De la historia de las ideas a la nueva historia intelectual: Retrospectivas y perspectivas. Un mapeo de la cuestión.

De la historia de las ideas a la nueva historia intelectual: Retrospectivas y perspectivas. Un mapeo de la cuestión.
Mariano A. Di Pasquale (*)1

RESUMEN

El objeto de este artículo es proporcionar una mirada más cercana a las tendencias actuales de la Historia Intelectual. El presente trabajo surge del análisis de la incertidumbre epistemológica actual en las Ciencias Sociales. También, se observa el desplazamiento de la Historia de las Ideas y de la Historia de las Mentalidades hacia una Historia de los Lenguajes Políticos. Finalmente, se sintetizan los rasgos centrales y se evidencian una serie de dilemas y nuevos desafíos planteados a partir de la recepción del denominado Giro Lingüístico en este campo de estudios particular de la historia.
Palabras clave:
Historia de las ideas – historia intelectual – giro lingüístico.
(*) Magíster en Historia. Doctorando por la Université Paris Denis Diderot, Paris 7/Universidad Nacional de Tres de Febrero, Argentina. Becario CONICET.
Artículo recibido el 20 de agosto de 2010. Aceptado por el Comité Editorial el 11 de abril de 2011.
Correo electrónico: marianodipasquale@gmail.com
1 * El autor agradece especialmente a Jaime Peire por sus comentarios y sugerencias como así también a Mariano Plotkin, Marcela Ternavasio y Marcelo Summo.

ABSTRACT
The purpose of this article is to provide a closer look at the current trends in Intellectual History. This work stems from the analysis of epistemology uncertainties in the Social Sciences. In addition, the History of the ideas and mentalities have been displaced by the History of political languages. Finally, the central features, are synthesised and show a series of, dilemmas and news challenges to this particular field of historical study posed by the reception of the Linguistic Turn.

Key words:
History of ideas – intellectual history – linguistic turn.

Introducción

En los últimos veinte años la historia intelectual experimentó un desarrollo creciente y dinámico en el campo historiográfico. Esta productividad de estudios generó una serie de transformaciones de las categorías teóricas existentes y una pluralidad de criterios metodológicos. Tal es así, que cada historiografía nacional diseñó su propia conceptualización y, en cada una de ellas, se fueron articulando distintas nociones explicativas, apenas diferenciables unas de otras, que como -explica Roger Chartierentraron
en una competencia académica por imponerse una sobre otra1.

1 Chartier, R. El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación, Gedisa, Barcelona, 2002, p.14.

En las investigaciones actuales observamos cada vez con mayor notoriedad el
escaso empleo y aplicación de las categorías “ideas”, “ideologías”, “mentalidades”.

En reemplazo el lector encuentra la utilización de términos tales como “discursos”, “lenguajes” y/o “conceptos”. Esta mutación de significados implica una diferenciación de abordajes y un conjunto de redefiniciones fundamentales, por las cuales las nuevas tendencias de la historia intelectual van a distinguirse de la tradicional “historia de las ideas”.

El reemplazo se hace visible por ejemplo cuando se cotejan los trabajos de Lucien Febvre con los de Quentin Skinner con respecto a la vida y obra de Martín Lutero y el protestantismo. Así también resulta diferente el “Maquiavelo” que reconstruye Sheldon Wolin con respecto al que presenta John Greville Agard Pocock. Existen claves interpretativas muy disímiles en torno al proceso de independencias americanas y la problematización de la recepción de la Ilustración y su posible fuerza en dicho proceso en la visión que ofrece Manfred Kossock de la que nos llega a través de los estudios de François-Xavier Guerra o Anthony Pagden.

Es pertinente preguntarnos, pues, ¿por qué se produce este salto? ¿cómo se origina este corrimiento? ¿qué consecuencias ocasiona? ¿cuáles son las tendencias actuales que existen y cuál de todas ellas es la que se impone por sobre las otras generando un modelo inteligible? Estos cuestionamientos orientan el presente artículo.

Y expreso “orientan” porque nos ubican ante un nudo de problemas pertinentes a nuestro objeto de análisis pero que, en esta instancia, resultan de difícil aproximación por su magnitud y complejidad.

A cambio se propone reformular dichas incertidumbres planteando otro tipo de interrogante plausible de ser respondida: ¿de qué modo y bajo qué condiciones se produce esta sustitución de categorías en el uso cotidiano de los que se dedican a la historia en general, y específicamente, los que se ocupan de la historia de las ideas?

Cabe resaltar que el desplazamiento semántico se produce en el contexto emergente del denominado Giro Lingüístico producido en las ciencias sociales y humanas2.
2 Sin ánimo de ser exhaustivo remitirse a Rorty, R., El giro lingüístico: dificultades metafilosóficas de la filosofía lingüística, Paidós, Barcelona, 1990; Vallespín, F., “Giro Lingüístico e historia de las ideas: Q. Skinner y la escuela de Cambridge” en Aramayo, Roberto; Muguerza, Javier y Valdecantos, Antonio (comp.). El individuo y la historia. Antinomias de la herencia moderna, Paidós, Barcelona, 1995, pp. 287-301; Chartier, R. “La historia hoy en día: dudas, desafíos, propuestas” en Olábarri, I. y Caspistegui, F. J. La Nueva Historia Cultural: la infl uencia del postestructuralismo
y el auge de la interdisciplinariedad. Cursos de verano de El Escorial, Ed. Complutense, Madrid, 1996, pp. 21-33; Palti, Elías, Giro Lingüístico e Historia Intelectual. Universidad de Quilmes, Quilmes, 1998; Dosse, François, La marche des idées. Histoire des intellectuels. Histoire intellectuelle, Éditions La découverte, París, 2003.

Su impacto es visible en los estudios culturales, políticos e históricos al instalar la cuestión del lenguaje como un hecho insoslayable.

A modo de hipótesis, se busca demostrar que existe un alejamiento de la tradicional Historia de las ideas con un tipo de abordaje cifrado en los contenidos intelectuales hacia una nueva Historia intelectual que prioriza las formas en las cuales los pensamientos se inscriben y se reproducen socialmente en un determinado espacio y tiempo. En este sentido, el propósito estriba en mapear el tránsito de estos cambios e identificar los nuevos perfiles y lógicas implicadas en la dinámica de la denominada, lato sensu, historia de las ideas.

1. Una historia intelectual de la autoconciencia: una retrospectiva centrada en los contenidos intelectuales

Eric Cochrane ha señalado la existencia de dos dimensiones explicativas para abordar las diversas corrientes de pensamientos a principios del siglo XX3.
3 Cochrane, E. “Historia de las ideas e historia de la cultura” en La historiografía en Occidente desde 1945, III Conversaciones Internacionales de Historia, Navarra, 1995, pp. 131-148.

Por aquellos años, los pensadores y los movimientos intelectuales eran objeto de estudio de las denominadas “historias del pensamiento” y las “historias de la filosofía”. En el primer caso, se planteaba un enfoque que establecía una estrecha relación entre los pensadores “clásicos” y sus producciones textuales más representativas.

Esta operación proporcionaba al investigador la posibilidad de analizar un corpus bibliográfico identificando y examinando los contenidos o temáticas centrales latentes en los pensadores a través de sus escritos más destacados. En general, se establecía una línea que se dedicaba a realizar una exégesis de las obras principales. Estos textos en alguna medida constituían una herencia en el pensamiento moderno porque, entre otras cuestiones, estos sistemas de ideas se traslucían en los diseños políticos e institucionales actuales. La historia del pensamiento humano quedaba reducida a una
especie de biografía del pensamiento.

Tal maniobra analítica dejaba de lado el contexto social de producción de los textos. Estos sólo se analizaban en cuanto que constituían un “canon” que bajo el rótulo de “textos clásicos” interesaban a la luz que posibilitaban la comprensión y el establecimiento de una continuidad temporal con el presente.

Las historias de la filosofía, en cambio, accedían al estudio de las ideas a través de los sistemas, escuelas o movimientos; así, por ejemplo, estudiaba el idealismo alemán, al racionalismo francés, al empirismo inglés, y no a Hegel, Descartes o Locke.

La desventaja de tal enfoque radicaba en concebir a estos movimientos filosóficos como irreductibles, cerrados en sí mismos, sin conexiones posibles, fuera de la realidad social. En efecto, ambas visiones priorizaban un estudio configuracional del pensamiento racional apoyándose en el análisis de los grandes textos u obras fundacionales.

En alguna medida, estas apreciaciones colocaban en segundo plano los
rasgos del contexto social y la articulación entre una determinada corriente intelectual y la cultura que lo daba a nacer.

Contra estas dos visiones tradicionales se dieron dos reacciones que pusieron
en evidencia la ausencia del componente histórico y social en el análisis de los
pensamientos. La primera se originó en el continente americano, y tomó como
nombre History of ideas, fue impulsada principalmente por Arthur Lovejoy.

La segunda, apareció en Europa continental, Francia, y se denominó Historie des mentalités, originada en los estudios de la Escuela de los Annales, a partir de las líneas de investigación que impulsaron los trabajos pioneros de Lucien Febvre y Marc Bloch.

La History of ideas enfocaba su abordaje a partir del concepto de ideas-elementos o ideaunidad. Esto es, aquellos elementos constitutivos en sí de un sistema filosófico dado que permite en alguna medida realizar nuevos agrupamientos y relaciones entre los hombres y las ideas. Esta escuela partía de la noción de rastrear ciertos filosófemas o núcleos de ideas a través de criterios de selección que podían ser el de generalidad, continuidad, especificidad, etc.

Un ejemplo de dicha aproximación lo constituye la obra de Robert Nisbet, La formación del pensamiento sociológico, texto publicado en 1966. Aquí el autor traza una historia del pensamiento sociológico a partir de las siguientes ideas-elementos: comunidad, autoridad, estatus, lo sacro y alienación4.

4 Nisbet, R. La formación del pensamiento sociológico, 2 tomos, Buenos Aires, Amorrortu, 2003.

En esta perspectiva, las ideas sobre todo se ponía el acento en el estudio de aquellas derivadas del pensamiento político, eran un marco de referencia, una categoría, donde los hechos y las concepciones formaban una unidad indisoluble. A su vez, consideraba que las ideas poseían una dimensión dinámica, trazaban un recorrido, un tránsito. Revestían un espesor social, un “espacio” en donde se trasladan de una cultura a otra, de una época a otra, dando así una multiplicidad de sentidos y “relieves” superpuestos de significados.

Para Arthur Lovejoy, un historiador de las ideas debía demostrar una capacidad para “…el discernimiento y análisis de conceptos y un ojo avezado para las relaciones lógicas o las afinidades cuasi lógicas no inmediatamente obvias entre ideas”5.

5 Lovejoy, A. “Reflexiones sobre la historia de las ideas”, Prismas, Revista de Historia Intelectual, Universidad Nacional de Quilmes, Quilmes, Vol. IV, 2000, p. 129.

Desde el registro metodológico, la Historia de las ideas se presentó como un campo abordado por un abanico de visiones complementarias: se definía en el ámbito de la interdisciplinariedad.

El otro enfoque, no solo se constituyó como otro modelo explicativo en torno al fenómeno del análisis del pensamiento, sino que también propuso otra semántica para definir su objeto de estudio: mentalités. La Historia de las mentalidades nació como respuesta a la crisis de valores ideológicos y morales producida por las consecuencias del mundo de entreguerras. En este sentido, presentó un deseo por responder a ciertas preguntas invocando al pasado para entender un presente derrumbado y fragmentado en su más íntimo ser por la Gran Guerra.

Problemáticas tales como la ausencia de Dios, el sentido de la vida y la muerte, la presencia del amor, lanzaron interrogantes hacia un pasado no tan lejano: ¿qué pensaban y qué creían sus antepasados? ¿cómo lo hacían? ¿qué cantidad de hijos tenían? ¿cómo era la vida del hombre “común”? ¿cuáles y cómo eran las alegrías, angustias, miedos?

La historiografía francesa, específicamente la denominada Escuela de los Annales, fue la que condujo las primeras respuestas quizás por la acumulación de varias tradiciones previas. La difusión de la sociología de corte naturalista, en especial la noción suministrada por Emile Durkheim de “conciencia colectiva”, inspiró a los primeros historiadores de este movimiento a incorporar el aspecto social como un fenómeno imprescindible para comprender las mentalidades.

Frente a la irreductibilidad del planteo de las ideas-unidad de Lovejoy, la Historia de las mentalidades se direccionaba a analizar todos los niveles de la sociedad, en tanto, se preocupaba por entender las concepciones de sectores sociales relegados. La centralidad estaba puesta en el conjunto de los sujetos históricos y sus sentidos del mundo constituyendo un abordaje que enfatizaba una “estructura mental colectiva”.

Sin embargo, este conjunto de trabajos prefiguró la tesis que después Duby
desarrollará en el libro más significativo e influyente en el campo de la historia de las mentalidades: Les trois ordres ou l´imaginaire du féodalisme6.

6 Duby, G. Les trois ordres ou l´imaginaire du féodalisme. Gallimard, París, 1978 (trad. cast.: Los tres órdenes o el imaginario del feudalismo, Petrel, Barcelona, 1980).

Esta obra tiene como propósito estudiar la articulación de la estructura social en la época feudal con la “superestructura” ideológica. Duby abrió la puerta de un abordaje estructuralista aplicado a los estudios de la mentalidad en el Norte de Francia. Esta investigación radicó en un análisis de la sociedad feudal a través de numerosos documentos y autores prácticamente abandonados. Apoyado en esas fuentes, Duby planteó que el orden feudal se fundamentó en un imaginario que concebía a la sociedad como una
estructura basada en tres tipos de actores sociales con una función muy clara: los monjes y el discurso; los caballeros nobles y la defensa; y los comerciantes y campesinos y la producción.

Es decir, demostraba la existencia de una trifuncionalidad en dicha sociedad: los que oran (piensan), los que guerrean (gobiernan) y los que trabajan (producen). En tanto, es que el autor trata de “vincular fuertemente las representaciones colectivas y las conductas personales al estado de una sociedad, es decir, a su historia”7.

7 Duby, G. “Historia de las mentalidades”, en Rojas, B. (comp.), Obras selectas de Georges Duby, F.C.E, México, 1999, p. 47.

El aporte de la psicología social a la historia colectica de las mentalidades fue también decisiva en su desarrollo llevando a determinar, por ejemplo, usos de metodologías y técnicas estadísticas y exactas para estandarizar las fuentes utilizadas. El método serial y cuantitativo, extraído de la demografía y la historia económica, resultó primordial. La Historia de las mentalidades
“no ha dudado en explotarlo con la ayuda de computadoras: este único medio de sacar todo el jugo y todas las correlaciones de documentos bastante homogéneos para constituir corpus, y a la vez verdaderamente masivos, como las 50.000 relaciones de causas de la Inquisión española o las 15.000 de la portuguesa o las matrículas de recluta”8.

8 Bennassar, B. “Historia de las mentalidades”, en Vázquez de Prada, V.; Olábarri, I. y Caspistegui, F., Para comprender el cambio social. Enfoques teóricos y perspectivas historiográficas, Pamplona, 1997, p. 160.

Años más tarde, se presenció una disputa entre los seguidores de la idea-unidad y los que abogaban por las estructuras mentales. Roger Chartier expresa esta situación cuando indica que durante la década de 1960 “se constituye en objeto histórico fundamental un objeto que es diametralmente
opuesto al de la historia intelectual clásica: frente a la idea, construcción consciente de un espíritu individualizado, se opone, la mentalidad siempre colectiva que regula, sin explicarse, las representaciones y los juicios de los sujetos en sociedad”9.
9 Chartier, R. El mundo como representación…, Op. cit., p. 23.

2. Ideas y mentalidades en el contexto de tránsito

A fines de 1970 y durante la década de 1980 emergió una atmósfera de preocupación que se presentó en las ciencias sociales como reflejo del grado de fragilidad expuesto por la pérdida de ciertos “controles argumentativos”. Muchos investigadores sociales establecieron diversos cuestionamientos y, al mismo tiempo, crearon un espacio nuevo de reflexión y/o exploración del mundo en las ciencias sociales10.
10 Bourdieu, P. El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad. Anagrama, Barcelona, 2003; Chartier, R. El mundo como representación…, Op. cit, pp. 45-62; Foucault, M., El orden de los discursos. Tusquets, Buenos Aires, 2004.

Pronto, comenzó a desplegarse una multiplicidad de críticas sobre el “dogma logicista” que daba sustento a los mecanismos conceptuales y argumentativos de las relaciones del conocimiento. Al respecto, uno de los discursos más críticos, en su momento, fue el presentado por Michel Foucault. Este se autopreguntaba: “¿qué idea se hace usted del cambio, y digamos de la revolución, al menos en el orden científico y en el campo de los discursos, si la liga usted a los temas del sentido, del proyecto, del origen y del retorno,
del sujeto constituyente, en suma, a toda la temática que garantiza a la historia la presencia universal del Logos?”11.
11 Foucault, M. La Arqueología del Saber, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2002, p. 352.

En efecto, Foucault proponía una profunda revisión de los criterios enunciativos y discursivos de las ciencias. Sin embargo, estas objeciones no son aisladas: se producen a lo largo de todo el siglo XX. Sólo basta mencionar a Sigmund Freud, Ferdinand Saussure, Jean Paul Sartre, Maurice Merlot-Ponty, Claude Levy-Strauss, Antonio Gramsci, Jacques Lacan, entre otros.
Todos ellos pueden interpretarse como un caleidoscopio de censura progresiva hacia los pilares de la ciencia moderna.

Estas voces alternativas comenzaron a mostrar que el problema principal estribaba en la ruptura de la relación gnoseológica en la cual el sujeto era “condición de posibilidad” que lo facultaba para distinguir los objetos del mundo, fijarlos y ubicarlos en relación entre sí. La manera de abordar y aprehender el mundo era concebida en términos propios como causa de la conciencia. El diseño científico establecido en la “modernidad” a partir del “canon kantiano” entre objeto y sujeto de conocimiento dejaba de ser plausible desde entonces, produciendo una fragmentación de este paradigma fundamental que, otrora, generaba el sustento de la viabilidad científica y el criterio de verdad a la hora de emprender una actividad investigativa.

Hubert Dreyfus y Paul Rabinow explican que la interpretación kantiana introduce la noción de que el hombre es el único ser que está totalmente implicado en la naturaleza (su cuerpo), la sociedad (relaciones históricas) y el lenguaje (su lengua materna) y que, al mismo tiempo, encuentra un firme fundamento para todas estas formas de vinculación en los significados que les otorga12.

12 Dreyfus, H. y Rabinov, P. Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica, Nueva Visión, Buenos Aires,
2001, p. 17.

La heredera de esta concepción en el siglo XX fue la fenomenología, ya que ésta implica para sus estudios el acceso directo e inmediato de los hechos a la conciencia13.
13 Waldenfels, B. De Husserl a Derrida. Introducción a la fenomenología, Paidós, Barcelona, 1992, p. 35.

Por otro lado, la “verdad científica objetiva”, fue liberada de su precepto positivista a partir de la crítica, considerándola una construcción cultural en movimiento permanente14.
14 Ankersmit, F.R. “La verdad en la literatura y en la historia” en Olábarri, I. y Caspistegui, F. La Nueva Historia Cultural…, Op. cit., pp. 49-57

Le sigue a esto, según Chartier “una desaparición de los modelos de comprensión, de los principios de inteligibilidad que habían sido comúnmente aceptados por los historiadores (o por la mayoría de ellos) desde los años setenta”15.
15 Chartier, R. “La historia hoy en día: dudas, desafíos, propuestas” en Olábarri, I. y Caspistegui, F. La Nueva Historia Cultural…, Op. cit, p. 20.

