La holgada victoria de Gabriel Boric en las elecciones de Chile sigue dando mucho que hablar. A Boric se lo presentó con cierta lógica pero con una indudable exageración en los círculos del progresismo, como la única esperanza para aplastar al candidato del pinochetismo, José Antonio Kast. Posteriormente, a partir de los resultados, la campaña de endiosamiento de Boric y lo que pudiera llegar a ser como presidente ha aumentado. Se lo compara con Salvador Allende y con cuanto ícono revolucionario latinoamericano se tenga a mano, además de insistirse ligeramente (o cándidamente) de que ahora sí “se abrirán las anchas alamedas”.
Para saber si estas definiciones encajan con la realidad o si hay una sobrestimación del momento actual, entrevistamos a un militante chileno de largo recorrido en la lucha popular. Se trata de Lucho Vega, militante internacionalista, que durante la dictadura de Pinochet, formó parte del FPMR y actualmente es miembro del Movimiento Patriotico Manuel Rodriguez. Durante el gobierno de Evo Morales también participó en la institución relacionada con la descolonización. Vega junto con otros compañerxs participó también en la gran Revuelta iniciada en octubre de 2019.
-Ya habrás visto y leído que además de la alegría de la derrota de Kast y el final del gobierno de Piñera, se está instalando un relato en el que Boric es heredero de la Revuelta y que con él, son esos jóvenes los que están llegando al Gobierno. ¿Qué impresión te da esta situación? ¿Quién es realmente Gabriel Boric?
-Gabriel Boric era diputado, y antes un dirigente estudiantil. Fue parte del movimiento social que se creó en torno al movimiento estudiantil, tanto secundario como universitario. Viene de ese mundo, pero también representa a un sector intelectual, yo no me atrevería a decir de izquierda, me inclino más por decir progresista o socialdemócrata. Lo veo dentro de esa categoría, está arropado por las luchas del movimiento social pero que son luchas diversas, no necesariamente lo representan a él en cuerpo y alma. Sino que representa un sector que aspira a ocupar el espacio que tuvo en la Concertación. Parte de su apoyo logístico e ideológico son también los viejos cuadros de la Concertación y de la Nueva Mayoría. No es casual que Michelle Bachelet haya venido a apoyar al candidato, con todo lo que ella representó cuando fue gobierno. Entonces, Boric representa al sector más cercano al centro político. Pero indudablemente está la otra mirada, una cosa es la realidad y otra es lo que uno quiere. Parece que el mundo intelectual, la izquierda europea-americana desea una cosa pero la realidad es que Boric no es Chavez, Evo Morales o Correa y tampoco es Lenin Moreno, pero sí podría serlo, está dentro de las posibilidades. Él representa esta izquierda latinoamericana que estudió marxismo en todas las universidades rusas o europeas. Solamente se tiene que ver el programa de Boric para darse cuenta que se refleja exactamente en el marco del neoliberalismo que ha sido impuesto por el capitalismo en su conjunto. Hoy en día Boric es la expresión del modelo neoliberal con un apoyo indudablemente popular.
-Sí, es algo que se ha dado en otros países, construir figuras que después defeccionan o que no pueden llevar adelante ni el 10 por ciento de lo que prometieron. Pero en Chile también jugó la idea del miedo al fascismo, como si lo que se ha vivido hasta ahora con Piñera no fuera algo muy parecido a eso.
-Hay más de un millón de votos que se expresaron en la segunda vuelta, con apoyo popular que se construye en base al miedo. El miedo a que viene el fascismo, y la gente, este millón de personas, no votó por Boric sino que votó contra el fascismo, contra esa imagen de la noche oscura del fascismo. Es un millón de votos que no votaron por el programa del gobierno sino que votó por el miedo.
Es como Bolsonaro, quien es una expresión fascista pero su gobierno es ultra neoliberal. Creo que hay una desproporción en ver a Boric como la imagen de Allende, como un revolucionario y el iluminado que salvará a la izquierda chilena y la integración latinoamericana. Decir, desde sus propias palabras, que no hay democracia en Nicaragua, Cuba y en Venezuela, es algo no menor que lo define. Lo ha expresado antes de la campaña y durante la campaña. Lo que podemos esperar de él es que en ese aspecto esté más cercano a una posición de lo que fue el grupo de Lima.
