SAN SALVADOR, 13 de febrero de 2010 (SIEP) “Dentro de la tradición teórica marxista y leninista, el problema político fundamental de toda revolución es el problema del poder, y este esta vinculado a la existencia de una situación revolucionaria…” asevero esta tarde en la UES el Lic. Roberto Pineda, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”
El Lic, Pineda inicio el Curso Superior de Educación Política 2010 organizado por el Movimiento de Intelectuales, Técnicos e Intelectuales de El Salvador, MPTIES. La segunda conferencia tratara sobre El Sistema Político de Dominación y estará a cargo del Dr. Américo Araujo.
Agrego el Lic, Pineda que “el movimiento revolucionario salvadoreño ha acumulado una riquísima experiencia en la lucha por la toma del poder. Durante el siglo XX se configuraron diversas situaciones revolucionarias de las cuales podemos extraer valiosas lecciones para el avance de nuestra lucha hacia el socialismo. Entre estas experiencias hemos seleccionado cinco: 1932, 1944, 1960, 1980 y 1989. Esta conversación la dividiremos en dos partes: una parte teórica inicial y luego el estudio de estos cinco casos.”
La teoría leninista de la situación revolucionaria
Vladimir Illich Lenin fue el principal continuador de la doctrina de Carlos Marx y maestro revolucionario ruso, que sintetizo la experiencia histórica del movimiento obrero y la aplico a la situación de su país convirtiéndose en el conductor de la primera revolución socialista triunfante, la Gran Revolución Socialista de Octubre. Y para esto tuvo que profundizar sobre las características de una situación revolucionaria.
Lenin planteaba que la revolución es imposible sin una situación revolucionaria. Y que la experiencia enseñaba que no toda situación revolucionaria terminaba con una revolución triunfante. Había derrotas que permitían acumular experiencia a las fuerzas revolucionarias. Y había derrotas que postergaban por muchos años el surgimiento de nuevas situaciones revolucionarias. Es nuestro caso, lo vivimos en el 32 con la gran masacre de la dictadura militar recién iniciada y en la actualidad vivimos desde los Acuerdos de Paz de 1992 una situación de apertura democrática prolongada, y desde el 1 de junio del 2009 un gobierno de signo progresista con presencia de sectores revolucionarios, pero debemos de estar claros que el poder no se encuentra en manos de los trabajadores, la lucha por la toma del poder sigue siendo una tarea pendiente en nuestra patria…
Lenin sintetizaba en tres rasgos básicos las características de una situación revolucionaria. El primer rasgo es que la clase dominante, los sectores poderosos no pueden seguir gobernando como lo venían haciendo, hay “crisis en las alturas”, hay conflictos entre los grupos que controlan el aparato de estado, no se ponen de acuerdo para gobernar, hay choque de intereses; y por otra parte los sectores populares, la clase oprimida se lanza a las calles a protestar, hay efervescencia popular…ya que un gobierno nunca cae por si solo, hay que hacerlo caer.
Decía Lenin que para que estalle la revolución se necesita no solo que “los de abajo no quieran” sino también que “los de arriba no puedan” seguir viviendo como hasta entonces. O sea que surja una crisis política nacional que afecte a todas las clases y las empuje a la acción política. Y que las acciones de los sectores oprimidos con su fuerza logren romper la resistencia de las clases dominantes, que nunca, y esto es una ley, nunca abandonan voluntariamente el poder. Hay que sacarlos, derrocarlos.
En segundo lugar, se necesita que el país atreviese por una crisis económica social intensa, profunda, que lance a la miseria y al desempleo a miles de personas. Una crisis que golpee fuertemente a los sectores populares y que permita, la aparición del tercer factor, el ánimo de lucha de las masas, el despliegue de la movilización popular.
