La crítica de la religión

La crítica de la religión

Cuando se busquen todas las similitudes se verá

cómo es realmente posible la alianza estratégica

entre marxistas revolucionarios y cristianos revolucionarios.

Los interesados en que tales alianzas no se

produzcan son los imperialistas.

Fidel Castro

E

n un encuentro comunitario durante esta semana me preguntaba un supuesto ateo –uno/a de esos/as que se han peleado con la Iglesia muchas veces con muy buenas razones; ¿cómo usted siendo una persona tan inteligente cree en Dios? Yo a la verdad que nunca tuve claro si lo que me decía o preguntaba venía acompañado de un elogio o si me estaba dando una reprimenda.

De todas maneras, durante nuestro encuentro el compañero, o camarada, como me pidió que le dijera, en menos de lo que se pela un guineo me tronó una proclama acompañada de lo que él me citó como un escrito sagrado de Carlos Marx titulado; La Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.

Para no cansarles mucho ni complicarles la vida el hermano camarada me dijo que en este escrito Marx dejó dicho lo siguiente: el hombre hace la religión, la religión no hace al hombre. Yo todavía no entiendo en donde es que está el meollo del asunto, porque por un lado yo creo igual que Marx y por otro lado no se cuantas personas me tomarían en serio si yo comenzara a elaborar una payasada mística en donde se diga que fue Dios quien creó la religión.

Ahora bien, le preguntaba yo al camarada hermano, quien es también mi hermano camarada; ¿a qué cree usted que estaba Marx respondiendo y/o reaccionando cuando escribió estas verdades? Aproveché para decirle que el hermano Marx le declaró la guerra a la religión que se nos presenta como paradigma de una teología extraterrestre del milenarismo, o sea, un credo sin dimensiones sociales y/o políticas que no explican el por qué es que suceden las cosas aquí en la tierra. Ejemplo de esto pueden ser el hambre, las guerras, la xenofobia, el racismo, el sexismo, el heterosexismo, colonialismo, etc.

De aquí el que no tenga la menor duda, le decía a mi camarada hermano, que lo que Marx condenó enérgicamente fue una religión que está desconectada de las realidades históricas que no pretenden explicar críticamente la opresión y exclusión en nuestro mundo capitalista neoliberal. Por supuesto, tampoco explican el fenómeno de la lucha de clases.

Aun más, le dije al hermano camarada, Marx, similar a Jesús, discursó y accionó un rechazo total al parasitismo religioso que se inventó la clase dominante y gobernante para ocultar la manera en que modelos políticos y económicos fueron elaborados e implementados con la intención de poder controlar al pueblo. Aquí es que ingresan muy bien las mal llamadas teologías de la prosperidad que no nos dicen la manera en que en un sistema capitalista neoliberal como el nuestro se realiza una distribución errónea de la creación de nuestra Diosa, dejando como resultado que unas pocas gente tiene mucho y unas muchas están mendigando. Esta religión, como experiencia de catarsis, también se distingue por ser una fuente socio-psicológica para canalizar unas emociones personales y/o comunitarias que se caracterizan por promover el quietismo, el derrotismo, y la desmovilización socio-política. Definitivamente, fue a esto a lo que marx denominó como un opio.

Por supuesto, también tuve que decirle al hermano camarada que es necesario tomar en consideración que hay la posibilidad que no haya sido Marx quien se inventó este cuestionamiento del embotellamiento religioso. Esto lo digo porque lo mismo sucede cuando nos quieren hacer creer que Marx es el padre del comunismo cuando todo/as las/os Ángeles, las/os Santas/os, Jesús, y mucha gente sabia aquí en la tierra saben muy bien que este asunto del comunismo se lo inventó Dios y Marx se lo plagió.

Por otro lado, conociendo un poco sobre los escritos de Marx y de las preocupaciones que lo motivaban a escribir, yo no tengo la menor duda, le decía a mi hermano camarada que si él estuviese vivo físicamente hubiese escrito algo más o menos con el siguiente título: La crítica de las Organizaciones no Gubernamentales (ONG). Imagínese usted, estos modelos comunitarios, los cuales surgieron dentro de un proyecto político alterno del pueblo, en la mayoría de los casos se han prostituidos y han pasado a ser unos anestésicos comunitarios promoviendo el quietismo y la inercia socio-política. Y por desgracia, la programación que traen a nuestras comunidades tiende a estar moldeadas de un paternalismo y/o asistencialismo. Existen unas realidades dentro de muchas de estas ONG en las cuales solo se fomentan los análisis y/o cambios personales o interpersonales pero cuando tiene que ver con realizar el análisis o intervenciones a un nivel de estructuras sociales, políticas, económicas, etc., las mismas no se permiten. En última instancia terminan llevando a cabo un tipo de reciclaje comunitario parecido a lo que mi abuela Doña Bárbara solía decirme: el mismo perro, pero con otra soga.

Véalo de esta manera. Las ONG no son gubernamentales pero reciben dinero del gobierno y ese mismo gobierno les establece no solo la línea ideológica pero también les controla su accionar. Esta realidad la estamos viendo en todas estas propuestas de trabajo que han sido moldeadas a partir de la perspectiva dizque de comunidades de fe proviniendo desde la derecha religiosa la cual se distingue por impulsar un cristo-centrismo dogmático, fanático y terrorista. Este ha sido la espina dorsal de la administración de gobierno del presidente George W. Bush cuando condicionan el promover el uso de condones y/o agujas en la campaña contra el VIH/SIDA; cuando promueven la abstinencia y la fidelidad conyugal como las soluciones viables ante la epidemia del VIH/SIDA; el prohibir el que se mencione el aborto como una alternativa en los derechos reproductivos de las mujeres; el no reconocer la relación de parejas del mismo sexo cuando se habla de núcleos familiares; etc. ¿Cuál es entonces la diferencia entre la religión de la derecha y estas organizaciones? A mi juicio, ninguna.

O tal vez si Marx estuviese entre nosotros/as, le machaqué al camarada hermano, él hubiese escrito un libro con el título: La televisión es un opio. Sobre todo cuando sabemos que aquí en Estados Unidos un/a niño/a promedio pasa unas 8 horas diarias frente a una televisión que le bombardea con imperialismo cultural. Este proceso de enajenación y embrutecimiento tiene como intención el aniquilar no solo el conocimiento sobre la conciencia crítica, sino también la conciencia de clase. Tomen por un momento los mal llamados reality show los cuales de realidad tienen muy poco porque todo en estos programas está muy bien calculado dentro del cómo mercadear un entretenimiento que tenga la capacidad ideológica-política de embelesar y a la misma vez producir dinero. ¿Cuál es entonces la diferencia entre la religión de la derecha y la televisión? A mi juicio, ninguna.

En resumidas cuentas, le resalté al hermano camarada, para ustedes la gente atea o quienes se han peleado con la religión es necesario que por un lado eviten las generalizaciones y por otro lado entienden que quienes creemos en Dios no somos el enemigo. De aquí el que cuando se hable o se escriba, se haga la diferencia entre la religión de la derecha que bendice la opresión del pueblo y la religión de la izquierda que libera al pueblo. Y por supuesto métanse esto bien claro en la cabeza – y aquí usted tenía que verle la cara a mi hermanito camarada porque el pobre puso los ojos como pescao de nevera- no es posible eliminar la religión, esto es un fenómeno social y espiritual que llegó para quedarse. Por lo tanto, es tiempo de cambiar la estrategia y en vez de hablar o planificar el como eliminar la religión se comienza a declarar que tipo de religión ha pasado a ser el enemigo del pueblo. O sea, comenzar a hablar con qué tipo de religión queremos que el pueblo se involucre. ¿Con la que esclaviza o la que libera? Y es aquí que puede servir de mucho provecho los análisis de Manuel Marzal quien nos ha demostrado en su discusión sobre “el hecho religioso” que es importante el poder entender la religión como creencia; la religión como un rito; la religión como organización comunitaria; la religión como una ética; o la religión como una emoción psicológica. Y para no perder el tiempo de la acción en la palabra, entonces es de gran importancia también poder entender lo dicho por el compañero y hermano profeta Fidel cuando nos alerta que los/as imperialistas están muy interesados/as en evitar que se pueda dar alguna alianza entre quienes creen en Dios y quienes no creen.

Pero también como pueblo creyente debemos de sentirnos con mucho orgullo porque nuestro modelo de liberación fue establecido por el compañero y hermano Jesús miles de años antes que el marxismo apareciera. O sea, entendimos la necesidad de la liberación del pueblo en todas sus magnitudes –ejemplo, social, política, económica, cultural, racial, sexual, genero, etc.- no porque el marxismo nos lo haya dicho sino porque pasa a ser una necesidad complementaria en el proyecto liberador del Evangelio social. De aquí el que como pueblo cristiano nuestra fe revolucionaria nos conduce a una práctica social de la justicia a tono con los fundamentos que el hermano y compañero Jesús nos enseñó. Esta es nuestra fe liberadora la cual fundamentándose en la solidaridad radical construye una religión diferente, esa que promueve una espiritualidad subversiva para contrarrestar el desorden que existe en este mundo.

Por lo tanto, podemos ser marxistas ateos/as, marxistas teístas, cristianas/os socialistas, etc., lo importante es que podamos entender que es necesario buscar el denominador común que nos une: la práctica de la justicia. Sigamos entonces proclamando y defendiendo la religión de vanguardia, la que nos dice que nadie va al cielo sin pasar por la tierra, es la religión que Marx nunca rechazó. Por lo tanto, nuestra preocupación es la de construir esa comunidad terrenal en donde la justicia social, política, económica, racial, de género, cultural, sexual, etc., pueda ser implementada aquí en la tierra. Paz con justicia.

P. Luis Barrios

La familia Aguiñada, una familia revolucionaria…

AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) “Este acto además de ser para Rafael, para Lito, para Galia, debe ser también para otros miembros de la familia Aguiñada que cayeron en la lucha” expresó Domingo Santacruz, en Acto en Homenaje a Rafael, Lito y Galia Aguiñada realizado esta tarde.

Añadió que “debemos también mencionar a Oscar Gilberto Martínez, hermano de Rafael, y a Saúl Santiago Contreras, cuñado de Berta, casado con Alicia Deras, dirigentes obreros de la FUSS que fueron capturados y asesinados en febrero de 1968 por su solidaridad con la huelga de los maestros; debemos añadir a Vicente Ochoa, esposo de Dinora Aguiñada y yerno de Berta, internacionalista venezolano que cayó combatiendo en nuestra patria; a Alex Aguiñada, hijo de Mario Aguiñada que cayó combatiendo; estamos hablando de siete familiares.”

“El mayor sufrimiento de esta tragedia ha sido vivido por este pilar de cemento revolucionario que es Berta; ella sigue sosteniendo como un roble la causa de su familia; de su esposo, de su hijo e hija, de su yerno, de sus cuñados. Debemos hacer un profundo reconocimiento a esta familia…una familia revolucionaria, heroica.”

“Rafael era de un temperamento y personalidad muy fuerte, era muy duro, para tener fuerza frente a la dictadura se necesitaba endurecer la vida, forjarse como acero, así eran esos tiempos…Era exigente con las tareas, temperamental, detallista.”

“Conocí a Rafael en el FUAR, que había sido fundado en abril-mayo de ese año. Posteriormente nos encontramos en una asamblea, la segunda, el 20 de mayo de 1961, que fue en el Edificio Chahin, que ya no existe y que era la sede la Facultad de Economía de la UES. Rafael era el que diseñaba la propaganda del FUAR.”

“Rafael se va a la URSS a estudiar y cuando regresa están ya las diferencias al interior del PC sobre el FUAR. Shafik fue sustituido por Salvador Cayetano Carpio de la dirección del FUAR y en este se reflejaba la pugna entre estas dos corrientes de pensamiento. Schafik era acusado de aventurero y voluntarista.”

“Cuando regresa Rafael de Moscú, con las luces que trae, de inmediato analiza la situación del movimiento y entra en confrontación con Salvador Cayetano Carpio, a pesar que este (Salvador) había pasado por la misma Escuela de Cuadros que Rafael. Los planteamientos eran diferentes. Rafael sostenía la necesidad de organizar los Grupos de Acción Revolucionaria (GAR) en los sindicatos…y esto le genero rechazó en sectores reformistas y economicistas del mismo sector sindical del PCS.”

2008: el último baile para Bush y la extrema derecha

Informe al Comité Nacional, 7 de julio, 2007

Para comenzar, quiero reconocer que en este informe hay algo más que mis huellas. En discusiones y por correo electrónico, muchos camaradas me aportaron ideas y sugerencias las cuales creo que dan mayor profundidad y alcance al reporte. Quiero agradecer a los camaradas que se tomaron el tiempo para trasmitirme sus ideas.

El informe se centra sobre algunos aspectos de la situación actual. No trata de abarcar todo el país ni al mundo. Su propósito es menos ambicioso. Haré una valoración de la administración Bush y la lucha del pueblo en contra de sus políticas. El informe luego dará un vistazo a las elecciones de 2008 y algunas de las principales cuestiones que habrán de enmarcarlas. Finalmente, se tomaran en cuenta algunos aspectos del trabajo de nuestro partido.

La administración Bush y la lucha contra sus políticas.

Desde la última reunión de nuestro comité nacional hace unos meses, no ha habido cambios significativos en la administración Bush. Su campo de acción sigue siendo rigurosamente restrictivo. Muy a su pesar, no puede establecer la agenda, orientar el proceso legislativo, o servir de referencia al debate nacional.

Por eso es difícil imaginar algún escenario en que se exprese la iniciativa política y la hegemonía ideológica de la administración.
Al mismo tiempo, dado el poder de la presidencia y la estrecha mayoría Demócrata en el Congreso, Bush puede todavía frustrar los planes legislativos y fiscalizadores tanto de los Demócratas en el Congreso como del pueblo norteamericano que espera que el cuerpo legislativo discuta desde ya temas como la guerra de Irak, cuidado de la salud, inmigración, derechos sindicales, la maltrecha red de seguridad social, derechos democráticos, violaciones constitucionales, etc.

Efectivamente, desde que el Congreso fue convocado en enero, la administración, a la par con sus aliados congresuales, ha bloqueado la legislatura y ha resistido (en nombre de los poderes presidenciales constitucionales) cuestionamientos a las altamente secretas y antidemocráticas practicas gubernativas. Cuando ha sido necesario, Bush ha hecho uso de su poder de veto, como lo hizo recientemente con la legislación sobre las células madre.

Y no obstante los deseos tanto del Congreso como del país, Bush continúa firme en contra de cualquier retiro de tropas estadounidenses de Irak.

Mientras tanto, el costo de esta guerra y de la ocupación se acerca al trillón de dólares, aumentan las victimas por todos lados y ese incremento no garantiza nada de lo prometido. Esto último no ha tomado de sorpresa a quien entiende que la ocupación por sí misma genera violencia, al tiempo que dificulta la posibilidad de un cambio positivo en la dinámica de la política interna de Irak y desalienta algún tipo de participación de la ONU y de la comunidad internacional.

A pesar de su debilitada posición, con el auxilio de los Republicanos en el Congreso, la administración Bush sigue siendo el principal obstáculo para el progreso social y para una rápida salida de Irak. En un sistema parlamentario, Bush hubiese tenido que renunciar voluntariamente o ser forzado a renunciar.

