La defensa del maíz

El maíz, este grano emblemático que ha configurado la mayor parte de la historia agraria y agrícola de nuestro país, es el nudo que entrelaza al sinnúmero de hilos que tejen la agricultura mexicana. Es la atadura histórica de la problemática coexistencia de un reducido número de agricultores industriales que trabajan con sofisticadas tecnologías semejantes a las de los países altamente desarrollados y millones de campesinos de subsistencias que en tierras de temporal siguen produciendo con técnicas y semillas criollas, cuidadosamente seleccionadas a través de generaciones. El maíz es el vínculo de complejas relaciones que trascienden el campo y enlazan conflictos entre consumidores y productores, entre consumidores y tomadores de decisiones en materia de políticas públicas

El maíz es la bisagra singular que entrelaza mundos antagónicos como son: la sabia obstinación campesina encaminada a preservar la diversidad frente a la impetuosa modernidad de los monocultivos; el valor del servicio ambiental prestado por los productores de maíz criollo como curadores de la rica variabilidad genética ante el espejismo de las ventajas comparativas resaltadas en el Tratado de Libre Comercio con Canadá y América del Norte (TLCAN); la cancelación del reparto agrario y la conversión de campesinos en excedentes urbano industriales que deambulan como nómadas modernos desde las tierras flacas hasta los oasis de riego presurizado dilapidadores de energía fósil; y la generosa emisión de bonos de deuda ecológica para subsidiar el consumo del norte frente a la frívola despreocupación oficial por el deterioro y la marginación de las comunidades indígenas y campesinas.

También es el gozne frágil del tejido social desgarrado por los muros que enfrentan hombres y mujeres al abandonar campos y ciudades para cruzar la frontera marcada por el río Bravo. Para México, el maíz está indisociablemente ligado a la soberanía alimentaria, violentada hace décadas por tecnologías y tratados que privilegian las ventajas comparativas, materializadas en desventajas sociales y ambientales. Las crecientes importaciones de maíz al amparo del TLCAN y de la razón oficial de insuficientes cosechas nacionales, no se justifican ante graneros de campesinos que se niegan a malbaratar su producto en un mercado nacional sometido a una competencia ilegal por precios inferiores a los costos de producción de los Estadios Unidos.

A dos sexenios bien marcados de políticas que apuestan al libre cambio y a la privatización, antecedidos por el ingreso al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), el maíz nos inspira a reflexionar y proponer alternativas al modo en que se ha conducido la política agropecuaria de México. Bajo el color, olor y el sabor del maíz y aceptando que en su cultivo los dioses impusieron como condición que el maíz no podría sobrevivir sin la mano del campesino, y el campesino no podría sobrevivir sin el maíz, el Centro de Estudios Rurales al cumplir sus 25 años de existencia como parte de El Colegio de Michoacán A.C. invita a reflexionar: ¿Qué expectativas trazan los diferentes sujetos de la vida política y académica nacional en relación al campo mexicano?
Nuestro coloquio discutirá el papel que políticas deliberadas ha impuesto a la agricultura en condiciones desfavorables para la economía campesina; examinará la producción discursiva de la seguridad alimentaria y las especificidades observadas en renglones precisos de la política agropecuaria, todo ello teniendo como marco las distinciones de género y generación, ejes que cruzan la vida nacional en todos sus sentidos. Esta reunión académica prestará atención a las recientes deliberaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y al curso del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) sin descuidar la comparación de los escenarios nacionales y regionales, espejo de lo que ocurre al interior de nuestras fronteras. El coloquio también examinará las desigualdades de las regiones y/o de los “sistemas producto” frente a políticas globales similares.

En el pasado reciente, colegas de otras instituciones han promovido la discusión de una amplia gama de asuntos de importancia capital para el presente y el futuro de la agricultura nacional.1 Las reflexiones acerca de las políticas agropecuarias han quedado plasmadas en ponencias, artículos y libros que son antecedentes inmediatos de este coloquio. En ese marco de la discusión rural hemos de situar las cuestiones que son relevantes en nuestros quehaceres académicos y de las cuales sería prioritario platicar, como son las anunciadas en este programa.

1 XXII y XXIII Seminarios de Economía Agrícola del Tercer Mundo (IIES, UNAM, octubre 2004 y 2005), I Congreso Nacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional (UACH, Morelia, octubre 2005), Congreso sobre Desarrollo Regional (AMECIDER, Morelia, octubre 2005), V Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER, Oaxaca, mayo de 2005) y el VII Congreso Nacional de Ciencias Ambientales (Chetumal, mayo de 2005); XXIV Coloquio de Antropología e Historia Regionales, Colmich; Seminarios sobre Políticas Agropecuarias, UAM X.

La guerra del agua de Cochabamba

LA GUERRA DEL AGUA DE COCHABAMBA:
Carlos Crespo Flores (10/04/2003 17:08)
CINCO LECCIONES PARA LAS LUCHAS ANTI NEOLIBERALES EN BOLIVIA

En Abril del 2000, durante casi una semana el poder del Estado prácticamente desapareció en el valle de Cochabamba; la ciudad estaba tomada por la multitud y las carreteras totalmente bloqueadas, a pesar del estado de sitio decretado. El Estado estaba asustado con la impronta cochabambina, y tuvo que retroceder, accediendo a la demanda de anulación del contrato de concesión con el consorcio transnacional “Aguas del Tunari” y la modificación de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario. Luego de quince años de neoliberalismo, un movimiento social urbano rural había logrado detener la estrategia de disciplinamiento capitalista desplegada con el ajuste estructural.

El presente texto destaca algunos aspectos que pueden convertirse en referentes inspiradores a futuros movimientos sociales en la resistencia al neoliberalismo, y analiza sus potencialidades como dispositivos de resistencia. En la primera parte se realiza una breve reconstrucción de los principales hechos, desde los primeros movimientos contra la privatización del agua, hasta culminar en la salida del consorcio del país. En la segunda parte se presentan cinco lecciones que podemos aprender del movimiento de Cochabamba, para dotar a las luchas anti neoliberales de mayor eficacia y de contenidos anti autoritarios y autónomos.
1. “AGUAS DEL TUNARI, GO HOME”; UNA RESEÑA DEL CONFLICTO

Aunque el valle de Cochabamba, particularmente los campesinos regantes, posee una tradición de luchas regionales en la defensa de derechos de agua , las causas inmediatas para la “Guerra del Agua” fueron dos, la aprobación en el Parlamento de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario (septiembre 1999) y la concesión de la empresa municipal de agua (SEMAPA) y un megaproyecto de agua para usos múltiples (Misicuni), al consorcio transnacional “Aguas del Tunari” (octubre 1999).

En junio de ese año ya se había organizado el “Comité de Defensa del Agua y la Economía Familiar”, con participación de ecologistas, agrupaciones vecinales, colegios de profesionales, frente al anuncio de la Concesión. El mismo mes, el Banco Mundial publicó un reporte sobre el Gasto Publico en Bolivia, enfatizando la importancia de una Ley de Agua Potable para garantizar la transferencia de la administración del agua potable al sector privado y la necesidad de eliminar subsidios en el sector.

En septiembre la Superintendencia de Aguas otorgó la concesión al consorcio internacional “Aguas del Tunari”, compañía creada en las Islas Caiman, un paraíso fiscal, con un capital de apenas 2500 US$, compuesta por International Water UK, una filial de la compañía norteamericana Bechtel, con 55% de las acciones, Abengoa, de España con 30% y un grupo de empresas bolivianas, una de ellas ligada al gobierno actual. Pocas semanas después, en una sesión maratónica, el Parlamento aprobó la Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario No 2029. Inmediatamente, organizaciones populares, como la Federación Departamental de Regantes (FEDECOR), el Comité de Defensa del Agua y organizaciones ambientalistas hacen conocer sus observaciones:

– La Ley no respeta los sistemas tradicionales de manejo del agua, basados en Usos y Costumbres – Prohibición de funcionamiento a sistemas alternativos de distribución de agua, en áreas de concesión de las ciudades (asociaciones, comités, cooperativas de agua) – Monopolio a concesionarias en áreas de concesión – Reducción de competencias a municipios para fijar tarifas y otorgar concesiones – Concentración de poder en la Superintendencia de Aguas – No participación ciudadana en la fijación de tarifas, indexadas al dólar americano – Aplicación del principio de “full costs recovery” (recuperación total de costos) en la fijación de tarifas

En Noviembre de 1999 se llevó a cabo el primer bloqueo campesino y de regantes en las vías de acceso a la ciudad de Cochabamba. Posteriormente se organizó la “Coordinadora Departamental del Agua y la Vida”, con la participación de la FEDECOR, el Comité de Defensa del Agua, organizaciones de trabajadores, estudiantes, maestros, organizaciones vecinales barriales, ambientales, entre otros.

Luego del Año Nuevo, se organizó un nuevo bloqueo regional, esta vez convocado por la Coordinadora, contra la Ley 2029 y la Concesión, particularmente el incremento en las tarifas del agua potable, establecido por la concesionaria. La policía reprimió violentamente las movilizaciones urbanas, pero se logró un acuerdo para modificar ambos documentos. En febrero del 2000, la Coordinadora organizó la llamada “Toma Simbólica de la Ciudad de Cochabamba”, para demandar pacíficamente cinco puntos:

– Anulación de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario – Anulación de reglamentos que hicieron posible la Concesión – Anulación del Contrato con “Aguas del Tunari” – Renuncia del Superintendente de Aguas – Consenso con todos los sectores sociales en la Ley del Recurso Agua

El gobierno reprimió violentamente la movilización urbana, pero esta continuó, junto con los bloqueos de los regantes, con un saldo de 22 heridos, más de 100 detenidos, y un acuerdo, bajo mediación de la Iglesia y el Defensor del Pueblo, estableciendo la revisión del Contrato con “Aguas del Tunari”, la modificación de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado con participación de campesinos, regantes y organizaciones urbanas distribuidoras de agua y la suspensión del incremento tarifario mientras continúen las negociaciones.

Durante las negociaciones de la Ley, la FEDECOR y la Coordinadora lograron hacer modificar casi la mitad de los artículos, hecho inédito en la historia judicial del país; pero en la negociación del Contrato de Concesión no hubo avances, pues el gobierno se empeñaba en mantener la Concesión, y luego de una semana, la Coordinadora decidió retirarse.

El mes de marzo la Coordinadora organizó un Referéndum, denominado “Consulta Popular” donde se preguntó a la población si estaba de acuerdo con rescindir el Contrato con “Aguas del Tunari” y la modificación de la Ley 2029. A pesar de la escasa difusión, la participación fue masiva; más del 90% de los votantes apoyaron las acciones de la Coordinadora. Con este respaldo, la Coordinadora convocó a la llamada “batalla final”, demandando que Aguas del Tunari abandone el país. Desde el 4 de abril la ciudad fue prácticamente tomada por la multitud durante una semana y el bloqueo de carreteras paralizó al departamento. Hubo enfrentamientos con la policía y el ejército, con un saldo de 1 muerto y 30 heridos. Se declaró el estado de sitio, pero las movilizaciones continuaban. El 10 de abril casi 50000 personas estaban en la Plaza Central de Cochabamba esperando la decisión del gobierno. El gobierno anunció la cancelación del contrato con “Aguas del Tunari”. La Coordinadora declaró la victoria, bajo el lema: “el agua es nuestra, carajo!”.

Actualmente la empresa ha vuelto a su condición original (empresa municipal descentralizada) y existe una discusión sobre la nueva forma de administración; el gobierno está empeñado en convocar a una nueva licitación para su concesión a una compañía privada. Por otro lado, la Coordinadora esta discutiendo con el gobierno los reglamentos de la nueva Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario, e intentando frenar la estrategia privatizadora.

II. LAS MORALEJAS DE LA GUERRA DEL AGUA
En el movimiento de Cochabamba encontramos cinco temas que deben ser considerados por futuros movimientos sociales en la resistencia al neoliberalismo en Bolivia; primero, la articulación entre la escala local y global de las resistencias; segundo, la importancia de introducir formas de protesta que permitan un acceso efectivo a los media; en tercer lugar, el valor de la información como dispositivo de resistencia; el cuarto aspecto se refiere a la necesidad de reivindicar una ética del bien común y el apoyo mutuo en la resistencia anti neoliberal; por último, la recuperación de la democracia como mecanismo para construir una sociedad autónoma.
Articulación Local y Global

Hoy, el capitalismo global no solo carece de centro, es móvil y flexible, sino que además el Estado está perdiendo muchas de sus características soberanas (Hardt y Negri 2000), por tanto la resistencias anti capitalistas deben imaginar dispositivos que tomen en cuenta estas nuevas condiciones; una de ellas es la necesidad de articular las luchas locales a las globales. Si la soberanía del Estado – nación está en crisis, pues las decisiones cada vez más son tomadas en una escala transnacional, los movimientos sociales, para que sus luchas sean eficaces frente al Poder, no pueden circunscribirse a la escala local.

En Abril del 2000, durante las protestas antiglobalización capitalista en Washington, Oscar Olivera, portavoz de la Coordinadora fue recibido como heroe, pués veían en el movimiento de Cochabamba un ejemplo de resistencia exitosa a las transnacionales y el gran capital, la evidencia de que es posible una lucha anti neoliberal victoriosa. Como fué posible que una lucha regional, en un área desconocida por gran parte del mundo, se convierta en un referente de las luchas anti globalización capitalista en el mundo?

A medida que se conocían mayores detalles del contrato y se radicalizaba el movimiento, la Coordinadora fue ligando la privatización del agua en Cochabamba con las tendencias mundiales de apropiación de los recursos hídricos por parte de las compañías transnacionales, con el apoyo de los organismos multilaterales. Asimismo, gracias a un manejo novedoso de las nuevas tecnologías de información, supo relacionarse con activistas de países del Norte, vinculados a luchas antiglobalización, particularmente en momentos de crisis y represión, buscando solidaridad con la causa cochabambina. Este hecho ha sido novedoso para las luchas sociales bolivianas, pues ha abierto nuevas posibilidades de resistencia articuladas a las luchas antiglobalización capitalista en el mundo.
Manejo de los Media y Formas Novedosas de Protesta y Resistencia

Las luchas sociales en Bolivia, desde la Revolución de 1952, han estado inspiradas por las formas de protesta y resistencia alrededor de la Central Obrera Boliviana (COB), organismo matriz de los trabajadores bolivianos, fundamentalmente la huelga general, y de la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSTCB) y sus tácticas de bloqueo de caminos (García Linera 2000; Zavaleta Mercado, 1986). Estos dispositivos se enmarcaban en la tradición insurreccionalista de los movimientos sociales bolivianos (Cossio 2000).

El movimiento de la Coordinadora, si bien recupera estas formas “clásicas” de protesta, particularmente el bloqueo de caminos y la huelga general, estas fueron reinventadas dentro otros elementos novedosos de protesta y acción directa, caracterizados por su espectacularidad, de gran impacto en los medios de comunicación, característica de los movimientos sociales en las nuevas condiciones en las que se despliega el capitalismo global (Castells 1997:12) . Entre las más importantes se pueden citar: la convocatoria a la “toma simbólica de Cochabamba”, “quema pública de facturas de agua” en la plaza de Armas, “graffitis” en las paredes de la ciudad, “mítines de protesta” los días martes en la Plaza de Armas, la “Consulta Popular”, el “cerco de la Prefectura” por la multitud o la “concentración festiva de Carnaval”.

Al inicio del conflicto, la Coordinadora constituía un actor ignorado por el Estado, los medios de comunicación y el sistema político en general; pero estas acciones obligaron a los demás sectores a reconocer al movimiento, logrando que la Coordinadora tenga una gran presencia en los medios de comunicación, y mostrando un manejo diferente de los medios a los que están acostumbrados los movimientos sociales en Bolivia.

Vivimos en una época en la cual los medios de comunicación constituyen sujetos: “si no apareces en la televisión no existes”, parece ser el lema dominante; gracias a las acciones espectaculares desarrolladas por la Coordinadora, el movimiento de Cochabamba se convirtió en un sujeto apetecido por los medios, permitiendo difundir las demandas regionales no solo en el ámbito nacional sino también en escala global; fue de esta manera que los movimientos anti-globalización capitalista se enteraron de la resistencia de la población cochabambina a la privatización del agua.

Los medios de comunicación se vieron sorprendidos y seducidos ante las acciones espectaculares realizadas por el movimiento, e informaban a la población constantemente sobre los hechos.

Por otro lado, se observó una novedosa utilización de las nuevas tecnologías de información: fax y correo electrónico para enviar y recibir mensajes, celulares para comunicación entre los líderes del movimiento (urbano y rural) durante momentos de bloqueos y enfrentamientos con la policía, información en páginas web para denunciar la situación, recuperación de información de la web para argumentar en las negociaciones y contar con noticias actualizadas sobre la problemática y redes de solidaridad en la web. En fin, seguramente la guerra del Agua de Cochabamba constituye la primera revuelta en la era del Internet, en Bolivia.
Acceso a Información

A Noam Chomsky le preguntaron que tipo de acciones debe realizar la gente para reclamar mas democracia y espacio público frente al gobierno y las corporaciones; Chomsky respondió que lo primero es saber qué es lo que sucede, esto es información, sin ello no se puede hacer mucho, “es imposible oponerse…si no sabes si existe” (Chomsky s/f:4).

Otra lección de la guerra del Agua, fundamental para las luchas anti neoliberales es el gran conocimiento de la Ley de Aguas Potable y Alcantarillado Sanitario y el Contrato de Concesión, mostrado por la Coordinadora; los representantes y asesores de la Coordinadora habían estudiado en detalles ambos documentos , además que contaban con el conocimiento tradicional de los campesinos regantes en el manejo del agua, permitiéndoles desentrañar la lógica de la privatización del agua, desnudar sus contradicciones y alcances, visibilizar la escasa transparencia del proceso, y plantear propuestas alternativas.

Pero al mismo tiempo el conflicto emergió como demanda por mayor información y transparencia; gracias a la movilizaciones, la Coordinadora tuvo acceso a información, previamente considerada “confidencial”, y así pudo exponer con mayor claridad y firmeza sus argumentos. Asimismo la Coordinadora impugnó, tanto las cláusulas de confidencialidad del Contrato, que impedían el acceso público a información importante, como ser el modelo financiero y la estructura tarifaria, así como la centralización de información en la autoridad regulatoria del agua (la Superintendencia).

La Defensa del Bien Común

En el fondo el neoliberalismo es una estrategia política orientada a destruir las estructuras comunitarias, basadas en el bien común, la solidaridad y el apoyo mutuo, valores sociales opuestos a la disciplina individualista del mercado (Bourdieu, 1998). El Ajuste Estructural boliviano no solo debilitó a las organizaciones populares, particularmente a la otrora poderosa Central Obrera Boliviana, sino también está minando la existencia de los sistemas comunales y/o asociativos de acceso a los recursos naturales y sus servicios, promoviendo la lógica individualista del capital, considerando estos recursos como bienes económicos, susceptibles de ser comercializados en el mercado. Por su parte, la privatización de los servicios públicos está introduciendo principios de mercado en su administración, como la “recuperación total de costos”, y convirtiendo a los usuarios de los servicios en clientes.

La Guerra del Agua puso en tela de juicio esta estrategia de normalización neoliberal. La lucha contra la privatización del agua en Cochabamba estuvo basada en la defensa de lo comunal/asociativo en el uso y acceso al agua, y el carácter público, sin fines de lucro, de los servicios de agua potable y saneamiento. Los campesinos regantes defendían los diversos y complejos sistemas de manejo comunal del agua, en muchos casos con normas y rituales provenientes de épocas pre-republicanas (los “usos y costumbres” en el agua), basados en criterios de equidad en el acceso al recurso, y cuestionaban que una compañía transnacional lucre con un recurso considerado vital . En suma, el movimiento de Cochabamba enseñó la importancia del “bien común y el apoyo mutuo” como valores éticos en la lucha anti neoliberal.
Democracia

“El problema de fondo es quien decide sobre el presente y el destino de la población, los recursos, el trabajo y las condiciones de vida. En relación al agua, nosotros queremos decidir por nosotros mismos: a eso llamamos Democracia”, expresaba la Coordinadora en uno de sus documentos.

La idea de la democracia como capacidad de la sociedad para decidir por sí mismos, es otra lección de la Guerra del Agua cochabambina. Este hecho tiene mayor relevancia si se toma en cuenta que históricamente la recuperación de las libertades democráticas en Bolivia han sido producto de las luchas del pueblo boliviano contra las dictaduras militares, antes que concesiones del Estado y las clases dominantes.

En los 15 años de Ajuste Estructural, se implementó un proceso de normalización política, a través de la institucionalización de la democracia liberal representativa como procedimiento y referente de la cultura política boliviana, y excluyendo otras prácticas democráticas, comunalistas y/o asambleístas, vigentes en gran parte de la sociedad boliviana.

A su vez, la privatización de los servicios de agua potable en Bolivia constituye fundamentalmente un proceso político, en el cuál los poderes del Estado, las agencias de cooperación y las instituciones políticas nacionales han sido desplegadas, para alcanzar este objetivo, debilitando en el proceso determinados derechos democráticos relacionados con la participación ciudadana en la gestión del agua y sus servicios, el acceso público y la transparencia (“accountability”) en la información acerca de las empresas concesionarias, y el control social de sus actividades.

La Guerra del Agua escarbó la posibilidad de dotar a la democracia de su original sentido anti autoritario: como dispositivo y fuerza creativa de la multitud (Hardt y Negri 2000), para construir una sociedad autónoma (Castoriadis 1996). El movimiento de Cochabamba ha mostrado la voluntad ciudadana por tomar decisiones, particularmente en temas que están íntimamente relacionados con su vida diaria, su subsistencia, y el agua es uno de ellos; la gente desea ser protagonista en la definición de políticas y no solamente ser víctima de ellas; ellos quieren fiscalizar las acciones de sus gobernantes y las compañías privadas, hoy dueñas de los servicios públicos, y no sufrir solamente sus efectos perversos producto de medidas inconsultas: corrupción, autoritarismo y pobreza. Como decía otro representante de la Coordinadora en una concentración: “…no queremos que nos traigan planes prefabricados o que cuatro empresarios se reúnan para decidir qué vamos a hacer; son ustedes y nosotros, todos en conjunto que vamos a solucionar el problema de agua en Cochabamba…” (Saul Soria, discurso del 1ro mayo 00).

BIBLIOGRAFIA

BOURDIEU, Pierre (1998) Utopia of Endless Exploitation. The Essence of Neoliberalism, December, Le Monde Diplomatique.
CASTELLS, Manuel (1997) La sociedad de la Información, Vol I. Alianza: Madrid
CASTORIADIS, Cornelius (1996) La Democracia como Procedimiento y Como Regimen. Iniciativa Socialista, no 38.
COSSIO, Carlos (2000) La COB y la imagen del poder; Cochabamba: inédito.
CHOMSKY, Noam (s/f) A Corporate Watch Interview with Noam Chomsky. http://www.corpwatch.org/trac/feature/microsoft/chomsky.html
CRESPO, Carlos (1999). “El conflicto por la perforación de pozos en Vinto – Sipe Sipe”, en Crespo, C y Orellana, R. Conflictos Ambientales. Dos casos: agua y territorio. CERES: Cochabamba.
HARDT, M. y NEGRI, A (2000) Empire. Harvard University Press: Cambridge, London.
ZAVALETA MERCADO, Rene (1986) Bolivia hoy, Siglo XXI editores: México D.F.

NOTAS

1. Desde los 70´s, y agudizado en los 90´s, sectores rurales habían resistido a la perforación de pozos por parte de la entonces empresa municipal de agua, por los impactos ambientales que suponían, además de la reducción en el acceso a fuentes superficiales (Crespo 1999).

2. “[…] El vigoroso impacto de cada uno de estos movimientos ha obedecido, en buena medida, a su presencia en los medios de comunicación y a su uso efectivo de la tecnología de la información”, para ello se recurre a la experiencia anarquista francesa del 68, la “acción ejemplar”: “una acción espectacular que, por su atractivo, incluso mediante el sacrificio, atrae la atención de la gente hacia las demandas del movimiento y pretende en última distancia despertar a las masas, manipuladas por la propaganda y sometidas por la represión” (Castells 1997:129).

3. “El Contrato lo hemos revisado y hemos podido ver que es definitivamente un gran negocio entre los politiqueros de todos los partidos políticos […] por lo tanto, ese contrato debe ser anulado” (O. Olivera 3/03/00 concentración Coordinadora).

4. “El agua es vida, por tanto nadie puede hacerse rico con él” decía un campesino regante.

Una visión crítica de la conquista de América

El primer impacto fue el asombro, luego el miedo ante los cañones de bronce, arcabuces, mosquetes, pistolones y la fuerza mágica del hombre blanco subido a un caballo. Los invasores aprovecharon el desconcierto y dominaron fácilmente a las sociedades más desarrolladas de los aborígenes americanos, que eran más populosas e imponentes que las existentes en Europa.

El arribo de Cristóbal Colón a América fue un emprendimiento que hizo posible uno de los hechos más destacados de la historia de la humanidad. A partir de esa fecha, en menos de un siglo se pudo alcanzar a conocer la dimensión total del planeta. Se vincularon así mundos desconocidos entre sí con los más diversos estadios de desarrollo. La ventaja para los europeos fue conocer la pólvora, la brújula, el papel y la imprenta, entre otras adquisiciones.

El solo hecho de pisar tierra americana produjo una espectacular cadena de acontecimientos que transformó y dinamizó la historia de la humanidad. El descubrimiento de oro y plata en el continente desataron un verdadero aluvión colonizador. Centenares de expediciones y millares de hombres fueron tras los pasos de las noticias de fabulosas fortunas. En los primeros 150 años de conquista, 17 mil toneladas de plata y unos 200 toneladas de oro arribaron a España y potenciaron el incipiente desarrollo comercial y manufacturero, que abrió las compuertas a la Revolución Industrial y al desarrollo capitalista de Europa.

La navegación superó todos los límites y se aventuró hacia todos los rincones del planeta, el conocimiento del mundo comenzó a ser posible, el comercio empezó a diseñar el mercado internacional y el desarrollo económico que terminarían por sepultar definitivamente a la sociedad feudal y al absolutismo monárquico.

La ambición no encontró barreras infranqueables. En pocos años la inmensidad americana dejó de ser inexpugnable y españoles, portugueses, británicos, holandeses y franceses se disputaron el gigantesco botín.

Un siglo después de la llegada de las carabelas de Cristóbal Colón al mar Caribe, de los más de 70 millones de indígenas preexistentes sólo quedaban tres millones y medio de almas. Primero, fueron derrotados por la desproporción de recursos, la sorpresa y la confusión. Luego, fueron privados de su cultura y creencias, sometidos al trabajo esclavo y finalmente, las enfermedades importadas por los europeos encontraron a sus organismos sin anticuerpos para resistir los virus y bacterias.

La casi extinción de la población nativa generó otro genocidio; al propiciar el repudiable comercio de seres humanos, al arrancar millones de africanos de su tierra ancestral para traerlos a nuestro continente como mano de obra esclava.

Medio milenio después, no se puede ocultar el exterminio indígena, salió a la luz otra versión de la historia, atrás quedaron definiciones como el “Descubrimiento de América”, que pretendía ignorar la existencia de millones de seres humanos que habían descubierto el continente miles de años atrás. También quedó demodé la más reciente definición de “Encuentro de dos mundos”, cuando en realidad subyace el aplastamiento de uno por otro.

No se puede dejar de reconocer que la llegada europea a costas americanas produjo un avance notable de la humanidad, pero el progreso no puede ocultar la magnitud de sangre derramada.

La sociedad capitalista se concibió a partir de la sangre, la esclavitud y el saqueo impulsado por las potencias europeas de la época.

El encontronazo del 12 de octubre de 1492

Las hipócritas denominaciones con que fue conmemorado el aniversario de la llegada de las naves de Colón a tierras americanas pusieron de manifiesto el intento de disimular, encubrir y minimizar los crímenes cometidos. Celebrar “el descubrimiento de América” significaba omitir, nada menos, que existían unos setenta millones de seres humanos que ya habían descubierto al continente y vivían en él. La denominación improvisada en medio del debate de “encuentro de dos culturas” o “de dos mundos” fue un hábil intento de falsificar la historia, dado que ese encuentro no tuvo nada de protocolar o pacífico como cínicamente pretendieron sus ideólogos y difusores.

El genocidio desatado, el saqueo de sus incalculables riquezas y el sometimiento de los supervivientes presentan un cuadro muy distinto al pretendido y mucho más próximo al de un verdadero “encontronazo” donde el desequilibrio tecnológico impuso sus trágicas desproporciones.

La expedición de Colón fue la más destacada empresa de las que hicieron posible uno de los acontecimientos más importantes de la historia humana: tomar conciencia de la magnitud del planeta y poder comunicar sus diversos puntos geográficos. Se relacionaron mundos antes desconocidos entre sí, algunos en estadios muy primitivos de desarrollo otros más avanzados como los europeos, que ya conocían la brújula, la pólvora, el papel y la imprenta.

Se modificaron las economías cerradas de esos países para constituir un mercado mundial. “Los descubrimientos de los yacimientos de oro y plata en América, la cruzada de exterminio, la esclavización de las poblaciones indígenas, forzadas a trabajar en el interior de las minas, el comienzo de la conquista y del saqueo de las indias, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros, son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista (…) Las riquezas apresadas fuera de Europa por el pillaje, la esclavización y la masacre refluían hacia la metrópolis donde se transformaban en capital” (1); “…el capitalismo aparece sudando sangre y lodo por todos sus poros…” (2).

El oro y la plata americanos contribuyeron a formar los primeros grandes capitales europeos, que dinamizaron la economía y detonaron la Revolución Industrial.

Así se fue gestando la sociedad capitalista que, como contrapartida, significó un importante avance en la historia de la humanidad. El capitalismo desplegó sus máximas posibilidades de desarrollo en los países más avanzados de la época, donde se produjeron los saltos más dinámicos en la primitiva acumulación de capital, basados esencialmente en el pillaje y la repartición del mundo.

Simultáneamente, se generó un desarrollo incesante en las ciencias, en el conocimiento, en las técnicas productivas, en las posibilidades de consumo y supervivencia, etc.

El capitalismo logró cumplir un rol progresivo sólo interrumpido por las crisis cíclicas que desquiciaban periódicamente la producción y su economía, dejando en evidencia las limitaciones del sistema.

A pesar de este notable aporte a la evolución humana, el capitalismo desde sus primeros pasos denotaba características salvajes, corruptas e inhumanas que hoy se explayan en su total plenitud.

Europa, 1492

La llegada europea a América motorizó una serie de elementos que hasta ese entonces se manifestaban en forma embrionaria y que provocaron un verdadero sacudón en la sociedad que comenzaba a desperezarse de la economía medieval.

A fines del siglo XV, en el continente europeo surgían y se desarrollaban las producciones artesanales que comenzaron a impulsar la vida comercial y a dinamizar la economía. Las monarquías iniciaron un proceso de unificación de condados, principados y regiones autónomas insumiendo mayores gastos a sus aparatos estatales; simultáneamente, comenzaron a eliminarse algunas barreras aduaneras que posibilitaron la instauración de mercados regionales y luego nacionales.

El primer paso de las transacciones fue el trueque, ante los desiguales requerimientos surgía la necesidad de establecer compensaciones en valores internacionalmente aceptados, por lo general, se utilizó el oro, la plata y piedras preciosas.

“El descubrimiento de América se debió a la sed de oro que anteriormente había lanzado a los portugueses hacia tierras al Africa, porque la industria europea, enormemente desarrollada en los siglos XIV y XV, y el comercio correspondiente reclamaban más medios de cambio de los que podía abastecer Alemania la gran productora de plata entre 1450 y 1550…” (2)

El viaje de Colón hizo posible el desarrollo de las grandes compañías navieras, su consecuencia inmediata fue un impresionante desarrollo del intercambio regional y tasas de ganancia inusitadas, que alimentaron un formidable proceso de acumulación primitiva de capital, basados esencialmente en el pillaje, la apropiación de los conocimientos de los pueblos sometidos y de sus territorios.

El saqueo de América

La situación europea motorizó la búsqueda de nuevas fuentes de ingreso para las monarquías. El propio diario de viaje de Colón tiene numerosas referencias a la obsesiva necesidad de encontrar oro. Los hallazgos de piezas ornamentales y rituales de los nativos constituyeron la primera fase del saqueo. En las islas de Cuba, Española y Puerto Rico en sólo dos o tres años se despojó a los nativos de todo el oro producido en casi un milenio (3).

Agotada rápidamente esa fase del saqueo, se pasó a la búsqueda desenfrenada de los yacimientos, derribando todo obstáculo que se erigiera en su camino.

“En menos de una década, los españoles exploraron casi todas las islas del Caribe, especialmente Cuba, Jamaica, Puerto Rico y La Española. En 1513, Balboa avistó el Pacífico. Durante la década de 1520-30, se inició la conquista México y Centroamérica. Y en la próxima, la de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile” (6).

Los primeros relatos difundían las condiciones para la captura de riquezas: “… por las faldas de esta cordillera se han hallado grandes mineros de plata y oro… y en todo el reino del Perú; y si hubiera quien lo sacase, hay oro y plata que sacar para siempre jamás; porque en las sierras y en los llanos y en los ríos, y en todas parte que caven y busquen, hallarán plata y oro” (4).

Las dificultades para la extracción comenzaron a resolverse a partir de los conocimientos de los propios nativos. “La causa esencial de esta rápida recolección de metales preciosos fue el grado de adelanto minero–metalúrgico que habían alcanzado los indígenas de América Latina. El desarrollo de las fuerzas productivas autóctonas permitió a los españoles organizar en pocos años un eficiente sistema de explotación. De no haber contado con aborígenes expertos en el trabajo minero resultaría inexplicable el hecho de que los conquistadores, sin técnicos ni personal especializado, hubieran podido descubrir y explotar los yacimientos mineros, obteniendo en pocas décadas tan extraordinaria cantidad de metales preciosos. En fin, los indios americanos proporcionaron los datos para ubicar las minas, oficiaron de técnicos, especialistas y peones, y aportaron un cierto desarrollo de las fuerzas productivas que facilitó a los españoles la tarea de la colonización” (6).

Entre 1503 y 1660 salieron desde tierras americanas hacia España, según constancias documentadas en Sevilla y Madrid, alrededor de 200 toneladas de oro y 17 mil toneladas de plata. Considerando una relación de once a uno entre esos dos metales, se llega a las dos mil toneladas de oro, esta acumulación de envíos valuados a precios actuales rondarían los 28 mil millones de dólares (5).
“Según las estadísticas más autorizadas, la producción de oro y plata indianos, entre 1503 y 1560 ha sido estimada por Soetbeer en 173 millones de ducados; por Lexis en 150 millones y por Haring en 101 millones” (6). Otras estimaciones mensuran en unas 90 mil toneladas de plata las extraídas de las entrañas americanas en el lapso comprendido entre 1500 y 1800 y su valuación se elevaría a unos 120 mil millones de dólares actuales (3).

ORO Y PLATA EXTRAIDOS DE LAS COLONIAS DE ESPAÑA (7)
(En kilogramos)

Período Plata Oro
1531-1540 86.193 14.466
1541-1550 177.573 24.957
1551-1560 303.121 42.620
1561-1570 942.858 11.530
1571-1580 1.118.591 9.429
1581-1590 2.103.027 12.101
1591-1600 2.707.626 19.451
1601-1610 2.213.631 11.764
1611-1620 2.192.255 8.855
1621-1630 2.145.339 3.889
1631-1640 1.396.759 1.240
1641-1650 1.056.430 1.549
1651-1660 443.256 469
TOTAL:
16.886.815 181.333

“Con base a los datos que proporciona Alexander von Humboldt, se ha estimado en unos cinco mil millones de dólares actuales la magnitud del excedente económico evadido de México entre 1760 y 1809, apenas medio siglo, a través de las exportaciones de plata y oro” (11).

Para contar con una aproximación del formidable impacto que generó esta invasión de riquezas a territorio europeo, basta con tomar como referencia que la totalidad del oro existente para esa época en el “viejo mundo” se estimó en unos mil millones de dólares y la plata en unos mil quinientos millones de dólares actuales.

Las cifras del saqueo, con seguridad, deberían elevarse notablemente si se considerasen la cantidad de navíos hundidos, que son cuantiosos en las aguas del mar Caribe, en las costas chilenas y en la confluencia austral de los océanos Pacífico y Atlántico. La recuperación del cargamento de las bodegas, hace unos años atrás, de “El Preciado”, frente a costas uruguayas, fue valuado en cifras que oscilaban entre 600 y 3.000 millones de dólares. Sólo en las proximidades del río de la Plata existen otras ocho embarcaciones hundidas con sus bodegas repletas de oro y plata.

Por otro lado, habría que considerar la carga secuestrada por piratas y corsarios que fueron a parar a otras potencias europeas. “…el pillaje obtenido por (el capitán) Drake puede ser considerado con justicia como la fuente y el origen de la inversión externa británica. Con él, Isabel pagó la totalidad de su deuda externa e invirtió una parte del remanente en la Compañía de Indias Orientales, cuyos beneficios representaron, durante los siglos XVII y XVIII, la principal base de las ligazones externas de Inglaterra… Jamás hubo una oportunidad tan prolongada y tan rica para el hombre de negocios, el especulador y el aprovechador. En esos años de oro, nació el capitalismo moderno” (8).

El despegue capitalista

La reactivación comercial desembocará en la Revolución Industrial y en la liquidación de la sociedad medieval. Se genera así una división internacional del trabajo que adoptó formas de triangulación: América aportó oro, plata, materias primas y la mano de obra aborigen; Africa suministró la mano de obra esclava que sustituyó a los exterminados nativos americanos y Europa se llevó la parte del león, ya que produjo y comercializó los productos manufacturados a la vez que capitalizó las transacciones de los demás vértices de la triangulación.

España y Portugal, que fueron los primeros en avanzar en el proceso de la unidad nacional, indujeron a la revolución comercial; pero cada vez más su enriquecimiento fue agravando su dependencia con las naciones más industrializadas. Los ibéricos cumplieron un rol contradictorio, por un lado, fueron los agentes que fortalecieron a la incipiente burguesía europea, que se enriqueció aceleradamente y comenzó a enfrentar al absolutismo feudal hasta derrocarlo. En cambio hacia su interior tanto España como Portugal carecieron de una burguesía industrial, razón por la cual el flujo masivo de riquezas consolidó a la monarquía limitando el futuro de la fugaz prosperidad. Los principales acaparadores de oro y plata americanas fueron sólo un puerto de paso de esas riquezas, utilizado para las crecientes demandas del aparato estatal y de las multitudinarias nobleza y clero, su destino final fue capitalizar y expandir a la burguesía manufacturera francesa, flamenca e inglesa.

“La condición de acreedores del Tesoro, no sólo de Carlos V sino también de Felipe II, que vendía con anticipación los cargamentos de oro de las Indias para sostener aventuras militares y religiosas, permitió a los banqueros y comerciantes extranjeros controlar los metales preciosos y convertirse en los rectores de la economía española. Era uno de los tantos tributos que el pueblo español pagaba por la incapacidad sus clases dominantes para lograr la unidad nacional, el desarrollo de la industria y la creación del mercado interno” (6).

Los colonizadores americanos tuvieron un objetivo claramente capitalista. La organización de la extracción, tráfico y producción fue para generar ganancias prodigiosas y, sobre todo, proveer al mercado mundial.

“Si no inauguraron en el “Nuevo Mundo” un sistema de producción capitalista fue por la inexistencia de un ejército de trabajadores libres. Esta carencia obligó a los colonizadores a utilizar opciones no capitalistas como semiesclavitud y esclavitud. Sintetizando: producción y colonización por objetivos capitalistas, relaciones esclavas o semiesclavas de producción y denominaciones propias del feudalismo fueron los pilares sobre los que se asentó la Conquista de América” (9).

Primer genocidio

El primer impacto fue el asombro y el miedo ante los cañones de bronce, arcabuces, mosquetes, pistolones y la fuerza mágica del blanco subido a un caballo. Esto fue aprovechado rápidamente por los astutos españoles, que dominaron fácilmente a las sociedades más adelantadas de América: los sedentarios aztecas, incas y mayas. Estas sociedades habían llegado a formas sociales similares a las de los egipcios, asirios y caldeos, con la existencia de un estado e incipientes formas de explotación tanto de los sectores plebeyos como de las tribus vecinas que eran violentamente sometidas. Esto explica que las sociedades americanas más desarrolladas y poderosas, por sus contradicciones internas fueron las que más fácilmente fueron sojuzgadas.

En cambio, las tribus que adoptaban formas sociales comunistas primitivas, fueron las que más dificultades y resistencia ofrecieron al invasor. Las sociedades nómades dieron valientes batallas para enfrentar el sometimiento; pero la diferencia abismal de desarrollo económico y tecnológico, expresado en potencial bélico, hacía inexorable el resultado final.

“Los indios de América sumaban no menos de setenta millones y quizás más, cuando los extranjeros aparecieron en el horizonte. Un siglo y medio después se habían reducido en total a sólo tres millones y medio…” (10)

El genocidio comenzó a implementarse en la guerra de conquista. Luego, en la explotación inhumana de los socavones. Allí, los indígenas sufrían el desarraigo, al ser obligados a dejar sus tierras y familias; se les imponía un ritmo de trabajo para el que no estaban acostumbrados; los socavones les devoraban los pulmones y los dejaba rápidamente discapacitados. Algunos adelantaban el inexorable final con el suicidio, otros mataban a sus hijos para liberarlos del yugo inevitable y la capacidad reproductiva se deterioraba paralelamente al desinterés por la vida.

Puerto Rico es un ejemplo de ello, a la llegada de los españoles, la población indígena era de unas setenta mil almas; treinta años después, en 1530 –cuando se hace el primer censo- la población nativa era de 473 libres encomendados y 675 indios esclavos.

Las rebeldías de las tribus nómades fueron apaciguadas con la acción de la Iglesia, que los sometía por la vía religiosa para luego obligarlos a trabajar en producciones agrícolas, forzándolos a abandonar su vida ancestral dedicada a la caza, la pesca y la recolección, generando efectos similares a los socavones.

Otro importante porcentaje de nativos fue víctima de las enfermedades introducidas por los europeos, los organismos indígenas no estaban preparados para resistir a los virus y bacterias importados. Así, la viruela, tétanos, sífilis, tifus, lepra, entre otras, produjeron estragos. “Los indios morían como moscas; sus organismos no oponían defensas ante las enfermedades nuevas. Y los que sobrevivían quedaban debilitados e inútiles. El antropólogo brasileño Darcy Ribeiro estima que más de la mitad de la población aborigen de América (…) murió contaminada luego del primer contacto con los hombres blancos” (11).

América ofrecía enormes posibilidades de enriquecimiento y toda una jauría humana desembarcó en sus costas para cumplir con esos sueños de prosperidad a cualquier precio. “…la sistematización económica del inmenso espacio conquistado por los españoles puede ser resumida así: distribución de tierras en cantidad casi ilimitada a los conquistadores y atribución a los mismos de un gran número de indios adscriptos al trabajo forzado en esas tierras. Terminado el momento violento de la conquista no se puede decir que la colonización se haya desarrollado sobre principios diferentes” (12).