Cuando surge una situación revolucionaria, lo hemos vivido todos, miles de gente que no se preocupaba por la política, se lanzan a la calle a protestar. Son grandes jornadas de batallas populares. Así fue en agosto de 1975 y en febrero de 1977. La lucha revolucionaria atraviesa dos momentos: el de acumulación de fuerzas, caracterizado por la construcción del ejercito político de la revolución y el momento de ascenso de la lucha de clases, de la lucha por la toma del poder, en el marco de una situación revolucionaria.
La vanguardia revolucionaria debe tener la sabiduría y el olfato político para construir y detectar el surgimiento de una situación revolucionaria en la que el problema de la toma del poder esta a la orden del día. Los bolcheviques rusos con Lenin a la cabeza supieron en abril de 1917 lanzar la consigna de todo el poder para los soviets, luego de la revolución en febrero que derroco al zar. Y definieron las tareas que llevaron al ataque al palacio de Invierno en noviembre de ese año. En junio de 1915, en el marco de una polémica con sectores reformistas, Lenin escribió La bancarrota de la segunda internacional, escrito en el que sintetiza su visión sobre la situación revolucionaria.
Otra aproximación leninista nos habla de factores objetivos y subjetivos de la situación revolucionaria. Los objetivos están vinculados a la existencia de una crisis política y una crisis socioeconómica. Los subjetivos a la existencia de cuatro componentes: nivel de organización de los sectores populares, nivel de educación política, nivel de movilización y finalmente, la existencia de una vanguardia revolucionaria, que en la visión de Lenin, es la de un partido marxista leninista. Este formato lo utilizaremos para analizar los cinco casos de situaciones revolucionarias en la historia del movimiento revolucionario de nuestro país, aclarando que no son los únicos casos, sino a nuestro juicio, los más relevantes.
La situación revolucionaria de 1932.
La crisis financiera provocada por la caída de la bolsa de valores en Wall Street en 1929 golpeo fuertemente la economía nacional. Los precios del café se vinieron abajo y provocaron el desempleo de miles de personas que vagaban por el campo buscando que comer. A los empleados públicos se les retrasaba el sueldo hasta por tres meses.
Y esta situación objetiva provoco que un gobierno reformista, surgido a principios de 1931 y dirigido por el Dr. Arturo Araujo entrara en crisis. En este gobierno figuraba un ideólogo reformista que haría historia, Alberto Masferrer y en la campaña electoral se había ofrecido realizar una reforma agraria. Pero de vicepresidente llevaron como candidato al general Maximiliano Hernández Martínez, en una peligrosa jugada orientada a ganar el respaldo de los sectores militares.
El 2 de diciembre de 1931 Martínez aprovechándose de la aguda crisis socioeconómica y política existente, de manera encubierta, propicio un golpe de estado cuyos autores rápidamente lo buscaron para ofrecerle la presidencia. Los Estados Unidos vacilaron en reconocerlo debido a un acuerdo previo entre los gobiernos centroamericanos de no reconocer a ningún gobierno surgido de golpe de estado. El escenario de situación revolucionaria estaba configurándose. Había crisis en las alturas. Los de arriba no se ponían de acuerdo para gobernar.
En el marco de los factores subjetivos, desde 1924 se había iniciado un proceso de organización de la clase obrera artesanal (sastres, panaderos, zapateros, talabarteros, etc.) mediante la creación de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS, conocida como La Regional y primer instrumento de lucha reivindicativa de los trabajadores salvadoreños que se trazo como una de su principales banderas la lucha por la jornada laboral de ocho horas. Por medio de la FRTS se realizo un intenso esfuerzo organizativo en el occidente y centro del país.
También la FRTS realizo una vasta campaña de educación política orientada a despertar la conciencia de clase de los sectores populares y a ganar a la lucha a sectores de la clase media, crearon la Universidad Popular donde destacados intelectuales participaban mediante charlas, entre estos Salvador Ricardo Merlos. Mediante dibujos se enseñaba como estaba estructurada la sociedad salvadoreña, como estaba dividida en clases sociales.