Pero para desgracia nuestra no tenemos ningún mecanismo similar, excepto la impugnación, la cual aunque bien merecida, todavía no constituye un tema de amplia lucha popular. Aunque esto cambiase
(y al parecer puede), por el momento tenemos que vivir con una administración que al ser saliente ha perdido su poder y que en vista de su temeridad, disposición militarista y actitud despectiva hacia los derechos y estructuras democráticas, puede ocasionar muchos problemas.

Por ejemplo, se especula que en altos círculos de la Casa Blanca se libra una lucha contenciosa sobre si atacar a Irán militarmente. Según parece, Rice se opone a la acción militar mientras que Cheney sí la respalda. Hasta ahora, Rice está ganando. Pero obviamente no podemos confiar en ella. El pueblo y el Congreso americano tienen que expresar de manera vigorosa su oposición a la opción militar.

La Suprema Corte

Mientras que Bush pronto pasará a la historia, tendremos que vivir por mucho más tiempo con una Suprema Corte que Bush ha inclinado hacia la extrema derecha con la designación de Alito y Roberts el año pasado.

Ambos son de una mentalidad similar a la de Scalia y Thomas, es decir, conservadores y autoritarios. Las estructuras democráticas, el derecho, y los procedimientos pueden ser fácilmente sacrificados cuando interfieren con el ejercicio del poder por la clase dominante en su visión legal del mundo. Ellos creen en una clase gobernante sin trabas a nivel estatal y corporativo, y por lo tanto no ven espacio para los engorrosos derechos de los ciudadanos, la gente de color, las mujeres, los consumidores, los discapacitados, homosexuales y lesbianas, y los trabajadores.

Tal y como ellos lo ven, la misión de este cuarteto es desmantelar o aplastar (elija su veneno) nuestro sistema constitucional de estructuras, derechos y libertades, en favor de los sectores más poderosos y reaccionarios de la clase gobernante. Si alguien piensa que ellos respetan la precedencia y las decisiones profundamente arraigadas en nuestra jurisprudencia y nuestro estilo de vida, debe pensarlo dos veces.

Para empeorar las cosas, el juez Kennedy, a quien se le consideraba un voto “balanceado”, ahora vota con ellos en la mayoría de los asuntos que van a audiencia en la corte. En las últimas dos semanas hemos visto un torrente de fallos reaccionarios que deben ser motivo de gran preocupación para cualquiera que aprecie la democracia. Ahora el futuro de Roe Vs. Wade se torna mucho más problemático.

Cuando Scalia critico a Roberts, hubo un gran alboroto, pero independientemente de sus diferencias (que son de naturaleza táctica), está claro que ante los ojos de Scalia, Roberts se rindió con su fallo en contra de las juntas escolares de Louisville y Seattle. En esa decisión, Roberts, quien escribió la opinión de la mayoría, sostuvo claramente que las consideraciones sobre raza en el otorgamiento de espacios escolares son inconstitucionales y que la integración del sistema escolar público un sistema que se está tornando cada vez más segregado ya no será defendida por las cortes. Y lo hizo en nombre de la cláusula de protección igualitaria, el anti-racismo y como si tales reivindicaciones hayan sido alcanzadas. Fue una demagogia desenfrenada, peligrosa, y profundamente racista.

En su dramatismo e implicaciones, la opinión de Robert como mayoría hace recordar otros fallos racistas, anti-clase trabajadora y reaccionarios tales como Plessey V. Ferguson- una decisión del 1986 que codificaba legalmente el sistema de segregación en todas las áreas de la vida (“Jim Crow”).

Como contradecir esta nueva inmundicia de reacción extrema (¿debería decir fascistoide?) es un asunto elemental que deberá ser enfrentado por la clase trabajadora así como por sus aliados. El desafió lo será invalidar el poder judicial con la acción de las masas y el poder legislativo popular.

Deserciones de Republicanos

Hasta hace poco, los congresistas Republicanos han estado de parte de la administración contra viento y marea. Han respaldado la continuación de una guerra sumamente impopular, han ratificado los vetos de Bush, y han bloqueado medidas legislativas progresistas, siendo la última el Acta de Libre Elección del Empleado. Ha habido algo de descontento, pero casi siempre ha sido acallado, y cuando la presión se ha hecho sentir, este ha cedido.

Pero estamos viendo como empieza a disolverse un poco el frente unido Republicano. Esto no es una sorpresa. Se dice que las ratas son las primeras que abandonan el barco cuando éste se está hundiendo.
Un ejemplo reciente que debe haber enfurecido a la Casa Blanca lo es el rechazo por un grupo de Republicanos (debo agregar que por las razones equivocadas) del proyecto de ley de inmigración que Bush estaba respaldando. Otra fue la deserción pública, hace más o menos una semana, de Richard Lugar, prominente miembro Republicano del Comité de Asuntos Exteriores del Senado.

El anuncio por Lugar en el sentido de que no podría apoyar la política de Bush en Irak resultó ser una sorpresa para Bush y sus asesores. Estos esperaban que por lo menos un bloque sólido de Republicanos apoyara el incremento de tropas, al menos hasta el otoño. Pero Lugar, al decidir negarle “una oportunidad al incremento”, no solo rompió con la administración Bush antes de lo previsto, si no que ha dejado a Bush preguntándose si la decisión de Lugar, quien no es más que una veleta, no será un ominoso indicativo del creciente desafecto hacia la administración y sus políticas entre los Republicanos en el Congreso.

La memoria de los Republicanos no es tan mala como para que hayan olvidado su debacle en las elecciones del 2006. Cualquiera con un poco de sentido común sabe que el Partido Republicano no puede participar en las elecciones del próximo año presentado como el ‘partido de la guerra’ y aspirar a mantener su estatus actual. Menos aún debe albergar esperanza de lograr nuevamente la mayoría en el Congreso y retener la Casa Blanca.

Al mismo tiempo, los Demócratas no pueden regocijarse mucho con los aprietos del Partido Republicano. Ellos saben también que si esperan aumentar sus mayorías congresuales y recuperar la Presidencia en el otoño de 2008, no pueden acudir a los votantes con las manos vacías respecto a la guerra y otros temas apremiantes.

Esta dinámica política le concede una amplia ventaja al movimiento para poner fin a la ocupación de Irak, así como también para obtener otras victorias legislativas, pero únicamente si el movimiento utiliza esta dinámica con habilidad. No es el momento para ceder paso a la frustración o procurar iniciativas que se dirijan solo para satisfacer “la galería”. De lo que se requiere es de iniciativas masivas y tácticas amplias que aprovechen el creciente aislamiento de Bush y el cambio de las corrientes en el Congreso.

Por ejemplo, cuando combinamos la percepción pública de que el incremento de tropas es un “fracaso”, con la determinación de sectores considerables de los Demócratas en el Congreso (liderazgo y membresía por igual) de “cumplir” respecto a la guerra, y la posibilidad de más deserciones de Republicanos, bien pudiéramos estar llegando a un momento decisivo en la lucha para poner fin a la guerra durante este verano y el otoño.

Pero esto también depende en gran medida de la habilidad del movimiento en su conjunto para apreciar la fluidez de la situación y emplear las tácticas apropiadas. Tales tácticas deberán ser formuladas en base a la realidad de que los Demócratas no pueden poner fin a la guerra por si solos, pues son muy pocos. De manera que los números no cuadran.

Por tanto, convencer a los Demócratas para que apoyen una legislación anti-guerra, tiene que ir conjuntamente con un esfuerzo sostenido para separar a un número considerable de Congresistas Republicanos de la política de guerra de Bush.

Coalición popular bajo la dirección de los trabajadores

Mientras entra en reflujo la buena suerte política de la administración Bush gana terreno la coalición popular bajo la dirección de los trabajadores. En nuestra última reunión de la Conferencia Nacional (NC), dijimos que esta nueva coalición se siente más segura y con mayores niveles de energía y esperanzas. Además, su agenda política ya no es una simple lista de deseos, sino de batallas legislativas que por primera vez en mucho tiempo se pueden ganar. Eso es lo que tenemos hoy.

Naturalmente, aunque los líderes ni los militantes de base de esta coalición piensan que este será un combate fácil, están convencidos que se ha llegado a un punto en que solo la autocomplacencia, la desunión y las tácticas estrechas pueden detener la marcha hacia delante de la coalición.

Lo que es más, los segmentos principales del movimiento están convencidos están convencidos que una derrota de la derecha en noviembre de 2008, sentará las bases para rehacer el daño creado por un cuarto de siglo de dominio de la extrema derecha, garantizando nuevos avances y realineando la política en una clara dirección progresista. Sobre esto hablaremos más adelante.

Este amplio movimiento de base de desafío a la administración Bush, se remonta a los años de Reagan. Su avance fue frenado por el 11 de septiembre. Pero luego de un período comprensible de desorientación, recuperó su empuje y avanza ganando nuevos aliados en un terreno de mayor claridad política e ideológica.

Sin grandes constreñimientos, no actúa en una sola vía, sino sobre varias paralelas, que de tiempo en tiempo se entrecruzan. Todavía no tiene un programa políticamente coherente, aunque casi todo el mundo forma parte políticamente del “mismo equipo”.

Tampoco no todos sus componentes comparten, como debería ser, el papel estratégico de la lucha por la igualdad y contra el racismo. No en todos los frentes se contempla la lucha contra el racismo como parte esencial del avance democrático. Tampoco son considerados los afroamericanos, hispanos y otros pueblos oprimidos, como asociados estratégicos y absolutamente necesarios para las etapas posteriores de la lucha.

Así como era en los años 30, el movimiento obrero organizado es una gran parte de esa amplia corriente progresista. Lo que es más, es probable que el movimiento obrero con el tiempo, deba asumir un papel cada vez mayor en esta amplia corriente en formación y las luchas para las que se organiza.

En efecto, para que este movimiento pueda crecer en profundidad y extensión, con el fin de acumular el poder necesario para realinear las relaciones políticas a nivel nacional y convertirse en portavoz del pueblo y la nación en su conjunto, es indispensable la participación de los sindicatos, en alianza con los sectores que son racial y nacionalmente oprimidos, con las mujeres y la juventud.

Por supuesto, es una meta que requiere trabajo, pero al mismo tiempo, es la única que tiene el potencial para derrotar a la derecha y luego avanzar hacia una posición que le permita desafiar al conjunto del poder corporativo. Bajo ciertas circunstancias y con cierto tipo de liderazgo, este movimiento puede incluso ser más grande y fuerte que los movimientos de los años 30 y 60.

El “movimiento”

La forma como entendemos el movimiento no es idéntica a la comprensión del mismo que tienen otras personas. En nuestra opinión, el movimiento está compuesto por el núcleo de fuerzas antes mencionado, junto a otras fuerzas sociales, redes de apoyo y movimientos.

Contrariamente, en algunos círculos progresistas y de izquierda, el movimiento es considerado de manera más estrecha. Así queda más limitado a la izquierda, a los movimientos sociales y progresistas y con un alcance menor. Es menos una amplia base de fuerzas sociales con opiniones variadas, y más una activa tendencia grupal que comparte la misma cultura y perspectivas.

Aunque acepta al movimiento obrero, no lo considera como un sector organizado ni como una fuerza indispensable y dirigente.
No se contempla reducir la importancia de esos activistas, pues juegan un papel vital y necesario. Hacen propuestas nuevas, exigencias y formas de lucha que involucran a grupos importantes. Su papel organizador contra la guerra ha sido considerable y por eso somos parte del mismo.

Pero al mismo tiempo, ni ellos ni sus miembros pueden reemplazar al poder popular que el núcleo de fuerzas y sus formas organizativas proporcionan a la lucha democrática y de clases. Como tampoco se puede olvidar la comprensión analítica, los decenios de experiencia, los recursos y organizaciones de masas, la valoración sobre la importancia de la unidad y las experiencias tácticas de estas fuerzas.
En los próximos meses, este movimiento de amplia base tiene que evadir tres peligros a los cuales me referí anteriormente. Uno es la confusión estratégica y la estrechez táctica que se presenta en la forma de interrupción de etapas, la postura contraria a las demandas parciales, y convertir a los Demócratas en el Congreso en el principal enemigo.

Un segundo peligro lo es la complacencia y pasividad que nos lleve a depender del partido Demócrata para expresar el disgusto de millones y para promulgar una legislación adecuada. En las elecciones del 2008, la movilización no alcanzará su potencial, a menos que decenas de millones de personas vean y sientan el peso organizacional y político de un movimiento organizado, que día a día lucha para defender sus derechos.

Y el peligro final lo es la desunión que se presenta de muchas maneras. Una que no creo que hayamos anticipado, es la de fisuras y hasta rupturas que se han fomentado dentro del movimiento popular en el transcurso de las luchas legislativas. Pienso en las batallas legislativas sobre la paz e inmigración. Un tema esencial es cómo mantener la unidad cuando surjan las diferencias sobre leyes u otros temas—y surgirán inevitablemente.

Luchas Legislativas

Desde que el nuevo Congreso fue convocado, se ha convertido en un campo de batalla. Desde hace mucho tiempo, el Congreso no había estado tan cerca de la justa indignación del pueblo norteamericano con respecto a numerosos asuntos bajo estudio. El movimiento progresista se ha hecho sentir en casi toda lucha legislativa, no siempre a una sola voz y no siempre con un mensaje uniforme, pero se ha hecho sentir.
Al mismo tiempo, el movimiento de base de la derecha ni siquiera se asemeja a lo que fue en los años anteriores. En sus filas, se ha estado produciendo cierta desmoralización, desesperanza, y un resquebrajamiento.

En cualquier caso, las luchas en el foro legislativo continuarán y la tarea del movimiento obrero será ampliar y profundizar estas luchas, arrastrar más y más gente hacia el movimiento popular. Y tenemos que continuar siendo parte de este proceso. Las acciones de las masas son el cimiento de la política comunista.
Me gustaría referirme a los principales temas de lucha tal y como los vemos, comenzando con la lucha por la paz.

La paz es posible

Mientras que muchos albergaban la esperanza de que la guerra en Irak iba a terminar, la lucha para poner fin a la ocupación prosigue, a pesar de que tenemos que recordarnos constantemente que continúa en condiciones mucho más favorables. Hace un año, la lucha anti-guerra era solo un débil eco en el Congreso.

Nancy Pelosi, líder de la mayoría en el Congreso dijo en la conferencia Recuperemos a Norteamérica, que “la guerra en Irak es el mayor desafío ético…(y) la nueva dirección del país no estará completa hasta tanto no traigamos de vuelta a las tropas”.

No tengo motivos para dudar de su sinceridad, ni tampoco dudo que la mayoría de los Demócratas piensen de igual manera, que quieran poner fin a la guerra. Muchos de ellos todavía no respaldan el retiro inmediato de las tropas o los recortes a sus fondos, pero ven a Irak como un desastre y apoyan un plazo para el retiro. Su oposición a la guerra no es simplemente una reacción a las presiones de los electores, sino que es también un reflejo de la amplia oposición de varias fuerzas sociales al atolladero de Irak, aunque por razones diferentes.

Claro, ellos están bien conscientes de que los electores en sus comunidades están inconformes con la naturaleza sin fin de esta guerra y quieren que se haga algo para darle conclusión. Una realidad que también los Republicanos entienden.

