado de 1932. Declaración del CC del PCS

EN OCASION DEL 50 ANIVERSARIO DEL LEVANTAMIENTO ARMADO DE 1932 Declaración del CC del PCS

Los acontecimientos del mes de enero de 1932 tuvieron a la base el catastrófico impacto de la crisis del sistema capitalista mundial en nuestro país y expresaron la resuelta disposición de las masas trabajadoras y populares en general a resolver el problema de la toma del poder que surgía al primer plano de la exigencia del momento. A 50 años de distancia no podemos tener de aquellos sucesos solamente la impresión de la horrible matanza que la oligarquía y el ejército desataron sobre los humildes que intentaron conquistar la liberación social con sus propias manos, aunque ciertamente es este uno de los aspectos que nos aproximan a una reflexión valedera en los momentos actuales: la burguesía salvadoreña no estuvo ni está en disposición de permitir pacíficamente la pérdida de sus privilegios sociales, económicos y políticos, y a cualquier precio, sin escatimar el costo en decenas de miles de vidas, ni todos los demás aspectos del costo social que ello signifique, defendió y defiende hoy sus injustos intereses.
Los comunistas de hoy inclinamos nuestras banderas ante los heroicos fundadores de nuestro partido y de los luchadores de todo un pueblo que supieron cumplir con su deber, pero creemos que, sin perjuicio de detenernos posteriormente en el estudio del fenómeno insurreccional del 32, estimamos importante caracterizar algunos aspectos del mismo en ocasión del 50 Aniversario de su realización.

Las condiciones económicas y políticas del momento, como ya dijimos, correspondieron a una grave crisis económica del capitalismo mundial. La economía norteamericana entró al furioso torbellino en un momento álgido de aquella crisis con la quiebra de la Bolsa de Valores de New York y la consiguiente bancarrota de cientos de bancos y miles de empresas industriales, comerciales y de servicios; fueron lanzados a la calle millones de trabajadores. En los países capitalistas de Europa el panorama fue el mismo. En los países coloniales y dependientes se descargaron los efectos de la crisis económica de las metrópolis y en nuestro país vinieron acompañados por una aguda crisis política:

Después del gobierno de Pío Romero Bosque, sucesor de la
dictadura de los grandes terratenientes Meléndez-Quiñónez, se estableció el gobierno del Ingeniero Arturo Araujo. Romero Bosque fue impulsor de ciertas reformas políticas que permitieron a Araujo ganar arrolladoramente las elecciones presidenciales de1930, tras una campaña de propaganda basada en postulados del ideario del pensador reformista pequeño-burgués, Alberto Masferrer, quien además, participó personalmente en dicha campaña.

Este intentó hacer un gobierno reformista burgués sumamente tímido, pero su propaganda del período electoral y la relativa tolerancia al movimiento popular durante sus primeros meses lo llevaron a chocar con los intereses de la oligarquía cafetalera y terrateniente en general. Esto fue así, pese a que este gobierno no respondía ni tan siquiera a la necesidad de realizar las reformas oportunas para el desarrollo del mismo sistema capitalista en El Salvador.

Los amos del café, desesperados por la aguda crisis económica y espantados ante el combativo movimiento de masas ensanchado por ésta y orientado por el trabajo del Partido Comunista, se opusieron a todo intento de reforma social , por tímida que ésta fuera, cerrando así toda posibilidad de enfrentar las consecuencias políticas de la crisis por una vía que no fuera la de la represión y de la dictadura militar.

El Partido Comunista de El Salvador, fundado el 28 de marzo de 1930
corno fruto del desarrollo del movimiento obrero y de la necesidad histórica de dotar a éste de su Partido Político para la lucha contra el Capital, realizaba un importante trabajo de organización sindical en la ciudad y el campo. Nacido en la cresta de una grave crisis económica y política, concitó de inmediato el odio de la oligarquía, que vio en los comunistas un grave peligro que debía ser eliminado a toda costa para asegurar la tranquila perduración de su reaccionario dominio sobre nuestro país.