Y la crisis económica genero también una amplia movilización exigiendo empleo para los desocupados y salarios justos para los que trabajaban. El régimen respondió con la represión. Y esto fue encendiendo la indignación de miles de trabajadores de la ciudad y de los campesinos, incluyendo a sectores indígenas radicalizados que reclamaban sus tierras ancestrales.
Por otra parte, el 30 de marzo de 1930, a orillas del lago de Ilopango, cerca de Asino, había surgido el Partido Comunista de El Salvador, PCS, bajo la influencia de la Revolución Rusa y de Lenin. Era un pequeño destacamento pero contaba con prestigio entre los sectores organizados. Su primer secretario general fue Luís Díaz. Fue este partido el que se puso a la cabeza de la insurrección popular del 22 de enero de 1932. Considero que la situación revolucionaria inicio el 2 de diciembre de 1931 y tuvo como su momento de cresta del 22 de enero del 32 al 25 o 26 de ese mismo mes, fueron solamente algunos días. Por primera vez en nuestra historia, el ejercito de la burguesía se enfrento al ejercito de los trabajadores e indígenas.
Cuando Martínez dio el golpe el 2 de diciembre de 1931 estaban planteadas elecciones municipales en las que participaría el PCS en enero de 1932. El pospuso la fecha de las elecciones. Por San Salvador se llevaba como candidato a un taxista de nombre Joaquín Rivas. Antes, los votantes hacían filas según el partido de su preferencia y esto permitió identificar al electorado comunista. Esas listas fueron después utilizadas para buscar y asesinar a todo aquel que hubiera votado por el PCS.
Y por otra parte el Partido recibía la presión de amplios sectores populares del Occidente del país que exigían responder a la violencia represiva con acciones revolucionarias y que amenazaban con desbordarse si el Partido no garantizaba la conducción de estos esfuerzos. Se manejo una estrategia electoral y una insurreccional. A estas alturas de enero de 1932 en la dirección del Partido figuraba ya Agustín Farabundo Marti, dirigente principal de este esfuerzo revolucionario junto con los estudiantes universitarios Alfonso Luna y Mario Zapata. Luego de gestiones infructuosas con Martínez para detener la represión, el Partido decide organizar la insurrección, lanzarse a la toma del poder. Y se nombra a Comandantes Rojos que son enviados para sus respectivos teatros de operaciones. Entre estos estaba Modesto Ramírez, que es enviado para Sonsonate.
Unos días antes del inicio de la insurrección que había sido ya pospuesta en dos ocasiones, son capturados en una casa de seguridad en el barrio de San Miguelito, Farabundo Marti, Luna y Zapata. La insurrección quedaba sin cabeza, sin conducción estratégica aunque se garantizaba la conducción táctica en el terreno. Marti era el que manejaba los contactos con militares opositores que después no actuaron y fueron eliminados. El 22 de enero de 1932 miles de campesinos e indígenas se levantaron en el centro y occidente del país izando la bandera roja de la hoz y el martillo. En Tacuba fue tomada la alcaldía e izada esta bandera de los trabajadores.
Cuando le preguntaron al cacique Feliciano Ama de Izalco si aceptaba integrarse al PCS el dijo que como pueblo lo aceptaban, o sea se integro junto con su etnia, y así combatió hasta entregar su sangre por la liberación de este pueblo. Combatieron durante tres cuatro días. Fueron derrotados. La superioridad militar del ejército termino imponiéndose. Y luego de esta derrota, como ha sucedido en muchos lugares, la derecha inicio una feroz cacería de comunistas y una masiva represión que alcanzo a miles de personas. Algunos sobrevivieron y nos contaron lo que había pasado, entre estos el inolvidable Miguel Mármol.