Los Demócratas someterán durante este verano y el otoño, tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, una variedad de proyectos de ley y resoluciones. Es de esperarse que legislen sobre el costo de la guerra, un plan para el retiro de las tropas, desautorización de la guerra, el cierre de Guantánamo, prohibición de bases permanentes, normas para la disposición combativa de las de tropas, y así por el estilo.

Esto ofrece otra oportunidad al movimiento por la paz y a la gente pacifica, para hacer constar su oposición a la guerra, sin dejar de mencionar que permitirá al liderazgo del partido Demócrata, renovar sus esfuerzos para poner fin a la guerra.

Por lo que se dice, el movimiento anti-guerra se prepara diligentemente para la próxima ronda de luchas legislativas, programadas para este verano y el otoño. Llevará sus experiencias, aptitudes y lecciones aprendidas en anteriores batallas ante el foro legislativo. Su aspiración es movilizar a cada potencial oponente a la guerra en el Congreso, empezando a enfocarse hacia las elecciones de 2008.

Sin embargo, al parecer en el movimiento por la paz no todo el mundo piensa de igual manera. Algunos olvidan o ignoran que durante esta primavera los Demócratas, de manera abrumadora, y unos pocos Republicanos, aprobaron un proyecto de ley de gasto suplementario, que incluyó un calendario para el retiro de las tropas, o que el incremento de la presencia militar es solo una maniobra de Bush, o que la opinión de la mayoría de la gente se identifica con los puntos de vista de la generalidad de los Congresistas Demócratas.

En cambio, se nos dice que el único impedimento para una salida rápida de Irak es el partido Demócrata y el alevoso papel de su liderazgo. Lo único que Pelosi y Reid tienen que hacer es ondear una varita mágica y en un instante aparecerían en el Senado y el Cámara de Representantes los votos para terminar la guerra.

Según el argumento, ya que el liderazgo Demócrata no lo hará, el movimiento para la paz no tiene otra opción que dividir a los Demócratas, progresistas contra centristas. Pero antes de que alguien lo haga, las siguientes preguntas deben formularse: ¿Quién se beneficiará de esta sugerida división de los Demócratas en la Cámara de Representantes y el Senado? ¿A quién favorecerá traspasar de Bush a Pelosi la responsabilidad de la guerra? Si el movimiento para la paz logra dividir al partido Demócrata, ¿cuál partido sacará provecho en su perspectiva electoral para el 2008?

Es comprensible que exista un sentimiento de impaciencia. Después de todo, esta es una ocupación militar brutal y desgastada, y cualquiera con un poco de sentido experimenta cierta frustración y enojo porque la guerra no haya terminado hace ya mucho tiempo. Al mismo tiempo, la impaciencia puede conducir fácilmente a adoptar un modelo estratégico y táctico mediocre.

En respuesta a un grupo de comunistas cuyo manifiesto proclamaba militantemente, que aspiraban lograr su meta sin detenerse en etapas intermedias y sin ningún compromiso, Frederick Engels escribió, “Qué inocencia pueril es la de presentar la impaciencia como un argumento teóricamente convincente”.

En una situación similar, William Z. Foster (según me han dicho, y conociendo las personalidades es muy creíble) dijo en una ocasión a Herbert Aptheker, el destacado académico e historiador marxista, luego de Herbert haber finalizado un ardiente discurso ante el Comité Nacional, “Herb, los revolucionarios necesitan dos cosas. Una es la pasión la cual tienes y la otra es la paciencia, que te vendría muy bien”.
Tanto Engels como Foster estaban en lo cierto. Quienes somos de izquierda tenemos que combinar la paciencia con la pasión, la indignación con la entereza, el realismo con el radicalismo.
Por lo tanto, debemos dar buena acogida al hecho de que Nancy Pelosi y Harry Reed estén listos para salir de Irak, que Bush está siendo aislado en su propio partido, y que los Republicanos comiencen a distanciarse de la estrategia de guerra de Bush.

¿Nos estarán creando estos acontecimientos nuevas oportunidades para la lucha? ¿Acaso no se nos plantea así la necesidad, para las organizaciones de paz, tradicionales y no-tradicionales, de nuevas y más amplias iniciativas para poner fin a la guerra, traer de vuelta las tropas y cerrar todas las bases? ¿O que sea nuestro buen sentido, en lugar de nuestra disposición ideológica, lo que dicte nuestra política táctica?

Yo agregaría algo más: el Wall Street Journal informó esta semana, que el Secretario de Defensa Robert Gates y algunos aliados de la administración, están procurando lograr el respaldo bipartidista en favor de la presencia a largo plazo en Irak, a cambio de un retiro significativo de tropas de Irak para cuando culmine el periodo del presidente. Esto no sorprende. Si ha de haber una retirada, ellos quieren determinar la naturaleza de la retirada. Estoy seguro de que Gates y otros están pensando que si el partido Demócrata barre en las elecciones del año próximo, se haría más difícil lograr el respaldo para una presencia política y militar permanente en Irak.

En lo que respecta a nosotros, integrémonos en este verano y el otoño a las acciones contra la guerra. Ayudemos en atraer a muchos más sindicatos y consejos de centrales de trabajadores para que se pronuncien contra la guerra. Hagamos lo mismo con las iglesias, consejos municipales y legisladores estatales. Durante el receso de verano, vamos a unirnos con otros para cabildear ante nuestros representantes congresuales sobre la guerra. Participemos en octubre en las acciones regionales, convocadas por UFPJ—que por cierto tuvo una asamblea nacional muy exitosa en la cual nuestros camaradas jugaron un papel positivo.

Y finalmente, convirtamos a cada miembro de nuestro partido y de cada club en un organizador para la paz. Es mucho lo que podemos hacer en este sentido.

Conflicto israelí-palestino

El curso de los acontecimientos en los Territorios Palestinos tiene un carácter muy negativo. La lucha por los derechos nacionales y el reconocimiento como estado del pueblo palestino, ha tenido un retroceso. Es difícil ver nada positivo en este hecho si se piensa que la solución a la crisis Israelí-Palestina radica en dos Estados, con seguridad para ambos, haciendo así viable el Estado palestino adyacente al israelí. Hace mucho tiempo que no se percibía tan remota la perspectiva del reconocimiento de un Estado nacional para el pueblo palestino.

Mientras resulta fácil limitar nuestra visión del problema a las divisiones y la hostilidad entre Fatah y Hamas, no podemos perder de vista que la administración Bush y el gobierno israelí contribuyen en crear esta crisis para el movimiento palestino.

El pueblo palestino ha luchado durante 30 años, bajo las condiciones más adversas, por su derecho inalienable al reconocimiento como Estado nacional. Con firmeza apoyamos su justa lucha contra un ocupante colonialista. Decididamente nos oponemos a la expansión Israelí y a la ocupación de tierras que por derecho pertenecen al pueblo palestino.

A nuestro parecer, la ocupación tiene que finalizar y deben iniciarse negociaciones serias con miras a establecer dos Estados que permitan a ambos pueblos vivir con seguridad dentro de sus propias fronteras, y en paz el uno con el otro. No hay otra forma de acabar con este conflicto sin fin.

Aunque me temo que no es así como lo ven Bush ni Olmert. En cambio si deben pensar que: “los tenemos donde queremos. Hagamos que esta división sea permanente”. El “Mapa de ruta”, aunque sonaba bien, se ha convertido en lo que muchos se temían al momento de ser anunciado: humo y espejos, encubriendo la oposición de Bush, no solo a Hamas, sino (hablando claro) a un Estado palestino vigoroso.

El giro de los acontecimientos resulta ser una tragedia no solo para los palestinos, si no para los intereses de las gentes y los Estados de la región y de todo el mundo. En modo alguno tampoco sirven a los intereses del pueblo israelí ni del norteamericano. Mientras se nieguen al pueblo palestino sus derechos nacionales, mientras continúe la ocupación, y mientras el pueblo palestino sea humillado a diario por un poder de ocupación que recibe una guiñada de ojo de nuestro propio gobierno, no habrá paz para el pueblo israelí. Igualmente, el Medio Oriente continuará siendo un barril de pólvora listo para estallar, aumentara la posibilidad de actos terroristas en nuestro país y en otros lugares y los sentimientos anti-norteamericanos se incrementarán en todo el mundo.

Solo mediante la solución justa de la crisis israelí-palestina, conjuntamente con el retiro de las tropas de Irak y el cierre de las bases estadounidenses en la región, llegarán la paz y la justicia al Medio Oriente. Por lo demás, esto sería un gran avance hacia el establecimiento de una trayectoria diferente en la región.
La tarea principal para el movimiento de paz y la solidaridad, es presionar al Congreso y a la administración Bush para que al mismo tiempo que apoya el cese al fuego en ambos lados exija al gobierno de Olmert que tome medidas tangibles e inmediatas para levantar el estado de sitio, desmantelar los asentamientos, y comprometerse en negociaciones reales con los representantes del pueblo palestino.

Inmigración

Otro asunto de gran importancia es el de inmigración. La reciente derrota en el Senado de una ley sobre el tema, implica que una amplia reforma queda pospuesta por largo tiempo. Pero creo que estoy de acuerdo con quienes dijeron que esa ley no era una respuesta a los serios desafíos sobre inmigración que enfrenta nuestro país. Por un lado, no ofrecía un rápido camino de acceso a la ciudadanía para los indocumentados, sin compromisos inaceptables. Tampoco protegía sus derechos civiles y democráticos, ni permitía a las familias mantenerse unidas o protegía debidamente su dignidad.

Por el otro lado, establecía pesados requerimientos para el acceso a la ciudadanía, contenía duras medidas de castigo, separaba las familias e incluía un programa de “trabajador huésped”.
Con la derrota de esa ley no se debe esperar, sin embargo, que el tema de la inmigración caiga en el olvido. Los trabajadores indocumentados y sus familias seguirán luchando a favor de leyes que les provean derechos y dignidad, mientras sus opositores seguirán presionando al gobierno, a todos los niveles, para que persiga a los indocumentados con rabia, recurriendo incluso a los llamados vigilantes.

Un combate que de inmediato corresponde a los movimientos sindicales y democráticos es el de luchar contra la tendencia a equiparar con criminales a los inmigrantes así como las redadas contra comunidades inmigrantes. Es de prever que esta tendencia se acentúe en los próximos meses. Por eso, la coalición a favor de los derechos de los inmigrantes, en toda su diversidad, lo mismo que cada persona de mentalidad democrática, debe insistir firmemente en que se detengan las redadas.

Ese tipo de acción no es la manera de resolver un problema complejo. No es democrática y además de inhumana, es una forma de imponer terror. Aunque los dos centros principales del movimiento obrero (AFL-CIO y Change to Win) no están entusiasmados con una salida legislativa, ambas pueden tener el objetivo común en la cuestión de las redadas y otras demandas parciales que sirvan para aliviar la situación de los trabajadores indocumentados y sus familias. En ese sentido, no se debe descartar el recurso a la desobediencia civil no violenta.
Pese a que el movimiento antiinmigrante ha logrado cierta resonancia, su mensaje no ha tenido todo el alcance que esperaban sus promotores. Como en muchas otras cuestiones, en el tema de la inmigración la mayoría de la gente no tiene una posición acabada. Por eso, la tarea de quienes defienden los derechos de los inmigrantes, debe ir dirigida a hacer un llamado a la decencia, la sensibilidad democrática y los propios intereses del pueblo norteamericano.
Una de las debilidades de la Conferencia Take Back America, consistió en que se eludió este tema. Aunque no sabemos exactamente las razones, podemos asumir que fue considerado demasiado controversial, que podía crear muchos contratiempos. Si ese fue el caso, constituyó una lectura equivocada del real sentimiento de los norteamericanos con relación al tema.

A veces es conveniente no plantear cuestiones cuando se piensa que el resultado no será el deseado, pero nuestra delegación a la Conferencia tenia la opinión de que en este caso era un error dejar el tema de lado, de no discutirlo abiertamente, para tratar de obtener una posición común y un acuerdo de acción conjunta.

En cuanto a nosotros, debemos tratar de que el peso del movimiento obrero, del movimiento afroamericano se incorpore a esas luchas y combata las tendencias racistas y antiinmigrante. Debemos igualmente hacer conocer las posiciones progresistas de los inmigrantes en los centros de trabajo y en las comunidades trabajadoras. También es preciso considerar en qué medida es posible que el movimiento por los derechos de los inmigrantes pueda lograr que se repita lo que ha ocurrido en New Haven, Connecticut, donde las autoridades locales han decidido proveer de una tarjeta de identificación a todos sus residentes, sin importar su estatus. Finalmente, junto a otras fuerzas, tenemos que combatir los intentos Republicanos por convertir este tema en su “punta de lanza” para las elecciones del año próximo.

Cuidado de la salud

Es probable que la lucha contra la multifacética crisis del cuidado de la salud sea la mayor inquietud del pueblo norteamericano. La preocupación la comparten tanto quienes tienen seguro médico, como quienes no lo tienen. El alcance de esta crisis es casi universal.
Por eso no debe sorprender que la lucha por el cuidado de la salud haya saltado hasta el centro de la vida política de nuestro país. Gentes de todos los sectores del espectro político tienen algo que decir o algún plan que ofrecer para enfrentar esta crisis. Algunas de esas propuestas son buenas, mientras que otras son muy deficientes y hasta retrógradas. Los planes abundan entre los candidatos presidenciales. Al parecer, el de Edwards es el mejor.

A nivel federal y estatal, los legisladores proponen legislación sobre el cuidado de la salud. Hace una semana se aprobó en Wisconsin una ley que provee cuidado médico para sus ciudadanos en todo el Estado; otros Estados han hecho lo mismo.

Existen en el congreso proyectos de ley que tratan los aspectos particulares de la crisis del cuidado de la salud, así como medidas más completas, tales como la HR 676, introducida por el congresista John Conyers. En una reunión reciente de la Junta Nacional, emitimos un comunicado sobre nuestro enfoque sobre la legislación acerca del cuidado de la salud. Dice así:

“La crisis del cuidado de salud se ha convertido en una tormenta perfecta, con el incremento de los precios, más millones de personas con poca o ninguna cobertura, y el deterioro de la calidad de los servicios disponibles. Los más perjudicados son las mujeres, niños y trabajadores de bajos ingresos, los oprimidos nacional y racialmente. El gobierno, al igual que las corporaciones, se despreocupa cada día más de cualquier responsabilidad en la solución de esta crisis. La administración Bush continúa desentendiéndose del financiamiento y el respaldo a la atención medica a través del Medicare, Medicaid y el programa de salud de los veteranos. El plan de medicamentos de Medicare ha sido un costoso desastre para las personas mayores”.
Es un regalo en efectivo para los gigantes de la industria farmacéutica y solo ha servido para fortalecer la función parasitaria y derrochadora de la industria del seguro privado. Al mismo tiempo, las corporaciones prosiguen con su implacable agresión contra los programas de la atención médica para sus trabajadores.

Los trabajadores y el pueblo están defendiéndose. De acuerdo con recientes encuestas de AFL-CIO, la solución a la crisis de la atención médica está a punto de convertirse en el tema central de preocupación para la clase trabajadora. Los movimientos laborales y populares se movilizan en torno a esa reivindicación. LA AFL-CIO publicó un documento exhaustivo sobre la atención médica, con importantes ideas sobre soluciones y reformas, así como propuestas de leyes que incluyen cobertura, accesibilidad, posibilidad de transferir y efectivo control de costos. El documento aboga en favor de un rol vital y critico por parte del gobierno para ‘”regular, financiar y proporcionar cuidado de la salud”.

