Italo Lopez Vallecillos

Italo Lopez Vallecillos

NACIO EN el barrio de Concepcion de la ciudad de San Salvador, a las 09:00 horas del martes 15 de noviembre de 1932.

Fue hijo biologico de Lucinda Lopez Cuellar quien fallecio cuando el futuro escritor tenia siete años de edad y de Renato Castello Escrich, quien lo abandono, para dirigirse a la zona oriental del pais, donde el escritor lo encontro años mas tarde y se dedico a pasar algunas temporadas en su compañia.

Tomo su segundo apellido literario de Victor Vallecillos y su esposa Juana, una familia que lo acogio bajo su tutela, en la zona de la Iglesia del Calvario. Por desgracia, su padre adoptivo fallecio joven, por lo que Lopez Vallecillos se vio en la necesidad de emplearse en humildes colchonerias y ventas de muebles del centro capitalino, a la vez que realizaba sus estudios en la Escuela “Joaquin Rodezno”. Egreso de bachillerato del Instituto Nacional “Francisco Menendez”, de cuyo organo de difusion fue editor y distribuidor pragmatico.

Surgio a la vida literaria al ganar, a los diez años de edad y junto con Waldo Chavez Velasco, un certamen estudiantil organizado por El Diario de Hoy. En 1950 asumio la direccion de la pagina infantil de La Prensa Grafica, que anteriormente era redactada por Chavez Velasco por entonces tambien alumno de la escuela publica capitalina “Joaquin Rodezno”, bajo la supervision del humorista Jose Jorge Lainez.

En marzo de 1950, se incorporo al ceniculo literario juvenil desarrollado los martes de cada semana, a partir de las 17:00 horas, en la Escuela Normal de Señoritas “España”. A esas reuniones de intercambio artistico asistieron futuros escritores y autoras, como Mercedes Durand, Waldo Chavez Velasco, Irma Lanzas, Eugenio Martinez Orantes, Alvaro Menen Desleal, Orlando Fresedo, Mauricio de la Selva y otros.

Dirigio la efimera revista Hoja (1956-1957), publicada por la Casa de la Cultura de San Salvador y cuyo primer numero aparecio en 1949. En ella colaboraban Alberto Guerra Trigueros, Rene Arteaga, Carlos Sandoval, Waldo Chavez Velasco, Roque Dalton, Eugenio Martinez Orantes, Mercedes Durand, Mauricio de la Selva, Otto Rene Castillo y Manuel Olsen.

Su poema Canto general en seis estancias resulto ganador del primer premio en los II Juegos Florales de Zacatecoluca (19 de diciembre de 1952), a los que se presento amparado bajo el pseudonimo “Peregrino”.

Por pocos meses, fue subdirector-editor-gerente del periodico El independiente, fundado el 2 de abril de 1955 por el joven Jorge Pinto h. y que dejo de publicarse en diciembre de 1957. Abandono este cargo debido a discrepancias con la direccion de dicho medio.

Nombrado poeta oficial del Club de Alpinismo Centroamericano “El Diario de Hoy” (agosto de 1955), formo parte del grupo Octubre y, con posterioridad, de la Generacion Comprometida, grupo literario cuyo nombre fue creado por el propio Lopez Vallecillos, aunque su mismo autor cuestiono su verdadero contenido y propositos generacionales.

Becado por el Instituto de Cultura Hispanica, estudio periodismo en España (1956-1959). Tras su retorno al pais, colaboro en periodicos nacionales y fue director de la coleccion Papeles de poesia, que durante los años finales de la decada de 1950 sostuvieron la Casa de la Cultura de San Salvador y su grupo de apoyo, la Asociacion de Amigos de la Cultura.

A partir del domingo 1 de febrero de 1959 se desempeño como presentador del Noticiero Ceteco, tercer noticiario televisivo salvadoreño, patrocinado por esa marca de leche en polvo y transmitido todos los dias, a partir de las 13:15 horas, mediante el nuevo YSU canal 4. Como un aporte significativo para la television salvadoreña, este espacio noticioso contaba con servicios graficos internacionales aportados por la compañia estadounidense CBS. Dos meses despues de su primera transmision, el noticiario cambio su horario para las 19:00 horas.

Director de la Editorial Universitaria “Jose B. Cisneros” (Universidad de El Salvador, casa editora inaugurada el viernes 27 de febrero de 1959), fue miembro fundador del Partido Radical Democratico, organismo de izquierda nacionalista, de corta duracion. Ademas, se desempeño como corredactor de su organo semanal de difusion impresa, denominado El radical, que aparecio entre julio de 1959 y agosto de 1960.

A partir de 1960 fue director de la centenaria revista La universidad, lo que desperto sospechas en su contra entre las fuerzas policiacas del regimen de Jose Maria Lemus, por lo que fue capturado por la Seccion de Investigaciones Criminales de la Policia Nacional, el jueves 7 de septiembre de 1960, poco despues de los desordenes callejeros universitarios y la primera invasion militar al campus, ocurrida en la noche del viernes 2 de septiembre de ese mismo año.

Fue liberado junto con otros reos politicos tras el derrocamiento de Lemus, en la mañana del miercoles 26 de octubre de 1960. Fue recibido y vitoreado en las afueras del reclusorio por una multitud compuesta por veinticinco mil personas. En una ceremonia desarrollada en Casa Presidencial (barrio San Jacinto), a partir de las 11:00 horas del sabado 5 de noviembre de 1960, la Junta de Gobierno entrego a la Asociacion General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS) las fichas policiales de cada uno de los estudiantes detenidos, entre las que se encontraba la de Lopez Vallecillos.

Desde marzo de 1961 fungio como director del consejo de redaccion de la revista Vida universitaria, otro de los mas importantes organos intelectuales de la Universidad de El Salvador, en cuyo paraninfo ofrecio un recital poetico, en la noche del viernes 26 de mayo de ese mismo año.

A las 10:00 horas del 21 de julio de 1961, fue capturado por las autoridades policiales del Directorio Civico-Militar, quienes lo condujeron, junto con 17 compatriotas mas, hacia el avion presidencial, que despego del aeropuerto de Ilopango y los condujo a Managua (Nicaragua), donde fueron dejados sin documentos ni dinero. Para poder sobrevivir, Lopez Vallecillos obtuvo un modesto empleo en una radioemisora local. Regreso al pais en la primera semana de septiembre de ese mismo año, tras hacer el recorrido a pie, a caballo y en automovil, en permanente evasion de la vigilancia establecida. Una vez llegado a la capital salvadoreña, denuncio su caso en los periodicos y obligo al Directorio a otorgarle garantias de vida y trabajo, a la vez que sus colegas periodistas lo apoyaron con un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia. Gracias a estas acciones, pudo retornar a sus labores en la Editorial Universitaria.

Su poemario Subita presencia obtuvo el segundo premio poetico en los Juegos Florales Dicembrinos de Nueva San Salvador (1961). Un año mas tarde, se hizo con la maxima presea en el concurso anual de cuentos de Navidad, promovido por el diario capitalino La Prensa Grafica.

En septiembre de 1963, contrajo nupcias con la medica salvadoreña Silvia Margarita Castellanos. Procreo con ella a Silvia, Italo Eduardo y Victor, convertidos en los albores del siglo XXI en destacados profesionales de formacion academica internacional, dedicados en El Salvador y Estados Unidos a campos de trabajo que abarcan desde el analisis literario hasta la fisica nuclear.

Desde septiembre de 1965, se incorporo a las filas del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), un partido politico de intelectuales progresistas, desaparecido en los años 90. Sobre esta faceta de su vida, el ya fallecido Dr. Meliton Barba, su colega en esas gestas partidarias, escribio reveladoras paginas en su libro testimonial Italo Lopez Vallecillos, el politico (San Salvador, 1996).

En su caracter de director de la Editorial Universitaria y miembro del Patronato de la Biblioteca Central de la Universidad de El Salvador, acompaño al rector Dr. Fabio Castillo Figueroa a Harvard (Massachussets, Estados Unidos), con el fin de hacer una primera evaluacion de la valiosa coleccion de libros de antropologia, arqueologia e historia, que pertenecio al Dr. Edwin M. Shook. Tras la evaluacion de otra comision y de expertos consultados, las 13,026 piezas de la Coleccion Shook fueron compradas en 150,000 dolares, el 25 de octubre de ese mismo año, en una transaccion presidida en Harvard por el fiscal universitario, el tambien abogado y escritor Jose Maria Mendez. Despojada de muchos de sus mas valiosos volumenes durante intervenciones militares y desastres naturales como resultado de los cuales muchos libros fueron vendidos en Estados Unidos, los restos de la Coleccion Shook se guardan, desde 1995, en el Instituto de Estudios Antropologicos, Arqueologicos e Historicos del Alma Mater nacional.

Por la calidad de su obra poetica, fue uno de los autores seleccionados por el escritor uruguayo Mario Benedetti para su antologia Los mejores poemas de amor de Hispanoamerica (Uruguay, 1967).

Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua, fungio como director de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA, San Jose, Costa Rica, 1970-1975) y de UCA Editores (1975-1983), perteneciente a la Universidad Centroamericana “Jose Simeon Cañas” (UCA, San Salvador), a la que fundo y doto de casi todas las colecciones de su fondo bibliografico.

Retorno a Costa Rica en octubre de 1983 por la situacion de intolerancia politica imperante en El Salvador, que motivo sendos atentados dinamiteros contra su residencia y las oficinas de UCA Editores. En la capital tica dirigio las publicaciones de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y la pagina cultural del Diario de Costa Rica, hecho que le merecio la entrega del Premio “Joaquin Garcia Monge”, conferido por primera y unica vez a un extranjero.

Fallecio en la sala de operaciones de un hospital de la ciudad de mexico, el 9 de febrero de 1986, a causa de un paro cardiaco que le sobrevino en medio de una complicada intervencion sobre una pancreatitis hemorragica.

Su vida intelectual puede resumirse en que fue un poeta, ensayista, dramaturgo, periodista, editor, divulgador cultural e investigador acucioso y prolijo, que realizo una importantisima labor intelectual en el ambito centroamericano.

Entre sus obras publicadas se encuentran Biografia del hombre triste (poesia, Madrid, 1954), Imagenes sobre el otoño (poesia, San Salvador, 1962, con ilustraciones de Camilo Minero y Carlos Cañas), mexico tras la cortina de cactus (carta abierta al mandatario mexicano Adolfo Lopez Mateos, San Salvador, 1963, 7 pags.), El periodismo en El Salvador (ensayo historico-critico, San Salvador, 1964), Gerardo Barrios y su tiempo (dos tomos, ensayo biografico-historico que, por presiones politicas, fue despojado del primer premio en el Certamen Nacional de Cultura, San Salvador, 1965), Burudi sur (pieza teatral en dos actos, premiada con mencion de honor en el XVII Certamen Nacional de Cultura de El Salvador, 1967. Fue publicada en la revista La universidad, San Salvador, marzo-abril de 1968), Puro asombro (poesia, San Salvador, 1970), Inventario de soledad (poesia, San Salvador, 1978) y Las manos vencidas (pieza teatral estrenada por el Teatro Universitario en 1967, pero no publicada, pese a su primer premio en los Juegos Florales de Quetzaltenango, Guatemala, 1964).
Escribio tambien los ensayos La influencia de mexico en la Independencia de Centroamerica, La insurreccion popular campesina de 1932, La dictadura del general Maximiliano Hernandez Martinez y la pieza teatral Celda noventa y seis (tres actos y un epilogo, 1975).

En 1987, la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), con sede en la capital costarricense, publico las 345 paginas de su Poesia completa donde se incluyo el poemario Del vulnerable amor, precedidas por un sentido testimonio de amistad escrito por el sacerdote jesuita Ignacio Ellacuria, rector de la Universidad Centroamericana “Jose Simeon Cañas”, asesinado junto con otros religiosos jesuitas y dos colaboradoras, en las primeras horas del 16 de noviembre de 1989, en una accion perpetrada por algunos elementos de batallones elite del ejercito salvadoreño.

En 1998, la direccion de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA dio a conocer su antologia Ciego afin, seleccionada y prologada por el intelectual salvadoreño Dr. Ricardo Roque Baldovinos.

Entre sus obras inconclusas o ineditas se encuentran el indice general de la poesia salvadoreña (1760-1960), Historia general de El Salvador (1525-1969), Espejo (poesia, 1962) y las galardonadas monografias historicas de Usulutan (1960) y Ahuachapan (septiembre de 1962, certamen del centenario de titulacion como ciudad al que se presento con el alias “Victor Prudencio Villareal”)

Plática con Óscar Bonilla, presidente del Consejo Nacional de seguridad Pública

Plática con Óscar Bonilla, presidente del Consejo Nacional de seguridad Pública

“Hago política pública, pero no tengo opción partidaria”
Preside una institución que para los ojos más críticos ha sido completamente ignorada por las últimas dos administraciones. Él, sin embargo, dice estar convencido de que la cosa ha cambiado y que se puede reducir la violencia desde la prevención.

Habla con más tranquilidad de su trabajo al frente del Consejo Nacional de Seguridad Pública que de su pasado en las filas de las Fuerzas Populares de Liberación, del suicidio de Cayetano Carpio y el asesinato de Mélida Anaya Montes.

17 años después de firmada la paz, asegura que nunca fue comunista y que desde la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS) las FPL lograron quitarle al partido comunista el control de la Universidad de El Salvador. En 1987 se fue a Francia, regresó en 1991, perdió dinero en el fraude financiero nacional más notorio (FINSEPRO e INSEPRO), y ahora mueve sus contactos con diferentes instituciones gubernamentales y privadas para conseguir fondos que permitan borrar tatuajes y reinsertar a los pandilleros.

Daniel Valencia y Edith Portillo /Fotos: Gracia Rodríguez
cartas@elfaro.net
Publicada el 16 de abril – El Faro

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¿Cómo fue a parar al Consejo Nacional de Seguridad Pública?
Llegó al Comité de gestión que organizó Salvador Samayoa. Había cierta preocupación de cómo crear un organismo en donde hubiera ciertas personas que facilitaran los entendimientos políticos. Estaban dos personas muy simbólicas en la negociación de los acuerdos de paz que eran David Escobar Galindo y Salvador (Samayoa).

A mitad de los noventa.
En ese momento se había creado el viceministerio de de Seguridad Pública, que entra don Hugo Barrera, y se crea el consejo para ayudar al diseño de la nueva institución. A partir de la administración Flores se le da un nuevo mandato al Consejo y se le agrega la misión de ejecutar el proyecto especial de la prevención social de la violencia y la delincuencia. Creo que el presidente Flores fue visionario en establecer el mecanismo de prevención para que se estableciera una cultura, al interior del estado, dirigido a poner factores de protección a los factores de riesgo, dada la situación de victimización y la percepción de violencia en el país.

¿Hugo Barrera se inventó el Consejo?
No sé si él fue el de la idea. Fue una discusión entre varios miembros de Naciones Unidas y el equipo que estaba cercano a don Hugo. En el periodo del presidente Flores yo estaba en el Tribunal Supremo Electoral de gerente de promoción institucional. Yo abrí los espacios a los medios de comunicación. Los periodistas tenían acceso a todo, a todo. Era un proceso que necesitaba legitimarse a partir de que en el pasado había sido una de las fuentes que cultivaron el conflicto armadazo en el país.

De ahí lo llaman.
Estando ahí, a Salvador lo nombran presidente del Consejo y me dice que si lo puedo acompañar junto con otras personas, incluyendo la Chelona Rodríguez.

¿A Samayoa ya lo conocía?
A Salvador lo conocí en el 79, cuando se incorporó a la guerrilla. Yo era el presidente de AGEUS. Eso es público y consta en mi currículo. Después de eso trabajamos en la gestión internacional: él como miembro de la comisión político diplomática y yo como encargado de las relaciones internacionales de las FPL (Fuerzas Populares de Liberación).

Eran muy cercanos.
Éramos un equipo. Hicimos documentos en donde planteamos que estábamos en contra del terrorismo, sobre todo el terrorismo que veíamos en Europa, y eso molestaba un poco los oídos de la cúpula del FMLN. Nosotros mirábamos que en los supermercados de Francia y España había actos terroristas, era el momento del conflicto este-oeste, y nosotros teníamos un punto de vista muy particular.

¿Cómo fueron sus años en AGEUS?
Era un momento muy crítico en el país. Todo lo que tenía que ser la función del estudiante en el proceso revolucionario era muy difícil. Era muy difícil que alguien que estuviera en la izquierda fuera estudiante; y yo era estudiante y peleaba por la reivindicación estudiantil. Eso me permitía a mí hablar de la universidad, ver problemas del presupuesto, de las facultades, los procesos de graduación, los problemas de las plazas de docentes que estaban repartidas en la facultad de medicina.

¿Cómo ve a estos bichos que se toman la UES y presionan, y logran que no se apruebe un préstamo para mejorar la UES?
Lo primero es que no sé si son universitarios. Tampoco puedo juzgarlos, porque sería irresponsable, porque no estoy viendo nada de eso.

¿Cómo se involucró con las FPL? Ahí tuvo un cargo importante.
No sé si era importante, pero tenía la responsabilidad de dirigir todo el trabajo internacional. Esto fue por mi experiencia universitaria. Nosotros logramos quitarle al monopolio comunista el control de la universidad, y pasar a lo que fue la incidencia e influencia de la nueva izquierda. Una izquierda que no venía de la escuela de la internacional comunista (que eso es lo que hace la diferencia de fondo de la izquierda y ciñe el debate al interior de la izquierda en el país).

¿Qué significaba ser presidente de AGEUS en esa época?
Ser universitario, de la Universidad de El Salvador, era un símbolo y no cualquiera llegaba a ser presidente de AGEUS. Asumí la presidencia en el momento de una disputa muy severa al interior de la izquierda; y el UR-19 –que era la organización influida por las FPL- tenía el control de AGEUS.

Usted era presidente de AGEUS cuando Samayoa renunció al gobierno.
Estando ahí participo con las FPL en actividades políticas. Salvador Samayoa, después de ser el ministro de educación más joven en la historia del país, decide –después de ver el fracaso del golpe de 1979- incorporarse a la guerrilla. Y lo hace de una manera pública, en el auditorio de derecho de la universidad.

Usted estaba ahí.
Yo organicé la Asamblea en donde se incorporó Salvador. Obviamente, cuando Salvador se incorpora, yo ya no estaba ahí. Él llegó con su gente y yo me retiré. Esa fue la primera vez que lo vi. Pasan unos meses, después de la Asamblea, y lo capturan.

Imagino que montar una evento como ese, para ese año, era muy riesgoso. Tenía que prepararse una seguridad…
No. Yo convoqué una Asamblea General para informar cómo está la situación del presupuesto. Ellos aprovecharon que estaba la Asamblea y llegaron ahí. Eso sí, teníamos una gran capacidad de convocatoria porque nosotros sí atendíamos los problemas de los estudiantes.

Pero ese no fue su primer paso en la “política”, ¿verdad?
Entramos a este proceso porque trabajábamos con campesinos, alfabetizábamos gente sin tener ninguna noción de la política y de la ideología. Era el puro sentimiento de solidaridad hacia la gente que más necesitaba, y sobre todo los campesinos que venían desplazados de la guerra con Honduras. Lo hacíamos en el cantón Nancintepeque, departamento de Santa Ana. Martes, jueves, sábado y domingo alfabetizando.

¿Adónde estudiaba?
En el Instituto Nacional de Santa Ana, con mucho orgullo.

De ahí salió Ana Guadalupe Martínez…
También el presidente de la Corte Suprema de Justicia. Yo fui presidente de los tres bachilleratos: del académico, el industrial y el comercial.

Usted andaba con ganas de estar metido en asociaciones, pues.
No andaba con ganas, simplemente uno nace como nace y hace lo que tiene que hacer en el momento que le corresponde. Usted tiene cierta formación, conciencia y no es un problema de capricho, es un problema de conciencia.

¿Le han reclamado por trabajar con el gobierno y antes haber estado en la guerrilla?
Quien rompió el hielo ahí fue Salvador Samayoa. Yo llegué con Salvador y Salvador será mi amigo toda la vida. Aquí lo que estamos haciendo es el bien en un país de libertades públicas, acentuadas, que no teníamos. Si me ponen a mí la oportunidad de servir, de salvar vidas, a mejorar al país, a ponerlo en la ruta del desarrollo… ¿Por qué no lo voy a hacer? Yo no estaba en el país, yo me vine de Francia, no estaba en Nicaragua, no estaba en México. Estaba en Francia, ya insertado.

¿Por qué Francia?
Estaba de representante en Europa para el FDR/FMLN.

Hay gente en la izquierda que dice que su salida se debió a problemas con los fondos de la organización.
Que lo demuestren. Yo nunca, nunca manejé un cinco. Jamás gestioné. Puedo pasar libre en cualquier parte. Si eso hubiera sido, ¿qué es lo que le toca? (Con su mano derecha hace el mate de una pistola y se la coloca en la sien). Especulaciones, como así mataron a mucha gente.

¿Por qué se fue?
Me retiré de las FPL en 1987 porque no estaba convencido que hubiera triunfo armado. Y como no estaba convencido ni entré convencido, convencido me retiré. Así de sencillo.

¿Y por qué entró entonces?
Convicción de que teníamos que cambiar y que tenía que haber democracia.

¿Usted disparó un arma cuando estaba en las FPL?
Le puedo garantizar que no tomé las armas.

¿Cuáles eran sus funciones?
Era político y diplomático.

¿Cómo fue romper con las FPL? ¿Con quien habló?
Conmigo mismo y con mi señora. Vi que las cosas no iban por donde yo estaba convencido.

Usted vivió la guerrilla en los años en que la lucha interna por el poder, por el control, era fuerte.
Sí. Era radical, duro, me enseñaban las armas los otros. Era desproporcionado, no había razón. Ahí era la fuerza y nosotros dominábamos, éramos los más fuertes.

Lo mismo dicen todos
Noo, es que no es “lo mismo dicen todos”. ¿Y quién tenía el control pues? Nosotros.

Explíquenos.
Usted tenía las organizaciones más grandes, las organizaciones populares más fortalecidas, usted tenía un trabajo con sectores más progresistas, con Salvador Samayoa –que no tenía ninguna razón para meterse en eso porque era un hombre muy sensible-; gente que formó parte de los sectores más poderosos del país que formaron parte en eso, y murieron. Ahora, el tema es que eso no es suficiente para orientar… para tener en la actualidad… es otra cosa. En ese momento estaba claro lo que había que hacer.

¿Quiénes murieron?
Estaba Enrique Álvarez Córdova, el rector de la Universidad, que no era y se convirtió… a Salvador lo capturaron…

El pleito entre las fracciones era de…
Todos contra todos.

¿Por qué?
Porque había concepciones diferentes de lo que pasaba en el país. Eran orígenes diferentes… aunque las FPL venían de una escisión del partido comunista, sobre todo su secretario general. Pero no todos en las FPL eran comunistas. Yo no era comunista, Salvador no era comunista. Eso es lo que hace la diferencia. El país ha cambiado y los salvadoreños hemos cambiado pero otros vivimos en el pasado. Creo que ha evolucionado más la derecha que la izquierda.

Hay un punto crucial en esos años que se ilustra con la muerte de Cayetano Carpio y Mélida Anaya Montes… Usted estuvo ahí, ¿qué pasó?
Ahí hay mucha distorsión. Cayetano se suicidó. Todavía está muy reciente el país y pasaron cosas demasiado gruesas ahí. Hay gente que habla y dice que saben del tema pero… yo vi y todavía falta…

Cuéntenos su versión. Usted era muy cercano…
¿A quién?

A Cayetano Carpio.
También era cercano a Mélida. Es que cuando usted está convencido de algo no es de quién está usted cercano, usted tiene las ideas claras. Los conocía, los apreciaba. Cada uno agarró el rumbo y defendía las ideas que creía eran las correctas en ese momento. Creo que llegar ahí y morir en las condiciones en que murió esta señora son condiciones inaceptables. Creo que eso es lo que más me marca a mí para decir: así no se vale.

¿Pero cuál es su versión, qué sucedió?
Es que no sé… el tema ahí es… es la discusión si es la vía de la negociación o de continuar fortaleciendo la vía militar y en torno a esas dos ideas se presenta la dificultad. Y le adjudicaron a Mélida que estaba por la negociación y que Cayetano estaba por la negociación. Y eso generó una contradicción al interior que terminó con el asesinato de ella y el suicidó de él. Eso es lo fundamental, pero obviamente era una crisis de toda la izquierda. No se hallaba para dónde agarrar, estaba en franca debilidad, no sabía qué hacer con la guerra. Eran concepciones diferentes. El ERP focalizando su recursos y por eso impactaba más. Las FPL dispersaban más sus recursos y los otros
andaban ahí en medio de esas dos corrientes.

¿Cómo logra una organización tan diferente en lo interno mantener una guerra de 12 años?
Porque había un objetivo común. La diferencia era tan acentuada, pero el objetivo era común y estaba claro que la única posibilidad de salir adelante era hacerlo juntos. Pero cada uno tenía sus finanzas, estructura, logística. Algunas partes las compartía: finanzas, trabajo internacional.

Usted regresó a principios de los noventa. ¿A qué se debió su regreso?
Trabajé para que a El Salvador le condenaran la deuda de Francia, antes de los acuerdos de paz. En aquel momento yo sentía que se me caía el mundo. Vine en el 91. Algunos decían que yo tenía miedo pero entré en guerra al país. Y me andaban buscando para hablar conmigo. Gente que me conocía.

Para “hablar”
Sí. Sabían que aquí estaba, circulé. Claro, con protección del gobierno francés. Y decían que tenía miedo. Les demostré hasta eso.

¿Por qué tenía protección del gobierno francés?
Ahh porque había sido representante en el exterior del FMLN y aparecía en la lista de los escuadrones de la muerte, ¿qué me podía pasar en guerra en este país?

¿Antes de irse a Francia ya estaba en la lista?
Sí. Los que creíamos que podíamos dar la cara éramos poquitos, entonces éramos blancos. A mí rápido me distinguían. Era “el chele Bonilla”.

Nunca estivo en al clandestinidad.
Estuve en semiclandestinidad porque sólo yo sabía dónde pernoctaría.

¿Cuál era su seudónimo?

Jajaja
Es que ustedes todo lo sacan.

Hasta colorado se puso. ¿Cuál era?
De todas maneras a quien le pregunten se los va a decir: “Tano”.

¿Por qué?
Por un campesino que se llamaba Estanislao. Era el hombre más humilde que he conocido. Decía que no se sentía digno de ser amigo de uno. Vivía en unas condiciones paupérrimas. Lo atendimos como correspondía, y todo el dolor era que nunca fuimos a su ranchito, que era el ranchito más pobre del caserío (Los Llanitos, del cantón Nancintepeque).

¡Ay dios! ¿Y eso no quería contar?
Noo… lo que pasa es que son cuestiones… esto no es una cosa… no hay secretos, no hay nada oculto. Si yo circulo por donde quiera, soy libre, libre como donde nací, así voy a morir.

Cuando usted regresa a El Salvador lideró una protesta en contra de una institución financiera (FINSEPRO/INSEPRO)
La gente de la banca estaba sorprendida de cómo un “poquitero” tuviera a su cargo una reivindicación con un montón de gente que tenía mucho dinero. Y este ha sido el único país en donde se ha resuelto de esa manera. Ha sido el único movimiento reivindicativo exitoso a ese nivel. Y no era un problema de colores sino de intereses. No hay nada que esconder.

Tanto se resolvió que, después de varios años, los condenados salieron libres.
Se resolvió hasta donde se podía resolver. Y todas las fracciones apoyaban esto.

¿Y cómo llego a organizar a toda esa gente estafada?
Es que no los estaba organizando. Yo era un afectado igual que ellos. Tuvieron la mala suerte los que no sabían quién era yo. Y la gente sabía quién era yo y de dónde venía yo. La buena suerte es que todo mundo estuvo de acuerdo en lo que se planteaba.

¿Cuánto perdió usted?
Yo tenía más o menos 150 mil colones. Es normal.

¿Cuánto perdió?
Como 16 mil colones.

Recuperó casi todo.
Así era: el que tenía menos recuperaba más, el que tenía más recuperaba menos porque era proporcional.

¿Cómo le supo la salida de Mathies Hill de la cárcel?
A nada. No guardo rencor. Allá él tendrá que responderle no sé a quién porque ya pasó por la justicia. Otra cosa fuera que no haya pasado ni a… Ese es un ejemplo de que el país haya cambiado. Una persona prominente que fue enjuiciada y condenada. Eso no lo destacan, que se rompió el ciclo de la impunidad.

Bueno, hablemos del Consejo. En el 2005, usted decía que en el Consejo ustedes eran escuchados pero no implementados, ¿sigue pensando así?
No. Desde finales del año pasado tengo la convicción de que el presidente Saca, a partir de la reorientación del sector de seguridad pública, y con todo el trabajo de la comisión de seguridad pública, y la implementación de un plan nacional de prevención, estamos muy satisfechos. El enfoque ahora es integral, no es un enfoque policial.

Pero en ese giro hubo una tardanza.
Como todo en la vida. Hay un traslado de una cultura de cero tolerancia a nivel policial, que venía de la administración Flores, y continúa con esta administración. Ahora hay un enfoque diferente. Lo que ustedes tienen que darse cuenta es que hay una vuelca de tuerca en el Estado salvadoreño. Tenemos reuniones permanentes con la dirección de la policía para discutir la evolución del fenómeno de las pandillas, violencia juvenil, observamos qué está pasando con el accionar de la policía… implementamos un plan piloto para reducir el impacto de las armas de fuego en la violencia, en Ilopango y San Martín… eso no es sólo la parte preventiva. Agarramos un factor directo de la violencia, las armas de fuego, y demostramos que con sólo aplicar la actual normativa y coordinar la acción del estado en la parte policial y del CAM en la parte municipal, podíamos reducir el impacto de las armas de fuego en la violencia. Eso promovió que se modificara la legislación en cuanto a las armas de fuego. El tema no es si es más o menos importante lo que nosotros hacemos. La satisfacción nuestra es que logramos –en dos niveles- salvar vidas de niños, reintegrar el tejido de la familia e incidir en la parte con armas de fuego.

¿Salvar vidas de niños?
Esta es una institución que no tiene mucho dinero, por lo tanto los recursos están destinados para atender comunidades en riesgo. Para ponerte un ejemplo: aquí tenés la Concha Viuda de Escalón. Este es un lugar emblemático: ¿cuántos llegan ahí? ¿De dónde llegan? Nos fuimos con Salvador a hablar con Roberto Murray Meza y su equipo de educación para decirle: nosotros vamos a hacer esto en esta zona, peo requiere que todos nos involucremos. No solo en el centro escolar donde asisten todos estos niños, sino que también atendamos los factores que generan que estos jóvenes roben caseteras, vendan crack y marihuana.

¿Entonces el Consejo apuesta sólo a la prevención?
Creo que nos movemos en el nivel de la prevención, que parte de la prevención primaria; pero hay algo muy novedoso: el programa de rehabilitación. Yo he buscado si en alguna parte del mundo existe un internado de rehabilitación voluntario. No existe. Nosotros llevamos la tercera promoción. El primer grupo fueron 10 pandilleros de la 18 y 10 de la MS. Se dice rápido, pero romper el mito de que pueden estar juntos es de alta significancia.

¿Funcionó?
Funcionó. De esos 20 tenemos al menos 14 que están reinsertados. Yo los puedo rehabilitar, ¿pero si nadie les da reinserción? En la región somos los únicos que tenemos dos máquinas láser, que es mucho más doloroso, para quitar tatuajes.

Gente que ha trabajado en programas de rehabilitación con pandilleros señalan que es muy difícil que ellos se rehabiliten debido a la presión y las amenazas de su misma pandilla. Le exigen que regresen y si no lo hacen, hasta lo pueden matar.
Sí. Pero es que de todas maneras en la vida de las pandillas siempre corre riesgo. Si decide cambiar ya no estará preocupado de que cada día lo van a matar si no que tiene que saber que tiene que cambiar su comportamiento, su vida. Hay otros que se rehabilitan por la vía de la religión, que ahí no estoy muy de acuerdo. Creo que no es suficiente.

Ese apoyo que señala del presidente Saca se ve matizado por cosas, como por ejemplo que en el presupuesto de 2007 ARENA, en la Asamblea, apoye para dar más pisto a la reparación de la torre de San Vicente que al Consejo.
Yo no veo si me hacen falta o no las cosas para ejecutar un proyecto. Yo me convenzo de que tengo que realizar el proyecto y después obtengo los apoyos. No tengo problemas para decir: es que no tengo presupuesto. Con lo que tenemos, hagamos bien lo que tenemos que hacer.

