Las izquierdas en Latinoamérica: necesidad de repensarlas

Las izquierdas en Latinoamérica: necesidad de repensarlas

Marcelo Colussi

Escritor y politólogo de origen argentino. Actualmente radicado en Venezuela

Adital

La región latinoamericana tiene características bastante peculiares en tanto bloque. Si bien hay diferencias, marcadas incluso, entre algunas zonas el Cono Sur con Argentina, Chile y Uruguay es muy distinto a Centroamérica, por ejemplo; o sus países más industrializados, Brasil y México, difieren grandemente de las islas caribeñas, en su composición hay más elementos estructurales en común que dispares.

Los rasgos comunes que unifican a toda la región son, al menos, dos: a) todos los países que la componen nacieron como Estado-nación modernos luego de tres siglos de dominación colonial europea; y b) todos se construyeron integrando a los pueblos originarios en forma forzosa a esos nuevos Estados por parte de las elites criollas. Estas características marcan a fuego la historia y la dinámica actual del área.

En un sentido, toda la historia de Latinoamérica en sus ya más de cinco siglos como unidad político-social y cultural, es una historia de violencia, de profundas injusticias, de reacción y luchas populares. De las rebeliones indígenas a la actual propuesta del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) como proyecto de integración no salvajemente capitalista, las fuerzas progresistas han jugado siempre un importante papel. Las izquierdas políticas en sentido moderno (con un talante socialista podríamos decir, marxistas incluso) han estado siempre presentes en los movimientos del pasado siglo. De hecho, con diferencias en sus planteamientos pero con un mismo norte, en casi todas las sociedades latinoamericanas se dieron procesos populares de construcción de alternativas socialistas, o nacionalistas antiimperialistas, en búsqueda de mayores niveles de justicia. En algunas llegando a ocupar aparatos de Estado, con experiencias disímiles, pero siempre con un talante popular: Chile con el procso de Salvador Allende a la cabeza, Cuba y Nicaragua con sus revoluciones vía armada, Bolivia con un proceso particular de nacionalización y reforma agraria; Guatemala con una perspectiva similar de corte antiimperialista; Venezuela, Bolivia o Ecuador en la actualidad, con proyectos nacionales con matices de izquierda; en otras experiencias, peleando desde el llano: movimientos sindicales, reivindicaciones campesinas, insurgencias armadas.

Sin ánimo de hacer un balance de esta historia, lo que vemos entrado ya el siglo XXI es que la izquierda no está en franco ascenso, pero tampoco ha muerto como el omnímodo discurso neoliberal actual pretende presentar. Es más: luego de la furiosa y sangrienta represión de los proyectos progresistas de las décadas de los 70/80 y de la instauración de antipopulares políticas privatistas en los 90 del siglo pasado, después del derrumbe del campo socialista y un período donde las luchas por mayores cuotas de justicia parecían totalmente dormidas, en estos últimos años asistimos a un renacer de la reacción popular.

¿Estamos entonces realmente ante un resurgir de las izquierdas, de nuevos, viables y robustos proyectos de cambio social?

Hoy día suele hacerse la diferencia entre izquierdas políticas e izquierdas sociales. Hay, sin dudas, un cierto retraso de las primeras en relación a las segundas. Para decirlo de otro modo: los planteos políticos de fuerzas partidarias a veces han quedado cortos en relación a la dinámica que van adquiriendo movimientos sociales. Muchas veces las reacciones, protestas, o simplemente la modalidad que, en forma espontánea, han tomado las mayorías, no siempre se ven correspondidas por proyectos políticos articulados provenientes de las agrupaciones de izquierda. Con variaciones, con tiempos distintos, pero sin dudas como efecto generalizado apreciable en toda Latinoamérica, hay un desfase entre masas y vanguardias. Lo cierto es que desde hace algunos años la reacción de distintos movimientos sociales ha abierto frentes contra el neoliberalismo rampante que se extiende sin límites por toda la región.

Toda esta izquierda social ha tenido impactos diversos, con agendas igualmente diversas, o a veces sin agenda específica: frenar privatizaciones de empresas públicas, organización y movilización de campesinos sin tierra o de habitantes de asentamientos urbanos precarios, derrocamiento de presidentes como en Argentina, en Bolivia o en Ecuador, oposición a políticas dañinas a los intereses populares. Por ejemplo, la suma de todas estas movilizaciones impidió la entrada en vigencia del Área de Libre Comercio para las Américas ALCA tal como lo tenía previsto Washington para enero del 2005, o frenó la instalación de empresas multinacionales extractivas (mineras o petroleras) en más de una ocasión. Eso, por cierto, no es la revolución socialista, pero constituye momentos importantes de una larga lucha de resistencia popular.

El abanico de protestas es amplio, y a veces, por tan amplio, difícil de vertebrar. Los piqueteros en Argentina o los movimientos campesinos con un fuerte componente étnico en Bolivia, Ecuador, Perú o Guatemala, el zapatismo en el Sur de México o la movilización de los sem terra en Brasil, son formas de reacción a un sistema injusto que, aunque haya proclamado que “la historia terminó”, sigue sin dar respuesta efectiva a las grandes masas postergadas. ¿Hay un hilo conductor, algún elemento común entre todas estas expresiones?

Hoy por hoy, diversas expresiones de la izquierda política, o al menos, expresiones que caen bajo el excesivamente amplio y difuso paraguas del denominado “progresismo” la izquierda que en estos momentos es posible: moderada y de saco y corbata tienen en sus manos el aparato del Estado en varios países: Brasil, El Salvador, Uruguay, Argentina. Habrá quien ni siquiera esté de acuerdo con considerar a estos gobiernos como expresiones de la izquierda. Tal vez no se equivoque quien así lo vea, pero para la derecha (nacionales, o para el discurso hegemónico de Washington, ese difuso abanico no deja de tener valor de “desafío”. Con esos proyectos populares, con cierta preocupación social (más, al menos, que los gobiernos neoliberales abiertos), las posibilidades de transformaciones profundas, tal como están las cosas y dada la coyuntura con que arribaron a las administraciones estatales, son limitadas, o quizá imposibles. Más aún: son “izquierdas” que, en todo caso, pueden administrar con un rostro más humano situaciones de empobrecimiento y endeudamiento sin salida en el corto tiempo. En modo alguno podría decirse que son “traidores”, “vendidos al capitalismo”, “tibios gatopardistas”. La izquierda constitucional hace lo que puede; y hoy, en los marcos de la post Guerra Fría, con el triunfo de la gran empresa y el unipolarismo vigente más aún en la región latinoamericana, botín histórico del imperio estadounidense, cada vez más inundada de bases militares lideradas desde el Norte es poco lo que tiene por delante: si deja de pagar la ominosa deuda externa, si piensa en plataformas de expropiaciones y poder popular y si se atreve a armar a sus pueblos, sus días están contados. Es más: ni siquiera es necesario pensar en tales extremos de radicalización: coquetear con propuestas con sabor a popular ya puede ser motivo de reacción, y en algunos países pequeños, como Honduras, Haití, Guatemala, puede llevar a golpes de Estado, disfrazados hoy por hoy, pero golpes al fin (Manuel Zelaya en Honduras o Jean-Bertrand Aristide, en Haití, fueron movidos de sus presidencias, y casi se logra lo mismo en un momento determinado con Álvaro Colom en Guatemala).

¿Es mejor, entonces, desechar de una vez la lucha en los espacios de las democracias constitucionales? Es un espacio más, uno de tantos; pero no más que eso, y deberíamos ser muy precavidos respecto a los resultados finales de esas luchas. La experiencia ya ha demostrado con innegable contundencia que cambiar el sistema desde dentro es imposible (los casos de Venezuela, Bolivia o Ecuador son una pregunta abierta al respecto: ¿hasta dónde pueden llegar sus transformaciones reales en tanto se mueven en la lógica delas democracias representativas clásicas?) Los movimientos insurgentes que, desmovilizados, pasaron a la arena partidista, no han logrado grandes transformaciones de base en las estructuras de poder contra las que luchaban con las armas en la mano (piénsese en las guerrillas salvadoreñas o guatemaltecas, por ejemplo, o el M-19 en Colombia). Todo lo cual no debe llevar a desechar de una vez el ámbito de la democracia representativa; debe abrir, en todo caso, la pregunta en torno a los caminos efectivos de las izquierdas. Algo así como la pregunta que se hacía Lenin hace más de un siglo en Rusia zarista: ¿qué hacer?

Las izquierdas que hacen gobierno desde otra perspectiva (Cuba, o Venezuela con su Revolución Bolivariana, una izquierda bastante sui generis po cierto, o procesos como los de Bolivia o Ecuador, interesantes semillas de fermento popular sin dudas) son el blanco de ataque del gran capital privado, expresado fundamentalmente en la actitud belicosa y prepotente de la administración de Washington.

Lo que está claro es que en esta post Guerra Fría, con el papel hegemónico unipolar que ha ido cobrando Estados Unidos y su plan de profundización de poderío global, Latinoamérica es ratificada en su papel de reserva estratégica (léase: patio trasero). Ante la desaceleración de su empuje económico (el imperio no está muriéndose, pero comienza a ver amenazado su lugar de intocable a partir de nuevos actores como China o la Unión Europea), el área latinoamericana es una vez más un reaseguro para la potencia del Norte, apareciendo ahora como obligado mercado integrado donde generar negocios, proveer mano de obra barata y asegurar recursos naturales a buen precio, por supuesto bajo la absoluta supremacía y para conveniencia de Washington. De esa lógica se deriva la nueva estrategia de recolonización dada a través de la firma de los diversos Tratados de Libre Comercio que, por supuesto, de “libres” no tienen nada, acompañada por la ultra militarización de la zona, con una cantidad de bases como nunca había tenido durante el siglo XX.

La situación actual puede abrir la interrogante sobre cómo enfrentarse a ese poder hegemónico: ¿unirse como bloque regional quizá? Como dijera Angel Guerra Cabrera: “La victoria no concluye hasta conseguir la integración económica y política de América Latina y el Caribe. Y es que la concreción en los hechos del ideal bolivariano como lo vienen haciendo Venezuela y Cuba en sus relaciones es lo único que puede evitar la anexión de nuestra región por Estados Unidos y propiciar que se desenvuelva con independencia y dignidad plena en el ámbito internacional. Lograrlo exige la definición de un programa mínimo que agrupe en cada país a las diferentes luchas sociales en un gran movimiento nacional capaz de impulsar transformaciones antiimperialistas y socialistas”. Seguramente ahí hay una agenda que las fuerzas progresistas no pueden descuidar: una integración real y basada en intereses populares, una posición clara contra mecanismos de ataque a la integridad latinoamericana como el Plan Patriota (ex Plan Colombia) o el Plan Mérida (para México y Centroamérica) y los nuevos demonios que circulan y pueden permitir el desembarco de más tropas: la lucha contra el narcotráfico y contra el terrorismo internacional, coartada perfecta para la geoestrategia del gobierno de Estados Unidos.

Esto nos lleva, entonces, a la reconsideración de las nuevas izquierdas en Latinoamérica, tarea impostergable y vital. La izquierda necesita hacerse un replanteamiento en tanto expresión de un pensamiento alternativo al capitalismo, a la lógica del libre mercado, a la sociedad de clases crítica que no significa el desechar los ideales de cambio luego del derrumbe del socialismo europeo sino su profundización a partir de las lecciones aprendidas. Preguntas, en definitiva, que podrán servir para reenfocar las luchas.

Si esa reformulación se hace genuinamente, deberá preguntarse qué es lo que está en juego en una revolución: ¿se trata de mejores condiciones de vida para la población, como se está dando en estos momentos en Venezuela con un reparto más equitativo de la renta petrolera, o hay que profundizar el poder popular y la construcción de una nueva ética? (en el país caribeño, por ejemplo, sigue siendo dominante la idea de los certámenes de belleza femenina, y el gobierno central destina 300 millones de dólares para apoyar a “su” piloto de Fórmula 1. ¿Eso es el socialismo del siglo XXI?) De tal forma, abriendo esos debates, deberá atreverse a buscar a tiempo los antídotos del caso contra los errores que nos enseña la historia; preguntarse qué, cómo y en qué manera puede cambiar lo que se intenta cambiar; hacer efectiva la máxima de “la imaginación al poder” del mítico Mayo Francés de 1968, hoy ya tan lejano y olvidado, como una garantía, quizá la única, de poder lograr cambios sostenibles.

En esa reconceptualización, sabiendo que nos referimos a Latinoamérica, es necesario retomar agendas olvidadas, o poco valorizadas por la izquierda tradicional. Heredera de una tradición intelectual europea (ahí surgió lo que entendemos por izquierda), los movimientos contestatarios del siglo XX ocurridos en Latinoamérica no terminaron de adecuarse enteramente a la realidad regional. La idea marxista misma de proletariado urbano y desarrollo ligado al triunfo de la industria moderna en cierta forma obnubiló la lectura de la peculiar situación de nuestras tierras. Cuando décadas atrás José Mariátegui, en Perú, o Carlos Guzmán Böckler, en Guatemala, traían la cuestión indígena como un elemento de vital importancia en las dinámicas latinoamericanas, no fueron exactamente comprendidos. Sin caer en infantilismos y visiones románticas de “los pobres pueblos indios” (“Al racismo de los que desprecian al indio porque creen en la superioridad absoluta y permanente de la raza blanca, sería insensato y peligroso oponer el racismo de los que superestiman al indio, con fe mesiánica en su misión como raza en el renacimiento americano”, nos alertaba Mariátegui en 1929), hoy día la izquierda debe revisar sus presupuestos en relación a estos temas.

De hecho, entrado el tercer milenio, vemos que las reivindicaciones indígenas no son “rémoras de un atrasado pasado semifeudal y colonial” sino un factor de la más grande importancia en la lucha que actualmente libran grandes masas latinoamericanas (Bolivia, Perú, Ecuador, México, Guatemala). Sin olvidar que Latinoamérica es una suma de problemas donde el tema del campesinado indígena es un elemento entre otros, pero sin dudas de gran importancia, la actitud de autocrítica es lo que puede iluminar una nueva izquierda.