En torno al proyecto de ley del congresista John Conyers, “Atención de salud ampliada y mejorada para todos”, (HR676), ha surgido un fuerte movimiento de trabajadores, que postula una reforma que incluya el servicio de un solo pagador. El proyecto tiene amplio respaldo laboral, incluyendo en las direcciones de las centrales sindicales, sindicatos locales e internacionales y está comenzando a lograr el respaldo de gobiernos locales y estatales. El partido Comunista no tiene una agenda diferente a la aspiración general de resolver la crisis del cuidado de salud, para todas las personas que residen en nuestro país.

Participamos en la lucha diaria contra las fallas del sistema de cuidado de la salud, y en pro de cualquier reforma que amplíe realmente el acceso, calidad y costo de esos servicios para la clase trabajadora. Propugnamos por la conformación de la más fuerte, amplia y unida coalición de trabajadores en esta lucha. El HR 676 es un componente clave y una pieza central en nuestro trabajo en favor de una amplia reforma de cuidado de salud. Procuramos ampliar y expandir el respaldo al proyecto en el contexto de la lucha generalizada por el cuidado de salud. Reconocemos al mismo tiempo, la necesidad de estar totalmente inmerso en todas las luchas dirigidas a la solución de la crisis del cuidado de la salud, tanto a nivel local como nacional.
Debemos evitar los enfoques limitados que sostengan que únicamente el apoyo total a HR676 o que únicamente los esfuerzos para lograr respaldo para HR676 son aceptables. De hecho el trabajo a favor de la ley HR676 debe estar vinculado, en todas partes, a las luchas en curso para reformar el sistema de cuidado de la salud que vayan realmente dirigidas a mejorar ese servicio para el pueblo trabajador.

De igual manera, debemos rechazar las iniciativas que relegan el proyecto HR676 al estatus de “irrealista” y “limitado”, o que los esfuerzos para lograr respaldo para HR676 tienden a aislarnos de mayores luchas para el cuidado de la salud. De hecho, el creciente respaldo a la ley HR676 fortalece a todos los movimientos y luchas a favor de ese objetivo. Los camaradas involucrados e inmersos en estos movimientos tienen que estar necesariamente entre quienes demuestran que el respaldo hacia el proyecto de ley HR676 puede hacer avanzar nuestras luchas y contribuir a fortalecer las reformas que no incluyan la solución de un simple pagador.

Nosotros, los comunistas, no consideramos que el proyecto HR676 sea la palabra final en lo que se refiere el cuidado de la salud. Le vemos como una muy buena reforma que contribuye a unir al movimiento en torno a ese objetivo y a los movimientos de las clases trabajadoras y las coaliciones en lucha.

No veo porque esta declaración no pueda continuar orientando nuestro trabajo. Nos exige hacer lo que los comunistas deben hacer, que es involucrarse en luchas inmediatas, tales como la lucha para el Proyecto 3 del Senado, que permite al Medicare negociar los precios de los medicamentos con la industria farmacéutica, y luchando a la vez por medidas mas completas, y especialmente el proyecto de ley HR676.
Claro está, que no es necesario recordar que las acciones de masas de todo tipo y en varias vertientes, son lo necesario para profundizar y ampliar el movimiento, así como influenciar el proceso legislativo. Además, no tenemos que inventar nada. Esas acciones de masas están sucediendo en muchos Estados y ciudades, expresándose de diversas maneras, desde demostraciones de masas a la ocupación de oficinas.

Derechos sindicales

La promulgación del Acta de Libre Elección del Empleado representaría la medida de mayor alcance en términos de negociaciones colectivas desde el Acta Wagner. Sus implicaciones para los trabajadores y todo el movimiento democrático son de gran alcance. Esta es una lucha que concierne a todo el movimiento.

La correlación de fuerzas en el Congreso hace casi imposible que el acta sea aprobada ahora. Aunque AFL-CIO sabía antes de que al proyecto fuera al Senado recientemente, que este no tenía posibilidades de ser aprobado, insistió ante el liderazgo Demócrata para que de todas formas se sometiera. Al hacer esto, el liderazgo de AFL-CIO mantenía la esperanza entre sus miembros, pues aunque se tiene la percepción de que no tiene posibilidad de ser aprobado hasta el próximo año, logró que no quedara fuera de circulación, en espera de que sea elegido un nuevo Congreso con una gran mayoría Demócrata y se elija un presidente Demócrata.

Mientras tanto, el movimiento obrero tiene que ganarse aliados para que se unan a esta lucha. Este es un buen tema para una campaña sostenida en nuestros clubes y publicaciones.

Aunque tenemos prioridades legislativas y políticas, no podemos hacer oídos sordos frente a las luchas de las bases y las negociaciones colectivas. Tal sordera nos aísla de los activistas de las bases en los lugares de trabajo y la comunidad. En muchos casos, son principalmente estos temas lo que les convierten en activistas.
Tal como indico Scott, las negociaciones de los trabajadores automotrices serán de envergadura y tienen enormes implicaciones para la clase trabajadora en sí y el bienestar económico del país. No hemos visto nada remotamente parecido hace mucho tiempo. Tenemos que unirnos a esta lucha. No podemos ser simples observadores.

Lucha contra el racismo

La lucha contra el racismo y por la igualdad, requiere de un Nuevo sentido de urgencia política y moral. El impacto combinado de una nueva etapa del capitalismo globalizado y el dominio de la extrema derecha por casi un cuarto de siglo, ha creado condiciones de crisis en el conjunto de los pueblos y comunidades raciales en todo el país. En Detroit, Harlem, el este de Los Ángeles y en Gary, la pobreza es profunda y extendida, pero esas ciudades y barrios no son la excepción, sino las expresiones más críticas de un amplio espectro de pobreza que incluye a cada comunidad grande o pequeña de la población racialmente oprimida de nuestro país.

Si bien es cierto que las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera en general han empeorado, el impacto, profundidad y alcance de esa variable golpea con toda su fuerza a las comunidades racialmente oprimidas y esto tiene una explicación simple: racismo elemental. Por lo demás, es difícil determinar desde donde, aparte de un progresivo reajuste de fuerzas a nivel nacional, vendrá el compromiso para mejorar económicamente y políticamente a esas comunidades. La pérdida de empleos en el sector manufacturero –especialmente en la industria automotriz y del acero- y la privatización y contracción del sector público, han hecho n enorme daño a la gente de color.

A eso hay que agregar los draconianos recortes presupuestarios, el incremento del precio de las viviendas y el envejecimiento, los fuertes gravámenes de las agencias federales, un sistema judicial marcado por el racismo, un sistema educativo que no funciona y que es segregado, la rápida desaparición de los servicios médicos y el acceso a los mismos, la sistemática negativa a reconocer los derechos electorales y otras restricciones. Al mismo tiempo, sigue su intenso ritmo el incansable ataque ideológico que conlleva al debilitamiento de la estructura que sirve de base la igualdad.

Por eso el racismo, más que un prejuicio, es una armazón legal, política, económica, ideológica y cultural. Es parte integral e indispensable del desarrollo capitalista en cada uno de sus estadios, incluido el actual. Esa estructura es el principal disolvente de la democracia, porque es esencial para la reproducción de las clases y sigue siendo el principal instrumento de división del movimiento popular. Eso evidencia la necesidad para la clase obrera y el movimiento popular, de colocar en un orden central la lucha por la igualdad y contra el racismo.

Es preciso combinar la lucha contra las estructuras institucionales y la ideología racistas, en tanto que sistema conectado de ideas que dan sostén a la subordinación racial, la explotación y la opresión. Aunque la lucha contra el racismo tiene sus reivindicaciones, características y formas organizativas distintivas, debe ser integrada dentro de cada lucha clasista y democrática. He sostenido que nuestro sentido moral de indignación no debe determinar nuestras tácticas, pero también es cierto que sin un mínimo sentido moral de indignación, mucho no haremos para luchar contra el racismo y otras injusticias del capitalismo.

El Dr. King siempre desarrolló ecuánimes guías tácticas en medio de condiciones de enormes peligros y riesgos, pero también expresó con gran energía su sentido moral de indignación y articuló una visión moral de una “bienamada comunidad”, en la que blancos y negros, todo el mundo, sin importar diferencias en el color de la piel, religión, nacionalidad, idioma y modos de vida, pudieran vivir armoniosamente. Debemos tratar de emular el ejemplo de King (Martin Luther), en el contexto de un movimiento obrero y popular que hable el lenguaje de la diversidad y que comprende profundamente la necesidad de la unidad contra los opresores comunes enquistados en la Casa Blanca y en los centros corporativos. Por supuesto, se trata de un combate.
Durante un cuarto de siglo se nos ha dicho que vivimos en una época posterior a la de la lucha por los derechos civiles, que el terreno del combate ya no es el mismo, que nuestro país ya no tiene color y que las desigualdades raciales que persisten no son sociales ni institucionales, sino que son el resultado de deficiencias y de patologías inherentes a las propias poblaciones oprimidas. Por eso ya no son necesarias, según ese argumento, medidas políticas, económicas, legales y culturales para desracializar cada aspecto de la vida de nuestra nación.

Y no debe sorprender que este argumento ha tenido cierto impacto en la conciencia popular. La lucha contra el racismo y por la igualdad no es propiedad de ningún grupo. Aunque es natural que quienes son racialmente oprimidos encabecen la lucha por la igualdad y contra el racismo, otros grupos y organizaciones deben igualmente jugar su papel en esa lucha. Una participación especial deben tener las personas de izquierda blancas, para ganarse a otros trabajadores blancos, sobre la base del sentido moral de indignación, la solidaridad humana y el propio interés.

Tommy Dennis, un afroamericano líder de nuestro partido, decía que “no hay nada que los negros deseen, que los blancos no necesiten”. Tommy dijo eso en los años 70, y si así eran las cosas en aquella época, con más fuerza lo son hoy, en un momento en que se combina en un proceso único una ofensiva que es a la vez racista y contraria a la clase trabajadora.

En la conferencia de nuestro partido, sobre la cual Jarvis dará un informe, los participantes salieron con un nuevo sentido de energía y claridad acerca de la necesidad de unirnos a la lucha de los afroamericanos por la igualdad y también de reconstruir a nuestro partido dentro de la comunidad afroamericana. Acordamos también, que es necesario tomar nuevas iniciativas para conquistar a los trabajadores blancos para las posiciones y acciones anti racistas. Por esas razones, debemos explorar, entre otras cosas, las siguientes cuestiones dentro del partido y en el amplio movimiento popular:

¿Creemos que las personas y trabajadores blancos están demasiado envenenados por la ideología racista? ¿Creemos que reaccionaremos solamente de manera negativa a las iniciativas anti racistas?¿Es debidamente apreciado en el movimiento obrero, el papel estratégico de los afroamericanos, hispanos y otros grupos racialmente oprimidos en términos de la lucha general a favor de los trabajadores y del avance democrático?

¿Se comprende debidamente el papel jugado por el racismo en el desarrollo de nuestra nación? ¿Es esto apreciado como uno de los instrumentos principales en la división del movimiento popular?

¿Se considera que la lucha contra el racismo y por la igualdad es un obstáculo para lograr una mayor unidad en torno a las clases y a temas relevantes?

Incluso si no tenemos respuestas completas para estas preguntas, debemos comenzar por discutirlas, al mismo tiempo que lanzamos iniciativas contra el racismo.

Elecciones en 2008

A medida que pasan los días, las elecciones acaparan casi toda la atención. Para principios del año próximo se convertirán en el centro de la gravedad política y prácticamente todo girará alrededor de estas.
¿Por qué digo esto? Porque las elecciones son el principal escenario desde el cual se puede producir el reajuste necesario y fundamental en el equilibrio de fuerzas. Otras luchas pueden debilitar tanto a la administración de Bush como a la extrema derecha, pero aun aunadas, ninguna tiene el mismo potencial para infligir un golpe mortal a la extrema derecha y hacer que el equilibrio del poder cambie de manera cualitativa hacia una dirección progresista.

El objetivo del movimiento liderado por los sindicatos es elegir a un Presidente Demócrata y aumentar la mayoría de ese partido en el Congreso. Desde la arrolladora victoria en las elecciones de 1964, no se le había presentado al movimiento popular la oportunidad para realizar cambios de tanta trascendencia en el escenario político. Desafortunadamente, la promesa completa de esas elecciones nunca se materializó, muriendo prematuramente en Vietnam y a través de las fallidas estructuras del racismo que fraccionó a la coalición que eligió al Presidente Johnson.

He escuchado a algunos decir que la tarea principal del 2008, será elegir una mayoría de Demócratas progresistas al Congreso. A simple vista, suena bien, pero creo que tenemos que cuestionar esto un poco más, antes de abrazar la idea sin sentido crítico.

En primer lugar, deseo que podamos elegir a tantos progresistas como sea posible. La ampliación del Caucus Progresista en 2008 marcaria una gran diferencia en las batallas legislativas del 2009. Pero hablando de manera realista, es inevitable que una mayoría Demócrata en el Congreso incluirá a Demócratas de diferentes líneas políticas. Seguro que los habrá progresistas, y esperamos que sean los más, pero también incluirá a centristas y a moderados, y de hecho puede que estos sean la mayoría. Por eso, el enfoque táctico del amplio movimiento tiene que ir más allá de simplemente elegir a progresistas, para de igual manera, incluir la elección de otros candidatos congresuales Demócratas.

La lucha por el incremento del número de candidatos progresistas en el Congreso, se librará tanto en las primarias como en las elecciones generales. Las primarias decidirán hacia cuales candidatos se inclina el Partido Demócrata para las elecciones generales. A menudo en el pasado, el movimiento popular liderado por los sindicatos, no se involucró lo suficiente en esta importante fase del proceso electoral. La selección de los candidatos era potestad del liderazgo del Partido Demócrata, pero ahora la cosa está cambiando.

Una vez hayan pasado las primarias, el movimiento, a la vez que continuará presionando a los candidatos Demócratas sobre los temas de interés, también luchará para elegir una gran mayoría Demócrata al Congreso. Esto puede significar trabajar por los candidatos progresistas, pero significaría también ayudar a Demócratas centristas en los distritos que tradicionalmente han sido Republicanos.

La otra razón por la cual cuestiono esta táctica, (hacer que la elección de una mayoría de Demócratas progresistas sea la tarea principal) es que no le atribuye el peso debido a la importancia estratégica de que un Demócrata gane la Casa Blanca. Eso es un gran error. Después de todo, ganar la presidencia es crucial para cambiar el equilibrio político del poder y el terreno de lucha. Sin lograr la Presidencia, no se concibe un giro significativo en la dirección política del país.

O para decirlo de otro modo, una victoria Demócrata arrolladora—tomando la Presidencia y el Congreso por márgenes considerables—creará mejores condiciones para un cambio progresista. Reformulara el contexto de cada tema pendiente. Fortalecerá a la gente progresista en el Congreso, a la vez que les da un codazo para que los lentos y los cautelosos asuman mejores posturas. Y significará un repunte político luego de casi tres décadas de reinado de la derecha Republicana.
En cuanto a los candidatos presidenciales, no vamos a endosar a ninguno ni ahora ni después; aunque sí es preciso destacar que, a diferencia de las campañas anteriores, remontándonos a casi 30 años, los favoritos se inclinan hacia una dirección progresista, incluyendo a Hillary Clinton.