Pero sin dinero, hay cosas que no podés hacer.
Lo que nos corresponde es que cada quien haga su trabajo. Obras Públicas que hagan las obras de mitigación, Educación trabajará en mejorar el nivel de retención escolar, la Policía hará su trabajo… lo que nos falta es concertar en un terreno focalizado la acción estatal. Pero lo que no nos hemos dado cuenta es que el país ha cambiado y que hemos traslado fondos del gobierno central a los gobiernos locales. Y mientras los gobiernos locales no asuman la responsabilidad de gobernar con proximidad al ciudadano…

Que el gobierno no promueva más presupuesto para el Consejo y sí para una torre en San Vicente, ¿no demuestra la poca importancia que se le da al tema?
No porque tenemos los apoyos. El presidente nos ha dado el apoyo para hacer las gestiones y cancillería, a través de su dirección de cooperación externa, busca esos apoyos. ¿Cómo montamos la granja? A partir del esfuerzo y el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería. La secretaría sacó fondos de su presupuesto y les da de comer a los jóvenes, la empresa privada nos da los pollos. ¿Qué estamos demostrando nosotros? Modelos exitosos y que haciendo esto se puede cambiar la situación. Nuestro aparato de ejecución es bien pequeño, lo nuestro es el efecto demostración. Lo que decimos es: si tú me decís que no se puede, nosotros vamos a ver si no se puede.

¿No le molesta que la gente que aún está en la izquierda lo mire con desconfianza?
No me preocupa porque hasta entre ellos mismos se tienen desconfianza, no me quita el sueño. El tema es hacer algo diferente de lo que los otros no hacen. Y lo veo en las alcaldías. Es una contradicción que, teniendo “una visión progresista”, los alcaldes con formación de izquierda no hagan nada o no hagan más por modificar las condiciones de vida con que gobiernan.

¿La crítica va principalmente a las del Frente? ¿O también de ARENA?
Lo que estoy planteando es que el modelo de los gobiernos locales hay que revisarlo. No es un caso de orientación política, pero en los casos que gente que criticaba la pobreza, que no tiene acceso, y que hoy tiene oportunidad para trabajar por esos pobres no lo hace.

Hay quienes dicen que el Consejo está infiltrado por la juventud de ARENA.
No es un problema de ideología, sí ahí hay de todo.

Sólo digo es que hay esa percepción.
Lo que hay que ver es qué dicen las comunidades. Y en las comunidades se trabaja para resolver los problemas que tiene que ver con la violencia. Y la violencia no tiene nada que ver ni con religión ni con partidos políticos. Y llegar a esa comprensión, que es lo que nos une, es lo difícil. Y por eso hemos logrado proyectos como municipios libres de armas, donde hay visión del FMLN y visión de ARENA, para demostrar que hay temas comunes que deberíamos abordarlos con otra visión: de política pública.

¿El consejo nació con el modelo de prevención?
Nació en un país donde nadie sabía que iba a pasar con la violencia. Al no atender los factores sicológicos, al no saber cómo quedaba la población después de un conflicto armado… nos dedicamos a fortalecer otras instituciones, pero la gente es la gente: aunque le hayan dado tierra, es gente que no tenía vocación productiva, y ahí tendríamos que haber atendido de mejor manera. Mucha de esa gente, que después se ha involucrado en robos, secuestros… no estaríamos en estos niveles.

¿Plantea que la violencia es consecuencia directa de este problema?
Lo que estoy diciendo es que tendríamos que haber atendido el impacto psicológico en la juventud, en los niños… ¿qué pasaba? Nos dedicamos a hacer lo que decía la cartilla: que la nueva policía, que la nueva Corte Suprema de Justicia, que el nuevo Tribunal Supremo Electoral… entramos a lo macro. Ahora, este es un país que debe sentarse, con tranquilidad, a analizar los problemas que hacen que este no sea un país más preparado para el desarrollo.

¿En qué momento cree que se le fue la seguridad de las manos al Estado?
No creo que se le haya ido la seguridad de las manos. Lo que observo es que hay un tipo de delito que golpea, sobre todo la parte de los homicidios. O que más preocupa: homicidios y extorsiones. Los homicidios es un tema que tiene que ver con las prisiones. La saturación de las prisiones ha generado que no tengamos las mejores condiciones para la readaptación de esta gente. La visión no debe ser meter a todo mundo en prisión sino a los que verdaderamente provocan la situación. Esa es la acción inteligente de la justicia penal.

La policía como que no entiende, ¿no? El discurso es hacer méritos de los miles de capturados en un sistema que no lo puede soportar.
Lo que hemos hecho es sobresaturar el sistema. Tendríamos que redistribuir el país. Si es que le problema no es sólo en las prisiones… si miran ustedes Soyapango. ¿Cuántos kilómetros cuadrados tiene Soyapango? 29. ¿Cuántos habitantes tiene? ¿Cuántos habitantes tenía en 1974? 40 mil. Ahora tiene más de 300 mil. Dos factores que inciden: desastres naturales y el conflicto armado. Eso nos lleva a tener las ciudades saturadas.

Y a los que están ahí detenerlos para que no corrompan la ciudad.
Lo que pasa es que este no es un tema sólo de El Salvador. Veamos lo que pasa en Francia, Brasil, México… nosotros creemos que sólo es en El Salvador. Pero no es cierto.

Oiga, pero Brasil, Francia no hay el mismo índice de homicidios. Le repregunto, ¿no se la ha ido al estado la seguridad de las manos?
No porque no es cierto que todo el país esté así. Uno no puede decir que porque este tipo de delitos se focaliza en la zona metropolitana, en La Libertad, en el occidente y en una parte de oriente se le fue la seguridad de las manos al gobierno.

Claro, “no en todo el país”… pero hay 10 muertos diarios pues.
Sí, no lo podemos ocultar, es cierto. El estado lo acepta, el gobierno lo acepta.

¿?
Lo que tiene que ver es que ya pasó del enfoque represivo, punitivo, a un enfoque de atención integral. ¿¡Y no es lo que todo mundo quería, pues!? ¿¡Y no le reclaman al gobierno que no lo hiciera!? Y hoy que lo está haciendo, que tiene un programa nacional de prevención que están coordinadas todas las instituciones, para poder cambiar la situación de la violencia… claro, no se hace de la noche a la mañana.

Recuerdo haber visto a un Salvador Samayoa, frente a las cámaras, criticando al primer mano dura de Flores, pero no recuerdo a un Óscar Bonilla haciendo lo mismo.
Lo que pasa es que siempre he tenido la convicción de que al final nos pondremos de acuerdo. ¿De qué me sirve salir criticando cuando estoy participando? De tener la inteligencia y poder esperar para ponernos de acuerdo y demostrar que podemos trabajar de forma integral, juntos. Yo estoy de acuerdo que la policía sea dura, no hay policía en el mundo que cause risa. La policía tiene que generarle confianza al ciudadano correcto y temor al delincuente, igual que el juez. Cuando logremos eso, que creo que estamos a punto de lograrlo, vamos a tener un control más firme de la delincuencia en el país.

¿Estamos a punto de lograrlo?
Creo que sí.

Vaya sorpresa.
Le voy a decir por qué (digo esto). Me estoy concentrando en un esfuerzo con la Corte Suprema de Justicia, con unos fiscales, con unos policías, que van a atender en unas zonas donde tengo la mayor incidencia de la violencia… lo que pasa es que no hay que saturarlos y poner a los jueces que resuelvan un caso por cinco dólares, sino que actúen en los casos que verdaderamente inciden. Estoy convencido de eso. ¿Sabe por qué?

¿Por qué?
Primero por que he visto cómo condenaron a los que perpetraron la masacre del Plan de la Laguna, porque veo los operativos en La Palmas, estoy convencido porque veo a los policías en un tiroteo muy firmes, estoy convencido porque la mayoría de los jefes policiales están bien. Hay que apoyar esa policía. Me puedo poner a criticar, pero bueno, Salvador es Salvador y yo soy yo.

¿Está metido en algún movimiento político?
Mientras uno está en la función pública y en la acción creo que uno hace política. Hago política pública, lo que no tengo es opción partidaria. Tengo ideas claras socialdemócratas.

¿Usted participó en el intento de Salvador Samayoa del movimiento Socialdemócrata?
No. Digo que la conocí en el pasado, la estudié, me gusta.

¿Ve viable a la socialdemocracia acá?
Por el momento no veo nada en el escenario que me diga que sí.

¿Usted se ve en el Consejo si el FMLN llega a gobierno?
Es más una pregunta para ellos. No sé, no sé que harán ellos. Sé que hay especulaciones, candidaturas, pero de eso a que vayan a llegar al propósito no estoy seguro.

Roque Dalton

Roque Dalton

ROQUE ANTONIO Dalton García nació en la casa de Raúl Méndez, situada en el barrio capitalino de San José, en los primeros minutos del martes 14 de mayo de 1935. Fue “hijo natural” del estadounidense Winall Agustín Dalton y de la enfermera salvadoreña María García Medrano.

Vivió sus primeros años en la casa materna, la ahora desaparecida Tienda “La Royal”, situada en la esquina de la 2a. avenida norte y la calle “5 de noviembre”, en la ciudad de San Salvador. Allí, un primo de su madre, Santiago Díaz Medrano, le enseñó los rudimentos de la escritura y la lectura.

Gracias al apoyo financiero de su padre y a los esfuerzos de su progenitora, realizó sus estudios en los colegios Santa Teresita del Niño Jesús (fundado el 2 de mayo de 1920, era dirigido por las hermanas españolas María y Mercedes Gonzalbo), Bautista y Externado de San José, institución educativa jesuita a la que ingresó en 1946 y de la que se graduó como bachiller en Ciencias y Letras en 1952.

Como complemento a su formación educativa reglamentaria, recibió clases de inglés con Lillian, la abuela de David Escobar Galindo, quien para esos momentos residía al final del pasaje Rovira, en las cercanías de la tienda-residencia de Dalton y su madre. Separados por ocho años de edad, ambos futuros poetas entablaron conversación hacia 1952.

Cursó estudios de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Etnología en la Universidad Católica de Chile (1953) y en las estatales de El Salvador (1954-1959) y México (1961).

En mayo de 1954 ingresó a la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), creada en el Alma Mater salvadoreña.

Al año siguiente, fue participante activo de las tertulias celebradas en “El rancho del artista” abierto en San Salvador, el sábado 9 de julio de 1955, por la escritora hondureña Clementina Suárez y fungió en la directiva provisional del Círculo deportivo Universitario.

Fue fundador del Círculo Literario Universitario en 1956, año en que también dio impulso al surgimiento del Teatro Universitario con el que participó en la puesta en escena de La alondra, pieza de Jean Anouillh basada en la vida de Juana de Arco, fungió como secretario de la primera comisión del Congreso Estudiantil Universitario, desarrollado en junio e inició sus labores como redactor para Teleperiódico primer noticiario televisivo de El Salvador y su anexo, el Teleperiódico impreso, dirigidos ambos por su amigo Álvaro Menéndez Leal.

En 1957 viajó a Moscú, como uno de los representantes salvadoreños ante el VI Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad, organizado por la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) y la Unión Internacional de Estudiantes (UIE). Su regreso al país fue difícil, pues debido al creciente anticomunismo internacional fue detenido o interrogado en Lisboa, Barcelona, Caracas, Panamá y otras ciudades, incluida San Salvador.

En ese mismo año, se adscribe a la asociación juvenil “5 de noviembre” y, gracias a su amigo guatemalteco Otto René Castillo, se afilia al Partido Comunista Salvadoreño (PCS), en el cual milita durante una década.

Se desempeñó como codirector de Ciencias Jurídicas y Sociales (1959), la revista estudiantil de la Facultad de Derecho de la Universidad de El Salvador. Ese mismo año, viajó a Santiago, capital de Chile, para ejercer funciones periodísticas durante la reunión anual de la Organización de Estados Centroamericanos (OEA).

Ganador del Premio Centroamericano de Poesía del Torneo Anual Cultural patrocinado por la Asociación de Estudiantes de Derecho de la Universidad de El Salvador (1956, 1958 con su largo poema El nuevo amor de siempre, 1959 y 1964 con El hijo pródigo y otros poemas del retorno), obtuvo el segundo lugar en los Juegos Florales Agostinos de la ciudad de San Salvador (1958) con su compilación Doce poemas, que presentó amparado bajo el pseudónimo “El que anuncia”.

En 1958, la radio YSKL dio a conocer el programa noticioso y crítico Mediodía, dirigido por el doctor Oswaldo Escobar Velado y el cual contaba con reporteros como Dalton y los también escritores José Roberto Cea y Jorge Campos. Durante las transmisiones sabatinas, ese espacio radiofónico difundía el suplemento cultural Toro de espuma: antología de la palabra. Por el nivel de sus críticas, el espacio informativo y su complemento cultural fueron censurados pocos meses más tarde por el régimen del teniente coronel José María Lemus.

Sus conductores fueron salvados de ser capturados por la policía gracias a una amplia manifestación popular, convocada por los propios locutores durante la última emisión del programa.

En ese mismo año, formó parte de la representación de los estudiantes universitarios en el Seminario Nacional de Educación Moral, promovido por el Ministerio de Cultura y en el que los jóvenes escritores y futuros profesionales asentaron, entre las conclusiones del encuentro, que una de las causas de la inmoralidad nacional era la pobreza de las mayorías populares.

En agosto de 1959, viajó a la capital chilena, en compañía del también escritor Álvaro Menén Desleal, con el propósito de dar cobertura periodística a la V Reunión de Cancilleres de América.

Junto con el poeta Roberto Armijo, participaron en un homenaje poético al X aniversario de fundación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de El Salvador, acto desarrollado el sábado 31 de octubre de 1959, a partir de las 20:00 horas, en el Paraninfo del Alma Mater. Con Armijo, a fines de marzo de 1960 viajó a Guatemala, para atender una invitación de los estudiantes de Derecho de la Universidad de San Carlos (USAC). Por razones políticas, los dos jóvenes intelectuales salvadoreños fueron capturados al salir del avión en el Aeropuerto “La aurora”, pero fueron liberados y devueltos a El Salvador a los pocos días.

Acusado por el régimen de José María Lemus de ser uno de los dirigentes de los desórdenes callejeros universitarios del lunes 13 de diciembre de 1959, fue capturado en la noche siguiente y puesto a las órdenes del Juzgado Quinto de lo Penal. Por falta de pruebas contundentes que justificaran para su detención, fue liberado, bajo fianza, a las 12:30 horas del viernes 8 de enero de 1960.

Al salir de la cárcel, inició una cruzada dentro de la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED) de la Universidad de El Salvador, con el fin de dar asistencia jurídica gratuita a más de un centenar de reos sin condena y sin recursos económicos, recluidos en la Penitenciaría Central, en San Salvador. Además, participó como miembro de la acusación en el sonado juicio seguido contra el comandante policial Adán Torres Valencia y José Urías Orantes, acusados de asesinatos y torturas en contra de varias personas, cargos por los que fueron condenados en julio de 1960.

Por sus ideas políticas en contra del sistema imperante, fue encarcelado de nuevo el jueves 25 de agosto de 1960, cuando fue interceptado en las inmediaciones del capitalino Parque Infantil de Diversiones. Desaparecido por varias semanas, se rumoró que había sido conducido por elementos de la Policía Nacional hacia la ciudad de Santa Ana y que su cadáver, con las orejas cercenadas, había sido encontrado en un barranco en la carretera que une a esa localidad occidental con Sonsonate. Tras incertidumbres, negaciones y acusaciones entre la Policía Nacional, los universitarios y la madre de Dalton, el viernes 14 de octubre apareció una publicación periodística, en la que se indicó que Dalton fue capturado el sábado 10 de octubre, en la hacienda San Antonio (Rosario de la Paz), en compañía de su esposa, cuatro guardaespaldas, granadas de mano, dinamita y “literatura comunista”, entre la que sobresalía el poemario Songoro cosongo, del cubano Nicolás Guillén.

Amenazado de muerte por sus captores, fue incomunicado en las bartolinas del cuartel central de la Policía Nacional (donde no fue registrado su ingreso como reo) y en el fatídico “callejón número nueve” de la Penitenciaría Central (San Salvador, hoy Fondo Social para la Vivienda).

Fue liberado junto con otros reos políticos tras el derrocamiento de Lemus, en la mañana del miércoles 26 de octubre de 1960. Fue recibido y vitoreado en las afueras del reclusorio por una multitud compuesta por veinticinco mil personas. Poco después, rindió su declaración como ofendido en contra de sus captores, en los tribunales de la capital salvadoreña.

Su testimonio de esas semanas de inhumana detención fue narrado por él mismo en tres artículos, aparecidos en la sección editorial de El Diario de Hoy, en diciembre de ese mismo año. Gracias a su denuncia y a otras muchas, el “callejón número nueve” fue demolido entre febrero y marzo de 1961.

En una ceremonia desarrollada en Casa Presidencial (barrio San Jacinto), a partir de las 11:00 horas del sábado 5 de noviembre de 1960, la golpista Junta de Gobierno entregó a la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS) las fichas de cada uno de los estudiantes detenidos, entre las que se encontraba la de Dalton, cuyas fotos fueron incluidas en la edición mexicana de Taberna y otros lugares (edición definitiva, México D. F., 1988, con un poema agregado de cuatro partes y palabras prologales de Eraclio Zepeda).

Tras el golpe realizado por el Directorio Cívico-Militar contra la Junta de Gobierno (enero de 1961), la inseguridad e inestabilidad social reinantes en el país lo condujeron fuera de las fronteras nacionales. Vivió y trabajó en Guatemala, México y La Habana, ciudad esta en la que laboró como comentarista para Radio Habana y la agencia noticiosa Prensa Latina. Además, frecuentó los locales de Casa de las Américas y la Unión de Escritores y Artistas Cubanos (UNEAC).

Durante sus estancias en Cuba, fue admirado y reconocido por sus amistades entrañables, sus dotes poéticas y sus particulares características para aprender técnicas militares, jugar balompié, bailar mambos, reír a carcajadas y beber largos tragos.

En la isla caribeña, entró en contacto con su hermana Margarita Dalton (nacida en México, en 1943), por entonces estudiante de Antropología en la universidad local y quien ganaría un concurso de novela juvenil en su ciudad natal (1967), con su Larga Sinfonía en D y había una vez, un homenaje a la droga hippie LSD.

Durante esa primera estancia cubana, su poemario El turno del ofendido fue galardonado con mención honorífica en el certamen continental Casa de las Américas (La Habana, 1962). En El Salvador, su cuento escénico El juicio del día fue divulgado por la revista Vida universitaria (San Salvador, nos. 6-7, 1962).

Pese a las veladas y explícitas amenazas a muerte vertidas en su contra, retornó a El Salvador, en cuya capital vivió en la clandestinidad desde los meses finales de 1963. Por un error suyo, en septiembre de 1964 fue capturado y recluido en el penal de Cojutepeque, del que se fugó tras el derrumbe de su celda, producto del sismo del 3 de mayo de 1965.

Vuelto a La Habana, se integró en el consejo de colaboradores de la revista Casa, en donde interactúa con destacadas personalidades intelectuales del mundo.

En 1966 se trasladó a Praga (Checoslovaquia), se estableció en la calle Thakurova e inició sus funciones en el comité de redacción de la revista internacional Problemas de la paz y el socialismo. Allí, redactó un complejo trabajo poético experimental, basado en los “poemas-problemas” y en sus constantes visitas a la taberna U’Fleku. Amparado con el seudónimo “Farabundo”, presentó el manuscrito de este poemario al certamen literario continental y anual de Casa de las Américas (La Habana, Cuba, 1969) en el que Taberna y otros lugares obtuvo el primer premio.

En Praga también sostuvo conversaciones con el obrero Miguel Mármol, salvado del paredón de fusilamiento durante los sucesos de 1932 en El Salvador. Fruto de esas conversaciones y de la imaginación daltoniana surgió el libro testimonial Miguel Mármol (San José, Costa Rica, 1972. Existe una traducción al inglés realizada por Kathleen Ross y Richard Schaaf, con prólogos de Manlio Argueta y Margaret Randall, 1986). La información de esa obra ha sido considerada canónica hasta la fecha, a pesar de que el propio Mármol intentó matizarla mediante la redacción de sus propias memorias, que quedaron manuscritas e inconclusas al momento de su muerte, ocurrida en la capital salvadoreña, en 1993.

Luego de tres años de haber salido de El Salvador, el poeta se reunió con su esposa Aída y sus tres hijos Roque Antonio, Juan José y Jorge Vladimiro en la capital checoslovaca, en 1967. En julio y agosto de este mismo año, asistió como uno de los delegados salvadoreños a la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), desarrollada en la capital cubana.

Radicado de nuevo en la isla caribeña, Dalton efectuó otros viajes periodísticos o políticos a Sur América, Europa, Rusia y a las Repúblicas Democráticas de Corea y Vietnam. Este último estado del sureste asiático fue reconocido oficialmente por El Salvador, en enero de 1960.

Tras renunciar a sus labores en el Comité de Colaboración de Casa de las Américas (La Habana, 20 de julio de 1970), Dalton se dedica a recibir intenso entrenamiento militar, motivado por su deseo de ingresar a los movimientos guerrilleros centro y latinoamericanos.

En 1973, viaja de nuevo a Santiago, la capital chilena, por invitación del gobierno socialista de Salvador Allende.

A finales de diciembre de ese mismo año regresa a El Salvador con su rostro retocado por la cirugía plástica y con una nueva identidad, bajo el alias de “Julio Delfos Marín” para integrarse a las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), organización clandestina que posteriormente lo captura (13 de abril de 1975), lo enjuicia (a partir del 14 de abril de 1975, proceso en el que cuenta con la defensa del poeta Eduardo Sancho, después conocido con el sobrenombre de “comandante Fermán Cienfuegos”) y lo ejecuta a tiros, en atención a las órdenes vertidas por los dirigentes Domingo Mira (“Sebastián Urquilla”) y Joaquín Villalobos.

Aunque los datos existentes son aún confusos y obran en poder exclusivo de los participantes de ese hecho sangriento, la información disponible permite establecer que Dalton murió en una casa del barrio Santa Anita y que después fue trasladado a las cercanías volcánicas de Quezaltepeque, el 10 de mayo de 1975. En esa zona rural, su cuerpo fue abandonado, devorado por animales, semienterrado, descubierto por autoridades y perdido para siempre en una barranca, según lo estableció, en 1993, un informe de la Misión de Observadores de las Naciones Unidas para El Salvador (ONUSAL).

Las acusaciones vertidas en su contra para justificar su asesinato desataron condenas de sectores políticos e intelectuales del planeta entero. Entre ellas se destacan las voces del novelista y cuentista argentino Julio Cortázar y del escritor uruguayo Mario Benedetti, quien años más tarde preparó la primera antología poética de Dalton conocida a nivel internacional, publicada en La Habana (1980), San Salvador (1981) y Madrid (2000).

Los trabajos literarios y doctrinarios de Dalton aparecieron en múltiples publicaciones periódicas de diversos países (especialmente, El Salvador, Cuba y México), entre las que cabe mencionarse:Hoja, La jodarria, Opinión estudiantil (órgano universitario salvadoreño del que fue corredactor en 38 números de su decimocuarta época, entre junio de 1955 y julio de 1956), La universidad, Gallo gris, Tribuna libre, El independiente (del cual fue redactor), Letras de Cuzcatlán, Abril y Mayo (revista del Partido Revolucionario Abril y Mayo PRAM creado el 20 de diciembre de 1959 y declarado ilegal por el Consejo Central de Elecciones, el 14 de julio de 1960), Diario Latino, La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy, Vida universitaria, Marcha, Tláloc, La pájara pinta, La gaceta de Cuba, El caimán barbudo y más.

Otras obras suyas son Dos puños por la tierra (poesía, San Salvador, 1955, en coautoría con el poeta y revolucionario guatemalteco Otto René Castillo), Mía junto a los pájaros (San Salvador, 1958), La ventana en el rostro (poesía, México, 1961, con prólogo de Mauricio de la Selva), El mar (poesía, La Habana, 1962, en edición de diez páginas patrocinada por la librería “La Tertulia”, propiedad de Fayad Jamís), El Salvador (monografía, La Habana, 1963), Los testimonios (poesía, La Habana, UNEAC, 1963, 75 págs.), César Vallejo (ensayo, La Habana, 1963, 50 págs.), El otro mundo (1963), Poemas (San Salvador, 1967), El intelectual y la sociedad (conversaciones con escritores, México D. F., 1969. Existe una traducción al italiano, realizada ese mismo año), Los pequeños infiernos (poesía, Barcelona, 1970, con palabras de José Agustín Goytisolo), ¿Revolución en la revolución? y la crítica de derecha. (La Habana, 1970), Las historias prohibidas del Pulgarcito (prosas y poemas, México D. F., 1974), Pobrecito poeta que era yo (novela, titulada alguna vez como Los poetas, San José, Costa Rica, 1976. Hay traducción al alemán Armer kliener Dichter, der Ich war, realizada por Silvia Pappe, y publicada en Basel, Rotpunkt Verlag, 1986), Caminando y cantando (pieza dramática, San Salvador, revista Abra, 1976), Poemas clandestinos (San Salvador, 1980), Los helicópteros (pieza dramática, escrita en colaboración con “Peperuiz”, pseudónimo del escritor y abogado Dr. José Napoleón Rodríguez Ruiz, San Salvador, 1980), Las enseñanzas de Viet-Nam (apuntes, California, 1981), Un libro rojo para Lenín (poesía, Managua, 1986) y Un libro levemente odioso (poesía, México D. F., 1988).

Los poemas de Dalton han sido recogidos en decenas de antologías, publicadas en ediciones bilingües en Europa, Estados Unidos Centro y Sur América. Tres de las más recientes y reveladoras son En la humedad del secreto (recopilación de poemas dispersos y antología crítica, preparada por Rafael Lara Martínez, San Salvador, Dirección de Publicaciones e Impresos, 1994, con reimpresión en mayo de 1995), Small hours of the night (Willimantic, Cubstone Press, 1996, edición de Hardie Saint Martín que recibió un premio estadounidense a la mejor traducción al inglés en 1997, gracias a las versiones hechas por Jonathan Cohen, James Graham, Paul Pines y otros), Antología mínima (selección de Luis Melgar Brizuela, San José, Costa Rica, EDUCA, 1998) y La ternura no basta (con prólogo de Víctor Casaus, La Habana-Sevilla, Fondo Editorial Casa de las Américas-Área de Cultura de la Diputación de Sevilla, 1999, 478 págs.).

Dos años antes de su muerte, Dalton presentaba entre sus obras inéditas títulos tales como El otro infierno (poemas, 1961), Profesión de sed (artículos), Imperialismo y revolución en Centro América (ensayo), Poemas del viajero solo y Dalton y Cía. (teatro). A esos trabajos hay que agregar varios poemas, publicados en las páginas de El Diario de Hoy durante los años 50, los cuales fueron rescatados entre los años 2000 y 2001 por el investigador salvadoreño Carlos Cañas-Dinarte. Esos textos poéticos compilados verán la luz editorial como parte de la segunda edición, corregida y aumentada, de la antología daltoniana preparada por Lara Martínez, actualmente en preparación en los talleres tipográficos de la Dirección de Publicaciones e Impresos de CONCULTURA.

Su vida, obra y voz han sido objeto de grabaciones y documentales fílmicos y televisivos realizados en La Habana (1969), México (1981) y San Salvador, además de mesas redondas, congresos literarios, reseñas y comentarios en publicaciones periódicas, tesis de licenciatura, maestría y doctorado en distintos puntos del planeta.

Entre esos homenajes tributados destaca la publicación del grueso volumen Recopilación de textos sobre Roque Dalton (La Habana, Casa de las Américas, serie Valoración Múltiple, 1986), en el que diversas personas e intelectuales del mundo entero aportaron rasgos biográficos y anecdóticos del escritor y revolucionario salvadoreño, quien a lo largo de su vida fue amigo de políticos e intelectuales como Fidel Castro, Carlos Fonseca Amador, Miguel Ángel Asturias, León Felipe, Nazim Hikmet, Juan Gelman, Ernesto Cardenal, Silvio Rodríguez, Roberto Fernández Retamar, Lisandro Otero, Miguel Barnet, Heberto Padilla, Elena Poniatowska, Fayad Jamís, Carlos Jurado, Claribel Alegría, Jorge Arias Gómez, Eraclio Zepeda, Manuel Galich, Juan Larco, Mario Benedetti, Julio Cortázar, Pablo Armando Fernández, René Depestre, Eliseo Diego, Félix Rodríguez, Eduardo Galeano, Lisandro Chávez Alfaro, Regis Debray y su esposa Elizabeth Burgos, Vicente Rojo, Carlos Monsiváis, Poli Délano, etc.

Pese a los esfuerzos editoriales ya mencionados, aún está pendiente de escritura una biografía completa del poeta y revolucionario, por lo que cuatro acercamientos a la misma los constituyen Vida y obra de Roque Dalton García (tesis para optar al grado de licenciada en Letras, escrita por Patricia Comandari de Hasbún, San Salvador, Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, 1986), En memoria de Roque Dalton (escrito testimonial del historiador y abogado Dr. Jorge Arias Gómez, San Salvador, 1999), Roque Dalton: Una biografía poética (trabajo inédito del investigador salvadoreño Luis Alvarenga que, en diciembre de 2000, mereció el premio único de ensayo en los Juegos Florales de Panchimalco) y Un disparo… a la izquierda del corazón (biografía daltoniana escrita por el pintor e investigador salvadoreño Armando Solís, en prensa).

Por gestiones de su viuda Aída y dos de sus hijos el periodista Juan José y el cineasta Jorge, pues Roque Antonio murió en combate, en 1981, integrado a la naciente guerrilla salvadoreña del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en mayo de 1998 la Alcaldía Municipal de San Salvador les extendió un documento en que se dejó establecida la condición legal de la defunción del escritor.

Pocos días después, en la sesión del día jueves 21 de ese mismo mes y año, la Asamblea Legislativa les entregó a Juan José y a Jorge el diploma que oficializa la declaratoria de “Poeta meritísimo de la república”, conferida a Roque Dalton gracias al decreto 186, fechado el 11 de diciembre de 1997.

En los meses finales de 1999, el archivo que contiene poemas manuscritos, papeles inéditos, cartas y fotografías del poeta fue devuelto a El Salvador desde sus sedes originales en las ciudades de La Habana y México, con el fin de que se constituya en el acervo documental de la proyectada Fundación “Roque Dalton”.

Una medalla cultural anual (México D. F.), la pinacoteca de la Universidad de El Salvador iniciativa del pintor salvadoreño Armando Solís, el Teatro Municipal de Cámara (barrio San Miguelito, San Salvador) y un centro escolar de Aguilares son algunas de las preseas y edificaciones que, a partir de la última década del siglo XX, fueron bautizadas con su nombre.

Dr. René Fortín Magaña

NR

Estamos con el Dr. René Fortín Magaña, uno de los personajes históricos de mayor relevancia, de mayor importancia en la historia contemporánea de El Salvador. El Dr. Magaña ha tenido una vida muy activa en la academia, política, cultura, etc. y continúa muy activo en su vida profesional, como asesor jurídico de FUSADES y en otras actividades análogas.

Tenemos el honor en el Blog “Conversaciones con Netorivas” de tener al Dr. Fortín Magaña en el espacio “El Personaje de la semana”. En esta primera edición incluiremos de su voz una breve biografía.

Entonces, René, por favor platícanos de ese personaje: Dr. René Fortín Magaña

RFM

Muchas gracias Neto, honor que me haces al formularme la invitación que yo gustosamente he aceptado por el alto aprecio que guardo por ti y por tu magnífica y excelente labor periodística y cultural en la que estás desenvolviéndote en estos últimos años, después de tu vida pública también muy intensa.

Me acuerdo que nos vimos en Washington, precisamente cuando tú eras embajador allá en tiempos agitadísimos para nuestro país.

Me pides que te hable un poco de mi vida y casualmente tenemos aquí en frente un libro que va saliendo de la imprenta, un libro que he publicado con el pseudónimo Víctor Uclés y que es una zaga que en general. Se llama: “El Vuelo del Tiempo” pero que este primer libro tiene el nombre, bastante subjetivo de: “Gritarán las Piedras”.

Este libro es una narración de los años en los cuales me ha tocado ser testigo y en algunas ocasiones, protagonista en la vida nacional pero paralelamente también de la vida familiar. Así que se desarrollará en este libro y en los que seguirán, si Dios me da la vida y la fuerza necesaria para ello, como continuación de la zaga.

“Gritarán las Piedras” primero comienza con la sublevación campesina en 1932 que es un hecho histórico o que marca un hito en la vida nacional. Aquí se narra la parte en que los campesinos van de las zonas próximas a Juayúa para Ahuachapán en medio de las cuales se encuentra una propiedad que era de nuestra familia, un finca que llamaban El Sauce.

Los campesinos van armados, con sus correspondientes instrumentos de combate, a tomarse el cuartel de Ahuachapán y en la noche hacen un alto en el camino y pasan a descansar todos ellos de una forma agresiva, pero tal vez no se habían dado cuenta que allí estaban los dueños que eran mis padres. Esa noche pasamos rodeados de todos ellos, yo en ese entonces tenía apenas 6 meses porque nací el 24 de julio de 1931.

Aquí se narran estos acontecimientos, fue un episodio muy duro en la vida nacional, realmente violentísimos, hubo excesos de parte de las dos facciones que se enfrentaban. Los campesinos, los partidos políticos, específicamente el Partido Comunista tuvieron una participación en eso.

Pero la represión fue fuerte también, la represión del General Maximiliano Hernández Martínez, que había llegado después de derrocamiento del Presidente Arturo Araujo a tomar la presidencia de la República como vicepresidente que era él en la fórmula del Ing. Araujo.