Pensar que las izquierdas están renaciendo con fuerza imparable, además de erróneo, puede ser irresponsable. Si el “progresismo” actual puede llevar a plantear un “capitalismo serio”, eso no es más que un camino muerto, o sumamente peligro incluso para las grandes mayorías populares. Pero creer que todo está perdido, es más irresponsable aún. En ese sentido, entonces, la utopía de un mundo nuevo no ha muerto porque ni siquiera ha terminado de nacer.

Bibliografía

– Betto, Frei. “Desafíos a la nueva izquierda”. Rebelión, 02-02-2005 www.rebelion.org – Borón, Atilio. “La izquierda latinoamericana a comienzos del siglo XXI: nuevas realidades y urgentes desafíos”. Rebelión, 11-08-2004 www.rebelion.org – ———— “Actualidad del ‘¿Qué hacer?’”. Rebelión, 27-12-2004 www.rebelion.org – Caballero, Manuel. “La Internacional Comunista y la revolución latinoamericana”. Editorial Nueva Sociedad. Caracas, 1988. – Diercksens, Wim. “Los límites de un capitalismo sin ciudadanía”. Editorial Universidad de Costa Rica. San José, 1997. – Dussel, Enrique. “Praxis latinoamericana y filosofía de la liberación”. Editorial Nueva América. Bogotá, 1994. – Figueroa Ibarra, Carlos. “Notas para una reflexión sobre la izquierda guatemalteca”. Ponencia presentada en el Encuentro Nacional por la Paz y la Democracia. Quetzaltenango, Guatemala, octubre de 2004. – Galeano, Eduardo. “Las venas abiertas de América Latina”. Siglo Veintiuno Editores. México, 1973. – Guzmán Böckler, Carlos. “Donde enmudecen las conciencias. Crepúsculo y aurora en Guatemala”. GSPI. Guatemala, 1991. – Katz, Claudio. “El porvenir del socialismo”. Monte Ávila Editores. Caracas, 2006. – Mariátegui, José. “Siete Ensayos sobre la realidad peruana”. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas, 2007. – Rodríguez Elizondo, José. “La crisis de las izquierdas en América Latina”. Editorial Nueva Sociedad. Caracas, 1990. – Sánchez Vásquez, Adolfo. “Entre la realidad y la utopía. Ensayo sobre política, moral y socialismo”. UNAM / FCE. México, 1999. – Varios autores. “Fin del capitalismo global. El nuevo proyecto histórico”. Editorial Txalaparta. México, 1999.

El Salvador: la lucha ideológica en la derecha

El Salvador: la lucha ideológica en la derecha
Por Roberto Pineda 22 de junio de 2012

Los dados cargados de Cristiani

En raras ocasiones las clases dominantes exponen públicamente sus conflictos. El dulce encanto de la burguesía comprende la exquisita virtud de la prudencia. Es por esto muy interesante el actual debate entre los candidatos areneros a la presidencia y la cándidamente increíble declaración del expresidente Cristiani en el sentido que “los dados no están cargados.”
Asimismo lo es la polémica entre los “purasangre” y los “transformers.”

Claro que los dados están cargados y bastante cargados y la renuncia del diputado arenero Edwin Zamora a esta competencia lo comprueba. Es evidente que el COENA de Cristiani ya tiene candidato y ya lo anda presentado por los departamentos, bajo el manto de “compartir experiencias municipales.” El ungido de la dirección arenera es evidentemente el alcalde capitalino Norman Quijano, popularmente conocido como “Tacuazín Peinado.”

Quijano representa los intereses del aparato partidario de ARENA y ha entrado en alianza con los dueños del partido, el grupo de Cristiani y de Calderón Sol. Quedan como víctimas aspirantes la diputada más votada de marzo pasado, y exvicepresidenta, Ana Vilma de Escobar, vinculada con lazos incluso “matrimoniales” al poderoso Grupo Poma. Y el expresidente Flores ni lento ni perezoso también participa por medio del excanciller Francisco Laínez.

Ahora la corresponde al recién nombrado equipo elector, integrado por nueve personajes, realizar una consulta nacional y hasta encuestas para justificar una decisión ya tomada. Pero este proceso no estará exento de contradicciones por las fuerzas en pugna, y en los próximos días presenciaremos como estas “diferencias” salen a luz pública. En el fondo se encuentra el indiscutible hecho que este es un partido claramente autoritario y verticalista “como lo soñó el Mayor.”

Purasangre contra transformers apoyados hasta por aguacateras

Es este mismo terreno se encuentra la singular y breve polémica entre el ideólogo ultraderechista Raúl García Prieto, recién salido de la cárcel luego de ser absuelto de cargos de corrupción y el principal articulista de El Diario de Hoy, el economista Manuel Hinds, antiguo intelectual orgánico de la oligarquía. Y en apoyo de este último, rompe espadas la joven columnista y la vez derechista Cristina López.

¿Por qué la prisa? titula Hinds su opinión. (1) Sostiene que la decisión tomada por ARENA de seleccionar al candidato presidencial en septiembre es “extraña.” Y “estaría perdiendo una gran oportunidad para atraer el gran centro que es el principal elector de este país.”

Ridiculiza el argumento esgrimido por la dirección de ARENA “que los precandidatos son seres terribles y divisivos.”Explica que esta decisión forma parte de “esa verticalidad del poder partidario que se ha ido volviendo típica de tanto el FMLN como de ARENA, que expresa desprecio por los votantes.”

Califica a la dirección de ARENA como “mandadores de finca o caporales, que transmiten las órdenes a los peones, o quizás a los bueyes, en este caso la ciudadanía partidaria de ARENA; de lo que tiene que hacer para ejecutar los deseos del dueño… Ojala ARENA entienda a tiempo que el país ya no es así, que ya no es una finca.”

Concluye Hinds que lo que se debe proceder a un debate de ideas sobre un nuevo gobierno y que de hacerlo se “demostraría que lo que lo mueve son ideales, no politiquerías de palacio para madrugar al adversario.” Hasta aquí el comentario de este destacado ideólogo de derecha criollo.

En una violenta respuesta “con patada y mordida” el “cafetalero” García Prieto afirma que “el enemigo de cualquier político es la ansiedad.”(2) Su respuesta la titula “La prisa y los transformers.” En un desplante de prepotencia explica que “en mi partido (porque de ahí soy, he sido y seré)…no aceptamos imposiciones ni perfumados.”

“En ARENA respetamos, apoyamos y reconocemos a los pura sangre y a mi me cuesta aceptar a los analistas transformers” señala. Y afirma que “nadie tiene el derecho a deslegitimar a los pura sangre cuando se ha sido transformers.” Se refiere al paso de Hinds como Ministro de Economía en la Junta de Gobierno que en marzo de 1980 decretó una reforma agraria.

Considera García Prieto que “el éxito electoral del 2014 pasa por tener una maquinaria interna motivada, unidad y dispuesta a fajarse….Estos tecnócratas están acostumbrados a copiar modelos que no necesariamente se adaptan a la realidad del país…los transformers han sido los responsables de haber perdido bases importantes del apoyo a nivel nacional…”

Concluye el “economista y cafetalero” que de llevar alguien de fuera del partido “pueda ser que ARENA gane las elecciones pero sea ese club de cheros el que gobierne” y espera que “unidos y ojala que con un pura sangre que pueda unificar a la familia Arenera y el país entero.”

A la defensa de Hinds se suma Cristina López (La opinión de una “aguacatera”). (3) Se pregunta con respecto a las posiciones de García Prieto: “¿Con esta actitud ganaran elecciones?” Y se responde: “No, solo se aprovecharan de la coyuntura de que, si llega el FMLN con un candidato aun más ortodoxo y verticalmente impuesto que el de ellos, perderá de manera más abismal.”

La variable Saca

Indiscutiblemente la campaña electoral que realiza el expresidente Antonio Saca (2004-2009) para el 2014 le está rindiendo resultados. Ha logrado generar interés en la población y ha puesto a “reflexionar” a los partidos principales. Es ya un participante sin haberse proclamado en un creativo diseño mediático electoral.

Incluso los partidos “pequeños” GANA, CN y PES y hasta ganaderos han comenzado una bien pagada y orquestada peregrinación al Grupo Samix a suplicarle a este nuevo mesías a que acepte la candidatura para poder así “salvar al país.” Solo falta que se sume algún partido grande.

Saca junto con GANA representa los intereses de sectores de capitalistas grandes y medianos que no forman parte del “sector empresarial hegemónico” que controla la ANEP. Tiene contradicciones con ARENA aunque estas son de carácter no antagónico. El surgimiento de GANA en diciembre de 2009 está vinculado a conflictos al interior de ARENA provocados por la derrota electoral de marzo de ese mismo año.

Políticamente son de derecha pero desde su nacimiento han implementando una mutuamente beneficiosa “alianza legislativa” con el FMLN que les ha permitido controlar la Asamblea Legislativa así como aislar a ARENA. El partido naranja también ha realizado acercamientos con el presidente Funes.

El repliegue estratégico del FMLN

Todo parece indicar que la experimentada dirección del FMLN, luego de un concienzudo balance de la pasada coyuntura electoral, en la que sufrió heridas profundas, ha decidido realizar un importante repliegue estratégico, que le permita recomponer sus fuerzas y prepararse para recuperar el 2015 el vital territorio recientemente perdido. Y desde ahí reiniciar la marcha hacia nuevos derroteros.

La decisión de renunciar a conducir el barco en su segundo viaje y permitir que sea la derecha oligárquica o la derecha populista la que lo dirija en estos tiempos, en los que el horizonte del capitalismo mundial solo permite presagiar aguaceros huracanados, puede parecer derrotista a algunos y realista a otros. El futuro lo dirá.

Hay una clara decisión de conservar las propias fuerzas y no exponerlas tanto a un proceso de debate abierto al interior del partido así como de abrir la puerta a la búsqueda de acuerdos con otros sectores democráticos y populares. Habrá candidato único, decidido por la dirección y la consulta será exclusivamente interna. Punto.

Es una decisión política de no apostarle todo al 2014 que conlleva lógicamente costos y beneficios. A nivel de costos se encuentra el de paralizar el proceso estratégico de acumulación de fuerzas que se encontraba ya al nivel de espacios ministeriales. La presencia alcanza al gobierno. Ya no son solo alcaldes y diputados.

A nivel de beneficios puede que se encuentre el de evitar que un debate interno venga a debilitar las ya golpeadas políticamente estructuras partidarias, luego de la debacle de marzo pasado. Asimismo evitar cargar con la responsabilidad de las medidas de ajuste que el FMI impondrá dentro de poco para enfrentar las consecuencias que la crisis internacional seguramente provocara en nuestro país. Algunos señalan hasta el peligro de la perdida en noviembre del Partido Demócrata en EE.UU. y sus repercusiones para El Salvador, a partir de enero de 2013.

Regresa Mari Carmen

Nunca en la historia diplomática del país los Estados Unidos habían disfrazado su poder imperial con mayor habilidad como en este caso. La embajadora Mari Carmen Aponte, con su típica simpatía puertorriqueña, le ha permitido al imperio suavizar, ocultar, mimetizar su creciente y decisiva presencia en nuestro país. Es la dulce sonrisa del imperio.

Hasta se dio el lujo de exhibir en el Capitolio de Washington, en los debates de su nominación como fieras amaestradas, a altos dirigentes derechistas salvadoreños. Claramente esto no sorprendió a los sectores ultraderechistas republicanos que retrasaron su designación lo más que pudieron.

Incluso la mayoría de la izquierda ha interesadamente olvidado el significado neocolonial de los TLC, la vergonzosa e inconstitucional presencia de una base militar extranjera en Comalapa; la instalación de la ILEA, del FBI, de la CIA y de quien sabe cuantas más agencias federales.

Alrededor de esta situación gravitan diversos aspectos, entre otros la naturaleza del gobierno Obama, la disputa con la Unión Europea; la comunidad salvadoreña en USA; el gobierno Funes y la posición política de la izquierda sobre el antiimperialismo.

La victoria electoral de Obama en noviembre de 2008 fue el resultado de una gran alianza de fuerzas sindicales y populares que logró la derrota de sectores ultraderechistas del capitalismo monopolista de estado, que habían revertido las conquistas sociales logradas durante la década de los años sesenta del siglo pasado.

Esta victoria incluso impactó en la campaña electoral del FMLN en la que se asumió la consigna del cambio y se mostraba la figura de Obama y hasta de Lula como garantía de un “cambio seguro.”

Además, el hecho que más de dos millones de salvadoreños vivan y trabajen en Estados Unidos afecta fuertemente la vida política del país. Una gran mayoría de esta comunidad rechazaría cualquier tipo de acciones que pusieran en peligro las relaciones con el gobierno de ese país. Lo consideraría seguramente como una amenaza para sus vidas, aunque no fuera así.

Esta situación exige a las fuerzas de izquierda mucha sabiduría. Un planteamiento burdo nos aislaría de importantes sectores de esta diáspora. Y el desafío es el de construir un planteamiento político para este importante sector nacional, una parte del cual experimenta la persecución por ser “ilegal”, mientras otra parte ha logrado incluso diversos niveles de representación política. Otra parte se ha integrado a la izquierda de ese país, etc.

Otro aspecto es la posición proimperialista de sectores del gobierno Funes, que incluso ha impactado en sectores de la izquierda que se “regocijaron” por la visita el año pasado del presidente Obama a El Salvador o que orgullosamente califican a nuestras relaciones con ese país como “una alianza estratégica.”

Por otra parte, es innegable que el apoyo de Estados Unidos al gobierno Funes, en el que participa el FMLN, le ha permitido altos niveles de gobernabilidad frente a una derecha abusiva y agresiva. El Asocio para el Crecimiento y los Fondos de la Cuenta del Milenio forman parte del respaldo “político” de Obama hacia Funes. La derecha sólo ladra pero no muerde porque sabe que “el que tiene padrino se bautiza.” Y el presidente Obama es un referente obligado del presidente Funes.

Y con respecto a lo del antiimperialismo esta fue una tesis, indiscutible y permanente desde el surgimiento de la izquierda en El Salvador hace noventa años. Pero, luego de la caída de los muros y del fin del conflicto armado, pero principalmente después de la llegada al gobierno del presidente Funes y del FMLN, la tesis del antiimperialismo como que se diluyó, perdió fuerza.

Hay que señalar que durante el periodo de la Guerra Popular Revolucionaria(1980-1992) el enfrentamiento entre los sectores populares salvadoreños y el gobierno estadounidense fue de carácter político-militar; durante el siguiente periodo, el de los Acuerdos de Paz y la lucha contra ARENA (1992-2009) el enfrentamiento fue de carácter político-electoral.

