Los 86 años del Partido Comunista de El Salvador

Los 86 años del Partido Comunista de El Salvador
abril 06, 2016 Voces Comentar
Publicado en: Actualidad, Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales, Voces Ciudadanas

Dagoberto Gutiérrez

A las 8 de la mañana del domingo 3 de abril, empezaron a llegar grupos de jóvenes que entre risas y abrazos parecían saber que es lo que iba a ocurrir en el Teatro de Cámara Municipal “Roque Dalton” en San Salvador.

Las puertas estaban abiertas, la musica resonaba en el escenario, suave y cadenciosa, una manta grande con el nombre de Partido Comunista de El Salvador y retratos de Marx, Engels, Lenin, Farabundo Martí, coronaban ese escenario. En el exterior se instalaban ventas de libros, adornos y otras cosas de ocasión, mientras el café y el pan empezaba a circular. La mañana era radiante y el sol lleno de cortesía no calcinaba todavía.

El Partido Comunista de El Salvador celebraba sus 86 años de existir, luchar en diversos terrenos, resistir y promover. Los que en marzo de 1930 lo fundaron a orillas del Lago de Ilopango, probablemente no esperaban que la nutrición ideológica y política de la creatura que surgió ese domingo, en esa reunión de obreros, artesanos e intelectuales, tuviera tanto vigor y llegara a ser tan necesario.

El PCS ha recorrido diversos territorios, empezando por la fugaz y peligrosa legalidad en las elecciones que el dictador Maximiliano Hernández Martínez convocó en el año 31 del siglo pasado. Luego vinieron largos años de represión hasta que en 1950, en los turbulentos acontecimientos de esa década, nuevamente el Partido Comunista emerge buscando comunicación con las masas. Estos fueron años de desarrollo del trabajo en el seno del movimiento sindical, hasta que a finales de esa década, en 1959, al triunfar la revolución cubana, el pueblo es cruzado en su ánimo, voluntad y pensamiento por un huracán de entusiasmo y resistencia que esta revolución expandió.

Estos años fueron espacios encendidos de lucha de masas, de organización, movilización y también de áspera y ruda clandestinidad que en ningún momento impidió el trabajo político del PCS.

El ambiente social con sus llamas, sus cruces de pensamiento y acción, crearon las condiciones para que en 1969, el Partido sufriera la única división de su historia, de resultas de la cual fueron creadas diferentes organizaciones populares. Al final de esta década viene la guerra con Honduras y el Partido apoya la lucha contra la cúpula militarista del gobierno hondureño, que estaba masacrando a miles de migrantes salvadoreños radicados en Honduras.

En este década del 60 estalla la primera huelga nacional de maestros, dirigida por Andes 21 de Junio, y el Partido Comunista fue un destacamento infaltable en esta gesta histórica. Un año anterior, en 1967, el Partido es fuerza fundamental en la campaña electoral del Partido Acción Renovadora (PAR), que movilizó y organizó a miles y miles de salvadoreños.

La década de los años 70, que es como una bisagra histórica, fue el escenario del ensanchamiento de las fuerzas revolucionarias y la lucha armada aparece como una de las formas políticas de resistir a la dictadura militar de derecha, establecida en 1932. En esta década se fundamentan las condiciones ideológicas y políticas de las que surgirá la guerra en su forma de lucha armada, y ya en los años 80, la guerra aparece como lucha armada generalizada.

Es en estos años donde el pueblo, a través de sus organizaciones, construye su obra maestra: la alianza política llamada Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que dirigiría la guerra del pueblo contra sus opresores durante 20 años.

El Partido y la Juventud Comunista remontaron esta máxima prueba con un alto costo de sangre y de vidas preciosas, pero al final, el PCS está política, ideológica y socialmente fortalecido y transformado.

Este momento histórico de cruce de caminos resulta caro y oscuro para un partido que había resistido con éxito décadas de represión y aislamiento y que había remontado con éxito la más sangrienta guerra de nuestra historia, al final de la cual se extingue el acuerdo político entre las distintas fuerzas y sobreviene el dilema histórico de incorporarse al sistema político pero saliendo de la sociedad. Es en este momento cuando este sujeto histórico sufre un quebranto en su existencia y aparentemente es apartado de la lucha política en nombre de un supuesto y nuevo actor destinado a circular en las cañerías ideológicas del mismo régimen.

Han pasado 25 años de un periodo amargo y oscuro para el pueblo y resurge la necesidad de un instrumento político que construya junto con el pueblo la luz del entendimiento necesaria, que construya los caminos que hay que recorrer, que proponga las formas que las luchas deben y tienen que adoptar, que convoque a los hombres y mujeres con voluntad para resistir y que finalmente lleve al pueblo a nuevos estadios de lucha contra la actual dictadura del mercado neoliberal, de su gobierno lacayo y de los nuevos esbirros.

El pueblo colmó las instalaciones del Teatro de Cámara y adultos, jóvenes, hombres y mujeres, permanecieron atentos y entusiasmados ante el mensaje que un Partido Comunista resistente expresó toda la mañana. Este pueblo buscaba respuestas y también preguntas, buscaba caminos y soluciones históricas para que puedan convertirse en soluciones puntuales a problemas puntuales.

A los 86 años, el Partido expresa un amorío entre una larga experiencia histórica y un entusiasmo juvenil para acometer lo que el momento requiere, y así, los acordes de la Internacional se cruzaron con las notas y cánticos de la resistencia actual, y aquel Partido que estuvo en la base organizativa del levantamiento de 1932, que fue diezmado por la matanza, aparece con vigor, con pensamiento fresco y resistente. El pueblo que nutre los sueños y las utopías, que necesita un instrumento real para las luchas actuales, necesita como nunca antes a un Partido Comunista popular, revolucionario, anti-capitalista, participativo y constructor del socialismo necesario y oportuno.

La fiesta del domingo 3 de abril debe continuar y necesita ensancharse para que sus luces no se apaguen nunca y la sangre de los mártires siga alumbrando los caminos llenos de redención de todos aquellos y aquellas que murieron en la tortura, que desaparecieron sin nombre, que cayeron con el fusil en la mano. Para todos ellos, esta fiesta es parte del homenaje necesario y perenne que construimos con nuestra lucha.

AEP presenta el 14 de abril en UES libro de Roberto Pineda

AEP presenta el 14 de abril en UES libro de Roberto Pineda

SAN SALVADOR, 5 de abril de 2016 (SIEP) “Como Asociación de Estudiantes de Periodismo, AEP, de la Universidad de El Salvador reivindicamos el rescate de la memoria histórica de los sectores populares y revolucionarios de nuestra Patria.”
“Y es en este espíritu que realizaremos el próximo 14 de abril el conversatorio y presentación del libro Ideas emancipatorias y tradiciones de lucha de nuestro compañero Roberto Pineda…” agregaron dirigentes de AEP.
Indicaron que con este esfuerzo se contribuye “a conocer la historia de esta formación política, el PCS, que durante 65 años luchó incansablemente por la democracia y el socialismo en El salvador.”
Por su parte Roberto Pineda manifestó que “es para mí un gran honor la presentación de este libro en la UES y organizado por la AEP, y en el marco de las celebraciones del 86 aniversario de fundación del Partido de Farabundo Martí y Schafik Handal, del partido de Fidelina Raimundo y Julia Mujica.”

Ilusiones progresistas devoradas por la crisis. América Latina a la hora del lumpencapitalismo

“Ilusiones progresistas devoradas por la crisis. América Latina a la hora del lumpencapitalismo”: Jorge Beinstein
04/04/2016

La coyuntura global está marcada por una crisis deflacionaria motorizada por las grandes potencias. La caída de los precios de las commodities, cuyo aspecto más llamativo fue desde mediados del 2014 la de las cotizaciones del petróleo, descubre el desinfle de la demanda internacional mientras tanto se estanca la ola financiera, muleta estratégica del sistema durante las últimas cuatro décadas.
La crisis de la financierización de la economía mundial va ingresando de manera zigzageante en un zona de depresión, las principales economías capitalistas tradicionales crecen poco o nada1 y China se desacelera rápidamente. Frente a ello Occidente despliega su último recurso: el aparato de intervención militar integrando componentes armadas profesionales y mercenarias, mediáticas y mafiosas articuladas como “Guerra de Cuarta Generación” destinada a destruir sociedades periféricas para convertirlas en zonas de saqueos. Es la radicalización de un fenómeno de larga duración de decadencia sistémica donde el parasitismo financiero y militar se fue convirtiendo en el centro hegemónico de Occidente.

No presenciamos la “recomposición” política-económica-militar del sistema como lo fue la reconversión keynesiana (militarizada) de los años 1940 y 1950 sino su degradación general. La mutación parasitaria del capitalismo lo convierte en un sistema de destrucción de fuerzas productivas, del medio ambiente, y de estructuras institucionales donde las viejas burguesías se van transformando en círculos de bandidos, novedoso encumbramiento planetario de lumpenburguesías centrales y periféricas.

La declinación del progresismo

Inmersa en este mundo se despliega la coyuntura latinoamericana donde convergen dos hechos notables: la declinación de las experiencias progresistas y la prolongada degradación del neoliberalismo que las precedió y las acompaño desde países que no entraron en esa corriente de la que ahora ese neoliberalismo degradado aparece como el sucesor.

Los progresismos latinoamericanos se instalaron sobre la base de los desgastes y en ciertos casos de las crisis de los regímenes neoliberales y cuando llegaron al gobierno los buenos precios internacionales de las materias primas sumados a políticas de expansión de los mercados internos les permitieron recomponer la gobernabilidad.

El ascenso progresista se apoyó en dos impotencias; la de la derechas que no podían asegurar la gobernabilidad, colapsadas en algunos casos (Bolivia en 2005, Argentina en 2001-2002, Ecuador en 2006, Venezuela en 1998) o sumamente deterioradas en otros (Brasil, Uruguay, Paraguay) y la impotencia de las bases populares que derrocaron gobiernos, desgastaron regímenes pero que incluso en los procesos más radicalizados no pudieron imponer revoluciones, transformaciones que fueran más allá de la reproducción de las estructuras de dominación existentes.

En los casos de Bolivia y Venezuela los discursos revolucionarios acompañaron prácticas reformistas plagadas de contradicciones, se anunciaban grandes transformaciones pero las iniciativas se embrollaban en infinitas idas y venidas, amagos, desaceleraciones “realistas” y otras astucias que expresaban el temor profundo a saltar las vallas del capitalismo. Ello no solo posibilitó la recomposición de las derechas sino también la proliferación a nivel estatal de podredumbres de todo tipo, grandes corrupciones y pequeñas corruptelas.

Venezuela aparece como el caso más evidente de mezcla de discursos revolucionarios, desorden operativo, transformaciones a medio camino y autobloqueos ideológicos conservadores. No se consiguió encaminar la transición revolucionaria proclamada (más bien todo lo contrario) aunque si se logró caotizar el funcionamiento de un capitalismo estigmatizado pero de pié, obviamente los Estados Unidos promueven y aprovechan esa situación para avanzar en su estrategia de reconquista del país. El resultado es una recesión cada vez más grave, una inflación descontrolada, importaciones fraudulentas masivas que agravan la escasez de productos y la evasión de divisas que marcan a una economía en crisis aguda2.

En Brasil el zigzagueo entre un neoliberalismo “social” y un keynesianismo light casi irreconocible fue reduciendo el espacio de poder de un progresismo que desbordaba fanfarronería “realista” (incluida su astuta aceptación de la hegemonía de los grupos económicos dominantes). La dependencia de las exportaciones de commodities y el sometimiento a un sistema financiero local transnacionalizado terminaron por bloquear la expansión económica, finalmente la combinación de la caída de los precios internacionales de las materias primas y la exacerbación del pillaje financiero precipitaron una recesión que fue generando una crisis política sobre la que empezaron a cabalgar los promotores de un “golpe blando” ejecutado por la derecha local y monitoreado por los Estados Unidos.

En Argentina el “golpe blando” se produjo protegido por una máscara electoral forjada por una manipulación mediática desmesurada, el progresismo kirchnerista en su última etapa había conseguido evitar la recesión aunque con un crecimiento económico anémico sostenido por un fomento del mercado interno respetuoso del poder económico. También fue respetada la mafia judicial que junto a la mafia mediática lo acosaron hasta desplazarlo políticamente en medio de una ola de histeria reaccionaria de las clases altas y del grueso de las clases medias.

En Bolivia Evo Morales sufrió su primera derrota política significativa en el referendum sobre reelección presidencial, su llegada al gobierno marcó el ascenso de las bases sociales sumergidas por el viejo sistema racista colonial. Pero la mezcla híbrida de proclamas antiimperialistas, postcapitalistas e indigenistas con la persistencia del modelo minero-extractivista de deterioro ambiental y de comunidades rurales y del burocratismo estatal generador de corrupción y autoritarismo terminaron por diluir el discurso del “socialismo comunitario”. Quedó así abierto el espacio para la recomposición de las elites económicas y la movilización revanchista de las clases altas y su séquito de clases medias penetrando en un vasto abanico social desconcertado.

Ahora las derechas latinoamericanas van ocupando las posiciones perdidas y consolidan las preservadas, pero ya no son aquellas viejas camarillas neoliberales optimistas de los años 1990, han ido mutando a través de un complejo proceso económico, social y cultural que las ha convertido en componentes de lumpenburguesías nihilistas embarcadas en la ola global del capitalismo parasitario.
Grupos industriales o de agrobusiness fueron combinando sus inversiones tradicionales con otras más rentables pero también más volátiles: aventuras especulativas, negocios ilegales de todo tipo (desde el narco hasta operaciones inmobiliarias opacas pasando por fraudes comerciales y fiscales y otros emprendimientos turbios) convergiendo con “inversiones” saqueadoras provenientes del exterior como la megaminería o las rapiñas financieras.

Dicha mutación tiene lejanos antecedentes locales y globales, variantes nacionales y dinámicas específicas, pero todas tienden hacia una configuración basada en el predominio de elites económicas sesgadas por la “cultura financiera-depredadora” (cortoplacismo, desarraigo territorial, eliminación de fronteras entre legalidad e ilegalidad, manipulación de redes de negocios con una visión más próxima al videojuego que a la gestión productiva y otras características propias del globalismo mafioso) que disponen del control mediático como instrumento esencial de dominación rodeándose de satélites políticos, judiciales, sindicales, policiales-militares, etc.

¿Restauraciones conservadoras o instauraciones de neofascismos coloniales?

Por lo general el progresismo califica a sus derrotas o amenazas de derrotas como victorias o peligros de regreso del pasado neoliberal, también suele utilizarse el término “restauración conservadora”, pero ocurre que esos fenómenos son sumamente innovadores, tienen muy poco de “conservadores”.

Cuando evaluamos a personajes como Aecio Neves, Maurico Macri o Henrique Capriles no encontramos a jefes autoritarios de elites oligárquicas estables sino a personajes completamente inescrupulosos, sumamente ignorantes de las tradiciones burguesas de sus países (incluso en ciertos casos con miradas despreciativas hacia las mismas), aparecen como una suerte de mafiosos entre primitivos y posmodernos encabezando políticamente a grupos de negocios cuya norma principal es la de no respetar ninguna norma (en la medida de lo posible).