Después de mis estudios, ya para ir contando los episodios de mi vida a grandes rasgos, después de mis estudios en el Liceo Salvadoreño, ingresé a la Universidad de El Salvador en 1949, meses después de la caída del General Salvador Castaneda Castro y de la llegada al poder de El Consejo de Gobierno Revolucionario que estaba formado por el Mayor Oscar Osorio, el Mayor Oscar Bolaños, el Dr. Humberto Costa y el Dr. Reynaldo Calindo Pol.

En 1950 se promulga la Constitución más importante de esa época y en 1952 se inicia lo que yo podría llamar: “Mi comienzo en la vida pública” porque por decisión de los estudiantes me eligen presidente de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños AGEUS.

La AGEUS, en aquellos años, tenía una presencia pública enorme, porque no había partidos políticos como los hay actualmente y entonces los grandes acontecimientos, los grandes problemas, las grandes cuestiones nacionales eran ventilados con la participación, en determinado momento, del estudiantado salvadoreño. La AGEUS, pues tenía una significación muy importante y me cupo el privilegio de presidirla en aquel año de 1952.

Entre las acciones que recuerdo, después de que se había desatado una fuerte represión contra los elementos opositores al régimen, entre los cuales estaban algunos compañeros nuestros o algunos que iban en años superiores pero que se consideraban como adversarios, como el Dr. Manuel Atilio Hasbún, cuya exhibición personal, pedimos nosotros desde la AGEUS, y que en respuesta todos ellos fueron mandados al exilio.

La AGEUS continúo con sus actividades hasta el punto de llevar una denuncia criminal en los Juzgado de lo Penal contra el Coronel Antonio Valdez y contra el Coronel Alberto Medrano. Esto también causó mucha conmoción, pero desde luego fueron absueltos de la denuncia que nosotros hacíamos de abuso de poder, pero causó una gran conmoción el hecho de que el estudiantado por medio de la AGEUS, hiciera esta acusación formal ante los tribunales. Después salí de esta Asociación.

Me doctoré en el años de 1959, que marca un hito muy importante en mi vida también porque dio una coincidencia muy importante. Nos graduamos el mismo día mi hermano José, en Arquitectura; mi hermano Miguel Ángel, en Medicina; y yo en Jurisprudencia y Ciencias Sociales, con el altísimo privilegio de que nos entregó el diploma quien era Rector de la Universidad en esos días, mi padre Romero Fortín Magaña.

Mi padre, quien también tuvo una vida pública bien grande, fue Secretario de Hacienda, en los inicios del gobierno del General Maximiliano Hernández Martínez, en los inicios porque luego renuncio cuando vinieron las aspiraciones reeleccionistas del General Martínez. También fue Ministro de Economía, escribió mucho en los periódicos, escribió varios libros y fue también Rector de la Universidad de El Salvador.

Ya con mi título ingresé al Poder Judicial y fui Juez en el Departamento de Sonsonate hasta el año de 1960 en que después de la conspiración sigilosa y en horas de la noche, llegamos al Movimiento insurreccional que culminó con la caída del Teniente Coronel José María Lemus.

Después de días muy agitados, hubo muchas reprensiones, en la calle hubo muchos heridos, muertos, se tomaron, las fuerzas policiales o armadas, no recuerdo, la Universidad de El Salvador, golpearon al Rector, al Secretario, etc. El clima estaba altamente caldeado y en esos momentos viene el derrumbamiento del régimen y entra la Junta de Gobierno de El Salvador de la cual tuve el honor y la alta satisfacción de formar parte.

Esta junta estaba integrada por el Coronel Cesar Yanes Urías, el Teniente Coronel Miguel Ángel Castillo y el Mayor Carlos Humberto Rosales, y como civiles: el Dr. Fabio Castillo Figueroa, el Dr. Ricardo Fallas Cáceres y este servidor.

La Junta de Gobierno provocó, como era natural, grandes expectativas, tenía como programa el desarrollo democrático del país con elecciones completamente libres y un programa educativo muy importante que se quedó trunco porque tres meses después la Junta de Gobierno a su vez fue derrocada por elementos de la Fuerza Armada que formaron El Directorio Cívico Militar que estuvo integrado por el Coronel Aníbal Portillo, el Coronel Julio Adalberto Rivera, el Dr. José Valiente, el Dr. Feliciano Avelar y el Dr. José Antonio Rodríguez Porth.

El Directorio logró estabilizarse, se formó el Partido de Conciliación Nacional que llevó a varios presidentes de nuestro País, Gobernantes, El primero de ellos fue el Coronel Julio Adalberto Rivera. Y el último fue el Coronel Carlos Humberto Romero, que a la vez fue derrocado por otra Junta. Esta se llamaba Junta Revolucionaria de Gobierno, de la cual todos conocemos. En esta no tuve yo participación, sino que meses después y momentos después comenzamos las actividades políticas y en 1981 formamos el Partido que se llamó Acción Democrática, mejor conocido como “el partido de la flechita” porque su símbolo era una flecha vertical con grandes círculos alrededor que representaba muy bien las aspiraciones de nuestro Partido.

En 1982 hubo elecciones para elegir Diputados Constituyentes, yo no participé en esas elecciones, pero participaron dos compañeros que fueron muy determinantes en la elaboración de la Constitución de 1983 y fueron los Dr. Luis Nelson Segovia y Ricardo González Camacho, allí estaba el Partido respaldando las acciones de ellos. A mí me habían aconsejado los estrategas del partido que yo me reservara para una candidatura para la presidencia.

Entonces realmente participé en 1984 como candidato a la Presidencia de la República pero me tocó enfrentarme a dos fuerzas poderosas, que ya entonces polarizaban el país, tal como está ocurriendo ahora precisamente.

Nuestro partido representaba una posición Social Demócrata, que la Social Democracia, desafortunadamente a mi juicio, no han logrado posicionarse en nuestro país. Yo tuve el pensamiento de que en estos días, pudiera haber surgido algo como eso y desafortunadamente no lo veo.

En 1984 participé en esas elecciones, tuve un considerable apoyo pero, desde luego, frente a las grandes poderosas fuerzas que me enfrentaba no podía más que desempeñar un papel que no alcanzaba los votos necesarios.

Estas fuerzas estaba representadas por dos grandes dirigentes nacionales, no cabe ninguna duda, líderes carismáticos de gran potencia, José Napoleón Duarte por un lado en la Democracia Cristiana, y Roberto D’Abuisson por el Partido ARENA, ambos realmente líderes de gran potencia. En medio de ellos, sin comulgar exactamente con ninguno de ellos, sino que trazando nuestra propia línea, estaba nuestro partido Acción Democrática, Partido como te digo, Social Demócrata.

Antes de esto, y como las cosas se van hilando según la voluntad de Dios, yo había sido elegido en el año de 1967 Decano de la Facultad de Derecho, después de haber sido profesor en varias asignaturas. El Vice Decano era el Dr. José Enrique Silva. Tuvimos una experiencia bastante dura, bastante traumática porque los sectores de izquierda extrema se habían posicionado en la Universidad y pretendían que toda ella, a través de sus distintos estamentos, actuara de una sola vez en actividades de calle, en actividades públicas, y bajo las ideas que traban de imponerse. Era entonces Rector de la Universidad el Dr. Fabio Castillo Figueroa, con quien habían sido, coincidentemente, miembros de la Junta de Gobierno de El Salvador.

Pero así lo quiso la historia. En aquel momento en la Junta de Gobierno estuvimos en la misma línea y esta vez estábamos en orillas distintas de ese caudal turbulento de la historia.

Yo defendía en aquel momento el derecho a la discrepancia, el derecho a disentir. Yo no estaba de acuerdo con muchas de las posiciones que se defendían de otras posiciones de gobierno en la Universidad y la cosa llegó a extremos bastantes duros, al punto de que se originara un conflicto muy serio y la posición mía, viéndose amenazada, fue llevada a un referéndum estudiantil para ver si yo contaba o no con el apoyo de los estudiantes.

El resultado de ese referéndum fue altamente satisfactorio para la posición mía, puesto que los números mostraron que realmente yo contaba con el apoyo de los estudiantes. No obstante, las fuerzas más radicales cerraron la Universidad, ya no permitieron mi ingreso y fui llevado a la Asamblea General Universitaria en donde finalmente se me “DESTITUYÓ”, digo esta palabra despacio y con orgullo porque, francamente, aunque no era una posición de vencedor era, sin embrago, la culminación de discrepancia y de defensa de la disidencia que se había sostenido durante un largo periodo.

Fui destituido en esa forma y tuve después de la altísima satisfacción que numerosos elementos de la vida profesional, de la vida nacional, de la vida empresarial pública del país me ofrecieran un homenaje que se llamó: “Cena de la Dignidad Profesional”. En esta cena se aprovechó para que varios oradores intervinieran, yo mismo lo hice explicando las circunstancias y desde luego apelando al sentido patriótico de cohesionar, digamos, las fuerzas que nos uniéramos en un mismo ideario en aquellos momentos contrarios a lo que estaba ocurriendo en la Universidad.

Años después la Universidad pasó todavía a una situación más crítica. Recuerdas tú que hubo una intervención de la Universidad, llegaron después las autoridades, muchos de ellas murieron, Carlos Alfaro Castillo que fue acecinado. El Dr. Rodríguez, Decano de la Facultad de Derecho también fue muerto en esas circunstancias. Cuando yo pasé por lo que pasé las cosas no habían llegado, afortunadamente, a ese extremo porque sino, no te estuviera contando estas historias. Pero, bueno, llegamos a 1984 después de mi experiencia política como candidato a la Presidencia de la República. Desafortunadamente los otros dirigentes del partido cayeron en manos de las tentaciones que les provocó la Democracia Cristiana y entraron a formar parte del gobierno de Duarte y el partido en esas circunstancias fue absorbido por la Democracia Cristiana o mejor dicho, languideció, murió y finalmente desapareció de la vida pública.

Entré a mi vida profesional de nuevo y la he ejercido con bastante satisfacción en bastantes períodos de mi vida. En 1997 me inscribí en la lista de Profesionales del Derecho que son considerados por el Consejo Nacional de la Judicatura para integrar la Corte Suprema de Justicia y en efecto fui electo para la Corte Suprema de Justicia para un período de nueve años. Así que estuve nueve largos años en la Corte Suprema de Justicia, tanto en la Sala de lo Civil, como en la Sala de lo Contencioso Administrativo. Nueve años de una rica experiencia, verdaderamente importantes, tanto en mi vida profesional como para poder desarrollar las ideas de toda mi vida. Tan es así que a mi salida de la Corte Suprema de Justicia, entré un poco en, digamos, contradicción con mis compañeros de la Corte, que habían hecho desaparecer por un acuerdo con el que yo nunca estuve satisfecho como fue la desaparición de las atribuciones de la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia.

Entonces, frente a eso yo preparé un recurso de nulidad que lo presenté ante la Fiscalía General de la República, en contra de las actuaciones de la Corte Suprema de Justicia. Como la Fiscalía General de la República no resolvía absolutamente nada, presenté un Recurso de Amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia para que ordenara a la Fiscalía que resolviera, y en efecto, cuando la Fiscalía se vio amenazada por el amparo, la Fiscalía resolvió y el amparo ya no siguió porque ya no tenía razón de ser; pero la Fiscalía dijo que no podía intervenir en ese asunto y el asunto quedó así. Pero es un asunto grave porque desapareció prácticamente la Sección de Probidad, sino formalmente, en sus atribuciones reales. La Corte dijo que iba a actuar por su propia cuenta pero realmente no lo ha hecho. Fue un asunto delicado, grave me parece, que espero que algún día se corrija y que la Sección de Probidad vuelva a tener la importancia que originalmente tuvo.

Salí de la Corte en el año 2006 y desde entonces me incorporé de nuevo a la vida profesional. Hemos fundado un Instituto que se llama el Instituto Iberoamericano del Derecho Constitucional – Capítulo El Salvador, que ha tenido diferentes actividades, ha tenido Congresos, estamos por publicar un libro que recoge muchas de las actividades públicas del Instituto y en este mes de noviembre que se aproxima vamos a tener un Coloquio Centroamericano y de México y Panamá en donde vendrán representantes de derecho constitucional de estos países para que examinemos la marcha del país desde el punto de vista del Derecho Constitucional en los últimos 25 años; de modo que será un Coloquio de lo más importante.

He querido hablar a grandes saltos de mi vida personal que en los actuales momentos, este día, en el que estamos hablando, digamos que es un hito importante para mí, como es la publicación de este libro del que antes hablábamos.

No quisiera terminar sin recordar un episodio importantísimo que estaba quedándose. La guerra con Honduras en el año 1969. Fue un hito histórico de la mayor gravedad. Todos, sino todos, habría que recordárselo a las nuevas generaciones. Para nuestra generación recordará la importancia de aquel episodio, lo delicado que realmente fue. El conflicto fue llevado a la Organización de Estados Americanos (OEA). Se llegó a un acuerdo en la OEA, íbamos formando parte de la delegación el Ministro de Relaciones Exteriores Francisco José Guerreo, Chachi, nuestro querido amigo y un grupo de abogados entre los que iba yo, formamos parte de la delegación que estuvo en Washington en la sede de la OEA defendiendo las posiciones de nuestro país El Salvador. Se llegó a un acuerdo digamos ligeramente transaccional, que no satisfizo plenamente las aspiraciones del país como tampoco fueron satisfactorias las sentencias que después se pronunciaron en el tribunal de La Haya, cuando se llevó a ese Tribunal el conflicto por Honduras y por El Salvador y se pronunció una sentencia. Verdaderamente, yo no diría ni siquiera discutible, sino que condenable en muchos aspectos porque realmente es una sentencia cuyo basamento jurídico es muy, muy precario y que entran a posiciones y a cosas que no se habían discutido y que verdaderamente atropelló las pretensiones legítimos de nuestro país.

Y lo mismo ocurrió diez años después con el recurso de revisión en donde desafortunadamente, no obstante que teníamos argumentos buenos a nuestro favor, se culminó también con una sentencia que no satisfizo de luego nuestras aspiraciones y perdimos una parte de nuestro territorio. Ese asunto no está todavía resuelto, continúan las discusiones, el tema se ha vuelto, se ha prolongado, estamos con discusiones con Honduras, problemas con el Golfo de Fonseca, etc. y ojalá que lleguemos a una solución satisfactoria para todos.

Al contarte estas cosas, omito algunos detalles, por ejemplo, un tratado importante que se firmó en tiempos de José Napoleón Duarte y que fue mediador el ex presidente del Perú y varios detalles que realmente no podría yo aquí mencionarlo porque se haría esto interminable. Yo creo que con esto podemos, Neto, podemos ponerle punto final por mi parte, salvo que tu tengas alguna pregunta, yo con gusto te la respondería.

NR Muchas gracias René. Debe ser tan satisfactorio haber vivido una vida tan intensa, tan destacada como la que tú has vivido. Seguramente habrás tenido mucho momentos que te hacen sentirte orgullos como seguramente has tenido sinsabores en la vida. Pero no vamos a hablar de sinsabores. Hablemos de los momentos que más marcaron la vida de René Fortín Magaña. Lo que más te satisfizo en tu vida como académico, político, asesor, Magistrado de la Corte Suprema de Justicia. ¿Cuáles son esos momentos René?

RFM

Por supuesto el primer momento, es haber tenido la cuna que tuve Neto. Una madre bellísima, encantadora, buena y un padre Romeo Fortín Magaña, ya lo he mencionado, que tuvo una destacada vida pública y que sobre todo me enseñó a soportar esos sinsabores a los que tu antes te referías, entendiendo que la vida de los hombres sobre todo debe descansar sobre todo en el carácter y él lo tenía de una manera sobresaliente, de modo que para mí fue, además de mi personaje inolvidable, un gran ejemplo a seguir.

Bueno después de eso, como momentos estelares yo diría, la presidencia de la AGEUS, Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños. Que marcó el inició de mi vida pública.

Después de eso el haber participado como miembro de la Junta de Gobierno de El Salvador, que a pesar de su breve duración en nuestra vida histórica fue sin embargo un hito, porque realmente marcaba una diferencia, buscábamos la plena realización de los ideales democráticos con un programa político de elecciones libres, de desarrollo democrático y un programa de desarrollo educativo muy importante y que como te dije quedó desafortunadamente truncados porque a los pocos meses esos ideales fueron cortados por las nuevas circunstancias históricas que se presentaron.

Después de eso la formación del partido Acción Democrática, que realmente nos deparó momentos muy gratificantes, pudimos expresar públicamente nuestro pensamiento social demócrata, la participación en la Asamblea Constituyente, aunque no personalmente, por medio de nuestros representantes, mi participación como candidato a la presidencia en el año de 1984. Mi participación como Magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

Mis actuaciones en la Universidad Nacional de El Salvador, donde siempre defendí el derecho a la discrepancia, al punto que en varias ocasiones he escrito artículos que se llaman así “Viva la Discrepancia” porque yo creo que es la esencia, que haya varias opiniones, de la democracia, de los regímenes en donde impera la libertad de conciencia, de expresión y eso ha sido altamente satisfactorio el haber tenido la oportunidad de expresarlo.

Mi participación en algunos cargos públicos de la Junta de Gobierno, en el Banco Central, la CEL y la participación y el ejercicio profesional que también me ha deparado grandes satisfacciones Neto, por último tal vez, estas publicaciones a las que tú te has referido que culmina con esta última que ya hemos hablado que espero pues tengas tiempo para leerla

NR

René, en 1960, cuando integras parte de la Junta de Gobierno, ¿cuál era el programa político, el Programa de Nación de la Junta? y ¿qué era lo que tu personalmente esperabas del país, de los salvadoreños?

RFM

Mira realmente en aquel momento los Programas básicamente eran dos: Desarrollo de la Democracia, comenzando por unas elecciones absolutamente libres y se habían dado pasos excelentes en ese sentido y el Desarrollo de un Plan Educativo que también comenzó a desarrollarse pero como te digo, fueron truncados.

Deliberadamente, fíjate esto es importante: La Junta de Gobierno no se llamó “Junta Revolucionaria de Gobierno” porque nuestra pretensión era volver a la institucionalidad y que el Gobierno nacido de las urnas desarrollara su Programa Económico, Social y Político de acuerdo ya con sus propios criterios y con el respaldo de las urnas. Pero nosotros no entramos a cuestiones de orden revolucionaria, económica como años después si lo hizo la Junta Revolucionaria de Gobierno del años de 1979.

No entro yo a juicios valorativos, ni algo por el estilo, pero si quiero establecer esa diferencia y esa comparación.

NR

Yo recuerdo muy bien esos tres meses que estuvieron ustedes en el Gobierno y se hablaba mucho que ustedes querían revolucionar la economía del País, inclusive en pizarrones escribían el nombre de las 14 familias etc. Y eso no sé si específicamente es real, lo que sí es real es que a ustedes fueron considerados de “Izquierda” y que los derroca a ustedes un grupo que era de “Derecha”, ¿es esa percepción correcta?

RFM

Mira, sí en cierto modo, sí. Si la Social Democracia puede considerarse de izquierda pues yo no tendría ningún inconveniente en aceptar que así era, pero de eso a que éramos nosotros izquierdistas extremos, radicales, no, no, ni nada por el estilo, en ese sentido, pues sí, pero no.

Fíjate que nosotros tuvimos un gabinete de lujo, por cierto, la Junta de Gobierno, en donde tu podrás percibir que no podría haber un afán revolucionario, por los propios nombres por lo que te menciono, Don Carlos Avilés en la Agricultura, Ricardo Arbizú Bosque en Hacienda, Álvaro Magaña, Sub Secretario de Hacienda, quien después fue presidente de la República. Elementos todos de pensamiento progresista pero no estaba en los planes nuestros por lo menos el entrar a ser una revolución que permaneciese en el poder por largo tiempo, sino que lo contrario, llegar cuando antes a unas elecciones libres y que fuera el gobierno nacido de las urnas que desarrollara su propio programa económico Social.

NR

Pero ¿Por qué el contragolpe?

RFM

Bueno, yo supongo que hubo razones de orden estrictamente militar al que, me imagino que habrá tomado de sorpresa a algunos sectores el hecho de que la Junta de Gobierno fuera integrada tal como se integró por algunos elementos militares que seguramente tenían diferencia con otros y como en aquellos momentos y desafortunadamente sigue siendo un poco así, siempre se ve como extremista/comunista a todos los que tengan un pensamiento diferente, aunque sea ligeramente progresista pues entonces se nos dio el epíteto de comunista o pro comunistas, profidelistas y añadida a eso que también éramos Osoristas, ciertamente no voy a negar el Corlen Oscar Osorio tuvo una participación determinante de todos los acontecimientos, pero la Junta de Gobierno era independiente de todas esas posiciones de todos esos sectores.

NR

René, una de tus actuaciones destacadas de años recientes fue a la que tú hiciste referencia a la CSJ y el caso, vergonzoso, permíteme que use esa palabra, de encubrimiento, de lo que aparentaba haber sido actos de corrupción, que fue lo que provocó tu reacción y enojo, como lo expresaste en más de una oportunidad en lo que escribiste al respecto. Eso me trae a la actualidad y quisiera preguntarte sobre el Estado de Derecho en El Salvador hoy en día.

RFM

Bueno como tú sabes el Estado Democrático Constitucional de Derecho, es una aspiración para vivir un régimen, a mi juicio, el mejor que ha podido guiar a la humanidad, claro que en eso se va avanzando poco a poco, pero respondiendo concretamente tu pregunta yo te diría que en estos momentos todas las Instituciones están completamente caídas, todo lo que configura el verdadero Estado Democrático Constitucional de Derecho representa una imagen muy diferente a lo que actualmente estamos viviendo.

Para colmo una “Partidocracia” se ha apoderado de la vida política del país y entonces podemos decir que ni la Asamblea es la Asamblea que nosotros desearíamos, ni la CSJ, ni la Fiscalía General de la República, ni la Corte de Cuentas. Esto se ha vuelto como un feudo privativo de uno de los Partidos Políticos. Estas cosas no pueden ser así, así que tenemos grandes motivos para seguir adelante en nuestras aspiraciones y en nuestras luchas para que verdaderamente conquistemos ese estadio tan formidable que es el Estado Democrático Constitucional de Derecho en donde la sustituciones funcionan, en donde la Asamblea puede decirle NO al Presidente de la República, en donde la CSJ permita que el gremio se enorgullezca de sus resoluciones en la Sala de lo Constitucional, en donde la Corte de Cuenta sea verdejamente sea fiscalizadora de las actuaciones de los servidores públicos y una contraloría verdaderamente eficiente y penetrante y que permita defender los intereses nacionales.

Hay que reconocer que después de los Acuerdos de Paz, con la presencia de fuerzas políticas que antes hubieran sido impensable, la vida política nacional ha tomado una configuración absolutamente distinta a la que antes teníamos, entonces hay que reconocer que históricamente, en muchos sentidos, hemos avanzado no puede negarse, pero estamos todavía muy distantes de vivir lo que es un Estado Democrático Constitucional de Derecho.

NR

El Órgano Judicial, es un órgano cuestionado. El Departamento deEstado de EE.UU durante los últimos seis años, cada año, ha repetido lo mismo, dice que la corrupción el órgano Judicial en incontrolable. Asumiendo que eso sea cierto, tú me dirás si tu percepción es igual a la del Departamento de Estado… ¿Qué se puede hacer en el órgano Judicial, tú que estuviste en la CSJ nueve años?

RFM

Mira, las disposiciones constitucionales, en términos generales, (son sabias) con excepción de algunas cosas como la configuración del Tribunal Electoral que es absolutamente inaceptable y que tendría que cambiarse lo más rápidamente. Esta es una cuestión de ejercicio cívico que realmente los funcionarios acepten sus responsabilidades y es una cuestión, más bien de sociología política más que de cambios de leyes, porque en el diseño está en la Constitución Política con algunas reflexiones que hay que hacerles.

Lo que falta es la vivencia, ahora, entrar en el análisis de porqué esa vivencia falta es una cuestión de sociología política. Nosotros quisiéramos ver al frente de esas instituciones elementos que nos hicieron enorgullecernos realmente del ejercicio que ellos hacen de sus cargos y esperamos que el desenvolvimiento histórico, la acumulación de experiencias que se van presentando nos permitan en un futuro que tengamos ese panorama.

NR

David Escobar Galindo dice que la Asamblea Legislativa no es el primer Órgano del Estado. Dice David que el Primer órgano del Estado es la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, porque allí es donde termina todo allí comienza todo. ¿Tienen razón David?

RFM

Pues mira sí tiene razón en parte, pero la cuestión de eso de que primero, segundo y tercero órgano es una cuestión que, más bien, ha venido siendo considerado por una, digamos, manifestación popular, pragmática, no porque realmente la Constitución no distingue, tanto poder tiene el uno como el otro. Pero hay que reconocer que la Asamblea Legislativa tal vez tenga la justificación de llamarse primero porque sus integrantes son electos directamente por el pueblo, en cambio los integrantes de la CSJ ya son de segundo grado. En muchos países existe unas Sala de lo Constitucional fuera de la CSJ, nada menos aquí cerca en Guatemala esta cuestión es así.

Ahora, si consideramos la importancia de las decisiones de las Sala de lo Constitucional allí sí estuviera de acuerdo con David. Realmente, allí se dice la última palabra sobre la constitucionalidad de las leyes. En orden de importancia, habría que reconocer, no diría yo que primero, pero sí de una altísima importancia.

NR

Hablemos de la juventud, tú y yo somos contemporáneos y a veces yo me asusto de lo que estoy viendo en la juventud de ahora, veo una juventud desenfrenada, una juventud que tiene en sus manos un poder de comunicación extraordinario que tú y yo nunca lo tuvimos, como es Internet, en donde se manifiestan de forma desenfrenada como quieren, en el lenguaje que quieren, con el pensamiento que quieren.

Yo comentaba con un amigo, contemporáneo también y decía “es que tú no te acordás de los Desfiles Bufos de estudiantes universitarios, que eran igual o peor de lo que ahora se mira en los jóvenes en Internet. Platícame de tu opinión sobre la juventud del Siglo XXI.

RFM

Uno con los años tiende a hacer efectivo aquel refrán que dice: “todo tiempo pasado fue mejor”, pero la cosa creo que no es así, claro está que la juventud actual se ve sometida a grandes presiones mediáticas y de la informática, como tú muy bien lo expresas, muchas veces es un cúmulo de información deseable e indeseable, en la misma televisión se corre el peligro de que en determinado momento los hijos pequeños aprieten el botón que no es y se encuentren con escenas que yo consideraría inexplicables. Pero yo creo que allí viene la responsabilidad de los viejos y de las generaciones intermedias a través de los cuales nosotros podemos influir, para preservar, rescatar, defender, estimular los valores tradicionales de nuestra sociedad que creo que en ese fondo si somos conservadores.

Pareciera esto una paradoja porque te acabo de decir que mi ideología de adhiere fundamentalmente a las Social Democracia, pero no cabe duda que caben valores tradicionales, valores conservadores que las generaciones nuestras estamos en la obligación de transmitir, de sustentar, de defender. Directamente aquellos casos en donde afortunadamente puedan haber familias bien formadas, la influencia de los padres es enorme, lo mismo que en algunos colegios que últimamente han venido cultivándose y que desarrollan magníficos programas.

A veces asusta, decimos también “¿bueno y para dónde vamos?”. Tal vez el exceso de afán de lucro que, (metiéndome en cuestiones netamente políticas pero precisamente de eso se trata) estimula estos regímenes capitalistas voraces a los que calificó Juan Pablo II. Yo creo que tienen algo de culpa y desde el punto de vista de la organización política de nuevas ideas, de cierta participación varadamente conducida y organizada puede, desde luego, ayudar a que superemos esta situación.

NR

Si algún día se llegase a construir un monumento a René Fortín Magaña en el Parque Libertad, ¿qué quisieras tu ver que diga la placa de mármol al pié de ese monumento?

RFM

Huy, me la pones muy grande Neto, el único monumento que yo quiero es que se conserve un buen recuerdo por parte de mi familia, de mis hijos, hijas y nietos, ese es el único monumento que yo deseo. Pero platicando con ellos les decía yo que quisiera que pusieran en mi tumba, en mi pobre tumba, nada de monumentos, que pusieran este epitafio: “Procuró hacer el bien”.

NR

Muchas gracias René, una última pregunta que es un tema muy importante que se nos había quedado hasta el momento, tu familia, háblanos un poco de tu familia la familia inmediata, la familia que vive o vivió en esta casa tan acogedora.

RFM

Como te dije al principio realmente uno de mis grade orgullos, satisfacciones fue mi cuna, esto podrá escucharse un poco así exagerado pero bueno, uno se enorgullece de las cosas que son tan gratificantes para uno.

Mi familia, ahora un familión grande, si no situamos en la parte de los progenitores. Somos además 4 hermanos y una hermana y cada uno de ellos ha formado su familia pero la mía me ha dado satisfacciones también.

Yo estoy casado con Noemí Costa de Fortín Magaña y tenemos la suerte de tener 4 hijas, todas nos llenan de grandes satisfacciones. Tengo 9 nietos.

NR

Muchas gracias René ha sido un placer de verdad conversar contigo, te agradezco el tiempo, francamente eres un hombre admirable, que ha trabajado para su país de forma dedicada y con orgullo.

CEM publica documentos del 45 Aniversario del PCS en 1975

SAN SALVADOR, 30 de marzo de 2009 (SIEP) “En homenaje al 79 aniversario de fundación del Partido Comunista de El Salvador, publicamos estos textos, documentos fundamentales de la izquierda revolucionaria salvadoreña” indicó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Agregó que “tuve el honor de asistir al Acto Conmemorativo, fue muy solemne, estuvieron presentes dirigentes fundadores, sindicalistas, lideres campesinos, Rosita Braña (de Castellanos) y otras mujeres comunistas y representantes de la Juventud.”

“Todavía me emociono al recordar la parte del discurso de Schafik, entonces Emilio, cuando dijo refiriéndose a los acontecimientos de 1932 que “…Aniquilar a nuestro Partido fue el objetivo de aquella feroz carnicería y de la incesante matanza y persecución que el tirano Hernández Martínez mantuvo durante sus fatídicos 13 años de dictadura terrorista. ¡Pero aquí estamos para dar testimonio de que aquel propósito de la reacción fracasó! Nuestro Partido no sólo vive, sino que crece, se desarrolla, aumenta su prestigio, se gana más y más el cariño del pueblo trabajador.”

“A continuación presentamos la reseña que apareció en la portada del periódico Voz Popular, (no. 27 de la 2da. semana de abril de 1975), la declaración del Comité Central del PCS, el discurso que pronunció el entonces secretario general de los comunistas salvadoreños, Schafik Jorge Handal, así como saludos de otros partidos comunistas.”

PCS CELEBRO SU 45 ANIVERSARIO (VOZ POPULAR)

El Partido Comunista de El Salvador (PCS) ha cumplido el 28 de marzo anterior, 45 años de existencia. Dicho aniversario ha sido celebrado ampliamente por la mencionada colectividad. El propio día 28, Viernes Santo, carteles, pintas y mantas alusivos abundaron por todos los rincones del país con la leyenda: “PCS 45 años de lucha.”

Circula un pronunciamiento

Firmado pro el Comité Central del PCS ha circulado también un extenso pronunciamiento titulado “45 Años de sacrificada lucha revolucionaria” en el que se hace un bosquejo de la actividad del PCS a lo largo de sus existencia.

El mencionado documento dice en su parte introductoria lo siguiente:

“El Partido Comunista de El salvador (PCS) ha recorrido un largo y difícil camino, que comienza con la formación de los primeros grupos marxistas(1924-28) llegando hasta los actuales días, cuando es la organización de izquierda más fuerte y experimentada el país.”

El Partido Comunista de El salvador (PCS) fue fundado el 28 de marzo de 1930. Se formó como una necesidad histórica en medio del impetuoso movimiento obrero surgido después de la Primera Guerra Mundial, bajo la influencia de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia (1917) y de los indiscutibles triunfos del primer país socialista, del primer estado obrero y campesino, de la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, El PCS se ha guiado siempre por la doctrina del marxismo-leninismo y se ha educado en los principios del internacionalismo proletario.

El PCS ha llegado a ser la organización revolucionaria más significativa del país y con mayor influencia en lo clase obrera, sobreponiéndose a los sangrientos y pérfidos ataques del régimen militar reaccionario que impera desde 1931 y realizando una lucha de principios contra las corrientes oportunistas y revisionistas, tanto de izquierda como de derecha, que han amenazado y amenazan desviar al movimiento obrero y revolucionario.

la historia del PCS es la historia del desarrollo de la lucha política y reivindicativa de los trabajadores, es la historia del inicio de la

organización y lucha de los campesinos; la historia de la lucha de nuestro pueblo por la democracia y por la emancipación de la dependencia del imperialismo; es la historia de la lucha por el socialismo; la historia del señalamiento y búsqueda del poder político para las masas trabajadoras y por el pueblo salvadoreño en general; del entrelazamiento consciente de la lucha de nuestro pueblo con el de otros pueblos de diversas razas y continentes; la historia de la conquista de derechos sindicales, de prestaciones sociales y económicas, la historia de la organización del movimiento obrero, del crecimiento de la influencia de las ideas del socialismo, de la divulgación y defensa del marxismo-leninismo en las peores

condiciones de terror y persecución.