Los esquemas estructuralistas, los enfoques marxistas y las metodologías cuantitativas se encontraron paulatinamente bajo una mirada analítica muchas veces objetivada por una crítica intensa y aguda. Los criterios de inteligibilidad de las ciencias sociales que otorgaban unidad a sus objetos y a sus avances se vieron agotados en proveer a los investigadores sociales herramientas conceptuales para deducir posibles respuestas y sobre todo encontrar certezas argumentativas.

El mundo del conocimiento ordenado y sostenido estalló caóticamente en un sinfín de aspectos instalando el debate entre el perspectivismo y el relativismo16.
16 Geertz, C. Reflexiones antropológicas sobre temas filosóficos, Paidós, Barcelona, 2002, p. 141. 17 Ídem, p. 42.

En otras palabras, se propone desnaturalizar el objeto de estudio de las ciencias sociales, y revisar la noción de que esos objetos de estudio -en nuestro caso, las ideas-unidad y las mentalidades- se comporten de forma autónoma y sean aprensibles totalmente por la racionalidad del investigador.

Chartier comenta que La historia intelectual no debe dejar engañarse por palabras que pueden dar la ilusión de que los distintos campos de discurso o de prácticas están constituidos de una vez para siempre, desglosando objetos cuyos contornos, si no los contenidos, no varían; contrariamente, ésta debe plantear como centrales las discontinuidades que hacen que se designen, se agreguen y se ventilen, en formas diferentes o contradictorias según las
épocas, los conocimientos y las acciones 17. 17 Ídem, p. 42.

A finales de la década de 1970 la Historia de las ideas y la Historia de las mentalidades esgrimidas sobre las bases del estructuralismo y la fenomenología presentaron una serie de lagunas conceptuales ante la formulación de una nueva premisa: la aproximación a un “objeto intelectual” no podía entenderse como un “objeto natural” o un “objeto racional dado”. Se hizo insoslayable que tanto la noción de idea-unidad como las mentalités no se ordenaban exclusivamente dentro del campo racional sino que muchas veces eran parte de una fuerza irracional y, por lo tanto, de difícil acceso.

Es por esto que a partir de producción historiográfica de la década de 1980 aparecieron distintos desplazamientos conceptuales a fin de solucionar “potencialmente” y en parte dicho tiempo de incertidumbre. En el caso de la ciencia histórica, estas nuevas miradas se presentaron desde otros espacios del saber. Los cuestionamientos vinieron de otras dimensiones analíticas ya que la misma parecía estar encerrada dentro de sus propias lógicas internas.

La lingüística, el psicoanálisis, la crítica literaria, la hermenéutica y la antropología, constituyeron las flamantes perspectivas que tomaron los historiadores en pos de resolver a su manera ese “espacio de incertidumbre epistemológico” dejado por las paradojas de los modelos explicativos anteriores. Este hecho revela una nueva situación que se plantea a los investigadores sociales actuales como un acontecimiento irreversible: cualquier análisis humanístico debe ser integrado desde una pluralidad de herramientas conceptuales, dando prioridad al enfoque interdisciplinario.

En el área particular de la Historia de las ideas y la Historia de las mentalidades, la “crisis gnoseológica” originó la búsqueda de nuevos elementos para flexibilizar los obstáculos encontrados en ambas tradiciones. Las preguntas se fueron articulando en torno a otras problemáticas y, por lo tanto, los nuevos desafíos establecieron otras aproximaciones. ¿Cómo reflexionar sobre el objeto intelectual ideas y/o mentalidades que se percibió desplazado de lugar? ¿Cómo operar metodológicamente sobre las nuevas preguntas lanzadas desde otras problemáticas?

En definitiva ¿cómo debería reconstruirse según estas exigencias el discurso histórico y qué posición adoptaría el investigador ante las fuentes utilizadas para componer el pasado?

La “nueva historia intelectual” emerge en este contexto de tránsito y crisis de las ciencias sociales. Esta constituye un abanico de herramientas y modos de aproximación que proponen dar posibles respuestas a las encrucijadas anteriores. De alguna manera, intenta reconstruir un objeto de estudio puesto en jaque, estableciendo modelos teóricos que se proyectan hacia distintos niveles de análisis en las construcciones, sentidos y condiciones del pensamiento del hombre.

3. Hacia una historia intelectual de los lenguajes: perspectivas de una historia de las formas intelectuales

La historia intelectual reciente, entonces, recibe un nuevo desafío: el estudio de las formas del lenguaje como el lugar central de construcción de los significados, dejando de lado esa noción que unía a todas las variantes anteriores que era el pensar sobre un campo de objetos-sujetos aprehensibles por la autoconciencia. El estudio del lenguaje como centro de la nueva historia intelectual refleja una de las propuestas de
re-significar las construcciones positivas en la investigación histórica.

Más allá de las diferencias entre las distintas corrientes lingüísticas que confluyen en la historia intelectual existe un punto en común en los nuevos posicionamientos: el rechazo directo a la filosofía del sujeto tradicional. La base conceptual radica en la “…preexistencia de un campo simbólico ya organizado, una estructura de significados, lo que nos faculta para articular nuestros pensamientos y percepciones”18.
18 Vallespín, F. “Giro Lingüístico e historia de las ideas…”, Op. cit., p. 288.

En otras palabras, el instrumento por el cual se opera intelectualmente esto es, la razón o la conciencia se halla inmerso en una red de significados previamente establecidos codificados que dan sentido a las acciones del individuo. Siguiendo a Gerome Bruner, existe cierto orden a partir del cual pensamos19.

19 Bruner, G. Realidad mental y mundos posibles. Los actos de la imaginación que dan sentido a la experiencia, Gedisa, Barcelona, 1998.

Los estudios sobre las teorías del lenguaje pueden rastrearse tiempo atrás, aunque, es a partir del calificado Giro Lingüístico donde las mismas cobran centralidad en las nuevas perspectivas de la historia intelectual20.

20 Este término fue expresado por primera vez por Gustav Bergmann, pero fue difundido por Richard Rorty. Véase Rorty, R. El giro lingüístico…, Op. cit. En nuestro caso, es utilizado en un dando a entender, no sólo el recorrido de las distintas apreciaciones de los autores de este movimiento intelectual, sino el fundamento básico que evidencia que nuestra aproximación al conocimiento “gira” en torno al carácter lingüístico.

La característica fundamental de estos esquemas es la reducción de la percepción del mundo y el hombre a su lingüisticalidad21.
21 Gadamer, H. G. Mito y Razón, Barcelona, Paidós, 1997, pp. 67-81.

Actualmente, el planteamiento remite a los objetos lingüísticos, más
precisamente, al lenguaje como elaboración de los sentidos. Ahora bien, ¿cuáles son los lineamientos o los rasgos principales del Giro Lingüístico y qué impacto produce en esta área específica de la ciencia histórica?

Los efectos de este movimiento se aprecian en investigadores de círculos más amplios. Al respecto, es notable la gravitación del pensamiento de Clifford Geertz. Este considera que el mundo actúa siempre en nosotros al ser conformados culturalmente22.
22 Geertz, C. La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona, 1988.

Geertz explica que el sujeto es considerado como el resultado del cúmulo de experiencias culturales que lo orientan en sus apreciaciones y en sus conductas individuales. Estas vivencias sólo pueden ser aprehensibles por el investigador en los niveles discursivos, puesto que ellos, en alguna medida, reflejan los modos argumentativos del pensamiento. El objeto de estudio que puede ser comprendido es el lenguaje ya que en él se expresan las disposiciones mentales de los individuos23.

23 Gadamer, H. G. El giro hermenéutico, Cátedra, Madrid, 1998.

Todo acontecimiento social se articula en el “hecho lingüístico”. La inmersión del sujeto en la historia se encuentra lingüísticamente mediada y sólo deviene como inteligible cuando se produce una operación de decodificación del lenguaje24.
24 Derrida, J. La desconstrucción en las fronteras de la filosofía. La retirada de la metáfora, Paidós, Barcelona, 1998.

En consecuencia, el desarrollo de los estudios textuales y literarios cobra un rol fundamental, tanto en las metodologías de la investigación histórica como en las maneras de presentar narrar los tiempos de la historia25.

25 Para analizar dos visiones heterogéneas sobre esta cuestión comparar las apreciaciones de Koselleck, R. Futuro Pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Paidós, Barcelona, 1993 y Ricoeur, P., Tiempo y narración, 3 vols., Gedisa, Barcelona, 1994.

En la misma dirección, tanto Fernando Vallespín como Peter Burke, exponen la existencia de tres tradiciones de estudios lingüísticos que son en parte los que contribuyen a la formación de la “nueva historia intelectual”26.
26 Vallespín, F. “Giro Lingüístico e historia de las ideas…”, Op. cit, p. 289; Burke, P., Hablar y Callar. Funciones sociales del lenguaje a través de la historia, Gedisa, Barcelona, 2001, pp. 16-17.

La primera, deriva de la tradición francesa, especialmente de las obras de Ferdinand Soussure, Michell Foucault, Paul Ricoeur, Jacques Derrida, Gilles Delueze, todos ellos dejando arriesgadamente las diferencias de lado suministran una lectura semiológica y ponen el acento en comprender los distintos dispositivos narrativos que se usan por lo común en la ciencia historia, trazando el desarrollo de una “historia de los discursos políticos”27.

27 Dosse, F. La marche des idées…, Op. cit.

Los discursos son comprendidos como modos de acción e interacción social, ya que ubicados en contextos sociales, los participantes no son tan sólo hablantes/escribientes y oyentes/lectores, sino también actores sociales que actúan como miembros de grupos y culturas políticas. En consecuencia, los discursos son espacios sociales que reflejan las representaciones de dichos actores y, por tanto, siempre recorren una intencionalidad, ya sea la legitimación de cierto orden político o la resistencia a un nuevo modelo social.

Lo expresa bien Foucault cuando indica que “en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por ciertos mecanismos o procedimientos que tienen como función legitimar relaciones de poder, y por ende, buscar persuadir socialmente las prácticas políticas”28.
28 Foucault, M. El orden…, Op. cit, p. 14.

En el ámbito historiográfico actual, se puede incluir en esta línea a Pierre Rosanvallon, François Dosse, entre otros.

La segunda tradición proviene de Alemania, donde coexisten dos perspectivas. La primera, proviene de los estudios de Martín Heidegger, Jurgen Habermas y Hans-George Gadamer, y propician lo que se conoce como “enfoque hermenéutico” 29.

29 Para profundizar este asunto, remitirse a Grondin, J. Introducción a la hermenéutica filosófica, Herder, Barcelona, 1999; Hernández-Pacheco, J. Corrientes actuales de filosofía. La escuela de Francfort. La filosofía hermenéutica, Tecnos, Madrid, 1996.

La segunda, con un impacto más relevante en el campo historiográfi co, surge a partir de las consideraciones de Reinhart Koselleck, tomando como nombre la “historia de los conceptos”. Este enfoque estriba en definir el Begriff (concepto) como el significado de una palabra, dando a entender algo que se expone “fuera” del lenguaje30.
30 Koselleck, R. Futuro Pasado…, Op. cit, pp. 105-173.

Tal propuesta distingue “las palabras” de los “conceptos”31.
31 Hölscher, L. “Los fundamentos teóricos de la historia de los conceptos (begriffsgeschichte)” en Olábarri, I.-Caspistegui, F. J. (dir.) La Nueva Historia Cultural…, Op. cit., pp. 69-82.

Una “palabra” tiene muchos significados en general, pero no tiene más que un significado en cada contexto o situación. En cambio, un “concepto” siempre aparece como un término ambiguo o polisémico, en cualquier contexto que se presente. Por ello, pone en evidencia la historicidad y la larga duración en el análisis del pensamiento político. Koselleck introduce el concepto de Sattelzeit: un tiempo entre dos eras, una época entre los dioses muertos y los nuevos.

Este momento de transición se inscribe entre 1750-1850, entre Montesquieu y Marx. Para el autor, antes de 1750 los cambios que se producen en el
pensamiento son graduales, y éstos se observan muy lentamente en los vocabularios y los lenguajes, pero luego, con el derrumbe del absolutismo, el hombre busca nuevos conceptos y, recién en este punto, el tiempo se acelera y las transformaciones producidas en la semántica se vuelven dinámicas y más complejas de detectar.

Por último, se encuentra la tradición anglosajona, que parte de las ideas de Wittgenstein, y continúa con las indagaciones de John Austin, John Greville Agard Pocock, Quentin Skinner, Anthony Pagden, y otros. Esta corriente en general denominada Escuela de Cambridge, impulsa la “historia de los lenguajes políticos”32.
32 Una visión global de estos autores puede verse en Palti, E., Giro Lingüístico e Historia Intelectual…, Op. cit.

Para esta escuela, los textos son considerados como actos de habla, en tanto, se distingue un nivel locutivo de un enunciado y su fuerza ilocutiva, es decir, se diferencia lo que se dice y lo que se hace al decirlo33.
33 Austin, J. Cómo hacer cosas con palabras. Palabras y acciones, Gedisa, Barcelona, 1988.

Esta consideración es de suma importancia porque otorga al lenguaje un
espacio de acción y un proceso performativo en el medio social y cultural en el cual se desenvuelve. El lenguaje es entendido como un objeto de estudio activo que puede ir modelando e interactuando con el medio social. De la misma manera, es necesario comprender ese acto de habla dentro de un escenario de relaciones lingüísticas para lograr percibir la intencionalidad del actor social, qué acción emprendió éste al decir lo que decía en el contexto en que lo llevo a cabo34.
34 Pocock, J. Grenville Agard, Politics, Language, and Time. Essays on political thought and history, Athenaeum, New York, 1971; Skinner, Q., The foundations of Modern political thought, Cambridge University Press, Cambridge, 1978. (trad. cast.: Los fundamentos del pensamiento político moderno, F.C.E., México, 1986).

Así pues, el texto cobra pertinencia en un contexto específico. La escuela de Cambridge pone su atención en el análisis de los lenguajes puestos en circulación a través de las controversias y los intercambios narrativos producidos en determinados contextos. Se pregunta fundamentalmente
cómo un autor dialoga con los problemas políticos de la época. Esto le permitiría al investigador conocer las posibilidades de sentido de la obra y detectar los dispositivos argumentales que se diseñan.

El lenguaje es en sí mismo un hecho político. Por ello, considera que no se puede separar el lenguaje de la acción, el lenguaje constituye una práctica. El tipo de enunciado que despliega un determinado actor social siempre reclama hechos políticos, ya que el hombre siempre está obligado a responder por sus
palabras o, al menos, a dar cuenta de ellas, en el caso de los cínicos.

Estas tres tradiciones de teorías del lenguaje, constituyen un “fondo” teórico, en el cual la “nueva historia intelectual” diseña sus diferentes enfoques. Estas aproximaciones teóricas, en realidad, poseen interrelaciones permanentes y se desarrollan en espacios de diálogo entre ellas y aún, intra-ellas.

Los avances del denominado Linguistic Turn han abierto un debate específico que no podemos dejar de mencionar: esta polémica centra su atención en la relación Texto/Contexto. Para algunos investigadores resulta primordial el contexto de producción en el cual se desarrolla y se nuclea el proceso de circulación de ideas35.

La desventaja de este esquema radica en olvidar que las ideas son por sí mismas ahistóricas y que no siempre se “ajustan” a las diferentes estructuras apócales. Para otros, en contraste, las ideas nacen de los distintos niveles de los discursos que aparecen en la circulación en los textos y, por lo tanto, otorgan prioridad al estudio del libro como artefacto cultural generador de ideas36
35 Pocock, J. Grenville Agard, Op. cit.; Skinner, Q., Op. cit.
36 White, H. El texto histórico como artefacto literario, Paidós, Barcelona, 2003

(esto es, desde su soporte material hasta los filosófemas contenidos en él). La desventaja de dicho criterio metodológico estriba en considerar a las ideas como categorías abstractas o metahistóricas, encerradas en un lenguaje
propio, desprendidas del componente socio-histórico.

Más allá de las discusiones planteadas por estos autores, que exceden la propuesta de este estudio, es necesario aclarar que la visión a tenerse en cuenta, desde nuestro punto de vista, puede resumirse en una complementariedad entre ambos enfoques analíticos. Es decir, se puede concebir un esquema que muestre la acción del “texto en el contexto”.

El estudio de una diversidad de documentos y obras nos puede dar la
caracterización de los distintos lenguajes políticos utilizados y también otorgar ciertas nociones de cómo era el campo de producción. Evidentemente este juego de acción y reacción no es lineal ni homógeneo sino que se desenvuelve de una forma dinámica, laberíntica, con pliegues y repliegues.

En síntesis, el contexto emergente conformado por el Giro Lingüístico brinda al investigador la posibilidad de emplear categorías analíticas tales como “discursos”, “conceptos”y “lenguajes”. Estas constituyen objetos de estudio que se articulan en distintos niveles interpretativos pero que, en última instancia, re-definen las nuevas metodologías y abordajes teóricos de la historia intelectual reciente. Por otro lado, también, la nueva historia intelectual propone en sus tres vertientes una fuerte crítica a la visión anterior que operaba casi exclusivamente sobre las grandes obras –sobre todo, los llamados clásicos-, para observar los contenidos allí establecidos en función
de su continuidad con respecto al presente. A cambio, se propone reconstruir las modalidades de enunciación y las formas en las cuales éstas se reproducen a través del lenguaje para abordar el estudio de las corrientes de pensamiento.

De manera que se considera importante estudiar no sólo las obras canónicas, sino también los textos menos conocidos y establecer los puentes de contacto entre ese autor y otros autores, las intencionalidades y el contexto preciso en el cual estas obras circulan y dialogan entre sí.

A modo de conclusión

El “exceso de realidad” que sustentaba la historia intelectual tradicional provoca en la actualidad desde los nuevos lineamientos de la nueva historia intelectual un “exceso de abstracción”. La reacción de la flamante historia intelectual produce en algunos casos un obstáculo al considerar a las ideas vaciadas de contenidos y desplegadas sólo a través de los contornos de sus actos comunicativos, como meras categorías lingüísticas aisladas de su contexto social.

Sin embargo, la posible aproximación a tal aporía no es colocarse en un justo medio entre ambos abordajes. El desafío se bosqueja en buscar un espacio académico compartido que proponga miradas y debates abarcadores sobre las problemáticas complejas percibiendo distintos niveles argumentativos interconectados sin que ninguno de éstos se convierta en el modelo
hegemónico.

Concibo que el abordaje de una historia intelectual enfocada exclusivamente desde la lingüisticalidad y desprendida del componente histórico-contextual se caracteriza por evidenciar un análisis demasiado estrecho y, en algunos casos, artificioso.

La nueva historia intelectual, que pone el acento en los estudios de los lenguajes, debería articularse desde una historia cultural o, si se prefiere, desde una historia de la cultura política. No puede perderse de vista que el lenguaje es un fenómeno de la cultura material y simbólica del hombre elaborado en distintas situaciones y a lo largo del tiempo. Los “momentos de enunciación” de los lenguajes, dispuestos en los diferentes niveles discursivos, son el reflejo de un proceso de apropiación por parte de los actores sociales que construyen “los sentidos” de sus prácticas culturales.