Y durante el actual periodo del gobierno del presidente Funes y el FMLN (2009-2012) el enfrentamiento se ha diluido, incluso hay cooperación en diversas áreas. Es una situación compleja, inédita. Los tres periodos señalados forman parte de la etapa de revolución democrática antiimperialista, con rumbo al socialismo, que es la vigente.

Precisamente uno de los desafíos para la izquierda salvadoreña en el plano teórico es el de construir una propuesta programática al respecto y en el plano político, sencillamente recuperar el espíritu antiimperialista y de lucha por la independencia. No existe el imperio bueno. El imperio tiene intereses y los consolida.

La lucha antiimperialista junto con la lucha por la democracia son los dos pilares que sostienen el actual enfrentamiento de clases en nuestro país. Difícilmente avanzará la lucha democrática si la lucha antiimperialista está paralizada. La definición sobre el enemigo principal de esta etapa de lucha es fundamental, ya que nos permite determinar los aliados estratégicos (para la etapa) así como los aliados tácticos (para el periodo).

Asimismo es fundamental determinar la fuerza dirigente de la actual etapa, así como definir al actual sujeto revolucionario. Obviamente existen diferencias al respecto que se mantienen ocultas, al evadir la necesidad de una urgente definición teórica e ideológica sobre el carácter de nuestra lucha. Y esto explica en parte los vaivenes políticos y el predominio en algunas áreas del trabajo revolucionario de un pensamiento reformista, exclusivamente electoral o economicista.

En la actualidad hay tres visiones sobre el imperio globalizado en los sectores populares y democráticos: la tradicional antiimperialista esgrimida por sectores de la minoritaria nueva izquierda; la posición ambigua del FMLN y la posición proimperialista de sectores aliados al presidente Funes. Estos últimos han de estar felices por el regreso de su “madrina.”

La crisis institucional

La llegada del 1 de julio como fecha límite, como plazo fatal para que tomen posesión los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia se ha convertido en una prueba de fuego del poder de los dos grupos en pugna: por una parte, la Sala de lo Constitucional, con el respaldo de sectores empresariales y democráticos aglutinados en la Aliados por la Democracia; y por la otra, sectores de poder de los partidos ARENA, GANA, CN y PES.

Este pulso político inició con la reciente sentencia de la Sala de lo Constitucional declarando ilegales las elecciones de magistrados de la Corte Suprema de Justicia de los años 2006 y 2012. Esta decisión cayó como una bomba y activó de manera inmediata la búsqueda de mecanismos de respuesta para evitar cumplir el fallo judicial.

La fórmula mágica encontrada por el FMLN, GANA y CN esta semana fue la de recurrir a la Corte Centroamericana de Justicia, con sede en Managua, para que esta instancia resolviera este entuerto. Y con rapidez proverbial la CCJ resolvió admitir la demanda. Y lo más seguro es que falle a favor de los demandantes, la Asamblea Legislativa de El Salvador.

Y ya se advierte a la Sala de lo Constitucional que de no respetar este fallo caerán en abierto “desacato” y podrían hasta ser destituidos. Además se creó una “comisión” legislativa para investigar la elección en 2009 de dos magistrados de la CSJ, incluyendo a su Presidente Belarmino Jaime.

El desenlace de esta crisis hasta por verse, lo que es evidente es que lesiona seriamente la institucionalidad del país. Es una disputa que beneficia principalmente a la derecha y particularmente a ARENA ya que le permite presentarse como un partido no confrontativo, partidario del diálogo, y por lo tanto presidenciable.

Las apuestas del presidente Funes

El presidente Funes necesita urgentemente aparecer como ente facilitador de un arreglo negociado a esta crisis entre sectores del órgano legislativo y judicial. La ausencia de propuestas concertadoras y constructivas por parte del presidente Funes pone en evidencia peligrosos niveles de debilidad política que lo vuelven altamente vulnerable, por muy poderosos que sean sus amigos internacionales. Si no que se vea en el espejo paraguayo. O si quiere en el hondureño del 2009.

Perspectivas

La aparición del expresidente Saca como seguro candidato de una “amplia alianza” le agrega un condimento especial a la sopa electoral. La derecha tendrá dos candidatos y la izquierda uno, o quizás también dos si contamos al Movimiento Nuevo País.

Un escenario es que la candidatura de Antonio Saca le robe votos, y estamos hablando del todavía lejano marzo de 2014 al seguro candidato de ARENA, el actual Alcalde de San Salvador, Norman Quijano, ya que ambos pescan en el mismo río de la derecha. Y en este sentido beneficie al FMLN.

Saca le va apostar lógicamente al sector de los indecisos y a disputarle voto duro a ARENA. Tiene recursos y tiene carisma. Y seguramente presentará una oferta electoral llamativa. Y Saca definirá en segunda vuelta al virtual triunfador.

Otro escenario es que la fuerza de los aparatos partidarios de ARENA y del FMLN tenga tal peso que minimice cualquier tipo de “tercera vía.” Y que al final FMLN y ARENA definan en primera vuelta el desenlace electoral. En este momento, de ser esta la tendencia, lo más seguro es que ARENA recupere la presidencia y se realice la restauración oligárquica.

Un último escenario que no puede descartarse aunque actualmente aparezca muy débil, es que el FMLN cambie de opinión y logre fortalecer su alianza con el presidente Funes; consolidar la unidad de la izquierda, construir una amplia concertación de fuerzas democráticas y revolucionarias que apoyen su proyecto; ofrecer una oferta electoral confiable y que genere entusiasmo no solo en su militancia sino en el grueso de la población. Esto lo posicionará como la fuerza para encabezar el segundo gobierno del cambio. Ojala así sea.-

El Salvador: ¿Estarán cantando ya los cisnes de la oligarquía?

El Salvador: ¿Estarán cantando ya los cisnes de la oligarquía?
Por Roberto Pineda 10 de junio de 2012 www.ecumenico.org rpineda59@yahoo.com

La victoria electoral de marzo del 2009 inauguró un nuevo momento político en la actual etapa de revolución democrática antiimperialista, que puede perdurar o desaparecer en dependencia de las correlaciones de fuerzas políticas, y particularmente electorales que fortalezcan o derriben este proyecto de cambios logrado mediante una amplia alianza política y por la riesgosa vía electoral. Es un avance histórico significativo, pero con muchas limitaciones. No podemos ni subestimarlo ni sobreestimarlo, sino ubicarlo en su justa medida.

Es un error considerar que nada ha cambiado, a partir de la existencia del mismo sistema capitalista e incluso del mismo modelo neoliberal impuesto por los centros financieros internacionales y ejecutado por el partido ARENA desde 1989. Hay compañeros dogmaticos que no comprenden que la situación ha cambiado y siguen aferrados las mismas consignas de agitación y propaganda del periodo anterior, de lucha contra ARENA, de ser oposición. Incluso algunos siguen prisioneros de las consignas del periodo de la guerra. La situación ha cambiado.

La llegada de un gobierno de izquierda ha permitido desplazar por la vía electoral, a la derecha del gobierno, mejorar las condiciones de vida de la población así como modificar algunas prácticas institucionales nefastas como la subordinación ante la presidencia. Ha habido cambios, reformas.
Todas estas son reformas dentro del sistema. Pero a la vez importantes pasos de avance en el proceso de acumulación de fuerzas orientado a la ruptura con el sistema. Que la ruptura suceda, que se materialice, va depender tanto del nivel de organización, conciencia y disposición combativa de los sectores populares como de la claridad y voluntad de lucha por el poder de su fuerza dirigente.

En caso que estos factores no existieran, las fuerzas del sistema, la derecha oligárquica, aliada al imperio, lograra cooptar a las fuerzas del cambio y garantizar un nuevo periodo de su dominación, que puede empezar en el 2014. La ruptura, el quiebre del sistema puede presentarse de diversas maneras tanto pacificas como violentas, dependiendo de la resistencia de las clases dominantes, pero tiene como eje fundamental la participación enérgica de los sectores populares. Crear las condiciones para ese momento es nuestra responsabilidad como revolucionarios.

Es también un error contrario sensu, pensar que todo ha cambiado y que ya están cantando desafinadamente los cisnes de la oligarquía hotelera salvadoreña, incluso en una situación en la que se ha desplazado a la derecha del control de importantes instituciones del estado y que la disputa política, la lucha por el poder, atraviesa por los sagrados e inéditos terrenos de la economía. Hay compañeros pragmáticos, que de manera oportunista, se adaptan a obtener beneficios personales de la situación de avance popular que atraviesa nuestro proceso político.

Lo adecuado es considerar que ha habido cambios importantes en el sistema político que han permitido la presencia de la izquierda en áreas en las que nunca antes se había incursionado. Es un aprendizaje excepcional el realizado al conducir aspectos clave del manejo gubernamental. La derecha entra en pánico al pensar que esta situación se va prolongar por otros cinco años. Y hay que permitirle amablemente que ese pánico se mantenga indefinidamente.

¿Una nueva situación en el movimiento popular?

Las multitudinarias manifestaciones y concentraciones realizadas el 27 de mayo y que tuvieron como meta y sede el CIFCO pueden abrirle el paso a un nuevo momento, a una nueva situación del movimiento popular y social. Los sectores que apoyan al presidente Funes tuvieron en primer lugar, la capacidad de organizar una contundente respuesta popular a la derecha, en apoyo de los cambios.

Y segundo, de unificar a diversos segmentos dispersos y convertirlos en una poderosa coalición popular. A la cabeza de estos esfuerzos se encuentra la Mesa Agropecuaria, MUSYGES-FENASTRAS, y la Concertación y Coordinación de Veteranos de Guerra. Campesinos y obreros básicamente.

Se abre posiblemente un periodo de disputa de las masas similar al vivido en épocas pasadas. Ojala que así sea. Lo importante es que es una disputa al interior de los sectores populares. La derecha no ha tenido la capacidad de construir un movimiento masivo “ciudadano” en contra del actual gobierno, aunque lo esta intentando.

Durante la década de los setenta coexistieron dos grandes movimientos de masas: el de la UNO, de naturaleza electoral y el de las organizaciones revolucionarias de masas, FAPU, BPR, LP-28. En la segunda mitad de los ochenta, en plena guerra, el PDC, partido en el gobierno, con apoyo de EE.UU. pudo construir un movimiento de masas, la UNOC, que le disputaba masas a la UNTS, influenciada por el FMLN.

Y con esta actividad del 27 de mayo surge la UNDPC, que le disputa a las organizaciones populares influenciadas por el FMLN. La disputa puede ser un factor de crecimiento, como lo fue en el pasado durante el periodo de la dispersión de la izquierda.

Incluso puede ayudar a superar la situación prolongada de reflujo del movimiento popular, que tuvo su ultimo momento de auge en las ya lejanas batallas del 2002 en contra de la privatización de la salud. Y en el surgimiento y luchas del Movimiento Popular de Resistencia 12 de Octubre y del Bloque Popular Social. Desde entonces estamos en la defensiva, y en particular después de las acciones provocadoras del 5 de julio de 2006 de la Brigada Limón y la posterior aprobación por el presidente Saca de la ley antiterrorista.

Algunos problemas de la teoría revolucionaria

El sistema capitalista basado en la propiedad privada, en su vertiente neoliberal, es en El Salvador, el modo de producción dominante y sus relaciones de explotación prevalecen en las diversas áreas productivas, sean estas agrarias, comerciales, industriales, del transporte o financieras. Y con una fuerte penetración del capital transnacional en ramas claves de la economía. Un cambio estructural de naturaleza revolucionaria significa modificar este sistema. Y no esta fácil. Pero tampoco es imposible. Requiere esfuerzo, inteligencia y voluntad.

En la actualidad, las reformas planteadas en este momento se orientan a reducir los efectos del modelo neoliberal y transcurren en el marco jurídico de una constitución diseñada para defender y perpetuar el sistema capitalista. Es en este marco objetivo, heredado de una revolución que no alcanzó el poder por la vía armada, y que se vio obligada a negociar una salida política pero que ha construido un poderoso partido de masas, como es el actual FMLN que el proceso revolucionario salvadoreño debe encontrar los cauces, que le permitan acumular la suficiente fuerza para construir el sujeto histórico popular, dirigido por la clase obrera, que rompa el orden establecido y asuma la tarea de la toma del poder.

Y lo de la clase obrera no es un agregado formal sino la clave para determinar la fuerza dirigente de este proceso, si es que estamos hablando de orientarnos hacia el socialismo. Lo mismo con respecto a la ideología marxista. Porque si de lo que hablamos es de ajustes dentro del sistema, es entendible entonces la omisión del carácter de clase de este proceso. Si la meta es atrincherarnos en la lucha parlamentaria lo que necesitamos naturalmente es clientes y no militantes.

Estamos en un periodo de acumulación de fuerzas para las futuras batallas por el socialismo. Y en este periodo la conquista de un gobierno de izquierda por la vía electoral es importante ya que permite avanzar en el proceso de educación política de amplios sectores populares. Pero teniendo claridad que por este camino difícilmente llegaremos a nuestro destino final. Este es un barco con un puerto cercano. Pero nos acerca. Aunque debemos de llegar al puerto lejano.

Un principio teórico básico es que el socialismo no surge del capitalismo, así como el capitalismo surgió del feudalismo. Para que haya socialismo se necesita una ruptura, un quiebre, una transición de un sistema a otro. No puede concebirse el socialismo en el marco de la propiedad privada como forma fundamental de la actividad económica. Y se necesita de una fuerza política dirigente que oriente el proceso hacia su victoria.

¿Sudando calentura ajena?

El actual enfrentamiento entre la Sala de lo Constitucional y la Asamblea Legislativa con respecto a la elección de magistrados en el 2006 y el 2009 contribuye principalmente a crear el ambiente de ingobernabilidad que la derecha necesita para garantizar la restauración oligárquica en el 2014. El FMLN no debería de sudar calentura ajena y dejar que sea GANA y los magistrados de derecha afectados los que resuelvan este enredo. Al menos el del 2006, ellos lo crearon.