El Salvador entró así en la turbulencia de una situación revolucionaria que situó el problema del poder en el primer plano. Mientras por un lado, “los de arriba” no podían seguir gobernando antes, sin resolver sus contradicciones entre si y con el pueblo, “los de abajo” no querían igualmente seguir viviendo como antes.

Para formarnos una idea de la magnitud de aquella crisis
en nuestro país e imaginar sus consecuencias políticas, basta recordar el descenso vertiginoso de los precios del café, que llegaron a trece colones por quintal, los miles y miles de desempleados en la
ciudad y el campo, los jornaleros agrícolas deambulando con sus
familiares en los caminos, sin qué comer, sin qué tener para vivir y la
incapacidad del Estado para responder al gasto público.

Pronto se hizo evidente la incapacidad del gobierno de Araujo para enfrentar la crisis y eso promovió la acción del ejército con iniciales matices democráticos, pero en definitiva fortaleciéndose en sus filas las posiciones más derechistas. El golpe cuartelario del 2 de diciembre de 1931, que derrumbó al gobierno de Araujo y llevó al poder al General Maximiliano Hernández Martínez, se constituyó en enero en la solución militar contra-revolucionaria a la crisis.

Fue en aquel cuadro de agudas contradicciones sociales y vuelcos políticos, que el recién fundado Partido Comunista de El Salvador supo hacer frente a la máxima prueba de toda organización revolucionaria: conducir a las masas populares a la lucha armada por el poder; con los resultados históricamente conocidos y aún no suficientemente enjuiciados.

La insurrección de 1932 que correspondiendo al atraso social imperante, fue principalmente una rebelión campesina, contó para su estallido con los fuertes factores objetivos ya señalados, aunque no contó, porque no podía contar, con la adecuada dirección político-militar del Partido Comunista, teniendo en cuenta que éste tenía apenas menos de dos años de edad y carecía por tanto, de la suficiente experiencia y capacidad para dar organización y dirección eficiente a la insurrección.

No se puede ignorar, sin embargo, que aún antes de la fundación de su partido, los comunistas realizaron un extenso y ramificado trabajo de organización de las masas de la ciudad y del campo, difundiendo las ideas de la revolución social, educando políticamente al pueblo, elevando en definitiva su conciencia. Esto es lo que explica por qué la insurrección popular surgió indisolublemente vinculada a los comunistas.

Es incuestionable que el problema del poder ocupó un puesto central en la insurrección de 1932; incluso se probó a constituir “soviets” en algunos lugares de las zonas insurrectas, pero el carácter de la revolución por la que se luchaba no estuvo suficientemente clarificado. Según el testimonio de compañeros que vivieron esa experiencia, el Partido había definido que aquella era la etapa de la “revolución democrático-burguesa” pero es sumamente dudoso que tal definición fuera todavía comprendida por su militancia de base y, mucho menos, por las masas. En realidad, hacer una acertada definición del carácter de la revolución es un problema nada fácil, que el PCS no pudo resolver durante decenios, sino hasta tiempos bastante recientes.

En todo caso opinamos que para hacer la caracterización de aquel
movimiento revolucionario se ha de tomar en cuenta el incipiente nivel de desarrollo cuantitativo y cualitativo de la clase obrera de la época, propio del escaso desarrollo de las fuerzas productivas en las condiciones de un país agrario.

Los comunistas comprendieron la necesidad de derrocar por la violencia el viejo poder oligárquico, aunque participaron en las elecciones municipales en los primeros días de enero, el mismo mes de la insurrección.

¿Acaso no fue ésta una dura exigencia de la historia para un partido joven? ¿Acaso no fue una valiosa y aleccionadora experiencia para
el propio PCS, ésta de pasar casi de inmediato de una forma de lucha a otra superior?