En tanto, el lenguaje político como objeto de estudio remite necesariamente al hecho cultural, ya que es a partir del “uso” social del mismo por parte de una comunidad interpretativa el que éste otorgue una significación “generalizada” y “compartida”.
Finalmente, un elemento interesante es que el nuevo enfoque de la historia intelectual permite comprender los cambios históricos en un sentido gradual en el desarrollo de las distintas concepciones y sus derivaciones con el mundo social. Es decir, enfocar el análisis sobre los lenguajes articula un proceso de historización en sí mismo. Otorga al investigador la posibilidad de observar los laberintos de la circulación de los discursos como puntos de ondulación de las sociedades en la conformación de sus prácticas e imaginarios políticos, siempre y cuando, se reconozca este proceso sinuoso
en interacción con la experiencia histórica.

A pesar de los recelos académicos por la imposición de estas categorías en el uso corriente de la producción de obras históricas, es cierto que cualquiera sea el término utilizado se está en presencia de un conjunto de formas de pensamiento. Según, Carlos Altamirano, la historia intelectual debe entenderse como un campo de estudios abiertos, no una disciplina o subdisciplina de la historia37.
37 Altamirano, C. Para un programa de historia intelectual y otros ensayos, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2005.
En consecuencia, la historia intelectual se define dentro de los parámetros de la ciencia histórica, pero por su objeto de estudio mismo, se encuentra en un límite, reviste y considera necesariamente la articulación con otras ciencias humanas.

PCS: sobre la transición y formas de lucha (marzo de 1993)

PCS: sobre la transición y formas de lucha (marzo de 1993) Roberto Pineda 18 de septiembre de 2015

Una de las discusiones más intensas de la izquierda salvadoreña luego del conflicto armado, fue la realizada en marzo de 1993 en el marco del VIII Congreso del Partido Comunista de El Salvador sobre los siguientes temas: transición y formas de lucha. A continuación presentamos un resumen del documento base de discusión de estas candentes temáticas.

I. El capitalismo no es la estación terminal del desarrollo de la humanidad

Inicia el documento planteando que “el reforzamiento de la interdependencia internacional y la globalización de la economía es una poderosa e irreversible tendencia actual del desarrollo de la sociedad humana. En el marco de esa tendencia, se han producido en los últimos años profundas transformaciones de impacto mundial que, al mismo tiempo que la acentúan, han debilitado las precarias posibilidades de desarrollo para los países del llamado Tercer Mundo, cuyos pueblos se empobrecen más; mientras los países capitalistas industrializados del Norte continúan desarrollándose, enriqueciéndose y reforzando su hegemonía financiera, mercantil y militar.”

Señala que “en este marco se produjo el colapso del Socialismo de Estado en Europa del este y la Unión Soviética, a consecuencia de su falta de democracia, de su incapacidad estructural para asimilar los vertiginosos progresos científicos técnicos de la segunda mitad del siglo; y particularmente a causa de la desmesurada y agobiante carrera armamentista. El derrumbe del socialismo real precipitó en esa parte del planeta una profunda crisis que está lejos de tocar fondo y genera trastornos desestabilizadores para los países capitalistas desarrollados que han venido a sumarse a procesos críticos que estos países padecen a su interior.”

Apunta que “ante el derrumbe del modelo estatista de socialismo, los ideólogos, estrategas y propagandistas del capitalismo han lanzado una descomunal ofensiva para hacer creer al mundo al idea de que está es la última estación para el desarrollo de la sociedad humana. Pro es demasiado pronto para proclamas de victoria. Los revolucionarios deben analizar prudente y profundamente lo que está ocurriendo en el mundo para no equivocar el rumbo.”

Considera que “en medio de este intrincado proceso, hay que saberse orientar y encontrar el rumbo. El planeta no puede ser dividido ni seccionado para que una de sus partes se substraiga de los procesos mundiales que transcurren de modo inevitable por encima de las ideologías y, sin diferenciar el Norte rico del Sur empobrecido, al Occidente del Oriente. Algunos de esos proceros, como las corrientes migratorias del Sur al Norte, del Este al Oeste, la destrucción de los recursos naturales y del sistema ecológico del planeta , el narcotráfico, el resurgimiento de conflictos étnicos y del racismo que se creían superados; las recesiones económicas y otros son consecuencia directa de la irracionalidad y voracidad capitalista…”

Analiza el documento que “el capitalismo no es la solución para el Tercer Mundo y tampoco lo es para amplios sectores de la población de los mismos países capitalistas desarrollados. Junto con los acrecentados padecimientos y adversidades en el mundo actual, existen también extraordinarias posibilidades para salir del subdesarrollo. Son potencialidades que radican en el enorme progreso científico técnico alcanzado en este siglo, en la cada vez más profunda interdependencia y la globalización de la economía mundial.”

Enfatiza que “desde hace mucho tiempo el escenario de la revolución mundial se trasladó al Tercer Mundo y es en esta parte del planeta, particularmente en América Latina, más que en los países desarrollados, donde existe para los revolucionarios la apremiante necesitad y también la más cercana posibilidad de diseñar un nuevo proyecto histórico de sociedad.”

Sostiene que “el desarrollo humano autodeterminado y sostenido basado en un alto grado de legitimidad nacional es una necesidad objetiva de diferentes clases sociales constitutivas de nuestras naciones. Es indispensable entender que este es un vital interés de la nación salvadoreña, en el que corresponde un papel de indiscutible peso a los empresarios privados. En el curso de los doce años de guerra popular revolucionaria se han producido importantes cambios de mentalidad en todos los sectores y entre los empresarios privados hay muchos que ahora comprenden este interés común y abren su voluntad a la concertación.”

Mantiene que “la guerra la negociación y la firma de los acuerdos de paz, dieron comienzo a la revolución democrática en nuestro país y la concertación ha surgido como una peculiaridad del proceso político de la revolución y como un método posible y necesario para impulsar el progreso en toda esta larga etapa de nuestra historia. Una nueva sociedad, la sociedad socialista, no puede implantarse voluntariosa y artificialmente. Ha de ser el resultado del desarrollo. Hacer posible el despague de un proceso de desarrollo así, es la misión de la revolución democrática.”

Agrega que “lograr que las realizaciones de la revolución democrática dinamicen el desarrollo subsiguiente hacia el socialismo y no perennicen el capitalismo, es la responsabilidad de los revolucionarios. Los revolucionarios por eso tienen planteado el desafío de elaborar el diseño de los programas económicos, sociales y políticos, que impulsen el desarrollo y aseguren esta transición. Esta es la tarea estratégica más inmediata en el plano teórico y la lucha por su realización práctica es la misión política más trascendental del momento. Estas tareas requieren constante y profundo estudio de las realidades mundiales, regionales y nacionales de hoy y una apasionada dedicación al trabajo por concertar y poner en pie las inmensas y plurales fuerzas que se requieren para esta obra.”

Establece que “la filosofía neoliberal, según la cual la prosperidad y el enriquecimiento de unos pocos derramará un beneficio para toda la sociedad, es absurda y no se ha comprobado en ninguna parte…Continuar amarrados a ese esquema es cerrar los ojos y preparar un rotundo fracaso. América Latina necesita un modelo de desarrollo con democracia y justicia social. En El Salvador, después de doce años de guerra y de la solución negociada del conflicto, no hay espacio para otro modelo que no sea éste; quienes intenten persistir en el neoliberalismo disfrazado con un insuficiente o falos contenido social, no quieren reconciliación, ni concertación, ni democracia; buscan perpetuar la dictadura, la confrontación y el militarismo.”

II. Se ha abierto el periodo de transición y consumación de la Revolución Democrática

Plantea que “la guerra fue causada por la persistencia de la dictadura militar, a costa del ahogamiento sangriento de las libertades democráticas y los derechos humanos y por su resistencia a los profundos cambios estructurales indispensables para el despegue del desarrollo económico y social. El desenlace negociado de la guerra, la firma y cumplimiento de los acuerdos de paz, dieron inicio al desmontaje de esa dictadura; crearon condiciones para la edificación de la democracia; para modernizar el estado y generar una nueva institucionalidad; así como también para avanzar en la transformación de las estructuras económicas en función del desarrollo con justicia social.”

Subraya que “el país ha iniciado así el proceso de transición hacia la culminación de la revolución democrática que puede tener una orientación al socialismo. Este proceso constituye la sustancia del periodo histórico de transición en el cual nos encontramos. La culminación de la revolución democrática inaugurará otro período histórico de transición, el de la transición al socialismo. Es una transición de la guerra a la paz estable, de la dictadura militar a la democracia fundamentada en la hegemonía de la sociedad civil y del poder civil y, la más difícil y compleja de todas, es la transición del subdesarrollo dependiente con pobreza y marginación, al desarrollo humano autodeterminado y sostenido con justicia social.”

Indica que “la consumación de la revolución democrática requiere que sus fuerzas motoras tomen en sus manos el poder político del Estado y, valiéndose de él, completen la ejecución del programa revolucionario democrático contenido en el Acuerdo de Chapultepec y lo profundicen, especialmente en el terreno económico-social, en el cual ese acuerdo resultó insuficiente. Este ha de ser el objetivo de la participación de los revolucionarios y demócratas en las elecciones generales de marzo de 1994. Esas elecciones serán un hito de gran trascendencia, puesto que podrían ofrecer la primera oportunidad para resolver el problema del poder en los términos de una nueva situación.”

Agrega que “la irreversibilidad de los cambios derivados de la aplicación de los Acuerdos de Paz no ha sido todavía asegurada; ello se lograra: 1. Desmontando hasta su raíces la dictadura militar: la mentalidad intimidatoria y represiva, los hábitos de gobernar que ella engendró, sus estructuras orgánicas y funcionales, sus huellas expresas, tácitas o por omisión en las leyes, sus secuelas corruptoras en la administración de justicia y en el ejercicio electoral. 2. Realizando los profundos cambios estructurales que hagan posible colocar al país sobre los nuevos rieles de un desarrollo económico sostenido con justicia social. Ello requiere que se implanten y hundan raíces en el pensamiento, en las leyes y las instituciones una democracia participativa con estilo salvadoreño.”

Añade el documento que “estos son los objetivos y tareas revolucionarias centrales de este periodo de transición, por consiguiente, abarcará un trecho más o menos largo de nuestra historia. Hay quienes sitúan la finalización de este periodo en 1994, otros en 1999, al concluir el quinquenio presidencial que se elegirá en 1994. Es preferible concebir su duración vinculada a la realización de los dos objetivos mencionados, lo cual presupone que las fuerzas revolucionarias y democráticas accedan al poder y lo retengan por lo menos durante dos períodos presidenciales (10 años) para alcanzar estas metas.”

Explica que “las fuerzas motoras de la revolución democrática proceden de diversos sectores, son portadoras de una diversidad ideológica. Es esencia del período de transición la convergencia de todas estas fuerzas y ella debe ser cuidada, fortalecida, y dinamizada. El gobierno de la transición debe ser indispensablemente pluralista. De ahí que las alianzas, la búsqueda de consensos y concertaciones sea el método principal de las relaciones entre estas fuerzas. La concertación tiene posibilidades incluso más allá de las fuerzas motoras de la revolución democrática.”

Argumenta que “la concertación se nos aparece en dos dimensiones diferenciadas pero no excluyentes: concertación popular, es decir entre las fuerzas organizadas del pueblo trabajador, partidos de izquierda y centro, religiosos, progresistas, etc. (con su variedad sectorial, ideológica, de fe, etc.)y concertación nacional, es decir ampliándola con otros sectores , incluidos algunos tradicionalmente dominantes (agrupamientos de la empresa privada, de dentro de los partidos de derecha, y del gobierno, etc.) La concertación nacional es imprescindible para el desarrollo de la transformación democrática, pero solo puede realizarse con una significación revolucionaria si se fundamente en una sólida y exitosa concertación popular.”

Añade que “la experiencia nos ha enseñado reiteradamente que en la gran mayoría de casos la concertación en el nivel nacional ha sido el desenlace de una previa confrontación. La negociación y concertación de los acuerdos de paz no pueden explicarse sin la guerra de doce años. El cumplimiento de esos acuerdos ha sido y continúa siendo un proceso de confrontaciones y concertaciones. La concertación sin confrontación previa es todavía una excepción, que se puede hacer frecuente al ir madurando la convicción de que este es un método eficaz y confiable.”

Concluye este apartado expresando que “los revolucionarios tienen planteado el desafío de comprender a profundidad la coincidencia y la discrepancia esenciales de la presente etapa de la historia de El Salvador y asumirlas, a plenitud, aprendiendo a analizar la realidad, sus tiempos y ritmos, con conocimiento y madurez, de manera de combinar con acierto uno y otro método (concertación y confrontación). Esta será la prueba de la revolución democrática para continuar siendo la esperanza de los pobres y del pueblo trabajador. La disyuntiva se plantea entre asimilarse al sistema capitalista y fortalecerlo o asegurar y acelerar el paso hacia el socialismo.”

III. la transformación requiere combinar las formas de lucha

Explica que “en la aplicación y combinación de distintas formas de lucha, hay que atenerse a la verdad general de que, en dependencia de las condiciones históricas concretas, en este caso la transición siempre se destacan por la dinámica misma del proceso político y social, determinadas formas de lucha que pasan a ocupar el primer plano y se convierten en las principales. Lo que se necesita es saber situar con acierto en cada momento el peso de cada una de las formas de lucha. El arte en la lucha por la revolución consiste en saber combinar con acierto todas las formas de lucha.”

Puntualiza que en “la experiencia del FMLN de 1980 a 1991, se dio una combinación de lucha armada, lucha política, lucha social, económica y diplomática internacional. La negociación combinó la lucha en la mesa con la acción militar, política, socio-económica y diplomática, lo nacional y, lo internacional. En esta compleja integración de formas de lucha, a lo largo de doce años, la lucha armada ocupó el lugar principal, el papel motor y determinante. Con la firma de los acuerdos de paz se produjo un viraje de las formas de lucha.”

Asegura que “en el periodo de transición la lucha política y social son las formas fundamentales en las cuales se irán destacando modalidades concretas, surgidas de la inventiva popular. La batalla política es decisiva para el destino de la revolución, pues será en ese terreno donde se dirimirá el problema del poder y se tiene que saber integrar con ella la lucha socio-económica y político-diplomática, en la diversidad de sus modalidades concretas. La lucha política es pues la principal durante la transición.”

Recomienda que “el trabajo directo con la población, aprovechando la creatividad de los militantes y activistas, es el terreno preferencial en que se debe imponer el desarrollo de la lucha política. En este terreno los revolucionarios tienen ventaja. Se deben desarrollar las diferentes modalidades del contacto directo con la población (casa a casa, reuniones de intercambio, convivios con vecinos, pequeños mítines dialogantes, etc.) procurando se constituyan en expresiones y canales de participación de la sociedad en el quehacer político, recogiendo las ideas y sugerencias útiles de la gente, apoyando sus iniciativas.”

El acierto en la lucha política electoral, asegurara la transición

Indica que “a medida que la campaña electoral de 1994 se transforme en el escenario principal de la lucha por el poder, será mayor al necesidad de combinar en cada momento las distintas formas de lucha necesarias, viables y compatibles con la transición. La lucha política electoral pasa así a tener un peso decisivo y debe transformarse en un poderoso factor movilizador, capaz de ofrecer una posibilidad real de victoria para la revolución democrática.”

Añade que “el amplio campo de la concertación y del consenso de fuerzas logrado por el programa de la revolución democrática, en la lucha electoral debe traducirse en la configuración de un amplio sujeto político y social, de esa lucha, que trascienda el marco de los partidos políticos, que abarque al movimiento social (sindicatos, organizaciones campesinas, de mujeres, juveniles, comunales, profesionales de pequeños y micro empresarios, etc.), a los movimientos religiosos de todas las iglesias y movimientos ecológicos, culturales, indígenas, a personalidades. Este movimiento puede incluir grupos de empresarios o individualmente algunos de ellos, que se muestren a favor de la democratización y el avance de la justicia social.”

Considera que en las elecciones de 1994 “asegurar que el FMLN como tal surja de las elecciones con el peso político y social es una tarea fundamental para demostrar a los que se oponen a las transformaciones democráticas, que constituye una fuerza política indispensable de ser consultad para tomar decisiones importantes en función de la estabilidad, la democracia y el desarrollo del país. Las próximas elecciones constituyen un espacio para la concertación y cohesión, pero sin duda también para la confrontación.”

Reitera que “trabajar para alcanzar la victoria en la batalla electoral de 1994, implica resolver varios aspectos concretos, comenzando por la estructuración del FMLN a nivel nacional; asegurar que el sistema electoral sea garantía de elecciones verdaderamente limpias; capacitar a miles de activistas, a los vigilantes y miembros de las juntas receptoras de votos que funcionaran en todos los municipios del país, desarrollar un intenso trabajo de relaciones con la gente para conocer sus problemas, pero sobre todo su pensamiento…”

Concluye este apartado resaltando que “el PCS trabajará para que el FMLN no reduzca su acción a la pura lucha parlamentaria y electoral. Por eso promoverá la lucha política permanente, en función de potenciar o resaltar más la idea de la participación social desde la base y elevar el protagonismo de la sociedad civil.”

La transición requiere transformar la Fuerza Armada

Considera que “la orientación dominante ahora en la Fuerza armada como institución es la de preservar su hegemonía sobre la sociedad civil, modificando su forma, haciéndola más sofisticada, cambiando sus instrumentos y métodos, pero manteniéndola y hasta reforzándola. Esta es la respuesta conservadora de sus actúales mandos superiores frente a la amplia e integral reforma militar dispuesta por los Acuerdos de Paz, la cual no está siendo realizada a cabalidad. Algunos sectores dominantes y del partido AENA respaldan esta pretensión, pactan con la cúpula militar para involucrar a la Fuerza Armada en presiones sobre la ciudadanía…”

Agrega que “el actual despliegue del ejército como parte de un plan del gobierno para combatir a la delincuencia es u ejemplo de lo anterior. Su verdadero propósito es atemorizar a la población, llevarle el mensaje de que nada ha cambiado, que la autoridad sobre la sociedad sigue en manos de los militares. Si a esto se agrega la forma renuente con que se cumplen los retiros de los jefes militares que la Comisión Ad Hoc ordenó depurar. Esto es una violación a profundidad de los Acuerdos y de la reforma constitucional y constituye un desafío y una lucha obligada que la sociedad debe asumir.”

Plantea que “la reforma militar, incluida la depuración del cuerpo de oficiales y jefes, es el corazón y el alma de la democratización. No habrá desmontaje de la dictadura militar total y definitivamente sin realizar a fondo la reforma militar pactada en Chapultepec, sin ellos no habrá democracia, sino una caricatura. ¡Así de simple! La reforma miliar es parte medular de la revolución democrática y esencia del periodo de transición. Dentro del FMLN el PCS luchara por el total cumplimiento de los acuerdo sobre la Fuerza armada, por hacer prevalecer la supeditación y obediencia incondicional de esta al poder civil generado democráticamente…”

Lo nuevo: un Modelo Económico Alternativo

Plantea que “ el despegue hacia el modelo alternativo de desarrollo económico con justicia social requiere como premisa decisiva la realización de profundas transformaciones estructurales, en particular la profundización de la reforma agraria, la cual debe de llevarse a cabo por fases, comenzando por la reducción del límite máximo de tenencia de tierra a una dimensión que se corresponda con las condiciones y pequeñez de nuestro país cuya densa población continúa vinculada en gran parte a una economía agraria.”