Otro genocidio lucrativo

El debate generado por el quinto centenario dejó a las claras la orgía de sangre desatada por el supuesto “encuentro de dos culturas”. El exterminio de la población nativa junto a las necesidades de mano de obra para ocuparla en las flamantes explotaciones dio lugar a una nueva rama económica del naciente capitalismo: el tráfico de esclavos.

Ingleses, holandeses y franceses se destacaron en este flamante negocio. Los cazaban como a animales en el Africa, luego los cargaban en los barcos para atravesar el Atlántico. Su primer destino eran las Antillas, luego prácticamente toda América.

Sólo entre 1680 y 1688, la Real Compañía Africana embarcó setenta mil negros, de los cuales sólo llegaron a las costas americanas unos 46 mil. En Haití, ingresaba un promedio de treinta mil esclavos por año. En 1789, la población de la mitad francesa de la isla Española era de cuarenta mil blancos y 450 mil negros.

La reconstrucción de los datos disponibles permite determinar que, en no menos de un siglo, se importaron unos diez millones de nativos africanos. Según fuentes inglesas, esa estimación se duplica.

Si se toma en cuenta que gran cantidad de africanos morían antes de pisar tierra americana, víctimas de las cacerías, en el traslado hacia los barcos, en las tortuosas travesías hacinados en las bodegas o en el desembarco, la cifra de seres arrancados violentamente de Africa puede elevarse a cuarenta o cincuenta millones desde que comenzó este sucio comercio hasta mediados del siglo diecinueve, provocando el arrasamiento de regiones, aldeas y etnias.

El censo de 1790 de Estados Unidos indicó que los esclavos sumaban 697 mil individuos. En 1861, esa cifra se elevó a más de cuatro millones.

Un miembro de la Cámara de Diputados de España, decía en 1870: “Un esclavo que por reglamento debía trabajar 16 horas en la zafra y ocho o nueve durante el resto del año. Un esclavo que recibe no más de una camisa, un calzoncillo, un pañuelo y un gorro. Un esclavo que se alimenta con seis u ocho plátanos, con ocho onzas de carne de bacalao o con cuatro de harina o de arroz. Un esclavo que llega con los dolores que ha sufrido desde que lo embarcaron en la costa de Africa, que llegó a la costa desde su lugar natal durmiendo en suelos húmedos, que es llevado a Cuba en un barco de 200 toneladas entre más de quinientos negros, con gérmenes de todo tipo de enfermedades, traspasan los mares con un 25 por ciento de bajas, es arrojado al mar como insignificante lastre si el buque zozobra…”, en estas condiciones el promedio de vida del esclavo no podía ser muy elevado. El esclavismo como toda forma de explotación creó su ideología justificadora, sosteniendo que los negros eran de naturaleza distinta, que se asemejaban a los monos, etc. (13)

El papel de la Iglesia

La conquista de América se ejecutó a través de la apabullante superioridad tecnológica y militar europea. Pero esta brutal dominación se complementó con la sutil participación de la Iglesia. Esta institución siempre cumplió un papel funcional a los que ostentaron el poder. Su actuación durante la conquista de América no fue muy distinta del rol cumplido en épocas más recientes, cuando cooperó con regímenes siniestros como los representados por Hitler, Mussolini, Franco o Videla.

Los religiosos buscaron congraciarse con los nativos al ofrecerles algunas formas de protección ante el salvajismo colonizador, para luego someterlos por la vía de la imposición cultural y el sometimiento ideológico.

El solo hecho de haber impuesto una creencia distinta, demuestra el profundo desprecio de los sacerdotes hacia las costumbres ancestrales indígenas. El objetivo de inculcar, catolicismo mediante, la resignación y la docilidad ante el nivel de explotación infrahumano permitió la incorporación de una cuantiosa mano de obra barata y útil para los proyectos de los europeos.

Las mitas y encomiendas sirvieron para organizar la explotación agropecuaria y minera, gran parte de ellas en beneficios de la propia Iglesia.

El rol perverso jugado por esta institución medieval fue tan notorio, que ante el debate desatado sólo pudieron erigir la figura del sacerdote Bartolomé de las Casas, con la intención de neutralizar su complicidad con la barbarie cometida. Pero el propio de las Casas fue un encomendero que empleó a los nativos para su enriquecimiento personal. Luego, cuestionó el sistema y se proclamó a favor de la introducción de negros africanos para reemplazar a los diezmados aborígenes antillanos.

Ante la contundencia de los argumentos, la Iglesia comenzó a ensayar disculpas y pedidos de perdón. Los obispos guatemaltecos así lo hicieron con el pueblo maya y rindieron homenaje a las creencias religiosas nativas “que veían en la naturaleza una manifestación de Dios” (14)

Muchos herederos de los que sufrieron en carne propia las atrocidades de los invasores europeos y el cínico papel de la Iglesia, aprovecharon la oportunidad del viaje de Juan Pablo II a Lima, en 1984, para entregarle una carta firmada por el Movimiento Indio Kollasuyo, el Partido Indio y el Movimiento Túpac Katari, de Bolivia y Perú, que en uno de sus párrafos decía lo siguiente: “Hemos decidido aprovechar la visita del Papa para devolverle su Biblia, pues en cinco siglos no nos ha dado ni paz, ni amor ni justicia… Por favor, llévese su Biblia y désela a nuestros opresores, cuyos corazones y cerebros necesitan más de sus preceptos morales… Recibimos la Biblia, que fue el arma ideológica del asalto colonialista. La espada española que de día atacaba y mataba cuerpos indios, de noche se volvía cruz que atacaba el alma india…” (15).

Las rebeliones

A pesar de la enorme desproporción de fuerzas, los sometidos por los conquistadores se rebelaron en innumerables oportunidades. Una de las más destacadas fue la del 4 de noviembre de 1780, liderada por José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru).

Sometidos por la escandalosa esclavitud de la mita, miles de indios trabajaban y morían en los obrajes y las minas. Durante años, antes de tomar la decisión de rebelarse, había buscado el apoyo de los obispos de Cuzco y La Paz y otros poderosos de América para frenar los abusos que se cometían con los indios. Pero nada había conseguido.

Desechados esos caminos, Túpac comenzó entonces a organizar secretamente el levantamiento que abarcaría todo el Altiplano y parte del noroeste argentino. El día del alzamiento comenzó con la detención del corregidor Antonio de Arriaga, quien fue ejecutado en la plaza de Tungusuca. Allí se convocaron miles de indios y mestizos que conformaron un ejército de desesperados, apenas armados de palos y cuchillos. Ante la multitud Túpac afirmó su intención de “cortar el mal gobierno de tanto ladrón zángano” y liberar, por igual, a indios y criollos. Comenzaron a avanzar, destruyendo a su paso los obrajes, pero el movimiento fue frenado y el líder detenido y torturado. Durante el tormento no reveló el nombre de ninguno de sus colaboradores, hasta que murió descuartizado (16).

Las rebeliones y masacres prácticamente abarcaron todo el continente americano. Tanto los indios del lejano oeste como los pampas y tehuelches reaccionaron con los malones y otras formas de resistencia al avance incontenible de los colonos blancos. Diaguitas, quilmes y mapuches, entre cientos de etnias, expresaron también su valiente rebeldía.

Los esclavos traídos de Africa también protagonizaron rebeliones. En 1522, los esclavos de Diego Colón –hijo de Cristóbal- llevaron a cabo la primer sublevación que se tenga memoria, fueron sosegados y terminaron ahorcados en los senderos del ingenio.

En Brasil, numerosos negros huían de las explotaciones hacia la selva. Los cimarrones se fueron concentrando y organizando hasta llegar a constituir el reino de Palmares, en pleno Amazonas. La superficie que controlaban llegó a alcanzar un tercio del dominio portugués de la época. Durante todo el siglo XVII resistieron el acoso de expediciones holandesas y portuguesas que intentaron aniquilar a ese mal ejemplo.

Palmares contaba con abundancia de alimentos, porque la producción estaba al servicio de las necesidades, existían policultivos que contrastaban con las explotaciones de los colonizadores, donde predominaba el cultivo de la caña de azúcar, que se producía para abastecer a Europa.

En 1791, estalla una exitosa rebelión negra en Haití que logra abolir la esclavitud y desata la huida masiva de los blancos. Trece años después, constituyen la primera república negra de América, cuya constitución consideraba negros a todos los ciudadanos independientemente del color de su piel.

La resistencia de los oprimidos y la comprobación por parte de los poderosos que la mano de obra esclava no era suficientemente productiva, que las nuevas técnicas necesitaban de una mayor capacitación y que podría ser muy lucrativo la incorporación de millones de consumidores, produjo el fin de la lacra de la esclavitud.

La burguesía criolla

Una vez que se consolidaron en el poder, luego de superado el radicalizado y tumultuoso período de la emancipación latinoamericana, las nacientes oligarquías y burguesías orientaron su voracidad a ocupar la extensión territorial expulsando a sangre y fuego a los legítimos dueños de las tierras.

El promotor de la campaña contra los indios pampeanos así exponía ante el Congreso su plan: “En la superficie de quince mil leguas que se trata de conquistar, comprendida entre los límites del río Negro, los Andes y la actual línea de fronteras, la población indígena que la ocupa, puede estimarse en veinte mil almas, en cuyo número alcanzan a contarse de 1800 a 2000 hombres de lanza… Su número es bien insignificante con relación al poder y a los medios de que dispone la Nación. Tenemos seis mil soldados armados con los últimos inventos modernos de la guerra, para oponerlos a dos mil indios que no tienen otra defensa que la dispersión, no otras armas que la lanza primitiva” (17). El general Roca fue el “héroe” de la denominada “Conquista del Desierto”, un desierto poblado por “veinte mil almas”.

El exterminio de los indios pampeanos fue aprobado por la oligarquía bonaerense. Como consecuencia de ese despojo sangriento, 1843 personas se repartieran 41.787.023 hectáreas de la mejor tierra argentina, entre 1876 y 1903.

El presidente Miguel Juárez Celman, en 1888, justificó con argumentos racistas los “obsequios” efectuados luego del brutal desalojo indígena: “Dicen que dilapido la tierra pública, que la doy al dominio de capitales extranjeros: sirvo al país en la medida de mis capacidades. (Carlos) Pellegrini mismo acaba de escribirme que la venta de 24 mil leguas sería instalar una nueva Irlanda en la Argentina. ¿Pero no es mejor que estas tierras las explote el enérgico sajón y no que sigan bajo la incuria del tehuelche?”.

Esta conducta de la burguesía criolla fue, con algunas diferencias de matices, la que se repitió en cada país americano.

Las películas del lejano oeste invierten cínicamente los roles de quienes fueron los protagonistas del salvajismo. Un líder piel roja, a fines del siglo pasado, reflejó con estas palabras su angustia: “estoy cansado de luchar. Nuestros jefes han muerto… Todos los ancianos han muerto. Hace frío y no tenemos frazadas. Los pequeñuelos mueren de frío. Algunas de mis gentes han escapado a las montañas y no tienen abrigo ni alimento… Quiero tener tiempo de buscar a mis hijos y ver cuantos de ellos han quedado. Acaso los encuentro entre los muertos. Oíd, mis jefes, mi corazón está triste y enfermo. Estoy cansado” (18).

Mientras, el epitafio de la tumba de un puritano del siglo XVII nos recuerda a otros personajes que asolaron otras regiones del continente, en este caso, Tierra del Fuego: “Consagrado a la memoria de Lynn S. Love, quien, en el transcurso de su vida mató a 98 indios que le fueron dados por el Señor. El esperaba elevar esa cifra a 100 antes de fin de año, cuando en su casa, se durmió en los brazos de Jesús” (19).

El aniquilamiento continúa, la rebelión también.

Negros e indios fueron utilizados en la primera línea de combate en la guerra de independencia y en las luchas fratricidas posteriores. Tanto Argentina como Paraguay contaban con una gran población negra hoy casi inexistente, fruto de ese exterminio sufrido al que aportaron también numerosas epidemias.

Rigoberta Menchú, indígena guatemalteca premio Nóbel de la Paz, afirmó tiempo atrás que: “En los últimos veinte años, he recorrido todos los países con pueblos indígenas. Y por doquier encontré la misma realidad: nadie quiere darnos voz… Hace poco estuve en Canadá: indígenas de esas tierras, fueron despojados de todo por las empresas multinacionales que talan los bosques. Actualmente, hay ocho de estas firmas en plena actividad. Allí pudimos ver lo que está haciendo nada más que una de esas compañías: en un año talaron bosques por una extensión que supera el millón doscientos mil metros cuadrados por lo que serán necesarios doscientos o trescientos años para que esa tierra recupere su ritmo natural”.

No es muy distinto el panorama de los pueblos indígenas de toda América, los sobrevivientes del genocidio continúan hoy sufriendo crímenes, despojos, atropellos y represión cuando intentan manifestarse en defensa de sus derechos.

Durante los primeros años de la gesta emancipadora latinoamericana, los oprimidos vieron que sus reclamos se vinculaban con las causas nacionales. El general Simón Bolívar abolió la esclavitud, Juan José Castelli liberó a los indígenas del Alto Perú de las encomiendas y José Gervasio Artigas redistribuyó tierras entre los pobres.

La opresión que siguen sufriendo indios, negros, mulatos y mestizos no es muy distinta a la que sufren obreros, jornaleros y los millones de marginados. El sistema capitalista, con su versión globalizada, continúa acumulando víctimas.

La lucha por la liberación del sojuzgamiento dependerá de que las crecientes víctimas puedan resistir y El sistema de dominación imperante y los gobernantes funcionales a ese status quo son los responsables del empobrecimiento generalizado, del hundimiento de las economías y de la descomunal entrega del capital social. Ellos son los causantes de que 180 millones de niños, mujeres y hombres latinoamericanos padezcan hambre, miserias, marginación y desesperanza.

Este nuevo aniversario de la llegada europea a tierras americanas, encontrará a los gobernantes de nuestros países nuevamente como los promotores de las celebraciones, no es casual, ellos son los que abren las puertas a la colonización, entregan las riquezas, someten al pueblo trabajador a cada vez mayores sufrimientos y explotación, generan aumento de la mortalidad infantil y disminución del promedio de vida de los más pobres, y eliminan todo rasgo social progresista.

Ayer como hoy la sangre, el sudor y las lágrimas que corren son de los oprimidos.

Fuentes: – Carlos Marx, El Capital. Libro I. – Carta de Federico Engels a C. Schmidt, 17/10/1890. – Pierre Chaund. Seville et l´Atlantique, Paris, 1959. – Pedro de Cieza de León, La Crónica del Perú Cap. CXV. – H.J. Hamilton. American Treasure and the Price Revolution in Spain. Harvard University Cambridge, USA, 1934. – Luis Vitale. Historia Social Comparada de los pueblos de América Latina, Tomo I. Atelí, Punta Arenas, 1998. – Oscar Pintos Santos, basado en los estudios de H.J. Hamilton. Diario Gramma, La Habana, 6/5/90. – John Maynard Keynes, Treatise on Money. – Nahuel Moreno y George Novak. Feudalismo y Capitalismo en la Colonización de América, Buenos Aires, 1972, Ediciones Avanzada. – Darcy Ribeiro, Las Américas y la Civilización. – Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina. Siglo XXI, 1989. – Ruggiero Romano. Le Rivoluzione del centro e Sudamérica, in Le revoluzioni borghesi. Milán, Fratelli Fabril, 1973. – Distintas notas publicadas en la Revista Crisis, Primera Epoca. – Diario Página 12, Buenos Aires, 10/10/92. – Diario La Nación, Buenos Aires, 13/2/85. – Diario Clarín, Buenos Aires, 4/11/91. – Informe del general Julio Argentino Roca al Congreso de la Nación en 1875. – Citado por Morrison y Commager. Historia de los Estados Unidos. – H.H.Jackson. Un siglo de deshonra (citado por O. Coggiola en “1492-1992, El capitalismo festeja su senilidad”)

Un Partido ligado al pueblo, a las masas

CUADERNO No. 5
EL PARTIDO DEBE ESTAR ÍNTIMAMENTE LIGADO AL PUEBLO, A LAS
MASAS
El segundo tema es un elemento fundamental que debe tener el Partido Marxista-Leninista del
Proletariado y es que tiene que estar indivisible y directamente unido, entrelazado con el pueblo, porque si no,
no será capaz de dirigirlo. Esto viene de la tesis que ya hemos dicho, de la tesis Marxista de que es el pueblo el
que hace su Revolución y como muchas veces se ha dicho, un Partido Marxista verdadero no sustituye al pueblo,
sino que es el motor de su desarrollo, el motor de su incorporación para que este pueblo incorporado a los
distintos niveles, a la causa de su Revolución, puede ser el que realice su Revolución.
Entonces dentro del concepto de que el Partido es el motor, el orientador y el organizador del pueblo, el
verdadero Partido Marxista tiene que estar entrañable e indisolublemente ligado a las masas. Es primera
condición, porque también para la Revolución es primera condición la incorporación del pueblo y su orientación.
El Partido verdadero Marxista-Leninista del proletariado, si no está metido en el pueblo, unido con él,
no sería capaz de dirigirlo ni en las orientaciones que le dé, ni en lo organizativo. Y las orientaciones hay que
verlas en dos sentidos. La orientación tiene que ser precedida por un proceso de elaboración, de interpretación,
de análisis y de creación. La orientación va canalizada a través de las líneas y tareas concretas, que en cada
momento determinado son las más consecuentes y necesarias para el avance de la Revolución. La orientación se
basa en una estrategia general, pero al mismo tiempo en cada momento determinado, esta estrategia no basta por
si misma para la aplicación en concreto. Para esto se necesita que esta estrategia político-militar consecuente sea
aplicada con determinadas medidas, con determinadas formas, incluso hasta con cambios en las formas y
métodos de organización en momentos determinados, para que ayude a avanzar a la Revolución, haciendo
avanzar las etapas en la estrategia politico-militar.
Esto necesita una elaboración constante y esta elaboración constante y en primer lugar, del
conocimiento real y exacto de una situación. Eso sólo lo puede obtener el partido si está junto al pueblo; porque
sólo así, el partido está sintiendo la temperatura del pueblo, su grado de disposición en cada momento, no de un
año o seis meses atrás, sino que en cada momento, su grado de disposición, su capacidad de organizar las
fuerzas, etc. Lo mismo que el conocimiento de las fuerzas enemigas. Eso indica que se requiere la elaboración
creadora sobre la base del análisis Marxista-Leninista, no sólo de la realidad general del país, sino de la realidad
concreta del momento. Se requiere esa elaboración de parte del Partido del Proletariado.
Eso sólo es posible llevarlo a cabo con el conocimiento real del pueblo y si nosotros no estamos ligados,
o sea unidos al pueblo, eso no es posible y aquí hay una cosa importante, que es elemento clave, si para poder
hacer una buena línea se necesita el conocimiento real de la situación, se necesita estar fundido con el pueblo.
¿Cuál es el canal básico que nos permite a nosotros ese conocimiento? El elemento clave es la CÉLULA, la
célula metida dentro del pueblo, dentro de la fábrica, dentro de las universidades, dentro de los refugiados,
dentro de las unidades de combate, dentro de los poderes populares. Esto le permite al partido conocer mejor la
situación de las masas para poder elaborar la línea. Una dirección que no esté fundida con el pueblo (yo uso la
palabra “fundida” en el sentido de que no sólo acercada, sino que metida propiamente en el pueblo), un partido
que no esté metido dentro del pueblo es un partido cuya dirección está separada del conocimiento de la realidad
objetiva.
Método Marxista de Elaboración y Aplicación de la Línea
Puede suceder lo siguiente: remitirse exclusivamente a la teoría, a los libros, es decir comenzar a crear
la línea desde su cabeza, desde el cerebro aparentemente Marxista-Leninista, sin tener frescos los elementos de
la realidad del momento concreto y entonces convertirse en una dirección burocrática y en una dirección
dogmática. Por eso se necesita el conocimiento concreto en cada momento determinado, y eso sólo puede
hacerlo eficazmente, apoyándose en las células. Por eso el Partido Marxista en desarrollo que no tenga células,
no es un verdadero Partido Marxista-Leninista. Ese puede ser un partido de cuadros, puede ser un partido de
organismos dirigentes que se están sancochando en su propia salsa, pero no es el verdadero partido
Marxista-Leninista del proletariado. Naturalmente que no son las células el único canal de conocimiento para
una dirección verdadera, sino también todo el trabajo conjunto de comisiones, equipos, equipos especializados,
de información, de análisis, etc. Pero sin células dentro del propio pueblo no es posible el conocimiento
completo.
El partido que no tiene células, no tiene capacidad de elaborar líneas verdaderamente ajustadas a la
realidad; partido que no tiene el conocimiento real de cómo va el pueblo, de su punto de vista avanzado y
retrasado, y también de las disposiciones del enemigo, de su verdadera fuerza real, etc. para elaborar una línea en
favor de los intereses del proletariado y del campesinado en cada momento determinado, puede convertirse en un
partido burocrático, en un partido dogmático, en una dirección dogmática; es decir que domine bastante, que “se
defienda” con el Marxismo, con la teoría del Marxismo, pero que no puede aplicarlo a la realidad en concreto. Y
de esos Marxistas, de esos partidos, tenemos montón.
Hay preciosidad de gente que domina bastante el arte de elaborar documentos “Marxistas”, pero que no
reflejan la realidad y que no da buena línea, sino que alimentan posiciones erróneas. Para la difícil labor de la
elaboración de líneas y tareas se necesita: el conocimiento real del pueblo y del enemigo, y para eso es necesario
estar profundamente metido en el pueblo, el nos trae también el conocimiento de informaciones sobre el enemigo
para que nosotros podamos conocerlo. Además debemos meternos dentro de la tropa enemiga, en aquellos
lugares donde hay pueblo que está ciñendo al enemigo, allí es necesario hacerlo, es obligatorio.
Pero no basta con la elaboración, sino que se necesita llevar esta línea a que la aplique el pueblo, porque
esta línea no es sólo para el Partido, no es sólo para sus cuadros, sino que esa línea, SI NO LA TOMA EL
PUEBLO en sus manos y si no la hace realidad viva, entonces no hace avanzar la revolución. Precisamente por
eso es que el pueblo es el actor de su propio destino, Revolución. Entonces, esta línea no es sólo para que la
quedemos mascando nosotros en la Dirección o en nuestros cuadros, sino que es una línea para aplicarla por el
pueblo. Si el pueblo no acoge esa línea, por muy brillante que sea, no es una línea que esté de acuerdo con las
necesidades y realidades del pueblo, no es una línea correcta, aún cuando tenga una gran cantidad, un gran
porcentaje de corrección. Por eso una línea debe elaborarse sobre la base del conocimiento que sólo lo podemos
adquirir en la entraña del pueblo.
Vemos pues que esa línea, extraída del conocimiento del pueblo y procesada con el Método Marxista,
hace llegar nuevamente al pueblo para su ejecución, es decir es el pueblo el realizador de su historia.
Y en tercer lugar, los resultados de esa línea, al calibrarla si ha sido correcta o no, sólo la puede dar el
pueblo, la práctica del pueblo. Entonces viene un tercer ciclo, que es la reelaboración sobre la base del
conocimiento de cómo está siendo aplicada y cómo “ha pegado” en el pueblo y porqué. Así es cómo el verdadero
partido Marxista puede ir elaborando una teoría cada vez más adecuada en cada momento. No es ya sólo una
línea general, sino que me estoy refiriendo a la línea política que tiene que realizarse en cada momento
determinado, cuya ejecución va en función de una estrategia político-militar general. Es importante hacer notar
que el proceso de síntesis de opiniones tiene que hacerse con el arma proletaria del Marxismo-Leninismo, para
saber recoger las opiniones de la masa que permiten interpretar el momento y avanzar, pues algunas opiniones
expresan sentimientos de las masas con grandes retrasos y confusiones políticas.
Ahora bien, cuando decimos fundirnos con el pueblo, es una condición indispensable para poder
dirigirlo y poder organizarlo; porque son dos cosas indispensables.
La orientación continua y la organización del pueblo: porque espontáneamente el pueblo no puede
actuar de manera eficaz. Es necesario que se organice en las formas diversas, más asequibles y consecuentes para
que pueda incorporarse al gran torrente de la revolución.
Pero cuando decimos fundirnos, eso no quiere decir que partido y masas es una sola cosa. Es necesario
tomar en cuenta esta diferencia. Lenin decía: “El Partido no debe diluirse en las masas”, porque nosotros
sabemos que hay masas avanzadas y hay masas atrasadas y dentro de las masas avanzadas hay personas capaces
de dar el salto hasta llegar a la calidad de miembro del partido y la inmensa mayoría no. Entonces entre el
Partido y masas se establece una relación dialéctica, el partido debe estar fundido con las masas, pero el Partido
es su vanguardia, tiene una calidad superior que le permite dirigirlas.
Estructura Política de las Masas
Ustedes saben que la masa se divide en tres sectores: Un sector avanzado que es donde el Partido
fundamentalmente se apoya. La gran masa es una masa no avanzada pero no es una masa reaccionaria.
Podríamos decir que es una masa a ganar. El Partido gana esa masa a través del trabajo del sector avanzado en el
cual se organizan las redes de trabajo, los prepartidos, los activistas, para en total poder ganar la gran masa e
incorporarla.
Y hay un tercer circulo de masas muy pequeño, que es reaccionario; que ya está ganado por el enemigo,
pero en esto hay relatividad. Hay sectores que están engañados. Hay reaccionarios y dentro de los reaccionarios
hay sectores que pueden ser ablandados, neutralizados e incluso hacerlos pasar a otro escalón.
No es útil en ninguna forma, ni conveniente que la gran masa sea considerada como parte del partido, o
lo que es más, que el partido diluya sus fronteras. Porque el partido lo que hace es incorporar a sus filas a lo más
avanzado, revolucionario, patriota de la revolución. Lo eleva a través de un proceso de colaboración, de
aspiración, de práctica viva y en ascenso, a través de un proceso para que dé un salto a esta frontera.
Partido Proletario y Masas – Su Interrelación
El Partido esta compuesto sólo por miembros y esa es la frontera. La membresía del Partido establece
íntima unión con los sectores intermedios y de neutralización de los sectores reaccionarios. El Partido no puede
diluirse con la masa, porque entonces no tendría la calidad para poder dirigirla.
Ser miembro del Partido significa un salto de calidad revolucionaria enorme, porque pasa a ser
precisamente miembro de este organismo de superior calidad que debe ser capaz de dirigir a toda la masa y de
fundirse con toda la masa. Por eso la palabra fundirse en este caso no debe entenderse como diluirse: Fundirse es
estrecharse inseparablemente con la masa para poder dirigirla, pero no diluir la calidad de partido Marxista con
la calidad de masas, porque entonces no estaría en capacidad de dirigirla y más que todo caería bajo el influjo de
las partes atrasadas.
Es decir, si el Partido se diluye con la masa, lo que resulta es que el Partido se pone a la cola de las
partes retrasadas y entonces comienza a entrar el economisismo, hace buenos enfoques cortos sobre las
necesidades inmediatas: pero no sobre lo revolucionario; comienza a cortar la misión del Partido porque
creyendo que está interpretando a las masas y lo que está interpretando son sólo los intereses inmediatos
necesarios de las masas, sus intereses de corto plazo sin ligarlos a los intereses generales de la Revolución.

Actualmente en las alianzas, por si solas, no pueden pensar en la Revolución como un proceso hacia el socialismo. Algunas organizaciones incluso consideran necesaria la eternización del régimen burgués, y sólo el verdadero Partido del Proletariado con su doble visión, la visión de los intereses fundamentales revolucionarios del proletariado y del pueblo y la visión de sus intereses inmediatos, combinándolos correctamente, va a poder dirigir a esa masa en sus distintos escalones, porque es necesario ganar a las masas, pero no ponerse a la cola de ella.

Por eso es que nosotros sostenemos que otra parte de esto es lo siguiente: que las masas no deben de ser tratadas con malos métodos; deben de ser organizadas, orientadas sin considerarlas como que las masas fueran parte del Partido y como que automáticamente el Partido pueda dirigirlas, como se está dirigiendo a una célula: los sindicatos, las organizaciones gremiales, las organizaciones populares no son células del partido, no pueden ser tratadas así por una dirección, ni son tampoco unidades militares. A un sindicato, uno no puede decirle: “Póngase firmes, hagan formación, marchan para allá o para acá”. Puede hacerse con un grupo de autodefensa de un sindicato. Pero el sindicato es el que debe de procurarse que lo compongan hasta las capas más lejanas, incluso las masas retrasadas y que todos ellos se incorporen a la huelga por aumento de salario, etc., porque ese es el medio que nosotros logramos para que avancen hacia el conocimiento de la revolución.

Y nosotros haríamos mal si quisiéramos estrechar los círculos del sindicato exclusivamente a los elementos más avanzados, a aquellos que pueden tirarse a hacer barricadas. Debemos lograr que, ya sea un sindicato o cualquier gremio o cualquier organización popular, profundicen hasta llegar a los escalones más retrasados de sus propios sectores. Si queremos dirigirlos con métodos como que fueren organismos de partido, estaríamos impidiendo su desarrollo y llevando a cabo una línea realmente sectaria y nos quedaríamos sólo el grupito de activistas y de cuadros más avanzados.

Nosotros tenemos que darle todo el desarrollo a las organizaciones de masas: su propia dinámica, su propia personalidad, su funcionamiento, su propia dirección. No podemos dirigirlos automáticamente por el partido, sino a través de otros mecanismos. ¿Cuáles son esos mecanismos? y aquí es donde vienen a ponerse de relieve otra vez el papel de eslabón clave de la célula, como uno de los mecanismos que tienen que dirigir concretamente a las masas, precisamente para no caer en las formas mecánicas de dirección o de considerar que se pueden dirigir con sólo dar una orden.

El Papel de las Células en las Masas

Por eso precisamente un Partido no tiene capacidad de dirección de masas, si no tiene células. Pueden buscar otras formas orgánicas que aparenten sustituirse a la célula, pero al final de los finales, el Partido comprobará sus retrasos, de que no puede dirigir correctamente a las masas sin las células, porque las células son las que están viviendo adentro de los trabajadores, porque la célula en último término, tiene que estar compuesto por los trabajadores más avanzados; la célula sufre la explotación, platica con los trabajadores más avanzados,más atrasados, trabaja con ellos, come con ellos, comenta con ellos, con todos los demás trabajadores, es la que está fundida tanto en fábricas, en fincas, en institutos, en escuelas, en empresas, etc. etc. con la propia masa. Y en segundo lugar, la otra vía correcta es el trabajo abnegado de los cuadros, de cada uno de los miembros del partido adentro de las masas, que se conviertan en ejemplo por su abnegación, por su espíritu de sacrificio, por la calidad de la línea, porque todos acudan a ellos a preguntar, porque son los que tienen la respuesta clara de los problemas, a las inquietudes, a las necesidades de esa masa.

En los sindicatos eso se ve con bastante claridad. Hay trabajadores que van comenzando a acercarse a un compañero: mira y cómo crees vos que podríamos hacer en este caso, y así el compañero se va convirtiendo prácticamente en consultor natural involuntariamente y resulta que los compañeros que tienen más claridad vienen siendo los compañeros de célula. Por eso es que la célula es precisamente el primer eslabón de la dirección del partido en la masa. Por ello, lo ideal es que la célula esté dentro de la masa. La buena dirección puede ejercerse entre la masa por el trabajo más avanzado, por la claridad, la conciencia, el espíritu de sacrificio, los buenos métodos de trabajo, el ejemplo, la línea concreta y acertada.

Otro aspecto: Por tanto, las FPL como organización politico-militar no puede ni debe adjudicarse la representación de organizaciones que deben tener su propia personalidad ante las masas para poder ganar a todos los sectores más explotados. Además si nosotros en estos momentos de la guerra decimos que el Bloque Popular Revolucionario es las FPL, estaríamos obligando a esa organización a que no pueda trabajar en escalones de trabajo abierto. El enemigo la trataría exclusivamente como trabajo militar dentro de las masas. Por eso, uno de los acuerdos tomados por el FMLN de que las organizaciones político-militares representen en sí a los gremios y organizaciones populares de masas, es sumamente dañino y erróneo y lo rechazamos categóricamente.