La derrota de la insurrección y sus duraderas consecuencias negativas en la historia de nuestro país, llevaron incluso a algunos comunistas,
a conclusiones alejadas de todo juicio histórico justo en las cuales la insurrección de 1932 aparecía como un tremendo y catastrófico “error cuyo precio fue necesario pagar durante décadas”. Tales conclusiones influyeron en alejar por demasiado tiempo al PCS de la elaboración de una línea revolucionaria, basada en su propia experiencia revolucionaria. Incluso en un tiempo llegó a prohibirse a la militancia hablar de la existencia de su Partido Comunista, supuestamente para “asegurar su desarrollo fuera del peligro de la represión”. la historia de la revolución mundial ha confirmado con creces el sabio juicio de Marx, según el cual: “La derrota después de un buen combate es un hecho de no menor importancia histórica, que la victoria que se logra fácilmente”.

En 1932 el pueblo oprimido y el naciente Partido Comunista respondieron al reto de la historia y se lanzaron a la lucha armada contra el enemigo de clase; de la derrota de la insurrección y sobre los cadáveres de los treinta mil trabajadores asesinados durante la bestial matanza que la siguió, surgió la dictadura militar que hoy está llegando a sus últimos días, bajo los golpes del puño popular. Así, pues, en 1982, 50 años después, el pueblo y sus organizaciones de vanguardia también responden al reto de la historia, nos enfrentamos con los
herederos de aquellos que en 1932 cazaron millares de revolucionarios y pacíficos ciudadanos y, saludaron la matanza como una “sagrada necesidad” para defender “el orden y la ley”. Nuestros enemigos de hoy son nuestros enemigos de ayer.

Los imperialistas yanquis, que después de 1932 apoyaron a la feroz dictadura militar derechista surgida del baño de sangre, son lo mismos que hoy apoyan y realizan contra el pueblo salvadoreño, en criminal complicidad, un baño de sangre mayor que el de 1932.
Como en aquellos años, la crisis económica y política son las dos caras de la crucial situación histórica que busca salida; y la solución impedida hace 50 años se abre paso hoy inconteniblemente.

Los comunistas salvadoreños, las fuerzas revolucionarias hermanas
y el pueblo todo, continuamos hoy, con más experiencia, con más fuerza, con más organización, con más destreza y con igual decisión inquebrantable de vencer, la tarea inconclusa de ayer.

Pero también hay diferencia del presente respecto a 1932: el pueblo salvadoreño construye la más grandiosa empresa unitaria de su historia y las banderas que el FMLN levanta en los frentes de la guerra popular revolucionaria, expresan los intereses, la conciencia, la acción combativa, organizada y experimentada de inmensos sectores del pueblo, directamente incorporados a la lucha: los heroicos revolucionarios del 32, no pudieron contar con la enorme y calurosa solidaridad internacional que hoy apoya nuestra lucha. El mundo de aquellos lejanos días de derrota se entero apenas de los sucesos por las noticias periodísticas, que en la mayoría de casos hablaron de un “complot rojo” aplastado en un pequeño país latinoamericano y del “vandalismo comunista” castigado por los “defensores del orden”: en la minoría de los casos, los periódicos del mundo hablaron de la horrible matanza. Hoy, en cambio, la lucha de nuestro pueblo concita la más amplia solidaridad internacional, incluyendo la solidaridad del pueblo de Estados Unidos.

Agustín Farabundo Martí, fundador emérito del PCS y el más destacado dirigente de aquella alborada revolucionaria, esta para siempre en el corazón del pueblo trabajador y su nombre es el de la vanguardia unificada que dirige hoy su lucha; los nombres de otros mártires y héroes de 1932, humildes trabajadores todos ellos, son estandartes de combate y denominan nuestros actuales frentes de guerra: Modesto Ramírez, Francisco Sánchez, Feliciano Ama. Es esta una natural y lógica expresión del respeto y admiración que merece a las actuales generaciones de revolucionarios, la memoria de aquellos que hace 50 años nos enseñaron a no abandonar a las masas insurrectas y a luchar resueltamente por la victoria de la revolución.

Muchísimos nombres más de ejemplares revolucionarios y patriotas participantes en la imborrable gesta liberadora de 1 932, caídos los más, sobrevivientes los menos, llenan las páginas de la historia de El Salvador y América Latina, en el presente siglo: Rafael Bondanza, Segundo Ramírez, Mario Zapata, Alberto Gualán y tantos más.