Considera que “debe procurarse que el estado y la comunidad internacional faciliten la inversión y el desarrollo productivo y tecnológico de las empresas individuales o asociativas de los trabajadores, pero la relación paternalista debe terminar. Estas empresas de los trabajadores deberán justificarse por su productividad y capacidad para crecer y desarrollarse. Para asegurar su desarrollo sostenido deben contar con un marco jurídico y normas financieras que las apoyen, que las coloquen ante reales e iguales oportunidades…”

Subraya que “de lo que se trata es de la lucha contra el modelo económico neoliberal que ciertos sectores del gran capital y del partido ARENA impulsan y está hundiendo raíces y extendiendo la pobreza en el país. Hay otros sectores del capital que se inclinan a favor de lo que llaman “economía social de mercado” o “el desarrollo humano” “desarrollo sostenible con justicia social”. Al menos en teoría, este modelo guarda ciertas coincidencias con un modelo alternativo y estas posibilitan concertaciones importantes en aras del desarrollo nacional.”

La revolución democrática requiere de un Movimiento Social fuerte

Opina que “en América Latina los partidos políticos como instrumentos de la lucha política se encuentran en franco proceso de desprestigio y desgaste y en algunos países están en crisis, lo cual se traduce en un vacío que tiende a ser llenado con otras formas de hacer política. Es difícil imaginar que dentro de 10 o 15 años, sin cambios sustanciales en su carácter, estilos y métodos, los partidos continúen siendo el único instrumento para hacer política. Este fenómeno tiene que ver con el problema de cómo se concatenan los partidos con el resto de la sociedad, y en particular, con el movimiento social…”

Subraya que “en nuestro país este fenómeno empieza a hacerse sentir. El impacto de la guerra y de los acuerdos de paz ha sido lo dominante y en cierto modo lo ha retardado, pero en unos años más se estará expresando con toda fuerza. El FMLN, ahora legal, deberá ser diferente a los partidos electorales tradicionales, tener una respuesta revolucionaria a ese fenómeno. Y crear las condiciones para adelantarse al mismo. Ello implica resolver con acierto, la relación entre partido político y movimiento social, la convergencia y correspondencia entre la lucha política propiamente dicha y la lucha social reivindicativa del movimiento alrededor del programa de la revolución, preservando la naturaleza de las organizaciones sociales, sus espacios, su protagonismo, y en general, su autonomía.”

Concluye que “el punto de partida para los revolucionarios, está en liberarse de la concepción verticalista según la cual las organizaciones sociales son “correas de trasmisión del Partido hacia las grandes masas” y pasar a considerarlas como partes del sujeto con personalidad propia, constitutivas y representativas de la sociedad civil, con las cuales debe el partido entenderse permanentemente, concertar propuestas, soluciones y acción., todo en aras de configurar la fuerza social que la revolución democrática requiere, paso a paso, para su consumación.”

La concertación tiene carácter revolucionario en la transición

Plantea que “la línea de la concertación, en este periodo, tiene un contenido revolucionario. La fuerte resistencia de la parte más conservadora de la derecha militar empresarial, y política a la aplicación de los acuerdos de paz, ha confirmado el carácter revolucionario que la concertación tiene en este período de transición. La concertación no supone la eliminación de la confrontación, porque en la realidad no se la puede suprimir y además ello es inconveniente para la lucha por la revolución, puesto que llevaría a la conciliación sin principios, mediante el sucesivo abandono de los intereses populares.”

Afirma que “la relación entre confrontación y concertación existe y seguirá existiendo y el arte consiste en saber combinarlas en cada situación y momento concreto, de manera que la confrontación sea factor que fortalezca la concertación. La concertación de acuerdos políticos supone, por lo general, la confrontación, de manera que aun siendo contradictorias no son excluyentes y pueden complementarse. Colocados desde esta visión, surgen claramente dos niveles de concertación: el nivel del movimiento social multisectorial y de partidos políticos comprometidos con el programa de democratización, desmilitarización y justicia social…y el de relaciones con sectores empresariales capitalistas y sectores diferenciados dentro del mismo gobierno y del mismo partido ARENA, en particular con aquellos que han estado comprometidos con los acuerdos…”

Por otra parte, apunta que “la política exterior del gobierno de los estados Unidos hacia nuestro país está sufriendo un viraje. De ese giro han surgido coincidencias y debe ser nuestro interés aprender a desarrollar las relaciones con los gobernantes norteamericanos a fin de que esas coincidencias contribuyan activamente a la transformación democrática del país. Esas relaciones además deben de tener en cuenta que la economía salvadoreña está y lo seguirá estando por mucho tiempo vinculada a la economía de Estados Unidos y que por ello se hace necesario desarrollar un marco de genuina cooperación, basada en el respeto mutuo y la dignidad nacional.”

Agrega que “en Estados Unidos viven en condiciones difíciles millares de compatriotas que con su aporte económico ayudan a mantener la economía familiar y son fuente de importantes recursos que son necesarios para el desarrollo nacional. Ante la amenaza de ser expulsados de aquel país ha de mantenerse una lucha constante por evitar su deportación, pues ello vendría a debilitar un importante rubro de la economía nacional y ser factor de inestabilidad de millares de familias salvadoreñas.”

Concluye que “apoyamos la afiliación del FMLN a la COPPAL, por su naturaleza pluralista y latinoamericana… El PCS opina que el FMLN debe prestar especial atención al proceso del Foro de Sao Paulo, que dinamiza el esfuerzo de las izquierdas latinoamericanas por renovar y construir su pensamiento, “pensando con cabeza propia”. Asimismo el FMLN debe apoyar todo esfuerzo renovador de las izquierdas de nuestro continente y de otras regiones del mundo.”

La doctrina y accionar militar del PCS-FAL

La doctrina y accionar militar del PCS-FAL
Roberto Pineda 11 de septiembre de 2015

En el Informe del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, PCS, presentado por su secretario general, Schafik Handal, durante la primera jornada del VIII Congreso, celebrado en marzo de 1993, se abordaron diversos elementos de la doctrina militar de los comunistas salvadoreños, elaborada al calor de participar por medio de su brazo armado, las FAL, durante doce años de Guerra Popular Revolucionaria. A continuación continuamos presentando partes de este importante documento.
III Aciertos y dificultades en la concentración y desconcentración de nuestras fuerzas militares
La idea de concentración
Explica Schafik que “la táctica de la concentración estaba fundamentada en la idea de que habíamos logrado un nivel de dispersión en el enemigo, lo que nos daba la oportunidad de concentrar nuestras mejores fuerzas y armas y conseguir una correlación favorable para descargar golpes contundentes que nos permitieran ampliar y profundizar las zonas de retaguardia.”
Informa que “nuestra concentración la iniciamos en la zona de Guazapa en octubre de 1982 con fuerzas de Jucuarán, San Vicente y Guazapa.- Formamos así el Batallón Rafael Aguiñada Carranza (BRAC) y unidades de tropas especiales, con las cuales comenzamos a operar, en conjunto con otras organziacione4s del FMLN, en teatros de operación al norte y sur de Guazapa y ene l propio Cerro.”
Asegura que “1983 fue el año de consolidación y desarrollo de las FAL, proporcionando una importante contribución a al GPR junto al resto de organizaciones del FMLN, de cuya experiencia aprendimos. Tomamos la iniciativa durante todo ese periodo de la guerra pesar de los golpes recibidos, como el desbaratamiento de nuestras redes de logística y de personal que sufrimos ese año.”
Analiza que “las concentraciones de fuerzas nos habían producido resultados estratégicos positivos, pero también nos producían un desgaste acumulativo que no podíamos compensar y, por tanto, estratégicamente negativo a mediano plazo. Nuestras concentraciones le ofrecían al enemigo blancos relativamente fáciles de golpear, en particular para sus fuerzas y medios aéreos recién adquiridos por al FAES, con el propósito de revertir la correlación estratégica lograda por el FMLN hasta ese momento.”
La desconcentración
En junio de 1984 “la CG del FMLN decidió el viraje de la concentración de fuerzas a la desconcentración…” que tenía “como propósito: romper el nuevo esquema estratégico militar del enemigo basado ya en la guerra de baja intensidad, extender nuestra presencia militar en nuevos teatros de operaciones, reabrir el crecimiento político y natural de nuestras fuerzas basado en la voluntaria y consecuente incorporación de las bases populares, presionar la dispersión estratégica de las fuerzas enemigas en particular de su tropas operacionales y así, facilitar su desgaste a profundidad.”
Agrega que “esta orientación provocó no pocos problemas en nuestros cuadros militares y combatientes en general. Los combatientes, acostumbrados a combatir junto a grandes unidades guerrilleras, y sin tener conocimiento de la táctica de combate en pequeñas unidades ni la preparación técnica, fueron sometidos a una enorme presión de parte del enemigo, provocándoles desgaste físico y moral.”
Subraya que “tuvimos que hacer escuela para el uso del explosivo en la preparación de las fuerzas nuevas, todo es en base a un plan estratégico para el frente, en el que se establecía los objetivos y las direcciones principales de acción, expansión y avance del mismo. Determinamos como nuestra dirección principal la Zona Especial, y definimos esta zona como el área metropolitana, más los municipios de Nejapa, Aguilares, Tonacatepeque, Santa Tecla, Colón.”
Los resultados de este viraje
Schafik enumera los siguientes: mejoramiento de nuestra capacidad combativa, eficacia de la misma y cualificación de nuestras fuerzas; consolidación de nuestra retaguardia; ampliación de los teatros de operación; contacto permanente con la población; desgaste a profundidad de la columna vertebral del dispositivo enemigo; creatividad en la elaboración y uso múltiple del armamento popular y pequeñas unidades móviles y altamente operativas golpeando certeramente a las unidades especiales del enemigo.”
Añade que “el gran esfuerzo realizado rindió sus frutos, cada combatiente ganó confianza. El sur de Guazapa se convirtió a finales de 1985 en un lugar temido por todas las fuerzas enemigas, continuó siendo una flecha clavada en el corazón del enemigo. El esfuerzo por realizar este viraje permitió en septiembre de 1985, y como respuesta a golpes recibidos con captura de compañeros de dirección (Hugo, Octavio y otros) realizar la complicada operación de rescate de más de 30 cuadros del FMLN, prisioneros en cárceles de la dictadura, la salida de lisiados de guerra a curarse en países amigos a cambio de la hija del Presidente, Inés Duarte.”
Comparte que “en esta operación realizamos una armoniosa cooperación de fuerzas de la ciudad de la periferia de San Salvador, de los comandos urbanos, de la milicia, de las tropas especiales y de las columnas guerrilleras de Guazapa y experimentamos una de las más complejas negociaciones que contaron con la cooperación de diplomáticos y de la Iglesia.”
El enemigo requería un nuevo plan, nosotros derrotarlo
Informa Schafik que “en su apreciación estratégica de junio de 1984 la Comandancia General (del FMLN) había sacado la conclusión que desde finales de 1983 el movimiento de masas había entrado en nuevo flujo y que, por tanto, el país marchaba hacia un nuevo momento de crisis nacional. Conforme con esta apreciación, se tomó la decisión de desplazar cuadros de los frentes de guerra hacia la ciudad a trabajar en el movimiento de masas, a fin de acelerar ese ascenso del movimiento social. Esfuerzo que culminó con la creación, en febrero de 1986, de la Unidad (Nacional) de los Trabajadores Salvadoreños, UNTS.”
Apunta que “el lanzamiento de la Operación Fénix, componente militar del UPR (Unidos Para Reconstruir), el 9 de enero de 1986, sobre posiciones del FMLN en Guazapa, como esfuerzo principal, y acompañado de esfuerzos secundarios sobre posiciones guerrilleras en Chalatenango y Morazán, buscaba interferir el ascenso del movimiento social, aislando la conducción del FMLN en Guazapa, de la conducción establecida en la capital. El papel desempeñado principalmente por las FASL en la frustración de este cálculo del enemigo, fue de especial importancia para dar continuidad a la conducción de la lucha del movimiento social.”
IV. La derrota de la Operación Fénix en Guazapa
Asegura que “la experiencia combativa adquirida en 1985 ayudó a enfrentar con éxito la operación Fénix que duró 18 meses sobre nuestras posiciones y que nos exigió gran concentración de esfuerzos para luchar contra el enemigo dentro de nuestra retaguardia. Aún con el Fénix en marcha, Guazapa siguió siendo la retaguardia de la lucha urbana. En Guazapa y su periferia se asentó la conducción para la reactivación del movimiento de masas, mientras en el Frente se libraba una dura batalla por defender y preservar la fuerza y los territorios al costo de un enorme desgaste humano.”
Explica que “el retorno a Guazapa de las fuerzas especiales que se habían trasladado a Chalatenango contribuyó a la derrota de la operación Fénix, la cual se produjo en tres fases. Primera fase de un gran desgaste ocasionado por los continuos enfrentamientos, la segunda de neutralización y de la inmovilidad de las tropas enemigas, debido al uso masivo de los campos minados, y la tercera de ataque, de aniquilamiento de efectivos en las posiciones que habían logrado asentarse en nuestra retaguardia.”
Señala que “durante la operación Fénix nuestro asentamiento en Chalatenango cumplió un papel clave como retaguardia, como fuente de incorporación de nuevos combatientes y como escuela de preparación militar. En los momentos más difíciles del operativo, nuestras estructuras más pesadas pudieron trasladarse hacia ese frente.”
Subraya que “la previsión hecha por la Comandancia General en mayo-junio de 1985, de que marchábamos hacia una nueva crisis nacional y hacia la etapa final de la guerra se estaba confirmando. Tarea de la estrategia era acelerar la maduración de ambos procesos, hacerlos coincidir en el tiempo e integrarlos en función de resolver el problema del poder. En estas condiciones, el FMLN y el FDR hicieron pública una nueva plataforma programática que se conoció como Iniciativa Política de los Seis Puntos, cuya esencia era actualizar y flexibilizar la forma de enfocar el Programa de la revolución.”
Asimismo “los éxitos resultantes del viraje acordado en 1985 afianzaron el proceso unitario y crearon condiciones para pasar a preparar en todos los terrenos lio que llamamos la Contraofensivas Estratégica, COE.”

V. Preparación de la Contraofensiva Estratégica

Informa que “en 1987, se organizó la conducción de la zona especial abarcando los territorios comprendidos por la zona metropolitana, su periferia y Guazapa, en un intento por cohesionar, centralizar y aprovechar al máximo nuestros recursos. Derrotada la operación Fénix, Guazapa recobra en 1988 su papel de eje y motor de nuestro desarrollo. Se pasó a un esfuerzo de instrucción de una nueva generación de milicia urbana aprovechando al máximo nuestro potencial acumulado.”

Plantea que “la estabilidad alcanzada en Guazapa hizo posible nuestro apoyo activo a la realización de una sucesión de operaciones importantes y estratégicas; en la capital contra posiciones enemigas: Guardia Nacional, Estado Mayor, Fuerza Aérea, Cuartel de Artillería en Opico, Cuartel de la Policía de Hacienda, Cuartel del batallón Belloso y la ejecución de centenares de operaciones de propaganda armada y emboscadas en todas las vías de acceso a la capital y su periferia.”

Establece que “este período abarcó 1987 y parte de 1988, hasta después de las elecciones para diputados y alcaldes en marzo de 1988, que fueron ganadas por ARENA. El triunfo electoral de ARENA significaba el fracaso del esquema de guerra de baja intensidad y puso más en claro la necesidad de acelerar los preparativos para el desenlace de la guerra. Pese al abismo ideológico entre FMLN y ARENA, se puso de manifiesto que el desenlace, en el caso de que se fuese negociado, se haría con el gobierno de ARENA. Había que comprenderlo y prepararlo.”

El esfuerzo político opositor y las elecciones

Indica el documento que “se aproximaban las elecciones presidenciales de marzo de 1989 y de nuevo se le presentaba al FMLN el reto político de definir posición frente a ellas. Al analizar la conducta política del FMLN a lo largo de la guerra era evidente que la lucha política, propiamente tal, estuvo ausente a pesar de las distintas iniciativas de paz presentadas, y resultaba igualmente evidente que gran parte de los errores más graves se habían cometido a la hora de fijar posición sobre las elecciones.”
Apunta que “los partidos del FDR, el MPSC y el MNR, tomaron la decisión de reactivar con su presencia el esfuerzo político opositor a fines de 1987. Las organizaciones del movimiento social salieron a su encuentro comprendiendo que se iniciaba una nueva etapa política. El PCS, en ese marco, propició la interiorización del MIPTES (Movimiento de Profesionales y Técnicos) y del UDN en 1988, destacando a un grupo de sus miembros y logrando adhesión de otros compañeros en el interior. Ganar presencia en el debate político en beneficio de la negociación era la misión fundamental.”
Informa que “en enero de 1989, el FMLN propuso transformar a las elecciones en un instrumento para la paz, postergarlas por seis meses, de marzo a septiembre de 1989, a cambio de lo cual el FMLN aceptaría sus resultados y reconocería a la FAES como única y legítima institución militar del país a condición de que se autodepurara su cuerpo de oficiales. El rechazo de tal propuesta confirmó que el gobierno y las fuerzas de poder persistían en la guerra.”
La Ofensiva de 1989
Destaca el documento que “durante la ofensiva asumimos cuatro compromisos en la dirección principal: Soyapango, conjunto con RN y PRTC; en Apopa y Ciudad Delgado, solos como FAL; en san Marcos, en conjunto con FPL y RN. Además de los esfuerzos secundarios en Chalatenango, en Occidente y el acompañamiento de nuestras milicias de Jucuarán al ERP en Usulután.”
Señala que “en San Marcos pronto recibimos u revés debido entre otras causas a que las organizaciones hermanas desistieron desde el inicio de su participación en esta dirección. Fue un error de nuestra parte persistir en esas condiciones. Nuestros militantes y combatientes cumplieron con audacia y valentía las misiones encomendadas por nuestro Partido en Noviembre y Diciembre de 1989.”
En estas jornadas “el esfuerzo del PCS y sus Fuerzas Armadas de Liberación FAL, fue enorme, 63 muertos y 90 heridos a quienes hoy rendimos un sentido y especial homenaje. A ellos a todos los caídos durante la Ofensiva y a las víctimas de las operaciones de castigo del enemigo. Después del esfuerzo de la ofensiva y de retornar a nuestras bases, comenzó la ardua tarea de analizar, evaluar y explicar los resultado de la ofensiva, asimilar la fuerza nueva, defender nuestra retaguardia y prepararnos para la continuidad.”
Evalúa Schafik que “aunque esos días de noviembre fueron los momentos en que más cerca estuvimos de resolver favorablemente el problema del poder, combinando ofensiva militar con insurrección y ofensiva política, sobre todo internacional y diplomática, la ofensiva como tal no trajo el desenlace ni la definición de la guerra, pero al quedar derrotado del todo la estrategia de la GBI (Guerra de Baja Intensidad) y derrotada también la idea estratégica de una guerra toral de rápida definición, se abrió paso a la negociación.”
VI: El PCS en el desenlace negociado de la guerra
Considera que “demostrar la inviabilidad de la derrota militar; abrir la mesa y en ella la participación de las Naciones Unidas; mantener y ensanchar los espacios políticos de la oposición interna, cosechar orgánicamente la simpatía ganada en la Ofensiva, eran los requerimientos estratégicos que posteriormente a la Ofensiva orientaron las decisiones, las nuevas direcciones y esfuerzos del Partido y sus FAL en los frentes, las ciudades y el exterior.”
Agrega que “en este periodo perdimos a dos valiosos compañeros de jefatura de las FAL, se trata del Comandante Alex (Carlos Luna) y del Capitán Isidoro, quienes le dieron una excelente contribución a la formación y desarrollo del espíritu combativo de nuestras fuerzas…Así llegaos al final de 1991, y en los albores de la firma de los Acuerdos de Paz, realizamos nuestras últimas operaciones en la Colonia Las Flores, en la cual cayó en combate el compañero Capitán Samuel, otro de los jefes valiosos de las FAL en Guazapa.”
Señala que “se entró luego de lleno en el desenlace negociado de la guerra, proceso que se inició desde abril de 1990 hasta diciembre de 1991. Uno de los méritos de mayor importancia política del FMLN fue mantener en sus manos la iniciativa de la negociación, desde el momento mismo del despliegue de la guerra propiamente tal hasta su desenlace; fue demostrar el carácter revolucionario de esa política, en las condiciones de nuestro país.”
VII EL PCS en la post-guerra
Considera que con los Acuerdos de paz de 1992 “se han creado condiciones para la instauración, por primera vez en la historia, de un nuevo modelo político democrático y para que el pueblo empiece a ejercer sus libertades y derechos democráticos, libre de la intimidación de la dictadura. Las entrada en vigor de los Acuerdos ha significado para el Partido el reto de un nuevo viraje histórico, de gran complejidad por lo que se refiere a las formas de lucha, ahora en condiciones de legalidad por primera vez en sus más de 60 años de existencia.”
Agrega que “como en todo viraje, con la lucha por la aplicación de los acuerdos de paz, el Partido entró en un periodo de readecuación de sus estructuras y de preparación de su membrecía con vistas a las batallas principalmente políticas próximas en las que se librará la lucha por el desenlace del problema del poder. En este marco del paso a la legalidad el Comité Central realizó un marcado esfuerzo por regularizar su funcionamiento, dándole continuidad a un proceso que ya se había iniciado aún en las precarias condiciones de la ilegalidad.”
Informa que “en este orden de cosas el CC se ocupó de discutir y de darle una salida a la problemática planteada alrededor del UDN, teniendo como referencia los propósitos iníciales que nos habíamos trazado con la participación del UDN en la lucha política legal y las radicales modificaciones que se estaban observando a esas alturas en el escenario político nacional como producto de los Acuerdos de Paz…en un Pleno del CC realizado en Marzo de 1992 se resolvió dejar en libertad a este grupo para su total separación del PC, reconociéndoles el derecho de continuar en la actividad política a través de un UDN orgánicamente desvinculado de nuestro Partido. Los términos de esta separación que fueron convenidos estipulaban entre otros la libertad para los militantes del UDN de continuar en ese partido o en el PC, sin posibilidad de doble militancia.”
Por otra parte, informa que “durante los 13 meses transcurridos desde el inicio del cese del Enfrentamiento Armado nuestro Partido se involucró de lleno en el aprovechamiento de los espacios abiertos por los Acuerdos de Paz. Los resultados de este esfuerzo en el terreno organizativo son hoy elocuentes. Tenemos ahora organización partidaria en 120 municipios del país, se han conformado ya las Directivas Departamentales en 11 de los 14 departamentos. Nuestra membrecía se ha más que triplicado desde enero del 92 hasta la fecha.”
Concluye este Informe del CC al VIII Congreso del PCS , presentado por su secretario general Schafik Handal en marzo de 1993, opinando en términos del cumplimiento de uno de los puntos de los Acuerdos de Paz, en el sentido que “la reinserción, además de los aspectos productivos y de sobrevivencia, debe garantizar a toda costa que el impresionante caudal político, ideológico, moral y organizativo de los ex-miembros de las FAL; atesorado en largos años de enfrentamiento constante con el enemigo, sea puesto hoy al servicio de las transformaciones aún pendientes y que tenga su continuidad en la lucha política en la cual ya hemos entrado.”