Necesidad que las FPL se transformen en un partido marxista-leninista

PLATICA DEL COMPAÑERO MARCIAL EN REUNIÓN DE MIEMBROS DE LAS F.P.L. EN EL
EXTERIOR
CUADERNO No. 4
INTRODUCCIÓN Y ALGO MAS SOBRE LA NECESIDAD DE QUE LAS FPLFARABUNDO MARTÍ SE TRANSFORMEN EN EL VERDADERO PARTIDO
MARXISTA-LENINISTA DEL PROLETARIADO SALVADOREÑO
Es sumamente emocionante para mi estar frente a los compañeros más activos, los cuadros del trabajo
en el exterior especialmente en este lugar.
Estamos en un momento en que las fuerzas del pueblo están mostrando gran poderío en la lucha contra
el enemigo imperialista y sus títeres. Un momento en que Reagan está tratando de llevar a cabo la
regionalización de sus agresiones y especialmente la agresión contra Nicaragua y el Salvador; incluso con la
amenaza de sus propias tropas, con la formación de la Comunidad Democrática Centroamericana, con la
conversión de Honduras en base de agresión y la conversión de Costa Rica en una situación similar.
Nuestros heroicos combatientes que luchan en condiciones bastantes difíciles, de gran heroísmo, de
gran abnegación, sacrificios, sin zapatos, casi sin alimentación, debajo de los bombardeos diarios del enemigo,
muestran lo invencible de la causa del pueblo, al asestar golpes demoledores y cada vez más crecientes al
ejército títere.
En estos días, las fuerzas del Apolinario Serrano, nuestro gran mártir y héroe, ejemplo de la lucha y de
dignidad para todo el campesinado y todo el pueblo salvadoreño, el nombre que honrosamente lleva nuestro
frente, ha estado asestando golpes muy fuertes, dando saltos de calidad en la guerra: la destrucción del enemigo
en más de una compañía de efectivos atrincherados, la lleva a cabo por primera vez el pueblo Salvadoreño en
toda su historia. Hasta hoy habíamos logrado cercar y aniquilar unidades pequeñas, medianas e incluso
compañías, pero derrotarlas y aniquilarlas en una posición bien atrincheradas y que durante meses se habían
preparado contra el ataque revolucionario, hasta hoy no lo había hecho el pueblo salvadoreño en toda la guerra
de liberación.
Esto representa que nuestra guerra va avanzando, porque nuestras fuerzas van adquiriendo tal
capacidad, tal destreza, tal poder de fuego, que nuestras queridas Fuerzas Armadas Populares de Liberación se
están convirtiendo cada vez mas en una formación militar regular, unidades guerrilleras locales, las milicias
populares y el pueblo organizado.
Es verdaderamente emocionante cómo esta unión de pueblo, ejército revolucionario, con su eslabón
milicias populares, se expresa en esta lucha. Precisamente este día recibimos un mensaje en el que se nos dice
que en las batallas de Chalatenango la población que el enemigo trata de aniquilar, tuvo importante participación
en apoyo de las acciones de nuestros combatientes.
Junto a las Fuerzas Armadas Populares de Liberación y en la integración dentro del FMLN, las demás
fuerzas populares revolucionarias están llevando a cabo también acciones que en su conjunto conforman, no
podríamos decir una ofensiva generalizada, pero si una serie encadenada de golpes contundentes, que hacen que
en estos días sea muy grande el número de bajas del enemigo y el debilitamiento de sus fuerzas. Sólo en los
últimos 4 o 5 días ya pasa de más de ciento y pico el número de prisioneros, entre los cuales tenemos nosotros un
poco de más de 80. El número de armas de guerra ya casi llegando a 200 en estos 4 o 5 días, habiendo nosotros
capturado más de 100 armas en las acciones últimas que hemos realizado en Chalatenango, en Cabañas y en
Usulután.
Junto a estos golpes se estructuran cada vez más fuertemente nuestras fuerzas a través de las unidades
de vanguardia, de las unidades especiales, de las unidades de apoyo de fuego, o sea artillería y las guerrillas
locales adquieren una modalidad de mayor agilidad a través de las columnas guerrilleras en cada una de las
subzonas.
Al mismo tiempo tratamos de tender más estrechos lazos en la población con la formación de Poderes
Populares y con el fortalecimiento de las milicias populares.
Estamos en un momento de gran entusiasmo revolucionario, pero hay que tomar en cuenta que en todo
momento, en momentos de entusiasmo y de auge, así como en los momentos más duros en que se necesita toda
la fé puesta en el pueblo y en el triunfo, en momentos duros y complejos, hay algo que tiene que dirigir al pueblo
para que dé pasos de avances en su revolución y ese algo es el Partido.
En nuestro caso precisamente, en El Salvador, porque el Proletariado forma la inmensa mayoría de la
población, el partido del proletariado es el alma, el orientador y el director de toda la lucha revolucionaria.
Anoche recibimos la noticia de un nuevo golpe al enemigo, al haber derribado los compañeros en Las
Vueltas, un helicóptero; la información del enemigo dice que los 4 tripulantes murieron. 1 teniente, 1 cadete y
otros dos efectivos, pero todavía no lo tenemos confirmado. Es un nuevo triunfo para nuestras fuerzas, las
fuerzas del pueblo, las fuerzas en conjunto, no sólo de las FAPL, sino del FMLN. Es un salto de calidad en la
lucha que está dando nuestro pueblo y que esperamos que en los próximos meses logre conducir a un desgaste
mucho mayor del enemigo y a un salto de calidad de todas las fuerzas revolucionarias.
De manera que en este momento, cuando nosotros estamos pensando en todos nuestros compañeros
combatientes caídos en la lucha por la liberación de nuestro pueblo, cuando estamos conmemorando y
recordando por el ejemplo de los compañeros: Eva, Francisco, Toño, de los compañeros que cayeron en el año
pasado también en las ofensivas del enemigo, compañero Lucas, compañera Milagro, compañero Toño y otros
compañeros más como el internacionalista compañero Horacio (Chileno), que murió en la misma columna donde
nosotros íbamos y como estamos conmemorando la muerte de otros compañeros y de los mismos compañeros
que han caído en estos combates del Jícaro y de Las Vueltas y del gran Internacionalista Comandante Che
Guevara (Ernesto), yo quisiera que nosotros en un momento de recordación, de concientización interna en
relación con su ejemplo, quisiera que hicimos un minuto de silencio y que al mismo tiempo sintamos todo el
profundo reconocimiento por el heroísmo de nuestros compañeros, de nuestros combatientes en estos días de
lucha, así también recordemos el enorme ejemplo que nos han dado nuestros compañeros, que levantando la
bandera de las FPL y de las FAPL, incluso con su sangre escribieron en los muros el nombre de las FPL y nos
imprimieron una mística profunda, un legado, una herencia hacia el futuro para el engrandecimiento de esta
organización. Ellos murieron con la confianza de que nosotros tenemos que levantar su bandera, la bandera de
las FPL como la bandera del proletariado; ellos murieron con esa fé y esa mística y en el último momento
escribieron con su sangre el nombre de las FPL.
Esa bandera tenemos que agarrarla como propia y seguir ese ejemplo y engrandecer, fortalecer la gran
mística y conciencia de nuestra organización y dar nuestra vida si es posible, sí es necesario, nuestra vida y
nuestra sangre por la causa de convertir a las FPL en el verdaderamente Partido Marxista Leninista del
Proletariado y a las Fuerzas Armadas Populares de Liberación en la fortaleza, en la fuerza más grande, en la
garantía más grande del proletariado para continuar su revolución hasta el Socialismo. Con ese espíritu les pido
que se levanten y que hagamos un minuto de silencio en honor de nuestros héroes mártires. (00.01 minuto hubo
silencio).
¡Compañeros caídos en la lucha, hasta la victoria siempre!
¡Revolución o muerte! ¡El pueblo armado vencerá!
Vienen en tres apartados el tema que hoy vamos a conversar:
PRIMERO: Este es un apartado muy rápido de la necesidad histórica de que las FPL se transforman
en el verdadero Partido Marxista-Leninista del Proletariado Salvadoreño.
SEGUNDO: Este es un apartado que habla del PC qué y cómo este partido debe estar íntimamente e
indivisiblemente enlazado con el pueblo.
TERCERO: Este apartado trata de las bases de su funcionamiento interno. El Centralismo
Democrático por un lado y luego lo que es la Dirección Colectiva, y bien estrechamente a esto, los métodos de
trabajo de Partido.
Vamos a comenzar el primer apartado: Tengo entendido que Ustedes han leído ya materiales
relacionados a este tema, por eso sólo lo voy a casi enumerar.
La Época que estamos viviendo
Esta época que estamos viviendo es una época grandiosa; es la época de la transición del capitalismo al
socialismo en el sentido mundial. Esta época se inició con el gran triunfo de la revolución socialista de Octubre
en 1917 en Rusia, dirigida por el Partido de nuevo tipo, por el Partido del Proletariado, el Partido Bolchevique
que fue forjado por Lenin; desde entonces la humanidad está avanzando hacia el socialismo. Lleva a cabo una
lucha tenaz contra el sistema capitalista que se va reduciendo irremisiblemente tanto en lo geográfico como en
sus capacidades generales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el socialismo se convirtió en un sistema mundial de países
socialistas. Es decir, si en 1917 se rompieron las cadenas del capitalismo y se comenzó a construir el primer gran
estado socialista, después de la Segunda Guerra Mundial (1945) se formó el sistema mundial del socialismo con
una cantidad de países que fueron liberados de la bota del Nazi-fascismo.
Desde entonces para acá el socialismo ha ido avanzando en todo el mundo, se ha extendido a países de
Asia; pero incluso ha llegado a las propias puertas de los Estados Unidos con el gran triunfo de la Revolución
socialista de Cuba y los avances en la construcción de esa sociedad. Eso ha estimulado la lucha de todos los
pueblos y el movimiento de liberación nacional ha alcanzado grandes éxitos en la lucha contra el colonialismo,
el neo-colonialismo, por su independencia en dirección al socialismo en muchas de esos.
En 1975 triunfa el pueblo vietnamita; después de muchos años de guerra popular triunfa contra el
imperialismo y sus títeres internos, y hace entrar a la humanidad también en una nueva etapa. Desde entonces
varías revoluciones, a pesar de todos los esfuerzos del imperialismo a lo contrario, han triunfado: Yemen del Sur,
Etiopía, Angola y otros países mas como Grenada, y finalmente la historia de América Central se dividió en dos
con el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979.
La Revolución de América Central, que es un sólo proceso indivisible, con el triunfo de la Revolución
Sandinista dentro de una nueva etapa superior. Y la Revolución del Pueblo Salvadoreño en enero de 1981 pasó a
una nueva etapa de su Guerra Popular Prolongada que se inició a partir de lo simple a lo complejo desde 1970,
cuando puso en aplicación la estratégia político-militar integral.
Estamos pues en un momento de gran avance de la Revolución en el mundo entero, de gran avance del
socialismo, del movimiento de liberación nacional, de la lucha de los pueblos al interior de los países
imperialistas y, dentro de ese contexto, de gran avance de la revolución en Centro América.
En este momento ¿Qué papel está jugando El Salvador en este contexto?
Es un papel de enorme importancia. Los éxitos o derrotas que tenga el movimiento revolucionario
Salvadoreño tienen que repercutir no sólo en el desarrollo de la revolución en América Central, sino que también
en toda América Latina.
Esa es precisamente la responsabilidad que la historia nos ha planteado.
La Lucha del Pueblo Salvadoreño
Al poner en aplicación las FPL, con su fundación, con la lucha ideológica previa que llevó en contra de
las corrientes oportunistas que querían retrancar la marcha de la historia; al formarse las FPL, con una
concepción político-militar para hacer avanzar las luchas del pueblo, teniendo como medio fundamental la lucha
armada, partiendo de cero; y al irse incorporando el pueblo; y al irse formando otras organizaciones con
orientaciones similares y avanzando de lo simple a lo complejo en el dominio de las armas, se llegó a dar el salto
en 1981 que significa una nueva fase en esta guerra prolongada: la fase de las batallas de las ofensivas militares e
insurreccionales cada vez más profundas y más intensas hacia la toma del poder. Ese es el cariz que tomó nuestra
guerra prolongada.
Es decir, después de 10 años de desarrollo de lo tierno hasta llegar a la altura de acumulación de fuerzas
políticas-militares, la Guerra Popular Prolongada pasó a una nueva fase que es la fase de las luchas por la toma
del poder. Es necesario recalcar que esta guerra por ser prolongada no debe tomarse como una guerra
interminable, ni como una guerra indefinida sino que tiene una característica clara ¿Porqué es prolongada?
¿Porqué fue prolongada? ¿Y porque lo es todavía?
Por la necesidad de incorporar al pueblo a la revolución. Por la necesidad de cambiar la correlación de
fuerzas que era muy favorable en ese momento (en 1970) a las fuerzas del enemigo; cambios que sólo podían
lograrse a través de la lucha política-militar combinada.
En el momento de iniciar nuestro pueblo el camino de tomar las armas y de iniciar esta guerra,
cualquiera grupo aventurero, oportunista de izquierda, militarista, hubiera concebido lo que se llama un puch (o
sea la concepción de un sólo golpe) con un pequeño grupo de gente armada, aislada de las masas, hubiera caído
en el aventurerísmo. Sí en 1970 se hubiera querido tomar el poder, se hubiera caído o bien en la concepción de
unos cuantos héroes aislados del pueblo que tomaban las armas y que salvaran a ese pueblo, y que ahora les
clamara el pueblo como sus salvadores, embobadamente aplaudiendo grandes hazañas: concepción
aventurerismo y de elitismo, concepción pequeño-burguesa de élite encima del pueblo, encima de las masas,
encima del proletariado.
La concepción que adoptó nuestra organización es la concepción Marxista: el pueblo es el que hace la
revolución, no es ningún grupo élite, sino que es el propio pueblo el que tiene que incorporarse para conseguir,
con sus propias manos y su propia sangre, su liberación. Esa es la concepción Marxista-Leninista de la
Revolución.
Esa concepción se comenzó a llevar a la práctica en 1970. La concepción Marxista-Leninista de la lucha
de clases y de la revolución es, que es el propio pueblo el que hace su Revolución. Las organizaciones de
avanzada, las organizaciones revolucionarias, especialmente su organización, que es la organización del
proletariado, lo que hacen es tratar de incorporar al pueblo, de organizarlo y de orientarlo en esta guerra, en esta
lucha, en esta revolución.
Con esa concepción Marxista-Leninista, en 1970, no se podía pensar en un sólo golpe al enemigo, dado
por los primeros comandos se iba tomar el poder; sino que era necesario lo que se llama desarrollar fuerzas
políticas y militares para cambiar la correlación de fuerzas políticas y militares para cambiar la correlación de
fuerzas a favor del pueblo. Esta sólo era posible a través de la concepción de la Guerra Popular Prolongada: por
eso, cuando hablamos de prolongado, no debemos de sentirnos avergonzados porque se ataque a ese concepto
por parte de corrientes que no enfocan bien el proceso revolucionario, sino que debemos de sentirnos orgullosos
de que, contra todas las opiniones, contra todos los oportunistas, contra todos los dogmatismos, nosotros
sostuvimos y llevamos a la práctica el Concepto integral político-militar de la Guerra Popular Prolongada para
incorporar al pueblo a su revolución, organizando gradualmente a las grandes masas y con la construcción del
Ejército Popular de Liberación, qué no se construye en una semana.
Debemos sentirnos orgullosos de haber levantado esa bandera, bandera que finalmente fue reconocida
por todo el pueblo y por todas las organizaciones, incluso aquellas organizaciones que con mas dogmatismo
combatieron a los compañeros que se lanzaban a la lucha político-militar. Se trató de atajar a toda costa este
proceso, se calumnió a los compañeros que se lanzaron a la lucha, incluso públicamente se les denunció. El
compañero José Dimas Alas era Secretario General de la Federación Unitaria Sindical. Cuando con su gran
prestigio entre la clase obrera tuvo que retraerse, para forjarse en la lucha revolucionaria armada y política, pues
muy seriamente tenía que aprender bien la técnica militar, cuando tuvo que retraerse lanzándose a la
clandestinidad más cerrada, más necesaria; sobre el compañero llovieron las calumnias mayores en los locales
sindicales, las delaciones, burlas, que sobre esa burla, sobre esos ataques, sobre esas delaciones de los
oportunistas y dogmáticos, el grupo inicial que formó las FPL, sabiendo que tenía el arma de la razón en sus
manos y que el pueblo necesitaba sus instrumentos de lucha, logró abrirse paso y logró finalmente hacer que la
guerra revolucionaría fuere el medio fundamental para alcanzar el poder del país.
El Salto a una Nueva Fase de la Guerra Popular
En 1981 se pudo dar un salto superior a nuestra guerra, como dije: la fase de las batallas cada vez más
decisivas. No se trata de una batalla, ni de dos, ni se trata de un día ni de un mes. Se trata de una fase de batallas
cada vez más decisivas tanto en el terreno militar como en el insurreccional hacia la toma del poder. Esta es una
fase muy compleja, porque de un lado es necesario darle golpes contundentes al enemigo en lo militar, pero
también ganar las masas para que las masas puedan llegar hacia la insurrección a través de sus propias
modalidades y a través también de la situación dura de represión y terror del enemigo en esta etapa, sobre todo
en las ciudades. Es necesario crear en las zonas de control y en los órganos nuevos del pueblo, los umbrales de
una nueva sociedad.
Es necesario disputar las grandes masas en las zonas en disputa en las regiones de expansión y es
necesario también organizar, mover a las grandes masas en el corazón del enemigo, en el corazón político-militar
del enemigo: en las grandes ciudades, especialmente en San Salvador y en la zona metropolitana. Es decir, es
una fase muy compleja en la cual se puede caer en el error de creer de que con sólo un llamado al pueblo a la
insurrección, el pueblo ya se va a levantar y que vamos a terminar la guerra en uno o dos meses.
En esta fase es necesario tener gran serenidad, una gran frialdad, pero también una gran conciencia de la
responsabilidad. Porque también se pueda caer en el aventurerismo, con una concepción inmediatista de que la
victoria está, digamos, dentro de una semana o dentro de un mes, o que por esta campaña que nosotros vamos
hacer, digamos en esta semana, que ya se desmorona el ejército. Esas apreciaciones inmediatistas hacen caer la
lucha en el aventurerismo y hacen peligrar los avances de la revolución.
Por otro lado, se puede caer en no tener habilidad, el olfato, la inteligencia, la orientación
revolucionaria, que sólo da el análisis Marxista de clases en las coyunturas. Se necesita mucha agilidad en las
coyunturas, pero no una agilidad cualquiera, sino que una agilidad del proletariado, del Marxista que no olvida
nunca de que la lucha en los primeros, en los segundos y en los últimos momentos es una lucha de clases.
La Guerra Popular Revolucionaria es la expresión más elevada de lucha de clases.
Es cuando el proletariado y sus aliados han tomado las armas junto a los medios políticos, y las armas
llegan a ser la expresión suprema, la más aguda, más elocuente de esa lucha de clases. Cuando ya las cosas no se
pueden dirimir más que con la sangre y con la desaparición histórica de una de las clases. Pueden pasar
situaciones intermedias, gobiernos intermedios, que no son todavía los gobiernos del proletariado y del
campesinado, pero en todos esos momentos el hilo rojo que va pasando y que va uniendo las distintas fases del
proceso revolucionario, es la lucha de clases.
El que no analiza los procesos con el arma del Marxismo-Leninismo de la lucha de clases, cae en el
análisis que favorece los intereses de la burguesía y que no va en desarrollo de la clase obrera de la revolución.
Cae en el remolino del maniobrerismo pequeño burgués, o burgués, aparentemente desligado de la “molesta”
lucha de clases, pero en realidad instrumento de los intereses de la burguesía.
Si miramos a El Salvador concretamente (para no estar hablando de generalidades), El Salvador se
distingue precisamente en Centro América por ser un país en el que el proletariado abarca la inmensa mayoría de
la población económicamente activa; es un país proletarizado; incluso se diferencia en ese sentido de sus
hermanos y vecinos de Guatemala, Honduras y Nicaragua. Porque resulta que desde el desarrollo del café, luego
la caña de azúcar y del algodón, se formó por las necesidades de la producción, por las necesidades de los
mismos explotadores de la naturaleza de la agroexportación. Se formó una gran capa de varios cientos de miles
de asalariados agrícolas, de jornaleros que no tienen más patrimonio que el salario para poder vivir y el
campesinado, precisamente por la falta de tierra, que es mucho más aguda que en otros países centroamericanos,
puesto que 20,000 km² totalmente acaparados por pocos propietarios, han hecho que la tierra sea precisamente
una de las cosas más escasas para los trabajadores del campo.
Por esto se formó una gran capa de semi-proletariados, o sea de campesinos pobres que durante un
tiempo del año tienen que ganar salario, es decir, que se convierten en asalariados y otra parte del año hacen sus
pequeños cultivos para poder sobrevivir. Por eso la mayoría de la población del campo se convirtió en proletaria
y semi-proletaria. Esa es una característica. Luego a partir especialmente de 1950, con el desarrollo de la
industria ligada a los grandes monopolios, especialmente norteamericanos, japoneses y otros imperialistas, se fue
desarrollando también una clase obrera-industrial bastante grande de unos 200.000 obreros y esto, unido a que
evolucionaron también la parte de obreros de los talleres, que a fines del siglo pasado y principios de éste eran
artesanales, pero que a estas alturas ya no son artesanales, sino que son talleres de obrero cada vez más
evolucionados y con mayor conciencia de clases, y cada vez más concentrados. Así pues, en El Salvador lo que
domina es el proletariado industrial y agrícola que supera a las demás capas de la población. Entonces, en todo
país es necesario que el proletariado tenga una expresión propia del partido, así como la burguesía y la pequeña
burguesía tienen sus partidos que son la expresión de sus intereses de clases.
Si hay un país en el cual el proletariado necesita su propio partido, su propia expresión, ese país es El
Salvador. Una necesidad, imperiosa, por que es la expresión de la mayoría de la población, la necesidad de tener
un defensor insobornable, identificado absolutamente con sus intereses de clases, de la clase obrera y del
campesinado pobre.
Y en El Salvador hasta hoy, fuera de los momentos iniciales cuando Farabundo Martí inspiró la
fundación del Partido Comunista de El Salvador de 1930 al 1932, no ha tenido desgraciadamente el proletariado
una expresión genuina de sus intereses. Desgraciadamente los círculos dirigentes y de decisión de los que se
siguió llamando Partido Comunista después de 1944, cayó en los círculos maniobreros pequeño-burgueses de
intelectuales que ya estaban influidos por todas las tácticas y métodos de la burguesía y que precisamente no
representaban ni los métodos, ni las costumbres, ni la esencia del proletariado, ni querían representarlo.
Y de esa manera el Partido Comunista de El Salvador, aún cuando tenía en su seno cuadros obreros que
tenían grandes luchas de la clase obrera dirigiendo sus huelgas, las grandes manifestaciones populares de todo
gremio, sus reivindicaciones, sus intereses fundamentales revolucionarios; a pesar de que el Partido Comunista
tenía en su seno esta parte del proletariado, los órganos de decisión, de dirección y de orientación de la
organización, sin embargo estaban en manos de gente no proletarizada, no sólo por no ser de procedencia
proletaria, sino sencillamente no proletarizada y cuyas líneas de dirección no estaban encaminadas a hacer
avanzar la Revolución hacia el Socialismo, sino que a establecer la democracia burguesa y el reformismo
burgués y, por consiguiente, estaban empapados de los intereses de la burguesía en esta etapa y se olvidaron de
los intereses del proletariado hacia el socialismo.
Pero en este momento el pueblo Salvadoreño, el proletariado Salvadoreño y el campesinado han
avanzado y han evolucionado enormemente. Después de 1970, la historia ha marchado aceleradamente, y en ese
momento nos encontramos en la fase que hemos entrado al período de las batallas cada vez más intensas por la
toma del poder, con un poderoso Ejército Popular de Liberación y otras fuerzas armadas con una profunda
experiencia de luchas de masas y con nuevos terrenos de desarrollo de la lucha de masas y de la lucha política y
de la lucha diplomática y de solidaridad.
Y en este momento, como en todo, es necesario tener presente una cosa: LA LUCHA DE CLASES
IMPREGNA TODAS LAS INSTANCIAS DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA EN SU PROCESO, EN SU
DESARROLLO Y EN SU FUTURO.
Y nosotros tenemos que analizar esta revolución y esta guerra en todas sus instancias, frente al
enemigo, en el desarrollo de la Organización del Pueblo y en las contradicciones que se dan en el interior del
pueblo. Tenemos que analizarlo con el arma del Marxismo y de la lucha de clases.
El Marxismo-Leninismo es el método científico del proletariado para analizar y transformar, para
analizar los procesos y transformar la sociedad. El que se aparta o dogmatiza el Marxismo, sencillamente se
vuelve cada vez más incapaz y menos ágil para interpretar cada día los acontecimientos que es necesario
interpretar y para preveer hacia el futuro el desarrollo, para poder desarrollar la sociedad, porque el Marxismo no
es sólo un arma para interpretar y analizar, no es un arma de catedráticos o burócratas discutidores de teorías
despegada de las masas y por las clases. El Marxismo es el transformador de la sociedad, por eso el que se aparta
del análisis Marxista, que comienza a adoptar posiciones de análisis burgués o pequeño burgués, se priva de la
capacidad de dirigir al proletariado y al pueblo y lo conduce hacia los intereses de la burguesía, hacia el
retroceso o estancamiento de la Revolución o, en último caso, se va convirtiendo en una pobre cola de los
oportunistas y de la burguesía, de los maniobreros “Pragmáticos burgueses”.
Durante muchos años, la dirección del Partido Comunista de El Salvador (PCS), antes de la formación
de las FPL, era simplemente una cola de la burguesía. Todo el mundo lo veía, era claro: la política burguesa era
la única que lo impulsaba utilizando el rótulo de Marxismo-Leninismo y del Proletariado.
Porque o bien conscientemente atendía los intereses de la clase burguesa, o bien se olvida que la lucha
de clases es el motor y es el elemento que impregna todos los terrenos y los fenómenos de la sociedad. ¿Porqué?
Porque la lucha de clases es el motor del desarrollo de la historia, por tanto es el motor de desarrollo
de la revolución hacia adelante.
Y en esta época de transición del Capitalismo al Socialismo, ése adelante se llama SOCIALISMO,
aunque tengamos que pasar todavía por algunas etapas intermedias, y la lucha de clases es la que precisamente
hace avanzar ese desarrollo hacia el futuro de la Revolución. Incluyendo la lucha de clases en el seno del pueblo.
Es decir, que en el seno del pueblo hay necesidad de unir a las amplias masas y a las organizaciones más afines,
más revolucionarias. En un país donde hay varias organizaciones, se establece un primer círculo de unidad que
es revolucionaria y el más amplio círculo hacia los más amplios sectores del pueblo. Este círculo revolucionario,
y el circulo de unidad amplia del pueblo tiene que ser asentado firmemente sobre una base: SOBRE LA ALIANZA
OBRERO-CAMPESINA
Toda alianza, toda unión, todo frente, que se forma en nuestro país, si no está basado sobre la sólida
alianza obrero-campesina es una alianza con retroceso, una alianza todavía muy reversible, una alianza de
vaivenes.
La Lucha de Clases en las Alianzas
Es que los cimientos tienen que ser sólidos como un edificio. Si nosotros sembramos un edificio sobre
la arena, en cimientos de arena, es natural que este edificio pronto va a desplomarse, a irse a un lado, o lo que
sea, pero no va a cimentarse firmemente para construirse con verdadera solidez. Pero si nosotros le ponemos
cimientos sólidos e inconmovibles, entonces ese edificio no se desploma ni se hace de un lado para otro.
Es lo que pasa con los frentes: tanto el Frente Revolucionario como el Frente Amplio tiene que estar
basado en la Alianza Obrero Campesina. En nuestro país eso es una ley, una ley del desarrollo. Si no está
basado sobre esos intereses, sobre esa base sólida combativa, entonces ese Frente, por más aspiraciones que
tengamos de hacerlo avanzar, tenemos que profundizar los cimientos para poder construirlo bien firme.
Entonces también al interior del pueblo se dan contradicciones, al interior de los frentes: del frente
amplio del pueblo, por estar compuesto por diversas capas, sectores y clases y al interior de la alianza
revolucionaria político-militar. Porque también allí adentro juegan los intereses de clases, porque también la
burguesía tiene interés en hacer penetrar sus intereses a través de una ideología y de una política al interior de
estas instancias de unidad y entonces, también aquí hay que analizar la unidad no en forma idealista, no en
forma abstracta, generalizada, sino que dentro del contenido de la lucha de clases allá adentro y ver cómo la
lucha de clases del proletariado puede, con buenos métodos, hacer que esos frentes puedan avanzar por el
camino que corresponda a los intereses de la revolución y no a los intereses del imperialismo. Por eso es
necesario establecer al interior de los órganos de unidad la lucha de clases del proletariado, es necesario que los
intereses de la clase del proletariado y del campesinado pobre sean los fundamentales en esta revolución,
formados por distintos intereses de clases.
Una de las cosas fundamentales de línea que las FPL tiene como parte estratégica es, que es necesario
forjar la unidad del pueblo para alcanzar el triunfo definitivo de la Revolución.
Y otra cosa es que nosotros no podemos analizar desde el punto de vista idealista burgués nuestra
participación y la lucha en el seno de la unidad, sino desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera: o
sea, desde el enfoque clasista Marxista-Leninista de nuestra sociedad, para poder hacerla avanzar. Si no nos
engañamos nosotros mismos, creyendo que estamos construyendo una gran unidad y cuando sentimos, vemos
que todo es bofo, que todo está desmenuzado allá adentro, de esa blandenguería caemos en un proceso de
entrega de los intereses del proletariado y de su ideología y nos ponemos a la cola de todos “para no estar
peleando”. Es decir que comenzamos por calificar de “pleito” la lucha ideológica para desacreditarla y ya
después nos vamos acomodando dulcemente a los intereses de la burguesía dentro de esa alianza, con lo cual le
hacemos el peor daño a esa misma alianza, y el peor daño a la revolución y a los intereses de la clase obrera.
Unidad es un binomio: está integrado por dos elementos inseparables en el interior del pueblo: unidad,
acompañada de lucha ideológica, de defensa indeclinable de los intereses proletarios.
Ahora bien, es distinta la lucha y los medios de lucha contra el enemigo, que la lucha de clases en el
seno del pueblo. Contra el enemigo tenemos la estrategia político-militar de guerra popular. Es decir las armas y
todos los otros medios combinados. Dentro del seno del pueblo y en los órganos de los frentes de unidad,
nosotros lo que usamos es la lucha ideológica en forma correcta, consecuente, pero firme e indeclinable.
Es la única forma de hacer prevalecer los intereses del proletariado en todo momento y de imprimirle su
sello a la Revolución, y eso tiene que hacerse mayormente en un país en donde el proletariado todavía no tiene
su verdadero partido Marxista-Leninista. Si eso no se hace, entonces la Revolución tiene por fuerza que
inclinarse a caer en manos de los sectores pequeño-burgueses y burgueses de la revolución y así se
escamotearían los intereses del proletariado y se detendría la marcha de la Revolución hacia adelante, hacía el
socialismo, al llegar la victoria de su etapa actual, si en manos de las clases burguesas queda la hegemonía. A
pesar de tanta sangre y tantos muertos del proletariado y del campesinado y de sus sectores más cercanos en las
alianzas, como son el estudiantado, los maestros, las capas medias más avanzadas, la Revolución no
profundizaría lo suficiente en sus conquistas para ir avanzando hacia el socialismo.
Por eso es indispensable la lucha de clases en todo momento. Enfocar todos los fenómenos con el
instrumento científico del proletariado que es el Marxismo-Leninismo y llevar a cabo consecuentemente la lucha
ideológica en el seno de los órganos del pueblo.
Tenemos el ejemplo de decenas de Revoluciones de Liberación Nacional en el mundo: en África, en
Asia especialmente, en donde los gobiernos burgueses han conducido la independencia de esos pueblos hacia el
fortalecimiento de la burguesía y nuevamente hacia el acercamiento del imperialismo y no sólo han relegado los
intereses de proletariado, sino que han llevado a cabo las represiones más bestiales contra el proletariado para
que éste no haga avanzar la Revolución hacia el socialismo. Tenemos el ejemplo de Indonesia dónde más de
400.000 obreros y campesinos fueron asesinados para poder definitivamente hacer retroceder la Revolución de
Liberación Nacional. Tenemos el ejemplo de Egipto, Sudan, Siria, Irak, Irán en donde precisamente por no ser el
proletariado el que marca el proceso, esas Revoluciones a pesar de que son Revoluciones de Liberación
Nacional, se convierten en verdugos, en tiranía, en dictaduras feroces, opresoras contra los intereses de la clase
que fue la que generosamente derramó su sangre: la clase obrera y el campesinado.
Nuestra Revolución no es una excepción, si nosotros no defendemos los intereses del proletariado en
esta revolución, si no estamos tan claros en eso, si nos metemos en el endulzamiento pequeño burgués y nos
acomodamos a el, esta Revolución no va a conducir a que el proletariado le imprima su sello. Nosotros estamos
conscientes, desde el principio estuvimos conscientes, desde los primeros órganos de dirección de las FPL en
1970, conscientes de que nosotros nos debemos al proletariado, que estamos comprometidos hasta la muerte con
los intereses del proletariado y que es el proletariado el que debe imprimirle el sello a nuestra organización, y
nuestra organización, impulsando consecuentemente la estrategia político-militar de Guerra Popular y con su
estructura y funcionamiento interno de verdadero Partido del Proletariado, para conducir esta Revolución hacia
adelante. Si nuestra Organización se afloja en eso, la Revolución se convierte en un fenómeno amorfo que
finalmente la dirige la clase que estaría más preparada y con gran experiencia, y esa clase es la burguesía.
Entonces se convertiría esta Revolución tan gloriosa, tan heroíca, en una revolución como muchas de Liberación
Nacional que han sucedido en países de Asia y África.
Tenemos que tomar en cuenta que no tiene todavía la clase obrera ese partido que le ayude a imprimir el
sello a esta Revolución, hay que hacerlo con toda claridad, el FMLN no es un partido: es un Frente y hay que
tomar en cuenta que las características de los Frentes son distintas a los de Partido. Se forma un frente cuando
hay distintas organizaciones que necesitan unirse y aliarse en determinada plataforma de lucha; pero es Frente
precisamente porque todavía no puede convertirse en Partido. El Partido necesita centralización, no sólo
centralización orgánica, eso es bien fácil decir “vaya pues, que se una el Partido Comunista y las FPL.
Formemos una sola Comisión Política. Que se unan todas las 5 organizaciones del FMLN y entonces que se
nombre el Secretario General, el Secretario General de Organización y tales otros, y mezclemos los organismos
que tenemos en cada frente y formemos direcciones de Zona o Comités departamentales”. Decir eso es fácil,
pero esto es cosa de estructuras, no es cuestión simplemente orgánica.
Se trata sencillamente de que al interior de los Frentes existen distintas ideologías, que conducen a
distintos enfoques políticos y a distintos enfoques de la guerra. No podemos obligar a que otra organización
piensa igual que nosotros: tienen su enfoque propio y están pensando que la guerra es necesario terminarla,
digamos ya dentro de un mes y que la guerra prolongada es dañina y están pensando de que la prolongación de la
guerra va a debilitar nuestra fuerza. Es su enfoque. No se basa en la realidad de que mientras más combatimos,
más nos fortalecemos y que es necesaria la ofensiva continúa.
Nosotros tenemos otro enfoque, nosotros tenemos fe en la incorporación del pueblo a la guerra.
Sabemos de que cuando el pueblo se incorpore, se designa y entonces nosotros tenemos el enfoque de que el
enemigo lo vamos a llegar a derrotar y vamos a llegar a tener una acumulación de fuerzas superior y decisiva a
base de lucha. Nosotros tenemos el lema SOLO LUCHANDO, SOLO COMBATIENDO NOS
FORTALECEMOS, ese es nuestro lema y sabemos por la propia experiencia de esta guerra que a medida que
combatimos, es el enemigo al que vamos desgastando, derrotando, y somos nosotros lo que nos vamos
fortaleciendo. Es un enfoque distinto; ¿que vamos a hacer? No les podemos quitar de la cabeza a los otros, el
deseo de tirar los fusiles, porque creen que ya es mucho. No. Allí no puede haber en este momento un Partido
Único. Incluso, aunque no se mezclaran mecánicamente las estructuras, desgraciadamente nosotros caímos en
ese error del idealismo en 1980: pensar que a base de unir estructuras y entregar nuestros cuadros y entregar
nuestras redes y nuestros bienes a la DRU, se iba a formar la verdadera Dirección Central Unificada. Caímos en
ese error y tenemos que decirlo, fue un error de idealismo, un error de no análisis Marxista, de no análisis de
clases respecto a la unidad.
Entonces podríamos formar nominalmente estructuras incluso partidarias, pero si existen tres o cuatro
ideologías, ese no es un Partido, no es el Partido de la Revolución, no es el Partido mucho menos de la clase
obrera. Porque el Partido de la clase obrera necesita una sola ideología. Pero real, no sólo en palabras, no sólo en
teoría, sino también teoría y práctica: la ideología del Proletariado, la ideología del Marxismo-Leninismo.
Ya ahora esa ideología no está bien asentada en tanta corriente que pulula entre los aliados, aún cuando
de palabras nosotros estamos ya cansados de oír, durante decenios la gente que se dice Marxista-Leninista. Por
eso precisamente nosotros luchamos contra los Marxistas del cafetín, que antes, cuando había alguna tolerancia
por parte de los orejas, se ponían a gritar al calor de las cervezas en los cafetines, los intelectuales de nuestro
partido (digo “nuestro” porque yo era Secretario General del PCS). Entonces se ponían a gritar los intelectuales,
haciendo y deshaciendo la revolución, cuando salían del cafetín la Revolución ya estaba hecha.
Por eso, no es cuestión sólo de teoría, sino que el Partido del proletariado necesita un sólo pensamiento,
centralizado, una sola ideología y la ideología aplicada a las realidades, a las condiciones del país, de una línea
política y una línea estratégica. Entonces el Partido Marxista verdadero requiere tener una sola ideología, un
solo pensamiento, basado en la aplicación del Marxismo a la realidad concreta; es decir, una sola estrategia
político-militar y de allí, las líneas tácticas y las líneas políticas en cada coyuntura determinada.
Por allí se comienza, y luego por una dirección centralizada en la cual haya supeditación de los
organismos inferiores, a los superiores y del individuo al colectivo.
El FMLN no es eso y no puede serlo en mucho tiempo. Hay diversas ideologías, incluso que chocan
entre sí. No podemos hacernos los tontos, tratando de ignorar que entre el FMLN hay influencia de la
democracia cristiana, de la social democracia, y la social democracia viene luchando contra el Marxismo desde
finales del siglo pasado. Precisamente la social democracia se ha convertido, junto con la democracia cristiana,
en los dos pilares fundamentales del sostenimiento del imperialismo Germano, del imperialismo Francés y el
Imperialismo Italiano. La Social Democracia fue la sostenadora de los horrendos regímenes colonialistas que
esclavizaban a Asia y a África.
La social democracia es la teoría de la burguesía que trata de endulzarse para poder engañar y subir a su
carro burgués al proletariado. Y como nosotros no somos una isla privilegiada y aislada de todo el mundo, el
movimiento revolucionaria Salvadoreño está abierto también por fuerza a todos los vendavales y vientos que
venga de fuera, desde la burguesía, de adentro y de afuera. Por eso, esto es un Frente y no un Partido.
Y por eso la marcha hacía la construcción del Partido Único a través del FMLN es sumamente
compleja. Si nosotros consideramos que no debemos de organizar el Partido del Proletariado a partir de las FPL,
porque ya hay un FMLN, nosotros estamos cayendo en el más grave error y la más grave interpretación de lo que
debe de ser la lucha de clases para hacer avanzar los intereses del proletariado. Esa meta errónea nos la trazamos
en 1980. Por suerte vimos que era idealista, utópica, infantil.
Un partido único de la revolución tendrá que ser una aspiración y una meta, tratando de dar pasos
graduales y realistas a través de la práctica revolucionaria coordinada, pero ese partido y la Revolución si
podrían llegar a ser dirigidos por la social democracia, o por cualquier otra tésis, corriente que defienda los
intereses de la burguesía o de la pequeña burguesía. Mayormente cuando el proletariado se encuentra en este
momento sin ni una expresión verdadera partidaria.
El Partido Comunista de El Salvador, a pesar de que ha adoptado en los últimos tres años el camino de
la formación de unidades militares, es decir se ha incorporado a la lucha armada, no representa realmente los
intereses del proletariado y desgraciadamente continúa con métodos, con formas de trabajo, con enfoques que
principalmente lo convierten en un instrumento de la clase pequeño burgués y peligran convertirlo en cada
coyuntura, en un instrumento claro de la burguesía, en calidad de “oportunismo armado”. De manera que no es
garantía para el proletariado, aún cuando se llame Partido Comunista.
El nombre no es realmente lo que caracteriza una organización, ya viéndolo desde el punto de vista
Marxista. Y tenemos que decir que las FPL tampoco todavía es el verdadero Partido Marxista-Leninista. Y eso lo
podemos ver en lo colectivo y en lo individual, examinándonos cada uno de pies a cabeza nuestras debilidades,
nuestra forma de trabajar, nuestros conceptos, nuestra disciplina. Podemos llegar a la conclusión de que
realmente el Proletariado no ha calado profundamente todavía en este partido. Y no ha calado no sólo por el
hecho de que no hay una base grande proletaria, sino por el hecho de que su gran base y su gran dirigencia, aquí
no hay excepción, su gran dirigencia a pesar de lo duro, de lo heroico, de las hambres, a pesar de eso, todavía no
está integralmente proletarizada. Nuestro cuerpo y dirección y todo nuestro Partido no está integralmente
proletarizado de manera Marxista-Leninista.
Las FPL no son todavía el Partido Marxista-Leninista del Proletariado. De allí es donde debemos de
partir para saber lo enorme de esa tarea histórica. Tiene estructuras, tiene bases funcionando y tiene la base
ideológica fundamental para convertirse en el Partido Marxista-Leninista, pero se necesita un gran esfuerzo y
una gran conciencia de su dirección y membresía para realmente cumplir esta tarea.
Prioridades señaladas por el Co-Cen
Por eso el Comando Central en agosto 1981 llegó a conclusiones bien básicos; el compañero que
presentó esta reunión dijo las tres tareas prioritarias para el avance real de la Revolución, y no se trata de estar
viendo para adentro en forma de egoísmo, como privilegio, en un compromiso ineludible con la clase obrera y la
Revolución.
Bueno, las tres grandes tareas son:
Convertir a las FPL en el verdadero Partido Marxista del Proletariado. Y eso es porque para ser el
verdadero Partido Marxista del Proletariado no se trata de cualquiera, de un Partido Comunista más o de un
Partido Marxista más, sino del verdadero Partido Marxista. Sin el verdadero Partido Marxista en realidad, la
revolución no puede ser bien dirigida. Esa es la gran enseñanza de Viet-Nam, que pudo construir su verdadero
Partido del Proletariado, Partido Marxista-Leninista, que se convirtió en el dirigente único de la Revolución y así
pudo también construir la gran unidad del pueblo sobre esa base y sobre la base de la firme alianza obrerocampesina.
Por eso, en las condiciones de El Salvador, donde el proletariado forma la inmensa mayoría del pueblo
dentro de los órganos de unidad, donde hay posibilidades inmediatas de construir el Partido Único, porque el
proletariado sí necesita de lo inmediato su partido para hacer avanzar la Revolución e incluso para hacer avanzar
por caminos mejores, más firmes. El Co-Cen consideró que la tarea histórica principal en este momento para
hacer avanzar la Revolución es la construcción de las FPL como Partido Marxista-Leninista del Proletariado.
2. La construcción de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación (FAPL) para que se convierten en
poderosas fuerzas que inciden en la revolución en su avance y en su triunfo, de las cuales no se pueda prescindir
y que sean la garantía de los intereses del proletariado en la Revolución.
3. Ganar las masas, reganar las masas, retomar las masas, ganar nuestra influencia organizada sobre
ellas. Tanto en las ciudades como en las demás zonas de la república.
En función de esto viene la cuarta tarea que sólo puede ser realizada efectivamente sí cumplimos las
tres primeras y prioritarias. Esta cuarta tarea es la construcción de la unidad. Sí no resolvemos los 3 primeras
tareas eficazmente, nos convertiríamos en simples maniobreros pequeño-burgueses, tratando de resolver las
cuestiones vitales en la mesa, porque como no somos lo que debemos de ser, trataríamos entrar a la maniobreria
barata. No me estoy refiriendo a la maniobra revolucionaria que deba hacer el proletariado, que debe ser hábil
como decía Lenin; sino en la maniobreria barata que a veces hasta da lástima, se siente indigno de estar uno en
una mesa de burócratas, que cada vez se van alejando más de los intereses del pueblo y de sus combatientes,
queriendo imponérselo a sus propias bases. En eso caeríamos.
Entonces la Unidad sobre la base de la construcción del verdadero Partido Marxista Leninista y unas
verdaderas fuerzas armadas populares y de la reconquista de nuestra influencia sobre las masas, la unidad
entonces es una unidad que nosotros tenemos que impulsarla porque somos absolutamente conscientes de que
solamente con la amplia unidad del pueblo se puede llegar en definitiva a la Victoria de la Revolución. Entonces
tenemos que impulsar los terrenos de la Unidad desde decisiones reales y con análisis Marxista-Leninista, con el
análisis de clase.
Tales fueron las cuatro tareas fundamentales trazadas por el Comando Central: tres prioridades y la otra
derivada de éstas.
Podríamos decir que este es el primer tema.

Gran Bretaña y España en América: Imperios contrastantes

Gran Bretaña y España en América
Imperios contrastantes
por John Elliott

John Elliott ha llevado a cabo un titánico y penetrante estudio comparativo entre la América española y la América británica, de capital importancia para entender el desarrollo posterior de sus pueblos. Las siguientes son las líneas con las que cierra su panorámica de los imperios del mundo atlántico.
A principios de la década de 1770, J. Hector St. John de Crèvecoeur, quien ganaría fama con sus Cartas a un granjero americano, escribió un “Bosquejo de contraste entre las colonias españolas e inglesas” que no se publicó. Así comenzaba: “Creo que, de contar con una representación perfecta, los usos y costumbres de las colonias españolas revelarían una asombrosa diferencia al ser equiparados con los de estas provincias” –las colonias de la Norteamérica británica.

Crèvecoeur se abocaba entonces a delinear los contrastes, y optaba por conceder a la religión un sitio de honor. Comparó, por ejemplo, los excesos barrocos de las iglesias de Lima con la sobriedad de los templos cuáqueros: “¡Qué distinto, qué sencillo es el sistema de leyes religiosas establecido y acatado en este país!” Al referirse a la América británica en general, advirtió que “de la indulgencia y justicia de sus leyes, de su tolerancia religiosa, de la facilidad con que los extranjeros pueden moverse aquí, se deriva esa pasión, ese espíritu de constancia y perseverancia” que ha permitido “erigir tantas ciudades espléndidas”, desplegar “tal ingenio en el comercio y las artes” y asegurar “una permanente circulación de libros, periódicos, provechosos descubrimientos de todas partes del orbe”. “Este noble continente –concluía– no necesita más que tiempo y habilidad para convertirse en la quinta gran monarquía que cambiará la actual faz política del mundo”.

El contraste con la América hispana, tal como Crèvecoeur lo exponía, era alarmante:

El grueso de su sociedad se compone de los descendientes de antiguos conquistadores y conquistados, de esclavos y de una variedad de castas y matices como nunca antes se había visto en la tierra y que al parecer jamás podrán vivir en la armonía suficiente para desarrollar exitosos programas industriales… En Sudamérica el gobierno opresivo no ha sido diseñado para generar crecimiento sino, por el contrario, para contribuir al empobrecimiento; se piensa que la obediencia de unos pocos es más valiosa que el ingenio de muchos… En resumidas cuentas, la languidez que corroe y debilita a la madre patria afecta también a sus bellas provincias.

La denuncia que Crèvecoeur hizo de España y sus territorios americanos, tan sólo un modo trivial de resumir los prejuicios y conjeturas de la Europa dieciochesca, sigue resonando hasta hoy. Durante los siglos XIX y XX, la historia de las repúblicas construidas sobre las ruinas del imperio americano de España sirvió únicamente para subrayar las fallas y deficiencias señaladas por Crèvecoeur. La historia de la Latinoamérica independiente terminó por verse como una crónica de atraso económico y fracaso político, y se minimizó todo logro o se lo pasó por alto.

Algunas de las carencias económicas y políticas que detectaron los especialistas tanto extranjeros como latinoamericanos fueron resultado de la coyuntura internacional y del equilibrio de fuerzas globales en los dos siglos posteriores a la emancipación respecto de España. Algunas fueron producto de la propia lucha de independencia, una pugna mucho más sangrienta y prolongada que la que los estadounidenses libraron contra sus “opresores” británicos. Otras se derivaron de los rasgos geográficos y ambientales que distinguen una masa de tierra vasta e infinitamente heterogénea; otras más pueden adjudicarse con tino a las características particulares –culturales, sociales e institucionales– de las comunidades coloniales y su soberano imperial.

Sin embargo, una cosa es apuntar que ciertos rasgos específicos de la sociedad colonial hispanoamericana, por ejemplo la corrupción endémica, arrojaron una sombra funesta sobre la historia de las repúblicas poscoloniales, y otra hacer la denuncia generalizada de que “la herencia española” fue la raíz de sus tropiezos y tribulaciones. En varios sentidos esta denuncia no es más que el modo en que se ha perpetuado hasta la era poscolonial el solemne mecanismo de “la leyenda negra”, cuyos orígenes se pueden ubicar en los años tempranos de la conquista y colonización ultramarina. Construida a partir de los múltiples relatos de atrocidades cometidas por los ejércitos españoles en Europa y por los conquistadores en América, tal leyenda recibió posteriormente una vigorosa inyección de fervor anticatólico mientras la Europa protestante intentaba mantener a raya al dominio español. Durante el siglo XVII, conforme un coloso vulnerable reemplazaba la figura de un poder global que aspiraba a constituirse en monarquía universal, España adquirió las connotaciones de atraso, superstición y pereza que la Europa de la Ilustración se deleitó en condenar. Éstas fueron las imágenes que se grabaron en la mente de los líderes de los movimientos de independencia, quienes se solazaron culpando al legado español de no poder alcanzar sus elevados ideales. En opinión de Bolívar, España había creado sociedades constitucionalmente incapaces de beneficiarse con los frutos de la libertad.

Por su parte, el joven Estados Unidos parecía destinado al éxito desde su nacimiento.

Incluso antes de que las colonias británicas se liberaran, Crèvecoeur y sus contemporáneos auguraban un brillante futuro a las sociedades que en apariencia cumplían con los requisitos de la Ilustración para obtener la dicha individual y la prosperidad colectiva. Mientras la república recién salida del cascarón empezaba a ejercitar sus alas a principios del siglo XIX, las cualidades que según los contemporáneos prometían un vuelo espectacular se validaron y reforzaron. Una América británica idealizada, cuyos pobladores indígenas y africanos eran eliminados del cuadro con suma facilidad, contrastaba de forma llamativa con su contraparte ibérica, que iba en picada. Un legado colonial relativamente benigno, por un lado, y uno esencialmente maligno, por el otro, parecían ser la clave para comprender dos destinos tan disímiles.

Es inevitable que la lectura retrospectiva de la historia de las sociedades coloniales oculte o distorsione aspectos de un pasado que se debe entender en sus propios términos y no a la luz de prejuicios y preocupaciones posteriores. Estudiar las sociedades en el contexto de su tiempo, más que desde un punto privilegiado y ventajoso concedido por una percepción tardía, no equivale a disculpar o mitigar sus crímenes y locuras. Como lo demuestra con claridad la suerte de los pobladores indígenas y provenientes de África, los registros de la colonización del Nuevo Mundo por parte de británicos y españoles están manchados de horrores innumerables.

Una revisión del expediente de ambos poderes imperiales a la luz de hipótesis, actitudes y capacidades de la época, y no posteriores, sugiere que España poseía las ventajas y desventajas vinculadas por lo común con el papel del pionero. Al ser los primeros en llegar a América, los españoles tuvieron más oportunidades de maniobrar que sus rivales y sucesores, los cuales debieron contentarse con territorios no ocupados aún por súbditos de la Corona Española. El hecho de que las tierras tomadas por España incluyeran enormes asentamientos indígenas y ricos depósitos minerales impuso una estrategia imperial que aspiraba tanto a traer la cristiandad y la “civilidad” europea a estas poblaciones como a explotar sus recursos minerales, de acuerdo con la ecuación de aquel entonces –no del todo descabellada– que asociaba los metales preciosos con la riqueza.

En su calidad de pioneros, no obstante, los españoles enfrentaron grandes problemas, sin contar con antecedentes que guiaran sus respuestas. Tuvieron que confrontar, someter y convertir a numerosas poblaciones que aún no existían para Europa. Tuvieron que explotar los recursos humanos y naturales de los territorios conquistados de tal forma que se afianzara la viabilidad de las nuevas sociedades coloniales que buscaban establecer, asegurando al mismo tiempo un flujo continuo de capital hacia el núcleo metropolitano; tuvieron que instituir un sistema de gobierno que les permitiera llevar a cabo su estrategia imperial en tierras repartidas a lo largo de una inmensa área geográfica, y conforme se apartaban de su país natal merced a un viaje marítimo que duraba ocho semanas o más.

Como es obvio, la Corona Española y sus enviados cometieron errores tremendos al emprender su tarea. Primero sobrestimaron y luego menospreciaron la disposición de los pueblos indígenas para asimilar los obsequios religiosos y culturales que creían brindarles. En lo que se refiere a gobierno, la decisión de idear una estructura institucional, concebida para que la Corona tuviera garantizadas la sumisión de sus oficiales y la obediencia de sus súbditos ultramarinos, fomentó la creación de mecanismos burocráticos extremadamente elaborados que subvirtieron los propósitos originales para los que se los diseñó. Con el afán de obtener ganancias de sus dominios ultramarinos, la Corona dio prioridad a la explotación de la insospechada riqueza mineral del territorio americano, lo que distorsionó el desarrollo de las economías locales y regionales, y encerró a España y su Imperio en un sistema comercial tan estrechamente reglamentado que resultaría contraproducente.