La lucha reivindicativa y revolucionaria de los trabajadores desde los años veinte, lo promoción y la orientación de la lucha política popular, la mayor Incorporación de sectores de los capas medias al campo de la revolución en nuestros días, han sido y son la cotidiana actividad del Partido de la clase obrera, el Partido Comunista de El Salvador, que ha entregado innumerables mártires y héroes un sus 45 años de vida.

Acto solemne del Comité Central

Según lo declarara a nuestro periódico el Secretario General del Comité Central del PCS, Schafik Handal , en los días anteriores se celebró en esta capital un Acto Solemne organizado por el Comité Central, con la participación de delegados de todo el país, como culminación de la jornada de celebración del 4S Aniversario que ha ocupado la atención de loo organismos de dirección a todo nivel y de los miembros del PCS en los últimos días. En dicha oportunidad, se rindió homenaje a los mártires y héroes y se conoció un informe especial del mencionado dirigente a nombre de la Dirección Nacional de esa colectividad.

Reciben saludos de otros P. C.

Informó asimismo Schafik Handal que habían recibido saludos de otras Partidos Comunistas del mundo, incluyendo de las países socialistas, entre los que se destaco el enviado por el P. C. de la Unión Soviética, copia del cual nos proporcionó y que ofrecemos como primicia periodística:

AL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALUADOR. Queridos compañeros: El Comité Central del

Partido Comunista de la Unión Soviética, les envía a Ustedes y a todos los comunistas salvadoreños un saludo fraternal y felicitaciones calurosas con motivo del 45 aniversario de la fundación del Partido. El Partido Comunista de El Salvador, actuando en las condiciones de persecuciones incesantes y del terror ha recorrido un difícil y glorioso camino en la lucha contra la opresión del imperialismo y la oligarquía de terratenientes y burgueses, por los intereses vitales de la clase obrera y de todos las trabajadores, por la paz, la democracia y el Progreso social . Deseamos a su Partido nuevos éxitos en su actividad noble, en la tarea del fortalecimiento de la influencia en las masas, en la consolidación ideológica y de organización de sus filas, en la lucha por el triunfo de las ideas del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario. EL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE LA UNION SOVIETICA.

R. Levins: Un Compromismo Personal y Permanente

R. Levins: Un Compromismo Personal y Permanente

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Memorias y reflexiones del camarada estadounidense y boricua Richard Levins

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Un Compromismo Personal y Permanente

Por el Dr. Richard Levins

En el verano del 1949 yo conocí a Rosario Morales. Nuestra relación fue a la vez una introducción al sur del Bronx y a Puerto Rico. Frecuenté el puesto de maví en la estación del tren elevado de la calle 163 y conocí los tostones fritos. De varios folletos del Grito de Lares (la revuelta del 1868 contra la dominación Española) y de la huelga azucarera del 1940 comencé a aprender el español.

Nosotros éramos ambos comunistas. Ella era una recluta reciente, atraída por la filosofía científica tanto como por la lucha contra la injusticia. De su padre ya ella había adquirido una posición pro-unionista y algún conocimiento de la posición imperial de los Estados Unidos en la América Latina. Uno de sus tíos, miembro del Partido Popular Democrático, me aseguró que don Luis Muñoz Marín, el fundador de dicha partido, era realmente un comunista en lo más profundo de su ser, pero que los americanos no le dejaban hacer nada.

Yo constituyo la tercera generación Roja. Mi abuela fue socialista en Ukrania antes de emigrar hacia los Estados Unidos y estuvo activa en la organización de concilios de mujeres desempleadas y de la huelga del distrito textil de Nueva York en el 1930. Mi padre había sido miembro de la Liga de Jóvenes Comunistas en Brooklyn. La política fue parte de la conversación cotidiana y se encontraba uno envuelto en actividades anti-fascistas, anti-racistas y pro-laborales. Se daba por sentado que entender el mundo era interesante ya que nosotros estábamos aquí para cambiarlo. El primero de mayo era mi gran día de fiesta. De niño crecí con el convencimiento de que iba a ser un científico y un revolucionario. Así que ya estaba listo en principios generales para apoyar la lucha de Puerto Rico por su independencia aun antes de conocer a Puerto Rico. Rosario y yo llegamos a esta hermosa isla en el 1951. Para mí esta era la oportunidad de conocer la tierra de ella. Para ella era la oportunidad de volverse a familiarizar con la patria de sus padres, la que ella sólo había visitado en unos dos ocasiones anteriores. Para los dos esto iba a ser un interludio mientras decidimos nuestro próximo paso a seguir y mientras esperábamos que la creciente represión y la guerra de Corea desorganizara nuestras vidas de un modo u otro. Este fue también mi primer encuentro con los trópicos. Me enamoré de los paisajes, de sus lozanos montes y el verdor de sus valles, sus desiertas playas y las curiosas carretas de sus campiñas, de las plantas como de piel en las serpentinas tierras de Maricao y de las gaviotas del ganado anidando en los manglares. Los abusos del comercialismo norteamericano y la pobreza del pueblo se veían más atroz al mirárseles sobre estos trasfondos.

Apenas habían transcurrido ocho meses de la revuelta Nacionalista del 1950. La represión era rígida en todo Puerto Rico. Muchos se encontraban aún presos por haber participado, o porque se creyó que habían deseado participar, o como, en uno de los casos, por haber hecho un comentario de ostentación respecto a que Puerto Rico estaba desquitándose, o simplemente por haber enarbolado una bandera puertorriqueña. Mientras algunos parientes de Rosario nos acogieron calurosamente, otros se mostraban temerosos de asociarse con “subversivos”. Ellos no se dividían en cuanto a afiliaciones políticas. Un primo semi-falangista nos mantenía informados del interés de la policía en nosotros. Me encontraba procurando un trabajo en la Estación Experimental Agrícola o en alguna otra rama de la Universidad. Sin enbargo, una conocida casual, la cual se identificó como perteneciente a la célula del Partido Nacionalista formada por empleados gubernamentales, me dejó saber que el FBI había llegado a todos mis posibles empleos antes que yo, por lo que un empleo era muy dudoso que lo consiguiera.

Mientras tanto, traté de asociarme con el Partido Comunista de Puerto Rico. Esto no fue nada de fácil. El partido era pequeño y el miedo a la represión cundía por todas partes, por lo cual un americano desconocido preguntándole a la gente cómo empatarse con el Partido Comunista o dónde conseguir periódicos comunistas era frecuentemente mirado con sospechas. Obtuve algunos nombres y direcciones del Partido, mas las personas no eran localizables o sus direcciones o política eran obsoletas.

Finalmente conocí a Leonard Schlaefer, quién me habló secretivamente al preguntarle acerca del periódico Pueblo: “Calle, ya hablaremos más tarde.” El me llevó a una casa de la Calle Lutz, en la cual una bandera de Puerto Rico colgaba de un gran árbol.

Allí conocí a César Andreu Iglesias, quien se convirtió en íntima amistad. El nació un dramatista, por lo que pasé las horas oyendo narrar sus recuentos de la historia de Puerto Rico, repletos de voces y gestos que le transformaban en cualquier orador o político que se hallare mencionado. Aún años después, cuando le narraba a mis hijos y amistades los discursos de don Pedro Albizu Campos, se me olvidaba que yo no había estado allí. Sus vivas narraciones me hacían recordarlos tal como si los hubiera presenciado en persona. Más que ninguna otra persona, fue César quien me ayudó a transformar mi anti-imperialismo abstracto en una bien arraigada identificación con la revolución puertorriqueña.

El Partido Comunista de Puerto Rico ha sido siempre una organización pequeña. En su mejor época este a penas tuvo unos cientos de miembros, por lo menos en sus listas de nombres. Sin embargo, fue el partido comunista el que urgió, mediante toda la complejidad de la política puertorriqueña, que las luchas por la independencia nacional y la emancipación social debían desarrollarse al unísono. Los comunistas y los nacionalistas se apoyaron recíprocamente en muchos e intrincados modos. Ambos estamos en el mismo lado en la lucha contra el imperialismo mas, mientras que los nacionalistas ven la causa como algo por encima de las diviciones de clases, nosotros vemos ésta como parte de una lucha de clase internacional. Mientras que para los nacionalistas la explotación de la mano de obra puertorriqueña por parte de las corporaciones multinacionales de los Estados Unidos representa sólo una de la larga lista de violaciones y abusos del colonialismo, para nosotros éste es el centro de todo mal. No porque éste sea el único y el más doloroso mal, sino porque éste constituye la razón misma del colonialismo y la continua dominación de la isla de parte de los EEUU. Los nacionalistas ven la lucha económica como algo menos digno que la lucha nacional. Donde los nacionalistas buscan el apoyo de otros pueblos hispano-parlantes, nosotros buscamos el respaldo de la clase obrera internacional.

Los comunistas no nos sentimos muy simpatizantes con héroes nacionales puertorriqueños como don José de Diego, por ejemplo, quién escribió conmovedoras poesías patrióticas, mas fue un conservador que votó en el Senado contra las becas universitarias y fue abogado de una compañía azucarera del sur de Puerto Rico. Nosotros nos sentimos desairados con el catolicismo conservador de muchos nacionalistas por su idealización de los tiempos de España y por su énfasis en los actos heroicos. Creemos que tales actos deben evocar la admiración, mas no la activa emulación de las masas, lo cual puede provocar mucha represión.

Nosotros apoyamos la Segunda Guerra Mundial como una lucha anti-fascista, mientras que los nacionalistas fueron a prisión por rehusar el enlistamiento. Sin embargo, nosotros fuimos hostigados por el mismo enemigo, expuestos al mismo imperialismo, denunciamos a los mismos oportunistas, nos reunimos descontentos en los mismos cementerios en los días de fiestas nacionales a honrar los héroes caídos mientras el FBI nos fotografiaba. Los unos a los otros nos admirábamos mutuamente pos nuestra constancia en una colonia donde nos encontrábamos ambos rodeados por el oportunismo y la corrupción. También estábamos unidos en un pacto implícito de no revelar para la gratificación de nuestros enemigos, ninguno de los medios en que llevamos a cabo nuestra lucha. Durante los años en Maricao fui organizador regional del partido en la zona cafetalera. Mi actividad se centró en organizar el movimiento previo a la unión de los trabajadores de café, el cual procuraba elevar los salarios sobre el prevaleciente de $1.44 por día si no llovía (y ¡cómo llovía en esas zonas cafetaleras!). Y, por supuesto, hice propaganda en el barrio por la independencia y el socialismo.

En el 1953, una súbita dolencia me impidió continuar trabajando en la siembra. Mientras me encontraba en el hospital Castañer donde me había hospitalizado, conocí a algunos pacifistas que trabajaban allí. Poco después me uní al hospital como técnico de laboratorio. Rosario y yo trabajamos con los pacifistas en el Fellowship of Reconciliation. Ellos eran en su mayoría norteamericanos, algunos de ellos objetores de consciencia, realizando servicio alternativo en Puerto Rico. Aunque los mismos compartían nuestro antimilitarismo, no se atrevían a criticar la presencia militar de los Estados Unidos en Puerto Rico por temor de ser considerados como pro- independentistas. Aún así, la asociación con ellos fue de gran provecho para nosotros. Con ellos aprendimos a apreciar el compromiso pacifista de abandonar los dóciles estereotipos de pacifismo del pensamiento popular, el cual confunde pacifismo con pasividad, aprendimos de su concepto de testificar, el poder potencial de adoptar una posición aun sin el seguimiento de una masa. Esta connotación de testigo proveyó también uno de los puntos de contacto entre los pacifistas norteamericanos y los nacionalistas puertorriqueños, quienes con frecuencia vieron sus acciones dramáticas como militarmente futiles, mas a la vez como actos de testimonio, políticamente necesarios para mantener viva la flama. A nosotros nos impresionó el hecho de que externamente nuestros amigos pacifistas eran a la vez firmes y gentiles, así como militantes sin llevar por dentro odio alguno hacia sus enemigos. Nosotros confiábamos tanto en ellos como para llegar a hacer preparativos a fin de dejar a nuestros hijos al cuidado de una familia pacifista si en algún momento Rosario y yo llegáramos a estar presos al mismo tiempo.

Nosotros volvimos a la escuela en Nueva York en el 1956 y regresamos a Puerto Rico cuatro años más tarde. La represión se había reducido lo suficiente como para que yo recibiera una oferta de trabajo en la Escuela de Medicina Tropical de una entrevistadora que me dejó saber que el FBI le había hecho advertencias respecto a mi persona y, aunque ellos realmente hubieran preferido un 100% Cristiano americano blanco, un buen genetista les satisfizo.

El letargo de los últimos años de la década de los 50 había dado paso a una nueva animación. Nuevas organiciones se levantaron para encontrar nuevos métodos de lucha, nuevos medios de plantearse el problema de cómo asociar las luchas nacionales y las sociales; nuevos medios de cambiar formas de acción legal y extra-legal. César se unió a Lorenzo Piñero, de antecedentes nacionalistas, Juan Mari Bras y otros veteranos luchadores junto al movimiento estudiantil para formar el Movimiento Pro Independencia (MPI) que luego pasó a ser el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP). Juán Antonio Corretjer, quién había pasado por ambos, el Partido Comunista y el Partido Nacionalista, trabajó con Acción Patriótica Unitaria de donde luego orzanizó la Liga Socialista. Cuba nos había enseñado que un país latinoamericano podía salir victorioso frente a los Estados Unidos y hubo entonces un súbito interés en el Marxismo.

Me uní a la facultad de la Universidad de Puerto Rico como ecologista con una nueva preocupación sobre la destrucción del ambiente en la colonia. La contaminación era difícil de pasar desapercibida: en los días cuando los vientos soplaban hacia el sureste, las emanaciones del complejo petroquímico de Guayanilla se sentían hasta en la cresta de la cordillera donde aún vivíamos de lo que sembrábamos. La petroquímica fue luego cerrada, pero no sin antes obtener sus ganancias mientras pudieron. Tras de sí dejaron terrenos contaminados y una economía dislocada. Mis nuevos conocimientos me ayudaron a entrelazar más mi vida política con mi vida científica. Concentré mi trabajo político en proveer educación marxista, mayormente en la Federación de Universitarios Pro Independencia (FUPI) tanto en el recinto de Rio Piedras como en el de Mayagüez. También en el Movimiento Pro Independencia (MPI) para el cual César me había reclutado como Secretario Asistente de Educación Política.

Ya para el 1965 la oposición a la guerra de Vietnam estaba aumentando. Junto con un comité de profesores contra la guerra, ayudé a organizar el adoctrinamiento interno en la Universidad de Puerto Rico. La prensa estuvo estridente en su oposición al adoctrinamiento. Como este había sido prohibido por la administración Universitaria, nosotros colocábamos las bocinas en la verja y hablábamos desde una escalera portátil colocada contra una pared. La policía y la prensa nos escuchaban tanto dentro como fuera del recinto. Esa semana Rosario estaba de parto con nuestro hijo menor por lo que me mantuve en las montañas y sólo vine a Río Piedras por unas horas para el adoctrimiento. Mi súbita aparición y desaparición añadió un exótico sabor de misterio y conspiración al evento.

La escalera de la cual hablábamos nos proveyó el nombre para el periódico La Escalera, editado por George Fromm, Gervasio García y Samuel Aponte. La Escalera llegó a ser el vehículo mayor para la introducción de un marxismo flexible en el movimiento por la independencia. En mi ensayo “De Rebelde a Revolucionario” argumenté a favor de una coherente visualización de la sociedad como un todo, al buscar las raíces de nuestros problemas coloniales en vez de conformarnos con la colección tradicional de atropellos, un catálogo de ultrajes y abusos. También aclaré que aunque la patria podía significar valor y sacrificio, ésta también requería un bien objetivo.

Durante mis años de participación en la lucha por la indepencencia de Puerto Rico, tuve varios encuentros personales con el antinorteamericanismo. Muchos independentistas habíanse tornado bastante sofisticados en el visualizar a sus enimigos no como “americanos” sino como “Imperialismo Estadounidense”. Paradójicamente, el antiamericanismo personal era más bien expresado por los seguidores del régimen, cuyos sentimientos nacionales fueron suprimidos en sus vidas políticas por intereses personales o de clase, y por lo tanto surgieron de un modo más individual en cada uno de ellos. La administración universitaria y la policía política desaprobaron mis actividades. Cuando regresé por mi puesto en el 1966 una campaña de prensa dirigida por un periodista conectado con el FBI exigió mi cesantía. Como era de esperarse, se me negó la reasignación sobre la alegación de que había sido incompetente en mi labor. Ello me forzó a emigrar otra vez para encontrar trabajo, primero en la Universidad de Chicago y luego en la de Harvard. Por lo tanto, en el 1967 dejé a Puerto Rico, pero no la lucha por la independencia y el socialismo. Lo que había comenzado como una obligación política emanada de una visión global general se había convertido en un compromiso permanente y profundo.

Durante las revueltas políticas de fines de la década de los 60 pude continuar la participación activa en el MPI (más tarde PSP). También pude enseñar historia de Puerto Rico a los “Young Lords” en Chicago. Más tarde me uní al Comité de Solidaridad con Puerto Rico, el cual estaba activo en la campaña para liberar los prisoneros Nacionalistas y que ahora publica Puerto Rico Libre y que presenta una visión anticolonial norteamericana ante el Comité de Descolonización de Las Naciones Unidas.

Ya han pasado cuatro generaciones desde la conquista de los Estados Unidos sobre Puerto Rico y quién sabe cuántas más pasarán antes de que el Hotel Dorado Beach se convierta en un asilo para trabajadores incapacitados, antes de que las delicadas raíces de los árboles frutales y los pastos del ganado se extiendan para cerrar las heridas de la traumatizada tierra de Vieques, y que la República Socialista de Puerto Rico realice los sueños de Betances y Martí, y pase a formar parte de una Federación Caribeña.

¿Y La Pasión Y Muerte? De Ninguna Manera Son Divinas, Ni Sagradas.

¿Y La Pasión Y Muerte? De Ninguna Manera Son Divinas, Ni Sagradas.

Por Jairo Del Agua.

España.

Durante siglos nos han enseñado que el pecado del hombre causó una ofensa infinita a Dios.

Siendo el hombre un ser limitado, no podía reparar esa ofensa infinita. Era preciso alguien infinito para satisfacer el honor de Dios.

Por otro lado, al haber sido cometida la ofensa por el hombre, tenía que ser reparada por un hombre.

Eso explica que Jesús (Dios y hombre) se encarne, muera y merezca con su muerte (sacrificio con valor infinito por tratarse de un ser infinito) la reconciliación con Dios. Al quedar pagado el justiprecio por todas nuestras ofensas, quedamos redimidos y los cielos abiertos.

Se me ponen los pelos de punta al recordar esta nefasta doctrina que ha durado casi diez siglos, ha denigrado el rostro de Dios revelado por Cristo y ha causado tanto temor.

Bajo ella laten los conceptos de “culpa” y “expiación” judaicos de los que estaba impregnado San Pablo y con los que, a veces, contamina sus cartas. La superada “interpretación literal” de la Escritura nos permite ahora distinguir el diamante (Palabra de Dios) de los defectos causados por su tallador (el escritor sagrado).

En el siglo XI San Anselmo, influido por la literalidad de la Escritura y el ambiente feudal de su época, escribió la teoría de la redención que he resumido. La recogió después Santo Tomás y se ha ido trasmitiendo por generaciones.

Ahora los teólogos la rechazan pero no se hace lo necesario para borrar del subconsciente colectivo esa trágica teoría.

Cuando se descubre un error, lo recto es corregirlo inmediatamente. Sin embargo, determinados textos oficiales, la liturgia y algunas predicaciones siguen reflejando esa historia.

Pareciera que nuestros dirigentes no comparten que “rectificar es de sabios”. Siguen teniendo un “temor insuperable” a la autocrítica y los pasos adelante.

El conservadurismo, disfrazado de tradición, les atenaza. Temen que su autoridad quede mermada por los cambios de rumbo. Piensan y dicen que su sabiduría se identifica con la inmutable e infalible sabiduría de Dios y que son los únicos con tal privilegio.

No leyeron la alabanza: “¡Yo te alabo Padre porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos!” (Mt 11,25). Tampoco leyeron a San Paulino de Nola: “Estemos pendientes de los labios de los fieles, porque en cada fiel sopla el Espíritu de Dios”. Tal vez tampoco oyeron a Juan Pablo II: “La fe no se impone, se propone” y se vive añado yo porque “hacer es la mejor forma de decir”.

Me duele la falta de celo, el inmovilismo, la ausencia de conversión (rectificación). Me duele que al Pueblo de Dios no le lleguen las luces nuevas, la liberación del error y del temor. Aunque comprendo la pesada inercia de los siglos.

Los doctores de hoy, como los de ayer, son expertos en construir torres de Babel con el pensamiento, en hacer encaje de bolillos con la razón. El error surge al apartarse de la realidad, al barajar fantasmas.

Esos cerebralismos, esos despegues de la realidad, inscrita en el corazón y recogida en el Evangelio, dibujaron un “dios sádico” (a ras de los dioses mitológicos), capaz de desangrar a su hijo para darse a sí mismo una reparación. ¡Qué barbaridad! ¡Rechazo pública y firmemente ese “dios falso” y esa “redención mercantil”! ¿Qué ceguera nos impidió ver esa terrible idolatría?

¡Me adhiero al Padre revelado por Jesús en la parábola del hijo pródigo! ¡Creo en el Dios Amor que no necesita para perdonar ni pagadores, ni justificadores, ni expiaciones, ni holocaustos, ni sacrificios!

Mi Dios es fina lluvia templada que se derrama constantemente sobre sus sedientas criaturas. Es el calor que necesita mi piel, la luz que ansían mis ojos, la música que sosiega e inunda mi ser. Es el perfumado horizonte de flores que busca mi corazón. Es la Felicidad plena que creó al hombre para hacerle partícipe de su felicidad. Es pura Gratuidad que no espera respuesta, sólo anhela que su regalo haga feliz al otro. No hay precios que pagar, no hay expiaciones que colmar.

¿Entonces, la venida de Cristo para qué?

Para que no perdamos el regalo.

Para que no mendiguemos comida de cerdos teniendo un Padre millonario.

Dios nos creó libres “a su imagen y semejanza” pero elegimos emplear ese don contra nosotros mismos. Huimos de nuestra humanidad y nos convertimos en alimañas (“homo homini lupus” decía ya el comediógrafo Tito Marcio Plauto allá por el 200 a.C.).

Contagiamos nuestras erradas decisiones a las generaciones siguientes. Y nos fuimos hundiendo en la violencia, el temor, la oscuridad y la desesperación. El Amor gratuito de Dios no podía quedar indiferente y decidió “recrearnos”, enseñarnos a ser humanos.

Para eso viene el Hijo del Hombre, el modelo, para devolvernos nuestra identidad y, con ella, el mapa de la felicidad. Lo dice Juan maravillosamente: “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único, para que quien crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).

Creer significa confiar, seguir, adherirse a la persona y al mensaje. Tener vida significa crecer, realizarse, avanzar hacia la felicidad para la que fuimos creados. Por eso la salvación no está en la cruz, sino en el seguimiento del Salvador:“Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Él nos reveló un Rostro en quien confiar y un Camino para el encuentro.

¿Y la pasión y muerte? De ninguna manera son divinas, ni sagradas. Son hechura de nuestras manos homicidas, como lo son “las crucifixiones” a que hoy sometemos a tantos hermanos nuestros. Son nuestra terrible respuesta al que viene a ayudarnos.

Lo cuenta el mismo Jesús en la “parábola de los viñadores homicidas” (Mt 21,33). No existe una cruz redentora querida por Dios. Él aborrece el sufrimiento de su Hijo y de sus hijos. Existe el horror de la cruz con la que aplastamos al Justo, al Bueno, al Pacífico, en contra de la voluntad de Dios, para proteger terrible y vergonzante paradoja la religión. (Los religiosos de hoy deberían meditar seriamente esa historia).

Ante nuestra libertad criminal, Dios pudo quitárnosla de un plumazo (“¿crees que no puedo pedir ayuda a mi Padre que me enviaría doce legiones de ángeles?” – Mt 26,53).

Hubiese sido la destrucción del hombre porque sin libertad dejamos de ser humanos. Su obra creadora hubiese fracasado. La respuesta no fue fulminarnos sino enseñarnos, cogernos de la mano. Y ahí entra la pedagogía del Crucificado: “vencer el mal con abundancia de bien” (Rom 12,21). Ante la atrocidad de nuestra libertad deicida, Él certifica con su sangre el contenido de su predicación: paz, amor, verdad, confianza, perdón, fortaleza, oración, aceptación, etc.

Muchas veces nos quedamos en la sensiblería de la cruz sin darnos cuenta de las lecciones que en ella nos dejó el Crucificado. Tampoco acertamos a ver que la cruz es nuestra espeluznante obra, mientras que el ejemplo del Crucificado y su resurrección es la obra luminosa de Dios.

La resurrección probará que esos valores, por los que Cristo se deja matar, son el Camino del triunfo definitivo. Le llamamos Redentor porque nos redime de nuestra ceguera, de nuestros temores y de nuestra desesperanza. Su dolor resucitado, además de certificar el Mensaje, es consuelo y esperanza para los que sufren, en cualquier tiempo, bajo las garras del mal: “No tengáis miedo de los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma” (Mt 10,28).

El corazón maternal de Dios no puede renunciar a su deseo de hacernos felices. Ésa es la finalidad de la creación, de la encarnación y de la pasión. Ése es el regalo de su Gratuidad. Quien estúpidamente lo rechaza en esta vida tendrá que rehabilitarse en la otra, tendrá que hacer la dolorosa gimnasia de convertirse en humano y sufrir indeciblemente al darse cuenta de que rompió su décimo premiado.

La posibilidad de ser feliz está indisolublemente ligada a la naturaleza humana. Un perro podrá estar satisfecho pero nunca feliz. Nadie que renuncie a la “imagen y semejanza”, inmersa en su humanidad, podrá encontrar la felicidad. Por eso “la parábola del hijo pródigo” síntesis de todo el Evangelio es una historia de gratuidad, libertad errada y felicidad recuperada (“volveré junto a mi Padre”).

Ni salvados, ni redimidos, pero sí iluminados, amados, llamados, atraídos, esperados y abrazados.

De ti depende caminar el Camino de tu redención, tu salvación, tu humanización y tu felicidad. Él siempre te acompañará con abrazos florecidos y besos (PE/Eclesalia).

(*) Jairo Del Agua, español, escritor, laico católico romano.

El título de la nota original era “Ni Salvados, Ni Redimidos” subtitulada “¡Tan sólo amados, llamados y esperados!”. Optamos por “¿Y la pasión y muerte? De ninguna manera son divinas, ni sagradas” que, como el original, también está en el texto.

CEM publica Informe del CC del PCS de abril de 1974

SAN SALVADOR, 18 de marzo de 2009 (SIEP) “La participación de la Unión Nacional Opositora, UNO, en las elecciones de marzo de 1974 fue una importante escuela política para el pueblo salvadoreño” señaló el Lic. Roberto Pineda, coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Agregó que “fue mediante esta participación que se fortaleció la alianza entre comunistas, socialdemócratas y democristianos lo que aisló al instrumento político de la dictadura militar, al Partido de Conciliación Nacional, PCN. Esta fue la segunda experiencia política unitaria, la primera fue en 1972 con la candidatura presidencial del Ing. José Napoleón Duarte y el Dr. Guillermo Manuel Ungo.”

“La UNO, integrada por el PDC, el MNR y la UDN, fue la expresión política más alta de lucha por la democracia y el cambio social durante la década del setenta del siglo pasado. Miles de activistas, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, se incorporaron a la lucha social mediante estas campañas electorales.”

“El programa político de cambios de la UNO, proclamado desde las tribunas populares permitió incluso que dos dirigentes del Partido Comunista, Dagoberto Gutiérrez, que venía de conducir el proceso de reconquista del campus universitario y Rafael Aguiñada, reconocido dirigente sindical, pasaran a integrar la Asamblea legislativa como diputados del UDN.”

“Asimismo la campaña electoral permitió superar la situación de reflujo en que había caído la izquierda luego del fracaso del golpe de estado del 25 de marzo de 1972. La campaña electoral logró también recuperar la iniciativa política y promover la denuncia nacional e internacional de la dictadura militar presidida por el Coronel Armando Molina.”

“Con esta publicación digital de este documento del Partido Comunista de El Salvador, PCS, continuamos enriqueciendo el horizonte documental de la izquierda salvadoreña, tarea que nos hemos trazado desde nuestra fundación” concluyó el docente la UES.

El 24 de marzo de 1980 surgieron las FAL… Entrevista Con Domingo Santacruz (V)

SAN SALVADOR; 9 de marzo de 2009 (SIEP). “Como tú sabes, el año 1979 se distinguió por una cantidad de acontecimientos políticos que dejaron huellas profundas en la población de El Salvador. La Dictadura militar le apostó a la represión contra el pueblo como su forma de enfrentar los graves problemas; negó el triunfo electoral de la Unión Nacional Opositora, UNO, en 1972 y 1977, profundizó la escalada fascista, arreció de manera escalonada la represión contra las organizaciones e instituciones sociales, académicas, religiosas, políticas de oposición y populares en general” nos comparte Domingo Santacruz, destacado revolucionario salvadoreño.

“La Dictadura le apostó mucho a la idea de quebrar la moral del movimiento popular mediante la represión, elevándola hasta los asesinatos y masacres masivos. En esa escalada de violencia gubernamental el régimen va perdiendo terreno frente a la respuesta organizada del pueblo. El Ejército pasó a ser un instrumento de represión de los fascistas. Muchas de las acciones represivas de los Cuerpos de Seguridad y del Ejército fueron enmascaradas con los Escuadrones de la Muerte. Los escenarios de torturas y de muerte de dirigentes y activistas de la lucha popular se extendieron de los Cuerpos de Seguridad a los Cuarteles Militares del Ejército.”
Frente a este estado de violencia institucional del Estado y de los grupos paramilitares financiados por la Oligarquía salvadoreña, al frente de la cual estaban Oficiales conservadores del Ejército preparados en los cursos de Guerra Política y de Guerra de Contra Insurgencia de los Estados Unidos y Taiwan empeñados en aniquilar físicamente a la oposición, no dejaban espacios para una salida democrática, no había otro camino que avanzar hacia la lucha armada.
El Partido Comunista de El Salvador, PCS, celebró el VII Congreso en Abril de 1979, y a propuesta de la Comisión Política, ratificó la necesidad de dar el viraje orgánico e ideológico hacia la lucha armada y a luchar por la unidad de la izquierda como condición para enfrentar a la Dictadura y a la Oligarquía, quienes constituían el enemigo principal y más peligroso. Por eso, no solo intensificó y estimuló el proceso de acercamiento con las organizaciones de izquierda revolucionarias, sino que al mismo tiempo, adoptó medidas encaminadas a la preparación de cuadros y estructuras militares y su participación en algunas acciones prácticas.
El proceso había avanzado bastante en la preparación sicológica y orgánica en las estructuras de base e intermedios y en la misma Dirección del PCS. Por eso no fue difícil tomar la decisión. Y lo hicimos el 24 de marzo de 1980, en mi casa, la fecha en que asesinaron a Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Fue en una reunión clandestina de la Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista, cuando tomó el acuerdo de crear el brazo armado que se llamaría Fuerzas Armadas de Liberación, FAL.”
A esas alturas ya se habían superado las dudas generadas por haber participado en la alianza con la Juventud Militar del COPEFA en la Primera Junta Revolucionaria de Gobierno después del Golpe Militar del 15 de Octubre de 1979. La represión masiva contra el pueblo y sus organizaciones lejos de atenuarse se intensificaba y se extendía en todo el país. La cantidad y calidad de las y los muertos ya era muy alta.
Los militares golpeaban a todas las organizaciones populares
Todas las organizaciones revolucionarias, sociales y democráticas del país estaban siendo golpeadas y muchas de ellas exigían y demandaban medidas conjuntas para detener a los fascistas. Esto era así, en parte porque el proceso unitario de la izquierda revolucionaria poco había avanzado, únicamente podíamos mostrar algunos encuentros realizados con representantes para intercambiar información y apreciaciones sobre la realidad nacional. Los primeros encuentros se dieron con el PRTC, al calor de la toma de la Plaza Libertad por el Ejército el 28 de febrero de 1977. Con esta organización habían surgido contactos a nivel de estructuras de base, cuando dentro del Parque Libertad coincidimos en las acciones de defensa, cuando la UNO con el apoyo popular se la había tomado.
De ahí salió la iniciativa casi inmediatamente para que las representaciones de las Comisiones Políticas hablaran. Recuerdo el primer encuentro con compañeros de la Dirección del PRTC, realizado en el Apartamento de Alfredo Acosta en la Colonia Zacami de Mejicanos. En ese tiempo se presentaron a nombre de Las Ligas de Liberación (así se llamaba el PRTC) llegaron Manuel Castillo (el hijo de Fabio), Mario López (el Comandante Venancio Salvatierra) y Jacinto, otro Comandante que conocimos posteriormente en los Cerros de San Pedro. Por el PCS, toman parte Schafik Hándal, Alfredo Acosta y Domingo Santacruz. En esa ocasión hubo varios acuerdos encaminados a coordinar una lucha conjunta.
Meses mas tarde nos encontramos con representantes de la Resistencia Nacional y luego, a finales de 1978, con el ERP. Los primeros encuentros con las Fuerzas Populares de Liberación, FPL, se iniciaron más o menos por ese tiempo, solo que la característica de los contactos con ésta consistía en intercambiar papeles o mensajes escritos llevados por mensajeros. Esta era la condición que puso la Dirección de FPL: encontrarse en un lugar acordado, intercambiar mensajes y retirarse. Los mensajeros no debían mirarse los rostros ni platicar, así funcionó por un tiempo. Por estos mecanismos enviamos y recibimos informaciones de utilidad política, conspirativa.
Nos reunimos con las FPL el 6 de agosto, el día del cumpleaños de Saúl
El 6 de Agosto de 1979, el día del cumpleaños de Salvador Cayetano Carpio, se convino el primer encuentro a nivel de Dirección. A esta reunión asistieron Mélida Anaya Montes y Cayetano Carpio por las FPL, y Schafik por el PCS. No estoy seguro si Lucio acompañó a Schafik en esa ocasión. En esos días, Carpio enfermó, viajó a Cuba y durante su convalecencia Schafik viajó para visitarlo y aprovechar para otros encuentros, pues se sabía que Neto Jovel también había viajado con el mismo propósito.
Con respecto al ERP, como decía, habíamos tenido encuentros bilaterales con algunos de sus dirigentes, especialmente con Jorge Meléndez, (Jonás), y con Sonia Medina, (Mariana), cuyos contactos los mantuvimos por varios meses, cada mes o cada 15 días. Los primeros contactos fueron atendidos por Raúl Vargas con apoyo de Julio César Salazar. Luego fui encomendado por la CP para discutir algunos temas que pudieran concretarse a nivel del movimiento de masas.
Los temas que dominaron los primeros encuentros tenían mucho que ver con la escalada fascista de la dictadura militar. La represión enemiga se había profundizado contra las organizaciones sociales y políticas del país, contra el pueblo en general, pero especialmente en contra de los activistas mas conocidos de nuestras organizaciones. Todo indicaba que el enemigo le apostaba mucho a la idea de quebrar la moral de la izquierda, del movimiento revolucionario, aplicando la estrategia de guerra de contra insurgencia ya bastante conocida en ese tiempo.
El PCS, dicho sea de paso, contaba con información bastante fluida que emanaba de los niveles altos del gobierno, del Ejército y del Estado en general, la cual administrábamos y compartíamos con las organizaciones hermanas. Cada una de ellas la aprovechaba según su capacidad y desarrollo para impedir los golpes de sorpresa, pues no había dudas de los objetivos del enemigo.