Pero aparece el FMLN públicamente como abogado defensor de procesos claramente viciados. Y con esto lo que hace es aislarse de potenciales aliados, y al final verse obligado a cumplir lo que no puede evadir y termina desgastándose. El FMLN cuenta con la suficiente fuerza legislativa para sentirse seguros que en cualquier negociación su presencia estará garantizada, pero no puede o mejor dicho, no deberían estar peleándole las batallas a partidos de derecha como GANA y el CN, por muy “aliados temporales” que puedan ser.

El presidente Funes en su tercer aniversario

El presidente Funes ha logrado un nuevo impulso que ojala sea sostenido en el tiempo. Inicia su cuarto año con sendas iniciativas de consultas nacionales sobre diversas temáticas, en particular sobre el agobiante problema de la seguridad. Y ha logrado aglutinar a diversos sectores sociales alrededor de estas propuestas.

El presidente Funes necesita fortalecer su relación con su aliado principal, el FMLN. Para esto debe hacer uso de todo su poder de persuasión para garantizar que las futuras batallas por la continuidad del proyecto de cambios se realicen con energía y de manera conjunta. La derecha va tratar de sabotear este acuerdo y de derrotar separadamente primero al presidente Funes y luego al FMLN. Ojala el presidente Funes comprenda que para una conclusión adecuada de su gestión necesita al FMLN. Así como el FMLN necesitará al presidente Funes para inclinar la balanza electoral a su favor.

El FMLN y sus desafíos

La forma como el FMLN designe a su candidato presidencial pronto determinará la victoria o la derrota en el 2014. Si predomina el método de la imposición y no se toman en cuenta la diversidad interna así como el entorno amplio de la candidatura, seguramente cualquiera que esta sea, estará condenada de antemano al fracaso. En estos asuntos y hoy más que nunca, la forma cuenta, y no sólo hay que ser democráticos, sino además parecerlo.

Las elecciones y en particular las presidenciales se ganan al proclamar al candidato, lo demás es parte del ritual. Así fue la experiencia con el entonces periodista Mauricio Funes que ganó la elección presidencial cuando fue proclamado en octubre del 2007. Lo demás fue la escenografía. Si olvidamos esto, nos veremos en serios problemas para derrotar de nuevo a la derecha.

Pero si la forma responde a la necesidad de ir al encuentro de las diversas expresiones partidarias internas, de los amplios sectores democráticos interesados en participar pero también en incidir, y tercero, en garantizar el apoyo de las fuerzas que se aglutinan alrededor del presidente Funes, seguramente se habrá avanzado en garantizar la lucha y la victoria por un segundo gobierno del cambio. Este fue el mensaje dado el pasado marzo por amplios sectores populares. Ojala se escuche.

La Universidad y la lucha ideológica

La revolución en El Salvador, su proceso revolucionario, logró desatar tal energía de los sectores populares, a finales del siglo pasado, que estos lograron penetrar y vencer las estructuras y los mensajes de poderosos aparatos ideológicos de las clases dominantes, tales como los medios de comunicación, el arte y la cultura, la iglesia y la educación, en particular la universidad.

En la década de los setenta, acompañando primero el surgimiento de un gigantesco y combativo movimiento popular, y luego en los años ochenta de un ejército guerrillero, surgieron grupos musicales, solistas, grupos de teatro, titiriteros, grupos de danza, pintores, grupos de poesía comprometida, incluso escultura, novela y cine. Fue un verdadero renacimiento cultural de centenares de trabajadores del arte y la cultura que abrazaron la causa revolucionaria. Este compromiso encarnó en la figura del poeta asesinado Roque Dalton.

Asimismo se desarrolló un fuerte movimiento de comunidades eclesiales de base, con monjas y sacerdotes que desafiaron a las estructuras feudales de la Iglesia Católica Romana y que asumieron de manera consecuente los postulados del Vaticano II y de Medellín. La figura del obispo asesinado Monseñor Oscar Romero simboliza este esfuerzo.

También la revolución incursionó en las escuelas y las aulas universitarias. Los maestros desarrollaron inolvidables jornadas de lucha política reivindicativa durante la década de los sesenta, las cuales sirvieron para arrancarlos de la cerviz de la dictadura militar y educarlos en la lucha de clases. De las filas de estos educadores surgió Mélida Anaya Montes y Mario López.

En esta misma dirección, la Universidad de El Salvador como institución se convirtió en la conciencia crítica de la sociedad salvadoreña desde la década de los sesenta, y en el corazón de la oposición política a la dictadura militar, al imperialismo norteamericano y a la oligarquía.

Los estudiantes universitarios libraron heroicas luchas por la defensa de su autonomía y de su papel como fieles aliados de la clase obrera salvadoreña. De sus aulas surgieron el rector mártir, Dr. Félix Ulloa padre, el Dr. Fabio Castillo y el líder histórico del FMLN, Schafik Handal. El núcleo histórico inicial del FMLN surge casi en su totalidad, de la UES.

Pero por otra parte, la derecha oligárquica no se quedó con los brazos cruzados, y también desde los años sesenta del siglo pasado, impulsa una contraofensiva estratégica para recuperar el terreno perdido e imponer de nuevo su hegemonía cultural a la sociedad salvadoreña. Sabe que la revolución se gana en las mentes y corazones de la población.

Y el estallido de la guerra en los años ochenta y la perspectiva de un triunfo revolucionario obligaron a las clases dominantes a enfrentar esta situación y tomar medidas para recuperar los centros básicos del control ideológico: la religión y la educación. Así como a modernizar su aparato vinculado a los medios de comunicación (noticieros, novelas, programas “hogareños”, etc.) y a los medios de diversión (espectáculos artísticos, deportivos, etc.)

A nivel del área religiosa “limpiaron” a la Iglesia Católica Romana de su sector progresista, incluso mediante la eliminación física de un obispo. Y promovieron la creación de decenas de nuevos movimientos religiosos “evangélicos”, a las cuales les proporcionaron recursos, infraestructura y una agresiva doctrina anticomunista. Hoy extienden su presencia por todo el país.

Y lo misma estrategia realizaron con la UES, la cerraron durante cuatro años (1980-1984) y en ese periodo fomentaron la creación de decenas de nuevas universidades “privadas” con una orientación “técnica y no política.” La primera de estas universidades privadas, la UCA, fue creada en 1965.

Luego se dedicaron a minarla desde dentro, particularmente desde el nuevo periodo abierto en 1992, en el cual el FMLN “decide” abandonar políticamente a la UES. Diez años después, AGEUS, ADUES, ASTUES habían desaparecido y todo el andamiaje orgánico construido durante la guerra estaba sumamente debilitado o había sido absorbido por los desafíos de “administrar” alcaldías.

Esto explica en parte la actual situación de debilidad y dispersión orgánica e ideológica que caracteriza a la comunidad universitaria de la UES, todavía el principal núcleo intelectual del país. Otros factores no menos importantes son el trancazo recibido con la caída de los muros del socialismo real; la irrupción violenta del pensamiento postmoderno que rechaza el compromiso político; y el predominio de la ética consumista del neoliberalismo.

Hoy la derecha cuenta con el control de diversas iglesias, incluyendo la ICR, de diversas universidades, incluyendo la UES. Incluso cuentan con una diversidad de tanques de pensamiento incluyendo FUSADES. Y últimamente hasta con movimiento organizado de masas, incluyendo Aliados por la Democracia. Han avanzado y cualquier lectura de la realidad política y cualquier intento de definir una estrategia de izquierda, debe presupuestar estos elementos, o corre el riesgo de vivir en la nostalgia de tiempos pasados.

Hoy también la derecha cuenta con una amplísima red de medios de comunicación. A partir de los Acuerdos de Paz de 1992, mientras la izquierda avanzaba políticamente, la derecha avanzaba ideológicamente. Y esto explica el fenómeno que los más pobres sean los que más creen y confían en la derecha. Es el producto de muchos años de esfuerzos en diversas direcciones y con inagotables recursos. La tarea para el movimiento popular en la actualidad es la de revertir estos esfuerzos oligárquicos, y esto nos llevara algún tiempo, pero lo lograremos. –

LA UST y la Necesidad de construir una nueva organización política de la Clase Trabajadora.

LA UST y la Necesidad de construir una nueva organización política de la Clase Trabajadora.
Viernes, 31 de Diciembre de 2010 12:54 | | | Por: Anastasio Guevara

I. Introducción:

La clase obrera y el movimiento popular salvadoreño, asestó el más grande golpe a la burguesía en el último periodo, que fue lograr sacar a ARENA del gobierno, sin embargo esta gran victoria de las masas es una victoria distorsionada, porque las masas eligieron a un gobierno de colaboración de clases que ha iniciado los más duros ataques a la clase trabajadora, ataques que los gobiernos de ARENA no pudieron implementar, a pesar de esto; amplios sectores de la clase consideran a éste su gobierno.

Es por esta razón que esta victoria se está convirtiendo en la más grande traición a las esperanzas del pueblo, ya que la derecha, a pesar que “la izquierda” gano las elecciones, sigue gobernado; y el FMLN es un pilar fundamental de esta situación, a pesar de esto, para el movimiento obrero, campesino y popular se abre la oportunidad histórica de salir de uno de los más grandes problemas para la revolución socialista: la crisis de dirección revolucionaria.

Desde la Unidad Socialista de Trabajadores, creemos que “…Es necesario construir un partido político para la lucha de la clase trabajadora. Una organización que se forje, y desarrolle en la lucha de la clase trabajadora contra la burguesía y el capitalismo. Debe ser un partido que se dedique al desarrollo y propagación de las luchas de la clase trabajadora, Este partido que queremos construir debe ser democrático, debe permitir la más amplia discusión a lo interno de sus filas, garantizando el espacio para el debate y la polémica. Sin embargo debe ser un partido para la acción, y la lucha con los métodos de la clase obrera (huelgas, piquetes, manifestaciones, etc.) En este sentido reivindicamos la construcción del partido de Lenin, regido bajo el centralismo democrático …”

Es ésta tarea la que orienta nuestro accionar, sacar de la crisis de dirección revolucionaria al movimiento obrero, campesino y popular, aportar en la construcción del Partido Revolucionario de la Clase Trabajadora Salvadoreña; este es, el gran reto que debemos superar.

II. ¿Porque construir un nuevo instrumento político?

El Rol de la cúpula del FMLN en la desmovilización del Movimiento obrero, campesino y popular.

La Revolución Salvadoreña:

La Revolución salvadoreña sigue siendo un referente histórico en las luchas de los pueblos
América Latina y del mundo, por liberarse de la opresión capitalista, sin embargo a pesar del heroísmo del pueblo salvadoreño, sus peores enemigos han sido contradictoriamente, las direcciones traidoras de este proceso, que han llevado a las masas a grandes derrotas a costa de grandes sacrificios. Existen hechos en la historia salvadoreña que lo demuestran, uno de estos fue, la incorporación del Partido Comunistas Salvadoreño (PCS) a la Junta Revolucionaria de Gobierno en 1979, salida desesperada del régimen apoyada por los estalinistas del PCS, que desorientó y desmovilizó al movimiento obrero y de masas, que tenía en aquel momento gran desarrollo e incluso amenazaba con derrocar a la dictadura militar.

Luego el giro a la guerrilla que tomó el proceso revolucionario salvadoreño, descuidando el movimiento de masas, sacando de las ciudades a los mejores cuadros del movimiento obrero y popular, y llevándoles a las montañas, dejando abandonada las masas, sin liderazgo a la suerte que le deparaban los opresores, elevando a estrategia, la táctica a veces necesaria de hacer lucha armada.

Otro hecho no menos importante fue el cambio de dirección al programa del FMLN guerrillero después de los hechos de abril del 83(asesinatos de Marcial y Ana María), pasando del programa del Gobierno Democrático Revolucionario-GDR, al Gobierno de Amplia Participación-GAP. Incorporando la negociación con la burguesía, los militares y el imperialismo, a los objetivos del FMLN y abandonando las posiciones más progresistas, que propugnaban la expropiación del imperialismo y un gobierno obrero y campesino, por una estrategia de conciliación de clases.

Otro hecho fue el apoyo al proceso de los acuerdos de contadora, proceso que terminó con los acuerdos de paz, sin tomar en cuenta la opinión de miles de combatientes, que no estaban de acuerdo, imponiendo la negociación-rendición a costa de la sangre de miles de revolucionarios y revolucionarias, logrando cambios cosméticos en el régimen, pero no transformaciones estructurales, este resultado no fue casual, sino como un plan gestado y desarrollado de manera paciente en las mentes de los dirigentes del FMLN, cerrando el giro dado en 1983 con el cambio de programa de la revolución.

Los “acuerdos de paz” y el desmontaje de la fuerza revolucionaria del pueblo.

Al terminar el conflicto armado con “los acuerdos de paz”, la dirección traidora del FMLN, ahora convertido éste, en partido político electorero, pieza clave del régimen democrático burgués, tomó una serie de medidas a fin de desmotar todo el aparataje ideológico, político y organizativo del movimiento obrero, campesino y popular, para destruir todo lo que tuviera vestigios de una visión revolucionaria de transformar la sociedad salvadoreña, en lugar de tomar la tarea de reconstruir la fuerza del pueblo y reactivar al movimiento de masas en esta nueva etapa.

Existen ejemplos de estas medidas:

Los mandos medios de la ex guerrilla fueron incorporados a programas de reinserción y nivelación educativa, en el INCAE2, o en la UCA3, con el fin de desmontar “las ideas del pasado” y poner a estos cuadros revolucionarios a la altura de “los nuevos tiempos”.

Otro elemento de esta estrategia fue la apabullante inyección de fondos de la cooperación internacional, que convirtió a los otrora comandantes en “directores” de ong´s.

Y lo más grave aún entre otras cosas, fue la decisión consciente de no reconstruir el movimiento obrero y de masas, centrando todo el esfuerzo en la actividad electoral. Atrás quedaron las células de partido, ahora lo importante era organizar los comités de campaña, atrás quedó el movimiento social organizado, ahora la tarea era dirigir las ong,s.

Abolición del debate interno

Una de las primeras medidas, que tomo la cúpula conciliadora fue la disolución de los cinco partidos que conformaban el FMLN histórico (Partido Comunista Salvadoreño-PCS, Fuerzas Populares de Liberación-FPL, Ejército Revolucionario del Pueblo-ERP, Resistencia Nacional-RN y Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos-PRTC), aboliendo con esto el sano debate interno, garantizando así el control, el programa y la política de los sectores reformistas y conciliadores dentro del FMLN.