Las políticas españolas concordaban con las nociones europeas de inicios del siglo XVI acerca del carácter de los pueblos no europeos, de la naturaleza y las fuentes de la riqueza y del impulso de los valores civiles y religiosos de la cristiandad. Una vez adoptadas, sin embargo, tales políticas no se pudieron modificar fácilmente. Los reformadores Borbones pagarían el precio de invertir demasiado esfuerzo en establecer un nuevo rumbo de partida que, a la larga, les impidió hacer cambios de planes. En consecuencia, y al igual que uno de los grandes galeones que participaban en la carrera de las Indias, el Imperio Español navegó majestuosamente hacia su meta mientras lo cercaban los depredadores extranjeros.

Al principio, en un segundo plano, entre esos depredadores se hallaban los ingleses. Gracias a una mezcla de elección y necesidad, su embarcación era más pequeña y por ende más fácil de manejar. Los ingleses isabelinos y bajo la Casa de Estuardo tenían otra ventaja invaluable: podían tomar España primero como modelo y después como advertencia. Si bien, en un principio, buscaron imitar los métodos y logros españoles, la naturaleza radicalmente distinta del ámbito americano en que se encontraron, además de las transformaciones en la sociedad y el gobierno de Inglaterra, engendradas por la Reforma protestante y por cambios en la concepción de la riqueza y el poder nacional, acabaron por encauzarlos en una ruta propia.

Dicha ruta, resultado de múltiples decisiones individuales y locales y ya no de una estrategia imperial orientada hacia la metrópoli, condujo a fundar una cantidad de comunidades coloniales notablemente disímiles que, no obstante, compartían ciertos rasgos fundamentales. Entre los más importantes se hallaban las asambleas representativas y la aceptación, a menudo de mala gana, de una pluralidad de credos y doctrinas. Como había demostrado la República Holandesa, y como llegó a descubrir la Inglaterra del siglo xvii, combinar el consenso político y la tolerancia religiosa era una fórmula insuperable para acceder al desarrollo económico. Protegidas por el creciente poder militar y naval de Inglaterra, las colonias de la América continental confirmaron de nuevo la eficacia de la fórmula en el siglo XVIII, al avanzar con celeridad hacia la expansión demográfica y territorial y exhibir una productividad en ascenso.

La bonanza progresiva de sus colonias fue un obvio estímulo para que la Inglaterra del siglo XVIII capitalizara con mayor habilidad los esperados beneficios del imperio. Mientras que España siempre vio en las colonias americanas una fuente potencialmente valiosa de productos que no podían generarse en casa, Inglaterra empezó a evidenciar poco a poco que gastaba más dinero en la administración y la defensa colonial del que obtenía a cambio. Adam Smith expuso bien el dilema cuando en 1776 escribió:

Desde hace más de un siglo, los gobernantes de Gran Bretaña han vendido a la gente la idea de que poseen un enorme imperio en el margen occidental del Atlántico. Tal imperio, sin embargo, ha existido sólo en la imaginación. Hasta ahora ha sido, pues, no un imperio sino un proyecto de imperio… Si no se puede consumar, el proyecto debe abandonarse. Si no se ha conseguido que las provincias del imperio británico contribuyan al sostén de todo el imperio, sin duda es hora de que Gran Bretaña se libere del gasto que implica defender esas provincias en época de guerra, cancele todo apoyo a sus instituciones civiles o militares en tiempos de paz y trate de ajustar opiniones y planes futuros a la verdadera mediocridad de sus circunstancias.

Las tentativas modernas de analizar la relación de costo beneficio suelen ratificar la percepción de Smith, aunque es lógico que los cálculos ceñidos únicamente a lo que se puede medir y cuantificar no tomen en cuenta imponderables como la contribución de las colonias americanas al poder y prestigio internacional de Gran Bretaña, y la gama de opciones que habría tenido la economía británica de no haber existido un imperio americano.

Al menos en apariencia, la proporción entre costo y beneficio fue mucho más favorable para España. A lo largo de tres siglos, las colosales reservas de plata de México y el Perú le permitieron no sólo cubrir los gastos de la administración y la defensa americana, sino también embarcar frecuentes remesas a Sevilla o Cádiz que constituyeron entre el quince y el veinte por ciento del ingreso anual de la Corona en el reinado de Carlos iii, tal como había ocurrido dos siglos antes durante el reinado de Felipe ii.

Así pues, a diferencia de la América británica, la América española era autosuficiente y no representó un agujero en el bolsillo del contribuyente peninsular.
Con todo, no hay que soslayar el altísimo precio que la España metropolitana debió pagar por ser dueña de un imperio americano rico en plata. A la vez que mantuvo a la monarquía española como el poder dominante del orbe occidental de mediados del siglo XVI a mediados del XVII, la riqueza proveniente de las Indias fomentó que la Corona y la sociedad castellana gastaran en firme más de lo que ganaban. La ambición imperial se empeñó en exceder los recursos imperiales, una situación que los Borbones intentaron corregir al lanzar su programa de reformas, el cual resultó al menos parcialmente exitoso: los ingresos por parte de América permitieron que el erario español pudiera cubrir, durante unas tres décadas, la cuota por sostener el poderoso estatus del país. En una época en que Francia y Gran Bretaña enfrentaban una deuda pública que crecía con rapidez, las finanzas de España evitaron pérdidas serias durante el reinado de Carlos III (1759-1788) gracias a la enorme contribución que realizaban los erarios de Nueva España y el Perú; una contribución que al final, no obstante, demostró ser insuficiente. La solvencia menguó y desapareció bajo la presión de las guerras casi continuas en los años posteriores a 1790.

Aunque las frecuentes inyecciones de plata americana sirvieron para mantener a flote las finanzas de la Corona Española, a largo plazo las ganancias del imperio de las Indias nutrieron más a Europa en general que a la madre patria. El estímulo inicial que la economía peninsular recibió merced a la conquista y colonización de América empezó a disminuir conforme los productos castellanos dejaron de ser competitivos en el mercado internacional, una secuela de las presiones inflacionarias que se pueden atribuir al menos parcialmente a la afluencia de plata americana. Pese a que siguió generando algunos incentivos para el desarrollo de la riqueza española, América no logró impulsar la economía metropolitana, en parte porque el grueso de las utilidades del Imperio se destinaba a sostener sistemas dinásticos ajenos que eran adversos, o mayormente desfavorables, al crecimiento de la economía doméstica. A su vez, esos sistemas reforzaron instituciones y estructuras sociales y políticas tradicionales, cosa que redujo la capacidad de innovación de España.

Imposibilitada para hacer uso efectivo de los frutos del Imperio, de modo que incrementaran la productividad nacional, España también vio cómo esos frutos se le iban de las manos. “No hay nada más común –escribió en 1741 un historiador británico del Imperio Español en América– que oír a España comparada con un cedazo: por más que recibe, nunca se llena”. La plata de las Indias se escurrió por el cedazo gracias a que los consumidores españoles la emplearon para financiar la compra de lujos exóticos, y la Corona la desplegó para respaldar sus guerras en el extranjero. Ya que la economía doméstica era incapaz de cubrir las necesidades de un mercado colonial en expansión, España compensó su déficit con artículos extranjeros que se enviaban en las flotas que cada año partían de Sevilla o Cádiz, o bien lograban filtrarse directamente en territorio americano a través de una operación internacional de contrabando que ningún conjunto de leyes mercantiles podía prevenir o controlar. En consecuencia, la plata colada por el cedazo español nutrió las economías de Europa y Asia, y originó en el camino un sistema monetario internacional cuyo desarrollo facilitó la difusión global del comercio.

Sin embargo, el imperio americano de España era mucho más que un simple mecanismo para extraer y exportar los metales preciosos que reabastecerían las arcas reales y alentarían el comercio global. También constituía un intento consciente, racional y centralizado –al menos en teoría– por incorporar e integrar las tierras recién descubiertas a los dominios del rey español. Esto implicaba cristianizar y someter a los pueblos indígenas a los estándares europeos, aprovechar su mano de obra y sus habilidades para cubrir las necesidades imperiales y establecer, en el margen más lejano del Atlántico, nuevas sociedades compuestas por conquistadores y conquistados que fueran auténticas extensiones de la madre patria y emularan sus valores e ideales.

Inevitablemente, este magno diseño imperial se logró llevar a cabo sólo en parte. Había demasiadas diferencias entre el ámbito americano y el europeo, que se conocía mejor; los múltiples intereses opuestos que intervenían en el proyecto no podían garantizar el funcionamiento de un sistema unificado; y, para rematar, la presencia de los sobrevivientes de las comunidades indígenas anteriores a la Conquista forjó sin remedio el carácter de las sociedades sucesoras, para desconcierto de los españoles peninsulares, que se inquietaron ante el aumento de poblaciones que se habían mestizado racial y culturalmente al mezclarse la sangre de conquistadores y conquistados. A esto se sumó el hecho de haberse llevado a América grandes cantidades de africanos. El resultado de esta hibridación fue el nacimiento de comunidades integradas, según señaló Crèvecoeur en tono despectivo, “por una variedad de castas y matices como nunca antes se había visto en la tierra”.

Dada la proporción y complejidad de los desafíos que enfrentaron, sorprende que los españoles hayan materializado su sueño imperial hasta donde pudieron. Mediante la violencia y a través del ejemplo lograron cristianizar y españolizar a enormes sectores de los pueblos nativos hasta un punto que quizá no los satisfizo, pero que dejó una huella decisiva y perdurable en las creencias y prácticas indígenas. Fundaron las instituciones de un imperio americano que perduró trescientos años y, con un alto precio que pagaron los súbditos nativos y la mano de obra traída de África, rehicieron las economías de los territorios sometidos de acuerdo con patrones ajustados a las necesidades europeas. Esto les granjeó un superávit constante para exportar a Europa y, a la vez, creó las condiciones idóneas para el desarrollo de una civilización urbana, peculiar y creativa, en los dominios americanos.

Tal civilización, cuya diversidad étnica aumentó con el paso de las generaciones, se cohesionó gracias a varios factores: las instituciones eclesiásticas y gubernamentales en común, una religión y un idioma compartidos, la presencia de una elite de descendientes españoles y un conjunto de nociones fundamentales alrededor del ejercicio del orden político y social que los neoescolásticos españoles en el siglo XVI reformularon y articularon. Su concepción orgánica de una sociedad regida por mandato divino y consagrada a alcanzar el bien común tenía un enfoque más incluyente que excluyente. Como consecuencia, los pueblos indígenas de Hispanoamérica tuvieron un espacio limitado pero propio dentro del nuevo orden político y social. Al aprovechar las oportunidades religiosas, legales e institucionales que se les brindaban, los individuos y las comunidades lograron fincar derechos, consolidar identidades y moldear un flamante universo sobre las ruinas del orbe destruido sin remedio por el golpe de la conquista y ocupación europea.

Luego de un incómodo periodo de convivencia, y enfrentados a pueblos nativos más escasos, que no se dejaban movilizar tan fácilmente como mano de obra, los colonizadores ingleses asumieron una postura más excluyente que incluyente en los términos ya establecidos en Irlanda. Sus indígenas, a diferencia de los de los españoles, fueron relegados al margen de las nuevas sociedades coloniales o expulsados más allá de sus fronteras. Cuando los colonos siguieron el ejemplo ibérico y empezaron a importar africanos para cubrir sus necesidades laborales, el espacio concedido a los esclavos por ley y religión fue aún más restringido que en Hispanoamérica.

Aunque redundaría en un legado terrible para las generaciones futuras, la negativa de incluir a los indios y los africanos dentro de sus comunidades ficticias dio a los colonizadores ingleses mayor libertad de movimiento para hacer que la realidad encajara en los moldes de su imaginación. Como no querían que la población indígena se integrara en las nuevas sociedades coloniales, no necesitaban adquirir los compromisos que sus contrapartes hispanoamericanas habían tenido que aceptar. De igual manera, tampoco eran esenciales los mecanismos externos de control a través del gobierno imperial que los españoles habían adoptado para promover la estabilidad y la cohesión social en colectividades mestizas.

La autonomía que la Corona Británica otorgó a las comunidades trasatlánticas para llevar una vida desprovista casi por completo de restricciones externas reflejó la ausencia, en la América continental del norte, de las obligaciones inherentes a la existencia de riqueza mineral y de vastos grupos indígenas que empujaron a la Corona Española a asumir un sistema intervencionista. También reflejó el equilibrio cambiante entre las fuerzas políticas y sociales de la Inglaterra de los Estuardo. La relativa debilidad de los Estuardo dio rienda suelta a grupos de hombres y mujeres ingleses para que se establecieran más o menos a sus anchas en las costas más remotas del Atlántico, con una interferencia esporádica y en cierto modo inútil por parte del gobierno imperial. Como resultado, la Gran Bretaña del siglo XVIII despertó tardíamente para descubrir, en palabras de Adam Smith, que su imperio americano había “existido sólo en la imaginación”.

Si se mide, de acuerdo con el fracaso del Estado británico a la hora de apropiarse de más riqueza generada por las sociedades coloniales y de intervenir con mayor eficacia en el manejo de sus asuntos domésticos, la fragilidad imperial demostró ser a largo plazo una fuente de energía para esas mismas sociedades. Abandonadas a su suerte, pudieron labrar su propio camino en el mundo y desarrollar sus propios mecanismos de supervivencia. Esto les dio flexibilidad para enfrentar las desgracias y una creciente confianza en su capacidad de crear instituciones y patrones culturales propios que cubrieran mejor sus necesidades particulares. Como hubo múltiples razones para fundar colonias específicas, y como éstas se crearon en distintas épocas y distintos ámbitos en un lapso de más de un siglo, sus respuestas y el carácter que sus sociedades llegaron a asumir variaron enormemente. Esta diversidad las enriqueció a todas.

Pese a su diversidad, las colonias poseían muchos rasgos en común. Éstos, sin embargo, y a diferencia de lo que ocurrió en el imperio americano de España, no fueron fruto de la imposición por parte del gobierno imperial de estructuras administrativas y judiciales uniformes y una misma religión, sino de una cultura gubernamental y legal compartida que dio prioridad al derecho a la representación política y a un conjunto de licencias amparadas por la legislación consuetudinaria. Tener tal cultura inauguró el camino que conduciría a las colonias a desarrollar sociedades basadas en el consenso y la inviolabilidad de los derechos individuales. En las décadas críticas de 1760 y 1770, esa cultura política liberal confirmó ser suficientemente fuerte para apoyar la defensa de una causa común. Al unirse para proteger sus privilegios ingleses, las colonias garantizaron la continuidad de la pluralidad creativa que las había caracterizado desde el principio.

Con todo, la historia podría haber sido muy distinta. Si Enrique VII hubiera aceptado patrocinar el primer viaje de Cristóbal Colón, y si una expedición de campesinos occidentales hubiera conquistado México para Enrique VIII, podríamos imaginar un guión distinto y que incluso podría haberse realizado: un colosal incremento de la riqueza de la Corona Británica debido al creciente flujo de plata americana en las arcas reales, el desarrollo de una estrategia razonable para explotar los recursos del Nuevo Mundo, la creación de una burocracia imperial con miras a gobernar las comunidades de colonos y sus pueblos súbditos, el declive de la influencia parlamentaria en la vida nacional y el establecimiento de una monarquía absolutista financiada por la plata de América.

Pero todo sucedió de otra forma. El conquistador de México era un fiel súbdito del rey, no de Inglaterra, sino de Castilla, y una compañía mercantil no española sino inglesa fue la que fundó en Virginia la primera colonia exitosa de la Norteamérica continental. Tras los valores culturales y las exigencias económicas y sociales que moldearon los imperios Británico y Español del orbe atlántico, acechaban las huestes de las decisiones personales y las insospechadas consecuencias de los eventos fortuitos.

Reseña histórica de la izquierda en El Salvador

ANTECEDENTES SOCIOHISTORICOS

CAPITULO III

El aparecimiento de organizaciones con características de tipo popular de acuerdo a los datos históricos se ubican en el año de 1914 con el surgimiento de la Confederación de Obreros de El Salvador (C.O.S.), que participó en política apoyando la candidatura del Presidente Carlos Meléndez, a cuya gestión se debe que el movimiento obrero del país adquiriera importancia, especialmente por su participación en política.

En 1917, el doctor Alfonso Quiñónez Molina, organizó la Liga Roja, formada en su mayoría por trabajadores del campo. De acuerdo a Thomas Anderson “se trataba de una organización laboral, cuyos propósitos eran fundamentalmente políticos, no obstante que por su nombre parecía ser un organismo vinculado al Partido Bolchevique, de hecho era un instrumento para manipular a las clases populares en función de la vieja camarilla en el poder”; 1 y, paralelamente como lo señala Barón Ferrufino, en 1918, comenzó a funcionar una célula comunista.2

Entre las primeras expresiones de las organizaciones populares se encuentran entre otras, las que Roque Dalton destaca en su libro, en cuyas páginas se encuentra el testimonio de Miguel Mármol uno de los principales miembros del Partido Comunista de El Salvador (PCS). Mármol dice que la huelga general de zapateros realizada en la Semana Santa de 1921 no fue un fenómeno aislado, sino que: “…había sido precedida por la huelga de trabajadores ferrocarrileros en 1919 y otra de sastres de 1920. Las huelgas parciales habían abundado hasta entonces y siguieron produciéndose en cuanto se origina la mayor violencia de la represión”.3 Estos sucesos ocurrieron durante los gobiernos de los Meléndez.

Mármol señala además que: “… otro problema que hacía subir el nivel explosivo del furor popular era el de las expropiaciones que los terratenientes hacían en el campo contra campesinos pobres y medios…”, 4 según Mármol, esta situación hizo que en el área rural los campesinos comenzaran a buscar sus propias soluciones y contra el régimen mismo.

Pero la movilización de las masas en esa época no se limitaron únicamente a la participación de obreros, artesanos y campesinos, también aparecen los primeros movimientos magisteriales. Este sector que tradicionalmente ha sido importante basaba sus protestas por el atraso de lo sueldos que los mantenía en condiciones críticas, abriendo con ello una franca actitud de lucha reivindicativa con contenido político y lidereado por los profesores Francisco Morán y Rubén H. Dimas.

Hay que indicar que en 1921, una medida económica dictada por el gobierno de Jorge Meléndez unificó al pequeño comercio de las ciudades colocándolo en oposición frente a la banca conservadora: La puesta en circulación de la moneda fraccionaria conforme a la división decimal eliminó el uso de cuartillos, medios y reales. El movimiento de protesta, iba en contra de una costumbre y causaba problemas en el intercambio comercial repercutiendo en las relaciones del crédito bancario del pequeño comercio. La banca vio amenazados sus intereses usuarios, “movió sus peones para inflar la protesta y como el pueblo rechazaba al gobierno, muy pronto la actividad se transformó en un organizado movimiento nacional de manifestaciones…”5 se organizaron motines en Santa Ana, Santa Tecla, Sonsonate y luego marchas desde diferentes ciudades del interior hacia la ciudad de San Salvador.

Mármol también señala que se pueden encontrar por esos años manifestaciones de mujeres. “…el 28 de Febrero de 1921 las fuerzas del gobierno ametrallaron la manifestación de mujeres de los mercados de San Salvador… Pero las mujeres, lejos de amilanarse, luego de recoger a sus muertas y heridas se armaron de piedras, palos, cuchillos y contra-atacaron llegando a tomarse el cuartelito de policía del barrio El Calvario, que era el más próximo a los mercados y ejecutaron a varios de los esbirros que habían tomado parte en la masacre…”6 Coincidentemente o no, ese día había finalizado la huelga general de zapateros, su lucha reclamando mejores salarios y frenando los despidos y malos tratos había triunfado y con ello las reivindicaciones del artesanado.

Mario Lungo sostiene respecto a la relación de estos movimientos de masas con organizaciones políticas revolucionarias, que estas no podían existir al no haber surgido aquellas. Esto –agrega- constituye, uno de los tantos desmentidos que la historia de nuestro país a las simplistas versiones de las clases dominantes que ven en cualquier lucha de masas manos extremistas y terroristas extranjeras, en una incomprensión total de la capacidad política de los sectores populares”.7 Sin embargo, este tipo de luchas históricamente no son espontáneas, ya que las masas dejan de ser amorfas hasta que existe una dirigencia que oriente sus acciones.

Barón Ferrufino en este sentido, al descubrir las actividades del Partido Comunista, afirma que existen documentos que “informan detallada y circunstanciadamente sobre aquellas. Dicho proceso lo sintetiza así: El judío-Letón Guraski, el hebrero-checo Federico Glafbauf y el hebrero-ruso Kavanov quien ….se deslizaba por América Latina como Agente de la Internacional Roja de Sindicatos, …. Todos ellos, juntamente con el dirigente comunista- judío Esteban pavletich, fundaron en 1918 –un año después del triunfo de la revolución rusa- la primera célula comunista propiamente dicha en el país, ya con categoría de seccional…”8 Por lo tanto, es de inferir que los miembros de esta célula, desplegaron actividades clandestinas, tanto de organización como en movilización.

El autor citado afirma que las acciones del 28 de Febrero de 1921 –citadas por Mármol- fueron promovidas por “las células comunistas –ya perfectamente organizadas- y que fue el comunismo. El que preparó la marcha de mujeres contra las acciones del gobierno con el pretexto de defender los derechos de los oprimidos…”9

Antes de seguir adelante es preciso señalar que durante la década de los 20, emergieron en Centro América organizaciones laborales más auténticas. No obstante, como no existía un sector industrial desarrollado de donde obtener apoyo, sus miembros urbanos eran reclutados entre los artesanos. A medida que el tiempo transcurría, se fueron dando cuenta que no podrían subsistir si no incluían a los campesinos. Hacia el año de 1922 se dieron las primeras acciones para fundar una organización obrera unificada que cubriera a los países centroamericanos, hasta que, en 1926 se funda la Confederación Obrera Centroamericana (COCA).

En El Salvador, las primeras centrales obreras surgieron en 1923 y 1924 se organizó la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS. Esta se adscribió a la COCA que tenía su sede general en la ciudad de Guatemala. “La dirección de la FRTS estaba en manos de los “comunistas” y a partir de Marzo de 1930 pasó a estar en manos de dos Comunistas”.

Aunque el nombre de COCA era impresionante, la realidad fue triste. Sus miembros no eran muchos lo que la hacía organizativamente débil e incapaz de propulsar un movimiento laborar fuerte. Sin embargo, se expresaba en representación de los trabajadores centroamericanos, y externamente no se ponía en duda esa calidad. “Muchos de los miembros de la COCA eran socialistas internacionales, y no pocos eran comunistas”, al principio la COCA tenía ideas moderadas. Pero con el tiempo se radicalizó, hay que destacar que desempeño un rol importante en la insurrección de 1932.

Después de aparecer la Federación Panamericana de Trabajadores como un intento norteamericano para desviar el movimiento obrero latinoamericano de sus tendencias socialistas, la COCA manifestó concretamente su carácter izquierdista. En mayo de 1929, la FRTS y otras organizaciones sindicales centroamericanas asistieron con sus delegados a la Fundación de la Confederación Sindical Latinoamericana, en Montevideo, Uruguay. A partir de ese momento la importancia del movimiento regional centroamericano decayó, y prácticamente sus actividades se estancaron, al ser absorbidas sus funciones por la recién creada confederación. Al ser absorbidas sus funciones por la recién creada confederación. Las dos organizaciones contaban con militantes socialistas-marxistas y entre ellos habían comunistas de la línea soviética.

Las ideas de la izquierda no solo se difundieron por medio de la Confederación Sindical. En 1927 se fundó en Guatemala la Liga Anti-imperialista adoptando una clara y marcada tendencia comunista, especialmente en su rama salvadoreña que había obtenido mayor fuerza, con rapidez. Esta liga se especializó en actividades anti-norteamericanas, especialmente por el deterioro de las relaciones entre los Estados Unidos y los países del sur. Unas de las causas habían sido las intervenciones norteamericanas en Nicaragua, Haití y República Dominicana que rechazaron muchos latinoamericanos y la liga, no solo por tener el apoyo de los comunistas, sino por otros motivos que poco tenían que ver con la ideología marxista, pudo hábilmente propiciar oleadas de entusiasmo.

Además de estas organizaciones, surge en El Salvador, el Partido Comunista, en el año de 1925, que desarrollaba actividades clandestinas. Lógicamente la tarea de concientización había comenzado años atrás ya que un partido de este tipo no podía surgir de la nada siendo sus organizadores de Guatemala y México. El partido incrementó sus actividades en 1930, cuando apareció el agitador mexicano Jorge Fernández Anaya. Este era un experimento comunista que tenía en su haber la organización de la “Unión de Trabajadores Agrícolas Aztecas” de México. Con un reducido número de activistas, Fernández Anaya recorrió el territorio salvadoreño durante 1930, proyectando sus actividades hacia los trabajadores rurales especialmente en la zona occidental. Con rasgos indígenas y hablando en lengua Náhuatl, logró infiltrarse y confundirse con la población campesina. El Doctor David A Luna asegura que Fernández Anaya y sus colaboradores organizaron en el corto período de tres meses a ocho mil trabajadores, “lo cual de ser cierto, dice Anderson- sería una milagrosa conversión de masas como no la hubo desde Pentecostés”9. El 1 de Mayo de 1930, los comunistas organizaron una manifestación de 80,000 personas por las calles de San Salvador. En marzo de ese año se había anunciado de manera oficial la fundación del Partido Comunista-Salvadoreño.

Hasta 1929, las organizaciones comunistas en el país habían sido dirigidas por el comité del partido guatemalteco, pero ese año creó el Secretariado del Caribe, y su cuartel general se estableció en Nueva York. Después de la fundación del PCS, los dirigentes salvadoreños comenzaron a recibir instrucciones desde Nueva York. En lo que se refiere a la organización interna del PCS, en 1930 estructuró en San Salvador, el Comité Nacional y la Dirección Departamental, los organismos de base eran comités locales de ocho, doce, quince y hasta veinte personas, pero podían crecer sin límites y que si bien estaban sometidos a la Dirección Departamental y a la Dirección Nacional, tenían un gran radio de acción autónoma sobre todo en su organización interna y el trabajo en su localidad.

A partir de la fundación del PCS, el movimiento revolucionario salvadoreño se fortaleció multiplicándose en todas los frentes precedentes, una gran claridad de miras y objetivos y un elevado espíritu combativo. Como dice Mármol: “la lucha por la libertad de los presos, el reclamo proveniente de las fuerzas solidarias del mundo, eran nuevos medios para elevar la conciencia de nuestro pueblo y hacen que nuestra batalla diaria trascendiera hasta el conocimiento del movimiento obrero internacional y formara parte de la reconstrucción mundial”.10

De acuerdo a la investigación de Anderson, probablemente el grupo más radical en El Salvador, no era el PCS, sino su estrecho aliado el Socorro Rojo Internacional que estaba mejor financiado. Esta agrupación de ayuda roja tenía una de las secciones más importantes en el país, en gran parte debido a las actividades e ingenio de su dirigente Agustín Farabundo Martí, para quien un buen comunista se suponía que debía pertenecer tanto al SRI como a la Liga Anti-imperialista. Sin embargo, fue el PCS el que llevó al campo a los peones y colonos a la concepción de la revolución democrático-burguesa, con las amenazas de huelga o con la realización efectiva de esas huelgas. Los frutos de esa forma de lucha en cuanto a acercar a las masas a la línea programática general no hicieran esperar en el terreno de la obtención de las reivindicaciones laborales, lo que aumentaba la confianza de la gente en los métodos de lucha que el PCS proponía.

Al SRI se le denominaba frecuentemente la “Cruz Roja del Comunismo” pero sus funciones se extendían más allá de las simples atenciones de emergencia y el trabajo hospitalario. La intención de mantenerse por encima de sus miembros posiblemente no eran comunistas. Sin embargo, los vínculos entre el PCS y el SRI eran estrechos y Martí, el director del SRI, era de hecho el dirigente no oficial de los comunistas salvadoreños, que más tarde llegó a ocupar la secretaría general del PCS en forma interina.

A pesar que la colaboración material del SRI era importante, se hizo énfasis en la propaganda especialmente en la que podía presionar al gobierno obligándolo a liberar a los presos políticos. Martí era un maestro en ese tipo de guerra política.

Para desarrollar su tarea el SRI recaudaba algunas cuotas, pero además recibía fondos de Nueva York. Un documento requizado por el gobierno, con fecha 14 de Octubre de 1930, que fue enviado por el cuartel general en Nueva York, llamado el Secretariado del Caribe del Socorro Rojo Internacional, solicitaba información respecto de los gastos de organización, difusión de la propaganda, y la ayuda ofrecida a los reos. Como el documento concluye preguntándose cuanto desearía recibir la seccional salvadoreña al mes, se podría inferir que se disponía de fondos. Además de su estrecha relación con el PCS el SRI mantenía vinculación estrecha con la Liga Anti-imperialista y con frecuencia las protestas que comenzaba el SRI eran asumidas también por la Liga.

Otra liga organizada por el SRI, fue la “Liga de Luchadores Perseguidos”. Su surgimiento se debió a recomendaciones que en el Sexto Congreso de la FRTS se adoptaron y se implementó por medio del SRI como un nuevo brazo de lucha proletaria.

No cabe duda que la creciente importancia de un grupo marxista internacional en El Salvador, ocasionó problemas al crecimiento de la FRTS. Hacia 1930 esta organización agrupada a unos 1,500 miembros, que en su mayoría eran zapateros, carpinteros y panaderos de los departamentos de San Salvador, Santa Ana y La Libertad. Los primeros dirigentes de la Federación fueron atraídos por el anarco-sindicalismo y el reformismo más que por el comunismo, pero el PCS hizo esfuerzos para apoderarse del movimiento y orientarlo de forma más realista. En enero de 1930 ocurrió la ruptura definitiva entre los anarquistas y los comunistas, y estos últimos lograron el control de numerosos seccionales locales.

“Después de tomar en nuestras manos la dirección del movimiento obrero organizado, luchamos por su unidad y su fortalecimiento y solo cuando estuvieron dadas estas condiciones por lo menos en la medida mínima necesaria, fue que pasamos a insistir en nuestro programa revolucionario, cuya realización presuponía ineludiblemente la toma del poder político por parte del pueblo salvadoreño”.11

Para los comunistas fue claro que en un país tradicionalmente agrícola; es decir, con una población mayoritariamente rural, el socialismo solo podría triunfar por medio de la organización de los trabajadores del campo. Esto podría haber parecido una herejía en Moscú donde el partido bolcheviano había sido la vanguardia revolucionaria con bases fundamentalmente obreras en donde los campesinos constituían un apoyo social más, entre otros.

Los dirigentes salvadoreños cambiaron la tesis leninista y habían determinado que solo un movimiento de bases campesinas podía aspirar al apoyo de las masas, revirtiendo la tesis Leninista en que las masas constituían la fuerza política y el campesinado un apoyo social determinante en determinado momento.

En abril de 1930, durante el gobierno de don Pío Romero Bosque, la nueva dirigencia de la FRTS ahora en manos del PCS logró obtener 50,000 firmas de apoyo a la demanda de una ley laboral que les garantizara los contratos en las fincas y establecieran el salario mínimo a los trabajadores del campo. Como ya se señaló, el 1 de mayo de 1930, movilizaron acerca de 80,000 obreros y campesinos. Esta manifestación fue seguida de otras a las que acompañaban las protestas entre las cuales, la del 18 de Junio, exigió al régimen de Romero Bosque que abriera centros de desempleo en todas las ciudades, como medida, cuyos efectos habían ocurrido debido a la Gran Depresión Mundial.

Toda esta agitación movilización de las masas debe ser analizada al trasfondo de las consecuencias de la crisis mundial. Cuando las manifestaciones marchaban frente a Casa Presidencial, como informó el Diario de El Salvador del 1 de Julio de 1930, y vociferaban “queremos trabajo, no tenemos para vivir”, decían literalmente la verdad. El hambre, la desocupación y la desesperación habían sido endémicas para la inmensa mayoría de los campesinos y la población urbana pobre, desde antes de 1929. “La depresión los hizo traspasar la línea que separa la muda sumisión de la furia desesperada”.

Ha sido establecido que sin la drástica baja de los precios de café en el mercado internacional no se hubiera producido la prolongada crisis de 1930 a 1932 que prácticamente llevó a la insurrección. Pero la forma como los militantes marxistas hicieron frente a los efectos de la crisis es un indicativo de que habían desarrollado un intenso trabajo preparatorio. Ya se mencionó las actividades de Jorge Fernández Anaya, el dirigente marxista mexicano. Pero el no era un caso aislado, a ello contribuyeron Miguel Mármol, Farabundo Martí, Rafael Bondanza Alejandro Luna, Mario Zapata y otros convencidos marxistas y revolucionarios.

Estos salvadoreños cuyos sentimientos marxistas albergaba y que transmitieron a otros salvadoreños en la época de don Pío Romero Bosque, tenían su origen en cierto número de hombres, tanto salvadoreños como extranjeros, que habían trabajado incansablemente con esa finalidad durante varios años. Estos hombres que como dice Mármol recibían poca ayuda del movimiento marxista internacional, habían diseminado la ideología marxista entre los campesinos, obreros y artesanos de El Salvador.

Por lo general, como el caso de Jorge Fernández Anaya, trabajaban como obreros. Muchos fueron capturados, encarcelados y hasta torturados y asesinados por la policía y los terratenientes. Pero siempre quedaban algunos para continuar difundiendo el mensaje de la insurrección y la lucha de clases.

Estos precursores alcanzaron finalmente, su meta de convertir a los pobres en una fuerza militante, pero casi de inmediato esa fuerza fue vencida en 1932.

Entre los primeros militantes que abrieron el camino para la rebelión de 1932 se pueden mencionar a Esteban Pavletich, Juan Pablo Wainwright, Modesto Ramírez, Luis Felipe Recinos, Miguel Mármol, José Luis Barrientos y Agustín Farabundo Martí. En las diversas biografías como en la de Miguel Mármol y Martí se pueden apreciar algunos de los extraños senderos transitados por el radicalismo latinoamericanos, en contra de la ortodoxia marxista-leninista de los partidos comunistas.

Como producto de una fracasada agitación contra el gobierno del Perú, fueron expatriados en 1920 un grupo de estudiantes radicales. Entre ellos se encontraba un joven de ascendencia yugoeslava, con el nombre de Esteban Pavletich. A pesar de su exilio, Pavletich no perdió su ánimo, recorrió algunos países de América Latina y finalmente se logró establecer como estudiante en Guatemala, donde al menos en apariencia, no se diferenciaba mucho del reto de los estudiantes enviados por sus acomodadas familias a estudiar al extranjero.

Después aparecen en Cuba, donde se hizo amigo del dirigente radical Mella, que posteriormente fue asesinado en México. El propio Pavletich se dirigió a México, donde vivió durante tres años y fue allí donde conoció a Agustín Farabundo Martí y a otros dirigentes comunistas salvadoreños. Como Martí salió rumbo a Nicaragua, incorporándose a las fuerzas del dirigente patriota César Augusto Sandino, que luchaba contra la infantería de marina de los Estados Unidos, enviada a mantener el poder al gobierno conservador. En varias ocasiones Pavletich entró a El Salvador.

Pedro Geoffroy Rivas ha dicho que recuerda haber estado con Pavletich en una concentración en 1929, donde este último y Haya de la Torre explicaron a la FRTS los principios de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), una organización peruana radical que intentaba vencer a los comunistas con su propio juego, proponiendo un programa social dinámico, basado no solo en el socialismo internacional, sino también en una apelación a las lealtades indoamericanas. Alfonso Luna, que jugaría un papel trágico en 1932, asistió a la concentración.12

Pavletich era un agitador incesante e incansable y un organizador y propagandista metódico. No era comunista, sino que se parecía más en su carácter a los jóvenes nihilistas rusos que “se habían vuelto al pueblo” en la década de 1870. Jorge Schlesinger dice de el “educado y poseedor de grandes poderes intelectuales, además de una voluntad de hierro y un fanatismo extremo por su doctrina, era el más sobresaliente del grupo de agitadores”.13

La última vez que se le ve en El Salvador es en Julio de 1930. El 13 de ese mes apareció en los periódicos la noticia de que había sido descubierto viviendo en el campo con el nombre de Esteban Trujillo, después de haber sido expulsado de México por lo que los mismos periódicos llamaron “actividades comunistas”. Evidentemente regresó al Perú poco después, fue exiliado nuevamente, y regresó una vez más antes de ser expatriado permanentemente a Chile.14

Una personalidad igualmente pintoresca era la de Juan Pablo Wainwright, nacido en Santa Bárbara, Honduras; hijo de un padre inglés y madre hondureña. Al igual que Pavletich abandonó su hogar cuando joven, viajó por los Estados Unidos como vagabundo, de un lado a otro del inmenso país. Fue pescador en Alaska, lavador de platos en San Francisco. Allí lo acusaron de haber robado 30 dólares, y huyó a México pero fue deportado y juzgado. Se le encontró culpable, fue liberado condicionalmente y, con posterioridad, durante la primera guerra mundial, se alistó en el ejército canadiense. Evidentemente tuvo buena actuación en la guerra pues se le ascendió a sargento. Después de la guerra se hizo marino y viajó nuevamente, pero con el tiempo se casó y se estableció en Honduras.15

Sin embargo, su punto de vista era demasiado radical como para que pudiera vivir durante mucho tiempo en ese país. En la década de los 20 huyó a El Salvador. Después de un tiempo fue expulsado por sus actividades subversivas, pero estableció su residencia en Guatemala. Desde ese país, coordinaba planes para una gran rebelión centroamericana, trabajando con Agustín Farabundo Martí en El Salvador. Sin embargo, el Diario Latino informó el 15 de Enero de 1932 que Wainwright y un gran número de compañeros habían sido capturados el día anterior en Guatemala por el gobierno de Jorge Ubico. Puede ser que esta captura haya estado relacionada con la captura de Martí cuatro días después, y puede haber sido un factor importante en la decisión de los dirigentes salvadoreños de adelantar la rebelión.

Hombres como Wainwright y Pavletich eran agitadores internacionales, educados por los viajes y la experiencia. Otros cuatros dirigentes venían de un origen más humilde. Modesto Ramírez (que sobrevivió a la debacle de 1932 lo suficiente para ser entrevistado por el periodista guatemalteco Alfredo Schlesinger), era un campesino analfabeto de Soyapango. “Que había vivido como colono en las haciendas de diversos señores alrededor del Lago de Ilopango. Llegó el tiempo en que no se nos daba ni tierra ni trabajo, o si habían tierras eran de la peor calidad”. Si los hombres tenían la suerte de encontrar un trabajo, eran obligados a dar más de la mitad de su producción al patrón. Los que argumentaban eran expulsados “Tuve que abandonar a mi esposa y mis hijos. No tenía suficiente trabajo como para darles de comer, mucho menos para vestirlos y educarlos. No se donde se encuentran. La miseria nos ha separado para siempre…. Por eso me hice comunista”.16

Ramírez fue designado a un grupo de comunistas aglutinados alrededor de Miguel Mármol, un zapatero de oficio. Como miembro de la clase trabajadora, el militante radical Mármol era todavía más efectivo que Agustín Farabundo Martí al hablar con los miembros de su clase. En 1930, Ramírez hizo un viaje a Rusia con Mármol, pasando por Guatemala a Puerto Barrios, y embarcándose de allí a Hamburgo. “En ese lugar fuimos recibidos por un camarada inglés y que nos puso en un tren rumbo a Leningrado, donde nos reunimos con nuestros camaradas Antonio Sánchez Obando y Juan Luis Chiguichón de Guatemala y el delegado hondureño, Herán Anaya”, -le dijo a Schelesinger. Viajaron a Leningrado y Moscú, si es que se puede creer a Schlesinger, y se les permitió ver las maniobras del Ejército Rojo, “que defiende los derechos del proletariado contra los capitalistas y la burguesía”.17

Entre los salvadoreños más responsables de la creación de una conciencia proletaria entre los pobres estaban Luis Felipe Recinos y José Luis Barrientos, los cuales no eran comunistas. A los diecisiete años de edad, Luis Felipe Recinos fue expulsado de la Universidad y del país por sus ideas avanzadas. Se radicó en México donde había comenzado el movimiento reformista de Alvaro Obregón. Allí trabajó con el periódico obregonista “lucha”. Parece ser que la época en que Obregón fue asesinado, Recinos pasó a los Estados Unidos donde los viajes le hicieron concebir las posibilidades de un movimiento sindical organizado. Aunque siguió siendo atraído por las ideas marxistas, se convirtió más que en un radical en un reformador.18

Al regresar a Centro América volvió a ejercer el periodismo, y se destacó como uno de los más hábiles redactores trabajando para el Diario Latino. Era una de las figuras claves detrás de la FRTS y también detrás de la candidatura de Arturo Araujo para la presidencia en 1931. A pesar de que Araujo tuvo que repudiarlo durante la campaña, más tarde, durante el breve período del gobierno laborista, ocupó cargos gubernamentales, entre ellos, el de jefe de censura de prensa después de que había sido proclamado el Estado de Sitio. En Diciembre de 1931 huyó con Arturo Araujo.19

José Luis Barrientos fue un figura significativa en la historia del radicalismo salvadoreño. Estudió derecho en la Universidad de El Salvador al mismo tiempo que Recinos. Durante el régimen de Carranza en México, llegaron varios estudiantes mexicanos radicales a difundir las ideas de la Revolución Mexicana. Estas ideas impresionaron mucho a gente como Recinos, Barrientos y Agustín Farabundo Martí. Barrientos era un joven enérgico, tempestuoso, capaz de ser fiel y odiar con pasión. Su energía pronto lo llevó a ser el dirigente reconocido de los estudiantes radicales, y adquirió aureola de héroe entre la gente del pueblo. Fundó un periódico “La Ráfaga” a través de sus páginas desencadenó una furibunda guerra a los regímenes dictatoriales de los hermanos Meléndez. Poeta y periodista escribió poesías inflamatorias que fueron tan famosas como sus ataques, un tanto más prosaico, al gobierno.20

En 1920, estando en el poder Jorge Meléndez, llegó a San Salvador una delegación de estudiantes guatemaltecos exiliados con el propósito de hacer propaganda contra su increíble tirano Manuel Estrada Cabrera. Barrientos acuerpó su arribo a la Universidad de El Salvador organizando una concentración masiva en el Parque Bolívar. Como resultado, la policía intervino y arrestó a Barrientos y algunos de sus seguidores y amigos.21 Pocos días después, el presidente Meléndez ordenó que los jóvenes fueran llevados de sus celdas ante el. Conocía muy bien el nombre de Barrientos, donde se atacaba a su hermano Carlos que acababa de fallecer en un hospital de los Estados Unidos. Entre los otros estudiantes arrestados algunos pertenecían a las mejores familias del El Salvador: Salvador Escalón, Alonso Argueta, Ramón Giralt y otros. Por eso, el dictador planeaba hacerles una advertencia, y luego dejar a todos en libertad con excepción del altivo Barrientos. Después de una arenga, Meléndez les anunció su intención de liberarlos, pero confinando al dirigente del grupo a una isla del golfo de Fonseca como prisión.22

Uno de los estudiantes, pequeño, de complexión oscura, insignificante, que hasta entonces había pasado inadvertido, habló y dijo que si todos eran culpables de la misma ofensa (haber asistido a la concentración), todos deberían recibir el mismo castigo. Por supuesto que conocía el motivo del castigo ejemplar. El presidente encendido de ira. Lo había puesto en ridículo y tuvo que cambiar los planes. Ordenó que todos fuesen puestos en libertad, con excepción de Barrientos y aquel entrometido. A ellos se les debía desterrar.23

Aquel estudiante audaz era Agustín Farabundo Martí. Entre los estudiantes radicales tenía reputación de ser exactamente lo opuesto a Barrientos. Era de un temperamento frío, calculador, un trabajador sobrio y enérgico.24

Agustín Farabundo Martí fue educado en un colegio de los padres salesianos de la capital, donde se dice que no solo fue buen estudiante sino magnífico deportista. Se recibió de bachiller en 1913 o 1914. Ese último año ingresó a la Universidad Nacional pero de inmediato comenzó a tener problemas. Por esos días, la filosofía dominante era el positivismo de Comte, y Marti, cuya predilección era Hegel y Marx, entró en violentas discusiones con su profesor de filosofía, Dr. Victorino López Ayala. Después de varios encuentros en el aula, en uno de los cuales descendieron hasta abusos personales, Martí retó a su profesor a un duelo. La oportuna intervención de amigos evitó esta confrontación, pero el hecho ilustra la seriedad con que el joven estudiante defendía sus convicciones o aceptar sus compromisos en la vida universitaria. Martí estaba en camino de llegar a ser el fanático cuyo impulso y determinación iban a convertirlo en el terror de sus enemigos.25

Siempre se sintió más a gusto discutiendo sobre Marx o haciendo el juego político, de manera que nunca terminó sus estudios. Sin embargo, aprovechó todos los exilios para asistir a clases durante la década de los 20.