El 17 de diciembre de 1979 se firmó el primer pacto de unidad de la izquierda revolucionaria
De los encuentros y del seguimiento que hacíamos de la escalada represiva de la Dictadura Militar, fue madurando la idea de iniciar el proceso de unir las fuerzas para hacerle frente a la estrategia enemiga. El 17 de Diciembre de 1979 maduraron las condiciones para el primer encuentro entre las FPL, la RN y el PCS, era el momento para firmar el primer Pacto de Unidad de la izquierda revolucionaria. El pacto fue firmado por sus máximos representantes. Salvador Cayetano Carpio, el Comandante Marcial en representación de las FPL; el Comandante Neto Jovel, en representación de la RN y Schafik J. Handal, el Comandante Simón, por el PCS-FAL.
En ese encuentro, realizado en La Habana, no es muy conocida la información sobre los acuerdos que se tomaron, entre los cuales figuran: la convocatoria de todas las organizaciones políticas de masas y crear una Coordinadora de las Fuerzas Revolucionarias de Masas, estamos hablando de convocar al Bloque Popular Revolucionario, BPR; al Frente de Acción Popular Unificada, FAPU y al partido Unión Democrática Nacionalista, UDN y al resto de las organizaciones políticas de masas no representadas en ese primer encuentro. Otro acuerdo importante fue formular una propuesta de Plataforma Programática del Gobierno Democrático Revolucionario, la cual, dicho sea de paso el texto inicial fue elaborado por Roberto Castellanos Braña y dado a conocer a finales de febrero de ese año.
El 11 de enero de 1980 formamos la Coordinadora Revolucionaria de Masas
La convocatoria de las organizaciones políticas de masas se hizo para la Facultad de Derecho de la Universidad de El Salvador, UES, el 11 de Enero de 1980. Hoy circulan fotografías que recogieron ese encuentro histórico cuando las y los dirigentes representantes de ellas levantaron y unieron sus manos para celebrar el acontecimiento. Algunos nombres que recuerdo, podría equivocarme pero ahí estuvieron Juan Chacón, Manuel Franco, Norma Guevara, Mario Aguiñada Carranza, Marisol Galindo, Leoncio Pichinte, Luis Díaz, Saúl Villalta, Humberto Mendoza, Bernabé Recinos, y otros compañeros. Ellas y ellos fueron los actores directos de crear la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM. Ahora circulan varias fotografías de los representantes de las organizaciones políticas de masas con los brazos alzados y entrelazados que dejaron para la posteridad ese hecho histórico.
Otro acuerdo relevante tomado por la Coordinadora Político Militar, CPM, del 17 de Diciembre, fue la convocatoria de una masiva movilización el 22 de Enero de 1980 para conmemorar la fecha de la insurrección popular campesina del 22 de enero de 1932, la que dicho sea de paso, por la cantidad de gente movilizada, por los niveles de las consignas y la representatividad social reunida, le dieron una características especial de carácter popular, y ha sido la más grande de la historia de las movilizaciones populares en El Salvador. Esta marcha no tan pacífica, si recordamos, fue atacada por el ejército y los cuerpos de seguridad en tres puntos de su recorrido por las calles de San Salvador, una en el Palacio Nacional, la otra por el antiguo edificio del Ministerio de Trabajo sobre la 2ª. Avenida Norte y otra a la altura del Parque Centenario, con saldo de varios muertos y numerosas personas heridas.
Este primer encuentro de la unidad de la izquierda revolucionaria sentó las bases para avanzar y desarrollar la unidad y las alianzas con las fuerzas democráticas.
En la reunión de la Comisión Política del PCS de aquel 24 de marzo ahí definimos algunas responsabilidades para los miembros de la Comisión Política y de algunos miembros del Comité Central dentro de las estructuras de la FAL. A esas alturas el PCS ya contaba con un grupo de compañeros que venían trabajando en las actividades militares desde 1977-78. Especialmente después de los acontecimientos del asalto del Parque Libertad por el Ejército, varios compañeros de la Juventud Comunistas y Células del PCS venían insistiendo en la necesidad de dar pasos para ejecutar el viraje del PCS hacia la lucha armada que la misma Comisión Política había acordado.
Por ello, la Dirección tomó la decisión de integrar el Equipo Inicial para motivar, instruir, organizar, operar si era necesario, y de paso, dar seguridad al Congreso del PCS en abril de 1979. El Equipo bajo el mando de Lucio, quedo integrado por Rafael Benavides, Luis Baires, Luis García, Juan José Jiménez; David Linares, Jacobo Campos Valle.
Ese 24 de Marzo discutimos si debíamos crear o no el Estado Mayor de las FAL o simplemente una Plana Mayor. El primer acuerdo fue nombrar a Schafik Hándal como el Comandante General de las FAL, luego procedimos a integrar la Plana Mayor, la cual estaría integrada por Dagoberto Sosa, Comandante “Lucio”, como el responsable o jefe; Rafael Benavides, (Ramón Suárez); Ricardo Rivera, (Marino); David Linares, (Chevo, conocido como el Gato); Juan José Jiménez, “Patricio”.
Meses después, aproximadamente en el mes de marzo fue creado el Estado Mayor de las FAL, quedando integrado por: Rafael Benavides, (Comandante Ramón Suárez) como jefe; el Mayor Pedro Guardado, (Comandante Claudio), Jefe de Operaciones; Antonio A. Hándal, Jefe de Logística; Orestes F. Ortez, (Comandante Darío) y Mariano, el Zarco, en Autodefensa.
La Comisión Política realiza gestiones en La Habana para el envío de un grupo de compañeros para el curso de Oficiales Guerrilleros. En ese grupo viajan Dagoberto Sosa, Salvador Cárcamo, Raúl Granillo, Julio César Castro, (Hilario); David Pereira, (Pedro); la compañera Yuri, Carlos Panameño, (Alex), y otros.
Al regreso de este grupo de Oficiales, se procede a estructurar los Mandos operacionales de la FAL, nombrándose a Lucio, como responsable y el resto de compañeros como parte del equipo: Ramiro Vásquez, Salvador Cárcamo, Joel, Marcelo, David Pereira.
En un descuido, Lucio es capturado por el enemigo en una casa de la Colonia La Rábida. Esa situación lo sacó por un tiempo de las actividades de la FAL y hubo que delegar sus responsabilidades en José Luis Merino, (Comandante Ramiro Vásquez). Lucio pasa a integrar la conducción conjunta del Comité de Presos Políticos COPPES en la Penitenciaría Mariona.
Como es sabido, el FMLN es constituido el 10 de Octubre de 1980. Se crea la Comandancia General integrada por los Comandantes Generales de cada una de las cuatro fuerzas político militares, exceptuando al PRTC cuyo ingreso fue hasta el 5 de Diciembre de ese año; también es creada la Comisión Política Diplomática, integrada por un representante propietario y varios apoyos de cada una de las fuerzas; se institucionaliza el funcionamiento de la Alianza estratégica FMLN-FDR, así como varias Comisiones integradas (unitarias) para coordinar las acciones en varios terrenos de lucha, tales como Logística, Financiera, Propaganda y comunicaciones, entre otras.
En todos o en la mayoría de estos espacios tomábamos parte y ello nos permitió hacer el debut como FAL en las acciones de la Ofensiva Final del 10 de Enero de 1981, es decir, la fecha de inicio de la Guerra Popular. Al principio estuvimos con alguna presencia en los frentes de guerra de Zonas urbanas de San Salvador, Mejicanos, San Marcos, Guazapa; las minas, potrero, (zona Las Vueltas), Chalatenango, del Frente “Modesto Ramírez”; Volcán Chinchontepec, Cerros de San Pedro (San Vicente), del Frente “Anastasio Aquino”; Municipios de Jucuarán, San Dionisio, Usulután, del Frente “Francisco Sánchez”; Volcán de Santa Ana, del Frente Occidental “Feliciano Ama”. Con el correr de los meses la presencia de las FAL en algunos de los frentes fue sufriendo algunos cambios, cuyos detalles están fuera de este relato.