Éxodo sirio y “crisis migratoria” en Europa

Éxodo sirio y “crisis migratoria” en Europa
Por: Atilio Borón
Publicado en: Crisis global del Capitalismo
En este artículo: África, Europa, Inmigración, Migración, Siria
7 septiembre 2015 | 7
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Migración ReutersAnte la intensificación de la mal llamada “crisis migratoria” surgieron voces de gobernantes, políticos y supuestos expertos en el tema asegurando que este no era un problema europeo sino africano o, en todo caso del Medio Oriente.

La estremecedora imagen del niño kurdosirio yaciendo inerte en una playa de Turquía luego de que naufragara la barcaza en que junto con su familia intentaba llegar hasta la isla de Kos, en Grecia, conmovió a la opinión pública mundial y puso de relieve el inmenso drama humanitario que se está desenvolviendo en el Mediterráneo.

No fue el primero que paga con su vida la crisis desatada por la desestabilización de un país, Siria, desgraciadamente convertido en el blanco de siniestros cálculos geopolíticos de Estados Unidos y sus aliados que destruyeron uno de los países más prósperos y estables de la región. En esa misma barcaza murieron otros cinco, uno de ellos su hermanito de cinco años, aparte de su madre y un número todavía indeterminado de adultos. Si ampliamos el foco del análisis para abarcar con la mirada el torrente humano procedente del África Subsahariana el número de víctimas infantiles sería abrumador, aunque no haya registro fotográfico de ello. Queda en pie la pregunta: ¿por qué se produce la crisis, qué es lo que la dispara?

Por empezar se impone una clarificación, porque la disputa por el sentido es crucial para plantear correctamente los términos del problema. Suele hablarse, indistintamente, de una “crisis migratoria” como si esta fuera un transitorio desequilibrio en el flujo poblacional entre el África Subsahariana, Medio Oriente y Europa. Pero, ¿son migrantes o refugiados?

En el caso de los sirios que huyen de la devastación sembrada en su país no existe la menor duda de que se trata de lo segundo, y lo mismo cabe decir de los libios, que dejan sus hogares luego de la tragedia desatada por la criminal decisión de Washington y Bruselas de auspiciar un “cambio de régimen” en Libia. El caso del África Subsahariana es más complejo, porque allí se entremezclan migrantes impulsados por el hambre y la pobreza inescapable con sectores, minoritarios, que abandonan sus países por razones políticas.

Ahora bien: ¿por qué el infortunado niño de la minoría kurda en Siria tuvo que dejar su país? Porque, como decíamos más arriba, el diseño estratégico de Washington en Medio Oriente tenía como objetivo fundamental ¡pero ya no más, porque ahora la Casa Blanca tiene otras prioridades en el área! provocar la caída de la República Islámica en Irán, para lo cual había que destruir los apoyos con que contaba Teherán en su entorno inmediato y entre los cuales sobresalía Siria por su locación geográfica, su condición de país limítrofe con Israel y Turquía, su población, su economía y la prolongada estabilidad política del régimen imperante.

En consecuencia, la “guerra civil” en Siria no es tal, pues se trata de una agresión pergeñada desde afuera por Estados Unidos y sus compinches europeos (al igual que hicieran con Libia pocos años antes) y en donde bandas de atroces mercenarios son exaltados como heroicos “combatientes por la libertad” y respaldados política y diplomáticamente mientras cometen toda clase de desmanes. De esta madriguera creada por las democracias occidentales y sus reaccionarios socios en la región brotó, incontrolable, el Estado Islámico, con luz verde para perpetrar horrendos crímenes.[1]

El resultado ha sido la entronización de esa banda terrorista en algunas regiones de Siria e Irak, con su interminable secuela de decapitaciones, degüellos y destrucción de venerables reliquias históricas, consumidas en las llamas del fundamentalismo yihadista. Aylan Kurdi, tal es el nombre del niño ahogado, pereció porque tuvo que huir del infierno en que Washington y los gobiernos europeos convirtieron a su patria, pese a la heroica resistencia del pueblo kurdo que supo poner freno a la expansión militar del EI en sus territorios. Y murió también porque las autoridades del Canadá le negaron tres veces a su familia el permiso para asilarse en ese país.

El Primer Ministro británico, David Cameron, acaba de acusar a Bashar Al Assad y al Estado Islámico por su muerte. Miente, porque sabe muy bien que el holocausto social de Siria no es un asunto doméstico sino responsabilidad directa y criminal de los gobiernos que conforman el condominio imperial, que en su afán por posicionarse más favorablemente en el tablero geopolítico mundial no dudan un instante en adoptar políticas que desquician sociedades y provocan destrucción y muerte a su paso, precipitando así la avalancha de refugiados que huyen para salvar sus vidas y la de sus familiares, con las consecuencias que todos se lamentan.

Tanto en el caso de Libia como en el más actual de Siria la intervención imperialista estuvo precedida por una cobertura mediática falaz que demonizó las figuras de Muammar El Gadafi y Bashar al-Asad y tergiversó la información originada en el terreno para justificar ex ante las cruentas tácticas de desestabilización y caos social, económico y político requeridas para hacer posible el “cambio de régimen”, frase amable que sustituye la más brutal de “subversión del orden constitucional vigente”.

Mentiras que, en los casos de Libia y Siria, son análogas a las proferidas cuando antes de la invasión y destrucción de Irak desde Washington, Londres o París se denunciaba la existencia de armas de destrucción masiva en ese desdichado país, cuando todos sabían que no las había y que el único que sí las tenía en esa parte del mundo era Israel.

Ahora el problema de los refugiados en Europa ha adquirido proporciones inéditas desde fines de la Segunda Guerra Mundial, e indigna comprobar la indiferencia de algunos gobiernos europeos ante esa crisis, o la estupidez de las políticas con las que se pretende enfrentar la situación.

Por ejemplo establecer ridículos cupos migratorios ante el desastre generado en Siria e Irak, para mencionar apenas los más directamente involucrados en la situación actual, que tienen una población conjunta de unos 55 millones de habitantes. O el cinismo de la Administración Obama, que acentúa las políticas de desestabilización inherentes al “imperio del caos”, según la feliz expresión de Pepe Escobar, porque, total, los refugiados no podrán cruzar el Atlántico en sus frágiles barcazas y el problema lo deberá padecer Europa.

Actitud semejante adopta al atizar la guerra civil en Ucrania: en última instancia, la batalla se librará, como las dos guerras mundiales en el escenario europeo y la destrucción resultante será beneficiosa para apuntalar la primacía global de Estados Unidos al debilitar, gracias a la guerra, a sus principales competidores.

Ante las ridículas tentativas de los países europeos, o de la Unión Europea, para “regular” el tsunami de los refugiados y los migrantes, sobre todo del África Subsahariana, conviene recordar las clarividentes palabras de José Saramago: “El desplazamiento del sur al norte es inevitable; no valdrán alambradas, muros ni deportaciones: vendrán por millones. Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno para ellos porque proceden de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias.”

La responsabilidad de Europa es mucho mayor, más visible e inocultable en el caso del África Subsahariana. Porque, ¿quién ocupó, colonizó y saqueó por siglos al mal llamado “Continente Negro” si no las potencias coloniales europeas? ¿Quién organizó el tráfico de esclavos a través del Atlántico si no los gobiernos y las clases dominantes de Europa?

No fueron los africanos quienes se abalanzaron sobre esta para saquear sus riquezas y esclavizar a sus poblaciones, sino que ocurrió exactamente lo contrario. ¿Quiénes impusieron sus intereses, perpetraron un cruel etnocidio y arrasaron con formas tradicionales de organización económica, social y política en África? ¿No fueron acaso los colonialistas europeos los que se repartieron ese continente, practicando un sistemático pillaje y redibujaron el mapa político para inventar fronteras artificiales que dividían viejas sociedades y ancestrales etnias y naciones, convertidas en fragmentos destrozados, ahora caprichosamente repartidos en diferentes “países” y sembrando las bases de una rivalidad que perdura hasta nuestros días? ¿No fueron ellos los que impusieron el inglés, el francés, el portugués, y otras lenguas europeas como las oficiales de aquellas arbitrarias creaturas políticas? ¿Dónde más podrían ir esos antiguos súbditos europeos que a sus metrópolis de otrora, cuando la crisis deja sin futuro a millones de africanos? ¿O es que los colonialistas de hoy creen que podrán salirse con la suya y no pagar la cuenta de los crímenes y fechorías cometidas por sus antepasados? ¿Reclaman acaso impunidad, o fingen desconocer su responsabilidad histórica? Para colmo de males, una vez obtenida la independencia los tentáculos del neocolonialismo –reforzado ahora por el protagonismo de Estados Unidos- se hundieron todavía con más fuerza, acelerando la descomposición económica, social y política de las situaciones poscoloniales.

De nuevo: ¿adónde sino a Europa podrían ir para buscar un alivio a sus interminables padecimientos? ¿Cómo podrían los gobiernos europeos y sus mandantes decir que la crisis migratoria que tantas muertes ha causado es “un problema africano” cuando no es otra cosa que el inexorable y demorado resultado de su pasada expansión colonial?

¿Cómo evolucionará esta situación? No es exagerado afirmar que el torrente de refugiados ha desbordado todas las previsiones y nada autoriza a pensar que la situación irá a mejorar porque ni Washington ni Bruselas han archivado sus planes de derrocar al gobierno sirio, acabar con Hezbollah el vecino Líbano y cerrar el círculo en torno a Irán.

El resultado de esta macabra iniciativa sólo puede ser más destrucción y muerte, y renovados contingentes de refugiados golpeando a las puertas de la opulenta Europa. Estados Unidos está casi por completo aislado de esas dolorosas corrientes de seres humanos en búsqueda de una vida mínimamente digna, así como la Unión Europea lo está en relación al flujo migratorio que desde México, Centroamérica y el Caribe se amontona en las puertas del imperio.

La “solución” por la que se ha venido inclinando la política de Estados Unidos pasa por el reforzamiento de los controles fronterizos, las deportaciones y la construcción del muro en la frontera con México. Los países europeos no gozan de las ventajas estadounidenses por la porosidad de sus fronteras, su heterogeneidad estatal y la proximidad de los países originarios de los migrantes. Si Occidente creyera firmemente en su tan pregonada doctrina de los derechos humanos tendría que modificar radicalmente su política migratoria y hacerse cargo de su responsabilidad en la crisis actual. Pero ni Estados Unidos ni la Unión Europea han dado muestras de tomarse en serio los derechos humanos, por lo que lo único que aparece en el horizonte europeo es una política de mayor control migratorio, cierre de fronteras, expulsión y deportación de migrantes ilegales.

Lo ocurrido con los camiones cargados de africanos muertos hallados en Austria o la odisea de los que intentan cruzar el Mediterráneo demuestran los límites morales y prácticos de tales políticas. Como lo recordaba José Saramago, el proyecto de parar esta avalancha humana construyendo la “Fortaleza Europa” ( o la “Fortaleza Americana”) está condenado al fracaso y no pondrá fin a un éxodo cada vez mayor, alimentado por las inequidades del capitalismo contemporáneo en su proyección global y por las estrategias norteamericanas de producir un “cambio de régimen”, por vías violentas como las evidenciadas en Siria y Libia, en Medio Oriente, y también, no lo olvidemos, en algunos países latinoamericanos.

Ante este cuadro, lo único sensato sería construir un nuevo orden económico internacional que haga posible el bienestar de esos pueblos y que les permita acceder a una vida digna dentro de sus respectivos países. Pero el capitalismo es un sistema esencial e incorregiblemente irracional y además nada indica que la sensatez sea un atributo de sus círculos dirigentes a ambos lados del Atlántico.

Lo que hicieron con Grecia es una prueba rotunda de que lo único que les importa es garantizar la tasa de ganancia de sus transnacionales. Así las cosas lo único que cabe esperar es la intensificación de las migraciones subsaharianas, el éxodo sirio y nuevas tragedias como la del niño Aylan.
[1] Sobre la relación entre los gobiernos occidentales y el Estado Islámico ver ”El Mosad creó el Estado Islámico”, en Rebelión, 19 Agosto 2014, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=188610

Reflexiones sobre el terrorismo

Reflexiones sobre el terrorismo
José María Tojeira, director de Pastoral Universitaria
03/09/2015

La reciente sentencia de la Sala de lo Constitucional ha entusiasmado a algunos políticos y medios. Los que han exclamado una especie de “¡por fin!” son especialmente aquellos que desde hace tiempo vienen diciendo que la mejor manera de contrarrestar y contener la criminalidad es con leyes más duras. Ellos y algunos más, convertidos recientemente a la misma doctrina. Sin embargo, la apuesta por leyes más duras sin atender otros aspectos solo multiplica a largo plazo el malestar ciudadano. Por eso es necesario repetir e insistir, aunque a veces sea contra corriente, en los factores que deben ser tenidos en cuenta y trabajados a la hora de mantener la delincuencia en niveles aceptables. Dado que delincuencia siempre habrá, es prioritario combatir sus causas, en vez de optar por reprimirla cada vez con mayor dureza sin entrar a fondo en la corrección de lo que la origina. No se puede negar que en los tiempos que corren es importante tener una buena ley contra el terrorismo, pero otra cosa es que se considere un maravilloso instrumento para combatir a las maras.

En el caso del terrorismo, y siguiendo las ideas de la sentencia, sería posible en teoría, no en la práctica, que se metiera en la cárcel a entre 50 mil y 100 mil personas. En teoría es posible porque, según las autoridades, hay unos 50 mil mareros, y por supuesto mucha más gente que les apoya directa o indirectamente en diversas tareas. En la práctica, las instituciones no están preparadas para juzgar adecuadamente a tantas personas ni tienen criterios uniformes para hacerlo. Ni siquiera están obligadas por la opinión de la Sala, que, aunque en sus considerandos cataloga como terroristas a los miembros y colaboradores de las maras, no dice en su resolución final que todos tengan que ser perseguidos y juzgados como tales. Para añadirle imposibilidad al furor antipandillas, no hay espacio en las cárceles existentes ni dinero para construir prisiones adecuadas para recluir a tanta gente.

Mientras haya injusticia social, habrá violencia, decía monseñor Romero. Y mientras la injusticia social sea grave, como lo es en la actualidad, la violencia seguirá existiendo en niveles altos en El Salvador. Siempre se nos ha dicho que la violencia genera violencia. Y la injusticia existente en los campos económico, social y cultural es violencia estructural. Los niveles de desigualdad son muy altos tanto en el terreno de los salarios como en el de la educación, la salud, la vivienda y la seguridad. La desigualdad existe en todos los países, pero cuando es tan aguda que toca y ofende la igual dignidad humana, tiende inmediatamente a generar violencia. A esto hay que sumarle la debilidad de nuestras instituciones. No invertimos en coherencia con las necesidades ni en la Policía ni en la Fiscalía. No somos capaces de erradicar la corrupción del sistema judicial. Somos demasiado tolerantes con la falta de profesionalismo en el mundo de la justicia y de la persecución del delito. Construimos sistemas débiles en la persecución y sanción del delito, y pedimos leyes más duras. Como si las leyes duras contra el crimen resolvieran la debilidad, la floja coordinación e incluso la corrupción existente dentro de las instituciones mencionadas.

Es cierto que los niveles de brutalidad han llegado a extremos cada vez más difíciles de manejar racionalmente. Pero la solución no puede ser entrar en una especie de guerra cada vez más brutal o represiva hasta llegar a la ausencia de límites. Ya en los comentarios a las notas de los periódicos informáticos abunda, protegida por el anonimato, una literatura burda y delictiva, insultante, que pide simple y sencillamente asesinar a personas sin límites legales. En tiempos en los que cualquier excusa sirve para liberar pasiones y brutalidades, resulta indispensable recuperar la racionalidad, insistir en ella y buscar salidas inteligentes a la irracionalidad de la realidad. La gran mayoría de los salvadoreños es buena, se esfuerza y lucha, resiste en su búsqueda del bien en medio de la difícil situación en que vivimos, y se merece un futuro construido desde la razón. Es cierto que debemos tener el corazón caliente para defender a las víctimas. Pero la cabeza debe permanecer fría y trabajar, analizando racionalmente causas y procedimientos contra el crimen. Prevenir invirtiendo en educación y trabajo es imperativo. Mejorar las instituciones, depurarlas si es preciso, invertir en las mismas es indispensable. Se pueden comprender los gritos e incluso el endurecimiento de penas, pero gritando únicamente para pedir venganza, penas duras y exterminio no llegaremos muy lejos.