El exilio, a pesar de las penurias económicas, eran en muchos aspectos la mejor cosa que le podía suceder a un izquierdista salvadoreño por aquellos días. Significaba la oportunidad de viajar y aprender nuevas ideas, conocer a nuevos camaradas, reflexionar sobre las posiciones adoptadas. Barrientos el dirigente estudiantil se fue a Guatemala, y allí sus puntos de vista pronto le ganaron, entre los estudiantes de la universidad el sobrenombre de “el bolchevique”. Mientras se encontraba allí, recibió noticias de que el gobierno, en una actitud de venganza cuasi-legal estaba confiscando las propiedades de su familia. Tal vez fue esto lo que reforzó su determinación de terminar su carrera de abogado. Estudió en Tegucigalpa y obtuvo el derecho de ejercer allí su profesión. Durante un tiempo la ejerció por toda Centroamérica, y al final regresó a El Salvador donde luchó por restaurar los derechos de su familia.26

En la otra mano, su amigo Martí, se radicalizaba cada vez más. Tenía la apariencia de un hombre de modales suaves, pero pensaba profundamente y, en contraposición a muchos estudiantes radicales, era capaz de actuar de acuerdo a su propio pensamiento cuando se presentaba la oportunidad.27

Al principio pasaba inadvertido, pero cuando hablaba le escuchaban.

En 1915 se formó el partido Socialista Centroamericano en la ciudad de Guatemala. Entre los miembros fundadores estaban Martí y dos salvadoreños más: Miguel Angel Vásquez, un viejo radical y Moisés Castro y Morales. Esta organización marcó el verdadero comienzo de la actividad comunista en América central. Ese mismo año, el presidente de Guatemala José María Orellana decidió expulsar a los izquierdistas extranjeros, Martí y Vásquez fueron obligados a abandonar el país. Llegaron a San Salvador y allí comenzó Martí sus relaciones con la FRST. Trabajó infatigablemente para la organización, tecleando en su máquina de escribir como un poseído, produciendo volcanes de propaganda e informes. Cuando Quiñónez Molina supo de su presencia, lo desterró nuevamente, pero al poco tiempo Martí entró subrepticiamente en el país y reanudo sus actividades.28

Cuando en 1927 Pío Romero Bosque llegó a ser presidente de El Salvador, los estudiantes salvadoreños se aprovecharon de la libertad que concedió para fundar la Asociación General de Estudiantes Salvadoreños (AGEUS). Generalmente, todos los estudiantes se mostraban descontentos con la política salvadoreña, pero pocos eran izquierdistas y menos todavía eran marxistas. A pesar de ello varios estudiantes fueron al campo en los últimos años de la década de los 20, como parte de un programa de educación de la FRTD conocido como la “Universidad Popular” también se formó un grupo clandestino de la Juventud comunista Internacional.29

En 1927 el gobierno comenzó a perseguir a Martí. Al ser encarcelado Martí se declaró en huelga de hambre y los estudiantes se organizaron para darle su apoyo. Los estudiantes de AGEUS aunque no eran marxistas, comenzaron a ver en Martí a un héroe popular por la simple razón de que se presentaba como el enemigo irreconciliable de las autoridades burguesas. Ya en 1928, la vida de Martí en El Salvador se hizo más difícil debido a la persecución gubernamental. en 1928 fue visto en Nueva York visitando el cuartel general de la Liga Anti-imperialista y en esa ocasión cayó en una redada. Fue posiblemente entonces que se convirtió en dirigente del SRI movimiento que después encabezó en El Salvador. En mayo regresó a Centroamérica, esta vez se dirigió a Nicaragua, lugar en que el general César Augusto Sandino estaba iniciando su campaña anti-yanki.30

Durante el año que permaneció con el movimiento de Sandino, Martí jamás cesó su empeño por convertir a sus dirigentes al comunismo. Pero Sandino no era el tipo de hombre que se podía interesar en la dialéctica y además, sus actitudes siempre fueron las de un empeño terrateniente. Era un dirigente nacional patriótico, y las prédicas socialistas de Martí eran fuente de dificultades para el movimiento, que de hecho se tenía que defender de la acusación de ser socialista con el fin de ganar apoyo tanto en su país como en el extranjero. Los dos hombres todavía se llevaban bien, cuando el grupo pasó por El Salvador. Luis Felipe Recinos que a la razón esbozaba la idea de las “Universidades populares”, para educar y radicalizar a las masas, escribió un elogio a ambos líderes.31

De hecho, al dejar las fuerzas de Sandino, Martí fue a México. En 1930 Martí estaba en Guatemala, donde recibió informes de Miguel Angel Vásquez y Jorge Fernández Anaya sobre la situación de El Salvador 32 no se conoce la fecha exacta de su regreso a El Salvador, pero es seguro que fue entre el 1 de mayo y el 1 de junio de 1930. Una vez de regreso no perdió tiempo en aprovechar los últimos caóticos días de la administración de Romero Bosque. A fin de cuentas, era Martí quien iba a ser el director de las fracasadas fuerzas del proletariado en la insurrección de enero de 1932. 33

1. LAS ORGANIZACIONES POPULARES EN LA ELECCION DE ARAUJO.

Pío Romero Bosque, que asumió la presidencia en marzo de 1927 hacía lo posible por contrarrestar el descontento estimulado por Fernández Anaya y Agustín Farabundo Martí. A mediados de 1930 descubrió que la FRST recién vuelta marxista había organizado a unos 800,000 trabajadores agrícolas, se sintió profundamente alarmado. El 12 de agosto de ese año, el gobierno emitió un decreto prohibiendo la agitación y las reuniones de trabajadores, así como la impresión o la circulación de propaganda marxista. Se autorizó a las oficinas de correo para que confiscara esa literatura subversiva. Todo esto se enderezaba a evitar una repetición de la gran petición de abril y el desfile de mayo organizado por Fernández Anaya. Pero el decreto de agosto no funcionó: la RFST respondió redoblando sus actividades entre los trabajadores agrícolas.34

El gobierno se vio obligado a retomar sus palabras con hechos. Durante agosto y septiembre de 1930 apresó alrededor de 600 campesinos en el Departamento de Sonsonate, por haber firmado un manifiesto de protesta contra el decreto del 12 de agosto. Otros fueron capturados en Santa Ana y Santa Tecla, acusados de querer organizar una seccional del SRI. A estos agitadores se les impusieron multas y muchos fueron sentenciados a la cárcel. Por supuesto nada le podría haber agradado más el ERI y el PC. Se organizó una “Campaña para la liberación de los presos políticos”. El 30 de noviembre un decreto prohibió todas las manifestaciones de las organizaciones campesinas y obreras. El 27 de noviembre hubo una manifestación callejera en Santa Ana, donde tuvo que actuar la policía. Entre mediados de noviembre y finales de febrero de 1931 fueron encarceladas más de 1200 personas acusadas de actividades izquierdistas o agitación sindical una de las víctimas fue Farabundo Martí que de ese modo quedó marginado de las elecciones de 1931. 35

El movimiento sindical creciente en El Salvador no le gustaba a ninguno de los candidatos. Esto no debe extrañar, pues todos representaban algún aspecto de los intereses conservadores. El Partido Constitucionalista al cual perteneció Miguel Mármol encabezado por Miguel Tomás Molina se había formado en oposición a Quiñónez Molina y se le consideraba como el partido de los elementos progresistas de clase media.

Al respecto Mármol dice: “… fui nombrado, por mis contactos en la zona urbana de San Salvador, Secretario del Comité Local del Partido Constitucional en San Martín, la población vecina a Ilopango, inaugurando así mi carrera política…un proceder bastante común entre los artesanos revolucionarios de San Salvador en la primera mitad del siglo; trabajar entre las masas de los pueblos, villas, ciudades cercanas a la capital, de los cuales procedíamos en buen número…”36

El movimiento sindical empezó a buscar a alguien que representara los ideales de las masas. Así fue como varios grupos sindicales empezaron a barajar el nombre de Arturo Araujo. Fue hasta el 4 de julio que decidió oficialmente convertirse en el defensor de los trabajadores.37

Araujo se convirtió en un dirigente del descontento popular contra la tiranía de los Meléndez. En 1922 apoyó una rebelión que se inició en Arcatao. El movimiento fracasó por la falta de apoyo local, pero sirvió para que Araujo estableciera sus cartas de un liberal.

Los simpatizantes de Araujo comenzaron a formar un partido que llamaron laborista según el modelo del Partido Laborista británico tan admirado por Araujo. Los laboristas, muchos de los cuales provenían del desgajamiento no-comunista de la FRST se enfrascaron en una vigorosa campaña subrayando al elemento de la “lucha de clases” Luis Felipe Recinos, un periodista y dirigente sindical ex-comunista que había comenzado con las “Universidades populares” para educar a las masas y un grupo de estudiantes universitarios hicieron todo el esfuerzo por subrayar que los objetivos de Araujo eran revolucionarios. En un momento dado Araujo despidió a Recinos. Este fundó su propio partido, el Partido del Proletariado Salvadoreño” con el que continuó la campaña a favor de Araujo.

Es comprensible que Arturo Araujo se sintiera molesto por la imagen que se estaba haciendo de el. Por lo que, deseoso de evadir el color marxista, se volvió vitalista, una doctrina confeccionada por Alberto Masferrer. Su vitalismo se refería a una “mínimun vital” que todos deberían tener para vivir una vida humana decente. El electorado escogió por abrumadora mayoría a Arturo Araujo en las elecciones de enero de 1931.38

El 1 de marzo Araujo tomó posesión de la Presidencia, dos días después el 3, se encontró rodeado de millares de campesinos y obreros que había llegado a recordarle sus promesas de hacer un gobierno reformista. Gritaron que querían la reforma agraria. Durante tres días la muchedumbre persistió en su actitud. El gobierno no solo tenía problemas con la derecha aún antes de comenzar a gobernar, también se encontró cada vez incapaz de satisfacer con su programa a aquellos que lo habían llevado al poder..39

El mismo día que dio a conocer el programa, Opinión Estudiantil lanzó un furioso ataque al régimen. Más tarde defeccionó Alberto Masferrer todavía peor, fueron los persistentes problemas laborales, asiduamente cultivados por la FRTS y los verdaderos comunistas. El abril y mayo se llevaron a cabo una serie de huelgas campesinas. Los estudiantes universitarios dirigidos por el no-comunista Francisco Guillén Pérez, pero también por el agitador Alfonso Luna, se reunieron el 11 de julio en la Facultad de Medicina de la Universidad. Las fuerzas de seguridad no lograron disuadirlos para que se disolvieran y estalló en enfrentamiento, el 13 de julio el gobierno estableció el estado de sitio. Cuenca refiere lo siguiente: “Las protestas de los campesinos se convirtieron entonces de acciones aisladas en la zona occidental de El Salvador… en un movimiento huelguístico de fuerte e incalculables proporciones… ante el floreciente movimiento de masas vaciló entre la represión abierta y la aplicación de medidas legales, demagógicas…”40

El 2 de diciembre de 1931 se produjo el golpe de Estado que deponía al presidente Araujo, asumiendo el poder de facto, en un primer momento un Directorio Cívico-militar que después de 4 días entregó el poder al Vice-presidente General Maximiliano Hernández Martínez, que impuso una dictadura de 14 años en la que permaneció hasta 1944, gobernando al país con una mezcla de astucia y misticismo, como lo califica Anderson.

2. LAS ORGANIZACIONES DE MASAS Y AGUSTIN FARABUNDO MARTI.

No se trata aquí de establecer quien vanguardiza las masas y su movilización, sino la relación que existe entre aquellas y las organizaciones revolucionarias de carácter marxista. Es cierto que el testimonio de Miguel Mármol, recogido por Roque Dalton constituye un documento histórico de gran valor, pero no es menos cierto que Martí, es el que juega el principal rol en la vanguardia revolucionaria de la época, ya sea a través del SRI o el PCS.

La etapa de la contienda electoral de Arturo Araujo y su fugaz mandato coincide con el incremento de la propaganda y agitación de la extrema izquierda que es un hecho concreto que tiene relación con la incapacidad del gobernante de mantenerse en el poder. De ahí que la descripción sucinta de estos hechos sea importante y necesaria dentro del contexto global de la presente investigación.

Martí retornó a El Salvador en 1930. Por haber sido un combatiente y más aún, Secretario Privado de Sandino, gozó de un considerable prestigio, a pesar del hecho de que ahora se dedicaba a denunciar a Sandino como un miembro de la burguesía y un falso profeta. Contaba en ese año con el apoyo del Cuartel General del SRI en Nueva York. Poco después fue nombrado Secretario General del Comité Central del SRI en El Salvador. Fue desde esta posición que dirigió las actividades de los extremistas.41

No existe registro que señale que tuviese una posición similar en el Partido Comunista, pero el partido estaba estrechamente aliado al SRI.

Una serie de protestas de trabajadores y campesinos contra las condiciones de la depresión e incidentalmente a favor de la Unión Soviética, llevaron a cabo a principios de agosto, que como ya se indicó llevaron al decreto del 12 de agosto y a la detención de centenares de manifestantes. Fue entonces que entraron en acción Martí y el SRI (1). No solo recibieron dinero y alimentos para los presos y sus familias, sino que también se preocuparon de que las detenciones tuvieran la publicidad más amplia posible tanto interna como externamente. Tales actividades hicieron que Martí fuera detenido y exiliado antes de que se celebraran las elecciones presidenciales. Martí fue extrañado del país el 20 de diciembre de 1930. No fue sino hasta el 20 de febrero de 1931 que retorna al país, y asume nuevamente la dirigencia del SRI. No pasó mucho tiempo en que se notara su presencia.42

La decisión de hacer propaganda entre las masas campesinas fue crucial para la extrema izquierda. Hasta el último año del régimen de Romero Bosque, la FRTS se había venido concentrando en un pequeño número de artesanos y empleados de servicios en los centros urbanos mayores, pero el éxito de Jorge Fernández Anaya demostró la posibilidad del apoyo rural. Ahora con Martí y Fernández Anaya (que se fue de El Salvador en 1931) en el escenario, era inevitable que se desarrollara una vasta campaña para organizar a los trabajadores rurales.43

La propaganda entre las masas populares en su mayoría analfabeta tropezaba con serios problemas a menos que se tuviera acceso a una estación de radio y los agitadores, desde luego no la tenían. Hubo dos métodos principales para diseminarla: Uno era la “Universidad Popular” una especie de indoctrinamiento clandestino en el cual los estudiantes de la Universidad iban a las poblaciones a dar lecciones de economía, agricultura, historia e inevitablemente política a los campesinos y obreros. Estos grupos eran prominentes de Ahuachapán, Izalco, Juayúa y otros poblados del occidente del país. Un segundo método consistía en hacer uso de los maestros de escuela de la localidad, que a menudo se convertían en agentes del movimiento radical. Generalmente ellos mismos solo gozaban de una educación elemental, y aceptaban sin mucho cuestionamiento las ideas más o menos simples que difundían el SRI y la FRTS o el PCS.44

Gertrudis, fue una maestra propagandista. Entre los puntos en el programa estaban:

1. La nacionalización de los medios de transporte y comunicaciones.
2. La igualdad de oportunidades para la mujer.
3. La semana laboral de 36 horas.
4. El derecho a la sindicalización y huelga campesina.
5. La seguridad contra el desempleo por enfermedad, maternidad y vejez, así como los salarios mínimos.
6. La educación libre y universal.
7. El cultivo de todas las tierras disponibles.
8. Una tasa progresiva de impuestos.
9. La erradicación del sistema indígena de castas.

Este último punto le pareció al novelista muy interesante. Los indígenas saben “que los conquistadores blancos… los obligaron a someterse a la obediencia la servidumbre.” Pero no han olvidado esos viejos agravios ni han perdido su bravura o su esperanza.45

Una de las ideas más ingeniosas que tuvieron los propagandistas fue la de utilizar dibujos ilustrativos.

Frecuentemente los agentes de extrema izquierda se disfrazaban de buhoneros o vendedores ambulantes. Como evidencia de la ingerencia extranjera se puede mostrar un documento del SRI en Nueva York fechado el 26 de febrero de 1931, en el cual se notificaba al comité ejecutivo del SRI en El Salvador que: “Acabamos de recibir la carta adjunta en la cual se nos avisa que a partir de enero de este año recibirán ayuda económica por valor de 50 dólares que les enviaremos nosotros.46.

En adición a su trabajo rural en la zona occidental de El Salvador los militantes de la extrema izquierda iniciaron una ofensiva intensa entre los estudiantes universitarios de la capital.

De acuerdo a la investigación de Thomas Anderson se puede inferir que la FRTS, el SRI y el PC, se constituyeron en sus momentos en los propulsores de los movimientos y movilizaciones de las organizaciones de masas, tanto durante los últimos años de gobierno de Pío Romero Bosque como durante el breve período de Arturo Araujo; y, además los que propulsaron el movimiento insurreccional de 1932, después de las elecciones.

Lo anterior se confirma cuando Miguel Mármol expresa: “Personalmente me tocó organizar y atender núcleos clandestinos de la Juventud Comunista, comités locales del PC en Soyapango e Ilopango,” “Al mismo tiempo de la organización clandestina continuaban las labores de organización de los sindicatos de la Regional (FRTS) en cuyo seno los comunistas procurábamos ser los mejores, los que daban el ejemplo, porque de aquellas filas era de donde salían los nuevos cuadros del partido.” “Ya desde Guatemala me habían informado que el movimiento de masas había tomado una envergadura enorme y que lo que más faltaba era precisamente cuadros capaces de dirigir toda aquella gigantesca labor.” “Nuestro movimiento de masas tenía un profundo contenido democrático, anti-imperialista y revolucionario.” “La labor secreta de organización rendía frutos a ojos vistas en los actos masivos de protestas y la lucha contra la represión gubernamental, en pro de las reivindicaciones de los trabajadores del campo y de la ciudad.”47

Al referirse a las elecciones en las cuales participó el PC, Mármol, expresa: “Yo tenía mucho miedo de que viniera la violencia generalizada porque sabía que al pueblo le iba a tocar la peor parte y por ello en mi trabajo trataba de canalizar la furia popular hacia la perspectiva de la huelga general, nivel intermedio entre el electorerismo y la insurrección.” “Esto no lo sabía el partido, era una labor puramente personal. Y es que en esos momentos, quienes estábamos en los frentes de masas conocíamos realmente el desarrollo de la lucha, y nuestras opiniones tenían que prevalecer sobre los cálculos que allá en el Comité Central se hacían en nombre de la doctrina. Creo que por haber hecho esto con mayor profundidad y en forma organizada fue que perdimos en forma tan aplastante la batalla de 1932.”48

En cuanto a la preparación de la insurrección, Mármol expresa: “… yo propuse que llamáramos a las masas salvadoreñas, inmediatamente, a la insurrección popular encabezada por el Partido Comunista. Enumeré las condiciones favorables que a mi juicio existían para el triunfo de la misma y el logro del poder político para la posterior realización de la revolución democrático-burguesa.” “A estas alturas, la reunión se llevaba a cabo ya con Farabundo Martí en calidad de Secretario General Interino, por la ausencia de Narciso Ruiz, que a su vez había sustituido a Luis Díaz.” “Farabundo Martí finalmente estuvo de acuerdo con mi proposición aceptando que el deber del Partido era el de ocupar su puesto de vanguardia al frente de las masas. Para evitar el peligro inminente, mayor y deshonroso para nosotros, de una insurrección incontrolada espontánea o provocada por la acción gubernamental, en que las masas fueran solas y sin dirección al combate.” “Se aceptó por unanimidad (hablo de los presentes, no de los dirigentes que se retiraron) la realización de la insurrección popular armada.”49

3. LA DICTADURA DEL GENERAL MARTINEZ Y LA RECONSTRUCCION DEL PARTIDO COMUNISTA SALVADOREÑO.

La insurrección de las masas cuya vanguardia revolucionaria había sido el PCS, fracasó en 1932. Agustín Farabundo Martí, Luna y Zapata habían sido pasados por las armas, pero uno de los principales dirigentes comunistas se había salvado: Miguel Mármol, que tuvo que trasladarse a Usulután, donde junto a otros camaradas, organizaron una célula que pasó a ser la célula central del Partido Comunista en el Departamento de Morazán y luego ampliaron su influencia hacia la zona rural. Mármol se estableció allí porque no había habido prácticamente labor de parte del PCS y de la FRTS, eso les pareció favorable, especialmente cuando el General Martínez había pensado que había liquidado para siempre la actividad comunista en El Salvador.

Desde un enfoque de contenido, las primeras reuniones de organización y propaganda estaban caracterizadas por intentar analizar críticamente con los escasos elementos de juicio, la justeza de la línea insurreccional, la oportunidad de insurrección, la forma en que esta había sido llevada a la práctica, los resultados obtenidos y la reacción del gobierno contra las masas, el fracaso militar y la situación nacional después de los sucesos y, por último, la perspectiva par alas fuerzas revolucionarias. Tal como lo describe Mármol: “Como resultado de las discusiones, elaboramos un documento titulado “El por que de la insurrección y su fracaso”. En el llegaron a la conclusión de que, a fines de 1931 y a principios de 1932 existían las condiciones para plantear a las masas la toma inmediata del poder mediante la insurrección armada de las clases trabajadoras de la ciudad y del campo con el fin de implantar la revolución democrático-burguesa”. De haber tenido éxito –continúa Mármol- y de haber tenido el respaldo de la existencia de un campo socialista, el tipo de revolución a plantear de inmediato habría sido, la del desarrollo de la economía no capitalista sobre la base de la más profunda reforma agraria, las nacionalizaciones, las paulatinas socializaciones y la liberación nacional anti-imperialista. Pero para entonces… las condiciones que establecieron la existencia de una verdadera situación revolucionaria y que reclamaban el planteamiento de la acción por parte del Partido ante las masas eran las siguientes:

1. La crisis de la economía mundial capitalista iniciada en 1929 llegó a El Salvador y se cebó en las masas con especial crueldad. Los precios internacionales del café se vinieron al suelo. El hambre apareció en todo el país y la desesperación de las masas trabajadoras llegó a un nivel sin precedentes. La burguesía estaba totalmente desconcertada ante la crisis económica y por el nuevo giro político nacional desde el fracaso de Araujo y su caída. La crisis económica planteaba además a la oligarquía salvadoreña, que vio con espanto las movilizaciones de las masas, un momento crucial: su salida de la crisis y las posibilidades de su desarrollo como poder político nacional en las nuevas condiciones del mundo dependía del aplastamiento del movimiento revolucionario popular.”
2. Crisis Política Nacional. Furia contenida de las masas radicalizadas por el derrocamiento del Gobierno de Araujo, derrocamiento llevado a cabo por una fracción civil-militar manejada desde las sombras por el General Martínez a escasos nueve meses de asumir el poder con gran apoyo popular y gran pompa ceremonial. Repudio unánime a los golpistas y al nuevo gobierno.”
3. Repudio Internacional al nuevo gobierno. A un mes y días de asaltar el poder, o sea cuando se planteó por nuestra parte la posibilidad insurreccional, el gobierno de Martínez no tenía el reconocimiento diplomático de ningún gobierno del mundo.
4. El Salvador era uno de los eslabones más débiles del imperialismo en esta parte del mundo. Aún más: El Salvador era un campo de batalla de varias contradicciones interimperialistas, pero todos los imperialismos eran relativamente débiles con respecto al país. No se podía decir rotundamente que el imperialismo yanki o el imperialismo inglés tuvieran la sartén salvadoreña por el mango en aquel entonces. Inclusive el General Martínez manifestaba claramente sus simpatías germanófilas y se inclinaba por el nazifascismo. Desde luego, ya el imperialismo yanki preparaba su asalto al país y pronto llegaría a desplazar a los demás imperialismos, primero después de la masacre del 32, cuando jugó a la carta del General Martínez y luego, definitivamente, al salir victorioso de la Segunda Guerra Mundial. Es interesante ver como en la historia nos encontramos con numerosos casos en que el eslabón más débil del imperialismo en una zona es fortalecido por medo de la Violencia: masacres contra el pueblo, guerras locales entre naciones hermanas, conflictos fronterizos, etc. Si el pueblo no se apresurara a usar la violencia revolucionaria para dominar la situación favorable en un momento histórico, o, como nos sucedió a nosotros, si se usa mal la violencia, el imperialismo pone más tarde o más temprano su empujón de violencia reaccionaria y fortalece su sistema de dominación local.
5. Había extremo descontento de la burocracia estatal y de los servidores y trabajadores del Estado en general por la radical reducción de sus salarios dispuesta por el gobierno del general Martínez.
6. Había una tremenda indignación entre las masas campesinas por el acentuamiento de la explotación y la extrema violencia que la clase patronal y las fuerzas represivas gubernamentales habían venido desarrollando en contra suya en todo el país: trato de esclavistas a esclavos en fincas o haciendas, salarios de hambre, rebaja de salarios en forma arbitraria e inconsulta, despidos masivos injustificados, desalojos en contra de los colones, negación sistemática de arrendar la tierra, agravamiento de las condiciones de trabajo para los aparceros, destrucción de las cosechas de los campesinos inconformes por el método de quemar los sembradíos o echar sobre ellos el ganado de pasto, cierre de los pasos a través de las fincas y haciendas. Inclusive en el caso de que dichos pasos tuvieran la categoría de caminos vecinales-, represión directa y enconada de la Guardia Nacional en forma de encarcelamientos, expulsiones de mujeres, torturas y asesinatos contra quienes se atreviesen a protestar. Todo esto, agravado por el desempleo y hambre y todas las demás miserias extremas que trajo la crisis económica, y por el arrebatamiento del triunfo electoral a los comunistas y demás sectores progresistas en los que los campesinos y peones depositaban sus últimas esperanzas, todo ello hizo que la masa rural entrara en una actitud insurreccional aguda. Las masas urbanas del centro y del occidente apoyaban en lo fundamental el clamo que venía del campo. Las masas populares no querían seguir viviendo como hasta entonces.
7. Intensa agitación político-ideológica y propaganda social de distintos sectores extremistas, como las anarco-sindicalistas, los demagogos electoralistas, los araujistas (que habían hecho de la promesa del reparto de tierras –luego incumplida- la base de su propaganda en la campaña presidencial), etc.
8. Contábamos con un partido Comunista que, aunque poco experimentado y con grandes vacíos teóricos e ideológicos, tenía una gran disciplina y gozaba de una enorme popularidad y autoridad. Su dirección era aceptada por el movimiento obrero organizado por el movimiento campesino (en el seno del cual su línea era realmente discutida) y era muy dominante en el movimiento estudiantil y entre la intelectualidad pequeño-burguesa, además nuestro partido contaba con un buen núcleo de soldados comunistas y hasta con grupos de oficiales situados en lugares claves de la organización militar de la burguesía. En este aspecto creo que podemos decir que contábamos con suficiente fuerza dentro del ejército como para iniciar una insurrección masiva, apoyada por dicha fuerza para dar un primer golpe devastador de sorpresa, desde dentro de aparato represivo burgués. El PCS tenía, ya a los dos años de fundado, las características de un núcleo de vanguardia que, dentro de las condiciones del país en aquel entonces, podría ponerse a la cabeza de las masas y plantear la revolución. en ese sentido cubríamos todos los requisitos que habían sido señalados en las reuniones informales entre comunistas en la Conferencia de la Sindical Roja en Moscú o sea, que al lanzarnos a la insurrección no nos salíamos de los criterios corrientemente aceptados en el movimiento comunista internacional de la época. Ello nos hacía esperar asimismo que, si nuestra insurrección se veía coronada por el éxito y ante la toma del poder por el pueblo se produciría una intervención extranjera contrarrevolucionaria imperialista, tendríamos la solidaridad material y moral de todos los partidos comunistas del mundo, del movimiento obrero internacional y de la Unión Soviética de Stalin.
9. Contábamos también con un programa amplio de la revolución democrático burguesa con el que esperábamos tener un gran campo de maniobra frente al imperialismo y poder incorporar a la revolución a las capas medias, neutralizando inclusive, por lo menos temporalmente, a la oligarquía terrateniente. Este programa tenía un criterio y una sistematización de los problemas inmediatos de gobierno en la primera etapa de la revolución. incluso estaba ya designada la persona, el negro Martí, que se encargaría de coordinar los contactos para la integración de un nuevo gobierno democrático y amplio, con participación e profesionales consecuentes con el pueblo, etc.; la toma del poder por parte de la clase obrera y el campesinado para hacer la revolución democrático burguesa no era una consigna sectaria. El movimiento obrero organizado, aunque de composición primaria ya que el desarrollo capitalista en nuestro país era una fuerza decisiva. Entonces no existía la AGEUS, las organizaciones profesionales, los frentes únicos democráticos. Los problemas políticos populares se discutían fundamentalmente en el seno del movimiento obrero. Y de la población rural ni se diga. Era (campesinos pobres y peones o proletarios agrícolas) la mayoría aplastante de la población (más del 75%) y estaba en su conjunto en las posiciones más radicales e incluso tendía o comenzaba a tender hacia una insurrección espontánea.
10. Las vías legales estaban agotadas. En primer lugar las grandes masas no creían más ni en los partidos políticos burgueses ni en el juego electoral burgués. La demagogia del Partido Laborista de Araujo fue la que dio altraste con la fe en los partidos tradicionales y el fraude electoral contra nosotros hundió a todo el sistema electoral ante los ojos de las masas. Las masas indígenas y campesinas, por ejemplo, habían creído que un cambio de autoridades resolvería sus problemas, como ya expliqué, es decir, un cambio de autoridades que llevara a las diputaciones y autoridades indígenas, campesinas, etc., a autoridades provenientes de esas capas superexplotadas. Esta demanda fue muy sentida por la población y por ello fue que nuestros candidatos, extraídos realmente del seno de las masas, obtuvieran tanto respaldo. El fraude terminó con las ilusiones y la masa engañada y dolida vio que solo el camino de las armas significaba una garantía para ella.

“Creo que bastan estos aspectos de la realidad salvadoreña de entonces para comprobar que nos encontrábamos con una situación revolucionaria típica y que era necesario pasar a la acción”. (Roque Dalton, Op. cit. p. 326)

“Creo que nuestros errores fueron de derecha y no de izquierda nuestros errores fueron por una parte de vacilación en la aplicación de una línea que en lo fundamental correcta, lo cual no permitió el aprovechamiento de la oportunidad adecuada, la sorpresa, el mantenimiento de la iniciativa, etc. Nuestros errores fueron también de un tremendo desprecio por los medios materiales para la insurrección: armas, transportes, medios económicos, comunicaciones, etc. Y desde luego, nuestros fundamentales y principales errores fueron de tipo militar y organizativo. Nosotros creíamos que teníamos un partido suficientemente capacitado para dirigir la insurrección. Este es tal vez uno de los aspectos que se pueden discutir de acuerdo con los resultados, pero después de los hechos, es decir, ahora. Lo que quiero decir es que creo que estábamos a la altura de lo que corrientemente se entendía en aquel tiempo a nivel internacional como un partido capacitado para dirigir a las masas en la acción hacia el poder. En nuestra forma organizativa y en nuestra actividad seguíamos las normas leninistas fundamentales, tratando de adaptarlas a nuestro medio”.

“Desde luego es menester decir también en voz alta algo que nunca negaríamos: Los comunistas salvadoreños del 32 entendíamos que con nuestra labor revolucionaria contribuiríamos también a fortalecer las posiciones del comunismo en el mundo y que en concreto nuestra labor ayudaba directamente a la consolidación y al desarrollo de la Unión Soviética. Los comunistas siempre hemos sido esencialmente internacionalistas y precisamente por eso es que somos los mejores patriotas; por que nuestro deber internacional más alto consiste en hacer la revolución en cada uno de nuestros países”.

“También es conveniente situar, por muchos motivos y para ordenar la discusión que se pueda dar algún día sobre estos acontecimientos, el carácter leninista de la actividad del Partido Comunista Salvadoreño. Creo que los hechos siguientes lo fundamentan:

– Nuestra actividad estuvo dirigida principalmente a las masas trabajadoras de la ciudad y el campo, es decir al sector explotado fundamental del país; – Estuvo ligada como lucha de masas a todas las capas susceptibles de incorporación o sea: Campesinos medios, dueños Pobres de taller, pescadores, vendedores de pequeño comercio ambulantes o no, inquilinos de tierras y vivienda, estudiantes y profesionales, burgueses progresistas, etc. Para cada sector, nuestro partido elaboró programas de demandas específicas sobre las cuales basar su integración a la lucha. Se organizó a los desocupados en demanda de pan y trabajo. – Se reconquistó por parte nuestra, la dirección de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, principal organización de masas del país, arrebatándola de manos de los reformistas y anarco-sindicalistas, lo cual a más de una necesidad concreta en nuestro país para el desarrollo del movimiento revolucionario, era un problema planteado a nivel mundial para todo el movimiento comunista; – Se proclamó muy principalmente nuestra ligazón internacional con todos los revolucionarios del mundo y con todos los explotados. Proclamamos entre las masas nuestro apoyo a la lucha anti-imperialista del General Sandino en Nicaragua, la China revolucionaria, etc. y nuestra solidaridad con el movimiento internacional de los obreros y campesinos organizados y con la Unión Soviética. – Organizamos y dirigimos huelgas económicas amplias y numerosas en la ciudad y el campo y realizamos incontables y amplias acciones de masas (mítines, concentraciones campesinas –públicas y secretas-, manifestaciones políticas y sindicales, acciones de agitación y propaganda, etc.) contra la injusticia social y el imperialismo, contra la política represiva del régimen que elevaron la conciencia de las masas y contribuyeron a profundizar la crisis política nacional. – Teníamos asimismo una política concreta (la revolución democrático burguesa en los términos que he dejado expuestos) y un programa detallado.

“Para dar un panorama completo, los pro y los contra, quiero decir que quienes en el interior del partido se oponían rotundamente a la insurrección, daban para fundar su criterio las siguientes razones:

1. Que solamente teníamos una influencia parcial en el país y que no contábamos con el apoyo de la zona oriental de la República. So era falso. Teníamos hasta apoyo militar en la zona oriental y el trabajo de agitación y propaganda era amplio, aunque que menos que en el centro y occidente. Además contábamos con que una vez tomadas todas las imprentas y los periódicos, podríamos inundar Oriente con nuestra propaganda, destacar equipos de agitadores especializados etc.
2. Que el imperialismo norteamericano por mucho menos de lo que nosotros proyectábamos había invadido Nicaragua y no dejaría pasar 24 horas sin lanzarnos la invasión militar directa en el caso de que tomáramos el poder, y que no estaríamos en capacidad de hacer frente a sus tropas modernamente equipadas y con gran organización. Esta tesis se nos echó en cara antes y después de la insurrección y no solo en El Salvador sino en el seno de la Internacional. Nosotros sin embargo no creíamos (yo veo aún que había mucha razón en nuestra apreciación) que una intervención armada directa del imperialismo fuera fatal, segura. Pero incluso ante la realidad de una intervención Yanki de gran envergadura, el General Sandino nos había mostrado ya el camino desde las selvas segovianas de Nicaragua: La guerrilla en la montaña, la guerra nacional contra el invasor.
3. Que nuestro partido no estaba en capacidad de dirigir a las masas hacia la insurrección, ni política, ni organizativa, ni militar, ni ideológicamente. (Dalton, Roque: Op. cit., p. 330-332)

Después de los trabajadores de análisis, se reinició el trabajo organizativo partidario en Usulután. Una de las primeras tareas fue agrupar a los comunistas o simpatizantes dispersos en la zona oriental que fueran residentes en la misma y se hubieran quedado sin contacto o hubieran llegado huyendo de la zona occidental. El núcleo inicial de Usulután, como ya se indicó actuó como núcleo de dirección, ya que no se tenían contactos con la dirección del PCS, o mejor dicho, nos e sabía si existía en el país una dirección de partido o restos de la misma.

Cuando se tuvo un mínimo de organización actuando se decidió utilizarla en labores políticas dirigidas a las masas, con el criterio de que no se podía permanecer mucho tiempo en la clandestinidad, sino que había que demostrar al gobierno y a las masas la vitalidad del partido de los comunistas, había que dar señales de vida y acción para demostrar que ni las masacres ni la ola de terror, podrían evitar completamente a un movimiento revolucionario. Una de las principales labores, al principio fue la de enviar protestas al gobierno y sus sectores de apoyo por los atropellos antipopulares de que se tenía noticias. Las protestas se enviaban por telegrama o por correo y desde diferentes poblaciones. El lenguaje se disfrazaba, pero los destinatarios entendían el mensaje. Pero, de todas maneras era imposible ocultar que la actividad renacía en la zona oriental del país.

Luego se pasó a elaborar y difundir propaganda sindical exhortando a la clase obrera a reorganizar sus aparatos. Una vez se avanzó en ese trabajo se pasó a elevar la calidad de los nuevos militantes de las células rurales y urbanas. Se prepararon esquemas de organización que circularon entre los miembros de las células, esto sirvió para ir formando los nuevos cuadros de militantes, en la idea de que la organización comunista tiene sus normas, sus reglamentos, sus formas específicas de funcionamiento, que si bien no son dogmas rígidos ya que deben adaptarse a las circunstancias de la realidad, que sirven para crear un marco general y operativo. Estos esquemas organizativos logran sus objetivos de organización en Usulután, tanto entre obreros de tenerías especialmente, así como contribuyeron a ampliar el círculo de simpatizantes entre la pequeña burguesía, estudiantes y profesores. Ya para Noviembre de 1932 había suficiente fuerza como para manifestarse en acciones políticas.

La primera manifestación fue organizar la protesta contra la introducción de la fotografía en la cédula de vecindad, medida que entre otras iba ligada a las necesidades de identificación y control anticomunista. Se decidió hacer una “carteleada” en la ciudad de Usulután. Por la noche comisiones de las células comunistas colocaron carteles en los lugares más visibles de la ciudad.

Toda esta actividad había sido desplegada por Miguel Mármol y otros comunistas, que frente a la reacción de las fuerzas del gobierno por la acción anteriormente citada, se traslado a Santa Elena desde donde continúo centralizando las actividades clandestinas por medio de enlaces que recorrieron la zona oriental. Mientras tanto Mármol hacía una vida y actividades clandestinas, poco a poco fueron llegando noticias de todo el país sobre el renacimiento lento y dificultuoso del movimiento revolucionario.

El 5 de Agosto de 1933 los comunistas de Usulután decidieron que Mármol regresara a San Salvador. La organización en Usulután podía controlar la zona oriental. Durante el año que Mármol permaneció huyendo fueron efectivos, política y organizativamente los comunistas sobrevivientes. Estaban dispersos pero hacían reuniones para aprovechar alguna oportunidad de trabajo con el esfuerzo de nuevos militantes de Santa Ana y otras zonas del occidente.

Estos comunistas habían dado por reorganizado el partido reconociendo como comité central el equipo de dirección que operaba en San Salvador. Uno de los comunistas que reiniciaron la labor partidaria fue Julio Fausto Fernández que llegó a ser Secretario General del Partido. El trabajo del PCS creció y se organizó los correos entre las células en todo el país y no obstante los obstáculos y limitaciones la organización creció y se mantuvo un reclutamiento constante con criterio selectivo. El juramento que se tomaba a los nuevos militantes se hacía en nombre del Comité central, del PCS sección de la Internacional Comunista.

Los contactos en el interior del país mejoraron y de nuevo la actividad se orientó hacia el occidente del país, logrando organizarse en Sonsonate. El 25 de Noviembre de 1934 Mármol fue detenido por las autoridades. Durante catorce meses estuvo detenido hasta que fue puesto en libertad el 21 de Enero de 1936 bajo ciertas condiciones restrictivas de su libertad que el dirigente comunista aceptó.

Tiempo después, Mármol logro hacer contacto con un comunista que le manifestó que un grupo de comunistas habían continuado trabajando organizativamente, entre ellos, Alejandro Dagoberto Marroquín, Julio Fausto Fernández y Amparo Casamalhuapa. Estos habían impulsado algunas protestas al régimen. Después de varios esfuerzos. Mármol fue invitado a una reunión del PCS, donde encontró nuevos dirigentes: Alejandro Dagoberto Marroquín, Amparo Casamalhuapa, Antonio Rodríguez Porth, Fernando Vasilio Castellanos, Julio Fausto Fernández. Allí se dio cuenta de los resultados de la organización y las actividades que habían planificado.

Se discutió como ligar al partido nuevamente con el pueblo. Mármol expresó que antes de lanzar el partido a la calle se debería partir de la realidad. El aparato del PCS había quedado destruido, y que habían que reconstruirlo, reorganizar y hacer funcionar la dirección e intensificar el reclutamiento clandestino. Como primera tarea se elaboró una lista con nombres de comunistas y ex-comunistas con posibilidades políticas y morales para regresar, simpatizantes y personas de pensamiento progresista y se informó de organismos que ya habían sido fundados en Santa Ana.

Debido a que la vigencia a que había sometido Miguel Mármol y los suyos fue constante, decidieron no hacer reuniones grandes, sino organizarse en células de tres y hasta cuatro personas. Alejandro Dagoberto Marroquín tuvo que salir rumbo a México, es decir, fue exiliado, mientras una nueva generación de universitarios habían llegado al PCS: Tony Vassiliu Hidalgo, Matilde Elena López, Toño Díaz, todos habían sido influenciados por Marroquín. aquí hubo una ruptura, los obreros quedaron encabezados por Ismael Hernández, Modesto Ramírez y Miguel Mármol.