De los favoritos, Edwards ofrece lo más programático, pero al mismo tiempo, no es que esté tan por encima de Obama ni de Clinton.
Debemos reconocer la naturaleza histórica de las campañas de Obama, Clinton y Richardson. La victoria de uno de ellos, (y creo que cualquiera de los tres puede ganar), sería histórica. Además, creo que el país ya está listo para elegir a la presidencia a un afroamericano, a una mujer o un mexicano-americano.

No acepto (ni pienso que debemos aceptar) la sabiduría convencional, o la comidilla de pasillo, de que un norteamericano negro no es elegible, que el pueblo norteamericano no está listo para ello. ¿Cuál es la base para tal argumento? Sabemos que Massachussets eligió a un gobernador afroamericano en el 2006, que Illinois Eligio a un senador en 2004, y que en 2006, en Tennessee casi eligen a un afroamericano para senador.

Finalmente, debemos tener una actitud positiva hacia la candidatura del Congresista Dennis Kucinich. Pese a los esfuerzos de la prensa por marginarle, Kucinich emerge como una voz líder de la amplia coalición popular. Trae a las primarias y a los debates presidenciales, posiciones consistentes contra la derecha y las corporaciones, a favor de la paz. Ninguno de los otros candidatos puede abrogarse esto. Mientras más él pueda hablar a grandes audiencias, mejor posicionado estará el movimiento para ganar en 2008 y librar una buena lucha en 2009.
En cuanto a los Republicanos, ¿no son acaso estos un triste grupo de reaccionarios? Su batalla es cuesta arriba, especialmente debido a que Bush no está quedando muy bien parado en las encuestas de opinión pública. Quiéranlo o no, están atados a una presidencia muy impopular. Además, ninguno de ellos tiene un programa acorde con los cambios que han experimentado las masas en su forma de pensar.
En un sentido, ellos propugnan por las políticas del ayer. Fracasan al no entender que en los últimos años, en todo el país se ha producido un cambio paradigmático en la estructura del pensamiento y el sentimiento. Queda todavía por analizar, la naturaleza exacta de esto y su alcance, pero pienso que, para desventaja de los candidatos Republicanos, la opinión, la disposición, los sentimientos y el entendimiento de millones de personas han cambiado.

El que una candidatura dependa de “la guerra contra el terror”, o los “pequeños cortes impositivos gubernamentales”, o “asuntos culturales”, como lo han estado haciendo los Republicanos durante años, ha dejado de ser una propuesta ganadora. Seguro que resonará entre algunos sectores de los votantes, pero han pasado tantas cosas en tan corto tiempo, que ya estos temas no tienen la misma picada ni tampoco el poder de movilización que tuvieron en una época.

En cuanto a las candidaturas independientes, al parecer, el alcalde de Nueva York, Bloomberg tiene una especie de globo de experimento. Él alega que ambos partidos evaden los grandes problemas y están demasiado ansiosos por involucrarse en la disputa partidista. A Bloomberg le gusta dar la impresión de que es un tipo sin rodeos y que resuelve las cosas. ¡No se dejen confundir! Es un multimillonario ¡y de qué manera sacó las uñas cuando la huelga de transito! No tuvo más que veneno para ofrecer a los trabajadores del transporte y llamó “matones”, a este sindicato, compuesto mayormente por afroamericanos, afrocaribeños e hispanos.

A medida que nos acercamos al 2008, nuestro rol debe ser coadyuvar a unificar un movimiento que tiene su mira puesta en las elecciones del 2008. Nuestro papel es llevar a las elecciones del 2008 los temas acuciantes que confronta nuestra nación. Nuestro papel es desenmascarar a los candidatos del Partido Republicano al tiempo que presionamos, adulamos, codeamos y si es necesario, tomamos partido por los candidatos del Partido Demócrata.
También nuestro papel es el de continuar participando en las luchas en los escenarios de negociación legislativa y colectiva, en las luchas por los trabajos, salarios, vivienda, cuidado de la salud, acción afirmativa, derechos reproductivos, y poner fin a la guerra.

Nuestra meta estratégica no ha cambiado. Ni cambiará hasta que no se obtenga una gran victoria en noviembre del 2008. Si esto sucede, entonces daremos un nuevo vistazo a nuestras políticas estratégicas y tácticas. Pero por ahora, la derrota de la derecha requerirá la unidad de un conjunto de fuerzas, algunas confiables y permanentes, otras inconsistentes y temporeras. En esta última categoría yo incluiría a muchos Demócratas y hasta a algunos Republicanos.

Aun cuando en la lucha lleguemos a un momento que clame por un cambio estratégico, tenemos que ser cuidadosos al hacerlo. Por ejemplo, una victoria Demócrata, no significará desde el punto de vista estratégico ni táctico, que atacaremos implacablemente a los Demócratas “con la pistola al cinto”.

Proceso complejo

En la izquierda es casi un axioma decir que los avances en los derechos económicos, civiles y sociales registrados durante 1936-1938 y en 1964-1966 fueron excepcionalmente el producto de un recrudecimiento del movimiento trabajador en el primer caso y del movimiento por los derechos civiles en el último.

Si bien es cierto que estos movimientos fueron decisivos, otros factores también contribuyeron a esos resultados. De especial significado fueron la victoria electoral abrumadora del partido Demócrata y el mandato popular progresista asociado a la victoria en ambos períodos. Por eso, si la historia nos sirve de orientación, el próximo año en las urnas, el movimiento popular contemporáneo, liderado por los sindicatos, tiene que combinar las luchas de masas con la lucha para derrotar decisivamente a la derecha, y lograr un mandato incuestionable con miras a un cambio progresista.

Sin duda alguna, a medida que nos acercamos al 2008, los sindicatos, los oprimidos por el racismo, las mujeres, la juventud y otros grupos sociales realizarán estos ajustes, incluyendo la reestructuración de muchas de sus fuerzas de masas con miras hacia el escenario electoral.

Existen inevitables tensiones entre la política (y el marxismo también). Lo procedente es no permitir que la tensión se disuelva (esto no sucederá), y negociar la tensión de manera que esta movilice a toda la cadena de lucha hacia todos los frentes. Hasta ahora el amplio movimiento popular parece estar negociando bien esta tensión entre las luchas actuales y las de las elecciones del próximo año.

Elecciones en 2008

A medida que pasan los días, las elecciones acaparan casi toda la atención. Para principios del año próximo se convertirán en el centro de la gravedad política y prácticamente todo girará alrededor de estas.
¿Por qué digo esto? Porque las elecciones son el principal escenario desde el cual se puede producir el reajuste necesario y fundamental en el equilibrio de fuerzas. Otras luchas pueden debilitar tanto a la administración de Bush como a la extrema derecha, pero aun aunadas, ninguna tiene el mismo potencial para infligir un golpe mortal a la extrema derecha y hacer que el equilibrio del poder cambie de manera cualitativa hacia una dirección progresista.

El objetivo del movimiento liderado por los sindicatos es elegir a un Presidente Demócrata y aumentar la mayoría de ese partido en el Congreso. Desde la arrolladora victoria en las elecciones de 1964, no se le había presentado al movimiento popular la oportunidad para realizar cambios de tanta trascendencia en el escenario político. Desafortunadamente, la promesa completa de esas elecciones nunca se materializó, muriendo prematuramente en Vietnam y a través de las fallidas estructuras del racismo que fraccionó a la coalición que eligió al Presidente Johnson.

He escuchado a algunos decir que la tarea principal del 2008, será elegir una mayoría de Demócratas progresistas al Congreso. A simple vista, suena bien, pero creo que tenemos que cuestionar esto un poco más, antes de abrazar la idea sin sentido crítico.

En primer lugar, deseo que podamos elegir a tantos progresistas como sea posible. La ampliación del Caucus Progresista en 2008 marcaria una gran diferencia en las batallas legislativas del 2009. Pero hablando de manera realista, es inevitable que una mayoría Demócrata en el Congreso incluirá a Demócratas de diferentes líneas políticas. Seguro que los habrá progresistas, y esperamos que sean los más, pero también incluirá a centristas y a moderados, y de hecho puede que estos sean la mayoría. Por eso, el enfoque táctico del amplio movimiento tiene que ir más allá de simplemente elegir a progresistas, para de igual manera, incluir la elección de otros candidatos congresuales Demócratas.

La lucha por el incremento del número de candidatos progresistas en el Congreso, se librará tanto en las primarias como en las elecciones generales. Las primarias decidirán hacia cuales candidatos se inclina el Partido Demócrata para las elecciones generales. A menudo en el pasado, el movimiento popular liderado por los sindicatos, no se involucró lo suficiente en esta importante fase del proceso electoral. La selección de los candidatos era potestad del liderazgo del Partido Demócrata, pero ahora la cosa está cambiando.

Una vez hayan pasado las primarias, el movimiento, a la vez que continuará presionando a los candidatos Demócratas sobre los temas de interés, también luchará para elegir una gran mayoría Demócrata al Congreso. Esto puede significar trabajar por los candidatos progresistas, pero significaría también ayudar a Demócratas centristas en los distritos que tradicionalmente han sido Republicanos.
La otra razón por la cual cuestiono esta táctica, (hacer que la elección de una mayoría de Demócratas progresistas sea la tarea principal) es que no le atribuye el peso debido a la importancia estratégica de que un Demócrata gane la Casa Blanca. Eso es un gran error. Después de todo, ganar la presidencia es crucial para cambiar el equilibrio político del poder y el terreno de lucha. Sin lograr la Presidencia, no se concibe un giro significativo en la dirección política del país.

O para decirlo de otro modo, una victoria Demócrata arrolladora—tomando la Presidencia y el Congreso por márgenes considerables—creará mejores condiciones para un cambio progresista. Reformulara el contexto de cada tema pendiente. Fortalecerá a la gente progresista en el Congreso, a la vez que les da un codazo para que los lentos y los cautelosos asuman mejores posturas. Y significará un repunte político luego de casi tres décadas de reinado de la derecha Republicana.
En cuanto a los candidatos presidenciales, no vamos a endosar a ninguno ni ahora ni después; aunque sí es preciso destacar que, a diferencia de las campañas anteriores, remontándonos a casi 30 años, los favoritos se inclinan hacia una dirección progresista, incluyendo a Hillary Clinton.

De los favoritos, Edwards ofrece lo más programático, pero al mismo tiempo, no es que esté tan por encima de Obama ni de Clinton.
Debemos reconocer la naturaleza histórica de las campañas de Obama, Clinton y Richardson. La victoria de uno de ellos, (y creo que cualquiera de los tres puede ganar), sería histórica. Además, creo que el país ya está listo para elegir a la presidencia a un afroamericano, a una mujer o un mexicano-americano.

No acepto (ni pienso que debemos aceptar) la sabiduría convencional, o la comidilla de pasillo, de que un norteamericano negro no es elegible, que el pueblo norteamericano no está listo para ello. ¿Cuál es la base para tal argumento? Sabemos que Massachussets eligió a un gobernador afroamericano en el 2006, que Illinois Eligio a un senador en 2004, y que en 2006, en Tennessee casi eligen a un afroamericano para senador.

Finalmente, debemos tener una actitud positiva hacia la candidatura del Congresista Dennis Kucinich. Pese a los esfuerzos de la prensa por marginarle, Kucinich emerge como una voz líder de la amplia coalición popular. Trae a las primarias y a los debates presidenciales, posiciones consistentes contra la derecha y las corporaciones, a favor de la paz. Ninguno de los otros candidatos puede abrogarse esto. Mientras más él pueda hablar a grandes audiencias, mejor posicionado estará el movimiento para ganar en 2008 y librar una buena lucha en 2009.
En cuanto a los Republicanos, ¿no son acaso estos un triste grupo de reaccionarios? Su batalla es cuesta arriba, especialmente debido a que Bush no está quedando muy bien parado en las encuestas de opinión pública. Quiéranlo o no, están atados a una presidencia muy impopular. Además, ninguno de ellos tiene un programa acorde con los cambios que han experimentado las masas en su forma de pensar.
En un sentido, ellos propugnan por las políticas del ayer. Fracasan al no entender que en los últimos años, en todo el país se ha producido un cambio paradigmático en la estructura del pensamiento y el sentimiento. Queda todavía por analizar, la naturaleza exacta de esto y su alcance, pero pienso que, para desventaja de los candidatos Republicanos, la opinión, la disposición, los sentimientos y el entendimiento de millones de personas han cambiado.

El que una candidatura dependa de “la guerra contra el terror”, o los “pequeños cortes impositivos gubernamentales”, o “asuntos culturales”, como lo han estado haciendo los Republicanos durante años, ha dejado de ser una propuesta ganadora. Seguro que resonará entre algunos sectores de los votantes, pero han pasado tantas cosas en tan corto tiempo, que ya estos temas no tienen la misma picada ni tampoco el poder de movilización que tuvieron en una época.

En cuanto a las candidaturas independientes, al parecer, el alcalde de Nueva York, Bloomberg tiene una especie de globo de experimento. Él alega que ambos partidos evaden los grandes problemas y están demasiado ansiosos por involucrarse en la disputa partidista. A Bloomberg le gusta dar la impresión de que es un tipo sin rodeos y que resuelve las cosas. ¡No se dejen confundir! Es un multimillonario ¡y de qué manera sacó las uñas cuando la huelga de transito! No tuvo más que veneno para ofrecer a los trabajadores del transporte y llamó “matones”, a este sindicato, compuesto mayormente por afroamericanos, afrocaribeños e hispanos.

A medida que nos acercamos al 2008, nuestro rol debe ser coadyuvar a unificar un movimiento que tiene su mira puesta en las elecciones del 2008. Nuestro papel es llevar a las elecciones del 2008 los temas acuciantes que confronta nuestra nación. Nuestro papel es desenmascarar a los candidatos del Partido Republicano al tiempo que presionamos, adulamos, codeamos y si es necesario, tomamos partido por los candidatos del Partido Demócrata.

También nuestro papel es el de continuar participando en las luchas en los escenarios de negociación legislativa y colectiva, en las luchas por los trabajos, salarios, vivienda, cuidado de la salud, acción afirmativa, derechos reproductivos, y poner fin a la guerra.

Nuestra meta estratégica no ha cambiado. Ni cambiará hasta que no se obtenga una gran victoria en noviembre del 2008. Si esto sucede, entonces daremos un nuevo vistazo a nuestras políticas estratégicas y tácticas. Pero por ahora, la derrota de la derecha requerirá la unidad de un conjunto de fuerzas, algunas confiables y permanentes, otras inconsistentes y temporeras. En esta última categoría yo incluiría a muchos Demócratas y hasta a algunos Republicanos.

Aun cuando en la lucha lleguemos a un momento que clame por un cambio estratégico, tenemos que ser cuidadosos al hacerlo. Por ejemplo, una victoria Demócrata, no significará desde el punto de vista estratégico ni táctico, que atacaremos implacablemente a los Demócratas “con la pistola al cinto”.