De la Ofensiva Final del 10 de enero, las FAL y el resto de las fuerzas del FMLN pasaron a una situación de repliegue de sus fuerzas a posiciones estratégicas de Resistir, Desarrollarse y Avanzar. Ese repliegue permitió a las fuerzas el conocimiento mayor del terreno, resolver problemas logísticos y de apoyos diversos, la adopción de líneas de disputa del terreno y de la población, de tal manera de poder elegir el momento y el terreno para combatir al enemigo. Después de este paso fue necesario redefinir la estrategia unificada de todas las fuerzas para derrotar los planes y estrategias enemigas y crear condiciones favorables para romper el equilibrio estratégico.
La Comandancia General realizó gestiones para que cuadros de Dirección y Mandos de las Fuerzas integrantes del FMLN viajaran a Vietnam a estudiar su experiencia obtenida en su legendaria y exitosa lucha militar y política de más de 30 años contra los ejércitos francés, japonés y norteamericanos. La idea fue propuesta y gestionada directamente por Schafik, que fue el primero en viajar a las tierras de Ho Chi Minh y de donde obtuvo conocimientos valiosos sobre estrategia revolucionaria y métodos de conducción estratégica político-militar.
Este movimiento lo realizó en 1980, cuando el proceso en dirección a la guerra era irreversible, aunque él como Secretario General del PCS mantuvo relaciones y viajes durante varios años con el Partido Comunista y el Gobierno vietnamitas desde antes de 1979. Durante varios años, Schafik y la Dirección del PCS mantuvo un importante seguimiento de la lucha del pueblo vietnamita. Era parte de nuestra política y de los principios revolucionarios que mantuvimos vivos.
Pero también la Comandancia General del FMLN, con excepción del ERP, mantuvo y desarrolló esa relación y la convirtió en una tradición. En 1981 fue otro grupo de 20 compañeros y compañeras con cargos en Direcciones Político-militares y jefaturas militares de nuestras fuerzas. El primer grupo de dirigentes político militares estuvo integrado por veinte personas, cinco por cada organización; la compañera Mélida Anaya Montes, (Comandante Ana María), Lorena Peña y otros representaron a las FPL; también viajaron representantes de La R N y del PRTC. Ramiro Vásquez y otros compañeros viajaron en representación de las FAL.
Al año siguiente, en febrero de 1982, viaja otro grupo similar entre los cuales iban los Comandantes Leonel González, Bernardo, Douglas, Javier, Roxana Peña, por las FPL; al igual que antes, también participaron compañeros y compañeras de la Resistencia Nacional, ninguno de ellos ocupaba cargos de dirección, (solo recuerdo a una compañera de nombre Nidia); por el PRTC, recuerdo a José Juan, Joaquín, Arsenio y Alfredo Torres. Por el PCS-FAL participaron Damián Alegría, Tito Bazán, Tales, Caleb, y Domingo Santacruz. De nuevo el ERP no estuvo presente, no aceptó viajar a Viet Nam. Algunos compañeros en broma comentaban que Joaquín Villalobos le temía que sus cuadros abrieran los ojos y posteriormente cuestionaran su visión militarista.
Por cierto, vale la pena detenerse y recordar cómo la experiencia vietnamita nos ayudó a todas las fuerzas revolucionarias a valorar todos los componentes de una estrategia revolucionaria integral, y de cómo nos ayudó para mejorar los lazos de cooperación y de unidad entre nuestras organizaciones. La vivencia en Vietnam tuvo un tremendo impacto en todas y todos nosotros. Cuando llegamos a Hanoi, en Febrero de 1982, apenas había transcurrido un año de haberse iniciado la Guerra Popular en nuestro país, y todas y todos quienes tomamos parte en este estudio estábamos muy interesados en conocer la exitosa experiencia vietnamita que tuvo el mérito de derrotar a la fuerza militar y política del imperialismo norteamericano 7 años antes, el 30 de abril de 1975. En el interior dejábamos los debates sobre la necesidad de unificar la visión estratégica de la guerra. Las concesiones a la Guerra Popular Prolongada por razones políticas eran una realidad pero estaban llegando a su final. Los interrogantes que cada uno de los participantes teníamos presentaba un cuadro un tanto desalentador. Claro, el enemigo nos había encontrado sin experiencia, sin medios técnicos, sin estrategia unificada. No todas las fuerzas contaban con suficientes armas y municiones, sin una logística suficiente y eficiente, sin comunicaciones igualmente apropiadas y, sobre todo, sin una estructura, funcionamiento y preparación de nuestros combatientes y cuadros para enfrentar a un enemigo con mucha más capacidad en todo.
Estábamos claros de los importantes aportes que habíamos conocido y aprendido de los hermanos cubanos y algo de los nicaragüenses, pero especialmente de los cubanos, que recibieron a nuestras y nuestros combatientes y jefes con amor y cariño solidarios y transmitieron su legendaria experiencia. Eso nos ayudaba mucho y había mucho camino por delante para recibir esa ayuda hermana de los cubanos. No se trataba de menospreciar esos importantes aprendizajes, no. Ahora estábamos tratando de recibir otros aportes, diferentes, complementarios, los cuales necesitábamos para completar el conocimiento de esta enorme experiencia histórica del pueblo, ejército y partido revolucionarios de Vietnam, la tierra del Tío Ho Chi Minh.
En el país, en la medida que íbamos entrando en el conocimiento táctico en todos los niveles operativos en los diferentes terrenos de combates y de su combinación de fuerzas, todas ellas armonizadas dentro de una línea estratégica de alcances importantes, pronto nos dimos cuenta que nuestros problemas que enfrentábamos a diario eran tan pequeños que no debían preocuparnos mas de la cuenta. Para cada uno de ellos había respuesta de parte de los amigos vietnamitas. Esos estudios fueron muy valiosos para nuestro intento de forjar una fuerza política, militar, negociadora y diplomática para derrotar a un enemigo con mucha más fuerza que la nuestra.
Siguiendo con los antecedentes, a principios de Mayo de 1980 las Direcciones de nuestros tres Partidos (FPL, PCS; RN) reciben la invitación de los amigos cubanos, que seguían de cerca los acontecimientos políticos de la región y por tanto, de nuestro país, para que aceptáramos el ingreso del ERP a la Coordinadora Político-militar, CPM, ofreciendo su territorio y las condiciones apropiadas para el encuentro. Aunque dos organizaciones manteníamos reservas sobre la participación del ERP, porque esta organización continuaba teniendo problemas de visión y de seguridad, aceptamos la invitación y aprovechar el encuentro para buscar una aclaración lógica de las desviaciones militaristas del ERP.
El 22 de mayo de 1980 se crea la Dirección Revolucionaria Unificada
De este encuentro del 22 de mayo de 1980, surge el segundo escalón de la unidad de la izquierda salvadoreña, conocida como la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU. Desde que llegamos ya habíamos convenido tener encuentros bilaterales previos entre las delegaciones del PCS y la RN con la delegación del ERP, en donde cada una debía encararles los asesinatos de Rafael Aguiñada Carranza y Jorge Alberto Morán Cornejo del PCS y Roque Dalton García y Armando Arteaga de la RN. Los delegados del ERP no tuvieron otra opción que aceptar las condiciones de renunciar a medidas militares y de fuerza para dirimir diferencias ideológicas y políticas.
En esas circunstancias se reúnen las cuatro fuerzas político-militares, de donde surge la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU, y los acuerdos políticos históricos tomados por ella, que culminaron con el surgimiento mas tarde del FMLN. En este encuentro, las FPL estuvo representada por la compañera Mélida Anaya Montes, Comandante Ana María, y el compañero Atilio Montalvo, Comandante Salvador Guerra; la RN estuvo representada por el Comandante Neto Jovel y Julia Rodríguez; el PCS estuvo representado por Schafik J. Hándal y Domingo Santacruz Castro, y el ERP por Joaquín Villalobos (Comandante Atilio) y Ana Guadalupe Martínez.
Hay que reconocer que los buenos resultados del encuentro hubieran sido imposibles sin los aportes del Partido Comunista de Cuba (PCC) y del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, especialmente del compañero Fidel Castro Ruz. Fue muy valiosa la participación de varios compañeros del Departamento de América del Comité Central del PCC, especialmente de Manuel Piñeiro, como del compañero Alarcón, pero también de nuestro amigo Ramiro Abreu
Y otros compañeros del Partido Comunista de Cuba, PCC, muy solidarios. Todos ellos estarán eternamente en nuestra memoria y siempre estaremos en deuda por todo su apoyo y acompañamiento. Estuvo muy activo y solidario en transmitir su experiencia el compañero Humberto Ortega Saavedra, Miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN.
Sobre la elección de Schafik (Emilio) como secretario general del PCS
Estamos en la década de los años setenta. Se plantea la necesidad de esclarecer por qué no se dio la elección de Schafik como Secretario General del Comité Central en el VI Congreso del Partido Comunista de El Salvador y por qué hubo que esperar casi tres años. En otros momentos ya he dejado expuesta mi opinión de las razones principales que incidieron en aquellos tiempos para la no elección de Schafik como Secretario General del Comité Central.
En los debates del VI Congreso del 30 de Agosto de 1970 se tomaron acuerdos importantes como la necesidad de realizar una reestructuración de la dirección del PCS, procurando de no dejar resentimientos innecesarios en su dirección y militancia, de posibles interpretaciones inconvenientes como de un antojadizo desplazamiento de Salvador Cayetano Carpio, por un lado, y al mismo tiempo, no dejar la mínima impresión de maniobras sustitutivas del cargo atribuibles a Schafik y a otros camaradas. Es decir, darle tiempo a la militancia y a ciertos cuadros del partido que simpatizaban con Carpio, que mantenían algunas dudas, y tuvieran todas las oportunidades de aclararse y opinar con toda libertad.
La medida era necesaria para que los compañeros y compañeras sacaran sus propias conclusiones sobre las diferencias internas entre Carpio y la CP, porque no eran únicamente con Schafik. Dar un tiempo prudencial para que las aguas de la confusión al interior de la militancia llegaran a su nivel de tranquilidad. Esas aguas estaban listas en Marzo de 1973. Ya habían transcurrido los acontecimientos surgidos del fraude electoral de febrero de 1972 y nos encontrábamos frente a una escalada fascista de la Dictadura Militar. Las exigencias políticas a la Dirección del PCS eran muchas y ya no había razones de peso, al contrario, para continuar con las medidas preventivas acordadas en 1970.
En 1972 estuve preso en la Penitenciaría Pavón, Guatemala
“El 30 de enero de 1972 fui capturado en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de México y colocado en un avión de pasajeros con destino a El Salvador. Todo indicaba que las razones eran políticas, porque mi viaje a Europa estaba relacionado a la participación en un Congreso del Partido Obrero Unificado de Polonia, POUP. En esa condición fui detenido de forma ilegal, arbitraria, violando mis derechos de circulación en un recinto internacional estando legalmente documentado. Así, en calidad de preso político soy entregado por agentes policiales de México, supuestamente de la INTERPOL, a la Policía Nacional de El Salvador en el Aeropuerto Internacional de Ilopango.”
La recepción en dicho Aeropuerto estuvo a cargo del Inspector Antonio Amaya y dos agentes que lo acompañaban todos vestidos de civil. Inmediatamente y de forma violenta me introducen a un cuarto para un registro minucioso y posteriormente conducirme al cuartel general de la Policía Nacional. Es una historia larga de un secuestro clandestino que duró un año y que pasó por toda una odisea entre cárceles públicas y clandestinas; unos días me tiraban al conocido “palacio negro”, una bartolina clandestina dentro del edificio de la Policía Nacional; a veces me sacaban del edificio, me vestían de militar, me conducían hacia la frontera del Poy, Chalatenango, con amenazas de colocarme como blanco al alcance de tiro de militares hondureños hostiles; a veces me llevaban a la Puerta del Diablo de los Planes de Renderos, con supuestas intenciones de lanzarme al vacío desde la roca mas alta; me movían clandestinamente a y desde Guatemala, donde igualmente era sometido a interrogatorios sistemáticos, con participación de agentes con acento norteamericano o caribeño, todo ello combinado con espeluznantes torturas físicas a cargo de especialistas guatemaltecos que, a decir de los torturadores, tenían la fama de hacer hablar hasta los mudos.
Mientras permanecí en manos de los secuestradores y torturadores salvadoreños y guatemaltecos siempre estuve con los ojos vendados. No importaba que por los ojos y nariz bajaran chorros de sangre, los ojos debían estar vendados para resguardar la seguridad de los custodios, interrogadores y torturadores.
Después de tres meses de torturas y aprovechando un descuido de los custodios, logro enviar las coordenadas de mi cautiverio, gracias al apoyo de uno de los presos políticos del tercer Cuerpo de la Policía chapina. Así pude avisar a la Dirección del PCS y mi familia en donde podían encontrarme. Por fin me encuentran pese que se trataba de una celda clandestina de ese tenebroso Tercer Cuerpo.
La Dirección del PCS había conseguido que el Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, escogiera un abogado para que se hiciera cargo de mi defensa y liberación. El abogado se llamaba Santiago López, era un excelente y eficiente profesional que se movió por todos los Cuerpos policiales hasta encontrarme. Este amigo se apoyó en otro colega amigo suyo que también se las jugó para ayudarme aprovechando su cargo como Magistrado en la Corte.
Una vez identificado por los abogados guatemaltecos en el Tercer Cuerpo, vino el proceso para sacarme de ahí y alejarme de ese lugar cuyo prestigio en materia de violaciones de todo era de todos conocido. Los policías se las arreglaron para sacarme hacia un Hotel cercano, supuestamente para fingir una captura con las evidencias que necesitaban para acusarme y llevarme a un Centro Penal, que resultó ser la Penitenciaría Pavón. Lo que siguió después es parte de una trama propia de los regímenes militares dictatoriales. La Policía armó todo ese operativo falso para tratar de librar al gobierno guatemalteco de posibles explicaciones sobre mi presencia en cárceles guatemaltecas.
Una acusación por razones políticas no tendría ninguna posibilidad de éxito, y hasta corría el riesgo de que se revirtiera en su contra cuando aparecieran las evidencias de México y de San Salvador. No podían permitir que el gobierno de Guatemala fuera señalado de violar las leyes en complicidad con el régimen salvadoreño, al prestarse para traslados de presos políticos de forma ilegal facilitando la Policía Nacional de Guatemala. Por eso deciden inventar pruebas falsas y acusarme falsamente de traficante de drogas. Al principio intentaron tentarme con un soborno económico y el ofrecimiento de garantías de sacarme del país, pero ello implicaba quebrar la moral del detenido; también acudieron a la amenaza pero con argumentos muy débiles sabiendo que los abogados ya me habían encontrado. Así surge el expediente de acusarme de Traficante de Drogas y enviarme a la Penitenciaría de Pavón, en las afueras de San José Pinula de Guatemala.
Durante varios meses de ese año de 1972, luego de un extraordinario esfuerzo de malabarismo judicial para desvanecer los cargos fraudulentos en mi contra, realizados por el abogado amigo Santiago López y de su amigo magistrado; luego de varios careos con los testigos falsos preparados por la Policía que juraban haber visto movimientos con personas extrañas en el Hotel; declarando que yo aparecía registrado en los libros del Hotel con el nombre de Domingo Mencos, todos esos argumentos fueron rebatidos uno a uno. Sin embargo, con ese nombre y el mío propio fui registrado en la prisión y de esa forma me llamaban por los altoparlantes cada vez que requerían mi presencia en lugares de citas. Permanecí en prisión como preso político por cerca de un año y 60 días sin salir de la Ciudad cuando el abogado logra mi libertad bajo fianza.
Regreso a El Salvador y como premio me veo contagiado con la Viruela Negra que me pone fuera de circulación sin poder encontrarme con nadie de mis compañeros por casi tres semanas. Además, nadie quería verme cerca por temor a un contagio casi seguro.
Por fin logro reincorporarme a las tareas de la Comisión Política, las cuales había dejado involuntariamente por más de 15 meses.
En forma de broma me dirijo al resto de camaradas: bueno, ya basta de vacaciones. Las tareas encomendadas por la Comisión Política las había cumplido satisfactoriamente, tanto en Varsovia como Praga, Checoslovaquia. La Comisión Política me había encomendado a principios de Noviembre de 1971, prepararme para asistir al VI Congreso del POUP de Polonia. Desde finales de ese mes viajo a Varsovia, vía Paris, como delegado del PCS. El VI Congreso del Partido Obrero Unificado de Polonia, POUP, estaba previsto para reunirse a finales de Noviembre, cuyo punto de atracción principal estaba la sustitución del Secretario General, Wladislaw Gomulka por Edward Gerek, y la reestructuración del Buró Político.
Después de casi una semana de actividades propias de un congreso, aprovecho los contactos con dirigentes de partidos hermanos y de gobiernos amigos del campo socialista, así como con dirigentes de movimientos de liberación nacional de las colonias africanas y asiáticas. Sin perder tiempo emprendo viaje en dirección de Praga, Checoslovaquia, para participar como Delegado del PCS en el Consejo de Representantes de los Partidos miembros ante la Revista Internacional, Problemas de la Paz y el Socialismo.
El regreso fue arreglado para viajar vía París, Montreal (Canadá), México, de donde, en dependencia de la situación operativa de la zona debía valorar la forma de continuidad hacia El Salvador. Pero desde París fui objeto de un seguimiento de mis movimientos por los servicios de inteligencia de la INTERPOL. En Montreal soporto un fuerte e injustificado registro policial que se hizo muy sospechoso. Yo no traía nada en especial que pusiera en evidencia mis actividades políticas durante el recorrido. No tenía ningún tipo de contactos con nadie.
Pero la INTERPOL estaba empeñada en algo, seguramente a pedido del gobierno salvadoreño. El Partido oficial en El Salvador estaba pasando por aprietos en la campaña electoral para impedir los avances de la oposición, la Unión Nacional Opositora, UNO. La Dictadura necesitaba un pretexto para atacar fuertemente a la UNO. Pero, al no encontrarme nada que pudiera tipificarse de valor subversivo o comprometedor que pudiese ser utilizado para sus planes, me dejan continuar el itinerario previsto sin molestias posteriores en la ciudad de Montreal.
Llego a la ciudad de México sin problemas de registros pero si observado de cerca en todos mis movimientos. Salgo del Aeropuerto bajo seguimiento enmascarado hacia el centro de la ciudad de México. Bajo la observación visual medio discreta de agentes de civil, me registro en el Hotel Royalty, al lado del monumento de la Revolución. Cometí el error de regresar al Aeropuerto, pudiendo haber tomado la opción de viajar por tierra. Fue un error de cálculo o de apreciación incorrecta de mi parte sobre los intentos de la policía mexicana.
En cuanto llego a la fila de la línea aérea para registrarme, sin mediar palabras me sacan de ella, me decomisan el pasaporte y boleto aéreo y ya en calidad de detenido me conducen al interior de las instalaciones del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, y sin pérdida de tiempo me introdujeron a un avión para enviarme custodiado, directamente hacia El Salvador. Esto tuvo lugar el 30 de Enero de 1972. Esa fecha quedó gravada en mi memoria porque desde ese momento comienza la vorágine que me condujo a experimentar los más terribles tormentos físicos y sicológicos nunca sufridos antes por mi y que dejaron una huellas traumáticas que no puedo decir que las haya superado del todo. Sigo durmiendo con esos tormentos o simplemente no logro conciliar el sueño por la misma causa. He aprendido a vivir con ellas.
Regreso a El salvador en 1973
“Como decía, ya de regreso en el país, a principios de enero de 1973, asisto por unos días a la Comisión Sindical del PCS, la que en ese momento era atendida de forma irregular por Bernardo Salvador Cárcamo, un camarada obrero de la construcción, de Santa Ana, que el VI Congreso lo elige miembro suplente de la CP.”
Haber estado ausente durante más de un año y especialmente el año 1972, me dejó fuera para conocer muchos de los principales problemas que se discutían en el PCS y particularmente en la Comisión Política. Uno de los puntos medulares en debate en ese tiempo era el tema de la vigencia o no de la vía electoral y por tanto, de la necesidad de un viraje orgánico e ideológico del PCS hacia la lucha armada. En el terreno interno estaba cuestionado el funcionamiento y la estructura del Partido. La Dirección del PCS se encontraba frente a exigencias de organismos y cuadros militantes debido a la demora de agilizar el viraje y la toma de decisiones políticas a favor de esa estrategia revolucionaria.
Era necesario pasar a elaborar una serie de propuestas encaminadas a poner al Partido en una ruta clara de rectificación y crecimiento dirigido. El tema estaba un tanto entrampado en discusiones internas matizadas con posiciones anuentes de rectificar pero también de resistencia al viraje. El Organismo de Dirección Colectiva, el Secretariado, surgido del VI Congreso de 1970, ya había demostrado su incapacidad para asumir este papel. La CP convoca al Comité Central, en Abril y en Julio de 1973, en donde, además de aprobar las tesis de Construcción y Rectificación del Partido, tomó la decisión de elegir a Emilio (Schafik) como secretario general, eliminando esas funciones en el organismo del secretariado del comité central.
El VI Congreso había acordado dar esas facultades de atender las funciones del Secretario General a un triunvirato que inicialmente recayó sobre Schafik, Raúl Castellanos Figueroa y Roberto Castellanos Calvo. Con el fallecimiento de Raúl el 29 de Octubre de 1970 la CP elige a Alfredo Acosta para sustituirlo. Funcionaba sin problemas aparentes, pero por diferentes inconvenientes prácticos no siempre estaba más de alguno de los compañeros a la hora de asumir las responsabilidades. Por eso se fue acomodando un funcionamiento del organismo con la participación de otros compañeros disponibles. Así pasaron Rafael Aguiñada Carranza, Dagoberto Sosa y otros compañeros, en forma rotatoria, hasta que se tomó el acuerdo.”
La decisión de elegir al Secretario General era una necesidad para acelerar los pasos en dirección de poner al Partido en sintonía con las exigencias. De hecho, la vida misma de las tareas había obligado a que Schafik asumiera las funciones del Secretario General. En varios momentos, Schafik se vio precisado a elaborar propuestas sobre el Crecimiento Dirigido y la Construcción del Partido, las cuales fueron conocidas por los Plenos del Comité Central de ese mismo año.
Una de las primeras propuestas preparadas por Emilio contemplaba la necesidad de realizar un diagnóstico y análisis bastante a fondo sobre la célula del Partido, pero también de los organismos intermedios, las comisiones nacionales, y los mismos organismos de dirección nacional, a quienes cuestionó a fondo, además de sus funciones y funcionamiento, también su débil formación política ideológica. Había un cuestionamiento bastante a fondo, buscando darle enfoque integral, generalizado a muchos cuadros con responsabilidades. Algunos camaradas se sintieron aludidos y no les agradaba mucho el tono de los planteamientos de Emilio.”
“La pelea por el viraje en el partido continuaba. Así, como parte del proceso de definición del viraje, además de resolver la elección de Schafik como secretario general del PCS, se aprovecha la coyuntura para realizar algunos cambios de responsabilidades individuales de la misma Comisión Política. Rafael Aguiñada Carranza pasó a conducir la Comisión Nacional Sindical, dejando la Comisión de Organización bajo la coordinación de Alfredo Acosta, a cada una de las cuales fueron asignados compañeros de dirección y militantes veteranos con experiencia. A Emilio como secretario general le correspondía conducir tanto el secretariado como la Comisión Política. El coordinaba ambos organismos con agendas separadas.”
El viraje político del PCS de 1973
“El viraje político planteado por la Dirección del PCS en 1973 fue de carácter orgánico pero también ideológico. No era fácil tratar de aplicar los principios revolucionarios al interior del Partido, procurando estimular su aplicación en el movimiento sindical y popular de ese entonces, de tal manera que ejercieran peso en contra de las principales desviaciones como el economismo, el sectarismo, el legalismo y el dogmatismo. Pero la dedicación principal del esfuerzo estaba dirigida al interior del partido, no solo para lograr un funcionamiento partidario desde la dirección a la base, sino, sobre todo, en la reorientación de la estrategia revolucionaria de poder que el partido debía tener y ejecutar, asumiendo el papel constructor y conductor del movimiento popular y social.”
En las discusiones sobre la aplicación del centralismo democrático, recuerdo muy bien las exigencias de muchos militantes por poner el concepto de manera inversa, democracia con centralismo. Se hacía bastante énfasis sobre la dirección colectiva, recomendando no repetir los errores cometidos por el mismo Secretariado en varios momentos al asumir hasta las funciones centralizadas de la Comisión Política y del Comité Central. Así fueron desfilando en la discusión los temas de la disciplina, la crítica y autocrítica y el tema de la célula, que fue de mucha utilidad para definir la estructura fundamental del Partido, pensando en la necesidad de vincularse con las bases populares y de éstas asegurar los mejores métodos de reclutamiento de las y los mejores elementos para el Partido.
Por supuesto, la crítica fundamental recayó en los organismos nacionales de dirección del Partido. Otros temas relacionados con la Construcción y Desarrollo del Partido, se relacionaron con la composición social y la formación política ideológica del mismo.
El diagnóstico presentado por Schafik puso sobre la mesa una realidad aparentemente oculta pero que todo el mundo la percibía: la mayoría de los organismos contaba con un mayor porcentaje de elementos “no proletarios” y cómo ese detalle se reflejaba en la misma Dirección del Partido, sobre ella se descargaba el mayor centro de la crítica. De acá sale la conclusión de orientar un crecimiento dirigido hacia las y los trabajadores fabriles o empresariales y otros sectores claves como la juventud, las mujeres y el campesinado y la intelectualidad revolucionaria. En ese sentido, debíamos convencernos de que el crecimiento y desarrollo del partido no consistía únicamente en el reclutamiento solo por el hecho de ser proletario, o por aparentar serlo.
El crecimiento debía responder al tipo de relación que trae esa persona con su sector social organizado, si se trata de un activista, de una persona luchadora o simplemente de un sindicalista pasivo sin influencia demostrada en la lucha junto a esas masas trabajadoras. Además, de su identificación y acción consciente a favor de los intereses de las amplias masas populares”
“Un poco más tarde, en los momentos de discusión sobre la crisis y los avances de la escalada neofascista o claramente fascista, recuerdo que Schafik sometió a discusión en la Comisión Política, como algo urgente, la necesidad de acelerar la ejecución de las tareas sobre el crecimiento del partido a nivel nacional, acompañada de una disputa de la conducción de las amplias masas populares amenazadas con intentos reformistas de derecha, emanados en la misma burguesía y el gobierno.
Para el área rural, por ejemplo, estaba planteada la idea de una Central de trabajadores rurales y lo mismo para las masas organizadas en las federaciones de sindicatos afines y sindicatos independientes. El Partido estaba obligado a dar respuestas claras para desafiar esos retos.”
“En el año 1973, después de haber salido de la cárcel participo como apoyo en la Comisión Sindical, hasta que el Comité Central reorganiza las Comisiones Nacionales, asigna nuevas responsabilidades. Tres o cuatro comisiones recibieron orientaciones especiales: la Comisión Sindical y la necesidad de imprimirle al movimiento sindical afín, (FUSS, FESTIAVTSCES y otros sindicatos) una formación política e ideológica revolucionaria, la necesidad de dar una lucha abierta contra el economismo y el legalismo, que estaban incrustados incluso en cuadros de dirección sindical y partidaria. Las tareas dentro de los sindicatos debían incluir la construcción del partido con una visión política claramente coherente con la lucha por el poder. A esto le llamábamos construir Partido en el movimiento sindical con visión revolucionaria”
El papel de Rafael Aguiñada Carranza
“Rafael (Aguiñada) estaba llamado a jugar un papel destacado y lo jugó en este esfuerzo. El había demostrado poseer no solo la capacidad sino la decisión y disposición de enfrentar las dificultades hasta con algunos de nuestros anquilosados cuadros sindicales. O sea, no bastaba tener la visión política estratégica, sino la valentía y los métodos apropiados para ganar a los elementos ganables y depurar a quienes no fuera posible mantener. Claro, Rafael carecía del mejor método, él mismo estaba consciente de ello.
Su temperamento y su modo de ser chocaban con otros compañeros con temperamentos iguales o peores al suyo. Pero lo acompañamos, le dimos respaldo, varios compañeros de la CP y del CC nos dimos cita en los activos y congresos sindicales para abrirle paso a las nuevas orientaciones de la Dirección del Partido. Rafael cumplió muy bien su misión. Lo primero que hizo fue afiliarse a un sindicato y tratar de ganarse el derecho de entrada a la Federación sindical. Poco a poco se ganó el espacio para optar al cargo de Secretario General de la FUSS, venciendo los argumentos de quienes se oponían a que el PCS ganara una mayor influencia en los sindicatos.
Estos compañeros enfermos del economismo acusaban a la Comisión Política de imposición. Así definían estos compañeros, el esfuerzo de la CP por sacar de la influencia del economismo a los sindicatos revolucionarios e independientes. Rafael, con nuestro apoyo y respaldo le declaró la guerra al economismo, se enfrentó sin descanso contra quienes solo pensaban y se dedicaban a tareas sindicales y rechazaban cumplir tareas políticas. Desenmascaró a quienes solamente buscaban resolver los conflictos laborales en negociaciones en el Ministerio de Trabajo, negándole el papel y el derecho de las y los trabajadores y la conveniencia de movilizarse y desarrollar su capacidad de lucha contra los malos empresarios.
Esto explica el desplazamiento de Julio César Castro Belloso y de otros cuadros sindicales de la conducción de la FUSS, sin desplazarlo de la Directiva Federal de la misma. En cuanto a Carlos Alberto (El Ratón) Hidalgo, al sentirse derrotado prefirió cambiar la afiliación del Sindicato de Tipógrafos y llevarlo la Federación FENASTRAS, una federación amiga pero con menos influencia del PCS. Alfredo Torres del sindicato de muebles adoptó una posición de oposición cerrada a la influencia del PCS en los sindicatos.
Otros cuadros veteranos, aunque no ejercieron una oposición abierta en contra del PCS sí la aplicaron contra Rafael, argumentando los métodos, pero en realidad fueron diferencias de lineamientos políticos. Carlos Quijano, Antonio V. Constanza, el mismo Hipólito Calles y otros anduvieron por este sendero. Con varios de ellos hicimos no pocos esfuerzos por convencerlos a rectificar, pensando en reeducarlos y ganarlos a ser parte del proceso de rectificación, pero fracasamos.
Otro de los veteranos que prefirió retirarse cuando recibió las primeras críticas fue el dirigente de los sastres, veterano del CROS y de la CGTS, que fue elegido a miembro de la Comisión Política por el V Congreso, Carlos Marín. Este compañero no fue lo suficientemente maduro para aceptar los señalamientos críticos por su acomodamiento a los viejos métodos espontáneos el seno de los sindicatos“
El Oso Belloso era un cuadro sindical originario de santa Ana y de la industria de la construcción, que se había formado a finales de los años 50, fue dirigente de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, creada en 1957. El, junto con José Sánchez del Cid y Antonio Velasco Iglesias fueron dirigentes de la CGTS. Eran cuadros sindicales del Comité Central quienes junto con Carlos El Ratón Hidalgo, y otros compañeros constituían el equipo principal del PCS en el movimiento sindical. Carlos Hidalgo, después de haber regresado de la URSS estudia Derecho, supuestamente para desarrollar una mejor asesoría jurídica al servicio de los trabajadores, una idea muy buena, pero en realidad esa capacidad la utilizó para beneficio personal.