Los comunistas salvadoreños se dividieron en tres grupos que trabajaban paralelamente. Un grupo dirigido por Toño Díaz, un obrero; el otro por Amparo Casamalhuapa y el tercero por Mármol. Así transcurrieron meses en que no se logró establecer la unidad; y, ninguno de los grupos creció lo suficiente para imponer una línea central y atraer a los demás.

Ni la dirección del Partido Comunista Mexicano pudo unir a los grupos. Sin embargo, poco a poco fueron demostrando las posibilidades unitarias. Surgió entonces una propuesta de unificación en un comité central integrado equitativamente por las tres fracciones dirigidas por un Secretario General. Como paso previo para unificar a las bases. Los grupos aceptaron y un comunista hondureño ocupó la Secretaría General.

A la sombra del régimen que pretendió organizar a los zapateros, el movimiento “Reconstrucción Social Salvadoreña”, para ampliar la base de apoyo social del gobierno del General Martínez. Miguel Mármol y otros comunistas aprovecharon esta oportunidad para organizar la “Alianza Nacional de Zapateros” se constituyó la junta directiva y Miguel Mármol fue nombrado Presidente. En dos meses quedó instaurada la Alianza a nivel nacional fue la primera experiencia organizativa independiente de los obreros salvadoreños después de la insurrección fracasada de 1932. Quitó miedo a los gremios y dio perspectivas a l frente sindical. A partir de esta experiencia se fueron organizando los obreros disfrazados o abiertos, sociedades de artesanos, asociaciones de ayuda mutua, juntas de vecinos y trabajadores. Incluso se celebró en Usulután un Congreso Nacional de Sociedades de Trabajadores y los barberos crearon su sociedad.

Los obreros de la fabricación de tejidos “Martínez y Saprisa” se organizaron para crear una alcancía colectiva pero cuya idea era evolucionar al sindicato. Alianza se retiró del seno de “Reconstrucción Social Salvadoreña”. Todo esto había estado ocurriendo a finales de la dictadura del General Martínez y se entrelazaba con las diversas conspiraciones que se organizaban para derrocar la dictadura.

4. LAS ORGANIZACIONES DE MASA, EL PARTIDO COMUNISTA SALVADOREÑO Y SU NUEVO ASCENSO DURANTE EL PERIODO: 1944-1948.

La rebelión militar del 2 de Abril de 1944 contra la dictadura del General Martínez, sorprendió a los salvadoreños, la Alianza de Zapateros no supo nada. Sin embargo, el PCS había tenido alguna información sobre el movimiento y había colaborado con recomendaciones, consejos y afianzamiento de contactos a los diferentes grupos participantes.

Fue Matilde Elena López de la nueva hornada comunista que por medio de una radio local que estaba en manos de los rebeldes anunció el derrocamiento del General Martínez. Todos hablaban por la YSP incluyendo a dos comunistas de la Alianza (Luis Felipe Cativo y Antonio Garay) exhortaron al pueblo para apoyar la rebelión en nombre del gremio y la Alianza. Todos querían participar en la rebelión pero no sabían como, cientos de personas se aproximaron al Primer Regimiento de infantería y luego a la Caballería, pero la oficialidad inteligentemente no les entregó armas. se dirigieron a la YSP desde donde se había hecho el llamado a la rebelión y donde se decía estaba el doctor Arturo Araujo que había sido señalado como el máximo dirigente civil de la rebelión.

Los líderes del 2 de Abril no se habían preparado para luchar de verdad, creyeron que iban a derrumbar al gobierno por teléfono, con el solo requisito de asesinar al General Martínez, “y la verdad es que quien los venció por teléfono fue Martínez” El General se dirigió a la ciudadanía diciendo que tenía controlada la situación, que un pequeño grupo de criminales se habían levantado contra la ley y que iban a proceder con todo rigor para restablecer por completo el orden. Decretó el Estado de Sitio e implantó la ley Marcial y la instalación de Tribunales militares. Miguel Mármol, ahonda más sobre estos puntos en la obra de Roque Dalton ya citada.

Luego de fallar los militares y algunos civiles en la rebelión del 2 de Abril vendría el pueblo a expresarse unitariamente en las luchas de Mayo.

Frente a esta situación, las organizaciones gremiales dejaron de funcionar, los dirigentes de todos los sectores fueron estrictamente controlados por el régimen y el PCS había quedado tan reducido que no tenía vinculaciones con el pueblo. Así un grupo de comunistas se reunieron para considerar la situación llegando a la conclusión de que habría que crearse el instrumento adecuado para canalizar la acción popular en contra de la dictadura o sea un partido político de masas, de amplia orientación democrática que pudiera incorporar a sus filas a la mayoría de trabajadores del país. Sería un partido no sectario, antifascista y antidictatorial. El momento era preciso porque otros sectores sociales hablaban de organizarse para luchar, sobre todo los estudiantes universitarios, la pequeña burguesía urbana, etc.; y, era prudente tratar de construir, con perspectivas a largo plazo, un partido que tuviera de frentes a la clase obrera organizada.

Era claro que una organización así lo podría comenzar a construirse en la clandestinidad. De esa reunión salió el nombre de partido: Unión Nacional de Trabajadores UNT). Se integró una comisión nacional de organización así: El estudiante Amílcar Martínez, el periodista Benjamín Guzmán y a los obreros Pedro Grande, Luis Díaz (que había sido el primer Secretario General del PCS) y Miguel Mármol que había mantenido aunque precariamente por sus propias condiciones de persecución, el PCS, especialmente en Usulután, Santiago de María y Santa Elena y otras poblaciones del oriente del país.

Los estudiantes universitarios llamaron a una huelga general nacional que se llamó: “Huelga de brazos caídos”, en su dirección se destacaron el bachiller Reynaldo Galindo Pohl, Raúl Castellanos Figueroa, el doctor Fabio Castillo y otros. El país, se paralizó.

Desde el seno de la clandestina UNT en organización se impulsó a la clase obrera de todo el país bajo la consigna siguiente: “Unidad Nacional de todas las fuerzas populares y democráticas del país contra la tiranía Martinista sobre la base de la huelga general nacional de brazos caídos hasta derrocar a la dictadura. Trabajadores: a organizarse políticamente en las filas de la UNT.”49

La huelga general nacional dio el tiro de gracia al dictador, lo dejó sin puntos de apoyo. El 9 de Mayo de 1944 el General Martínez en mensaje dirigido a la nación, renunció a La Presidencia de la República. Derrocado el Presidente, la UNT convocó a un Pleno Nacional como medio de salir a la luz pública consultando a las masas. El pleno adoleció de fallas no fue capaz de analizar lo ocurrido en el proceso que culminó en Abril y Mayo de 1944. No se pudo saber cuales fueron los elementos que construyeron la sólida unidad nacional que terminó con el régimen, como funcionó el proceso de unificación de los diversos sectores sociales, que sector aportó más a la lucha.50

Por parte de los comunistas tampoco se profundizó acerca del papel del PCS en la conspiración, si el partido participó como organización o si solo participaron algunos comunistas en lo individual. Cuales fueron las condiciones de participación del PCS o de los comunistas individuales al lado de los otros sectores, cual fue su responsabilidad en su fracaso; que papel jugó en la huelga de Mayo, detalladamente.

L UNT comenzó a caminar, sin conocer los elementos del proceso que se estaba desarrollando en el país y la perspectiva abierta, como dice Mármol: “…caminar como el ciego, tanteando paredes y ventanas, por falta de clarificación de los hechos que tenemos a mano. Como necesidad previa para dar el próximo paso, ha sido siempre la enfermedad infantil de la izquierda salvadoreña y parece que lo sigue siendo”.51

Nadie se preguntó porque los revolucionarios del país habían perdido trece años de historia, desunidos, odiándose entre sí, acusándose de cobardía, desviación de la línea correcta, traición, inmoralidad<; sospechándose, conspirando unos contra otros. Sin caer en la cuenta, sin querer caer, de las posibilidades de trabajo común que siempre se abren para los verdaderos revolucionarios. Las rebeliones militares habían sido constantes en 1932, 1934, 1935, posteriormente otro encabezado por el teniente Baños Ramírez. El Coronel Ascensio Menéndez fue expulsado a Francia. La rebelión de 1944 fue la última de las acciones militares contra la dictadura ¿y qué hizo el PCS mientras tanto?. La UNT, no quiso analizar esto, lo mismo pasó en el PCS.

“Fue hasta mucho tiempo después –dice Mármol- que supe que el doctor Romero había sido miembro del partido, encargado por el comité central de descubrir y unificar los grupos conspiradores; que el partido había decidido en concreto que los camaradas participaran en la rebelión antimartinista como individuos y no como militantes”. Y continúa: “… que sin embargo de los deseos del partido, nuestra organización como tal había sido encargado por los dirigentes del 2 de Abril de la tarea de imprimir propaganda y repartirla, hecho que influyó negativamente en la mentalidad de los militares conspiradores”52

No obstante los comunistas trataron de organizar una idea de lo que tendrían que hacer, una vez que la UNT funcionó públicamente. El PCS se reunió y tomó resoluciones de carácter urgente:

1. Propiciar activamente la política de “Unidad Nacional”, con todas las fuerzas del país que aspiraran a la democratización política que su posición nos iba a permitir el desarrollo de la lucha de masas y el crecimiento de nuestro partido. Ello suponía una doble línea: una línea de masas abierta; y otra línea clandestina, de organización de aparato con militancia secreta.
2. Imprimir a la UNT una línea ágil, consecuente con el momento político, caracterizado por el despertar de las masas, y con las necesidades de crecimiento del PCS, sobre la base de un programa reivindicativo que interesara a los trabajadores del campo y la ciudad.
3. Colaborar con la pequeña burguesía radical en la creación y orientación de un partido burgués progresista, cuyo candidato presidencial fuera el Dr. Arturo Romero.
4. Normar las relaciones entre la UNT y el partido burgués progresista para desarrollar con éxito de campaña presidencial.
5. Atendiendo el movimiento huelguístico en demandas de la destitución de los jefes y capataces hostiles ligados a la dictadura;
6. Reorganizar sobre criterios revolucionarios el movimiento radical del campo y la ciudad.
7. Abrir una intensa campaña de reclutamiento clandestino para el PCS, que llevara a sus filas a los luchadores más valiosos del movimiento de masas del país y crear las organizaciones más partidarias allí donde no existieran. (Dalton, Roque: Op. cit. pp. 480-492).

Con el derrocamiento de la dictadura, retornaron al país muchos revolucionarios y algunos comunistas. La política de unidad nacional agradó a la mayoría de comunistas que habían dejado el exilio. Se reorganizó la Junta Directiva de la UNT incorporando a Alejandro Dagoberto Marroquín, como Secretario General, agitación y propaganda, Carlos Alvarado (comunista), finanzas, Luis Díaz (comunista primer secretario general del PCS) Administración y organización, Miguel Mármol (sobreviviente de la insurrección de 1932 y comunista confeso) Director del periódico “Vanguardia” Abel Cuenta (revolucionario) no militante del partido. Importante fue la labor de la UNT en los siguientes cinco meses después de ser derrocada la dictadura del General Martínez.

Sin embargo, existía una confusión acerca del carácter de la UNT. ¿era un partido político o una central obrera? ¿un partido autónomo y ampliado de los trabajadores o un frente de masas del PCS?. La confusión fue mayor cuando la pequeña burguesía y algunos sectores de la burguesía progresista que habían impulsado el movimiento del 2 de Abril organizaron el partido Unión Democrático (PUD) para respaldar la candidatura presidencial del Dr. Arturo Romero.53

Por los medios al alcance de la UNT, los comunistas contribuyeron decisivamente a elevar ante las masas el prestigio del Dr. Romero. Pero la creación del PUD como organización democrática de la burguesía, que inmediatamente tuvo respaldo político masivo aumentó la confusión sobre la naturaleza y el rol específico de la UNT, lo que vino a propiciar el oportunismo.

Miguel Angel Orellana se puso al frente del sindicato de los ferrocarrileros (UTF) de importancia básica e influencia decisiva en la UNT y trató de crear los “sindicatos del Partido Unión Democrática.”

Los comunistas no se quedaron atrás, infiltraron desde el principio al PUD pero no respondieron a la política del PCS, este está claro que los comunistas no debían sectorizar el PUD, pero si debió ser un elemento de vanguardia a su interior luchando porque las posiciones de la clase obrera fueran radicalizando al romerismo; pero los comunistas hasta llegaron a impugnar las posiciones del PCS y la UNT en las discusiones internas del PUD.

En la UNT se recibió información de que para el 25 de Octubre se proyectaba un golpe de Estado contra el gobierno interino. Unificados por aquel peligro la UNT y el PUD alertaron al gobierno y al pueblo, pero el golpe de Estado los sorprendió, fue ejecutado el 21 del mismo mes. La primera medida tomada fue la disolución por medio de la fuerza de la concentración pro-Guatemala que se había reunido en el parque Libertad, celebrando la caída de Ubico. Luego la persecución contra los romeristas del PUD y la de la UNT en todo el país, las organizaciones de masas democráticas fueron desmanteladas, el PUD y la UNT prohibidas. Se intentó organizar una huelga de brazos caídos como la que había derrocado al General Martínez, pero en esta ocasión no prosperó.

Se formó un gobierno salvadoreño en el exilio, presidido por el Dr. Miguel Tomás Molina, que en un intento de invadir fue abatido en los llanos de Ahuachapán. Miguel Mármol retornó a la clandestinidad y comenzó a escribir entre otros, algunas cuestiones sobre propaganda a favor del gobierno provisional, esto había puesto en riesgo a los dirigentes del P.U.D. Por su parte los sectores más avanzados del movimiento estudiantil universitario y obrero, por su parte, llegaron a determinar que no había posibilidades de lucha legal contra el gobierno defacto, y que habían que pasar a hacer la lucha armada.

Al principio, la lucha armada tomó forma de terrorismo individual. “Una bomba por aquí, otra allá, un policía muerto por aquí, otro allá”. La primera reunión que hicieron los comunistas después del golpe de Estado ejecutado por el Coronel Osmín Aguirre y Salinas se realizó el 30 de Marzo de 1945, fue presidida por Julio Fausto Fernández. para entonces ya había tomado posesión el nuevo Presidente General Salvador Castaneda Castro. En la reunión se leyó un informe presentado por el núcleo de Dirección, se estudió la situación, la perspectiva y se tomaron resoluciones. En el se hizo el análisis de las relaciones entre la UNT y el PUD y el rol jugado por el PCS. Se señaló que el error fundamental fue haber descuidado la labor partidaria, al haber descuidado el crecimiento y fortalecimiento orgánico del PCS. A causa de haberse volcado, exclusivamente a la lucha de masas.

No hay duda de que el trabajo de masas era principal pero también era cierto que no era el único y que al descuidar el trabajo propio del PCS se había renunciado a recoger en forma permanente los frutos del trabajo masivo. Los comunistas argumentaron que no debieron haber visto el trabajo de masas como un fin en sí, sino como un medio para construir los instrumentos revolucionarios. En este sentido, Mármol habló en concreto de las condiciones existentes en 1944-1945 “en que no tenían ni partido ni organización ni nada”.

“También se dijo –expresa Mármol- que no todos los camaradas habían estado a la altura de las circunstancias, más por dedicarse al juego de las mutuas acusaciones, sin obtener fruto alguno. Otros, por plantear al pueblo consignas y frases, proyectos de organización, opciones políticas, etc., absolutamente incorrectas, que llevaron confusión a las masas. Se criticó la actitud de Moisés Castro Maceda, Matilde Elena López y Tony Vassiliu de no defender la línea de la UNT en el seno del PUD. Asimismo se señalaron actividades provocadoras en el seno del estudiantado universitario sobre todo en el sector que edita el periódico “El Líder” que se dedicó a insultar a todos los militares sin distinción ni tino. Las resoluciones que surgieron de la reunión fueron:

a) Reorganizar al partido, preparar y realizar el nuevo congreso para elegir los organismos directrices y concretar la nueva estructura orgánica a nivel nacional.
b) Reagrupar al movimiento sindical dispersado por el régimen de Facto.
c) Publicar un periódico sindical para apoyar la resolución anterior;
d) Emitir un documento de análisis sobre lo ocurrido en los últimos meses para orientar al pueblo frente a las insidias de las derechas del PUD, que echaban a los comunistas la culpa del golpe del Coronel Osmín Aguirre y Salinas.
e) Suspender la actividad de la UNT;
f) Por ayuda económica a Alejandro Dagoberto Marroquín y a Carlos Alvarado que estaban viviendo en condiciones difíciles en el exilio. (Dalton, Roque: Op. cit. pp. 485-495)

El comité central y el Frente Sindical decidieron alejar del país a Miguel Mármol y lo nombraron delegado salvadoreño ante el Congreso de Fundación de la Confederación General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), donde desplegó una intensa actividad dentro de su línea comunista no retornando ya al país, cerrándose así, la etapa histórica de un comunista que había logrado impulsar el movimiento de masas en El Salvador, bajo la vanguardia revolucionaria del PCS.

5. EL REAPARECIMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES DE MASAS PERIODO: 1948-1962

Para esta parte de la investigación se utilizará básicamente el libro de Roque Dalton titulado “El Salvador (monografía)”, en cuyas páginas el autor va describiendo sistemáticamente la lucha del movimiento de masas en el país y sus implicaciones con el Partido Comunista Salvadoreño.

Al tratar de reelegirse, Castaneda Castro fue derrocado por la oficialidad intermedia del ejército que instaló en el poder a un “Consejo de Gobierno Revolucionario” integrado por dos civiles y tres militares. Los estudiantes universitarios –en el Consejo figuraban algunos de sus dirigentes más prestigiados- declararon día de júbilo nacional” la fecha de la toma de posesión del nuevo organismo de poder (14 de Diciembre de 1948).

En 1950 asume el poder el Coronel Oscar Osorio que acentuó la línea de la represión y el terror contra el movimiento obrero y respaldar a una central reaccionaria con todo el apoyo de la maquinaria estatal. El gobierno osorista se ensaño contra la dirección de la clase trabajadora salvadoreña, en un intento, si bien menos intenso que el de 1932, igualmente calculado en su minuciosidad de decapitar las organizaciones populares y dispersarlas totalmente.

Los estudiantes, diversos grupos obreros, los sectores intelectuales y algún partido político pequeño burgués, hostigaban y desenmascaraban los pasos demagógicos y los negocios fraudulentos de lo que pronto se conoció popularmente como “el Gobierno de la Robo-lución”.

Esta tendencia comenzó a tomar rumbo hacia la organización de sectores más avanzados de entre las fuerzas democráticas inscribieron la necesidad de organizar a las masas populares como el gran deber revolucionario del día.

Concluido el período del Coronel Osorio, asumió el poder el Coronel José María Lemus que anunció al pueblo que su gobierno, de acuerdo con los derechos constitucionales garantizaba el retorno al país de los exiliados políticos –sin discriminación de ninguna especie- y que estaba dispuesto a respetar los derechos de organización gremial y política.

Muchos exiliados políticos regresaron y las fuerzas dispersas del sector democrático en la clase obrera, la pequeña burguesía, el estudiantado, los profesionales, partidos políticos democráticos, comenzaron a trabajar duramente para crear las sólidas organizaciones que el pueblo salvadoreño estaba necesitando desde 1932. Así surgieron, entre 1957 y 1958 la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños. (CGTS), el movimiento revolucionario Abril y Mayo, la Asociación de la Juventud cinco de Noviembre, Fraternidad de mujeres salvadoreñas etc. que serían los embriones de las organizaciones obreras, políticas, juveniles, femeninas, etc. que en ese entonces se enfrentarían a la dictadura de Julio Rivera.

Las organizaciones de masas, que habían cobrado rápidamente un gran vigor bajo la dirección de núcleos revolucionarios de gran experiencia, comenzaron a presionar al Gobierno de Lemus para que enfrentara la crisis con medidas concretas de beneficio popular. Las calles y plazas de San Salvador y de las principales ciudades del país fueron tomadas prácticamente por las continuas manifestaciones y mítines populares dirigidos en tal sentido. La Universidad de El Salvador se convirtió en renovada tribuna de la inconformidad juvenil ante la situación. Un vigoroso movimiento intelectual progresista comenzó a analizar públicamente, con un nuevo sentido, los grandes problemas nacionales. La voz de la lucha que desde hacía ya largos años desarrollaba en las montañas de Cuba un grupo legendario de guerrilleros capitaneados por Fidel Castro. Encontró la más calidad acogida en los corazones del pueblo.

En estas condiciones llega el año nuevo de 1959. El día primero de Enero en horas del atardecer, las estaciones de televisión y radio de San Salvador, anuncian al pueblo la noticia del derrocamiento del dictador Batista, de Cuba, y de la instalación en el poder de un nuevo régimen de Gobierno: El gobierno Revolucionario del pueblo de Cuba. A partir de entonces la toma de conciencia de las masas populares salvadoreñas sobre su propia situación, la elevación de la capacidad política de las mismas para entender los problemas internacionales del momento correría muy pareja con el propio proceso de radicalización de la Revolución Cubana que había arrasado en principio de hecho con los mitos de la fatalidad geográfica respecto del imperialismo, la invencibilidad de los ejércitos reglares, etc. El ejemplo de la Revolución Cubana, es un factor decisivo en el auge revolucionario del pueblo salvadoreño iniciado a partir de 1959.

Ante la movilización de las masas salvadoreñas el Gobierno de Lemus cambia radicalmente su primitiva actitud conciliadora. Los presos políticos comienzan a ser fenómeno cotidiano las leyes fascistas –sobre todo en las cuestiones electorales- comienzan a significar serios obstáculos para los derechos populares de organización, reunión y libre expresión del pensamiento y el fantasma del anticomunismo comienza a esgrimirse de nuevo para justificar las viejas fórmulas de represión directa.

Los sectores más reaccionarios del país –a través de sus instrumentos de expresión tales como el clero y la llamada “prensa sería”- comenzaron a clamar por la represión antipopular inmediata. Pero el pueblo mantenía en las calles de las principales ciudades, denunciando las maniobras y exigiendo al Gobierno la solución de los problemas políticos y económicos más urgentes con un criterio favorable a las necesidades del pueblo.

El 16 de Agosto de 1960, en contestación a un desfile campesino hecho en San Salvador, bajo la inspiración eclesiástica se llevó a cabo un mitin popular convocado por la Confederación General de Trabajadores y la Asociación General de Estudiantes Universitarios en que se hizo un llamado final al Gobierno para que ratificara sus actitudes negativas. Después del mitin el pueblo desfiló frente a la Embajada de los Estados Unidos e increpó a sus funcionarios por la policía agresiva contra Cuba, llegando luego la manifestación ante el edificio del periódico reaccionario “La Prensa Gráfica” frente a cuya puerta se quemaron ejemplares de esa publicación en señal de repudio. Esta misma noche comenzó la represión contra el pueblo. Decenas de estudiantes, obreros y dirigentes políticos fueron sacados de sus casas y encarcelados. Los universitarios intentaron el día 19 una manifestación salvajemente disuelta a golpe y a punta de bayoneta por la Guardia Nacional. El día 20 se reunieron unas cinco mil personas en San Salvador, dispuestas a marchar contra la Casa Presidencial para lograr la libertad de los presos. Las ametralladoras de sectores estudiantiles impidieron la masacre.

Cuando se inició la represión existía ya un organismo unitario de oposición al Gobierno. El Frente Nacional de Orientación Cívica, ene. que además de los partidos políticos militaban las organizaciones de masas más importantes y de mayor prestigio entre el pueblo. Este frente, que había sido creado para luchar contra la imposición de la Ley Electoral fascista que finalmente había promulgado el Gobierno de Lemus, se hizo cargo en la práctica y- con la precariedad unitaria que en realidad tenía en su seno a causa de la presencia de sectores vacilantes o francamente antidemocráticos- de la dirección de la resistencia.

La represión se hizo intenta. El día 2 de Septiembre de 1960, después de un mitin estudiantil, las fuerzas represivas del gobierno asaltaron el edificio universitario masacrando salvajemente al pueblo refugiado en el. Estos hechos conmovieron a la ciudadanía era el primer síntoma de descontento gubernamental que tenía como efecto real la dispersión de los golpes de la dictadura en contra de varios sectores y capas sociales del pueblo y de la burguesía que no habrían participado otra manera en la lucha contra el régimen.

El ejemplo de Cuba era comprendido cada vez mejor por los salvadoreños, bajo los embates de la barbarie oficial. Rápidamente la tesis de la insurrección armada popular fue haciéndose actual en el seno de las más avanzadas organizaciones democráticas. El 15 de Septiembre en los actos conmemorativos de la Independencia, un desfile estudiantil respaldado multitudinariamente por el pueblo de san salvador fue ametrallado por la Policía y la Guardia Nacional, con saldo de muertos y heridos-. Estos hechos aceleraron la unificación de criterios en el seno de las fuerzas populares y aislaron a los sectores vacilantes y reaccionarios: Era evidente que la única salida justa era la lucha frontal, en el terreno de la violencia, contra las fuerzas del ejército, del aparato político del Estado, de la oligarquía y del imperialismo.

En octubre de 1960, invocando el principio constitucional del derecho de insurrección sectores progresistas de la burguesía y de la oficialidad intermedia del ejército, juntamente con grupos políticos bien determinados, como el encabezado por el Coronel Osorio, y otros, dieron un exitoso golpe de estado que terminó con la dictadura de Lemus. En medio del júbilo popular fueron liberados los prisioneros políticos.

La Junta cívico militar que se instaló en el poder de Facto manifestó en las proclamas que garantizaba el irrestricto ejercicio de los derechos de organización, libre expresión del pensamiento, propaganda política, etc. El pueblo y sus organizaciones dieron un amplio apoyo a la gestión política de la Junta, aunque además elevaban peticiones concretas de carácter urgente, tendientes a conseguir mejoras en las desesperantes condiciones económicas que abrumaban a toda la nación.

Las organizaciones del pueblo habían salido airosas de su primera prueba de fuego: en esta nueva etapa de ascenso revolucionario las acciones represivas del gobierno de Lemus no habían logrado hacer retroceder un paso a los sectores democráticos y por el contrario, al derrocamiento de la dictadura, estos se encontraban más fuertes, tanto en el aspecto organizativo como ideológico. De ahí que cuando la Junta de Gobierno propició el clima político positivo que se desprende de las medidas y propósitos consignados, las organizaciones democráticas están en capacidad de trazar con justeza las líneas necesarias para su definitivo desarrollo.

El Frente Nacional de Orientación cívica, comienza a desarrollar una amplia labor en el campo. Bajo las banderas del Frente, estudiantes y obreros, catedráticos universitarios y militantes de partidos políticos democráticos llevan a las amplias masas campesinas la noticia de que en El Salvador existen leyes y el convencimiento de que hay que luchar organizadamente para hacerlas cumplir. Rápidamente en todo el país fueron organizándose comités del FNOC cuya tarea era sentar las bases de la gran organización popular capaz de enfrentar a la reacción en todos los terrenos.

Los éxitos del pueblo en los terrenos de la organización y de la radicalización de sus propósitos políticos fueron haciéndose evidentes con el transcurso de los días. Y no solo para el pueblo salvadoreño y sus dirigentes sino también para las clases predominantes criollas y para el imperialismo yanki. He aquí como posteriormente en 1961, una publicación del FUAR enjuició la situación: “Para el imperialismo yanki y la oligarquía intermediaria salvadoreña, la caída del régimen de José María Lemus, significó una derrota de grandes proporciones no solo por lo que un triunfo de esa naturaleza significaba en el plano nacional, sino por haberse realizado en un momento en que el dominio imperialista en América Latina se resquebrajaba como resultado de vigoroso ascenso de las luchas de Liberación Nacional y, sobre todo, del irrefutable éxito de la revolución cubana. La caída de Lemus ante el empuje popular, que creó las condiciones para un golpe insurreccional, representó para el gobierno de los Estados Unidos la pérdida de uno de sus más fieles testaferros en Centroamérica. De manera que empezó a esgrimir como arma de chantaje el reconocimiento diplomático de la Junta de Gobierno presionándola para que jurara una política anticomunista y anticubana, al mismo tiempo que intentaba su derrocamiento. Hasta finales de diciembre de 1960, el departamento de estado yanki notificó su reconocimiento al nuevo gobierno salvadoreño y ello no fue sino una cortina de humo para maniobrar mejor en el campo golpista.”

“A la caída de la tiranía lemusista, las fuerzas democráticas intensificaron su labor para sacar en breve plazo a las masas populares del estado de desorganización y debilidad política en que han permanecido durante tres décadas. La organización de los sectores democráticos comenzó a cobrar amplitud en las ciudades y, lo que es más importante, en el campo. Durante el nuevo período de la Junta de Gobierno se fortaleció aún más la movilización y la participación del pueblo en pos de sus intereses; creció el nivel de su conciencia política y su espíritu de lucha; aclaró con mayor precisión sus objetivos democráticos; elevó la confianza en sus propias fuerzas y vigorizó en anhelo de llegar rápidamente a transformaciones definitivas en lo económico y en lo político.

“Aunque la Junta de Gobierno se opuso a la realización de cambios den la estructura administrativa y económica, el movimiento popular a minar en todo el país, el poder en que ha estado asentada la opresión local de la oligarquía: los gobernadores, los alcaldes, los comisionados y una serie de caciques de segundo y tercer orden. Estos hechos significaron la incorporación de grandes masas a la lucha. En tales circunstancias, cada día que pasaba contribuía a fortalecer el campo democrático en detrimento de las fuerzas del imperialismo y de la oligarquía. Todo ello inducía a pensar que, en corto tiempo, el pueblo se colocaría en condiciones de poner un alto definitivo a la reacción, ya fuera en las urnas electorales o por medio de acciones más profundas y radicales.”

“El imperialismo y la oligarquía se alarmaron. La reacción interna, bajo la dirección de la embajada yanki, comenzó a reagruparse después de la confusión que le produjo el triunfo popular. Por cinco vías distintas se efectuó la ofensiva reaccionaria, encaminada a reinstalar la tiranía;

a) Una virulenta campaña publicitaria de tipo confusionista.
b) Maquinaciones exitosas contra la unidad de las fuerzas progresistas.
c) La creación de partidos políticos reaccionarios, como el partido Demócrata Cristiano, y el Partido Social Demócrata, para aprovechar, en caso necesario, el camino electoral.
d) Las presiones de la Junta de Gobierno para hacerla virar hacia rumbos antidemocráticos.
e) La línea principal, o sea el camino del golpe de estado, la conjura constante y repetida.”

“Se montó una estridente campaña de calumnias contra las fuerzas democráticas; el clero hizo la tradicional mezcolanza de religión y política y tronaba contra la “amenaza comunista” la gran prensa se indignó por los “intentos de convertir a El Salvador en una nueva Cuba”; los juristas al servicio de la oligarquía se escandalizaban por la “ruptura de la constitucionalidad” y llenaban las páginas de la gran prensa con declaraciones y artículos de fondo; se trató de atemorizar a los propietarios del campo con las “amenazas extremistas” de un pronto reparto de tierras, se le gritaba al ejército que el próximo objetivo de las fuerzas democráticas era disolverlo y sustituirlo por milicias populares, como paso previo a un inmisericorde “corte de cabezas” de ricos, militares y servidores de los gobiernos anteriores; en fin, se levantó el sucio pendón del comunismo, hablándose de que el comunismo amenazaba tomar el poder y se indicaba a reflexionar sobre el peligro que ello significaba para las instituciones democráticas del país”; para la “solidaridad hemisférica” y para los valores de la “cultura y civilización occidental”.

“De la actividad literaria, la reacción pasó a las acciones cada vez mas audaces contra la unidad de las fuerzas democráticas, debilitó al Frente Nacional de Orientación Cívica, organismo unitario que había encabezado los triunfos del pueblo contra la dictadura y que habían ganado prestigio entre las masas en un año de lucha el FNOC estaba integrado por entidades gremiales sin militancia partidista y por partidos políticos, a saber: La Confederación General de Trabajadores Salvadoreños (CGTS), La Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS), el Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM) el Partido de Acción Renovado a (PAR) y el Partido Radical Democrático (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN). Posteriormente la división fue llevada al seno mismo del sector estudiantil”. (Dalton, Roque: op. cit., pp. 138-139).

Después de repetidos intentos de golpes de estado, frustrados por la movilización de las masas populares que, convocadas por el FNOC salieron a la calle a demostrar su adhesión a la Junta de Gobierno y a pedirle a esta que tomara medidas para aplastar la conspiración ultra-reaccionaria, la oligarquía y el imperialismo norteamericano, reimpusieron la tiranía militar por medio de un cuartelazo en la madrugada del 25 de Enero de 1961. El organismo que sustituyó a la derrocada Junta de Gobierno se denominó “Directorio Cívico Militar”.

El pueblo se lanzó a la calle en son de protesta y en demanda de armas llegó multidinariamente al cuartel que se consideraba leal. Las armas no fueron entregadas y la represión se desencadenó. Los llamados cuerpos de seguridad ametrallaron las manifestaciones callejeras y de inmediato se decretó el estado de sitio y la Ley Marcial.

El FUAR concluyó en sucesivas publicaciones que las características nuevas de la situación nacional a partir del 25 de enero de 1961, han venido haciéndose nítidas con el paso de los días y son, entre otras las siguientes:

a) Toma del poder político del país, con vista a asegurar la neocolonización al estilo de Puerto Rico, por el imperialismo norteamericano. El instrumento, para esa acción imperialista ha quedado sirviendo a los intereses de la oligarquía criolla.
b) Ruptura del orden legal, que aunque fuera en apariencia habían tenido los regímenes anteriores. El orden constitucional, supuestamente restablecido con el gobierno de Julio Rivera, quedó substituido por la voluntad absolutista del ejército que, de institución teóricamente “Obediencia y no deliberante” (como lo señala la constitución de 1950), pasó a ser una institución que manda y ordena, que detenta el poder político y se embarca en actividades seudo-reformistas completamente ajenas a sus atribuciones.
d) Comprensión, por parte de las organizaciones democráticas y los amplios sectores de la población urbana y rural, de que el problema del arribo al poder en El Salvador, es un problema de fuerza; quien tiene la fuerza, tiene el poder. Esta comprensión ha sido posible gracias a los siguientes hechos: a la acumulación de experiencias políticas en una lucha bastante prolongada y dentro de un movimiento de masas, que desde hace mucho tiempo, se halla en proceso de total unificación y democráticamente orientado; a la agudización sin precedentes de las contradicciones económicas y sociales internas; al ejemplo de la Revolución cubana, con sus proyecciones en el ámbito latinoamericano; y a la situación internacional, que indica el total y definitivo eclipse del imperialismo, bajo el poderoso golpe de los éxitos del campo socialista y de las luchas de liberación de los países coloniales y dependientes..”

El Salvador, dentro de las nuevas condiciones políticas latinoamericanas, se ha convertido en un instrumento directo de la agresión militar del imperialismo norteamericano contra los pueblos y el Continente. La base de sostenimiento material de la actual dictadura salvadoreña, es de índole militar y trasciende de lo puramente nacional, ya que el resto de los ejércitos centroamericanos en razón del pacto de unificación bajo el comando Conjunto, tienen el compromiso de sostener el régimen salvadoreño, contra la voluntad del pueblo.

Esta situación ha sido comprendida de manera exacta por las organizaciones revolucionarias del pueblo salvadoreño, El FUAR, en su publicación “El Salvador, drama ignorado”, dice:

“En el período histórico que vivimos, las oligarquías y el imperialismo han entrado en abierto choque con los cinco pueblos de Centroamérica. Ese choque presenta diversos grados de agudización pero, en conjunto, nos indica que en un futuro previsible tendrá que arribar a etapas revolucionarias decisivas.. Esta previsión, alejada de todo lirismo, implica una cuestión de esencia, o sea, que ningún movimiento popular centroamericano, podrá pretender enmarcarse dentro de sus límites fronterizos artificiales, sino que tendrá que estar ligado íntimamente a los demás movimientos populares. Y esta razón supone, primordialmente, un debe que está inscrito en las primeras líneas de la orden del día: la solidaridad oportuna y aplastante de los pueblos para con aquellos movimientos que surjan en Centroamérica…”

6. EL SALVADOR EN SITUACION REVOLUCIONARIA PERIODO: 1960-62.

Los factores internos, estimulados y alentados por la lucha que libran los pueblos en todo el mundo el feudalismo, el capitalismo, el colonialismo y el imperialismo, han determinado en El Salvador, el surgimiento de una nueva situación revolucionaria.

El brillante ejemplo de la Revolución Cubana, da fe en sus fuerzas al pueblo salvadoreño y afianza en el, la convicción, de que es perfectamente posible desarrollar con éxito, un Movimiento Revolucionario de Liberación Nacional, aún en los países pequeños y vecinos del Estado imperialismo norteamericano; que es absolutamente falso que los estados pequeños, como el salvadoreño, estén irremediablemente sometidos a los designios del imperialismo opresor, y de que la revolución, el desarrollo económico independiente y el ejercicio pleno de la soberanía.

Como ha quedado demostrado en esta parte del capítulo, El Salvador es un país que se caracteriza por su condición semifeudal y semicolonial, dependiente del imperialismo norteamericano. Para que el país pueda salir de tal situación, necesita transformaciones profundas que solo será posible realizar por medio de la Revolución, esto es, de una revolución que tenga las siguientes características:

En primer lugar, la Revolución Salvadoreña, tendrá carácter popular, democrático, agrario y nacionalista. En segundo lugar, esta Revolución estará dirigida por la clase más revolucionaria, que en El Salvador es la clase obrera, en estrecha alianza con la clase mayoritaria, que es el campesinado. La alianza obrero-campesino, será la base de la más amplia y firme unidad popular, de todas las demás fuerzas revolucionarias del país; sectores medios de la población (estudiantes, profesionales, pequeños y medianos productores de la ciudad y del campo, empleados, maestros, artistas, intelectuales, pequeños comerciantes, etc.) y burguesía que acepte la línea de la Revolución y se incorpore a ella consecuentemente.

Para sacar al país del atraso semifeudal y semicolonial y de la opresión política en que ha vivido, será absolutamente indispensable, destruir el aparato estatal, en que se ha asentado el poder de la oligarquía y el imperialismo y crear un nuevo estado y gobierno de carácter revolucionario. El nuevo estado será un estado democrático de liberación nacional.

El gobierno revolucionario salvadoreño, representará los intereses de la clase obrera, de los campesinos, de las capas medias de la población y de la burguesía incorporada a la revolución, que son las clases revolucionarias reales y potenciales, de la actual etapa, del desarrollo histórico salvadoreño.

Las medidas fundamentales, para la destrucción del aparato estatal del imperialismo y la oligarquía serán las siguientes:

a) Derrocamiento de la tiranía, al servicio de la oligarquía y del imperialismo.
b) Liquidación completa de todas las formas de control en influencia del imperialismo norteamericano, sobre las fuerza armadas salvadoreñas, expulsando a la misión militar norteamericana y anulando todos aquellos convenios o tratados que establezcan este control.
c) Disolución de los actuales “Cuerpos de seguridad”
d) Disolución del sistema de comandancias locales y patrullas militares, actualmente, existentes en las zonas rurales.
e) Derogación de todas las leyes, decretos, códigos, reglamentos, ordenanzas, etc. Que consagren la opresión semifeudal y pro-imperialista o estorben la democratización del país o su transformación revolucionaria.

La línea revolucionaria –como salida a la caótica situación nacional- ha sido adaptada por el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR) de cuya estructura, papel histórico, actividad y programa se hablará más adelante. Esta línea revolucionaria, aunque no desecha los medios pacíficos de lucha como formas coadyuvantes para su realización, supone, el claro entendimiento de un hecho fundamental: La oligarquía y el imperialismo, las fuerzas armadas y el aparato administrativo salvadoreño, han cerrado al pueblo, todas las posibilidades de lograr sus conquistas fundamentales por los causes legales; el pueblo solo podrá realizar los cambios revolucionarios que necesita, a través de la insurrección armada popular, oponiendo a la violencia de las clases dominantes nacionales y extranjeras, la violencia de las grandes masas oprimidas de la población.

A la par de la línea revolucionaria e insurreccional han venido manteniéndose artificiosamente otras líneas políticas de hondo contenido reaccionario. Además de la línea impuesta por el imperialismo, o sea, la de la dictadura abierta, las más importantes de esas líneas revolucionarias, es la que desecha las vías insurreccionales del pueblo y clama por la conciliación y el compromiso con las clases explotadoras, tratando de señalar al pueblo, falsas posibilidades de soluciones pacíficas a los grandes problemas nacionales. Esta vía que ha tenido acogida entre los grupos burgueses y pequeñoburgueses actuantes en la política nacional- no goza del respaldo de las masas, cada vez, más claramente convencida de su destino inmediato.

Asimismo han aparecido, organizaciones de tipo reaccionario u oportunista- algunas de ellas, financiadas por la Agencia Central de Inteligencia- que levantan asimismo, la bandera de la insurrección armada popular –la cual, conoce como satisfactoria para el pueblo salvadoreño- pero, mantienen una posición divisionista contra las organizaciones realmente democráticas y populares. Esas organizaciones seudo-revolucionarias, mantienen una rabiosa posición anticomunista y tergiversan los hechos de la Revolución Cubana.

La dictadura del ejército –sin embargo-, ha sido en lo interno, el factor que más ha contribuido a fijar en la conciencia de las masas, la salida revolucionaria, como única solución al problema nacional. En efecto, la imposición electoral, las leyes anticomunistas y anti- obreras (entre las cuales, hay, que mencionar el código de trabajo, recientemente promulgado), los presos políticos, la persecución constante a las organizaciones democráticas, los destierros, las torturas y los asesinatos, la actividad anticubana y pro-guerristas en lo internacional, golpean con toda su fuerza, en el pensamiento de todos los salvadoreños honestos llamándolos, cada día que pasa, a tomar actitudes más firmes y efectivas contra la dominación extranjera y oligárquica. Nunca, como en el presente, en carácter antinacional de las fuerzas dominantes en El Salvador, había sido puesta más claramente de relieve, ante los ojos del pueblo.

Se examinará a continuación los elementos instrumentos organizados con que cuenta el pueblo salvadoreño, para llevar a cabo su lucha revolucionaria, así como, al mismo tiempo, el resto de las organizaciones políticas existentes en el país.

De la actividad de estas organizaciones –populares y antipopulares- dependerá, en un buen grado la aceleración o demora de la etapa decisiva en este nuevo proceso revolucionario al cual, se enfrente el pueblo de El Salvador.

6.1. Organizaciones e masas y partidos políticos.

6.1.1. Movimientos políticos del Frente Unico.

Los planteamientos de “Frente Unico”, de carácter democrático, habían sufrido, en el pasado, de la incomprensión de algunos sectores políticos del país, además, por supuesto del boicot y el ataque de la reacción y de la represión del gobierno.

Sin embargo, en la actualidad bastante se ha avanzado en ese camino, ya que se ha demostrado, a las amplias masas populares que el Frente Unicodemocrático, antifeudal y anti-imperialista- es el gran camino para lograr la democracia, la liberación nacional y el progreso de El Salvador.