Abandono consciente del movimiento obrero, campesino y popular

Otra hecho no menos importante fue el abandono de los sectores organizados del movimiento obrero, campesino y popular, dejándoles sin cabeza y sin rumbo.

Atrás quedaron los días de grandes organizaciones campesinas con FECCAS4 y UTC5, obreras como FENASTRAS6, UNTS7 y la FUSS8, Estudiantiles como la grandiosa AGEUS, o la CRM9 que agrupaba las organizaciones de masas (tales como el BPR, el FAPU, MLP, LP28).

Estas organizaciones quedaron a la deriva y por lo tanto, no pudieron resistir los embates de la “reacción democrática” y sucumbieron ante la complicidad de los otrora dirigentes, ahora convertidos en funcionarios del régimen, al que antes combatían.

La dirigencia del FMLN renunció a la reconstrucción del movimiento popular y privilegió la lucha electoral, a la lucha política social, los métodos de la clase trabajadora, fueron cambiados por los métodos parlamentarios, apostando a tener cada vez más funcionarios para poder realizar los cambios anhelados.

Esta conducta tiene una explicación que aunque pareciera evidente, no lo es, y es que por causa de la influencia estalinista en FMLN y por el baño de “realismo” que dejó el vendaval oportunista, luego de las revoluciones que derrocaron los regímenes estalinistas del este europeo, se abandonó la concepción leninista de que; el sujeto social de la revolución socialista es la clase obrera, en alianza con los campesinos y los sectores populares.

Por otro lado la izquierda salvadoreña fue permeada por planteamientos fuera de un enfoque clasista como los de “la multitud”, de negri y hard, del “anti-poder” de
John Holoway, las ideas zapatistas de “un mundo donde quepan, todos los mundos” o de los foros sociales mundiales o mesoamericanos de que “otro mundo es posible”, planteamientos románticos y muy loables, pero sin ninguna claridad política y sin sustento teórico.

Como consecuencia de ello desaparecieron y/o se debilitaron, los organismos de la clase obrera y surgieron los movimientos anti globalización, ambientalistas, feministas, ciudadanos, y la clase obrera fue dejada en manos de las burocracias sindicales, o en el peor de los casos los sindicatos fueron reventados por la burguesía, ante la inmovilidad de la antigua dirección del movimiento obrero, esto a aunado al abandono de la concepción bolchevique de partido, dejando un gran vacío de dirección revolucionaria.

Encausar el descontento popular hacia las elecciones burguesas

El culmen de la estrategia desmovilizadora de la cúpula reformista y conciliadora fue el orientar todas las luchas reivindicativas del movimiento de masas a las elecciones, sacando al pueblo de la lucha popular, de los piquetes, asambleas, las huelgas, las movilizaciones y mítines, e incluso bloqueando las formas de lucha tradicionales de la clase trabajadora, generando esperanzas vanas de cambios a través de la lucha electoral, llevándolo a conformarse con único hecho de la participación en las elecciones y asegurar con esto su porción en el pastel del Estado.

La dirección del FMLN conscientemente garantizó con estas medidas la desorganización y desmovilización del movimiento obrero, campesino y popular, pasando con esto a convertirse en el catalizador reivindicativo del pueblo salvadoreño, canalizando todo el descontento a las urnas, y mediatizando a buena parte del movimiento de masas condenándoles a esperar pacientemente a lograr la mayoría de concejos municipales, la mayoría de diputados, y ganar la presidencia, sin embargo esto ha ido sucediendo y a pesar de eso la situación de la clase trabajadora sigue empeorando hoy en el gobierno del “cambio”.

III. El gobierno de Funes-FMLN, victoria del GAP.

Con la victoria del FMLN en las pasadas elecciones, se cierra con éxito la estrategia trazada en 1983, la conformación de un Gobierno de Amplia Participación, incorporando en el nuevo gobierno a sectores de la burguesía, militares, partidos de derecha, e incluso a funcionarios del mismo partido ARENA, la ejecución de un programa burgués, y como resultado de esto la administración de los negocios de la oligarquía nacional y las transnacionales ahora por los nuevos gerentes “de izquierda”.

Caracterización del gobierno de Funes-FMLN: Frente popular o gobierno de conciliación preventivo.

“…La importancia de la caracterización del gobierno actual, se está volviendo una imperiosa necesidad dentro de la izquierda salvadoreña. Cada día que pasa; se nubla más la certeza de la gente que, “esta vez sería diferente”, que esté sea “el primer gobierno de la izquierda”, o “El Gobierno del cambio” e incluso ha empezado a cuestionarse que este sea, como lo afirma el FMLN “un gobierno de transición10…”

El gobierno actual es un gobierno de Frente Popular preventivo, esto es así por qué este gobierno principalmente, busca desviar el ascenso de las masas, que poco a poco se venía desarrollando con 20 años de gobiernos de ARENA.

Esta caracterización es importante para definir como revolucionarios, nuestro accionar político, ya que, si no hacemos una caracterización precisa al tipo de gobierno que nos enfrentamos podemos caer en desviaciones, ya sea de tipo oportunista o sectaria.

Porque afirmamos que este es un gobierno de coalición de clase o frente popular preventivo:

El gobierno de Funes-FMLN ha incrementado la ofensiva contrarrevolucionaria, desmovilizando a los sectores organizados del movimiento de masas, “…esta característica se expresa, por ejemplo a través de la implementación y continuidad de políticas paternalistas y asistencialistas como lo es la “Red Solidaria”, ahora “Comunidades Urbanas y Rurales Solidarias”, la entrega de útiles escolares, uniformes, etc. Medidas que no van a la raíz de los problemas, sino más bien buscan paliar la situación precaria de los trabajadores sin resolver realmente las causas de los problemas.

Por otro lado un papel importante en la desmovilización de los trabajadores lo juega la cúpula del partido FMLN, que impulsa una línea de complicidad con las acciones del actual gobierno del que son parte, cooptando el derecho de las organizaciones populares a plantear sus reivindicaciones, pidiendo paciencia y discreción frente a las medidas que afectan directamente a la clase trabajadora.

Esta desmovilización obrera es posible mediante el uso de una doble moral y el usufructo de la sangre que bañan las siglas del FMLN, situación que no podría realizar un gobierno burgués “normal”.11

La desmovilización ha trascendido ya en ataques directos a la clase obrera, un ejemplo concreto es el nuevo reglamento del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, en este reglamento “…una de las faltas graves del reglamento reza expresamente: es falta grave: “Declararse en huelga, declararse en suspensión de labores o abandonar colectivamente los cargos.” (Art. 172 Reglamento Interno de RRHH del MSPAS numeral 10)12…”.

El ataque del gobierno de Funes-FMLN es contra la más elemental forma de lucha de las y los trabajadores, La Huelga,otro ataque mas reciente a la clase trabajadora, es el despido del Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Asamblea Legislativa, unicamente por luchar por construir una organización de la clase, además la eliminación de cualquier resto de subversión que quede dentro de sus filas, a llevado al FMLN a burocratizar más su aparato impidiendo con reformas a sus estatutos y un proceso eleccionario amañado la llegada a cargos de dirección a elementos críticos del rumbo que está llevando el partido FMLN y el gobierno de “izquierda” “…esta exclusión solo es una de las tantas formas en que los funcionarios del partido imponen su voluntad y sus candidatos, estrangulando la democracia al interior y en ese sentido aplastando la iniciativa de las bases revolucionarias, es más, en este proceso no solo se ha dejado fuera los afiliados, sino a un gran número de militantes y cuadros políticos que no comparten la línea de la cúpula13…”

IV. Existe una urgente necesidad que la clase se organice politicamente y de manera independiente.

Es por esta razón que cada vez es más urgente la organización y agrupamiento de todas y todos los revolucionarios del país, en un partido revolucionario de tipo bolchevique, que este resuelto a conducir a la clase obrera y a los sectores populares.

Es una necesidad histórica construir una nueva organización de la clase, arraigada en sus organizaciones sindicales y populares y que esté dispuesta a tomar el poder, privilegiando los métodos de la clase obrera, y no dejándose engañar por la democracia burguesa, aunque le pongamos los calificativos que quieran, participativa o directa, necesitamos un instrumento de la clase para la organizarla, dirigirla y encausar sus energías a la construcción del Partido Revolucionario de la Clase Trabajadora Salvadoreña y del socialismo mundial, esa es la tarea que se ha planteado para el presente periodo la UNIDAD SOCIALISTA DE L@S TRABAJADORES.

Notas:
__________________________________________________________________________________
1La Unidad Socialista de Trabajadores, El Proletario No 1, pág. 3, Mayo 2010.
2 INCAE Business School es una escuela de negocios latinoamericana, fundada en 1964 como Instituto
Centroamericano de Administración de Empresas, En marzo de 1963, el presidente de los Estados Unidos,
John F. Kennedy, visitó Costa Rica y se reunió con los presidentes centroamericanos. En esta reunión, se le
solicitó apoyo para establecer un programa de administración de empresas que produjera los futuros
gerentes que conducirían al sector empresarial y al desarrollo de la región. En abril de ese año, George P.
Baker, Decano de la Escuela de Negocios de Harvard envió a la región tres profesores a determinar el nivel
de apoyo de la comunidad empresarial y la sociedad centroamericana para el proyecto. La respuesta fue
muy positiva, y Francisco de Sola, empresario salvadoreño, fungió como líder en la consolidación del apoyo
para el proyecto. Para el mes de diciembre se nombró un Consejo de Administración provisional para
encabezar esta iniciativa, que un año más tarde sería conocida como “Proyecto INCAE”
3 Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”: universidad fundada por los jesuitas, donde fueron
asesinados seis sacerdotes, durante el conflicto el papel de los jesuitas fue siempre a favor de la conciliación.
4 Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños: fundada en 1969 como una asociación de ligas
campesinas, resurgió en Aguilares a mediados de los setenta como la más fuerte organización
campesina.
5 Unión de Trabajadores del Campo: fundada en los años 70 en Usulután y Chalatenango nacida del trabajo
pastoral, pronto derivó su accionar hacia el terreno político.
6 Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños: En 1973, a partir de una escisión de los
sindicatos controlados por el gobierno, se organizó la Federación Nacional Sindical de Trabajadores
Salvadoreños (FENASTRAS), surgida por la contradicción entre los intereses de los trabajadores y el
sindicalismo bajo control patronal, pronto pasa a constituirse en un referente fundamental del sindicalismo
de izquierdas, siendo desde 1975 una de las principales organizaciones fuera del control de la patronal y
agrupando, durante los años de gobierno de Duarte, a alguno de los principales sindicatos de la oposición,
fue una de las organizaciones de la clase obrera salvadoreña más combativas, por esta razón FENASTRAS era
una blanco para los ataques violentos durante la guerra civil en los años 80. Sus jefaturas fueron
bombardeadas el 31 octubre de 1989, en este ataque muere Febe Elizabeth Velásquez, Secretaria General.
7 Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños: La UNTS se organizó a partir de la Confederación de
Organizaciones Cooperativas de El Salvador (COACES), constituida en marzo del 84, del Sindicato del
Ministerio de Hacienda (AGEMHA), del Coomit y Primero de Mayo, que agrupan las principales centrales
sindicales de izquierda y de la Central de Trabajadores Salvadoreños, de orientación social-cristiana y afiliada
a la CLAT/CMT.
8 Federación Unica Sindical Salvadoreña: En octubre de 1965, se crea la Federación Unitaria Sindical
Salvadoreña (FUSS), que adopta la iniciativa de crear una Central única para los trabajadores y se acelera el
movimiento reivindicativo de los trabajadores. En octubre de 1966, se consigue la jornada de 8 horas.
9 La Coordinadora Revolucionaria de Masas fue una agrupación unitaria salvadoreña fundada el 11 de
enero de 1980 para coordinar los esfuerzos de las organizaciones de masas surgidas en El Salvador a
principios de los años setenta. Sus integrantes fueron (por orden de fundación) el Frente de Acción Popular
Unificada (FAPU, 1974), el Bloque Popular Revolucionario (BPR, 1975) y las Ligas Populares “28 de Febrero”
(LP-28, 1977), a las que se sumó el frente abierto del Partido Comunista Salvadoreño, la Unión Democrática
Nacionalista, hasta entonces un partido electoral que, con los socialdemócratas del Movimiento Nacional
Revolucionario y el Partido Demócrata Cristiano (El Salvador), formaba la Unión Nacional Opositora.
Posteriormente se sumaría a la CRM el Movimiento de Liberación Popular.
10 El Gobierno de Funes-FMLN, un gobierno burgués anormal, El Proletario Nº 1, Mayo de 2010.
11 Idem.
12 Unidad y Lucha: La respuesta de las y los trabajadores de salud al 552, El Proletario Nº 4, agosto 2010

Oportuno encuentro presidencial con organizaciones populares

Martes, 29 de Mayo de 2012 / 08:37 h

Oportuno encuentro presidencial con organizaciones populares

Editorial ARPAS

La masiva concentración de organizaciones campesinas, de veteranos de guerra y otros sectores populares que respaldan la gestión gubernamental realizada ayer en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones fue oportuna por, al menos, tres razones.

La primera es que el multitudinario evento sirvió para contrarrestar la intensa campaña propagandística impulsada por el partido ARENA, las gremiales empresariales, FUSADES y los medios de comunicación de derecha.

Dicha campaña consiste en descalificar al gobierno, y busca generar un clima de opinión desfavorable al FMLN de cara al tercer aniversario de la Administración Funes. El centro de esta estrategia política gira en torno al problema del déficit fiscal, el gasto público y el endeudamiento.

En tal sentido, el esfuerzo por visibilizar los logros gubernamentales y el respaldo social del que gozan es necesario para contrarrestar la campaña política montada por la derecha partidaria, empresarial, académica y mediática.

La segunda es que la presencia de Mauricio Funes en la concentración significa un retorno de la mirada presidencial hacia sectores populares, de los que se alejó cuando el pragmatismo político lo llevó a consolidar alianzas con sectores de derecha y aplicó medidas económicas contrarias a la lógica del cambio prometido.

En estos tres años, Funes se ha reunido más con políticos de derecha y con empresarios, que con representantes del movimiento popular.
Por tanto, el reencuentro con organizaciones populares sugiere un cambio de perspectiva presidencial y un indicio de corrección del rumbo gubernamental.