No fueron pocos los casos denunciados en su contra, como el hecho de vender a los empresarios los juicios laborales de indemnización de los compañeros sindicalistas despedidos. El grupo anti PCS se fue conformando con el zapatero Carlos Quijano, Alfredo Torres, e Hipólito Calles, con el cual el Oso Belloso fue intensificando su relación. Además de esta práctica antipartidaria se fue desarrollando una relación con el Cuche Felipe A. Zaldívar, dirigente del Sindicato Unión de Trabajadores de la Construcción, SUTC, claramente identificada con el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL, relación que lo afectó políticamente hasta degradarlo en términos de confianza con los trabajadores. Fue una lástima, pues el Oso fue uno de los pocos dirigentes que se enfrentaron a la dictadura por muchos años en defensa de los intereses de las y los trabajadores”.
En el medio sindical también participaba el veterano Raúl Padilla Vela, un militante comunista, maestro de generaciones de revolucionarios, reclutador nato, un excelente organizador. No era por gusto que los compañeros y compañeras le decían Guacalada. Raúl en sus charlas explicaba su llega al PCS a mediado de los años 50, en las luchas contra la dictadura de Osorio y José María Lemus. Raúl es de la época del Chino Carlos Ramírez. Además Raúl era profesor de secundaria, de Física, alguien estudioso, agitador político, de barricada, junto con Tirso Canales, Pedro Mancía Cerritos, Gaby Gallegos Valdez, y otros compañeros. Raúl formó parte del equipo organizador del Partido Revolucionario Abril y Mayo, PRAM, en 1959.
Estando Rafael en la conducción de la Comisión Sindical del PCS y Alfredo Acosta al frente de comisión Nacional de Organización, CNO, en el marco de visión estratégica de construir un amplio movimiento popular nacional y una alianza política con las diversas fuerzas democráticas, la tarea trazada por la conducción del Partido en el movimiento sindical fue la de avanzar hacia la construcción de la central única, es decir, la CUTS, mediante procesos de unidad entre la FUSS, FESTIAVTSCES, FENASTRAS y algunos sindicatos independientes como el STIUSA. Varios compañeros comunistas afiliados en algunos sindicatos le apoyaron mucho en esta importante tarea.
Me atrevo a mencionar algunos nombres pidiendo disculpas por no mencionarlos a todas y todos. Por ejemplo, Ricardo Martínez, conocido cariñosamente como el Chele Foremost, un sólido dirigente del sindicato de la empresa lechera Foremost, que luego ascendió a la secretaría general de Fenastras: Jorge Mendoza Santos del sindicato de Cines y teatros; Jorge Alberto Morán Cornejo, conocido como el Beatle; Concha Marina y otras compañeras del sindicato de costureras y de la industria textil; Juan Edito Genovés del sindicato de la industria de la construcción; Adán Chicas, del sindicato de empleados particulares, etc.
Los debates ideológicos crearon malestar en algunos compañeros que se consideraban caciques del movimiento sindical desde los tiempos de la CGTS. Las capturas de compañeros por los cuerpos de seguridad en ese tiempo y por los interrogatorios a que eran sometidos, daban pistas para creer la existencia de planes siniestros por parte del enemigo. En esas tareas de construcción de la Central Sindical andaba el Chele Aguiñada cuando fue emboscado y lo asesinaron en la esquina de la octava avenida norte y tercena calle oriente, al costado nor-poniente del mercado cuartel. La primera reacción nuestra fue culpar al gobierno y a sus cuerpos de seguridad. Sin embargo, lo mataron los mismos elementos sectarios del grupo militarista que antes habían asesinado a Roque Dalton. Eso quedó plenamente comprobado en su tiempo.
Rafael manejaba un carro verde oscuro marca Volvo. Esa noche del 26 de septiembre de 1975 quedó gravada en la memoria del movimiento sindical como la más grave y abominable agresión de uno de los dirigentes mas queridos. Para el PCS significaba una pérdida muy sensible. Se trataba de un miembro de la Comisión Política del Comité Central, Diputado por el UDN-UNO en la Asamblea Legislativa y Secretario General de la Federación Unitaria Sindical de El Salvador, FUSS. A esas alturas no teníamos una mínima idea de que Rafael era el segundo dirigente asesinado. Jorge Alberto Morán Corneja, el Beatle había sido asesinado el 23 de Agosto de 1974, un poco más de un año antes. Siendo el responsable de la Comisión Sindical, Rafael debía ser reemplazado inmediatamente para no interrumpir el proceso de unificación del movimiento sindical independiente, lo sustituyó en la Comisión Sindical Adán Chicas, un veterano cuadro obrero forjado en las luchas del FUAR desde principios de los años sesentas.
Ya antes, a principios de los años sesentas, Rafael había participado como militante tanto del Partido Revolucionario Abril y Mayo, (PRAM), como del Partido Acción Renovadora, PAR, en donde en 1966 formó parte de la terna del Concejo Municipal de la ciudad de San Salvador en las elecciones municipales. La nómina del Concejo estaba encabezada por el Dr. Napoleón Rodríguez Ruiz, en donde, además, participaron el Oftalmólogo Roberto Bracamonte y Carlos el Ratón Hidalgo.
Rafael fue bastante crítico, dicho sea de paso, contra la concentración de funciones en una sola persona u organismo que por lo general conducen a debilidades y deformaciones de la democracia interna y del principio del centralismo democrático, ya que desfigura y desnaturaliza el carácter democrático que nos debe caracterizar como fuerza política revolucionaria. En este punto no había discrepancias en su definición teórica, ni en la Comisión Sindical ni en los activos sindicales, ni en la dirección del partido. El problema surgía a la hora del desempeño, cuando operaba la influencia de la fuerza de la costumbre, afectando el equilibrio entre la necesaria centralización de un movimiento revolucionario y al mismo tiempo una voluntad única surgida del principio democrático, que asegura la legitimidad de la conducción y sus decisiones.
La experiencia de lucha electoral de los años 70
A principios de los años 70 desarrollamos una no despreciable experiencia de lucha política electoral, la cual se combinada con movilizaciones populares, luchas sindicales y alianzas con partidos de oposición democrática como el PDC y el MNR. En estos esfuerzos por combinar la lucha social con la política estuvo Schafik J. Hándal y estuvo Rafael Aguiñada dando su aporte. En el marco de este esfuerzo construimos la Unión Nacional Opositora, UNO, que fue el referente de un extenso movimiento político de masas por varios años contra la dictadura militar.
En esta etapa inicial de lucha electoral de principios de los 70, los comunistas participamos con el PAR, con el PR y UDN; en el esfuerzo se destacaron Mario Aguiñada, Alfredo Acosta, Raúl Vargas, Dagoberto Gutiérrez, Julio César Salazar, y varios otros camaradas, cuya lista es enorme. También se incorporaron no pocos elementos de pensamiento democrático en este trabajo político. Debemos recordar siempre a los amigos MARIO RODRÍGUEZ DEL VALLE INCLAN y su esposa DALILA, al agrónomo empresario CARLOS HUMBERTO RIVERA, Secretario General, que fue secuestrado también el 23 de Agosto, un poco después de las 5 de la tarde de 1971, acción perpetuada por agentes de la tenebrosa Guardia Nacional.
Recuerdo perfectamente los esfuerzos del UDN y particularmente de su familia por recuperarlo. Peticiones al Presidente de la República, a la Corte Suprema de Justicia, a la Asamblea Legislativa, muchas de ellas apoyadas por algunos partidos políticos de oposición. Diversas manifestaciones populares fueron reprimidas solo por el hecho de exigir que Carlos Humberto fuera devuelto a su hogar. Pero lo asesinaron y nunca se supo de su paradero, como sucedía en muchos otros casos. En 1980 fue asesinado el médico MANUEL DE PAZ VILLALTA, Presidente de la Directiva Suprema del UDN y un año después, en marzo de 1981 también fue secuestrado y asesinado PEDRO NAPOLEÓN MARTÍNEZ, Presidente de la Directiva Departamental del UDN de San Salvador.
El año 1971
Ese año 1971 fue un año muy complicado políticamente hablando. El mes de febrero fue sacudido por el secuestro y asesinato del empresario Ernesto Regalado Dueñas. A mediados de ese mes, recuerdo que en la Colonia Málaga tuvo lugar el incidente del asesinato del agente del policía de nombre Santiago Díaz Rivas. Yo me encontraba casualmente, de visita, en el Apartamento del viejo Nicolás, un sastre comunista contemporáneo de Daniel Castaneda que vivía en uno de los Edificios de esa Colonia Málaga. Allí me encontraba cuando escuchamos los disparos. Una de las hijas de Nico miró por la ventana y pudo observar forcejeos entre el policía y alguien que salió de un vehículo. Tuve que despedirme rápidamente del viejo sastre antes de que fuera acordonada la zona por los cuerpos de seguridad.
Ese incidente se convirtió en un caso bastante sonado, pues formaba parte del secuestro del industrial Ernesto Regalado Dueñas. Varios nombres aparecieron vinculados al “GRUPO” como por ejemplo, Carlos Menjívar, Guillermo Antonio Aldana y Jorge Cáceres Prendes. Este caso requiere tratamiento aparte, dada la cantidad de elementos que se fueron tejiendo a lo largo de los meses y años y que desembocaron en el surgimiento del ERP a principios de febrero de 1972.
La Escuela de Cuadros (1975-1980)
En 1975, en el marco de la escalada fascista de la Dictadura Militar, la Comisión Política me delega la responsabilidad de organizar y dirigir la Comisión Nacional de Educación y una Escuela de Formación Política e Ideológica de Cuadros. Los recursos económicos eran bastante limitados para montar una Escuela con las exigencias de seguridad y comodidad, algo grande. Alquilamos un local por tiempo limitado a fin de moverla cada cierto tiempo a lugares diferentes.
El funcionamiento de la Escuela de Cuadros era clandestino, metíamos a estudiantes y maestros de forma compartimentada en vehículos especiales. Se cuidaba mucho la cobertura social de la casa, de tal manera que no despertara sospechas inconvenientes entre los vecinos. La familia que le daba cobertura estaba instruida para manejar una leyenda creíble y realizábamos ejercicios para perfeccionar el manejo. Procurábamos encontrar un local que no fuera de fácil identificación por los mismos estudiantes una vez hayan pasado por ella, eso significaba cuidarnos de negocios o talleres con ruidos u olores característicos que delataran su ubicación.
Los materiales principales que utilizamos de base para el estudio y los debates eran los documentos centrales aprobados por los Congresos o el Comité Central. Cada uno de nuestros cuadros del Comité Central, de las Comisiones Nacionales y los organismos intermedios debían pasar por la escuela, especialmente aquellas o aquellos que mostraban debilidades en su comprensión y aplicación de la línea estratégica y táctica del partido. También utilizamos algunos documentos de las organizaciones armadas, los cuales analizábamos de forma crítica en sus puntos negativos pero aprovechando los aspectos positivos.
Muchos de los cuadros que asumieron responsabilidades en la construcción y conducción de la Juventud Comunista, el movimiento popular y posteriormente en la construcción y conducción político-militar en los años ochenta obtuvieron algún conocimiento durante su paso por la Escuela de Cuadros, la cual funcionó del año 75 hasta principios de 1980. Te hablo de Ramón Suárez, Tito A. Bazán (El Chato Rodrigo), Luis Alfredo Hernández (el Chele Ulises), etc. Eran 0cho o diez estudiantes por un curso que duraba dos semanas, o al menos una semana a tiempo completo. Todas y todos entraban y no salían hasta que terminaba el curso. Por allí pasaron los cuadros maestros Orlando Guerrero Chamul y el Chino Lázaro Arias, y el dirigente sindical Salvador Sánchez Hidalgo.
Los profesores de la Escuela eran Schafik (Emilio), Jorge Arias Gómez, (Chano), Dagoberto Gutiérrez (Camilo), Rafael Aguiñada Carranza, Américo Mauro Araujo, (Hugo), Dagoberto Sosa, (Lucio) y mi persona. Para temas específicos relacionados al movimiento sindical, de organización, lucha electoral, etc., invitábamos a los responsables de las Comisiones respectivas para desarrollar los temas. Por lo general los cursos se realizaban con espacios de dos meses o mes y medio para no recargar los movimientos. En la Escuela se analizaba el Programa General del Partido, el Programa Agrario, Informes de Congreso y de plenos del Comité central, y todo esto a la luz de los clásicos del marxismo-leninismo. O sea que no se estudiaba el marxismo en frío sino vinculado a nuestra práctica política.
Lucio enseñaba estrategia militar, o sea nuestra concepción insurreccional. Américo Mauro Araujo daba Política de Alianzas. Adán Chicas daba Movimiento Sindical Nacional y Mundial; Schafik, cuando podía asistir, abordaba la situación política nacional y la línea estratégica del período; Dagoberto Gutiérrez impartía la Situación Política Internacional. Yo abordaba los temas de la Situación Revolucionaria y las Condiciones Objetivas y Subjetivas de la Revolución en El Salvador y de cuando en vez reforzaba el tema La Penetración Imperialista en el Movimiento Sindical Mundial y en El Salvador y la lucha para combatirla. Jorge Arias Gómez se lucía con la Historia de la lucha política del pueblo salvadoreño y el papel de cada uno de los sujetos sociales. Algunos temas complementarios, como los acontecimientos de 1932, 1944, los cubríamos invitando especialmente a Miguel Mármol y Daniel Castaneda.
El PCS y el viraje a la lucha armada…
Se ha dicho y escrito algo sobre la implementación del viraje, analizando los problemas teóricos y prácticos que tuvimos en ese tiempo para ejecutar las orientaciones estratégicas del VII Congreso del PCS. Debemos recordar que durante varios años pasamos enfrascados en debates sobre la necesidad de dar el viraje. Fue el VII Congreso, celebrado en abril de 1979 quien se encargó de ratificar la posición de la Comisión Política y de buena parte del Comité Central respecto al punto de dar el viraje. No todos los integrantes de la Comisión Política estábamos lo suficientemente conscientes sobre varios aspectos relacionados al viraje.
Algunos compañeros y yo en particular, teníamos limitaciones para apoyar el viraje no porque estuviese en contra, al contrario, sino por falta de tiempo para dominar bien los diferentes elementos teóricos que permitieran realizar el trabajo de persuasión de la militancia y del movimiento social. La causa de este desfase, en mi caso, era el enorme volumen de trabajo práctico que tenía sobre mis espaldas, tareas que realizaban sin contar con apoyo alguno, ni personal ni tecnológico y la mayoría de las veces hasta sin vehículo, había que movilizarse en buses. El tiempo que se invertía en movimientos clandestinos era considerable y eso era de todos los días.
Los acontecimientos marchaban a velocidades rápidas. Vino el Golpe de Estado del 15 de Octubre y nos saca de la dinámica del viraje. Mario Aguiñada y Roberto Castellanos Calvo jugaron un papel decisivo para entrar en un proceso de discusión sobre la necesidad de participar en el gobierno de la Junta Revolucionaria. Mario Aguiñada y Norma Guevara presentaron elementos políticos que al ser discutidos y respaldados por varios compañeros se tomó la decisión de apoyar una participación en el gobierno como Foro Popular.
Schafik en esos momentos se encontraba fuera del país y por tanto, no tomó parte en las decisiones. Algunas organizaciones de izquierda no vieron bien la participación del PCS en el gobierno y pronto aparecieron las críticas públicas. Sobre todo cuando conocieron las declaraciones públicas de Roberto Castellanos Calvo, quien a nombre del PCS informa al pueblo salvadoreño la decisión de participar. Esta decisión, como se sabe, nos trajo problemas dentro del partido y fuera con el proceso de unidad de la izquierda. Menos mal que el enemigo no aprovechó bien este momento y al contrario, intensificó la represión contra el pueblo, obligándonos a replegarnos y a reafirmar los pasos en pro de la unidad de la izquierda.
En el año de 1980 nos encontrábamos con un mandato emanado del VII Congreso, que la Comisión Política y el CC debía ejecutar. A esas alturas ya habíamos realizado un fuerte trabajo de persuasión y convencimiento en las bases del partido para lograr que se asimilara la participación del PCS en la guerra. Por más de un año anduvimos en todo el territorio nacional explicando de manera concreta lo que significaba el partido en guerra y la necesidad de crear su instrumento militar para ejecutar de manera directa esa orientación estratégica. De hecho, la CP tuvo que realizar alguna presión en ciertos cuadros dirigentes y militantes que continuaban realizando cierta resistencia.
La represión enemiga se encargó de ejercer cierto convencimiento de lo inevitable del viraje. Por eso la CP decidió apoyarse fundamentalmente en la Juventud Comunista y en las Células del Partido, especialmente porque estas son las que mantenían una vinculación estrecha con las masas populares, tanto en los territorios como las empresas y fábricas junto a los trabajadores y trabajadoras. Cuando el terreno organizativo estaba bastante avanzado, cuando ya habían surgido los Grupos de Acción Revolucionaria, las Autodefensa Activa de las masas, estábamos caminando hasta llegar a la creación de las FAL. Los acontecimientos políticos aparecieron muy acelerados uno tras otro y prácticamente no había tiempo para sentarse a meditar. Sorteamos algunos otros obstáculos pero la dinámica nos empujaba hacia delante.
Antes del día convenido para la Ofensiva Final, la dirección del PCS que había permanecido en San Salvador hasta diciembre de 1980, tuvo que ser reubicada como parte de las medidas de seguridad y de amplia maniobra que se necesita para incidir y contribuir en conducir la guerra. La reubicación de la Dirección contemplaba la distribución de responsabilidades en los tres terrenos de lucha: el frente de guerra, el exterior del país y la parte urbana en el interior. En los primeros momentos, sin tener plena conciencia de lo que ocurriría y de las posibilidades reales a que nos enfrentaríamos para desempeñar el papel de dirección, fui uno de los asignados.
A Lucio lo habían capturado y lo mandan a Mariona, otros compañeros del Comité Central y cuadros dirigentes de la Juventud Comunista y de las FAL son capturados, algunos desaparecidos y posteriormente asesinados por los cuerpos de seguridad. Eran cuadros dirigentes con responsabilidades claves en aquellos momentos difíciles, cuando todavía desconocíamos aspectos esenciales del trabajo del partido en guerra. De repente me doy cuenta que asumo responsabilidades nuevas, rodeado de otros camaradas muy inquietos y con muchas interrogantes que responder.
Claro, tenía la ventaja de haberme desenvuelto en la clandestinidad por más de dos décadas desde antes de 1960. El bajo perfil de mis actividades abiertas me colocaba un tanto lejos del enemigo. A lo sumo me identificaba como un activista sin importancia. Este aspecto de mi trabajo permitió que pasara desapercibido durante parte del tiempo de la primera fase de la guerra aquí en San Salvador. De acá entraba y salía, subía y regresaba del cerro de Guazapa, visitaba los puntos cercanos de la capital, del volcán de San Salvador y de otros puntos intermedios. Salía al exterior a cumplir tareas internacionales y regresaba.
Tuve la suerte de contar con el apoyo de compañeros capaces y probados en el trabajo clandestino. Algunos de ellos cayeron en manos de los cuerpos represivos, fueron desaparecidos o fueron asesinados, tales fueron los casos Manuel (Cantarito) Quintanilla, Arturo “El Bello”, la compañera Laura (La Química), Santiago Hernández (Secretario General de la FUSS) así como varios de los cuadros de la Juventud Comunista, y otros dirigentes intermedios que pasaron a ocupar cargos metropolitanos de las FAL, tales como Lito Aguiñada, Jorge Molina (Candelita) Víctor AES Ramos, Marcos Cativo, el choco Fermín y Feliciano.
Todos ellos fueron asesinados después de haber sido capturados, algunos de ellos fueron delatados por un agente del enemigo infiltrado en nuestras filas, “El Caballo”. Feliciano, por ejemplo, cayó por descuido al no atender nuestras indicaciones de salir rápidamente de la ciudad, cuando ya teníamos plena conciencia de los riesgos que corrían todos los conocidos por el infiltrado. El enemigo cercó y asesinó a Feliciano junto con su madre y su hermano en su casa de habitación, contiguo al Cine Jardín de Mejicanos.
Varios de aquellos cuadros intermedios de dirección que se las jugaron en esos difíciles momentos están vivos, fueron cuadros de apoyo de la CP para asegurar la conducción en el terreno. Es justo reconocer los casos de Tito Bazán, (Rodrigo); Noel Guerrero (José Adolfo); Fidel Nieto y Rolando Mata (Godo). Otros compañeros procedentes de la Columna de Profesionales, Obreros y Campesinos, se las jugaron en estructuras militares, como Toni Handal, otros profesionales asumieron acciones claves de reclutamiento y en los montajes de estructuras especiales de apoyo, tales como en la Logística, en movimiento y preparación de Personal, Comunicaciones, Inteligencia y Contrainteligencia y en la atención y organización de las unidades especiales urbanas, todo ello se fue realizando en un proceso de aprendizaje, con errores, fracasos pero también de significativos avances.
Estábamos, pues, soportando una tremenda tensión sicológica en aquellos momentos del inicio de la guerra. El equipo de dirección intermedia, fogueado en los laberintos de la conspiración, poco a poco fue perfeccionando los métodos de funcionamiento y ello le permitió un buen trabajo durante toda la guerra y garantizó nuestro trabajo en el Área metropolitana. Algunos de ellos tuvieron que abandonar la ciudad y marchar hacia el frente militar; otros tomaron su lugar y continuamos el trabajo. Por tiempos nos turnábamos con Américo Araujo o con Rolando (César) y por momentos nos apoyaba Octavio cuando salía temporalmente del frente rural. Varios de los mencionados fueron un buen punto de apoyo para atender los sectores de Profesionales, la Universidad Nacional, los sindicatos. Otros cuadros que funcionaban en áreas especiales se atendían de manera compartimentada, que funcionaron de maravilla.
Valió la pena el esfuerzo enérgico para garantizar el viraje a la lucha armada acordado por el VII Congreso de abril de 1979, porque habían serias resistencias internas a diversos niveles. En 1980 enviamos a Cuba el primer destacamento para formarse como oficiales de las FAL. La mayoría de oficiales eran hombres, la única mujer fue la compañera Yuri, que hoy vive en Canadá. Eso fue a finales de 1979, en los meses de trabajo intenso para organizar el aparato militar.
Las directrices de la CP a las células para encontrar voluntarios para integrar las estructuras de las FAL dieron buenos resultados. Un año después estábamos observando los resultados altamente positivos.
Algunos compañeros mostraron bastante resistencia, con alegatos diversos; unos eran válidos por cuanto no convenía arrancar las raíces sembradas en puntos claves del trabajo político, pero otros no. Pronto quedo al descubierto que las acusaciones contra la supuesta medida aventurera, quedó superada. Las raíces no solo no se arrancaron sino que nacieron otras y otras, permitiendo así el reclutamiento de nuevos combatientes, surgidos del movimiento sindical y popular para el crecimiento de las FAL.
El alegato mas común de la resistencia, “Lo que tanto nos había costado se va a destruir” quedó plenamente superado. Pero hubo que proceder con energía. La respuesta de la CP fue categórica: lo toman o lo dejan, se alinean o quedan fuera. Y explicaba la CP que “esas raíces” estaban chocando con un muro que había que derribar. O se integraban al esfuerzo armado o quedaban fuera. Fueron pocos los que al final no se les sacó, sino que se aislaron ellos mismos.
Hay muchos casos que uno recuerda con cariño y reconocimiento. Otros casos que lamentamos por errores, por falta de experiencia, pero nunca por mala práctica. Muchos de los errores fueron sometidos a evaluaciones y corregidos sobre la marcha. Otros quedan en el recuerdo como grandes sustos que pudieron ser fatales. Hay casos heroicos, valerosos como el de la Capitana Iliana, cuyo temple y coraje revolucionario ha quedado como un símbolo de consecuencia revolucionaria que no podemos dejar de reconocer.
Hay muchos casos sobre los cuales habrá que escribir detalladamente para rescatar su ejemplo y darlo a conocer a las actuales y futuras generaciones. Recuerdo el caso de Petrarca, que a mediados de febrero de 1980 con un grupo de pobladores de San Juan Nonualco, se insurreccionó y fue a parar al Volcán Chinchontepec junto con la gente. Ellos eran del cantón Las Ánimas, en donde hubo enfrentamientos con El Ejército, prácticamente sin armas, pero mostraron su coraje de combate con el cual llegan a Los Cerros de San Pedro.
Un partido en Guerra
Siguiendo con el tema del viraje, cuando la CP ordenó: todo el Partido está en guerra, y no todos dieron el paso adelante para pasar al área militar, no quería decir, ni mucho menos, desconocer los aportes de los militantes en otros terrenos de la lucha. Muchos de ellos permanecieron incorporados en la lucha en el terreno político, en el trabajo de organización y movilización social, como también en el trabajo de inteligencia. No se trataba en definitiva, de que todo el mundo debía ir a la guerra, eso era absurdo. La guerra de todo el pueblo significaba la combinación de todas las formas de lucha, ya fueran económicas, sociales, diplomáticas, conspirativas, etc. Todas ellas, claro, subordinadas a la forma de lucha militar, la forma principal para combatir al enemigo.
La práctica demostró cuan útil fue la presión realizada pero al mismo tiempo quedó en la mentalidad de muchos compañeros que no podían continuar con los mismos estilos de trabajo si realmente deseaban ser parte de los combatientes de la guerra popular. Al final no quedaron fuera sino que se conformaron con seguir en el movimiento sindical tradicional… Como dirección lo que hicimos fue aplicar la orientación del VII Congreso. Tuvimos acusaciones de algunos sectores que nos calificaron de ser víctimas del aventurerismo revolucionario. En realidad, ellos no supieron estar a la altura de los acontecimientos…
La CP argumentó que el movimiento sindical había dado la espalda a la lucha política electoral y a la construcción de un amplio ejército político de masas y que no era cierto que el trabajo sindical era la única manera de acumular fuerzas. Habían otras formas como lo demostraba la experiencia de otras fuerzas de izquierda y nuestra propia práctica inicial.
Tampoco era cierto lo contrario, que abandonando el movimiento sindical y formando grupos guerrilleros iba a acumularse la fuerza social y política de apoyo a la lucha armada.
Recuerdo haber participado en analizar el ejemplo de las FPL que después de su surgimiento en 1970 no lograra inmediatamente el seguimiento de grandes masas, ni desarrollarse como fuerza guerrillera. Pero del 70 al 79 construyeron un significativo ejército político de masas, crean el Bloque Popular Revolucionario y varias organizaciones sociales. Y en la medida que avanzaban en combinar la lucha de masas con la línea de autodefensa de masas ese ejército político fue la base para la construcción de su instrumento guerrillero, fue una forma positiva de dar un viraje a su concepción inicial.
Debemos de reconocer y lo reconocimos entonces, que las fuerzas político-militares durante los años setenta no se desarrollaron ni fueron alternativa real para la toma del poder, pero sí demostraron que fueron capaces de dar el viraje hacia la construcción de un poderoso ejercito político de masas que luego se expresó en el BPR, el FAPU, las LP-28, el MLP y cristalizó en la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM, premisas importantes para el surgimiento de las fuerzas guerrilleras armadas después.
En nuestro caso, fue al contrario, el viraje lo tuvimos que dar hacia la lucha armada, después de agotar el periodo de la construcción del Ejercito Político de Masas., que lo logramos con la lucha Electoral y Sindical, que fueron las dos vertientes principales de donde se alimentó el PCS, pero perdió tiempo importante para dar el viraje, perdiendo las bases mismas que encontraron espacio en las organizaciones hermanas.
Debe de reconocerse asimismo que el agotamiento del movimiento sindical de carácter tradicional que influíamos, y el surgimiento en este terreno de otras concepciones que vinieron a dinamizar y lograron avances significativos en su propuesta de lucha contra la dictadura fue una lección política y teórica, como fue el caso de ANDES 21 de Junio, la FSR, AGEUS en la experiencia de las FPL y FENASTRAS en el caso de la RN, que no se aferraron a viejos esquemas de combinación de la legalidad con la ilegalidad.
Este punto requiere un abordaje especial, por cuanto durante mucho tiempo el PCS sostenía la tesis de que no debía exponer la seguridad de la legalidad de las organizaciones sociales con movimientos políticos. Sin embargo, tanto el FAPU, como la LP-28 y sobre todo el BPR, demostraron que ninguna de las organizaciones legalizadas como organizaciones “apolíticas” fue ilegalizada por afiliarse a una fuerza política de masas. Esta experiencia fue muy valiosa en términos de aporte al proceso de radicalización del pensamiento revolucionario de las amplias masas organizadas y legalizadas.
El trabajo conspirativo durante los inicios de la guerra
Por lo general, cada organización político-militar contaba con infraestructura de apoyo para las reuniones de coordinación con los representantes de las fuerzas hermanas. En nuestro caso, muchas veces recogimos en puntos convenidos a compañeros conocidos de las FPL, de la RN y del PRTC para luego conducirlos de forma compartimentada a las casas seleccionadas de antemano. A veces se trataba de casas clandestinas, alquiladas con presta nombres, manejadas con un enfoque de compartimentación muy riguroso.
Varias veces, cuando aún no había surgido el FMLN, tuvimos reunida en una de nuestras casas clandestinas a la DRU. Pero por lo general, esos locales solamente se utilizaban para reuniones bilaterales de coordinación entre dos fuerzas político-militares. Durante el inicio de la guerra, fueron muy frecuentes los contactos bilaterales de coordinación. Aunque algunas veces nos encontramos con el Chele Javier y Miguel Castellanos, El Ronco, en Restaurantes previamente seleccionados y convenidos. Con otros compañeros preferíamos las casas clandestinas. Así conocí a René Canjura, “Mario”, era un revolucionario de lo más sectario y difícil de llegar a ponernos de acuerdo, pero platicábamos y coordinábamos actividades conjuntas. Siempre fue muy útil el contacto bilateral. Recuerdo a Sergio de la Dirección de RN, con quien nos vimos varias veces. Era un valioso compañero que fue entregado por agentes infiltrados en su organización. Lo asesinaron en la Colonia Vista Hermosa.
Lito Aguiñada
Lito Aguiñada (Miguel) era el responsable del Estado Mayor del Área metropolitana de las FAL. Por invitación y solicitud del Comandante Darío, (Orestes F. Ortez) me correspondió juramentar al Estado Mayor del Área Metropolitana de San Salvador. El acto se realizó en una casa en la Col. La Rábida. Nunca me imagine que había un traidor en sus filas. Alguien que venía de la JC, apodado El Caballo, que luego entregó a sus compañeros.
En esa reunión estaba Gavidia, que era un economista apodado El Comandante Zarco. A Lito lo asesinan en el 81 mientras esperaba un contacto frente a la Policlínica, es ametrallado. Lito fue sustituido por Darío. Y luego asesinan al contacto que esperaba, que era Jorge Montalvo. A Candelita (Jorge Molina) lo sacan de su casa allá por La Isla junto con su esposa, Elida, y su hijita recién nacida; también desaparecen a Víctor “AES” Ramos, a Marcos Cativo, a Fermín…
Candelita conducía el equipo de la JC del Área Metropolitana. También asesinan a Tomas (Feliciano) que fue asesinado de su casa junto con su mamá y un hermano, vivía a la par del Cine Jardín en Mejicanos…era un cuadro joven, deportista, judoka, esgrimista.
El Caballo fue el traidor que los entrega a todos. Varios compañeros los vieron en un vehículo, acompañado de esbirros asesinos, ubicando los puntos de encuentro con los compañeros conocidos. Si casualmente encontraba a alguien conocido en la calle, si podían lo capturaban o simplemente le disparaban para asesinarlo.-