En el mes de octubre de 1959, se constituyó el “Frente Nacional de Orientación Cívica” (FNOC) con una finalidad específica: Luchar por la emisión de una ley electoral democrática. Este Frente algunos meses más tarde, encabezó la lucha contra la tiranía de José María Lemus, rodeándose de gran prestigio durante las acciones populares de los meses de agosto, septiembre y octubre de 1960. Las vacilaciones de algunos partidos pequeño-burgueses, que se hallaban en el FNOC, rompieron la unidad y el Frente Unico quedó muy debilitado por las deserciones, casi totalmente destruido.

Un mes después de que se instauró una nueva dictadura militar en El Salvador- (el 25 de enero de 1961, Directorio-militar), las fuerzas populares lograron estructurar, en la clandestinidad un nuevo frente único, al cual, se le denomina desde entonces, Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR). En el FUAR se hayan los sectores obreros, campesinos y aquellas capas de la pequeña burguesía más radicalizada. Los objetivos del FUAR son verdaderamente revolucionarios. Persiguen la transmisión de la sociedad salvadoreña, por medio de la Revolución Popular, agraria semifeudal y anti-imperialista. Todas sus predicciones políticas, basadas en análisis marxistas-leninistas de la realidad nacional, con relación al rumbo que tomaría el ejercicio del poder a partir del 25 de Enero de 1961, han sido confirmadas por la realidad. Actualmente el FUAR, encabezó la lucha del pueblo salvadoreño contra la dictadura pro-imperialista, habiendo determinado, que su línea política fundamental pasa por las vías de la insurrección armada popular.

6.1.2. Organizaciones de masas no políticas.

Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños AGEUS. Es la máxima organización estudiantil universitaria, tiene más de cuarenta años de existencia y su prestigio entre el pueblo es grande invariablemente siempre ha estado, como conjunto, al lado de las luchas populares, aunque en su seno, existen contradicciones ideológicas que son reflejo de la composición clasista heterogénea del estudiante salvadoreño.

El estudiantado universitario salvadoreño, tiene muchos mártires. Mario Luna y Alfonso Zapata, fueron fusilados en 1932, durante la gran masacre nacional. Habían sido directores del periódico estudiantil comunista “Estrella Roja”. En las luchas contra la tiranía de los trece años de Maximiliano Hernández Martínez, las AGEUS luchó intensamente. Su participación de la gran Huelga General de 1944, que derrocó a esa dictadura, fue de gran importancia. En ese mismo año, muchos universitarios, a la par de obreros y campesinos, organizaron en Guatemala una invasión al territorio salvadoreño, con el fin de derrocar al gobierno terrorista de Osmín Aguirre y Salinas. El 12 de Diciembre entraron al departamento de Ahuachapán y tomaron su cabecera departamental, pero las fuerzas gubernamentales aplastaron aquel brote de rebeldía juvenil. Más de 100 estudiantes, obreros y campesinos murieron en esa acción. La AGEUS tuvo asimismo, gran participación en el derrocamiento de la tiranía Lemusista y actualmente, combate denodadamente, por los derechos humanos y el restablecimiento de la democracia contra la tiranía de turno.

En lo Internacional, la AGEUS, ha mantenido una posición independiente y envía delegaciones a los congresos y demás actitudes de la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) de tendencia democrática y de la reaccionaria COSEC, instrumento del imperialismo, en el movimiento estudiantil internacional.

Dentro de la AGEUS existen –casi a manera de partidos políticos en una República- varias agrupaciones de distinto origen y posiciones ideológicas. Entre ellas se destacan: Acción Estudiantil Universitaria (AEU), entidad democrática y revolucionaria, que agrupa a los sectores universitarios más progresistas y radicalizados. Lucha por la unidad estudiantil, por la democratización de la universidad y por las grandes reivindicaciones del pueblo salvadoreño, el Frente de Izquierda Democrático (que antes se llamó Frente Universitario Centralista y que, en el cambio de su nombre refleja gráficamente su evolución); Acción Católica Universitaria Salvadoreña, filial del OPUS DEI, dirigida por la jerarquía eclesiástica salvadoreña.

6.1.3. Confederación General de Trabajadores Salvadoreños. (CGTS).

Es la organización sindical, que agrupa a los sindicatos democráticos. En El Salvador, existe otra organización que funge como central sindical: Es la Confederación General de Sindicatos (CGS) que sigue la línea de la ORIT y de la embajada norteamericana. El sostenimiento económico de la CGS, es sufragada directamente por la ORIT, es decir, por el imperialismo norteamericano. La CGS, es consecuente con los intereses del imperialismo norteamericano y de la oligarquía criolla, es enemiga de la unidad de la clase obrera salvadoreña sobre bases democráticas. Ha rechazado en forma persistente, la unidad ofrecida por la CGTS. Existen asimismo, en El Salvador, una serie de fuertes sindicatos independientes (ferrocarriles entre ellos) que cooperan sin embargo, en acciones conjuntas con la democrática CGTS.

Las CGTS es objeto de la persecución oficial y desarrolla una actividad que, en muchos sentidos, es prácticamente clandestina. Goza de gran prestigio entre las masas populares, por su lucha política y por su abnegada lucha sindical. Su influencia ha logrado cierta penetración en el campo, donde las organizaciones sindicales, están prohibidas por la ley del régimen antinacional de El Salvador.

6.1.4. Vanguardia de la Juventud Salvadoreña. (VJS)

Es la combativa organización de la juventud estudiantil, obrera y campesina de El Salvador, nació en la clandestinidad, bajo la dura represión del tirano Lemus, en Septiembre; de 1960. Desde entonces, luego de una breve etapa de legalidad, la VJS ha crecido, se ha fortalecido en la clandestinidad y es, actualmente, una de las más activas organizaciones en la lucha que dirige el FUAR contra el imperialismo y la oligarquía. Antes de la VJS había existido una organización juvenil democrática llamada “Juventud cinco de Noviembre”, que tuvo corta vida.

6.1.5. Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas (FMS).

Fue creada en 1957. Desde su creación, la entidad ha hecho honor a su lema: “Por los derechos de la mujer y el niño” es una organización democrática, de carácter amplio, en cuyo seno, predomina las mujeres de la clase obrera, empleadas, pequeñas comerciantes, etc. Fraternidad de Mujeres mantiene relaciones y ha estado representada en todas las actividades de la Federación Internacional de Mujeres Democráticas.

6.1.6. Federación Magisterial Salvadoreña (FMS).

Entidad del gremio de maestro de todos los niveles, integrada durante la tiranía Lemunista. Actualmente, combate al lado del FUAR, contra la dictadura pro-imperialista.

6.2. Partidos Políticos.

6.2.1. Partido Comunista de El Salvador.

Se fundó en el año de 1929. El Primer Secretario General de su comité central fue Agustín Farabundo Martí, fusilado en 1932. El PCS existió abiertamente, aunque no legalmente desde 1929 hasta 1931. Con ocasión del levantamiento campesino de Enero de 1932, Martí fue capturado y acordado su muerte por un tribunal militar, en un simulacro de juicio por los delitos de rebelión y sedición. Desde entonces, el PCS se haya viviendo en la clandestinidad. Durante su existencia se ha ido enriqueciendo con grandes experiencias y fortaleciendo su unidad. Puede decirse, que en la actualidad, el PCS es una organización marxista-leninista en una etapa de madurez. El PCS proclama en El Salvador una revolución popular, agraria, antifeudal y anti-imperialista. Defiende la unidad de todas las fuerzas progresistas en un amplio frente de masas (FUAR), instrumento que llevará al triunfo al pueblo salvadoreño.

6.2.2. Partido Revolucionario Abril y Mayo (PRAM).

El nombre y la bandera de este partido se refieren a los acontecimientos de Abril y Mayo de 1944 que condujeron a la caída de la dictadura Martinista, uno de los momentos de mayor auge revolucionario de la historia del pueblo salvadoreño. El PRAM, es el partido político de las masas populares más avanzadas. En su seno, se encuentra representados importantes sectores del campesinado, de la clase obrera y de la pequeña burguesía salvadoreña. En este sentido, es en sí, un partido de frente único. Su línea política es revolucionaria y de apoyo al FUAR. En lo internacional, apoya decididamente a la Revolución Cubana y lucha por la paz mundial. En lo nacional, su posición es anti-burgués, por la vía de la insurrección armada. Este partido lucha por su legalidad que le ha sido negada por los gobiernos de los últimos años y ha sido blanco predilecto de la represión antipopular. El PRAM, es una de las bases más firmes del movimiento democrático salvadoreño.

6.2.3. El Partido Radical Democrático. (PRD).

Es un partido reducido, de escasa influencia en las masas. Representa intereses de las capas de pequeños propietarios agrícolas y de elementos democráticos del profesionalismo. Su línea política es de defensa de los derechos democráticos de la ciudadanía y ha sufrido la represión de los últimos gobiernos. Fue fundado durante el gobierno de Lemus.

6.3. Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).

En el marco de la situación revolucionaria que para Roque Dalton había entrado El Salvador y como resultado del impetuoso conocimiento de la conciencia política del pueblo –verdaderamente excepcional a partir de los meses de la lucha contra el gobierno de Lemus y, en general, a partir del triunfo de la Revolución Cubana- ha surgido el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR).

El FUAR es en concreto, el organismo unitario creado por el pueblo en la clandestinidad, para realizar la revolución, en el se unifican y se entrelazan los esfuerzos de los obreros campesinos, los estudiantes, los maestros, los empleados, los profesionales o intelectuales honestos en general, los agricultores, comerciantes e industriales pequeños y medianos y todos los elementos patriotas provenientes de otras clases y sectores de la población, que se encuentran interesados en poner fin, por los medios adecuados, a la dominación de la oligarquía y del imperialismo.

El FUAR, dice la plataforma programática de dicha organización unitaria está consciente, de que la lucha del pueblo salvadoreño, debe orientarse, fundamentalmente, contra el imperialismo norteamericano, por ser este, el principal obstáculo para el desarrollo económico diversificado e independiente de la nación y para el florecimiento de la cultura y de las libertades ciudadanas.

El FUAR sostiene que la principal tarea interna del futuro gobierno de la revolución será la de realizar una profunda reforma agraria, que liquide el monopolio de la tierra, entregándola a los obreros agrícolas o campesinos sin tierras o con muy poca. Al mismo tiempo que libera de la explotación oligárquica y proporciona ayuda efectiva a los agricultores, pequeños y medianos. Al realizar la reforma agraria, la revolución salvadoreña asestará un golpe de muerte al feudalismo y acabará con el monocultivo y la deformación colonial de la economía del país, abriendo el camino correcto para la industrialización y para la liquidación completa, del desempleo en el campo y las ciudades a breve plazo.

Pero, el problema de la tierra, con ser tan importante no es el único problema de El Salvador. En el país es necesario considerar todos los problemas derivados de su condición, de país insuficientemente desarrollado, explotado por una insaciable oligarquía, oprimido por una férrea dictadura militar y explotado, en sus riquezas, por los monopolistas de Estados Unidos.

La anulación de las libertades democráticas, el irrespeto a los derechos fundamentales y universales del hombre, la burla vergonzosa a la voluntad popular mediante los fraudes electorales, la ineficacia de los recursos legales, las persecuciones por motivos ideológicos, son en el orden interno. Los resultados de la acción combinada de las fuerzas antinacionales del imperialismo y la oligarquía, encabezadas en la actualidad de una manera visible, como se ha aclarado, por el imperialismo, en detrimento, por lo menos temporal, de los intereses de la oligarquía.

La crisis económica, la deformación de la economía nacional, la insuficiencia del desarrollo, la miseria y el desempleo de las grandes mayorías de la población, son también resultado de esa funesta combinación.

En el orden internacional, los resultados de la misma son, entre otros, la anulación de la soberanía nacional, el infamante papel de comparsa de los Estados Unidos que El Salvador tiene en los organismos internacionales, la participación en bloques agresivos, la imposibilidad de comerciar libremente con todas las naciones del mundo.

Por eso, el FUAR postula en El Salvador, la realización de una Revolución democrática, anfeudal y anti-imperialista, que ponga al Estado en manos del pueblo, garantice el disfrute de la libertad a las grandes mayorías de la población, eleve, substancialmente el nivel económico de la grandes masas trabajadoras, las bases del desarrollo independiente de El Salvador, libere y diversifique el comercio exterior y desarrolle una política internacional digna, en correcto ejercicio de la soberanía nacional.

El FUAR ha hecho público en San Salvador en forma detallada y minuciosa, el programa revolucionario que encierra estos grandes anhelos del pueblo salvadoreño. En una proclama que ha tenido una gran difusión en todo el país, el FUAR ha informado al pueblo que al constituirse el gobierno revolucionario abordara, de inmediato, las siguientes tareas esenciales e impostergables:

1. Realización de la reforma agraria revolucionaria,
2. Realización de una reforma urbana, que eliminará los mesones y tugurios, dará en propiedad, a los inquilinos, la vivienda que tenga en alquiler, indemnizándose a los medianos y pequeños propietarios y a los grandes que hayan adoptado una posición correcta ante la revolución. dicha reforma urbana contempla, asimismo, la construcción progresiva de la cantidad de viviendas necesarias para cubrir las necesidades que, en este aspecto, tiene la población.
3. Realización de la reforma bancaria que, entre otras cosas, nacionalizará la banca y las instituciones de crédito público y orientará la política crediticia al fomento y diversificación de la producción nacional.
4. Reforma educacional que liquidará el analfabetismo, coordinará la enseñanza a través de todos sus niveles, impulsará la reforma universitaria, fomentará la enseñanza técnica, construirá escuelas suficientes, difundirá la cultura y asegurará a los intelectuales y artistas, el pleno desarrollo de su obra y su personalidad.
5. Reforma tributaria, que recargará la imposición sobre las capas económicamente fuertes de la población; librará de cargas tributarias onerosas, a las económicamente débiles y dará protección a la industria nacional, contra la desleal competencia imperialista.
6. Reforma administrativa, que entre otras medidas, restituirá al patrimonio nacional, los bienes malversados por gobernantes y funcionarios de los regímenes pasados, establecer la más escrupulosa honestidad en el manejo de los fondos públicos y asegurará, el destino de la inversión estatal, en beneficio de las grandes mayorías de la población.
7. Política exterior, fundada en el establecimiento de relaciones con todos los países, independientemente de sus sistemas políticos-económicos, en la igualdad jurídica y el respeto absoluto a los principios de la libre autodeterminación de los pueblos y la no intervención en el repudio a la guerra y la defensa de la paz y en el apoyo a la unidad centroamericana, ajena a los manejos del imperialismo de Estados Unidos.
8. Política comercial, que nacionalizará y liberará, el comercio exterior salvadoreño, revisará los convenios y tratados comerciales, lesivos al interés nacional o a la soberanía, nacionalizará los puertos y las empresas mercantiles imperialistas, controlará los precios de los artículos de consumo popular y desarrollará la pequeña y mediana empresa mercantil.
9. Política industrial, que nacionalizará las empresas imperialistas y las industriales monopolíticas nacionales, promoverá la explotación de los recursos minerales del país, sentará las bases de la industria pesada nacional y fomentará el amplio desarrollo de la industria protectora de artículos de consumo popular.
10. Política sanitaria, que erradicará las enfermedades endémicas, creará un amplio sistema nacional de clínicas y hospitales, dará asistencia médica gratuita al pueblo y promoverá el saneamiento urbano y rural.
11. Política laboral, que garantizará a los trabajadores de la ciudad y el campo, la absoluta libertad de organización y sus derechos sindicales y de huelga, asegurándose el salario mínimo y los beneficios del seguro social, contra todos los riesgos, terminando además con el desempleo y asegurando la inamovilidad del trabajador.
12. Política social, que liquidará todas las formas de discriminación fundadas en la raza, en la religión o en la situación económica, incorporará en la práctica, a la mujer, el goce pleno de todos sus derechos, podrán fin al negocio del vicio, rescatando para la vida honesta y constructiva a quienes estén en sus garras, fomentará y llevará a todo el país al deporte, protegerá a la niñez y liberará (libertará) de toda explotación y dará, a la juventud, toda la ayuda necesaria para su formación y el pleno logro de sus inquietudes.
13. Política militar, el gobierno revolucionario de El Salvador orientará su política militar, hacia la formación de un ejército nacional de ideología democrática, con disciplina revolucionaria consciente que garantice la soberanía de la nación y la integridad nacional, que participe, activamente en la vida del pueblo y colabore con el, en la realización de sus aspiraciones.

A este nuevo ejército salvadoreño, podrán incorporarse todos los militares de profesión, que no hayan cometido delitos o atropellos contra el pueblo, que se hayan mantenido al margen de las brutales represiones contra las organizaciones (organizadoras) y militantes democráticos, y los que rectifiquen oportunamente su actitud antipopular y se distingan por laguna acción favorable al triunfo revolucionario popular.

Asimismo, el gobierno revolucionario de El Salvador, promulgará una nueva constitución que de al Estado, una estructura democrática, asegurando el control popular sobre todos sus órganos, que asegure el poder para el pueblo, permitiendo la defensa de la revolución contra los intentos restauradores del imperialismo y la oligarquía y de fundamento jurídico a la nueva estructura económica y social, que construirá la Revolución. (Proyecto de Plataforma Programática del FUAR, aprobada por la tercera Plenaria Nacional, 1962).

El pueblo salvadoreño, al levantar la bandera de la revolución, lucha por sustituir el aparato estatal, antinacional y antidemocrático, por un Estado Revolucionario, que responda a los intereses de las grandes mayorías, que asegure la efectiva independencia nacional en todos los terrenos y que abra amplias vías, al desarrollo y progreso del país.

El movimiento de masas salvadoreñas tardó casi diez años en encontrar la forma orgánica para conducir sus luchas de formas continuas y con la calidad requerida para plantearse la posibilidad de la toma del poder y la construcción de una sociedad nueva. Esos diez años de búsqueda fueron de increíble riqueza y acumulación-asimilación de aciertos y errores.

En 1963 se promulgó el Código de Trabajo, el cual reconocía las federaciones y confederaciones. La nueva política gubernamental obligó a la tendencia sindical revolucionaria a tratar de adaptarse al Código de Trabajo, hecho no criticable pero que condujo al abandono de las formas de organización y lucha sindical no legales, lo cual repercutió negativamente en los años siguientes. Así la debilidad de la CGTS llevó a la idea de formar una central única de trabajadores; por lo tanto, se impulsó la creación del Comité Unitario Sindical Salvadoreño (C.U.S.S.), el cual no logró su objetivo y terminó sentando las bases para la formación de la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (F.U.S.S.), en Octubre de 1965. Aquí se inicia en nuestra opinión una política unitaria que, por no basarse en un análisis correcto de la realidad, se tradujo en un insistente intento de construir la Central Unica de Trabajadores que nunca llegó a concretizarse. Sin embargo, y hasta el final de estos años, 1975, como veremos más adelante se asiste a un crecimiento del número de sindicatos y de afiliados.

Este sostenido crecimiento puede conducir a un dilema cuando se reconoce que, luego de la Huelga General Obrera de 1967, el movimiento sindical entró en un franco reflujo del cual comenzó a emerger en 1977. En efecto, este crecimiento cuantitativo tiene un contenido diferente si se analizan las tendencias políticas predominantes en el movimiento sindical en estos años. Entre 1957 – 1958 y 1969 (sobre este último año se retornará más adelante), se constata la existencia de dos tendencias mayoritarias. Por un lado, los sindicatos controlados por el gobierno a través de la C.G.S., control que asumió formas y grados diferentes. Por el otro, los sindicatos influenciados por el Partido Comunista a través, primero, de la C.G.T.S. y, luego de la F.U.S.S.

A estas tendencias se debe agregar algunos sindicatos independientes, reconocidos por el Ministerio de Trabajo, pero que no estaban afiliados a ninguna federación, y la pequeña Unión Nacional de Obreros Cristianos (U.N.O.C.) la cual existía desde los años 50, pero que alcanzó una cierta notoriedad con el auge del Partido Demócrata Cristiano a finales de década de los 60.

La C.G.S. se fundó en 1958 con 4 federaciones que agrupaban a 45 sindicatos. Pese a que durante esos años, y hasta casi 1962, fue el principal instrumento de control y división del movimiento sindical del gobierno, no pudo dejarse de incorporar a la huelga general obrero en 1967. Ello produjo contradicciones internas que se tradujeron en la separación, en Mayo de 1968, de una de las cuatro federaciones fundantes: La Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Industria de la Construcción, Similares y Transportes (FESINCONSTRANS). Esta decisión no fue sin embargo, más que el resultado de la lucha por poder al interior de la C.G.S., y no se tradujo en un cambio de la tendencia ideológica de ninguno de los dos grupos.

La F.U.S.S. se fundó en Octubre de 1965 con 14 sindicatos algunos de ellos de importantes industrias, surgidas al calor del Mercado Común Centroamericano ha inicios de la década. Un año después contaba con 21 sindicatos y, en 1967. en el momento de la huelga general obrera el número había crecido a 40. este rápido ascenso se explica por el desarrollo industrial, su crisis, el esquema político reformista implementado alrededor de los años de 1966 y 1967 y la correcta línea sindical que se apoyó en el impulso de las huelgas, aunque estas fueran declaradas ilegales.

Se planteó entonces la necesidad de organizar dos federaciones más, la del transporte-construcción y la del vestido-alimento; lo cual prefiguraba la intención de constituir una confederación alternativa de la C.G.S. Se verá luego, las razones por las cuales este objetivo no fue alcanzado y las razones del decrecimiento posterior de la F.U.S.S.

En un trabajo que recoge los acontecimientos del movimiento conocido como la Huelga General Obrera de 1967, Salvador Cayetano Carpio (comandante marcial) señala otras huelgas que durante ese año conformaron un proceso de ascenso.

Es así, como el 18 de Diciembre de 1966 (a dos meses de haber conquistado la jornada de 8 horas), en una histórica asamblea, los pilotos automovilistas acuerdan luchar por el aumento de los salarios. Después de varias gestiones infructuosas en el Departamento Nacional del Trabajo, llega el 17 de Enero de 1967 cuando los motoristas de los buses urbanos, que en las acciones para reafirmar su derecho a la jornada de 8 horas recobraron confianza en sus fuerzas, se lanzaron a la huelga por lograr un apreciable aumento de salarios. Una tras otra se fueron paralizando todas las rutas de buses urbanas de la capital y comienza a extenderse la huelga a otras ciudades de la república. Alrededor de 1,600 motoristas se fueron a la huelga. Al tercer día la huelga triunfa arrolladoramente, obteniendo un aumento del 50 y del 100% en los salarios.

A continuación el 13 de Febrero, la huelga de 1,800 trabajadores de la fábrica I.U.S.A. (textiles), vino a estremecer a todo el movimiento sindical. La directiva de la C.G.S. –apegada a los moldes de legalismo a toda consta- trató de evitarla, pero los trabajadores ya no estaban dispuestos a dejarse arrastrar al tortuoso camino patronal del Código de Trabajo en el terreno de las huelgas. Las páginas de heroísmo, valor, disciplina, que durante 8 días escribieron los obreros y obreras de la I.U.S.A. son imborrables. La guardia que día y noche hacían los trabajadores frente a la fábrica, disciplinados y firmes con garrotes en la mano, era el símbolo del despertar combativo de los trabajadores industriales. La “C. de G.” (comisión de garroteros), tanto en su sección masculina como femenina, era la garantía de que la huelga no podía ser quebrantada por rompehuelgas.

Al día siguiente de terminada la huelga de I.U.S.A., los trabajadores del aseo público se fueron a la huelga asesorados por la F.U.S.S. En esta ocasión, la C.G.S., tampoco proporcionó la solidaridad. Los trabajadores se llevaron los vehículos, montaron guardia disciplinada y, al quinto día, 25 de febrero obtuvieron la victoria completa en sus demandas.

En este movimiento obrero de la época señala más tarde el Secretario General del PCS, el elemento común de todas estas luchas, fue su desarrollo al margen de la legislación laboral, constituyendo huelgas de hecho.

El 6 de Abril estalló la huelga en la fábrica “Acero, S.A.” situada en la ciudad de Zacatecoluca. El sindicato de esta fábrica pertenecía a la C.G.S. y contaba con un total de 260 trabajadores. El movimiento tomó por sorpresa a los directivos de la confederación, quienes maniobraron para impedir la huelga y al principio lograron que no se incorporaran demandas salariales, pero por iniciativa de la F.U.S.S. y por la serie de triunfos logrados por otros sindicatos en los meses anteriores, se incorporó la reivindicación de un aumento en los salarios del 40%.

Como consecuencia de esta acción, varios sindicatos importantes abandonaron la C.G.S. y se afiliaron a la F.U.S.S. Este fue sin embargo, el momento de auge del movimiento sindical durante los años 60, vanguardizando los obreros las luchas de masas en los primeros 7 años de esta década. Los errores de conducción y la inexistencia de una estrategia revolucionaria global en la única organización política revolucionaria de esos años, el partido comunista, explican el reflujo del movimiento sindical en los 10 años siguientes, como se verá más adelante.

Para comprender lo sucedido debe enfatizarse sobre la constitución y las acciones impulsadas por el partido comunista en el contexto del triunfo de la revolución cubana a través del Frente Unido de Acción Revolucionaria FUAR a principios de los años 60.

Estimulado por las luchas de las masas de año precedente y por la irradiación que comenzaba a provocar la experiencia cubana, el PCS decidió comenzar a organizar la insurrección popular. Reproducimos un análisis sobre este ensayo 1950, primer año de la Revolución Cubana, fue en El Salvador año de repunte de las luchas populares. El auge de la lucha…obligó al PCS a considerar la organización de la insurrección popular en términos de corto plazo. Fue así como se formaron los primeros “grupos de acción”, organizamos con proyección paramilitar al interior de los sectores populares.

La formación de los “grupos de acción que en la práctica habían significado el reconocimiento táctico del PCS a las formas de lucha armada que naturalmente superan los límites de la lucha legal y pacífica, constituyo la base para la formación, en 1961, del Frente Unido de Acción Revolucionaria organismo de carácter paramilitar estructurado por columnas provenientes de los sectores populares, y concebido tonel propósito político de incorporar paulatinamente a las clases trabajadoras a la lucha armada contra la dictadura, pero los resultados de este experimento fueron pobres; el organismo no logró consolidarse debido, en lo fundamental, a la carencia de una concepción político-militar adecuada….(antecedentes de las organizaciones populares de El Salvador, 1970-1980, Equipo de Investigación y Apoyo Popular Anastasio Aquino, México, Julio de 1984)

En términos generales, esta apreciación es aceptable, pero se piensa que la experiencia del FUAR no se perdió, pues resurgió positivamente en los años siguientes, provocando una discusión interna en el PCS y contribuyó al surgimiento, en la década siguiente, de los actuales organizaciones revolucionarias político-militares. Sobre estos aspectos girará el siguiente acápite.

7. LAS ORGANIZACIONES DE MASAS EN LA DECADA DE LOS AÑOS SETENTA.

Desde las huelgas magisteriales de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 DE JUNIO) en 1968 y la ocupación o toma del Ministerio de Educación, los profesores pasaron a constituir un sector asalariado intelectual que sobresalió por sus luchas reivindicativas de carácter económico-social, a cuyo trasfondo se vislumbran intereses de carácter político que tuvo influencia en el conglomerado.

ANDES paso a ser objeto de disputas y de infiltración principalmente por el PCS, las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Hasta finales de la década de los años sesenta, ANDES, había mantenido la influencia del PCS. A partir de la primera escisión de las organizaciones de izquierda y al aparecimiento de los primeros grupos armados, ANDES pasó a ser influenciada primero por el ERP (de 1970 a 1973) con la militancia de Roque Dalton y posteriormente de las FPL (a partir de 1973) con Mélida Anaya Montes (comandante Ana maría), lidereando el movimiento.

Por su parte el PCS mantuvo su hegemonía en la conducción de la Federación Unitaria Sindical (FUSS), de la FESTIAVCES y de la FENASTRAS (hasta 1978) en que pasó a ser influenciada por la Resistencia Nacional (RN).

Por la misma línea de la vía electoral, el PCS obtuvo más apoyo de los sectores medios, la pequeña burguesía, logrando influenciar además, a algunos miembros de las Fuerzas Armadas.

Todos estos sectores fueron aglutinados en la Unión Democrática Nacionalista (UDN). Las FPL que habían surgido con un marcado signo militar (expresado en los comandos urbanos) sufrió una readecuación en cuanto al trabajo en las organizaciones de masas. Para 1974, las FPL se proyectaron hacia las masas y para 1975 lograron formar su frente de masas; el Bloque Popular Revolucionario (BPR), que se nutrió del sector de ANDES del sector campesino que fue el resultado de la Unión de Trabajadores del Campo (UTC), fundada por las FPL y de la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS), apoyada por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). El sector estudiantil del BPR fue formado por los Universitarios Revolucionarios-19 (UR-19), la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS) y el Frente Universitario Revolucionario -30 de Julio (FUR-30) que había surgido del seno de la UCA.

Con este frente de masas, la tesis de la guerra popular prolongada de inspiración vietnamita, pasó a ser encarnada por la organización par anegar la tesis foquista que desarrolló el Ché Guevara. Pasando así las masas a ser el agua, y la guerrilla, el pez. El Comandante Marcial decía que las montañas eran el pueblo. Esta era la influencia vietnamita en las FPL.

Por su parte el ERP, comenzó a formar su frente de masas con el Frente Revolucionario de Estudiantes Luis Moreno (FRELM) en 1976. Esta organización estudiantil también se vio afectada por los problemas ocasionados por el asesinato de Roque Dalton y algunos de sus miembros son atraídos por la RN. Ante esta división del FRELM, en el Primer Congreso donde se forma el partido político del ERP, es decir, el Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS) se decidió disolver al frente estudiantil. Para 1977 el PRS decidió formar un nuevo frente de masas: Las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28). Para desarrollar este trabajo organizativo de masas, la organización tuvo que extraer cuadros (gente de confianza y con experiencia) de los comités militares.

Las LP-28 tuvieron su mayor desarrollo en la zona oriental del país, teniendo menor incidencia e influencia en el sector estudiantil y obrero, aunque si lograron organizar algunos miembros de estos sectores.

Al entrar en la lucha de masas, el ERP trató de romper con sus tesis casi foquistas de la revolución, aunque se mantuvieron las características militares e inmediatas de la organización.

Rafael Arce Zablah, fue uno de los miembros del ERP que más impulsó la creación de un movimiento de masas campesino. Para ello, se trasladó al departamento de Morazán a realizar esta tarea. En un folleto titulado y publicado por esta organización: “Comandante Rafael Antonio Arce Zablah, héroe de nuestra revolución forjador de nuestra segunda y definitiva independencia”, se dice: “En su constante atención en imprimirle al movimiento revolucionario una visión de poder, Rafael establece cuales deberían de ser las zonas en las cuales debería centrarse lo que en un futuro serían la retaguardia de la revolución, las áreas bajo control popular. En base a sus observaciones y estudios, el comandante Ara Zablah, llegó a la conclusión que en el departamento de Morazán existían grandes posibilidades para la construcción de un frente estratégico.”

Más adelante, en el documento se expresa: “Pero las masas serán lo que en otros países han sido las montañas de la guerrilla. El pueblo será la cobertura del pueblo. Y en esta idea viene Rafael a Morazán, a organizar, a construir las condiciones para la toma del poder. En el pueblo de Corola, Rafael se reúne con el núcleo de trabajadores del campo, que rápidamente se multiplicaron en miles de salvadoreños organizados en este departamento de Morazán, un poderoso movimiento de masas, que será después la base social de nuestro ejército revolucionario…”

Después de la división del ERP y el surgimiento de la RN, estos últimos desarrollaron y aventajaron a su antigua organización en lo referente a la lucha de las masas.

En el documento interno “Apuntes sobre la historia de la RN”, en el apartado sobre la “la participación de la RN en la lucha de masas” se afirma. En 1973, se organizó el movimiento de la resistencia clandestina de diversos sectores sociales, trabajo que desembocó en el trabajo abierto. El Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), fue un salto cualitativo en la historia del movimiento popular salvadoreño. Por primera vez en cuarenta años se llevó al pueblo una propuesta política que no era electoral, en la que se combinaría la lucha parlamentaria y extraparlamentaria. La táctica revolucionaria era crear un frente amplio único, pluralista, con una política e alianzas flexibles y un programa de gobierno. El FAPU planteó toda esa táctica y le fue imprimiendo una línea de agitación y movilización que desembocará en una lucha anti-dictatorial, anti-fascista y anti-oligárquica.

En la marcha se comprobó la posibilidad de la unidad de la clase obrera contra el capitalismo, la unidad del movimiento campesino y la Iglesia, la alianza de maestros, estudiantes y empleados. Debido a que existía la dispersión orgánica del movimiento popular era necesario luchar por la alianza obrero campesina y ampliarla a todos los sectores democráticos y patrióticos de la sociedad (incluyendo oficiales, clases y soldados).

En FAPU se organizó en Febrero y Junio de 1974 como frente amplio y en el tuvieron participación destacada: Carlos Arias, los padres Inocencio e Higinio Alas, Mario López y otros. Participaron sectores obreros y campesinos (FECCAS, ATACES), Sacerdotes, sectores universitarios (AGEUS, FUERZA, AED, UCA) grupos comunales y partidos políticos. En 1975, producto de la división del ERP, se dividió el FAPU, naciendo a la lucha el BPR (FPL). En 1976-1977, la RN reorganizó el FAPU como frente revolucionario con un sello clasista encabezado por la clase obrera a través del sector de Vanguardia Proletaria. Además, lo integraron” El Movimiento Revolucionario Campesino (MRC), el Frente Universitario de Estudiantes Revolucionarios Salvador Allende (FUERZA), acción Revolucionaria de Estudiantes de Secundaria (ARDES) y Organización Magisterial Revolucionaria (OMR). De esta forma el FAPU coordinó la movilización y agitación de amplios sectores sociales.

Sus principios fundamentales fueron: La lucha por la unidad de las bases, unidad de acción, fortalecimiento de los gremios, lucha combativa con énfasis en la lucha extraparlamentaria, hegemonía de la clase obrera industrial, búsqueda de apoyo exterior entre los pueblos y gobiernos democráticos y continuar con la línea original del FAPU.

Para algunos observadores, esta línea de l RN se acercó bastante a una social democracia radicalizada.

Por su parte, el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) (1978) también logró formar un pequeño frente de masas: El Movimiento de Liberación Popular (MLP) en el que convergieron la Asociación Salvadoreña de Mujeres (ASMUSAO), el Frente de Trabajadores del Campo (FTC) y las Brigadas de Trabajadores Campesinos (BTC), todas estas organizaciones formadas bajo la tesis de la revolución centroamericana.

Después del fraude electoral del 28 de Febrero de 1977 contra la Unión Nacional Opositora (UNO) y los subsiguientes sucesos en el parque Libertad de San Salvador, en donde fueron reprimidos los manifestantes que repudiaban el fraude y reclamaban el triunfo de la UNO, formaba por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) y Unión Democrática Nacionalista (UND) la Juventud Comunista (JC) del PCS cuestiona a los viejos reformistas sobre si la vía electoral sigue vigente o si se ha llegado la hora de tomar la vía armada, ya que las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución se estaban dando.

Salvador Cayetano Carpio (Comandante Marcial) se había sacado la espina y le había demostrado al PCS la viabilidad de la lucha armada. Los comunistas salvadoreños acusaron ante Cuba a las FPL de ser troskistas y agentes de la CIA. Cuba se mantuvo apoyando al PCS, las FPL se acercó más a los vietnamitas y acusaron a los primeros de ser reformistas y también agentes de la CIA. El ERP fue acusado por los dos anteriores de ser troskistas y maoístas, ya que estos en 1976,en el Primer Congreso donde se formó el PRS, bajo la dirección de Joaquín Villalobos y Arce Zablah se habían definido oficialmente como maoístas definiendo el período de Sebastián Urquilla como de troskista. Fue la época en que el ERP rompió relaciones con los cubanos y los soviéticos después del problema de Roque Dalton que era apoyado por los cubanos.

Loa maoístas acusaron a los demás ultraizquierdistas, pequeños burgueses, reformistas y de todo lo que les denigrara en relación a la mística y ética revolucionaria. El PCS respondió a estas acusándolos de ser unas aventureros y de practicar la tesis foquista del Ché Guevara. Mientras tanto, la RN siguió la discordia contra el ERP y les exigió una declaración pública sobre el asesinato de Dalton.

La década de los años sesenta fue par ala izquierda salvadoreña un período de fuerte lucha ideológica, acusaciones mutuas y de purgas por motivos incluso personales. Las masas fueron arrastradas también a esta lucha, pero de ellas saldrá un factor de presión para buscar la unidad. Puede afirmarse que las causas por las cuales no se unía la izquierda fueron problemas ideológicos entre líneas estratégicas y tácticas en los que el problema del método o la vía para la toma del poder llevaría a problemas personales entre las cúpulas de mando de las diferentes organizaciones.

En este contexto hay que analizar el resurgimiento de las luchas de las masas urbanas. Para ello hay que retroceder y observar lo ocurrido a estas luchas entre 1976 y 1980.

Se iniciará el examen de estos 5 años recogiendo los cambios ocurridos en el movimiento sindical a partir de 1977, apoyándose el estudio en el trabajo “El Salvador historia del movimiento obrero de 1920 a 1977”. Hay que comenzar diciendo que desde hacía varios años el movimiento obrero estaba en crisis. Esta lucha se caracterizaba, en primer lugar, por un reflujo persistente desde los años 1968-1969 manifestando en la disminución y calidad de los movimientos impulsados y en la destrucción sistemática de los sindicatos. Este reflejo se comenzó a superar con la reactivación del movimiento obrero en 1976 con la influencia de las FPL, del ERP y RN.

Dentro de este reflujo general, fue característica la acentuada disminución de la importancia de las federaciones influenciadas por el PCS, la FUSS y la FESTIAVCES. Por el contrario, durante estos últimos años se acentuó el control existente sobre la mayor parte de los sindicatos, a pesar de haber sufrido profundas escisiones, por parte de la burguesía. Unido a lo anterior, es característico el fracaso permanente de la tendencia sindical influenciada por el PCS para construir una confederación sindical de izquierda. Por último está la incapacidad del movimiento obrero influenciado por la izquierda, para responder a la sistemática y selectiva represión del régimen imperante.

Los sindicatos de industria contaban con el mayor número de afiliados: CGS,10167; FUSS 6006; FESTIAVCES, 1924; FESICONSTRANS, 18919; KFENASTRAS, 11323; USTRAS, 145, Independientes, 923. Se muestra la importancia de la FUSS y una disminución relativa en la CGS, la cual representaba orgánicamente la tendencia sometida a la patronal y al gobierno, formada en 1958 con 46 sindicatos y 13,000 afiliados aproximadamente. En 1967, a raíz del auge de la lucha de clases se separaron de ella importantes sindicatos. En 1968, nueve sindicatos se separaron de la FESINCONSTRANS, la cual pasó a constituir un mero reagrupamiento de la tendencia sindical controlada por la burguesía.

A partir de 1969, año en que se inició la crisis actual del movimiento obrero, la CGS creció de modo sostenido hasta Diciembre de 1972, cuando se salieron 13 sindicatos pertenecientes a la FESINTRABS y 3 de la FESINTEXISIC, los cuales posteriormente formaron la FENASTRAS. La ausencia de una tendencia que impulsara una línea político-sindical revolucionaria impidió aprovechar la situación de debilidad de la CGS, producto de sus contradicciones internas. En 1973, esta federación había experimentado una disminución de casi 8,000 afiliados, pero logró mantenerse e incluso creció en los años de 1974 a 1976.

La FUSS, pese a su rápido crecimiento entre 1965 y 1966, entró en una franca declinación sin perspectiva de recuperación, debido a la hegemonía de una política sindical reformista y economicista producto de una línea política general basada en el revisionismo de la teoría marxista-leninista. Durante estos años, la FUSS combinó una práctica reformista y economicista con una lucha tendiente a lograr la unidad sindical, respondiendo a la concepción unitaria ya criticada. Así, el VI Congreso Federal Extraordinario de 1973 reformó los estatutos y promovió la unidad sindical.

Hubo reuniones con diversas organizaciones sindicales, principalmente con el Consejo Sindical Salvadoreño (CONSISAL), constituyéndose un Consejo Coordinador integrado por FESINCONSTRANS, FENASTRAS, FESTIAVCES Y FUSS. En 1974, se celebró el Primer encuentro sindical nacional, con la participación de FUSS, FENASTRAS, FESTIAVCES y FESINCONSTRANS. El 6 de Febrero y el 16 de Junio del mismo año se celebró el Segundo Encuentro Sindical Nacional. Finalmente, en el X Congreso Federal Ordinario de septiembre de 1974 se planteó la necesidad de formar una Confederación Unitaria de Trabajadores como paso para integrar la Central Unica de Trabajadores. Un breve análisis de la memoria y de la línea político-sindical aprobada en el XII Congreso, en Septiembre de 1976, evidencia de falta de análisis de la realidad y las desviaciones antes citadas. La memoria de ese año parte de la constatación siguiente: “… estamos haciendo esfuerzos por salir del estancamiento en que se ha caído, al unilateralizar nuestro trabajo en el campo de la lucha económica”.

Pero el lineamiento político-sindical de 1976-1977 volvió a plantear la política reformista y economicista, basada en los siguientes errores: Un análisis superficial de la situación económica y social; una visión equivocada del papel del Estado burgués y sus políticas (por ejemplo en el análisis de la “transformación agraria”) y un análisis superficial y equivocado de las diferentes organizaciones políticas de izquierda.

Esto condujo a que el plan de lucha reivindicativa de 1976-1977 continuara propugnando por una unidad sindical en la cual la lucha ideológica no existía y que las desviaciones economicistas plantearon peticiones que reflejaban un profundo desconocimiento del funcionamiento del sistema capitalista, pudiendo conducir a crear falsas expectativas a la clase obrera. Con lo anterior no se quiere decir que hay que abandonar o menospreciar la lucha por mejorar las condiciones de vida, sino que las reivindicaciones económicas deben ser dirigidas a contribuir a la abolición de la explotación de la clase trabajadora.

FESTIAVCES muestra, salvo en 1973, y por razones aún no investigadas un estancamiento continuo desde su formación. Actualmente cuenta con el mismo número de sindicatos y prácticamente el mismo número de afiliados. Por otra parte, al formarse a partir de la FUSS con el objetivo de constituir una confederación, la separación prácticamente ha contribuido a que su dirección efectiva escape a la tendencia hegemonizada por aquella. Podría plantearse que la dirigencia de esta última no previó el reflujo del movimiento sindical que se iniciaba en 1969, lo cual hubiera podido cuestionar la conveniencia de la separación.

FESINCONSTRANS tuvo, al contrario, un extraordinario crecimiento en el número de sus afiliados y en menor medida en el número de sindicatos, pues había comenzado con solo 9 en 1968. La razón de este crecimiento se debe al auge del sector de la construcción en los últimos años. Este auge se tradujo, dado el carácter semi-artesanal del sector, en una absorción de fuerza de trabajo, a la cual se unieron los “eficientes” mecanismos de control del sindicato de la construcción manejados por la dirigencia de FESINCONSTRAN. Hay que señalar que Felipe Antonio Zaldívar, su secretario general, tenía una estrecha vinculación con los organismos que operaban en instituciones con el Fondo Nacional para la Vivienda. El desarrollo de esta federación prueba que el crecimiento cuatitativo del sindicalismo en esta fase fue aprovechado por la tendencia sindical controlada por la burguesía. En este período esta tendencia estaba representada por la CGS y de manera creciente por la FESINCONSTRAN.