Proceso complejo

En la izquierda es casi un axioma decir que los avances en los derechos económicos, civiles y sociales registrados durante 1936-1938 y en 1964-1966 fueron excepcionalmente el producto de un recrudecimiento del movimiento trabajador en el primer caso y del movimiento por los derechos civiles en el último.

Si bien es cierto que estos movimientos fueron decisivos, otros factores también contribuyeron a esos resultados. De especial significado fueron la victoria electoral abrumadora del partido Demócrata y el mandato popular progresista asociado a la victoria en ambos períodos. Por eso, si la historia nos sirve de orientación, el próximo año en las urnas, el movimiento popular contemporáneo, liderado por los sindicatos, tiene que combinar las luchas de masas con la lucha para derrotar decisivamente a la derecha, y lograr un mandato incuestionable con miras a un cambio progresista.

Sin duda alguna, a medida que nos acercamos al 2008, los sindicatos, los oprimidos por el racismo, las mujeres, la juventud y otros grupos sociales realizarán estos ajustes, incluyendo la reestructuración de muchas de sus fuerzas de masas con miras hacia el escenario electoral.

Existen inevitables tensiones entre la política (y el marxismo también). Lo procedente es no permitir que la tensión se disuelva (esto no sucederá), y negociar la tensión de manera que esta movilice a toda la cadena de lucha hacia todos los frentes. Hasta ahora el amplio movimiento popular parece estar negociando bien esta tensión entre las luchas actuales y las de las elecciones del próximo año.

El contexto de las elecciones

¿Cuáles son los temas que definirán estas elecciones y el período posterior a las mismas?

Para comenzar, la Guerra en Irak y el papel de Estados Unidos en la arena internacional serán parte preponderante de estas elecciones. La fuerza de este asunto es que los planes de la administración Bush, de ejercer un dominio sin precedentes sobre la globalidad de la política, utilizando para ello el poder militar, puede que estén chocando con las tercas realidades domésticas y globales. Si algún reajuste se está produciendo, no es hacía la derecha, sino en un sentido progresista.
¿Cómo explicar la precipitada caída de popularidad de la administración Bush? Pese a que hay muchas razones, haré dos observaciones generales. Por un lado, esta administración va demasiado lejos, actúa con ambiciones políticas excesivas y que no son realistas; pensaba que podía ignorar la objetividad política y las realidades económicas y hasta se permitió hacer alarde de ese patrón de conducta.

Por otro lado, sobreestimó la capacidad de resistencia de su proyecto político, tanto en el plano nacional como el internacional. Los fieles seguidores de la Casa Blanca, quienes estaban convencidos de su control de las estructuras gubernamentales, y del ejército en particular, sin ningún sentido de la historia, dieron a esta todos los medios para rehacer el mundo a su imagen y semejanza. De haber tenido sentido de la historia, se habrían dado cuenta que no era posible establecer sin dificultades un imperio mundial sin precedentes. En cualquier época ese propósito ha sido de dudosa realización, pero en el siglo XXI, establecer un imperio es un proyecto particularmente complicado, lleno de contradicciones, encontrando resistencias, tropiezos, costosas decisiones y, por lo demás, el contrapeso que ejercen otros poderes.
El mundo es harina de otro costal, muy diferente a lo que era en siglos anteriores, cuando uno de los poderes imponía su preeminencia. El siglo XXI no será un siglo unipolar, pese a los deseos de los autores del Proyecto para un nuevo siglo norteamericano.

De hecho, la doctrina Bush, en tanto que gran estrategia unificada de política exterior, está muerta. Bombardeos preventivos, guerras preventivas, unilateralismo, transformaciones regionales y lo que sigue, no tienen hoy el mismo valor que tenían hace apenas unos años. No serán proclamados como los singulares instrumentos para defender los intereses norteamericanos en el mundo. Tampoco serán considerados como opciones políticas de primera clase.

Ningún Demócrata adoptará la doctrina Bush y la mayoría de los Republicanos tomarán sus distancias frente a una doctrina considerada como una coherente gran estrategia.

El combate contra el terrorismo será parte del debate nacional, pero el acento será puesto en perseguir a Al Qaida, en acciones políticas, en compartir las informaciones de inteligencia, en la cooperación internacional, entre otras. Las intervenciones en gran escala y las ocupaciones militares no serán las opciones preferidas de los candidatos.

Escucharemos grandes disertaciones acerca de la importancia de la diplomacia, rehabilitando la imagen de Estados Unidos en el mundo, dando una razonable expresión de poder, hablando con nuestros adversarios, caminando con cautela por el mundo y teniendo una gran prudencia antes de comprometer tropas norteamericanas. Los candidatos tendrán que rectificar el papel de Estados Unidos en el mundo posterior a la Guerra Fría, a la guerra en Irak y su carácter de desastre y debacle.

Ninguno de los candidatos, con la excepción de Kucinich cederá en lo relativo a la primacía de Estados Unidos en el mundo. En cambio, cada uno insistirá en su necesidad. Insistirán en el papel dominante de Estados Unidos en el plano mundial, pero no imponiéndolo de manera unilateral, sino mediante la cooperación con los aliados. Dirán que los Estados Unidos es la nación indispensable –lo que nos lleva de un tirón a nuestro pasado- la mejor esperanza para el género humano, la deslumbrante meca del futuro. Sin el dominio de Estados Unidos, se ensombrecerán las luces de la gobernabilidad democrática, de la educación, el orden y la paz mundial. El mundo, sin la firma mano conductora y el poder del imperialismo norteamericano, se precipitará en la anarquía y el desorden.

En el marco de un amplio espectro de los especialistas en política exterior, existe un consenso de que el mundo está cambiando, que surgen nuevas configuraciones de poder, entre los Estados y las regiones, que China puede evolucionar hasta convertirse en el poder mundial dirigente en este siglo, que el este y el sur de Asia pueden devenir los centros principales del dinamismo económico, que surgen nuevos bloques regionales y que la humanidad confronta nuevos desafíos, que van desde grandes epidemias al calentamiento global, del déficit energético a la proliferación nuclear.

Zbigniew Brezinski dice que la característica más sobresaliente del siglo XXI es el gran despertar político que tiene lugar en todo el globo. Dice además, que los Estados Unidos y otros grandes países capitalistas tienen que escuchar más y mostrar menos la arrogancia de su poder.

En otras palabras, el mundo está en un inestable período de transición de las incertidumbres de la Guerra Fría, en la cual las relaciones de poder estaban mejor definidas y eran predecibles, a un nuevo orden mundial, que todavía está en formación y por tanto bastante impredecible.

Cada candidato hablara, en mayor o menor medida sobre estas nuevas realidades. Pero no creo que quedemos completamente satisfechos con sus respuestas. Los Demócratas lo harán mejor que los Republicanos y esa diferencia puede ser de la mayor importancia.

Pero, aparte de Kucinich, los candidatos Demócratas defenderán la posición imperialista y preeminente de Estados Unidos en el mundo. Ese esfuerzo por la hegemonía en un mundo que cambia, nos llevará sin remedio a una situación de problemas.

Nuestro país necesita diseñar una visión diferente y colocarse a sí mismo en la comunidad mundial. Debe privilegiar la cooperación, el respeto a las leyes y tratados internacionales, respaldar a la ONU y otras instituciones de mantenimiento de la paz, utilizar nuestra riqueza para ayudar a resolver problemas globales, reestructurar nuestras relaciones con los países del Sur, cerrar las bases militares y reducir los gastos militares y contraer un nuevo compromiso de desmantelar las armas nucleares.

Hace poco, el Institute of Policy Studies publicó un documento titulado “Sobre todo la seguridad: un contexto alternativo de política exterior”. El documento va en la dirección correcta y merece ser leído. Es de confiarse que el mismo estimule un amplio diálogo sobre la política exterior de los Estados Unidos.

Sustento económico

Otro tema de relevante importancia durante las elecciones es el del bienestar económico. Desde hacia mucho tiempo no habían estado tan malas las condiciones económicas de la gente. Y esto se puede poner peor, dadas las tendencias económicas y políticas a corto y largo plazo.

El nuevo factor explosivo en esta ecuación es el colapso del mercado de la vivienda, que se hace sentir en toda la economía. Es preciso recordar que el colapso del sector vivienda en Japón, disparó una crisis económica y fuertes presiones deflacionarias que, pese a que el gobierno puso en práctica agresivas medidas contracíclicas, dejaron la economía entrampada en un aparente estado de estagnación durante casi una década.

Para empeorar las cosas, la economía mundial sigue inundada con un exceso de productos de consumo al tiempo que sigue subutilizada la capacidad de producción. Por lo demás, las corporaciones transnacionales están reduciendo los estándares de vida y perdiendo trabajadores a un ritmo acelerado.

Y para que las cosas estén todavía aún peor, la ofensiva neoliberal de la derecha ha agravado las dificultades económicas a un punto no soportable. El impacto de todo esto sobre el pueblo trabajador ha sido masivo: desempleo y trabajos peor pagados, colapso de las pensiones, recortes presupuestarios a nivel local, estatal y federal, mayores impuestos y aumento de los pagos por servicios, pobreza creciente, crisis del sistema de salud, estudios universitarios a costos exorbitantes, deterioro de los servicios, entre otras calamidades.

Desde hacia mucho que la clase trabajadora no sentía tales niveles de inseguridad. Mayor es el número de trabajadores que no saben lo que les espera en el futuro.

Cada candidato tendrá que referirse a estas cuestiones. Ninguno que trate de evitarlas podrá ser electo. Tampoco podrán ser resueltas estas cuestiones mediante juegos de malabarismo con la economía, como se ha hecho en períodos anteriores. Estos son algunos de los dilemas y contradicciones que los candidatos tendrán que enfrentar.

Calentamiento global

Una tercera cuestión de importancia en el contexto de las elecciones es el calentamiento global. Esto tiene suma importancia, porque hay un creciente sentimiento de que es uno de los mayores desafíos de la humanidad en el siglo XXI. No es algo que va a pasar, ya está pasando. Casi cada miembro de la comunidad científica está de acuerdo en que la evidencia es indiscutible.

Hasta la administración Bush tiene que reconocer que está subiendo la temperatura de la tierra está subiendo debido a la liberación de gases de invernadero en la atmósfera, esencialmente proveniente del consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón). Mientras tanto, el reloj avanza y la mayoría de los meteorólogos insisten que es necesario actuar ahora, que no podemos esperar otros cinco años.
James Hansen, un científico climático muy respetado, afirma que el punto crítico llegará mucho antes de lo generalmente previsto, si no hacemos algo de inmediato. Dice Hansen que, “si la humanidad sigue viviendo como hasta ahora, explotando recursos de combustibles fósiles sin reducir las emisiones de carbono…los efectos eventuales en el clima y la vida, pueden ser comparables a los del tiempo de extinciones masivas. La vida sobrevivirá, pero en un planeta transformado”. Eso quiere decir que no hay tiempo que perder.

Pero no solamente nos enfrentamos a la perspectiva de perder, mediante su extinción, numerosas especies, sino que el calentamiento global agravará otros problemas ambientales, social, económicos, geoeconómicos y geopolíticos, hasta llegar al punto de la crisis. Hambrunas, sequías, guerras por hambre y por recursos, catástrofes urbanas, pandemias, y destrucción del hábitat, son algunas de esas resultantes. Muchos cuentistas sociales dicen que el calentamiento global es la más desconcertante cuestión de seguridad nacional del siglo XXI.

Por suerte, se ha producido un considerable movimiento de comprensión popular del asunto. Los insensatos quienes lo niegan. Para millones de personas se trata de una aguda amenaza contra el futuro del género humano. Por eso, esta cuestión debe ser tratada por cada candidato y cada partido, incluyendo nuestro partido. De hecho, en la dirección nacional hemos discutido adoptar el calentamiento global y la crisis ambiental, como temas mayores de nuestra agenda en la reunión del Comité nacional.

Se agrega otro tema y es el de la inmigración, que es una cuestión que ha resurgido con gran fuerza en la última década, tanto en nuestro país, como en el mundo. Es una preocupación global, que puede ser comprendida en el contexto de la nueva etapa de la globalización capitalista y el tira y hala a que obliga esta nueva etapa al pueblo trabajador. Nunca antes había tenido lugar un flujo migratorio de trabajadores tan considerable, como el que tiene lugar ahora entre países y entre regiones. En una reciente visita a Moscú, me sorprendió saber que esa ciudad tiene ahora una población de más de 20 millones de personas.

Pero es fácil explicar esta repentina explosión de poblaciones. El colapso del socialismo, combinado con la “terapia de choque”, empobreció a decenas de millones de personas y las envió a “vagabundear” en busca de trabajo muy lejos de sus hogares.

Lo mismo se puede decir de trabajadores en otras ciudades y regiones, cuyos modos de vida y de trabajo han desaparecido sin que tengan culpa de ello.

No es un crecimiento natural de las poblaciones, sino la ruptura de los viejos modos de vida y el desarrollo desigual, así como el despliegue de las fuerzas productivas y el capital en todo el espacio global, en el contexto de una crisis de acumulación mundial, que empuja todo ese vasto movimiento de fuerza laboral desde ciudades, regiones y continentes estancados, hacia otros más dinámicos.

No se trata pues, de una impresión equivocada, sino de un proceso tanto político, como económico. No es únicamente que las inexorables leyes internas del desarrollo capitalista están detrás de este nuevo fenómeno. También lo determina a nivel política, donde interactúan la gente, las clases y los Estados naciones.

La cuestión de la inmigración puede ser utilizada como punta de lanza en las elecciones del 2008. Para que así sea, no es necesario movilizar al electorado en cada Estado, sino en un determinado número de los mismos, donde el tema es más esencial y así lograr la diferencia en las elecciones presidenciales y congresuales.

Así, debemos esperar escuchar muchos discursos acerca de la inmigración, especialmente de parte de los candidatos Republicanos. Cada candidato, independientemente de su afiliación partidaria, debe sentir la presión del movimiento democrático acerca de esta cuestión.

No es un crecimiento natural de las poblaciones, sino la ruptura de los viejos modos de vida y el desarrollo desigual, así como el despliegue de las fuerzas productivas y el capital en todo el espacio global, en el contexto de una crisis de acumulación mundial, que empuja todo ese vasto movimiento de fuerza laboral desde ciudades, regiones y continentes estancados, hacia otros más dinámicos.

No se trata pues, de una impresión equivocada, sino de un proceso tanto político, como económico. No es únicamente que las inexorables leyes internas del desarrollo capitalista están detrás de este nuevo fenómeno. También lo determina a nivel política, donde interactúan la gente, las clases y los Estados naciones.

La cuestión de la inmigración puede ser utilizada como punta de lanza en las elecciones del 2008. Para que así sea, no es necesario movilizar al electorado en cada Estado, sino en un determinado número de los mismos, donde el tema es más esencial y así lograr la diferencia en las elecciones presidenciales y congresuales.

Así, debemos esperar escuchar muchos discursos acerca de la inmigración, especialmente de parte de los candidatos Republicanos. Cada candidato, independientemente de su afiliación partidaria, debe sentir la presión del movimiento democrático acerca de esta cuestión.