Otro aspecto importante de la coyuntura es el de la irrupción de movilizaciones ultra-reaccionarias de gran dimensión donde las clases medias ocupan un lugar central. Los gobiernos progresistas suponían que la bonanza económica facilitaría la captura política de esos sectores sociales pero ocurrió lo contrario: las capas medias se derechizaban mientras ascendían económicamente, miraban con desprecio a los de abajo y asumían como propios los delirios neofascistas de los de arriba. El fenómeno sincroniza con tendencias neofascistas ascendentes en Occidente, desde Ucrania hasta los Estados Unidos pasando por Alemania, Francia, Hungría, etc., expresión cultural del neoliberalismo decadente, pesimista, de un capitalismo nihilista ingresando en su etapa de reproducción ampliada negativa donde el apartheid aparece como la tabla de salvación.

Pero este neofascismo latinoamericano incluye también la reaparición de viejas raíces racistas y segregacionistas que habían quedado tapadas por las crisis de gobernabilidad de los gobiernos neoliberales, la irrupción de protestas populares y las primaveras progresistas. Sobrevivieron a la tempestad y en varios casos resurgieron incluso antes del comienzo de la declinación del progresismo como en Argentina el egoísmo social de la época de Menem o el gorilismo racista anterior, en Bolivia el desprecio al indio y en casi todos los casos recuperando restos del anticomunismo de la época de la Guerra Fría. Supervivencias del pasado, latencias siniestras ahora mezcladas con las nuevas modas.

Una observación importante es que el fenómeno asume características de tipo “contrarrevolucionario”, apuntando hacia una política de tierra arrasada, de extirpación del enemigo progresista, es lo que se ve actualmente en Argentina o lo que promete la derecha en Venezuela o Brasil, la blandura del contrincante, sus miedos y vacilaciones excitan la ferocidad reaccionaria. Refiriéndose a la victoria del fascismo en Italia Ignazio Silone la definía como una contrarrevolución que había operado de manera preventiva contra una amenaza revolucionaria inexistente3. Esa no existencia real de amenaza o de proceso revolucionario en marcha, de avalancha popular contra estructuras decisivas del sistema desmoronándose o quebradas, envalentona (otorga sensación de impunidad) a las elites y su base social.

La marea contrarrevolucionaria es uno de los resultados posibles de la descomposición del sistema imponiendo de manera exitosa en algunos casos del pasado proyectos de recomposición elitista, en el caso latinoamericano expresa descomposición capitalista sin recomposición a la vista.

Si el progresismo fue la superación fracasada del fracaso neoliberal, este neofascismo subdesarrollado exacerba ambos fracasos inaugurando una era de duración incierta de contracción económica y desintegración social. Basta ver lo ocurrido en Argentina con la llegada de Macri a la presidencia: en unas pocas semanas el país pasó de un crecimiento débil a una recesión que se va agravando rápidamente producto de un gigantesco pillaje, no es difícil imaginar lo que puede ocurrir en Brasil o en Venezuela que ya están en recesión si la derecha conquista el poder político.

La caída de los precios de las commodities y su creciente volatilidad, que la prolongación de la crisis global seguramente agravará, han sido causas importantes del fracaso progresista y aparecen como bloqueos irreversibles de los proyectos de reconversión elitista-exportadora medianamente estables. Las victorias derechistas tienden a instaurar economías funcionando a baja intensidad, con mercados internos contraídos e inestables, eso significa que la supervivencia de esos sistemas de poder dependerá de factores que las mafias gobernantes pretenderán controlar.
En primer término el descontento de la mayor parte de la población aplicando dosis variables de represión, legal e ilegal, embrutecimiento mediático, corrupción de dirigentes y degradación moral de las clases bajas. Se trata de instrumentos que la propia crisis y la combatividad popular pueden inutilizar, en ese caso el fantasma de la revuelta social puede convertirse en amenaza real.

La estrategia imperial

Los Estados Unidos desarrollan una estrategia de reconquista de América Latina aplicándola de manera sistemática y flexible. El golpe blando en Honduras fue el puntapié inicial al que le siguió el golpe en Paraguay y un conjunto de acciones desestabilizadoras, algunas muy agresivas, de variado éxito que fueron avanzando al ritmo de las urgencias imperiales y del desgaste de los gobiernos progresistas. En varios casos las agresiones más o menos abiertas o intensas se combinaron con buenos modales que intentaban vencer sin violencias militar o económica o sumando dosis menores de las mismas con operaciones domesticadoras.

Donde no funcionaba eficazmente la agresión empezó a ser practicado el ablande moral, se implementaron paquetes persuasivos de configuración variable combinando penetración, cooptación, presión, premios y otras formas retorcidas de ataque psicológico-político.

El resultado de ese despliegue complejo es una situación paradojal: mientras los Estados Unidos retroceden a nivel global en términos económicos y geopolíticos, van reconquistando paso a paso su patio trasero latinoamericano. La caída de Argentina ha sido para el Imperio una victoria de gran importancia trabajada durante mucho tiempo a lo que es necesario agregar tres maniobras decisivas de su juego regional: el sometimiento de Brasil, el fin del gobierno chavista en Venezuela y la rendición negociada de la insurgencia colombiana. Cada uno de estos objetivos tiene un significado especial:

La victoria imperialista en Brasil cambiaría dramáticamente el escenario regional y produciría un impacto negativo de gran envergadura al bloque BRICS afectando a sus dos enemigos estratégicos globales: China y Rusia. La victoria en Venezuela no solo le otorgaría el control del 20 % de las reservas petrolíferas del planeta (la mayor reserva mundial) sino que tendría un efecto dominó sobre otros gobiernos de la región como los de Bolivia, Ecuador y Nicaragua y perjudicaría a Cuba sobre la que los Estados Unidos están desplegando una suerte de abrazo de oso.
Finalmente la extinción de la insurgencia colombiana además de despejar el principal obstáculo al saqueo de ese país le dejaría las manos libres a sus fuerzas armadas para eventuales intervenciones en Venezuela. Desde el punto de vista estratégico regional el fin de la guerrilla colombiana sacaría del escenario a una poderosa fuerza combatiente que podría llegar a operar como un mega-multiplicador de insurgencias en una región en crisis donde la generalización de gobiernos mafioso-derechistas agravará la descomposición de sus sociedades.
Se trata tal vez de la mayor amenaza estratégica a la dominación imperial, de un enorme peligro revolucionario continental, es precisamente esa dimensión latinoamericana del tema lo que ocultan los medios de comunicación dominantes.
Decadencia sistémica y perspectivas populares
Más allá de la curiosa paradoja de un imperio decadente reconquistando su retaguardia territorial, desde el punto de vista de la coyuntura global, de la decadencia sistémica del capitalismo, la generalización de gobiernos pro-norteamericanos en América Latina puede ser interpretada superficialmente como una gran victoria geopolítica de los Estados Unidos aunque si profundizamos el análisis e introducimos por ejemplo el tema del agravamiento de la crisis impulsada por esos gobiernos tenderíamos a interpretar al fenómeno como expresión específica regional de la decadencia del sistema global.
El alejamiento del estorbo progresista puede llegar a generar problemas mayores a la dominación imperial, si bien las inclusiones sociales y los cambios económicos realizados por el progresismo fueron insuficientes, embrollados, estuvieron impregnados de limitaciones burguesas y si su autonomía en materia de política internacional tuvo una audacia restringida; lo cierto es que su recorrido ha dejado huellas, experiencias sociales , dignificaciones (suprimidas por la derecha) que serán muy difícil extirpar y que en consecuencia pueden llegar a convertirse en aportes significativos a futuros (y no tan lejanos) desbordes populares radicalizados.
La ilusión progresista de humanización del sistema, de realización de reformas “sensatas” dentro de los marcos institucionales existentes, puede pasar de la decepción inicial a una reflexión social profunda, crítica de la institucionalidad mafiosa, de la opresión mediática y de los grupos de negocios parasitarios. Ello incluye a la farsa democrática que los legitima. En ese caso la molestia progresista podría convertirse tarde o temprano en huracán revolucionario no porque el progresismo como tal evolucione hacia la radicalidad anti-sistema sino porque emergería una cultura popular superadora, desarrollada en la pelea contra regímenes condenados a degradarse cada vez más.
En ese sentido podríamos entender uno de los significados de la revolución cubana, que luego se extendió como ola anticapitalista en América Latina, como superación crítica de los reformismos nacionalistas democratizantes fracasados (como el varguismo en Brasil, el nacionalismo revolucionario en Bolivia, el primer peronismo en Argentina o el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala). La memoria popular no puede ser extirpada, puede llegar a hundirse en una suerte de clandestinidad cultural, en una latencia subterránea digerida misteriosamente, pensada por los de abajo, subestimada por los de arriba, para reaparecer como presente, cuando las circunstancias lo requieran, renovada, implacable.
[1] Si consideramos el último lustro (2010-2014) el crecimiento promedio real de la economía de Japón ha sido del orden del 1,5 %, la de Estados Unidos 2,2 % y la de Alemania 2 % (Fuente: Banco Mundial).
[2] Un buen ejemplo es el de la “importación” de fármacos donde empresas multinacionales como Pfizer, Merck y P&G hacen fabulosos negocios ilegales ante un gobierno “socialista” que les suministra dólares a precios preferenciales. Con un juego de sobrefacturaciones, sobreprecios e importaciones inexistentes las empresas farmaceuticas habían importado en 2003 unas 222 mil toneladas de productos por los que pagaron 434 millones de dólares (unos 2 mil dólares por tonelada), en 2010 las importaciones bajaron a 56 mil toneladas y se pagaron 3410 millones de dólares (60 mil dólares la tonelada) y en 2014 las importaciones descendieron aún más a 28 mil toneladas y se pagaron 2400 millones de dólares (un poco menos de 87 mil dólares la tonelada). Como bien lo señala Manuel Sutherland de cuyo estudio extraigo esa información: “lejos de plantearse la creación de una gran empresa estatal de producción de fármacos, el gobierno prefiere darles divisas preferenciales a importadores fraudulentos, o confiar en burócratas que realizan importaciones bajo la mayor opacidad”. Manuel Sutherland, “2016: La peor de las crisis económicas, causas, medidas y crónica de una ruina anunciada”, CIFO, Caracas 2016.
[3] Ignazio Silone, “L’École des dictateurs”, Collection Du monde entier, Gallimard, París 1964.

Qué pensó Marx sobre América latina (2006)

Qué pensó Marx sobre América latina (2006)

Un libro reciente del mexicano Arturo Chavola comenta las ideas de Marx y los marxistas sobre Latinoamérica. Néstor Kohan hace aquí una lectura crítica de sus tesis; le objeta, sobre todo, no tener en cuenta las revisiones que el Marx maduro hizo a sus análisis de juentud. Además, una entrevista con el especialista Michael Löwy.

NESTOR KOHAN.

Ante su muerte, José Martí escribió: “Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honor”. Así le rendía tributo, sin ser marxista, una de las máximas plumas de América latina al fundador del socialismo revolucionario.

No fue la única vez que el pensamiento insumiso se entrecruzó en América con la llama libertaria inaugurada por Marx. Durante los años 20, el peruano José Carlos Mariátegui se animó a recuperar el “comunismo incaico” como antecedente de las luchas socialistas. Treinta años más tarde, Fidel Castro identificó a Martí como “el autor intelectual” de la toma del cuartel Moncada que inicia la revolución cubana. Ernesto Che Guevara, estudiando con sus combatientes en Bolivia, leyó a Lenin entremezclado con las historias de Juana Azurduy. En los 70, sus discípulos más radicales de la insurgencia argentina eligieron la bandera del Ejército de los Andes de San Martín para representar su ideología guevarista. Inscribiéndose en esa dilatada herencia, Hugo Chávez desafía hoy a los EE.UU. reivindicando a Marx, Lenin, Trotsky, Mao, el Che y Rosa Luxemburgo abrazado a Simón Bolívar.

¿Cómo entender ese sincretismo latinoamericano, donde el judío alemán Karl Marx se viste de indígena, negro, mulato, cristiano revolucionario, campesino sin tierra o piquetero? ¿Es el marxismo parte central de la cultura de la rebelión latinoamericana o es una “ideología foránea”, como acostumbraban vociferar los genocidas militares de 1976?

A diferencia de los primeros inmigrantes europeos, que a fines del siglo XIX tradujeron y divulgaron algunas obras de Marx y Engels, los primeros marxistas latinoamericanos utilizaron sus categorías de un modo creador. Tenía razón el investigador italiano Antonio Melis cuando caracterizó a Mariátegui como “el primer marxista de América”. El peruano no sólo citó a Marx. Apeló a su pensamiento para dilucidar el problema indígena, articulando la lucha anticapitalista, el antiimperialismo y el socialismo.

Enfrentando tanto el populismo nacionalista de Víctor Raúl Haya de la Torre como el incipiente stalinismo de Victorio Codovilla, Mariátegui inauguró el marxismo latinoamericano. Tradición que, hasta hoy, se opone a los esquemas eurocéntricos y a los simulacros populistas que terminan reclamando, en nombre del “movimiento nacional”, el apoyo de los trabajadores a fracciones de empresarios y banqueros.

Entre los fundadores, Mariátegui es el más radical, original y audaz para descifrar incógnitas que Marx no había conocido. Pero no estuvo solo. En sus polémicas contra Haya de la Torre, Mariátegui estuvo acompañado por el joven marxista cubano Julio Antonio Mella. A ese brillante binomio podrían quizás agregarse otros dos nombres: el argentino Aníbal Norberto Ponce y el chileno Luis Emilio Recabarren.

A este gran elenco le sucedió, durante 30 años, el eco de los esquemas mediocres implantados por Stalin en la Unión Soviética, donde Marx no era más que una caricatura. Recién con la revolución cubana y la hegemonía de Fidel Castro y el Che Guevara, el marxismo de este continente podrá sacudirse el polvo burocrático y dogmático de las Academias de Ciencias de la URSS. No es casual que en los 60 la revolución cubana recuperara el marxismo revolucionario de los 20 (antiimperialista y anticapitalista) y los escritos menos transitados de Marx. En especial, los artículos, cartas y manuscritos tardíos donde estudia el colonialismo y las sociedades periféricas y dependientes, revisando y superando las limitaciones eurocéntricas de juventud.

Sobre este horizonte se inscriben investigaciones posteriores como El marxismo en América latina (1980) de Michael Löwy; Marx y América latina (1980) de José Aricó; Una lectura latinoamericana de “El Capital” de Marx (1988) de Alberto Parisi; El último Marx y la liberación latinoamericana (1990) de Enrique Dussel y De Marx al marxismo en América latina (1999) de Adolfo Sánchez Vázquez, entre otros.

Más allá de los matices, estas obras coinciden en que, en su madurez, Marx revisa sus puntos de vista frente al problema del colonialismo, el mundo periférico y los pueblos sometidos a la dominación capitalista. Y llega a dos conclusiones. Primero, no hay “progreso” para los pueblos sojuzgados mientras sigan bajo la bota imperial. Inglaterra no sólo no hizo avanzar a la India colonial —como ingenuamente había esperado el joven Marx—: la hizo retroceder. Segundo, la historia no tiene un recorrido evolutivo por etapas. No hay un centro único (Europa occidental), del cual se irradiarían, escalón por escalón, sin saltarse ninguno, las diversas etapas del desarrollo histórico para todo el orbe.

Estas dos conclusiones del Marx tardío son dinamita. Lo obligaron a repensar toda su concepción histórica y política. Están presentes, por ejemplo, en su correspondencia con Vera Zasulich y en otros escritos análogos.

Apologista del imperio?