Y la tercera es que la crítica fuerte contra ARENA y el compromiso de profundizar los cambios, que el Presidente planteó en su discurso, ayudarán a restablecer la esperanza y confianza de la población desencantada del desempeño gubernamental.

Este desencanto creciente fue uno de los factores que propiciaron la derrota del FMLN en las elecciones legislativas y municipales de marzo pasado y podría facilitar un eventual regreso de ARENA al Ejecutivo en los comicios del 2014, lo cual sería un grave retroceso para el país.
Así que la promesa presidencial de profundizar los cambios y el llamado a la población a defenderlos contribuyen a la necesaria articulación Gobierno-FMLN-sectores populares.

Por estas tres razones, el encuentro multitudinario de organizaciones populares con el Presidente Mauricio Funes y su gabinete encabezado por el vicepresidente Salvador Sánchez Cerén fue muy oportuno.

Sobre los movimientos sociales

Lunes, 28 de Mayo de 2012 / 08:18 h

Sobre los movimientos sociales

Dagoberto Gutiérrez

Cuando el esclavo Espartaco se levantó contra el imperio romano, organizó un movimiento social buscando ganar la libertad mediante una guerra del pueblo pobre que fue capaz de amenazar al poderoso imperio y de demostrar que su condición de esclavo no ahogaba su naturaleza ni su dignidad humana.

En el mundo actual, los seres humanos, al confrontar con el Estado, lo hacen también contra el mercado; aunque no siempre están conscientes de ello. Se trata del Estado de Mercado que, contemporáneamente, expresa el control del mercado sobre el Estado y la conversión de este ultimo en siervo sumiso. Esto significa que los seres humanos son convertidos en consumidores, es decir, en esclavos dedicados a vivir para consumir las mercancías que el mercado produce, y aún más, a depender de esas mercancías para alcanzar un determinado valor como personas.

Los movimientos sociales que defienden los derechos de los consumidores realmente luchan por regular una condición de esclavitud, sin someter a juicio, ni crítica, ni lucha, la misma condición de consumidor que degrada la calidad humana.

Los movimientos sociales, por supuesto, se encargan de la realidad, y la asumen como una carga de la que hay que hacerse cargo. Por eso es que constituyen una insuperable escuela política y el ámbito necesario para la construcción de una realidad alternativa. Es en este terreno donde los seres humanos pueden entender la relación entre un proceso de cambio y un proceso alternativo, porque la figura del cambio resulta ser sinuosa y confusa, y como tal, produce turbulencias en el espíritu humano, sobre todo cuando no se determina por qué se debe cambiar, ni quienes deben hacer los cambios, ni con que se va a sustituir la realidad cambiada, ni cuándo ni cómo se va a realizar este cambio.

Aquí encontramos la diferencia con la alternativa, porque en este terreno ya no se trata simplemente de cambios que pueden ser negativos para las mismas personas que se entusiasman por estos cambios. Más bien, en el terreno alternativo, se trata de sustituir o de negar una determinada realidad para construir otra nueva y diferente. Observemos bien que aquí no estamos ante ninguna figura plural, porque verdaderamente no existen alternativas, lo que sería equivalente a modalidades. Pero, en la lucha de clases, una alternativa aniquila, niega y sustituye a la alternativa derrotada.

Precisamente por eso, porque no se trata de simples cambios y mucho menos de cambios simples, es que para el movimiento social, la construcción requiere de un proyecto alternativo y no simplemente de un listado de medidas o mucho menos de una carta, privada o pública, dirigida a las instituciones del Estado para ser sometidas a su conocimiento y decisión. La construcción de un proyecto es lo que define al movimiento social como constructor de sujetos políticos y la superación de la condición de actores. Un actor es el que cumple un papel asignado por el poder, en tanto que un sujeto es el que descubre, entiende, critica y lucha contra una realidad dada, buscando negarla y sustituirla por otra que sí sea conveniente a sus intereses.

Este es el proceso de sujeticidad, y sin duda que son las realidades sociales, económicas y políticas, el escenario más adecuado para que el ser humano se transforme en sujeto político. Esta calidad presupone un proyecto que encare la realidad alternativa y, desde luego, comprende el compromiso de luchar por llevarlo adelante.

El movimiento social se convierte en fuerza política cuando expresa un proyecto alternativo y un compromiso definido de luchar por él. A partir de este momento, el movimiento muestra su condición multicolora, su composición pluriclasista y también de variados intereses, incluidos aquellos que pueden confrontar entre sí.

Este es un aspecto fundamental en el movimiento social porque no resulta ser la ideología el cemento más fuerte que define a un movimiento, toda vez que lo ideológico expresa siempre una determinada manera de ver, pensar y entender el mundo. En cambio lo político, es una especie de toma de posición ante una serie de aspectos determinados que aparecen en el mundo social, económico y político. Por eso mismo es que pueden darse confrontaciones en el terreno ideológico y acuerdos en el terreno político, o desacuerdos políticos e identificaciones ideológicas.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (que es una figura diferente al actual Partido FMLN) fue una típica alianza de fuerzas comunistas, anticomunistas y no comunistas. Aquí nos encontramos ante movimientos sociales multicolor, multiclasista, que encabezó la lucha del pueblo en las décadas anteriores, y que en la cresta social de esa lucha llego a convertirse en el ejército guerrillero más poderoso en la historia de América Latina, capaz de cercar en 1989, a la propia capital del país.

En esas décadas ocurrió la mutación de un movimiento social en movimiento popular, y de ahí a movimiento político. El recorrido de todo el diapasón político, hasta desembocar en la guerra de 20 años, consumió las energías avasalladoras de la lucha del pueblo. Por eso, cuando se pregunta sobre el destino de aquel movimiento social o sobre su desaparición, conviene saber que todo ese inmenso fuego social se hizo lucha armada, lucha política y diplomática, lucha de negociación y acuerdos políticos para lograr un fin político militar de la guerra.

El actual movimiento social se enfrenta a las realidades actuales, al mundo globalizado, al fracaso del neoliberalismo, a la crisis del capitalismo planetario, a la crisis ambiental, a la crisis del patriarcado y a la descomposición social que aparece cuando los movimientos sociales se convierten en instrumentos de los gobiernos o de partidos políticos. En ambos casos puede operar la institucionalización, que equivale a la formalización de un movimiento que deja de ser multicolor y renuncia a su olor de pueblo para convertirse en parte de la aparatura de un Estado, y los dirigentes o directores del movimiento dejan de ser lideres reales para convertirse en empleados o funcionarios de los gobiernos que los cooptan, los compran y los deforman. Esta experiencia aparece en todos los procesos sociales y siempre termina por agotar la fuerza social y política, sin que los seres humanos sean los beneficiarios del orden nuevo aspirado o alcanzado. Entramos así en el terreno de la lucha interna en el seno de los mismos movimientos, que es, pese a todo, una actividad irrenunciable y saludable.

El FMLN en el tercer aniversario del gobierno

La comisión política del FMLN, en ocasión de cumplirse tres años del primer gobierno del cambio, al pueblo salvadoreño expresa:

1- “Esta fase del gobierno del presidente Mauricio Funes ha transcurrido en medio de condiciones extraordinariamente complejas, tanto porque se da en el entorno de la mayor crisis económica mundial de la historia, como también por la quiebra económica del Estado salvadoreño heredada particularmente en las finanzas públicas.

2- Reconocemos el enorme esfuerzo del gobierno de enfrentar la grave situación económica encontrada y destacamos como rasgo esencial del cambio iniciado, LA ELEVACIÓN DE LA INVERSIÓN SOCIAL Y EL FOMENTO DE POLÍTICASBLICAS QUE PRIORIZAN EN LOS SECTORES MÁS POBRES DEL PAÍS.

3- En este sentido expresamos nuestra satisfacción por haber alcanzado la mayor inversión social de la historia, en especial, la relativa a educación y salud, por lo que nos comprometemos para que este proceso de cambio, se consolide y se vuelva irreversible.

4- En este marco creemos que el balance de esta gestión gubernamental es positivo y que, si bien es cierto, ha sido limitado por condiciones objetivas, también ha tenido que enfrentar el obstáculo de la oposición de la derecha política y de los sectores económicamente poderosos del país.

5- Valoramos como principales desafíos para los próximos dos años, continuar impulsando las políticas sociales, apostarle al crecimiento económico, a la generación de empleo, elevar la productividad nacional y bajar el costo de la vida. Además darle sostenibilidad al proceso de reducción de la violencia que se ha iniciado, de manera visible, con la colaboración de la iglesia católica.

6- El FMLN como partido en el gobierno y desde la Asamblea Legislativa ha participado de manera decisiva apoyando con todas sus energías el impulso de esta nueva fase de transformaciones para El Salvador, que la vemos como la continuidad de la revolución democrática que se abrió con los acuerdos de paz en 1992.

7- Conocedores de la voluntad de desarrollar la institucionalidad con enfoque de derechos efectivos, es importante destacar el apoyo que hemos dado y que se expresa en la aprobación de leyes que aseguran derechos a la juventud, mujeres, a la información, a la propiedad de la tierra. Así como la creación de nuevas instituciones, cuyo impacto positivo será mayor en el mediano plazo.

8- El FMLN consciente de que este es un proceso complejo y contradictorio, asumimos el compromiso de redoblar esfuerzos para alcanzar las metas que nos trazamos al inicio de esta lucha y aseguramos que mantendremos nuestra lealtad al pueblo salvadoreño, por lo que llamamos, a los que creemos en este proceso de cambio, a defender los logros alcanzados”.

¡¡¡la lucha continua!!!

Comisión Política
san salvador, 31 de mayode 2012

América Latina:¿Hacia dónde van los gobiernos de izquierda y progresistas?

América Latina:¿Hacia dónde van los gobiernos de izquierda y progresistas?

Roberto Regalado

ALAI AMLATINA, 17/05/2012.- El auge de los movimientos sociales y la elección de gobiernos de izquierda y progresistas, son dos de los grandes acontecimientos ocurridos en América Latina en las postrimerías del siglo XX y los albores del XXI. Pese a la aún hoy no resuelta tensión entre «lo social» y «lo político», es decir, entre las formas de organización y lucha social, y las formas de organización y lucha política, la relativa convergencia de ambas fue la que contuvo y desaceleró la avalancha reaccionaria que azotó a la región en las décadas de 1980 y 1990, festín de la concentración y transnacionalización de la riqueza y el poder político, con su correlato de agravamiento de la pobreza, la miseria y la exclusión social.

Cuando en el mundo se enseñoreaban el desconcierto y el abatimiento provocados por el colapso de los paradigmas comunista y socialdemócrata europeos, en América Latina, la irrupción de los nuevos movimientos sociales y la determinación de un amplio espectro de fuerzas políticas de izquierda de emprender lo que se conoció como búsqueda de alternativas al capitalismo neoliberal, abrieron nuevos caminos en sustitución de los que cerraban. Por esos caminos hemos avanzado desde entonces, pero al adentrarnos en segunda década del siglo XXI, ya no basta con hablar de «nuevos» movimientos ni de «búsqueda» de alternativas.

En rigor, los llamados nuevos movimientos sociales surgen en los años sesenta (¡hace ya más de cinco décadas!) en los Estados Unidos, Europa Occidental y América Latina, con características derivadas de la situación de cada región. En la nuestra, su identificación y reconocimiento generalizado como tales data de los años ochenta (hace ya más de tres décadas) porque hasta entonces habían estado entre-mezclados con los movimientos clandestinos e insurgentes surgidos bajo el influjo de la Revolución Cubana. Ese es el momento en el cual: 1) el cambio en la situación internacional y regional provoca el declive de la lucha armada, y relega a las organizaciones sociales y políticas tradicionales a planos secundarios y hasta marginales; 2) los nuevos movimientos sociales demuestran ser inmunes al efecto de la crisis terminal del «socialismo real» y el advenimiento del mundo unipolar; y, 3) se evidencia su condición de protagonistas principales de la lucha contra el neoliberalismo y contra las más diversas formas de opresión, explotación y discriminación. En lo referente a los gobiernos de izquierda y progresistas, a más de trece años de la victoria de Hugo Chávez en la elección presidencial venezolana de 1998, ya son diez los existentes en América Latina continental, parte de los cuales está en su tercer período consecutivo, otra en el segundo y el resto en el primero.

Es conocido que los procesos históricos, como el tránsito de una formación económico social a otra, por ejemplo, del feudalismo al capitalismo, tardan siglos y atraviesan por etapas de avance y retroceso. No está de más recordar los setenta y cuatro años en la fracasada experiencia de la Unión Soviética. Visto desde esta perspectiva, las cinco décadas transcurridas desde el nacimiento de los «nuevos» movimientos sociales, las tres décadas transcurridas desde que se les reconoce como tales en América Latina, y el poco más de una década transcurrido desde el inicio de la elección de los gobiernos latinoamericanos de izquierda y progresistas, son lapsos incomparablemente breves. Pero, desde otra perspectiva, en esos largos procesos históricos se abren y cierran «ventanas de oportunidad», cuyo aprovechamiento los acelera y cuyo desperdicio los derrota o, al menos, los retrasa. Es en esta perspectiva en la que tenemos que ubicarnos.

Marx afirmaba que capital que no crece, muere. En forma análoga podemos decir que proceso de transformación social revolucionaria o de reforma social progresista que no avanza, muere: abre flancos a la desestabilización del imperialismo y la derecha local, y fomenta la desmovilización, el voto de castigo y la abstención de castigo de los sectores populares defraudados. Por eso es que debemos preguntarnos en qué medida los «nuevos» movimientos sociales, que en los años sesenta, setenta, ochenta y noventa estuvieron a la altura de las circunstancias, se han convertido en movimientos social-políticos, es decir, han logrado desarrollar la vocación y la capacidad de luchar por una transformación social revolucionaria. Y también, por las mismas razones, debemos preguntarnos si los actuales gobiernos de izquierda y progresistas están enrumbados hacia la edificación de sociedades «alternativas» o si serán un paréntesis que, en definitiva, contribuya al reciclaje de la dominación del capital. El objetivo de estas preguntas no es calificar o descalificar a una u otra fuerza política o social-política, o a uno u otro gobierno de izquierda o progresista, sino recordar una sentencia del siglo XX que no pierde vigencia en el XXI: sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario.