–Sorprende cuando gente que uno considera inteligente, política y con posiciones correctas en otros temas pero que de pronto asumen casi con candidez esa mentira de que con Boric resucita Allende, e incluso gente que defiende a Cuba, Venezuela y Nicaragua hacen caso omiso a esas declaraciones en contrario de Boric, dichas hasta hace dos meses ¿cómo se explica este fenómeno?
-Bueno, tuve la posibilidad de trabajar bastante tiempo en descolonización en Bolivia en lo que es hoy el Ministerio de Cultura y Descolonización. Es la visión colonial y republicana que tenemos todavía los latinoamericanos, todo lo que huele a república esta bien, o sea que no estamos mirando desde nuestra América, estamos mirando a Europa desde los manuales, desde un marxismo que tiene una visión lineal de la historia y que no ve la realidad de los pueblos. El marxismo, en rigor, nos enseña a estudiar la realidad, pero aquí vemos todo lo contrario. Te ponen a Boric como Salvador Allende pero no hablan del programa. Si comparamos el programa de la Unidad Popular con el programa de Boric, son opuestos. En lo que hace a los cuadros intelectuales latinoamericanos, es una total falta de respeto la que tienen al insinuar que somos tontos. Que si a Atilio Borón le gusta Boric está bien que lo diga pero que nos nos digan que es Allende, que no nos engañe. Entonces, indudablemente Boric no es lo que dicen la mayoría de los intelectuales latinoamericanos y europeos. A mi me recuerda el caso de Bachelet, con quien se dio un fenómeno parecido, incluso tenía mucho más ropaje que Boric, su padre asesinado por la dictadura, socialista, exiliada, y cuando la veíamos cerca de Hugo Chávez se escabullía. Nunca fue parte del proyecto latinoamericano de integración que el comandante Chávez impulsó. Pero les gusta mentir y engañarnos. Boric es lo que es; es un presidente elegido indudablemente con cierto apoyo popular en segunda vuelta. En este marco aparece una izquierda que todavía vive en función del miedo a la dictadura después de 30 años y no entiende lo que es fascismo, una cosa es que te declares fascista y otra cosa es que seas neoliberal.
Los fascismos de hoy en día que se están presentando en América son fascismos de cartón porque ellos son neoliberales de esencia. En esto los intelectuales no nos pueden engañar, yo propondría que sean más respetuosos, serios y científicos.
Si a Boric le gusta la socialdemocracia, el centro político, las revoluciones sin bajas, antes que aquellas revoluciones en donde los pueblos luchan, si le agrada ir a los encuentros internacionales en que otros como él son invitados, estará en todo su derecho, pero que no nos vendan lo que no es.
¿Qué pasó con la revuelta que durante dos años estuvo peleando en la calle, para que ahora, lleguen al gobierno quienes se opusieron a algunos métodos de lucha callejera. No olvidemos que la revuelta criticaba duramente a políticos como Boric. A él llegaron a escracharlo (funarlo) porque lo consideraban un diputado traidor, que votó por la Ley Anti Barricada y Anti Capucha, impulsada por Piñera?
-Es fácil poder explicarlo, porque lo que ha vivido Chile desde el estallido social ha sido una expresión social contundente, fuerte y determinante. Lo que pasa es que los sectores populares sí no tienen expresión política propia caen en manos de los sectores del centro político que tienen mayor capacidad, poseen partidos políticos, estructura orgánica y recursos. No hay que olvidar que detrás de todo este movimiento o campaña están las ONGs que son verdaderos partidos políticos que financian cuadros, dirigentes, seminarios y encuentros. Entonces, el mundo popular por sí solo, por muy fuerte y radical que sea la expresión de lucha, no alcanza.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los jóvenes, de los 500 que tienen traumas oculares, no son militantes de los partidos políticos, la mayoría de los presos tampoco. Todo este mundo que se expresa en la revuelta no tiene expresión popular y política propia, entonces cuando se carece de esto, es necesaria la crítica o la autocrítica hacia la izquierda que no es capaz de construir expresión popular propia en los ámbitos que sean necesarios, ya sea electoral o de una fuerza social grande que pueda golpear la mesa e imponer a los gobernantes un camino que seguir.