En los actuales días, se unen a aquellos nombres los de Víctor Manuel Sánchez, Lil Milagro Ramírez, Dimas Alas, Rafael Arce Zablah, Humberto Mendoza, Rafael Aguiñada Carranza, Ernesto Jovel, Clara Elizabeth Ramírez, Miguel Ángel Gámez, Manuel Castillo, Rafael Aguiñada Deras, Juan Chacón, Raúl Hernández, Juan Castro. Leonel Arevalo Martínez, Manuel Franco, Felipe Peña, Carlos Arias, Sebastián Guevara, Irma Elena Contreras y cientos de ejemplares revolucionarios más, junto con insignes demócratas no marxistas, como Enrique Álvarez Córdoba y auténticos y ejemplares cristianos, encabezados por Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

El camino de la violencia revolucionaria emprendida por las masas trabajadoras en 1932, respaldó la justeza de las exigencias populares por y clamó por la libertad y justicia, el trabajo, la salud y a educación,
por el derecho del pueblo a ser dueño de su propio destino, sin embargo, la experiencia demostró que la violencia revolucionaria de las masas ha de expresarse necesariamente en un ejército igualmente revolucionario.

Ni nuestro pueblo, ni nuestro Partido contaron con el tiempo suficiente para construirlo, circunstancia que influyó decisivamente en su derrota. Lenin enseñó: “El ejercito revolucionario se necesita para batallar y dirigir militarmente la lucha que las fuerzas del pueblo despliegan…”El ejército revolucionario se necesita porque los grandes problemas de la historia se pueden resolver únicamente por la fuerza y la organización de la fuerza en la lucha de nuestros días es la organización militar”. Siguiendo a Lenin se comprende como “los grandes problemas de la historia” de El Salvador de 1932 no podían ser resueltos sino por la fuerza y de allí la justificación histórica de la insurrección popular. Pero esa fuerza hubo de ser organizada, exigió ser organizada y no lo fue, ni lo podía ser tomando con cuenta la cortísima edad y la consiguiente falta de experiencia de nuestro partido.

La derrota inflingida al movimiento popular en 1932, inicio largos años de sangrienta dictadura militar. El Partido Comunista al aplastante golpe recibido, se convirtió en el único y solitario luchador por las ideas del marxismo-leninismo; en su seno aparecieron tendencias que , evaluando la insurrección a partir únicamente de sus resultados, renunciaban a la lucha armada, dando pie así al nacimiento y perduración de posiciones reformistas. Pese a todo ello el Partido Comunista fue la única organización revolucionaria capaz de resistir durante décadas las embestidas represivas de los distintos gobiernos que fueron eslabonando la cruel cadena de la dictadura castrense reaccionaria.

En el seno del PCS fueron formadas generaciones enteras de revolucionarios, fue el partido la fuente primicial donde adquirieron las nociones del marxismo-leninismo destacados revolucionarios,
dirigentes sindicales y estudiantiles, dirigentes campesinos, activistas y dirigentes políticos, jefes guerrilleros y combatientes, algunos de los cuales engrosaron las filas de organizaciones revolucionarias hermanas.

A 50 años de distancia de la gloriosa insurrección popular, los grandes problemas de nuestra historia exigen solución mediante la fuerza, y nuestro pueblo de nuevo se ve abocado a realizar esta hazaña y junto a él, combatiendo y sangrando, está el PCS, surgido a la lucha armada de una historia de medio siglo de heroísmo, aciertos y errores, conciente de su deber y de su papel y educado en las lecciones de todas las formas de lucha, asimiladas a lo largo de su dilatada, azarosa y difícil existencia.

A partir de 1970 el movimiento revolucionario se enriqueció con el surgimiento de las hermanas organizaciones revolucionarias armadas, junto con las cuales, luego de un tempestuoso período de acre polémica, se encuentra el PCS construyendo la empresa unitaria más grande de nuestra historia, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. El Partido Comunista de El Salvador ha entregado a esta unificación una contribución valiosa y considera indeclinables sus banderas unitarias.