Como es lógico, entre la izquierda de épocas anteriores y la actual, hay similitudes y diferencias.. Una similitud es que, como ocurrió de manera periódica en los siglos XIX y XX, el comienzo de una nueva etapa histórica obliga a la izquierda a formular nuevos objetivos, programas, estrategias y tácticas. Una diferencia es que, tanto las corrientes revolucionarias, como las corrientes reformistas del movimiento obrero y socialista nacido en el siglo XIX, habían elaborado y debatido sus respectivos proyectos políticos mucho tiempo antes de que la Revolución Bolchevique en Rusia (1917) y la elección del primer ministro laborista Ramsey McDonald en Gran Bretaña (1924), llevaran al gobierno, por primera vez, a representantes de una y otra, mientras que la izquierda latinoamericana actual llegó al gobierno sin haber elaborado los suyos. La izquierda latinoamericana llega al gobierno sin descifrar la clave para dar el salto de la reforma social progresista a la transformación social revolucionaria, sin la cual quedará atrapada en el mismo círculo vicioso de reciclaje del capitalismo concentrador y excluyente que la socialdemocracia europea. Este es el problema pendiente: construir la imprescindible sinergia entre teoría y praxis revolucionaria..

Los denominados gobiernos de izquierda y progresistas electos en América Latina desde finales de la década de 1990, son en realidad gobiernos de coalición en los que participan fuerzas políticas de izquierda, centroizquierda, centro e incluso de centroderecha. En algunos, la izquierda es el elemento aglutinador de la coalición y en otros ocupa una posición secundaria. Cada uno tiene características particulares, pero es posible ubicar a los más emblemáticos en dos grupos. Estos son: a) gobiernos electos por el quiebre o debilitamiento extremo de la institucionalidad democrático neoliberal, como ocurrió en Venezuela, Bolivia y Ecuador; y, b) gobiernos electos por acumulación política y adaptación a las reglas de juego de la gobernabilidad democrática, caracterización aplicable a Brasil y Uruguay. Además, están los casos de Nicaragua, El Salvador, Paraguay, Argentina y Perú, sobre los cuales el espacio no nos permite siquiera unas escuetas palabras de referencia.

¿Cómo se explica la elección de gobiernos de izquierda y progresistas en el mundo unipolar donde imperan la injerencia y la intervención imperialista?

Se explica por cuatro razones fundamentales, tres de ellas positivas y una negativa. Las positivas son:

1. El acumulado de lucha de las fuerzas populares libradas en la etapa abierta por el triunfo de la Revolución Cubana, en la cual, aunque no alcanzaron los objetivos máximos que se habían planteado, demostraron una voluntad y capacidad de combate que obligó a las clases dominantes a reconocerles los derechos políticos que les estaban negados.

2. La lucha en defensa de los derechos humanos que forzó la suspensión del uso de la violencia más descarnada como mecanismo de dominación.

3. El aumento de la conciencia, la organización y la movilización social y política registrado en la lucha contra el neoliberalismo, que sienta las bases para la participación política y electoral de los sectores antes marginados.

Como contraparte, la razón negativa es la apuesta del imperialismo norteamericano a que la unipolaridad le permitiría someter a los países latinoamericanos a los nuevos mecanismos transnacionales de dominación, motivo por el cual dejó de oponerse de oficio a todo triunfo electoral de la izquierda, como había hecho históricamente.. A todo lo anterior debe agregarse un factor volátil: el voto de castigo a las fuerzas políticas de derecha por los efectos socioeconómicos de la reestructuración neoliberal, es decir, un voto no ideológico, ni político, y mucho menos cautivo de la izquierda, que ésta puede perder si su ejercicio de gobierno no satisface las expectativas.

¿Por qué fuerzas políticas y social-políticas de la izquierda latinoamericana llegan al gobierno sin siquiera haber esbozado las líneas gruesas de sus proyectos estratégicos o, aún peor, en algunos casos sacrifican sus proyectos estratégicos para llegar al gobierno?

Ello es resultado de cuatro factores que ejercen una influencia determinante en las condiciones y características de las luchas populares en el subcontinente:

1. El salto de la concentración nacional a la concentración transnacional de la propiedad, la producción y el poder político (la llamada globalización), ocurrido en la década de 1970, tras un proceso de acumulación de premisas finales que se desarrolla durante la segunda posguerra mundial, que cambia la ubicación de América Latina en la división internacional del trabajo y modifica la estructura socioclasista..

2. La avalancha universal del neoliberalismo, de la década de 1980, desarticula las alianzas sociales y políticas construidas durante el período nacional desarrollista y establece las bases de la reestructuración de la sociedad y la refuncionalización del Estado sustentadas en función de la concentración y transnacionalización de la riqueza.

3. El derrumbe de la URSS y el bloque europeo oriental de posguerra, entre 1989 y 1991, que le imprime un impulso extraordinario a la reestructuración neoliberal, provoca el fin de la bipolaridad estratégica, que actuó como muro de contención de la injerencia y la intervención imperialista en el Sur durante la posguerra y tiene un efecto negativo, a corto plazo, para la credibilidad de todo proyecto social ajeno al neoliberalismo, no solo anticapitalista, sino incluso apenas discordante con él, efecto que llega a ser devastador para las ideas de la revolución y el socialismo.

4. La neoliberalización de la socialdemocracia europea, en sus dos grandes vertientes, la Tercera Vía británica y la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista, en la década de 1990, que recicla la doctrina neoliberal cuando su inducida credibilidad se desploma, la encubre con una presentación humanista, «light» y «progre».

Téngase en cuenta que los primeros triunfos de fuerzas de izquierda y progresistas en elecciones presidenciales latinoamericanas, el de Chávez en Venezuela (1998) y el de Lula en Brasil (2002), se producen cuando el efecto acumulado de estos factores está en su apogeo, en particular, es el momento de mayor impacto en América Latina de las ideas de la Tercera Vía y la Comisión Progreso Global. Esos factores combinados ejercen una influencia determinante en los gobiernos de Brasil, Uruguay, Argentina y otros, y una influencia menos evidente, pero también efectiva, en los de Venezuela, Bolivia y Ecuador.

Tras el derrumbe de la URSS, el desaparecido dirigente revolucionario salvadoreño Schafik Hándal empezó a repetir una idea que parece simplona, pero es más profunda que un sinnúmero de doctas reflexiones: «Habrá socialismo –decía Schafik– si la gente quiere que haya socialismo». Las preguntas que se derivan de esta idea son: ¿Quiere que haya socialismo la gente de Venezuela, Bolivia, Ecuador, los países cuyos procesos políticos se corresponden con la definición de revolución entendida como acumulación de rupturas sucesivas con el orden vigente? ¿Quiere que haya socialismo la gente de Brasil, Uruguay, Nicaragua u otros países latinoamericanos gobernados por fuerzas de izquierda o progresistas? A estas preguntas tenemos que añadir otras: ¿sabe la gente de esos países qué es socialismo? ¿Comparten los líderes de esos países nuestro concepto de socialismo que, al margen de las diferentes condiciones, características, medios, métodos y vías, implica la abolición de la producción capitalista y del sistema de relaciones sociales que se erige a partir de ellas y en función de ellas? ¿Hay en esos procesos fuerzas políticas capaces de concientizar a la gente para que quiera que haya socialismo? ¿Lo están haciendo? Todas estas preguntas son cruciales, pero las definitorias son las dos últimas.

Planteada en términos teóricos, la idea, en apariencia simplona, de Schafik implica que para avanzar en dirección al socialismo los procesos de reforma o transformación social de signo popular que hoy se desarrollan en América Latina necesitan: teoría revolucionaria; organización revolucionaria; bloque social revolucionario, basado en la unidad dentro de la diversidad; y solución del problema del poder, este último entendido como la concentración de la fuerza imprescindible para producir un cambio efectivo de sistema social. Podemos hablar de protoformas de esos cuatro elementos en Venezuela, Bolivia y Ecuador, y quizás en algunos otros gobernados por fuerzas de izquierda y progresistas, pero en ninguno se puede hablar de formas acabadas.

Nada de esto es nuevo. De todo ello habla desde hace años y, quizás, hasta de manera sobredimensionada, porque a esos elementos se atribuye el papel determinante en la formación de la identidad del futuro socialismo latinoamericano. Sin dudas, su papel será crucial, pero lo determinante es cómo, cuándo, dónde y en qué condiciones tendrá lugar el acceso al poder político, sea mediante su conquista o construcción. Sin estas respuestas, no puede hablarse de Socialismo del Siglo XXI, Socialismo en el Siglo XXI, Vivir Bien, Buen Vivir, o cualquier noción similar, más que como una utopía realizable de contornos aún muy difusos.

– Roberto Regalado es Doctor en Ciencias Filosóficas, profesor-investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana y coordinador de varias colecciones de la editorial Ocean Sur. En este artículo se esbozan algunas ideas contenidas en su libro La izquierda latinoamericana en el gobierno: ¿alternativa o reciclaje?, Ocean Sur, México D.F. 2012 (259 pp.).

Este texto es parte de la revista “América Latina en Movimiento”, No 475, correspondiente a mayo de 2012 y que trata sobre “América Latina: Las izquierdas en las transiciones políticas” disponible en http://alainet.org/publica/475.phtml

El Salvador: ¿FMLN a la oposición y ARENA al gobierno?

El Salvador: ¿FMLN a la oposición y ARENA al gobierno?
Por Roberto Pineda 25 de mayo de 2012

El tercer aniversario de la presidencia Funes

Un poderoso pretendiente esta poniendo en peligro la estabilidad matrimonial del presidente Funes y el FMLN. Luego de casi tres años de un matrimonio tempestuoso, parece ser que las diferencias tienden a agravarse. Y lo que el expresidente Saca no pudo lograr, podría hacerlo el expresidente Cristiani. Lograr el divorcio.

Ya no se trataría solo de dormir en camas separadas sino de abandonar el hogar. Hay señales inequívocas que del simple coqueteo iniciado en noviembre de 2011 con la creación del Consejo Nacional para el Crecimiento (con los grandes empresarios Murray Meza, de Sola, Callejas, Eserski y Poma) se ha pasado a comer la fruta prohibida de la infidelidad. Y las próximas semanas serán clave para confirmar o negar en los hechos este nuevo romance.

Efectivamente, el jueves 17 de este mes sucedió en la Asamblea legislativa un hecho insólito: ARENA votó junto con GANA, CN y PES para aprobar una reforma del presupuesto general de la nación y otorgar a la Administración Funes una reasignación de fondos de un préstamo del BID por 100 millones de dólares, para resolver el financiamiento de los subsidios.

El FMLN, partido de gobierno, se abstuvo y no respaldó la solicitud del Ejecutivo en el que participa con varios ministros. Posteriormente, el Ejecutivo autorizó al Alcalde Norman Quijano para desarrollar un proyecto urbanístico en la Calle Arce. Favor con favor se paga. Y este es un favor hecho a la derecha.

Es evidente que mientras el FMLN decide alejarse públicamente del presidente Funes, ARENA no oculta su acercamiento. Hablan de una “nueva relación” a partir de los resultados electorales de marzo de este año que les adjudicaron 33 diputados y la mayoría de alcaldías del gran San Salvador. Hablan de “ser responsables.”

¿Estará ARENA dispuesto a llenar el vacio de una hipotética retirada del gobierno por parte del FMLN? No lo sabemos, pero no puede descartarse, lo que ya en si es paradójico. Y Arena decidió revelar en vísperas del tercer aniversario de la llegada a la presidencia de Funes esta nueva situación. De ahora en adelante para los tricolores, las baterías estarán enfiladas contra el FMLN con exclusividad. Funes va ya de salida. Todos contra el FMLN es la consigna.

Mientras tanto, el FMLN se desmarcó claramente de apoyar esta reasignación presupuestaria y continuo con su estrategia de separarse de aquellos aspectos de la agenda del presidente Funes que puedan golpearlos electoralmente, en especial los vinculados a reducir subsidios (transporte, gas, energía) para cumplir con las exigencias del FMI. “Estamos lejos de salir de la crisis” aseguran.

ARENA por su parte, presento su balance de los tres años de la Administración Funes y habló exclusivamente del FMLN, de un “gobierno del FMLN: 3 años de retroceso. Economía débil, mayor desempleo, aumento de la pobreza, perdida de oportunidades de inversión, populismo, indisciplina, clientelismo político, despilfarro y quiebra fiscal” y enfatizaron que el “país esta en bancarrota.”

En respuesta a ambos partidos el presidente Funes explicó refiriéndose a ARENA que “estamos viviendo la oposición de los que no quieren perder privilegios”, y con respecto al FMLN “estamos viviendo la oposición de los que no han entendido que no se pueden hacer cambios de la noche a la mañana, porque demagógicamente así se lo prometieron a la gente, quizás querían hacer del gobierno su patrimonio”. Palabras estas últimas fuertes y probablemente injustas.

El presidente Funes adopta la misma tesis que fue usada en los años ochenta del siglo pasado por el presidente Duarte: un gobierno de centro asediado por la izquierda y la derecha. Y esto no es casual ya que sus asesores principales parecen proceder del mismo lugar, de las oficinas para América Latina del Departamento de Estado USA. Y es por esto que se habla de “gobierno de unidad nacional.”

En este marco no se descarta la posibilidad que el presidente Funes incluya a partir del cuarto año de su gobierno, a funcionarios procedentes de los partidos GANA, CN y PES al gabinete, incluso del mismo ARENA, esto en armonía con la tesis de “gobierno de unidad nacional.”

Pero esta decisión el presidente Funes debe meditarla concienzudamente. La gente ha aceptado a regañadientes a un presidente de izquierda que aplica políticas de derecha, en particular en el área económica. Pero la gente puede rechazar y con fuerza, a un presidente de izquierda con un gabinete de ministros de derecha. Las habilidades de equilibrista pueden fallarle y puede fácilmente caer al vacío. Aun contando con un padrino poderoso.

Iglesia Católica retira apoyo a Obispo Colindres

El arzobispo de San Salvador, Monseñor Escobar Alas, agradecido y aliviado, informó que la Iglesia se retiraba de su papel como mediador entre las pandillas rivales MS y 18. Parece ser que al Obispo Colindres le serrucharon el piso y a altos niveles. La derecha no podía permitir que le estuviera haciendo los favores al presidente Funes y logró pararlo. Y en seco. Escobar Alas justificó esta postura afirmando que ya habían cumplido con su “oportuno” rol y que correspondía hoy al gobierno asumir esta responsabilidad. La lucha de clases penetrando en los resquicios de las catedrales.