El diccionario define el terrorismo como “dominación por el terror” y como “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Es evidente que las pandillas actúan tratando de dominar desde el miedo y el terror, y en algunos casos sus miembros podrían ser juzgados por delitos contenidos en la ley. Pero más allá de eso, las propias pandillas tienen que reflexionar sobre ese modo de comportamiento que no solo es delictivo, sino inhumano. De nuestra parte, generalizar el término terrorista para aplicárselo a todo pandillero y a su entorno sería un error garrafal. Lo mismo que es absurdo amenazar con considerar terroristas a quienes tratan de dialogar con las pandillas desde la religión o los derechos humanos, explorando las posibilidades de salidas racionales a la situación. La declaración de la Sala está ya dada. Ahora debe entrar en funcionamiento la racionalidad de las instituciones y la sensatez de saber que la violencia impide siempre la continuación del diálogo. El Estado no puede recurrir a la violencia en primera instancia, porque sus obligaciones fundamentales son otras. Basta con leer la Constitución. El ser humano, además, para desarrollar tanto su individualidad como su dimensión social, tiene que preguntarse sin descanso cómo resolver, pacíficamente y día a día, los problemas con los que se va encontrando. La violencia silencia la capacidad humana de cuestionar y preguntar.

La tragedia salvadoreña y la unidad nacional por la vida y el futuro

La tragedia salvadoreña y la unidad nacional por la vida y el futuro
Alberto Arene

La historia de los salvadoreños es muy triste, pero la tercera, séptima y octava década del siglo pasado, y la segunda de este siglo son una tragedia. A los 30 mil muertos de la matanza de campesinos e indígenas en 1932 le siguió la represión, la eliminación de la cultura y del idioma náhuat y buena parte de las raíces e identidad indígena de nuestro pueblo, y la violación de los derechos humanos en las próximas seis décadas. La dictadura y el autoritarismo, la violación de los derechos humanos y la concentración cada vez mayor de la riqueza desarrollaron, durante un siglo entero, el temor, la desconfianza, el individualismo, y el “sálvese quien pueda”, y finalmente, la guerra y el éxodo de millones.

En los setenta, el cierre de los espacios políticos, la creciente represión y los fraudes electorales parieron –medio siglo después– miles de guerrilleros y la guerra abierta de la siguiente década con 80 mil muertos y varios miles de lisiados y discapacitados, centenas de miles de desplazados internos, el éxodo y la desintegración de cientos de miles de familias, sembrando las semillas de la siguiente guerra. Y en las siguientes dos décadas de posguerra fueron deportadas e importadas de Estados Unidos las pandillas de salvadoreños que en el país encontraron la exclusión y desintegración social propicia para organizar y desarrollar la siguiente guerra. En agosto recién pasado 907 personas fueron asesinadas, proyectándose el cierre del año con tantos muertos como el peor año de la guerra civil.

Pero el sangriento mes concluyó también con una contundente resolución de la Sala de lo Constitucional declarando terroristas a las pandillas y con unos esperanzadores acuerdos entre los partidos políticos facilitados por Naciones Unidas y la OEA. Allí reiteraron voluntad de diálogo, compromiso de generar un ambiente respetuoso y propicio a los principales problemas que confrontamos, y acordaron una agenda general del proceso de diálogo interpartidario sobre seguridad ciudadana, crecimiento económico con inclusión, finanzas públicas, transparencia y rendición de cuentas, fortalecimiento institucional, salud y educación. Aunque el aspecto central fue la seguridad, esta agenda toca aspectos prioritarios de la gobernabilidad democrática y del desarrollo.

La gran pregunta es si estos acuerdos serán de carácter táctico o estratégico, si serán coyunturales y de apariencias para neutralizar la presión ciudadana, salvar cara y ganar tiempo, o si son concebidos como el único camino para el gobierno y el país para derrotar progresivamente el crimen y la inseguridad, y apostarle a la vida y al futuro. Pero el pensamiento e ideologías dominantes, las profundas desconfianzas y la lógica de la legitimidad y del poder en el bipartidismo polarizado, nos llevan a pensar que la visión y actitud coyuntural y táctica tenderá a prevalecer como punto de partida.

Para transformar los acuerdos tácticos en estratégicos los principales actores políticos deben comprender que el Estado no podrá ganar la guerra contra el crimen organizado y la postración económico-social con un sistema político dividido y confrontado, y el consecuente respaldo internacional disminuido. El gobierno y su partido no podrán ganar semejante guerra si al mismo tiempo libran una guerra política contra ARENA y el bloque empresarial dominante. Ni estos irán a ningún lugar si a partir del desgaste y del mal gobierno ganaran las elecciones de 2018 y 2019, recogiendo los pedazos de un país más deteriorado y debilitado económica, social e institucionalmente, con el Frente en la Asamblea y en la calle de nuevo en pie de guerra.

Consecuentemente, se trata de lograr y ejecutar acuerdos hasta las elecciones legislativas y municipales de 2018 y presidenciales de 2019 con una agenda nacional de unidad, gobernabilidad y desarrollo sostenible que derrote estratégicamente a las pandillas enfrentando la epidemia social y la postración económico-social donde se nutre el crimen organizado. Y esto requiere –necesariamente– una recomposición del gobierno que exprese y represente la nueva estrategia y la nueva línea de conducción del gobierno.

Este pueblo tan sufrido históricamente merece y necesita un liderazgo superior unificador de la patria históricamente dividida, que impulse la cohesión y el desarrollo social y que desate la creación sostenida de riqueza con inversión privada, empleos y excedentes crecientes para financiar la enorme deuda social en educación y salud pública. No tenemos recursos, ni ahorros, ni capacidad de endeudamiento, ni grado de inversión, para seguir prolongando la guerra política y sus consecuencias en mayores crímenes y en acelerar el camino hacia la crisis fiscal, el default y un ajuste radical que empeoraría el nivel de vida de los pobres y de la clase media.

Ya es tiempo de cambiar la historia de este sufrido pueblo que históricamente asesinó y expulsó a sus hijos, el mismo al que Roque Dalton le dedicó su Poema de Amor: a “los que lloraron borrachos por el himno nacional bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte…, los que apenitas pudieron regresar, los que tuvieron un poco más de suerte, los eternos indocumentados, los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo…, los tristes más tristes del mundo, mis compatriotas, mis hermanos…

La historia de nuestro pueblo es de sangre, luto y sufrimiento, tragedia que unidos y con mayores luces debemos enfrentar y derrotar para siempre, por la vida y el futuro. – See more at: http://www.laprensagrafica.com/2015/09/03/la-tragedia-salvadorea-y-la-unidad-nacional-por-la-vida-y-el-futuro#sthash.2Svtvvjz.dpuf

Schafik Handal y la renovación ideológica (19 de febrero de 1991)

Schafik Handal y la renovación ideológica (19 de febrero de 1991) Roberto Pineda 26 de agosto de 2015

Un año antes de la firma de los Acuerdos de Paz, Schafik Handal, en su carácter de secretario general del PCS y miembro de la Comandancia General del FMLN, realiza un viaje a Europa, en el que entre otras tareas, sostiene un intercambio de impresiones con integrantes de la solidaridad internacional radicados en Bonn, Alemania.

En esta plática es muy interesante como los acontecimientos vinculados al derrumbe del socialismo real habían incidido en su marco ideológico y lo habían conducido a revisar elementos clave de la hegemonía eurocentrica así como ideas básicas de la teoría marxista, como el papel del proletariado y la alianza obrero-campesina. A continuación presentamos una síntesis de este fructífero encuentro con el movimiento de solidaridad.

El impacto de la crisis del socialismo

Inicia Schafik la conversación explicando que “la crisis en la Unión Soviética y luego en los países del Este y Centro de Europa, luego la derrota electoral del Frente Sandinista en Nicaragua, acumularon un conjunto de cambios que trajeron un impacto ideológico, un impacto en el pensamiento y en las expectativas de los movimientos de izquierda en América Latina. Pero este impacto ha sido diverso.”
Considera que “los movimientos revolucionarios, que estábamos en lucha desde hace tiempo, no tuvimos un impacto desestabilizador. Hay que recordar que cuando se estaba desplomando el muro de Berlín, nosotros estábamos en la ofensiva de noviembre de 1989. Para nosotros trajo una serie de interrogantes y reflexiones, un esfuerzo por analizar y desentrañar las causas de todo lo que había ocurrido, de deducir de ahí conclusiones útiles. En ningún momento esto desestabilizó nuestra lucha. Además, en el propio pueblo salvadoreño tampoco el impacto fue en el sentido de debilitar sus vínculos con el FMLN.”

Valora que en Europa “falla una cosa clave, la idea de la victoria del capitalismo, que es una idea vigente aquí en Europa, personalmente creo que eso no va a durar mucho, porque todos esos cambios están desatando fenómenos sociales, económicos, y políticos que van a revertirse más y más sobre Europa Occidental. La avanzada de esa reversión es la ola de inmigrantes y detrás de eso vienen fenómenos de desestabilización, etc., por lo menos esa es nuestra visión.”
La ruptura con el eurocentrismo

Opina Schafik que “históricamente, todo el pensamiento progresista llegó a América Latina de Europa, desde el liberalismo, luego el socialismo pero ahora está ocurriendo una ruptura, no puede importarse de Europa ya, no coincide, no se engrana una situación con la otra. Entonces las búsquedas del pensamiento progresista en América Latina van en dirección de pensar con cabeza propia, de elaborar diseños que se ajusten a las condiciones de nuestro país y esto es positivo, es un aspecto positivo de esta crisis.”

Añade que “claro que hay sectores de la izquierda muy impactados, desde los casos de mayor ingenuidad que han intentado como copiar la perestroika allá en América Latina, allá en sus países, allá en su pensamiento de izquierda hasta otros un poco más elaborados. Pero el espacio de estas disgregaciones es cada día menor.”
Puntualiza que “además de esto que ya hable, de esta premisa que no puede hablarse allá de victoria del capitalismo y de una alternativa de desarrollo capitalista para América Latina, está la conducta del imperialismo norteamericano y la crisis de los Estados Unidos, crisis social y económica, sobre todo social, hay regresión social en Estados Unidos.”
Informa que “desde el año pasado empezó un movimiento de la izquierda latinoamericana por construir su propia alternativa, renovarse como movimiento revolucionario, como movimiento de izquierda y este esfuerzo desde el comienzo apareció vinculado al esfuerzo por renovar el pensamiento socialista, puesto que en el capitalismo no hay camino para América Latina.”
Aclara que “no puede asumirse el socialismo que se derrumbó, un socialismo de estado, lleno de errores en el que había una separación entre socialismo y democracia, un socialismo verticalista en el que el pueblo, las masas no tienen protagonismo. Entonces el año pasado tuvo lugar –a la mitad del año pasado- un encuentro en Sao Paulo, un encuentro de la izquierda latinoamericana, y el tema era ese…la búsqueda.”
Analiza Schafik en ese momento que “la idea de partido se está agotando. En su lugar está apareciendo lo que podríamos llamar movimientos en que confluyen movimiento social, bases de las iglesias, bases religiosas, bases cristianas vinculadas a distintas iglesias…pero bases, bases populares; confluyen la organización comunal, todas aquellas otras formas de organización que son capaces de abarcar a la llamada sociedad informal que está vinculada también a la llamada economía informal que es ahora mayoritaria en la mayor parte de países de América Latina.”
Reconoce que “tenemos que renovar nuestro pensamiento acerca de los instrumentos de lucha. Y esto tiene que ver con el mayor protagonismo de la masa, no solo en la acción sino también en su decisión. Y tesis como la religión es el opio de los pueblos ya no sirven para nada más que para impedir el desarrollo de la lucha; principios organizativos como el centralismo democrático ya no sirven tampoco. Ahora se va abriendo paso lo que podríamos llamar una democracia centralista, al revés.”
Incluso reflexiona que “la idea de la clase obrera, de la alianza obrero-campesino ya no cuadra con la estructura social actual en América Latina, eso dejaría por fuera a la inmensa mayoría de la clase obrera en América Latina, no se agota con esto desde luego, ni pretendemos agotar hoy. Además, son temas por los que empezamos a incursionar. Y la idea de una política y una ideología clasista a la antigua o al estilo europeo, ya sea por el lado del proletariado, ya sea por el lado de otras clases, ya no cabe, no funciona, y en su lugar va surgiendo otra idea, la idea de un sujeto social mucho más amplio, del sujeto social popular podríamos decir, un sujeto que está compuesto por masas trabajadoras pero no exactamente proletarias en el sentido europeo, no, eso no funciona…en el sentido clásico.”
Agrega que “estas son algunas pinceladas de todo lo que está pasando en la esfera del pensamiento y del esfuerzo de elaboración de las fuerzas de la izquierda latinoamericana…el papel de la persona es otro problema que está mereciendo atención, del individuo como sujeto de pensamiento dentro del concepto de sujeto social. Esto es nuevo también en el pensamiento de la izquierda latinoamericana y esto permite una mayor fusión, una mayor articulación con el movimiento cristiano popular.”
Sobre la Guerra del Golfo (Irak)
Estima Schafik que “estados Unidos comenzó necesitando un enemigo, ahora necesita a toda costa una victoria y por eso no acepta ninguna iniciativa de arreglo negociado. Pero hay un viejo dicho de la sabiduría popular que dice:”Dios ciega a quien quiere perder.” Por eso (este) camino ciego no se puede terminar imponiéndose sobre toda la humanidad, no se puede. Y esas son las reales pretensiones de los Estados Unidos, el discurso de Bush ante el Congreso lo dejó claro, transparente y muy temprano.”
Agrega que “Estados Unidos va a establecer un nuevo orden, el va a ser el amo del planeta, el va a decir lo que se puede y que no se puede hacer…eso es imposible. Eso está condenado al fracaso, eso no abarca solo al Tercer Mundo, eso abarca también la pretensión sobre Europa, sobre Japón, y eso no es posible…Nuestra visión es así: nosotros no ponemos en duda que el futuro es de los pueblos.”
Sobre las próximas elecciones
Estaban planteadas elecciones municipales y legislativas para el 10 de marzo de 1991 en lasque participarían por vez primera partidos de izquierda, tanto la Convergencia Democrática como el partido Unión Democrática Nacionalista (UDN), este último vinculado al PCS. Les informa que en esta ocasión la línea del FMLN es la de “mantener una posición crítica con respecto de las elecciones, pero no golpear a los partidos de oposición; comprender y apoyar la lucha de la oposición; no llamaremos a votar por nadie, tampoco llamaremos a no votar y no haremos un boicot militar unilateral.”
Se pregunta: “¿Qué diferencia hay con elecciones del pasado?” Y responde: “ya hay un grupo de partidos que está sosteniendo plataforma de lucha muy cercana a la del FMLN y nosotros creemos que esta lucha debe fortalecerse, que debe crecer el frente político de las fuerzas que están en contra de la estrategia del imperialismo, de la estrategia del ejército, de la estrategia de ARENA ahí en El Salvador.”
Explica que el FMLN desarrolla una estrategia “que combina cuatro factores: la lucha armada, la lucha política, la negociación y la solidaridad y lucha diplomática internacional. La lucha armada sigue siendo la determinante, pero nosotros estamos contentos que no esté sola ya, que no soplo este la lucha armada y la solidaridad internacional, que se esté desarrollando un frente político muy diverso en que participan las fuerzas sociales, las bases cristianas, los partidos democráticos.”
Agrega que “estamos contentes también que hayamos llevado al gobierno, gracias a la ofensiva de noviembre de 1989, que lo hayamos llevado a aceptar no un simple diálogo, sino negociación. Si separamos estos factores entonces ya no hay estrategia posible y al hacer un análisis de cualquiera de ellos siempre hay que verlo en conjunto.”
Subraya que “la negociación forma parte de una estrategia integral que busca contribuir a la victoria. Pero la idea de victoria no puede ser la idea simple con que comenzaos la guerra. La victoria es el derrocamiento del actual régimen y la sustitución por nosotros. Eso ya no es así ni puede ser así de acuerdo a los actuales tiempos.”
Enfatiza que “la victoria está vinculada al desplazamiento , es cierto, pero a su sustitución, por un poder plural, verdaderamente democrático, es decir, llevado adelante por la acción protagónica del pueblo y nosotros queremos hacer todo lo posible de facilitar que en nuestro país se configure ese fenómeno del movimiento del que había hablado.”
Analiza que “el problema que tiene planteado este movimiento no es un cambio de vía sino como combina todas las formas posibles de la acción de manera que puedan acumular la fuerza suficiente para un cambio profundo en la correlación de fuerzas, en el balance de las fuerzas.”
Sobre la negociación
“Esta es la situación –sostiene Schafik_ en la negociación. Es una batalla, la negociación es un terreno de pelea, de combate no es un proceso de formalización, ni de rendiciones honorables, ni de triunfos fáciles. Y ahí se puede avanzar solo si se avanza en la lucha armada, si se avanza en la lucha política y si se avanza en la pelea internacional de solidaridad y diplomática.”
Concluye Schafik asegurando que “ustedes deben tener la seguridad que no les vamos a fallar, nosotros no nos vamos a doblegar, en ningún caso nos vamos a doblegar, aunque la ganen la guerra del Golfo, aunque se nos venga encima el imperialismo con todo su poder ¡Nosotros no nos vamos a doblegar! Muchas gracias…”

“Bien Vivir” Entre el “desarrollo” y la Des/Colonialidad del Poder

“Bien Vivir” Entre el “desarrollo” y la Des/Colonialidad del Poder* Aníbal Quijano

  • Este texto fue publicado en Ecuador debate (Quito) N° 84: 77-87, diciembre, 2011. Una primera y breve versión se publicó en el Boletín de OXFAM, mayo, 2010.

Todo el dilatado proceso histórico de constitución de la Colonialidad Global del Poder ha ingresado en una profunda crisis. El “Bien Vivir” como expresión de las poblaciones indígenas de América Latina configura una alternativa de vida social que sólo puede ser realizada como la Des/ Colonialidad del Poder.

Lo que aquí propongo es abrir una cuestión crucial de nuestro crucial período histórico: Bien Vivir1 para ser una realización histórica efectiva, no puede ser sino un complejo de prácticas sociales orientadas a la producción
y a la reproducción democráticas de una sociedad democrática, un otro modo de existencia social, con su propio y específico horizonte histórico de sentido, radicalmente alternativos a la Colonialidad Global del Poder y a la Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada2. Este patrón de poder es hoy aún mundialmente hegemónico, pero también en su momento de más profunda y raigal crisis desde su constitución hace poco más de quinientos años. En estas condiciones, Bien Vivir, hoy, sólo puede tener sentido como una existencia social alternativa, como una Des/Colonialidad del Poder.