En el proceso de la unidad, nuestro Partido ha invertido no pocos esfuerzos y su consecuente lucha le ha permitido, a través de un honrado y franco proceso autocrítico, encontrar y superar los errores
que debían ser derrotados, para situarse en el lugar que corresponde a su misión histórica y a la vanguardialidad de las ideas del marxismo-leninismo.

A partir del 28 de febrero de 1977, luego de la masacre en la Plaza Libertad, se produjo el vigoroso encuentro de las masas populares mayoritarias con el camino iniciado 7 años atrás por las organizaciones revolucionarias hermanas y por sectores populares avanzados; y dio comienzo también el complicado viraje del PCS hacia la lucha armada y la consiguiente creación de su brazo armado, las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL). Se ha sintetizado unificadoramente así la larga y rica experiencia de nuestro partido, con la guerra popular revolucionaria que se desarrolla ascendentemente en nuestro país.

De la misma manera que en el 32, a nuestro pueblo sólo le quedó, en la confluencia de los años 70 y 80, el camino de la lucha armada para poner fin a la sangrienta y constante represión, conquistar la libertad, la justicia, la independencia verdadera de la nación y hacer respetar su razón y su voluntad, mil veces burlada cuando intentó expresarla en el marco de la leyes. La Junta Militar Democristiana intenta hoy lo imposible: engañar al pueblo con unas elecciones en las que nadie cree ni puede ya creer en nuestro país; la verdad es que esas elecciones de
Asamblea Constituyente no son sino el ropaje político para legitimar la agresión que los sectores más guerreristas y contra-revolucionarios del imperialismo yanqui, encabezados por Haig-Reagan, pretenden realizar contra el pueblo salvadoreño, ya sea con su propia mano o valiéndose de la mano de los gobiernos latinoamericanos más reaccionarios y militaristas.

En 1932 las elecciones se organizaron y se realizaron para institucionalizar la dictadura establecida en diciembre de 1931 y precedieron inmediatamente a la insurrección: en 1982 las elecciones se programan en medio del desarrollo de la guerra popular revolucionaria, para legalizar la agresión a nuestro pueblo; esta mezcla de elecciones y contrarrevolución sanguinaria es una constante de nuestra historia durante los 50 años pasados, pero hoy esa fórmula está condenada al fracaso y solamente sirve para hacer evidente la incapacidad de la dictadura militar para derrotar al FMLN y la apremiante necesidad en que se encuentra de contar con tropas invasoras extranjeras para alargar su agonía. Si tales planes son ejecutados por el imperialismo yanqui y la dictadura militar fascista, pueden prender las llamas de la guerra en toda Centro América e incluso extenderla a regiones del Caribe, con todos los riesgos que hay en ello para la paz mundial, pero no lograrán derrotar al pueblo salvadoreño ni a ningún otro pueblo de esta parte tensa y sensible de la Tierra. El FMLN, al mismo tiempo que adelanta su lucha liberadora, realiza un gran trabajo político y diplomático por impedir la agresión y ahorrar a nuestros pueblos sangre y sufrimiento, y ahorrar al mundo los peligros de la ruptura de la paz.

Las añosas estructuras económica-sociales del país exigían ya en 1932 ser cambiadas. A 50 años de distancia, el FMLN-FDR expresan hoy la oposición de vastos sectores mayoritarios de la nación a las injustas y opresivas estructuras económicas, sociales y políticas; y si hace 50 años se pudieron encontrar medios paliativos para la crisis, en estos momentos los paliativos ya no bastan y la revolución avanza como
único recurso para resolverla de modo estable, definitivo y en favor del pueblo.

Nuestros héroes del 32 no pudieron formar un ejército revolucionario que batallara y dirigiera militarmente la lucha que las masas del
pueblo desplegaron contra el ejército oligárquico, ahora, en cambio, hemos logrado construir su ejército revolucionario, expresión de sus intereses y verdadero y único garante del triunfo de la revolución y de su efectiva defensa. Nuestra lucha despierta hoy la solidaridad de todos los pueblos del inundo y de gobiernos amigos, nuestro país es sinónimo de heroísmo ilimitado, de audacia e inquebrantable
decisión de vencer.