Para los estudiosos serios constatar ese cambio de paradigma en los escritos de madurez ya constituye un lugar consensuado. Existe suficiente documentación empírica que lo prueba. Pero, a la hora de discutir a Marx, suele pasarse por alto el estudio riguroso de los documentos que hoy están al alcance de cualquier investigador. Marx sigue despertando pasiones encendidas. No es malo, siempre y cuando el ardor del corazón no nuble la vista. Tal es el caso de algunos ensayistas que, todavía hoy, se dejan llevar por su arrebato polémico.

Por ejemplo, José Pablo Feinmann, en su libro Filosofía y Nación (escrito en plena euforia del populismo nacionalista entre 1970 y 1975, publicado en 1982 y reeditado en 1996) afirma con liviandad que Marx es “un pensador del imperio británico”, un ingenuo apologista de la dominación colonial sobre los pueblos sometidos. Una lógica discursiva que comparte —pese a sus intenciones opuestas— el hoy neoliberal Juan José Sebreli, quien en El asedio a la modernidad (1992) caracteriza a Marx como un vulgar entusiasta de la expansión imperial. Algo que a Sebreli le servía, en los 90, para barnizar con jerga “filosófica” su apoyo a la derecha argentina y a las privatizaciones de la era menemista.

Mucho más exquisito pero no menos superficial, Toni Negri en su celebrado Imperio (2000) termina aplaudiendo los escritos de Marx de 1853 sobre la dominación británica en la India. Le sirven para legitimar su actual apología de la globalización del capital, su defensa de la constitución europea, etcétera. Ni siquiera menciona la revisión que el propio Marx realizara al final de su vida de aquellos textos.

Sea para rechazarlo, “defenderlo” o manipularlo, en estos casos se toma como axioma que Marx es un pensador eurocéntrico, modernista e ilustrado, y se dejan de lado sus incisivos textos tardíos, donde esa perspectiva es agudamente criticada.

Después de todos ellos, ahora un académico mexicano se suma al coro de quienes quieren ver en Marx un acrítico partidario de la expansión imperial. Es el profesor Arturo Chavola, director del Instituto de Estética de la Universidad de Guadalajara, autor de La imagen de América en el marxismo (Prometeo, 2005).

El libro de Chavola resulta un típico producto académico de esta época, donde el rechazo del marxismo se encubre con una terminología en apariencia neutral. Aunque su autor no lo aclara, está escrito para rendir examen en la Academia francesa. Esto tiñe muchas de sus conclusiones, de mal disimulada antipatía por el marxismo. Toda la bibliografía se cita en francés, aun cuando el idioma de Marx es el alemán y el del autor, el castellano. Hasta se citan en francés libros que sólo han sido editados en la Argentina o México, como los de Pasado y Presente.

Como Feinmann, Sebreli o Negri, Chavola insiste con que Marx es un europeo que aplaude la dominación de las colonias y no entiende nada de los pueblos oprimidos. Pero mucha agua ha corrido bajo el puente. Al menos este profesor mexicano no desconoce algunos escritos tardíos de Marx. Sólo que en lugar de registrar el notable cambio de mirada del último Marx, ve en ellos la confirmación de los textos juveniles. Desconociendo la revisión que Marx emprende a partir de la creación de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), Chavola vuelve a dibujar un Marx iluminista, determinista, eurocéntrico y apologista de la burguesía europea. Y decreta cómodamente la inutilidad del marxismo para América latina.

No conforme con esto, condena en forma tajante el “desarrollo nefasto” (sic) que produjo el marxismo en América. Lo curioso es que el autor reconoce explícitamente “no haber estudiado” las opiniones marxistas que han defendido las culturas latinoamericanas ni los documentos de la Internacional Comunista y sus repercusiones en este continente. ¿La ignorancia otorga derecho?

Es incuestionable que el debate sobre la herencia de Marx no está saldado en América latina. Contribuyeron a que ahora haya resurgido el interés, entre otros, el Movimiento Sin Tierra, la teología de la liberación, el zapatismo, las rebeliones contra el neoliberalismo y los foros sociales mundiales. Superadas las secuelas que produjo la derrota de la revolución sandinista en los 90, la discusión sobre Marx ha regresado al centro de la escena. ¿Cómo será el marxismo del siglo XXI? Este interrogante y sus desafíos siguen abiertos. Es muy probable que la respuesta no venga de los papers académicos.

N. Kohan es autor de Marx en su (Tercer) mundo y El Capital: Historia y método.

Aprender de Obama

Aprender de Obama
El sector privado ha ganado 10 millones de puestos y el paro en EE UU está por debajo del 5%
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Paul Krugman
2 ABR 2016 – 00:43 CEST

Como muchos adictos a la política, me he pasado muchísimo tiempo analizando sondeos y tratando de sacar conclusiones de ellos. ¿De verdad es posible que Donald Trump obtenga la nominación de su partido? (Sí). ¿Y Bernie Sanders? (No). Pero las primarias no son lo único sobre lo que se hacen sondeos; aún sigue llegando información actualizada sobre la popularidad del presidente Obama. Y en ese terreno ha pasado algo sorprendente.

A finales de 2015, Obama seguía en un nivel bajo, y lo suspendían bastantes más estadounidenses que los que lo aprobaban. Desde entonces, sin embargo, su popularidad se ha disparado, mientras que el número de suspensos ha caído en picado. Sigue estando en un nivel que solo es ligeramente positivo, pero la variación en los promedios de los sondeos ha sido de unos 11 punto porcentuales, lo cual es muchísimo.

¿Qué está pasando?

Bueno, una posible respuesta sería que, últimamente, los votantes han tenido ocasión de comprobar cómo son de verdad los malos líderes. Pero quiero pensar que la ciudadanía también empieza a darse cuenta de los muchos éxitos que ha cosechado el Gobierno de Obama en su lucha contra los problemas de Estados Unidos. Y esos éxitos pueden enseñar una lección a quienes estén dispuestos a aprender.

Sé que, en ambos bandos, hay muchos a los que les cuesta asimilar la idea de que la labor de Obama haya sido un éxito. En la izquierda, quienes se dejaron llevar por el entusiasmo de 2008 se sienten defraudados por la prosaica realidad de gobernar dentro de un sistema político extremadamente polarizado. Por otro lado, la ideología conservadora vaticina desastres ante cualquier intento de gravar las grandes fortunas, ayudar a los menos afortunados y refrenar los excesos del mercado; ¿y a quién van a creer, a la ideología o a sus propios ojos mendaces? Pero los éxitos están ahí, a la vista de todos.

Empecemos por la economía. Se podría argumentar que los presidentes no influyen en los resultados económicos tanto como los votantes parecen imaginar, y especialmente los presidentes que se enfrentan a una oposición destructiva por parte del Congreso durante la mayor parte de su mandato. Pero esa no es la cuestión: los republicanos llevan siete años repitiendo sin cesar que las políticas de Obama son un desastre que “destruye puestos de trabajo” y acaba con los incentivos empresariales, así que el hecho de que a la economía le haya ido bien es una noticia importante.Y así ha sido: el sector privado ha ganado 10 millones de puestos de trabajo desde que Obama llegó al cargo, y el paro está por debajo del 5%. Es verdad que, en algunos ámbitos, los resultados siguen siendo decepcionantes (baja tasa de actividad, escasa subida de los salarios). Pero imaginen las fanfarronadas que estaríamos escuchando si fuese Mitt Romney quien ocupase la Casa Blanca.

Luego está la reforma sanitaria, que (no se lo digan a nadie) ha cumplido sus objetivos. Allá por 2012, justo después de que el Tribunal Supremo permitiese a los estados rechazar la ampliación de Medicaid, la Oficina Presupuestaria del Congreso predijo que, tal día como hoy, el 89% de la población no anciana tendría cobertura sanitaria; la cifra actual es del 90%. Los detalles han sido un tanto sorprendentes: se han inscrito menos personas de las esperadas, pero hay menos empresarios de los esperados que han reducido la cobertura y más gente que se ha registrado en Medicaid (lo que significa, por cierto, que Obamacare se parece a un sistema de pagador único mucho más de lo que cualquiera parece ser consciente). Pero lo importante es que, en efecto, la reforma ha traído consigo la gran mejora del grado de cobertura que prometió, y lo ha conseguido por un coste menor del previsto.

También está la reforma financiera, que la izquierda considera ineficaz y la derecha considera destructiva. El hecho es que, aunque los grandes bancos no se han desmantelado, el exceso de apalancamiento —el verdadero peligro para la estabilidad financiera— se ha reducido en gran medida. Y, en cuanto a las repercusiones económicas, ¿he mencionado lo bien que ha ido la creación de empleo?

Por último, pero espero que no menos importante, el Gobierno de Obama ha usado su autoridad ejecutiva para tomar medidas medioambientales que, si un presidente republicano no las abole y los futuros Tribunales Supremos las mantienen, supondrán una actuación importante frente al cambio climático.

En definitiva, es todo un récord. Si los demócratas conservan la presidencia, a Obama se le acabará considerando un presidente de lo más transcendente, más que Reagan. Y estoy seguro de que los republicanos aprenderán mucho de sus logros.

¡Menuda inocentada!

Hablando en serio, no hay básicamente ninguna posibilidad de que los conservadores, cuyas ideas llevan décadas sin cambiar, se replanteen su dogma. Pero es posible que los progresistas tengan una mentalidad más abierta.

Las elecciones de 2008 no trajeron la transformación política que esperaban los entusiastas de Obama, ni acabaron con el poder de los intereses creados: Wall Street, el complejo médico-industrial y los grupos de presión de los combustibles fósiles siguen ahí, usando su dinero para comprar influencias. Pero se los ha contenido de tal forma que la vida de los estadounidenses es ahora mejor y más segura.

En otras palabras, la lección de los años de Obama es que el éxito no tiene que ser completo para ser muy real. ¿Dicen que quieren una revolución? Bueno, uno no siempre puede conseguir lo que quiere, pero es posible que descubra que, si lo intenta, a veces puede conseguir lo que necesita.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía. Traducción de News Clips.

“La izquierda tiene que repensar su aparato teórico y táctico”: David Harvey

“La izquierda tiene que repensar su aparato teórico y táctico”: David Harvey
04/04/2016 Deja un comentario Go to comments

Sin títuloDavid Harvey, uno de los pensadores marxistas más prominentes de nuestro tiempo, se sentó con el activista colectivo AK Malabocas a discutir las transformaciones en el modo de acumulación capitalista, la centralidad del terreno urbano en las luchas de clase contemporáneas, y las implicancias de todo esto para la organización anti-capitalista.

AK Malabocas: En los últimos 40 años, el modo de acumulación capitalista ha cambiado globalmente. ¿Qué significan estos cambios para la lucha contra el capitalismo?

DH: Desde una perspectiva macro, cualquier modo de producción tiende a generar un tipo distintivo de oposición, la cual es un espejo curioso de sí mismo. Si miras atrás, en los ’60 o ’70, cuando el capital estaba organizado en grandes formas corporativas, jerárquicas, tenías estructuras de oposición que eran corporativas, tipos sindicalistas de aparatos políticos. En otras palabras, un sistema fordista generaba una oposición de tipo fordista.

Con el quiebre de esta forma de organización industrial, particularmente en los países capitalistas avanzados, se terminaba con una configuración del capital mucho más descentralizada: más fluida sobre el espacio y el tiempo que lo pensado previamente. Al mismo tiempo veíamos el surgimiento de una oposición que está ligada a las redes, a la descentralización y a la que no le gusta la jerarquía y las formas previas de oposición de tipo fordista.

Así, que de una manera curiosa, las y los militantes de izquierda se reorganizan a sí mismos en el mismo modo en el que la acumulación del capital se reorganiza. Si entendemos que la izquierda es una imagen en espejo de lo que estamos criticando, entonces tal vez lo que debamos hacer es romper el espejo y salir de esta relación simbiótica con aquello que estamos criticando.

MK: ¿En la era fordista, la fábrica era el principal sitio de resistencia. Dónde podemos encontrarla ahora que el capital se ha movido lejos del piso fabril hacia el terreno urbano?

DH: Antes que nada, la forma fabril no ha desaparecido. Todavía encuentras fábricas en Bangladesh o en China. Lo que es interesante es cómo el modo de producción en las ciudades centrales cambió. Por ejemplo, el sector logístico se ha expandido: UPS, DHL y todos sus trabajadores y trabajadoras están produciendo valores enormes hoy en día.

En las últimas décadas, un gran cambio tuvo lugar en el sector servicios también: los más grandes empleadores de mano de obra en la década de 1970 en los Estados Unidos eran General Motors, Ford y US Steel. Los más grandes empleadores de mano de obra hoy son Mc Donalds, Kentucky Fried Chicken y Walmart. Antes, la fábrica era el centro de la clase obrera, pero hoy encontramos a la clase obrera más que nada en el sector servicios. ¿Por qué diríamos que producir autos es más importante que producir hamburguesas?

Desafortunadamente la izquierda no se siente cómoda con la idea de organizar a los trabajadores y trabajadoras de la comida rápida. Su imagen de la tradicional clase obrera no encaja con la producción de valor de los trabajadores y trabajadoras de servicios, los de distribución, de restaurants, de los supermercados.

El proletariado no desapareció, pero hay un nuevo proletariado que tiene características diferentes del que tradicionalmente la izquierda solía identificar como la vanguardia de la clase trabajadora. En este sentido, las y los trabajadores de Mc Donalds se convirtieron en las y los trabajadores metalúrgicos del siglo XX.

MK: ¿Si esto es lo que es el nuevo proletariado, cuáles son los lugares desde organizar la resistencia hoy?

DH: Es muy difícil de organizar en los lugares de trabajo. Por ejemplo, las y los trabajadorss de la distribución se mueven de un lado a otro. Así que esta población tal vez podría organizarse mejor fuera del lugar de trabajo, quiero decir, en sus estructuras barriales.

Hay una frase interesante en el trabajo de Gramsci de 1919 que dice que organizarse en el lugar de trabajo y tener concejos fabriles está muy bien, pero que deberíamos tener también concejos en los barrios también. Y los concejos de los barrios, dijo, tienen un mejor entendimiento de lo que son las condiciones de toda la clase trabajadora, comparado con el entendimiento sectorial de la organización en el lugar de trabajo.

Las organizadoras y organizadores fabriles solían saber muy bien lo que un trabajador metalúrgico era, pero no entendían lo que el proletariado era como un todo. La organización barrial habría incluido, por ejemplo, a los trabajadores y trabajadoras de la limpieza urbana, de la distribución y las trabajadoras doméstica. Gramsci nunca tomó esto y dijo: “Vamos! el Partido Comunista debería organizar asambleas barriales”

No obstante, hay algunas excepciones en el contexto europeo donde los partidos comunistas organizaron, de hecho, concejos barriales, porque no podían organizarlos en las fábricas, por ejemplo en España. En la década de 1960 esta era una forma de organización muy poderosa. Por ello, como he discutido por un largo tiempo, deberíamos ver la organización barrial como una forma de organización de la clase. Gramsci sólo lo mencionó una vez en sus escritos y nunca lo desarrolló más en profundidad.

En Gran Bretaña en los ’80, hacía formas de organización laboral en plataformas a lo largo de la ciudad, sobre la base de concejos de oficios, que estaban haciendo lo que Gramsci sugirió. Pero dentro del movimiento sindical, estos concejos siempre fueron mirados como formas inferiores de organización laboral. Nunca se los trató como un componente fundacional de cómo el movimiento sindical debería operar.