Libertades civiles

Los derechos civiles y la igualdad en sus diversas formas son temas que también dominarán la atención en estas elecciones. La administración Bush, con el amplio respaldo de los Republicanos en el Congreso, le ha hecho un gran daño a nuestras libertades constitucionales y ha desmantelado de manera sistemática las medidas por la igualdad racial, de género y de otras formas de igualdad. El Estado y sus instituciones han sido convertidos en una ruina de derechos que estaban garantizados desde los fundamentos de nuestra nación, y desde el siglo pasado.

Finalmente, el papel del gobierno será también un tema de primer orden. En este sentido, se ha producido un cambio importante en la opinión pública, en cuanto al número cada vez mayor de personas que ven la necesidad de que el gobierno juegue un papel constructivo concentrándose en los problemas que al parecer no tienen solución y tienden a empeorar. El lema del ala derecha de que el mejor gobierno es el no gobierno, que este no tiene porque ocuparse de llenar los huecos de la asistencia social que afectan a numerosas personas, resultado de los efectos de un cuarto de siglo de dominio del ala derecha.

Los acuciantes problemas sobre el cuidado de la salud, el calentamiento global, las pensiones, igualdad de raza y género, y otros más por un lado, y el reconocimiento de las limitaciones y fracasos del mercado para resolver los crecientes problemas sociales por el otro, determinan que el pueblo reevalúe el papel del gobierno.

Y esto habrá de ser también parte del debate nacional el próximo año.

El Partid

Debemos ser parte en cada oportunidad, de las luchas y las fórmulas organizativas del movimiento popular liderado por los sindicatos, dando la batalla a la extrema derecha y a la globalización corporativa. Esos han sido nuestra política estratégica y énfasis político desde el año 2000.

Dijimos entonces que queríamos estar en la batalla, y lo hemos hecho, a muchos niveles y de muchas maneras. Somos un gran factor en las luchas existentes y las formas organizativas de todas las coaliciones populares contra la derecha. Nos hemos integrado de manera entusiasta al movimiento anti-guerra, aportando nuestra energía y liderazgo a nivel tanto local como nacional. En el 2006, fuimos los primeros en lanzarnos a la batalla por las elecciones de ese año y podemos estar orgullosos de ello.

Y ahora con las oportunidades de ampliar y profundizar nuestra participación en las luchas actuales y en las elecciones del 2008, se hace imperativo que cada miembro y cada club encuentre los medios prácticos de involucrarse en este movimiento y sus luchas. Las puertas están abiertas, y nadie nos va a dejar fuera, únicamente nosotros mismos.

Traemos a este movimiento nuestra energía, nuestro aprecio por la unidad, nuestros conocimientos estratégicos y tácticos, nuestro entendimiento del capitalismo, nuestra visión sobre el socialismo y nuestro sentido partidario.

Todo eso está bien. De hecho, es admirable que estemos en la trinchera y dando liderazgo a este movimiento en vías de desarrollo.
Pero no es suficiente. Mientras edificamos el movimiento, también tenemos que edificar el partido, el semanario People’s Weekly World, y la juventud del partido (YCL). Estas dos tareas no están separadas, sino que deben estar combinadas orgánicamente en un solo conjunto de trabajo comunista de masas.

Estoy seguro que ustedes comparten conmigo que una mayor presencia comunista en este movimiento de amplia base, solo puede fortalecer al movimiento y ayudar a enfrentar mejor los desafíos de hoy y del mañana. Además, resulta interesante destacar que otros activistas y líderes de este movimiento, que no son parte del partido, nos están diciendo que a ellos les gustaría ver un Partido Comunista más grande y fortalecido.

Entonces, ¿cómo resolvemos esta situación? No hay una respuesta sencilla y en la reunión, otras personas hablarán sobre este tema con mayor profundidad. Basta decir que necesitamos más, de lo que llamo “liderazgo de primera mano”. Y lo necesitamos en dos niveles estrechamente vinculados—ayudando a los clubes y los camaradas a involucrarse más en luchas de masas y en el curso de estas luchas, ir edificando al Partido.

“Liderazgo de primera mano”, significa más colaboración con los clubes y con los líderes de los clubes. Significa asistir más a las reuniones del club. Significa de vez en cuando ir a almorzar con el presidente del club. Significa reunirse regularmente con el liderazgo del club. Y significa tomar la iniciativa en nuestros clubes de reclutar a nuevos miembros o vender suscripciones del People’s Weekly World (PWW).
Significa que nuestro personal nacional que viaja, debe reunirse con los comités de distrito y clubes para enterarnos de las posibilidades y dificultades del reclutamiento. Significa repensar las agendas para las reuniones del Comité Nacional, la Junta Nacional y Comités de distrito, de manera que estas reflejen lo que está sucediendo en las bases del movimiento y el Partido y en la YCL. Significa que demos asistencia a los clubes para que den los próximos pasos en su proceso de desarrollo. Significa que ayudemos a los clubes a desarrollar planes de reclutamiento, a elaborar listas de abonados al PWW y las listas de envíos postales. Significa que demos asistencia práctica en la preparación de los programas educativos de los clubes. Significa planificar con los distritos y con los clubes medios de forma que estos se involucren más en el movimiento por la paz y otras formas del trabajo de masas.

Espero haber dejado establecido que el liderazgo del partido tiene que mezclarse más con los clubes y su membresía, de manera práctica y concreta. Tenemos que dirigir dando el ejemplo. Nuestro papel como líderes del Partido no es resolver problemas en términos generales, sino resolverlos concreta y prácticamente.

Habiendo dicho esto, deseo hacer algunos comentarios generales sobre las cualidades del liderazgo. Además de ser “de primera mano”, tenemos también que premiar a nuestros lideres que ponen al Partido primero, enfatizan en lo positivo, edifican la confianza en el partido y sus colectivos, trabajan duro y resuelven las cosas, “bajan los niveles” de temperatura y frustración, muestran gran sensibilidad a los temas de racismo y supremacía masculina, y se conducen con modestia.

No digo que no tengamos estas cualidades, pero siempre es útil hacer un inventario personal y medirse uno mismo con el fin de saber qué clase de líder aspiramos a ser. Estoy seguro de que cada uno de nosotros comprenderá que todavía somos una obra en progreso—una especie de movimiento popular liderado por los trabajadores.
Pero lo mejor de todo es que vamos por buen camino. Muchas gracias.

Manifiesto de la Marcha Mundial de las Mujeres

Manifiesto de la Marcha Mundial de las Mujeres – 17 Octubre 2007

Nosotras, mas una vez, nos movilizamos en este 17 de octubre para
denunciar y exigir el fin de la opresión a la que somos sometidas por
ser mujeres, para acabar con la dominación, la explotación, el egoísmo y
la búsqueda desenfrenada del lucro que traen injusticias, guerras,
colonizaciones, ocupaciones y mas violencia.

De nuestras luchas feministas y las de nuestras antepasadas que lucharon
en todos los continentes, nacieron nuevos espacios de libertad para
nosotras, nuestras hijas, nuestros hijos, para todas las niñas y los
niños que seguirán caminando sobre la tierra. En el 2000 juntamos 5
millones de firmas exigiendo el fin de la pobreza y de la violencia. El
2005 salimos a las calles nuevamente convocando a la humanidad por
Igualdad, Libertad, Justicia, Paz y Solidaridad y tejiendo nuestros
sueños mientras construimos nuestra manta mundial.

Hoy, como antes, denunciamos el capitalismo, el patriarcado y sus
instituciones como las corporaciones trasnacionales y las oligarquías
nacionales, que extraen su riqueza de la discriminación, opresión y
explotación de nuestros pueblos y especialmente las mujeres, del saqueo
de nuestros territorios, agua, tierra, biodiversidad, fuentes de
energía, y desconocen nuestros derechos individuales y colectivos.
Denunciamos estos sistemas que se organizan con base en los privilegios
de los hombres sobre las mujeres, de blancos sobre negros e indígenas,
así como la exclusión de las lesbianas, de inmigrantes y tantas
situaciones de vida consideradas por ellos “anormales”. Denunciamos su
carácter represivo y de criminalización de nuestras luchas.

No tenemos las mismas oportunidades de estudio y nuestros
conocimientos y calificaciones son menos reconocidas. Las conexiones
entre la pobreza y la violencia hacia las mujeres se manifiestan en el
tráfico e explotación sexual, en el feminicídio, en la utilización del
cuerpo de las mujeres como botín de guerra.

Reconocemos las varias formas de opresión hacia las mujeres en los
cuatro cantos del mundo. Tantas veces nos manifestamos, y seguiremos lo
haciendo, contra las ocupaciones militares en Palestina, Afganistán,
Líbano, Irak. En este momento particular relevamos nuestra solidaridad
con las mujeres en lucha en contra la dictadura militar en Birmania, que
empezaran denunciando la alta de los precios de combustibles y abrieran
el camino a monjes, estudiantes y todo el pueblo. Apoyamos a las
compañeras de Costa Rica en su NO al tratado de libre comercio de
América Central con Estados Unidos. Empeñamos nuestra lucha para superar
la terrible violencia que sufren las mujeres en los conflictos armados
en la región de Kivu, Republica Democrática del Congo y Darfur, en la
región oeste de Sudan.

Reafirmamos nuestros caminos para superar la pobreza y la violencia
hacia las mujeres:

Autonomía económica de las mujeres y repartición de la riqueza:
Empleos dignos, con derechos laborales y justa remuneración; manejo, uso
y control de los recursos y medios de vida; fortalecimiento de la
economía solidaria; valorización del trabajo reproductivo y productivo
de las mujeres. No pago de la deuda externa que atenta contra la
soberanía de los países y vigilancia para los nuevos endeudamientos. No
negociar ni firmar tratados de libre comercio que tengan como objetivo
asegurar los intereses de las transnacionales.

Por soberanía alimentaria y contra la privatización de la naturaleza:
Auto-gestión de nuestros recursos naturales que se base en un modelo de
desarrollo que respete las necesidades básicas de las generaciones
presentes y futuras. Derecho a mantener nuestros medios de vida, a
producir nuestros propios alimentos de la forma en que queremos producir
y alimentarnos de acuerdo a nuestra propia cultura.

No más violencia hacia las mujeres: Combate a la violencia sexista que
es un instrumento de control de nuestras vidas, nuestro cuerpo y
sexualidad, de nos tornar objetos sometidos a la voluntad del otro.
Compromiso y medidas concretas del Estado, de la sociedad, en particular
de los movimientos sociales, en la prevención y punición de la violencia
hacia las mujeres.

Paz y desmilitarización: Poner un fin en la impunidad y en el uso del
cuerpo de las mujeres como botín de guerra y del estupro como arma de
guerra. Participación de las mujeres en la resolución de los conflictos.
Política de desarme, contra las ocupaciones y la presencia militar
extranjera incluyendo bases y ejercicios militares.

¡Hasta que todas las mujeres sean libres estaremos en marcha!

Granja do Ulmeiro, Portugal, 08 Octubre 2007

Comité Internacional Marcha Mundial de las Mujeres

Carta de duelo para Mauricio Funes

Martes, 16 de Octubre de 2007 / 12:15 h
Dagoberto Gutiérrez

La muerte es un ave con alas poderosas, no tiene color ni tiene sabor pero tiene un olfato invencible. En todas partes y en todos los tiempos su nariz persigue, con afán, el olor que le es más preciado y que le significa su perfume preferido.

La vida estalla siempre como una preciosa granada de luz con la característica de las estrellas. Éstas, a la hora de morir, brillan en un inmenso estallido de fuego que anuncia su final, consumen todos sus gases y su fuerza sideral para anunciar su muerte.

Los seres humanos somos parecidos a las estrellas y en condiciones normales entre más vida acumulamos menos segura tenemos la vida; y entre más tiempo ganamos, menos tiempo tenemos. Somos como las estrellas y seguramente terminaremos, como dice Ernesto Cardenal, convertidos en polvo de estrellas enamoradas.

Nadie es capaz, querido periodista, de oler tan siquiera la vecindad o la lejanía de esa amiga entrañable o de esa enemiga tan íntima, que tanto miedo nos mete en la vida y sólo Dios sabe el susto que nos da cuando, de repente, nos damos cuenta que la llevamos adentro o encima, agarrada de nuestros hombros y aferrada a nuestra mirada como el día se cuelga de las madrugadas.

Cuando Alejandro, tu Alejandro de 27 años, se fue a París a estudiar fotografía, llevaba toda su vida con él: su presente, su pasado y su futuro; a sus padres y hermanos, amigos y, probablemente, a sus enemigos.

Todo ese inmenso paquete es el cargamento que las personas transportamos de un tiempo a otro en busca de la vida.

Tu hijo viajó de la vida hacia la vida, como lo hacemos todos.

Como lo hacés vos, o lo hago yo. Confiamos, además, en que el camino lo hacemos nosotros mismos. Somos dueños, entonces, de nuestros pasos y del camino que recorremos; pero quizás no somos dueños de la ruta que inventamos.

Todos los padres tenemos miedo de aquella circunstancia en que nuestros hijos nos precedan en las despedidas. Siempre soñamos con verlos hasta el final de los tiempos, cuando las horas se coman a los minutos y a los segundos.
Pero a ti te ha tocado el acero encendido, al rojo vivo, de perder en la vida de tu hijo parte de tu misma vida.

La verdad es que nosotros hacemos nuestra historia; pero como vos muy bien sabés, no hacemos ni controlamos, totalmente, las circunstancias en que construimos nuestra historia.

Esta verdad verdadera parece ser la sal de la vida porque a cada paso nos asalta y nos salta en pleno camino.

Es aciago el momento en que una mano asesina tronchó la vida de Alejandro y cegó la luz de su mirada. Él, con apenas 27 años; que estudiaba fotografía para entender y saborear el peso de la luz sobre la realidad, perdió esa luz injusta e inadvertidamente.

El pueblo salvadoreño siente tu dolor de padre, porque está en condiciones, históricas y humanas, de comprender la pérdida de los hijos, así como las pérdidas de padres, hermanos, familiares y amigos.

Ambos, vos y yo, sabemos que somos parte de un pueblo que ha perdido mucho, como cuando vos perdés a tu hijo; pero por sobre todas las cosas sabemos que por grande e inmenso que sean el dolor y la angustia, nunca perderemos la encendida noción de saber que nos queda mucho de la vida; que nunca estamos solos, ni en la vida ni en la muerte y la compañía es siempre un himno que canta la victoria de la vida sobre la muerte.

Este dolor te cae en momentos encendidos y aunque parece venir de lejos, desde una calle de París, en verdad es suficientemente cercano para ser íntimo y te llega además, y nos llega en momentos de compromiso y hasta de entrega, cuando los millones de arroyuelos que nacen y cruzan los tejidos de la Patria pueden ser convertidos en torrentes inmensos de dignidad, justicia, verdad y vida.

La lucha que se libra y la lucha que se viene y aviene es, en realidad, la lucha de la vida contra la muerte; es la vida de todos, incluso de aquéllos que cultivan la muerte en nuestro país, y aquí y ahora puede ser y será el momento prolongado de construir una nueva vida para todos, donde la muerte no tenga el poder que tiene, y que ya no pueda segar ninguna existencia fresca y refrescante, como ocurrió el primero de octubre en una calle francesa.