El centro político apoyado por la vieja clase política es el mejor aliado del modelo, actualmente al sistema le conviene más Boric que Kast, porque es estabilidad ,porque el modelo no cambiará, en cambio sí asumia Kast generaría mucho ruidos y problemas. Lo que decía Kast no lo iba a poder cumplir porque hay que entender que Chile es el oasis del neoliberalismo, de los grupos de economistas, un país donde todos los recursos naturales están en manos de privados y donde la banca en su conjunto maneja los grupos económicos. Es una casta política la que actualmente gobierna y no van a permitir que les arruine el momento un seudo fascista como Kast.
El problema sigue siendo lograr tener expresión popular política con visión de toma de poder, el ejemplo más trágico fue lo que pasó con la Convención, con la famosa lista del pueblo con aproximadamente 150 convencionales, la mayoría son una parte importante de los políticos, la mitad, supuestamente independiente y una lista de 40. que se autodenominó “lista del pueblo” porque en su mayoría venían de movimientos sociales y gente que participó en las movilizaciones y logró juntar las firmas necesarias para poder ir como candidatxs. Se mandan solos como el famoso Baez. Vienen de un mundo popular pero no tienen estructura orgánica, social y por lo tanto, así cómo se arman también se desintegran. Esa es nuestra tragedia: no tener expresión política para capitalizar el movimiento social, la revuelta y el levantamiento popular. En definitiva, lo que hubo en Chile es un levantamiento social donde los partidos políticos estaban fuera. Por ejemplo, Boric no podía entrar a la Plaza de la Dignidad y la vez que lo hizo le fue mal, pero él tiene lo que no tenían lo que estábamos en la Plaza, una expresión política que pudiese dar la pelea en ese ámbito de poder de las instituciones.
-Boric tiene más la imagen de Pablo Iglesias el español de Podemos y puede llegar a terminar como Iglesias. Son seudo izquierda que pronto ven la jugada, hay un oportunismo claro por más que lo intenten dibujar de otra manera, él seguirá llevando un plan económico dependiente y como dice un intelectual de peso como Gabriel Salazar no va a poder hacer lo que dice que quiere hacer porque la derecha jugará fuerte y él no tiene agallas para enfrentar un ataque de la derecha con toda la fuerza que se necesitaría. Allí está el caso de Pedro Castillo, que nació de una candidatura popular y tampoco está pudiendo realizar lo prometido.,,
-Hay dos Boric, el que quiere la izquierda latinoamericana intelectual o lo que se dibuja en su mente y otro es el Boric del programa, recomendaría que vean el programa del gobierno. Lo que sí es importante, es un fenómeno que hay que seguir, es que hay una expresión popular que exige la libertad de todos los presos políticos de la revuelta y se vio reflejado en una de las consignas más importantes cuando fue su acto de proclamación: «libertad a todos los presos políticos de la revuelta». Esa es una demanda de muchos que están dentro de ese millón de votos de la segunda vuelta. Y desde alli se lo va a estar presionando. Boric estará atrapado en ese mundo y tendrá que dar respuestas para bien o para mal. La única ventaja a su favor, es que tiene toda la Concertación, con 30 años de experiencia, que lo van asesorar y ayudar para engañar al pueblo. Es un desafío que tendrá el movimiento social. Ahora creo que el eje lo va a tratar de mantener en lo que es la Convención, que llama a generar una nueva Constitución. En rigor, eso no significa un cambio de modelo tampoco quiere decir que se terminará la injusticia. En Colombia se creó, con aquella Constitución, un estado paramilitar donde cientos de dirigentes sociales son asesinados todos los años y de allí nace el estado sanguinario. Por lo tanto, estas expresiones de lo que va a pasar ahora en Chile y las posibilidades que tiene Boric, estarán determinadas por la asesoría que le va a ofrecer la vieja clase política que supuestamente por la que él luchó. La realidad es que el pueblo tendrá que reinventarse, la única diferencia actualmente es que hay un movimiento social que adquirió vida propia, con incidencia territorial y barrial, que es distinto al de los sectores medios o estudiantiles, universitarios o profesionales. Estos dos mundos se enfrentarán en algún momento.