De hecho, ocurrió que los concejos de oficios fueron a menudo mucho más radicales que los gremios tradicionales y eso era porque estaban basados en las condiciones de toda la clase trabajadora, no sólo de los sectores más privilegiados de la clase. Así, al punto de que estos tenían una definición mucho más amplia de la clase, los concejos tendieron a darse políticas mucho más radicales. Pero esto nunca fue valorado por el movimiento sindical en general, siempre fue mirado como un espacio en el que lxs radicales podían actuar.

Las ventajas de esta forma de organización son obvias: supera la brecha entre organizarse de manera sectorial, incluye todas las formas de trabajo “desterritorializado” y es muy adaptable a nuevas formas de organizaciones comunitarias y de base asamblearia, como Murray Boockchin planteó, por ejemplo.

MK: En las recientes oleadas de protesta en España y Grecia, por ejemplo, o el movimiento Occupy puedes encontrar esta idea de “localizar la resistencia”. Pareciera que estos movimientos tienden a organizarse alrededor de cuestiones de la vida cotidiana, más que en torno a grandes cuestiones ideológicas en las que la izquierda tradicional solía enfocarse.

DH: Por qué dirías que organizarse alrededor de la vida cotidiana no es una de las grandes cuestiones. Yo creo que es una de las grandes cuestiones. Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y la vida cotidiana urbana es a lo que la gente está expuesta y en lo que encuentra dificultades. Estas dificultades residen tanto en la esfera de realización del valor como en la esfera de la producción del valor.

Este es uno de mis más importantes argumentos teóricos: todo el mundo lee el Volumen I del Capital y nadie lee el Volumen II. El Vol I es acerca de la producción del valor, el II es sobre la realización del valor. Al enfocarse en el Vol II, puedes ver claramente que las condiciones de realización son tan importantes como las de producción.

Marx a menudo hablaba de la necesidad de ver al capital como la unidad contradictoria entre la producción y la realización. Donde el valor es producido y donde es realizado son dos cosas diferentes. Por ejemplo, mucho valor es producido en China y, de hecho, es realizado por Apple o por Walmart en los Estados Unidos. Y, por supuesto, la realización del valor trata de la realización del valor por medio de costoso consumo de la clase obrera.

El capital puede conceder salarios más altos en el punto de la producción, pero luego los recupera en el punto de la realización por el hecho de que los trabajadores y trabajadoras tienen que pagar alquileres y gastos de vivienda más elevados, costos de teléfono, tarjetas de crédito y así sucesivamente. Así que las luchas de clase en torno a la realización, alrededor de viviendas más baratas por ejemplo, son tan significativas para la clase trabajadora como las luchas acerca de salarios y condiciones de trabajo. Cuál es el punto de tener un salario más alto si te es inmediatamente extraído en términos de gastos más elevados para tener un techo?

En su relación con la clase trabajadora, los capitalistas han aprendido hace mucho que pueden hacer un montón de dinero recuperando lo que antes habían entregado. Y, al punto que particularmente en los 60 y 70 lxs trabajadorxs se empoderaron de manera creciente en la esfera del consumo, así que el capital comienza a concentrar mucho más en extraer valor a través del consumo.

Así que las luchas en la esfera de la realización, que no eran tan fuertes en los tiempos de Marx, y el hecho de que nadie lea el maldito libro (Vol II), es un problema para la izquierda convencional. Cuando vos me decís: “¿cuál es el problema macro aquí?”- bueno, ¡esto es un problema macro! La concepción del capital y la relación entre producción y realización. Si no ves la unidad contradictoria entre ambos entonces no vas a tener la imagen completa. Tiene lucha de clases escrita todo alrededor y no puedo entender por qué un montón de marxistas no logran ver cuán importante es esto.

El problema es cómo entendemos a Marx en el 2015. En los tiempos de Marx, la extensión de la urbanización era relativamente conveniente y el consumo de la clase trabajadora era casi inexistente, así que de lo único que Marx tenía que hablar era acerca de la clase trabajadora arreglándoselas para sobrevivir con un salario magro y cómo eran bastante sofisticados para hacerlo. El capital los dejaba hacer con sus propios dispositivos lo que les gustaba.

Pero hoy en día, vivimos en un mundo en el que el consumo es responsable de casi el 30 % de la dinámica de la economía global; en EE UU llega al 70 %. Así que ¿por qué estamos aquí sentados y diciendo que el consumo es casi irrelevante, pegándonos al Volúmen I y hablando acerca de la producción en lugar del consumo?

Lo que hace la urbanización es forzarnos a cierto tipo de consumo, por ejemplo: tienes que tener un auto. Y tu estilo de vida está dictado en muchos sentidos por la forma que toma la urbanización. Y de nuevo, en los tiempos de Marx esto no era significativo, pero en nuestros días es crucial. Tenemos que amigarnos con formas de organización que de hecho reconozcan este cambio en la dinámica de la lucha de clases.

Los grupos que marcaron los recientes movimientos con su estilo, viniendo de tradiciones anarquistas y autonomistas, están mucho más metidos en la política de la vida cotidiana, mucho más que las y los marxistas tradicionales.

Les tengo mucha simpatía a las y los anarquistas, tienen una mucha mejor línea en este tema, precisamente al lidiar con la política del consumo y su crítica acerca de lo que el consumo es. Parte de su objetivo es cambiar y reorganizar la vida cotidiana alrededor de nuevos y diferentes principios. Así que creo que esto es un punto crucial hacia el cual mucha de la acción política debería ser dirigida en estos días. Pero desacuerdo con vos cuando decís que esta no es una “gran cuestión”.

MK: Así que, mirando ejemplos de Europa del Sur -redes de solidaridad en Grecia, auto-organización en España o Turquía- parece ser muy crucial para construir movimientos sociales alrededor de la vida cotidiana y las necesidades básicas en estos días. ¿Ves esto como un acercamiento promisorio?

DH: Creo que es muy promisorio, pero hay una clara limitación ahí, lo que es un problema para mí. La propia limitación es la reticencia para tomar el poder en algún punto. Bookchin, en su último libro, dice que el problema con las y los anarquistas es su negación del significado del poder y su inhabilidad para tomarlo. Bookchin no va tan lejos, pero yo creo que es su rechazo a ver al Estado como un posible aliado hacia la transformación radical.

Hay una tendencia a considerar al Estado como enemigo, el enemigo al 100 %. Y hay muchos ejemplos de estados represivos fuera del control público en el que este es el caso. No hay duda: el estado capitalista debe ser combatido, pero sin dominar el poder del estado y sin tomarlo, pronto vuelves a la historia de lo que pasó por ejemplo en 1936 y 1937 en Barcelona y luego en toda España. Al rechazar tomar el Estado en un momento en el que tenían el poder para hacerlo, los revolucionarios y revolucionarias de España permitieron que el estado volviera a caer en las manos de la burguesía y del ala estalinista del movimiento comunista. Y el estado se reorganizó y aplastó la resistencia.

MK: Eso puede ser cierto para el estado español en la década de 1930, pero si miramos al estado neoliberal contemporáneo y el retroceso del estado de bienestar, ¿que queda de estado para conquistar, para aprovechar?

DH: Para empezar, la izquierda no es muy buena para responder la pregunta de cómo construimos infraestructura masiva. ¿Como construirá la izquierda el puente de Brooklyn, por ejemplo? Toda sociedad reposa sobre grandes infraestructuras, infraestructuras para toda una ciudad, como el suministro de agua, electricidad, etc. Yo creo que hay una gran reticencia dentro de la izquierda para reconocer que necesitamos diferentes formas de organización.

Hay áreas del aparato de estado, aún del aparato de estado neoliberal, que son terriblemente importantes; el centro de control de enfermedades, por ejemplo. ¿Cómo respondemos a epidemias globales como el Ébola o similares? No puedes hacerlo al modo anarquista del “hazlo tu mismo o tú misma”. Hay muchas instancias en las que necesitas alguna forma de infraestructura de tipo estatal. No podemos confrontar el problema del calentamiento global a través de formas descentralizadas de confrontación y actividades solamente.

Un ejemplo que es frecuentemente mencionado, a pesar de sus muchos inconvenientes, es el Protocolo de Montreal para enfrentar el uso de clorofuorocarbono en heladeras para limitar la afectación de la capa de ozono. Fue reforzada de manera exitosa en los ’90 pero necesitó de un tipo de organización que es muy diferente a aquella que proviene de una política basada en asambleas.

MK: Desde una perspectiva anarquista, yo diría que es posible reemplazar aún instituciones supranacionales como la OMS con organizaciones confederales que serían construidas de abajo hacia arriba y que eventualmente arribarían a una toma de decisiones global.

DH: Quizás a un cierto grado, pero tenemos que ser conscientes de que siempre habrá algún tipo de jerarquías y de que siempre enfrentaremos problemas como la responsabilidad o el recurso correcto. Siempre habrá relaciones complicadas entre, por ejemplo, gente lidiando con el problema del calentamiento global desde el punto de vista del mundo como un todo y desde el punto de vista de un grupo que está en el territorio, digamos, en Hanover o similar, y que se pregunta, por qué debería escuchar lo que ellxs están diciendo?

MK: Entonces, ¿crees que esto requeriría alguna forma de autoridad?

DH: No, va a haber estructuras de autoridad de cualquier modo, siempre las habrá. Nunca he estado en una reunión anarquista en la que no hubiera una estructura de autoridad secreta. Está siempre esa fantasía de todo siendo horizontal, pero me siento, miro y pienso, “oh dios, hay toda una estructura jerárquica acá pero está encubierta”

MK: Volviendo a las protestas recientes alrededor del Mediterráneo, muchos movimientos se han concentrado en luchas locales. ¿Cuál es el siguiente paso hacia la transformación social?

DH: En algún punto tenemos que crear organizaciones que sean capaces de ensamblar y reforzar el cambio social en una escala más amplia. Por ejemplo, será ¿Podemos en España capaz de hacer eso? En una situación caótica como la crisis económicas de los últimos años, es importante que la izquierda actúe. Si la izquierda no lo hace, entonces la derecha será la siguiente opción. Yo pienso y odio decirlo que la izquierda tiene que ser más pragmática en relación a las dinámicas que están ocurriendo ahora.

MK: ¿Más pragmática en qué sentido?

DH: Bueno, ¿por qué apoyé a SYRIZA aunque este no fuera un partido revolucionario? Porque abría un espacio en el que algo diferente podía pasar y eso era una movida progresiva para mí.

Es un poco como Marx diciendo: el primer paso hacia la libertad es la limitación de la duración de la jornada de trabajo. Demandas muy estrechas abren un espacio para resultados más revolucionarios, y aún cuando no hay ninguna posibilidad para ningún resultado revolucionario, tenemos que buscar soluciones de compromiso que sin embargo se apartan del sinsentido de la austeridad neoliberal y abren el espacio en el que nuevas formas de organización pueden tener lugar.

Por ejemplo, sería interesante si Podemos buscara organizar formas de confederalismo democrático, porque en cierto modo Podemos surgió de un montón de reuniones de tipo asambleario teniendo lugar a lo largo de España, así que tienen mucha experiencia con ese tipo de estructura.

La cuestión es cómo conectarán la forma asamblearia a formas más permanentes de organización, en relación a su creciente posición como un partido fuerte en el parlamento. Esto también vuelve a la pregunta de la consolidación del poder: tienes que encontrar maneras de hacerlo, porque si no la burguesía y el capitalismo corporativo van a encontrar modos de reafirmarse y tomar nuevamente el poder.

MK: ¿Qué piensas acerca del dilema de las redes de solidaridad llenando el vacío que dejó la retirada del estado de bienestar e indirectamente convirtiéndose en un aliado del neoliberalismo en ese sentido?

DH: Hay dos formas de organizarse. Una es el vasto crecimiento del sector ONG, pero mucho de eso está financiado de manera externa, no son organizaciones de base, y eso no se acerca a la cuestión de los grandes donantes que marcan la agenda, la cual no será una agenda radical. Aquí nos acercamos a la privatización del Estado de bienestar. Esto me parece que es muy diferente políticamente a las organizaciones de base en las que la gente dice “Ok, el estado no se ocupa de nada, así que vamos a tener que hacernos cargo de nosotros y nosotras mismas” Esto me parece que tiende a formas de organizaciones de base con un status político muy diferente.

MK: Pero ¿cómo evitar llenar esa brecha al ayudar, por ejemplo, a gente desempleada para que no sean exprimidos por el estado neoliberal?

DH: Bueno, tiene que haber una agenda anti-capitalista, para que cuando el grupo trabaje con gente todo el mundo sepa que no se trata sólo de ayudarla a arreglárselas sino que hay todo un intento organizado de tratar de cambiar políticamente el sistema en su integralidad. Esto quiere decir tener un proyecto político muy claro, lo cual es problemático con tipos de movimientos no centralizados, no homogéneos, donde alguna gente trabaja de un modo, otra trabajan de manera diferente y no hay ningún proyecto colectivo en común.

Y esto se conecta con la primera pregunta que hiciste: no hay coordinación acerca de lo que son los objetivos políticos. Y el peligro es que sólo estes ayudando a la gente a arreglárselas y que no haya política saliendo de ahí. Por ejemplo, Occupy Sandy ayudó a la gente a volver a sus casa e hizo un maravilloso trabajo, pero en última instancia, hicieron lo que la Cruz Roja y los servicios de emergencia federales deberían haber hecho.

MK: El fin de la historia parece haber pasado de largo. Mirando las condiciones actuales y los ejemplos concretos de lucha anti capitalista, ¿piensas que “ganar” es todavía una opción?

DH: Definitivamente; y más aún, tienes fábricas ocupadas en Grecia, economías solidarias a través de cadenas productivas siendo forjadas, instituciones de democracia radical en España y muchas cosas hermosas ocurriendo en muchos otros lugares. Hay un crecimiento saludable del reconocimiento de que necesitamos ser mucho más amplios y amplias en lo que concierne a la política en todas esas iniciativas.

La izquierda marxista tiende a desdeñar un poco estas cosas y creo que está equivocada. Pero al mismo tiempo no creo que ninguna de estas cuestiones sea lo suficientemente grande en sí misma como para lidiar con las estructuras fundamentales de poder que necesitan ser desafiadas. Aquí hablamos de nada menos que del Estado. Así que la izquierda debe repensar su aparato teórico y táctico.

Original inglés: ROAR magazine

Traducción: de Gabriela Mitidieri para Democracia Socialista, editado por VIENTO SUR

Fuente: Rebelión

1 de Abril de 1970: Salvador Cayetano Carpio rompe con el PCS e inicia el camino de la lucha armada

1 de Abril de 1970: Salvador Cayetano Carpio rompe con el PCS e inicia el camino de la lucha armada Roberto Pineda 18 de marzo de 2016

El 1 de abril de 1970 el exsecretario general del Partido Comunista de El Salvador, Salvador Cayetano Carpio, inicia junto con un grupo de exmilitantes del PCS (cuatro estudiantes y tres obreros, además de su esposa e hija) el difícil e inédito camino de construir una organización político-militar, para enfrentar con las armas en la mano, a la dictadura militar de derecha que había gobernado el país desde diciembre de 1931.

Estos esfuerzos los llevaran a edificar una organización de izquierda armada, que durante veinticinco años aportará una valiosa contribución a las luchas del pueblo salvadoreño por su liberación, y que mediante el esfuerzo, sacrificio y creatividad lograra constituirse en una poderosa estructura político-militar, conducir a un amplio movimiento de masas ( el Bloque Popular Revolucionario, BPR), desarrollar el control durante la Guerra Popular Revolucionaria de una amplia zona en el norte del país, particularmente en Chalatenango, y contribuir decisivamente a la estrategia militar, política, conspirativa, de masas, de solidaridad y diplomática que permitiera lograr los Acuerdos de Paz de 1992 así como la inserción exitosa como partido político dentro de un nuevo escenario de lucha electoral, que permite elegir en 2014 al principal dirigente de las FPL desde 1983, el profesor Salvador Sánchez Ceren, como Presidente de El Salvador.