Actualmente hay un esfuerzo desde historiadores nacionales y extranjeros por tratar de arrebatarle al PCS su papel de vanguardia en estos acontecimientos. Es un anticomunismo disfrazado de objetividad histórica. El 32 fue una gran derrota histórica en el que el PCS cometió errores por su falta de experiencia pero no por su falta de vínculos con las masas o por falta de compromiso con el pueblo. Al final, acompaño a su pueblo y es por eso que la figura de Farabundo Marti es símbolo de rebeldía que después es asumido para la construcción de un ejercito popular, como lo fue el FMLN.
Hay cuatro sucesos históricos claves que anteceden al 32. El primero, es la resistencia indígena contra la invasión española que va de 1524 a 1539. El segundo las jornadas insurreccionales pro independencia que van de 1811 a 1821, el tercero la resistencia patriótica ante las tropas anexionistas del Imperio de Iturbide en 1824 y la cuarta, la rebelión indígena de Anastasio Aquino de 1833.
La situación revolucionaria de 1944.
Martínez entronizo su dictadura por trece años, a base de represión pero también de demagogia. Al final hubo sectores de la oligarquía que rechazaban su gestión económica, sectores del ejército que anhelaban un mecanismo de relevo generacional en la conducción del estado y sectores populares, en particular universitarios que repudiaban sus políticas represivas. En esta situación revolucionaria el factor de crisis económica estuvo casi ausente.
El 2 de abril se produce un levantamiento cívico militar contra el dictador. La Dra. Matilde Elena López anuncia por la radio YSP que la dictadura había caído. La figura mas representativa del anhelo popular de cambio era el Dr. Arturo Romero. El General Martínez que se encontraba en el puerto de la Libertad se entera del alzamiento y de quienes son los que lo apoyan. Diseña una estrategia de respuesta y regresa a San Salvador, se va hacia la Policía Nacional y desde ahí va derrotando uno a uno a los sublevados.
El levantamiento fracasa militarmente. Los cabecillas son juzgados y condenados a muerte. Diariamente pasaban las carretas con los condenados en dirección al Cementerio general donde eran fusilados debajo de un ámate y enterrados. La crueldad del dictador indigno a la población. Y como decía Mao una chispa puede encender la pradera. Y la gente respondió al llamado realizado por estudiantes universitarios a una Huelga General de brazos caídos. Las secretarias en sus oficinas mecanografiaban los comunicados rebeldes. Los ferrocarrileros se sumaron al paro, los comercios, las oficinas públicas, el país estaba paralizado. El dictador tuvo que renunciar…el 9 de mayo la gente celebraba la renuncia del tirano. Salio del país…
La dictadura no fue desmontada pero se estableció un ambiente de amplias libertades democráticas que duro cinco meses. El movimiento popular aprovecho para fortalecer su organización. Se crea la Unidad Nacional de Trabajadores, UNT, dirigida por Alejandro Dagoberto Marroquín, entonces dirigente del PCS. El 21 de octubre vino el contragolpe de la dictadura militar para garantizar su supervivencia. Y de nuevo vino la represión, los exilios, la cárcel, la tortura.
La situación revolucionaria que se inicia el 2 de abril y concluye el 9 de mayo no desemboco en un triunfo revolucionario, sino en una apertura democrática de algunos meses, este fenómeno se repetiría en el futuro. Las razones de este resultado radican en la ausencia de elementos del factor subjetivo. Había muy poca organización popular, solo algunas sociedades mutualistas de obreros y AGEUS. El nivel de conciencia política era muy limitado. Lo que había era un amplio sentimiento antidictatorial. Antes del 2 de abril la movilización popular era inexistente.
El PCS era muy débil, diezmado por la represión, super clandestino. De esa época surgen líderes estudiantiles que iban a ser intelectuales orgánicos, como planteaba Gramsci, de la derecha como Reinaldo Galindo Pohl y de la izquierda como Fabio Castillo Figueroa y Raúl Castellanos. Las jornadas de abril y mayo de 1944 fueron una escuela política que permitió al pueblo salvadoreño aprender que la lucha y la unidad popular pueden derrotar a una dictadura, por represiva que esta sea. Fue un gran aprendizaje popular, una valiosa experiencia histórica.