CONTINUARÁ…

El Salvador: la lucha continua

Jorge Shafick Handal – El Salvador: La lucha continúa

Intervención en el Seminario de América Libre. Octubre 1996
Publicado en la Revista América Libre. Enero de 1997

Mis primeras palabras en este tema son para rendirle un homenaje a los miles de compañeros y compañeras que cayeron en esa larga guerra salvadoreña y a las víctimas civiles, las víctimas de la población desde antes que se desencadenara y se desplegara la guerra hasta que terminó, que suman 80.000 personas de todos los estratos sociales, las creencias religiosas, las profesiones y las banderas políticas e ideológicas.
Quiero rendir homenaje en particular a la gran cantidad de internacionalistas, de combatientes de América Latina, EE.UU., Canadá, de casi todos los países de Europa, que se incorporaron junto a nosotros para darnos una colaboración de sangre y voluntad en diversos momentos de la lucha en El Salvador. Un número importante de ellos murieron en nuestras tierras, incluso un joven argentino, Marcelo Feito.
Primero quiero decir que la unidad de izquierda revolucionaria en El Salvador es el factor clave de todo nuestro esfuerzo: logramos la unidad de todas las fuerzas de izquierda revolucionaria, sin quedar nadie afuera. Ésta fue una rara situación, un raro momento de afinidad que no es muy común, ni tradicional en la izquierda. La izquierda es quien más habla de unidad y es la que menos capacidad de unidad tiene.
La derecha cada vez que necesita unificarse lo hace con una gran agilidad, y logra cambiar el curso de los acontecimientos o defenderse de amenazas que tiene enfrente. Éste es un caso raro en el que la izquierda hizo algo parecido a eso que elogiamos de la derecha. Estábamos en una polémica muy larga desde 1970 y, en el año 79 había recrudecido, pero triunfó la revolución sandinista. Eso nos impactó a todos. Porque el elemento “unidad” allí había sido un factor importante. En medio de la polémica más dura fuimos capaces de poner en marcha nuestro proceso de unidad que duró muy pocos meses, desde diciembre del 79 cuando tres organizaciones hicimos el primer pacto, a octubre de 1980 cuando terminó ese proceso que culminó con la formación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que nos incluyó a todos.
En ese breve tránsito logramos unificar a todo el movimiento popular de masas, y creamos la Coordinadora Revolucionaria de Masas, donde estaban todas las tendencias y todas las alianzas. Eso nos permitió ir más lejos. Logramos también influir para que las fuerzas democráticas revolucionarias no armadas se involucraran en el Frente Democrático Revolucionario, donde también participamos. Este elemento de unidad de las fuerzas revolucionarias es clave para todo.
Otro elemento clave de nuestra guerra revolucionaria es que superamos de hecho el viejo debate sobre lucha armada o lucha política. Las cosas se venían presentando de esa manera en América Latina. O lucha armada o lucha política. Quienes estaban en la lucha armada no podían estar en la lucha política, porque era una infracción muy grave, pecado. Era como insistir en formas de luchas que se superaban, y tampoco podían estar en movimientos sociales, los cuales eran considerados como luchas atrasadas. La lucha armada era valorada como la forma superior de lucha, que abolía a todas las demás, y quienes no entendían ésto no eran revolucionarios sino reformistas.
Aunque eso formaba parte de todo el debate, de repente lo hicimos a un lado y pusimos en marcha un proceso en el que todo se combinaba: lucha armada, política, movimiento, lucha social, solidaridad internacional y agregamos algo más que es nuevo, que los sandinistas habían puesto en práctica pero no tuvieron tiempo de desarrollarlo plenamente: la lucha diplomática, como una variedad particular de la lucha política.
Ciertamente la guerra es la continuación de la política por otros medios. Aprendimos con la experiencia que una vez iniciada la guerra, las partes que se enfrentan desarrollan una política durante la guerra. No es que se pase de la lucha política a la guerra como algo químicamente diferente y puro, sino que debe haber una política durante la guerra y se enfrentan no sólo las fuerzas militares sino que se enfrentan dos políticas.
En el caso salvadoreño, el bloque de fuerzas enemigas estaba constituido, además de la dictadura, por la oligarquía, las cúpulas militares, el Estado como instrumento de ellos. Estaba también el gobierno de los Estados Unidos, que participó muy militantemente buscando derrotarnos. Sólo les faltó invadir. Tuvo fuerzas militares en el país, además de asesoramiento, apoyo financiero y militar. Fueron más de 6 mil millones de dólares que invirtieron durante los años 80 para derrotarnos. Más de 6 mil millones de dólares en un país pequeñito: somos 6 millones de habitantes y tenemos 20.000 km.
El gobierno de los EE.UU. en ninguna época ha hecho un donativo semejante a ningún país de América Latina.
¿Cuál era la política de ese bloque durante la guerra? En 1980, la guerra comenzaba a desplegarse. Aquí hay que distinguir entre lucha armada en general, y guerra, no son exactamente la misma cosa.
Lucha armada había en El Salvador desde 1970, pero eran acciones armadas dispersas, con un ritmo lento al comienzo, no era guerra todavía. La guerra es un enfrentamiento con las fuerzas militares de un Estado, con todas ellas, tierra, aire, mar. Un enfrentamiento con la inteligencia y contrainteligencia militar. La guerra es un fenómeno integral, no es sólo lucha armada. En El Salvador hubo una guerra.
A partir del año 80 va tomando esa característica y en enero de 1981 se despliega ya como guerra. En 1980, recrudecía la represión, las desapariciones y se llegaba a los 27 cadáveres diarios en las calles de San Salvador, fuera de los asesinatos en el interior, en el campo y en las carreteras. Además, y junto con eso, realizaron una reforma agraria, nacionalizaron la banca, la exportación de café y algodón. Ésas eran las medidas principales del programa por el que habíamos venido luchando durante muchos años. Decidieron hacerlo ellos.
Nosotros allí enfrentamos el primer desafío, para combinar la lucha armada revolucionaria con la lucha social y la lucha política.
Nosotros les decíamos a los campesinos: ésa no es la reforma agraria que nosotros estamos diciendo, pero tomen la tierra, constituyan sus cooperativas. Surgieron varios cientos de cooperativas. No tardaron los cooperativistas en ser víctimas también de la represión. Pero allí están todavía las cooperativas que abarcan un territorio importante del país. No pudieron quitarle el agua al pez. Entonces intensificaron la matanza. Dentro de esa matanza asesinaron a Monseñor Romero y a un grupo de monjas, que son los crímenes más conocidos. Junto a ello se aceleró la matanza en las calles, en las aldeas, en todo el país.
El 10 de enero de 1981 nosotros lanzamos una gran ofensiva, a la cual le pusimos por título: “la ofensiva final”.
Quienes entre nosotros sostenían la tesis de la guerra popular prolongada, llegaron a la conclusión de que ya habían combatido durante 10 años, que era suficiente para hablar de prolongación, y que había que ir al desenlace. Es decir, tampoco la tesis de la guerra popular prolongada u otra tesis de definición rápida, fueron obstáculos para ponernos de acuerdo. Todos coincidíamos en que no podía haber una guerra larga en El Salvador, porque no podíamos resolver el problema de la retaguardia estable, y sin ella no puede haber frente continuo. Acabábamos de ver la experiencia sandinista, que había tenido una retaguardia en territorio costarricense asegurado por el gobierno, al lado de la frontera sur de Nicaragua, y también en algunas regiones en la frontera con Honduras.
Nosotros no podíamos hacer eso. No teníamos fronteras con ningún país gobernado por gobiernos amigos. Teníamos a Guatemala por el occidente, con un gobierno sumamente asesino. Al norte está Honduras. Los norteamericanos estaban posicionados allí para organizar la contrarrevolución a los sandinistas y también para organizar la contrainsurgencia contra nosotros. No tenemos fronteras con Nicaragua. Solo tenemos costa en el Océano Pacífico, no tenemos costa en el Caribe. Entonces no alcanzábamos a comprender cómo resolver en una guerra que se prolongara, el tema de la retaguardia. Fue cuando, a pesar de diferentes concepciones sobre guerra popular prolongada, definición rápida, insurrección, todos coincidimos en que necesitábamos una definición pronto. Por eso titulamos como ofensiva final la del 10 de enero de 1981.
No hubiéramos creído que, en realidad, se convertiría en la ofensiva inicial, y que seguiríamos combatiendo hasta el año 1991. Y realizamos aquella gran ofensiva con muchos miles de combatientes. Gran parte de ellos habían pedido permiso en sus trabajos para ir a realizar esta tareíta y luego volver. Así fue, y nosotros también nos vimos abocados a cumplir y plantear una política durante la guerra. Ya cuando estábamos preparando la ofensiva configuramos esta política. Sería la búsqueda de la solución política negociada al conflicto. Ésa fue la política durante toda la guerra y con esa idea peleamos. En la práctica resultó eficaz.
En enero de 1981, diez días después de nuestra ofensiva final, estaba tomando posesión de la Presidencia de los Estados Unidos el señor Reagan. Inmediatamente Estados Unidos se involucró más en el conflicto en El Salvador, multiplicó varias veces las operaciones militares, decidió enviar asesores militares, poner en marcha una cooperación que en poco tiempo multiplicó por 5 al ejército regular, lo dotó de aviación adecuada y de una flota de helicópteros, dotó de naves rápidas para la navegación en los canales marítimos de la costa salvadoreña, para hacer también desde allí la guerra contra nosotros. Situó embarcaciones militares frente a la costa, controló las fronteras para que no pudiéramos introducir armamentos.
En un comienzo no tuvieron una política durante la guerra, en un primer momento todo apuntaba a lograr una victoria rápida sobre el FMLN. Pensaban que 4 ó 6 meses serían suficientes y por lo tanto no necesitaban política. Alexander Haigh, que era general y al mismo tiempo Secretario de Estado, en algún momento aseguró que aplastar al FMLN sería tan sencillo como expulsar al borracho de la cantina.
Bueno, parece que no sólo nosotros nos equivocamos en aquello de lo final o lo inicial. Parece que también ellos se equivocaron: habrían de pasar 11 años más para que la guerra terminara.
Nuestra política durante la guerra frente al enemigo que no había elegido política todavía, comenzó a mostrar sus virtudes. En febrero de 1981, un mes después de la ofensiva, en el equipo de Reagan hubo un debate, y temporalmente prevaleció la opinión de quienes sostenían que para el gobierno de Reagan y para los Estados Unidos era mejor negociar rápidamente aquel conflicto, para poder concentrar toda su atención en su estrategia global contra la URSS.
La lección más importante de Vietnam era que había distraído a los Estados Unidos durante muchos años del foco del conflicto mundial, y que por eso la URSS los había aventajado en la carrera armamentista nuclear y por lo tanto era mejor negociar rápidamente. Esta opinión prevaleció por varios días.
Parece que la ofensiva de gran envergadura que nosotros realizamos en Enero les había impresionado y ya no creían que era fácil echar al borracho de la cantina. Entonces, nos contactaron por medio del gobierno de México, y nos propusieron negociar en Washington. Iba a participar el gobierno de Estados Unidos, el gobierno de El Salvador, la cúpula militar y nosotros. Nos ofrecieron territorio en México, la seguridad y la garantía del traslado a nuestra Comandancia General y la dirigencia del FDR.
Nosotros aceptamos, pero 48 horas antes de la reunión cambió la correlación de fuerzas dentro del equipo de Reagan, y entró a prevalecer el otro grupo que sostenía que al contrario, que aquello era fácil de ganar y que iba a ser una demostración de musculatura de la nueva política que se estaba instalando en la Casa Blanca, que iba a ser un buen mensaje para los revolucionarios de América Latina y del mundo, y que por lo tanto había que insistir en buscar nuestra derrota. Cancelaron la reunión.
Pero esto no pasó sin costos. En Agosto de 1981, recién instalado el gobierno de Mitterand en Francia, por iniciativa del gobierno de México, se produjo la declaración Franco Mexicana, y es así que el conflicto salvadoreño entra en el ámbito diplomático y se inicia el conflicto diplomático.
Se configuraron de esa manera dos políticas hacia al conflicto salvadoreño. Una la política del gobierno de Reagan que decía que el FMLN es un apéndice de la URSS, Cuba y Nicaragua, y por lo tanto un alto peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos; que por consiguiente debe ser derrotado militarmente. La declaración Franco Mexicana dice justamente lo contrario.
Primer punto: el conflicto salvadoreño es interno.
Segundo punto: no puede tener otra solución que la de política negociada.
Tercer punto: en esa negociación deben participar el FMLN y el FDR, por ser fuerzas políticas de representación nacional.
Desde el día siguiente se adhieren a la declaración gobiernos de Europa, excepto Inglaterra, principal socio de EEUU, que prefirió una posición ambigua, tampoco se declaró en contra. También se pronunciaron a favor algunos gobiernos de América Latina, de África y de Asia.
Aquello no era una simple posición propagandística. Era el enfrentamiento de dos políticas, y eso es lo que permitió que nosotros pudiéramos organizar una máquina diplomática que llegó a ser muy ramificada, de alta calidad y de mayores proporciones que la del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, a pesar del apoyo que Estados Unidos le daba al gobierno en el terreno diplomático.
Al principio no entendíamos bien que era aquello y tendíamos a confundir eso con la solidaridad. Pero en realidad había cosas que no eran compatibles, obligaban a hacer una distinción y debíamos tener personal especializado para ambas cosas. Hemos tenido así una cantidad de embajadores ante una cantidad de gobiernos.
Es cierto que nosotros teníamos buenas relaciones con todo el campo socialista y con Cuba y Nicaragua, pero en lo que se refiere a financiamiento, y hay que decirlo con todas sus letras, una parte mayoritaria de ese financiamiento venía de Europa Occidental.
No me refiero de parte de los gobiernos, pero la relación que se estableció fue de un marco tal que lo hizo posible. Y esa definición de dos políticas fue posible a partir de que nosotros aceptamos la política de la solución negociada. Esa idea también entró muy profundamente en la sociedad norteamericana y llegó a diversos centros de poder de los Estados Unidos. Nosotros, además de un gran movimiento de solidaridad que llegó a tener muchos cientos de Comités de Solidaridad dentro de los Estados Unidos, también llegamos a establecer una relación continua con diversos centros de poder, especialmente con el Congreso.
Y hay algo que es poco conocido, durante la guerra tuvimos una oficina de representación diplomática nuestra en Washington, a pocos cientos de metros del Departamento de Estado, y ni siquiera el gobierno de Reagan pudo expulsarla ya que echó raíces en diversos sectores de la sociedad y del poder de los Estados Unidos.
Hay una serie de problemas que tienen que ver con la lucha armada misma. El problema de resolver la armamentización, resolver la reposición de las bajas. Es un problema profundamente político. No basta tener armas, se necesita quienes la empuñen, y ésa es una decisión voluntaria, individual. Exige un gran trabajo social, político, etc.. Otro problema es la construcción de la retaguardia. Nosotros llegamos a resolver el problema de la construcción de la retaguardia en nuestro propio país, de una manera completamente distinta de la que puede leerse en los manuales. Es un problema muy interesante que tiene que ver con la participación de la gente, de la sociedad.
Había que resolver el problema de la conducción militar. Éramos cinco partidos, cada uno con su ejército. Había cinco ejércitos pero había una sola guerra. No podía haber cinco guerras. Resolver ese problema también fue un desafío. Al principio, como habíamos leído muchas cosas de la segunda guerra mundial, intentamos construir un Estado Mayor conjunto, y nos la dábamos de Mariscales, pero no resultó y tuvimos que crear otra metodología que resultó sumamente eficaz. Luego, otro problema militar estratégico, fue el de la regularización e irregularización de la guerra.
Desde los años 30 se había organizado, bajo la dirección del Ejército, lo que se llamaba el Servicio Territorial del Ejército. Éstas eran a nivel de base, patrullas militares formadas por la población civil, en su mayoría con los que habían hecho el servicio militar, más otros que reclutaban. Eran patrullas militares con 22 efectivos cada una, uno de ellos el Comandante de Patrullas. Éstas tenían una dependencia de la Comandancia Municipal y luego de una Departamental que era al mismo tiempo el Jefe del Servicio Departamental de cada Departamento, lo que ustedes llaman provincias. Había ahí un Coronel que era también el Jefe de la Guarnición Militar de los efectivos regulares de las FFAA y de la Policía, porque en los años 30 el Ejército quedó como jefe de la Policía. Estas patrullas militares funcionaban en todo el territorio nacional, tanto en las zonas rurales como en los barrios de las ciudades. El país tiene unos 3.200 cantones y el que menos, tenía hasta dos y tres patrullas. Había cantones que por su población tenían catorce o quince de esas patrullas. Es decir, estábamos frente a un aparato de más de 200 mil personas, en un país que ya en los años 60 tenía unos escasos 3 y medio millones de habitantes.
A la hora de votar, ese aparato generaba por lo bajo 400 mil votos, lo que por las condiciones del país, era suficiente para ganar las elecciones, incluso sin hacer campaña propagandística. Por eso la dictadura militar había entrado en una fase electoral; había elecciones rigurosamente cada dos años para Alcaldes y Diputados y cada cinco años para Presidente. Así resolvían las contradicciones internas del Ejército: quién va a ser el Rey durante los siguientes cinco años, eso lo decidían los militares y luego lo imponían por una de esas mascaradas electorales con la que el Servicio Territorial generaba inmediatamente la victoria.
Llegamos a la conclusión de que había que disputarles ese terreno. El PC era ilegal. Nunca fue legal, a no ser por un breve período después de su fundación, por unos meses. Pero nosotros nos las ingeniamos para participar en otro partido legal, ponernos otra camisa, hacer alianzas y participar.
En 1970 vino la división. Habíamos tenido la primer participación, habíamos chocado con ese aparato, y se había demostrado que no era posible. Pero había quienes sosteníamos que no bastaba que nosotros, los dirigentes, llegáramos a esa conclusión por la vía del análisis; que era necesario que la gente, la población, llegara a la misma conclusión; que hiciera su experiencia. Otros compañeros consideraron que no era ese el camino adecuado y que había que iniciar la acción armada. Del mismo tronco del Partido Comunista surgieron otras organizaciones. Surgió también una organización proveniente principalmente de la Juventud Social Cristiana que se fue radicalizando.
En los comienzos de los años 70 comenzaron las acciones armadas, mientras nosotros insistíamos en organizar la batalla electoral, a sabiendas de que no iba a resolver el problema del poder, de la eliminación de la dictadura militar, pero que era indispensable que la gente fuera ella misma a hacer su experiencia y era necesario disputarle ese aparato a la dictadura. Al fin de cuentas esas patrullas militares eran formadas por campesinos, trabajadores, y había que hacer un esfuerzo político para abrirle grietas a esa tupida red de dominación.
En el año 71 hicimos un pacto con los Demócratas Cristianos, un partido que había tomado bastante cuerpo, y con un pequeño partido que después ingresaría en la Internacional Socialista, un partido socialdemócrata. Aquello fue muy criticado por muchos Partidos Comunistas: ¿cómo era que entrábamos en un acuerdo con los demócratas cristianos decían los europeos si la democracia cristiana surgió después de la segunda guerra mundial para contener el avance del socialismo; era el partido de la burguesía?
Nosotros nos ateníamos a lo que ocurría en El Salvador, allí las cosas eran otras, a ellos también los estaban reprimiendo. Y además ¿cómo llegábamos a un acuerdo con un partido socialdemócrata? Bueno, nosotros lo hacíamos tal vez por “ignorantes” porque no habíamos sido marcados por aquella historia de los años ‘30 y ‘40, por aquella historia del movimiento comunista internacional.
Formamos la Unión Nacional Opositora, la UNO, y ganamos las elecciones presidenciales de 1972. Ése fue el inicio de la crisis de la dictadura militar, porque significaba que una parte de todo ese aparato había sido influido, y que a pesar de las órdenes que recibían no estaban votando por los candidatos de la dictadura, sino que estaban votando a esta coalición.
El resultado fue un recrudecimiento de la persecución, las matanzas, los desaparecidos. Surgieron los escuadrones de la muerte. Entre tanto se desarrollaba una polémica muy dura en la izquierda, con toda clases de epítetos: electoreros de un lado, de otro lado aventureros, ultraizquierdistas. Reformistas nos decían como un gran insulto. Y la década del ‘70 avanzó en esos dos carriles que sólo se relacionaban entre sí por una polémica muy dura.
Fuimos a varias elecciones de diputados, y luego vino una nueva elección presidencial. La UNO se había extendido mucho más, porque la gente tenía esperanza en el esquema electoral y tenía más esperanza después que se ganó la primera vez. En 1977 volvimos a ir a elecciones presidenciales, y llevamos como candidato a un militar retirado demócrata, tratando de tender un puente con una parte del ejército. Ganamos las elecciones otra vez, y de nuevo eso fue rechazado, y la matanza fue peor.
Mientras tanto, los compañeros de las organizaciones armadas que habían iniciado su acción con la tesis de que la lucha armada era la forma superior de lucha y eliminaba todas las otras formas de lucha, ya habían comenzado a corregir y habían generado grandes organizaciones populares, revolucionarias. Entonces resultaba que había dos grandes movimientos, y los dos eran grandes movimientos de masas, todos enfilados contra la dictadura.
En 1979 triunfa la revolución sandinista y eso nos iluminó. Las corrientes que había dentro de los sandinistas se unificaron. Ellos hicieron una combinación de lucha armada, lucha política, lucha diplomática y triunfaron.
Entonces nosotros decidimos unificarnos. Ya en 1979, en octubre, hubo un intento de salida militar. El movimiento de la juventud militar dio un golpe de estado. Formó un gobierno, incluyó a la izquierda y al centro, pero ese gobierno se descompuso muy pronto, los sectores más reaccionarios del ejército lo llevaron al fracaso en poco tiempo. Su respuesta fue incrementar la matanza. En ese contexto la izquierda se reunificó para ir a la guerra. El año ‘80 fue un año de guerra, no desplegada totalmente sino hasta enero de 1981.
El año ‘80 fue un año muy decisivo en todo sentido. Por un lado, logramos construir aparte de nuestro proceso de unidad de la izquierda revolucionaria, el Frente Democrático en amplia alianza con fuerzas democráticas antidictadura, en la que se incluían partidos y organizaciones sociales.
La Iglesia Católica, encabezada por el Arzobispo Oscar Romero se había colocado de una manera muy clara frente a la dictadura, y había adoptado lo que el Arzobispo llamó la opción por los pobres, y fue asesinado.
En octubre se puso fin al proceso de unificación de la izquierda. Se incluyeron las cinco organizaciones. El PC participó de este primer acuerdo en diciembre del ‘79, entre tres organizaciones. Ya nosotros habíamos comenzado a hacer las primeras acciones armadas desde los días siguientes a las elecciones presidenciales de 1977; así es que se unifican estos dos grandes torrentes.
El agotamiento de las posibilidades de la lucha política, de la lucha electoral, a esa altura había sido comprendido por la población, por la grandes mayorías, y se estaba realizando un gran viraje popular a favor de la lucha armada. Para todo el mundo, no sólo para los dirigentes, estaba agotada la lucha electoral.
Esto explica por qué el FMLN desde un comienzo, fue una gran organización político militar; porque desde el comienzo de la gran ofensiva de enero de 1981 pudimos realizarla con miles de combatientes. Nosotros no somos el caso de un pequeño grupo que se instala en la montaña y va creciendo.
El FMLN surgió con profundas raíces populares nacionales y así nos vamos a la guerra. Es decir, literalmente la guerra era la continuación de la política por otros medios, no sólo por decreto de declaraciones de las cúpulas dirigentes, sino por ejercicio de cientos de miles de personas. Allí quedaban concluidas y descartadas aquellas tesis, aparentemente muy iluminadas, sobre las formas de lucha, y sobre que la lucha armada descartaba todas las otras formas de lucha.
Ahora, cuando volvemos los ojos atrás, a esa década de los ‘70, los comunistas hemos corregido nuestra visión sobre las organizaciones armadas que surgieron en esa década, y hemos considerado que sin esas organizaciones el gran viraje de la población no hubiera tenido un cauce, una puerta abierta hacia otra forma de lucha.
Las organizaciones armadas también han corregido su visión sobre nosotros, porque ahora entienden muy claramente que sin aquel ejercicio, sin agotar, sin llevar al pueblo a agotar por sí mismo esta posibilidad, no se habría producido el gran viraje en favor de la lucha armada. De esa forma la dictadura hubiera podido seguir jugando con una parte de la población y aislando.
Me he detenido mucho en contar todo esto porque creo que es muy importante reflexionar sobre el fondo que hay detrás de los acontecimientos. Bastante falta nos hace a la izquierda deshacernos de algunos dogmas y algunas verdades supuestamente establecidas.
Quiero referirme ahora a cómo nosotros no veíamos posible la construcción de una retaguardia, y por lo tanto una guerra que se prolongara en El Salvador. Por eso buscamos una solución rápida con la gran ofensiva del 10 de enero de 1981.
Ya les conté que una gran parte de los participantes de esa ofensiva pidió permiso en su trabajo para ir a cumplir esa tareíta del fin de semana.
En realidad, esa gran ofensiva final, como le llamamos, fue la ofensiva inicial de una guerra que se extendería durante todos los años ‘80.
Pero lo que estaba detrás de ese error, era el problema de la retaguardia. ¿Cómo concebir una guerra que se prolongara si no podíamos contar con una retaguardia estable?. Los sandinistas la habían tenido en Costa Rica, porque el gobierno de Costa Rica en ese tiempo le había permitido organizar en una franja fronteriza del territorio la retaguardia: hacer uso de los hospitales, de sus pistas de aviación para recibir abastecimiento, etc.. etc.., hacer uso del territorio para entrenamiento de unidades, para el funcionamiento de su Comandancia.
Allá en la frontera con Honduras había territorios donde tenían las mismas facilidades. Nosotros no teníamos nada de eso. En Honduras se habían posicionado los norteamericanos, estaban organizando la revolución contra los sandinistas. En Guatemala había regímenes muy reaccionarios, con una lucha antiguerrillera muy antigua. Nicaragua no tiene fronteras con El Salvador.
Entonces no entendíamos cómo forjar una retaguardia dentro de aquél país de 20 mil kilómetros cuadrados, con ese tremendo aparato militar y policial que además, estaba siendo fortalecido por los Estados Unidos, que multiplicaron por cinco los efectivos del ejército, le dieron armamento muy moderno, y asesoramiento con su experiencia en la guerra contrainsurgente en Viet Nam.
Les dieron una aviación adecuada, helicópteros y aviones especializados en ese tipo de lucha.
La solución que veíamos ante esa circunstancia era una definición rápida, pero eso no ocurrió. Hicimos esa gran ofensiva, ciertamente les causamos unos estragos grandes al ejército. Hasta coroneles murieron, no sólo soldados, pero no pudimos definir la situación. Se creó una situación muy curiosa. No podíamos seguir alargando el asedio contra todas las fortalezas. En eso estábamos siguiendo la experiencia sandinista, pusimos bajo asedio a prácticamente todas las fortalezas del ejército y la policía del país, pero no pudimos definir.
Nuestras fuerzas estaban intactas, pero las municiones se agotaban. Tuvimos que ordenar el repliegue, ¿a dónde ir? A los compañeros ahí en el terreno se les ocurrió proponernos a la Comandancia General que se iban a replegar a las zonas donde había organización popular más desarrollada, por lo menos por unos días. En la Comandancia, además de aceptar eso, comenzamos a preparar una segunda ofensiva para ocho o diez días, pues pensábamos que más tarde era insostenible la situación.
En el curso de esa preparación surgió la idea de resistir, fortalecernos y avanzar. En vez de tomar el camino de una ofensiva tras otra, que nos iba a desgastar, llevamos adelante un proceso de resistencia, para pasar a una fase de fortalecimiento y luego poder retomar la ofensiva.
Estabamos viendo que donde había organización popular nuestra fuerza se mantenía, que habíamos podido organizar el abastecimiento, cuidar la salud, que la población cooperaba mucho. Entonces seguimos ese curso. Pero seis meses después, estábamos enfrentados a un problema muy serio. Cada vez que el ejército incursionaba con grandes operativos sobre esas zonas y nosotros teníamos que movernos, la población se iba con nosotros, con sus hijos y hasta con sus animalitos, con gran temor al ejército que seguramente se iba a cobrar con la población el habernos apoyado, lo cual fue cierto. Se las cobró en varias ocasiones. Fue la época de grandes matanzas en el campo, las quemas de casas, la destrucción de animales, el desaparecimiento de poblados.
Eso parecía ser la confirmación de que no podía construirse la retaguardia. Además, nosotros no tenemos selvas, lo que hay son unos bosques artificiales de las plantaciones de café, pero debajo de eso hay caminos por todos lados y hay una gran población.
El manual de guerra de guerrillas del Che Guevara nos aconsejaba que un campamento guerrillero debía estar a un determinado número de kilómetros, como mínimo, de cualquier camino, de cualquier carretera, lo mismo respecto a los centros de población y resulta que eso no existe en el país. Nosotros tenemos una densidad de unos 250 habitantes por km cuadrado y está lleno de caminos por todos lados. Entonces, comprendimos una verdad que resultó la clave. Para nosotros la montaña, la selva, es el pueblo.
En vez de retirarnos, debemos pegarnos con la población, y eso lo hicimos en un primer momento, pero ahora venía el otro problema. La población se movía con nosotros. Éxodo de miles y miles. A mí me tocó un éxodo con alrededor de 12 mil personas. La gente no hacía el menor ruido, las madres con los hijos pequeños para evitar que lloren los ponían en sus pechos y aquello avanzando en la oscuridad con gallinas y cerdos, llevándose sus pertenencias y diciendo: “nosotros vamos donde van los fusiles porque no tenemos vida, nos van a exterminar”.
Entonces, la población se transformaba en carga. La población nos ayudaba a resolver el problema de la alimentación, del abastecimiento, de la medicina, pero a partir de ese momento, nosotros teníamos que alimentar a la gente, curarla, no sólo a nuestro ejército sino a la población.
Esa guerra no iba a ir a ninguna parte. Y seguía pareciendo la confirmación de lo que habíamos temido: que no se podía construir retaguardia.
Pero, esta idea de que el pueblo es la retaguardia, el pueblo es la montaña, la selva, la fuente de nuestro poder, nos llevó a encontrar el camino. Nos iluminó la experiencia de los vietnamitas. Por eso tiene tanta importancia la globalización de los de abajo. A esto los vietnamitas le llamaban “defender la legalidad de las masas”.
¿Qué quería decir? Debíamos convencer a la gente de que no se moviera, que dejara que lo hagamos nosotros, y que al llegar el ejército, simularan estar apoyando al ejército. Pero eso lo tenían que hacer miles de gentes, de niños, de ancianos, y eso sólo se puede lograr si la gente está de acuerdo, porque cada uno educa a su propia familia, y eso se logró.
Claro que, en el primer momento, logramos que se construyeran algunos refugios con protección internacional y de las iglesias, para llevar a los más conocidos y conocidas en apoyo a nosotros, a quienes se habían destacado más; y a la gente de mayor edad, para que no hubiera en un primer momento el peso de la angustia de la familia. Pero la gente decidió quedarse. Ya habían sucedido seis grandes matanzas horribles en donde morían de 300 a 500 personas. Una vez, luego de bajar un acantilado para pasar un río, cuando la gente iba subiendo en la mañana por un camino de rocas, la aviación los descubrió y les tiró, muriendo más de 120 personas. La gente aprendió a hacer la política llamésmola así de doble cara. Se quedaban a la llegada del ejército, lo recibían, le ofrecían de comer, entraban a las casas; esto lo aprendieron a hacer hasta los niños. Ayudó a la defensa de la población y a desinformar al ejército.
El ejército empezó a creer que tenía un gran apoyo y así se resolvió el problema de la retaguardia. Así se fue estabilizando todo aquello. El país quedó dividido en tres tipos de territorios.
Uno, los territorios bajo control del FMLN. No quiere decir zonas liberadas. Allí el ejército podía entrar y lo hacía, pero no se podía quedar, porque nosotros teníamos el dominio militar y territorial pero también el social y político; y si ellos se quedaban más tiempo sufrían un desgaste muy fuerte. Entonces, entraban en operativos calculados en el tiempo y luego se iban. Hubo territorios donde el ejército sólo pudo entrar luego de dos años; otros, cada 6 meses; otros, donde era más frecuente. Eran nuestras retaguardias.
Estaban los territorios bajo control del ejército enemigo. También en esos territorios nosotros entrábamos, podíamos realizar operaciones pero no nos podíamos quedar. Podíamos tomar una población durante un día, pero después teníamos que salir para evitar el exterminio. Eran sus retaguardias.
Había un tercer tipo de territorios: los territorios en disputa. Y en esto quisiera detenerme un poco, porque esta experiencia muestra la tremenda disputa entre la lucha armada, la lucha política, la lucha social. No es que unos hacen la lucha armada y otros la social, eso también había. En la retaguardia enemiga se desarrolló fuertemente el movimiento social, a pesar de la represión, los sindicatos, las organizaciones estudiantiles, los maestros, las organizaciones comunitarias. Eso era una expresión más o menos separada de las formas de lucha, separadas en tiempo y espacio.
Pero en las zonas en disputa había una vinculación inseparable en el tiempo, en el espacio y en las personas. Allí nosotros desarrollamos lo que llamamos trabajo de expansión. Unidades pequeñas de combatientes que iban a vincularse con la población. No iban a combatir. Si era necesario lo hacían, pero no era su misión. Es más, no tenían armas en las manos, salvo raras veces. Realizaban un trabajo con el apoyo de la gente, organizando redes de inteligencia de la población para que nosotros pudiéramos conocer el movimiento del enemigo. Redes de abastecimiento para organizar la compra de medicinas, material quirúrgico, de comida; o los cultivos por cuenta del FMLN.
El FMLN adelantaba dinero para que cultivaran y una parte de las cosechas se la estábamos comprando por anticipado. Quienes participaban de eso se estaban jugando la vida, entonces, había que hacer un trabajo político de ganar a la gente para organizar eso. Desde allí se preparaba gente para las milicias, y en un nivel más alto las guerrillas secretas. Se cumplían misiones, como por ejemplo: la realización de la línea permanente de sabotaje contra los tendidos eléctricos; o contra los transportes militares. La primera era más simple. A esa altura ya habíamos dinamitado todas las estructuras metálicas, es decir, las torres, y lo que había eran postes de maderas o de cemento. Esta fuerza primaria de combate se guiaba por la línea de que hay que convertir todo en armas. De tal manera, que nosotros no les suministrábamos explosivos sino que uno se hacía las herramientas.
Iban de una aldea a otra a cumplir esa misión, de tal manera que regresaban en la noche y no se sabía quién era. Si el poste era de cemento se lo derribaba con masa. Todo se hacía con herramientas de trabajo, en cualquier casa las hay.
Contra el transporte, allí sí había que enseñarles a manejar explosivos. Pero eran unidades de combate de dos y a veces de una persona. Ponían las minas, en algún recodo de algún camino donde frecuentemente pasaba el transporte, lo camuflaban y por ahí a unos 20 ó 25 metros, en un lugar alto, estaba el que iba a hacer estallar todo, con un cablecito de esos finitos y sin ninguna sofisticación, porque resulta que las sofisticaciones no sirven. Provocaban tremendos estragos. Ellos no andaban armados ni nada, estaban con sus herramientas de trabajo y seguían caminando.
En las ciudades pasamos a organizar la milicias, pero también los comandos urbanos. Es decir, que estábamos disputando el territorio y disputando la retaguardia. Sin vinculación profunda del trabajo político, de la lucha social y de la lucha armada, eso no era posible. Quería detenerme en esto para señalar los nuevos conceptos que han surgido de una experiencia como la nuestra. Ya ese viejo discurso de las formas superiores e inferiores no tiene sentido.
La guerra se fue desarrollando, y a finales de los años ‘80 nosotros teníamos un poderío muy grande. Es entonces que la historia mundial nos juega una mala pasada. Empieza a derrumbarse el campo socialista en Europa Oriental y la URSS, eso alargó la guerra. Nuestros enemigos estaban convencidos de su propia propaganda, nosotros para ellos éramos apéndices de aquello y si aquello se estaba cayendo nosotros también caeríamos. Estaban subestimando nuestras profundas raíces populares y nacionales y nuestras grandes ramificaciones internacionales.
Ya les dije que gran parte del financiamiento vino de Europa occidental. También tuvimos apoyo de los países socialistas. Pero también vino de los Estados Unidos, donde se organizaron una multitud de organismos de solidaridad y de relaciones múltiples y donde pudimos hacer un trabajo fuerte.
Sobre este trabajo internacional de solidaridad y diplomático quiero sacar una conclusión. Ese trabajo a nosotros nos desmitificó el mundo. Nosotros pudimos conocer a una gran multitud de países por dentro, no sólo a los escalones populares sino también en los niveles de relaciones con los Estados. En Estados Unidos con el Congreso. Hasta funcionarios del Departamento de Estado tomaron contacto con nuestra oficina. Eso nos dio un conocimiento más directo, y fuimos abandonando una serie de fantasmas con que nos movemos nosotros en la izquierda, de imágenes, que no sólo no corresponden a las realidades sino que nos impiden tomar contacto y movilizar genuinas fuerzas progresistas que se albergan en todos esos países. Que nos impiden conocer las diferenciaciones y hasta contradicciones que hay en las esferas de poder.
Nosotros establecimos relaciones con una variedad de fuerzas políticas mundiales. Teníamos relaciones con las fuerzas de izquierda y teníamos relación con los socialdemócratas y con la Internacional Socialista. Y con la Democraia Cristiana, mientras estaba gobernando Duarte en El Salvador, aliado de la cúpula militar asesina. Después que había sido aliado nuestro, se nos había dado vuelta la chaqueta. En un criterio lineal, como hemos acostumbrado nosotros, habríamos llegado a la conclusión que no debíamos tener ninguna relación con la Democracia Cristiana internacional. Pues no. Llegamos a la conclusión de que debíamos tener y tuvimos buena relación, y nos ayudaron a aislar a ese Partido Demócrata Cristiano que estaba jugando un papel muy negativo.
Realmente nosotros aprendimos a no aceptar límites en ese trabajo. Más bien era el enemigo el que tenía que ir corriendo tras nosotros para hacer un trabajo conspirativo cerca de las fuerzas con las que tomábamos contacto para que no nos hicieran caso y no tomaran relación con nosotros.
Creo que en esta época de globalización, si vamos a globalizar también nosotros, es necesario quitarse algunas telarañas de la cabeza. Es fácil también que lo coopten a uno, pero eso obliga a aclararnos más nosotros mismos, tener claridad de qué queremos. Siempre se pierde alguna gente en eso, siempre hay costos, pero así es todo y hay que aprender a administrar esas situaciones.
Todo esto desembocó en la negociación. No querían negociar con nosotros. La negociación la impusimos nosotros, era nuestra política durante la guerra.
En enero de 1989, está llegando a la presidencia de los EE.UU. Bush. Hay que recordar que los EE.UU. forman parte del bloque enemigo nuestro, no ideológicamente, sino activamente. Ellos estaban participando activamente para derrotarnos, con gran apoyo económico como no se lo han dado para luchar contra ninguna guerra revolucionaria en América Latina al poder de la reacción. Lo único que se compara a lo que pasó en El Salvador es la guerra contra los sandinistas, pero ya los sandinistas estaban en el poder. Pero a Somoza no entraron a defenderlo. A Batista no entraron a jugarse. En el caso nuestro sí. Más de 6 mil millones de dólares gastaron allí para aplastarnos y enviaron fuerza militar. No sólo tenían asesores.
Hace poco, ellos confesaron, pues le hicieron un homenaje a sus caídos. Allí salió a la luz que durante los 80 había habido un poco más de 5 mil efectivos militares en El Salvador, que habían estado participando en combates frecuentemente, por lo cual habían muerto algunas decenas. A pesar de que decían que estaban solamente aconsejando.
En varias ocasiones estuvo a punto de producirse una invasión. Todos ellos eran parte del bloque enemigo. Llegaba el señor Bush a la presidencia, con la fama de que era un político más pragmático y moderado que Reagan, y nosotros preparamos una propuesta de negociación.
Hay que decir que como nuestra búsqueda era la de una solución política negociada, a lo largo de toda la guerra hicimos más de 20 propuestas. Entonces hicimos la más audaz y arriesgada de todas las propuestas.
Ese año debía haber elecciones presidenciales en El Salvador y propusimos que se retrasaran por 6 meses para tener tiempo de organizarnos políticamente y participar de las elecciones, con el compromiso de que acataríamos y respetaríamos el resultado, y que además reconoceríamos como única fuerza militar en el país el ejército del Estado, siempre y cuando se autodepurara de elementos asesinos y el tercer punto, que se creara una Procaduría de defensa de los Derechos Humanos. Eso era todo.
Muy generosa, muy riesgosa. En un primer momento el Departamento de Estado hizo unas declaraciones de apoyo a la idea, sin comprometerse. En El Salvador, entre las diversas fuerzas políticas se convirtió en un gran debate. Fueron a dialogar con nosotros a México todos los partidos.
Ya cuando parecía que aquello iba a caminar, el gobierno de los Estados Unidos dijo: “no, hemos llegado a la conclusión que esa propuesta tan blanda tiene su origen en el descalabro que empieza a ocurrir en Europa del Este, y en otras palabras eso expresa el debilitamiento del FMLN” entonces, “hay que esperar y no hay que negociar, hay que esperar que se debiliten y los aplastamos”.
Rechazaron la propuesta. Nosotros teníamos mucha información. A esa altura nuestro aparato de inteligencia era muy fuerte, tanto en lo nacional como a nivel internacional. Nosotros supimos qué era lo que había pasado. Fue entonces que decidimos preparar una gran ofensiva. Porque esa lógica no se podía derrotar con otro discurso. El lenguaje político no siempre se hace con las palabras, también hay que hacerlo con los hechos.
En febrero de 1989 comenzamos a preparar esa gran ofensiva. Pero la orden la daríamos si se justificaba en el plano político concreto. Vinieron las elecciones. Salió de Presidente este señor Christiani del Partido ARENA, el más conservador de derecha.
Él en su discurso dijo que estaba dispuesto a dialogar, no a negociar. A esa altura, la solución negociada se había ido abriendo paso. Con el gobierno de Duarte hubo tres diálogos, no negociaciones.
La diferencia entre diálogo y negociación es muy clara. En el diálogo uno va a hablar de cualquier cosa y firma un comunicado diciendo que se va a volver a reunir, pero acuerdos, negociación concreta de puntos concretos, nada de eso.
Este hombre dijo en su discurso de toma de posesión que iba a dialogar. Nombró una comisión de diálogo con personas que no eran del gobierno, sino que eran personalidades, notables, y nosotros rechazamos eso. Se vieron obligados a formar otra comisión con ministros. Se hicieron dos diálogos. Por supuesto no llegaban a nada, porque la estrategia la determinaban en Washington y era esperar a que nosotros nos debilitáramos.
En el segundo diálogo, muy descaradamente, nos plantearon que 48 horas. después de terminada la reunión cesara unilateralmente la acción militar, se permitiera que el ejército del estado ocupara todo el territorio; además debíamos comprometernos a parar la guerra política. Tanto la del FMLN como acallar los sindicatos, las organizaciones populares, los partidos y las iglesias. Debíamos taparle la boca a todo el mundo. Yo no creo que hayan pensado que íbamos a aceptar, eso era un provocación. Nosotros presentamos todas nuestras propuestas por escrito y rechazamos esa. Entonces, nos comprometimos que nos íbamos a volver a reunir, como era tradicional en esos casos, pero días después realizaron una gran provocación en San Salvador. Dinamitaron un pequeño edificio que era la sede de la Federación de Trabajadores, en el momento en que estaba reunido su cuerpo directivo. Salió muerta la mayor parte de su dirección, una cantidad de trabajadores y trabajadoras que estaban allí. Entonces nosotros dimos la orden de inicio de la ofensiva general el 11 de noviembre de 1989. La ofensiva consistió en la invasión guerrillera sobre las ciudades principales, especialmente sobre la capital. Cuando estábamos combatiendo en San Salvador se derrumbaba el muro de Berlín. No podía ser más simbólico, el mensaje era claro.
Además, era un buen mensaje para nuestra propia gente. Por eso es que nosotros no sufrimos una gran crisis con ese derrumbe, claro que tuvimos estragos. La ofensiva se había propuesto derrotarlos como primer objetivo. Pero como ya los conocíamos y sabíamos que detrás estaban los norteamericanos que les reponían dinero y armamentos y estaban dispuestos a poner más; sabíamos que muy difícilmente iba a terminar – aunque no podía descartarse – en una victoria militar.
Habíamos diseñado un segundo objetivo: si no hay victoria militar hay que forzar la negociación, no el diálogo. Y eso es lo que nos permitió pasar a la negociación. Pero cuando ya la negociación se había iniciado, perdieron las elecciones los compañeros del Frente Sandinista en Nicaragua, y aquello hizo el efecto Alka Seltzer en las filas enemigas y en Washington. Se volvió a levantar la espuma y la tesis de que ahora sí no teníamos remedio, de que habían quedado cortadas todas las posibilidades, porque la posibilidad de Cuba, sin Nicaragua, no podía en la práctica implementarse. Entonces la negociación prácticamente no avanzó, en espera otra vez de que, como apéndice de aquel socialismo que se derrumbaba y de la revolución sandinista, nosotros también nos íbamos a derrumbar. Tuvimos que organizar otra gran ofensiva, menos conocida que la anterior pero muy eficaz militarmente, la de noviembre de 1990, con otro diseño más militar que político y les causamos enormes reveses.
¿Qué surgió de la negociación? No voy a hacer un balance general, ni voy a hablar de todo lo que allí se pactó. En términos generales se pactó una gran Reforma del Estado, en buenas cuentas la supresión de la dictadura militar, la desmilitarización del Estado y la sociedad, ése era el eje central. Se trata de un genuino desmontaje del aparato de la dictadura militar.
Primero: disolvimos las cuatro policías que estaban bajo control del ejército.
Segundo: disolvimos el servicio territorial que era del ejército. Disolvimos las defensas civiles que habían surgido en los días iniciales de la guerra y que llegó a ser un cuerpo armado de cerca de 40 mil efectivos, además del ejército regular. Disolvimos todas las unidades élites de contrainsurgencia que habían sido creadas con asesoría norteamericana. Tanto las de gran tamaño como las pequeñas. Se reformó la inteligencia, se prohibió al ejército hacer inteligencia política, en adelante sólo podían hacer inteligencia militar.
Claro que ellos tienen sus aparatos, pero financiar eso es cada vez más difícil. Hay que recordar que estamos en el Parlamento y está allí la discusión presupuestaria.
Ellos tratan de mantener una falta de transparencia de ciertos renglones del presupuesto militar pero se les está acabando. Se creó por separado un órgano de inteligencia del Estado no militar. Se redujeron los efectivos del ejército a la mitad, 30 mil. Sabíamos que eso no llegaría muy lejos. Se abolió la doctrina de la Seguridad Nacional y en la mesa de negociación negociamos otra doctrina muy diferente. La doctrina que hoy tiene el ejercito Salvadoreño surgió de la mesa de negociación. A tono con esto se reformó la educación militar, en una comisión que está integrada también por nosotros. Ya se hizo la reforma. Eso va a dar resultado a mediano plazo.
Se pactó la depuración del cuerpo de oficiales. Esta vez ya no con una comisión formada por ellos mismos. Se constituyó una comisión integrada por civiles salvadoreños, personalidades que dicho sea de paso actuaron con gran valentía. Nosotros dudábamos, pero la dictadura militar era un problema que estaba en la nuca de todo el pueblo y toda la nación.
Ya no quería la gente tener nada que ver con eso. No sólo la gente de abajo sino también la gente de arriba y de las capas medias. Entonces esa comisión cumplió un papel muy valiente y no hizo lo que ocurre en otros casos, que empieza a depurar a los mandos inferiores dejando intacto los superiores. Acá se empezó desde el Jefe del Ejército para abajo y pusieron fuera del ejército a una lista de 120 represores. No era todo lo que había que haber sacado. Pero por el hecho de haber perdido la cabeza, un pedazo de la mano, por allá la lengua, ya no podían ser los mismos. Además, los nuevos cargos fueron ocupados por nuevos oficiales. Se hizo la depuración.
Se reformó la Constitución en el punto de las misiones de las FFAA. Las FFAA a esa altura tenían una gran cantidad de misiones que estaban reforzadas por la Constitución del 83 que era una Constitución que surgió en la guerra y para la guerra. Allí el ejército era un suprapoder, de hecho lo era desde hace tiempo, pero desde entonces también constitucionalmente. Además de la defensa de la soberanía y del territorio (lo clásico en los ejércitos), ellos eran encargados de la seguridad pública, la paz interior, del respeto a las leyes y a la Constitución. Estaban por encima de la Corte Suprema de Justicia. Tenían tácticamente autorización constitucional para dar golpe de estado bajo cualquier pretexto.
Tenían a la sociedad bajo su control, no sólo en la cúpula del Estado sino hasta en el último rincón del país, menos la parte de donde los habíamos sacado.
Entre otras cosas les quitamos el ámbito de seguridad pública, de paz interna, sólo quedaron con defensa de la soberanía y de integridad del territorio.
Se constituyó una nueva policía, la policía nacional civil. Esa policía fue diseñada en la mesa de negociaciones. De allí salió su doctrina, su estructura, el plan de construcción, la creación de la Academia de Seguridad Pública.
Tuvimos un gran apoyo mundial en ese sentido. Del Secretario General de las Naciones Unidas que era el intermediador. De la mesa de negociación salió la Ley Orgánica de la Policía. Ése es el principal cambio en la práctica. Fue lo que le puso fin a la dictadura militar y le puso fin, no digo de manera irreversible, pero le puso fin a 100 años de regímenes autoritarios. Abrió espacios, que son los espacios que estamos peleando.
Se acabó la represión. No hay presos políticos y eso les hace muy difícil manejar las crisis. En este momento el país ha entrado en recesión. El empobrecimiento de la población ha crecido grandemente. Crece la concentración de la riqueza, la descomposición del tejido social, la gran ola de delincuencia, del crimen organizado. Hay un gran descontento que trasciende a los sectores populares. Por primera vez en la historia del país, es un descontento que abarca a sectores empresariales, no sólo a pequeños y medianos. El modelo neoliberal los está desmantelando.
Primera vez que coincide el descontento. En los viejos tiempos, ¿cómo se resolvían las crisis políticas? Había algún golpe militar. Y en la mañana siguiente el país se encontraba con que estaban poniendo en libertad a los presos, haciendo alguna amnistía, la gente iba a las puertas de las cárceles y parecía que iba a haber democracia, hacían alguna apertura temporal del ejercicio de la democracia y así capeaban el temporal.
Ahora no tienen ese recurso. Primero, no está la dictadura militar con su tremendo aparato; y segundo el descontento, a diferencia de todo este ciclo, gira alrededor del régimen político, del régimen económico – social. El descontento está allí. No es sólo el descontento popular. Es el descontento de esos sectores empresariales mayoritarios.
El FMLN se transformó, por los acuerdos, en un partido político. En los primeros tiempos eso fue muy difícil. Muy fácilmente se crean los organismos partidarios en todo el país, eso fue cosa de días. Otra cosa es aprender a hacer la lucha política en estas condiciones.
Nosotros la hacíamos en las otras condiciones. Los combatientes se enfrentan con un problema sicológico. Durante la lucha armada cada uno tiene su arma, se ha incorporado a la lucha por su voluntad, por considerar justa la causa. Tiene el arma en la mano y en el combate se realizan cada uno de los individuos. Hay una congruencia entre los objetivos, ideales y la acción. Cada uno siente que pesa y contribuye.
¿Qué pasa en la lucha política? Es otra cosa. La acción individual no pesa de la misma manera. La realización no ocurre tan automáticamente. Hay que aprender a dominar una multitud de temas. La lucha política se hace cada vez más complicada. Hay que ganar a la gente. Estábamos acostumbrados a ganar a la gente para aquel otro enfrentamiento. Ahora es otra cosa. Hay una gran disputa por la mente de la gente. Ya no es tan fácil distinguir quiénes son los buenos y quiénes los malos. En la guerra sí, yo estoy de este lado y los otros de aquel lado.
Además, aquel derrumbe del socialismo de estado también trajo algún derrumbe en la cabeza de algunos dirigentes que creyeron en el discurso del fin de la historia. Decidieron abandonar el barco de la revolución que según ellos era obsoleto e iniciar su tránsito a otra embarcación. Se fueron y formaron otro partido. Hoy son nadie. Si, ésto fue hasta muy simbólico porque hasta Joaquín Villalobos que había recibido un fusil que le regaló Fidel, como para lanzar un mensaje de que se había hecho bueno, se fue a México y en una ceremonia pública le entregó el fusil a Salinas de Gortari, el fusil que le había regalado Fidel Castro.
Todo aquello, al principio, causó mucha confusión, mucha frustración. Como la búsqueda de una solución política negociada fue nuestra posición durante toda la guerra y como era discutida por todos, en los frentes, en el exterior, en todas partes; era una política apoyada por todos. Así que la negociación no tuvo problema. La búsqueda de una solución negociada era unánime y siguió siendo unánime hasta el final. Todos los compañeros sabían que imponer la negociación era una victoria. De tal manera que cuando se firmaron los acuerdos de paz en México, la gente en las calles de San Salvador salió sin ningún miedo. Habían hecho en sus casas decenas de miles de banderas del FMLN que salieron a agitarlas a las calles. Fue un gran júbilo popular.
Si no hubiésemos negociado, ahí sí que la guerra se debilitaba. No por el derrumbe del socialismo sino por la falta de incorporación popular. Ya había cansancio. Son alrededor de 80 mil muertos. Ya se habían ido del país un millón de personas viajando ilegalmente a EEUU y al Canadá, a los países vecinos. La gente se fue cansando también. La solución negociada era una solución popular.
Y la vida está demostrando que hicimos bien. Lo que hicimos es traspasar la lucha de un escenario a otro. !!Si la lucha no ha terminado!!. Si nosotros hubiéramos esperado a estar debilitados, porque el problema no es tener o no armas. Ése es un problema a resolver y algún día se podrá escribir toda la historia de ingenio y heroísmo de nuestras líneas de abastecimiento internacional. Nuestros compañeros pusieron una gran creatividad y les pasaron en las narices armas a los yanquis y a todo el mundo.
Todo ese cuento de que tienen una gran sofisticación y que hablan en la TV sobre cuestiones computarizadas, ya habíamos aprendido nosotros la lección de los vietnamitas: oponer a la tecnología más sofisticada la técnica más primitiva.
El problema no eran los armamentos, el problema decisivo es otro: los que empuñan las armas y la continuidad de la incorporación del pueblo al combate. Una vez que la guerra se desarrolla comienza a haber bajas. Si no hay voluntad para reponer las bajas no se puede mantener la guerra, y si no hay voluntad para incrementar más allá de las bajas el número de los que se incorporan, no se puede crecer. Así de sencillo. Cuando ese factor comienza a debilitarse, hay que saberlo medir. Si nosotros hubiésemos esperado para negociar varios años más tarde, hubiésemos estado en condiciones muy desventajosas.
Otra cosa es Guatemala, allí los yanquis no se llegaron a involucrar. Más bien creían que ahí podían hacer el ejercicio de castigar a los militares y presentar eso como un botón de muestra de su política de democracia y de derechos humanos. Cada vez que querían hacer una demostración de su democracia le aplicaban castigo a los militares guatelmatecos. Los militares en Guatemala llegaron a tener urticaria contra los gringos. Si uno los escucha hablar parecen todos antimperialistas. En Guatemala los compañeros, aunque en condiciones más débiles que nosotros han obtenido una negociación muy interesante con puntos muy importantes. Pero son distintas las correlaciones, el contexto en el que actuamos nosotros y en el que están actuando ellos. Sin desmedro de lo que ellos están haciendo. Nosotros celebramos que los compañeros aprendieron bastante de nuestra negociación incluso yendo más lejos en muchos temas.
Una vez que esto se comenzó a aplicar en la práctica, lo que obtuvo el nivel más alto de cumplimiento fue la reforma militar, porque había un interés generalizado en la sociedad. Otros temas son los que aún no terminan de cumplirse hasta ahora. Sigue la disputa en eso. Yo creo que hicimos bien, teníamos razón. Se han abierto enormes espacios. Nosotros estamos actuando en esos espacios. Luego de haber pasado cierta turbulencia, ahora somos mucho más fuertes. Además nos hemos unificado más. Resolvimos disolver las estructuras del FMLN y dimos una sola estructura. Con la libertad de que pueden existir corrientes de pensamiento y expresarse, pero sin tener estructuras que tomen decisiones paralelas. Hoy el FMLN está más unificado. No sólo por eso, el pensamiento es más unificado y más coherente.
El FMLN se ha definido como un partido revolucionario, democrático y socialista. Dentro de ese marco puede haber matices y hay una gran democracia interna. Se acabó la designación de directivos por negociación o a dedo. Ahora hay votación directa y secreta. No todo es virtud. Eso de la votación directa y secreta trae también sus complicaciones, a eso hay que agregarle que se ha adherido gente que no viene de la experiencia anterior, con ambiciones de candidaturas. Hay quienes tratan de convertir eso en una lucha por candidaturas, formar sus grupos, hacer clientelismo. Ése es el riesgo y hemos desatado una permanente lucha.
A veces uno escucha hablar que la democracia y la participación resuelven todo. Y no, eso comienza a crear un nuevo tipo de problema, que tiene una gran capacidad de descomposición. No basta con promover la democracia. Hacen falta un montón de otras cosas para que efectivamente la democracia vaya limpiándose por la acción de la gente misma. La elevación de sus niveles de conciencia, la elevación de la ética en política, tiene que ver no sólo con la corrupción del Estado, sino al interior de nuestros propios partidos. Y uno no termina de sorprenderse cuando empieza a ver a gente que uno conoce desde hace tiempo que fueron una maravilla, sacrificándose por todo y ahora los ve lanzados a una politiquería corruptora.
El FMLN salió de las elecciones del 94 como la segunda fuerza política del país. Desde entonces hasta acá, esto se ha consolidado y ha crecido. La distancia entre el partido y el gobierno es muy estrecha. Habrá elecciones a diputados y alcaldes en 1997. Con toda seguridad nosotros vamos a subir bastante más y en el ‘99 va a haber elecciones presidenciales. No quiero que se formen la idea de que vamos en marcha triunfal. En este negocio de las elecciones puede ocurrir cualquier cosa, como se ha visto en Sudamérica y los compañeros brasileños pueden explicarlo mejor que yo.
Pero, lo que hicimos con la negociación está jugando su papel. En el terreno económico – social se puso en marcha un proceso de concertación multisectorial en el que está participando el movimiento popular, los partidos progresistas y las organizaciones de las empresas privadas; tratando de concertar un plan nacional de desarrollo económico social alternativo al neoliberalismo, alternativo al esquema de gobierno. La lucha ha pasado a otro terreno, pero la lucha continúa.