A continuación iniciamos un esfuerzo por reseñar, por describir los principales hitos de esta impresionante epopeya popular de la izquierda salvadoreña, enfatizando los hechos más relevantes así como los giros en el desarrollo de su pensamiento, tanto con respecto al régimen, como a su propia organización y estrategia de lucha, a su relación con las otras fuerzas revolucionarias, reflejados en las publicaciones y discursos de sus principales dirigentes.

Los 25 años de lucha de las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” la hemos dividido en seis partes: el primer periodo va desde su surgimiento el 1 de abril de 1970 al 4 de agosto de 1972 cuando divulgan públicamente su existencia; el segundo periodo va del 4 de agosto de 1972 al 6 de agosto de 1975, cuando surge el Bloque Popular Revolucionario; el tercer periodo va del 6 de agosto de 1975 al 16 de diciembre de 1979, cuando se logran los primeros acuerdos unitarios con el PCS y la RN; el cuarto periodo va del 16 de diciembre de 1979 al 12 de abril de 1983 cuando ocurre el trágico asesinato de Ana María (Mélida Anaya Montes) y el suicidio de Marcial; el quinto periodo va del 12 de abril de 1982 al 16 de enero de 1992, cuando se firman los Acuerdos de Paz y por último, el sexto periodo va del 16 de enero de 1992 al 3 de agosto de 1995, cuando cumpliendo un acuerdo unitario del FMLN se decide disolverse.

El primer periodo. Del 1 de abril de 1970 al 4 de agosto de 1972

Las jornadas iníciales

Mientras los cuatro jóvenes estudiantes universitarios, además dirigentes de AGEUS, que renuncian al PCS solicitan días después del inicio de la nueva organización, que se les permita concluir sus estudios de Medicina, a lo que se accede, en el caso de los tres obreros, que venían del COAP, estos se incorporan de lleno a las nuevas tareas de carácter político-militar. Estos son José Dimas Alas Alfaro, José Ernesto Morales Sandoval y Armando Arteaga.

Posteriormente Armando Arteaga decide retirarse de la organización para integrarse a uno de los núcleos que luego constituirían el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP. Y en el caso de Dimas Alas y Ernesto Morales estos mueren en un enfrentamiento en Ciudad Delgado el 10 de febrero de 1973. Con su muerte gloriosa se cierra el capítulo de la primera generación de fundadores de las FPL. Pero ya para entonces existe el relevo histórico de estos heroicos combatientes.

El año 1970 y 1971 se dedican básicamente a construir la infraestructura logística que le permitiera al núcleo inicial la preparación física y militar, la creación de los primeros comandos armados, así como el contacto con sectores con potencial de reclutamiento, en particular en el magisterio y el estudiantado universitario. Este etapa inicial ha sido abordada por diversos participantes entre estos el mismo Salvador Cayetano Carpio, Gerson Martínez, Lorena Peña, Medardo Gonzales, Atilio, Salvador Sánchez Ceren e incluso por el desertor Napoleón “El Ronco” Romero.

Los primeros héroes

El 4 de abril de 1971, el joven panificador Mauricio González Domínguez (Antonio), de los primeros reclutados por el núcleo inicial, falleció en los Planes de Renderos mientras realizaba tareas de reconocimiento y propaganda armada, en el marco de un enfrentamiento con la Guardia Nacional, convirtiéndose en el primer combatiente caído de las FPL. Ahí se recuperan los dos primeros fusiles G3.

El 23 de febrero de 1972 el obrero panificador Vladimir Umaña Santamaría (Ferrum) y Sergio Orellana Acosta (Carlos) murieron mientras realizaban pintas y propaganda armada contra las elecciones, en un enfrentamiento con la Policía Nacional en la Colonia 3 de mayo, al norte de la capital. Son los tres primeros combatientes caídos de las FPL.

Los primeros contactos

En diciembre de 1971 el núcleo inicial toma la decisión de buscar contactos con trabajadores y estudiantes de la UES. Y el mismo Carpio se reúne con dirigentes de AGEUS, entre estos con su presidente Manuel “Cosita” Rivera, Felipe Peña, Francisco Montes, Atilio Montalvo, Machado entre otros. No se logra llegar a acuerdos por desconfianzas originadas en su procedencia PCS, pero posteriormente, luego de la intervención militar a la UES el 19 de julio de 1972, reflexionan y muchos de estos se incorporan sea a estedestacamento o al ERP.

Otro sector estudiantil con el que se reúne Carpio es con los becados de la Residencia Estudiantil que estaba ubicada donde hoy está el Edificio de Filosofía-Idiomas. Habla ahí con Francisco “El Perico” Jovel; y también se reúne con integrantes de El Grupo, como Ferman Cienfuegos, e incluso con Vladimir “el Seco” Rogel, que venía de la UJP. Asimismo Carpio se reúne con la dirección del Sindicato de Trabajadores Universitarios, STUSS. (Ver nacimiento y fundación de las FPL, Montalvo 2014).

Felipe Peña Mendoza

El entonces estudiante de Economía en la UES, Felipe Peña Mendoza es reclutado para las FPL por el propio Salvador Cayetano Carpio, quien en sus reuniones con la AGEUS de diciembre de 1971 va identificando con su agudo olfato de organizador sindical a las personas que podrían ser incorporadas a la nueva organización. Y ya ganado a la causa, Peña se dedica no solo a atraer a otros líderes estudiantiles universitarios sino también a abrir nuevos cauces en otros sectores, como los estudiantes vinculados a la orden jesuita, lo que posteriormente permitiría desarrollar un amplio trabajo organizativo con el campesinado.

Nos indica Atilio Montalvo que “gracias a la labor de Peña Mendoza y del estudiante de sociología y miembro de ACUS Andrés Torres Sánchez, las FPL comenzaron a organizar campesinos en el departamento de Chalatenango a finales de 1972, un territorio que se convertiría en el bastión de la guerrilla en la década de los ochenta. Aprovechando sus contactos en ACUS, Torres contactó con el sacerdote Benito Tovar, quien a su vez, le puso en contacto con líderes comunitarios de las comunidades campesinas del norte de Chalatenango donde ejercía el sacerdocio (Ascoli, s.f.).”(Ver Martín Álvarez 2010)

Es precisamente Peña el que se encarga de reclutar a dos estudiantes universitarios que luego serían destacados dirigentes de las FPL, Atilio Montalvo, que posteriormente asumiría el nom de guerre de Salvador Guerra y Napoleón Romero, el famoso Ronco, que luego sería capturado y convertido por las agencias de inteligencia norteamericanas, en un vulgar delator. Montalvo y Romero, junto con el actual secretario general del FMLN, Medardo González, constituirían al reabrirse la UES en 1974, el combativo agrupamiento Universitarios Revolucionarios(UR) 19 de Julio, que un año después y en alianza con el Frente de Estudiantes Universitarios (FUERSA) “Salvador Allende”, conducido por el ERP, le arrebatarían al Frente de Acción Universitaria (FAU) , dirigido por el PCS, la conducción de la emblemática Asociación General de Estudiantes Universitarios de El Salvador, AGEUS.

La táctica de Comandos Urbanos

Explica Salvador Cayetano Carpio en entrevista con Marta Harnecker (ver Nuestras montañas son las masas 2010) que luego de la separación del PCS inicialmente decidieron construir una estructura de comandos armados, “pero con vistas a que cada uno de estos…se apoye en un colchón de colaboradores ligados a la masa. A los cuatro o cinco meses, es decir, en poco tiempo, estábamos formando la segunda red de estructura.”

Agrega que “cada compañero de un comando armado tenía la obligación de tener 15 colaboradores, y como eran compañeros que habían estado precisamente en el movimiento sindical, o bien ligado a la masa, aquellos 15 colaboradores eran generalmente dirigentes sindicales, activistas sindicales. Entonces cuando veníamos a sentir ya teníamos 60 a 75 compañeros, que era un colchón en el que se movía e comando urbano. Entonces, éste por fuerza, se vio obligado a ir escogiendo entre estos 15 a los mejores e ir formando lo que se llamó “grupos de apoyo” pero no grupos de apoyo logístico, sino grupos de apoyo para el trabajo entre las masas.”
Indica que “a los seis meses ya teníamos a los primeros comandos armados en funcionamiento, porque desde el principio los hicimos funcionar en acciones que iban desde lo simple a lo complejo, desde quitarle una placa de matrícula a un carro para poder enmascarar otros carros, o capturar un carro…”

Afirma que “nosotros partimos absolutamente de cero, no teníamos ni un centavo, ni una pistolita, la primera que tuvimos por ahí en los primeros meses, fue una Beretta 22, que fue con la que primero empezamos a aprender a armar, desarmar, agarrar puntería, y todo eso. Y luego las fórmulas de algunos explosivos, fórmulas de explosivos caseros, mucho ejercicio, mucha caminata…En ese tiempo la policía no estaba sensibilizada y uno podía caminar muchísimos kilómetros para conocer el país y también para estar en forma. Como no teníamos un centavo y no teníamos una casa para infraestructura, fue obligatorio para nosotros buscar colaboradores, gente que sintiera simpatía hacia nosotros.”

Reflexiona que “si el sector de derecha del Partido Comunista no hubiera bloqueado tan obstinadamente esa necesidad histórica de la violencia de masa y de la combinación de todas las formas (de lucha) al pueblo, hubiera resultado natural y armónico que los primeros comandos armados fueran organizados en seno, bajo una dirección partidaria ya formada. Pero como esto no ocurrió así, tuvieron que organizarse bajo la dirección de una nueva organización: las FPL.”
Ernesto Morales (Omar) San Salvador 1949-Ciudad Delgado 1973

Elsa Morales, comparte en el marco del 40 aniversario de las FPL, la siguiente información sobre su querido hermano, fundador de las FPL. Indica que era “obrero de la construcción y exmilitante de la Unión de Jóvenes Patriotas, UJP, conocido popularmente como El Gato, en el año 1969 fue electo Secretario de Asuntos Juveniles de la FUSS. A principios de los años 60 ingresa tanto al Sindicato de la Industria del Mueble Similares y Conexos( SIMAS) como a Vanguardia de la Juventud Salvadoreña, VJS, organización en la que se educa políticamente y participa en múltiples actividades de lucha reivindicativa y lucha política electoral.”

“A principios de 1968 participa activamente en las jornadas de solidaridad con la primera huelga de ANDES 21 de Junio, por lo que es capturado junto con otros jóvenes por la Guardia Nacional, pero es liberado por la presión popular. Esta captura templó sus convicciones revolucionarias así como el asesinato en esa misma coyuntura de los dirigentes obreros del PCS, Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez, a los cuales conocía y respetaba mucho.”

“En esa época se incorpora a la Juventud Obrera Salvadoreña, JOS, y se vincula con dirigentes obreros como Carlos Marín, Blas Escamilla, José Dimas Alas, y en particular con Salvador Cayetano Carpio. Es en el local de la FUSS, donde estaba un pequeño cuarto de la JOS, ubicado en la 5ta. Calle Oriente y 10ma. Avenida Norte que Ernesto conoce también a Jorge Alberto Morán Cornejo, El Beatle, que fue asesinado en 1974, a Roberto Sibrian, Mauricio Gonzalez, panificador, conocido como El Pulgón, Armando Arteaga, El Ordinario, que luego muere dentro del ERP como “Pancho” junto con Roque Dalton en mayo de 1975, Vladimir “El Seco” Rogel que al igual que Arteaga también ingreso al ERP.”

“El Gato vuelve a ser capturado junto con otros jóvenes, entre estos Mauricio González, a finales de 1969 o principios de 1970 cuando ingresaba al estadio Flor Blanca para presenciar el partido con la selección rusa llevando escondida una manta de solidaridad con la URSS. Los capturan y los llevan al penal de Ahuachapán y el juicio se realiza en Santa Tecla, pasan cuatro meses encarcelados. Para esa época trabajaba en la Facultad de Medicina de la UES. Cuando Carpio renuncia del PCS a finales de marzo, Ernesto estaba preso. Al salir de la cárcel, ya no regresa a la UES, se clandestiniza ya dentro de la nueva estructura subversiva. Ese mismo año 1970 Ernesto contrae matrimonio con Sonia y tienen una hija. Y si viviera sería abuelo con dos preciosas nietas.”

“El sábado 10 de febrero de 1973, junto con José Dimas Alas, al caminar por la línea férrea de la Col. San Pedro al barrio San Sebastián, caen en una emboscada tendida por la dictadura militar y mueren gritando: revolución o muerte, el pueblo armado vencerá…” Con ellos prácticamente desaparecía el núcleo de obreros fundadores de las FPL.

José Dimas Alas (Carlos, Ramiro) -Ciudad Delgado 1973

De oficio panificador, exmilitante del PCS y exsecretario general de la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña, FUSS. Luego de la ruptura utilizaba como cobertura para movilizarse la de vendedor de colchas y camas (Sancho, 1994). José Salvador logra incorporar a su hermana Ines, maestra, a la organización, y ella también muere heroicamente en un enfrentamiento con los cuerpos represivos. Ya durante la guerra y en Chalatenango las FPL forman su primer batallón guerrillero de Unidades de Vanguardia, con el nombre de José Dimas Alas.

Armando Arteaga (+10 de mayo de 1975)

Armando Arteaga fue parte de la Juventud Obrera Salvadoreña (JOS), así como la Unión de Jóvenes Patriotas (UJP), y aunque abandona el PCS junto con Salvador Cayetano Carpio, luego decide salirse del núcleo inicial de las FPL para integrarse a una de las agrupaciones que después integrarían el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP. Es asesinado por la camarilla militarista de esta organización junto con el poeta Roque Dalton.
La primera dirección de las FPL

Atilio Montalvo explica que “El primer Comando Central (Dirección de las FPL) se formó en 1972, el cual fue integrado por los compañeros Salvador Cayetano Carpio como Primer Responsable, José Dimas Alas “Ramiro” que era prácticamente el segundo al mando y los Jefes de Comandos Urbanos, Ernesto Morales “Omar”, Felipe Peña “Ignacio”, “Rómulo” y “Ernesto Campos”.”

“Los primeros Comandos Urbanos se integraban de 3 a 5 compañeros entre los que recuerdo, estábamos Juan Morales Chávez “Osmín”, Gloria Palacios “Ursula”, René Contreras “Pepe”, “Juan Sebastián”, “Alberto”, “Oscar Barba”, “Tomás”, Rafael Avalos “Félix”, Roberto Sibrián “Martín”, Margarita Peña “Julia”, Roberto Gonzáles “Mayo”, “Filomeno” y “Salvador Guerra”. Además estaban numerosos compañeros que se incorporaron a los Grupos de Apoyo político-militar como Clarita Ramírez, Alejandro Solano, Andrés Torres y otros valiosos compañeros.” ( ver nacimiento y fundación de las FPL, Montalvo 2014).

La forma original de la estructura de organización fue un Comando Central del que se desprendían varios comandos urbanos y luego estaban los grupos de apoyo y después los colaboradores que eran como el más amplio espectro, pero eran el nutriente de los grupos de apoyo.