La situación revolucionaria de 1960.
De nuevo aquí el factor económico no es especialmente relevante. Y el elemento desencadenante es lo político. En 1956 la dictadura militar impone como presidente al coronel José Maria Lemus. Al llegar a la presidencia este hace algunos gestos democráticos como permitir el regreso de los exiliados políticos. Pero ante el fortalecimiento del movimiento popular impulsa acciones represivas que desatan la ira del pueblo. En especial causo un amplio repudio la represión en contra de la Universidad Nacional y el atropello del que fue victima su rector y autoridades en septiembre de 1960.
El movimiento popular organiza el Frente Nacional de Orientación Cívica, el FNOC como mecanismo de conducción de la lucha contra Lemus. Lo integran AGEUS, la CGTS, y algunos partidos de oposición como el PAR, el PRD. El FNOC convoca a movilizaciones para repudiar el asalto a la Universidad nacional. Fueron grandes jornadas de lucha popular. Y esto provoca que sectores en el ejército reaccionen. El ejército es siempre, por regla general, una caja de resonancia de lo que sucede en el país. Y el 26 de octubre se produce un golpe de estado. Lemus es derrocado y se establece una Junta de Gobierno Cívico Militar, que incluye al Dr. Fabio Castillo. La situación revolucionaria inicio con el asalto a la UES y concluyo el 26 de octubre de 1960 con el golpe de estado triunfante.
Se abre, igual que en 1944, un periodo de apertura democrática que dura tres meses. El 25 de enero de 1961 vino de nuevo el contragolpe de la dictadura militar asesorada esta vez por la Misión Militar norteamericana y se reinician las acciones represivas contra la izquierda y el movimiento popular. Un movimiento popular influenciado por la experiencia guerrillera de Fidel Castro y la Sierra Maestra y por las conquistas sociales de la Revolución Cubana. En respuesta a la represión los sectores populares orientados por el Partido Comunista organizan el Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, organización de naturaleza político militar, antecedente histórico del FMLN., que fue desactivada hasta 1963.
A nivel de factores subjetivos podemos mencionar que el nivel organizativo era mayor que en 1944; lo que permitió incluso pasar en 1961 a constituir el FUAR, pero mas como mecanismo de defensa, porque el momento revolucionario ya había pasado; el nivel de educación política era limitado; el nivel de animo, de indignación de las masas de San Salvador fue muy elevado en ese periodo de septiembre y octubre de 1960 pero no lo suficiente para inclinar la balanza hacia la revolución; y el PCS seguía siendo un instrumento todavía débil, sin reponerse del todo de la brutal represión del coronel Osorio en 1952. De nuevo la situación revolucionaria no desemboco en la toma del poder por parte de las clases oprimidas.
La situación revolucionaria de 1980.
El año 1980 es un año de mucha actividad revolucionaria, de mucha disputa entre las fuerzas de la revolución y la contrarrevolución. Es un año en que la posibilidad real de la toma del poder por parte de las fuerzas revolucionarias se pone de nuevo a la orden del día. Es el año en que los de arriba ya no pueden seguir gobernando como antes y los de abajo ya no quieren seguir siendo gobernados y se lanzan a la calle a luchar por la revolución.
El 15 de octubre de 1979 un grupo de militares derrocan al general Carlos Humberto Romero. Se instala una Junta de Gobierno con presencia de sectores democráticos, entre estos el Dr. Guillermo Ungo, de filiación socialdemócrata, representando al Foro Popular. Por otro lado, la mayoría de las fuerzas revolucionarias condena el golpe y lo califica como una maniobra para prevenir el triunfo popular.