1 “Bien Vivir” y “Buen Vivir”, son los términos más difundidos en el debate del nuevo movimiento de la sociedad, sobre todo de la población indigenizada en América Latina, hacia una existencia social diferente de la que nos ha impuesto la Colonialidad del Poder.
“Bien Vivir” es, probablemente, la formulación más antigua en la resistencia “indígena” contra la Colonialidad del Poder. Fue, notablemente, acuñada en el virreinato
del Perú, por nada menos que Guamán Poma de Ayala, aproximadamente en 1615, en su Nueva Crónica y buen gobierno. Carolina Ortiz Fernández es la primera en haber llamado la atención sobre ese histórico hecho. Véase: Ortiz Fernández, Carolina 2009 “Felipe Guamán Poma de Ayala, Clorinda Matto, Trinidad Henríquez y la teoría crítica. Sus legados a la teoría social contemporánea” en YUYAYKUSUN (Lima: Universidad
Ricardo Palma) N° 2, diciembre. Las diferencias pueden no ser lingüísticas solamente, si no, más bien, conceptuales. Será necesario deslindar las alternativas, tanto en el español latinoamericano, como en las variantes principales del Quechua en América del Sur y en el Aymara. En el Quechua del norte del Perú y en Ecuador, se dice Allin Kghaway (Bien Vivir) o Allin Kghawana (Buena Manera de Vivir) y en el Quechua del Sur y en Bolivia se suele decir “Sumac Kawsay” y se traduce en español como “Buen Vivir”. Pero “Sumac”
significa bonito, lindo, hermoso, en el norte del Perú y en Ecuador. Así, por ejemplo, “Imma Sumac” (Qué Hermosa), es el nombre artístico de una famosa cantante peruana. “Sumac Kawsay” se traduciría como “Vivir Bonito”. Inclusive, no faltan desavisados eurocentristas que pretenden hacer de Sumac lo mismo que Suma y proponen decir Suma Kawsay.
2 La teoría de la Colonialidad del Poder, o Colonialidad del Poder Global, y del Eurocentrismo o Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada como su específico horizonte histórico de sentido, fue originalmente propuesta en mis textos desde comienzos de la década final del siglo XX. Para los fines del actual debate, puede ser útil mencionar los principales. “Colonialidad y modernidad / racionalidad” originalmente
publicado en Perú Indígena (Lima),Vol. 13, N° 29, 1991; publicado en coautoría: Wallerstein, Immanuel 1992 “Americanity as a Concept or the Americas in the Modern World-System” en International Social Science Journal (París: UNESCO / Blackwel) N° 134: 549-557, noviembre.; “América Latina en la Economía Mundial” en Problemas del desarrollo (México: Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM) Vol. XXIV, N° 95, oct.-dic., 1993; “Raza, etnia y nación: cuestiones abiertas” en José Carlos Mariátegui y Europa (Lima: Amauta, 1993) pp. 167-188; “Colonialité du Pouvoir et Democratie en Amérique Latine” en Future Anterieur: Amérique Latine, Democratie et Exclusion (París:
L’Harmattan, 1994); “Colonialidad, poder, cultura y conocimiento en América Latina” en Anuario mariateguiano (Lima) Vol. IX, N° 9: 113-122, 1998; “Qué tal raza” en Familia y cambio social (Lima: CECOSAM, 1998); “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” en Lander, Edgardo (comp.) Colonialidad del saber, eurocentrismo y Ciencias Sociales (Buenos Aires: CLACSO / UNESCO, 2000) p. 201 y ss; “Colonialidad
del poder y clasificación social” originalmente publicado en Arrighi, Giovanni y Goldfrank, Walter L. (eds.) 2000 Journal of World Systems Research (Colorado) Vol. VI, N° 2: 342-388, fall-winter, Special Issue: Festschrift for Immanuel Wallerstein; “Colonialidad
del poder, globalización y democracia” en San Marcos (Lima: Universidad de San Marcos) N° 25: 51-104, julio, Segunda época, Versión revisada, 2006. Actualmente se desarrolla un debate mundial sobre la teoría.

“Desarrollo”, una paradoja eurocéntrica: modernidad sin Des/Colonialidad

Desarrollo fue, sobre todo en el debate latinoamericano, el término clave de un discurso político asociado a un elusivo proyecto de desconcentración y redistribución relativas del control del capital industrial, en la nueva
geografía que se configuraba en el capitalismo colonial-moderno global, al término de la Segunda Guerra Mundial.

En un primer momento, ese fue un discurso virtualmente oficial. Sin embargo, pronto dio lugar a complejas y contradictorias cuestiones que produjeron un rico e intenso debate, con reverberación mundial, como clara expresión de la magnitud y de la profundidad de los conflictos de interés político-social implicados en toda esa nueva geografía de poder y en América Latina en particular. Así fue producida una extensa familia de categorías
(principalmente, desarrollo, subdesarrollo, modernización, marginalidad, participación, de un lado, e imperialismo, dependencia, marginalización, revolución, en la vertiente opuesta) que se fue desplegando en estrecha
relación con los conflictivos y violentos movimientos de la sociedad, que llevaron sea a procesos inconducentes o a cambios relativamente
importantes, pero inacabados, en la distribución de poder3.

3 Los nombres de Raúl Prebisch, Celso Furtado, Aníbal Pinto, Fernando Henrique Cardoso, Enzo Faletto, Andrew Gunder Frank, Rui Mauro Marini, Theotonio Dos Santos, José Nun, entre los muchos que tomaron parte en dicho debate, son probablemente familiares a la generalidad de los lectores. Y hay, por supuesto, disponible, a ese respecto, una extensa
literatura.

De modo breve, se podría decir que en América Latina el resultado principal fue la remoción del “Estado oligárquico” y de algunas de sus instancias en la existencia social de la población de estos países. Pero ni su dependencia histórico / estructural en la Colonialidad Global de Poder, ni los modos de
explotación y de dominación inherentes a este patrón de poder, fueron erradicados o alterados suficientemente como para dar lugar a una producción y gestión democráticas del Estado, ni de los recursos de producción, ni
de la distribución y apropiación del producto. Ni el debate logró, a pesar de su intensidad, liberarse de la hegemonía del Eurocentrismo.
En otros términos, esos cambios no llevaron al “desarrollo”. De otro modo no podría entenderse por qué el término reaparece siempre, ahora por ejemplo, como fantasma de un inconcluso pasado4.

4 Ver de Quijano, Aníbal 2000 “El fantasma del desarrollo en América Latina” en Revista venezolana de Economía y Ciencias Sociales (Caracas: UCV) N° 2: 73-91. Quijano, Aníbal 2006 “Os Fantasmas da América Latina” en Adauto Novais (org.) Oito Visões da America
Latina (San Pablo: SENAC) pp. 49-87.
La Colonialidad Global del Poder y el fantasma del Estado-nación

La hegemonía del Eurocentrismo en el debate llevaba en América Latina a plantearse el “desarrollo” en relación al Estado-nación. Pero, en el contexto de la Colonialidad Global del Poder, esa perspectiva era históricamente inconducente. Más aún, precisamente cuando después de la Segunda Guerra Mundial, este patrón de poder ingresaba a escala global, en un prolongado
período de cambios decisivos que aquí es útil sumarizar:

1. El capital industrial comenzó a vincularse estructuralmente con lo que entonces fue denominada como “revolución científico- tecnológica”. Esa relación implicaba, de una parte, la reducción de las necesidades de fuerza de trabajo viva e individual y, en consecuencia, del empleo asalariado como
estructuralmente inherente al capital en su nuevo período. El desempleo dejaba de ser un problema coyuntural o cíclico. “Desempleo estructural” fueron los términos posteriormente acuñados entre los economistas
convencionales para significar ese proceso.
2. Esas tendencias de cambio de las relaciones entre capital y trabajo implicaron la ampliación del margen de acumulación especulativa,
también como tendencia estructural y no solamente cíclica, y llevaron a la
dominación progresiva de la “financiarización estructural”. Así se fue configurando un nuevo capital industrial / financiero, que pronto tuvo una relativamente rápida expansión mundial.
3. Un proceso de tecnocratización / instrumentalización de la subjetividad, del imaginario, de todo el horizonte de sentido histórico específico de la Colonial / Modernidad / Eurocentrada. Se trata, en rigor, de
un proceso de creciente abandono de las promesas iniciales de la llamada “racionalidad moderna” y, en ese sentido, de un cambio profundo de la perspectiva ético / política de la eurocéntrica versión original de la “Colonialidad / Modernidad”. Ésta no dejó de ser, no obstante su nuevo carácter, atractiva y persuasiva, aun que tornándose cada vez más paradójica y ambivalente, históricamente imposible en definitiva.
4. El desarrollo y la expansión del nuevo capital industrial/financiero, junto con la derrota de los grupos nazi-fascistas de la burguesía mundial, en la disputa por la hegemonía del capitalismo durante la Segunda Guerra Mundial, facilitaron la desintegración del colonialismo europeo en Asia y África, y, al mismo tiempo, la prosperidad de las burguesías, de las capas medias, inclusive de sectores importantes de los trabajadores explotados,
de los países euro/americanos.
5. La consolidación del despotismo burocrático (rebautizado de “socialismo realmente existente”) y su rápida expansión dentro y fuera de Europa, ocurrió dentro de ese mismo cauce histórico. Dicho modo de dominación fue siendo afectado, cada vez más profunda e insanablemente, por esa corriente tecnocrática e instrumental de la “racionalidad” colonial / moderna.
6. En ese contexto, la hegemonía de esa versión de la “modernidad” operaba como el más poderoso mecanismo de dominación de la subjetividad, tanto por parte de la burguesía mundial como de la despótica burocracia del llamado “campo socialista”.

De ese modo, no obstante sus rivalidades, ambos modos de dominación / explotación/ conflicto confluyeron en su antagonismo represivo a los nuevos movimientos de la sociedad, en particular en torno de la ética social respecto del trabajo, del género, de la subjetividad y de la autoridad colectiva. Sería más difícil explicar de otro modo, la exitosa alianza de ambos modos de dominación para derrotar (sea en París, Nueva York, Berlín, Roma, Jakarta, Tlatelolco, o en Shanghái y Praga) a los movimientos, juveniles sobre todo, que entre fines de los sesenta y comienzos de los setenta del siglo XX, luchaban, minoritariamente pero en todo el mundo, entonces ya no solamente contra la explotación del trabajo y contra el colonialismo y el imperialismo, contra las guerras colonial-imperiales (en ese período, Vietnam era el caso emblemático), sino también contra la ética social del productivismo y del consumismo; contra el pragmático autoritarismo burgués y burocrático;contra la dominación de “raza” y de “género”; contra la represión de las formas no convencionales de sexualidad; contra el reduccionismo tecnocrático de la
racionalidad instrumental y por una nueva tesitura estética / ética política. Pugnando, en consecuencia, por un horizonte de sentido histórico radicalmente distinto que el implicado en la Colonialidad / Modernidad /
Eurocentrada.
7. Al mismo tiempo, emergía un nuevo patrón de conflicto. En primer término, la deslegitimación de todo sistema de dominación montado sobre el eje “raza” / “género” / “etnicidad”. La tendencia comenzó ya desde fines de la Segunda Guerra Mundial, como resultado de la revulsa mundial respecto de las atrocidades del nazismo y del autoritarismo militar japonés. El racismo / sexismo / etnicismo de dichos regímenes despóticos no sólo quedaba, por lo tanto, derrotado en la guerra, sino también y no menos, convertido en referencia deslegitimatoria de la racialización, del patriarcado, del etnicismo y del autoritarismo militarista en las relaciones de poder. Pero fue sobre todo durante la década de los años sesenta del siglo XX que el gran debate sobre
la “raza” y sobre el “género” pudieron cobrar un nuevo y definitivo relieve, anunciando el gran conflicto mundial actual en torno del control de los respectivos ámbitos de práctica social.
8. Por todo eso, no obstante la derrota de los movimientos antiautoritarios y antiburocráticos, y de la secuente imposición de la “globalización” del nuevo Capitalismo Colonial Global, la simiente de un horizonte histórico nuevo pudo sobrevivir entre la nueva heterogeneidad histórico / estructural del
imaginario mundial, y germina ahora como uno de los signos mayores de la propuesta de Bien Vivir.

El nuevo período histórico: la crisis raigal de la Colonialidad Global del Poder

El desarrollo de aquellas nuevas tendencias históricas del capital industrial-financiero llevó a ese prolongado período de auge y de cambios a culminar con la explosión de una crisis raigal en el patrón de poder como tal, la Colonialidad Global del Poder, en su conjunto y en sus elementos
raigales, desde la segunda mitad de 1973.

Con esa crisis, el mundo ha ingresado en un nuevo período histórico, cuyos procesos específicos tienen profundidad, magnitud e implicaciones
equivalentes, aunque con un casi inverso signo, a los del período que denominamos como “Revolución industrial / burguesa”. Los términos “neoliberalismo”, “globalización” y “posmodernidad” (que aquí no podrían ser discutidos detenidamente)5 presentan con razonable eficacia, no obstante todas sus ambivalencias y complejidades, el carácter y las tendencias mayores del nuevo período. Lo primero consiste, básicamente, en la imposición definitiva del nuevo capital financiero en el control del capitalismo global colonial /moderno. En un sentido preciso, se trata de la imposición mundial de la “desocupación estructural”, plenamente tramada con la “financiarización estructural”. Lo segundo, en la imposición de esa definida trama sobre todos los países y sobre toda la población humana, inicialmente en América Latina, con la sangrienta dictadura del general Pinochet en Chile, y después por la política de los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Inglaterra y en Estados Unidos, respectivamente, con el respaldo y/o la sumisión de todos los demás países.

5 Mi contribución al debate de esas cuestiones, principalmente en: Modernidad, identidad y utopía en América Latina (Lima: Sociedad y política, 1988); “Colonialidad del Poder, Globalización y Democracia” originalmente publicado en Tendencias Básicas de nuestra era (Caracas: Instituto de Estudios Internacionales Pedro Gual, 2001). Una versión revisada, “Entre la Guerra Santa y la Cruzada” en San Marcos (Lima: Universidad de San Marcos) N° 25, julio, 2006, y originalmente publicada en América Latina En Movimiento (Quito) N° 341, octubre, 2001; “El trabajo al final del siglo XX” originalmente publicado en Amin, Samir (ed.) 2003 Pensée Sociale Critique Pour le XXI Siécle (París: L’Harmattan) pp. 131-149; y “Paradojas de la colonialidad/ modernidad / eurocentrada” en Hueso húmero (Lima) N° 53: 30-59, abril, 2009.

Esa imposición produjo la dispersión social de los trabajadores explotados y la desintegración de sus principales instituciones sociales y políticas (sindicatos, sobre todo); la derrota y desintegración del llamado “campo socialista”, y de virtualmente todos los regímenes, movimientos y organizaciones políticas que le estaban vinculados. China, y después Vietnam, optaron por ser miembros del nuevo “capitalismo realmente existente”, industrial-financiero y globalizado, bajo un despotismo burocrático reconfigurado como socio de las mayores corporaciones
financieras globales y del Bloque Imperial Global6.

6 Sobre el concepto de Bloque Imperial Global, remito a “Colonialidad del poder, globalización y democracia”, ya citado.

En fin, “posmodernidad” denomina, no del todo inapropiadamente, la imposición definitiva de la tecnocratización / instrumentalización
de la hasta entonces conocida como la “racionalidad moderna”. Esto es, de la Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada. Estamos, pues, inmersos en un proceso de completa reconfiguración de la Colonialidad Global del Poder, del patrón de poder hegemónico en el planeta. Se trata, en primer término, de
la aceleración y profundización de una tendencia de re-concentración del control del poder. Las tendencias centrales de dicho proceso
consisten, en un apretado recuento, en:

1. la re-privatización de los espacios públicos, del Estado en primer término;
2. la reconcentración del control del trabajo, de los recursos de producción y de la producción-distribución;
3. la polarización social extrema y creciente de la población mundial;
4. la exacerbación de la “explotación de la naturaleza”;
5. la hiperfetichización del mercado, más que de la mercancía;
6. la manipulación y control de los recursos tecnológicos de comunicación y de transporte para la imposición global de la tecnocratización/ instrumentalización de la Colonialidad / Modernidad;
7. la mercantilización de la subjetividad y de la experiencia de vida de los individuos, principalmente de las mujeres;
8. la exacerbación universal de la dispersión individualista de las personas y de la conducta egoísta travestida de libertad individual, lo que en la práctica equivale a la universalización del “sueño americano” pervertido en la pesadilla de brutal persecución individual de riqueza y de poder contra los de más;
9. la “fundamentalización” de las ideologías religiosas y de sus correspondientes éticas sociales, lo que re-legitima el control de los principales ámbitos de la existencia social;
10. el uso creciente de las llamadas “industrias culturales” (sobre todo de imágenes, cine, TV, video, etc.) para la producción industrial de un imaginario de terror y de mistificación de la experiencia, de modo de
legitimar la “fundamentalización” de las ideologías y la violencia represiva.

La “explotación de la naturaleza” y la Crisis de la Colonialidad Global del Poder

Aun que aquí de manera apenas alusiva, no sería pertinente dejar de señalar que uno de los elementos fundantes de la Colonialidad / Modernidad
/ Eurocentrada es el nuevo y radical dualismo cartesiano, que separa la “razón” y la “naturaleza”7. De allí, una de las ideas / imágenes
más características del eurocentrismo, en cualquiera de sus vertientes: la “explotación de la naturaleza” como algo que no requiere justificación
alguna y que se expresa cabalmente en la ética productivista engendrada junto con la “revolución industrial”. No es en absoluto difícil percibir la inherente presencia de la idea de “raza” como parte de la “naturaleza”, como explicación y justificación de la explotación de las “razas inferiores”.

7 Un debate más detenido puede ser encontrado en “Colonialidad del poder y clasificación social” en Arrighi y Goldfrank (2000), op. cit.

Es al amparo de esa mistificación metafísica de las relaciones humanas con el resto del universo, que los grupos dominantes del homo sapiens en la Colonialidad Global del Poder, en especial desde la “Revolución industrial”, han llevado a la especie a imponer su hegemonía explotativa sobre las demás especies animales y una conducta predatoria sobre los demás elementos
existentes en este planeta. Y, sobre esa base, el Capitalismo Colonial / Global practica una conducta cada vez más feroz y predatoria, que termina poniendo en riesgo no solamente la sobrevivencia de la especie entera en el planeta, sino la continuidad y la reproducción de las condiciones de vida, de toda vida, en la
tierra. Bajo su imposición, hoy estamos matándonos entre nosotros y destruyendo nuestro común hogar.

Desde esta perspectiva, el llamado “calentamiento global” del clima en la tierra, o “crisis climática”, lejos de ser un fenómeno “natural”, que ocurre en algo que llamamos “naturaleza” y separado de nosotros como miembros de la especie animal Homo Sapiens, es el resultado de la exacerbación de aquella desorientación global de la especie sobre la tierra, impuesta por las tendencias
predatorias del nuevo Capitalismo Industrial / Financiero dentro de la Colonialidad Global del Poder. En otros términos, es una de las
expresiones centrales de la crisis raigal de este específico patrón de poder.

La nueva resistencia: hacia la Des / Colonialidad del Poder

Desde fines del Siglo XX, una proporción creciente de las víctimas de dicho patrón de poder ha comenzado a resistir a esas tendencias, en virtualmente todo el mundo. Los dominadores, los “funcionarios del capital”, sea como dueños de las grandes corporaciones financieras o como gobernantes de regímenes despóticoburocráticos, responden con violentas represiones,
ahora no sólo dentro de las fronteras convencionales de sus propios países, sino a través o por encima de ellas, desarrollando una tendencia a la re-colonización global, usando los más sofisticados recursos tecnológicos que
permiten matar más gente, más rápido, con menos costo.