La solidaridad con los presos argentinos masacrados en Trelew. 8 de agosto de 1972

El 8 de agosto se coloca una bomba en la Embajada Argentina en repudio a la masacre perpetrada contra prisioneros políticos del ERP encarcelados en Trelew. Durante la acción se dejan comunicados en el que se anuncia públicamente sobre su autoría. Son las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” y su lema es: ¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!

Luego de esta acción se realiza una campaña de acciones guerrilleras, que incluyeron la colocación y detonación de bombas en la ITT, IBM y Coca Cola en repudio a la intervención gringa en Vietnam, al bloqueo contra Cuba y a la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de nuestro país.

En diciembre también se hizo la campaña de colocación de bombas en los locales del partido oficial PCN de Ciudad Delgado, San Marcos y San Salvador.También se realizó el ataque de ametrallamiento a los policías nacionales que ocupaban el portón poniente de la U frente al edificio de la ex IVU en donde se incendiaron con molotov un carro patrulla y la caseta de vigilancia. Esta acción fue en protesta por la ocupación militar de la Universidad por parte de la dictadura. ( Ver nacimiento y fundación de las FPL, Montalvo 2014).

Hace 24 años, a mediados de abril

Durante un buen tiempo, fue frecuente que Higinio me hablara del compa Francisco. Me decía que su trabajo lo estaba desempeñando exitosamente, que sus relaciones con distintos sectores se ampliaban cada vez más y se le apreciaba y respetaba. A Francisco lo llegué a conocer hasta mediados de abril de 1984. A partir de entonces, me familiaricé con su ocupación principal: la fotografía.

A comienzos de aquel año se dio la escisión de los compañeros que se agruparon alrededor del 6 de Enero. Los integrantes de la CP del CC del PGT, que nos reunimos en enero, examinamos la situación que se creaba para el partido; definimos las tareas prioritarias e identificamos los peligros principales.

Lo principal de lo tratado está recogido en la Carta para la reconstrucción dada a conocer muy limitadamente, por cierto a la militancia, cuadros y dirigentes a partir del 14 de febrero de 1984, y en la que se plantea que el trabajo a emprender de inmediato había que centrarlo en la reconstrucción orgánica de los círculos de la JPT, y de los comités de base del partido, sus órganos intermedios y su propia dirección nacional, el reforzamiento del trabajo ideológico y político, y las medidas para salvaguardar al partido de los golpes del enemigo.

El desprendimiento del 6 de Enero no lo subestimamos. Crítica y autocríticamente reconocimos las causas que lo determinaron y nuestras propias responsabilidades.
Como lo expresé en su momento, lo que permitió que los compañeros del 6 de Enero tomaran la decisión de separarse del partido, fueron las deficiencias y descuidos en el trabajo organizativo, cierto relajamiento de la disciplina interna, descompartimentación de las tareas y la información, y nocivas tendencias a subestimar las normas de seguridad y el trabajo en la clandestinidad.

Influyó, además, la falta de atención, seguimiento, control y chequeo de la formación, educación y capacitación política.

Como no se fue lo suficientemente previsores y no se supo salirle al paso y a tiempo a estas deficiencias, tampoco fue posible discutir y de común acuerdo superar lo que se señaló y criticó no sin razón y fundamento como causa de la escisión: el rezago en el cumplimiento de las tareas de la Guerra Revolucionaria Popular, GPR, como vía de desarrollo de la Revolución en nuestro país.

Sabiendo el enemigo lo que se había dado al interior del partido, no vaciló en enfilar sus golpes no sólo contra los compañeros del 6 de Enero, sino contra quienes nos unificamos alrededor del Comité Central y que significó la desaparición, captura y asesinato de destacados y valiosísimos militantes, cuadros y dirigentes.

El cerco y persecución policial contra nuestra dirección se recrudeció con la captura, asesinato y desaparición, primero, del Jovencito y, enseguida, de la compañera Chabe. La CP del CC redobló las medidas para resguardar a la militancia, sus cuadros y dirigentes y acordó la salida temporal del país de dos de sus integrantes.

Parte de esa tarea se le asignó al compañero Higinio y a la compañera Clara. A Flora se le encargó arreglar la documentación de uno de ellos y a la compañera Tijerina su enmascaramiento. El traslado a la frontera corrió a cargo de un matrimonio de absoluta confianza de la dirección.

La ruta por la que se optó fue la de occidente. El operativo de salida se inició en la capital el 12 de abril. Se pasó la noche en las afueras de la cabecera departamental de Quetzaltenango. En la tarde se viajó a Malacatán. Se recogió al otro compañero. En la carretera, a las 18 horas, se entró en contacto con el enlace operativo de la patrulla de la Organización del Pueblo en Armas, ORPA, sin cuyo apoyo y cooperación solidaria no hubiera sido posible atravesar el Suchiate y garantizar los movimientos y estancia, del otro lado y por dos días, de dos “finqueros”.

El vehículo para el viaje era el del compañero Francisco. Él lo manejó. Iba también su compañera y uno de a quienes se autorizó su salida: Julián. El otro, fue el compañero Otto. Así fue como conocí a Francisco y a su compañera. En Tapachula, se me informó que habían regresado bien a la capital. De allí en adelante, nuestro traslado lo hizo el compañero Daniel y su equipo operativo de apoyo y acompañamiento.

Lo que no puedo dejar de decir, y lo hago a manera de reconocimiento imperecedero, es que Ximena es la compañera de Francisco y el compa Francisco es Mauro Calanchina a quien muy merecidamente se le homenajeó en el MUSAC el miércoles pasado previo a la inauguración de Hilando la memoria, su valiosa colección de fotografías.

Ana María y yo salimos de la antigua facultad de Derecho de la Usac con tres claveles rojos y la convicción de que alrededor del homenajeado se reunió lo mejor de los jóvenes que quedan de los años 70 y 80 y que continúan en la lucha.
Mauro Calanchina puede estar seguro que es de los que están contribuyendo a abrir el anchuroso y desafiante camino de la refundación y unidad de las izquierdas en nuestro país y que se le admira y respeta.

Y cuando desperté el dinosaurio todavía estaba allí

Y cuando desperté el dinosaurio todavía estaba allí. (A propósito de Ricardo Rosales Román)
Por Carlos Figueroa Ibarra – Puebla, México, 6 de marzo de 2007

Hace unos días un antiguo compañero de militancia me hizo llegar por correo electrónico dos artículos publicados en La Hora por quien fuera el último secretario general del Partido Guatemalteco del Trabajo, Ricardo Rosales Román, conocido en la época de la clandestinidad como Carlos Gonzáles. Dichos artículos, publicados el 7 y el 21 de febrero del presente año dan una opinión sobre algunos sucesos vinculados con el PGT. También he leído algún otro, publicado meses antes en el mismo medio, pero no recuerdo la fecha. Me parece respetable y legítimo que quien fuera uno de los principales dirigentes de dicho partido se permite formular opiniones, como respetable y legítimo es que quien no esté de acuerdo con ellas también se permita expresarlo.

El tema resulta interesante porque ya es hora que la reconstrucción de la historia de la izquierda guatemalteca rebase la mera exposición de los testimonios personales y entre a un terreno en el que con documentación y sustentación teórica se haga una elaboración más profunda. Con respecto al PGT he sabido que se está preparando una edición nueva del texto de Huberto Alvarado Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco del Trabajo, el cual llevará algunos textos introductorios o comentarios redactados entre otros, por Sergio Tischler y por quien estas líneas escribe.

Tres ideas expresadas por Rosales Román me han llamado poderosamente la atención. Las iré mencionando y después haré un comentario general. La primera de ellas es la expresada en el artículo cuya fecha no recuerdo. Rosales Román menciona al principal dirigente del movimiento que fraccionó al PGT en 1984. Dicho sea de paso no dice quien fue ese dirigente y yo no lo logro identificar pese a que adherí a ese movimiento que después se convirtió en el PGT (6 de enero). Dice Rosales Román que dicho dirigente llevó a la comisión política del PGT una propuesta que se había recibido del naciente gobierno encabezado por Ríos Montt, para que el partido entrara a la legalidad. Según nos cuenta ampulosamente Rosales Román, en la comisión política se rechazó la oferta con lo cual el PGT le ganó una batalla muy importante al enemigo. La segunda idea es la expresada en el artículo del 21 de febrero : “El propósito real y verdadero de los fraccionalistas del 6 de Enero no fue otro que intentar sabotear la incorporación del partido a URNG lo cual no consiguieron.”. La tercera idea es la expresada en el artículo del 7 de febrero, cuando en el párrafo final de su artículo menciona al revisionismo de Jruschov y la traición de Gorbachov y Yeltsin.

La gran ventaja de los planteamientos de Rosales Román es que retratan de manera muy clara el perfil que siempre tuvo como miembro de la dirección del PGT. Buena parte del fracaso del PGT en su etapa terminal se debió a que nunca pudo contar con una dirección política con el nivel, experiencia y creatividad que tuvo la dirección histórica secuestrada y asesinada en septiembre de 1972 y diciembre de 1974. En el caso de Rosales Román, estas deficiencias se conjugaron con una visión poco profunda y dogmática del marxismo, y un estilo de conducción marcado por el autoritarismo burocrático que probablemente aprendió durante su estancia en los países del socialismo real. Cuando se haga la historia del PGT, y se examine el papel que pudo haber jugado la dirigencia que se constituyó a partir de 1972 y 1974, es muy probable que Rosales Román no salga bien parado. Las aseveraciones sobre el fraccionamiento del partido en 1984 son autocomplacientes y de ninguna manera autocríticas. Rosales Román debería preguntarse sobre su responsabilidad en el fraccionamiento de 1978 y el de 1984, severos golpes que contribuyeron a que el PGT se convirtiera en una realidad secundaria en el movimiento revolucionario guatemalteco. En lugar de ello, se limita a retratar a quienes fuimos críticos de su gestión, como un grupo que quería legalizar al PGT y que veía con malos ojos la incorporación del PGT a la URNG, en suma como un grupo de oportunistas y sectarios. Me parece que es una visión que no se condice con la verdad y el planteamiento de Rosales Román por lo tanto adultera la verdad histórica.

El que Rosales Román piense que Jruschov fue un revisionista y equipare como traidor a Gorbachov con Yeltsin, revela que el último secretario general del PGT le pasó de noche el XX Congreso del PCUS y lo evidencia como un stalinista fuera de contexto. Lo que se insinúa en esta idea es que para Rosales Román el tránsito de Stalin a Jruschov fue una desgracia para el socialismo soviético y que el principal culpable de la debacle del socialismo soviético fue Gorbachov. Cuando leí ese párrafo recordé a mi querido colega cubano y académico del Instituto Raúl Roa de relaciones exteriores en Cuba, el lamentablemente ya fallecido Roberto González, quien alguna vez me dijo: “Es absurdo echarle la culpa a Gorbachov de lo que sucedió en la Unión Soviética. Si algún culpable existe, este no es otro más que Stalin”.

Sería una tontería atribuirle a Ricardo Rosales Román la entera responsabilidad de la crisis terminal del PGT. Hubo muchos factores, entre ellos los golpes demoledores que le asestaron los arquitectos del terror. Pero lo que si es cierto es que una conducción encabezada por un dirigente como Rosales Román, hizo una contribución no desdeñable. Por ello, cuando leí los artículos que hoy comento, no pude dejar de recordar a Augusto Monterroso en su célebre cuento: Y cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí.

De la incompetencia y los retos de la izquierda en Guatemala

De la incompetencia y los retos de la izquierda en Guatemala
Mario Sosa, 17 de julio de 2015
Parte I

La palabra incompetente refiere a la incapacidad para realizar una tarea determinada. En ese sentido, el punto de partida de este artículo es la afirmación relacionada con la izquierda electoral y su incapacidad para competir electoralmente. Por demás sabido es que esta expresión de la izquierda –que no es la única– ha devenido en una fuerza marginal, “funcional y participativa”, incapaz de competir para ganar una elección nacional. El porcentaje de los cuatro partidos políticos de izquierda, aliados en las elecciones generales de 2011, corroboran tal afirmación. Con la llamada alianza Frente Amplio, en las últimas elecciones obtuvieron apenas un 3.27% de los votos válidos1. Y como se mostrará a continuación, la historia electoral reciente, de 1995 a 2011, confirma su tendencia a decrecer y estancarse.

Esta problemática es la que trataré de analizar en este artículo, a sabiendas que lo que aquí se recupera no pretende sino ser un aporte entre muchos, para describir, analizar, interpretar y debatir sobre la izquierda en Guatemala, con el objetivo de contribuir a su recuperación histórica.

El inicio de un nuevo camino: la izquierda en las elecciones de 1995 y 1999

Posterior a la vuelta a la constitucionalidad, la izquierda participa por primera vez en elecciones en 1995, a través del Frente Democrático Nueva Guatemala (FDNG), partido político que logró articular a una parte importante del movimiento social y de expresiones de izquierda legal e insurrecta, en un momento donde aun se vivía la última etapa del enfrentamiento armado que concluyó con la firma de la paz en 1996. Dicho partido logró un valioso 7.70% de los votos, proponiendo al economista Jorge Luis González como candidato presidencial y a Juan León como candidato vicepresidencial. El primero un economista prestigioso, pero alejado de la cotidianidad del país, y el segundo un líder al interior del movimiento maya.

Con el FDNG, la izquierda logró integrar una honorable y valiosa bancada de seis diputados y diputadas, y ganar 19 alcaldías municipales. Este experimento electoral, en buena medida decidido e inducido por la izquierda revolucionaria en armas, pronto fue descartado por esta, siendo que reñía con la dirección política de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y que se encargaría de conducir la conversión en partido político posterior a la firma de los acuerdos de paz. Este fue uno de los más importantes factores, si no el principal, que hicieron que dicho instrumento feneciera en las elecciones de 1999, cuando logra el 1.28% de los votos, para ese momento distanciado de la URNG.

Más allá del resultado electoral, no se supo valorar coherentemente el esfuerzo y resultado del FDNG, y “contrariamente, hubo un empecinamiento en mantener estructuras de dirección que estaban dejando de contar con la legitimidad necesaria para conducir el proceso, no solamente por la irrupción de sujetos, sino por la gestación de nuevos liderazgos” (Sosa, 2009a). Se perdió la oportunidad para avanzar en una relación virtuosa –no exenta de dificultades– entre la izquierda “política” y otras formas de representación sociopolítica procedente de sujetos colectivos históricos, como los pueblos indígenas, más allá de aquellas expresiones organizativas vinculadas con las expresiones integrantes de la URNG en ese momento.

Con ese antecedente, URNG inicia su conversión en partido político, fase que concluye el 18 de diciembre de 1998. Este paso significó el inicio de una etapa en la cual las fuerzas revolucionarias que lo integraron (PGT, EGP, FAR y ORPA) fueron disueltas formalmente y constituidas en un solo organismo electoral. Con ello inicia un proceso de institucionalización del movimiento revolucionario en la lógica de partido electoral y se convierte en una fuerza institucionalista y defensora del Estado de derecho, siendo su interés por ser parte y promover la institucionalidad procedente de los acuerdos de paz, lo cual exigía regirse por la normativa del establishment2. Con esto empezó –o continúo–, en la práctica, el abandono de uno de los fundamentos de la lucha revolucionaria en el país hasta ese momento: el socialismo como proyecto histórico.