Para entender el papel de las fuerzas revolucionarias en esta coyuntura debemos de remontarnos al año 1970, en el cual la izquierda salvadoreña deja de ser únicamente el Partido Comunista y pasa a contar con otros componentes. En abril de 1970 Salvador Cayetano Carpio renuncia como secretario general al PCS y crea las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Marti, FPL y asume una estrategia militar de guerra popular prolongada, en oposición a la estrategia electoral de acumulación de fuerzas preconizada en ese entonces por el PCS. En 1972 teniendo como antecedente a El Grupo, que secuestra al industrial Regalado Dueñas, y procedentes de la Juventud del Partido Demócrata Cristiano, se funda el Ejercito Revolucionario del Pueblo, ERP, que asume la estrategia militar insurreccional.
Durante los años setenta se desarrollan simultáneamente y yo diría complementariamente ambas estrategias, la vía electoral y la vía militar. Y se desarrollaron ambas en el marco de una aguda polémica ideológica. Los comunistas calificaban a las FPL y al ERP como aventureros y estas a su vez llamaban al PCS electorero.
El PCS entra en alianza con el PDC y con el socialdemócrata MNR y forman la Unión Nacional Opositora, UNO. Llevan como candidato a la presidencia en 1972 al Ing. José Napoleón Duarte, que en esa época era un destacado dirigente opositor. La UNO gana las elecciones al partido de la dictadura militar, el PCN. Estos hacen fraude. Hay un intento de golpe de estado el 25 de marzo de sectores democráticos dirigido por el Cnel. Benjamín Mejia que fracasa. Duarte es enviado al exilio. La dictadura se desgasta. Tuvieron que recurrir al fraude. Y no podían ganar las elecciones.
Antes, en 1967 habían derrotado al candidato de izquierda, Dr. Fabio Castillo. En 1972 pierden las elecciones. En 1974 la UNO gana diversas alcaldías y varios diputados. En 1976 decide equivocadamente no participar en el evento electoral. Craso error ya que pierden posiciones ganadas. En 1977 la UNO lleva como candidato a la presidencia a un militar, el Cnel. Ernesto Castillo Claramount. De nuevo el PCN comete un fraude masivo en febrero de ese año, no permitieron que la gente votara. La UNO convoca a la Plaza Libertad y se mantiene por una semana con una concentración popular permanente.
El 28 de febrero el ejército y los cuerpos de seguridad reprimen a los manifestantes y desalojan la plaza. Claramount es exiliado. No cumplió su compromiso de “darse en al madre” como lo decía en sus discursos para generar confianza. No hubo levantamiento de militares progresistas como se esperaba. La vía electoral agoto sus posibilidades. Miles de gente comprendieron que la dictadura solo seria derrotada mediante la vía armada. No obstante esto, los partidos que conformaban la UNO, el PDC, MNR y UDN, junto con otros sectores populares crean en septiembre de 1979 el Foro Popular. Asimismo había surgido un representativo sector progresista al interior de la Iglesia Católica que tenia como vocero al Arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, que se había convertido en “la voz de los sin voz.” La dictadura en su desesperación había llegado al asesinato de sacerdotes.
Por su parte, el sector de las organizaciones político militares había avanzado tanto en acumulación de experiencia militar y de fondos para la guerra como en el diseño de estrategias de organización y lucha popular. Las FPL lograron en 1975 luego de la masacre estudiantil del 30 de julio construir una poderosa organización de masas llamada Bloque Popular Revolucionario, BPR, la más grande organización popular conocida en nuestra historia, integrada por maestros de ANDES 21 de Junio, estudiantes universitarios del UR y de secundaria del MERS, pobladores de tugurios, obreros y principalmente campesinos. Los campesinos a través de FECCAS y UTC pasan en los años setenta a constituirse en parte principal del esfuerzo revolucionario. Esto permitió crear las condiciones para la guerra revolucionaria que se venia encima, que inicio en las ciudades pero luego se desarrollo fundamentalmente en el campo.