Dadas esas condiciones, en la Crisis de la Colonialidad Global del Poder y, en especial, de la Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada, la exacerbación de la conflictividad y de la violencia se ha establecido como una tendencia
estructural globalizada.

Tal exacerbación de la conflictividad, de los fundamentalismos, de la violencia, aparejadas a la creciente y extrema polarización social de la población del mundo, va llevando a la resistencia misma a configurar un nuevo patrón de conflicto. La resistencia tiende a desarrollarse como
un modo de producción de un nuevo sentido de la existencia social, de la vida misma, precisamente porque la vasta población implicada percibe, con intensidad creciente, que lo que está en juego ahora no es sólo su pobreza, como su sempiterna experiencia, sino, nada menos que su propia sobrevivencia. Tal descubrimiento entraña, necesariamente, que no se puede defender la vida humana en la tierra sin defender, al mismo tiempo, en el mismo movimiento, las condiciones de la vida misma en esta tierra.

De ese modo, la defensa de la vida humana, y de las condiciones de vida en el planeta, se va constituyendo en el sentido nuevo de las luchas de resistencia de la inmensa mayoría de la población mundial. Y sin subvertir y desintegrar
la Colonialidad Global del Poder y su Capitalismo Colonial / Global hoy en su más predatorio período, esas luchas no podrían avanzar hacia la producción de un sentido histórico alternativo al de la Colonialidad / Modernidad / Eurocentrada.
Des / Colonialidad del Poder como continua producción democrática de la existencia social

Ese nuevo horizonte de sentido histórico, la defensa de las condiciones de su propia vida y de las demás en este planeta, ya está planteado en las luchas y prácticas sociales alternativas de la especie. En consecuencia, en contra de
toda forma de dominación / explotación en la existencia social. Es decir, una Des / Colonialidad del Poder como punto de partida, y la autoproducción y reproducción democráticas de la existencia social, como eje continuo de
orientación de las prácticas sociales.

Es en este contexto histórico donde hay que ubicar, necesariamente, todo debate y toda elaboración acerca de la propuesta de Bien Vivir. Por consiguiente, se trata, ante todo, de admitirla como una cuestión abierta, no solamente en el debate, sino en la práctica social cotidiana de las poblaciones que decidan urdir y habitar históricamente en esa nueva existencia social posible.

Para desarrollarse y consolidarse, la Des /Colonialidad del poder implicaría prácticas sociales configuradas por:
a. la igualdad social de individuos heterogéneos y diversos, contra la desigualizante clasificación e identificación racial / sexual /social de la población mundial;
b. por con siguiente, ni las diferencias ni las identidades no serían más la fuente o el argumento de la desigualdad social de los individuos;
c. las agrupaciones, pertenencias y/o identidades serían el producto de las decisiones libres y autónomas de individuos libres y autónomos;
d. la reciprocidad entre grupos y/o individuos socialmente iguales, en la organización del trabajo y en la distribución de los productos;
e. la redistribución igualitaria de los recursos y productos, tangibles e intangibles, del mundo, entre la población mundial;
f. la tendencia de asociación comunal de la población mundial, a escala local, regional o globalmente, como el modo de producción y gestión directas de la autoridad colectiva y, en ese preciso sentido, como el más eficaz mecanismo de distribución y redistribución de derechos, obligaciones, responsabilidades,
recursos, productos, entre los grupos y sus individuos, en cada ámbito de la existencia social, sexo, trabajo, subjetividad, autoridad colectiva y co-responsabilidad en las relaciones con los demás seres vivos y otras entidades del planeta o del universo entero.

Los “indígenas” del “sur global” y la propuesta de Bien Vivir: cuestiones pendientes

No es por accidente histórico que el debate sobre la Colonialidad del Poder y sobre la Colonialidad/ Modernidad / Eurocentrada, haya sido producido, en primer término, desde América Latina. Así como no lo es que la propuesta de Bien Vivir provenga, en primer término, del nuevo movimiento
de los “indígenas” latinoamericanos.

América Latina es el mundo constituido en las “Indias Accidentales” (irónica referencia a la divulgada idea de “Indias Occidentales”)8. Por eso,
como el espacio original y el tiempo inaugural de un nuevo mundo histórico y de un nuevo patrón de poder, el de la Colonialidad Global del Poder. Y, así mismo, como el espacio / tiempo original e inaugural de la primera “indigenización” de los sobrevivientes del genocidio colonizador, como
la primera población del mundo sometida a la “racialización” de su nueva identidad y de su lugar dominado en el nuevo patrón de poder.

8 Finley, Robert 2003 Las Indias Accidentales (Barcelona: Barataria).

América Latina y la población “indígena” ocupan, pues, un lugar basal, fundante, en la constitución y en la historia de la Colonialidad del Poder. De allí, su actual lugar y papel en la subversión epistémica / teórica / histórica / estética / ética / política de este patrón de poder en crisis, implicada en las propuestas de Des / Colonialidad Global del Poder y del Bien Vivir como una existencia social alternativa.

Empero, si bien América, y en particular América Latina, fue la primera nueva identidad histórica de la Colonialidad del Poder y sus poblaciones colonizadas los primeros “indígenas” del mundo, desde el siglo XVIII, todo el resto del territorio del planeta, con todas sus poblaciones, fue conquistado por Europa Occidental.

Y tales poblaciones, la inmensa mayoría de la población mundial, fueron colonizadas, racializadas y, en consecuencia, “indigenizadas”. Su actual emergencia no consiste, pues, en otro “movimiento social” más. Se trata de todo un movimiento de la sociedad cuyo desarrollo podría llevar a la Des / Colonialidad Global del Poder, esto es a otra existencia social, liberada de
dominación / explotación / violencia. La crisis de la Colonialidad Global del Poder, y el debate y la lucha por su Des / Colonialidad, han mostrado a plena luz que la relación social de dominación / explotación fundadas en torno
de la idea de “raza” es un producto de la historia del poder y de ninguna cartesiana “naturaleza”.

Pero también hacen patente la extrema heterogeneidad histórica de esa población “indigenizada”, primero en su historia previa a la colonización
europea; segundo, en la que se ha producido por las experiencias bajo la Colonialidad del Poder, durante casi medio millar de años y, finalmente, por la que está siendo ahora producida en el nuevo movimiento de la sociedad hacia
la Des / Colonialidad Global del Poder.

No tendría sentido esperar que esa históricamente heterogénea población, que compone la abrumadoramente inmensa mayoría de la población del mundo, haya producido o cobijado un imaginario histórico homogéneo, universal,
como alternativa a la Colonialidad Global del Poder. Eso no podría ser concebible inclusive tomando en cuenta exclusivamente América Latina, o América en su conjunto.

De hecho, todas esas poblaciones, sin excepción, provienen de experiencias históricas de poder. Hasta donde sabemos, el poder parece haber sido, en toda la historia conocida, no solamente un fenómeno de todas las existencias
sociales de larga duración, sino, más aún, la principal motivación de la conducta histórica colectiva de la especie. Tales experiencias de poder sin duda son distintas entre sí y respecto de la Colonialidad del Poder., no obstante posibles comunes experiencias de colonización.

Sin embargo, las poblaciones “indigenizadas” bajo la dominación colonial, primero en “América” bajo Iberia, y más tarde en todo el mundo bajo “Europa Occidental”, no sólo han compartido en común, universalmente, las perversas
formas de dominación / explotación impuestas con la Colonialidad Global del Poder. También, paradojal pero efectivamente, en la resistencia contra ellas han llegado a compartir comunes aspiraciones históricas contra la dominación, la explotación, la discriminación: la igualdad social de individuos heterogéneos, la libertad de pensamiento y de expresión de todos esos individuos, la redistribución igualitaria de recursos, así como del control igualitario de todos ellos, sobre todos los ámbitos centrales de la existencia social.

Por todo eso, en la “indigenidad” histórica de las poblaciones víctimas de la Colonialidad Global del Poder, no alienta solamente la herencia del pasado, sino todo el aprendizaje de la resistencia histórica de tan largo plazo. Estamos, por eso, caminando en la emergencia de una identidad histórica nueva, histórico / estructuralmente heterogénea como todas las demás, pero cuyo
desarrollo podría producir una nueva existencia social liberada de dominación / explotación / violencia, lo cual es el corazón mismo de la demanda del Foro Social Mundial: Otro Mundo es Posible.

En otros términos, el nuevo horizonte de sentido histórico emerge con toda su heterogeneidad histórico / estructural. En esa perspectiva, la propuesta de Bien Vivir es, necesariamente, una cuestión histórica abierta9 que requiere ser continuamente indagada, debatida y practicada.

9 Acerca de eso, por ejemplo las recientes entrevistas a dirigentes aymaras en Bolivia, hechas y difundidas por medio del correo electrónico de la CAOI. La revista América Latina en Movimiento, de la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), ha dedicado el N° 452, febrero de 2010, íntegramente a este debate, bajo el título general de “Recuperar el sentido de la vida”. Respecto de las prácticas sociales mismas, hay ya un muy importante movimiento de investigación específica. Ver: “Vivir Bien frente al desarrollo. Procesos de
planeación participativa en Medellín” en Gómez, Esperanza et al. (Medellín: Universidad de Medellín, 2010).

¿Profundización de la confrontación hacia la crisis nacional?

Desde la denuncia del gobierno del partido y del partido de gobierno, hace un mes, de una estrategia deliberada de desgaste de la derecha conducente a un golpe de Estado, se ha conformado aceleradamente una nueva situación en El Salvador, profundizándose la confrontación nacional con consecuencias nefastas en la capacidad del gobierno y del país entero de enfrentar los grandes problemas nacionales. De seguir su curso y agudizarse, se profundizaría el entrampamiento nacional y una crisis cada vez mas generalizada que sometería a nuestro pueblo a sufrimientos mucho mayores de los que ya padece, volviéndose mucho mas difícil levantar al país después. Todavía estamos a tiempo de salirnos de semejante trampa, contribuyendo –todos– a evitar otra debacle nacional.

Después de la denuncia de la estrategia de desgaste conducente al golpe, citando recurrentemente al estadounidense Gene Sharp, teórico y estratega de los “golpes blandos”, identificaron como parte de dicha estrategia los asesinatos y el paro de las maras del Gran San Salvador la última semana de julio, luego lo denunciaron con sus contrapartes del ALBA solicitándoles su solidaridad. Inmediatamente después el presidente Maduro, de Venezuela, denunció la agresión de la derecha y el imperialismo al gobierno de izquierda en El Salvador, seguido de diversos representantes de gobiernos y partidos afines en Latinoamérica.

A continuación, en una reunión extraordinaria, los cancilleres del ALBA decidieron hacer frente a las amenazas de “golpes suaves” contra los Gobiernos de Ecuador y El Salvador, anunciándose una próxima misión de sus cancilleres al país. Y la prestigiosa revista académica estadounidense, de izquierda, The Nation, publicó un artículo donde analiza la estrategia de desgaste de la derecha contra el gobierno con la ayuda de Washington.

A principios de esta semana la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA) se pronunció en San Salvador frente al agravamiento de la violencia y denunció la persecución política al partido ARENA, mientras el presidente de ANEP convocó a sus contrapartes de Venezuela y Ecuador para hablar del fracaso en sus países del “Socialismo del Siglo XXI” y advertir de los peligros de implementar ese modelo en El Salvador. El secretario general del FMLN interpretó dicha reunión con las contrapartes “golpistas” del presidente de ANEP como prueba de lo que vienen denunciando.

Dicha narrativa llega a El Salvador un año después del primer año de gobierno del presidente Sánchez Cerén, en que los crímenes han roto los récords históricos y el crecimiento lento de la economía se consolida. Pero el presidente de la República –que ganó por solo 6 mil votos y tiene un año después los niveles de popularidad más bajos del primer año de los gobiernos del último cuarto de siglo– y los otros dos líderes del partido creen que efectivamente hay una estrategia de golpe en ejecución. Esa es la línea que le han bajado a toda su militancia y amigos cercanos. Yo mismo lo comprobé cuando dos personas que aprecio vinculados históricamente con la tendencia hegemónica en el FMLN me dijeron, separadamente, que el gobierno y el partido “enfrentan una guerra de la oligarquía y del imperialismo…”. Esta semana convocaron a líderes afines del movimiento social a cerrar filas contra al golpe y por la gobernabilidad. Si han impulsado con tanta determinación esa estrategia es porque creen que les ayudará a cambiar progresivamente la correlación de fuerzas a su favor y a gobernar mejor.

Es posible que en este primer mes hayan avanzado en sensibilizar y cohesionar a la militancia y a sus más próximos aliados nacionales e internacionales, pero no creo que hayan logrado, todavía, nuevos apoyos y aliados a nivel nacional e internacional. Anteayer, en un evento de rendición de cuentas de la gestión del Ministerio de Relaciones Exteriores, el canciller Hugo Martínez invitó, con muy buen criterio, a tres buenos y distintos comentaristas. Al joven y moderado empresario Carlos Calleja –que ha acompañado al gobierno en las reuniones de la Alianza para la Prosperidad, por eso criticado por algunos de sus colegas más conservadores–, al embajador de la Unión Europea acreditado en nuestro país, Jaume Segura, y a la directora de la escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de El Salvador, Jackeline Rodas. Todos le apostaron a la unidad del país para enfrentar los problemas. Y ayer, el editorial siempre moderado y constructivo de LA PRENSA GRÁFICA, después de no darle crédito a los propósitos e intentos desestabilizadores, afirmaba “…en todos los casos en que esto se da, los efectos de insostenibilidad y de fracaso no son ocultables y el argumento más trillado para buscar escudos protectores por parte de aquellos que se han sumado a la aventura populista consiste en achacarles todas la responsabilidad de los trastornos en la vida diaria a los “enemigos” ideológicos”.

Bajo esta línea de conducción política se exacerbará la intolerancia, la estigmatización y la polarización, restándole espacios y legitimidad a las voces sensatas que desean que el gobierno y el país salgan adelante. Hay que actuar ahora y mañana, porque pasado mañana será mucho más difícil y costoso levantar al país que, por esta vía, se deteriorará aceleradamente en los próximos cuatro años, estallando antes una gran crisis nacional. Salgámonos ya de semejante trampa. Construyamos juntos otro camino. – See more at: http://www.laprensagrafica.com/2015/08/20/profundizacion-de-la-confrontacion-hacia-la-crisis-nacional#sthash.2RfMSpUv.dpuf

Desestabilización ¿Quién gana? ¿Quién pierde?

Desestabilización ¿Quién gana? ¿Quién pierde?
Eugenio Chicas 18 de agosto de 2015

En los últimos meses se ha debatido sobre la existencia o no de un proceso de desestabilización política en el país, que pueda desencadenar eventualmente en un golpe de estado tradición antigua o en un “golpe suave”, como han sido comunes en el periodo de postguerra fría. Para el análisis debemos empezar por nuestra historia, la que desafortunadamente ha sido muy prolífica en estos males.

En el siglo XIX se registraron en El Salvador cinco golpes de estado (1883, 1885, 1890, 1894, 1898); en el XX, siete (1913, 1931, 1944, 1948, 1960, 1961, 1979) y mientras éstos llegaban habían elecciones fraudulentas. Por supuesto en aquellos momentos carecíamos de institucionalidad electoral, sistema de libertades democráticas y pluralismo político e ideológico; teníamos un sistema de partidos y estado de derecho endebles. El Salvador funcionaba mediante decisiones ejecutivas, juntas de notables y, fundamentalmente, por la incidencia y control del poder económico y dictatorial de la época. Parte de esto nos condujo a la guerra civil, capítulo que fue superado con la suscripción de los Acuerdos de Paz, hecho de mayor trascendencia después de nuestra independencia patria.

En el periodo de posguerra fría cobró notoriedad mundialmente Gene Sharp, teórico ultraderechista promotor de nuevas modalidades de desestabilización, golpes de nuevo tipo y gestor de las nuevas guerras de este siglo, cuya propuesta es usurpar el poder de gobiernos legítimamente constituidos mediante operaciones enmarcadas fuera de convencionalismos tradicionales. Sus recetas están publicadas a los ojos de todos y son ávidamente estudiadas en alguna escuela de comunicaciones del país.

Como parte de ese diseño, la Primavera Árabe inaugura una nueva etapa de disputa del poder político que combina diversos ingredientes, que van desde la acción militar quirúrgica y la efervescencia social, hasta procesos de desestabilización política. Como núcleo de esta estrategia por recomponer correlaciones está el análisis, seguimiento, estímulo y potenciación de los conflictos internos de cualquier tipo, incluso el delincuencial-criminal, según los textos. A esto se agrega el uso de tecnología, comunicación –convencional y no convencional–, sumado a un neo oenegismo disfrazado de sociedad civil.

En América Latina esta diabólica aplicación tiene mayores componentes políticos, mediáticos, exposición en redes sociales y participación de grupos, hasta transnacionales, de una supuesta sociedad civil articulada coincidentemente con injerencia diplomática. Hay un fuerte componente comunicacional para estimular el desaliento, malestar y movilización antigubernamental, erosión de la institucionalidad policial y de las fuerzas armadas, descalificación sistemática del liderazgo institucional, boicot a programas de beneficio social y el consecuente bloqueo de toda iniciativa gubernamental progresista de corte social, así lo reflejan los estudiosos.

En El Salvador es notorio y demostrable un proceso de desestabilización política contra la institucionalidad de gobierno, en la que coinciden en tiempo y espacio tanto la oposición política partidaria de derecha, un sector empresarial ideologizado y un agrupamiento de medios de comunicación, acuerpados por sectores de derecha latinoamericana, bajo la complacencia de algunos diplomáticos extranjeros. Este proceso de desestabilización coincide –y esto no significa de ninguna manera responsabilizar a los referidos– con la agresión criminal pandillera, sabotaje económico vía extorsión, boicot al transporte, terror sistemático, rumores, bloqueo a obras y acciones del Estado en muchos territorios; lo que aunado a la desinformación y la invisibilización de las obras y acciones del gobierno, que se impone desde los mismos medios, produce desaliento y desesperanza absoluta en la población, generando un odio tal que llega al límite de identificar como única salida al problema de seguridad, la muerte de cada miembro de pandillas, no importando cómo.

Se agrega a esta situación la gestión en redes sociales exacerbando el descontento, estimulando el desbordamiento y la sedición dentro de las filas de la policía y del ejército, así como la permanente deslegitimación del actuar de los órganos de seguridad. Además, la movilización de sujetos que asumen el rol de portavoces de la sociedad civil promoviendo mecanismos que vulneren, por la vía de comisiones internacionales, la institucionalidad surgida de los Acuerdos de Paz y que terminan estimulando de manera artificial una agenda de reivindicaciones sociales, con el objeto de propiciar un permanente clima de malestar social. Otro factor es el bloqueo permanente del principal partido de oposición a toda iniciativa gubernamental desde la Asamblea Legislativa y en todo espacio de diálogo multisectorial, lo que podrá parecer normal por su rol natural pero contribuye en el escenario descrito.

El Salvador cuenta con un equilibrio a favor de las fuerzas revolucionarias democráticas y progresistas, somos producto del proceso de nuestra propia historia, lo que como país nos da la fortaleza de contar con la institucionalidad constitucional, política y social para defender las conquistas que tanto sacrificio costaron a nuestro pueblo y para enfrentar cualquier aventura desestabilizadora de quienes se resisten a comprender que somos una nueva sociedad y no estamos dispuestos a retroceder.