Te acompañamos en tu dolor así como te acompañamos en el sueño, ambos parecen compromisos adquiridos cuando asumimos que la dignidad exige que cada ser humano sea un proyecto en sí, pero sin embargo nunca terminaremos de resolver los misteriosos recodos que tienen las rutas que en la vida corren porque las pruebas que encontramos no se presentan como tales y llegan sin ser invitadas y nos hieren en lo más hondo del alma y por eso, nos sorprenden en el segundo más temporal de todos los segundos.

Tu dolor, querido periodista, es una combinación de amargura y de ternura. Podemos decir que es tierno y amargo porque es la pérdida irreparable de un hijo, y es pérdida injusta.

Es tierna porque conmueve todo el cielo de ternura que corona la relación de un hijo con su padre y por eso estamos contigo, con tus hijos y tu familia.

Estos momentos inesperados parecen ser parte de los instantes esperados porque la lucha que viene ya está encima y hasta adentro de la vida toda y así como la ternura adolorida enterrará a tu hijo, esa misma ternura, fortalecida, alimentada y crecida por el dolor y la esperanza, estará midiendo, paso a paso, la lucha del pueblo por su libertad, su dignidad y su vida. Esta lucha es también un acto de amor.

Con sueños se construye la vida…

LA PALMA, Chalatenango, 14 de octubre de 2007 (SIEP) “A finales de año saldrán publicadas mis memorias, es mi hija mayor Claudia la que me ha empujada para que las escriba, y las iniciaba, las dejaba, las iniciaba…pero las he terminado, llevan por título Con sueños se construye la vida” nos revela Salvador Sánchez Ceren, líder histórico del FMLN.

Conocido con su nom de guerre de Leonel fue el compañero inseparable de Schafik Handal en la conducción de la guerra, en la negociación política que condujo a los Acuerdos de Paz de 1992 y en la construcción del FMLN como un poderoso partido político de izquierda.

Leonel fue además durante los años setenta un combativo dirigente de los maestros, de ANDES 21 de Junio junto con Melida Anaya Montes, y ambos forjaron en 1975 el Bloque Popular Revolucionario, BPR.

Asimismo a principios de los años setenta fue un iniciador de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) Farabundo Martí. Y posteriormente miembro de la Comandancia General del FMLN durante casi toda la guerra. Actualmente es candidato a la vicepresidencia por esta partido para las elecciones presidenciales del 2009.

Escuchamos su discurso en el Acto en Conmemoración del 23 Aniversario del Dialogo de la Palma, realizado en esta ciudad. Nos trasmite las siguientes ideas:

“Somos orgullosos de nuestro pasado…

“Debemos estar alertas ante el uso mañoso que hace la derecha de nuestra historia porque la derecha es maestra en engaños y mentiras, nos quieren convencer que fue un error que le gente se levanta en armas, pero hay que estar claros que el país no habría avanzado sin ese esfuerzo guerrillero, sin ese sacrificio de miles de personas que se incorporaron ala lucha para cambiar este país…”

“Somos orgullosos de nuestro pasado…porque sin ese pasado de lucha nuestra sociedad no habría cambiado, nuestro país no habría cambiado, y la derecha nunca va a doblegarnos…Nosotros sabemos que la mayoría de salvadoreños y salvadoreñas siguen sufriendo este modelo y que debemos de cambiarlo y ese es nuestro compromiso, de Mauricio y él mío….Mauricio no pudo hacerse presente porque como ustedes saben se encuentra fuera del país…”

“En 18 años este gobierno arenero no ha podido resolver los problemas de los salvadoreños y salvadoreñas, ha sido un rotundo fracaso. Fíjense que ahora la libra de frijoles vale más de un dólar ¡imagínense! Y eso es lo que comemos, frijoles y maíz. Es una situación desesperante par ala mayoría de la población…”

“Mauricio (Funes) es un luchador social de toda la vida…Su presencia en nuestra fórmula es garantía que se va levantar la esperanza en este país y que después del 2009 construiremos una nueva nación, una nueva patria, democrática, justa, independiente…”

“Hemos cometido errores y pedimos perdón por los errores que cometimos durante la guerra pero no pueden compararse con los crímenes, con las masacres que cometió la derecho, no pueden compararse nuestros errores con los asesinatos de Monseñor Romero y los padres Jesuitas…El estado arenero tiene que responder por el estos asesinatos…”

“Estamos trabajando desde ya para hacer realidad que en el 2009 Mauricio Funes sea el presidente de El Salvador…”

Rafael fue un gran luchador social…(III)

AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) Una reunión para recordar a Rafael, Lito y Galia Aguiñada no podía dejar de contar con la presencia y la palabra del legendario comunista salvadoreño Blas Escamilla, de 95 años de edad.

Con su voz curtida por la lucha social de décadas, Blas explicó que “Rafael fue un gran luchador social, sindicalista, revolucionario, un hombre que siempre estaba activo, dedicado a los intereses de su clase, convencido de la justeza de su lucha, muy firme y muy decidido…Yo lo visitaba y hablábamos bastante, a veces discutíamos y Berta nos decía: ya dejen de estar peleando.”

“El se preocupaba mucho en lo que pensaba la gente, en lo que sentía la gente y a veces, muchas veces me pregunto si hoy hacemos lo mismo, si realmente nos preocupamos en saber que es lo que la gente piensa y partir de allí para conducirla a la lucha revolucionaria por la toma del poder…”

“No se si hay alguien de la dirección del Partido aquí y va pensar que los estoy criticando, pero es que me preocupa si realmente como lo hacíamos antes, estamos analizando como se encuentra el país y como piensa la gente para definir estrategias de toma del poder.”

“Yo le decía a Schafik que a mi no me gustaba andar mendigando votos, que a mi me gustaba más (hace con la mano un gesto) una victoria surgida de una victoria miliar, y no es que sea militarista, que no lo soy. Es que solo las revoluciones que han surgido así se han sostenido…Miren China, Cuba…No se si me van a criticar por esto, pero así pienso…Cuando le decía esto a Schafik, cariñosamente me jalaba el pelo y me decía: no vez que estamos en otra situación. Sí, le respondía. Pero el enemigo sigue siendo el mismo…””

“A mi el bla, bla, bla nunca me ha gustado mucho…soy una persona más de acción. La teoría debe servir para la acción. Este pueblo necesita que lo levantemos. No podemos olvidar esta responsabilidad, como revolucionarios que somos…Así pensábamos antes los comunistas… Discúlpenme, se me olvida que les estaba diciendo…Ah, si, hay que organizar al pueblo, Rafael era maestro en este arte de la organización…y por eso lo mató el enemigo. El enemigo no se equivoca. La derecha reconoce a sus enemigos…”

Rafael era creativo, inquieto,firme…

AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) “Rafael era creativo, inquieto, firme…le gustaba andar con la camisa de fuera; y se movía al caminar con las manos para atrás” expresó Dagoberto Gutiérrez en Acto de Homenaje a Rafael, Lito y Galia Aguiñada realizado esta tarde.

Agregó que “con Rafael visitamos Europa, estuvimos en el Museo Louvre, en Paris. Y me dice: ¿vamos a comer o a donde vamos? Y fuimos a comer. Y compramos un vino que decía vine de table…vine de table…sonaba bonito! Pero al probarlo era como vinagre…

Vivíamos en un cuarto en un edificio en el sexto piso y todos los días había que hacer cola para ir al baño. Rafael era dormilón, muy dormilón, y a mi me tocaba hacerle la cola para que se bañara…se quedaba dormido. Rafael era decidido, muy decidido…muy activo.

Muchas veces las decisiones de los hijos sorprenden a los padres. En el caso de Galia ella decidió ir a la guerra que se libraba en su país. Pudo haberse quedado estudiando en Nicaragua. Pero decidió ir a la guerra…La guerra es el mayor ejercicio intelectual que el ser humano pueda realizar. Es un ejercicio hecho bajo tensión. El ser humano vive permanentemente bajo la guerra y en momentos bajo la paz. La guerra es permanente…Por eso Immanuel Kant afirmaba que el ser humano vivara eternamente en guerra…

Galia dio su vida. En la guerra se muere o se vive…Y también la única certidumbre de la vida es la muerte…y el acto más vital es la muerte…La familia Aguiñada es una familia que ha dado a la revolución su sangre, su esperanza y que continúa firme…Berta sigue firme…continúa luchando y es garantía de que esto no se detenga.

El imperio decae. Lo que estamos viendo hoy no lo habíamos visto antes. El mismo Alna Greeenspan ha declarado que el euro debe sustituir al dólar y lo dice Alan Greenspan, el ex encargado de la Reserva Federal.…

Estamos viviendo un momento extraordinario de lucha política. Hace 50 años que no hay crisis política. Y la estamos viviendo. Este es un proceso objetivo. Es un momento que hubiera alegrado a Rafael Aguiñada Carranza, a Rafael Aguiñada Deras y a Galia.

Tenemos el compromiso de asegurar que este proceso siga su rumbo, siga caminando…Hay que construir las alianzas políticas que se pegan con cemento, con acuerdos políticos y construir la unidad política que se pega con cemento ideológico…

El socialismo y el hombre nuevo en Cuba

El socialismo y el hombre nuevo

un texto necesario de Ernesto Che Guevara

inSurGente (J.L).- Ahora que se cumple el cuadragésimo aniversario del asesinato del Che, en la redacción de inSurGente hemos querido recordarlo con un texto del propio Ernesto Guevara al que su valor y actualidad convierten en un escrito imprescindible. Publicado como una carta al semanario uruguayo Marcha, recomendamos su impresión para reflexionar sobre la necesidad de que una idea tan hermosa como es el socialismo, debe ser parido por personas capaces de despojarse de las miserias morales del capitalismo. Un texto lleno de análisis y de poesía. Imponente.

El socialismo y el hombre nuevo en Cuba

por Ernesto Che Guevara

Estimado compañero. Acabo estas notas en viaje por África, animado del deseo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos.

Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado. No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.

Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953. Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel Moncada, en la provincia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.

Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fundamental. En él se confiaba, individualizado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.

Llego la etapa de la lucha guerrillera. Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber. En base a estos lograba sus grados.

Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.

En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria. Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora, vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.

En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista. La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza.

Se produjeron enseguida contradicciones seria, resueltas, en primera instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de gobierno con el cargo de primer ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.

Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.

Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.

La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.

Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. Otras veces, experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento.

Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar. Así sucedió en marzo de 1962 ante una política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante.

Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con las masas. Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero, en el caso de las iniciativas surgidas de estratos superiores del gobierno utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.

Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y victoria.

Lo difícil de entender, para quien no viva la experiencia de la revolución, es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.

En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impuesto por el rigor de la sociedad capitalista. En esta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de la comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de la vida, va modelando su camino y su destino.

Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que este se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos. (Cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero ese es un tema que sale de la intención de estas notas.)

De todos modos, se muestra el camino con escollos que aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.

Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.

Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.

El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.

En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin. En estos, el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de liberación contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados, los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencadenamiento. La acción consciente hace el resto.

En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es muy grande.

Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.

De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.

Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.

Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.

A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.

Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son los premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación; la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, etcétera. Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas: es la demostración interesada de que una mentira es verdad.

En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparto de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.

Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.

En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.

Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.

El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.

A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.

Todo esto entraña, para su éxito total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias. En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esa marcha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.

Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin demasiada prisa. El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.

No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.

Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total consciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas todas las cadenas de la enajenación.

Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.

Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.

Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.

Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aún cuando sea necesario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.

El cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de aceleración, otros pausados e incluso, de retroceso.

Debemos considerar, además como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del Programa de Gotha, sino de una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo. Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.

Si a esto de agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.

La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aún, de su vanguardia.

En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas, es más fácil ver la división entre la necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual. pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad.: es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.

Se trata sólo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aún cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y sólo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.

Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.

Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas. La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.

Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia.

En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural, una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.

El socialismo es joven y tiene errores.

Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben. No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.

Se busca entonces la simplificación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce al problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto, no peligroso). Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.

Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más puramente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente en arte, su decadencia de hoy. Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy.

Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.

En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha dado, pero sí otro signo de contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente éste es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.

Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades materiales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El presente es de lucha, el futuro es nuestro.

Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original. Las posibilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo.

En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido.

Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.

Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes. Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El trabajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, jamás un castigo. Una nueva generación nace.

El Partido es una organización de vanguardia. Los mejores trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educados para el comunismo. Y a esa educación va encaminado el trabajo. El Partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo…

Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad, el hombre como individuo de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia no una receta.

Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la dirección, la tónica siempre, peros hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigente porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.

No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año se pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.

Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia; y, hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.

Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas son que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.

Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de Revolución. No hay vida fuera de ella.

En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.

El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial. Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala loca y se olvida el internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.

Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No sólo el del dogmatismo, no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.

En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.

Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna —no nos avergüenza ni nos intimida decirlo— va Fidel, después, los mejores cuadros del Partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.

Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de la necesidad del mismo ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales, una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto.

Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación. Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.

Permítame intentar unas conclusiones:

Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.

El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.

Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.

Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.

El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.

Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.

La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.

Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.

La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.

Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando.

Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima.» Patria o muerte.

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Texto dirigido a Carlos Quijano.

Publicado en: Marcha, Montevideo, 12 de marzo de 1965.

Tomado de: Ernesto Che Guevara, Escritos y discursos, Tomo 8, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977

Realizaran Acto en Memoria de Rafael, Lito y Galia Aguiñada

REALIZARAN ACTO EN MEMORIA DE RAFAEL, LITO Y GALIA AGUIÑADA

SAN SALVADOR; 26 de septiembre de 2007 (SIEP) “Invitamos a nuestros amigos y amigas, a que nos acompañen este sábado. Vamos a desafiar al olvido impuesto por los poderosos, y a recuperar nuestra memoria histórica, a recordar a nuestros héroes y mártires revolucionarios. Entre estos mi esposo, Rafael mi hijo Lito y mi hija menor Galia, que lucharon desde las filas del Partido Comunista, por la democracia y el socialismo en nuestra patria” informó Berta Deras.

Agregó que “mi esposo, Rafael Aguiñada, fue asesinado el 26 de septiembre de 1975, al salir de una reunión sindical. El era dirigente del Partido Comunista de El Salvador así como secretario general de la Federación Unitaria Sindical (FUSS) y diputado del partido Unión Democrática Nacionalista (UDN) ante la Asamblea Legislativa.”

“Mi hijo, Rafael Aguiñada Deras, conocido como Lito, fue ametrallado en abril de 1981 frente a la Policlínica. El era Comandante de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) el brazo armado del PCS. Había sido antes dirigente de la Juventud Comunista de El Salvador.”

“Mi hija menor, Galia, cayo víctima de una emboscada del ejército de la dictadura en el Cerro de Guazapa, en enero de 1990. Era combatiente de las Fuerzas Armadas de Liberación. Ellos entregaron su vida por la felicidad de este pueblo sufrido que sigue luchando por su liberación definitiva.”

Por otra parte, el Rev. Roberto Pineda, informó que “en este Acto están invitados para participar y recuperar momentos de lucha, dolor y alegría, los compañeros Domingo Santacruz, Dagoberto Gutiérrez, Blas Escamilla, y Mario Aguiñada.”

“Asimismo ese mismo sábado 29 de septiembre, se estaría celebrando un Culto Ecuménico en Memoria de Rafael, Lito y Galia Aguiñada. Lo realizaríamos en el Cementerio General a las 9 a.m. También los estamos invitando” compartió el pastor de la Iglesia Luterana Popular.