Los órganos del Estado afilan sus espadas

En la próximas semanas esta programado ya en cartelera, el mano a mano entre los partidos políticos FMLN, GANA, CN, PES y la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Y quizás hasta participe el presidente Funes. Van a medir fuerzas. Están en juego posiciones claves del ajedrez institucional, incluso la presidencia de la CSJ. Va ser un combate que permitirá medir recursos y argumentos de ambos contendientes. Al final, un desgaste para el presidente Funes y en especial para el FMLN.

Lo que esta de telón de fondo es la voluntad de sectores de la oligarquía interesados en reducir el rol de los partidos políticos para poder influenciar desde la “sociedad civil” e imponer una agenda política y económica de naturaleza neoliberal. Por su parte, los partidos políticos defienden sus prerrogativas constitucionales. El problema esta en que la mayoría de partidos son de derecha y el FMLN no debería asumir su defensa. No le corresponde autoproclamarse defensor de este sistema.

Por su parte, el movimiento popular se mantiene al margen de este altercado, cuando debería incidir, construir su propia visión ya que resulta negativo defender los privilegios partidarios pero a la vez no se debe de ceder ante la prepotencia oligárquica, disfrazada esta vez de “sociedad civil.”

Visiones en pugna

Existen diversas visiones sobre como enfrentar la actual crisis, que tiene un fuerte componente internacional, que la agudiza. Estas visiones responden a los distintos intereses económicos y políticos que se han ido configurando en la formación social salvadoreña.

El sector económico determinante es el de las transnacionales junto con el bloque de la oligarquía transnacionalizada. Este sector, que fue clave en la alianza que llevó a Funes a la presidencia logra hoy incidir decisivamente en el principal instrumento político de la derecha, el partido ARENA. Y es el sector que lleva como candidato al Alcalde Quijano, en disputa con el sector vinculado a Francisco Flores, con su candidato Laínez. Al final, Cristiani, aconsejado por Calderón Sol, le terminó perdonando a Quijano el desliz de su relación con Saca. Y ya desayunan juntos.

Existen otros sectores del capital nacional mediático, comercial e industrial que no coinciden con este enfoque. La ANEP ha pasado a simbolizar la punta de lanza de este agrupamiento y Jorge Daboub es el principal gladiador, pero acompañado por Javier Siman de la ASI. Y han logrado acumular fuerza social por medio de Aliados por la Democracia. Y tiene capacidad de propuesta por medio de FUSADES. Pretenden desgastar el sistema de partidos políticos y gobernar desde “la sociedad civil.” Para esto necesitan acumular fuerza social. Pueden incluso asumir una actitud crítica ante el FMI.

En el campo popular también coexisten diversas visiones. La más poderosa y representativa es la influenciada por el FMLN, como quedo demostrado el pasado 21 de mayo. Pero hay una gran variedad de expresiones de izquierda, que muchas veces permanece en el anonimato.
Existen tres visiones: la que considera que se debe apoyar incondicionalmente a este gobierno, y que se va expresar pública y políticamente este próximo domingo 27 con una marcha. La que considera que se debe apoyar lo positivo y rechazar lo negativo, y que participa del gobierno, como es el FMLN y su base social. Y la que considera que este es un gobierno de derecha, al que hay que denunciar y combatir, que se expresa en el MDP.

El partido ARENA y sus cadáveres en el closet

Las clases dominante son my hábiles para ocultar sus conflictos internos así como para distorsionar y ampliar los existentes en los sectores populares y en la izquierda. Pero es claro que la derecha atraviesa por serias dificultades en hacer coincidir enfoques, estrategias, personajes e instrumentos para avanzar en el proceso de recuperar el ejecutivo en el 2014. Es una tarea compleja.

Hay conflictos entre sectores empresariales, entre empresarios y partidos de derecha, entre los partidos de derecha, y al interior de cada partido. En particular las decisiones de Cristiani y del COENA no son obedecidas. Hay conflictos entre el COENA y la Fracción Legislativa. Dentro mismo de la fracción legislativa entre los nuevos y los “experimentados.” Hay el fundamentado temor a lo que llaman “transfuguismo” y un fétido ambiente de persecución hacia los posibles desertores.

También ARENA esta midiendo las consecuencias de su acercamiento al presidente Funes. Para su base social va ser difícil explicar las motivaciones de esta riesgosa maniobra de cercanía. Pone en peligro parte sustancial de su voto duro. Y pone en peligro también el voto de sectores indecisos que no van saber a quien estarán apoyando. Están revisando, temen “quemarse.”

Por otra parte, han empezado a soñar con una victoria en la ciudadela del imperio, con un triunfo del candidato republicano Mtich Romney, que venga a terminar con la “pesadilla” de Obama.

El partido FMLN y sus temores
Para el FMLN la actual situación es un callejón con salidas peligrosas y desgastantes. El alejarse, distanciarse o e incluso llegar a la ruptura con el presidente Funes es una decisión que necesita meditarse, definirse, calcularse, medirse con la mayor frialdad. Lo mismo sucede con la selección del candidato presidencial.

Un paso en falso conducirá a una caída de la cual será difícil levantarse. La derecha espera que el FMLN se aparte del Gobierno para ellos ocupar este espacio. Las consecuencias de abandonar el barco deben de ser analizadas desde la óptica de costos y beneficios ya que equivocarse sería políticamente fatal.

El factor decisivo a tomar en cuenta radica en la certeza que el voto duro, histórico, tanto para el FMLN como para ARENA, no garantiza el triunfo. Se necesita buscar, encontrar, la fórmula para cautivar, enamorar a medio millón de votante indecisos. ¿Apartarse del presidente Funes permitirá acercarse a este núcleo poblacional?
Por otra parte continuar acompañando políticas que perjudican a la población tiene también su costo. Y grave. Y costo electoral. La campaña presidencial real inició el 12 de marzo y ayer apareció la primera encuesta en la Prensa Gráfica que naturalmente beneficia a Norman Quijano. Estamos de nuevo en campaña.

En este sentido es muy oportuno y claro el comunicado de la dirección del FMLN del 21 de este mes en el que señala que “es urgente hacer un viraje a fondo del modelo con el que estamos gestionando la economía nacional y las políticas públicas que la acompañan.” Se refieren al modelo neoliberal, sin mencionarlo expresamente.

Y agregan que “es inaceptable golpear a los sectores populares…no aceptaremos eliminar subsidios a los sectores populares…mientras no se cambia el rumbo de la economía se deben de mantener las políticas redistributivas vigentes en este primer Gobierno del Cambio.” En este primer gobierno del cambio, bien dicho.

Es un comunicado que recupera la capacidad de análisis y de posicionamiento. Debe de vincularse a la necesidad de ir definiendo y explicando los mecanismos amplios de consulta para la selección del candidato así como para definir el programa, la estrategia, los ejes y el concepto de campaña. El desafío rebasa al FMLN. Hablamos de la izquierda. Ojala que se entienda en este sentido.

Estos próximos doce meses del cuarto año del gobierno del FMLN y del presidente Funes son cruciales. La derecha va tratar de romper esta alianza. Y avanza fuertemente en esta dirección. La derecha va tratar de lograr que sea un gobierno fracasado, fallido. Y hay una avalancha mediática para convencernos de la validez de este enunciado. La derecha va tratar de convencernos que ya estamos derrotados. Y la pelea recién comienza.

Es por lo tanto clave garantizar que este primer gobierno de izquierda, con todas sus dificultades y deficiencias, problemas y carencias, que reflejan nuestras incapacidades y errores como izquierda política y social, culmine de manera exitosa su gestión. Este gobierno del FMLN y del presidente Funes debe concluir como el primer gobierno que se interesó realmente por sacar a nuestro país de la crisis en que fue hundido por la derecha y la oligarquía.

No podemos asumir una actitud de observadores imparciales, es nuestro gobierno, hay que acercarnos, criticar, cuestionar, señalar, proponer, hacernos escuchar, incidir, lo que no podemos hacer, lo que es imperdonable, es entregarle de nuevo el país a la derecha. Es una tarea de honor.

Los desafíos del movimiento popular

El movimiento popular debe pelear sus propias batallas, que son muchas, empezando por la necesidad de responder a la ofensiva del Fondo Monetario Internacional para imponer la eliminación de los subsidios. Esto esta vinculado a la lucha por el empleo, por la seguridad y por detener el alza en el costo de la vida. Tres banderas de lucha esenciales para modificar el rumbo de este gobierno y obligarlo a alejarse del ahogante modelo neoliberal.

Y en estas luchas los sectores populares necesitamos aglutinar fuerzas. Tanto la Concertación Popular por un País sin Hambre y Seguro, CONPHAS, el Frente Social por un Nuevo País, FSNP y la Coordinadora Intergremial Rafael Aguiñada Carranza, CIRAC, de la corriente pro FMLN, como la recién creada Unidad Nacional por la Defensa de los Cambios, UNDC, en apoyo al presidente Funes; e incluso el Movimiento por una Democracia Participativa, MDP, vinculado a la TR, podrían buscar acuerdos mínimos para enfrentar estos desafíos.

Sería un gravísimo error de sectarismo considerar a la UNDC como enemigos, es un esfuerzo legítimo de construir base social. Que lo logren son otros cinco pesos. Pero tienen derecho a intentarlo. Lo mismo el Movimiento Nuevo País. Incluso en la misma agrupación Aliados por la Democracia, al servicio de las causas de la derecha, hay que saber diferencias a empleados de la ANEP de personas e instituciones que han sido arrastradas a estas posiciones debido a nuestra incapacidad para convencerlas, pero que obviamente han abordado un vehículo equivocado, y van a terminar en un lugar equivocado, del cual les será difícil regresar.

Lo interesante y urgente es buscar puntos de encuentro del movimiento popular y social desde los que podamos empezar a caminar y a reconocernos como expresiones diferentes de un mismo proyecto histórico de cambio social.-

Socialdemócratas “renovadores” versus burocracia “guerrillera” del FMLN

Por Ernesto Sánchez

En el Movimiento por una Democracia Participativa (MDP) se cristaliza el proyecto social demócrata en El Salvador. La dirección de dicho movimiento se encuentra conformada por miembros disidentes y expulsados del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), como producto de la lucha por el control burocrático del mismo FMLN. Entre uno de los dirigentes del MDP está Dagoberto Gutiérrez, líder de la Tendencia Revolucionaria (TR), una escisión socialdemócrata del FMLN, pero que al inicio y ante las mayorías, en sus discursos aparentaba ser revolucionaria.

La socialdemocracia se mueve a donde le conviene

Un sector que conforma actualmente el MDP, se mostraba a favor de Funes y del FMLN al inicio de su gobierno, mientras otro que era crítico. La dirección del MDP se ha caracterizado por criticar las posiciones, las acciones y las políticas de la dirección burocrática del FMLN. Esto es entendible debido a que fueron vencidos por la actual dirección en la lucha por el control del FMLN, pero dicha lucha no fue por posiciones en favor de las mayorías.

Es correcto que se critique las desviaciones de la dirección del FMLN, pero no es correcto que en el afán de atacar a la dirección del FMLN se termine haciendo alianza con el empresariado salvadoreño. Tal es caso de la participación de elementos del MDP en la organización Aliados por la Democracia, el cual es un instrumento creado por la clase dominante tradicional ante las amenazas de nuevos grupos económicos, que buscan tomar el timón del Estado para consolidarse en grupos económicos dominantes.

Las organizaciones políticas revolucionarias y socialistas no podemos permitir el recorte de las ínfimas libertades arrancadas al sistema democrático burgués y debemos luchar por mayores libertades, pero esta lucha debe ser independiente de las organizaciones de la clase dominante, ya que deben prevalecer los intereses de la clase trabajadora, los cuales son antagónicos con los de la burguesía. Como revolucionarios se debe denunciar toda maniobra que atente contra los intereses de la clase trabajadora. En estos momentos, miembros de la dirección del MDP bailan al son del empresariado salvadoreño, pero existe la posibilidad de que recapaciten. Las bases de las organizaciones que integran el MUSYGES y la CTD deben exigirle la convocatoria a asambleas de bases para discutir y determinar la no alianza con el empresariado salvadoreño. Lo anterior plantea la necesidad de luchar para que se garantice la democracia obrera en todas las organizaciones.

Derrota electoral del FMLN y desesperación del MDP

Como se mencionaba al inicio, la dirección del MDP en su mayoría está integrada por ex miembros del FMLN, quienes arrastran las prácticas que tanto le critican a la actual cúpula del FMLN. Pero al igual no escapan de la crítica.

Así como ejemplo se tiene el accionar de la dirección del MDP en la recientes elecciones legislativas, en donde tras haber superado todo los obstáculos impuestos por antidemocrático sistema político electoral levantaron la bandera de las candidaturas independientes, entre las que figuraba la candidatura de William Huezo, miembro de la Asociación de Empleados Públicos y Municipales de El Salvador (AGEPYM) y del MDP. Huezo no alcanzó la cantidad de votos necesarios para ser diputado. Esto se debió en gran medida al proceso burocrático de postulación, el cual no fue el resultado de una amplia consulta a las bases; prevaleció el verticalismo y el autoritarismo.

Tras la anterior derrota electoral nuevamente el proyecto socialdemócrata de los disidentes y expulsados del FMLN, aún con la participación de la TR, fue derrotado. Tras dicha derrota nuevamente buscan consolidar el proyecto socialdemócrata constituyendo el partido Nuevo País que gira en torno a la figura de Dagoberto Gutiérrez, partido que se pretende presentar como una alternativa de izquierda, pero cuya dirección aglutinada en el MDP actualmente ha realizado alianzas con el empresariado salvadoreño, lo cual deja entrever el verdadero carácter de dicho organismo.

El FMLN ha formado una escuela de dirigentes cuya tendencia política es el reformismo: la intención de maquillar el capitalismo con pequeños cambios, sin excluir la alianza con sectores de la burguesía en algún momento. Además, estos individuos tienen como método el autoritarismo y la ausencia de democracia interna en sus organizaciones. Contra esta generación viciada, los revolucionarios debemos contraponer un programa revolucionario de lucha y el funcionamiento democrático de sindicatos, asociaciones, organizaciones de base y organismos políticos.