Si hace 50 años los trabajadores del mundo se compadecieron de un pueblo masacrado y vejado y deploraron la suerte de una vanguardia revolucionaria que, aún sabiendo cumplir hasta el final con su deber fue derrotada, hoy presencia y apoya la culminación de aquel esfuerzo heroico, con un pueblo que ha aprendido ya a golpear y a derrotar a sus enemigos. La sangre derramada por nuestros mártires durante más de 50 años germina hoy en estas luchas y en la victoria que no está
lejana.

La insurrección popular del 32 y la fundación de nuestro partido, son acontecimientos estrechamente vinculados que han tenido honda repercusión en la historia política del país y la derrota sufrida a manos de los oligarcas tuvo a su base la debilidad del destacamento revolucionario de vanguardia, pese a la razón y a la justicia que asistió al pueblo insurrecto.

Contamos ahora con la razón y la fuerza para triunfar, con el ánimo inquebrantable de vencer. Nuestro pueblo avanza incontenible hacia el logro de su liberación definitiva.

Esta lucha encarnizada e includicable es el mejor homenaje a nuestros héroes y mártires de 1932.

¡GLORIA ALOS MARTIRES Y HEROES DE LA INSURRECCION DEL 22 DE ENERO DE 1932!

¡GLORIA A LOS FUNDADORES DEL PARTIDO COMUNISTA!

¡UNIDOS PARA COMBATIR HASTA LA VICTORIA FINAL!

¡REVOLUCION O MUERTE, VENCEREMOS!

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS!

El Salvador, enero de 1982

CEM publica Declaración del PCS sobre levantamiento armado de 1932

SAN SALVADOR, 20 de abril de 2009 (SIEP)
“En 1982 hubo una intensa discusión sobre los acontecimientos de 1932 al interior de la dirección y bases del Partido Comunista que era un partido en guerra y de las otras organizaciones revolucionarias que integraban el FMLN” sostuvo el Lic. Roberto pineda, coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Fue precisamente ese ambiente de discusión el que permitió la reanudación en enero de 1982,de la revista teórica del PCS, FUNDAMENTOS Y PERSPECTIVAS, que publicó su cuarto numero, de donde reproducimos estos materiales. El tercer número había sido publicado en junio de 1980…antes del cierre de la UES” recalcó el académico universitario.

En la presentación de este cuarto número de Fundamentos y perspectivas se explica que entre junio de 1980 y enero de 1982, el PCS “afrontó con seriedad y responsabilidad el reto histórico que la revolución salvadoreña le exige, aportando todas sus energías en el fortalecimiento de la unidad revolucionaria y democrática.”

Presentamos digitalmente en esta oportunidad, tomados de este numero 4 de Fundamentos y Perspectivas, tres trabajos: el primero es la Declaración del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, en ocasión del 50 aniversario del levantamiento armado de 1932, preparado por Schafik Handal.

El segundo es un testimonio del legendario comunista salvadoreño Miguel Mármol sobre como La Regional va a las masas del campo. Y el tercer trabajo es de Federico Baires, nuestro querido Lico, que en ese entonces dirigía el Centro de Investigación y Documentación del PCS y quien falleció el año pasado, y que trata sobre El valor histórico de los testimonios de Miguel Mármol acerca de la insurrección de 1932.

Mucha razón tenía nuestro querido Lico cuando escribió: “Durante mucho tiempo, los escritores e ideólogos al servicio de la burguesía criolla y del imperialismo, falsificaron a su antojo todo lo relacionado con la insurrección. En esa nefasta tarea han coincidido en los objetivos, aunque variado en los métodos, desde los burdos y enfermizamente anticomunistas de antaño como Schlessinger, hasta los más cautelosos y aparentemente objetivos de hoy día, como Anderson.”

Concluyó el Lic. Pineda subrayando que “estos tres trabajos son valiosos y permiten conocer de primera mano el esfuerzo de los comunistas por conducir esta insurrección y por otra parte, desvirtuar los señalamientos que desde la derecha basándose en una supuesta “objetividad científica” se hacen para deslegitimar este heroico rol del PCS en la historia revolucionaria de nuestro país.”