El ERP por su lado, desarrolló inicialmente una estrategia de creación de comités militares y de búsqueda de contactos en el ejército para desencadenar una insurrección. Descuidaron el trabajo de organización popular. Esta visión militarista hizo crisis en mayo de 1975 con el asesinato de Roque Dalton y provoco el surgimiento de otra fuerza político militar, la Resistencia Nacional, RN, la cual tenía una visión más amplia y retomo la conducción del primer frente revolucionario de masas, el Frente de Acción Popular Unificada, FAPU, surgido en 1974.
El FAPU contaba en sus filas a sectores de trabajadores industriales organizados en FENASTRAS y de sectores claves de la economía, como los de la energía eléctrica, los de STECEL. Y también sectores de la Iglesia Católica, marco la llegada de sacerdotes al movimiento popular. Posteriormente de las filas de la RN surgió el quinto actor del conjunto de fuerzas de la revolución, el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos.
A mediados de 1979 el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua mostró la necesidad de avanzar en la unidad de los sectores democráticos y revolucionarios. La dispersión de diez años llego a su fin. En diciembre de ese año se forma la Coordinadora Política Militar aglutinando a las FPL, RN y PCS. Esta noticia fue recibida entusiastamente por miles de revolucionarios salvadoreños y genero un amplio movimiento de solidaridad internacional. A partir de allí los hechos se sucedieron precipitadamente, como en un torbellino de acciones revolucionarias.
El 11 de enero se creo la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM, aglutinando al BPR, FAPU, Ligas populares 28 de Octubre, MLP y partido UDN, que era la expresión abierta del PCS. El 22 de enero se realizo convocada por al CRM la manifestación mas grande de la historia patria, solo comparable a los funerales de Monseñor Romero y de Schafik Handal. Fueron miles y miles de personas que respondieron a este llamado unitario, la vez primera que marchaban juntas las cinco fuerzas revolucionarias unificadas en homenaje a los mártires y héroes de 1932.
El 24 de marzo asesinan a Monseñor Romero. La indignación nacional y popular fue enorme. Creo que este fue el pico, la cumbre de la situación revolucionaria abierta en octubre de 1979 y que se extendió hasta enero de 1981. Lamentablemente las fuerzas revolucionarias no habían alcanzado el suficiente nivel de unidad y de experiencia militar para dar la batalla decisiva, era el momento indicado de tomar el poder pero no se pudo hacerlo. El 19 de abril se crea el Frente Democrático Revolucionario, FDR, presidido por el Ing. Enrique Álvarez Córdoba., que aglutinaba a los sectores democráticos y revolucionarios.
El 1 de mayo se sale a las calles, pero la convocatoria disminuye, fue casi una marcha armada. La represión ha calado en una parte de los sectores populares. La lucha de masas en las calles se haba agotado. En mayo se integra el ERP a la unidad revolucionaria y se crea la DRU. En junio como FDR se convoca a un exitoso paro nacional. En octubre se crea el FMLN. En noviembre la dictadura asesina al comité ejecutivo del FDR. El 11 de enero de 1981el FMLN convoca a una Ofensiva Final que no dio los frutos deseados, el momento decisivo ya había pasado. El llamado a la insurrección no fue respondido por la población, que estaba agotada y atemorizada. Hay que rescatar de esta ofensiva que se logro por vez primera el levantamiento de un cuartel, la II Brigada de Infantería de Santa Ana, y la incorporación a las fuerzas revolucionarias de un grupo de oficiales y tropa del ejercito gubernamental. Por otra parte, la situación revolucionaria se extinguía y daba lugar a una Guerra Popular Revolucionaria de larga duración. Luego del 11 de enero de 1981 se planteo la estrategia de Resistir, Desarrollarse y Avanzar y se crearon los primeros frentes guerrilleros.