Así, para el año 1999, conjuntamente con el partido Desarrollo Integral Auténtico –DIA–, crean la primera coalición electoral llamada Alianza Nueva Nación y lanzan como candidato presidencial al ingeniero Álvaro Colom Caballeros, con quien se logró un 12.36% de los votos y se ubica como la tercera fuerza política a nivel nacional. Con ese resultado aumenta a nueve su bancada de diputados y logra ganar 14 alcaldías municipales. Este resultado, el más alto de la izquierda en la historia reciente del país, permitía prever la posibilidad para que URNG pudiera convertirse pronto en una fuerza con capacidad de disputar la presidencia, tal y como hacía el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN– en El Salvador.

De los resultados y fraccionamientos de la izquierda en las elecciones de 2003
Para el 2003, con su anterior candidato presidencial Álvaro Colom encabezando otro partido político y deshecha la anterior alianza ANN, la URNG lanza como propuesta presidencial a uno de los comandantes revolucionarios: Rodrigo Asturias. Con apenas el 2.58% de los votos válidos, experimentó un rotundo fracaso, del cual no se ha logrado reponer. Adicionalmente logra ganar ocho alcaldías municipales. Significativa resultó, además, la diferencia de votos obtenidos para diputados por listado nacional, que alcanzó el 4.2%, lo cual se explica en parte por las diferencias internas que empezaban a observarse al interior del partido y la preferencia que votantes tuvieron hacia el candidato de la UNE, Álvaro Colom.

Pero quizá el principal factor de esta debacle fue la escisión de una fracción del partido ocurrida en 2002, encabezada por el comandante Pablo Monsanto. Dicha fracción se articuló en la Alianza Nueva Nación (ANN), conjuntamente con dos fuerzas políticas pequeñas, que pretendían convertirse en partido político: Unidad de Izquierda Democrática –UNID-, encabezada por Alfonso Bauer Paiz, y el Frente Democrático Solidaridad encabezado por Nineth Montenegro, posteriormente constituido e inscrito como Encuentro por Guatemala. Esta alianza, que podía catalogarse también de izquierda, participó sólo con candidaturas a alcaldías y diputaciones, estrategia que le permitió obtener el 4.85% de los votos válidos para diputados por listado nacional y lograr una bancada de seis diputados, tres de los cuales renuncian al partido ya en el ejercicio de su función legislativa3.

Del estancamiento e insistencias en el fraccionamiento en las elecciones de 2007
Las divisiones en la izquierda electoral continuaron para las elecciones de 2007. URNG realiza un esfuerzo que intentó recuperar su relación con la izquierda “social” y a finales de 2006 se alía en el Movimiento amplio de izquierda (Maíz). Esta instancia fue la confluencia entre la URNG, así como organizaciones y liderazgos sociales ligados a dicho partido, el Movimiento Político y Social de Izquierda –MPSI– que aglutinaba a ex militantes del PGT, EGP, FAR y ORPA y de otras experiencias sociopolíticas y nuevas militancias de izquierda social. Los desacuerdos en torno a decisiones e integración de listado de candidaturas, principalmente, generaron que una parte del MPSI saliera de dicha articulación.

El partido político ahora llamado URNG-Maíz, en 2007 lanzó como candidato presidencial al periodista Miguel Ángel Sandoval (antiguo militante del EGP/URNG y en ese momento procedente del MPSI) y como candidata vicepresidencial a la antropóloga Walda Barrios, con quienes obtiene el 2.14% de los votos válidos. Es relevante de nuevo que para diputados por listado nacional obtuviera el 3.55% de los votos y dos diputados.

Por su parte, la ANN lanzó como candidato presidencial a Pablo Monsanto, quien logró el 0.6% de los sufragios, lo cual en términos absolutos significó menos votos con relación al número de afiliados que integraban dicho partido político, con lo que pierde su registro electoral en 2008. No obstante, su alianza con la Unidad Nacional de la Esperanza –UNE– de cara a la segunda vuelta electoral, le valió convertirse en parte de la articulación gobernante y en su carácter de fuerza secundaria acuerpó una política de corte asistencialista y facilitadora del modelo de acumulación dominante. Esto le permitió a la ANN colocar a muchos de sus cuadros en programas sociales, embajadas y secretarías del gobierno de Álvaro Colom.

Una tercera expresión en ese momento fue la candidatura de la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum, quien obtuvo el 3.06% de votos, respaldada por el partido político Encuentro Por Guatemala y por una pequeña fuerza política con intenciones de convertirse en partido político.

Esfuerzos de articulación y consolidación del estancamiento electoral en 2011

En las últimas elecciones, las de 2011, la izquierda electoral participa en dos esfuerzos de articulación política.

Uno de ellos fue la integración de la Mesa para la Unidad de las Izquierdas (también conocida como Mesa Unitaria), en cuyo seno se encontraron en términos generales dos posiciones: la primera, con la pretensión que dicha Mesa se orientara a participar conjuntamente en el proceso electoral, planteada por URNG, ANN, y la segunda, con el propósito de gestar un programa y una estrategia revolucionaria que trascendiera lo electoral como “estrategia” y el momento electoral mismo, posición compartida por el PGT (esfuerzo de refundación del partido comunista iniciado en 2003) y el Frente Popular, una pequeña articulación política de izquierda no partidaria. Después de cerca de año y medio de avances lentos, la Mesa se disuelve con la salida del PGT y el Frente Popular, quienes cuestionaron que el nombre de la Mesa para la Unidad de las Izquierdas hubiese sido incorporado inconsultamente en el comunicado público de creación del Frente Amplio, creado para participar en las elecciones de 2011.

El segundo esfuerzo de articulación fue la creación del Frente Amplio, en el cual participaron URNG-Maíz y Alternativa Nueva Nación –ANN– (antes Alianza Nueva Nación). Asimismo, el partido Movimiento Político Winaq, encabezado por su secretaria general, Rigoberta Menchú, con fuerte orientación e integración maya, que evadía en ese momento definirse como de izquierda o derecha. También integró el Frente Amplio el partido político en formación, Movimiento Nueva República, cuyo secretario general es Aníbal García. Asimismo, un conjunto de organizaciones sociales, en su mayor parte, vinculadas a los dos primeros partidos políticos mencionados.

El binomio presidencial propuesto estuvo integrado por Rigoberta Menchú y Aníbal García, con el cual se alcanza el 3.27% de los votos y tres diputaciones, una perteneciente al Movimiento Político Winaq y dos a URNG.

Con dicho resultado adverso y sin la disposición para sostener la alianza, para la segunda vuelta electoral, el Movimiento Político Winaq y ANN deciden apoyar la candidatura de Manuel Baldizón, del partido derechista Líder, en el intento o con la justificación de impedir el ascenso al gobierno del militar Otto Pérez Molina, quien finalmente triunfa. URNG y MNR manifestaron su rechazo a ambas candidaturas4.
No obstante tales diferencias, se intentó recuperar y mantener el Frente Amplio con las cuatro organizaciones, esfuerzo que pronto fracasó y se impusieron estrategias diferenciadas entre URNG y el Movimiento Político Winaq, por un lado, y ANN y MNR por otro, como se verá a continuación.

De las perspectivas hacia la elección de 2015

A las puertas de un nuevo evento de selección de autoridades nacionales y locales, la izquierda electoral asiste dividida y enfrenta fuertes problemas irresueltos, además de dilemas de coyuntura política, que le hacen incompetente para la tarea que significa enfrentar airosamente: a) Un sistema de partidos dominado por fuerzas de derecha y corruptas; b) Un proceso electoral con profundas ilegalidades como las campañas anticipadas; c) Ilegitimidad sistémica devenida de gastos en campaña que exceden los techos financieros electorales legales, además de los graves hechos de corrupción que involucran criminal y políticamente a un conjunto de políticos, candidatos y partidos políticos, todo lo cual estimula un fuerte rechazo ciudadano a la llamada “clase política” en general, entre otro conjunto de factores.

URNG-Maíz y el Movimiento Político Winaq han logrado gestar un acuerdo electoral que les permite lanzar candidaturas conjuntas a nivel nacional y en buena parte de los distritos electorales departamentales y municipales. En esta ocasión vuelven a lanzar la candidatura presidencial del periodista Miguel Ángel Sandoval y la candidatura vicepresidencial del abogado Mario Ellington, fundador de la Organización Negra de Guatemala (Onegua).

Esto ocurre después del rompimiento con la primera opción presidencial hecha pública a inicios de este año, la del ambientalista Yuri Melini, y posterior a la formalización de divisiones internas en URNG-Maíz, que llevan a la separación de un contingente liderado por el Comité de Desarrollo Campesino –CODECA– y por la aparente inmovilidad electoral de la fracción que dirigió el partido hasta junio de este año. Esto, sin duda, merma fuertemente su capacidad organizativa de cara al proceso electoral de 2015.

Por aparte, ANN decide dar paso a una estrategia consistente en la gestación de la Convergencia por la Revolución Democrática (CRD), hoy denominada Convergencia y que da nuevo nombre al partido. Inicialmente la CRD se integró principalmente con organizaciones y liderazgos vinculados a la ANN, y luego se amplía con la integración de una parte del Consejo de los Pueblos de Occidente –CPO5.

Con ello, esta fracción de izquierda constituida como ANN, ahora Convergencia, avanza en la recuperación de relaciones con una parte importante del movimiento social territorial, protagonista de la resistencia a los proyectos extractivos. Es relevante, asimismo, que ante las debilidades que presenta para competir con la derecha y con las otras expresiones de izquierda, haya decidido lanzar sólo candidaturas para alcaldías y diputaciones, en buena parte con liderazgos procedentes del movimiento social o de expresiones que, en su mayoría, no habían tenido una participación electoral en esas posiciones.

Por último, el Movimiento Nueva República que se autodenomina izquierda moderada, la fuerza que en papel luce más débil, lanza como candidato presidencial a su secretario general, el abogado y ex diputado (2008-2012) Aníbal García, y al abogado ambientalista, Rafael Maldonado.

Así las cosas y siendo la tendencia en materia de resultados electorales, la situación de la izquierda electoral es aún más difícil al considerar otros factores de primer orden…

Fuentes
1. Gramsci, Antonio (1980). Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. Madrid: Ediciones Nueva Visión.
2. Sosa Velásquez, Mario Enrique (2013). Resistencia indígena al capital en Guatemala: Una mirada desde el modelo económico, el territorio y la gobernabilidad. En CEDFOG. Sexta Jornada de Estudios sobre Territorio, Poder y Política. Huehuetenango: CEDFOG. Pp. 113-150
3. Sosa, Mario (a). Algunos retos para la construcción y articulación del sujeto político en Guatemala. Guatemala: albedrio. 2 de diciembre de 2009 http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/msosa-027.htm
4. __________ (b) Del triunfo del FMLN y la izquierda en Guatemala. Algunas reflexiones. Segunda parte. 26 de marzo de 2009. Guatemala: albedrio. http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/msosa-016.htm
5. __________© Del triunfo del FMLN y la izquierda en Guatemala. Algunas reflexiones. Primera parte. 19 de marzo de 2009. Guatemala: albedrio. http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/msosa-015.htm
6. Tribunal Supremo Electoral (2012). Memoria elecciones 2011. Guatemala: Tribunal Supremo Electoral.
7. ________________________ (2008). Memoria elecciones 2007. Guatemala: Tribunal Supremo Electoral.
8. ________________________ (2004). Memoria elecciones 2003. Guatemala: Tribunal Supremo Electoral.
9. ________________________ (2000). Memoria elecciones 1999. Guatemala: Tribunal Supremo Electoral.
10. ________________________ (1996). Memoria elecciones 1995. Guatemala: Tribunal Supremo Electoral.
1 Los datos de carácter electoral, han sido extraídos de las memorias de elecciones publicadas por el Tribunal Supremo Electoral y que son citadas al final del artículo.
2 En un artículo publicado en 1999, afirmaba lo siguiente: “…en Guatemala, las fuerzas revolucionarias salen de la negociación y de la firma de la paz en situación de debilidad producto del desgaste que hechos, como el del secuestro de la señora Novela, le hicieron ceder en el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria y le orillaron a firmar con rapidez los acuerdos finales, a desmovilizarse y convertirse en partido político en condición de fuerza secundaria, sin la capacidad de beligerancia requerida, ni siquiera, para luchar por el cumplimiento de aquella parte de los acuerdos que por ser coherentes con el proyecto revolucionario debían lucharse en la calle y no en mesas de comisión.” (Sosa, 2009a)
3 Los tres diputados que salen de ANN crean un bloque legislativo aparte. En 2007 dicho bloque se convierte en el partido político Encuentro por Guatemala, cuya secretaria general ha sido Nineth Montenegro. Desde ese momento, dicha expresión política ha devenido en una fuerza con fuertes signos de derechización y completamente alejada de las expresiones de izquierda, tanto dentro como fuera del Congreso de la República.
4 De forma inconsulta con su partido URNG, el diputado electo por el departamento de San Marcos, Carlos Mejía, también llamó a votar por el candidato de Líder. Carlos Mejía encabeza el listado de candidatos a diputado por el mismo distrito y a propuesta del mismo partido en la actual contienda electoral 2015.
5 El Consejo de los Pueblos de Occidente, es la articulación de buena parte de los liderazgos regionales que proceden de la lucha de resistencia contra proyectos extractivos mineros e hidroeléctricos y de las Consultas Comunitarias de Buena Fe en las cuales, en los municipios donde han sido realizadas, han votado mayoritariamente en contra de tales proyectos. Para ampliar véase: Sosa, 2013.
II Parte

En la primera parte su artículo, Mario Sosa hace un recorrido por la participación de la izquierda en procesos electorales, desde 1995 con el Frente Democrático Nueva Guatemala, hasta los comicios que están próximos a realizarse con cuatro agrupaciones de izquierda en la contienda. En esta parte, concluye su análisis de estos grupos.

Así las cosas y siendo la tendencia en materia de resultados electorales, la situación de la izquierda electoral es aún más difícil al considerar otros factores de primer orden, tales como:

1. Carece de un trabajo organizativo sólido y sostenido, que le posibilite pensar en mejorar su correlación de fuerzas en el proceso político en general y electoral en particular. Como parte de esto también aparece su fragmentación entre sí como expresiones político partidarias y con relación a expresiones sociales y políticas no electorales de izquierda o que podrían acercarse a esta corriente1.

2. Carece del programa político con el cual la ciudadanía o, en otros términos, la clase trabajadora, los pueblos indígenas, las mujeres, los jóvenes, se sientan identificados y se hagan parte orgánica o apoyen una alternativa de izquierda. Esto se debe a que la izquierda no es observada por los principales segmentos sociales como una expresión que les represente e intermedie sus intereses, además del carácter conservador y anticomunista predominante en la sociedad guatemalteca en general.

3. Carece de liderazgo con capacidad de gestar conducción ideológica y política, y desde ahí, que le permita convertirse en una fuerza política de primera línea en el país. La izquierda electoral no logra ni siquiera evidenciar un posicionamiento coherente para pensar que se está ante el inicio de un proceso contrahegemónico en el país en el cual esta pudiera situarse en primera fila de conducción.

4. Carece de los suficientes recursos financieros y medios de comunicación para sostener una campaña política que le permita enfrentar a los partidos de derecha más fuertes y quienes encabezan las encuestas electorales.

5. Enfrenta la contienda en el marco de un sistema político articulado por normas que reproducen las lógicas e intereses de la clase dominante (y de la oligarquía), las fuerzas conservadoras y sus satélites de derecha. Asimismo, de una dinámica política determinada por los controles y financiamientos oligárquicos, empresariales locales y extranjeros, e intereses mafiosos, a través de los cuales se han gestado las relaciones históricas que dan vida a este sistema político. Esto sucede así porque quienes proveen tales recursos son propietarios, controlan, financian y encabezan la mayoría de partidos, y son quienes configuran el conjunto de factores ideológicos, económicos, sociales y políticos, que tanto en el ámbito de la sociedad civil como del Estado, determinan la correlación de fuerzas. Son estos factores los que operan y plasman la desigual distribución de poder preexistente en el momento y en el resultado electoral.