El surgimiento y posterior desarrollo de FENASTRAS posibilitó al contrario de lo sucedido con las tres grandes centrales analizadas, una recuperación del movimiento obrero, pero la construcción de una tendencia revolucionaria, en el seno del mismo no era posible sin la elaboración de una línea político-sindical inscrita en una estratégica revolucionaria. Los sindicatos que constituyeron FENASTRAS en diciembre de 1972 y que provenían de la CGS eran 16, algunos de ellos de suma importancia económica.

La escisión que dio origen a FENASTRAS se evidencia en las contradicciones en el interior de la CGS desde mediados de 1972, cuando se cuestionó fuertemente a la dirigencia permanente de la confederación. Los 16 sindicatos escindidos trataron de formar una federación, estableciendo contacto con algunos sindicatos independientes que hoy figuran en FENASTRAS (SIES, SETIVU, STITAS, STECEL). La federación se constituyó en Agosto de 1973, pero su personería jurídica la obtuvo hasta marzo de 1975.

En Septiembre de 1974 se retiraron 7 sindicatos, lo cual podría explicarse por la ambigüedad de la línea política-sindical de FENASTRAS, debido a la coexistencia de tendencias divergentes en su seno. En 1973 era la federación más importante fuera de control de la patronal y su gobierno, aunque dentro de la federación existían sindicatos controlados influenciados por la derecha. Su importancia se debía no solo al número de afiliados, superado únicamente por FESINCONSTRANS, sino también por el tipo de calidad de los sindicatos afiliados.

El IV Congreso Federal Ordinario, celebrado en Noviembre de 1976 marcó un cambio político importante en FENASTRAS. A la ambigüedad con que había surgido la federación, se sumó el control por parte de elementos de la derecha a partir de 1975. Pero esta tendencia fue derrotada en este congreso y por primera vez se manifestaron los inicios de la gestación de una tendencia revolucionaria en el seno de FENASTRAS. Esto no era ajeno a la reactivación del movimiento obrero en general, ni al surgimiento y consolidación de organizaciones revolucionarias alternativas.

De los 147 sindicatos participantes en este congreso (ATACES no se consideraba formalmente integrada a FENASTRAS), 4 de ellos estaban controlados por la derecha en otros 4 era sensible la influencia de diferentes organizaciones de izquierda y en 2 tenía el PCS. Los otros 7 sindicatos no seguían ninguna orientación política definida, pero recibían influencias de las diferentes organizaciones revolucionarias.

La línea político-sindical aprobada en el congreso muestra la ambigüedad dominante en el seno de FENASTRAS, lo cual limitaba sus posibilidades de desarrollo.

Resumiendo, primero se vio el crecimiento sindical entre 1969 y 1975 fue capturado principalmente por las centrales controladas por la patronal, luego se analizó la evolución de las distintas centrales y los cambios operados en las tendencias políticas del movimiento sindical; por último, se analizó brevemente los conflictos durante la crisis característica del movimiento obrero antes de 1976. En este estudio, se ha encontrado sin embargo, un proceso de recuperación iniciado en 1973, cuando se consolidó FENASTRAS. Los signos de la recuperación se manifiestan en el aumento del número y, sobre todo, en el tipo de conflictos a partir de 1975. Ahora se pasará a analizar los principales conflictos, su contenido y alcance a partir de 1975, par arribar a las conclusiones de este capítulo”

1. 1974 Huelga del sindicato de “Maquinaria Pesada”
2. 1975 Huelga de los obreros de la empresa de muebles INDECA.
3. 1976 Huelga del Sindicato Unión de Trabajadores de la Construcción, principal componente de la FESINCONSTRANS
1976 Huelga de la empresa “Maidenform”
1976 Huelga de la “Terrajera”
1976 Primera huelga del sindicato de STECEL afiliado a FENASTRAS
1976 Huelga del Sindicato de la Industria Portuaria de El Salvador (SIPES) afiliado a la CGS (SIPES rompió con la CGS)
1976 Huelga en la fábrica de Guantes Tagle-Internacional. El movimiento alcanzo sus principales objetivos y fue importante el trabajo efectuado por una de las organizaciones revolucionarias, la cual comenzó a desarrollar una importante labor en el movimiento obrero.
Huelga de los obreros motoristas de las rutas de buses urbanos 5 y 28. Esta subsección del sindicato de la industria del Transporte, similares y conexos, afiliada a FENASTRAS, ensayó algunas formas de lucha nuevas como el boicot económico a la empresa (no cobrando el valor del pasaje).

Paro de los obreros de la empresa lechera Foremost. El movimiento fue de poca importancia pero marcó un hito en el desarrollo de formas nuevas al establecerse un comité zonal intersindical (comité de la zona de occidente integrado por los obreros de la empresa “Topaz” “Masa”; “Muebles Selectos”; “Fábrica Superior”; rutas de buses 8 y 5 y Foremost. Un tipo de organización territorial)

El movimiento obrero no se limitó a las huelgas. Los sectores controlados por la patronal, FESINCONSTRANS y FESTRAS, solicitaron a la Asamblea Legislativa modificaciones al Código de Trabajo. Por su parte la FUSS, FESTIAVCES y FENASTRAS convocaron públicamente a un mitin el 11 de Diciembre de 1976 para protestar “contra el alto costo de la vida, por aumentos de salarios en la ciudad y el campo, por reformas sustanciales al Código de Trabajo, por un régimen democrático de respeto a los derechos ciudadanos”.54

El inicio de 1977 encontró al movimiento obrero en proceso de recuperación. El año comenzó”.

1. Movimiento en las empresas pesqueras
2. Los obreros de la fábrica INSINCA se fueron a la huelga.
3. Huelga en el “Mineral San Sebastián”
4. Huelga en la Fábrica de “RAYONES DE EL SALVADOR”
5. Apareció el Comité Obrero de Acción Política para apoyar a la UNO, electoralmente
6. En agosto estalló una de las huelgas más importantes la segunda de STECEL. El 22 de agosto apareció un comunicado público de solidaridad firmado por 6 sindicatos.
7. La huelga del Sindicato de empresa de bebidas “La Cascada” afiliada a la FESTIAVCES.

Hay que precisar entonces, las razones que explican la recuperación del movimiento obrero, en estos años. En primer lugar, esta recuperación aunque lenta y difícil, dadas las condiciones imperantes, se debe al nuevo carácter de la lucha de clase en el país, manifestado en el surgimiento y consolidación de las organizaciones revolucionarias alternativas al PCS. En la base de esta recuperación se encontraba el trabajo de las distintas organizaciones en el sector obrero. Entre ellas, la labor del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), el cual, como ya se indicó constituyó una organización obrera denominada “Vanguardia Proletaria”, en Septiembre de 1976. La presencia del FAPU se hizo sentir por su trabajo en diversos sindicatos, sobre todo STECEL, la publicación periódica de su órgano de prensa Pueblo, en el cual denunció y orientó al movimiento obrero. El trabajo del FAPU dio origen, en septiembre de 1977, a una nueva forma de organización el “Comité Intersindical” constituido por 3 sindicatos de FENASTRAS y 2 sindicatos afiliados a la FUSS.

Por otro lado, la tendencia revolucionaria de mayor importancia en ese momento constituyó también un nuevo tipo de organización sindical el Consejo Sindical de Obreros (COSDO), cuyo objetivo era la construcción de un sindicalismo revolucionario, impulsando la lucha combativa del proletariado. En este período también se organizaron nuevos sectores sociales. Las organizaciones urbanas populares, propiciadas desde 1967 por el PDC a través de la Alcaldía Municipal. El trabajo del PDC llegó hasta 1972 cuando impulsó la formación de Frentes de Comunidades.

Por otra parte, a finales de la década, a partir de 1968 y como resultado del Concilio Vaticano II y de la reunión de obispos latinoamericanos Medellín (CELAM) la Iglesia Católica comenzó a interesarse en la concientización y organización de este sector social. Su influencia fue mayor en la década siguiente.

Entre 1972 y 1975 cuando se constituyó el Primer frente revolucionario de masas permanente, el BPR, la concientización y organización de los pobladores de los asentamientos populares de la ciudad continuó contradictoria, pero ininterrumpidamente. La vinculación del movimiento obrero y sus luchas con los habitantes de los tugurios y de las comunidades urbanas populares fue la respuesta al trabajo desarrollado en estos sectores por la Iglesia y los nacientes frentes revolucionarios.

La Iglesia fue un agente clase en la concientización y organización de los pobladores de este sector social, así como también lo fue entre los trabajadores del campo. En 16977 la mayoría de asociaciones religiosas tradicionales habían desaparecido o perdido peso en sus parroquias del área metropolitana y otras poblaciones, cediendo el lugar a las comunidades cristianas de base.

Estas comunidades cristianas se acercaron a los pobladores a partir de la reflexión en torno a los pobladores nacionales, contribuyendo a formar una conciencia “crítica” que luego, por el trabajo de las organizaciones revolucionarias, se elevó cuantitativamente. En todo este trabajo se destaca la Unión de Pobladores de Tugurios, afiliada al BPR.

Aunque muchos analistas y estudiosos de los fenómenos inmersos en esta investigación, han perdido el sentido crítico y cinetificista del tema y otros sobre los cuales falta hacer una elaboración, se han dejado llevar por sus propias concepciones ideológico-políticas, y tratan de demostrar que las luchas de las organizaciones populares y la movilización de las masas desde un inicio en El Salvador, no ha sido influenciadas por organizaciones revolucionarias se puede demostrar, que tal tesis carece de valor científico, por cuanto si bien es cierto que un movimiento popular no surge así, de la nada, si no hay nadie quien la oriente, tampoco puede adoptar actitudes y comportamiento ni mucho menos asumir acciones de tipo revolucionario, si no tienen un asidero de esta naturaleza. En el siguiente capítulo a la luz de documentos originales, se intentará demostrar la vinculación entre las organizaciones populares y sus programas, así como las organizaciones de masas y sus programas, hasta llegar al punto de la unificación de las organizaciones populares y su conexión con el programa de las organizaciones de carácter revolucionario.

Sobre algunos puntos de este último acápite girará parte del análisis que se hace en el siguiente capítulo, retomando aquellos aspectos que contribuyan a una explicación e interpretación del tema que se investiga.

NOTAS

1) ANDERSON, THOMAS: El Salvador, 1932 dos sucesos políticos, EDUCA, Costa Rica, p. 40
2) BARON FERRUFINO, JOSE RENE: Penetración comunista en El Salvador y veinte años de traición, Editorial AHORA San Salvador, El Salvador, C.A., 1970, p. 9
3) LUNGO, MARIO: La lucha de las masas en El Salvador, UCA editores, San Salvador, El Salvador, C.A., 1987, p. 15
4) Idem
5) LUNGO, MARIO. Op. cit. p. 46
6) Idem
7) LUNGO, MARIO: op. cit. p. 17
8) BARON FERRUFINO, JOSE RENE: Op. cit., p. 11
9) ANDERSON, THOMAS: Op. cit., p. 43
10) DALTON, ROQUE: Miguel Mármol, EDUCA, Costa Rica 1972, p. 159
11) Ibidem p. 160
12) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 48
13) Ibidem, pp. 48-49
14) Idem
15) Idem
16) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 50
17) Ibidem, p. 51
18) Ibidem, p. 52
19) Idem
20) Idem
21) Ibidem, pp. 52-53
22) ANDERSON, THOMAS, Op. cit. p. 53
23) PINEDA, Tragedia Comunista, Diario de Hoy, 18 de enero de 1967.
24) ANDERSON, THOMAS, Op. cit. p. 53
25) DURAND, Entrevista, Diario Latino, 5 de enero de 1968
26) MACHON VILANOVA, FRANCISCO: Ola roja (México, 1948) p. 334
27) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 56
28) LUNA, DAVID ALEJANDRO: Vida de Martí, pp. 98-99 De la Selva, lucha p. 202, ARIAS GOMEZ, MARTI, pp. 7-8
29) MARROQUIN ALEJANDRO DAGOBERTO: Crisis p. 46 National archives, record group 59, Susderff from Latvia, 5 de octubre de 1928, legado 816, OOB/8.
30) ANDERSON, THOMAS: Op. cit. p. 58
31) N.A.R.G. 59, Informe sobre las condiciones generales en El Salvador, 29 de junio de 1929, legajo 816 OOB.
32) DE LA SELVA, LUCHA, p. 202
33) ANDERSON, THOMAS, Op. cit. p 61
34) Ibidem, p. 66
35) Ibid
36) LUNGO, MARIO: Op. cit., p. 17
37) SCHLESINGER, JORGE: Revolución Comunista, p. 20
38) ANDERSON, THOMAS: Op. cit., p. 71
39) Ibidem, p. 82
40) CUENCA ABEL: El Salvador, una democracia cafetalera, XRR – Castro Editorial, México 1970, pp. 31-32
41) ANDERSON; THOMAS: Op. cit., p. 100
42) Ibidem, p. 102
43) Ibidem, p. 105
44) Idem
45) MACHON VILANOVA, FRANCISCO: Op. cit., pp. 326-353-54
46) SCHLESINGER, JORGE: Op. cit., p. 213
47) LUNGO, MARIO: op. cit., p. 22
48) DALTON, ROQUE: Op. cit., p. 253
49) DALTON, ROQUE: Op. cit. p. 479
50) Ibidem, pp. 482-483
51) DALTON, ROQUE: Op. cit., p. 483
52) Ibidem, p. 487
53) Ibidem, p. 488
54) La Prensa Gráfica, 1 de diciembre de 1976

Bolívar y Marx Liberación Nacional y Liberación Social

Personajes:
Bolívar y Marx Liberación Nacional y Liberación Social Por: Práxedes Gorrirán

Las figuras de Carlos Marx y Simón Bolívar, sus respectivos legados revolucionarios y su reivindicación histórica, actualmente vuelven a ser parte fundamental del tipo de respuesta que los pueblos y las organizaciones que luchan y resisten en nuestra América dan a la explotación de las oligarquías y al neocolonialismo del imperialismo, ambos, elementos consustanciales del capitalismo en su fase neoliberal.

Lucha de clases y lucha antiimperialista son dos expresiones de una misma respuesta a la dominación imperial y oligárquica que se perpetra en contar de nuestras naciones y nuestra gente. La respuesta a la dominación imperialista la da Simón Bolívar. La respuesta a la explotación de una clase a otra, la da Carlos Marx.

Simón Bolívar denuncia los mecanismos de explotación que unos pueblos pueden imponer a otros, concretamente pensaba en la explotación del sistema colonial europeo del siglo XVI al XIX. Esta explotación esta en la base del sistema que surge con ella: el capitalismo. Bolívar, hombre de acción e ideólogo, pone en marcha y consigue la liberación de un conjunto de pueblos, que a la postre constituirían naciones: Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador; pero además, se da cuenta de las pretensiones imperialistas de Inglaterra y del peligro que representa, para las recién independizadas naciones, el naciente imperialismo norteamericano. Es bien sabido que los Estados Unidos se opusieron en la reunión de Panamá en 1826 a la integración propuesta por el Libertador, ya que esto imposibilitaría su futura expansión.

Marx analiza y desnuda la injusticia fundamental en que se basa el sistema capitalista. Se trata de una forma de dominio de una clase social sobre otra, no se trata ya de la relación amo – esclavo, sino de la posesión o no, de los instrumentos de producción – explotación. Los miembros de una clase poseen los instrumentos de trabajo, mientras los otros, poseen únicamente la posibilidad de trabajar. En este sistema, supuestamente, nadie es obligado a trabajar para otro, “todo hombre es libre”, pero quien no trabaja para otro muere de hambre, por lo cual la capacidad de trabajo se convierte en una simple mercancía; consecuencia de lo anterior es que quienes no trabajan poseen mucho y quienes más trabajan no poseen nada. Los mejores esfuerzos de Marx se dirigieron a hacer conciencia de esta explotación y a ponerle fin.

Bolívar se enfrenta y derrota a las fuerzas coloniales españolas, pero también toma conciencia y alerta sobre la necesidad de la continuación de la lucha, ahora contra el imperialismo estadounidense. Carlos Marx puso todo su esfuerzo en la explicación pormenorizada del capitalismo y de la necesidad de la revolución social por medio de la lucha de clases. Ambos confluyen de maneras distintas en una lucha común: la lucha contra el capitalismo, la anticolonial y antiimperialista, y la lucha de clases y por el socialismo. Enfrentamiento doble que se prolonga hasta nuestros días.

Por lo dicho anteriormente, a los pueblos y organizaciones que enfrentan y resisten el embate del neoliberalismo no nos queda otra respuesta que subvertir el sistema capitalista, romper con los centros imperialistas de poder, emanciparse, liberarse y organizarse para la conformación de un orden social, económico, político y cultural más justo y más digno, y que sin duda es el socialismo. Es aquí en donde converge la revolución de liberación nacional con la revolución de liberación social.

Bolívar capto esa peculiar situación de los pueblos de nuestra América, en donde se entrelazan la lucha de clases y antioligárquica con la lucha anticolonial y antiimperialista. La emancipación ha de ser en todo caso frente al imperialismo y frente a los oligarcas.

Desde la perspectiva marxista la revolución social es valida para todos los pueblos del mundo, pero en el caso de los pueblos latinoamericanos y caribeños, hemos de realizar simultáneamente la revolución de liberación nacional. Esta relación dialéctica abreva del legado revolucionario y la vigencia histórica de Carlos Marx y Simón Bolívar.

Por esto, y no por puras consideraciones terminológicas, la adopción de un marxismo bolivariano comprende mejor la naturaleza peculiar del proceso revolucionario en nuestra América. Este proceso deberá combinar todas las formas de la lucha, desde la legal hasta la clandestina, desde la pacifica hasta la armada, todas ellas forman parte de un proceso único integrado. La importancia de cada una de ellas está condicionada por la relación de las fuerzas y por las particularidades de cada país y cada región. Ninguna de las tácticas de esas luchas puede ser elevada a principio estratégico; pero un hecho está confirmado por toda la experiencia histórica: no hay camino pacifico para la revolución.

Esa es la razón profunda de la adopción del marxismo bolivariano en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC Ejército del Pueblo, quienes desde las selvas y montañas más guerrilleras, y las ciudades mas combativas del continente se aprestan día con día a lo construcción de la Nueva Colombia, con la paz que sólo la justicia social puede brindar. Y esa es también la razón que nos mueve a brindar nuestra solidaridad irrestricta y a llamar a todos los pueblos y organizaciones del continente y del mundo a solidarizarse también con esta lucha por la humanidad.

¡Contra el imperialismo… por la Patria!

¡Contra la oligarquía… por el Pueblo!

¡Hasta la victoria final… FARC-EP!

De la participación popular a la construcción del poder popular

DE LA PARTICIPACION POPULAR A LA CONSTRUCCION DEL PODER POPULAR

I. INTRODUCCION

Los últimos sucesos acaecidos en nuestro país indican que este gobierno esta dispuesto a continuar impulsando el modelo neoliberal a sangre y fuego, aún con el costo de resquebrajar la incipiente democracia construida a partir de los acuerdos de paz firmados en 1992 fecha en la que se cierra el capitulo de guerra popular revolucionaria que durante doce años se desarrollo en El Salvador. Tales acuerdos cambiaron el modelo de dominación dictatorial, y le proporcionaron algunas libertades al pueblo, pero no realizo cambios en la estructura económica, de esa manera la opulencia y la riqueza de unos pocos continúan de la mano con la miseria y opresión de la inmensa mayoría, para lograr que la sociedad funcione de esa manera la clase dominante, se sirve de un poder que garantiza su funcionamiento, la burguesía ejercita su poder político, económico y militar por medio del Estado, su instrumento más completo y desarrollado que lo mismo administra la economía del país, dirige la educación y la cultura transmitiendo los valores del tipo de sociedad que le conviene a la burguesía, como reprime y ejerce la violencia contra las clases dominadas.

Este poder domina, crea leyes, asegura la propiedad privada, fomenta el egoísmo, el individualismo, destruye nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestro entorno, nuestro desarrollo personal, en dos palabras: Nuestra vida.

Es indudable que la situación en nuestro país es cada día mas difícil, la crisis afecta cada vez a mas sectores sociales incluso a aquellos a los que en la década de los setentas no eran tan afectadas, de esta manera la brecha entre ricos y pobres es cada vez mas ancha, hoy somos mas pobres los pobres, y somos mas, mientras la concentración de la riqueza es cada vez mayor en menos manos, junto a todo esto el movimiento popular se reactiva, aparecen espontáneamente organizaciones de diversa índole levantando banderas reivindicativas, el gobierno derechista responde con represión y legislando en consecuencia con esos intereses.

Lenin al analizar la situación revolucionaria, en la víspera de la victoria de la revolución de octubre en Rusia escribió “…para un marxista resulta indudable que la revolución es imposible si no se da una situación revolucionaria, pero no toda situación revolucionaria conduce a la revolución. ¿Cuáles son, en términos generales, los signos distintivos de una situación revolucionaria? Estamos seguros de no equivocarnos al señalar estos tres signos principales:

1) La imposibilidad para las clases dominantes de mantener su dominio en forma inmutable; tal o cual crisis en las “alturas”, una crisis de la política de la clase dominante, abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no basta que “los de abajo no quieran” vivir como antes, sino que hace falta también que “los de arriba no puedan vivir” como hasta entonces.

2) Una agravación, superior a la habitual, de la miseria y las penalidades de las clases oprimidas.

3) una intensificación considerable, por las razones antes indicadas, de la actividad de las masas, que en tiempos “pacíficos” se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por la situación de crisis en conjunto como por las “alturas” mismas, a una acción histórica independiente…” V. I. Lenin, La bancarrota de la II Internacional, Mayo-junio de 1915

Analizada la situación en nuestro país a la luz de la teoría se observa que las condiciones objetivas han madurado aceleradamente, y existen las condiciones adecuadas para que nuestro partido contribuya con su pueblo para crear las condiciones subjetivas, es decir apoyar la organización popular, lanzar a la militancia a profundizar la organización territorial, crear conciencia revolucionaria, acompañar al pueblo en sus luchas reivindicativas y formar los cuadros de conducción del movimiento popular, no podemos pasar desapercibido que la historia de lucha de este pueblo ha sido de mucho heroísmo y que se perfila una nueva situación revolucionaria.

II. PARTICIPACION POPULAR EN EL PROYECTO HISTORICO

Sin duda el pueblo salvadoreño ha ido estructurando su proyecto histórico en la lucha diaria y son innumerables los momentos en los que el pueblo y sus organizaciones populares acompañadas de su vanguardia han hecho retroceder al aparato gubernamental de la derecha, y aportado lo mejor de sus hijos a la búsqueda de soluciones utilizando las mas variadas formas de lucha según el momento que debió transitar.

Así fue antes y durante la guerra popular revolucionaria, en la que surgió, se conformó y fortaleció el movimiento de masas hasta la conformación de los frentes guerrilleros, luego continuó desarrollándose en las zonas bajo control, zonas de expansión, retaguardia guerrillera, territorios en disputa, y aún en territorios bajo control enemigo.

Así pasamos del trabajo de hormiga, como método de organización popular durante la clandestinidad concientizando persona a persona y fortaleciendo a las organizaciones populares, luego a la organización de las zonas de expansión en los territorios en disputa, hasta la organización del andamiaje sobre el cual descansaban las organizaciones guerrilleras.

Luego de los acuerdos de paz, la organización social y comunitaria continuó desarrollándose en el nuevo escenario de lucha política electoral, logrando durante la ultima jornada electoral 32 diputados y 59 municipios del país entre los que se cuentan casi toda la zona metropolitana de San Salvador capital de la republica, según nuestros datos en los municipios gobernados por el FMLN residen el 40.5 % del total de la población del país, lógicamente contamos con buenas posibilidades para desde ahí facilitar la construcción del poder popular, así como también en los municipios donde no gobernamos ya que contamos con estructura partidaria y una fuerte organización política vinculada a una extensa y ramificada red de organizaciones populares, la cual debe ser el vehículo facilitador de la construcción del nuevo poder.

Durante estos 14 años en los que hemos gobernado mas de la mitad del territorio nacional, los gobiernos municipales han hecho ejercicios de participación ciudadana, social o popular según sea la orientación dominante, unos por convicción otros por compromiso, o exigencia legal de determinado proyecto, sin embargo esta experiencia no se ha sistematizado ni generalizado a pesar de que en algunos municipios han llegado incluso a contar con instrumentos legales propios, a pesar de todo eso el esfuerzo se burocratizó y en algunos casos se abandonó lo que ha producido perdida de confianza de la población y en algunos casos como resultado hemos perdido los municipios y hoy están en manos de gobiernos de derecha, el reto de hoy es recordar a todos los gobiernos efemelenistas que tienen un compromiso histórico de gobernar con el pueblo y para el pueblo, y que el propósito de ayer y de hoy sigue siendo construir PODER POPULAR.

III. ¿QUE ES EL PODER POPULAR?

Concebimos el poder popular como la facultad que tiene la clase explotada para darse su propio destino, para rescatar su cultura, sus tradiciones, para cambiar el rumbo de la economía, de la política y la sociedad y finalmente para constituir su propio gobierno. El Poder Popular es por tanto el proceso de organización que tiene como objetivo central la edificación del socialismo. En la sociedad capitalista el Poder Popular es el germen de la sociedad socialista o sea que entre mayor y mas poderoso sea el poder popular mayor desgaste tendrá el capitalismo.

El Poder Popular es el ejercicio de la autoridad y el dominio de las clases explotadas bajo la dirección ideológica y política del proletariado. La base del PP es la más amplia y detallada autogestión popular del proceso de producción, distribución y consumo, es decir, se finca en la organización del pueblo (con todas las capas y clases explotadas que en él se concentran) para crear una basta red de relaciones económicas, políticas, sociales e ideológicas, contrapuestas a las de la sociedad capitalista.

La esencia del poder popular por tanto debe ser la participación del pueblo mismo en la toma de decisiones, en la planeación, organización y gestión de los diversos espacios políticos, económicos, comunitarios, productivos educativos etc., sin la participación popular no hay tal Poder Popular.
Un gobierno popular nacional o municipal debe proponerse la construcción colectiva de un mundo nuevo forjado a partir de las experiencias de lucha y conquistas del propio pueblo. Al mismo tiempo tiene el papel fundamental de influir en la construcción de una nueva conciencia política y una nueva cultura política del pueblo marcada por los valores de la solidaridad, el amor a la humanidad, de igualdad y justicia social, de libertad de pensamiento y acción para contraponerlo a los anti-valores de los gobiernos de derecha.

IV. ¿CÓMO SE CONSTRUYE EL PODER POPULAR?

El plan de construcción del Poder Popular debe ser parte de la estrategia revolucionaria de toma del poder, para junto al pueblo, derrotar completa y definitivamente al capitalismo, y trazar la senda para construir el socialismo. En dicho plan deben participar activamente; el pueblo en general y sus organizaciones populares, los municipios gobernados por el FMLN, y la estructura partidaria.

Construir poder popular debe ser el reto de toda la militancia del partido, independientemente de donde se esta ubicado, ya sea en estructuras gubernamentales nacionales, municipales o como miembro de un Comité de base, para nosotros militantes revolucionarios ante todo, es aplicar las orientaciones estrategicas del partido, he aquí algunos componentes.

1. ORGANIZACIÓN:

El Poder Popular presupone un alto grado de unión y organización permanente de la población en general, organizarse para resolver en conjunto los más variados problemas y aprender a transformar la realidad adversa del país.

Organizarse para hacer el trabajo colectivo, organizarse para hacer una cooperativa de producción, servicios, o de comercio organizarse para vigilar nuestros territorios, para tomar en asambleas nuestras propias decisiones, para participar de nuestros gobiernos municipales etc.

El papel de los municipios donde gobernamos deberá ser el de facilitar procesos a través de su aparato de promoción social y otras estructuras municipales vinculadas, crear los mas variados espacios de participación popular, así como apoyar su existencia con ordenanzas que vinculen al pueblo con la municipalidad.

Los comités de base de nuestro partido deben jugar un papel activo en todo el plan de organización del pueblo; en su barrio, colonia, cantón, caserío, escuela o centro educativo etc., pero teniendo cuidado de no sustituir al pueblo mismo, aprovechando las condiciones de organización generadas por nuestros gobiernos municipales, donde los hubiere, pero acompañándolos en sus luchas por mejorar sus condiciones de vida.

En síntesis nos organizamos para transformar positivamente lo que está a nuestro alrededor y desde ahí construir Poder popular, este tipo de organización tiene como propósito preparar las condiciones subjetivas para la toma del poder independientemente del método de lucha asumido, según sea la estrategia revolucionaria de la vanguardia, pues tanto servirá para la lucha reivindicativa de las clases pobres y empobrecidas ya sea por objetivos económicos, políticos , o, sociales, o para aumentar el caudal de votantes en cualquier tipo de elección popular.

2. DIRECCIÓN:

El Poder Popular que construyamos requiere de muchas voluntades, incluso de individuos que tienen militancia política diferente a la nuestra, sin embargo, el FMLN debe contribuir a dotar a ese Poder Popular de un contenido proletario, pero a su vez debe generar las condiciones adecuadas para que sea la propia población quien tome sus propias decisiones. Este aspecto es fundamental pues no basta con organizar al pueblo, sino que este sea capaz de enrumbar su propio camino. En caso de producirse un desajuste entre el partido y el PP, se debe resolver de forma practica y sencilla formando una base política que juegue el papel de transmisión entre el partido y las bases, una estructura intermedia que lo mismo enriquezca al partido con nuevos militantes como genere más organización social y mas Poder Popular. Este proceso de retroalimentación eleva la conciencia de las masas y fortalece el proceso de construcción del PP.

En este contexto la dirección del PP no se impone desde la cúpula del partido, sino forma parte de un proceso donde a través de la orientación de los distintos cuadros partidarios e intermedios se logra hacer desde abajo, desde las necesidades propias de las bases y de su desarrollo en la lucha de clases.

3. IDEOLOGÍA:

El Poder Popular debe ser ante todo un espacio para la lucha de ideas, porque en nuestra sociedad, la burguesía no sólo nos oprime y domina mediante la fuerza de los militares, la policía y las leyes, sino también a través de la transmisión de la cultura y educación, de la religión y la familia y para eso utiliza todo su aparato de estado, así como los medios de comunicación y desde ahí lo negro lo vuelven blanco y lo blanco negro, lo bueno en malo y viceversa, según convenga a los intereses de las clases dominantes.

La burguesía nos forma la idea y la alimenta de que somos incapaces de ser gobierno, de que es imposible transformar las cosas, nos vuelve conformistas, egoístas, individualistas, incultos, nos hace competir entre nosotros; la burguesía origina el racismo, las diferencias sociales, la desigualdad entre los hombres y entre los hombres y las mujeres, y nos condena no sólo a la miseria material, sino que nos conduce a la miseria cultural, a la pobreza de educación. La burguesía nos domina entre otras cosas porque mantiene nuestra mente ocupada en miles de aspectos contrarios a los de la organización.

Por ello el Poder Popular es un espacio social, cultural, educativo y de ideas que se opone a todo lo que la burguesía nos ha inculcado, el poder popular promueve el colectivismo para todo: para el trabajo voluntario, para las tareas diarias, para las negociaciones, para las comisiones, para la vigilancia, para la atención de cualquier problema, para enfrentar los desastres, para enfrentar a la policía, a la delincuencia etc.

El Poder Popular debe luchar contra la resignación, debe promover la educación y cultura proletarias, busca en pocas palabras transformar las ideas, la conciencia, la manera de ser y de pensar de la población pobre para que nos incorporemos a la lucha por una nueva sociedad, por el socialismo.

4. PASOS:

He aquí algunos pasos para transitar de la teoría a la práctica, tal era la enseñanza de Lenin.

a) La gente se convence de que es necesario organizarse de forma independiente y así luchar por sobrevivir, hacerle frente a los sufrimientos diarios de la vida, a luchar por sus demandas económicas más urgentes.

b) Los organizados adquieren la conciencia de que no es suficiente luchar por resolver lo inmediato, sino que es posible tener otros objetivos diferentes a la lucha por sobrevivir. Probablemente en esta etapa el pensamiento aún no esté muy claro, pero el razonamiento se orienta a buscar otras formas de lucha y otros objetivos.

c) La toma de conciencia de los organizados los impulsa a buscar como desarrollar más activamente la organización de masas para solucionar los problemas que se nos presentan.

d) Se observan cambios sustanciales en la conducta de los individuos: se es más solidario, participativo, propositivo, adquiere mayor cultura general, más compromiso con la organización y sus bases, etc.

e) Los individuos organizados se plantean la necesidad de pasar de la lucha económica a la política, es decir, cuando pasan a dirigir y administrar una organización y un territorio determinado a la vez que luchan conscientemente contra el gobierno y los efectos de sus políticas neoliberales.

Este proceso por supuesto no es fácil, ni tampoco se sigue al pie de la letra estos “cinco pasos”, no es lineal, porque adquirir conciencia de clase no es “automático” o definido por un esquema. Esta conciencia tampoco se puede adquirir exclusivamente en su organización, sino por medio de una formación político ideológica integral y permanente que abarque todos los aspectos de la vida, a todos los sectores del movimiento y a todas las clases sociales y esa debe ser tarea de los revolucionarios. El objetivo debe ser ganar las mentes y los corazones de los organizados, y de todo el pueblo, ya que sin ellos la revolución seguirá siendo una utopía.

5. EL TERRITORIO:

El Poder Popular presupone para su existencia y formas de organización un espacio o porción geográfica bien delimitada y siempre en proceso de expansión. Este territorio puede ser desde un local sindical, una calle, un cerro, una comunidad o colonia completa, un cantón, un caserío, hasta un municipio o todo un departamento. El territorio es toda aquella posición geográfica que permite la aplicación de un poder contrario al de la burguesía.

El problema central es que no es fácil aplicar un poder distinto al que rige en la sociedad, bien porque los pobladores no estén convencidos de ello o bien porque el estado se de cuenta y utilice diversos mecanismos para sabotearlo o reprimirlo.

En un momento de la lucha el territorio se convierte en fundamental porque es ahí donde se pueden crear los poderes del pueblo, sesionar en sus asambleas, realizar sus actividades productivas, culturales, educativas. En términos políticos el territorio es estratégico en cuanto a que para consolidarse necesita desplegar toda una campaña que lo haga profundizar la lucha ideológica.

El territorio forma parte indiscutible de cualquier poder, es donde se pueden asentar físicamente las nuevas instituciones (todavía informales y en ciertos casos no legales –probablemente tampoco ilegales-) que irán dando consistencia a la labor administrativa y ejecutiva del Poder Popular.

6. LA ECONOMÍA:

Este es un asunto que deberá ser abordado aparte ya que sin duda necesitamos construir las bases económicas de la nueva sociedad, pero debemos estudiar las formas específicas que deberá adquirir de acuerdo a la tradición, estudios económicos, y formas que asumirá la nueva economía popular. ¿Cómo producir con una mentalidad socialista en el capitalismo? La respuesta buscada pudiera responderse de manera general en términos de que necesitamos la actividad productiva no para acrecentar capital y convertirnos en empresarios capitalistas, tampoco para beneficiar a la población pobre al estilo de los utopistas franceses del siglo XIX, pero si para ayudar al pueblo mismo a resolver problemas económicos inmediatos, y proyectarnos hacia el futuro lo cual solo será posible si aprendemos a buscar soluciones colectivas, desde luego en los municipios donde gobernamos tenemos excelentes condiciones y podemos facilitar este esfuerzo.

La actividad productiva a la que debemos aspirar es a construir fuertes redes de planificación, mercado, producción, administración, intercambio, distribución y comercialización, utilizando desde las formas mas modernas, hasta las formas comunitarias ancestrales de mercadeo que se puedan adecuar a esas condiciones.

7. EDUCACION Y CULTURA:

Estos dos aspectos de la vida social son fundamentales para que el capitalismo se pueda reproducir, por ello el estado a través de la educación y la cultura nos inculca el germen del individualismo, de la desunión, de la resignación, del conformismo, del egoísmo. Por esta “simple” razón el Estado pone especial cuidado en la elaboración de los planes y programas de estudio de todos los niveles escolares y de todas las manifestaciones de la cultura (pintura, literatura, poesía, canto, música, cine, noticias, historia, etc., etc.). Y en la educación el objetivo central no es dotarnos de un conjunto de conocimientos para que enfrentemos de mejor manera todos los aspectos de la vida y transformar la naturaleza en un sentido creativo y renovable, sino que tiene como objetivo prepararnos para hacer frente a las nuevas necesidades del mercado de trabajo.

En la cultura pasa algo similar sólo que en ésta se transmiten los valores y las formas de vida de la burguesía: la vanidad, el exceso de valoración a los bienes materiales y al dinero; y tal vez lo más sustancial es que nos llevan a un pensamiento lleno de trivialidades y de conceptos superficiales.

La educación y la cultura tienen como objetivo central en los planes de la derecha moldear la conciencia de la población para que acepte a la sociedad capitalista tal y como está; por ello influye esencialmente en las IDEAS y busca poner a su servicio nuestras formas de DE SER, PENSAR Y DE ACTUAR, es decir cultiva ideología burguesa aun en aquellos a los cuales explota y oprime, de esa manera logra que grandes masas de explotados apoyen sus planes políticos y económicos , voten por sus candidatos o apoyen sus proyectos de contrainsurgencia.

Construir el Poder Popular es contrarrestar todo esto. Impulsar una Cultura Proletaria que rescate todas nuestras tradiciones y costumbres positivas, conjugándola con los aspectos nuevos, impulsar nuestra cultura, las artes, la ciencia, la investigación, y todas aquellas manifestaciones económicas, políticas y sociales de manera liberadora, que sean punto de partida para romper con la resignación, la ignorancia y el conformismo, para adoptar una convivencia social solidaria, de combatividad y lucha contra cualquier injusticia donde esta se manifieste, lo cual significa meterse hasta el último rincón de la sociedad, en los individuos mismos, en su cotidianidad, en su vida diaria. Es llevar el socialismo a la manera ser, pensar y de actuar de cada persona en donde el Poder Popular se esté construyendo.

8. LEYES Y REGLAMENTOS Y SU MANERA DE APLICARLOS:

Por regla general las leyes que aplica la burguesía van cambiando en relación al desarrollo de la sociedad y fundamentalmente adaptándolas a los intereses del grupo oligárquico, es precisamente el llamado poder legislativo quien se encarga de crear, modificar y adicionar esas leyes, sin embargo el problema central de cualquier código, ley, constitución, reglamento u ordenanza municipal es que legaliza la explotación del trabajo asalariado, legaliza la existencia de la propiedad privada de la tierra, las fábricas, la maquinaria, y hace posible jurídicamente la existencia de las clases sociales, además de que justifica la represión a la sociedad en su conjunto pero en particular a los luchadores sociales.

El problema es que nuestros lugares de influencia están de una u otra manera regida por estas leyes, salvo en aquellos donde gobernamos o donde los usos y costumbres son la norma habitual.

En los municipios en los que gobernamos debemos emitir ordenanzas que permitan la organización popular, con nuestros promotores sociales entrar en contacto con las mismas y donde no exista promover las ventajas de organizarse, hasta construirlas.

En los territorios donde no gobernamos pero tenemos influencia, es necesario que los comités de base trabajen por entrar en contacto con las organizaciones o con los habitantes no organizados. Organizar y darnos normas de convivencia, de prevención de la delincuencia, de lucha contra la drogadicción, el alcoholismo y otros vicios que en ocasiones no detectamos hasta que ya están muy arraigados en nuestros jóvenes. Así como contra otros vicios no menos dañinos como la prepotencia, el individualismo, el egoísmo, la falta de compañerismo, el conformismo, etc.

Estas ideas pueden contenerse en ordenanzas municipales o en reglamentos generales que recojan el sentir de la gente y no deben ser impuestas, tienen que ser parte de un pacto de compromiso social entre la población organizada, y donde se pueda con nuestros municipios de otra manera serán inaplicables.

VI. CONCLUSIONES

El propósito central de esta propuesta es aclararnos la misión histórica encomendada, tensionar la fuerza revolucionaria del partido y ponernos todas y todos en la ruta de construir un fuerte raigambre popular que sea la base del nuevo poder popular, para ello la militancia independientemente de las tareas que tenga asignadas, tiene la obligación de aplicar las líneas estrategicas trazadas por la dirección de nuestro partido, en este caso, construir Poder Popular y generar las condiciones para la victoria revolucionaria.

El Poder Popular pleno solo será resultado de la revolución triunfante, pero la construcción de Poder Popular debemos iniciarlo hoy para hacer realidad esa revolución, son dos aspectos complementarios que interactúan de manera permanente y dialéctica, en la materialización de las tareas que harán posible la realización de todos nuestros sueños.

El poder popular solo será posible con la participación popular, y esta se realiza a través de la organización del pueblo, por tanto queda clara la tarea para la militancia; organizar, crear conciencia y generar junto al mismo pueblo, procesos de lucha popular.

El poder popular será posible con el concurso de tres componentes fundamentales: Militancia partidaria, pueblo organizado y gobiernos locales (donde los tengamos) y donde no la militancia con iniciativa y creatividad organizará los poderes populares.

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA:

V. I. Lenin, La bancarrota de la II Internacional, Mayo-junio de 1915
Ernesto Che Guevara “El socialismo y el hombre en Cuba” Marzo 1965
José Carlos Mariátegui “Siete ensayos de la realidad Peruana 1925
Paulo Freire “Pedagogía del oprimido” y “Pedagogía de la esperanza” 1992

Iglesia Luterana Popular invita a Encuentro por la Paz y la Seguridad

SAN SALVADOR; 4 de octubre de 2006 (SIEP) “Hemos girado instrucciones a nuestras congregaciones en todo el país para que este sábado 7 de octubre asistan al Primer Encuentro por la Paz, la Seguridad y la Justicia Social” informó el Rev. Roberto Pineda, de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador.

Esta actividad por la paz y la seguridad, convocada por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, tendrá lugar en el Estadio Cuscatlan en donde se divulgara una propuesta para enfrentar la crisis delincuencial que vive el país.”

“Ante el fracaso de presidente Saca y del partido ARENA para detener la ola de violencia y delincuencia que golpea a todos los salvadoreños felicitamos y nos sumamos a esta iniciativa que impulsa el FMLN, es una acción en beneficio de la ciudadanía” indicó el líder religioso.

Añadió que “junto con las iglesias bautistas y proféticas que formamos parte de las Comunidades de Fe y Vida, COFEVI, hemos decidido participar en esta actividad y llamar a las demás iglesias episcopales, reformadas, pentecostales, católicas para que nos acompañen en esta importante jornada.”

“Hemos sostenido ya reuniones con la dirigencia del FMLN para afinar detalles de nuestra participación ya que consideramos que las iglesias deben jugar un papel protagónico en la lucha por un El salvador seguro, donde haya empleos y cese la corrupción.”

Concluyó el religioso luterano que “este objetivo de alcanzar la seguridad pública en nuestro país golpeado por este modelo neoliberal solo lo vamos a poder lograr con la unidad de los sectores democráticos y revolucionarios en un nuevo proyecto de nación, popular, soberana y democrática.”