La situación revolucionaria de 1989.
El 11 de noviembre de 1989 el FMLN inicia la mayor ofensiva militar de la guerra, concentrando sus fuerzas sobre los barrios populares del norte y oriente de San Salvador. Se abre una situación revolucionaria en la que las clases oprimidas y su ejército popular, construido desde enero de 1981 logran mantenerse por una semana en la capital del país. La fuerza armada se ve obligada a bombardear los barrios populares para expulsar a los rebeldes. La posibilidad real de la toma del poder por parte del FMLN esta a la orden del dia en vista del fracaso del ejercito para contener esta ofensiva insurgente. El FMLN le jugaba la cara al ejército en la ciudad principal del país. Pero la insurrección esperada no se produce, hay ejército guerrillero pero no hay insurrección. Las masas se mantienen a la expectativa del desenlace militar. Muestran simpatía por el FMLN pero no se lanzan a la calle.
Ya para esta altura el FMLN es una fuerza militar respetable, con territorio bajo su control permanente en Chalatenango y Morazan y presencia estratégica en Guazapa y el Volcán de San Salvador. Con amplia experiencia diplomática que le permitió mantener siempre la iniciativa en este terreno. Con una red multifacética de solidaridad internacional, especialmente en ciudades estadounidenses. Con un movimiento social organizado poderoso encarnado en la Unidad Nacional de Trabajadores Salvadoreños, UNTS.
Al final este magno esfuerzo militar no logro quebrar el sistema de dominación. No logro la derrota militar del régimen. No logro provocar una crisis política que abriera el camino a la revolución triunfante. Pero si logro inclinar la balanza hacia una solución política del conflicto mediante el dialogo y la negociación y con la mediación de las Naciones Unidas. El bloque de poder dominante, la oligarquía, las fuerzas armadas, y el Gobierno USA se vio obligado a negociar un Acuerdo de Paz que modifico sustancialmente el sistema político salvadoreño, garantizando el final de la dictadura militar y la vigencia de libertades publicas.
1992 inicio un nuevo periodo histórico de acumulación de fuerzas para derrotar políticamente a la derecha representada en ARENA y construir el ejército político de la revolución. La derrota de ARENA se logra después de 17 años, en marzo del 2009. En junio del 2009 la llegada al gobierno de un presidente progresista, de Mauricio Funes y la derrota política infringida por el FMLN al partido ARENA inaugura otro periodo histórico, el de la acumulación de fuerzas para consolidar el predominio de la izquierda en el 2012 y 2014.
El FMLN como partido político legal se ha convertido en una poderosa, disciplinada y experimentada maquinaria electoral. La figura de Schafik Handal es su referente más simbólico. Pero se ha descuidado el vínculo y la construcción del movimiento popular, que aparece debilitado y disperso, lo que reduce las posibilidades de golpear de manera más contundente a la derecha y de seguir construyendo el ejército político de la revolución, del cual el FMLN es su núcleo principal, el más avanzado.
Es un momento complejo, en el que los desafíos políticos se relacionan con la capacidad para ofrecer soluciones a problemas nacionales como el de la delincuencia y el alto costo de la vida. La izquierda no tiene el poder pero es parte del poder. Y la gente observa su conducta dentro del gobierno. La experiencia acumulada desde 1994 en la administración de gobiernos locales, en la dinámica legislativa, es grande. 2009 marca el inicio del FMLN como partido de gobierno. Es un gran desafío.
De la manera como se resuelva este desafío depende la continuidad del FMLN como el instrumento político para conducir al pueblo a las nuevas batallas, que siguen vigentes, a las batallas por la toma del poder. Hay considero, en la dirección del FMLN las reservas políticas y morales para cumplir estas tareas y ser fieles así al sacrificio de miles de revolucionarios y revolucionarias que ofrendaron su vida por un El Salvador Socialista. De lo que se trata es de incorporarnos a esta gran batalla._