6. En la actualidad se vive en el país una crisis política producto del descubrimiento de redes mafiosas en el gobierno del Partido Patriota. Estos hechos han revelado una buena parte de los factores determinantes del régimen y sistema político. Han provocado, como reacción contradictoria, un importante movimiento de indignados contra la corrupción, factor de primer orden que permite pensar en un punto de inflexión en la “normalidad” con la que se reproduce dicho sistema, el cual no obstante, pensando en lo electoral, pareciera que tendrá impactos legales (en la Ley Electoral y de Partidos Políticos, por ejemplo) con posterioridad a las elecciones de este año. En este contexto, resulta evidente también la profunda debilidad de la izquierda electoral y de la izquierda en general para dirigir la lucha, no solamente hacia la depuración de los organismos del Estado, sino para enrumbarla hacia un nuevo momento político, favorable a las transformaciones políticas y sociales. En el interés electoral de los partidos de izquierda electoral, el cual domina cada vez más en la medida que avanza la temporada de campaña electoral, esta se ve incapaz para generar mejores condiciones de competencia política. Una más, las estrategias electorales están situadas con cierta contradicción al movimiento ciudadano de indignados desde donde se está cuestionando la legitimidad de las elecciones e, inclusive, planteando su aplazamiento, suspensión e inclusive su boicot.

En conclusión, la izquierda asiste y participa, pero no compite en este proceso electoral. Arriba al mismo sin haber gestado las condiciones internas y externas necesarias, que le permitan nuevas posibilidades a sus estrategia electorales inmediatas. Asiste al proceso electoral, asimismo, con cierta contradicción ante un movimiento ciudadano que exige reformas profundas y un aplazamiento o suspensión de elecciones, ante lo que se avizora será en esencia una nueva reedición de lo sucedido hace cuatro años: una elección de presidente y un congreso con fuertes signos de corrupción y con evidencia de ser actores que facilitarán el modelo de acumulación de capital imperante. El cual continuará la vía de expansión y profundización de la explotación y expolio de la naturaleza, de los pueblos y la clase trabajadora, así como el saqueo del Estado, a través del robo descarado, las concesiones y evasión de impuestos.

Como hipótesis, entonces, puede plantearse que la izquierda está ante una inminente repetición de su resultado político: mantenerse como fuerza dividida, débil y marginal, y en esa medida, comparsa sistémica –hasta cierto punto crítica– en la reproducción del establishment.

Cabría la posibilidad, eso sí, de que alguna de las opciones de la izquierda electoral salga de esta contienda con los argumentos (fundamentados en votos y en alcaldías y diputaciones, logradas especialmente por su relación con algunos liderazgos territoriales) para justificar su curso erróneo anterior o para posicionar con nuevos aires esta expresión política.

Más allá de tal hipótesis, el tipo de factores que hacen de la izquierda electoral incompetente para competir en ese plano, permiten reafirmar la necesidad de repensar la izquierda en Guatemala. Hablo de la izquierda electoral, que es objeto de análisis en este artículo, pero también de la izquierda no electoral y de la izquierda “social”. Congresos, conferencias y encuentros realizados a lo largo de estos años, es evidente que han sido insuficientes para recuperarnos históricamente de las derrotas y obstáculos de distinto orden que enfrentamos como izquierda o, para ser más precisos, como izquierdas en Guatemala.
Algunos retos para el debate de la izquierda en Guatemala
Repensar la izquierda, sin duda, requiere ideas que permitan realizar un ejercicio lo más complejo posible, desde el cual pueda encontrarse los criterios suficientes que nos permitan salir del estancamiento y marginalidad. En esa búsqueda se proponen algunos retos que, desde distintos esfuerzos, ya están siendo considerados en la búsqueda de nuevas orientaciones prácticas.
1. “Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria”. Así lo afirmó y llevó a la práctica uno de los grandes revolucionarios del siglo XX: Vladimir Ilich Lenin. En este sentido, una de las carencias principales en el país es la escasa producción y recreación de teoría y, menos aún, de teoría revolucionaria2. Lo dominante es una práctica empirista, de sentido común, cuyos resultados están a la vista. En este sentido, uno de los retos está en recuperar bases teóricas e ideológicas que nos permitan interpretar el carácter histórico y estructural de la sociedad y el Estado guatemalteco en la etapa actual, caracterizada por una dinámica de acumulación de capital renovada. Un Estado facilitador de tal dinámica, por la injerencia imperial cada vez más descarada y por la profundización de contradicciones procedentes de su carácter de clase, étnico y de género en relación simbiótica y compleja. Sólo desde ese nivel de unidad dialéctica entre teoría e interpretación de la realidad concreta podrá repensarse el carácter revolucionario de la izquierda, un carácter en buena medida inexistente en la mayoría de prácticas y estrategias organizativas3.

2. En ese sentido, trascendiendo lo electoral y el instrumento partido político, es fundamental el reconocimiento de actores y sujetos políticos que exigen y deben ser protagonistas en la transformación social. Desde ahí, es necesario recuperar la discusión sobre el sujeto revolucionario, para repensarlo en la búsqueda de gestar la alternativa al capitalismo, siendo que dicho sistema es el que nos está llevando al despeñadero, no solamente como sociedad sino como humanidad. Desde ahí, asimismo, repensar lo electoral y el instrumento político necesario.

3. Tal como afirmaba en el 2009, a partir de las propuestas de los múltiples actores y sujetos específicos, es necesario articular una propuesta de programa político y de proyecto histórico –que ante la falta de otra propuesta coherente, proponemos e insistimos debe ser el Socialismo, sin duda recreado en nuestras condiciones y características históricas–, que articule coherentemente las reivindicaciones, derechos, demandas y propuestas que permitan idear y construir un nuevo Estado y una nueva comunidad (nación dirían algunos) de comunidades (seguramente como unidad de pueblos). Un nuevo Estado y una nueva comunidad nacional, donde se garantice un modelo de desarrollo para la vida, donde la apropiación colectiva y equitativa sea la norma, y donde la dignidad, la solidaridad, la justicia, la equidad, la soberanía, se conviertan en principios vigentes en toda práctica y relación social. Esto pasa por trascender el pragmatismo o el minimalismo (expresados en programas de gobierno para el momento electoral, por ejemplo) que más que hacernos avanzar, se han convertido en nuestros parámetros de estancamiento, sin perspectiva y proyección histórica. Esto es la recuperación creadora del proyecto histórico y el programa de la revolución.

4. En coherencia con lo anterior, idear una estrategia revolucionaria en la cual redimensionemos las formas de lucha. Esto pasa por repensar la lucha electoral y parlamentaria; “…por articular una estrategia que incluya la construcción de nuevo poder, la potenciación de los poderes con los que ya contamos, y por la necesaria toma del poder del Estado; por replantearnos las formas de articulación, que a la luz del proceso actual, pareciera ser más coherente hacerlo desde los territorios y los sujetos que se desarrollan desde ahí; por recuperar prácticas de formación…, esfuerzos de organización y articulación, y movilización, reconociendo los ámbitos donde nos estamos jugando nuestro presente y futuro que siempre –y así debiéramos comprenderlo– es compartido; por impulsar la lucha económica, política e ideológica; por fortalecer la resistencia pero haciéndola trascender en dirección a construir el sujeto revolucionario, avanzar en su programa y estrategia, que recupere su carácter ofensivo; por enlazar nuestras luchas a los procesos emancipatorios que se están dando en América Latina y en donde resulta necesario pensar en la Patria Grande de Bolívar y Nuestra América en palabras de Martí. Estos y otros aspectos formarían parte de lo que nosotros llamamos la recuperación creadora de la estrategia revolucionaria.” (Sosa, 2009a)

5. Sin duda, concepción y práctica deben confluir en la gestación de una cultura política revolucionaria” que destierre aquella cultura de derecha y conservadora que subsiste dentro de nuestras organizaciones y movimientos y que se expresa en: jerarquización, machismo, racismo; la incomunicación y el chisme como eje de “comunicación”, entendimiento y relación con el Otro; el clientelismo y el electoralismo; el pragmatismo y la falta de vigencia de principios; la sumisión; la corrupción y la cooptación; el autoritarismo; la falta de debate serio y fraternal; la priorización del conflicto con mi hermano o mi aliado, por sobre la lucha frente a nuestros enemigos, etc. Contrariamente, que potencie, construya o reconstruya una cultura política basada en principios y valores que se centren en el Ser Humano, en relaciones dialógicas, en el intercambio de saberes, experiencias y sueños, en la recuperación de nuestra memoria y perspectiva histórica que potencie nuestras prácticas y acciones de hoy, con todas sus posibilidades y limitaciones; en el reconocimiento de identidades y sujetos de cambio, donde los liderazgos y dirigencias surjan del fragor de las luchas y no de imposiciones verticalistas, donde nuestras búsquedas de transformación abarquen el ámbito de lo político y no solamente de la política.” (Ibíd.)

6. Es necesario clarificar contra qué y contra quién luchamos. En ese sentido, luchamos o debiéramos luchar en contra del sistema capitalista, el sistema racista y el sistema patriarcal. Aun cuando estos tres sistemas tienen sus propias implicaciones como relaciones históricas, y requieren un tratamiento coherente, sin supeditación, es necesario afirmar que es el capitalismo el que las articula en el momento histórico actual, en función de su reproducción. Con relación a nuestros contendientes políticos fundamentales, esos devenidos del sistema capitalista, muchas veces están ocultos en la contienda partidaria y electoral. No necesariamente pertenecen a ninguna de las fracciones o partidos electorales de derecha, pero siempre actúan como la fuerza dirigente, superior a los partidos. En el caso guatemalteco y a pesar de sus contradicciones secundarias, tales contendientes fundamentales están organizados como grupos corporativos articulados como G-8 (los ocho principales grupos corporativos locales) y de forma ampliada en el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), con vínculos y articulaciones con capital transnacional, la mayoría bajo la tutela y supeditados a la Embajada de Estados Unidos como principal imperio de influencia en la región y el país. Tales contendientes fundamentales y su principal representación política, el CACIF, es lo que Antonio Gramsci denominó “Estado Mayor intelectual del partido orgánico” de la clase hegemónica (Gramsci, 1980: 29). De tal cuenta que la lucha electoral significa apenas una de las arenas donde se requiere desarrollar tal confrontación y podría estar significando un enfoque parcial, fragmentado y equívoco en el enfrentamiento a tales oponentes.
La interpretación histórico estructural, posibilitaría repensar el programa político revolucionario –e insisto, no me refiero al programa de gobierno que supondría la lógica electoral– y por consiguiente la estrategia política, donde lo electoral sería una de las formas de lucha, y quizá no la principal en esta etapa y menos en este momento político. Posibilitaría, asimismo, repensar el instrumento político, la dirigencia colectiva, las alianzas, entre otros asuntos de primer orden.
Concluyo reafirmando lo escrito en 2009 al respecto: “En un contexto donde las formas de acumulación a través de intensificar la explotación y el expolio se expanden y profundizan, con un Estado que afianza su papel criminalizador y represor de la lucha indígena, campesina y popular, con una hegemonía conservadora y cada vez más incisiva en sus orientaciones fascistas y con una política de mayor intervencionismo imperialista, la tarea de articularnos y avanzar hacia la unidad se hace cada vez más imperante.” (Sosa, 2009b) Agrego: articulación que no necesariamente debe focalizarse en lo electoral. Lo electoral puede ser la consecuencia de una articulación estratégica previa, tal y como sucedió en Bolivia, donde el triunfo electoral del Movimiento de Acción al Socialismo (MAS) y su gran líder, Evo Morales, fue la consecuencia de luchas y articulaciones de alto impacto nacional.
Ya es tiempo que el reflujo de la izquierda concluya. Y de ello debemos ser responsables todos quienes nos ubicamos en esa posición del espectro político. Esperemos que pronto estemos hablando de una izquierda en proceso de recreación y recuperación histórica.
Fuentes

1. Gramsci, Antonio (1980). Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. Madrid: Ediciones Nueva Visión.
2. Sosa Velásquez, Mario Enrique (2013). Resistencia indígena al capital en Guatemala: Una mirada desde el modelo económico, el territorio y la gobernabilidad. En CEDFOG. Sexta Jornada de Estudios sobre Territorio, Poder y Política. Huehuetenango: CEDFOG. Pp. 113-150
3. Sosa, Mario (a). Algunos retos para la construcción y articulación del sujeto político en Guatemala. Guatemala: albedrio. 2 de diciembre de 2009 http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/msosa-027.htm
4. __________ (b) Del triunfo del FMLN y la izquierda en Guatemala. Algunas reflexiones. Segunda parte. 26 de marzo de 2009. Guatemala: albedrio. http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/msosa-016.htm
5. __________© Del triunfo del FMLN y la izquierda en Guatemala. Algunas reflexiones. Primera parte. 19 de marzo de 2009. Guatemala: albedrio. http://www.albedrio.org/htm/articulos/m/msosa-015.htm

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1. Al respecto, en 1999 escribía: “En esas condiciones y desde una perspectiva revolucionaria, sólo se podría participar sin legitimar el juego de relevo de las elites en el poder, a partir de contar con la capacidad organizativa, con un programa político revolucionario y con los recursos económicos (financieros, humanos, informativos, etc.), algo con lo que evidentemente en la izquierda carecemos todavía.” (Sosa, 2009b)
2. En 2009 afirmaba algo que aun considero vigente: “La recuperación de la teoría revolucionaria, donde incluimos el marxismo como cimiento, pero sin dogmatismo y recreándolo a partir de nuestros contextos y procesos, abriéndonos a aportes que desde otras matrices de pensamiento revolucionario, nos aportan elementos para pensar y repensar nuestras realidades y nuestras luchas por la transformación radical. Es necesario, pues, recuperar la teoría, los ideales y las luchas revolucionarias que se han desarrollado en Guatemala, en Latinoamérica y el mundo, y que nos pueden permitir liberarnos de todo tipo de yugos. Así, pensamiento marxista, bolivariano, martiano, morazanista, sumado a los aportes liberadores de otras matrices de pensamiento y conocimiento como el de los pueblos indígenas, debieran constituir nuestras fuentes.” (Sosa, 2009a)
3. En la segunda parte del artículo Del triunfo del FMLN y la izquierda en Guatemala. Algunas reflexiones, publicado en marzo de 1999, se incluyen otros asuntos relativos a la problemática que enfrenta la izquierda en al país: “Nuestro estado es de fragmentación y dispersión originada en conflictos de liderazgo, en diferencias programáticas y de estrategia, en predominio de identidades sectoriales y temáticas, en procesos de unidad fracasados a partir de estrategias de eliminación del disenso y la imposición de “mayorías” o de estrategias electoralistas, en la cooptación y derechización, entre otros aspectos. Hemos sido incapaces de generar las posibilidades y concretar un esfuerzo de carácter estratégico, no solamente para articularnos y unirnos, sino para hacer frente a la hegemonía burguesa, oligárquica e imperialista que se plasma en la profundización de las formas de acumulación de capital y sus impactos en la condiciones de explotación, expolio, miseria y deterioro ambiental.” (Sosa, 2009b). Ahí mismo pueden encontrase otros elementos a considerar.